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INTRODUCCIÓN
La literatura oral es la primera que aparece en la cultura humana, estando frecuentemente muy
relacionada con el lenguaje de la liturgia y la religión. España es uno de los países más ricos en cuanto a
literatura de tradición oral gracias a la conservación de manifestaciones muy antiguas a través de
Cancioneros y recopilaciones llevada a cabo por historiadores, literatos y etnólogos. Al conjunto de estas
obras que se han conservado, se les denomina “patrimonio” o “tradición” y son las que sirven de punto
de partida para los nuevos creadores, a los que les proporciona lengua literaria, recursos estilísticos,
temas, motivos, géneros y formas de expresión, de manera que toda la producción literaria debe su
existencia de forma consciente o inconsciente a la tradición primitiva (oral) bien para apoyarse en ella,
bien para negarla o combatirla.
El conjunto de tradiciones, creencias y costumbres propias de las clases populares es denominado
por el término inglés folklore (de la voz germana Volk ‘pueblo’), que también da nombre a la ciencia que
lo estudia, sobre todo a partir del Romanticismo, que busca las raíces auténticas de la cultura en el arte
del pueblo, aunque sin demasiado rigor científico en algunos casos.
En todos los países, paralelamente a una literatura culta, oficial y privilegiada, existe otra,
marginada por los círculos del poder, mucho menos valorada por la crítica a causa de distintas
motivaciones o en razón de su propia naturaleza, entre las que destaca la de tradición oral.
A pesar de la explosiva bibliografía (que presentamos de manera resumida tras la exposición del
tema, siguiendo las normas de la APA), no hemos podido profundizar en cada apartado por la limitación
de tiempo.
1. RECORRIDO HISTÓRICO
tertulia, más abundantes durante los períodos de prohibición de las representaciones teatrales.
En el siglo XIX la literatura de cordel se va convirtiendo en literatura para ser leída
personalmente, por lo que se ve despojada del carácter de transmisión más propiamente oral que
aún le caracteriza, coexistiendo con otra literatura con vocación de ser marginada, como la
novela popular por entregas, o folletín. Este tipo de literatura se prolonga durante el primer tercio
del siglo XX. Se produce además el logro de la alfabetización plena y se llega a una literatura de
consumo (impresa y electrónica).
2. MANIFESTACIONES LITERARIAS
Hablar de la poesía lírica medieval no lleva a una realidad fija e inmóvil, sino a una forma
literaria en continuo proceso y evolución. En los siglos XII y XIII encontramos una poesía ligada
al canto, mientras que en los siglos XIV y XV, separada de la música y convertida en escritura,
se va abriendo paso a una poesía más personal. Si con los trovadores aparece una poesía cortés y
refinada ligada a la nobleza de la “segunda edad feudal”, y se desarrolla en el siglo XIII otro
lirismo burgués, también hay una poesía autónoma que no parece identificarse con grupo social
determinado, denominada “popular”.
Esta poesía ha llegado a nuestros días a través de manuscritos, cancioneros, antologías
poéticas. Los poemas han vivido en su oralidad, aunque hayan pervivido gracias a la escritura, y,
por tanto, el poema de estos primeros siglos de lírica romántica se caracteriza por la mouvance o
“movimiento”, es decir, la variedad de formas o versiones en las que se realiza un mismo texto y
que hace de una inestabilidad su característica fundamental.
Este carácter oral y móvil del texto medieval ha desconcertado a gran parte de historiadores
y estudiosos. Esta movilidad ad lleva consigo la afirmación de la autonomía del poema que no
queda fijado por un autor, sino que éste queda absorbido por aquél. Así, la anonimia viene a
caracterizar gran parte de la poesía de los trouvéres; de aquí la confusión entre autor, intérprete y
copista, la ausencia de elementos autobiográficos, la falta de sentido de propiedad del texto y de
plagio.
Gran parte de los estudiosos, desde el siglo pasado, han considerado que antes del siglo
XII, el pueblo, al que se dirigían sus canciones, carecía de una diferenciación social y cultural. Se
mantiene la existencia de una poesía popular, “sencilla”, “espontánea” y “natural”. El uso
impreciso y ambiguo de popular ha motivado que se prefieran otras expresiones como poesía
anónima o poesía tradicional.
Existen en la península tres grandes núcleos líricos de carácter oral tradicional, además
del núcleo catalano–provenzal, con tres formas poéticas características: el arábigo– andaluz
(jarchas), el galaico–portugués (cantigas de amigo) y el castellano (villancico).
Las jarchas son unas cancioncillas en lengua mozárabe que cantaban los cristianos que
vivían en territorio dominado por los árabes. Estos textos se han conservado gracias al uso que la
lírica culta árabe hizo de ellos. Los poetas árabes, y también los judíos, cautivados por la belleza
de estas breves composiciones mozárabes, remataban con ellas sus propios poemas cultos
llamados moaxajas, escritos en árabe clásico o hebreo.
En el siglo IX Mocáddam de Cabra (Córdoba) creó la muwáshaha, una forma de
versos cortos en árabe clásico que incluía al final una estrofa en lenguaje vulgar (árabe o romance
aljamiado) para provocar el contraste, tan al gusto de la cultura árabe; esta estrofa en lengua
vulgar, la jarya, se tomó de la lírica popular oral.
El contenido de la mayoría de las jarchas son lamentaciones amorosas en boca de un
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personaje femenino, una muchacha por la ausencia de su amigo, haciendo confidente a su madre
o a su hermana. Su estructura estrófica es variable: dos o tres versos monorrimos o la forma de
cuarteta asonantada, cuatro versos de arte menor que riman en los pares.
Su importancia es muy grande por varias razones: por su belleza manifestada en el tono
de queja, que sugiere más de lo que expresa con un lenguaje sumamente sencillo; por la ayuda
que han aportado al conocimiento del romance mozárabe que, aislado del resto de los dialectos
peninsulares, no evoluciona y presenta formas arcaicas y arabismos; y, principalmente, porque
las jarchas no solamente son las primeras manifestaciones literarias de nuestra península, sino
también de todo el mundo románico. Cronológicamente pertenecen a los siglos XI, XII y XIII.
En las tertulias de los campesinos, alrededor de las fogatas de los pastores trashumantes,
a la lumbre del propio hogar, siempre de modo colectivo, entremezclados los ancianos, los
adultos y los niños, se generan y transmiten de generación en generación, los cuentos, con gran
riqueza y diversidad temática, frescura y autenticidad en el lenguaje y finalidad de
esparcimiento.
El cuento popular se suele definir como un relato argumental, de tradición oral, de una
trama más o menos breve, según A.R. Almodóvar, generalmente organizada en dos partes o
secuencias, que difiere, por consiguiente, de la novela por su propia brevedad y de la leyenda,
por su carencia de argumento. Dado que la tradición oral de los cuentos es más que remota se
ha originado un gran número de versiones diferentes de un mismo argumento, y además se
encuentran elementos procedentes de un cuento en algunas de las secuencias de otros similares
o en los que se producía mejor el sincretismo, por lo que con el tiempo se ha producido una
especie síntesis ante la que el especialista es incapaz de averiguar los rasgos primigenios y las
modificaciones posteriores. Por eso los críticos han optado por la fijación de los arquetipos de
los cuentos de los que tenemos testimonio, es decir, de las versiones reconstruidas que mejor
explican su integridad, generalmente basadas en la mejor conservada de ellas. Se suele
clasificar los cuentos en tres clases válidas para todos los cuentos de tipo occidental:
maravillosos, costumbristas o de animales.
2.5 El cancionero
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2.6 El romancero
Los romances son poemas épicos o épico-líricos, casi siempre breves, compuestos
originariamente para ser cantados o recitados al son de un instrumento. José Luís Alborg ha
escrito que el Romancero constituye la poesía nacional por excelencia: "un inmenso poema
disperso y popular", que representa una de las pocas cumbres excelsas en la literatura universal,
capaz de llegar al alma de todo un pueblo sin distinción de clases y sin necesidad de
preparación intelectual. Suelen ser poemas profanos que se funden en una historia amorosa,
que se cuenta con inicio in medias res, con final abierto y sin moral explícita. Hay una gran
sucesión de temas recurrentes: el castigo a la transgresión del matrimonio; las mujeres
selváticas portadoras del mal; la violación y el incesto; la fidelidad amorosa y el amor eterno; el
vasallo independiente y heroico con reyes injustos; los romances fronterizos con los moros, que
propician encuentros de amor...
La fecha exacta de estos textos no se conoce con certeza, sobre todo a causa de su
transmisión oral y a su actualización. Tenemos constancia de que ya existían canciones de este
tipo en algunos países de Europa en los siglos XI y XII, aunque en otros no aparecerían hasta
el siglo XIV. A lo largo de este siglo XIV hay una decadencia de la cuaderna vía, que se va
haciendo cada vez más irregular, de modo que van naciendo los romances, en principio, como
división de versos de 16 sílabas. Aunque en un principio la palabra “romance” no se aplicaba a
este tipo de poesía, en el siglo XV, el término se especializa en el sentido actual: poema en
octosílabos en el que los pares riman en asonante y los impares quedan libres. Pero, hasta el
siglo XIV, se aplica a todo poema extenso escrito para ser leído, rezado o recitado.
Los romances más antiguos son de finales del siglo XIV y principalmente del siglo XV.
Se llaman romances viejos y pertenecen a la literatura popular y tradicional. Conservamos
gran número de romances viejos porque en los siglos XV y XVI, como sucedió con la lírica
popular, se recopilaron en Cancioneros o Romanceros, como el Cancionero de Romances,
publicado hacia 1547 o el Romancero General de 1600.
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2.7 El flamenco
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CONCLUSIONES
El pueblo, como ya se ha dicho, cantaba desde el nacimiento de la lengua castellana este tipo de
composiciones líricas orales. Desde este mismo siglo hasta nuestros días muchos poetas cultos se han
inspirado en esta lírica popular, impresionados por su calidad poética. Unas veces han incluido en su
obra esas cancioncillas; otras, las han recreado artísticamente, imitándolas o reelaborándolas, pero
conservando siempre el espíritu tradicional característico de ella. Tradicionalmente se ha confundido la
enseñanza de la literatura con la de la historia de la literatura y se ha centrado en la memorización de
datos acerca de las épocas, autores y obras. Sin embargo, en la actualidad, el modelo basado en la
adquisición de las competencias prima el desarrollo de otras capacidades que contribuyen al desarrollo
personal. La literatura de la época que nos ocupa, la literatura oral, ofrece muchas posibilidades para
fomentar la creatividad y la capacidad reflexiva.
BIBLIOGRAFÍA