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INTRODUCCION

En la actualidad, la salud se ha convertido en una preocupación social de primer orden y


más entre personas que quieren cambiar sus hábitos y llevar una vida más activa y
saludable. Dentro de estos hábitos, la alimentación juega un papel fundamental, cuya
producción se ha acrecentado en las últimas décadas. Por este motivo, las compañías
recurren a la publicidad como forma de destacar las propiedades beneficiosas para la
salud de estos productos y así conseguir atraer a más consumidores. Donde muchas de
estas acuden a publicidad engañosa.
El acto de engañar, otorgando a la mentira y la apariencia de verdad, se convierte en una
práctica sutil pero poderosa en el mundo de la mercadotecnia alimentaria. Enfrentándose
a ciertas consecuencias significativas en la percepción de los consumidores, así como en
su salud y bienestar. Como el generar expectativas irreales sobre los productos
alimenticios, lo que lleva a una posible decepción cuando los consumidores comprueban
que la realidad no coincide con lo promocionado, y así, afecta la confianza del consumidor
en las marcas y en la industria alimentaria en general, lo que a su vez puede influir en sus
decisiones de compra futuras. Además, este tipo de comercio puede llevar a la elección
de alimentos poco saludables, contribuyendo a problemas de salud pública como la
obesidad y enfermedades relacionadas. Por lo tanto, es crucial abordar este problema
para proteger los derechos e intereses de los consumidores y promover un entorno de
consumo más transparente y saludable.
Nos tientan con promesas de sabor exquisito y calidad superior, pero ¿Es la comida
realmente lo que parece en la pantalla? ¿Cumplen con los estándares de promoción?
Estas preguntas nos hacen cuestionar no sólo la veracidad de la publicidad, sino también
la integridad de los productos que consumimos. Es por ello que es esencial analizar si la
publicidad refleja la realidad de los productos alimentarios y si estos cumplen con los
estándares de calidad y salubridad establecidos.
Dentro del comercio en alimentos puede manifestarse a través de exageraciones de
beneficios, promesas falsas, desacreditación de la competencia e incluso atentados
contra la dignidad de las personas; acciones que manchan la imagen de la empresa que
no cumplen con una ética comercial y son acreedoras a grandes repercusiones.
Este tipo de publicidad puede influir en la percepción de la calidad, los atributos y los
procesos de elaboración de los alimentos, lo que plantea implicaciones legales,
económicas y de salud pública. Es crucial alertar tanto a las empresas como a los
consumidores sobre estas prácticas y sus consecuencias. Al igual, que es importante
considerar el impacto de la publicidad engañosa en la salud de los consumidores,
especialmente en el contexto de la promoción de alimentos poco saludables. La influencia
de la publicidad en la elección de alimentos, especialmente entre los grupos vulnerables
como los niños, es un aspecto relevante a tener en cuenta. Por lo tanto, en la presente
investigación se abordará este tema desde una perspectiva legal, teórica y de protección
al consumidor, para poder descubrir la credibilidad de este comercio e identificar si los
productos alimenticios son realmente como se representan en un anuncio y si cumplen
con los criterios de salubridad del país según la defensa del consumidor de reducir la
confusión y proteger la salud pública.
Antecedentes

La gran variedad y facilidad para acceder a alimentos procesados, ricos en azúcares o


grasas, con una amplia publicidad diseñada para promover el consumo. Estos alimentos
han cambiado con éxito las preferencias alimentarias del público, donde están
provocando un aumento de obesidad y enfermedades crónicas. No en vano, cerca del
40% de los productos consumidos entre las edades de 2 a 18 años sean fuentes de
calorías vacías con carencia de valores nutricionales. El marketing nutricional ha creado
un gran interés entre los consumidores, siendo capaz de influir altamente en las
mentalidades de compra y en el consumo de estos alimentos, destacando aquellas que
ofertan productos procesados que supuestamente ayudan a la salud. Y decimos
supuestamente porque muchos de ellos no están sustentados en ninguna prueba o
estudio de carácter científico sólido, pero todo esto se esconde detrás de una publicidad
engañosa, donde nos venden solo la imagen del producto y mas no sabemos su
veracidad.

De acuerdo con el presidente de la Defensoría del Consumidor, Ricardo Salazar, llevo a


cabo un taller de divulgación del marco legal aplicable a los proveedores de bienes y
servicios en relación con alimentos y bebidas, donde se hablo sobre la publicidad
engañosa y la divulgación de información falsa en estos productos. Con el fin de prevenir
estos actos. Ya que anteriormente la Defensoría del Consumidor encontró 44 casos de
publicidad engañosa y los remitió al Tribunal Sancionador.

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