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Hermosa Rendición - Vanesa Osorio
Hermosa Rendición - Vanesa Osorio
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de
Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
[COMPLETA] A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil
como uno piensa. Y escapar de los sentimientos no es tan
fácil, menos cuando te topas con alguien carismático,
tierno y atractivo que te hará caer en un espiral de deseo y
placer, pero tienes que ir con cuidado y estar atenta porque
tarde o temprano el pasado te alcanza y eso puede ser tu
peor pesadilla. ADVERTENCIA: Esta historia contiene
escenas gráficas de sexualidad y otras temáticas adultas.
Prólogo
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos
miramos fijamente, desafiándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones. Ella sabía que la estaba
usando porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía
que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo con un
tono de voz molesto. Estiró su mano donde me acarició con
suavidad mi mejilla—. Ella sabía que quería estar contigo,
pero tú no me dabas esperanza y aun no entiendo...
que somos—movió las manos entre nosotros y soltó un
enorme suspiro—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte con curiosidad.
—Lo quiero todo de ti, mi bella—me dio una tierna sonrisa
—. Quiero que seas mi novia, mi chica, mi mejor amiga y
más—apoyó su frente contra la mía y cerró los ojos por un
p y y j p
momento—. He caído por ti. Me rindo, eres mi «hermosa
rendición».
Nuestras narices se rozaron y su pulgar acariciaba mi
mejilla con ternura.
—¡Joder, bella! Traté de resistirme a ti y ser solo amigos
como me lo pediste, pero no pude. Simplemente caí por ti.
Supongo que caí por ti porque fuiste la chica que me
desafiaba con tus palabras y actitud.
Él me dio una sonrisa traviesa y puso un mechón detrás de
mi oreja.
—¡Mierda! Eres tan bella que me fascina verte cada
segundo del día —Tomó mi mano y la guio en donde estaba
su corazón—. Ya me tienes, bella, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus
palabras. Mi corazón dio un brinco de emoción al escuchar
las palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de
nuevo a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro. Por ahora no puedo estar con él porque yo
ya perdí a una persona que era importante para mí y no
quiero que nadie más pierda la vida por intentar salvarme a
mí.
Capítulo 1
—Vamos Anastasia ¿Por qué estás tardando tanto en el
baño? —Escucho los gritos de Alejandra—. Vamos a llegar
tarde a la universidad.
Salgo del baño, camino a mi cama y tomo mi mochila. Entró
al cuarto de estar donde está Alejandra y su novio
hablando.
—Ya estoy lista, no era necesario tanto grito.
— ¡Claro que sí! —Exclamó molesta mi mejor amiga—
vamos que ya estamos atrasados— suelto un suspiro y
camino a la puerta—. Amor, hoy día te ves muy guapo.
Yo ruedo los ojos al escuchar sus palabras que le dice mi
mejor amiga a su guapo novio. Cameron, uno de los chicos
más guapos de la universidad, está saliendo con mi mejor
amiga, se conocieron el año pasado en su primer año de
universidad y de ese momento están juntos, mi mejor amiga
babea literalmente por él.
Me subo al auto de Cameron y me fijo que ahí un chico que
está leyendo un libro. Lo miro y está totalmente vestido de
negro. Me fijo que en el brazo izquierdo lo tiene tapado de
tatuajes, pero en el derecho no hay ninguno y tiene el pelo
negro. El chico sigue leyendo y no puedo evitar intentar
leer el título del libro. Él me mira de reojo y alza una ceja
en mi dirección y vuelve a concentrarse en su libro que
creo que es de medicina.
Miro por la ventanilla y veo como Alejandra le da besos a
Cameron, no que estaban tan apurados.
Suelto un suspiro. Saco mi celular y me pongo a revisar
Instagram. Siento un carraspeo del chico de negro. Me
vuelvo a mirar y veo que tiene una sonrisa deslumbrante.
—No creo que te guste este libro — me dice aún con su
sonrisa —. Es tu primer año de universidad, ¿verdad?
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Me
encojo de hombros, lo ignoro y vuelvo a mirar mi celular.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó
con una sonrisa de curiosidad.
Mire un segundo a la parejita que estaba afuera antes de
mirar de nuevo al extraño. De seguro que era otro chico
popular o eso fue lo que me dio a entender Alejandra ayer
que ella y sus amigos conocían toda la universidad.
—Si—digo tratando de ser amable, pero tratando de cortar
la conversación.
Supongo que él lo notó porque me frunció el ceño.
Normalmente cuando tú quieres seguir con la conversación
le preguntas ¿y tú de dónde eres? O ¿Cómo estás?
Chorradas por estilo.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunta con un tono
burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que dije y
me concentré en mi celular.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que
guardan secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comenta con una sonrisa traviesa. Lo miré fijamente y él
cerró su libro—. Eres de esas chicas que le gusta estar sola
porque la vida ya le ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Justo cuando le iba a responder al chico. Las puertas de
adelante se abrieron y entro la parejita enamorada que ya
me tenía enferma con su amor, prácticamente me arrojaba
corazones imaginarios al rostro. <<Estos chicos se comen
con los ojos>>
—Hola, Diego—dice la rubia con emoción. Desvió la mirada
del chico y me fijo en Alejandra—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le responde el chico de
negro con una enorme sonrisa perfecta y blanca en donde
se le marca aún más sus hoyuelos.
Cameron soltó una carcajada al escuchar a su amigo. Miré
mi celular y aún no tenía respuesta de los gemelos o de
Jonathan, de seguro se quedaron dormidos los tres
imbéciles.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi
novia— dice Cameron de broma.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—lo mire
con diversión porque fue patética esa respuesta, pero me la
callo para mí misma—. Veo que este año hay muchas chicas
guapas.
Él me guiñó el ojo y fruncí el ceño porque de repente....Me
recordó a esa persona <<Vamos Anastasia, tú me gustas,
eres mi favorita entre todas las otras>> Negué con la
cabeza porque fui una estúpida por caer por él.
—Alejandra, tengo una duda—dice el chico—. ¿Es cierto
que tu amiga es una chica de pocas palabras?
Miro a Alejandra con diversión y ella me guiña un ojo en
respuesta.
—Algo así, no es nada contra ti—Ella le sonríe a Diego y
luego me tira un beso—. Le cuesta demasiado confiar en la
gente y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
—¡Interesante!—vuelve a repetir.
—¡Hey, chico! —Lo llamo—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo
responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque
ahora no y la razón es porque tú has visto lo loco que está
la gente, ahora.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—
sonríe con aire malvado y no puedo evitar soltar una risa.
Él se inclina hacia mí y yo me alejo un poco de él—. Yo
también puedo ser un chico de pocas palabras.
—Lo tomaré en cuenta—declaró en un tono burlón que no
le pasa desapercibido para él.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa
mala en mí es que soy algo intenso y no me gusta esperar
tanto. Soy un chico que le gusta correr en vez de caminar—
dice con confianza.
Lo miro y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la
gente extraña—murmuró.
—Algo—murmura—. Sobre todo, con chicas guapas y
misteriosas, son así por decirlo un desafío—me mira
intensamente.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo
sabes?
El chico soltó una carcajada. Lo miré por un momento y me
estaba observando divertido por toda la situación. Lo
estudié de mejor forma y me fijé que este chico realmente
era guapo, pero se nota a lo lejos que es un mujeriego. Por
la forma en la que la camiseta se adhiere a su músculo me
doy cuenta de que entrena algún deporte o solo va al
gimnasio, es guapo como el infierno, pero es un terreno
que yo ya probé y uno siempre termina con el corazón roto.
Por fin, llegamos a la universidad y me bajo del auto de
Cameron. Camino al lado de Alejandra y ella habla
animadamente con su novio y con Diego. No me uní a la
conversación porque no entendía de quién iban hablando.
—Diego—, grita una chica de pelo rubio—. Te extrañé tanto
en estas vacaciones.
La chica de minifalda negra y una polera rosada, se lanza a
los brazos de Diego y él, encantado, empieza a devorarle la
boca. Puse cara de asco porque vi un poco de lengua y no
quería ver eso.
—Voy a clase, bonita. No quiero seguir observando este
espectáculo—bromeo.
Ella suelta una carcajada y me abraza con fuerza.
—Intenta sonreír, pero dame una sonrisa verdadera.
Negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
—Solo intenta volver a ser feliz. No toda la gente es mala
Ana, no pierdas la oportunidad de conocer a nuevas
personas.
—Alejandra—, digo un poco molesta, porque ese terreno es
peligroso para mí.
Jamás volveré a ser esa persona que fui en el pasado, jamás
aun cuando intento seguir. Esa herida siempre seguirá ahí.
Recordando que uno nunca termina de confiar en la gente
aun cuando tú crees conocerla. Sé que a ella no le gusta mi
actitud porque sabe que estoy fingiendo cada sonrisa e
intentó engañarme a mí misma que son reales aun cuando
en el fondo estoy siendo miserable, pero la vida me enseña
que mientras mejor seas tú con la gente, algunas personas
te tratan peor o abusan de esa amabilidad en ti.
Miro el mapa de la universidad para ver donde se
encuentra mi salón. Suelto un suspiro de alivio cuando
encuentro mi sala porque me equivoqué dos veces
entrando en los salones. Me siento en el primer asiento
disponible que observé.
Saco mi cuaderno y mis lápices. Cuando giro mi cabeza, me
encuentro con Diego sentado al lado mío.
—Menuda coincidencia, bella—me dice contento—. Que
genial tengamos esta clase juntos—él sonrió deslumbrante
con ese carisma que tenía para quedar bien con todo el
mundo.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—digo con
una falsa emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad?
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las
personas—alce una ceja y una sonrisa burlona apareció en
sus labios—. Me refiero a que en nuestra vida siempre
llegan personas nuevas, ¿verdad? —Yo asiento y él suelta
una risa—. Entonces para conocer a esa persona tengo que
hablar con ella para saber cómo es su carácter, sus
gustos...al menos es la forma tradicional.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente?
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su
cuerpo—apreté mis labios en una fina línea.
<<Mujeriego>>—pienso para mí misma—. Uno puede
conocer a la persona a través del sexo y sin necesidad de
palabras.
Solté una risa, pero de dónde ha salido este chico acaso
estoy soñando porque yo no me lo creo aún, es mujeriego,
simpático, guapo y eso significa que hay que mantenerlo a
20 metros de distancia.
—Valee—digo algo incómoda.
Él suelta una risa y varios mechones de pelo cayeron en su
frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas...tú no
tomarás ninguna de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—miro a mi alrededor y veo que varias chicas lo
están mirando fijamente. ¡Oh, vamos! Solo es un hombre—
pienso para mí misma.
Nos quedamos un silencio incómodo y él sacó otro libro de
Shakespeare. Me quedé sorprendida y él me miraba de
reojo y desvié la mirada porque tampoco quería seguir
mirándolo.
—¿Te gusta Shakespeare? —pregunta.
Me giro para mirarlo y él está ya concentrado en la lectura.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él
—comento con una sonrisa.
Él sonríe, pero sigue leyendo su libro. Vale, es muy guapo,
pero es mujeriego y ya pasé antes por ese terreno y me
prometí que jamás volvería a caer de nuevo por eso.
—Eres bellísima—me mira de reojo—. ¿Te gustaría salir con
este extraño?
—No—respondo de inmediato.
Suelta un largo suspiro y cambia la página del libro. Me
pregunto cómo puede leer y hablar al mismo tiempo. Yo
necesito estar en silencio o escuchando música.
—Tenía que intentarlo—es todo lo que dice.
Saqué mi lápiz y empecé a golpearlo contra la mesa. Y sentí
su mirada sobre mí, estoy segura de que le está molestando
el ruido y por un momento quise golpearlo con más fuerza.
Diego se aclaró la garganta antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—me pide con una
sonrisa.
Sonrió divertida, lo sabía. Lo ignoro y sigo golpeando el
lápiz contra la mesa, la verdad es que solo quiero
molestarlo un poco.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclama.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —
respondo seria, pero por dentro me quiero morir de la risa.
Él frunció el ceño y yo volví a jugar con mi lápiz. Pasaron
unos minutos en silencio y de repente me arrancó el lápiz
de mi mano. Lo fulmino con la mirada. Él tenía una sonrisa
triunfadora y estiró su mano hacia arriba.
—Devuélveme el lápiz— Digo amablemente.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no
quisiste parar y ahora te aguantas, muñeca.
Justo cuando iba a responder, una chica pasó sus manos
por los hombros de Diego. Él se voltea a ver quién es.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre—dice Diego.
Ella sonríe y pone su mano en su cadera. La miro como
anda vestida con una minifalda y una polera negra. La
chica se sienta en las piernas de Diego, y él empieza a
tocar los muslos de la chica quien está feliz de la atención
que tiene.
Suelto un suspiro y veo que Diego deja mi lápiz en su mesa
y se lo quitó de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— me dice la
señorita de minifalda. Sonrió de oreja a oreja.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Me paso la mano por mi
largo cabello castaño y miró de nuevo a la chica—. Después
de meditarlo unos segundos ya sabes analizando las
ventajas y desventajas de porque tendría que irme del
puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—
Ella dejó de sonreír y su cara se puso un poco roja—. Mira
guapa, puedes llevarte a este chico que fue él quien se
sentó aquí. A mí no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—junto mis
manos en forma de súplica.
Diego se aclara la garganta y yo le guiño un ojo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y,
además, sabes quién es él!—exclamó indignada como si
hubiera cometido el peor de los crímenes.
Me mordí el labio para aguantar la risa y no reírme en su
cara por en la forma que me lo dijo: <<¡Dios me lo estoy
pasando en grande!>>Me digo mentalmente.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son
ustedes dos—le digo encogiéndome de hombros—. Solo
quiero que me dejen sola y tranquila en este puesto y listo
—digo limpiándome una uña—. Hay muchos más puestos
desocupados, guapa —Le guiñé el ojo a la chica y ella se
ruboriza.
Veo como la chica pasa al lado mío, camina a su asiento.
Siento un carraspeo, me vuelvo y veo al chico de tatuajes
mirándome serio.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmura—. Disculpa,
pero eres algo desagradable—dice enojado.
Lo miré y estaba realmente enojado, pero eso solo hizo que
estallara en una carcajada porque acaso no le gusta que les
quiten a sus chicas. Nunca he andado con una chica, pero
tampoco me niego a la idea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Me volvió a preguntar.
Me mordí el labio inferior para aguantarme la risa y no
volver a reírme de su cara de estúpido.
—Soy como soy—me encojo de hombros y sonrió—. ¿Acaso
tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero.
Creo que tú tienes celos de la otra chica, estoy seguro de
que quieres estar en mis piernas y que mis manos recorran
tu piel—me provoca con un gesto torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos—digo aburrida ya por el tema.
—Cobarde—me susurra en donde su boca toca ligeramente
la piel de mi oreja y me hace dar un pequeño salto—. Tu
cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando,
estás en mi espacio personal.
Muevo mis manos marcando cuál es mi espacio personal y
él suelta una carcajada donde varios mechones caen a su
frente dándole un toque sexy. Observó a mi alrededor como
varias chicas suspiran por él.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he
respetado hasta ahora, pero me acabas de arruinar la
fiesta, Anastasia—se acercó aún más y nuestras narices se
rozaron—. Y puede que me guste romper tu espacio
personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Digo
enojada porque rompió los límites de mi paciencia con ese
toque—. No me toques de nuevo o te lo juro que no
respondo—digo furiosa.
Él me suelta poco a poco y respiró varias veces para lograr
calmarme porque me da lo mismo sus palabras, pero otra
cosa distinta es que me toquen, es un punto delicado y más
si es un extraño. No me gusta que me toquen.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que
me arruine mis fiestas—él chasquea su lengua y añade—:
Será mejor que me vaya, ya que alguien espanto a una de
mis chicas.
Fruncí el ceño antes sus palabras eso fue tan asqueroso,
pero me lo guardé para mí misma, no me sorprende lo que
me acaba de decir. Es lo típico de los chicos guapos y es
una de las razones por la que me mantengo lejos y eso
tenía que hacer con este chico.
—Le mandas saludo a tu chica—digo con una sonrisa y veo
como guarda su libro en la mochila y suelta un bufido.
—Se lo diré cuando me la esté follando—me susurra.
<<Puerco>>—digo mentalmente. Me quedé callada y
negué con la cabeza. Él me dio un breve golpe en mi
hombro, supongo que sí se molestó. Bahh, no me importa,
para mi es mejor mantener a todo mundo lejos de mí. Justo
en ese momento entró el profesor al salón.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que
guarden silencio por favor — dice el profesor de historia.
Empiezo a tomar apuntes de todo lo que dice el profesor,
pero sentía la mirada de Diego sobre mí, mientras besaba a
la chica y veía como muchas chicas suspiraban por él, pero
¡madre mía! Que no ven que es mujeriego que le gusta
romper el corazón a las chicas...yo no entiendo a la
sociedad. En serio la gente sigue cayendo por una cara
bonita. Me removí incómoda en mi silla y me llegó un
papel. Levanté la mirada y vi que era de Diego.
Desdoblé el papel y solté un bufido a leer lo que había
escrito en papel: No estés celosa, Anastasia. Tú también
puedes jugar conmigo y divertirnos juntos sin ropa y
conocernos mejor. Por cierto, eres la chica más bella que he
visto. Me has robado mis ojos con tu belleza.
Arrugué el papel y después lo partí en mil pedacitos, bajo la
atenta mirada de Diego quien se llevó la mano al corazón
como si le hubiera dolido y puse los ojos en blanco.
Asqueroso, repugnante y mujeriego—lo insultó en mi
mente.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi
mochila. Salí del salón y siento una mano que agarraba mi
brazo.
Me doy vuelta y veo a Diego sonriéndome.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi
declaración—se inclina hacia a mí y retrocedo—. Tranquila
Anastasia, no romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a
donde nos juntamos con los demás para que no seas una
rara—suelta una risa—. Claro que sería una rara muy bella
—dice mordiéndose el labio inferior.
¡Dios ayúdame! —Pienso para mí misma. Este día recién
comienza y ya veo que va a seguir mejorando con mi
compañero que es uno de los mejores amigos de Ale que es
mi mejor amiga, perfecto, es perfecto.
Ella es nuestra Anastasia es la personaje principal y
en ella me inspirado en esta historia, espero que le
guste
este nuevo proyecto y que me apoyen como en la otra
historia.
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes
sociales, en donde siempre aviso cuando subiré
capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 2
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió
de lado y varios mechones cayeron en su frente—. No te
preocupes por mi soy nueva, pero puedo encontrar a mi
amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrece. Mete su
mano en uno de los bolsillos y saca un papel, me lo entrega
—. Mi número.
—Okey—murmuró.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te
guíe por la universidad—él pone sus manos en mi hombro y
asiento con sus palabras—. Y me puedes guardar como: "el
amor de tu vida" en tu celular—dice con una sonrisa
traviesa y haciendo comillas con sus dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—digo con
sarcasmo y golpeando su hombro de broma—. Solo que yo
no tengo citas, no creo en el amor y tampoco me gusta
conocer a gente nueva.
—Eres rara.
Me encojo de hombros. Eso ya lo sé, antes era alegre,
ahora solo siguió con mi vida, ya sabes estudiar para tener
una carrera y ser alguien en esta vida, ya que ahora si no
tienes un título profesional, no eres nadie, según en la
sociedad en la que estamos.
—Lo soy—le respondo guardando su número en un bolsillo
de mi pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —Levantó la cabeza para mirarlo y
él me miró con mucha intensidad.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le
da miedo estar sola en esta vida, yo creo que es algo
fascinante. Me tengo que ir—doy media vuelta y comienzo
a caminar por el pasillo.
—Adiós, chica rara.
Lo miró por encima de mi hombro y niego con la cabeza.
Sacó el papel y lo boto a un basurero y sacó el mapa. Veo el
plano y veo pasar a Diego con otra chica, <<mujeriego,
mujeriego>>—canto para mí misma. Dios se parece tanto
a...niego con la cabeza.
Me siento en una banca alejada de las demás personas y
comienzo a leer los documentos que me envió Luis sobre
todo lo que pasó dos años atrás. Suelto un suspiro enorme.
Ya han pasado dos años. Dos años que me gustaría borrar
para siempre. No ha sido fácil para mí y menos volver a
recuperarme. He tenido que ir a terapia y más terapia en
distintas ciudades de España. Espero poder terminar este
año aquí y no salir corriendo de nuevo.
En ese momento me entra una llamada de Dylan:
—¿En dónde están? —pregunto, y miro a los lados y veo
pasar a los jóvenes y a los profesores de un lado a otro.
—Hola, amorcín, yo estoy bien ¿y tú? Oh, Dylan, yo también
estoy bien, por cierto ¿en dónde están? —suelto una risa al
escuchar su monólogo—. Oh, mi amorcín, nos quedamos
dormidos y supongo que ya has espantado a la mitad de la
universidad y ahora está sola, ¿verdad?
Suelto un bufido. Me conoce tan bien, pero si ellos
estuvieran aquí no estaría sola y tampoco me entusiasma
unirme al grupo de Alejandra. Siento que no voy a encajar
en ese grupo de populares. Yo no soy así y tampoco lo
necesito o me interesa es por eso por lo que estoy sola en
esta banca.
—Más o menos—respondo.
—Amorcín, sé sociable—suelto un bufido y él suelta una
risa—. ¿Por qué no estás con Alejandra?
—No lo sé, no me siento cómoda con sus amigos, no son
por así decirlo mi estilo de amigos—le explico a Dylan. Él
suelta una risa—. Además, me gusta estar sola.
—A nadie le gusta estar sola, bueno a ti. Me tengo que ir,
amorcín, mañana nos vemos y únete a los demás, no seas
rara en tu primer día de clase—suelto un bufido por sus
palabras y me despido de él.
Sigo revisando mis mensajes y veo que me acaba de llegar
uno de Alejandra, lo abro rápidamente:
<Alejandra a las 10:21 a.m.>
"¿Dónde estás? Ven, estamos en el patio principal."
<Anastasia a las 10:22 a.m.>
"Voy para allá"
Camino por los pasillos de la universidad y por fin, llego al
patio principal. Me quedé mirando un segundo a la gente e
intentó ubicar a la rubia. Camino un poco y veo como
Alejandra agita su mano para llamar mi atención. Aquí
vamos—
me animó a mí misma.
—Anastasia, por aquí—escucho que me llama Alejandra.
Me acerco al grupo y me siento a lado de la rubia y de
Diego quien está hablando con una chica pelirroja. Él me
mira de reojo y una sonrisa aparece en sus labios.
Alejandra me abraza con fuerza.
—Chicos y chicas, ella es mi mejor amiga, Anastasia. Ella es
María, — dice señalándome a la chica de pelo corto y rubio,
anda vestida con un short y una polera de tiritas blancas. —
Y ella es Bárbara —. Me fijo en la otra chica de pelo crespo,
colorín, de ojos azules, anda con un vestido morado. —
Ellos son Cristian y Carlos. — Miro a los chicos son los dos
rubios, uno tiene los ojos verdes y el otro gris.
Saludos a todo por general y Alejandra comienza a hablar
con Cameron y María sobre la fiesta que yo ni entiendo y
tampoco me interesa mucho. Ya sabía yo que no iba a
encajar aquí y supongo que ya perdí la práctica de hacer
amigos, he pasado demasiado tiempo sola. Siento una
mirada sobre mí, levanto la mirada y veo a Diego mirando
fijamente con una sonrisa traviesa.
—¿Estás incómoda? —pregunta, jugando con su teléfono.
Hago una mueca y él suelta una risa—. No quiero sonar
mal, pero mis amigos no parecen tu estilo de amigos.
—No. No, no lo son—respondo con sinceridad.
—Eres demasiado callada para mi gusto—achica sus ojos
como intentando evaluar mis movimientos o pensamientos.
—Ya te lo dije antes soy una chica de pocas palabras—le
recuerdo mis palabras.
Miro mi teléfono y le respondo el mensaje de Roció. Diego
se aclara la garganta y me giro para mirarlo.
—Eres un enigma como un acertijo que hay que ir de poco
a poco descifrando para saber tu verdad o tu pasado. Lo
puedo intuir—apreté los labios y siguió jugando con su
celular en las manos—. Normalmente, no conozco a chicas
así.
—Eres algo confiando, no crees.
Él suelta una risa que hace que llame la atención de todo el
grupo y sobre todo la de Alejandra, Cameron y Bárbara.
Alejandra me abraza con fuerza y fulmina con la mirada a
Diego. Él niega con la cabeza, comienza a hablar con
Bárbara y Alejandra vuelve a centrarse en su conversación
con sus amigos y yo miro el cielo. A pesar de que llevo años
siendo amiga de Alejandra muchas veces no tenemos nada
en común como, por ejemplo, los amigos y sé que no lo
hace en mala, ya que ella tampoco se integra mucho con los
gemelos, Jonathan y sobre todo con Roció.
—Hola, linda, un gusto en conocerte, te habían dicho lo
hermosa que eres—me dice una voz.
Levantó la mirada y veo que es uno de los amigos de Diego.
Creo que se llamaba Carlos, no estoy segura.
—Hola.
—Alto ahí, Carlos —miró a Alejandra frunciendo el ceño —.
A mi amiga la dejas tranquila, vete a buscar a otra...,
además ni siquiera lo intente con ella, porque si alguien la
lastima se verá conmigo.
Me quede callada porque Alejandra siempre hacía lo mismo
desde mis últimas dos relaciones que no salieron bien.
Una me hizo sentir una verdadera mierda y la otra casi
morí, quedé viva, pero toda esa felicidad se perdió en mí.
—Es mejor intentarlo a quedarse con la incertidumbre—
bromea él. Me mira un segundo y me guiña el ojo.
No puedo evitarlo y suelto una carcajada. Siento carraspeo
a mi lado. Miro a mi lado y me topo con la mirada fija de
Diego, se acerca a mí y su boca de nuevo roza levemente
mi oído.
—No es tan bueno como aparenta, Anastasia—. Siento
escalofríos en todo el cuerpo, por su aliento en mi oreja —.
¿Quieres salir conmigo, extraña? —Pregunta de nuevo
—No, tengo planes para la tarde—respondo.
Suelta un fingido suspiro y apoya su barbilla en la mano y
me observa atentamente y toma un mechón de mi pelo
castaño. Lo miro sorprendida y lo pone detrás de mí oreja.
—No quieres salir conmigo, ¿verdad? —negué con la
cabeza y él soltó una pequeña risa—. Eres complicada,
apenas me hablas y son muy pocas palabras para
entenderte y tampoco quieres salir conmigo—se mordió
varias veces el labio inferior antes continuar—, pero no me
rendiré. Tarde temprano te conoceré.
—Deberías hacerlo—murmuró por lo bajo.
En ese momento se sienta una chica de pelo corto negro
con algunos mechones azules y ojos café. Ella toma el brazo
de Diego y él se aparta con rapidez de su agarre como si le
quemara.
—Hola, Diego— dice la chica—. Te extraño mucho—hace un
puchero con sus labios y desvió la mirada porque la
situación es incómoda.
—Hola, Catalina—dice Diego, sin mirarla y jugando con su
celular en sus manos. —He...Estado ocupado.
—Cuando volveremos a vernos—insiste la chica.
Tomó un mechón de mi pelo y comienzo a jugar con él.
Alejandra me mira y sonríe. Se inclina hacia mí y pasa su
brazo por mis hombros.
—¿Lo estás pasando bien?
—Oh sí, claro, siempre pasa lo mismo con ese chico—
susurro, para que solo ella me pueda escuchar. Ella mira la
escena que tenemos a lado y pone los ojos en blanco.
—Si, Diego es muy conocido por sus aventuras. Él solo
quiere divertirse, supongo, nunca lo he visto en una
relación seria y nada por estilo—Ambas miramos de reojo
la escena donde Diego sigue hablando con la chica, pero se
le puede ver que está algo molesto—. Por lo general él
siempre deja las cosas claras.
—Ah vale... —respondo. Miro mi celular y ¡mierda! Voy
tarde a otra clase, comienzo a levantarme, pero algo me
detiene cuando escucho las palabras de Diego.
—Nunca más, mira linda, yo no quiero una relación. Ahora
lárgate. No te volveré a follar nunca más, eres una puta
loca—dice Diego en un tono seco.
—¡Eres un imbécil!—dice la chica parándose y llevándose
su poco orgullo. La veo alejarse a pasos rápidos por el
patio.
—¿Acaso no te gustó tener relaciones sexuales con ella? —
pregunta uno de los amigos de Diego.
—Es un asco en la cama, ni sabe moverse—responde Diego
y todos se ríen en su grupo.
Miro a Diego y aprieto mis manos en puños. ¡Odio a los
tipos como él, cuál es su problema, no tiene ningún
derecho a hacer ese tipo de comentarios sobre la intimidad
de las mujeres y menos burlarse!—Exclamo molesta para
mí misma.
—¡Eres un imbécil!—suelto de repente. Todos en el grupo
guardaron silencio o más bien todo el patio se quedó en
absoluto silencio—. Quien te crees que eres tú para reírte
de ella y compartir su intimidad con los demás y más
encima burlarse de eso. Eres un poco hombre y un cerdo
por hacer eso.
Él soltó una carcajada fuerte y apreté más mis manos,
porque yo no le veía la gracia en decir eso y más que sus
amigos se rían y le aplaudan. Es horrible, pensé que aquí
en la universidad sería diferente a como lo es en
secundaria,
pero me equivoqué.
p q q
—Me han dicho cosas mucho peores, así que tienes que
esforzarte un poco más. —Responde con chulería—.
Además, muñeca, yo no la obligue a que se acostara
conmigo. Ella sola se tiró a mis brazos y simplemente no
me gusto y punto.
Lo fulminé con la mirada y él achicó sus ojos esperando mi
respuesta.
—Eres un gilipollas, es que ni siquiera te das cuenta de lo
horrible que fueron tus palabras...¡Imbécil!
Diego apretó la mandíbula y vi cómo se le empezaba a
marcar las venas de su cuello y se levantó del suelo y se
puso frente a mí. Apreté mis manos con fuerza e intenté
contar del uno a diez.
—Anastasia, no lo hagas—Alejandra me mira fijamente.
Respiro varias veces para intentar controlarme —. No vale
la pena.
Comencé a caminar hacia atrás porque si no me iba esto se
iba a poner realmente feo para mí. Que horrible cometario
ha dicho y más que lo comparta con sus amigos, es horrible
porque es algo íntimo. Hombres, solo les importa el sexo y
sexo—negué con la cabeza y caminé rápidamente a mi
salón.
—¡Esto no se quedará así!—soltó un grito Diego.
Me volví y le mostré mi dedo medio a ese imbécil engreído,
ese chico era raro porque podía ser inteligente e ingenioso,
pero a la vez era mujeriego y se nota, ya que le gustaba ir
comentando sus conquistas con sus amigos.
Llego a mi salón y caminé al último puesto.
Miro la ventana, siento como alguien se sienta al lado mío.
—Anastasia—, escucho la voz de un Diego totalmente
furioso y enojado—. ¿Podemos hablar como personas
civilizadas?
Me encogí de hombros y miré de nuevo a la ventana. La
verdad es que me molesta que hagan esos comentarios así,
es nuestra intimidad y no me parece gracioso que después
todo el mundo se pasa eso de ti, es horrible.
—Por favor— insistió.
Lo miré y me topé con sus ojos café, le devolví la mirada
por unos segundos antes de hablar con él.
—Tú dirás de qué quiere hablar conmigo.
—Escúchame bien, lo que hiciste en el patio...—Antes de
que terminara de hablar lo interrumpí.
—Lo que tú dijiste fue muy bajo y feo, entiendo tu punto de
vista de nada serio con las chicas y que se lo dejas claro,
pero que después tú te burles y haga ese tiempo de
comentario de que es un asco en la cama y que no se sabe
moverse, es horrible y más que tus amigos se burlen.
—Mira chica rara, yo opino de mis experiencias lo que yo
quiera y no tengo por qué sentirme mal. Fui sincero con lo
que dije y punto. ¿Y acaso sabes quién soy? Si quiero,
puedo hacerte la puta vida imposible aquí en la
universidad.
"¡¿Quién mierda se cree este chico?!" — Pensé. No tiene ni
idea tampoco de quien mierda soy yo.
—Me valeee—sonreí—. Sé perfectamente quién eres —
Exclamé—, también sé que eres uno de los más populares
de la universidad y que todo el mundo te tiene respeto
porque eres un buen boxeador. Déjame decirte Diego que
no me impresiona en lo absoluto y no tengo miedo... —Lo
miré y él achicó sus ojos—. Si era eso todo lo que me ibas a
decir, me valeee.
Él levantó sus manos en lo alto y soltó un suspiro
—Mira tal vez, fue de mal gusto mi comentario y tal vez
tenga razón, pero ya lo dije y punto. No quiero que nos
llevemos mal porque nosotros nos veremos casi todo los
días, Alejandra es mi mejor amiga y está con mi mejor
amigo así que será mejor llevar la fiesta en paz entre
nosotros dos.
—En esto tiene razón, nos veremos mucho, pero es mejor
que no hablemos ya me di cuenta de que tenemos diferente
formas de pensar y es mejor para los dos.
Él no dijo nada más y yo tampoco, esperé que entrara el
profesor a clase para después poder irme al departamento.
Mire como nuestro compañero iban entrando y muchos
saludaron a Diego y también varias chicas se acercaron a
él, pero al parecer no estaba de humor ya que era cortante
con ellas.
Lo miré de reojo y vi que me estaba mirando fijamente,
pero yo desvié la mirada. El profesor entró y comenzó la
clase.
Tome apunte de todo lo que el profesor decía y en la mitad
de la clase Diego deslizó un papel en mi mesa. Lo miré,
pero tenía la cabeza apoyada en la mesa y estaba
durmiendo o fingía que lo hacía.
Desdoblé el pedazo de papel y miré de reojo a Diego quien
tenía una sonrisa en sus labios, pero mantenía sus ojos
cerrados.
No te enojes conmigo,
No quiero que no llevemos mal y sé que parezco un
mujeriego y no lo niego, Y me porté mal y lo siento, ¿me
perdonas?
Negué con la cabeza y me concentré en la clase y en tomar
apuntes sobre lo que decía el profesor. Cuando la clase
terminó, guardé rápidamente mis cosas y salí del salón,
sentía que alguien venía detrás de mí. Cuando me di la
vuelta choque con el torso duro de Diego que casi me bota,
pero me agarro del brazo.
—Tendré que poner una orden de alejamiento—él suelta
una risa y aparta el pelo de mi cara—. No te perdono y te
quería decir que me dejes de seguir.
—No te estoy siguiendo Anastasia, camino hacia afuera y
esto es un espacio público así que esto no sería acoso—me
responde con una sonrisa malvada.
Me doy la media vuelta y caminó rápidamente afuera de la
universidad, miró por encima de mi hombro y veo que
Diego viene detrás de mí y me sonríe. Suelto un suspiro y
me detengo en el semáforo, espero que la luz cambie para
poder cruzar.
—Aún sigue siendo sitio público—lo miro y no me
sorprende que esté a mi lado—. Tenemos que dejarnos de
vernos así—frunzo el ceño y me sonríe de lado mostrando
sus hoyuelos.
—Ya—comienzo a caminar rápidamente y veo como Diego
choca contra personas y sonrió. Esquivo a caballero y sacó
un mapa de Barcelona, miró a la calle y luego a mapa.
—Eres rápida, ¿por qué no usa GPS? En serio sigue usando
mapa en papel—suelto un bufido antes sus palabras.
—Uso un mapa de papel porque es más práctico y pequeño
y nadie puede robarme mi teléfono, son trucos que he
aprendido.
Él se pasó una mano por la barbilla y sus ojos brillaron con
diversión. Alzó una ceja y se pasó una mano por el pelo.
—Si quieres te llevo a tu departamento—se ofrece.
Niego con la cabeza.
—Gracias, pero voy a otra parte—miró de nuevo el mapa y
veo que tengo que ir para la izquierda—. Adiós, Diego.
—Espera un poco, Anastasia, es peligroso que andes sola
en una ciudad que apenas conoces—murmura con
preocupación.
Sonrió.
—No te preocupes Diego, me gusta perderme y nada me
pasará, pero si eso pasa te llamo a ti "amor de mi vida" —
digo lo último haciendo comillas con mis dedos.
—Eres la chica más rara con la que me he topado.
—Lo tomaré como un halago—me llevo una mano al
corazón y doy media vuelta para comenzar a caminar a mi
destino. Diego se despide de un grito y niego con la cabeza.
Cuando llego a mi destino veo que está Luis esperándome.
Me acerco a él y me abraza con fuerza. Entramos dentro de
GYM en donde me inscribo para comenzar a entrenar con
Ricky según Luis es uno de los mejores entrenadores de
boxeo de Barcelona.
—Planearé pronto tu pelea—dice Luis mirándome de reojo.
Observo el semáforo cambia de color y pasa a verde.
—Gracias por seguir conmigo.
—Siempre, Anastasia—toma mi mano y le da un apretón.
Sonrió, tengo a los mejores amigos y a pesar de que a Luis
lo veo poco sé que siempre puedo contar con él gracias a
Luis estoy empezando a recolectar información y pruebas
sobre lo que sucedió dos años atrás y por fin podré darle un
cierre.
Rafael Miller es Diego es en la persona que me
inspire.
Espero que le este gustando esta nueva historia, no se
les olvide votar y cometar si le esta gustando y
comparti con sus amigo y familia <3
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes
sociales, en donde siempre aviso cuando subiré
capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 3
Me remuevo en mi cama y me tapo la cabeza con la
almohada, estiro la mano e intento tocar mi estúpido
teléfono y no lo encuentro. Suelto un bufido. Abro los ojos y
apagó la alarma, me refriego bien el ojo y me siento en la
cama. Me quedo mirando a la pared y caigo en cuenta de
que Alejandra no está en el departamento porque ayer se
quedó donde Cameron.
Suelto un bostezo y miro la hora de mi celular y me levanto
rápidamente ¡Mierda! Son las ocho. Me meto rápidamente
al baño y me desvisto en cinco segundos, abro el grifo de la
ducha ni siquiera compruebo la temperatura del agua.
Salgo temblando de la ducha estaba helada el agua. Tomo
lo primero que veo de mi armario pantalones negro, una
polera negra y mis convers negra. Hoy día es de negro. Me
pasó una mano por mi pelo y guardo mis llaves en mi
mochila. Camino la cocina y tomo una manzana. Miro la
hora y solo quedan 15 minutos para que empiece las clases.
Cuando salgo de mi edición veo que está Diego afuera
recargado en su todoterreno y con teléfono en su oreja. Él
corta la llamada y frunce el ceño. Como si me sintiera
levanta la mirada y me observa con una deslumbrante
sonrisa.
—Hola, chica rara.
Me saco la manzana de la boca y mastico lentamente antes
de hablar. Él se acerca a mí y me hace un breve repaso con
su mirada. Pongo los ojos en blanco y suelta una risa.
—Negro completamente de negro—dice con fascinación.
—Fue lo primero que encontré—respondo. Lo miro y está
casi igual solo que lleva una camisa de cuadro roja y negra
arremangada hasta los codos dejando a la vista algunos
tatuajes—. No están aquí, me voy llego tarde.
Comienzo alejarme de él, pero me agarra del brazo y siento
como una corriente recorre mi cuerpo. Me suelto de su
agarre rápidamente y él se pone en frente mío e inclina su
cabeza donde está su todoterreno.
—Te llevo—le doy una mordida a mi manzana bajo la atenta
mirada de Diego y niego con la cabeza—. Además de rara,
eres terca. Si vas en el metro estará lleno y te costará
tomar un andén vacío y llegará casi cuarenta minutos
tarde.
—Vale, pero quiero que sepas que aún estoy pensando en
sacar una orden de alejamiento para ti—bromeo.
Diego se gira y niega con la cabeza y se detiene delante de
mí.
—No lo creo, porque en el fondo de ti, sé que te gusto y a
mí también me gusta tu actitud—suelto una risa. Por favor,
está loco si piensa que me gusta un mujeriego—. Nos
vamos.
Asiento con mi cabeza y me subo al todoterreno. Durante la
mitad del camino Diego tarareaba diferentes canciones que
ponía en la radio. Tuve contenerme la ganas de reír y
concéntrame en mirar por la ventanilla.
—¿Eres de Madrid? Al igual que Alejandra.
—Sí.
—Pero Alejandra ya va en su segundo año y tú vas recién
primero...¿Por qué?
Lo miré de reojo y juego con mis dedos. Si me he tardado
un año en empezar la universidad y no es porque no
quisiera, pero tuve que trabajar e intentar apelar para que
me dieran una beca, ya que no era fácil. Mis padres tienen
una buena economía, pero aun así para ellos yo ya morí, así
que tuve que valerme por mí misma y buscar trabajos y
ahorrar para poder ingresar al fin en la universidad con la
beca.
—Larga historia y algo aburrida—digo quitándole
importancia al tema—. No tiene importancia.
—Ahh, vale. He descubierto algo sobre ti y eres una mala
mentirosa y no deberías tocarte el pelo porque eso te
delata es un tic que tienes—me suelto el pelo y lo observó.
Tiene una sonrisa de orgullo—. Soy algo observador, chica
rara y aunque no me des mucha información sobre ti,
puedo ir aprendiendo de ti en tus gestos.
—¿Acaso eres psicólogo? —preguntó con ironía.
—No, pero me gusta observar a la gente. Muchas veces los
gestos corporales dicen mucho más que las palabras, ya
que muchas veces tú dices algo con tus palabras y tu
cuerpo otra cosa muy diferente.
—¡Interesante! Eres una caja de sorpresa, ¿verdad? —
pregunto, miro a la ventanilla de nuevo.
—Puede ser... —se queda callado unos segundos—. Casi
nadie me conoce realmente, solo aparento ser alguien a la
vista de todos.
Frunzo el ceño antes sus palabras.
—Eso es patético, no deberías esconder quién eres
realmente—me encojo de hombros—. Eres igual que todo el
mundo. Solo quieres encajar en un grupo porque les aterra
estar solo.
—¿Y qué me dices de ti?
—Yo no hago eso, tengo amigos que me conocen como soy
realmente—él me mira un segundo antes de mirar la
carretera—. Alejandra sabe todo de mí y me ama y yo igual.
Además, que yo no he fingido contigo en ningún momento
¿o sí?
—No, por eso eres rara, pero en el buen sentido, es
admirable como te apegas a tu verdadera identidad. Pensé
que cuando te uniera a nuestro grupo intentarías encajar o
de hablar con nosotros, pero solo te quedaste ahí, callada e
incómoda.
—Es porque no son mi estilo de amigos—recalco mi punto y
se ríe.
El viaje continuó en silencio. Me bajé del vehículo y miré mi
horario para saber cuál era la sala. Sentí como él estaba
detrás de mí.
Diego sopla aire en mi cuello y me giré para mirarlo.
—Te toca en mí mismo salón, vamos—paso adelante mío y
guarde mi horario. Lo seguí lentamente y él miró de vez en
cuando asegurándose que lo seguía. Entramos al salón y se
sentó con una chica y yo en un puesto vacío a lado de la
ventana.
Mire por la ventana y me pregunto si en algún momento
poder detenerlo, podré hacer justicia a mi hermano. No
tengo casi nada sobre él. Comencé a escribir los ejercidos y
a desarrollarlos. Odio matemática. Cuando termine Diego
estaba sentado al lado mío.
—Esa chica parecía pulpo intentado tocarme—confiesa
Diego.
—Y me lo cuentas...¿por qué?... —pregunte con curiosidad y
jugando con un pedazo de papel.
—Porque me caes bien—dice antes de volver a leer su libro.
Yo suelto un suspiro y espero que el profesor de por fin
terminada la clase. Mire de reojo como la chica me estaba
fulminando con la mirada—. Tranquila, no te hará daño—
me asegura él.
Suelto una risa. Será mejor que esa chica no intente hacer
algo porque ella es la que saldrá lastimada y herida.
Además de que por fin hoy día tengo primer entrenamiento
y estoy emocionada de volver a las peleas ilegales para
poder seguir juntando plata.
—Muy bien alumnos la clase termino, nos vemos la
siguiente clase y traigan calculadora, por favor—se despide
el profesor y guardó rápidamente mis cosas.
Me levanto de la silla, pero veo que Diego está bloqueando
mi salida con su silla, doy un pequeño golpe en su hombro y
levanta su mirada con una sonrisa. A este chico le gusta
sonreír para todas las mujeres, me imagino que es así como
la mayoría cae por él.
—Disculpa, pero quiero salir y no puedo—le explico. Muevo
mis manos en dirección a su silla que me bloquea la salida.
—Puedes pasar por encima de mi regazo, nena, prometo no
tocarte—suelto un bufido y tomó su silla con fuerza y la
empujo moviéndolo. Diego me mira sorprendido—. Tienes
fuerza.
—Digamos que sé defenderme muy bien de chicos que
intentan pasar de listo o que sean gilipollas. Adiós.
Salgo del salón y me encuentro con mis gemelos favoritos.
Dylan me abraza con fuerza y me levanta del suelo
haciéndome girar varias veces. Me suelta solo cuando ya
estoy algo mareada y Javier me agarra del brazo y tira de
mí hacia su torso.
—Hola, pequeña—me da un beso Javier, y no puedo evitar
de nuevo abrazarlo. No los he visto hace más de seis meses
y por fin, estoy con ellos de nuevo—. Estás más guapa.
—¡Amorcín! Está tan guapa y grande—me abraza por atrás
y apoya su barbilla en mi hombro. Sonrió. Siguen iguales,
aunque tiene su pelo un poco más largo, pero siguen tan
guapos como siempre—. Vamos a comer algo.
Asiento con mi cabeza y siento una mirada sobre mí, miró
por encima de mi hombro y veo que Diego me está mirando
con una sonrisa y luego vuelve a fijar su vista en la chica
pelirroja...creo que se llamaba Bárbara. Caminamos
directamente a la cafetería para pedir algo.
******
Nos sentamos en pasto y Dylan abre un paquete de papas
fritas y yo saco otra manzana. Javier suelta risa. Siento
como me están mirando estos dos imbéciles. Alzó una ceja
hacia ellos y ellos simplemente desviaron la mirada.
******
Paso el día entrando en diferentes clases y entró en la
penúltima clase del día. Me siento en el último asiento a
lado de la ventana y siento como alguien arrastra la silla a
mi lado. No le doy importancia y siguió mirando afuera,
quiero que termine luego este día para poder ir a
entrenar.
******
Después de dos horas de estar entrenado camino
tranquilamente a mi departamento. Lo primero que quiero
hacer es darme un baño y ponerme hielo en los nudillos
me quedó un poco sensible, por pegarle al saco de boxeo.
Abro la puerta y me doy cuenta de que están todos los
amigos de Alejandra.
—Hola—saludos a todos.
Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza y
me doy cuenta de que solo ando con calza, sostén deportivo
y un chaleco. Dejó mi bolso en el suelo y entró en la cocina
y sacó hielo.
Cuando salgo de la cocina, me encuentro a todos tomando
cerveza.
— ¿Qué mierda te pasó, Anastasia? —Pregunta alarmada
Alejandra.
—Nada—recojo mi bolso y Alejandra se acerca a mí, toma
mi mano y la examina.
—Dime por favor que no peleaste con alguien en la calle.
Solté una risa y le di un empujón. Es una exagerada, no la
culpo Alejandra siempre se ha portado como mi hermana
mayor y ella fue la única que me apoyó, que no me dejo
caer, gracias a ella pude salir adelante.
— ¡Ya me conoces! Me peleé con dos tíos y los mandé al
hospital—bromeo con ella y añado—: Fue en el
entrenamiento, nada grave—la tranquilizo y ella suelta un
suspiro.
—Me vas a matar de un infarto en estos días—ella niega
con la cabeza y tomó el bolso de suelo.
—¡Exagerada!
Entré a mi pieza y le puse seguro por si acaso y entre en
baño para darme una ducha. Una vez lista y algo arreglada,
salgo de la habitación y me encuentro con Diego y Bárbara
besándose en el sofá. Mire en donde se encontraba
Alejandra y Cameron están igual y los demás seguían
tomando.
Justo cuando iba a entrar a la cocina tocaron la puerta.
Solté un bufido, porque de seguro eran más amigos de
Alejandra que venía a tomar.
—Abre tú, Anastasia—grita Alejandra.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta. Cuando
abrí la puerta, estaban mis dos imbéciles favoritos. Dylan y
Javier me sonreían. Son iguales literalmente iguales a los
gemelos solo se les puede diferenciar por su personalidad.
Dylan era bastante especial y carismático, en cambio Javier
es más callado y misterioso.
—Mira a quien encontramos aquí, a una hermosa chica—
broma con Javier.
— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunte con curiosidad.
No tenía planeado que vinieran hoy y si lo hicieron es
porque ellos tienen noticias sobre una posible pelea ilegal.
—Hola, Anastasia, sí, nosotros también te extrañamos
mucho—dice Dylan con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco. Estos dos chicos nunca van a
cambiar, desde pequeños que siempre han sido iguales
como lo son hoy en día y supongo que por eso los amo.
—Podemos pasar o no vas a tener aquí todo el rato—
bromeó Javier con una sonrisa de oreja a oreja.
—Claro.
Me hice a un lado y los dos gemelos entraron y se toparon
con el mismo espectáculo que yo. Todos se estaban
besando. Menuda orgía tenía estos chicos aquí. Hice una
mueca.
—Menuda orgía que tiene aquí—dijo Dylan burlón. Y todos
se separaron, Alejandra sonrió de oreja a oreja al verlos.
—Creo que faltamos nosotros y si hacemos un trío ¿Qué me
dices Amorcín?—Me miraron un momento los gemelos con
su hermosa sonrisa.<<Son imbéciles>> —. Me dije a mi
misma, pero aun así me estaba aguantando la risa.
—Puaj, que asco tío—hice una mueca, pero una sonrisa se
extendió en mis labios, porque ellos estaban haciendo
puchero—. Nunca van a cambiar.
—Algún día vas a caer, Amorcín y verás lo que es bueno —
bromea Dylan, guiñándome un ojo.
Me apoyé en la pared y me fijé que Diego me miraba
fijamente. Sonríe de oreja a oreja y empezó a besar el
cuello de Bárbara y aparte la mirada. <<Mujeriego,
mujeriego>>—canto de nuevo por mí mismo.
—Hola, Dylan y Javier, siguen siendo tan guapos como
siempre—dice Alejandra, abrazando con fuerza a los
gemelos.
—Ya ves, cada día más guapo y sexy—dice Dylan.
—Sí, pero por cada pelea que das te van quedando menos
neuronas en tu diminuto cerebro—lo pinché.
Dylan soltó una falsa carcajada.
—Mira quien lo dice—Dylan me tomó de la cintura—. Cada
día te ves más guapa, pero más insoportable—bromea.
Me separé de Dylan y abrí la puerta de mi habitación para
que tuviéramos más privacidad y tampoco quería que
Alejandra escuchara que iba a volver a las peleas, ya que
como he dicho Ale se ha preocupado mucho por mí y no
quiere que nada malo me pase.
—Me halagan con su visita...entonces ya tiene una fecha
para mi pelea. Luis ya se lo dijo, ¿verdad?
—Anastasia, le ganarás en un segundo, ya te has
enfrentado a ella es Rebeca—dijo Javier.
Me encogí de hombros. Era pan comido, entonces.
—Nada de qué preocuparme. —Dylan comenzó a tomar
varios libros de mi biblioteca. Me levanté y le quité los
libros
—. Hoy día está de tocón ¿verdad?
Él sonrió un momento antes de volver a tomar otras cosas
de mi biblioteca. Me encogí de hombros y dejé que siguiera
tocando mis cosas. Es un niño pequeño.
—¿Saben algo de Jonathan? — pregunté. No lo había visto
hace más de seis meses y no aprecio ni hoy y tampoco ayer.
Estaba preocupada, ya que lo extraño mucho.
—Sí, viene en camino —Javier se frotó las manos y me
sonrió—. Nosotros tenemos una fiesta, ¿Te vienes? —Me
pregunto.
Negué con la cabeza, no tenía ánimos de ir a una fiesta y
de compartir con otras personas o tener que fingir una
sonrisa frente al mundo. Deje eso hace mucho tiempo y,
además, tampoco quiero exponerme tanto.
—Vamos nena, será divertido—insistió Dylan.
—Será para otra vez—solté un suspiro—. Quiero estar a
solas con Jonathan.
—Vale...Vale, ya veo que lo prefieres a él y a nosotros
siempre nos dejas de lado—Dylan se llevó su mano al
corazón y me mordí el labio para aguantar la risa.
—Te dejamos entonces, nos vemos mañana en la
universidad—Javier se acercó a mí y me dio un beso en la
mejilla y también Dylan.
Salimos los tres abrazados. Nos quedamos en frente de la
puerta principal, ellos miraron un momento a una chica que
pasó y luego a mí. Negué con la cabeza.
—Son unos mujeriegos—les reproché.
—¡Hey déjanos, somos grandes ya!—dijeron los dos al
mismo tiempo.
Los chicos caminaron hacia el ascensor en donde Dylan
comenzó a hablar con la chica que también estaba
esperando el ascensor. ¡Siempre serán iguales! —cierro la
puerta. Alejandra me miró y me guiñó el ojo.
Entre en mi habitación y tomé un libro de mi biblioteca, me
senté en la cama y me miré de reojo en el espejo y no
reconocí a la chica que me devolvía la mirada, esa chica
con la mirada fría y apagada. Cerré el libro porque ahora
no tenía ánimos de leer, estoy un bloqueo de lector porque
simplemente no me sentí animada de leer.
Negué con la cabeza y me tiré para atrás y cerré los ojos.
Pasaron unos minutos u horas, no estoy muy clara en qué
momento me quedé dormida, pero siento unos dedos por
mi mejilla.
—Despierta, Anastasia—abrir los ojos y me topé con unos
ojos marrones. Me refregué el ojo y vi a Jonathan con una
enorme sonrisa.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunto aún dormida.
—Por la puerta—dice burlón.
—Ja, ja, ja muy chistoso — me pare de la cama y me di
cuenta de que era de noche —. ¿Qué quieres hacer? —Le
pregunté.
—Salgamos a caminar.
Lo miré y andaba con pantalones negros y un polerón
haciendo que se viera muy guapo.
—Vale.
Salimos de la habitación y vi que Alejandra estaba muy
ebria, miré a sus amigos y todo estaba igual. En ese
momento justo salió Diego del baño y se paró frente mío.
—¡Hey chica rara! ¿Aún sigues enojada conmigo?—
preguntó Diego con un tono bastante alegre, ya que se
notaba que llevaba unas cuantas cervezas encima.
—Hola y si—conteste rápidamente.
—No te enojes conmigo, bella, mejor ven a compartir una
cerveza conmigo—él agitó su cerveza que tenía en su
mano.
—Tengo otros planes y no es emborracharse, por cierto—
dije con una sonrisa. Intenté pasar, pero él me bloqueó.
<<Respira Anastasia, Respira>> Me repetía en mi mente.
—Ya veo—Sentí que Jonathan, puso su mano en mi cintura
y me atrajo así él—. ¿Quién es él? Es tu novio —Dijo burlón.
Diego miró por un momento a Jonathan, antes de volver a
fijar su vista en mí—. Pensaba que no creías en el amor y
en las relaciones.
—Vamos, Anastasia—Dijo Jonathan molesto. No le contesté
a Diego y caminé con Jonathan, afuera de mi departamento.
Hola guapuras y guapos ¿como están? espero que le
este gustando esta historia y que apoyen mucho en
este
proyecto y espero que le guste e intentado de crear el
personaje de Anastasia como una mujer super ruda e
independiente con mucho carácter.
Si le esta gustando nos se les olvide votar estaré
leyendo su comentarios y comparta esta historia con
mas
personas:
No se les olvide en segurime en wattpad y en mis
redes sociales:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 4
Llegó a la universidad justo a tiempo. Entro en mi salón y
observó los puestos vacíos y veo que el único queda es uno
detrás de Diego. Camino por el salón y siento como él me
mira de reojo y me siento. Diego se gira y veo que tiene un
papel entre sus dedos y lo desliza en mi mesa.
—¿Qué es esto? —pregunto intrigada.
Él me ignora y comienza a conversar con la chica que tiene
a lado. No entiendo yo a este chico. Observó el papel y lo
tomo. Odio ser curiosa, es mi debilidad. Abro el papel y es
una nota escrita por él: Todos somos el destino de alguien.
Suelto una risa, está loco, cada día me sorprende más. Doy
vuelta la nota buscando algo más, pero no hay nada. La
dobló y la guardo en mi cuaderno. Sacó un lápiz de mi
mesa y comienzo a golpearlo contra mi mesa. Diego se
levanta y pasa detrás de la chica, se sienta a mi lado.
—¿Crees en el destino? —pregunta de repente. Miro a la
ventana y niego con la cabeza, es de locos creer en eso,
cada persona crea su destino con sus acciones—. Eres una
chica rara, no crees en el amor ni el destino.
—Soy realista, Diego. El amor es lindo y bonito al inicio,
pero después ya no y ni siquiera sabes realmente quién es
tu pareja. Y nosotros creamos nuestro destino, es así de
simple.
—No estoy de acuerdo con tus pensamientos. Te observo y
veo que estás jodida por dentro, supongo, que la vida ya te
hizo bastante daño y ya no crees en nada—suelta de
repente.
Lo miro de reojo y no digo nada más porque tiene razón,
estoy jodida por dentro y mi vida es un caos. Solo sé causar
daño o poner en riesgo a las personas que amo y no es
justo que ellos sufran por mí. Muchas veces he querido
retroceder el tiempo..., pero eso no se puede.
—El mundo es cruel y cada persona tiene su pasado
doloroso, Diego—digo, jugando con el lápiz en la mesa—.
Lo importante es que te vuelvas a levantar y sigas adelante,
si te quedas en suelo lamentándote no sacarás nada. Cada
persona tiene su propia batalla interna.
—Exacto—Diego metió una mano debajo de mi silla y
arrastró más cerca de él—. Me gusta como piensas,
¿salgamos juntos? No pienses mal, tal vez salir a caminar
un poco por las calles.
—Diego...
Él pasó su dedo por mi frente e intentó separarme de él,
pero me aprieta más contra su pecho. Diego me observa
con cautela como si en cualquier momento le fuera a pegar
y más le vale que me deje ir pronto.
—Solo para hablar, Anastasia, no intentaré nada de nada
contigo—suelta un suspiro y desvió la mirada un segundo
antes de volver a fijar sus ojos en mí—. Siento que contigo
puedo hablar de muchas cosas...que no lo sé... —intenta
explicarme.
—No soy tu amiga Diego, y no te conozco y no me lo tomes
a mal, pero yo no quiero ser tu amiga y por favor, suéltame
—me sincero y él me suelta lentamente.
—Solo a caminar—dice haciendo un puchero—. Al menos,
claro, que a tu novio le moleste que tu tengas un amigo tan
guapo y sexy.
Suelto un bufido.
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo
desde...no lo sé hace diez años—le aclaro ese punto—. Es
mejor que dejemos de hablarnos.
—No estoy de acuerdo tampoco con eso—se cruza de brazo
y mira al frente—. Yo creo que tiene miedo de que yo te
guste es así de simple—me desafía con sus palabras.
—Puedes pensar lo que quieras.
—Créeme que lo estoy pensado—murmura—. Eres
desagradable y con razón no tienes más amigos.
—Soy desagradable por no querer ser tu puta amiga, estás
actuando como niño pequeño, madura Diego.
Diego se muerde el labio inferior. Él puso su mano en mi
mejilla y empezó a acariciarme en donde no puede evitar
que mi pulso se altere. Me alejé con rapidez. ¿Qué mierda
es lo que quiere?
—Sé que lo puedes sentir lo que pasa cada vez que te toco
—me susurra—. Yo lo siento y me molesta que te niegues y
actúes como una niña pequeña diciendo esas estupideces.
—¡Estás loco! —Exclamó tomando mi mochila, pero me
agarra las muñecas—. Suéltame..., Joder. —comienzo a
forcejear con él y consigo soltarme—. No te acerques a mí,
no sé qué mierda te estás imaginando, pero estás mal. Me
conoces desde hace tres días, Diego.
—¡¿Y qué?! Solo quiero ser tu amigo para conocerte, pero
eres testaruda y desagradable conmigo—murmura enojado.
Tomo mi mochila y salgo rápidamente del salón. Estás
como una cabra, que le pasa a ese chico...es intenso a
morir y yo no quiero nada con nadie. Camino por el patio y
me siento en una banca. Necesito respirar, ese chico
parece sacado de una película donde cree que, por estar
tres días con él, ya me voy a enamorar de él porque es
guapo. Es una locura. Sacó el libro de mochila y comenzó a
hojearlo.
—Anastasia—, escucho que me llama.
¡Dios santo! —me digo a mí misma. Es oficial este chico se
obsesión o no entiendo qué le pasa. Me levanto de la banca,
pero él se pone en frente de mí y toma mis manos con
cuidado. Observó ese gesto y siento como mi respiración se
va alterando a medida que va subiendo sus manos por mis
brazos. Desvió la mirada, es una locura.
—Lo sientes, ¿verdad? Tiene el pulso alterado y se han
entreabierto tus labios podría besarte, Anastasia—me
susurra con voz ronca y me separó con brusquedad.
—Yo no siento nada—intento pasar, pero me bloquea el
paso y pone sus manos en mis hombros—. Creo que estás
delirando, Diego.
—Puede ser, yo...joder, parezco un loco, ¿verdad? —
pregunta, llevándose las manos en la cabeza y asiento con
mi cabeza e incluso me da algo de miedo—. Mierda, lo
siento, es solo que algo me pasó contigo cuando te vi—dice,
sentándose en la banca y me siento a su lado.
—No sé qué es lo que siente Diego, pero me asustas un
poco—le confieso con una sonrisa—. Está bien, salgamos a
caminar en plan amigo y así dejas de dar miedo—estiro mi
mano y él la aprieta y de nuevo siento esa corriente que me
hace temblar—, pero nada de citas o pasarte de la raya.
Simplemente deja que sucedan las cosas no insistas tanto.
Te veo a la salida—digo, y le doy un beso en la mejilla.
Tomé mi mochila y me alejé de Diego miró por encima de
mi hombro y tiene una enorme sonrisa. Entré a la
biblioteca en donde le escribí a mis amigos para ver si
habían venido a la universidad y por suerte vinieron.
Caminé por los pasillos y me topé con el grupo de Diego. Él
me tomó con cuidado de brazo. Alejandra nos miró de reojo
y puso los ojos en blanco. Él se inclinó hacia mí y me
entregó otro papel.
—¿Qué es esto? —pregunte.
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y
recuerda ponerme como "el amor de tu vida" —bromea.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus
amigos y menos Alejandra—le suplico—. Ella es algo
sobreprotectora y no creo que tenga tanta confianza con tu
reputación.
—Creo que me quedaré contigo—me guiña un ojo y se va.
Me quedo en el medio pasillo mirando como se va, qué
significa eso...¡Y a ti que te importa! —me reclamo a mí
misma.
—Hola guapa—dijeron los gemelos. Di un salto cuando
sentí la mano de Dylan en mi cintura.
—Hey, menos mal que llegaron a tiempo. Vamos a buscar a
Jonathan—les propuse. Caminamos de nuevo por los
pasillos y en el camino nos topamos con Jonathan, Roberto
y su novia Rocío.
—Que muchachos y muchacha más guapa veo aquí—digo
sonriendo.
Ellos se acercaron y me saludaron. Me acerqué a otra de
mis mejores amigas, Rocío, aunque le queda poco aquí en
España porque se iba de intercambio con su novio.
Comenzamos a caminar hacia el pasto.
— ¿Cómo estás, Anastasia? —Pregunta Rocío. Me encogí de
brazos.
—Bien supongo que bien.
Nos sentamos en el pasto y al lado de nosotros estaba el
grupo de Diego. Miré por un momento y vi que Alejandra
nos fulminaba con la mirada.
—¿Cómo van las cosas con Alejandra? —Preguntó con
curiosidad.
—Bien, adaptándome a vivir con ella y también con su
novio, pero bien—señalé a Diego y ella asintió—. Además,
me caen bien sus amigos, pero ya sabes que no son mi
estilo—le explico.
—Ya sus amigos populares, antes no le importaba eso a
Alejandra, pero supongo que es por su novio. Me sigue
cayendo mal, Anastasia, ten cuidado—me recordó Rocío.
Hice una mueca. Es horrible escuchar como dos de tus
mejores amigas son enemigas, aunque no siempre fue así,
nunca entendí qué pasó entre ellas, ya que hace dos años
éramos las tres mejores amigas y después se odiaron. No
entiendo cómo cambiaron tanto y ninguna de las dos me
cuenta que fue lo que pasó. Ambas me dicen lo mismo que
tenga cuidado de ellas. ¡Es una mierda! —peleo conmigo
misma.
—Jamás me vas a contar qué pasó entre ustedes dos,
¿verdad? —Ella negó con la cabeza y solté un suspiro.
Nos quedamos calladas y Dylan como siempre se robó el
show entre nosotros, sentí una mirada y giré para observar
y vi que era Diego quien me estaba sonriendo y apuntaba a
su reloj. Tal vez, no fue lo correcto salir con él.
—Hay tantas amigas que son una mierda y nunca saben
cuándo te apuñalan por la espalda—gritó Alejandra. La
miré y negué con la cabeza, sabía que no era para mí.
Rocío se paró rápidamente y caminó a gran velocidad en
donde estaba Ale. La alcancé y le tomé su mano. Porque
vamos, éramos bastante grandes para esta clase de
espectáculo y es estúpido, ya no son unas niñas.
—No lo hagas, por favor—le dije.
—Me tiene harta..., es una maldita—se soltó de mí y llegó a
donde estaba Alejandra—. Dímelo a la cara estúpida.
Rocío se abalanzó sobre Alejandra, me puse entre ambas
para detenerlas. No entendía nada como las cosas pueden
cambiar tanto y lo que más me molesta es que ninguna de
las dos me quiere decir la verdad y soy yo la que me hace
sentir entre la espada y la pared con sus peleas de niñas.
— ¿Quieres que te lo diga a la cara? —Miré a Alejandra y
negué con la cabeza—. Nunca te consideré mi amiga, si no
fuera por Anastasia, jamás me hubiera juntado contigo.
—Joder, cállense las dos de una puta vez— grité furiosa.
Ambas me miraron—. Rocío vuelve con Roberto—ella iba a
hablar, pero la fulminó con la mira y asintió.
Me giré para mirar a Alejandra, su mirada seguía los pasos
de Roció. Diego estaba al lado mío y Cameron estaba
detrás de Alejandra.
— ¿Qué te pasó con Rocío? —Le pregunté de una vez por
todas—. ¿Cuál fue el motivo por el cual le dejaste hablar?
Y quiero la verdad—insistí de nuevo.
—Es una mala amiga, Anastasia. Sabes que te amo y tolero
que tú seas su amiga, pero ten cuidado con ella.
Negué con la cabeza y me pasé la mano por el pelo. Estaba
ya cansada de esto porque no se pueden llevar bien como
antes o simplemente ignorarse. No entiendo el punto de
hacer un escándalo y más enfrente mío.
—Porque no pueden llevarse bien o al menos no se tiren
mierda frente mío, ambas son mis amigas y sabes que me
duele que estén así.
—No la tolero—repitió enojada y cruzándose de brazo.
Solté un suspiro de cansancio.
—Está bien—digo derrotada—. Puedes hacer lo que
quieras, Ale, es tu vida, no la mía.
Ella tomó sus cosas y se fue con todos sus amigos, menos
Diego que seguía a mi lado. Lo miré y él sonrió
coquetamente. Me senté en el pasto y él me imitó.
Arranque algunos pastos y él se mantuvo callado por unos
segundo antes de hablar:
—No estés triste Anastasia—me susurro y tomó un mechón
de mi pelo que lo puso detrás de mí oreja—. No vale la
pena que dejes de sonreír.
—No es fácil para mí. Ella son mis mejores amigas y me
duele que se estén tirando mierda de un lado a otro y más
cuando estoy presente. Duele— susurré.
—Me lo imagino, Anastasia, pero sonríe porque tendrás una
hermosa caminata con un guapo chico y también es muy
sexy—bromea, guiñándome el ojo.
Solté una risa.
—Aja.
Me levanté del suelo y Diego me observaba fijamente tanto
que me hacía sentir algo incómoda. Él se dio cuenta y
desvió la mirada. Este chico no es típico chico malo, ya
sabes...de eso que son malhumorados, misteriosos y
tóxicos.
Diego es mujeriego, claro, pero era más tierno, más alegre,
tranquilo y bastante hablador.
—Bueno...tengo que ir a clases, nos vemos en la entrada—
le recuerdo y sacó un papel de mi bolsillo y se lo entregó
—. Es mi número, chico insistente.
Di la media vuelta y sentí que gritaba mi nombre. Me giré
para mirarlo y tenía el papel entre sus dedos.
—Te guardaré como el "amor de mi vida" —me grito y solté
una risa antes de dar la vuelta y caminar por el pasillo para
mi siguiente clase.
******
Me apoyé contra el muro y espere que saliera Diego, mire
mi celular y vi que tenía un mensaje de Luis que estaba
preparando todo para volver a las peleas, pero que
debíamos tener cuidado porque esto me podría exponer
de nuevo a él.
Sentí que alguien me tapaba los ojos y pude sentir su
perfume que ya en pocos días lo reconocía. Diego me dio
un beso en la mejilla antes de ponerse frente a mí.
Parpadeó varias veces para volver a enfocar y vi a un ángel
sexy con tatuaje. Este chico era un peligro para mí.
—Hola, chica rara—dice con una sonrisa deslumbrante.
—¡Imbécil! —murmuró—. Nos vamos, no quiero que
Alejandra se dé cuenta.
Diego soltó un grito ahogado y se llevó una mano al
corazón y apoyó una mano en el muro e hizo un puchero.
—¡Soy tu sucio secreto! —Exclama dramáticamente. No
pude evitarlo, pero comencé a reír con ganas, que chico
más dramático. Puedo ver porque tantas chicas deliran por
él.
—Puede— murmuré.
—¡Puede! —repitió él con una sonrisa traviesa—. Vamos te
llevaré a un lugar que te encantara, confía en mí.
—Sorpréndeme—digo, siguiéndolo a donde está
estacionado su todoterreno. Me miró por encima de su
hombro.
—Te sorprenderé, bella.
Me abre la puerta para que me suba con una reverencia
exagerada y niego con la cabeza. Es ridículo, pero tierno a
la
vez. Diego enciende rápidamente su auto y se pone de
camino a quién sabe dónde...Mire por la ventanilla y podía
sentir su mirada sobre mí. Pasamos veinte minutos antes de
estacionar su auto en un estacionamiento público.
—Llegamos, espero que te guste.
Nos bajamos del auto y Diego me ofrece su mano, pero yo
niego y él suelta risa, comienza a caminar y lo sigo hasta
que se para frente a un enorme edificio. Miró el edificio y
es bastante antiguo, comenzamos a subir las escaleras y
cuando atravesamos las enormes puertas de madera. Solté
un grito ahogado y me agarro de la cintura.
—Bienvenida a la biblioteca municipal de Barcelona—me da
otro beso en la mejilla y me remuevo para separarme de él.
Mire y había tantos libros y era enorme—. ¿Te gusta? —
pregunta.
Me quedé mirando un largo rato la biblioteca y caminé un
poco... para ver más un poco más y era increíble. Debe
haber millones y millones de libros, es un paraíso.
—¿Te gusta? —vuelve a preguntar Diego.
—Claro que sí, Diego, es hermoso—declaró.
—Me alegro, ven—tomó mi mano y comenzó a llevarme por
diferentes pasillos donde solo había estantes con libros y
más libros, estaba babeando literalmente. Me llevé una
mano a la boca solo para comprobar—. ¿Cuál es tu estilo
favorito de género?
Nos quedamos mirando fijamente y estaba preocupada por
mí misma, estaba corriendo peligro con este chico. Es como
si fuera una mezcla de diferentes libros literarios de
Nicolas Sparks y, además de carismático, tierno, guapo
también le gusta leer libros.
—¿Por qué me miras así?
—De qué libro te escapaste—suelto de repente—. ¿Eres
real? No se supone que eres un chico malo que rompe los
corazones de las chicas, no se supone que tendrías que ser
tóxico, de mal humor y fiestero. En cambio, eres tierno,
simpático, carismático y te gusta leer. Es una locura.
—Tienes una idea muy equivocada de mí. Ven, vamos a
sentarnos para hablar—Diego me guía a unos sillones y nos
sentamos rodeados de estantes de libros—. Eres la chica
más bella que mis ojos han visto.
—Eso ha sonado bastante cursi, creo que leer tanto libro ya
te ha afectado—le doy un golpe en su hombro. En ese
momento entró una llamada de Alejandra—. ¡Mierda! Es
Alejandra.
—Empiezo a creer que de verdad soy tu sucio secreto para
tu mejor amiga que de paso es la mía—se cruza brazos y
contesto la llamada:
—¿En dónde estás? —pregunta como la mamá gallina que
es. Suelto una risa y Diego suelta bufido.
—Estoy en la biblioteca ¿por qué?
—No estás con Diego, ¿verdad? —insiste. Frunzo el ceño y
él se levanta, camina a la estantería de los libros dejando a
la vista su marcada espalda y su trasero—. Anastasia—
insiste.
—No, porque estaría con él—juego con mi pelo, por suerte
ella no puede verme para ver cómo miento.
—Lo estamos buscando y nadie lo ha visto y hoy día los vi
hablando muy cerca—comenta y añade—: Mira Diego es mi
mejor amigo Anastasia, pero no me gusta ni un pelo que él
se acerque a ti. Por su reputación, es mujeriego y tú ya
pásate por eso y Diego es muy parecido a cierta persona
que no mencionaré, no quiero que tú salgas de nuevo
lastimada.
Diego suelta un gruñido y su ceño se va frunciendo aún
más por las palabras de Alejandra.
—Te quiero bien lejos de él, Anastasia, lo digo en serio—me
advierte. Me quedo callada porque sé que tiene razón, pero
una mujer también puede ser amiga de un hombre y eso
estábamos intentando—. Mira conozco a Diego y desde que
te conoció supe que sería un desafío para él y, además, que
lo he visto mírate demasiado. Mira, en fin, solo aléjate de
él. Nos vemos después y cenamos juntas—me corta. Me
quedo mirando el teléfono que modales tiene esta mujer a
veces.
—Tendré que hablar con ella—me dice Diego con un tono
molesto—. Yo acepto que tengo mala reputación, pero,
joder, Cameron igual la tenía y, jamás se lo estoy
restregando a la cara a Alejandra.
—Yo...la verdad es que no entendí nada, solo que me alejara
de ti porque ella piensa que estamos juntos en plan
romántico—digo con asco la última palabra—. Cuando solo
intentamos pasar tiempo juntos como amigos.
Diego hace la forma de un corazón con sus manos y luego
lo rompe.
—Eso dolió, jamás me habían enviado a la temida zona de
amistad—susurra y desliza un libro. Lo miro y veo que es
Romeo y Julieta, alzó una ceja hacia él—. ¿Lo has leído
alguna vez?
—No.
—Dale una oportunidad—saca de su bolsillo su teléfono y
pone los ojos en blanco—. Cameron—se lleva el teléfono a
su oreja y suelta un suspiro antes de hablar—. No. No, no
está conmigo—se queda callado unos segundos antes de
volver a hablar—. Mira Cameron yo nunca me he metido en
tu relación y si fuera el caso de que yo estuviera con ella es
nuestro problema...Solo digo que no estoy jugando a nada
—aprieta sus labios en una fina línea—. Ella es distinta así
de simple y adiós.
Nos quedamos en un silencio incómodo y él se vuelve a
sentar a lado mío.
—En estos momentos odio tener la reputación de
mujeriego. Nos es justo que Alejandra te diga eso de mí y
ahora Cameron, ninguno de los dos tiene ese derecho.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste,
tengo que disculparme por la tardanza, pero había
tenido
un bloqueo con esta historia, y ademas queria tenerla
un poco avanzada y ver si iba salir y puedo decir que
es
mi favorita e difrutado un montón escribirla
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤ y
subiré todo los sábados capítulos en esta historia, asi
que
estar muy atentos
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy haciendo encuestas de cuando
quiere
que suban capítulos y mucho mas...
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 5
Ya habían pasado casi dos semanas desde que había
entrado en la universidad. Mi relación con Alejandra iba
también como antes de separarme de ella y mi relación con
Diego iba bien ambos nos hemos seguido viendo a
escondida de Alejandra y Cameron en plan de amigos, ya
que, aunque tenía que admitir que Diego es guapo. Sigo
con mi pensamiento de que no quiero una relación y nada
con el amor. Y él parecía respetarlo, pero ya no se juntaba
con casi ninguna chica solo Alejandra y conmigo.
—Adiós, Ricky—me despedí de mi entrenador.
Salí del gimnasio y una corriente de viento hizo que me
abrazara a mí misma, el verano se estaba quedando atrás y
daba inicio al otoño. Sentí que empezaba a caer pequeñas
gotitas de agua del cielo —<<lo que me faltaba>>—. Me
digo mentalmente. Caminé más rápido, pero la lluvia me
alcanzó y aún me falta caminar mucho para llegar a mi
departamento.
Caminé más rápido, pero la lluvia parecía un aguacero y
estaba empapada. Un todoterreno negro se paró al lado
mío, lo ignoré y caminé más rápido. El todoterreno me
seguía lentamente. Miré de reojo y comencé a caminar más
rápido...doble una esquina y me sigo <<mierda, no, no
puede ser él>> La puerta del conductor se abrió.
Y salió la figura de un chico vestido todo negro, retrocedí
hacia atrás y el chico me agarró del brazo, se sacó la
capucha y me di cuenta de que era Diego. ¡Mierda! Pensé
que era él.
—¡Joder! —le di un empujón a Diego—. Pensé que era otra
persona, Diego, que susto me has dado, imbécil—digo
enojada. Y le pegó en el pecho <<casi me da un infarto>>
Diego tomó mis muñecas y me aprieta más contra el muro.
—Perdona, bella, iba de camino a tu departamento y te vi.
Sube al coche, por favor—Me aparta el pelo mojado de la
cara y mire a todas partes. Respiraba con dificultada, joder,
odio esto—. Anastasia, ¿qué ocurre?
—Yo...no puedo, prefiero seguir caminando—tartamudeo.
—Porque eres tan cabezota a veces, Anastasia. Joder, me
vuelves loco—él se acercó más a mí y puso su mano en mi
mejilla—. Estás helada y puedes enfermarte grave, sube
por favor.
Negué con la cabeza y él se acercó más a mí
—Eres consciente que la tormenta va empeorando, mira ya
se están inundando las calles de agua—miré a la calle y era
cierto—. Por favor solo trato de ayudarte.
—No me falta tanto Diego, además, mojaré tu coche y
puedo correr rápido para llegar a mi departamento.
Soltó una risa fingida y me observo molesto. Lo estaba
sacando de sus casillas al parecer, pero necesitaba llegar a
mi departamento y comprobar que esa persona estuviera lo
más lejos de mí.
—Déjame ir, Diego. —Estábamos tan cerca que nuestras
narices se podrían rozar.
—Te caerás y te lastimaras antes de que llegues a tu
departamento—él miró un momento al cielo y volvió a fijar
su vista en mí—. Sube al coche, no te lo volveré a pedir, por
favor.
—No en estos momentos no necesito de tu ayuda, Diego,
entiéndelo.
—No. No, no es tu respuesta, solo déjame llevarte y punto.
Te lo diré por última vez, sube al coche Anastasia.—negué
con la cabeza y él soltó un gruñido molesto—. Es tu última
respuesta—asentí con mi cabeza—. Pues entonces no me
dejas más opción.
Lo que pasó en ese momento fue tan rápido y es que de un
momento a otro tocaba el suelo y ahora está en el hombro
de Diego. Me sentó en su coche y me puso el cinturón de
seguridad. Corrió a la puerta del conductor y se metió
adentro.
Me desabroché el cinturón y antes de que pudiera abrir la
puerta aceleró su todoterreno y se puso en marcha.
—Déjame bajar Diego.
Él no me miró, tenía la vista fija en la carretera. Vi que la
calle de mi departamento está inundada de agua. Diego
empezó a refunfuñar y a decir cosas en voz baja. Dobló a la
izquierda y se alejó de mi departamento.
—Déjame bajar—repetí.
Puso el seguro y volvió a fijar la visita en la carretera. Me
callé, ya que sabía que estaba concentrado. Me quité el
pelo de la cara y miré por la ventanilla y veía que cada vez
estaba empeorando más la lluvia. Diego entró en un
subterráneo y estacionó su todoterreno.
—Tendrás que quedarte hoy día en mi departamento. —
Dice lo más calmado del mundo.
— ¡No, ni loca! —Exclame.
—Vamos, Anastasia, somos amigos y tu calle está inundada
no se puede entrar, ven —. Él se bajó del todoterreno. Me
quedé sentada adentro.
Él me abrió la puerta y me dio su mano para bajar, pero yo
la rechacé. Diego caminó hacia el ascensor, esperamos en
un silencio incomodo y aparte un mechón de mi cara, las
puerta se abrieron y ambos entramos en el ascensor. Un
escalofrío frío recorrió mi cuerpo y me abracé a mí misma
para transmitir un poco de calor. Se acercó a mí y puso su
mano en mi mejilla, me quedé quieta mirándolo.
—Estás muy helada, puedes darte un baño, te prestaré ropa
y te haré una sopa para que entres en calor.
Me quede callada...en estos momentos me gustaría estar
sola. Las puertas del ascensor se abrieron, me dejaron ver
un pasillo café claro muy lujoso con alguna mesilla de
noche con lámpara y flores. Se paró en una puerta y la
abrió.
—Ohh...—Fue lo único que salió de mi boca.
El departamento Diego era enorme y su salón era todo
blanco, con también algunas mesitas de noche con
lámparas.
Pasó por mi lado y se metió a su cocina. Me acerqué a los
ventanales enormes y pude observar Barcelona, era una
vista increíble.
Sentí ruido atrás mío y vi que Diego estaba sacando unas
ollas. Miré más detenidamente su departamento y vi que
tenía un piano en medio y tenía dos enormes sillones, uno
negro y otro blanco. Al otro lado tenía un comedor que era
una mesa excesivamente grande para una sola persona y al
lado derecho había una escalera.
Diego se acercó a mí y me pasó su polerón. Negué con la
cabeza.
—Póntelo por mientras.
Solté un suspiro y lo tomé, me saqué mi polerón delgado
del deporte y me puse su polerón. Diego volvió a posar su
mano en mi mejilla y me miró fijamente.
—Ya estás mejor. Ven, te mostraré la habitación para que
puedas bañarte y cambiarte.
Subimos la escalera en completo en silencio y sus paredes
eran todas blancas. Se paró en la puerta y entramos a una
habitación oscura. Solo se escuchaba la lluvia caer.
—Espero que no estés tramando nada Don Juan —bromeo
con él.
—Muy graciosa, Anastasia —puso los ojos en blanco y luego
me observó detenidamente y mire mi ropa estaba goteando
—. Tendré que secar mi suelo porque una chica rebelde no
quiso subir de inmediato mi coche y no solo mojo el asiento
de mi todoterreno ahora lo hace por todo mi departamento.
—Ups...
—Si, ups, Anastasia —negó con su cabeza y dejo mi bolso
en el suelo. Me quedé quieta porque quería causar más
daño. Diego frunció el ceño y tomó mi mano —. Puedes
caminar Anastasia, no me enojo.
—Eres tan raro, Diego —solté de repente —. Sigo pensando
que está tramando algo.
—No soy como tú crees que yo soy, Anastasia, no te dejes
llevar por los comentarios de la gente—camino a la puerta
y me miró un momento—. Te traeré ropa, espera un
momento aquí.
Me quedé en silencio y abrí la cortina. Era una habitación
con un color crema, tenía una enorme cama como si fuera
de hotel, una cómoda y dos pequeños sillones al lado de la
ventana. Me senté en uno y esperé que Diego volviera.
—Te traje una polera, un buzo...Y también un bóxer—se
rascó el cuello y me mordí el labio para no reírme de él, se
veía tierno estando nervioso—. Voy a dejar aquí la ropa y
también te traje dos toallas...Oye si quieres puedes lavar tu
ropa.
Me levanté y saqué lo más importante de mi bolso, los
guantes de boxeo, los examiné y no estaban mojados. Diego
se paró al lado mío y miraba fijamente los guantes.
— ¿Tú haces boxeo? —Preguntó atónito.
—Sí.
Diego sonrió con emoción.
—Podríamos boxear juntos en la tarde —propuso con una
sonrisa.
—¿Seguro? Es que recién estoy comenzando —le digo
insegura. Diego tomó mis guantes y se acercó a mí —. No
estoy tan segura.
—Oh, tranquila, rarita, te dejaré que me ganes —se burla y
tiene esa sonrisa malvada en sus labios.
—Valeee —digo mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Después de comer, no te eches para atrás, Anastasia —
toma un mechón de mi pelo y lo pone detrás de la oreja —.
Seré un buen maestro. Te dejo para que te bañes.
Caminó hacia la puerta y cuando estaba girando el
picaporte de la puerta. Dije las siguientes palabras:
—Diego, muchas gracias. En serio, gracias.
Él sonrió coquetamente y salió por la puerta. Tomé las
cosas y metí al baño para darme una relajante ducha, antes
de bajar a comer con Diego y luego ir a entrenar.
******
Bajé la escalera y entré al salón en donde vi a un Diego
sumido en lo que estaba cocinado. Me acerqué a él. Dios,
eso huele muy bien. Él me miró de reojo y siguió
revolviendo las verduras en la sartén.
*****
Diego me dio un breve empujón para que entrara en el
GYM de su edificio. Observó que no hay nada en GYM
******
Me desperté de golpe, abrí los ojos y vi que estaba en el
cuarto que me había pasado Diego. Me refregué el ojo
para despertarme bien. Miré la hora en mi celular y eran
las tres de la mañana. Escuché una melodía que sonaba
en el piso de abajo.
*******
Unas horas después ya estaba bañada, cambiada y
relajada leyendo un maravilloso desastre. Cuando sentí
las pisadas de Diego que avanzaron a su cuarto, sentí
como cerró la puerta. La luz se había cortado casi dos
horas y decidimos irnos a acostar, pero no podía dormir.
El departamento estaba un poco oscuro, cerré la puerta
con cuidado y caminé despacio al fondo del pasillo y me
quedé parada en frente de la puerta Diego. Pensando que
le iba a decir, tal vez estaba durmiendo, pero ya no daba
más con el aburrimiento.
Toqué su puerta, pero nadie respondió, lo intenté de nuevo,
pero nada. Sabía que estaba ahí adentro, no lo había
escuchado bajar. Abrí un poco la puerta y vi a Diego
durmiendo profundamente.
—Diego..., se cortó la luz y... —tartamudeo.
Él se removió un poco en la cama, pero me hizo una señal
para que entrara. Su cuarto estaba oscuro y era
completamente azul, tenía una enorme cama, televisión de
plasma, un escritorio donde veía libros de la universidad y
un computador. En una esquina había dos puertas.
—Perdón...No quise despertarte...Mmm mejor me voy—.
Digo al ver que seguía acostado.
Él abrió sus ojos cafés y se pasó una mano por el pelo. Lo
miré y me di cuenta de que no tenía polera y se le
marcaban todos sus abdominales. Mis ojos se fueron hacia
su brazo izquierdo donde miré sus tatuajes, no entendía por
qué tenía solo un brazo con tatuajes.
—Tranquila, qué fue lo que me dijiste—me habló con voz
ronca y refregándose el ojo.
—Se fue la luz como hace una hora y me aburro un poco—
digo incómoda. —Y ya no sé qué hacer.
Soltó un suspiro y se paró de su cama, caminó hacia su
escritorio y prendió su computador y volvió a acostarse. Me
hizo una señal para que me acercara más a él.
—Podemos ver una película en mi notebook—propuso.
Asentí y me acerqué más a su cama. Él me hizo un lado y
puso varias almohadas. Me acosté lo más lejos posible de
él.
—Te puedes acercar un poco más, no vas a ver bien la
película y no te voy a morder al menos que quieras,
Anastasia
—me provoca con una expresión de orgullo.
Inconscientemente, mis ojos se desvían hacia sus labios.
Son bonitos, y parecen tan suaves... «¿Qué estoy haciendo?
Eres estúpida Anastasia, no te dejes engañar por esa cara
bonita que de seguro algo trama. Diego se pasa una mano
por la nuca y me examina el rostro tomándose su tiempo.
Sé que está mirándome la boca; después de todo, yo he
sido la primera en hacerlo.
Noto como su respiración se vuelve irregular, y también
que la forma de sus ojos se hace más rasgada y sus pupilas
café adquieren un brillo sobrecogedor. No tengo ni idea de
cómo lo ha logrado, pero sé que me tiene atrapada en ellos.
Mis movimientos se hacen repentinamente vacilantes y me
cuesta pensar con claridad. Desvió la mirada y él se aclara
la garganta cortando este momento incómodo al menos
para mí.
—Como quieras—se encogió de hombros y me miró— ¿Qué
te gustaría ver?
—Pues una de miedo o de acción—contestó rápidamente y
él asintió con su cabeza.
—Te parece si vemos el conjuro—propone con una pequeña
sonrisa traviesa—. Me puedes abrazar si tienes miedo.
Asentí, la verdad es que me da lo mismo. Diego dejó el
computador al medio y él se acomodó. Me concentré en la
película y en nada más. El día estaba perfecto para ver esta
película. En la mitad de la película Diego ya estaba de
nuevo profundamente dormido y sonríe, se veía tan
inocente y guapo. Sigue viendo la película, pero con el
transcurso de la película, mis párpados cada vez se
hicieron más pesados y me quedé dormida.
Me desperté por la voz de Diego que habla con una persona
y tecleaba sin parar en su computador. Me senté en la
cama y me retiré el pelo de la cara. Él me miró de reojo y
sonrió.
—Tengo que colgarte, no quiero hablar de nuevo contigo y
no trates de ponerte en contacto conmigo—dijo enojado y
sin quitarme la vista de encima.
Me puse un mechón detrás de la oreja y desvié la mirada a
la pared.
— ¿Cómo dormiste? —Preguntó Diego. Él se paró del
escritorio y camino a la cama donde se sentó a mi lado.
—Bien, perdona. No me di cuenta de que me quede
dormida...Será mejor que vaya a la pieza y llame alguien
para que venga a buscar.
La verdad es que ya no quería pasar más tiempo aquí, me
sentía incómoda y no quería seguir invadiendo su espacio.
Además, no puedo negar que hay algo entre nosotros, pero
yo no quiero eso en estos momentos de mi vida y es mejor
que me vaya que me aleje de este chico que hasta ahora me
está confundiendo a unos niveles increíbles.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara.
—Tienes unos ojos hermosos, es un azul extraordinario—él
negó con la cabeza—. Anastasia, no hay forma de que
salgas de aquí, la mayoría de las calles están inundadas.
Solté un suspiro y me acosté de nuevo en su cama, tengo
que admitir que es una cama muy cómoda y me tape con
almohada. Diego me arrancó la almohada y tenía esa
sonrisa traviesa que ya me estaba acostumbrando.
— ¿Qué te parece si jugamos a algo? —propuesto con
diversión.
Pestañeó varias veces hacia él, que lo hizo sonreír y se
acostó al lado mío. Nos observamos un segundo antes de
que él volviera a hablar.
—Tranquila, Anastasia ¿Qué te parece si no hacemos
preguntas para conocernos aún más?
—No creo que sea muy buena idea.
—Y ¿Por qué no? —Él pestañeó desconcertado.
—Es mejor que mantengamos la distancia entre nosotros,
te recuerdo que tú quieres algo más y yo no así que creo
que es mejor que no—Antes de que hablara él, me
interrumpió.
—Lo sé, pero también respeto tu decisión de ser amigos,
Anastasia—se justifica —. Jamás haría algo que no quieras,
pero también te lo vuelvo a repetir que, en el fondo de ti, yo
te gusto y eso lo puedo notar en muchos de tus gestos
corporales—termina de decir.
—Valeee—me siento en la posición de indio y Diego me
imita—. Eres un chico que lucha por lo que quiere,
¿verdad?
—Por supuesto, Anastasia, tengo muchas metas y sueños
que planeo cumplir y muy pocas veces me doy por vencido.
—Tú comienza, a ti se te ocurrió la brillante idea—
Entrecierro los ojos con desconfianza y él se remoja el labio
antes de hablar:
— ¿Cuál es tu tipo de chico? —preguntó con una sonrisa de
oreja a oreja. Lo miré y pestañeé varias veces, de todas las
preguntas me tenía que preguntar eso. —Vamos, dímelo—
insiste, infundiendo a sus palabras que me da un escalofrío
por todo mi cuerpo.
—No tengo ningún tipo de chico, la verdad es que no tengo
un perfil de alguien o algo así—me explicó—. No sé, si me
entiendes. Cuando alguien me gusta simplemente
pasa...soy un asco explicando—él asiente con una sonrisa—
¿Y tú?
Sonríe de oreja a oreja.
—Claro que ya lo sé, ni siquiera tengo que pensar en un
prototipo de chica, ¿verdad? Igual cada uno elige con quien
estar. Lo que molesta es que te burles después de ellas, eso
es feo—declaró con sinceridad—. Es típico de hombre como
tú: mujeriego
Diego agarró mi muñeca.
—No tan rápido, Sherlock—Me dio un repaso de arriba y
abajo. Yo puse los ojos en blanco — ¿Qué tiene de malo
reciclar y divertirse al mismo tiempo con las chicas que me
y p q
buscan? —Me solté de su agarre—. Jamás le he mentido
alguna chica, ellas ya saben lo que hay antes de venir a mí
e incluso ya saben mis condiciones si quieren estar
conmigo un rato.
—Vale—dije no muy convencida por su respuesta.
—Siempre he sido claro Anastasia. Escúchame un momento
Ana, jamás le he mentido a ninguna mujer, siempre he sido
claro por muy cruel que suene. Son ellas las que se
encaprichan conmigo después del sexo, cuando hace una
hora antes ella entendía bien mis condiciones, son ellas las
que intentan cambiarme por cumplir alguna especie de
fantasía.
—Eres como un objeto sexual para las mujeres ¿O qué? No
te molesta tener esa fama de mujeriego, ya que como tú
mismo me has dicho en algún momento quieres tener una
novia. No crees que tal vez eso afecte un poco a tu relación.
—Yo espero que esa chica me entienda que mi pasado es mi
pasado y que ella es mi presente así de simple.
—Ya.., pero te has metido con la mitad de la universidad, ¿o
no? No sé cómo la chica cae por ti, con lo imbécil que eres
—bromeo con una sonrisa.
Él suelta una ruidosa carcajada, que hace que se doble
hacia adelante. Él sigue riendo y de repente su frente cae
sobre mi hombro sobresaltándome.
—Dime: ¿Qué te hace a ti más especial que las otras?
Dímelo ¿Qué tienes tú para que jamás en tu vida entre la
categoría de muñecas desechables? —Se burla. Me
remuevo incómoda y él se separa de mí— ¿Es que acaso
mis innumerables y variadísimos encantos no surten en ti?
—Pues te lo he dicho, no eres el príncipe de mis sueños.
Además, tus innumerables y variadísimos encantos son una
porquería—le rebato con una pequeña sonrisa.
—Anastasia, Anastasias, es porque aún no uso todo mis
poderes y encanto para que caigas por mi—bromea y se
lleva el puño al corazón como si fuera una promesa—.
Además, Anastasia ya te lo había dicho antes: cuando
encuentre a la chica indica, no la dejaré ir y lucharé por
ella. Soy un hombre muy decidido en ese aspecto—me
observó intensamente.
—Mejor me voy..., Diego—Me pare de la cama, camine lo
más rápido a la puerta. Cuando iba a abrir la puerta Diego
me atrapó con sus dos manos sobre mi cabeza y
bloqueando el paso. Me volví hacia él.
Él me empuja contra la puerta y mi espalda se arquea para
amortiguar el golpe. Antes de que pueda decirle algo o
pegarle me toma las manos y las pone arriba de mi cabeza
y con la otra mano me tapa la boca. "Joder ahora sí que me
mata"—Pienso en mi mente, empiezo a moverme, pero él
solo hace más fuerza. Su boca se hunde en mi clavícula
desnuda.
Su aliento calienta mi piel, y una sensación de fuego parece
quemarme entera. Un sentimiento que hasta entonces
nunca había experimentado adormece mis movimientos y
vuelve todas mis reacciones lentas y torpes. Diego se
separa de mí y apoya su frente en mí.
Me recupero del trance, le doy un empujón y le pegó un
puñetazo en su estómago tan fuerte que hace que él se
doble un poco.
—No vuelvas a intentar nada conmigo. Joder eres un
maldito mentiroso. Solo me engañaste para que fuera tu
puta amiga. ¡Mierda! que imbécil soy, pensé que lo
entendías, Diego, pero no, esto era lo siempre quisiste,
¿verdad? Eres un puto cerdo—Escuché un gemido de dolor
y cerré la puerta de un golpe, caminé rápidamente a la
pieza.
Tome mi celular y marque el número de Jonathan. Guarde
todas mis cosas y baje las escaleras corriendo. Cuando
llegué a la puerta, se abrió y caminé por el pasillo y vi la
escalera de emergencia. Joder son veinticuatro pisos los
que tengo que bajar, solté un suspiro y empecé a bajar la
escalera.
Cuando llegué a la recepción estaba con generador y
Jonathan ya estaba esperándome. Corrí así él y lo abracé.
—Vámonos de aquí—dijo en mi oído y aun abrazándome.
Salimos y me subí en su coche negro.
—Gracias Jonathan por venir a buscarme—le sonrió y le di
un beso en la mejilla.
—Menos mal que estaba cerca y pude salir—él prendió el
motor y arrancó su coche.
Cuando llegamos a su departamento, llegamos casi sin aire
al subir por la escalera. Él prendió la luz de su apartamento
y me senté con él en el sillón. Jonathan me miró de arriba y
abajo. Me arremangué las mangas del polerón de Diego, ya
que traía su ropa aún puesta.
—Dime algo, Anastasia: ¿De quién es esa ropa que está
usando? —bromea.
Negué con la cabeza, no quería hablar.
—De nadie.
—Vale. Si quieres puedes acostarte en mi cama, yo aún
tengo que hacer trabajo para el lunes.
Me levanté y le di un beso en la mejilla y entré en su
cuarto. Me acosté y cerré los ojos, mi mano se fue en la
parte en que Diego había puesto su boca. Nunca había
sentido esa sensación con nadie antes en mi vida. Pero
tampoco se me olvida que Diego me traiciono yo lo
considera un amigo y me engaño..., pero que estúpida soy.
En ese momento la puerta se abrió y entró Jonathan que se
acostó a mi lado.
—Me traicionaron, Jonathan, sigo siendo una estúpida e
ingenua—le confieso con voz rota.
—Shhh, mi Anastasia, no eres tonta lo que pasa que tu
corazón es muy bueno ¿quién te engañó?
Mire el techo de la habitación de Jonathan y me limpie una
lágrima solitaria. Él me abrazó con fuerza y acarició mi
pelo.
—Una persona que pensé que quería mi amistad, pero fue
una mentira lo único que quería era que me acostara con
él, no respetó mi decisión y me duele porque yo sí lo estaba
considerando un amigo—le confieso con dolor. Odio a Diego
en estos momentos y no pienso hablar con él de nuevo.
—Es un imbécil—susurró Jonathan—. Vamos a dormir
pequeña ya verás como mañana será un mejor día—asiento
con mi cabeza.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos con fuerza
para intentar dormir y dejar de pensar en Diego en la
forma de cómo me engaño sabía que en fondo tramaba
algo, pero pensé que realmente él iba a respetar mi
decisión, pero me equivoque horrible y duele, joder, duele
como la persona te muestran una cara y en fondo tiene
otras intenciones que tú desconoces.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y
domingos
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases s de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 8
El fin de semana la pasé en el departamento de mi mejor
amigo Jonathan. Ahora estoy ordenando las cosas para la
pelea que tengo esta noche. Alejandra aún no ha llegado y
espero que se demore en llegar. A Diego lo vi como siempre
con diferentes chicas y aunque intentó varias veces hablar
conmigo yo lo evadía o me alejaba de él.
Cerré mi bolso y lo dejé afuera de mi puerta. Me hice una
cola y me puse un poco de brillo labial, miré la hora en mi
teléfono y ya está todo listo para la pelea de esta noche.
Justo cuando iba saliendo de mi departamento, me topé con
Alejandra y su grupo de amigos y también Diego que estaba
tonteando con Bárbara.
— ¿A dónde vas Anastasia? —Preguntó curiosidad—. Son
las nueve de la noche y mañana tenemos clase.
—Ale, voy a una pelea, deséame suerte. Ya me voy—intenté
pasar, pero ella me bloqueó el paso. En ese momento vi las
siluetas de dos personas que eran de Dylan y Javier.
— ¿Estás lista Anastasia? —Preguntó Dylan.
Javier tomó mi bolso y Alejandra me abrazó con fuerza y me
dio un beso en la mejilla de la suerte. Pase por su lado y le
lance un beso antes de cerrar la puerta. Nos metimos
rápidamente en el ascensor y pude soltar el aire que me
estaba aguantándome ¡Por fin! Vuelvo a pelear.
— ¿Cómo estás campeona hoy? —dijo Dylan.
—Lista para ganar.
—Esa es mi chica, vas a triunfar como siempre—dijo Javier
dándome ánimo.
Salimos del edificio y nos metimos en el auto Dylan.
Arrancó el motor y se puso en marcha. Llegamos a un
edificio abandonado en donde entramos por la puerta
trasera y los gemelos me guiaron a una habitación que
sería algo así como mi camerino. Dejé mi bolso y me senté
en la silla que había.
—Solo falta unos minutos, antes de que comience la pelea,
hay mucha gente apostando por ti—dijo Javier.
En ese preciso momento entró Luis, el chico que se
encargaba de las peleas, las apuestas y las organizaciones.
—Está aquí, hermosa, todo el mundo apuesta por ti—él
sonrió y se acercó a mí—. Sé que no debería decir esto,
pero si ganas te llevarás una gran pasta. La pelea va a
empezar en dos minutos, es mejor que salgas ya y te
quedes en una esquina.
Salimos de la habitación y me quedé en una esquina con los
gemelos, viendo como las mujeres y los hombres chocaban
para tratar de ver bien en círculo, Luis hizo las
presentaciones de la otra chica y todos se volvieron locos.
Luis me presentó a mí y gritaron más fuerte.
La gente me abrió paso mientras me dirigía al círculo y se
cerraron detrás de mí como un muro de personas. Cristina
se puso frente a mí y sonrió con arrogancia. Me acerqué un
poco más a ella, retrocedió. Sonríe con malicia hacia ella.
Muy por lo general, no me lo tomo muy en serio, solo es un
deporte que me apasiona y que disfruto y que claro me
hace ganar dinero que me ayuda mucho.
Luis hizo sonar la sirena y Cristina hizo su primera jugada
que la esquive con facilidad, ella volvió a intentarlo y
esquive con rapidez. Me cansé ya de esta mierda. Doble el
codo y lance mi primer puño contra la nariz de Cristina, un
golpe rápido y preciso que hizo que retrocediera varios
pasos. Lance mi segundo golpe directo a la mejilla. Cristina
despertó de su trance y me pegó un pequeño golpe en la
comisura del labio. Me equilibré y esquivé el siguiente
golpe.
Golpe a Cristina una y otra vez y esquivé unos cuantos
golpes suyos. Cristina cogió impulso y volvió a por mí, pero
ya no tenía tanta fuerza, empezó a lanzar puñetazos que no
llegaban a ningún lado. Lo esquiva con gran facilidad, ya
que yo era mucho más rápida que ella. Mi paciencia se
acabó y atraje a Cristina que seguía lanzando puños al
centro del salón abandonado y se pegó con un pilar. Sus
ojos mostraron sorpresa antes de que se doblaran, ese fue
mi momento. Ataque de inmediato lanzando varios golpes.
Un ruido sordo indicó que Cristina estaba en el suelo y que
se
rendía. Hubo un silencio corto y luego la sala estalló. Luis
arrojó la bandera blanca.
Me agaché donde estaba Cristina y le ayudé a ponerse de
pie.
—Gran pelea — me dijo susurrando.
—Lo siento, no me quería pasar tanto—sus amigos vinieron
por ella y le ayudaron. Unos segundos después estaba ya
rodeada de gente que me felicitaba. Me quedé un rato
escuchando las felicitaciones de la gente y luego me abrí
paso para llegar a donde estaba Jonathan, Dylan y Javier.
—Has estado increíble—dijeron los tres juntos.
Luis apareció y puso en mi mano el dinero. Caminé
tranquilamente dónde están mis cosas. Cerré la puerta y
saqué de mi bolso una botella de agua.
—Eres increíble—me dijo Jonathan.
—Gracias, estúpido—saqué un espejo y vi que tenía un
pequeño moretón cerca del labio. Miré mis nudillos y
estaba un poco raspado y rojo—. Será mejor que nos
vayamos.
—Yo te llevo—dijo Jonathan. Salimos por la misma puerta y
nos despedimos de los gemelos.
Durante el camino estuve pensando en volver a ir a
psicólogo aún no sabía si volver a retomar a pesar de que
las pesadillas se habían ido, pero muchas veces no sabía
qué hacer con mi vida y sentía que no tenía rumbo. Mire de
reojo a Jonathan quien iba concentrado en conducción.
Suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Gracias, guapo, nos vemos mañana—me despedí de
Jonathan.
—Cuídate mucho, Anastasia—sonreí y asentí con mi cabeza
antes de cerrar la puerta del coche.
Abro la puerta de mi departamento y me encuentro
Alejandra con su grupo de amigos haciendo un trabajo.
Alejandra levantó la vista de su computador y me acerqué a
ella.
— ¿Cómo te fue? ¿Ganaste tú? —Me preguntó sin dejar de
teclear sus dedos en la computadora.
—Dudas de mí, Ale—hice una mueca y le pegué un codazo
—. Yo siempre gano—digo con orgullo.
Caminé a la cocina y saqué un hielo, lo envolví con un paño
y me la puse en mis nudillos. Me acerqué a Alejandra y me
senté a su lado. Ella puso su mano en mi barbilla y me
examinó con cuidado.
—Tienes un corte en el labio y un pequeño moretón cerca
del labio—dijo preocupada como mamá gallina. Solté una
risa.
—Creo que he estado peor—Ella se rió y me golpeó el brazo
—. Nunca vas a cambiar en ser mamá gallina, ¿Verdad?
—Pues alguien tiene que ponerte límites jovencita—tomé
sus apuntes y vi que estaba haciendo el trabajo a última
hora—. ¿Ya lo terminaste?
Asentí, miré a sus amigos y estaban todos concentrados
haciendo su trabajo menos Diego que me miraba fijamente.
Desvié la mirada, no quería ni verlo en estos momentos.
—Me voy a acostar—le susurré a la rubia. Ella asintió con
su cabeza y me dio un beso en la mejilla.
Tomé mi bolso de suelo y entré en mi cuarto. Tire de la
goma y mi pelo se esparció por mi espalda. Le di una
patada a mi bolso y quedó en una esquina. Camine a mi
armario y saque toallas, ropa interior y mi pijama, entre en
baño para darme una relajante ducha.
Cuando estaba lista para acostarme, alguien tocó mi
puerta. Me acerqué a la puerta y la abrí. La persona que
tenía delante me sonreía traviesamente. Miré de reojo al
salón y ya no estaba Alejandra y sus amigos, todos se
fueron
excepto Diego.
—Puedo pasar— tomé con más fuerza la puerta—. Quiero
pedirte perdón por lo que pasó el viernes pasado, por favor,
Anastasia—. Solté un suspiro enorme.
Me moví a un lado y él entró. Cerré la puerta, cuando me
volví Diego estaba tan cerca de mi espacio personal. Estiró
su mano y pasó su dedo por mi labio inferior.
—Eres preciosa—fruncí el ceño, antes sus palabras—.
Perdóname, Anastasia, no debí hacer eso. Estuvo muy mal
de mi parte y joder, arruine tu confianza, sé que no
merezco tu perdón, pero por favor dame otra oportunidad
de ser tu amigo.
—No—me crucé de brazo—. Lo que hiciste estuvo mal. Que
parte de no, no entiendes en tu puta cabeza.
—Joder, lo siento Anastasia, en serio que no quise hacerte
sentir incómoda con lo que hice y fui un gilipollas, crees
que no lo sé. He estado llamándote, escribiéndote he
intentado acércame a ti para pedirte perdón, pero tú te
alejas de mí. Mira Anastasia, no hace falta que me digas
que soy un gilipollas, un imbécil y muchas cosas más
porque lo soy, pero tú me gustas—terminó de hablar con un
puchero.
—Pero tú a mí no, Diego. No puedes forzar a alguien a
tener sentimientos. Jodiste todo entre nosotros. Además,
que tú eres un chico desechable—concluí, usando sus
mismas palabras al referirse a las mujeres.
Él dio un paso atrás y desvió la mirada.
—¿Sabes algo? Tal vez, podría haber surgido algo entre
nosotros con el tiempo, pero no pudiste controlar tus
instintos cavernícolas, ¿verdad?
—Por favor, Anastasia, dame una última oportunidad de ser
tu amigo—me suplico y se acercó a mí—. Te prometo que
no intentaré nada ahora en adelante.
Solté un suspiro enorme y lo miré fijamente. Tenía
sentimiento encontrado, ya que no sabía qué hacer podía
perdonarlo, pero esa espinita siempre estará ahí y ahora en
adelante siempre estaré atenta a sus movimientos y estaba
la otra opción no perdonarlo y alejarme de él para siempre.
Él se mordió el labio inferior y se pasó una mano por su
pelo.
—Tengo que pensarlo, ya rompiste mi confianza una vez y
ahora no confío en ti—le explico y me siento en mi cama.
É
Él se acerca a mí y se sienta a mi lado, se gira para
mirarme y alzó una ceja. Sus ojos brillan tenuemente con
diversión y toma mi mano con cuidado, provocando que un
escalofrío haga mi piel mucho más sensible al tacto de su
mano. Ambos nos quedamos callados, hay algo entre
nosotros, pero lo negaré por ahora.
—Lo sientes verdad Anastasia, ahí está cada vez que te
toco, lo siento en todo mi cuerpo—apoyó mi espalda en la
pared y lo miro, varios mechones rebeldes caen en su
frente—. Me estoy volviendo loco. Joder, no sé qué está
sucediendo conmigo y ya estoy delirando—suelto una risa y
me fulmina con la mirada—. No te rías, eres tú la causante
de que me comporte tan raro e incluso doy algo de miedo.
—Es que si das algo—digo con sinceridad—. La verdad
estás actuando de una manera rara que no sé si es normal
en ti—confieso.
—No, normalmente soy tranquilo y no persigo a las
chicas...Mmm perdona por asustarte y por lo de que paso
en mi departamento—dice con un puchero y sacando su
labio inferior.
— ¿Estás borracho? —pregunté de broma.
—No, solo tomé dos cervezas—contesta, jugando con un
mechón de mi pelo—. Por cierto, hoy me quedaré a dormir
aquí en tu cuarto—dice tranquilamente y frunzo el ceño.
—¡¿Cómo?!
—Si, me quedo aquí. Puedo dormir en tu cama o en piso,
pero no quiero dormir en living y escuchar los gemidos de
Cameron y Alejandra. Te cuento un secreto—susurró la
última parte y sus ojos tienen un brillo travieso—. Alejandra
es muy ruidosa.
Suelto una carcajada y asiento con mi cabeza porque ya la
había escuchado y bueno al parecer Cameron tiene aguante
porque estuvieron como dos horas follando. Diego se sentó
a mi lado y puso un dedo en su boca. Nos quedamos en
silencio y de repente se escuchó un gemido.
—¡Dios! —me tapo la boca con la mano para no reír y él me
guiña el ojo.
—Ya han empezado en cualquier momento será una fiesta
de gemidos—sonríe con aire malvado y apoya la cabeza en
la muralla.
—¡Mierda! —exclamó, cuando escucho otro gemido de
Alejandra. ¡Qué vergüenza! Miro a mi acompañante que no
parece del todo incómodo—. Voy a sacar el colchón.
Me paré de mi cama y me agaché y saqué el otro colchón
que tenía del otro departamento y lo dejé a un lado. Me
dirigí al closet y saqué unas tapas y una almohada. La dejé
en colchón y Diego se acercó a mí.
—Déjame a mí—susurra con voz ronca.
—Adelante.
Me acosté en mi cama y observé como Diego arma su
improvisada cama y luego se quita la polera y luego el
pantalón. Él alzó una ceja al ver que lo estaba viendo y yo
igual alzó una ceja.
—Disfrutando de la vista.
—No, tengo baño—apunto con mi dedo la puerta y se
encoge de hombros y se acuesta. Es lógico que se sienta
cómodo con su cuerpo porque está realmente bueno.
Apago mi lámpara y me quedo mirando el techo, al final lo
perdono o no...bueno por ahora lo seguiré pensando y por
lo menos reconoce su error y ese un paso por lo menos, se
nota a lo lejos que Diego no es mucho de pedir perdón
porque su orgullo lo consume.
— ¿En dónde estabas Anastasia? —Apoyé mi codo en la
cama y lo miré. Él estaba sentado— ¿Quién te pegó?
—No es de tu incumbencia, muchachote—sonreí con
diversión—. Aún no te perdono, guapo.
Él arquea una ceja, pero se recupera con rapidez y adopta
una arrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio
inferior con un brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Rencorosa—me susurra con una sonrisa divertida—. En
fondo de ti me amas y sabes que soy el amor de tu vida.
—Adiós, amor de mi vida—me burlo y me acuesto tapando
hasta arriba con el cubrecama.
Miro el techo por unos largos minutos que se me hacen
eternos en estos momentos. Cierro los ojos e intento contar
números.
—Ojalá no fuera tan preciosa y a la vez tan jodidamente
cabezota—. Susurra Diego y toca mi mano con cuidado
unos segundos y después me suelta. Aprieto los labios y no
digo nada porque no tiene sentido, además que estoy
cansada fue un largo día.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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buena semana y que siempre sean feliz y positvos
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libro
Capítulo 9
Baje del auto y él tomó mi mano comenzamos a caminar a
una bodega abandonada donde se hacían las peleas
ilegales. Fruncí el ceño y me detuve un segundo para
mirarlo. Él me sonrió de lado.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunte con curiosidad.
Él soltó mi mano y se las metió dentro del bolsillo, di un
paso atrás porque no era normal que él estuviera tan
callado conmigo y algo me olía mal, pensé que sería una
sorpresa..., pero ahora no estoy tan segura.
—Solo será un momento tengo algo que arreglar para mi
próxima pelea—me ofreció su mano y dude un segundo
antes de entrelazar mis dedos con los suyo.
Entramos en la bodega y recorrimos el oscuro pasillo hasta
que entramos en una sala donde vi siete siluetas sentadas.
Él apretó mi mano con fuerza y solté un gemido de dolor,
me solté de su agarre, pero una mano me azoto contra la
pared y después sentí otras manos recorriendo mi cuerpo...
Abrí los ojos y me toque el cuello aún podía sentir sus
asquerosas manos en mi cuerpo e intente tranquilizar mi
respiración....no, no esas pesadillas se habían ido. Suelto
un gemido y me abrazó con fuerza, escondo mi cara en mis
piernas. Odio esto, lo odio.
Sentí como alguien dio un salto y miré abajo y vi como
Diego se removía una y otra vez entre las frazadas hasta
que dio un gran salto y se sentó en la cama. Me limpié las
lágrimas e intento borrar esos pensamientos horribles de
mi mente.
—¿Estás bien? —pregunté preocupada y él me miró de
reojo, pasó una mano por su mejilla y supe que estaba
llorando. Diego tuvo una pesadilla donde lloraba en sueño e
incluso al despertar seguía afectado.
—Si, perdón por despertarte—me susurro con la voz ronca
y mirando la pared.
Puse los ojos en blanco. Me levanté de mi cama y me senté
en su colchón, tomé su barbilla y tenía los ojos rojos.
—¿Cada cuanto tiene pesadilla? —pregunté con curiosidad
y él desvió la mirada.
No contestó mi pregunta simplemente se tapó con el
cubrecama y dio una palmada a lado suyo y me tragué todo
mis miedos, me acosté a su lado. Me quedé mirando el
techo, esperando que dijera algo:
—Perdón por despertarte Anastasia, no fue mi intención
hacerlo—me susurro—, me puedes dar un abrazo, por favor.
— ¿Diego estás bien? —volví a preguntar.
Él negó con la cabeza. Me acerqué a él y tomó mi barbilla
con cuidado de seguro yo también tenía los ojos rojos, pero
hace más de 3 meses que no tenía una pesadilla...es cierto
que la terapia ayuda mucho, pero a veces simplemente es
inevitable tener estos recuerdos.
—¿Quieres que hablemos? —Le digo calmadamente. Él se
niega con la cabeza y se vuelve a acostar, yo lo imito y me
acerco más a él. —Todo estará bien—le aseguró.
Lo miré, pero tenía la mirada oscura y perdida, puse mi
mano en su mejilla y se tensó al sentir mi contacto, se
removió un poco. Empecé a acariciar su mejilla y él se
acercó más a mí y me pasó un brazo por debajo de la
cintura y me atrajo a su pecho. <<Mierda>> No me gusta
que toquen es algo con lo que aun trabajo en mí.
—Diego...—Empecé a decir incómoda. No puede evitar
ponerme tensa al sentir sus manos en mi cintura, sé que no
lo hace con mala intención o eso espero. Respiro
profundamente para intentar calmarme.
—Por favor, Anastasia, solo por esta noche...Déjame tenerte
entre mis brazos, solo por esta noche, prometo que no haré
nada—me suplico.
Lo miré y tenía los ojos cerrados. Puede fijarse en que le
está creciendo un poco la barba y que tenía las pestañas
muy largas, mi dedo empezó a recorrer toda su cara
fijándome en cada detalle de su perfecto rostro.
—Nadie nunca me había tocado solo tú...—Soltó de repente.
Me quedé mirándolo y estaba pensativo—. No recuerdo
nunca que alguien lo hubiera hecho.
Me miró y bajó la vista a mis labios. Él levantó un poco más
la cabeza.
—Gracias, bella—su aliento chocó con mi piel desnuda de
mi cuello. Tragué duro y bajé también la vista de sus
carnosos labios, se veían tan suaves. <<Mierda>> —de
donde estaba saliendo esos pensamientos—. Volvamos a
dormir, por favor—dice con la voz rota.
Asentí y apoyé mi cabeza en su hombro y me abrazó muy
fuerte, me quedé unos minutos escuchando el latido de su
corazón antes de que me quedara profundamente dormida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo extra, espero que le
guste, muchas gracias por su enorme apoyo en esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y
domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 10
Me desperté antes que Diego y me solté con cuidado de su
abrazo. Lo mire por el rabillo de mi ojo y solté un suspiro,
me pase la mano por la cara y por el cuello ¡Dios aún puedo
p p yp ¡ p
sentir esa mano sobre mí! Me levante y mire como Diego
abrazaba una almohada, la imagen era tierna, negué con la
cabeza y tome mi ropa y mis toallas para darme una ducha
lo necesitaba, necesitaba borrar de alguna forma esas
caricias asquerosas por mi cuerpo, me hacían sentir
asquerosa y sucia aun cuando yo no hice nada.
Una vez lista y maquillada un poco tapando mis ojeras, salí
de la habitación donde ya no estaba Diego y las cosas
estaban ordenadas e incluso mi cama. Solté un suspiro
enorme, no quería ir a clase, pero tenía que realizar un
examen hoy. Abrí la puerta y me topé con Diego quien tenía
una sonrisa traviesa.
—¡Por fin! Pensé que te habías desmayado en el baño o
algo así—comenta.
—¡Exagerado! —le doy golpe con mi hombro cuando paso
por su lado Él roza sus dedos con los míos fue una caria tan
breve y rápida que incluso creo que lo imagine.
Entró en la cocina y sacó un yogurt con avena y me tomo
las vitaminas del suplemento de carne. Alzó una ceja al ver
que Diego me mira con curiosidad y mete sus manos dentro
del bolsillo meciéndose con sus pies, un claro gesto de que
me apure, pero él no me lo dice.
—¿Alejandra y Cameron?
—Se fueron antes—dice aburrido por el tema y se acerca a
mí—, nos vamos, tenemos que ir en metro, ayer me trajo
Bárbara en su auto.
Paso por su lado y le pegó un empujón es un gran dolor
para mi culo, él suelta una pequeña sonrisa y cuando me
giro al mirarlo él esboza un gesto picarón ladeando la boca.
—¿Estás celosa, bella? —pregunta burlón y remojando su
labio inferior.
—No—digo rápidamente que hace que su estúpida sonrisa
se agrandara más—. Vamos, Diego.
Camino a la puerta, pero no siento sus pasos detrás de mí,
lo observó por el rabillo de mi ojo y veo que me está
mirando, pero su mirada está más abajo <<será cerdo>>.
—¡Oye! ¿Acabas de mirarme el culo? — pregunto atónita.
Diego suelta una risa y levanta las manos.
—No —contesta demasiado tarde.
—¡Oh, claro que lo has hecho, acabo de verte hacerlo,
Diego! —le acusó, aún asombrada de que lo haya negado
con total naturalidad. Abro la puerta e inclino mi cabeza
para que pase el primero—. Pasa adelante, guapote.
Diego pasó por mi lado riendo y lo empujo para que se
apure porque ya vamos tarde y tengo que tomar el metro.
Presiono el botón del ascensor y él saca un libro que
comienza a hojearlo.
—¿Te gusta mírame? —pregunta con tono presuntuoso y le
doy un golpe a la tapa del libro ¡Imbécil, engreído! —lo
insulto en mi mente—. ¡Hey, cuidado! —me advierte y
pongo los ojos en blanco.
Una vez en la calle, caminamos varias cuadras y saco mi
tarjeta del metro y bajamos las escaleras donde chocó con
varias personas que pasaban corriendo. Diego suelta un
gruñido y me tomó de la cintura y me pone de lado de la
barandilla.
Diego me suelta un momento para sacar su tarjeta de uno
de los bolsillos de sus vaqueros. Al fijarme más
detenidamente en él, noto que el pulso le tiembla un poco.
Me remojo el labio porque hace mucha calor y la chaqueta
no me ayuda.
—Espérame un poco aquí tengo que recargar la tarjeta
Lo veo como camina a las máquinas y veo como varias
chicas lo miran con absoluto descaro, no las culpo Diego es
guapo e incluso algo tierno, no diré nada sobre su pésimo
humor.
—¿Estás listo? —pregunto. Cuando llega a mi lado y se saca
su chaqueta de cuero y deja a la vista su camisa negra de
manga larga.
—Sí, vamos bella —contesta, y luego pasa al otro lado de
los torniquetes para tomar el camino de la línea de metro
que conduce hacia a la universidad.
Alguien canturrea una canción de los Beatles siguiendo la
melodía de una guitarra que algún artista callejero toca en
otro lado, más adelante y no puedo evitar sonreír y tararear
la canción.
Diego me mira de reojo.
—¿Te gustan los Beatles?—Asiento con mi cabeza y me
quitó también la chaqueta. Me abanico con la mano hace
mucho calor.
De pronto, una señora pasa a toda velocidad junto a mí y
me empuja hacia un lado. Diego acude en mi ayuda de
inmediato, atrayéndome hacia su pecho. <<¡Joder con la
gente apurada en puto metro!>>
—Maldita sea —murmura molesto—. ¿Estás bien?
Exhalo el aire con lentitud.
—Sí —contestó algo turbada.
—Entonces démonos prisa. Acaba de llegar nuestro metro
—me advierte.
Diego me vuelve a coger de la mano y juntos iniciamos una
loca y precipitada carrera por las escaleras mecánicas.
Con una última zancada entramos en el vagón del metro,
justo a tiempo. Medio segundo después, las puertas se
cierran a nuestras espaldas y tanto Diego como yo soltamos
un suspiro de alivio.
Nos alejamos un poco de la puerta y me dejo guiar por
Diego hasta que quedamos en un espacio algo desocupado.
No obstante, la tranquilidad dura muy poco porque en la
siguiente parada un montón de gente se apelotona hacia el
interior empujándonos ambos. En unos segundos el aire
parece viciarse con una mezcla de olores muy intensos a
sudor, comida y entre otras cosas más que no quiero saber.
Me mareo un poco e intento distraerme mirando a Diego.
Está firmemente agarrado a una de las barras del techo. De
pronto, el metro da un bandazo y pierdo el equilibrio, pero
Diego me rodea con un brazo y evita a tiempo que me
caiga. Instintivamente, levantó las manos contra su pecho.
Noto que él inclina la cabeza y oigo su respiración. De
alguna manera, siento que está oliendo mi pelo,
convirtiendo ese gesto en algo íntimo y caliente.
—¡Odio el metro! —Exclama en un gruñido.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro y me alejo un
poco porque siento mis mejillas rojas debido a la gente y tal
vez a Diego.
—Jamás te dejaría caer—me susurra con voz ronca y de
alguna forma sé que es una promesa que aun no entiendo
bien. Jamás entenderé a los hombres y su idioma.
Cierro los párpados durante un segundo dispuesta a
disfrutar del momento, pero resulta difícil: en cada nueva
parada entran más pasajeros y apenas queda sitio para
poder moverse. Diego y yo vamos acercándonos más y más
el uno al
otro, hasta que empiezo a notar algo duro en sus
pantalones que me deja paralizada de sorpresa.
Diego suelta un gruñido casi desesperado que logra sofocar
a duras penas hundiendo su boca en mi coronilla.
—¿Estás bien? —pregunto, siento que Diego está algo
excitado—. Amigo se te olvido hacerte la paja de la mañana
¿o qué? —bromeo e intenté separarme, pero chocó con la
espalda de un señor.
Las puertas se vuelven abrir y más gente entra y señor se
echa más para atrás haciendo que me tenga que pegar
mucho más a Diego tanto que ya no queda centímetros que
nos separa.
—Soy humano Anastasia, y tenerte tan cerca... y más la
erección matutina, no me está ayudando nada.
—Pervertido—bromeo
Él suelta una pequeña carcajada donde apoya su cabeza
contra la mía mientras acaricia mi pelo con sus labios que
hace que se me corte la reparación, aunque lo niegue en el
fondo de mi sé que entre Diego y yo hay química. Apoyo mi
cabeza en su pecho e intento tranquilizarme, pero ahora
siento que soy yo la que tiene serios problemas. Tiro con
mayor fuerza de la camiseta de Diego, cuando el vagón
vuelve hacer una parada brusca y mis manos se cuelan
dentro de su polera sin querer.
—Para —murmura muy alterado.
Trago saliva.
—¡Eh! No lo estoy haciendo adrede —me justifico nerviosa
y vuelvo agarrar su polera con fuerza cuando frena de
nuevo.
El balanceo constante aún empeora más la situación. Diego
se inclina a la altura de mi frente y sonríe haciéndome
cosquillas que estimulan cada pequeño rincón de mi
cuerpo, que ya de por sí está bastante alterado. «Se ha
dado cuenta», me digo abochornada. Otro balanceo vuelve
a aplastarme contra su pecho. No voy a poder aguantar
más...creo que me dará una crisis <<joder, pero de donde
sale tanta gente>>. De pronto, me pongo rígida.
—No te frotes —masculló crispada.
—¡Eh! Que es maldito metro...si fuera yo ya estaría sin
ropa, nena—contesta Diego en un susurro ronco solo
audible para mí, mientras me dedica una sonrisa
perversamente contagiosa que me hace reír.
—¡Imbécil! —Exclamó con los nervios a punto de explotar.
Al mirar alrededor, descubro que hay un par de chicas
sentadas que no paran de observarnos. Escucho que están
diciendo lo guapo que es y por suerte, están demasiado
distraídas admirando el cuerpo de Diego como para fijarse
en mí. Al ver la expresión divertida de Diego me doy cuenta
de que él también las ha oído. «¡Maldito engreído!» —
pienso.
Me mira con una mirada diversidad y se remoja el labio
inferior como diciéndome <<¡Mira lo que estás perdiendo,
Anastasia!>>
—¡No estés celosa, Anastasia! Te quiero a ti —suelta en voz
baja.
—Disculpa—dicen una voz y toca el brazo de Diego—
¿Podríamos intercambiar los números de teléfono? —
pregunta con más ímpetu del necesario.
Diego la mira muy despacio y le da un repaso con diversión
perversa. ¡Engreído! —Exclamó en mi mente y pongo los
ojos en blanco. La miro y tiene cabello hasta los hombros
de color pelirroja y los ojos café, de tonalidad blanca, es
bonita la chica. Me separo un poco de él, necesito mi
espacio personal.
—¿Por qué no? —contesta con una sonrisa traviesa.
—¿En serio? ¡Genial! —responde la chica efusivamente.
En ese momento el vagón vuelve a frenar y pierdo el
equilibro e intentó afirmarme de una barra, pero Diego es
más rápido y me vuelve abrazar con cuidado. Nos miramos
un segundo y desvió la mirada a la chica, quien nos miraba
con curiosidad.
—¿Es tu novia? —pregunta nerviosa y Diego me sujeta con
más fuerza.
Suelto un bufido y él se ríe.
—No, no es mi novio—aclaro con rapidez y me suelto su
agarre con cuidado.
—Estamos en proceso—dice Diego examinado con un gesto
arrogante que le curva la boca—. Ella quiere que seamos
amigos y yo quiero algo más con ella, ¿haríamos bonita
pareja? —le pregunta a la chica.
La chica se aclara la garganta y asiente.
—Me tengo que ir—dice la chica avergonzada por el
momento y le pegó un puñetazo de broma a Diego.
—Deja de hacer eso—le reclamó molesta.
—Bruta—me saca la lengua como niño travieso y se agacha
para estar a mi altura—. Eres terca a morir—me da un
pequeño toque en la sien—, pero tengo todo el tiempo para
abrir tus ojos.
—¡Estás delirando ya! —él sonríe de forma arrogante y que
me dan ganas de pegarle un puñetazo, pero me contengo
—La próxima es la parada —le informo para cambiar de
tema.
Ambos nos acercamos a las puertas y siento como toma mi
mano con fuerza y niego con la cabeza al sentir ese
escalofrío en mi cuerpo.
Entramos en el salón y Diego se sentó junto a una chica y
yo me senté en el fondo solo habíamos llegado atrasado
unos tres minutos y profesor aún no había llegado. En ese
momento un chico de pelo castaño bronceado, de ojos
verdes, se sentó al lado mío.
—Hola.
Me gira para mirarlo y asiento con mi cabeza en forma de
saludo, Diego me mira de reojo y hace una forma de
corazón y lo parte, pongo los ojos en blanco y saco mi
celular para evitar a hablar con extraño de mi lado.
—Disculpa, pero ¿tú eres Anastasia Evans? —Pregunta con
curiosidad y me giro para mirarlo.
—Si soy yo—digo algo borde, pero es porque este chico me
mira intensamente como si me estuviera desnudando con
su mirada lo cual es asqueroso—. ¿Cómo sabes mi nombre?
—Todo el mundo lo sabe, después que humillaras a Diego—
suelta con una enorme sonrisa que hace que se ponga los
pelos de punta.
—Ya veo—digo aburrida por ese tema porque fue hace
tiempo y ya con Diego somos amigos o eso creo aún no lo
perdono por lo que me hizo.
—Oh, pero en donde están mis modales con una hermosa
chica como tú. Me llamo Jorge Navarro—estira su mano y
yo la miro varios segundos antes de estrecharla—. Un gusto
conocerte, chica misteriosa.
—Igualmente—murmuro incómoda y siento la mirada de
Diego sobre mí, y luego mira a mi acompañante donde
frunce el ceño-En ese momento el profesor entró en la
clase y comenzó la clase donde comenzamos con la
evolución, pero no me sentí cómoda por tener la mirada de
ese chico que me hacía sentir asqueada con mi cuerpo y
más con la pesadilla.
Odio que los hombres me miren así es asqueroso. Suelto un
suspiro y trato de concentrarme en la evaluación y no tener
pensamiento desagradable.
Termino por fin la evaluación y entrego mi examen cuando
paso por el lado Diego me toca brevemente mis dedos,
cuando lo miro tiene los ojos cerrados, pero con una
sonrisa. Me siento en mi puesto y siento como Jorge me
mira el trasero. <<¡Paciencia, paciencia, joder! Odio a los
hombres así de simple>>
—Oye—me llama Jorge—. ¿Podemos salir juntos?
Suelto una risa y niego con la cabeza en ese momento da
por terminada la clase y todos van saliendo rápidamente.
Diego me mira un segundo, pero se va con la chica con la
que estaba sentada. Me paro, pero el chico bloqueó mi
salida y me doy cuenta de que solo estamos nosotros dos.
—No, me dejas salir.
—¡Oh, vamos muñeca, di que sí! —insiste con una sonrisa
de oreja a oreja que me pone enferma.
—No—repito y toca mi muslo derecho y agarro con fuerza
su mano, joder, pero que mierda le pasa este chico está
loco—. Ni se te ocurra ponerme una mano encima sin mi
permiso.
El chico se levanta molesto y toca mi mejilla con su otra
mano y yo le pego un puñetazo en la cara. ¡Dios se fue de la
mano! —él me mira molesto y pone una mano en mi cuello.
Me mira con verdadero y no, no puede evitar recordar de
nuevo esas manos como sus manos comenzaron a tocar mi
cuerpo y él encadenaba mis manos y los demás hombre
comenzaron también tocar mi cuerpo. No, no, no puede ser.
Le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó en el suelo
y le tomó el pelo a este pedazo de mierda.
—Cuando una mujer dice que no es no, tiene ningún
derecho de tocarme o amenazarme ¡Lárgate de una puta
vez antes de que te rompa la cara! —exclame enojada y él
se limpió el rastro de sangre.
—No vale la pena, que se quede Diego contigo—escupe con
asco.
Me senté en la silla y me acaricié el cuello, me sentía
asqueada conmigo misma y es estúpido porque yo no tuve
la culpa, pero aun así eso siempre estará ahí. Me limpié las
lágrimas y sentí que alguien acaricia mi mejilla con
cuidado.
Abrí los ojos y vi a Diego preocupado.
—¿Qué te hizo ese gilipollas? —brama molesto—. Lo voy a
matar como te haya tocado un puto pelo, nadie toca a mis
amigos—dice furioso y levantándose, pero tomo su mano.
Necesitaba irme de aquí ya, no quiero seguir aquí y Diego
se pasó la mano por el pelo y apoyo con cuidado su mano
en mi pierna para sostenerse. Él limpia mis lágrimas que
caen sin control.
—No llores, bella, por favor—me suplicaba.
Ahogué un grito de dolor y rabia y abracé con fuerza a
Diego como si fuera mi salvavidas en estos momentos.
Necesita respirar unos segundo para volver en sí, conté de
uno a diez para volver a respirar y sentía como Diego me
acariciaba la espalda con cuidado.
—Sácame de aquí—le dije en un susurro.
—Te llevaré a donde quieras, Anastasia—me susurro con
voz ronca.
Me abrazó todo el camino a su coche tarareando una
canción para tranquilizarme. Me subió con cuidado y me
abrocho el cinturón de seguridad. No podía dejar de llorar,
aunque ahora estaba un poco más tranquila
— ¿Dónde quieres que vayamos? Le robé el coche a
Cameron, por cierto.
—Me da lo mismo, solo quiero irme—respondo sin ánimos
de nada.
Diego tomó mi cara entre sus manos y me limpió con sus
pulgares las lágrimas que caían sin parar.
—No llores..., Bella—. Se acercó a mí, estampó sus labios
contra los míos antes de que pudiera reaccionar, ya se
había alejado de mí. Me quedé quieta mirándolo, él arrancó
el coche y se alejó rápidamente de la universidad.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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historia, espero que me apoyen en esa historia
tambien
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últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
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libro
Capítulo 11
Durante el camino cerré los ojos e intenté no pensar en
nada, quería dejar de pensar. Diego me miraba reojo y me
limpié las lágrimas que seguía cayendo, suelto un suspiro y
apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Tal vez debimos ir en metro.
—¿Cómo?
—Si, porque así podrías haber manoseado otro poco más,
pervertida—me dice juguetón y niego con la cabeza.
—Yo no te manosee era movimiento del metro. Eres tú que
tenía una erección, pervertido—me defiendo.
—¿Pervertido yo? ¿Y qué hay de ti? Todavía me duele el
estómago por los pellizcos que me metiste en el metro —se
defiende frotándose la zona aludida con descaro—. ¿No
crees que deberías darme al menos un masaje?
—Lo hice para sobrevivir.
—Ah, claro y tenías que levantar mi polera y enterrar tus
uñas en mi piel para sobrevivir, también tengo manos y
hombros donde pudiste afirmarte, cariño—dice arrogante y
sin perder el gesto de diversión en sus labios.
Me quedo callada y aprieto mis labios en una fina línea y él
suelta una carcajada donde varios mechones negros caen
en su frente.
—¡Pervertida! —Exclama después de varios minutos en
silencio.
—No hablaré más contigo sobre eso, además que dijiste
que no iba a confundir nada entre nosotros y lo sigues
haciendo—le reclamó.
—Mmm...yo dije que no haría nada que tú no quisieras en
ningún momento dije que no iba a confundir las cosas o eso
creo, bella, tengo un oído selectivo. Tal vez me lo pase por
alto.
Me quede callada era inútil hablar con Diego siempre nos
vamos a llevar la contraria. Entró en subterráneo y
estacionó el coche de Cameron a lado del suyo, caminamos
juntos al ascensor. Diego levantó mi barbilla e hizo una
mueca.
—¿Qué te hizo imbécil? —pregunta molesto. Entramos en el
ascensor y me observa fijamente esperando una respuesta
—. Escúchame, Anastasia, Jorge no tiene la mejor
reputación es un tipo que no acepta el no de ninguna forma
ha hecho cosas horribles a chicas, así que no me mientas.
—Intentó tocarme, pero le pegué así que no te preocupes
por eso.
—Sabía que algo estaba tramando ese imbécil—aprieta sus
manos en unos puños y lo miró de reojo—. Antes era mi
amigo.
—Ah, ¿y qué tengo que ver en eso? —Apoye mi espalda en
ascensor y él se pasó una por su pelo un claro gesto que no
le gustaba el tema.
—Ya lo sabes Anastasia, me gustas—declaró en un susurro.
Solté un suspiro y me pasé una mano por la cara—. Y
bueno casi toda la universidad lo sabe, entonces Jorge no
va a perder la oportunidad de fastidiarme con eso.
Menudo lío estoy metida con este chico que ahora resulta
que su ex amigo lo va a pagar conmigo, eso es genial.
Diego se muerde el labio inferior varias veces, de seguro
está pensando si eso me molesta.
—Perdona, Anastasia—apoyó su cabeza en la pared del
ascensor y me acerqué a él.
—No tiene culpa Diego, eres mi amigo podemos dejar este
tema de lado—suplique.
En ese momento las puertas se abrieron y ambos
caminamos en silencio al departamento de Diego. Él
introdujo las llaves y abrió la puerta, se hizo un lado para
que pasara primero y luego cerró la puerta con cuidado.
—Anastasia—, susurra en mi oído y me hace dar un
pequeño salto y él ríe—. ¿Te gusta mucho leer?
—Me encanta eso ya lo sabes—le recuerdo, ya que hemos
ido a la biblioteca de Barcelona de hecho él mismo me llevó
hace más de 3 semanas atrás.
—Te quiero mostrar algo especial para mí—dice con voz
ronca y toma mi muñeca con cuidado—. Ven.
Pasamos la cocina y se paró en una puerta, sacó las llaves y
alce una ceja <<acaso tenía el cuarto rojo ahí>> Abrió la
puerta y me dejo pasar a mi primero y luego cerró la puerta
quedando completamente oscura.
—Diego...
—Confía en mí, Anastasia, relájate—murmura. Su mano
tapa mis ojos y siento como pasa su brazo por mi cintura y
me hace retroceder tres pasos atrás—. ¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza con emoción.
—Sí.
Sentí como apretaba un botón y destapó lentamente mis
ojos, pestañeé varias veces para acostumbrarme de nuevo a
la luz. Ahogué un grito de sorpresa y retrocedí un paso
donde choqué con su duro abdomen. Mire a mi alrededor y
era como sacado de un cuento de hada las tres paredes
estaban repletas de libros tanto que había un pequeño
pasillo con escalera. ¡Madre mía! —Exclamó para mí
misma.
—¿Te gusta? Es mi lugar preferido de mi departamento—
confiesa, tomando un libro que lo hace ver aún más guapo
y tan fuera de lugar con sus pantalones rasgados-roto de
las rodillas y su camisa blanca que se apega a su torso
como una segunda piel.
—Diego...es hermoso...yo ¡Dios! —tartamudeo, mirando de
nuevo las paredes llenas de libro.
—Tiene una sonrisa preciosa, Anastasia, y creo que es la
primera vez que te veo tan contenta—mi sonrisa se
agranda
aún más—. Puedes venir aquí siempre que quieras y te
puedes llevar todos los libros que quieras.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—¿Cuál es tu condición o precio? —preguntó con
desconfianza.
—¡¿Qué?! No ninguno Anastasia, parece que para ti todo
tiene un precio.
É
Él no tiene idea hasta qué punto es así, con los años solo
me he vuelto cada vez más desconfiada de la gente, ya que
nunca sé cuáles son intenciones reales y eso en fondo me
asusta.
—Solo quiero que sonrías, además que somos amigos.
—¿Solo amigo?
Él se llevó las manos al pelo y solté una risa, me gustaba
confundirlo. Tome un libro que tenía un escritor. Miré la
portada y es de medicina, lo hojeé un poco y no entendí
nada. Sentí un pequeño soplo en mi cuello y sus manos se
posaron encima de la mía.
—Tú sabes que yo quiero algo más, pero algo serio contigo,
lo digo en serio, Anastasia—murmura Diego, girándome
con cuidado para quedar frente a él—. Me gustas mucho,
bella.
Me aclaro la garganta y me alejo de él con cuidado porque
eso se puso incómodo y fue por mi culpa.
—Era una broma Diego.
Él me mira de lado y con sus labios veo que me dice "Terca"
y lo soy, pero en estos momentos aún no me siento
preparada para entrar en una relación por ahora...tengo
asuntos más importantes que el amor.
—¡Terca!—me susurra con un tono burlón.
—¡Imbécil! —le respondo con una sonrisa.
Él negó con la cabeza y caminó hasta el escritorio donde
tenía una gran pila de libros. Mire hacia arriba y es
increíble solo se podía ver libro y nada más que libro.
—¿Vives tú solo aquí? —Pregunte con curiosidad.
La verdad es que nunca lo he escuchado hablar sobre sus
padres o hermanos, algo sobre su familia. Él hizo una
mueca y sus ojos se pusieron tristes, pero se recupera con
rapidez y adopta una interrogante pose de regocijo,
mientras se relame el labio inferior.
—Vivo solo—él se acerca a mí y me pone una sonrisa
sensual—. ¿Preocupada, Anastasia?
—Eso quisiera tú, muchachote—digo burlonamente.
Me acerco a la estantería y empiezo a mirar los nombres de
los libros, algunos son libros recientes y otros son muy
antiguos. Sonrió cuando veo que tiene el libro de Romeo y
Julieta al parecer le gustaba mucho este libro.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Sí, dime—sacó otro libro y empiezo a hojearlo con
cuidado porque era un libro antiguo que debe valer una
fortuna porque era de Jane Austen y es de primera edición.
—¿Quieres venir a mi pelea de hoy? —Cierro el libro y lo
dejo en la estantería.
—Mmm..., no lo sé porque no llevas a otra chica—le
propongo con un tono burlón.
Diego hace una mueca poco convencido por lo que le acabo
de proponer y niega con su cabeza.
—Quisiera que estuviera ahí.
—¿Para qué? —Contraataque con él.
Sonreí al ver que soltó un gruñido y es que era tan fácil
sacarlo de sus casillas y en fondo me gustaba molestarlo,
pero él no tiene por qué saberlo.
—¿Quieres ir o no? —Dice exasperado y me rio.
Me encojo de hombros y suelto un pequeño bostezo fingido
haciendo que él de nuevo soltara un gruñido y yo me reí.
—Enojón—le sacó la lengua—. Será divertido verte pelear y
que alguien te patee el culo—bromeo con una sonrisa
traviesa.
—A mí nadie me gana, Anastasia—dice con orgullo.
Suelto un bufido porque es un engreído enorme, estoy
segura de que, si me quedara encerrada en una habitación
con Diego, él me robaría todo el aire con su estúpido ego y
su chiste malo.
—Ya lo veremos guapo. —Le guiño un ojo.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra
historia, espero que me apoyen en esa historia
tambien
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
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capítulo ♀ ♀
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libro
Capítulo 12
Diego estacionó su todoterreno en un edificio abandonado.
Estaba lleno de autos y la gente entraba por la puerta
principal. Miré por el rabillo de mi ojo a Diego y vi que se
estaba poniendo las vendas en los nudillos.
—¿Estás listo? — pregunté con un tono burlón.
—Si, pero me puedes dar un beso de la buena suerte—
bromea Diego, saca sus labios como si fuera dar un beso y
apunta con su dedo, pongo mi mano y la lame.
—¡Diego! —Exclamó sorprendida y limpio su baba con su
polera.
—¡Dame un beso de buena suerte!
—No, sigue intentándolo—le pegó un puñetazo de broma en
su brazo.
Él se ríe y se baja de su todoterreno y corre al lado de mi
puerta y golpea el cristal de su coche. Lo miró
desconcertada y me quedo quieta en asiento y él me saluda
feliz con la mano, pero...yo no entiendo a los chicos. Me
humedezco los labios.
—¿Qué haces? —digo, mirándolo a través de cristal.
—Baja—me pide señalando el cerrojo de la puerta—. Aquí
hace mucho frío —asegura, y da varios saltos cómicos.
Observó cómo sale el vaho de su boca.
—Ponte chaqueta—le sugiero, ya que él solo anda con la
polera de mangas largas y él me prestó una chaqueta.
—Dame un abrazo y un beso—me dice, tocando de nuevo el
cristal—. Vamos Anastasia.
Diego se acerca, echa aire caliente sobre el cristal y luego
empieza a escribir algo con el dedo. Intrigada, voy
descifrando letra tras letra hasta que forman dos palabras
con sentido. —«Bésame y abrázame» —leo.
Pasó la mano sin pensar e intento borrarlo.
—Tendrías que salir fuera para hacerlo —me avisa él con
tono engreído y abro la puerta donde quedó muy cerca de
él donde me besa en la mejilla y me rodea con un brazo—.
Mal pensada—se burla de mí y le doy un codazo—. Salvaje.
—Gracias por estar aquí—dice con un tono algo serio.
—Te has puesto sentimental, pensé que no tenías
sentimientos. ¡Oh, qué lindo!—digo sarcásticamente y
muerdo el labio inferior para no reír.
Diego me apretó más contra él y soltó una carcajada.
—Tienes una chispa que me encanta.
Él dobló por otra esquina y entramos por la salida de
emergencia. Caminamos por un pasillo oscuro. Se paró en
una puerta y entró en su camerino. Encendió la luz donde
puede observar la habitación que estaba muy desgastada,
la pintura se estaba cayendo de a poco y solo había un sofá
y una silla.
Me senté en el sillón. Él dejó su bolso en la silla y se sentó
a mi lado.
—Te queda bien mi chaqueta, mejor que a mí—negué con la
cabeza. Y me arremangué las mangas de la chaqueta de
Diego.
—Gracias por prestármela.
En ese momento la puerta se abrió y entró Cameron,
Alejandra y Bárbara.
—Cariñito: ¿Qué mierda hace ella aquí? —Chilla Bárbara,
señalándome a mí.
¡Dios mío!, "qué chica más pesada"— pienso mentalmente.
Él mira enojado a Bárbara y ella se siente al lado de Diego
y prácticamente me está aplastando y me pega un codazo
para que me levante. Pongo los ojos en blanco.
—Yo la invité a ella y no a ti—dice enojado.
Me paró del sillón cuando la chica me pegó otro codazo
¡Paciencia, todo se trata de tener paciencia! Camino a una
esquina de la pared porque no quiero dramas y menos con
otra chica por un hombre de solo imaginarlo me parece
estúpido.
—Pero cariñito, tú y yo...—Antes de que ella termine, él la
interrumpe.
—Entre nosotros no hay nada, Bárbara. Ya te lo he dicho
mil veces, tú estás mal y quiero que te vayas de aquí — dice
frustrado.
Bárbara ignoró a Diego y caminó a donde estaba y me
señaló con un dedo. Me mordí el labio inferior para no
reírme de ella porque sabía que me iba a reclamar. ¡Madre
mía! En serio esto aún pasa en la universidad.
—¡Tú no me vas a quitar a Diego!—Me gritó molesta.
La miré de arriba y abajo. Vamos, la chica era guapa, eso
no había duda, pero estaba perdidamente enamorada de
Diego y eso la hace ver como una chica desesperada y más
con esas actitudes.
—Mira guapa, no te preocupes por mí, que yo no quiero
quitarte nada. Además, Diego no es un objeto: él toma sus
propias decisiones —miré a Diego, y luego volví a mirar a
Bárbara—, pero si te tranquiliza él no me interesa en
absoluto. Tengo mejores cosas que hacer que andar
peleando por un chico como niñas pequeñas —ella me
fulminó con la mirada—. Te quedo claro, bonita.
—Entonces vete. —Me dijo más calmada.
Me encogí de hombros y caminé a la salida.
—¿A dónde vas? —Me pregunto Diego tomándome de la
muñeca. Lo observé un momento antes de darle un beso en
su mejilla.
—No te preocupes por mí, además que no quiero estos
dramas, Diego, nos vemos después.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo oscuro, hasta
que choqué con alguien que casi me hace caer atrás, pero
bueno en estos días caeré al piso.
—Perdóname—dijo esa voz. Retrocedí un paso hacia atrás y
lo esquivé. Seguí caminando, pero alguien me agarró del
brazo. —¿Anastasia eres tú?
Me quedé callada. Él me tomó de la mano y me guio de
nuevo a través de un pasillo oscuro y me metió en una
habitación, igual que la de Diego.
—No me lo puedo creer, ¿qué haces aquí? —dijo Simón
sorprendido. —Estás muy guapa.
—Vengo a una pelea— Miré a mi ex cuñado, estaba aún
más guapo que antes. Simón siempre lo había sido, pero
ahora estaba mejor, no lo veía hace dos años después de
todo lo que pasó.
—Así veo...Tanto tiempo, bonita. ¿Has venido tú sola o
acompañada? —Me pregunto.
Él se acercó a mí y se pasó la mano por su pelo rubio
despeinado todo dándole un toque aún más sexy.
—Sola. No necesito compañía—solté rápidamente.
—Si quieres puedes estar conmigo, la pelea va a empezar
ya y viene con un amigo que va a pelear con un chico de
por aquí.
—Creo que será mejor estar separados.
No quiero estar con él, sé que tengo mucho que
agradecerle, pero por ahora no puedo. Él me observó un
momento antes de asentir.
—Tranquila, él no está aquí, nunca entendí porque te gustó,
mi hermano era un imbécil y yo siempre fui el mejor,
deberías haber estado conmigo y con nadie más—me
recordó con una arrogancia que siempre tuvo.
Di un paso atrás porque, vale, había cometido un error de
enamorarme de su hermano, pero tampoco iba a estar con
él, no se me olvida lo que vivimos juntos y lo mal que lo
pasé con él.
—Joder, no empiece de nuevo Simón—digo molesta por el
tema de la conversación.
Salí rápidamente de esa habitación porque no quería estar
ni un segundo más con él adentro de esa habitación.
Cuando salí de la habitación, choqué con el torso de Diego.
Me miró sorprendido, miré a su lado y estaba con Bárbara,
Cameron y Alejandra.
En ese momento la puerta de atrás se abrió y sentía la voz
de Simón.
—Dame una oportunidad—me tomo de la mano, pero yo me
solté rápidamente. —Lo que pasó entre nosotros...—
Antes de que terminara lo interrumpí enojada, ya me
estaba sacando de mi límite.
—Simón basta, déjame en paz—le di un empujón—. Pasó
hace cuatro años supéralo de una buena vez, Simón.
Alejandra me pasó un brazo por el hombro y me atrajo más
a ella. Caminamos todos juntos. Diego se puso a mi lado y
me tomó la mano e hizo que me quedara con él y que los
demás siguieran caminando a donde se encontraba la
gente.
—Aléjate de él, Anastasia—dijo con recelo y ambos miramos
cuando Simón pasó por nuestro lado.
—Diego, no te metas en mis asuntos, sé cuidarme
perfectamente sola, relájate. —Él tomó mi cara entre sus
manos y me dio un beso en la frente.
—Sé que sabes cuidarte, bien sola, pero haz eso por mí. Por
favor—me suplico.
—Creo que estás delirando, ya y deberías bajarle un poco,
además, que eso lo tengo más que claro y antes de
conocerte Diego. —Le aclaró con una sonrisa tensa.
—Definitivamente me encantas, Anastasia. Me gusta que
seas tan rebelde y que me desafíes. Eres esa chica— me
susurró las últimas palabras que apenas pude escuchar.
La gente empezó a gritar cada vez más y escuchó como
empezaba a presentar el otro chico y la gente se volvió loca
gritando. Unos segundos después nombraron el nombre de
Diego y la gente estalló también en gritos y aplausos.
—Espérame aquí—me dijo con una sonrisa y empezó a
caminar con seguridad al círculo. La gente le gritaba y le
aplaudía. Me quedé lejos observando como Diego se
quitaba la polera y se la entregaba a Cameron y unos
segundos después empezó la pelea.
Hola criaturitas hermosa ❤Hoy les traigo nuevo
capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas
un hermoso día❤ No se le olvide votar si le gusta la
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comentarios son muy importantes para mi, espero
que tenga una muy buena semana y que siempre sean
feliz
y positvos
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historia, espero que me apoyen
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Capítulo 13
La pelea terminó y Diego salió ganador. Alejandra grita con
emoción en el camerino, todos sus amigos festejaban y
felicitaban a Diego. Bárbara estaba prácticamente pegada a
Diego. Negué con la cabeza y me puse a revisar mi celular
y vi que tenía un mensaje de Luis.
<<De Luis 23:41 p.m.>>
"Aún sigues aquí, tengo información sobre él, te espero en
dos minutos en la habitación".
Escuché la risa de los amigos de Alejandra. Levanté la
mirada y me di cuenta de que estaban bebiendo.
<< De Anastasia a las 23:43 p.m.>>
"Voy en camino"
Le doy enviar y salgo con cuidado de la habitación. Camino
segura por el pasillo oscuro, dobló a la izquierda y entró en
una habitación que está apartada. Cuando entro a la
habitación está Luis.
—Hola, guapo ¿Qué es lo que tiene para mí? —pregunte,
abrazándolo con fuerza.
—Hola, hermosa—él se acercó a la mesa y me extendió
unos papeles. Lo abrí y empecé a leer cada párrafo con
cuidado y sentía como Luis me miraba preocupado. Solté
un suspiro de cansancio.
—¿Es en serio? —Pregunté con asco.
—Por supuesto, estuvo el otro día aquí en una pelea y
hablando sobre ti. Hoy día andaba su hermano por aquí
acompañado a un amigo.
—Si me lo topé, fue un encuentro muy incómodo después
de dos años de no verlo. —Le conté mi encuentro con
Simón.
—¿Estás segura de que quieres seguir con esto? Mira
Anastasia, sé que eres fuerte, pero te estás metiendo en
algo realmente peligroso y turbio donde aquí puedes salir
viva o muerta—me dice con sinceridad.
—Lo sé, Luis me estoy metiendo en algo turbio.
Él me ofreció una botella de agua y la tomé.
—Eres la chica más valiente que he conocido, ¿lo sabes? —
Me sonrió Luis.
Negué con la cabeza.
—Solo quiero vengarme por lo que me hicieron a mí y a mi
hermano. Mi primer objetivo es mi exnovio, él tiene que
pagar por todo lo que me ha hecho y sigue haciendo Luis.
Es un peligro y tú lo sabes bien.
—Tú sabes lo que haces guapa, pero ve con cuidado, ¿vale?
—Sé lo que hago, no necesito que me lo digas que tenga
cuidado, sé en dónde me estoy metiendo y no necesito que
ustedes se involucren en esto los quiero lejos de esto—digo
con absoluta seriedad porque no quiero que ninguno de mis
amigos esté involucrado en esto,
Él soltó una risa.
—Eres imposible, Anastasia. Eres tan hermosa, pero a la
vez eres tan fría que en serio asustas a los hombres—
bromea, abrazando con fuerza.
Tomó los papeles y me separó de él.
—Muchos me lo han dicho y prefiero que su raza me siga
teniendo miedo y respecto—le guiñe el ojo.
Me acerqué a él y lo abracé de nuevo con fuerza. Luis me
dio un beso en la mejilla y me apretó mis mejillas, haciendo
soltar un grito.
—Imbécil, me dolió, te he dicho que no hagas eso—él soltó
una risa—. Te odio.
—Mentira, tú me amas, soy demasiado guapo y sexy para
que me odies—bromea con una sonrisa traviesa. Negué con
la cabeza y caminé hacia la salida.
Camine por el pasillo y escuche a los amigos de Alejandra
riéndose y pasando el rato, es obvio que aún no se iban a ir.
Caminé hacia la salida y decidí dar un largo paseo antes de
llegar mi departamento, necesitaba perder para volver a
encontrarme de nuevo es un ritual que tengo desde hace
dos años.
******
Dos horas más tarde llegó a mi departamento, cuando
entro veo que todo el mundo está aquí y siguen tomando.
******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con
rapidez y metí un poco de ropa en mi bolso, una vez lista,
salí de mi edificio y llamé a un taxi. Dos horas después me
encontraba embarcando en mi vuelo hacia Madrid.
******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en
la muñeca, suelto un gemido de dolor porque me quedo
un moretón en la muñeca por el sujeto.
É
Él toma un mechón de mi pelo donde lo enrolla en su dedo.
Me mira por unos largos minutos, antes de hablar.
—Yo nunca he estado enamorado de nadie, pero siento que
algo está cambiando dentro de mí y tiene que ver contigo,
Anastasia. Estás haciendo cosas locas con mi corazón.
Me siento en la cama y me alejo lo más posible de Diego,
porque no puede ser, él no puede estar enamorándose de
mí.
—No continúes por ahí Diego...
—¿Por qué? Tanto te molesta escuchar la palabra amor—
rebatió. —¿Por qué no podemos estar juntos?
—Porque no quiero, joder, me tienes harta, Diego—fue lo
primero que salió de mi boca—. Entiende que no puedo
estar con nadie. Ya sufrí mucho, Diego, entre nosotros solo
puede haber una amistad y no quiero hacerte daño.
No quiero dañar a nadie y menos a Diego, puedo notar
como también carga un peso sobre sus hombros. Un alma
atormentada puede ver a otra alma atormentada. La verdad
me aterra dañar a la gente que amo, pero tampoco puedo
estar cerca de ellos y a Diego aún lo podía alejar de mí.
—Joder, Anastasia, no quiero otra mujer. Te quiero a ti, me
tienes fascinado, me tienes ya....—repite esa frase que me
susurro en la discoteca.
—Diego no va a pasar—me levanto de la cama rápidamente
y él me imitó—. Tienes que irte.
—No quiero irme—contesta calmado—. Quiero quedarme
aquí contigo, bella.
Me quede quieta anonada mirándolo, entiendo que Diego
siempre me ha declarado sus sentimientos a mí, y admito
que yo también siento algo más por él..., pero por ahora
aún no me siento lista y sé que soy terca y veo como Diego
está siendo paciente conmigo.
—Debes irte—repetí.
Se me acercó de nuevo a mí y me tomó de la cintura. Mi
respiración se alteró, nos miramos fijamente
desafiándonos, su mirada era dulce y tierna en cambio la
mía era de terror y pánico.
—Seré sincero contigo, Anastasia, desde el primer día que
te sentaste a mi lado supe que tú tenías algo y cuando
hablamos supe que tenías una chispa única, pero claro, al
principio no lo tenía claro tenía que conocerte para estar
seguro si era cierto o no...y es real, Anastasia. Sé que tengo
miles defectos y una reputación asquerosa y que he estado
demasiado tiempo en la oscuridad solo, pero tú eres una
bonita luz que vino alégrame los días con tu compañía.
Abro los ojos porque me sorprendieron sus palabras. Él no
pierde oportunidad y me acaricia la mejilla. Nuestras
narices se rozaron y me quedé quieta por su gesto.
—Mírame Anastasia, ya me tienes, aquí estoy desnudando
mi corazón por ti, por la chica más terca que he conocido
en mi vida, pero también por la chica más fascinante que
he podido conocer que no me dejas sorprender ni por un
solo segundo.
—Diego, tú no sabes que estar conmigo se sentirá mal.
—Bella, estar contigo nunca se sintió mal, al contrario, se
siente bien.
Me quedo callada. Diego me agarra muy fuerte de la
cintura y pongo mis manos en su pecho. Ambos nos
miramos fijamente con deseo. Él muerde su labio inferior y
mis ojos captan ese movimiento tan sensual.
—Necesito besarte, Anastasia—. Dice en un susurro.
Hola personitas ¿Cómo están? ¿Cómo les ha ido estos
últimos días? Bueno quiero pedir perdón por no subir
los dos capítulos por semana, pero yo soy de Chile y
estamos sufriendo enorme injusticia con nuestro
derecho y me deber es ir marchar con mi pueblo y
luchar por nuestro derecho para un país más justo y
también estoy terminando mi semestre de la
universidad y también me estoy cambiando de
departamento, así
que estado muy ansiosa y pido perdón pero espero
que entiendan de que soy una estudiante...y lo que
esta
pasando Chile es algo importante y yo debo luchar
con mi pueblo todos los días
En fin perdón, trate de subir la próxima semana dos
capítulos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en
Instagram y este viernes realizare una para saber que
día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los
memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
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libro
Capítulo 19
Diego se inclina hacia mí, pero yo corro mi cara y sus labios
impactan con mi mejilla. Me mira sorprendido y me suelto
de su agarre con cuidado, doy varios para atrás para poner
distancia entre nosotros.
—No, Diego, no hagas esto más difícil para mí... A veces
pienso que solo tiene un capricho conmigo—murmuro
confundida por lo que está pasando entre nosotros—. Estoy
segura de que solo estás confundido, ya se te pasará.
Él se tiró del pelo y se tapó la cara con sus dos manos y
soltó un enorme suspiro. Me crucé de brazo, esperando que
dijera algo más para ir a acostarme.
—No eres ningún capricho para mí. —Se golpea el pecho.
—Claro que lo soy Diego. Soy la única chica que de cierta
forma te ha dicho que no y que te ha rechazado—me
acerque a él—. Es una locura y creo que estás
confundiendo de nuevo las cosas como siempre entre
nosotros.
—Anastasia, no estoy jugando a nada—él sostiene mi cara
entre sus manos—. Sé lo que estás haciendo Anastasia,
pero te demostraré que contigo voy en serio, jamás he
fingido contigo y te he mostrado al verdadero yo. Por favor
no vuelva a decir que tú eres un juego para mí porque no lo
eres.
—Diego... —muerdo con fuerza mi labio inferior con fuerza
—. Sé que soy complicada y como podrás notar me cuesta
confiar en la gente porque he sufrido muchos golpes y
también sé que soy terca.
Su sonrisa se agrandó y se pasó una mano por el pelo.
—Coincido contigo, pero no quiero hacerte daño. Sé que
tengo una mala reputación, pero también sé que eres la
chica que está rompiendo todos mis esquemas y mi mundo
se está convirtiendo en un desastre aún más grande—se
quedó callado un momento y añade—: Me gustas,
Anastasia. Sé que soy un desastre, un puto desastre y es tal
vez lo mejor que tengo para ofrecerte por ahora.
—Eres un desastre —confirmó con una sonrisa—, pero todo
el mundo lo es así, que no te sientas especial—bromeo con
él.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Soy un desastre, pero puedo aprender mucho de ti,
Anastasia. No me rendiré porque sé lo que siento por ti y
eso no lo pondré en duda por nadie, ni siquiera por ti—dice
con la voz ronca, solté un suspiro al escuchar sus palabras
y me tapé la cara con mis manos.
Nos quedamos callados en un silencio incómodo. No sabía
qué hacer al respecto con Diego, me confunde mucho a
veces quisiera besarlo y decirle que yo también siento esa
q y q y
química con él, pero sé que no sería lo correcto para él...no
se que hacer odio ser así con mis sentimientos.
—Me voy—dice en un susurro y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y siento como la puerta se cierra con
cuidado. <<Estás loco, Diego y sé que va a hacer un
impacto en mi vida, es casi inevitable>>—me dije
mentalmente.
******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media
universidad, pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré
al salón aún estaba vacío. Joder, siempre pienso que llego
tarde cuando aún nadie ha llegado al salón—puse los ojos
en blanco. Caminé al último asiento y me derrumbé en la
silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos minutos
y Diego me dio un beso en la mejilla.
—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido
repaso, vestía con pantalones rotos en la rodilla de color
negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que
soy sexy, pero controla tus ojos—una sonrisa malvada
apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él
arrastró su silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo
mire de reojo y tiene una mirada traviesa que hace que sus
ojos brillen aún más y una enorme sonrisa perfecta donde
se le marca los hoyuelos—. Por cierto, ¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para
mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de
sus labios en mi mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía
sentir su respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos
los días—Él me sonrió de lado donde se le marcaron sus
hoyuelos—. Te besaré siempre que pueda—Dijo con una
enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me
digo a mí mismo. Retomé mi lectura, pero me fue
imposible. Él me miraba fijamente, lo miré de reojo y tenía
su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior
para no reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él.
Lo miré con curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de
bobo que siempre termina de alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la
sien, estaba a punto de perder el control con Diego y es
que este chico tampoco me lo ponía fácil, es como si
buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando
con un mecho de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla.
Presionó un dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono
burlón y asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías
besarme mejor—comentó con diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío!
Ayúdame, por favor" El profesor entró y por fin, empezó la
clase. Él me sonrió toda la clase y alguien debería darme
un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un
bolígrafo. Yo asentí—. ¿Quieres que te ayude con las
maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a
concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé
a anotar lo que el profesor habla, pero él me observa tan
fijamente que me ponía nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran
lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa,
nuestros compañeros nos miraban de reojo—. No me estás
poniendo fácil lo de conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé
atrasada. Tire el lápiz y mire al susodicho que hizo que me
perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que
estás siendo algo aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su
silla más cerca de la mía en donde sentí como nuestras
piernas se rozaron y él tomaba mi mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una
pequeña sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú
no quieras Anastasia, pensé que eso ya había quedado
claro—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en el dedo—.
No te besaré al menos que tú lo hagas primero y estás a la
defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé
de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado,
podía ver como una sonrisa burlona aparecía en sus labios
porque me estaba contradiciendo con los gestos de mi
cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia
mí y besarme de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó
una carcajada que hizo que toda la clase nos mirara
fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me
hundí más en la silla. Diego me observa fijamente—.
Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero
seguía mirando, los fulminó con la mirada y poco a poco
dejaron de mirar. Miré a Diego, y estaba recostado en su
silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
É
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se
inclinó y vio la pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los
ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres,
puedes mirar los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía
una sonrisa pícara que hizo que clavara la vista en la
pantalla de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida
sonrisa parecía tonto y no puedo evitar que me haga
gracia.
Apenas había empezado a curvar los labios en una sonrisa,
cuando él soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo,
Anastasia—me guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome
los gemelos y Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un beso
en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma,
fingiendo limpiarse las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo
Javier poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían
peleando entre sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di
un salto, lo que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es
un imbécil—me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por
las chicas—bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar
vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho
y me miró como si hubiera cometido el mayor de mis
crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—.
Perdóname por ser una persona tan genial y auténtica,
amorcín
—él entrecerró sus ojos y me miró fijamente—, eres una
perra en todas sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé
con fuerza—. Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no
me amen—bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan
con una sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude
controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el
brazo de Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
p p p
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse
los ojos en blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio
un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a
su reflejo. Son iguales y lo único que cambian son sus
personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te
hace el calladito, te crees el jodido santo Javier—Dylan
Bufo
—. Eres igual o más puto que yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre
con las chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado, el
que hay que sorprenderlo para que él tome en cuenta. En
cambio, Dylan es un hablador, una vez que entra en
confianza un poco, ya no se calla nunca más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—.
Terminarás sola, vieja y amargada porque ya nadie te
aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa
burlona.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
p y p
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de
cumple año y subire un capitulo y en mi Instagram
subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con
usted ❤
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 20
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo
increíble de esta situación es que también venía Diego,
pero no porque lo invitáramos, sino que vivo en su mismo
edificio. El destino me está jugando una mala pasada, es
como si de alguna manera quisiéramos que estuviéramos
juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los
muebles son blanco y negro dando un toque de elegancia al
departamento. Dejo mis maletas en el suelo y miro el
ventanal en donde puedo observar todo Barcelona. ¡Me
encanta la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos
juntos. Suelto una risa. Amo cuando hablan al mismo
tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen
plata y ambos son exitosos en sus trabajos, pero no me
gusta que gasten su dinero en mí, siempre me ha gustado
luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura,
Anastasia que no quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un
enorme abrazo y beso. Ellos cierran la puerta y nos
quedamos solos. Observó a Diego, quien está mirando con
curiosidad el departamento, aunque se parece mucho al de
él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo
con una sonrisa y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que
tú y yo estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida
sonrisa que siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus
palabras, pero que me está pasando—me dije a mi misma.
Me puse de pie, pero Diego tiró de mi mano e hizo que me
sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del
cuello de Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía,
fue una caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa
traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi
nuevo departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del
sillón y se puso al frente mío en donde puso un mechón
detrás de mí oreja—. No dejes nunca de sonreír.
É
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él
me ayudó con las demás maletas y empezamos a subir la
escalera que daba al segundo piso. Era grande, no tanto
como el departamento de Diego, solo había dos
habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que
era de un color rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la
habían decorado. Tenía un escritorio, un librero, un clóset,
una cómoda y una enorme cama. Dejé mis cosas en el
suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron
mis padres quienes decoraron el departamento. Tengo
hambre, pidamos pizza. —Él asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.
******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados
en el suelo de mi sala de estar. La pizza estaba deliciosa.
*******
Me levanté y me puse unos pantalones negro-rotos, una
polera de tiritas verde y convers negra. Cuando estaba
saliendo de mi departamento, me topé con Diego que
estaba vestido todo negro e incluido su gorro.
É
—Quédate aquí, no haré nada, por favor. —Él soltó un
gruñido, pero asintió con su cabeza.
Me acerqué a la bodega y entré por la puerta de
emergencia. Estaba todo oscuro así que me apoyé en la
pared para guiarme. Escuché unas voces y era el mismo
hombre que me amenazó en Madrid, se escuchaba a lo
lejos. Me quedé quieta aquí, no quería exponerme más y si
alguien llegaba podía escapar fácilmente.
—Ella peleará esta noche—escuche a lo lejos—. Tienes que
convencerla para que vuelva a nosotros.
Intenté escuchar la otra voz, pero no pude escuchar,
hablaba muy despacio y tampoco me iba a arriesgar que
me descubrieran.
—Es a las nueve, ella tiene que volver.
No escuché que le respondía la otra persona. Me mordí el
labio inferior con fuerza.
—Tenemos una deuda que cobra con ella. Anastasia es de
nosotros. Solo tráela de vuelta, me da lo mismo como sea
—respondió enojado.
Sentí unos pasos que venía de donde estaba. Mi corazón se
alteró, me quedé quieta, pero lo sentía más cerca y empecé
a caminar lentamente a la salida. Cuando pude salir, corrí
en donde estaba Jonathan esperándome. Tomé su mano y
corrimos a su auto, teníamos que irnos ya.
Cuando estaba en su coche y rumbo de nuevo a la
universidad, puede respirar tranquila. Jonathan me miraba
con curiosidad.
—¿Qué descubriste? —Preguntó, por fin.
—No mucho, sentí unos pasos que venían hacia mí y me fui.
—Mire por la ventanilla.
—¿Alguien te vio, Anastasia? —Pregunto preocupado.
—No..., creo que nadie me vio. Me fui antes de que me
vieran.
—Esto se está poniendo peligroso, Anastasia.
Lo miro por un segundo, antes de volver a mirar por la
ventanilla. No dije nada porque la verdad es que estaba
jugando con fuego, pero yo sé lo que ellos querían de mí y
no lo voy a permitir.
Cuando llegamos a la universidad faltan dos minutos para
entrar a la otra clase. Jonathan me miraba de reojo. Me
detuve y le tomé la mano.
—Jonathan, me está poniendo nerviosa, por favor para—le
dije con una sonrisa.
—No quiero que te pase algo malo. Ya has sufrido mucho
Anastasia, por favor.
—Nada me pasará, te lo prometo—le sonreí.
Él me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
Sé que está preocupado porque él sabe lo que pasó hace
dos años atrás con los gemelos. Ellos saben todo lo que
sufrí y aún sigo sufriendo todos los días porque tengo un
demonio detrás de mí que siempre está volviendo.
—Te quiero, Anastasia—dijo en un susurro —. Eres como mi
hermanita, no quiero que te sigan lastimando.
Justo cuando iba a responder, alguien tosió. Mire y era
Diego quien nos miraba fijamente. Miró a Jonathan por un
segundo y le di un apretón en su mano.
—Nos vemos después—dijo Jonathan, dándome un beso en
la frente.
Mire a Diego, quien ahora estaba mirando su celular. Pase
por su lado y camine hacia el salón, me senté en último
puesto y miro por la ventana. Recordar la vaga
conversación que escuché en la bodega <<tienes que
convencerla de que vuelva a nosotros>> <<A las nueve>>
—. Todo encajaba con mi pelea y el sujeto de Madrid.
—¿En dónde estabas? —Di un salto en mi silla. Mire que
estaba Diego con una sonrisa.
—Por ahí—digo sin interés —. ¿Acaso me extrañaste? —
Pregunto de broma.
—Por supuesto. Cada segundo desde que nos separamos. —
bromea.
Soltó una risa y le pegó un puño en su hombro de juego.
—Imbécil.
—Bellísima—rebatió con voz ronca—. ¿Estás nerviosa?
Puse una mano en mi pecho e hice una mueca, como si su
palabra me hubiera ofendido.
—¡Yo! —Exclamó ofendida—. Jamás, guapo—alzó la
barbilla.
Él se rió y me dio un beso fugaz. Puse los ojos en blanco
por su beso. Hasta el momento con Diego, no nos hemos
dado besos verdaderos, solo han sido toques con nuestros
labios.
—Ya lo veremos, estaré ahí gritando en primera fila tu
nombre y apoyándote a todo pulmón. —no puede evitar
reírme de él.
La clase me la pasé riendo con él, tirando bromas de aquí y
allá. Yo lo miraba, me di cuenta de que caí, que de nuevo
estaba cayendo por amor. Diego, al final, si pudo meterse
en mi corazón << ¡Dios mío, me gusta, Diego!>> —fruncí
el ceño, en qué momento caí a los encantos de Diego.
— ¿Por qué me miras tanto Anastasia? — pregunta con una
chispa especial en sus pupilas.
—Eres agradable a la vista—digo intentando imitar su tono
de voz.
—Lo soy—dijo con arrogancia—. Disfrútame, nena. Soy un
espectáculo hermoso de ver—baja su mano por su torso,
recalcando que tiene un cuerpo de infarto para la vista de
las mujeres.
Me reí de él, esperé un segundo que acaba de llamar
<<Nena>>. Negué con la cabeza.
—Qué vanidoso eres tú.
—Si nadie me lo dice, me tengo que dar ánimos a mí mismo
y recordar que soy guapo. —<<Claro, claro de seguro
nadie le dice que es guapo>>—. Tengo mucho amor propio.
Las horas se me pasaron volando en la universidad, estuve
con Alejandra, quien insistió en ir a la pelea de esta noche
con Cameron, no tuve más remedio que pasarle la dirección
para que me dejara tranquila. Diego estuvo conmigo todo el
tiempo y sus amigos tiraron bromas sobre nosotros de
como antes nos odiábamos y ahora parecía que había algo
entre nosotros dos.
Él me abrazó todo el día y no podía evitar sentirme segura
en sus brazos. Estaba desarrollando sentimientos rápidos
por este chico y eso me aterraba porque sé que me estoy
relajando, cuando no debería hacer eso, pero es algo que
no puedo controlar.
Cuando salí de la universidad, Diego me tomó de la mano y
me guió en donde estaba su todoterreno. Miré de reojo y
ahí estaba Barbara fulminado con la mirada.
Me abrió la puerta de su todoterreno y me ayudó a subir. Él
rodeó su todo terreno y subió al asiento del conductor.
Barbara me fulmina con la mirada que me hacía sentir
incómoda.
—Diego, ¿alguien te está buscando? —Apunte en donde
estaba Barbara, que nos miraba fijamente.
Él la miró y frunció el ceño, ambos se miraron fijamente. Se
nota que tiene un pasado. Vale, yo sabía que ellos se
acostaban, yo misma los vi besándose y metiéndose manos
al principio del año, pero, aunque para él fue una diversión,
para Barbará no lo fue.
Él soltó un suspiro y apoyó su cabeza en el volante, puse mi
mano en su hombro.
—Diego, ¿qué ocurre? —pregunto.
—Esa chica me tiene cansado e intentando ser cortés y
educado con ella, pero no entiende que no quiero estar con
ella—me mira un segundo, antes de mirar a Barbara—.
Anastasia, quiero estar contigo, pero ella me está acosando
y no sé cómo decirle que me deje tranquilo.
É
y q j q
Mire por última vez Barbara. Él prendió su todoterreno y se
puso en marcha a nuestro edificio.
—Tienes que darle espacio, Diego, ella está enamorada de
ti—juego con un mechón de mi pelo—. Lo siento, pero
tengo que decirte que fuiste un imbécil con ella—lo apuntó
con mi dedo—. Tú sabías que ella estaba enamorada de ti y
la usaste para satisfacer tus necesidades, ahora no te hagas
la víctima, porque tú le diste esperanza e ilusiones—
digo enojada por toda la situación con Bárbara.
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos
miramos fijamente, retándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones, ella sabía que la estaba
usando...Porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía
que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo
molesto. Me acarició la mejilla tiernamente—. Ella sabía
que quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y
aun no entiendo... que somos—movió las manos entre
nosotros—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto.
—Lo quiero todo de ti, mi bella. Quiero que seas: mi novia,
mi chica, mi mejor amiga, todo eso y más. He caído por ti.
Me rindo, eres mi hermosa rendición.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—Joder, traté de resistirme a ti, En serio que lo intenté a
pesar de que solo me quieres como amigo, pero no puedo,
¿cómo podría ser tu amigo? Cuando eres la chica que me
desafiabas con tus palabras, actitud y que sacas un lado
cursi en mí. Joder, me fascinas Anastasia. —Tomó mi mano
y la guió en donde estaba su corazón—. Ya me tienes, ya
tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus
palabras. Mi corazón dio brinco de emoción al escuchar las
palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de
volver a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro, por ahora no podía estar con él. Yo ya
perdí una persona que era importante para mí y no quiero
que nadie nunca más alguien pierda la vida por intentar
salvarme a mí.
Hola criaturitas hermosa ❤
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Capítulo 22
Se acercó a mí y cerró los ojos esperando el beso, pero yo
le di un beso en la mejilla. No puedo, no puedo ser egoísta
con otras personas y me duele el corazón en estos
momentos.
—No puedo, fue un error, Diego—mire hacia la ventanilla—,
no puedo ofrecerte amor—lo mire de reojo—. Eres bueno y
tienes lindos sentimientos y solo significa una cosa para mí,
que tengo que alejarme de ti.
Me observó perplejo, no entendía porque cambia de
opinión tan rápido, pero no puedo ahora que mis demonios
se estaban haciendo presente en mi vida. No quería que
nadie se contaminara de ellos, y menos Diego.
É
Él no merecía que yo le trajera más problemas a su
vida...Yo era un jodido problema.
—Me confundes, Anastasia, acabo de decirte que me gustas
y mucho. Eres la chica de mi sueño—dice molesto—.
Estábamos bien, hace unos segundos, pero ¿ahora qué te
pasa? —pregunta molesto.
Lo miro por un segundo y en sus ojos lideraban un
verdadera batalla de mantener la calma o explotar contra
mí.
—No quiero una relación, Diego—concluí.
—¿Por qué? —insistió.
—Ya te dije que me está pidiendo amor, cuando yo huyo. Lo
siento, pero no quise darte ilusiones, Diego, pensé que solo
estábamos tonteando.
Él se tiró el pelo y me apuntó con un dedo.
—Eres cruel, yo pensaba que era cruel, pero tú me
ilusionaste—él miró un momento al frente antes de mírame
de nuevo—. Te abrí mi corazón a la única chica que me ha
gustado lo suficiente para pedirle que fuera mi novia. Está
es la razón por la que no me interesaban las chicas de
forma seria. Me has roto el corazón, Anastasia—me miró
con verdadero odio, pero se recuperó porque una sonrisa
apareció en su rostro—, pero no te preocupes por mí. Fui
un imbécil a cambiar por ti.
Lo miró fijamente, nunca le pedí que cambiara por mí. Sé
que estoy haciendo lo correcto, será lo mejor para ambos,
mantener la distancia como siempre tuvo que ser.
Él prendió su todoterreno y retomó el camino.
—No quiero estar más cerca de ti—dice con voz hostil.
Yo asentí, nos quedamos en un silencio incómodo.
—No es nada personal Diego, pero hueles a amor y a
buenos sentimientos y no puedo.
—Cállate de una buena vez, Anastasia—Lo mire y me
encuentro con el rostro furioso de Diego.
Me quedé callada, no tenía más que hablar. Él estacionó su
todoterreno en el subterráneo. Salí rápidamente
dirigiéndome al ascensor y él entró conmigo.
El ascensor llegó a mi planta de mi departamento. Miré de
reojo a Diego y estaba apoyado en la pared, escribiendo un
mensaje en su celular. Cuando entro a mi departamento,
solté un suspiro.
—Que desastre de persona eres Anastasia—hable conmigo
misma. Negué con la cabeza y le escribí un mensaje a los
gemelos para que pasaran a buscar para ir a la pelea.
******
Entre en el auto de los gemelos y los salude con una
sonrisa. Saludé a Jonathan que venía por primera vez con
los gemelos.
—¿Qué pasa con tu auto? —Le pregunto a Jonathan.
—Estaba follando conmigo, ¿verdad, amor? —Bromea
Dylan.
—Cállate perra—le contestó Jonathan—. No quise conducir
—me explica con una pequeña sonrisa y guiñándome el ojo.
—Que feo que me niegues—dijo ofendido Dylan.
Me reí, son unos imbéciles a lo grande.
—Silencio, los dos son un par de putos, andaban follando
como perras en celos—dice Javier, mirándome a través de
un retrovisor. No puedo evitar reírme de nuevo.
—Puto será tú, hermanito—siguió Dylan—. Solo me tienes
envidia, porque soy el más guapo.
Puse los ojos en blanco: ¡Dios mío! Necesito tener más
amigas mujeres. El viaje siguió con sus bromas tontas para
ver cuál era más puto: <<¡Jesús ayúdame!>> Llegamos al
edificio abandonado en donde vi a Alejandra, Cameron,
Diego y Bárbara. Me acerqué a ellos con los gemelos aun
peleando.
—Solo está envidioso de nosotros, verdad amor —bromea
Dylan, abrazando a Jonathan.
—Perra—dijo Javier.
—Tú serás una perra envidiosa—rebatió Dylan. Alejandra
se puso a reír y negó con la cabeza.
Me giro y los miro fijamente, porque me tenía ya cansada
de escucharlo, era gracioso, pero a veces se pasan.
—Ustedes tres son putos—bromeo—. Cállense, por favor.
Me duele la cabeza tanto escuchar la palabra puta o perra.
Negué con la cabeza y entramos por la salida de
emergencia. Entró en el cuarto que Luis dijo que era para
mí. Tiro mi bolso al suelo y me senté en la silla. Sentí un
escalofrío en todo mi cuerpo, tenía que estar en alerta,
sabía que algo iba a pasar y lo podía sentir.
—¿Te encuentras bien? —Me dijo Jonathan preocupado.
Lo miró fijamente y asentí. Mire de reojo como los gemelos
hablan con Alejandra y Cameron. Diego estaba tonteando
con Barbara, puse los ojos en blanco, al parecer volvía a ser
el mismo Diego de siempre.
La puerta se abrió y sabía que era Luis, no levanté la
mirada. Jonathan se puso de pie y el cuarto se quedó en
silencio. Levanté la mirada y abrí los ojos como plato y me
paré rápidamente.
—Hola amor—dijo Nicolás con una sonrisa. Me quedé
quieta, mirándolo fijamente. Estaba vestido todo negro
excepto sus zapatillas que eran blanca y su gorro.
—Eres un hijo de puta—dijo Jonathan antes de abalanzarse
sobre Nicolás. Ambos cayeron al suelo y se empezaron a
golpear. Los gemelos tomaron a Jonathan y los separaron
rápidamente.
—Aún sigues babeando por mi chica—dijo con su perfecta
sonrisa.
Él me sonrió de lado y comenzó a caminar en donde estaba
yo. Me quedé paralizada en mi lugar y mi cuerpo comenzó
a temblar porque imágenes de esa noche se vinieron a mi
mente y sentí como la rabia crecía dentro de mí. Alejandra
se interpuso con Cameron.
—Hola Alejandra, sigues tan bella—mostró su mejor
sonrisa.
—Aléjate de mi amiga o te juro que no respondo—gritó
Alejandra. Diego me tomó del brazo y me miró fijamente.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—Déjeme a solas con él.
Él sonrió con arrogancia y se acercó a mí, pero yo me alejé.
Jonathan tiró de mi brazo y todos se juntaron conmigo.
—No te dejaré con ese hijo de puta, te volviste loca.
—Sé lo que hago, salgan ahora todos—digo enojada. Diego
pasó por mi lado con Barbara —. Sé cuidarme, Alejandra,
vete de aquí, ahora—ella negó con la cabeza—. Vete, por
favor.
—Estaremos afuera—dijo Jonathan llevándose a Alejandra y
Cameron. La puerta se cerró y miró a Nicolás, quien jugaba
con su celular.
—¿Qué mierda quieres?
Él se levantó de la silla y caminó a donde estaba. Me evaluó
detenidamente de arriba y abajo, un escalofrío recorrió mi
cuerpo. Sentía asco, quería vomitar en estos momentos.
—Eres tan hermosa, joder—Se acercó rápidamente a mí y
tomó un mechón de mi pelo. Me aleje de él con asco.
—No me toques o te juro que no respondo—digo cabreada
—. ¿Qué mierda quieres? —repetí.
—Te quiero a ti — dijo calmado y con su sonrisa perfecta,
esa sonrisa que en un tiempo me quitaba el aliento —. El
día que te vi...En Madrid supe que seguías siendo el amor
de mi vida.
Apreté mis manos en puños tanto que me dolía, como
mierda puede decirme esto, después de todo lo que me hizo
a mí o a mi hermano. Lo fulminé con la mirada, me acerqué
a él con odio y él retrocedió.
—Vete de aquí, ahora—grité fuera de mí—. Te amaba, ¡Por
Dios te amaba! —Lance un puño a la puerta y solo escuche
como se clisó la madera—, pero me traicionaste de la peor
forma para tu beneficio y ahora me dice que aún me amas,
eres un psicópata. Solo me quieres como tu bonito trofeo,
¿verdad? ¿Quieres que volvamos a nuestro juego enfermizo
en donde tú disfrutas con mi dolor? verdad—Grite con
rabia.
Tomé con fuerza el picaporte de la puerta y abrí la puerta.
Haciendo que Nicolás se cayera para atrás. Me agaché
donde estaba él.
—Acabaré contigo como acabaste con mi vida—digo
enojada y tomándolo de la camiseta y parándolo con una
fuerza que no sabía de dónde venía. Lo empujé a la pared
—. Si te acercas a mí una vez, no seré tan cordial contigo.
Jonathan me agarró de la cintura y tomó mi mano.
—Suéltame Jonathan, lo voy a matar—grité con fuerza. Los
gemelos me miraron e intentaron controlarme hablándome.
Mire a Nicolás quien apunta a su reloj. Solté un gruñido—.
Acabaré contigo, pedazo de mierda.
—Volverás a mí Anastasia, eres igual a mí—Nicolás me
guiñó el ojo antes de irse—. Suerte, mi hermosa boxeadora,
aunque tú para mí ya eres mi campeona—me miró por
última vez antes de irse por el oscuro pasillo.
Cerré los ojos con fuerza y respiré seguidamente, antes
amaba que me dijera esa palabra y ahora me daban asco
escucharlas. Nicolás sabía dónde atacar para hacerme
daño y logro. Jonathan me llevó de nuevo dentro de la
habitación. Me senté en la silla.
—Cariño, eso tuvo que doler—silbó Dylan y me señaló la
puerta—. Tu mano, ¿está bien?
Fruncí el ceño y me miró la mano, mis nudillos estaban
sangrando. Jonathan me puso papel higiénico para que me
limpiara.
—¿Qué mierda hacía ese imbécil? —Gritó Alejandra.
j
—Tú qué crees—me levanté y saqué de mi bolso una banda
que la puse alrededor de mis nudillos—. A recordarme que
soy una mierda de persona—susurro.
La puerta se abrió y entró Luis con una sonrisa y
frotándose las manos en claro gesto de emoción.
—Cariño, todo está listo. ¿Preparada? —Sonrió Luis.
—¿Segura? —Me preguntó Alejandra.
Caminé hacia donde estaba Luis y asentí. Él me rodeó con
su brazo y me guió a donde se encontraba la gente para
verla pelea.
—No hay tiempo que perder—dijo.
Luis se separó de mí y caminó hacia el círculo de personas.
Alejandra me abrazó fuertemente. Escuché como Luis hacía
las presentaciones de mi rival, la gente gritó aún más
fuerte. Luis empezó a presentarme a mí y la gente gritaba
mi nombre.
—Suerte—me dio un beso Alejandra.
Respire profundamente y puede ver a Nicolás en una
esquina con una sonrisa. Negué con la cabeza.
Caminé tranquilamente en donde la gente me abrió paso y
se cerraron detrás de mí bloqueando el paso. La chica se
puso frente a mí y se acercó a mí. Yo sonrió
arrogantemente y vi como su sonrisa se iba perdiendo. Luis
hizo sonar la sirena. La chica hizo su primera jugada que la
esquivó con rapidez, no se rindió e intentó de nuevo que
también la esquive. La miró y sonrió con arrogancia, ya
estaba harta de está mierda, lancé mi primer puño contra
la nariz y retrocedió, volví a golpearla rápidamente que
hizo que retrocediera varios pasos atrás. Sacudí mi mano,
me dolía, pero el dolor era soportable, lancé otro golpe que
golpeó su mejilla directamente. La chica me miró con odio
e intentó pegarme, pero lo esquivé con facilidad, la chica
era muy lenta y predecible. Me aburrí, quería acabar luego.
Me acerque a ella y golpee a la chica una y otra vez. Me
desquité con la pobre chica, saqué toda mi rabia. La chica
cogió impulso y volvió a por mí, pero ya estaba agotada y
no tenía fuerza, ya empezaba a lanzar puñetazos al aire y
sin ninguna dirección.
Me acerqué una vez más y le golpeé la nariz. Mi paciencia
se había acabado desde el encuentro con Nicolás. Golpe
una vez más y un ruido sordo indicó que la chica estaba en
el suelo. Hubo un momento de silencio y luego la gente
estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
La gente me felicitaba, pero no estaba de humor y salí
rápidamente con Luis, quien me entregó mi dinero. No vi a
mis amigos y caminé directo a la sala y me senté en la silla
y pasé mi mano por mi pelo. Estaba agotada mental y
físicamente. La puerta se abre y entra Alejandra, camina
directamente en donde estoy y me abraza fuerte.
—Quédate conmigo, por favor—digo con la voz rota.
—Siempre.
—Vámonos de aquí—le pedí. Ella asintió, me tomó de la
mano. Me despedí de todos y me subí al auto de Cameron.
Alejandra me acariciaba el pelo y apoyé mi cabeza en su
hombro.
—Duerme, te protegeré siempre—me susurro.
Mis párpados se relajaron y pronto se hicieron más
pesados. Sentí que alguien me sacaba del auto. Abrí los
párpados un poco y vi que era Diego quien me dejaba en la
cama y me daba un beso en la frente. Cerré mis ojos de
nuevo.
Sentí la voz de Cameron y Diego a lo lejos y después como
el colchón se hundía y me abrazaba.
—Te amo amiga—escuché que decía Alejandra.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen
como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones. Perdón por la demora pero esta semana
estado editando y haciendo un poco de cambios y
también este marte conocí a Shawn Mendes y les juro
por dios que es mas guapo en persona y canta aun
mas
hermoso en vivo y directo
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
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y
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libro
Capítulo 23
Alguien me acariciaba la mejilla y sentía mucho calor. Me
desperté y grité del susto, él puso una mano en mi cadera
afirmándome para que no me cayera. Puse mi mano en mi
corazón ¡Dios casi me da algo!
—¡Estás loco! —Exclamé, por fin, cuando puedo hablar—.
¿Qué hace aquí? ¿En dónde está Alejandra?
—Se fue. Me pidió que te cuidara—se separó de mí.
—Estoy bien, puedes irte. —Me acosté de nuevo en el
colchón y miré mi mano seguía algo morada.
Me pasé la mano por la cara. Qué vida de mierda tengo—
hablo conmigo misma. Él se sienta a mi lado y me mira de
arriba y abajo.
—¿No te ibas a alejar de mí?—pregunté con tristeza.
Me observo un segundo antes de que una mueca
apareciera en su hermoso rostro. Negó con la cabeza un
momento.
—Tengo que alejarme de ti—sus ojos estaban triste—. Me
voy.
Lo miré por un segundo antes de que él saliera de la
habitación. Me senté en la cama y me refregué el ojo para
intentar despertar. Salí de mi habitación y caminé hacia mi
cocina en donde me topé con Diego. Me apoyé en la pared
y me aclaré la garganta para llamar su atención.
—¿Qué haces, Diego? —pregunte con curiosidad.
Diego me pasó una taza que contenía café. La tomé con
fuerza donde me comenzó a quemar. Odiaba tener que ser
cruel con la gente, pero era la única forma que tenía para
alejarlos de mí y no exponerlos a nada de mi pasado.
—Ahora no me hablas—le digo en voz alta.
Él se detuvo un momento y me miró por encima de su
hombre, tenía el ceño fruncido y la mirada estaba apagada,
tenía más ojeras de lo usual.
—No, necesito alejarme de ti—murmura molesto.
—En eso estamos de acuerdo por primera vez—. Apreté mis
labios en una fina línea.
Me gire y camine de nuevo a la cocina. Me senté en la silla
y miré mi celular, tenía dos mensajes de Jonathan. Sentía
un nudo en mi corazón en estos momentos.
—Solo eso tienes para decirme.— Dice con un tono enojado
y di un salto en la silla.
Levanté la mi mirada y tenia su abrazo apoyado en la
encimera con sus brazos cruzado.
—Sí—levanté una ceja—. Solo mantengamos las distancias.
—Te das cuenta de que vienes diciendo eso, desde el día
que nos conocimos, pero ambos sabemos que no podemos
mantener la distancia, pero esta vez, me alejaré de ti
porque espero que recapacites.
Lo miré con los ojos abiertos, no necesitaba recapacitar,
solo necesitaba que se alejara de mí, que no me siga
confundiendo o que siga metiéndose en mi vida. Diego
caminó a la salida, segundos después sentí como la puerta
se cerró.
—Recapacité mis cojones, Diego.
*******
Toqué la puerta del departamento de Alejandra, esperé
unos segundos y la puerta se abrió. Miré a la persona que
me estaba fruncía el ceño.
*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me
removí un poco y sentí que alguien arrastró una silla. Me
senté en la cama y pestañeé varias veces para poder ver
mejor en la oscuridad. Miré en donde él tenía un
escritorio y lo vi sentado con sus manos en la cabeza y sus
hombros caídos.
******
Golpeó el saco de boxeo por última vez y caminó a la
banca. Miró de reojo a Diego, quien está entrenando con
su entrenador en el ring de pelea. Doy un sorbo a mi agua
y tomo mis cosas y camino a las duchas.
******
Tiré mi bolso a una esquina de mi habitación. Sonreí al
ver a Diego en una habitación tan rosada, se veía fuera de
lugar con sus pantalones-rotos y una polera blanca y su
pelo revuelto. Me acerqué a él y le di un empujón que hizo
que retrocediera y se topará con mi cama.
******
Entré a mi pieza con un enorme plato lleno de palomitas y
bebida para ver la siguiente película después de que
habíamos peleado poco a poco las cosas se calmaron y
decidimos ver películas ya que no queríamos salir
tampoco.
Tuvimos suficiente con la fiesta de anoche. Yo sabía que no
teníamos que ir y aun así fuimos y la pasamos súper bien,
el problema fue después cuando eran las seis de la mañana
y Dylan no quería parar la fiesta aun cuando ya habían
estado dos veces la policía y a la tercera nos querían llevar
detenidos por causar caos.
—Lista mi bella para ver tu película.
Me acosté a su lado y no perdió el tiempo en rodearme con
su brazo y atraerme más a su pecho.
—No. No, no me gusta esta película porque lloro mucho—
digo haciendo un puchero.
Él me mira divertido por mi reacción.
—Yo quiero verla, quiero saber porque una estúpida
película hace sufrir tanto a mi chica—murmura con una
sonrisa ladeada y burlona porque él imbécil me quiere ver
llorar—Si lloras te doy permiso de limpiar tus mocos en mi
polera—
se sigue burlando.
Solté una carcajada y tomé mi computador, busqué entre
mis películas favoritas y le puse play a un amor para
recordar: ¡Dios mío, por favor no me hagas llorar tanto con
esta película! —Me dije a mi misma.
—Esta película es un clásico cliché—digo con una sonrisa—.
Es obvio que él se iba a enamorar de Jamie, es hermoso.
Él me mira por un momento antes de mirar de nuevo la
película. Cerré los ojos cuando Jamie le dice a Landon que
está enferma. Joder, no puedo evitar que mis ojos se
empañen de lágrimas.
—Odio esta película por ser tan jodidamente hermosa, en
serio, siempre que la veo me rompe el corazón—digo entre
enojada y triste.
—Estás muy sentimental, Anastasia—murmura con un tono
juguetón y me aprieta el muslo—. Se cómo te puedo animar
después y también como puede gritar fuerte—se burla
maliciosamente, ladeando la cabeza.
Ignoro esa última parte y decido responder la primera
parte de su frase.
—¡Oh, vamos! —Exclamó con una sonrisa y no puedo evitar
emocionarme—. Este es el típico cliché de las historias del
amor entre la chica inocente y él malo, pero aquí ahí
cambio sincero de Landon e intento cumplir cada uno de
sus sueños y Jamie no se merecía es final...No puedo con
esta película.
—No llores, Anastasia. —Me abraza y me da un beso en el
pelo.
—No puedo evitarlo...—Suspiro, cuando escucho que
Landon le pide matrimonio a Jamie—. Voy a llorar Diego, es
tu culpa—digo entre enojada y triste.
—Recuérdame jamás ir al cine contigo—dice con una
mueca burlona y le pego un codazo—. ¡Salvaje!
Lo miro por un segundo, antes de darle un pequeño beso.
Me concentro de nuevo en la pantalla de mi computadora.
Una hora después, termina la película. Suelto un suspiro,
adoro esta película, es mi favorita y no me canso de verla.
—¿Qué te pareció, fue muy predecible para ti?
—No está mal, es una historia muy linda y puedo entender
a Landon cuando se enamoró de Jamie, porque él se dio
cuenta que era la chica indicada y me pongo en sus jodidos
zapatos—se acerca a mí y me acaricia la mejilla.
Me levanto de la cama y me estiro un poco. Me peino con
los dedos mi largo cabello castaño con ondas.
—Eres jodidamente bellísima—susurra.
Lo miro y veo que se puso rojo, sonrió y me acerco a él.
—Gracias, pero tú no te quedas atrás, ángel—lo pincho y
tiro con fuerza su pelo.
Él quita mi mano de su pelo y tira de mí para que me siente
en su regazo. Me quedo embobada mirando su perfecto
rostro, si definitivamente cae en la categoría de un ángel
que es entre un chico malo pero tierno y cursi. Muerdo mi
labio inferior.
—Perdón Anastasia, pero escuche bien—tomó mis manos y
las entrelazó con las suyas —. ¿Me llamaste ángel? —
Pregunta con diversión.
—Mmm...Algo así, eres muy guapo y caes en la categoría de
ángeles, así como Patch—bromeo.
Él pestañea varias veces desconcertado.
—¿Categoría de ángel? Y ¿Pacht? —Pregunto aún
desconcertado. No puedo evitarlo y se me escapa una
pequeña risa.
—Si, ya sabes hombres perfectos, jodidamente sexy,
caliente y que siempre están diciendo cosas románticas y
también que cuando duermen se ven aún mejor, porque se
ven inocentes, pero a la vez ardientes y calientes—terminó
de hablar con una sonrisa de boba y aguantando la risa.
Me miró por un segundo, antes de soltar una ruidosa
carcajada, que se dobló hacia adelante. Me abrazó más
fuerte y seguía riendo y de repente su frente cayó sobre mi
hombro.
—¡Oh, oh, oh! ¡Estoy viendo a mi Anastasia tontita! —Dijo
aun riéndose—. Categoría de ángeles ¿Es en serio?
—¡Oye! —Exclamé con una sonrisa—. Siente jodidamente
afortunado, no cualquiera cae en esa categoría.
—¿Es en serio? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Bufé molesta y me levanté de regazo. Camine hacia donde
estaba mi repisa y saque el libro de Hush Hush y camine de
nuevo en donde estaba él mirando con una sonrisa traviesa.
—Toma—me miró por un segundo a mí y luego a mi libro —.
Vamos, tómalo, no te va a morder el pobre libro.
Él sonrió y tiró de mi mano tan rápido e hizo que me
quedara acostada en mi cama. Sonrió maliciosamente y me
miró fijamente. Mi respiración se alteró. Tomé con fuerza el
libro y lo apoyé contra su pecho.
—Tú léelo—digo con una sonrisa inocente.
Tomó el libro y lo hojeó brevemente. Lo miré, era un
hermoso espectáculo de ver cómo podía realizar una acción
tan simple como mirar un libro y verse tan ardiente y
guapo, ahora entiendo porque todas las chicas lo desean. Él
ni siquiera se esfuerza en ser sexy o ardiente, le sale
natural. Miro a Diego y veo que está con una sonrisa
traviesa y concentrado leyendo.
Eres un espectáculo de ver, ángel sexy y ardiente—me digo
a mí misma. Miro como él se sienta en la posición de indio
y empieza a leer el libro con una sonrisa. Sabía que le iba a
gustar o se iba a sentir identificado con Patch.
Una hora después, tenía su cabeza apoyada en mi
estómago y aún seguía leyendo Hush Hush. Cerré los ojos
por unos minutos, pero sentí los labios de Diego.
—Despierta Anastasia—abrí los ojos y él estaba sentado
mirándome—. Te están llamando.
Me pasó mi celular y vi que era un número desconocido.
Me levanté de la cama y salí de mi habitación.
—¿Quién eres? —Pregunté con desconfianza.
—Soy Simón, tenemos que vernos hoy, puedes a las dos de
la mañana—dijo tan rápido que apenas lo puede entender.
Me alejé aún más de la puerta de mi habitación y entré a
otra que estaba vacía.
—Simón—, digo molesta—. Si es algún truco para pasar
más tiempo conmigo o algo por el estilo, olvídalo.
—¡Que no! —Exclamó—. Tenemos que vernos, quiero
mostrarte algo.
Negué con la cabeza.
—No puedo hoy, tengo mejores cosas que hacer.
—Anastasia, es importante—soltó un suspiro—. ¿Puedes
mañana a las cinco? —pregunto.
—Simón, no confío en ti.
—Anastasia: solo quiero ayudarte, es muy importante que
nos veamos.
—Mira te aviso si puedo, adiós—corté la llamada y salí de la
habitación en donde estaba Diego cruzado de brazos y
tenía el ceño fruncido. Oh no, joder otra maldita pelea, veo
venir—me digo a mí misma y más cuando Diego me está
tirando dagas con su mirada.
—¿Qué estás haciendo? —Digo molesta.
—¿Qué me ocultas Anastasia? —Pregunto serio.
—Nada.
—¡Nada! —Exclamó molesto y enojado—. Te viniste a
encerrar a esta habitación para que no escuchara tu
conversación, ¿por qué? Tan grave son tus secretos y miedo
que no puedo saber nada de ti.
Caminé de nuevo hacia mi habitación y él me siguió.
—¿Por qué no confías en mí? —Dice enojado—. Porque eres
tan misteriosa, Anastasia, sé que te dije que no te iba a
presionar a nada y lo mantengo. Pero por favor, Anastasia,
me preocupas tú. —Solté un bufido y me tomó de la cintura
—. Mírame, Anastasia, estoy aquí contigo. Confía en mí, por
favor.
Lo miré por un segundo y me solté de su agarre.
—No te metas Diego, es mi vida, por favor. Es mejor que
estés lejos de esto es por tu bien—le di la espalda.
—Vale, no meto en tu vida—dijo decepcionado. Lo miré de
reojo—, eso significa una cosa para mí—se puso frente a mí
—. Que no pertenezco a tu vida Anastasia, tú no me quieres
en ella, solo quieres pasar un buen rato conmigo.
Lo miré fijamente y sus ojos expresaban decepción
—Para las mujeres solo soy un buen polvo, ¿verdad? Soy el
chico sin compromiso. Para las mujeres solo soy el que
puedo complacerlas con el sexo, ¿verdad? Me duele que tú
pienses así de mí que solo me estés utilizando. Eso me
duele jodidamente en mi corazón, pensé que íbamos en
serio.
Mi corazón se rompió cuando escuché eso, porque yo no lo
veía así, solo que no quería que se mezclara con mi pasado
turbulento. Me acerqué a Diego, pero él dio un paso atrás.
—Supongo que después de todo, yo mismo me busqué esa
reputación, pero pensé que íbamos por un buen camino,
pero soy un imbécil.
—Diego, yo no...
—Tú solo me querías para pasar un buen rato, Anastasia,
¿verdad? —Insistió—. Recuerda cariño, sin sentimientos.
Él pasó por mi lado rápidamente y me quedé quieta en
donde estaba y negué con la cabeza, salí detrás de él,
porque estaba sacando todo de contexto. Llegué
rápidamente a donde estaba él y tomé su brazo.
—Diego, espera un poco por favor—frunció el ceño y se
cruzó de brazo—. No te cuento de mi vida, porque mi vida
está jodida, quiero mantener lo nuestro limpio...Tengo
demonios que aún tengo que enfrentar, pero tengo que
hacerlo sola, porque es parte del pasado, pero tú eres parte
de mi presente.
Él seguía mirando seriamente.
—Tienes que confiar en mí. No quiero que te involucres en
algo de mi pasado, solo pensemos en el presente, por favor.
Me acerqué a él y me puse de puntitas, mis manos
rodearon su cuello.
—Confía en mí—le digo en un susurro.
—Confío en ti Anastasia, solo que tengo miedo de que esté
en peligro y también de que me rompas el corazón, no lo
hagas, por favor. —me suplica.
—Diego: yo confío en ti y es por esa razón por lo que te
mantengo al margen de mi pasado porque si te enteras de
él, lo más probable es que rompa tu corazón—murmure.
—¿Qué es lo que esconde Anastasia? ¿De qué huyes,
Anastasia?
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza
—La persona que me llamó antes era mi amigo, pero ya no,
solo quería decirme algo, pero no confió en él—solté de
repente e intentando cambiar el tema.
Pestañeó varias veces y asintió.
—Mi hermano murió por salvar mi vida—cierro los ojos
fuertemente—. Fue mi culpa que muriera.
Me abrazó más fuerte y me agarró con fuerza a su polera.
Él me acarició la espalda y me dio un beso en el pelo.
—No es tu culpa, bella—dijo en un susurro.
Claro que fue mi culpa, pero no me sentía todavía
preparada para contarle a Diego cómo sucedieron las cosas
porque aún me cuesta asimilar todo, me cuesta aún creer
que mi hermano murió, que mi exnovio me traicionó y todo
para alcanzar su objetivo.
Me separé de él y entrelacé mi mano con la suya y caminé
en donde estaba el sofá.
—Quiero que confíes en mí—suelto de repente—, pero no
siempre te contaré lo que hago, porque como te dije antes
tengo demonios del pasado que debo enfrentarme yo sola.
—Confío en ti, Anastasia, pero no necesita dar esa pelea
sola, podemos hacerlo juntos—dice.
Lo observé fijamente y me quedé callada, antes muerta. No
dejaré que Diego se involucre en esto, no dejaré que nadie
jamás le toque un solo pelo y menos Nicolás y si tengo que
seguir mintiéndole sobre mi pasado, engañarlo y evadir sus
preguntas lo haré. Soy lo peor como puedo mentirle en la
cara y seguir viéndolo a los ojos, esos ojos que solo miran
con amor, pasión y deseo.
«Soy la peor. Miento a la gente que amo y no siento
remordimiento al momento de hacerlo y menos si así me
aseguro de que ellos estarán bien»—me repito una y otra
vez tratando de calmarme.
Mmm... no pensé que este capitulo iba a quedar tan
largo, pero espero que les guste. Les daré un pista
por
ahora las cosas esta muy calmada pero pronto pasara
algo y bueno, me callo un mes... A no ser...
Hola Hermosa criaturitas, por cierto soy fans de
ElRubius ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos
ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 30
Me desperté antes que Diego. Tomé mi celular y miré la
hora de mi celular eran las diez de la mañana. Primer lunes
que amo ya que es feriado y no hay clases en la
universidad. Mis pies tocaron el frío suelo y me metí al
baño, me lavé los dientes e hice mis necesidades.
Bajé con cuidado las escaleras y me metí en la cocina en
donde iba a hacer un rico desayuno para los dos ya que
siempre cocinaba Diego y ahora quería tratar de
sorprenderlo.
Sonreír al ver mi resultado me quedaron muy bien hot
cakes y por último agregó arándanos para que queden aún
más ricos. Lavó toda la loza sucia y tomó la bandeja con
cuidado. Subo las escaleras. Cuando entró en la habitación
él siguió durmiendo.
Dejé la bandeja en la mesita y me senté al lado de él. Me
inclino y comienzo a darle pequeños besos en donde él se
remueve y bate sus largas y gruesas pestañas. Sus
hermosos ojos cafés se abren y me mira con diversión.
—Buenos días, ángel—rozó mi nariz con la suya. Dejó un
suave beso en sus labios y tomó la bandeja.
—Me encanta despertar contigo—dice con voz ronca y
sentándose en posición de indio.
Tomó la bandeja y la dejó en la cama. Me ubicó frente a él
imitando su posición. Me observa sorprendido.
—¡¿Que?! Hombre si sabes que sé cocinar, ¿verdad? —Digo
divertida por su expresión.
Pone los ojos en blanco. Él suelta una ruidosa carcajada y
estira su mano, me acaricia la mejilla. Sus ojos brillaron
con diversión, a veces me cuesta tomar en serio a Diego ya
que siempre está hablando en idioma de tirar bromas.
—Claro que lo sé. Pero es un lindo detalle que cocines para
mí.
—Tú siempre lo haces, ahora me toca a mí. Esto es
igualdad de género Diego.
Él me sonríe divertido y se lleva un pedazo de hot cakes y
lo mastica lentamente haciendo la situación más dramática.
Pongo los ojos en blanco porque confío en mí misma y sé
que cocino muy bien.
— Muy rico —dice por fin aun masticando el pedazo de hot
cakes y se lleva otro a su boca, mis ojos miran como su
lengua lame un poco de miel quedo en sus labios y me
quedo atrapada en ese gesto ¡Madre mía! —pienso en mi
porque esa lengua...niego con la cabeza—¡Hey! —me llama.
Lo miro a los ojos y sus ojos brillan con diversión, ¡mierda!
Me ha pillado recordando lo que paso ayer, vuelvo a míralo
y una sonrisa perversa se extiende por sus labios. Me
aclaro la garganta.
—Lo sabía, nunca dudé mis habilidades para cocinar—alzó
mi barbilla con orgullo y trato de desviar mis
pensamientos.
Su sonrisa se agranda mucho más como si estuviera
compartiendo una travesura conmigo, lo cual es cierto,
pero...tiene que ser tan arrogante.
—Tú tienes muchas habilidades, al igual que yo. Por
ejemplo: mi mejor habilidad ahora en estos momentos es
sacarte la ropa muy lentamente y hacerte enloquecer. —
Dice con voz gruesa y sexy.
Me aclaro la garganta y siento como mis mejillas se van
sonrojando. Él toma mis manos.
—Y creo que te contagió esa habilidad porque tú puedes
desnudar muy lentamente siempre que quieras—puso su
mano en mi nuca y me atrajo hacia él, chupó mi labio
inferior y mordió antes de besarme con deseo. No perdió
tiempo y adentro su lengua. Cerré los ojos y puse una de mi
mano en su pecho.
Sentí cómo se movían los platos y abrí los ojos, me separé
de él.
—Primero comamos—Él sonrió ampliamente mostrando
una sonrisa picarona.
El desayuno se acabó rápidamente, supongo que ambos
teníamos mucha hambre y fue como siempre tranquilo y
cada vez notaba que se hacía más común estar juntos y se
sentía tan cómodo estar con él.
******
Diego dibuja círculos en mi estómago. Bajé mi libro y lo
miré por un momento. Él me sonrió dulcemente.
******
Él toma mi mano mientras caminamos por las calles de
Barcelona sin ningún destino. Lo miro de reojo y se ve tan
*******
Llegamos al departamento de Alejandra. Diego tocó la
puerta tres veces antes de que la puerta se abriera y
viéramos a Cameron con una cerveza en su mano. Él
abrazó a Diego y me dio un enorme beso en la mejilla.
******
Diego jugaba con un mechón de mi pelo mientras veíamos
eclipse y soltaba pequeños suspiros de aburrimiento.
******
É
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo
miré e iba enojado porque esos cinco minutos se
convirtieron en media hora que pasé de largo. Entramos
al salón y nos sentamos en los últimos puestos, miré de
reojo a Diego, quien miraba fijamente al profesor.
******
La gente gritaba mi nombre y caminé con seguridad en
donde estaba el muro de personas. Diego me dio un suave
beso antes de separarme de él, pero algo llamó mi
atención: en una esquina se encontraba un sujeto que se
parecía mucho a Nicolás o eso creo que era él. El hombre
estaba cruzado de brazos y me observa detenidamente.
Mi corazón se aceleró y sentía la boca seca. Luis se acercó
y me dio un suave empujón que me hizo reaccionar.
É
bolso y caminó hacia la salida de emergencia. Él me bajó
solo cuando estaba frente a su todoterreno.
—Tú mereces la pena Anastasia, mereces la pena haber
insistido tanto por ti y no haberme rendido a la primera vez
—
él sonrió y añade—. Porque te miro y solo puedo ver un
futuro contigo, jamás podré cansarme de ti y creo que
nunca podría sacarte de mi cabeza y de mi corazón—dijo en
un susurro y llevo mi mano a su corazón.
—Tienes que dejar de leer tantos libros porque a veces
pienso que eres de mentira, Diego—soltó un bufido antes
de que una pequeña sonrisa traviesa comenzará a aparecer
en sus labios—. Eres mi chico ideal para mí y nadie jamás
podrá cambiar eso, te atrape.
—Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi,
Anastasia—se burló y me miró con un gesto de diversión.
—Contigo siempre—extendí mi dedo meñique y él igual e
hicimos la pinky promise en donde ambos estábamos
aguantando la risa, pero también sabíamos que era una
promesa irrompible.
Feliz día de San Valentín criaturitas espero que la
pasen bien con sus amigos o parejas y si no con su
familia.
También es un buen panorama ver películas y leer. Yo
ahora estoy en la playa con mi familia. Los adoro
criaturitas y quiero recordar que en Instagram voy a
hacer una ronda de respuesta en donde ustedes
podrán
preguntarme lo que quieran y hablar sobre el
capitulo. Nos vemos por Instagram criaturitas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 34
Nota de la autora: Hola criaturitas, espero que estén
preparados para este capitulo y espero que comenten.
Estaré leyendo su comentario. Dejo esta cancion de Billie
Ellish porque creo es perfecta para este capítulo.
Habían pasado ya tres semanas junto a Diego y ya casi
cumplíamos dos meses de que estamos juntos. Diego me
tenía atrapada por su amor y cada día sentía que me ponía
más tontita por él, cada día que pasaba caía más por ese
hombre, en estos casi dos meses juntos hemos aprendido
mucho de los dos. Y a pesar de nuestra única pelea que
tuvimos las cosas andan mucho mejor y ambos tenemos
tiempo para estar con nuestros amigos y para estar juntos y
eso me gusta.
Diego resulta ser un hombre tan apasionado, romántico y
tierno que cada día me sorprende con algo, es una caja de
sorpresa que no sabes en qué momento te dirá las palabras
más lindas que alguien podría decir y también él se
muestra tal y como es, no finge cuando está conmigo.
Tengo que admitir que también saca mi Anastasia alegre,
chistosa y romántica, no puedo evitarlo. Eso que nunca me
consideré una chica romántica pero este chico sabe cómo
sacar esa a Anastasia.
Siento que estos casi dos meses he podido conocer muy
bien a Diego porque es muy comunicativo, yo no tanto, aún
tengo mucho miedo de mi pasado y más cuando sé que está
muy cerca...Tengo un miedo horrible y es que también hace
unas semanas que vengo viendo a Nicolás o creo que es él,
no estoy segura y tengo terror es como si me estuviera
acechando entre las sombras, pero también puede que sea
mi imaginación y estoy siendo paranoica.
Además, que logré comprender que Diego todos los días
tiene la misma pesadilla o algo así, ya que él me comentó
que solo puede ver los faros de un camión y después siente
que cae en vacío despertándose a las tres de la mañana.
Y me duele verlo sufrir todas las noches, puedo ver su dolor
y lo difícil que es para cada maldita noche. Su propia mente
lo tortura con esa horrible noche y me duele porque él no
se merece revivir esa horrible noche, nadie en este mundo
se lo merece.
******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se
encuentran Alejandra, Cameron, Bárbara y un chico que
estaba acompañado a Barbara. Saludé a todos y Barbara
me fulminó con la mirada cuando Diego me dio un beso en
la mejilla.
******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi
departamento, ni loca le daba mi verdadera dirección, me
despedí de él y esperé que se fuera . Cuando llegué vi que
estaba Diego, Cameron y Alejandra esperándome.
******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una
botella de licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero
se afirma en Bárbara y en Cameron. Niego con la cabeza y
es que lo noto mal, es obvio que va borracho y apenas
puede caminar bien. Alejandra camina detrás de ellos y
ella también ha perdido algo de peso.
******
Tres días después:
******
Me meto a mi portal de estudiante y comienzo con las
clases. Entrego todos mis trabajos y también pongo al
tanto a mis profesores que unos días más me reincorporo
en la universidad para ir personalmente a las clases.
******
Me senté como siempre en el último puesto y muchos de
mis compañeros me miraban como si hubieran visto a un
fantasma, vale, desaparecí por tres meses, pero tampoco
es para tanto. Saqué mi libro de adiós a las armas y me
concentré en la lectura. Unos minutos después el salón
estaba lleno de mis compañeros. Sentí su risa y la voz de
Barbara. Me agaché en la silla y me concentré en mi
lectura.
É
Gracias a él tengo más pruebas. Él se quedó quieto, pero
después me abrazó con más fuerza.
—Te extrañe—me susurro. Me separé de él y lo miré
fijamente—. ¿Estás lista? —Preguntó con una sonrisa.
—Si.
—Estás cambiado, Simón—dijo Alejandra. Ella me miró por
un momento y después a él.
—Igual que tu Ale. Todos hemos cambiado mucho y
dejamos de ser adolescentes.
Él tomó mi mano y me alejó de los demás.
—¿Cómo estás Anastasia? —pregunto.
—Te miento si te digo que bien, pero estoy cansada, Simón.
Siento que no puedo ser sincera con nadie, en fin, tampoco
quiero ser tan dramática—bromeo con él.
Él me observa fijamente y pone un mechón de mi pelo
detrás de la oreja.
—Anastasia, mírame—negué con la cabeza y agaché la
cabeza. Él tomó mi barbilla e hizo que lo mira—. Conmigo
nunca has tenido que fingir. Estuve ahí y vi lo que estaba
haciendo mi hermano, no tienes que fingir conmigo, si
quieres llorar hazlo, quieres golpearme hazlo, quieres
gritar hazlo, pero no finjas conmigo. Yo conozco a la
verdadera Anastasia, eres increíble y sigo aquí contigo.
—Simón—, susurro.
Él me acarició la mejilla y miré de reojo como Diego
entrecerró sus ojos hacia nosotros. Lo ignoré y me
concentré en Simón.
—Siempre me tendrás a mi—tomó mi mano y la llevó hacia
su corazón—. Estaré esperando por ti.
Me rasqué el cuello, no sabía qué decirle. Él era muy guapo
como un modelo con sus ojos claros que era muy profundo
que con solo mirarte podías perderte.
—Es que yo...no estoy lista, aunque todavía siento cosas
por...—Él miró sobre mí y estoy seguro de que miraba a
Diego.
—Por él—dice con amargura.
—Simón—, digo molesta—. No quiero estar con alguien
seriamente.
Me crucé de brazos y vi como en sus labios aprecia una
sonrisa que significaba muchas cosas: era esa sonrisa que
me dio cuando me besó por primera vez, cuando me
propuso conocernos como algo más que amigos.
—¿Quieres diversión y sin compromiso? —Pregunto
tomando de la cintura—. Puedo darte eso. Anastasia, no
sería la primera vez que cruzamos esa línea.
Apoye mis manos en su pecho e intente alejarme.
—Siento que te vas a quemar en este juego.
—Puede que tú también, mi querida Anastasia. Solo
volvamos al pasado y recuerda todo lo divertido que fue
estar juntos sin complicaciones: solo besos, caricias y
diversión.
Me separé de él y caminé por el lado de Diego, quien
estaba besando a Barbara, repito por segunda vez eso
dolió, pero no agaché la mirada, tenía que ser fuerte.
Llegué donde estaba la rubia y me despedí de ella y de
Cameron. Simón llegó a donde estaba y se despidió
también.
Él tomó mi mano y me guió a su auto. Cuando estuvimos
adentro nos quedamos en silencio. Yo miraba como Diego
sonreía con Barbara y ella besaba su cuello. Cerré los ojos
y traté de contar del uno al diez.
—Solo intentemos, si no sale bien..., seguiremos siendo
amigos—propuso. Tomé su cara entre mis manos y lo
observé fijamente.
—No quiero lastimarte...No puedo, te lo juro que, si no lo
quisiera tanto, te besaría, pero no quiero hacerte sufrir
Simón.
Me dejé caer en el asiento y tomo mi mano.
—Al menos puedo conquistar, ¿verdad?
Sonreí.
—Inténtalo—digo burlonamente.
Él entró en mi departamento con la pizza en la mano y soltó
un silbido a ver mi enorme departamento. Le di un empujón
para que entrara de una buena vez. Sonrió y dejó la pizza
en la encimera.
Me senté en la encimera y me observó detenidamente.
Negó con la cabeza. Sonreí como dije ya antes con Simón,
siempre se sintió todo muy fácil o fue porque con él
experimenté muchas cosas, primer beso, mi primero en
tocar mis partes íntimas...todo fue muy fácil y no se sentía
mal.
Comenzó a abrir mis muebles buscando los platos y se dio
la vuelta poniendo sus manos en sus caderas.
—Me vas a decir en donde tienes los platos—me apuntó con
un dedo. Pestañeé inocentemente hacia él y me encogí de
hombros—. Me lo vas a decir Anastasia, ¿o no?.
Él se acercó a mí y acarició mis piernas. Tragué duro y
ahora era él quien sonreía.
—Puedo darte una pista.
—Mmm..., está bien, te escucho fuerte y claro.
Puse mis manos en su cuello y lo atraje muy cerca de mí en
donde él soltó un gemido mezclado con tos.
—Estaba muy cerca... están en los muebles del lado
derecho. Creo que fue una enorme pista. —Le susurré en
su odio antes de mordérselo. Él soltó otro gemido ronco y
me reí.
—Eres tan jodidamente sexy... que me haces perder la
cordura—me susurro. Su nariz acarició la mía y me dio un
beso en la comisura de mi labio. Él tomó unos platos. Él me
ayudó a bajar y llevó la pizza hacia la sala de estar.
É
Él sirvió una porción en mi plato y comenzamos a reír con
sus malos chistes y con nuestro recuerdo de cuando éramos
jóvenes. Cuando comí el segundo trozo de pizza, él me
miraba fijamente.
—¿Cómo te enamoraste de mi hermano? —Preguntó con
curiosidad e intriga.
—Vale...Recuerdas ese día que peleamos en tu casa en esa
fiesta que diste y yo estaba enojada contigo, porque me
estaba enamorando de ti, pero tú no estabas ni ahí
conmigo, solo me veías como tu capricho, Simón—él iba a
hablar, pero yo puse mi dedo en sus labios para que se
callara y me dejara continuar—. Me dolió ver cómo te
enrollaste con dos chicas frente a mi porque yo
ingenuamente era exclusiva para ti. Aunque sé cuáles
fueron nuestras reglas. En fin, subí molesta al segundo piso
y caminé una y otra vez por el pasillo hasta que sentí la
mirada de alguien.
Cerré los ojos y tomé un enorme suspiro.
—Ahí lo vi, estaba con una sonrisa tierna y con su pelo
despeinado y sin polera. Me quedé quieta mirándolo
porque lo encontré hermoso, porque era rubio, de piel
blanca, ojos azules claros y torso muy marcado. Recuerdo
que me pregunto ¿Qué haces aquí tan sola, hermosa? Y le
conté que había peleado contigo y dijo: Mi hermano es un
imbécil, tú eres demasiado para él, se ve que eres una
chica asombrosa.
Tome un trago de agua antes de continuar:
—Ese día me quedé toda la tarde y hasta al amanecer
hablando, me pareció tan sorprendente que es chico guapo,
solo tenía ojos para mí y me hizo sentir muy especial. Ese
día me pidió mi número y me acompañó hasta mi casa en
donde nos besamos y de ahí comenzó nuestra historia, me
enamoré de ese Nicolás divertido, exótico que le veía el
lado positivo a la vida y no de este demonio—terminé con
una sonrisa triste.
Miré de reojo a Simón y él estaba callado.
—Así que por eso cambiaste de un día para otro conmigo—
él hizo una mueca—. Hasta que te vi un día besándolo, supe
que te había perdido. Sentía tanto celos de mi hermano,
porque ahora tenía él y tú solo tenías ojos para él.
Tengo otra pregunta: ¿Por qué te alejabas siempre que te
trataba de hablar?
Lo miré por un segundo antes de contestar:
—Porque Nicolás sabía que había algo entre nosotros y él
jamás me lo prohibió, solo que lo hice por mí. Tú me
confundes, Simón. Contigo experimenté muchas cosas
fuertes y no me hacía bien estar cerca de ti. —Él sonrió un
poco y apoyó mi cabeza en mi mano—. Alguna otra
pregunta.
—Si aquí va: ¿te enamoraste de mí? —Él emitió mi pose y
me miró fijamente.
—No, pero sentí muchas cosas fuertes hacia ti...Mmm, yo
diría que estuve a punto si no hubiera sido por Nicolás,
probablemente hubiera caído por ti.
—Eso duele jodidamente mi corazón, ahora.
Nos quedamos callados y él estiró su mano y me acarició la
mejilla.
—Hemos crecido Anastasia, yo no soy un adolescente con
las hormonas revueltas y tú no eres esa chica de mirada
dulce e inocente. Ambos hemos cambiado para bien, te
miro y solo puedo ver a una mujer hermosa, guerrera,
fuerte y sexy que puede volver loco a cualquier hombre.
Anastasia eres un espectáculo hermoso de ver.
Achique mis ojos hacia él.
—¿Estás coqueteando conmigo? Verdad —bromeé.
Sonrió de lado y se pasó la mano por el pelo en donde
varios mechones rubios cayeron en su frente.
—Un poco—murmuró con sonrisa.
Negué con la cabeza y apoyé mi cabeza en el sillón. Miré el
techo y él se inclinó hacia mí. Lo miré con ceja alzada.
—¿Qué haces?
—Te observo de qué ángulo te puedes verte menos bonita,
pero es imposible eres hermosa en todos los ángulos, como
es eso jodidamente posible—se queja.
Solté un bufido y lo empujé.
—Estás enfermo—me reí de su cara de indignación. Tenía
sus manos en su cadera en una posición bastante femenina.
Él se unió a mí y así pasamos toda la tarde riendo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo
mas largo que este.... en donde se viene bueno...Tal
vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 40
Mire la hora de mi celular eran las siete de la mañana, me
sorprende estar despierta a esta hora, siempre he sido algo
dormilona, pero la noche fue horrible y volvieron las
pesadillas de esa noche que pensé que había quedado en el
pasado.
Me estiro en la cama y tomo mi ropa y toallas para darme
un buen baño, ya que me acaba de llegar un mensaje de
Simón diciendo:
< Simón a las 6:59 a.m.>
"Lo siento, pero mi amigo no puede en la tarde, pero puedo
un rato en la mañana, te quiere tomar declaración.
Pd: Dime que está despierta"
Le dije que sí podía y me dijo que un rato más me pasaría a
buscar. Me visto rápidamente, porque me demoré más de la
cuenta en la ducha. Me pongo mis pantalones blancos, una
polera negra que me llega hasta el ombligo y una casaca de
cuero negro. Me hago el delineado en los ojos y rímel, no es
mi mejor cara y las ojeras me delatan por lo que trato de
cubrir con corrector de ojeras.
Miro a la hora y son las 7:50 <<Mierda, mierda>> tomo mi
mochila y corro hacia el ascensor y las puertas se abre, mi
sonrisa se borra cuando veo a Diego besando a Barbara.
Cierro los ojos profundamente y los saludos cortésmente,
en ese momento me entra una llamada de Simón:
—Ya me desperté. Voy bajando, soy puntual—digo poniendo
los ojos en blanco. Siento que refunfuña y me rio.
—Llamaba para comprobar que tu lindo trasero estaba
fuera de la cama, mi amigo va camino hacia allá. Otra cosa
—
soltó un suspiro largo—. Mi amigo es un poco coqueto,
espero que no caigas en sus encantos—dice molesto.
—Oh genial, otro baboso como tú—bromeo. Se queda
callado y puedo jurar que tiene el ceño fruncido—. No
pongas cara de enojado, no caeré por él. Adiós Simón.
Salgo del ascensor y veo a un sujeto apoyando en una moto
de policía con una enorme sonrisa. Me quedo quieta
haciendo que Diego choque conmigo al igual que Barbara.
El tipo es enorme, debe medir casi dos metros, es moreno,
con ojos verdes y pelo con ondas, muy guapo.
—Anastasia Evans, ¿verdad? —Yo asiento—. Vamos,
tenemos que irnos, tengo solo un momento.
—¿Conoces a este tipo Anastasia? —Pregunta esa voz que
tanto extraño, me giro para mirar a Diego.
—No, pero tengo...—Antes de que termine de hablar, él me
interrumpe.
—Una mierda, no te vas a ir con él—abrí los ojos y vi que
Bárbara me fulmina con la mirada.
—Perdón, hago lo que quiera con mi vida, no le tengo que
dar jodidas explicaciones a nadie—digo enojada.
—Puedo llevarte yo—rebatió también enojado, como si su
novia no existiera.
Me quedé mirando a Diego fijamente y él a mí, pude sentir
como ambos seguíamos teniendo esa química o como
éramos al principio cuando peleábamos por todo, pero él
tiene novia y yo me tengo que mantener alejada de él. Di
un paso hacia atrás.
—No. Me voy con él—miré al policía ardiente vestido todo
negro que miraba la escena.
Diego le susurró algo a Bárbara , me miro con una mirada
de muerte y luego caminó hacia su auto. Él me tomó de la
muñeca y yo traté de soltarme, sentí unos pasos que se
acercaban.
—¿Este chico te está molestando? —Preguntó el policía.
Negué con la cabeza.
—Me puedes dar unos minutos a solas con él—miró al
policía y él asiente. Diego me lleva hacia una esquina y yo
me suelto su agarre —. ¿Qué quieres?
—Una explicación, eso es lo que quiero, una maldita
explicación de lo que haces de nuevo aquí—me dijo
enojado.
—Voy a clases, tengo un departamento aquí y yo vivo aquí,
Diego.
Se tiró el pelo y negó con la cabeza, miró hacia el fondo en
donde Bárbara nos miraba atentamente.
—Tú sabes bien a lo que me refiero, quiero una maldita
explicación.
—No hay mucho, me fui y punto, supéralo—mentí con las
primeras palabras que se me vinieron a la mente, porque
no me dejaba pensar teniéndolo tan cerca—. Adiós, Diego,
vete con tu novia—digo con un tono de asco que no le pasó
desapercibido porque dijo:
—Exacto, me voy con mi novia que no me miente, que me
quiere y que no esconde nada de su pasado como otras. —
Di un paso hacia atrás. Él pasó por mi lado dándome un
empujón.
<<Eso dolió, dolió>> —me digo a mí misma. Lo veo como
se sube a su todoterreno y le da un beso en los labios. Mis
ojos se empañan y respiro otra vez antes de acercarme al
policía.
—Anastasia Evans—, dice con voz gruesa—. Me llamo
Harry Oviedo, un gusto. Soy uno de los agentes que lleva el
caso de Nicolás.
Yo asentí y vi como el todoterreno salía del
estacionamiento, volví a concentrarme en Harry, quien se
subía a la moto y me ofrecía su mano.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero eres hermosa.
Ahora veo porque mi amigo anda babeando contigo, eres
hermosa.
Puse los ojos en blanco haciendo que él suelte una risa
ronca.
—Simón me dijo que eras algo complicada, ¿sabes?
—Y a me dijo que eras un playboy disfrazado de policía—
rebatí.
Me subí a su moto y tomo mis brazos, pero yo me solté y
me afirmé de la parte de atrás.
—¿Tienes novio Anastasia? —Se giró para mirarme con una
enorme sonrisa que lo hacía ver aún más guapo.
—No.
—Que interesante dato—pasó una mano por su barbilla—.
Te invito a desayunar, en donde podemos hablar con más
tranquilidad.
Abrí los ojos con sorpresa y él prendió su moto.
—No deberías ser profesional.
—Debería—escucho lo que dice antes de arrancar con la
moto y salir del subterráneo del edificio.
******
Él se estaciona en una cafetería y se baja de la moto. Me
ofrece su mano, pero yo la rechazo. Harry se rio y camino
con seguridad hacia dentro de la cafetería. Nos sentamos
en una mesa y pone sus codos en la mesa y me mira
fijamente.
******
Estábamos comiendo mientras vigilábamos, esperando
que saliera de su casa, faltaba una hora aún para su
pelea. Él estaba callado, supongo que es porque ambos
estamos nerviosos de lo que podamos encontrar ahí
adentro.
É
Él se paró con mucha dificultad y me mordí el labio cuando
vi que casi cae de nuevo. Él me miró fijamente y asintió.
—Te apuesto que puedo darme cinco vueltas seguida por la
pista sin caerme, si gano—me mordí el labio inferior, no
sabía que pedirle—. Me invitaras a comer por una semana
a diferentes restaurantes veganos—sonreí de lado.
—De acuerdo, me parece justo y qué pasa si te caes ¿Qué
gano yo? —pregunto.
Juegue con mis dedos y levante la mirada.
—Tú decides.
Él puso su mano en la barbilla y se mordió el labio inferior.
—Quiero un beso tuyo y una cita. Ya sabes cena, película—
me guiñó el ojo.
Me acerqué a él, mis manos rodearon su cuello.
—Sigue soñando— me impulsé para atrás y di una vuelta y
comencé a dar vueltas por la pista con gran facilidad, miré
a Simón y le saqué la lengua, él se cruzó de brazo, pero
sabía que estaba sonriendo. Cuando terminé con las cinco
vueltas me paré frente a él y le sonríe inocentemente.
—Eres una tramposa.
—El que puede, puede y yo puedo Simón—le guiñe el ojo,
tome su mano y lo ayude a andar por la pista. Pasamos una
hora dando vueltas y bromeando y en cómo había mejorado
con el paso del año, al menos yo ya no me caí cada rato y
Simón lo lleva un poco mejor.
Él estación su auto frente a mi edificio y me despido de él.
Veo como su auto se aleja cuando veo una figura al otro
lado de un hombre mirándome. El hombre estaba
completamente vestido de negro hasta con sombrero.
Negué con la cabeza cuando vi que me estaba saludando y
como se saca su sombrero para relevar su cabello negro,
era el hombre que me amenazó en Madrid, vi como
comenzó a caminar para cruzar la calle, caminé
rápidamente hacia él donde nos encontramos cara a cara.
—Eres preciosa, Anastasia—fue lo primero que me dijo—de
parte de Nicolás.
Lo fulminé con la mirada y le di un empujón. "¿Por qué no
me deja en paz?" —me dije a mi misma.
—¿Qué haces aquí? Vete o te lo juro que no respondo.
Me agarro del brazo tan fuerte que solté un grito de dolor,
tiro de mi brazo y comenzamos a cruzar hacia la otra calle.
Me arrastro hasta estar al frente de mi edificio. En ese
momento venía llegando Diego con las compras del
supermercado.
Mis ojos se empañaron porque no me estaba esperando a
mí, estaba vigilando los pasos de Diego.
—Solo quiero entregar un mensaje de parte de Nicolás que
dice: que pronto se verán de nuevo y también que te
mantengas alejada de él si no quieres que algo trágico le
pase—una ráfaga azotó mi pelo y sentí como tomaba un
mechón de pelo—. Cuida tus pasos Anastasia, no sigas
condenando a más personas, piensa en tu hermano que
terminó en una tumba con cariño Nicolás. —Me quedé
callada y añadió—: es mejor que te vuelvas a Sevilla y te
quedes ahí, ya sabemos qué hace esta visita todos estos
meses.
Me giré para encararlo, pero él ya se había alejado y se
subía a una camioneta negra. Puse mis manos en la cara
porque estaba cansada ya de esto, que es lo que quiere
conmigo.
Caminé hacia mi edificio y me quedé sentada esperando
que volviera o saber cómo es que estaban vigilando a
Diego, mandé un mensaje a Simón y Harry contándole el
encuentro con este hombre que aún no podía identificar. Al
menos Nicolás seguía pensando que me encontraba en
Sevilla, teníamos esa ventaja por el momento, pero hasta
cuando duraría muy poco por como veo.
Tomé un taxi rumbo al aeropuerto, si Nicolás seguía
creyendo que estaba en Sevilla pues trataría de seguir con
la mentira lo más que puedo, tenemos que sacar más
tiempo para tener todas las pruebas y que por fin lo
atrapen. Le sonrió a la señora quién me entrega mi boleto
de avión y camino hacia la fila de embarcación. Miro hacia
todas partes, pero no veo al hombre o a Nicolás. Esperó
tres horas durante el aeropuerto y tomó otro taxi hacia mi
departamento, genial plata perdida.
Entré en mi departamento y me senté en el sillón. Me
quedo mirando un punto fijo porque no quiero llorar,
porque me hace débil y frágil como era antes, se supone
que no tendría que haberme enamorado de Diego, se
supone que no tendría que haber confiado de nuevo en otro
hombre, porque sabía que lo podía condenar en el juego de
Nicolás y aun así volví a caer en el amor, volví a
enamorarme perdidamente de alguien quien solo me ha
demostrado que el amor es
bonito, puro y genial cuando tienes confianza en tu pareja.
Tampoco puedo decir que mi relación con Nicolás fue
tóxica porque no lo fue, era la típica relación de
adolescentes de manitos sudas en donde comenzábamos a
experimentar con nuestros cuerpos, Nicolás era perfecto,
me hacía sonreír y rara vez perdía la paciencia o se
enojaba, creo que eso fue lo que más dolió en mí, que el
golpe fue de la peor forma porque ni siquiera lo pude ver
todo fue tan rápido.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las
200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su
mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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libro
Capítulo 45
Me senté esta vez en el último asiento y miré como mis
compañeros iban entrando, algunos me saludaron, muchos
los conocía a través de Alejandra. Hoy me sentía agotada,
triste y cansada de toda la mierda de Nicolás porque siento
que he agotado todas mis fuerzas en pensar como lo
detendremos. Saqué mi celular y revisé unos documentos
que me había mandado Simón sobre su hermano.
Sentí como alguien se sentaba al lado mío, pero no tomé
importancia, seguía leyendo y tuve que detenerme un
momento, ya no quería leer más. Dejé el celular en la mesa.
—Día complicado ¿eh? —Dijo esa voz que estuve
ignorándola. Miré a mi lado y ahí estaba Diego vestido con
chaqueta de cuero, pantalones negros y convers blanca.
—Diego—, susurre—. ¿Qué haces...aquí? —Pregunté
mirando a todas partes, vi a Barbara mirándonos, pero ella
desvió la mirada.
—Vengo a clases, Anastasia—dice burlón. Puse los ojos en
blanco, eso ya lo sabía, no era estúpida —. Era el único
puesto vacío—respondió como si me leyera el pensamiento.
Asentí y volví a tomar mi celular y concéntrame en la
pantalla de mi celular.
—Así que...—Se quedó callado y lo miré.
—Así que ¿qué? —Pregunte a la defensiva.
—¿Estás con ese chico? —Preguntó con curiosidad. Abrí los
ojos y desvié la mirada, me quedé callada—. Supongo que
es un sí y el que calla otorga Anastasia y por tu silencio me
has confirmado que si es tu novio—dice molesto.
—Diego—, empecé a decir molesta.
—Joder contigo, en serio, tan fácil fue para ti olvidarte de
mí—me miró con odio y tragué duro—como puedes ser tan
cruel conmigo.
—Perdona..., ambos tomamos caminos diferentes, Simón y
yo nos conocemos, él me entiende...y—antes de que
terminar, golpeó la mesa.
Vale fue un golpe bajo, decir que Simón me conoce mejor
que él y que me entiende, pero es que no sé cómo hacer
para que Diego se aleje de mí, siento que me pone una
mano en mi cuello cuando estoy con él porque sé que lo
estoy condenado y puedo escuchar la voz de Nicolás
diciendo "eres una asesina, Anastasia está condenado a
más personas a que mueran por ti".
—Cállate, maldita sea—murmuró con los dientes apretados,
llamando la atención de algunos de nuestros compañeros
—. Tú jamás me contaste nada y si lo hiciste fue porque te
estaba presionando, así que cierra esa boca...porque yo
quería entenderte, pero si tú no me contabas nada ni de tu
vida o tus miedos, dime tú cómo comprendo yo a esa
persona.
Me quedé callada y miré por la ventana. Sentí como Diego
acercó su silla más a la mía.
—Te quedarás callada ¿verdad? Siempre había pensado que
eras una mujer que enfrenta los problemas, pero veo que
me equivoqué y te he estado esperando todas las noches,
para que me des tus motivos, pero huyes como una
cobarde.
Fruncí el ceño y me giré molesta hacia él, que estaba tan
cerca de mí que no podía ver nada más que no fuera sus
ojos.
—No soy cobarde Diego ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no
puedes seguir con tu vida? —Pregunte tomándolo de la
polera.
Diego tomó mi mano y me acarició, haciendo que mi piel se
pusiera de gallina, se dio cuenta y sonrió.
—¿Nerviosa? —Preguntó con voz ronca.
—Yo...no—empecé a tartamudear y a ponerme roja. Desvié
la mirada y traté de respirar con tranquilidad. Porque
simplemente no se aleja de mí.
—Aun sigues sintiendo lo mismo que yo, bella—me susurró
en el odio que me hizo dar un brinco en mi silla. Él seguía
acariciando mi mano—. Deja de huir de mí.
Agaché la mirada y me solté de su agarre.
—¿En dónde está mi Anastasia, rebelde, contestona y
peleadora? —Preguntó con tristeza.
Muriendo lentamente Diego. Me limpió una lágrima que
deslizó por mi mejilla. Diego tomó mi barbilla e hizo que lo
mirara.
—¿Qué sucede contigo?
—Nada Diego, déjalo así, por favor.
Que no se da cuenta que me duele tenerlo tan cerca y no
poder besarlo, abrazarlo. Me duele tener que verlo tan
cerca y callarme todo lo que siento, me duele no poder
acariciarlo y decirle que estoy enamorada de él.
La profesora entró y empezó a pasar los contenidos de
clase, nos quedamos en silencio durante el resto de clase.
Por fin, la clase terminó y empecé a guardar las cosas.
Diego se levantó de la silla y sentí como alguien cerró la
puerta.
Levanté la mirada y estábamos solo nosotros dos.
Diego caminó en donde aún seguía sentada y acercó su silla
más a la mía y me miró fijamente.
—Por favor, dime que hice mal para que huyeras así de mí
—negó con la cabeza—. Por favor, que error cometí para
que te alejaras así de mí. ¿Qué hice para que huyeras de
mí? Sé que cometí errores y lo siento Anastasia—tomo mi
mano—lo siento si hice algo mal, puedo cambiarlo.
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.
—No hiciste nada, Diego. El problema es mío—digo con la
voz entrecortada porque jamás hizo algo mal, Diego lo
único que hizo fue quererme y hacerme feliz durante el
tiempo que estuve con él.
Mi celular vibró y vi que me había llegado un mensaje de
un número desconocido a mi antiguo número, era una foto,
la abrí y solté un grito ahogado. Era una foto de Alejandra,
Cameron y Diego. Sentí como esa mano imaginaria me
apretara más el cuello, negué con la cabeza. No me di
cuenta de que Diego estaba mirando también la foto.
—¿Quién te mandó esa foto? —Pregunto curioso. Me
levanté, pero él me bloqueó la pasada para salir.
—Fue Alejandra—mentí. Diego frunció el ceño y tomó mi
mano en donde estaba temblando. Abrió los ojos y me miró
preocupado.
Mi celular antiguo volvió a vibrar avisando que me había
llegado otro mensaje, me solté del agarre de Diego y me
alejé un poco para abrir el mensaje:
<Desconocido a las 10.01 a.m.>
"Alejandra siempre es tan hermosa ¿verdad Anastasia? A
mi querida Anastasia, tú siempre fijándote en chicos
boxeadores, son tu debilidad ¿o no?"
No puedo evitarlo, pero mis ojos se empañaron porque
Nicolás mandó una de sus muy sutiles amenazas
recordando porque no podía volver con Diego y porque no
podía darle tampoco explicaciones de porqué desaparecí,
no pienso condenarlo a él o Alejandra.
—Tengo que irme—dije apresurada.
Tenía que hablar con Simón y saber qué más faltaba para
poner a su hermano en la cárcel, cada día teníamos más
pruebas y yo quería volver a mi vida tranquila, fui una
estúpida cuando fui a esa pelea en Madrid, solo hizo más
intenso el juego que tiene Nicolás hacia a mí.
—No te dejaré salir de aquí—se acercó a mí—. Ya no te
reconozco y lo poco que conocí de ti—él negó con la cabeza
—. Te miro y ya no está esa Anastasia que me cautivó, veo a
otra chica. —Otra vez con la misma pelea, puse los ojos en
blanco porque ya me lo había dicho hace cuatro días atrás.
—Las personas cambian Diego y yo siempre cambio—bufe
molesta—. Y si te decepciona como soy ahora, perdóname,
pero soy humana y tengo problemas como todas las
personas y no puedo aparentar que estoy bien o sonreír
como hipócrita, me cansé de ese juego—solté enojada y
molesta.
Diego sonrió.
—Y ahí está, mi bella.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él, lo tomé de la
polera.
—Porque tienes que hacerlo tan complicado Diego. No te
das cuenta de que me lastima tenerte tan cerca y no poder
hacer nada.
Me miró sorprendido.
—Y crees que a mí no me duele.
—Tengo que mantenerte alejada de ti. No lo entenderías,
Diego.
Nuestras narices se rozaron, nos desafiamos con las
miradas. Mi respiración se alteró y Diego tomó mi mano y
la guió hacia su corazón, podía sentir como su corazón latía
muy rápido.
<<Solo un beso, solo un beso Anastasia >>—me dije a mí
misma en mi mente. Diego cubre mi boca con la suya de
manera posesiva, haciéndome perder la cordura que tenía.
Empuja insistentemente su lengua hasta que ya no puedo
negarme más y se abre paso con éxito, hundiéndola más
adentro, buscando la mía una y otra vez. Intentó frenar,
pero Diego me lleva con su aliento provocándome y
aliviando mi dolor de hace tres meses. Me empuja contra la
muralla y me toma con fuerza de la cintura.
Lleva mis brazos hasta su pecho y luego hasta su cuello,
mis manos rodean su cuello y lo atraigo más a mi cuerpo.
Diego me alza hacia arriba empotrándome con una fuerza
animal que hace que pierda mi cordura.
Diego se sienta en una silla y toma mis caderas y empieza a
moverlas creando perfecta fricción entre nuestros cuerpos
que me hace soltar un gemido y morder su labio inferior
con fuerza. Diego vuelve a besarme con fuerza, nuestras
lenguas peleaban entre sí.
Diego se echa un poco por hacia atrás para que podamos
tomar aire y suelta muy despacio mi labio inferior.
—Anastasia, por favor nosotros estamos hechos para estar
juntos y tú lo sabes ¿verdad? Deja de huir, cometí errores y
actué mal contigo, pero sigo esperando por ti—susurra con
voz ronca mientras me acaricia el lóbulo de oreja.
Lo miró fijamente y niego con la cabeza. Diego pasa una
mano por mi pelo y juega con él.
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso
duele. Siento que mi corazón me traiciona porque yo
debería odiarte, pero no puedo como podría odiarte. Solo
tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun
cuando yo mismo lo quise creer.
—Es que yo—niego con la cabeza—. No puedo.
Me levanté de su regazo y tomé mis cosas. Diego me
observó atentamente y empecé a caminar hacia la salida,
pero me detuve y caminé de nuevo, en donde estaba Diego,
tomé su cara y le doy un beso rápido.
—Diego—, susurre—. ¿Qué pasaría si te digo que no me
quería ir? ¿Qué pasaría si te digo que yo no me quería ir de
tu lado? Tal vez fue por motivos mayores que no puedo
decirte.
Se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí. —Se acercó a mí
—. Me tiene aquí ahora como siempre Anastasia.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Mis ojos se empañaron,
pero recordé las amenazas de Nicolás y cuáles eran los
objetivos para Nicolás que era Diego y Alejandra.
Me giré para irme porque estaba a punto de llorar, pero él
tomó mi mano y me quedé quieta.
—¿Quién te está haciendo daño?
Me quedé sin aliento y me giro para mirarlo, su mirada me
demostraba que estaba preocupado por mí.
—No es a mi directamente, me lo hacen de otra forma
Diego, me hace más daño que cualquier otra cosa y no
puedo ser egoísta.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad?
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Me
acerqué a él y acaricié su mejilla y admiré su hermoso
rostro
—. Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Me alejé rápidamente de él porque estaba a punto de
decirle la verdad y en algún momento planeo hacerlo
porque cada día que investigamos a Nicolás más peligroso
me parece y tarde o temprano no podré sostener esta
mentira ni con Diego y Alejandra, solo es cosa de semanas
que todo se destape, tengo contado los días para decir la
verdad.
El día lo pasé con los gemelos, quienes andaban con sus
conquistas de la semana y Jonathan con su nueva chica, se
pasaron el día molestando que tenía que ligar más y
divertirme más, estaba que les pega un puñetazo en sus
caras por ser tan pesado.
—Vas a terminar solterona, amargada y con muchos gatos,
amorcín—fulmine con la mirada a Dylan.
—¡Cállate puto! —bromea.
—Soy puto y a mucha honra—dijo contento y sacándome la
lengua. Solté una risa y él me guiñó el ojo—. Cobro
cincuenta dólares por sexo y baile sensual todo por dos
horas—bromea.
—No me digas tu precio, que no quiero contrate—le di
pegue empujón y me abrazó fuertemente.
—Para ti es gratis muñeca—. Solté una risa y él también.
Javier y Jonathan me abrazaron también y caminamos
juntos hacia el auto de Javier, así abrazado. Amaba estos
imbéciles, son los mejores amigos que he podido encontrar
con Alejandra, con ellos siempre me puedo reír, hacer
locuras porque siempre te van a acompañar en todas tus
locuras
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las
200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su
mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos
capítulos para que alegra su tarde, noche o día...yo
casi salgo
de la ultima prueba perdón por la demora tuve una
clase de portugués con mi hermana y se paso un poco
ya
que tengo que grabar un vídeo hablando portugués es
un idioma nuevo para mi, pero aquí esta el capitulo.
Yo este fin de tratare de escribir ya los últimos
capítulos de esta historia, pero no se ponga triste
porque este
libro tendrá su segunda parte.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 46
Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con
fuerza mi bolso y vi como toda la gente entraba al edificio
abandonado. Respiré profundamente y rodeé el edificio y
entré por la puerta de emergencia, caminé por el pasillo
oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un poco más y
vi que era mi amigo Luis.
Me acerqué a él y le di un abrazo.
—Hola hermosa—me dio un beso Luis.
—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el
suelo. Luis me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo
miré con el ceño fruncido.
—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—
abrí los ojos y abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la
página en donde estaba mi nombre—. Sales como
"incapacitada" —dijo la última palabra haciendo comillas.
—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí,
¿verdad?
Luis hizo una mueca.
—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el
rumor de que has vuelto a pelear no demora en llegar—
soltó un gruñido.
Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse
vendas en las manos.
—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.
—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a
las peleas, es algo que siempre me ha apasionado, no
puedo evitarlo, pero para mí es una distracción donde
siempre puedo aprender nuevas cosas en las peleas para
destruir a mis oponentes.
Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente
diciendo mi nombre y el de mi oponente. Luis me dio un
beso y se metió en dónde estaba ese muro de personas.
Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba
Camila y la gente gritó, fue mi turno y me acerqué
lentamente hacia la muralla de personas que se abrieron
rápidamente y gritaba mi nombre.
Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes
increíbles, tenía el pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró
de arriba y abajo con una sonrisa traviesa y me guiñó el
ojo.
Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y
tiró el primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e
intentó de nuevo, pero también lo esquivé, ella retrocedió y
lancé mi primer golpe que impactó en su barbilla, la chica
era bastante torpe y lenta, últimamente todas eran así o yo
ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que
golpeó con fuerza su nariz que comenzó a sangrar.
La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe
que lo esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y
comencé a golpear una y otra vez la chica apenas lo
esquiva, pasaron unos diez minutos así y le di el último
golpe en la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira a
Luis por un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la
bandera blanca.
La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre,
me acerqué a la chica y le di mi mano.
—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.
Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se
acercó a nosotras y le pasó una botella de agua, ella mojó
la
venda y se limpió la sangre.
—No te disculpes así es esto, solo que no podías
concentrarte en tu belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres
muy hermosa.
—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis
me llevó abrazada de nuevo a los camarines, me entregó mi
parte de la plata. Me senté en la silla y Luis soltó una risa.
—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.
—Era linda—dije con una sonrisa.
—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y
llamando. Me saqué las vendas y las tiré al basurero, me
solté la cola y me puse de nuevo el polerón. Luis me abrazó
y caminamos juntos hacia afuera en donde había un taxi
esperándome.
—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi.
Cuando llegué a mi departamento me tiré en el sillón y me
sentía tan cansada. Miré al techo y recordé el beso que me
había dado con Diego y mi respiración se alteró, solo fue un
beso para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese
chico. Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más
pesados.
******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me
removí, me giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más
que mi lindo piso de cerámica, me di cuenta de que estaba
en mi sala de estar. <<¡Mierda!>> —exclame.
—Nada.
—¿Crees que me voy a creer eso? Cuando Diego llamó a
Cameron alterado y se escuchaba cosas rompiéndose y
cuando llegamos Diego tenía su departamento destruido y
no paraba de decir que te odiaba.
Cerré los ojos para no volver a llorar y Alejandra se acercó
a mí y me abrazó. Me aferré a su abrazo como siempre lo
hemos hecho cuando teníamos problemas.
—No quise lastimarlo—suelto. Alejandra me mira
atentamente y mueve su mano para que continúe hablando
—. No puedo estar con él, porque Nicolás sabe de su
existencia y....ese día que me fui, él me vio bailando con
Diego...todo se complicó con Nicolás
Alejandra me limpió las lágrimas, ni siquiera me había dado
cuenta de que había comenzado a llorar en silencio.
—Pero Nicolás es parte del pasado ¿Por qué sigue
apareciendo en tu vida? ¿Por qué ahora vuelve a tu vida?
No entiendo esa obsesión que tiene contigo.
Agaché mi mirada y jugué con mis dedos.
—No lo sé ¿Quién sabe? —La miré de reojo—. Solo sé que
tiene una meta muy clara y es hacerme daño ¿Por qué?
No tengo idea. —Achicó sus ojos.
Ella sabe que escondo mucho más, pero tampoco me
presiona porque es un tema delicado para mí.
—Tú sabes que yo jamás te presiono para que tú me
cuentes tus cosas y que te respeto porque te amo. Somos
mejores amigas desde pff... desde los seis o siete años casi
una vida juntas. Somos hermanas de distintas familias, pero
siempre hemos estado juntas.
⋙ Pero hace dos años atrás cambiaste de un día a otro, te
volviste fría e indiferente que parecía que no le importaba
nada y entiendo tu dolor porque perdiste a tu hermano y
también terminaste con Nicolás que llevan dos años juntos.
Fueron muchos golpes en ese momento Anastasia era
todavía una adolescente que no sabías aún nada de la vida
y más con lo de tu familia...te fuiste a vivir un tiempo con
tus abuelos y después te escapaste y llegaste aquí a
escondidas de tus padres.
Ella limpia las lágrimas que no puedo controlar. La veo
borrosa porque puedo recordar todo lo que pasó hace dos
años escapando de Nicolás nunca un lugar fijo porque
siempre estaba ahí en las sombras.
—No puedo pensar que te estás escapando. ¿Por qué te
escondes realmente? Te lo juro que me falta dedos en mi
mano por los lugares que has estado estos dos años y ahora
hace poco te fuiste de nuevo y dejándome una nota que
decía:
"Necesito irme por un momento, necesito respirar.
Volveré cuando me sienta lista de nuevo, pero por ahora no
puedo estar aquí.
Te amo hermana y no te preocupes por mi estaré bien".
—No me escondo de nadie...Sólo siento que me sofoco
estar en el mismo lugar—respondo en susurro.
Ella tomó mi cara entre sus manos y achicó sus ojos
mirando fijamente. Ella sabía que le estaba mintiendo, me
conoce demasiado bien y ella sabe cuándo estoy mintiendo.
Pero ella es tan buena amiga que no me presiona.
—Te has vuelto una muy buena mentirosa, mi querida
Anastasia, pero conmigo no, cariño tú no querías irte de
aquí, Anastasia por favor tú eras feliz con Diego, se te veía
en tus ojos de nuevo, estaba llena de vida y no te
arrastraba por la vida esperando que un camión te
atropella. ¿Crees que me voy a creer tu mentira? Por favor,
Anastasia hazlo mejor.
Me quedé quieta mirándola y ella levantó una ceja.
—No quiero hablar más de ese día o de los dos años o de lo
que hice hace tres meses, eso queda en pasado y punto.
¿Por qué a todo el jodido mundo le gusta recordar? —Digo
enojada.
—Vale...No te presionaré más, tú crees que yo no sospecho
nada, pero te dejaré por ahora porque te amo.
Ella me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
—Ahora me vas a decir ¿Por qué Diego está como un
completo loco? ¿Qué le hiciste?
Me separé de ella y me volví a acostar. No quería tocar de
nuevo el tema de Diego, sobre todo porque no podía olvidar
su expresión en el momento que rompí su corazón y me dijo
todas las palabras que sentía sobre mí.
—Rompí su corazón—susurró.
Alejandra me mira con curiosidad.
—Eso es evidente, pero ¿Por qué?
—Porque soy una chica mala—trató de bromear, aunque no
era el momento para hacerlo.
—Ja, ja, ja que graciosa Anastasia ahora eres comediante—
Ella tiró un mechón de mi pelo—. Vamos, dímelo.
—No quería hacerlo...te lo juro, pero él quería algo serio y
yo no...tuve suficiente del amor hace dos años atrás. Diego
es un chico bueno que merece alguien mejor que yo. No soy
suficientemente buena para él, sé que ahora está dolido y
me odia, pero es lo mejor.
Alejandra abrió la boca y la volvió a cerrar una y otra vez,
hasta que se aclaró la garganta y tomó mi mano.
—Eso no es cierto. Tú eres la indicada y no digas nunca que
tú no eres suficiente para alguien porque eres una chica
increíble y estoy segura de que si hablas con Diego... —
Negué con la cabeza—. ¡Mira que eres cabezota cuando
quieres serlo! Eres una cínica, Anastasia estoy segura de
que tú también sientes que Diego es tu chico ideal.
—No dejarás de molestar, ¿verdad? —Me tapé hasta arriba
con un cubrecamas, pero ella me destapó.
—Eres consistente que ahora en adelante te verás como
una persona insípida y te estarás arrastrando otra vez por
la vida—la fulminó con la mirada porque está siendo una
pesada.
—No soy una persona insípida, Alejandra.
******
Intenté hablar con Diego por lo menos intentar explicarle
algo, pero simplemente se alejaba o me ignoraba, lo
intenté durante cuatro días, pero él simplemente no me
quería escuchar y yo tampoco lo voy a obligar a que me
escuche, ya estaba cansada de esto.
******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que
mierda le iba a decir. <<Hola Diego, quiero contarte que
mi exnovio ya sabe que él es un psicópata y está
obsesionado conmigo y que intenta hacerme daño a través
de ti.>> Eso sonaba pésimo.
******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y
mi humor se fue de inmediato, vi como Diego besa a la
chica de noche, él me miró y sonrió con maldad, eso dolió.
Negué con la cabeza y miré mi celular, Nicolás se
encontraba aún lejos de mí. Cuando llegamos al
estacionamiento vi a Simón apoyado en su coche.
É
Él miró a Diego, quien estaba besando a la chica. Mis ojos
se empañaron y me abrazó con fuerza.
—Es un cabrón Anastasia, no merece que lo sigas
protegiendo.
Simón me limpió las lágrimas que no podía contener. El
chico del que estaba enamorada me odiaba, pero solo para
protegerlo y eso me hacía doler el doble.
—Lo protegeré siempre. Yo lo metí en este juego de Nicolás
y es mi responsabilidad.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y ojalá me
amaras a mí y no a él. Quisieras que me quisieras no como
tu amigo, como algo más Anastasia.
Mire a Simón e intente sonreír y ser fuerte, fingir que no
tengo el corazón roto justo en este momento. No quería
lastimar aún más a Simón con mis rechazos.
—Voy a llegar tarde—le recordé con una sonrisa.
—Estás cambiando el tema, pero estás de suerte que hoy
día no estoy tan preguntó.
Me bajé del auto y lo primero que veo es a Diego besando
de nuevo a la chica con la que durmió anoche en su
departamento y Alejandra mirándolo con cara de asco, lo
que me hizo gracia. Simón se acercó a mí.
—Anastasia—, gritó con emoción la rubia, ella se acercó a
mí con Cameron—. ¿Cómo estás bebé?
—Muy bien—Simón puso una mano en mi cintura y
Alejandra miró con asco de nuevo—. ¿Cómo está Cameron?
—
pregunto.
—Bien linda, eh, y tú eres ¿Simón? —pregunto.
Él asintió y me alejó de ellos, me tomó de la cintura y me
dio un beso en la mejilla.
—Nos vemos—me susurro.
—Adiós.
Alejandra me abrazó y me miró con una mueca.
—Me dan ganas de pegarle ambos—fruncí el ceño —. A ti y
a Diego ¿Qué mierda pasó? ¿Por qué están separados
ustedes? Cuando se quieren, serán imbéciles y tú con
Simón, que acaso nunca se te va a pasar el encanto por ese
chico—dijo enojada y hablando tan rápido que apenas le
entendía.
—Oye, no me juzgue, Diego sigue con su vida y yo igual.
Alejandra soltó un gruñido y caminamos juntas hasta que
llegamos a mi sala, me quedé afuera y vi como Diego
saluda a Alejandra y pasó por mi lado dándome un
empujón. Ella lo fulminó con la mirada y yo agaché la
mirada.
—¿Qué ocurre Anastasia?
—Estoy cansada —Ella me abrazó y escondí mi cara en su
pecho—. No he dormido bien en días y creo que me está
pasando factura.
—Mmm. No te creo ¿Por qué no hablas con él?
—No—murmure.
Alejandra me miró incrédula y soltó un gruñido.
—Ambos son imbéciles—dijo Alejandra levantando sus
manos.
Entré al salón y me senté en último puesto, miré a mi otro
lado. Él seguía con la chica. Respire y desvíe mi mirada
hacia el frente. "Se fuerte Anastasia, queda poco...Para que
esto acabe". —Me dije a mí misma dándome ánimos.
Me removí incómoda en mi silla, quería irme, no tenía
ganas de estar aquí, lo único que quería hacer en estos
momentos era estar sola en mi departamento. Yo y la
soledad donde no pueda lastimar a nadie más.
Miré de reojo a Diego, quien se despidió de la chica y
caminó seguro donde me encontraba, arrastró su silla y se
sentó con una sonrisa arrogante. Saqué mi celular y vi que
Nicolás estaba estacionado en la universidad. Mire hacia la
ventana, pero no puede ver a nadie.
—Está aquí — murmuré en voz baja.
Pasé una por mi pelo y miré por la ventana intentando
encontrar su auto, pero no lo veía, miré de nuevo la
pantalla de mi celular y seguía aquí.
—¿Qué te pasa? Tu novio se ha enterado que lo engañaste
conmigo—dice con arrogancia, es voz que me enloquece.
Lo mire e intente hacer memoria de donde él había dejado
su auto y mire por la ventana, vi el auto de Diego y mire de
cerca los autos y puede distinguir el auto de Nicolás.
—Necesitamos hablar.
—No tengo nada que hablar, así que jódete—murmuró
enojado. Lo miré por un segundo.
—Es importante—insistí de nuevo. Tenía que saber de
Nicolás, tenía que saber que corría peligro.
—¡Que acaso no escuchaste! Que te jodas Anastasia—dice
enojado y levantándose del asiento.
Me levanté del asiento, enojada y me acerqué a él y lo tomé
de la polera con fuerza, él me miró con odio.
—Jódete tú, imbécil de mierda—le grité enojada.
Solté un gruñido y caminé hacia el baño. Entré en el baño y
me apoyé en el lavamanos, cerré los ojos, sentí como
alguien me agarraba de la cintura, abrí los ojos y vi a
Diego.
—Te duele, ¿verdad?
—No.
Él soltó una risa amarga y lo miré a través del espejo como
se reía de mí, solté un gruñido e intento pasar, pero él me
tomó de la cintura con fuerza.
—Claro que te duele, como a mi verte con tu novio—dice
con odio.
Me giré para encararlo, achiqué los ojos y me mojé el labio
inferior, me miró por un momento mis labios y después a
los ojos.
—Simón, no es mi novio, es mi amigo y punto. Jamás te
confirmé nada Diego, tú mismo sacaste esa conclusión de
que Simón era mi novio y yo solo te seguí la corriente
porque te tenías que alejar de mí y ahora que sabes que
Simón no es mi novio. Lo que pasó esa noche lo hice
porque...Nada mejor olvidarlo —él frunció el ceño y yo lo
empujé—.
Ahora puedes seguir divirtiendo cuanta chica se te crucé—
me solté su agarre.
—No. No, no te creo nada—dice cruzándose de brazo. Me
acerqué a él.
—Si él fuera mi novio jamás en la vida le hubiera puesto los
cuernos con otra persona. Yo no soy así, cuando me
enamoro, lo doy todo por esa persona, como se nota que no
me conoces nada, pero, en fin...—Digo desilusionada.
—Demuéstramelo—murmuró acercándose a mí y
levantando mi barbilla—. Bésame.
Se inclinó hacia mí y nuestras narices se rozaron.
—No tengo porqué demostrarlo, hay otras formas—digo en
un susurro. —Simón es mi amigo y punto está en ti si me
quiere creer o no.
—No te creo—negó con la cabeza—. Me has mentido tanto
y me has roto el corazón tantas veces que ya no te creo
nada. No creo que entre tú y Simón solo sean amigos,
ustedes tienen algo, no soy imbécil Anastasia.
Achique mis ojos y lo observe.
—¿Quieres saber? Él fue el primero en muchas cosas en mi
vida, pero también ha sido un gran amigo y eso es todo lo
que somos por ahora. ¿Me gusta Simón o siento algo por
él? Tal vez, pero por ahora solo somos amigos—. Repito de
nuevo la frase de <<solo somos amigos>> por qué es lo
que somos y nada más.
—¿Por qué Anastasia? Porque me dejas vivir en una
mentira. Estas cuatro semanas pensando que tenías novio y
lo que pasó entre nosotros esa noche...
—Porque te quería, me entregué a ti porque te quería aun
cuando no podía. Lo di todo por ti porque...Creo que no es
necesario decirlo. Y también porque tengo un exno...—
Antes de que terminara de hablar, él me interrumpió.
—Es tarde para nosotros Anastasia.
Di un paso atrás porque me dolió escuchar sus palabras. Lo
observé y estaba serio. Era el final entre nosotros dos,
supongo.
—Supongo que sí.
—Tengo que irme.
Él salió por la puerta y me senté en el suelo. Me abracé a
mí misma y traté de controlar mis lágrimas, pero no podía
estar siendo una auténtica llorona y no sabía si lloraba por
haber perdido a Diego o porque sentía que jamás me podría
liberar de Nicolás. No quería que esto acabara así con
Diego, aún tenía una pequeña esperanza de volver con él,
cuando Nicolás cayera. Pero eso fue antes de lo que me
acaba de decir, porque él mismo lo dijo: <<Es tarde para
nosotros Anastasia.>>
Me quedé sentada ahí en el baño por unos minutos antes
de salir y entrar a mi otra clase en donde tendría que
volver a ver. Tengo que ser fuerte cuando siento que cada
día que pasa tenemos más a Nicolás en nuestro poder, pero
acabó él se está llevando mi vida, mi felicidad de nuevo
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño
spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 49
Entré en mi siguiente clase donde nos juntaron en pareja y
me tocó con Diego quien me ignoró en el trabajo y tuvimos
que hacerlo por separado. Intenté hablar con él sobre el
trabajo, pero simplemente me ignoro. Tomó su puesto y se
alejó de mí y fue a hablar con el profesor. Lo único que me
dijo fue:
—El profesor dijo que lo hiciéramos por separado.
Yo solo asentí, no lo iba a obligar a estar conmigo en un
trabajo si se sentía incómodo. Entregue de la primera el
trabajo y mire de reojo a Diego, quien se levanta para
entregar el suyo.
Juegue con mis manos este día ha sido una verdadera
mierda y ya no quería estar más aquí. Tomé mi mochila y
salí de la sala. Entré en la biblioteca y me senté en un sillón
y miré el techo.
Saqué mi celular y miré fijamente, Nicolás estaba ahora
muy lejos, estaba conduciendo para Sevilla. ¿Qué raro?
¿Por qué estaba conduciendo hacia allá? De seguro que
alguien le dijo de mi paradero que estuve ahí.
Miré a mi alrededor y estaba sola, tenía tantas ganas de
llorar. Me sentía tan agotada que ahora no quería más y no
quería luchar más, a veces pregunto qué tan malo puede
ser que Nicolás me atrape que es lo peor que me puede
hacer porque ahora me siento miserable.
Camino al estacionamiento donde me quedé de juntarme
con la rubia para ir a almorzar y para divertirnos. Estoy
seguro de que solo me quiere subir el ánimo y es algo que
amo de ella que siempre me quiere ayudar aun cuando ella
no sabe lo que pasa en mi vida.
Me apoyo en la pared y reviso mi celular, Nicolás está aún
viajando, frunzo el ceño qué mierda estás haciendo. De
repente llega un mensaje a mi celular y con número
desconocido.
< Desconocido a las 15:32 p.m. >
"Soy Simón, necesito que vengas aquí, estoy esperándote
hermosa"
Miró el mensaje por unos segundos y entró en la dirección,
es la bodega donde nos volvimos a hablar con Simón.
< Desconocido a las 15:35 p.m. >
"Te espero, ven rápido, es urgente"
Mordí mi labio inferior, me sonaba sospechoso, porque
Simón no me habla de su celular, pero si le paso algo grave
y me está pidiendo ayuda. Abro mi mensaje y veo que
Nicolás sigue manejando. Me rasco el cuello porque siento
esta presión en mi pecho de que algo malo va a suceder.
—Anastasia—, gritó la rubia. Anotó la dirección y se la
mandó a los gemelos, miró de reojo a Alejandra que venía
corriendo.
—Hola, loca.
—¿Estás lista para hoy? Van los demás—señal al grupo
donde vienen sus amigos y por supuesto Diego con otra
chica. Niego con la cabeza y miro a la rubia.
—Claro, pero antes necesito ir a donde Simón—ella hace
una cara de asco—. Es urgente, rubia, no te pongas celosa
—bromeo.
—Vale—dice alargando la palabra. Tome su brazo y la aleje
un poco más —. ¿Qué pasa?
—Te daré mi dirección en tiempo real, si no llego en más de
dos horas, llámame por favor—digo seria. Alejandra negó
con la cabeza una y otra vez.
—¿A dónde vas realmente? —Preguntó con la voz rota.
—Ayudar a Simón, ¿creo? —Digo insegura, me rasqué el
cuello, tenía un mal presentimiento, pero no iba a dejar
solo a Simón, podía sentir que algo no iba bien.
—Pero...Ana..., es peligro. Yo no podría imaginarme que
algo te pase—susurro con la voz rota.
—No me pasará nada, dame tu teléfono...—Ella me pasó su
celular y lo sincronice con el mío. La mire y la abrace
fuertemente.
—Te amo—le digo antes de darle un beso en la mejilla.
El taxi tocó la bocina, por fin llegaba. Miré a Alejandra
quien estaba llorando y Cameron la miraba.
—Todo estará bien—Cameron me observó—. Volveré,
Ale...Recuerda que te amo ¿sí?
Me subí al taxi y logré escuchar a Alejandra decir:
—No, no. No vayas.
Le di la dirección a la taxista. Simón me necesitaba, pero
sentía una presión en el pecho como un mal
presentimiento, pero tal vez solo estoy exagerando.
Veinte minutos después me bajó del taxi y entró a la bodega
abandonada . Observo una puerta abierta, caminó con
cuidado y me limpió las manos en mis pantalones, me
sudan mucho las manos. Tengo mucho miedo, algo me dice
que no debería estar aquí ahora, tengo el presentimiento
que esto no acabará bien. Así que saco mi teléfono y
comienzo a grabar el sonido por si acaso, necesito tener
más pruebas.
Entró a la habitación y no hay nadie, miro la habitación,
veo una mesa con unos papeles, me acercó y son muchas
fotos mías de Alejandra, mi familia las tomó y empiezo a
mirar. De repente escucho como la puerta se cierra de un
golpe.
Me giro y veo a Nicolás con el señor de Madrid con una
enorme sonrisa de maldad.
—Que te dije Roberto, chica de buenos sentimientos que
siempre quiere ayudar—dice con arrogancia.
—Chica guapa, sexy, ruda pero no tan astuta—dice el
hombre con su voz ruda. Mi corazón se paraliza y miro a la
asquerosa persona que tengo frente a mí. Él se acerca a mí
y me arranca las fotos de las manos.
—Está pálida, mi amor— me acaricia la mejilla y doy un
paso atrás chocando con la mesa—. ¿Qué te ocurre amor?
—No me digas amor — digo enojada —. ¿Dónde está
Simón?
Me tomó de la cintura y yo me suelto su agarre.
—Sigues siendo una fiera, ¿verdad? —Se acercó a mí y me
dio un beso, corrí la cara y lo miré con asco—. Me engañas
con mi querido hermano, que zorra eres.
Achique mis ojos y mire atentamente sus movimientos.
—Es mi amigo.
Él soltó una risa y negó con su cabeza, me mostró una foto
mía y de Simón cuando tenía yo solo dieciséis años y
Simón de dieciocho años en donde salíamos besándonos.
—Me crees estúpido, ¿eh? ¿Crees que soy estúpido? —
Grito. Lo miré detenidamente y me pregunto en qué
momento cambió tanto para convertirse en lo que es hoy en
día Nicolás y en dónde quedó ese chico tierno que me
regalaba flores, peluche y él de palabras tiernas.
—Jamás te engañe, tú eras que me engañó y me usaste
para tus negocios sucios, cariño—digo con odio. Me limpie
las manos y mire de reojo la puerta.
Él me empujó contra una silla y con la mirada vi cómo me
ordenaba que me sentara. Me quedé quieta porque no
sabía qué hacer, esto iba a acabar mal.
—Siéntate Anastasia, por favor—me senté y Roberto se
sentó en el sillón y nos miraba fijamente con una sonrisa
que me dio escalofrío. Él arrastró una silla y se sentó al
frente de mí.
—¿Qué es lo que quieres?
—Te contaré una historia, Anastasia—me sonrió un
momento. —Había un chico que desde muy temprana edad
sabía que no era normal, tenía pensamientos oscuros y
retorcidos, el niño no le veía lo malo a esos pensamientos
hasta que un día su madre y su hermano lo descubrieron
haciendo algo muy malo para la sociedad, pero para él
no..., porque le gustaba hacerlo—me sonrió con maldad y
yo fruncí el ceño—. Sus padres lo llevaron a terapia para
curar al niño de esos pensamientos y él fingió recuperarse.
Creció y llegó a su adolescencia donde su hermano el chico
más popular del colegio hizo una fiesta, lástima que el
chico del relato era lo contrario a su hermano, aunque igual
tenía a muchas chicas ya que el chico era guapo y un
boxeador solo que era un chico misterioso y callado al
contrario de su hermano que era extrovertido y
carismático.
Apreté mis labios en una fina línea. Me observó fijamente y
yo igual y sus ojos no había nada los veía vacío, no tenía
ese brillo de antes.
—Cuando subió por la escalera vio a una hermosa chica
que no paraba de decir cosas horribles de su hermano, se
quedó observándola como cinco minutos, la chica era de la
misma edad. —Nos miramos un momento y no puede evitar
recordar ese momento y una lágrima rodó mi mejilla —. El
chico quedó deslumbrado con la belleza de la chica y sabía
que era una de las chicas más populares del otro curso.
Ella se giró molesta y se topó con los ojos del chico que la
miraba fijamente y esa tarde comenzaron a platicar. Ella le
contó que tenía algo con su hermano, pero supongo que el
misterio o el aura que traía el chico capturaron la atención
de la chica porque se quedaron hasta la madrugada
hablando sobre cosas.
Estiró su mano, pero retrocedí y yo misma me limpié la
lágrima. Él observó a Roberto quien salió de la habitación y
nos dejó a solas.
—Esa misma noche el chico supo cómo encantar a la chica
y le robó un beso a la chica le correspondió y así comenzó
una larga historia. La chica era la mejor boxeadora de
Madrid a pesar de su edad. Ella le enseñó a amar y a
aprender a vivir la vida de otra forma menos negativa, era
la típica historia cliché de chico misterioso con la chica más
popular se enamoraron, pero esto no era un libro. Esta era
la realidad y el chico en el fondo, seguía luchando con sus
propios demonios internos y las voces...El poder y la
ambición y otras cosas más que no sabía su hermosa novia.
⋙ El tiempo pasó y su relación se hacía más fuerte, pero al
chico ya no le llenaba y sus demonios cada vez era más
fuerte hasta que se topó con gente realmente poderosa y
peligrosa. Poco a poco pudo satisfacer un poco sus
demonios, pero para tener todo lo que él quería tenía que
vender a su hermosa novia y demostrar que no tenía piedad
con otra persona así que escogió al hermano de su novia
para matarlo ya que era el boxeador más importante de
Madrid.
Mis ojos se empañaron y recordé a mi hermano Alex
cuando llegó a salvarme y siempre lo tuvo todo planeado,
siempre estuvo dispuesto a todo para saciar sus
ambiciones, mató a mi hermano para demostrar que no
tenía piedad, me vendió para tener poder y yo que pensaba
esa noche entregarme a él, que estúpida fui.
—Ella pensaba que iba a ser una noche especial entre ellos
dos, pero solo vio al demonio que era realmente ese chico y
solo fue una parte que vio ese día hasta que llegó como
siempre su ángel guardián a salvarla que fue mi santo
hermano Simón.
Apretó sus puños con tanta fuerza que sus nudillos se
pusieron blancos.
—Pero ahora su hermosa ex novia está frente al chico de la
historia. ¿Te gustó mi historia Anastasia? No me provoques
Anastasia, soy peor de lo que piensas, no tendré piedad con
nadie y menos con la gente que intente protegerte, déjate
ya mujer de condenar a las personas.
—Déjalos en paz, ellos no te han hecho nada. —Murmure.
Soltó una risa macabra y un escalofrío recorrió mi espalda,
lo miré y era absolutamente hermoso, pero por dentro
estaba podrido, era casi como un ángel de la muerte donde
te puede cautivar con sus palabras, su sonrisa y su belleza
y cuando menos lo piense te va a dar el golpe. Ahora me
doy cuenta de que no todos los hombres de cara bonita van
a hacer bueno, a veces pueden ser tú mismo ángel de la
muerte y tú no lo sabes.
—Eso no pasará.
En ese momento entró Roberto y se volvió a sentar.
—Te odio.
—Eso ya lo sé, Anastasia, pero así están las cosas. Eres mía
y de nadie más. —Tomó una foto en donde estaba yo con
Diego tomado de las manos caminando por Barcelona—. Lo
amas a él, ¿verdad?
Negué con la cabeza y él tomó mi cara entre su mano, me
la apretó y me acercó más la foto.
—Lo amas a él, me crees estúpido ¿o qué? Te conozco
demasiado bien Anastasia—volví a negar con la cabeza—.
Espero que sea verdad. Porque es tan fácil de matarlo, un
disparo en su cabeza y boom deja de existir tu querido
Diego ¿Tú decides Amor?
—No le hagas daño, yo no lo amo, solo fue diversión. —Dije
tan fría que Nicolás hizo que sonriera y asintiera.
—No le voy a hacer daño por ahora. Te hice venir aquí por
un motivo. —Mostró una foto donde salía yo y Alejandra.
Tragué duro y mis manos estaban sudando, miré de reojo
hacia la puerta —. Alejandra es hermosa tu amiga ¿verdad?
—Observo la foto y lo fulmine con la mirada <<a mi amiga,
¡no!>> Me quedé callada porque sabía que estaba sacando
el tema de Alejandra porque sabía que era mi punto débil y
claro para él era la más fácil de llegar.
—Me pregunto que estaría dispuesta a ser por ella, es una
duda que tengo dentro de mí — apretó mi barbilla con
fuerza y mordí mi labio inferior —. Conociéndote,
Anastasia, sé que estaría dispuesta a dar tu vida por ella.
No puede evitar que una lágrima recorriera mi mejilla y él
sonrió con maldad.
—Sigues siendo tan buena Anastasia y además que estoy
seguro de que tu conciencia no podría tener otra muerte
sobre ti.
No puedo evitar que mis ojos se empañan porque no
podría, eso me mataría y más si algo le pasa a Alejandra.
⋙ No llores hermosa. Ves que no somos tan distintos,
Anastasia, en el fondo eres una asesina, mataste a tu
hermano, no físicamente, pero lo trajiste a su fin, solo para
que te salvara, fuiste egoísta con tu hermano. Acabaste con
su vida y solo porque se interpuso en mis planes. Además,
que estuviste a punto de estrangularme hace tres meses,
recuerdas hermosa. Eres una asesina al igual que yo—Él
rio e intentó limpiarme una lágrima que rodaba por mi
mejilla—. Aunque pensando bien lo de tu hermano de todas
formas iba a morir.
—Eres un hijo de puta —digo con la voz ronca tratando de
controlar las lágrimas porque eso es lo que quiere Nicolás:
verme débil para atacarme de nuevo —. ¿Por qué yo? ¿Por
qué mi hermano?
—Fueron negocios, amor. Y porque estabas ahí, estabas ahí
como mi hermosa novia, ese fue el problema tuyo, eres
demasiado hermosa y llamaste la atención de la gente
equivocada. Y tu hermano me estorba mucho dentro de mi
mundo.
—Eres lo peor—susurró.
É
p
Él se rio y dejó las fotos en la mesa y tomó mi barbilla con
fuerza.
—Ni tanto, no sé de qué te quejas, sigues viva ¿no? Aunque
tampoco podría matarte porque te amo.
Negué con la cabeza y lo miré a los ojos de un demonio que
no había nada en su interior.
—Estás enfermo ¿Qué clase de amor es ese?
Puso los ojos en blanco.
—El amor que yo conozco, Anastasia. Bueno, te hice venir
aquí por un motivo: quiero que pelees para mí y me hagas
ganar dinero; de hecho, tú eres mía y de nadie más—tomo
mis brazos con fuerza y solté un gemido de dolor—. Eres mi
boxeadora, solo mía ¡Me escuchaste! Yo soy tu puto dueño,
me costaste mucho dinero Anastasia.
Ahora era yo la que me ría. Primero me mató antes de caer
en sus garras de nuevo.
—Jamás pasará eso. Primero me mato antes de ser una de
tus boxeadoras. ¡Me escuchaste!
—¡Levántate ahora! joder. — Tiró de mi muñeca y me puso
de pie. Me tomó firmemente de la cintura. Sus manos
comenzaron a bajar y yo se las apreté.
Él soltó una risa seca.
—Eres mía, Anastasia y si quiero tocarte lo haré, ya te lo
dije. —Lo fulmine con la mirada y levante mi pierna y le
pegue en su parte noble, cayó al piso y corrí a la puerta,
pero el hombre me agarró y me azotó contra la pared.
Escuché como él maldecía en el suelo. El hombre me sujetó
por el cuello y comenzó a caminar conmigo en donde se
encontraba Nicolás, quien se estaba poniendo de pie y me
miraba con odio.
Él me tomó con fuerza de los brazos que me hizo soltar un
gemido de dolor de lo fuerte que me apretaba. Roberto me
miró con diversión y se tomó su tiempo mirando mi cuerpo
y me dio ganas de vomitar.
Roberto se acerca a mí e intenta acariciar la mejilla, pero
yo muevo mi cabeza y le pegó un cabezazo, él cae al suelo.
Nicolás apretó más los brazos.
—Eres una fiera, Anastasia.
—Creo que necesita que alguien la domestique, eso se hace
con la fiera — dice Roberto parándose del suelo haciendo
presión un pañuelo en la frente donde le salía sangre por el
cabezazo —. Eres demasiado bonita, pero era una maldita
zorra.
Roberto levanta la mano y siento ardor en mi mejilla
derecha por su cachetada. Nicolás comienza a darme besos
en el cuello. Cierro los ojos con fuerza. —¡No, no, por favor!
—Me digo a mí misma
—Abre tus ojos, amor esto recién comienza.
—No me toques, por favor—Roberto tomó mi cara e hizo
que mirara a Nicolás quien me besó e intentó meterme su
lengua. Negué una y otra vez. Él me miró con enojo.
—Me das asco Nicolás—dije con odio y le escupí en la cara.
Ellos se miraron y solo sentí el golpe de otra cachetada en
mi mejilla.
Me removí y me pude soltar del agarre de Nicolás quien me
miró sorprendido y tomó su cara entre mis manos y le
pegué un cabezazo que lo dejó en el piso. Roberto me tomó
el brazo, pero le di un codazo en su estómago que hizo que
se doblara y le pegué un puñetazo.
—Eres una perra—tiró de mi pelo Nicolás que hizo que me
cayera en el suelo. Él no dudó en pegarme una patada en el
estómago que hizo que me quitara el aliento.
—Creo que alguien necesita aprender una lección el día de
hoy—dice Roberto con maldad. Volvió a golpearme en la
cara y cerré los ojos. Me moví hacia un lado esquivando el
puñetazo y lancé una patada a Roberto.
Nicolas tiró de mis pies y se subió encima de mí y me
amarró las manos con una cuerda que no sabía que tenía.
Me apretó con fuerza y comenzó a golpearme. No pude
controlar mis lágrimas. Se detuvo un momento.
Me agarró del pelo, hizo que lo mirara.
—Hoy día aprenderás una valiosa lección: la primera es: no
me pongas chip de rastreo en mi puto celular y la segunda
es: no juegues conmigo, porque esto no es nada con lo que
te puedo hacer, puedo hacerte sufrir mucho más.
Levantó su mano en un puño y me pegó fuertemente que
hizo que me pegara contra el piso, podía saborear mi
sangre saliendo de mi labio. Sentí una patada en mi
estómago y grité de dolor, no podía controlar mis lágrimas,
ellos volvieron a atacar pegándome una y otra vez, hasta
que sentí que ya no podía respirar bien, cada patada que
me daba en el estómago me costaba más respirar, mis
manos estaban sangrando por intentar detener sus
patadas, aunque no podía ya que las tenía amarradas.
Podía sentir que este era mi fin, no podía ni siquiera pelear,
me engañaron como siempre, después de todo sigo siendo
una ingenua, Nicolás como siempre puedo engañarme para
atraparme.
—Déjame, por favor—suplique. Ya no podía ver bien por lo
hinchado que tenía los ojos. Los golpes se detuvieron y tosí
sangre. Podía saborear mi sangre en mi garganta.
Él tomó mi cara y apenas podía verlo, él sonrió con maldad.
—Te dejaré vivir, porque esto aún no acaba—escuché lo que
me decía—. Eres mía y si te mato ahora, no será tan
entretenido este juego como es que tenemos ahora.
Ellos salieron de la habitación y esperé unos minutos para
poder ponerme de pie. No podía ver bien y mis manos no
paraban de sangrar. Me dolía mucho la cabeza y veía todo
borroso. Cuando llegué a la salida vi un auto, pero no podía
respirar bien, me faltaba el aire y comencé a toser sangre.
Traté de enfocar mi vista, pero no podía verlo todo borroso,
me falta el aire. Me refregué la cabeza donde vi que me
salía más sangre y no podía más, no tenía fuerza.
Caminé un poco y vi cómo se acercaba otro auto y caí al
suelo. Mis ojos se cerraron, solo quería descansar, solo
quería eso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño
spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 50
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra
chica. No puedo creer que Anastasia se fuera, quizás a
donde, cuando tiene un exnovio loco buscándola que
intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me limpié
las lágrimas.
Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta
minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi
amiga estaba en peligro. Corrí donde Simón se estaba
bajando de su auto ¿qué coño hace aquí? Se supone que
tenía que juntarse en otra parte con Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y
Simón me lo arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre.
Sabía que algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el
momento que ella subió a ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se
metió rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y
grité—: ¡Es de tu jodido hermano! Si algo le pasa será tu
maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro
parecía una loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se
subió a su auto y me acerqué a Diego y lo tomé con fuerza
de su maldita polera—. Tu vienes con nosotros, te guste o
no te guste. Sube a ese puto auto ¡Ahora! —Gritó
descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me
reconociera. Pues que se joda el imbécil, lo tomé con más
fuerza y él asintió y yo corrí a subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está
en peligro—gritó como una loca. Cameron derrapó y salió
muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me
limpio las lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento.
Joder Camero acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón.
Sentía un nudo en mi pecho, apenas podía respirar, sentía
en mi corazón que Anastasia corría peligro, lloré todo lo
que puede por el camino, recé una y otra vez para que ella
estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando
llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y
tiraría una de sus malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia
caminar, pero muy lento y veo cómo de repente se desmaya
y cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron
pudiera frenar. <<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me
decía él. Corrí donde estaba el cuerpo de mi amiga. Tomó
su cabeza y observó que estaba sangrando—¿Qué te han
hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se
raja la polera y hace presiones en la cabeza de Anastasia
para tratar de parar la sangre. No puedo ver bien y siento
que Diego me está gritando, pero yo no reacciono hasta
que llega Simón y la comienza a soltar las manos que las
tenía amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear
y yo tomo la cara de amiga donde apenas la puedo
reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las
lágrimas, presiona alrededor de la cabeza Anastasia una
especie de venda, pero con su polera y luego la toma en sus
brazos. Cameron me levanta del suelo, siento que me está
gritando, pero no escucho nada y apenas lo veo. Él me
levanta y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—
grita Diego. Me giró y tomó la mano de mi amiga que está
llena de sangre. —Necesito otro paño para parar la sangre.
Tranquila, bella—él besó su frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de
nuevo su cabeza. No podía parar de llorar, porque lo sabía,
presentía que algo malo le iba a pasar, sentía que ella
corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me
muero contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada.
Diego le habla a Anastasia. Escuché que le decía que la
amaba una y otra vez y que lo perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo
entendía bien, sentí como me apretaba la mano. Bajé la
mirada y Anastasia me apretaba la mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas,
porque seguía con nosotros. Diego le habla y le toma el
pulso a Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por
favor sigue mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor
—dijo con voz desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me
bajé corriendo. Entré y hablé con una enferma y
rápidamente sacaron una camilla. Se acercaron y pusieron
con cuidado Anastasia y la llevaron con cuidado dentro del
hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una habitación y
no me dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron
me llevó al asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y
me secó las lágrimas, pero me paré e intenté mirar por la
puerta, necesitaba estar a su lado, no quería separarme de
ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de
nuevo a los asientos, pero yo no quería y comencé a gritar
que me dejara. Él me abrazó con cuidado, pero yo lo
empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por
favor necesito verla. Siento que me está matando ahora
mismo—él vuelve a abrazarme, pero yo me remuevo hasta
que caigo en el piso y comienzo a llorar porque no puedo
perderla; es mi hermana y siento que me muero.
É
p y q
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En
ese momento llegó Harry con más policía donde se
acercaron a Simón, quien estaba llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había
sido Nicolás, cosa que yo ya sospechaba era la única
persona que le quería hacer daño a ella. En ese momento
llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—
gritó Dylan. Harry se acercó a ellos y le habló hasta que
sentí el grito de ellos. Me solté del abrazo de Cameron y fui
a donde mis amigos me abrazaron con fuerza y lloramos
por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota.
—Ella no me puede dejar. No. No, no puede—Javier abrazó
a su hermano y ambos comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del
hospital, tomó su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi
pequeña hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por
vencida jamás. Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos
juntos. Mire como Cameron abrazaba a Diego, estaba
cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien
y tiene que estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me
pare y me acerqué a Simón que estaba hablando con Harry
y él estaba escribiendo en una libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar
—digo con los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego
a mí. Él se aclara la garganta y se limpia las lágrimas que
rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas
que caen por mis mejillas. Simón extrae el teléfono de
Anastasia y se lo entrega a Harry—. No tienes idea de lo
peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y
se lo guarda dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con
los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura,
pondrá en riesgo todo lo que hemos trabajado junto con
Harry y Anastasia—se limpió una lágrima—. No sean
estúpidos y manténganse al margen por ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo
entre ellos, porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás
con los brazos cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije
alterada. Él respiró profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano.
Él va a pagar por cada uno de sus crímenes que ha hecho
con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime
donde vive tu hermano que lo voy a matar ahora mismo, te
guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más
explicaciones, Anastasia no quiere que ellos lo sepan y
respeten eso por ella. Manténgase lejos de esta situación,
háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a
abrazar a los gemelos con Jonathan donde nos quedamos
los cuatro esperando que nuestra amiga estuviera bien. Me
limpié las lágrimas recordando nuestros recuerdos y sobre
todo cómo fue que comenzó nuestra amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis
trenzas o sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la
única niña que no tenía ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y
todo el curso se rió de mí, tenía ganas de llorar, no
entendía porque las demás se rían tanto de mí. En ese
momento entró la profesora con una niña a su lado. Me fijé
que era una niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera
¿quieres presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi
padre con mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo un
hermano y eso es todo—ella sonrió. Escuche cómo
murmuraba Amanda con sus amigas sobre Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi
cuaderno, sentí como la profesora se acercaba con la niña.
Ella se sentó a mi lado y yo agaché más la vista, no quería
que la nueva niña me molestara como las demás niñas de la
clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus
ojos azules como los míos y una enorme sonrisa—. Yo me
llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un
suave, pero seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no
quiero que ella me moleste. Ya no quiero que se sigan
burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo
asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una
amiga. Ella escribió nuestro nombre juntos y abajo puso
BFF y me explicó que era inglés pero que significa mejores
amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda
dando un empujón que hace que me caiga y ellas comienza
a burlarse de mí hasta que siento la voz de Anastasia
defendiéndome. Me intento poner de pie, pero Mariel me
empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia
enojada. Ella se acerca a Mariel y le da un empujón y
Mariel igual, pero Anastasia la toma del brazo y se los
pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas a hacer o
te va a ir peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella
me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice
abrazándome y yo a ella porque por fin tenía una amiga y
ya no estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa
promesa de niña de seis años se mantendría hasta el día de
hoy.
Me duele mi corazón y siento que estoy siendo quemada al
no tener noticia de ella. Dylan me acaricia el pelo. Limpio
una lágrima que rueda por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta
porque la tengo seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y
camino hacia él que está con Diego. Abrazo a Diego porque
sé que hizo todo lo que estuvo en sus manos para controlar
la hemorragia o la sangre, debe haber sido difícil para él
pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará
bien, jamás nos dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó
con más fuerza porque yo vi como Diego cayó en el alcohol
los tres meses que desapareció Anastasia. Como el primer
mes fue todos los días a la universidad borracho tanto que
los profesores lo echaban de la clase y el segundo mes
Cameron tuvo que intervenir e irse a vivir con él para que
comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por
el odio y el rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó
fuertemente, escondí mi cara en su cuello y comencé a
llorar de nuevo porque se estaba demorando demasiado,
porque nadie no decía nada. Harry caminaba de un lado a
otro hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no
podía se nota que ama a mi amiga y que están juntos para
detener a Nicolás con Harry. ¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería
desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que
ella estaría bien, porque lo va a estar mi corazón me lo
dice, ella tiene tanto porque luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel
conmigo. Ella jamás lo había sido conmigo, comenzó a
alejarse de mí y hacer totalmente fría conmigo y no entidad
porque hacía eso, pero ahora puedo comprender que fue
por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave pasó esa
noche en que murió el hermano de Anastasia. Jamás me
dijo cómo lo mataron, pero ahora sospecho que tuvo que
estar involucrado Nicolás al igual que sus cambios
constantes de ciudades. Ahora sé que Anastasia huía de él
porque siempre andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia.
Recuerdo el primer mes que se quedó en mi casa, era fría
conmigo y apenas comía..., lo más duro eran las noches
cuando la escuchaba gritar en la noche y cuando entraba al
cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición fetal,
llorando y lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo
mismo, pero siempre me quedaba cada una de esa noche a
acompañarla y abrazarla, jamás quise presionarla a que me
contara lo que realmente ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba
muriendo en vida frente a mis ojos y tuve que obligarla a
que fuera psicólogo porque no podía seguir viéndola así,
como ella simplemente se apagaba frente a mí. No podía
ver cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como
siempre tomando nuestras manos en los tiempos difíciles.
Mis padres adoran Anastasia y ellos también estaban
preocupados tanto que intentaron hablar con los padres de
Anastasia, pero ellos estaban cegados por el odio y rencor
de haber perdido Alex su hijo que echaron de la casa,
Anastasia. Pero ella jamás estuvo sola porque me tenía a mí
y a mis padres que la aman como si fuera su hija, por eso
mis padres no dudaron en recibirla. Creo que fue la etapa
más dura para nosotras en donde pusimos realmente a
prueba nuestra amistad y sobrevivió como siempre en los
buenos momentos y en los malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo
en sus ojos. Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de
sufrir por dentro. Sé que hace mucho tiempo fingió las
sonrisas, era demasiado obvio para mí, porque cuando ella
es feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como cuando
estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como
cuando volvió podía ver de nuevo como ella se estaba
apagando poco a poco, aun cuando ella sonreía, yo lo podía
ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga
está ahí ahora y es culpable de que ella cambiara hace dos
años atrás. Siempre he sabido que mentía diciéndome que
había terminado por una infidelidad, no me encajaba y
después cuando me dijo que Nicolás la estaba buscando de
nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la verdad
aun cuando ella no quiera.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo también llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso y el viernes
tendrán otro capítulo...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 51
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita
puerta y saliera el doctor y diera noticias de mi Anastasia.
¡Jesús! Fui un imbécil con ella hoy día y todos los días
desde que llegó de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo
como Cameron abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y
no ha parado de llorar. Me limpio las lágrimas con el
polerón que me entregó Cameron ya que mi polera estaba
destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la
hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un
capullo con ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero
el odio me cegó. Joder, me dolía verla a mi lado, tan bella
como siempre. Me lastimaba verla porque solo recordaba lo
mucho que me lastimó no volver a verla, cuando yo
desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se
fue a la mierda de nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré.
Me removí hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no
estaba. Abrí los ojos y vi que no había nadie en la
habitación. Me levanté de la cama y la busco dentro del
baño, pero no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo
descalzo, la busco en la cocina, en la sala de estar, pero
nada. Vuelvo arriba y abro la habitación vacía que tiene,
pero nada. Me acerco donde dejé mi celular y veo que hay
una hoja arriba de mi celular, la abro y veo que está escrita
por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el
clóset y no veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la
cabeza y marcó su número, pero me arrojo una y otra vez al
buzón de voz. Me siento dentro de su clóset y observó que
quedó un polerón escondido en un cajón, lo tomo con
fuerza porque ella no me dejaría, así como así ¿verdad? Me
niego a creer que ella se fue. Tal vez sea una broma de ella,
eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la
encuentro en el pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota
en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega
Alejandra. No alcanzo a responder cuando ella está dentro
de la pieza buscándola. Yo la tomo del brazo—. Se fue, ella
me volvió a dejar sola ¿Por qué? —grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está
jugando una broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que
desaparece así ¿Que no lo ves? Sus putas cosas no están.
Ella me dejó de nuevo—Comienza a llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de
mentirme! —Le gritó. Cameron me pide que me tranquilice.
Alejandra llama Anastasia varias veces, pero todos
escuchamos cómo le envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se
va llorando con Cameron y yo me quedo aquí, esperando
porque me niego a creer que se fue sin mi ¿ella no me haría
eso? Abrazo su polerón que tiene su aroma y la noche cayó
sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la
broma, creo que se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le
digo cuando vuelve a llevarme al buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no
quería salir de ahí porque la seguía esperando a que ella
volviera o me diera alguna pista. Sentí que alguien tocaba
la puerta y bajé corriendo las escaleras, sabía que ella
volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró porque
era Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al
departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes?
—Negué con la cabeza y caminé de nuevo hacia la escalera
—. Diego se fue, tienes que salir de aquí, por favor.
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría
así. Ella no se fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá,
porque siento que me está matando ahora mismo—digo
separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla,
pero mi rabia estaba llegando, porque me estaba dando
cuenta que de verdad ella se fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó
con la cabeza—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima
recorrió mi mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue,
Diego, pero estoy seguro de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del
departamento de Anastasia. Volví acostarme en su cama y
aún tenía su aroma en sus sábanas, cerré los ojos e imaginé
que seguía conmigo. Tienes que volver, Anastasia—me digo
a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando
volví a marcar su número. Esperé unos segundos para dejar
un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han
pasado dos semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué
hice mal? Por favor. Solo quiero una respuesta—le suplico y
corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que
es lo único que me quedó de ella y cerré su departamento.
Entré a mi departamento, caminé hacia mi cocina y tomé
una botella de tequila. Necesita olvidarla por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja
tomada de la mano, la mujer me mira con mala cara. Miró
de nuevo hacia la puerta de Anastasia y seguía cerrada. No
apareció aquí hace un mes y medio por aquí. Pero no
quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando,
pero siento como mis esperanzas se van perdiendo y el odio
va tomando lugar en mi corazón ¡No entiendo qué hice
mal! ¿Por qué me dejó, así como así? Tal vez, le está
asfixiando con mi amor. Miré la hora en mi celular y ya
eran las dos de la mañana. Me paro lentamente para tomar
el ascensor porque es otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas
vacías en mi cama. Mi cabeza dolía y no me ayudaba en
nada que alguien tocara mi maldita puerta. Me tambaleé y
bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba Cameron
con una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido
quizá seis kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando
hacia mi cocina, sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a
dar un trago cuando Cameron me arrebata la botella y bota
su contenido en lavaplatos—¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura
—. No dejaré que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo
como un hombre Diego y no como un cobarde. Joder tío,
todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—
tomé otra botella y él me la volvió a quitar, le di un
empujón y él a mí donde me tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me
ofreció su mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue y
¡qué! Por eso vas a arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome
apenas de pie—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el
pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de
las habitaciones y después vacío todo el alcohol que había
en mi departamento. Esas semanas Cameron fue un
verdadero dolor de culo, pero admito que me hizo bien
tener alguien a mi lado para apoyarme, puede comenzar a
salir de la casa estando de nuevo sobrio y volver a sonreír.
Y
aunque la sigo extrañando cada jodido día e intento odiarla
con todas mis fuerzas, sigue estando aquí, pero poco a poco
he aprendido a vivir con ese dolor que al principio creí
morir por no tenerla a mi lado, mi corazón está volviendo a
sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera
que solo me sonrió. Camine rápidamente detrás de ella
pidiendo que se tranquilizara otra vez con esta misma
escena, siempre es lo mismo con ella cada vez que la invito
a salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba
mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo
sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja
de hacerte el inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo
pelirrojo, lo admito este mes. Comencé a acostarme de
nuevo con Bárbara y a besarla frente a nuestros amigos
haciendo más real nuestro aún cuando yo sabía que lo
hacía para olvidarla. Cameron me decía que estaba
cometiendo un error y que nuestra relación iba por mal
camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya
verás cuando un día vas a explotar con ella y le harás un
verdadero daño a la que tú decías que era tu amiga—él se
fue acostar enojado a la pieza de invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía
razón, no la quería como a ella. No era lo mismo, podía ver
como esta relación era tóxica y aun así le pedí que fuera mi
novia. Pensé que estaba haciendo lo correcto, pero desde
que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez
que salimos juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero.
Suelto un enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo
tratando de controlarme. Puse un mechón de pelo detrás de
su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi
oreja y su mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio
por encima de mi pantalón como siempre después de cada
p p p p
pelea. El sexo era la solución. Cuando llegamos a mi
departamento se lo hice con fuerza haciendo que ella
gritara mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme
tranquila entre mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde
estás Anastasia? Porque sigues aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco
podía volver a tomar las riendas de mi vida. Barbara
muchas veces me seguía sacando en cara Anastasia y
parecía como una sombra entre nosotros, aunque pensado
para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que
Bárbara es demasiado insegura y eso estaba haciendo que
mi paciencia se acabara, pero tampoco quería terminar con
ella ¿por costumbre o porque no quería sentirme solo de
nuevo? —Me preguntaba a mí mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella
tomó mi cuello y pegó su boca con la mía y comencé a
besarla, pero me separé de ella porque entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos
estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin,
comenzaré a llamarlos y se van acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena
nota. Volvimos a nuestro puesto y seguimos hablando de
cualquier cosa. Ella se reía sin parar hasta que escuche lo
siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el
profesor fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos
nuestros compañeros la miraron embobado porque parecía
un ángel con su pelo que lo tenía mucho más largo hasta la
cintura. Sentía que no podía respirar al verla, ella sonreía
al profesor y sentía que hasta el profesor estaba embobado
con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura a su
puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi
vista de ella tanto que ella levantó la vista y me observó
con una pequeña sonrisa hasta que Barbara tomó mi brazo
y salí del hechizo de Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia,
yo la intenté calmar diciendo que nada iba a cambiar entre
nosotros, pero ella no me creía y en el fondo de mi yo
tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de odio hacia ella
o por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado
frente a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y
feliz que se había acabado cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay
noticias de mi Anastasia, porque se demoran tanto con ella
¿Qué está pasando? No quiero ser negativo, quiero creer
que ella va a estar bien. Intenté hacer todo lo que sabía
para controlar su hemorragia, pero no podía pensar claro
viendo como la chica que amaba estaba llena de sangre y
golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las
paredes se están cerrando y porque no puedo perderla a
ella no. Siempre he odiado los hospitales cuando tengo
alguien importante, por esa noche que perdí a mi familia.
Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi
vida ahí adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina,
pero quería hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y
me apasiona, pero en estos momentos siento que no puedo
estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe
sobre mi pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí
cuando veo alguien que quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que
hemos conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento
que me agobio y siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a
sentarme en otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella
echándole en cara cada cosa, desquité toda mi rabia con
ella, porque no podía aceptar que la seguía amando y ganó
más mi orgullo que ir a hablar con ella tranquilamente—él
suelta un suspiro y me da una palmada en la espalda—. Ella
intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le
dije que se fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo
dijiste...Ambos se han hecho daño, tú con tus acciones y
ella tal vez, por no ser sincera, pero se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije
porque me aterraba que ella saliera huyendo cuando se lo
dijera. Siempre he sabido que ella es la indica tanto que me
podría casar con ella mañana mismo, Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella
recién le comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella
me estaba queriendo, yo ya la amaba y veía una vida con
ella. Es de locos, pero jamás he sentido algo igual con una
chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando
estaban juntos se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con
Anastasia desde hace tiempo—miró de reojo Alejandra—.
Me lo contó hace unos días Alejandra, te acuerdas de que
llegó un día al departamento de Alejandra—yo asiento
porque lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y
ahí me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella
no le gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos momentos,
primero que nada, ambos se tienen que perdonar y ser
sincero—me dio la palmada en la cabeza—Tu eres un
imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy seguro de
que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad?
—Yo asentí y hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea
honesto con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con
Anastasia aun cuando tal vez ella no me quiera aquí con
ella, pero estaría ahí, no le dejaré de nuevo. En ese
momento por fin se abre la puerta y sale el doctor, todos
nos acercamos a él, pero Harry le pide un momento y habla
con él. Nos quedamos todos quietos y vemos como Harry
sigue anotando cosas en su libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a
nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice
Cameron—. ¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su
estómago, lo que provocó una hemorragia que fue difícil de
controlar, pero ya está controlada por suerte. No se quebró
ninguna costilla y tuvo una pequeña contusión en su cabeza
debido a un golpe muy fuerte —el doctor nos miró
fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por dos
semanas y venir dos veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo
los sedantes. —Todos asentimos. Cuando se fue puede
respirar con tranquilidad y Cameron me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar
en la habitación y me quedo afuera esperando que sea mi
turno. Pasan los minutos y Alejandra sale con los ojos rojos,
pero está sonriendo. En ese momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba
sonriendo—Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una
de sus malas bromas sobre volverse adicta a los sedantes.
—Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar
mi turno. Veo como entra uno a uno de sus amigos e incluso
entra Simón y después Harry donde ahí se demora más de
una hora. Cuando sale Harry se acerca a Simón y hablan.
Se despiden de Alejandra y promete traer información
pronto. Observó como Simón no quiere irse, pero Harry
prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y
dice que alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco
como voluntario. Alejandra hace un puchero, sé que ella
quería, pero yo aún no la he visto y las visitas ya
terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez
Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que
la cuide, estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que
ella pueda necesitar durante la noche—ella asiente. Me
despido de todos y Cameron dice que pasará a atraer ropa
limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la
habitación totalmente blanca y solo escucho el sonido de
las máquinas. Cierro los ojos cuando la veo con los ojos
cerrados. Me acerco y veo que tiene varios moretones en
las mejillas, un corte en su labio y tiene moretones en sus
ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago
debe estar igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con
sorpresa. Tomó sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que
era lo mejor, ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla,
la limpié con mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás
podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer,
Anastasia.
Solo estaba cegado por el rencor, pero jamás he dudado mi
amor hacia ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano,
pero ella se suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero
entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me
observó de reojo—. Solo lo hice para lastimarte porque
estaba dolido y me sentía tan mal que no pensé en nada
más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y
un tonto que no pensé en el daño que te estaba causando
Anastasia, por favor... —susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me
quedé en silencio porque soy un imbécil que solo la hizo
sufrir aún más. Pasaron varios minutos donde estuvimos
callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me
perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me
hacía admirarla aún más y amarla más de lo que ya lo
hacía.
Los minutos pasaban y no hablamos de nada hasta que
rompí el silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía
que volveríamos, que todo sería como antes sentirte de
nuevo en mis brazos esa noche fue lo mejor y no lo digo
solo por el sexo, sino porque de verdad me sentía en casa
contigo. Me crees si te digo que estuve dos semanas en tu
departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se te
quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo
quiera, Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un
imbécil, pero te quiero Anastasia. Solo estaba enojado
contigo porque nada ni una sola llamada cuando te fuiste.
Perdóname, he sido un capullo contigo esta semana y todo
este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira,
perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme
cuenta de que no puedo vivir sin ti, casi te pierdo,
perdóname...Puedo cambiar mis errores, solo dime ¿Qué
tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no
quería verla sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de
ti, yo no me quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un
imbécil que solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo
tenía que prestar atención en sus gestos y en sus palabras
para saber que ella no estaba bien y que alguien le estaba
haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un
imbécil. Como puede hacerle aún más daño Anastasia.
Como me puede convertir en alguien tan tóxico que con
hacerla sufrir me besé con cualquier chica. Mi madre
estaría decepcionada en estos momentos de mí y me sentía
asqueado conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo,
todo lo contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un
demonio detrás mío que me está matando—susurro. Ella
tenía los ojos rojos y estiró su mano para limpiar mis
lágrimas
g
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no
me cansaré de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo...
me volví loco por el odio que no me di cuenta del daño que
te estaba causando. Sabía que algo estaba pasando contigo,
pero soy un imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me
enojé contigo porque me sentí usado esa noche, me cegué
completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le
importaba en sí mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia.
No quiero ni verme, porque te lastimé cuando prometí no
hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás, te merecí porque
eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos. —Digo
limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano.
Me limpié las lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su
silencio, pero la entendía y le hice daño aún más. Tenía
miedo de perderla para siempre porque yo si fuera ella no
me perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta
que ella se relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus
palabras, pero es algo que puedo soportar porque ya nada
me sorprende Diego. Hace tiempo que me rompieron mis
ilusiones. Me destruyeron cuando solo soñaba con tener
una historia de amor como leía en los libros que me
devoraba todos los días. —La miré y tenía los ojos cerrados,
pero aun así ella estaba llorando. Limpie sus lágrimas—.
Tengo a mi propio demonio personal torturándome y
llevándose lo poco que me queda de mí. —Ella abrió los
ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—. Solo
quiero dejar de condenar a las personas que amo. Lo siento
Diego, también te hice daño con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo
tiembla, sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su
mejilla—. Fue él ¿verdad? Él que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta
que dijo las siguientes palabras que me confirmaba que
había sido él porque estaba evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—
me susurro con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como
su respiración se hacía más tranquila hasta que cayó en un
sueño profundo. Sabía que algo me estaba ocultando vale,
su ex novio está obsesionado con ella y con hacerle daño,
pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una mano
por la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está
tan obsesionado con ella. La miré y es hermosa, aun con
sus golpes, era preciosa. Era mi ángel, como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y
tampoco la iba a dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella
para que ella me entregara su corazón. Así que lucharé con
mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila,
almohada, una manta y comida, le agradecí porque sería
una larga noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí
con la manta. Miré a la chica que amaba como dormía esa
noche. No pegué el ojo. Tenía miedo de que algo le pasara
así que me mantuve despierto acariciando su pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en
sus labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 52
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera
rápidamente. Di un sorbo a mi café porque no he dormido
nada bien en estos últimos cinco días y mis ojeras me
delataban. Mire de reojo a Cameron que me está mirando
fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el
aliento? —bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has
movido de aquí además de irte a bañarte, pero te ves
horrible con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que
también es policía que han venido todos los días a ver
Anastasia. En ese momento entra Alejandra, los gemelos y
Jonathan. Cameron me invita a comer algo, pero yo niego
con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una hora y
Cameron me trae una pizza vegetariana pensando también
en Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere
por comer algo mejor que la comida del hospital—deja la
pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza.
Porque Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y
siempre ha estado ahí para mí desde que tenía doce años
que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño
—me despeina el pelo. Suelto una risa, solo porque me
gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de
Anastasia diciendo que la visita se acabó. Me despido de
todos y tomo mi mochila con la pizza. Entró a la habitación
y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la
enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me
acerqué a donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable —
no me mira y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se
suelta—. Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar
conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella
se hace la dormida y no me habla. Entiendo que fui un
imbécil, un gilipollas, pero no sabía nada. Jamás la hubiera
tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por
favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque
sé que aún nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus
motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a
presionar hasta que comenzamos a discutir porque
necesitaba entender toda esta maldita situación para
ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—.
Porque si estás conmigo, corre tu vida en peligro Diego—
dice llorando—. Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí.
<<Maldito imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que
él no me hiciera daño. Tome su cara entre mis manos donde
limpie sus lágrimas y espere que se calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más
peligroso de lo que todos piensan... es peor de lo que yo
creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días
mi mente no dejó de pensar en que él tenía la culpa de que
nosotros no estuviéramos juntos, él la lastima con la gente
que ama Anastasia. Ahora entiendo todo y me duele
jodidamente, me duele porque he sido un imbécil todo este
tiempo cuando ella me estaba cuidando. Ese es el motivo
porque ella se alejó de mí y siento que mi corazón sangra,
pero yo no quiero que esté lejos de mi...Yo la necesito
conmigo. Ambos nos necesitamos y es por eso por lo que
digo las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos
de ti, por favor. Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué
aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver
su gesto. Tiene que haber otra forma, no dejaría a
Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo
pueden buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú
no perteneces ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me
voy a meter en esto y menos con ese imbécil que le hizo
esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora
—apuntó la puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la
mente—. Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo,
en la universidad, con nuestros amigos; fijamos que no
estamos juntos, pero no me alejes de nuevo de tu vida,
Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me
necesita y por fin voy comprendiendo sus motivos.
yp y p
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto
termine. Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin
ti...Tú no sabes cómo te he extrañado cada noche. Como mi
corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco
de persona ahora!—Me agacho y tomo su mano con
cuidado—. No me quiero ni ver porque le hice daño al amor
de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres el amor de mi
vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen nombre
y apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están
pendientes de ti y mis pies siempre te seguirán donde tu
vayas buscándote para amarte con locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica
ideal que no podría tener tanta química con otra chica que
no fuera tú. —Ella me miraba atentamente y yo tomé su
cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella
rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a
peinar su largo pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro
y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos
para que veas que te amo y que siempre he sabido que eres
la correcta en mi vida. Cuando yo comencé a gustarte, yo
ya había caminado veinte pasos hacia ti, porque yo ya te
quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba siempre he
ido muy rápido porque contigo todo se sentía correcto—
sus ojos se abrieron, pero luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—.
Tal vez, después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí.
Tomo mi mano y me acerco más a ella. Nuestras narices se
rozaron y puse mi mano en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de
ti —la observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban
por mí—. Si vamos a fingir, me tienes que prometer que no
te vas a involucrar en mi pasado, te lo contaré todo, pero
dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi
corazón que latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó
nuestros labios haciéndome que soltara un gemido de
alivio, fue un beso tierno y lento porque no quería lastimar
su labio. Nos separamos y apoyé mi frente contra lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo
porque mi propuesta iba muy en serio, ella se quedó
callada y abrió los ojos —. ¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun,
pero va en serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de
mí, pero negó con la cabeza. Miró hacia donde estaba la
mochila, seguí su mirada y vi que observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como
un trozo de pizza que me haga olvidar el sabor de la comida
del hospital—solté una risa con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos
pensaba hacerle un monumento a Cameron. Le pasé un
trozo y cuando dio un bocado, soltó un suspiro. La miré y
me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que
se lo daban en dos días más y que tenía que estar en reposo
absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he
recuperado rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber
sufrido tanto seguía sonriendo e incluso cuando fui un
imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—
fruncí el ceño cuando escuché su nombre, pero ella siguió
hablando—. Dije que quería estar sola y que si quieren
podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo
sentimientos por él, pero no es lo mismo que contigo. Te
quiero a ti.
Y aunque puede haberme acostado con Simón o ser su
novia, no lo hice porque eres tú quien tiene mi corazón—
terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría
de oreja a oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me
ha ayudado mucho. Me siento más segura teniendo su
ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé
mi cabeza en su pierna y cerré los ojos hasta que escuché
que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la
oscuridad como ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se
me sonrió de lado—. Cuando tengamos treinta años—
bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su
pierna y me quedé quieto viendo como la respiración se
hacía más lenta hasta que ella rompió el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la
razón por la que no te lo dije era porque tenía miedo,
quisiera algo impulsivo Diego..., tenía terror que cuando te
lo contara fuera a buscarlo por un impulso. O que me
odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu reacción,
Diego, porque cuando se lo conté a mis padres me
insultaron, me echaron de la casa—limpió sus lágrimas
rápidamente—. Me dejaron sola cuando tenía dieciséis
años, estaba sola completamente sola por eso cuando me
conociste era desagradable y fría con la gente porque
mientras menos conocía menos poder tenía sobre mi
Nicolás. Cuando veo a Nicolás siento tanto odio, pero a la
vez miedo y me vuelvo a sentir una niña que no sabe nada.
Cuando lo veo solo puedo revivir ese recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería
verla llorar más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me
digo a mí mismo. Me protegió de tantas formas que yo no
me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel
guardián, me conoces bien Anastasia y sé que soy muy
impulsivo...Quiero matarlo ahora mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos
ojos azules que tanto me cautivaron cuando la vi por
primera vez, aun cuando sus ojos tiraban dagas de odio
hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre,
quiero ser tu compañero como lo fuimos hace tres meses
atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por
su pelo para que se relaje. Necesita descansar y no estar
bajo estrés o preocuparse y me encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso
en los labios. Observó cómo su reparación se va haciendo
más lenta hasta que cae en un sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un
suspiro y me paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el
chico cursi de la relación, jamás pensé enamorarme así de
algo, pero con ella todo fue tan rápido que no me di cuenta
cuando ya estaba declarando mi amor hacia ella y ella
mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que
luchar mucho para que ella me dejara entrar a su vida y
cuando lo logré ella me fascinó simplemente caí de rodilla
ante el amor porque no quería parar de sentir, así que solo
me dejé llevar por ella y caí como un imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace
sentir y es tan fácil culparte, Anastasia porque no debí fijar
mis ojos en la chica que me retó, me insultó y me humilló,
pero no puede porque ella me atrapó antes de que me diera
cuenta—me digo a mí mismo. Estoy condenado por esta
mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y pedirle
que se case conmigo porque estamos destinados a estar
juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha
estado apoyando y comentando en instagram, gracias linda
por tanto apoyo JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos
leemos en instagram criaturitas
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 53
Alejandra revisa todo en mi departamento antes de irse.
Solté un suspiro, estaba siendo una pesada, aunque se
quedó más tranquila cuando le dije que si necesitaba algo
llamaría a Diego, quien está en su departamento.
Por fin estaba en mi casa, aunque me dolía aún todo mi
cuerpo cuando me movía y no podía caminar tanto. Me
sentía feliz y por fin estaba en mi cama que la sentía tan
cómoda ahora.
—Me llamas si necesitas algo, ¿estás segura de que no
quieres que me quede? —Insistió de nuevo. Mire mi reloj
eran las once de la noche.
Cameron me sonrió de lado y tomó de la cintura de mi
amiga.
—¡Vete por el amor de Dios! Mírame mujer, estoy acostada
y lista para soñar contigo—le guiñe un ojo y ella rio—.
Deja de preocuparte tanto. Estaré bien y cualquier cosa le
avisaré a Diego.
Ella frunció el ceño.
—Pensé que lo solucionarían.
—Lo de nosotros terminó — dije fría —, pero quedamos
como amigos. Oye Alejandra, mañana vendrán los gemelos
a verme.
Ella se acercó a mí y me tapó aún más con el cubrecamas.
Puse los ojos en blanco y le di una palmada en la mano.
—Te amo, estúpida—dice con una sonrisa la rubia.
—Yo también. Ahora déjame, por favor—suplique. —Adiós
Cameron.
—Duerme bien. Cualquier cosa nos llama y estaremos aquí
en un momento ¿vale?
—Ya lo sé papá y mamá. Dejen de ser tan pesados.
Ellos se rieron y cerraron mi puerta, pasaron unos minutos
cuando escuché que cerraba la puerta principal. Me senté
en la cama y tomé el libro de Emma de Jane Austen y
comencé a leerlo. Pasaron varios minutos, hasta que sentí
que la puerta de mi habitación se abría.
Bajé la vista de mi libro y vi a Diego vestido todo de blanco.
—Hola, bella—se acercó a mí y se sentó al lado mío.
—Hola. Mmm..., pensé que estabas durmiendo—digo con
una sonrisa.
—No, estaba esperando que se fueran Alejandra con
Cameron, aunque no me gusta mentirles a mis amigos.
Fruncí el ceño.
—Lo sé, tampoco me gusta, pero es la única forma que veo
al menos por ahora Diego.
—Lo sé y más cuando yo te lo propuse — su dedo acarició
mi mejilla —. Me das un beso—susurro.
Mi mano rodeó su cuello y lo acercó más cerca de mí.
Observé sus ojos y lo tenía cerrado, no dudé más y estampé
mis labios contra los suyos donde él soltó un suspiro. Mi
mano se puso en su mejilla y no perdió el tiempo adentro,
su lengua dentro de mi boca con una brusquedad deliciosa
que me hizo perder el sentido mientras el beso seguía y se
ponía cada vez más caliente.
Separó un poco de mí y comenzó a darme pequeños besos
por la mejilla para trasladarse a mi cuello para luego volver
a presionar sus labios contra los míos.
—¿Te duele algo Anastasia?
Negué con la cabeza. Estaba cansada de que me hicieran
esa pregunta. Alejandra me lo pregunta cada cinco minutos
¿Te duele algo Anastasia? ¿Quieres que te llevemos al
médico? Me dejo agotada y prácticamente no me moví de la
cama para no ponerla más paranoica de lo que ya estaba.
—¿Quieres hablar sobre ese día?
Desvié mi mirada porque sabía que tarde o temprano Diego
tocaría el tema. Solté un suspiro.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunte un susurro.
—Todo de ti, por favor. ¿Qué te hizo tu ex novio Anastasia?
Cuéntame, necesito entenderte—me senté con cuidado y
apoyé mi cabeza en la marquesa—. Por favor.
—Estábamos de aniversario, cumplíamos dos años de
relación...Yo pensé que iba a hacer una noche especial. Ese
día Nicolás me había hecho muchas sorpresas donde me
regaló un vestido para esa noche—él tomó mi mano—. Me
vestí con el vestido y me arreglé bonita para él porque en
ese momento era tan ingenua y enamorada de la vida,
Diego, pero normal tenía dieciséis años y era una
adolescente que aún no sabía lo cruel que podía ser la vida.
Él pasó a buscarme y recuerdo que paramos un momento
en un parque en donde brindamos y él me drogó..., no me
di cuenta en ese momento, no sentí nada raro tampoco,
además confiaba tanto en él en esos momentos que lo
hubiera seguido a cualquier parte.
Miré un momento a techo antes de mirar a Diego, quien
está apretando su mandíbula, pero aun así me acariciaba la
mano transmitiendo confianza. Cerré los ojos.
—Pensé que sería una noche inolvidable y vaya que lo fue,
supero todo. Recuerdo que llegamos a una bodega...Me
pareció extraño, pero también cada vez me costaba más
estar orientada y no entendía nada: "solo había tomado un
poco de alcohol". Recuerdo que le dije: —¿Qué hacíamos
aquí? —Y él me dijo: —Será un momento Ana, tengo que
arreglar algo para la pelea de mañana, te prometo que
serán unos segundos—sentí el pulgar de Diego en mi
mejilla.
Me llevé una mano en mi mejilla y estaba llorando—. Él
estiró su mano y entrelazó mi mano con la suya porque lo
amaba y confiaba en él.
⋙ Cuando entramos todo estaba oscuro y cada vez me
sentía más mareada, le dije a Nicolás, pero él siguió
caminando hasta que entró en una habitación donde vi a
siete figuras hablando. —Respiro profundamente antes de
continuar—. "Bienvenida a tu sorpresa, amor"—me susurró
Nicolás con un tono que jamás le había escuchado—. Yo no
entendía nada y vi como esas figuras se acercaban más a
mí y comenzaron a tocar mi cuerpo y a decirme cosas
asquerosas. Yo retrocedí y escuché como Nicolás llamaba a
mi hermano y escuché por primera vez su risa malvada, no
entendía bien. La droga cada vez hacía más su efecto y los
hombres comenzaron a tocarme cuando intenté pelear.
Pero no me podía orientar hasta que una mano me azotó
contra la pared y encadenado mis manos. Esa persona era
mi novio—mi voz se cortó y me llevé una mano a la boca.
Porque sigue doliendo en cómo esa persona me rompió
entera. Me mato, mato esa Anastasia feliz y sin
preocupaciones, ahora solo queda esta Anastasia que
desconfía de la gente.
—Recuerdo que me quedé unos minutos sola con él me
hablaba, pero no lograba entender porque apenas podía
entender lo que estaba pasando...La droga cada vez estaba
haciendo más efecto y veía todo borroso y...después ellos
volvieron a entrar y comenzaron a tocarme. Tenía tanto
miedo y solo pensaba en lo estúpida que fui...
—No lo fuiste, no digas esas tonterías, Anastasia, él es
enfermo que te lastimó de la peor forma ¿Quién mierda
hace eso?
Me abracé a mí misma y Diego me miró preocupado.
—Recuerdo que mi hermano entró y...Nicolás le pegó con
una silla donde prácticamente lo dejó en el suelo y se le
abalanzaron estos sujetos...Yo recuerdo que tiraba de las
cadenas una y otra vez porque lo estaban matando frente a
mis ojos—Diego me abrazó con fuerza—. Me hice daño en
las muñecas, pero no importó. Hasta que vi como Nicolás le
pegó una patada donde los ojos de mi hermano se cerraron
y lo perdí para siempre. Lo perdí por el hombre que creí
que era el amor de mi vida. Ellos salieron unos minutos y
me quedé a solas con el cuerpo de mi hermano, me estiré
como puede para intentar abrazarlo...No recuerdo mucho,
apenas podía ver por las lágrimas y cada vez me pesaba
más el cuerpo y solo alcancé a ver a Simón antes de perder
la conciencia.
⋙ Desperté en el hospital y vi a unos policías que estaban
interrogando a Simón y después me tomaron la
declaración... Después llegaron mis padres e intenté
explicarle lo que había pasado, pero me echaron la culpa y
me echaron de mi casa. Me dejaron sola y los entiendo
porque ni yo misma me podía ver. Cuando declaramos a los
policías no nos creyeron y fue porque Nicolás había
comprado a los policías y jueces con esas otras personas.
Yo me alejé de Simón y lo dejé solo...Él siguió investigando
a su hermano hasta el día de hoy.
Me quedé callada unos minutos y Diego me abraza con
cuidado acariciándome el pelo.
—Dejé solo a Simón investigando la muerte de mi
hermano...Le debo tanto.—Se sentí como se tensó Diego—.
Gracias a él siento que estoy viendo una esperanza. Es por
esta razón que hemos sido tan cuidadoso y cauteloso con
las pruebas que tenemos, no queremos cometer los errores
de hace dos años, porque ellos tienen millones y todo el
mundo tiene su precio.
Diego me dio besos por toda la cara y me limpió la nariz
con la manga de mi pijama. Me separé de Diego y lo miré
fijamente. Sus ojos estaban rojos y una lágrima rodó por su
mejilla. No me quería callar en estos momentos, tenía que
sacar todo lo que tenía.
—En ese momento perdí mi vida. Mi hermano estaba
muerto, mi novio..., mi novio, ese chico que yo me había
enamorado de él, me traicionó de la peor forma solo para
que él tuviera poder y ni siquiera lo vi venir—me pasé una
mano por la cara—. Ese día también morí, quedé viva sí,
pero estaba muerta por dentro...Mis padres estaban
destrozados tanto que me echaron de la casa..., me echaron
la culpa y tenía razón en decirme esas palabras.
Él niega con la cabeza. Me limpio las lágrimas
rápidamente. Odio llorar cuando recuerdo esto porque me
hace sentir débil y perdedora.
⋙ Yo traje a nuestra vida a Nicolás, yo destruí a mi familia
por enamórame de alguien que solo me usó para tener
poder, mientras yo lo estaba dando todo por él—él intentó
acercarse a mí, pero negué con la cabeza—. Cuando pasó
todo esto me prometí que no volvería a amar a nadie, pero
mírame ahora.
No puedo detenerme ahora de hablar, necesito que él
comprenda más sobre mí y no quiero seguir ocultando
cosas sobre mi pasado.
—Te odio Diego. No debía volver a sentir amor por alguien,
Te dio porque haces que no pueda controlar mis
sentimientos hacia ti, te odio por todo lo que me haces
sentir con un solo beso, te odio Diego. Hace dos años me
prometí no volver a enamorarme de nadie y había cumplido
mi promesa hasta que me topé contigo. Rompiste cada uno
de mis muros que había creado para protegerme del amor y
no sé si quererte más u odiarte.
Me quedo callada mirando a Diego que estaba observando
con atención y se acerca rápidamente. Presiona sus labios
con los míos acortando toda la distancia que nos separaba.
No me arrepiento de haberme enamorado de Diego aun
cuando hace tiempo juré que no volvería a caer en el amor
y es que no pensé toparme con alguien como Diego que no
solo me ha demostrado la increíble persona que es, sino
que me ha demostrado un amor puro y limpio.
—Ambos perdimos en el juego de amor, Anastasia—susurra
contra mis labios y dándome un suave beso—. Eres la mujer
más increíble que he conocido Anastasia, eres tan buena y
pura. Gracias por contarme algo que tanto te cuesta y
puedo entender tu pasado que has sufrido tanto que hasta
mí me duele porque te lastimaron, lastimaron al amor de
mi vida—su nariz acarició mi mejilla y mordisqueó mi oreja
—. Yo te amo Anastasia, me enamoré de ti, cuando tú me
quería matar con la mirada. Me fascinaba aun cuando
intentabas alejarme. Tal vez no conozca a la Anastasia
risueña del pasado, pero conozco a esta Anastasia que es
más increíble porque eres fuerte. A pesar de todo sigues
sonriendo,
¿Cásate conmigo? Por favor—susurro.
—Estás loco—murmuró. —Podemos cambiar de tema, por
favor. No quiero seguir recordando algo que tanto daño me
hace.
Diego se levanta y se quita la polera, mis ojos rápidamente
lo observan como se desviste. Él me guiña el ojo y me lanza
su polera. La atrapó con mi mano y se la tiró en la cabeza.
Él suelta una risa.
—Me das un abrazo, bella.
No lo dudo ni un segundo y lo abrazo fuertemente donde su
calor corporal me abraza de inmediato.
—Verte en el hospital fue lo más difícil que he tenido que
afrontar ahora.
—Diego...
—Mi madre alcanzó a llegar con vida al hospital y estuvo
dos días en emergencia. Cuando recuperé la conciencia
g p
yo...
Recibí la peor noticia de mi vida al saber que mi padre y
mis mellizos habían muerto al instante en el choque y que
mi madre aún estaba viva, pero que estaba muy grave.
Cuando entré a verla estaba llena de máquina y ni siquiera
podía respirar por sí sola. Usaba el respirador. Solo puede
tomar su mano que se sentía fría y puede decirle que la
amaba y darle un beso antes que ella entre en un ataque
cardiaco donde la perdí. Los doctores entraron a la
habitación para evitarlo, pero no se pudo, simplemente su
corazón no aguantó y dejó de latir y me dejó solo...
Le limpio las lágrimas que caen por sus mejillas. Me quedé
callada porque me dolía escucharlo, ambos tenemos un
pasado doloroso que no hemos podido cerrar.
—Cuando te vi ahí, fue como revivir ese recuerdo porque
estabas ahí luchando por tu vida y no se comparaba con el
dolor que sentí cuando te fuiste a verte llena de sangre e
inconsciente. Sentí que te estaban arrancando de mis
manos Anastasia y no podía hacer nada — su voz se rompe
y me abraza más fuerte.
—Diego, no llores...Estoy aquí contigo...
—Si, pero pudiste haberme dejado como lo hizo mi familia y
de nuevo estaría solo—mi corazón se rompió en ese
momento al escuchar sus palabras. Tome su cara entre mis
manos y limpie sus lágrimas.
—No pienses de esa forma Diego, tienes a mucha gente que
te quiere.
—Si lo sé, tengo mis abuelos, mis amigos, pero me faltarías
tú que vas a ser mi futura esposa—murmura.
Yo sonrío.
—¡Diego! Ya basta con eso.
—¿Qué? Solo aclaro un hecho que va a pasar. —Me guiño el
ojo haciéndome reír.
Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que
rompí el silencio y comencé a hablar sobre cualquier tema
y veía que Diego estaba solo diciendo sí o no. Levanté mi
cabeza y tenía los ojos cerrados, lo llamé por su nombre y
abrió los ojos de golpe.
—Bella amo escucharte, pero esta es la primera noche que
duermo en una cama y no en una silla y el sueño me está
diciendo "Hola, Diego" —mueve su mano en un saludo y no
puedo evitar reír. Me da un beso en el pelo—. Te amo, bella,
pero necesito descansar y mañana me sigues contando
todo.
—Buenas noches—susurré.
Supongo que hoy día fueron demasiadas emociones
desatapadas y muchos sentimientos encontrados por parte
de ambos y yo también estaba exhausta, mi cuerpo me
dolía.
Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché cómo su
respiración se hacía cada vez más profunda y no tardé en
sentir también mis párpados pesados y poco a poco caí en
el sueño.
******
Sentí como alguien caminaba un poco y se detenía, eran
pasos lentos. Abrí los ojos y la oscuridad reinaba en mi
habitación, no podía ver nada. Me refregué el ojo para
tratar de despertar. Miré a mi lado y no estaba Diego.
******
—Eres asqueroso, Dylan—digo haciendo una mueca—.
Que no me cuentes como te follaste a una chica.
******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me
acariciaba la mejilla. Pestañeé varias veces y abrí los ojos
encontrando con unos ojos cafés que me devolvía la
mirada.
É
Él acaricia su nariz con la mía. Me dio un beso en la nariz
para luego darme en la mejilla y en la barbilla.
—Todas las noches me quedé mirando el ventanal
preguntándome en dónde estabas y porqué te fuiste de mi
lado, pero solo era cinco segundos porque luego volvía a
odiarte Anastasia.
—Se nota que me quería en esos momentos—bromeo.
—En el fondo sí, porque mientras más ganas tenía de
odiarte más te pensaba y entonces mi corazón jamás te
pudo sacar. Solo había un muro: yo lo llamo "el muro del
imbécil" ¿Qué te parece?
Me tapé la cara con las manos y me puse a reír: Este chico
no es normal, no, no lo es, pero así es perfecto—me digo a
mí misma.
—Excelente, perfecto para ti.
—Soy increíblemente genial, ¿verdad? Mi cerebro es
jodidamente asombroso que cada día me supero e incluso
hace que las cosas se vean aún más espectaculares—tomó
un mechón de pelo y lo enrolló en su dedo—. Y a ti te veo
cada segundo más preciosa, eres un espectáculo bellísimo
de mirar.
Pestañeé varias veces y solté una pequeña risa, porque
estaba siendo extremadamente cursi y lo amaba así.
—Mi sonido favorito es tu sonrisa y saber que te la causo yo
—se acercó más a mi—. Te amo mi bella—mordisqueo mi
oreja haciendo que mi respiración se cortara por un
momento.
⋙ ¿Nunca has sentido curiosidad al saber de porque te
digo bella?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No, pero me lo dices.
—¡No! Todavía no, ahora te quedarás con la curiosidad,
Anastasia. —Me saco con la lengua.
Negué con la cabeza, tomé el vaso con agua y la pastilla.
Me la tomé bajo la atenta mirada de Diego. Me acosté y
apoyé mi cabeza en su pecho. Diego comenzó a peinar mi
pelo haciendo que me relajara aún más con el efecto de la
pastilla, odiaba estar así. Diego comenzó a tararear una
canción.
Lo miré y él me guiñó un ojo. —¿En qué momento me
enamoré tanto de este hombre? Porque yo no lo recuerdo—
me digo a mí misma. Él siguió tarareando la canción y
acariciándome el pelo hasta que mis párpados estaban
cada vez más pesados.
— Míranos, Anastasia, llevamos tiempo así, juntos y me
siento completo contigo. Ninguno de los dos creíamos en la
felicidad, ¿no lo ves? —acaricio mi mejilla y observe esos
ojos café que tanto amaba—. La felicidad también es un
lugar. Somos nosotros. Nosotros juntos.
Una sonrisa enorme apareció en mi cara y me mordí el
labio inferior por dentro estaba llorando, pero también
quería reír porque es muy cursi, pero lo amo así, es
perfecto.
—¡Cursi! —susurre.
—¡Anastasia que me quitas mis momentos de Romeo! —
bromea.
Abrí los ojos y tenía una sonrisa de bobo.
—Oh, Romeo, oh, Romeo, ¡cállate que me estaba quedando
dormida!—Respondí abrazándolo con más fuerza y besando
su barbilla.
—Vez que te pones tontita conmigo—lo miré y su dedo
acarició la esquina de mi labio—Listo, se te estaba cayendo
la baba.
Puse los ojos en blanco. Antes de besarlo suavemente, pero
me separé rápidamente y él hizo un puchero.
—Ahí te quedas con las ganas, chico ardiente—digo
volviendo a acomodar mi cabeza en su pecho y solté un
bostezo.
É
Él soltó una risa y de nuevo comenzó a acariciar mi pelo
hasta que de nuevo sentía mis párpados más pesados. Odio
estar con medicamentos y más lo que me relaja tanto, pero
tengo que recuperarme pronto por todo lo que se va a venir
en unos días.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤ Casi llegamos 400 k aquí en
wattpad...no tengo palabras para agradecer.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 55
Nota: Hola criaturitas antes de que lean el capítulo tengo
dos cosas importantes es que la historia ahora sera contado
desde el punto de varias personas, principalmente
Anastasia, pero también de otros personajes. Y la segunda
es que se viene fuertes los capítulos y he estado muy
nerviosa por su reacción... Solo quiero aclarar que hacer
este personaje le invertido mucho tiempo, ha sido el
personaje mas asqueroso y repugnante que he escrito
alguna vez, pero también lo quería hacer bien, quería
meterme realmente en como pensaba ellos... Porque sí,
este personaje me ha inspirado en personas reales para
hacerlo... Así que los dejo con el capítulo. . Por cierto, puse
enclave esta palabra: Orgyilkos es un idioma, no es alemán,
ni inglés.. Buena suerte descubriendo cuál es, nos estamos
leyendo los comentarios o instagram.
Diego me ayuda a comer sushi vegetariano ya que no podía
con los palillos y estuve intentado como veinte minutos,
pero nada. No tenía planeado comer sushi hasta que llegó
Diego de la universidad con la comida.
—¿A qué hora viene a verte Simón? —Preguntó él dándome
otro pedazo de sushi.
Comí lentamente mirándolo porque a pesar de que me
estaba sonriendo podía notar que estaba algo molesto.
—Pues... A las tres dijo que más o menos iba a llegar —
tomo mi vaso de jugo y le doy un trago bajo la mirada de
Diego.
—Vale, entonces me iré unos minutos antes—me mira de
reojo mientras se lleva un trozo de sushi a su boca.
—¿Estás molesto?
Él hace una mueca y negó con la cabeza. Toma un mechón
de mi pelo y juega con él.
—No, no. Es solo que sé que ustedes tienen historia y
sentimientos. Es algo que me hace sentir algo inquieto y
más cuando él sigue enamorado de ti—él suelta un largo
suspiro—, pero confío en ti y tus sentimientos.
Nos quedamos callados y él se lleva otro trozo de sushi a su
boca.
—No me pondré celoso—murmura—. Aun cuando sé que
me vería muy ardiente estándolo, pero confío mucho en ti—
se encoge de hombros y toma otro trozo de sushi que lo
lleva a mi boca.
Masticó con una sonrisa lo que hace que él sonría.
—Porque si empezamos a dudar del uno al otro nuestra
relación se va a ir a la mierda—él limpia la esquina de mi
labio con su pulgar—. Y la confianza es lo más importante
en una relación y yo sé que tú me quieres mucho...
Yo asiento antes sus palabras mientras estoy embobada
mirando su boca.
—Y es que como tú no me ibas a querer con lo guapo que
soy y también soy sexy, ardiente, un genial novio que le
trae comida a su sexy novia, un buen cocinero y soy muy,
pero muy guapo—murmuró mordiendo mi oreja.
Pongo los ojos en blanco. Ya decía que era mucho tiempo
sin que él subiera su ego—hablo conmigo mismo.
—¡Aparta que me está quitando mi oxígeno de mi espacio
personal! —Pongo mis manos en su pecho y le doy un
empujón.
Él me miró un segundo antes de reírse y presionar sus
labios contra los míos. Me quedé quieta por un segundo
porque me tomó por sorpresa. Comenzó a mover mis labios
al compás de los suyos donde su lengua se adentró y
comenzó a jugar con la mía. Solté un pequeño gemido
porque en estos días Diego se ha comportado tan cuidadoso
conmigo y me trataba como una muñeca y sus besos eran
tan cuidadosos, pero noto como este beso es más salvaje y
caliente.
Puso una mano en mi nuca y me besó con más fuerza. Tome
su polera con fuerza. Su otra mano bajó y la puso en mi
muslo, comenzó a acariciarme. Sentía como ese pequeño
toque me hacía sentir mucho calor.
Él cambió el rumbo de su beso y comenzó a darme
pequeños besos en mi cuello haciendo que mi espalda se
hiciera para atrás y tocará con los cojines del sillón. Mis
manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Él me
miró por un
segundo y luego se apartó rápidamente.
g y g p p
Solté un gruñido porque otra vez hacía lo mismo.
—No puedo...Te puedo lastimar—susurro. Bajé mi vista y
podía ver que él también estaba excitado.
—Joder..., Diego—murmuró molesta—. Entonces no me
beses de esa forma, si me vas a dejar así. ¡Deja de tratarme
como una jodida muñeca de cristal!
Me levanté rápidamente y solté un gemido de dolor. —Me
quiero morir—grité para mí misma. Él se puso frente a mí y
me miró con una mirada de "te lo dije, tienes que
recuperarte." Le di un empujón y caminé con pasos lentos.
Sentí los brazos de Diego y como me levanté y me subía por
la escalera como si nos estuviéramos casando. Me crucé de
brazos y él tenía una pequeña sonrisa. Entró a mi
habitación y me acostó con mucho cuidado.
Levanto mi polera con cuidado y tomo la crema. Comenzó a
dar pequeños masajes a mis moretones cuando terminó.
Me observó fijamente.
—Quiero hacerlo, Anastasia—achique mis ojos—. Pero no
así, te puedo lastimar. Tuviste una hemorragia interna por
Dios y tú quieres que lo hagamos si te duele todo el
estómago. Lo siento.
—Vale... Entonces no me toques así porque me calientas y
después te haces el santo Diego... —lo recriminé.
Abrió los ojos sorprendido.
—Ya veo que estás frustrada sexualmente—soltó un bufido
y yo me comencé a sonrojar—. También yo, pero estoy
tratando de controlarme y tú no me ayudas. Además, fue
grave lo que te pasó Anastasia.
Me crucé de brazos.
—Está bien—mire hacia al lado—. Tienes razón.
—Gracias a Dios que volviste en sí—lo miré y añade—:
estaba viendo aquí a una depredadora sexual—puse los ojos
en blanco—. No te hagas la loca, me miras como si fuera yo
el malo.
—En primer lugar: no soy una depredadora y, en segundo
lugar: no te veo como el malo.
Miré el reloj y vi que ya eran las dos de la tarde y que un
rato más se tenía que ir Diego.
—No me gusta esto—digo mirando el techo—. No me gusta
tener que fingir y estar escondiéndonos, odio no poder
tomar tu mano en público, odio no poder besarte y
abrazarte libremente, odio tener que ocultarlo a todo el
mundo. Lo odio, odio, odio, joder, odio esto.
Me observo sorprendido.
—Siento lo mismo Anastasia, pero prefiero esto que no
estar juntos ¿o tú sí?
—Quiero estar contigo, pero no de esta forma—me tapé la
cara con las manos—. Me da miedo que termines
aburriendo de mi o que huyas porque sientas que te estoy
escondiendo cuando no es así.
Él me abrazó con cuidado.
—No pienso eso, Anastasia. Te recuerdo que fue mi idea la
de fingir.
Me pasé una mano por mi cara.
—Lo siento, es que me estoy volviendo loca al estar aquí
encerrada y viendo las paredes y no sé lo que estoy
diciendo... Siempre he sido una persona que no puedo estar
en cama tanto tiempo.
Él me dio un beso en el pelo.
—Puedes aguantar unos días más. Solo queda poco y
cuando te recuperes prometo complacerte de muchas
maneras, Anastasia—susurro con voz ronca. Haciendo que
mis mejillas se sonrojan.
Me aclaré la garganta. Él se sentó al frente de mi en
posición de indio y tomó mi mano.
—¿Recuerdas cuáles fueron nuestros primeros
sentimientos?—murmuró jugando con mi dedo meñique—
¿lo recuerdas, Anastasia?
Levanté la mirada y vi que miraba fijamente sus pupilas,
estaban más oscuras y tenía una sonrisa burlona en sus
labios.
—Te odio, Anastasia.
—El sentimiento es mutuo—conteste con una sonrisa—. No
quiero tener sentimientos, Diego.
—Sin sentimientos, Anastasia.
Me quedé pensando un momento antes de decir las
siguientes palabras:
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti.
Soltó un suspiro y me apretó un poco mi dedo meñique,
—Con sentimientos, Anastasia—respondió con una sonrisa.
—. Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi, bella.
—Contigo siempre— respondí extendiendo mi dedo
meñique, él también e hicimos la pinky promise. Ambos
estallamos en una carcajada.
Él me sonrió de lado porque ambos habíamos dicho todos
los sentimientos de cómo había comenzado nuestra historia
del odio al amor y es de locos ponerse a recordar las
palabras que nos dijimos en el pasado.
—Te amo, Anastasia—me contestó.
Solté un suspiro al escuchar esas dos palabras que tanto
me gustaba escuchar. Él mantenía su sonrisa esperando
una respuesta, pero las palabras no salían de mi boca y no
sé porque no entendía porque no podía decir esas dos
palabras.
Él soltó un suspiro y soltó un poco su dedo. Diego agachó la
cabeza y comencé a sentirme mal por no poder decir esas
palabras.
—Yo...espera un poco, por favor—digo con nerviosismo.
Levantó la mirada y me observó atentamente.
—Vale... —Él apoyó su cabeza en la mano y me sonrió
ampliamente que me hacía sentir más nerviosa. Los
minutos pasaban y sentía que esas malditas palabras no me
iban a salir nunca —. Sigo esperando o hablamos de otro
tema.
Me tapé la cara con la mano, no era fácil para mi decir de
nuevo esas palabras cuando una vez la dije me traicionaron
de la peor forma, pero Diego no era así. Él no era Nicolás
de ninguna forma.
—Bueno, ya es hora de irme o no encontrar a Simón
juntos... — Se levantó, pero yo tomé su mano.
—Espera un poco, por favor—tire de su mano y él se volvió
a sentar. Me quedé callada—. Tengo que irme, Anastasia y
si sigo esperando aquí me haré viejo.
Lo miré un segundo, porque mierda no sé qué calla me está
poniendo más nerviosa y porque no salen esas palabras de
mi garganta siento que están atoradas.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, Anastasia—me presiono esta vez.
Lo observé unos segundos más, Diego estaba mirando la
hora de su teléfono. No siento nada de presión—me digo a
mí misma. Me miró y volvió a mirar su estúpido teléfono
que me dio ganas de arrancárselo.
—Anastasia, me tengo...
Le quité el teléfono de las manos y puse mi mano en su
boca para que se callara de una puta vez. Me miró con
asombro.
—¡Dios cállate que no me dejas de pensar con claridad y
menos si haces esos gestos! —Él asintió y retiró lentamente
mis manos de su boca.
—¿Sabes que te quiero Diego?—Él asintió con emoción—.
Pero también tú sospechas que te amo, ¿verdad? —Una
sonrisa de bobo apareció en sus labios—: Entonces no
dudes de esas dos palabras de mí, porque yo daría mi vida
por ti sin pensarlo, pero si necesitas escucharla para que se
te suba el ego está bien—sonrió y me siento en su regazo—
Te amo mi chico ardiente y sensual.
Soltó una risa y me uní a él porque ha sido la declaración
más patética del mundo. Me dio un beso en la barbilla,
luego en la nariz y al final en los labios.
—Te amo, Anastasia —respondió antes de cerrar sus ojos y
presionar sus labios contra lo mío.
Movió sus labios con delicadeza sobre los míos a diferencia
de los otros besos. Este beso fue calmado, lento y también
algo juguetón. Se tomó su tiempo besándome. Mis manos
rodearon su cuello para atraerlo más hacia mí. Nos
separamos cuando ambos necesitábamos aire. Él pasó su
dedo por mi labio inferior.
—¿Me amas?
—Te amo, chico ardiente—susurré mordiendo su labio
inferior.
Se sonrojó y me acarició tiernamente la mejilla. Nos
quedamos callados hasta que sentí que alguien tocaba la
puerta principal y después mi celular vibró entrando en una
llamada de Simón.
—Mierda—digo antes de contestar el celular—: bajo, en un
momento espérame por favor, que estoy caminando como
abuelita—le contesté a Simón, quien rió y cortó la llamada.
—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó él con una sonrisa en
sus labios.
Tomé su cara entre mis manos antes de darle un suave
beso.
—Ayúdame a bajar y te quedas aquí en mi cama. Trataré de
que sea una visita corta.
Él me levantó con cuidado y me ayudó a bajar con cuidado
las escaleras. Mis pies tocaron el suelo, me giré para
mirarlo y darle el último beso. Subió rápidamente las
escaleras y caminó con cuidado hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta estaba Simón con pantalones rajados
de mezclilla y también una chaqueta se acercó a mí y me
dio un beso cerca de mis labios, pero di un paso hacia
atrás.
—¿Cómo estás bonita? —Me ayudó a caminar hasta que nos
sentamos en el sillón.
—Sanado como siempre—me senté en posición de indio y él
me imitó. Mire un momento al techo y después a él. —
¿Y tú?
Pasó una mano por su cara y me fijé que tenía unas
enormes ojeras, sus hombros estaban tensos. Tomé su
mano, porque algo estaba pasando.
—¿Qué sucede, Simón?
Agachó la mirada un momento antes de mirarme, estiró su
mano y puso un mechón en mi pelo.
—Estoy preocupado porque caíste una trampa de Nicolás y
fue tan fácil para él hacerte daño, casi te mata a golpes,
escuchar tu grabación ha sido lo más doloroso para mí y
escuchar su voz de loco..., fue aterrador para mí.
—Fui una tonta, pero pensé que te había hecho algo—juego
con los dedos de mi mano—. Tuve miedo de nuevo y pensé
que me iba a secuestrar para venderme de nuevo.
—No eres tonta Anastasia, él está enfermo...Esta vez fue
peor, no pensé que él te fuera a pegar jamás lo había hecho
contigo, me preocupa que cada vez está teniendo menos
empatía por las personas — se estiró hacia atrás —.
Encontrarte ahí fue como revivir esa noche, pero peor.
—Simón—, susurre.
Él se volvió a sentar y puso una mano en mi mejilla. Me
observó fijamente y esquivó su mirada.
—¿Puedo besarte?
Solté una risa y negué con la cabeza. Él soltó un enorme
suspiro, pero levantó sus dos manos.
—Que jodido es el amor, Anastasia—apoyó su codo en su
pierna y recargó su barbilla en su mano, me miró
expectante ante una respuesta:
—Muy jodido, porque cuando tenía dieciséis años yo quería
que tú me miras así, quería ser tu única chica y ahora que
estoy enamorada de otro chico, tú quieres que sea tu
chica...Siempre vamos a querer lo que no podemos tener,
Simón.
—Bueno, ya te he esperado por seis años..., Mmm unos
años más, no me mataran, ¿verdad?
Le di un empujón.
—Busca tu felicidad, Simón, no te quedes recordando lo
que pudimos ser—me encojo de hombros.
Se acercó más a mi hasta que nuestras narices rozaron y él
puso un dedo en mi labio. Me quedé quieta.
—Ambos sabemos que nuestra historia no se ha acabado,
aún falta mucho. —Me dio un suave beso y me alejé
rápidamente.
—¡Simón! No hagas de nuevo eso—le reclamé.
—¿Por qué no? Ya nos hemos besado antes—niego con la
cabeza y miro hacia el segundo piso. Diego nos está
observando, veo como aprieta la barandilla con fuerza.
—Ya sabe lo que siempre te digo... —Antes de que
terminara, él dijo:
—Si estás enamorada de Diego, ¡vale! Lo pillo, pero no me
rindo—presiono su mano en mi corazón—. Porque sé que en
el fondo aún te gusto y tienes mucho más sentimientos. Tú
misma lo dijiste, aún hago cosas locas con tu respiración.
Me levanté del sillón con cuidado porque me dolía
demasiado poder levantarme. Él se paró frente a mí.
—Tú misma lo dijiste: no te quedes en los recuerdos de
Diego—Di un paso hacia atrás, pero él me agarró de la
cintura con cuidado—. Nuestros caminos se volvieron a
juntar y no creo en las coincidencias, Anastasia volviste a
mí.
—No me confundas más, por favor ¿podemos ver una
película? —Él asintió, pero antes que me diera cuenta ya
tenía sus labios sobre los míos y yo me alejé rápidamente,
haciendo que resbale y caiga. —¡Mierda! —exclame.
Me levanto rápidamente y me llevo al sillón, odio estar tan
débil, me hace lenta y frágil. Me miró preocupado, me tocó
la cara, los brazos buscando alguna herida o moretón, solté
una risa.
—¡Simón basta! Estoy bien, caí de culo, pero estoy bien—
apoyó su cabeza en mi pierna y comenzó a reírse—. Solo te
pido que no me beses de nuevo, por favor.
—No te puedo prometer eso, bonita.
Puse los ojos en blanco porque ya me veía venir la pelea
con Diego, aunque técnicamente no somos nada. Simón
sacó su computador y decidió poner una película de terror,
sacó una manta y palomitas.
—La sangre es muy falsa—digo con cara de asco haciendo
que se ría—. Vaya película de terror más falsa—solté un
suspiro de frustración.
—Shhh deja de ser tan gruñona—me beso en la mejilla y
continuamos viendo la película que era un asco de película,
pero supongo que entretenía algo, pero tampoco tanto.
Me estiro en el sillón y veo como Simón guarda todas sus
cosas y se pone la mochila en su hombro derecho. Miro mi
celular y han pasado casi tres horas.
—Me tengo que ir—me da un beso en la mejilla—. Mañana
vengo con Harry y Mariel a hablar de los avances. Pronto
acabará todo.
—Vale—digo con una sonrisa—. Adiós, guapo.
Lo vi como caminaba hacia la salida y me decía chao con la
mano y cerró la puerta. Apoyé mi cabeza en el sillón y miré
al techo, sentí como se acercaban unos pasos hasta que
crujió el sillón.
—Quiero matarlo—fue lo primero que dijo. Levanté la
cabeza y nuestras miradas chocaron.
—Tenemos que fingir, Diego.
—Sí, pero no por eso te tienes que andar besando... Me
dijiste que no tenías nada con él—me reclamó.
—Y no tengo nada con él, pero es más rápido y me pilla
desprevenida, sé que escuchaste lo que le dije y de seguro
viste mi espectacular caída—me crucé de brazos.
—Vale, no quiero pelear por algo tan estúpido como esos
topones de labios—puso los ojos en blanco—. Ahora si deja
que yo te bese porque me amas a mí.
Le di un empujón haciendo que se cayera del sillón, no
puedo evitarlo, pero me reí, me quedé un momento
pensado que ahora sonrió más, pero era porque por fin
estaba comenzando a sanar...No quería seguir siendo tan
fría con la gente que amaba, me dolía tener que hacerlo,
pero sé que falta poco para que esta pesadilla acabe.
—¡Muy graciosa Anastasia! —Me muerdo el labio inferior
para aguantarme la risa. Él se volvió a sentar y soltó un
suspiro, miró un momento hacia al frente antes de volver a
mirarme. —Es normal que sienta algo de miedo.
—Somos humanos, es normal sentir miedo, está en nuestra
naturaleza y es una reacción normal.
—Sí, pero tengo miedo de perderte y suena ilógico, pero vi
como tú y él se entendían también que...
Estire mi mano para tomar su brazo y acariciarlo.
—Diego...si hubiera querido estar con él, lo estaría, pero tú
eres el chico que amo..., Mmm, no te vas a poner ahora
inseguro de Simón, ¿verdad?
—No, es solo que...
—¡Es solo que! ¿Qué? —Lo presioné. Me miró un momento
y puso una mano en mi muslo, comenzaron a ser pequeñas
caricias—. Bésame, Diego.
No hizo falta pedírselo dos veces, tomó mi cara entre sus
manos y comenzó un suave beso lento y perezoso donde
nuestros labios se movían juntos y nuestras lenguas se
juntaron, fue un beso tierno, se tomó su tiempo en este
beso, hasta que sentimos que ya no podíamos respirar.
Recargo su frente contra la mía, su mano seguía
acariciando mi muslo. Lo miré y tenía los ojos cerrados, los
labios hinchados por el beso. Extrañaba tanto estar con él
aun cuando siento un pinchazo en mi corazón porque sé
que estoy haciendo mal al estar con él, pero no puedo estar
más lejos de él.
—Eres un enigma, Anastasia—susurro contra mis labios.
—¿Ah? —Murmuré perdida porque mi mente estaba
pensando en otras cosas que no incluía ropa o hablar.
Él se volvió a sentar y tiró de mi mano para que me sentara
en su regazo. Apartó el pelo que caía en mi cara.
—Estaba recordando cuando nos conocimos—levanté una
ceja y él soltó una risa porque mi mano comenzó a bajar
por su torso hasta llegar al inicio de los botones del
pantalón—¡Pervertida! Bueno, recordé que tú siempre
salías primero de algunos lugares, pero siempre te
ganábamos ¿A dónde ibas o qué hacías?
—Ah..., bueno, muchas veces necesitaba perderme y eso es
lo que hacía, a veces me baja del taxi, caminaba sin rumbo
alguno..., supongo que lo hacía para tratar de encontrarme
a mí misma. A veces lo necesitaba, necesitaba perderme a
mí misma para encontrarme y no rendirme. Me gustaba
perderme entre las calles y la gente.
—¿Eso suena peligroso?
—Era sanador para mí. Porque, aunque no lo creas, yo
misma me daba cuenta como estaba lastimando Alejandra
con mi carácter a pesar de que ella siempre estuvo
conmigo e incluso contigo, lo sabía. Me estaba convirtiendo
en alguien tan fría y desagradable que me daba miedo,
pero no sabía cómo parar.
—Mmm..., desagradable sí que eras un poquitito—me dio
un suave beso en los labios—, pero estabas herida y te
entiendo. Entiendo cada una de tus acciones, aunque
muchas veces no hayan sido correctas.
—¿Gracias? —Suelto una risa—. Podemos hacer algo más
movido por aquí ¿o no?
Soltó un largo suspiro y tiró mi pelo hacia atrás. Mi cabeza
se hizo hacia atrás y comenzó a chupar mi cuello.
—No dejarás de insistir hasta que te lo haga, ¿verdad? —
Susurro con voz ronca y sensual.
—Malo—digo con un mohín en los labios.
Él asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los
míos con una exigencia feroz. La caricia se vuelve
rápidamente salvaje, absorbente e inimaginable.
Diego suelta un gruñido y me abraza con más fuerza. Mis
pechos se estrujan contra su torso firme y duro. Él levanta
un poco su trasero donde saca la billetera y no pierdo la
oportunidad y le doy una palmada en su trasero sexy.
En respuesta él pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes
de que pueda decir algo, aparta de nuevo el pelo hacia un
lado y lame con sensualidad la curva del lado derecho de
mi cuello. Suelto un gemido que lo hace reír y comienza a
desabotonar los pantalones y saca muy lentamente mi
polera.
—Joder... Eres mi musa de mis fantasías Anastasia—recalca
levantándome un poco por las caderas. Desliza mis
pantalones junto con mis bragas por mis muslos con
movimientos lentos.
Estoy apunto a decir "Que se apure", pero él me hace callar
con un pequeño soplo de aire en mis senos.
—Eres lo más increíble que me ha pasado en muchos años.
Eres un espectáculo de mujer—concluye tomando mi mano
y guiándola hacia el lugar exacto por donde tiene muy
despierta su erección.
—Mi amigo está ansioso de salir y es todo por ti—me
susurra y continua—. Estaba intentado ser un niño bueno,
pero tu fuiste una niña mala—gruñe con la voz agitada y
comenzando a mover sus caderas en círculos, lo podía
sentir duro.
Noto que está duro como una roca y mis caderas se
mueven al compás de la suya. Él toma mi boca y la llena
poderosamente con la suya.
—Estoy al puto límite—me muerde la mandíbula y luego el
cuello—. ¿Estás lista? —Pregunta con dificultad.
Diego me aparta un momento, miro como baja la
cremallera de sus pantalones y también el bóxer. Saca un
condón dentro su billetera, lo rasga y lo desliza lentamente
por su pene. Mi boca se seca y Diego comienza a
masturbarse lentamente y no puedo aparta la mirada de su
mano.
Ambos jadeamos cuando está completamente dentro de mí.
Cierro los ojos porque en esta posición lo siento aún más
grande y duele un poco. Entreabro la boca y fijo la vista en
mi techo, mientras mi respiración está hecha un puto
desastre.
—Chica mala—me susurra.
Él se retira y vuelve a insistir cada vez más hondo, más
poderoso.
—Diego—, jadeo.
—Es lo que querías, ¿verdad? —Me pregunta con una
sonrisa y asiento.
Él suelta una risa antes de capturar mis labios con los
suyos aumentando mi agonía y acaricia mi espalda
mientras acelera el ritmo de cada penetración. Con la mano
libre cubre uno de mis senos ya duros, los masaje y luego
su boca cubre mi seno, lo que me hace casi perder la razón.
Estoy a punto de desfallecer en sus brazos, pero él me
sostiene con firmeza. Diego me toca y ondas de placer
recorren mi cuerpo, inhalo hondo para tratar de calmarme.
Siento su mano sobre mi piel es demasiado porque sus
movimientos son cada vez más rápidos. Siento como entra
una, cuatro, doce veces antes de que llegue mi orgasmo y
me deja fuera de sí.
Él suspira con dificultad y entra dos veces en mi antes de
correrse en el condón. Me abraza con fuerza y me da besos
por toda mi cara. Pasan varios minutos donde ambos nos
estamos recuperando antes que comience a reír y él se une.
—Chica sucia y mala. Me excitaste y me calentaste hasta
que no pude más.
q p
—Tampoco te vi quejarte cuando entrabas y salía—lo
pinché—lo que lo hizo reír.
—Necesitamos una ducha, aunque igual me gusta que esté
sucia—me susurro con voz ronca y sensual.
—¡Imbécil!— replicó con una sonrisa.
—Pero soy un imbécil que amas, lo cual—dice mientras
acaricia lentamente mi estómago—. Te convierte en una
triple tonta. Pero una tontita perfecta para mí—concluye
con una sonrisa. Lo observé detenidamente y él se rio de mi
expresión.
—¡Muy cursi!—rebato con una sonrisa.
—¡Tontita!—murmura antes de besarme suavemente en los
labios.
Orgyilkos:
Doy una calada al cigarro mientras observo a la chica como
sale de la universidad para dirigirse al estacionamiento.
Sonrió antes de correr hacia mi auto que se encuentra al
lado del suyo. Sacó rápidamente las muletas y varios libros.
Camino hacia la chica que viene mirando el teléfono.
Chocamos y dejó caer los libros torpemente.
—Discúlpame—dice la chica.
La analizo fijamente, su pelo es largo, castaño claro, ojos
verdes...piel blanca. Es hermosa y tiene un cierto aire a
ella.
Le sonrió de lado y su sonrisa se agranda.
—No te disculpe, fue un accidente—ella me entrega los
libros, pero hago que de nuevo se me caiga y también se
me cae una muleta—. Perdón es que aún no me acostumbro
a andar con muletas.
La chica niega con su cabeza y se pone un mechón detrás
de su oreja que me hace recordar a ella, es hermosa esta
chica y se parece tanto a ella.
—No te preocupes ¿Cómo te llamas? —Ella sonríe.
—Me llamo Paúl y tu—ella me dice su nombre y nos
quedamos callados. Me llevo una mano a mi cabeza—. ¡Qué
tonto! Se me quedó algo en auto, me podría acompañar—
apuntó hacia dónde está mi auto y ella asiente.
Tomamos rumbo hacia el auto y le fui contando un poco
sobre mi para que no se me escapara. Cuando llegamos a
mi auto, saqué las llaves de mi bolsillo las deje caer
torpemente.
—Perdón, es que estas muletas me hacen ser torpe—le
sonrió de lado.
Ella hace un gesto con la mano quitándole importancia. Se
agachó a recoger las llaves, en ese momento levantó mi
muleta y le pegó en la cabeza. La chica quedó inconsciente
en el suelo. Observó hacia todas partes y está solitario el
estacionamiento. Meto las muletas dentro del coche y
rápidamente esposo a la chica, la meto dentro del maletero.
Unas horas después llego a mi pequeña casa. Me bajo y
camino hacia el maletero donde se escuchan los gritos y
golpes que da la chica. Cuando abro el maletero la chica
está llorando y me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—acaricio su mejilla—, pero
tranquila la pasaremos muy bien tu y yo.
—Déjame ir—me grita llorando.
Sacó una pistola y se la apuntó. Ella abre los ojos asustada
y se queda callada.
—Te vas a portar bien o si no te mato ¡me escuchaste puta!
—Le gritó. La sacó del maletero y ella mira a su alrededor,
le dio un empujón—. Camina hacia la casa.
Cuando entramos a la casa la guié hacia el sótano, ella bajó
llorando porque era su fin, esta chica iba a salir de aquí
muerta. Necesitaba matarla para satisfacer mis placeres.
—Desnúdate, ahora—le susurre. Ella negó con la cabeza y
levanté mi mano donde mi mano chocó su mejilla derecha
—. Desnúdate ¡o te mato! —grite.
Ella comenzó a quitarse la ropa y lágrimas gruesas caían
por su mejilla. Le observé cómo se iba quitando cada
prenda. Tomé un mechón de pelo castaño, ese color que
tanto me recordaba a ella solo que ella era fuerte, pero esta
chica de aquí no podía hacer lo que quisiera con ella.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada—dijo llorando.
La observé y tenía un bonito físico en donde me
entretendría esta noche jugando con ella.
—Porque quiero. Además, te pareces mucho a alguien—
apreté mis manos—. Porque todas son iguales, se enamora
de la cara bonita. Son tan estúpidas ¿Qué pensabas bonita?
Que te iba a pedir el número para después salir juntos —
Ella miró hacia otra parte y me soltó una risa. — Lo ves,
eres una estúpida, pero esta es una lección que vas a
aprender que no todos somos buenos.
******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los
ojos en blanco, me visto rápidamente y me acerco a ella.
La jalo del pelo y cae al suelo. Ella llora y me suplica que
la deje tranquila. Me subo rápidamente encima de ella y
mis manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta
rápidamente de lo que iba a pasar, patea instintivamente y
comienza a
******
Diego:
******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron
junto con los vómitos y con la espectacular y amada regla.
******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba
con otro conductor que se nos atravesó en el camino.
É
Él pone una mano en mi pierna y se la quito. Lo miro de
reojo y veo que está mirando fijamente al profesor. Fingir
tenemos que fingir nuestra relación—me repito a mí
misma. Por suerte ya no compartimos tanta clase por hoy
solamente matemática e inglés.
Termino de hacer mis ejercicios y siento la mirada de
Bárbara sobre mí. Levantó una ceja hacia ella y después su
mirada cae en Diego, quien está durmiendo porque fue uno
de los primeros en terminar. Observó a Bárbara como sigue
mirando a Diego como si fuera su mundo.
En cierta parte la entiendo porque ella se enamoró de él,
no la culpo porque Diego es increíble, además de guapo
tiene un alma noble que no a cualquiera deja conocer y
estoy segura de que ella sabe cómo es Diego realmente. Se
da cuenta que la estoy observando y me para el dedo del
medio. ¡Que madura!—Hablo conmigo misma.
Ruedo los ojos antes de contestar un mensaje de Harry que
aún no tiene nada sobre Nicolás. Me rasco el cuello porque
en donde mierda está escondiendo. Aunque ya tengo la
sospecha y voy a comprobar ese lugar sola, necesito estar
segura.
Le di un empujón a Diego, quien se sobresaltó. Me miró
sorprendido y apunté al profesor que estaba diciendo que
la clase había acabado. Me levanté de mi asiento y Diego
igual.
—Hola, Diego—escuche la voz de Barbara. Miré para atrás
y vi que había parado a Diego y estaba conversado. Puse
los ojos en blanco y caminé hacia la puerta.
Cuando salgo afuera del salón veo a Dylan y Javier que me
abrazaron fuertemente y vi como Diego pasó con Bárbara
por mi lado. No puede evitar fruncir el ceño y seguirlo con
la mirada.
—¿A qué viene esa carita? —Preguntó Dylan. Él siguió mi
mirada y vio como Barbara y Diego conversaban muy cerca.
—Mmm...Pensé que era mentira, pensé que ustedes
estaban juntos.
—Pues ya ves que no—respondo encogiéndome de
hombros.
Camino hacia el otro lado y ellos me siguen hasta que
llegamos al pasto y nos sentamos. Dylan me abraza y me
atrae a su pecho.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta Javier mirando
fijamente.
—Sobre lo de Nicolás—, Javier asiente. Y Dylan me peina el
pelo con sus dedos—. Nicolás escapó, está prófugo y
posiblemente es psicópata que no se de lo que es capaz de
hacer.
—Eso se veía venir, que iba a escapar, su reinado ha caído y
ahora está solo—suelta con odio Dylan—. Por suerte
cayeron todos esos amigos poderosos que tenía.
—Tengo miedo...Cuando vaya a dar mi declaración ellos
caerán por mi culpa y...Nicolás está libre y se le hace daño
a Alejandra o a ustedes—susurro con miedo.
—Nosotros sabemos defendernos que no se te olvides que
éramos boxeadores al igual que tú, Amorcín, pero
Alejandra no.
Miré a Dylan, quien estaba pensativo. Javier tomó mi mano
y le dio una suave caricia.
—Todo estará bien. Lo van a detener Ana, estoy seguro—
dice Javier, dándome ánimos con sus palabras que en cierta
forma la necesitaba y quería creer.
Asentí con mi cabeza, porque quería creer que lo van a
atrapar y que todo terminara tarde o temprano, esto va a
acabar. El problema es de qué forma va a acabar esto, no
quiero que nada malo le pase a la gente que amo o gente
inocente que no merece esto. Pero sé que una de las
movidas de Nicolás es que va a intentar hacerme daño a
través de otra persona porque como él mismo lo dijo: estoy
segura de que tu conciencia no podría tener otra muerte
sobre mí. Y no podría me mataría aún más en vida y no
podría yo...No podría con el dolor, aún no puedo con el de
mi hermano.
Los gemelos me acompañaron a la puerta de mi siguiente
clase. Observe a Bárbara sentada con Diego. Pase por su
lado mientras ellos se reían. Me senté al lado de la ventana
y miré hacia afuera.
—Diego, déjame—gritaba Barbara.
Miré de reojo y vi que Diego estaba haciendo cosquilla a
Barbara. ¡Si que está fingiendo bien, este chico denle el
Oscar, por favor! —Puse los ojos en blanco y comencé a
golpear mi lápiz contra la mesa.
¿En dónde estás Nicolás? ¿Cuál es tu siguiente
movimiento? —Pensaba una y otra vez y mi mente solo me
lleva a ese lugar que lo seguí muchas veces cuando lo
vigilaba. Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por
fin ya no me duele tanto los moretones y el doctor dijo que
podía volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado
con los últimos moretones y que me vería el próximo
miércoles.
Me concentré en mirar hacia afuera que mirar como Diego
tonteaba con su ex novia. Bah, que haga lo que quiera total,
no somos nada. Me concentré en los vehículos que había en
el estacionamiento y un auto llamó mi atención que ya la
había visto muchas veces, era un Audi que era de...él,
saqué mi celular y tomé una foto. Me levanté rápidamente,
tenía que sacarle una foto de la matrícula, pero cuando
llegué al estacionamiento ya se había ido.
Volví a la sala pensativa. ¿Estás segura de que es él? —Me
digo a mí misma. Me estaré volviendo loca o me estoy
sugestionando por el estrés que me está causando Nicolás.
Sentí la mirada de Diego sobre mí, pero ignoré que siga
tonteando con su exnovia. ¡Imbécil!—Grité en mi mente.
Orgyilkos E.R:
Observo como la chica se acerca donde está estacionado mi
vehículo y sonrió, porque muy pronto será otra chica más
muerta. Me observo en el espejo del retrovisor, paso mi
mano por el pelo negro. Tamborileo mis dedos contra el
manubrio, mientras veo como la chica de pelo castaño mira
ambos lados para cruzar.
Tranquila, que solo te quedan un par de horas con vida —
Sonrió con maldad.
En ese momento la puerta se abre y la chica me saluda con
una enorme sonrisa. La observo fijamente antes de
inclinarme hacia ella y le doy un suave beso en sus labios.
Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello profundizando
el beso, pero me aparto.
—Tranquila, linda—le susurro dándole un beso—. No le
dijiste a nadie sobre nosotros todavía, ¿verdad?
—No—pongo un mechón detrás de su oreja y observo sus
ojos azules que me recuerdan tanto a ella—. Mis padres
piensan que voy a estar en la casa de mis amigas y mis
amigas piensan que tenía hora en el doctor con mis padres.
Sonrió de lado y acarició la esquina de su labio inferior.
—Lo vamos a pasar muy bien. Te lo prometo bonita.
Me pongo en marcha, pero de repente un movimiento me
hace girar la cabeza y veo como ella está buscando algo.
Me quedo un segundo observando cómo mira su celular y
luego mira todos los vehículos que hay en el
estacionamiento de su universidad. Una sonrisa aparece en
mi rostro, porque primero te voy a destruir
psicológicamente y después ella misma me suplicará que la
mate porque me llevaré todo de ella.
La haré cargo de cada asesinato, porque ella ha sido mi
musa para matar a jóvenes chicas que tenían toda una vida,
pero tuvieron la desgracia de desparecerse a ella—pienso
para mí mismo—. Ella no lo podrá aguantar, lo sé, la
conozco demasiado bien.
Me giro hacia mi lado y veo como la chica me va contando
cosas sobre su familia y amigos, me uno a la conversación,
aunque no me importa porque como dije en un par de horas
estará muerta.
******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y
camina rápidamente hacia la entrada. La observé desde el
auto y tomo una palanca que escondo cuando me estoy
acercando a ella.
******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó
rápidamente el cadáver de la chica y lo subo al vehículo y
lo dejó en la maletera del auto. Me subo al asiento del
copiloto y prendo el vehículo, comienzo a manejar hacia
mi destino.
É
Él abrió los ojos con sorpresa.
—Aja...Si fui una estúpida por entrar en ese juego con
Simón...Cuando te conocí eras tan parecido a él y te odié
por eso...no te aguantaba porque recordaba cómo solo fui
una más de las chicas de Simón. Diego: Yo estaba derretida
por
Simón, pero él era un verdadero cabrón. Cuando
estábamos saliendo por así decirlo, yo misma lo vi cómo se
llevaba a otra chica al camarín para tener sexo y yo lo
escuché.
Negué con la cabeza porque fui una estúpida.
—Sí, fui una estúpida—él negó con la cabeza—. Quiero
mucho a Simón, pero me hizo sentir tan poca cosa cuando
estuve con él que no volvería a caer por él, sé que ha
cambiado pero nuestra historia ya pasó.
—Eso me hace sentir mejor—dice Diego con una sonrisa
tímida—. Perdón por haber sido un cerdo contigo al
principio, Anastasia.
—Diego, no tengo nada que perdonarte porque me has
enseñado un amor puro y me siento segura entre tus
brazos, por fin puedo decir que tus brazos son mi hogar.
—¡Cursi! —exclamó riéndose y abrazándome con fuerza—.
Te amo tanto Anastasia que siento que me estoy muriendo
de amor por ti.
—¡Doblemente cursi! —Bromeo, le di un suave beso.
—¿Cómo fue tu relación con Nicolás?
Hice una mueca y entrelacé mi mano con la suya.
—Fue tranquila y no fue tóxica. Nicolás era muy distinto a
Simón. Siempre fue callado y casi no tenía amigos, era un
chico silencioso y misterioso...hasta que yo rompí con ese
muro. Nuestra relación era como cualquier otra. Él se
escapaba y subía por el árbol que daba a la ventana de mi
habitación, hablamos de muchas cosas profundas. Era linda
hasta que él comenzó a alejarse...cada día veía que se
cerraba más en él mismo, muchas veces me dijo que tenía
demonios dentro de que me alejara de él y ahora sé que son
ciertos esos demonios.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Crees que fui estúpida al no darme cuenta de que él
estaba cambiando de esa forma?
—¡Que no! Fue él quien hizo eso...no fuiste tonta en ningún
sentido Anastasia, me entiendes...Hay muchas personas
malas en este mundo que no tiene límite para lograr su
objetivo.
Lo abracé con fuerza y apoyé mi barbilla en su pecho.
—No quiero sonar muy cliché diciéndote esto, pero ahora
que estoy contigo me doy cuenta de que era diferente tipo
de amor—Sus dedos peinan mi pelo—. Contigo el amor se
siente puro y seguro, Diego, gracias por enseñarme lo que
es un amor verdadero. Contigo todo se siente real.
⋙ ¿Sabes cómo me doy cuenta? Porque yo por ti daría mi
vida sin pensarlo. Me entregué a ti porque te amaba y
cuando supe que Nicolás estaba detrás de ti o de Alejandra
no lo dudé en un segundo en dejarlo todo por ustedes, eres
una de las personas que más amo en este mundo, Diego. Tu
amor me ha sanado, sacaste a mi corazón de ese oscuro
lugar donde solo había venganza, odio y rencor.
—¡Dios mío, eso fue poéticamente hermoso! —Tomo mi
cara entre sus manos—. Nuestro amor es sanador porque
tú también sacaste a mi corazón de un lugar donde no
existían sentimientos y era un lugar muy solitario, hasta
que llegaste tú.
—Como siempre estamos siendo cursi y cliché.
—Eres la única con la que podría ser así.
******
Despertar con él siempre será lo mejor aun cuando
intentó alejarlo de mí y él vuelve a darme aún más besos.
Tomo mi
almohada y le pego con ella para que me deje dormir.
—Anastasia, despierta.
Abrí los ojos y vi que estaba sentado, al lado suyo había una
bandeja llena de comida. ¿Acaso tenía al mejor chico del
mundo? Probablemente. Pero aun así volví a cerrar los
párpados.
—Mi chica es muy dormilona—solté un gruñido.
Me refregué el ojo y me senté en la cama. Se sentó al
frente mío y me pasó un vaso de jugo.
—Me di cuenta de algo: Hemos estado juntos por un
tiempo, pero nunca te he preguntado cuando esta se
cumple años—hace una mueca.
Niego con la cabeza, porque sé que él sabe que día estoy
de cumple años, Alejandra me contó que un día, Diego le
había preguntado y ella le dijo. Vale que también pregunte
por su cumpleaños que es 08 de diciembre.
—Mi cumpleaños es: 15 de octubre, cumplo veinte años,
soy vegetariana hace cinco años, amo leer, mi color favorito
es azul y negro. Soy boxeadora desde que tengo 15 años y
comenzó por mi hermano que lo hizo para enseñar a
defenderme de los chicos, según por qué muchos chicos
iban a andar detrás mío.
⋙ Bueno comencé a en las peleas ilegales ese mismo año
con mi hermano que estaba protegiéndome. Mis padres son
los mejores, aun con todo lo que pasó entre nosotros—digo
en un susurro—. Fue difícil volver a buscarlo porque pensé
que me odiaban, pero no siempre puedo ser la chica
valiente, a veces necesito esconderme con mis padres y
sentir que todo estará bien. Mi madre es una empresaria
exitosa en campañas de publicidad y mi padre es excelente
ingeniero, ambos son exitosos y a pesar de eso siempre
recibimos mucho amor.
Doy un trago a mi juego y miro a Diego que me escucha
atentamente.
— Mi padre siempre nos ha enseñado a luchar por lo que
queríamos, él sabía de nuestras peleas ilegales—suelto un
suspiro—. Una noche nos tocaba pelear a los dos y nosotros
nos escapábamos por mi ventana, él nos vio salir por ahí y
nos siguió... se enteró de la peor forma—no puedo evitar
reír—. Cuando la pelea terminó, mi padre entró enojado y
furioso gritándonos lo peligroso que era esto. Pasó como
diez minutos echándonos la bronca, yo estaba muy
asustada jamás, vi a mi padre así y mi hermano estaba
pálido, pero después él nos abrazó y dijo que estaba
orgulloso de nosotros...Y dijo que esto iba a quedar entre
nosotros tres, que mamá jamás debería enterarse y hasta el
día de hoy es nuestro secreto.
Me quedo callada porque siento que he hablado mucho. Él
me pasa un pan con tomate.
—Bueno, es tu turno.
—Mi cumpleaños es: 08 de diciembre y cumplo veinte años
al igual que tú, bonita. No soy vegetariano, pero le he
tomado un gusto a dejar la carne y todo gracias a ti—me
llevé una mano al pecho y batí mis pestañas para él. Soltó
una risa—Mis familia era increíble, pero eso ya lo sabes.
⋙ Tengo a mis abuelos que viven aquí en Barcelona que
son los padres de mi madre, son los mejores y me
consciente mucho ya que soy su único nieto que quedó vivo
—su sonrisa se borra lentamente—. Cuando pasó eso
estuve un tiempo con ellos, pero no duré mucho, quería ser
independiente, así que me mudé a este departamento aún
cuando no sabía cocinar ni huevo. Volví derrotado unos días
con ellos y le pedí a mi abuelita que me enseñara a cocinar.
Tome su mano y sonrió.
— Siempre me gustó mucho el boxeo y entrenaba con mi
padre desde que tenía once años, me metí a las peleas
desde los doce años y amé ese deporte, aunque ahora ya no
lo hago con tanta frecuencia. Desde que tengo memoria
quise ser doctor porque mi padre lo era y ahora me siento
orgulloso de estar estudiando lo mismo que tanto le hacía
feliz. ¿sabes? Como que eso me hace sentir más cercano a
él, puede sonar estúpido—antes de que él siguiera lo
interrumpí.
—No lo es.
—A pesar de que mis abuelos me cuestionaron mucho, me
gusta poder ayudar a la gente y es algo que me apasiona.
Solté un suspiro. "Es perfecto"—me digo a mí misma.
—Te amo—susurro.
—Yo también me amo—me guiño el ojo y puse los ojos en
blanco. —¡Tontita! Ya sabes cuál es mi respuesta, déjame
alargarme un poco a mí mismo—dice alzando la barbilla.
—¡Imbécil!
Acerque mi boca a la suya, necesita besarlo. Diego se
quedó quieto, chupé primero su labio inferior y luego mordí
su labio inferior con fuerza. Él soltó un gemido. Mi lengua
entra en su boca y disfruto de él. Me responde con ganas el
beso y pone sus manos en mi cadera y me pone encima de
su regazo.
No puedo evitar que mis manos se cuelen por debajo de su
polera y toque su duro y bien formado torso. Sube sus
manos y se cuelan debajo de mi polera. Sus manos se
detienen por encima de mi sujetador, aprieta un poco mis
pechos. No puedo evitar soltar un gemido.
—Vamos a enloquecer juntos, ¿vale?—susurra sobre mi
boca y vuelve a besarme.
Tomó el dobladillo de la polera de Diego y me separó de él
para poder quitarle la polera. Él de un gruñido se la quita.
Me acerco de nuevo a él y le doy un beso fugaz. Mis labios
impactan en su cuello, empiezo dando pequeños besos por
todo su cuello, antes de succionar e intentar dejarle un
chupón.
—Anastasia—, dice Diego excitado. —¡Dios mío! Para.
Me separo de él y muevo mis caderas. Él pone los ojos en
blanco y pone sus manos en mi cadera, ambos empezamos
a frotarnos buscando el placer. No puedo evitar jadear.
—Joder, tu ropa es malditamente estorbosa Anastasia,
¿quieres que te la quite? —Dice con una sonrisa.
É
Yo asiento. Él me saca la polera y sus manos acarician mis
pechos, los masajea y aprieta. No puedo evitar decir su
nombre. Me gira y mi espalda toca el colchón.
—Eres bellísima, Anastasia—me besa la mejilla.
Sus manos van hacia mi pantalón de pijama, empieza a
bajar lentamente mi pantalón. Dejándome solo en ropa
interior. Él se acuesta al lado mío.
Nuestra mirada se encuentra y ambas se desean. Su mano
empieza a descender por mi estómago y se detiene en el
inicio de mi ropa interior. Toma un poco de aire, antes de
meter su mano dentro de mi braga. Mete uno de sus dedos
dentro de mi sexo.
—Diego—, suelto con la respiración entre cortada.
Él mueve su dedo dentro de mi interior estimulando mi
punto de deseo. Se inclina y me besa con pasión, nuestras
lenguas chocan una con la otra en una batalla sensual.
Suelto un gruñido cuando mete otro dedo dentro de mí.
—Eres perfecta — me susurra —. Esta lista para mí.
Él lleva mi mano hacia su paquete y lo noto duro y
excitado. Se para de la cama y a una velocidad muy rápida
se saca el pantalón de pijama y el bóxer. Se pone con
rapidez el condón. Me quita lentamente la braga. Se pone
encima mío con cuidado, empieza a besar la parte interna
de mis muslos y no puedo evitar que todo mi cuerpo vibre
por sus caricias. Él vuelve a introducir dos dedos dentro de
mi interior.
—Por favor, Diego—le suplico.
—¿Qué quieres, Anastasia? —Me pregunta con una sonrisa.
Me muerdo el labio inferior. ¡Dios esto es demasiado para
mí! Mi espalda se arquea, estoy a punto de llegar al punto
de deseo.
—Te quiero a ti—le respondo con voz ronca.
Se acerca hacia mí y me da un beso frenético que nos
vuelve locos a los dos, nos consume en deseo. Diego
empuja su erección y puedo sentir como poco a poco entra
en mí. Cierro los ojos con fuerza.
Él empuja un poco más y se detiene nuevamente. Le
acarició su mejilla y cerró sus ojos.
—Me encanta estar dentro de ti.
Yo le muerdo su oreja y pongo mis manos en su trasero y lo
empujo más dentro. Cierro los ojos y puedo sentir por
completo Diego. Empiezo a mover mis caderas, él sale y
entra en mi primero lento y cada embestida entra un poco
más rápido.
Uno..., dos..., cuatro..., diez...veces o más entra en mí. El
placer que siento es extremo mientras ambos nos dejamos
llevar por el deseo y por el amor. Él se mueve jadeante
sobre mí, sus embestidas cada vez son más rápidas.
—Mírame Anastasia—abro los ojos y me enfoco en él—. Te
amo, lo hago con locura y desesperación.
Me muerdo el labio inferior, cuando vuelve a entrar en mí.
Se acerca y me besa profundamente, hundo mis uñas en su
espalda con fuerza.
—Anastasia..., voy a correrme—dice entrecortada.
Lo miro en su frente a una leve capa de sudor. Mi espalda
se arquea y llegó al clímax, Diego entra una última vez
antes de llegar a su orgasmo. Él cae con cuidado sobre mí y
sale de mi interior lentamente. Se saca el condón y lo bota
en el papelero.
Cierro los ojos, aun intentando despertar del trance en que
estoy. Siento como Diego me tapa con una manta, me
abraza fuertemente.
—El mejor sexo mañanero hasta ahora—me susurra.
Me giró hacia él y apoyó mi cabeza en su pecho, acarició su
barbilla. Siento un leve rastro de barba.
—¡Imbécil!
Él se acerca a mí y me besa fugazmente.
—¡Dios! —exclamó. Lo miré de reojo y él me sonrió de lado
—puedes creer que ya te deseo de nuevo.
******
La rubia me volvió a abrazar mientras cantaba las
canciones de High School Musical, la observé y cantaba
emocionada la última canción que era breakin free, puso
su mano que estaba en un puño fingiendo que era un
micrófono. Tomé su mano y me uní a ella haciendo el
dueto y pronto nos encontrábamos cantando breakin free.
—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble
personalidad. Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella
me miró con verdadero miedo—. Soy un persona normal y
corriente que puede engañar a todo el puto mundo, si
quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no
se lo diré a nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla
de dolor y suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me
subo arriba de ella. La chica se remueve y comienza a
patalear, pero es imposible porque se lo impiden las
cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de
matarte y ver como la luz se va de tus ojos. No llores
hermosa que nadie te salvara ni tu novio o tu familia—solté
una carcajada—. Se me olvidaba que tu novio está muerto
ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo
mis manos alrededor de su cuello y comienzo de a poco
hacer presión, ella comienza a debatirse con fuerza,
gimiendo, apretó más su cuello. Ella me mira con horror e
intenta soltar sus manos, pero es imposible. De sus ojos
escapan lágrimas amargas porque sabe que va a morir en
unos segundos. Aprieto con más fuerza su cuello y, ya casi
no pelea en sus pulmones, debe quedar poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante
mismo en que la vida abandona su cuerpo porque exhala el
último suspiro y sus ojos se cierran. Me separo lentamente
y observo el cadáver de la chica.
y
******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el
supermercado y se pasa una mano por su cabello rubio.
É
Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en
los labios. Su nariz acarició la mía.
—Me gustas mucho, pero a la vez me intimidas...Eres mi
jefa y no sabía qué esperar de ti. Eres increíble Mariel.
—No es momento de ser cursi, Harry después hablaremos
de nuestros sentimientos, ahora tenemos trabajo—digo con
una sonrisa.
Saqué varios papeles y comencé a revisar a las mujeres que
estaban desaparecidas y que tuvieran los rasgos de las
otras víctimas.
******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis
compañeros ya estaban en el lugar, antes de que entrara
Luis me cortó la pasada. Lo fulmine con la mirada.
—¿Duermes conmigo?
Yo asentí una y otra vez haciendo que él me sonreía, me
encantaba verlo sonreír.
—Tengo pensado para esta noche películas, palomitas,
panes vegetarianos, besos y...—Se inclina hacia mí—.
Mucho sexo ardiente, tú y yo juntos en donde nuestro
cuerpo se pierda en placer.
Trago duro y me da un suave beso. Miro de reojo y veo que
está saliendo de nuevo Alejandra y Cameron. Observó a
Diego, quien está mirando al frente y tamborilea sus dedos
contra el manubrio.
—Tienes buenas ideas.
—Disculpa me conoces soy Diego, yo siempre tengo buenas
ideas—me guiña el ojo y la puerta se abre.
—Tengo hambre—dice la rubia con un puchero me giro
hacia atrás y la imito.
—Yo también ¿vamos a comer? —Me giro hacia Diego con
la rubia que asoma su cabeza—tenemos hambre.
—¿Qué dices, Cameron? ¿Vamos a almorzar? —Todos nos
giramos hacia Cameron haciendo puchero, él pone los ojos
en blanco.
—Vamos a comer y ahora dejen de mírame así todos, por
favor—nos quedamos unos segundos más mirándolo y
Cameron bufó.
—Llorón—bromea Diego.
—Tu conduces, amor de mi vida—le guiño el ojo a Diego.
g j g
Ambos se miraron, se rieron, yo miré a Alejandra e hizo un
gesto con la mano. Diego se puso en marcha a un
restaurante de sushi ya que todos votaron que querían
sushi menos yo.
Entramos al restaurante muy lindo con decoración
japonesa y de color verde oscuro, nos dirigimos a la mesa
de fondo.
Me fije que no había silla, eran dos bancas y al centro la
mesa. Me senté en el lado de la ventana y Diego a mi lado.
Cameron y Alejandra fueron a pedir nuestra orden, los
seguí con la mirada a Alejandra se veía tan feliz con
Cameron, creo que mi amiga pudo encontrar a su chico
ideal.
Diego enrolla un mechón de mi pelo en su dedo y me
observa fijamente.
—Te amo, Anastasia.
—Yo también me amo, es imposible no amarme.
Se rió y puso su mano en mi pierna, mi respiración se
alteró.
—Te amo, Diego, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Entonces...Nos amamos, ¿verdad? —Sonrió de lado
haciendo que se marcaran los hoyuelos.
—Nos amamos—respondo.
Nos quedamos callados, mirando fijamente hasta que
sentimos que Alejandra y Cameron tosen. Lo miro y tiene
una sonrisa burlona. Ellos toman asiento frente a nosotros.
—¿Cuándo van a volver? —Pregunta Cameron después de
un rato en silencio.
Yo me aclaro la garganta y desvío la mirada hacia la calle.
—Tengo hambre—dice Diego evadiendo totalmente la
pregunta.
Alejandra aclara su garganta y comienza a hablar sobre
temas de la universidad y sobre la pelea que tuvimos de
harina y todos nos reímos. Después de comer Diego decidió
hacer una pequeña reunión en su departamento, llegaron
todos sus amigos, claro Bárbara se coló en esos amigos y
los gemelos. Yo bajé un momento a mi departamento y me
acosté un momento porque estaba agotada últimamente,
estaba reviviendo pesadillas y no me gusta porque eso ya lo
superé...Cada vez siento más angustia y porque los juicios
ya comenzaron.
Cuando entré en el departamento observé que no estaba
Diego ni Alejandra, fruncí el ceño porque era raro. Me
senté al lado de Dylan, quien estaba bromeando con
Cameron y con Carlos.
Media hora después aún no aparecía Diego con Alejandra.
Qué raro, me pare y fui a tomar un vaso de agua a la
cocina. Me pasé una mano por la cara porque hasta cuando
dura esta pesadilla de Nicolás en qué momento seré libre.
La puerta se abrió y entró Diego. Lo observé y notaba que
estaba un poco molesto.
—¿Qué pasó, mi bella? —Sentí como me abrazaba
fuertemente y apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Estoy cansada—declaró con un suspiro.
—Pensé que en la noche íbamos a tener nuestra fiesta
privada—dice dándome un beso en el cuello.
—No a eso bobo—me reí y me giré para mirarlo—. Quiero
dejar de fingir.
Me miró un segundo antes de inclinarse y besarme en los
labios, mis manos se fueron al cuello, me acerqué aún más
a él. No perdió el tiempo de profundizar el beso.
—¿Estás segura?
—Sí, pero solo con nuestros amigos...ya me cansé de fingir
con ellos.
—Sabes que por mi parte no hay problemas, yo ya lo
hubiera dicho, pero me aterraba que te enojaras conmigo y
que te fueras—confesó—. No te vayas de mi lado Anastasia,
eres mi luz. Siempre te protegeré, confía en mí.
—No me iré Diego, jamás me hubiera ido de tu lado—digo
besando su mejilla.
Entrelacé mi mano con la suya y ambos salimos hacia la
sala de estar donde estaba los demás. Alejandra me sonrió
con orgullo. Diego me atrajo a su regazo.
—¿Volvieron a estar juntos? —Preguntó Carlos.
Lo miré y recuerdo que lo vi al principio del año, se había
ido de intercambio por unos meses y ahora estaba de
vuelta.
Observé a Bárbara quien me estaba fulminando con la
mirada y le devolví la mirada de seguro que mi mirada
decía
<<es mío y solo mío>>.
—¡Oh, vamos, era demasiado obvio, acaso nos ven cara de
estúpido! Al menos a mí no me engañaron porque soy
espectacular—dice Dylan dando un trago a su cerveza y lo
empujé.
—¡Cállate baboso! —Me reí.
—Bueno, parece que al final todos lo sabían—dice Diego
dándome pequeñas caricias en la pierna—. Pero quede
claro que vuelve a ser mi chica, quedó claro, Carlos.
Miré un segundo a Carlos y luego a Diego, quien lo estaba
fulminando con la mirada. Cameron soltó una risa y
chasqueó su lengua antes de hablar.
—Te quedo claro porque recalco la palabra de mi chica
como todo un tóxico—bromea y no puede evitar reír.
—¡Hey hermano! Era broma lo de invitarla a salir—levantó
sus manos en alto—. Solo dije que era hermosa, Anastasia.
—Claro, crees que soy un imbécil, ¿o qué? Se que babeas
por Anastasia desde el día que la conociste, no me vengas a
mí con el puto cuento ese...porque antes éramos unidos.
Me aclaré la garganta y Dylan me atrajo a su pecho, me
abrazó con fuerza. Diego me sonrió por un momento antes
de tomarse la cerveza de un trago.
—Eso fue un golpe bajo—todos nos quedamos callados—. Si
la encuentro hermosa ¡y que! Quise salir con ella sí, me
gustaba tal vez, pero sé que estás enamorada de ella Diego,
no me metería en su relación—dice Carlos.
Pero qué mierda está pasando aquí, apenas crucé palabras
con él y fue el primer día de clase, después solo lo veía en
grupo de Diego, hasta que ya no lo vi...con suerte me
acordaba de su nombre.
—¡Vamos Carlos! No seas cínico conmigo. Yo te vi como
estabas apostando plata con Jorge para ver quien tenía
sexo primero con ella, solo para joderme a mí porque
sabías que me gustaba—Diego se paró y de dos pasos ya lo
tenía agarrado de la camiseta.
—¡Solo fue una broma para molestarte!
—¡Me crees estúpido! No me trago tus putas palabras
imbécil, lo hacía para joderme porque sabía que me traía
loco, un amigo nunca haría eso—intenté acercarme, pero
Cameron negó con su cabeza—. Pídele perdón a Anastasia,
por hacer algo tan bajo como apostar por ella, esa mierda
no se hace y menos con las mujeres—grita Diego enojado.
Jamás lo había visto así.
Diego lo arrastra prácticamente y lo pone frente a mí, le da
un golpe en la cara, antes de abrazarme con fuerza.
—Pídele perdón ahora—bramó molesto.
Abrí los ojos porque vamos apenas podía entender lo que
estaba pasando y eso que no había tomado ni una gota de
alcohol. Él se aclaró la garganta y tiró de la manga de su
polerón.
—Lo siento Anastasia por haber apostado con otro chico
sobre quién era el primero en acostarse contigo.
—Eso jamás hubiera pasado—digo aún perdida.
—Yo... lo siento mucho.
—¡Mientes, Carlos! Porque sé que volviste a retomar la
apuesta con el imbécil de Jorge, crees que no lo sé apenas
llegaste y empezaste a preguntar por Anastasia—me soltó y
lo tomó de nuevo con la polera—. Crees que soy imbécil, sé
que hablas a mis espaldas y de cómo te alegrabas de que ya
no tuviéramos juntos porque, según tú, eres mejor que yo.
—¡Eso es mentira! —Exclamo molesto.
—¡Mentira! —Grita enfadado—. Pero si tú con Bárbara
tenía un plan antes de venir aquí. De cómo quería drogar
Anastasia para llevártela a su departamento—Brama
enfado.
Mete la mano en un bolsillo y saca un pequeño paquete.
—Diego, por favor—comienzo a decir.
Pero él se gira molesto y con la mirada me ordena que me
calle. En ese momento Alejandra toma de brazo a Barbara y
me sorprende cuando le pega una cachetada y la toma con
fuerza del brazo.
—¡Y tú! —Grita Diego molesto—. Pensé que eras mi puta
amiga, pero veo que no. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Me
querías drogar para abusar de mí!
—¡Diego! —Ella comienza a llorar.
Los gemelos me abrazan con fuerza y Jonathan literalmente
se pone como un escudo frente a mí. Veo como Diego se
pasa una mano por el pelo, un claro gesto de que va a
perder el control en cualquier momento, la vena de su
cuello se marca.
—¿Creo que a tu novio le va a explotar esa vena en el
cuello? Hasta palpita sola—me susurra Dylan.
En otro momento me hubiera reído, pero la verdad es que
estaba perdida y apenas podía entender la situación. Me
solté del agarre de los gemelos y me acerqué a Bárbara y
mi mano chocó su mejilla porque nadie iba a drogar a mi
chico y abusar después de él.
—Perra maldita, solo pensé que estabas despechada, pero
querías abusar de mi novio para hacerme creer que me fui
infiel y que terminé con él, ¿verdad? —La tomó de pelo—.
Te mataré ahora, perra.
Diego me agarró de la cintura y negó con la cabeza.
Alejandra comenzó a revisar en dónde sacó otra bolsita de
polvo y se lo pasó a Diego, quien apretó con fuerza las
bolsitas.
—Lárguense de mi puta casa ahora antes que yo y mi chica
los matemos al golpe a los dos—me abrazó con fuerza y me
dio un beso en el pelo—. No me esperaba esto de ti,
Barbara, tantos años de amistad los rompiste por tu
despecho. Cuando siempre estuve para apoyarte en todo.
—¡Diego por favor, escúchame! Yo soy la chica con la que
deberías estar, no ella... —antes de que terminara ya tenía
mi mano atravesando su mejilla.
—Váyanse los dos ahora, antes de que pierda el puto
control y para la otra vez sé más inteligente y no te
encierres en mi baño cuando mi mejor amiga estaba en mi
pieza acompañándote afuera y tu adentro hablando sobre
tu plan.
¡Lárguense de una puta vez! —Grito Diego furioso.
Ambos se fueron rápidamente y Alejandra nos abrazó con
fuerza, la miré asombrada porque bueno era sus amigos y
me sorprendió que le pegara a Bárbara y la expusiera así.
Normalmente Alejandra es sensata, casi siempre.
—Gracias Alejandra por avisarme.
Diego se sentó y me atrajo a su regazo, me miró
preocupado. Traté de sonreír porque sabía que él no me
quería preocupar con estos dramas, pero no quiero pensar
en que hubiera pasado si hubiera funcionado el plan de
Barbara.
—Ustedes son mis mejores amigos y cuando la escuché en
el baño de Diego hablar sobre esto me enojé mucho.
Anastasia eres mi hermana y siempre te protegeré al igual
que a ti, Diego.
—¡Ohh, abrazo! —exclamó Dylan cortando el momento de
tensión—. Que espectáculo, aunque me falto las palomitas.
—¡Dylan! —Exclame con una risa.
—Creo que deberíamos dejarlos solos para que ellos hablen
con más calma—dice Cameron tomando de la cintura a la
rubia—. Hasta yo necesito similar que uno de nuestros
amigos, te iba a traicionar de esa forma.
—Ya ves—es todo lo que dice Diego.
—Bueno, los dejamos descansar—dice Javier dándome un
beso en la frente y una palmada en el hombro de Diego—.
Nunca te lo he dicho, pero eres el chico perfecto para
nuestra Anastasia.
—¡Y todo gracias a mí!—Exclama Dylan subiendo y bajando
las cejas.
No se me olvida que él fue el chismoso que le fue a contar
todo a Diego sobre mis sentimientos. Pongo los ojos en
blanco y le doy un golpe en la frente.
—¡Fuiste chismoso! Me encerró y le contó todo a Diego en
la fiesta de Alejandra—todos se ríen—. A mí no me parece
gracioso, mi trasero se estaba congelando mientras Dylan
contaba todo como el chismo que es.
—Tú me amas y ahora tienes sexo todos los días, no me
agradezca—bromea—. Tienes que darle más duro, Diego,
porque lo de antipática aún no se le pasa.
—¡Dylan!
—¡Solo aclaro un hecho! —Grita cuando está saliendo del
departamento.
Cuando nos quedamos solos. Él me abrazó con fuerza y
comenzó a darme pequeños besos en el cuello, tomé su
barbilla para que me mirara. Sus ojos brillaban por mí y lo
amaba profundamente a este hombre.
—¿Estás bien? Lo siento, no quería preocuparte aún más
con esta mierda de adolescente, cuando tú ya tienes otros
problemas.
Fruncí el ceño porque no me parecía ningún problema de
adolescente porque prácticamente su plan era drogarnos
ambos para aprovecharse de nosotros y hacernos creer
quizá que cosa.
—Diego, Bárbara estuvo a punto de abusar de ti... Sé que
era tu amiga, pero lo que hizo es horrible y seré sincera
jamás me agradó, notaba que estaba encaprichada contigo.
—Lo sé, en cierta parte quise hacer la vista gorda porque
siempre estuvo para mí y yo para ella. Admito que fui
cabrón con ella porque tonteaba con ella y más cuando tú
te fuiste. Admito mi error, pero yo le pedí perdón y mi
disculpa fue sincera..., pero jamás pensé que iba a intentar
drogarnos.
Pasé una mano por las hebras de su pelo que era tan suave.
Él me apretó más contra su pecho y soltó un enorme
suspiro.
—Quiero matarla a golpes—declaró enojada.
Soltó una risa y enrolló un mechón de mi pelo en su dedo.
Me observó con una enorme sonrisa picarona.
—Me pongo cachondo que seas tan ruda y a la vez sexy. —
Pongo los ojos en blanco y le doy un suave beso—. Bella,
eres la única mujer que quiero en mi vida. Soy tuyo para
siempre.
Solté una risa y me incliné aún más cerca de él. Comencé a
darle pequeños besos en su cuello y él soltó un suspiro.
Su mano se coló dentro de mi polera y comenzó a hacer
pequeñas caricias en mi estómago.
—Cuidado con lo que dices—le susurró, tirando el pelo.
Soltó una risa—. Eso es peligroso.
—Tú eres un peligro para mí y mi corazón, pero también
era la única que me haces sentir vivo de nuevo y también
muy cachondo.
—Poético—susurró contra sus labios antes de besarlo.
—Que mierda de fiesta, ¿sabes? A Carlos siempre le
gustaste, siempre estaba diciendo que era la chica más
linda que había visto—frunció el ceño y una pequeña
arruga apareció en su frente—. Pero nunca juega limpio
con las mujeres. Lo bueno es que tus ojos ya eran solo para
mí.
—Diego, con suerte me acuerdo de haber cruzado dos
palabras con ese sujeto, él no puede significar menos en mi
vida. Además, que solo tenía los ojos en ti porque estabas
en todas partes y no me dejabas en paz.
—Lo aceptas, aceptas que tus ojos solo son para mí e
incluso cuando me odiabas—sonrió con orgullo y agarró mi
pelo y lo apartó hacia atrás—. En donde estuviste todo este
tiempo Anastasia.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Luchando por mi vida—declaró con sinceridad.
—Te admiro tanto y quisiera poder aliviar de alguna forma
tus miedos, Anastasia—negué con la cabeza porque no
podía hacer nada—. ¿Vamos a bañarnos?
—Claro—susurró besando su cuello y cambiando el tema.
Él me toma en brazos y comienza a subir las escaleras
mientras mis manos siguen acariciando su pelo. Suelto un
suspiro porque estoy perdida en qué momento me enamoré
tanto de Diego, en qué momento caí tanto por él.
Diego cierra la puerta tras él de una patada, me coloca
sobre el mármol que hay entre las dos pilas del lavabo.
Todavía tengo el vestido arremangado alrededor de la
cintura.
Mientras se acerca a mí, empieza a sacarse la polera.
Contempló cómo se aproxima, con la boca relajada y los
ojos entornados. Al pensar en lo que está a punto de
suceder, el estómago me arde y mis muslos se tensan.
No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos el
centro de su torso duro y perfecto. Él mira hacia abajo
observando mis movimientos. Coloca las manos a ambos
lados de mi cadera y se abre paso entre mis muslos.
Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una
sonrisa y le brillan los ojos con amor.
—¿Lista para nuestra noche de pasión?
—Mmm..., a veces eres muy romántico, pero en otras
apestas Diego.
—Tú tampoco eres muy chistosa. Tiras los peores chistes,
Anastasia —contesta atrayendo mi mirada hacia sus
hermosos labios.
Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta
descansar sobre su labio inferior. Él abre la boca y me
muerde de manera juguetona. Sonrió y continuó subiéndolo
hasta acariciarle el cabello negro que amo tanto.
—Me gusta este vestido. —Recorre la parte delantera de mi
cuerpo con la mirada.
—Gracias. No soy mucho de usar vestido.
—Lo sé, pero es un espectáculo verte en uno. Aunque igual
me gusta verte en pantalones porque tiene un trasero
espectacular. —Dice mientras tira de mi vestido.
—Pervertido —rebato. La anticipación me está matando.
—¿Te lo quitamos? —Arquea una ceja y sus labios empiezan
a curvarse.
Sonrío.
—Si quieres—me encojo de hombros.
—¿O te lo dejamos puesto Anastasia? —Esboza una amplia
sonrisa al tiempo que levanta las manos.
Me derrito sobre el mármol del lavabo. Desliza las manos
por mi espalda.
—Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo este
bonito vestido. —Levanta las manos, agarra la cremallera y,
mientras empieza a bajarla lentamente, me susurra al oído
—: Y es mucho mejor que cualquier prenda que lleves
puesta —respiro con dificultad. Muerdo mi labio inferior—.
Creo que será mejor que nos deshagamos de él —concluye
al final.
Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el
vestido y lo deja caer también. Lo aparta a un lado con el
pie sin quitarme los ojos de encima. Frunzo el ceño porque
son uno de los pocos vestidos que hay en mi ropero y es
uno de mis favoritos.
—Me gusta ese vestido.
Se encoge de hombros y vuelve a subirme al lavabo y a
colocarse entre mis muslos. Presiona su cuerpo contra el
mío y me agarra del trasero para atraerme hacia él, hasta
que estamos bien pegados. Balancea la cadera sin dejar de
mirarme.
Las palpitaciones de mi sexo rozan lo doloroso y creo que
voy a perder la cabeza si continúa haciendo sólo eso.
Quiero pedirle que se apure y que deje esta tortura de una
buena vez.
Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el
sujetador. Deslizar los tirantes por mis brazos y lo lanza por
detrás de él. Me inclino hacia atrás y me apoyo sobre las
manos.
Mirándome a los ojos, levanta una mano y coloca la palma
justo debajo de mi garganta.
—Siento los fuertes latidos de tu corazón —afirma en voz
baja—. Te pongo muy nerviosa aun después de todo el
tiempo que hemos estado juntos.
Desliza la palma entre mis pechos hasta llegar a mi
estómago mientras me observa. Me quedo callada. Estoy
ansiosa sobre lo que va a ocurrir.
—Eres demasiado bella para mis ojos —dice con rotundidad
—. Voy a quedarme contigo para siempre.
Arqueó la espalda y le acercó más mi pecho. Él sonríe y
baja la boca para chuparme un pezón con fuerza. Cuando
sube una mano para masajearme el otro pecho, emito un
gemido y echó la cabeza atrás. Por el amor de Dios. Su
erección esta dura como el acero y me aprieta entre las
piernas obligándome a trazar círculos con la cadera para
calmar el deseo que siento. Suspiro de placer.
Desliza la mano entre mis muslos hasta dar con el borde de
mis bragas. Uno de sus dedos traspasa la barrera y acaricia
ligeramente la punta de mi sexo. ¡Me muero!
—¡Dios! —Gritó al tiempo que me incorporó, lo agarró de
los hombros y le clavó las uñas.
—Dios no, me llamo Diego —bromea antes de pegar sus
labios contra los míos y hundir dos dedos dentro de mí.
Mis músculos se aferran a él mientras los mete y los saca.
Creo que voy a morir, literalmente, de placer, siempre será
así con él. Siento como se acerca mi orgasmo y sé que va a
hacerme estallar. Me agarro a sus hombros con fuerza y
gimo en su boca mientras él continúa con su asalto.
—Córrete —me susurra, mientras aplica más presión sobre
mi sexo.
Grito su nombre cuando llego a mi clímax. Le liberó la boca
y dejó caer la cabeza hacia atrás. Lanzó un grito. Diego me
agarra la cabeza y me la inclina hacia adelante para
besarme con fuerza y atrapar mis últimos gritos. Estoy
completamente extasiada, jadeando, temblando y sin
fuerzas.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco
a poco a la realidad mientras posa tiernos besos por toda
mi cara caliente y mojada. Noto que me aparta un mechón
de pelo de la cara y abro los ojos. Al hacerlo me encuentro
con su mirada llena de deseo y pasión. Me planta un beso
en los labios.
Yo suspiro.
—Esto recién comienza —dice mientras extrae los dedos de
mi cuerpo.
—Hummm... —murmuró. No tengo fuerzas para hablar.
Arrastra los dedos por mi labio inferior y se inclina sobre
mí. Me observa de cerca y me pasa la lengua por la boca.
Sus ojos penetran en mi interior mientras nos miramos en
silencio. Mis manos le agarran la cara y acaricio la mejilla.
Este hombre es bello, intenso y apasionado. Y podría
romperme el corazón, así como sé que yo a él me aterra
que alguien le haga daño por mi culpa...No podría y vivo
con ese terror aun cuando finjo con todo el mundo.
Él sonríe levemente y se vuelve para besarme la palma de
la mano antes de volver a fijar la vista en mí, vuelve a
apoderarse de mi boca con ansia. Lo atacó con la misma
fuerza. Le meto la lengua en la boca y empiezo a jugar con
la suya. Diego me rodea la cintura, libera mis labios, me
levanta del mármol y me sostiene sobre él mientras con la
otra mano busca mis bragas y las baja por mis piernas
hasta que llegan al suelo. Vuelve a colocarme sobre el
mueble, me quita los zapatillas y los deja caer sobre el
suelo.
Podría quedarme aquí sentada mirándolo embobada
eternamente<<es jodidamente perfecto>>.
—Puedes parar de ser tan perfecto, me mareas —digo con
una sonrisa.
Él sonríe con picardía, se inclina hacia adelante, se apoya
en el mueble y me besa los labios con mucha ternura.
Alcanzó sus pantalones y empiezo a quitarle el cinturón. Lo
desabrocho con rapidez.
Él retrocede con una ceja enarcada.
—¿Tienes apuro, bella?
«¿Eh?»
—Puede—respondo vacilante.
Añado el cinturón al montón de ropa del suelo y deslizó la
mano entre sus firmes y estrechas caderas y la cintura de
sus pantalones. Tiro de él hacia mí para tenerlo lo más
cerca posible.
—Relájate Anastasia, tenemos toda la noche para nosotros
—una sonrisa picarona aparece en sus labios—. Soy
adictivo cuando me pruebas ya no quieres soltarme más.
Con los ojos fijos en los suyos, empiezo a desabrocharle el
botón del pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección
provocándole una sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le
bajó la cremallera lentamente, deslizó la mano por dentro
de su bóxer. Se estremece y levanta la mirada hacia el
techo.
Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no
puedo evitar inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua
por el centro del pecho.
—Te amo. En serio que eres la chica de mi sueño.
—Eso ya lo sé. Te amo tontito. —Murmuró contra su piel
mientras dibujo círculos con la lengua alrededor de su
pezón y sacó la mano de su bóxer. Agarró el elástico y los
hago descender por su perfecta cadera. Su erección se
libera como un resorte.
Retrocede, se quita las zapatillas y los calcetines y aparta
los pantalones y el bóxer de sus tobillos. Mi atención se
centra en sus muslos fuertes y definidos.
Me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a
acariciarle la cabeza con el pulgar mientras observa cómo
lo explora mi mano. Cuando le envuelvo la base con la
mano, vacilante, veo que el contacto hace que se
estremezca.
—Joder —jadea.
Y entonces me toma los labios y la boca con brusquedad
mientras yo empiezo a acariciar su erección a un ritmo
lento y constante, aumentando la velocidad cuando siento
que su boca se aprieta cada vez más contra la mía. Su
mano se oculta entre mis piernas y con un leve roce de su
pulgar sobre mi sexo.
Dejó escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.
—¿Estás lista? —Me pregunta con urgencia.
Asiento con mi cabeza, porque mi capacidad de hablar me
ha abandonado.
Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su
palpitante excitación, colocándose un condón con rapidez.
Con un movimiento, me coloca las manos en el trasero, me
levanta y me penetra con su ansiosa prolongación.
—Eres increíble Anastasia, mírame—abro los ojos—.
Sientes nuestra química, ¿verdad?—jadea.
—Claro que la siento Diego.
Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer. Sé que ni
siquiera ha llegado a metérmela entera. Me muevo un poco
y me apoyo contra la pared. Él apoya su frente en la mía.
Deslizó las manos por su espalda empapada de sudor
mientras él permanece quieto unos instantes.
Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a
entrar a un ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra
más en mí y su inmenso tamaño hace que la cabeza me dé
vueltas como siempre cuando tenemos sexo.
Empiezo a besarlo lentamente, arqueó la espalda y alzó los
pechos contra su pecho. Entonces empujó hacia adelante,
haciendo más profunda la conexión.
—¿Rápido o lento?—pregunta un susurro sin aliento.
—Rápido.
Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más
fuerza. Yo suspiro y muevo las caderas hacia adelante para
aceptarlo mientras él gruñe y repite sus rápidas embestidas
una y otra y otra vez.
—Soy tuyo Anastasia —suspira mientras se hunde
deliciosamente en mí—. Y tú eres mía.
Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo
grito. Lo agarró de los hombros mientras aumentaban las
embestidas, se estrella contra mí. Aúllo de placer cuando
reclama mis labios y me mete la lengua en la boca con
avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor,
colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil
pedazos. Siento como se acerca mi orgasmo, está a la
vuelta de la esquina.
—¿Vas a correrte? —Jadea en mi boca.
—¡Sí! —Exclamó, y le clavó los dientes en el labio inferior.
É
Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de
control.
—Espérame un segundo —me dice embistiéndome con más
fuerza.
Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de
retrasar el orgasmo, pero no funciona, es imposible. Trato
de pensar en cualquier cosa que me distraiga. No puedo
más. Después de tres ataques más, dice:
—¡Ahora, Anastasia!
Y estalló, echó la cabeza hacia atrás y gritó su nombre
mientras también estalla en su orgasmo. Él me agarra
hasta que nuestros cuerpos quedan totalmente pegados y
hunde el rostro en mi garganta.
—¡Mierdaaaa! —dice contra mi cuello.
El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios
expresa a la perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy
totalmente satisfecha.
Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a
descender de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo
con fuerza. Mis músculos internos se contraen a su
alrededor mientras él traza círculos suaves con la cadera.
—Mírame —me ordena suavemente. Inclinó la cabeza para
mirarlo y suspiró de felicidad mientras él analiza mis ojos.
Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta
de la nariz—. Preciosa.
—Vamos a bañarnos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 61
En ese momento sonó el celular de Diego. Se agachó y lo
buscó entre sus pantalones y supe de inmediato que era
Carlos o Barbara porque comenzó a apretar el teléfono y
contestó bruscamente la llamada:
—¿Qué mierda quieres? —Bramo enojado. Se quedó unos
segundos escuchando. Su ceño se frunció aún más—.
Carlos: Como pudiste eras mi puto amigo y querías drogar
a mi chica—gritó enojado.
Me acerqué a él con cuidado, pero comenzó a caminar
hacia la puerta y la cerró de un portazo. Me mordí el labio
inferior con fuerza porque esto no iba a terminar bien y me
quedé quieta para que pudieran hablar.
Pasaron varios minutos en los que me quedé en el baño
nerviosa. Asomé mi cabeza y vi que no estaba en la
habitación. Salí al pasillo y vi que estaba dando vueltas de
un lado llevándose las manos a la cabeza. Y lo entendí a
Diego, realmente le dolió lo que le hizo Carlos.
—Diego—, lo llamó.
Se giró y vi que sus hombros estaban caídos, su mirada
estaba triste y lo abracé con fuerza para que supiera que
estaba conmigo.
—¿Quieres hablarlo? —Pregunte separándome de Diego.
Tomó mi cara entre sus manos y negó con la cabeza. Me
dolía porque estaba sufriendo mucho porque sus ojos no
tenían ese brillo.
—No—dijo cortante y tomando mi mano.
Comenzamos a caminar de nuevo al baño. Diego abrió el
grifo de la ducha y comenzó a regular el agua. Me quedé
mirándole porque no sabía qué hacer. Él se dio la vuelta e
intentó sonreír.
—Diego...
—Déjalo Anastasia, por hoy y mañana no quiero hablarlo
porque me cuesta hasta mi—tiró de mi mano y puso una
mano en mi cintura—. Me duele jodidamente, me duele
como me traicionaron.
Puse mis manos alrededor de su cuello y hundió su cara en
mi cuello.
—Este fin de semana solo seremos nosotros dos, bella—me
dio un beso en los labios. No estaba segura si era mejor
plan y como si me leyera la mente —responde—: Estoy
bien, Anastasia mientras esté contigo todo parece sentirse
bien.
⋙Ahora mueve tu culo directo a la ducha—me da una
pequeña palmada y sonríe tiernamente.
Cuando terminamos de ducharnos, él me envolvió en una
toalla y me dio un beso antes de ponerse una toalla
alrededor de su cintura. Sacó otra y comenzó a secarme el
pelo con cuidado. Lo miré de reojo. Estaba preocupada por
Diego, aun cuando me sonreía sabía que estaba muy dolido
por dentro. Acarició mi barbilla.
—Eres perfecta—me susurro, mordiendo la oreja y solté un
gemido—. Seguimos con la fiesta.
Me giré y estampé mis labios contra los suyos con fuerza,
me apretó con fuerza a su pecho y mi mano se posó en duro
pecho, comencé a bajar lentamente. Se separó de mí, sus
ojos tenían un brillo travieso y pasó la lengua por su labio
inferior.
Se separa y me toma rápidamente. Oigo que la puerta
golpea la pared cuando la abre de una patada y entramos
en su dormitorio. Me baja del hombro sin ningún esfuerzo y
me deja con cuidado en la cama. Lo primero que percibo es
que
huele divinamente. Huele a él.
No tengo tiempo de recuperarme del todo cuando ya está
entre mis piernas. Su erección presiona mi entrada y me
agarra de las muñecas con las manos a ambos lados de la
cabeza. Sus brazos, completamente estirados, sostienen la
parte superior de su cuerpo. Joder, qué rápido anda hoy.
El resbaladizo extremo de su erección estimula la puerta de
mi cuerpo y el corazón se me empieza a acelerar en el
pecho mientras me concentro en sus ojos, que, por encima
de los míos, me miran con una mezcla de amor y pasión.
—¡Preparada para la segunda ronda! —ruge. Rasgando
otro condón y se lo coloca a una velocidad sorprendente y
se acaricia por unos segundos antes de darme pequeños
besos en el cuello.
Mueve las caderas y se hunde en mí por completo,
presionándome hasta un punto increíble. La penetración
nos hace gritar a los dos. Lo tengo muy dentro, y mis
músculos se aferran a cada milímetro de su miembro. Se
mantiene quieto durante unos segundos, mirándome
fijamente.
Está claro que nunca me sacio de él. Cuando se recompone,
me mira y empieza a retirarse lentamente para cargar de
nuevo con un fuerte gruñido. Yo echo la cabeza atrás con
un grito.
—¡Mírame! —Susurra con voz ronca.
Vuelvo a posar la mirada en la suya mientras él se adentra
en mí. Jadeo.
—¿Sabes lo importante que eres en mi vida?—pregunta.
¿Qué si lo es? Claro que lo sé...porque como he dicho daría
mi vida por él para que Diego siempre esté afuera de mi
pasado. Muevo las caderas e intento que me roce. Estoy
excitadísima.
Él me mira, expectante.
—Contéstame, bella—me suplica.
—Si lo sé, Diego —exhalo.
En su rostro se dibuja una sonrisa traviesa. Entonces carga
con más fuerza y velocidad.
—¡Lo eres todo para mí! —susurra. Yo cierro los ojos
porque el placer me está matando.
Él entra y sale de mi interior a un ritmo y con una fuerza
enorme. Es increíble. Nuestros cuerpos sudorosos chocan y
me falta el aliento. Intento controlar la presión que se
acumula entre mis muslos. Le rodeó la cintura con las
piernas y levantó las caderas para dejar que me penetre
aún más profundamente. Mi orgasmo se aproxima aún más.
Las oleadas de placer que me provocan sus persistentes
embestidas me acercan al clímax.
—Mierda, Anastasia, ¿estás bien? —Dice entre jadeos
Me suelta las muñecas.
—¡No pares! —Le suplicó y levantó las manos hacia sus
bíceps. Clavo las uñas en ellos para intentar agarrarme.
Él dice mi nombre y entra con más fuerza. Echó la cabeza
hacia atrás, desesperada.
—Eres increíble Anastasia—me susurra.
Vuelvo a enderezar la cabeza y nuestras miradas se cruzan
de nuevo. Tiene las pupilas dilatadas hasta tal punto que
apenas se ve el café de sus ojos. Frunce el ceño y gotas de
sudor le resbalan por las sienes. Deslizó una mano hasta su
nuca, le agarró del pelo y tiró de él hacia mí hasta que
nuestros labios chocan y nuestras lenguas danzan;
mientras, él continúa con sus movimientos.
No puedo aguantarlo más.
—Diego, estoy llegando... —Jadeo contra sus labios. Me
aferro a él con tanta fuerza que se me duermen las puntas
de los dedos.
—Córrete para mí—gruñe con los dientes apretados. Me
entra con fuerza unas cuantas veces más, hasta que casi
pierdo el sentido, antes de gritar—: ¡Anastasia!
Y lo libero todo: la tensión acumulada entre las piernas.
—¡Dios mío! —Exclama mientras empuja con fuerza una
última vez antes de dejarse caer sobre mí.
Entra una última vez en mi interior, me derrumbo a su lado
y cierro los ojos, exhausta. Él se apoya sobre los
antebrazos, sin aliento y mientras se retira poco a poco,
penetrando unas cuantas veces más con embestidas largas.
Mis músculos se contraen cuando sale dentro de mí.
Me toma en peso, retira el cubrecamas y me mete dentro
de la cama. Me abraza con fuerza y mi mano acaricia su
barbilla. Una sonrisa aparece en su precioso rostro.
—Te dejé agotada, ¿verdad?
<<Pues si>> Apenas puedo abrir los ojos. Asiento con mi
cabeza y él toma mi mano, comienza a darle un beso a mis
dedos antes de besarme en un beso perezoso y tierno.
—Duerme, mi bella.
—Eres el mejor—susurró abrazándolo con fuerza.
—¡Calla! Que me lo creo—bromea acariciando mi mejilla—.
Duerme Ángel sexy.
Asentí con mi cabeza. Sentí como me atraía más a su pecho
antes de caer profundamente dormida entre sus brazos.
******
Estiré mi mano y sentí como alguien caminaba de un lado
a otro. Abrí un ojo y me di cuenta de que estaba recién
aclarado. Observe al final de la cama donde Diego se
estaba abrochando las zapatillas. Mire su reloj y son las
cinco de la mañana.
******
Me removí una y otra vez por los besos que me estaba
dando Diego en el cuello y su erección se apretó contra mi
trasero que me hizo abrir un ojo y miré recelosa a Diego,
porque no puede dejar dormir otras veinte horas más.
******
Me siento al lado de la ventana mientras observo como
Diego y Cameron van a pedir nuestra comida. Alejandra
está emocionada de cómo se alegra de que volvamos a
estar juntos y que fui mala amiga por ocultarlo.
—No seas exagerada, fue una decisión que tomamos los dos
—trato de explicárselo—. Tenía miedo, aún lo tengo.
—¡Ese hijo de putas de Nicolás! —Exclama enojada—. En
fin, estoy feliz de que vuelvas a estar de nuevo con Diego y
dejen esa farsa.
Me estiré un poco porque los músculos me dolían mucho
aún, pero no me arrepiento de lo que pasó ayer. Él mismo
me dio opciones y escogí la más salvaje porque casi
siempre Diego es tierno cuando lo hacemos, pero aquí vi
otra fase de él que me gusta.
—¿Una noche movida? —Pregunta la rubia subiendo y
bajando las cejas.
—Algo—digo sin interés y jugando con el salero.
—Yo veo que te destrozo amiga, te cuesta hasta caminar—
se mofa con una sonrisa.
No puedo evitar que mis mejillas se tiñan con un leve rubor
porque me dejó más que destrozada con la primera ronda y
en la segunda acabó conmigo apenas me estaba
recuperando.
—Sabe cómo moverse...Me dejó hecha mierda, Alejandra:
¡Ay dios! —Me tapo la cara porque la rubia comienza a
reírse. —¡Calla!
Miro de reojo a los chicos quienes nos miran curioso y
Diego me guiña el ojo, vuelve a concentrarse en Cameron
quien lo abraza con fuerza y lo despeina.
—Me lo imaginaba. Te trae loca Anastasia, jamás te había
visto así y ni siquiera por Simón que con él sufriste mucho
—ella hace una cara de asco y da pequeños toques con su
dedo—. Jamás me gustó Simón, más por lo mujeriego que
es y sigue siéndolo.
—Ya lo sé Ale, pero era una adolescente. Simón ha
cambiado mucho, pero yo ya aprendí la lección con él.
—En serio que lo odiaba—suelta un gruñido—. Me dolía
verte llorar por un chico que era un puto y literalmente lo
era hasta sé acostó con una profesora—ella pone los ojos
en blanco.
—¿Eso era rumor? —pregunto.
—Claro que no, era realmente de verdad. Acaso pones en
duda lo guapo y coqueto que era Simón—me susurra.
<<¡¿Qué?!>>Sabía que Simón era mujeriego en la
adolescencia y que andaba con demasiadas chicas e
incluida yo, pero con una profesora...este chico sí que tenía
las hormonas revueltas.
—Podemos dejar de hablar sobre eso—Ella miró de reojo a
los chicos y ya sabía que el tema iba a sacar el de Carlos,
pero negué con la cabeza—. Diego está muy dolido.
Tampoco lo dejan tranquilo, ha estado recibiendo llamadas
de Barbara y Carlos.
—Esos malditos traidores—dice molesta—. Diego quería
matarlos y me imagino cómo se siente. Carlos y Cameron
eran los mejores amigos...bueno, obviamente se
distanciaron cuando Carlos se fue de intercambio por su
carrera, pero estos rumores ya se escuchaban desde antes.
Creo que simplemente Diego hizo oído sordo—ella muerde
su labio antes de continuar—. Muchas veces había rumores
de lo que andaba diciendo Carlos de Diego, pero él siempre
lo negaba y bueno Diego le creía.
⋙En fin Diego siempre defendió a Carlos en peleas y que
le hiciera esto fue muy bajo—Asentí con la cabeza—
¿Cómo has estado realmente? Empezaron los juicios.
Me rasco el cuello y ella observa ese gesto porque sabe que
cuando lo hago es porque estoy muy preocupada o
alterada. Ella me tomó la mano y me pasó una mano por la
cara. Observo de reojo y puedo ver al oficial que siempre
me sigue.
—Preocupada, pero también con la esperanza de que lo
encontraran por ahora, no he visto nada raro a mi
alrededor
¿y tú?
Ella me da unas suaves caricias en mi mano tratando de
tranquilizarme.
—Nada todo normal, además de policía sexy—suspiró
dramáticamente.
—¡Descarada! —Ella se encoge de hombros como si no le
importara. La verdad es que el policía de Ale es muy guapo,
debe tener entre unos veinticinco años. Es todo un bombón
—. Es guapo—confieso.
—Lo ves, es un bombón—suelta una risa y me uno a ella.
Miramos hacia fuera y vemos que nos está observando.
—¿Quién es un bombón? —Pregunta Cameron.
Mi amiga se pone blanca, el color parece abandonar su
cara y mira a Cameron quien tiene una ceja alzada
esperando una respuesta. Diego se sienta a mi lado y me
pasa mi hamburguesa vegetariana con papas fritas.
—Tú por supuesto amor—responde Alejandra con una voz
aguda donde la delata.
—Aja—dice Cameron, poco convencido y mirando afuera.
Todos seguimos la mirada y vemos al policía sexy
pasándose una mano por el pelo mientras está hablando.
Cameron mira a Alejandra quien mira hacia todas partes y
me pega una patada por debajo.
—Oye, eso me dolió. No me metas a mi—le tiró una papa.
Ella me saca la lengua y se gira para mirar a Cameron
quien no muestra ninguna expresión y Diego me observa
con curiosidad, asoma la cabeza y después me mira con
una sonrisa.
—¿Estás mirando a otro chico? —Pregunto dándole una
mordida a su hamburguesa. Apoyé mi barbilla en mi mano.
—No, mis ojos solo son para ti amor—bromeo.
—¡Mala! Me fuiste infiel en tus pensamientos—dice
ofendido, llevándose una mano al corazón y haciendo
puchero.
—¡Dramático! Fue Alejandra. —La acusó y veo que
Cameron está riendo con la rubia.
El almuerzo transcurrió tranquilo entre bromas con
Cameron y Alejandra ya que al parecer Cameron se dio
cuenta que mi amiga encontraba sexy al policía, pero eran
celos tiernos. Diego por otra parte está insaciable tocando
mi pierna y subiendo más de la cuenta.
—¿Quieres parar? —Le susurré dándole una palmada a su
mano porque estaba peligrosamente cerca del inicio de mi
muslo.
—Chsss—me susurro subiendo aún más su mano y
metiéndola dentro de mi falda. Cerré con fuerza las piernas
—.
Abre las piernas, Anastasia—me pidió con voz ronca.
Mi boca se seca y aguante la respiración. Mire a la parejita
feliz comiendo y charlando. Me giré para mirar a Diego,
quien estaba con una sonrisa picarona y sus ojos brillaban
con travesura. Negué con la cabeza varias veces.
—Abre las piernas—susurró de nuevo dándome un beso en
el cuello. Negué con la cabeza y le di una palmada y sacó
su mano.
Me giré para mirarlo y lo tenía casi encima de mí, se inclinó
un poco, me dio un suave beso. Pagó la cuenta y se paró de
la mesa.
—Nosotros nos vamos—dice apurado.
Levanté una ceja.
—¿En serio no lo sabía? —Preguntó divertida.
Los tres miramos como Diego estiró su mano hacia mí y la
dejó suspendida en el aire. Cameron soltó una risa y rodeó
con su brazo a mi amiga. Me quedé unos segundos mirando
su mano y con su mirada veía que me estaba insistiendo de
que nos fuéramos de aquí de una buena vez.
—¿Amigo estás caliente y excitado por tu chica? —Preguntó
con una enorme sonrisa.
Diego soltó un bufido y movió su mano y la tomó. Me
despedí de Alejandra que no paraba de hacer chistes de
que me iba a destrozar Diego con lo urgido que estaba y
Cameron también.
—Que la pasen bien y amigo tranquilízate que Anastasia es
flaca y la puedes romper... —Antes de que terminara
Diego le dio una palmada en su cabeza.
Diego prácticamente me sacó arrastras y por poco no me
sube el mismo a su todoterreno. Se subió al asiento del
conductor y me abrochó el cinturón. Tomé su cara entre
mis manos para que se calmara.
—¿Qué pasa? —Pregunté con diversión porque vamos, no
era normal en él.
—Te deseo mucho Anastasia, siempre es así contigo. Jamás
me podré cansar de ti, eres mi perdición en todos los
sentidos—me besó con cuidado y puso una mano en mi
mejilla, cerré los ojos al sentir su tacto—. Lo siento bella,
pero no quiero compartir por hoy.
—Pff... lo hubieras pensado antes porque estaba muy
cómoda entre tus sábanas—le recordé porque no me quería
levantar y prácticamente me obligó a levantarme.
—Mi error, señorita, perdón—bromea, acariciando mi
pierna. Levanté una ceja y tomé su cara, puse una mano en
su frente. Me observó con diversión.
—Está caliente Diego. Te encuentras bien—le pegué un
codazo.
Él encendió el todoterreno y comenzó a manejar para el
departamento, fui mirando las calles hasta que sentí que
pegó un frenazo. Lo observé sorprendida. Él cambió de
rumbo y se estacionó en una farmacia.
—Se me acabaron los condones, ahora vuelvo—dice
dándome un beso.
Me bajé a tomar un poco de aire, pero me arrepentí porque
sentía una mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y vi al
policía que me estaba observando, pero negué con la
cabeza porque no era él ya que me había acostumbrado a
tenerlo siempre detrás de mí. Esta mirada hacía que me
pusieran los pelos de punta y escalofríos recorrían mi
espalda.
Nicolás R:
Miro como ella está mirando a todas partes y frunce el
ceño. Tamborileo los dedos contra el volante y sonrió
porque pronto la mataré lentamente, ella misma me
suplicará que la mate. Observo a la distancia como hay un
policía vigilando los pasos de mi chica.
<<Anastasia, Anastasia eres tan hermosa, pero eres una
maldita perra. Me arruinaste mis negocios y es algo que
nunca debiste hacer porque despertaste al verdadero
monstruo que hay en mi >> Observo cómo ella se sube al
auto y cargó la pistola y veo cómo aparece su príncipe.
Apuntó al chico, pero él se sube rápidamente a su
todoterreno y sale del estacionamiento. "Así que me estaba
mintiendo Anastasia". Eres una maldita perra. Salgo
tranquilamente del estacionamiento. Los sigo a una
distancia prudente y veo como entra en su edificio.
Aceleró porque observo que el policía está detrás de mí y
cambio de rumbo porque por ahora la dejaré tranquila solo
le quedan unas semanas antes de que la mate. La amo,
pero necesito matarla y saciarme de su cuerpo hasta
cansarme de ella. Necesito acabar con ella de una vez por
todas y debí haberla matado ese día en el galpón, matar a
Simón, Alejandra y a su amado chico de una puta vez.
Debí haber matado a sus abuelos cuando la amenacé hace
unos años atrás, pero también sé que Anastasia es fuerte y
tengo que destruir lo poco que queda de ella de una buena
vez y que no se pueda volver a parar. Tantas oportunidades
para matarla, pero me divertía verla sufrir una y otra vez.
Amaba verla destruida para que fuera miserable. Pero esta
vez se acabaron los juegos, la mataré y disfrutaré matando.
Anastasia:
Cuando entramos al departamento de Diego me tomó en
peso y subió las escaleras en dos. Solté una risa y negué
con la cabeza. Me dejó de pie solamente cuando estuve al
lado de su cama y tiró la tira de condones a un lado.
—Menos mal que te acordaste porque si condón no hay
fiesta—bromeo con una sonrisa y tomando su cara.
—¿Acaso no quieres tener hijos conmigo? —Puso una mano
en mi vientre y me tensó—. ¿Acaso no te quieres casar
conmigo?
—Diego... Recién vamos a cumplir veinte años, no quiero
tener hijos hasta que tenga treinta años y casarme no me
gusta, no necesito de una hoja de papel. Además, que no,
no me veo capaz, que hago yo con un niño cuando apenas
me puedo cuidar yo—él frunció el ceño al escuchar mis
palabras.
—Lo sé, es solo una pregunta para el futuro—dio una suave
caricia en mi vientre y le di una palmada porque ponía
nerviosa que hiciera eso. No quiero, me niego, jamás me
había planteado tener un hijo, no es uno de mis sueños o
proyecto en la vida. Por ahora no ni de chiste—. Me
gustaría verte embarazada de nuestros hijos.
Toqué su frente porque estaba delirando. No tengo
planeado tener hijos tan jóvenes, no ni de puta broma,
apenas puedo cuidarme yo que haría con un niño.
—¡Estás delirando, eso no va a pasar! Diego: ¿Estás bien?
—Preguntó con curiosidad.
—Muy bien...me siento enamorado de ti y solo de ti, quiero
un futuro contigo Anastasia ya te lo dije: Eres la única
mujer que quiero en mi vida—murmuró besando
lentamente y puso sus manos en mi trasero, se acercó más
a mí.
—¿Estás bien? —Le vuelvo a preguntar y él pone los ojos en
blanco.
Él toma el dobladillo de su polera y me la saca
rápidamente. Sus manos bajan por mi cintura hasta llegar
al inicio de mi falda y baja lentamente la cremallera junto
con mis bragas dejándome completamente desnuda a
excepción de mi sujetador.
—Desnúdame Anastasia con tus magnificas manos—me
susurró dándome un beso en el cuello. Lo miro y sus ojos
estaban dilatados, en sus pantalones se veía una campaña
enorme.
Tomé el dobladillo de su polera azul y fui subiendo
lentamente admirando su perfecto y marcado torso. Él
levantó sus brazos y se la quitó por encima. Puse mis
manos en su cintura y lo atraje hacia mí. Mi mano
rápidamente desabrochó el botón de sus pantalones
blancos y comencé a bajarlos lentamente. Le di un
golpecito en su tobillo para que se lo sacara y me sonrió
burlón.
Se acercó rápidamente y me besó tiernamente, sus manos
tocaron mis pechos donde los masajeo por encima del
sujetador para luego desabrocharlos. Las copas se
aflojaron. Me separe y me quite el sujetador.
Diego me aprieta contra su pecho y siento el fuerte impacto
de su dureza contra mi ingle. Empiezo a excitarme de
nuevo. La necesidad de tenerlo dentro me obliga a
interrumpir nuestro beso y a tirar de su bóxer hasta que
caen por sus piernas. Aparta una mano de mi culo para
ayudarse y pronto su bóxer revela una tremenda erección.
Diego toma un condón y rasga con sus dientes el paquete y
lo desliza por su miembro.
Él me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo
agitado.
—Rodéame la cintura con los muslos —murmura contra mi
cuello mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas
cuando me levanta y su excitación roza mi entrada
hinchada obligándome a lanzar un grito de desesperación.
—Diego —, jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras
lenguas se funden en una danza de pasión. Le acaricio con
la mano la mejilla mientras me sujeta con un brazo
alrededor de la cintura y nos conduce a ambos hacia la
cama.
Inmediatamente, me empotra contra el colchón. Pega una
mano contra el colchón por encima de mi cabeza mientras
me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Puedes
gritar. Enloquécete bella.
¡Jesús ayúdame! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y
noto que retrocede, preparado para penetrarme. Relajo los
muslos para darle espacio. Aparta la mano del colchón y se
guía hacia mi sexo. Me mira a los ojos cuando la cabeza de
su erección entra en mí y tiemblo.
—Tú y yo —dice, y me busca los labios y me besa con ansia
—. Somos perfectos juntos —y con un fuerte movimiento de
caderas, embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo.
Con un rugido, apoya la mano de nuevo en el colchón junto
a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
—No, Anastasia, soy yo tu sexy chico—masculla entre
potentes arremetidas que me empotran más y más contra
el colchón—. Te gusta, ¿verdad?
Le clavó las uñas en la piel. Estoy muy intenso y estoy
perdiendo la batalla.
—Anastasia...
—¿Qué? —Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca
de placer, mientras cada embestida me empuja más hacia
un éxtasis absoluto. Siento sus labios sobre mi garganta
expuesta, que se deslizan sobre mi piel.
—Me encanta follarte —gruñe contra mi cuello sin
interrumpir su ritmo intenso—. ¿Sabes que eres el amor de
mi vida?
—Dice acompañando cada palabra con un empujón.
—¡Lo sé Diego, tú también lo eres! —Murmuró ante sus
arremetidas de castigo contra mi cuerpo.
Sentir cómo se mueve dentro de mí, y sentir cómo tiembla
con la intensidad del movimiento de nuestros cuerpos
unidos. Jadea e inclina la cabeza para reclamar mis labios.
Es un beso con significado, y me derrito en él porque lo
amo mucho. Gime en mi boca mientras le sujeto la cara y
absorbo la pasión que emana de cada uno de los poros de
su piel.
Él sigue embistiendo con rapidez e insistencia. Cierro con
fuerza los muslos alrededor de sus caderas estrechas y
todos los músculos de mi cuerpo se contraen esperando la
descarga que se avecina. Él vibra y farfulla palabras sin
sentido contra mi boca.
—¡Joder!
—¡Diego, por favor! —exclamó.
Esto comienza a rozar lo insoportable. No sé qué hacer. Es
demasiado. Entonces levanta la cabeza y me mira con las
pupilas dilatadas.
—¿Más fuerte, Anastasia?
¿Qué es posible? Mierda, va a partirme por la mitad.
—Contéstame.
—¡Sí! —chillo.
Emite un gruñido y acelera sus embestidas con
determinación, a un ritmo que no creía posible. Aprieto los
muslos interno. Él gime varias veces.
—¡Diego! —Digo estallo en mi propio placer.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él
me acompaña; se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y
su cuerpo tiembla contra el mío. Jadea mi nombre hasta
estallar en su propio orgasmo. Apoyó la cabeza sobre su
hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
—Eres increíble, nena. Anastasia me traes loco—sale de mi
interior y le hace un nudo al condón, lo bota en el
basurero—. Hoy no quiero compartir con nadie más.
Me da un beso en la frente y pasa un brazo por mi cintura
donde me acerca su pecho.
—Me vas a matar Diego—susurro. Beso su pecho que sube
y baja por la agitada respiración.
—¿Seguro que no te quieres casar conmigo ahora? —
Preguntó con una enorme sonrisa.
Su mano acariciaba mi espalda desnuda y apoyé mi barbilla
en su pecho. Lo observé fijamente y me mordí varias veces
en el labio inferior.
—¿Por qué te quieres casar conmigo? —Rebato con otra
pregunta nerviosa.
p g
Diego lleva insistiendo con esta pregunta desde hace más
de un mes y la verdad es que siempre pensé que era en
broma, no me gusta el matrimonio, no es algo en mis
planes, somos aún jóvenes para pensar en matrimonios e
hijos, es una locura. Ni siquiera sabemos si vamos a estar
juntos a final de año.
—Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo
—fruncí el ceño y añade—: Sé que somos jóvenes y que el
amor es un grito desesperado en la vida, pero mírame,
Anastasia—lo miré fijamente—. Lo que tú y yo tenemos
pocas veces se ve y muchas veces la gente se pasa la vida
buscándolo y nosotros lo encontramos.
—Pero Diego, somos jóvenes y aún no sabemos nada.
Llévatelo con calma, sé que eres nuevo, pero no me voy a
casar tan joven y menos tener hijos. Lo siento, pero tengo
sueños y metas en donde estás tú, pero solo tú como mi
novio.
—Lo sé Anastasia... —me dio un beso en la frente—. Te
esperaré todo el tiempo que tu necesites.
—Eres el mejor novio cursi, sexy y ardiente del mundo.
—Lo sé—dice conorgullo y abrazándome con fuerza
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 62
Sentí como sonaba la maldita alarma, me removí de un lado
a otro y estiré mi mano intentando alcanzar el ruido
insoportable. Me estiré un poco y caí en un pecho firme y
solté un gruñido al escuchar que volvía a sonar.
Me estiré un poco más y ¡oh, oh, oh! Sentí que algo se
movió ahí abajo y que poco a poco va creciendo. Escuche su
risa y después como para la odiosa alarma. Su mano
comenzó a bajar lentamente por la curva de mi cadera.
—Te amo—fue lo primero que dijo.
Abrí los ojos y tenía una enorme sonrisa en sus labios. Me
removí y solté un largo suspiro antes de levantarme de la
cama. Entré en el baño e hice todas mis necesidades.
Cuando salí del baño Diego me tomó de la cintura y me dio
un beso en la frente y entró en el baño.
—Diego—, lo llamó—. Te puedo sacar otra polera.
Asomó su cabeza por la puerta y asintió con su cabeza. Me
acerqué a él y le di un breve beso.
—Ya te lo dije: a ti te queda mejor que a mí—acaricié su
barbilla—. Me baño y preparamos el desayuno.
—Me gusta esa idea.
Camino hacia su clóset donde tomo una polera blanca y le
hago un nudo. Pasó una mano por su chaqueta negra y la
sacó. Me pongo mis pantalones de mezclilla y la chaqueta
de Diego. En ese momento la puerta se abre y Diego sale
solo con una toalla alrededor de su cintura.
—Que espectáculo eres Anastasia—dice con una enorme
sonrisa.
—Te has mirado a ti—se me seca la boca y me giro para no
mirarlo porque es una tentación muy grande—. Voy abajo
antes de que te quite esa toalla.
Tomo mi mochila y mi celular, salgo rápidamente de la
habitación y bajo de en dos los escalones. Paro de caminar
solo cuando estoy en la cocina. Suelto un suspiro y apoyo
mis manos en la encimera.
—Cobarde—doy un salto al sentir sus manos en mi cadera
—. Lo dejamos para después, ahora te alimentaré—dice
dándome un beso en la mejilla.
Me giró y lo evaluó como va vestido que es una camiseta
negra que se le paga a todos sus músculos con una
chaqueta blanca y pantalones negros. Se ve increíblemente
sexy y pongo una mano en mi boca para no babear.
Él se acerca a mí y pone su pulgar en la esquina de mi
labio, hace un pequeño movimiento. Suelto un suspiro y él
sonríe con orgullo, sabe que me tiene derretida por él.
—Listo, tenías algo de baba por mí. Sé que me veo sexy,
pero contrólate mujer, yo creo que me veo mucho mejor sin
ropa ¿no lo crees? —Dice con aire malvado. Sus ojos brillan
divertidos.
Doy un paso atrás, pero él da dos pasos hacia mí, vuelvo a
retroceder cuatro pasos y él da seis pasos hacia mí donde
me acorrala contra la encimera. Pega su cuerpo con el mío.
Diego se muerde el labio inferior. Sus manos comienzan a
bajar hasta llegar a mi trasero y me levanta con facilidad y
me deja en la encimera.
Da unos pequeños toques en mi muslo para que abra las
piernas y no lo dudo. Él se coloca entremedio. Me mira con
travesura y se relame el labio.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? —Pregunta con
una sonrisa malvada.
—Tengo un examen importante—le recuerdo.
Suelta el suspiro más fingido que he escuchado y hace un
puchero. Un mechón cayó en su frente y lo apartó con mi
mano.
—Diego, no ínsitas.
Él levanta sus manos en forma de derrota.
—Estoy bromeando bella, quiero que te vaya bien y des lo
mejor de ti en ese examen. Quiero verte patear traseros—
bromea—. En la tarde festejamos, ahora te alimentaré.
—¡Tú me encantas! —Exclamó con una sonrisa y dándole
un beso.
—Yo soy una persona encantadora Anastasia—dice muy
lentamente marcando cada una de las palabras con su voz
ronca.
******
Diego estacionó su todoterreno en el estacionamiento de
la universidad. Él soltó un enorme suspiro. Lo miré y vi
que estaba observando a Carlos y a Barbara, sus hombros
estaban caídos y caí en cuenta que esos supuestos amigos
de Diego habían sido importantes para él.
******
Mariel:
******
Me quito las zapatillas por el camino para que, al llegar
arriba, tardemos menos en librarnos de la ropa. Abre la
puerta del dormitorio principal y camino a donde está la
cama.
******
Diego me mira mientras me tomó la pastilla y me toca la
frente. Suelto un suspiro. No me siento bien y los dolores
menstruales comenzaron hace media hora que me bajó la
regla, por suerte esta vez solo vino solo con dolores.
******
El día pasa con tranquilidad entrando en clase y en clase.
Suelto un suspiro. Miro la biblioteca buscando el libro de
marketing que necesito para el trabajo y me acerco a la
estantería, pero un escalofrío hace que me quede quieta,
mi piel se eriza y miro detrás de mí, pero no veo a nadie
sospechoso. Solo alumnos haciendo trabajos o en salas de
estudio con sus amigos.
******
Pasaron cinco días en los que prácticamente apenas pude
sonreír. Sentía que tenía un nudo en mi estómago, apenas
había pasado tiempo con Diego, simplemente me aislé de
nuevo. Las palabras de Nicolás se repetían una y otra vez
más con las pesadillas en donde Alejandra siempre me
despertaba en las noches y me abrazaba con fuerza.
Era como antes, como hace dos años atrás, solo que esta
vez mis pesadillas eran peores con Nicolás. Alejandra
prácticamente no se despegaba de mí y se lo agradecía.
Necesitaba tenerla a mi lado para saber que ella estaba
bien y que nada le estaba pasando.
—¿Está enojada con Diego? —Preguntó Alejandra, mientras
cocinaba la saña vegetariana. Negué con mi cabeza—.
Me alegro, los invité a la cena y a Cameron también.
—Vale—traté de sonreír, pero creo que me salió una mueca.
Ella dejó el paño en la encimera y negó con su cabeza. Se
acercó a mí y puede ver que estaba preocupada por mí, que
de nuevo me estaba consumiendo por dentro, Alejandra me
había visto en mi peor etapa y fue la persona que más me
apoyó para salir adelante.
—¿Qué te pasa realmente? —Pregunto seria y cruzando de
brazos—. Prácticamente no comes, apenas hablas con
nosotros y el pobre de Diego está sufriendo con tu
comportamiento.
Sentí un nudo en mi estómago y desvié la mirada.
—Solo estoy cansada. No he dormido bien cada vez que
cierro los ojos veo a Nicolás y yo...no quiero dormir, no
quiero revivir esos recuerdos. Ya no quiero más—confesé.
—¡ Anastasia, no llores, por favor! —Ella limpió
rápidamente las lágrimas que caían por mi mejilla—. Todo
va a estar bien, porque no te acuestas unos minutos en
sillón, mientras termino aquí—ella me guió a mi sillón y me
acosté con cuidado. Alejandra me tapó y me dio un beso en
la frente—. No te preocupes, estaré contigo ¿vale?
—Vale, rubia bonita—ella comenzó a acariciarme el pelo
para que me relajara. Sonreí porque siempre lo hacía antes
cuando tenía pesadillas—. Me cuentas una historia—
susurré con los párpados cada vez más pesados.
—Claro.
La rubia comenzó a contarme una historia de amor, pero
apenas la escuché cuando me quedé profundamente
dormida, apenas había dormido en estos cinco días y mi
ánimo había caído mucho. No sé cuánto tiempo pasó, pero
desperté por unos besos y unas caricias. Me acerqué y
pude sentir el olor de Diego, que tanto me encantaba de él.
—Mi bella—me susurró, besando mi cuello y luego mis
labios.
Abrí los ojos.
—Hola—dije con la voz ronca.
Me senté y me di cuenta de que estaba en mi cama. Diego,
peina mi pelo con sus dedos.
—Te extraño mucho Anastasia ¿Qué te ocurre?
—No me he sentido bien...Las pesadillas han vuelto y
prácticamente no he dormido bien en cinco días, Diego.
Perdóname, por favor, solo que es duro volver a revivir esas
pesadillas—solo que ahora mucho peores que antes.
Me tomó de la cintura y me sentó en su regazo. Su mano
acarició mi mejilla con cuidado, me miraba intensamente y
me derretí por él, porque siempre estaba ahí conmigo aun
cuando le causé mucho daño, pero pensé que estaba
haciendo lo correcto con él para mantenerlo lejos de mí
aun cuando por dentro nos estábamos destrozando. Fui
egoísta con él y conmigo misma, pero muchas veces uno
toma decisiones que piensa que son correctas en ese
momento.
Tuve miedo, mucho miedo de como pudiera reaccionar
Diego a mi pasado y más cuando lo estaba exponiendo, no
era fácil confiar en las personas y más cuando mis padres
en sus momentos estuvieron tan cegados por el odio que
me echaron y me dejaron sola cuando más los necesitaba.
Sé que estaba dolido por la muerte de mi hermano, pero yo
también lo necesitaba más que nunca.
—No te rindas Anastasia, no te apagues por favor. —Me dio
un suave beso y tomó mis manos—. Eres fuerte mi bella, la
mujer más fuerte que he conocido en mi vida y sé que
podrás salir adelante, no dejes que ese demonio gane.
—Yo no he dicho que me estoy rindiendo cariño. Solo han
sido noches duras, pero ya que tengo a mi novio sexy aquí,
todo se siente mejor a tu lado.
Soltó una risa al escuchar mis palabras y me apego a su
pecho duro y fuerte.
—¿Cómo puedo ayudar a mi novia a sentirse mejor? —
Subió y bajó las cejas. Sus labios se curvaron en una
sensual sonrisa que me hizo sonrojar.
—De muchas maneras—le susurré, besando su cuello. Sus
dedos se clavaron en mi cadera y sentí como crecía su
erección en sus pantalones.
Mis manos se colaron dentro de su polera y toque ese
perfecto y duro abdomen que traía loca a muchas chicas de
la universidad y yo no era la excepción. Diego era todo un
monumento digno de ver cuando caminaba o cuando
sonreía con sus amigos.
—¡Joder con ustedes, pueden mantener sus manos quietas!
—exclamó Alejandra, poniendo sus manos en la cintura
—. Manos quietas por ahora y bajen a cenar ahora.
Observamos como Alejandra cerraba la puerta y él solo una
carcajada profunda. Lo miré maravillada como varios
mechones negros caían en su frente y sus manos subían y
bajaban por mis muslos, mando pequeñas corrientes por
todo mi cuerpo.
—¡Eso es imposible mantener mis manos lejos de ti!
Me separé de él y me senté en la esquina de la cama. Mis
ojos recorrieron una vez más ese cuerpo glorioso y sonreír
porque tenía una enorme erección que se notaba
claramente.
—Tendrás que encargarte de tu amigo antes de bajar a
comer—le susurré, lamiendo y succionando su cuello con
fuerza. Diego jadeó fuerte. Y toque su erección por encima
del pantalón con fuerza—. Esta dura y lista para jugar —lo
provoque.
—¡Dios, Anastasia! —Jadeo y quito mi mano de su erección
—. Me estás provocando para que sea un animal contigo.
¿Quieres que te folle duro y rápido?
Lo miré con una sonrisa inocente y apoyó de nuevo mi
mano en el inicio de su pantalón y abrí rápidamente su
pantalón, mi mano se deslizó por dentro de su bóxer y tomó
con fuerza su pene. Diego soltó un gemido. Me acerque a él
y lo bese con fuerza.
Moví mi mano de arriba y abajo, apreté un poco más su
pene que estaba duro y sentí como Alejandra nos llamaba
de nuevo y saqué mi mano. Diego me miró sorprendido. Su
respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba
rápidamente.
—Lo dejamos para después, mi chico ardiente —besé su
mejilla y me levanté de la cama. Caminé a la salida y vi que
Diego me estaba fulminando con la mirada.
—Eres la peor, me calientas y me dejas a la mitad de mi
orgasmo. —bromea.
—¡Alejandra! —Fue todo lo que dije antes de escuchar otro
grito de la rubia.
—En este momento la odió —se levantó y, se acomodó su
erección y pasó una mano por su pelo y se acercó a mí.
Me tomó de la cintura con fuerza y me besó lentamente,
pero yo me separé porque jamás íbamos a salir de mi
habitación si nos seguíamos besándonos. Bajamos juntos al
comedor y nos sentamos. Saludé a Cameron y la rubia
comenzó a repartir la lasaña.
La cena transcurrió tranquilamente, Diego y yo lavamos los
platos, ya que Alejandra había cocinado. Ahora me toca
lavar los platos. De cierta forma me sentía más segura
teniendo a Alejandra, Cameron y Diego en mi
departamento.
******
Cuando estábamos acostado Diego acariciaba mi pelo
mientras estaba leyendo un libro de medicina. Se veía tan
guapo con solo un pijama, el pelo despeinado y el libro, se
me caía la baba por esta imagen tan sexy.
******
Nicolas R:
******
Cuando la chica vuelve en sí, tiene una mirada perdida e
intenta llevarse una mano por la cabeza, pero ella se da
cuenta que está atada y rápidamente sus ojos se abren
con horror. Doy una calada a mi cigarro mientras observo
sus movimientos y disfruto como ella comienza a llorar.
Una lástima para ella. Le quedan unas horas de vida.
******
Cuando desperté Diego no estaba en la cama. Me estiré y
me levanté, caminé como un zombi al baño, una vez
adentro hice todas mis necesidades. Cuando salí del baño
Diego estaba sentado en la cama con una bandeja llena de
comida. Me apoyó en la pared y lo observé unos segundos
en silencio.
******
Cuando salí de los camerinos Diego me estaba esperando
apoyado. Me miró y negó con la cabeza porque vamos, me
había bañado antes y tuve que volver a hacerlo, pero en
ese momento no pensé, además que solo me había lavado
el cuerpo y ahora si me había lavado el pelo.
******
Cuando llegué a Barcelona fui directamente a mi
despacho para revisar si teníamos alguna información
nueva, los asesinatos parecen haber terminado o solo
estaba más tranquilo Nicolás. Cuando llegué estaba Harry
sentado. Me acerqué a mi puesto.
******
Harry me abrazó fuertemente y me invitó a entrar a otra
oficina. Miré un segundo a Mariel y comencé a caminar
rápidamente hacia ella y me abrazó con fuerza, aunque no
nos hemos visto casi nada, ella siempre me estaba
hablando y preguntando cómo estaba o si sentía algo raro
a mi alrededor. También sabía que estaba destrozada por
este caso.
******
Cuando llegaron los chicos estaban instalando nuevas
cerraduras. Diego se acercó a mi preocupado y me abrazó
con fuerza. Acaricié su espalda para que se relajara,
estaba bien y solo fue una amenaza.
******
El día transcurre lentamente y camino por los pasillos de
la universidad, pero de repente mi piel se eriza y los pelos
se
******
Diego se fue hace unos minutos a su departamento y
volvería en seguida. Mariel dijo que necesitaba pasar un
rato conmigo y que venía con mucha comida para
engordar y ver películas. Acepte de inmediato su
invitación para ver cómo estaba.
*******
Diego se removía incómodo en el asiento del taxi y solté
una risa porque nunca lo había visto tan nervioso. En
cualquier momento saltaría del taxi y eso me da mucha
risa y no puedo evitar tener una risa burlona. Él me mira
de reojo y suelta un bufido.
******
Mariel:
Á Ú
EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE ES AÚN MEJOR QUE
ACOSTARSE CON ELLAS PORQUE AQUÍ PUEDO
TORTURALAS, CASTIGARLAS Y VIOLARLAS. NO DARÉ MI
NOMBRE PORQUE USTEDES TRATARÁN DE
RETRASAR O DETENER MI COLECCIÓN DE JUGUETES.
—¡Joder! —Exclamó aterrada. Él siguió mirando las fotos
de las víctimas y soltó un enorme suspiro. Esto se estaba
complicando mucho y cada vez Nicolás perdía más la
cabeza o se ponía cada vez más peligroso.
—Todo sus víctimas era tan jóvenes y guapas, pero muy
parecidas entre sí, el típico patrón que usa los asesino en
serie, aunque aquí puedo ver que tenemos un asesino serie
que es organizado y a la vez desorganizado. Muchos de sus
crímenes son planeados. De seguro él ya tiene plan de
cómo va a seducir sus víctimas, muy probablemente este
día y noches siguiendo sus pasos y en otro veo que lo hizo
por impulso lo cuales son donde dejó pequeños errores,
pero son pequeñas evidencias casi invisibles.
—Lo sé. Te llevaré a las escenas tal vez tú veas que algo
que a nosotros nos pasó.
Él se levantó de la silla y me abrió la puerta educadamente.
Salimos de mi oficina en camino me topé con Harry quien
frunció el ceño al ver a mi compañero y puse una mano en
su brazo para que no se imaginara cosas que no son.
—El agente de FBI—susurré y él asintió con su cabeza.
Seguí mi camino con el agente del FBI pisándome los
talones y tomamos el ascensor hasta el subterráneo. Me
subí en el vehículo y solté un largo suspiro. Definitivamente
Nicolás era toda una caja de sorpresa.
—Lo atraparemos.
—Eso espero porque si no seguirá matando hasta que él
mismo se detenga.
Jess soltó una risa ronca y negó con la cabeza.
—Eso casi nunca pasa son como máquinas para matar, es
casi imposible que ellos paren o se entreguen. Vamos
guapa a trabajar.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Bueno no subí en
dos semanas porque no estaba bien físicamente y
mentalmente, pero ya estoy aquí con capítulo super largo.
Quede claro que siempre aviso todo por mis redes sociales
es por que siempre estoy avisando por allí.
Muchas gracias por tanto apoyo, ya llegamos a 1 millón de
lecturas No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos Un abrazo
gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 69
Miro el reflejo en el espejo y suelto un enorme suspiro, las
manos me sudan y me aliso chaqueta negra. Miro a través
del espejo como Diego se acerca y me abraza con fuerza.
Apoya su barbilla en mi hombro derecho.
—¿Estás bien?
—Solo algo nerviosa por dar mi declaración y te extrañé
anoche —sonreí y él también me devolvió la sonrisa.
—Yo también, pero temo por mí intrigada. Tu padre me
intimida —me giro y paso mis brazos alrededor de su cuello
y él pone sus manos en mi cadera.
En ese momento alguien se aclara la garganta, y Diego se
separa rápidamente de mí. Mi padre está apoyando en el
marco de la puerta y mira de arriba y abajo a Diego. ¡Por el
amor de Dios! —Miro al techo. Definitivamente mi padre va
a asustar a Diego.
—Joven las manos donde pueda verla—le dice mi padre
fulminado con la mirada a Diego.
—¡Papá! —Exclamó molesta.
—Estás bajo mi techo, por lo tanto, mis reglas —se acerca a
mí y pone sus manos en mis hombros—. Cuando yo vaya a
tu departamento tú me dices tus reglas, pero... —mueve su
mano al aire y sonrió—. Esta es mi casa por lo tanto aquí
pongo yo mis reglas.
—Lo pillo—digo con una sonrisa y abrazándolo con fuerza
—. Te tomaré la palabra, pero deja de asustar a mi novio—
le reclamó con una pequeña sonrisa.
Lo miró fijamente y él a mí. Una pequeña sonrisa aparece
en sus labios lo que me hace saber que se lo está pasando
bomba molestando e intimidando a Diego. Miro de reojo a
Diego, quien tiene una mirada tierna y sus ojos brillan.
Mi padre se acerca a Diego y le da una suave palmada en la
espalda.
—Aún te sigo observando, mantén las manos lejos cuando
yo esté presente y todo será mejor entre nosotros dos—
dice con voz ronca y saliendo de la habitación.
—¡Dios mío! —Exclamó frustrada. Me giro y tomo la mano
de Diego—. ¿Promete que no saldrás corriendo?
Él sonrió con una sonrisa tierna y acaricio mi mejilla.
—Tu padre tiene que matarme entonces porque, joder, no
te podría dejar nunca. Quedó claro. —dice acariciando mi
mejilla y yo asiento con una sonrisa.
******
Mi padre me limpiaba las lágrimas que caían por mi
mejilla acabo de relatar de nuevo como esos siete
hombres intentaron abusar de mí. Y ahora estoy
escuchando otros testimonios de chicas que prostituían a
grandes millonarios.
Sentía tanto asco de ver estás personas. Mariel me miraba
preocupada, pero se mantuvo en su puesto sentada al igual
que Harry y otro hombre que me imagino que es del FBI.
El juicio fue avanzando hasta que los jueces salieron para
tomar la decisión. Miró a Simón quien estaba también con
sus padres. Diego jugaba con los dedos de mi mano y me
hacía suave caricia.
—Ya mi niña—me tranquilizaba mi padre—. Eres mi guerra,
jamás lo olvides.
Lo abrazo más fuerte y mi madre tomó con más fuerza mi
mano. Mariel y Harry mostraron todas las pruebas y
volvieron a dar sus argumentos de porque eran un peligro
para la sociedad porque deberían darle la pena máxima.
Miro hacia atrás y vi a Alejandra preocupada. Trato de
sonreír, pero no puedo. Los minutos pasaron y no podía
despegar la mirada de la puerta por donde se habían ido
los jueces. Pasaron casi 40 minutos para que se retomará el
juicio. Escucho como comienza a releer los cargos y por fin
rompo a llorar cuando le da la pena máxima sin poder
libertad provisional o apelar por su libertad. Sentía que por
fin se hizo justicia por la muerte de mi hermano, por fin se
hizo justicia por todos los niños que fueron abusados
sexualmente, traficado por estás asquerosas personas y
quien sabe que más hicieron.
Miro de reojo a una de las chicas que había sido víctima de
esta red de trata de personas y que declaró. Me dolió
mucho escuchar su testimonio porque Nicolás la había
engañado con sus mentiras. Ella creía que eran novios
hasta que un día, Nicolás la drogó y la encadenó en un
sótano. Me duele joder, porque a mí me hizo lo mismo.
Siempre era el mismo método para engañar a chica y
chicos jóvenes.
Simón se acercó a mí y me abrazó con fuerza.
—Lo logramos—escuchamos que decía Harry. Me separe de
Simón y abrace a Mariel porque hizo un trabajo impecable
con Harry. Solo me hacía admirarla aún más.
—Falta un poco linda— me susurro Mariel, dando un beso
en la mejilla.
Yo asentí y ella limpió las lágrimas que recorrían mi mejilla
—Eres fuerte Anastasia—Me dijo Harry, abrazándome y
saludando a Diego y a mis padres.
—Lo logramos, somos el mejor equipo—murmuró Simón—.
Solo queda...
—Nicolás—susurro con voz rota.
—Lo atraparemos, todos ellos van a caer, te lo prometo—
me abrazo Mariel.
Yo asentí con mi cabeza y me despedí de Harry, Mariel y
Simón. Miré de reojo y vi que el agente del FBI no le
quitaba la mirada a Mariel. Harry lo veía molesto e incluso
podía escucharlo apretar sus dientes. ¡Madre mía! Harry
está celoso con el agente del FBI, no está mal, pero Harry
es mucho más guapo. Él me miró y yo sonreí e incliné mi
cabeza hacia al agente y soltó un gruñido. Una sonrisa
apareció en mi rostro.
Alejandra y Cameron me abrazaron y después sus padres.
Me dijeron que era una guerrera por luchar tanto. Mi padre
tomó mi mano y nos guio fuera de la corte.
*****
Subí a mi cuarto y me encerré quería estar sola unos
minutos. Pasaron varios minutos, donde solo miro el techo
de mi habitación y sentía como podía respirar con más
tranquilidad, pero seguía teniendo un nudo en mi
garganta. Sentí como se abría lentamente la puerta de mi
habitación y entró mi padre.
******
Miró el edificio y sonreí cuando la vi. Era tan bella y ella
sería la clave. Observe que había dos policías que la
vigilaban, eran jóvenes, bastante fácil de atacar de
sorpresa. Ella se apartó el pelo rubio de la cara y le dio un
suave beso en los labios a un chico y se fueron en el auto.
*****
Mire la hora y son seis de la mañana prácticamente no he
dormido nada, solo las tres horas de viaje. Mire la última
vez el mapa y revise los puntos en donde habían
desaparecido algunas de las chicas y en algunos puntos
estaba muy cerca entre ellos. Tenía policías encubiertos
vigilando esas parte las 24 horas del día, pero aun si
cambia siempre de lugar.
*******
Jess paró el vehículo y vimos que ya estaba toda la prensa,
se había encontrado otro cuerpo. Harry me abrió la puerta
y los tres apartamos como pudimos a los periodistas y nos
internamos en bosque. Cuando llegamos a la escena del
crimen, me tapé rápidamente la boca para no vomitar. El
olor a muerte y a descomposición nos envolvió a los tres.
Respire muchas veces para que se fuera las arcadas,
cuando lo controle, me acerque al médico José. Me puse
rápidamente los guantes de látex y comencé a sacar las
fotos, el cuerpo presenta un estado avanzado de
descomposición diría que entre 3 a 4 semanas, pero lo que
más me impactó fue que le falta parte del cuerpo le falta un
pecho y también parte del muslo. ¡Mierda! Quiero pensar
que no es lo que yo creo.
Tomamos cualquier cosa y de nuevo encontramos la marca
de un zapato. Lo sacamos con cuidado para después hacer
un modelo. Harry buscaba quién podía ser la posible
víctima.
—¿Su veredicto? —Le pregunté al doctor José.
Él nos miró fijamente a los tres y se relamió los labios antes
de hablar.
—La chica tiene un estado avanzado descomposición, murió
hace 4 semanas, pero también le falta parte de cuerpo que
es el seno derecho y la parte del muslo izquierdo y el corte
fue perfecto, por lo tanto, el asesino fue el que cortó esa
parte en específico, no sé con qué propósito lo habrá
hecho.
—Probablemente esté practicando canibalismo—soltó Jess.
Lo miro y apreté los labios. Yo también tenía esa sospecha,
pero, joder esto era otro nivel de lo asqueroso y repúgnate
como puede..., no es que solo de imaginarlo siento ganas de
vomitar. No puedo evitarlo, pero mi estómago está revuelto.
—¿Por qué alguien haría eso? —Preguntó Harry molesto y
mirando a Jess.
—Para mayor placer—fue todo lo que dijo antes de
continuar revisando la escena.
Observe cómo levanta el cuerpo de la chica y Harry me
entregó una hoja. La miré y era la chica que se llamaba
Javiera tenía 18 años, estudiante de enfermería
desapareció aproximadamente hace 4 semanas.
—Le haré una autopsia más detallada para ver si
encontramos algo más y también el ADN. Te llamaré
cuando tenga informe completo.
g p
—Gracias—dije.
Me acerqué a Jess y él soltó un suspiro de frustración.
—Es una práctica sexual perversa lo que está haciendo y
muchas veces los psicópatas que hacen eso creen que
comiendo una parte de sus víctimas pasan a formar parte
de ellos.
—Esto es asqueroso, está cruzando todos los límites—dije
asqueada, solo de pensar...que asco ¡dios, no! Es uno de los
actos más asquerosos que he escuchado y hasta ahora he
tenido que ver, pero para nuestro amigo del FBI era pan
comido por lo que veo—. ¿Cómo lo sabes?
—Jeffrey Dahmer—me miró fijamente—. Ted Bundy y la
lista sigue y sigue, casi la mayoría le da curiosidad y creo
que aquí podemos ver como Nicolás está buscando más
placer en prácticas sexuales perversas y no creo que vaya a
parar.
—Eso ya lo sé, Jess.
—Tienes que dar otra alerta.
—Es lo mejor, Mariel, esto está escalando a puntos que no
creíamos—me dijo Harry preocupado.
—Pero también está llegando el fin—dice Jess y me entregó
una colilla de cigarro—. Cada vez está siendo más
descuidado y cometiendo más errores, por lo tanto, caerá
antes de lo que crees.
—Eso espero, ahora vamos que tenemos que dar un nuevo
aviso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que
este bien. Si se que estuve desaparecida casi 3
semana, pero la universidad he estado llena de
pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta la
historia Y
también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
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capítulo ♀ ♀
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Capítulo 71
Diego
Sonrió cuando veo que ella iba a entrar a su salón para dar
su último examen de esta semana. Ella me guiña el ojo y
pongo los ojos en blanco. Apenas nos hemos visto esta
semana, ya que ambos tuvimos una semana llena de
exámenes. Ella estuvo acompañada de Alejandra y yo de
Cameron.
Me acerco a ella y la tomó de la cintura. Ella me miró con
una enorme sonrisa y apartó su largo pelo. Me gusta como
tiene pelo, es algo que me vuelve loco.
—Hola, mi bella novia—Digo con una sonrisa y
agachándome para estar a su altura.
—Hola, mi chico cursi y ardiente—sonrió por su apodo, me
gusta. Sé que soy bastante cursi con Anastasia, pero no
puedo evitarlo, simplemente me sale ese lado con ella—.
Quiero boxear—dice con un puchero.
Apoyo mi frente contra la suya y la aprieto aún más contra
mi pecho.
—¿Quieres que te preste mi linda cara para boxear? —
pregunto con diversión.
Ella arruga un poco su nariz y se muerde el labio inferior.
Me mira... me sigue mirando y suelta una risa. Me encanta
verla sonreír.
—Creo que eres masoquista porque mi golpe fue el que te
enamoro.
Hago una mueca fingida y ella me mira divertida. La
atraigo más a mí y le doy un suave beso en sus labios.
Siento como alguien tose, nos separamos y veo a Cameron
con Alejandra. Anastasia observa como una señora entra a
su sala, me da un beso y entra en su salón. No puedo
evitarlo y la sigo con la mirada.
—¡Dios mío, Diego! —exclama Cameron.
—¡¿Qué?! —exclamó con una sonrisa.
—Límpiate la baba, colega—me da un empujón y se lo
devuelvo. Ambos comenzamos a caminar a la cafetería, ya
que terminamos los exámenes por esta semana y la única
que queda es Anastasia.
Nos sentamos en una mesa apartada y veo de reojo a
Bárbara con Carlos, los miro con asco y veo como ella se
limpia una lágrima <<Que patética es Bárbara>> Me
arrepiento tanto haberme acostado con ella y de que fuera
mi novia
¡Qué horror! —pienso para mí mismo. En mi defensa estaba
despechado y bueno no estaba en mi mejor momento.
—¡Qué zorra es Bárbara! —dice Alejandra.
Suelto una carcajada y me apartó un mechón de la frente.
Miro hacia mi lado y veo a Amber, quien me guiña un ojo y
yo pongo los ojos en blanco. Soy un hombre casado.
—¡Alejandra! —le reclama Cameron.
Sonrió. Cameron siempre ha sido el más pacífico en
nuestro grupo, no le gustan los conflictos de ninguna
forma. Los chicos se levantan para pedir nuestro almuerzo
y me quedo solo. Miro mi teléfono y no tengo ningún
mensaje de Anastasia, la extraño. Hemos estado una
semana separados, aunque tampoco es que necesitemos
estar pegado todo el tiempo, pero ya la extraño y quiero
besarla y dormir con ella.
Siento como alguien arrastra una silla, miro a mi lado y veo
a Amber. La observo y anda con un top que no deja nada la
imaginación y una minifalda. Miró de nuevo mi teléfono, no
quiero hablar con ella. Me acosté con ella, claro, tampoco
soy un santo.
—Hola, Diego.
—Hola—digo con un largo suspiro.
Ella pone una mano en mi brazo y yo miro ese toque y lo
apartó con rapidez. Ella no se rinde y vuelve a poner la
mano ahora en mi pierna, la apartó de nuevo y la miró
molesto.
—¿Qué pasa Diego? Ya no quieres jugar conmigo—dice con
voz de niña regañada.
—Sabes que tengo novia, Amber, así que déjame en paz—
digo enojado. Ella lo vuelve a intentar y tomó su muñeca.
Ella me mira con mirada juguetona y se relame el labio
inferior. Joder, no me la pienso volver a follar en mi puta
vida
—. Vete de aquí antes que me ponga violento.
Ella se acerca a mí y yo me alejo.
—Me gusta que seas violento, Diego—me ronronea.
Intento pararme, pero se aferra a mi cuello. Esta chica
parece pulpo, tomó sus muñecas y la separó como puedo de
mí, pero ella no se rinde, pero que mierda le pasa.
—Déjame en paz, que no va a volver a pasar nada entre
nosotros—le digo furioso.
—¡Te has vuelto aburrido! —me suelta.
La empujo y ella cae sentada en la silla, salgo de la
cafetería y camino hacia el salón donde está dando el
examen Anastasia. Cuando llego veo que ella está
guardando algo en su mochila y me acerco lentamente y
pongo mis manos en su cintura y suelto:
—Buuh—ella se gira y detengo su mano. Suelto una risa y
ella me mira entre enojada y molesta—. Tranquila fiera que
soy yo.
—¡Eres un gilipollas! —exclama enojada y tirándome su
estuche en la cabeza.
—¡Auush! Eso duele—digo con una mueca.
Ella se sienta y se pasa una mano por la cara. Me agacho
para estar a su altura y apartó su pelo de la cara. Necesito
que me mire, sé que está preocupada y que tiene miedo,
joder, hasta yo le tengo miedo a Nicolás es más peligroso
de lo que pensé. La abrazó con fuerza y ella intenta
alejarse, pero yo me aferro a ella y al final, se rinde y me
abraza.
—Te amo—le susurro, dándole pequeños besos por su
cuello. Ella suspira y no tomó como su cuerpo se va
relajando con mis caricias—. Perdóname, no fue divertido,
lo siento.
—Diego, soy una bruta casi te pego—ella suelta una
pequeña risa—. Casi arruino tu cara de ángel.
—Un golpe no me haría daño—susurro.
De repente alguien me agarra del brazo y me hace
tambalear. Anastasia abre los ojos y yo miro a la persona
que me agarro del brazo y veo que es Amber, pero que le
pasa a esta chica.
—Vamos, Diego, no te enojes—dice haciendo puchero.
Miro a Anastasia quien está frunciendo el ceño. Me mira y
luego mira a Amber, ¡Mierda! Me suelto de su agarre, pero
ella vuelve al ataque como un maldito pulpo con sus brazos.
Tomo sus muñecas y ella me sonríe.
—¡Me gusta que seas difícil!
Anastasia se aclara la garganta y yo me giro para mirarla y
busco su ayuda, pero ella está tranquila sonriendo. ¡Oh,
genial! Me va a dejar solo lidiar con ella ¡Qué buena novia!
—Déjame ya, joder Amber, vete a joder alguien más que no
te volveré a tocar. Tía búscate a otro chico que te aguante,
que no ves que tengo novia.
—¡Oh, vamos, Diego! Podemos hacer un trío como la otra
vez.
—¡Hey, guapa! —dice Anastasia. Amber la mira y ella se
pone de pie y se aparta su larga melena y pasa su brazo por
la cintura, me apega a ella—. Deja de molestar a mi novio.
Amber frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Te sientes muy segura con él, ¿verdad? —pregunta
Amber con aire malvado.
—¿Celosa? —rebate Anastasia con una sonrisa de orgullo.
Yo pongo los en blanco y la tomó de la cintura, me agacho
para estar a su altura.
—Vámonos, bella, no vale la pena gastar saliva con esa
chica—le susurró, dándole un beso en la mejilla y ella
asiente.
Damos media vuelta y comenzamos a caminar a la
cafetería, pero un grito hace que no giremos. Por el rabillo
veo como Amber nos sigue y Anastasia, se gira molesta y yo
intento que siga caminando.
—No es tan santo como piensa, guapa, y yo no confiaría
tanto en él, tal vez, te ha puesto el gorro con alguien más—
aprieto los puños y me giró molesto. Me acerco a ella y
comienza a retroceder.
Anastasia tira mi mano, pero me suelto. Me harto esta
chica, jamás le he puesto los cuernos Anastasia y ni
siquiera se me pasaría por la cabeza, pero claro como no
logró seducirme ahora quiere hacerme ver como el malo.
Una cosa que siempre he aprendido de Amber es que es
muy caprichosa, si no consigue lo que quiere, manipula a la
gente.
—¡Cállate, maldita sea! Jamás le he sido infiel, Anastasia y
eso lo sabes, compórtate como una adulta. Tan desesperada
estas para que te follen ¿eh?, dímelo joder, te dije que no
así que vete de aquí antes de que pierda mi paciencia.
Ella abre la boca, pero la cierra y se va lentamente. Suelto
un gruñido y me giro a dónde está Anastasia y veo que mira
sorprendida. ¡Mierda! No quiero que piense que le fui
infiel, eso jamás pasaría.
—Nunca te he sido infiel—es lo primero que digo, cuando
tomo su mano y ella frunce el ceño y me mira fijamente.
—Diego...
—¡Anastasia, sabes que yo jamás haría eso! —exclamo
molesto. Ella me mira... Tiene que creerme, ella me conoce
y si vale, tenía fama de mujeriego y no lo niego, me acosté
con muchas chicas, pero cuando la conocí a ella me detuve,
bueno...solo con Bárbara, pero fue cuando terminamos y no
sabía nada de ella.
Ella me sigue mirando y siento como van pasando los
segundo y ella sigue sin decir nada. Me pasó una mano por
el pelo y ella suelta una risa y se cuelga mi cuello.
—¡Lo sé, Diego! sé que nunca me harías eso —dice,
besando mi cuello y yo la abrazo con más fuerza.
Anastasia es mi mundo, gracias a ella volví a sonreír y
puede volver amar. Si admito que antes era mujeriego, pero
nunca me cerré a la oportunidad de tener una novia y
Anastasia, simplemente me sorprendió y supe que ella sería
la indicada para mí, y tenía jodidamente razón.
******
Casi escupo mi bebida, mire a Dylan quien tenía una
sonrisa inocente, amaba ese sujeto, era raro, pero eso lo
hacía encantador. Mire Anastasia y luego a Cameron.
******
Miro la hora son las once de la noche y Dylan abraza con
fuerza Anastasia. Somos los únicos que quedamos en la
sala de estar, Alejandra y Cameron se fueron a acostar,
según ellos a dormir, pero a mí no me engaña.
—Recuerda siempre con condón, que aún soy demasiado
joven y sexy para ser tío—dice Dylan, acariciando el vientre
de Anastasia. Ella pone cara de terror y le da una palmada
a su mano—. Nos vemos guapa, te amo ¿y tú me amas?
—Siempre, amorcín—dice Anastasia.
—Adiós, Diego.
—Adiós—le devuelvo la sonrisa y ella cierra la puerta.
Me acerco a ella y pongo mis manos por encima de su
cabeza quedando atrapada. Ella se gira y toma mi polera y
me acerca aún más a su pecho, pone una pierna en mi
cintura y suelto un gruñido.
¡Mierda! Ya estoy caliente y quiero hacerla gritar mi
nombre, una semana sin sexo es una tortura. La beso con
pasión y nuestras lenguas se entrelazan, su mano baja y
toca mi erección por encima de mi pantalón.
—Te deseo, Diego—me susurró, besando mi cuello y
dejando besos calientes. Cierro los ojos y disfruto de sus
caricias. Sabe cómo volverme loco. No espero más y me
aprieto aún más para que me sienta. Muevo mi cadera y
ella jadea.
—¿Quieres que te folle? ¿Qué sea duro y salvaje? —le
pregunto con una sonrisa de orgullo.
Ella enrolla sus piernas en mi cadera y se cuelga en mi
cuello, comienzo a caminar hacia su habitación. Sé que no
ha contestado mi pregunta, pero no hace falta, ambos lo
deseamos.
Abro de una patada la puerta y la dejó en la cama, cierro la
puerta con pestillo. Me acerco a ella y la beso con posesión,
necesito esto ahora. Ella me mira y comienza a desvestirse
lentamente, yo la observo como cada prenda cae al suelo y
comienzo a desvestirme rápidamente. Desarmó la cama y la
tomó y la dejó con cuidado en la cama.
Me coloco encima de su cuerpo para poder mirarla
directamente a los ojos. Mi cuerpo se ajusta al de ella y lo
cubro al mismo tiempo que las sábanas se quedan
arrugadas en mi cadera.
Anastasia abrió sus muslos y me acomode mejor
entremedio de su pierna para que pudiera sentir mi enorme
erección, solo con ella podía estar tan caliente.
—Te extrañé, mucho tiempo sin estar contigo—susurro,
besando su cuello.
—Exagerado, que fue una semana. En serio y después dicen
que las mujeres somos exageradas y dramática—dice con
una enorme sonrisa y yo la callo besando sus carnosos
labios.
Alargó mi mano por debajo de la almohada y sacó un
condón. Ella me observa, y yo sonrío. Rasgue el paquete
con mis dientes y me coloco rápidamente el condón en mi
dura erección. Tomó la mano de Anastasia y la guió a mi
pene, ella comenzó a mover su mano de arriba y abajo,
haciéndome gemir su nombre. Es mi diosa.
La tumbé de nuevo en la cama y me coloqué rápidamente
encima de ella, abrí sus piernas y mis dedos acarician su
clítoris y ella suelta un gemido. Metí un dedo dentro de su
sexo y luego otro y los moví en círculo. Ella abrió la boca y
la besó con fuerza. Ella me recibió con gusto y nuestras
lenguas se enredaron. Sigue estimulando su clítoris con
mis dedos y estaba muy húmeda.
Tomé mi pene y la guie a la entrada de su vagina, rocé mi
pene contra su sexo una y otra vez para que se mojara aún
más y ella jadeó con fuerza, di un empujón y me introduje
es su interior por completo. Anastasia, rasguño mi espalda
y beso mi cuello. Me detuve un momento y la miré
directamente a los ojos. Ella tenía los labios entreabiertos y
su mirada era de placer.
—Salvaje, mañana tendré tu marca por toda mi espalda—
digo con una sonrisa burlona. Me salgo y vuelvo a entrar
con fuerza.
Ella abre los ojos y tiró de su labio inferior donde chupo
con fuerza antes de besarla, me salgo y vuelvo a entrar con
fuerza y muevo mi cadera. Ella suelta un gemido.
—¡Mierda, eres tan sexy! —exclama muerta de placer.
—¿Rápido o lento? Tú escoges, Anastasia—digo besándola
suavemente en los labios.
Ella me mira por un momento.
—Lento al principio y rápido al final y que sea salvaje—
dice, dándome una palmada en el trasero. Suelto una risa,
amo esta mujer, estaría perdido sin ella para siempre, la
necesito mucho en mi vida.
Me retiré lentamente y volví a hundirme en ella con
delicadeza tal como me había pedido. Anastasia alargó los
brazos para rodearme el cuello y me atrajo más hacia ella
para besarme en los labios. Me encanta cuando ella toma la
iniciativa del beso.
—Me encanta follarte—le susurro, y me vuelo enterrar en
ella con fuerza y sus manos me aprieta el trasero para
entrar más adentro.
Ella suelta una risa y me sorprende cuando suelta las
siguientes palabras:
—Cállate y bésame —murmura contra mi boca.
Sonrió.
—Estás mandona hoy, pero eso sí puedo hacerlo, bella.
Me callo cuando nuestras lenguas se entrelazaron y
colisionaron, enredándose hasta que a Anastasia le faltaba
el aliento y comenzó a jadear. Solté un leve gemido en la
garganta y pasé los brazos por debajo del cuerpo de
Anastasia para poder tenerla más pegada a mí.
Ella arqueó aún más las caderas con fluidez, mientras yo
deslizo mi pene dentro y fuera de ella hasta que Anastasia
estuvo más que mareada de placer. ¡Mierda! estoy muy
cerca de mi orgasmo siento como mi pene crece aún más.
Entre aún más fuerte dentro de ella y no había ninguna
parte de ella que yo no estuviera tocando de alguna
manera.
Su cuerpo estaba pegado al mío, Anastasia podía sentir
cada una de mis sacudidas, cada vez que mis músculos se
tensaban.
—¡Quiero que me sientas bien adentro! —le susurré,
mordiendo su oreja y ella soltó un pequeño jadeo.
Comencé a dejar un reguero de besos por su mandíbula y
luego por el cuello, seguí bajando hasta llegar a su pecho
donde chupé y mordí su pezón con fuerza haciendo que
elevará su pelvis.
—Estás tan caliente por dentro, me encanta estar dentro de
ti—digo, chupando su pecho derecho.
Ella se excita más con mis palabras porque sentí como
apretó sus músculos internos, apretando aún más mi pene.
¡Mierda, no me falta mucho! La tomé de la cintura y la
senté en mi regazo
—¡Quiero que me montes, Anastasia! —le ordenó, dándole
una nalgada en su culo.
Anastasia comenzó a subir y a bajar lentamente por mi
pene y sus movimientos eran lento, pero profundo haciendo
que mi pene se metería aún más. Me acerqué a ella y la
besa. Mordí su mandíbula y la mira fijamente, ella tomó
controlo y comenzó a mover sus caderas en círculo
haciéndonos a ambos jadear, ella es perfecta.
—Sigue así, Anastasia, me vuelves loco—digo animándola, y
acariciando su trasero. Ella pone los ojos en blanco y la
beso. Sé que está cerca, lo noto en sus contracciones.
La detengo y la giró de nuevo para que esté en la cama. Y
vuelvo a penetrarla de inmediato. Anastasia me abrazó y
me acercó más a ella. Se colgó de mí, mientras, me
enterraba en su interior con mayor profundidad y con más
fuerza.
La miro y tiene la mirada llena de placer y lujuria.
—Bella, mírame.
Ella abrió los ojos y me miró fijamente, había placer en su
expresión y una mirada de ternura.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Sonreír.
—Bésame—le supliqué.
—Diego... —dijo mi nombre divertida, era estúpido, yo
podía besarla siempre que quisiera. La besó con fuerza, con
posesividad. Anastasia se estremeció y arqueó su cuerpo.
—¿Cuán cerca estás?
—Casi estoy —susurro Anastasia.
—Dime lo que necesitas para llegar.
—Tú —dijo—. Solo tú.
Mis ojos brillaron y apreté la mandíbula. Y la volví a besar
otra vez con más fuerza y con más hasta que ella estuvo
respirando mi aire y yo el de ella. Sentí como Anastasia
estaba cada vez más cerca de su orgasmo y sentí como
apretó mi pene con sexo y se mordió el labio inferior con
fuerza y grito mi nombre.
—Ah, Anastasia —solté un gemido—. Estoy cerca, muy
cerca.
Comencé a moverme más rápido y con más fuerza. Sentía
como mi control desaparecía y sentía como su orgasmo se
alargaba debido a mis penetraciones, sentí que le venía el
segundo orgasmo Anastasia y me moví con más fuerza y
puse una mano en cintura para que no se moviera tanto. Se
la metí una, dos, cinco hasta diez veces hasta que por fin
solté un gruñido y me corrí dentro del condón, caí sobre
ella con cuidado. Nuestros cuerpos estaban sudados.
Anastasia pasa sus dedos por mi húmedo pelo y recuesto mi
cabeza en su pecho y lo acaricio con mi nariz. Ella es la
única mujer que siempre amaré.
—Dime una de tus frases cursi—me pide con voz ronca.
—¿Te gusta que sea cursi?
Ella soltó una risa y me enamoré aún más... me quedé
mirándola como su nariz se arrugaba un poco y se veía aún
más bella. Acaricié su mejilla y ella se quedó callada un
momento esperando mi frase.
—La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios
es sonreír. Y la primera es besarme, bella—le digo antes de
besarla lentamente, nuestras lenguas danzaron lentamente
en un baile sensual y pongo una mano en su cadera—.
Te amo, siempre sonríe y siempre bésame, Anastasia.
—Por ti siempre, mi chico cursi y ardiente—dice
acariciando la mejilla.
*****
Los días pasaban rápidamente y aún no había noticias
sobre Nicolás y tampoco se había encontrado más cuerpo
o desaparecido más chicas. La policía sigue dando aviso
de que las mujeres tengan preocupación y que por favor
no salgan tan tarde. En la universidad hay más seguridad
y puedo notar como cada día que pasa Anastasia se está
apagando más y que ahora sus pesadillas son más fuertes.
******
Suelto un gemido de dolor cuando Harry me tira de nuevo
al suelo y Mariel me grita que soy muy lenta. Harry se
aleja y juega con un cuchillo. Mariel se acerca a mí y me
da una botella de agua. Me secó el sudor y miro como
Harry se pasea por mi alrededor como si fuera su presa y
tiene una sonrisa burlona que quiero destrozar.
******
Me tapo la cara con la mano cuando siento que alguien
abre la cortina. Me giro a un lado y siento esa risa, esa
risa que amo, pero que ahora quiero que se calle y me
deje seguir durmiendo. Siento como el colchón se hunde
por su peso y su mano acaricia mi mejilla.
*******
Entro en mi departamento, pero paró en seco porque
siento algo raro, no sé cómo describirlo, pero es como si
alguien
*******
Termino de hacer las lagartijas, miro la hora y son las dos
de la noche y Anastasia ni siquiera ha vuelto a la cama.
Me secó el sudor de mi cuello con una toalla y miró de
y
reojo la puerta, no puedo dormir, lo intenté, pero no
puedo. Odio pelear con ella, siento que me estoy
comportando como un maldito gilipollas, me pongo la
toalla alrededor del cuello y abro la puerta, el pasillo está
completamente oscuro.
******
Nicolás
******
Mariel
******
Sentí una mano acariciando mi mejilla y me removí un
poco porque quiero seguir durmiendo, por favor. Escucho
esa risa que me hace tan feliz, pero ahora lo quiero
ahorcar porque no me puede dejar dormir. Siento sus
dedos en mi estómago y comienza a hacer pequeños
círculos. Me moví un poco para alejarme de él, pero me
agarra de la cintura y me atrae a su pecho.
*****
Alejandra saca un poco de mis palomitas y yo le robo su
chocolate, miro la pantalla y veo como Harry sale
seleccionado para participar en cáliz de fuego. Diego me
abraza y juega con un mechón de pelo.
******
Alejandra aplicó un poco de labial rojo y me pasó una
mano por el pelo que tenía pequeños rulos al final. Solté
un suspiro porque ya llevamos casi una hora
arreglándome, nunca he sido una chica que se pinte tanto.
Mi rutina es fácil: corrector de ojeras, un poco de rímel y
un brillo en los labios y, tal vez, algo de iluminador, pero
no puedo hacerme el delineado lo intentado, pero mi
pulso es atroz y terminó con una raya en toda mi cara.
Admiro a las mujeres que pueden hacerlo tan fácilmente.
*****
Me senté en mi cama y comencé a sacarme las botas, pero
justo en ese momento sonó el teléfono y lo saqué de mi
chaqueta. Mire la pantalla y era de la estación de policía.
—¿Qué paso?
—Tenemos otra escena del crimen, jefa—respondió Gonzalo
y apreté el celular con fuerza—, pero no es Barcelona, es
en Costa Brava ocurrió hace tres horas. Puede que sea
nuestro asesino porque la forma en la que cometió el
crimen es muy parecida a la escena que tuvimos en el
departamento.
Me levanté de la cama tomando la llave, miré el reloj y eran
las doce de la noche, otra noche sin dormir. Harry tomó las
llaves de mi coche y ambos comenzamos a caminar a la
salida de mi departamento.
—Voy de camino. Llama a Jess, por favor—corte la llamada
y entramos en el ascensor—. Será una larga noche Harry.
Tenemos que ir a Costa Brava, ahora es ahí la escena del
crimen.
—¡Dios mío! —Susurro, pasándose una mano por la cara—.
Este sujeto es la personificación de la maldad.
Apoye mi espalda en el ascensor y lo mire fijamente, tenía
unas ojeras muy marcadas al igual que yo, ninguno de los
policías ha podido dormir bien durante meses y eso nos
está afectando.
—Será mejor darnos prisa—le aseguro con una pequeña
sonrisa y ambos corrimos a mi auto porque no teníamos
tiempo que perder.
*******
Miré de reojo a Harry quien iba concentrado en la
carretera y apoyé mi brazo en la ventanilla. Es increíble
como esto
******
Me bajo de mi auto y evitó a toda costa los periodistas,
pero se me hace imposible y veo a Lorena Soto periodista
de 24 horas. Suelto un suspiro, cuando me pregunta por
el crimen que ocurrió en Costa Brava.
*******
Dylan abrazaba Anastasia y Javier también la abrazó con
fuerza. Jonathan me paso una cerveza y la tomé, casi no
he cruzado palabra con él porque en un momento llegué a
pensar que era su novio. Aún puedo recordar ese día
cuando estaba en el departamento de Alejandra y vi que
ella salía de su habitación y mis pies caminaron hacia ella
antes de que mi mente lo procesara. Recuerdo que hablé
con ella, pero mi humor se fue cuando vi que un chico la
tomaba de la cintura con fuerza y la pego a su pecho, y
ella no hacía nada por alejarse de él.
É
Él se lleva una mano al corazón y hace un puchero. Suelto
una risa porque los amigos de Anastasia son raros en buen
sentido de que, si está triste ellos siempre te van a alegrar
con sus bromas, sobre todo Dylan quien tiene una mente
bastante rara.
—Lo sé porque soy grandioso y eso tú lo sabes—le guiña un
ojo—. Ves Anastasia, tú te lo perdiste y yo Jonathan si pudo
ver lo fabuloso que soy por eso soy el número uno es su
corazón.
—¡Hey! —Exclame.
—No te ofendas Diego, solo le estoy recordando Anastasia
lo que se perdió—dijo con un tono burlón y abrazándola.
—¡Pobre de mí! Fui tan ciega ahora mismo término con mi
chico cursi y ardiente por ti, ¿vale? —dice Anastasia con
tono de burla y mirándome con una sonrisa dulce.
Pongo los ojos en blanco. Anastasia se levantó y se acercó a
mí, yo la tome de la mano y la senté en mi regazo, rodeé su
cintura con mi brazo y le saque la lengua Dylan quien me
sonríe.
—Lo siento, Dylan, pero ella me ama a mí, soy su chico
cursi y ardiente—digo con una enorme sonrisa, y la
estrechó aún más contra mí.
Anastasia pasa una mano por mi cara y despeina mi pelo.
Hago una pequeña mueca y ella me sonríe con esa sonrisa
picarona que me derrite poco a poco por ella. En serio que
la amo y lo mejor es que me gusta amarla de esta forma tan
pura como ella se merece.
—Te amo—le susurro mordiendo su oreja—. Tienes el pelo
más largo—comentó algo distraído acariciando su largo
pelo que ya comienza a llegarle al trasero.
—Si—suspira y apoya su cabeza en mi hombro—. Se está
volviendo algo molesto para mí, pero a la vez me gusta.
—Tú te ves bonita con cualquier cosa—le aseguro, y
acarició con cuidado su cuello.
¡Mierda! Ya la de deseo y si han pasado dos semanas que
siempre es su ritual, yo me dé vuelvo a mi departamento
con Cameron y Anastasia y Alejandra se quedan aquí
porque según ella somos una distracción para estudiar. A
mi da igual porque siempre sé que volveré con ella tarde o
temprano siempre vuelvo a ella.
—Adulador—bromea ella.
—¡Oh claro que soy un adulador! Y te puedo adular de
muchas formas sobre todo esta noche—insinuó con voz
aterciopelada.
—¡Diego! —Exclama en un susurro, y yo suelto una risa.
Anastasia se queda sentada en mi regazo con su cabeza
apoyada en mi hombro y charló animadamente con
Jonathan
como digo antes no había cruzado más de dos palabras con
él y es gracioso tanto como los gemelos, pero sé que él es
el más calmado del equipo. Me cuenta que está estudiando
mecánica, que ama las motos y que por ahora no quiere
ninguna relación seria. Yo bromeo con él y Anastasia
diciendo que antes pensaba que era novio y hace una
mueca, pero no dice más e incluso evade el tema.
—¡Oh, se quedó dormida! —Exclama Alejandra y apunta
Anastasia.
La miro y veo que tiene los ojos cerrados y pequeños
suspiro escapan de sus labios que chocan contra mi cuello.
Sonrió, es preciosa. Tiro de su falda y la levantó con
cuidado para que nadie pueda ver nada y me dirijo a las
escaleras, sé que está cansada porque ayer me mandó un
mensaje a las cinco de la mañana lo cual solo durmió como
dos horas o tres horas como mucho.
Entró en su cuarto y le dejó con cuidado en la cama. Me
siento a su lado y apartó su largo pelo de la cara y acarició
sus suaves piernas.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro ronco, y acaricio su
cara.
—Mmm—dice entre dormida.
Sonrió y la tapó con una manta para que no tenga frío. Me
quedé varios segundos mirándola como un bobo
enamorado.
—¿Anastasia? —la vuelvo a llamar, y ella arruga un poco su
nariz, pero no contesta—. Te amo, mi bella.
Regreso abajo con los demás y me siento a lado Dylan
quien me ofrece un brownie que hizo la rubia y lo tomo.
Pasamos varias horas charlando y conversando sobre
distintas cosas como los exámenes y que vamos a hacer en
las vacaciones, pero todos sabemos que corremos peligro
mientras Nicolás esté suelto y aún es más incómodo con
todo esos policías persiguiéndonos de un lado a otro.
*****
En cuanto cierro la puerta, dibujó una enorme sonrisa y
busco Anastasia. Está tendida de espaldas en la cama,
todavía con la falda y sus típicas vans puestas. Su cabello
largo castaño se extiende por el edredón de color crema.
******
Observó de reojo a Anastasia y sigue durmiendo, está
enredadas en las sábanas de su cama y se ve hermosa.
Abro el armario donde guardamos nuestro trabajo o libros
de la universidad, necesito los papeles de práctica así que
saco todas las carpetas que encuentro y me siento en el
piso.
******
Me acerqué a mis compañeros quienes estaba observando
el interrogatorio de la señora Gutiérrez Catalina, la
señora contaba todo de como ella misma fue la que
estranguló a la víctima con la cuerda debido a que su
esposo la amenazó.
******
—Yo no cometí ese crimen y menos los otros crímenes.
Escúcheme por favor mi esposa se está inventado toda la
historia—dijo por sexta vez y Luis se acercó con las
revistas de policías que encontramos y con su computador
que tenía pornografía de chicas que se parecían mucho a
las chicas que desaparecieron e incluso pornografía
infantil. Se quedó callado—. ¿De dónde sacaron eso?
******
Anastasia
É
Él suelta una risa ronca y varios mechones de pelo negro
cae en su frente lo que me hace suspirar. Están guapo y
sexy que me vuelve loca de amor y lujuria, vamos que el
sexo con él es salvaje, duro y otras veces tierno y
romántico, pero me gusta más cuando Diego es salvaje en
la cama.
Diego me tomó de la cintura y me sentó en su regazo.
—¿En qué estás pensado mi bella? Porque tus mejillas se
han tornado un poco rojas—comentó con un tono burlón.
Me llevé las manos a mi mejilla—. Está teniendo
pensamientos pervertidos, ¿verdad?
—¡No! — chillé.
Diego ladeó su cabeza y me observaba fijamente no sé qué
estaba pensando, pero juro que en ese momento me
enamoré aún más de él. ¡Dios mío! Soy una estúpida
enamorada y pensar que yo solo quería una amistada con él
y si no hubiera sido por Diego creo que hasta día de hoy
estaría negado mi amor por él.
Diego me dio un pequeño pellizco en mi cadera y me
abrazó con fuerza.
—¿Estás teniendo pensamientos calientes, húmedos y sin
ropa entre nosotros dos? —preguntó con un tono
presuntuoso y metiendo la mano en mi polera—. ¿Quieres
que te folle, ¿verdad?
Suelto un pequeño gemido cuando aprieta mi pezón y me
da un pequeño beso en el cuello. Niego con la cabeza
porque no puedo estoy con mi amada regla.
—Tengo la regla, Diego—le recuerdo, y le doy un manotazo
a su mano.
—A mí no me importaría—lo fulmino con la mirada. Él
sonríe de forma inocente—, pero como soy un caballero y
porque te respeto jamás te obligaría algo que sé que no te
sientes cómoda.
En ese momento entra Alejandra con Cameron quienes se
quedan quieto un momento antes de darse la vuelta. Diego
quita la mano dentro de mi polera. Alejandra niega con su
cabeza.
—Joder, mantenga esas manos quietas—nos recrimina y se
cruza de brazo. Diego suelta un bufido y le tira una
almohada quien la detiene Cameron—. ¡Eres un cerdo
Diego!
Diego imita a Alejandra y se cruza de brazo tal como se
encuentra Alejandra ¡Dios otra vez no! Cameron me mira
un momento, y niega con su cabeza antes que Diego y la
rubia estallen en una carcajada.
—Alejandra por favor toca la puerta cuando entres en mi
habitación—le recuerdo con una sonrisa burlona—.
Después no te quejes de lo que puedas ver.
—¡Si! Después no te quejes monjita o acaso siente
curiosidad de ver lo que hacen los adultos en la cama,
monjita—se burla Diego una risa malvada que saca a
relucir ese lado playboy que tiene en su interior.
Alejandra le para el dedo medio y se sienta en mi cama.
—¡Cállate puto barato! —Exclamó molesta Alejandra.
—¡Oh, por favor cállense los dos! —Exclamé molesta
porque estas mini peleas son de todo los días—. ¿Qué
ocurre, rubia?
—Bueno tiene que poner las noticias porque creo que
atraparon al asesino serial—abrí los ojos porque eso
significa que atraparon a Nicolás. Alejandra tomó el control
donde efectivamente estaba dando el anuncio que tenía a
un sospechoso entre rejas, pero no era Nicolás—. ¡Por fin lo
atraparon! —Exclamó rubia.
Mis ojos se empañaron porque no entendía nada, nada
Nicolás es el asesino serial, él mismo me lo confesó y no
entiendo por qué está detenido ese caballero. No, no, no
podía ser. Jamás lo van a atrapar, siempre va a estar ahí
para atormentar.
—Bella—Escuché que me llamaba Diego, pero no podía
despegar mi vista de las declaraciones que estaban dando
Harry porque me sentía de cierta forma traicionada, pensé
que ellos lo atraparían—. Anastasia, ¿estás bien?
q p
Diego tomó con cuidado mi cara entre su mano, pero
apenas lo podía ver por las lágrimas. Quiero ser libre, por
favor, solo quiero eso. Quiero que me deje en paz que ya
pare con este juego macabro porque siento que ya no doy
más, siento como a poco me voy apagando más.
Diego me tomó de la cintura me abraza con fuerza, apenas
escucho lo que le dice Alejandra y siento su mano
acariciando mi pelo.
—¿Qué pasa, mi bella? Por favor háblame—me ruega Diego
con la voz rota y me sorbo la nariz—. Por favor no llores,
recuerda que siempre tiene que sonreír para mí.
—Diego... —dije con la voz rota y contenido el hipo que me
acaba de dar. Diego limpia mis lágrimas con su pulgar y
tenía una pequeña arruga en su frente—. No entiendo nada
por qué aún no pueden atrapar a Nicolás siento que jamás
podré ser libre que siempre será una sombra en mi vida,
jamás podré salir tranquila a calle porque siempre tendré
miedo de que él esté ahí en la sombra acechándome en su
juego enfermo.
Diego me dio un beso en la frente y me entrego mi jugo.
—Bebe un poco para que se te pase un poco el hipo, mi
bella—él abrió la botella y le di un pequeño trago—. Sé que
tienes miedo, pero Mariel tiene que hacer su trabajo si
atraparon a ese sujeto es porque él debe ser el asesino
serial y por fin eso va a terminar Anastasia y ahora se
podrá concentrar en Nicolás.
Me limpié la nariz con la manga de la polera de Diego y él
ni siquiera hizo una mueca.
—Sí, es solo que quiero ser libre Diego—declare con la voz
rota porque es lo que más anhelaba en estos momentos
—. Solo quiero una vida tranquila.
Diego puso sus brazos alrededor de mi cintura y me abrazó
con fuerza pegando a su duro pecho y sus dedos
comenzaron a peinar mi largo cabello que es algo que me
tranquiliza y Diego lo sabe.
—No te dejaré caer sola jamás en esta vida, Anastasia—me
prometió y me dio un beso en la sien—. Si caemos lo
p y
haremos juntos y nos volveremos a poner de pie como
siempre lo hemos hecho juntos y por separado.
Mi corazón dio un salto de amor por esas palabras tan
dulces. Lo miré y me di cuenta lo afortunada que soy de
tenerlo en mi vida, no solo me apoya, sino que me ama de
una forma tan pura y sincera que aterra, pero a la vez te
emocionas por dejarte llevar y dejarte amar.
—Te amo mi chico cursi y ardiente—le susurro sobre sus
labios.
—Te amo mi chica rara—me dio un beso fugaz y Diego se
acostó conmigo, apoyé mi cabeza en su duro pecho—.
Duerme un poco mi bella, te protegeré de todo lo que te
lastime en tus sueños.
Me dolía los ojos porque de seguro que aún tenía los ojos
hinchados es que me siento frustrada porque siento que
nunca me podré librar de Nicolás aun cuando intento
pensar pensativo de que un día de esto lo van a atrapar,
pero muchas veces lo veo negro porque la policía me fallo
tantas veces antes que me cuesta confiar en ellos a pesar
de que Mariel y Harry los considero mis amigos.
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y
vi que alguien estaba tocando mi ventana. Me acerqué
lentamente a la ventana para abrir la ventana y él entró
con una mochila negra. Tomo mi nuca y se acercó a mí para
darme un suave beso en los labios, puse mis manos
alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, necesitaba
más de él.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Y
apoyó su frente contra la mía.
—Eres tan bonita, Anastasia—dijo acariciando mi mejilla
con cuidado.
—Y tú eres mi chico misterioso.
—Entonces somos un buen equipo. Tú eres la chica popular
y yo soy tu chico misterioso tal como pasa en tus libros,
¿verdad? —Preguntó con una pequeña sonrisa en sus
labios.
—Aja—respondo con diversión y él soltó una risa.
—Te amo, Anastasia—me susurró sobre los labios.
Me separé de él, para mirarlo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado
hasta que mi espalda tocó mi colchón y se subió arriba de
mí. Acarició mi mejilla con cuidado y fue bajando hasta la
altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso
en la mejilla y su nariz acarició la mía—. Tengo muchos
demonios y voces que me atormentan. En fondo soy una
persona peligrosa.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me
decía esas palabras, no tenía sentido para mí.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el
cuello y con una sonrisa malvada —comenzó a aparecer en
sus labios—. No deberías amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis
manos en sus brazos intentando rasguñarlo y comencé a
patalear, intenté gritar, pero no podía hablar porque me
faltaba cada vez más el aire y veía cómo sus pupilas se
agrandan cada vez más.
Sentí que alguien me movía sin parar y me removí hasta
que caí al piso, puse una mano en mi cuello porque sentía
su mano aun en mi cuello estrangulándome. Diego me
abrazó con fuerza y rompí a llorar porque estas pesadillas
se siente tan real, tan real porque siempre se mezcla con lo
que antes era un lindo recuerdo a lo que es hoy en día
Nicolás.
—Saca todo lo que tienes dentro de ti, Anastasia, no te
dejes nada dentro. Estaré aquí hasta que ya no te queden
lágrimas por derramar—me susurro, besando mi frente.
—Sentía tan real, Diego, tan real—confieso, limpiándome
las lágrimas.
Diego toma mi barbilla con cuidado y limpia mis lágrimas
con cuidado. Lo amo tanto por tenerme esta paciencia
infinita por apoyarme de esta forma en la que muchas otras
personas se verían saturado por estar a mi lado. Dos años
atrás me veía a mí misma como un amuleto de mala suerte
que solo trae desgracia y me daba tanto miedo que Nicolás
lastimara a las personas que amo porque no lo podría
soportar, me muero si les pasa algo a la gente que amo por
mi culpa.
—Tranquila mi bella, recuerda que siempre voy a estar
contigo—me da un suave beso en los labios antes de
levantarme del suelo y llevarme de nuevo a la cama—. Te
parece si vemos la pantera rosa para relajarnos con unos
ricos chocolates—propone con una tierna sonrisa.
Asentí con mi cabeza y veo como él comienza a buscar en
YouTube los capítulos de la pantera rosa que son unos
dibujos animados muy antiguos, pero son una parte linda
de mi infancia. Diego me entrega una barra de chocolate y
me atrae a su pecho.
—Gracias por ser mi luz Diego, en mi oscuridad y por
sostener mi mano con fuerza para no caer.
—Siempre seré tu luz Anastasia, así como tú la mía—
susurró, besándome en los labios.
*******
Nicolás
Sonreí con malvada cuando vi que había ha restado a dos
personas por los crímenes que cometí. Que estúpida es la
policía, esto era una ventaja para mí y para mi plan.
Observe una foto de ella y la acaricie, era tan bonita y
perfecta.
—Ya queda poco mi Anastasia, para que vuelvas a ser mía.
Tranquila pequeña que esta vez vas a acabar muerta.
Apagué la televisión y caminé hacia mi sótano donde tenía
un nuevo colchón, unas esposas, una pequeña televisión y
libros para mi preciosa chica. Tenía lista su nueva
habitación por la cual estaría solo unas horas porque de
aquí ella solo va a salir muerta.
Tome una hoja de cuaderno y me ajuste bien los guantes de
cuero para escribir la nota a mi querida Mariel.
Yo maté a Maire Sepúlveda la golpeé hasta la muerte la
viole y me encantó, y si estoy enfermó y me divierto. Esas
personas que tiene arrestada asumieron la culpa y yo estoy
libre para seguir matando a mi gusto. Les debo dar las
gracias a ellos porque gracias a esas inocentes personas
podré matar a más mujeres.
Sonreí, pero me guardé la nota porque no la iba a enviar
hasta que maté Anastasia. Necesito matarla, ya porque ella
lo merece, ella arruinó mi puta vida, arruinó nuestro
hermoso juego, merecía morir. Me quito todo y yo le voy a
quitar su vida de la peor forma la torturaré
psicológicamente y después abusaré de ella para luego
matarla. Solo quedan dos días para iniciar con mi plan.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. Bueno llegamos al ultimo capítulo para entrar en final
de esta historia, y ya somo dos millones de lecturas,
muchas gracias por tanto apoyo, probablemente suba un
especial por los dos millones de lectura. Recuden comentar
y votar ya que esto me motiva mucho.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto
de Diego
Mire de reojo a Cameron quien estaba esperando que la luz
del semáforo cambiara a verde. Estaba resultando bastante
pesado hoy porque íbamos a conocer a la mejor amiga de la
rubia y ya me tenía cansado de escuchar que me alejara de
ella. Cameron dobló por la izquierda y freno con fuerza
cuando un auto estaba esperando en la mitad de la calle.
—¡Muévete, hijo de puta!—Exclamó molesto Cameron,
tocando la bocina del auto.
Lo miré con una sonrisa divertida porque era muy raro ver
a Cameron molesto. Cerré el libro y me giré para mirarlo
con diversión.
—Diablos Cameron, acabas de insultar a alguien—me burlé
con diversión y soltó un bufido que hizo que varios
mechones rebeldes cayeran en su frente—. Este día se pone
interesante para mí.
—Joder, Diego, aléjate de la amiga de Alejandra—me
advirtió de nuevo con un tono de voz enojado y acelerando
su auto.
—Ya van dos insultos en menos de... —mire mi teléfono y él
me dio un empujón—. En menos de 50 segundos un nuevo
récord para ti y ahora me agredes físicamente, ¿Por qué
estás tan agresivo hoy? Creo que estás algo urgido por
tener sexo con tu sexy rubia—me burle con una risa
juguetona.
Camero tomo mi libro y me pego en la cabeza con él.
—¡Eso dolió! —Exclame, le quitó el libro.
—Solo aléjate de ella—me amenazó de nuevo Cameron y
ahora yo le pegue con el libro porque ya me estaba
aburriendo con este tema, por favor es solo una chica más
de la universidad—. ¡Imbécil!
—Cameron, es una chica más en la universidad por favor,
no voy a saltar encima de ella—puse los ojos en blanco y
me pasé al puesto de atrás—. ¿Tú ya la conoces? —
pregunté, mirando por la ventanilla.
—Si, Alejandra se ha juntado muchas veces el año pasado
con ella. Anastasia fue la chica que casi te atropella esa vez
que salías tú y Bárbara de la universidad—me recuerda
Cameron con diversión.
Fruncí el ceño porque apenas le puse atención a ese
momento: Solo le dije que tuviera cuidado y me fui con
Bárbara a mi todo terreno. Así que la amiga de Alejandra
anda en moto que interesante, pero sigo repitiendo que
solo es una chica más que formará parte de nuestra
universidad.
—Bueno iré a buscar a Alejandra, ¿Quieres ir? —Preguntó
Cameron con una pequeña sonrisa y negué con la cabeza
porque quería seguir leyendo—. Diego a veces parece un
nerd leyendo.
Lo miré y le volví a pegar con el libro en la cabeza. Él soltó
un gemido de dolor.
—También es una buena arma para pegarte amigo mío—me
burlé con diversión y él puso los ojos en blanco.
Cameron cerró la puerta y vi como entraba corriendo al
edificio de Alejandra. El chico está algo desperado por sexo
que ahora hasta estaba corriendo para ir a tener algo
rápido en su pieza. Saque el marcado del libro y retome la
lectura es algo que me gusta desde pequeño y a pesar de
que doy la imagen de chico malo, no lo soy. La gente
siempre va a creer una imagen de ti por cómo te ves
físicamente y no por como eres realmente.
Mire mi teléfono y ya íbamos algo tarde, pero que estaban
haciendo allí adentro, mire por la ventanilla y vi que se
abrió
la puerta del edificio donde Cameron sostenía la puerta
para que saliera Alejandra y su amiga. Cameron agarró del
brazo a Alejandra y comenzaron a besarse.
¡Dios santo estos chicos! —pensé para mí mismo. Me fijé en
la otra chica quien estaba de espalda y me dejaba a la vista
un espectacular trasero redondito y de seguro duro, tenía
el pelo largo castaño que casi le llega a la cintura. Todo se
veía muy bien desde atrás ahora quería verle la cara.
Me acerqué un poco más a la ventanilla y vi que ella venía
algo molesta al auto de Cameron. Me volví a sentar en mi
lugar y guarde mi libro de Romeo y Julieta, saque otro de
medicina. La chica entró en auto y su fragancia llenó por
completo el auto, era de vainilla mezclado con un aire sexy.
La miré de reojo y no podía ver su cara porque su pelo
estaba como una cortina tapando su cara y cada una de sus
facciones.
Solté un pequeño bufido y me concentré en la lectura de mi
libro, sentí una mirada sobre mí que me estaba observando
fijamente. Miré de reojo a la chica y casi me desmayo por
su belleza. La chica tiene las pestañas largas y gruesas,
unos labios carnosos y sus ojos azules son los más hermoso
que he visto en mi vida.
Ella me mira también por unos segundos y juro que en ese
momento entró una hermosa luz que se posó en ella.
Negué con la cabeza y alcé una ceja hacia ella porque
estaba intenté ver el nombre de mi libro. «Es curiosa»—
pensé para mí mismo. Y muy guapa, joder, que se me ha
puesto dura con esa pequeña mirada.
Ella desvía la mirada y mira por la ventanilla donde vemos
a Cameron y Alejandra besándose apasionadamente. Ella
suelta un pequeño suspiro y saca su celular. Intento volver
a retomar la lectura, pero no puedo dejar de mirarla y ella
está intentando volver a mirar el nombre de mi libro.
—No creo que te guste este libro —digo con una sonrisa
burlona en mis labios—. Es tu primer año de universidad,
¿verdad?
Ella ni siquiera me mira cuando responde:
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Se
encoge de hombros.
Ella me ignora porque se pone a mirar su teléfono, pero yo
no me rindo porque esta chica me trae una paz que no
sentía hace años y es raro porque apenas la conozco hace
unos minutos.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó
con una sonrisa de curiosidad porque ahora lo único quería
en estos momentos era conocerla.
Ella miró unos segundos a la parejita de mis mejores
amigos y luego me miró por unos segundos en silencio. Me
quede perdido en sus asombrosos ojos azules, son de un
azul extraordinario y su belleza me estaba quitando el
aliento, también me estaba poniendo cachondo de
imaginarla desnuda sentada en mi regazo y mis manos
tocando su piel.
—Si—dijo tratando de ser amable, pero me di cuenta de
que estaba tratando de cortar la conversación.
Fruncí el ceño porque esta chica no me estaba dando bola,
y eso no me gusta mucho, normalmente siempre son las
chicas que me sacan conversaciones para llamar mi
atención. La miré y se estaba poniendo un mechón detrás
de su oreja.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunte con un tono
burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que ella me
dijo y se concentró en su celular.
Solté una pequeña carcajada porque esta chica tenía un
aura que me estaba encantando.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que
guardan secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comente con una sonrisa traviesa. Ella me miró fijamente
y cerré mi libro para concentrarme en ella—. Eres de esas
chicas que le gusta estar sola porque la vida ya le ha hecho
mucho daño, ¿verdad?
Sonreí porque la chica me miraba sorprendida y justo
cuando ella me iba a responder las puertas de adelante se
abren y entra la parejita de mis mejores amigos
enamorados.
—Hola, Diego—dice Alejandra con emoción. Me pasé una
mano por el pelo—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le respondo con una
sonrisa jovial y Alejandra me guiña el ojo.
Cameron soltó una carcajada al escuchar mis palabras
porque siempre estamos bromeando. Observé por el rabillo
de mi ojo derecho y vi que bella estaba revisando su
teléfono. Un momento acabó decirle el apodo que mi padre
le decía a mi mamá a ella. Me quedé varios segundos
mirándola y mientras más la miro más bella la encuentro.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi
novia— dice Cameron de broma y pegándome una pequeña
palmada en la cabeza.
No puedo evitar hacer un gesto burlón.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—
respondo en tono de burla y siento su mirada sobre mí—.
Veo que este año hay muchas chicas guapas—suelto de
repente.
Nuestra mirada choca por unos segundos donde ambos nos
estamos mirando fijamente en una especie de competencia
que sinceramente me da miedo como su belleza me está
hechizando, al final le guiño un ojo y ella frunce el ceño.
Anastasia niega con su cabeza.
De cierta forma ese gesto me enoja un poco y me molesta
que no me preste atención o que ni siquiera me mire.
—Alejandra, tengo una duda—digo de forma irónica—. ¿Es
cierto que tu amiga es una chica de pocas palabras?
Alejandra la mira con cierta diversión y Anastasia le guiña
el ojo en forma de respuesta. Pongo los ojos en blanco
—Algo así, no es nada contra ti—dice la rubia, y me dedicó
una pequeña sonrisa juguetona en sus labios—. Le cuesta
demasiado confiar en la gente y bueno Diego, tú eres muy
confiado con la gente.
Alejandra me miró con una pequeña mirada de advertencia
que hizo que mi sonrisa creciera aún más y ella lo noto.
—¡Interesante! —Exclame con mucha emoción.
—¡Hey, chico! —Me llama un ángel—. ¿Sabes que sigo
aquí? Puedo responder tus preguntas, claro, cuando te
conozca porque ahora no y la razón es porque tú has visto
lo loco que está la gente, ahora—comenta con cierto aire
burlón en su tono de voz que me está volviendo loco.
Me acerco un poco a ella.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—
sonrió con aire malvado y ella suelta una risa. Me inclino
hacia ella, pero ella se aleja de mí—. Yo también puedo ser
un chico de pocas palabras—suelto sin descaro esas
palabras que tenían doble sentido.
Ella se muerde el labio inferior y juro por dios que ese
pequeño gesto tan sexy fue directo a mi pene.
—Lo tomaré en cuenta—declaró ella con un tono burlón
que no pasó desapercibido para mí y eso alimentó mis
ansias para conocerla.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa
mala en mí es que soy algo intenso y no me gusta esperar
tanto. Soy un chico que le gusta correr en vez de caminar—
dije con sinceridad.
Ella me miró y una sonrisa burlesca apareció en mis labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la
gente extraña—murmuró.
—Algo— comenté con diversión—. Sobre todo con chicas
guapas y misteriosas, son así por decirlo un desafío—la
miró fijamente sin despegar la vista de sus hermosos ojos
azules.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo
sabes? —responde con una dulce sonrisa.
No puede evitarlo y suelto una carcajada, ella me miró por
un segundo y yo la observaba con mucha diversión porque
definitivamente esta chica tenía algo que me encantaba.
Ella me seguía observando de una forma que me ponía
nervioso porque sentía que su mirada me estaba
quemando.
Alcé una ceja hacia ella y desvió la mirada rápidamente
cuando la descubro con su pequeño escaneo hacia mí.
Durante el camino la fui mirando de reojo, pero ella no
volvió a mirarme cosa que me hacía sentir frustrado.
Nos bajamos del auto de Cameron y comenzamos a
caminar a la entrada de la universidad donde íbamos
hablando sobre la fiesta que quiere dar Alejandra en su
departamento. Mire por el rabillo de mi ojo y ella iba en
absoluto silencio escuchando lo que iba diciendo Alejandra.
—Diego—, grita Amber, corriendo hacia mí—. Te extrañé
tanto en estas vacaciones.
Ella se lanza en mis brazos y antes de que pueda decirle
algo me besa con fuerza, pero no me negué y le seguí el
juego, además, Amber era una guapa chica con la que me
encantaba follar durante mi año universitario y era de las
pocas chicas que solo quería sexo y nada más.
—Hola, Amber, como siempre tan guapa, pero si me
disculpas tengo que ir a clase—ella hizo un pequeño
puchero y aparte su pelo hacia un lado—. Te llamo después
—le guiño el ojo.
Camino por los pasillos de la universidad y en camino fui
saludando a varios amigos que me encontraba en el pasillo.
Entre en mi aula y mis ojos recorrieron la sala buscando un
puesto vacío, pero me fije en una guapa chica que estaba
sacando sus cuadernos de la mochila. Camine hacia ella
antes de ser consciente de lo que estaba haciendo.
—Menuda coincidencia, bella—suelto de repente el apodo
que mi padre le decía a mi madre, pero ¿Qué mierda? —
pienso para mí mismo.
Ella me mira por unos segundos en silencio y sonrió.
—Que genial tengamos esta clase juntos—digo lo primero
que se me viene a la mente porque aún estoy procesando
que le dije «bella» nunca antes se lo había dicho a alguien,
siempre he sabido que es un apodo muy especial para mí.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—dice con
una falsa emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad? —apoya su codo en la mesa y me mira fijamente
tanto que me pone algo nervioso.
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las
personas—Ella alzó una ceja y sacó a relucir mi sonrisa
burlona—. Me refiero a que en nuestra vida siempre llegan
personas nuevas, ¿verdad? —Ella asiente con su cabeza y
fue un gesto muy tierno, pero « ¿qué está pasando? » —
vuelvo a repetir para mí mismo, desde cuando pienso que
un gesto es tierno.
Suelto una risa para callar mis pensamientos.
—Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar
con ella para saber cómo es su carácter, sus gustos, al
menos es la forma tradicional—termino de decir con cierto
aire burlesco en mis palabras.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente? —Pregunta
con curiosidad.
«Bingo» Anastasia es muy curiosa y eso es una ventaja.
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su
cuerpo— ella apretó sus labios en una fina línea—. Uno
puede conocer a la persona a través del sexo y sin
necesidad de palabras—comento con diversión, pero creo
que a ella no le ha gustado.
Pero me mira unos segundos antes de soltar una pequeña
risa que me vuelve loco, es preciosa. Tal vez ahora
entiendo un poco las amenazas de Alejandra de que no me
fijara en ella, pero ahora sé que va a ser imposible alejarme
de ella porque me gusta y quiero conocerla. Anastasia tiene
algo que me trae una paz y una luz que hace tiempo no
sentía.
—Valee—dice algo incómoda por mis palabras, lo que me
causa gracia.
Me paso la mano por el pelo para tratar de controlar esos
mechones rebeldes que siempre caen mi frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas tú no tomarás
ninguna de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—Ella mira alrededor y yo igual, veo que Tamara
me está mirando y le guiño un ojo.
Nos quedamos en silencio y saco mi libro de Romeo y
Julieta. Ella me miró sorprendida con la boca ligeramente
abierta, pero se repuso de inmediato cuando vio que la
estaba mirando.
—¿Te gusta Shakespeare? —preguntó, abriendo la página
en la que estaba leyendo.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él
—comentó con una pequeña sonrisa.
Sonrió, pero no aparto mi vista del libro porque aunque me
gustaría seguir viéndola también amo leer, siento su mirada
sobre mí y la miró por el rabillo de mi ojo.
—Eres bellísima. ¿Te gustaría salir con este extraño? —
Pregunté aun leyendo el libro.
—No—respondió de inmediato.
Solté un largo suspiro porque sabía que diría esa
respuesta, cambie la página de mi libro, pero aun así la
seguí mirando. ¡Dios es tan bella! Realmente me ha quitado
el aliento.
—Tenía que intentarlo—digo con un suspiro de frustración
porque algo me dice que no será tan fácil pasar tiempo con
ella.
Seguí leyendo y sentí como abre algo y después como
comienza a golpear la mesa. La miro porque el ruido me
estaba molestando mi lectura. Me aclaré la garganta un
poco antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—le pido amablemente.
Ella me muestra una risa juguetona y me ignora, sigue
golpeando con más fuerza el lápiz contra la mesa de seguro
que quiere molestarme con el ruido lo veo en cómo sus ojos
brillan de emoción.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclamó molesto por el
ruido ya del lápiz.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —
responde seria.
Fruncí el ceño porque se lo pedí amablemente una vez, ella
volvió jugar con su lápiz. Intenté seguir leyendo por varios
minutos, pero ese sonido me estaba causando un toc y no
podía concentrarme en mi libro. Estiro mi mano y le
arrancó el lápiz de su mano.
Ella me fulmina con la mirada y sonrió con aire malvado
para ella.
—Devuélveme el lápiz— me pide amablemente.
Suelto un bufido.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no
quisiste parar y ahora te aguantas, muñeca.
Ella abre los ojos sorprendida y un pequeño rubor
comienza a aparecer en sus mejillas, y se ve aún más sexy
estando molesta, de repente sentí unas manos sobre mis
hombros. Me volteo a ver quién es y es mi amada Tamara.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre.
Elle me sonrió de forma traviesa y puso una mano en su
cadera. Le doy rápido recorrido de cómo anda vestida con
una sexy falda y una polera negra. Tamara se sienta en mis
piernas y comienzo acariciar sus suaves piernas, ella pone
sus manos alrededor de mi cuello. Y siento que mi bella
compañera suelta un suspiro. Dejó su lápiz en mi mesa y
veo como ella lo agarra de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— dice
Tamara de forma arrogante.
Ella sonríe de oreja a oreja. ¡Ay, dios! —pienso para mí
mismo.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Dice Anastasia, pasándose
una mano por su largo pelo castaño que se ve tan suave—.
Después de meditarlo unos segundos ya sabes analizando
las ventajas y desventajas de porque tendría que irme del
puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—
Miro a Tamara y veo que está bastante molesta e incluso su
cara se torna algo roja—. Mira guapa, puedes llevarte a
este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí no me metan
es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—juntó sus
manos en forma de súplica.
Me aclaré la garganta y ella me guiñó el ojo de forma
traviesa. ¡Dios, lo está haciendo a propósito! —Exclamó
molesto para mí mismo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y,
además, sabes quién es él!—Exclamó indignada Tamara.
Mire de reojo Anastasia y se estaba mordiendo el labio
inferior para no reírse y de cierta forma me estaba
causando gracia la situación. La gente de la universidad
tiene una imagen de mi muy equivocada para las chicas soy
el chico malo que solo quiere sexo y nada más y para los
chicos soy la apuesta asegurada para el boxeo.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son
ustedes dos—dice ella encogiéndose de hombros—. Solo
quiero que me dejen sola y tranquila en este puesto y listo
—dice limpiándose la uña—. Hay muchos más puestos
desocupados, guapa —Anastasia le guiña el ojo a Tamara y
ella se pone roja.
¡¿Cómo?! Acaso Anastasia es lesbiana, no me molesta las
chicas que lo son siempre las he apoyado, pero algo dentro
de mí no me gusta que ella lo sea. Tamara se levanta de mi
regazo y vuelve a su asiento.
Me aclaro la garganta porque me acaba de arruinar mi
fiesta.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmuró molesto—.
Disculpa, pero eres algo desagradable—suelto lo último
enojado.
Ella me miró con diversión, pero yo no estaba enojado. Ella
estalla en una carcajada y niego la cabeza porque estoy
enojado con ella porque le coqueteo a Tamara y ella se
sonrojó, me molesta que tal vez ella sea lesbiana, pero ¿por
qué? Siempre he apoyado a la comunidad, pero no me
gusta la idea de que ella lo sea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Volví a preguntar.
Ella se mordió el labio inferior para aguantarse la risa y me
molesto esta actitud tan rebelde en estos momentos.
—Soy como soy—Soltó con diversión y yo sonreí con
maldad hacia ella—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero.
Creo que tú tienes celos de la otra chica, estoy seguro de
que quieres estar en mis piernas y que mis manos recorran
tu piel—la provocó con un gesto torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos.
—Cobarde—le susurro en donde mi boca toca ligeramente
la piel de su oreja y da un pequeño salto—. Tu cuerpo dice
otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando,
estás en mi espacio personal—declara con seguridad.
Ella mueve las manos marcando cuál es su espacio
personal y yo suelto una carcajada donde varios mechones
rebeldes caen en mi frente, me paso la mano por el pelo
despeándolo más. Anastasia observa a su alrededor y luego
vuelve a fijar su vista en mí.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he
respetado hasta ahora, pero me acabas de arruinar la
fiesta, Anastasia—me acerqué a ella de forma amenazadora
y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste
romper tu espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Dice
enojada, y retiro lentamente mis manos de su espalda
porque está furiosa—. No me toques de nuevo o te lo juro
que no respondo.
Ella respira varias veces para lograr calmarse y me siento
mal porque tal vez fui muy cabrón con ella y no lo merecía.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que
me arruine mis fiestas—digo chasqueando mi lengua y
añado—: Será mejor que me vaya, ya que alguien espanto a
una de mis chicas.
Comencé a guardar mis cosas y mi libro de Romeo y Julieta
de cierta forma me sentía culpable, pero a la vez estaba
molesto con ella porque me sentía muy atraído hacia ella
de una forma muy intensa y la segundo es que me acaba de
arruinar mi fiesta con Tamara, además le coqueteó y
Tamara cayo en sus encantos tal como lo estaba haciendo
yo.
—Le mandas saludo a tu chica—dice con una sonrisa
juguetona, y guardó el último libro en mi mochila.
j g yg
Suelto un bufido y me inclino hacia ella.
—Se lo diré cuando me la esté follando—le susurro con voz
ronca.
Anastasia se quedó en absoluto silencio y luego negó la
cabeza. No puede evitar darle un pequeño golpe en su
hombro que me hizo sentir como un verdadero cabrón,
normalmente no soy así, pero esa chica me está
enfermando y molestando por alguna razón y a la vez
quería estar a su lado. Me senté a lado de Tamara quien me
dio un suave beso en los labios.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que
guarden silencio por favor — dice el profesor de historia.
Durante la clase estuve tonteando con Tamara, besándola,
pero aun así mis ojos siempre iban a parar a la bella y dulce
chica que tomaba nota a todo lo que el profesor estaba
diciendo. Intente varias veces concéntrame en el profesor o
en Tamara, pero no podía y no entendía por qué Anastasia
me deslumbra tanto con su belleza que no es nada del otro
mundo, muchas chicas son guapas o más que ella, pero
Anastasia tenía algo que estaba capturando toda mi
atención.
Arranqué una hoja y comencé a escribir rápidamente una
nota para mi bella. La dejé con cuidado en la mesa. Ella
levantó la mirada y nuestras miradas chocaron, sentí de
nuevo esa paz, ¿pero qué me está pasando? Desvió
rápidamente la mirada de ella.
Escucho como ella suelta un pequeño bufido que me hace
sonreír y veo que desdobla mi nota pasan varios segundos
donde ella lo está leyendo y luego la rompe en varios
pedazos. Me llevo la mano al corazón y hago un puchero
que le saca una breve sonrisa.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi
mochila. Observé como Anastasia salía rápidamente de la
sala, la seguí. Tomó con cuidado su brazo y ella se dio la
media vuelta algo molesta.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi
declaración—me inclino hacia ella, pero Anastasia
retrocede—. Tranquila Anastasia, no romperé tu espacio
personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los
demás para que no seas una rara—me rio—. Claro que
sería una rara muy bella—digo mordiendo el labio inferior
varias veces.
Ella me mira molesta, y me meto las manos dentro de los
bolsillos de mi pantalón. Anastasia arruga un poco su nariz
antes de contestar:
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió
de lado y varios mechones cayeron en mi frente—. No te
preocupes por mi soy nueva, pero puedo encontrar a mi
amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrezco porque
necesito pasar más tiempo con ella para saber que me
sucede con ella. Sacó un pequeño papel y se lo entregó—.
Mi número.
—Okey—murmuró desconcertada.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te
guíe por la universidad— pongo mis manos en su hombro y
ella asiente con su cabeza de una forma muy tierna—. Y me
puedes guardar como: "el amor de tu vida" en tu celular—
digo con una sonrisa traviesa y hago comillas con mis
dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—dice con
mucho sarcasmo y golpeando mi hombro—. Solo que yo no
tengo citas, no creo en el amor y tampoco me gusta
conocer a gente nueva.
Me quede quieto por unos segundos como que no cree en el
amor, eso es muy fuerte e incluso para mí.
—Eres rara—suelto de repente y me dan ganas de
morderme la lengua porque es rara, pero en buen sentido.
Ella se encoge de hombros sin darle mucha importancia a
mis palabras y de cierta forma me trae un alivio porque no
quiero que piense que la estoy insultando.
—Lo soy—responde guardando mi número en su bolsillo de
su pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —preguntó con curiosidad.
Sonrió.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le
da miedo estar sola en esta vida, yo creo que es algo
fascinante. Me tengo que ir—dice, y da media vuelta antes
de que pueda decir algo.
—Adiós, chica rara—le digo con una sonrisa, cuando ya veo
que está algo lejos de mí.
¡Dios! Es chica es bellísima, inteligente y fascinante y solo
significa una cosa para mí que estoy en grave peligro de
caer en hechizo de Anastasia o peor que rompa mi corazón,
Alejandra tenía razón tengo que alejarme de ella porque
único que saldría lastimado aquí seré yo, pero a la vez
quiero conocerla porque algo dentro de mí me dice que es
la indicada para mí y eso suena loco porque solo la conocí
hace unas horas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. Bueno aquí esta especial de 1 millón de lecturas y aun
falta especial de dos millones de lecturas que por ahora no
se cuando lo subiré, pero será pronto porque ahora estoy
en periodo de exámenes.
Espero que les guste mucho y no se les olvide votar y
comentar si les gusta lo que escribo porque esto motiva
mucho a los escritores
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
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Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Solté un suspiro de cansancio porque a pesar de que tenía
pruebas con el hombre que atraparon la semana pasada en
muchas otras pruebas él no coincidía como en las mordidas
en las víctimas, pero aun así la gente está tan cegada y la
policía estaba tan desesperada de echarle la culpa alguien
que el hombre está recibiendo toda la ira de España.
Incluso Mariel la han destituido de su cargo, lo cual la tiene
con el corazón roto porque ella amaba ese puesto, pero ella
sigue creyendo que el culpable es Nicolás mostrando todo
lo que lo vincula, pero aun así no le creen y la hicieron a un
lado en su investigación. Estoy preocupada porque yo le
creo, más porque el mismo Nicolás me lo confesó y le creo,
algo que siempre le ha aplaudido a Nicolás es que es
sincero siempre me ha dicho la verdad.
En estos días me he sentido más alterada de la costumbre
es como si sintiera que algo malo se aproximaba, pero
todos han bajado la guardia incluso quitaron algunos
policías ahora solo tenemos dos. Siento que se acerca algo
malo, y nadie parece darse cuenta Diego, Cameron y
Alejandra han bajado la guardia porque creen que el
asesino es el hombre.
Me siento en puesto vacío esperando la llegada mi chico
cursi y ardiente es de las pocas clases que compartimos
este año y el próximo ya no coincidiremos en ninguna. Mire
de reojo la puerta esperando ver a mi sexy novio, pero
entra varios compañeros antes de que aparezca, pero no
viene solo, una chica de pelo rubio lo acompaña y le hace
ojitos a mi novio.
Diego apenas escucha lo que le está diciendo la chica. Él
me busca con la mirada y cuando me encuentra sus ojos se
achican y me muestra su jovial sonrisa para mí. Es tan
guapo y sexy. Se disculpa con la chica y camina
rápidamente en donde me encuentro.
—¡Mi bella! —Exclama con demasiada emoción, lo que me
hace sonreír porque este chico vestido completamente de
negro con el brazo tatuado en lado izquierdo tiene toda la
pinta de ser un chico malo, pero es tierno y cursi que
incluso me llega enferma con su amor.
Observó como aún varias chicas suspiran por él, pero Diego
solo tiene ojos para mí. A veces me parece de locos que él
se haya fijado en mí. Repase rápidamente como anda
vestido con sus típicos pantalones negro roto en las rodillas
y una camiseta simple negra.
—¡Mi chico cursi y ardiente! —Respondo de vuelta.
Diego se sienta a mi lado y toma mi mano.
—¿Cómo estás? —Pregunta con preocupación.
Sé que está preocupado por mí, más porque ayer fue a
dormir con sus abuelos y yo me quede con la rubia y
Cameron, pero aun así apenas puede pegar un ojo anoche
porque siento algo dentro de mí que esto es solo inicio de
una pesadilla y la siento muy cerca aun cuando todos han
bajado la guardia, sigo teniendo miedo de Nicolás y a la vez
estaba cansada de esperar que él haga su movimiento de
una buena vez.
Aun así tengo la fe de que Mariel atrape a Nicolás por los
otros cargos donde ella aún sigue llevando la investigación,
es por esa razón que estoy fingiendo con todo el mundo de
que estoy bien, a pesar de que por dentro estoy muerta de
miedo y contando los días, horas, minutos y segundo para
que esto termine.
—Sentada—contesté de forma irónica.
Él alza una ceja hacia mí a la falta de respuesta.
—Hablo de tu estado de ánimo, Anastasia. ¿Tuviste
pesadilla anoche? —Él juega con los dedos de mi mano.
Suelto un suspiro dramáticamente y apoyo mi cabeza en mi
mano.
—Enamorada—respondo con una sonrisa burlona en mis
labios.
Diego me mira desconcertado.
—¿Cómo? —pregunta alzando una ceja hacia mí.
—Me preguntaste sobre mi estado de ánimo los cuales son:
feliz, triste, enojado...—antes que terminara de hablar me
interrumpió.
—Eso ya lo sé bella—una pequeña sonrisa burlona apareció
—. ¿Estás enamorada? ¿De quién? —Me sigue en el juego.
—De un estúpido que no para de preguntar cosas—comento
con un tono irónico y muerdo mi labio para aguantar mi
risa.
Porque aún en mis días malos él siempre me está haciendo
feliz, Diego dice que soy su luz, pero para mí también lo es
con sus chistes malos, palabras cursis y su amor me alegra.
Él dice que volvió a sonreír por mí, y también lo hizo por
mí, ambos hemos avanzado juntos.
Diego tomó mi cara entre sus manos y su pulgar acarició mi
mejilla.
—¿Él estúpido pregunto soy yo? —Preguntó con cierta
diversión en su voz.
—Sigues preguntando cosas Diego, estás lento hoy día—
respondo, él negó con su cabeza.
Se inclinó y me beso lentamente, primero chupo mi labio
inferior antes de morderlo para luego profundizar el beso
que fue lento y delicado, se tomó su tiempo y sus dedos
acariciaba mi mejilla haciendo todo aún más tierno. ¡Dios,
estoy tan enamorada! Ambos nos separamos por la falta de
aire. Lo miré tenía las pupilas dilatadas.
Diego comenzó a darme pequeños besos en el cuello que
me hizo soltar un pequeño gemido.
—Te extraño—susurro con la voz ronca.
—Estoy aquí—pongo mi mano en su pecho.
—No me refiero a eso, extraño estar sin ropa contigo en
una cama haciendo cosas locas con tu cuerpo, bella—me
recuerda que ya llevamos casi dos semanas sin sexo por
diferentes motivos, la primera fue que estuve con la regla y
después ambos estábamos sumergidos con las últimas
pruebas de la universidad así que no hemos tenido tiempo.
Sonrió con diversión.
—¿Es una propuesta para tener sexo caliente? —Pregunté
de broma.
Sus labios comenzaron a subir por mi cuello hasta llegar a
mi mejilla donde me dejó un largo beso, y su nariz acarició
la mía.
—Si y te falto decir también sexo duro y caliente—me
susurro con voz ronca, haciendo que mi cuerpo se
estremeciera.
Solté una risa, pero negué con la cabeza.
—Estamos en la universidad Diego—le recordé con una
pequeña sonrisa y posó su mano en mi cadera.
Él ladeó un poco su cabeza y una sonrisa traviesa comenzó
a aparecer en ese bello rostro, lo que me hacía saber que
estaba teniendo una loca idea.
—Bueno están los camerinos o el baño, ¿te animas,
Anastasia?
—¡Diego!—, Exclame sorprendida—. Creo que nos
escucharán las personas que entran al baño—le susurro al
oído.
Comenzó a darme pequeños besos en cuello y puso su
mano en mi muslo en donde comenzó a subir y a bajar
haciendo que mi temperatura suba. ¡Esto es una locura!
Por dios realmente estoy pensado si debemos tener sexo en
los baños de la universidad.
—Eso sería el problema contigo, porque tú no puedes
controlar tus gemidos cuando entro y salgo de ti—declaró
en un tono burlón.
Solté un gemido pequeño cuando me pellizco la pierna.
—¿Qué te pasa a ti? A caso tu misión de hoy día es ponerme
caliente o ¿Qué? —Pregunte sorprendida.
—No solo quiero que sientas como estoy yo—me guiño el
ojo—. Yo tengo erecciones con tan solo mírate y ver cómo
muerdes tu labio inferior. No me parece justo que siempre
sea yo el que sufra por tener a mi amigo ansioso por ti—se
inclina hacia mí—. Ahora los dos estamos calientes y
cachondos. Un empate.
Pestañeo varias veces hacía porque eso me ha dejado
incrédula ahora resulta que es mi culpa que siempre ande
caliente como si no me pasara. Suelto un bufido y él suelta
una pequeña carcajada antes de robarme un beso.
Siento como cierra la puerta y Diego se separa
rápidamente de mí. Durante la clase nos felicitaron por
haber pasado la mayoría el ramo y también nos dio la típica
charla de como pasamos el primer año estábamos listos
para soportar los años que durará nuestra carrera. Diego
fingió roncar, ya que él iba en segundo año, pero no había
tomado estos ramos y estuvo durante toda la clase
intentando tocar más de lo debido.
—¡Diego! —Exclamé en un susurro.
—¡Aburrida! —Me saca la lengua y siento como su mano va
subiendo por mi muslo hasta llegar al inicio. Trago duro y
miró al profesor que sigue hablando—. Me gusta esta falda
—comenta con tanta calma y le pego una palmada cuando
sus dedos hacen presión en mi sexo.
—¡Manos quietas! —Le ordenó, pero él solamente ve con
una tierna sonrisa de niño bueno—. Basta, Diego.
—¡Cobarde! Solo quiero regalarte un orgasmo y así me lo
pagas retándome—se lleva una mano al corazón y hace un
puchero
Negué con la cabeza y resto de la clase fue entre bromas y
Diego intentó meterme mano para molestarme, quería
matarlo, pero a la vez quería besarlo. Durante el día estuve
en diferentes clases hasta que por fin terminamos este día.
Me acerqué a la rubia quien estaba hablando con Cameron
y le di un beso en su mejilla. Ella me miró sorprendida y
luego me rodeó con su brazo.
—¿Cómo estás mi rubia bonita? —Pregunte con una
sonrisa.
Alejandra abrió los ojos e hizo una pequeña mueca y sus
ojos decayeron. ¡Mierda! Mi hermano siempre le decía
rubia bonita, siempre quise que ellos tuvieran algo, ya que
Alejandra babea por mi hermano y sé que en fondo a Alex
también le gustaba...A veces me pregunto si Alex estuviera
aquí...¿ellos dos estarían juntos? Pero luego pienso que ella
es feliz con Cameron.
—Bien—dijo algo incómoda. La miré fijamente y ella lo
noto, y forzó una sonrisa—. Me quedaré hoy con Cameron
en su departamento ahora que estoy más calmado, necesito
que me des un respiro, Anastasia.
Hice una mueca porque no me parecía una buena idea en
absoluto. El dolor de mi pecho comenzó a crecer.
—Alejandra... —Comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—Nada malo va a pasarme, Anastasia. Además, tengo a ese
guapo policía que me persigue a todas partes—me
recuerda e inclina su cabeza donde se encuentran los
policías vigilándonos.
—No me parece buena idea—intentó de nuevo porque
tengo un mal presentimiento hace días y esto no me gusta.
Ella soltó un bufido.
—Solo será una noche Anastasia, necesitamos algo de
privacidad—dijo algo molesta y di un paso atrás porque eso
dolió—. ¡Mierda! No quise decir eso, solo queremos algo de
privacidad, ¿lo entiendes?
Asentí con mi cabeza y Diego me abrazó con fuerza.
—Te amo, rubia, no quiero que te sientas asfixiada por mí—
le susurro y ella me abraza con fuerza—. Pásalo bien con tu
guapo chico.
—Sé que lo hace porque me cuidas, pero necesitamos esto
por esta tarde y noche. Y también te amo.
Asentí con mi cabeza, ellos se despidieron de nosotros.
Observe cómo el policía se subía al auto para seguirlo, pero
esta presión que sentía en pecho no se iba en cambio
aumentaba. Diego tomó mi mano y me guio a su
todoterreno para que nos fuéramos también.
Durante el camino me sentía extraña y él lo noto porque
comenzó a cantar una canción de los Guns N'Roses la
tonada es tranquila y Diego comenzó a silbar tal como lo
hacía el cantante.
Shed a tear 'cause I'm missin' you
I'm still alright to smile
Girl, I think about you every day now
Was a time when I wasn't sure
But you set my mind at ease
There is no doubt
You're in my heart now
Vertí una lágrima porque te estoy extrañando
Aún estoy bien para sonreír
Chica, ahora pienso en ti todos los días
Hubo un tiempo cuando yo no estaba seguro
Pero pusiste mi mente a gusto
No hay dudas
Tú estás en mi corazón ahora
Sonreí. Diego paro en un semáforo que estaba rojo y tomó
mi barbilla entre sus dedos y siguió cantando con emoción:
Said, woman, take it slow
It'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said, sugar, make it slow
And we come together fine
All we need is just a little patience
(patience)
Mm, yeah
Dije, mujer, tómalo con calma
Funcionará bien por si solo
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
Dije, cariño, hazlo lento
Y nosotros llegamos bien juntos
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
(Paciencia)
Mm, si
La canción avanzó y Diego la siguió cantando con esa voz
tan sensual y ronca que me estaba volviendo loca. No es la
primera vez que lo escucho cantar, aún recuerdo que la
primera vez que cantó para mí fue la canción easier de 5
Seconds of Summer y ahora está patiencie de los Guns
N'Roses.
—¿Te gusto? Esa fue patiencie de los Guns N'Roses es una
de mis canciones favorita. Me trae paz cuando la escucho
al igual que tú, mi bella—comenta con verdadera emoción,
y doblando a la izquierda.
—¡Cursi!
Él puso los ojos en blanco y dobló a la derecha para
ingresar al subterráneo de nuestro edificio. Cerré la puerta
de mi departamento y Diego entró en mi cocina aun
tarareando la canción de los Guns N'Roses. En ese
momento me entró una llamada, mire un momento a Diego,
quien me estaba observando con curiosidad.
—¿Quién está llamando? —Pregunta con diversión—. Haré
un pastel de chocolate.
—Es Simón—contesté con sinceridad—. No me tardaré en
bajar, ¿vale?
—Vale—respondió con cierto recelo que me hizo sonreír
porque estaba celoso—. No me mires así, no estoy celoso,
bella.
—Ajá—contesté aguantándome la risa.
—¡Que no lo estoy! —Exclamó con tono de burla y se
acercó a mí—. Porque tú me amas a mí.
—Tiene lógica. Vuelvo enseguida, ¿vale? No me extrañes
mucho—me burlo de él antes de comenzar a subir la
escalera.
—Yo siempre te estoy extrañando bella—responde con un
grito.
Contesté la llamada de Simón, pero colgó. Lo llamé de
vuelta y mordí mi labio inferior con fuerza, sonó uno, dos
hasta tres timbres antes de que él contestara el teléfono:
—Anastasia—dijo mi nombre con suspiro—. ¿En dónde
estás?
—En mi casa, ¿por qué? ¿Has visto las noticias? —
pregunté, cerrando la puerta de mi habitación—. No
entiendo, tú sabes muy bien que Nicolás es el asesino,
¿verdad?
Él soltó un gruñido con unas palabras incoherente que no
logre escuchar bien y sentí que arrastraba una silla.
—Anastasia no salgas de tu departamento y no dejes que
Alejandra lo haga, las medidas han bajado porque los
policías solo quieren culpar a alguien luego y ese sujeto
que tiene en las rejas calza mejor que mi hermano. A
Mariel la removieron porque ella seguía diciendo que no
encajaba las otras pruebas que tiene como la mordida que
se le encontraron a las víctimas—él soltó un suspiro—. Y...
Anastasia, tú te has fijado en cómo son físicamente las
chicas que han desaparecido, no te suena familiar.
Fruncí el ceño porque la verdad me he alejado de eso no
quería saber nada, si estaba pendiente de cuantas chicas
había desaparecido cada día, claro que he visto algunas
fotos, pero nunca me he fijado tanto en ellas.
—Si, pero no me he fijado tanto en ellas, ¿Por qué? —
Pregunte preocupada porque no me estaba gustando nada
la conversión—. ¿Qué tenía esas chicas? Porque tú
hermanos las mato, ¿qué tenía ella para que él se fijara en
ellas?—
pregunte con la voz rota.
Simón soltó un suspiro antes de contestar:
—Anastasia, yo... —Se quedó unos segundo callado antes
de continuar—. Será mejor que no lo sepas por tu bien.
Me limpié una lágrima que rodaban en mi mejilla y negué
con la cabeza porque necesitaba saber la razón de una vez,
estaba cansada del misterio entre Harry, Mariel y Simón, se
supone que yo también soy parte del grupo, pero
últimamente me esconde toda la información.
—Simón, eres mi amigo y estoy cansada de que me
mientas. Por primera vez te pido que me cuentes el motivo
de una jodida vez, ¡Dímelo! Por favor—Le supliqué entre
molesta y enojada.
—Anastasia, créeme es mejor que no lo sepas es lo mejor
para ti—solté una maldición y comencé a presionarlo hasta
que se quedó callado unos segundo antes de añadir—:
Porque todas esas chicas se parecen a ti, Anastasia, todas
tiene algo similar a ti—dijo con la voz rota.
Apenas puede procesar sus palabras porque no podía ser
cierto eso, ¿verdad? Todas esas chicas murieron por mi
culpa ¡Dios no! Me llevé una mano a la boca porque tenía
ganas de vomitar sentía tanto asco por mí, yo maté a esas
chicas solo porque tenía similitudes a mí, yo las condenes.
¡Dios mío! Esto es mi culpa... Yo debí haber muerto y no
esas chicas que tenían toda una vida por delante.
Sentí que Simón me llamaba, pero no podía respirar sentía
como mi vida se estaba cayendo a pedazos. No es justo.
Yo debí morir. Me miré de reojo en el espejo y me di asco a
mí misma. Me llevé una mano a la boca y corrí al baño a
vomitar todo porque hace esto hasta cuando me va a
torturar así, apenas llegue a lavamanos cuando expulse
todo lo que tenía mi estómago.
Cuando pare de vomitar, me mire de reojo en espejo y me
di asco a misma. Yo era la culpable de que esas chicas
estuvieran muertas y solo porque tenía algo parecido a mí,
era mi culpa y me odie. Me acerqué al espejo y le pegué un
puñetazo donde se clisó, varios pedazos de vidrio se
incrustaron en mi mano.
Me destrozo, lo logró—rompo a llorar antes de abrazarme
con fuerza porque no me mata ya. Sentí como alguien abría
la puerta del baño y después me abraza por la cintura sabía
que era Diego, pero no podía respirar y apenas podía verlo
a través de mis lágrimas.
—¿Qué hiciste Anastasia? —Siento me pregunta más cosas,
pero no lo escuchó porque sigo pensando en cada chica que
Nicolás mato por mi culpa, y de nuevo siento ganas de
vomitar... Porque yo las condene...yo las mate—.
Responde por favor.
Siento como limpia mis manos y retira los pedazos de
vidrio, apenas siento dolor porque siento que ya morir, me
siento asqueada. Siento que pasan varios minutos y Diego
me cura la mano izquierda con cuidado y luego me toma
entre sus brazos, me saca del baño.
Diego acaricia mis mejillas intentando limpiar mis lágrimas
y me abrazo a mí misma.
—Anastasia háblame por favor—me rogó con la voz rota y,
tomó mi barbilla con cuidado—. ¿Qué ocurre? Háblame por
favor, estoy aquí para escucharte y apoyarte, mi bella.
—Soy mala, Diego—susurro con ronca y me paso la manga
de mi polerón por mi nariz—. Aléjate de mí porque solo sé
causar daño y aún puedes salvarte de mí.
Él niega con la cabeza y toma mi cara entre sus manos para
que lo mire fijamente. Diego me da un beso, pero no me
muevo y él insiste chupando mi labio inferior para luego
besarme de nuevo, pero no hago nada porque no puedo.
Nicolás me ha destrozado por completo.
—Por favor—me ruega. Niego con la cabeza y él suelta un
gruñido—. Por favor no te rindas Anastasia, cuéntame que
paso, por favor.
—Soy una asesina—confesé con la voz rota y me llevé la
mano a la boca porque tenía ganas de vomitar de nuevo.
Lo miro y veo que está llorando, sus manos tomaron mi
rostro y niega con la cabeza una y otra vez.
—No, lo eres. Tú no eres la responsable de nada Anastasia,
tú no tienes la culpa de nada de lo que ha hecho Nicolás, tú
solo eres una víctima—dice con la voz rota, acariciando mi
mejilla—. Tú eres buena, eres bondadosa, amable, tierna y
apasionada, no eres mala. Solo has sufrido mucho,
Anastasia, pero no eres mala. Lo entiendes, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Escúchame Anastasia, tú no eres mala, eres buena y
pura, tienes mucha bondad dentro de ti, eres una de las
mejores personas que han conocido en mi vida. Tú no
tienes por qué sentirte responsable sobre lo que hace
Nicolás, cada persona toma su propias decisiones, él es
malo, no tú. Ahora quiero que me mires—lo mire fijamente
—. Y
muéstrame una hermosa sonrisa para mí, por favor.
Intento sonreír, pero no puedo. Diego no me obliga de
nuevo a sonreír para él porque no puedo por ahora. Diego
me abrazó con fuerza, y comenzó a tararear una canción.
How deep is your love?
How deep is your love?
How deep is your love?
I really mean to learn
Because we're living in a world of fools
Breaking us down when they all should let us be
We belong to you and me.
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
De verdad quiero saberlo,
porque vivimos en un mundo de tontos,
que nos destruyen cuando deberían dejarnos vivir en paz.
Nos pertenecemos el uno al otro
No puedo evitar sonreír un poco porque esa canción suena
mucho a lo que nos está pasando porque no dejan vivir en
paz. Alzó mi barbilla y veo que me está observando con
mucha atención y con una pequeña sonrisa que me
contagia.
—Eso es bella sonríe para mí—me dice acariciando mi
mejilla.
—¿Cómo se llama la canción? —Pregunte con una pequeña
sonrisa y pasó sus dedos por mi pelo.
—How Deep is your love de Been Grees, no puedo creer
que nunca la escucharas cuando es un clásico—dice un
poco ofendido lo que me hace reír.
—No escucho música antigua.
—Tú te la pierdes—se burla y me atrae a su pecho—. ¿Qué
fue lo que pasó? Anastasia quebraste el espejo y dañaste tu
mano izquierda. Me preocupé jodidamente cuando te vi
llorando con tu mano llena de sangre.
»¿Quieres hablarlo conmigo? —Pregunto una vez más, pero
negué con la cabeza aún no estaba lista—. Quieres un poco
de pastel de chocolate—me ofreció con una pequeña
sonrisa.
Solté un suspiro.
—Eres mejor novio, en serio, Diego—le di un suave beso.
—Lo sé, bella, soy un novio increíble por eso no tienes que
dejarme ir nunca.
******
Pasamos las horas viendo películas, la mano izquierda me
dolía, pero era soportable. Diego no me insistió más sobre
el tema, pero aun cuando intente relajarme o
concéntrame en las películas no podía sentía esta presión
en mi pecho crecía y me ponía aún más inquieta no tener
a la rubia y Cameron en el departamento.
Le mande un rápido mensaje a la rubia para saber cómo
andaba todo, pero tampoco quería asfixiarla, quiero que
ella tenga su privacidad con su pareja.
—¿Te duele la mano? —Toma mi mano y le da pequeños
besos—. Mi abuela quiere volver a verte y que pasemos
unos días en su casa cocinando y viendo fotos mías de
pequeño.
—Dieguito—, lo llamé por el apodo tan tierno que le dice su
abuela—. Me encantaría, tus abuelos son geniales, sobre
todo tu abuela.
Él suelta una risa y juega con los dedos de mi mano.
—Mi abuela te amo y quedó maravilla... Creo que se
enamoró de ti al igual que yo—solté una risa—. Amo
escucharte reír, bella, quiero tu felicidad para mí es muy
importante que sea feliz porque cuando estas tristes yo
también lo estoy y cuando tú sufre también lo hago porque
no quiero que te sigan lastimando y me siento impotente al
saber que no puedo hacer nada para aliviar tu dolor.
Me senté en su regazo y aparté varios mechones de su
pelo. Él me abrazó con fuerza y me apegó aún más a su
pecho.
—Yo no quiero que tú sufras Diego.
En ese momento sentimos que alguien estaba azotando mi
puerta y comenzó a gritar mi nombre. Diego me miró unos
segundos antes de que ambos bajáramos las escaleras
cuando estuvimos cerca de la puerta pude distinguir que la
persona que gritaba era Cameron. Abrí la puerta con
rapidez y estaba sangrando, pero no estaba Alejandra y lo
supe...Nicolás se llevó a Alejandra.
—No, por favor, no dime que no es lo que creo—rompí a
llorar en esos momentos y sentí los brazos de Diego
tomando de la cintura, pero me suelto de su agarre—. ¡No!
—gritó.
Me acerqué a Cameron quien estaba llorando en el suelo.
—¿Cómo pasó? ¿Cómo pudo ocurrir? —grité desesperada—.
Habla Cameron—le exige desesperada porque tenía los
minutos contando.
Diego comenzó a curar a Cameron y tomó su mano para
que supiera que estaba con él y poder escuchar cómo
sucedieron las cosas aun cuando quería zarandearlo y
gritarle, pero él no tenía la culpa y Cameron es un pan de
dios.
—Nosotros bajamos a comprar con el policía, pero antes de
que saliéramos del edificio algo me golpeó la cabeza
dejándome inconsciente... Cuando desperté me acerque al
auto del policía...él estaba muerto y desnudo...creo que
Nicolás le robo la ropa por eso fue fácil para él acceder a
mi edificio nadie entrar sin invitación... Yo—rompió a llorar
y lo abracé con fuerza.
Llame Harry para que viniera rápidamente a mi
departamento. Observé como Diego abrazaba a Cameron
con fuerza y subí las escaleras para rescatar mi antiguo
teléfono donde tenía el número de Nicolás. Entre en mi
closet y busqué en mis maletas y por fin lo encontré.
—¡Mierda no tiene bacteria! —Exclamó molesta cuando
dice el teléfono que no tiene bacteria.
Tome mi cargador y lo enchufe rápidamente. En ese
momento entró Mariel, quien me abrazó con fuerza y
escondí mi cara en su pecho, en donde comencé a llorar
porque mi rubia bonita estaba en las manos de ese
desgraciado.
—Por favor, dime que es mentira Mariel—le susurre. Ella
limpió mis lágrimas y negó con la cabeza. Solté un grito y
siento como me abraza con fuerza—. Tengo que ir yo, él me
quiere a mí.
—Tú no harás eso—dice Harry entrando en mi closet junto
a Diego, Simón y Cameron. Él comienza a sacar su
computadora y toma mi teléfono en donde le inserta algo—
Chip de rastreo, Nicolás se pondrá en contacto contigo así
que rastreamos su llamada para atraparlo. Dame tu
teléfono Simón.
Simón estiró su mano con su celular y se lo entregó. Me
acerqué a Cameron quien me abrazó fuertemente.
—Yo no puedo vivir sin ella—me susurro con la voz rota—.
Es el amor de mi vida, Anastasia. Dime que ella estará
bien, por favor—me suplica.
—Te lo prometo Cameron, no dejaré que nadie le haga
daño.
Pasaron las horas y Nicolás nunca llamó. Diego llevó a
Cameron a una de las habitaciones y Mariel no ha soltado
el teléfono. Me secó las lágrimas y subo mi cuarto. Saco mi
teléfono antiguo y marco su número, suena hasta el tercer
timbrazo hasta que escucho su respiración a través de la
línea.
—Anastasia—, susurra mi nombre. Me quedé paralizada,
pero reaccionó rápidamente este momento tarde o
temprano iba a llegar—. Estaba esperando tu llamado ¿me
has extrañado? Ah porque yo sí, eso lo puedes ver en mis
actos.
Trague duro antes de contestar y me limpie las lágrimas
porque tengo que concentrarme para que la rubia salga
sana de ese lugar.
—¿En dónde estás? No le hagas nada, Nicolás ¿Qué
quieres?
—Me gusta escuchar esas palabras saliendo de tu boca. Tu
vida por la de ella. Un trato justo creó yo, ella no es mi
objetivo, lo eres tú. Yo que tú no lo pienso tanto total si la
mato solo será una más—dijo con verdadera maldad que
me hizo temblar de miedo.
—No le hagas nada. Está bien, lo haré que tengo que hacer
—escuché con atención sus intrusiones antes de colgar la
llamada y rápidamente comencé a buscar lo que me dijo
que había dejado en mi departamento.
Me encerré en el baño y comencé a llorar no por mi vida,
sino porque no sabía si era verdad su promesa de que
dejara a Alejandra a salvo. Sentí como la puerta se abría y
entraba Diego, me abraza con fuerza.
—Siento que me estoy muriendo Diego, sabía que no tenía
que dejarla...es mi culpa si algo le pasa... —antes de que
terminara de hablar él me interrumpió.
—Confía Anastasia. Harry y Mariel se fueron porque tenía
una pista, por favor confía en ellos—me suplico tomando
p p p
mis manos.
Me acerqué a él y le di un beso porque tal vez, no volvería
a ver Diego. Me dolía no poder cumplir con su promesa,
pero en fondo de mí sabía que no volvería de ese
encuentro, lo tenía aceptado de hace semanas, pero eso no
significa que no pelearé hasta el final.
—Te amo Diego, jamás lo olvides ¿vale? —Susurre con la
voz rota—. Eres lo mejor que me ha pasado en estos meses,
Diego me has enseñado tantas cosas y tantos valores, amar
de esta forma tan pura y bonita. Te amo mucho.
Él frunció el ceño y luego abrió los ojos con terror. Me
abrazó con fuerza y sentí como clava sus dedos en mi
cintura.
—No hagas una locura, no me dejes, Anastasia.
—Diego—, susurre.
—No me dejes por favor, te necesito eres la luz en mi vida.
Deja que Harry y Mariel hagan su trabajo...no te arriesgues
por favor—me suplicó con la voz rota.
Limpié varias lágrimas que caí por sus mejillas.
—Diego, ya no queda más de mí...Me odio mírame— tomé
su cara entre mis manos—Mírame, Nicolás mato a todas
esas mujeres pensando en mí, eran chicas jóvenes que
tenía todo un futuro por delante y él se las llevó por tener
rasgo parecido a mí dudo que pueda sanarme. Ya no queda
nada más en mí.
—No eres culpable de nada. Eres mi luz Anastasia—me
beso con fuerza, pero me quede quieta—. Me prometiste
que nos íbamos a casar a los treinta años. Me lo prometiste
que no ibas a ser una locura—limpie las lágrimas que caían
por sus mejillas—. Eres el aire que respiro Anastasia, si te
pierdo me voy a perder a mí mismo, no me dejes te
necesito.
—Diego—, susurre con la voz rota.
En ese momento alguien tocó la puerta y vi a Simón quien
nos miraba fijamente con los ojos rojos.
—Han encontrado otro cuerpo en un parque.
Nos levantamos rápidamente y bajó a ver la televisión en
donde veíamos como Mariel y Harry entraba en la escena.
Me abracé a misma, no podían hacer nada Nicolás era más
rápido que la policía y no podía depender de ellos tenía que
seguir el plan y lo haría, haría lo que hiciera falta para
salvar a Alejandra. Nicolás era muy inteligente y no sabía
cómo lo hacía, pero iba diez pasos más adelante que la
policía.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien, se supone que ayer iba subir el final, pero la señal de
mi compañía decidió desaparecer y llego como las 8 de la
noche y estaba super mala y no me dejaba subir los
capítulos así que tuve que subirlo hoy. Bueno ya estamos en
final en una hora mas se sube el segundo de los tres
capítulos.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 81 (Penúltimo)
Mire el reloj marcaban las dos de la mañana, estaba
aterrada por lo que acabo de hacer, pero estaba siguiendo
las instrucciones de Nicolás porque él sabe que estoy
vigilada, nada de teléfono. Limpié las lágrimas que caían
por mis mejillas y me acerqué a Diego quien estaba
profundamente dormido o drogado. Me siento horrible
haberlo drogado, pero fueron las instrucciones y no
solamente fue a él también a Simón, Cameron y al policía
que se quedó vigilando.
Guarde el cuchillo en mi espalda y unas horquillas en mi
pelo. Acepte ir a ese lugar, pero eso no significa que no
lucharé con uñas y dientes para salir de ahí. Me acerqué a
él y le di un beso en su frente.
—Te amo Diego sin duda eres lo mejor que me ha pasado—
acaricie su mano en donde él se removió—. Lo siento, pero
p
tengo que salvar a Alejandra, perdóname por drogarte
Diego, pero... Ella no merece eso y ninguna de esas chicas
lo merecen.
Solté un suspiro enorme y me limpié una lágrima que
recorría mi mejilla. «Tengo que ser fuerte y valiente»—me
digo a mí misma
Salgo con cuidado de mi departamento y presiono el botón
del ascensor. Cuando llego al sótano veo que hay un policía,
pero está mirando su teléfono. Me agacho y comienzo a
caminar lentamente hacia la salida en donde me pongo un
gorro para no me reconozca.
Corrí hacia una esquina y tomé un taxi en donde le pido
que me lleve a un alquiler de coches de veinticuatro horas.
Me subo a al auto y respiro profundo siento como cuchillo
hace presión en mi espalda. Apoyo mi cabeza contra el
manubrio, tenía que controlarme y ser fría.
—No es el momento de ser débil Anastasia—me recuerdo a
mí misma—. Te salvaré Alejandra, solo espera unos
minutos, sigue luchando por favor.
Encendí el coche y me dirigí a esa maldita cabaña. Todo el
camino estuve nerviosa y tuve que parar dos veces para
vomitar, sentía tanto asco hacia Nicolás y de lo que era
capaz de hacer y también me sentía asqueada por mí
misma porque yo fui la que condenó a esas chicas, yo las
mate. No puedo...más, él sabía que esto me mataría...no lo
voy a resistir por muchas terapias, no podré verme de
nuevo sin sentir asco de mi apariencia.
—Otra vez no—Detengo el vehículo y salgo rápidamente
para vomitar o más bien para dar arcadas, ya no tenía nada
en mi estómago solo agua—. Tienes que ser fuerte
Anastasia, esta vez solamente es Nicolás y tú—me doy
ánimo a misma.
Me volví a subir al auto y me limpié el sudor que recorría
mi frente. Me sentía muy mal, y la mano izquierda me está
jodiendo, pero tengo que ser fuerte. Volví a encender el
vehículo y retomé el camino hacia la cabaña de terror.
Doble a la izquierda en donde tomé un camino de tierra y
los árboles empezaron a parecer dándole un toque aún más
tenebroso. Me bajé donde Nicolás me dijo en la llamada y
seguí caminado a pie.
Mire a mi alrededor y estaba oscuro y tenebroso.
«Realmente era mi película de terror»—me dije a mi
misma. Caminé un poco más por el camino hasta que una
pequeña y acogedora cabaña de madera apareció a mi
vista.
—Eres puntual—dice Nicolás fumando un cigarro
tranquilamente.
Me limpié las manos en pantalón porque estaba algo
sudada, cuanto estuve más cerca solté un grito de horror
porque su camiseta estaba llena de sangre y me tapé la
boca para no vomitar. Cerré los ojos esperando que esto
fuera solo una pesadilla.
—Acércate Anastasia, no te haré nada por ahora—dice con
una voz calmada—. ¡Dije que te acerques! —Me gritó.
Tragué duro y me acerqué cada vez más a él, pero me daba
tanto miedo, tenía frente a mi peor pesadilla. Nicolás sonrió
de lado como cuando estábamos juntos y me dio un
escalofrío y di un paso atrás.
—Quieta Anastasia—dice dándole otra calada a su cigarro.
—¿En dónde está Alejandra? —Pregunte abrazándome a mí
misma.
Nicolás tiró al suelo el cigarro y dio tres pasos así a mí en
donde me tomo del cuello y me azotó contra un árbol. Solté
un gemido de dolor porque fue tan rápido, su mano
comenzó a acariciar mi mejilla.
—Ella ya está a salvo con un pequeño regalo para tus
amigos los policías—apretó más mi cuello y vi como sus
pupilas comenzaron a dilatarse. Esto realmente lo excita,
maltratar a mujeres—Tu vida a cambio de la de tu amiga.
¡Que novele de tu parte Anastasia! —Exclamó en tono de
burla.
Nicolás apretó más mi cuello y comenzó a darme besos en
cuello, podía sentir el olor a sangre seca que hacía que se
me revolviera aún más el estómago. Nicolás tomó con
fuerza mi rostro para que lo mirara, y limpio una lágrima
que rodaba por mi mejilla.
—Eres tan buena, Anastasia. El mundo necesita más
personas como tú, necesita a más gente que esté dispuesta
a dar su vida por las personas que aman sin interés como
tú lo haces. —él apretó más mi cuello e intenté separarlo,
pero él rio como un maniático—. Pero este mundo es cruel
Anastasia, créeme hay mucha más persona como yo allá
afuera haciendo su vida normal, oculto. Uno de cada diez
niños nace siendo un monstruo.
»Los asesinos somos sus hijos, somos esposos, amigos,
estamos en todas partes y el mundo no se da cuenta de que
estamos con ellos.
Él apretó aún más mi cuello, sentí como mis pies dejaban
de tocar la tierra y aumentaba la presión, comencé a toser
y
a rasguñar sus brazos para que me soltara porque no podía
respirar. Nicolás me dio un beso en los labios antes de
soltarme para caer al piso. Tome grandes respiraciones de
aire e intente levantarme, pero él me agarró del pelo e hizo
que lo mirara.
—Tengo una duda mi chica bonita, ¿Por qué te sacrificaste
por ella? La gente muere todo el tiempo, ¿qué significa una
persona menos en esta tierra? Si al final ella va a morir
igual en algún momento de su vida. La muerte llega tarde o
temprano.
No dije nada por qué es evidente que no sirve explicarle el
dolor que se siente cuando pierdes alguien cercano a ti, él
nunca lo va a entender lo que es amar alguien tanto que
darías tu vida a cambio de que ella esté bien, él nunca lo va
a entender por qué es un psicópata que no puede sentir
amor por alguien ni siquiera por su propio hermano.
Nicolás no es capaz de ponerse en tu lugar y sentir tus
sentimientos.
—¡Responde maldita puta! —Me pego una patada que me
hizo doblar y ponerme en posición fetal para protegerme—.
Eres tan débil Anastasia, ya no eres nadie. Sabía que te
mataría con la muerte de tu hermano. Mmm...es gracioso
porque tu hermano me amenazó incontables veces a
espalda de ti y me tenía cansado de sus amenazas diciendo
que tú eras mejor que yo.
Nicolás tira de mí para ponerme en pie y toso un poco
intentó recuperar el aire.
—Porque la amo—conteste en un susurro—. Yo la amo
porque es como mi hermana y daría mi vida por ella así de
simple Nicolás, pero tú nunca sabrás lo que es amar a
alguien porque eres un monstruo incapaz de tener empatía
por otras personas y me das pena. Todas esas personas que
has matado valían más que tú porque eran buenas y
amadas, en cambio tú—lo mire con asco y él apretó aún
más sus puños—. Eres un ser despreciable con una cara
bonita.
Esquive su puñetazo y lanzó un golpe que va directo a su
mejilla. Sonrió porque ahora solo somos los dos y si muero
lo haré sabiendo que peleé por mi vida. Me acerco a él
dispuesto a pegarle otro puñetazo, pero me detengo
cuando saca una pistola.
—¡Quieta maldita puta! O te lo juro que te mato y nunca
fallo—dice tranquilamente y carga la pistola.
Mi respiración es agitada mientras alzo la vista a mi
demonio personal. Mi cuerpo tiembla por completo porque
tengo que tratar de calmarlo y hacer tiempo para salir de
aquí como pueda.
—Ahora será una niña buena y vas a comportarte,
Anastasia una más y te lo juro que no dudaré en dispararte.
Ahora entrarás en esa puta casa que tengo una sorpresa
para ti—me tomo de la muñeca y me apego a su pecho—.
Porque no estamos solos, tenemos una pequeña visita.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me solté su agarre e
intenté correr, pero me apretó con más fuerza y suelto un
gemido de dolor cuando su mano golpeó mi mejilla
derecha.
—No, no, mi bonita. Tenemos muchos asuntos pendientes
entre tú y yo—me agarró del cuello y pegó su frente contra
la mía—. No me hagas enojar más de lo que estoy
Anastasia, no voy a dejarte ir. Vas a morir. Ese era tracto, la
vida de Alejandra por la tuya, yo lo cumplí ahora pórtate
bien y tal vez si lo haces tú muerte no va a ser dolorosa.
Asentí con mi cabeza y comienzo a derramar lágrimas
sintiendo su mano ascender de mi espalda hasta mi cabello
donde tira de él y me guía a la cabaña del terror ¿Cuántas
chicas cruzaron esa puerta viva y luego ya no? Ahora era
mi turno.
Cuando entramos en la cabaña, me imagine las peores
paredes llenas de sangre, basura, ratas, pero no, todo
estaba impecable y limpio. Me arrastró hacia una
habitación donde abrió la puerta y me aferro al marco del
pasillo porque no quiero entrar ahí. Él suelta una risa y me
pega una cachetada y me empuja hasta que caigo al suelo.
—Te estás portando muy mal y me estoy enojando cada vez
más Anastasia, pero no creas que me desquitaré contigo.
No, no, no, tú eres fuerte y puedes aguantar una paliza,
pero creo que ella no lo soportaría—sonríe con maldad
hacia
el fondo de la habitación.
Mi cuero cabelludo me pica y comienzo a llorar al pensar
que puede ser Alejandra herida y que al final nos mate a las
dos. Giro mi cabeza y mi corazón se parte aún más porque
no es Alejandra en el fondo de la habitación, ahí una niña
con pelo castaño largo, abrazando a un peluche.
—No me hagas enojar más—me susurra con voz
amenazadora y me levanta del suelo— ¡A que es bonita! —
Exclama.
La niña que debe tener unos diez años abraza aún más su
peluche ¡Dios yo la condene a esto!
—Se parece mucho a ti. Es como verte a los diez años—dice
acariciando mi mejilla y rompo a llorar porque esto es mi
culpa, ella está aquí por mi culpa—. La pequeña iba
tranquilamente a su escuela, pero se topó con alguien
malo, muy malo—dice con voz infantil, pero burlón.
La niña comienza a llorar con más fuerza y Nicolás me
suelta para acercarse a ella, pero me interpongo porque no
dejaré que la toco, no mientras esté yo que haga conmigo
lo que quiera.
—¡No la toques!
Me miro molesto y me pego un puñetazo donde caigo al
suelo y comienzo a arrastrarme por el suelo, pero él vuelve
a pegarme una patada con fuerza que me corta la
respiración por varios segundos. Escucho como la niña
comienza a gritar que ¡No la toque! Miré de reojo y vi que
Nicolás estaba acariciando su mejilla.
Me levanté rápidamente porque tenía que protegerla.
Nicolás rodó los antes de bloquear mi golpe, pero tomé su
mano y lancé un puñetazo con mi mano izquierda que me
dolió por los cortes. Él se soltó un gemido y lanzó otro
puñetazo, pero lo bloqueo, tomó mis manos y las apretó con
fuerza haciéndome gritar de dolor. Me pego un codazo,
pero aun así no me moví y seguí protegiendo a la niña
quien abraza una pierna mía en busca de protección.
—Quítate Anastasia, quiero hablar con la niña—negué con
la cabeza y sentí como la niña abrazaba más mi pierna—.
¡Quítate de ahí ahora, es mi juguete! —Grito furioso como
si fuera una bestia.
En ese momento sentí tanta rabia que no sé cómo me solté
de su agarre, pero apreté con fuerza mi puño y lancé un
golpe de nuevo en su nariz donde comenzó a salir un breve
rastro de sangre. Se pasó una mano por la nariz cuando vio
que estaba sangrando me miró de una forma que realmente
me dio miedo. En su mirada había puro odio. La niña seguía
llorando y pongo una mano en su hombro para protegerla
aún más. ¿Qué fue lo que le hizo? —preguntaba para mí
misma.
—Mi paciencia se agotó, maldita zorra de mierda—A
empujones y prácticamente me arrastra por la habitación
hasta sacarme de ahí y me da un fuerte bofetada que me
hace caer al suelo. El ardor es intenso, pero puedo soportar
pero aun así las lágrimas escapan por mis mejillas.
Él se agacha para estar a mi altura y me observa con una
sonrisa de sádico. ¡Él la está pasando bomba! —Exclamó de
forma irónica en mi mente. Las venas de su cuello se
marcan, está furioso, pero valió la pena mientras su ira está
dirigida a mí y no toque a esa inocente niña.
—Sigues siendo una maldita fiera, pero tranquila mi bonita
que sé muy bien cómo tratar a las chicas como tú.
Tomó en un puño mi pelo y me alzo para que me pusiera de
pie, me agarró con fuerza y tiró de mí para que bajara las
escaleras. Prendió la luz cuando estuvimos abajo y me tape
los ojos porque había... había un cuerpo de una chica en
suelo y desnudo. El sótano olía mal y me llevé las manos a
la boca para no vomitar.
—Ups se me olvido de que tenía alguien—camina hacia
donde se encuentra el cuerpo desnudo de la chica, me
acerco un poco para ver si está viva, pero tiene los ojos
abiertos con una mirada de horror. Suelto un grito y cierro
los ojos con fuerza, esto no es real, no es real—. Llegaste
tarde para salvarla, Anastasia. Otra muerte sobre ti.
Rompí a llorar y sentí asco como las manos de Nicolás
recorrían el cuerpo de la chica porque ella no merecía eso.
Sé que no hay manera que escape de aquí, no hay
suficiente tiempo para mí, pero puedo salvar a esa niña
inocente.
Tengo que sacarla como sea de aquí.
—Era bonita, al igual que tú y tenía solo 18 años. No te
sientes mal contigo misma, al saber que todas las chicas
que he matado son porque me recuerdan a ti—apenas
puedo verlo a través de mis lágrimas. Él se acerca y me da
pequeños golpes en la frente—. Tú las mataste Anastasia,
es tu culpa que yo matara a todas esas chicas porque te
extrañaba.
Acaricia mi mejilla con cuidado y limpia las lágrimas que
ruedan por mi mejilla. Me quedo quieta porque tiene razón
yo las mate, las condenó al igual que mi hermano.
—Te amo Anastasia, pero tú nunca lo hiciste solo te gustaba
lo que yo representaba para ti, una fantasía de los libros
románticos que tanto amas. Me crees estúpido ¿o qué? Era
tu experimento favorito, ¿verdad? —Dice dándome golpes
en la frente y niego con la cabeza—. Eres una estúpida,
siempre quisiste ver bondad en mí, pero te cuento un
secreto, bonita, la gente es mala y no va a tener piedad
contigo. La vida es cruel, abre los ojos Anastasia, yo no era
bueno y nunca lo fui.
Me zarandeo los hombros y cerré los ojos con fuerza.
—Nunca fui bueno, pero tú... Lo intente, intente ser bueno
por ti, pero sabes que pasan con las personas que están
siempre enojados y llena de iras que explotan, fueron años
y años de esconder estos pensamientos sobre matar—me
acorraló contra la pared y sentí su reparación en mi oído—.
Tú fuiste mi musa para matar a cada una de esas chicas
porque te amo.
Siento que hablamos de personas diferentes, yo nunca vi
alguna señal de alerta con Nicolás hasta ese día que me
vendió para pagar sus deudas en ese momento conocí al
verdadero Nicolás o una parte y después fueron los meses
de acoso hacia mí. Yo lo amé y fui feliz el tiempo con él
porque yo veía bondad en él, pero todo fue una fachada.
—No te sientas mal Anastasia, no me pudiste sanar con tu
amor porque yo no tengo arreglo, sé que soy un monstruo,
pero así nací. Desde pequeño que quería matar a las
personas incluso los intente con mi familia—se burla con
diversión—. Pero me descubrió mi papá, y yo como un niño
inocente dije que solo quería cortar una caja, pero en
realidad quería ver la sangre de un humano.
Pestañee varias veces hacia él y tomó mi rostro entre sus
manos.
—Te das cuenta lo jodido que estoy—asentí con mi cabeza y
me mostró una sonrisa malvada—. Y ahora tengo aquí
conmigo, pero aunque quisiera tener para mí...no
puedo...tengo que matarte porque tú fuiste la que me
jodiste todo con mi puto hermano—dice cada palabra con
ira.
—Por favor, Nicolás. Esto no está bien y puedes detenerte
ahora. Porque no te entregas por las buenas.
Él suelta una risa y tira de su cabello, su rostro se va
tornando algo rojo mientras aprieta sus manos en puños.
Está lleno de ira y enojo. En cualquier momento vuelve a
tocarme.
—Vas a acabar igual que todas las putas que maté,
Anastasia—me empujó hacia al colchón donde me caí—.
Esta noche no las vas a olvidar nunca porque será tu última
noche.
—¡Eres un puto enfermo de mierda! —Grito sin poder
controlarme, si él va a matarme no puedo solo dejarlo fácil,
voy a luchar y lo más importante proteger y sacar a esa
niña de aquí.
Me pongo de pie rápidamente y no me muevo porque sé
que si lo hago me va a atrapar con rapidez. Nicolás bufa
molesto y saca una cuchilla, me apunta con ella y trago
duro.
—Te amo Anastasia, pero tú no y prefiero matarte que verte
con otro chico—una lágrima cayo por mi mejilla y la limpie
rápidamente—. Pero eso no significa que no disfrutaré de
ti, antes de que te mate y después voy a ir por esa niña tan
dulce.
—Nicolás déjala ir, es una niña...por favor—le supliqué con
la voz rota.
—Acaso vas a tomar su lugar y te vas a quedar quieta
cuando quiera tocar tu cuerpo—puso sus manos en mi
cintura y comenzó a bajarlas, pero las detuve. Sus ojos
brillaron con chispa de maldad y negó con la cabeza—. Ves
tú no te vas a rendir tan fácil a ti tengo que torturar, pero
ella está sola indefensa muy fácil del dominar.
Es un monstruo nació o la vida lo trató mal y se fue
alimento año tras año de ira y rabia sobre las críticas o
comparaciones que siempre le hacían a Nicolás con su
hermano. La vida es una mierda, pero Nicolás simplemente
fue un cobarde que dejó de luchar para caer en sus
demonios.
—¡Es una niña, Nicolás! Debe tener entre 9 o 10 años,
déjala ir—le supliqué con la voz rota—. Por favor, déjala a
ella y te prometo que no lucharé por mi vida.
Negó con su cabeza con diversión y puso su mano en mi
cadera donde levanto mi polera y comenzó a subir por mi
estómago, pero agarre con fuerza su muñeca y le pegó un
puñetazo, lo empuje con fuerza e intenté escapar, pero de
repente sentí un golpe en mi cabeza que me hizo caer. Me
llevé la mano a mi cabeza y vi que tenía un leve rastro de
sangre antes de perder el conocimiento.
*******
Cuando desperté vi a Nicolás limpiando unos cuchillos e
intenté pararme, pero mi mano izquierda estaba
esposada.
*******
Diego:
******
Anastasia:
******
Anastasia:
*******
Diego:
Harry dobló por un camino a la izquierda de tierra y Mariel
iba hablando con los otros policías en ese momento se
escuchó un disparo. Harry aceleró y observamos que
Anastasia estaba al frente de Nicolás quien le apuntaba con
la pistola, pero al sentir la sirena la tomó rápidamente del
cuello.
Harry y Mariel se bajaron del auto apuntado a Nicolás
apenas podía ver como el amor de mi vida estaba con un
enfermo quien le estaba apuntando con su arma. Me baje
del auto y grite su nombre en donde intente ir, pero Simón
me tomó de los brazos impidiéndome ir hacia ella.
Observé que Anastasia no estaba sola una niña agarraba su
mano la niña se parecía mucho Anastasia con su pelo largo
castaño y de color piel blanca...es una niña debe tener
entre nueve a diez años. «¡Ese enfermo!»
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel.
Nicolás apegó más Anastasia a su pecho y negó con la
cabeza. Observe como enterraba su nariz en el pelo de
Anastasia y luego le daba un beso en donde ella se removía
con asco. «¡Lo voy a matar!» Me removí para soltarme,
pero Simón me tenía bien agarrado de los brazos y me
contuve porque si hacía una locura todo podía acabar muy
mal.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las
dos! —grito apuntando de nuevo hacia Anastasia.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó
Harry acercándose con cuidado solo alcanzó a dar cinco
pasos antes de que volviera hablar Nicolás.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—
apuntó Simón— No dejaré que este contigo, pedazo de
mierda.
Todo sucedió tan rápido que vi como la niña se soltó y
comenzó a correr en donde estaba Harry, Anastasia abrió
los ojos y le pegó un codazo. Ella corrió a proteger a la
niña. Observe como Nicolás apuntaba Anastasia y disparó
dos veces seguidas. Ella hizo una mueca antes de abrazar
g
con fuerza a la niña para protegerla. «¡No, no, no, esto no
es real, es una pesadilla!»
—¡No! —grité cayendo al suelo porque la estaba perdiendo.
En ese momento escuché más disparos y sentí cómo sonaba
la ambulancia más cerca. Me solté del agarre de Simón
para ir con ella.
Corrí hacia donde estaba ella y caí al suelo en donde me
raje la polera e hice una venda, la mire y tenía dos balas en
sus hombros y una había perforado su estómago. Mis ojos
se empañaron porque no podía perderla, ella no me podía
dejar sola. Ella no podía hacer eso, nosotros nos íbamos a
casar tenía mi vida planeada con ella.
La observe tenía una cara de dolor cuando hice un nudo en
la herida necesitaba detener la hemorragia para que dejara
de perder tanta sangre.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia—le
susurré, apenas la podía ver a través de mis lágrimas. Ella
tomó mi mano y vi en sus ojos como ella se quería ir, ya no
quería luchar. Comencé a llorar porque no lo iba a aceptar
—. No me mires así, no me puedes dejar...me lo prometiste,
tenemos mucho porque vivir juntos—comencé a darle besos
por toda la cara.
En ese momento llegaron los demás. Alejandra tomó su
mano y escuchó a Simón decir que la ambulancia estaba
llegando ya, pero ella nos sonrió y la abrace con más fuerza
porque se está rindiendo.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—
me susurro. Negué con la cabeza y presiono de nuevo.
Tomó la mano de Alejandra—. Te amo Alejandra, cuida por
mí a mis padres y Diego sé fuerte sin mí, por favor—
susurro antes de cerrar sus ojos.
Mariel nos pidió que dejáramos pasar a los paramédicos en
donde levantaron rápidamente el cuerpo de Anastasia y le
pusieron oxígeno. La subieron a la ambulancia y me subí
con ellos. En el camino estuvieron controlando la
hemorragia, pero estaba perdiendo mucha sangre y tenía
que sacar la bala ya.
q y
Cuando llegamos al hospital había perdido mucha sangre.
Entraron rápidamente en donde me quede afuera porque
no podía entrar a la sala de emergencia aun cuando intente
dos veces en ese momento llegó Mariel, Harry, Alejandra,
Cameron y Simón. Alejandra me abrazó fuertemente.
Sentía un déjà vu de nuevo estando aquí con ellos y viendo
como el amor de mi vida luchaba por su vida, pero esta vez
era peor mucho peor.
—Tengo que avisar a sus padres—le dice Mariel a
Alejandra, ella asiente con su cabeza.
Mariel se alejó y en ese momento llegó Dylan quien me
abrazó con fuerza con su hermano y Jonathan.
—Otra vez, ella aquí—me susurró, antes de abrazarme con
fuerza.
—Saldrá adelante Anastasia es más fuerte de lo que creen
—dice Alejandra limpiándose las lágrimas.
En ese momento llegó la niña con sus padres quienes se
acercaron a nosotros preocupados.
—¿Anastasia? —Preguntó la niña con curiosidad.
Todos nos quedamos callados porque la niña tenía rasgo
parecido a Anastasia y todos caímos en cuenta en lo
enfermo que estaba Nicolás y en la enorme obsesión que
tenía hacia Anastasia buscando a mujeres y a niña que se
parecieran a ella.
—Ella está siendo atendida por médicos—le dijo su mamá.
Ella frunció el ceño, pero volvió a preguntar por ella—.
Esperamos a que termine y la podrás ver ¿vale?
Mariel se acercó a ellos en donde tenía que esperar los
exámenes para ver si Nicolás la había abusado de ella o no.
La niña comenzó a llorar de nuevo al escuchar el nombre
de esa basura.
Harry se sentó a lado de Simón quien lloraba sin parar. Me
senté en el suelo porque otra vez estaba en la sala de
emergencia, pero esta vez era mucho peor y todos los
sabíamos. La bala había perforado su estómago dañando de
seguro varios órganos importantes.
—No puedes dejarme Anastasia, tú misma me prometiste
que no me dejarías caer y que nos casaremos a los 30
años, no puede fallarme en esas promesas, por favor—
susurre con la voz rota y limpiando mi nariz con la manga
de mi polera.
Cameron me abrazó con fuerza y me aferré a él con fuerza
porque esto es injusto justo cuando ella estaba feliz por
haber terminado el año universitario ocurre esto y lo peor
es que ella intentó siempre protegernos a todos. Ella dio la
vida por nosotros y nosotros nunca entendimos bien ese
afán de protegernos de Nicolás, pero es porque ella
conocía a ese monstruo.
—Ella es fuerte, Diego, va a salir adelante—me aseguro
Cameron.
Pasaron horas en donde no se sabía nada de Anastasia y
cada minuto que pasaba sentía que me estaba arrancando
el corazón a pequeños pedazos. Sabía que había una gran
probabilidad que Anastasia no superara esa operación y la
otra es que podía quedar con secuelas. Abrace con más
fuerza Alejandra quien nos estaba dando ánimo a todos de
que ella iba a estar bien.
******
Habían pasado diez horas desde que estábamos aquí y
aún no sabíamos nada, pero en un momento entraron más
paramédicos en la habitación y entendí que Anastasia no
estaba soportando la operación y que en cualquier
segundo se podría ir de mi lado.
******
Entre en la habitación de cuidado intensivo donde se
encontraba ella, ya habían pasado 34 horas y estaba
estable, pero aún corría mucho peligro. Entre con cuidado
a la habitación estaba rodeada de máquinas. Tome su
mano con cuidado y tenía varios moretones y cortes en su
cara, pero aun así se veía bella.
******
3 meses después:
*****
Toqué la puerta con algo de fuerza porque habíamos
quedado en juntarnos en la casa de Anastasia con
Alejandra y Cameron y ellos ya se encontraban adentro.
En estos últimos meses hemos apoyado a los padres de
Anastasia, ellos se mudaron de forma definitiva.
*****
Entre en mi cuarto y me quedé varios minutos mirando mi
cama recordando nuestros momentos aún podía
imaginarla en mi cama en posición fetal durmiendo
profundamente. Cada día pierdo más la fe que ella vuelva
a despertar o que no quede con graves secuelas, eso es
algo que el doctor ya nos advirtió hace un dos meses atrás
y que Anastasia está incluso más vulnerable a enfermarse.
******
Cameron le dio una mordida a su pizza mientras me
miraba fijamente y alce una ceja hacia él porque no
entendía sus miradas hacia mí. Le di un sorbo a mi bebida
y miré de reojo a Cameron que me seguía mirando con
una pequeña risa traviesa.
******
Solté un suspiro de cansancio porque lo único quería era
llegar luego a mi casa para poder dormir. Mire a mi
izquierda y los mellizos estaban durmiendo.