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ES
Lo cante quien lo cante, lo vote quien lo vote, a mí no me representa esa canción ni esa
señora ni el jurado y mucho menos ese público enardecido, inconsciente, ganado al servicio de
un sistema que deja de educar para convertirlos en rebaño sudoroso que camina por el sendero
que les marcan los gritos, las luces, las modas, los criterios de quienes organizan y pagan a otros
para esclavizarlos y conducirlos como a reses al matadero. ¿Quiénes votan semejante bazofia
que ni es canción ni es nada y donde la que se dice cantante no canta y lo que dice es menos que
palabras, o sea, nada? Lo que vi y escuché la otra noche en lo que han dado en llamar “Festival”
fue una aberración, un tiro en la nuca al sentido común y una parodia nefasta de una sociedad
enferma que llama música a lo que no lo es y diseña un coro patético de hombres que no son
mujeres ni la caricatura siquiera de lo que dicen llamarse hombres. No son nada excepto un dúo
patético de imbéciles que creen que por ponerse una faja y hacer gestos obscenos que
humillarían a cualquier ser inteligente de cualquier sexo, piensan que representan a alguien; de
la misma manera que ella cree que representa a las mujeres y lo cree, la pobre, porque en la letra
(la poca letra que conseguimos entender) parece ser que se reivindica la “liberación de la
mujer”. Total, que si “Soy una zorra de postal. Yo soy una mujer real (zorra, zorra, zorra)” etc.,
etc. Esta letra “tan provocadora y reflexiva”, según algunos medios, lleva a la intérprete a
recapacitar sobre ella alegando que por qué tiene que ser el zorro algo bueno y la zorra algo
malo. De párvulos la reflexión. Yo misma se la hice a mi profesora cuando tenía siete años.
como para hacernos pensar y sentir qué es lo que queremos para nuestro país. Más mierda, no,
gracias.