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BELLAS ATROCES

de:

Elena Guiochins

(Espectáculo sobre amistad romántica y amor entre mujeres desde la


época Victoriana hasta nuestros días)

MENCIÓN HONORíFICA en el 3er. Concurso Nacional de Dramaturgia:


Teatro Nuevo 2002

Copy Rigth by Elena Guiochins

Registro de Derechos de Autor número: 03-2002-022011045600-01

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PERSONAJES:

EVA: Causa del pecado y perdición de Adán.

MARÍA: La madre virgen y pura.

LILITH: Insubordinada y rebelde, la primera mujer que se rebeló.

LA INVITADA DEL CLOSET: Una mujer llegada de la nada.

Todas ellas serán las canalizadoras de oscuras pulsiones sexuales, encarnan


los orígenes y circunstancias de esos sentimientos –orígenes de la sexofobia-
en una trama de emociones contradictorias y polarizadas que oscilan entre la
fascinación y el aborrecimiento, entre la atracción sexual y el pánico al abismo,
sin solución de continuidad.

NOTA:
Se sugiere en la indumentaria de los personajes una dicotomía temporal del
cuerpo: de la cintura hacia abajo estamos ante la pulsión sexual femenina; de
la cintura para arriba transita el tiempo, la corporalidad es otra, cambia, se
transforma continuamente. Es el amor cortés, es el tránsito de los usos y
costumbres, es el disfraz, la máscara que nos proteje de los otros.

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Índice de partitura sensorial

1. En el principio fue el baile

2. La palabra

3. La hora del té, el vínculo con la verdad

4. Boston marriage

5. El juego de libre albedrío

6. Noche de principios de abril

7. Aquella mujer

8. De la histeria a la historia

9. Memoria y sugestión

10.La visita inesperada

11.Lilith

12.Preguntas y respuestas

13.Amor a duo

14.Sesión de terapia

15.María

16.El juego de libre albedrío

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17.Mucho gusto

18.Vita y Virginia

19.El baile sin disfraces

1. EN EL PRINCIPIO FUE EL BAILE

La luz se abre paso. Aplausos de fondo. Descubrimos en la penumbra a dos


andróginos que bailan abrazados la canción “Dance Me to the End of Love” de
Leonard Cohen. Visten piel negra, pantalones y chamarra. Su cabello es corto. ¿Son
andróginos?…no, son dos mujeres enamoradas que bailan: EVA y MARIA.
La canción termina.

Oscuro presto.

2. LA PALABRA

EVA: En una palabra: ¡ísima!

MARIA: ¿Cómo, te cae?

EVA: ¡Me cae!

MARIA: Pero, ¿estás segura?

EVA: Segurisísisima.

MARIA: ¿No te habrás confundido?

EVA: Mi radar es infalible.

MARIA: Igual a veces falla.

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EVA: En estos casos no, siempre le atino.

MARIA: Quién sabe, acuérdate de la vez del coctel en casa de Ariadna.

EVA: Ese día andaba depre y me sentía desorientada. Desolación e inercia.

MARIA: ¿Desorientada? ¡Te pusiste hasta la madre Eva y querías con todas!

EVA: ¿Neta? Ya ni me acuerdo.

MARIA: Por eso, te estoy diciendo.

EVA: Era una mala época todavía no entraba a la meditación.

MARIA: ¡Y eso que tiene que ver!

EVA: ¡Un chingo! Era como una miope en tierra de ciegos. Ahora es
otra onda, mis canales son otros. Percibo distinto. Ahora sí veo y con mayúsculas.

MARIA: Sí, ¡eres vidente y te has vuelto muy evidente!

EVA: ¿Qué insinuas darling?

MARIA: Como que andas más alivianada, te siento más asumidita, feliz. ¡Hasta
sonríes!

EVA: ¡No mames!

MARIA: Te lo digo de corazón. Andas cool y eso tus amigas y la humanidad te lo


agradecemos.

Transición a:

EVA: No todas las mujeres somos así.

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MARIA: La gran mayoría.

EVA: Quiero decir, no a todas les pasa lo que nos pasa. No todas somos como
somos.

MARIA: Está de moda hablar sobre las mujeres.

EVA: Todos hablan de las mujeres, todas hablan de las mujeres, las mujeres hablan
de sí mismas. Se complacen en su discurso: Barra de programas matutinos completos
dedicados al tema. Conferencias, ciclos de cine, simposiums, nos encanta el tema,
estamos fascinadas con nosotras mismas. Nos fascinamos.

MARIA: Programas de radio, talkshows, revistas, la sección amarilla, el psicoanálisis,


las feministas y no tan,

EVA: feministas, las que están más allá de los ismos, las tiendas de moda, los slogan
de publicidad. Estamos de moda, las mujeres somos muy in…

MARIA: ¿Introvertidas?

EVA: No, in…

MARIA: ¿Indiscretas?

EVA: No, ¡in, in!

MARIA: ¿Indispensables?

EVA: Aparte,

MARIA: ¿Intransigentes?

EVA: ¡Imbécil! ¡Estamos in, de moda, osea todo puede pasar, todo nos puede pasar!

MARIA: Sí claro, porque a veces pasa.

EVA: A nosotras nos pasó casi sin darnos cuenta.

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MARIA: Un día estabamos enamoradas, así nomás, de repente.

EVA: Sí estabamos tan enamoradas.

MARIA: Todavía lo estamos.

EVA: Sí, todavía nos alcanza el amor.

MARIA: Sí estabamos, estamos enamoradas.

EVA: Pero no de un hombre, sino la una de la otra. Yo de ella.

MARIA: Y yo de ti.

EVA: Desde entonces nos llaman...a hablar sobre el tema.

MARIA: Esto no es un talkshow,

EVA: No nos estamos confesando ante Dios, ni ante ustedes.

MARIA: Tampoco pedimos su opinión, esto no es una encuesta. Somos


(INAUDIBLE): lesbianas. (AUDIBLE): Y ya, eso es todo.

EVA: Si la palabra los hace sentir,

MARIA: In…

EVA: cómodos,

MARIA: In,

EVA: transigentes,

MARIA: In,

EVA: maduros,

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MARIA: In,

EVA: definidos,

MARIA: ¡In, in, in!

EVA: No tengan miedo. Es sólo una palabra, esa palabra.

MARIA: Y las palabras nombran al mundo,

EVA: A veces ayudan,

MARIA: Otras, no tanto.

EVA: A veces,

MARIA: Ayudan,

EVA: Otras no tanto.

MARIA: Esa noche estábamos bailando. Hace mucho tiempo. Epoca:

EVA: Victoriana,

MARIA: Todavía, no nos conocemos. Algunos dicen que ni siquiera existimos. Dicen
que, somos muy amigas. Entrañables. Hablamos horas, nos reímos.

EVA: Y estamos así (Hace un gesto con su mano) de encontrarnos.

MARIA: Aunque, todavía no.

EVA: Ya casi. Fue, hace siglos.

MARIA: Pero desde siempre. Ha sido así. La memoria es un espacio vacío en donde
todo cabe. Hemos seleccionado algunos trozos de ese lienzo vacío. Ella es distinta en
mi recuerdo.

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EVA: Modifico la identidad de lo que ella es en el mío. Pero el recuerdo permanece.


Es una secuencia de imágenes. A veces agrego elementos en cada toma. Modifico
mis imágenes. Lugar: un salón de baile. Epoca: victoriana. Personas: mucha gente,
bailando, que conversa. Te he descubierto entre la gente. Por primera vez te miro y
me siento intrigada. Es una fiesta de disfraces, en ella tú eres el hombre. El primer
hombre que verdaderamente me atrae. Me estremezco al mirarte. No pienso nada.
Sólo contemplo la inocencia transparente que irradia la belleza.

Cambio de luz y partitura sensorial.


Un crujido. Un estremecimiento. Se abre un gran clóset. Surge del vacío. Una luz nos
revela la llegada de LA INVITADA DEL CLÓSET.

LA INVITADA: Una palabra que se abre. Detrás de la puerta. Abro y entro.


Una ciudad se extiende ante mis ojos. Me interno en ella. Sus calles son
Interminables. Es la ruta del tiempo. He llegado de la nada. Esa ciudad que habito hoy
se reconstruye. Esa ciudad soy yo. Estás en mi territorio. Ese país no tiene fronteras,
es el mundo. Son ellas, mi memoria. Vengo a observarlas. A recobrarlas a través del
tiempo. Vengo a recuperar sus supiros. A recoger cada trozo de sus corazones como
rompecabezas. No juzgo. No estoy haciendo poesía a sus costillas. Quiero observar.
Me interno en el terreno de lo insoldable. Lo que desconozco. Como quien adquiere
una nueva conciencia. No es un recetario. No hay pedagogía oculta. Estoy destrozada
y feliz. No juzgo el crímen que otros han cometido. No se trata del luto de los amores
inútiles. No es tu vida ni la mía. Es la vida misma. Y sin embargo, ellas nos han
reunido. Cierro los ojos.

Oscuro presto.
Un parpadeo.
Luz in crecendo.

LA INVITADA: Se inicia el viaje impredecible. Es el viaje de un tiempo que


Se derrumba ante tus ojos. Quédate quieto. No te muevas. Casi ni respires. Te
vengo a quitar el aliento. No te muevas. ¿Te ríes? Qué bueno. No te muevas.
Quédate donde estás. ¿Tienes miedo? Lo celebro. Cierra los ojos.

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Oscuro subito.
Suavemente la luz.

LA INVITADA: No me preguntes. No sé. No sé nada que no sea este no saber. Están


llegando. Surgen del vacío. De todo aquello que no quieres saber, que yo no sé. Están
nombrándose en cada una de sus pisadas. Ya llegan. Quedamente. Están aquí.
Muchas veces no sirven las hitorias de amor, no sirven de lección. No sirven. Si uno
no puede aprenderlas, invariablemente se comenten los mismos errores. No sirven .
Porque se toma al amor no como un ideal sino como un salvavidas. En una historia de
amor nadie se toma la molestia de pedirle nada al otro, uno se ama suficientemente a
sí mismo para poder amar al otro. ¡Sálvame!

Oscuro presto.

3. LA HORA DEL TÉ, EL VINCULO CON LA VERDAD

EVA: Me llamo Emily Dickinson. Soy la hija soltera del abogado Dickinson. Bebo té y
escribo poesía. Me perdí en sus ojos al mirarle. Arrojé mi cuerpo al agua para
beberme en ella. Los vecinos dicen que estoy loca. Escribo poesía. Todas las certezas
cayeron de rodillas al verle. Dejé de ser quien era. Aniquilación. Estoy perdida.
Perdida. Haz esta cama grande…Perdida en un sorbo de té. Mientras bebemos el té
de las seis de la tarde. En punto.

LA INVITADA se sienta también a beber el té. LILITH se sienta en el lugar de la


invitada de EVA-EMILY.
Ahora todas beben el té. Pero LA INVITADA siempre está instalada en otra dimensión
del tiempo. Es un testigo. Es un fantasma. ¿Por qué está ahí? ¿A ella quién la invitó?

LILITH-SUE GILBERT: Sigo leyendo tus cartas querida Emily.

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EVA-EMILY: ¿Azucar?

LILITH-SUE GILBERT: Dos. Por favor. Gracias.

LA INVITADA: Una. Gracias. No puede ser difícil llevar a cabo la tarea poética que
dios le encomendó, pues es ella quien la desempeña, fuente de su inspiración. A
medida que la lleva a cabo, descubre que el cuerpo sólo aparenta ser el medio para
ejecutarla. Una, y un poco de leche. Thanks darling.

EVA-EMILY: ¿Leche?

LILITH-SUE GILBERT: Suficiente, gracias.

LA INVITADA: He aquí el encuentro de las hermanas santas y no se percibe ningún


obstáculo que se interponga entre la pureza de su amistad.

LILITH-SUE GILBERT: Perdón la descortesía, no me he presentado. Soy Sue


Gilbert, prometida de Austin Dickinson. Pronto seremos cuñadas. Extraño tus
cartas. ¿Por qué has dejado de escribirme?

LA INVITADA se levanta de su lugar. Empieza a alejarse.

LA INVITADA: El té es delicioso. La percepción te revela lo que eres tal como


tú quieres ser. Compermiso querida Emily, querida Sue Gilbert, se quedan en su casa:
mi memoria.

LA INVITADA ha salido.

LILITH-SUE GILBERT: ¿En dónde han quedado tus cartas querida mia?

EVA-EMILY: No te preocupes. No me preocupa que los demás se preocupen. Me


preocupa que tú te preocupes…por mis cartas. Me preocupa que tú me preocupes. El
té está caliente, tan caliente. Estoy harta de tu huida cuando apenas estás llegando.
Me revienta tu miedo. Me exasperas con tu risa de niña juguetona, tus buenas
maneras, tus exquisitas y excesivas buenas maneras. ¿A qué quieres seguir jugando?
A las mujeres victorianas prisoneras y envueltas en tafetán.

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LILITH-SUE GILBERT: Tengo miedo.

EVA-EMILY: Esa maldita palabra.

LILITH-SUE GILBERT: Me da miedo el matrimonio. Siento que toda mi


pureza se va a desvanecer con él.

EVA-EMILY: ¿Con mi hermano?

LILITH-SUE GILBERT: Con el matrimonio.

EVA-EMILY: Ah. Otro pequeño sorbo. Sí, a mi también me da terror tu matrimonio.

LILITH-SUE GILBERT: Amo la pureza de nuestra…amistad.

EVA-EMILY: Yo te amo a ti.

LILITH-SUE GILBERT: ¿Cómo dices querida?

EVA-EMILY: Que el té está delicioso. Amo beberlo contigo, mirándote a los ojos.
Nuestro té de lirio.

LILITH-SUE GILBERT: Ah. Pero no sólo es eso.

EVA-EMILY: Eso ¿qué?

LILITH-SUE GILBERT: El matrimonio. Es lo que soy: un manojo de nervios.

EVA-EMILY: Eres mi asesina.

LILITH-SUE GILBERT: No te estoy matando. ¿Un poco más de té?

EVA-EMILY: Gracias. No te das cuenta niña imbécil. El té está envenenado.

LILITH-SUE GILBERT: Ayer no pude venir. Miedo, miedo.

EVA-EMILY: Te estuve esperando. No te preocupes.

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LILITH-SUE GILBERT: Estoy muy ocupada con los preparativos de la boda.

EVA-EMILY: Mejor ya no vengas.

LILITH-SUE GILBERT: Quiero seguir tomando el té contigo.

EVA-EMILY: Vete a tus juegos. En ellos tú siempre ganas.

LILITH-SUE GILBERT: No quiero jugar.

EVA-EMILY: Entonces no te cases con mi hermano. Cásate conmigo. Pienso, siempre


lo pienso y nunca digo nada.

LILITH-SUE GILBERT: Será como casarme contigo. Son tan parecidos.

EVA-EMILY: No lo somos. El es un hombre, él es mi hermano y yo soy…

LILITH-SUE GILBERT: (LA INTERRUMPE) Lo que más amo.

EVA-EMILY: Estás jugando.

LILITH-SUE GILBERT: ¿Estás celosa?

EVA-EMILY: Le faltó azucar, al té. Me muero de celos.

LILITH-SUE GILBERT: ¿De quién?

EVA-EMILY: De todos. De todo. ¡Qué té tan insípido!

LILITH-SUE GILBERT: ¿De todo? ¿Tres terrones, será suficiente?

EVA-EMILY: Perra maldita. Sabe igual. Duele lo mismo.

LILITH-SUE GILBERT: Por favor, no te enojes querida.

EVA-EMILY: Tengo tu rabia.

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LILITH-SUE GILBERT: Por favor querida, no me hables así.


Prefiero tus cartas en ese caso.

EVA-EMILY: Por favor, por favor, por favor: vete.

LILITH-SUE GILBERT: Ven, dame tus manos. Pobrecita, están heladas.

EVA-EMILY: Te detesto. Te detesto. Me asfixias con tus cuidados de amor.

LILITH-SUE GILBERT: Ven.

EVA-EMILY: Lárgate, es hora de que te vayas. Para siempre.

LILITH-SUE GILBERT: Serás mi dama de honor.

EVA-EMILY: Este es el último sorbo. No tomaremos más té.

LILITH-SUE GILBERT se levanta. Se aleja. Se ha ido.

EVA-EMILY: Ya se va. Ya se está yendo. Todo regresa al silencio. Están sordos los
gritos de este llanto. Tu dulce sonrisa: una bofetada en mi cara. Desapareces.
Ganaste. Mañana es tu boda. Ya estás grabada en mí. Ganaste. Grabada en mi para
siempre, mientras respire. Un beso es el principio de un adiós.

Oscuro andante.

EVA se despoja de su identidad de EMILY DICKINSON. Aparece MARIA. Epoca


actual. Aparece LA INVITADA.
MARIA besa en los labios a EVA.

MARIA: Nos hemos encontrado en un beso, éste. Pienso.

EVA: Aquí no. Hay mucha gente.

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MARIA: No hay nadie. Estás en mi habitación. ¿En qué piensas tú?


¿Qué leo en la clarividencia de su boca?

EVA: Siento que todos me observan. ¿Es mi futuro el que aguarda en sus labios?

LA INVITADA se acuesta en la cama. Observa a las amantes.

MARIA: ¿Todos quiénes? Estamos solas.

EVA: ¿Segura? Te juro que siento que hay alguien más. ¿No estará tu gato escondido
debajo de la cama?

MARIA: No tengo gato.

EVA: Entonces es tu perro.

MARIA: No tengo mascotas. Relájate, no va a pasarte nada.

EVA: Es que ya me está pasando. Pero, ¿qué es lo que me pasa, qué hago aquí?

MARIA: ¿De qué tienes miedo?

EVA: Sólo tengo nervios. Yo nunca, tú sabes…

MARIA: Ya lo sé. Si quieres mejor nos vamos.

EVA: No, no, no es eso. Perdóname, no quise ofenderte.

MARIA: ¿Ofenderme? Vaya, eres más complicada de lo que creía.

EVA: A mí no me gustan las mujeres: me gustas tú.

MARIA: Está bien. Pero resulta que yo también soy mujer. De veras ¿en qué piensas?
A mí me gustas tú.

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EVA: A mí me gusta todo porque en realidad no quiero nada.

MARIA: ¿Qué?

EVA: Eres diferente.

MARIA: No, soy bastante más elemental de lo que te imaginas.

EVA: Eres preciosa. Me encantas.

EVA suavemente va llevando a MARIA a la cama. LA INVITADA queda en medio de


las dos.

LA INVITADA: Apaga la luz, por favor.

MARIA: Apago la luz.

EVA: No te veo. Mejor prende la lámpara.

MARIA: Como quieras.

EVA: ¿Con quién estuviste en tu cama la última vez?

MARIA: ¿Qué te pasa?

EVA: Nada, perdón. Es pura curiosidad. Bésame.

MARIA: Me gustas, me gustas mucho.

EVA: ¿Cómo se llamaba?

LA INVITADA se levanta de la cama. Las observa.

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MARIA: ¡Párale! Esto es el colmo. Sabes que, mejor vístete y nos vemos luego.

EVA: ¿Me estás corriendo?

MARIA: No, pero así no quiero.

EVA: ¿No te gusto?

MARIA: Sí me gustas pero me cagan tus preguntas, me parten la madre.

EVA: ¿No me vas a contestar?

MARIA: Eso quieres, respuestas: ten tus respuestas.

MARIA sale de la habitación dando un portazo. LA INVITADA se sienta en la cama.


Le enciende un cigarro a EVA.

LA INVITADA: ¿Tienes miedo?

EVA: Sí.

LA INVITADA: ¿Estás enamorada?

EVA: No.

LA INVITADA: ¿Y por qué me invitaste a tu cama?

EVA: Tengo deseo. Deseo de ti.

LA INVITADA: De ella.

EVA: ¿Por qué me protejo de aquello que deseo?

LA INVITADA: Repudias lo que proyectas Eva.

EVA: Temo aquello que amo. (ORGULLOSA) Por algo soy la causa de la perdición de
Adán.

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LA INVITADA: ¿Sólo de Adán?

EVA: Y algunos otros.

LA INVITADA: ¿Algunos?

EVA: Está bien, de algunas. Me gusta seducir.

LA INVITADA: Causa de mi perdición.

EVA: ¿Qué dices?

Entra a escena MARIA, viste de hombre. Suena una música triste, vieja. MARIA saca
a bailar a EVA. Es un baile nostálgico.

MARIA: Dije: ¿ me permite esta pieza?

EVA: Por supuesto. (MIENTRAS BAILAN) ¿Y cómo te llamas?

MARIA: Adán.

EVA: Como el primer hombre.

LA INVITADA sale al quite y releva a MARIA del baile. MARIA desaparece. La


atmósfera cambia.

LA INVITADA: Así se conocieron.

EVA: Bailando.

LA INVITADA: ¿Qué fue lo primero que te atrajo?

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EVA: Que se pareciera a Adán.

LA INVITADA: Que se pareciera a Adán.

EVA: Sí, pero en una versión más refinada.

LA INVITADA: Femenina.

EVA: No sé.

LA INVITADA: No quieres saber. Ese es tu problema Eva.

EVA: Estoy enamorada de Adán, de un Adán virginal.

LA INVITADA: ¿Y qué haces aquí, en esta cama?

EVA: No sé. No sé. Tal vez me estoy poniendo a prueba. No sé.

MARIA entra a la habitación. Su indumentaria ha cambiado.

EVA: Qué bonito peluche.

MARIA: Es de mi hijo.

EVA: (ATONITA) ¿Tienes un hijo?

MARIA: Sí. (SECA) ¿A qué horas te piensas ir?

EVA: (MIENTRAS SE ACICALA) Ahorita.

MARIA: Es una lástima.

EVA: Dijiste que te llamabas Adán.

MARIA: Sal de aquí.

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EVA: ¿Y cuándo vuelvo?

MARIA: Cuando tu deseo no sea a costa de mis costillas.

EVA sale. MARIA se tira a llorar en la cama.

LA INVITADA abraza a MARIA que llora en la cama. En un abrazo largo, las dos se
funden como un solo cuerpo.

Oscuro presto.

4. BOSTON MARRIAGE

La barra de un bar. MARIA y LILITH beben cerveza.


LA INVITADA es el barman.

LILITH: Pero ya en serio, ¿qué es el matrimonio?

LA INVITADA: Una sagrada institución, una aspiración. El castillo de las ilusinones.

MARIA: (ASPIRA EL HUMO DE SU CIGARRILLO). A la larga puede convertirse en un


cáncer.

LILITH: ¿Acaso no hay algo más?

MARIA: Sí, también incluye una fiesta con amigos y parientes de todo tipo brindando a
tu salud. Luego firmas un papel y todos aplauden y sonríen, el rito se ha cumplido.

LILITH: Entonces no creo en el matrimonio.

LA INVITADA: Pero su relación contiene todo el potencial y

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toda clase de tensiones igual a cualquier relación amorosa, y entre cualesquiera dos
seres humanos. ¿No será que están casadas y no se han dado cuenta?

MARIA: Vivimos juntas, lo nuestro es una alianza de amor.

LILITH: Y no creemos en el matrimonio.

LA INVITADA: Si yo digo matrimonio, ¿qué se imaginan?

MARIA: Una vida en común, un espacio compartido, una cama para dos, también un
refrigerador, una mesa y todos los servicios.

LILITH: (SE HORRORIZA) ¡El kit del matrimonio!

MARIA: Pero preferimos olvidarlo y nos olvidamos, en realidad nos dedicamos a seguir
viviendo, juntas, unidas.

LILITH: Con una dulce venda en los ojos todo se ve tan distinto, casi no se alcanza a
ver.

LA INVITADA: Las relaciones gay no perduran, dicen. Son autodestructivas, vuelven a


decir. Pero se ven muy bien juntas.

LILITH: Es el efecto de las recién casadas.

MARIA: Por lo pronto ninguna quiere ver. Ver más allá.

LILITH: El futuro puede convertirse en una angustia exasperante.

MARIA: Estamos a salvo.

LA INVITADA: A salvo del mundo y los solteros.

LILITH: Las solteras, sobre todo.

LA INVITADA: Entonces, ¿ella es su esposo?

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LILITH: ¡Claro que no!

MARIA: Sólo dije sí: sí quiero vivir contigo.

LILITH: (SORPRENDIDA DE SUS PALABRAS) Y nos casamos.

MARIA: Pero nuestro “matrimonio” se percibe inestable porque somos dos mujeres.

LILITH: Insidiosamente perniciosas y exasperantes para el sagrado matrimonio.

LA INVITADA: Amen.

Entra EVA a escena. Se sienta en otro lugar próximo, en la barra.

EVA: No todo el mundo se casa. Yo soy soltera. (LE CIERRA EL OJO A MARIA).

LILITH: (MIRANDO A EVA) Ya vas a empezar con tus galanteos.

MARIA: No te preocupes, es tu rostro el que busco, ningun otro.

LA INVITADA: ¡Quién las entiende!

MARIA: Pero de un modo o de otro, terminas casada. (LE CIERRA EL OJO A EVA).

LILITH: Deja de mirarla ¿quieres?

MARIA: No pasa nada. (A LA INVITADA) Sólo pasa que no creemos en el matrimonio.

LA INVITADA: No quieren creer en el matrimonio. Sin embargo, han contado la historia


de su amor muchas veces a mucha gente. Es su mito de la creación, y como todos los
mitos, dicho sea de paso, sirve para recordarnos cómo y cuándo inició algo sagrado.
Todas las relaciones tienen un mito de su creación.

Cambio de luz.

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La luz modifica el espacio. LA INVITADA es la terapeuta. MARIA y LILITH sus


pacientes.

LA INVITADA: El término “Boston Marriage” se utilizó en los finales del siglo


diecinueve en Nueva Inglaterra para describir una relación monógama y duradera
entre dos mujeres que no se habían casado.

LILITH: Soy financieramente independiente, y tengo una carrera profesional.

MARIA: Yo heredé una buena suma.

LA INVITADA: Mujeres con perfil feminista. Nuevas mujeres, pioneras en su


profesión.

LA INVITADA: Si este tipo de alianzas incluyen vida sexual eso es algo que no
podemos del todo saber.

LILITH: Por supuesto que lo incluye.

MARIA: Yo no estaría tan segura.

LA INVITADA: Pero sí es posible determinar que este tipo de unión entre “este tipo de
mujeres” la constituye un poderoso vínculo emocional en el cual cada una de ellas
proporciona a la otra atención y cuidados. Lo más probable es que ellas se consideren
a sí mismas como “mujeres que se identifican con mujeres” o unión de dos almas.

MARIA: ¿Serás mi amiga, mi amiga de amigas, más allá de cualquiera, de todo y de


todos, por siempre y para siempre?

LA INVITADA: También el matrimonio bostoniano ha sido considerado por algunos


como una enfermedad mental. Sin embargo, en 1885 el punto de vista sobre el amor
entre mujeres también fue considerado como algo común, una fenómeno de la
sociedad americana. Dos mujeres escribieron poemas de amor bajo el seudónimo de
“Michael Field”: (SEÑALA EL LUGAR QUE OCUPAN LILITH Y MARIA): Katherine
Bradley y Edith Cooper. Katherine era catorce años mayor que Edith.

MARIA: También era mi tía.

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LA INVITADA: Ambas escribieron poesía y teatro. Hasta que se descubrió que detrás
de ese nombre se ocultaba la pluma de dos mujeres, su trabajo cayó en el olvido. El
rechazo no se hizo esperar.

LILITH: “My love an I took hands and swore


Against the world, to be
Poets and lovers evermore.”

LA INVITADA: Matrimonio bostoniano: mujeres profesionales que no tenían necesidad


de un marido.

MARIA: Pero sí gran necesidad de una esposa.

LILITH: Una necesidad muta.

LA INVITADA: Todos los amantes tienen una historia que contar sobre cómo se
encontraron y surgió algo nuevo a partir de dos personas diferentes

Cambio de luz. Allegro.

5. EL JUEGO DE LIBRE ALBEDRIO

LILITH: Entonces ¿qué?

MARIA: Como amigas.

EVA: Sí, eso, amigas.

LILITH: ¿Seguras?

MARIA: Absolutamente.

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EVA: ¡Of course my horse!

LILITH: Como amigas, chin-chin la que se raje.

EVA: Entonces ¿qué? ¿Todo o nada?

MARIA: Todo.

LILITH: Y nada.

MARIA: De acuerdo.

EVA: Okey.

MARIA: ¿Y el qué dirán?

LILITH: ¿Qué de qué?

MARIA: De todo y nada.

LILITH: Dirán nada.

EVA: ¿No están nerviosas?

MARIA: De pronto un poco.

LILITH: Me orino de nervios.

LA INVITADA: ¿Van a bailar?

MARIA: Sí.

LA INVITADA: ¿Las tres?

EVA: Vamos a seguir bailando.

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LA INVITADA: Todas las miradas van a estar sobre ustedes. Igual y les van a
preguntar.

MARIA: ¿Qué?

LA INVITADA: Que de qué y con quién.

EVA: ¿Qué de qué?

LILITH: Todo y nada.

MARIA: ¿Somos políticamente correctas?

EVA: Chance y sí.

LILITH: Igual y no.

LAS TRES: ¡Ni madres!

LILITH: ¿Quiénes somos?

EVA: (A MARIA) María.

MARIA: (A LILITH) Lilith.

LILITH: (A EVA) Eva.

EVA: Somos lo que todas en algún momento quisiéramos ser.

MARIA: Pero no nos atrevemos y sin embargo, aquí estamos.

LILITH: Y vivimos felices para siempre.

MARIA: Para siempre.

LA INVITADA: Las vidas más bellas son las que se inventan.


Una envejece y el corazón se templa.

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Oscuro subito.

6. NOCHE DE PRINCIPIOS DE ABRIL

LILITH: ¿Dónde la conociste?

MARIA: Ya te lo dije, en una fiesta de disfraces.

LILITH: ¿Y qué hacías tú en esa fiesta?

MARIA: Nada, me invitaron y fui. Quería divertirme, pasar el rato.

LILITH: Pues no se ve que te la hayas pasado muy bien. ¿De qué te disfrazaste?

MARIA: De hombre.

LILITH: No ya en serio, ¿de qué era tu disfraz?

MARIA: De hombre te estoy diciendo.

LILITH: Pero qué tipo de hombre: burócrata, senil, afeminado, rebelde sin causa, hay
tantos.

MARIA: De galán.

LILITH: No pues, está bien tu descripción.

MARIA: Osea, llevaba puesto un frack.

LILITH: ¿Estilo?

MARIA: Sí claro, con mucho estilo, onda pianista de sala de conciertos.

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LILITH: Osea, te disfrazaste de Richard Clairderman.

MARIA: Chance, algo así. Pero bueno, el caso es que ella se la creyó.

LILITH: ¿Cómo? ¿Te pusiste bigote?

MARIA: No fue necesario. Al principio pensó que yo era uno de los meseros del lugar.

LILITH: Tu estilo debe haber estado muy grueso mi reina.

MARIA: Bájale Lilith, lo que pasa es que había mucha gente y ella es distraída.

LILITH: O retrasada mental.

MARIA: Cambiále de tono, ya sabes que me gusta que mis desgracias se tomen en
serio.

LILITH: No la defiendas tanto, pero bueno ya, a ver sígueme contando.

MARIA: Pues nada, la saqué a bailar y le dije que me llamaba Adán.

LILITH: ¡Guau, órale qué original! ¿Y luego?

MARIA: Baila muy bien por cierto. Luego pues nos tomamos unos drinks, seguimos
disfrutando la fiesta y…

LILITH: ¿Y?

MARIA: ¡Pues la besé!

LILITH: ¿En la boca?

MARIA: ¡Claro, en dónde querías!

LILITH: Igual pudiste besarle la mano, por aquello del estilo y las buenas costumbres.
¿Cómo respondió al beso?

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MARIA: Le en-can-to.

LILITH: De plano.

MARIA: ¡Que quieres, mis besos son irresistibles!

LILITH: Bájale mi Adán, mejor sigue con tu crónica.

MARIA: La invité a la casa.

LILITH: ¿Y?

MARIA: Todo muy bien hasta que…

LILITH: ¿Qué? ¿Qué?

MARIA: Hasta que nos subimos a mi coche y me quité el saco y descubrió que…

LILITH: ¿Qué, qué?

MARIA: ¡Que tenía chichis idiota!

LILITH: ¡Traúmate! ¿Y qué hizo?

MARIA: Nada, me siguió el juego. Creo que hasta como que le excitó el
descubrimiento.

LILITH: ¿De plano?

MARIA: De plano.

LILITH: A lo mejor pensó que ese era otro disfraz, es decir, un disfraz sobre otro
disfraz. Ya, ya no te enojes y mejor síguele, que se está poniendo emocionante.

MARIA: Llegamos a la casa, le invité otro drink, bebimos, entramos a mi recámara y se


sacó de onda. Y ya, nada. Se acabó. Fin a la fiesta de disfraces.

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LILITH: La próxima vez mejor disfrázate de lesbiana para no errar.

MARIA: No seas cabrona. La verdad me sentí de la chingada. Ridícula. Fatal.


Y lo peor es que…

LILITH: ¿Qué de qué?

MARIA: Que desde entonces la traigo clavada como una cancioncita de esas chafas
que no convencen pero que todo mundo las canta.

LILITH: El top ten.

MARIA: Peor.

LILITH: ¿Napoleón o el príncipe de la canción?

MARIA: Da igual, el caso es que no puedo sacarla de mi mente. Me encantó la


desgraciada.

LILITH: ¡Híjoles qué chinga!

MARIA: No te preocupes, dejaré que la mujer racional y fría que vive en mi interior se
haga cargo. Chance y una semana de afirmaciones diarias me alivianen: “No debo
autosabotearme, no debo autosabotearme”.

LILITH: Buena suerte.

Aparece LA INVITADA, lleva un celular en la mano. Suena el teléfono. LILITH


contesta.

LA INVITADA: (FONOMIMICA DE PREGUNTAR POR ALGUIEN).

LILITH: ¿De parte de?

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LA INVITADA: (FONOMIMICA, DANDO SU NOMBRE).

LILITH: Es para ti.

MARIA: ¿Quién es?

LILITH: Una tal Eva.

MARIA: ¿Te cae? ¡No es cierto!

LILITH: ¿Qué?

MARIA: Es ella.

LILITH: ¿Quieres hablar con “ella”?

MARIA: (DUDA) No…

LILITH: ¿Eva? Oye, fíjate que…

Antes de que LILITH pueda terminar la frase, MARIA le arreba el teléfono.


Oscuro presto.

7. AQUELLA MUJER

EVA: Hace muchos años conocí a mi primer hombre, el único. Lo llamo mío porque
sentía que me pertenecía, que eramos complementarios. El uno para el otro. Pero caí
en la tentación y lo perdí a él y nuestro paraíso desapareció. Volví a nacer. Mi padre
pactó con su familia y nos casaron a los trece años. Fuimos dos niños condenados a
perpetuar la especie. La historia dice que fui una esposa fiel y una madre abnegada.
Morí muy joven, cuando paría a mi décimo hijo. Volví a nacer, estudié hasta la
secundaria y caí de nuevo en la tentación. Quedé embarazada. El desapareció. No lo
culpo, teníamos quince años. Tuve una niña, la llamé María. Más que madre e hija
parecemos hermanas. Mi hija es extraña. No la entiendo, nunca ha tenido novio, vive
sola y siempre sale con amigas. No me gustan sus amigas. Me intrigan pero no me
gustan. Mi hija es una pesadilla, a veces siento que ella heredó lo peor de su padre.

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No la conozco. Me saca de quicio. La admiro y la detesto al mismo tiempo. Admiro su


independencia, envidio su libertad, aborrezco su corte de pelo, su indumentaria
posmoderna, sus ademanes de macho. Por eso casi no nos vemos. No nos gusta
saber mucho a la una de la otra. Es mejor la distancia. El silencio. La ausencia. Mi
frustración. Mi hija es mi peor enemiga, me desafió desde la infancia. No, fue antes,
me desafió desde mi embarazo. Quiso nacer y no pude evitarlo. ¿De qué me sirve
tener una hija que desconzco? Una hija que no me pertenece. ¿Por qué está en este
mundo? Mi hija es el comienzo de una enfermedad que no se acaba, que me duele.
Me hiere con sus ojos cuando la veo y le pregunto ¿por qué?

Aparece MARIA. Observa a EVA-MADRE.

MARIA: Porque sí.

EVA: ¿Por qué no quieres tu fiesta de quince años?

MARIA: Porque no me gustan esos vestidos ridículos.

EVA: ¿Por qué te subes a los árboles?

MARIA: Porque me gusta viajar.

EVA: ¿Por qué no tienes novio?

MARIA: Porque prefiero ver las nubes.

EVA: ¿Por qué te pareces tanto a tu papá?

MARIA: ¿Quién es mi papá?

EVA: ¿Por qué me abandonas?

MARIA: Porque cada quien se las arregla como puede.

EVA: ¿Por qué me miras así?

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MARIA: ¿Cómo quieres que te mire?

EVA: Con amor.

MARIA: Tú no me miras así.

EVA: Mírame como se mira a una madre.


MARIA: ¿Cómo se mira a una madre?

EVA: A los ojos.

MARIA: Te estoy mirando a los ojos pero nunca quieres verme.

EVA: ¿Por qué no puedo?

MARIA: Porque te doy miedo.

EVA: No me mires más.

MARIA: No quiero tu desprecio mamá.

EVA: Eres mi hija.

MARIA: Todo lo que rechazas en mi también te pertenece.

EVA: ¿Quién es esa muchachita con la que saliste el otro día?

MARIA: Lilith, mi mejor amiga.

EVA: No me gusta, es muy masculina.

MARIA: ¿Y a ti qué te importa?

EVA: Parece marimacho.

MARIA: ¡Es un marimacho!

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EVA: Te prohibo que vuelvas a verla.

MARIA: No puedes prohibirme nada.

EVA: Soy tu madre.

MARIA: No puedes prohibirme nada.

EVA: Cámbiate de ropa, píntate la cara, sonríe, cuenta hasta diez y sigue sonriendo.

MARIA: No.

EVA: Me das asco.

MARIA: Soy tu hija.

EVA: No lo eres.

MARIA: Soy tu hija. A pesar de ti misma, a pesar de mi dolor: I´m your fucking little girl.

MARIA se va.

EVA: Tengo treinta y tres años y me siento sola. Estoy derrotada en mi soledad.
Despierto, trabajo, gano dinero, lo gasto, se me va de las manos como agua, pago mis
impuestos, pago la renta, voy al banco, vuelvo a pagar. Salgo a veces con mis amigas
a tomar un café. Platicamos. Regreso a casa. Prendo la tele, veo las noticias, luego
veo mi telenovela de las nueve de la noche, el mundo sabe mejor, es más humano.
Me conmueven las lágrimas de todas las protagonistas de las historias ridículas de
amor. Son tan bonitas, nunca envejecen, todos los hombres las desean. Siempre gana
la felicidad. Al final todos son felices y la historia cumple su cometido. Pero primero
hay que sufrir un montón. Yo he sufrido mucho y no me quejo. ¿Cuándo me llegará la
felicidad? Mi hija es muy bonita pero no sabe sacarle partido a su belleza. Se parece a
mí pero no sabe sacarle partido a su belleza. Una vez quise ser hombre para casarme
con mi hija y demostrarle que no todos los hombres son lo que son o son como son.

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Odio a los hombres. Pero volvería a casarme con uno, con cualquiera. El primero que
me hable con ternura, que me devuelva la fé en mí misma. Que me invite a bailar, al
cine, a visitar a su madrecita santa. Yo le plancharía las camisas, le acomodaría la
corbata en las mañanas antes de irse a trabajar. Le haría de comer. Le haría el amor
suave, discretamente, no vaya a pensar que soy como las otras, como las demás. No
vaya a pensar que soy una cualquiera, que me encanta el sexo. Que lo disfruto como
loca. Que me mansturbo cuando me acuerdo de él. Cuando lo veo pasar frente a mi
escritorio de secretaria asalariada, de jefe de recursos humanos, de maestra de
preparatoria, de administradora de empresas. No vaya a pensar que soy una puta
más. Una cualquiera. Una mujer que desea que un hombre la toque, la quiera, la sepa
tocar y la ponga en su lugar. Me dijeron que me haría mucho bien venir a verla.

Aparece LA INVITADA.

LA INVITADA: Sí, ¿qué más?

EVA: Nada más.

LA INVITADA: ¿Y por qué estás enojada con tu mamá?

EVA: Porque nunca ha podido mirarme a los ojos.

LA INVITADA: ¿Cuántos años tienes?

EVA: Veintidos.

LA INVITADA: Eres muy joven.

EVA: ¿Y?

LA INVITADA: Nada, está bien.

EVA: Se supone que tengo que seguir hablando.

LA INVITADA: ¿Cómo?

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EVA: Se supone que tengo que hablarle de mí, de mi vida, de todos mis rollos.

LA INVITADA: Puedes hablar de lo quieras. Aquí nadie te va a juzgar. Esto no es el


banquillo de los acusados.

EVA: Ah. ¿ Qué es esto entonces?

LA INVITADA: Una sesión de terapia.

EVA: Ah. ¿Por qué estoy aquí?

LA INVITADA: ¿Por qué estás aquí?

EVA: Quiero respuestas.

LA INVITADA: Palabras pronunciadas al azar poco a poco te revelarán el secreto.

EVA: Ah.

LA INVITADA: ¿Cómo se llama tu mamá?

EVA: María.

LA INVITADA: ¿Y tú?

EVA: Eva.

LA INVITADA: Ajá.

EVA: Aja ¿qué?

LA INVITADA: Nada.

EVA: Hace dos semanas conocí a alguien.

LA INVITADA: Aja.

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EVA: Era una fiesta de disfraces.

LA INVITADA: Aja.

EVA: Me invitaron y fui. No suelo ir a ese tipo de fiestas, no me gustan.

LA INVITADA: Aja.

EVA: No me gusta ir sola a las fiestas.

LA INVITADA: Aja.

EVA: Se llamaba Adán.

LA INVITADA: Aja.

EVA: Era su disfraz. En realidad se llama María.

LA INVITADA: Bonito disfraz.

EVA: Sí, encantador.

LA INVITADA: ¿Qué pasó en esa fiesta?

EVA: Todo pasó, todo pasó por mi mente y luego nada pasó.

LA INVITADA: ¿Qué te pasa ahora?

EVA: Pasa que tengo miedo.

LA INVITADA: ¿De qué?

EVA: De esa mujer disfrazada de Adán.

LA INVITADA: Aja.

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EVA: No me gusta que me guste una mujer que se disfraza de hombre.

LA INVITADA: Era una fiesta de disfraces, qué importa ¿no?

EVA: Sí importa. El mundo cambió.

LA INVITADA: O tú.

EVA: Cambió mi percepción del mundo. Ahora la fiesta de disfraces está allá afuera.

LA INVITADA: Afuera, ¿dónde?

EVA: En el mundo.

LA INVITADA: ¿Qué mundo?

EVA: Mi vida.

LA INVITADA toma nota en su libreta de investigación.

LA INVITADA: (Mientras anota sobre el papel) Una vez perdida la identidad, el terror
más poderoso y moderno es la sexualidad. I fuck, therefore: I am. ¿Descartes? ¿Qué
hacen dos mujeres en la cama?

Cambio de luz.

8. DE LA HISTERIA A LA HISTORIA

Otra atmósfera. Una biblioteca.


LA INVITADA va a consultar bibliografía. MARIA y LILITH aparecen en escena.

LILITH: La estás viendo, la estás oyendo, la estás sintiendo. Puedes ser quien tú
quieras. Conexión principal al conmutador de mentiras: la Historia.

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LA INVITADA: Lo dices, lo piensas, lo eres. Asumes la identidad de quien sea. Todas


las posibilidades.

MARIA: Yo vivo de experiencias. ¿A usted, qué se le ofrece? ¿En qué la puedo


ayudar?

LA INVITADA: Yo busco…un libro.

MARIA: ¿Algún tema en particular?

LA INVITADA: Sí. (PUDOROSAMENTE LE SUSURRA ALGO AL OIDO A MARIA).

MARIA: (SONRIE). ¿Y por qué en secreto?

LILITH: Por si acaso.

LA INVITADA: En las bibliotecas todo es dicho en voz baja. Me gusta la discreción,


usted sabe.

LILITH: (OBSERVA A LA INVITADA DESDE UNA MESA DE TRABAJO) Esto es tan


artificial como la relación con mi madre.

LA INVITADA: (OBSERVA A LILITH CON DESCONFIANZA) Pensar en quiénes están


dispuestos a revelar su historia.

MARIA: (ANOTA EN UNA TARJETA, SE LA ENTREGA A LA INVITADA) Pasillo trece,


segundo piso. Ahí encontrará bibliografía de sobra sobre ese tema.

La invitada empieza a caminar por los pasillos de la biblioteca.

LA INVITADA: Prepárate bien. Este es un viaje relacionado con mi vida sentimental.


Prepárate bien, dejo ahora mi mente en silencio para que la respuesta se deje oir por
si misma.

LA INVITADA llega al pasillo indicado. LILITH la ha seguido todo este tiempo.


LA INVITADA busca entre los libros, elige uno.

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LA INVITADA: Examino cuidadosamente la dirección de mi vida.

LILITH: (LE ENTREGA UNA TARJETA A LA INVITADA) Es para usted.

LA INVITADA: (LEE LA TARJETA) ¿Cómo voy a amar a alguien que escribe


aprendizaje con ese? Primera sesión de terapia: ejercicio la rosa dinamitada. Envolver
a la persona en cuestión en una grande y bella rosa y ponerle dinamita. Dejarla
explotar. Que la explosión la convierta en polvo dorado. Escribir las cartas necesarias
y quemarlas. ¿Hay alguien ahí?

Aparece EVA.

EVA: Sí, soy yo.

LA INVITADA cierra los ojos tratando de ahuyentar a EVA.

LA INVITADA: Por favor, vete a tu casa.

EVA desaparece.
LA INVITADA toma un libro entre sus manos, lo abre, lo consulta, lee en silencio.
LILITH da voz a lo que LA INVITADA lee en el libro.

LILITH: “En 1869 Carl von Westphal, un psiquiatra alemán, publicó un estudio sobre el
caso de una joven mujer quien desde su niñez prefería vestirse como niño y jugar los
juegos asignados a los varones y que siempre había sentido atracción por las
mujeres”.

LA INVITADA: (LEE EL LIBRO) Westphal la identificó como una “invertida congénita”.

LILITH: Cuya anormalidad no había sido adquirida.

LA INVITADA: Era más bien el resultado de una degeneración hereditaria y por


supuesto, neurótica.

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LILITH: Ella se convirtió en el nuevo tipo.

LA INVITADA: Y por demandar una educación y oportunidades de trabajo fue


clasificada como “asexual” y “semi-mujer”.

LILITH: Una lesbiana según la definición de los sexólogos de la época, era aquella que
rechazaba lo que hasta la fecha había sido el rol de la mujer. Aquella que encontraba
detestable ese rol, se debía a que no era realmente una mujer. También se las
catalogaba como feministas.

LA INVITADA: Ella era considerada un miembro del tercer sexo. ¿Tercer sexo?

LILITH: Por lo tanto no representaba verdaderamente una mujer.

LA INVITADA: Todas sus emociones estabas invertidas.

LILITH: Vueltas de cabeza, de arriba abajo.

LA INVITADA: En lugar de ser pasiva,

LILITH: ella era activa.

LA INVITADA: En lugar de amar la domesticidad,

LILITH: ella ansiaba triunfar afuera, en el mundo.

LA INVITADA: En lugar de darle al hombre prioridad en su vida,

LILITH: ella hacía prioridad de sí misma y en segunda instancia:

LA INVITADA: ¡De otra mujer!

LILITH: Por supuesto, el amor entre mujeres ha sido fomentado y tolerado a través de
los siglos,

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LA INVITADA: Pero ahora que la mujer tenía la posibilidad de la independencia


económica,

LILITH: aquel amor se convirtió en,

LA INVITADA: una amenaza potencial para el orden social.

Sorprendida u horrorizada, ¿cómo saberlo?, LA INVITADA cierra de golpe el libro que


ha estado consultando a lo largo de la escena.

LA INVITADA: ¿Hay alguien ahí?

EVA: Sí: yo.

LA INVITADA: Por favor: vete a tu casa.

Oscuro presto.

LA INVITADA toma ése y otros libros en sus brazos, recorre los pasillos
de la biblioteca en dirección de regreso.
MARIA la espera en la recepción y a manera de cajera de super registra los libros de
consulta.

MARIA: ¿Encontró todo lo que buscaba?

LA INVITADA: Sí.

LILITH: No.

LA INVITADA: (A LILITH) ¿Cómo dijo?

LILITH: No debes repetir lo que te he dicho.

MARIA: ¿Encontró todo lo que buscaba?

LA INVITADA: No sé.

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Cambio de luz. Allegro Assai.

9. MEMORIA Y SUGESTION

Estudio de LA INVITADA. Sesión de terapia.


EVA es la paciente. LA INVITADA se trasviste de hombre. Es el terapeuta o una
terepeuta muy masculina…o ¿invertida? ¿Cómo determinarlo?

LA INVITADA: No debes repetir lo que te he dicho. Tómate esto.

EVA: ¿Qué es?

LA INVITADA: Fármacos de la verdad.

EVA se toma las pastillas.


La atmósfera cambia. Se inicia un viaje en el tiempo. Aparecen LILITH y MARIA.

LILITH: Verdad histórica: eventos que sucedieron.

MARIA: Verdad narrativa: recuerdos que alguien se cuenta a sí mismo y los cree.

LA INVITADA: ¿Qué puedes ver ahí?

EVA: Todavía no alcanzo a ver.

LILITH: ¿Cuántas versiones hay de la realidad?

MARIA: ¿En cuál decides vivir?

LA INVITADA: Vamos a fabricar esos recuerdos.

EVA: (A PUBLICO) En ése momento creí en los recuerdos.

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LA INVITADA: ¿Qué causa esas sensaciones en tu boca y garganta?

EVA: La memoria. Mi angustia.

LILITH: (JUEGA AL TERAPEUTA CON MARIA, SU PACIENTE) Anormalidad cerebral.


Insanidad. Caso treinta y dos. No importa el año. La señorita M. Pertenece a una
familia en la cual existe un elemento neuropatológico. Caso cuarenta y tres, la señorita
H. Entre sus parientes maternos existe una tendencia a la excentricidad y las
enfermedades nerviosas.

MARIA: (CONFIESA) Amo a poca gente. Pero en los instantes en que le permito a mi
corazón abrirse con una amiga siempre he experimentado,

EVA: los más exaltados sentimientos, y me han hecho sentir mejor moralmente,
mentalmente y espiritualmente.

LA INVITADA: (PREGUNTA A LILITH) ¿Cómo diferenciar a una mujer involucrada en


una “amistad romántica” de una “auténtica invertida”?

MARIA: Para mi el amor es una religión. Aunque lo que siento por mis amigas a veces
no sea precisamente sagrado.

EVA: Esto no es sexual.

LA INVITADA: (PREGUNTA A LILITH) Entonces, ¿qué la convierte en una invertida?

LILITH observa los casos clínicos. Concluye.

LILITH: Su posición en el diván.

Al escuchar esto, EVA y MARIA cambian su postura en el diván.

EVA: Antes de leer ese libro, no tenía idea de que mis sentimientos fueran otra cosa
que la manifestación del amor por una persona en particular, pero he

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aprendido de esos libros que ese “tipo de sentimientos” como el mio, eran
considerados como antinaturales y depravados por la sociedad.

LILITH: Pobre, trata de asociar lesbianismo con travestismo.

LA INVITADA: (A LILITH) Se debe a sus orígenes, una de sus tías es histérica y


sonámbula, su madre descansó en su cama durante siete años quejándose de una
enfermedad imaginaria. La paciente fue educada por su padre como si se tratara de un
niño, y promovía en su hija el travestismo, instándola a que se vistiera como hombre.
Fue a la edad de veintidos años cuando ella encontró a una mujer, después de una
larga lista de romances efímeros, típicos del don juanismo, por supuesto. Esa mujer
creyó en todo momento que su amada era un hombre. Tras un año de relación
terminaron casándose. La paciente sin embargo está de acuerdo en reconocer lo
morboso de sus inclinaciones sexuales.

EVA: Mi amor por otra mujer. Mi amor por una mujer que se disfrazó de hombre en
una fiesta de disfraces.

MARIA: Su amor por mí.

LA INVITADA: (CONCLUSIVA) Típico caso de una auténtica lesbiana.

LILITH: Caso registrado.

LA INVITADA: Apéndice X: “Las amiguitas del colegio”.

LILITH: Mi nombre: Obici.

LA INVITADA: El mío: Marchesini.

LILITH y LA INVITADA: Los dos: médicos italianos.

LA INVITADA: Hemos observado en las alumnas entre los doce y los veinte años,

LILITH: pertenecientes a finales del siglo diecinueve,

LA INVITADA: que ellas descubren esa flama,

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EVA: infatuación,

MARIA: delirio.

LILITH: Por el mismo sexo.

LA INVITADA: El cual no siempre implica contacto genital.

LILITH: O todas las manifestaciones sexuales en torno a ello.

LA INVITADA: O todas las gradaciones del sentimiento sexual,

LILITH: que en el se expresan.

LA INVITADA: Nosotros:

LILITH: Obici y Marchesini,

LA INVITADA: médicos italianos.

LILITH: Hemos leído cerca de más de trescientas cartas de amor,

LA INVITADA: Todas ellas cuidadosamente conservadas por sus destinatarias.

LILITH: Y gracias a esas cartas hemos concluído que:

LA INVITADA: esa,

MARIA: mutua adoración,

EVA: construída con miradas y

LILITH: A primera vista,

MARIA: Envíos de flores,

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EVA: Me gustaron tus rosas blancas,

LILITH: ansiedad de,

LA INVITADA: estar juntas.

MARIA: Pequeños mensajes. (LE ENTREGA UNA CARTA A LA INVITADA).

EVA: (SACA UN PAPELITO DE SU PECHO, LO LEE EN SILENCIO Y SUSPIRA)


Palabras tiernas.

LA INVITADA: (ABRE LA CARTA QUE MARIA LE ENTREGO Y LA ANALIZA). Cartas


llenas de pasión escritas frecuentemente en periodos de excitación física y herejía
psíquica.

LILITH: Y finalmente: una larga y ardiente,

LA INVITADA: Declaración de amor.

EVA: ¿Qué dices?

MARIA: Que te amo desde el fondo del corazón de mi corazón.

LILITH: Nosotros, médicos los dos, hemos descubierto,

LA INVITADA: más de doce puntos que distinguen ese tipo de relaciones de la


amistad ordinaria,

LILITH: Uno: Intercambio frecuente de cartas amorosas, dos: celos persistentes.

LA INVITADA: Tres: exaltación de las cualidades de la amada. Cuatro: deseo del


beso.

LILITH: Cinco: determinación por vencer todos los obstáculos que impidan la
manifestación de ese amor.

LA INVITADA: Seis: el placer y la conquista. Y…

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LILITH: Etcétera, etcétera,

LA INVITADA: Etcétera, etcétera.

LILITH: Sin embargo, cabe considerar que existen mujeres que también han sentido
esa clase de infatuación.

EVA: Delirio,

MARIA: Fascinación.

LILITH: Por sus amigas del colegio pero la diferencia radica en que la mayoría de esas
amigas íntimas han declarado sentir un profundo afecto,

EVA: Sin emoción,

LA INVITADA: Una excitación placentera y más o menos,

LILITH: respuestas eróticas características del delirio.

LA INVITADA: Pero ellas tarde o temprano han terminado por enamorarse de los
hombres.

LILITH: Sin embargo, los casos son similares.

LA INVITADA: Ese amor por el mismo sexo es muy común, especialmente en las
jovencitas. Pero ese tipo de emoción que de ninguna manera se trata de,

LILITH: una típica amistad, ya que contiene elementos de,

MARIA: amor fuerte, real y apasionado.

LA INVITADA: Y contiene además las mismas características de intensidad y devoción


que son ordinarias al asociarse con el amor heterosexual,

LILITH: En este caso se trata pues de,

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MARIA: Relaciones extraordinarias.

LILITH: O algo muy “fashion”.

EVA: He sido víctima del “fashion”.

LILITH: En nuestro caso concluímos que se trata de: un indicativo de verdadera


inversión,

LA INVITADA: Identificada como morbosa, una marca neuropatológica hereditaria,

LILITH: Una tendencia violenta,

LA INVITADA: una inclinación por el travestismo,

LILITH: una enfermedad relacionada con,

LA INVITADA: el feminismo.

EVA: (PREGUNTA A A LA INVITADA, SU TERAPEUTA) ¿Pero qué pasa en el caso


de una mujer que ha estado casada y tiene hijos pero que después de eso se
involucra sexualmente con otra mujer?

LA INVITADA: Ella sufre de inversión congénita,

LILITH: También conocida como inversión retardada.

LA INVITADA: Largos casos de mujeres desafortunadas.

LILITH: Los puntos de vista sobre el amor entre mujeres sin duda han cambiado a lo
largo de la historia significativamente. ¿Verdad doctora?

LA INVITADA: (SE ACOMODA SU CORBATA) Sin duda. Ahí están nuestros maestros
post-freudianos:

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LILITH: Masters y Johnson, ¡qué sofisticación, concebir una relación de amor erótico
aún sin sexo genital!

MARIA: ¿Te puedes imaginar una situación así?

EVA: No.

MARIA: Ella prefiere ignorar o negar.

LA INVITADA: Su confusión no tiene nada que ver con sexo genital, es más bien una
interferencia emotiva de sentimientos exaltados.

EVA: Prefiero ignorar o negar.

LILITH: La tragedia de la inversión.

LA INVITADA: En la vida de esos pobres seres infelices. Pasiones ligadas a la


tragedia o al suicidio.

LILITH: En la imaginación popular el amor entre mujeres es identificado como:


enfermedad,

LA INVITADA: insanidad,

EVA: locura.

MARIA: tragedia.

LILITH: Se recomienda a las presentes acudir a su doctor y someterse tanto a


pruebas físicas como exámenes mentales.

Cambio de luz. Cambio de atmósfera. Cambio de tiempo.

LA INVITADA: ¿Cuántas versiones hay de la realidad?

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EVA: Esta.

LA INVITADA: ¿En cuál decides vivir?

EVA: En la mia.

LA INVITADA: ¿Quieres volver a verla?

EVA: Sí.

LA INVITADA: ¿Cuándo?

EVA: Mañana.

Oscuro presto.

10.LA VISITA INESPERADA

LILITH: (HABLANDO A UNA GRABADORA)No me conformo con nada. No me gusta


conceder, estoy harta de conceder. ¡Estoy hasta la madre!

Tocan a la puerta.

LILITH: ¡Qué timing!

Siguen tocando la puerta.

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LILITH: (GRITA SIN ABRIRLA) En esta casa no nos interesan los testigos de Jehová,
ni los mormones y anexas. ¡Somos lesbianas, pero eso sí, bien guadalupanas!

Siguen insistiendo en la puerta.

LILITH: ¡Cómo chingan!

LILITH finalmente abre la puerta. Aparece Eva.

LILITH: ¿Asunto?

EVA: ¿Está María?

LILITH: No.

EVA: Ah. ¿No sabes a qué horas llegará?

LILITH: No.

EVA: Ah. (PAUSA INCOMODA) Y…¿tú crees que tarde mucho?

LILITH: La última vez tardó tres días. ¿Por?

EVA: ¿En serio?

LILITH: ¿Cómo te llamas?

EVA: Eva.
LILITH: ¡Te cae! Osea que tú eres…Eva, claro.

EVA: ¿Y tú?

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LILITH: ¿Yo qué?

EVA: ¿Cómo te llamas?

LILITH: Lilith.

EVA: Ah ¿Le puedo dejar un recado contigo?

LILITH: ¿No quieres pasar? Igual y no tarda mucho.

EVA: Pero dijiste que…

LILITH: (LA INTERRUMPE) Igual y llega en quince minutos. Pásale. (PARA SI


MISMA) No mordemos.

EVA: ¿Cómo?

LILITH: ¿Te puedo ofrecer algo?

EVA: No gracias.

LILITH: Un café, un té, un cigarro, una chela, un toque, éxtasis, ¿qué quieres?

EVA: Nada, estoy bien, gracias.

LILITH y EVA se sientan en la sala. Silencio incómodo. LILITH no deja de observar


detenidamente a EVA. Prende un cigarro y adopta pose de femme fatale.

EVA: ¿Y tú vives con María?

LILITH: ¿Qué comes que adivinas?

EVA: Es bonito el departamento.

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LILITH: ¿No habías venido antes?

EVA: No. (DUDA) Bueno sí, pero de pisa y corre.

LILITH: ¿De veras?

EVA: ¿Qué?

LILITH: Que si de veras no te quieres tomar algo.


EVA: No, yo creo que mejor me voy.

LILITH: ¿No la vas a esperar?

EVA: Es que ya es muy tarde ¿Le puedes decir que vine a buscarla?

Oscuro breve.
Luz.
Unas horas más tarde.

EVA: ¡No pues estás gruexa! ¿Me sirves otro drink?

LILITH: Los que quieras mi reina. Y aparte de gruexa estoy bien buena.

EVA: La vanidad es sospechosa.

LILITH: ¡Bájale! ¡Pero bueno ya! En buena onda, dime: ¿quieres o no quieres con mi
amiga?

EVA: María me cae muy bien.

LILITH: No te hagas: te encanta.

EVA: Pues sí, me gusta mucho.

LILITH: ¿Entoces?

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EVA: Nada.

LILITH: Tienes tu pelo muy lindo. ¿Qué shampú usas?

EVA: El de toda la vida.

LILITH: Qué aburrido. Igual tu pelo está padre.

EVA: (SE SUELTA EL CABELLO) Sí ¿verdad?

LILITH: Ven, siéntate aquí.

EVA: ¿Qué vas a hacer?

LILITH seductoramente saca un cepillo de su entrepierna.

LILITH: Te voy a peinar.

EVA: Mmm, ¡qué rico!

LILITH: ¿Te gusta?

EVA: Sí.

Súbitamente MARIA abre la puerta.

EVA: ¡María!

MARIA: ¿Qué haces aquí?

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EVA: Nada, vine a…

LILITH: Esta señorita lleva ¿qué seran? Como tres horas esperándote. ¿Dónde
andabas tú?

MARIA: Fui al cine con Jesús.

EVA: ¿Quién es Jesús?

LILITH: Su chiquito querendón.

EVA: (DESCONFIADA) No me dijiste que tenías novio.

LILITH: Es su hijo, se llama Jesús. Ahí como la ves esa mujer es toda una madre. Y le
encanta darme justo ahí: en la madre.

MARIA: ¿Están borrachas?

LILITH: Estamos festejando.

MARIA: ¿Qué?

EVA: Mi salida del clóset.

MARIA: ¿Qué te pasa Eva?

EVA: Nada, estoy festejando. ¡Ven, brinda conmigo!

MARIA: Lilith ¿qué le diste de tomar?

LILITH: ¡Alesbíanate mujer! Deberías agradecerme la terapeada que le eché a tu


chica. Sólo me tomó dos horas relajarla y ponerla a tono. ¿Qué no?

MARIA: No tienes madre.

LILITH: Como que te hace daño ejercer tu maternidad los fines de semana mamita.

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EVA: Oye no te enojes. Además dónde andabas, ¡me hiciste esperar un chingo!

MARIA: No me avisaste que venías.

EVA: Quería darte la sorpresa.

MARIA: Pues lo lograste.

LILITH: Relax, relax. Mejor tómate una chela con nosotras.

MARIA: No, estoy cansada. Me voy a dormir.

EVA: ¿Me puedo quedar contigo?

MARIA: Hoy no.

LILITH: Si quieres te puedes quedar conmigo, digo en mi recámara.

EVA: Gracias, sí. Voy al baño.

Eva sale.

LILITH: (A MARIA) ¿Así que ese es tu clítoris platónico?

MARIA: ¡Qué te pasa Lilith! Se ve que el alcohol estimula tu vulgaridad.

LILITH: ¡Ay, no jodas!

MARIA: Me das asco cuando te pones hasta atrás.

LILITH: Y tú tan bien portadita.

MARIA: No quiero que se quede.

LILITH: Pues ya te chingaste, la invité y dijo que sí.

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MARIA: ¿Por qué haces esto?

LILITH: Porque me da la gana.

MARIA: ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan agresiva?

LILITH: Me lleva la chingada, eso es lo que me pasa.

MARIA: Se nota.

LILITH: Bueno qué, ¿me vas a seguir sermoneando?

MARIA: No. Me voy a dormir.

LILITH: ¿Yqué hacemos con tú bombomcito?

MARIA: Te lo regalo.

LILITH: No lo quiero, estoy a dieta.

MARIA: ¿Por qué se emborracharon?

LILITH: Porque nos dio la gana.

MARIA: Órale qué suave.

LILITH: María, no te vayas. Quiero hablar contigo.

MARIA: Mañana, cuando se te haya bajado la borrachera.

LILITH: Ni madres, ahorita. Estoy peda pero no pendeja.

MARIA: No te pongas necia. Mejor tómate un café y mañana hablamos.

LILITH: No, no, no. ¡Ahorita!

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MARIA: ¿Qué quieres carajo?

LILITH: ¿No te has dado cuenta?

MARIA: ¿De qué?

LILITH: De que todavía me muero por ti.

MARIA: ¡N’ombre, estás más borracha de lo que pensaba!

LILITH: Me muero de celos.

MARIA: Lilith mañana hablamos.

LILITH: No, no, no. Ahora o nunca. Además mañana voy a estar cruda.

MARIA: ¡Pero mira cómo estás ahorita!

LILITH: ¡Dame un beso!

MARIA: Estás imbécil.

LILITH: ¡Qué me beses, te digo!

LILITH forza a MARIA, la besa con violencia.


EVA entra a escena.
Desconcierto general.

EVA: ¿Qué onda? ¿No qué eran roomates?

LILITH: Pero antes fuimos amantes y dónde hubo fuego, cenizas… ¿Qué, no te contó
María?

EVA: No.

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LILITH: ¡Pero qué discreción! Ven, siéntate Eva. Te vamos a contar nuestra
desdichada historia. ¿A poco no te da curiosidad?

EVA: Creo que no me interesa.

MARIA: Lilith párale ya.

LILITH: No seas miedosa, no pasa nada si ya pasó todo.

EVA: Pues parece que todavía sigue pasando. ¿Te sigue gustando María?

LILITH: ¡Por dios, claro que no! Ella y yo hicimos el amor, eso es todo.

MARIA: Eva mejor vete, Lilith se siente mal.

LILITH: ¡Me siento mejor qué nunca! Todo empezó hace muchos, muchos años.
Chance y tú todavía ni nacías.

MARIA: Lilith cállate por favor.

LILITH: Al principio todo fue color de rosa hasta que apareciste tú y las cosas
empezaron a chingarse.

MARIA: Síguele, vas muy bien.

EVA: Creo que mejor me voy.

LILITH: No, espérate otro ratito, ahorita viene lo mejor. ¿Te contó de nuestra luna de
miel en Puerto Vallarta? Hacíamos el amor al ritmo del mar.

MARIA: ¡Vete a la chingada!

EVA: Me voy.

MARIA: Te acompaño a tu coche.

EVA: No te molestes.

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LILITH: ¡Ay ya se enojó la niñita! ¡No aguntan nada!

MARIA: Eres una pendeja ¿sabes eso?

LILITH: Y tú una pinche puta.

MARIA: Lilith lo pasado, pasado. A ti el alcohol te da en la madre.

LILITH: A mi nadie me chinga, ni el alcohol ni las pinches viejas, sólo tú porque eres
una cabrona.

EVA: Y yo que me moría de ganas de verte.

MARIA: Tú no tienes derecho de reclamarme nada. ¿Cuántos días te desapareciste?


Tú y tus pinches dudas, hoy sí mañana quién sabe.

EVA: ¡A ti qué te importan mis dudas! Puedo hacer lo que quiera.

LILITH: ¡A huevo, así se habla!

MARIA: Son un par de patéticas.

EVA: Tú eres una cabrona.

LILITH: ¡Mírala, ya afloró su verdadero yo!

MARIA: Qué mierda, qué puta mierda.

LILITH: ¿Entonces qué, te quedas o no en mi cama?

EVA: Ni muerta.

MARIA: Entonces lárgate, a ver a qué horas terminas de largarte.

EVA: Ahorita.

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LILITH empieza a convulsionarse de pronto.

EVA: (ASUSTADA) ¿Qué le pasa?

MARIA: Nada, se siente mal. Ahorita se le quita. No debes meterte tanta mierda mi
niña.

La convulsión cede.
LILITH se pone a llorar.
MARIA: Tranquila chiquita ya pasó, ya pasó. Eva, tú deberías irte a tu casa.

EVA: Estoy muy mareada, no puedo manejar.

MARIA: Voy a pedirte un taxi.

EVA: No, yo lo llamo.

LILITH sigue llorando.


MARIA recuesta a LILITH en el sillón. Ella se derrumba entre sus brazos.

LILITH: Me lleva la chingada…me siento super triste. ¡Perdóname María, yo te quiero!

MARIA: Cálmate mi amor, calma, calma. Ya pasó todo.

EVA: ¿Qué le pasa?

MARIA: Nada, así se pone cuando está deprimida. El alcohol le da en la madre.

EVA: Ella empezó.

MARIA: ¡Eso no importa Eva!

EVA: Bueno, ahora sí: ya me voy.

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MARIA: Está bien.

EVA: ¿Nos podemos ver mañana?

MARIA: No sé. Háblame.

EVA sale y entra LA INVITADA.


Oscuro lento.

11.LILITH

LILITH se incorpora en el sillón.


LA INVITADA la observa con ojo clínico.

LILITH: Es muy fácil sentarse y mirar. Es muy cómodo juzgar desde tu pedestal. ¿Qué
me ves? ¿Te parezco patética?

LA INVITADA no dice nada.

LILITH: ¿Sabes por qué me llamo Lilith? ¿Sabes de qué está hecho mi nombre? De
inmundicia y sedimento. Soy un espíritu maligno, una versión trasmutada de una
diablesa que huyó del Edén, ¿sabes por qué? Porque no quería renunciar a mi
igualdad con Adán. ¿Te parezco pretenciosa? Me vale madres. Estoy cansada de
someterme al abuso. Estoy hasta el gorro de sentirme rechazada, de ser el chiste del
que todos se mueren de risa. Estoy harta de las visitas familiares, de las preguntas
ridículas de mis primos, de mis tías, de mi mamá. Estoy asqueada de la mirada de mi
papá. De seguir en lo oscurito dejándome manosear, ya no tengo cinco años. Ya no
quiero que me sigan manoseando ni con las palabras más refinadas ni con las
preguntas más
estúpidas ni con su lástima disfrazada de conmiseración porque pobrecita sigue
soltera, sigue perdida, sigue con su música que nunca termina de componer, sigue
viviendo de su fracaso, sigue igual de borracha, sigue yendo a esos bares de mala

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muerte, sigue bebiendo hasta olvidarse de quién es, sigue queriendo ser lo que no
puede ser. Sigue creyendo ser un hombrecito. Siguen embarrándome su mierda en la
cara. Sigue viviendo de las mentiras, de las culpas, del miedo al qué dirán. Todo me
ofende, todo me revienta, me irrita. No quiero conceder y por eso me tildan de
marimacho. Y sabes qué, sí: soy muy macho si eso quieres oir. La preguntita del
vecino en la mañana al salir del departamento, el cuchicheo en la oreja recién bañada
de su mujer: ¿y esa será el hombre? Y luego la sonrisita cordial: buenos días señorita.
Señorita ¿dónde dejó su dildo, su pene de plástico? Risitas, risitas. Señor, perdón dije
señorita, ¿verdad señorita? El mundo es un lugar infeliz pero todos estamos bien
contentos ¿verdad señorita? Todo es un medio para justificar el ataque: tus zapatos, tu
cara sin maquillaje, tu porte, tu corte de pelo, o tu labial y tus uñas pintadas. ¿Qué
hacen dos señoritas tan solitas en una mesa del restaurant? Pobrecitas. No me mires
como si no me conocieras. Dejé de ser tu hermana hace tiempo porque me enamoré
de una mujer, dejé de ser tu niña prodigio porque me gustan las mujeres, dejé de ser
la hija pródiga porque no tengo miedo de ser quien soy. Y tú tratando de mantener tu
conciencia a salvo. Te excluyes a ti mismo al juzgarme a mi diciendo que soy diferente
y me repudias. ¿Sueno mal? ¿Por qué? ¿Te ofende mi ira? ¿De qué forma puedo
encontrar dicha en un lugar desdichado, excepto dándome cuenta de que no estoy
ahí? Me tienes miedo y no me puedes amar. Tu comportamiento me lo dice. Me
enviaste lejos, me expulsaste del paraíso para dejarme en la frontera del silencio. Tu
miedo hace imposible que puedas apreciarme. No me conoces porque me tienes
miedo. No me soportas porque te sientes débil y prefieres escupirme tu rechazo en la
cara. Me quieres herir con tu mirada de desaprobación: míralas, así son: borrachas,
enredadas, celosas, enfermas coléricas, promiscuas, simpáticas de lejos, ¡hay que
tolerarlas! Pobrecitas, hay que acompañarlas a su casa no se vayan a perder o ir por
otro lado, hay que enseñarles a las muy cabronas lo que es un hombre. Hay que
sacarlas a bailar porque se ve que se están aburriendo entre ellas, hay que herirlas
hasta que se desangren. Tú no me puedes herir sin ser herido. Te estoy dando mi
bendición. Mi ira es mi rebelión, porque no quiero ser la que se queda finjiendo
orgasmos debajo de tu cuerpo. Porque no tengo miedo de mi deseo, en última
instancia sólo el cuerpo puede ser agredido. Aquí estoy. Estoy lista. Justifica tu ira.
Crucifícame. Niégame. He dejado perfectamente claro que soy como tú, y que tú eres
como yo. ¿Quién crees que soy? Nadie te está persiguiendo, si estás aquí es por
propia voluntad. Siento mucho no poder evitarte el dolor que te causa mi presencia.
Estoy en todos lados. Y he elegido. Sé lo que quiero. Elegí por tu bien y por el mío
demostrarte que el ataque más atroz, es a mi juicio, irrelevante.

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LILITH regresa a su sillón. Se recuesta, entra en el sueño.


LA INVITADA la observa dormir.
Tocan a la puerta. Nadie abre.
Vuelven a tocar a la puerta.
LILITH se despierta. Se incorpora. LA INVITADA abre la puerta. Es EVA.

EVA: ¿Esta María?

LILITH: No.

EVA: Ah. ¿No sabes a qué horas llegará?

LILITH: No.

EVA: Ah. (PAUSA INCOMODA) Y…¿tú crees que tarde mucho?

LILITH: No sé. ¿Quieres pasar a esperarla un rato?

EVA: Sí.

LILITH: ¿Cómo te llamas?

EVA: Eva. (PAUSA. SE MIRAN A LOS OJOS COMO SI SE CONOCIERAN DESDE


SIEMPRE) ¿Y tú?

LILITH: Lilith.

Oscuro subito.

12.PREGUNTAS Y RESPUESTAS

EVA y LA INVITADA en el estudio de ésta última.

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EVA: ¿Qué hora es?

LA INVITADA: No te preocupes, hay tiempo todavía.

EVA: Sigo pues.

LA INVITADA: Te escucho.

EVA: No sé si ésto es lo que quiero.

LA INVITADA: Ajá.

EVA: Ayer te ví en un bar. ¿Qué hacías allí?

LA INVITADA: Me habrás confundido. Yo no voy a esos lugares. (LE DA HIPO).

EVA: Sí eras tú. ¿Quieres agua?

LA INVITADA: (CON HIPO) No, estoy bien.

EVA: No parece.

LA INVITADA: Continúa por favor.

EVA: ¿Desde cuándo me persigues?

LA INVITADA: (MIRA SU RELOJ) La sesión terminó.

Flash.
Parpadeo de luz.
Oscuro.
Otra vez la luz.
LASH.

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LA INVITADA: ¿Y cómo te sientes ahora?

EVA: Muy bien.

LA INVITADA: Ajá.

EVA: (NO DICE NADA)

LA INVITADA: (NO PUEDE DECIR NADA)

Pausa.
Silencio.

EVA: ¿Te doy miedo?

LA INVITADA: ¿Por qué?

EVA: Así parece.

LA INVITADA: No todo es como parece ser.

EVA: Ajá.

LA INVITADA: A veces.

EVA: ¿Qué?

LA INVITADA: Me das miedo.

EVA: Ajá.

LA INVITADA: Ahorita me das un poco de miedo.

EVA: Te ves en mí.

LA INVITADA: Yo no he dicho nada.

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EVA: No es necesario.

LA INVITADA: ¿Y cómo está María?

EVA: Preciosa.

LA INVITADA: Ajá.

EVA: ¿Tienes celos?

LA INVITADA: No, ¿debería?

EVA: Tienes celos.

LA INVITADA: La sesión terminó.

Flash.
Parpadeo.
Oscuro.
Otra vez la luz.

13.AMOR A DUO

MARIA y EVA. Cualquier lugar. Cualquier acción.

MARIA: No quiero que te vayas nunca.

EVA: “Donde quiera que tú vayas, yo iré.”

MARIA: ¿Puedes compartir conmigo algunos de tus días?

EVA: Sí puedo. “Tu pueblo será mi pueblo.”

MARIA: “Tu Dios será mi Dios.”

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EVA: El amor, cualquiera que sea su forma, cualquiera que sea su camino,

MARIA: será siempre un instrumento de divinidad.

EVA: Te amo María.

Aparece LA INVITADA.
La atmósfera cambia.
Estamos en su estudio.

14.SESION DE TERAPIA

LA INVITADA: Es muy cursi todo esto.

MARIA: ¿Y a ella quién la invitó?

LA INVITADA: Soy la invitada, me invito sola.

EVA: ¿Por qué te molesta el amor?

MARIA: Nuestro amor.

LA INVITADA: No me molesta.

MARIA: Tú me molestas.

LA INVITADA: ¿A ella qué le pasa?

EVA: Tú la invitaste.

LA INVITADA: ¿Es otra de tus amiguitas alcohólicas?

EVA: ¿Qué te da miedo?

MARIA: ¿El alcohol? O ¿Perder el control?

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LA INVITADA: ¿Con quién hablas?

EVA: Contigo.

MARIA: Perder el control, sin duda.

LA INVITADA: Mi vida está muy bien, de veras. (LE DA HIPO).

MARIA: Sí claro, se nota. ¿Quieres agua? ¿Por qué no le ofreces un vaso de agua a
tu amiga?

LA INVITADA: No soy su amiga, ella es mi paciente.

MARIA: ¿Estás segura?

EVA: De veras ¿no quieres agua?

LA INVITADA: No gracias, estoy (MAS HIPO) perfectamente.

MARIA: Mejor jálale las orejas, se está poniendo peor.

LA INVITADA: ¿De dónde saliste tú?

MARIA: Tú me invitaste a tu mente. Llevo siglos instalada en tu ceguera. ¿Ya no te


acuerdas de mí?

EVA: Ya no te acuerdas.

LA INVITADA: Es la hora. La sesión terminó.

EVA sale. MARIA se queda.

Flash.
Parpadeo.
Oscuro.
Otra vez la luz.

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15.MARIA

MARIA: Tienes un hipo que no termina de irse.

LA INVITADA: Perdón, ¿quién es usted?

MARIA: María.

LA INVITADA: Un nombre bien común.

MARIA: Como tu oscuridad.

LA INVITADA: ¿Quién la invitó a pasar?

MARIA: Tú fuiste.

LA INVITADA: No recuerdo.

MARIA: Tienes mala memoria también. ¿De qué te sirve hurgar en los libros? (A EVA).
Necesita explorar su historia a través de nosotras y decirle al mundo qué esperar de
ella.

LA INVITADA: Eres bien simpática de veras.

MARIA: Mírame a los ojos. ¿Qué carajos necesitas?

LA INVITADA: Necesito un cigarro.

MARIA saca un cigarro del saco de LA INVITADA. Se lo enciende.

LA INVITADA: Gracias, no te hubieras molestado.

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MARIA: Dime por favor, ¿qué te hace sentir superior: tu espíritu de compasión o tu
amarga derrota?

LA INVITADA: Todas ustedes me parecen patéticas.

MARIA: Es tu miedo al ridículo querida.

LA INVITADA: Son tan comúnes, tan melodramáticas. Predecibles.

MARIA: Entonces ¿por qué nos persigues?

LA INVITADA: Sed de conocimiento científico, puramente científico.

MARIA: Gracias por tu pequeña dosis de buena voluntad. Tu intelecto de mierda,


apesta.

LA INVITADA: Yo soy la anfitriona de este viaje.

MARIA: Tú eres la invitada en esta celda impecable que es tu vida.

LA INVITADA: Sólo quería ayudarlas. Ayudarte a ti, ayudarlas a todas.

MARIA: Sigues convencida de que tu cerebro constituye una poderosa aportación a la


Verdad con mayúsculas.

LA INVITADA: ¿Qué?

MARIA: La verdad es que nadie te ha invitado nunca nada.

LA INVITADA: Me acabas de prender un cigarro.

MARIA: Era tuyo. Tú me lo pediste. Sólo quise jugar a ser amable contigo.

LA INVITADA: En realidad esto nunca tuvo lugar.

MARIA: Simplemente está sucediendo.

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LA INVITADA: Pobre María, te conformas con tu pequeñez.

MARIA: ¿Por qué te complicas tanto la vida?

LA INVITADA: La sesión terminó.

MARIA: No. Apenas empieza.

LA INVITADA: Ahora voy a deshacer lo que nunca tuvo lugar.

MARIA: No puedes. Ya ocurrió.

LA INVITADA: ¿Me estás amenazando?

MARIA: No soy yo, son tu odio y tu miedo.

LA INVITADA: No te odio. No las odio, de veras. Te compadezco, eso es todo. Las


compadezco.

MARIA: Quieres ver estereotipos, adelante. Pero yo no soy eso. No soy ni virginal, ni
fecunda. Ni vampiresa ni santa. Mi imaginación es más amplia que tu rigidez, así que
puedes imaginar lo que quieras. No soy el arquetipo de la madre pura y casta, de la
hija virginal, soy una mujer moderna en busca de su alma, sólo eso. ¿Te parece poco?
¿Te confunde más? ¿Qué te resulta temible en mi? ¡Tú misma! Nadie te invitó a la
fiesta. Viniste porque quisiste, y se te olvidó quitarte el disfraz. ¡Es fascinante verdad!,
pavonearse en la persona que socialmente crees que eres. Muchas mujeres hablan
como tú, hablan encantadas de sí mismas y como desgarradas entre los papeles de
mujeres, de madres, de artistas, de investigadoras, de feministas, ¿de qué quieres
hablar tú?

LA INVITADA: Eres un sueño.

MARIA: Soy tu pesadilla. Nada externo a ti.

LA INVITADA: ¿Te puedo tocar?

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MARIA: Mi cuerpo es tu enemigo. No puedes tocarme. Tu cuerpo es lo único que hace


que el amor parezca limitado. No puedes tocarme. El cuerpo es incapaz de saber
nada. ¡No me toques! No necesito que me toques ni me perdones la vida. No siento
culpa de ser quién soy, de vivir como vivo, de ser madre. ¿Cómo puedo ser madre si
no tengo relación con ningún hombre? Me pregunté a mí misma cuando quedé
embarazada. Quiero a mi hijo. Mi hijo es un verbo en la narrativa de mi vida. Es
hermoso tener un hijo, es bello y trágico. Mi hijo vive en mí pero no está conmigo,
porque no quise ser una madre humilde, y convertirme en su esclava. Soy la mamá de
los fines de semana y las vacaciones de verano. Soy su juguete mamá. A pesar de mi
pureza, salí defectuosa y me lo arrebataron. Soy inaceptable a pesar de haberlo
engendrado, de haberlo amamantado, de amarlo. Soy una madre inaceptable. Tú no
puedes entenderlo, no tienes hijos. No sabes de lo que te hablo. Esto es más simple,
es la vida. Mi hijo es mi herida, una cicatriz que no cierra en mi vientre. Nunca está
satisfecho conmigo, me faltan horas en su vida, me falta tiempo para verle respirar,
para maravillarme al verlo crecer y sorprenderse. Se me ha negado ese tiempo. El
ascendió recién nacido a un puesto de honor, y sé que desde ese lugar seré juzgada.
Lo presiento como en un sueño premonitorio, en él mi hijo levanta su dedo para
señalarme a mí y decir: yo no quiero que ella sea mi madre. Me despierto del sueño y
miro a mi alrededor y sé que de cualquier manera se cumplirá esa profesía divina.
Mi hijo crecerá y me culpará por no estar a su lado, por no haber estado con él. Y
entonces la mamá sonrisa de fin de semana, la mamá vacaciones de verano será una
bofetada en su cara. Todo dolerá. Todo lo que ahora le hace sonreir después le
dolerá. Yo le doleré. Se sentirá traicionado. Él que desde ahora ya me está doliendo
porque no soy suficiente y no está conmigo, porque vivo como vivo mejor no vive
conmigo. Porque no fui virgen antes del matrimonio ni después. Porque quieren
obligarme a crear un hijo a su imagen y semejanza: fuerte, invulnerable. Hubo un
tiempo en que jugaba a las muñecas, hubo un tiempo en que tuve a mi hijo entre los
brazos. Hubo un tiempo en que creí ser una madre feliz y abnegada. Hubo un tiempo
en que ser madre se convirtió en un privilegio, el privilegio de renunciar a serlo. Hubo
un tiempo en que jugué a las muñecas con un hijo de carne y hueso. Mi hijo regresará
a mi, quiero creer, cuando descubra en su rostro la cara de su madre.

Oscuro presto.
Luz que regresa. Allegro.

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16.EL JUEGO DE LIBRE ALBEDRIO

EVA: Nuevamente la primavera.

MARIA: Un año.

LILITH: Sin dolernos.

MARIA: El amor siempre responde al amor y no al miedo.

EVA: La tarde cae de rodillas y no tenemos miedo de caer con ella.

MARIA: Tenemos ganas de tomarnos un café y morirnos de risa.

LILITH: Porque es una tarde para morirse de la risa.

MARIA: Y reirse de todo y de todos. De nosotras mismas. ¿Otro café?

EVA: Un año, ¡qué importa el tiempo!

LILITH: Puede haber sido un mes o un día.

EVA: Pero valió la pena. Más café.

MARIA: Volver a tomarse un café sin prisa.

LILITH: Y dejarnos caer con la risa de la tarde.

Cambio de luz.
Aparece LA INVITADA.

17.MUCHO GUSTO

EVA: ¿Por qué me miras así?

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LA INVITADA: Porque estamos en mi consultorio: yo te observo y tú hablas.

EVA: Me miras con deseo.

LA INVITADA: Estamos jugando. Yo represento a María.

EVA: No es cierto. Tú eres Judith Adán Goldberg.

LA INVITADA: Llevamos un año viéndonos un día a la semana, una hora completa.

EVA: Este ejercicio es una trampa. ¿Por qué haces esto?

LA INVITADA: Cuanto más conscientemente se hacen las preguntas, más sufres los
conflictos que ellas despiertan en ti.

EVA: Yo estoy tranquila. Ahora todo está bien en mí, menos tú. (PAUSA).
¿Por qué me miras así?

LA INVITADA: ¿Así, cómo?

EVA: Con esa verdad en los ojos.

LA INVITADA: ¿Cuál verdad, qué verdad?

EVA: Es algo que necesitas reconocer.

LA INVITADA se acerca a EVA. Trata de tocar su rostro.

EVA: No me interesas. Estoy enamorada de María.

LA INVITADA: Yo no he dicho nada. Esto es un ejercicio.

EVA: O una trampa. (PAUSA). Si hubieras llegado antes y de otro modo a mi vida, tal
vez.

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LA INVITADA: Tú me invitaste a tu vida. Me lo pediste a gritos. Llegaste derrumbada


a mi consultorio, una tarde como ésta.

EVA: Te querías escapar a través de mi vida.

LA INVITADA: Estás invirtiendo los roles, esas no son las reglas del juego.

EVA: ¿De qué juego? Dijiste que era un ejercicio.

LA INVITADA: Del ejercicio entonces. (MURMURA PARA SI) Si hubieras llegado


antes y de otro modo a mi vida…igual habría perdido.

EVA y LA INVITADA se miran profundamente a los ojos, en silencio.


Silencio.
Silencio.

EVA: Lo siento, no puedo.

LA INVITADA: No he dicho nada.

EVA: Lo dijiste todo al mirarme.

LA INVITADA: Vete. Es nuestra última sesión.

EVA: Ya lo sé.

Aparece MARIA en el consultorio. Le extiende su mano a EVA.

MARIA: Vámonos.

LA INVITADA: Y no vuelvas nunca.

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EVA: Gracias.

MARIA: Gracias.

LA INVITADA: Si hubieras llegado antes y de cualquier modo a mi vida, igual me


habría enamorado. Adiós Eva.

Oscuro subito.

18.VITA Y VIRGINIA

El rumor viene del mar.


La playa.
Dos mujeres de espaldas al público miran el mar, EVA (VITA SACKVILLE-WEST) y
MARIA (VIRGINIA WOOLF). Están tomadas de la mano.

MARIA-VIRGINIA “Son los trajes los que nos usan, y no nosotros los que usamos los
trajes”, Vita querida.

EVA-VITA: “Los trajes siguen siendo varones o mujeres”, y yo soy tu Orlando, Virginia
mía.

MARIA-VIRGINIA: Vamos a quitarnos el disfraz.

El murmullo del mar acompasa la cadencia de sus cuerpos. Las dos mujeres
empiezan a quitarse la ropa suave y lentamente. Es un rito amoroso. Quedan
desnudas.
De las profundidades del mar surge otra mujer, es LILITH que emerje desnuda como
una Venus de Milo. Las olas la han traído de regreso. Es un naúfrago débil. EVA y
MARIA la reciben con ternura.
Crece el rugido del mar.
Transformación.
Tres mujeres. Tres sirenas. Tres olas.
Ha llegado de golpe el atardecer. Se despide el día. Llega la noche.

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El tiempo.
En silencio.
El tiempo.
En silencio.
Desnudas las tres.

LA INVITADA aparece en proscenio. Observa la escena como si contemplara una


postal animada. Las tres mujeres se adentran en el mar hasta desaparecer.

LA INVITADA: Un espejismo se derrumba ante mis ojos. La ola se ha roto en


la playa. Es el mar la ruta del tiempo. Todas mis certezas han caído de
rodillas y yo con ellas. Estoy vacía pero me siento llena de deseos, esperanzas y
sueños. He regresado al punto inicial de mi partida: la nada y mi corazón está a punto
de estallar. Tengo miedo, respiro. Abro los ojos, respiro. Me quedo quieta, respiro.
Quiero bailar. Respiro.

LA INVITADA empieza a desabrocharse la blusa.

LA INVITADA: (MIENTRAS DESABROCHA EL PRIMER BOTON) Vuelvo a respirar y


suavemente llega la alegría.

Oscuro. Allegro.

19.EL BAILE SIN DISFRACES

La luz se abre paso. Descubrimos en la penumbra a tres mujeres que bailan: EVA,
MARIA y LILITH, bellas atroces. Es un baile que transita por el tiempo a través de la
música.
Aparece LA INVITADA y saca a bailar a una de ellas.

LA INVITADA: ¿Me concede esta pieza?

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Cualquiera de las tres, asiente con la cabeza.


Sigue la música. Las cuatro bailan, ahora juntas, ahora en parejas.
Paulatinamente surge la voz de Macy Gray que canta “Sexual revolution”y nos
transporta a la época actual.
La canción termina pero el baile, jamás.

Oscuro subito.

México, D.F. enero 2002


Elena Guiochíns.

Copy Right by Elena Guiochíns


Derechos Reservados por Elena Guiochins
Número de registro: 03-2002-02201145600-01

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