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Corujo Emiliano. TP #4
Corujo Emiliano. TP #4
SOCIALES.
PROFESORADO DE HISTORIA.
Curso: 4° “A”.
La vuelta al aislacionismo:
En este contexto, la economía mundial del siglo XIX, que se basaba en el intercambio
de productos agrícolas por productos industriales, comenzó a mostrar signos de
tensión. Estados Unidos, al ser capaz de producir bienes industriales y alimentos más
baratos que Europa, generó excedentes de exportación y acumuló grandes cantidades
de oro. Sin embargo, esta acumulación de riqueza en Estados Unidos tuvo
implicaciones negativas para Europa, ya que los países europeos, especialmente
Alemania, comenzaron a depender de préstamos a corto plazo provenientes de
Estados Unidos para sobrevivir económicamente. Estos préstamos estaban sujetos a
devolución inmediata y no ayudaron a estabilizar la economía europea de manera
sostenible.
En resumen, la década de 1920 fue testigo de un Estados Unidos que optó por
mantener una posición de no intervención y limitada influencia en los asuntos políticos
internacionales. La economía global enfrentó desafíos significativos debido a la
interdependencia económica y al nacionalismo económico en Europa, lo que tuvo
implicaciones profundas en la estabilidad y recuperación económica tanto en Estados
Unidos como en el extranjero.
Americanos y extranjeros:
Este fervor nacionalista ya existía antes del auge de la inmigración en gran escala, pero
fue intensificado por la guerra y la Revolución Rusa. Los objetivos principales de esta
hostilidad eran los radicales políticos y los sindicalistas militantes, que eran
considerados poco americanos debido a su carácter urbano. Las huelgas laborales en
1919, motivadas por la inflación y la percepción de que la prosperidad de la posguerra
aumentaría sus posibilidades de éxito, agravaron esta situación.
El "Red Scare" (miedo a los rojos) de 1919 resultó exagerado en comparación con el
número real de afiliados a partidos comunistas, que era muy bajo.
La crisis agrícola de la década de 1920 emergió como una expresión palpable del
conflicto entre los valores y modos de vida característicos de las zonas urbanas y
rurales, que subyacieron en múltiples acontecimientos de la época. Durante esos años,
la comunicación de masas adquirió un papel sin precedentes en la configuración de la
cultura, con la radio, la prensa y las películas de Hollywood difundiendo una imagen
atractiva de la vida en las grandes ciudades, la cual fue absorbida de manera intensa
por los jóvenes procedentes del campo.
A pesar de esta influencia creciente, la población que habitaba en pequeñas
localidades rurales y áreas suburbanas se mantuvo firme en su resistencia ante las
fuerzas urbanas, consolidando sus creencias en valores arraigados como la religión, el
patriotismo, la moralidad y la censura hacia el consumo de alcohol. La cuestión de la
sexualidad también comenzó a tratarse de manera más abierta, con una visión en
aumento de que la infidelidad ocasional en el matrimonio no generaba consecuencias
irreparables, y la experiencia sexual antes del matrimonio se percibía como
enriquecedora para las jóvenes, marcando un contraste con las normas previas.
El colapso de la bolsa en 1929 fue resultado de esta desconexión entre las cotizaciones
y la economía real. La crisis de construcción en el sector de viviendas y edificios
comerciales, junto con la saturación del mercado y la reducción de inversiones,
contribuyeron al declive económico. La sobreinversión, más que el subconsumo, se vio
como una causa clave de la crisis.
En la década de 1930, Estados Unidos experimentó una profunda depresión, con una
disminución significativa del producto nacional bruto y la producción industrial. El
sistema bancario colapsó, el desempleo aumentó drásticamente y los sectores
agrícolas, de bienes duraderos y la industria pesada se vieron gravemente afectados.
El respaldo federal a los sindicatos fue una característica clave de este período. Los
sindicatos experimentaron un crecimiento significativo en su afiliación, lo que les
otorgó una mayor influencia en la defensa de los derechos de los trabajadores y en la
negociación colectiva con los empleadores. La National Industrial Recovery Act fue
reemplazada por la Wagner Act, que fortaleció la posición de los sindicatos al regular
las relaciones laborales y garantizar la libertad de sindicación.
En términos fiscales, se implementaron políticas para aumentar los impuestos sobre los
ingresos más altos, lo que contribuyó a un sistema fiscal más progresivo. Asimismo, se
introdujo un nuevo impuesto sobre la riqueza con el objetivo de redistribuir los
recursos y contrarrestar la desigualdad económica. Estas medidas representaron un
cambio en la política económica y fiscal del país.
Uno de los aspectos más destacados fue el intento de Roosevelt de introducir cambios
en el poder del Tribunal Supremo. El tribunal se había convertido en un bastión del
conservadurismo y su lentitud en la deliberación afectaba la eficacia de las reformas
legislativas. Aunque su propuesta de nombrar sustitutos para jueces que se negaran a
jubilarse no tuvo éxito inicialmente, la presión resultó en cambios en la actitud del
tribunal y la dimisión de varios jueces, permitiendo la consolidación de un tribunal más
favorable a las reformas laborales.
La depresión económica que afectó al país también tuvo un impacto social significativo.
La falta de un sistema de seguro de desempleo dejó a millones de personas sin
recursos durante periodos de inactividad laboral. Las imágenes de mendigos y largas
colas en busca de comida caliente reflejaban la difícil situación de muchos
estadounidenses. A medida que la depresión persistía, la estructura familiar se
modificó, y algunos parados se volvieron incapaces de reintegrarse al mercado laboral.
El New Deal no fue hostil hacia los empresarios; en cambio, buscó reemplazar la
incapacidad de la empresa privada con la intervención del gobierno hasta que la
economía privada pudiera restablecerse. Fue una solución que evitó soluciones más
radicales y preservó el capitalismo. No abogó por una planificación colectivista ni una
ideología socialista; más bien, fomentó la iniciativa individual.
El legado más duradero del New Deal fue el aumento del poder del gobierno federal y
del presidente, reduciendo el poder relativo de los estados y los empresarios. El
presidente y su gabinete tomaron un papel central en la legislación, reemplazando en
cierta medida al Congreso. Estos cambios transformaron profundamente la sociedad
estadounidense. A pesar de sus desafíos y limitaciones, el New Deal tuvo un impacto
significativo en la forma en que el gobierno y la economía interactuaron en Estados
Unidos.
HIRSCH, JOACHIM: “Fordismo y Posfordismo. La Crisis Social Actual y sus
consecuencias”. 1992.
1. El Fordismo:
a) Periodización
El término "fordismo" se refiere a las estructuras capitalistas que surgieron entre los
años treinta y cincuenta del siglo pasado como respuesta a la crisis económica mundial
y a la Segunda Guerra Mundial. Estas estructuras se establecieron sobre la base del
poder imperialista de Estados Unidos y la prosperidad de la posguerra, que se
desarrolló y mantuvo bajo su dominación. El ciclo largo del fordismo alcanzó su apogeo
en los años sesenta y culminó en una nueva fase de crisis global en los años setenta. El
concepto de fordismo nos permite comprender los rasgos estructurales esenciales de
las metrópolis capitalistas y, por ende, del sistema capitalista mundial en la fase que
recién finalizó. Aunque identificar las etapas generales del desarrollo del sistema
capitalista no excluye las diferencias nacionales específicas.
El Estado Keynesiano se desarrolló sobre estas bases como una forma de regulación
política. Se caracterizó por la predominancia de partidos estatizados de masas y
sindicatos corporativos afiliados al aparato político. Su ideología se centraba en un
consenso productivista sobre el crecimiento y el progreso, unificando a las
organizaciones políticas relevantes. Los partidos socialdemócratas (y similares)
desempeñaron un papel crucial en la integración política de la clase obrera, el
corporativismo sindical y la implementación de políticas estatales intervencionistas de
modernización.
3) La crisis del Fordismo
Del mismo modo que la estructura taylorista del proceso de trabajo condujo a una
crisis de productividad, también, su superestructura político-organizacional, su sistema
sindical (sindicatos integrados corporativa y burocráticamente centralizados) y su
sistema institucionalizado de seguridad social, se mostraron, de modo cada ves mas
evidente, como barreras al proceso de valorización. El mismo complejo institucional
que asegura la integración fordista y el disciplinamiento de los asalariados se convierte
en una amenaza para la ganancia capitalista, frente a las crecientes dificultades de la
acumulación y los índices de crecimiento decrecientes. La red de regulaciones y
aparatos del Estado benefactor implican una forma de institucionalización y
legalización de las demandas y servicios sociales que impide una tranquila reducción
del estándar de la reproducción material. El complejo medico industrial incorporado al
estado benefactor burocrático adquiere una dinámica de elevación de costos casi
intocable mientras que, al mismo tiempo, su efectividad disminuye. A medida que
descienden las tasas de crecimiento y que el daño social aumenta (el desempleo, el uso
y desgaste de la fuerza laboral) el sistema de seguridad social absorbe cantidades
crecientes de las finanzas, por lo que se convierte en un factor esencial en la crisis
financiera del Estado.
El proceso de cambio estructural presenta todavía otra dificultad, que proviene de los
vínculos institucionalizados entre los aparatos del Estado y las empresas, que se han
establecido principalmente en el ámbito (no solo militar) de la investigación y
desarrollo tecnológico. La implementación de complejos tecnológicos y de
investigación, promovidos conjuntamente por el estado y la industria, así como el
aumento del financiamiento estatal en dichas áreas, expresan la presión para innovar
proveniente del mercado mundial, que resulta excesiva para la capacidad financiera y
organizativa de los capitales individuales, aun de los de mayor concentración. Por otro
lado, las estructuras del complejo industrial-militar característico del estado fordista se
extienden actualmente más allá del sector armamentista mismo, lo que ha conducido a
que una parte fundamental del potencial social para la innovación se encuentre
concentrado en un complejo monopólico organizacional cuasi estatal que conduce, de
una manera cada ves mas evidente, a un desperdicio de recursos y a una innovación
económica débil.