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**Capítulo 8: Guardianes del Umbral**

El tiempo, como el río que fluye eterno hacia el océano, llevó a Lilius y a mí a la ribera
de nuestras vidas, donde los años se cuentan no solo por los días sino también por las
profundidades de las experiencias vividas. La Academia de los Custodios se había
expandido, transformándose en una red global que influía en la política, la ciencia y la
espiritualidad. Sin embargo, con cada expansión, el desafío de mantener la integridad
del conocimiento original se hacía más palpable.

Un día, mientras la brisa otoñal jugaba con las hojas doradas del jardín de la academia,
recibimos la visita de Kael, un joven custodio con una mirada intensa que reflejaba un
fuego interno por el conocimiento. Kael venía con una propuesta que pronto
demostraría ser crucial para el futuro de nuestra misión.

"Maestros Serug y Lilius," comenzó con respeto, "he observado y he escuchado, y creo
que enfrentamos un nuevo desafío que va más allá de la ética y la aplicación práctica de
nuestro saber. Estamos en un umbral, y lo que necesitamos ahora es una guardia que no
solo proteja nuestro legado sino que también explore los límites de lo que este
conocimiento puede ofrecer sin cruzar a la temeridad."

Su idea era audaz: establecer una orden dentro de la Academia, llamada los Guardianes
del Umbral, que no solo vigilaría la integridad de los conocimientos compartidos sino
que también se encargaría de explorar nuevas aplicaciones y territorios, asegurando que
se mantuvieran alineados con los principios fundacionales de la academia.

Lilius y yo meditamos sobre esta propuesta. A lo largo de los años, habíamos visto
cómo el conocimiento, sin la guía adecuada, podía desviarse peligrosamente de su
propósito original. Una guardia como la que Kael sugería podría proporcionar ese
equilibrio necesario entre exploración y conservación.

Con nuestra aprobación, Kael estableció la nueva orden. Los Guardianes del Umbral se
convirtieron en una elite dentro de la Academia, compuesta por miembros que
mostraban no solo una comprensión profunda de los conocimientos antiguos sino
también un compromiso ético inquebrantable.

A medida que los años pasaban, los Guardianes del Umbral demostraron su valor.
Enfrentaron desafíos que iban desde intentos de manipulación política del conocimiento
hasta la exploración de cómo las energías de las líneas ley podían ser utilizadas para
prevenir desastres naturales. Su trabajo, aunque a menudo realizado en la sombra,
fortalecía los cimientos de nuestra misión.

En una reunión de la academia, con la presencia de custodios de todo el mundo, Lilius


tomó la palabra, su voz firme resonando con la sabiduría de los años. "Lo que hemos
creado aquí trascenderá nuestras vidas," dijo. "Los Guardianes del Umbral son ahora
parte de este legado. Ellos nos ayudarán a mantener la luz de este conocimiento,
asegurando que nunca se desvíe hacia la oscuridad."

Yo, a su lado, sentía una mezcla de orgullo y nostalgia. Nuestro viaje había comenzado
con una simple búsqueda de conocimiento y había evolucionado hacia algo mucho más
grande, algo que, esperábamos, perduraría más allá del tiempo que nosotros mismos
tuviéramos en este mundo.

Con el ocaso tiñendo el cielo de tonos de fuego y sombra, Lilius y yo caminábamos por
los jardines de la academia. "¿Crees que hemos hecho lo correcto, Serug?" preguntó
ella, mirando hacia el futuro incierto pero lleno de promesas.

"Lo hemos hecho lo mejor que pudimos," respondí, tomando su mano. "Y eso es todo lo
que cualquier custodio de la verdad puede hacer."

Así, los Guardianes del Umbral se convirtieron en el símbolo de nuestra esperanza


continua, un recordatorio de que el conocimiento es un faro que debe ser cuidado y
guiado con sabiduría y valor, iluminando el camino no solo para nosotros sino para
todas las generaciones futuras.

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