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HIGIENE INTESTINAL

SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y


LA ENFERMEDAD
Este trabajo es una recopilación de las enseñanzas de la
doctora Catherine Kousmine, quien dedicó su vida a la
investigación de diversos procedimientos naturales y
terapéuticas nutricionales para fortalecer la salud,
incrementar la vitalidad y la longevidad, y prevenir
enfermedades. Todo lo aquí expuesto relata y resume su
filosofía y sus recomendaciones para una higiene
intestinal.
Contents

 INTRODUCCION
 PAPEL DEL INTESTINO EN LA SALUD
 LA SALUD Y ENFERMEDAD
 ENFERMEDAD
 LA DIGESTIÓN, LA ASIMILACIÓN Y LA EVACUACIÓN
 Las deposiciones
 EL HORARIO DE LAS COMIDAS
 EL CONTENIDO INTESTINAL, PARTE ESENCIAL DE NUESTRO MEDIO
 HIGIENE INTESTINAL
 EL PAPEL DEL COLON

INTERNATIONAL LUTHERAN UNIVERSITY

SCHOLL OF TRADITIONAL NATUROPATHIC AND NATURAL PHARMACY

HIGIENE INTESTINAL / SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA


ENFERMEDAD

Disertación para completar los requisitos del Programa de Grado Universitario del
Doctorado en Naturopatía (N.D.)
Por: Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña N.D
HIGIENE INTESTINAL / SU RELACION CON LA NUTRICION, LA SALUD Y LA
ENFERMEDAD
By Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
A Dissertation Submitted in Partial Fulfillment of the Requirements for the Degree of
Doctor of Naturopathy
International Lutheran University / Scholl of Traditional Naturopathic and Natural
Pharmacy
West New York, New Jersey
Febrero, 2010

SE RECOMIENDA LEER TAMBIEN: LA DIGESTIÓN, LA ASIMILACIÓN Y LA


EVACUACIÓN

PREFACIO

Este trabajo es una recopilació n de las enseñ anzas de la doctora Catherine Kousmine,
quien dedicó su vida a la investigació n de diversos procedimientos naturales y
terapéuticas nutricionales para fortalecer la salud, incrementar la vitalidad y la
longevidad, y prevenir enfermedades. Todo lo aquí expuesto relata y resume su
filosofía y sus recomendaciones para una higiene intestinal.

INTRODUCCION

De una visió n materialista, mecanicista y fragmentaria, durante los ú ltimos añ os, se ha


evolucionado hacia una concepció n científica y filosó fica integral y holista del ser y del
cuerpo humano. Perspectiva que contempla y aborda al humano como un ser bio,
psico, social, trascendente, que integra todas sus partes y sus diferentes aspectos en
una sola entidad humana e integral, insertada e íntimamente interrelacionada con
nuestra biosfera, como un ecosistema en el que interactú an diversas especies de seres
vivos, ademá s del hombre, dependiendo unos de otros y de su equilibrio.

Como consecuencia de ésta evolució n, la medicina moderna, y en especial la


naturopatía y la nutriología ortomolecular han ido confiando cada vez má s en los
métodos naturales, en las fuerzas curativas naturales e internas del organismo
humano, y en sus mecanismos de auto-reparació n y autocuració n, como primera línea
de acció n, antes que los medicamentos aló patas.

En este contexto, la ciencia de la salud aplica de manera sistemá tica las leyes de la
naturaleza, de la bioquímica, de la nutrició n y de la termodiná mica para estimular las
fuerzas curativas contenidas en lo má s recó ndito de las células del cuerpo humano, a
escala molecular.

La naturopatía y la nutriología ortomolecular fundamentan su acció n en el principio


de la salud holista que mira al hombre como un todo integrado, partiendo del
principio de no diagnosticar enfermedades, fragmentando al cuerpo humano en
ó rganos o tejidos determinados, y asilados de sus demá s partes. Bajo esta visió n
holista cada persona es un individuo ú nico, pleno y completo, que actú a a la vez como
una totalidad en relació n al universo y su entorno circundante. Si nos desviá ramos de
esta perspectiva, nos conduciríamos por una parte a una total desarmonía y por otra
parte, como en la medicina aló pata, a considerar incurables diversos padecimientos
cró nicodegenerativos comunes en la actualidad.

La naturopatía y la nutriología ortomolecular, sostienen que todos los seres vivos son
“animados por una fuerza vital” y cuando esta, se perturba, se produce la enfermedad,
y cuando se estimula, y equilibra, se produce salud.

Los síntomas en este contexto, son considerados como manifestaciones del intento del
cuerpo por curar una enfermedad, o de avisarnos que el cuerpo en su totalidad
está enfermo, en base al principio que establece que no hay enfermedades, sino solo
hay enfermos. Los síntomas son en consecuencia, respetados como tales, en contraste
con el enfoque de la medicina convencional, que considera a los síntomas como
trastornos aislados que es necesario eliminar.

Es por eso que al presentarse los primeros síntomas, el naturó pata y el nutricionista
ortomolecular, prescriben programas de limpieza y detoxificació n corporal y coló nica,
una alimentació n natural y saludable, junto a un programa de nutrició n ó ptima
utilizando complementos nutritivos, actividad física, masaje e hidroterapia, con el
propó sito de estimular el flujo de la fuerza vital y los mecanismos de autocuració n.

PAPEL DEL INTESTINO EN LA SALUD

Mientras la delgada membrana del intestino tiene una estructura normal, estamos
suficientemente protegidos contra la absorció n y reabsorció n de microbios, toxinas y
sustancias que no han sido completamente digeridas, pero si nos alimentamos mal,
esta membrana se torna anormalmente porosa y deja pasar multitud de bacterias,
toxinas y materias no digeridas. El hígado, que recibe la sangre, y los ganglios
linfá ticos, que reciben la linfa intestinal, funcionan a modo de filtros. Si estos ó rganos
funcionan bien, neutralizan los gérmenes y las toxinas sin que suceda nada malo; pero
si sus funciones disminuyen o se desequilibran de manera cró nica, sobrevienen
enfermedades (Dra. Kousmine).

Es por eso, que la mayoría de los enfermos que padecen patologías de tipo
cró nicodegenerativo, presentan previamente alteraciones severas y cró nicas en sus
intestinos, incluso mucho tiempo antes de que se pueda observar y diagnosticar una
enfermedad definida.

Uno de los principales síntomas de este mal funcionamiento previo, suele ser el
estreñ imiento cró nico, que obliga a algunas personas a utilizar cotidianamente
laxantes. La finalidad de los laxantes es la de estimular químicamente las membranas
intestinales forzá ndolas a funcionar. Como consecuencia, los mú sculos de las paredes
intestinales se debilitan y se origina una situació n de dependencia con el remedio.
Progresivamente, dichas alteraciones digestivas cró nicas alteran la salud. Algunos
síntomas pueden ser debidos a la disfunció n cró nica del trá nsito intestinal. Es comú n
que si ya se padecen alteraciones digestivas cró nicas, posteriormente se
desencadenen patologías tales como fatiga cró nica, insomnio, problemas nerviosos y
mentales, dolores menstruales y artritis, ademá s de otros.

A largo plazo, la disfunció n del trá nsito intestinal puede incluso desencadenar
enfermedades muy graves como cardiopatías, cá ncer, reumatismo y artritis
degenerativa, degeneració n del sistema nervioso, hepá tica o renal.

Cuando una persona se alimenta correctamente, se nutre ó ptimamente, practica


há bitos de vida sana y realiza actividad física adecuada, mantendrá un intestino sano
que funcionara apropiadamente y mantendrá una permeabilidad adecuada que
permitirá la absorció n de los nutrientes e impedirá la asimilació n de
microorganismos y toxinas.

Pero debido a la degradació n de nuestros alimentos, del medio ambiente, y a la


inactividad física, en la actualidad existen pocas personas con un tracto intestinal sano
y normal, siendo esta, la causa comú n y subyacente de la disminució n de la vitalidad,
de la decadencia física y mental que observamos las poblaciones de todo el mundo y
de las epidemias modernas.

En algunos casos leves, puede bastar con reiniciar un régimen de vida sana, una
alimentació n natural y una nutrició n ó ptima para recuperar el buen funcionamiento
intestinal. En casos avanzados será necesario recurrir a algunas prá cticas de limpieza
coló nica como los que vamos a describir a continuació n, y/o a algunos otros
procedimientos naturales no descritos en este trabajo.

LA SALUD Y ENFERMEDAD

La organizació n Mundial de la Salud (O.M.S.) define la salud como “un estado completo
de bienestar físico, mental y social; no solamente ausencia de enfermedad o invalidez”.
Indudablemente el estar sano es un estado de bienestar, superior al de no estar
enfermo y en la cama, lo que involucra al ser completo. Sin embargo desde una visió n
má s completa e integral, siendo el humano, un ser bio-psico-social-transcendente, una
visió n holista de salud, involucra a estos cuatro aspectos fundamentales. Si uno de
estos aspectos, falla, o se deteriora, sobreviene el desequilibrio y la enfermedad.

En la actualidad frecuentemente se cuestiona si nuestra concepció n moderna sobre


salud es correcta y si existe algú n prototipo de hombre sano que corresponda a un
estado de salud, verdadera, integral y completa, que abarque los cuatro aspectos
mencionados.

La doctora Catherine Kousmine (creadora de la Fundació n Medica Kousmine, en la


cual colaboran actualmente cientos de médicos europeos, investigando sobre la salud
y la enfermedad humana), ha recapitulado las conclusiones de McCarrison y relata:
“Varios añ os de investigació n llevaron a McCarrison a preguntarse ¿Qué era la salud?...
Entonces recordó a los hunzas (pueblo de 10,000 habitantes distribuidos en cinco
tribus que viven en el Himalaya, en el extremo norte de Pakistá n). Este pueblo
muestra un estado de vitalidad y de á nimo sinigual, siempre tendiente a la risa
jubilosa, aun en periodos de frio, hambre y privaciones. No presenta señ al alguna de
irritabilidad, de ansiedad, ni impaciencia, y son conciliadores. Las enfermedades
mentales son desconocidas entre ellos. Se encuentran exentos de enfermedades
cró nicas y su sistema defensivo se opone poderosamente a los agentes infecciosos.
Algunos ligeros y pasajeros accesos de fiebres son todos sus padecimientos. La vejez
no debilita su visió n, ni su audició n, sus dientes se conservan intactos, su corazones
continua siendo capaz de intensos esfuerzos. La vida solo se extingue a una edad
avanzada cercana a los 120 añ os, su muerte es semejante a una llama apacible que
toca suavemente su fin. Los hombres procrean hasta los 75 añ os, y se puede observar
a muchos centenarios labrar sus campos. La capacidad de los hunzas para el esfuerzo
es notable. Ni la fatiga, ni el miedo dan la impresió n de existir en ellos. Para los hunzas,
recorrer 230 kiló metros en forma continua no representa nada extraordinario, ni
ocasiona fatiga visible”.

McCarrison se trasladó a vivir y convivir durante 10 añ os al valle hunza, para estudiar


e investigar la razó n de su extraordinaria salud física y mental. De sus investigaciones
se puede deducir que la verdadera salud humana y lo que en el mundo moderno
consideramos como salud, existe una gran diferencia con multiples estados
intermedios, dice la doctora Kousmine y agrega: “si la salud de los hunzas representa
la norma para el género humano, lo que llamamos de esa manera, no corresponde la
salud verdadera. Lo que consideramos usualmente como salud, es solo un promedio
de quienes no se consideran enfermos, un dato estadístico, o un estado variable en
constante descenso en la actualidad.

Tras un estudio exhaustivo de todos los factores y variables capaces de influir en el


estado de salud de los hunzas tales como raza y herencia genética, higiene,
alimentació n, actividad física, y diversos factores medioambientales, McCarrison
concluyó que el elemento causal, decisivo y fundamental de la extraordinaria salud,
vitalidad y longevidad de los hunzas, es su alimentació n, determinando que este es el
factor clave.

Regresando a Inglaterra, McCarrison verificó sus conclusiones realizando estudios con


ratas. Dio a 1200 ratas la alimentació n típica de los barrios bajos de Londres: pan
blanco, platillos dulces a base de harinas y azucares refinados, confituras, carnes
grasosas, conservas, golosinas, grasas industrializadas, etcétera. Después de un plazo
má s o menos prolongado, encontró que en los animalitos se producían casi todas las
enfermedades, malestares, síntomas y trastornos del comportamiento que existían en
el hombre de las poblaciones modernas y “civilizadas”. Las ratas sometidas a la
influencia de un régimen de alimentació n urbana, se volvían progresivamente má s
irritables, agitadas h agresivas. Algunos animalitos terminaron por devorarse entre sí.
En contraparte, a otro grupo de ratas les suministro una alimentació n que equivaldría
a la típica dieta hunza, manteniéndolas exentas de enfermedades, reinando entre ellas
la armonía, la paz y el entendimiento.

Desde ese entonces, a lo largo del siglo XX, varios y diversos estudios en diferentes
animales y en humanos, han ido confirmando de una manera u otra, las observaciones
y conclusiones de McCarrison.

Los hunzas viven de su propia agricultura y ganadería, han rechazado obstinadamente


la importació n de alimentos industrializados, se alimentan con exclusividad de
productos cultivados en su propio suelo. Para mantener la calidad y fecundidad de
éste, recogen con cuidado los excrementos de hombres y animales, a fin de
devolverlos a la tierra, de tal manera, aseguran el ciclo de materia orgá nica y mineral,
que pasa de la tierra a la planta, de la plana al animal y al hombre, para devolverlo
finalmente otra vez a la tierra. Su ganado se alimenta de follaje verde de la regió n y
pasta libremente, en forma espaciosa y natural. “la frugalidad de este pueblo es
notable. Su régimen alimentario se compone en esencia de cereales enteros y sin
procesar, frutas, y en menor proporció n de legumbres. La carne es totalmente magra y
limitada, los productos lá cteos se usan escasamente. Los cereales que se cultivan en el
valle hunza son el mijo, el trigo sarraceno, la cebada y el trigo candeal”… “Los cereales
se conservan en grano, y se muelen a la medida necesaria en molinos de agua, cuya
muela inferior de piedra, llamada yacente, es fija”… Su ciclo sueno vigilia transcurre en
sincronía con el ciclo natural de luz y obscuridad, recibiendo una abundante cantidad
de radiació n solar en el día, y durmiendo durante la oscuridad”… “Una vez al añ o
mantienen un periodo de privació n en el que se alimentan de brotes y de plantas
jó venes de sus huertos, y de hiervas silvestres”… “Este periodo de privació n
alimentaria, coincide con la época de los grandes trabajos agrícolas y dura hasta el
mes de junio”… “Las caras enflaquecen, las facciones se vuelven angulosas, y sin
embargo, las personas se muestran activas, limpias ordenadas, plenas de atenciones,
cordiales y gozosas. Esta subalimentació n perió dica y pasajera, este ayuno relativo, no
produce perjuicio alguno en la salud de ese pueblo, sino todo lo contrario”…

De los expuesto por la doctora Kousmine respecto a las investigaciones y conclusiones


de McCarrison, podemos deducir los siguiente: La salud no consiste simplemente en la
ausencia de enfermedad, sino como explican los doctores Harvey y Marilyn Diamond:
“es un estado ó ptimo del funcionamiento corporal”… “una salud robusta, es nuestro
estado natural de ser, y la curació n es un proceso bioló gico del cuerpo, no un arte que
se practica en el”… por lo tanto “la salud esta libremente al alcance de todos, y
depende de nosotros disfrutarla”… “la naturaleza nos ha proporcionado cuanto
necesitamos para estar sano o para restablecer nuestra salud”… “llevar una vida
saludable, no es un are que debemos aprender, sino una manera instintiva de vivir a la
que debemos regresar”…

En contrapartida… ¿Qué es la enfermedad?

ENFERMEDAD
Para el naturó pata la salud proviene del equilibrio entre las funciones de los ó rganos,
aparatos y sistemas que componen el cuerpo humano, así como de la asimilació n y
aprovechamiento de los nutrientes para la reparació n de las células desgastadas y
regeneració n de los tejidos, así como de la eliminació n de residuos, venenos y
toxinas, en unas cuantas palabras, de la homeostasis total del organismo.

En contrapartida, la enfermedad surge al perturbarse la homeostasis y el equilibrio


entre las diferentes funciones orgá nicas, como consecuencia también de insuficiencias
nutricionales que impiden la reparació n de las células y los tejidos, y como
consecuencia de introducció n, producció n y acumulació n, de sustancias toxicas o
extrañ as al organismo, y la incapacidad para eliminarlas eficientemente.

Los expertos en este campo explican que para que surja una enfermedad es necesario
que exista en primera instancia, una predisposició n genética heredada, má s uno o
varios factores ambientales desencadenantes, entre los cuales pueden destacarse: una
alimentació n erró nea, insuficiencias de nutrientes, deficiente digestió n y/o
asimilació n, higiene inadecuada o insuficiente, actividad física inapropiada,
contaminació n ambiental, carga excesiva de estrés físico, climá tico, químico, laboral,
familiar o emocional, y estrés oxidativo, factores que en conjunto con otros,
constituyen un determinado estilo de vida. Existen otros factores, tal vez má s sutiles,
pero no menos importantes, que pueden influir de manera determinante en la calidad
de la salud y de la vida de una persona, tales como el ambiente afectivo, familiar y
social, ciertos patrones de conducta y actitud hacia la vida, como el permanecer alegre
o triste, el manifestar o reprimir ciertas emociones comportamientos espontá neos, y
el tipo de intensidad de vida espiritual o religiosidad, así como el grado de felicidad y
de satisfacció n personal.

Desde un punto de vista puramente químico orgá nico, desde el nacimiento hasta la
muerte, dice Robert Masson en su Tratado de Naturopatía Practica: “el hombre
vierte en sus humores, venenos intestinales (escatol, indol, fenol, ptomaínas, metano,
sulfito de hidrogeno, á cido lá ctico, pirú vico, etcétera) y residuos del metabolismo
(urea, á cido ú rico, creatina, creatinina, seromucosidades, gas carbó nico, etcétera).”…
Cuando la producció n o introducció n de venenos y residuos “llega a ser tan
importante que loe emuntorios (ó rganos eliminatorios: hígado, riñ ones, piel,
pulmones, intestinos), no bastan a su funció n, la fuerza vital rechaza el auto
envenenamiento y crea vá lvulas de escape de seguridad o enfermedades
emuntoriales, con el fin de aportan una ayuda a los emuntorios sobrecargados”… “si
la fuerza vital es intensa, aparecen enfermedades de la piel como sarampió n, varicela,
etcétera. Cuando la eliminació n es violenta y la fiebre que permite quemar los
desechos es elevada, eso indica una gran fuerza vial eliminadora”… “si la fuerza vial es
menos elevada, la expulsió n tomara la forma de acné, eczema, psoriasis, etcétera”…
“Los desechos son expulsados por la superficie, pero sin fiebre”… “si la fuerza vital es
aú n má s débil, habrá eliminació n por las mucosas: leucorrea, sinusitis, otitis,
amigdalitis, bronquitis, etcétera”… “si la fuerza vital es muy baja, no habrá
eliminació n, los venenos y los residuos no será n expulsados, permanecerá n entonces
en el organismo, donde en un esfuerzo de salvaguardia, la fuerza vital los depositara
en los puntos menos vitales: cavidades, articulaciones (artritis, artrosis), ó rganos
sexuales (quiste, tumor, cá ncer), medula ó sea (leucemia), sistema nervioso
(Parkinson, esclerosis en placas)”… “vemos pues que el problema de salud consiste en
evitar el desequilibrio entre la producció n y la eliminació n de venenos y residuos, de
donde resulta la necesidad de conocer có mo puede producirse ese desequilibrio”…
“dicho desequilibrio, puede producirse por intoxicació n exó gena o por intoxicació n
intestinal”.

Sin embargo, el origen patoló gico de algunas enfermedades no es tan simple como
pudiera parecer, como cuando produce diabetes o una enfermedad cardiovascular,
trastornos que se incuban a través de varios añ os, de sometimiento a una dieta
deficiente y a un estilo de vida inadecuado, junto a otros factores desencadenantes.

LA DIGESTIÓN, LA ASIMILACIÓN Y LA EVACUACIÓN

El mantenimiento de nuestro cuerpo y por lo tanto de nuestra salud, depende no solo


de lo que ingerimos, sino de una manera má s precisa, de la manera en que nuestro
tracto digestivo puede sacar provecho de lo que comemos. Entre nuestro cuerpo y el
contenido de nuestro tubo digestivo, tal como sucede entre una planta y el suelo que
la alimenta, existe una misma relació n fundamental.

El hombre puede adaptarse a raciones alimenticias cuantitativa y cualitativamente


muy distintas segú n las circunstancias. Por ejemplo, en el curso de su célebre
expedició n en el Polo Norte, en 1894, Nansen y su compañ ero sobrevivieron varios
meses alimentá ndose solo de carne y grasa de osos polares y focas, siendo este un
claro ejemplo de adaptació n temporal a un régimen exclusivamente cá rnico, al cual
no se encontraban habituados. En el caso de un vegetariano convencido, que elimina
por completo la carne de su alimentació n, alcanza a tolerar cantidades mayores de
legumbres, que las que tolera un hombre acostumbrado a un régimen mixto. Siendo la
digestibilidad de los alimentos, la primera condició n para su buena utilizació n por el
organismo, no depende solo de su naturaleza, sino también de la habituació n del tubo
digestivo. En un mismo país, en sus distintas provincias, los há bitos alimenticios son
muy diferentes; los platillos regionales a las cuales no se está acostumbrado, pueden
provocar indigestió n y rechazo por falta de adaptació n: un alioli de Marsella, un potaje
flamenco a la cerveza, o el pescado seco de los pescadores del norte, no son tolerados
por todas las personas.

Para que los alimentos resulten beneficiosos, deben poder ser digeridos y asimilados
de la mejor manera posible. Se denomina digestió n a la solubilizació n de los
alimentos, vinculada en general con una escisió n y una descomposició n de las
moléculas que lo constituyen. De este modo, el almidó n es hidrolizado y convertido en
azú car, las proteínas son degradadas a aminoá cidos, y las grasas neutras, son
transformadas una parte en glicerol y otra en á cidos grasos. Después de este primer
proceso digestivo, es preciso que las moléculas simplificadas, puedan atravesar la
pared del tuvo digestivo.
Tanto en la digestió n, como en la asimilació n, intervienen numerosas enzimas,
también denominadas fermentos o diastasas, moléculas de naturaleza proteica, que
ejercen una funció n catalizadora, y aceleradora de las reacciones químicas en general.

Para que un alimento pueda sufrir con facilidad la acció n de los jugos y de sus enzimas
digestivas, tiene que ser primeramente fragmentado y triturado por la masticació n en
la boca. En su transcurso queda impregnado de saliva, lo que facilita su digestió n, al
tiempo que es sometido a la acció n de la enzima ptialina, que actú a sobre el almidó n y
lo convierte en moléculas má s pequeñ as (dextrinas). Ademá s por vía refleja, la
masticació n desencadena la secreció n de jugos digestivos en el aparato digestivo.

El estó mago secreta pepsina, bajo la acció n de la cual las proteínas de los alimentos se
descomponen en complejos biomoleculares má s simples denominados peptonas; las
peptonas son disociadas en el intestino en sus partículas elementales, los
aminoá cidos, los cuales son absorbidos y transportados por la sangre, a partir de los
cuales son reconstituidas las proteínas humanas.

El intestino y el pá ncreas secretan fermentos digestivos (enzimas) que actú an sobre el


almidó n, las proteínas y las grasas, denominados amilasa, tripsina, lipasa, etcétera,
descomponiéndolos en sus elementos má s simples. Por ú ltimo, la bilis, secretada por
el hígado en el tubo digestivo, tiene como funció n emulsionar las grasas y aumentar,
duplicá ndola, la eficacia de las enzimas pancreá ticas (amilasa y tripsina). La masa
liquida de los jugos digestivos llega a un volumen cotidiano de unos seis litros, o sea,
unos dos litros por comida: la de la bilis es de alrededor de un litro por día.

Cuando las moléculas de los alimentos han sido disueltas y sus estructuras
simplificadas, pueden entonces atravesar la pared intestinal y quedar a disposició n de
nuestro organismo para nutrirlo, o dicho de otra forma, para proporcionarle la
energía que le es indispensable, y la materia prima para su crecimiento, desarrollo y
reparació n. Para que todo este proceso de nutrició n se desarrolle en forma correcta,
es preciso entonces, que en el momento en que comemos, los ó rganos digestivos
secreten enzimas en cantidad suficiente. Ciertas alteraciones de la salud que se deben
a una insuficiencia enzimá tica pueden mejorar con el aporte de fermentos digestivos
extraídos de plantas (como papaya, piñ a, etcétera) o ó rganos animales (del jugo
pancreá tico).

Pero para que el proceso de digestió n y nutrició n resulte completo y eficaz, es ademá s
deseable que exista armonía entre la velocidad de la digestió n y la de transporte de los
alimentos a través del tracto digestivo. El estó mago desempeñ a el papel de reservorio,
bate los alimentos para someterlos a la acció n del jugo gá strico, y luego los evacua
gradualmente hacia el intestino delgado. En este, el bolo alimenticio es impulsado en
un movimiento pendular de vaivén, que favorece el contacto con los jugos digestivos
destinados a transformarlo y con las paredes que deben absorberlo. Estas ú ltimas se
encuentran recubiertas de vá lvulas y de vellosidades, que aumentan en considerable
medida la superficie de absorció n. Cuando los alimentos han atravesado el intestino
delgado, cuya longitud es de unos 7 metros y cuya superficie desarrollada, en general,
se calcula en unos 43 metros cuadrados (Policard), los desechos no asimilados
penetran en el intestino grueso en forma líquida.

Si el transporte a través del intestino delgado es demasiado rá pido, la digestió n y la


asimilació n no tienen tiempo de terminar. Las sustancias no asimiladas penetran en el
intestino grueso y se constituyen en sustrato de las bacterias que lo pueblan. Mientras
estas se nutren de desechos alimenticios todo va bien. Por el contrario, si a causa de
una aceleració n del trá nsito, una lenificació n anormal del proceso de digestió n, una
ingesta excesiva de alimentos, o una masticació n defectuosa, los microorganismos se
alimentan en exceso, proliferan indiscriminadamente, se tornan agresivos, ascienden
hacia el intestino delgado y dan lugar a fermentaciones anormales, inflamaciones y
diarreas.

Las deposiciones

Primero en el estó mago y después en el intestino delgado, los alimentos son digeridos
(degradados y fraccionados a sus componentes má s elementales) y luego absorbidos.
Las sustancias que penetran en el intestino grueso, el cual mide alrededor de 1.65
metros, son todavía liquidas. La parte derecha, denominada colon ascendente,
contiene restos de alimentos utilizables y celulosa. Los primeros todavía pueden ser
absorbidos. En cuando a la celulosa, bajo la acció n de las bacterias se degrada en
forma parcial en glucosa absorbible. Los microorganismos componentes de la flora
bacteriana, abundan en el intestino grueso y sintetizan allí diversas vitaminas ú tiles
para el cuerpo (complejo vitamínico B y vitamina K), y al mismo tiempo desplazan
otros microorganismos que pueden resultar perjudiciales.

Al recorrer el colon transverso y luego el colon descendente (a la izquierda del


abdomen), se recuperan el agua y una parte de la bilis. Los residuos se concentran en
el colon sigmoideo, asa del intestino grueso, que se encuentra por encima del recto y
que sirve de reservorio para las deposiciones, las cuales será n evacuadas luego al
interior. El mecanismo de concentració n de las materias fecales es de una asombrosa
precisió n. Siendo necesario que el 86 por ciento del agua sea absorbida para que la
materia fecal tenga una consistencia normal. Si se absorbe el 88 por ciento del agua, se
vuelve demasiado dura, con una absorció n del 82 por ciento es demasiado fluida
(Kousmine).

La materia fecal normal del hombre debe tener la forma de una salchicha de 4
centímetros de grosor y de 15 a 20 centímetros de longitud. Su color, pardo claro u
oscuro, es determinado en esencia por su contenido de pigmentos biliares y en forma
accesoria por ciertos alimentos (espinacas, cacao, ará ndanos, zanahorias, remolachas,
etcétera). En el régimen lactovegetariano, el color es má s claro; en el régimen carneo,
má s oscuro. La primera parte del excremento normal presenta abultamientos y el
resto es liso; se encuentra revestido de escaso moco transparente. Su color es débil,
determinado por la presencia de escatol e indol, sustancias químicas producidas por
las bacterias a partir del aminoá cido triptó fano no asimilado. Un olor fuerte o acido es
normal.
En el hombre, tal como en el caballo, el perro, el gato, etcétera, las deposiciones
normales, no ensucian el ano al realizar las evacuaciones. Jamá s debería hacer falta
emplear má s de una hoja de papel higiénico para limpiarse, y este ú ltimo tendría que
quedar limpio, o, cuando mucho, recoger rastros de mucus.

Si la alimentació n es mixta y la comida principal se torna al mediodía, la evacuació n


intestinal se hace al día siguiente por la mañ ana, después del desayuno. De tal manera,
hacen falta de 18 a 20 horas para completar el recorrido del tubo digestivo. Solo se
emplean de 4 a 5 horas para el trá nsito a través del estó mago y del intestino delgado,
y el resto del tiempo para el trayecto del intestino grueso. Doce horas después de una
ingestió n de alimentos, los desechos que provienen de estos, comienzan a acumularse
en la ú ltima parte del intestino grueso. La materia fecal evacuada por la mañ ana
contiene los restos de las tres comidas del día precedente: la segunda parte de la
deposició n, de menor calibre y má s blanda, contiene los residuos de la comida
vespertina.

Son raras las personas que tienen dos deposiciones normales por día, tal como son
raros aquellos en quienes las deposiciones se mantienen normales y solo son
evacuadas cada dos días.

Una deposició n normal, se encuentra compuesta principalmente por los residuos de


una descamació n del epitelio intestinal, por una masa má s o menos importante de
bacterias y por sustancias de las cuales el organismo se libera por intermedio de la
bilis, por el jugo pancreá tico y por la excreció n a través de la mucosa intestinal.
Contiene, ademá s, diversas fibras vegetales indigeribles, como celulosa (polímeros de
glucosa), hemicelulosa (polímeros de otros azú cares) y lignina, la cual es muy
resistente a la acció n de las bacterias. Es homogénea, exceptuadas algunas partes
duras y no comestibles, tales como el hollejo de las uvas y las cascaras de las
almendras, restos vegetales mal masticados, etcétera.

Quienes está n sujetos a un ayuno total prolongado continú an efectuado sus


deposiciones. Los excrementos se vuelven, sencillamente, menos abundantes y ya no
contienen otra cosa que elementos provenientes del propio organismo.

Las deposiciones de la persona que se nutre de alimentos totalmente asimilables


(carne, huevos, azú car, almidó n, harina blanca, pan blanco, aceites y grasas, etcétera),
tienen la misma composició n que las del individuo que ayuna. Solo aumenta la masa
de las materias fecales. La celulosa y las otras fibras vegetales acrecientan el volumen
de las deposiciones con su presencia y su capacidad de retener agua, pero también
como consecuencia del aumento de la descamació n intestinal y de la proliferació n
bacteriana que ocasionan.

El peso de una deposició n normal es de 100 a 250 gramos; llega a 370 gamos como
término medio en los vegetarianos. Cuando existe una enfermedad del tubo digestivo,
la masa de las deposiciones puede aumentar por hipersecreció n o por
hiperdescamació n, así como en la diarrea aguda. También puede disminuir, y ello en
forma considerable, a pesar de una alimentació n rica en celulosa, cuando los aportes
del hígado, del pá ncreas y de la mucosa intestinal se vuelven menos abundantes.

EL HORARIO DE LAS COMIDAS

Otro punto importante, es el horario de las comidas. Todos saben que “picotear” a
cualquier hora del día y de la noche es malsano. Para que la digestió n sea normal, es
preciso que los ó rganos digestivos tengan reposo, a fin de poder preparar las enzimas
que se secretará n en la pró xima ingestió n de alimentos.

Pero hay má s. La digestió n exige un esfuerzo considerable (dos litros de jugos


digestivos por comida), por lo tanto, no se realiza en forma correcta cuando el
organismo se encuentra fatigado. Los pueblos del Norte de Europa, han comprendido
que la digestió n se cumple particularmente bien por la mañ ana, después del reposo
nocturno, por lo tanto su desayuno es en ellos una comida opulenta. Entre los demá s
países de Europa y de América, por el contrario, el desayuno suele ser una comida a
menudo muy poco abundante, y muchos se conforman con una taza de
café acompañ ada de una pieza de pan, o a veces café solo, pues no tienen apetito por
la mañ ana. Los occidentales comen normalmente, tarde, y en la víspera, han tenido un
sueñ o agitado. Su apetito queda satisfecho. Y por la noche, debido al cansancio, su
organismo se ha negado a secretar los jugos digestivos inmediatamente después de la
comida, por lo que primero necesitan algunas horas de reposo. La digestió n
así postergada no es buena y trastorna el sueñ o. Este fenó meno se acentú a cada vez
má s, a medida que avanza la edad, y las personas que envejecen saben que la comida
de la noche debe ser muy ligera o nula, porque de lo contrario se presentan
alteraciones digestivas cró nicas; que solo desaparecerá n cuando la causa del
trastorno, es decir, la comida demasiado tardía y demasiado copiosa, sea suprimida o
reemplazada por un desayuno má s abundante.

El método má s rá pido para suprimir estas alteraciones consiste en hacer un enema de


infusió n de manzanilla, de uno o dos litros, por la noche, para eliminar la mayor
cantidad posible de població n microbiana, y luego, durante un día, alimentarse con
exclusividad con bananas maduras o de otros frutos crudos y maduros, lo cual
modifica y normaliza la flora intestinal. La recuperació n del equilibrio por medio de
un horario adecuado, se convierte entonces en algo má s fá cil.

EL CONTENIDO INTESTINAL, PARTE ESENCIAL DE NUESTRO MEDIO

Durante toda nuestra vida, debemos defender la integridad de nuestro organismo


contra las influencias deletéreas del ambiente. Es fundamental comprender que el
contenido de nuestro tubo digestivo forma también parte de ese ambiente, en su nivel
somos má s frá giles, estando menos protegidos.

En efecto, en el intestino, la mucosa de revestimiento, cuya superficie desarrollada


mide aproximadamente unos 43 metros cuadrados, está constituida por una sola capa
celular de un espesor de 25 a 30 micrones (es decir, de 25 a 30 milésimas de
milímetro). Por debajo de ese revestimiento, y en contacto íntimo con él, se
encuentran los capilares sanguíneos y linfá ticos, cuya pared es má s delgada aun, y
cuya superficie desarrollada es igual, respectivamente, a unos 11 y 5 metros
cuadrados. Por lo tanto, el contenido del intestino delgado só lo se encuentra separado
de la sangre de los capilares por una membrana má s fina que el papel de seda. En las
alteraciones digestivas ocurre que los microorganismos que colonizan el intestino
grueso, revestido a su vez por una capa celular ú nica, ascienden al intestino delgado.
La vida de estas bacterias está vinculada con la producció n de gases y de sustancias
toxicas. Cuando la delgada mucosa del intestino tiene una estructura normal, nos
encontramos lo bastante protegidos contra la absorció n eventual de microbios y de
toxinas, pero cuando nos alimentamos mal, esa mucosa delicada se vuelve
anormalmente permeable y deja pasar numerosas bacterias y toxinas. El hígado, que
recoge la sangre, y los ganglios linfá ticos, en los cuales se vierte la linfa procedente del
intestino, funcionan a manera de filtros. Si pueden detener y neutralizar los gérmenes
y las toxinas, nada ocurre, pero si son absorbidos en forma cró nica, aparecen
enfermedades graves.

La digestió n se acompañ a de una dilatació n de los capilares, y por lo tanto, de un


aumento de su permeabilidad. La migració n de las bacterias y de las toxinas del
intestino a la sangre aumenta en ese momento. Los veterinarios conocen bien ese
fenó meno, que denominan “microbismo”, por oposició n a infecció n o septicemia. Los
animales domésticos hacen en general una vida mucho menos sana que los animales
salvajes y presentan deficiencias aná logas a las nuestras. Los veterinarios han
aprendido que es preciso, en el momento de sacrificarlos, que los animales para
consumo se encuentren en ayunas a fin de obtener una carne que se conserve bien. En
plena digestió n, el tejido muscular se coloniza de microbios intestinales y por lo tanto,
la carne no se conserva en buenas condiciones para su consumo.

En las personas con trastornos gastrointestinales como estreñ imiento, alteraciones de


la permeabilidad intestinal, de la digestió n, de la absorció n, disbiosis, etcétera, la mala
digestió n, la absorció n de partículas mal digeridas, la proliferació n de
microorganismos pató genos, la autointoxicació n, y la asimilació n sustancias tó xicas es
la causa principal de una degradació n de la salud, acompañ ada de diversos malestares
y de enfermedades.

HIGIENE INTESTINAL

Las irrigaciones coló nicas y la prescripció n de lavativas rectales, son técnicas de


higiene corporal conocidas desde la antigü edad. Han sido prescritas y practicadas por
todas las medicinas naturistas de tipo tradicional, en las que se considera al individuo
como un todo. La medicina moderna ha dividido arbitraria y paulatinamente al ser
humano, desarticulado su visió n global. Esta es la razó n por la cual, los especialistas
como los dermató logos y los neumó logos, por ejemplo, no comprenden la importancia
de la higiene intestinal para tratar como una primera línea de acció n, enfermedades y
trastornos como un acné rebelde, o en el segundo caso, un asma bronquial cró nico.
Sin embargo, cada vez resulta má s evidente que las enfermedades, muchas veces, no
se manifiestan en el lugar en donde se originan, y que las causas subyacentes suelen
ser multifactoriales y remotas, sobre todo en el caso de las enfermedades
cró nicodegenerativas.

Desde esta perspectiva holística, en la que el hombre se concibe en su totalidad, la


higiene intestinal es un método imprescindible para ayudar al organismo a
reequilibrarse, siendo muy eficaz en la prá ctica, y que encuentra su aplicació n
adecuada en las terapias naturó patas holísticas, como veremos a continuació n.

EL PAPEL DEL COLON

La superficie total del intestino suma alrededor de 50 metros cuadrados. Esto significa
que nuestro cuerpo se encuentra má s en contacto, con su contenido, que con el medio
ambiente que lo rodea. Por esto, es de suma importancia, estar má s interesados por lo
que ocurre en el intestino, y en particular, en el colon.

El colon es la ú ltima etapa del trá nsito de las materias de desecho, su propó sito
consiste en conducir al exterior, los desechos, elementos de la alimentació n que no
han sido asimilados por el organismo durante el proceso de la digestió n. Su papel
primordial es el de reabsorber el agua, con el fin de concentrar las materias fecales,
que se encuentran aú n en estado líquido, a la salida del intestino delgado. “El
mecanismo de concentración de las materias fecales es de una precisión asombrosa. Se
debe absorber un 86 % del agua para que las heces tengan una consistencia normal. Si
se absorbe el 88 %, serán demasiado fluidas”, como explica la doctora Kousmine.

LA MUCOSA INTESTINAL

La mucosa que reviste el intestino, se encuentra formada por una sola capa de células
llamadas enterocitos (células epiteliales del intestino encargadas de absorber diversas
moléculas alimenticias y transportarlas al interior del cuerpo humano), los cuales
tienen un espesor de 25 a 30 milésimas de milímetro. Atrá s de dicho revestimiento, se
encuentran diversos conductos: capilares sanguíneos y linfá ticos. Los materiales
contenidos y transportados por el intestino delgado se encuentran separados de los
capilares, por una membrana muy fina y frá gil que se renueva cada dos días. Esta capa
de células constituye, un delgado y delicado filtro, cuya integridad depende de
numerosos factores químico-alimentarios que la pueden afectar. Por ejemplo, un
exceso de mantequilla (rica en á cido butírico), de grasas animales saturadas, o la
presencia de grasas vegetales desnaturalizados y biló gicamente inactivas (prensadas
en caliente, refinadas e hidrogenadas y/o oxidadas), pero, sobre todo, una
insuficiencia de á cidos grasos esenciales de configuració n cis-cis, debida a la carencia
en la alimentació n de aceites vírgenes de primera presió n en frío, ricos en á cidos
grasos poliinsaturados, son todos estos, factores que aumentan la permeabilidad de
las membranas de las células de todo el organismo y, en particular, las del intestino,
que son particularmente finas, produciéndose con ello un incremento de la
permeabilidad intestinal.
Mientras las delgadas membranas de las células del intestino conservan su integridad
y normalidad, se mantiene suficiente protecció n contra la reabsorció n eventual de
microorganismos y toxinas; pero la alimentació n erró nea, afecta dichas membranas
las cuales se tornan anormalmente porosas, permitiendo el paso multitud
microorganismos, toxinas y fracciones moleculares provenientes de los alimentos,
incompletamente digeridas. El hígado, que a través de la vena porta, recibe la sangre
cargada en el intestino, y los ganglios linfá ticos, que reciben la linfa intestinal,
funcionan como un filtro contra los microorganismos, las toxinas y los materiales sin
digerir, y si estos son neutralizados no pasa nada, Pero si su capacidad es rebasada
por una abundancia materiales agresivos y tó xicos, y su capacidad es sobrepasada, sus
funciones se desequilibran de forma cró nica, dando origen a enfermedades graves.
(Catherine Kousmine).

EL ESTADO DEL INTESTINO Y SUS CONSECUENCIAS SOBRE LA SALUD

La mayoría de las personas que padecen patologías de tipo cró nicodegenerativo,


presentan previamente desde tiempo atrá s, alteraciones intestinales, este proceso
patoló gico comienza mucho tiempo antes de manifestarse los síntomas de alguna
enfermedad. Uno de los principales y primeros síntomas, suele ser el estreñ imiento
cró nico, que los induce a utilizar laxantes a diario. La finalidad de los laxantes (incluso
los compuestos a base de plantas medicinales) es la de estimular químicamente las
membranas del intestino, forzá ndolas a funcionar. Como consecuencia, los mú sculos
intestinales se debilitaran, dando origen a una situació n de dependencia a dicho
remedio. En la actualidad, existen muy pocas personas con un trá nsito intestinal
normal.

Paulatinamente, las alteraciones digestivas cró nicas, alteran la salud. Algunos


síntomas suelen ser debidos a la disfunció n cró nica del trá nsito intestinal. Por lo que
no es raro que, si previamente se padecen alteraciones digestivas de tipo cró nico, má s
adelante puedan aparecer patologías má s severas y molestas tales como: decaimiento,
depresió n, fatiga, insomnio, nerviosismo, alteraciones mentales y de comportamiento,
dolores menstruales, dolores articulares y musculares. A largo plazo, un mal
funcionamiento del trá nsito intestinal puede incluso desembocar en enfermedades
má s graves, tales como enfermedades cardiovasculares, cá ncer, artritis, reumatismo,
insuficiencia renal cró nica, alergias, degeneració n del tejido nervioso, etcétera.

Disminución de la absorción de vitaminas

El intestino requiere entre 18 a 24 horas, para eliminar las materias de desecho


provenientes de la alimentació n. Si el trá nsito intestinal no se realiza de forma
correcta, los desechos se depositan, tapizando poco a poco la pared de determinadas
lugares del intestino. Segú n el doctor Irons, especialista estadounidense en higiene
intestinal “estos depó sitos de materias fecales pueden alcanzar varios centímetros de
espesor y llegar a tener la consistencia de un neumá tico”. Con el tiempo, estos
depó sitos impiden la absorció n de vitaminas, sales minerales y otros nutrientes, al
interior del organismo. De tal manera que las alteraciones intestinales cró nicas,
pueden ser causantes de insuficiencias cró nicas de micronutrientes,
independientemente de la cantidad y la calidad de los alimentos con que uno se
alimente. Sería un desperdicio tener cuidado en la calidad nutritiva de los alimentos y
tomar complementos nutritivos, si su absorció n y eficacia se limita por una mala la
higiene intestinal.

EL EXCESO DE MUCOSIDAD, ENMASCARA SÍNTOMAS DE TIPO ALÉRGICO

Durante los ú ltimos añ os, se ha demostrado la responsabilidad de un gran nú mero de


proteínas alimentarias en numerosos problemas físicos y psicoló gicos (alergias
cerebrales). El consumo excesivo y monó tono de algú n alimento, es la primera causa
de una alergia alimentaria. Cualquier alimento consumido de forma repetitiva puede
provocar una alergia, sobre todo si se siente, que no se puede pasar ni un día sin él.
Esto ocurre especialmente con los alimentos con un contenido desequilibrado de
nutrientes, exceso de algunos, junto al déficit de otros, como ocurre con las harinas y
azú cares refinados, los aceites y las grasas industrializadas, el chocolate, el café, y
alimentos con colorantes y otros aditivos químicos.

Como consecuencia, el intestino segrega moco para protegerse de dichas sustancias.


Normalmente, la capa de moco intestinal reduce la absorció n de alérgenos,
protegiendo así al organismo; pero en este caso, las reacciones alérgicas que podrían
aparecer durante la absorció n del alérgeno son reemplazadas por alergias
enmascaradas, lo que dificulta identificar su causa y origen.

Otra consecuencia de este proceso es la irritació n cró nica de la pared intestinal por
estancamiento de la materia de desecho, lo cual causa inflamació n y espasmos
intestinales. Este cuadro dificulta aú n má s el trá nsito intestinal y agrava las carencias
nutricionales por malabsorció n.

Pero la consecuencia má s grave este proceso, es un envenenamiento toxico cró nico,


ligado al desarrollo de gérmenes pató genos. Se trata de una verdadera forma de
autointoxicació n.

FERMENTACIÓN Y PUTREFACCIÓN

Los microorganismos que entran en la composició n de las materias fecales son de


tipos muy variados, algunos aerobios y otros anaerobios. Se estima que la flora
microbiana representa alrededor de un tercio de la masa fecal. La actividad
microbiana es má xima en el ciego y disminuye progresivamente después.

Los microorganismos que se encuentran en el ciego son capaces de sintetizar


numerosas vitaminas (vitaminas K y varias del complejo B: á cido pantoténico, biotina,
á cido fó lico, vitamina B 12, etcétera), lo cual permite que el organismo resista má s
tiempo con una alimentació n de tipo carencial, deficiente en vitaminas y otras
biomoléculas necesarias para conservar la salud.
En el ciego del ser humano se producen fenó menos similares a los que se desarrollan
en el tubo digestivo de los animales herbívoros, aunque a una escala e intensidad
inferior. La actividad microbiana ataca la celulosa de los alimentos. Esto no solo
permite utilizar las materias nutritivas liberadas, sino también los productos finales
de la degradació n de la celulosa.

Los microorganismos segregan enzimas que degradan el almidó n, la celulosa y las


materias proteicas:

 Los glú cidos (carbohidratos complejos) experimentan un proceso de


fermentació n á cida que se acompañ a de una eliminació n de CO2. Se
transforman así en á cidos orgá nicos diversos (á cido lá ctico, á cido butírico,
á cido propió nico, á cido acético, á cido succínico, de los cuales una parte de
reabsorbe y es utilizado por el organismo.

 Las proteínas sufren un proceso de putrefacció n. En funció n de su estructura


compleja dan como consecuencia productos mucho má s variados: amoniaco,
aminas fenoles, indol, escatol, hidrogeno sulfurado. La putrefacció n (al
contrario de los procesos de fermentació n) origina productos bá sicos. Los
productos de putrefacció n son, al contrario que los de fermentació n, casi todos
má s o menos tó xicos (ptomaínas).

Fisioló gicamente, existe un verdadero antagonismo entre la fermentació n y la


putrefacció n. Mientras que las bacterias de fermentació n se desarrollan bien en un
medio acido, las de putrefacció n no soportan esas condiciones. La fermentació n es un
proceso de protecció n y mientras las fermentaciones de tipo acido permanezcan
activas en el intestino, no se producirá n putrefacciones o estas será n mínimas.

En general la fermentació n á cida comienza en la segunda pare del intestino delgado,


se acumula en la parte terminal y adquiere su má xima intensidad en el ciego. Los
á cidos orgá nicos que se forman durante este proceso son parcialmente neutralizados
por las secreciones alcalinas de la mucosa.

Una parte de ellos es absorbida y utilizada por el organismo. En estado normal, el


contenido del ciego permanece acido, con lo que se evita el desarrollo de gérmenes de
putrefacció n en dicha zona.

Cuando la materia fecal en formació n abandona el ciego y el colon ascendente, se


aproxima a la neutralidad y apenas contiene glú cidos aprovechables por la flora
intestinal humana. Como consecuencia, los microorganismos de la fermentació n
mueren progresivamente y comienzan a desarrollarse los de la putrefacció n. De este
modo, la casi totalidad de los glú cidos de los alimentos ha sido digerida y absorbida
antes de que el contenido intestinal llegue al ciego, los procesos de putrefacció n se
convierten rá pidamente en preponderantes.
Tanto la deficiente alimentació n actual, en la que predomina la carne y los azucares,
como la masticació n incompleta, ligada a comidas ingeridas con prisa, proveen al
intestino de materia intestinal rica en proteínas animales mal digeridas.

En caso de estreñ imiento cró nico, y debido a que el trá nsito intestinal es entonces má s
lento, las heces tendrá n una consistencia demasiado seca y desaparecerá n los
lactobacilos. Los lactobacilos forman parte de una flora intestinal acida y constituyen
una barrera natural contra las bacterias de putrefacció n, cuyo desarrollo esta
favorecido por un medio má s alcalino. Con su desaparició n, desaparece también la
barrera de protecció n á cida. Aprovechando la disminució n de la flora acidó fila los
gérmenes de putrefacció n ascienden hacia el intestino delgado, donde se
desarrollaran, dando lugar a síntomas como meteorismo e hinchazó n abdominal y
siendo, sobre todo, los causantes de la producció n de sustancias extremadamente
tó xicas: ptomaínas.

Los procesos de putrefacció n no solo se producen por los residuos de las proteínas
alimentarias, sino también, y sobre todo, a expensas de las proteínas de las
secreciones, y las descamaciones de la mucosa intestinal y de las bacterias. Se liberan
así aminoá cidos, para iniciarse posteriormente dos procesos bien conocidos en el
desarrollo de los productos de la putrefacció n: descarboxilació n y desaminació n. La
descarboxilació n de los aminoá cidos da lugar a la formació n de aminas: ornitina,
lisina, tirosina e histidina, las cuales originan la putrescina, la cadaverina, la tiramina y
la histamina, respectivamente. De igual manera, se producen el mercaptano, el
hidrogeno sulfurado, el amoniaco, el escatol y el indol.

Los productos de putrefacció n son todos má s o menos tó xicos. La fracció n absorbida


por la mucosa intestinal llega directamente al hígado a través de la vena porta. El
hígado, mediante su potente acció n química, es capaz de transformar las sustancias
toxicas de origen intestinal. Así oxida el indol en indoxil (indoxilsulfato e
indoxilglucuronato) y el benceno en fenol (fenolsulfato y fenolglucoronato). Estas
sustancias pierden su toxicidad y son eliminadas por la orina. La medició n en la orina
es un índice fiel de estimació n de la intensidad de los procesos de putrefacció n a nivel
intestinal.

Estas disfunciones se pueden evitar fá cilmente. Basta con que la ració n alimentaria
diaria contenga alimentos ricos en hidratos de car bono cubiertos por una capa
celuló sica (por ejemplo, cereales). La fruta y las hortalizas, en particular las
zanahorias, las manzanas y las algarrobas, permiten luchar eficazmente contra el
proceso de putrefacció n.

ALIMENTACIÓN E INTESTINO

Ante todo, hay que beber lo suficiente. No seguir esa recomendació n es a menudo una
de las principales causa del estreñ imiento cró nico. Si no se bebe bastante, las heces
tendrá n una consistencia demasiado seca y se acabara padeciendo estreñ imiento.
Alimentos enemigos del intestino

El azúcar blanco

Favorece la proliferació n bacteriana a nivel intestinal. En particular, la flora


colibacilar. Facilita la producció n de á cido oxá lico, causante, al igual que el á cido ú rico,
de reumatismo.

El Alcohol

Sería responsable de ciertos canceres de colon y de recto, segú n estudios recientes


llevados a cabo en Noruega.

La carne

Está desprovista de fibras celuló sicas. Si se mastica poco, se digiere mal y es causante
de procesos de putrefacció n intestinal. Se ha observado un aumento en la frecuencia
de canceres de colon en los principales países consumidores de carne.

Las grasas saturadas

Se trata de grasas de origen animal, aceites comerciales, margarinas, etcétera.

Las grasas saturadas estimulan anormalmente la producció n de á cidos biliares. Por


otra parte, su consumo en exceso modifica la flora intestinal y aumenta su
concentració n en bacterias, que tienden a favorecer la conservació n de sale biliares en
sustancias cancerígenas. Las grasas vegetales só lidas, extrañ as a la naturaleza,
aumentan las necesidades de vitamina F, originando una alteració n de los procesos
inmunitarios.

El gluten

“El gluten está equilibrado por la vitamina E, contenida en el grano de trigo crudo y en
los de cebada, centeno, avena, trigo sarraceno: cuando el grano de cereal se muele y se
cuece, se produce la destrucció n de dicha vitamina. El gluten forma entonces una
sustancia pastosa que se adhiere a la pared intestinal. Ello enlentece el paso de los
alimentos, favorece la putrefacció n intestinal e impide la absorció n de las vitaminas
del grupo B” (Doctor Soleil).

Las harinas refinadas

Favorecen el endurecimiento de las heces, sobre todo si la alimentació n es pobre en


fruta y hortalizas.

La nata y la mantequilla
Hacen má s porosa la pared intestinal y má s permeable las bacterias que se encuentran
en el intestino.

Alimentos que favorecen la producción de gases intestinales

Alimentos bien tolerados

 Carne, aves, pescado


 Lechuga, pepino, bró coli, aguacate coliflor, tomate, espá rragos, aceitunas
calabacín
 Meló n, uvas fresas, frambuesas, bayas
 Arroz, cereales tostados o inflados
 Nueces, avellanas
 Huevos, chocolate, sorbetes de frutas
 Agua

Alimentos medianamente flatulentos

 Pastelería
 Pastas
 Berenjenas
 Limó n
 Manzanas
 Pan

Alimentos muy flatulentos

 Cebollas
 Judías secas
 Apio
 Zanahoria
 Uvas pasas
 Plá tanos
 Albaricoques
 Jugo de ciruelas
 Germen de trigo
 Coles de Bruselas
 Alcachofas
Observaciones: La producció n de gas metano (CH4) en el colon continua siendo un
misterio. Se produce exclusivamente en el colon durante el metabolismo bacteriano
anaerobio y se difunde a la Sandra. Solo la mitad de la població n produce metano. Este
gas se origina durante la noche y la alimentació n no es un factor que influya en su
producció n.

Alimentos favorables para el intestino

Grasas no saturadas

Solamente las contenidas en aceites vegetales vírgenes prensados en frio.

Ricas en vitamina F, fortalecen la impermeabilidad de la pared intestinal.

Fibras vegetales ricas en celulosa

La celulosa tiene una funció n de lastre para el bolo alimentario que atraviesa el
intestino. Es una materia só lida que no es asimilada por el organismo, pero que
estimula el intestino permitiendo su movilidad y buen funcionamiento.

“Desde hace algunos añ os, los estudios epidemioló gicos han fijado su atenció n en los
riesgos que acarrea una alimentació n desprovista de fibras. El enlentecimiento
importante del trá nsito intestinal que ello desencadena favorecería la aparició n de
divertículos en el colon. Existe, por otro lado una correlació n muy significativa entre la
creciente frecuencia de canceres de colon en los países industrializados y la
alimentació n pobre en fibras. Por esto la prevenció n de este tipo de afecciones parece
pasar por un aumento del consumo de fibras” (doctor A. Moseé).

LAS HECES NORMALES

Si el intestino se encuentra sano, se debería ir dos veces al día al cuarto de bañ o y


tener unas heces con una buena consistencia. “Las heces normales en el ser humano
deben tener la forma de una salchicha de 4 centímetros de espesor y de 15 a 20
centímetros de longitud” (doctora Kousmine).

Su color varía en funciono del tipo de alimentació n. Son marrones cuando predomina
una alimentació n de tipo carnívoro y má s claras en caso de régimen lactovegetariano.
Se debe defecar con facilidad, sin esfuerzo y sin tiempo de espera, generalmente una
vez por la mañ ana después del desayuno y otra vez después de la comida o de la cena.

“Unas heces normales está n formadas, principalmente, por la descamació n del epitelio
intestinal, una masa má s o menos importante de bacterias, sustancias de las que el
organismo se desprende a través de la bilis, por el jugo pancreá tico y por la excreció n
a través de la mucosa intestinal. Contienen también, entre otras cosas: fibras vegetales
formadas por celulosa y lignina, muy resistentes a la acció n bacteriana. Son
homogéneas, excepto en las zonas donde hay fibras vegetales duras y no comestibles,
como la piel de la uva y de las almendras, y los restos vegetales mal masticados”
(doctora Kousmine).

Si la alimentació n es correcta, las heces apenas tienen algú n olor.

LOS LAXANTES IRRITAN EL INTESTINO

El empleo de laxantes no resuelve ningú n problema de estreñ imiento, sino que má s


bien lo agrava, creando rá pidamente un estado de dependencia. Aunque la toma de
mucílagos constituye un mal menor, los purgantes en infusió n a base de hojas de sen o
de frá ngula, el cloruro de magnesio, y otros supositorios con extracto de bilis,
provocan dos grandes inconvenientes:

 Una atracció n de agua hacia el tubo intestinal, lo cual origina una evacuació n de
heces liquidas, a menudo irritantes. Ello se acompañ a de una perdida de
oligoelementos y de sales minerales. Debido a estas inflamaciones repetidas se
crea un estado de dependencia conocido bajo el nombre de enfermedad de los
laxantes, en la que la mucosa intestinal adquiere una coloració n negruzca
(melanosis có lica).
 Dicha atracció n de agua intraintestinal es provocada por un estado de
inflamació n y de irritació n de la mucosa intestinal, debido al empleo de
laxantes, cuya utilizació n repetida favorece la aparició n de otra enfermedad
intestinal denominada colitis espasmó dica. Se trata de una alternancia entre
estreñ imiento y diarrea, acompañ ada de dolores de tipo espasmó dico y de
hinchazó n abdominal.

En este contexto, ú nicamente el ayuno, una alimentació n saludable, nutrició n ó ptima,


el consumo apropiado y suficiente de fibra dietaria, y en algunos casos, la aplicació n
apropiada de enemas intestinales suaves, así como actividad física, pueden poner fin a
este padecimiento. Ademá s, los enemas actú an inmediatamente favoreciendo el
mecanismo de eliminació n fisioló gica.

TÉCNICA DEL ENEMA RECTAL DE ACUERDO AL MÉTODO KOUSMINE

A continuació n se transcribe textualmente el procedimiento recomendado por la


doctora Catherine Kousmine para la aplicació n de enema, del libro “El método global
de la doctora Kousmine para mantener la salud y tratar enfermedades crónicas”.

Si la forma de alimentarse es la causa principal del mal funcionamiento intestinal, no


basta con mejorar le alimentació n para lograr una correcta recuperació n. Porque una
persona que se haya alimentado mal durante añ os, ha alterado el funcionamiento de
su intestino, a tal grado que llega a ser insuficiente la modificació n de los há bitos
alimenticios para resolver el problema.
Ninguna afecció n cró nica desaparece hasta que el colon se haya limpiado totalmente,
para lo cual puede ser un método eficaz la aplicació n de enemas rectales regulares
durante el tiempo que el médico estime necesario, en funció n de los criterios clínicos
postulados por la doctora Kousmine.

Se aplicaran, al principio, de una a tres veces por semana, durante un periodo de 2 a 6


meses, segú n el tipo de patología y las recomendaciones médicas.

Material necesario para aplicar un enema:

 Un irrigador para enemas de 2 litros, provisto de un tubo de plá stico con un


grifo en la parte distal, y dos cá nulas de plá stico duro blanco (la má s larga de
las dos cá nulas es para realizar enemas rectales y la otra, má s corta, es una
cá nula vaginal).
 Eventualmente, un catéter rectal de plá stico transparente. Este catéter rígido
posee un embudo de color que se adapta a la parte distal del tubo, a
continuació n del grifo. No está incluido en el conjunto anterior; hay que
adquirirlo como accesorio en la farmacia.

Material necesario para la instilación del aceite:

 Una jeringa de 50 a 60 mililitros, de las utilizadas para sondajes.


 Una sonda rectal de caucho de 30 centímetros, que se adapta a la extremidad
de la jeringa de sondaje.

Preliminares importantes

 Antes de comenzar, es importante tener en cuenta que:


 El enema se aplica por la noche, antes de acostarse. No se debe cenar o bien
hacerlo de manera ligera.
 El enema se aplicara de una sola vez con totalidad de los 2 litros y no en dos
veces con un litro cada vez. Es la ú nica forma de que el agua llegue hasta el lado
derecho del colon (ciego).
 La instilació n de aceite debe estar precedida siempre por un enema. Es inú til
realizar una instilació n de aceite sin haber limpiado el colon.

Modo de aplicación del enema


Se prepara juna tisana (infusió n) de manzanilla colocando 5 saquitos (u 8 flores) en 2
litros de agua hirviendo. Se deja enfriar a una temperatura de entre 35 y 37 grados
centígrados.

En algunos países se puede comprar el extracto concentrado de manzanilla


(camomila) lista para su utilizació n. Basta con agregar 2 cucharadas soperas del
extracto en agua tibia y la lavativa queda lista para usarse inmediatamente.

Luego se coloca uno hacia abajo a gatas sobre una bañ era, desnudo y con la cabeza
hacia abajo (puede conservarse una camiseta). Si no es posible adoptar esta postura,
uno puede tenderse boca abajo en la cama, con la mitad del cuerpo colgado.

El irrigador debe estar colocado aproximadamente a 50 centímetros por encima del


ano, procurando no producir un efecto de sifó n por tener el tubo demasiado largo.

Para aplicar el enema, se puede utilizar la cá nula de plá stico blanco y duro que se
adjunta con el irrigador, o bien el catéter rectal de plá stico flexible transparente (que
hay que adquirir aparte como accesorio), el cual es má s largo y puede introducirse
má s profundamente. De este modo se evitan los dolores y los espasmos provocados
por la llegada demasiado rá pida del agua, que dilata la ampolla rectal.

Después de la irrigació n de la cá nula (o del catéter), se abre el grifo y se deja pasar la


totalidad (2 litros) del agua con la manzanilla. No se debe evacuar hasta que se haya
introducido toda el agua.

Mientras se introduce el agua, y con el fin de evitar espasmos dolorosos durante la


aplicació n de la lavativa, es importante aspirar profundamente, con una respiració n
abdominal superficial, haciendo jadeos semejantes a los que efectú an las mujeres
durante el parto y realizando, al mismo tiempo, masajes en el vientre.

Con la mano que queda libre, se hacen masajes en el colon, en la parte má s baja del
abdomen, en una superficie de 6 a 7 centímetros. Se colocan los dedos como si se
estuviese tocando el piano o como si se amasase pan. Cuando se encuentre una zona
rígida, se hace una fuerte presió n, ya que se trata de restos de materias fecales que
deben eliminarse.

Se continú a dando masaje subiendo progresivamente por la parte izquierda del


abdomen, hasta que se palpen las costillas. Luego se rodea el ombligo y se sube por la
parte derecha hasta las costillas. Se vuelve a comenzar y se continú a hasta que se
hayan introducido los 2 litros.

Si durante la aplicació n del enema se sienten retortijones, espasmos o ganas


intempestivas de evacuar, asegú rese primero de que el agua se esté a la temperatura
correcta. El agua demasiado caliente o demasiado fría, provoca espasmos dolorosos. Si
no es el caso, espirar profundamente y los espasmos cesaran de inmediato. Si estos no
desaparecen, se puede interrumpir la llegada del agua durante unos instantes para
continuar cuando cesen los dolores y los espasmos.

Cuando finalice la aplicació n del enema, se puede evacuar inmediatamente, lo cual se


producirá en varias fases durante un tiempo aproximado de veinte minutos.

Instilación del aceite

Antes de comenzar a aplicar el enema, se debe dejar preparada la jeringa con aceite de
la siguiente forma:

 Aspirar con la jeringa de 50 a 60 milímetros de aceite de girasol virgen


(prensado en frio y sin refinar). Después de eliminar completamente el aire, se
ajusta el embudo de la sonda rectal de caucho de 30 centímetros a la parte
distal de la jeringa. A continuació n, se deja en el lavabo en agua tibia, con el fin
de calentar el aceite hasta una temperatura conveniente (de 30 a 35 grados
centígrados). De esta forma, el aceite se calentara lentamente mientras se
aplica el enema.
 Cuando el agua del enema se haya vaciado por completo, se introduce la sonda
rectal tan profunda como sea posible y se coloca al paciente en la cama,
apoyado sobre el lado derecho. Se vacía la jeringa. Posteriormente, el aceite no
se deberá levantar d la cama. El aceite comenzara a fluir y se extenderá por la
pared intestinal a lo largo del colon transverso. Como si fuera un supositorio
líquido, se absorberá en gran parte durante toda la noche. Sin embargo, una
cantidad de este aceite se eliminara al día siguiente con las primeras heces.

Al cabo de un cierto nú mero de instilaciones, el aceite ya no es absorbido por el


organismo durante la noche, con lo que se elimina en su mayoría al día siguiente. En
este caso, se espaciaran las instilaciones, aunque se continú en los enemas al ritmo
necesario (por ejemplo, se puede hacer una instilació n cada 2, luego cada 3 y después
cada 4 enemas).

Observaciones

Los enemas se pueden aplicar a diario durante 8 a 10 días al comienzo de ciertas


patologías que necesitan una acció n terapéutica inmediata y rá pida. Es el caso, por
ejemplo, de los canceres agudos de acceso evolutivo, las crisis de esclerosis en placas o
la poliartritis cró nica evolutiva.

Si el acceso agudo de la enfermedad está controlado o si la patología tratada no


requiere una intervenció n rá pida, se aplicara el enema dos veces por semana, incluso
cuando el enfermo no tenga molestias digestivas patentes.
La duració n será determinada por el médico, en funció n de ciertos criterios clínicos:
estado de la lengua, olor de las heces, regularizació n del trá nsito intestinal, estado
general, etcétera.

Generalmente, suele ser necesario aplicar enemas de forma regular durante un


periodo de 2 a 4 meses, con el fin de obtener una acció n terapéutica. Después se
podrá n interrumpir de acuerdo con el médico que las ha prescrito, pero se podrá n
aplicar nuevamente y de forma espontanea por parte del enfermo, si se constatan de
nuevo ciertas molestias como:

 Reanudació n de las alteraciones intestinales (hinchazó n abdominal, gases,


estreñ imiento…).
 Interrupció n de la alimentació n sana seguida hasta entonces.

A veces, cuando uno está invitado a comer, por respeto a las conveniencias sociales, es
difícil rechazar los alimentos propuestos. Por ello, después de acudir a comidas de
cumpleañ os, bodas, fiestas de familia, etcétera, se recomienda imperiosamente
aplicarse un enema al día siguiente, acompañ ado con una monodieta de arroz o de
patatas cocidas.

Al cabo de cierto tiempo, ya no será necesario aplicar enemas. Pero se conseja


volverlos a usar tan pronto como se manifiesten de nuevo los síntomas mencionados.
De hecho, estos demuestran la presencia en el intestino de una flora microbiana de
putrefacció n pató gena, que puede ser el preludio de una agudizació n de la
enfermedad si el intestino no se descarga rá pidamente.

En el tratamiento de una poliartritis cró nica evolutiva, los enemas son de importancia
capital, ya que es indispensable efectuar una buena limpieza del intestino antes de
comenzar la cura con vacunas. Si no se hace, el enfermo se expone al riesgo de padecer
una crisis, asociada a una hiperestimulació n del sistema inmunitario.

Enema en niños

También es posible aplicar enemas a un niñ o, utilizando el material apropiado:

 Hasta los 2 añ os, una pera de 90 milímetros para bebes.


 De 2 a 4 añ os, una pera de 250 milímetros, llena hasta la mita.
 Después de los 4 añ os, una pera de 250 milímetros, completamente llena.

Al igual que para un adulto, se aplica el enema con agua y manzanilla. Se pone el niñ o
boca arriba con las piernas elevadas. Se introduce la cá nula de la pera de goma para
enemas en el ano, y se vacía el agua suavemente, haciendo pequeñ os masajes en el
vientre del niñ o. Luego, se le pone de inmediato en el orinal para que evacue.

La instilació n de aceite se hace, igual que en el adulto, con la jeringa y la sonda rectal
(que se puede adquirir de un diá metro má s pequeñ o). Luego se debe tener cuidado al
poner un panal al niñ o.

CONTRAINDICACIONES DE LOS ENEMAS

Existen circunstancias particulares en las cuales se debe limitar la prá ctica de las
lavativas rectales. Por ello, en los casos indicados a continuació n, será necesario pedir
consejo al médico, con el fin de evitar posibles errores:

Contraindicaciones absolutas

 La oclusió n intestinal es una urgencia quirú rgica que obliga a una


hospitalizació n inmediata. La sintomatología se caracteriza por dolores
abdominales severos, acompañ ados de estreñ imiento pertinaz y de la
desaparició n de los gases intestinales.
 El síndrome apendicular también es una urgencia quirú rgica. Un dolos
circunscrito en la fosa iliaca derecha, acompañ ado de estreñ imiento, fiebre y
vó mitos, debe ser atendido inmediatamente por un médico. Hay que
abstenerse de toda automedicació n.

Contraindicaciones relativas

La colitis ulcerosa es una contraindicació n relativa. Se debe evitar la aplicació n de


enemas rectales durante los periodos de crisis, sin embargo, fuera de estos periodos
de inflamació n aguda, los enemas vuelven a estar indicados. Durante los momentos de
crisis, los pequeñ os enemas a base de cortisona ejercen una potente acció n
antiinflamatoria, permitiendo a menudo detener rá pidamente la crisis. Pero,, fuera de
este periodo, se aconseja aplicar los enemas segú n la técnica explicada anteriormente,
aunque mezclando, con aceite de girasol virgen tibio, utilizado para la instilació n, una
cucharadita (cafetera) de la siguiente fó rmula:

Aceite esencial de tomillo: 5 gramos.

Aceite esencial de geranio: 5 gramos.

Aceite esencial de niauli: 5 gramos.

Aceite esencial de margarita q.s.p.: 125 mililitros.


Esta mezcla de aceites esenciales tiene propiedades antiinflamatorias, antisépticas,
cicatrizantes y relajantes. Se ha revelado muy eficaz por su potente acció n terapéutica.

La crisis hemorroidal aguda, es también una contraindicació n relativa. El obstá culo


mecanico producido por las hemorroides puede impedir la aplicació n del enema.
Conviene saber que las hemorroides son debidas, generalmente, a un estreñ imiento y
a una sobrecarga hepá tica. Por lo tanto, una vez regulada la crisis con un tratamiento
médico apropiado, habrá que tratar las dos causas responsables de la patología.

LA IRRIGACIÓN COLÓNICA

La irrigació n coló nica, o hidroterapia de colon, consiste en un enema del colon de gran
capacidad. Permite una limpieza completa, má s profunda que un simple enema.
Durante la sesió n, de aproximadamente una hora, se utilizan de 100 a 150 litros de
agua en varias aplicaciones.

Este técnica es posible gracias a un aparato sofisticado, conectado al grifo y que,


equipado con un sistema de filtros, descompresores, manó metros, y mitigadores,
permite obtener agua suave, pura, con un caudal y una presió n estable a lo largo de
todo el tratamiento.

El agua se introduce a través de una capsula que tiene una doble funció n: un tubo
pequeñ o que permite la llegad del agua y uno má s grande que facilita la evacuació n de
las materias fecales. Accionando una vá lvula que controla la apertura o cierre de la
llegad del agua, se provoca, mediante golpes sucesivos, la evacuació n de la totalidad
de las materias contenidas en el colon, sin esfuerzo y sin dolor.

El descubrimiento de esta sofisticada técnica no es reciente. Ya Ambroise Paré (siglo


XVI) se refirió por primera vez a ella. En el siglo XIX, el médico alemá n Brosch ideo un
aparato que se consideraba el antecesor de los actuales. Posteriormente, la técnica ha
sido desarrollada, sobre todo, por médicos estadounidenses: James W. Wiltside,
Joseph E. G. Waddington y V. E. Irons. Estos se han esforzado por poner a punto el
aparato y permitir su comercializació n en las mejores condiciones de seguridad y
confort.

El doctor V.E. Irons es conocido, sobre todo, por haber practicado má s de 20,000
irrigaciones sin haber tenido jamá s ningú n problema. Este investigador ha insistido en
el hecho de que este método permite la fragmentació n de las materias fecales
endurecidas que se han depositado a lo largo de los añ os en el colon. La alimentació n
actual ensucia el intestino, no solo porque es refinada (lo cual enlentece el transito del
bolo intestinal y prolonga y prolonga el tiempo de permanencia en el interior del
tracto digestivo), sino también porque induce la producció n de mucosidades. El
intestino segrega moco cada vez que alguna sustancia lo irrita. Dicha mucosidad
constituye, como ya hemos visto, su medio de protecció n, sin embargo, con el
transcurso de los añ os y debido a sucesivos errores alimentarios, presenta tendencia a
solidificarse, transformá ndose en una costra que se adhiere a la mucosa y dificulta el
paso de la materia (al disminuir el diá metro intestinal). Esto ocurre con tanta
frecuencia que el doctor Irons ha precisado: “Un colon normal y sano, es, hoy en día,
una especie en vías de extinción. Simplemente, ¡ya no existe!... Actualmente ¡el único
lugar donde aún se puede ver un colon normal, es un libro de anatomía!... Considero que
un colon enfermo e intoxicado es una causa desconocida de envejecimiento prematuro.
El envejecimiento, comienza aquí, y cuanto, más avanzada este la intoxicación, más
rápidamente envejece la persona. Un colon enfermo acorta la juventud, agota las
reservas de energía y conduce pronto a la muerte. Según mi opinión, la intoxicación del
colon es la única enfermedad importante en Estados Unidos. Es la causa subyacente, del
mayor número de problemas de salud que cualquier otra causa”.

Sesión d irrigación colónica e hidroterapia del colon

El paciente, desnudo se instala có modamente en la mesa de exploració n. Se cubre con


un pañ o o una manta. En una primera fase, se coloca al paciente sobre un lado con las
piernas flexionadas. El terapeuta deberá verifica la ausencia en el ano de placas,
fisuras o hemorroides en crisis aguda, lo que dificultaría y haría imposible el examen.
El tacto rectal permitirá determinar la orientació n que habrá que dar a la cá nula. A
continuació n, se la introduce lentamente y sin forzar. Luego se instalan los tubos de
llegada del agua y de salida de las materias fecales (es el mismo tubo), Después, se
coloca al enfermo boca arriba, quien ya no se deberá mover hasta finalizar el examen.

La técnica consiste en llenar y vaciar el intestino del enfermo. El examen dura


aproximadamente 45 minutos, durante los cuales, la apertura y cierre alternativos de
la salida del agua, permite el lavado intestinal y la evacuació n de las materias
residuales, todo ello sin notar ninguna sensació n desagradable ni sentir dolor. A lo
largo del tratamiento, es posible variar la temperatura entre 20 y 40 grados
centígrados, así como la presió n del agua. Esto tiene como finalidad estimular el
intestino. Habitualmente se suelen practicar a la vez, masajes de colon, que ayudan a
detener las zonas de tensió n o de molestias y ayuda a la fragmentació n de las materias
fecales.

La frecuencia del tratamiento depende del estado de salud del enfermo, cuestió n que
debe evaluar el médico. Se aconseja realizar varias sesiones y dejar entre ellas un
espacio de varios días (de 3 días a una semana); raramente se notan resultados en la
primera sesió n, siendo lo má s frecuente que comiencen a apreciarse transcurridas las
3 primeras sesiones.

La hidroterapia del colon, no solo permite una limpieza completa de la mucosa


intestinal, sino que constituye también un método de diagnó stico, incluso de la
presencia de pará sitos intestinales insospechados. Segú n el aspecto, el color y el
estado de las materias fecales, se puede apreciar mejor el buen o mal funcionamiento
intestinal. El paciente, al comprobar la posibilidad de verificar el estado de sus heces,
comprenderá muy rá pidamente las razones de las molestias por las cuales ha llegado
a la consulta. La hidroterapia permite al paciente sentirse “limpio” y percibirse como
“nuevo” y “ligero”. Desaparecen la hinchazó n abdominal, los gases y otras molestias de
diversa índole. El paciente, no solo nota mejoría en el plano intestinal, sino también en
los ó rganos vecinos (vejiga, ú tero, ovarios riñ ones). Se trata de una verdadera cura de
limpieza y desintoxicació n.

Esta técnica puede ayudar también a la preparació n del intestino antes de practicar un
examen de colonoscopia, lavados baritados, ecografía abdominal, urografía
intravenosa, escá ner o BMN abdominal.

Contraindicaciones de la irrigación colónica

 Esta técnica presenta algunas limitaciones que se enumeran a continuació n:


 Tras hemorragias importantes.
 Necrosis por irradiació n abdominal.
 Patologías inflamatorias intestinales agudas.
 Estados hemorroidales importantes.
 Adherencias pélvicas.
 Ulceras y sospecha de perforació n digestiva.
 Alteraciones cardiacas graves.
 Intervenciones quirú rgicas recientes sobre el abdomen.
 Hipertensió n arterial grave.
 Cá ncer de colon.
 Antecedentes de sincopes cardiacos.
 Después de tener un mes de embarazo.
 Hernias abdominales.
 Fisuras y fistulas anales.

TRUCOS Y CONSEJOS

A continuació n, se incluyen trucos y consejos que ayudaran a algunas personas a


practicar de forma regular su higiene intestinal.

Existen bolsas de viaje para hacer enemas. Son muy prá cticas porque se pueden
guardar en una maleta y, de este modo, llevarse fá cilmente en los desplazamientos.

Existen ampollas de aceites de onagra para añ adir a la crema Budwig y que se pueden
utilizar en los países en los que no existe aceite de lino, o para ciertas patologías como
la esclerosis en placas (mú ltiple). En este ú ltimo caso, también se conseja practicar las
instilaciones de aceite añ adiendo una ampolla de aceite de onagra en la jeringa de
aceite de girasol.

BIBLIOGRAFÍA

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 Masson, R., Tratado de Naturopatía Prá ctica (Barcelona, Españ a: Editorial ATE,
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