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Lengua Castellana y Literatura II

Seminario de Lengua.
Bloque de Educación Literario
Pregunta 5b: Comentario de las lecturas

5b. Comentario guiado sobre aspectos temáticos, formales y contextuales de las lecturas
recomendadas (hasta 1 punto).

Ejemplo: Indique en qué parte de la obra se localiza este fragmento y comente brevemente
cómo se refleja en el texto la situación cultural de la época (1 punto).

Para obtener la máxima calificación (hasta 1 punto), el alumno/a deberá responder con claridad
y precisión a las cuestiones guiadas que se plantean sobre aspectos temáticos, formales y
contextuales de las obras de lectura recomendadas, referidas en el ANEXO III

EL CUARTO DE ATRÁS (1978), de CARMEN MARTÍN GAITE


CONTEXTO Y AUTORA

El libro se centra en los recuerdos de la protagonista durante el periodo posterior a la


Guerra Civil española, que en síntesis podemos dividir en décadas. Los años cuarenta son de
pobreza y penurias con productos racionados; surge el mercado negro conocido como
estraperlo. No hay desarrollo industrial y se produce un proceso de ruralización. Socialmente,
en la década de los cincuenta surgen ya las protestas: no sólo los trabajadores promueven las
huelgas, también los estudiantes en las universidades luchan contra la dictadura; en la Iglesia se
rompe la homogeneidad y aparecen planteamientos críticos.

En la década de los sesenta el franquismo efectuó un cambio de rumbo en la política


económica. Se produjo una ruptura con el nacionalismo autárquico y la apertura al exterior. Al
entrar en los años setenta, España deja de ser un país eminentemente agrario, después de
integrarse en el capitalismo mundial. Comienza un periodo de oposición al Régimen, de
modernización del Vaticano con la llegada de Juan XXIII y Pablo VI.

Con la muerte del dictador en 1975 y el cambio de régimen se tuvieron que afrontar los
problemas económicos. Hasta 1977 no se hizo frente al grave deterioro de la economía, pero la
crisis repuntó en 1979. En esta década se produce la llamada transición política: el paso de
una dictadura a una monarquía parlamentaria.

PANORAMA NARRATIVO DE LA ÉPOCA:

Se pueden señalar diferentes escritores en lo que se ha llamado prosa del exilio, entre
los cuales destacamos: Max Aub, Francisco Ayala, Rosa Chacel y Ramón J. Sender.

En la segunda mitad de los cincuenta y primeros años de los sesenta surge lo que se ha
llamado el realismo social, obras con intención social y estética realista. La literatura se
convierte en el cauce expresivo de las protestas e inquietudes de un grupo de españoles
preocupados por las libertades. Al grupo de escritores que se dedicaron a escribir novela social
se les denominó Generación del 55, Generación del medio siglo o novela neorrealista.

Se pueden describir dos corrientes distintas: el objetivismo y el realismo crítico.


El objetivismo tiene como modelo narrativo el conductivismo norteamericano y el
nouveau roman francés, del que toman técnicas como la narración de tiempos simultáneos, las
descripciones objetivas y la importancia del entorno y de los objetos. Pretende que la figura del
narrador desaparezca o que sus intervenciones se reduzcan. Se intenta registrar los
comportamientos de los personajes y reproducir sus conversaciones sin añadir juicios ni
comentarios.
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El realismo crítico comparte rasgos del objetivismo, pero se considera que hay una
intencionalidad de crítica social más explícita. La actuación de los personajes cobra un valor más
genérico que individual.
Los temas de estas novelas tienen un denominador común: la sociedad española
contemporánea, el mundo rural, el mundo obrero, la miseria y la marginación, la vida de la
burguesía ociosa y despreocupada.
Las novelas de Carmen Martín Gaite están más próximas a la vertiente objetivista.
Condensa las preocupaciones de los autores de su generación: comunicación, existencia,
soledad y memoria, uniéndolas con las de los novelistas de los setenta: metaliteratura, recepción
y narratividad. En El cuarto de atrás se concreta un replanteamiento general de todos estos
temas.

A partir de los sesenta, las obras literarias tienden al autoconocimiento, a bucear en la


memoria, a indagar en la experiencia personal y a reflejar estados de conciencia. En las nuevas
novelas se combina la mirada hacia el entorno y el análisis introspectivo.

La estructura de estas novelas está presidida también por la sensación de laberinto


textual. Se rompen todos los pilares tradicionales de la novela (trama, personajes, espacio,
tiempo, estructura, etc.): se borran las fronteras con otros géneros literarios, juegan con los
procedimientos técnicos, por lo que acaban convirtiéndose en metaliteratura, al tener a la propia
literatura como el tema esencial de sus obras; es el caso de El cuarto de atrás y Beatus Ille.

El giro en la novela española desde el anterior experimentalismo se producirá en 1975


con la publicación de La verdad sobre el caso Savolta.

Carmen Martín Gaite (Salamanca, 1925-Madrid, 2000) ha sido una de las figuras más
importantes de las letras hispánicas. Recibió numerosos premios de la importancia del Nadal, el
Nacional de Literatura, el Nacional de las Letras o el Anagrama de Ensayo.

Nació en Salamanca el 8 de diciembre de 1925. Se licenció en Filosofía y Letras en la


Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio Aldecoa y a Agustín García Calvo. Allí tuvo
su primer contacto con el teatro y participó como actriz en varias obras. Colaboró en varias
revistas como Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid. En 1950, se trasladó
a esta ciudad y se doctoró en la Universidad de Madrid con la tesis Usos amorosos del XVIII en
España. Ignacio Aldecoa la introdujo en su círculo literario, y allí conoció a Alfonso Sastre, Juan
Benet, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó en 1954. Así, se
incluyó en la llamada Generación del 55.

En 1953, escribió su primer cuento, “Un día de libertad”, que publicó en Revista Española.
En 1955, con El balneario obtuvo el premio Café Gijón, uno de los premios más prestigiosos de
España. En 1957 obtuvo el Premio Nadal con su obra Entre visillos.

Durante la década de los sesenta continúa escribiendo narrativa con obras como Las
ataduras (1960) o Ritmo lento (1963). En los setenta publica ensayos como La búsqueda del
interlocutor y otras búsquedas (1973), A rachas (1976), una de sus obras cumbre, Retahílas
(1974), y su primera recopilación de relatos, Cuentos completos (1978).

Su matrimonio con Sánchez Ferlosio duró tan sólo unos años; tuvieron una hija, Marta,
a quien dedicó la novela La reina de las nieves. Murió antes que ella.

Fue la primera mujer a la que se le concedió el Premio Nacional de Literatura con El


cuarto de atrás, en 1978, y además, fue ganadora del Premio Nacional de las Letras en 1994 por
el conjunto de su obra. Obtuvo el Príncipe de Asturias en 1988.

En 1997, publica Lo raro es vivir y en 1998, Irse de casa. En el año 2000, se le diagnostica
un cáncer y mes y medio después, el 23 de julio, muere en una clínica de Madrid.
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El hilo conductor de su obra está marcado por una misma línea: el sufrimiento humano,
reflejado en diversos tratamientos temáticos; la rutina, las decepciones infantiles, el miedo a la
libertad, la oposición entre pueblo y ciudad, son temas existenciales en los que se ven sus
preferencias por el mundo de los sueños, la literatura de misterio, la incomunicación, la soledad,
la posguerra española y el mundo femenino.

ESQUEMA PARA EL COMENTARIO

1.- Explicación del título


La significación del título y la clave de la novela la da la siguiente cita:
Un desván del cerebro, una especie de recinto secreto lleno de trastos borrosos, separado
de las antesalas más limpias y ordenadas de la mente por una cortina que sólo se
descorre de vez en cuando; los recuerdos que pueden darnos alguna sorpresa viven
agazapados en el cuarto de atrás, siempre salen de allí y sólo cuando quieren, no sirve
hostigarlos.

La protagonista alude a la capacidad de recuperar el pasado a través de la escritura


y de simbolizar el paraíso perdido de su infancia, que era además un refugio y un escape.
El cuarto de atrás, más allá de su existencia física, se describe en la novela como «un desván
del cerebro».

El cuarto de atrás es el símbolo del refugio de las libertades de la protagonista. Es la


memoria y el recuerdo lo que fundamenta el título de la novela. Aquel cuarto de atrás, aquel
trastero donde Carmen jugaba era un lugar donde ser libre, allí nada estaba prohibido, su
imaginación volaba y su vida cotidiana, su rutina, su contexto se transformaban, y sus ilusiones
se convertían en realidades.

Cuando estalla la Guerra Civil y en la posguerra, el cuarto de atrás que había estado
habitado de sueños infantiles se irá llenado de conservas, se convertirá en el cuarto de la
despensa. Será entonces cuando la protagonista, al tener que abandonar «su cuarto de atrás»,
se busque otros refugios de libertades: la isla de Bergai, Cúnigan. Llega a crearse su propio
cuarto de atrás mucho más allá de la realidad, en su propia narración, mediante la literatura y los
mundos ficticios.

2.- Espacio-tiempo
Es difícil separar espacio y tiempo en esta obra. Ambos se entretejen y conforman la obra.
El tiempo del relato se sitúa después de la muerte de Franco. La duración en sí es de unas siete
horas (cómo el número de capítulos), de la noche a la madrugada. La novela no transcurre en
un orden lineal debido a la abundancia de saltos en el tiempo que la narradora hace al presentar
continuas referencias del pasado. Se puede encontrar en el relato un ritmo narrativo desigual:
lento en algunos momentos, extendiéndose en abundantes digresiones y descripciones, mientras que
en el último capítulo el ritmo es ágil. Encontramos, también, en la novela un tiempo simbólico
y literario, sin existencia real: es el caso de “La isla de Bergai”.

El espacio del relato primario se reduce al piso en Madrid, concretamente, el dormitorio de


la protagonista, el cuarto de atrás y la cocina. Con cada cambio de capítulo encontramos un
cambio espacial, además de los espacios que la protagonista va recordando a lo largo de la
novela: casa familiar de Salamanca, casa de los abuelos en Madrid, el balneario, etc.

Además de los espacios reales que encontramos en la novela, se puede hablar de otros
espacios mentales (el sueño, el recuerdo, la literatura) y también simbólicos. Todos se
comunican entre sí a través de la fabulación, son espacios internos, retrospectivos entre la mente
y el cuerpo. Al igual que sucedía con el tiempo, los espacios también se rompen, se confunden;
los espacios reales se transforman en imaginarios.
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La narradora sabe que el tiempo y el espacio real y el de los sueños son distintos; por eso
no puede encontrarse con el hombre descalzo de la playa. En el tratamiento temporal de la novela
hay una apreciación personal del tiempo: antes de Franco existe el juego, después de Franco no
hay lugar para el juego.
En el último capítulo se cierra la novela con el primer párrafo del comienzo de la misma. El
tiempo y el espacio giran 360 grados para producir un efecto circular. El cuarto de atrás es una
novela de otra dimensión donde el tiempo y el espacio se liberan de la linealidad y la causalidad
del mundo cotidiano y pasan a desarrollarse como algo simultáneo y fragmentario. Toda la novela es
una gran interrupción onírica: detrás de la razón está la fantasía y la imaginación; tras la
escritora de cincuenta años se esconde la niña que jugaba en el cuarto de atrás.

3.- La estructura narrativa:


La novela está dividida en siete capítulos. En cada uno de ellos se observa un cambio de espacio.
Además, todos tienen títulos relevantes por su significación, que marcan la dimensión simbólica
de la novela. El núcleo de la novela (capítulos II al VI) está enmarcado por el primer y último
capítulo. Su estructura es una “macroestructura”, fundamentada en la superposición de
elementos que hacen que nos encontremos ante multitud de relatos entremezclados, narrados
por la autora-narradora y a la vez protagonista de la historia.

La estructura es abierta y circular (el cuaderno que abre y cierra, principio y final, es el
motivo que da la estructura circular). La novela se estructura sobre el hombre de negro, personaje
que permite el juego del relato. La forma del relato es aparentemente dialogada, aunque se
reconocen monólogos de la propia narradora. Lo que llama la atención en la novela es el
desdoblamiento de la protagonista -narradora observadora y narradora personaje- dialogante
que toma parte en la conversación, dando lugar al “juego de espejos”. Además, esta novela tiene
una estructura interna de metaficción. La memoria y los recuerdos se combinan en una
estructura compleja mezclando objetividad y subjetividad, fantasía y realidad.

4.- Personajes:
Los personajes del relato que tienen un papel fundamental en la novela son tres: la
protagonista, el hombre de negro y Carola. Pero estos tres personajes, en definitiva, son uno
mismo: la protagonista desdoblada.
Protagonista: Carmen. Su infancia coincidió con la Guerra Civil, y su adolescencia y juventud
con una dura posguerra. Podríamos definirla como una intelectual, analítica y con una conciencia
plena de lo que supuso para España y para las mujeres aquel periodo histórico que terminó con
la muerte del general Franco. A través de sus recuerdos, de sus comentarios, de sus historias
nos traslada a una parte de su infancia fantasiosa y feliz, a su adolescencia y juventud, a sus
costumbres, a la cultura popular de aquellos tiempos de guerra y de posguerra. Por su físico,
Carmen es más bien mona, delgada, viste con ropa informal, uso gafas de cerca y es sorda, lo
que la aísla del mundo y de los demás y le hace tener miedo a la soledad. Es fumadora y adicta
a las pastillas.

Carmen es la autora, narradora y protagonista que habla y se habla a sí misma mediante


la presencia ensoñada de otro personaje, el hombre de negro, figura que sirve de pretexto y de
hilo conductor para que ella se sitúe en un espacio donde reencontrarse con el pasado y, a la
vez, donde dar rienda suelta a sus fantasías, para mostrar más abiertamente su mundo narrativo,
su literatura. A través de este personaje creado en su imaginación, mediante sus preguntas,
puede aclarar ideas, trasladarse del pasado al presente y del presente al pasado, de la razón a
la sin razón, de la realidad a la fantasía, de la cordura a la locura. La personalidad de la
protagonista la vamos descubriendo a través de sus recuerdos y de su memoria.
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El hombre de negro: Alejandro

Es un pretexto para que la autora -narradora- protagonista deje libre su fantasía y al


mismo tiempo se convierta en parte activa de la narración, interrogándola y obligándola a aclarar
ideas.

Es un personaje literario y fantástico, presentado como un psicoanalista, de voz tranquila,


dulce, con pelo y ojos negros. Se presenta en casa de la protagonista con unas pastillas de
colores cuya función es la de desordenar la memoria de la protagonista para que los recuerdos
vayan apareciendo de forma caótica, y así trasladarla a ese “cuarto de atrás” que todos llevamos
dentro y que queremos ordenar.

El hombre de negro, de cuya identidad no sabemos nada, parece muy seguro de sí


mismo, muy misterioso y de mirada penetrante. La nueva personalidad del hombre de negro que
nos aporta Carola, la mujer del teléfono, sorprende por el cambio que experimenta. Nos
manifiesta una agresividad antes no descubierta. Además, nos revela su nombre, Alejandro.

La mujer del teléfono: Carola

Es un personaje de folletín que sirve para atraer a los otros dos personajes a un
escenario folletinesco. A su vez, la aparición de Carola permite a la narradora conocer otra
imagen de su interlocutor bien distinta. Además, le sirve para buscar su propia identidad en
Carola: “No somos un solo ser sino muchos”.

En el capítulo VI de la novela es donde aparece Carola. Supone el momento más crítico


de la dimensión irreal de la novela, ya que se crea un diálogo fantástico, surrealista y obsesivo.
Mantienen una conversación extraña, no por ello poco afable, en la que se vislumbra una relación
tormentosa con Alejandro. Además, se muestra como una persona rencorosa. Al final de capítulo
descubrimos que el mismo daño que el hombre de negro le hace, ella lo inflige a otro personaje,
a Rafael.

¿Soñó la protagonista esta conversación con Carola mientras hablaba consigo misma?
Carola sería entonces un desdoblamiento de la protagonista. Un dato simbólico: las tres primeras
letras del nombre de la mujer coinciden con las primeras de la protagonista.

5.- Simbología.
 El espejo: aparece en otras obras de la autora. Este símbolo apoya la noción de
desdoblamiento asociado a la imagen de la protagonista que se refleja en él. La protagonista,
al verse en el espejo, se aleja del momento presente y se traslada al pasado. El espejo sirve
de “puente” o “túnel del tiempo”. A través de él se traslada al pasado, a su primera infancia
y juventud, y reserva objetos relacionados con el tiempo. También hace de “voz de la
conciencia” de la narradora: “Anda que también tú limpiando”.
 El sombrero negro: el álter ego de la protagonista en su afán de evolución literaria a través
de la regresión de sus memorias.
 La cucaracha: símbolo del cambio, y también el del miedo, quizás, a ese cambio. El miedo
a las cucarachas simboliza el temor de la protagonista a la destrucción de sus propias
memorias y de su pasado.
 La cajita dorada: las pastillas de colores que toma avivan su memoria y a la vez la
desordenan. Esta caja suele estar relacionada con otros dos objetos: los vasos de té y los
folios. Al final el hombre de negro le regala a la protagonista la cajita dorada, lo cual le confiere
un valor de amuleto misterioso: llega a ser un secreto entre los dos. Siempre aparece cerca de
los folios (que aumentan misteriosamente) y al lado de los vasos de té (beberá té para tragar
las pastillas).

Estos tres elementos funcionan como testigos de la existencia de la conversación entre el


hombre de negro y la protagonista. En realidad, la cajita dorada cobra vida propia, está en la
frontera entre el sueño y la realidad, traspasa el mundo real y el de los sueños para convertirse
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en testigo que materializa la ficción, introduciendo al lector en la duda y la confusión final. ¿Sueño
o realidad? Así se titula el último capítulo, la cajita dorada ya que es el motivo final que nos hace
plantearnos si ha sido un sueño o ha sido realidad.

 La cesta de costura. Los hilos: la cesta simboliza el taller literario en el que la autora trabaja
a través de los hilos que representan el continuo fluir de historias, recuerdos y sueños que
se enhebran y desenhebran continuamente a lo largo de toda la novela. Los hilos de la cesta
representan el laberinto discursivo donde la autora entrelaza temas, ata y desata, mezcla
ficción y realidad.
 Cúnigan y el escondite inglés: Cúnigan es un lugar imaginario que simboliza las ansias de
libertad de la protagonista. Es un lugar para escapar de la realidad y para soñar y ser libre.
La protagonista siente un gran interés por lo desconocido, por la libertad, que asocia a
Cúnigan. El escondite inglés simboliza el espacio donde se gesta la literatura. La referencia
a este juego de niños es el símbolo de la vida de la protagonista: siempre ha estado jugando
a esto sin saberlo, mirando a la pared mientras todo pasaba a sus espaldas.

6.- Lenguaje y estilo:

Puede dar la sensación de ser espontáneo y sin artificio, pero detrás de él hay una retórica
literaria bien pensada y elaborada que intenta deliberadamente provocar ese efecto de
naturalidad.

Se intercala el vocabulario concreto referido a los enseres domésticos de los distintos


espacios y tiempos (cuadros, folios, mesa, cocina, chifles, etc.), con el vocabulario abstracto del
campo de los sentimientos y sensaciones (visiones, anhelos, temor, desazón, incertidumbre,
ambigüedad, etc.)

La novela está salpicada de extranjerismos aceptados por los hablantes cultos de la


posguerra (art-déco, garçon, collage, happy end, le blanc et le rouge, etc.).

Aparecen multitud de alusiones cultas a escritores de la Literatura Universal (Todorov,


Cervantes, Machado, Perraut, Lewis Carrol, etc.).

Utiliza adjetivos generalmente pospuestos y descriptivos, muchas veces emparejados


(ilusión metódica y minuciosa).

Las figuras retóricas más utilizas en la novela son la comparación y la metáfora.

Los párrafos son de extensión media, aunque los hay muy largos, que pueden ocupar
tres o cuatro páginas, pero siempre se mantiene una unidad temática.
A veces, la protagonista se desdobla, hablando entonces en segunda persona con su
propia imagen en el espejo. Las frases dirigidas a esa segunda persona van siempre
entrecomilladas.

Logra, en definitiva, un discurso a caballo entre lo oral y lo escrito. Adopta el modelo de


literatura fantástica y de misterio para captar la atención del lector al que mantendrá fascinado
por la ambigüedad de lo que es real y lo que es irreal.

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