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Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto de
Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
[COMPLETA] A veces dejar el pasado atrás no es tan fácil
como uno piensa. Y escapar de los sentimientos no es tan
fácil, menos cuando te topas con alguien carismático,
tierno y atractivo que te hará caer en un espiral de deseo y
placer, pero tienes que ir con cuidado y estar atenta porque
tarde o temprano el pasado te alcanza y eso puede ser tu
peor pesadilla. ADVERTENCIA: Esta historia contiene
escenas gráficas de sexualidad y otras temáticas adultas.
Prólogo
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos
miramos fijamente, desafiándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones. Ella sabía que la estaba
usando porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía
que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo con un
tono de voz molesto. Estiró su mano donde me acarició con
suavidad mi mejilla—. Ella sabía que quería estar contigo,
pero tú no me dabas esperanza y aun no entiendo...
que somos—movió las manos entre nosotros y soltó un
enorme suspiro—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunte con curiosidad.
—Lo quiero todo de ti, mi bella—me dio una tierna sonrisa
—. Quiero que seas mi novia, mi chica, mi mejor amiga y
más—apoyó su frente contra la mía y cerró los ojos por un
p y y j p
momento—. He caído por ti. Me rindo, eres mi «hermosa
rendición».
Nuestras narices se rozaron y su pulgar acariciaba mi
mejilla con ternura.
—¡Joder, bella! Traté de resistirme a ti y ser solo amigos
como me lo pediste, pero no pude. Simplemente caí por ti.
Supongo que caí por ti porque fuiste la chica que me
desafiaba con tus palabras y actitud.
Él me dio una sonrisa traviesa y puso un mechón detrás de
mi oreja.
—¡Mierda! Eres tan bella que me fascina verte cada
segundo del día —Tomó mi mano y la guio en donde estaba
su corazón—. Ya me tienes, bella, ya tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus
palabras. Mi corazón dio un brinco de emoción al escuchar
las palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de
nuevo a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro. Por ahora no puedo estar con él porque yo
ya perdí a una persona que era importante para mí y no
quiero que nadie más pierda la vida por intentar salvarme a
mí.
Capítulo 1
—Vamos Anastasia ¿Por qué estás tardando tanto en el
baño? —Escucho los gritos de Alejandra—. Vamos a llegar
tarde a la universidad.
Salgo del baño, camino a mi cama y tomo mi mochila. Entró
al cuarto de estar donde está Alejandra y su novio
hablando.
—Ya estoy lista, no era necesario tanto grito.
— ¡Claro que sí! —Exclamó molesta mi mejor amiga—
vamos que ya estamos atrasados— suelto un suspiro y
camino a la puerta—. Amor, hoy día te ves muy guapo.
Yo ruedo los ojos al escuchar sus palabras que le dice mi
mejor amiga a su guapo novio. Cameron, uno de los chicos
más guapos de la universidad, está saliendo con mi mejor
amiga, se conocieron el año pasado en su primer año de
universidad y de ese momento están juntos, mi mejor amiga
babea literalmente por él.
Me subo al auto de Cameron y me fijo que ahí un chico que
está leyendo un libro. Lo miro y está totalmente vestido de
negro. Me fijo que en el brazo izquierdo lo tiene tapado de
tatuajes, pero en el derecho no hay ninguno y tiene el pelo
negro. El chico sigue leyendo y no puedo evitar intentar
leer el título del libro. Él me mira de reojo y alza una ceja
en mi dirección y vuelve a concentrarse en su libro que
creo que es de medicina.
Miro por la ventanilla y veo como Alejandra le da besos a
Cameron, no que estaban tan apurados.
Suelto un suspiro. Saco mi celular y me pongo a revisar
Instagram. Siento un carraspeo del chico de negro. Me
vuelvo a mirar y veo que tiene una sonrisa deslumbrante.
—No creo que te guste este libro — me dice aún con su
sonrisa —. Es tu primer año de universidad, ¿verdad?
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Me
encojo de hombros, lo ignoro y vuelvo a mirar mi celular.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó
con una sonrisa de curiosidad.
Mire un segundo a la parejita que estaba afuera antes de
mirar de nuevo al extraño. De seguro que era otro chico
popular o eso fue lo que me dio a entender Alejandra ayer
que ella y sus amigos conocían toda la universidad.
—Si—digo tratando de ser amable, pero tratando de cortar
la conversación.
Supongo que él lo notó porque me frunció el ceño.
Normalmente cuando tú quieres seguir con la conversación
le preguntas ¿y tú de dónde eres? O ¿Cómo estás?
Chorradas por estilo.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunta con un tono
burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que dije y
me concentré en mi celular.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que
guardan secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comenta con una sonrisa traviesa. Lo miré fijamente y él
cerró su libro—. Eres de esas chicas que le gusta estar sola
porque la vida ya le ha hecho mucho daño, ¿verdad?
Justo cuando le iba a responder al chico. Las puertas de
adelante se abrieron y entro la parejita enamorada que ya
me tenía enferma con su amor, prácticamente me arrojaba
corazones imaginarios al rostro. <<Estos chicos se comen
con los ojos>>
—Hola, Diego—dice la rubia con emoción. Desvió la mirada
del chico y me fijo en Alejandra—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le responde el chico de
negro con una enorme sonrisa perfecta y blanca en donde
se le marca aún más sus hoyuelos.
Cameron soltó una carcajada al escuchar a su amigo. Miré
mi celular y aún no tenía respuesta de los gemelos o de
Jonathan, de seguro se quedaron dormidos los tres
imbéciles.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi
novia— dice Cameron de broma.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—lo mire
con diversión porque fue patética esa respuesta, pero me la
callo para mí misma—. Veo que este año hay muchas chicas
guapas.
Él me guiñó el ojo y fruncí el ceño porque de repente....Me
recordó a esa persona <<Vamos Anastasia, tú me gustas,
eres mi favorita entre todas las otras>> Negué con la
cabeza porque fui una estúpida por caer por él.
—Alejandra, tengo una duda—dice el chico—. ¿Es cierto
que tu amiga es una chica de pocas palabras?
Miro a Alejandra con diversión y ella me guiña un ojo en
respuesta.
—Algo así, no es nada contra ti—Ella le sonríe a Diego y
luego me tira un beso—. Le cuesta demasiado confiar en la
gente y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
—¡Interesante!—vuelve a repetir.
—¡Hey, chico! —Lo llamo—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo
responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque
ahora no y la razón es porque tú has visto lo loco que está
la gente, ahora.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—
sonríe con aire malvado y no puedo evitar soltar una risa.
Él se inclina hacia mí y yo me alejo un poco de él—. Yo
también puedo ser un chico de pocas palabras.
—Lo tomaré en cuenta—declaró en un tono burlón que no
le pasa desapercibido para él.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa
mala en mí es que soy algo intenso y no me gusta esperar
tanto. Soy un chico que le gusta correr en vez de caminar—
dice con confianza.
Lo miro y una sonrisa traviesa aparece en sus labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la
gente extraña—murmuró.
—Algo—murmura—. Sobre todo, con chicas guapas y
misteriosas, son así por decirlo un desafío—me mira
intensamente.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo
sabes?
El chico soltó una carcajada. Lo miré por un momento y me
estaba observando divertido por toda la situación. Lo
estudié de mejor forma y me fijé que este chico realmente
era guapo, pero se nota a lo lejos que es un mujeriego. Por
la forma en la que la camiseta se adhiere a su músculo me
doy cuenta de que entrena algún deporte o solo va al
gimnasio, es guapo como el infierno, pero es un terreno
que yo ya probé y uno siempre termina con el corazón roto.
Por fin, llegamos a la universidad y me bajo del auto de
Cameron. Camino al lado de Alejandra y ella habla
animadamente con su novio y con Diego. No me uní a la
conversación porque no entendía de quién iban hablando.
—Diego—, grita una chica de pelo rubio—. Te extrañé tanto
en estas vacaciones.
La chica de minifalda negra y una polera rosada, se lanza a
los brazos de Diego y él, encantado, empieza a devorarle la
boca. Puse cara de asco porque vi un poco de lengua y no
quería ver eso.
—Voy a clase, bonita. No quiero seguir observando este
espectáculo—bromeo.
Ella suelta una carcajada y me abraza con fuerza.
—Intenta sonreír, pero dame una sonrisa verdadera.
Negué con la cabeza y ella frunció el ceño.
—Solo intenta volver a ser feliz. No toda la gente es mala
Ana, no pierdas la oportunidad de conocer a nuevas
personas.
—Alejandra—, digo un poco molesta, porque ese terreno es
peligroso para mí.
Jamás volveré a ser esa persona que fui en el pasado, jamás
aun cuando intento seguir. Esa herida siempre seguirá ahí.
Recordando que uno nunca termina de confiar en la gente
aun cuando tú crees conocerla. Sé que a ella no le gusta mi
actitud porque sabe que estoy fingiendo cada sonrisa e
intentó engañarme a mí misma que son reales aun cuando
en el fondo estoy siendo miserable, pero la vida me enseña
que mientras mejor seas tú con la gente, algunas personas
te tratan peor o abusan de esa amabilidad en ti.
Miro el mapa de la universidad para ver donde se
encuentra mi salón. Suelto un suspiro de alivio cuando
encuentro mi sala porque me equivoqué dos veces
entrando en los salones. Me siento en el primer asiento
disponible que observé.
Saco mi cuaderno y mis lápices. Cuando giro mi cabeza, me
encuentro con Diego sentado al lado mío.
—Menuda coincidencia, bella—me dice contento—. Que
genial tengamos esta clase juntos—él sonrió deslumbrante
con ese carisma que tenía para quedar bien con todo el
mundo.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—digo con
una falsa emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad?
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las
personas—alce una ceja y una sonrisa burlona apareció en
sus labios—. Me refiero a que en nuestra vida siempre
llegan personas nuevas, ¿verdad? —Yo asiento y él suelta
una risa—. Entonces para conocer a esa persona tengo que
hablar con ella para saber cómo es su carácter, sus
gustos...al menos es la forma tradicional.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente?
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su
cuerpo—apreté mis labios en una fina línea.
<<Mujeriego>>—pienso para mí misma—. Uno puede
conocer a la persona a través del sexo y sin necesidad de
palabras.
Solté una risa, pero de dónde ha salido este chico acaso
estoy soñando porque yo no me lo creo aún, es mujeriego,
simpático, guapo y eso significa que hay que mantenerlo a
20 metros de distancia.
—Valee—digo algo incómoda.
Él suelta una risa y varios mechones de pelo cayeron en su
frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas...tú no
tomarás ninguna de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—miro a mi alrededor y veo que varias chicas lo
están mirando fijamente. ¡Oh, vamos! Solo es un hombre—
pienso para mí misma.
Nos quedamos un silencio incómodo y él sacó otro libro de
Shakespeare. Me quedé sorprendida y él me miraba de
reojo y desvié la mirada porque tampoco quería seguir
mirándolo.
—¿Te gusta Shakespeare? —pregunta.
Me giro para mirarlo y él está ya concentrado en la lectura.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él
—comento con una sonrisa.
Él sonríe, pero sigue leyendo su libro. Vale, es muy guapo,
pero es mujeriego y ya pasé antes por ese terreno y me
prometí que jamás volvería a caer de nuevo por eso.
—Eres bellísima—me mira de reojo—. ¿Te gustaría salir con
este extraño?
—No—respondo de inmediato.
Suelta un largo suspiro y cambia la página del libro. Me
pregunto cómo puede leer y hablar al mismo tiempo. Yo
necesito estar en silencio o escuchando música.
—Tenía que intentarlo—es todo lo que dice.
Saqué mi lápiz y empecé a golpearlo contra la mesa. Y sentí
su mirada sobre mí, estoy segura de que le está molestando
el ruido y por un momento quise golpearlo con más fuerza.
Diego se aclaró la garganta antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—me pide con una
sonrisa.
Sonrió divertida, lo sabía. Lo ignoro y sigo golpeando el
lápiz contra la mesa, la verdad es que solo quiero
molestarlo un poco.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclama.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —
respondo seria, pero por dentro me quiero morir de la risa.
Él frunció el ceño y yo volví a jugar con mi lápiz. Pasaron
unos minutos en silencio y de repente me arrancó el lápiz
de mi mano. Lo fulmino con la mirada. Él tenía una sonrisa
triunfadora y estiró su mano hacia arriba.
—Devuélveme el lápiz— Digo amablemente.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no
quisiste parar y ahora te aguantas, muñeca.
Justo cuando iba a responder, una chica pasó sus manos
por los hombros de Diego. Él se voltea a ver quién es.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre—dice Diego.
Ella sonríe y pone su mano en su cadera. La miro como
anda vestida con una minifalda y una polera negra. La
chica se sienta en las piernas de Diego, y él empieza a
tocar los muslos de la chica quien está feliz de la atención
que tiene.
Suelto un suspiro y veo que Diego deja mi lápiz en su mesa
y se lo quitó de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— me dice la
señorita de minifalda. Sonrió de oreja a oreja.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Me paso la mano por mi
largo cabello castaño y miró de nuevo a la chica—. Después
de meditarlo unos segundos ya sabes analizando las
ventajas y desventajas de porque tendría que irme del
puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—
Ella dejó de sonreír y su cara se puso un poco roja—. Mira
guapa, puedes llevarte a este chico que fue él quien se
sentó aquí. A mí no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—junto mis
manos en forma de súplica.
Diego se aclara la garganta y yo le guiño un ojo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y,
además, sabes quién es él!—exclamó indignada como si
hubiera cometido el peor de los crímenes.
Me mordí el labio para aguantar la risa y no reírme en su
cara por en la forma que me lo dijo: <<¡Dios me lo estoy
pasando en grande!>>Me digo mentalmente.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son
ustedes dos—le digo encogiéndome de hombros—. Solo
quiero que me dejen sola y tranquila en este puesto y listo
—digo limpiándome una uña—. Hay muchos más puestos
desocupados, guapa —Le guiñé el ojo a la chica y ella se
ruboriza.
Veo como la chica pasa al lado mío, camina a su asiento.
Siento un carraspeo, me vuelvo y veo al chico de tatuajes
mirándome serio.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmura—. Disculpa,
pero eres algo desagradable—dice enojado.
Lo miré y estaba realmente enojado, pero eso solo hizo que
estallara en una carcajada porque acaso no le gusta que les
quiten a sus chicas. Nunca he andado con una chica, pero
tampoco me niego a la idea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Me volvió a preguntar.
Me mordí el labio inferior para aguantarme la risa y no
volver a reírme de su cara de estúpido.
—Soy como soy—me encojo de hombros y sonrió—. ¿Acaso
tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero.
Creo que tú tienes celos de la otra chica, estoy seguro de
que quieres estar en mis piernas y que mis manos recorran
tu piel—me provoca con un gesto torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos—digo aburrida ya por el tema.
—Cobarde—me susurra en donde su boca toca ligeramente
la piel de mi oreja y me hace dar un pequeño salto—. Tu
cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando,
estás en mi espacio personal.
Muevo mis manos marcando cuál es mi espacio personal y
él suelta una carcajada donde varios mechones caen a su
frente dándole un toque sexy. Observó a mi alrededor como
varias chicas suspiran por él.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he
respetado hasta ahora, pero me acabas de arruinar la
fiesta, Anastasia—se acercó aún más y nuestras narices se
rozaron—. Y puede que me guste romper tu espacio
personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Digo
enojada porque rompió los límites de mi paciencia con ese
toque—. No me toques de nuevo o te lo juro que no
respondo—digo furiosa.
Él me suelta poco a poco y respiró varias veces para lograr
calmarme porque me da lo mismo sus palabras, pero otra
cosa distinta es que me toquen, es un punto delicado y más
si es un extraño. No me gusta que me toquen.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que
me arruine mis fiestas—él chasquea su lengua y añade—:
Será mejor que me vaya, ya que alguien espanto a una de
mis chicas.
Fruncí el ceño antes sus palabras eso fue tan asqueroso,
pero me lo guardé para mí misma, no me sorprende lo que
me acaba de decir. Es lo típico de los chicos guapos y es
una de las razones por la que me mantengo lejos y eso
tenía que hacer con este chico.
—Le mandas saludo a tu chica—digo con una sonrisa y veo
como guarda su libro en la mochila y suelta un bufido.
—Se lo diré cuando me la esté follando—me susurra.
<<Puerco>>—digo mentalmente. Me quedé callada y
negué con la cabeza. Él me dio un breve golpe en mi
hombro, supongo que sí se molestó. Bahh, no me importa,
para mi es mejor mantener a todo mundo lejos de mí. Justo
en ese momento entró el profesor al salón.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que
guarden silencio por favor — dice el profesor de historia.
Empiezo a tomar apuntes de todo lo que dice el profesor,
pero sentía la mirada de Diego sobre mí, mientras besaba a
la chica y veía como muchas chicas suspiraban por él, pero
¡madre mía! Que no ven que es mujeriego que le gusta
romper el corazón a las chicas...yo no entiendo a la
sociedad. En serio la gente sigue cayendo por una cara
bonita. Me removí incómoda en mi silla y me llegó un
papel. Levanté la mirada y vi que era de Diego.
Desdoblé el papel y solté un bufido a leer lo que había
escrito en papel: No estés celosa, Anastasia. Tú también
puedes jugar conmigo y divertirnos juntos sin ropa y
conocernos mejor. Por cierto, eres la chica más bella que he
visto. Me has robado mis ojos con tu belleza.
Arrugué el papel y después lo partí en mil pedacitos, bajo la
atenta mirada de Diego quien se llevó la mano al corazón
como si le hubiera dolido y puse los ojos en blanco.
Asqueroso, repugnante y mujeriego—lo insultó en mi
mente.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi
mochila. Salí del salón y siento una mano que agarraba mi
brazo.
Me doy vuelta y veo a Diego sonriéndome.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi
declaración—se inclina hacia a mí y retrocedo—. Tranquila
Anastasia, no romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a
donde nos juntamos con los demás para que no seas una
rara—suelta una risa—. Claro que sería una rara muy bella
—dice mordiéndose el labio inferior.
¡Dios ayúdame! —Pienso para mí misma. Este día recién
comienza y ya veo que va a seguir mejorando con mi
compañero que es uno de los mejores amigos de Ale que es
mi mejor amiga, perfecto, es perfecto.
Ella es nuestra Anastasia es la personaje principal y
en ella me inspirado en esta historia, espero que le
guste
este nuevo proyecto y que me apoyen como en la otra
historia.
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes
sociales, en donde siempre aviso cuando subiré
capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 2
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió
de lado y varios mechones cayeron en su frente—. No te
preocupes por mi soy nueva, pero puedo encontrar a mi
amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrece. Mete su
mano en uno de los bolsillos y saca un papel, me lo entrega
—. Mi número.
—Okey—murmuró.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te
guíe por la universidad—él pone sus manos en mi hombro y
asiento con sus palabras—. Y me puedes guardar como: "el
amor de tu vida" en tu celular—dice con una sonrisa
traviesa y haciendo comillas con sus dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—digo con
sarcasmo y golpeando su hombro de broma—. Solo que yo
no tengo citas, no creo en el amor y tampoco me gusta
conocer a gente nueva.
—Eres rara.
Me encojo de hombros. Eso ya lo sé, antes era alegre,
ahora solo siguió con mi vida, ya sabes estudiar para tener
una carrera y ser alguien en esta vida, ya que ahora si no
tienes un título profesional, no eres nadie, según en la
sociedad en la que estamos.
—Lo soy—le respondo guardando su número en un bolsillo
de mi pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —Levantó la cabeza para mirarlo y
él me miró con mucha intensidad.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le
da miedo estar sola en esta vida, yo creo que es algo
fascinante. Me tengo que ir—doy media vuelta y comienzo
a caminar por el pasillo.
—Adiós, chica rara.
Lo miró por encima de mi hombro y niego con la cabeza.
Sacó el papel y lo boto a un basurero y sacó el mapa. Veo el
plano y veo pasar a Diego con otra chica, <<mujeriego,
mujeriego>>—canto para mí misma. Dios se parece tanto
a...niego con la cabeza.
Me siento en una banca alejada de las demás personas y
comienzo a leer los documentos que me envió Luis sobre
todo lo que pasó dos años atrás. Suelto un suspiro enorme.
Ya han pasado dos años. Dos años que me gustaría borrar
para siempre. No ha sido fácil para mí y menos volver a
recuperarme. He tenido que ir a terapia y más terapia en
distintas ciudades de España. Espero poder terminar este
año aquí y no salir corriendo de nuevo.
En ese momento me entra una llamada de Dylan:
—¿En dónde están? —pregunto, y miro a los lados y veo
pasar a los jóvenes y a los profesores de un lado a otro.
—Hola, amorcín, yo estoy bien ¿y tú? Oh, Dylan, yo también
estoy bien, por cierto ¿en dónde están? —suelto una risa al
escuchar su monólogo—. Oh, mi amorcín, nos quedamos
dormidos y supongo que ya has espantado a la mitad de la
universidad y ahora está sola, ¿verdad?
Suelto un bufido. Me conoce tan bien, pero si ellos
estuvieran aquí no estaría sola y tampoco me entusiasma
unirme al grupo de Alejandra. Siento que no voy a encajar
en ese grupo de populares. Yo no soy así y tampoco lo
necesito o me interesa es por eso por lo que estoy sola en
esta banca.
—Más o menos—respondo.
—Amorcín, sé sociable—suelto un bufido y él suelta una
risa—. ¿Por qué no estás con Alejandra?
—No lo sé, no me siento cómoda con sus amigos, no son
por así decirlo mi estilo de amigos—le explico a Dylan. Él
suelta una risa—. Además, me gusta estar sola.
—A nadie le gusta estar sola, bueno a ti. Me tengo que ir,
amorcín, mañana nos vemos y únete a los demás, no seas
rara en tu primer día de clase—suelto un bufido por sus
palabras y me despido de él.
Sigo revisando mis mensajes y veo que me acaba de llegar
uno de Alejandra, lo abro rápidamente:
<Alejandra a las 10:21 a.m.>
"¿Dónde estás? Ven, estamos en el patio principal."
<Anastasia a las 10:22 a.m.>
"Voy para allá"
Camino por los pasillos de la universidad y por fin, llego al
patio principal. Me quedé mirando un segundo a la gente e
intentó ubicar a la rubia. Camino un poco y veo como
Alejandra agita su mano para llamar mi atención. Aquí
vamos—
me animó a mí misma.
—Anastasia, por aquí—escucho que me llama Alejandra.
Me acerco al grupo y me siento a lado de la rubia y de
Diego quien está hablando con una chica pelirroja. Él me
mira de reojo y una sonrisa aparece en sus labios.
Alejandra me abraza con fuerza.
—Chicos y chicas, ella es mi mejor amiga, Anastasia. Ella es
María, — dice señalándome a la chica de pelo corto y rubio,
anda vestida con un short y una polera de tiritas blancas. —
Y ella es Bárbara —. Me fijo en la otra chica de pelo crespo,
colorín, de ojos azules, anda con un vestido morado. —
Ellos son Cristian y Carlos. — Miro a los chicos son los dos
rubios, uno tiene los ojos verdes y el otro gris.
Saludos a todo por general y Alejandra comienza a hablar
con Cameron y María sobre la fiesta que yo ni entiendo y
tampoco me interesa mucho. Ya sabía yo que no iba a
encajar aquí y supongo que ya perdí la práctica de hacer
amigos, he pasado demasiado tiempo sola. Siento una
mirada sobre mí, levanto la mirada y veo a Diego mirando
fijamente con una sonrisa traviesa.
—¿Estás incómoda? —pregunta, jugando con su teléfono.
Hago una mueca y él suelta una risa—. No quiero sonar
mal, pero mis amigos no parecen tu estilo de amigos.
—No. No, no lo son—respondo con sinceridad.
—Eres demasiado callada para mi gusto—achica sus ojos
como intentando evaluar mis movimientos o pensamientos.
—Ya te lo dije antes soy una chica de pocas palabras—le
recuerdo mis palabras.
Miro mi teléfono y le respondo el mensaje de Roció. Diego
se aclara la garganta y me giro para mirarlo.
—Eres un enigma como un acertijo que hay que ir de poco
a poco descifrando para saber tu verdad o tu pasado. Lo
puedo intuir—apreté los labios y siguió jugando con su
celular en las manos—. Normalmente, no conozco a chicas
así.
—Eres algo confiando, no crees.
Él suelta una risa que hace que llame la atención de todo el
grupo y sobre todo la de Alejandra, Cameron y Bárbara.
Alejandra me abraza con fuerza y fulmina con la mirada a
Diego. Él niega con la cabeza, comienza a hablar con
Bárbara y Alejandra vuelve a centrarse en su conversación
con sus amigos y yo miro el cielo. A pesar de que llevo años
siendo amiga de Alejandra muchas veces no tenemos nada
en común como, por ejemplo, los amigos y sé que no lo
hace en mala, ya que ella tampoco se integra mucho con los
gemelos, Jonathan y sobre todo con Roció.
—Hola, linda, un gusto en conocerte, te habían dicho lo
hermosa que eres—me dice una voz.
Levantó la mirada y veo que es uno de los amigos de Diego.
Creo que se llamaba Carlos, no estoy segura.
—Hola.
—Alto ahí, Carlos —miró a Alejandra frunciendo el ceño —.
A mi amiga la dejas tranquila, vete a buscar a otra...,
además ni siquiera lo intente con ella, porque si alguien la
lastima se verá conmigo.
Me quede callada porque Alejandra siempre hacía lo mismo
desde mis últimas dos relaciones que no salieron bien.
Una me hizo sentir una verdadera mierda y la otra casi
morí, quedé viva, pero toda esa felicidad se perdió en mí.
—Es mejor intentarlo a quedarse con la incertidumbre—
bromea él. Me mira un segundo y me guiña el ojo.
No puedo evitarlo y suelto una carcajada. Siento carraspeo
a mi lado. Miro a mi lado y me topo con la mirada fija de
Diego, se acerca a mí y su boca de nuevo roza levemente
mi oído.
—No es tan bueno como aparenta, Anastasia—. Siento
escalofríos en todo el cuerpo, por su aliento en mi oreja —.
¿Quieres salir conmigo, extraña? —Pregunta de nuevo
—No, tengo planes para la tarde—respondo.
Suelta un fingido suspiro y apoya su barbilla en la mano y
me observa atentamente y toma un mechón de mi pelo
castaño. Lo miro sorprendida y lo pone detrás de mí oreja.
—No quieres salir conmigo, ¿verdad? —negué con la
cabeza y él soltó una pequeña risa—. Eres complicada,
apenas me hablas y son muy pocas palabras para
entenderte y tampoco quieres salir conmigo—se mordió
varias veces el labio inferior antes continuar—, pero no me
rendiré. Tarde temprano te conoceré.
—Deberías hacerlo—murmuró por lo bajo.
En ese momento se sienta una chica de pelo corto negro
con algunos mechones azules y ojos café. Ella toma el brazo
de Diego y él se aparta con rapidez de su agarre como si le
quemara.
—Hola, Diego— dice la chica—. Te extraño mucho—hace un
puchero con sus labios y desvió la mirada porque la
situación es incómoda.
—Hola, Catalina—dice Diego, sin mirarla y jugando con su
celular en sus manos. —He...Estado ocupado.
—Cuando volveremos a vernos—insiste la chica.
Tomó un mechón de mi pelo y comienzo a jugar con él.
Alejandra me mira y sonríe. Se inclina hacia mí y pasa su
brazo por mis hombros.
—¿Lo estás pasando bien?
—Oh sí, claro, siempre pasa lo mismo con ese chico—
susurro, para que solo ella me pueda escuchar. Ella mira la
escena que tenemos a lado y pone los ojos en blanco.
—Si, Diego es muy conocido por sus aventuras. Él solo
quiere divertirse, supongo, nunca lo he visto en una
relación seria y nada por estilo—Ambas miramos de reojo
la escena donde Diego sigue hablando con la chica, pero se
le puede ver que está algo molesto—. Por lo general él
siempre deja las cosas claras.
—Ah vale... —respondo. Miro mi celular y ¡mierda! Voy
tarde a otra clase, comienzo a levantarme, pero algo me
detiene cuando escucho las palabras de Diego.
—Nunca más, mira linda, yo no quiero una relación. Ahora
lárgate. No te volveré a follar nunca más, eres una puta
loca—dice Diego en un tono seco.
—¡Eres un imbécil!—dice la chica parándose y llevándose
su poco orgullo. La veo alejarse a pasos rápidos por el
patio.
—¿Acaso no te gustó tener relaciones sexuales con ella? —
pregunta uno de los amigos de Diego.
—Es un asco en la cama, ni sabe moverse—responde Diego
y todos se ríen en su grupo.
Miro a Diego y aprieto mis manos en puños. ¡Odio a los
tipos como él, cuál es su problema, no tiene ningún
derecho a hacer ese tipo de comentarios sobre la intimidad
de las mujeres y menos burlarse!—Exclamo molesta para
mí misma.
—¡Eres un imbécil!—suelto de repente. Todos en el grupo
guardaron silencio o más bien todo el patio se quedó en
absoluto silencio—. Quien te crees que eres tú para reírte
de ella y compartir su intimidad con los demás y más
encima burlarse de eso. Eres un poco hombre y un cerdo
por hacer eso.
Él soltó una carcajada fuerte y apreté más mis manos,
porque yo no le veía la gracia en decir eso y más que sus
amigos se rían y le aplaudan. Es horrible, pensé que aquí
en la universidad sería diferente a como lo es en
secundaria,
pero me equivoqué.
p q q
—Me han dicho cosas mucho peores, así que tienes que
esforzarte un poco más. —Responde con chulería—.
Además, muñeca, yo no la obligue a que se acostara
conmigo. Ella sola se tiró a mis brazos y simplemente no
me gusto y punto.
Lo fulminé con la mirada y él achicó sus ojos esperando mi
respuesta.
—Eres un gilipollas, es que ni siquiera te das cuenta de lo
horrible que fueron tus palabras...¡Imbécil!
Diego apretó la mandíbula y vi cómo se le empezaba a
marcar las venas de su cuello y se levantó del suelo y se
puso frente a mí. Apreté mis manos con fuerza e intenté
contar del uno a diez.
—Anastasia, no lo hagas—Alejandra me mira fijamente.
Respiro varias veces para intentar controlarme —. No vale
la pena.
Comencé a caminar hacia atrás porque si no me iba esto se
iba a poner realmente feo para mí. Que horrible cometario
ha dicho y más que lo comparta con sus amigos, es horrible
porque es algo íntimo. Hombres, solo les importa el sexo y
sexo—negué con la cabeza y caminé rápidamente a mi
salón.
—¡Esto no se quedará así!—soltó un grito Diego.
Me volví y le mostré mi dedo medio a ese imbécil engreído,
ese chico era raro porque podía ser inteligente e ingenioso,
pero a la vez era mujeriego y se nota, ya que le gustaba ir
comentando sus conquistas con sus amigos.
Llego a mi salón y caminé al último puesto.
Miro la ventana, siento como alguien se sienta al lado mío.
—Anastasia—, escucho la voz de un Diego totalmente
furioso y enojado—. ¿Podemos hablar como personas
civilizadas?
Me encogí de hombros y miré de nuevo a la ventana. La
verdad es que me molesta que hagan esos comentarios así,
es nuestra intimidad y no me parece gracioso que después
todo el mundo se pasa eso de ti, es horrible.
—Por favor— insistió.
Lo miré y me topé con sus ojos café, le devolví la mirada
por unos segundos antes de hablar con él.
—Tú dirás de qué quiere hablar conmigo.
—Escúchame bien, lo que hiciste en el patio...—Antes de
que terminara de hablar lo interrumpí.
—Lo que tú dijiste fue muy bajo y feo, entiendo tu punto de
vista de nada serio con las chicas y que se lo dejas claro,
pero que después tú te burles y haga ese tiempo de
comentario de que es un asco en la cama y que no se sabe
moverse, es horrible y más que tus amigos se burlen.
—Mira chica rara, yo opino de mis experiencias lo que yo
quiera y no tengo por qué sentirme mal. Fui sincero con lo
que dije y punto. ¿Y acaso sabes quién soy? Si quiero,
puedo hacerte la puta vida imposible aquí en la
universidad.
"¡¿Quién mierda se cree este chico?!" — Pensé. No tiene ni
idea tampoco de quien mierda soy yo.
—Me valeee—sonreí—. Sé perfectamente quién eres —
Exclamé—, también sé que eres uno de los más populares
de la universidad y que todo el mundo te tiene respeto
porque eres un buen boxeador. Déjame decirte Diego que
no me impresiona en lo absoluto y no tengo miedo... —Lo
miré y él achicó sus ojos—. Si era eso todo lo que me ibas a
decir, me valeee.
Él levantó sus manos en lo alto y soltó un suspiro
—Mira tal vez, fue de mal gusto mi comentario y tal vez
tenga razón, pero ya lo dije y punto. No quiero que nos
llevemos mal porque nosotros nos veremos casi todo los
días, Alejandra es mi mejor amiga y está con mi mejor
amigo así que será mejor llevar la fiesta en paz entre
nosotros dos.
—En esto tiene razón, nos veremos mucho, pero es mejor
que no hablemos ya me di cuenta de que tenemos diferente
formas de pensar y es mejor para los dos.
Él no dijo nada más y yo tampoco, esperé que entrara el
profesor a clase para después poder irme al departamento.
Mire como nuestro compañero iban entrando y muchos
saludaron a Diego y también varias chicas se acercaron a
él, pero al parecer no estaba de humor ya que era cortante
con ellas.
Lo miré de reojo y vi que me estaba mirando fijamente,
pero yo desvié la mirada. El profesor entró y comenzó la
clase.
Tome apunte de todo lo que el profesor decía y en la mitad
de la clase Diego deslizó un papel en mi mesa. Lo miré,
pero tenía la cabeza apoyada en la mesa y estaba
durmiendo o fingía que lo hacía.
Desdoblé el pedazo de papel y miré de reojo a Diego quien
tenía una sonrisa en sus labios, pero mantenía sus ojos
cerrados.
No te enojes conmigo,
No quiero que no llevemos mal y sé que parezco un
mujeriego y no lo niego, Y me porté mal y lo siento, ¿me
perdonas?
Negué con la cabeza y me concentré en la clase y en tomar
apuntes sobre lo que decía el profesor. Cuando la clase
terminó, guardé rápidamente mis cosas y salí del salón,
sentía que alguien venía detrás de mí. Cuando me di la
vuelta choque con el torso duro de Diego que casi me bota,
pero me agarro del brazo.
—Tendré que poner una orden de alejamiento—él suelta
una risa y aparta el pelo de mi cara—. No te perdono y te
quería decir que me dejes de seguir.
—No te estoy siguiendo Anastasia, camino hacia afuera y
esto es un espacio público así que esto no sería acoso—me
responde con una sonrisa malvada.
Me doy la media vuelta y caminó rápidamente afuera de la
universidad, miró por encima de mi hombro y veo que
Diego viene detrás de mí y me sonríe. Suelto un suspiro y
me detengo en el semáforo, espero que la luz cambie para
poder cruzar.
—Aún sigue siendo sitio público—lo miro y no me
sorprende que esté a mi lado—. Tenemos que dejarnos de
vernos así—frunzo el ceño y me sonríe de lado mostrando
sus hoyuelos.
—Ya—comienzo a caminar rápidamente y veo como Diego
choca contra personas y sonrió. Esquivo a caballero y sacó
un mapa de Barcelona, miró a la calle y luego a mapa.
—Eres rápida, ¿por qué no usa GPS? En serio sigue usando
mapa en papel—suelto un bufido antes sus palabras.
—Uso un mapa de papel porque es más práctico y pequeño
y nadie puede robarme mi teléfono, son trucos que he
aprendido.
Él se pasó una mano por la barbilla y sus ojos brillaron con
diversión. Alzó una ceja y se pasó una mano por el pelo.
—Si quieres te llevo a tu departamento—se ofrece.
Niego con la cabeza.
—Gracias, pero voy a otra parte—miró de nuevo el mapa y
veo que tengo que ir para la izquierda—. Adiós, Diego.
—Espera un poco, Anastasia, es peligroso que andes sola
en una ciudad que apenas conoces—murmura con
preocupación.
Sonrió.
—No te preocupes Diego, me gusta perderme y nada me
pasará, pero si eso pasa te llamo a ti "amor de mi vida" —
digo lo último haciendo comillas con mis dedos.
—Eres la chica más rara con la que me he topado.
—Lo tomaré como un halago—me llevo una mano al
corazón y doy media vuelta para comenzar a caminar a mi
destino. Diego se despide de un grito y niego con la cabeza.
Cuando llego a mi destino veo que está Luis esperándome.
Me acerco a él y me abraza con fuerza. Entramos dentro de
GYM en donde me inscribo para comenzar a entrenar con
Ricky según Luis es uno de los mejores entrenadores de
boxeo de Barcelona.
—Planearé pronto tu pelea—dice Luis mirándome de reojo.
Observo el semáforo cambia de color y pasa a verde.
—Gracias por seguir conmigo.
—Siempre, Anastasia—toma mi mano y le da un apretón.
Sonrió, tengo a los mejores amigos y a pesar de que a Luis
lo veo poco sé que siempre puedo contar con él gracias a
Luis estoy empezando a recolectar información y pruebas
sobre lo que sucedió dos años atrás y por fin podré darle un
cierre.
Rafael Miller es Diego es en la persona que me
inspire.
Espero que le este gustando esta nueva historia, no se
les olvide votar y cometar si le esta gustando y
comparti con sus amigo y familia <3
No se le olvide seguirme en wattpad y en mis redes
sociales, en donde siempre aviso cuando subiré
capítulos
y doy pequeños adelanto:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 3
Me remuevo en mi cama y me tapo la cabeza con la
almohada, estiro la mano e intento tocar mi estúpido
teléfono y no lo encuentro. Suelto un bufido. Abro los ojos y
apagó la alarma, me refriego bien el ojo y me siento en la
cama. Me quedo mirando a la pared y caigo en cuenta de
que Alejandra no está en el departamento porque ayer se
quedó donde Cameron.
Suelto un bostezo y miro la hora de mi celular y me levanto
rápidamente ¡Mierda! Son las ocho. Me meto rápidamente
al baño y me desvisto en cinco segundos, abro el grifo de la
ducha ni siquiera compruebo la temperatura del agua.
Salgo temblando de la ducha estaba helada el agua. Tomo
lo primero que veo de mi armario pantalones negro, una
polera negra y mis convers negra. Hoy día es de negro. Me
pasó una mano por mi pelo y guardo mis llaves en mi
mochila. Camino la cocina y tomo una manzana. Miro la
hora y solo quedan 15 minutos para que empiece las clases.
Cuando salgo de mi edición veo que está Diego afuera
recargado en su todoterreno y con teléfono en su oreja. Él
corta la llamada y frunce el ceño. Como si me sintiera
levanta la mirada y me observa con una deslumbrante
sonrisa.
—Hola, chica rara.
Me saco la manzana de la boca y mastico lentamente antes
de hablar. Él se acerca a mí y me hace un breve repaso con
su mirada. Pongo los ojos en blanco y suelta una risa.
—Negro completamente de negro—dice con fascinación.
—Fue lo primero que encontré—respondo. Lo miro y está
casi igual solo que lleva una camisa de cuadro roja y negra
arremangada hasta los codos dejando a la vista algunos
tatuajes—. No están aquí, me voy llego tarde.
Comienzo alejarme de él, pero me agarra del brazo y siento
como una corriente recorre mi cuerpo. Me suelto de su
agarre rápidamente y él se pone en frente mío e inclina su
cabeza donde está su todoterreno.
—Te llevo—le doy una mordida a mi manzana bajo la atenta
mirada de Diego y niego con la cabeza—. Además de rara,
eres terca. Si vas en el metro estará lleno y te costará
tomar un andén vacío y llegará casi cuarenta minutos
tarde.
—Vale, pero quiero que sepas que aún estoy pensando en
sacar una orden de alejamiento para ti—bromeo.
Diego se gira y niega con la cabeza y se detiene delante de
mí.
—No lo creo, porque en el fondo de ti, sé que te gusto y a
mí también me gusta tu actitud—suelto una risa. Por favor,
está loco si piensa que me gusta un mujeriego—. Nos
vamos.
Asiento con mi cabeza y me subo al todoterreno. Durante la
mitad del camino Diego tarareaba diferentes canciones que
ponía en la radio. Tuve contenerme la ganas de reír y
concéntrame en mirar por la ventanilla.
—¿Eres de Madrid? Al igual que Alejandra.
—Sí.
—Pero Alejandra ya va en su segundo año y tú vas recién
primero...¿Por qué?
Lo miré de reojo y juego con mis dedos. Si me he tardado
un año en empezar la universidad y no es porque no
quisiera, pero tuve que trabajar e intentar apelar para que
me dieran una beca, ya que no era fácil. Mis padres tienen
una buena economía, pero aun así para ellos yo ya morí, así
que tuve que valerme por mí misma y buscar trabajos y
ahorrar para poder ingresar al fin en la universidad con la
beca.
—Larga historia y algo aburrida—digo quitándole
importancia al tema—. No tiene importancia.
—Ahh, vale. He descubierto algo sobre ti y eres una mala
mentirosa y no deberías tocarte el pelo porque eso te
delata es un tic que tienes—me suelto el pelo y lo observó.
Tiene una sonrisa de orgullo—. Soy algo observador, chica
rara y aunque no me des mucha información sobre ti,
puedo ir aprendiendo de ti en tus gestos.
—¿Acaso eres psicólogo? —preguntó con ironía.
—No, pero me gusta observar a la gente. Muchas veces los
gestos corporales dicen mucho más que las palabras, ya
que muchas veces tú dices algo con tus palabras y tu
cuerpo otra cosa muy diferente.
—¡Interesante! Eres una caja de sorpresa, ¿verdad? —
pregunto, miro a la ventanilla de nuevo.
—Puede ser... —se queda callado unos segundos—. Casi
nadie me conoce realmente, solo aparento ser alguien a la
vista de todos.
Frunzo el ceño antes sus palabras.
—Eso es patético, no deberías esconder quién eres
realmente—me encojo de hombros—. Eres igual que todo el
mundo. Solo quieres encajar en un grupo porque les aterra
estar solo.
—¿Y qué me dices de ti?
—Yo no hago eso, tengo amigos que me conocen como soy
realmente—él me mira un segundo antes de mirar la
carretera—. Alejandra sabe todo de mí y me ama y yo igual.
Además, que yo no he fingido contigo en ningún momento
¿o sí?
—No, por eso eres rara, pero en el buen sentido, es
admirable como te apegas a tu verdadera identidad. Pensé
que cuando te uniera a nuestro grupo intentarías encajar o
de hablar con nosotros, pero solo te quedaste ahí, callada e
incómoda.
—Es porque no son mi estilo de amigos—recalco mi punto y
se ríe.
El viaje continuó en silencio. Me bajé del vehículo y miré mi
horario para saber cuál era la sala. Sentí como él estaba
detrás de mí.
Diego sopla aire en mi cuello y me giré para mirarlo.
—Te toca en mí mismo salón, vamos—paso adelante mío y
guarde mi horario. Lo seguí lentamente y él miró de vez en
cuando asegurándose que lo seguía. Entramos al salón y se
sentó con una chica y yo en un puesto vacío a lado de la
ventana.
Mire por la ventana y me pregunto si en algún momento
poder detenerlo, podré hacer justicia a mi hermano. No
tengo casi nada sobre él. Comencé a escribir los ejercidos y
a desarrollarlos. Odio matemática. Cuando termine Diego
estaba sentado al lado mío.
—Esa chica parecía pulpo intentado tocarme—confiesa
Diego.
—Y me lo cuentas...¿por qué?... —pregunte con curiosidad y
jugando con un pedazo de papel.
—Porque me caes bien—dice antes de volver a leer su libro.
Yo suelto un suspiro y espero que el profesor de por fin
terminada la clase. Mire de reojo como la chica me estaba
fulminando con la mirada—. Tranquila, no te hará daño—
me asegura él.
Suelto una risa. Será mejor que esa chica no intente hacer
algo porque ella es la que saldrá lastimada y herida.
Además de que por fin hoy día tengo primer entrenamiento
y estoy emocionada de volver a las peleas ilegales para
poder seguir juntando plata.
—Muy bien alumnos la clase termino, nos vemos la
siguiente clase y traigan calculadora, por favor—se despide
el profesor y guardó rápidamente mis cosas.
Me levanto de la silla, pero veo que Diego está bloqueando
mi salida con su silla, doy un pequeño golpe en su hombro y
levanta su mirada con una sonrisa. A este chico le gusta
sonreír para todas las mujeres, me imagino que es así como
la mayoría cae por él.
—Disculpa, pero quiero salir y no puedo—le explico. Muevo
mis manos en dirección a su silla que me bloquea la salida.
—Puedes pasar por encima de mi regazo, nena, prometo no
tocarte—suelto un bufido y tomó su silla con fuerza y la
empujo moviéndolo. Diego me mira sorprendido—. Tienes
fuerza.
—Digamos que sé defenderme muy bien de chicos que
intentan pasar de listo o que sean gilipollas. Adiós.
Salgo del salón y me encuentro con mis gemelos favoritos.
Dylan me abraza con fuerza y me levanta del suelo
haciéndome girar varias veces. Me suelta solo cuando ya
estoy algo mareada y Javier me agarra del brazo y tira de
mí hacia su torso.
—Hola, pequeña—me da un beso Javier, y no puedo evitar
de nuevo abrazarlo. No los he visto hace más de seis meses
y por fin, estoy con ellos de nuevo—. Estás más guapa.
—¡Amorcín! Está tan guapa y grande—me abraza por atrás
y apoya su barbilla en mi hombro. Sonrió. Siguen iguales,
aunque tiene su pelo un poco más largo, pero siguen tan
guapos como siempre—. Vamos a comer algo.
Asiento con mi cabeza y siento una mirada sobre mí, miró
por encima de mi hombro y veo que Diego me está mirando
con una sonrisa y luego vuelve a fijar su vista en la chica
pelirroja...creo que se llamaba Bárbara. Caminamos
directamente a la cafetería para pedir algo.

******
Nos sentamos en pasto y Dylan abre un paquete de papas
fritas y yo saco otra manzana. Javier suelta risa. Siento
como me están mirando estos dos imbéciles. Alzó una ceja
hacia ellos y ellos simplemente desviaron la mirada.

—¿Solo eso vas a comer? —pregunta Dylan, comiendo otra


papa frita. Yo asiento con mi cabeza—. Estás demasiado
flaca, Anastasia—me regaña como padre.
—Ya comí mi desayuno en clase porque soy rebelde—
bromeo.
—Y...¿Alejandra en donde esta? —pregunta Javier, mirando
en diferentes partes del patio y también comienzo a
buscarla, pero no la encuentro.
—Debe estar con sus amigos o con su novio ayer tuvo una
noche supongo movida porque no llego.
Dylan se atraganta con una papa frita y comienza a toser.
Suelto una risa y le entregó una botella de agua. Nunca me
lo ha confesado, pero sé que la rubia era su amor platónico
de Dylan cuando éramos más pequeños, pero supongo que
ahora solo quedo como un lindo recuerdo.
—¡¿Qué te pasó?! Acaso Alejandra aun es tu amor
platónico.
Me tira la botella y la detengo con mi mano, la abro y le
doy un trago. Dylan niega con la cabeza.
—Eso ya fue—dice sin emoción.
—Aja—digo sarcásticamente.

******
Paso el día entrando en diferentes clases y entró en la
penúltima clase del día. Me siento en el último asiento a
lado de la ventana y siento como alguien arrastra la silla a
mi lado. No le doy importancia y siguió mirando afuera,
quiero que termine luego este día para poder ir a
entrenar.

—¿Es tu novio? — escuché esa voz.


Ni siquiera lo miré y solté un suspiro, teníamos muchas
clases juntos y no entiendo por qué yo estudio marketing y
supongo que él medicina, pero en todo los ramos que
estamos juntos son ramos transversales.
—No, yo no tengo novios—me cruzo de brazo y miró al
frente.
Siento como cierra el libro y lo deja en la mesa. Intento ver
el título y lo tapa con su brazo.
—Se puede saber el porqué de esa decisión tan brusca—
comenta con verdadero interés.
Muerdo mi labio inferior y él tamborilea sus dedos en la
mesa esperando una respuesta.
—No creo en el amor así de simple, además que es una
mierda—le explico.
—Discrepo en lo que estás diciendo. No has conocido a la
persona indicada para enamorarte, pero yo creo que el
amor si existe y es algo que muy pocas personas lo pueden
encontrar.
Me quedo callada varios segundos meditando sobre sus
palabras y casi quiero reír por lo que acaba de decirme, no
es lo típico que te soltaría un chico guapo y mujeriego. Es
un chico raro.
—Entonces tenemos otra cosa menos en común—contestó.
Lo miro y se está apartando varios mechones de pelo negro
—. Sabes no me malinterpretes, pero eso no serían las
palabras típicas de un chico como tú.
—¡¿Un chico como yo?! —pregunta riendo.
—Sí, eres el típico mujeriego de la universidad con tus
amigos. No lo sé,supongo, que esperaba que dijera que
somos jóvenes y que tenemos que aprovechary divertirnos
sin compromiso.
Sus ojos brillan y una pequeña sonrisa aparece en sus
labios.
—Soy un chico travieso que me gusta tener noches
movidas, pero creo que jamás he dicho que no quiera tener
una novia, ¿o sí? Solo soy paciente y mientras tanto me
divierto—Termina diciendo.
Nos quedamos en un silencio incómodo y el profesor por fin
entra y comienza la clase. En transcurso de la clase Diego
no me hablo. Ambos estuvimos atentos a lo que decía el
profesor, pero no se me pasó desapercibido la mirada de las
chicas a Diego.
Golpe mi lápiz contra mi mesa, escuchando lo que decía el
profesor sobre el porcentaje de las notas y cómo sería cada
unidad y estaba resultando bastante aburrido esta
asignatura de inglés.
Diego estuvo suspirando y tomando varios mechones de
pelo y ni siquiera intente detenerlo, la verdad que este
profesor me está dando mucho sueño. Apoyo mi cabeza en
la mesa y Diego me imita. Cierro los ojos e intento dormir
un poco.
Diego tiro un mechón de mi pelo.
—No te quedes dormida—me susurra con la voz ronca. Le
doy un empujón y me giro al otro lado para dormir—.
Bruta.
Lo ignoró e intentó dormir, pero siento un tirón en mi pelo
y lo ignoro, pero vuelve a tirarme el pelo. ¡Dios todo se
trata de tener paciencia! —me digo a mí misma. Siento que
está muy cerca de mí y de repente siento que sopla en mi
cuello. Me giro para mirarlo y chocó con su frente.
—¡Mierda! —Exclamó, llevo mi mano a mi frente y masajeo
esa área. Diego me mira con diversión—. Joder, ¿qué
mierda te pasa, chico?
—No te enojes, chica rara—dice con un tono tranquilo.
Lo fulmino con la mirada, joder, me duele mucho.
—En serio, cuál tu problema solo quería dormir y aun así
sigues molestando ¡Aléjate de mí!—exclamó enojada. Sé
que estoy de mal humor, pero solo quería dormir y ahora
tengo la frente de seguro hinchada.
—¡Qué carácter! —dice molesto.
Sacó la botella de agua y mojó un pañuelo y hago presión
en la parte que me duele. Diego me quita el trapo y me
examina con cuidado la frente y hace unos pequeños
masajes y me alejo de él, está loco.
—¡Quédate quieta, maldita sea! —brama molesto.
—¡Suéltame! —murmuro enojada.
Me mira sorprendido. Tomo mis cosas y las guardó
rápidamente en la mochila y me levanto de la silla, pero me
agarra y tira de mi muñeca con cuidado. ¡Que mierda le
pasa! Está haciendo que pierda mi paciencia. Me suelto de
su agarre, pero toma mis dos muñecas y me retiene en la
silla.
—Será mejor que me suelte ahora, joder—aprieto los
dientes y él suelta una risa burlona—. Diego, suéltame
ahora.
—Déjame verte, Anastasia, por favor. Relájate—suelto un
suspiro y cuento de uno a mil en mi cabeza para tener
É
paciencia. Él suelta una de mis manos y acaricia mi frente y
moja un poco más el pañuelo, lo presiona contra mi frente.
Suelto un suspiro—. Lo siento, bella, no quise hacerte daño.
—Ya—digo molesta.
—Lo siento, en serio que no quise hacerte daño. Acompañe
a mi casillero tengo una crema para bajar lo rojo y otras
cosas más—toma mi mano y se levanta de la silla. Lo sigo
afuera del salón y puedo ver como el profesor nos mira de
reojo.
Llegamos a su casillero y él vierte un poco de crema en mi
frente y hace pequeños masajes con sus dedos y lo miro
molesta. Ya me cae mal. Odio que me interrumpan mi
sueño, me pone de malas. Diego no me quita la mirada de
frente y me siento en el suelo. Él se agacha para estar a mi
altura.
—Oye, Anastasia, lo siento mucho, no fue mi intención—se
sienta en frente de mí y solo lo miró fijamente porque está
tan pegado a mi este chico...no quiero que él me siga
conociendo para mí eso es un enorme problema que
después me traerá más problemas.
—Será mejor que no me hables más.
—¿Por qué?
—Es lo mejor, además no eres de mi agrado y deja de
acosarme...te veo en cada esquina, ¿me estás siguiendo? —
pregunto molesta.
—¡¿Qué?! No te estoy acosando son coincidencia, además
te recuerdo que somos compañeros y que también estudio
en esta universidad. En serio, que lo siento por el golpe, no
fue mi intenso y joder, no te estoy acosando.
—Bueno..., pero no me hables más... —digo enojada y
levantándome del piso y me agarra del brazo—Suéltame.
Me miró un segundo antes de dar la vuelta y caminar de
nuevo al salón. Es lo mejor, mientras menos gente se
involucre conmigo estará más a salvo y también me dará
más tiempo para detenerlo. Por ahora sé que él está
tranquilo, pero sé que pronto vendrá por mí. Siempre es lo
mismo con él.

******
Después de dos horas de estar entrenado camino
tranquilamente a mi departamento. Lo primero que quiero
hacer es darme un baño y ponerme hielo en los nudillos
me quedó un poco sensible, por pegarle al saco de boxeo.
Abro la puerta y me doy cuenta de que están todos los
amigos de Alejandra.

—Hola—saludos a todos.
Todos me miran como si me hubiera salido otra cabeza y
me doy cuenta de que solo ando con calza, sostén deportivo
y un chaleco. Dejó mi bolso en el suelo y entró en la cocina
y sacó hielo.
Cuando salgo de la cocina, me encuentro a todos tomando
cerveza.
— ¿Qué mierda te pasó, Anastasia? —Pregunta alarmada
Alejandra.
—Nada—recojo mi bolso y Alejandra se acerca a mí, toma
mi mano y la examina.
—Dime por favor que no peleaste con alguien en la calle.
Solté una risa y le di un empujón. Es una exagerada, no la
culpo Alejandra siempre se ha portado como mi hermana
mayor y ella fue la única que me apoyó, que no me dejo
caer, gracias a ella pude salir adelante.
— ¡Ya me conoces! Me peleé con dos tíos y los mandé al
hospital—bromeo con ella y añado—: Fue en el
entrenamiento, nada grave—la tranquilizo y ella suelta un
suspiro.
—Me vas a matar de un infarto en estos días—ella niega
con la cabeza y tomó el bolso de suelo.
—¡Exagerada!
Entré a mi pieza y le puse seguro por si acaso y entre en
baño para darme una ducha. Una vez lista y algo arreglada,
salgo de la habitación y me encuentro con Diego y Bárbara
besándose en el sofá. Mire en donde se encontraba
Alejandra y Cameron están igual y los demás seguían
tomando.
Justo cuando iba a entrar a la cocina tocaron la puerta.
Solté un bufido, porque de seguro eran más amigos de
Alejandra que venía a tomar.
—Abre tú, Anastasia—grita Alejandra.
Puse los ojos en blanco y caminé hacia la puerta. Cuando
abrí la puerta, estaban mis dos imbéciles favoritos. Dylan y
Javier me sonreían. Son iguales literalmente iguales a los
gemelos solo se les puede diferenciar por su personalidad.
Dylan era bastante especial y carismático, en cambio Javier
es más callado y misterioso.
—Mira a quien encontramos aquí, a una hermosa chica—
broma con Javier.
— ¿Qué están haciendo aquí? —Pregunte con curiosidad.
No tenía planeado que vinieran hoy y si lo hicieron es
porque ellos tienen noticias sobre una posible pelea ilegal.
—Hola, Anastasia, sí, nosotros también te extrañamos
mucho—dice Dylan con sarcasmo.
Puse los ojos en blanco. Estos dos chicos nunca van a
cambiar, desde pequeños que siempre han sido iguales
como lo son hoy en día y supongo que por eso los amo.
—Podemos pasar o no vas a tener aquí todo el rato—
bromeó Javier con una sonrisa de oreja a oreja.
—Claro.
Me hice a un lado y los dos gemelos entraron y se toparon
con el mismo espectáculo que yo. Todos se estaban
besando. Menuda orgía tenía estos chicos aquí. Hice una
mueca.
—Menuda orgía que tiene aquí—dijo Dylan burlón. Y todos
se separaron, Alejandra sonrió de oreja a oreja al verlos.
—Creo que faltamos nosotros y si hacemos un trío ¿Qué me
dices Amorcín?—Me miraron un momento los gemelos con
su hermosa sonrisa.<<Son imbéciles>> —. Me dije a mi
misma, pero aun así me estaba aguantando la risa.
—Puaj, que asco tío—hice una mueca, pero una sonrisa se
extendió en mis labios, porque ellos estaban haciendo
puchero—. Nunca van a cambiar.
—Algún día vas a caer, Amorcín y verás lo que es bueno —
bromea Dylan, guiñándome un ojo.
Me apoyé en la pared y me fijé que Diego me miraba
fijamente. Sonríe de oreja a oreja y empezó a besar el
cuello de Bárbara y aparte la mirada. <<Mujeriego,
mujeriego>>—canto de nuevo por mí mismo.
—Hola, Dylan y Javier, siguen siendo tan guapos como
siempre—dice Alejandra, abrazando con fuerza a los
gemelos.
—Ya ves, cada día más guapo y sexy—dice Dylan.
—Sí, pero por cada pelea que das te van quedando menos
neuronas en tu diminuto cerebro—lo pinché.
Dylan soltó una falsa carcajada.
—Mira quien lo dice—Dylan me tomó de la cintura—. Cada
día te ves más guapa, pero más insoportable—bromea.
Me separé de Dylan y abrí la puerta de mi habitación para
que tuviéramos más privacidad y tampoco quería que
Alejandra escuchara que iba a volver a las peleas, ya que
como he dicho Ale se ha preocupado mucho por mí y no
quiere que nada malo me pase.
—Me halagan con su visita...entonces ya tiene una fecha
para mi pelea. Luis ya se lo dijo, ¿verdad?
—Anastasia, le ganarás en un segundo, ya te has
enfrentado a ella es Rebeca—dijo Javier.
Me encogí de hombros. Era pan comido, entonces.
—Nada de qué preocuparme. —Dylan comenzó a tomar
varios libros de mi biblioteca. Me levanté y le quité los
libros
—. Hoy día está de tocón ¿verdad?
Él sonrió un momento antes de volver a tomar otras cosas
de mi biblioteca. Me encogí de hombros y dejé que siguiera
tocando mis cosas. Es un niño pequeño.
—¿Saben algo de Jonathan? — pregunté. No lo había visto
hace más de seis meses y no aprecio ni hoy y tampoco ayer.
Estaba preocupada, ya que lo extraño mucho.
—Sí, viene en camino —Javier se frotó las manos y me
sonrió—. Nosotros tenemos una fiesta, ¿Te vienes? —Me
pregunto.
Negué con la cabeza, no tenía ánimos de ir a una fiesta y
de compartir con otras personas o tener que fingir una
sonrisa frente al mundo. Deje eso hace mucho tiempo y,
además, tampoco quiero exponerme tanto.
—Vamos nena, será divertido—insistió Dylan.
—Será para otra vez—solté un suspiro—. Quiero estar a
solas con Jonathan.
—Vale...Vale, ya veo que lo prefieres a él y a nosotros
siempre nos dejas de lado—Dylan se llevó su mano al
corazón y me mordí el labio para aguantar la risa.
—Te dejamos entonces, nos vemos mañana en la
universidad—Javier se acercó a mí y me dio un beso en la
mejilla y también Dylan.
Salimos los tres abrazados. Nos quedamos en frente de la
puerta principal, ellos miraron un momento a una chica que
pasó y luego a mí. Negué con la cabeza.
—Son unos mujeriegos—les reproché.
—¡Hey déjanos, somos grandes ya!—dijeron los dos al
mismo tiempo.
Los chicos caminaron hacia el ascensor en donde Dylan
comenzó a hablar con la chica que también estaba
esperando el ascensor. ¡Siempre serán iguales! —cierro la
puerta. Alejandra me miró y me guiñó el ojo.
Entre en mi habitación y tomé un libro de mi biblioteca, me
senté en la cama y me miré de reojo en el espejo y no
reconocí a la chica que me devolvía la mirada, esa chica
con la mirada fría y apagada. Cerré el libro porque ahora
no tenía ánimos de leer, estoy un bloqueo de lector porque
simplemente no me sentí animada de leer.
Negué con la cabeza y me tiré para atrás y cerré los ojos.
Pasaron unos minutos u horas, no estoy muy clara en qué
momento me quedé dormida, pero siento unos dedos por
mi mejilla.
—Despierta, Anastasia—abrir los ojos y me topé con unos
ojos marrones. Me refregué el ojo y vi a Jonathan con una
enorme sonrisa.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunto aún dormida.
—Por la puerta—dice burlón.
—Ja, ja, ja muy chistoso — me pare de la cama y me di
cuenta de que era de noche —. ¿Qué quieres hacer? —Le
pregunté.
—Salgamos a caminar.
Lo miré y andaba con pantalones negros y un polerón
haciendo que se viera muy guapo.
—Vale.
Salimos de la habitación y vi que Alejandra estaba muy
ebria, miré a sus amigos y todo estaba igual. En ese
momento justo salió Diego del baño y se paró frente mío.
—¡Hey chica rara! ¿Aún sigues enojada conmigo?—
preguntó Diego con un tono bastante alegre, ya que se
notaba que llevaba unas cuantas cervezas encima.
—Hola y si—conteste rápidamente.
—No te enojes conmigo, bella, mejor ven a compartir una
cerveza conmigo—él agitó su cerveza que tenía en su
mano.
—Tengo otros planes y no es emborracharse, por cierto—
dije con una sonrisa. Intenté pasar, pero él me bloqueó.
<<Respira Anastasia, Respira>> Me repetía en mi mente.
—Ya veo—Sentí que Jonathan, puso su mano en mi cintura
y me atrajo así él—. ¿Quién es él? Es tu novio —Dijo burlón.
Diego miró por un momento a Jonathan, antes de volver a
fijar su vista en mí—. Pensaba que no creías en el amor y
en las relaciones.
—Vamos, Anastasia—Dijo Jonathan molesto. No le contesté
a Diego y caminé con Jonathan, afuera de mi departamento.
Hola guapuras y guapos ¿como están? espero que le
este gustando esta historia y que apoyen mucho en
este
proyecto y espero que le guste e intentado de crear el
personaje de Anastasia como una mujer super ruda e
independiente con mucho carácter.
Si le esta gustando nos se les olvide votar estaré
leyendo su comentarios y comparta esta historia con
mas
personas:
No se les olvide en segurime en wattpad y en mis
redes sociales:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 4
Llegó a la universidad justo a tiempo. Entro en mi salón y
observó los puestos vacíos y veo que el único queda es uno
detrás de Diego. Camino por el salón y siento como él me
mira de reojo y me siento. Diego se gira y veo que tiene un
papel entre sus dedos y lo desliza en mi mesa.
—¿Qué es esto? —pregunto intrigada.
Él me ignora y comienza a conversar con la chica que tiene
a lado. No entiendo yo a este chico. Observó el papel y lo
tomo. Odio ser curiosa, es mi debilidad. Abro el papel y es
una nota escrita por él: Todos somos el destino de alguien.
Suelto una risa, está loco, cada día me sorprende más. Doy
vuelta la nota buscando algo más, pero no hay nada. La
dobló y la guardo en mi cuaderno. Sacó un lápiz de mi
mesa y comienzo a golpearlo contra mi mesa. Diego se
levanta y pasa detrás de la chica, se sienta a mi lado.
—¿Crees en el destino? —pregunta de repente. Miro a la
ventana y niego con la cabeza, es de locos creer en eso,
cada persona crea su destino con sus acciones—. Eres una
chica rara, no crees en el amor ni el destino.
—Soy realista, Diego. El amor es lindo y bonito al inicio,
pero después ya no y ni siquiera sabes realmente quién es
tu pareja. Y nosotros creamos nuestro destino, es así de
simple.
—No estoy de acuerdo con tus pensamientos. Te observo y
veo que estás jodida por dentro, supongo, que la vida ya te
hizo bastante daño y ya no crees en nada—suelta de
repente.
Lo miro de reojo y no digo nada más porque tiene razón,
estoy jodida por dentro y mi vida es un caos. Solo sé causar
daño o poner en riesgo a las personas que amo y no es
justo que ellos sufran por mí. Muchas veces he querido
retroceder el tiempo..., pero eso no se puede.
—El mundo es cruel y cada persona tiene su pasado
doloroso, Diego—digo, jugando con el lápiz en la mesa—.
Lo importante es que te vuelvas a levantar y sigas adelante,
si te quedas en suelo lamentándote no sacarás nada. Cada
persona tiene su propia batalla interna.
—Exacto—Diego metió una mano debajo de mi silla y
arrastró más cerca de él—. Me gusta como piensas,
¿salgamos juntos? No pienses mal, tal vez salir a caminar
un poco por las calles.
—Diego...
Él pasó su dedo por mi frente e intentó separarme de él,
pero me aprieta más contra su pecho. Diego me observa
con cautela como si en cualquier momento le fuera a pegar
y más le vale que me deje ir pronto.
—Solo para hablar, Anastasia, no intentaré nada de nada
contigo—suelta un suspiro y desvió la mirada un segundo
antes de volver a fijar sus ojos en mí—. Siento que contigo
puedo hablar de muchas cosas...que no lo sé... —intenta
explicarme.
—No soy tu amiga Diego, y no te conozco y no me lo tomes
a mal, pero yo no quiero ser tu amiga y por favor, suéltame
—me sincero y él me suelta lentamente.
—Solo a caminar—dice haciendo un puchero—. Al menos,
claro, que a tu novio le moleste que tu tengas un amigo tan
guapo y sexy.
Suelto un bufido.
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo
desde...no lo sé hace diez años—le aclaro ese punto—. Es
mejor que dejemos de hablarnos.
—No estoy de acuerdo tampoco con eso—se cruza de brazo
y mira al frente—. Yo creo que tiene miedo de que yo te
guste es así de simple—me desafía con sus palabras.
—Puedes pensar lo que quieras.
—Créeme que lo estoy pensado—murmura—. Eres
desagradable y con razón no tienes más amigos.
—Soy desagradable por no querer ser tu puta amiga, estás
actuando como niño pequeño, madura Diego.
Diego se muerde el labio inferior. Él puso su mano en mi
mejilla y empezó a acariciarme en donde no puede evitar
que mi pulso se altere. Me alejé con rapidez. ¿Qué mierda
es lo que quiere?
—Sé que lo puedes sentir lo que pasa cada vez que te toco
—me susurra—. Yo lo siento y me molesta que te niegues y
actúes como una niña pequeña diciendo esas estupideces.
—¡Estás loco! —Exclamó tomando mi mochila, pero me
agarra las muñecas—. Suéltame..., Joder. —comienzo a
forcejear con él y consigo soltarme—. No te acerques a mí,
no sé qué mierda te estás imaginando, pero estás mal. Me
conoces desde hace tres días, Diego.
—¡¿Y qué?! Solo quiero ser tu amigo para conocerte, pero
eres testaruda y desagradable conmigo—murmura enojado.
Tomo mi mochila y salgo rápidamente del salón. Estás
como una cabra, que le pasa a ese chico...es intenso a
morir y yo no quiero nada con nadie. Camino por el patio y
me siento en una banca. Necesito respirar, ese chico
parece sacado de una película donde cree que, por estar
tres días con él, ya me voy a enamorar de él porque es
guapo. Es una locura. Sacó el libro de mochila y comenzó a
hojearlo.
—Anastasia—, escucho que me llama.
¡Dios santo! —me digo a mí misma. Es oficial este chico se
obsesión o no entiendo qué le pasa. Me levanto de la banca,
pero él se pone en frente de mí y toma mis manos con
cuidado. Observó ese gesto y siento como mi respiración se
va alterando a medida que va subiendo sus manos por mis
brazos. Desvió la mirada, es una locura.
—Lo sientes, ¿verdad? Tiene el pulso alterado y se han
entreabierto tus labios podría besarte, Anastasia—me
susurra con voz ronca y me separó con brusquedad.
—Yo no siento nada—intento pasar, pero me bloquea el
paso y pone sus manos en mis hombros—. Creo que estás
delirando, Diego.
—Puede ser, yo...joder, parezco un loco, ¿verdad? —
pregunta, llevándose las manos en la cabeza y asiento con
mi cabeza e incluso me da algo de miedo—. Mierda, lo
siento, es solo que algo me pasó contigo cuando te vi—dice,
sentándose en la banca y me siento a su lado.
—No sé qué es lo que siente Diego, pero me asustas un
poco—le confieso con una sonrisa—. Está bien, salgamos a
caminar en plan amigo y así dejas de dar miedo—estiro mi
mano y él la aprieta y de nuevo siento esa corriente que me
hace temblar—, pero nada de citas o pasarte de la raya.
Simplemente deja que sucedan las cosas no insistas tanto.
Te veo a la salida—digo, y le doy un beso en la mejilla.
Tomé mi mochila y me alejé de Diego miró por encima de
mi hombro y tiene una enorme sonrisa. Entré a la
biblioteca en donde le escribí a mis amigos para ver si
habían venido a la universidad y por suerte vinieron.
Caminé por los pasillos y me topé con el grupo de Diego. Él
me tomó con cuidado de brazo. Alejandra nos miró de reojo
y puso los ojos en blanco. Él se inclinó hacia mí y me
entregó otro papel.
—¿Qué es esto? —pregunte.
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y
recuerda ponerme como "el amor de tu vida" —bromea.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus
amigos y menos Alejandra—le suplico—. Ella es algo
sobreprotectora y no creo que tenga tanta confianza con tu
reputación.
—Creo que me quedaré contigo—me guiña un ojo y se va.
Me quedo en el medio pasillo mirando como se va, qué
significa eso...¡Y a ti que te importa! —me reclamo a mí
misma.
—Hola guapa—dijeron los gemelos. Di un salto cuando
sentí la mano de Dylan en mi cintura.
—Hey, menos mal que llegaron a tiempo. Vamos a buscar a
Jonathan—les propuse. Caminamos de nuevo por los
pasillos y en el camino nos topamos con Jonathan, Roberto
y su novia Rocío.
—Que muchachos y muchacha más guapa veo aquí—digo
sonriendo.
Ellos se acercaron y me saludaron. Me acerqué a otra de
mis mejores amigas, Rocío, aunque le queda poco aquí en
España porque se iba de intercambio con su novio.
Comenzamos a caminar hacia el pasto.
— ¿Cómo estás, Anastasia? —Pregunta Rocío. Me encogí de
brazos.
—Bien supongo que bien.
Nos sentamos en el pasto y al lado de nosotros estaba el
grupo de Diego. Miré por un momento y vi que Alejandra
nos fulminaba con la mirada.
—¿Cómo van las cosas con Alejandra? —Preguntó con
curiosidad.
—Bien, adaptándome a vivir con ella y también con su
novio, pero bien—señalé a Diego y ella asintió—. Además,
me caen bien sus amigos, pero ya sabes que no son mi
estilo—le explico.
—Ya sus amigos populares, antes no le importaba eso a
Alejandra, pero supongo que es por su novio. Me sigue
cayendo mal, Anastasia, ten cuidado—me recordó Rocío.
Hice una mueca. Es horrible escuchar como dos de tus
mejores amigas son enemigas, aunque no siempre fue así,
nunca entendí qué pasó entre ellas, ya que hace dos años
éramos las tres mejores amigas y después se odiaron. No
entiendo cómo cambiaron tanto y ninguna de las dos me
cuenta que fue lo que pasó. Ambas me dicen lo mismo que
tenga cuidado de ellas. ¡Es una mierda! —peleo conmigo
misma.
—Jamás me vas a contar qué pasó entre ustedes dos,
¿verdad? —Ella negó con la cabeza y solté un suspiro.
Nos quedamos calladas y Dylan como siempre se robó el
show entre nosotros, sentí una mirada y giré para observar
y vi que era Diego quien me estaba sonriendo y apuntaba a
su reloj. Tal vez, no fue lo correcto salir con él.
—Hay tantas amigas que son una mierda y nunca saben
cuándo te apuñalan por la espalda—gritó Alejandra. La
miré y negué con la cabeza, sabía que no era para mí.
Rocío se paró rápidamente y caminó a gran velocidad en
donde estaba Ale. La alcancé y le tomé su mano. Porque
vamos, éramos bastante grandes para esta clase de
espectáculo y es estúpido, ya no son unas niñas.
—No lo hagas, por favor—le dije.
—Me tiene harta..., es una maldita—se soltó de mí y llegó a
donde estaba Alejandra—. Dímelo a la cara estúpida.
Rocío se abalanzó sobre Alejandra, me puse entre ambas
para detenerlas. No entendía nada como las cosas pueden
cambiar tanto y lo que más me molesta es que ninguna de
las dos me quiere decir la verdad y soy yo la que me hace
sentir entre la espada y la pared con sus peleas de niñas.
— ¿Quieres que te lo diga a la cara? —Miré a Alejandra y
negué con la cabeza—. Nunca te consideré mi amiga, si no
fuera por Anastasia, jamás me hubiera juntado contigo.
—Joder, cállense las dos de una puta vez— grité furiosa.
Ambas me miraron—. Rocío vuelve con Roberto—ella iba a
hablar, pero la fulminó con la mira y asintió.
Me giré para mirar a Alejandra, su mirada seguía los pasos
de Roció. Diego estaba al lado mío y Cameron estaba
detrás de Alejandra.
— ¿Qué te pasó con Rocío? —Le pregunté de una vez por
todas—. ¿Cuál fue el motivo por el cual le dejaste hablar?
Y quiero la verdad—insistí de nuevo.
—Es una mala amiga, Anastasia. Sabes que te amo y tolero
que tú seas su amiga, pero ten cuidado con ella.
Negué con la cabeza y me pasé la mano por el pelo. Estaba
ya cansada de esto porque no se pueden llevar bien como
antes o simplemente ignorarse. No entiendo el punto de
hacer un escándalo y más enfrente mío.
—Porque no pueden llevarse bien o al menos no se tiren
mierda frente mío, ambas son mis amigas y sabes que me
duele que estén así.
—No la tolero—repitió enojada y cruzándose de brazo.
Solté un suspiro de cansancio.
—Está bien—digo derrotada—. Puedes hacer lo que
quieras, Ale, es tu vida, no la mía.
Ella tomó sus cosas y se fue con todos sus amigos, menos
Diego que seguía a mi lado. Lo miré y él sonrió
coquetamente. Me senté en el pasto y él me imitó.
Arranque algunos pastos y él se mantuvo callado por unos
segundo antes de hablar:
—No estés triste Anastasia—me susurro y tomó un mechón
de mi pelo que lo puso detrás de mí oreja—. No vale la
pena que dejes de sonreír.
—No es fácil para mí. Ella son mis mejores amigas y me
duele que se estén tirando mierda de un lado a otro y más
cuando estoy presente. Duele— susurré.
—Me lo imagino, Anastasia, pero sonríe porque tendrás una
hermosa caminata con un guapo chico y también es muy
sexy—bromea, guiñándome el ojo.
Solté una risa.
—Aja.
Me levanté del suelo y Diego me observaba fijamente tanto
que me hacía sentir algo incómoda. Él se dio cuenta y
desvió la mirada. Este chico no es típico chico malo, ya
sabes...de eso que son malhumorados, misteriosos y
tóxicos.
Diego es mujeriego, claro, pero era más tierno, más alegre,
tranquilo y bastante hablador.
—Bueno...tengo que ir a clases, nos vemos en la entrada—
le recuerdo y sacó un papel de mi bolsillo y se lo entregó
—. Es mi número, chico insistente.
Di la media vuelta y sentí que gritaba mi nombre. Me giré
para mirarlo y tenía el papel entre sus dedos.
—Te guardaré como el "amor de mi vida" —me grito y solté
una risa antes de dar la vuelta y caminar por el pasillo para
mi siguiente clase.

******
Me apoyé contra el muro y espere que saliera Diego, mire
mi celular y vi que tenía un mensaje de Luis que estaba
preparando todo para volver a las peleas, pero que
debíamos tener cuidado porque esto me podría exponer
de nuevo a él.
Sentí que alguien me tapaba los ojos y pude sentir su
perfume que ya en pocos días lo reconocía. Diego me dio
un beso en la mejilla antes de ponerse frente a mí.
Parpadeó varias veces para volver a enfocar y vi a un ángel
sexy con tatuaje. Este chico era un peligro para mí.
—Hola, chica rara—dice con una sonrisa deslumbrante.
—¡Imbécil! —murmuró—. Nos vamos, no quiero que
Alejandra se dé cuenta.
Diego soltó un grito ahogado y se llevó una mano al
corazón y apoyó una mano en el muro e hizo un puchero.
—¡Soy tu sucio secreto! —Exclama dramáticamente. No
pude evitarlo, pero comencé a reír con ganas, que chico
más dramático. Puedo ver porque tantas chicas deliran por
él.
—Puede— murmuré.
—¡Puede! —repitió él con una sonrisa traviesa—. Vamos te
llevaré a un lugar que te encantara, confía en mí.
—Sorpréndeme—digo, siguiéndolo a donde está
estacionado su todoterreno. Me miró por encima de su
hombro.
—Te sorprenderé, bella.
Me abre la puerta para que me suba con una reverencia
exagerada y niego con la cabeza. Es ridículo, pero tierno a
la
vez. Diego enciende rápidamente su auto y se pone de
camino a quién sabe dónde...Mire por la ventanilla y podía
sentir su mirada sobre mí. Pasamos veinte minutos antes de
estacionar su auto en un estacionamiento público.
—Llegamos, espero que te guste.
Nos bajamos del auto y Diego me ofrece su mano, pero yo
niego y él suelta risa, comienza a caminar y lo sigo hasta
que se para frente a un enorme edificio. Miró el edificio y
es bastante antiguo, comenzamos a subir las escaleras y
cuando atravesamos las enormes puertas de madera. Solté
un grito ahogado y me agarro de la cintura.
—Bienvenida a la biblioteca municipal de Barcelona—me da
otro beso en la mejilla y me remuevo para separarme de él.
Mire y había tantos libros y era enorme—. ¿Te gusta? —
pregunta.
Me quedé mirando un largo rato la biblioteca y caminé un
poco... para ver más un poco más y era increíble. Debe
haber millones y millones de libros, es un paraíso.
—¿Te gusta? —vuelve a preguntar Diego.
—Claro que sí, Diego, es hermoso—declaró.
—Me alegro, ven—tomó mi mano y comenzó a llevarme por
diferentes pasillos donde solo había estantes con libros y
más libros, estaba babeando literalmente. Me llevé una
mano a la boca solo para comprobar—. ¿Cuál es tu estilo
favorito de género?
Nos quedamos mirando fijamente y estaba preocupada por
mí misma, estaba corriendo peligro con este chico. Es como
si fuera una mezcla de diferentes libros literarios de
Nicolas Sparks y, además de carismático, tierno, guapo
también le gusta leer libros.
—¿Por qué me miras así?
—De qué libro te escapaste—suelto de repente—. ¿Eres
real? No se supone que eres un chico malo que rompe los
corazones de las chicas, no se supone que tendrías que ser
tóxico, de mal humor y fiestero. En cambio, eres tierno,
simpático, carismático y te gusta leer. Es una locura.
—Tienes una idea muy equivocada de mí. Ven, vamos a
sentarnos para hablar—Diego me guía a unos sillones y nos
sentamos rodeados de estantes de libros—. Eres la chica
más bella que mis ojos han visto.
—Eso ha sonado bastante cursi, creo que leer tanto libro ya
te ha afectado—le doy un golpe en su hombro. En ese
momento entró una llamada de Alejandra—. ¡Mierda! Es
Alejandra.
—Empiezo a creer que de verdad soy tu sucio secreto para
tu mejor amiga que de paso es la mía—se cruza brazos y
contesto la llamada:
—¿En dónde estás? —pregunta como la mamá gallina que
es. Suelto una risa y Diego suelta bufido.
—Estoy en la biblioteca ¿por qué?
—No estás con Diego, ¿verdad? —insiste. Frunzo el ceño y
él se levanta, camina a la estantería de los libros dejando a
la vista su marcada espalda y su trasero—. Anastasia—
insiste.
—No, porque estaría con él—juego con mi pelo, por suerte
ella no puede verme para ver cómo miento.
—Lo estamos buscando y nadie lo ha visto y hoy día los vi
hablando muy cerca—comenta y añade—: Mira Diego es mi
mejor amigo Anastasia, pero no me gusta ni un pelo que él
se acerque a ti. Por su reputación, es mujeriego y tú ya
pásate por eso y Diego es muy parecido a cierta persona
que no mencionaré, no quiero que tú salgas de nuevo
lastimada.
Diego suelta un gruñido y su ceño se va frunciendo aún
más por las palabras de Alejandra.
—Te quiero bien lejos de él, Anastasia, lo digo en serio—me
advierte. Me quedo callada porque sé que tiene razón, pero
una mujer también puede ser amiga de un hombre y eso
estábamos intentando—. Mira conozco a Diego y desde que
te conoció supe que sería un desafío para él y, además, que
lo he visto mírate demasiado. Mira, en fin, solo aléjate de
él. Nos vemos después y cenamos juntas—me corta. Me
quedo mirando el teléfono que modales tiene esta mujer a
veces.
—Tendré que hablar con ella—me dice Diego con un tono
molesto—. Yo acepto que tengo mala reputación, pero,
joder, Cameron igual la tenía y, jamás se lo estoy
restregando a la cara a Alejandra.
—Yo...la verdad es que no entendí nada, solo que me alejara
de ti porque ella piensa que estamos juntos en plan
romántico—digo con asco la última palabra—. Cuando solo
intentamos pasar tiempo juntos como amigos.
Diego hace la forma de un corazón con sus manos y luego
lo rompe.
—Eso dolió, jamás me habían enviado a la temida zona de
amistad—susurra y desliza un libro. Lo miro y veo que es
Romeo y Julieta, alzó una ceja hacia él—. ¿Lo has leído
alguna vez?
—No.
—Dale una oportunidad—saca de su bolsillo su teléfono y
pone los ojos en blanco—. Cameron—se lleva el teléfono a
su oreja y suelta un suspiro antes de hablar—. No. No, no
está conmigo—se queda callado unos segundos antes de
volver a hablar—. Mira Cameron yo nunca me he metido en
tu relación y si fuera el caso de que yo estuviera con ella es
nuestro problema...Solo digo que no estoy jugando a nada
—aprieta sus labios en una fina línea—. Ella es distinta así
de simple y adiós.
Nos quedamos en un silencio incómodo y él se vuelve a
sentar a lado mío.
—En estos momentos odio tener la reputación de
mujeriego. Nos es justo que Alejandra te diga eso de mí y
ahora Cameron, ninguno de los dos tiene ese derecho.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste,
tengo que disculparme por la tardanza, pero había
tenido
un bloqueo con esta historia, y ademas queria tenerla
un poco avanzada y ver si iba salir y puedo decir que
es
mi favorita e difrutado un montón escribirla
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤ y
subiré todo los sábados capítulos en esta historia, asi
que
estar muy atentos
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy haciendo encuestas de cuando
quiere
que suban capítulos y mucho mas...
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 5
Ya habían pasado casi dos semanas desde que había
entrado en la universidad. Mi relación con Alejandra iba
también como antes de separarme de ella y mi relación con
Diego iba bien ambos nos hemos seguido viendo a
escondida de Alejandra y Cameron en plan de amigos, ya
que, aunque tenía que admitir que Diego es guapo. Sigo
con mi pensamiento de que no quiero una relación y nada
con el amor. Y él parecía respetarlo, pero ya no se juntaba
con casi ninguna chica solo Alejandra y conmigo.
—Adiós, Ricky—me despedí de mi entrenador.
Salí del gimnasio y una corriente de viento hizo que me
abrazara a mí misma, el verano se estaba quedando atrás y
daba inicio al otoño. Sentí que empezaba a caer pequeñas
gotitas de agua del cielo —<<lo que me faltaba>>—. Me
digo mentalmente. Caminé más rápido, pero la lluvia me
alcanzó y aún me falta caminar mucho para llegar a mi
departamento.
Caminé más rápido, pero la lluvia parecía un aguacero y
estaba empapada. Un todoterreno negro se paró al lado
mío, lo ignoré y caminé más rápido. El todoterreno me
seguía lentamente. Miré de reojo y comencé a caminar más
rápido...doble una esquina y me sigo <<mierda, no, no
puede ser él>> La puerta del conductor se abrió.
Y salió la figura de un chico vestido todo negro, retrocedí
hacia atrás y el chico me agarró del brazo, se sacó la
capucha y me di cuenta de que era Diego. ¡Mierda! Pensé
que era él.
—¡Joder! —le di un empujón a Diego—. Pensé que era otra
persona, Diego, que susto me has dado, imbécil—digo
enojada. Y le pegó en el pecho <<casi me da un infarto>>
Diego tomó mis muñecas y me aprieta más contra el muro.
—Perdona, bella, iba de camino a tu departamento y te vi.
Sube al coche, por favor—Me aparta el pelo mojado de la
cara y mire a todas partes. Respiraba con dificultada, joder,
odio esto—. Anastasia, ¿qué ocurre?
—Yo...no puedo, prefiero seguir caminando—tartamudeo.
—Porque eres tan cabezota a veces, Anastasia. Joder, me
vuelves loco—él se acercó más a mí y puso su mano en mi
mejilla—. Estás helada y puedes enfermarte grave, sube
por favor.
Negué con la cabeza y él se acercó más a mí
—Eres consciente que la tormenta va empeorando, mira ya
se están inundando las calles de agua—miré a la calle y era
cierto—. Por favor solo trato de ayudarte.
—No me falta tanto Diego, además, mojaré tu coche y
puedo correr rápido para llegar a mi departamento.
Soltó una risa fingida y me observo molesto. Lo estaba
sacando de sus casillas al parecer, pero necesitaba llegar a
mi departamento y comprobar que esa persona estuviera lo
más lejos de mí.
—Déjame ir, Diego. —Estábamos tan cerca que nuestras
narices se podrían rozar.
—Te caerás y te lastimaras antes de que llegues a tu
departamento—él miró un momento al cielo y volvió a fijar
su vista en mí—. Sube al coche, no te lo volveré a pedir, por
favor.
—No en estos momentos no necesito de tu ayuda, Diego,
entiéndelo.
—No. No, no es tu respuesta, solo déjame llevarte y punto.
Te lo diré por última vez, sube al coche Anastasia.—negué
con la cabeza y él soltó un gruñido molesto—. Es tu última
respuesta—asentí con mi cabeza—. Pues entonces no me
dejas más opción.
Lo que pasó en ese momento fue tan rápido y es que de un
momento a otro tocaba el suelo y ahora está en el hombro
de Diego. Me sentó en su coche y me puso el cinturón de
seguridad. Corrió a la puerta del conductor y se metió
adentro.
Me desabroché el cinturón y antes de que pudiera abrir la
puerta aceleró su todoterreno y se puso en marcha.
—Déjame bajar Diego.
Él no me miró, tenía la vista fija en la carretera. Vi que la
calle de mi departamento está inundada de agua. Diego
empezó a refunfuñar y a decir cosas en voz baja. Dobló a la
izquierda y se alejó de mi departamento.
—Déjame bajar—repetí.
Puso el seguro y volvió a fijar la visita en la carretera. Me
callé, ya que sabía que estaba concentrado. Me quité el
pelo de la cara y miré por la ventanilla y veía que cada vez
estaba empeorando más la lluvia. Diego entró en un
subterráneo y estacionó su todoterreno.
—Tendrás que quedarte hoy día en mi departamento. —
Dice lo más calmado del mundo.
— ¡No, ni loca! —Exclame.
—Vamos, Anastasia, somos amigos y tu calle está inundada
no se puede entrar, ven —. Él se bajó del todoterreno. Me
quedé sentada adentro.
Él me abrió la puerta y me dio su mano para bajar, pero yo
la rechacé. Diego caminó hacia el ascensor, esperamos en
un silencio incomodo y aparte un mechón de mi cara, las
puerta se abrieron y ambos entramos en el ascensor. Un
escalofrío frío recorrió mi cuerpo y me abracé a mí misma
para transmitir un poco de calor. Se acercó a mí y puso su
mano en mi mejilla, me quedé quieta mirándolo.
—Estás muy helada, puedes darte un baño, te prestaré ropa
y te haré una sopa para que entres en calor.
Me quede callada...en estos momentos me gustaría estar
sola. Las puertas del ascensor se abrieron, me dejaron ver
un pasillo café claro muy lujoso con alguna mesilla de
noche con lámpara y flores. Se paró en una puerta y la
abrió.
—Ohh...—Fue lo único que salió de mi boca.
El departamento Diego era enorme y su salón era todo
blanco, con también algunas mesitas de noche con
lámparas.
Pasó por mi lado y se metió a su cocina. Me acerqué a los
ventanales enormes y pude observar Barcelona, era una
vista increíble.
Sentí ruido atrás mío y vi que Diego estaba sacando unas
ollas. Miré más detenidamente su departamento y vi que
tenía un piano en medio y tenía dos enormes sillones, uno
negro y otro blanco. Al otro lado tenía un comedor que era
una mesa excesivamente grande para una sola persona y al
lado derecho había una escalera.
Diego se acercó a mí y me pasó su polerón. Negué con la
cabeza.
—Póntelo por mientras.
Solté un suspiro y lo tomé, me saqué mi polerón delgado
del deporte y me puse su polerón. Diego volvió a posar su
mano en mi mejilla y me miró fijamente.
—Ya estás mejor. Ven, te mostraré la habitación para que
puedas bañarte y cambiarte.
Subimos la escalera en completo en silencio y sus paredes
eran todas blancas. Se paró en la puerta y entramos a una
habitación oscura. Solo se escuchaba la lluvia caer.
—Espero que no estés tramando nada Don Juan —bromeo
con él.
—Muy graciosa, Anastasia —puso los ojos en blanco y luego
me observó detenidamente y mire mi ropa estaba goteando
—. Tendré que secar mi suelo porque una chica rebelde no
quiso subir de inmediato mi coche y no solo mojo el asiento
de mi todoterreno ahora lo hace por todo mi departamento.
—Ups...
—Si, ups, Anastasia —negó con su cabeza y dejo mi bolso
en el suelo. Me quedé quieta porque quería causar más
daño. Diego frunció el ceño y tomó mi mano —. Puedes
caminar Anastasia, no me enojo.
—Eres tan raro, Diego —solté de repente —. Sigo pensando
que está tramando algo.
—No soy como tú crees que yo soy, Anastasia, no te dejes
llevar por los comentarios de la gente—camino a la puerta
y me miró un momento—. Te traeré ropa, espera un
momento aquí.
Me quedé en silencio y abrí la cortina. Era una habitación
con un color crema, tenía una enorme cama como si fuera
de hotel, una cómoda y dos pequeños sillones al lado de la
ventana. Me senté en uno y esperé que Diego volviera.
—Te traje una polera, un buzo...Y también un bóxer—se
rascó el cuello y me mordí el labio para no reírme de él, se
veía tierno estando nervioso—. Voy a dejar aquí la ropa y
también te traje dos toallas...Oye si quieres puedes lavar tu
ropa.
Me levanté y saqué lo más importante de mi bolso, los
guantes de boxeo, los examiné y no estaban mojados. Diego
se paró al lado mío y miraba fijamente los guantes.
— ¿Tú haces boxeo? —Preguntó atónito.
—Sí.
Diego sonrió con emoción.
—Podríamos boxear juntos en la tarde —propuso con una
sonrisa.
—¿Seguro? Es que recién estoy comenzando —le digo
insegura. Diego tomó mis guantes y se acercó a mí —. No
estoy tan segura.
—Oh, tranquila, rarita, te dejaré que me ganes —se burla y
tiene esa sonrisa malvada en sus labios.
—Valeee —digo mordiendo mi labio inferior para no reírme.
—Después de comer, no te eches para atrás, Anastasia —
toma un mechón de mi pelo y lo pone detrás de la oreja —.
Seré un buen maestro. Te dejo para que te bañes.
Caminó hacia la puerta y cuando estaba girando el
picaporte de la puerta. Dije las siguientes palabras:
—Diego, muchas gracias. En serio, gracias.
Él sonrió coquetamente y salió por la puerta. Tomé las
cosas y metí al baño para darme una relajante ducha, antes
de bajar a comer con Diego y luego ir a entrenar.

******
Bajé la escalera y entré al salón en donde vi a un Diego
sumido en lo que estaba cocinado. Me acerqué a él. Dios,
eso huele muy bien. Él me miró de reojo y siguió
revolviendo las verduras en la sartén.

—No sabía que supiera cocinar—digo con curiosidad.


Se dio la vuelta y me miró de arriba y abajo, su ropa me
quedaba terriblemente grande. Él sonrió y me hizo una
señal para que me acercara. Me acerqué a él con cautela
aún no sabía qué estaba tramando, ya que Diego es un
chico que me da entender que él no acepta un no como
respuesta y yo solo puedo ofrecer pasar tiempo como
amigo.
—Estoy cocinando patatas con carne—hice una mueca, él
no sabe que soy vegetariana. Él me miró y me guiñó el ojo
—. La carne es para mí y para ti es con verduras.
— ¿Cómo sabes que soy vegetariana?
—Alejandra me contó, además le avisé para que no se
preocupara y por supuesto me amenazó con que, si te
tocaba un solo pelo, me mataba, Anastasia, dile algo — dice
como niño pequeño.
—Yo ya le dije que solo estamos pasando tiempo como
amigos, pero no me cree seguro que ahora piensa que
estamos follando —le respondo.
Diego se atora con una verdura comienza a toser y no
puede evitar soltar risa, Le pasó un vaso de agua y golpeó
con fuerza su espalda.
—¡Eres una bruta! —dice cuando recupera su voz —.
Créeme que, si estuviéramos follando hasta Alejandra,
escucharía tus gritos de placer, Anastasia.
Abrí los ojos y di un paso atrás.
—Eso sonó feo, sonó mejor en mi mente.
—Tu mente pervertida —aclaró con una risa —. Si fue de
mal gusto, la verdad. Entre tú y yo no va a pasar nada,
guapo, por mucho que lo desees.
—Sabes que es malo escupir para cielo —dijo con una
sonrisa traviesa y tomando los dos platos —. No deberías
decir nunca a nada por qué después te puedes arrepentir.
—Claro, se me olvida que eres el amor de mi vida, pero
como soy algo lenta aún no me he dado cuenta, ¿verdad?
—Exacto —él se rió y me senté en la silla frente a él.
Mmm...huele delicioso. Levante la mirada y me estaba
observando con una sonrisa deslumbrante —. Pruébalo, por
favor es la primera vez que cocino algo vegetariano—me
anima.
—¿En serio?
—Aja, vamos pruébalo —me anima con sonrisa.
Tomo el tenedor y lo clavó en una pata con varias verduras,
me lo llevo la boca y suelto un pequeño gemido, está
delicioso. Él suelta una risa y comienza a comer. ¡Dios está
muy bueno! —digo en mi mente, cuando me llevo otro
pedazo a mi boca.

*****
Diego me dio un breve empujón para que entrara en el
GYM de su edificio. Observó que no hay nada en GYM

solamente estamos nosotros, Diego camina por un pasillo y


abre una habitación que tiene un pequeño ring de boxeo.
Cierra la puerta detrás de mí y observo como comienza a
quitarse la camiseta.
—¿Disfrutando de la vista, bella? —pregunta con una
sonrisa malvada. Mi vista recorre su marcado torso. ¡Dios!
Vuelvo a mirarlo a los ojos y él tiene una ceja alzada. Me
encojo de hombros.
—No estás mal —murmuró.
Me quito el polerón y me hago una cola alta en mi cabeza,
cuando termino Diego me está mirando fijamente de arriba
y abajo. Hombre —me digo a mí misma. Me aclaro la
garganta y me mira a los ojos y se acerca a mí.
—¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza y meto dentro el ring de pelea al
igual que Diego quien deja unas botellas y toallas en una
esquina, después se acerca a mi comienza a explicarme las
posiciones y asiento a todo lo que dice. Comenzamos y
como siempre Diego me deja que le gane, aunque yo
también finjo que no sé muchos sobre las peleas.
—Muy bien, ahora vamos a ir en serio —me dice.
Asiento con mi cabeza y él viene rápidamente a mí y
esquivo su golpe y le doy un golpe en el torso que lo hace
retroceder y lanzo mi segundo golpe que le da directo a su
mejilla. Diego me mira y yo me acerco a él, pero me saco
los guantes.
—Diego, te estaba tomando el pelo, sé boxear muy bien y
no quiero hacerte daño en esa cara de niño bueno que
tienes.
Tomó una botella de agua y le doy un sorbo bajo la atenta
mirada de él. Le tiró su botella y la atrapó.
—Sé defenderme muy bien, Diego.
—Chica inteligente —murmura con una sonrisa —. En serio
que cada segundo me sorprendes más, Anastasia.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y
domingos
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 6
Cuando entramos en su departamento Diego propuso jugar
cartas y nos sentamos en el suelo, él se puso frente a mí y
comenzó a repartir las cartas. Un escalofrío recorrió mi
cuerpo y Diego se sacó el polerón y me lo entregó, se lo
agradecí porque mi pelo estaba aún muy húmedo.
—¿Tienes frío? —preguntó preocupado. Antes de que
respondiera él se levantó y empujó una pequeña estufa—.
Con esto entras en calor, Anastasia.
—Gracias, pero estoy bien.
Él prendió la estufa y la acercó aún más, pero no tanto para
que nos queme, se volvió a sentar y siguió repartiendo las
cartas del uno. Observé mis cartas y sonreí, hace años que
no jugaba al uno.
Diego puso el resto de las cartas en el medio y miró sus
cartas y luego a mí, una sonrisa picarona apareció en sus
labios y dejó de nuevo sus cartas en el suelo, junto sus
manos.
—¿Qué te parece si nos hacemos preguntas?
—¿Preguntas?
—Si, sobre cualquier cosa, para que no estemos en este
silencio tan deprimente—. Sonreí y asentí con mi cabeza—.
Comenzamos ¿Te gusta la universidad?
Saque una carta la mire y bote otra que la tomó Diego. Me
quede pensado su pregunta solo lleva casi tres semanas,
tampoco tenía una opinión tan a profundidad sobre la
universidad hasta el momento es lo mismo que la
secundaria, pero más serio porque está en la carrera que
supuestamente amas para después entrar en el mundo
laboral.
—Pues algo aburrida...Mmm los libros me engañaron,
pensé que habría muchas fiestas y orgías por montón, ya
sabes vamos a follar todos y a tomar alcohol a morir porque
somos jóvenes y la vida es una sola—Diego suelta una
enorme carcajada y me uno a él, pasan varios segundo y
añado—: En cambio lo único que he tenido han sido largas
noche de trabajos y de ansiedad.
—Bienvenida a la universidad, Anastasia y veo que ya estás
conociendo a nuestra amiga la ansiedad porque ella te va a
acompañar hasta el último día de la universidad—comenta
en tono burlón.
—Me alegro tener una nueva amiga—suelto un bufido que
lo hace reír.
Tiro un más cuatro para Diego y él saca las cuatro cartas
antes de cambiar a color amarillo. Me quedo pensando en
mi pregunta y él se muerde el labio inferior.
—¿Qué estudias?
—Medicina, seré un guapo doctor—me muerdo el labio
inferior y lo evaluó bien y es cierto será un guapo doctor,
cuando vuelvo a mirarlo, él tiene una pequeña sonrisa
burlona—. ¿Y tú?
—Marketing—contestó.
Diego tira la carta de cambiar color y escoge el azul, miro
en mis cartas y no tengo y solo me quedan dos, estiro mi
mano comienzo a sacar.
—Interesante carrera—murmura.
—Es muy común la carrera, Diego, me gusta el diseño, las
campañas publicitarias así que creo que estoy en la carrera
que me gusta, aunque aún no estoy tan segura—respondo.
—¿Por qué no estás tan segura?
—Bueno, solo tengo diecinueve años, Diego. Escoger una
carrera es difícil porque aún no sabemos bien lo que
queremos y a veces nuestra familia nos presiona más para
que escojamos una carrera y muchas veces nos inscribimos
en carrera que no nos gusta. Yo diría que estamos en la
etapa más difícil porque seguimos teniendo actitudes de
adolescentes, pero a la vez ya tenemos más responsabilidad
como irte a vivir sola y entre otro más.
—En eso tiene razón. Uno—dice levantando la carta y
dejándola en el suelo con las demás cartas—. Perdiste
Anastasia.
Diego se acerca a mí y se sienta a mi lado. Miramos como
la lluvia cae y como algunos edificios comienzan a
iluminarse porque ya está cayendo la noche. Suelta un
suspiro y lo miró de reojo.
—¿Qué opinas de los psicólogos? —pregunta con
precaución.
—Son necesarios creo que la gente debería ir más al
psicólogo, ya que realmente ayuda y debería dejar decir es
comentario desagradable de que si voy al psicólogo es
porque estoy loca, cuando no es así.
—¿Tú vas al psicólogo? —pregunta con curiosidad.
—Antes me ayudó mucho en esos momentos que lo veía
todo negro, sinceramente fue la mejor terapia durante dos
años y no me avergüenzo y no estoy loca—lo apunto con un
dedo y él toma mi mano—. La gente debería ir al psicólogo
más seguido todo el mundo lo necesita, pero está esa teoría
tan estúpida de si vas al psicólogo es que estás mal de tu
cabeza o algo no funciona bien en ti.
—Yo también fui unos años atrás y tampoco me avergüenzo
—parpadeo varias veces y él suelta una risa—. ¿Qué?
Los hombres también van y a mí también me ayudó con mi
problema, fue sanador.
Toco su mejilla con fuerza y luego lo pellizco haciendo que
Diego suelte un gemido de dolor y me reía. No, no puedo
con este chico es peligroso para mí...es demasiado tierno,
guapo e inteligente.
—Nunca se lo había contado a nadie—susurra con voz rota.
Apoyo mi cabeza en su hombro—. En serio que contigo
puedo hablar de lo que sea y siento que no me vas a juzgar.
—Jamás lo haría.
—¿Por qué no crees en el amor? —pregunta en un susurro.
—Es complicado—contestó con asco y separándome de él—.
Lo único que me ha hecho el amor ha sido daño y sentirme
como una mierda, ya me cansé de eso, prefiero la soledad—
respondo, abrazando mis rodillas.
—No deberías cerrarte al amor porque todo el mundo lo
necesita, a nadie nos gustaría pasar la vida solo eso sería
algo muy triste, Anastasia.
Me quedé callada y no quería seguir hablando. Diego soltó
un suspiró y encendió la televisión y zarpó varios canales
antes de dejarla en Harry Potter y el prisionero de
Azkaban. Se paró y lo seguí con la mirada, subió las
escaleras. Miré de nuevo la película y solté una pequeña
risa cuando Harry quedo con su cara pegada en bus
—Toma—me entregó una manta y me la puso en los pies. Él
dejó la suya en el suelo y camino a la cocina, me quedé
mirando la puerta y él salió con unas galletas y dos vasos
de jugo—. Quieres—me ofreció.
Asentí con mi cabeza.
—¿Has tenido novia? —preguntó de repente. Él pestañea
varias veces y niega con la cabeza—. ¿Seguro? —insistí.
Tome el vaso de jugo y él se sentó a mi lado. Se encogió de
hombros y me entregó un paquete de galleta.
—No, bella, nunca he tenido una novia.
—¿Por qué? —pregunto en un susurro.
—Bueno, no me he sentido completo con ninguna chica
hasta el momento, créeme que cuando la vea lo sabré
porque también le diré un apodo especial para mí—me mira
con intensidad.
Desvié la mirada y le di una mordida a la galleta. Solté una
risa cuando pasó el gato de Hermione persiguiendo la rata
de Ron, me gusta mucho esta película y hace años que no
lo veía.
—¿Te gusta Harry Potter?
—Claro—respondo sin dudarlo—. Y ¿a ti?
—Las películas me parecen buenas, pero los libros son
muchos mejores, le cambian varias cosas y también quitan
cosas que son importantes. La película es un asco a lado de
los libros—dijo enojado.
—Ah, los lectores somos algo criticones cuando sacan las
películas de nuestros libros favoritos, me vas a matar, pero
no he leído nunca la saga de Harry Potter—le confieso y
sacó otra galleta.
Él suelta un grito ahogado y se lleva una mano al corazón.
Suelto una risa porque eso salió muy, pero muy dramático.
Diego me mira varios segundos antes de remojar su labio
inferior.
—Diferentes gustos, no me llama tanto la atención el
mundo de magia, hombres lobos o vampiros sexy en los
libros.
—Es entendible—dice, mordiendo su galleta.
Giramos nuestra cabeza para seguir viendo la película y
siento como él me está mirando.
—Te gusta mirarme, ¿verdad?
—Eres preciosa—susurra con voz ronca y encogiéndose de
hombros.
Él toma su teléfono y comienza a constar un mensaje.
Vuelvo a mirar la película y apoyo mi espalda en el sillón y
de repente siento que me toma una foto con flash que me
deja aturdida por unos segundos.
—Es para Alejandra y para que vea que tienes ropa y que
no te estoy metiendo mano—dice molesto y volviendo a fijar
su vista en teléfono—. Es un gran grano en culo cuando
quiere serlo.
Suelto una risa y asiento con mi cabeza.
—Me protege mucho. Ella es una de las personas por las
que daría mi vida sin pensarlo, Diego, sin ella no sé qué
haría ha estado prácticamente toda mi vida. Ella solo
quiere que vuelva a ser feliz.
Tira su teléfono al sillón y se acerca más a mí, me alejo un
poco y él suelta una carcajada profunda.
—Tranquila, no romperé tu espacio personal—se remoja su
labio inferior y mis ojos captaron ese movimiento con
atención—. Sí, es como Cameron, nuestros amigos babean
el uno por el otro. Cuando Cameron comenzó a salir con
Alejandra, pensé que solo sería una semana y ahora llevan
más de un año. Es raro verlo tan enamorado.
Se acercó a mí y nos quedamos mirando fijamente, él estiró
su mano y acaricio mi mejilla con cuidado y me quede
quieta por unos segundos, no sabía que estaba pasando
entre nosotros se supone que estamos pasando tiempo para
intentar ser amigos y esto no es precisamente de ser
amigos.
—Será mejor que me vaya a acostar—susurro, y él baja la
mano que antes acariciaba mi mejilla.
—Eres inteligente, astuta, guapa, pero eres muy terca
Anastasia—Acerca los labios a mi oreja y yo intento
echarme hacia atrás. Él, en cambio, me agarra el brazo—.
Sigues negando que entre nosotros hay algo, tenemos
química—
murmura con voz ronca.
—Creo que estás tú confundiendo las cosas, amigo, no pasa
nada entre tú y yo—murmuro no tan tranquila por la
cercanía de Diego—. Tienes que aprender a aceptar lo que
es un no, Diego.
Él suelta una carcajada ruidosa y me aparto de él. Me fijo
como su pelo está más revuelto y que lo hace ver aún más
guapo. Me levanto del suelo. Yo no quiero nada con él más
que una amistad y si él no lo puede aceptar es problema de
él.
—Sé aceptar un no, Anastasia, solo te estoy diciendo la
verdad de lo que pasa entre nosotros dos—afirma con
absoluta convicción y un gesto de confianza tal que me
intranquiliza al instante—. Puedes negarlo todo el tiempo
que quieras y no me molestaré. Puedo ser paciente cuando
quiero.
Él estira la mano y toca un mechón de mi pelo y empieza
juguetear con él, provocando que tenga que tragar saliva.
—Te apuesto que tiene él puso acelerado y es por mí,
Anastasia, así como me tiene a mí en estos momentos—Sus
labios se mueven de manera lenta y muy sensual, tanto que
sin darme cuenta abro también yo la boca como para
seguirlos—. Te gusto al igual que a mí, pero, hey te
entiendo no es fácil aceptar los sentimientos para algunas
personas.
—Tiene el ego por las nubes...pensé que esto—muevo mis
manos entre nosotros dos—, era para que fuéramos amigo
y nada más.
—Eso es mentira—sonríe de lado y varios mechones negro
caen su frente—. Yo quiero pasar tiempo contigo para
conocerte, eres tú la que quiere mi amistad y yo quiero
algo más—se justifica con una sonrisa.
Suelto un bufido y doy una patada en el suelo como niña
pequeña que hace que la sonrisa de Diego se agrande y a
mí me hace enojar aún más. Me engaño. ¡Soy estúpida!—
me digo a mí misma.
—Me engañaste. Yo quiero una amistad.
—Y yo quiero algo más contigo y nunca te engañe. Te dije
que quería pasar tiempo contigo y es lo que hemos hecho,
cada uno entendiendo lo que quiso entender—Se pasa la
mano por el pelo cuidadosamente desordenado y suelta una
carcajada.
—Me vas a volver loca. ¿Cómo? ¿cómo has...? No, mejor no
me lo digas. —Hablo demasiado rápido incluso para mí
misma.
—Cálmate, Anastasia—lo fulmino con la mirada y se calla.
—Aléjate de mí, joder lo digo en serio. Tú no me conoces,
Diego, no sé qué espera de mí, pero yo no soy ninguna
santa y no quiero nada contigo y menos con un mujeriego—
lo golpeé en pecho.
—Joder, otra vez con eso—me doy la vuelta y empiezo a
acelerar el paso dispuesta a iniciar una carrera. Pero
entonces él tira de mi codo y me detiene.
—¡Eh! No te vayas así —dice con un puchero. Suelto un
bufido y él me guía a las escaleras—. Vamos a dormir y lo
pensamos con la almohada, yo voy a pensar si es que puedo
ser tu amigo y tu señorita, vas a al menos pensar en darme
g y p
una oportunidad al menos en tus sueños, ¿verdad? —
bromea con una sonrisa.
Se inclina para darme un beso en la mejilla que roza un
poco con mi labio. Su aliento calienta mi piel y una
sensación de fuego parece quemarme entera. El contacto
es tan intenso y frágil al mismo tiempo...¡Mierda! —pienso
en mi mente. Pensé que me besaría. Es cierto que sus
labios me tocan y que la respiración llega a rozar con un
leve cosquilleo caliente, pero nada más. Diego está
cumpliendo su promesa.
—¡Eh! Estás toda roja. Oh, oh, esto no lo hacen los amigos,
bella—se encoge de hombros—. Adiós—dice con una
sonrisa de orgullo y entró en la habitación rápidamente y le
pongo seguro.
—¡Imbécil! —exclamó.

******
Me desperté de golpe, abrí los ojos y vi que estaba en el
cuarto que me había pasado Diego. Me refregué el ojo
para despertarme bien. Miré la hora en mi celular y eran
las tres de la mañana. Escuché una melodía que sonaba
en el piso de abajo.

Me levanté y caminé con mucho cuidado, con cada paso


que daba, podía escuchar con más claridad las notas de un
piano y de una melodía triste y vacía. Llegué a los pies de
la escalera y vi a Diego tocando el piano, por un momento
me recordé a una escena de Cincuenta sombras de Grey.
Diego dejó de tocar, tomó un libro que había en el sillón y
un vaso de agua. Volví a subir los escalones, pero cuando
iba en tercero escuché su voz.
— ¿Qué estás haciendo?
—Venía a buscar un vaso de agua...Lo siento Diego, no
quise interrumpir tu lectura.
Se paró del sillón y camino a la cocina, me trajo un vaso de
agua. Lo miré y tenía los ojos rojos como si hubiera estado
llorando.
— ¿Te encuentras bien? — Pregunté preocupada.
—Si perfectamente, vete acostar—intentó sonreír, pero no
lo logró. Lo seguí mirando y él desvió la mirada. —Vuelve a
la cama—repitió.
Me di la vuelta y empecé a subir la escalera. Cuando estaba
en el último escalón. Miré de nuevo a Diego y lo vi apoyado
en el piano. Caminó donde estaba su libro y lo arrojó por la
habitación y rompió el vaso. Corrí hacia abajo y me puse
enfrente de él.
—Diego, cálmate por favor ¿Qué te sucede?
—Necesito estar solo, Anastasia. No es un buen momento
para mí y necesito estar solo, por favor vete.
—¡Estás loco! No te dejaré solo..., Diego—tomé su cara
entre mis manos y su pecho subía y bajaba con rapidez—.
Mírame, Diego, no estás solo—le susurro y acaricio su
mejilla.
Él frunció el ceño, pero poco a poco se va calmando.
—Eres tan bonita y tiene algo de baba—bromea y limpia la
orilla de mi labio. Suelto una risa y le aprieto sus mejillas—.
Perdona por ponerme algo bruscos hace unos segundos.
—Mmm...disculpa aceptada, ¿qué te sucede?
Se encogió de hombros y camino al sofá, me senté a su lado
y apoyé mi mano en su pierna. Él notó eso y miró fijamente
donde estaba mi mano y puso su mano encima.
—No podía dormir—se mordió el labio inferior y tomó las
mantas que estaban aún en suelo y acomodo el sofá con la
vista al ventanal—. Levántate un poco.
Me levanté y Diego apretó una cosa en el sillón que se
abrió y se transformó en un sofá-cama. Me volví a sentar y
me tapé con una manta y él me imitó...ambos mirábamos el
oscuro paisaje de la ciudad.
—¿Tienes frío? —preguntó en un susurro. Negué con la
cabeza y me acerqué a él—. Te puedo abrazar— antes de
que contestara él me abrazó con fuerza y apoyó mi cabeza
en su hombro—. Gracias por acompañarme en esta noche.
—Es un placer.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 7
Sentí que alguien me acariciaba la mejilla, me removí un
poco, pero no quería abrir los ojos aún. Escuché que
alguien estaba diciendo mi nombre. Me tapé con la
almohada porque no se calla la maldita voz.
—Despierta Anastasia, el desayuno está listo—decía esa voz
a la distancia, pero cada vez se escuchaba más fuerte.
Solté un gruñido y estiré mi mano, pero esa persona tomó
mi mano.
—Quiero seguir durmiendo— murmuré aún dormida e
intentando soltarme.
Alguien me quitó la almohada de mi cabeza y me la tiró en
mi cabeza. Abrí los ojos y vi a Diego sonriéndome
inocentemente. Se sentó en la cama y me observó unos
segundos antes de hablar. Me refregué el ojo para intentar
despertar, un momento... Se supone que estaba durmiendo
en sofá en qué momento... Miré a Diego y me puse una
mano en mi boca para tapar el bostezo.
—Está listo el desayuno— él miró a los pies de la cama y
luego a mí—. Te traje más ropa, por si quieres irte a bañar
antes de bajar o como tú quieras.
Me refregué de nuevo el ojo para intentar despertar, tenía
mucho sueño y me costaba seguirle el ritmo de sus
palabras. Asentí y me levanté de la cama. Caminamos los
dos en silencio, supongo que ninguno quería tocar el tema
de lo que pasó anoche. Llegamos al final de la escalera y
estaba limpio, no había pedazos de vidrio o del libro que
voló por la habitación.
Seguí a Diego a la mesa donde tenía todo listo. Me senté en
mi silla y tenía un pan con lechuga, tomate y una
hamburguesa de soya. Diego tomó un sorbo de café y me
miraba fijamente.
—¿Tienes mucho sueño? Gracias por acompañarme y
también perdóname por mantenerte despierta y ocupada
hasta tan tarde—no puede evitarlo, pero comencé a
sonrojarme y soltó una risa—. Tienes una mente pervertida,
Anastasia.
—¡¿Yo?! — Exclamó asombrada—. Eres tú él que habla en
doble sentido y tonta no soy y lo entiendo—. Me defiendo y
él suelta una risa ronca.
—Fantástica y muy inteligente, pero no tonta y jamás en tu
vida digas que eres tonta por qué no lo eres. — Me dedicó
una breve, pero intensa mirada que me pone la piel de
gallina.
—La lluvia no quiere parar—hago un puchero y le doy una
mordida a mi pan.
Diego da un sorbo a su café y mira al enorme ventanal
donde varias gotas de lluvia salpican con fuerza y después
me observa con mucha intensidad como si quisiera decirme
algo con la mirada que yo no entienda y es probable porque
aún tengo mucho sueño.
—Me gusta la lluvia en cierta forma me trae paz y ahora
tengo una bonita compañera que es fantástica e inteligente
con la que puedo hablar.
—Tienes que parar de hacer eso... —comienzo a divagar.
—¿Por qué Anastasia? Puede ser porque en el fondo de ti
sabes que yo te gusto y que te siente a gusto conmigo. Que
no soy la persona que tú creíste en su momento.
—Diego...
—¡¿Qué?!! Yo no hago nada—dice con voz de niño regañado
que me hace sonreír. No puedo evitarlo tiene ese carisma
tan... raro—. Es mi belleza y mi carisma que te estás
conquistando—se golpea la frente dramáticamente y niega
con la cabeza—. Perdona, deberás que somos amigos—
mueve las manos entre nosotros—, y eso no hacen los
amigos, aunque yo no te puedo ver como mi amiga.
—¡Diego! —exclamó entre carcajadas—. ¡Dios ayúdame!
Solo somos amigos y nada más.
—¡¿Qué dices?! —exclama él levantándose de la silla y
caminando a la cocina—. No te escucho, pero claro que
podemos ser algo más que amigo—grita con un tono de
diversión y niego con la cabeza. Este chico me va a sacar
canas verdes—pienso para mi misa.
Él volvió después de unos minutos con jugo de naranja y
mantuvo esa risa burlona para mí. A Diego le gustaba
burlarse de mí o sacarme de las casillas. Di un trago a mi
jugo y ya me sentía incómoda.
—Me siento acosada en estos momentos.
—Tranquila, no te voy a secuestrar y tampoco estoy loco
para hacerlo. Solo estoy mirando el ventanal que me estás
tapando con tu bonita cara así que tampoco te creas tanto,
Anastasia—Sonríe con aire malvado y me da un breve
empujón para que me mueva y yo se lo devuelvo con fuerza
—. ¡Eres una bruta!
—¡Jódete!
—¡Con esa boca comes pan! —niega con la cabeza y se
acerca a mí—. Dime algo Anastasia, saco tu lado rebelde.
—¡No, soy así con mis amigos! —le contestó con sinceridad
aún no me ha visto realmente en confianza. Sonrió y él se
echó para atrás—. ¿Qué tiene que hacer una mujer para
que se acueste contigo?
Diego se ahogó y comenzó a toser una y otra vez y le
acerqué un vaso de jugo y le dio un largo trago y mantuvo
la mirada fijamente a mí. Me aparté el pelo de la cara y lo
miré intensamente esperando una respuesta.
—Me tiene que gustar la chica para estar con esa chica,
tampoco me acuesto con todo lo que se mueve. Tengo
varias amigas en ese sentido ¿por qué?
—Nada, solo tenía curiosidad ¿cada cuánto?
—Eso depende de mi cuerpo, Anastasia y de lo caliente que
ande—bromea con una sonrisa—. Bueno, voy a lavar la loza
—comienza a llevar los platos y también llevo mis platos. —
No hace falta que lo hagas, puedo yo.
—Orgulloso—módulo con mis labios y él niega con la
cabeza—. Te ayudo pesado—le doy un pequeño golpe en el
hombro y camino a la cocina.

*******
Unas horas después ya estaba bañada, cambiada y
relajada leyendo un maravilloso desastre. Cuando sentí
las pisadas de Diego que avanzaron a su cuarto, sentí
como cerró la puerta. La luz se había cortado casi dos
horas y decidimos irnos a acostar, pero no podía dormir.
El departamento estaba un poco oscuro, cerré la puerta
con cuidado y caminé despacio al fondo del pasillo y me
quedé parada en frente de la puerta Diego. Pensando que
le iba a decir, tal vez estaba durmiendo, pero ya no daba
más con el aburrimiento.
Toqué su puerta, pero nadie respondió, lo intenté de nuevo,
pero nada. Sabía que estaba ahí adentro, no lo había
escuchado bajar. Abrí un poco la puerta y vi a Diego
durmiendo profundamente.
—Diego..., se cortó la luz y... —tartamudeo.
Él se removió un poco en la cama, pero me hizo una señal
para que entrara. Su cuarto estaba oscuro y era
completamente azul, tenía una enorme cama, televisión de
plasma, un escritorio donde veía libros de la universidad y
un computador. En una esquina había dos puertas.
—Perdón...No quise despertarte...Mmm mejor me voy—.
Digo al ver que seguía acostado.
Él abrió sus ojos cafés y se pasó una mano por el pelo. Lo
miré y me di cuenta de que no tenía polera y se le
marcaban todos sus abdominales. Mis ojos se fueron hacia
su brazo izquierdo donde miré sus tatuajes, no entendía por
qué tenía solo un brazo con tatuajes.
—Tranquila, qué fue lo que me dijiste—me habló con voz
ronca y refregándose el ojo.
—Se fue la luz como hace una hora y me aburro un poco—
digo incómoda. —Y ya no sé qué hacer.
Soltó un suspiro y se paró de su cama, caminó hacia su
escritorio y prendió su computador y volvió a acostarse. Me
hizo una señal para que me acercara más a él.
—Podemos ver una película en mi notebook—propuso.
Asentí y me acerqué más a su cama. Él me hizo un lado y
puso varias almohadas. Me acosté lo más lejos posible de
él.
—Te puedes acercar un poco más, no vas a ver bien la
película y no te voy a morder al menos que quieras,
Anastasia
—me provoca con una expresión de orgullo.
Inconscientemente, mis ojos se desvían hacia sus labios.
Son bonitos, y parecen tan suaves... «¿Qué estoy haciendo?
Eres estúpida Anastasia, no te dejes engañar por esa cara
bonita que de seguro algo trama. Diego se pasa una mano
por la nuca y me examina el rostro tomándose su tiempo.
Sé que está mirándome la boca; después de todo, yo he
sido la primera en hacerlo.
Noto como su respiración se vuelve irregular, y también
que la forma de sus ojos se hace más rasgada y sus pupilas
café adquieren un brillo sobrecogedor. No tengo ni idea de
cómo lo ha logrado, pero sé que me tiene atrapada en ellos.
Mis movimientos se hacen repentinamente vacilantes y me
cuesta pensar con claridad. Desvió la mirada y él se aclara
la garganta cortando este momento incómodo al menos
para mí.
—Como quieras—se encogió de hombros y me miró— ¿Qué
te gustaría ver?
—Pues una de miedo o de acción—contestó rápidamente y
él asintió con su cabeza.
—Te parece si vemos el conjuro—propone con una pequeña
sonrisa traviesa—. Me puedes abrazar si tienes miedo.
Asentí, la verdad es que me da lo mismo. Diego dejó el
computador al medio y él se acomodó. Me concentré en la
película y en nada más. El día estaba perfecto para ver esta
película. En la mitad de la película Diego ya estaba de
nuevo profundamente dormido y sonríe, se veía tan
inocente y guapo. Sigue viendo la película, pero con el
transcurso de la película, mis párpados cada vez se
hicieron más pesados y me quedé dormida.
Me desperté por la voz de Diego que habla con una persona
y tecleaba sin parar en su computador. Me senté en la
cama y me retiré el pelo de la cara. Él me miró de reojo y
sonrió.
—Tengo que colgarte, no quiero hablar de nuevo contigo y
no trates de ponerte en contacto conmigo—dijo enojado y
sin quitarme la vista de encima.
Me puse un mechón detrás de la oreja y desvié la mirada a
la pared.
— ¿Cómo dormiste? —Preguntó Diego. Él se paró del
escritorio y camino a la cama donde se sentó a mi lado.
—Bien, perdona. No me di cuenta de que me quede
dormida...Será mejor que vaya a la pieza y llame alguien
para que venga a buscar.
La verdad es que ya no quería pasar más tiempo aquí, me
sentía incómoda y no quería seguir invadiendo su espacio.
Además, no puedo negar que hay algo entre nosotros, pero
yo no quiero eso en estos momentos de mi vida y es mejor
que me vaya que me aleje de este chico que hasta ahora me
está confundiendo a unos niveles increíbles.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara.
—Tienes unos ojos hermosos, es un azul extraordinario—él
negó con la cabeza—. Anastasia, no hay forma de que
salgas de aquí, la mayoría de las calles están inundadas.
Solté un suspiro y me acosté de nuevo en su cama, tengo
que admitir que es una cama muy cómoda y me tape con
almohada. Diego me arrancó la almohada y tenía esa
sonrisa traviesa que ya me estaba acostumbrando.
— ¿Qué te parece si jugamos a algo? —propuesto con
diversión.
Pestañeó varias veces hacia él, que lo hizo sonreír y se
acostó al lado mío. Nos observamos un segundo antes de
que él volviera a hablar.
—Tranquila, Anastasia ¿Qué te parece si no hacemos
preguntas para conocernos aún más?
—No creo que sea muy buena idea.
—Y ¿Por qué no? —Él pestañeó desconcertado.
—Es mejor que mantengamos la distancia entre nosotros,
te recuerdo que tú quieres algo más y yo no así que creo
que es mejor que no—Antes de que hablara él, me
interrumpió.
—Lo sé, pero también respeto tu decisión de ser amigos,
Anastasia—se justifica —. Jamás haría algo que no quieras,
pero también te lo vuelvo a repetir que, en el fondo de ti, yo
te gusto y eso lo puedo notar en muchos de tus gestos
corporales—termina de decir.
—Valeee—me siento en la posición de indio y Diego me
imita—. Eres un chico que lucha por lo que quiere,
¿verdad?
—Por supuesto, Anastasia, tengo muchas metas y sueños
que planeo cumplir y muy pocas veces me doy por vencido.
—Tú comienza, a ti se te ocurrió la brillante idea—
Entrecierro los ojos con desconfianza y él se remoja el labio
antes de hablar:
— ¿Cuál es tu tipo de chico? —preguntó con una sonrisa de
oreja a oreja. Lo miré y pestañeé varias veces, de todas las
preguntas me tenía que preguntar eso. —Vamos, dímelo—
insiste, infundiendo a sus palabras que me da un escalofrío
por todo mi cuerpo.
—No tengo ningún tipo de chico, la verdad es que no tengo
un perfil de alguien o algo así—me explicó—. No sé, si me
entiendes. Cuando alguien me gusta simplemente
pasa...soy un asco explicando—él asiente con una sonrisa—
¿Y tú?
Sonríe de oreja a oreja.
—Claro que ya lo sé, ni siquiera tengo que pensar en un
prototipo de chica, ¿verdad? Igual cada uno elige con quien
estar. Lo que molesta es que te burles después de ellas, eso
es feo—declaró con sinceridad—. Es típico de hombre como
tú: mujeriego
Diego agarró mi muñeca.
—No tan rápido, Sherlock—Me dio un repaso de arriba y
abajo. Yo puse los ojos en blanco — ¿Qué tiene de malo
reciclar y divertirse al mismo tiempo con las chicas que me
y p q
buscan? —Me solté de su agarre—. Jamás le he mentido
alguna chica, ellas ya saben lo que hay antes de venir a mí
e incluso ya saben mis condiciones si quieren estar
conmigo un rato.
—Vale—dije no muy convencida por su respuesta.
—Siempre he sido claro Anastasia. Escúchame un momento
Ana, jamás le he mentido a ninguna mujer, siempre he sido
claro por muy cruel que suene. Son ellas las que se
encaprichan conmigo después del sexo, cuando hace una
hora antes ella entendía bien mis condiciones, son ellas las
que intentan cambiarme por cumplir alguna especie de
fantasía.
—Eres como un objeto sexual para las mujeres ¿O qué? No
te molesta tener esa fama de mujeriego, ya que como tú
mismo me has dicho en algún momento quieres tener una
novia. No crees que tal vez eso afecte un poco a tu relación.
—Yo espero que esa chica me entienda que mi pasado es mi
pasado y que ella es mi presente así de simple.
—Ya.., pero te has metido con la mitad de la universidad, ¿o
no? No sé cómo la chica cae por ti, con lo imbécil que eres
—bromeo con una sonrisa.
Él suelta una ruidosa carcajada, que hace que se doble
hacia adelante. Él sigue riendo y de repente su frente cae
sobre mi hombro sobresaltándome.
—Dime: ¿Qué te hace a ti más especial que las otras?
Dímelo ¿Qué tienes tú para que jamás en tu vida entre la
categoría de muñecas desechables? —Se burla. Me
remuevo incómoda y él se separa de mí— ¿Es que acaso
mis innumerables y variadísimos encantos no surten en ti?
—Pues te lo he dicho, no eres el príncipe de mis sueños.
Además, tus innumerables y variadísimos encantos son una
porquería—le rebato con una pequeña sonrisa.
—Anastasia, Anastasias, es porque aún no uso todo mis
poderes y encanto para que caigas por mi—bromea y se
lleva el puño al corazón como si fuera una promesa—.
Además, Anastasia ya te lo había dicho antes: cuando
encuentre a la chica indica, no la dejaré ir y lucharé por
ella. Soy un hombre muy decidido en ese aspecto—me
observó intensamente.
—Mejor me voy..., Diego—Me pare de la cama, camine lo
más rápido a la puerta. Cuando iba a abrir la puerta Diego
me atrapó con sus dos manos sobre mi cabeza y
bloqueando el paso. Me volví hacia él.
Él me empuja contra la puerta y mi espalda se arquea para
amortiguar el golpe. Antes de que pueda decirle algo o
pegarle me toma las manos y las pone arriba de mi cabeza
y con la otra mano me tapa la boca. "Joder ahora sí que me
mata"—Pienso en mi mente, empiezo a moverme, pero él
solo hace más fuerza. Su boca se hunde en mi clavícula
desnuda.
Su aliento calienta mi piel, y una sensación de fuego parece
quemarme entera. Un sentimiento que hasta entonces
nunca había experimentado adormece mis movimientos y
vuelve todas mis reacciones lentas y torpes. Diego se
separa de mí y apoya su frente en mí.
Me recupero del trance, le doy un empujón y le pegó un
puñetazo en su estómago tan fuerte que hace que él se
doble un poco.
—No vuelvas a intentar nada conmigo. Joder eres un
maldito mentiroso. Solo me engañaste para que fuera tu
puta amiga. ¡Mierda! que imbécil soy, pensé que lo
entendías, Diego, pero no, esto era lo siempre quisiste,
¿verdad? Eres un puto cerdo—Escuché un gemido de dolor
y cerré la puerta de un golpe, caminé rápidamente a la
pieza.
Tome mi celular y marque el número de Jonathan. Guarde
todas mis cosas y baje las escaleras corriendo. Cuando
llegué a la puerta, se abrió y caminé por el pasillo y vi la
escalera de emergencia. Joder son veinticuatro pisos los
que tengo que bajar, solté un suspiro y empecé a bajar la
escalera.
Cuando llegué a la recepción estaba con generador y
Jonathan ya estaba esperándome. Corrí así él y lo abracé.
—Vámonos de aquí—dijo en mi oído y aun abrazándome.
Salimos y me subí en su coche negro.
—Gracias Jonathan por venir a buscarme—le sonrió y le di
un beso en la mejilla.
—Menos mal que estaba cerca y pude salir—él prendió el
motor y arrancó su coche.
Cuando llegamos a su departamento, llegamos casi sin aire
al subir por la escalera. Él prendió la luz de su apartamento
y me senté con él en el sillón. Jonathan me miró de arriba y
abajo. Me arremangué las mangas del polerón de Diego, ya
que traía su ropa aún puesta.
—Dime algo, Anastasia: ¿De quién es esa ropa que está
usando? —bromea.
Negué con la cabeza, no quería hablar.
—De nadie.
—Vale. Si quieres puedes acostarte en mi cama, yo aún
tengo que hacer trabajo para el lunes.
Me levanté y le di un beso en la mejilla y entré en su
cuarto. Me acosté y cerré los ojos, mi mano se fue en la
parte en que Diego había puesto su boca. Nunca había
sentido esa sensación con nadie antes en mi vida. Pero
tampoco se me olvida que Diego me traiciono yo lo
considera un amigo y me engaño..., pero que estúpida soy.
En ese momento la puerta se abrió y entró Jonathan que se
acostó a mi lado.
—Me traicionaron, Jonathan, sigo siendo una estúpida e
ingenua—le confieso con voz rota.
—Shhh, mi Anastasia, no eres tonta lo que pasa que tu
corazón es muy bueno ¿quién te engañó?
Mire el techo de la habitación de Jonathan y me limpie una
lágrima solitaria. Él me abrazó con fuerza y acarició mi
pelo.
—Una persona que pensé que quería mi amistad, pero fue
una mentira lo único que quería era que me acostara con
él, no respetó mi decisión y me duele porque yo sí lo estaba
considerando un amigo—le confieso con dolor. Odio a Diego
en estos momentos y no pienso hablar con él de nuevo.
—Es un imbécil—susurró Jonathan—. Vamos a dormir
pequeña ya verás como mañana será un mejor día—asiento
con mi cabeza.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos con fuerza
para intentar dormir y dejar de pensar en Diego en la
forma de cómo me engaño sabía que en fondo tramaba
algo, pero pensé que realmente él iba a respetar mi
decisión, pero me equivoque horrible y duele, joder, duele
como la persona te muestran una cara y en fondo tiene
otras intenciones que tú desconoces.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y
domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases s de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 8
El fin de semana la pasé en el departamento de mi mejor
amigo Jonathan. Ahora estoy ordenando las cosas para la
pelea que tengo esta noche. Alejandra aún no ha llegado y
espero que se demore en llegar. A Diego lo vi como siempre
con diferentes chicas y aunque intentó varias veces hablar
conmigo yo lo evadía o me alejaba de él.
Cerré mi bolso y lo dejé afuera de mi puerta. Me hice una
cola y me puse un poco de brillo labial, miré la hora en mi
teléfono y ya está todo listo para la pelea de esta noche.
Justo cuando iba saliendo de mi departamento, me topé con
Alejandra y su grupo de amigos y también Diego que estaba
tonteando con Bárbara.
— ¿A dónde vas Anastasia? —Preguntó curiosidad—. Son
las nueve de la noche y mañana tenemos clase.
—Ale, voy a una pelea, deséame suerte. Ya me voy—intenté
pasar, pero ella me bloqueó el paso. En ese momento vi las
siluetas de dos personas que eran de Dylan y Javier.
— ¿Estás lista Anastasia? —Preguntó Dylan.
Javier tomó mi bolso y Alejandra me abrazó con fuerza y me
dio un beso en la mejilla de la suerte. Pase por su lado y le
lance un beso antes de cerrar la puerta. Nos metimos
rápidamente en el ascensor y pude soltar el aire que me
estaba aguantándome ¡Por fin! Vuelvo a pelear.
— ¿Cómo estás campeona hoy? —dijo Dylan.
—Lista para ganar.
—Esa es mi chica, vas a triunfar como siempre—dijo Javier
dándome ánimo.
Salimos del edificio y nos metimos en el auto Dylan.
Arrancó el motor y se puso en marcha. Llegamos a un
edificio abandonado en donde entramos por la puerta
trasera y los gemelos me guiaron a una habitación que
sería algo así como mi camerino. Dejé mi bolso y me senté
en la silla que había.
—Solo falta unos minutos, antes de que comience la pelea,
hay mucha gente apostando por ti—dijo Javier.
En ese preciso momento entró Luis, el chico que se
encargaba de las peleas, las apuestas y las organizaciones.
—Está aquí, hermosa, todo el mundo apuesta por ti—él
sonrió y se acercó a mí—. Sé que no debería decir esto,
pero si ganas te llevarás una gran pasta. La pelea va a
empezar en dos minutos, es mejor que salgas ya y te
quedes en una esquina.
Salimos de la habitación y me quedé en una esquina con los
gemelos, viendo como las mujeres y los hombres chocaban
para tratar de ver bien en círculo, Luis hizo las
presentaciones de la otra chica y todos se volvieron locos.
Luis me presentó a mí y gritaron más fuerte.
La gente me abrió paso mientras me dirigía al círculo y se
cerraron detrás de mí como un muro de personas. Cristina
se puso frente a mí y sonrió con arrogancia. Me acerqué un
poco más a ella, retrocedió. Sonríe con malicia hacia ella.
Muy por lo general, no me lo tomo muy en serio, solo es un
deporte que me apasiona y que disfruto y que claro me
hace ganar dinero que me ayuda mucho.
Luis hizo sonar la sirena y Cristina hizo su primera jugada
que la esquive con facilidad, ella volvió a intentarlo y
esquive con rapidez. Me cansé ya de esta mierda. Doble el
codo y lance mi primer puño contra la nariz de Cristina, un
golpe rápido y preciso que hizo que retrocediera varios
pasos. Lance mi segundo golpe directo a la mejilla. Cristina
despertó de su trance y me pegó un pequeño golpe en la
comisura del labio. Me equilibré y esquivé el siguiente
golpe.
Golpe a Cristina una y otra vez y esquivé unos cuantos
golpes suyos. Cristina cogió impulso y volvió a por mí, pero
ya no tenía tanta fuerza, empezó a lanzar puñetazos que no
llegaban a ningún lado. Lo esquiva con gran facilidad, ya
que yo era mucho más rápida que ella. Mi paciencia se
acabó y atraje a Cristina que seguía lanzando puños al
centro del salón abandonado y se pegó con un pilar. Sus
ojos mostraron sorpresa antes de que se doblaran, ese fue
mi momento. Ataque de inmediato lanzando varios golpes.
Un ruido sordo indicó que Cristina estaba en el suelo y que
se
rendía. Hubo un silencio corto y luego la sala estalló. Luis
arrojó la bandera blanca.
Me agaché donde estaba Cristina y le ayudé a ponerse de
pie.
—Gran pelea — me dijo susurrando.
—Lo siento, no me quería pasar tanto—sus amigos vinieron
por ella y le ayudaron. Unos segundos después estaba ya
rodeada de gente que me felicitaba. Me quedé un rato
escuchando las felicitaciones de la gente y luego me abrí
paso para llegar a donde estaba Jonathan, Dylan y Javier.
—Has estado increíble—dijeron los tres juntos.
Luis apareció y puso en mi mano el dinero. Caminé
tranquilamente dónde están mis cosas. Cerré la puerta y
saqué de mi bolso una botella de agua.
—Eres increíble—me dijo Jonathan.
—Gracias, estúpido—saqué un espejo y vi que tenía un
pequeño moretón cerca del labio. Miré mis nudillos y
estaba un poco raspado y rojo—. Será mejor que nos
vayamos.
—Yo te llevo—dijo Jonathan. Salimos por la misma puerta y
nos despedimos de los gemelos.
Durante el camino estuve pensando en volver a ir a
psicólogo aún no sabía si volver a retomar a pesar de que
las pesadillas se habían ido, pero muchas veces no sabía
qué hacer con mi vida y sentía que no tenía rumbo. Mire de
reojo a Jonathan quien iba concentrado en conducción.
Suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Gracias, guapo, nos vemos mañana—me despedí de
Jonathan.
—Cuídate mucho, Anastasia—sonreí y asentí con mi cabeza
antes de cerrar la puerta del coche.
Abro la puerta de mi departamento y me encuentro
Alejandra con su grupo de amigos haciendo un trabajo.
Alejandra levantó la vista de su computador y me acerqué a
ella.
— ¿Cómo te fue? ¿Ganaste tú? —Me preguntó sin dejar de
teclear sus dedos en la computadora.
—Dudas de mí, Ale—hice una mueca y le pegué un codazo
—. Yo siempre gano—digo con orgullo.
Caminé a la cocina y saqué un hielo, lo envolví con un paño
y me la puse en mis nudillos. Me acerqué a Alejandra y me
senté a su lado. Ella puso su mano en mi barbilla y me
examinó con cuidado.
—Tienes un corte en el labio y un pequeño moretón cerca
del labio—dijo preocupada como mamá gallina. Solté una
risa.
—Creo que he estado peor—Ella se rió y me golpeó el brazo
—. Nunca vas a cambiar en ser mamá gallina, ¿Verdad?
—Pues alguien tiene que ponerte límites jovencita—tomé
sus apuntes y vi que estaba haciendo el trabajo a última
hora—. ¿Ya lo terminaste?
Asentí, miré a sus amigos y estaban todos concentrados
haciendo su trabajo menos Diego que me miraba fijamente.
Desvié la mirada, no quería ni verlo en estos momentos.
—Me voy a acostar—le susurré a la rubia. Ella asintió con
su cabeza y me dio un beso en la mejilla.
Tomé mi bolso de suelo y entré en mi cuarto. Tire de la
goma y mi pelo se esparció por mi espalda. Le di una
patada a mi bolso y quedó en una esquina. Camine a mi
armario y saque toallas, ropa interior y mi pijama, entre en
baño para darme una relajante ducha.
Cuando estaba lista para acostarme, alguien tocó mi
puerta. Me acerqué a la puerta y la abrí. La persona que
tenía delante me sonreía traviesamente. Miré de reojo al
salón y ya no estaba Alejandra y sus amigos, todos se
fueron
excepto Diego.
—Puedo pasar— tomé con más fuerza la puerta—. Quiero
pedirte perdón por lo que pasó el viernes pasado, por favor,
Anastasia—. Solté un suspiro enorme.
Me moví a un lado y él entró. Cerré la puerta, cuando me
volví Diego estaba tan cerca de mi espacio personal. Estiró
su mano y pasó su dedo por mi labio inferior.
—Eres preciosa—fruncí el ceño, antes sus palabras—.
Perdóname, Anastasia, no debí hacer eso. Estuvo muy mal
de mi parte y joder, arruine tu confianza, sé que no
merezco tu perdón, pero por favor dame otra oportunidad
de ser tu amigo.
—No—me crucé de brazo—. Lo que hiciste estuvo mal. Que
parte de no, no entiendes en tu puta cabeza.
—Joder, lo siento Anastasia, en serio que no quise hacerte
sentir incómoda con lo que hice y fui un gilipollas, crees
que no lo sé. He estado llamándote, escribiéndote he
intentado acércame a ti para pedirte perdón, pero tú te
alejas de mí. Mira Anastasia, no hace falta que me digas
que soy un gilipollas, un imbécil y muchas cosas más
porque lo soy, pero tú me gustas—terminó de hablar con un
puchero.
—Pero tú a mí no, Diego. No puedes forzar a alguien a
tener sentimientos. Jodiste todo entre nosotros. Además,
que tú eres un chico desechable—concluí, usando sus
mismas palabras al referirse a las mujeres.
Él dio un paso atrás y desvió la mirada.
—¿Sabes algo? Tal vez, podría haber surgido algo entre
nosotros con el tiempo, pero no pudiste controlar tus
instintos cavernícolas, ¿verdad?
—Por favor, Anastasia, dame una última oportunidad de ser
tu amigo—me suplico y se acercó a mí—. Te prometo que
no intentaré nada ahora en adelante.
Solté un suspiro enorme y lo miré fijamente. Tenía
sentimiento encontrado, ya que no sabía qué hacer podía
perdonarlo, pero esa espinita siempre estará ahí y ahora en
adelante siempre estaré atenta a sus movimientos y estaba
la otra opción no perdonarlo y alejarme de él para siempre.
Él se mordió el labio inferior y se pasó una mano por su
pelo.
—Tengo que pensarlo, ya rompiste mi confianza una vez y
ahora no confío en ti—le explico y me siento en mi cama.

É
Él se acerca a mí y se sienta a mi lado, se gira para
mirarme y alzó una ceja. Sus ojos brillan tenuemente con
diversión y toma mi mano con cuidado, provocando que un
escalofrío haga mi piel mucho más sensible al tacto de su
mano. Ambos nos quedamos callados, hay algo entre
nosotros, pero lo negaré por ahora.
—Lo sientes verdad Anastasia, ahí está cada vez que te
toco, lo siento en todo mi cuerpo—apoyó mi espalda en la
pared y lo miro, varios mechones rebeldes caen en su
frente—. Me estoy volviendo loco. Joder, no sé qué está
sucediendo conmigo y ya estoy delirando—suelto una risa y
me fulmina con la mirada—. No te rías, eres tú la causante
de que me comporte tan raro e incluso doy algo de miedo.
—Es que si das algo—digo con sinceridad—. La verdad
estás actuando de una manera rara que no sé si es normal
en ti—confieso.
—No, normalmente soy tranquilo y no persigo a las
chicas...Mmm perdona por asustarte y por lo de que paso
en mi departamento—dice con un puchero y sacando su
labio inferior.
— ¿Estás borracho? —pregunté de broma.
—No, solo tomé dos cervezas—contesta, jugando con un
mechón de mi pelo—. Por cierto, hoy me quedaré a dormir
aquí en tu cuarto—dice tranquilamente y frunzo el ceño.
—¡¿Cómo?!
—Si, me quedo aquí. Puedo dormir en tu cama o en piso,
pero no quiero dormir en living y escuchar los gemidos de
Cameron y Alejandra. Te cuento un secreto—susurró la
última parte y sus ojos tienen un brillo travieso—. Alejandra
es muy ruidosa.
Suelto una carcajada y asiento con mi cabeza porque ya la
había escuchado y bueno al parecer Cameron tiene aguante
porque estuvieron como dos horas follando. Diego se sentó
a mi lado y puso un dedo en su boca. Nos quedamos en
silencio y de repente se escuchó un gemido.
—¡Dios! —me tapo la boca con la mano para no reír y él me
guiña el ojo.
—Ya han empezado en cualquier momento será una fiesta
de gemidos—sonríe con aire malvado y apoya la cabeza en
la muralla.
—¡Mierda! —exclamó, cuando escucho otro gemido de
Alejandra. ¡Qué vergüenza! Miro a mi acompañante que no
parece del todo incómodo—. Voy a sacar el colchón.
Me paré de mi cama y me agaché y saqué el otro colchón
que tenía del otro departamento y lo dejé a un lado. Me
dirigí al closet y saqué unas tapas y una almohada. La dejé
en colchón y Diego se acercó a mí.
—Déjame a mí—susurra con voz ronca.
—Adelante.
Me acosté en mi cama y observé como Diego arma su
improvisada cama y luego se quita la polera y luego el
pantalón. Él alzó una ceja al ver que lo estaba viendo y yo
igual alzó una ceja.
—Disfrutando de la vista.
—No, tengo baño—apunto con mi dedo la puerta y se
encoge de hombros y se acuesta. Es lógico que se sienta
cómodo con su cuerpo porque está realmente bueno.
Apago mi lámpara y me quedo mirando el techo, al final lo
perdono o no...bueno por ahora lo seguiré pensando y por
lo menos reconoce su error y ese un paso por lo menos, se
nota a lo lejos que Diego no es mucho de pedir perdón
porque su orgullo lo consume.
— ¿En dónde estabas Anastasia? —Apoyé mi codo en la
cama y lo miré. Él estaba sentado— ¿Quién te pegó?
—No es de tu incumbencia, muchachote—sonreí con
diversión—. Aún no te perdono, guapo.
Él arquea una ceja, pero se recupera con rapidez y adopta
una arrogante pose de regocijo, mientras se relame el labio
inferior con un brillo de deleite en sus penetrantes ojos.
—Rencorosa—me susurra con una sonrisa divertida—. En
fondo de ti me amas y sabes que soy el amor de tu vida.
—Adiós, amor de mi vida—me burlo y me acuesto tapando
hasta arriba con el cubrecama.
Miro el techo por unos largos minutos que se me hacen
eternos en estos momentos. Cierro los ojos e intento contar
números.
—Ojalá no fuera tan preciosa y a la vez tan jodidamente
cabezota—. Susurra Diego y toca mi mano con cuidado
unos segundos y después me suelta. Aprieto los labios y no
digo nada porque no tiene sentido, además que estoy
cansada fue un largo día.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo los capítulos los sábados y
domingos
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo fraces de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 9
Baje del auto y él tomó mi mano comenzamos a caminar a
una bodega abandonada donde se hacían las peleas
ilegales. Fruncí el ceño y me detuve un segundo para
mirarlo. Él me sonrió de lado.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunte con curiosidad.
Él soltó mi mano y se las metió dentro del bolsillo, di un
paso atrás porque no era normal que él estuviera tan
callado conmigo y algo me olía mal, pensé que sería una
sorpresa..., pero ahora no estoy tan segura.
—Solo será un momento tengo algo que arreglar para mi
próxima pelea—me ofreció su mano y dude un segundo
antes de entrelazar mis dedos con los suyo.
Entramos en la bodega y recorrimos el oscuro pasillo hasta
que entramos en una sala donde vi siete siluetas sentadas.
Él apretó mi mano con fuerza y solté un gemido de dolor,
me solté de su agarre, pero una mano me azoto contra la
pared y después sentí otras manos recorriendo mi cuerpo...
Abrí los ojos y me toque el cuello aún podía sentir sus
asquerosas manos en mi cuerpo e intente tranquilizar mi
respiración....no, no esas pesadillas se habían ido. Suelto
un gemido y me abrazó con fuerza, escondo mi cara en mis
piernas. Odio esto, lo odio.
Sentí como alguien dio un salto y miré abajo y vi como
Diego se removía una y otra vez entre las frazadas hasta
que dio un gran salto y se sentó en la cama. Me limpié las
lágrimas e intento borrar esos pensamientos horribles de
mi mente.
—¿Estás bien? —pregunté preocupada y él me miró de
reojo, pasó una mano por su mejilla y supe que estaba
llorando. Diego tuvo una pesadilla donde lloraba en sueño e
incluso al despertar seguía afectado.
—Si, perdón por despertarte—me susurro con la voz ronca
y mirando la pared.
Puse los ojos en blanco. Me levanté de mi cama y me senté
en su colchón, tomé su barbilla y tenía los ojos rojos.
—¿Cada cuanto tiene pesadilla? —pregunté con curiosidad
y él desvió la mirada.
No contestó mi pregunta simplemente se tapó con el
cubrecama y dio una palmada a lado suyo y me tragué todo
mis miedos, me acosté a su lado. Me quedé mirando el
techo, esperando que dijera algo:
—Perdón por despertarte Anastasia, no fue mi intención
hacerlo—me susurro—, me puedes dar un abrazo, por favor.
— ¿Diego estás bien? —volví a preguntar.
Él negó con la cabeza. Me acerqué a él y tomó mi barbilla
con cuidado de seguro yo también tenía los ojos rojos, pero
hace más de 3 meses que no tenía una pesadilla...es cierto
que la terapia ayuda mucho, pero a veces simplemente es
inevitable tener estos recuerdos.
—¿Quieres que hablemos? —Le digo calmadamente. Él se
niega con la cabeza y se vuelve a acostar, yo lo imito y me
acerco más a él. —Todo estará bien—le aseguró.
Lo miré, pero tenía la mirada oscura y perdida, puse mi
mano en su mejilla y se tensó al sentir mi contacto, se
removió un poco. Empecé a acariciar su mejilla y él se
acercó más a mí y me pasó un brazo por debajo de la
cintura y me atrajo a su pecho. <<Mierda>> No me gusta
que toquen es algo con lo que aun trabajo en mí.
—Diego...—Empecé a decir incómoda. No puede evitar
ponerme tensa al sentir sus manos en mi cintura, sé que no
lo hace con mala intención o eso espero. Respiro
profundamente para intentar calmarme.
—Por favor, Anastasia, solo por esta noche...Déjame tenerte
entre mis brazos, solo por esta noche, prometo que no haré
nada—me suplico.
Lo miré y tenía los ojos cerrados. Puede fijarse en que le
está creciendo un poco la barba y que tenía las pestañas
muy largas, mi dedo empezó a recorrer toda su cara
fijándome en cada detalle de su perfecto rostro.
—Nadie nunca me había tocado solo tú...—Soltó de repente.
Me quedé mirándolo y estaba pensativo—. No recuerdo
nunca que alguien lo hubiera hecho.
Me miró y bajó la vista a mis labios. Él levantó un poco más
la cabeza.
—Gracias, bella—su aliento chocó con mi piel desnuda de
mi cuello. Tragué duro y bajé también la vista de sus
carnosos labios, se veían tan suaves. <<Mierda>> —de
donde estaba saliendo esos pensamientos—. Volvamos a
dormir, por favor—dice con la voz rota.
Asentí y apoyé mi cabeza en su hombro y me abrazó muy
fuerte, me quedé unos minutos escuchando el latido de su
corazón antes de que me quedara profundamente dormida.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo extra, espero que le
guste, muchas gracias por su enorme apoyo en esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Capítulo 10
Me desperté antes que Diego y me solté con cuidado de su
abrazo. Lo mire por el rabillo de mi ojo y solté un suspiro,
me pase la mano por la cara y por el cuello ¡Dios aún puedo
p p yp ¡ p
sentir esa mano sobre mí! Me levante y mire como Diego
abrazaba una almohada, la imagen era tierna, negué con la
cabeza y tome mi ropa y mis toallas para darme una ducha
lo necesitaba, necesitaba borrar de alguna forma esas
caricias asquerosas por mi cuerpo, me hacían sentir
asquerosa y sucia aun cuando yo no hice nada.
Una vez lista y maquillada un poco tapando mis ojeras, salí
de la habitación donde ya no estaba Diego y las cosas
estaban ordenadas e incluso mi cama. Solté un suspiro
enorme, no quería ir a clase, pero tenía que realizar un
examen hoy. Abrí la puerta y me topé con Diego quien tenía
una sonrisa traviesa.
—¡Por fin! Pensé que te habías desmayado en el baño o
algo así—comenta.
—¡Exagerado! —le doy golpe con mi hombro cuando paso
por su lado Él roza sus dedos con los míos fue una caria tan
breve y rápida que incluso creo que lo imagine.
Entró en la cocina y sacó un yogurt con avena y me tomo
las vitaminas del suplemento de carne. Alzó una ceja al ver
que Diego me mira con curiosidad y mete sus manos dentro
del bolsillo meciéndose con sus pies, un claro gesto de que
me apure, pero él no me lo dice.
—¿Alejandra y Cameron?
—Se fueron antes—dice aburrido por el tema y se acerca a
mí—, nos vamos, tenemos que ir en metro, ayer me trajo
Bárbara en su auto.
Paso por su lado y le pegó un empujón es un gran dolor
para mi culo, él suelta una pequeña sonrisa y cuando me
giro al mirarlo él esboza un gesto picarón ladeando la boca.
—¿Estás celosa, bella? —pregunta burlón y remojando su
labio inferior.
—No—digo rápidamente que hace que su estúpida sonrisa
se agrandara más—. Vamos, Diego.
Camino a la puerta, pero no siento sus pasos detrás de mí,
lo observó por el rabillo de mi ojo y veo que me está
mirando, pero su mirada está más abajo <<será cerdo>>.
—¡Oye! ¿Acabas de mirarme el culo? — pregunto atónita.
Diego suelta una risa y levanta las manos.
—No —contesta demasiado tarde.
—¡Oh, claro que lo has hecho, acabo de verte hacerlo,
Diego! —le acusó, aún asombrada de que lo haya negado
con total naturalidad. Abro la puerta e inclino mi cabeza
para que pase el primero—. Pasa adelante, guapote.
Diego pasó por mi lado riendo y lo empujo para que se
apure porque ya vamos tarde y tengo que tomar el metro.
Presiono el botón del ascensor y él saca un libro que
comienza a hojearlo.
—¿Te gusta mírame? —pregunta con tono presuntuoso y le
doy un golpe a la tapa del libro ¡Imbécil, engreído! —lo
insulto en mi mente—. ¡Hey, cuidado! —me advierte y
pongo los ojos en blanco.
Una vez en la calle, caminamos varias cuadras y saco mi
tarjeta del metro y bajamos las escaleras donde chocó con
varias personas que pasaban corriendo. Diego suelta un
gruñido y me tomó de la cintura y me pone de lado de la
barandilla.
Diego me suelta un momento para sacar su tarjeta de uno
de los bolsillos de sus vaqueros. Al fijarme más
detenidamente en él, noto que el pulso le tiembla un poco.
Me remojo el labio porque hace mucha calor y la chaqueta
no me ayuda.
—Espérame un poco aquí tengo que recargar la tarjeta
Lo veo como camina a las máquinas y veo como varias
chicas lo miran con absoluto descaro, no las culpo Diego es
guapo e incluso algo tierno, no diré nada sobre su pésimo
humor.
—¿Estás listo? —pregunto. Cuando llega a mi lado y se saca
su chaqueta de cuero y deja a la vista su camisa negra de
manga larga.
—Sí, vamos bella —contesta, y luego pasa al otro lado de
los torniquetes para tomar el camino de la línea de metro
que conduce hacia a la universidad.
Alguien canturrea una canción de los Beatles siguiendo la
melodía de una guitarra que algún artista callejero toca en
otro lado, más adelante y no puedo evitar sonreír y tararear
la canción.
Diego me mira de reojo.
—¿Te gustan los Beatles?—Asiento con mi cabeza y me
quitó también la chaqueta. Me abanico con la mano hace
mucho calor.
De pronto, una señora pasa a toda velocidad junto a mí y
me empuja hacia un lado. Diego acude en mi ayuda de
inmediato, atrayéndome hacia su pecho. <<¡Joder con la
gente apurada en puto metro!>>
—Maldita sea —murmura molesto—. ¿Estás bien?
Exhalo el aire con lentitud.
—Sí —contestó algo turbada.
—Entonces démonos prisa. Acaba de llegar nuestro metro
—me advierte.
Diego me vuelve a coger de la mano y juntos iniciamos una
loca y precipitada carrera por las escaleras mecánicas.
Con una última zancada entramos en el vagón del metro,
justo a tiempo. Medio segundo después, las puertas se
cierran a nuestras espaldas y tanto Diego como yo soltamos
un suspiro de alivio.
Nos alejamos un poco de la puerta y me dejo guiar por
Diego hasta que quedamos en un espacio algo desocupado.
No obstante, la tranquilidad dura muy poco porque en la
siguiente parada un montón de gente se apelotona hacia el
interior empujándonos ambos. En unos segundos el aire
parece viciarse con una mezcla de olores muy intensos a
sudor, comida y entre otras cosas más que no quiero saber.
Me mareo un poco e intento distraerme mirando a Diego.
Está firmemente agarrado a una de las barras del techo. De
pronto, el metro da un bandazo y pierdo el equilibrio, pero
Diego me rodea con un brazo y evita a tiempo que me
caiga. Instintivamente, levantó las manos contra su pecho.
Noto que él inclina la cabeza y oigo su respiración. De
alguna manera, siento que está oliendo mi pelo,
convirtiendo ese gesto en algo íntimo y caliente.
—¡Odio el metro! —Exclama en un gruñido.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro y me alejo un
poco porque siento mis mejillas rojas debido a la gente y tal
vez a Diego.
—Jamás te dejaría caer—me susurra con voz ronca y de
alguna forma sé que es una promesa que aun no entiendo
bien. Jamás entenderé a los hombres y su idioma.
Cierro los párpados durante un segundo dispuesta a
disfrutar del momento, pero resulta difícil: en cada nueva
parada entran más pasajeros y apenas queda sitio para
poder moverse. Diego y yo vamos acercándonos más y más
el uno al
otro, hasta que empiezo a notar algo duro en sus
pantalones que me deja paralizada de sorpresa.
Diego suelta un gruñido casi desesperado que logra sofocar
a duras penas hundiendo su boca en mi coronilla.
—¿Estás bien? —pregunto, siento que Diego está algo
excitado—. Amigo se te olvido hacerte la paja de la mañana
¿o qué? —bromeo e intenté separarme, pero chocó con la
espalda de un señor.
Las puertas se vuelven abrir y más gente entra y señor se
echa más para atrás haciendo que me tenga que pegar
mucho más a Diego tanto que ya no queda centímetros que
nos separa.
—Soy humano Anastasia, y tenerte tan cerca... y más la
erección matutina, no me está ayudando nada.
—Pervertido—bromeo
Él suelta una pequeña carcajada donde apoya su cabeza
contra la mía mientras acaricia mi pelo con sus labios que
hace que se me corte la reparación, aunque lo niegue en el
fondo de mi sé que entre Diego y yo hay química. Apoyo mi
cabeza en su pecho e intento tranquilizarme, pero ahora
siento que soy yo la que tiene serios problemas. Tiro con
mayor fuerza de la camiseta de Diego, cuando el vagón
vuelve hacer una parada brusca y mis manos se cuelan
dentro de su polera sin querer.
—Para —murmura muy alterado.
Trago saliva.
—¡Eh! No lo estoy haciendo adrede —me justifico nerviosa
y vuelvo agarrar su polera con fuerza cuando frena de
nuevo.
El balanceo constante aún empeora más la situación. Diego
se inclina a la altura de mi frente y sonríe haciéndome
cosquillas que estimulan cada pequeño rincón de mi
cuerpo, que ya de por sí está bastante alterado. «Se ha
dado cuenta», me digo abochornada. Otro balanceo vuelve
a aplastarme contra su pecho. No voy a poder aguantar
más...creo que me dará una crisis <<joder, pero de donde
sale tanta gente>>. De pronto, me pongo rígida.
—No te frotes —masculló crispada.
—¡Eh! Que es maldito metro...si fuera yo ya estaría sin
ropa, nena—contesta Diego en un susurro ronco solo
audible para mí, mientras me dedica una sonrisa
perversamente contagiosa que me hace reír.
—¡Imbécil! —Exclamó con los nervios a punto de explotar.
Al mirar alrededor, descubro que hay un par de chicas
sentadas que no paran de observarnos. Escucho que están
diciendo lo guapo que es y por suerte, están demasiado
distraídas admirando el cuerpo de Diego como para fijarse
en mí. Al ver la expresión divertida de Diego me doy cuenta
de que él también las ha oído. «¡Maldito engreído!» —
pienso.
Me mira con una mirada diversidad y se remoja el labio
inferior como diciéndome <<¡Mira lo que estás perdiendo,
Anastasia!>>
—¡No estés celosa, Anastasia! Te quiero a ti —suelta en voz
baja.
—Disculpa—dicen una voz y toca el brazo de Diego—
¿Podríamos intercambiar los números de teléfono? —
pregunta con más ímpetu del necesario.
Diego la mira muy despacio y le da un repaso con diversión
perversa. ¡Engreído! —Exclamó en mi mente y pongo los
ojos en blanco. La miro y tiene cabello hasta los hombros
de color pelirroja y los ojos café, de tonalidad blanca, es
bonita la chica. Me separo un poco de él, necesito mi
espacio personal.
—¿Por qué no? —contesta con una sonrisa traviesa.
—¿En serio? ¡Genial! —responde la chica efusivamente.
En ese momento el vagón vuelve a frenar y pierdo el
equilibro e intentó afirmarme de una barra, pero Diego es
más rápido y me vuelve abrazar con cuidado. Nos miramos
un segundo y desvió la mirada a la chica, quien nos miraba
con curiosidad.
—¿Es tu novia? —pregunta nerviosa y Diego me sujeta con
más fuerza.
Suelto un bufido y él se ríe.
—No, no es mi novio—aclaro con rapidez y me suelto su
agarre con cuidado.
—Estamos en proceso—dice Diego examinado con un gesto
arrogante que le curva la boca—. Ella quiere que seamos
amigos y yo quiero algo más con ella, ¿haríamos bonita
pareja? —le pregunta a la chica.
La chica se aclara la garganta y asiente.
—Me tengo que ir—dice la chica avergonzada por el
momento y le pegó un puñetazo de broma a Diego.
—Deja de hacer eso—le reclamó molesta.
—Bruta—me saca la lengua como niño travieso y se agacha
para estar a mi altura—. Eres terca a morir—me da un
pequeño toque en la sien—, pero tengo todo el tiempo para
abrir tus ojos.
—¡Estás delirando ya! —él sonríe de forma arrogante y que
me dan ganas de pegarle un puñetazo, pero me contengo
—La próxima es la parada —le informo para cambiar de
tema.
Ambos nos acercamos a las puertas y siento como toma mi
mano con fuerza y niego con la cabeza al sentir ese
escalofrío en mi cuerpo.
Entramos en el salón y Diego se sentó junto a una chica y
yo me senté en el fondo solo habíamos llegado atrasado
unos tres minutos y profesor aún no había llegado. En ese
momento un chico de pelo castaño bronceado, de ojos
verdes, se sentó al lado mío.
—Hola.
Me gira para mirarlo y asiento con mi cabeza en forma de
saludo, Diego me mira de reojo y hace una forma de
corazón y lo parte, pongo los ojos en blanco y saco mi
celular para evitar a hablar con extraño de mi lado.
—Disculpa, pero ¿tú eres Anastasia Evans? —Pregunta con
curiosidad y me giro para mirarlo.
—Si soy yo—digo algo borde, pero es porque este chico me
mira intensamente como si me estuviera desnudando con
su mirada lo cual es asqueroso—. ¿Cómo sabes mi nombre?
—Todo el mundo lo sabe, después que humillaras a Diego—
suelta con una enorme sonrisa que hace que se ponga los
pelos de punta.
—Ya veo—digo aburrida por ese tema porque fue hace
tiempo y ya con Diego somos amigos o eso creo aún no lo
perdono por lo que me hizo.
—Oh, pero en donde están mis modales con una hermosa
chica como tú. Me llamo Jorge Navarro—estira su mano y
yo la miro varios segundos antes de estrecharla—. Un gusto
conocerte, chica misteriosa.
—Igualmente—murmuro incómoda y siento la mirada de
Diego sobre mí, y luego mira a mi acompañante donde
frunce el ceño-En ese momento el profesor entró en la
clase y comenzó la clase donde comenzamos con la
evolución, pero no me sentí cómoda por tener la mirada de
ese chico que me hacía sentir asqueada con mi cuerpo y
más con la pesadilla.
Odio que los hombres me miren así es asqueroso. Suelto un
suspiro y trato de concentrarme en la evaluación y no tener
pensamiento desagradable.
Termino por fin la evaluación y entrego mi examen cuando
paso por el lado Diego me toca brevemente mis dedos,
cuando lo miro tiene los ojos cerrados, pero con una
sonrisa. Me siento en mi puesto y siento como Jorge me
mira el trasero. <<¡Paciencia, paciencia, joder! Odio a los
hombres así de simple>>
—Oye—me llama Jorge—. ¿Podemos salir juntos?
Suelto una risa y niego con la cabeza en ese momento da
por terminada la clase y todos van saliendo rápidamente.
Diego me mira un segundo, pero se va con la chica con la
que estaba sentada. Me paro, pero el chico bloqueó mi
salida y me doy cuenta de que solo estamos nosotros dos.
—No, me dejas salir.
—¡Oh, vamos muñeca, di que sí! —insiste con una sonrisa
de oreja a oreja que me pone enferma.
—No—repito y toca mi muslo derecho y agarro con fuerza
su mano, joder, pero que mierda le pasa este chico está
loco—. Ni se te ocurra ponerme una mano encima sin mi
permiso.
El chico se levanta molesto y toca mi mejilla con su otra
mano y yo le pego un puñetazo en la cara. ¡Dios se fue de la
mano! —él me mira molesto y pone una mano en mi cuello.
Me mira con verdadero y no, no puede evitar recordar de
nuevo esas manos como sus manos comenzaron a tocar mi
cuerpo y él encadenaba mis manos y los demás hombre
comenzaron también tocar mi cuerpo. No, no, no puede ser.
Le pegó un puñetazo en el estómago que lo dejó en el suelo
y le tomó el pelo a este pedazo de mierda.
—Cuando una mujer dice que no es no, tiene ningún
derecho de tocarme o amenazarme ¡Lárgate de una puta
vez antes de que te rompa la cara! —exclame enojada y él
se limpió el rastro de sangre.
—No vale la pena, que se quede Diego contigo—escupe con
asco.
Me senté en la silla y me acaricié el cuello, me sentía
asqueada conmigo misma y es estúpido porque yo no tuve
la culpa, pero aun así eso siempre estará ahí. Me limpié las
lágrimas y sentí que alguien acaricia mi mejilla con
cuidado.
Abrí los ojos y vi a Diego preocupado.
—¿Qué te hizo ese gilipollas? —brama molesto—. Lo voy a
matar como te haya tocado un puto pelo, nadie toca a mis
amigos—dice furioso y levantándose, pero tomo su mano.
Necesitaba irme de aquí ya, no quiero seguir aquí y Diego
se pasó la mano por el pelo y apoyo con cuidado su mano
en mi pierna para sostenerse. Él limpia mis lágrimas que
caen sin control.
—No llores, bella, por favor—me suplicaba.
Ahogué un grito de dolor y rabia y abracé con fuerza a
Diego como si fuera mi salvavidas en estos momentos.
Necesita respirar unos segundo para volver en sí, conté de
uno a diez para volver a respirar y sentía como Diego me
acariciaba la espalda con cuidado.
—Sácame de aquí—le dije en un susurro.
—Te llevaré a donde quieras, Anastasia—me susurro con
voz ronca.
Me abrazó todo el camino a su coche tarareando una
canción para tranquilizarme. Me subió con cuidado y me
abrocho el cinturón de seguridad. No podía dejar de llorar,
aunque ahora estaba un poco más tranquila
— ¿Dónde quieres que vayamos? Le robé el coche a
Cameron, por cierto.
—Me da lo mismo, solo quiero irme—respondo sin ánimos
de nada.
Diego tomó mi cara entre sus manos y me limpió con sus
pulgares las lágrimas que caían sin parar.
—No llores..., Bella—. Se acercó a mí, estampó sus labios
contra los míos antes de que pudiera reaccionar, ya se
había alejado de mí. Me quedé quieta mirándolo, él arrancó
el coche y se alejó rápidamente de la universidad.
Hola criaturitas hermosa ❤
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tambien
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Capítulo 11
Durante el camino cerré los ojos e intenté no pensar en
nada, quería dejar de pensar. Diego me miraba reojo y me
limpié las lágrimas que seguía cayendo, suelto un suspiro y
apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Tal vez debimos ir en metro.
—¿Cómo?
—Si, porque así podrías haber manoseado otro poco más,
pervertida—me dice juguetón y niego con la cabeza.
—Yo no te manosee era movimiento del metro. Eres tú que
tenía una erección, pervertido—me defiendo.
—¿Pervertido yo? ¿Y qué hay de ti? Todavía me duele el
estómago por los pellizcos que me metiste en el metro —se
defiende frotándose la zona aludida con descaro—. ¿No
crees que deberías darme al menos un masaje?
—Lo hice para sobrevivir.
—Ah, claro y tenías que levantar mi polera y enterrar tus
uñas en mi piel para sobrevivir, también tengo manos y
hombros donde pudiste afirmarte, cariño—dice arrogante y
sin perder el gesto de diversión en sus labios.
Me quedo callada y aprieto mis labios en una fina línea y él
suelta una carcajada donde varios mechones negros caen
en su frente.
—¡Pervertida! —Exclama después de varios minutos en
silencio.
—No hablaré más contigo sobre eso, además que dijiste
que no iba a confundir nada entre nosotros y lo sigues
haciendo—le reclamó.
—Mmm...yo dije que no haría nada que tú no quisieras en
ningún momento dije que no iba a confundir las cosas o eso
creo, bella, tengo un oído selectivo. Tal vez me lo pase por
alto.
Me quede callada era inútil hablar con Diego siempre nos
vamos a llevar la contraria. Entró en subterráneo y
estacionó el coche de Cameron a lado del suyo, caminamos
juntos al ascensor. Diego levantó mi barbilla e hizo una
mueca.
—¿Qué te hizo imbécil? —pregunta molesto. Entramos en el
ascensor y me observa fijamente esperando una respuesta
—. Escúchame, Anastasia, Jorge no tiene la mejor
reputación es un tipo que no acepta el no de ninguna forma
ha hecho cosas horribles a chicas, así que no me mientas.
—Intentó tocarme, pero le pegué así que no te preocupes
por eso.
—Sabía que algo estaba tramando ese imbécil—aprieta sus
manos en unos puños y lo miró de reojo—. Antes era mi
amigo.
—Ah, ¿y qué tengo que ver en eso? —Apoye mi espalda en
ascensor y él se pasó una por su pelo un claro gesto que no
le gustaba el tema.
—Ya lo sabes Anastasia, me gustas—declaró en un susurro.
Solté un suspiro y me pasé una mano por la cara—. Y
bueno casi toda la universidad lo sabe, entonces Jorge no
va a perder la oportunidad de fastidiarme con eso.
Menudo lío estoy metida con este chico que ahora resulta
que su ex amigo lo va a pagar conmigo, eso es genial.
Diego se muerde el labio inferior varias veces, de seguro
está pensando si eso me molesta.
—Perdona, Anastasia—apoyó su cabeza en la pared del
ascensor y me acerqué a él.
—No tiene culpa Diego, eres mi amigo podemos dejar este
tema de lado—suplique.
En ese momento las puertas se abrieron y ambos
caminamos en silencio al departamento de Diego. Él
introdujo las llaves y abrió la puerta, se hizo un lado para
que pasara primero y luego cerró la puerta con cuidado.
—Anastasia—, susurra en mi oído y me hace dar un
pequeño salto y él ríe—. ¿Te gusta mucho leer?
—Me encanta eso ya lo sabes—le recuerdo, ya que hemos
ido a la biblioteca de Barcelona de hecho él mismo me llevó
hace más de 3 semanas atrás.
—Te quiero mostrar algo especial para mí—dice con voz
ronca y toma mi muñeca con cuidado—. Ven.
Pasamos la cocina y se paró en una puerta, sacó las llaves y
alce una ceja <<acaso tenía el cuarto rojo ahí>> Abrió la
puerta y me dejo pasar a mi primero y luego cerró la puerta
quedando completamente oscura.
—Diego...
—Confía en mí, Anastasia, relájate—murmura. Su mano
tapa mis ojos y siento como pasa su brazo por mi cintura y
me hace retroceder tres pasos atrás—. ¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza con emoción.
—Sí.
Sentí como apretaba un botón y destapó lentamente mis
ojos, pestañeé varias veces para acostumbrarme de nuevo a
la luz. Ahogué un grito de sorpresa y retrocedí un paso
donde choqué con su duro abdomen. Mire a mi alrededor y
era como sacado de un cuento de hada las tres paredes
estaban repletas de libros tanto que había un pequeño
pasillo con escalera. ¡Madre mía! —Exclamó para mí
misma.
—¿Te gusta? Es mi lugar preferido de mi departamento—
confiesa, tomando un libro que lo hace ver aún más guapo
y tan fuera de lugar con sus pantalones rasgados-roto de
las rodillas y su camisa blanca que se apega a su torso
como una segunda piel.
—Diego...es hermoso...yo ¡Dios! —tartamudeo, mirando de
nuevo las paredes llenas de libro.
—Tiene una sonrisa preciosa, Anastasia, y creo que es la
primera vez que te veo tan contenta—mi sonrisa se
agranda
aún más—. Puedes venir aquí siempre que quieras y te
puedes llevar todos los libros que quieras.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—¿Cuál es tu condición o precio? —preguntó con
desconfianza.
—¡¿Qué?! No ninguno Anastasia, parece que para ti todo
tiene un precio.

É
Él no tiene idea hasta qué punto es así, con los años solo
me he vuelto cada vez más desconfiada de la gente, ya que
nunca sé cuáles son intenciones reales y eso en fondo me
asusta.
—Solo quiero que sonrías, además que somos amigos.
—¿Solo amigo?
Él se llevó las manos al pelo y solté una risa, me gustaba
confundirlo. Tome un libro que tenía un escritor. Miré la
portada y es de medicina, lo hojeé un poco y no entendí
nada. Sentí un pequeño soplo en mi cuello y sus manos se
posaron encima de la mía.
—Tú sabes que yo quiero algo más, pero algo serio contigo,
lo digo en serio, Anastasia—murmura Diego, girándome
con cuidado para quedar frente a él—. Me gustas mucho,
bella.
Me aclaro la garganta y me alejo de él con cuidado porque
eso se puso incómodo y fue por mi culpa.
—Era una broma Diego.
Él me mira de lado y con sus labios veo que me dice "Terca"
y lo soy, pero en estos momentos aún no me siento
preparada para entrar en una relación por ahora...tengo
asuntos más importantes que el amor.
—¡Terca!—me susurra con un tono burlón.
—¡Imbécil! —le respondo con una sonrisa.
Él negó con la cabeza y caminó hasta el escritorio donde
tenía una gran pila de libros. Mire hacia arriba y es
increíble solo se podía ver libro y nada más que libro.
—¿Vives tú solo aquí? —Pregunte con curiosidad.
La verdad es que nunca lo he escuchado hablar sobre sus
padres o hermanos, algo sobre su familia. Él hizo una
mueca y sus ojos se pusieron tristes, pero se recupera con
rapidez y adopta una interrogante pose de regocijo,
mientras se relame el labio inferior.
—Vivo solo—él se acerca a mí y me pone una sonrisa
sensual—. ¿Preocupada, Anastasia?
—Eso quisiera tú, muchachote—digo burlonamente.
Me acerco a la estantería y empiezo a mirar los nombres de
los libros, algunos son libros recientes y otros son muy
antiguos. Sonrió cuando veo que tiene el libro de Romeo y
Julieta al parecer le gustaba mucho este libro.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Sí, dime—sacó otro libro y empiezo a hojearlo con
cuidado porque era un libro antiguo que debe valer una
fortuna porque era de Jane Austen y es de primera edición.
—¿Quieres venir a mi pelea de hoy? —Cierro el libro y lo
dejo en la estantería.
—Mmm..., no lo sé porque no llevas a otra chica—le
propongo con un tono burlón.
Diego hace una mueca poco convencido por lo que le acabo
de proponer y niega con su cabeza.
—Quisiera que estuviera ahí.
—¿Para qué? —Contraataque con él.
Sonreí al ver que soltó un gruñido y es que era tan fácil
sacarlo de sus casillas y en fondo me gustaba molestarlo,
pero él no tiene por qué saberlo.
—¿Quieres ir o no? —Dice exasperado y me rio.
Me encojo de hombros y suelto un pequeño bostezo fingido
haciendo que él de nuevo soltara un gruñido y yo me reí.
—Enojón—le sacó la lengua—. Será divertido verte pelear y
que alguien te patee el culo—bromeo con una sonrisa
traviesa.
—A mí nadie me gana, Anastasia—dice con orgullo.
Suelto un bufido porque es un engreído enorme, estoy
segura de que, si me quedara encerrada en una habitación
con Diego, él me robaría todo el aire con su estúpido ego y
su chiste malo.
—Ya lo veremos guapo. —Le guiño un ojo.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra
historia, espero que me apoyen en esa historia
tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 12
Diego estacionó su todoterreno en un edificio abandonado.
Estaba lleno de autos y la gente entraba por la puerta
principal. Miré por el rabillo de mi ojo a Diego y vi que se
estaba poniendo las vendas en los nudillos.
—¿Estás listo? — pregunté con un tono burlón.
—Si, pero me puedes dar un beso de la buena suerte—
bromea Diego, saca sus labios como si fuera dar un beso y
apunta con su dedo, pongo mi mano y la lame.
—¡Diego! —Exclamó sorprendida y limpio su baba con su
polera.
—¡Dame un beso de buena suerte!
—No, sigue intentándolo—le pegó un puñetazo de broma en
su brazo.
Él se ríe y se baja de su todoterreno y corre al lado de mi
puerta y golpea el cristal de su coche. Lo miró
desconcertada y me quedo quieta en asiento y él me saluda
feliz con la mano, pero...yo no entiendo a los chicos. Me
humedezco los labios.
—¿Qué haces? —digo, mirándolo a través de cristal.
—Baja—me pide señalando el cerrojo de la puerta—. Aquí
hace mucho frío —asegura, y da varios saltos cómicos.
Observó cómo sale el vaho de su boca.
—Ponte chaqueta—le sugiero, ya que él solo anda con la
polera de mangas largas y él me prestó una chaqueta.
—Dame un abrazo y un beso—me dice, tocando de nuevo el
cristal—. Vamos Anastasia.
Diego se acerca, echa aire caliente sobre el cristal y luego
empieza a escribir algo con el dedo. Intrigada, voy
descifrando letra tras letra hasta que forman dos palabras
con sentido. —«Bésame y abrázame» —leo.
Pasó la mano sin pensar e intento borrarlo.
—Tendrías que salir fuera para hacerlo —me avisa él con
tono engreído y abro la puerta donde quedó muy cerca de
él donde me besa en la mejilla y me rodea con un brazo—.
Mal pensada—se burla de mí y le doy un codazo—. Salvaje.
—Gracias por estar aquí—dice con un tono algo serio.
—Te has puesto sentimental, pensé que no tenías
sentimientos. ¡Oh, qué lindo!—digo sarcásticamente y
muerdo el labio inferior para no reír.
Diego me apretó más contra él y soltó una carcajada.
—Tienes una chispa que me encanta.
Él dobló por otra esquina y entramos por la salida de
emergencia. Caminamos por un pasillo oscuro. Se paró en
una puerta y entró en su camerino. Encendió la luz donde
puede observar la habitación que estaba muy desgastada,
la pintura se estaba cayendo de a poco y solo había un sofá
y una silla.
Me senté en el sillón. Él dejó su bolso en la silla y se sentó
a mi lado.
—Te queda bien mi chaqueta, mejor que a mí—negué con la
cabeza. Y me arremangué las mangas de la chaqueta de
Diego.
—Gracias por prestármela.
En ese momento la puerta se abrió y entró Cameron,
Alejandra y Bárbara.
—Cariñito: ¿Qué mierda hace ella aquí? —Chilla Bárbara,
señalándome a mí.
¡Dios mío!, "qué chica más pesada"— pienso mentalmente.
Él mira enojado a Bárbara y ella se siente al lado de Diego
y prácticamente me está aplastando y me pega un codazo
para que me levante. Pongo los ojos en blanco.
—Yo la invité a ella y no a ti—dice enojado.
Me paró del sillón cuando la chica me pegó otro codazo
¡Paciencia, todo se trata de tener paciencia! Camino a una
esquina de la pared porque no quiero dramas y menos con
otra chica por un hombre de solo imaginarlo me parece
estúpido.
—Pero cariñito, tú y yo...—Antes de que ella termine, él la
interrumpe.
—Entre nosotros no hay nada, Bárbara. Ya te lo he dicho
mil veces, tú estás mal y quiero que te vayas de aquí — dice
frustrado.
Bárbara ignoró a Diego y caminó a donde estaba y me
señaló con un dedo. Me mordí el labio inferior para no
reírme de ella porque sabía que me iba a reclamar. ¡Madre
mía! En serio esto aún pasa en la universidad.
—¡Tú no me vas a quitar a Diego!—Me gritó molesta.
La miré de arriba y abajo. Vamos, la chica era guapa, eso
no había duda, pero estaba perdidamente enamorada de
Diego y eso la hace ver como una chica desesperada y más
con esas actitudes.
—Mira guapa, no te preocupes por mí, que yo no quiero
quitarte nada. Además, Diego no es un objeto: él toma sus
propias decisiones —miré a Diego, y luego volví a mirar a
Bárbara—, pero si te tranquiliza él no me interesa en
absoluto. Tengo mejores cosas que hacer que andar
peleando por un chico como niñas pequeñas —ella me
fulminó con la mirada—. Te quedo claro, bonita.
—Entonces vete. —Me dijo más calmada.
Me encogí de hombros y caminé a la salida.
—¿A dónde vas? —Me pregunto Diego tomándome de la
muñeca. Lo observé un momento antes de darle un beso en
su mejilla.
—No te preocupes por mí, además que no quiero estos
dramas, Diego, nos vemos después.
Salí de la habitación y caminé por el pasillo oscuro, hasta
que choqué con alguien que casi me hace caer atrás, pero
bueno en estos días caeré al piso.
—Perdóname—dijo esa voz. Retrocedí un paso hacia atrás y
lo esquivé. Seguí caminando, pero alguien me agarró del
brazo. —¿Anastasia eres tú?
Me quedé callada. Él me tomó de la mano y me guio de
nuevo a través de un pasillo oscuro y me metió en una
habitación, igual que la de Diego.
—No me lo puedo creer, ¿qué haces aquí? —dijo Simón
sorprendido. —Estás muy guapa.
—Vengo a una pelea— Miré a mi ex cuñado, estaba aún
más guapo que antes. Simón siempre lo había sido, pero
ahora estaba mejor, no lo veía hace dos años después de
todo lo que pasó.
—Así veo...Tanto tiempo, bonita. ¿Has venido tú sola o
acompañada? —Me pregunto.
Él se acercó a mí y se pasó la mano por su pelo rubio
despeinado todo dándole un toque aún más sexy.
—Sola. No necesito compañía—solté rápidamente.
—Si quieres puedes estar conmigo, la pelea va a empezar
ya y viene con un amigo que va a pelear con un chico de
por aquí.
—Creo que será mejor estar separados.
No quiero estar con él, sé que tengo mucho que
agradecerle, pero por ahora no puedo. Él me observó un
momento antes de asentir.
—Tranquila, él no está aquí, nunca entendí porque te gustó,
mi hermano era un imbécil y yo siempre fui el mejor,
deberías haber estado conmigo y con nadie más—me
recordó con una arrogancia que siempre tuvo.
Di un paso atrás porque, vale, había cometido un error de
enamorarme de su hermano, pero tampoco iba a estar con
él, no se me olvida lo que vivimos juntos y lo mal que lo
pasé con él.
—Joder, no empiece de nuevo Simón—digo molesta por el
tema de la conversación.
Salí rápidamente de esa habitación porque no quería estar
ni un segundo más con él adentro de esa habitación.
Cuando salí de la habitación, choqué con el torso de Diego.
Me miró sorprendido, miré a su lado y estaba con Bárbara,
Cameron y Alejandra.
En ese momento la puerta de atrás se abrió y sentía la voz
de Simón.
—Dame una oportunidad—me tomo de la mano, pero yo me
solté rápidamente. —Lo que pasó entre nosotros...—
Antes de que terminara lo interrumpí enojada, ya me
estaba sacando de mi límite.
—Simón basta, déjame en paz—le di un empujón—. Pasó
hace cuatro años supéralo de una buena vez, Simón.
Alejandra me pasó un brazo por el hombro y me atrajo más
a ella. Caminamos todos juntos. Diego se puso a mi lado y
me tomó la mano e hizo que me quedara con él y que los
demás siguieran caminando a donde se encontraba la
gente.
—Aléjate de él, Anastasia—dijo con recelo y ambos miramos
cuando Simón pasó por nuestro lado.
—Diego, no te metas en mis asuntos, sé cuidarme
perfectamente sola, relájate. —Él tomó mi cara entre sus
manos y me dio un beso en la frente.
—Sé que sabes cuidarte, bien sola, pero haz eso por mí. Por
favor—me suplico.
—Creo que estás delirando, ya y deberías bajarle un poco,
además, que eso lo tengo más que claro y antes de
conocerte Diego. —Le aclaró con una sonrisa tensa.
—Definitivamente me encantas, Anastasia. Me gusta que
seas tan rebelde y que me desafíes. Eres esa chica— me
susurró las últimas palabras que apenas pude escuchar.
La gente empezó a gritar cada vez más y escuchó como
empezaba a presentar el otro chico y la gente se volvió loca
gritando. Unos segundos después nombraron el nombre de
Diego y la gente estalló también en gritos y aplausos.
—Espérame aquí—me dijo con una sonrisa y empezó a
caminar con seguridad al círculo. La gente le gritaba y le
aplaudía. Me quedé lejos observando como Diego se
quitaba la polera y se la entregaba a Cameron y unos
segundos después empezó la pelea.
Hola criaturitas hermosa ❤Hoy les traigo nuevo
capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas
un hermoso día❤ No se le olvide votar si le gusta la
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que tenga una muy buena semana y que siempre sean
feliz
y positvos
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donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
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Capítulo 13
La pelea terminó y Diego salió ganador. Alejandra grita con
emoción en el camerino, todos sus amigos festejaban y
felicitaban a Diego. Bárbara estaba prácticamente pegada a
Diego. Negué con la cabeza y me puse a revisar mi celular
y vi que tenía un mensaje de Luis.
<<De Luis 23:41 p.m.>>
"Aún sigues aquí, tengo información sobre él, te espero en
dos minutos en la habitación".
Escuché la risa de los amigos de Alejandra. Levanté la
mirada y me di cuenta de que estaban bebiendo.
<< De Anastasia a las 23:43 p.m.>>
"Voy en camino"
Le doy enviar y salgo con cuidado de la habitación. Camino
segura por el pasillo oscuro, dobló a la izquierda y entró en
una habitación que está apartada. Cuando entro a la
habitación está Luis.
—Hola, guapo ¿Qué es lo que tiene para mí? —pregunte,
abrazándolo con fuerza.
—Hola, hermosa—él se acercó a la mesa y me extendió
unos papeles. Lo abrí y empecé a leer cada párrafo con
cuidado y sentía como Luis me miraba preocupado. Solté
un suspiro de cansancio.
—¿Es en serio? —Pregunté con asco.
—Por supuesto, estuvo el otro día aquí en una pelea y
hablando sobre ti. Hoy día andaba su hermano por aquí
acompañado a un amigo.
—Si me lo topé, fue un encuentro muy incómodo después
de dos años de no verlo. —Le conté mi encuentro con
Simón.
—¿Estás segura de que quieres seguir con esto? Mira
Anastasia, sé que eres fuerte, pero te estás metiendo en
algo realmente peligroso y turbio donde aquí puedes salir
viva o muerta—me dice con sinceridad.
—Lo sé, Luis me estoy metiendo en algo turbio.
Él me ofreció una botella de agua y la tomé.
—Eres la chica más valiente que he conocido, ¿lo sabes? —
Me sonrió Luis.
Negué con la cabeza.
—Solo quiero vengarme por lo que me hicieron a mí y a mi
hermano. Mi primer objetivo es mi exnovio, él tiene que
pagar por todo lo que me ha hecho y sigue haciendo Luis.
Es un peligro y tú lo sabes bien.
—Tú sabes lo que haces guapa, pero ve con cuidado, ¿vale?
—Sé lo que hago, no necesito que me lo digas que tenga
cuidado, sé en dónde me estoy metiendo y no necesito que
ustedes se involucren en esto los quiero lejos de esto—digo
con absoluta seriedad porque no quiero que ninguno de mis
amigos esté involucrado en esto,
Él soltó una risa.
—Eres imposible, Anastasia. Eres tan hermosa, pero a la
vez eres tan fría que en serio asustas a los hombres—
bromea, abrazando con fuerza.
Tomó los papeles y me separó de él.
—Muchos me lo han dicho y prefiero que su raza me siga
teniendo miedo y respecto—le guiñe el ojo.
Me acerqué a él y lo abracé de nuevo con fuerza. Luis me
dio un beso en la mejilla y me apretó mis mejillas, haciendo
soltar un grito.
—Imbécil, me dolió, te he dicho que no hagas eso—él soltó
una risa—. Te odio.
—Mentira, tú me amas, soy demasiado guapo y sexy para
que me odies—bromea con una sonrisa traviesa. Negué con
la cabeza y caminé hacia la salida.
Camine por el pasillo y escuche a los amigos de Alejandra
riéndose y pasando el rato, es obvio que aún no se iban a ir.
Caminé hacia la salida y decidí dar un largo paseo antes de
llegar mi departamento, necesitaba perder para volver a
encontrarme de nuevo es un ritual que tengo desde hace
dos años.

******
Dos horas más tarde llegó a mi departamento, cuando
entro veo que todo el mundo está aquí y siguen tomando.

Pongo los ojos en blanco, camino a mi habitación y cierro


mi habitación con pestillo, no quiero que nadie me moleste
por hoy.
Saco los papeles y me pongo a leer con más calma. Leo con
cuidado cada párrafo, así que todo estuvo planeado, no lo
puedo creer, como fue capaz de traicionarme así. Dios mío,
fui tan estúpida, ese imbécil, me las va a pagar. Que
estúpida al confiar en él. Guardo los papeles y me meto a la
ducha, necesito relajarme un poco, pero como puedo
hacerlo cuando fui traicionada por el chico que alguna vez
llegué a amar con todo mi corazón y que lo único que hizo
por mí fue joderme mi puta vida y la de mi hermano.
Una vez que termino de ducharme, me acuesto en mi cama
e intentó dormir, pero no puedo, hay mucho ruido en todo
el departamento. Miro el techo y trago duro, no hay día en
que no extrañe a mi hermano.
Tomo mi celular y me pongo a ver mis redes sociales y veo
que tengo varias solicitudes de los amigos de Alejandra, le
doy ignorar a todos, no me importa ser su amiga.
En ese momento me llegó un mensaje de Rocío.
<< De Rocío a las 01:01 a.m.>>
"Estoy afuera de tu edificio, tú y yo tendremos una noche
loca antes de que me vaya de intercambio, te espero diez
minutos, ponte guapa que hoy la rompemos."
Suelto una risa y me paro de la cama. Saco un vestido de
color negro, es apretado de la parte de arriba, pero
llegando la cintura es suelto. Me peino mi largo pelo y me
pongo mis convers blancas. Tomo mi celular, las llaves y
salgo de mi habitación.
—Amiga, te ves hermosa—grita Alejandra.
La miro y veo que está muy ebria.
—Gracias, voy a salir—miro a Diego, que me está mirando
de arriba abajo con una sonrisa coqueta. Ruedo los ojos
—. Nos vemos, no tomen tanto.
Salgo de mi departamento y espero a que llegue el
ascensor. Escribo un mensaje a Rocío que estoy abajo en un
momento. Siento unos pasos, levantó la mirada y me
encuentro con Diego mirándome fijamente con una
pequeña sonrisa traviesa en sus labios.
—Disculpa, se te perdió algo—digo con tono de burla.
Él suelta una risa y me mira por última vez de arriba y
abajo evaluando mi cuerpo detenidamente. Me aclaro la
garganta para llamar su atención y que deje de mirar mi
cuerpo.
—Te fuiste—dice con un puchero, haciendo que se viera
aún más guapo. Una sonrisa apareció en mis labios.
—Si tenía mejores cosas que hacer, que perder el tiempo
contigo y tus amigos—me encojo de hombros, pero aun así
sigo sonriendo.
—Ya veo—él se pasa una mano por el pelo despeinado más
su pelo—. Te ves bellísima y muy sexy ¿A dónde vas?
Me vas a engañar, mira que aún no empieza nuestra
relación y ya me engañas, Anastasia—se burla, bajando su
frente hasta tocar la mía
—Gracias, Diego y eres un exagerado jamás te engañaría—
le guiño el ojo.
En ese momento llega el ascensor y entramos dentro del
ascensor. Lo miro de reojo y veo que me sigue evaluando
descaradamente es que ni siquiera disimula.
Diego da un largo silbido mientras me abarca con su
penetrante mirada, que hace que la sangre se me agolpe en
las mejillas. Sus ojos suben por mis piernas, y luego siguen
recorriendo cada curva de mi cuerpo que marca el vestido
hasta detenerse con descaro en la zona del escote.
—¿Diego? —le llamo.
Me doy cuenta de que está totalmente abstraído en mi
cuerpo, como si no pudiera oír nada de lo que estoy
diciéndole.
<<No puede ser más descarado>>. Enarco una ceja.
—¿Diego? ¿Estás bien? —repito.
De pronto, su nuez se eleva a lo largo de su cuello varonil
como si le costara tragar, aunque se recupera rápidamente
y esgrime una sonrisa impertinente que captura toda mi
atención hacia sus labios carnosos. ¡Para, Anastasia! —
peleo conmigo misma.
—Perdón. ¿Decías algo? —contesta distraído.
—¡Oh, nada! Nada importante, imbécil—respondo mordaz.
—Eh... Entonces, ¿a dónde vas? —me pregunta y pestañeo
de nuevo incrédula.
—Voy con una amiga a una discoteca—respondo su
pregunta.
Diego se remoja el labio inferior con la lengua y luego
levanta la cabeza. Con una sonrisa insolente, vuelve a
mirarme a los ojos sin un ápice de remordimiento.
¡Hombres! —pienso.
—Estás cambiada, nunca te había visto con vestido —
comenta mientras me examina por segunda vez, esta vez
dándome un repaso mucho más rápido, aunque no menos
penetrante.
—No soy una chica de mucho vestido, me gusta la
comodidad y el vestido no es lo más cómodo para mí.
—En eso tiene razón—se muerde el labio inferior—. ¿Puedo
acompañarte? Prometo portarme bien—levanta una mano y
la otra se lleva al corazón como si realmente estuviera
haciendo un juramento para entrar a algún lugar.
—¿No te rendirás? —pregunto y él niega con su cabeza.
Suelto un suspiro y asiento con mi cabeza, además que
tampoco me molesta pasar tiempo con él como amigos.
Salimos del ascensor y me despido del conserje, Diego abre
la puerta para mí y hace una absurda reverencia y le doy
un pequeño empujón que lo hace tambalearse.
—¡Hey, cuidado! Espérame Bella—grita cuando me ve que
me alejo de él con rapidez. Siento como sus pasos se hacen
más cercanos hasta que toma mi muñeca y me guía a su
todoterreno—. No te vas a escapar de mí.
—¿Me estás secuestrando?
Los ojos de Diego brillaron y di un paso atrás.
—No, solo trato de ser un caballero contigo, amiga—me
susurra con voz ronca y con un tono lleno de promesas.
En ese momento mi teléfono vibró y abrí el mensaje que
era de Roció:
<< De Rocío a las 01:10 a.m.>>
"Mueve tu trasero ahora y trae a ese chico guapo"
Miro detrás de Diego y me doy cuenta de que Rocío me
hace señas desde su auto. Lo miro por un largo momento
en donde hace un puchero.
—Muy bien, amigo, espero que sepas bailar porque esta
noche la vamos a pasar súper—Digo con emoción.
—Te sorprenderé, Bella.
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Capítulo 14
Nota Autora:
Hola personitas hermosa, este capítulo es más corto
perdón, pero el siguiente es más largo. Otra cosita espero
que puedan escuchar la canción que deje arriba, ya que fue
la que me inspiro para hacer este capítulo y loco de esta
situación es que antes no había escuchado la letra bien y
después la busque y me di cuenta que va bastante bien con
la historia entre Diego y Anastasia.
Me bajo del todoterreno de Diego y miro la discoteca en
donde están adentro todos mis amigos. Me puse una
chaqueta y caminé junto a Diego a la entrada. Minutos
después me muevo dentro de la discoteca, que está
arrebatada de gente y apenas se puede mover.
—¿Estás segura de que es aquí? —Grita Diego sobre la
música.
Yo asiento e intento ver en dónde está mi grupo de amigos,
pero no puedo ver absolutamente nada. ¡Dios mío, tengo
demasiada sed! Camino donde está la barra.
—No, puedo ver nada hay demasiada gente aquí—. Me
vuelvo para mirar a Diego, quien estaba tamborileando los
dedos en la barra esperando que nos atendiera.
—¿Seguro que es aquí, Anastasia? —Vuelve a preguntar y
asiento con mi cabeza.
Él se acerca aún más y me sonríe coquetamente, pone un
mechón detrás de mi oreja.
—¿Quieres bailar Anastasia?
—¡No! —exclamó con rapidez—. Te mentí Diego, yo no soy
de bailar mucho tampoco.
Me sonrió de lado y me tomó de la cintura con fuerza y se
agachó para estar a mi altura. Achique mis ojos y lo
observe atentamente, pero no me aleje de él.
—Mentirosa, te puedo enseñar yo soy un buen bailarín y no
me enojaré contigo si me pisas los pies—susurra meloso.
—Sí, sé bailar solo que no me gusta mucho—rebatí con una
sonrisa.
Él soltó una risa y me dio un beso en la mejilla, antes de
acercarse de nuevo a la barra y pidió una cerveza y una
Coca-Cola. Me paso mi bebida y le di un trago. Él se volvió
acercar a mí.
—Te cuento un secreto, Anastasia—Me dice bastante
contento.
—Tengo que fingir que me interesa ¿verdad? —Digo con
falso interés.
Él asintió con una sonrisa de bobo.
—Estoy fascinado por ti, en serio, eres una chica bellísima,
interesante e ingeniosa—él me sonríe de lado y añade—.
Eres demasiado fascinante para mí y eso solo significa que
terminaré con un corazón roto.
Me quedé un momento en silencio por sus palabras, porque
me habían tomado por sorpresa.
—La vida es una perra e injusta—le digo, él me pasa mi
Cola-Cola—. Pero siempre vas a conocer a gente que te va a
sorprender y vas a llegar a un punto de tu vida que te vas a
dar cuenta de que esa persona que te sorprendió en algún
momento de tu vida hizo un impacto en ella.
Lo miré por un segundo antes de dar un trago a mi bebida.
—Creo que ya hiciste ese impacto en mi vida, Anastasia.
Diego me acarició la mano.
—Quisiera que algún día tú también me digas que yo cause
un impacto en tu vida—él quitó su mano y le dio un trago a
la bebida.
Se hizo un silencio incómodo. Tome mi celular y le mande
un mensaje a Rocío preguntando: donde estaba otra vez.
Porque se estaba convirtiendo en algo muy incómodo.
—Bella, me estoy aburriendo aquí—comentó aburrido y
haciendo un puchero con su labio inferior.
Lo miré por un segundo, pero lo ignoré y miré a la gente
bailar y como se movía con la música. Diego movía su
cabeza
al ritmo de la música y sonreía.
—Vamos a bailar—negué con la cabeza y él juntó sus manos
en forma de súplica—. Solo una canción y te prometo que
mantendré mis manos lejos de ti.
Antes que respondiera, me estaba arrastrando a la pista de
baile. Cuando llegamos lo fulminó con la mira y empezó la
canción easier de 5 Seconds of Summer. Diego me tomó de
la cintura y me presionó contra él, provocando una
descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
En ese instante varias personas más entran por la puerta
empujándonos hacia delante, donde otras tantas bailan
muy arrimadas. Alzó mi barbilla y veo relucir en la
oscuridad su dentadura blanca y perfecta.
Los focos pasan iluminándonos por breves momentos. Mi
respiración se acompaña al ritmo, acelerándose con cada
bocanada de aire que logró dar. Diego me hace girar en la
pista con gran facilidad y me vuelve a sujetar firmemente
de la cintura para que no me escape.
Diego se acerca más a mí y empieza a cantar la canción de
una forma sexy y ronca, que hace que mi respiración se
agite aún más.
¿Es más fácil quedarse? ¿Es más fácil ir?
No quiero saber, oh
Pero sé que nunca, nunca voy a cambiar
Y sabes que no lo quieres de otra manera
¿Por qué siempre tenemos que huir?
Y terminamos en el mismo lugar
Es como si estuviéramos buscando lo mismo
Lo mismo, sí
Sí, ¿realmente tenemos que hacer esto ahora?
Aquí mismo, con todos tus amigos alrededor
Por la mañana podemos solucionarlo
¡Averígualo!
Te amo tanto que te odio
Ahora mismo, es tan difícil culparte
Porque eres tan jodidamente hermosa
Eres tan hermosa.
De pronto, veo como su cabeza se va inclinando
lentamente, pero se detiene, trago saliva, lo fulmino la
mirada, casi lo tengo encima, hasta el punto de que no veo
nada aparte de él. Me observa de manera extraña, creo que
incluso molesto, pero rápidamente borra esa expresión y
me saca la lengua en su lugar.
—Tranquila, Anastasia, no te besaré a menos que tú
también lo quieras—sonríe con modestia.
—Sigue soñando guapo.
—Yo contigo sueño todos los días bella y no tienes ni idea
como te imagino en mi sueño—bromea dándome pequeños
golpecitos en su sien.
—Pervertido.
Él me sonrió burlonamente y me tomó de la cintura
pegando a su duro pecho, en donde me afirmé de su
hombro.
—Niégalo todo lo que tú quieras, pero es cosa de días,
semanas para que abras tus ojos y te des cuenta de que
nosotros nos deseamos.
—Yo no te deseo— bufé molesta.
—Claro que sí—puso una mano en mi mejilla y comenzó a
acariciarme—. Tus labios se entreabrieron Anastasia y tu
respiración se alteró—susurró seductoramente —. Sé que lo
deseas.
Le di un empujón y caminé de nuevo molesta hacia la
barra, miré de reojo y vi que Diego sonreía arrogantemente
y apuntaba su reloj de la muñeca.
—Es inevitable—. Escuché gritar.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra
historia, espero que me apoyen en esa historia
tambien
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 15
—Lo siento chica, pero no me gustan las mujeres, ya sabes,
soy gay—le dice Diego, a una chica que ha intentado
coquetear con él desde hace veinte minutos.
Me río por lo bajo. Él me mira de reojo y me guiña el ojo.
—Es una pena que sea gay—dice la chica molesta y le pega
un empujón a Diego.
Él pone los ojos en blanco.
—Disculpa, pero respétame por favor. No quiero follarte así
que déjame en paz chica—murmura enojado.
La chica pasa por mi lado, enojadísima por no haber tenido
su capricho de la noche. Me puse al frente de Diego. Él
estiró su mano y puso un mechón detrás de mi oreja.
—Que chica más desagradable, imagínate que, si fuera gay,
ella me está insultando por mis preferencias sexuales—
dice molesto. Sonreí con sus palabras—. No es que sea gay,
vale, pero me molesta que no respete las preferencias
sexuales de las personas. Todos somos libres para estar con
quien queramos, mientras se quieran y se respeten.
Yo asiento porque tiene toda la razón. Le doy un trago a mi
Coca-Cola, Diego me tomó de la cintura y ni siquiera me
quejo porque la verdad me la estoy pasando bien con él.
—Bella, creo que tus amigos no aparecieron, son las tres de
la mañana.
Abro los ojos. ¡Dios se me pasó el tiempo volando con
Diego! —Exclamó dentro de mí. Me sonrió con su ya típica
sonrisa traviesa y su cabeza se inclina mucho hacia mí, me
aparta el pelo de la cara.
—Créeme que a mí también se me pasó volando el tiempo
— me susurro en el oído donde rozó levemente con la piel
de mi oreja —. Será mejor irnos, pero antes bailemos una
vez más.
Caminamos junto a la pista de baile y me apreté contra él.
Ciñó sus manos alrededor de mis caderas y me di cuenta de
que su expresión otra vez era diferente, de nuevo estaba
serio. Le pasé las manos por el pecho y por los impecables
abdominales, mientras se estiraba y tensaba bajo la
ajustada camiseta, al ritmo de la música. Me puse de
espaldas a él y me agarro de la cintura. En donde comencé
a moverme y él me giró y me apretó aún más con su pecho.
Mi mano acarició su perfecto rostro y cerró los ojos.
La pista terminó, pero empezó la siguiente canción y Diego
no dio señal alguna de querer volver a la barra. Tenía la
nuca cubierta de gotas de sudor y las luces de multicolor
me hacían sentir algo mareada. Diego me dio la vuelta y me
pegó aún más su pecho, mis manos bajaron y subieron por
su pecho, pero él me agarró de las manos y me la subió
hasta el cuello.
Sus manos bajaron por mis brazos, por mis costillas y
finalmente regresaron a mis caderas. Diego se inclinó de
nuevo hacia mí, me quedé petrificada mirando sus ojos
café. Nuestras narices se rozaron y puso una de sus manos
en mi nuca y la otra en mi mejilla.
—Estoy fascinado por ti, me tienes fascinado, Anastasia—
dice en un pequeño susurro que casi creo que lo imagine.
Abrí los ojos y me separé rápidamente de él y caminé de
nuevo hacia la barra. Diego me tomó del brazo con cuidado
y me hizo una señal que lo siguiera. Salimos de la discoteca
y caminamos hacia su todoterreno.
—¿Qué pasa, Anastasia? —Preguntó integrado como si no
se hubiera dado cuenta de lo que me dijo unos minutos
atrás en la pista de baile.
Lo miré sorprendida porque estaba pasando del tema y si él
no quería decir nada yo tampoco lo haría.
—Estoy cansada, es mejor que nos vayamos—le propuse.
Diego se rasca la cabeza y me mira muy fijamente.
—Claro, pero bella...—él se acercó aún más a mí—.
Recuerda que el tiempo corre, lo de nosotros es inevitable.
A veces me pregunto por qué te niegas tanto en aceptar tus
sentimientos, es tan malo que yo te guste—murmura un
poco dolido en la última frase.
—No, claro que no, pero no me presiones y estoy cansada
Diego, por favor—. Él suelta un suspiro de frustración y
asiente.
Nos subimos en todoterreno en completo silencio. El
trayecto se me hizo eterno, solté un suspiro y me retiré el
pelo de la cara. Diego me miró de reojo. Treinta minutos
después él estaba estacionado en su todoterreno frente a
mi edificio.
—Gracias, la pasé muy bien.
Tomó algunos mechones de mi cabello y lo enrolló en su
dedo. Se me acercó y me dio un beso en la mejilla que duró
unos segundos más.
—Buenas noches, Anastasia.
Me bajé de su todoterreno y caminé hacia mi edificio.
Cuando entré en mi habitación, me tiré en la cama y caí
rendida porque me tenía que levantar en dos horas más por
fin, daría la cara a mis padres después de tanto tiempo.

******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con
rapidez y metí un poco de ropa en mi bolso, una vez lista,
salí de mi edificio y llamé a un taxi. Dos horas después me
encontraba embarcando en mi vuelo hacia Madrid.

Me siento en mi asiento de clase turista. Miro mi celular y


veo que no tengo ningún mensaje, lo que significa que
Alejandra no se ha percatado de que ya no estoy en el
departamento. Me acomodo en mi asiento e intento dormir
y no pensar que volveré a ver a mi madre y mi padre
después de dos años.
Dos horas después me bajó del taxi y miró la casa en la que
vivía, pienso que jodida es la vida antes amaba esta casa.
Tenía tantos buenos recuerdos con mi familia, pero de un
momento todo cambió y ahora esos recuerdos son solo esos
recuerdos, porque ahora todo cambió y nada volverá a
hacer como era antes, por más que quiera, todos
cambiamos para bien o para mal. Suelto un suspiro y me
hago una cola.
Toco la puerta, pero no escucho movimiento dentro de la
casa, quizás no hay nadie, mi padre y mi madre están
trabajando en sus exitosos trabajos. Toco de nuevo, pero
absolutamente nada. Negué con la cabeza, es obvio que
aún me odia y que no me quieren ver, doy media vuelta
para irme.
—Hija, ¿eres tú? —Miró por encima del hombro y veo a mi
mamá con su típica ropa y su delantal. Ella se acerca a mí y
me da un brazo—. ¡Oh, mi hija, eres tú, pensé que te había
perdido como tu hermano! —Exclama llorando.
—Mamá, perdóname, por favor—le digo aguantándome las
lágrimas—. Todo fue mi culpa, yo tuve la culpa...—Antes de
que terminé de hablar, ella me interrumpió.
—Tú no tienes la culpa de nada hija—ella se separa de mí y
me examina de arriba y abajo—. ¿En dónde has estado
estos dos años? ¡Dios perdóname!
Mi madre se limpia las lágrimas y toma mi bolso y ambas
empezamos a caminar hacia la casa. Millones de imágenes
vienen a mi mente, pero aún puedo recordar la última vez
que estuve aquí....
Mi padre tiró mis bolsos a la calle y me refregué mi mejilla
por la cachetada que mi madre me había dado en ese
momento. Se que fue mi culpa que mi hermano muriera y
entiendo su dolor y su odio hacia mí, pero yo también los
necesito.
Miro a mi madre que sigo llorando y mi padre me sujeta del
brazo.
—Por tu culpa tu hermano está muerto—me gritó con
verdadero odio y me empujo haciendo que cayera al piso—.
Tú también moriste para mí.
—Pero... —intente hablar, pero ellos cerraron la puerta.
Me abracé a misma y me quedo unos minutos esperando
que esto fuera una puta pesadilla que mi hermano estaba
vivido, que mis padres me seguían amando, pero nada
sucedió y tome la pocas cosas que me quedaban y comencé
a caminar lejos de ellos porque ahora tenía claro que
estaba sola, la única familia que me quedaba es la que elige
yo que son mis amigos, pero duele. Sé que tuve la culpa de
que mi hermano muriera, todo es mi culpa y debo cargar
siempre con eso.
—Hija, ¿estás bien? —preguntó mi madre atrayendo de
nuevo al presente, pestañeé varias veces y asentí con mi
cabeza antes de contestar a su pregunta:
—Bueno, sabes que estuve un año viviendo con mis abuelos
—ella hace una mueca—. Y ahora vivo en Barcelona con
Alejandra—le digo, jugando con un mechón que quedó
suelto de mi cola.
Ella deja el bolso en el cuarto de estar y se sienta en un
sillón negro. Miro la habitación color verde claro y nada ha
cambiado, todas las fotos, muebles siguen intactos. Me
acerco a mi madre y le tomó su mano.
—¿Cómo han estado ustedes? —preguntó con cautela.
—Con un nudo en la garganta por ti. Ese día no éramos
nosotros, hija, jamás debí decirte lo que te dije, eres lo más
importante que tengo en mi vida...Yo y tu padre estábamos
tan arrepentidos, te hemos estado buscando por todos
lados, pero no aparecías y pensamos en lo peor, te fuiste de
una noche a otra de la casa de mis padres...Te perdimos el
rastro—dice entre sollozos.
—Perdóname mamá, por no haberme comunicado con
ustedes, pero yo..., pensé que ustedes me odiaban y que ya
no me querían y como me echaron de casa...Yo no sabía
qué pensar—digo con la voz rota.
—Hija, nosotros te amamos y después nos dimos cuenta del
error y te buscamos, pero fue como si tú nunca hubieses
existido. Perdóname, hija, hemos vivido con esta angustia
tantos meses.
—No tengo nada que perdonarles, yo los sigo amando. Son
mis padres y somos humanos, todos cometemos errores,
podemos hacer como que esto no paso.
Ella me abraza de nuevo, ambas lloramos por todo lo que
ha sucedido en estos dos años. Cierro los ojos y por fin me
siento de nuevo protegida por mi madre. Esa madre que
siempre me cuidaba y se preocupaba con adoración por mi
hermano y por mí. Pasan unos veinte minutos en la misma
posición solo abrazándonos.
—¿Tienes hambre, hija? Estás muy flaca, pero también muy
guapa—la miró a los ojos y sonrió.
—Estoy bien mamá, desayuné en el aeropuerto y ¿en dónde
está papá? —pregunto.
—En el trabajo, lo llamaré ahora...—En ese momento la
puerta se abre y entra mi padre llorando, él se me acerca y
me abraza fuertemente.
—No puedo creer que esté aquí, hija—dice llorando.
p q q j
Hola criaturitas hermosa ❤
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día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los
memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
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Y aquí esta el primer meme del capitulo anterior
Capítulo 16
Me siento en mi antigua cama y miro a mi alrededor, todo
sigue intacto, normal, supongo, tampoco ha pasado tanto
tiempo. Me suelto mi pelo y tomó una foto mía y de mi
hermano. Suelto un suspiro, no hay día en que no extrañe a
mi hermano.
—Puedo pasar—. Levantó la mirada y estaba mi padre
apoyado contra la puerta.
Yo asiento y él se sienta al lado mío.
—Te extrañábamos, hija, hemos sido malos padres, te
dejamos desprotegida cuando tú no tuviste la culpa de
nada, tu hermano te salvó...—Mi padre rompió a llorar y lo
abrazó con fuerza.
—Ustedes siempre han sido los mejores padres que mi
hermano y yo pudimos tener.
—Eres una mujer muy fuerte. Me alegro de haber criado a
hijos fuertes y que saben afrontar la vida de frente, estoy
muy orgulloso de ti. Mírate, vives en Barcelona y vas a la
universidad de tu sueño—. Él me sonríe y me da un beso en
la frente.
—Te quiero papá, no lo dudes nunca.
—Yo te amo hija—él mira la habitación y luego me mira a
mí—. Extrañaba tener a mi princesa guerrera, aquí.
Suelto una risa.
—Yo igual.
—¿Qué te parece, si hoy en la tarde vamos a cenar en
familia? —Dice con una sonrisa.
Yo asiento.
—Bueno, te dejaré descansar—. Mi padre me da un último
beso en la frente antes de irse de mi habitación.
Mi padre salió de la habitación y miró hacia la ventana y
veo el árbol por donde me escapaba siempre de casa con
mi hermano para ir a nuestras peleas. Abro la ventana y
saltó con gran facilidad al árbol y bajó con cuidado.
Miro mi casa por última vez antes de empezar a caminar.
Las calles siguen igual que siempre. Me puse un gorro y
caminé deprisa a mi destino. Mi celular suena y veo que me
está llamando Alejandra, le doy ignorar y sigo caminando.
Quince minutos después, abro la puerta metálica y caminé
por el sendero. Cuando llego me quedo enfrente a la tumba
de mi hermano. Me senté en el suelo y dejé las flores que
traje para él.
—Hola, hermano, perdón por no haber venido antes a
visitarte...Te extraño mucho y..., me siento tan sola—me
sorbo la nariz—. Quisiera que estuvieras aquí conmigo...,
pero sé que ya no puedes—rompo a llorar.
Lloro todo lo que tengo dentro de mí, odio ahora mi vida.
Desde que perdí a mi hermano y lo que sucedió esa noche,
cambió todo para mí. Joder con la puta vida—me digo a mí
misma. Mi celular suena una vez más y veo que me llama
Diego, lo ignoro.
Una hora después me encuentro de nuevo en la habitación.
Abro mi computador y busco la dirección que estoy
buscando. Miro que hay una pelea a las tres de la mañana,
perfecto, anotó la dirección.
—¿Estás lista, hija? —Dice mi madre.
Levantó la mirada del computador y observó a mi madre
con un vestido negro y su pelo castaño suelto. Yo asiento.
—Estás muy guapa—la halago, mi madre siempre ha sido
guapa somos muy parecidas casi idéntica, pero en lo que
cambiamos es en el carácter saque al de mi padre.
Ella se ríe y en ese momento entra mi padre con su traje de
negro. Cierro mi computadora y tomó la chaqueta.
—Soy afortunado de tener a dos mujeres tan hermosas en
mi vida—dice mi padre con una sonrisa—. Te esperamos
abajo, hija.
Yo asiento. Me miró por última vez en el espejo y hago una
mueca, miró mis pantalones de telas y una polera de tiritas,
me gusta este atuendo, pero no tengo tanto ánimo de salir.
<<Sonríe Anastasia, estás con tus padres>>—me doy
ánimo como siempre.
******
Mi padre detiene el auto en un pequeño restaurante de
comida italiana. Entramos en un pequeño restaurante de
color verde y con unas veinte mesas. Nos sentamos en
una mesa de tres. Después de ordenar nuestros platos,
mis padres me preguntan muchas cosas.

— ¿Cómo está Alejandra? —Pregunta mi madre con una


sonrisa.
Mastico la comida y doy un sorbo de agua antes de
contestar.
—Ella está muy bien y guapa. Ella tiene un novio, supongo
que es el motivo por el cual aún no viaja a ver a sus padres
—me encojo de hombros.
—Si algo me comenta su padre—dice mi padre con una
mueca—. Que ellos tienen que ir a verla—mi padre me mira
por un largo rato—. Sabes, tienes una muy buena amiga.
—¿Eh?
—Le pregunté muchas veces a Renato si sabía algo de ti y
le preguntaba muchas veces a Alejandra, pero ella
simplemente nunca dijo nada o sabía evadir el tema.
Miro mi plato antes de mirar a mis padres.
—Sé que tengo una buena amiga, Alejandra lo es, yo le pedí
que no le contara a nadie en donde estaba y ella lo respetó
y me cubrió la espalda, siempre ha sido así.
Mi padre asiente y se hace un silencio incómodo.
—Dime hija, ¿tienes novio? —Pregunta mi madre.
Hago una mueca de asco. Mi madre suelta una risa.
—No, que flojera tener un novio—digo seria.
Mi madre mira a mi padre antes de reírse por mi respuesta
y mi padre se une a ella. La cena transcurre con
tranquilidad y bromas. Llegamos a la casa y me despido de
mis padres antes de entrar a mi habitación. Me acuesto y
pongo una alarma a las dos de la mañana.
Siento que algo vibra en mi almohada, me remuevo y saco
mi celular y veo que es la alarma que programé. Me levanto
con cuidado y me visto con unos pantalones negros y
chaqueta. Abro la ventana con cuidado y saltó con facilidad
al árbol y bajó con cuidado.
Bien, aquí vamos de nuevo, Anastasia—, me animo a mí
misma. Me pongo un gorro negro y empiezo a caminar
hacia la dirección. Treinta minutos después llegó a un
galpón abandonado. Miró como entra la gente.
Entró con gran facilidad y me dirijo a donde está todo el
mundo, la gente grita y bebe sin control. En ese momento
alguien toca una bocina y la gente se queda callada.
—Bienvenidos todos, la pelea comenzará ahora, las
apuestas están cerradas—dice el organizador—. Él es uno
de los mejores boxeadores de Madrid, afírmense bien
caballero y señorita, él es Roberto González.
La gente grita como loca y mire cómo entra un chico
bastante alto y musculoso que tiene tatuajes en todo su
pecho. La gente grita su nombre una y otra vez.
—Ahora prepárese gente, porque él es rey de Madrid,
muchas mujeres suspiran por él e incluso hombres,
sostengan bien a las mujeres porque es el único e
inigualable Nicolás Ramírez.
Me quedo quieta. Miro al que alguna vez fue el amor de mi
vida, por el chico que caí por amor y también porque me
traicionó de la peor forma. Aprieto mis manos en puños
tanto que se me pone los nudillos blancos. <<Respira
Anastasia, respira por favor>>—Me digo mentalmente,
para no ir a donde está él y matarlo de una buena vez.
Las mujeres gritan cuando lo ven entrar. Lo miro y está
mucho más musculoso, tiene algunos tatuajes en sus
brazos, se pasa la mano por su pelo rubio dejándolo en
punta y sonríe con arrogancia hacia su oponente y
comienza la pelea.
El timbre suena anunciando que Nicolás salió ganador en la
pelea. Él sonríe con arrogancia y saluda a todo el mundo.
Él se acerca a donde estoy, pero retrocedo y me escondo
detrás de la gente. Lo miró fijamente, él se acerca un poco
más donde estoy y retrocedo un poco más hasta que choco
con alguien. De repente nuestras miradas se cruzan.
Él abre los ojos como plato y yo retrocedo, empiezo a
caminar hacia la salida rápidamente.
—Anastasia—, gritó Nicolás. Miro hacia atrás y veo que
está atrapado con la gente—. Anastasia, espera un poco—
grita aún más fuerte.
Lo miro y levanto mi dedo del medio.
—Púdrete—murmuró enojada.
Sé que no me va a escuchar por el ruido que hace la gente.
Me giro sobre mis talones y empiezo a caminar hacia la
salida con rapidez porque ahora él sabe que estoy aquí de
nuevo en Madrid y no quería que me viera, joder, soy una
estúpida.
Hola criaturitas hermosa ❤
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libro
Y aquí esta el segundo meme del capitulo anterior
que me hizo reír mucho
Capítulo 17
Salgo de mi casa rumbo a una cafetería, un escalofrío me
recorre la espalda. Miro hacia atrás y no veo a nadie.
Suelto un suspiro, hoy día amanecí un poco paranoica
después de haber visto a Nicolás. Llegó a la cafetería y
compró un café y un pastel.
Me siento en una mesa que tiene vista a la calle y saco mi
libro de It de Stephen King y comienzo a leer. Pasan unos
veinte minutos cuando alguien arrastra la silla de mi lado.
Bajo mi libro y tengo a un hombre vestido de negro, el
hombre me toma de brazo fuertemente.
—Suéltame, imbécil—digo enojada e intentando soltarme.
—Quieta muñeca, no has cambiado nada, sigues siendo la
misma—dice el hombre con voz ronca.
Su voz me suena, pero no puedo recordar en dónde la
escuché antes. Tiro de mi brazo y me puedo soltar por fin.
—¿Quién mierda eres tú? —Pregunto furiosa.
—Ya no me recuerdas, muñeca—él se ríe con su voz ronca
que nunca podré olvidar.
Es uno de esos tipos que intento...Niego con la cabeza e
intenté levantarme de la silla, pero el hombre agarra fuerte
de la muñeca, tanto que suelto un gemido de dolor.
—Siéntate, aún no acabo contigo.
Niego con la cabeza y él ejerce más presión en mi muñeca,
pero me aguanto. Lo fulmino con la mirada.
—Suéltame o te juro que te ira muy mal—. Digo enojada.
—Te soltaré, solo traigo un mensaje para ti—el hombre me
aprieta más la muñeca y me aguanto el dolor, no dejaré que
ellos me vean como una débil, nunca más—. Ten cuidado,
muñeca, vigila tus pasos muy bien, si no quieres acabar
como tu hermano en una tumba—termina su amenaza.
El hombre se levanta y yo me suelto su agarre, él da media
vuelta, pero yo me pongo frente a él.
—No tengo miedo de ti, ni de nadie—el hombre parpadeó
perplejo y de seguro esperaba que me quedara callada
como antes—. Ustedes también cuiden sus pasos por qué
voy a por ustedes—le digo antes de darle un empujón y
pasar por su lado y salir de la cafetería.
Suelto un suspiro y camino rápidamente a la casa de mis
padres. Miro hacia atrás y veo que el hombre me sonríe
burlonamente, le paró mi dedo del medio. Joder con este
tipo de mierda, quieren acabar conmigo, pero yo acabaré
con ellos primero. Llegó a la casa en donde me encuentro
con mis padres bailando tiernamente.
Sonrió, no han cambiado su amor y ellos se han apoyado en
la pérdida de mi hermano y me alegra saber que mis
padres están mejor y que siguen con su vida. Me quedo
mirando como ellos bailan y se ven con amor puro. Subo en
silencio las escaleras y entro a mi habitación.
Guardo mis cosas en mi bolso y tomo mi celular, busco
entre mis contactos el número de antiguo entrenador y
organizador de mis peleas e intentó marcarlo, pero no
puedo, aún no.
—Hija llegaste—di un salto y me pongo la mano en el pecho
—. ¿Estás bien? —Pregunta mi madre.
—Joder, madre que susto—intentó sonreír, pero me sale
más una mueca—. Estoy ordenando mi bolso para mañana.
Mi madre hace una mueca y se sienta en mi cama y pasa la
mano por una leve arruga que ahí en cubrecama para
estirarla.
—Sabes que te vamos a extrañar mucho—dice con voz rota
y una lágrima solitaria recorre su mejilla.
Me acerco a ella y la abrazo fuertemente.
—Volveré más seguido, lo prometo—le digo con una
sonrisa. —Vendré muy pronto.
—Lo sé, tienes que volver a la universidad y lo entendemos
ahora que te recuperamos, te apoyaremos con todos los
gastos, no tienes que preocuparte.
—Mamá, no quiero que se gasten su dinero en mí, además
tengo una beca que cubre mi carrera y tengo trabajo donde
me pagan bien.
—Eres nuestra hija, concédenos este capricho de comprar
tu propio departamento, además ya está comprado desde
hace tiempo y fue amoblado antes de que pasara...Todo—
dice con una mueca.
Abro los ojos como plato. Qué le voy a decir a Alejandra
ahora, aunque pensándolo es lo mejor ya que es su
departamento, yo le pago mi parte por quedarme ahí aun
cuando ella no quería al comienzo, pero eso me hacía sentir
mal y no quería ser una mantenida y creo que será lo mejor
irme de ahí porque así no la expongo y ella puede estar a
salvo de mi pasado.
—Está bien, mamá—ella me entrega una llave y me da la
dirección—. No se preocupen tanto por mí. Sé cuidarme
bien y quiero que ustedes salgan y conozcan. Mi hermano
hubiera querido eso al igual que yo.
—Lo intentamos y lo estamos haciendo—dice con una
sonrisa.
—Te amo mamá, gracias por todo.
En eso escuchamos a mi padre que nos dice que el
almuerzo está listo y que bajemos a comer. Bajamos a
almorzar y mi padre tenía todo servido, el almuerzo estaba
muy rico. Mis padres tiraban bromas sobre sus amigos,
como siempre, yo sonreía, y me di cuenta de que estaba
feliz por estos días con mis padres y me he sentido
completa.
Un abrazo gigante de oso
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aquí el meme ganador de capitulo pasado :3
Capítulo 18
Abrazo a mis padres por última vez antes de dirigirme a la
fila en donde tengo que embarcar. Mi madre llora sin parar
y mi padre la consuela con un enorme abrazo. Tomó la
mano de mi padre y madre, le doy un apretón.
—Volveré pronto, los llamaré cuando me encuentre
instalada en el departamento—. Saco mis documentos y
camino a la fila.
Una hora después ya estábamos despegando, calculo que
llegaré como a las ocho de la noche. Miro mi celular y
tengo muchos mensajes de mis amigos, los ignoro, no
quiero hablar con nadie por ahora. Cierro los ojos e intento
dormir.

******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en
la muñeca, suelto un gemido de dolor porque me quedo
un moretón en la muñeca por el sujeto.

—¡Mierda!—Exclamó. Me masajeo la muñeca para tratar de


calmar el dolor.
—¿En dónde has estado? —Grita Alejandra. Ella se acerca a
mí y me abraza—. Anastasia me tenías preocupada, te
llamé todo el fin de semana y nada. ¡Me quieres matar de
un infarto!
—Perdón, Ale necesitaba ir a ver mi familia, estuve con mis
padres. —Digo tapando mi muñeca.
—¿Es en serio? ¿Cómo están tus padres?—Pregunta
nerviosa.
Me acerco más a ella y la guio a una esquina para que
podamos hablar a solas con más tranquilidad.
—Fue como antes estar con ellos me hizo sentir segura y
me sentía de nuevo en mi casa, mi padre sigue siendo el
padre tierno y sobreprotector y mi madre sigue siendo tan
dulce y comprensiva.
Ella me abraza fuertemente.
—Me alegro mucho Anastasia, merece volver a ser feliz.
Necesitas sanar, Ana, ese corazón tuyo lo necesita. Pero
joder, Ana podrías haberme avisado, antes estuve
preocupada estos tres putos días y Diego igual—ella se
hace un lado y observó a Diego quien tiene una enorme
sonrisa.
Alejandra me tomó de la muñeca y no puedo evitar soltar
un grito de dolor. Diego se para rápidamente y se acerca a
mí. Yo agarro mi muñeca.
—¿Qué ocurre? —Pregunta Alejandra preocupado—¿Qué te
pasó en la muñeca?
—Me quemé, pero nada grave. Un pequeño accidente con
la plancha de ropa—miento.
Cameron le susurra algo a Alejandra y se va a su
habitación. Diego toma un mechón de mi pelo y juega con
él.
—Te llamé, porque no me contestabas.
Lo miro por un segundo antes de tomar mi bolso y empezar
a caminar a mi habitación. Diego entra y cierra la puerta
con cuidado y se sienta en la cama.
—Estaba ocupada.
—¿En qué? —pregunta con curiosidad y una pequeña
sonrisa en sus labios.
—Estaba con mi familia, no los veía hace más de dos años y
quería estar todo el tiempo posible con ellos—confieso con
tristeza.
Él se pone enfrente de mí y me acaricia la mejilla, pero yo
me alejo de él. Dejo mi bolso y empiezo a sacar toda mi
ropa y saco una maleta. Él se sienta en mi cama y me mira
atentamente.
—¿Qué haces Anastasia? —Pregunta interesado.
Lo miro y veo que anda con pantalones blancos, una
camiseta negra y un gorro blanco, se ve realmente guapo.
Niego con la cabeza porque esos pensamientos no deberían
cruzar por mi mente.
—Doblar mi ropa y guardarla dentro de una maleta—
ironizó y él suelta una carcajada.
—Sé el proceso—dice con un tono sexy—, el proceso de
doblar la ropa, pero ¿por qué estás guardando tu ropa?
—Me voy.
—¿Qué? —Exclama sorprendido. Diego se levanta de la
cama y se acerca a mí—¿A dónde te vas?
—Me cambio de departamento—suelto un suspiro y me
quito el pelo de la cara—. Mis padres me regalaron un
departamento, además Alejandra necesita su espacio y
ustedes son sus amigos, siento que estorbo aquí—miento,
sé que jamás sería un estorbo para Alejandra, pero tengo
un terror de que algo le pase a ella más que ahora Nicolás
me ha vuelto ver sé que tengo el tiempo contado aquí.
Él pone su mano en mi barbilla y me mira fijamente.
—Tú no estorbas en ninguna parte Anastasia, además me
tienes a mí y yo si soy tu amigo—me asegura con una
sonrisa tierna.
Niego con la cabeza y me alejo de él y empiezo a guardar
todo dentro de la maleta. Saco otra maleta y empiezo a
guardar mis libros. Necesito mantener a mis amigos a
salvo, es horrible esta situación, me cansa ya es una rutina
cada seis meses tener que estar de un lado a otro por una
persona enferma que sé obsesión conmigo.
—Necesito estar sola—le confieso y apartó de nuevo el pelo
de mi cara.
—¿Por qué?
—Es mejor así, soy un problema y mientras más sola esté
menos daño hago a la gente que amo—. Digo en un
susurro, me acarició la muñeca y levantó un poco y ahí está
la marca de ese hombre.
—Ninguna persona en esta vida es un problema Anastasia.
Tú, eres una buena persona, un poco fría, pero solo estás
dolida con la vida al igual que yo, pero eso no te convierte
en mala persona.
—¡Yo, una buena persona! —Exclamó con sarcasmo—Diego,
baja de tu nube en la que estás y abre los ojos. Yo no soy
una buena persona, no sabes nada sobre mí, solo aléjate de
mí y estarás mejor.
Se acerca a mí, pero justo cuando va a hablar la puerta se
abre y entra Alejandra y Cameron. La rubia se acerca hacia
nosotros y abre los ojos con sorpresa al ver todas mis cosas
en las maletas.
—¿Por qué estás empacando tus cosas?
—Me voy Alejandra. Mis padres tienen un departamento
para mí antes de que pasara todo y quieren que lo ocupe,
me pasaron las llaves.
—No quiero que te vayas—dice con voz rota.
—Yo tampoco, pero se los prometí y además nos
seguiremos viendo. —Me acerco a ella y la abrazo
fuertemente—.
Te amo, eres mi mejor amiga.
—Promete que seguirás viniendo a verme, por favor—. Me
dice con una sonrisa.
—Lo prometo, mi hermosa rubia.
Alejandra me ayuda a ordenar y a empacar todo, lo bueno
es que no traje tantas cosas. Cuando tenemos todo listo ella
se retira con Cameron a su pieza. Pongo las maletas en la
esquina y me tiro a la cama.
Me masajeo la muñeca y hago una mueca de dolor. Él me
toma la mano y juega con mis dedos con una sonrisa.
— ¿Alguna vez te has enamorado?
Miro a Diego por un momento antes de cerrar los ojos y
siento como él se mueve. Cuando abro los ojos lo tengo tan
cerca que no puedo ver nada más que no sean sus ojos café
que brillan con emoción.
—Si estuve enamorada, pero me traiciono de la peor forma
—digo en un susurro—. Comprendí que el amor es una
mierda y que todas las personas tienen un precio y no les
importa a los demás, mientras consigue lo que quieren.

É
Él toma un mechón de mi pelo donde lo enrolla en su dedo.
Me mira por unos largos minutos, antes de hablar.
—Yo nunca he estado enamorado de nadie, pero siento que
algo está cambiando dentro de mí y tiene que ver contigo,
Anastasia. Estás haciendo cosas locas con mi corazón.
Me siento en la cama y me alejo lo más posible de Diego,
porque no puede ser, él no puede estar enamorándose de
mí.
—No continúes por ahí Diego...
—¿Por qué? Tanto te molesta escuchar la palabra amor—
rebatió. —¿Por qué no podemos estar juntos?
—Porque no quiero, joder, me tienes harta, Diego—fue lo
primero que salió de mi boca—. Entiende que no puedo
estar con nadie. Ya sufrí mucho, Diego, entre nosotros solo
puede haber una amistad y no quiero hacerte daño.
No quiero dañar a nadie y menos a Diego, puedo notar
como también carga un peso sobre sus hombros. Un alma
atormentada puede ver a otra alma atormentada. La verdad
me aterra dañar a la gente que amo, pero tampoco puedo
estar cerca de ellos y a Diego aún lo podía alejar de mí.
—Joder, Anastasia, no quiero otra mujer. Te quiero a ti, me
tienes fascinado, me tienes ya....—repite esa frase que me
susurro en la discoteca.
—Diego no va a pasar—me levanto de la cama rápidamente
y él me imitó—. Tienes que irte.
—No quiero irme—contesta calmado—. Quiero quedarme
aquí contigo, bella.
Me quede quieta anonada mirándolo, entiendo que Diego
siempre me ha declarado sus sentimientos a mí, y admito
que yo también siento algo más por él..., pero por ahora
aún no me siento lista y sé que soy terca y veo como Diego
está siendo paciente conmigo.
—Debes irte—repetí.
Se me acercó de nuevo a mí y me tomó de la cintura. Mi
respiración se alteró, nos miramos fijamente
desafiándonos, su mirada era dulce y tierna en cambio la
mía era de terror y pánico.
—Seré sincero contigo, Anastasia, desde el primer día que
te sentaste a mi lado supe que tú tenías algo y cuando
hablamos supe que tenías una chispa única, pero claro, al
principio no lo tenía claro tenía que conocerte para estar
seguro si era cierto o no...y es real, Anastasia. Sé que tengo
miles defectos y una reputación asquerosa y que he estado
demasiado tiempo en la oscuridad solo, pero tú eres una
bonita luz que vino alégrame los días con tu compañía.
Abro los ojos porque me sorprendieron sus palabras. Él no
pierde oportunidad y me acaricia la mejilla. Nuestras
narices se rozaron y me quedé quieta por su gesto.
—Mírame Anastasia, ya me tienes, aquí estoy desnudando
mi corazón por ti, por la chica más terca que he conocido
en mi vida, pero también por la chica más fascinante que
he podido conocer que no me dejas sorprender ni por un
solo segundo.
—Diego, tú no sabes que estar conmigo se sentirá mal.
—Bella, estar contigo nunca se sintió mal, al contrario, se
siente bien.
Me quedo callada. Diego me agarra muy fuerte de la
cintura y pongo mis manos en su pecho. Ambos nos
miramos fijamente con deseo. Él muerde su labio inferior y
mis ojos captan ese movimiento tan sensual.
—Necesito besarte, Anastasia—. Dice en un susurro.
Hola personitas ¿Cómo están? ¿Cómo les ha ido estos
últimos días? Bueno quiero pedir perdón por no subir
los dos capítulos por semana, pero yo soy de Chile y
estamos sufriendo enorme injusticia con nuestro
derecho y me deber es ir marchar con mi pueblo y
luchar por nuestro derecho para un país más justo y
también estoy terminando mi semestre de la
universidad y también me estoy cambiando de
departamento, así
que estado muy ansiosa y pido perdón pero espero
que entiendan de que soy una estudiante...y lo que
esta
pasando Chile es algo importante y yo debo luchar
con mi pueblo todos los días
En fin perdón, trate de subir la próxima semana dos
capítulos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Por cierto siempre estoy haciendo en cuesta en
Instagram y este viernes realizare una para saber que
día le
gustaría que suba los capítulos y también subiré los
memes que hagan de los capítulos así que suban y lo
veremos aqui
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 19
Diego se inclina hacia mí, pero yo corro mi cara y sus labios
impactan con mi mejilla. Me mira sorprendido y me suelto
de su agarre con cuidado, doy varios para atrás para poner
distancia entre nosotros.
—No, Diego, no hagas esto más difícil para mí... A veces
pienso que solo tiene un capricho conmigo—murmuro
confundida por lo que está pasando entre nosotros—. Estoy
segura de que solo estás confundido, ya se te pasará.
Él se tiró del pelo y se tapó la cara con sus dos manos y
soltó un enorme suspiro. Me crucé de brazo, esperando que
dijera algo más para ir a acostarme.
—No eres ningún capricho para mí. —Se golpea el pecho.
—Claro que lo soy Diego. Soy la única chica que de cierta
forma te ha dicho que no y que te ha rechazado—me
acerque a él—. Es una locura y creo que estás
confundiendo de nuevo las cosas como siempre entre
nosotros.
—Anastasia, no estoy jugando a nada—él sostiene mi cara
entre sus manos—. Sé lo que estás haciendo Anastasia,
pero te demostraré que contigo voy en serio, jamás he
fingido contigo y te he mostrado al verdadero yo. Por favor
no vuelva a decir que tú eres un juego para mí porque no lo
eres.
—Diego... —muerdo con fuerza mi labio inferior con fuerza
—. Sé que soy complicada y como podrás notar me cuesta
confiar en la gente porque he sufrido muchos golpes y
también sé que soy terca.
Su sonrisa se agrandó y se pasó una mano por el pelo.
—Coincido contigo, pero no quiero hacerte daño. Sé que
tengo una mala reputación, pero también sé que eres la
chica que está rompiendo todos mis esquemas y mi mundo
se está convirtiendo en un desastre aún más grande—se
quedó callado un momento y añade—: Me gustas,
Anastasia. Sé que soy un desastre, un puto desastre y es tal
vez lo mejor que tengo para ofrecerte por ahora.
—Eres un desastre —confirmó con una sonrisa—, pero todo
el mundo lo es así, que no te sientas especial—bromeo con
él.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Soy un desastre, pero puedo aprender mucho de ti,
Anastasia. No me rendiré porque sé lo que siento por ti y
eso no lo pondré en duda por nadie, ni siquiera por ti—dice
con la voz ronca, solté un suspiro al escuchar sus palabras
y me tapé la cara con mis manos.
Nos quedamos callados en un silencio incómodo. No sabía
qué hacer al respecto con Diego, me confunde mucho a
veces quisiera besarlo y decirle que yo también siento esa
q y q y
química con él, pero sé que no sería lo correcto para él...no
se que hacer odio ser así con mis sentimientos.
—Me voy—dice en un susurro y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y siento como la puerta se cierra con
cuidado. <<Estás loco, Diego y sé que va a hacer un
impacto en mi vida, es casi inevitable>>—me dije
mentalmente.

******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media
universidad, pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré
al salón aún estaba vacío. Joder, siempre pienso que llego
tarde cuando aún nadie ha llegado al salón—puse los ojos
en blanco. Caminé al último asiento y me derrumbé en la
silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos minutos
y Diego me dio un beso en la mejilla.

—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido
repaso, vestía con pantalones rotos en la rodilla de color
negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que
soy sexy, pero controla tus ojos—una sonrisa malvada
apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él
arrastró su silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo
mire de reojo y tiene una mirada traviesa que hace que sus
ojos brillen aún más y una enorme sonrisa perfecta donde
se le marca los hoyuelos—. Por cierto, ¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para
mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de
sus labios en mi mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía
sentir su respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos
los días—Él me sonrió de lado donde se le marcaron sus
hoyuelos—. Te besaré siempre que pueda—Dijo con una
enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me
digo a mí mismo. Retomé mi lectura, pero me fue
imposible. Él me miraba fijamente, lo miré de reojo y tenía
su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior
para no reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él.
Lo miré con curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de
bobo que siempre termina de alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la
sien, estaba a punto de perder el control con Diego y es
que este chico tampoco me lo ponía fácil, es como si
buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando
con un mecho de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla.
Presionó un dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono
burlón y asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías
besarme mejor—comentó con diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío!
Ayúdame, por favor" El profesor entró y por fin, empezó la
clase. Él me sonrió toda la clase y alguien debería darme
un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un
bolígrafo. Yo asentí—. ¿Quieres que te ayude con las
maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a
concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé
a anotar lo que el profesor habla, pero él me observa tan
fijamente que me ponía nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran
lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa,
nuestros compañeros nos miraban de reojo—. No me estás
poniendo fácil lo de conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé
atrasada. Tire el lápiz y mire al susodicho que hizo que me
perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que
estás siendo algo aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su
silla más cerca de la mía en donde sentí como nuestras
piernas se rozaron y él tomaba mi mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una
pequeña sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú
no quieras Anastasia, pensé que eso ya había quedado
claro—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en el dedo—.
No te besaré al menos que tú lo hagas primero y estás a la
defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé
de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado,
podía ver como una sonrisa burlona aparecía en sus labios
porque me estaba contradiciendo con los gestos de mi
cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia
mí y besarme de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó
una carcajada que hizo que toda la clase nos mirara
fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me
hundí más en la silla. Diego me observa fijamente—.
Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero
seguía mirando, los fulminó con la mirada y poco a poco
dejaron de mirar. Miré a Diego, y estaba recostado en su
silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
É
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se
inclinó y vio la pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los
ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres,
puedes mirar los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía
una sonrisa pícara que hizo que clavara la vista en la
pantalla de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida
sonrisa parecía tonto y no puedo evitar que me haga
gracia.
Apenas había empezado a curvar los labios en una sonrisa,
cuando él soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo,
Anastasia—me guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome
los gemelos y Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un beso
en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma,
fingiendo limpiarse las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo
Javier poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían
peleando entre sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di
un salto, lo que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es
un imbécil—me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por
las chicas—bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar
vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho
y me miró como si hubiera cometido el mayor de mis
crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—.
Perdóname por ser una persona tan genial y auténtica,
amorcín
—él entrecerró sus ojos y me miró fijamente—, eres una
perra en todas sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé
con fuerza—. Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no
me amen—bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan
con una sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude
controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el
brazo de Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
p p p
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse
los ojos en blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio
un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a
su reflejo. Son iguales y lo único que cambian son sus
personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te
hace el calladito, te crees el jodido santo Javier—Dylan
Bufo
—. Eres igual o más puto que yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre
con las chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado, el
que hay que sorprenderlo para que él tome en cuenta. En
cambio, Dylan es un hablador, una vez que entra en
confianza un poco, ya no se calla nunca más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—.
Terminarás sola, vieja y amargada porque ya nadie te
aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa
burlona.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
p y p
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de
cumple año y subire un capitulo y en mi Instagram
subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con
usted ❤
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 20
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo
increíble de esta situación es que también venía Diego,
pero no porque lo invitáramos, sino que vivo en su mismo
edificio. El destino me está jugando una mala pasada, es
como si de alguna manera quisiéramos que estuviéramos
juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los
muebles son blanco y negro dando un toque de elegancia al
departamento. Dejo mis maletas en el suelo y miro el
ventanal en donde puedo observar todo Barcelona. ¡Me
encanta la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos
juntos. Suelto una risa. Amo cuando hablan al mismo
tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen
plata y ambos son exitosos en sus trabajos, pero no me
gusta que gasten su dinero en mí, siempre me ha gustado
luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura,
Anastasia que no quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un
enorme abrazo y beso. Ellos cierran la puerta y nos
quedamos solos. Observó a Diego, quien está mirando con
curiosidad el departamento, aunque se parece mucho al de
él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo
con una sonrisa y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que
tú y yo estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida
sonrisa que siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus
palabras, pero que me está pasando—me dije a mi misma.
Me puse de pie, pero Diego tiró de mi mano e hizo que me
sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del
cuello de Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía,
fue una caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa
traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi
nuevo departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del
sillón y se puso al frente mío en donde puso un mechón
detrás de mí oreja—. No dejes nunca de sonreír.
É
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él
me ayudó con las demás maletas y empezamos a subir la
escalera que daba al segundo piso. Era grande, no tanto
como el departamento de Diego, solo había dos
habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que
era de un color rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la
habían decorado. Tenía un escritorio, un librero, un clóset,
una cómoda y una enorme cama. Dejé mis cosas en el
suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron
mis padres quienes decoraron el departamento. Tengo
hambre, pidamos pizza. —Él asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.

******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados
en el suelo de mi sala de estar. La pizza estaba deliciosa.

Miré de reojo a Diego estaba concentrado comiendo pizza.


Era raro estar con él, aunque debo confesar que su
compañía me agrada, es simpático y no es arrogante como
fue al principio cuando lo conocí.
Me gusta como es Diego, supongo que lo juzgué muy
rápido. No me di el tiempo de conocerlo, aunque puedo
notar que tiene muchos secretos, pero quien no tiene
secretos, yo también los tengo.
—¿Por qué me miras tanto? —Pestañeo varias veces.
—Me gusta estar contigo, ahora—sonreí.
Él me dio un beso en la mejilla y me rodeó con su brazo.
Apoye mi cabeza en su hombro.
—A mí también, Anastasia—él suelta una risa—. Siempre
me ha gustado tu compañía.
—Es porque soy genial, Diego—bromeo con él.
—Bueno, tampoco te pases porque sigues siendo terca y
aun te noto algo a la defensiva, en serio chica que a veces
no se como acércame a ti porque siento que en cualquier
momento me vas a pegar un puñetazo.
—¡Ja, ja, ja! Muy chistoso—digo sarcásticamente.
Mi teléfono sonó y vi que era una llamada entrante de Luis.
Conteste la llamada.
—Hola, hola, aquí tu mejor boxeadora—sonreí. Luis se rio a
través de la línea.
—Hola hermosa, aquí tu mejor representante y amigo—
bromea.
—¿Qué sucede?
Diego tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos.
—Mañana, a las nueve en punto, en el mismo lugar,
¿puedes? —Hablo en clave.
Solté una risa.
—Claro, nueve en punto.
—Vas a ganar mucho dinero, nena.
—Mmm...Vale, eso supongo que nos beneficia a los dos,
¿verdad? —Bromeo, Luis se río y gritó: ¡sí! —Bueno, tarado,
nos vemos mañana.
Deje mi celular a un lado y me acerque aún más a Diego.
—Tengo una pelea mañana, ¿quieres ir? —Le pregunto.
Su rostro se iluminó y asintió muchas veces.
—Me encantaría. —Se acercó más y corrió el pelo de mi
cara—Te revelaré un secreto: Eres la chica de mis sueños,
Anastasia. Te encontré.
Me quedé quieta y no pude evitar una sonrisa en mis
labios. Observé sus labios y se veían tan suaves. Me
acerqué rápidamente y le di un beso fugaz. Él me miró
atónito.
—Sorprendido guapo ¿eh?
—Tú, siempre me sorprendes, Anastasia, no lo dudes.
Me observó y sonrió de lado.
—Me puedes decir que está pasando por tu cabecita—él me
miró fijamente y puse mis manos en su pecho—. Puedo ver
como tus ojos lideran una batalla.
Me mordí el labio inferior y suspiré, no podía negar que me
estaba encariñando con Diego aún más que cada día eso de
ser amigos entre nosotros se veía más confuso y ya no tenía
claro si estábamos pasando tiempo como amigos o algo
más, y Diego tenía razón me gusta, pero también tengo
terror de todo, de poner todo en peligro. Tengo miedo de
muchas cosas y quisiera ser más fuerte porque sé que falta
poco para que todo estalle y Diego se entere de todo mi
pasado y no sé si él me seguía mirando de la misma forma
que mira ahora.
—Tengo muchos demonios dentro de mí—le digo en un
susurro.
—Todo el mundo tiene sus demonios en su interior, nadie
en esta vida es un ángel, Anastasia. Yo también tengo
demonios que me torturan todas las noches y días y luchó
siempre contra ellos.
Me quede callada porque tenía razón nadie en esta vida es
un santo todos tenemos algo doloroso de nuestro pasado,
cada persona tiene su pelea interna, lo importante es
levantarse y salir adelante,
—Los humanos estamos hechos para ser fuertes y soportar
todo—él me acarició la mejilla—. Puedo ver que sufres por
dentro, que cada día peleas contigo misma—abro los ojos—,
y sabes cómo sé eso—yo negué con la cabeza y él cerró los
ojos—. Porque yo también sufro por dentro, mi corazón
sangra todas las noches.
—Diego—, susurró.
g
—No dejes que tus demonios te ganen, Anastasia. Eres
fuerte y sé que podrás salir adelante. Los humanos somos
fuertes y tú eres jodidamente fuerte, puedo verlo y sentirlo
—él sonrió de lado—. Además, que tienes una buena mano
para golpear y queda confirmado por mi cara—solté una
carcajada.
—¿Quién eres? —pregunto anonadada.
—Soy el verdadero Diego y no me estoy escondiendo, te
estoy mostrando al verdadero Diego con sus miedos y
secretos.
Me quedé callada por sus palabras porque me estaba
mostrando a un Diego que no conocía y me estaba
sorprendiendo de una buena forma. Puso su mano en mi
mejilla y acarició con cuidado. Cerré los ojos.
—Quiero que tú conozcas mi verdadero yo—abrí los ojos—.
Quiero que me conozcas y entiendas que yo no soy como
tú piensas, solo tengo una máscara para protegerme del
mundo exterior.
Asentí varias veces.
—La vida es cruel—digo en un susurro.
—Exacto—tomó mi mano y la guió hacia su corazón—. Y mi
corazón está bastante maltratado, dolido con la jodida vida.
Solo me quiero proteger de lo que hay allá afuera.
—Diego.
—Te estoy mostrando al verdadero Diego.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—No te escondas—digo en voz baja, me sentí hipnotizada y
quería descubrir cómo era realmente Diego, porque el
Diego que tengo frente a mí, me tenía cautiva con sus
palabras.
—No lo estoy haciendo y contigo jamás lo he hecho—me
susurro.
—Me da miedo que me cautives, Diego.
É
Él me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa
donde se le marca los hoyuelos haciéndolo aún más guapo.
—Yo Quiero que tú estés cautivada por mí—él se acercó
más a mí y podía sentir su respiración en mi oído. Me toque
el pecho y mi corazón latía muy rápido—. Porque tú ya me
tienes así—sonrió con orgullo.
Él se separó de mí, tomó mi mano y se la llevó a su corazón
donde latía rápidamente. Observé mi mano en su pecho y
puso su mano encima de la mía y sentí una corriente en
todo mi cuerpo.
—Perdón—susurro.
Lo mire extrañada, porque se estaba disculpando.
—¿Ah? —Pregunta confundida.
—Sí, perdóname por haber sido un imbécil cuando te
conocí y después sé que soy un imbécil la mayoría de las
veces y sé que te di miedo al principio, pero como te digo
antes Anastasia jamás había sentido esto y actúe como un
loco contigo.
Solté un suspiro y él sonrió aún más. El imbécil era
perfecto, de eso no hay duda, pero aún no estoy segura si
solo me estaba tomando el pelo o si es verdad lo que me
está diciendo porque también Diego le gusta bromear
mucho.
—No estoy jugando a nada, Anastasia—me dijo como si me
hubiera leído la mente.
—Tengo que confiar en ti.
—Claro—nos miramos fijamente. Él se relamió el labio
inferior, mis ojos observaron ese gesto y de repente quería
morder ese labio—. Yo confío en ti.
Lo observé y me quedé callada porque no sabia que hacer
odio ser tan insegura en algunas cosas y da miedo pensar
en el amor cuando mis dos relaciones anteriores me
hicieron tanto daño. Diego no es como ellos, pero tampoco
metería las manos al fuego por alguien eso lo aprendí hace
dos años atrás. Pero de una cosa tenía claro y es que Diego
quiere meterse en mi vida en todos los sentidos.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subire capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Otra costa el próximo 03 de diciembre estoy de
cumple año y subire un capitulo y en mi Instagram
subiré un
adelanto del siguiente capitulo para celebrar con
usted ❤
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 21
Acompañé a Diego a la salida de mi departamento. Me
tomó de la cintura y se acercó hasta que nuestras narices
rozaron. Me quedé mirándolo fijamente, antes de darle un
beso en la mejilla.
—Adiós, guapo.
—Adiós, Anastasia—me dio un último beso fugaz antes de
irse y cerré la puerta.
Caminé hacia mi cuarto y me puse a guardar mi ropa y mis
libros, una vez que acabé de ordenar y guardar todas mis
cosas, quedé contenta con el resultado. Tomé mis cosas y
me metí a bañar.
Me acosté en mi enorme cama ¡Dios era exageradamente
grande! Puse mi alarma para mañana ir a mi último día de
universidad de esta semana.

*******
Me levanté y me puse unos pantalones negro-rotos, una
polera de tiritas verde y convers negra. Cuando estaba
saliendo de mi departamento, me topé con Diego que
estaba vestido todo negro e incluido su gorro.

—Hola —se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.


—Hola, guapo ¿Qué haces aquí? —Preguntó con curiosidad.
—Me ofrecí a llevarte hoy—Diego ladea la cabeza, examina
la expresión de sorpresa en mi rostro y luego sonríe
divertido.
—¡Eres imposible!
—Eso a ti te encanta—sonríe con ironía y con un tono
juguetón que va a hacer que me vuelva loca.
Bajamos al subterráneo en donde nos subimos a su
todoterreno. Cuando llegamos a la universidad. Sus amigos
lo
estaban esperando, Alejandra me sonríe y levantaba sus
cejas de arriba y abajo. Puse los ojos en blanco.
—Nos vemos Diego. Gracias por traerme.
—¿Por qué te vas? —Él tomó mi barbilla y sube el pulgar
deslizándolo lentamente hasta mi labio inferior donde lo
acaricia y hace que se me corte la respiracio.
Miré de reojo y todos sus amigos nos miraban fijamente.
—Tengo cosas que hacer, Diego —contesto con una sonrisa
inocente—. Adiós.
Me separé de él, pero él tiró de mi mano y me dio un suave
beso en los labios. Abrí los ojos y él tenía una sonrisa
triunfadora. Negué con la cabeza.
—¿Ahora me puedo ir? —pregunto de broma.
—Ahora sí te puedo dejarte ir. Piensa en mí porque yo lo
haré—esboza una sonrisa burlona y dio pequeños toques en
su sien.
Solté un suspiro, no me lo ponía fácil, este chico está
haciendo que me enamore de él con su sonrisa. Me alejé de
él y caminé rápidamente a donde estaba los gemelos,
Jonathan y Roció.
—Hola, hermosa—dijo Jonathan, mientras me daba un beso
en la mejilla—. ¿Listas para hoy?
—Hoy es el día, pequeña—gritó Dylan.
Javier puso los ojos en blanco.
—Tenemos que esperar—caminamos a una esquina y vimos
como el grupo de Diego pasaba por nuestro lado. Él me
miró y me guiñó un ojo.
Cuando vi desaparecer el grupo de Diego, solté un suspiro.
Mire a los gemelos y ellos se llevaron a Rocío. Me subí al
coche de Jonathan y le di la dirección de a dónde teníamos
que ir.
—¿Seguro que quieres ir? —Pregunto preocupado.
—Si—digo segura. Tomé mi celular y lo apagué porque no
quería interrupciones.
Jonathan asintió y puso en marcha su auto. Dos horas
después estábamos escondidos mirando una bodega
abandonada. Observe con cuidado y a lo lejos había dos
coches estacionados.
—Quédate aquí. —Le dije a Jonathan.
—¡¿Qué?! No, te acompaño—dijo molesto.
Me acerqué a él y le di un beso en su mejilla.

É
—Quédate aquí, no haré nada, por favor. —Él soltó un
gruñido, pero asintió con su cabeza.
Me acerqué a la bodega y entré por la puerta de
emergencia. Estaba todo oscuro así que me apoyé en la
pared para guiarme. Escuché unas voces y era el mismo
hombre que me amenazó en Madrid, se escuchaba a lo
lejos. Me quedé quieta aquí, no quería exponerme más y si
alguien llegaba podía escapar fácilmente.
—Ella peleará esta noche—escuche a lo lejos—. Tienes que
convencerla para que vuelva a nosotros.
Intenté escuchar la otra voz, pero no pude escuchar,
hablaba muy despacio y tampoco me iba a arriesgar que
me descubrieran.
—Es a las nueve, ella tiene que volver.
No escuché que le respondía la otra persona. Me mordí el
labio inferior con fuerza.
—Tenemos una deuda que cobra con ella. Anastasia es de
nosotros. Solo tráela de vuelta, me da lo mismo como sea
—respondió enojado.
Sentí unos pasos que venía de donde estaba. Mi corazón se
alteró, me quedé quieta, pero lo sentía más cerca y empecé
a caminar lentamente a la salida. Cuando pude salir, corrí
en donde estaba Jonathan esperándome. Tomé su mano y
corrimos a su auto, teníamos que irnos ya.
Cuando estaba en su coche y rumbo de nuevo a la
universidad, puede respirar tranquila. Jonathan me miraba
con curiosidad.
—¿Qué descubriste? —Preguntó, por fin.
—No mucho, sentí unos pasos que venían hacia mí y me fui.
—Mire por la ventanilla.
—¿Alguien te vio, Anastasia? —Pregunto preocupado.
—No..., creo que nadie me vio. Me fui antes de que me
vieran.
—Esto se está poniendo peligroso, Anastasia.
Lo miro por un segundo, antes de volver a mirar por la
ventanilla. No dije nada porque la verdad es que estaba
jugando con fuego, pero yo sé lo que ellos querían de mí y
no lo voy a permitir.
Cuando llegamos a la universidad faltan dos minutos para
entrar a la otra clase. Jonathan me miraba de reojo. Me
detuve y le tomé la mano.
—Jonathan, me está poniendo nerviosa, por favor para—le
dije con una sonrisa.
—No quiero que te pase algo malo. Ya has sufrido mucho
Anastasia, por favor.
—Nada me pasará, te lo prometo—le sonreí.
Él me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
Sé que está preocupado porque él sabe lo que pasó hace
dos años atrás con los gemelos. Ellos saben todo lo que
sufrí y aún sigo sufriendo todos los días porque tengo un
demonio detrás de mí que siempre está volviendo.
—Te quiero, Anastasia—dijo en un susurro —. Eres como mi
hermanita, no quiero que te sigan lastimando.
Justo cuando iba a responder, alguien tosió. Mire y era
Diego quien nos miraba fijamente. Miró a Jonathan por un
segundo y le di un apretón en su mano.
—Nos vemos después—dijo Jonathan, dándome un beso en
la frente.
Mire a Diego, quien ahora estaba mirando su celular. Pase
por su lado y camine hacia el salón, me senté en último
puesto y miro por la ventana. Recordar la vaga
conversación que escuché en la bodega <<tienes que
convencerla de que vuelva a nosotros>> <<A las nueve>>
—. Todo encajaba con mi pelea y el sujeto de Madrid.
—¿En dónde estabas? —Di un salto en mi silla. Mire que
estaba Diego con una sonrisa.
—Por ahí—digo sin interés —. ¿Acaso me extrañaste? —
Pregunto de broma.
—Por supuesto. Cada segundo desde que nos separamos. —
bromea.
Soltó una risa y le pegó un puño en su hombro de juego.
—Imbécil.
—Bellísima—rebatió con voz ronca—. ¿Estás nerviosa?
Puse una mano en mi pecho e hice una mueca, como si su
palabra me hubiera ofendido.
—¡Yo! —Exclamó ofendida—. Jamás, guapo—alzó la
barbilla.
Él se rió y me dio un beso fugaz. Puse los ojos en blanco
por su beso. Hasta el momento con Diego, no nos hemos
dado besos verdaderos, solo han sido toques con nuestros
labios.
—Ya lo veremos, estaré ahí gritando en primera fila tu
nombre y apoyándote a todo pulmón. —no puede evitar
reírme de él.
La clase me la pasé riendo con él, tirando bromas de aquí y
allá. Yo lo miraba, me di cuenta de que caí, que de nuevo
estaba cayendo por amor. Diego, al final, si pudo meterse
en mi corazón << ¡Dios mío, me gusta, Diego!>> —fruncí
el ceño, en qué momento caí a los encantos de Diego.
— ¿Por qué me miras tanto Anastasia? — pregunta con una
chispa especial en sus pupilas.
—Eres agradable a la vista—digo intentando imitar su tono
de voz.
—Lo soy—dijo con arrogancia—. Disfrútame, nena. Soy un
espectáculo hermoso de ver—baja su mano por su torso,
recalcando que tiene un cuerpo de infarto para la vista de
las mujeres.
Me reí de él, esperé un segundo que acaba de llamar
<<Nena>>. Negué con la cabeza.
—Qué vanidoso eres tú.
—Si nadie me lo dice, me tengo que dar ánimos a mí mismo
y recordar que soy guapo. —<<Claro, claro de seguro
nadie le dice que es guapo>>—. Tengo mucho amor propio.
Las horas se me pasaron volando en la universidad, estuve
con Alejandra, quien insistió en ir a la pelea de esta noche
con Cameron, no tuve más remedio que pasarle la dirección
para que me dejara tranquila. Diego estuvo conmigo todo el
tiempo y sus amigos tiraron bromas sobre nosotros de
como antes nos odiábamos y ahora parecía que había algo
entre nosotros dos.
Él me abrazó todo el día y no podía evitar sentirme segura
en sus brazos. Estaba desarrollando sentimientos rápidos
por este chico y eso me aterraba porque sé que me estoy
relajando, cuando no debería hacer eso, pero es algo que
no puedo controlar.
Cuando salí de la universidad, Diego me tomó de la mano y
me guió en donde estaba su todoterreno. Miré de reojo y
ahí estaba Barbara fulminado con la mirada.
Me abrió la puerta de su todoterreno y me ayudó a subir. Él
rodeó su todo terreno y subió al asiento del conductor.
Barbara me fulmina con la mirada que me hacía sentir
incómoda.
—Diego, ¿alguien te está buscando? —Apunte en donde
estaba Barbara, que nos miraba fijamente.
Él la miró y frunció el ceño, ambos se miraron fijamente. Se
nota que tiene un pasado. Vale, yo sabía que ellos se
acostaban, yo misma los vi besándose y metiéndose manos
al principio del año, pero, aunque para él fue una diversión,
para Barbará no lo fue.
Él soltó un suspiro y apoyó su cabeza en el volante, puse mi
mano en su hombro.
—Diego, ¿qué ocurre? —pregunto.
—Esa chica me tiene cansado e intentando ser cortés y
educado con ella, pero no entiende que no quiero estar con
ella—me mira un segundo, antes de mirar a Barbara—.
Anastasia, quiero estar contigo, pero ella me está acosando
y no sé cómo decirle que me deje tranquilo.
É
y q j q
Mire por última vez Barbara. Él prendió su todoterreno y se
puso en marcha a nuestro edificio.
—Tienes que darle espacio, Diego, ella está enamorada de
ti—juego con un mechón de mi pelo—. Lo siento, pero
tengo que decirte que fuiste un imbécil con ella—lo apuntó
con mi dedo—. Tú sabías que ella estaba enamorada de ti y
la usaste para satisfacer tus necesidades, ahora no te hagas
la víctima, porque tú le diste esperanza e ilusiones—
digo enojada por toda la situación con Bárbara.
Dobló bruscamente en una calle y se estacionó. Nos
miramos fijamente, retándonos con la mirada.
—Yo no le di esperanza e ilusiones, ella sabía que la estaba
usando...Porque no podía sacarte de mi cabeza. Ella sabía
que estaba sintiendo cosas por ti, ella lo sabía—dijo
molesto. Me acarició la mejilla tiernamente—. Ella sabía
que quería estar contigo, pero tú no me dabas esperanza y
aun no entiendo... que somos—movió las manos entre
nosotros—. Me confundes, Anastasia.
—¿Qué quieres de mí? —pregunto.
—Lo quiero todo de ti, mi bella. Quiero que seas: mi novia,
mi chica, mi mejor amiga, todo eso y más. He caído por ti.
Me rindo, eres mi hermosa rendición.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—Joder, traté de resistirme a ti, En serio que lo intenté a
pesar de que solo me quieres como amigo, pero no puedo,
¿cómo podría ser tu amigo? Cuando eres la chica que me
desafiabas con tus palabras, actitud y que sacas un lado
cursi en mí. Joder, me fascinas Anastasia. —Tomó mi mano
y la guió en donde estaba su corazón—. Ya me tienes, ya
tienes mi corazón.
Pestañee varias veces para poder seguirle el ritmo de sus
palabras. Mi corazón dio brinco de emoción al escuchar las
palabras de Diego, pero otra parte de mí tenía miedo de
volver a sufrir por amor. Tenía miedo por él, no quería que
corriera peligro, por ahora no podía estar con él. Yo ya
perdí una persona que era importante para mí y no quiero
que nadie nunca más alguien pierda la vida por intentar
salvarme a mí.
Hola criaturitas hermosa ❤
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Capítulo 22
Se acercó a mí y cerró los ojos esperando el beso, pero yo
le di un beso en la mejilla. No puedo, no puedo ser egoísta
con otras personas y me duele el corazón en estos
momentos.
—No puedo, fue un error, Diego—mire hacia la ventanilla—,
no puedo ofrecerte amor—lo mire de reojo—. Eres bueno y
tienes lindos sentimientos y solo significa una cosa para mí,
que tengo que alejarme de ti.
Me observó perplejo, no entendía porque cambia de
opinión tan rápido, pero no puedo ahora que mis demonios
se estaban haciendo presente en mi vida. No quería que
nadie se contaminara de ellos, y menos Diego.

É
Él no merecía que yo le trajera más problemas a su
vida...Yo era un jodido problema.
—Me confundes, Anastasia, acabo de decirte que me gustas
y mucho. Eres la chica de mi sueño—dice molesto—.
Estábamos bien, hace unos segundos, pero ¿ahora qué te
pasa? —pregunta molesto.
Lo miro por un segundo y en sus ojos lideraban un
verdadera batalla de mantener la calma o explotar contra
mí.
—No quiero una relación, Diego—concluí.
—¿Por qué? —insistió.
—Ya te dije que me está pidiendo amor, cuando yo huyo. Lo
siento, pero no quise darte ilusiones, Diego, pensé que solo
estábamos tonteando.
Él se tiró el pelo y me apuntó con un dedo.
—Eres cruel, yo pensaba que era cruel, pero tú me
ilusionaste—él miró un momento al frente antes de mírame
de nuevo—. Te abrí mi corazón a la única chica que me ha
gustado lo suficiente para pedirle que fuera mi novia. Está
es la razón por la que no me interesaban las chicas de
forma seria. Me has roto el corazón, Anastasia—me miró
con verdadero odio, pero se recuperó porque una sonrisa
apareció en su rostro—, pero no te preocupes por mí. Fui
un imbécil a cambiar por ti.
Lo miró fijamente, nunca le pedí que cambiara por mí. Sé
que estoy haciendo lo correcto, será lo mejor para ambos,
mantener la distancia como siempre tuvo que ser.
Él prendió su todoterreno y retomó el camino.
—No quiero estar más cerca de ti—dice con voz hostil.
Yo asentí, nos quedamos en un silencio incómodo.
—No es nada personal Diego, pero hueles a amor y a
buenos sentimientos y no puedo.
—Cállate de una buena vez, Anastasia—Lo mire y me
encuentro con el rostro furioso de Diego.
Me quedé callada, no tenía más que hablar. Él estacionó su
todoterreno en el subterráneo. Salí rápidamente
dirigiéndome al ascensor y él entró conmigo.
El ascensor llegó a mi planta de mi departamento. Miré de
reojo a Diego y estaba apoyado en la pared, escribiendo un
mensaje en su celular. Cuando entro a mi departamento,
solté un suspiro.
—Que desastre de persona eres Anastasia—hable conmigo
misma. Negué con la cabeza y le escribí un mensaje a los
gemelos para que pasaran a buscar para ir a la pelea.
******
Entre en el auto de los gemelos y los salude con una
sonrisa. Saludé a Jonathan que venía por primera vez con
los gemelos.
—¿Qué pasa con tu auto? —Le pregunto a Jonathan.
—Estaba follando conmigo, ¿verdad, amor? —Bromea
Dylan.
—Cállate perra—le contestó Jonathan—. No quise conducir
—me explica con una pequeña sonrisa y guiñándome el ojo.
—Que feo que me niegues—dijo ofendido Dylan.
Me reí, son unos imbéciles a lo grande.
—Silencio, los dos son un par de putos, andaban follando
como perras en celos—dice Javier, mirándome a través de
un retrovisor. No puedo evitar reírme de nuevo.
—Puto será tú, hermanito—siguió Dylan—. Solo me tienes
envidia, porque soy el más guapo.
Puse los ojos en blanco: ¡Dios mío! Necesito tener más
amigas mujeres. El viaje siguió con sus bromas tontas para
ver cuál era más puto: <<¡Jesús ayúdame!>> Llegamos al
edificio abandonado en donde vi a Alejandra, Cameron,
Diego y Bárbara. Me acerqué a ellos con los gemelos aun
peleando.
—Solo está envidioso de nosotros, verdad amor —bromea
Dylan, abrazando a Jonathan.
—Perra—dijo Javier.
—Tú serás una perra envidiosa—rebatió Dylan. Alejandra
se puso a reír y negó con la cabeza.
Me giro y los miro fijamente, porque me tenía ya cansada
de escucharlo, era gracioso, pero a veces se pasan.
—Ustedes tres son putos—bromeo—. Cállense, por favor.
Me duele la cabeza tanto escuchar la palabra puta o perra.
Negué con la cabeza y entramos por la salida de
emergencia. Entró en el cuarto que Luis dijo que era para
mí. Tiro mi bolso al suelo y me senté en la silla. Sentí un
escalofrío en todo mi cuerpo, tenía que estar en alerta,
sabía que algo iba a pasar y lo podía sentir.
—¿Te encuentras bien? —Me dijo Jonathan preocupado.
Lo miró fijamente y asentí. Mire de reojo como los gemelos
hablan con Alejandra y Cameron. Diego estaba tonteando
con Barbara, puse los ojos en blanco, al parecer volvía a ser
el mismo Diego de siempre.
La puerta se abrió y sabía que era Luis, no levanté la
mirada. Jonathan se puso de pie y el cuarto se quedó en
silencio. Levanté la mirada y abrí los ojos como plato y me
paré rápidamente.
—Hola amor—dijo Nicolás con una sonrisa. Me quedé
quieta, mirándolo fijamente. Estaba vestido todo negro
excepto sus zapatillas que eran blanca y su gorro.
—Eres un hijo de puta—dijo Jonathan antes de abalanzarse
sobre Nicolás. Ambos cayeron al suelo y se empezaron a
golpear. Los gemelos tomaron a Jonathan y los separaron
rápidamente.
—Aún sigues babeando por mi chica—dijo con su perfecta
sonrisa.
Él me sonrió de lado y comenzó a caminar en donde estaba
yo. Me quedé paralizada en mi lugar y mi cuerpo comenzó
a temblar porque imágenes de esa noche se vinieron a mi
mente y sentí como la rabia crecía dentro de mí. Alejandra
se interpuso con Cameron.
—Hola Alejandra, sigues tan bella—mostró su mejor
sonrisa.
—Aléjate de mi amiga o te juro que no respondo—gritó
Alejandra. Diego me tomó del brazo y me miró fijamente.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—Déjeme a solas con él.
Él sonrió con arrogancia y se acercó a mí, pero yo me alejé.
Jonathan tiró de mi brazo y todos se juntaron conmigo.
—No te dejaré con ese hijo de puta, te volviste loca.
—Sé lo que hago, salgan ahora todos—digo enojada. Diego
pasó por mi lado con Barbara —. Sé cuidarme, Alejandra,
vete de aquí, ahora—ella negó con la cabeza—. Vete, por
favor.
—Estaremos afuera—dijo Jonathan llevándose a Alejandra y
Cameron. La puerta se cerró y miró a Nicolás, quien jugaba
con su celular.
—¿Qué mierda quieres?
Él se levantó de la silla y caminó a donde estaba. Me evaluó
detenidamente de arriba y abajo, un escalofrío recorrió mi
cuerpo. Sentía asco, quería vomitar en estos momentos.
—Eres tan hermosa, joder—Se acercó rápidamente a mí y
tomó un mechón de mi pelo. Me aleje de él con asco.
—No me toques o te juro que no respondo—digo cabreada
—. ¿Qué mierda quieres? —repetí.
—Te quiero a ti — dijo calmado y con su sonrisa perfecta,
esa sonrisa que en un tiempo me quitaba el aliento —. El
día que te vi...En Madrid supe que seguías siendo el amor
de mi vida.
Apreté mis manos en puños tanto que me dolía, como
mierda puede decirme esto, después de todo lo que me hizo
a mí o a mi hermano. Lo fulminé con la mirada, me acerqué
a él con odio y él retrocedió.
—Vete de aquí, ahora—grité fuera de mí—. Te amaba, ¡Por
Dios te amaba! —Lance un puño a la puerta y solo escuche
como se clisó la madera—, pero me traicionaste de la peor
forma para tu beneficio y ahora me dice que aún me amas,
eres un psicópata. Solo me quieres como tu bonito trofeo,
¿verdad? ¿Quieres que volvamos a nuestro juego enfermizo
en donde tú disfrutas con mi dolor? verdad—Grite con
rabia.
Tomé con fuerza el picaporte de la puerta y abrí la puerta.
Haciendo que Nicolás se cayera para atrás. Me agaché
donde estaba él.
—Acabaré contigo como acabaste con mi vida—digo
enojada y tomándolo de la camiseta y parándolo con una
fuerza que no sabía de dónde venía. Lo empujé a la pared
—. Si te acercas a mí una vez, no seré tan cordial contigo.
Jonathan me agarró de la cintura y tomó mi mano.
—Suéltame Jonathan, lo voy a matar—grité con fuerza. Los
gemelos me miraron e intentaron controlarme hablándome.
Mire a Nicolás quien apunta a su reloj. Solté un gruñido—.
Acabaré contigo, pedazo de mierda.
—Volverás a mí Anastasia, eres igual a mí—Nicolás me
guiñó el ojo antes de irse—. Suerte, mi hermosa boxeadora,
aunque tú para mí ya eres mi campeona—me miró por
última vez antes de irse por el oscuro pasillo.
Cerré los ojos con fuerza y respiré seguidamente, antes
amaba que me dijera esa palabra y ahora me daban asco
escucharlas. Nicolás sabía dónde atacar para hacerme
daño y logro. Jonathan me llevó de nuevo dentro de la
habitación. Me senté en la silla.
—Cariño, eso tuvo que doler—silbó Dylan y me señaló la
puerta—. Tu mano, ¿está bien?
Fruncí el ceño y me miró la mano, mis nudillos estaban
sangrando. Jonathan me puso papel higiénico para que me
limpiara.
—¿Qué mierda hacía ese imbécil? —Gritó Alejandra.
j
—Tú qué crees—me levanté y saqué de mi bolso una banda
que la puse alrededor de mis nudillos—. A recordarme que
soy una mierda de persona—susurro.
La puerta se abrió y entró Luis con una sonrisa y
frotándose las manos en claro gesto de emoción.
—Cariño, todo está listo. ¿Preparada? —Sonrió Luis.
—¿Segura? —Me preguntó Alejandra.
Caminé hacia donde estaba Luis y asentí. Él me rodeó con
su brazo y me guió a donde se encontraba la gente para
verla pelea.
—No hay tiempo que perder—dijo.
Luis se separó de mí y caminó hacia el círculo de personas.
Alejandra me abrazó fuertemente. Escuché como Luis hacía
las presentaciones de mi rival, la gente gritó aún más
fuerte. Luis empezó a presentarme a mí y la gente gritaba
mi nombre.
—Suerte—me dio un beso Alejandra.
Respire profundamente y puede ver a Nicolás en una
esquina con una sonrisa. Negué con la cabeza.
Caminé tranquilamente en donde la gente me abrió paso y
se cerraron detrás de mí bloqueando el paso. La chica se
puso frente a mí y se acercó a mí. Yo sonrió
arrogantemente y vi como su sonrisa se iba perdiendo. Luis
hizo sonar la sirena. La chica hizo su primera jugada que la
esquivó con rapidez, no se rindió e intentó de nuevo que
también la esquive. La miró y sonrió con arrogancia, ya
estaba harta de está mierda, lancé mi primer puño contra
la nariz y retrocedió, volví a golpearla rápidamente que
hizo que retrocediera varios pasos atrás. Sacudí mi mano,
me dolía, pero el dolor era soportable, lancé otro golpe que
golpeó su mejilla directamente. La chica me miró con odio
e intentó pegarme, pero lo esquivé con facilidad, la chica
era muy lenta y predecible. Me aburrí, quería acabar luego.
Me acerque a ella y golpee a la chica una y otra vez. Me
desquité con la pobre chica, saqué toda mi rabia. La chica
cogió impulso y volvió a por mí, pero ya estaba agotada y
no tenía fuerza, ya empezaba a lanzar puñetazos al aire y
sin ninguna dirección.
Me acerqué una vez más y le golpeé la nariz. Mi paciencia
se había acabado desde el encuentro con Nicolás. Golpe
una vez más y un ruido sordo indicó que la chica estaba en
el suelo. Hubo un momento de silencio y luego la gente
estalló. Luis arrojó la bandera blanca.
La gente me felicitaba, pero no estaba de humor y salí
rápidamente con Luis, quien me entregó mi dinero. No vi a
mis amigos y caminé directo a la sala y me senté en la silla
y pasé mi mano por mi pelo. Estaba agotada mental y
físicamente. La puerta se abre y entra Alejandra, camina
directamente en donde estoy y me abraza fuerte.
—Quédate conmigo, por favor—digo con la voz rota.
—Siempre.
—Vámonos de aquí—le pedí. Ella asintió, me tomó de la
mano. Me despedí de todos y me subí al auto de Cameron.
Alejandra me acariciaba el pelo y apoyé mi cabeza en su
hombro.
—Duerme, te protegeré siempre—me susurro.
Mis párpados se relajaron y pronto se hicieron más
pesados. Sentí que alguien me sacaba del auto. Abrí los
párpados un poco y vi que era Diego quien me dejaba en la
cama y me daba un beso en la frente. Cerré mis ojos de
nuevo.
Sentí la voz de Cameron y Diego a lo lejos y después como
el colchón se hundía y me abrazaba.
—Te amo amiga—escuché que decía Alejandra.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen
como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones. Perdón por la demora pero esta semana
estado editando y haciendo un poco de cambios y
también este marte conocí a Shawn Mendes y les juro
por dios que es mas guapo en persona y canta aun
mas
hermoso en vivo y directo
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 23
Alguien me acariciaba la mejilla y sentía mucho calor. Me
desperté y grité del susto, él puso una mano en mi cadera
afirmándome para que no me cayera. Puse mi mano en mi
corazón ¡Dios casi me da algo!
—¡Estás loco! —Exclamé, por fin, cuando puedo hablar—.
¿Qué hace aquí? ¿En dónde está Alejandra?
—Se fue. Me pidió que te cuidara—se separó de mí.
—Estoy bien, puedes irte. —Me acosté de nuevo en el
colchón y miré mi mano seguía algo morada.
Me pasé la mano por la cara. Qué vida de mierda tengo—
hablo conmigo misma. Él se sienta a mi lado y me mira de
arriba y abajo.
—¿No te ibas a alejar de mí?—pregunté con tristeza.
Me observo un segundo antes de que una mueca
apareciera en su hermoso rostro. Negó con la cabeza un
momento.
—Tengo que alejarme de ti—sus ojos estaban triste—. Me
voy.
Lo miré por un segundo antes de que él saliera de la
habitación. Me senté en la cama y me refregué el ojo para
intentar despertar. Salí de mi habitación y caminé hacia mi
cocina en donde me topé con Diego. Me apoyé en la pared
y me aclaré la garganta para llamar su atención.
—¿Qué haces, Diego? —pregunte con curiosidad.
Diego me pasó una taza que contenía café. La tomé con
fuerza donde me comenzó a quemar. Odiaba tener que ser
cruel con la gente, pero era la única forma que tenía para
alejarlos de mí y no exponerlos a nada de mi pasado.
—Ahora no me hablas—le digo en voz alta.
Él se detuvo un momento y me miró por encima de su
hombre, tenía el ceño fruncido y la mirada estaba apagada,
tenía más ojeras de lo usual.
—No, necesito alejarme de ti—murmura molesto.
—En eso estamos de acuerdo por primera vez—. Apreté mis
labios en una fina línea.
Me gire y camine de nuevo a la cocina. Me senté en la silla
y miré mi celular, tenía dos mensajes de Jonathan. Sentía
un nudo en mi corazón en estos momentos.
—Solo eso tienes para decirme.— Dice con un tono enojado
y di un salto en la silla.
Levanté la mi mirada y tenia su abrazo apoyado en la
encimera con sus brazos cruzado.
—Sí—levanté una ceja—. Solo mantengamos las distancias.
—Te das cuenta de que vienes diciendo eso, desde el día
que nos conocimos, pero ambos sabemos que no podemos
mantener la distancia, pero esta vez, me alejaré de ti
porque espero que recapacites.
Lo miré con los ojos abiertos, no necesitaba recapacitar,
solo necesitaba que se alejara de mí, que no me siga
confundiendo o que siga metiéndose en mi vida. Diego
caminó a la salida, segundos después sentí como la puerta
se cerró.
—Recapacité mis cojones, Diego.

*******
Toqué la puerta del departamento de Alejandra, esperé
unos segundos y la puerta se abrió. Miré a la persona que
me estaba fruncía el ceño.

—Hola, Anastasia y Dylan—dice Diego con un tono alegre,


pero sus ojos decían otra cosas me miraba molesto.
Pasé por su lado y el departamento de Alejandra estaba
lleno de gente, muchos son compañeros de mis clases, pero
a otro no los conocía.
—Menuda fiesta, corazón—dijo Dylan con una sonrisa. Me
acerqué a Alejandra, Cameron, Bárbara, Diego y sus otros
amigos.
—Viniste—dice Alejandra con emoción.
—Vine—digo imitando su voz.
Saludé a todos sus amigos, estuve un rato compartiendo
con ellos, Dylan como siempre era rey de la fiesta con sus
encantos y sus chistes.
—Amorcín, acompáñeme a fumar—me sonrió Dylan.
—No puedes ir solo, acaso te vas a perder—levante una
ceja.
Dylan juntó sus manos en forma de súplica y antes de
contestar ya me estaba arrastrando a fuera de la terraza en
donde solo estábamos los dos afuera. Me senté en el piso y
Dylan me imitó.
Mire hacia adentro y Diego me observa fijamente. Dylan
sacó un porro de marihuana, lo miré de reojo y negué con
la cabeza.
—Necesito relajarme un poquitín amorcín—me reí —. ¿Qué
te ocurre?
—Nada, estoy bien. Solo pienso que soy un desastre de
persona—negué con la cabeza.
Él soltó una carcajada antes de darle una calada a su porro.
Hice una mueca de asco.
—Como tu amigo de años tengo el derecho de decírtelo,
eres un desastre de persona—me dio un empujón.
—Pero, aun así, no puedes vivir sin mí—batí mis pestañas
para él.
—Ese chico..., Diego—apuntó a Diego, quien frunció el ceño
porque se dio cuenta que mi amigo lo apuntaba con el
dedo. Tome su mano y se la baje.
—¡Dylan! —Exclamé—. Que se dio cuenta, no puedes
disimular un poco.
—No—soltó una risa—. Yo necesito brillar y si voy a hablar
de alguien más, mínimo que se dé cuenta—bromea.
Lo miré con los ojos abiertos. Es oficial mi amigo, perdió un
tornillo y creo que fue el último que tenía en ese pequeño
cerebro.
—Tu ego es increíble—pongo los ojos en blanco y miro al
cielo.
—Trato siempre de superarme, sabes que es mi meta de
todos los días—lo miré de reojo y me guiño el ojo, no puedo
evitar no reírme de este enfermo—, pero cambiando de
tema, algo no tan espectacular como yo... —Estallé en una
carcajada—. ¡Oye tonta!—tiró un mechón de mi pelo—.
Déjame hablar, ese chico Diego se le nota que quiere algo
más contigo y sabes que, me pregunto muchas cosas....
—¿Tú piensas? —Preguntó con sarcasmo.
Él me miró y me soltó el humo en la cara.
—Joder, Dylan.
—¿Te gusta, Diego? ¿Quieres algo más con él? Como tu
amigo te digo que hacen una bonita, pero entre tú y yo...—
Susurró más despacio. Me rodeó con su brazo y me atrajo
más a su pecho—. Tú y yo haríamos una mejor pareja—se
burló.
Lo miré por unos segundos antes de soltar un:
—¡Ja, ja, ja!
—Responde amorcín, no seas tímida—bromea.
Miré a Diego que estaba sentado mirando fijamente.
—Puede—respondí encogiéndome de hombros.
—¡Solo puede! —Exclamó emocionado.
Fruncí el ceño ante su emoción.
—Estás loco, me voy adentro—me levanté, pero él me
agarró de la mano y me sentó de nuevo —. ¡Hey imbécil
que me acabo de levantar!
Dylan me sacó la lengua y se paró rápidamente. Entró en la
habitación y puso el seguro. Abrí los ojos cuando lo vi
caminar a pasos decididos a Diego.<< Lo voy a matar es un
maldito chismoso>>—digo en voz alta, aunque nadie puede
escucharme.
Dylan habla animadamente con Diego, empecé a golpear la
ventana para que me dejara entrar, pero nadie me escucha
con la música.
Di un paso atrás al ver que Diego se dirigía hacia donde
estaba yo. Él se agachó un momento donde estaba
Alejandra
É
y comenzaron a hablar. Él se levantó y cerró las cortinas
del ventanal.
<<¡Oh grandioso, mi culo se está congelando aquí!>>—
Dije en voz alta. Me senté en el suelo, en algún momento
Dylan tiene que volver... Yo misma lo voy a matar. En ese
momento la ventana se abrió. Me levanté y caminé deprisa,
pero me topé con Diego.
—Está cerrado—dijo con voz gruesa. Levanté la mirada y
fruncí el ceño.
—Quiero irme.
—No podrás escapar de mí. Estamos tú y yo—susurra
roncamente para que nadie más pueda escuchar y me toma
de la cintura—. Hablemos, Anastasia.
—Diego..., tengo frío y quiero irme. Además, creo que tú y
yo no tenemos nada que hablar, te recuerdo que te ibas a
alejar de mí—le recordé.
Me miró por un segundo antes de abrazarme fuertemente e
ignoró mis palabras. Me quedé quieta.
—¿Qué estás...haciendo? —Digo con la voz entrecortada.
—Te abrazo, no quiero que te enfermes, pero necesitamos
hablar—dice con un tono sugerente, hipnótico y se separa
un poco de mí—. Primero que nada, ya te lo he dicho como
mil veces que, aunque intentemos mantener la distancia no
funciona, nosotros no podemos controlar eso. Míranos,
Anastasia, volvimos a estar juntos en una fiesta de
Alejandra.
Me quedé callada mirándolo.
—Y, en segundo lugar, iba a mantener mi promesa de
alejarme de ti, pero tu amigo llegó hablando de cosas de
que sientes algo por mí... Así que te preguntaré algo,
Anastasia y quiero que seas sincera.
Achique mis ojos y lo mire atentamente. Él se mordió en su
labio inferior.
—¿Te gusto, Anastasia?
Puse mis manos en los brazos de Diego. Miré un momento
por la ventana, pero las cortinas me tapaban.
—Lo voy a matar. Ese imbécil, me traicionó—solté molesta.
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara de
nuevo.
—¿Te gusto? —repitió con voz ronca que casi me hace
soltar un pequeños gemido.
Se inclinó más hacia mí y lo miró fijamente. Solté un
suspiro, vale, me gusta. Diego me tenía cautiva y no quería
negarme a volver a sentir amor por alguien, merecía
abrirme de nuevo al amor, pero tengo terror que mis
demonios alcancen a Diego y lo lastimen, pero tampoco
quería luchar con lo que sentía por él, ya no más estaba
actuando como una estúpida con alguien que no lo merecía.
Me mordí el labio inferior y lo miré fijamente, era perfecto,
no podía seguir luchando, ya no podía aparentar más lo que
sentía por él, pero también iba a proteger a Diego de mis
demonios, no dejaré que nadie lo toque jamás, lucharía aún
más por él, para que jamás se entere de mi pasado, y que
ahora seamos solo nosotros dos.
—Puede—murmure.
—Puede— dice con esa jovial sonrisa que utiliza siempre
que necesita ser arrebatadoramente encantador y salirse
con la suya.
—No quiero tener sentimientos, Diego—. Él soltó una risa
antes de pasar un dedo por mis labios.
—Yo tampoco quiero tener sentimientos, Anastasia y menos
por ti. Porque eres la chica que me va a romper el
corazón. Mi mente me dice que me aleje de ti lo antes
posible, pero estos estúpidos sentimientos me dicen:<<no
te alejes de ella.>> —dice con voz ronca, y a continuación
me levanta rudamente hacia arriba de modo que mis
piernas se enrollan alrededor de su cintura y me apoya
contra la muralla.
—Podemos intentar entonces no tener sentimientos, Diego
—digo con una sonrisa traviesa y recorro su labio con mis
dedos.
—Me parece una estupenda idea. Tú no quieres
sentimiento y yo tampoco— murmura inclinándose sobre mí
y quedándose dolorosamente cerca de mi boca sin llegar a
rozarla—. Te odio.
—El sentimiento es mutuo—digo con una sonrisa contra sus
labios.
Ahhhhh!!!! Perdón por ser tan mala y dejarlo de
nuevo con intriga, pero les tengo mucha sorpresa en
esta
historia y solo quiero decir que ya esta muy avanzada
y que estoy muy emocionada y espero también que no
me maten.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen
como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
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últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 24
Él tomó mi cara entre sus manos y me besó con una
brusquedad deliciosa que le agregaba mucho fuego. Agarro
con fuerza los brazos de Diego, respondiendo el beso con la
misma furia de deseo que sentíamos. Él bajó sus manos
hasta mi cadera. Su lengua invadió mi boca que me hizo
soltar un gemido. Chupó mi labio inferior antes de
morderlo.
Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo
hacia a mí donde lo besé con rabia por todo lo que este
chico me hacía sentir, no quería tener sentimientos por este
chico. No quería volver a caer por alguien, pero aun así
estaba cayendo y volviendo a sentir.
—Anastasia—, susurra con voz aterciopelada, recorriendo
mi mejilla con sus labios carnosos, desatando fuego en las
zonas más sensibles.
Volvió a atacar besándome, nuestras lenguas danzaron
juntas en un baile de odio, pasión y deseo. Se separo de mí
solo para darme pequeños besos en mi cuello.
—Mi bella—me susurró con una voz ronca y sexy, que hizo
que todo mi cuerpo se estremeciera—. Salgamos de aquí.
Yo asentí y entrelazó nuestras manos, antes de tocar tres
veces el ventanal en donde Alejandra asomó su cabeza y
solté la mano de Diego.
—¿Todo bien? —preguntó con un tono de diversión.
Miré hacia otra parte porque tal vez ella nos vio. Diego
puso una mano en mi cintura y asintió con su cabeza, su
expresión era indescifrable.
—Si todo bien, mi querida Ale, como siempre ha sido honor
venir a tu departamento, pero nosotros nos vamos, le daré
un aventón a bella, ¿verdad? —Mire Alejandra que tenía
una sonrisa.
Él me pellizcó en la cadera que me hizo dar un brinco.
—Si, yo...Tengo frío y estoy cansada—me acerqué a
Alejandra y le di un beso en la mejilla—. Nos vemos,
mañana guapa.
—Tienes que contarme todo—ella me dio un abrazo antes
de dejarme entrar, me despedí de todos y me dirijo con
pasos decidido a Dylan, quien está coqueteando con una
chica.
Le di un golpe en el hombro que hizo que se volviera
lentamente hacia mí. Él me sonrió ampliamente y metió sus
manos en los bolsillos de su pantalón.
—Adiós imbécil—me acerqué a él—. Me las vas a pagar—lo
amanece en un susurro para que solo él me escuchara,
pero solo hizo que Dylan soltara una risa.
—Ya me agradecerás esta noche—él se acercó a mí—.
Espero que tenga una noche movidita—Él levantó las cejas
de arriba y abajo.
—Imbécil.
Diego puso una mano en mi cintura y se despidió de Dylan.
Lo miré, tenía una sonrisa picarona y volvió a subir a bajar
sus cejas. Le pare mi dedo del medio, es un chismo.
Entramos en ascensor, él jugaba con mis dedos, lo miré de
reojo. Solté un suspiro al míralo, es perfecto el imbécil. Él
soltó una risa y tiró de mi mano dejándome en frente de él.
—Me gustas mucho—antes de que pueda responder, noto
como Diego tira de la manga de mi chaqueta, obligándome
a caminar ridículamente rápido hacia el hasta que choco
contra su pecho.
Me quedo quieta y él me hace girar donde mi espalda toca
su pecho, Diego desliza una mano debajo de mi camiseta,
acaricia mi vientre plano y va subiendo hasta llegar muy
cerca de mi pechos. Aguanto la respiración
—Me vuelves loco, Anastasia, jamás había sentido esto, se
que suena cliché, pero es verdad—murmura con voz ronca
y dándome un pequeño beso en cuello que hace que mi
cuerpo arda por dentro.
El ascensor abrió las puertas y caminamos rápidamente a
su todoterreno, ambos teníamos mucho deseo por dentro.
*******
Entramos al departamento de Diego, quien me acorraló
contra la pared. Él pasó sus dedos por mi cuello haciendo
que mi respiración se enloqueciera.

—¿Nerviosa? —Preguntó en tono burlón y con una sonrisa


presuntuosa.
Negué con la cabeza. Él sonrió y empezó a repartir
pequeños besos en mi cuello que me hicieron cerrar los
ojos con
fuerza y soltar suspiros entrecortados Con la punta de su
nariz traza un recorrido desde el mi cuello hasta mi cabello
e inspira profundamente, produciéndome un sensual
estremecimiento. Me miró un segundo como si no pudiera
creer que estuviera con él.
Pegó su boca a la mía y su lengua se introdujo con fuerza.
Puse mis manos en su pecho y toqué su firme torso. Se
apegó más a mí y se frotó contra mí, podía sentirlo duro
contra mí. Puso sus manos en mis muslos y me levantó, mis
piernas rodearon su cadera.
Él caminó conmigo hasta que se sentó en un sofá. Me
separé de él lentamente intentando controlar mi
respiración.
Mire sus labios estaban hinchados, pase mi dedo por sus
labios.
—Eres preciosa—me acercó más a él—. ¿Eres real? ¿Estás
aquí o solo estoy soñando con una erección? —Pregunto
con su jovial sonrisa descarada.
—Diego—, me reí.—. ¿Acaso has tenido fantasías sexuales
conmigo?
Él puso sus manos en mi cintura e hizo que me moviera
hacia adelante y atrás creando fricción perfecta entre
nuestros cuerpos. Solté un gemido.
—Anastasia—, me dio un beso fugaz—. Tú eres mi jodida
fantasía. Te deseo en todas las posturas que mi pervertida
mente ha podido imaginarte—soltó sin descaro.
—Pervertido—digo antes de besarlo—, pero...Tengo algo
que confesarte.
Se detuvo y me miró fijamente, me acerqué más a él. Mi
sonrojo se agrandó por como él me estaba mirando.
—Dime Anastasia: ¿Por qué te has sonrojado tanto? —
Pregunto integrado.
Lo mire fijamente y juegue con mechones negros que caían
en su frente. Solté un suspiro. Porque era hermoso.
—Soy virgen—murmuré en voz baja.
Lo miré fijamente, esperando que estallara en una risa o
que dijera algo estúpido, pero solo se quedó callado por
unos minutos.
—Virgen, ¿eh? —Sonrió ampliamente—. No lo hubiera
pensado, ya sabes por qué hace un momento te frotabas
contra mí y sin piedad, cariño—dice burlón.
—Tampoco soy una santa, Diego—lo miré por un momento
y mi mano subía y bajaba por su pecho—. Solo llegué a ya
sabes a masturbaciones...y un poco más con mis otras
parejas, pero nunca lo he hecho.
Soltó un gruñido y echó su cabeza hacia atrás por unos
segundos antes de mirarme fijamente.
—¡Dios mío! —Exclamó excitado.
—No estoy lista aún—digo con seriedad. Porque si no me
había entregado a Nicolás que lo ame con todo mi corazón,
no me sentía muy segura en hacerlo con él.
—Te esperaré todo el tiempo, no soy tan pervertido,
Anastasia — bromea con una sonrisa coqueta —. ¿Duermes
conmigo? —Dijo jugando con mechones de mi pelo.
—¿Solo dormir? —pregunte. Él asintió, me acerqué a su
oído —. ¿O podemos divertimos un rato? —propongo,
tirando de su lóbulo que hizo que soltara un gemido.
—Jodidamente quiero hacer muchas cosas sucias contigo.
Me acerqué a él y estampé mis labios contra los suyos y
moviendo de nuevo mis caderas creando las fricciones
perfectas en nuestro cuerpo con cada roce. Me mordió el
labio y soltó unas palabras incoherentes.
—Joder—Soltó Diego, mirando fijamente, sus dedos se
clavaron en mi cadera, me mordí mi labio—. ¡Dios,
Anastasia!
—dijo excitado.
Me levanto con facilidad y empezó a caminar a su
habitación. Mis manos se fueron a suave pelo en donde las
hebras de su cabello se me escapaban dentro de mis dedos.
—¿Te gusta mi pelo? —Pregunto con diversión, mientras me
dio un beso fugaz.
—Es suave—digo, pasando aún mi mano por su pelo.
Entró en la habitación y prendió la luz. Me acostó con
cuidado y se puso arriba mío, me miró con lujuria de arriba
y abajo. Me levanté y lo atraje a mí.
—No pienses tanto, Diego.
—No pienso, solo te observo que, por fin, estás en mi cama
—dijo con voz entrecortada—. Joder, te deseo tanto y estoy
tratando de no comportarme como un animal contigo,
Anastasia.
Me reí de Diego, me acerqué a él.
—Eres lindo, no tengas miedo Diego. Santa no soy—le
guiñe el ojo. Me saqué la chaqueta y después la polera todo
bajo la atenta mirada de él.
Él tragó saliva, mi mano tomó el dobladillo de la polera y se
la saqué lentamente con su ayuda. Sonrió y me dio un
pequeño empujón para que me acostara. Él abrió mis
piernas y se puso en medio de ella.
—Perfecta—susurro—. Serás mi jodida perdición Anastasia,
ya caí por ti—dijo antes de besarme profundamente. Sus
manos acariciaron mis pechos por encima del sujetador y
no pude evitar que mi respiración se hiciera un desastre
soltando un gemido.
Se separó de mí y fue repartiendo besos por todo mi
cuerpo, sus manos exploraban mi cintura. Él desabrochó mi
sujetador y lo sacó con cuidado. Miré a Diego, estaba
hipnotizado mirando mis pechos: "hombres".
—Tienes unos pechos perfectos—dijo con una sonrisa
traviesa y guiñándome un ojo.
Se puso a hacer cosas especulares en mi cuerpo, amasando
mi pecho izquierdo y besando mi pecho derecho.
Empecé a decir cosas incoherentes. Solté varios gemidos
que no podía controlar, este chico no solo sacaba lo peor y
lo mejor de mí, le hacía cosas increíbles a mi cuerpo.
Volvió hacia mí y me besó con amor, fue lento y cuidadoso.
Su mano siguió bajando hasta llegar al inicio de mi
pantalón y con habilidad increíble desabrochó el botón y su
mano se coló dentro de mi sexo y tocó el punto exacto que
hizo que soltara un fuerte gemido.
Él introdujo un dedo dentro de mi sexo y me mordí en el
labio inferior con fuerza, sabía cómo enloquecer a una
chica.
—Die...go—, digo con voz entrecortada.
—Eres bellísima— metió otro dedo con cuidado y
moviéndolo en círculo —. ¿Te hago daño? —Pregunto
mirándome.
—Está perfecto..., Diego—digo mordiéndome el labio. Él
chupó mi pezón y aceleró sus movimientos. ¡Dios mío! Mi
espalda se arqueó y todo mi cuerpo se tensó soltando un
fuerte gemido.
Cerré los ojos e intenté calmar mi respiración una y otra
vez. Abrí los ojos y vi a Diego mirándome con deseo.
—Tu turno guapo—Lo empujé hacia atrás y me senté
encima de él. Miré fijamente por el chico que sin querer
estaba desarrollando sentimientos fuertes.
—Soy tuyo, Anastasia—él me acarició la mejilla.
Pasé mis manos por su torso duro y bien marcado. Me
mordí en el labio inferior. Mi mano llegó al inicio de su
pantalón y lo desabroche. Miré a Diego quien me ayudó a
bajar su pantalón y bóxer.
—Es grande—digo con una sonrisa.
Soltó una risa y me guiñó el ojo. Basta de juegos—susurré,
mi mano rodeó su pene y empecé a subir y a bajar primero
lento con cuidado. Él gruñó y puso los ojos en blanco.
—¡Eres una diosa! —Me detuve a mirarlo. Él abrió los ojos,
se acercó a mí y me besó con fuerza, mi mano volvió a
retomar su movimiento un poco más rápido —. No..., pares.
Me separé de él y le di pequeños besos en su cuello y
pequeñas gotas de sudor que recorría por su torso y cuello,
mi mano aceleró. Soltó un gruñido y se corrió en mi mano.
Me levanté y me fui a limpiar al baño.
Cuando volvió él ya estaba cambiado y traía otro bóxer.
Diego se acercó a mí y puso sus manos en mi hombros
empujando hacia atrás, di varios pasos hasta que tope con
el colchón. Lo mire y tenía una mirada de deseo.
—Acuéstate, aún no hemos acabado.
Me acosté en la cama y él se volvió a subir encima de mí y
me beso con lujuria, nuestras lenguas se enredaron y
estaba ebria del sabor de Diego en mi paladar, enredo mis
dedos entre su pelo y lo acercó aún más contra mi cuerpo.
Siento como pellizca uno de mis pechos hasta dejarlo
erguido y necesitado. .
—Anastasia, tengo que probarte —dice con voz gutural
haciendo descender su caricia hasta la abertura de mis
pantalones.
—Dios...
Estoy temblorosa y excitada. De pronto, sus dientes se
aferran a mi clavícula y gimo de placer.
—¡Oh, joder! ¡Mierda, Diego!
—¿Acabas de decir «joder y mierda»? —me suelta divertido
con mi reacción, marcando con su aliento la piel que ya ha
dejado enrojecida.
—Es culpa tuya y de tus habilidades sexuales —le acusó,
ruborizada ante su gran alarde de arrogancia.
Como toda respuesta, agarra mi sexo a través de la delga
tela de mis bragas y empuja sus dedos hacia el interior,
provocándome.
Suelto un extraño resoplido y parpadeo varias veces porque
estoy demasiado excitada. <<¡Me va a matar de placer,
joder!>> Aprieto los muslos con fuerza, incapaz de
pronunciar ninguna palabra coherente, mientras clavo las
uñas en los brazos de Diego.
—Dime que sí —me tienta, repitiendo el movimiento y
absorbiendo mi grito en su boca.
—¡Mierda, si! —Exclamó gritando.
Diego pone una expresión seria de repente.
—No vamos a llegar más lejos de donde tú quieras,
Anastasia, lo digo en serio voy a esperar que tu estés
preparada y estés segura de que quiere hacerlo realmente
conmigo.
Asiento con mi cabeza y Diego vuelve a besarme
apasionadamente. Al poco, su boca desciende hasta mi
mandíbula besándome de forma deliciosa, y luego va
bajando poco a poco hasta alcanzar con delicadeza la cima
de mis pechos.
Él vuelve a lamer y estira uno de mis pechos a la vez que
masajea el otro, repartiendo un cosquilleo que me hace
ronronear. Pero no se detiene ahí; sus caricias avanzan
tocando toda mi piel y luego, inesperadamente, hunde dos
dedos bajo mis sexo, estimulando el punto exacto que me
hace enloquecer y gritar su nombre de nuevo.
Todo el cuerpo me vuelve arde; nunca me había sentido así.
Exhaló un gemido de intenso placer. De pronto, Diego
detiene sus caricias y vuelve a besarme en los labios.
Su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cadera, noto
como se aparta lentamente y toma posición entre mis
piernas levantándome un tobillo hasta la altura de su
rostro. Sus dientes lo rozan incitándome y al vez
produciéndome una descarga eléctrica en todo mi cuerpo.
—Quédate quieta, bella—me advierte con deseo.
Apenas logro entender lo que me dice estoy perdida en el
placer, pero sí lo suficiente para agarrarme al cubrecama..
Noto como va subiendo suavemente arrasando con la
sensibilidad que me queda, marcando primero la cara
interna de uno de mis muslos y luego el otro dándole
pequeños besos que hace que mi respiración se corte por el
deseo.
De repente, vuelve a pararse, me saca la lengua, burlón, y
se sitúa de modo que su cabeza acaba frente a mi ombligo.
Me guiña el ojo de forma juguetón hunde la boca entre los
labios de mi sexo, mientras yo rodeo su espalda con mis
piernas.
—¡Jesús! —exclamó perdida en placer.
Una oleada de intenso placer sacude mi cuerpo cuando la
punta de su lengua toca mi clítoris. Las sensaciones son
incluso más intensas que la tuvimos hace diez minutos
atrás y Diego comienza a pasar lengua por mi sexo
haciéndome delirar una y otra vez, mierda tiene
experiencia... No duraré mucho debido a mi otro orgasmo.
Empujo la nuca de Diego, atrayéndola hacia mí sexo, y él
me complace haciéndome vibrar con cada toque. <<Me
muero, muero>> me digo, conteniendo el aire y cerrando
los ojos.
Exhalo un tremendo suspiro mientras alcanzó otro orgasmo
en menos de diez minutos. Ahora mismo, mi cuerpo es una
gelatina y no puedo hacer nada más que suspira.
Una sonrisa aparece en mi cara.
—¿Anastasia? —me llama suavemente Diego.
—¿Uhm...?
Oigo una carcajada, es un imbécil le gusta presumir sus
habilidades de sexo oral.
—Estás preciosa —dice poniéndose a mi altura y
depositando un nuevo beso cálido y tierno sobre mi boca
que me tranquiliza de inmediato—. A dormir, mi Anastasia.
Me abrazó con fuerza y solté un suspiro que hizo que él
soltara una risa ronca. Nos miramos fijamente y pasó un
dedo por mi labio inferior.
—Pensé que me odiabas—dijo en un susurro.
—Aún te odio—bromeo—, pero también me gustas—él soltó
una risa ronca y varios mechones de rebelde pelo cayeron
en la frente—. Tengo un amor y odio, que no sé si va
ganando el amor o el odio ¿Por qué lado debería irme?
—Achicó los ojos y lo miró con una sonrisa.
Él me da un beso suave.
—Yo opino que... —Se pasa una mano por la barbilla—. Que
tú deberías amarme locamente. Soy una persona muy
ardiente y sexy para que tú no me ames—me guiña el ojo
de forma juguetón.
Solté una risa y acaricié su mejilla.
—Yo creo que me voy por el odio—me di la vuelta
dramáticamente y me tapé hasta arriba con el cubrecamas
—.
Gracias por los orgasmos, guapo, pero no creo que se
repita.
Me abrazó por atrás y comenzó a besarme el cuello dejando
un pequeño rastro debesos y haciendo que mi cuerpo se
estremeciera por completo.
—Solo me quieres para tu placer.
Lo mire de reojo y levante las manos.
—Me has pillado—digo con una sonrisa de boba. Él soltó
una carcajada.
—Te pones tontita conmigo, ¿eh? —Me mordió el lóbulo de
la oreja y solté un pequeño gemido—. Adoro ese sonido y
quiero escucharlo más seguido—declaró con voz ronca.
—Mira quien lo dice—bufe.
—Yo no me pongo tontito como tú—puso su dedo en mi
nariz—. Al contrario, me pongo más ardiente, sexy y más
guapo—dice con orgullo.
Lleve mi mano al pecho y lo empuje.
—¡Dios mío! Déjame respirar que tu ego se está robando
todo el aire—bromeo.
Él sonrió y volvió a abrazarme.
—Tenías razón.
—¿Eh? —Pregunté distraída porque estaba mirando sus
labios.
—Eres divertida y tontita—me miró fijamente y me besó
con amor, en este beso se tomó su tiempo y fue cariñoso,
acariciándome la mejilla, mis manos recorrieron su torso
marcado.
Ahhhh ¡Que emoción! Por fin tiene el beso que tanto
quería y algo más :0
Esta lindo Diego ¿Quien le gustaría tener un novio
como a Diego?
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen
como le ha ido últimamente en su vida, ya salieron de
vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
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Capítulo 25
Alguien repartía besos por toda mi cara. Me removí un
poco y pestañeé varias veces para despertar. Fruncí el ceño
al ver que estaba en una cama desconocida. Una caricia en
mi estómago me hizo girar mi cabeza y vi a Diego con una
sonrisa. Solté un suspiro y se veía guapo recién despertado.
Me levanté rápidamente al baño, hice mis necesidades y
me lavé los dientes. Corrí hacia la cama y me tiré.
Solté una risa como una tonta. Me miró sorprendido al
verme tan feliz. Normal, tú siempre estás a la defensiva con
la gente—me dije a mí misma.
Él se acercó a mí y me dio un largo beso, mis manos se
pusieron juguetonas con su pelo, bajé mi otra mano por su
torso duro. Me levantó con facilidad e hizo que quedara
arriba de él. Tomé su cara entre mis manos, chupé su labio
inferior y luego lo mordí con fuerza, mi lengua se adentró
en su boca. Se apoyó con sus codos para mantener la
posición.
—Buenos días, mi bella—susurró contra mis labios.
Me separé de él y me quedé mirando fijamente sus ojos,
estaban dilatados por mí. Acaricie su mejilla.
—Buenos días, guapo—sonreí.
Me acosté en la cama de nuevo porque la cama estaba
calentita y no me quería levantar. Él me atrajo a su pecho.
—¿Quieres que te cuente un secreto? —Levanté mi cabeza
y sonreí de lado.
—Tengo que interesarme, ¿verdad? — Me miró con una
enorme sonrisa recordando esa noche que estuvimos juntos
en la discoteca bailando hasta las tres de la mañana.
—Te ves jodidamente preciosa en mi cama. Durmiendo
conmigo, eres un sueño hecho realidad—confiesa en
susurro ronco, mientras una sonrisa perversamente
contagiosa aparece en su bello rostro.
—¿Cuánto tiempo me has deseado? —pregunte divertida.
—Desde el primer día que te vi—él se ríe y su mano
comienza a subir mi polera—. Desde ese día te empecé a
desear, pensaba que solo eras una chica más, que tenía que
usar mi encanto hacia a ti y que luego me ibas a arrogar
que te follara una y otra vez—él frunce el ceño y pone un
mechón detrás de mí—. Me equivoqué, porque mírame caí
por ti. Y
no me arrepiento ni por un segundo, Anastasia, eres
fantástica, divertida, inteligente y bella. Ya te lo he dicho
mucho, pero eres la chica de mi sueño y no te podía dejar
escapar.
Yo asentí continuamente lo que hizo que Diego riera.
—Interesante, quisiera decir lo mismo Diego, pero al
principio me dabas algo de miedo por lo insistente que
eras, pero admito que soy una persona terca y me costó
admitir a mí misma que me gustabas, imagínate contigo—le
confieso con sinceridad—, pero me gustas, Diego y mucho.
Él soltó un suspiro, empecé a jugar con mis dedos porque
quería intentar al menos ser un poco sincera con él sobre
mi pasado.
—Diego, yo amé... profundamente alguien—Él frunció el
ceño y yo me senté en la cama cruzando las piernas—. Lo
amé tanto que me cegó. Él me traicionó de una forma
horrible, me destruyó en un segundo..., es por esa razón
que me aterra el amor.
Él tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo y me
abrazó fuertemente, escondí mi cabeza en su cuello. Sus
manos acariciaban mi espalda trasmitiéndome seguridad.
—Y ahora él disfruta con mi dolor... —susurre con la voz
rota.
Me separó lentamente y pestañeó varias veces para no
llorar. Cada vez que hablaba sobre mi ex novio se me hacía
un nudo en la garganta, no porque aún siguiera enamorada
de él al contrario lo odio y a la vez tengo mucho miedo de
él.
—Yo antes era feliz, Diego, No siempre estuve a la
defensiva con todo el mundo—miró a la pared—. Antes
amaba mi vida, pero ahora, yo solo sigo adelante—dije con
una triste sonrisa.
Él limpió una lágrima solitaria con su pulgar y me miró con
mucha intensidad, se mordió el labio inferior varias veces
antes de hablar.
—Mi familia murió—susurró con voz rota. Tenía los ojos
cerrados y su pecho subía y bajaba rápidamente—. Fui el
único que sobrevivió, murieron a las tres de la mañana.
Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, no sabía que
decir, me dolía escuchar que toda su familia había muerto,
eso explica porque él jamás habla de ella y porque jamás la
he visto, pero por cuánto tiempo ha estado solo. De seguro
que tiene más familia ¿no?
—Estamos rotos, Anastasia—dijo en voz muy baja que
apenas lo escuché. Lo abrazo más fuerte y él me dio un
beso en el cuello—. Pero contigo me siento completo—dice
pronunciado con gravedad estas palabras.
Tragué duro con su declaración, no quería asustarme con
sus palabras y no debía hacerlo, quería volver a sentir ¿o
no? No sé, ni yo misma me entendía, tenía un lío en mi
cabeza en estos momentos.
—Sin sentimientos, Diego—le susurré besando su cuello.
—Sin sentimientos Anastasia—repitió con tono sexy que
casi me hace desmayar. Él estampó sus labios contra los
míos, él giró mi espalda tocando el colchón y quedó entre
medio de mis piernas, él acarició mis muslos. —¿Me
romperás el corazón Anastasia?
p
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Soy un desastre de persona Diego, no me hagas esa
pregunta—desvié la mirada, pero él me tomó la barbilla.
—¿Me romperás el corazón?
—No quiero hacerlo Diego—me acarició la mejilla con la
nariz—. ¿Me destruirás?
Él repartió besos en toda mi cara.
—Todo lo contrario, Anastasia , quiero cuidarte—me
susurro contra mi boca.
—Eres tierno—me burlé de él. Puso los ojos en blanco,
antes de estampar sus labios contra los míos, presionó su
erección contra mí, lo que me hizo que soltara un gemido.
—No soy tierno, bella. En estos momentos quiero ser puto
salvaje con tu cuerpo—dijo con voz sexy, que hizo que
mordiera el labio con fuerza porque sus palabras surtían un
efecto en mi cuerpo.
—Mmm...Me parece que si lo eres—rebatí con una sonrisa
burlona.
Me mostró su perfecta sonrisa, no me puede contener y mis
manos tomaron su cara y le di un beso en donde nuestras
lenguas se juntaron y se enredaron, puso una mano en mi
cadera y presionó con fuerza sus dedos. Sus besos
cambiaron de rumbo y comenzaron a besar mi mejilla para
ir bajando hacia mi cuello, haciéndome soltar varios
suspiros entrecortados.
Apoyó su frente contra la mía y no podía ver nada más que
no fuera sus hermosos ojos café en donde no me había
fijado, pero los tenía más claro.
—Mmm...No sé si tengo que preocuparme por cómo me
estás mirando en estos momentos, Anastasia—comenta con
tono burlón y esa sonrisa traviesa en sus labios que cada
vez que la miro me incita a tener pensamientos impuros.
—¿Cómo se supone que te estoy mirando?
—Como si me quisieras comer a besos, pero también como
si quisieras pegarme un puñetazo—sonreí inocentemente y
batí mis pestañas coquetamente.
Me llevé una mano a mi pecho y puse cara de indigna lo
que hizo que él soltara una pequeña carcajada.
—¡Yo no podría pegarte! —Exclamó dramáticamente.
—Mmm...Ya lo has hecho, cariño—empezó a besar mi cuello
lentamente—. Prefiero que me comas a beso, si no te
molesta claramente—dice arrogante y sin perder el gesto
de división que asoma en un extremo de su boca.
Me lleve una mano a mi barbilla y me quede callada unos
segundos. Él levantó una ceja y yo seguía callada haciendo
más dramático el momento.
—Creo que me voy... por la de pegarte un puñetazo. ¿Te
parece guapo?—bromeé.
Me observo un segundo antes de soltar una carcajada, no
puede evitarlo y me uní a él, varios mechones de su pelo
cayeron en mi frente haciéndome cosquillas.
—Siempre me llevarás la contraria, ¿verdad?—sonreí
burlonamente y asentí—. O sea que si te digo que eres
hermosa. Tú me dices que eres...
—Que soy bellísima y que soy la chica de tus sueños—
sonrió inocentemente hacia él.
Sonrió de lado en donde se le marcaron sus hoyuelos. Él
muy imbécil tenía esa sonrisa encantadora que hacía
suspirar a las chicas.
—Me das un beso.
—Nah... Aún no me siento del todo convencida de tus
habilidades de besar, guapo. Creo que tienes que esforzarte
más—murmuro y tiro un mechón de su pelo—.Tienes que
persuadirme un poco más, amorcín.
Inclinó su cabeza de lado y se quedó callado unos
segundos, pasó su mano por debajo de mi espalda y me
acarició la mejilla tiernamente. Nos miramos fijamente y
sonreí burlonamente hacia él.
Sonrió antes de besarme. Primero mordisqueo mi labio
inferior, lo delineo con su lengua para luego chuparlo antes
que comience a besarlo. Me quedo quieta por un momento,
pero el beso no tarda en ponerse más caliente, mis manos
van a su pelo, el beso pasa a ser un beso lento y profundo a
más caliente.
Su lengua acaricia la mía, siento sus manos en mi trasero y
me toma con una fuerza increíble en donde ahora estoy
sentada en su regazo, me muerde con fuerza mi labio
inferior y suelto un gemido que es callado por su beso. Nos
separamos solo cuando necesitamos urgentemente aire.
—Fue lo suficiente persuasivo para ti, bella—respondió
burlón.
—Mmm..., no lo sé—digo pensativa.
Él me tocó el trasero y solté un gemido.
—Mientes muy mal—se apoya en la cabecera de la cama y
lleva sus manos detrás de su cabeza en una posición muy
casual.
—Te había dicho antes que tienes una sonrisa irresistible
para mí—me observó—. Me fascina ver tu sonrisa, es algo
fascinante de ver para mí y me da tranquilidad.
Pestañeé varias veces, es en serio, aun no me creo que
antes nunca tuviera una novia, si sabe decir las palabras
correctas para ser un buen novio. No entiendo porque él
finge con todo el mundo algo que no es realmente.
—¿Seguro que eres Diego? —pregunto asombrada.
Él puso los ojos en blanco, pero una sonrisa se dibujó en
sus labios.
—Este soy yo. El verdadero Diego—soltó un suspiro—.
Contigo jamás he fingido quien soy.
—Diego... —, susurré antes de que él volviera a besarme.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días de año?
Feliz año nuevo hermosa personitas espero que el año
que venga sea mucho mejor y que cumpla muchas de
sus metas para el próximo año y nada quiero decirle
que tengo muchas sorpresas en la historia y poco a
poco
van a ir conociendo mas a Anastasia y Diego...solo
puedo adelantar que van a amar mas a Diego.
Nos vemos en el Próximo año:
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
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Capítulo 26
Nota de la autora: Atención a mis personitas hermosas:
hoy día van a conocer un poco de la historia entre Simón y
Anastasia. Solo quiero decir de que ahora en adelante
Simón será uno de los personajes que más van a aparecer.
Y
poco a poco van ir conociendo el horrible pasado de
Anastasia.
Caminé lentamente en donde se encontraba Diego
cocinado, lo abracé por la cintura y apoyé mi cabeza en su
espalda. Él tomó mis manos y se giró para quedar frente a
mí.
—Tus manos andan muy traviesas, Anastasia—se burla
maliciosamente, ladeando la cabeza.
Solté un bufido, lo que hizo que él se riera de mí, al parecer
le gustaba burlarse de mí, así como a mí de él. Me gustaba
esa actitud, pero él no tiene porqué saber eso.
—Tengo que irme Diego, después de almorzar
—En serio, te voy a extrañar—dice haciendo un puchero y
sacando bien su labio inferior—. ¿Vendrás está noche?
Yo asentí con mi cabeza.
—Llegaré como la una de la noche—digo encogiéndome de
hombros. No creo que pueda desocuparme antes tenía que
hacerlo bien y no necesitaba estar nerviosa.
—¿Por qué tan tarde? —Preguntó con curiosidad.
—Tengo cosas que hacer, nada importante con los gemelos
—mentí un poquito.
—Vale—dijo poco desconfiando. Me puse de puntilla para
estar más a su altura y robarle un beso.
—Mmm...Huele delicioso. —Digo para tratar de cambiar de
tema. Ya que no quería que él sospechara algo y de todas
formas Diego era mi presente, no merecía verse
involucrado con mi pasado.
—Te dejaré aún más loquita por mí, cuando pruebes mi
comida—contesta presuntuoso. Pestañee varias veces para
volver a ponerle atención. Él revolvió las verduras
salteadas y echó un poco más de orégano.
El almuerzo estaba muy rico, zapallo italiano relleno de
verduras, me devoré el plato en minutos. ¡Dios mío! Diego
tiene un talento increíble para la cocina. Ayude a levantar
la mesa y lavar los platos entre bromas con él.
—Adiós guapo. Te veo en un rato más.
Me tomó de la cintura y no perdió el tiempo besando con
fuerza y pasión donde hacía cosas locas con mi respiración
en estos momentos. Mis manos rodearon su cuello y lo
atraje más a mí, lo necesitaba más cerca. Cuando
estuvimos jadeando por la falta de aire nos separamos no
sin antes morder su labio inferior.
—Adiós, Anastasia. —Me dio un beso en la frente antes de
cerrar la puerta de su departamento.
Entré en mi departamento y subí rápidamente a mi cuarto.
Tomé las cosas necesarias para irme a bañar. Una vez lista
revisé todo lo que necesitaba que era: dinero, celular y mis
llaves del departamento. Miré por última vez la dirección a
donde tenía que ir y solté un suspiro de cansancio, porque
me tomaría una hora en llegar.
Tomé un taxi y le escribí un mensaje a Javier. Mordí mi
labio inferior, estaba nerviosa por lo que estaba a punto de
hacer. ¡Es una locura, Anastasia! Estaba jugando con fuego,
pero era lo que tenía que hacer. El juego ya comenzó—
me digo a mí misma.
Mi celular vibró y sabía que era un mensaje de Javier, así
que lo abrí rápidamente:
<Javier a las 15:30 p.m.>
"Estoy en camino, nos vemos"
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Nos vemos"
Le pagué al taxi y me bajé. Miré a todas partes, pero no vi a
nadie. Caminé hacia el galpón abandonado donde se iba a
presentar Simón. Entré con cuidado, me apoyé en la pared
para guiarme. Joder, tengo que ir con cuidado. Está todo
muy oscuro—me digo a mí misma.
Sentí unas voces en el cuarto de fondo, me acerqué lo más
que pude y me agaché. Puse una mano en mi pecho y mi
corazón latía muy rápido.
—Querido hermanito, todavía sigues enamorada de mi
chica—escuche la voz arrogante de Nicolás.
—Ella nunca debió fijarse en ti—escuché lo que decía
Simón. Fruncí el ceño —. Yo puse mis ojos en ella—gritó.
—Eres patético y un mal hermanito. Te enamoraste de la
chica de tu pequeño hermanito—se rió Nicolás.
Apreté mis puños. Lo odiaba, en qué momento me enamoré
de esa persona.
—¡Tú fuiste! —Exclamó enfadado Simón—. Yo la conocí
primero y estábamos bien juntos. Tú te metiste entre
nosotros con tus encantos, la engañaste..., eres un...Hijo de
puta—sentí como algunas cosas se cayeron.
—Ella es mía, imbécil—escuché lo que decía Nicolás
agitado.
—No es tuya y menos como la traicionaste. Ella te odia...—
Sentí un golpe en la puerta y di un salto. Me levanté, pero
me quedé quieta —. Aléjate de ella o te lo juro que....
—¿O que hermanito? Dilo—. Dijo burlón Nicolás. Siempre
tan arrogante.
—Te mato, no dejaré que la vuelvas a lastimar y menos para
tus cosas sucias. Ahora lárgate—gritó Simón.
La puerta se empezó a abrir, me llevé una mano al pecho
<<mierda, mierda>>. Caminé rápido y abrí otra pieza que
estaba oscura Escuché los pasos de Nicolás y sentí como
azotó la puerta por la que había entrado. Salí del cuarto y
miré hacia la puerta en donde se encontraba Simón.
Soy una estúpida—me dije a mi misma, cuando ya estaba
girando la manilla y me adentro en la habitación. Simón se
encontraba sentado en una silla, su pelo rubio estaba en
punta y estaba vestido de blanco.
—Lárgate de una puta vez, antes de que te mate...—Dijo sin
levantar la vista. Me apoyé en la puerta. Lo miré por unos
minutos y recordé que antes éramos amigos y algo más, lo
conocí donde entrenábamos.
—Me vas a pegar porque creo que te ganaría.
Simón levantó la cabeza y me miró de arriba y abajo
lentamente. Levanté una ceja hacia él.
—Sorprendido, ¿eh?
—Tú nunca dejas de sorprender—Me dijo con una sonrisa
de lado.
Caminé por la habitación, no tenía gran cosa, solo era una
vieja pieza donde uno esperaba que empezaran las peleas.
—Soy una caja de regalos—digo con sarcasmo—. ¿Me
amabas? —Pregunte mirándole fijamente.
—Anastasia...Yo— se pasó una mano por su pelo
despeinándolo aún más.
—¿Me amabas? —Repetí fría.
—Sí—dijo con seguridad y me miró fijamente—. Yo nunca te
he olvidado, fue amor a primera vista cuando te vi ese día
entrenado en el gimnasio.
—Que cursi, Simón—solté un bufido. —¿Por qué nunca me
lo dijiste? —Preguntó con curiosidad.
—Porque te enamoraste de mi hermano. Tus ojos solo eran
para él—comento con un tono serio y me quede callada un
segundo.
Me senté en la silla que tenía al lado de él. Nos quedamos
callados por unos segundos antes de que yo contestara:
—Las personas no elegimos de quien nos enamoramos,
Simón.
—Supongo, pero todos los días me pregunto algo...—
murmura. Lo miré de reojo—. ¿Qué hubiera pasado si me
hubieras elegido a mí?
Hice una mueca, porque ahora daría cualquier cosa por no
haber conocido a Nicolás y Simón. Mire el techo unos
segundos. Jamás me plantee esa pregunta hasta ahora que
hubiera pasado si solo hubiera seguido con Simón en ese
momento.
—No lo sé, supongo que no sería mi vida un caos.
—Perdóname Anastasia, yo...Ese día intenté llegar a ti, solo
pude sacarte de ahí y llevarte a un hospital. Tu hermano
confió en mí, pero yo no puede... —Se rompió su voz y
desvió la mirada.
No puedo evitar que una lágrima solitaria escape de mi ojo.
<<Duele, cada vez que hablo de mi hermano. Siento que
no puedo respirar cada vez que abro esa herida>>
—No llores—me limpio las lágrimas que sin darme cuenta
estaba derramando—. No pude ayudarlo, mi hermano
después me puso una trampa y yo...—Él gruñe molesto
recordando de seguro ese momento.
—No te culpes Simón, tu hermano está enfermo y gracias
por ayudarme...Creo que nunca te lo dije, pero gracias,
Simón. No te lo dije antes porque verte me dolía cada vez
que lo intente...no podía—digo con sinceridad.
—Yo te entiendo, Anastasia. Para mí también fue difícil,
intenté volver a verte, pero desapareciste. —Soltó un
suspiro enorme—. Te juro que odio a mi hermano, odio lo
que te hizo—murmura con tono de rabia y de odio en su
voz.
—Supongo que tenemos algo en común.
—Tú y yo sabemos que tenemos más cosas en común,
Anastasia—me recordó con un pequeña sonrisa traviesa en
sus labios.
—No lo creo, cambié. —Desvíe la mirada.
—No tanto, aún sigues aquí conmigo.
Simón se inclinó hacia mí y yo me paré rápidamente de la
silla. Hora de irse Anastasia—me digo a mí misma.
—Simón—, dije molesta.
—No me volverás a dar otra oportunidad, ¿verdad?
—No puedo...Tu eres hermano de...—antes de que termine
de hablar. Él se levantó de su silla y se acercó a mí.
—No soy como él—puso una mano en mi barbilla. Yo puse
los ojos en blanco—. Sabes que conmigo todo sería mejor.
Solté una risa amarga.
—Sé que no eres como tu hermano, pero tu hermano acabó
con mi vida y sigue doliendo en mi corazón y cuando te
miro... solo puedo pensar en esa noche. Fuiste mi ángel y te
lo agradezco, pero duele verte—me solté de su agarre y
caminé a la puerta.
Él me tomó del brazo con cuidado y me giró hacia él.
—EntoncesAnastasia, ¿Qué haces aquí? Contéstame—
murmura enojado.
—No tengo por qué contestar—me solté de su agarre.
—¿Qué haces aquí? —Simón se me acercó más a mí. —Si
tanto te duele mírame ¿Qué haces aquí? Porque estás
aquí...Deja de confundirme, Anastasia.
—No es mi intención Simón, lo que hago aquí es de mi
incumbencia.
—También la mía, que no entiendes que mi hermano está
obsesionado contigo y que quiere...—Él se detuvo, me miró
por un segundo.
—Continua—le pedí—. ¿Qué quiere Nicolás?
—Nada... aléjate de él, Anastasia.
—No me lo vas a decir—digo molesta.
—Solo aléjate de él. Sabes cómo es Nicolás, no se detendrá
hasta que vuelva a tenerte—gruño de rabia. Él se acercó de
nuevo a mí y me acorraló contra la pared—. No permitiré
que te ponga una mano encima. No mientras esté yo.
Puse los ojos en blanco.
—No necesito guardaespaldas para protegerme—digo
enojada y dándole un empujón—. Acabaré con él.
—Es peligroso Anastasia—me advierte con un tono de voz
de preocupación.
—No le tengo miedo, Simón.
Pasé por un lado y me dirigí a la puerta. Simón me agarró
la mano y me entregó un papel.
—Mi número, puedo ayudarte como siempre Anastasia.
—Gracias, nos estamos viendo—abrí la puerta y miré de
reojo a Simón—. Suerte.
Salí del galpón abandonado, miré a todas partes y caminé
rápidamente en donde se encontraba Javier. Me subí a su
coche.
—Me encanta como se ve el color negro en ti—me dijo
Javier con una sonrisa.
—Digo lo mismo—él prendió su auto—. Necesito que
vayamos a donde está Nicolás.
Javier prendió su GPS y arrancó el auto. Lo miré de reojo y
lo vi concentrado, manejado y me parece increíble que
entre Javier y Dylan sean tan diferentes. Dylan es
descarado, coqueto y divertido y Javier tiene esa aura de
chico misterioso de pocas palabras y aunque también es
coqueto cuando una chica llama su atención.
—Sé que soy hermoso, pero no babes por mí—me guiño el
ojo y negué con la cabeza—. ¿Nerviosa? —Preguntó,
doblando por una calle.
—Nah...No le tengo miedo, me conoces, soy Anastasia
Evans—bromeo.
—¿Por qué te demoraste tanto ahí adentro? —Preguntó
curioso Javier—. Nicolás se fue como hace una hora.
—Fui a hablar con Simón—solté un suspiro y empecé a
contarle todo a Javier de lo que había hablado con Simón
ahí adentro con lujo de detalles de todo lo que pasó ahí
dentro porque con los gemelos y Jonathan era
completamente sincera, no había secretos.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
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Capítulo 27
Mire al frente donde se encuentra la discoteca. Reviso la
hora y son las diez de la noche, veo como cada vez hay más
gente llegando a la discoteca. Suelto un suspiro. << Se
fuerte Anastasia, esto recién está comenzando>>—. Me
animé a mí misma. Observo de nuevo la discoteca en donde
se encuentra Nicolás.
—¿Lista, amor? —Preguntó Javier.
Yo asentí. Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada
de la discoteca . Javier se acercó al guardia y le dijo algo al
oído y nos dejaron entrar. Miré de reojo a Javier y me guiñó
el ojo. Nos movimos como pudimos por la discoteca hasta
que llegamos a la barra y pedimos nuestro refresco.
—Lo sé, soy increíble, baby—me gritó por encima de la
música. Solté una risa y miré a todas partes, pero no vi a
Nicolás.
Me mordí el labio inferior con fuerza, no pensé que hubiera
tanta gente en esta discoteca. Javier me tocó el hombre y
me apuntó donde estaba una escalera y ahí lo vi. Nicolas
estaba hablando con el señor que me amenazó en Madrid.
—Ahí está el pedazo de mierda.
É
—No podré acércame—digo preocupada. Él miró hacia
todas partes y se fijó en una chica de pelo rubio que le
llegaba hasta la cintura y andaba con vestido plateado con
lentejuelas.
—Claro que sí, tendremos una infiltrada—me guiñó el ojo.
Lo vi caminar con seguridad en donde estaba la chica.
Miré a Javier como sacaba todas sus armas para coquetear
con la chica, que cayó fácilmente por los encantos de
Javier. Él le susurró algo al oído. Ella asentía y me miró por
un segundo, antes de mirar hacia arriba. Ella volvió asentir
y luego pasó su brazo por el cuello de Javier y se
empezaron a dar un beso. Aparte la vista y finge unas
arcadas.
Él se acercó con la chica donde estaba yo tomando mi
Coca-Cola. Ella me miró y sonrió.
—Anastasia, ella es Casandra—me presento Javier—
Casandra, ella es mi pequeña hermanita y ves ese tipo de
arriba
—apuntó a Nicolas y Casandra asintió—. Necesito que le
coquetees y te quede lo máximo posible escuchando, es
para saber si ha engañado a mi hermanita y me cuentas
todo con lujo y detalle—dijo Javier con una sonrisa coqueta
que hace desmayar a cualquier mujer.
—No te preocupes, trataré de escuchar todo lo que pueda—
me gritó por sobre la música.
—Muchas gracias.
La chica subió muy coqueta y empezó a hablar con Nicolás
donde él le hizo un lado para que se sentara. Típico de
Nicolás, un hombre fácil de llevarte a la cama. Tomé el
último sorbo de mi Coca-Cola.
—Vamos a bailar. —Javier me tomó de la mano y me guió a
la pista baile.
Bailamos una, tres hasta diez canciones. Javier como
siempre era un excelente compañero de baile. Nos
acercamos a la barra y pedimos otros refrescos.
Observamos que venía Casandra con una sonrisa.
Ella se acercó a mí y empezó a contarme todo lo que había
hablado el señor y Nicolás con lujo de detalles, cuando
acabó sonreí y le di las gracias. Javier le susurró algo a su
oído y se la llevó a la pista de baile donde bailaron y se
besaron. Cuando la pista terminó Javier le dio un último
beso, antes de caminar a la salida.
Una vez de camino por fin a mi departamento, recosté mi
cabeza en la ventanilla. Javier estaba concentrado
manejando, pero de repente comencé a reírme porque
recordé como Javier había coqueteado con Casandra.
—Tienes una habilidad increíble para que las mujeres
hagan todo por ti—me reí—. Eres como un don Juan.
—A las mujeres le gustan los hombres confiado—él se
encogió de hombros—. Yo soy todo eso y más—me guiño el
ojo y no pude evitar no reírme.
—No sé qué haría sin ustedes.
—Nos amas Anastasia. Tú te morirías sin nosotros pequeña.
Me bajó del auto de Javier y entró en el ascensor. Observo
mi celular son las dos de la mañana. Ups, muy tarde
Anastasia—me digo mentalmente. Camino un poco
insegura al departamento de Diego. Tocó una vez y la
puerta se abre lentamente dejando a un Diego sin polera,
mostrando su perfecto torso con sus tatuajes en su brazo
izquierdo.
Él tira de mí y me aprisiona contra su puerta. Lo miro por
unos segundos antes de besarlo con fuerza y rabia porque
me estaba dando cuenta que me encanta Diego y no quería
eso, pero ya era bastante tarde parar mis sentimientos.
—Te extrañe—me susurra con voz ronca.
Me acercó de nuevo a él y pegó mi boca otra vez con la
suya porque necesitaba más de él. Él me alza y mis piernas,
rodea su cadera y empieza a subir la escalera. Cuando
llegamos a su cuarto él se sienta conmigo. Mis manos
curiosas empiezan a tocar su duro torso.
—Diego—, sonrió contra su boca—. Estoy cansada.
—Yo igual. Solo te estaba esperando, pero mañana tú y yo
todo el día en mi cama haciendo travesuras—me dice con
un tono picaron.
—Me parece una excelente idea—le guiño el ojo.
Me levanta y me deja en el suelo, me quita la chaqueta. Me
entrega una de sus camisetas. Camino rápidamente al
baño, me cambio mi ropa por la polera de Diego y me lavo
los dientes. Cuando estoy lista, salgo del baño y me dirigió
directamente a la cama.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos porque en
verdad estoy agotada.
—¿Me contarás algún día tus secretos y tus miedos? —
Pregunto en un susurro.
—No es fácil para mí hablar sobre mis miedos y secretos,
duele hablarlo en voz alta porque me hace abrir esa herida
que intento cerrar, algún día te lo contaré Diego, pero por
ahora no y lo prefiero así. No quiero que sufras.
—Eso fue devastador y me hace pensar que has sufrido aún
más de lo que puedo ver en tus ojos—hace una pausa y me
toma la barbilla. Él no se resiste y traza con su pulgar una
línea en mi mentón y añade—, pero también me hace
pensar que eres peligrosa.
—¿Crees que soy peligrosa? —Pregunté atónita.
—Sí—susurra sobre mi piel y me estremezco completa.
—Te dije que te alejaras de mí Diego. Que estar conmigo se
iba a sentir mal—digo con hilillo de voz.
—Yo te dije que contigo se sentía bien...Para mi eres
peligrosa, pero en el sentido que tengo miedo de que
rompas mi corazón. Jamás me había interesado tanto por
una mujer como lo estoy contigo. Entiéndeme, Anastasia,
mi corazón se destruyó cuando mi familia murió.
—Diego—, susurré con tristeza—. Yo también tengo miedo,
pero no quiero pensar enel futuro o el pasado. Solo importa
el presente Diego—tome su cara entre mismanos—.
Prometo cuidar tu corazón.
—Eres cursi bella. Yo te protegeré, confía en mí—presume
en tono risueño.
—Soy peligrosa—vuelvo a insistir y su cara enseguida se
ensombrece.
—No lo eres, entiende eso. Eres una mujer que ha sufrido
mucho, pero eso no te hace peligrosa.
—Tú no sabes nada—digo con un tono molesto e incluso
arrogante que no pasa desapercibido para Diego porque
está evaluando mi reacción.
—Déjame entonces conocer más de ti—él puso su mano en
mi corazón, me quedé quieta—. Y menos de tu cuerpo, por
favor—me susurra muy cerca de la oreja.
Me giré y me tapé hasta arriba con el cubrecamas, no
quería hablar más con él o de seguro iba a explotar y
terminaría peleando con él. Se acercó más a mí y me
abrazó por detrás.
—Solo inténtalo, Anastasia—me quedé callada. Él soltó un
suspiro de cansancio—. Buenas noches, bella.

*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me
removí un poco y sentí que alguien arrastró una silla. Me
senté en la cama y pestañeé varias veces para poder ver
mejor en la oscuridad. Miré en donde él tenía un
escritorio y lo vi sentado con sus manos en la cabeza y sus
hombros caídos.

Miré de reojo el reloj y marcaba las tres y dos minutos de la


mañana. Me moví con cuidado y me acerqué a él.
—Diego—, lo llame—. Estoy aquí.
Me senté en su regazo y lo abracé fuertemente.
—Perdón, no quise despertarte—él miró y tenía los ojos
rojos. Cerré los ojos y apoyé mi frente contra la suya.
—No me pidas perdón Diego—, murmure—. Estoy aquí para
ti.
—No me dejes solo, por favor, Anastasia—me rogó con la
voz rota.
Mi corazón se rompió en ese momento al escuchar su voz
rota, no merecía sufrir de esta forma. Tome su cara entre
mis manos y lo observe, sus ojos estaban llenos de dolor y
pena. Una lágrima solitaria recorrió por su mejilla y la
atrapó con mi dedo.
—Me duele verte sufrir, no lo mereces—susurro.
—Extraño mucho a mi familia—Él me abrazó con fuerza y
escondió su cabeza en mi cuello—. Me siento tan solo.
Jamás volveré a ver como mi padre besa de sorpresa a mi
madre cuando llegaba del trabajo o a mis mellizos cantar
canciones infantiles. Jamás volveré a escuchar los regaños
de mi madre al verme rodeado de tantas chicas o
escuchando a mi padre diciendo que está orgulloso de mí y
me duele porque no merecía quedarme solo. Ellos eran
buenas personas y no merecían irse tan rápido.
No puedo contenerme y comencé a llorar con él porque no
me quiero imaginar que es lo que él siente al perder a su
familia. Comparto su dolor de pérdida porque sufro
también por mi hermano.
—Sé que ellos estarían orgullosos de ti — limpié sus
lágrimas y su respiración comenzó a tranquilizarse —. Eres
el mejor Diego. Te mereces lo mejor del mundo, eres un
ángel para mí. Eres mi ángel y has traído felicidad de
nuevo en mi vida.
Tomé su mano y la puse en mi pecho en donde mi corazón
latía rápidamente por este hombre. Él me observó
sorprendido.
—Eres luz en mi vida, Diego.
—¿Cómo quieres que no me enamore de ti? —Pregunto
susurro —. Si tú me haces sentir completo, siento que
nosotros encajamos a la perfección, es como si
estuviéramos hechos el uno para el otro.
Me acerqué a él y chupé su labio inferior antes de besarlo
con amor, puse mi mano en su mejilla y se la acaricié. Él
soltó un gemido de alivio al sentir nuestras lenguas tocarse
y enredarse una y otra vez. Él inclinó un poco su cabeza
para que el beso fuera más profundo.
—Tal vez deberíamos volver a dormir—propuse.
Él asintió con su cabeza. Tome su mano y nos acostamos en
silencio. Se acercó más a mí y me abrazó con fuerza. Mi
mano acarició su mejilla.
—Tengo miedo—susurro con voz rota.
—Estoy contigo. No te dejaré caer en estos momentos.
—No quiero volver a tener esa pesadilla por esta noche...—
se apretó más a mi cuerpo.
—No tengas miedo, Diego. Duerme, te protegeré, estoy
contigo—digo besando su mejilla.
No me contestó, pero puso su cabeza en mi pecho y me
abrazó aún más fuerte, mis manos empezaron a acariciar
su pelo y pronto la respiración de él se hizo más profunda,
lo que me indicaba que se quedó dormido. Miré hacia abajo
y mordí el labio inferior, se veía como un ángel durmiendo.
—Aún te sigo odiando, pero solo porque estás haciendo que
mi corazón cada día se vuelva más loco por ti—susurré
besando su mejilla—. No puedo evitar tener sentimientos
fuertes hacia ti, mientras más te conozco más caigo por ti,
Diego.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 28
Mi mano acarició la mejilla de Diego, él se removió un poco
y arrugó un poco su nariz. Solté un suspiro, se veía tan
guapo y sexy por la mañana con su pelo revuelto y su torso
marcado a la vista. Mi mano se dirigió a su brazo tatuado
tenía una flor, tigre y varios pequeños tatuajes que rodean
los más grandes.
Él me abraza más fuerte. Paso mi mano por su mejilla
acariciando el inicio de una leve barba que hace que se vea
aún más guapo como un modelo Calvin Klein. Siento como
él empieza a hacer una caricia en mi estómago.
—Buenos días, bella—lo miró, pero sigue teniendo los ojos
cerrados. De repente él se levanta y se estira haciendo que
sus abdominales se le marcaran aún más.
Me pasó una mano por mi barbilla solo para comprobar que
no estaba babeando. Diego me miró con curiosidad y
después soltó una risa y me dio un beso en la frente, solté
un suspiro al sentir sus labios, fue un gesto tan tierno, solo
que mi mente tenía otro tipo de pensamiento...más sucios.
Él camina al baño y no puede evitar que mis ojos se
posaran en su trasero.
—Deja de mirarme el trasero, cariño— Él me observa con
su rudo gesto de <<lo sé, lo sé, soy guapo y ardiente>> a
través de una jovial sonrisa que lo vuelve
arrebatadoramente encantador Me sonrojé y me acosté en
la cama. Miro el techo pensando que ya llevaba dos días
con él, me sentía de nuevo feliz, relajada y no estaba tan a
la defensiva todo el tiempo. Diego logró romper mi muro de
estar a la defensiva. También me di cuenta de que no me
quería separar de él y tenía razón: lo de nosotros fue
inevitable y solo fue cosa de semanas para que lo de
nosotros explotara y se convirtiera en una hermosa
rendición.
Sentí las pisadas de él y como el colchón se hundió por su
peso. Me tomó de la cintura y me acercó más a él. Miré
esos ojos cafés y nuestras narices se rozaron. Él pegó su
boca contra la mía, solté un pequeño gemido y su lengua no
perdió el tiempo adentrándose dentro de mi boca y jugando
con mi lengua.
Me separé lentamente y acaricié su mejilla.
—Ya te había dicho que estoy fascinado por ti.
—Como mil veces—pestañee coquetamente hacia él.
Me abrazó con fuerza.
—Amo que seas tan vanidosa—se ríe. —. Tengo una idea
Anastasia.
—¿Qué idea? —Pregunté con desconfianza y alcé una ceja
hacia él.
—Vamos a entrenar juntos, tengo que ir al gimnasio en una
hora.
Levanté una ceja y apoyé mis codos en su pecho.
—¿Quieres que te patee el trasero? —bromeo con un tono
juguetón y acarició su mejilla con cuidado.
—No, mi Anastasia— se acercó a mí—, pero tus manos
pueden hacer otras cosas mejores—me susurro con tono
meloso y diría que algo ardiente. Me mordí el labio inferior
con fuerza, cuando sentí que su mano se coló dentro de su
camiseta—. Como por ejemplo que me desnudé lentamente.
—Pervertido.
—Tu amas que sea un pervertido contigo, Anastasia—me
dice Diego con un pícaro guiño y tocó mi seno derecho que
me hizo dar un pequeño salto.
—Estás loco—puse los ojos en blanco.

******
Golpeó el saco de boxeo por última vez y caminó a la
banca. Miró de reojo a Diego, quien está entrenando con
su entrenador en el ring de pelea. Doy un sorbo a mi agua
y tomo mis cosas y camino a las duchas.

Cuando salgo de las duchas me encuentro con él, quien


camina a los camerinos.
—Espérame aquí bella, no me demoro nada—me dio un
beso en la mejilla y entró en las duchas. Me siento en la
banca y veo que se acerca el entrenador de Diego con una
sonrisa.
—Eres muy buena—dijo con una sonrisa. Lo miré más
detalladamente y era un hombre entre los cincuenta años,
era bastante musculoso, medía alrededor de unos 1.80
metros y tenía el pelo negro.
—Gracias—sonríe amablemente.
—Sabes, me gustaría verte más seguido por aquí con Diego
—Me guiño el ojo.
—Lo siento, creo que será solo por esta vez—le explicó con
una sonrisa amable, porque si el entrenador de Diego es
muy bueno por lo que estuve observando, pero estaba
cómoda con Ricky.
—Tú solo piénsalo qué te puedo entrenar muy bien—me
entregó su tarjeta y la tome por educación y se alejó de mí.
Negué con la cabeza y le mandé un mensaje a Ricky, mi
entrenador, diciendo que el lunes iba a entrenar. Mire cómo
la gente entrenaba y había muchos jóvenes novatos. Volví a
poner la atención en mi celular cuando veo que tengo un
nuevo mensaje.
<De Dylan a las 10:32 a.m.>
"Hoy día tengo fiesta, Amorcín, ¿vienes?
Pd: Serías una pésima amiga si no vienes.
<Anastasia a las 10:33 a.m.>
"Cariño, tú siempre tienes fiesta"
Pd: Seguro que eres hombre porque eres muy dramático.
<De Dylan a las 11:34 a.m.>
"Mira que eres buena para evadir el tema. Tú solo
contéstame: ¡Sí, Amorcín!
Pd: Seré feliz y te dejaré tranquila para que sigas
follándote a Diego, aunque me esté engañando Amorcín.
No puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi cara,
tengo a los mejores amigos que siempre están ahí y sobre
todo Dylan.
< De Anastasia a las 11:36 a.m. >
"Está bien. Iré a tu fiesta y así me dejarás en paz."
Pd: Yo no te engaño.
Levanté la mirada y observé a mi alrededor y él aún no
salía de la ducha y muchos chicos entraban al gimnasio.
Observé al entrenador quien le estaba enseñando a un
chico que se veía que era nuevo. Mi celular volvió a vibrar.
< De Dylan a las 10:45 am>
"Ya sabía yo que no me fallarías. Empieza a las diez de la
noche, ven sensual y sexy, Amorcín.
Pd: Te amo, Amorcín.
Sonrió al ver su mensaje y siento un carraspeo.
—Eres bellísima y aún más cuando sonríes—Levantó la
mirada y veo a Diego con una sonrisa traviesa. Me levanto
de
la banca y me acerco a él.
—Tú eres guapo—me pongo de puntitas y mis manos
rodean su cuello.
—No solamente soy guapo—me tomó de la cintura—. Soy
increíblemente ardiente, sexy y un gran cocinero—susurró
roncamente para que nadie más pueda escucharle.
Puse los ojos en blanco.
—Claro, claro muchachote, deberás que tienes
innumerables y variadísimos encantos, que tonta de mí, se
me estaba olvidando que eres como un chocolate andante
en las calles y que todo el mundo te quiere comer—digo
burlonamente y pegándole un pequeño empujón en su
hombro.
Me sonrió con su arrebatadora sonrisa y me dio un
pequeño pellizco en la cadera y luego una palmada en mi
trasero.
—¡Oye! —Exclamó atónita y se encogió de hombros como si
nada hubiera pasado porque continuo con el tema:
—Es que yo soy un bombón, todos me aman, no es mi culpa
ser tan ardiente y caliente—dice presuntuoso y con esa
habitual sonrisa traviesa en sus labios que me contagia y
hace que yo también sonría por sus tonteras.
—¡Dios mío! No puedo con tu ego...—me llevo una mano en
el cuello y finjo que me está faltando el aire y lo empujo un
poco y finjo que comienzo a dar bocanadas de aire.
Él pone los ojos en blanco, pero aun así parece una
pequeña sonrisa que le curva la esquina de su labio.
—¡Dramática! —. Se inclinó y me dio un breve beso.

******
Tiré mi bolso a una esquina de mi habitación. Sonreí al
ver a Diego en una habitación tan rosada, se veía fuera de
lugar con sus pantalones-rotos y una polera blanca y su
pelo revuelto. Me acerqué a él y le di un empujón que hizo
que retrocediera y se topará con mi cama.

Se sentó en mi cama y me senté en su regazo, mis manos


se fueron a su pelo. Él cerró sus ojos y tomó su barbilla.
—Mírame—le di un pequeño beso en los labios y él hizo un
pequeño puchero. Me reí, es tan hermoso este hombre,
jamás me podría cansar de verlo.
—Anastasia, no juegues conmigo—me advierto con un
ronco gruñido.
—¿Por qué no me miras? —Empecé a darle besos por toda
la cara. Él se tiró el pelo y me tomó firme de la cintura y
movió mi cadera hacia adelante y hacia atrás—Diego,
estas...—No alcancé a terminar.
Él abrió los ojos y tenía las pupilas dilatadas, se relamió los
labios.
—Estoy muy caliente, Anastasia, desde que te vi entrenar y
no me ayudas mucho amor, que te sientes encima de mí.
Despiertas a mi amigo con mucha facilidad.
Me levanté de su regazo y me senté a un lado. Tomé su
barbilla y le di un beso en la mejilla.
—Lo siento.
—No te perdono, porque no es tu culpa que seas bellísima y
que mi cuerpo no se pueda controlar por ti.
Solté una pequeña risa porque sus palabras me causaban
gracia.
—Diego—, susurró. Me miró de reojo y apoyó mi cabeza en
su hombro—. Te odio.
Me abrazó y me dio un beso en la frente. Sonreí, no podía
creer que ahora estemos juntos después de todo nuestro
encuentros tanto buenos como malos y ahora estamos en
esta faceta de pasar tiempo juntos y ver qué pasa con
nosotros, si funcionamos o no.
—Te odio más, Anastasia—me dio un beso en el pelo—. Y mi
cuerpo igual por todo el dolor que le causas—dice con tono
picaron y se remoja el labio inferior, mis ojos siguen ese
movimientos y me quedo unos segundo mirando su boca.
Él me guiñó el ojo traviesamente antes de besarme. Cerré
los ojos y me dejé besar por este chico tan guapo y
arrogante que poco a poco se está metiendo en mi vida y
corazón poco a poco.
—Por cierto, tengo una fiesta en el departamento de Dylan.
¿Quieres ser mi compañero?
Rozó su nariz contra mi nariz y me dio pequeños besos por
toda la cara y sus manos comenzaron a subir mi polera,
dejando al descubierto mi sujetador. Asintió con su cabeza
y sus manos poco a poco fueron subiendo a mis pechos en
donde apretó mis pechos haciendo que soltara un pequeño
gemido.
Que hizo que se agrandará su sonrisa traviesa que tenía.
No perdió tiempo y comenzó a darme pequeños besos en el
cuello. Cerré los ojos y moví mi cuello hacia un lado para
darle mejor acceso, sus manos continuaban con las caricias
en mis pechos.
Se separó un poco de mí y me sacó la polera y la del
también dejando a la vista su perfecto y marcado torso bien
trabajado. Él se sentó en la cama y se apoyó en la cabecera
de la cama y tiró de mi mano para que me sentara en su
regazo.
Me observó detenidamente y se mordió el labio inferior.
—Te contaré otro secreto, Anastasia.
—Otra vez tengo que fingir que me interesa, ¿cierto?
Su sonrisa se agrandó y tomó un mechón entre sus dedos.
—Antes de ti de seguro estaba en mi cuarto, pensando que
la magia no existía, y ahora eso es todo lo que veo cuando
te miro, gracias por cambiar mi visión, Anastasia.
Mi corazón se aceleró al escuchar sus palabras.
—Diego...
Él sonrió de lado haciendo que se le marcaran sus hoyuelos
y sus manos tomaron con fuerza mi cadera.
—Basta de Diego tierno, ya tuvo sus momentos de ser cursi
por hoy—bromea.
Solté una risa, porque solo él podía arruinar sus momentos
cursi por una de sus malas bromas que aun así me saca una
sonrisa tonta.
—Debería preocupar que te dividas en diferentes Diego.
Movió mis caderas y se frotó contra mí en donde lo sentí
duro. Lo miré y él tenía una sonrisa inocente.
—Un poco—murmuró, mordisqueando mi cuello. Sus manos
tocaron mi trasero y volvió a presionar su cadera contra la
mía donde ambos soltamos un gemido.
Sus manos subieron por mi espalda y se detuvieron en el
broche de mi sujetador en donde lo abrió y mis copas se
aflojaron y me lo saqué dejándome totalmente expuesta a
él. Él se llevó un pecho a su boca y comenzó a lamerlo y
con el otro pecho lo masajeó.
Cerré los ojos con fuerza y me mordió el labio inferior con
fuerza para tratar de no volver loca por este chico y por las
cosas increíbles que está haciendo con mi cuerpo.
—Mmm..., Diego, eso es... —comencé a tartamudear.
Mordió un poco mi pecho haciendo que soltara un fuerte
gemido que me hizo ver las estrellas en estos momentos.
Mis manos se enredaron en su pelo y se lo tiré con fuerza.
Tomó mi cintura y con un movimiento hizo que mi espalda
tocara el colchón. Sus manos fueron a mi pantalón donde
los desabrochó y de un tirón me los sacó.
Tragué saliva porque tenía mi boca seca. Se acercó a mí y
no perdió tiempo y tomó una de mi pierna, la enredó en su
cadera y presionó su pelvis contra mi sexo haciendo que
soltara un suspiro.
—Eres mi hermosa fantasía Anastasia, superas todas mis
expectativas—me susurro antes de besarme y a volver a
mover su cadera.
—Mi tierno, Diego.
Él me sonrió de lado mostrando esa sonrisa que derrite a
todas las chicas. Puse mi mano en su pecho y poco a poco
comenzó a bajar hasta que llegó a su destino y se metió
dentro de su bóxer, pero él tomó mis muñecas y negó con la
cabeza..
Él recargó su frente contra la mía y yo soltaba pequeños
gemidos.
—¡Quiero escuchar tus gemidos! —Exclama excitado y
volviendo a meter dos dentro de mi sexo y otro dedo
comenzó a tocar mi punto de deseo.
Comenzó a girar sus dedos dentro de mi sexo, haciendo
que mordiera con fuerza mis labios y cerré mis ojos porque
sentía me iba a desmayar. Sentí como él comenzó a bajar
dejando besos húmedos por mi estómago.
—Estás húmeda solo para mí—susurró con voz ronca. Abrí
los ojos y vi como él tenía una sonrisa juguetona y dio una
pequeña lamida en mi sexo para luego pegar su boca, su
lengua toca mi clítoris y la hunde dentro de mi sexo ¡Dios,
dios! —exclamo.
—Diego..., joder...eso...no—comencé a decir palabras
incoherentes.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía
más húmeda y mojada. Diego volvió a pasar su lengua por
mi sexo y ahora su lengua y sus dedos me torturaban sin
piedad en mi sexo. Agarre con fuerza su pelo para que
volviera a mí. Sentí su risa y como sus movimientos poco a
poco se volvieron algo más lento y sentí como le daba besos
la parte interna de mis muslos.
Sus dedos aumentaron la velocidad y cada vez me sentía
más húmeda y mojada. Diego volvió a pasar su lengua por
mi sexo y agarre con fuerza su pelo para que volviera a mí.
Sentí su risa y como sus movimientos poco a poco se
volvieron algo más lento y sentí como le daba besos la
parte interna de mis muslos.
—¿Te vas a correr? —preguntó con un tono juguetón y
asentí con mi cabeza—. Hazlo mi bella—me susurró con voz
ronca y mordiendo el lóbulo de mi oreja y sus dedos largos
salían y volvían entrar en mi con más rapidez.
—¡Dios! —jadeo.
—Eso es Anastasia, disfruta.
Agarré el cubrecama con fuerza y apreté mi muslo con
fuerza y un enorme gemido brotó en mis labios que fue
callado por un tierno beso de Diego. Cerré los ojos y una
sonrisa apareció en mis labios, es oficial este chico sabe lo
que hace en sexo.
Lo mire y vi que tenía una enorme erección que se marcaba
en sus pantalones, le di un pequeño empujón para que su
espalda quede apoyada en la marquesa de la cama, me
senté en su regazo y él me miró con una tierna sonrisa.
—Diego, quiero intentar algo contigo... —sentí como mis
mejillas se ruborizaban porque quería practicar sexo oral
con
él, pero nunca lo he hecho.
—¡Hey! —Me llama y toma mi barbilla con cuidado para
que lo vuelva a mirar—. Tú puedes intentar lo que sea
conmigo, escúchame, Anastasia, soy tu pareja no tengas
vergüenza.
—Está bien, quiero hacerte sexo oral—solté rápidamente y
ni si quiera me avergoncé cuando dije esa palabras.
—¡Anastasia! —Exclamó Diego con un tono de burla y le
doy un pequeño puñetazo—. Me vas a quitar lo virgen—
bromea.
Niego con la cabeza y mi mano comienza a bajar
lentamente por sus abdominales hasta el inicio de su
pantalón donde lo desabrocho con cuidado bajo la atenta
mirada de Diego. Le di un golpecitos para que se levantara
y él se sacó sus bóxer y pantalón juntos. El pene de Diego
saltó a mi vista y lo tomé.
—¡Dios Anastasia! ¿estás segura? —pregunto de nuevo
entrecortado ya que varios suspiros se escapaban de sus
labios.
—Si.
Mi mano comenzó a subir y bajar lentamente por su pene y
me agacho para estar a la altura de su pene. Levantó la
vista y veo que tiene una mirada tierna, su mano acaricio
mi mejilla con cuidado.
—Tienes que metértela lentamente y cuidado con tus
dientes—me indica tiernamente y asiento con mi cabeza.
Miro su pene y veo que tiene una pequeña gota de
preseminal, paso mi dedo y lamo la gota y escucho que él
suelta un gemido ronco y muevo mi mano despacio por su
pene. Diego vuelve a gemir desde lo más profundo de su
garganta y las cadera le tiembla ligeramente.
Se le acelera la respiración con cada caricia y su abdomen
sube y baja ante mis ojos. Cuando lo oigo maldecir, me
meto su pene en mi boca y deslizo mi lengua de abajo
arriba. Diego pone una mano en mi cabello. Rodeo el
glande con los labios antes de salir para tomar algo de aire,
lo miro, me está mirando atentamente y me vuelvo a
agachar y tomó aire antes de volver a meterme su pene en
la boca y dibujo círculo delicado con mi lengua.
Se estremece. Me encanta provocar los gemidos que salen
de su boca y observar cómo reacciona su cuerpo.
Siento como agarra mi pelo, pero después lo vuelve a
soltar, se está conteniendo. La tensión de su cuerpo se
extiende hasta el mío a través de nuestras caricias. Las
caderas le tiemblan un poco. Y me meto poco a poco su
pene hasta donde puedo y siento que me estoy ahogando y
me la saco.
—Lo estás haciendo bien—me alienta Diego con la voz
ronca.
Me la vuelvo a meter y esta vez, empuja un poco sus
caderas y comienzo a entrar y salir donde mi lengua
y y g
recorre su pene. Diego comienza a marcar un poco más
ritmo con su cadera y sigo entrando y saliendo y sé que
está a punto
—¡Joder, Anastasia estoy apunto! —grita sacándola y tomo
su mano y comienzo a masturbarlo con ritmo marcado y él
se acerca a mi dándome un beso largo y profundo que
siento que me está robando el aire y me muerde con fuerza
labio inferior cuando llega a su orgasmo.
Rodé a su lado y nos quedamos quietos por minutos
intentando tranquilizar nuestra respiración. Miro el techo y
no puedo evitar que una sonrisa aparezca en mi rostro.
—Ya te he dicho que eres bellísima—susurra con voz ronca,
prácticamente pegando su frente a la mía
—Si, también me has dicho que soy la chica de tu sueño—le
recuerdo, jugando con un mechón negro de su pelo Él
levantó su pulgar.
—Exacto, mi bella.
Solté una risa y entré en el baño en donde me miré en el
espejo y pude ver una Anastasia feliz de nuevo y que no
quería parar de sentir y emocionarse por ese chico que
estaba ahí afuera acostado en su cama. Definitivamente
Diego es luz en mi vida
Ahhhhhh!!!!!!!!!!!! Aquí les dejo un gif de Diego, es
tan hermoso y tierno . Disfrútenlo <3
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido
últimamente en estos ultimos días?
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importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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libro
Capítulo 29
Sentí las pisadas de Diego y como se acercaba a mi
habitación, pero cerré los ojos no quería despertar porque
llegamos hace unas pocas horas de la fiesta de Dylan que
como siempre se descontroló y hasta llegaron la policía
para decir que la fiesta tenía que terminar.
Me removí en la cama y tomé mi celular y vi que era la una
de la tarde del domingo. En ese momento la puerta se abrió
y entró él sin polera con una bandeja en donde podía ver
que había hecho el almuerzo.
—No era necesario que cocinaras, Diego.
Se sentó al lado mío y me puso mi plato que era pasta con
verduras salteadas y la del tenía una hamburguesa. Mi
estómago en ese momento rugió por comida ya que me
había saltado el desayuno.
—Me gusta cocinar—se encoge de hombros—. Tuve que
aprender a cocinar para no morirme de hambre, Anastasia

sonríe con un gesto torcido y recupera su expresión
normal.
Deje mi tenedor suspendido en el aire y lo mire.
—Tuve que aprender muchas cosas que antes no sabía
hacer cuando murieron mis padres. La cocina es algo que
me gusta, supongo que se convirtió en un pasatiempo—
confiesa con una triste sonrisa, que hace que mi corazón se
rompa un poco más.
Nos quedamos callados porque no sabía qué decir. Dejé el
tenedor de vuelta en el plato y le tomé su mano. Él arquea
una ceja y mira mi mano, su mirada estaba algo triste, pero
se recupera con rapidez y adopta una arrogante pose de
regocijo, mientras se relame el labio inferior con un brillo
de deleite en sus penetrantes ojos.
—Eres preciosa en todos los sentidos, Anastasia.
—Creo que me estoy muriendo—murmuro con una sonrisa,
me pongo una mano en la frente y él achica sus ojos y me
observa con curiosidad —. Porque creo que tú eres un
ángel: ¡Dios deja de hacer eso! —Exclamó—: no te das
cuenta de que cada día estoy más cautivada por ti.
Solté un bufido y me crucé de brazos porque era la verdad,
incluso me molestaba a mí misma. Me miró divertido.
—No es mi culpa que sea una persona tan increíble y te
cuento un secreto entre tú y yo—susurro mirando a todas
partes como si hubiera alguien más en mi habitación—. Te
atrape Anastasia, te cautive como tú lo hiciste conmigo.
Lo observo detenidamente y no sé cómo he llegado a este
punto. Se supone que no tendría que haber puesto mis ojos
en un chico. Yo no quería caer de nuevo en el estúpido
amor, se supone que mi meta era volver a hacer libre y
ahora estoy...retrasando todo. Y eso es peor ya que solo es
cuestión de tiempo que explote todo y lastime de nuevo a
Alejandra, Diego, mis gemelos, Jonathan y mi familia.
Solo es cuestión de semanas o meses para saber que mi
tranquilidad se va a ir y que tarde o temprano le romperé el
corazón a Diego y me pregunto si soy tan egoísta por seguir
con él y seguir exponiéndolo.
—¿Qué te pasa, Anastasia? Has pasado de estar sonrojada a
estar muy pálida.
—Nada—digo cortante.
—Me estás mintiendo—se cruza de brazo. Suelto una risa
sarcástica.
—No te metas ¿Qué acaso no puedo pensar?
—No te seguiré en este juego.
Se paró de la cama y tomó la bandeja. Y me miro molesto.
—¿Cuál juego? No sé de qué hablas.
—Crees que soy estúpido o ¿Qué? Quieres ser fría conmigo,
pues yo también lo puedo hacer. Quieres jugar al gato y
ratón, ambos podemos jugar.
—No estoy jugando a nada, Diego. Yo solo estaba pensando
y se me cruzó un mal pensamiento, es que tengo que contar
toda la mierda que pienso o ¿Qué? —Grito molesta. Una
cosa es estar muy románticos y ser un poco cursi, pero no
dejaré que nadie me diga nada.
Pues que se joda, no he pasado tanto para que alguien me
vaya diciendo que tengo que hacer con mis mierdas.
—No. Joder, pero por lo menos podrías ser un poco más
sincera conmigo y no estar a la defensiva todo el tiempo—
Gritó molesto apretando demasiado la bandeja y añade—:
tú, si sabes cómo arruinar un momento, no te he hecho
nada.
Solté un gruñido.
—Es una lástima. Hombre soy así y punto. Son mis secretos
y aún no estoy lista, Diego. Te lo he dicho muchas veces, no
me siento lista para hablar contigo aún. Cada vez que yo...
—Cerré los ojos y respiré hartas veces para no seguir
cargándola—. Sabes que olvídalo...
—Joder, estaba bien Anastasia. No quiero pelear contigo
por algo tan estúpido. Estaré abajo esperándote para que
ambos nos tranquilicemos y después podamos hablar con
calma. En serio que no quiero pelear contigo.
Me crucé de brazos y vi como salía con la bandeja. Me
acerqué a la puerta y la cerré de un portazo.
«¡Mierda, joder!»—grite molesta.
Me acosté en la cama y miré al techo, ¿pero qué mierda
había hecho? Me desquité con la primera persona que
estaba ahí y solo por pensar en Nicolás es que acaso
siempre será así. Mi odio por esa basura de hombre puede
por encima
de todo que hasta paguen las personas que no tienen la
culpa como Diego.
A veces me pregunto cuánto rencor hay en mi corazón y si
algún día podré soltarlo y no aferrarme a él como lo estoy
haciendo ahora. Me pregunto cuándo será el día en que lo
deje y comience a perdonar y sanar mi corazón, sé que no
es sano, pero no puedo...Pienso en cómo fue todo y lo veo
todo rojo. Siento que no podré, que una gran parte de mi
vida está llena de odio, venganza y rencor.
Sé que él lo está dando todo por esta relación contándome
sus miedos y secretos... y ¿Por qué yo no puedo? Y la
respuesta es clara, tengo miedo...Miedo de cómo Diego
pueda reaccionar. Me miró de reojo en el espejo que hay en
mi cómoda y solo veo una persona jodida. ¿Diego merece a
una persona mejor? —Me pregunté a mí misma—. Claro,
eso era más que evidente.
Cuando bajé lo vi hablando por teléfono y me quedé quieta
esperando que terminara su conversación.
—Bárbara, no, no. No volverá a pasar—gritó enojado.
Puse los ojos en blanco.
—Joder, no estoy en mi departamento. Vete maldita sea—
gritó Diego, y cortó la llamada con demasiada brusquedad.
Se dio vuelta y abrió los ojos y frunció aún más el ceño.
—¿Estás mejor? Mira Anastasia, no quiero pelear contigo,
no me gusta...tienes razón, no debo presionarte a nada.
Quiero que tú me lo cuentes cuando esté lista y yo te
escucharé y te apoyare, ¿vale?
Me quede quieta. Tenía ganas de llorar, pensé que iba estar
enojado conmigo y más con la pelea que tuvo recién con
Barbara, pero no, al contrario, me está entendiendo... No
es fácil para mí.
—Perdón, me desquité contigo. Te lo contaré cuando me
sienta lista, Diego, no es fácil para mí.
—Es evidente que no merecía tus palabras y tranquila,
bella, te esperare todo el tiempo del mundo, pero al menos
inténtalo. No te juzgaré ni nada, solo quiero tomar tu mano
y apoyarte.
—Eres el mejor—me senté en la silla—. Podemos comer, por
favor.
—Escúchame Anastasia, no tienes que sentir miedo nunca
de mí, estoy aquí para ti, soy tu pareja y quiero apoyarte en
lo que sea que te preocupa.
—Lo sé, Diego, gracias por entenderme.
Caminó hacia la mesa y se sentó en la silla frente a mí.
—No me agradezca, Anastasia, quiero estar ahí para ti, así
como lo has estado tú para mí en mis pesadillas.
—Diego—susurro.
É
Él sonrió y se levantó de la silla y caminó hacia la cocina en
donde calentó de nuevo la cocina. Pasaron unos minutos y
volvió con la bandeja, dejó mi plato y luego el suyo.
Se sentó al lado mío y comenzó a comer. Lo miré de reojo y
podía ver que realmente lo había lastimado. Estire mi mano
y tome su mano que quedó suspendida en el aire.
—Fui una tonta, en serio perdón, Diego, perdóname.
—Lo fuiste, pero ya paso, bella.
Lo observé detenidamente y giró su cabeza con una
pequeña sonrisa.
—Deja de mirarme así—él puso su pulgar cerca de mi labio
e hizo como que limpio—. Listo. Creo que se te estaba
cayendo algo de baba por mí—se burló de mí y limpio su
dedo en mi polera.
Le di un manotazo.
—¡Que imbécil! —Solté una risa porque sentía como el
ambiente entre nosotros se iba relajando.
—No, no. Tú sabes que no lo soy—murmuró con una sonrisa
presuntuosa y tomó mi tenedor y pincho un poco de
verdura para después guiarlo a mi boca—. Ahora come que
se va a volver a poner helada la comida.
Tomé el tenedor y comenzamos a comer al principio en un
silencio y poco a poco fui tirando bromas para tratar de
alivianar el ambiente y él también se unía a mí

******
Entré a mi pieza con un enorme plato lleno de palomitas y
bebida para ver la siguiente película después de que
habíamos peleado poco a poco las cosas se calmaron y
decidimos ver películas ya que no queríamos salir
tampoco.
Tuvimos suficiente con la fiesta de anoche. Yo sabía que no
teníamos que ir y aun así fuimos y la pasamos súper bien,
el problema fue después cuando eran las seis de la mañana
y Dylan no quería parar la fiesta aun cuando ya habían
estado dos veces la policía y a la tercera nos querían llevar
detenidos por causar caos.
—Lista mi bella para ver tu película.
Me acosté a su lado y no perdió el tiempo en rodearme con
su brazo y atraerme más a su pecho.
—No. No, no me gusta esta película porque lloro mucho—
digo haciendo un puchero.
Él me mira divertido por mi reacción.
—Yo quiero verla, quiero saber porque una estúpida
película hace sufrir tanto a mi chica—murmura con una
sonrisa ladeada y burlona porque él imbécil me quiere ver
llorar—Si lloras te doy permiso de limpiar tus mocos en mi
polera—
se sigue burlando.
Solté una carcajada y tomé mi computador, busqué entre
mis películas favoritas y le puse play a un amor para
recordar: ¡Dios mío, por favor no me hagas llorar tanto con
esta película! —Me dije a mi misma.
—Esta película es un clásico cliché—digo con una sonrisa—.
Es obvio que él se iba a enamorar de Jamie, es hermoso.
Él me mira por un momento antes de mirar de nuevo la
película. Cerré los ojos cuando Jamie le dice a Landon que
está enferma. Joder, no puedo evitar que mis ojos se
empañen de lágrimas.
—Odio esta película por ser tan jodidamente hermosa, en
serio, siempre que la veo me rompe el corazón—digo entre
enojada y triste.
—Estás muy sentimental, Anastasia—murmura con un tono
juguetón y me aprieta el muslo—. Se cómo te puedo animar
después y también como puede gritar fuerte—se burla
maliciosamente, ladeando la cabeza.
Ignoro esa última parte y decido responder la primera
parte de su frase.
—¡Oh, vamos! —Exclamó con una sonrisa y no puedo evitar
emocionarme—. Este es el típico cliché de las historias del
amor entre la chica inocente y él malo, pero aquí ahí
cambio sincero de Landon e intento cumplir cada uno de
sus sueños y Jamie no se merecía es final...No puedo con
esta película.
—No llores, Anastasia. —Me abraza y me da un beso en el
pelo.
—No puedo evitarlo...—Suspiro, cuando escucho que
Landon le pide matrimonio a Jamie—. Voy a llorar Diego, es
tu culpa—digo entre enojada y triste.
—Recuérdame jamás ir al cine contigo—dice con una
mueca burlona y le pego un codazo—. ¡Salvaje!
Lo miro por un segundo, antes de darle un pequeño beso.
Me concentro de nuevo en la pantalla de mi computadora.
Una hora después, termina la película. Suelto un suspiro,
adoro esta película, es mi favorita y no me canso de verla.
—¿Qué te pareció, fue muy predecible para ti?
—No está mal, es una historia muy linda y puedo entender
a Landon cuando se enamoró de Jamie, porque él se dio
cuenta que era la chica indicada y me pongo en sus jodidos
zapatos—se acerca a mí y me acaricia la mejilla.
Me levanto de la cama y me estiro un poco. Me peino con
los dedos mi largo cabello castaño con ondas.
—Eres jodidamente bellísima—susurra.
Lo miro y veo que se puso rojo, sonrió y me acerco a él.
—Gracias, pero tú no te quedas atrás, ángel—lo pincho y
tiro con fuerza su pelo.
Él quita mi mano de su pelo y tira de mí para que me siente
en su regazo. Me quedo embobada mirando su perfecto
rostro, si definitivamente cae en la categoría de un ángel
que es entre un chico malo pero tierno y cursi. Muerdo mi
labio inferior.
—Perdón Anastasia, pero escuche bien—tomó mis manos y
las entrelazó con las suyas —. ¿Me llamaste ángel? —
Pregunta con diversión.
—Mmm...Algo así, eres muy guapo y caes en la categoría de
ángeles, así como Patch—bromeo.
Él pestañea varias veces desconcertado.
—¿Categoría de ángel? Y ¿Pacht? —Pregunto aún
desconcertado. No puedo evitarlo y se me escapa una
pequeña risa.
—Si, ya sabes hombres perfectos, jodidamente sexy,
caliente y que siempre están diciendo cosas románticas y
también que cuando duermen se ven aún mejor, porque se
ven inocentes, pero a la vez ardientes y calientes—terminó
de hablar con una sonrisa de boba y aguantando la risa.
Me miró por un segundo, antes de soltar una ruidosa
carcajada, que se dobló hacia adelante. Me abrazó más
fuerte y seguía riendo y de repente su frente cayó sobre mi
hombro.
—¡Oh, oh, oh! ¡Estoy viendo a mi Anastasia tontita! —Dijo
aun riéndose—. Categoría de ángeles ¿Es en serio?
—¡Oye! —Exclamé con una sonrisa—. Siente jodidamente
afortunado, no cualquiera cae en esa categoría.
—¿Es en serio? —Preguntó con una enorme sonrisa.
Bufé molesta y me levanté de regazo. Camine hacia donde
estaba mi repisa y saque el libro de Hush Hush y camine de
nuevo en donde estaba él mirando con una sonrisa traviesa.
—Toma—me miró por un segundo a mí y luego a mi libro —.
Vamos, tómalo, no te va a morder el pobre libro.
Él sonrió y tiró de mi mano tan rápido e hizo que me
quedara acostada en mi cama. Sonrió maliciosamente y me
miró fijamente. Mi respiración se alteró. Tomé con fuerza el
libro y lo apoyé contra su pecho.
—Tú léelo—digo con una sonrisa inocente.
Tomó el libro y lo hojeó brevemente. Lo miré, era un
hermoso espectáculo de ver cómo podía realizar una acción
tan simple como mirar un libro y verse tan ardiente y
guapo, ahora entiendo porque todas las chicas lo desean. Él
ni siquiera se esfuerza en ser sexy o ardiente, le sale
natural. Miro a Diego y veo que está con una sonrisa
traviesa y concentrado leyendo.
Eres un espectáculo de ver, ángel sexy y ardiente—me digo
a mí misma. Miro como él se sienta en la posición de indio
y empieza a leer el libro con una sonrisa. Sabía que le iba a
gustar o se iba a sentir identificado con Patch.
Una hora después, tenía su cabeza apoyada en mi
estómago y aún seguía leyendo Hush Hush. Cerré los ojos
por unos minutos, pero sentí los labios de Diego.
—Despierta Anastasia—abrí los ojos y él estaba sentado
mirándome—. Te están llamando.
Me pasó mi celular y vi que era un número desconocido.
Me levanté de la cama y salí de mi habitación.
—¿Quién eres? —Pregunté con desconfianza.
—Soy Simón, tenemos que vernos hoy, puedes a las dos de
la mañana—dijo tan rápido que apenas lo puede entender.
Me alejé aún más de la puerta de mi habitación y entré a
otra que estaba vacía.
—Simón—, digo molesta—. Si es algún truco para pasar
más tiempo conmigo o algo por el estilo, olvídalo.
—¡Que no! —Exclamó—. Tenemos que vernos, quiero
mostrarte algo.
Negué con la cabeza.
—No puedo hoy, tengo mejores cosas que hacer.
—Anastasia, es importante—soltó un suspiro—. ¿Puedes
mañana a las cinco? —pregunto.
—Simón, no confío en ti.
—Anastasia: solo quiero ayudarte, es muy importante que
nos veamos.
—Mira te aviso si puedo, adiós—corté la llamada y salí de la
habitación en donde estaba Diego cruzado de brazos y
tenía el ceño fruncido. Oh no, joder otra maldita pelea, veo
venir—me digo a mí misma y más cuando Diego me está
tirando dagas con su mirada.
—¿Qué estás haciendo? —Digo molesta.
—¿Qué me ocultas Anastasia? —Pregunto serio.
—Nada.
—¡Nada! —Exclamó molesto y enojado—. Te viniste a
encerrar a esta habitación para que no escuchara tu
conversación, ¿por qué? Tan grave son tus secretos y miedo
que no puedo saber nada de ti.
Caminé de nuevo hacia mi habitación y él me siguió.
—¿Por qué no confías en mí? —Dice enojado—. Porque eres
tan misteriosa, Anastasia, sé que te dije que no te iba a
presionar a nada y lo mantengo. Pero por favor, Anastasia,
me preocupas tú. —Solté un bufido y me tomó de la cintura
—. Mírame, Anastasia, estoy aquí contigo. Confía en mí, por
favor.
Lo miré por un segundo y me solté de su agarre.
—No te metas Diego, es mi vida, por favor. Es mejor que
estés lejos de esto es por tu bien—le di la espalda.
—Vale, no meto en tu vida—dijo decepcionado. Lo miré de
reojo—, eso significa una cosa para mí—se puso frente a mí
—. Que no pertenezco a tu vida Anastasia, tú no me quieres
en ella, solo quieres pasar un buen rato conmigo.
Lo miré fijamente y sus ojos expresaban decepción
—Para las mujeres solo soy un buen polvo, ¿verdad? Soy el
chico sin compromiso. Para las mujeres solo soy el que
puedo complacerlas con el sexo, ¿verdad? Me duele que tú
pienses así de mí que solo me estés utilizando. Eso me
duele jodidamente en mi corazón, pensé que íbamos en
serio.
Mi corazón se rompió cuando escuché eso, porque yo no lo
veía así, solo que no quería que se mezclara con mi pasado
turbulento. Me acerqué a Diego, pero él dio un paso atrás.
—Supongo que después de todo, yo mismo me busqué esa
reputación, pero pensé que íbamos por un buen camino,
pero soy un imbécil.
—Diego, yo no...
—Tú solo me querías para pasar un buen rato, Anastasia,
¿verdad? —Insistió—. Recuerda cariño, sin sentimientos.
Él pasó por mi lado rápidamente y me quedé quieta en
donde estaba y negué con la cabeza, salí detrás de él,
porque estaba sacando todo de contexto. Llegué
rápidamente a donde estaba él y tomé su brazo.
—Diego, espera un poco por favor—frunció el ceño y se
cruzó de brazo—. No te cuento de mi vida, porque mi vida
está jodida, quiero mantener lo nuestro limpio...Tengo
demonios que aún tengo que enfrentar, pero tengo que
hacerlo sola, porque es parte del pasado, pero tú eres parte
de mi presente.
Él seguía mirando seriamente.
—Tienes que confiar en mí. No quiero que te involucres en
algo de mi pasado, solo pensemos en el presente, por favor.
Me acerqué a él y me puse de puntitas, mis manos
rodearon su cuello.
—Confía en mí—le digo en un susurro.
—Confío en ti Anastasia, solo que tengo miedo de que esté
en peligro y también de que me rompas el corazón, no lo
hagas, por favor. —me suplica.
—Diego: yo confío en ti y es por esa razón por lo que te
mantengo al margen de mi pasado porque si te enteras de
él, lo más probable es que rompa tu corazón—murmure.
—¿Qué es lo que esconde Anastasia? ¿De qué huyes,
Anastasia?
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza
—La persona que me llamó antes era mi amigo, pero ya no,
solo quería decirme algo, pero no confió en él—solté de
repente e intentando cambiar el tema.
Pestañeó varias veces y asintió.
—Mi hermano murió por salvar mi vida—cierro los ojos
fuertemente—. Fue mi culpa que muriera.
Me abrazó más fuerte y me agarró con fuerza a su polera.
Él me acarició la espalda y me dio un beso en el pelo.
—No es tu culpa, bella—dijo en un susurro.
Claro que fue mi culpa, pero no me sentía todavía
preparada para contarle a Diego cómo sucedieron las cosas
porque aún me cuesta asimilar todo, me cuesta aún creer
que mi hermano murió, que mi exnovio me traicionó y todo
para alcanzar su objetivo.
Me separé de él y entrelacé mi mano con la suya y caminé
en donde estaba el sofá.
—Quiero que confíes en mí—suelto de repente—, pero no
siempre te contaré lo que hago, porque como te dije antes
tengo demonios del pasado que debo enfrentarme yo sola.
—Confío en ti, Anastasia, pero no necesita dar esa pelea
sola, podemos hacerlo juntos—dice.
Lo observé fijamente y me quedé callada, antes muerta. No
dejaré que Diego se involucre en esto, no dejaré que nadie
jamás le toque un solo pelo y menos Nicolás y si tengo que
seguir mintiéndole sobre mi pasado, engañarlo y evadir sus
preguntas lo haré. Soy lo peor como puedo mentirle en la
cara y seguir viéndolo a los ojos, esos ojos que solo miran
con amor, pasión y deseo.
«Soy la peor. Miento a la gente que amo y no siento
remordimiento al momento de hacerlo y menos si así me
aseguro de que ellos estarán bien»—me repito una y otra
vez tratando de calmarme.
Mmm... no pensé que este capitulo iba a quedar tan
largo, pero espero que les guste. Les daré un pista
por
ahora las cosas esta muy calmada pero pronto pasara
algo y bueno, me callo un mes... A no ser...
Hola Hermosa criaturitas, por cierto soy fans de
ElRubius ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos
ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 30
Me desperté antes que Diego. Tomé mi celular y miré la
hora de mi celular eran las diez de la mañana. Primer lunes
que amo ya que es feriado y no hay clases en la
universidad. Mis pies tocaron el frío suelo y me metí al
baño, me lavé los dientes e hice mis necesidades.
Bajé con cuidado las escaleras y me metí en la cocina en
donde iba a hacer un rico desayuno para los dos ya que
siempre cocinaba Diego y ahora quería tratar de
sorprenderlo.
Sonreír al ver mi resultado me quedaron muy bien hot
cakes y por último agregó arándanos para que queden aún
más ricos. Lavó toda la loza sucia y tomó la bandeja con
cuidado. Subo las escaleras. Cuando entró en la habitación
él siguió durmiendo.
Dejé la bandeja en la mesita y me senté al lado de él. Me
inclino y comienzo a darle pequeños besos en donde él se
remueve y bate sus largas y gruesas pestañas. Sus
hermosos ojos cafés se abren y me mira con diversión.
—Buenos días, ángel—rozó mi nariz con la suya. Dejó un
suave beso en sus labios y tomó la bandeja.
—Me encanta despertar contigo—dice con voz ronca y
sentándose en posición de indio.
Tomó la bandeja y la dejó en la cama. Me ubicó frente a él
imitando su posición. Me observa sorprendido.
—¡¿Que?! Hombre si sabes que sé cocinar, ¿verdad? —Digo
divertida por su expresión.
Pone los ojos en blanco. Él suelta una ruidosa carcajada y
estira su mano, me acaricia la mejilla. Sus ojos brillaron
con diversión, a veces me cuesta tomar en serio a Diego ya
que siempre está hablando en idioma de tirar bromas.
—Claro que lo sé. Pero es un lindo detalle que cocines para
mí.
—Tú siempre lo haces, ahora me toca a mí. Esto es
igualdad de género Diego.
Él me sonríe divertido y se lleva un pedazo de hot cakes y
lo mastica lentamente haciendo la situación más dramática.
Pongo los ojos en blanco porque confío en mí misma y sé
que cocino muy bien.
— Muy rico —dice por fin aun masticando el pedazo de hot
cakes y se lleva otro a su boca, mis ojos miran como su
lengua lame un poco de miel quedo en sus labios y me
quedo atrapada en ese gesto ¡Madre mía! —pienso en mi
porque esa lengua...niego con la cabeza—¡Hey! —me llama.
Lo miro a los ojos y sus ojos brillan con diversión, ¡mierda!
Me ha pillado recordando lo que paso ayer, vuelvo a míralo
y una sonrisa perversa se extiende por sus labios. Me
aclaro la garganta.
—Lo sabía, nunca dudé mis habilidades para cocinar—alzó
mi barbilla con orgullo y trato de desviar mis
pensamientos.
Su sonrisa se agranda mucho más como si estuviera
compartiendo una travesura conmigo, lo cual es cierto,
pero...tiene que ser tan arrogante.
—Tú tienes muchas habilidades, al igual que yo. Por
ejemplo: mi mejor habilidad ahora en estos momentos es
sacarte la ropa muy lentamente y hacerte enloquecer. —
Dice con voz gruesa y sexy.
Me aclaro la garganta y siento como mis mejillas se van
sonrojando. Él toma mis manos.
—Y creo que te contagió esa habilidad porque tú puedes
desnudar muy lentamente siempre que quieras—puso su
mano en mi nuca y me atrajo hacia él, chupó mi labio
inferior y mordió antes de besarme con deseo. No perdió
tiempo y adentro su lengua. Cerré los ojos y puse una de mi
mano en su pecho.
Sentí cómo se movían los platos y abrí los ojos, me separé
de él.
—Primero comamos—Él sonrió ampliamente mostrando
una sonrisa picarona.
El desayuno se acabó rápidamente, supongo que ambos
teníamos mucha hambre y fue como siempre tranquilo y
cada vez notaba que se hacía más común estar juntos y se
sentía tan cómodo estar con él.

******
Diego dibuja círculos en mi estómago. Bajé mi libro y lo
miré por un momento. Él me sonrió dulcemente.

—Tienes una piel tan suave—susurro sobre mi piel y


respiración se entrecorto, trague duro.
—¿Estás coqueteando conmigo?
—Mmm... —Murmuró. Se acercó a mí y me dio un suave
beso en los labios—. Puede ser.
Sonrió y dejé mi libro de lado y me concentré en el
hermoso hombre que tenía en frente de mí.
—¿Qué planes tienes para hoy? —Pregunte con curiosidad.
Se estiró para atrás y apoyó su cabeza en la marquesa de la
cama y puso sus brazos detrás de la cabeza y me miró con
intensidad.
—¿Quieres una respuesta sincera? —Preguntó con
diversión. Asentí con mi cabeza—. Pues tenía pensado que
solo seamos tú y yo en tu cama — tomó mi mano y tiró de
mí e hizo que me sentara en su regazo. Tomó un mechón de
mi cabello —. Y que hagamos muchas travesuras.
—Pervertido.
Sonrió burlonamente y puso una mano detrás de mi cabeza.
Me acerqué más a él, puse mis manos en su pecho.
—Y a ti te encanta.
Lo observé con los ojos entrecerrados y escuché como
soltaba una pequeña risa antes de presionar su boca sobre
la mía.
Empieza a mover sus labios y mis manos curiosas tocan su
duro torso de arriba y abajo. Él adentra su lengua dentro
de la mía y el beso cada vez va subiendo más de intensidad.
Él no pierde el tiempo y sus manos se cuelan debajo de su
camiseta y comienza a subir lentamente hasta llegar a su
destino. Aprieta mis pechos. Suelto un pequeño gemido.
Se separa lentamente y por fin puedo tomar un poco de
aire. Él cambia de dirección y comienza a repartir
pequeños besos en mi cuello. Cierro los ojos con fuerza.
«Contrólate Anastasia, no enloquezca porque si lo haces
tendrá más alto su ego»—digo mentalmente.
Él suelta una risa y pone una mano en mi barbilla.
—¡Oh, claro que vas a enloquecer Anastasia! —Exclama con
una sonrisa de superioridad—. Además, yo he escuchado
tus gemidos y creo que es mi sonido favorito.
—Eres un imbécil, se supone que eso era para mí misma—
digo con un puchero.
Me hace girar y mi espalda toca el suave colchón. Él me
mira con diversión y toma el dobladillo de mi polera y me la
saca con cuidado.
—Tendrás que controlar más tus pensamientos y no decirlo
en voz alta—él pone sus manos en mis pechos y le da un
apretón y comienza a masajear mis pechos hasta que están
duro y necesitado y Diego se lleva un pecho a la boca y lo
otro lo pelliza y masajea, no puedo controlarlo y suelto un
gemido—. Me encanta ese sonido, eres ardiente.
Él se inclinó y me besó de nuevo, puse mis manos en sus
hombros. La mano de Diego fue bajando hasta llegar al
inicio de mis bragas. El me empezó a dar un beso por toda
la cara y tomo aire antes de meter su mano dentro de mis
bragas y sus dedos comienza a explorar mi sexo y mete dos
dedos en mi vagina.
Me mira fijamente con una sonrisa, mientras con destreza
su mano se mantiene acariciándome y sus dedos mantienen
un ritmo lento que hace que poco a poco mi vista se nuble
por el placer que me está proporcionando.
Muerdo mi labio inferior y repito su nombre una y otra vez.
—Eres bellísima—me susurra antes de mordisquear mi
oreja—. Córrete en mis dedos, Anastasia.
Diego me vuelve a besar y agrega otro dedo que comienza
a estimular mi clítoris haciendo que me moje aún más y
que sea más rápido el orgasmo. Se separa y comienza a
darme pequeños besos calientes en mi cuello y sigue
bajando hasta que llega a mis pechos y se mete uno en la
boca donde succiona con fuerza y el otro lo masajea con la
mano libre. Me retuerzo en la cama y lo llamó varias veces
por su nombre.
—¡Eso es Anastasia, grita mi nombre! —dice con la voz
agitada y acelerando cada vez su mete y saca de mi sexo.
Cierro los ojos con fuerza porque siento mi orgasmo a la
vuelta de la esquina y siento que caigo en un lugar lleno de
placer. Enredo mis manos en su cabello obligándolo a bajar
su cabeza para que me bese. Cierro los ojos con fuerza
mientras alcanzo mi cumbre de placer, me estremezco
mientras jadeo.
Él me sonrió burlonamente y me dio un beso en la mejilla.

******
Él toma mi mano mientras caminamos por las calles de
Barcelona sin ningún destino. Lo miro de reojo y se ve tan

guapo todo de negro e incluido su gorra.


—¿A dónde quieres ir, Anastasia?
Me encojo de hombros y Diego tira de mí para no chocar
con otra pareja.
—Vamos a una plaza—propongo.
Asiente y me guía por las calles que están repletas de gente
que van apuradas o de turistas que sacan fotos en cada
esquina, no los culpo Barcelona es una ciudad hermosa.
Caminamos unas cuadras y llegamos a una pequeña plaza.
Él tira de mi mano y camina en donde hay una banca y nos
sentamos. Me acerco más a él y me abraza.
Nos quedamos en silencio mirando a la gente pasar y lo
miró de reojo. Me muerdo el labio inferior con fuerza,
porque estoy segura de que cada día que paso al lado de
este chico mis sentimientos se van agrandando cada día
más y eso me asusta, pero no de enamórame...Tengo miedo
de que quieran hacerle daño a él y por mi culpa.
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti—digo en voz
bajita que por un momento pienso que él no me escuchó.
—Anastasia—, pone su mano en mi barbilla y me observa
sorprendido—. Con sentimientos, ahora—dice, mirando con
mucha intensidad y con una sonrisa tierna que hace relucir
esos hoyuelos.
Yo asiento, se acabó lo de sin sentimientos. Toma mi mano
y la lleva hacia su corazón en donde late rápidamente.
—Con sentimientos, Diego.
Él toma mi cara entre sus manos antes de besar
profundamente, mis manos se enredan en su pelo y lo
atraigo más hacia mí. Chupa mi labio inferior antes de
morderlo y adentra su lengua en mi boca en donde
nuestras lenguas danzan en un baile.
Me separo de él por un poco de aire y me da un beso en
frente. Me quedo quieta ante su gesto tan tierno, he
aprendido que él es un chico tan tierno por dentro que no
es nada como yo lo conocí. Lo observo y sé que me está
mostrando al verdadero Diego, que no se está escondiendo.
—Tienes esa mirada de tontita que solo la pones cuando me
miras a mí—dice burlonamente.
Pongo los ojos en blanco y sonrió de lado.
—Claro, claro.
—Enojona, admítelo que conmigo te pones tontita y que no
puedes evitarlo —lo miro de reojo—. No me hagas un
puchero, que te ves muy tierna.
Él pone su dedo en mis labios y lo muerdo con fuerza. Él lo
retira rápidamente y me mira fijamente.
—Salvaje—bromea—. Pero vamos a admítelo—insistió como
un niño pequeño haciendo un puchero.
Lo miré divertida.
—¿Qué tengo que admitir? —Digo pensativa y poniendo mi
mano en la barbilla.
Él achicó sus ojos y me dio un suave beso en los labios.
—Quiero que digas esto—él se aclaró la garganta y se
mordió el labio para aguantar la risa—. Yo, Anastasia
Evans, admito que Diego Rivero tiene un poder para hacer
que me ponga tontita cuando estoy a su alrededor porque
él es un hombre demasiado caliente, ardiente y sexy.
Abrí los ojos y no pude evitarlo y me empecé a reír. Se
cruzó de brazo y fingió estar enojado.
—¡Estás loco! —Exclamó entre risas. Sonrió de lado y me
tiró un mechón de pelo.
—Dilo y te juro que no te molesto más.
Negué con la cabeza y me levanté de la banca.
—No diré eso, ahí te quedas bombón—digo con una sonrisa.
Me di la vuelta y comencé a caminar. Lo miré de reojo y
seguía sentado con una sonrisa.
Crucé la calle y sentí como él gritaba mi nombre. Apenas
pude reaccionar cuando él tomó mi mano y comenzó a
correr conmigo. Me apretó con fuerza la mano y
esquivamos a la gente.
—Con sentimientos, Anastasia—gritó fuerte, mientras aún
corríamos. La gente nos miraba con una sonrisa y otros con
una mueca. Bah qué sabe la gente de nuestra historia.
Diego dejó de correr y me tomó de la cintura. Puse una
mano en mi pecho e intenté controlar mi respiración. Tenía
una enorme sonrisa y se pasó una mano por el pelo
alborotado aún más.
—¡Estás loco! —Digo por fin, cuando puedo recuperar un
poco el aire y mi respiración volvía a tranquilizarse.
—Tú me tienes así— se acercó más a mí y me tomó
firmemente de la cintura—. No pares de hacerlo, porque
me haces feliz, bella—el miro como la gente pasaba por
nuestro lado —. Tú jodidamente me hace feliz—gritó de
nuevo.
Sonreí como una niña y me puse de puntitas. Mis manos
rodearon su cuello y paso su mano por mi cintura.
—Promete que no vas a volver a esconder al verdadero
Diego—él me sonrió de lado—. El mundo merece conocerte,
Diego.
—Aún no me siento listo para mostrar mi verdadero yo, por
ahora solo contigo Anastasia—me susurró antes de darme
un beso pequeño en los labios.
—Estaré contigo, no lo dudes.
—Mmm..., me gusta cómo suena eso.
Me acerco aún más y le doy un corto beso. Tomo su mano y
de nuevo comenzamos a correr, no puedo evitar, pero
comienzo a reír con él. Definitivamente Diego me hace
increíblemente feliz y él merece la pena, merece la pena
luchar por él y cuidarlo.
No sé en qué momento exacto habría caído por los
encantos del chico que alguna vez consideré como un
imbécil, no sé cómo al final él se pudo meter en mi corazón.
No tengo una explicación simplemente me cautivó conocer
al verdadero Diego y estoy segura de que pronto podré
decir que caí profundamente enamorada de él, porque mis
sentimientos crecen muy rápido y no me arrepiento.
Ahhhh!!!! Hoy día llegamos 100.000 mil lecturas y
subí una foto a mi instagram agradeciendo su enorme
apoyo
aun no me lo creo que en dos meses llegáramos
cuando hace dos meses atrás estaba diciendo que
llegamos
50.000 mil lecturas.. muchas gracias por su apoyo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 31
Entramos a un pequeño restaurante vegetariano. Él se
sentó a mi lado y me rodeó con su brazo, me acerqué a él y
le di un beso en su barbilla.
—¿Qué me recomiendas comer? —preguntó.
—Te parece una lasaña, es muy rica—digo mirando el
menú, lo observé de reojo y él asintió.
La mesera se acercó y miró fijamente a Diego. Negué con
la cabeza y él sonrió burlonamente al ver mi expresión.
—Buenas tardes. Ya saben lo que van a pedir—dijo con una
sonrisa coqueta a Diego.
La miré fijamente, era una chica de unos veintitrés años o
veinticinco de pelo rubio corto, ojos café y morena, era
linda la chica. Él me miró por un momento antes de pedir.
La chica pestañeó varias veces hacia él y puso un mechón
de pelo detrás de la oreja. "Será creído, el imbécil"—dije
mentalmente y observando la escena La chica se alejó con
una enorme sonrisa. Lo observé de reojo y negué con la
cabeza porque sabía que lo estaba haciendo a propósito. Él
quería verme celosa, pero no lo va a conseguir.
—¿Te ocurre algo? — Diego exhibe una enorme y pícara
sonrisa, encantado por la pregunta que me acaba de hacer.
—No, solo tengo hambre—murmuro.
Apoye mi cabeza en mi mano, mire a la ventana y observe
cómo la gente pasaba. Él estiró su mano, tomó un mechón
de mi pelo y comenzó a enrollarlo en su dedo.
—Eres tierna cuando estás celosa—me provoca.
—No lo estoy—digo tratando de sonreír lo que hizo que
agrandara su sonrisa—. Eres muy predecible, cariño.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en el pelo donde
soltó una pequeña carcajada haciéndome cosquillas. Cerré
los ojos por un momento.
—Claro, claro, voy a fingir demencia solo porque me gustas
mucho.
La camarera se acercó de nuevo y dejó nuestras bebidas y
volvió a hacerle ojitos antes de irse.
—Anastasia: te puedo preguntar algo.
—Claro—digo distraída jugando con el salero que había en
la mesa.
—¿Por qué nunca hablas de tus padres o de tu familia?
—Mmm...No sé nunca me lo habías preguntado—lo observé
y entrelazo mi mano con la suya. —Mis padres son de
Madrid, son increíbles para mí, son los mejores padres que
pude pedir y mi hermano... —Solté un suspiro y cerré los
ojos—. Fue el mejor hermano que pude pedir para mí. Era
más que eso para mí, era mi mejor amigo, mi entrenador y
mi compañero de aventura. Fue el mejor, él me enseñó todo
lo que sé en las peleas. Era el mejor de Madrid en las
peleas y juntos éramos imparable. Era el mejor—digo con
una sonrisa.
Él me sonrió de lado.
—Se ve que fue una persona increíble—me acarició el pelo
—. Tienes una admiración por él y tus ojos brillan cuando
hablas de él.
—Lo admiro mucho y siempre estoy pensando en él, aunque
él no esté conmigo...Yo puedo sentirlo conmigo cada día, sé
que suena estúpido lo que digo, pero... —Antes de que
termine de hablar él me interrumpe.
—No es estúpido lo que dice Anastasia. Yo también lo
siento con mi familia. Mi familia también era increíble, mis
padres estaban tan enamorados y mis mellizos eran
hermosos—él hace una mueca—. Yo era el mayor de mis
hermanitos. Mis mellizos pequeños ahora tendrían doce
años. Ellos eran un terremoto juntos, los amaba a esas
bestias—él se queda callado un momento antes de negar
con la cabeza—. Pienso cada día en mi familia. No hay un
solo día que no me acuerde de mi madre, padre o de mis
mellizos favoritos.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y lo abracé
fuertemente.
—Diego, me duele verte así—digo en un susurro porque es
la verdad. No quiero imaginarme el dolor que siente él
porque, joder, perdió a toda su familia. Yo no sé qué haría
sin mis padres, pero en cambio él pudo salir adelante—.
Eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida.
Eres tan bueno.
—Tampoco te pases, solo he aprendido a vivir con el dolor
al igual que tú.
—Supongo que ambos hemos podido con el dolor—digo en
un susurro.
Puso una mano en mi barbilla y me miró fijamente, en sus
labios apareció una hermosa sonrisa.
—Aún no se me olvida que estás celosa—bromea tratando
de cambiar de tema.
—No eres mi persona favorita en estos momentos—bromeo.
Él se inclinó y me dio un suave beso.
Miré hacia al frente y vi como la mesera se acerca a
nuestra mesa con la lasaña, ella solo tiene ojos para Diego.
Estoy segura de que ni noto mi presencia...La muy cínica.
Ella dejó la lasaña y nuestros platos.
—Si necesitas cualquier cosa, me avisas—dijo
coquetamente a Diego.
Lo observé y él frunció el ceño.
—Gracias—dice un poco molesto. Yo solté una pequeña
carcajada. La mesera me miró y abrió los ojos—. No quieres
nada más, amor—dice marcando bien la palabra amor.
Miré a la camarera quien estaba comenzando a sonrojar.
Me aclaré la garganta.
—Solo una cosa que no mires tanto a mi novio, porque se
puede desgastar porque lo miras como si te lo fueras a
comer—bromeo.
La chica se puso más roja y él se mordió el labio inferior
para aguantarse la risa.
—Oh, perdona...Yo pensé que eran amigos—dijo
avergonzada la camarera.
Sonreí y me encogí de hombros.
—Nah... Normal, aun no entiendo cómo lo soporto con lo
imbécil que es—bromeo. La chica se rio y Diego tosió
molesto.
—Bueno perdón y provecho—dijo antes de irse
rápidamente.
Miré a Diego con una sonrisa, puse mis manos en sus
mejillas y se la apreté. Él hizo cara de dolor y solté sus
mejillas
que tenían un leve tono rojo.
—No hagas eso Anastasia, me duele—dice refregándose sus
mejillas. Sonreí inocentemente hacia él.
—Llorón—le saque la lengua y tome un pedazo de lasaña.
El almuerzo transcurrió normal y entre bromas con Diego
como siempre, aunque al frente de nosotros había un par
de chicas que literalmente se estaban comiendo a Diego
con la mirada y por supuesto que él lo notó, es como un
imán para las mujeres. Supongo que él ya está
acostumbrado a que las mujeres se lo devoren con la
mirada.
Cuando terminamos de comer él entrelazó nuestras manos
y caminamos de nuevo por la calle de Barcelona, mirando
los edificios que son increíblemente alto. Me encanta
Barcelona.
Caminamos por las calles sin rumbo alguno hasta que a
Diego le sonó su teléfono y contestó la llamada, nos
pusimos al lado de una heladería. Él habla con Cameron y
sonreía cada rato y se tiran bromas muy malas que solo me
hacían reír de lo estúpidos que eran esos dos juntos y dicen
que mis amigos son raros.
—Vale cariño, nos vemos en el departamento de Alejandra
—solté una risa y él me guiño el ojo—. Si vamos a ir, mira
que te pones enojón hombre, relájate... —Diego soltó una
risa y negó con la cabeza. Cortó la llamada y guardó su
celular.
—¿Quieres ir al departamento de Alejandra? Porque hay
fiesta.
—Claro—digo divertida aun por la llamada—. Además, creo
que a Cameron le dará un infarto si no te ve ahí en unos
minutos.
—Él simplemente no puede vivir sin mí, soy el hombre de
su vida—bromea. Tomó mi mano e hizo parar a un taxi.

*******
Llegamos al departamento de Alejandra. Diego tocó la
puerta tres veces antes de que la puerta se abriera y
viéramos a Cameron con una cerveza en su mano. Él
abrazó a Diego y me dio un enorme beso en la mejilla.

Él entrelazó mi mano con la suya y todos nos miraban con


una sonrisa. Alejandra corrió en donde estaba y me abrazó
con fuerza.
—¡Jesús mío! Déjame respirar—bromeo, porque me tenía
firmemente agarrada del cuello.
—Perdón, pero te extraño, amor—me guiñó el ojo. Solté una
risa y negué con la cabeza. Caminamos los cuatros y nos
sentamos en un sillón en donde saludamos a los demás, por
suerte no estaba Bárbara porque no quiero una de sus
escenas.
Él me ofreció cerveza, pero negué con la cabeza, tomó una
Coca-Cola y acepté. Abrí la bebida y le di un sorbo. Lo miré
de reojo.
—¿Qué pasa, Diego?
—Te admiro en silencio porque eres bellísima y no tengo
palabras para describir como tú me haces sentir y sé que si
lo intentara no podría porque me haría un lío con mis
propias palabras y mis pensamientos—declaró en un
susurro.
Me quedé callada y apreté mis labios porque no sabía si
besarlo o reírme por lo cursi que me salió este chico. Él se
pasó una mano por el pelo con un claro gesto de
nerviosismo.
—Te estás ablandando muchachote.
—Soy sincero contigo.
Mis manos las puse en las mejillas de Diego y cerró los
ojos. Acaricié su barbilla y podía sentir como tenía un leve
rastro de barba.
—Te contaré un secreto: la vida se ve realmente hermosa
cuando tú sonríes Diego, no dejes jamás de sonreír para mí.
Me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa.
—Nos estamos volviendo cada vez más cursi con el
transcurrir de los días que pasamos juntos—musita sobre
mi oreja con su tono de burla que ya me acostumbrado a él
porque así es Diego le gusta bromear a pesar de tener un
pasado doloroso.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia, lo que
hizo que él soltara una carcajada.
—No sé de qué hablas, yo no soy cursi—traté de fingir
demencia. Lo que hizo que él soltara una enorme carcajada
y me abrazara.
La fiesta transcurrió tranquilamente, aunque después igual
llegó Bárbara con un nuevo chico con el que estuvo
besándolo. Diego hacía cara de asco porque era obvio que
ella quería sacarle celos a Diego, lo que me hacía aún más
gracia la situación.
Él tomó mi mano y me sacó a bailar una improvisada pista
que había en una parte de la sala de estar en donde estaba
Alejandra y Cameron bailando. En donde comenzó la nueva
canción de Ariana Grande Boyfriend. Alejandra gritó y se
acercó más a Cameron.
Me acerqué a él y mis manos rodearon su cuello. Sonrió de
lado y me miraba fijamente con deseo. No puede evitar,
pero empecé a cantar la canción:
I'm a motherfuckin' train wreck
I don't wanna be too much
But I don't wanna miss your touch
And you don't seem to give a fuck
I don't wanna keep you waiting
But I do just what I have to do
And I might not be the one for you
But you ain't allowed to have no boo
'Cause I know we be so complicated
But we be so smitten, it's crazy
I can't have what I want, but neither can you
Soy un maldito desastre
No quiero ser demasiado
Pero no quiero perder tus caricias
Y parece que no te importa una mierda
No quiero hacerte esperar
Pero simplemente hago lo que tengo que hacer
Y no puedo ser tu elegida
Pero no vas a encontrar ningún amor
Porque sé que somos muy complicados
Pero estamos tan enamorados, es una locura
No puedo tener lo que quiero, pero tú tampoco
La canción terminó y me dio un beso antes de volver a
sentarnos en los sillones. Él me miraba de reojo.
—Para mí tú eres mi novia, lo sabes ¿verdad? —Soltó de
repente.
—Lo sé, no necesito que me lo pidas porque ahora quien
hace eso—solté una risa—. Para mí ya eres mi novio.
—Eso me quedó claro cuando se lo dijiste a la mesera
porque estabas celosa—me recordó.
—Quiero decir que de nuevo no eres mi persona favorita en
estos momentos—lo pinché.
Tomó un mechón de mi pelo y se acercó a mí y acarició su
nariz con la mía. Me quedé quieta mirándolo.
—Otra vez te pusiste tontita—se acercó tan rápido que
apenas sentí el beso. Hice un puchero porque no era justo
para mí.
—¡Solo eso vas a darme un aburrido y corto beso! —
exclamé indignada.
—Mmm..., por ahora—me susurro con su voz ronca.
—Jodete—digo con una sonrisa.
—Ya te lo he dicho antes que me pones terriblemente
caliente que seas tan ruda—soltó sin descaro.
Solté una risa y en ese momento Alejandra y Cameron se
sentaron a nuestro lado y comenzamos a conversar y a tirar
bromas.

******
Diego jugaba con un mechón de mi pelo mientras veíamos
eclipse y soltaba pequeños suspiros de aburrimiento.

Observe como Bella besaba a Jacob, a los triángulos


amoroso que sería la película sin ellos.
—¡Dios! Si tanta gana le tiene al lobo y al vampiro porque
no hace un trío así de simple—se burla Diego.
—Diego, a lo mejor ella no quiere, no a todas las personas
le gusta hacer trio.
Lo miré por un segundo y ahí estaba apareciendo esa
sonrisa burlona, negué con la cabeza antes de volver a
mirar la pantalla.
—Puede que tengas razón y tú, Anastasia ¿Te gustaría
montártelo con una tía? Para mí no supondría ningún
problema para mí si yo estuviese invitado — bromea Diego
con una mirada lasciva y cierto aire arrogante.
Me remuevo nerviosa y golpeó su hombro. Él apenas se
inmuta. Únicamente sonríe de manera ambigua.
—¡Diego! Me daría igual si fuera con un hombre o una
mujer, pero a ti te gustaría con un chico. ¿Todavía seguirías
queriendo hacer un trío? —lo provocó—. ¿De verdad te
parecería bien? —bromeo.
Observó el duro e inflexible perfil de Diego.
—Mi bella ¿eso es lo que te gustaría? ¿Otro tipo en tu boca
mientras yo me meto mis dedos dentro de ti? Está jugando
fuerte, nena.
—No es eso lo que quería decir, Diego.
—Perfecto, porque no estoy entendiendo el punto de esta
conversación, al final quieres tener un trío, ¿o no? —vuelve
a provocarme con una mirada presuntuosa.
Aprieto la mandíbula con impotencia.
—Eres exasperante —replicó furiosa.
—Bella ¿tantas ganas tienes de estar con otro u otra? —
contraataca Diego con una sonrisa burlona.
La sangre me hierve. Se está ganando un golpe en su
rostro, niego con la cabeza y masajeó la sien.
—Diego ¿vas a seguir con ese tema?
—Lo cierto es que no, pero ¿qué puedo hacer si tú quieres
continuar con ello?
—Vamos a aclarar algo, guapo, si quiero hacer un trío ya
sea con una mujer o con otro hombre te lo voy a informar,
pero ahora puedes dejar ese tema. Me refiero que no a toda
la gente le mola la idea de hacer trio, pero como eres
hombre...
De pronto, Diego aplasta su boca contra la mía, impidiendo
que pueda decir nada más. Por puro instinto de
supervivencia me agarro a su camiseta para no caer hacia
atrás y despacio me dejo caer por el placentero movimiento
de su escurridiza lengua. Diego asume el control del beso y
acomoda sus labios sobre los míos con una exigencia feroz.
La caricia se vuelve ardiente y caliente.
Diego hace que mi espalda retroceda hasta que topó el sofá
sin dejar de besar, pero siento como ese simple beso va
subiendo la temperatura en nuestro cuerpo. La forma en
que sus labios me rozan se filtra en mi piel como un
suspiro, una promesa, una necesidad irrefrenable.
Soy solo yo y él es todo lo que me sostiene en su regazo.
Me doy la vuelta todo lo que puedo y deslizo mi mano sobre
sus tatuajes por su brazo izquierdo. Diego suelta un
gruñido y de pronto me abraza con más fuerza. Mis pechos
se estrujan contra su torso firme y duro. Él se queda muy
quieto de repente y se separa con dolor mientras yo inspiro
temblorosa.
—¿Pasa algo? —logro vocalizar.
—Nada —gruñe.
—Entonces, ¿por qué te has detenido? —inquiero intrigada.
—Porque estoy pensando en cómo te puedo dar placer —
suelta Diego a modo de explicación y baja la vista mi boca.
Al igual que él, me fijo también en la suya con frustración
—. Y ya tengo una idea, te va a gustar—me susurra con voz
melosa.
Me sitúo de espaldas y respiro hondo antes de hablar.
—Claro, se me olvidad que eres el dios en sexo.
Noto que él contiene el aire un instante.
—Jamás he dicho eso, es una estupidez —pone los ojos en
blanco.
—¿Quieres probar o no? Confía en mí Anastasia—ronronea
muy próximo a mi oído.
—Vale—murmuró—. ¿Qué es lo que tienes en mente?
Diego pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que
pueda decir algo, me aparta el pelo hacia un lado y lame
con sensualidad la curva del lado derecho de mi cuello. A la
vez, me desabotona los pantalones y baja muy despacio la
cremallera.
—Mi bella —gime con rudeza —. Vamos a hacer algo
interesante para ambos.
Desliza mis vaqueros junto con mis bragas rosas por mis
muslos con movimientos lentos y suaves. Un doloroso y
placentero pinchazo se extiende por mi sexo al imaginar lo
que vendrá después. Ya no puedo esperar.
Estoy a punto de decir algo más, pero Diego me hace callar
con un pequeño soplo de aire y me besa en el centro de la
espalda, y un sutil escalofrío se extiende por mi espina
dorsal.
—Eres bonita—continúa susurrando—, inteligente, amable,
graciosa y fuerte, muy fuerte, Anastasia, tienes que saberlo
—concluye tomando mi mano y guiándola hacia el lugar
exacto por donde el fuego me consume—. Quiero ver cómo
te tocas.
—¿Quieres que me masturbe? —pregunto sorprendida—. Es
algo un poco más privado, Diego, y no sé... —comienzo a
tartamudear.
—Voy a estar junto a ti, tranquila, es algo que ya hemos
hecho juntos, pero quiero ver como lo haces tú.
—Vale—digo con confianza.
—Espera un poco mi bella, te ayudare—me asegura con la
voz ronca.
Diego conduce en círculos sensuales dos de mis dedos
sobre mi sexo y muerdo mi labio cuando mis dedos se
meten dentro de mi sexo. Cierro los ojos y me relajo
apoyando la cabeza en su hombro y siento como un dedo
Diego juega con mi clítoris y su otra mano masajea mi
pecho derecho.
¡Madre mía! —pienso para mí misma. Aceleró los
movimientos como a mí me gusta y Diego comienza
murmura palabras calientes que hace que me excite, vamos
no soy una santa yo misma me he dado placer, pero hacerlo
con Diego le da un toque más caliente. Me estresa cuando
las mujeres niegan que se masturban, uno tiene que
hacerlo para conocer tu cuerpo y también para saber lo que
a ti te gusta y poder comentar con tus parejas así de
simple.
—Así, mi bella. Estás haciéndolo bien. ¿Cómo te sientes? —
gruñe Diego con la voz rota y agitada. Noto que está duro
como una roca y me clavó los dientes en el labio inferior.
Suelto demasiado alto un inteligible ruidillo, y él libera una
risita vanidosa. —Con calma, mi Anastasia, o tendremos
público muy pronto por nuestros vecinos—me advierte
Diego con ternura sobre mi cabello sin detenerse—. Lo
último que queremos es que venga a tocar la puerta y nos
quiten este momento tan íntimo, ¿verdad? —dice burlón.
—Diego, no bromees en un momento así. Yo...—cierro los
ojos porque siento como su dedo hace presión en mi clítoris
y mete un dedo dentro de mi sexo.
Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya. Mis
caderas se sincronizan con los movimientos de mi mano y
muerdo el labio con fuerza de Diego porque siento como un
hormigueo asciende dentro de mí, lo que me hace saber
que estoy llegando a mi orgasmo.
La cara interna de mis muslos está perlada de sudor y me
siento caliente. Miro de reojo a Diego y veo que retira su
dedo dentro de mi sexo y se lo lleva a la boca... ¡Puff, dios
bendito! Esa imagen es demasiado.
—¿Estas apunto?
Asiento con mi cabeza y las manos de Diego comienza a
deslizarse por mi cuello, bajando por mi pecho donde los
masajea unos segundos antes de continuar descendiendo
por mi estomago hasta llegar mi sexo donde mete un dedo
y comienza a moverlo en círculos retiro mis dedos y dejo
que él siga. Aprieto mis muslos con fuerza atrapando su
mano.
—¡Diego me corro! —gritó con fuerza y él suelta una
carcajada ronca antes de besarme con cuidado.
—¿Te ha gustado? —pregunta, asiento con mi cabeza y me
da un breve beso—. Dime cuáles son tus fantasías
Anastasia, y te prometo que te las cumpliré—me ronronean
en mi cuello.
Es hermosa nuestra Anastasia aquí les dejo un gif de
ella:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
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libro
Capítulo 32
Sentí como sonaba la alarma, pero me tapé con una
almohada. No quería ir a clase, quería seguir durmiendo.
Sentí que alguien me quitaba la almohada e hice un
puchero porque la única persona que podría ser era Diego.
Él comenzó a darme besos por toda la cara, era una buena
forma de despertar, pero aún no quería despertar, le di un
empujón y me tapé hasta arriba con el cubrecama. Sentí
como se reía de mí y me arrancaba el cubrecama.
—Despierta bella, no me hagas tirarte agua—me amenazó
—. Me voy a bañar y cuando salga quiero ver tu lindo culo
fuera de esa cama.
—¡Dios cállate! —Exclame molesta y volviendo a tapar.
Sentí como acariciaba la mejilla.
—Hablo en serio muy en serio—dijo, antes de darme un
beso en la cara. Escuché como caminaba y cerraba la
puerta del baño. "¡Por fin! Cinco minutos más no me harán
daño" —me dije a mi misma.

******

É
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo
miré e iba enojado porque esos cinco minutos se
convirtieron en media hora que pasé de largo. Entramos
al salón y nos sentamos en los últimos puestos, miré de
reojo a Diego, quien miraba fijamente al profesor.

Saqué mi cuaderno y comencé a tomar apuntes de lo que


decía el profesor. Sentí como él arrastró su silla más cerca
de la mía y miraba lo que estaba anotando.
—Aun sigo molesto—me susurro con un tono de diversión.
Lo observé un segundo y tenía una sonrisa traviesa en sus
labios.
—Es culpa tuya y de tu cama que sea tan cómoda—rebatí
con un tono de burla.
—Me gusta cómo se escucha, eso significa que amas mi
cama y es una ventaja que puedo aprovechar para mi
beneficio—comentó con un gesto pícaro en sus labios que
no me pasó por desapercibido.
— Eres malo—le reproché con un puchero.
—No. Yo soy muy bueno y soy delicioso como el chocolate—
comento con un tono sarcástico y me guiño el ojo de forma
juguetona, puso su mano peligrosamente entremedio de
mis muslos.
Aguante la respiración y lo mire por el rabillo de mi oreja,
tenía una sonrisa de oreja a oreja, tome su mano y la saqué
lentamente.
—¡Manos fuera! —Lo apunté con mi lápiz. Él se rió y me
acarició la mejilla con su nariz.
—Ayer no decía lo mismo—me recordó con tono
presuntuoso en su voz «¡Maldito engreído!»
—Egocéntrico—digo anotando de nuevo lo que está
diciendo el profesor. Me rodea con su brazo y me observa
fijamente, sé que está esperando que diga algo más. Lo
miro y estaba tan cerca de mí que no puedo ver nada más
que no sea sus ojos cafés oscuro. —Mi palabra del día para
ti.
—¿Ah? —Preguntó perdido por el tema de conversación.
Negué con la cabeza y sonreí.
—Olvídalo, no importa.
Por fin salimos de clase donde los gemelos y Jonathan me
estaban esperando. Dylan se acercó a Diego y chocaron sus
puños.
—Ya veo que no se han separado desde que yo los junté—
bromea Dylan.
Lo fulmino con la mirada, aún no se me olvida que fue un
chismoso.
—Cállate perra—digo enojada.
—Pensé que Diego te mantendría relajada, pero veo que
sigues siendo tan amargada como siempre, cariño—
bromea.
Le pegué un puñetazo de broma y él me dio un beso en la
mejilla.
Saludo a Javier y Jonathan. Él me imita saludando a los
demás. Caminamos hacia el patio en donde vemos a
Alejandra y Cameron acercarse. Nos sentamos todo en
pasto.
—Ya decía yo que no iba a durar mucho—le reclama Javier
a Jonathan—. Me debes plata, hermanito—Javier estira su
mano hacia Dylan, quien refunfuña antes de depositar un
billete en la mano de Javier.
—Serán perras las dos—apunta Jonathan—. Apostando de
nuevo por mis relaciones—Jonathan achica sus ojos y mira
fijamente a los gemelos.
—No lo veas de esa forma, amorcín, tómalo con un
incentivo de que yo creo que puedes durar más de una
semana con una chica, aunque dude que se te quite lo puto
—bromea.
Miró a Alejandra y ambas estallamos en unas carcajadas.
—Yo no tengo fe, eres demasiado puta—dice Javier con una
sonrisa.
—¡Hey, déjenme en paz! —Dice molesto Jonathan—. Me
gustan demasiado las mujeres para solo estar con una de
ellas, todas merecen compartirme—bromea.
—¡Oh, cállense los tres! Ustedes tres son putos, no sé por
qué lo niegan tanto, uno se hace más inocente que otro—
digo mirando a Javier, quien abre la boca y se lleva una
mano en el pecho.
—Disculpa, pero me estás tirando una indirecta—Dijo Javier
indignado, no puedo evitarlo, pero se me escapa una
carcajada—. Porque me siento ofendido y solo lo defiendes
porque es tu favorito—suelta un bufido.
Pongo los ojos en blanco.
—Créanme que los amos a los tres o si no los aguantaría
tanto.
—Ustedes cuatro nunca van a cambiar, ¿verdad? —
Pregunta Alejandra apuntándonos.
—¡No! —Exclamamos los cuatro. Lo que hace que todos se
rían, Diego me abraza y esconde su cara en mi cuello.
—Tienes unos amigos increíbles. —Dice en un susurro.
—Son los mejores hermanos que pude pedir—digo en
susurro. Miro como Dylan bromea con Javier diciendo que
él es el gemelo más guapo y así empiezan de nuevo a
pelear.
Entramos por fin en mi departamento y él me acorrala
contra la pared y comienza a darme pequeños besos en el
cuello. Mis manos rodean su cuello y tira mi mochila a un
lado junto con la de él.
Sonrió y lo observó fijamente porque estoy perdiendo ya
esta batalla y cada segundo que paso con él se mete cada
vez más en mi corazón y mi piel y ya me rendí, Diego
siempre será mi hermosa rendición.
É
Él me alzó y mis piernas rodearon su cadera. Se apretó
contra mí y pude sentirlo duro como una roca. Solté un
gemido. Diego caminó y me acostó en el sillón, se puso
arriba de mí y tomó el dobladillo de mi polera y me la sacó
dejándome solo en sujetador. Tome su camiseta y se la
quite también, la tire al suelo y él volvió a besarme con
pasión.
—Necesito controlarme—susurro contra mis labios. Sonreí
inocentemente y mis manos recorrieron su torso hasta
llegar al inicio de su pantalón —. Tenemos que parar.
Él se separó y yo me senté en el sillón, lo miré como
caminaba de un lado a otro. Me acerqué a él y puse mis
manos en su pecho tanteando la dureza de sus abdominales
marcados, es pecado puro.
—Diego—, susurro con la voz entrecortada.
Me observó con desconfianza.
—A la mierda—dijo antes de empujar contra la pared.
Me besó con furia y con deseo. Mis manos se fueron a su
pelo y se lo tiré con fuerza que hizo que soltara un gemido
que se perdió en mi boca. Desabrochó mi sujetador y pude
sentir cómo las copas se aflojaron.
Me separé de él y me saqué mi sujetador. Sus ojos me
recorrieron lentamente mi cuerpo mando pequeñas ondas
de lujuria, sus ojos me miraban como si quisiera comer a
besos. Mis manos rodearon su cuello y lo atraje de nuevo
hacia mí besándolo con fuerza y deseo. Puso sus manos en
mi trasero y me levantó con rapidez y comenzó a subir las
escaleras.
Abrió de una patada mi puerta y entró con rapidez
dejándome en la cama. Él subió encima y se puso
entremedio de mis piernas y lo puede sentir duro contra
mí. Hizo un movimiento con su cadera que hizo que soltara
un gemido. Sus manos fueron hacia mis pechos donde las
apretó, las masajeo hasta dejarlas erguidas y duras.
Cerré los ojos y me mordió el labio inferior con fuerza. Su
boca comenzó a descender lentamente hasta llegar a mis
pechos donde chupó mi pecho derecho y con su otra mano
masajeaba mi pecho. Solté un gemido fuerte cuando atrapo
con sus dientes mi pezón y mi espalda se arquea por el
placer.
Volvió a besarme y nuestras lenguas se juntaron, mis
manos se fueron a su trasero y lo apreté contra mí, que
hizo que ambos soltáramos un gemido. Tomó una de mi
pierna y la puso alrededor de su cadera y él volvió a mover
su cadera contra la mía creando la fricción perfecta.
—Eres bellísima—me susurro con voz ronca, antes de
morder mi oreja.
Sus manos fueron a los botones de mis pantalones y
comenzó a desabrocharlo y su mano no perdió tiempo y se
coló
entre mis bragas, llegó a mi sexo y me metió dos dedos
dentro de mi sexo. Solté un gemido al sentir sus dedos
dentro de mí. Inicio primero lento con movimiento
circulares y después comenzó acelera sus dedos que
entraban y salían.
Mis manos también se fueron a sus botones donde los
desabrochó y se los bajó junto con su bóxer. Su pene salta
libre
¡Dios, mío! Está duro y listo para jugar con él. Me mordió el
cuello cuando agarré su miembro y comencé a masturbarlo
despacio.
—Joder, bella—gimió Diego.
Él aceleró sus movimientos y yo también aceleró mis
movimientos haciendo que ambos soltamos gemidos sin
control.
Sentí como mi espalda se arqueó y llegué a mi orgasmo.
Cerré los ojos por un segundo intentado controlar mi
respiración y miró de reojo como Diego se tocaba el mismo
para llegar a su orgasmo, «Joder con esa imagen» —digo
mentalmente. Estiro mi mano y tomo su miembro, mi mano
sube y baja lentamente por su miembro. Él me besa en la
boca cuando llega su propio orgasmo.
******
Me acerco con mucho cuidado en donde se encuentra
cocinado Diego solo con sus pantalones de pijama. Mis
manos rodean su cadera y sube por su torso bien
marcado. Apoyó mi cabeza en su espalda y pudo sentirlo
como se ríe.

—Te extraño—murmuré con un tono de voz triste.


Diego se gira lentamente y una pequeña sonrisa traviesa
comienza a aparecer en sus labios, toma un mechón de mi
pelo y se lo enrolla en su dedo.
—¡Hey! Pero sí aquí está mi Anastasia tontita — Él tira de
mi mechón y me da un suave beso—. Bueno, tú siempre
estás así cuando estoy yo, te tengo bajo mis encantos.
—¡Oh si! — Exclamó sarcásticamente —. Estoy totalmente
bajos tus encantos ¡Qué imbécil eres! — Suelto una risa.
Me tomó de la cintura.
—Fingiré demencia y haré como que no escuche: "¡Qué
imbécil eres!" —dice excesivamente contento.
Me suelto de su agarre y él se gira para volver las verduras
salteadas...Mmm huele delicioso. Él me ofrece y me acerca
la cuchara a mi boca, sopló un poco antes de comer...Mmm
delicioso.
—¿Rico? —pregunta con una sonrisa.
Yo asiento y me acerco a él.
—Tengo que conservarte, sabes cocinar muy bien—asiento
para mí misma lo que hace que él se ría.
—Me gusta eso significa que quiere que esté en tu vida por
mucho tiempo—dice alargando la palabra tiempo.
—Eso no lo dude Ángel, sexy y ardiente —le digo antes de
pegarle palmada en su trasero.
Me observa sorprendido.
—¿Qué? Acaso solo tú puedes tocar mi trasero. Ese trasero
es mío Diego y lo tocó cuando quiera.
—Pervertida—me apunta con la cuchara—. No puedes
manosearme cuando esté cocinado, Anastasia.
—¿Por qué no? —Contraataco con una sonrisa—. Se supone
que te puedo manosear en cualquier parte—digo con un
mohín en los labios.
Él me observa divertido y se aclara la garganta.
—Porque tengo una jodida fantasía de hacerlo contigo
arriba del mesón, duro y fuerte y no me ayudas ahora
mismo—
declara sin vergüenza.
Abro la boca y la cierro. Me aclaro la garganta antes de
hablar.
—Sin palabras, Anastasia—dice con una sonrisa arrogante.
Achico mis ojos y lo miro.
—Eso..., fue...Mmm, ¡Dios! Tú—comienzo a divagar.
Lo que hace que él suelte una carcajada y me abrace.
—Me gusta dejarte sin palabras, es algo que antes no podía
hacer, pero ahora sí.
—Tú—lo apunto con mi dedo—eres un... —Antes de hablar
él pone un dedo en mis labios. Lo observó.
—Soy una persona encantadora, sexy, caliente y ardiente.
Admítelo, Anastasia, te encanta, soy la persona que te quita
el sueño y también las bragas—se burla con una sonrisa
juguetona que lo hace ver más guapo.
—No eres chistoso—digo sonrojándome.
—No soy chistoso, pero tengo carisma—contrataca.
—Diego, es lo mismo.
Él hace un gesto con la mano quitándole importancia y
camina donde está la cocina y la apaga. Me mira de reojo y
doy un paso atrás porque sus ojos brillan con diversión
como si estuviera planeado algo.
Lo observo fijamente como saca platos de mis muebles y
comienza a servir la comida en los platos. Me entrega el
mío y caminamos al comedor, nos sentamos en silencio.
Levantó la mirada y me está observando fijamente.
—¡Me encantas! Vale, me encantas y siento que estoy
jodido, que no puedo detener lo que siento por ti y que no
quiero tampoco detenerlo porque soy feliz. Tú me haces
feliz, Anastasia—dice muy serio, sin ningún tono de burla o
arrogancia.
«¡Dios mío! Esto se me está escapando de las manos»—me
digo a mí misma. Él me mira fijamente, pero comienzo a
comer. Hasta dónde estás dispuesta a llegar Anastasia
¿Cuánto tiempo más aguantaré esta mentira? —Me regaño
yo misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 33
La semana se me pasó rápido con mis amigos volviendo a
hacer nosotros por ahora, tampoco quería que Diego me
asfixiara por estar todo el tiempo juntos, necesitaba mis
espacios para estar con mis amigos y también para estar
sola desde que comencé con él no había tenido tiempo para
estar sola. Y una tarde que estaba con él exploté con él
porque de verdad que estaba siendo un pesado conmigo.
Hace cuatro días:
—Vete a la mierda, Diego—grite enojada.
—Perdona—dice enojado, aunque él estaba más calmado.
Pero yo no, joder, quería gritar, no me gustó nada cómo se
está comportando y creo que es recíproco.
—Jódete—lo empujé con fuerza—. No puedes estar
espiándome, te vi, Diego—le recrimino molesta.
Él intentó acercarse a mí, pero yo di un paso hacia atrás.
—Te vi con otro chico—comento molesto y cerrando sus
ojos antes de volver a mirarme, se estaba conteniendo para
no gritarme, pero yo no podía calmarme.
—¡¿Y?!
—¡¿Cómo qué y?! ¿Quién mierda era él?
Me gire y camine hacia la salida de la puerta, pero él me
tomó del brazo con cuidado y lo fulminó con la mirada. Ya
estaba cansada de hablar con él y necesitaba irme de aquí.
—Son mis asuntos, no te metas—lo empujé con fuerza y salí
de su departamento. Bajé por las escaleras de emergencia
y entré a mi departamento.
Subí en dos las escaleras y entré a mi cuarto, vi mi bolso
entrenar y lo tomé. Necesitaba relajarme un poco, y
entrenar un poco me parecía la mejor idea para sacar la ira
que tengo. No tenía derecho de desconfiar así de mí, aun
no entiendo porque me siguió. Sabía que era una mala idea
juntarme con Simón, pero solo fue para hablar de cosas
importantes que al final no sirvieron para nada porque aún
no podía conseguir nada de Nicolás.
******
Gotas de sudor recorren mi cara y mi espalda mientras le
pego una y otra vez al saco de boxeo y sacaba toda la
rabia que tenía dentro. No tenía ni idea cuánto tiempo
llevaba así, pero no quería parar, sentía tanta rabia con
Diego que aún no podía creer que me siguiera.

Solté un gruñido y sentí unas pisadas acercarse a mí.


—Hora de parar. Toma una ducha y vete directamente a tu
casa—me ordena Ricky. Paré y tomé la botella que me
ofrecía—. Hoy día estás más agresiva que de costumbre ¿Te
ocurre algo?
—Problemas con un chico.
—¿Novio? —Preguntó con interés. Asentí.
—Me siguió..., él me estaba espiando y....Lo puedes creer
Ricky—di un sorbo a mi botella y se pasó la mano por la
barbilla—. Siento que de alguna manera rompió mi
confianza, acaso él no confía en mí.
—Tal vez sea una coincidencia.
Lo apunté con un dedo.
—No lo defiendas. No fue coincidencia porque era un lugar
abandonado que iba a estar haciendo él ahí—solté con
rabia.
—Tal vez, estaba preocupado por ti y estoy seguro de que
ni siquiera lo dejaste hablar para defenderse o que te diera
sus motivos.
—Estoy muy molesta—declaró enojada.
Tomé una enorme respiración para tratar de controlarme y
pensar mejor las cosas.
—Se inteligente Anastasia y recuerda siempre escuchar a la
otra persona — él me pasó mi bolso y me dio empujón para
que caminara hacia los camerinos de mujeres —. Camina
un poco y respira profundo y después conversan con más
calma.
Rodé los ojos y me metí dentro de los camerinos de
mujeres, tal vez tenía razón, necesitaba escuchar su
versión y que sea sincero de porque me siguió, para mí es
algo muy feo, creo que para cualquier persona lo sería.
Cuando llegué a mi departamento vi a Diego en mi puerta.
Él escuchó mis pasos y se levantó rápidamente. Caminé
más despacio a propósito, aún no me sentía lista para
hablar, pero ya estaba mucho más calmada.
—Perdón—dijo en voz baja y avergonzado mirando a sus
pies.
—Diego—, respiré profundamente antes de hablar—. No me
gustó que me siguiera, pero tampoco quiero seguir
peleando contigo. Solo tengo una pregunta: ¿Por qué?
—No lo sé...Yo no sé qué me pasaba por la cabeza solo que
te veías muy sospechosa y sentí curiosidad de saber qué es
lo que escondes y solo te seguí, pero no me esperaba verte
con un chico y ahora yo te pregunto: ¿Quién es él?
—Un viejo amigo, solo nos juntamos para hablar sobre las
peleas...Nada más, Diego. —Mentí con descaro y
sosteniendo la mirada.
Abrí la puerta de mi departamento y me hice a un lado para
que entrara. Caminamos juntos hasta la sala de estar.
Él me tomó la mano e hizo que lo mirara. Lo observé y vi en
sus ojos miedo y desconfianza.
—¿Puedo confiar en ti?
Achiqué los ojos y negué con la cabeza. Muy mala pregunta
Diego—me dije a mí misma. Joder, que me dolía, jamás
podría serle infiel.
—¿Sabes que me lastimas? Verdad
—Tú también—se golpea el pecho—. Me da miedo que me
rompas mi corazón; siento que te me escapas entre los
dedos y que no puedo saber si un día a otro seguirás aquí
conmigo.
Di un paso hacia atrás, supongo que en cierta forma tiene
razón, pero me aterra que eso pase.
—Aún sigues lastimándome con tus palabras—me senté en
el sillón—. Será mejor no pasar tanto tiempo juntos—digo
en voz baja.
Él puso sus manos en mis rodillas y me observó fijamente.
Pude ver que estaba lastimado, pero yo también.
—Es lo mejor para los dos—confirmé.
—¿Quieres terminar? —Preguntó alarmado. Negué con la
cabeza.
—No. Solo quiero volver a estar un tiempo con mis amigos,
estamos las veinticuatro horas juntos y eso no está pasando
factura para ambos, solo pido tiempo para cada uno y
después estar un rato juntos, por favor.
—Lo entiendo—Se acercó a mí y me dio un beso corto e
incluso diría que frío —. Promete algo — yo asentí y él
añadió—. No va a cambiar nada entre nosotros.
Sonreí un poco.
—Claro que no, solo nos separamos un poco para que cada
uno tenga su espacio, Diego—Le pegué un golpe en su
hombro que le hizo reír y luego me dio un beso fugaz.
Presente:
Me acerqué al todoterreno de Diego, quien estaba
recostado en catop con lentes de sol. Miré hacia a los lados
y vi como varias chicas lo miraban con fascinación. Rodé
los ojos.
Me acerqué con mucho cuidado de que no se diera cuenta
que me estaba acercando y cuando estuve lo suficiente
cerca de él. Puse mis manos en su pecho y grité un:
—¡Buuh!
Dio un salto que hizo que se pegara su cabeza contra el
capot de su todoterreno. Abrí los ojos y él se puso la mano
por su cabeza y se la refregó con cuidado.
—Perdón...No pensé que te iba a asustar tanto—digo
preocupada. Él se sacó los lentes y me observó
sorprendido.
Lo miró atentamente para ver cuál era su reacción tras el
golpe y me mordí el labio inferior para no reírme porque
fue cómico.
—¡Dios! Creo que casi me partí la cabeza, no hagas eso,
Anastasia—me recrimino.
Me observo serio por unos segundos antes de que
apareciera una pequeña sonrisa en sus labios.
—Perdón...Es que no pensé que te ibas a asustar tanto—
digo avergonzada porque el golpe se escuchó fuerte.
—Bueno, ya sabes ahora que si me comporto más imbécil y
más tonto es por tu culpa porque creo que mataste todas
mis neuronas con ese golpe—bromea.
Me mordí el labio inferior con fuerza. Mis manos rodearon
su cuello y lo atraje hacia mí.
—No será mi culpa que me comience a poner tontito ahora
yo por ti.
—Yo veo que el golpe te afectó muy rápido.
Me abrió la puerta y me subí. Él caminó hacia el otro lado
del conductor del todoterreno y vi que saludó a las chicas
quien lo estaban mirando antes. Él entró con una sonrisa y
mi teléfono vibró, era un mensaje de Luis.
< De Luis a las 14:31 p.m.>
"Pelea hoy día, tú y otra chica ¿Entras?
Pd: Di que sí lol :O"
Sonreí y no puedo evitar reírme, le respondí rápidamente.
<De Anastasia a las 14:32 p.m.>
"Sabes cuentas conmigo
Pd: Sigues siendo un imbécil ¿verdad? :O"
Mi teléfono vibró enseguida y él puso en marcha el
todoterreno para nuestro edificio.
< De Luis a las 14:33 p.m.>
"Niña estúpida, me insultas, pero aun así te quiero ¿lo
sabías?"
<De Anastasia a las 14:34 p.m.>
"Lo sé, también te quiero, nos vemos hoy. Adiós tarado" —
Le doy enviar y no puedo evitar mi emoción que tengo
pelea. Miro de reojo a Diego, quien me miró con curiosidad.
—Adivina ¿Quién crees que tiene una pelea hoy? —Digo con
mucha emoción.
Dobló a la izquierda y se detuvo en el semáforo que estaba
en rojo.
—Mmm...No sé, tal vez, Dylan—dijo pasándose una mano
por la barbilla—. ¿O Jonathan? —Dice con diversión.
Yo le pegué una palmada en su brazo.
—¡Oh! Claro, ya sé quién es Alejandra—bromea. Fruncí el
ceño y me miró de reojo antes de volver a poner su vista en
la carretera—. O puede ser la chica más hermosa que mis
ojos hayan visto alguna vez ¿Sabes algo? Ella me encanta.
Su forma de ser es increíble y te cuento un secreto entre
nosotros dos—dijo lo último en voz baja. Lo miré con
curiosidad—. Caí por ella desde la primera vez que la vi.
Era una chica tan rara y que le gustaba estar siempre sola.
Me pasaba las clases intentado descifrarla.
Él paró de nuevo en otro semáforo y me miró.
—¿Por qué? Quién sabe. Solo quería conocerla porque cada
vez que habla con ella podía ser sincero con alguien sin que
me juzgara. Además, tenía la ventaja de tener la mejor
amiga y poder preguntarle cosas, aunque su mejor amiga
no quiso cooperar mucho y solo le dijo lo básico. Pronto me
encontré atrapado por ella por su sonrisa y su carácter
único. Ella poco a poco me dejo entrar a su vida. Quiero
pensar que ella también siente lo mismo que yo.
Abrí los ojos y solté un suspiro agudo que se escuchó más
como un gemido. Él me observó.
—Eso no lo dudes, de seguro que ella también cayó por ti.
Estacionó su todoterreno y rodeó rápidamente, me abrió la
puerta y me ayudó a bajar.
—Eso me hace feliz—. Puso su dedo en mi labio antes de
inclinarse hacia a mí, vi que cerraba los ojos y puse mis
manos alrededor de su cuello y lo atraje a mi antes de
cerrar los ojos y besarlo con amor, él me acarició la mejilla
y se tomó su tiempo con este beso. Fue un beso perezoso y
delicado. Supongo que no tenía apuro.
Cuando por fin nos separamos por un poco de aire. Él
apoyó su frente contra la mía y puse mi mano en su corazón
que latía muy rápido.
—Estaré ahí para apoyarte y animarte siempre—dice con
una sonrisa.
—Te había dicho que eres el mejor.

******
La gente gritaba mi nombre y caminé con seguridad en
donde estaba el muro de personas. Diego me dio un suave
beso antes de separarme de él, pero algo llamó mi
atención: en una esquina se encontraba un sujeto que se
parecía mucho a Nicolás o eso creo que era él. El hombre
estaba cruzado de brazos y me observa detenidamente.
Mi corazón se aceleró y sentía la boca seca. Luis se acercó
y me dio un suave empujón que me hizo reaccionar.

Luis me presentó y entré con emoción, aunque estaba


preocupada, pero de seguro estaba siendo una paranoica.
Quité ese pensamiento de mi cabeza y me concentré en mi
oponente que tenía en frente.
Observe a la chica es morena con el pelo muy negro. Ella
sonrió con mucha arrogancia y se acercó a mí intentando
intimidarme, pero me puse seria y no mostré ninguna
expresión lo cual se sorprendió.
Tocaron la bocina y comenzó la pelea, como siempre la
chica se acercó a mí y lanzó dos golpes que lo esquivó con
facilidad y la chica tiro su tercer golpe y me moví a la
derecha para evadirlo. Lance mi primer golpe que fue
directo a su mejilla izquierda y luego el segundo.
La chica se tambaleo un poco y lance mi tercer golpe que
fue directo a la nariz. Ella se llevó la mano de la nariz
porque un pequeño hilo de sangre comenzaba a salir. Volví
atacar y golpe su labio. Ella volvió a tirar otro golpe, pero
me agache. Aproveche y lancé otro golpe que dio en su
estómago que hizo que se doblara.
Esperó unos segundos a que se recuperara y ella volvió a
por mí, pero yo era mucho más rápida y la esquiva con
facilidad, pero parecía que era demasiado lenta y
predecible. Se notaba que era una novata en esto de las
peleas y que no sabía con quién se había metido.
La chica intentó de nuevo lo que me hizo que soltara un
gruñido de enojo y estaba harta de esta chica. Así que
quería acabar luego con ella, lancé una, dos, tres, cuatro
hasta diez golpes seguidos, lo que hizo que la chica cayera
al suelo y Luis hizo sonar la bocina dando por finalizada la
pelea.
Diego gritó mi nombre y entró empujando a mucha gente
para llegar a donde estaba y me abrazó antes de darme un
beso y hacerme girar.
—Diego, bájame por favor — él negó con la cabeza y me
puso encima de su hombro y Luis se acercó corriendo hacia
a mí —. Diego detente, ahí viene Luis.
Él paró y Luis sonrió burlón antes de pasar mi dinero y
darme un beso. Me despedí con la mano mientras Diego
seguía caminando hacia mi habitación en donde tomó mi

É
bolso y caminó hacia la salida de emergencia. Él me bajó
solo cuando estaba frente a su todoterreno.
—Tú mereces la pena Anastasia, mereces la pena haber
insistido tanto por ti y no haberme rendido a la primera vez

él sonrió y añade—. Porque te miro y solo puedo ver un
futuro contigo, jamás podré cansarme de ti y creo que
nunca podría sacarte de mi cabeza y de mi corazón—dijo en
un susurro y llevo mi mano a su corazón.
—Tienes que dejar de leer tantos libros porque a veces
pienso que eres de mentira, Diego—soltó un bufido antes
de que una pequeña sonrisa traviesa comenzará a aparecer
en sus labios—. Eres mi chico ideal para mí y nadie jamás
podrá cambiar eso, te atrape.
—Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi,
Anastasia—se burló y me miró con un gesto de diversión.
—Contigo siempre—extendí mi dedo meñique y él igual e
hicimos la pinky promise en donde ambos estábamos
aguantando la risa, pero también sabíamos que era una
promesa irrompible.
Feliz día de San Valentín criaturitas espero que la
pasen bien con sus amigos o parejas y si no con su
familia.
También es un buen panorama ver películas y leer. Yo
ahora estoy en la playa con mi familia. Los adoro
criaturitas y quiero recordar que en Instagram voy a
hacer una ronda de respuesta en donde ustedes
podrán
preguntarme lo que quieran y hablar sobre el
capitulo. Nos vemos por Instagram criaturitas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
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últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 34
Nota de la autora: Hola criaturitas, espero que estén
preparados para este capitulo y espero que comenten.
Estaré leyendo su comentario. Dejo esta cancion de Billie
Ellish porque creo es perfecta para este capítulo.
Habían pasado ya tres semanas junto a Diego y ya casi
cumplíamos dos meses de que estamos juntos. Diego me
tenía atrapada por su amor y cada día sentía que me ponía
más tontita por él, cada día que pasaba caía más por ese
hombre, en estos casi dos meses juntos hemos aprendido
mucho de los dos. Y a pesar de nuestra única pelea que
tuvimos las cosas andan mucho mejor y ambos tenemos
tiempo para estar con nuestros amigos y para estar juntos y
eso me gusta.
Diego resulta ser un hombre tan apasionado, romántico y
tierno que cada día me sorprende con algo, es una caja de
sorpresa que no sabes en qué momento te dirá las palabras
más lindas que alguien podría decir y también él se
muestra tal y como es, no finge cuando está conmigo.
Tengo que admitir que también saca mi Anastasia alegre,
chistosa y romántica, no puedo evitarlo. Eso que nunca me
consideré una chica romántica pero este chico sabe cómo
sacar esa a Anastasia.
Siento que estos casi dos meses he podido conocer muy
bien a Diego porque es muy comunicativo, yo no tanto, aún
tengo mucho miedo de mi pasado y más cuando sé que está
muy cerca...Tengo un miedo horrible y es que también hace
unas semanas que vengo viendo a Nicolás o creo que es él,
no estoy segura y tengo terror es como si me estuviera
acechando entre las sombras, pero también puede que sea
mi imaginación y estoy siendo paranoica.
Además, que logré comprender que Diego todos los días
tiene la misma pesadilla o algo así, ya que él me comentó
que solo puede ver los faros de un camión y después siente
que cae en vacío despertándose a las tres de la mañana.
Y me duele verlo sufrir todas las noches, puedo ver su dolor
y lo difícil que es para cada maldita noche. Su propia mente
lo tortura con esa horrible noche y me duele porque él no
se merece revivir esa horrible noche, nadie en este mundo
se lo merece.

******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se
encuentran Alejandra, Cameron, Bárbara y un chico que
estaba acompañado a Barbara. Saludé a todos y Barbara
me fulminó con la mirada cuando Diego me dio un beso en
la mejilla.

—¡Que comience la fiesta! — Gritó Cameron y brindó con


Diego. Alejandra tiró de mi mano y me abrazó fuertemente.
—¡Por fin llegaron! —Gritó Alejandra sobre la música y
puse los ojos en blanco, era una apurona. Siempre ha sido
así e incluso a veces me demoraba en llegar solo para
hacerla rabiar.
—Ya llegué, no me demoré tanto.
—Claro que si ¿acaso estaban follando antes de venir? —
Preguntó con una sonrisa de borracha.
Le di un empujón que hizo que se atragantara con su
cerveza y comenzara a toser, no puede evitarlo, pero me
comencé a reír. Ella me fulminó con la mirada.
—Estúpida, ¡Me quieres matar! —Exclamo, aun tosiendo.
—Te pasa por ser chismosa, no se pregunta eso. Acaso yo te
pregunto cuando lo haces tú con Cameron.
Negué con la cabeza. Ella sonrió burlonamente y se acercó
más a mí.
—Si quieres te lo digo—dijo encogiéndose de hombros.
«Asco» —pienso para mí misma —. Tú y Diego se ven tan
lindos juntos, aún no puedo creer que estén juntos y mira
que ya son dos meses.
—Yo tampoco—reí divertida—. O sea, yo quería una amistad
y él no ¿Cómo demonios llegamos a esto? —Preguntó con
mi mano en la barbilla, haciendo que la rubia suelte una
carcajada.
—Era obvio, Diego babea por ti. Desde el primer día vi su
interés en ti, pero solo pensé que estaba jugando como
siempre. Jamás pensé que vería un Diego feliz y enamorado
por la vida.
—Yo también babeo por él—declaro con diversión. Porque
era la verdad quien jodidamente no se enamoraría de
Diego.
—Lo sabía, te gustan los chicos difíciles y Diego lo es.
—Diego es un chico increíble, es tan tierno y romántico—
suelto un suspiro—. Creo que me tiene un poco tontita,
pero no se lo cuentes porque creo que él ya lo sospecha—
bromeo.
—Me encanta verte feliz de nuevo amiga, lo mereces—
Alejandra apoyó sus dos manos en mis hombros y me miró
fijamente—. Eres una buena persona, mereces cosas
increíbles y él es el chico indicado.
—Creo que estás un poco ebria—digo con un tono burlón, y
le doy un pequeño empujón que hace se tambalee hacia un
lado, comprobando que está bastante borracha.
Siento como alguien me toma de la cintura, me volteo y veo
a Diego. Me tomó de la mano y me llevó hacia la pista de
baile. Mis manos suben por su duro torso hasta que llegan
a su cuello.
Me sonrió coquetamente y me tomó firme de la cintura. Mi
respiración se altera de inmediato. Me acerco a él y le doy
un beso suave, pero poco a poco el beso se vuelve salvaje,
Diego chupa mi labio inferior, antes de morderlo con fuerza
y suelto un pequeño gemido.
Nos separamos y empezamos a bailar al ritmo de Dua Lipa,
pasaron unos minutos y se unieron Alejandra y Cameron.
Diego fue un excelente compañero de baile, me sorprendió
que en cada canción me cantara en el oído y me besara
siempre que podía. Después de unas diez canciones
volvimos a la mesa donde estaba Barbara muy seria con su
acompañante.
—¡Otra ronda de chupitos! —Gritó Cameron. Todos
bebieron menos yo. De repente sentía una presión en el
pecho, algo malo sentía en mí, pero no sabía que podía ser.
Él me ofreció uno y lo tomé.
—Solo uno—dice en un susurro con tono bastante alegre
por el alcohol.
Miro hacia todas partes y pude ver claramente la figura de
Nicolás bailando con una chica rubia. Nuestras miradas
coincidieron. Solté un grito ahogado. ¡No, no, no puede ser!
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara. Miro
mi mano y ya no estaba el chupito había caído en el suelo.
Me suelto de su agarre y miro en donde estaba Nicolás,
pero ya no estaba ahí. «¿Qué mierda estaba pasando?» Me
rasqué el cuello.
—¿Qué sucede? —Preguntó—¿Te sientes mal?
Tragué duro y negué con la cabeza varias veces. Miro a
Alejandra, quien estaba mirando también hacia la pista
buscando a quien me hizo gritar. Necesitaba tomar aire,
estaba alucinando o me estoy volviendo loca, qué está
pasando conmigo.
—Necesito ir al baño—digo apresurada. Me miró
sorprendido que lo dijera tan rápido. Él tomó mi mano.
—¿Quieres que te acompañe? Estás pálida—estiró su mano
y acarició mi mejilla—. ¿Si quieres nos vamos?
Diego tomó otro chupito que le pasaba a Cameron y me di
cuenta de que la estaba pasando bien, así que negué con la
cabeza.
—Estoy bien. Solo tengo mucho calor y necesito ir al baño—
él me miró con desconfianza y yo traté de sonreír—.
Estaré bien, nada me sucederá por subir al segundo piso
del baño—digo con sarcasmo.
Él asintió. Se acercó a mí y me dio un beso corto. Camine
como puede por la pista para poder llegar a la escalera. Me
rasqué el cuello. Me sentía observada, miré hacia todas
partes, pero solo vi a gente bailar y pasarlo bien, era casi
imposible ver a alguien sospechoso aquí.
Por fin llegué al baño y entro en él. Me apoye en lavamanos
¿Qué mierda está pasando? ¿Por qué me estoy imaginando
a Nicolás en cada esquina? ¿Me estoy volviendo loca o qué?
—Me pregunto a mí misma. No entiendo nada. Respiré
varias veces para tratar de controlarme y decir que todo
estará bien y que solo era mi imaginación haciéndome una
mala pasada.
Cuando salí del baño estaba un poco más tranquila hasta
que una mano me agarró del cuello con fuerza y me azotó
contra la pared. Abrí los ojos y vi a mi peor demonio con
una sonrisa malvada. Puse mi mano en su brazo para que
soltara, pero él solo apretó un poco más haciendo que me
costara respirar.
Él soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se
estremeciera. Respire profundo y me centre en odio y nada
más que en odio que sentía por esa escoria que tenía en
frente de mí. No dejaré que él gane nunca más. Lo hizo a
propósito, jugó con mi mente e hizo que me pusiera
paranoica y nerviosa.
—Hola amor ¿Me extrañaste? —Aflojó su agarre de mi
cuello y me acarició la mejilla. —Eres tan hermosa. Joder
como me pones con solo mírate.
Cerré los ojos con fuerza. Él se acercó a mí y me besó con
fuerza, pero yo no abrí la boca y me removí una y otra vez.
Sentí náuseas y quería vomitar. Él soltó un gruñido que
sonó más como un animal que como una persona.
—Suéltame, pedazo de mierda—digo enojada.
Él sonrió burlonamente y negó con su cabeza.
—¿Tienes miedo, cariño? ¿Sabes algo? Tu cara de miedo
me recuerda en esa noche: en donde estabas así también y
con más hombres rodeándote, intentando violarte en una
habitación oscura. Por fin, la increíble Anastasia había
caído, la peleadora más grande de Madrid había caído
junto con su hermano, su reinado había caído por su
querido novio: ósea yo.
—Eres un hijo de puta—grité con rabia. Como puede ser
tan cruel, más encima fue él quien...Cerré los ojos.
—Cariño, tienes que entender que fueron negocios que me
hicieron ganar mucho dinero, aunque como siempre mi
querido hermano salvándote. Simón el santo, siempre
siendo tu ángel guardián, ¿verdad, Anastasia? Porque
gracias a mi santo hermano no alcanzaron a tocarte.
Considérate afortunada porque fuiste la primera y fui lento,
pero ahora créeme que no. —Responde con una sonrisa
malvada como puede ser tan malo, yo lo amaba y me
traicionó.
—Eres una mierda—tomé con fuerza su mano y se la
apreté. Él soltó un gemido de dolor. Solo podía pensar en
cómo había sido traicionado por él.
Pero él no le tomó importancia y dijo con arrogancia las
siguientes palabras:
—Estás jugando con fuego, cariño. Ah, mi querida
Anastasia siempre estás intentando sacar lo peor de mí,
¿verdad?
Nicolás me agarró del cuello y apretó un poco. Lo miré con
odio y sonreí con maldad a este juego, podemos jugar los
dos. Quiere que sea su pesadilla pues lo seré ahora.
—Te duele, verme de nuevo feliz, ¿verdad? —Puse una
mano en mi barbilla y apretó mi cuello un poco más, pero
no quise mostrarle alguna reacción de mi parte y fingí que
no me costaba cada vez más respirar—. Te duele que sea
más fuerte y que ya no me afecte tus trucos de mierda,
¿verdad?
Se apretó más a mi cuerpo y sonrió maliciosamente. Apreté
mis manos en puños con fuerza.
—Tú eres mía y de nadie más. Joder—se acercó demasiado
a mí.
Vi mi oportunidad para escapar de él y levanté mi pierna y
le di una fuerte patada en sus partes noveles, él se dobló y
cayó al suelo. Me agaché para estar a su altura. Lo tomé de
su polera y lo levanté con una fuerza impresionante y lo
azoté con fuerza contra la pared. Lo agarré del cuello tal
como me tenía a mí y apreté con fuerza su cuello.
Joder, tenía tanta rabia de verlo aquí. Quiero matarlo ahora
mismo—me dije a mí misma—. Podía hacerlo y estoy segura
de que le haría un bien a este mundo al no tener a una
escoria de persona—me repetía a mí misma.
Respiraba con dificultad al tenerlo al frente de mí y hacía
que perdiera control sobre mí. Era la persona que más
odiaba y también mi demonio como podía odiarlo tanto y a
la vez tener tanto miedo. Saqué mi conclusión de que el
odio siempre gana al miedo.
—Vas a caer Nicolás. Vas a pagar por todo lo que has hecho
—él sonrió burlonamente y no pude contenerme y le pegué
un puñetazo en su cara que hizo que se le borrara su
sonrisa—. Mírame, pedazo de mierda no te tengo miedo
porque ya me destruiste ¡mírame joder! —Gritó enojada. —
Tú creaste a esta nueva Anastasia y te debo dar las gracias,
me has hecho más fuerte y no le tengo miedo a nada.
Me acerqué más a él y apreté más su cuello. Sería tan fácil
apretar un poco más su cuello y ver como él deja de
respirar. Observa cómo exhala el último respiro, podía
controlar su reparación y verlo como a poco sus ojos se
apagaban, pero no, yo no jugaba así de sucio.
—Sería tan fácil acabar contigo—sonríe con maldad—.
Como tú acabaste con mi vida y la de mi hermano, solo
tengo que ejercer un poco más de presión y ver cómo poco
a poco dejas de respirar, imbécil—apreté un poco más su
cuello.
Nicolás soltó una risa y se relamió los labios.
—Cariño: ambos sabemos que no eres capaz de hacerlo—
nos miramos fijamente—. No tienes las agallas de matarme,
cariño—dijo con burla.
Apreté más su cuello y Nicolás tomó mi brazo e intento que
lo soltara. Sonreí con maldad hacia él y puse mis dos manos
en su cuello y se la apreté con más fuerza. Nicolás comenzó
a toser porque no podía respirar.
—Ahora no eres tan fuerte, verdad, no eres nadie sin tu
gente que te proteja la espalda, ¿verdad? Porque mírame—
me observó con odio y mi dedo acarició su mejilla—. Puedo
matarte ahora y crees que el mundo no te va a extrañar,
Nicolás has hecho tanto daño a tantas chicas inocentes que
no merecían eso.
Traté de respirar varias veces para intentar calmarme y no
cometer una locura como la que estaba cruzando en este
momento por mi cabeza. Tenía que controlarme y no
dejarme llevar por el odio y cometer un error.
—No mereces la pena—murmure. Negué con la cabeza y
solté su cuello—. Pero recuerda bien mis palabras: Nicolás,
acabaré tu vida.
Nicolás empezó a toser y a la vez reír fuertemente lo que lo
hacía ver como psicópata y me dio miedo. Cerré los ojos, mi
mano se cerró en un puño y chocó con su mandíbula que lo
hizo caer al piso. Nicolás abrió los ojos y un pequeño rastro
de sangre salía de su labio.
—Recuerda estas palabras: No descansaré hasta que vea tu
vida acabada y no es por nada, pero si yo fuera tú me
tendrías miedo porque no sabes de lo que soy capaz de
hacer ahora, esa Anastasia inocente llena de vida murió. Y
agradece que siga teniendo moral porque si no te hubiera
matado aquí y creo que el mundo se hubiera librado de una
escoria—me agaché y lo tomé del pelo—. Un día me dijiste:
que era tu ángel, pero ahora tu ángel se convirtió en tu
demonio personal.
Él me observó atentamente y sonreír con maldad hacia él.
—No eres el único que puede jugar en las sombras.
Camino rápidamente donde estaban los demás, pero no
estaban ahí. Solo estaba el acompañante de Barbara. Tenía
un mal presentimiento, me acerqué al acompañante de
Bárbara y lo miró atentamente. Tomé mi pequeño bolso.
—¿En dónde están los demás? —pregunto nerviosa y
mirando mi celular porque tenía los segundos contados
para salir de aquí.
Él apuntó a la pista de baile. Yo asentí y caminé con pasos
rápidos y mirando a todas partes, tenía los minutos
contados antes que llegara Nicolás con su gente. Quería
sacar a todos de aquí, pero no sabía si podría llegar a ellos
antes de que me atrapen. Cuando llegué me acerqué a
Alejandra, Cameron, Diego y Bárbara los vi feliz bailando.
Él estaba muy pegado bailando con Barbara.
Pestañeé varias veces para no llorar y miré hacia todas
partes. Pude ver como Nicolás habla con cuatro hombres
en el segundo piso. Él se acercó a la barandilla y comenzó a
mirar a la pista. Tragué duro y mi boca se secó. Sentí su
risa y miré a Bárbara como pasaba sus manos por el cuello
de Diego.
Me dolió jodidamente, me dolió, pero tampoco iba a caer en
este juego si él quiere ser infiel, cosa de él y no la mía, es
su decisión. Miro de reojo a Nicolás y vi que estaba ahora
hablando con el señor que me amenazó en Madrid. Ellos
me estaban buscando. Me toqué el pecho y miré por última
vez a Diego bailando con Barbara y me di cuenta de que
necesitaba esto. Necesitaba una chica sin un pasado turbio
y lleno de secretos, necesitaba tener una chica que le fuera
honesta en todo y que no le mintiera. Tenía que dejarlo ir y
no seguir exponiéndolo algo peligroso, él ya había sufrido
mucho y no merecía más caos en su vida. Yo era la
personificación del caos y desastre. No era justo para él.
Miro de nuevo a Nicolás que aún me busca entre la gente.
¡Mierda Anastasia, tienes que salir ahora! —Me dije a mí
misma, me mordí el labio inferior, no iba a salir de esta, sin
que me viera, me iban a atrapar.
Empecé a caminar rápidamente a la salida y vi como
Nicolás me apuntó en donde estaba y los cuatro hombres
empezaron a correr en donde estaba yo. Me toqué el pecho
y empecé a empujar a la gente. Miré de reojo y estaba cada
vez más cerca y miré a Nicolás quien habla con él, señor de
Madrid y estaba bebiendo y chocando sus copas.
Pedazo de mierda—murmure en voz baja.
Siento como alguien me agarra del brazo y levanto mi
mano lista para golpearlo, pero veo que es Simón y él
prácticamente me arrastra a fuera de la discoteca. Me sube
a su auto y acelera rápidamente.
—Joder Anastasia, ¿estás loca? —Grito Simón.
Pestañeó varias veces hacia él. Simón apretaba
fuertemente el volante tanto que sus nudillos estaban
blancos por la fuerza.
—Supongo que si—trate de bromear, intentando relajar el
ambiente.
Me miró por un segundo, antes de volver a concentrarse en
la carretera. Observe que nos estábamos alejando de
Barcelona. Levanté una ceja, cuando él dobló por un
camino de tierra y comenzaron a aparecer más árboles por
el camino.
—Simón—, lo llamé, pero él me ignoró—. ¿A dónde vamos?
Me vas a matar aquí.
Simón me sonrió de lado y negó con la cabeza. Miré al
frente y vi una pequeña casa de madera en medio de un
pequeño bosque. Se bajó de su auto y me abrió la puerta.
Cuando bajé del auto, me tomó de la barbilla y me miró
fijamente como buscando algún daño en mi cara, tomó mis
manos y examinó mis brazos. Cuando estuvo conforme con
su escaneo me soltó.
Él suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Simón—, digo en un susurro—. Gracias por rescatarme.
—Ya te lo dije Anastasia, te protegeré de mi hermano—él
empezó a caminar a la casa y me hizo señales para que lo
siguiera.
Él abrió la puerta y me dejó entrar primero y después cerró
la puerta dejándonos a oscuras. Me giré en donde se
encontraba Simón y se acercó aún más a mí.
—Simón: ¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto con
curiosidad.
Me acarició la mejilla, pero yo di un paso atrás, por mucho
que molestara ver a Diego bailando con Barbara, no iba
caer en ese juego estúpido de pensar mal de mi pareja, yo
confió en Diego. Di varios pasos hacia atrás poniendo una
distancia porque, aunque me cueste admitirlo los encantos
de Simón son peligroso para mí.
—Te traje para ponerte a salvo, Anastasia—comento con
una pequeña sonrisa.
Él se alejó y prendió la luz. Pestañeé varias veces para
intentar acostumbrarme de nuevo a la luz. Miré a mi
alrededor, era una casa muy linda, tenía una chimenea y
sillones blancos en la sala de estar. Él caminó un poco y
entró en una pequeña cocina en donde también estaba la
mesa.
Me senté en la silla y vi como Simón se movía de un lado a
otro sacando cosas para cocinar. Dejó varias verduras y
unas hamburguesas de soyas.
Levantó una ceja hacia él, Simón soltó una carcajada.
—Vale, me has pillado—él levantó las manos y sonrió de
lado—. Si me gustaron las hamburguesas de soyas, solo
quería hacerte rabiar un poco, desde ese día que siempre
las compro.
Me reí y negué con la cabeza. Recuerdo como ese día
Simón me invitó a comer y se quedó sorprendido cuando le
dije que sí, pero que tenía que ser un lugar vegetariano.
Cuando llegamos al restaurante, Simón me dejó ordenar y
ordené unas hamburguesas de soyas con lechuga, tomate,
queso vegano. Simón estuvo diciendo todo el rato que fue
q g q
la peor hamburguesa que había comido, solo para hacerme
enojar.
—Sabía que me estabas mintiendo—sonreí.
—Solo quería molestarte un poco—Él se rió y varios
mechones cayeron en su frente. Él se dio vuelta y empezó a
cocinar hamburguesas.
Dos horas después me reía con Simón recordando lo malo
que éramos en la pista de hielo y todas las veces que nos
caímos en dos minutos. Recuerdo que ese día fue uno de
los mejores que pasé con Simón
—Éramos terribles, no aguantabas ni siquiera un minuto de
pie Anastasia y encima me llevas a mí para que yo también
me cayera contigo.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia.
—Solo quería que amortiguaras mis caídas—brome.
Él sonrió y se acercó a mí.
—¿Qué nos pasó Anastasia? —Preguntó con un tono
completamente serio.
—La vida, eso pasó, Simón.
—No entiendo nada, porque solo recuerdo que éramos tú y
yo y buenos momentos juntos y tú sabes que entre nosotros
hubo más que amistad, Anastasia pude sentirlo cuando nos
besábamos.
Que les pareció el capitulo de hoy van entendiendo un
poco del pasado de Anastasia ¿cuénteme que es lo
que
creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 35
—Simón—, digo enojada. Porque les gusta a los hombres
recordar tanto las cosas, porque simplemente no pueden
olvidar lo que pasamos juntos hace casi cuatro años.
—Estábamos bien juntos y después mi hermano...—Él
apretó sus manos en puños.
—Solo paso, me enamoré de Nicolás—solté enojada—. No
tengo otra explicación, jamás quise hacerte daño y solo
estábamos tonteando Simón, no era nada serio.
—¡Nada serio! —Exclamó molesto—. Para mí, si era serio.
—No seas cínico, Simón. Te vi muchas veces coqueteando
con chicas y besándote frente a mí e incluso cuando te las
llevas al camerino para tener sexo con ellas, cuando
estábamos tonteando... —Cerré los ojos y lo miré fijamente
—.
Nicolás simplemente estuvo ahí para mí y no me andaba
refregándome sus conquistas en la cara como tú ¿lo
recuerdas?
Él se tiró el pelo y se dejó caer en el sillón.
—Fui un imbécil, te tuve por unos meses ¿verdad?
—Simón, lo de nosotros fue entretenido, fácil y sin
complicaciones, pero sí en cierta forma me tuviste, pero
eso cambió hace tiempo. Ambos éramos muy jóvenes.
—Lo sé, que imbécil fui. Te perdí y ahora me doy cuenta de
lo que perdí.
Solté una risa y negué con la cabeza.
—Tampoco es para tanto, solo fue diversión.
Simón me sonrió de lado y se acercó a mí, pero yo me alejé
de él. Quería irme, tenía muchas cosas que pensar y
tenía miedo. Nicolás estaba tan cerca de mí que puedo
sentir que estaba respirando sobre mi cuello. Me rasco el
cuello, necesito atraparlo pronto.
—Será mejor que me lleves de nuevo a la ciudad. —Digo
con un pequeña sonrisa.
Me levanto del sillón y Simón me miro por unos segundos
antes de asentir con su cabeza.

******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi
departamento, ni loca le daba mi verdadera dirección, me
despedí de él y esperé que se fuera . Cuando llegué vi que
estaba Diego, Cameron y Alejandra esperándome.

—Veo que tengo un comité de bienvenida—bromeo con una


sonrisa. Tres cabezas se giraron y me miraron sorprendido.
—¿Dónde estabas? —Grita Alejandra.
—Tranquila tuve una emergencia. Los gemelos tuvieron
algunos problemas con unas chicas y fui a salvar sus
traseros
—mentí descaradamente—. Los busqué, pero no los
encontré. Jonathan prácticamente me arrastró afuera de la
J p
disco.
Abrí la puerta de mi departamento y entraron todos.
Caminamos a donde estaban los sillones y nos sentamos.
—Esos dos siempre metiéndose en problemas—sonrió
Alejandra.
—Ya sabes que sin mí ellos no son nada—puse los ojos en
blanco—. Perdón por asustarte, pero mírame estoy aquí sin
ningún rasguño—miré a Diego de reojo quien me estaba
evitando con la mirada.
—Pensé que te había pasado algo.
—Hablas como si hubiera alguien cazándome—bromeo,
aunque sí tenía a personas siguiéndome más que nada un
exnovio que se obsesionó conmigo—Fue un largo día, me
voy a dormir, pueden quedarse aquí ya que es tarde.
Alejandra asintió y tomó la mano de Cameron y subimos
juntos las escaleras. Los instalé en una de las habitaciones,
me despedí de ellos y caminé hacia mi habitación y cerré la
puerta.
Tomé mi pijama y mis cosas de aseo y me metí en el baño.
Apoye mis manos en lavamanos Diego me ha estado
evitando, es obvio que se besó con Barbara, es lo más
lógico, no me sorprende en absoluto. La vida me ha dado
muchos golpes para que ya algo realmente me sorprenda,
pero eso no significa que no me duela porque ya son casi
dos meses juntos en los que hemos vivido momentos que
han sido especiales para mí y sé que también para Diego,
pero no puedo juzgarlo sin escucharlo.
Cuando estaba lista, salí del baño y me topé con Diego,
quien estaba dando vueltas en mi pieza. Me apoyé en la
puerta del baño y lo miré por unos minutos.
—Diego, sé que te besaste con Bárbara, es obvio—él se
giró, me miró con los ojos abiertos—. Los vi bailar muy
juntos, pero, en fin, no quiero que discutamos. Quiero
escuchar tu versión.
Se acercó a mí y se tiró el pelo frustrado.
—Ella me besó...Yo la detuve, tienes que creerme que están
de testigo Alejandra y Cameron—él se acerca a mí y me
quedo quieta—. Le dejé en claro que yo estoy contigo y que
no quería nada con ella.
—Vale—me crucé de brazos.
—¿No me crees?
—Te creo porque sé que estaba Alejandra, si tú le hubieras
correspondido el beso, ella me lo hubiera contado de
inmediato, Diego. La conozco muy bien y si no me contó
nada es porque dices la verdad.
Caminé a mi cama y me acosté. Me observó detenidamente
y me pasé una mano por la cara, estaba agotada tanto
físicamente como emocionalmente tanto que no tenía ganas
de nada. Solo de desaparecer y que Nicolás no me
encuentre de nuevo.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó preocupado.
—Si—digo cansada—. Solo estoy cansada, quiero dormir.
—Algún día dejarás de ser tan misteriosa y guardar tantos
secretos—desvié la mirada, él soltó un suspiro—. Supongo
que no.
Sonreí.
—Es parte de mi encanto—traté de bromear—. Además, te
encanta que sea así, es lo que mantiene nuestra relación
más interesante.
—Oh, creo que otra vez te estás poniendo tontita.
Sonreí y le pegué un puñetazo de broma.
—Que no me pongo tonta, eres un mal novio.
Diego se sacó la polera. Abrí los ojos como siempre, era un
espectáculo de verlo sin polera. Se paró y se sacó los
pantalones quedando solo en bóxer. Él se metió en la cama
y me abrazó fuerte.
—Quiero preguntarte algo, ¿me quieres? —pregunto.
Abrí los ojos y él me miraba tiernamente. Yo asiento porque
es obvio que lo quiero y no sé si estoy haciendo lo correcto
en seguir con él y seguir poniéndolo en peligro y sobre todo
después de lo que pasó esta noche. Estoy segura de que
Nicolás ya sabe de su existencia. Me descuidé demasiado y
esta noche por poco me atrapan, fui una estúpida y tengo
mucho miedo. Otra vez se revive mi pesadilla de que no me
siento segura en ninguna parte.
—Yo te quiero Anastasia, contigo me siento completo. No lo
olvides nunca, ¿vale?
Se inclinó y me dio un suave beso. Tragué duro y él apoyó
su cabeza en mi pecho. Mis manos se fueron a su pelo y
comencé a tocar su suave pelo. Me quedé mirando el techo
y pasaron varios minutos así. Sentí como la respiración de
Diego se hacía más calmada y me abrazaba más fuerte.
Pasó una hora más o menos, no estoy muy clara y no podía
dormir... tenía tanto miedo de pensar que Nicolás podría
estar abajo esperándome o vigilándome o peor vigilando a
Alejandra, porque él sabe que ella es mi hermana y él hará
todo lo posible para lastimarme y jamás me perdonaría que
a ella le pasara algo. Mi celular comenzó a vibrar y lo tomé
con miedo.
Miré la pantalla de mi celular y vi que era una llamada
entrante de Simón. Me solté con cuidado del abrazo de
Diego y cerré la puerta de mi habitación con cuidado para
que no despertara.
—Hola—digo en un susurro bajando la escalera para que
nadie pudiera escucharme.
—Anastasia, te voy a preguntar algo y quiero que seas
sincera conmigo: ¿Quién es Diego?
Tragué duro y mi respiración se alteró.
—¿Por qué lo preguntas? —Preguntó nerviosa.
—Porque Nicolás puso a uno de sus guardias a vigilarlo y
también con Alejandra quiere secuestrarla al igual que los
gemelos y Jonathan sabe que con eso te tendrá. Está
mandando muchos de sus hombres. Escúchame bien,
Anastasia, tienes que irte ahora. Mi hermano está
tramando algo..., te van a atrapar, tienes que irte por
ahora.
Negué con la cabeza, otra vez no, por favor ¡No me puede
estar pasando de nuevo! —No puedo aguantar más y
comencé a llorar ¿Por qué me tiene que pasar de nuevo?
Quería gritar, llorar y romper todo a mi paso. Me senté en
una silla y me derrumbé de nuevo, no sé cuánto tiempo
poder seguir escapando de él.
—¿Cómo sabes todo eso? Pero no puedo dejar a mis amigos
aquí, así como así lo dejaré aún más en peligro. —Digo
sollozando y limpiándome las lágrimas.
—Tengo alguien ahí adentro, te quiero ayudar confía en mí.
Tus amigos estarán bien, estoy hablando con un amigo
policía y también con una amiga, estamos poniendo
agentes vigilando a tus amigos, Anastasia. Créeme que no
eres la única que anda detrás de Nicolás. —Él soltó un
gruñido y escuché que prendió su auto.
⋙ Lo estoy siguiendo, Anastasia. Tienes que escapar de él
es mucho más peligroso de lo que te imaginas, créeme
cuando te digo que tienes que irte por ahora hasta que las
cosas se calmen, te prometo que tus amigos estarán a salvo
—sentí como habla con alguien más—Te lo prometo, sabes
que yo cumplo con mi palabra.
Me pasé una mano por mi cara y cerré los ojos. Recuerdo
como hace dos años atrás Jonathan me decía las mismas
palabras junto con los gemelos: "vete, escapa de él, es
peligroso" —recuerdo que me abrazaron fuerte los tres
antes de subir al tren. Recuerdo que solo tenía la plata de
mis peleas y no sabía en dónde esconderme, estaba sola.
No quería seguir exponiendo más a Alejandra o a mis
abuelitos.
Me aclaré la garganta y apreté el celular contra mi oreja:
—Está bien...Confío en ti, pero ¿qué hago? ¿A dónde me
voy? No tengo un plan, Simón. —Sollocé un poco más y me
tiré el pelo.
—Por ahora toma un poco de tu ropa, dinero y todo lo que
tú creas necesario para ti. Te veo en el aeropuerto y te
pondré a salvo, Anastasia—él soltó un gruñido y sentí que
frenó bruscamente—. Compra un pasaje para Sevilla.
—Vale
Subí con mucho cuidado y vi a Diego durmiendo
profundamente. Entré a mi armario y saqué unas maletas
en donde comencé a meter toda mi ropa, mi pasaporte y
mis tarjetas.
Media hora después tenía toda mi ropa dentro y saqué con
cuidado las tres pequeñas maletas de manos de mi
habitación y me senté al lado de Diego. Él estaba
profundamente dormido.
—Perdóname..., Diego, porque cuando despierte tú me vas
a odiar con todo tu corazón porque no vas a entender nada
y solo vas a creer que jugué contigo y que rompí tu corazón
—me limpié las lágrimas—. Pero lo hago para que estés a
salvo, me descuide y te puse en peligro. No me quiero ir,
pero tengo que hacerlo.
Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te quiero Diego, lamento no habértelo dicho antes
cuando estuviera despierto, por favor perdóname. Jamás
quise ponerte en peligro, es por esa razón que antes de ti
no había estado con nadie por mi pasado, porque siempre
me alcanza—solté un suspiro—. Prometo cuidarte desde la
distancia, no dejaré que nadie te lastime más.
Me levanté de la cama y dejé la carta con su celular. Salí
con cuidado de mi habitación. Caminé hacia a donde se
encontraba Alejandra y metí la nota debajo de la puerta.
—Perdóname de nuevo por volver a ponerte en peligro, soy
la peor, pero solucionaré toda esta mierda, solo que por
ahora tendrá que ser lejos..., lo siento tanto. Te amo amiga,
si algo te pasara a ti yo me muero y me duele que seas mi
punto débil y que Nicolás siempre esté pensando en
hacerte daño, no es justo para ti. Perdóname por favor—
susurro.
Baje con cuidado las escaleras y tome mis maletas. Una
hora después ya tenía mi boleto comprado y solo estaba
esperando para embarcar. Me sentía mal, fui una estúpida
por haber dejado que Nicolás se acercara tanto, me
descuidé de la peor forma, ni siquiera vi venir este golpe.
—Anastasia—, gritó Simón. Levanté la mirada y vi que
venía corriendo hacia mí—. Lo detendremos juntos.
Lo mire fijamente.
—Voy a acabar con él—digo con los dientes apretados.
—Acabaremos con él, juntos—me tomo la mano. Simón me
dio un beso en la frente —. Cuídate mucho, te llamaré todos
los días y te estaré mandando información. Toma las llaves
de mi departamento.
Tome sus llaves y la guarde. Me limpió las lágrimas que
caen por mis mejillas, él me miró fijamente de seguro, tenía
los ojos rojos de tanto llorar, pero no puedo evitarlo, otra
vez tengo dejar todo para no poner a nadie que amo en
peligro.
—Gracias por ayudarme—susurré con la voz ronca.
—Te protegeré, hace unos años no lo pude hacer, pero
ahora sí. No dejaré que te siga lastimando.
Yo asentí, tomé mis maletas y caminé hacia la fila para
abordar. Simón me miró por última vez.
—Se paciente Anastasia, por favor—me suplico.
—Está bien—murmuró.
Creo que por ahora lo mejor es ser paciente y mantenerme
al margen por un tiempo. Me limpio las lágrimas que se me
escapan por qué otra vez Nicolás me hace sufrir con lo que
más me duele, que son las personas que amo y eso duele
demasiado.
A sufrido mucho nuestra Anastasia ¿cuénteme que es
lo que creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
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capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 36
Un mes después:
Corría sin parar a través de un pequeño bosque en donde
ya había seguido muchas veces Nicolás y tenía una
pequeña casa de madera en medio de la nada a las afueras
de Barcelona. Mi corazón latía muy rápido y corrí muy
rápido por el bosque esquivando todas las ramas.
A lo lejos podía ver los faroles de los autos que venían
acompañando a Nicolás, corrí aún más rápido y sentía que
mi corazón se iba a salir en estos momentos, pero tenía que
conseguir más pruebas. Cuando por fin llegué cerca de la
casa me apoyé contra un árbol, para poder recuperar un
poco el aire.
Observé el árbol y la cabaña en donde podía ver lo que
estaba haciendo así que no lo dudé. Comencé a escalar un
árbol y me senté en una rama. Observé como Nicolás habla
con los dos hombres de trajes bastante lujosos. Saqué mi
celular y comencé a grabarlo ya que la cabaña tenía
enormes ventanales, un grave error, pero supongo que al
estar en medio de la nada él pensó que nadie lo seguiría
hasta aquí. Ya he venido tres veces a este lugar y él no lo
ha notado. He recolectado muchas pruebas para atraparlo,
pero tampoco ha sido tan fácil, es bueno eliminado todas
las pruebas de sus crímenes.
Apretó más mi celular porque tengo la mano congelada por
el frío ya que el invierno se está cercando. Suelto un
gruñido cuando veo que toman asiento y veo como el
hombre que me amenazó en Madrid trae una botella de
vino y le sirve.
Dos horas después salen de la cabaña con dos chicas que
se ven que están drogadas porque apenas se mantienen en
pie, Nicolás las empuja y los dos hombres toman con fuerza
su brazo llevándose a las chicas en diferentes autos de lujo.
Nicolás se queda ahí sonriendo hasta que ve desaparecer a
los autos y entra de nuevo en casa.
Paró la grabación y me quedo mirando adentro de la casa.
Él solo está sentado usando su computadora ¿Qué le hiciste
a esas chicas? Me bajo del árbol y me acerco lentamente a
la cabaña. Tomó una piedra y la envuelvo en la nota.
Me alejo y la tiró a una ventana en donde el vidrio se parte
y Nicolás se para rápidamente y camina hacia la otra
habitación. Me alejo y comienzo a correr de nuevo hacia
dentro del bosque sin parar, no me tiene que ver. Cuando
salgo del bosque me subo a la moto que arrendé y aceleré
rápidamente alejando de él por ahora.

******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una
botella de licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero
se afirma en Bárbara y en Cameron. Niego con la cabeza y
es que lo noto mal, es obvio que va borracho y apenas
puede caminar bien. Alejandra camina detrás de ellos y
ella también ha perdido algo de peso.

Niego con la cabeza y los sigo a una distancia prudente por


el otro lado de la calle. Veo que se sienta a fondo de la
plaza en pasto, yo me siento a lo lejos en una banca. Diego
abre la botella y le da un largo trago, esto no era lo que yo
quería. Me duele que esté recurriendo al alcohol. Cameron
le arrebata la botella a Diego y la guarda en su mochila.
Ellos comienzan a discutir tanto que Diego le pega un
empujón a Cameron y entre Barbara y Alejandra se
interpone entre ellos. Me masajeó la sien, yo no quería
esto, Diego no debería estar tomando y peleando con su
mejor amigo...odio no poder ir y tomar su mano, pero no
puedo. Me acomodo mejor la gorra y me pongo los lentes
de sol y doy una vuelta por la plaza asegurando de que
Nicolás no esté cerca de ellos.
Cuando doy la tercera vuelta y no veo rastro de Nicolás me
vuelvo a sentar en la banca y veo como ya está más
calmado el ambiente. Diego trata de sonreír con lo que le
habla a los demás, pero él se separa y se aleja un poco de
lo demás. Observo que se lleva su teléfono a la oreja, en
ese momento siento vibrar mi antiguo celular. Observó que
es una llamada éntrate de Diego y la cortó. Necesito que te
olvides de mí—hablo conmigo mismo.
Él frunce el ceño y se lleva de nuevo el celular a la oreja y
otra vez comienza a vibrar mi celular, dejo que suene y
pasa cinco minutos llamándome hasta que Bárbara lo viene
a buscar y él se vuelve a sentar con los demás. Me limpio
una lágrima que recorre mi mejilla.
—Perdón Diego, no quise hacerte daño o alejarte de mí,
pero la vida es una perra injusta y aunque no pueda tomar
tu mano o estar ahí cerca de ti. Sigo aquí a la distancia y
mientras yo esté aquí, nadie puede herirte—murmuré en un
susurro.
Miré la hora y tenía que irme. Me levanté de banca por
suerte, el metro estaba cruzando la plaza. Camine
lentamente en donde están ellos y agache un poco los
lentes de sol y mire fijamente a Alejandra quien abrió los
ojos al verme. Me coloqué de nuevo los lentes de sol y
caminé de prisa mezclándome con la gente que entraba en
el metro. Tal vez fui
una tonta al dejar que me viera Alejandra, pero ella
necesitaba saber que estoy bien y que sigo con vida, que
nada malo me ha pasado. Que siempre estaré ahí
protegiéndola, que jamás la dejaría sola.
Entré en el bar, me senté en la mesa más alejada y observé
a los gemelos y a Jonathan como estaba hablando con tres
chicas. Puse los ojos en blanco y observé hacia la calle en
busca de algún rastro de Nicolás, pero tampoco. Lo que sí
vi fue el agente que estaba estacionado afuera del bar.
Escuché la risa de Dylan y cómo ellos brindaban con las
chicas y después cómo tiraban bromas entre ellos. Esos
tres nunca van a cambiar—me digo a mí misma. Hago un
puchero porque me muero por ir a abrazarlos, pero no
puedo, ni siquiera debería estar aquí.
Se supone que tendría que estar en Sevilla, tranquila en mi
departamento, pero no puedo como podría estar ahí
tranquila cuando puse en peligro a toda la gente que amo
de nuevo, él siempre ha sabido cual es mi punto débil.
Él simplemente no me mata porque le gusta torturarme con
la gente que amo, le gusta ver como yo sufro en vida para
sentirse más poderoso, Nicolás es así y conocí esa parte
sádica de él, cuando pasó lo de esa noche.
Saqué mi celular y vi que me tenía que ir ya porque mi
vuelo salía en una hora. Fue un viaje corto, pero necesario
para mí, necesitaba ver que ellos estaban bien y que
seguían con su vida y aunque con los gemelos y Jonathan
seguía teniendo contacto con ellos con Alejandra y Diego,
no para ellos simplemente me fui de una noche a otra.
Rompí el corazón de ellos y sé que ambos la están pasando
mal, pero es necesario.
Salí del bar e hice contacto visual con el agente, quien
negó con su cabeza. Me aleja rápidamente de ahí. Bah, me
da lo mismo si estoy rompiendo las reglas, no me iba a
quedar escondida en un departamento, esperando que ellos
hagan su trabajo cuando yo también soy bastante
inteligente y astuta. No necesito estar encerrado en un
departamento esperando a que las cosas se resuelvan
mágicamente, porque la vida no era así y yo no me iba a
quedar con los brazos cruzados esperando, tengo mi propio
plan y pruebas.
Esto solo es el comienzo y lo voy a hacer con la policía o
sola, pero acabaré con Nicolás de una vez por todas. —Me
digo a mí misma.
Miro de reojo a la gente quien está hablando por teléfono
de seguro que le aviso a Simón de que estoy aquí
rompiendo las reglas. Que se jodan—murmuró.
Simón, Simón, Simón, cumpliste tu palabra de proteger a
mis amigos y me has puesto segura de nuevo. Suelto un
suspiro, porque me ha estado llamando todos los días
preguntándome: ¿Cómo estoy? Tanto física como
mentalmente, supongo que tiene algo de miedo que haga
alguna locura. Tengo mucho que agradecerle por estar
apoyándome en mi etapa más oscura o la más solitaria...o
algo por estilo.

******
Tres días después:

Siento que alguien toca la puerta de mi departamento.


Abro la puerta y veo a Simón con una botella de tequila y
con varios limones, me hago hacia un lado para que entre.
—Soy genial—es lo primero que dice—. Tú y yo nos vamos a
emborrachar para pasar las penas juntos.
Desaparece en la cocina y me siento en el piso del cuarto
de estar en donde dejó la botella. Se sienta al lado mío y
me da un beso en la mejilla. Lo observo y anda vestido todo
blanco haciendo que sus ojos azules resaltan aún más.
—Este mal que me sienta tan sola.
—Ya no estás sola, me tienes a mi bonita—él me guiña el
ojo y sirve el tequila en los vasos. Cortó algunos limones.
—Gracias por estar conmigo.
—Siempre estaré ahí, mientras tú quieras.
Me pasa mi vaso y brindamos juntos, me llevo el vaso a mis
labios y de un trago me lo tomo, el líquido me quema la
garganta, pero quiero olvidar por hoy quiero olvidar todos
los problemas que tengo y disfrutar como antes.
—Te ves hermosa—me dice observándome detenidamente,
pongo los ojos en blanco. Ando con pantalón negro de tiro y
una camiseta gris.
—Tú siempre te ves bien—digo con una sonrisa.
Me vuelve a pasar otro vaso que no dudo en tomarlo
rápidamente y él me imita. Uno, tres hasta diez tragos de
tequila nos tomamos hasta que la botella se acaba y estoy
muy achispada tanto que me rio por cualquier cosa que me
cuente Simón.
—No te miento, me vuelto un santo—me río porque no le
creo que no tenga novia o se esté ligando a varias chicas al
mismo tiempo.
—Sigues siendo descarado, Simón.
Él se inclina hacia mí tanto que no puedo ver nada más que
sus ojos azules. Su mano acaricia mi mejilla y no me muevo.
—Me sigues encantando, Anastasia—declara con una
bonita sonrisa. Miro sus labios y me doy cuenta de que él
está haciendo lo mismo.
—¿Ah?
—Solo déjate llevarte, bonita—toma mi mano y la pone en
su corazón.
Se acerca más a mí, nuestras narices se rozan, él se
muerde su labio inferior y pasa su dedo por mis labios.
Niego con la cabeza porque ese gesto me recordó tanto a
Diego. Antes de que pueda reaccionar su boca está en la
mía y mi cuerpo me traiciona porque le sigue el beso, es
como antes a esa Anastasia: rebelde, fiestera, carreras
ilegales, peleas ilegales y con Simón.
Él siempre ha significado ese chico que me orilla a cometer
locuras y no pensar en las consecuencias de las locuras.
Tiró de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
Me separé rápidamente, esto era una locura, una locura
deliciosa y tendedora, pero ya pasé por esto con él y no
volvería a pasar esto de nuevo. Me levanto de su regazo.
—¿Qué pasó? —Pregunto parándose.
—No. No, no puedo, Simón.
—¿Por qué? Porque aún sigues queriendo a Diego, ¿verdad?
Yo asiento porque no he dejado de pensar en un solo día y
eso me llega incluso a enfermar que cada día, minutos y
segundos esté mi mente pensando en él y en su chiste
malo, en lo vanidoso que era con él, sus besos, en fin, lo
extraño mucho.
—Yo te amo, Anastasia hace más de cinco años y lo
entiendo. Fui un imbécil cuando estuvimos esa vez juntos,
pero era joven y con las hormonas revueltas que no sabía lo
que quería, pero ahora sé que te quiero a ti.
—Pero yo ya no te quiero...amo a Diego. Joder, y no lo
hubiera dejado si no hubiera sido por Nicolás, seguiría con
él—
gritó llorando porque es la verdad que si no hubiera sido
por Nicolás estoy segura de que estaría con él.
—Eso es mentira—tomo mi cara entre sus manos—. Sigues
sintiendo algo por mí, el beso me lo indica...lo amas a él,
está bien lo entiendo, pero sigues sintiendo cosas fuertes
por mí—negué con la cabeza—. Eso es lo que tú crees.
Demuéstralo, Anastasia, bésame.
Me limpié las lágrimas y tomé su cara antes de que yo
pueda besar su boca de nuevo. Está encima de la mía
moviendo su lengua que no pierde tiempo y se adentra
dentro de mi boca jugando con la mía. Sus manos tomaron
mi cintura, pero yo se las atrapé y me separé de él.
—Si sintieras cosas fuertes por ti, sé que ese beso se
hubiera alargado o me hubiera hecho perder la cordura. Lo
siento, pero amo a Diego y eso nadie lo va a cambiar—me
senté en el sillón—. Estoy mareada pero no borracha,
Simón.
—Si sabes que no dejaré de conquistarte, ¿verdad?
—Te quiero, pero como amigo.
Se sentó al lado mío y me abrazó fuertemente.
—Siempre esperaré por ti, bonita.
Me quedé callada, no quería hablar más, ya me sentía mal
con los besos. Tal vez fui un poco dura con él, pero no
quiero ilusionarlo porque amo a Diego y aunque no estoy
con él, mis sentimientos siguen intactos por él y si tengo
que mantener lejos de Diego para que esté a salvo lo haré
porque de eso se trata el amor de hacer sacrificios por la
gente que amas aun cuando a ti te está matando por dentro
y también lo hago principalmente por mi rubia porque es
una de las personas más importantes en mi vida y si a ella
le hacen daño es como si me lo estuviera haciendo a mí.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días? Yo se que
estamos pasando por crisis enorme con el coronavirus
y entiendo mucho estamos preocupados, pero
mantengamos la calma y hagamos lo que nos
recomienda las autoridades. Yo soy de Chile y la cosa
va
empeorando y yo estado un poco desaparecida, pero
es porque las clases comenzaron y aun no tengo
departamento en donde estudio..., pero en fin no
estado pasando por muchas cosas pero trato de ver el
lado
positivo y he tenido una mala racha este comienzo de
mes y tampoco ayuda lo de coronavirus, pero no
caigamos en el panco y cuídense mucho.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
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libro
Capítulo 37
Dos meses después:
Gotas de sudor recorría mi espalda y mi cara mientras
corría sin parar por las calles de Sevilla. Me detuve cuando
llegué a una pequeña plaza en donde varias personas más
estaban caminando, comiendo o haciendo ejercicios como
yo.
Respire profundamente una y otra vez hasta que mi
respiración se volvió normal. Abrí mi botella de agua y le di
un sorbo. Caminé a una banca y me senté un momento.
Mi celular vibró en ese momento entrando un correo de la
universidad sobre mis trabajos que tenía que entregar en
unos días más. Revisé mi instagram y vi como Diego subía
una historia de Barbara, Alejandra y Cameron.
Negué con la cabeza y cerré rápidamente instagram. Me
pare de la banca y comencé a caminar de nuevo hacia mi
departamento. Sentí que mi celular vibró, lo saqué del
bolsillo de mi polerón y vi que era mi mamá. No lo dude y
conteste la llamada:
—Hola hija, ¿Cómo estás?
—Hola mamá, bien aquí en la universidad —mentí un
poquito ya que mis padres seguían pensando que estaba en
Barcelona. Cuando me fui ese día le conté a muy poca
gente a los más cercanos a mí que eran: Los gemelos,
Jonathan y a Simón, ya que fue gracias a él que tengo
departamento.
—Me alegro hija...Te extraño mucho—dice con voz de niña.
Mi madre siempre hacía esa voz para que le hiciéramos
caso en todo y lo lograba.
—Pero mamá, si fui a visitarlos el fin de semana pasado—
negué con la cabeza—. Te estás poniendo pesada.
—Una madre siempre va a extrañar a sus hijos Anastasia,
aunque tú tenga cincuenta años siempre serás mi niña—
solté una risa.
—Pronto iré de nuevo, mándale un saludo a mi papá y dile
que lo amo y a ti igual corazón de abuelita—ella rio.
—También te amo hija, cuídate por favor.
Corté la llamada y entré a mi edificio. Me acerqué al
consejero. Él me sonrió, era un adulto mayor muy amable
con las personas y tenía un gran carisma que estos meses
he aprendido a respetarlo.
—Buenos días, señorita Anastasia ¿Cómo estuvo su paseo
matutino?
—Muy bien y cansador—esboce una sonrisa—. ¿Hay algo
para mí?
El hombre asintió y empezó a buscar mi factura de los
gastos comunes. Él me entregó los sobres.
—Usted sabe que unos días más me cambio, ¿verdad? —
pregunte.
—Claro que sí, señorita, ese día podrá hacer tranquila la
mudanza, si usted lo necesita claramente.
—No solo traje mi ropa, muchas gracias—me despedí del
hombre y subí las escaleras.
Abrí la puerta de mi departamento y sentí algo raro, el
ambiente había cambiado y me di cuenta de inmediato que
no estaba sola aquí. Me adentré en el departamento y sentí
ruidos en la cocina. Caminé lentamente y solté un grito
cuando me topé con Simón.
Él se rió y me puse una mano en el pecho.
—Joder, Simón—grite alterada. Él seguía riéndose y yo le
pegué una palmada en su hombro.
Él pasó por mi lado y dejó el pan en la mesa hasta ahora,
me vengo a dar cuenta que está puesta la mesa. Él tomó mi
mano y retiró la silla para mí, me senté y él se sentó al
frente mío.
—¿Qué haces aquí? —Pregunte con curiosidad.
—Quería ver cómo estabas y para entregarte esto— sacó
unos papeles de su mochila y los tomó—. Son pruebas, lee
las pruebas con mucha calma y guárdalas. Estamos
juntando muchas pruebas para acabar con Nicolás.
También Anastasia, sé lo que has estado haciendo...
Las dejé de lado y me concentré en él.
—¿Y qué quieres que haga Simón? Tengo mucha
información y pruebas como tú, no puedo esconderme la
vida entera y si he estado vigilando a Nicolás, pero ambos
sabemos que necesitamos muchas más pruebas y que con
lo tuyo ya tenemos más.
Me miró fijamente con sus increíbles ojos azules en donde
no podía mentirle porque él sabía todo lo que escondía.
⋙ No puedo estar aquí escondida viendo como tú y tus
amigos policías hacen todo el trabajo y lo agradezco, pero
también es mi pelea. Deja de tratarme como si fuera una
frágil mujer y sé que también no debo ir a ver a mis
amigos, pero necesito verlo con mis ojos para saber que
ellos siguen con su vida y que está bien...Necesito verlo con
mis ojos
—termine de hablar.
Tomó mi mano y le dio un apretón.
—Sabes que me preocupo por ti y que no quiero que nada
malo te pase. Tampoco puedo encerrarte, por favor ten
cuidado.
—Lo tengo. Ni siquiera se han dado cuenta, mis amigos
siguen con sus vidas y es raro... —Hago una mueca porque
he visto a Diego tan cerca de Bárbara, me duele, eso duele
porque es como si nunca hubiera entrado en su vida —.
No poder darle un abrazo y solo estar observando de lejos.
Se acercó donde estaba yo y se agachó. Tomo mi barbilla
entre sus dedos.
—Eres fuerte... Anastasia, queda poco para que vuelvas.
—Me aterra eso aún más —digo en un susurro. No fue fácil
dejarlo todo de un momento a otro y desaparecer tres
meses y ahora era más difícil volver cuando ellos ya se
habían acostumbrado a mi ausencia sobre todo Diego que
volvía a su vida normal una vida antes de mí.
—Estaré ahí apoyándote, Anastasia. Y ahora come que te
hice un rico desayuno.
—Gracias —tome su mano —. Gracias por ser mi
compañero en uno de mis momentos más solitarios y
oscuros.
—Es un honor ser tu compañero en esta etapa oscura de tu
vida —bromea.
Sonreí porque al menos tenía a Simón para hablar de mis
miedos.
Comenzamos a comer juntos y como siempre él me hizo
reír demasiado. Siempre ha sido así, nada lo toma en serio
y es lo que me gustaba de él en su tiempo. Siempre fueron
besos, caricias y risas, muchas risas.
Una hora después estaba bañada. Él me mostraba los
papeles y los puntos claves que era importante para acabar
con Nicolás de la manera que tenía que ser con prueba
para que lo metieran a la cárcel y se acabara por fin todo.
Tomé uno de los papeles y comencé a leerlo. "¡Dios mío!"
Cada vez que leía sobre Nicolás me daba cuenta de que era
una mala persona que no sentía empatía con otra persona,
solo le importaba el dinero, el poder. Es como si fuera un
psicópata, cada vez lo veía más claro en sus acciones y en
las pruebas.
Levanté la mirada y vi que él me miraba fijamente.
—¿Qué pasa? —Preguntó curiosa.
—Eres hermosa
Sonreí con arrogancia y lo empujé.
—Lo soy—bromeo con una sonrisa.
Se inclinó hacia mí y puso una mano detrás de mí nuca.
Observé esos ojos azules que hace cinco años atrás me
tenían loca. Como olvidar que él fue el primer chico que me
interesó, me gustó y me volvía loca.
—Pasan los años y creo que seguimos siendo los mismos
adolescentes que se besaban a escondidas en los camerinos
—susurró.
—Mis sentimientos son de alguien más Simón, y tú lo
sabes. Aunque esté lejos de él sigo pensando en él. —Me
separé de él.
Él asintió y siguió mostrándome los papeles. Pusimos notas
en todas las partes que consideramos importantes. Miré el
reloj y ya eran las seis de la tarde. Él contestó una llamada
y yo me estiré, estaba cansada. Él ordenó todos los papeles
y los metió en una carpeta, se acercó a mí.
—Tengo que irme.
Yo asentí y lo acompañé a la puerta del departamento. Él se
acercó y me abrazó con fuerza y me dio un largo beso en la
mejilla.
—Cuídate mucho, por favor. Te estaré llamando como
siempre.
—Gracias por estar aquí conmigo, sin ti me hubiera vuelto
loca.
—Te hice una promesa y yo la cumplo—me miró un
segundo antes de volver a hablar—. Nos vemos en unos
días más.
Cerré la puerta y apoyé mi frente en la puerta porque tiene
que ser tan difícil mi vida, porque tienes que aparecer
É
Simón cuando estoy más inestable mentalmente. Él no
podía de nuevo a empezarme a gustarme, pero no se
compra por lo que siento aún por Diego porque me
enamoré de él, no tengo otra explicación porque no puedo
sacarlo de mi cabeza y de mi corazón y como me duele
cada vez que él sube una nueva historia con Bárbara,
aunque no estoy segura de que ellos están juntos porque
nunca han subido nada besándose, pero siempre están
juntos.
Tomé un profundo respiro y me acerqué a la ventana en
donde tengo la vista perfecta a Sevilla. Quisiera decir que
la voy a extrañar, pero no, me muero por llegar a Barcelona
y afrontar todos mis miedos y a mis demonios de una vez
por todas.
Me miro en el reflejo del ventanal y noto que mi pelo está
muy largo, me llega hasta la cintura y me gusta, me hace
ver diferente. Me siento en la terraza y recibo una
notificación de Alejandra de nuevo sube una foto de
nosotras dos juntas cuando teníamos dieciséis años. Miró la
descripción de la foto:
"No entiendo cómo fue que un día desapareciste de mi
vida. Quiero que sepas que te amo y que te espero aquí con
mis brazos abiertos cuando vuelvas. Solo una llamada, un
mensaje, un me gusta para saber que sigues conmigo".
Mi corazón se rompió, pero no podía darle, me gusta, tenía
que ser cuidadosa con los pasos que daba. Nicolás aún
sigue buscándome, pero por lo que me dijo Simón estaba
más tranquilo y está ahora poniendo atención a otros
asuntos. Era el momento de volver.
Esa noche tuve que tomar la decisión más difícil de dejar a
todos en Barcelona y aun cuando yo no quería irme, pero
no podía ser nada. Nicolás tenía gente muy peligrosa y no
podía hacer nada y si me enfrentaba a él lo más probable
es que me hubiera secuestrado y quizás que me hubiera
hecho así que tuve que irme para poner a toda la gente que
amo a salvo.
Además, que lo que más temía se hizo realidad, Nicolás
supo de la existencia de Diego y lo estaba vigilando y no
sabía qué era lo que tenía en su mente que involucra a
Diego, pero no era nada bueno y también con Alejandra y
no podía permitir que le hiciera daño a ella.
Caminé de nuevo hacia adentro en donde comencé a hacer
los trabajos que tenía que entregar para la universidad que
también tiene online, así que no me quedaría atrasada.
Hace ya un mes que entraron de nuevo a clase y me estresa
estar perdiéndome de tanto, pero es lo que hay.

******
Me meto a mi portal de estudiante y comienzo con las
clases. Entrego todos mis trabajos y también pongo al
tanto a mis profesores que unos días más me reincorporo
en la universidad para ir personalmente a las clases.

Tres horas después estoy cocinado y siento que vibra mi


antiguo celular. Lo tomo y veo que fue una llamada corta de
Diego y miro que tengo demasiada de Alejandra. Niego con
la cabeza y recuerdo que antes Diego me llamaba una y
otra vez con el paso de las semanas se cansó y cada vez
llamó menos y después no llamó hasta ahora.
Apago el teléfono que es lo mejor y lo meto en mi maleta.
Sigo cocinando y me concentro en las cosas que tengo que
guardar, aunque no traje nada solo fue ropa, por suerte el
departamento de Simón estaba ya amueblado.
Marque el número de Dylan, quien sonó hasta el tercer
timbre antes de contestar:
—Amorcín—gritó con emoción. Solté una risa al escucharlo.
—Dylan—, grité también—. Te extraño ¿Qué haces? —
Pregunte con curiosidad. Apago la cocina y echo las
verduras salteadas al plato.
—Aquí en el patio estás en voz alta, en vivo y directo—
bromea.
—Hola, imbéciles—digo a Javier y Jonathan, quienes me
saludaron. Nos pusimos al día y me moría de la risa cuando
comenzaban a pelear y me dio un poco de pena al no estar
con ellos y por supuesto ellos lo notaron y me recordaron
que quedaba poco para mi llegada.
Hablamos por una hora y me despedí de ellos. Tomo un
libro, me senté en la terraza junto con un café para pasar
un poco el frío. El invierno llegó hace un mes atrás y se ha
hecho más presente en este mes.
Mi celular vibró y vi que era Alejandra quien subía otra foto
mía, pero después ella seguía compartiendo sus historias
en donde vi como Diego estaba besando a Bárbara y
diciendo: "que se veían lindos juntos".
Metí en el perfil de Bárbara en donde había subido una foto
con Diego besándose y en la descripción decía:
"Este chico hermoso que ven aquí hoy día me preguntó:
¿quieres ser mi novia? Y mi respuesta fue un rotundo: ¡Sí!"
Joder, eso sí que dolió, él siguió adelante y creo que está
bien era lo que yo quería ¿tal vez? Pero no significa que no
me duela y porque ahora cuando vuelvo en unos días.
Tienes que ser fuerte, Anastasia, concéntrate en acabar con
Nicolás—me repetí a mí misma. Es mi objetivo.
Diego continuó su vida y yo también ambos tomamos
caminos diferentes. Quédate con los buenos recuerdos y
aprécialos, pero tengo que seguir con mi vida sola y volver
más fuerte que nunca para todo lo que se viene.
—Tengo que sacar de mi corazón, así como tú lo hiciste
Diego—susurre para mí misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
pues yo estoy que congelo mi carrera, porque no
entiendo nada osea yo no puedo... entender a mi
profesora a
través de una pantalla.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
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y
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capítulo ♀ ♀
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libro
Capítulo 38
Llegó mi último día aquí en Sevilla en unas horas más,
tenía que tomar el vuelo hacia Barcelona y tendría que
volver, por una parte, estoy aterrada de ver a Diego o a
Nicolás, pero también vengo más fuerte que nunca a
derribar todo lo que se me cruce en el camino.
Si cree Diego que me lastimara verlo con otra chica se
equivoca y a Nicolás seguiré siendo su demonio personal
como lo había hecho estos meses. Esta vez no dejaré nada
suelto y seré más astuta, más rápida e inteligente que él.
Ayer mandé todos los trabajos que debía y mañana ya
podría volver a la universidad en donde, por fin, podré
volver a ver mis gemelos, Jonathan y Simón. Tengo tanto
que agradecerle a Simón, aunque estoy un poco confundida
no quiero que mis sentimientos vuelvan a salir por él.
Estaba emocionada, se acabó lo de estar escondida, por fin
podría salir tranquila en Barcelona. También Simón dijo
que nos íbamos a juntar con uno de sus amigos que era
agente de policía quien estaba llevando el caso. Te tengo en
mi poder a mi querido Nicolás.
En ese momento me entró una llamada de Javier:
—Hoy día vuelves—gritaron los gemelos.
Solté una risa y me acerqué al ventanal. Miré mi pieza y
todo estaba empacado, ya no quedaba nada afuera y yo ya
estaba vestida.
—Sí, llegó a las diez de la noche. Supongo que me irán a
buscar, ¿verdad?
—Amorcín, seré puntual y estaré ahí listo para darte un
enorme abrazo y no soltarte nunca más, porque quiero que
sepas que nos rompiste el corazón cuando te fuiste de un
día a otro, no pensaste en nuestros sentimientos—dijo con
exageración.
Puse los ojos en blanco.
—No te pases cariño, era lo mejor para todos en ese
momento. Me estaban pisando los talones y necesitaba que
ustedes estuvieran a salvo.
Escuche como ellos bufaban juntos, son iguales.
—Alejandra se ve muy triste y creo que está muy dolida que
ni siquiera le dijeras algo o que la llamaras—dice Javier.
Me acuesto en la cama y me paso una mano por la cara.
—Soy una mala amiga, pero era por su bien, tenía que ser
cuidadosa, no podía estar gritando a donde me había ido.
Era peligroso para todos—solté un suspiro—. Créanme que
la llamaré ahora, necesito que me escuche y poder
explicarle algo de lo que pasó esa noche.
—Ya era hora. Aún no creo que vuelvas. Joder—gritaron los
gemelos. Solté una risa. Hablamos un rato más y después
de la llamada necesitaba llamar a Alejandra.
Revisé mi instagram y vi como Alejandra había subido una
foto en donde salía: Cameron, Alejandra, Barbara y Diego.
Negué con la cabeza, no podía enojarme con ella, eran sus
amigos y Bárbara era su amiga, así que tiene derecho de
apoyar a sus amigos en su relación.
En ese momento me entró una llamada de Simón que sin
dudarlo contestó:
—Hola—digo jugando con un mechón de pelo.
—Hola hermosa ¿Cuándo llegas? —Preguntó con
entusiasmo.
—Hoy día llego a las diez de la noche y los gemelos me van
a ir a buscar ¿Por qué preguntas?
—Te parece si te voy a buscar el lunes en la universidad.
Tengo algo importante que mostrarte de mi hermano y
tranquila él está en Madrid, además hablé con mi amigo y
dijo que podía ir a buscarte y después juntarnos ese día
tengo clases así que llegaré más tarde. Por eso le dije que
te pasara a buscar y tranquila es de confianza... ¿Confías
en mí? —pregunto.
Medite unos segundos antes de decir:
—Si confío en ti, eso es obvio: Simón—puse los ojos en
blanco porque él no podía verme. —Está bien y ahí me das
su número para ver en qué lugar nos juntamos.
Solté un suspiro de alivio y me mordí en el labio inferior.
—Simón, oye gracias por todo. Creo que si no me hubieras
llamado todos los días... me hubiera vuelto loca aquí.
—Anastasia..., siempre estaré aquí para ti—tragué duro,
porque tenía que confundir tanto las cosas con Simón,
porque no te puedo odiar, como odio a tu hermano.
—Nos vemos, adiós.
Me acerqué al espejo y me miré que seguía igual, solo que
mi pelo me llegaba a la cintura, me gustaba como quedaba
el pelo largo. Tomé mi celular y busqué entre mis contactos
el número de Alejandra.
Respire profundo antes de marcar su número:
—Hola ¿Quién eres? —Preguntó con desconfianza.
—Soy yo—digo mordiéndome el labio. La línea se quedó en
silencio y miré mi celular para ver si me había cortado o
algo—. Tengo que explicarte muchas cosas y sobre todo de
esa noche en la que desaparecí.
Escuché que ella hablaba con otras personas y cerraba una
puerta.
—Anastasia: ¿Estás bien? —Preguntó con la voz rota.
—Si estoy bien, Alejandra... Perdón por si te cause algún
susto. Pero te debo una explicación enorme y espero que
me comprendas por favor, tienes que entender que yo no
me quería ir de Barcelona.
—Te escucho Anastasia.
—Esa noche apareció Nicolás—ella soltó un grito—.
Peleamos como siempre que nos vemos... —Comencé a
tartamudear porque no sabía qué más decirle—. La cosa es
que se calentaron mucho entre nosotros. Yo lo amenace y él
a mi...en fin no podía estar más en Barcelona porque él
sabía que estaba ahí. Y no podía estar en la misma ciudad y
respirando el mismo aire que él.
—Pero Anastasia: ¿Por qué no me dijiste de lo que pasó?
—No lo sé...Creo que no quería darle importancia o
preocuparte, pero tampoco quería estar en Barcelona con
él ahí.
Siento que no cabemos en la misma ciudad y estoy segura
de que él me estaba vigilando.
—Es un enfermo—Alejandra soltó un suspiro—. Aún no
entiendo porque te fuiste, ¿en dónde estás ahora?
—Mmm...Sevilla, pero vuelvo mañana. Me fui porque lo
necesitaba, necesitaba alejarme de todos y respirar—
miento.
—¿Sabes que no me sorprende esto? Verdad —Juego con mi
pelo—. Has estado en tantos lugares estos últimos años que
no me sorprende. Pero quiero que sepa que sé que me
estás ocultando muchas cosas que pasan entre tú y Nicolás.
—No te puedo mentir, ¿verdad? —Alejandra me conocía tan
bien que, aunque ella no me estuviera viendo, ella sabía
que estaba mintiendo.
—No puedes porque era feliz. Diego te hacía feliz y tú
volvías a sonreír, eras de nuevo tu esa Anastasia feliz y
enamorada de la vida.
Me pasa una mano por la cara y mordí mi labio antes de
contestar:
—Te prometo que no me pasará nada—yo miré a mi
alrededor—. Créeme que voy a volver más fuerte que
nunca.
—Eso ya lo sé. Tú eres la mujer más fuerte que he conocido
y no lo dudo. ¿Algún día me contarás qué fue lo que te pasó
realmente ese día?
Nos quedamos en silencio en un momento en que siento
que se hace eterno. Hasta que ella rompe el silencio
volviendo a hablar.
—No quieres preguntar por él.
—¿Diego? —Pregunte en un susurro.
—Si, él está bien, pero tienes que saber algo, Anastasia.
Me levanté de la cama y caminé en donde estaba mi
computadora prendida y observé la foto en donde salía
Diego y yo.
—Vale. Dime que pasa con él.
—Es difícil para mí porque eres mi mejor amiga, mi
hermana y Diego es un gran amigo para mí y Bárbara
también—
comenzó a divagar. Lo que yo ya sabía de qué Diego estaba
con Barbara—. Ellos comenzaron a salir juntos.
Me quedé callada y apreté mis labios en una fina línea.
Aunque lo sabía no podía evitar sentir un pinchazo en mi
corazón.
—Supongo que está bien—ella comenzó a divagar de nuevo.
Puse los ojos en blanco—. Alejandra no me afecta.
Entiendo que son tus amigos y si ellos están juntos es
porque se quieren y fin del cuento.
—Pero Anastasia—dice en un susurro.
—Estoy bien. —Borre la foto que tenía con él y apague la
computadora—. Cada uno tomó caminos distintos y eso está
bien.
—Pero ¿no lo extrañas?
Claro que lo extrañaba cada jodido segundo, pero Alejandra
no tenía que saber esto.
—No. Lo olvide—digo fría.
—Ya—dice, no muy convencida.
—Te amo Ale. —Solté un suspiro y miré el reloj y tenía que
salir ahora o voy a llegar tarde a mi vuelo—. Tengo que
irme Alejandra. Se me hace tarde para ir al aeropuerto.
—Te amo —ella murmura algo con otra persona que no soy
capaz de entender—. Mañana me darás un enorme abrazo
¿verdad?
—Claro, te daré el mejor y fantástico abrazo que te puedan
dar.
—¿Por qué me amas?
—Porque te amo—sonreí—. Adiós, rubia bonita.
Dios mío, aunque tenía terror mañana lunes tendría que
ver en vivo y en directo a Diego y Bárbara. En donde
Barbara me restregara su amor en la cara porque ella me
odia. Tengo que ser fuerte y no dejarme intimidar por
nadie. Por dentro estaba nerviosa de que todo saliera mal
con Diego y Nicolás, aunque con Diego solo tenía que
mantenerlo lejos para que Nicolás no lastime y yo tengo
que atraparlo para destruirlo y por fin ser libre y feliz.
Mire una foto que tenía aún mía y de Diego en celular
porque no puedo olvidarte, porque sigues aquí dentro de mi
corazón. Porque no puedo odiarte como al inicio. Porque
me enamoré de ti.
Que jodido es el puto amor, es la última vez que te
enamoras, Anastasia y es que tú no aprendes ¿verdad? —
Pelee conmigo mismo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo
mas largo que este.... en donde se viene bueno...Tal
vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 39
Caminé por el aeropuerto de Barcelona, buscando a tres de
mis personas favoritas en este mundo, miré por todos
lados, pero no lo vi en ninguna parte. Fruncí el ceño, miré
mi reloj, eran las diez de la noche y miré por última vez,
pero no los vi. Genial me habían dejado plantada. Me senté
en una banca y puse un mechón de mi largo pelo detrás de
la oreja.
Saqué mi celular para preguntarle si iba a venir o para
pedir un taxi. Sentí que varias personas se sentaron en la
banca que estaba, pero no le tomé importancia.
—Disculpe señorita, pero usted está esperando a tres
chicos que son increíblemente sexy, calientes y ardientes—
escuche la voz de Dylan. Miré a mi lado y ahí estaba con
una enorme sonrisa.
Me levanté y lo abracé fuertemente, los tres me abrazaron
fuertemente y sonreír al verlo. Los miré, seguían igual de
guapos.
—Estas más hermosa, como puede ser eso posible—bromea
Jonathan, tomando mis maletas.
—Tú tampoco estás mal—le guiñó el ojo.
—Tu pelo está larguísimo, me encanta, nunca te lo había
visto tan largo—murmuró Javier tocando un mechón de
pelo.
—Hoy día estas de tocón—le doy un golpe a su mano y él
sonríe encogiéndose de hombros.
—A mi igual, me gusta cómo me queda—digo con una
sonrisa.
Nos subimos en auto y se pusieron en marcha a mi antiguo
departamento. En el camino compramos muchas pizzas,
bebidas y cervezas. Cuando llegamos, vi mi departamento
muy limpio. Me volví a ver a los chicos y ellos se
encogieron de hombros.
—Quería que estuviera limpio para ti, estaba lleno de polvo
—murmura Javier abrazándome y besándome la mejilla.
—Son los mejores, les dije que los extrañe mucho—digo con
puchero.
—Amorcín, tú no puedes vivir sin nosotros—me recordó
Dylan con una sonrisa.
Nos sentamos en la mesa y empezamos a conversar de lo
que habíamos hecho estos últimos meses y las bromas nos
faltaron, de nuevo me sentía en casa con mis amigos. Los
chicos se fueron a las dos de la mañana y caí rendida en mi
cama.

******
Me senté como siempre en el último puesto y muchos de
mis compañeros me miraban como si hubieran visto a un
fantasma, vale, desaparecí por tres meses, pero tampoco
es para tanto. Saqué mi libro de adiós a las armas y me
concentré en la lectura. Unos minutos después el salón
estaba lleno de mis compañeros. Sentí su risa y la voz de
Barbara. Me agaché en la silla y me concentré en mi
lectura.

—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y


presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos
estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin,
comenzaré a llamarlos y se van acercando.
Miré de reojo en donde se encontraba Diego que estaba
besando a Barbara. Me mordí el labio con fuerza, eso dolió,
jodidamente dolió, pero tenía que mantener mi cabeza en
alto y ser fuerte. Tengo que concentrarme en el odio hacia
Nicolás y en atraparlo. No puedo ser débil por el amor
ahora es lo menos que me importante había vuelto para
recuperar mi libertad de una vez por todas y acabar con
Nicolás solo quería volver a ser libre.
Al menos aún no se daba cuenta de que había llegado. El
profesor comenzó a llamar a mis compañeros que iban en
pareja ya que el informe era de a dos, pero yo estaba sola
en Sevilla.
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el
profesor fuerte. Me levanté de mi asiento y sentía todas las
miradas sobre mí y susurrando cosas sobre mí, puse los
ojos en blanco. Me acerqué al profesor —quien me sonreía
con orgullo—. Excelente trabajo, veo que nuestro programa
online funciona muy bien y por supuesto bienvenida de
nuevo.
—Gracias profesor—sonreí con emoción.
Tomé el informe y vi que mi nota era de diez. Caminé de
nuevo hacia mi puesto y me senté. Me concentré de nuevo
en la lectura, pero sentí una mirada sobre mí, levanté mi
vista y me topé con la mirada de Diego, quien me mira
fijamente con el ceño fruncido.
Tengo muchos sentimientos por él, y tengo que actuar
como si no me importara una mierda... porque estoy
jodidamente asustada de que le hagan daño y duele tener
que verlo a la distancia y con alguien más. —susurro.
Respiré profundo y volví a concentrarme en la lectura
El profesor empezó a pasar materia y tomó apunte a todo lo
que decía, amaba la clase de literatura y es raro, pero
hasta extrañaba venir a clase. La clase terminó y guardé
todas mis cosas. Salí rápidamente de ahí, no quería
toparme con Diego y tampoco con Barbara. Sonreí al ver a
Dylan esperándome afuera de mi salón.
—Está muy cariñosa amorcín—bromeo.
Caminamos juntos en donde estaba Rocío y los demás. Me
senté al lado de Rocío y empezamos a ponernos al corriente
y tirábamos bromas con los demás. Podía sentir las miradas
de varias personas sobre mí.
El día transcurrió relativamente normal, aunque muchas
personas me miraban como si fuera un fantasma, evité a
toda costa toparme con Diego. Me apoyé en la pared,
esperando a Simón y veo al grupo de Alejandra acercarse a
mí.
—Anastasia—grita Alejandra con emoción, prácticamente
se arroja encima de mí—¡Estás aquí!
—Sigo viva—respondo con ironía.
Camero se acerca y me abraza fuertemente.
—¿En dónde carajo estabas? Pensé que te habían matado—
bromea.
Abrí los ojos y miré a Alejandra, quien estaba fulminado
con la mirada a Cameron.
—Por ahí—digo encogiéndome de hombros—. Viviendo la
vida loca, ya sabes drogas, fiesta y mucho más—bromé.
Diego se acercó a mí, me miró fijamente antes de darme un
beso en la mejilla que duró mucho tiempo para mi gusto, no
puedo evitarlo, pero mi respiración se alteró.
—Hola Anastasia—dijo con su voz ronca. Lo miré fijamente
y estaba con Barbara tomado de la mano.
—Hola Diego, hola, Barbara—digo con una sonrisa. Miré mi
celular y aún no tenía respuesta de Simón.
—Tienes el pelo muy largo, me gusta, te ves aún más
hermosa—dice Alejandra con una sonrisa.
Pasé una mano por mi pelo y puse un mechón detrás de mi
oreja.
—Gracias hermosa. Tú estás muy guapa—le guiñe el ojo a
Ale.
Ella tiró de mi brazo e hizo que nos alejáramos de los
demás y se acercó más a mí.
—¿Cómo estás? —Pregunta seria.
—Estoy bien, rubia. Aunque me siento un poco rara—
murmuré para nosotros—. Soy como un fantasma y todos
me miran raro. Eso me hace sentir fatal—bromeo.
Alejandra me abrazó fuerte.
—Todo estará bien— sonríe como una tonta.
De repente sentí como alguien me agarraba de la cintura,
me solté rápidamente de su agarre y mi mano quedó
suspendida en el aire.
—Tranquila Anastasia—dijo Simón con una sonrisa.
Alejandra soltó un grito ahogado—. Hola Alejandra, mucho
tiempo sin verte.
Me acerqué a Simón y lo abracé era increíble pero incluso
extrañé a Simón y más que nada me ha demostrado que no
es como su hermano y que de verdad me está ayudando.

É
Gracias a él tengo más pruebas. Él se quedó quieto, pero
después me abrazó con más fuerza.
—Te extrañe—me susurro. Me separé de él y lo miré
fijamente—. ¿Estás lista? —Preguntó con una sonrisa.
—Si.
—Estás cambiado, Simón—dijo Alejandra. Ella me miró por
un momento y después a él.
—Igual que tu Ale. Todos hemos cambiado mucho y
dejamos de ser adolescentes.
Él tomó mi mano y me alejó de los demás.
—¿Cómo estás Anastasia? —pregunto.
—Te miento si te digo que bien, pero estoy cansada, Simón.
Siento que no puedo ser sincera con nadie, en fin, tampoco
quiero ser tan dramática—bromeo con él.
Él me observa fijamente y pone un mechón de mi pelo
detrás de la oreja.
—Anastasia, mírame—negué con la cabeza y agaché la
cabeza. Él tomó mi barbilla e hizo que lo mira—. Conmigo
nunca has tenido que fingir. Estuve ahí y vi lo que estaba
haciendo mi hermano, no tienes que fingir conmigo, si
quieres llorar hazlo, quieres golpearme hazlo, quieres
gritar hazlo, pero no finjas conmigo. Yo conozco a la
verdadera Anastasia, eres increíble y sigo aquí contigo.
—Simón—, susurro.
Él me acarició la mejilla y miré de reojo como Diego
entrecerró sus ojos hacia nosotros. Lo ignoré y me
concentré en Simón.
—Siempre me tendrás a mi—tomó mi mano y la llevó hacia
su corazón—. Estaré esperando por ti.
Me rasqué el cuello, no sabía qué decirle. Él era muy guapo
como un modelo con sus ojos claros que era muy profundo
que con solo mirarte podías perderte.
—Es que yo...no estoy lista, aunque todavía siento cosas
por...—Él miró sobre mí y estoy seguro de que miraba a
Diego.
—Por él—dice con amargura.
—Simón—, digo molesta—. No quiero estar con alguien
seriamente.
Me crucé de brazos y vi como en sus labios aprecia una
sonrisa que significaba muchas cosas: era esa sonrisa que
me dio cuando me besó por primera vez, cuando me
propuso conocernos como algo más que amigos.
—¿Quieres diversión y sin compromiso? —Pregunto
tomando de la cintura—. Puedo darte eso. Anastasia, no
sería la primera vez que cruzamos esa línea.
Apoye mis manos en su pecho e intente alejarme.
—Siento que te vas a quemar en este juego.
—Puede que tú también, mi querida Anastasia. Solo
volvamos al pasado y recuerda todo lo divertido que fue
estar juntos sin complicaciones: solo besos, caricias y
diversión.
Me separé de él y caminé por el lado de Diego, quien
estaba besando a Barbara, repito por segunda vez eso
dolió, pero no agaché la mirada, tenía que ser fuerte.
Llegué donde estaba la rubia y me despedí de ella y de
Cameron. Simón llegó a donde estaba y se despidió
también.
Él tomó mi mano y me guió a su auto. Cuando estuvimos
adentro nos quedamos en silencio. Yo miraba como Diego
sonreía con Barbara y ella besaba su cuello. Cerré los ojos
y traté de contar del uno al diez.
—Solo intentemos, si no sale bien..., seguiremos siendo
amigos—propuso. Tomé su cara entre mis manos y lo
observé fijamente.
—No quiero lastimarte...No puedo, te lo juro que, si no lo
quisiera tanto, te besaría, pero no quiero hacerte sufrir
Simón.
Me dejé caer en el asiento y tomo mi mano.
—Al menos puedo conquistar, ¿verdad?
Sonreí.
—Inténtalo—digo burlonamente.
Él entró en mi departamento con la pizza en la mano y soltó
un silbido a ver mi enorme departamento. Le di un empujón
para que entrara de una buena vez. Sonrió y dejó la pizza
en la encimera.
Me senté en la encimera y me observó detenidamente.
Negó con la cabeza. Sonreí como dije ya antes con Simón,
siempre se sintió todo muy fácil o fue porque con él
experimenté muchas cosas, primer beso, mi primero en
tocar mis partes íntimas...todo fue muy fácil y no se sentía
mal.
Comenzó a abrir mis muebles buscando los platos y se dio
la vuelta poniendo sus manos en sus caderas.
—Me vas a decir en donde tienes los platos—me apuntó con
un dedo. Pestañeé inocentemente hacia él y me encogí de
hombros—. Me lo vas a decir Anastasia, ¿o no?.
Él se acercó a mí y acarició mis piernas. Tragué duro y
ahora era él quien sonreía.
—Puedo darte una pista.
—Mmm..., está bien, te escucho fuerte y claro.
Puse mis manos en su cuello y lo atraje muy cerca de mí en
donde él soltó un gemido mezclado con tos.
—Estaba muy cerca... están en los muebles del lado
derecho. Creo que fue una enorme pista. —Le susurré en
su odio antes de mordérselo. Él soltó otro gemido ronco y
me reí.
—Eres tan jodidamente sexy... que me haces perder la
cordura—me susurro. Su nariz acarició la mía y me dio un
beso en la comisura de mi labio. Él tomó unos platos. Él me
ayudó a bajar y llevó la pizza hacia la sala de estar.

É
Él sirvió una porción en mi plato y comenzamos a reír con
sus malos chistes y con nuestro recuerdo de cuando éramos
jóvenes. Cuando comí el segundo trozo de pizza, él me
miraba fijamente.
—¿Cómo te enamoraste de mi hermano? —Preguntó con
curiosidad e intriga.
—Vale...Recuerdas ese día que peleamos en tu casa en esa
fiesta que diste y yo estaba enojada contigo, porque me
estaba enamorando de ti, pero tú no estabas ni ahí
conmigo, solo me veías como tu capricho, Simón—él iba a
hablar, pero yo puse mi dedo en sus labios para que se
callara y me dejara continuar—. Me dolió ver cómo te
enrollaste con dos chicas frente a mi porque yo
ingenuamente era exclusiva para ti. Aunque sé cuáles
fueron nuestras reglas. En fin, subí molesta al segundo piso
y caminé una y otra vez por el pasillo hasta que sentí la
mirada de alguien.
Cerré los ojos y tomé un enorme suspiro.
—Ahí lo vi, estaba con una sonrisa tierna y con su pelo
despeinado y sin polera. Me quedé quieta mirándolo
porque lo encontré hermoso, porque era rubio, de piel
blanca, ojos azules claros y torso muy marcado. Recuerdo
que me pregunto ¿Qué haces aquí tan sola, hermosa? Y le
conté que había peleado contigo y dijo: Mi hermano es un
imbécil, tú eres demasiado para él, se ve que eres una
chica asombrosa.
Tome un trago de agua antes de continuar:
—Ese día me quedé toda la tarde y hasta al amanecer
hablando, me pareció tan sorprendente que es chico guapo,
solo tenía ojos para mí y me hizo sentir muy especial. Ese
día me pidió mi número y me acompañó hasta mi casa en
donde nos besamos y de ahí comenzó nuestra historia, me
enamoré de ese Nicolás divertido, exótico que le veía el
lado positivo a la vida y no de este demonio—terminé con
una sonrisa triste.
Miré de reojo a Simón y él estaba callado.
—Así que por eso cambiaste de un día para otro conmigo—
él hizo una mueca—. Hasta que te vi un día besándolo, supe
que te había perdido. Sentía tanto celos de mi hermano,
porque ahora tenía él y tú solo tenías ojos para él.
Tengo otra pregunta: ¿Por qué te alejabas siempre que te
trataba de hablar?
Lo miré por un segundo antes de contestar:
—Porque Nicolás sabía que había algo entre nosotros y él
jamás me lo prohibió, solo que lo hice por mí. Tú me
confundes, Simón. Contigo experimenté muchas cosas
fuertes y no me hacía bien estar cerca de ti. —Él sonrió un
poco y apoyó mi cabeza en mi mano—. Alguna otra
pregunta.
—Si aquí va: ¿te enamoraste de mí? —Él emitió mi pose y
me miró fijamente.
—No, pero sentí muchas cosas fuertes hacia ti...Mmm, yo
diría que estuve a punto si no hubiera sido por Nicolás,
probablemente hubiera caído por ti.
—Eso duele jodidamente mi corazón, ahora.
Nos quedamos callados y él estiró su mano y me acarició la
mejilla.
—Hemos crecido Anastasia, yo no soy un adolescente con
las hormonas revueltas y tú no eres esa chica de mirada
dulce e inocente. Ambos hemos cambiado para bien, te
miro y solo puedo ver a una mujer hermosa, guerrera,
fuerte y sexy que puede volver loco a cualquier hombre.
Anastasia eres un espectáculo hermoso de ver.
Achique mis ojos hacia él.
—¿Estás coqueteando conmigo? Verdad —bromeé.
Sonrió de lado y se pasó la mano por el pelo en donde
varios mechones rubios cayeron en su frente.
—Un poco—murmuró con sonrisa.
Negué con la cabeza y apoyé mi cabeza en el sillón. Miré el
techo y él se inclinó hacia mí. Lo miré con ceja alzada.
—¿Qué haces?
—Te observo de qué ángulo te puedes verte menos bonita,
pero es imposible eres hermosa en todos los ángulos, como
es eso jodidamente posible—se queja.
Solté un bufido y lo empujé.
—Estás enfermo—me reí de su cara de indignación. Tenía
sus manos en su cadera en una posición bastante femenina.
Él se unió a mí y así pasamos toda la tarde riendo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para...recuerden que el viernes, subo otro capítulo
mas largo que este.... en donde se viene bueno...Tal
vez el
jueves suba un spoiler a mi instagram.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 40
Mire la hora de mi celular eran las siete de la mañana, me
sorprende estar despierta a esta hora, siempre he sido algo
dormilona, pero la noche fue horrible y volvieron las
pesadillas de esa noche que pensé que había quedado en el
pasado.
Me estiro en la cama y tomo mi ropa y toallas para darme
un buen baño, ya que me acaba de llegar un mensaje de
Simón diciendo:
< Simón a las 6:59 a.m.>
"Lo siento, pero mi amigo no puede en la tarde, pero puedo
un rato en la mañana, te quiere tomar declaración.
Pd: Dime que está despierta"
Le dije que sí podía y me dijo que un rato más me pasaría a
buscar. Me visto rápidamente, porque me demoré más de la
cuenta en la ducha. Me pongo mis pantalones blancos, una
polera negra que me llega hasta el ombligo y una casaca de
cuero negro. Me hago el delineado en los ojos y rímel, no es
mi mejor cara y las ojeras me delatan por lo que trato de
cubrir con corrector de ojeras.
Miro a la hora y son las 7:50 <<Mierda, mierda>> tomo mi
mochila y corro hacia el ascensor y las puertas se abre, mi
sonrisa se borra cuando veo a Diego besando a Barbara.
Cierro los ojos profundamente y los saludos cortésmente,
en ese momento me entra una llamada de Simón:
—Ya me desperté. Voy bajando, soy puntual—digo poniendo
los ojos en blanco. Siento que refunfuña y me rio.
—Llamaba para comprobar que tu lindo trasero estaba
fuera de la cama, mi amigo va camino hacia allá. Otra cosa

soltó un suspiro largo—. Mi amigo es un poco coqueto,
espero que no caigas en sus encantos—dice molesto.
—Oh genial, otro baboso como tú—bromeo. Se queda
callado y puedo jurar que tiene el ceño fruncido—. No
pongas cara de enojado, no caeré por él. Adiós Simón.
Salgo del ascensor y veo a un sujeto apoyando en una moto
de policía con una enorme sonrisa. Me quedo quieta
haciendo que Diego choque conmigo al igual que Barbara.
El tipo es enorme, debe medir casi dos metros, es moreno,
con ojos verdes y pelo con ondas, muy guapo.
—Anastasia Evans, ¿verdad? —Yo asiento—. Vamos,
tenemos que irnos, tengo solo un momento.
—¿Conoces a este tipo Anastasia? —Pregunta esa voz que
tanto extraño, me giro para mirar a Diego.
—No, pero tengo...—Antes de que termine de hablar, él me
interrumpe.
—Una mierda, no te vas a ir con él—abrí los ojos y vi que
Bárbara me fulmina con la mirada.
—Perdón, hago lo que quiera con mi vida, no le tengo que
dar jodidas explicaciones a nadie—digo enojada.
—Puedo llevarte yo—rebatió también enojado, como si su
novia no existiera.
Me quedé mirando a Diego fijamente y él a mí, pude sentir
como ambos seguíamos teniendo esa química o como
éramos al principio cuando peleábamos por todo, pero él
tiene novia y yo me tengo que mantener alejada de él. Di
un paso hacia atrás.
—No. Me voy con él—miré al policía ardiente vestido todo
negro que miraba la escena.
Diego le susurró algo a Bárbara , me miro con una mirada
de muerte y luego caminó hacia su auto. Él me tomó de la
muñeca y yo traté de soltarme, sentí unos pasos que se
acercaban.
—¿Este chico te está molestando? —Preguntó el policía.
Negué con la cabeza.
—Me puedes dar unos minutos a solas con él—miró al
policía y él asiente. Diego me lleva hacia una esquina y yo
me suelto su agarre —. ¿Qué quieres?
—Una explicación, eso es lo que quiero, una maldita
explicación de lo que haces de nuevo aquí—me dijo
enojado.
—Voy a clases, tengo un departamento aquí y yo vivo aquí,
Diego.
Se tiró el pelo y negó con la cabeza, miró hacia el fondo en
donde Bárbara nos miraba atentamente.
—Tú sabes bien a lo que me refiero, quiero una maldita
explicación.
—No hay mucho, me fui y punto, supéralo—mentí con las
primeras palabras que se me vinieron a la mente, porque
no me dejaba pensar teniéndolo tan cerca—. Adiós, Diego,
vete con tu novia—digo con un tono de asco que no le pasó
desapercibido porque dijo:
—Exacto, me voy con mi novia que no me miente, que me
quiere y que no esconde nada de su pasado como otras. —
Di un paso hacia atrás. Él pasó por mi lado dándome un
empujón.
<<Eso dolió, dolió>> —me digo a mí misma. Lo veo como
se sube a su todoterreno y le da un beso en los labios. Mis
ojos se empañan y respiro otra vez antes de acercarme al
policía.
—Anastasia Evans—, dice con voz gruesa—. Me llamo
Harry Oviedo, un gusto. Soy uno de los agentes que lleva el
caso de Nicolás.
Yo asentí y vi como el todoterreno salía del
estacionamiento, volví a concentrarme en Harry, quien se
subía a la moto y me ofrecía su mano.
—Perdóname por lo que te voy a decir, pero eres hermosa.
Ahora veo porque mi amigo anda babeando contigo, eres
hermosa.
Puse los ojos en blanco haciendo que él suelte una risa
ronca.
—Simón me dijo que eras algo complicada, ¿sabes?
—Y a me dijo que eras un playboy disfrazado de policía—
rebatí.
Me subí a su moto y tomo mis brazos, pero yo me solté y
me afirmé de la parte de atrás.
—¿Tienes novio Anastasia? —Se giró para mirarme con una
enorme sonrisa que lo hacía ver aún más guapo.
—No.
—Que interesante dato—pasó una mano por su barbilla—.
Te invito a desayunar, en donde podemos hablar con más
tranquilidad.
Abrí los ojos con sorpresa y él prendió su moto.
—No deberías ser profesional.
—Debería—escucho lo que dice antes de arrancar con la
moto y salir del subterráneo del edificio.

******
Él se estaciona en una cafetería y se baja de la moto. Me
ofrece su mano, pero yo la rechazo. Harry se rio y camino
con seguridad hacia dentro de la cafetería. Nos sentamos
en una mesa y pone sus codos en la mesa y me mira
fijamente.

—Perdona por lo que te voy a decir de nuevo: eres


hermosa.
Lo observó atentamente, este chico es demasiado guapo
como los policías que salen en la película y que muy poco
se ve en persona. Me tomo el tiempo de evaluarlo bien pelo
castaño y un poco de ondas que lo hace ver más lindo.
Vestido completamente de negro que hacen resaltar más
sus ojos verdes.
—Gracias, lo escucho a menudo—bromeo. Él asiente y un
camarero se acerca y nos pide nuestras órdenes.
Él saca una libreta y comienza a hacerme las preguntas de
cómo conocí a Nicolás, sobre esa noche, cosa que me hace
revivir la herida que sigue aquí en mi corazón intacto, pero
sé que no lo hace en mala forma, es su trabajo y tiene que
investigar. Mis ojos están empañados por las lágrimas que
se me acumulan y él me desliza una servilleta. Él sigue
preguntándome cosas de Nicolás y sobre esa noche tanto
que hasta me marea y quiero vomitar del asco.
—No puedo más, te lo conté todo—digo mirándolo con odio.
—Lo siento Anastasia, es mi trabajo hacer estas preguntas,
pero ya con esto tenemos tu declaración. —Me limpió las
lágrimas y me observó fijamente.
—¿Por qué me miras así?
—Porque te admiro, eres una chica valiente y hermosa que
ha sufrido mucho, pero aun así sigues con tu cabeza bien
en lo alto—en ese momento dejan nuestro desayuno en la
mesa, pero yo ya no tengo hambre—. Jamás dejes que
algún hombre te lo quite.
—Vale.
Nos quedamos callados y yo lo observo como él come. No
tengo hambre, se me cerró el apetito y creo que él lo sabe
porque llama al camarero para envolverlo para llevarlo. Me
doy cuenta de que Harry es un hombre muy inteligente y
debe estar acostumbrado a escuchar cosas horribles o ver a
gente asesinada.
—Al menos toma un poco de café. —Yo asiento, doy un
sorbo—. Perdóname a veces, no me doy cuenta cuando
estoy siendo un poco brusco con las preguntas, pero es mi
trabajo, no quise que revieras ese recuerdo.
—No me pidas perdón, lo entiendo. —Pongo un mechón
detrás de mi oreja.
—Y... ¿porque no tienes novio? —Pregunta apoyando sus
codos en la mesa.
—Porque el amor es una mierda.
Él niega con la cabeza una y otra vez haciendo que varias
ondas caigan en su frente.
—Eso no es verdad, mirarme a mi yo solo he tenido una
novia que dure con ella cinco años y terminamos, pero no
por peleas, fue por el futuro de ella que le ofrecieron una
beca muy importante en los Estados Unidos y ahora sé que
tiene novio y le deseo lo mejor, así como ella a mí.
—Bueno, eso es lindo—hago una mueca—, pero en tu caso,
mira el mío...lo horrible que fue enamorarme de alguien
como Nicolás.
—Tienes razón, pero eres joven Anastasia y tienes recién
diecinueve años.
—Estás siendo un cursi, yo pensé que eras un playboy que
baja las bragas de todas las chicas y que no te importaba
las relaciones.
—Me gusta ser coqueto y tener mis noches locas, pero eso
no significa que no quiera tener una novia.
Me observó fijamente tanto que tuve que desviar la mirada.
—Soy un hombre, Anastasia. Tengo veinticuatro años, estoy
soltero y tengo que decirte que muy pocas chicas me han
parecido interesantes hasta el momento, pero cuando una
chica me interesa, se lo hago saber.
—Y me lo cuenta ¿Por qué? —Muevo mi mano.
—Porque me interesas, Anastasia, y me gustaría conocerte
un poco más—una sonrisa aparece en mis labios, pero es
porque estoy a punto de reírme en su cara porque estoy
seguro de que es una broma entre Simón y él.
—No tiene lógica, apenas nos hemos conocido hoy, en serio
que cada día que pasa encuentro que los hombres están
más locos. —Lo provocó.
—Es que no crees en el amor a primera vista.
No puedo evitarlo y me río porque es algo estúpido y me
parece ilógico que un chico tan guapo que de seguro es un
rompecorazones esté diciendo esto es estúpido, en serio
alguien sigue creyendo en eso.
Él me observa en silencio.
—No lo dirás en serio, ¿verdad?
Él apoya sus codos en la mesa y me observa atentamente.
—Muy en serio Anastasia.
Lo observé y él me sonrió divertido como si yo fuera para él
un jodido desafío. Me levanté de la mesa.
—Muy bueno el desayuno e interesante conversación, pero
tengo que ir a clases—él se levantó y pagó la cuenta.
Me bajó de su moto y miró de reojo mi universidad. Harry
toma mi mano y acaricia mi mano. Mi vista se dirige hacia
donde su mano acaricia la mía. Me aclaro la garganta y
recupero mi mano.
—Me das tu número, por favor. —Puse mis manos en la
cadera—. Es por si tienes información nueva sobre Nicolás
o por si estuvieras en peligro.
—Está bien—le doy mi número e igual a mí. —Gracias por
el desayuno.
—Gracias a ti por tu compañía—me quedo desconcertada
porque no entiendo realmente a este chico.
—¿Ah?
—No soy un hombre idiota. Soy un hombre decidido y
cuando alguien me interesa lo doy todo. Creo que es un
dato que debería saber Anastasia.
—Tienes que ser profesional. Adiós.
Me despido de él. Doy la vuelta y veo a Diego apoyado en
su todoterreno fumando. Primera vez que lo veo fumar
¿desde cuándo empezó a fumar? Camino por su lado y él
me toma la mano.
—¿Qué haces con ese tipo? — Pregunto dándole otra calada
a su cigarro.
—¿Qué haces aquí?
—Yo pregunté primero y te esperaba para que habláramos,
tenemos muchos de que hablar—soltó el humo. Observe a
q
todas partes—. No huyas. —Dice leyéndome el
pensamiento.
—Asuntos con él y no tenemos nada que hablar, Diego.
—¡Asuntos con él! —Exclamó y me soltó el humo en toda la
cara, me miro enojado—. Te recuerdo que eras mi novia,
joder, eras mi novia.
Me quedé callada y apreté mis labios.
—Ya te acordaste, eh lo recuerdas Anastasia. —Me gritó
haciendo que diera un paso hacia atrás.
—Tú mismo lo acabas de decir: "era tu novia" —digo
haciendo comillas con los dedos en que era tu novia. —. Lo
nuestro terminó hace más de tres meses, Diego.
—¿Por qué desapareciste? Te llamé por un mes todos los
putos, días, horas y minutos, ninguna me contestabas, ¿Por
qué?
—Que ganas con saberlo—murmuró mirando al suelo.
—Porque me destruiste Anastasia. Me destruiste cuando te
fuiste—susurra acercándose a mí.
Él tomó mi barbilla entre sus dedos y mi corazón se aceleró
al sentir de nuevo su tacto.
—Te duele verme feliz de nuevo con alguien más, ¿verdad?
Después que tú me destruiste por completo. Te duele que
vuelva a sonreír.
Me solté de su agarre e intenté pasar, pero él tomó mi
brazo y me jaló hacia atrás. Lo miré sorprendida.
—Ya veo que vuelves a ser la chica desagradable que
siempre fuiste.
Me duele jodidamente sus palabras, me quema por dentro,
siento que me está destrozando por dentro, porque él no
sabe nada. No tiene una puta idea de nada y aunque me
duele él merece ser feliz con alguien más, es por eso por lo
que no intento defenderme.
—Aléjate de mí, Anastasia—, susurro con odio, mientras su
mano acaricia mi mejilla.
Estaba quieta, sentía que no podía hablar, no tenía ánimo
para pelear con alguien. Estoy agotada, tuve una noche
llena de mis pesadillas y después de hablar con Harry y
tener que revivir todo de nuevo me había dejado sin
energía.
Así que ahora estaba aquí escuchando al chico que amaba
como él, ahora me desprecia y no sé qué me duele más, si
tengo que mantenerlo lejos de mí o sus palabras.
—Aléjate de mí, no me vuelvas a joder mi puta vida—mis
ojos se empañaron, pero lo cerré rápidamente y asentí—.
Solo aléjate de mí, porque no puedo perdonarte.
Se alejó rápidamente de mí y entró a la universidad. Me
limpié rápidamente una lágrima que rodaba por mi mejilla
y
me senté en una banca. Necesitaba respirar
profundamente antes de intentar sonreír y fingir que no me
pasaba nada, porque tengo que actuar como si no me
importara una mierda.
La vida es una perra injusta, pero no me dejaré vencer por
ella—me digo a mí misma.
Entré en mis clases e hice todo lo correcto que tenía que
hacer, hablé con mis amigos y sonreí, tiré bromas con ellos,
me guardé mis sentimientos al ver como Diego y Bárbara
se besaban frente a mí y subían fotos a su instagram
mostrando al mundo lo mucho que se querían. Y fue así
cada puto día de la semana en donde todo se había vuelto
una maldita rutina donde tenía que fingir, sonreír, bromear,
tomar apuntes.
La única persona con la que podía hablar era con Simón,
quien estaba estudiando para unos exámenes importantes y
no tenía tiempo, pero aun así me llamaba toda la tarde para
hacerme reír y que no me preocupara tanto.
Será posible que me vuelva a enamorar de Simón—miró
por última vez el mensaje que mando y una foto de él
haciendo cara chistosa. Supongo que ambos estamos
nerviosos por el sábado y tratamos de darnos ánimos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 41
Me rasco el cuello y camino de un lado a otro por mi
departamento esperando el mensaje de Simón, siento que
me ahogo, no quiero ir a esa casa, pero debemos tener más
pruebas. Estoy aterrada porque vamos a invadir su casa y
me da miedo que nos atrapen.
Por suerte hoy día tiene una pelea importante de boxeo así
que será el momento perfecto para entrar a su casa, no sé
cómo lo hizo Simón, pero tiene una llave de su casa. Él me
dijo que tenía a alguien adentro, pero aún no me dijo quién
es.
<Simón a las 11:34 a.m.>
"Bonita, estoy abajo.
Pd: Todo saldrá bien, somos el mejor equipo"
Sonrió con su mensaje y tomó mi mochila, en donde llevo
guantes, cámaras y linternas todo lo que creí necesario
para entrar en esa maldita casa. En ese momento entró en
el ascensor y está Diego. Lo saludo, pero él no me devuelve
el
saludo.
Siento un pinchazo porque está manteniendo su palabra
que se iba alejar de mí y en cierta parte me alivia, no
quiero que nadie le haga daño a él o Alejandra, lo que me
hace pensar que tengo que estar más encima de ella, la
ventaja de vivir en el mismo edificio de Diego es que puedo
vigilarlo desde cerca.
De repente siento que el ascensor frena con búsqueda.
Miro a Diego y veo que él presionó el botón de emergencia.
Se acerca a mí y me mira enojado, pero qué le pasa a este
chico ahora.
—¿Sabes algo, Anastasia? Cuando te mudaste aquí, me
sentía feliz porque sabía que tenía más posibilidades de
conquistarte y pasar tiempo juntos, pero ahora odio que
vivas aquí. Joder, lo odio.
Apreté mis puños, porque se está pasando. No le estaba
haciendo nada y ahora quería que me de mi departamento.
—Odio que estés aquí de nuevo frente a mí—se acercó a mí,
nos miramos fijamente—. Odio tener que verte en mi
universidad, odio que seas amiga de mi mejor amigo, odio
que vivas en mí mismo edificio. ¿Sabes cuánto odio eso?
Mucho, no quiero verte, pero el puto destino no sigue
juntando a la fuerza.
Estiré mi mano y apreté de nuevo el botón, porque ya no
quería seguir escuchando cuanto me odia. Me lastima
mucho, pero tengo que aparentar, aunque por dentro
quisiera llorar.
—No sé porque volviste, Anastasia, pero ojalá nunca
hubieras vuelto—susurra.
Doy varios pasos hacia atrás y me apoyo en la fría pared
del ascensor. Mis ojos se empañan, se está pasando con lo
de ser cruel. Las puertas del ascensor se abren y veo a
Simón esperando afuera y no dudó en abrazarlo.
—¿Qué te hizo ese imbécil, bonita? —Sentí como Diego
derrapó con su todoterreno y después aceleró.
—Nada que no pueda soportar—trato de sonreír.
—Recuerda que mientras esté yo aquí, nadie puede herirte,
bonita—me dio un beso en la frente.
—Estoy bien, Simón.
—Me da miedo que sigan lastimándote y que se lleven todo
de ti, Anastasia—dice mirándome a los ojos con tanta
sinceridad que me da miedo.
—Se nos hace tarde—trato de sonreír.
Nos subimos a su auto y se puso en marcha hacia el
aeropuerto y me fue contando cómo le fue en sus exámenes
que ya eran los últimos que le faltaba poco para titularse
de abogado, vi que estaba emocionado y tiraba bromas
sobre sus compañeros y sonreí como siempre él me estaba
subiendo ánimo.

******
Estábamos comiendo mientras vigilábamos, esperando
que saliera de su casa, faltaba una hora aún para su
pelea. Él estaba callado, supongo que es porque ambos
estamos nerviosos de lo que podamos encontrar ahí
adentro.

—¿Estás nerviosa? —Pregunta mirándome.


—Se nota—bromeo con una sonrisa—¿y tú?
—Un poco, ¿sabes algo? Los besos ayudan a calmar, una
vez lo leí. —Solté una risa —. Así que tal vez, deberíamos
besarnos para relajarnos—movió sus cejas arriba y abajo.
No podía parar de reírme, era un imbécil, es que nunca se
va a poner serio aun cuando estábamos a punto de entrar a
la casa y que podía ser quizás un crimen de allanamiento
de morada.
—¡Que imbécil! —Dije aun riéndome.
—¡Que! bah—hizo un gesto con su mano—. Soy putamente
genial, vamos un beso y ya verás cómo se nos quita.
Además, un beso de buena suerte—me guiña el ojo.
—No voy a caer aun por ti, Simón.
Tomó mi mano y se acercó tanto a mí que me quedé
embobada mirando sus ojos azules, su nariz acarició la mía,
su otra mano fue a mi mejilla.
—¿Cuánto más necesita para caer por mí?
Me mordí el labio inferior y él bajó la vista a mis labios.
Sentía que mi respiración se alteraba, pero me alejé porque
vi como Nicolás salía con tres hombres y una mujer rubia
que debía tener unos veinte años.
—Momento para lucirnos, bonita—me dice cuando vemos
que la casa queda todo oscura. Nos bajamos del auto y
cruzamos la calle. —A trepar—ambos comenzamos a trepar
sin problemas sobre la reja y saltamos al pasto. Él me
agarra de la cintura.
—Seamos rápidos, cuidadosos y no dejemos huella—me
susurra antes de darme un suave beso en los labios.
Toma mi mano y comienza a caminar hacia el patio trasero
de la casa, saca una llave de su bolsillo y abre la puerta.
Yo abro mi mochila y sacó los guantes, las cámaras y
linternas. Ambos nos ponemos los guantes y Simón limpia
con un pañuelo la manilla no dejando sus huellas.
Entramos en la casa y nos quedamos quietos por unos
minutos para ver si hay alguien o algo.
—Tú arriba Anastasia. Yo revisaré aquí y el sótano—me
dice.
Yo asiento y subo con cuidado las escaleras. La verdad, es
una casa muy bonita, es toda blanca. Cuando llegó arriba
entró en los cuartos, pero están vacíos la mayoría, hasta
que llegó al fondo y observo que es su cuarto. Entro y no
veo nada fuera de lo común, hasta que una foto llama mi
atención y es mía con él cuando teníamos ambos dieciséis
años.
Observo la foto porque éramos felices, se nota en mi
mirada que lo amaba y que hubiera hecho por él cualquier
cosa en ese momento y no sé ahora si su amor era sincero
por sus acciones. Dejo la foto ahí aun cuando quiero
hacerla añicos, pero no tengo que dejar huellas.
Bajo las escaleras y busco a Simón, pero no lo encuentro
hasta que veo que hay luz que proviene del sótano, bajo
con cuidado y suelto un grito de horror al ver la pared llena
de fotos mías, de Diego, Alejandra, de los gemelos,
Jonathan y Simón.
—No grites, bonita—se acerca a mí y me acaricia la mejilla
—. Seamos rápido, saquemos fotos y dejemos todo intacto
¿vale?
Yo asiento, me acerco al mural donde un escalofrío recorre
mi espalda porque acabo de darme cuenta de que Nicolás
tiene más fotos mías que yo misma. Observo miles de fotos
y veo que hay fotos de Diego conmigo tomados de las
manos y otras con Barbara, fotos mías con Alejandra. Niego
con la cabeza y me alejo. Me acerco a la mesa que tiene un
cuchillo clavado en la mesa, me acerco más y el cuchillo
traspasa una foto de Diego donde salimos juntos
caminando.
Respiro profundo: <<Quiero dejar de ser un maldito
amuleto de mala suerte, estoy condenado a todas las
personas>>
—Miro de reojo a Simón que está concentrado sacando
fotos <<incluso te estoy condenado a ti>>.
Camino por el sótano. Miro a Simón que está sacando fotos
a un libro lo miro, me doy cuenta de que muchas chicas son
boxeadoras. Muchas con las que he peleado y otras no. Me
abrazo a mí misma y me acerco a una mesa de madera, veo
que hay una nota escrita por Nicolás, la tomo y la guardo
dentro de mi pantalón. Veo un mueble y lo abro, veo
muchas pistolas, bates de béisbol y martillos, cadenas ¿Qué
es esto?
—Últimas fotos y nos vamos.
—Por favor, quiero irme—tal como dijo él, tomó las últimas
fotos y subimos las escaleras, dejamos todo intacto.
Cuando estuvimos en coche pude respirar con tranquilidad,
pero justo en ese momento llega Nicolás junto con dos
coches de lujo que ya lo reconocía era de esos sujetos.
Nicolás empuja a una chica al suelo y le pega una patada y
otro hombre se la lleva dentro de la casa, el hombre de
traje habla con él. Nicolás se dirige de nuevo a su auto y
saca a otra chica que la sujeta del brazo con fuerza. El
hombre de traje sonríe, ahora es él quien toma el brazo de
la chica.
—Está vendiendo a esa mujeres—susurro. Él me mira con
los ojos abiertos—. Lo seguí muchas veces, las droga y las
golpea para que estén totalmente sumisas para el
comprador.
En ese momento el hombre de traje se sube a su auto y se
aleja rápidamente. Nicolás habla con otro hombre, entra en
su casa. Simón prende su auto, se aleja rápidamente de la
casa de Nicolás hacia el aeropuerto.
Cuando estábamos en el avión Simón me abrazaba
fuertemente y apoyé mi cabeza en su pecho. Estoy agotada,
supongo que fue exitoso ya que tenemos más pruebas y él
sacó también una foto a Nicolás cuando llegó y le golpeó a
esa chica.
Levanté un momento mi vista y él me estaba mirando con
una sonrisa que siento que poco a poco comienza a salir de
nuevo esos sentimientos y recordé porque había caído por
este chico, porque me había gustado, porque dejé que él
fuera tan importante en mi vida y porque lo elegí para ser
el primero en muchas cosas.
—Esa mirada—murmuró acercándose más a mi—. Es como
me mirabas antes, Anastasia.
—No tengo ninguna mirada, por cierto, tengo que ir al
departamento de mi rubia bonita, tengo que vigilar más.
Él asintió y me volvió a atraer a su pecho y cerré los ojos,
estaba agotada y aún falta una hora de vuelo. Simón
estacionó su auto frente al edificio de Alejandra. Me
desabroché el cinturón y le di un beso en la mejilla.
—Te quiero, bonita—me susurro antes de bajar al coche.
Sentí que me llegaba un mensaje a mi antiguo celular. Abrí
el mensaje y no pude evitar comenzar a llorar. Era una foto
del cadáver de mi hermano y el número era de Nicolás.
<Desconocido a las 12.45 p.m.>
"Vigila a tus amigos, sobre todo a tu rubia bonita.
Entiende que tú eres mía y que tienes que volver tú misma
a mí".
Apoyé mi espalda en la pared y cerré los ojos, porque me
tortura de esta forma, que fue lo que le hice yo a él, mi
único error fue amarlo. Me quedo unos minutos llorando,
esperando que se pase un poco, pero no puedo, porque no
me mato a mí en vez de mi hermano, porque no me mata de
una vez. Mi hermano era que él tenía que vivir, no yo.
Me secó las lágrimas y subo al departamento de Alejandra.
Tocó con fuerza la puerta, porque necesito verla y
comprobar que está bien. La puerta se abre y un Diego
sonriente me recibe hasta que se da cuenta que soy yo y su
sonrisa se borra. Agacho la mirada y me aclaro la garganta.
—Puedes llamar a Alejandra—Él asiente y le grita a
Alejandra. La rubia se asoma y yo levanto la mirada. Ella
sin dudarlo me abraza fuertemente.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Preguntó mientras la abrazo
con fuerza y escondo mi cara en su cuello. Siento que
puedo respirar a ver que ella está bien y que nadie le ha
tocado. El objetivo era Alejandra, él sabe que si algo le
pasa a ella no podría soportarlo.
—Es solo que se va acercando la fecha en que mi hermano
murió y ya van a hacer tres años.
Alejandra me abraza con más fuerza y me acaricia la
espalda, lloro porque tengo miedo de que algo malo le pase
a
ella. Alejandra me abraza mientras me calmo.
—Tu hermano estaría orgulloso de ti Anastasia. Eres tan
fuerte y estoy segura de que a él no le gustaría verte así.
—Soy mala—murmuró ya más calmada limpiando algunas
lágrimas que caen por mis mejillas. Alejandra toma mi
mano y la entrelaza con la suya.
—No lo eres, Anastasia—me quedo callada porque ella no
sabe nada—. Mírame.
Toma mi barbilla con su mano.
—No lo eres. Eres una buena persona que le ha tocado
pasar por cosas jodidas, pero no lo eres hay bondad dentro
de tu corazón y sé que tu hermano está orgulloso de ti y de
la mujer fuerte en la que te has convertido. Eres una de las
personas más buenas que he conocido, estoy segura de que
darías la vida por las personas que amas y ¿sabes lo que
significa eso? —Me quedo callada mirando sus ojos azules
—. Que eres una de las personas más increíbles, buenas y
nobles que hay en este mundo.
—Tampoco te pases—apoyo mi cabeza en la pared.
—Te amo tonta—la miro y ella tiene una enorme sonrisa
que me hace pensar que tengo que contarle en algún
momento todo. Ella merece saberlo.
—Te amo rubia, tonta—ella me saca la lengua—. Si ves a
Nicolás cerca de ti, aléjate de él, ni siquiera se te ocurra
hablar con él ¿me lo prometes?
Ella hace una mueca.
—Tan misteriosa Anastasia. Te lo prometo además que si lo
veo...El combo que le va a llegar su cara no se lo salva
nadie—bromea.
En ese momento la puerta se abre y asoma su cabeza
Cameron que nos sonríe con una enorme sonrisa. Mi amiga
suelta un suspiro. Chica tonta y enamorada—me digo a mí
misma.
—¿Todo bien chicas? —Pregunta hincándose al lado de
Alejandra. Yo asiento.
Nos levantamos y yo miro hacia el ascensor. La rubia toma
mi mano.
—Quédate con nosotros.
—Mmm..., no lo sé. Me duele la cabeza.
—Por favor, te doy una pastilla que será el santo remedio—
ella juntó sus manos y me hizo un puchero.
Solté un largo y fingido suspiro. Entramos todos adentro de
su departamento y camino en donde están los sillones. Me
siento al frente de Diego, quien estaba besando a Barbara.
Me quedé mirando la escena por fuera, estaba tranquila,
pero por dentro quería que esto acabara pronto, quería ver
a Nicolás en la cárcel. Quería ser libre de nuevo aun
cuando por el camino perdí tal vez el amor de Diego, pero
sé que hice bien en alejarlo aún cuando él me odie y jamás
se entere de la verdad.
Alejandra se sentó a mi lado y depositó una pastilla en la
palma de mi mano, tomé el vaso, pero mi pulso tembló. Ella
me miró sorprendida.
—¿Te encuentras bien?
Yo asentí y tomé la pastilla de una buena vez. Ella me
abrazó, pero necesitaba respirar un poco de aire.
—Necesito estar un momento sola—susurre a su oído, ella
insistió en salir conmigo, pero yo quería estar sola—. Por
favor, solo unos minutos—le suplique.
Ella me frunció el ceño, pero asintió. Cuando salí a la
terraza el viento me abrazó. Apoyé mis manos en la
barandilla y miré hacia el vacío, un oscuro pensamiento
pasa por mi mente, solo tengo que saltar al vacío y esto
acabaría.
Acabaría con lo de esconderme y fingir con el mundo,
acabaría con poner en riesgo las vidas de las personas que
amo y todo sería más fácil, si dejo de respirar, pero sería
una maldita cobarde y mi hermano jamás me lo perdonaría.
É
Él siempre dijo que era una guerrera y no pienso defraudar
sus palabras.
Me limpio las lágrimas con rabia porque esto recién
comienza y no puedo ser débil y estar pensando en la
manera más fácil de acabar con mi vida. "Soy una guerrera
y no me dejaré vencer por la vida, las mujeres podemos con
esto y mucho más" —me dije a mi misma.
Miro de reojo a Diego, quien está mirando en donde estoy,
pero vuelve a besar a Barbara. Solté un suspiro, me duele
Diego sí, pero soy más fuerte que eso o si no pregúntale a
mi ex novio que me vendió a siete hombres por más de diez
millones de euros para que me violaran. Besarte con
distintas chicas lo puedo soportar porque ya me lastimaron
de la peor forma.
Recuerdo que hace dos años atrás probablemente me
hubiera dolido Diego, pero ahora parece un juego
inmaduro.
Hace dos años todo era distinto en mi vida. Creía que tenía
al chico perfecto para mí, pero él solo me vio como un
objeto sexual para venderme a los mejores compradores de
mi cuerpo. Mientras yo le juraba mi amor eterno hacia él,
Nicolás no tuvo compasión con mi hermano en matarlo
entre siete hombres a golpearlo frente a mí en donde yo
estaba encadenada en un sótano.
Me limpio las lágrimas porque como se supera algo así,
cómo puedo yo volver a confiar de nuevo en la gente,
cuando ahora siempre espero que la gente me muestre su
peor cara. Nicolás me mató hace dos años en vida y ahora
se está llevando lo poco que queda dentro de mí, porque
me está matando. Me vuelve a matar dolorosamente y no sé
cuánto más de mi pueda ver cuando esto termine. —Me
limpio las lágrimas.
En ese momento me entra una llamada de Harry, la corto
porque no tengo ánimo de hablar con nadie y me quedo
mirando la hermosa Barcelona y el frío parece ser mi mejor
amigo y siento que de nuevo me llama Harry, qué pesado
es. Contesto la llamada:
—Por fin, pensé que te había pasado algo, ¿en dónde estás?
—Estoy bien. —Miro de reojo y veo que Alejandra me mira
y se sienta al lado mío—. Estoy con mi mejor amiga.
—Tenemos que vernos, te voy a presentar a la que está a
cargo del caso—escuché que sonaba la alarma de un auto y
después un portazo—. La jefa volvió y quiere conocerte.
—Tiene que ser ahora son—me despego el celular y veo que
son la una de la mañana—: son la una de la mañana, estoy
algo cansada.
—Será rápido, dime que te voy a buscar—suelto un suspiro
y termino dándole la dirección del departamento de
Alejandra. Ella me observa con ceño fruncido, pero se
mantiene callada hasta que termino la llamada.
—Están investigando la muerte de mi hermano—suelto de
repente porque en cierta parte es verdad.
—Tu hermano merece justicia—entrelazó nuestras manos
—. Sé sincera conmigo Anastasia, esto te traerá algo de paz
en tu vida o te lastimará más y se seguirá llevando más de
tu alegría.
Mire un momento al cielo lleno de estrellas y luego a ella.
—Me traerá más paz y siento que por fin se hará justicia a
mi hermano, lo extraño tanto—ella me atrae hacia su pecho
—. La vida fue tan injusta con él, no merecía morir...yo
debería haber muerto. —susurro. Ella se tensa y se separa
de mí.
—¿Cómo que debiste morir tú? —Me quedo callada y ella
limpió mis lágrimas—. Ninguno de los dos merecía nada.
Escúchame muy bien, Anastasia, la vida es un perra y muy
injusto que nos hace sufrir mucho. Tu hermano tenía un
futuro brillante al igual que tú, muchas veces nos van a
ocurrir cosas dolorosas y la vida nos va a golpear fuerte,
pero
tenemos que seguir y estoy segura de que a tu hermano no
le gustaría verte así.
—La vida es una perra, pero no me dejaré vencer por ella—
murmuró. Ella asiente, en ese momento sentimos el grito
de Cameron. Nos acercamos y veo que Harry anda con su
uniforme de policía.
Todos lo miran y yo hago las presentaciones, nos sentamos
en el sillón. Alejandra le ofrece un vaso de agua.
—¿Policía? Eres muy joven—suelta Alejandra sin descaro.
Harry se quita la gorra junto con su arma que la deja en su
pierna. Toma un sorbo de agua. Miro de reojo a Diego,
quien me está mirando atentamente con cara de
preocupación. Seguro que se está preguntando qué hago
con Harry, cosas que no había pensado que él se pudiera
preocupar y me aterra que intente volver a hablarme.
—Tan joven tampoco tengo veinticuatro años, pero soy el
más joven donde trabajo—él se encoge de hombres—. Te
puedo asegurar que ser policía no es fácil, pero me encanta
lo que hago y también a ayudar a chicas guapas—me guiña
el ojo.
Niego con la cabeza, miro como Alejandra evalúa a Harry
descaradamente e incluso Barbara.
—¿En serio? Yo creía que era un playboy disfrazado de
policía —él se atraganta con el agua y no puedo evitar que
se me escape una risa haciendo que Alejandra también se
ría.
—¡Anastasia! —Exclamó Harry.
—¡Harry! —Exclamó con su tono de voz, él me mira
divertido. —Solo quería que me aclararas un punto como
me dijiste que te gustaba tener tus noches locas—bromeo.
Alejandra estaba muerta de la risa al igual que Cameron.
Yo le guiñe un ojo a la rubia.
—¡Dios mío! Eres descarada—dijo con tono de diversión.
Nos quedamos un momento callado antes de que él soltara
una carcajada y todos reímos e incluso se unió incluso
Barbara, pero Diego estaba serio y me fulminó con la
mirada.
—¿En dónde se conocieron? —Pregunta Cameron.
—Por Simón, es mi amigo—respondió Harry. La rubia abrió
los ojos con sorpresa y sé que en su mente está trabajando
a mil por hora. —¡Y qué suerte la mía!
—¿Por qué? —Preguntó la rubia.
—Porque hace tiempo que una chica no me llama tanto la
atención — Lo miré de reojo —, pero me estoy saltando
muchos reglamentos tanto como policía y de amistad.
Cameron tomó otro trago de su cerveza y abrazó a la rubia,
me encantaba su pareja son perfectos juntos.
—Pero si Simón es tu amigo y te gusta Anastasia, estaría
faltando al código de hombres, ya sabes que no te interesa
la misma chica que tu amigo.
Me quedé callada porque en cierta parte era verdad,
aunque yo no entendía los hombres y dicen que las mujeres
somos complicadas, no se miran primero antes de decir
eso.
—Tal vez si o tal vez no, el amor te ciega y tal vez él no se
da cuenta que su historia ya pasó—me levanté del sillón.
—Tú no sabes nada—dije enojada—. No te metas en mi
relación con Simón porque se nota que no eres tan amigo
de él, porque no sabes nada de nuestra relación, joder.
Harry me miró sorprendido e incluso yo estaba sorprendida
de haber dicho eso. Él se levantó y se puso de nuevo su
arma y la gorra.
—Lo siento, Anastasia, si dije algo incorrecto sobre la
relación que hay entre ti y Simón, pero somos amigos, pero
no tan cercano como podrás notar. Él recurrió a mí para
que yo les ayudara y lo hago porque es mi trabajo, pero
tampoco voy a despreciar la oportunidad de conocerte.
—Podemos irnos—me acerqué a la rubia y la abracé con
fuerza. Ella me susurró al odio que estaba ardiente el
policía haciéndome reír. Me despedí de todo y Harry
también.
Cuando llegamos a su auto él me abrió la puerta e incluso
la cerró, rodeó su auto y se subió en la parte del conductor.
Nos quedamos callados un momento antes de que él
rompiera el silencio.
—¿Tienes miedo, Anastasia?
Lo miré con los ojos abiertos, era obvio que tenía miedo,
esto hace rato que se salió de mis manos. No sabía de lo
que era capaz Nicolás, pero ahora lo sé y me da mucho
miedo.
—Si. No de lo que me pueda pasar a mí, sino de las
personas que amo y que él las pueda lastimar.
—Eres admirable y tienes un buen corazón, sigues
protegiendo a tu expareja Diego. Él que estaba con otra
chica y tú aún así quieres seguir cuidándolo aun cuando te
lastima.
—Como sabes...
—Simón me lo contó todo sobre ti y dado que Nicolás
también estuvo vigilando a Diego, Alejandra, tus gemelos,
Jonathan y tus padres. Muchas veces vigilé a tus amigos
sobre todo a Diego.
Me miró de reojo.
—Me parece increíble como eres de fuerte, estabas en esa
misma habitación viendo como el chico del que estás
enamorada está con otra chica y tú protegiéndolo desde las
sombras para que no le pase nada malo. Eso es de admirar
no cualquier persona lo haría. La mayoría son egoístas y
piensan en sí mismos.
Juegue con los dedos de mi mano.
—Tanto se me nota que lo sigo queriendo.
—Si es muy evidente. —Estiró su mano y acarició mi mano
—. No mereces sufrir Anastasia. Los detendremos juntos, lo
prometo.
—Solo quiero ser libre aun cuando en el camino perdí a
alguien importante para mí. Quiero dejar de sentirme como
si fuera un amuleto maldito para la gente que amo.
—Lo detendremos. Puedes confiar en mí ahora—estiro su
mano y yo la apreté—. Ya verás que vamos a ser un buen
equipo.
—Recuerda a Simón.
—Por supuesto, también estaba dentro del buen equipo, ya
verás como pronto él caerá y tú podrás ser libre.
—Gracias.
—Me dejarás conocerte mejor.
—No te darás por vencido, ¿verdad? Chico de amor a
primera vista.
Soltó una risa antes de arrancar su auto. Su teléfono sonó y
él contestó la llamada. Su ceño se frunció y decía okey o no
hay problema jefa, cuando cortó la llamada, me miró de
reojo.
—Mi jefa tuvo una emergencia y por el momento soy el que
está a cargo del caso, no te molesta tener que verme más
seguido ¿verdad?
Suelto un enorme suspiro haciendo que él se ría. Le pedí
que me llevara a mi departamento que estaba casada y él
aceptó. Me contó un poco más sobre su trabajo y su vida.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Otra cosa el martes intente subir un nuevo capítulo,
pero wattpad me borro dos veces el capítulo y
después
me salia fallo de conexión ese día a mucho no le
funcionaba wattpad y lo avise en mi instagram. Bueno
pero
aquí esta el capítulo del martes y mañana se sube
otro capítulo.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 42
Otro lunes de mierda, estoy muy segura de que odio los
lunes. Presioné de nuevo el botón de ascensor porque se
estaba demorando y mi Uber ya estaba abajo esperándome.
Las puertas se abrieron y entré con Diego, quien me saludó
con una sonrisa tierna. Me giré para mirarlo.
—No me vas a saludar, Anastasia—Abrí los ojos porque yo
no entiendo a los hombres en serio que están más locos.
—Depende si voy a recibir palabras de odio, pues no.
Él soltó un largo suspiro y yo lo miré de reojo.
—Me he comportado muy mal contigo, cuando tú no me has
hecho nada, perdóname. Supongo que fue la impresión de
volver a verte.
Yo asiento, porque no quiero que se vuelva a acercarme a
mí, veo que él da dos pasos hacia mí.
—Tratemos de llevarnos bien.
Lo observé detenidamente y me tomé el tiempo de mirarlo
bien, andaba con una polera blanca de mangas largas y
pantalones negro-rotos en la rodilla. Me di cuenta de que él
también me estaba mirando.
—Tu novia me odia, pero supongo que podemos ser
educados el uno con el otro.
Él soltó una risa y yo lo miré, porque se reía.
—Si Bárbara siempre te ha odiado—se encoge de hombros
—. Me alegro de verte de nuevo, Anastasia—tomó mi mano
y le dio una suave caricia que hizo que mi piel se pusiera de
gallina y el pulso se altera. Retiré mi mano rápidamente,
pero creo que él se dio cuenta.
Salí rápidamente del ascensor en donde saludé al conserje
y me subí a Uber, me acaricié la mano y no podía creer que
una pequeña caricia me afectara tanto, tampoco no
entendía el cambio de Diego y porque volvía a ser ese chico
tierno.
Este día me sentía observada, pero por Diego y por
Bárbara. Diego me observa como antes como si quisiera
descifrarme y Bárbara me tiraba daga con sus ojos y
también lo noté distante a Diego de Bárbara porque en las
clases ya no estaba como cuando llegué se podía sentir el
ambiente tenso entre ellos dos.
Levanté la mirada y vi que él me estaba mirando fijamente
y me sonreía. Le devolvió la sonrisa y sentí que mi celular
vibra:
<De Simón a las 14:15 p.m.>
"Ya llegué.
Pd: Te espero para ir a comer"
<De Anastasia a las 14:16 p.m.>
"Está bien y tengo que hablar de tu amigo Harry, pero te lo
digo en persona.
Pd: Tengo hambre"
La clase terminó y tomé mi mochila y salí detrás de Diego y
Bárbara quienes iban peleando por algún asunto. <<No
quería escuchar y no debía hacerlo>>—me dije a mí
misma. Pero aun así caminé lento escuchando su pelea y
resulta que era por mi culpa: <<oh genial>>
Sentí como alguien me da un beso, miré por encima de mi
hombro y vi a la rubia con una sonrisa y a Camero quienes
nos fuimos hablando.
Vi a Simón apoyado en su coche y no dudé en acercarme a
él con Alejandra. En donde comenzamos a hablar sobre él
igual que íbamos a comer.
—¿Quieres venir a comer con nosotros? —Ofreció Simón
con una sonrisa, Alejandra me miró y asentí. Ella habló con
los demás y nosotros nos alejamos de los demás.
—Me cayó bien tu amigo Harry, un poco duro con sus
preguntas y algo coqueto, pero me agradó.
—Es un buen sujeto Harry, aunque me enoje un poco con
él.
—¿Por qué?
—Porque te encontró preciosa, él fue sincero conmigo y
dijo que tú le interesaba—Él tomó mi cara entre sus manos
y me miró fijamente—. No quiero sonar como un enfermo,
pero tengo celos y miedo.
—Simón...
—Porque he estado esperando por ti hace seis años y sigo
esperando...Me da miedo que vuelva a interesarte por otro
chico que no sea yo. Suena egoísta pero no puedo evitarlo.
—Yo aún sigo queriendo a Diego y no creo que pueda
fijarme en alguien más por ahora y no quiero lastimarte
Simón,
quiero ser sincera.
—Me gusta que sea sincera conmigo.
—Tenemos confianza, Simón, y es lo mínimo que puedo
hacer, no te mentiré. Te diré algo aun cuando estoy
enamorado de...Bueno, tú aún haces cosas locas con mi
respiración, pero no se compara a lo que siento por él.
Nos quedamos en silencio unos segundos y Simón me mira
fijamente.
—Estamos listos—escuche lo que decía Diego enojado. Lo
miré, estaba mirándonos fijamente, me solté del agarre de
Simón y me metí en su auto.
Simón habló con Alejandra, quien le dio la dirección a los
demás y asintió, vi como Diego caminaba con Bárbara a su
todoterreno. Simón se subió y se pasó su mano por el pelo.
Nos fuimos callados todo el camino y llegamos a un
pequeño restaurante de color verde claro. Simón me abrió
la puerta y entramos en un restaurante bastante bonito y
nos sentamos en la mesa. Me senté al lado de Diego y
Simón.
El almuerzo transcurrió con tranquilidad, Simón tiraba
bromas con Alejandra cuando estábamos en el instituto,
pero yo me quedé callada, solo asentí cuando preguntaba
algo y no tenía ánimo de hablar del instituto.
Sentí que alguien me tomó de la mano, bajé la mirada y vi
la mano de Diego, levanté la mirada y estaba mirándome de
reojo, porque me hace esto de nuevo. Me solté de su agarre
y me pare al baño, necesitaba despejarme un poco porque
me estaba matando, tenerlo a mi lado.
Me apoyé en el lavamanos y me eché agua en la cara,
sonríe Anastasia, por favor—me dije a mi misma. Me pasé
una mano por el pelo, hoy día no me había sentido tan bien
de ánimo. Dormí pésimo, casi no pude pegar un ojo
recordando esa noche, no sé porque ahora han vuelto esas
pesadillas, pero me he sentido tan sola en estos meses.
—¿Estás bien? —Di un salto a escuchar su voz. Levanté la
mirada y vi a Diego con una sonrisa.
—No, pero lo estaré—me senté en el suelo y él frunció el
ceño.
—Anastasia: Quiero que respondas unas preguntas porque
me estoy volviendo loco y ya no puedo con esto ¿en dónde
estabas? ¿Por qué te fuiste? Y también ¿Por qué volviste?
q q
—Me fui porque quería irme, Diego. Era necesario para mí,
pero volví porque vivo aquí y tenía que seguir con mis
estudios.
Nos quedamos callados por unos segundos y él me observa
tan fijamente que sabía que estaba analizando mis
palabras.
—¿Simón es tu novio? —Abrí la boca y la cerré de nuevo y
respiré varias veces e intenté calmarme, es él quien está
con alguien más y me pregunta si estoy con Simón, tiene
agallas.
—No es de tu incumbencia, Diego.
—Claro que sí, te recuerdo que estabas conmigo y de la
nada desapareciste y me dejaste solo por tres meses y
resulta que cuando hace poco le pedí a Bárbara que fuera
mi novia, llegas de nuevo a mi vida a causar caos y daño en
mi vida.
—Diego, no te estoy pidiendo que termines con Bárbara, de
hecho, te felicito y espero que seas feliz—me pare del
suelo.
—Que sea feliz—repitió con dolor esas palabras—mírame,
Anastasia y dime si me ves feliz con ella—asentí—. No
sabes nada, te conté que puedo ser un perfecto mentiroso y
actuar como si amara a alguien—negué con la cabeza y
ambos no mantuvimos la mirada—. Mierda, no puedo verte
cerca, porque tengo una batalla interna conmigo y ahora
mismo gano el odio.
⋙ No puedo perdonarte, porque me destruiste, no puedo
ser cortés contigo, lo siento, no puedo...Anastasia, pensé
que iba a poder, pero no, joder—gritó enojado —. Has
cambiado tanto que ya no te reconozco.
Intenté pasar por su lado, pero me agarro del brazo, no
puedo evitar que una lágrima se me escape, porque yo no
me quería ir, no quería dejarlo y me duele ver que ahora
me odia.
—Nunca he sido otra persona, Diego — Nos miramos
fijamente —. Ahora si quieres desquítate conmigo, vamos,
grítame, dime que soy la peor persona que has conocido en
tu vida, vamos.
Él me miró fijamente y me solté su agarre.
—Te revelaré un secreto, Diego: No hay final feliz,
estuvimos juntos y fue un sueño, gracias a ti aprendí
muchas cosas y te lo agradezco, pero ahora ambos
tomamos caminos separados. —Sus ojos se empañaron y mi
corazón se rompió
—. Tienes que seguir con tu vida como lo has hecho estos
tres meses sin mí, porque esta es la realidad de nosotros,
tú estás con Barbara y yo... —Me quedé callada porque
tampoco le iba a mentir diciendo que estaba con Simón, Él
negó con su cabeza y puso un mechón detrás de mí pelo. Su
mano acarició mi mejilla y yo la agarré.
—Vamos Diego, saca ese odio que siente por mí—apreté
mis labios en una línea—. Dime todo lo que siente por mí,
vamos desquítate conmigo.
—Te odio—dijo con los dientes apretados—. Tú crees que
puedo seguir con mi vida, cuando te veo frente a mí a la
chica que estaba intentando olvidar y odiar porque me
destruyó con sus manos, cuando ella me prometió que no
rompería mi corazón—me quedé quieta, escuchando sus
palabras—. ¿Crees que ya te olvidé?
Yo asentí con la cabeza y desvié la mirada, pero él tomó mi
mano y la guió a su corazón y negó varias veces.
—¡Pues no! —Exclamo—. Y eso duele, porque te pienso
cada jodido día, mi mente me tortura con nuestros
recuerdos, Anastasia—di un salto cuando su mano
acariciaba mi mejilla—. Todas las noches me preguntaba:
¿Qué hice yo para que te alejara de mí? Me dejaste solo y
perdido, el alcohol fue la única solución para no recordarte,
pero aun estando borracho te recordaba con más claridad.
⋙ ¿Aún crees que te olvide, Anastasia? —Pregunto en un
susurro—. Te odio porque mis sentimientos por ti solo han
crecido por ti y no te lo mereces, no te mereces ninguno de
mis sentimientos ¡Me escuchas! —Exclamó separándose de
mí.
Sentí una punzada de dolor al escuchar sus duras palabras,
me dolía, joder, me duele que me diga que no merezco sus
sentimientos y que me odia, pero solo hice para que
estuviera salvo de mi exnovio psicópata.
Yo asentí muchas veces y agaché la mirada.
—¡Mírame joder! —Gritó él, aún más fuerte, levante la
mirada—. Te odio, eres la peor persona que he conocido en
mi vida, me has roto el corazón.
Me quedé callada, porque si hablo probablemente me iba a
romper y Diego tenía que estar lejos de mí, Nicolás sabe
que amo a Diego y me da miedo que le haga daño o quizás
que cosa.
—Porque no puedo sacarte de mí jodida cabeza—apoyó su
cabeza contra mí—. Porque no te puedo olvidar...yo
necesito sentirte de nuevo Anastasia, necesito besarte de
nuevo y correr el peligro que eso significa Miré sus ojos y
sus pupilas estaban dilatadas, se remojó su labio inferior,
pasó una de sus manos por mi espalda y me acercó a su
pecho.
—Necesito besarte Anastasia aun cuando eso me vuelva a
condenar a ti.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es
serio y tenemos que coperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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libro
Capítulo 43
Cerré los ojos, él me acarició la mejilla y mi respiración se
alteró y podía sentir como mi corazón iba a salir de mi
pecho. Deseaba ese beso, pero sabía que estábamos a
punto de cometer un error y sabía que ese beso me iba a
volver adicta a él
Su nariz acarició la mía y se mordió el labio inferior, mis
ojos capturaron ese movimiento y fue jodidamente sexy. Él
cerró sus ojos y chupó mi labio inferior para luego
morderlo con fuerza, su mano fue hacia mi cadera en donde
clavó sus dedos. Mis labios se movieron al compás con el
suyo y sentía que todo el dolor se sanaba con este beso,
pero era un error así que me separé rápidamente.
—Diego, no vuelvas a hacer eso. Tienes novia, Diego
entiende que lo nuestro acabo—murmure. Me miró con los
ojos rojizos y una lágrima recorrió su mejilla—. Estarás
bien sin mí.
—No sabes nada, tú no sabes como yo te esperé a ti
durante dos meses enteros esperando que volvieras.
Vigilando casi todos los malditos días la puerta de tu
departamento porque... Seguía creyendo que era una
broma o me negaba a pensar que te habías ido de mi lado,
no lo sé, quería pensar que tú no me dejarías, así como así,
porque estábamos bien. Nuestra relación era increíble.
Se quedó un segundo callado, miró hacia todas partes
antes de volver a mirarme:
⋙ Yo solo intenté seguir con mi vida sin ti, Anastasia,
como todo el mundo me decía, puedes preguntarle a
Alejandra o Cameron como te espere y te espere. Te llamé
j p y p
cada día el primer mes solo escuchando como me envían al
buzón de voz, ¿Por qué no atendías mis llamadas? Sabes
que te hubiera esperado, pero veo que tú no pensabas lo
mismo, solo necesitaba que me dijeras: "espérame, Diego,
volveré a ti" pero nada. Yo solo intenté seguir con mi vida
como me lo decía Cameron, Alejandra y Bárbara. Al
principio me estaba matando no verte conmigo, pensando
que hice mal para que huyera de mí ¿acaso fui un mal
novio? ¿Acaso te estaba asfixiando con mi amor? ¿Acaso
corrí muy rápido hacia ti? ¿Acaso soy una mala persona?
Miles de preguntas que me estaban matando. —Se quedó
callado un momento mirándome.
— Yo solo aprendí a vivir con el dolor de no verte, pero
jamás dejé de pensar en ti. ¿Por qué no me respondiste mis
llamadas? ¿Por qué no me dijiste que ibas a volver?
Anastasia: Si yo estaba haciendo algo mal debiste haberme
dicho
y hubiéramos buscado una solución juntos. Necesitaba
tiempo sin mí, te lo hubiera dado.
Mis ojos se empañaron y él acarició mi mejilla. Tenía ganas
de abrazarlo y decirle toda la verdad, pero es que no puedo
tengo terror de que Nicolás lo mate, sé que es capaz de
hacerlo. No puedo ser egoísta con él.
—Diego, no lo hagas más difícil, por favor—susurre.
Pasó su mano por el pelo y en ese momento la puerta se
abrió entrando una muy enojada Bárbara que venía directo
a por mí, hasta que Diego la agarró de la muñeca.
— Te vi cuando se dieron el beso, Diego y te escuché todo
lo que le decías—ella se soltó del agarre de Diego y se
concentró en él—. ¿Cómo pudiste hacerme esto a mí? —Sus
ojos se empañaron—. Te amo Diego, y a la tercera semana
vuelves a sus brazos como un imbécil.
—Bárbara, para.
—No, porque me lastimas así, siempre he estado aquí para
ti. Siempre he esperado que me des algo de tu amor, pero
recibo migajas por culpa de ella—me apuntó—. Ella se
limpió las lágrimas con rabia.
Desvié la mirada, no quería ver esta escena porque sé que
es mi culpa por haber regresado, pero tampoco me voy a
pasar la vida huyendo, ya me escondí mucho tiempo y yo no
soy una persona que huya y si me escondí estos meses fue
para que las cosas se calmaran, pero yo no me quería ir...
quería seguir luchando, pero no tenía nada y lo más
probable es que hubiera acabado mal todo.
—Bárbara, tú sabes lo que yo siento por...—Antes de que
terminara de hablar, ella se acercó y empujó a Diego.
—Eres un imbécil..., pero no te culpo, yo fui la estúpida que
insistió en esta relación porque soy una tonta que pensaba
que la estabas olvidando que cada día que pasaba, te
estabas olvidando de ella y me estabas amando a mi—ella
se limpió las lágrimas y él se acercó más a ella.
—Tú lo sabías, siempre lo supiste y fuiste tú quien insistió
en esta relación cuando te dije que no estaba enamorado
de ti—dice enojado. Bárbara intenta pegarle, pero él le
agarra los brazos.
—Yo..., pensaba que—ella me miró con odio y se soltó del
agarre de él, se acercó a mí—. Te odio, me quitaste a Diego,
eres una maldita porque volviste aquí. Estábamos todos
bien sin ti y volviste para qué...Hacernos daño
¿verdad? Por dentro te estás riendo ¿verdad?
Ella levantó la mano, pero yo agarré su muñeca con fuerza.
—No volví para hacer tu vida miserable, bájale un poco a tu
puto ego querida. No dejaré que me pegues y creo que
sabes perfectamente que boxeo así que si fuera tu cuidaría
tus movimientos, si no quieres acabar con un ojo morado.
Él la atrae su pecho, pero ella se remueve y comienza a
gritarle a él y sacarle todas las cosas a la cara a Diego y
veo como a él se le está perdiendo la paciencia. Ellos
comienzan a pelear y me doy cuenta de lo mal que estaba
su relación y lo insegura que es Bárbara, ella le sigue
sacando todas las putas cosas en la cara sobre cómo nunca
dejo de pensar en mí y me doy cuenta de que Bárbara
jamás lo apoyó sinceramente porque una pareja no haría
eso de sacarte todas las cosas que ha hecho mal, veo como
Diego también le dice cosas de sus celos que no podían
salir sin que ella se enoje con él. Se tira el pelo claro gesto
de que la paciencia se acabó llegando al límite y dice las
siguientes palabras:
—Terminamos Bárbara, no te amo, no estoy enamorado de
ti, para mí eres mi amiga. ¡Ya basta de tantas peleas!
Entiende que nuestra relación no iba para ninguna parte y
menos con tus celos, me cansé.
—Eres...tú...te odio Diego—dijo enojada Barbara. Ella me
miró por última vez —. Pero te odio más a ti, perra.
Barbara se limpió las lágrimas y salió del baño azotando la
puerta. Miré a Diego, quien se acercó a mí y tomó mi cara
entre sus manos.
—Jamás he dejado de pensar en ti, Anastasia—se inclinó de
nuevo hacia mí, pero yo negué con la cabeza—. Mira lo que
has causado, solo bastó verte un segundo para entender
que mi corazón no te había olvidado ni un poco y que estos
tres meses sin ti me han demostrado que todo lo he hecho
mal y que nada me salió bien.
—Yo no..., Diego—tartamudeó.
Lo empujé y caminé rápido en donde estaban los demás,
sentí los pasos de él detrás de mí y tomé la mano de Simón
que me miró sorprendido.
—Simón, hora de irse. Tenemos que hacer cosas—digo
apresurada. Él me tomó de la cintura, pero yo me solté su
agarre.
—Anastasia, debemos hablar, me lo debes—murmuró. Me
giré para verlo y negué con la cabeza—. Te espero en mi
departamento, espero que vengas, necesitamos hablar con
calma sobre las cosas.
Intentó tomarme la cintura, pero Simón fue más rápido y
me abrazó por la cintura. Diego lo fulminó con la mirada y
apretó sus manos en puños.
—Alto ahí príncipe—dijo burlón Simón—. Ella está aquí
conmigo y ella y yo tenemos algo que hacer. Déjala
tranquila,
¿vale?
Él se acercó a mí y me tomó la barbilla, nos desafiamos con
la mirada.
—Te espero.
Dio la media vuelta y salió del restaurante. Simón me soltó
y me miró fijamente. Me senté en la silla y Alejandra me
miró fijamente.
—Sabía que Diego aún te quiere—dijo Cameron —. Le dije
que cometía un error al estar con Bárbara, pero supongo
que explotó todo hoy, esa relación iba directo al fracaso de
todas formas.
—¡Amor! —Dice Alejandra.
—¡Que! Es la verdad, peleaban todo el día y Bárbara era
muy celosa, no dejaba respirar a Diego y todos se daban
cuenta.
Me quedé callada.
—Vamos Ana, tengo que enseñarte algo—dijo Simón,
pagando la cuenta. Me despedí de Alejandra y Cameron.
Caminamos hacia su auto.
Prendió el auto y se puso de camino a su casa. Cuando
llegamos me di cuenta de que la pequeña casa parecía un
cuento de hadas y todas las hojas de los árboles estaban en
el suelo.
Entré a su casa y me senté en el sillón en donde él me pasó
unos papeles y los leí, me centré en cada línea y me quedé
quieta. Simón me miró fijamente y me abrazó.
—No dejaré que alguien te haga daño—me susurro. Me
separé de él y me paré del sillón y empecé a caminar de un
lado a otro.
—Simón: ¿Cuántas más pruebas crees que necesitamos? —
pregunte.
Simón se paró del sillón y me tomó de la mano y me
acarició la mejilla.
—No tengo ni idea, hablaré un rato más con Harry —Simón
se acercó más a mi—, pero tenemos muchas pruebas,
mírame bonita, no dejaré que alguien te haga daño y menos
el enfermo de mi hermano.
Simón me tomó de la cintura y se inclinó hacia donde su
nariz rozó con la mía y su mano me acarició la mejilla.
—Tengo miedo Simón. Quiero dejar de condenar a las
personas que amo e incluso te estoy condenando a ti.
—No me estás condenado a nada, bonita, te quiero ¿lo
sabes? Verdad.
Se mordió el labio inferior, me miró un segundo para luego
bajar su vista de nuevo hacia mis labios.
—Solo un beso, Anastasia—susurró.
Él tomó mi rostro y me besó, me quedé quieta, pero él
insistió y su boca se abrió paso y lo tomé de la polera con
fuerza y me acarició la mejilla, por un momento me sentí
cuando tenía dieciséis años y Simón me besó por primera
vez en los camarines. Él introdujo su lengua en mi boca y
mis manos se fueron a su pelo, él me tomó la cintura con
fuerza. Nos separamos lentamente, Simón apoyó su cabeza
contra la mía.
—Simón, no puedo.
—Ya lo sé, sé que sigues enamorada de él, pero porque no
podemos divertirnos prometo no quemarme Anastasia y no
puedo enamorarme más por ti.
—Es que no me parece justo Simón que te utilice para
olvidarme por unas horas de alguien y más contigo que se
lo que siente por mí. No quiero lastimarte para mí, eres
importante. —Digo con sinceridad.
—Solo piénsalo. Solo tú y yo como antes no te estoy
pidiendo que me ames al tiro, pero tal vez intentarlo.
Puse los ojos en blanco y tomé los papeles.
—Simón, por ahora mi prioridad es detener a tu hermano
para poder ser libre y si lo logramos quiero poder
reencontrarme conmigo misma y sanar.
—Lo entiendo, Anastasia—me sonrió de lado—. Entiendo
que quieras sanar y me alegra, merece volver a sonreír.
—Eres el mejor—tomé su cara entre mis manos y apreté su
mejilla—. Eres tan tierno, guapo, comprensivo y excelente
compañero de aventuras. Eres el chico perfecto para
cualquier mujer.
—Lo soy—dijo con una sonrisa que poco a poco decayó—,
pero no soy suficiente para ti.
Di un paso hacia atrás y nos quedamos callados en un
silencio incómodo. Me sentía mal, debería estar con Simón
porque me apoyaba tanto, pero no puedo jugar con él, sería
como Diego con Barbara y yo no soy así. Entiendo a Diego y
porque comenzó a salir con Barbara, él no supo nada de mí,
jamás le dije que iba a volver y eso es lo que yo quería,
tenía que seguir con su vida sin mí como si nunca hubiera
existido.
—Me puede llevar a mi departamento.
Tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Claro, bonita.
Entré a mi departamento y cociné algo rápido para la cena.
Miré el reloj y eran las once de la noche, de repente las
palabras de él aparecieron en mi mente: "Anastasia,
debemos hablar, me lo debes." "Te espero en mi
departamento, espero que vengas, necesitamos hablar con
calma sobre las cosas." 'Tienes que alejarte de mí Diego.
Me senté en el sillón y miré a Barcelona, era una ciudad
hermosa, siempre había sido mi sueño venir a vivir a
Barcelona y lo logré, pero no me sentía feliz, cada día que
pasaba me sentía más infeliz. Me quedé casi una hora
mirando el paisaje de Barcelona.
Me levanté del sillón y empecé a caminar hacia la escalera,
pero me detuve en el primer escalón y miré de reojo hacia
la puerta, sólo tenía que subir un piso, vería a Diego, sabía
que me estaba esperando para hablar. Me mordí el labio
inferior, no quería exponerlo a Nicolás de nuevo, pero mi
corazón me decía que le contara todo que dejara de huir de
él, pero no puedo.
Al final Diego se metió en mi corazón en poco tiempo que lo
conocí, me cautivó y ahora no puedo sacarlo, estos tres
meses lo recordaba todos los días e incluso cuando
peleábamos a morir.
Negué con la cabeza y subí las escaleras y me encerré en
mi cuarto. Respiré profundamente, tenía que relajarme un
poco. Tome el pijama y entre al baño para cambiarme. Me
acosté en la cama y revisé mi Instagram y vi que Diego
había subido una publicación:
Intenté escribir algo, pero lo volví a borrar. Lo intenté una,
dos, tres veces hasta que me rendí y bloqueé mi celular.
Era lo mejor para los dos—repetí varias veces hasta
intentar convencerme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 44
Pasaron tres días y prácticamente estaba escondiendo de
Diego. Lo vi varias veces intentando acercarse a mí, pero
yo simplemente me alejaba casi corriendo de él o en clase
me sentaba de las primeras con otros compañeros. Vi como
en sus ojos había tristeza y probablemente estaba siendo
muy cruel, pero tengo miedo demasiado miedo aun cuando
intento ser valiente.
Caminaba hacia la entrada de la universidad cuando vi que
Diego se me acerca a mí. Abrí los ojos e intenté dar la
vuelta, pero me tomó del brazo.
—Anastasia—, susurro. Me quedé quieta—. Ya deja de huir
de mí, no lo entiendes que me lastima verte y que tu huyas
de mí, me lastimas más mi corazón que está hecho pedazos
desde que te fuiste hace tres meses.
Iba a responder cuando vi que se estaban acercando los
gemelos con Jonathan y no pude evitar soltar un suspiro de
alivio.
—Amorcín—gritó Dylan con una sonrisa.
—Necesitamos hablar a solas. Deja huir de mí, por favor. —
Me dio un beso en el pelo y sentí como se alejaba de mí.
Miré de reojo y vi que me estaba mirando antes de entrar
en la universidad. Dylan me abrazó con fuerza.
—Dylan por primera vez me alegra verte—bromeo Jonathan
me abrazó tan fuerte que me levanto.
—Amorcín, me rompes el corazón, se supone que eres mi
hermana pequeña y que sin mí no puedes vivir—hizo un
puchero con su labio que lo hacía ver tan lindo. Javier le dio
un puñetazo.
—Llorón, para eso me tienes a mi—se abrazaron y
prácticamente no podía diferenciarlo— eran iguales.
Jonathan comenzó a darme vuelta haciéndome reír, pero a
la vez me estaba mareando.
—Jonathan, por favor, bájame.
Se detuvo y me abrazó porque me tambaleó, él sonrió con
diversión y después Javier me abrazó con fuerza casi
quitándome el aire, pero ¿qué les pasa hoy? Porque están
tan pegote.
—Me toca a mí abrazarla—dijo Javier. Puse los ojos en
blanco e intenté soltarme, pero me abrazó con más fuerza.
—¡Oye, no soy un peluche para que me abracen tanto!
Los tres pusieron los ojos en blanco y solté una risa porque
ya estaban pasando demasiado tiempo juntos.
—Te abrazamos todo lo que nosotros queramos. —Me sacó
la lengua y volvió a abrazarme Jonathan y me despeinó el
pelo. —¡Amargada!
—Pero qué les pasa hoy—me solté del abrazo de Jonathan
—. Andan como koalas, busquen a alguien que quiera sus
abrazos, porque yo no los quiero—bromé.
Los tres se cruzaron de brazo y me sonrieron. Es oficial, se
volvieron aún más tontos y ahora actúan iguales ya les
estaba afectando pasar tanto tiempo juntos.
—Están actuando igual, creo que necesitan pasar tiempo
por separado ¡dan miedo!
Me acompañaron a mi salón e incluso me acompañaron
hasta mi puesto y me senté al lado de una chica que se
llama Graciela. Ellos miraron un momento a mis
compañeros antes de sonreírme e irse.
Sentí la mirada y sabía perfectamente que era Diego quien
me observaba fijamente. Por favor, Diego, ¡no lo hagas más
difícil para mí! Porque tienes que ser tan jodidamente
guapo, andaba con su chaqueta de cuero y sus pantalones
negros-rotos.
Me guiño el ojo y no puedo evitar sonreír, pero vi que
Bárbara nos estaba fulminado con la mirada. Mire hacia
delante para dejar de mirarlo y concéntrate en el profesor
que acaba de llegar al salón.
******
Caminé hacia el estacionamiento y me senté en una banca
esperando a Simón, de reojo vi como Diego estaba con
Bárbara, pero él me estaba mirando y se estaba
acercando a Cameron con Alejandra, saludé a mi amiga a
lo lejos. En ese momento Simón se bajó de su auto y venía
con un gorro blanco y todo negro dejando caer algunos
mechones de su pelo rubio.

—Hola Anastasia—sonrió de lado. Lo miré y puse un


mechón en mi pelo.
—Hola.
Él se sentó a mi lado y me miró fijamente, lo miré de reojo.
Él se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
—¿Cómo estás? —Pregunto, tomando mi mano.
—Pues aquí, sigo respirando ¿no? —Bromeé y le di un golpe
en su hombro. Tomó mi mano e hizo que me levantara y me
tomó de la cintura.
—¿Qué...haces? —Preguntó nerviosa.
—Quiero que sonreías—él me hizo girar y me abrazó por
detrás. Miré de reojo y vi como Diego me fulminaba con la
mirada —. ¿Confías en mí?
—Mmm...—Puse una mano y mi barbilla—depende—solté
un chasquido con mi lengua y Simón soltó una risa—. Si
confío en ti, imbécil, no estaría contigo—bromeo.
—Vale bonita, quiero que hoy día la pasemos genial, tú y yo
como en los viejos tiempos.
—Claro, claro—puse los ojos en blanco.
—Te quiero enseñar un lugar— se puso frente a mí y me
mostró un pañuelo—pero es sorpresa ¿puedo?
—Mmm...,no lo sé, ¿me vas a secuestrar? —Pregunté de
broma.
—Por esta tarde—él movió su pañuelo y asentí con mi
cabeza.
Me tapó los ojos con el pañuelo y me ayudó a subir a su
auto con cuidado, sentí como abría la puerta y prendía el
motor. En camino Simón me fue contando sus anécdotas
que le había pasado en su universidad.
—Hemos llegado—él me tomó de la mano y me guió por
donde sea que él me esté llevando, siento como abre una
puerta y la cierra. Lo siento moverse de un lado a otro—.
Sorpresa—dijo cuando quitó las vendas de mis ojos.
Pestañeé varias veces y por fin podía ver lo que tenía frente
a mí, era una pista de patinaje y Simón tenía en sus manos
patines.
—Espero que hayas mejorado Anastasia—dijo Burlón.
Puse los ojos en blanco y le quité los patines y me los puse.
Sonreí y vi cómo él se estaba poniendo sus patines. Me
paré con dificultad y llegué donde estaba Simón y lo tomé
de la mano que hizo que se tambaleara cuando se puso de
pie y me tomó de la cintura.
Solté una carcajada y me frunció el ceño.
—Preparado para algo horriblemente épico—bromeo. Él
puso un mechón detrás de mí oreja y me acarició la mejilla.
—Contigo, siempre estoy listo—me susurro.
Me reí y empezamos a caminar con dificultad hacia la pista.
Me solté de Simón y empecé a patinar con cuidado. Él
achicó sus ojos y se acercó a mí con mucho impulso que
hizo que cayéramos ambos en la pista.
—Simón—, grité entre risas, lo miré y estaba riéndose—.
Eh, tío, que lo estaba haciendo bien, hasta que llegaste.
—No te ofendas, pero lo estabas haciendo pésimo—dijo
entre risas aún. Me pare con facilidad y le saque una
lengua.
—¿Quieres apostar? —Digo con una sonrisa inocente.

É
Él se paró con mucha dificultad y me mordí el labio cuando
vi que casi cae de nuevo. Él me miró fijamente y asintió.
—Te apuesto que puedo darme cinco vueltas seguida por la
pista sin caerme, si gano—me mordí el labio inferior, no
sabía que pedirle—. Me invitaras a comer por una semana
a diferentes restaurantes veganos—sonreí de lado.
—De acuerdo, me parece justo y qué pasa si te caes ¿Qué
gano yo? —pregunto.
Juegue con mis dedos y levante la mirada.
—Tú decides.
Él puso su mano en la barbilla y se mordió el labio inferior.
—Quiero un beso tuyo y una cita. Ya sabes cena, película—
me guiñó el ojo.
Me acerqué a él, mis manos rodearon su cuello.
—Sigue soñando— me impulsé para atrás y di una vuelta y
comencé a dar vueltas por la pista con gran facilidad, miré
a Simón y le saqué la lengua, él se cruzó de brazo, pero
sabía que estaba sonriendo. Cuando terminé con las cinco
vueltas me paré frente a él y le sonríe inocentemente.
—Eres una tramposa.
—El que puede, puede y yo puedo Simón—le guiñe el ojo,
tome su mano y lo ayude a andar por la pista. Pasamos una
hora dando vueltas y bromeando y en cómo había mejorado
con el paso del año, al menos yo ya no me caí cada rato y
Simón lo lleva un poco mejor.
Él estación su auto frente a mi edificio y me despido de él.
Veo como su auto se aleja cuando veo una figura al otro
lado de un hombre mirándome. El hombre estaba
completamente vestido de negro hasta con sombrero.
Negué con la cabeza cuando vi que me estaba saludando y
como se saca su sombrero para relevar su cabello negro,
era el hombre que me amenazó en Madrid, vi como
comenzó a caminar para cruzar la calle, caminé
rápidamente hacia él donde nos encontramos cara a cara.
—Eres preciosa, Anastasia—fue lo primero que me dijo—de
parte de Nicolás.
Lo fulminé con la mirada y le di un empujón. "¿Por qué no
me deja en paz?" —me dije a mi misma.
—¿Qué haces aquí? Vete o te lo juro que no respondo.
Me agarro del brazo tan fuerte que solté un grito de dolor,
tiro de mi brazo y comenzamos a cruzar hacia la otra calle.
Me arrastro hasta estar al frente de mi edificio. En ese
momento venía llegando Diego con las compras del
supermercado.
Mis ojos se empañaron porque no me estaba esperando a
mí, estaba vigilando los pasos de Diego.
—Solo quiero entregar un mensaje de parte de Nicolás que
dice: que pronto se verán de nuevo y también que te
mantengas alejada de él si no quieres que algo trágico le
pase—una ráfaga azotó mi pelo y sentí como tomaba un
mechón de pelo—. Cuida tus pasos Anastasia, no sigas
condenando a más personas, piensa en tu hermano que
terminó en una tumba con cariño Nicolás. —Me quedé
callada y añadió—: es mejor que te vuelvas a Sevilla y te
quedes ahí, ya sabemos qué hace esta visita todos estos
meses.
Me giré para encararlo, pero él ya se había alejado y se
subía a una camioneta negra. Puse mis manos en la cara
porque estaba cansada ya de esto, que es lo que quiere
conmigo.
Caminé hacia mi edificio y me quedé sentada esperando
que volviera o saber cómo es que estaban vigilando a
Diego, mandé un mensaje a Simón y Harry contándole el
encuentro con este hombre que aún no podía identificar. Al
menos Nicolás seguía pensando que me encontraba en
Sevilla, teníamos esa ventaja por el momento, pero hasta
cuando duraría muy poco por como veo.
Tomé un taxi rumbo al aeropuerto, si Nicolás seguía
creyendo que estaba en Sevilla pues trataría de seguir con
la mentira lo más que puedo, tenemos que sacar más
tiempo para tener todas las pruebas y que por fin lo
atrapen. Le sonrió a la señora quién me entrega mi boleto
de avión y camino hacia la fila de embarcación. Miro hacia
todas partes, pero no veo al hombre o a Nicolás. Esperó
tres horas durante el aeropuerto y tomó otro taxi hacia mi
departamento, genial plata perdida.
Entré en mi departamento y me senté en el sillón. Me
quedo mirando un punto fijo porque no quiero llorar,
porque me hace débil y frágil como era antes, se supone
que no tendría que haberme enamorado de Diego, se
supone que no tendría que haber confiado de nuevo en otro
hombre, porque sabía que lo podía condenar en el juego de
Nicolás y aun así volví a caer en el amor, volví a
enamorarme perdidamente de alguien quien solo me ha
demostrado que el amor es
bonito, puro y genial cuando tienes confianza en tu pareja.
Tampoco puedo decir que mi relación con Nicolás fue
tóxica porque no lo fue, era la típica relación de
adolescentes de manitos sudas en donde comenzábamos a
experimentar con nuestros cuerpos, Nicolás era perfecto,
me hacía sonreír y rara vez perdía la paciencia o se
enojaba, creo que eso fue lo que más dolió en mí, que el
golpe fue de la peor forma porque ni siquiera lo pude ver
todo fue tan rápido.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las
200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su
mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta
historia
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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libro
Capítulo 45
Me senté esta vez en el último asiento y miré como mis
compañeros iban entrando, algunos me saludaron, muchos
los conocía a través de Alejandra. Hoy me sentía agotada,
triste y cansada de toda la mierda de Nicolás porque siento
que he agotado todas mis fuerzas en pensar como lo
detendremos. Saqué mi celular y revisé unos documentos
que me había mandado Simón sobre su hermano.
Sentí como alguien se sentaba al lado mío, pero no tomé
importancia, seguía leyendo y tuve que detenerme un
momento, ya no quería leer más. Dejé el celular en la mesa.
—Día complicado ¿eh? —Dijo esa voz que estuve
ignorándola. Miré a mi lado y ahí estaba Diego vestido con
chaqueta de cuero, pantalones negros y convers blanca.
—Diego—, susurre—. ¿Qué haces...aquí? —Pregunté
mirando a todas partes, vi a Barbara mirándonos, pero ella
desvió la mirada.
—Vengo a clases, Anastasia—dice burlón. Puse los ojos en
blanco, eso ya lo sabía, no era estúpida —. Era el único
puesto vacío—respondió como si me leyera el pensamiento.
Asentí y volví a tomar mi celular y concéntrame en la
pantalla de mi celular.
—Así que...—Se quedó callado y lo miré.
—Así que ¿qué? —Pregunte a la defensiva.
—¿Estás con ese chico? —Preguntó con curiosidad. Abrí los
ojos y desvié la mirada, me quedé callada—. Supongo que
es un sí y el que calla otorga Anastasia y por tu silencio me
has confirmado que si es tu novio—dice molesto.
—Diego—, empecé a decir molesta.
—Joder contigo, en serio, tan fácil fue para ti olvidarte de
mí—me miró con odio y tragué duro—como puedes ser tan
cruel conmigo.
—Perdona..., ambos tomamos caminos diferentes, Simón y
yo nos conocemos, él me entiende...y—antes de que
terminar, golpeó la mesa.
Vale fue un golpe bajo, decir que Simón me conoce mejor
que él y que me entiende, pero es que no sé cómo hacer
para que Diego se aleje de mí, siento que me pone una
mano en mi cuello cuando estoy con él porque sé que lo
estoy condenado y puedo escuchar la voz de Nicolás
diciendo "eres una asesina, Anastasia está condenado a
más personas a que mueran por ti".
—Cállate, maldita sea—murmuró con los dientes apretados,
llamando la atención de algunos de nuestros compañeros
—. Tú jamás me contaste nada y si lo hiciste fue porque te
estaba presionando, así que cierra esa boca...porque yo
quería entenderte, pero si tú no me contabas nada ni de tu
vida o tus miedos, dime tú cómo comprendo yo a esa
persona.
Me quedé callada y miré por la ventana. Sentí como Diego
acercó su silla más a la mía.
—Te quedarás callada ¿verdad? Siempre había pensado que
eras una mujer que enfrenta los problemas, pero veo que
me equivoqué y te he estado esperando todas las noches,
para que me des tus motivos, pero huyes como una
cobarde.
Fruncí el ceño y me giré molesta hacia él, que estaba tan
cerca de mí que no podía ver nada más que no fuera sus
ojos.
—No soy cobarde Diego ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no
puedes seguir con tu vida? —Pregunte tomándolo de la
polera.
Diego tomó mi mano y me acarició, haciendo que mi piel se
pusiera de gallina, se dio cuenta y sonrió.
—¿Nerviosa? —Preguntó con voz ronca.
—Yo...no—empecé a tartamudear y a ponerme roja. Desvié
la mirada y traté de respirar con tranquilidad. Porque
simplemente no se aleja de mí.
—Aun sigues sintiendo lo mismo que yo, bella—me susurró
en el odio que me hizo dar un brinco en mi silla. Él seguía
acariciando mi mano—. Deja de huir de mí.
Agaché la mirada y me solté de su agarre.
—¿En dónde está mi Anastasia, rebelde, contestona y
peleadora? —Preguntó con tristeza.
Muriendo lentamente Diego. Me limpió una lágrima que
deslizó por mi mejilla. Diego tomó mi barbilla e hizo que lo
mirara.
—¿Qué sucede contigo?
—Nada Diego, déjalo así, por favor.
Que no se da cuenta que me duele tenerlo tan cerca y no
poder besarlo, abrazarlo. Me duele tener que verlo tan
cerca y callarme todo lo que siento, me duele no poder
acariciarlo y decirle que estoy enamorada de él.
La profesora entró y empezó a pasar los contenidos de
clase, nos quedamos en silencio durante el resto de clase.
Por fin, la clase terminó y empecé a guardar las cosas.
Diego se levantó de la silla y sentí como alguien cerró la
puerta.
Levanté la mirada y estábamos solo nosotros dos.
Diego caminó en donde aún seguía sentada y acercó su silla
más a la mía y me miró fijamente.
—Por favor, dime que hice mal para que huyeras así de mí
—negó con la cabeza—. Por favor, que error cometí para
que te alejaras así de mí. ¿Qué hice para que huyeras de
mí? Sé que cometí errores y lo siento Anastasia—tomo mi
mano—lo siento si hice algo mal, puedo cambiarlo.
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.
—No hiciste nada, Diego. El problema es mío—digo con la
voz entrecortada porque jamás hizo algo mal, Diego lo
único que hizo fue quererme y hacerme feliz durante el
tiempo que estuve con él.
Mi celular vibró y vi que me había llegado un mensaje de
un número desconocido a mi antiguo número, era una foto,
la abrí y solté un grito ahogado. Era una foto de Alejandra,
Cameron y Diego. Sentí como esa mano imaginaria me
apretara más el cuello, negué con la cabeza. No me di
cuenta de que Diego estaba mirando también la foto.
—¿Quién te mandó esa foto? —Pregunto curioso. Me
levanté, pero él me bloqueó la pasada para salir.
—Fue Alejandra—mentí. Diego frunció el ceño y tomó mi
mano en donde estaba temblando. Abrió los ojos y me miró
preocupado.
Mi celular antiguo volvió a vibrar avisando que me había
llegado otro mensaje, me solté del agarre de Diego y me
alejé un poco para abrir el mensaje:
<Desconocido a las 10.01 a.m.>
"Alejandra siempre es tan hermosa ¿verdad Anastasia? A
mi querida Anastasia, tú siempre fijándote en chicos
boxeadores, son tu debilidad ¿o no?"
No puedo evitarlo, pero mis ojos se empañaron porque
Nicolás mandó una de sus muy sutiles amenazas
recordando porque no podía volver con Diego y porque no
podía darle tampoco explicaciones de porqué desaparecí,
no pienso condenarlo a él o Alejandra.
—Tengo que irme—dije apresurada.
Tenía que hablar con Simón y saber qué más faltaba para
poner a su hermano en la cárcel, cada día teníamos más
pruebas y yo quería volver a mi vida tranquila, fui una
estúpida cuando fui a esa pelea en Madrid, solo hizo más
intenso el juego que tiene Nicolás hacia a mí.
—No te dejaré salir de aquí—se acercó a mí—. Ya no te
reconozco y lo poco que conocí de ti—él negó con la cabeza
—. Te miro y ya no está esa Anastasia que me cautivó, veo a
otra chica. —Otra vez con la misma pelea, puse los ojos en
blanco porque ya me lo había dicho hace cuatro días atrás.
—Las personas cambian Diego y yo siempre cambio—bufe
molesta—. Y si te decepciona como soy ahora, perdóname,
pero soy humana y tengo problemas como todas las
personas y no puedo aparentar que estoy bien o sonreír
como hipócrita, me cansé de ese juego—solté enojada y
molesta.
Diego sonrió.
—Y ahí está, mi bella.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él, lo tomé de la
polera.
—Porque tienes que hacerlo tan complicado Diego. No te
das cuenta de que me lastima tenerte tan cerca y no poder
hacer nada.
Me miró sorprendido.
—Y crees que a mí no me duele.
—Tengo que mantenerte alejada de ti. No lo entenderías,
Diego.
Nuestras narices se rozaron, nos desafiamos con las
miradas. Mi respiración se alteró y Diego tomó mi mano y
la guió hacia su corazón, podía sentir como su corazón latía
muy rápido.
<<Solo un beso, solo un beso Anastasia >>—me dije a mí
misma en mi mente. Diego cubre mi boca con la suya de
manera posesiva, haciéndome perder la cordura que tenía.
Empuja insistentemente su lengua hasta que ya no puedo
negarme más y se abre paso con éxito, hundiéndola más
adentro, buscando la mía una y otra vez. Intentó frenar,
pero Diego me lleva con su aliento provocándome y
aliviando mi dolor de hace tres meses. Me empuja contra la
muralla y me toma con fuerza de la cintura.
Lleva mis brazos hasta su pecho y luego hasta su cuello,
mis manos rodean su cuello y lo atraigo más a mi cuerpo.
Diego me alza hacia arriba empotrándome con una fuerza
animal que hace que pierda mi cordura.
Diego se sienta en una silla y toma mis caderas y empieza a
moverlas creando perfecta fricción entre nuestros cuerpos
que me hace soltar un gemido y morder su labio inferior
con fuerza. Diego vuelve a besarme con fuerza, nuestras
lenguas peleaban entre sí.
Diego se echa un poco por hacia atrás para que podamos
tomar aire y suelta muy despacio mi labio inferior.
—Anastasia, por favor nosotros estamos hechos para estar
juntos y tú lo sabes ¿verdad? Deja de huir, cometí errores y
actué mal contigo, pero sigo esperando por ti—susurra con
voz ronca mientras me acaricia el lóbulo de oreja.
Lo miró fijamente y niego con la cabeza. Diego pasa una
mano por mi pelo y juega con él.
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso
duele. Siento que mi corazón me traiciona porque yo
debería odiarte, pero no puedo como podría odiarte. Solo
tengo que mirarte para saber que jamás podría odiarte aun
cuando yo mismo lo quise creer.
—Es que yo—niego con la cabeza—. No puedo.
Me levanté de su regazo y tomé mis cosas. Diego me
observó atentamente y empecé a caminar hacia la salida,
pero me detuve y caminé de nuevo, en donde estaba Diego,
tomé su cara y le doy un beso rápido.
—Diego—, susurre—. ¿Qué pasaría si te digo que no me
quería ir? ¿Qué pasaría si te digo que yo no me quería ir de
tu lado? Tal vez fue por motivos mayores que no puedo
decirte.
Se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí. —Se acercó a mí
—. Me tiene aquí ahora como siempre Anastasia.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Mis ojos se empañaron,
pero recordé las amenazas de Nicolás y cuáles eran los
objetivos para Nicolás que era Diego y Alejandra.
Me giré para irme porque estaba a punto de llorar, pero él
tomó mi mano y me quedé quieta.
—¿Quién te está haciendo daño?
Me quedé sin aliento y me giro para mirarlo, su mirada me
demostraba que estaba preocupado por mí.
—No es a mi directamente, me lo hacen de otra forma
Diego, me hace más daño que cualquier otra cosa y no
puedo ser egoísta.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad?
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Me
acerqué a él y acaricié su mejilla y admiré su hermoso
rostro
—. Lo solucionaré Diego, solo necesito tiempo.
Me alejé rápidamente de él porque estaba a punto de
decirle la verdad y en algún momento planeo hacerlo
porque cada día que investigamos a Nicolás más peligroso
me parece y tarde o temprano no podré sostener esta
mentira ni con Diego y Alejandra, solo es cosa de semanas
que todo se destape, tengo contado los días para decir la
verdad.
El día lo pasé con los gemelos, quienes andaban con sus
conquistas de la semana y Jonathan con su nueva chica, se
pasaron el día molestando que tenía que ligar más y
divertirme más, estaba que les pega un puñetazo en sus
caras por ser tan pesado.
—Vas a terminar solterona, amargada y con muchos gatos,
amorcín—fulmine con la mirada a Dylan.
—¡Cállate puto! —bromea.
—Soy puto y a mucha honra—dijo contento y sacándome la
lengua. Solté una risa y él me guiñó el ojo—. Cobro
cincuenta dólares por sexo y baile sensual todo por dos
horas—bromea.
—No me digas tu precio, que no quiero contrate—le di
pegue empujón y me abrazó fuertemente.
—Para ti es gratis muñeca—. Solté una risa y él también.
Javier y Jonathan me abrazaron también y caminamos
juntos hacia el auto de Javier, así abrazado. Amaba estos
imbéciles, son los mejores amigos que he podido encontrar
con Alejandra, con ellos siempre me puedo reír, hacer
locuras porque siempre te van a acompañar en todas tus
locuras
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las
200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su
mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos
capítulos para que alegra su tarde, noche o día...yo
casi salgo
de la ultima prueba perdón por la demora tuve una
clase de portugués con mi hermana y se paso un poco
ya
que tengo que grabar un vídeo hablando portugués es
un idioma nuevo para mi, pero aquí esta el capitulo.
Yo este fin de tratare de escribir ya los últimos
capítulos de esta historia, pero no se ponga triste
porque este
libro tendrá su segunda parte.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 46
Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con
fuerza mi bolso y vi como toda la gente entraba al edificio
abandonado. Respiré profundamente y rodeé el edificio y
entré por la puerta de emergencia, caminé por el pasillo
oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un poco más y
vi que era mi amigo Luis.
Me acerqué a él y le di un abrazo.
—Hola hermosa—me dio un beso Luis.
—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el
suelo. Luis me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo
miré con el ceño fruncido.
—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—
abrí los ojos y abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la
página en donde estaba mi nombre—. Sales como
"incapacitada" —dijo la última palabra haciendo comillas.
—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí,
¿verdad?
Luis hizo una mueca.
—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el
rumor de que has vuelto a pelear no demora en llegar—
soltó un gruñido.
Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse
vendas en las manos.
—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.
—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a
las peleas, es algo que siempre me ha apasionado, no
puedo evitarlo, pero para mí es una distracción donde
siempre puedo aprender nuevas cosas en las peleas para
destruir a mis oponentes.
Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente
diciendo mi nombre y el de mi oponente. Luis me dio un
beso y se metió en dónde estaba ese muro de personas.
Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba
Camila y la gente gritó, fue mi turno y me acerqué
lentamente hacia la muralla de personas que se abrieron
rápidamente y gritaba mi nombre.
Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes
increíbles, tenía el pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró
de arriba y abajo con una sonrisa traviesa y me guiñó el
ojo.
Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y
tiró el primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e
intentó de nuevo, pero también lo esquivé, ella retrocedió y
lancé mi primer golpe que impactó en su barbilla, la chica
era bastante torpe y lenta, últimamente todas eran así o yo
ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que
golpeó con fuerza su nariz que comenzó a sangrar.
La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe
que lo esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y
comencé a golpear una y otra vez la chica apenas lo
esquiva, pasaron unos diez minutos así y le di el último
golpe en la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira a
Luis por un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la
bandera blanca.
La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre,
me acerqué a la chica y le di mi mano.
—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.
Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se
acercó a nosotras y le pasó una botella de agua, ella mojó
la
venda y se limpió la sangre.
—No te disculpes así es esto, solo que no podías
concentrarte en tu belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres
muy hermosa.
—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis
me llevó abrazada de nuevo a los camarines, me entregó mi
parte de la plata. Me senté en la silla y Luis soltó una risa.
—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.
—Era linda—dije con una sonrisa.
—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y
llamando. Me saqué las vendas y las tiré al basurero, me
solté la cola y me puse de nuevo el polerón. Luis me abrazó
y caminamos juntos hacia afuera en donde había un taxi
esperándome.
—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi.
Cuando llegué a mi departamento me tiré en el sillón y me
sentía tan cansada. Miré al techo y recordé el beso que me
había dado con Diego y mi respiración se alteró, solo fue un
beso para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese
chico. Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más
pesados.

******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me
removí, me giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más
que mi lindo piso de cerámica, me di cuenta de que estaba
en mi sala de estar. <<¡Mierda!>> —exclame.

Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero


ahora eran más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y
dos minutos de la mañana, me acerqué lentamente a la
puerta. Los golpes cesaron y la abrí lentamente y vi alguien
apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la figura cayó para
atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta de
que era Diego.
—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —
Dice con la voz rota.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se
parara. Diego me miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo
guíe de nuevo al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró
mi bolso y luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que eres muy observador hoy.
Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a
mí e intenté alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de
mí.
—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la
voz. Me mordí en el labio inferior y me acerqué a él, me
subí en su regazo y lo abracé fuertemente. Escondió su
cabeza en mi pecho y mi mano le acarició su pelo.
Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la
respiración de Diego se estaba volviendo más tranquila, por
mucho que me gustara estar así con él teníamos que ir a
una cama.
—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—
dije en un susurro.
—No quiero estar solo...
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo
levantándome y tomándolo de la mano. Subimos las
escaleras y abrí mi pieza, nos quedamos a oscuras solo
entraban algunos rayos de la luna. Pasó por mi lado y se
quitó la polera, haciendo que soltara un suspiro, él me miró
de reojo y sonrió.
Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me
acercara, me quité las zapatillas y el polerón y me quedé
con
calza y sostén deportivos y me metí a mi cama.
Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la
mirada y miré al techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su
cabeza en mi pecho.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos
hablando con ella y pidiéndole perdón, jamás quise
lastimarla, pero ella insistió en que estuviéramos juntos—
me senté en la cama y él me imitó.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Frunció su ceño.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido
—. No quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio
inferior.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su
mano en mi barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu
querido novio, si él supiera que te besaste conmigo y que
ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué crees que diría
Anastasia?
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura
con fuerza—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina
¿verdad Anastasia? —Susurro sexymente mientras sus
manos acariciaban mis caderas.
Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me
hizo soltar un gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se
acercó a mí y comenzó a besarme el cuello.
Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me
puso encima de su regazo y pude sentirlo duro.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con
fuerza y comenzó a mover hacia adelante y atrás frotando
nuestros cuerpos—. ¿Te gusta esto? —Me susurró con voz
ronca.
Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él
me apretó más su cuerpo y sus manos se colaron entre mis
calzas y me acarició por encima de mis bragas.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior
antes de morderlo con fuerza y yo solté un pequeño
gemido. Quitó sus manos dentro de mis calzas y me tomó la
cara con las manos y me besó profundamente, nuestras
lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza de su cuello,
no quería dejarlo ir por esta noche.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme
con más fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos
comenzó a masajear, mi mano tiró de su cabello con fuerza.
Él soltó un gruñido.
De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de
besarme y toma mi celular, su cara pasa de estar relajada a
enojada, me pasa mi celular y veo que es Simón.
Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la
llamada porque primero: Simón jamás me había llamado
tan tarde como ahora y segundo: me preocupa que Nicolás
le haga algo también a él.
—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a
través de la línea.
—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo
sacarte de mi cabeza, me pregunto todos los días porque no
te puedo olvidar, pero luego recuerdo lo que vivimos y
boom me doy cuenta de que no podría olvidarte jamás.
Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.
—Simón: ¿Estás borracho?
—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo
que solo quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo
tú y yo, eso suena jodidamente hermoso ¿verdad?
Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—
dice de broma.
Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un
puchero como niño chico, como siempre lo hacía cuando
quería conseguir algo conmigo, suelto una risa.
—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.
—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me
darás un beso al menos ¿verdad? —bromea.
—Solo acuéstate, adiós.
Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una
sonrisa picarona y me hace señas para que me acerque a
él.
Camino despacio a mi cama y tira de mi mano y me hace
sentarme encima de su regazo.
Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran
sus ojos entre amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No
tienes ni una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de la
forma en que lo hago porque me condena más a ti, te
pienso cada segundo y no me arrepiento de volver hacia a
ti porque como te lo dije una vez Anastasia: estar contigo
jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso
me gusta.
Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto
de felicidad, pero joder odio, no poder estar con él, odio no
poder tomar su mano frente a todo el mundo o besarlo o
incluso decir que creo que estoy muy enamorada de él y
que tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí de
ponerme tontita cuando estoy con él.
—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho,
subieron y bajaron lentamente—. Recuerda que sin
sentimientos.
Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y
mi espalda tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el
peligro, bella. Corramos juntos ese peligro y la adrenalina
que tanto te gusta bella.
Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su
erección contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte.
Él sonrió traviesamente y su boca cubrió la mía.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el
lóbulo de mi oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y
tratar de poner un poco de control en mi respiración que en
estos momentos era un desastre.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.
Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la
mejilla. Se separa un poco de mí.
—Quiero que seas el primero.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto
atrás, piénsalo bien, por favor, Anastasia.
—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura
de mis sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en
su regazo y asentí. Me miró un momento hacia el techo y
luego a mí. Vi como sus ojos lideraban una batalla.
Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca.
Nos miramos por un segundo antes de que él presiona su
boca contra la mía. Me hizo girar y mi espalda tocó el
colchón y se puso entremedio de mis piernas.
Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su
pelvis y pude sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos
porque de verdad íbamos a hacerlo y no me arrepiento.
Amo a Diego aun cuando por ahora tengo que renunciar a
él.
Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron
a bajar mis calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme con
cariño. Mis manos como siempre se fueron a su pelo y se lo
tiré con fuerza. Se separó y comenzó a darme pequeños
besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo hasta
llegar a mis bragas y me acarició por encima.
—Diego...
Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no
perdió el tiempo y metió dos dedos dentro de mi sexo y los
movió en círculo haciendo que mi respiración fuera un
desastre y dijera su nombre una y otra vez.
Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba
distraerme y no estar tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó
con más calma, fue un beso lleno de amor que me dolió
porque ambos nos seguíamos queriendo. Me separé de él y
chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos con
los dedos y podía sentir como se acercaba mi orgasmo.
—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un
profundo gemido.
No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando
lentamente mis bragas dejándome solo con sostén
deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.
Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy
nerviosa, nunca nadie me había visto tan desnuda como
Diego que no perdió la oportunidad de evaluarme
detenidamente y por un momento pensé en taparme.
Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en
donde extrajo un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me
miró fijamente y me acarició la mejilla.
—Eres bellísima.
Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante
los brazos y quede desnuda, completamente desnuda. Él
soltó un gemido y se mordió el labio. Él se sacó
rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio del condón, se
lo puso con rapidez.
Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y
no puede evitar soltar un gemido. Me observo por unos
segundos antes de ponerse entre medios de mis piernas,
pude sentir como se rozó contra mi sexo y lo sentí tan duro
y grande que comenzó a entrarme el pánico.
Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi
mente solo pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame
Nos observamos y me acarició la mejilla.
—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—.
Sigo queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes
que antes, ¿lo sabes?
Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy
seca. Se rozó contra mí, era una sensación extraña.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y su mano
acarició mi pecho derecho donde apretó un poco y su boca
chupó mi otro pezón.
Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba
comenzando a relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo,
un leve mareo hace que se tambaleen todos mis
sentimientos cuando noto que de nuevo mueve sus dedos
dentro de mi sexo y que empieza a estimular con círculos
suaves. Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me
retuerza de placer, soltando pequeños gemidos de placer
que no puedo controlar.
No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre,
consumida por las olas de placer que me está
proporcionando Diego con sus dedos. Sabe cómo volverme
loca.
—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.
Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello
haciendo que él se estremezca.
—Lo estoy, Diego.
Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para
luego trasladarse a mi mejilla y posterior a ello hacia mi
mentón. Pasa una pierna a través de la mía. Luego presiona
sus labios suavemente sobre los míos para besarme con
suavidad y lentitud.
Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras
abro mi boca esperando que profundice el beso, lo cual
hace y pronto el beso pasa de ser lento a rápido. Vuelve a
presionar a su miembro contra mi sexo y muerdo su labio.
Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete
despacio en mi interior, produciéndome una punzada de
dolor y soltando un pequeño grito que hace que Diego se
detenga y comience a darme pequeños besos por toda la
cara. El vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos con
fuerza.
—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas
de sudor recorren su frente. Niego con la cabeza—.
Joder bella, te va a doler un poco. Dime si te duele y me
detengo ¿vale?
—Vale—susurro.
Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con
ternura para intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no
pensé que perder la virginidad fuera tan doloroso.
Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede
acostumbrar a tener la mitad de su miembro adentro yo
misma moví mi cadera y él entró por completo en mí.
Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y
demasiado, Diego me da besos por toda la cara y me
acaricia la cintura. Cierro los ojos, lo siento caliente y
grande, pero poco a poco me voy relajando. Tampoco voy a
decir que es lo más cómodo y que la sensación de tenerlo
en mi es placentera porque no. Por instinto balanceo mis
caderas pidiendo que se mueva para aliviar un poco el
dolor.
—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime
agarrándome de las caderas.
Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que
suelte varios gemidos y haciendo que el dolor se calme un
poco, aunque sigue siendo incómodo tener algo dentro de ti
por primera vez.
—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.
—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y
tome con más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando
ese punto de deseo entre mis muslos con expresión de
suma concentración en su rostro. Los movimientos cada vez
se hacen más rápidos y provocadores. Toma una de mi
pierna y la enreda en su cadera y los movimientos resurgen
con mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que
aumentan de tamaño como un mar impetuoso que me
arrasa desde las puntas de mis pies y me sacude entera.
Haciendo que grite su nombre y soltando palabras
incoherentes. Cada vez son más rápidos y las gotas de
sudor recorren nuestro cuerpo. Me vuelve a besar y mis
manos se enredan en su cuello atrayéndolo más hacia mí.
Me separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado
dejar una marca.
—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor
fuerza.
—No pares, por favor
Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo
que esté a punto de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En
ese momento, una ola de inmenso placer se alza por todo
mi cuerpo sacudiéndome y empujándome a arquear la
pelvis, hasta dejarme sumida en un estado de embragues
total.
Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos,
tres hasta seis veces, entra en mi hasta llegar a su propio
placer. Su cuerpo cae encima de mí y no logra aplastarme.
Diego me acaricia el pecho con su nariz.
Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo
más. Sin duda este es uno de mis mejores momentos.
É
j
Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo
bota en mi pequeño basurero que tengo al lado de mi
mesita de noche. Tomo la polera de Diego y me la pongo.
Observó cómo él toma su bóxer y se lo vuelve a poner.
Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.
—Gracias por dejarme ser el primero.
—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un
cubrecamas y apoyando mi cabeza en su pecho.
Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se
romperá la burbuja en la que estamos y volveremos a
tomar caminos separados.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste
Y otra cosita ya estamos apunto de llagar a las
200.000
lecturas, gracias por tanto apoyo su comentarios y su
mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta
historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos
capítulos para que alegra su tarde, noche o
día...Bueno
capítulo de hoy fue algo bueno...hace calor, espero
que lo difruten mucho y comente... su teorías.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi
libro
Capítulo 47
Me desperté con mucho calor y sentí como alguien
respiraba en mi cuello. Miré hacia mi lado y encontré a
Diego profundamente durmiendo. Su brazo reposaba sobre
mi estómago. Solté un suspiro y los recuerdos de lo que
pasó hace unas horas rápidamente vinieron a mi mente.
Diego, sobre mí entrando una y otra vez, negué con la
cabeza, había cometido una locura.
Pero tampoco me arrepentía porque estaba enamorada,
pero tenía miedo de la reacción de Diego cuando le dijera
que tenía que irse porque no se me olvida de que Nicolás
estaba vigilando a Diego y tengo terror. Sé que estoy
siendo cobarde en estos momentos, pero no puedo por
ahora y tengo miedo de que al despertar Diego de verdad
me odie y que después no quiera saber nada más de mí.
Solté un gruñido y me tapé la cara con la mano, tenía ganas
de llorar, de gritar y de golpear a Nicolás una y otra vez,
faltaba poco para acabar con esto, pero Diego aún no
estaba preparado al igual que Alejandra ni yo misma estaba
preparada para lo que se venía. Diego se removió un poco y
su pierna se puso algo cariñosa. Sentí como crecía algo ahí
abajo. Hora de despertar al bello durmiente.
—Diego... —, murmuré tratando de moverme.
—Mmm...no quiero—susurro. Escondiendo su cabeza en mi
pecho.
—Despierta, por favor—digo moviendo su hombro.
Levantó su cabeza y me miró confundido. Miré un punto
detrás de él, no quería romper su corazón porque lo que
pasó anoche fue algo especial para nosotros, ambos
pudimos sentir lo mucho que aún nos queremos y eso
duele, me quema el corazón.
—Buenos días—dice con una sonrisa que poco a poco se
borra a ver mi cara.
—Tienes que irte—susurró. Sigo mirando un punto fijo
detrás de Diego. Aprieta su mandíbula y se separa
lentamente de mí.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Lo miro y luce
impotente; aprieta aún más su mandíbula y su expresión es
feroz. Trago duro y me siento en la orilla de mi cama.
—No me arrepiento—digo con sinceridad—, pero—antes de
que termine de hablar, él me interrumpe.
—¡Pero! ¿qué? —Alzó la voz. Me quedé quieta mirando
porque apretó sus manos con fuerza.
—Die...go—, susurre.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si
fuera una jodida plaga. Porque me haces esto no te das
cuenta de que me lastimas. ¡Maldita sea! —Grito y
poniéndose los pantalones.
⋙ ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel
conmigo? ¿Por qué juegas así conmigo? —Se tiró el pelo y
caminó hacia donde estaba yo —. Contéstame, Anastasia.
Mis ojos se empañaron y apenas podía verlo. Me duele
tener que hacer esto y no quiero, no quiero romper su
corazón porque me duele lastimarlo porque me duele a mi
aun cuando el dolor que le causó es por mi culpa, ya estaba
cansada de tener que ocultar la verdad, me cansé de esto...
Niego con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comencé a
tartamudear, que solo hizo que se enojara aún más porque
soltó un gruñido y una lágrima, recorrió su mejilla y se
limpió rápidamente.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así.
Te quería a pesar de tus secretos y tu pasado te quería,
joder —él soltó una risa seca—. Siempre te vi como la
indicada, pero ahora te miro y...No lo eres, solo eres una
más que pasa por mi cama.
Di un paso hacia atrás y me abracé a mí misma, porque eso
me dolió.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por
tener estos sentimientos hacia ti que no te mereces en
absoluto. Te di mi corazón, joder qué imbécil soy. ¿Sabes
algo? Cuando te fuiste por estos tres meses en el fondo de
mi corazón sabía que volverías conmigo, pero ahora que te
miro—me observó detenidamente y no me gustó para nada
en la forma que me miro—. Me pregunto si esos dos meses
que estuvimos juntos fueron reales o solo fue
espejismo.
Tomo mi barbilla entre sus dedos.
⋙ Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se
nota que te ama y tu no. Eres cruel con nosotros. No seré
más tu diversión, como tu misma dijiste: olvídate de mí.
Tragué duro y pestañeé varias veces para no llorar. Pero
mis ojos se empañaron y apenas podía verlo.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo
advertiste muchas veces que no me acercara a ti, pero
yo...Simplemente no quise escucharte y ahora me
arrepiento. Espero que estés contenta porque ahora te
puedo asegurar que me rompiste aún más mi corazón.
—Diego..., yo—intenté hablar de nuevo elevando la voz.
Se tiró el pelo y sus ojos estaban rojos. Estaba cegado por
el dolor y yo no podía hablar.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único
que hiciste fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo
destruiste con fuerza arrasando todos mis sentimientos que
tantos años intenté evitar ser lastimado.
Negué con la cabeza porque me estaba matando
lentamente con sus palabras y quería decirle la verdad,
pero no me quería escuchar y yo no podía encontrar mi voz.
—Diego, es que me están amena...—Intenté explicar, pero,
antes de que terminara de hablar, él explotó.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levantó
sus manos—. Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos y
misterio, me cansé de todo esto—movió sus manos entre
nosotros y me di cuenta de que se cansó de mí, se aburrió
de mí—. Te odio ¡Por Dios te odio!
—Por favor, Diego, escúchame—me miró un segundo antes
de azotar la puerta con fuerza.
Me abracé a mí misma y no puedo evitar llorar, se acabó
con él. Me odia él de verdad me odia. Como pudo irse todo
a la mierda en qué momento mi vida se volvió en esto.
Quería decirle que me estaba amenazando, pero cuando lo
intenté ya fue tarde, él me odia y sé que Diego se va a
volver a cegar en rencor. Tengo miedo y siento que nadie
puede entender lo que siento cuando Nicolás me amenaza
con la gente que yo amo como Alejandra o Diego...solo de
pensar que Nicolás está cerca me mata, porque sé que no
va a tener piedad con ellos y como puedo ser egoísta con la
gente que amo...Nicolás debería hacerme daño
directamente a mí, pero no lo hace y lo paga con la gente
que amo porque él vio que era mi punto más débil y vio lo
que podía hacer conmigo.
Él vio como yo misma morí cuando solo tenía dieciséis
años, él mató a mi hermano entre siete hombres más y sé
que fue mi culpa, yo lo maté aun cuando ni siquiera sabía
que él iba a venir o como fui tan estúpida para caer en esa
trampa, fui tan estúpida...fui una imbécil como no me di
cuenta y por eso prefiero mantener a la gente alejada de mí
porque mientras más lejos estén de mí, ellos están a salvo
de mí y de mi pasado.
Me acosté en mi cama y me abracé a mí misma y lloré todo
lo que tenía que llorar. Lloré por mi hermano, lloré por lo
que pudimos ser con Diego y espero que en algún momento
él me pueda perdonar y sepa porque lo hice.
******
—Me vas a decir: ¿Qué pasó entre tú y Diego? Ahora
mismo—dijo Alejandra preocupada. La miré de reojo.

—Nada.
—¿Crees que me voy a creer eso? Cuando Diego llamó a
Cameron alterado y se escuchaba cosas rompiéndose y
cuando llegamos Diego tenía su departamento destruido y
no paraba de decir que te odiaba.
Cerré los ojos para no volver a llorar y Alejandra se acercó
a mí y me abrazó. Me aferré a su abrazo como siempre lo
hemos hecho cuando teníamos problemas.
—No quise lastimarlo—suelto. Alejandra me mira
atentamente y mueve su mano para que continúe hablando
—. No puedo estar con él, porque Nicolás sabe de su
existencia y....ese día que me fui, él me vio bailando con
Diego...todo se complicó con Nicolás
Alejandra me limpió las lágrimas, ni siquiera me había dado
cuenta de que había comenzado a llorar en silencio.
—Pero Nicolás es parte del pasado ¿Por qué sigue
apareciendo en tu vida? ¿Por qué ahora vuelve a tu vida?
No entiendo esa obsesión que tiene contigo.
Agaché mi mirada y jugué con mis dedos.
—No lo sé ¿Quién sabe? —La miré de reojo—. Solo sé que
tiene una meta muy clara y es hacerme daño ¿Por qué?
No tengo idea. —Achicó sus ojos.
Ella sabe que escondo mucho más, pero tampoco me
presiona porque es un tema delicado para mí.
—Tú sabes que yo jamás te presiono para que tú me
cuentes tus cosas y que te respeto porque te amo. Somos
mejores amigas desde pff... desde los seis o siete años casi
una vida juntas. Somos hermanas de distintas familias, pero
siempre hemos estado juntas.
⋙ Pero hace dos años atrás cambiaste de un día a otro, te
volviste fría e indiferente que parecía que no le importaba
nada y entiendo tu dolor porque perdiste a tu hermano y
también terminaste con Nicolás que llevan dos años juntos.
Fueron muchos golpes en ese momento Anastasia era
todavía una adolescente que no sabías aún nada de la vida
y más con lo de tu familia...te fuiste a vivir un tiempo con
tus abuelos y después te escapaste y llegaste aquí a
escondidas de tus padres.
Ella limpia las lágrimas que no puedo controlar. La veo
borrosa porque puedo recordar todo lo que pasó hace dos
años escapando de Nicolás nunca un lugar fijo porque
siempre estaba ahí en las sombras.
—No puedo pensar que te estás escapando. ¿Por qué te
escondes realmente? Te lo juro que me falta dedos en mi
mano por los lugares que has estado estos dos años y ahora
hace poco te fuiste de nuevo y dejándome una nota que
decía:
"Necesito irme por un momento, necesito respirar.
Volveré cuando me sienta lista de nuevo, pero por ahora no
puedo estar aquí.
Te amo hermana y no te preocupes por mi estaré bien".
—No me escondo de nadie...Sólo siento que me sofoco
estar en el mismo lugar—respondo en susurro.
Ella tomó mi cara entre sus manos y achicó sus ojos
mirando fijamente. Ella sabía que le estaba mintiendo, me
conoce demasiado bien y ella sabe cuándo estoy mintiendo.
Pero ella es tan buena amiga que no me presiona.
—Te has vuelto una muy buena mentirosa, mi querida
Anastasia, pero conmigo no, cariño tú no querías irte de
aquí, Anastasia por favor tú eras feliz con Diego, se te veía
en tus ojos de nuevo, estaba llena de vida y no te
arrastraba por la vida esperando que un camión te
atropella. ¿Crees que me voy a creer tu mentira? Por favor,
Anastasia hazlo mejor.
Me quedé quieta mirándola y ella levantó una ceja.
—No quiero hablar más de ese día o de los dos años o de lo
que hice hace tres meses, eso queda en pasado y punto.
¿Por qué a todo el jodido mundo le gusta recordar? —Digo
enojada.
—Vale...No te presionaré más, tú crees que yo no sospecho
nada, pero te dejaré por ahora porque te amo.
Ella me abrazó fuertemente y escondí mi cara en su pecho.
—Ahora me vas a decir ¿Por qué Diego está como un
completo loco? ¿Qué le hiciste?
Me separé de ella y me volví a acostar. No quería tocar de
nuevo el tema de Diego, sobre todo porque no podía olvidar
su expresión en el momento que rompí su corazón y me dijo
todas las palabras que sentía sobre mí.
—Rompí su corazón—susurró.
Alejandra me mira con curiosidad.
—Eso es evidente, pero ¿Por qué?
—Porque soy una chica mala—trató de bromear, aunque no
era el momento para hacerlo.
—Ja, ja, ja que graciosa Anastasia ahora eres comediante—
Ella tiró un mechón de mi pelo—. Vamos, dímelo.
—No quería hacerlo...te lo juro, pero él quería algo serio y
yo no...tuve suficiente del amor hace dos años atrás. Diego
es un chico bueno que merece alguien mejor que yo. No soy
suficientemente buena para él, sé que ahora está dolido y
me odia, pero es lo mejor.
Alejandra abrió la boca y la volvió a cerrar una y otra vez,
hasta que se aclaró la garganta y tomó mi mano.
—Eso no es cierto. Tú eres la indicada y no digas nunca que
tú no eres suficiente para alguien porque eres una chica
increíble y estoy segura de que si hablas con Diego... —
Negué con la cabeza—. ¡Mira que eres cabezota cuando
quieres serlo! Eres una cínica, Anastasia estoy segura de
que tú también sientes que Diego es tu chico ideal.
—No dejarás de molestar, ¿verdad? —Me tapé hasta arriba
con un cubrecamas, pero ella me destapó.
—Eres consistente que ahora en adelante te verás como
una persona insípida y te estarás arrastrando otra vez por
la vida—la fulminó con la mirada porque está siendo una
pesada.
—No soy una persona insípida, Alejandra.

******
Intenté hablar con Diego por lo menos intentar explicarle
algo, pero simplemente se alejaba o me ignoraba, lo
intenté durante cuatro días, pero él simplemente no me
quería escuchar y yo tampoco lo voy a obligar a que me
escuche, ya estaba cansada de esto.

Miro de reojo a Diego quien se encuentra mordiendo la


oreja de otra chica, Miro hacia mi cuaderno, hasta el
momento Diego solo lo había visto hablando con diferentes
chicas, pero ahora veo que está tonteando con una chica.
Tenía ganas de llorar porque estaba siendo un auténtico
imbécil y me daba ganas de ir a pegarle, pero me contenía
porque no tenía fuerza para esto y sentía como poco a poco
estaba ya cansada ya de mi vida en general.
Comienzo a desarrollar la guía porque quiero mantener mi
mente ocupada y no pensar que el chico que amo está con
otra chica. Treinta minutos después jugaba con mi lápiz
entre mis dedos mirando hacia la ventana esperando que el
profesor no dejara salir antes de clases.
Miró en donde se encontraba Bárbara y tenía los ojos
rojizos viendo como Diego se besaba con la chica. Hice una
mueca y me dolió, pero lo oculté. Bárbara negó con la
cabeza y se limpió las lágrimas que rodaban por su mejilla.
Pobre somos dos estúpidas sufriendo por el mismo chico—
me dije a mi misma, solo que Barbara no era capaz de
ocultar sus sentimientos y emociones.
A veces es mejor desconectarse de los sentimientos y dejar
de sentir para no sufrir y es lo que estaba haciendo. Diego
me miró de reojo y yo le sonreí con una enorme sonrisa,
que se joda él imbécil, se me agotó a mí también la
paciencia y no le daré el gusto, además tampoco necesitaba
tener un hombre en mi vida para que me salvara o me
dijera que
toda la mierda de mi vida se iba a solucionar, podía yo sola
como siempre lo hecho y esta no sería la expresión.
La clase terminó por fin y tomé todas mis cosas y caminé
hacia la salida. Por fin este día había terminado y mañana
no había universidad y por ahora se acaba de ver la tortura
de Diego con otra chica.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño
spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 48
Siento la mirada de Simón sobre mí, pero yo solo puedo
observar a Nicolás a una distancia prudente. Él sonríe
burlonamente y mira fijamente cada uno de los
movimientos del chico que estoy profundamente
enamorada.
Observó a Diego como vuelve a atacar a su oponente con
odio, a lo lejos puedo ver a Alejandra con Cameron. Niego
con la cabeza me da miedo como Nicolás evalúa todos los
movimientos de Diego es como si estuviera analizando y
viendo en qué momento puede atacar.
Intento acercarme un poco más, pero Simón me tomó de la
mano y me retiene. Suelto un gruñido.
—No hagas una locura Anastasia—dice en serio.
—No haré nada, solo quiero proteger a Di...
—Sigue el plan, Anastasia concéntrate, ¿estás lista, bonita?
— Yo asentí.
Simón me da un beso en la frente y observo como se aleja
de mí para acercarse a donde se encuentra su hermano y le
da un empujón. Me acerco por detrás y veo como ellos
comienzan a discutir. Observó como Simón le vuelve a dar
un empujón cuando Nicolás saca su teléfono. Me acerco
rápidamente a donde cae el teléfono y estiro mi mano para
tomarlo.
Ellos siguen peleando entre ellos y puedo escuchar los
gritos de Nicolás. Abro el teléfono rápidamente y meto un
chip de rastreo, cierro rápidamente el teléfono y le doy una
pequeña patada para que llegue a donde está Nicolas. Me
alejo rápidamente de ahí antes de que me vea.
Me escondo detrás de un pilar esperando que llegue Simón,
los observo y veo como varia gente lo tiene que separar.
Cuando él llega me doy cuenta de que está sangrando su
labio. Tomó su barbilla evaluando el daño y sacó
rápidamente un pañuelo y presionó sobre su labio. Observó
a Nicolás y veo que él está peor.
—No puede evitarlo—susurró—. Él recogió su teléfono,
esperemos que funcione.
—No debiste pegarle, eso no era parte del plan.
—No me puede contener. Es un hombre miserable, como
puede hacerte tanto daño, lo siento, pero esa persona no es
mi hermano para mí, él murió hace tiempo.
Nos quedamos callados, observando la pelea, la bocina
suena declarando ganador a Diego. Sonrió un poco y
observó como Cameron llegaba rápidamente a su lado.
Miro donde se encuentra Nicolás y veo que sale
rápidamente por la salida, suelto un suspiro mientras más
lejos esté de Diego o de Alejandra mejor. Saco rápidamente
mi celular y abro la aplicación de rastreo.
—¿Funciono? —Pregunto abrazándome. Esperé que
cargara y efectivamente había funcionado nuestro plan.
Apoyó su cabeza en mi hombro y observó mi pantalla—.
Bien, ahora podremos observar cada uno de sus pasos.
—Gracias por ayudarme—me solté de su abrazo y le di un
beso en su mejilla.
—Estamos juntos, bonita—me tomó de nuevo de la cintura
—. Somos el mejor equipo ¿verdad?
Ambos levantamos nuestro puño y lo juntamos. Sonríe
como una estúpida por sus gestos.
—Gracias por ser mi amigo.
—¿Amigo? —Se llevó una mano al pecho, como si mis
palabras le hubieran dolido—. Eso duele, sabes bonita, no
seas tan directa de mandarme a la zona de amigos, al
menos puedes ser más sutil con mi pobre corazón—
Bromea.
Solté una risa y negué con la cabeza. Miré la pantalla de mi
celular y Nicolás estaba afuera. Fruncí el ceño, pensé que
se había ido.
—Aún sigue aquí—dije.
Tomó mi celular y miró fijamente la pantalla. Él soltó un
gruñido y tomó mi mano y caminamos a la salida de
emergencia y escuché la risa de Cameron y Alejandra.
Solté un suspiro. Desearía poder estar ahí adentro con
Diego.
Salimos del edificio abandonado donde mucha gente salía
sin parar. Él me apretó aún más la mano y caminamos con
cuidado a su auto de él que se encontraba estacionado a
una distancia prudente de él de Nicolás y Diego.
Cuando estuvimos adentro me llevé la mano al pecho y
observamos a Nicolás pasaron unos veinte minutos y
salieron Cameron, Diego y Alejandra. Los observé y vi como
ellos se despidieron de Diego. Subieron a sus respectivos
carros.
Alejandra y Cameron salieron primero y le tocaron la
bocina a Diego. Él arrancó al minuto después y salió del
estacionamiento y se puso en marcha. Nicolás prendió su
auto y comenzó a seguir a Diego.
Solté un grito ahogado y me llevé mi mano al corazón,
Simón prendió su auto y siguió a Nicolás. Me mordí el labio
inferior con fuerza.
Saqué mi celular y busqué su número, me quedé mirando la
pantalla y se empañaron mis ojos. —Perdóname,
perdóname, Diego—me digo a mí misma. Él me miró de
reojo y yo solo me concentré en el auto de Diego.
Una hora después llegó Diego al edificio, se bajó
tranquilamente acompañado de una chica. Nicolás se
estacionó por unos minutos y después se fue. Simón me
abrazó con fuerza.
—Tienes que decirle—Me aconsejo y añade—: tiene que
saber quién es al menos.
—Yo lo...Quiero, pero esto se escapó de mis manos,
tenemos que atraparlo pronto—dije alterada.
q p p j
Hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—Las pruebas ya están entregadas, solo hay que esperar y
aún falta más, debemos tener más Anastasia—negué con la
cabeza varias veces.
—¡No! —Negué con la cabeza, él tomó mi cara entre sus
manos y secó las lágrimas que no podía contener—¡Ya no
quiero más!
—Tranquila, bonita, por favor, estamos haciendo todo lo
que podemos —se acercó a mí —. Tienes que contarle, ve y
habla con él, ya sabe Alejandra de Nicolás y que no tiene
que confiar en él, pero Diego no sabe nada.
—Me odia—dije con la voz rota.
—Inténtalo, vamos—se inclinó más hacia mí y me dio un
beso en la frente.
—Lo intentaré—dije en un susurro y bajando de su auto.

******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que
mierda le iba a decir. <<Hola Diego, quiero contarte que
mi exnovio ya sabe que él es un psicópata y está
obsesionado conmigo y que intenta hacerme daño a través
de ti.>> Eso sonaba pésimo.

—No seas cobarde, Anastasia—digo en un susurro.


Toqué la puerta con fuerza y espero unos minutos que se
abriera, toque de nuevo y la puerta se abrió.
Di un paso atrás, mi corazón se rompió un poco más. Había
una chica que recuerdo a haberla visto en la universidad al
principio besando a Diego y ahora estaba usando la polera
de él. Ella se cruzó de brazo y me miró de arriba y abajo.
—Se te perdió algo, linda—dijo arrogante.
—Necesito hablar un segundo con Diego, puedes llamarlo.
—Me crucé de brazos. Ella dejó la puerta abierta y pasaron
unos minutos, salió Diego sin polera con la parte de abajo
en pijama.
—¿Qué quieres? Estoy ocupado.
—Necesitamos hablar, pero a solas—. Miré hacia la chica,
no necesitaba que ella supiera algo de mi pasado. Él habló
con la chica y ella entró.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar, me escuchaste. Me
hartaste de tanto misterio y secretos, ve y cuéntaselo a tu
novio, a mí me dejas en paz de una buena vez, me cansé de
ser tu juguetito. ¿Me entiendes? —Me gritó.
Yo abrí los ojos y negué con la cabeza. <<¿Qué estoy
haciendo aquí? ¿Por qué intentarlo ahora Anastasia? >>—
Negué de nuevo con la cabeza.
—Lo siento...Solo olvídalo
—Lo estoy haciendo, te estoy olvidando. Así que vete de
aquí ahora—me apuntó con un dedo y yo asentí.
Di media vuelta y caminé rápido hacia las escaleras. Entré
a mi departamento y me derrumbé a llorar porque se acabó
todo con Diego. Me levanté y me dirigí hacia mi cuarto, me
quedé mirando el techo toda la noche.

******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y
mi humor se fue de inmediato, vi como Diego besa a la
chica de noche, él me miró y sonrió con maldad, eso dolió.
Negué con la cabeza y miré mi celular, Nicolás se
encontraba aún lejos de mí. Cuando llegamos al
estacionamiento vi a Simón apoyado en su coche.

—¿Y cómo te fue? ¿Pudiste hablar con él?

É
Él miró a Diego, quien estaba besando a la chica. Mis ojos
se empañaron y me abrazó con fuerza.
—Es un cabrón Anastasia, no merece que lo sigas
protegiendo.
Simón me limpió las lágrimas que no podía contener. El
chico del que estaba enamorada me odiaba, pero solo para
protegerlo y eso me hacía doler el doble.
—Lo protegeré siempre. Yo lo metí en este juego de Nicolás
y es mi responsabilidad.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y ojalá me
amaras a mí y no a él. Quisieras que me quisieras no como
tu amigo, como algo más Anastasia.
Mire a Simón e intente sonreír y ser fuerte, fingir que no
tengo el corazón roto justo en este momento. No quería
lastimar aún más a Simón con mis rechazos.
—Voy a llegar tarde—le recordé con una sonrisa.
—Estás cambiando el tema, pero estás de suerte que hoy
día no estoy tan preguntó.
Me bajé del auto y lo primero que veo es a Diego besando
de nuevo a la chica con la que durmió anoche en su
departamento y Alejandra mirándolo con cara de asco, lo
que me hizo gracia. Simón se acercó a mí.
—Anastasia—, gritó con emoción la rubia, ella se acercó a
mí con Cameron—. ¿Cómo estás bebé?
—Muy bien—Simón puso una mano en mi cintura y
Alejandra miró con asco de nuevo—. ¿Cómo está Cameron?

pregunto.
—Bien linda, eh, y tú eres ¿Simón? —pregunto.
Él asintió y me alejó de ellos, me tomó de la cintura y me
dio un beso en la mejilla.
—Nos vemos—me susurro.
—Adiós.
Alejandra me abrazó y me miró con una mueca.
—Me dan ganas de pegarle ambos—fruncí el ceño —. A ti y
a Diego ¿Qué mierda pasó? ¿Por qué están separados
ustedes? Cuando se quieren, serán imbéciles y tú con
Simón, que acaso nunca se te va a pasar el encanto por ese
chico—dijo enojada y hablando tan rápido que apenas le
entendía.
—Oye, no me juzgue, Diego sigue con su vida y yo igual.
Alejandra soltó un gruñido y caminamos juntas hasta que
llegamos a mi sala, me quedé afuera y vi como Diego
saluda a Alejandra y pasó por mi lado dándome un
empujón. Ella lo fulminó con la mirada y yo agaché la
mirada.
—¿Qué ocurre Anastasia?
—Estoy cansada —Ella me abrazó y escondí mi cara en su
pecho—. No he dormido bien en días y creo que me está
pasando factura.
—Mmm. No te creo ¿Por qué no hablas con él?
—No—murmure.
Alejandra me miró incrédula y soltó un gruñido.
—Ambos son imbéciles—dijo Alejandra levantando sus
manos.
Entré al salón y me senté en último puesto, miré a mi otro
lado. Él seguía con la chica. Respire y desvíe mi mirada
hacia el frente. "Se fuerte Anastasia, queda poco...Para que
esto acabe". —Me dije a mí misma dándome ánimos.
Me removí incómoda en mi silla, quería irme, no tenía
ganas de estar aquí, lo único que quería hacer en estos
momentos era estar sola en mi departamento. Yo y la
soledad donde no pueda lastimar a nadie más.
Miré de reojo a Diego, quien se despidió de la chica y
caminó seguro donde me encontraba, arrastró su silla y se
sentó con una sonrisa arrogante. Saqué mi celular y vi que
Nicolás estaba estacionado en la universidad. Mire hacia la
ventana, pero no puede ver a nadie.
—Está aquí — murmuré en voz baja.
Pasé una por mi pelo y miré por la ventana intentando
encontrar su auto, pero no lo veía, miré de nuevo la
pantalla de mi celular y seguía aquí.
—¿Qué te pasa? Tu novio se ha enterado que lo engañaste
conmigo—dice con arrogancia, es voz que me enloquece.
Lo mire e intente hacer memoria de donde él había dejado
su auto y mire por la ventana, vi el auto de Diego y mire de
cerca los autos y puede distinguir el auto de Nicolás.
—Necesitamos hablar.
—No tengo nada que hablar, así que jódete—murmuró
enojado. Lo miré por un segundo.
—Es importante—insistí de nuevo. Tenía que saber de
Nicolás, tenía que saber que corría peligro.
—¡Que acaso no escuchaste! Que te jodas Anastasia—dice
enojado y levantándose del asiento.
Me levanté del asiento, enojada y me acerqué a él y lo tomé
de la polera con fuerza, él me miró con odio.
—Jódete tú, imbécil de mierda—le grité enojada.
Solté un gruñido y caminé hacia el baño. Entré en el baño y
me apoyé en el lavamanos, cerré los ojos, sentí como
alguien me agarraba de la cintura, abrí los ojos y vi a
Diego.
—Te duele, ¿verdad?
—No.
Él soltó una risa amarga y lo miré a través del espejo como
se reía de mí, solté un gruñido e intento pasar, pero él me
tomó de la cintura con fuerza.
—Claro que te duele, como a mi verte con tu novio—dice
con odio.
Me giré para encararlo, achiqué los ojos y me mojé el labio
inferior, me miró por un momento mis labios y después a
los ojos.
—Simón, no es mi novio, es mi amigo y punto. Jamás te
confirmé nada Diego, tú mismo sacaste esa conclusión de
que Simón era mi novio y yo solo te seguí la corriente
porque te tenías que alejar de mí y ahora que sabes que
Simón no es mi novio. Lo que pasó esa noche lo hice
porque...Nada mejor olvidarlo —él frunció el ceño y yo lo
empujé—.
Ahora puedes seguir divirtiendo cuanta chica se te crucé—
me solté su agarre.
—No. No, no te creo nada—dice cruzándose de brazo. Me
acerqué a él.
—Si él fuera mi novio jamás en la vida le hubiera puesto los
cuernos con otra persona. Yo no soy así, cuando me
enamoro, lo doy todo por esa persona, como se nota que no
me conoces nada, pero, en fin...—Digo desilusionada.
—Demuéstramelo—murmuró acercándose a mí y
levantando mi barbilla—. Bésame.
Se inclinó hacia mí y nuestras narices se rozaron.
—No tengo porqué demostrarlo, hay otras formas—digo en
un susurro. —Simón es mi amigo y punto está en ti si me
quiere creer o no.
—No te creo—negó con la cabeza—. Me has mentido tanto
y me has roto el corazón tantas veces que ya no te creo
nada. No creo que entre tú y Simón solo sean amigos,
ustedes tienen algo, no soy imbécil Anastasia.
Achique mis ojos y lo observe.
—¿Quieres saber? Él fue el primero en muchas cosas en mi
vida, pero también ha sido un gran amigo y eso es todo lo
que somos por ahora. ¿Me gusta Simón o siento algo por
él? Tal vez, pero por ahora solo somos amigos—. Repito de
nuevo la frase de <<solo somos amigos>> por qué es lo
que somos y nada más.
—¿Por qué Anastasia? Porque me dejas vivir en una
mentira. Estas cuatro semanas pensando que tenías novio y
lo que pasó entre nosotros esa noche...
—Porque te quería, me entregué a ti porque te quería aun
cuando no podía. Lo di todo por ti porque...Creo que no es
necesario decirlo. Y también porque tengo un exno...—
Antes de que terminara de hablar, él me interrumpió.
—Es tarde para nosotros Anastasia.
Di un paso atrás porque me dolió escuchar sus palabras. Lo
observé y estaba serio. Era el final entre nosotros dos,
supongo.
—Supongo que sí.
—Tengo que irme.
Él salió por la puerta y me senté en el suelo. Me abracé a
mí misma y traté de controlar mis lágrimas, pero no podía
estar siendo una auténtica llorona y no sabía si lloraba por
haber perdido a Diego o porque sentía que jamás me podría
liberar de Nicolás. No quería que esto acabara así con
Diego, aún tenía una pequeña esperanza de volver con él,
cuando Nicolás cayera. Pero eso fue antes de lo que me
acaba de decir, porque él mismo lo dijo: <<Es tarde para
nosotros Anastasia.>>
Me quedé sentada ahí en el baño por unos minutos antes
de salir y entrar a mi otra clase en donde tendría que
volver a ver. Tengo que ser fuerte cuando siento que cada
día que pasa tenemos más a Nicolás en nuestro poder, pero
acabó él se está llevando mi vida, mi felicidad de nuevo
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño
spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
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Capítulo 49
Entré en mi siguiente clase donde nos juntaron en pareja y
me tocó con Diego quien me ignoró en el trabajo y tuvimos
que hacerlo por separado. Intenté hablar con él sobre el
trabajo, pero simplemente me ignoro. Tomó su puesto y se
alejó de mí y fue a hablar con el profesor. Lo único que me
dijo fue:
—El profesor dijo que lo hiciéramos por separado.
Yo solo asentí, no lo iba a obligar a estar conmigo en un
trabajo si se sentía incómodo. Entregue de la primera el
trabajo y mire de reojo a Diego, quien se levanta para
entregar el suyo.
Juegue con mis manos este día ha sido una verdadera
mierda y ya no quería estar más aquí. Tomé mi mochila y
salí de la sala. Entré en la biblioteca y me senté en un sillón
y miré el techo.
Saqué mi celular y miré fijamente, Nicolás estaba ahora
muy lejos, estaba conduciendo para Sevilla. ¿Qué raro?
¿Por qué estaba conduciendo hacia allá? De seguro que
alguien le dijo de mi paradero que estuve ahí.
Miré a mi alrededor y estaba sola, tenía tantas ganas de
llorar. Me sentía tan agotada que ahora no quería más y no
quería luchar más, a veces pregunto qué tan malo puede
ser que Nicolás me atrape que es lo peor que me puede
hacer porque ahora me siento miserable.
Camino al estacionamiento donde me quedé de juntarme
con la rubia para ir a almorzar y para divertirnos. Estoy
seguro de que solo me quiere subir el ánimo y es algo que
amo de ella que siempre me quiere ayudar aun cuando ella
no sabe lo que pasa en mi vida.
Me apoyo en la pared y reviso mi celular, Nicolás está aún
viajando, frunzo el ceño qué mierda estás haciendo. De
repente llega un mensaje a mi celular y con número
desconocido.
< Desconocido a las 15:32 p.m. >
"Soy Simón, necesito que vengas aquí, estoy esperándote
hermosa"
Miró el mensaje por unos segundos y entró en la dirección,
es la bodega donde nos volvimos a hablar con Simón.
< Desconocido a las 15:35 p.m. >
"Te espero, ven rápido, es urgente"
Mordí mi labio inferior, me sonaba sospechoso, porque
Simón no me habla de su celular, pero si le paso algo grave
y me está pidiendo ayuda. Abro mi mensaje y veo que
Nicolás sigue manejando. Me rasco el cuello porque siento
esta presión en mi pecho de que algo malo va a suceder.
—Anastasia—, gritó la rubia. Anotó la dirección y se la
mandó a los gemelos, miró de reojo a Alejandra que venía
corriendo.
—Hola, loca.
—¿Estás lista para hoy? Van los demás—señal al grupo
donde vienen sus amigos y por supuesto Diego con otra
chica. Niego con la cabeza y miro a la rubia.
—Claro, pero antes necesito ir a donde Simón—ella hace
una cara de asco—. Es urgente, rubia, no te pongas celosa
—bromeo.
—Vale—dice alargando la palabra. Tome su brazo y la aleje
un poco más —. ¿Qué pasa?
—Te daré mi dirección en tiempo real, si no llego en más de
dos horas, llámame por favor—digo seria. Alejandra negó
con la cabeza una y otra vez.
—¿A dónde vas realmente? —Preguntó con la voz rota.
—Ayudar a Simón, ¿creo? —Digo insegura, me rasqué el
cuello, tenía un mal presentimiento, pero no iba a dejar
solo a Simón, podía sentir que algo no iba bien.
—Pero...Ana..., es peligro. Yo no podría imaginarme que
algo te pase—susurro con la voz rota.
—No me pasará nada, dame tu teléfono...—Ella me pasó su
celular y lo sincronice con el mío. La mire y la abrace
fuertemente.
—Te amo—le digo antes de darle un beso en la mejilla.
El taxi tocó la bocina, por fin llegaba. Miré a Alejandra
quien estaba llorando y Cameron la miraba.
—Todo estará bien—Cameron me observó—. Volveré,
Ale...Recuerda que te amo ¿sí?
Me subí al taxi y logré escuchar a Alejandra decir:
—No, no. No vayas.
Le di la dirección a la taxista. Simón me necesitaba, pero
sentía una presión en el pecho como un mal
presentimiento, pero tal vez solo estoy exagerando.
Veinte minutos después me bajó del taxi y entró a la bodega
abandonada . Observo una puerta abierta, caminó con
cuidado y me limpió las manos en mis pantalones, me
sudan mucho las manos. Tengo mucho miedo, algo me dice
que no debería estar aquí ahora, tengo el presentimiento
que esto no acabará bien. Así que saco mi teléfono y
comienzo a grabar el sonido por si acaso, necesito tener
más pruebas.
Entró a la habitación y no hay nadie, miro la habitación,
veo una mesa con unos papeles, me acercó y son muchas
fotos mías de Alejandra, mi familia las tomó y empiezo a
mirar. De repente escucho como la puerta se cierra de un
golpe.
Me giro y veo a Nicolás con el señor de Madrid con una
enorme sonrisa de maldad.
—Que te dije Roberto, chica de buenos sentimientos que
siempre quiere ayudar—dice con arrogancia.
—Chica guapa, sexy, ruda pero no tan astuta—dice el
hombre con su voz ruda. Mi corazón se paraliza y miro a la
asquerosa persona que tengo frente a mí. Él se acerca a mí
y me arranca las fotos de las manos.
—Está pálida, mi amor— me acaricia la mejilla y doy un
paso atrás chocando con la mesa—. ¿Qué te ocurre amor?
—No me digas amor — digo enojada —. ¿Dónde está
Simón?
Me tomó de la cintura y yo me suelto su agarre.
—Sigues siendo una fiera, ¿verdad? —Se acercó a mí y me
dio un beso, corrí la cara y lo miré con asco—. Me engañas
con mi querido hermano, que zorra eres.
Achique mis ojos y mire atentamente sus movimientos.
—Es mi amigo.
Él soltó una risa y negó con su cabeza, me mostró una foto
mía y de Simón cuando tenía yo solo dieciséis años y
Simón de dieciocho años en donde salíamos besándonos.
—Me crees estúpido, ¿eh? ¿Crees que soy estúpido? —
Grito. Lo miré detenidamente y me pregunto en qué
momento cambió tanto para convertirse en lo que es hoy en
día Nicolás y en dónde quedó ese chico tierno que me
regalaba flores, peluche y él de palabras tiernas.
—Jamás te engañe, tú eras que me engañó y me usaste
para tus negocios sucios, cariño—digo con odio. Me limpie
las manos y mire de reojo la puerta.
Él me empujó contra una silla y con la mirada vi cómo me
ordenaba que me sentara. Me quedé quieta porque no
sabía qué hacer, esto iba a acabar mal.
—Siéntate Anastasia, por favor—me senté y Roberto se
sentó en el sillón y nos miraba fijamente con una sonrisa
que me dio escalofrío. Él arrastró una silla y se sentó al
frente de mí.
—¿Qué es lo que quieres?
—Te contaré una historia, Anastasia—me sonrió un
momento. —Había un chico que desde muy temprana edad
sabía que no era normal, tenía pensamientos oscuros y
retorcidos, el niño no le veía lo malo a esos pensamientos
hasta que un día su madre y su hermano lo descubrieron
haciendo algo muy malo para la sociedad, pero para él
no..., porque le gustaba hacerlo—me sonrió con maldad y
yo fruncí el ceño—. Sus padres lo llevaron a terapia para
curar al niño de esos pensamientos y él fingió recuperarse.
Creció y llegó a su adolescencia donde su hermano el chico
más popular del colegio hizo una fiesta, lástima que el
chico del relato era lo contrario a su hermano, aunque igual
tenía a muchas chicas ya que el chico era guapo y un
boxeador solo que era un chico misterioso y callado al
contrario de su hermano que era extrovertido y
carismático.
Apreté mis labios en una fina línea. Me observó fijamente y
yo igual y sus ojos no había nada los veía vacío, no tenía
ese brillo de antes.
—Cuando subió por la escalera vio a una hermosa chica
que no paraba de decir cosas horribles de su hermano, se
quedó observándola como cinco minutos, la chica era de la
misma edad. —Nos miramos un momento y no puede evitar
recordar ese momento y una lágrima rodó mi mejilla —. El
chico quedó deslumbrado con la belleza de la chica y sabía
que era una de las chicas más populares del otro curso.
Ella se giró molesta y se topó con los ojos del chico que la
miraba fijamente y esa tarde comenzaron a platicar. Ella le
contó que tenía algo con su hermano, pero supongo que el
misterio o el aura que traía el chico capturaron la atención
de la chica porque se quedaron hasta la madrugada
hablando sobre cosas.
Estiró su mano, pero retrocedí y yo misma me limpié la
lágrima. Él observó a Roberto quien salió de la habitación y
nos dejó a solas.
—Esa misma noche el chico supo cómo encantar a la chica
y le robó un beso a la chica le correspondió y así comenzó
una larga historia. La chica era la mejor boxeadora de
Madrid a pesar de su edad. Ella le enseñó a amar y a
aprender a vivir la vida de otra forma menos negativa, era
la típica historia cliché de chico misterioso con la chica más
popular se enamoraron, pero esto no era un libro. Esta era
la realidad y el chico en el fondo, seguía luchando con sus
propios demonios internos y las voces...El poder y la
ambición y otras cosas más que no sabía su hermosa novia.
⋙ El tiempo pasó y su relación se hacía más fuerte, pero al
chico ya no le llenaba y sus demonios cada vez era más
fuerte hasta que se topó con gente realmente poderosa y
peligrosa. Poco a poco pudo satisfacer un poco sus
demonios, pero para tener todo lo que él quería tenía que
vender a su hermosa novia y demostrar que no tenía piedad
con otra persona así que escogió al hermano de su novia
para matarlo ya que era el boxeador más importante de
Madrid.
Mis ojos se empañaron y recordé a mi hermano Alex
cuando llegó a salvarme y siempre lo tuvo todo planeado,
siempre estuvo dispuesto a todo para saciar sus
ambiciones, mató a mi hermano para demostrar que no
tenía piedad, me vendió para tener poder y yo que pensaba
esa noche entregarme a él, que estúpida fui.
—Ella pensaba que iba a ser una noche especial entre ellos
dos, pero solo vio al demonio que era realmente ese chico y
solo fue una parte que vio ese día hasta que llegó como
siempre su ángel guardián a salvarla que fue mi santo
hermano Simón.
Apretó sus puños con tanta fuerza que sus nudillos se
pusieron blancos.
—Pero ahora su hermosa ex novia está frente al chico de la
historia. ¿Te gustó mi historia Anastasia? No me provoques
Anastasia, soy peor de lo que piensas, no tendré piedad con
nadie y menos con la gente que intente protegerte, déjate
ya mujer de condenar a las personas.
—Déjalos en paz, ellos no te han hecho nada. —Murmure.
Soltó una risa macabra y un escalofrío recorrió mi espalda,
lo miré y era absolutamente hermoso, pero por dentro
estaba podrido, era casi como un ángel de la muerte donde
te puede cautivar con sus palabras, su sonrisa y su belleza
y cuando menos lo piense te va a dar el golpe. Ahora me
doy cuenta de que no todos los hombres de cara bonita van
a hacer bueno, a veces pueden ser tú mismo ángel de la
muerte y tú no lo sabes.
—Eso no pasará.
En ese momento entró Roberto y se volvió a sentar.
—Te odio.
—Eso ya lo sé, Anastasia, pero así están las cosas. Eres mía
y de nadie más. —Tomó una foto en donde estaba yo con
Diego tomado de las manos caminando por Barcelona—. Lo
amas a él, ¿verdad?
Negué con la cabeza y él tomó mi cara entre su mano, me
la apretó y me acercó más la foto.
—Lo amas a él, me crees estúpido ¿o qué? Te conozco
demasiado bien Anastasia—volví a negar con la cabeza—.
Espero que sea verdad. Porque es tan fácil de matarlo, un
disparo en su cabeza y boom deja de existir tu querido
Diego ¿Tú decides Amor?
—No le hagas daño, yo no lo amo, solo fue diversión. —Dije
tan fría que Nicolás hizo que sonriera y asintiera.
—No le voy a hacer daño por ahora. Te hice venir aquí por
un motivo. —Mostró una foto donde salía yo y Alejandra.
Tragué duro y mis manos estaban sudando, miré de reojo
hacia la puerta —. Alejandra es hermosa tu amiga ¿verdad?
—Observo la foto y lo fulmine con la mirada <<a mi amiga,
¡no!>> Me quedé callada porque sabía que estaba sacando
el tema de Alejandra porque sabía que era mi punto débil y
claro para él era la más fácil de llegar.
—Me pregunto que estaría dispuesta a ser por ella, es una
duda que tengo dentro de mí — apretó mi barbilla con
fuerza y mordí mi labio inferior —. Conociéndote,
Anastasia, sé que estaría dispuesta a dar tu vida por ella.
No puede evitar que una lágrima recorriera mi mejilla y él
sonrió con maldad.
—Sigues siendo tan buena Anastasia y además que estoy
seguro de que tu conciencia no podría tener otra muerte
sobre ti.
No puedo evitar que mis ojos se empañan porque no
podría, eso me mataría y más si algo le pasa a Alejandra.
⋙ No llores hermosa. Ves que no somos tan distintos,
Anastasia, en el fondo eres una asesina, mataste a tu
hermano, no físicamente, pero lo trajiste a su fin, solo para
que te salvara, fuiste egoísta con tu hermano. Acabaste con
su vida y solo porque se interpuso en mis planes. Además,
que estuviste a punto de estrangularme hace tres meses,
recuerdas hermosa. Eres una asesina al igual que yo—Él
rio e intentó limpiarme una lágrima que rodaba por mi
mejilla—. Aunque pensando bien lo de tu hermano de todas
formas iba a morir.
—Eres un hijo de puta —digo con la voz ronca tratando de
controlar las lágrimas porque eso es lo que quiere Nicolás:
verme débil para atacarme de nuevo —. ¿Por qué yo? ¿Por
qué mi hermano?
—Fueron negocios, amor. Y porque estabas ahí, estabas ahí
como mi hermosa novia, ese fue el problema tuyo, eres
demasiado hermosa y llamaste la atención de la gente
equivocada. Y tu hermano me estorba mucho dentro de mi
mundo.
—Eres lo peor—susurró.
É
p
Él se rio y dejó las fotos en la mesa y tomó mi barbilla con
fuerza.
—Ni tanto, no sé de qué te quejas, sigues viva ¿no? Aunque
tampoco podría matarte porque te amo.
Negué con la cabeza y lo miré a los ojos de un demonio que
no había nada en su interior.
—Estás enfermo ¿Qué clase de amor es ese?
Puso los ojos en blanco.
—El amor que yo conozco, Anastasia. Bueno, te hice venir
aquí por un motivo: quiero que pelees para mí y me hagas
ganar dinero; de hecho, tú eres mía y de nadie más—tomo
mis brazos con fuerza y solté un gemido de dolor—. Eres mi
boxeadora, solo mía ¡Me escuchaste! Yo soy tu puto dueño,
me costaste mucho dinero Anastasia.
Ahora era yo la que me ría. Primero me mató antes de caer
en sus garras de nuevo.
—Jamás pasará eso. Primero me mato antes de ser una de
tus boxeadoras. ¡Me escuchaste!
—¡Levántate ahora! joder. — Tiró de mi muñeca y me puso
de pie. Me tomó firmemente de la cintura. Sus manos
comenzaron a bajar y yo se las apreté.
Él soltó una risa seca.
—Eres mía, Anastasia y si quiero tocarte lo haré, ya te lo
dije. —Lo fulmine con la mirada y levante mi pierna y le
pegue en su parte noble, cayó al piso y corrí a la puerta,
pero el hombre me agarró y me azotó contra la pared.
Escuché como él maldecía en el suelo. El hombre me sujetó
por el cuello y comenzó a caminar conmigo en donde se
encontraba Nicolás, quien se estaba poniendo de pie y me
miraba con odio.
Él me tomó con fuerza de los brazos que me hizo soltar un
gemido de dolor de lo fuerte que me apretaba. Roberto me
miró con diversión y se tomó su tiempo mirando mi cuerpo
y me dio ganas de vomitar.
Roberto se acerca a mí e intenta acariciar la mejilla, pero
yo muevo mi cabeza y le pegó un cabezazo, él cae al suelo.
Nicolás apretó más los brazos.
—Eres una fiera, Anastasia.
—Creo que necesita que alguien la domestique, eso se hace
con la fiera — dice Roberto parándose del suelo haciendo
presión un pañuelo en la frente donde le salía sangre por el
cabezazo —. Eres demasiado bonita, pero era una maldita
zorra.
Roberto levanta la mano y siento ardor en mi mejilla
derecha por su cachetada. Nicolás comienza a darme besos
en el cuello. Cierro los ojos con fuerza. —¡No, no, por favor!
—Me digo a mí misma
—Abre tus ojos, amor esto recién comienza.
—No me toques, por favor—Roberto tomó mi cara e hizo
que mirara a Nicolás quien me besó e intentó meterme su
lengua. Negué una y otra vez. Él me miró con enojo.
—Me das asco Nicolás—dije con odio y le escupí en la cara.
Ellos se miraron y solo sentí el golpe de otra cachetada en
mi mejilla.
Me removí y me pude soltar del agarre de Nicolás quien me
miró sorprendido y tomó su cara entre mis manos y le
pegué un cabezazo que lo dejó en el piso. Roberto me tomó
el brazo, pero le di un codazo en su estómago que hizo que
se doblara y le pegué un puñetazo.
—Eres una perra—tiró de mi pelo Nicolás que hizo que me
cayera en el suelo. Él no dudó en pegarme una patada en el
estómago que hizo que me quitara el aliento.
—Creo que alguien necesita aprender una lección el día de
hoy—dice Roberto con maldad. Volvió a golpearme en la
cara y cerré los ojos. Me moví hacia un lado esquivando el
puñetazo y lancé una patada a Roberto.
Nicolas tiró de mis pies y se subió encima de mí y me
amarró las manos con una cuerda que no sabía que tenía.
Me apretó con fuerza y comenzó a golpearme. No pude
controlar mis lágrimas. Se detuvo un momento.
Me agarró del pelo, hizo que lo mirara.
—Hoy día aprenderás una valiosa lección: la primera es: no
me pongas chip de rastreo en mi puto celular y la segunda
es: no juegues conmigo, porque esto no es nada con lo que
te puedo hacer, puedo hacerte sufrir mucho más.
Levantó su mano en un puño y me pegó fuertemente que
hizo que me pegara contra el piso, podía saborear mi
sangre saliendo de mi labio. Sentí una patada en mi
estómago y grité de dolor, no podía controlar mis lágrimas,
ellos volvieron a atacar pegándome una y otra vez, hasta
que sentí que ya no podía respirar bien, cada patada que
me daba en el estómago me costaba más respirar, mis
manos estaban sangrando por intentar detener sus
patadas, aunque no podía ya que las tenía amarradas.
Podía sentir que este era mi fin, no podía ni siquiera pelear,
me engañaron como siempre, después de todo sigo siendo
una ingenua, Nicolás como siempre puedo engañarme para
atraparme.
—Déjame, por favor—suplique. Ya no podía ver bien por lo
hinchado que tenía los ojos. Los golpes se detuvieron y tosí
sangre. Podía saborear mi sangre en mi garganta.
Él tomó mi cara y apenas podía verlo, él sonrió con maldad.
—Te dejaré vivir, porque esto aún no acaba—escuché lo que
me decía—. Eres mía y si te mato ahora, no será tan
entretenido este juego como es que tenemos ahora.
Ellos salieron de la habitación y esperé unos minutos para
poder ponerme de pie. No podía ver bien y mis manos no
paraban de sangrar. Me dolía mucho la cabeza y veía todo
borroso. Cuando llegué a la salida vi un auto, pero no podía
respirar bien, me faltaba el aire y comencé a toser sangre.
Traté de enfocar mi vista, pero no podía verlo todo borroso,
me falta el aire. Me refregué la cabeza donde vi que me
salía más sangre y no podía más, no tenía fuerza.
Caminé un poco y vi cómo se acercaba otro auto y caí al
suelo. Mis ojos se cerraron, solo quería descansar, solo
quería eso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo tambien llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso pequeño
spoiler...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 50
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra
chica. No puedo creer que Anastasia se fuera, quizás a
donde, cuando tiene un exnovio loco buscándola que
intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me limpié
las lágrimas.
Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta
minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi
amiga estaba en peligro. Corrí donde Simón se estaba
bajando de su auto ¿qué coño hace aquí? Se supone que
tenía que juntarse en otra parte con Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y
Simón me lo arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre.
Sabía que algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el
momento que ella subió a ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se
metió rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y
grité—: ¡Es de tu jodido hermano! Si algo le pasa será tu
maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro
parecía una loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se
subió a su auto y me acerqué a Diego y lo tomé con fuerza
de su maldita polera—. Tu vienes con nosotros, te guste o
no te guste. Sube a ese puto auto ¡Ahora! —Gritó
descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me
reconociera. Pues que se joda el imbécil, lo tomé con más
fuerza y él asintió y yo corrí a subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está
en peligro—gritó como una loca. Cameron derrapó y salió
muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me
limpio las lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento.
Joder Camero acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón.
Sentía un nudo en mi pecho, apenas podía respirar, sentía
en mi corazón que Anastasia corría peligro, lloré todo lo
que puede por el camino, recé una y otra vez para que ella
estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando
llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y
tiraría una de sus malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia
caminar, pero muy lento y veo cómo de repente se desmaya
y cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron
pudiera frenar. <<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me
decía él. Corrí donde estaba el cuerpo de mi amiga. Tomó
su cabeza y observó que estaba sangrando—¿Qué te han
hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se
raja la polera y hace presiones en la cabeza de Anastasia
para tratar de parar la sangre. No puedo ver bien y siento
que Diego me está gritando, pero yo no reacciono hasta
que llega Simón y la comienza a soltar las manos que las
tenía amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear
y yo tomo la cara de amiga donde apenas la puedo
reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las
lágrimas, presiona alrededor de la cabeza Anastasia una
especie de venda, pero con su polera y luego la toma en sus
brazos. Cameron me levanta del suelo, siento que me está
gritando, pero no escucho nada y apenas lo veo. Él me
levanta y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—
grita Diego. Me giró y tomó la mano de mi amiga que está
llena de sangre. —Necesito otro paño para parar la sangre.
Tranquila, bella—él besó su frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de
nuevo su cabeza. No podía parar de llorar, porque lo sabía,
presentía que algo malo le iba a pasar, sentía que ella
corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me
muero contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada.
Diego le habla a Anastasia. Escuché que le decía que la
amaba una y otra vez y que lo perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo
entendía bien, sentí como me apretaba la mano. Bajé la
mirada y Anastasia me apretaba la mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas,
porque seguía con nosotros. Diego le habla y le toma el
pulso a Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por
favor sigue mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor
—dijo con voz desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me
bajé corriendo. Entré y hablé con una enferma y
rápidamente sacaron una camilla. Se acercaron y pusieron
con cuidado Anastasia y la llevaron con cuidado dentro del
hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una habitación y
no me dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron
me llevó al asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y
me secó las lágrimas, pero me paré e intenté mirar por la
puerta, necesitaba estar a su lado, no quería separarme de
ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de
nuevo a los asientos, pero yo no quería y comencé a gritar
que me dejara. Él me abrazó con cuidado, pero yo lo
empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por
favor necesito verla. Siento que me está matando ahora
mismo—él vuelve a abrazarme, pero yo me remuevo hasta
que caigo en el piso y comienzo a llorar porque no puedo
perderla; es mi hermana y siento que me muero.
É
p y q
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En
ese momento llegó Harry con más policía donde se
acercaron a Simón, quien estaba llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había
sido Nicolás, cosa que yo ya sospechaba era la única
persona que le quería hacer daño a ella. En ese momento
llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—
gritó Dylan. Harry se acercó a ellos y le habló hasta que
sentí el grito de ellos. Me solté del abrazo de Cameron y fui
a donde mis amigos me abrazaron con fuerza y lloramos
por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota.
—Ella no me puede dejar. No. No, no puede—Javier abrazó
a su hermano y ambos comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del
hospital, tomó su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi
pequeña hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por
vencida jamás. Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos
juntos. Mire como Cameron abrazaba a Diego, estaba
cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien
y tiene que estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me
pare y me acerqué a Simón que estaba hablando con Harry
y él estaba escribiendo en una libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar
—digo con los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego
a mí. Él se aclara la garganta y se limpia las lágrimas que
rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas
que caen por mis mejillas. Simón extrae el teléfono de
Anastasia y se lo entrega a Harry—. No tienes idea de lo
peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y
se lo guarda dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con
los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura,
pondrá en riesgo todo lo que hemos trabajado junto con
Harry y Anastasia—se limpió una lágrima—. No sean
estúpidos y manténganse al margen por ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo
entre ellos, porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás
con los brazos cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije
alterada. Él respiró profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano.
Él va a pagar por cada uno de sus crímenes que ha hecho
con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime
donde vive tu hermano que lo voy a matar ahora mismo, te
guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más
explicaciones, Anastasia no quiere que ellos lo sepan y
respeten eso por ella. Manténgase lejos de esta situación,
háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a
abrazar a los gemelos con Jonathan donde nos quedamos
los cuatro esperando que nuestra amiga estuviera bien. Me
limpié las lágrimas recordando nuestros recuerdos y sobre
todo cómo fue que comenzó nuestra amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis
trenzas o sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la
única niña que no tenía ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y
todo el curso se rió de mí, tenía ganas de llorar, no
entendía porque las demás se rían tanto de mí. En ese
momento entró la profesora con una niña a su lado. Me fijé
que era una niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera
¿quieres presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi
padre con mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo un
hermano y eso es todo—ella sonrió. Escuche cómo
murmuraba Amanda con sus amigas sobre Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi
cuaderno, sentí como la profesora se acercaba con la niña.
Ella se sentó a mi lado y yo agaché más la vista, no quería
que la nueva niña me molestara como las demás niñas de la
clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus
ojos azules como los míos y una enorme sonrisa—. Yo me
llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un
suave, pero seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no
quiero que ella me moleste. Ya no quiero que se sigan
burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo
asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una
amiga. Ella escribió nuestro nombre juntos y abajo puso
BFF y me explicó que era inglés pero que significa mejores
amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda
dando un empujón que hace que me caiga y ellas comienza
a burlarse de mí hasta que siento la voz de Anastasia
defendiéndome. Me intento poner de pie, pero Mariel me
empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia
enojada. Ella se acerca a Mariel y le da un empujón y
Mariel igual, pero Anastasia la toma del brazo y se los
pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas a hacer o
te va a ir peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella
me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice
abrazándome y yo a ella porque por fin tenía una amiga y
ya no estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa
promesa de niña de seis años se mantendría hasta el día de
hoy.
Me duele mi corazón y siento que estoy siendo quemada al
no tener noticia de ella. Dylan me acaricia el pelo. Limpio
una lágrima que rueda por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta
porque la tengo seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y
camino hacia él que está con Diego. Abrazo a Diego porque
sé que hizo todo lo que estuvo en sus manos para controlar
la hemorragia o la sangre, debe haber sido difícil para él
pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará
bien, jamás nos dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó
con más fuerza porque yo vi como Diego cayó en el alcohol
los tres meses que desapareció Anastasia. Como el primer
mes fue todos los días a la universidad borracho tanto que
los profesores lo echaban de la clase y el segundo mes
Cameron tuvo que intervenir e irse a vivir con él para que
comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por
el odio y el rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó
fuertemente, escondí mi cara en su cuello y comencé a
llorar de nuevo porque se estaba demorando demasiado,
porque nadie no decía nada. Harry caminaba de un lado a
otro hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no
podía se nota que ama a mi amiga y que están juntos para
detener a Nicolás con Harry. ¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería
desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que
ella estaría bien, porque lo va a estar mi corazón me lo
dice, ella tiene tanto porque luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel
conmigo. Ella jamás lo había sido conmigo, comenzó a
alejarse de mí y hacer totalmente fría conmigo y no entidad
porque hacía eso, pero ahora puedo comprender que fue
por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave pasó esa
noche en que murió el hermano de Anastasia. Jamás me
dijo cómo lo mataron, pero ahora sospecho que tuvo que
estar involucrado Nicolás al igual que sus cambios
constantes de ciudades. Ahora sé que Anastasia huía de él
porque siempre andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia.
Recuerdo el primer mes que se quedó en mi casa, era fría
conmigo y apenas comía..., lo más duro eran las noches
cuando la escuchaba gritar en la noche y cuando entraba al
cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición fetal,
llorando y lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo
mismo, pero siempre me quedaba cada una de esa noche a
acompañarla y abrazarla, jamás quise presionarla a que me
contara lo que realmente ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba
muriendo en vida frente a mis ojos y tuve que obligarla a
que fuera psicólogo porque no podía seguir viéndola así,
como ella simplemente se apagaba frente a mí. No podía
ver cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como
siempre tomando nuestras manos en los tiempos difíciles.
Mis padres adoran Anastasia y ellos también estaban
preocupados tanto que intentaron hablar con los padres de
Anastasia, pero ellos estaban cegados por el odio y rencor
de haber perdido Alex su hijo que echaron de la casa,
Anastasia. Pero ella jamás estuvo sola porque me tenía a mí
y a mis padres que la aman como si fuera su hija, por eso
mis padres no dudaron en recibirla. Creo que fue la etapa
más dura para nosotras en donde pusimos realmente a
prueba nuestra amistad y sobrevivió como siempre en los
buenos momentos y en los malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo
en sus ojos. Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de
sufrir por dentro. Sé que hace mucho tiempo fingió las
sonrisas, era demasiado obvio para mí, porque cuando ella
es feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como cuando
estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como
cuando volvió podía ver de nuevo como ella se estaba
apagando poco a poco, aun cuando ella sonreía, yo lo podía
ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga
está ahí ahora y es culpable de que ella cambiara hace dos
años atrás. Siempre he sabido que mentía diciéndome que
había terminado por una infidelidad, no me encajaba y
después cuando me dijo que Nicolás la estaba buscando de
nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la verdad
aun cuando ella no quiera.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo y yo también llore con este capítulo
estamos en los capítulos mas intenso y el viernes
tendrán otro capítulo...
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 51
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita
puerta y saliera el doctor y diera noticias de mi Anastasia.
¡Jesús! Fui un imbécil con ella hoy día y todos los días
desde que llegó de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo
como Cameron abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y
no ha parado de llorar. Me limpio las lágrimas con el
polerón que me entregó Cameron ya que mi polera estaba
destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la
hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un
capullo con ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero
el odio me cegó. Joder, me dolía verla a mi lado, tan bella
como siempre. Me lastimaba verla porque solo recordaba lo
mucho que me lastimó no volver a verla, cuando yo
desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se
fue a la mierda de nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré.
Me removí hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no
estaba. Abrí los ojos y vi que no había nadie en la
habitación. Me levanté de la cama y la busco dentro del
baño, pero no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo
descalzo, la busco en la cocina, en la sala de estar, pero
nada. Vuelvo arriba y abro la habitación vacía que tiene,
pero nada. Me acerco donde dejé mi celular y veo que hay
una hoja arriba de mi celular, la abro y veo que está escrita
por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el
clóset y no veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la
cabeza y marcó su número, pero me arrojo una y otra vez al
buzón de voz. Me siento dentro de su clóset y observó que
quedó un polerón escondido en un cajón, lo tomo con
fuerza porque ella no me dejaría, así como así ¿verdad? Me
niego a creer que ella se fue. Tal vez sea una broma de ella,
eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la
encuentro en el pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota
en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega
Alejandra. No alcanzo a responder cuando ella está dentro
de la pieza buscándola. Yo la tomo del brazo—. Se fue, ella
me volvió a dejar sola ¿Por qué? —grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está
jugando una broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que
desaparece así ¿Que no lo ves? Sus putas cosas no están.
Ella me dejó de nuevo—Comienza a llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de
mentirme! —Le gritó. Cameron me pide que me tranquilice.
Alejandra llama Anastasia varias veces, pero todos
escuchamos cómo le envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se
va llorando con Cameron y yo me quedo aquí, esperando
porque me niego a creer que se fue sin mi ¿ella no me haría
eso? Abrazo su polerón que tiene su aroma y la noche cayó
sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la
broma, creo que se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le
digo cuando vuelve a llevarme al buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no
quería salir de ahí porque la seguía esperando a que ella
volviera o me diera alguna pista. Sentí que alguien tocaba
la puerta y bajé corriendo las escaleras, sabía que ella
volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró porque
era Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al
departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes?
—Negué con la cabeza y caminé de nuevo hacia la escalera
—. Diego se fue, tienes que salir de aquí, por favor.
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría
así. Ella no se fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá,
porque siento que me está matando ahora mismo—digo
separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla,
pero mi rabia estaba llegando, porque me estaba dando
cuenta que de verdad ella se fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó
con la cabeza—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima
recorrió mi mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue,
Diego, pero estoy seguro de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del
departamento de Anastasia. Volví acostarme en su cama y
aún tenía su aroma en sus sábanas, cerré los ojos e imaginé
que seguía conmigo. Tienes que volver, Anastasia—me digo
a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando
volví a marcar su número. Esperé unos segundos para dejar
un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han
pasado dos semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué
hice mal? Por favor. Solo quiero una respuesta—le suplico y
corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que
es lo único que me quedó de ella y cerré su departamento.
Entré a mi departamento, caminé hacia mi cocina y tomé
una botella de tequila. Necesita olvidarla por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja
tomada de la mano, la mujer me mira con mala cara. Miró
de nuevo hacia la puerta de Anastasia y seguía cerrada. No
apareció aquí hace un mes y medio por aquí. Pero no
quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando,
pero siento como mis esperanzas se van perdiendo y el odio
va tomando lugar en mi corazón ¡No entiendo qué hice
mal! ¿Por qué me dejó, así como así? Tal vez, le está
asfixiando con mi amor. Miré la hora en mi celular y ya
eran las dos de la mañana. Me paro lentamente para tomar
el ascensor porque es otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas
vacías en mi cama. Mi cabeza dolía y no me ayudaba en
nada que alguien tocara mi maldita puerta. Me tambaleé y
bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba Cameron
con una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido
quizá seis kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando
hacia mi cocina, sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a
dar un trago cuando Cameron me arrebata la botella y bota
su contenido en lavaplatos—¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura
—. No dejaré que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo
como un hombre Diego y no como un cobarde. Joder tío,
todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—
tomé otra botella y él me la volvió a quitar, le di un
empujón y él a mí donde me tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me
ofreció su mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue y
¡qué! Por eso vas a arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome
apenas de pie—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el
pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de
las habitaciones y después vacío todo el alcohol que había
en mi departamento. Esas semanas Cameron fue un
verdadero dolor de culo, pero admito que me hizo bien
tener alguien a mi lado para apoyarme, puede comenzar a
salir de la casa estando de nuevo sobrio y volver a sonreír.
Y
aunque la sigo extrañando cada jodido día e intento odiarla
con todas mis fuerzas, sigue estando aquí, pero poco a poco
he aprendido a vivir con ese dolor que al principio creí
morir por no tenerla a mi lado, mi corazón está volviendo a
sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera
que solo me sonrió. Camine rápidamente detrás de ella
pidiendo que se tranquilizara otra vez con esta misma
escena, siempre es lo mismo con ella cada vez que la invito
a salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba
mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo
sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja
de hacerte el inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo
pelirrojo, lo admito este mes. Comencé a acostarme de
nuevo con Bárbara y a besarla frente a nuestros amigos
haciendo más real nuestro aún cuando yo sabía que lo
hacía para olvidarla. Cameron me decía que estaba
cometiendo un error y que nuestra relación iba por mal
camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya
verás cuando un día vas a explotar con ella y le harás un
verdadero daño a la que tú decías que era tu amiga—él se
fue acostar enojado a la pieza de invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía
razón, no la quería como a ella. No era lo mismo, podía ver
como esta relación era tóxica y aun así le pedí que fuera mi
novia. Pensé que estaba haciendo lo correcto, pero desde
que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez
que salimos juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero.
Suelto un enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo
tratando de controlarme. Puse un mechón de pelo detrás de
su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi
oreja y su mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio
por encima de mi pantalón como siempre después de cada
p p p p
pelea. El sexo era la solución. Cuando llegamos a mi
departamento se lo hice con fuerza haciendo que ella
gritara mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme
tranquila entre mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde
estás Anastasia? Porque sigues aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco
podía volver a tomar las riendas de mi vida. Barbara
muchas veces me seguía sacando en cara Anastasia y
parecía como una sombra entre nosotros, aunque pensado
para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que
Bárbara es demasiado insegura y eso estaba haciendo que
mi paciencia se acabara, pero tampoco quería terminar con
ella ¿por costumbre o porque no quería sentirme solo de
nuevo? —Me preguntaba a mí mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella
tomó mi cuello y pegó su boca con la mía y comencé a
besarla, pero me separé de ella porque entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y
presionado su dedo en el tabique de la nariz y añade—.
Tengo sus informes aquí y se lo entregaré, algunos
estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin,
comenzaré a llamarlos y se van acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena
nota. Volvimos a nuestro puesto y seguimos hablando de
cualquier cosa. Ella se reía sin parar hasta que escuche lo
siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el
profesor fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos
nuestros compañeros la miraron embobado porque parecía
un ángel con su pelo que lo tenía mucho más largo hasta la
cintura. Sentía que no podía respirar al verla, ella sonreía
al profesor y sentía que hasta el profesor estaba embobado
con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura a su
puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi
vista de ella tanto que ella levantó la vista y me observó
con una pequeña sonrisa hasta que Barbara tomó mi brazo
y salí del hechizo de Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia,
yo la intenté calmar diciendo que nada iba a cambiar entre
nosotros, pero ella no me creía y en el fondo de mi yo
tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de odio hacia ella
o por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado
frente a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y
feliz que se había acabado cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay
noticias de mi Anastasia, porque se demoran tanto con ella
¿Qué está pasando? No quiero ser negativo, quiero creer
que ella va a estar bien. Intenté hacer todo lo que sabía
para controlar su hemorragia, pero no podía pensar claro
viendo como la chica que amaba estaba llena de sangre y
golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las
paredes se están cerrando y porque no puedo perderla a
ella no. Siempre he odiado los hospitales cuando tengo
alguien importante, por esa noche que perdí a mi familia.
Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi
vida ahí adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina,
pero quería hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y
me apasiona, pero en estos momentos siento que no puedo
estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe
sobre mi pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí
cuando veo alguien que quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que
hemos conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento
que me agobio y siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a
sentarme en otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella
echándole en cara cada cosa, desquité toda mi rabia con
ella, porque no podía aceptar que la seguía amando y ganó
más mi orgullo que ir a hablar con ella tranquilamente—él
suelta un suspiro y me da una palmada en la espalda—. Ella
intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le
dije que se fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo
dijiste...Ambos se han hecho daño, tú con tus acciones y
ella tal vez, por no ser sincera, pero se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije
porque me aterraba que ella saliera huyendo cuando se lo
dijera. Siempre he sabido que ella es la indica tanto que me
podría casar con ella mañana mismo, Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella
recién le comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella
me estaba queriendo, yo ya la amaba y veía una vida con
ella. Es de locos, pero jamás he sentido algo igual con una
chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando
estaban juntos se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con
Anastasia desde hace tiempo—miró de reojo Alejandra—.
Me lo contó hace unos días Alejandra, te acuerdas de que
llegó un día al departamento de Alejandra—yo asiento
porque lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y
ahí me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella
no le gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos momentos,
primero que nada, ambos se tienen que perdonar y ser
sincero—me dio la palmada en la cabeza—Tu eres un
imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy seguro de
que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad?
—Yo asentí y hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea
honesto con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con
Anastasia aun cuando tal vez ella no me quiera aquí con
ella, pero estaría ahí, no le dejaré de nuevo. En ese
momento por fin se abre la puerta y sale el doctor, todos
nos acercamos a él, pero Harry le pide un momento y habla
con él. Nos quedamos todos quietos y vemos como Harry
sigue anotando cosas en su libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a
nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice
Cameron—. ¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su
estómago, lo que provocó una hemorragia que fue difícil de
controlar, pero ya está controlada por suerte. No se quebró
ninguna costilla y tuvo una pequeña contusión en su cabeza
debido a un golpe muy fuerte —el doctor nos miró
fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por dos
semanas y venir dos veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo
los sedantes. —Todos asentimos. Cuando se fue puede
respirar con tranquilidad y Cameron me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar
en la habitación y me quedo afuera esperando que sea mi
turno. Pasan los minutos y Alejandra sale con los ojos rojos,
pero está sonriendo. En ese momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba
sonriendo—Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una
de sus malas bromas sobre volverse adicta a los sedantes.
—Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar
mi turno. Veo como entra uno a uno de sus amigos e incluso
entra Simón y después Harry donde ahí se demora más de
una hora. Cuando sale Harry se acerca a Simón y hablan.
Se despiden de Alejandra y promete traer información
pronto. Observó como Simón no quiere irse, pero Harry
prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y
dice que alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco
como voluntario. Alejandra hace un puchero, sé que ella
quería, pero yo aún no la he visto y las visitas ya
terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez
Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que
la cuide, estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que
ella pueda necesitar durante la noche—ella asiente. Me
despido de todos y Cameron dice que pasará a atraer ropa
limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la
habitación totalmente blanca y solo escucho el sonido de
las máquinas. Cierro los ojos cuando la veo con los ojos
cerrados. Me acerco y veo que tiene varios moretones en
las mejillas, un corte en su labio y tiene moretones en sus
ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago
debe estar igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con
sorpresa. Tomó sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que
era lo mejor, ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla,
la limpié con mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás
podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer,
Anastasia.
Solo estaba cegado por el rencor, pero jamás he dudado mi
amor hacia ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano,
pero ella se suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero
entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me
observó de reojo—. Solo lo hice para lastimarte porque
estaba dolido y me sentía tan mal que no pensé en nada
más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y
un tonto que no pensé en el daño que te estaba causando
Anastasia, por favor... —susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me
quedé en silencio porque soy un imbécil que solo la hizo
sufrir aún más. Pasaron varios minutos donde estuvimos
callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me
perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me
hacía admirarla aún más y amarla más de lo que ya lo
hacía.
Los minutos pasaban y no hablamos de nada hasta que
rompí el silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía
que volveríamos, que todo sería como antes sentirte de
nuevo en mis brazos esa noche fue lo mejor y no lo digo
solo por el sexo, sino porque de verdad me sentía en casa
contigo. Me crees si te digo que estuve dos semanas en tu
departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se te
quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo
quiera, Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un
imbécil, pero te quiero Anastasia. Solo estaba enojado
contigo porque nada ni una sola llamada cuando te fuiste.
Perdóname, he sido un capullo contigo esta semana y todo
este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira,
perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme
cuenta de que no puedo vivir sin ti, casi te pierdo,
perdóname...Puedo cambiar mis errores, solo dime ¿Qué
tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no
quería verla sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de
ti, yo no me quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un
imbécil que solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo
tenía que prestar atención en sus gestos y en sus palabras
para saber que ella no estaba bien y que alguien le estaba
haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un
imbécil. Como puede hacerle aún más daño Anastasia.
Como me puede convertir en alguien tan tóxico que con
hacerla sufrir me besé con cualquier chica. Mi madre
estaría decepcionada en estos momentos de mí y me sentía
asqueado conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo,
todo lo contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un
demonio detrás mío que me está matando—susurro. Ella
tenía los ojos rojos y estiró su mano para limpiar mis
lágrimas
g
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no
me cansaré de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo...
me volví loco por el odio que no me di cuenta del daño que
te estaba causando. Sabía que algo estaba pasando contigo,
pero soy un imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me
enojé contigo porque me sentí usado esa noche, me cegué
completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le
importaba en sí mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia.
No quiero ni verme, porque te lastimé cuando prometí no
hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás, te merecí porque
eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos. —Digo
limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano.
Me limpié las lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su
silencio, pero la entendía y le hice daño aún más. Tenía
miedo de perderla para siempre porque yo si fuera ella no
me perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta
que ella se relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus
palabras, pero es algo que puedo soportar porque ya nada
me sorprende Diego. Hace tiempo que me rompieron mis
ilusiones. Me destruyeron cuando solo soñaba con tener
una historia de amor como leía en los libros que me
devoraba todos los días. —La miré y tenía los ojos cerrados,
pero aun así ella estaba llorando. Limpie sus lágrimas—.
Tengo a mi propio demonio personal torturándome y
llevándose lo poco que me queda de mí. —Ella abrió los
ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—. Solo
quiero dejar de condenar a las personas que amo. Lo siento
Diego, también te hice daño con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo
tiembla, sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su
mejilla—. Fue él ¿verdad? Él que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta
que dijo las siguientes palabras que me confirmaba que
había sido él porque estaba evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—
me susurro con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como
su respiración se hacía más tranquila hasta que cayó en un
sueño profundo. Sabía que algo me estaba ocultando vale,
su ex novio está obsesionado con ella y con hacerle daño,
pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una mano
por la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está
tan obsesionado con ella. La miré y es hermosa, aun con
sus golpes, era preciosa. Era mi ángel, como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y
tampoco la iba a dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella
para que ella me entregara su corazón. Así que lucharé con
mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila,
almohada, una manta y comida, le agradecí porque sería
una larga noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí
con la manta. Miré a la chica que amaba como dormía esa
noche. No pegué el ojo. Tenía miedo de que algo le pasara
así que me mantuve despierto acariciando su pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en
sus labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 52
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera
rápidamente. Di un sorbo a mi café porque no he dormido
nada bien en estos últimos cinco días y mis ojeras me
delataban. Mire de reojo a Cameron que me está mirando
fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el
aliento? —bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has
movido de aquí además de irte a bañarte, pero te ves
horrible con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que
también es policía que han venido todos los días a ver
Anastasia. En ese momento entra Alejandra, los gemelos y
Jonathan. Cameron me invita a comer algo, pero yo niego
con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una hora y
Cameron me trae una pizza vegetariana pensando también
en Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere
por comer algo mejor que la comida del hospital—deja la
pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza.
Porque Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y
siempre ha estado ahí para mí desde que tenía doce años
que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño
—me despeina el pelo. Suelto una risa, solo porque me
gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de
Anastasia diciendo que la visita se acabó. Me despido de
todos y tomo mi mochila con la pizza. Entró a la habitación
y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la
enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me
acerqué a donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable —
no me mira y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se
suelta—. Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar
conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella
se hace la dormida y no me habla. Entiendo que fui un
imbécil, un gilipollas, pero no sabía nada. Jamás la hubiera
tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por
favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque
sé que aún nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus
motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a
presionar hasta que comenzamos a discutir porque
necesitaba entender toda esta maldita situación para
ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—.
Porque si estás conmigo, corre tu vida en peligro Diego—
dice llorando—. Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí.
<<Maldito imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que
él no me hiciera daño. Tome su cara entre mis manos donde
limpie sus lágrimas y espere que se calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más
peligroso de lo que todos piensan... es peor de lo que yo
creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días
mi mente no dejó de pensar en que él tenía la culpa de que
nosotros no estuviéramos juntos, él la lastima con la gente
que ama Anastasia. Ahora entiendo todo y me duele
jodidamente, me duele porque he sido un imbécil todo este
tiempo cuando ella me estaba cuidando. Ese es el motivo
porque ella se alejó de mí y siento que mi corazón sangra,
pero yo no quiero que esté lejos de mi...Yo la necesito
conmigo. Ambos nos necesitamos y es por eso por lo que
digo las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos
de ti, por favor. Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué
aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver
su gesto. Tiene que haber otra forma, no dejaría a
Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo
pueden buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú
no perteneces ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me
voy a meter en esto y menos con ese imbécil que le hizo
esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora
—apuntó la puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la
mente—. Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo,
en la universidad, con nuestros amigos; fijamos que no
estamos juntos, pero no me alejes de nuevo de tu vida,
Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me
necesita y por fin voy comprendiendo sus motivos.
yp y p
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto
termine. Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin
ti...Tú no sabes cómo te he extrañado cada noche. Como mi
corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco
de persona ahora!—Me agacho y tomo su mano con
cuidado—. No me quiero ni ver porque le hice daño al amor
de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres el amor de mi
vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen nombre
y apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están
pendientes de ti y mis pies siempre te seguirán donde tu
vayas buscándote para amarte con locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica
ideal que no podría tener tanta química con otra chica que
no fuera tú. —Ella me miraba atentamente y yo tomé su
cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella
rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a
peinar su largo pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro
y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos
para que veas que te amo y que siempre he sabido que eres
la correcta en mi vida. Cuando yo comencé a gustarte, yo
ya había caminado veinte pasos hacia ti, porque yo ya te
quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba siempre he
ido muy rápido porque contigo todo se sentía correcto—
sus ojos se abrieron, pero luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—.
Tal vez, después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí.
Tomo mi mano y me acerco más a ella. Nuestras narices se
rozaron y puse mi mano en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de
ti —la observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban
por mí—. Si vamos a fingir, me tienes que prometer que no
te vas a involucrar en mi pasado, te lo contaré todo, pero
dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi
corazón que latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó
nuestros labios haciéndome que soltara un gemido de
alivio, fue un beso tierno y lento porque no quería lastimar
su labio. Nos separamos y apoyé mi frente contra lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo
porque mi propuesta iba muy en serio, ella se quedó
callada y abrió los ojos —. ¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun,
pero va en serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de
mí, pero negó con la cabeza. Miró hacia donde estaba la
mochila, seguí su mirada y vi que observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como
un trozo de pizza que me haga olvidar el sabor de la comida
del hospital—solté una risa con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos
pensaba hacerle un monumento a Cameron. Le pasé un
trozo y cuando dio un bocado, soltó un suspiro. La miré y
me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que
se lo daban en dos días más y que tenía que estar en reposo
absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he
recuperado rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber
sufrido tanto seguía sonriendo e incluso cuando fui un
imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—
fruncí el ceño cuando escuché su nombre, pero ella siguió
hablando—. Dije que quería estar sola y que si quieren
podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo
sentimientos por él, pero no es lo mismo que contigo. Te
quiero a ti.
Y aunque puede haberme acostado con Simón o ser su
novia, no lo hice porque eres tú quien tiene mi corazón—
terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría
de oreja a oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me
ha ayudado mucho. Me siento más segura teniendo su
ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé
mi cabeza en su pierna y cerré los ojos hasta que escuché
que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la
oscuridad como ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se
me sonrió de lado—. Cuando tengamos treinta años—
bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su
pierna y me quedé quieto viendo como la respiración se
hacía más lenta hasta que ella rompió el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la
razón por la que no te lo dije era porque tenía miedo,
quisiera algo impulsivo Diego..., tenía terror que cuando te
lo contara fuera a buscarlo por un impulso. O que me
odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu reacción,
Diego, porque cuando se lo conté a mis padres me
insultaron, me echaron de la casa—limpió sus lágrimas
rápidamente—. Me dejaron sola cuando tenía dieciséis
años, estaba sola completamente sola por eso cuando me
conociste era desagradable y fría con la gente porque
mientras menos conocía menos poder tenía sobre mi
Nicolás. Cuando veo a Nicolás siento tanto odio, pero a la
vez miedo y me vuelvo a sentir una niña que no sabe nada.
Cuando lo veo solo puedo revivir ese recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería
verla llorar más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me
digo a mí mismo. Me protegió de tantas formas que yo no
me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel
guardián, me conoces bien Anastasia y sé que soy muy
impulsivo...Quiero matarlo ahora mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos
ojos azules que tanto me cautivaron cuando la vi por
primera vez, aun cuando sus ojos tiraban dagas de odio
hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre,
quiero ser tu compañero como lo fuimos hace tres meses
atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por
su pelo para que se relaje. Necesita descansar y no estar
bajo estrés o preocuparse y me encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso
en los labios. Observó cómo su reparación se va haciendo
más lenta hasta que cae en un sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un
suspiro y me paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el
chico cursi de la relación, jamás pensé enamorarme así de
algo, pero con ella todo fue tan rápido que no me di cuenta
cuando ya estaba declarando mi amor hacia ella y ella
mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que
luchar mucho para que ella me dejara entrar a su vida y
cuando lo logré ella me fascinó simplemente caí de rodilla
ante el amor porque no quería parar de sentir, así que solo
me dejé llevar por ella y caí como un imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace
sentir y es tan fácil culparte, Anastasia porque no debí fijar
mis ojos en la chica que me retó, me insultó y me humilló,
pero no puede porque ella me atrapó antes de que me diera
cuenta—me digo a mí mismo. Estoy condenado por esta
mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y pedirle
que se case conmigo porque estamos destinados a estar
juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha
estado apoyando y comentando en instagram, gracias linda
por tanto apoyo JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos
leemos en instagram criaturitas
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo. Casi llegamos a 300 k en wattpad,
gracia por tanto apoyo.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 53
Alejandra revisa todo en mi departamento antes de irse.
Solté un suspiro, estaba siendo una pesada, aunque se
quedó más tranquila cuando le dije que si necesitaba algo
llamaría a Diego, quien está en su departamento.
Por fin estaba en mi casa, aunque me dolía aún todo mi
cuerpo cuando me movía y no podía caminar tanto. Me
sentía feliz y por fin estaba en mi cama que la sentía tan
cómoda ahora.
—Me llamas si necesitas algo, ¿estás segura de que no
quieres que me quede? —Insistió de nuevo. Mire mi reloj
eran las once de la noche.
Cameron me sonrió de lado y tomó de la cintura de mi
amiga.
—¡Vete por el amor de Dios! Mírame mujer, estoy acostada
y lista para soñar contigo—le guiñe un ojo y ella rio—.
Deja de preocuparte tanto. Estaré bien y cualquier cosa le
avisaré a Diego.
Ella frunció el ceño.
—Pensé que lo solucionarían.
—Lo de nosotros terminó — dije fría —, pero quedamos
como amigos. Oye Alejandra, mañana vendrán los gemelos
a verme.
Ella se acercó a mí y me tapó aún más con el cubrecamas.
Puse los ojos en blanco y le di una palmada en la mano.
—Te amo, estúpida—dice con una sonrisa la rubia.
—Yo también. Ahora déjame, por favor—suplique. —Adiós
Cameron.
—Duerme bien. Cualquier cosa nos llama y estaremos aquí
en un momento ¿vale?
—Ya lo sé papá y mamá. Dejen de ser tan pesados.
Ellos se rieron y cerraron mi puerta, pasaron unos minutos
cuando escuché que cerraba la puerta principal. Me senté
en la cama y tomé el libro de Emma de Jane Austen y
comencé a leerlo. Pasaron varios minutos, hasta que sentí
que la puerta de mi habitación se abría.
Bajé la vista de mi libro y vi a Diego vestido todo de blanco.
—Hola, bella—se acercó a mí y se sentó al lado mío.
—Hola. Mmm..., pensé que estabas durmiendo—digo con
una sonrisa.
—No, estaba esperando que se fueran Alejandra con
Cameron, aunque no me gusta mentirles a mis amigos.
Fruncí el ceño.
—Lo sé, tampoco me gusta, pero es la única forma que veo
al menos por ahora Diego.
—Lo sé y más cuando yo te lo propuse — su dedo acarició
mi mejilla —. Me das un beso—susurro.
Mi mano rodeó su cuello y lo acercó más cerca de mí.
Observé sus ojos y lo tenía cerrado, no dudé más y estampé
mis labios contra los suyos donde él soltó un suspiro. Mi
mano se puso en su mejilla y no perdió el tiempo adentro,
su lengua dentro de mi boca con una brusquedad deliciosa
que me hizo perder el sentido mientras el beso seguía y se
ponía cada vez más caliente.
Separó un poco de mí y comenzó a darme pequeños besos
por la mejilla para trasladarse a mi cuello para luego volver
a presionar sus labios contra los míos.
—¿Te duele algo Anastasia?
Negué con la cabeza. Estaba cansada de que me hicieran
esa pregunta. Alejandra me lo pregunta cada cinco minutos
¿Te duele algo Anastasia? ¿Quieres que te llevemos al
médico? Me dejo agotada y prácticamente no me moví de la
cama para no ponerla más paranoica de lo que ya estaba.
—¿Quieres hablar sobre ese día?
Desvié mi mirada porque sabía que tarde o temprano Diego
tocaría el tema. Solté un suspiro.
—¿Qué es lo que quieres saber? —Pregunte un susurro.
—Todo de ti, por favor. ¿Qué te hizo tu ex novio Anastasia?
Cuéntame, necesito entenderte—me senté con cuidado y
apoyé mi cabeza en la marquesa—. Por favor.
—Estábamos de aniversario, cumplíamos dos años de
relación...Yo pensé que iba a hacer una noche especial. Ese
día Nicolás me había hecho muchas sorpresas donde me
regaló un vestido para esa noche—él tomó mi mano—. Me
vestí con el vestido y me arreglé bonita para él porque en
ese momento era tan ingenua y enamorada de la vida,
Diego, pero normal tenía dieciséis años y era una
adolescente que aún no sabía lo cruel que podía ser la vida.
Él pasó a buscarme y recuerdo que paramos un momento
en un parque en donde brindamos y él me drogó..., no me
di cuenta en ese momento, no sentí nada raro tampoco,
además confiaba tanto en él en esos momentos que lo
hubiera seguido a cualquier parte.
Miré un momento a techo antes de mirar a Diego, quien
está apretando su mandíbula, pero aun así me acariciaba la
mano transmitiendo confianza. Cerré los ojos.
—Pensé que sería una noche inolvidable y vaya que lo fue,
supero todo. Recuerdo que llegamos a una bodega...Me
pareció extraño, pero también cada vez me costaba más
estar orientada y no entendía nada: "solo había tomado un
poco de alcohol". Recuerdo que le dije: —¿Qué hacíamos
aquí? —Y él me dijo: —Será un momento Ana, tengo que
arreglar algo para la pelea de mañana, te prometo que
serán unos segundos—sentí el pulgar de Diego en mi
mejilla.
Me llevé una mano en mi mejilla y estaba llorando—. Él
estiró su mano y entrelazó mi mano con la suya porque lo
amaba y confiaba en él.
⋙ Cuando entramos todo estaba oscuro y cada vez me
sentía más mareada, le dije a Nicolás, pero él siguió
caminando hasta que entró en una habitación donde vi a
siete figuras hablando. —Respiro profundamente antes de
continuar—. "Bienvenida a tu sorpresa, amor"—me susurró
Nicolás con un tono que jamás le había escuchado—. Yo no
entendía nada y vi como esas figuras se acercaban más a
mí y comenzaron a tocar mi cuerpo y a decirme cosas
asquerosas. Yo retrocedí y escuché como Nicolás llamaba a
mi hermano y escuché por primera vez su risa malvada, no
entendía bien. La droga cada vez hacía más su efecto y los
hombres comenzaron a tocarme cuando intenté pelear.
Pero no me podía orientar hasta que una mano me azotó
contra la pared y encadenado mis manos. Esa persona era
mi novio—mi voz se cortó y me llevé una mano a la boca.
Porque sigue doliendo en cómo esa persona me rompió
entera. Me mato, mato esa Anastasia feliz y sin
preocupaciones, ahora solo queda esta Anastasia que
desconfía de la gente.
—Recuerdo que me quedé unos minutos sola con él me
hablaba, pero no lograba entender porque apenas podía
entender lo que estaba pasando...La droga cada vez estaba
haciendo más efecto y veía todo borroso y...después ellos
volvieron a entrar y comenzaron a tocarme. Tenía tanto
miedo y solo pensaba en lo estúpida que fui...
—No lo fuiste, no digas esas tonterías, Anastasia, él es
enfermo que te lastimó de la peor forma ¿Quién mierda
hace eso?
Me abracé a mí misma y Diego me miró preocupado.
—Recuerdo que mi hermano entró y...Nicolás le pegó con
una silla donde prácticamente lo dejó en el suelo y se le
abalanzaron estos sujetos...Yo recuerdo que tiraba de las
cadenas una y otra vez porque lo estaban matando frente a
mis ojos—Diego me abrazó con fuerza—. Me hice daño en
las muñecas, pero no importó. Hasta que vi como Nicolás le
pegó una patada donde los ojos de mi hermano se cerraron
y lo perdí para siempre. Lo perdí por el hombre que creí
que era el amor de mi vida. Ellos salieron unos minutos y
me quedé a solas con el cuerpo de mi hermano, me estiré
como puede para intentar abrazarlo...No recuerdo mucho,
apenas podía ver por las lágrimas y cada vez me pesaba
más el cuerpo y solo alcancé a ver a Simón antes de perder
la conciencia.
⋙ Desperté en el hospital y vi a unos policías que estaban
interrogando a Simón y después me tomaron la
declaración... Después llegaron mis padres e intenté
explicarle lo que había pasado, pero me echaron la culpa y
me echaron de mi casa. Me dejaron sola y los entiendo
porque ni yo misma me podía ver. Cuando declaramos a los
policías no nos creyeron y fue porque Nicolás había
comprado a los policías y jueces con esas otras personas.
Yo me alejé de Simón y lo dejé solo...Él siguió investigando
a su hermano hasta el día de hoy.
Me quedé callada unos minutos y Diego me abraza con
cuidado acariciándome el pelo.
—Dejé solo a Simón investigando la muerte de mi
hermano...Le debo tanto.—Se sentí como se tensó Diego—.
Gracias a él siento que estoy viendo una esperanza. Es por
esta razón que hemos sido tan cuidadoso y cauteloso con
las pruebas que tenemos, no queremos cometer los errores
de hace dos años, porque ellos tienen millones y todo el
mundo tiene su precio.
Diego me dio besos por toda la cara y me limpió la nariz
con la manga de mi pijama. Me separé de Diego y lo miré
fijamente. Sus ojos estaban rojos y una lágrima rodó por su
mejilla. No me quería callar en estos momentos, tenía que
sacar todo lo que tenía.
—En ese momento perdí mi vida. Mi hermano estaba
muerto, mi novio..., mi novio, ese chico que yo me había
enamorado de él, me traicionó de la peor forma solo para
que él tuviera poder y ni siquiera lo vi venir—me pasé una
mano por la cara—. Ese día también morí, quedé viva sí,
pero estaba muerta por dentro...Mis padres estaban
destrozados tanto que me echaron de la casa..., me echaron
la culpa y tenía razón en decirme esas palabras.
Él niega con la cabeza. Me limpio las lágrimas
rápidamente. Odio llorar cuando recuerdo esto porque me
hace sentir débil y perdedora.
⋙ Yo traje a nuestra vida a Nicolás, yo destruí a mi familia
por enamórame de alguien que solo me usó para tener
poder, mientras yo lo estaba dando todo por él—él intentó
acercarse a mí, pero negué con la cabeza—. Cuando pasó
todo esto me prometí que no volvería a amar a nadie, pero
mírame ahora.
No puedo detenerme ahora de hablar, necesito que él
comprenda más sobre mí y no quiero seguir ocultando
cosas sobre mi pasado.
—Te odio Diego. No debía volver a sentir amor por alguien,
Te dio porque haces que no pueda controlar mis
sentimientos hacia ti, te odio por todo lo que me haces
sentir con un solo beso, te odio Diego. Hace dos años me
prometí no volver a enamorarme de nadie y había cumplido
mi promesa hasta que me topé contigo. Rompiste cada uno
de mis muros que había creado para protegerme del amor y
no sé si quererte más u odiarte.
Me quedo callada mirando a Diego que estaba observando
con atención y se acerca rápidamente. Presiona sus labios
con los míos acortando toda la distancia que nos separaba.
No me arrepiento de haberme enamorado de Diego aun
cuando hace tiempo juré que no volvería a caer en el amor
y es que no pensé toparme con alguien como Diego que no
solo me ha demostrado la increíble persona que es, sino
que me ha demostrado un amor puro y limpio.
—Ambos perdimos en el juego de amor, Anastasia—susurra
contra mis labios y dándome un suave beso—. Eres la mujer
más increíble que he conocido Anastasia, eres tan buena y
pura. Gracias por contarme algo que tanto te cuesta y
puedo entender tu pasado que has sufrido tanto que hasta
mí me duele porque te lastimaron, lastimaron al amor de
mi vida—su nariz acarició mi mejilla y mordisqueó mi oreja
—. Yo te amo Anastasia, me enamoré de ti, cuando tú me
quería matar con la mirada. Me fascinaba aun cuando
intentabas alejarme. Tal vez no conozca a la Anastasia
risueña del pasado, pero conozco a esta Anastasia que es
más increíble porque eres fuerte. A pesar de todo sigues
sonriendo,
¿Cásate conmigo? Por favor—susurro.
—Estás loco—murmuró. —Podemos cambiar de tema, por
favor. No quiero seguir recordando algo que tanto daño me
hace.
Diego se levanta y se quita la polera, mis ojos rápidamente
lo observan como se desviste. Él me guiña el ojo y me lanza
su polera. La atrapó con mi mano y se la tiró en la cabeza.
Él suelta una risa.
—Me das un abrazo, bella.
No lo dudo ni un segundo y lo abrazo fuertemente donde su
calor corporal me abraza de inmediato.
—Verte en el hospital fue lo más difícil que he tenido que
afrontar ahora.
—Diego...
—Mi madre alcanzó a llegar con vida al hospital y estuvo
dos días en emergencia. Cuando recuperé la conciencia
g p
yo...
Recibí la peor noticia de mi vida al saber que mi padre y
mis mellizos habían muerto al instante en el choque y que
mi madre aún estaba viva, pero que estaba muy grave.
Cuando entré a verla estaba llena de máquina y ni siquiera
podía respirar por sí sola. Usaba el respirador. Solo puede
tomar su mano que se sentía fría y puede decirle que la
amaba y darle un beso antes que ella entre en un ataque
cardiaco donde la perdí. Los doctores entraron a la
habitación para evitarlo, pero no se pudo, simplemente su
corazón no aguantó y dejó de latir y me dejó solo...
Le limpio las lágrimas que caen por sus mejillas. Me quedé
callada porque me dolía escucharlo, ambos tenemos un
pasado doloroso que no hemos podido cerrar.
—Cuando te vi ahí, fue como revivir ese recuerdo porque
estabas ahí luchando por tu vida y no se comparaba con el
dolor que sentí cuando te fuiste a verte llena de sangre e
inconsciente. Sentí que te estaban arrancando de mis
manos Anastasia y no podía hacer nada — su voz se rompe
y me abraza más fuerte.
—Diego, no llores...Estoy aquí contigo...
—Si, pero pudiste haberme dejado como lo hizo mi familia y
de nuevo estaría solo—mi corazón se rompió en ese
momento al escuchar sus palabras. Tome su cara entre mis
manos y limpie sus lágrimas.
—No pienses de esa forma Diego, tienes a mucha gente que
te quiere.
—Si lo sé, tengo mis abuelos, mis amigos, pero me faltarías
tú que vas a ser mi futura esposa—murmura.
Yo sonrío.
—¡Diego! Ya basta con eso.
—¿Qué? Solo aclaro un hecho que va a pasar. —Me guiño el
ojo haciéndome reír.
Pasamos unos minutos en completo silencio hasta que
rompí el silencio y comencé a hablar sobre cualquier tema
y veía que Diego estaba solo diciendo sí o no. Levanté mi
cabeza y tenía los ojos cerrados, lo llamé por su nombre y
abrió los ojos de golpe.
—Bella amo escucharte, pero esta es la primera noche que
duermo en una cama y no en una silla y el sueño me está
diciendo "Hola, Diego" —mueve su mano en un saludo y no
puedo evitar reír. Me da un beso en el pelo—. Te amo, bella,
pero necesito descansar y mañana me sigues contando
todo.
—Buenas noches—susurré.
Supongo que hoy día fueron demasiadas emociones
desatapadas y muchos sentimientos encontrados por parte
de ambos y yo también estaba exhausta, mi cuerpo me
dolía.
Apoyé mi cabeza en su pecho y escuché cómo su
respiración se hacía cada vez más profunda y no tardé en
sentir también mis párpados pesados y poco a poco caí en
el sueño.

******
Sentí como alguien caminaba un poco y se detenía, eran
pasos lentos. Abrí los ojos y la oscuridad reinaba en mi
habitación, no podía ver nada. Me refregué el ojo para
tratar de despertar. Miré a mi lado y no estaba Diego.

Busqué mi celular debajo de mi almohada y por fin lo


encuentro. Cierro los ojos porque la luz del celular me
molesta.
Pestañeo varias veces antes de poder enfocar bien mi vista
en la pantalla de mi celular y son tres de la mañana.
Me siento en la cama con cuidado y veo como la puerta se
abre lentamente entrando Diego con los hombros caídos y
con un vaso de agua.
—Diego... —, digo en un susurro.
Él da un pequeño salto botando un poco de agua.
—Anastasia, perdón, no quería despertarte, fui por un vaso
de agua.
Diego se acerca y deja el vaso de agua en la mesa y se
vuelve a meter en la cama.
—Me puedes dar otro abrazo. Tuve una pesadilla, pero esta
vez fue contigo y no me gustó para nada...Lo eres todo para
mí, Anastasia. Por favor promete que no volverás a hacer
una locura—susurra. No lo dudo ni un segundo y lo abrazo.
—Lo prometo. —Susurró dándole un beso en su pecho.
Diego soltó un suspiro y no dijo más. Estoy seguro de que
su mente lo está torturando. Durante un tiempo yo también
tenía las pesadillas de esa noche que se repetían una y otra
vez. Alejandra presenciaba siempre mis pesadillas y me
abrazaba con fuerza hasta que llegó el tercer mes y ella me
obligó a ir con un psicólogo donde al principio no quería ir,
pero ella me lo suplicó y acepte. Ella me acompañó a cada
sesión de psicólogo apoyándome y aunque muchas veces vi
que ella me quería preguntar sobre esa pesadilla jamás lo
hizo porque me respetaba y sabía que me dolía.
Las pesadillas pronto quedaron atrás con la ayuda del
psicólogo que me hizo bien y ahora es un horrible recuerdo
que siempre seguirá ahí.
—Te quiero Diego—susurre dándole un beso. Su
respiración estaba otra vez calmada y tenía sus ojos
cerrados.

******
—Eres asqueroso, Dylan—digo haciendo una mueca—.
Que no me cuentes como te follaste a una chica.

Hizo cara de indignado mientras Jonathan me pasaba mi


pan con lechuga, tomate y mi jugo.
—Amorcín te estoy contando con lujo y detalles para que
sepas que si me pongo condón cuando me tiro a una chica

Javier escupió el jugo de nuevo dentro del vaso y fulminó
con la mirada a Dylan, quien tenía una mirada inocente.
—¡Eh imbécil, cállate! Que no ves que quiero comer
tranquilo mi desayuno y no imaginarte a ti y a tu polla si se
pone un condón o no cuando está en acto—le dio un
empujón a Dylan.
Dylan solo soltó una carcajada.
—Que delicado hermanito—rodó los ojos—. Además, le
estoy dando clases a mi amorcín, de tener sexo seguro.
—¡Dios mío! —Murmure entre risas—. Eres tan raro y
siento que te pones aún más cuando hablas.
Jonathan me pasó un brazo y me atrajo a su pecho.
—Soy raro, pero también guapo, ardiente y caliente... —
Javier le dio una palmada en la cabeza. —¡Eh!
—Cállate, ya tío.
—Me callo, pero habla tú ahora, hermanito, porque eres
más aburrido que una roca, yo por lo menos la hago reír—
Dylan me guiña un ojo y se gira hacia Javier, quien le saca
la lengua.
—Así que... —Dice Javier con una enorme sonrisa.
—Así que ¿qué? —Pregunto desconcertada y dándole una
mordida a mi pan.
—Vi que Diego salía de tu departamento—dice subiendo sus
cejas de arriba y abajo. Trago duro y lo fulmino con la
mirada.
—No pienses tonterías, sabes que no estamos juntos y él
solo vino a ver que estuviera bien y que no necesitara nada
—digo encogiendo los hombros.
Nos quedamos un momento callados comiendo hasta que
Javier suelta:
—Tan atento que es Diego y de seguro que tampoco perdió
el tiempo en explorar tu boca con su lengua—bromea.
p p g
Javier miró a Dylan y chocaron sus manos.
—Yo pensaba lo mismo hermanito. Somos geniales. —
Jonathan negó con la cabeza, pero aun así él también soltó
una risa. Le di un codazo a Jonathan.
—A ver niños nadie exploro mi boca y déjenme tranquila, se
supone que me viene a cuidar y no hacerme un
interrogatorio—me crucé de brazos.
—No te enojes, solo queremos hacerte reír—dice Jonathan.
Dylan soltó un bufido.
—Tú, pero no has hecho nada para hacerla reír.
—Mira que puedes ser un imbécil, Dylan. Jodete puto
barato.
Puse los ojos en blanco y le di otra mordida a mi pan.
—Perra pretenciosa—rebatió Dylan—. No necesitas llamar
así mi atención, cariño si quieres que te folle solo dime y
vamos a la otra pieza que tiene Anastasia.
—Dylan: ¡Qué asco! —exclamó Jonathan—. Te pasas a
veces.
—Ahora te hace la digna—soltó un bufido Dylan—. Cuando
la otra noche gemías mi nombre una y otra vez contra la
pared—bromeo.
No pude aguantar más y comencé a reír al ver las caras
atónitas de Javier y Jonathan, mientras Dylan le daba una
mordida al pan.
—¡Dios mío! —Exclamé entre risas. Son unos enfermos—me
dije a mi misma.
—Sé que me deseas, pero jamás vas a tener mi trasero,
bebé—le respondió Jonathan a Dylan—. Eres raro, amorcín
—me mordí el labio inferior para aguantar la risa.
Lo miro y tenía cara inocente. El imbécil tiene la cara de
niño bueno que no hace nada malo.
—No. No, no lo soy. Soy grandioso, esa es la palabra para
definirme—me reí de nuevo y me tapé la cara con la mano
—. Vez ahí está nuestra Anastasia de nuevo con una
sonrisa, no me lo agradezcan putos—dice lanzando besos al
aire para Jonathan y Javier.
Así pasamos toda la mañana viendo películas y bromeando.
Me dolía la cara de tanto reírme con estos imbéciles y es
que son increíbles siempre subiendo el ánimo de todos con
sus malas bromas o con su estupidez. A la hora del
almuerzo piden pizza vegetariana y seguimos viendo
películas por suerte hoy día es viernes y no había clases y
aun cuando me queda una semana de reposo tengo que
ponerme al día con mis deberes y trabajos.
En ese momento siento que llega un mensaje a mi celular.
Lo tomo y veo que es uno de Diego:
< Diego a las 15:30 p.m.>
"Te extraño mucho
Pd: ¿A qué hora se van tus amigos?"
Sonrió y me separo un poco de Jonathan, quien está
cabeceando un poco por la película del señor de los anillos.
<Anastasia a las 15:31 p.m.>
"Eh... eso se ve mal, es como si lo estuvieras echando.
Pd: Se van a las ocho de la noche."
Le doy enviar y me concentro de nuevo en la película que,
aunque es una de las más grandes sagas, es demasiado
larga cada película casi cuatro horas y al parecer todos
estamos cayendo en sueño. Miro de reojo como Dylan pasa
una pluma por la nariz de Jonathan haciendo que él se
rasque.
Suelto una risa y Dylan me hace silencio con un dedo. Mi
celular vuelve a vibrar.
<Diego a las 15:34 p.m.>
"No lo estoy echando...Mmm bueno un poquito, quiero
estar contigo Pd: Estaré atento entonces, bella."
Guardé mi celular y miré de nuevo a Dylan, quien ahora
estaba molestando a Javier, quien había caído en un sueño
y yo me reí por lo bajo y volví a concentrarme en la
película.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que coperar todos para que se pueda para,
quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 54
p
Los días pasaban y me estaba volviendo loca de tanto
reposo, pero tenía que hacerlo ya que tuve una hemorragia
en mi estómago debido a los golpes. Aunque ya apenas era
perceptible los moretones en mi cara. En mi estómago si se
notaban eran enormes y morados. Solté un suspiro y miré
de nuevo el techo. Recién es miércoles y aún me quedan
cuatro días en reposo.
Miré el reloj, eran las once de la mañana y ya había
mandado todos los trabajos y me moría del aburrimiento.
Todos estaban en la universidad y aunque hoy día Diego no
quería ir, le obligué o si no comenzarían a sospechar y no
quería porque Nicolás seguía libre y mis amigos aún
seguían en peligro y tenía que ser inteligente.
En ese momento me entró una llamada de Harry:
—Hola.
—Hola mi querida Anastasia ¿Cómo sigue ese reposo?
Solté un bufido porque ellos sabían que me estaba
volviendo loca estar en una cama mientras ellos seguían
buscando a Nicolás y recolectando pruebas con Simón y
Mariel. Una amiga de Harry con la que me llevé súper bien
y es una mujer con mucho carácter.
—Si siguen preguntando cómo voy con mi reposo una vez
más...Te juro que...
—Tan violenta Anastasia—él se rió un momento y luego se
quedó callado—. Tenemos buenas noticias, Mariel está
dentro de las boxeadoras de Nicolás.
Me senté con cuidado en mi cama, pero aun así dolía. Me
quiero morir—me digo a mí misma.
—¿Cómo? ¿Es en serio? —Pregunte con asombro.
—Si. No sospecho nada y creo que le gustó bastante a
Nicolás—se quedó callado un momento—Anastasia, pronto
acabará todo, en unos días terminará todo, lo prometo.
Pasaré a verte con Mariel.
—Vale, gracias es que siento que estoy perdiendo la cabeza
por estar tanto en cama—él se rió—. Que no te rías imbécil.
Sonreí. Por fin esta pesadilla pronto acabará y me siento
orgullosa de todas las pruebas que juntamos con Simón
para detener a Nicolás. Aún recuerdo esos tres meses
cuando me los pasé todo el tiempo siguiendo a Nicolás. Aun
cuando después Simón me advertía de que era peligroso
que me acercara tanto a él.
—Gracias, Harry, y a Mariel por ayudarnos...Yo sé que ellos
tienen mucho poder —me mordí el labio inferior—. Ellos
pueden comprar a todo el mundo... En serio que gracias
por estar de nuestro lado...—Antes de terminar de hablar
Harry me interrumpió.
—Eres mi amiga Anastasia—suelta un suspiro—. Además,
que es mi trabajo y Nicolás es una basura de persona que
pagará cada uno de sus delitos. No pierdas la fe, Anastasia
esta vez no habrá margen de error.
Solté un suspiro.
—Tengo miedo... Siento que se avecina lo peor y no sé si
estoy lista para eso Harry—confieso.
—Anastasia, eres una de las mujeres más fuertes que he
conocido, tú puedes con muchas cosas—se quedó un
momento callado antes de volver a hablar—. El encierro no
lo llevas nada bien porque está siendo una pesimista. Oye,
me está deprimiendo hasta mi—brome.
Solté una risa ante sus palabras. La verdad es que estaba
perdiendo la cabeza porque yo estaba estresada de ver las
cuatro paredes de mi cuarto.
—Tal vez...—respondí con una sonrisa.
—Por cierto, Mariel dice que era una mujer muy fuerte y
que se siente orgullosa de ti — escuche su risa y después
un
"hola" de su parte —. Te dejo bonita.
—Adiós imbécil.
—¡Me encanta como demuestra tu amor conmigo! —
Exclamó antes de cortar la llamada.
Pasó una hora más donde estuve haciendo diferente trenza
que vi en YouTube para poder pasar un rato hasta que sentí
que alguien tocaba la puerta. Me levanté con cuidado y
caminé con mucho cuidado. Cuando por fin pude llegar a la
puerta vi a Mariel con una enorme sonrisa y una bolsa de
hamburguesa, papas fritas y bebida.
—A que soy genial—dice con una sonrisa y dándome un
beso. Ella toma mi mano y me ayuda a caminar—. Te veo
mucho mejor, hermosa.
—Estoy mejor. Solo que aún me duele, los moretones de mi
estómago aún están muy morados, pero espero que sane
luego.
—Tenemos buenas noticias, estoy adentro como te comento
Harry que por cierto me dijo que no podía venir—ella se
giró hacia mí con una enorme sonrisa—Así que tendremos
la tarde para nosotras, sin hombres. Tarde chicas —ella
levantó sus manos hacia arriba haciéndome reír.
Me agrada que ella sea la jefa de Harry y que pueda tener
más confianza ya que ella me contó que cuando era más
joven también vivió una relación tóxica y casi muere
también a golpes, después ella lo denunció. Desde ese
momento se interesó en ser policía, aunque ya tiene un
hermano que también es policía. Lo hizo porque quería
ayudar a más mujeres que estuvieran pasando algo similar
a lo que ella vivió.
—Me parece genial, guapa. Oye Mariel, ¿sabes cuantas
pruebas más vamos a necesitar para meterlo en la cárcel?

Pregunte sentándome con cuidado.
Ella dejó una hamburguesa vegetariana frente a mí con
papas fritas y una Coca-Cola
—No mucho, con lo que grabaste en tu celular es una
prueba enorme y todas las pruebas que tiene entre tú y
Simón.
Además, tenemos más casos relacionados a Nicolás—fruncí
el ceño y ella se dio cuenta—. No te lo puedo decir
Anastasia. Es confidencial y por lo tanto no puedo, espero
que me entiendas.
—Te entiendo.
Cuando terminamos de almorzar no podía parar de reír con
ella, era tan graciosa contándome sus anécdotas de cómo
cuando llegó la hacían menos en la policía, hasta que les
dio una paliza a todos a resolver varios crímenes ganándole
a todos los superiores y ahora ella era la jefa.
—¡Dios, Anastasia! Los hubieras visto, su orgullo de macho
peludo estaba por el suelo porque era mucho mejor que
todos ellos. No es por nada, pero soy muy buena haciendo
mi trabajo—me rio.
—Te admiro mucho.
—Y yo a ti hermosa, no cualquiera es tan fuerte como tú. Te
miro y me recuerdas a mi hermanita—una lágrima cayó por
su mejilla—. Ella tenía cáncer y perdió la batalla.
—Lo siento tanto, Mariel—susurro.
—Aún duele mucho—su mirada decayó un poco, pero luego
negó con su cabeza.
Ella se puso seria de nuevo y sacó una libreta y la
grabadora, muchos documentos, fotos de Nicolás, Roberto
y otros eran políticos que los había visto alguna vez en la
televisión. Ella me contó todo con un lenguaje tan técnico y
profesional que me costaba llevar el ritmo. Pasé unos
minutos contándome lo que yo ya sabía del tráfico de
personas que tenía Nicolás con varios políticos.
En ese momento sonó su teléfono y lo contestó y siguió
tecleando cosas en su computadora que no podía ver.
—Dime: ¿Qué ocurre? —Se quedó callada y apretó los
labios en una fina línea—¿Dónde? Un cuerpo—me tensé en
ese momento un escalofrío que recorrió mi espalda—.
Mierda, entonces ocurrió hace semanas—se quedó callada.

Vamos a tener que ver los archivos de gente desaparecida o
con el ADN para saber quién es. No quiero que toquen
nada hasta que llegue yo a la escena del crimen—ella se
levantó y se alejó de mí.
No sé por qué, pero comencé a sentirme mal, un sudor frío
recorrió mi cuerpo por las palabras que estaba diciendo
Mariel. Ella regresó después de unos minutos donde su
cara no muestra expresión alguna. Guardó todas sus cosas
y se acercó a mí.
—¿Qué pasa?
Ella negó con su cabeza y tomó mi mano con cuidado.
—Un caso que necesita de mí. No te preocupes por nada.
—Pero lo que dijiste...
—Anastasia, matan a personas todos los días y las tiran ahí
como si fueran basura, la gente es mala y ahora paso eso...
—hice una mueca—. Lo siento, pero estoy acostumbrada a
esto, soy la jefa, sé que para ti es duro escuchar, pero me
enfrento a esto todas las semanas.
—¿Cómo puedes dormir? Yo no podría.
—Siendo fuerte y después te acostumbras, pero nunca del
todo. Duele, pero no puedo ser débil, no sabes todo lo que
he visto o investigado...La gente cada vez está peor. Este
trabajo me ha enseñado lo oscuro y sádico que pueden ser
los humanos para saciar su placer o la venganza.
—Eso es horrible—me abrazo a mí misma. Mariel me
dedicó una dulce sonrisa.
—Eres fuerte, Anastasia, no dejes nunca de luchar por tu
felicidad. Jamás te dejes caer, la vida es cruel, pero es parte
de ella —su teléfono volvió a sonar—. Voy en camino, cierra
toda la área Harry hasta que llegue yo.
Ella colgó la mochila en su hombro.
—Me voy. Me necesitan, esos policías no son nada sin mí—
ella me guiñó el ojo y caminó hacia la puerta.
Me quedé pensando qué duro es trabajar en la policía...Yo
no podría hacer lo que hace Mariel...No podría dormir en la
noche y me hace admirarla aún más. Me quedé mirando
Barcelona y algo me decía que esto se iba a poner peor. Lo
sentía dentro de mí que esto era recién el inicio de algo que
no estoy preparada para afrontar.

******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me
acariciaba la mejilla. Pestañeé varias veces y abrí los ojos
encontrando con unos ojos cafés que me devolvía la
mirada.

—¿Cómo estuvo ese sueño? —Preguntó con una sonrisa.


—Mmm...,me quedé dormida—murmuró con voz ronca.
—A la excusa de que me quede dormida es la mejor, ¿no?
Observó a Diego que tiene una enorme sonrisa de felicidad
con algo de picardía. Él observa detenidamente, sus ojos
suben y bajan por mi cuerpo.
—¿Qué tal la visita a tus abuelos?
—Bien, mis abuelos son adorables como todos los abuelos y
me dieron mucho amor. Obtuve unas ricas galletas de parte
de mi abuela porque dijo: "que soy el hombre más hermoso
del mundo"—dice guiñándome un ojo.
—Ya veo quienes son las personas que te suben a tu ego—
digo poniendo una mano en mi barbilla. Lo que hace que él
suelte una carcajada.
—Mi abuela me enseñó todo sobre cómo tener mucha
vanidad y siempre sentirme seguro de mí mismo—se
encoge de hombros y añade—. Por cierto, te extrañe.
Suelto una risa porque me resulta adorable.
—Sigues siendo tan cursi, Diego.
Él se llevó una mano a su pecho y sonrió de lado donde se
le marcaron sus hoyuelos.
—Es mi lema ¿no? Soy el mejor novio, ¿verdad?
¿ y j ¿
Puse una mano en mi barbilla y me acaricié haciendo un
gesto de que estaba pensando y el ambiente cambió
rápidamente.
—No recuerdo en qué momento dije que si quería ser tu
novia—Solté un poco brusca y con mal sabor de boca
porque a Barbara se le pidió ser su novia y a mi no. Bah
tampoco me molesta, pero...No se tenía un mal sabor de
boca al recordar esa publicación.
Diego frunció el ceño. Me volví a tapar con un cubrecamas,
busqué mi celular entremedio de las almohadas hasta que
lo encontré y lo saqué.
—¿Estás enojada? Es porque no te he pedido ser mi novia,
¿verdad?
—No Diego. Sabes que me da lo mismo, pero por ahora no
somos novios—en ese momento me entró una llamada de
Simón, no puede evitar sonreír.
—¡Anastasia! —exclamó Simón. Puse los ojos en blanco
porque conocía ese tono, estaba un poco borracho. Diego
me mira de reojo. —¿Qué haces ahora? Puedo ir a verte.
—¡Oh, oh, oh! Alguien está borracho qué te parece si te
acuestas y mañana me vienes a ver cuándo este sobrio ¿te
parece Simón?
—Me conoces también y yo a ti y aun así no es suficiente
para que te enamores de mi ¿verdad?
Negué con la cabeza y sentí un pinchazo en mi corazón
porque sabía que le estaba haciendo daño a mi amigo al no
corresponder a sus sentimientos, pero tampoco podía estar
con él sin amarlo.
—Simón... —, Diego se levantó y se metió dentro del baño.
—Mañana iré a verte. Te quiero Anastasia...Tengo una
pregunta para ti y quiero que seas sincera como siempre lo
has sido conmigo.
—Vale. Pregunta y prometo ser sincera.
—¿Tu en serio no sientes nada por mí? Y no me refiero a
amistad, es en serio que no recuerdas toda nuestra historia
y que aún seguimos escribiendo.
Me quedé callada porque sentía algo más que una amistad
hacia Simón, tal vez, pero no puedo comparar los
sentimientos que siento hacia Simón comparados con los
que siento a Diego. Simón simplemente perdería.
—Voy a cortar la llamada y hablamos cuando no estés
bebido.
Corte la llamada y tire mi celular a un lado. En ese
momento salió Diego con una pequeña sonrisa que ocultaba
su verdadero estado que era celoso por Simón.
—¿Todo bien con Simón? —Soltó con odio, aunque lo
ocultaba con su sonrisa. Estaba claro que se estaba
controlando.
—Si, solo estaba un poco borracho.
—Y ¿Por qué siempre te tiene que estar insistiendo?
—No lo sé... —dije de verdad porque no sabía porque me
insistía tanto aun cuando sabía que mis sentimientos eran
para Diego.
—Ya—dice con amargura.
—¿Estás celoso? —Pregunte con diversión.
—Puff...celoso yo, no ah ah...No jamás—dice con voz un
poco aguda.
Achique mis ojos y me aguante la risa porque se veía
chistoso Diego, no recuerdo haberlo visto celoso antes.
—Mmm..., aja. Si seguro que mis ojos están viendo mal,
entonces—bromee con él.
Lo que hizo que él soltara una ruidosa carcajada fingida. Se
acercó a mí y tomó mi cara entre sus manos, su dedo
acarició mi mejilla y luego su nariz rozó con la mía.
—No tengo porque estar celoso porque sé que tus ojos son
solo para mí—susurró.
Presiona sus labios con los míos donde me beso con
cuidado y abrí mi boca esperando que profundice el beso y
no duda en hacerlo metiendo su lengua, ambas juegan la
una con la otra. Él se separa un poco.
Miro sus ojos y están dilatados por mí. Pasa un dedo por mi
labio inferior y el moja su labio inferior.
—Te deseo Anastasia.
—Yo también Diego y quiero volver hacerlo—susurro.
Pongo una mano en su duro abdomen y comienzo a bajar,
llegó su entrepierna y se la acarició por encima del
pantalón. Suelta un gemido y su mano desciende hasta
llegar a uno de mis pechos donde le da un pequeño
apretón.
—No, no. No tienes que recuperarte primero— se aleja de
mí y se sienta al final de la cama. Estoy segura de que si le
diera un pequeño empujón se caería.
Es dramático, ni que lo fuera violara—me digo a mí misma.
—Dios que eres un exagerado. Ni que fuera a violarte—
solté un bufido.
Él pone los ojos en blanco y se vuelve a acercar a mí.
—¿Cómo están esos moretones? —Murmuró acariciando mi
nariz con la suya. Me quedo hipnotizada mirando sus ojos.
Diego da varios toques con su dedo en mi frente. —¿Hay
vida ahí dentro?
—¡Que imbécil! —Hago un mohín y pegándole un manotazo
—. Me duele mucho aún y siguen morados e incluso un
poco inflamados.
Me quita el pelo de la cara y presiona sus labios con los
míos, aunque fue un toque muy rápido ya que tomó la
crema que tenía que echarme en los moretones.
—Vamos a mejorar eso.
Me acuesto y levanto mi polera. Diego vertió un poco de
crema en sus dedos y comenzó a esparcir con cuidado la
crema en mis moretones. No puede evitar hacer una mueca
de dolor.
Solté un suspiro de frustración porque me siento débil,
pero también sé que me defendí lo más que puede de
Nicolás solo que como siempre él jugaba sucio.
—Me duele lo que ese imbécil te hizo—suelta con odio.
Apretó su mandíbula y soltó un gruñido. No dijo nada más y
siguió vertiendo la crema cuando terminó, me bajó con
cuidado la polera. Y se acostó al lado mío.
—¿Sabes? Me cuesta creer que estemos así tú y yo después
de casi seis meses desde que nos conocemos y que tú me
sigas sorprendiéndome...—Murmuro mirando el techo.
Diego gira su cuerpo y apoya su cabeza en la mano — Lo
que me refiero es que eres una caja de sorpresa Diego, a
veces puedes ser tan cursi que me enfermas en buen
sentido — bromeo. Él sonrió— . Y puedes ser
increíblemente sexy y caliente...Me sorprendes cada día
más y no puedo creer que volvamos a estar juntos en una
cama—subí y bajé mis cejas haciendo que él suelte una
carcajada.
⋙ Cuando me fui pensé que te olvidaría y estaba dispuesta
a hacerlo ¿Sabes? Confiaba en mí que te podría sacar de mi
corazón, pero fue al revés mi corazón te añoraba más y
recordaba cada momento que habíamos vivido juntos e
incluso nuestras peleas cuando nos odiábamos al principio.
Te pensaba tanto que me enfermaba recordarte tanto.
Soltó una carcajada y bajó su cara donde su nariz acarició
mi mejilla y su mano se puso en mi cintura.
—Yo al principio no quería creer que te habías ido, me
costó dos semanas entender que te habías ido y quedé
destrozado—murmuró con voz ronca—. Lo primero que
hice fue caer en alcohol tanto que Cameron se mudó
conmigo para controlarme de que comiera algo y que no
pasara bebiendo e intenté odiarte con todas mis fuerzas.
Me cegué tanto por el odio que no me di cuenta de lo cruel
que estaba siendo contigo hasta que casi te pierdo.
—Diego—, susurro.

É
Él acaricia su nariz con la mía. Me dio un beso en la nariz
para luego darme en la mejilla y en la barbilla.
—Todas las noches me quedé mirando el ventanal
preguntándome en dónde estabas y porqué te fuiste de mi
lado, pero solo era cinco segundos porque luego volvía a
odiarte Anastasia.
—Se nota que me quería en esos momentos—bromeo.
—En el fondo sí, porque mientras más ganas tenía de
odiarte más te pensaba y entonces mi corazón jamás te
pudo sacar. Solo había un muro: yo lo llamo "el muro del
imbécil" ¿Qué te parece?
Me tapé la cara con las manos y me puse a reír: Este chico
no es normal, no, no lo es, pero así es perfecto—me digo a
mí misma.
—Excelente, perfecto para ti.
—Soy increíblemente genial, ¿verdad? Mi cerebro es
jodidamente asombroso que cada día me supero e incluso
hace que las cosas se vean aún más espectaculares—tomó
un mechón de pelo y lo enrolló en su dedo—. Y a ti te veo
cada segundo más preciosa, eres un espectáculo bellísimo
de mirar.
Pestañeé varias veces y solté una pequeña risa, porque
estaba siendo extremadamente cursi y lo amaba así.
—Mi sonido favorito es tu sonrisa y saber que te la causo yo
—se acercó más a mi—. Te amo mi bella—mordisqueo mi
oreja haciendo que mi respiración se cortara por un
momento.
⋙ ¿Nunca has sentido curiosidad al saber de porque te
digo bella?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No, pero me lo dices.
—¡No! Todavía no, ahora te quedarás con la curiosidad,
Anastasia. —Me saco con la lengua.
Negué con la cabeza, tomé el vaso con agua y la pastilla.
Me la tomé bajo la atenta mirada de Diego. Me acosté y
apoyé mi cabeza en su pecho. Diego comenzó a peinar mi
pelo haciendo que me relajara aún más con el efecto de la
pastilla, odiaba estar así. Diego comenzó a tararear una
canción.
Lo miré y él me guiñó un ojo. —¿En qué momento me
enamoré tanto de este hombre? Porque yo no lo recuerdo—
me digo a mí misma. Él siguió tarareando la canción y
acariciándome el pelo hasta que mis párpados estaban
cada vez más pesados.
— Míranos, Anastasia, llevamos tiempo así, juntos y me
siento completo contigo. Ninguno de los dos creíamos en la
felicidad, ¿no lo ves? —acaricio mi mejilla y observe esos
ojos café que tanto amaba—. La felicidad también es un
lugar. Somos nosotros. Nosotros juntos.
Una sonrisa enorme apareció en mi cara y me mordí el
labio inferior por dentro estaba llorando, pero también
quería reír porque es muy cursi, pero lo amo así, es
perfecto.
—¡Cursi! —susurre.
—¡Anastasia que me quitas mis momentos de Romeo! —
bromea.
Abrí los ojos y tenía una sonrisa de bobo.
—Oh, Romeo, oh, Romeo, ¡cállate que me estaba quedando
dormida!—Respondí abrazándolo con más fuerza y besando
su barbilla.
—Vez que te pones tontita conmigo—lo miré y su dedo
acarició la esquina de mi labio—Listo, se te estaba cayendo
la baba.
Puse los ojos en blanco. Antes de besarlo suavemente, pero
me separé rápidamente y él hizo un puchero.
—Ahí te quedas con las ganas, chico ardiente—digo
volviendo a acomodar mi cabeza en su pecho y solté un
bostezo.

É
Él soltó una risa y de nuevo comenzó a acariciar mi pelo
hasta que de nuevo sentía mis párpados más pesados. Odio
estar con medicamentos y más lo que me relaja tanto, pero
tengo que recuperarme pronto por todo lo que se va a venir
en unos días.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤ Casi llegamos 400 k aquí en
wattpad...no tengo palabras para agradecer.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 55
Nota: Hola criaturitas antes de que lean el capítulo tengo
dos cosas importantes es que la historia ahora sera contado
desde el punto de varias personas, principalmente
Anastasia, pero también de otros personajes. Y la segunda
es que se viene fuertes los capítulos y he estado muy
nerviosa por su reacción... Solo quiero aclarar que hacer
este personaje le invertido mucho tiempo, ha sido el
personaje mas asqueroso y repugnante que he escrito
alguna vez, pero también lo quería hacer bien, quería
meterme realmente en como pensaba ellos... Porque sí,
este personaje me ha inspirado en personas reales para
hacerlo... Así que los dejo con el capítulo. . Por cierto, puse
enclave esta palabra: Orgyilkos es un idioma, no es alemán,
ni inglés.. Buena suerte descubriendo cuál es, nos estamos
leyendo los comentarios o instagram.
Diego me ayuda a comer sushi vegetariano ya que no podía
con los palillos y estuve intentado como veinte minutos,
pero nada. No tenía planeado comer sushi hasta que llegó
Diego de la universidad con la comida.
—¿A qué hora viene a verte Simón? —Preguntó él dándome
otro pedazo de sushi.
Comí lentamente mirándolo porque a pesar de que me
estaba sonriendo podía notar que estaba algo molesto.
—Pues... A las tres dijo que más o menos iba a llegar —
tomo mi vaso de jugo y le doy un trago bajo la mirada de
Diego.
—Vale, entonces me iré unos minutos antes—me mira de
reojo mientras se lleva un trozo de sushi a su boca.
—¿Estás molesto?
Él hace una mueca y negó con la cabeza. Toma un mechón
de mi pelo y juega con él.
—No, no. Es solo que sé que ustedes tienen historia y
sentimientos. Es algo que me hace sentir algo inquieto y
más cuando él sigue enamorado de ti—él suelta un largo
suspiro—, pero confío en ti y tus sentimientos.
Nos quedamos callados y él se lleva otro trozo de sushi a su
boca.
—No me pondré celoso—murmura—. Aun cuando sé que
me vería muy ardiente estándolo, pero confío mucho en ti—
se encoge de hombros y toma otro trozo de sushi que lo
lleva a mi boca.
Masticó con una sonrisa lo que hace que él sonría.
—Porque si empezamos a dudar del uno al otro nuestra
relación se va a ir a la mierda—él limpia la esquina de mi
labio con su pulgar—. Y la confianza es lo más importante
en una relación y yo sé que tú me quieres mucho...
Yo asiento antes sus palabras mientras estoy embobada
mirando su boca.
—Y es que como tú no me ibas a querer con lo guapo que
soy y también soy sexy, ardiente, un genial novio que le
trae comida a su sexy novia, un buen cocinero y soy muy,
pero muy guapo—murmuró mordiendo mi oreja.
Pongo los ojos en blanco. Ya decía que era mucho tiempo
sin que él subiera su ego—hablo conmigo mismo.
—¡Aparta que me está quitando mi oxígeno de mi espacio
personal! —Pongo mis manos en su pecho y le doy un
empujón.
Él me miró un segundo antes de reírse y presionar sus
labios contra los míos. Me quedé quieta por un segundo
porque me tomó por sorpresa. Comenzó a mover mis labios
al compás de los suyos donde su lengua se adentró y
comenzó a jugar con la mía. Solté un pequeño gemido
porque en estos días Diego se ha comportado tan cuidadoso
conmigo y me trataba como una muñeca y sus besos eran
tan cuidadosos, pero noto como este beso es más salvaje y
caliente.
Puso una mano en mi nuca y me besó con más fuerza. Tome
su polera con fuerza. Su otra mano bajó y la puso en mi
muslo, comenzó a acariciarme. Sentía como ese pequeño
toque me hacía sentir mucho calor.
Él cambió el rumbo de su beso y comenzó a darme
pequeños besos en mi cuello haciendo que mi espalda se
hiciera para atrás y tocará con los cojines del sillón. Mis
manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Él me
miró por un
segundo y luego se apartó rápidamente.
g y g p p
Solté un gruñido porque otra vez hacía lo mismo.
—No puedo...Te puedo lastimar—susurro. Bajé mi vista y
podía ver que él también estaba excitado.
—Joder..., Diego—murmuró molesta—. Entonces no me
beses de esa forma, si me vas a dejar así. ¡Deja de tratarme
como una jodida muñeca de cristal!
Me levanté rápidamente y solté un gemido de dolor. —Me
quiero morir—grité para mí misma. Él se puso frente a mí y
me miró con una mirada de "te lo dije, tienes que
recuperarte." Le di un empujón y caminé con pasos lentos.
Sentí los brazos de Diego y como me levanté y me subía por
la escalera como si nos estuviéramos casando. Me crucé de
brazos y él tenía una pequeña sonrisa. Entró a mi
habitación y me acostó con mucho cuidado.
Levanto mi polera con cuidado y tomo la crema. Comenzó a
dar pequeños masajes a mis moretones cuando terminó.
Me observó fijamente.
—Quiero hacerlo, Anastasia—achique mis ojos—. Pero no
así, te puedo lastimar. Tuviste una hemorragia interna por
Dios y tú quieres que lo hagamos si te duele todo el
estómago. Lo siento.
—Vale... Entonces no me toques así porque me calientas y
después te haces el santo Diego... —lo recriminé.
Abrió los ojos sorprendido.
—Ya veo que estás frustrada sexualmente—soltó un bufido
y yo me comencé a sonrojar—. También yo, pero estoy
tratando de controlarme y tú no me ayudas. Además, fue
grave lo que te pasó Anastasia.
Me crucé de brazos.
—Está bien—mire hacia al lado—. Tienes razón.
—Gracias a Dios que volviste en sí—lo miré y añade—:
estaba viendo aquí a una depredadora sexual—puse los ojos
en blanco—. No te hagas la loca, me miras como si fuera yo
el malo.
—En primer lugar: no soy una depredadora y, en segundo
lugar: no te veo como el malo.
Miré el reloj y vi que ya eran las dos de la tarde y que un
rato más se tenía que ir Diego.
—No me gusta esto—digo mirando el techo—. No me gusta
tener que fingir y estar escondiéndonos, odio no poder
tomar tu mano en público, odio no poder besarte y
abrazarte libremente, odio tener que ocultarlo a todo el
mundo. Lo odio, odio, odio, joder, odio esto.
Me observo sorprendido.
—Siento lo mismo Anastasia, pero prefiero esto que no
estar juntos ¿o tú sí?
—Quiero estar contigo, pero no de esta forma—me tapé la
cara con las manos—. Me da miedo que termines
aburriendo de mi o que huyas porque sientas que te estoy
escondiendo cuando no es así.
Él me abrazó con cuidado.
—No pienso eso, Anastasia. Te recuerdo que fue mi idea la
de fingir.
Me pasé una mano por mi cara.
—Lo siento, es que me estoy volviendo loca al estar aquí
encerrada y viendo las paredes y no sé lo que estoy
diciendo... Siempre he sido una persona que no puedo estar
en cama tanto tiempo.
Él me dio un beso en el pelo.
—Puedes aguantar unos días más. Solo queda poco y
cuando te recuperes prometo complacerte de muchas
maneras, Anastasia—susurro con voz ronca. Haciendo que
mis mejillas se sonrojan.
Me aclaré la garganta. Él se sentó al frente de mi en
posición de indio y tomó mi mano.
—¿Recuerdas cuáles fueron nuestros primeros
sentimientos?—murmuró jugando con mi dedo meñique—
¿lo recuerdas, Anastasia?
Levanté la mirada y vi que miraba fijamente sus pupilas,
estaban más oscuras y tenía una sonrisa burlona en sus
labios.
—Te odio, Anastasia.
—El sentimiento es mutuo—conteste con una sonrisa—. No
quiero tener sentimientos, Diego.
—Sin sentimientos, Anastasia.
Me quedé pensando un momento antes de decir las
siguientes palabras:
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti.
Soltó un suspiro y me apretó un poco mi dedo meñique,
—Con sentimientos, Anastasia—respondió con una sonrisa.
—. Te das cuenta de que estamos siendo muy cursi, bella.
—Contigo siempre— respondí extendiendo mi dedo
meñique, él también e hicimos la pinky promise. Ambos
estallamos en una carcajada.
Él me sonrió de lado porque ambos habíamos dicho todos
los sentimientos de cómo había comenzado nuestra historia
del odio al amor y es de locos ponerse a recordar las
palabras que nos dijimos en el pasado.
—Te amo, Anastasia—me contestó.
Solté un suspiro al escuchar esas dos palabras que tanto
me gustaba escuchar. Él mantenía su sonrisa esperando
una respuesta, pero las palabras no salían de mi boca y no
sé porque no entendía porque no podía decir esas dos
palabras.
Él soltó un suspiro y soltó un poco su dedo. Diego agachó la
cabeza y comencé a sentirme mal por no poder decir esas
palabras.
—Yo...espera un poco, por favor—digo con nerviosismo.
Levantó la mirada y me observó atentamente.
—Vale... —Él apoyó su cabeza en la mano y me sonrió
ampliamente que me hacía sentir más nerviosa. Los
minutos pasaban y sentía que esas malditas palabras no me
iban a salir nunca —. Sigo esperando o hablamos de otro
tema.
Me tapé la cara con la mano, no era fácil para mi decir de
nuevo esas palabras cuando una vez la dije me traicionaron
de la peor forma, pero Diego no era así. Él no era Nicolás
de ninguna forma.
—Bueno, ya es hora de irme o no encontrar a Simón
juntos... — Se levantó, pero yo tomé su mano.
—Espera un poco, por favor—tire de su mano y él se volvió
a sentar. Me quedé callada—. Tengo que irme, Anastasia y
si sigo esperando aquí me haré viejo.
Lo miré un segundo, porque mierda no sé qué calla me está
poniendo más nerviosa y porque no salen esas palabras de
mi garganta siento que están atoradas.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, Anastasia—me presiono esta vez.
Lo observé unos segundos más, Diego estaba mirando la
hora de su teléfono. No siento nada de presión—me digo a
mí misma. Me miró y volvió a mirar su estúpido teléfono
que me dio ganas de arrancárselo.
—Anastasia, me tengo...
Le quité el teléfono de las manos y puse mi mano en su
boca para que se callara de una puta vez. Me miró con
asombro.
—¡Dios cállate que no me dejas de pensar con claridad y
menos si haces esos gestos! —Él asintió y retiró lentamente
mis manos de su boca.
—¿Sabes que te quiero Diego?—Él asintió con emoción—.
Pero también tú sospechas que te amo, ¿verdad? —Una
sonrisa de bobo apareció en sus labios—: Entonces no
dudes de esas dos palabras de mí, porque yo daría mi vida
por ti sin pensarlo, pero si necesitas escucharla para que se
te suba el ego está bien—sonrió y me siento en su regazo—
Te amo mi chico ardiente y sensual.
Soltó una risa y me uní a él porque ha sido la declaración
más patética del mundo. Me dio un beso en la barbilla,
luego en la nariz y al final en los labios.
—Te amo, Anastasia —respondió antes de cerrar sus ojos y
presionar sus labios contra lo mío.
Movió sus labios con delicadeza sobre los míos a diferencia
de los otros besos. Este beso fue calmado, lento y también
algo juguetón. Se tomó su tiempo besándome. Mis manos
rodearon su cuello para atraerlo más hacia mí. Nos
separamos cuando ambos necesitábamos aire. Él pasó su
dedo por mi labio inferior.
—¿Me amas?
—Te amo, chico ardiente—susurré mordiendo su labio
inferior.
Se sonrojó y me acarició tiernamente la mejilla. Nos
quedamos callados hasta que sentí que alguien tocaba la
puerta principal y después mi celular vibró entrando en una
llamada de Simón.
—Mierda—digo antes de contestar el celular—: bajo, en un
momento espérame por favor, que estoy caminando como
abuelita—le contesté a Simón, quien rió y cortó la llamada.
—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó él con una sonrisa en
sus labios.
Tomé su cara entre mis manos antes de darle un suave
beso.
—Ayúdame a bajar y te quedas aquí en mi cama. Trataré de
que sea una visita corta.
Él me levantó con cuidado y me ayudó a bajar con cuidado
las escaleras. Mis pies tocaron el suelo, me giré para
mirarlo y darle el último beso. Subió rápidamente las
escaleras y caminó con cuidado hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta estaba Simón con pantalones rajados
de mezclilla y también una chaqueta se acercó a mí y me
dio un beso cerca de mis labios, pero di un paso hacia
atrás.
—¿Cómo estás bonita? —Me ayudó a caminar hasta que nos
sentamos en el sillón.
—Sanado como siempre—me senté en posición de indio y él
me imitó. Mire un momento al techo y después a él. —
¿Y tú?
Pasó una mano por su cara y me fijé que tenía unas
enormes ojeras, sus hombros estaban tensos. Tomé su
mano, porque algo estaba pasando.
—¿Qué sucede, Simón?
Agachó la mirada un momento antes de mirarme, estiró su
mano y puso un mechón en mi pelo.
—Estoy preocupado porque caíste una trampa de Nicolás y
fue tan fácil para él hacerte daño, casi te mata a golpes,
escuchar tu grabación ha sido lo más doloroso para mí y
escuchar su voz de loco..., fue aterrador para mí.
—Fui una tonta, pero pensé que te había hecho algo—juego
con los dedos de mi mano—. Tuve miedo de nuevo y pensé
que me iba a secuestrar para venderme de nuevo.
—No eres tonta Anastasia, él está enfermo...Esta vez fue
peor, no pensé que él te fuera a pegar jamás lo había hecho
contigo, me preocupa que cada vez está teniendo menos
empatía por las personas — se estiró hacia atrás —.
Encontrarte ahí fue como revivir esa noche, pero peor.
—Simón—, susurre.
Él se volvió a sentar y puso una mano en mi mejilla. Me
observó fijamente y esquivó su mirada.
—¿Puedo besarte?
Solté una risa y negué con la cabeza. Él soltó un enorme
suspiro, pero levantó sus dos manos.
—Que jodido es el amor, Anastasia—apoyó su codo en su
pierna y recargó su barbilla en su mano, me miró
expectante ante una respuesta:
—Muy jodido, porque cuando tenía dieciséis años yo quería
que tú me miras así, quería ser tu única chica y ahora que
estoy enamorada de otro chico, tú quieres que sea tu
chica...Siempre vamos a querer lo que no podemos tener,
Simón.
—Bueno, ya te he esperado por seis años..., Mmm unos
años más, no me mataran, ¿verdad?
Le di un empujón.
—Busca tu felicidad, Simón, no te quedes recordando lo
que pudimos ser—me encojo de hombros.
Se acercó más a mi hasta que nuestras narices rozaron y él
puso un dedo en mi labio. Me quedé quieta.
—Ambos sabemos que nuestra historia no se ha acabado,
aún falta mucho. —Me dio un suave beso y me alejé
rápidamente.
—¡Simón! No hagas de nuevo eso—le reclamé.
—¿Por qué no? Ya nos hemos besado antes—niego con la
cabeza y miro hacia el segundo piso. Diego nos está
observando, veo como aprieta la barandilla con fuerza.
—Ya sabe lo que siempre te digo... —Antes de que
terminara, él dijo:
—Si estás enamorada de Diego, ¡vale! Lo pillo, pero no me
rindo—presiono su mano en mi corazón—. Porque sé que en
el fondo aún te gusto y tienes mucho más sentimientos. Tú
misma lo dijiste, aún hago cosas locas con tu respiración.
Me levanté del sillón con cuidado porque me dolía
demasiado poder levantarme. Él se paró frente a mí.
—Tú misma lo dijiste: no te quedes en los recuerdos de
Diego—Di un paso hacia atrás, pero él me agarró de la
cintura con cuidado—. Nuestros caminos se volvieron a
juntar y no creo en las coincidencias, Anastasia volviste a
mí.
—No me confundas más, por favor ¿podemos ver una
película? —Él asintió, pero antes que me diera cuenta ya
tenía sus labios sobre los míos y yo me alejé rápidamente,
haciendo que resbale y caiga. —¡Mierda! —exclame.
Me levanto rápidamente y me llevo al sillón, odio estar tan
débil, me hace lenta y frágil. Me miró preocupado, me tocó
la cara, los brazos buscando alguna herida o moretón, solté
una risa.
—¡Simón basta! Estoy bien, caí de culo, pero estoy bien—
apoyó su cabeza en mi pierna y comenzó a reírse—. Solo te
pido que no me beses de nuevo, por favor.
—No te puedo prometer eso, bonita.
Puse los ojos en blanco porque ya me veía venir la pelea
con Diego, aunque técnicamente no somos nada. Simón
sacó su computador y decidió poner una película de terror,
sacó una manta y palomitas.
—La sangre es muy falsa—digo con cara de asco haciendo
que se ría—. Vaya película de terror más falsa—solté un
suspiro de frustración.
—Shhh deja de ser tan gruñona—me beso en la mejilla y
continuamos viendo la película que era un asco de película,
pero supongo que entretenía algo, pero tampoco tanto.
Me estiro en el sillón y veo como Simón guarda todas sus
cosas y se pone la mochila en su hombro derecho. Miro mi
celular y han pasado casi tres horas.
—Me tengo que ir—me da un beso en la mejilla—. Mañana
vengo con Harry y Mariel a hablar de los avances. Pronto
acabará todo.
—Vale—digo con una sonrisa—. Adiós, guapo.
Lo vi como caminaba hacia la salida y me decía chao con la
mano y cerró la puerta. Apoyé mi cabeza en el sillón y miré
al techo, sentí como se acercaban unos pasos hasta que
crujió el sillón.
—Quiero matarlo—fue lo primero que dijo. Levanté la
cabeza y nuestras miradas chocaron.
—Tenemos que fingir, Diego.
—Sí, pero no por eso te tienes que andar besando... Me
dijiste que no tenías nada con él—me reclamó.
—Y no tengo nada con él, pero es más rápido y me pilla
desprevenida, sé que escuchaste lo que le dije y de seguro
viste mi espectacular caída—me crucé de brazos.
—Vale, no quiero pelear por algo tan estúpido como esos
topones de labios—puso los ojos en blanco—. Ahora si deja
que yo te bese porque me amas a mí.
Le di un empujón haciendo que se cayera del sillón, no
puedo evitarlo, pero me reí, me quedé un momento
pensado que ahora sonrió más, pero era porque por fin
estaba comenzando a sanar...No quería seguir siendo tan
fría con la gente que amaba, me dolía tener que hacerlo,
pero sé que falta poco para que esta pesadilla acabe.
—¡Muy graciosa Anastasia! —Me muerdo el labio inferior
para aguantarme la risa. Él se volvió a sentar y soltó un
suspiro, miró un momento hacia al frente antes de volver a
mirarme. —Es normal que sienta algo de miedo.
—Somos humanos, es normal sentir miedo, está en nuestra
naturaleza y es una reacción normal.
—Sí, pero tengo miedo de perderte y suena ilógico, pero vi
como tú y él se entendían también que...
Estire mi mano para tomar su brazo y acariciarlo.
—Diego...si hubiera querido estar con él, lo estaría, pero tú
eres el chico que amo..., Mmm, no te vas a poner ahora
inseguro de Simón, ¿verdad?
—No, es solo que...
—¡Es solo que! ¿Qué? —Lo presioné. Me miró un momento
y puso una mano en mi muslo, comenzaron a ser pequeñas
caricias—. Bésame, Diego.
No hizo falta pedírselo dos veces, tomó mi cara entre sus
manos y comenzó un suave beso lento y perezoso donde
nuestros labios se movían juntos y nuestras lenguas se
juntaron, fue un beso tierno, se tomó su tiempo en este
beso, hasta que sentimos que ya no podíamos respirar.
Recargo su frente contra la mía, su mano seguía
acariciando mi muslo. Lo miré y tenía los ojos cerrados, los
labios hinchados por el beso. Extrañaba tanto estar con él
aun cuando siento un pinchazo en mi corazón porque sé
que estoy haciendo mal al estar con él, pero no puedo estar
más lejos de él.
—Eres un enigma, Anastasia—susurro contra mis labios.
—¿Ah? —Murmuré perdida porque mi mente estaba
pensando en otras cosas que no incluía ropa o hablar.
Él se volvió a sentar y tiró de mi mano para que me sentara
en su regazo. Apartó el pelo que caía en mi cara.
—Estaba recordando cuando nos conocimos—levanté una
ceja y él soltó una risa porque mi mano comenzó a bajar
por su torso hasta llegar al inicio de los botones del
pantalón—¡Pervertida! Bueno, recordé que tú siempre
salías primero de algunos lugares, pero siempre te
ganábamos ¿A dónde ibas o qué hacías?
—Ah..., bueno, muchas veces necesitaba perderme y eso es
lo que hacía, a veces me baja del taxi, caminaba sin rumbo
alguno..., supongo que lo hacía para tratar de encontrarme
a mí misma. A veces lo necesitaba, necesitaba perderme a
mí misma para encontrarme y no rendirme. Me gustaba
perderme entre las calles y la gente.
—¿Eso suena peligroso?
—Era sanador para mí. Porque, aunque no lo creas, yo
misma me daba cuenta como estaba lastimando Alejandra
con mi carácter a pesar de que ella siempre estuvo
conmigo e incluso contigo, lo sabía. Me estaba convirtiendo
en alguien tan fría y desagradable que me daba miedo,
pero no sabía cómo parar.
—Mmm..., desagradable sí que eras un poquitito—me dio
un suave beso en los labios—, pero estabas herida y te
entiendo. Entiendo cada una de tus acciones, aunque
muchas veces no hayan sido correctas.
—¿Gracias? —Suelto una risa—. Podemos hacer algo más
movido por aquí ¿o no?
Soltó un largo suspiro y tiró mi pelo hacia atrás. Mi cabeza
se hizo hacia atrás y comenzó a chupar mi cuello.
—No dejarás de insistir hasta que te lo haga, ¿verdad? —
Susurro con voz ronca y sensual.
—Malo—digo con un mohín en los labios.
Él asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los
míos con una exigencia feroz. La caricia se vuelve
rápidamente salvaje, absorbente e inimaginable.
Diego suelta un gruñido y me abraza con más fuerza. Mis
pechos se estrujan contra su torso firme y duro. Él levanta
un poco su trasero donde saca la billetera y no pierdo la
oportunidad y le doy una palmada en su trasero sexy.
En respuesta él pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes
de que pueda decir algo, aparta de nuevo el pelo hacia un
lado y lame con sensualidad la curva del lado derecho de
mi cuello. Suelto un gemido que lo hace reír y comienza a
desabotonar los pantalones y saca muy lentamente mi
polera.
—Joder... Eres mi musa de mis fantasías Anastasia—recalca
levantándome un poco por las caderas. Desliza mis
pantalones junto con mis bragas por mis muslos con
movimientos lentos.
Estoy apunto a decir "Que se apure", pero él me hace callar
con un pequeño soplo de aire en mis senos.
—Eres lo más increíble que me ha pasado en muchos años.
Eres un espectáculo de mujer—concluye tomando mi mano
y guiándola hacia el lugar exacto por donde tiene muy
despierta su erección.
—Mi amigo está ansioso de salir y es todo por ti—me
susurra y continua—. Estaba intentado ser un niño bueno,
pero tu fuiste una niña mala—gruñe con la voz agitada y
comenzando a mover sus caderas en círculos, lo podía
sentir duro.
Noto que está duro como una roca y mis caderas se
mueven al compás de la suya. Él toma mi boca y la llena
poderosamente con la suya.
—Estoy al puto límite—me muerde la mandíbula y luego el
cuello—. ¿Estás lista? —Pregunta con dificultad.
Diego me aparta un momento, miro como baja la
cremallera de sus pantalones y también el bóxer. Saca un
condón dentro su billetera, lo rasga y lo desliza lentamente
por su pene. Mi boca se seca y Diego comienza a
masturbarse lentamente y no puedo aparta la mirada de su
mano.
Ambos jadeamos cuando está completamente dentro de mí.
Cierro los ojos porque en esta posición lo siento aún más
grande y duele un poco. Entreabro la boca y fijo la vista en
mi techo, mientras mi respiración está hecha un puto
desastre.
—Chica mala—me susurra.
Él se retira y vuelve a insistir cada vez más hondo, más
poderoso.
—Diego—, jadeo.
—Es lo que querías, ¿verdad? —Me pregunta con una
sonrisa y asiento.
Él suelta una risa antes de capturar mis labios con los
suyos aumentando mi agonía y acaricia mi espalda
mientras acelera el ritmo de cada penetración. Con la mano
libre cubre uno de mis senos ya duros, los masaje y luego
su boca cubre mi seno, lo que me hace casi perder la razón.
Estoy a punto de desfallecer en sus brazos, pero él me
sostiene con firmeza. Diego me toca y ondas de placer
recorren mi cuerpo, inhalo hondo para tratar de calmarme.
Siento su mano sobre mi piel es demasiado porque sus
movimientos son cada vez más rápidos. Siento como entra
una, cuatro, doce veces antes de que llegue mi orgasmo y
me deja fuera de sí.
Él suspira con dificultad y entra dos veces en mi antes de
correrse en el condón. Me abraza con fuerza y me da besos
por toda mi cara. Pasan varios minutos donde ambos nos
estamos recuperando antes que comience a reír y él se une.
—Chica sucia y mala. Me excitaste y me calentaste hasta
que no pude más.
q p
—Tampoco te vi quejarte cuando entrabas y salía—lo
pinché—lo que lo hizo reír.
—Necesitamos una ducha, aunque igual me gusta que esté
sucia—me susurro con voz ronca y sensual.
—¡Imbécil!— replicó con una sonrisa.
—Pero soy un imbécil que amas, lo cual—dice mientras
acaricia lentamente mi estómago—. Te convierte en una
triple tonta. Pero una tontita perfecta para mí—concluye
con una sonrisa. Lo observé detenidamente y él se rio de mi
expresión.
—¡Muy cursi!—rebato con una sonrisa.
—¡Tontita!—murmura antes de besarme suavemente en los
labios.
Orgyilkos:
Doy una calada al cigarro mientras observo a la chica como
sale de la universidad para dirigirse al estacionamiento.
Sonrió antes de correr hacia mi auto que se encuentra al
lado del suyo. Sacó rápidamente las muletas y varios libros.
Camino hacia la chica que viene mirando el teléfono.
Chocamos y dejó caer los libros torpemente.
—Discúlpame—dice la chica.
La analizo fijamente, su pelo es largo, castaño claro, ojos
verdes...piel blanca. Es hermosa y tiene un cierto aire a
ella.
Le sonrió de lado y su sonrisa se agranda.
—No te disculpe, fue un accidente—ella me entrega los
libros, pero hago que de nuevo se me caiga y también se
me cae una muleta—. Perdón es que aún no me acostumbro
a andar con muletas.
La chica niega con su cabeza y se pone un mechón detrás
de su oreja que me hace recordar a ella, es hermosa esta
chica y se parece tanto a ella.
—No te preocupes ¿Cómo te llamas? —Ella sonríe.
—Me llamo Paúl y tu—ella me dice su nombre y nos
quedamos callados. Me llevo una mano a mi cabeza—. ¡Qué
tonto! Se me quedó algo en auto, me podría acompañar—
apuntó hacia dónde está mi auto y ella asiente.
Tomamos rumbo hacia el auto y le fui contando un poco
sobre mi para que no se me escapara. Cuando llegamos a
mi auto, saqué las llaves de mi bolsillo las deje caer
torpemente.
—Perdón, es que estas muletas me hacen ser torpe—le
sonrió de lado.
Ella hace un gesto con la mano quitándole importancia. Se
agachó a recoger las llaves, en ese momento levantó mi
muleta y le pegó en la cabeza. La chica quedó inconsciente
en el suelo. Observó hacia todas partes y está solitario el
estacionamiento. Meto las muletas dentro del coche y
rápidamente esposo a la chica, la meto dentro del maletero.
Unas horas después llego a mi pequeña casa. Me bajo y
camino hacia el maletero donde se escuchan los gritos y
golpes que da la chica. Cuando abro el maletero la chica
está llorando y me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—acaricio su mejilla—, pero
tranquila la pasaremos muy bien tu y yo.
—Déjame ir—me grita llorando.
Sacó una pistola y se la apuntó. Ella abre los ojos asustada
y se queda callada.
—Te vas a portar bien o si no te mato ¡me escuchaste puta!
—Le gritó. La sacó del maletero y ella mira a su alrededor,
le dio un empujón—. Camina hacia la casa.
Cuando entramos a la casa la guié hacia el sótano, ella bajó
llorando porque era su fin, esta chica iba a salir de aquí
muerta. Necesitaba matarla para satisfacer mis placeres.
—Desnúdate, ahora—le susurre. Ella negó con la cabeza y
levanté mi mano donde mi mano chocó su mejilla derecha
—. Desnúdate ¡o te mato! —grite.
Ella comenzó a quitarse la ropa y lágrimas gruesas caían
por su mejilla. Le observé cómo se iba quitando cada
prenda. Tomé un mechón de pelo castaño, ese color que
tanto me recordaba a ella solo que ella era fuerte, pero esta
chica de aquí no podía hacer lo que quisiera con ella.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada—dijo llorando.
La observé y tenía un bonito físico en donde me
entretendría esta noche jugando con ella.
—Porque quiero. Además, te pareces mucho a alguien—
apreté mis manos—. Porque todas son iguales, se enamora
de la cara bonita. Son tan estúpidas ¿Qué pensabas bonita?
Que te iba a pedir el número para después salir juntos —
Ella miró hacia otra parte y me soltó una risa. — Lo ves,
eres una estúpida, pero esta es una lección que vas a
aprender que no todos somos buenos.

******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los
ojos en blanco, me visto rápidamente y me acerco a ella.
La jalo del pelo y cae al suelo. Ella llora y me suplica que
la deje tranquila. Me subo rápidamente encima de ella y
mis manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta
rápidamente de lo que iba a pasar, patea instintivamente y
comienza a

rasguñar mis brazos haciendo que me excite más.


Veo como en su mirada hay miedo y pánico... Me siento un
dios a saber que estoy controlando yo su vida. Ella
comienza a debatirse salvajemente, gimiendo, pero sus
pulmones ya que tiene poco oxígeno y casi no pelea. De sus
ojos escapan lágrimas amargas porque ella sabe que fue
una tonta por confiar en alguien que no conocía y solo por
parecerle atractivo ahora estaba a punto de morir.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante
mismo en que la vida lo abandona. Espero unos segundos
más y veo el cadáver de la chica, no puedo evitar al sentir
un enorme placer en este momento.
p
Dos horas después tiró el cuerpo de la chica en medio del
bosque del parque y sacó un cigarro y le dio una calada.
Miro hacia todas partes para asegurarme que no hay nadie
y me acerco al cadáver de la chica, acarició sus mejillas.
Observo el cuerpo desnudo de ella y una sonrisa aparece
en mis labios al recordar.
—Esto es solo el comienzo—susurró antes de comprobar
que no dejé ninguna pista o algo que pueda culparme.
Camino un poco más y veo el cadáver de otra chica que
asesine a hace unos días.
—Todas son estúpidas que caen por una cara bonita—
sonreí con maldad.
Apagué el cigarrillo en el cuerpo de la chica y me llevé la
colilla. Me saqué mis guantes y comencé a caminar
tranquilamente hacia mi auto.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 56
Nota de la autora: Chicas y chicos un aviso importante la
próxima semana comenzare a subir otra historia, espero
que le den una oportunidad aquí les dejo un adelanto que
estará al final del capítulo, en serio que estoy muy
emocionada por esta nueva historia.
Cuando abrí la puerta me encontré con Harry que venía
vestido con su traje de policía y venía con dos desayunos de
Starbucks. Me dio un beso en la mejilla y me ofreció un
café que acepté con gusto.
—¿En dónde están los demás? Pensé que también estaría
Simón y Mariel.
Me senté en el sillón y él me pasó un pan vegetariano, me
tapé con una manta porque hacía frío. Harry me miró
divertido.
—Me adelanté, quería que habláramos los dos—le di un
sorbo al café—. Tranquilo vengo como amigo por ahora,
aun cuando tenga el traje puesto.
—Vale—me mordí el labio inferior porque desde que conocí
a Mariel me pregunto si ellos tendrán algo—. Así que
Mariel, que mujer ¡Dios!
Harry se atragantó con su café y comenzó a toser, sus
mejillas se pusieron rojas y se me escapó una risa. Cuando
estuvo más calmado, me respondió.
—Sí, muy guapa.
Me quedé mirando mientras le daba una mordida a su pan
y yo al mío, hasta que no pude más y dije:
—¿Te gusta Harry? verdad—Se quedó callado mirándome y
achiqué mis ojos mirándolo—. Vamos dímelo, prometo no
decirlo.
—La encuentro guapa y cuando trabajamos tenemos buena
química...—Antes de que terminara lo interrumpí.
—Y de seguro que en sexo también tendrán esa química—
Me fulmino con la mirada y reí.
—¡Anastasia! —Exclamó —. Es mi jefa de la que estamos
hablando, no digas esa tontería.
Hizo una mueca que me recordaba un poco a mi hermano.
Puse los ojos en blanco y tiré un mechón de su pelo.
—Una jefa ardiente, guapa que, si no estuviera enamorada
de Diego, no perdería la oportunidad de conquistarla —
puse una mano debajo de mi barbilla y Harry rio —. No
seas cobarde e inténtalo, en donde quedo tu lema de soy
hombre y cuando una chica me interesa lo doy todo—
intente imitar su tono de voz.
—Chica astuta, tal vez lo haga—soltó un suspiro y me miró
por un momento—y tú como vas con Diego.
—Él siguió por su camino y yo por el mío—doy una mordida
a mi pan, por suerte hoy día era jueves y tenía clase Diego.
Él asintió y se sentó más cerca de mí.
—¿Y Simón? ¿Qué pasa con mi amigo?
—Simón es mi amigo y nada más, quiero que sea feliz y sé
que yo no soy la chica ideal para él, solo está cegado, así es
el amor.
—Cuando lo conocí solo hablaba de cómo su hermano le
había bajado a su chica y ahora solo me habla de cómo
quiere recupérate, enamórate y ¡Dios sabe qué más! —Le
di un sorbo a mi café.
—Como dije, solo está cegado por el amor, pero lo quiero
mucho y tengo sentimientos por él, pero no creo que vuelva
a caer por él.
—Duras palabras para mi pobre amigo, supongo que nadie
puede competir con Diego y menos mal que di marcha
atrás—Él se rió y pasó su brazo por mis hombros—. Mejor
te dejo como mi pequeña hermanita que necesita de mi
ayuda.
Sonreí con su comentario.
—Claro, soy una pobre chica que no sabe defenderse—él
me abrazó y apoyó su dedo en mi nariz—. No hagas eso
Harry.
—Porque te molesta—esta vez apretó mi nariz con fuerza.
—¡Tengo tu nariz! —Comenzó a decir una y otra vez.
—¡Que maduro, Harry! Seguro que eres policía.
Me dio un empujón y me abrazó luego. Me di cuenta de que
Harry no es serio aun cuando su trabajo le dice que tiene
que ser serio, pero supongo que es porque es joven aún,
estos días me alegró mucho cuando iba a verme al hospital
con Mariel.
En ese momento sentimos que tocan el timbre y dejamos de
reír porque de seguro que ahora tenía que volver a ser el
Harry serio. Él abrió la puerta y entró Simón que
comenzaron a pelear.
—¿Qué mierda haces aquí Harry? —Escuché lo que le
decía.
Me levanté y me acerqué a ellos.
—Le traje el desayuno Simón, cálmate—dijo Harry.
Simón fulminó con la mirada a Harry y me aclaré la
garganta. Me dio un suave beso en la frente y vi como
Harry ponía los ojos en blanco.
—¿Cómo estás? —Preguntó Simón.
—Bien, estoy bien, pero dejen de pelear, son amigos por
favor—puse los ojos en blanco.
—Si fuera mi amigo, no me traicionaría así—Harry le dio un
empujón y yo me puse entremedio—. De seguro que
intentas conquistarla, ¿verdad?
Abrí los ojos y negué con la cabeza.
—Es mi amiga, no voy a intentar nada con ella porque
entiende que ella está enamorada de Diego y a mí me
gusta...
—Se quedó callado Harry.
—¡Simón! Te estás pasando, yo veo a quien quiera—él tomó
un profundo respiro y asintió—. Harry tiene razón y solo
estábamos hablando de cosas sin sentido como amigos.
Nos sentamos todos en el sillón esperando que llegara
Mariel, aún faltaban quince minutos, en la sala de estar
había demasiada tensión entre los chicos o solo de Simón.
—Lo siento Harry, pero tú sabes lo que significa Anastasia
para mí—dijo en un susurro. Harry se sentó a su lado y
palmeó su espalda.
—Lo sé amigo, por eso te digo que no estoy intentando
nada con ella y que ahora la veo como mi hermanita
pequeña, además que... —Antes de que terminara de
hablar, lo interrumpí.
—Le gusta su jefa—solté con una risa. Harry soltó un
gemido de dolor y Simón se rió.
—No digas eso Anastasia, porque no se lo dice a Mariel—
me desafío con la mirada y sonreí inocentemente.
—Harry, no hagas eso con Anastasia porque es capaz de
hacerlo.
Los dos me miraron, pero yo seguía sonriendo
inocentemente.
—No haré nada, son unos aburridos que le quitan la
diversión a todo —le saqué una lengua y ellos comenzaron
a reír y poco a poco vi cómo se iba calmando el ambiente.
Pasamos un rato tirando bromas hasta que sentimos que
tocaron la puerta, mire Harry.
—¿Por qué no abres la puerta Harry? —Subí y bajé mis
cejas. Puso los ojos en blanco y se paró del sillón, caminó
hacia la puerta. Nosotros nos reímos y después escuchamos
la voz de Mariel que venía riendo con Harry.
—Se gustan—le susurre a Simón. Cuando llegó Mariel me
abrazó fuertemente y saludó a Simón.
Mariel se sentó al frente mío con Harry, quien no le quitaba
la mirada de encima, estaba embobado mirándola.
Nosotros nos miramos y soltamos una carcajada.
Mariel saca todos sus documentos al igual que Harry. Ellos
comienzan a hablar entre ellos y yo lo miro porque hacen
una pareja bonita, pero Mariel intimida un poco a Harry
con su carácter, normal es una mujer segura e imponente.
—Tenemos los nombres de esas personas Anastasia que
intentaron abusar de ti y que son parte del asesinato de tu
hermano y también están involucrados en el tráfico de
personas que maneja Nicolás—ella sacó varias fotos y la
puso en la mesa—. Dime si son ellos.
Las ordenó en la mesa y un nudo se instaló en mi garganta
porque eran ellos, además son los que siguen manteniendo
contacto hasta el día de hoy con Nicolás.
—Son ellos—dijo Simón. Yo asentí una y otra vez—. Nicolás
sigue teniendo contacto con muchos de ellos como podrán
ver en las pruebas que te pasamos.
—Estoy consciente de eso Simón, pero no me gusta
cometer errores en mi trabajo ¿lo entiendes? —Miró
fijamente a Simón y él asintió—. Siempre quiero estar
100% segura de lo que estoy haciendo, no puede haber
ningún error con esto.
Simón asintió. Nos quedamos en un silencio incómodo
observando cómo Mariel tecleaba sus dedos contra el
teclado del computador. Hasta que Harry rompió el
silencio:
—Todos ellos están dentro de distintos partidos políticos.
Nosotros ya teníamos la sospecha que estaba haciendo
cosas ilegales por la fiesta que organizaban en una isla y
solo había gente importante—Harry negó con la cabeza—.
Pero ahora tenemos pruebas para detenerlos y los tenemos
a ustedes y a tres chicas que rescató hace poco Mariel
donde testificará cuando sea el día del juicio.
—Exacto los tenemos en nuestro poder, tenemos fotos,
pasajes de vuelos, fotos dentro de esa mansión y tenemos
testigo de las orgias que se realizaban ahí con chicas
menores de edad —ella negó con la cabeza—.Son unos
enfermos, mientras más dinero y poder, se creen dioses que
piensan que nunca los van a tocar.
Sentí unas ganas enormes de vomitar <<como alguien
puede abusar de niñas por el amor de Dios>>—pensé.
Están enfermos y espero que se pudran en la cárcel por
todo el daño que les han hecho a esas personas.
—Ya estamos casi listos, Anastasia muy pronto Nicolás y
esas personas caerán. —Simón me abrazó. Yo asentí
emocionada —. Fuiste muy inteligente a grabar la
conversación y esa una prueba muy importante donde
tendrá el cargo de intento de asesinato y secuestro.
—Estoy mandando la orden de captura a la estación de
policía de Madrid, mi hermano es el jefe. Mañana serán los
hombres más buscados de toda España y también la
interpol ya está avisada en todos los aeropuertos, no van a
poder escapar.
Siento un nudo en la garganta porque por fin, esto está a
punto de acabar. Una lágrima recorre mi mejilla y la limpio
rápidamente.
—Todo va a acabar, Anastasia—me susurró Simón.
Pasaron una hora más haciendo todos los papeles con
Harry y Mariel, tomando algunos detalles que podían haber
pasado desapercibidos y revisaron los últimos detalles de
cada prueba para asegurarse que todo estaba en orden.
—Bueno, ahora necesitamos hablar un poco sobre Nicolás
—me tensé al igual que Simón—. Las pocas veces que lo he
visto en persona y he hablado con él he podido sacar más o
menos un detalle psicológico de él.
⋙ Es un hombre que tiene rasgos psicopáticos muy
marcos, por ejemplo, no siente empatía con las demás
personas, solo tenemos que ver lo que te hizo a ti Anastasia
y dice que te ama. Otro rasgo que he podido sacar y que lo
tiene muy marcado es manipulador con las chicas y te lo
digo porque lo he visto con las chicas que hemos podido
rescatar.
Otro rasgo que sabe sacar muy bien es su encanto y el
carisma que tiene para envolver a todo el mundo con sus
palabras. Nicolás es egocéntrico patológico y le falta
carencia de empatía con las demás personas, aunque me
faltan algunas más, pero son las que he podido sacar en las
dos veces que me he juntado con él como una de sus chicas
de
boxeo.
En ese momento suena el teléfono de Mariel, quien no duda
en contestar:
—¿Qué pasa? Como tres cuerpos—me tenso de nuevo ¿Qué
está pasando? Porque están encontrando cuerpos—.
Voy para allá, cierra todo ahora.
Mariel ordenó todo rápido. Harry la tomó del brazo.
—Harry, tenemos que ir rápido tres cuerpos más y estaban
prácticamente a unos kilómetros—Ella se llevó la mano a la
cabeza—. Tenemos que hacer un perfil psicológico rápido.
—¿Piensas lo mismo que yo?
Simón abrió los ojos ¿Qué mierda está pasando? Porque
siento que saben todos menos yo.
—No lo sé, quiero creer que no, pero... tenemos que estar
listos para lo peor—Mariel me miró—. Tenemos que irnos.
Yo asentí una y otra vez porque estaba en shock es posible
que ande un asesino matando a gente ahora. Sentí un nudo
en la garganta, porque sentía que algo se me estaba
escapando. Mire a Simón, quien miraba fijamente a Harry.
—¿Qué pasa? —Dije desesperada.
—No te preocupes Anastasia—me abrazó Harry—. No
podemos decírselo porque son casos apartes. Nos vemos.
Simón se levantó y me abrazó fuertemente, fue un abrazo
distinto como si me dijera algo. ¿Qué estaba pasando? No
entendía nada, me siento una estúpida, ellos saben algo
que yo no.
—¿Qué me ocultan? —Tome la mano de Simón. Él me miró
nervioso y desvió la mirada—¿Qué está pasando?
—Nada, Anastasia, es solo que estoy cansado. Por favor no
salgas tanto y recupérate—me dio un beso en la mejilla.
Ellos salieron rápidamente de mi apartamento y me senté
en el sillón. Sentía que algo me estaba ocultando, pero lo
averiguare con ellos o sola. Encendí la tele si habían
encontrado tres cuerpos, era lógico que iba a cubrir las
noticias, aunque la policía no quería.
Estuve mirando las noticias y los periodistas habían llegado
antes que Mariel y Harry. Me quedé un rato escuchando la
noticia donde había encontrado el cuarto cuerpo, hace tres
días había encontrado un cuerpo por una persona que
estaba realizando trekking en el Parque Natural de la
Sierra de Collserola y ahora se encontraron tres cuerpos
más por una pareja que estaba caminando por el parque.
En ese momento vi como paraban a Mariel y Harry
haciéndole varias preguntas a lo que ellos evadieron y se
internaron en el bosque del parque. Me pase una mano en
la cara ¿Qué mierda está pasando? Ahora hay un asesino
suelto matando a personas. Sentía una presión en el pecho.
Mariel:
Al bajar del coche, observé como los periodistas se nos
acercaban y Harry gruñó molesto. Caminé rápidamente por
el bosque siguiendo a mi compañero Richard quien era
quien nos estaba guiando. ¿Qué mierda estaba pasando?
Hace unos días se encontró el cuerpo de una chica y ahora
eran tres cuerpos más a unos kilómetros de distancia.
Mientras avanzaba por el bosque, Harry iba muy pensativo
y ambos teníamos ese presentimiento de que nos
enfrentamos algo grande. Cuando llegamos a la escena vi
como mis compañeros estaban sacando fotos. Me acerqué a
Gonzalo, quien estaba examinando el cuerpo.
—¿Y bien, Gonzáles?
—Tenemos tres cuerpos de tres chicas, uno está en
avanzado estado de descomposición y diría que entre 3 a 4
semanas. El segundo diría que una semana y el tercero
diría que hace dos días.
Asentí y me puse los guantes para examinar el cuerpo, me
acerqué al cadáver de la chica y me quedé un momento
quieta porque era una joven que tendría entre 18-19 años.
Joder—grité a mí misma ¿Quién mierda está haciendo esto?
Solté un suspiro, tenía que calmarme.
Comencé a revisar el cuerpo donde vi claras señales de
abuso sexual. Él asesino la había estrangulado, tenía
marcas de los dedos en su cuello, una mordida en su seno
derecho y varios moretones en la parte interna de los
muslos. Mire a mi lado y había una pisada.
—¿Tomaron muestra de este zapato? —Le pregunté a
Gonzalo.
—Si, se hizo una réplica. ¿Qué está pasando, Muñoz?
Me agaché y revisé el pelo de la chica, encontré una fibra
de color negro, saqué mi bolsa y la metí adentro para
analizarla. Miré a mi compañero que esperaba una
respuesta.
—Tengo un mal presentimiento, pero se han encontrado
cuatro cuerpos...—antes de terminar Harry me interrumpió.
—Es posible que haya un asesino serial.
Nos quedamos callados porque ambos sabíamos que habría
muchas más muertes, por lo general los asesinos en serie
son muy astutos e inteligentes y casi no dejan rastro o
evidencia de sus crímenes.
—¿Alguien ha visto algo? —pregunte.
Observando más detenidamente y solté un grito de horror
porque el asesino había introducido un pedazo de madera
en la vagina de la víctima. La cara de Gonzalo se puso
pálido. Negué con la cabeza.
—Mierda—grité.
En ese momento el médico forense se acercó a nosotros.
Comenzó a examinar el cuerpo de la chica que nos dijo que
llevaba 4 días muerta y que la causa fue estrangulada y que
antes había sido torturada.
—El asesino ha seguido viniendo a ver sus víctimas—
declaró el médico José que tenía experiencia profesional y
era extremadamente bueno en su trabajo donde ya había
trabajado con él en varios casos—. Ha practicado necrofilia
con los cadáveres de las chicas.
Estuvimos revisando por media hora el cuerpo de la chica
tomando todo lo que pudimos de la escena del crimen hasta
que sacaron el cadáver en una bolsa para llevarlo a hacer
una autopsia más a fondo.
Caminamos hacia el siguiente cuerpo. El olor a
descomposición nos invadió y ese olor que atrae angustia y
moscas.
Me acerqué y definitivamente el cuerpo se estaba
comenzando a descomponer. Observé a la chica que
también tendría unos 18-20 años, color de pelo castaño,
color de piel blanca, realizamos el mismo análisis. La
víctima había muerto de la misma forma, pero me fijé que
tenía una quemadura de cigarro.
Mire al doctor quien seguía examinando el cuerpo de la
chica. Harry mira cada detalle que hacía el doctor y
Gonzalo estaba pálido como si en cualquier momento fuera
a vomitar.
—¿Su opinión, doctor? —Pregunté cuando se estaba
quitando los guantes. Levantaron el cuerpo de la tercera
víctima.
—Las muertes tuvieron lugar en otra parte. En el caso de la
primera víctima, diría que hace tres o dos días. La víctima
fue abusada sexualmente y luego fue estrangulada. No se
observan heridas de arma. En cuanto a la segunda víctima
diría que murió hace una semana donde ya presenta un
estado de descomposición y murió de la misma forma que
la primera víctima, solo que aquí puede observar que el
asesino había vuelto a practicar necrofilia con la víctima. Y
la tercera víctima murió hace unas semanas. Tengo que
realizar una autopsia más detallada. —El médico hizo una
pausa para tragar saliva— En la segunda víctima y en la
primera tenemos la mordida del asesino donde haré un
modelo de la mandíbula. Ahora tengo que realizar las
autopsias aclara muchas cosas.
Observé cómo el médico se fue y Harry se acercaba a mí.
—¿Se sabe quiénes eran las tres víctimas? —Preguntó
Harry.
—No, tendremos que ver la gente que ha reportado
desaparecida en estas últimas tres semanas, tendremos
que ponernos en contacto con las demás comisarías para
estar al pendiente.
—Tenemos que empezar a tomar declaraciones a la gente
que pudieron ver algo—Me pasé una mano por la cara.
—Tenemos que encontrarlo rápido, si no lo detenemos
ahora seguirán apareciendo cuerpos de chicas en unos
meses...Podrían ser hasta treinta—él abrió los ojos—. Tú lo
sabes bien, los asesinos en serie cada vez van
perfeccionando más como matan a sus víctimas y a ellos les
emociona este juego.
Solté un suspiro antes de hablar:
—Hace cuatro meses en Madrid se encontraron cuatro
cuerpos de chicas, eran prácticamente huesos y un cuerpo
en un estado bastante avanzado de descomposición, pero la
última víctima había muerto igual que ahora. Jamás
encontraron sospechosos o pistas. El caso se archivó.
—Estás diciendo que...
—Sí, creo que el asesino a cambio de ciudad y ahora está
aquí. No es una coincidencia. Tengo una teoría, me imagino
que en las primera víctimas solo estaba experimentando
con ellas encontrando la forma de excitarse o matarlas de
una forma perfecta que no dejará cabos, pero estoy seguro
de que fue muy torpe en sus primeros asesinatos porque en
estos prácticamente no tenemos nada, Harry.
—Tenemos que movernos ya.
Observé a mi alrededor, sentí como un sudor frío recorría
mi cuerpo, no era fácil ver estas escenas porque creo que
todos sabíamos lo que significaba. Mire la hora de mi
celular en unas horas comenzarán a caer esos malditos
hijos de putas que intentaron abusar de Anastasia y sobre
todo caerá Nicolás.
Solté un enorme suspiro porque este día estaba
empeorando cada vez más, hoy día no se dormía. Teníamos
que viajar hacia Madrid a primera hora de mañana viernes
caerían presos.
—Será una larga tarde y noche—me dijo Harry
abrazándome con fuerza y asentí con mi cabeza.

******
Diego:

Abrazo a Anastasia porque no ha parado de llorar desde


que prendió la televisión donde ha visto como caen cada
uno de esos infelices que intentaron abusar de ella.
Observo como Harry viene con otro sujeto y la chica creo
que se llama Mariel con otro y se suben dentro del auto
policía.
—Escapó de todas formas Nicolás, sigue libre—solloza en
mi pecho. Tomó su cara y limpió rápidamente las lágrimas
gruesas que caían por sus mejillas.
—Me duele verte así Anastasia, mi corazón está sufriendo
por ti en estos momentos—le di un beso en sus labios—,
pero confían en Harry y Mariel que lo van a encontrar;
tiene a toda la policía de España detrás de él; su cara está
por todas partes.
Ella asiente y suspira antes de abrazarme con fuerza.
—Por fin, esto está acabando. Mi hermano por fin tiene
algo de justicia y paz en su muerte—me susurra.
—En serio que tú eres de las mujeres más fuertes que he
conocido Anastasia, yo no sé qué hubiera hecho en tu lugar
—confieso en un susurro.
Porque es verdad, ha sufrido tanto Anastasia y aun así ella
ha conseguido salir adelante y sonreír. Cuando la vida no
ha hecho más que darle golpes, ella sigue luchando para
salir adelante.
—No siempre he sido tan fuerte, Diego, muchas veces quise
intentar acabar con mi vida, pero sabía que a mi hermano
no le gustaría—ella agacha su cabeza— . Además, que en
ese momento solo pensaba en vengarme de Nicolás y me
convertí en alguien quien no era.
En ese momento sale la foto de Nicolás y comienza a
explicar los cargos que tienen estas personas tan
importantes dentro de la política. El cuerpo de Anastasia
tiembla, apago la tele con el control remoto.
—Lo van a atrapar, confió en Harry y en Mariel—le susurró
abrazándola—. Ahora te haré un pastel de chocolate para
subirte de ánimo.
Ella suelta una risa y yo limpio sus lágrimas con mis dedos.
—Tengo que hablar con mis padres—ella toma su celular y
suelta un enorme suspiro—bajo enseguida.
—No sigas llorando, Anastasia, porque me partes el
corazón y no me gusta verte sufrir porque no sé cómo
hacer que se vaya el dolor que está sintiendo—le doy un
breve beso en sus labios.
—Te amo Diego. Definidamente tengo al mejor novio
ardiente—bromea.
—Esa es mi chica—acarició su mejilla antes de salir de la
habitación.
Baje las escaleras y saque todo lo necesario para hacer el
pastel de chocolate. Anastasia bajó después de quince
minutos. Tenía los ojos más rojos, pero ya no estaba
llorando y se sentó en la encimera mientras veía como
hacía la mezcla para el pastel.
—Te amo Diego—me susurro cuando me acerqué a
abrazarla.
—También me amo—bromea. Ella tiró un mechón de mi
pelo—. Te amo mucho.
Mis manos comenzaron a subir a bajar por sus muslos y
ella levantó una ceja. Me acerqué más a ella y la besé
profundamente. Sus manos comenzaron a bajar por mi
abdomen hasta llegar al inicio de mi pantalón. Me separé
de ella y desabrocho los botones de mi pantalón.
—Traviesa—tomé su mano y la guié a mi muy despierta
erección. Ella comenzó a tocarla por encima del pantalón.

Tenemos veinte minutos, nena.
Puse mis manos en su trasero y ella enredó sus piernas en
mi cintura. Caminé hacia una silla. Me senté en la silla y
dejé Anastasia en la mesa. Mis manos fueron subiendo y
alcanzaron sus pechos y se los apreté, ella soltó un gemido
que me puso aún más caliente.
—Eres una diosa, Anastasia—me acerqué a ella y corrí su
largo pelo hacia un lado y chupé su cuello, sentí cómo su
cuerpo tiembla y mi mano acariciaba uno de sus pechos.
—Diego—, jadea.
Amo escuchar sus gemidos, son música para mi erección.
Ella estira su mano y toca mi erección por encima de mi
pantalón. Reparto varios besos por su cuello y voy subiendo
de a poco hasta llegar a sus labios.
—Quítate la ropa, Anastasia, quiero verte—susurro con voz
ronca.
—¿Otra fantasía?
—Tengo mucha fantasía contigo...Mmm demasiadas, pero
comenzamos con esta de quitarte la ropa lentamente,
prometo que te haré enloquecer.
Vaya que lo hice, sus gemidos son música para mis oídos.
Amo tanto a esta mujer, no sé en qué momento pensé que
la podía odiar, cuando ella siempre estuvo ahí para abrirme
los ojos. Muchos dicen que ella me cambió y no es cierto,
cambié para mí mismo, ella jamás me dijo que cambiara. La
diferencia es que yo me abrí a ella de cómo era realmente y
dejé de lado a Diego patán. Porque con Anastasia me sale
este lado cursi y romántico que no sabía que tenía.
La abrazó con fuerza porque se veía hermosa desnuda en
mis brazos. Apartó el pelo de la cara y besó sus labios.
Suelto una risa, porque creo que la dejó exhausta.
—Anastasia—, la llamé. Ella levantó su cabeza y me sonrió
—. Tengo que ir a pagar la cocina.
Ella se soltó de mi abrazo y comenzó a vestirse y tomé mi
bóxer, me lo puse. Camine hacia la cocina y observe que el
pastel estaba en su punto exacto para apagarlo.
—Gracias por estar conmigo—me susurró Anastasia
abrazándome por detrás.
Me gire para mirar a mi chica.
—Siempre estaré contigo—le susurré antes de besarla.
Chicas y chicos un aviso importante la próxima
semana comenzare a subir otra historia, espero que le
den una oportunidad aquí les dejo un adelanto:
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos últimos días de cuarentena?
Por
favor, no exponga y quedémonos en casa. Eso es serio
y tenemos que cooperar todos para que se pueda
para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 57
Este capítulo esta dedicado a dos personitas que siempre
me esta apoyando en todo, gracias por tanto las quiero
mucho: karena0406 y victoriamansilla18 gracias por su
apoyo y a todos ustedes.
Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por fin ya no
me duele tanto los moretones y el doctor dijo que podía
volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado con los
últimos moretones y que me vería el próximo miércoles.
Diego me dejó sentada en el escritorio de su enorme
biblioteca, le dije que era un pesado y que ya podía
caminar, pero insistió en cargarme. Lo veo buscar y tomar
varios libros que tiene que leer para su trabajo. No puedo
evitar que mis ojos se vayan a su trasero.
—Se que me estás viendo el trasero—dice tomando otro
libro y caminando hacia donde tiene la escalera—.
Pervertida
—declara con una sonrisa.
Apoyo mi barbilla en mi mano y veo como toma otro libro y
lo hojea antes de asentir para sí mismo. Suelto una
pequeña risa, es absolutamente tierno y sexy, que lo
convierte en una mezcla peligrosa.
—Se te ve bien tu trasero en esos pantalones—respondo
con una risa.
Él deja cuatro libros en el escritorio antes de volver a subir
por la escalera.
—Repito pervertida—me observa de reojo y se apoya en el
barandal del pequeño pasillo donde están los libros que
llegan al techo—. Tu hambre sexual crece con cada
segundo y temo por mí, bella.
Suelto un bufido y lo fulmino con la mirada. Es un
engreído, pero a lo grande—murmuró en voz baja.
—No eres para nada gracioso—tomo un libro que dejo en el
escritorio y lo hojeo y veo que son libros de medicina.
Lo miro y ya me lo imagino como doctor sexy. Me
sorprende que esté estudiando esto por sus malos
recuerdos, pero también me dijo que lo quería hacer
porque quería salvar muchas vidas.
Es uno de los hombres más fuertes que he conocido en mi
vida, además que tiene un alma tan noble que hace que me
enamore más de él, pero él no tiene porqué saberlo.
—¿Sabes? No estaba seguro de estudiar medicina, pero
ahora me emociona este semestre, me ha gustado mucho y
me gusta ayudar a las personas. El próximo semestre
comienzo con mis prácticas—me sonríe bajando de la
escalera de caracol.
—Te había dicho que te amo y que te admiro—murmuré con
una sonrisa.
Se agachó y puso sus manos en mis muslos y no puede
evitar sonrojarme porque estos últimos días hemos estado
haciendo mucha actividad sexual y bueno me ha gustado
bastante, no puedo evitar alterarme con su contacto.
—Si. Yo también me amo—respondió con una sonrisa y
besando mi mano—. Te amo, Anastasia, eso está más que
claro desde hace tiempo.
Se acercó y me dio un fugaz beso. Volvió a caminar y a
subir por la escalera de caracol que hacía que su biblioteca
fuera un sueño hecho realidad.
—Terminaste ya con tus trabajos. —Lo observé que tomas
otros cuatro libros más, pero cuánto necesita.
—Sí—declaró con un suspiro—. Extraño ir a clases, estuve
casi tres meses online y ahora esto... Igual es lo más
entretenido que he hecho además de mirar las paredes de
mi cuarto cuando no estabas—soltó una carcajada al
escuchar mis palabras.
Bajó otra vez y metió todos los libros en la mochila antes de
tomar mi mano, caminar a la salida de su departamento.
Cuando llegamos a mi departamento, él caminó
directamente a la mesa donde tenía más libros y su
computadora. Me senté a su lado y él comenzó a comentar
lo que tenía que hacer en su trabajo.
Cuatro horas después Diego terminó su trabajo porque se
acostó conmigo en un sillón. Mi mano se fue a su barbilla
había un rastro leve de barba apareciendo en su perfecto
rostro.
—Terminé todos mis trabajos—dice, besando mis mejillas y
comenzando a bajar sus besos hasta mi cuello—. Soy todo
tuyo ahora, Anastasia.
—Mmm... —Murmuré mientras mis manos se iban a su
suave pelo negro.
—Pero antes veamos cómo sigue esos moretones—se
separa de mí y yo hago un puchero. Él me levanta la polera
y examina muy bien mis moretones que ya casi
desaparecen solo que hay algunos que son internos y son
los que más duelen. —. Veo que ya están mejor.
Diego sube más mi polera y yo levanto mis brazos para que
pueda sacarme la polera.
—Vamos a saciar tu apetito sexual para que me deje de
mirar como si fuera un chocolate—murmura antes de
comenzar a chupar mi cuello. Sus manos se van directo a
mis pechos que se pone duro por las atenciones de Diego.
Desabrocha mi sujetador y lo tira al piso.
—Vamos a enloquecer esta noche, Anastasia—dice
guiñándome un ojo con una sonrisa coqueta. Su boca
succiona mi pecho izquierdo y su mano a mi otro pecho.
Cierro los ojos porque está haciendo que me vuelva loca,
pero de una muy buena forma.
—Diego... —, gritó su nombre. Él ríe y succiona con más
fuerza mi pecho izquierdo y luego cambia al derecho.
No te vuelvas loca, no te vuelvas loca por favor—me digo a
mí misma.
Se separa solo para sacarse la polera donde deja a la vista
su abdomen y se pasa una mano por el pelo despeinándolo
más. Se me cae la baba y compruebo que no esté
babeando, llevando una mano a mi boca y por suerte no lo
estoy. Él me mira curioso por lo que acabo de hacer.
—¿Delirando ya por mí? —Pregunta con diversión.
Suelto una risa. Mis dedos van a su abdomen y se acerca
más a mí y siento sus labios dejar un rastro de beso
húmedo por mi cuello. Sus manos van por el botón de mi
pantalón donde los baja con braga y todo, dejándome
completamente desnuda tirando mi ropa al suelo junto con
su pantalón y su bóxer. De su billetera extrae un condón.
Lo rasga y se lo pone en su muy animado miembro.
Cuando está listo se ubica sobre mí. Y vuelve a besar mis
pechos que le da toda su atención hasta que me tiene
temblorosa por sus caricias pidiendo por más. Mis piernas
se enredan alrededor de la cintura, lo siento rozarse contra
mí y me estremezco.
—Vamos a delira juntos, Anastasia ¿te parece bien?
—Contigo siempre.
Se roza otra vez haciendo que suelte un gemido y se
impulsa hacia adelante y lo siento deslizarse en mí. Me da
pequeños besos por toda la cara antes de besarme
tiernamente.
Sus movimientos son lentos y profundos que me arrancan
muchos gemidos. Siento como en cada impulso intentará
adentrarse en lo más profundo de mí, no puedo evitar
llamarlo una y otra vez.
Mis manos van a su trasero para atraerlo más a mí. Diego
recarga su frente contra la mía y sus manos van a mis
pechos, los masajea. Sus movimientos son ahora más
rápidos y sus manos bajan hasta mi cadera y siento cómo
sus dedos se clavan en mi cadera.
—Te amo, Anastasia—susurran entre jadeos.
Cierro mis ojos porque siento como cada vez estoy más
cerca a la llegada de mi orgasmo. Él acelera sus
movimientos bajo una de mis piernas mientras que la otra
se mantiene rodeando su cadera haciendo más profundo
sus movimientos y más rápido. Siento como mis pies se
encojen por las sensaciones y mis gemidos son claras
indicaciones que mi orgasmo está llegando.
—Diego... —, gritó cuando llegó a la cumbre de mi placer.
Él suelta una risa antes de acelerar más sus movimientos
entrando una, tres hasta siete veces más que hace que se
alargue mi orgasmo haciéndome delirar aún más. Siento
que entra tres veces más antes de gritar mi nombre y
estallar en su orgasmo. Se sale de inmediato haciendo un
nudo al condón antes de botarlo al suelo.
Sus brazos me envuelven y me da un beso en la frente.
Puedo escuchar como su corazón aún late fuertemente.
—¿Sacio tu apetito sexual? —Preguntó con un tono de
diversión.
—Diego... —, susurro su nombre, aún algo ida por el
orgasmo—. Eres adictivo, jamás podría cansarme de ti.
—¿Aún quieres más de mí? —Pregunto dramáticamente—.
Después me dices a mi pervertido.
—¡Eres malo! —Exclamó riéndome.
—¿Estás seguro de que quieres volver a tu vida normal el
lunes? —Pregunta apartando el pelo de mi cara.
—Si, tengo que hacerlo Diego, no me puedo quedar una
vida encerrada porque la culpa de Nicolás. Además, confió
en Mariel y Harry que están haciendo todo lo que pueden.
—Pero Anastasia, ahora hay un asesino matando chicas—
me mira con terror—. La misma Mariel declaró que estaba
al frente de un asesino serial porque se han encontrado
cuatro cuerpos. Cameron está protegiendo a Alejandra —se
queda un momento callado—. En la universidad está
recomendado que las mujeres siempre estén acompañadas.
—Lo sé Diego, tengo miedo—declaró en un susurro.
—También lo tengo Anastasia, no te dejaré sola ni un
segundo—me dio un suave beso en los labios —.¿Te
gustaría conocer a mis abuelos? —Pregunta cambiando el
tema rápidamente.
Me quedo en silencio pasando mi mano por su babilla que
me raspa un poco por el leve rastro de barba que comienza
a crecer.
—Claro Diego, sé que ellos son importantes para ti, es un
placer conocer a tus abuelos—él me da un suave beso en
los labios—. Nunca pensé que me iba a enamorar tanto de
ti—confieso dramáticamente.
—Pues al final resulta que si te enamoraste de mí y que soy
tu tipo de hombre—dice burlonamente—. Te tragaste tus
palabras que me dijiste en un comienzo.
—¡Ja, ja, ja que gracioso eres!
—Bueno, yo admito que me tragué mis palabras contigo
Anastasia, al principio solo creía que ibas a hacer una más
del montón, que solo tendría que conquistarte un poco para
tenerte en mi cama, pero no porque resultaste ser todo un
desafío, un peligroso desafío que me atrapó.
Se queda callado un segundo antes de continuar:
⋙ Me atrapaste antes de que yo me diera cuenta. Ni
siquiera me di cuenta cuando te estaba diciendo todas mis
frases cursi para ti—me atrae más su pecho—. No me di
cuenta ni siquiera podía yo mismo contener mis
pensamientos para mí mismo. Cuando te vi subir al auto
ese día, me enamoré físicamente de ti. Sé que suena vacío
decirlo, pero quiero ser sincero...Me volvías loco verte
porque eras como un ángel caminando por los pasillos de la
universidad y lo peor es que mis ojos te seguían a cada
segundo.
—¡Eso es acoso! —Bromeo.
—Tal vez, pero entiéndeme que no sabía que me estaba
pasando. Quería estar a tu lado aun cuando nos odiábamos.
Amaba tenerte a mi lado—él niega con su cabeza—. Jamás
había experimentado las emociones que tú estabas
causando, hasta que me di cuenta de que era un imbécil
enamorado.
—Yo tenía miedo y cada vez que te acercaba a mí diciendo
esas palabras, me quería morir porque sabía que te estaba
poniendo en riesgo...también tenía miedo de que me
traicionaras como él—declaró en un susurro—, pero no lo
eres. Gracias a ti comencé a luchar más por mí misma para
poder recuperarme y me has sanado de cierta forma.
—Te amo—me susurro antes de besarme—. Anastasia,
superaremos todo junto.
—Contigo siempre.
Estiró su dedo meñique y también lo hice donde hicimos la
promesa. Tengo que admitir que estoy aterrada de salir
afuera más cuando hay un asesino serial matando a
mujeres jóvenes. Creo que le tomas más el peso cuando la
misma policía está diciendo que el asunto es grave y que
piden a las mujeres jóvenes que no salgan de sus casas por
las noches.
Me aterró ver cómo Mariel estaba dando este aviso a toda
Barcelona, podía ver cómo estaba más cansada y más
cuando a veces me contesta los mensajes a las cinco de la
mañana.
—¿Vamos a bañarnos? —Me susurra Diego mordiendo mi
oreja. Asiento con mi cabeza.

******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron
junto con los vómitos y con la espectacular y amada regla.

Me acuesto, tapándome hasta arriba, odio la regla, pero


por suerte me tocó un día domingo donde puedo descansar.
Él me mira preocupado porque es la tercera vez que vomito
desde que desperté. Miro el reloj y son las once de la
mañana. Pone una mano en mi frente.
—¿Esto es normal? —Preguntó alarmado porque él me ha
visto dos veces, pero esas dos veces solo fueron calambres,
este mes llegó más fuerte.
—A veces me llega más fuerte que otros meses — respondo
cerrando los ojos —. No te preocupes tanto Diego, es
normal en mí.
Pasa su mano por mi mejilla e intento sonreír.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? —Lo miro
de reojo y niego con la cabeza porque ya me tomé la
pastilla para el dolor y ahora solo tengo que esperar que
haga efecto.
—Diego—, murmuró tapando aún más con cubrecamas —.
Solo necesito dormir y me tomé la pastilla para el dolor, en
unas horas estaré bien.
—Vale.
Siento como me toma de la cintura, pero yo tomo su mano y
me alejo. No quiero que me abrace en estos momentos
porque puedo tener una emergencia de nuevo.
Diego suelta un bufido y no puedo evitar reír. Abro los ojos
y lo veo con el ceño fruncido.
—No me abraces por ahora.
—¿Por qué? —Rebatió como un niño pequeño.
—En primer lugar: porque me siento mal y, en segundo
lugar: no quiero vomitar encima de ti, además que así
puedo levantarme más rápido, Diego. Esto es incómodo
para mí y no me ayudas en nada.
—Vale...Duerme entonces—la cama crujió cuando se
levantó y después sentí como me quitaba el pelo de la cara
—.
Te preparé una sopa para que te sientas mejor. No quiero
dejarte sola.
—Estaré bien, Diego.
—Llegaré en la noche. Te dejaré lista la comida ¿vale?
Yo asentí una y otra vez, me tapé aún más porque me
estaba matando los dolores menstruales. Él me miraba
preocupado y traté de sonreír.
—Ma vas a desgastar si me miras así—brome.
—Me voy. Duerme.
Me dio un suave beso y cerré mis ojos este día quería solo
ser yo y maravilloso regla de compañía y muchas películas
para ver. Además, que él tenía un almuerzo con sus abuelos
y sé que no lo ha visto en días.
También quería pensar en dónde podía estar escondido
Nicolás porque sé que Mariel y Harry tiene suficiente con
el caso del asesino serial, la gente está exigiendo respuesta
rápidamente y me temo que Mariel está amarrada a este
caso ya que se ha vuelto uno de los más mediáticos en la
última década en España.

******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba
con otro conductor que se nos atravesó en el camino.

Rodé los ojos porque ya íbamos atrasados a la universidad.


—Ese imbécil se atravesó—murmuró de nuevo.
—Tú solo acelera—me cruce de brazo—. Seré puntual y
más vale que esté lista cuando pase por ti a las ocho en
punto—intente imitar su voz.
Jonathan se rio. Porque ayer me estaba echando la bronca
de la vida si no estaba lista y que fue lo que pasó, estuve
puntual afuera de mi edificio esperándolo a las ocho y él
todavía no salía de su departamento.
—No te enojes. —Tocó de nuevo la bocina a un auto que se
estacionó donde él quería estacionarse —. ¡Maldito imbécil!
—Pues me hubiera ido caminando, imbécil.
—¡Perdón! Tuve una noche movida. Vale—achiqué mis ojos
y lo observé fijamente.
—Claro tú y tu polla no se puede quedar tranquilo una
noche, ¿verdad?
Él soltó una carcajada y se estacionó. Me bajé del auto y
por fin, podía caminar normal. Sentí como seguía riendo y
tomaba mi brazo.
—Sabes que mi amigo es travieso y era fin de semana.
—Puerco—respondí con asco. Porque con mis mejores
amigos hemos tenido largas conversaciones sobre el tema
de las chicas.
Puso sus brazos en mis hombros y seguía riéndose de mí.
—¡Niña estúpida! Necesita sexo, ya veo que está irritable.
Dylan tiene razón, necesita sexo y eso ayuda a relajar o te
agita—bromeo.
Solté un gemido ahogado. Puse mi cara más dramática y le
pegué una palmada en su cabeza.
—Y tú necesitas guardarte "tú famoso amigo o se te
desgastará", puto. —Digo haciendo comilla con mis dedos.
Jonathan me miró un momento antes que ambos
estalláramos en una carcajada.
—Ya te había dicho que te amo, niña tonta—dice apretando
mis mejillas.
Suelto un grito. ¡Es un imbécil, que es un imbécil! —Me
digo a mí misma.
—Jonathan —, digo enojada y caminando hacia mi salón —.
¡Eres un imbécil!
—¡Niña tonta!—Me responde.
Caminó rápidamente donde está sentado Diego. Me mira de
reojo, pero sacó rápidamente mi cuaderno y pongo
atención al profesor.

É
Él pone una mano en mi pierna y se la quito. Lo miro de
reojo y veo que está mirando fijamente al profesor. Fingir
tenemos que fingir nuestra relación—me repito a mí
misma. Por suerte ya no compartimos tanta clase por hoy
solamente matemática e inglés.
Termino de hacer mis ejercicios y siento la mirada de
Bárbara sobre mí. Levantó una ceja hacia ella y después su
mirada cae en Diego, quien está durmiendo porque fue uno
de los primeros en terminar. Observó a Bárbara como sigue
mirando a Diego como si fuera su mundo.
En cierta parte la entiendo porque ella se enamoró de él,
no la culpo porque Diego es increíble, además de guapo
tiene un alma noble que no a cualquiera deja conocer y
estoy segura de que ella sabe cómo es Diego realmente. Se
da cuenta que la estoy observando y me para el dedo del
medio. ¡Que madura!—Hablo conmigo misma.
Ruedo los ojos antes de contestar un mensaje de Harry que
aún no tiene nada sobre Nicolás. Me rasco el cuello porque
en donde mierda está escondiendo. Aunque ya tengo la
sospecha y voy a comprobar ese lugar sola, necesito estar
segura.
Le di un empujón a Diego, quien se sobresaltó. Me miró
sorprendido y apunté al profesor que estaba diciendo que
la clase había acabado. Me levanté de mi asiento y Diego
igual.
—Hola, Diego—escuche la voz de Barbara. Miré para atrás
y vi que había parado a Diego y estaba conversado. Puse
los ojos en blanco y caminé hacia la puerta.
Cuando salgo afuera del salón veo a Dylan y Javier que me
abrazaron fuertemente y vi como Diego pasó con Bárbara
por mi lado. No puede evitar fruncir el ceño y seguirlo con
la mirada.
—¿A qué viene esa carita? —Preguntó Dylan. Él siguió mi
mirada y vio como Barbara y Diego conversaban muy cerca.
—Mmm...Pensé que era mentira, pensé que ustedes
estaban juntos.
—Pues ya ves que no—respondo encogiéndome de
hombros.
Camino hacia el otro lado y ellos me siguen hasta que
llegamos al pasto y nos sentamos. Dylan me abraza y me
atrae a su pecho.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta Javier mirando
fijamente.
—Sobre lo de Nicolás—, Javier asiente. Y Dylan me peina el
pelo con sus dedos—. Nicolás escapó, está prófugo y
posiblemente es psicópata que no se de lo que es capaz de
hacer.
—Eso se veía venir, que iba a escapar, su reinado ha caído y
ahora está solo—suelta con odio Dylan—. Por suerte
cayeron todos esos amigos poderosos que tenía.
—Tengo miedo...Cuando vaya a dar mi declaración ellos
caerán por mi culpa y...Nicolás está libre y se le hace daño
a Alejandra o a ustedes—susurro con miedo.
—Nosotros sabemos defendernos que no se te olvides que
éramos boxeadores al igual que tú, Amorcín, pero
Alejandra no.
Miré a Dylan, quien estaba pensativo. Javier tomó mi mano
y le dio una suave caricia.
—Todo estará bien. Lo van a detener Ana, estoy seguro—
dice Javier, dándome ánimos con sus palabras que en cierta
forma la necesitaba y quería creer.
Asentí con mi cabeza, porque quería creer que lo van a
atrapar y que todo terminara tarde o temprano, esto va a
acabar. El problema es de qué forma va a acabar esto, no
quiero que nada malo le pase a la gente que amo o gente
inocente que no merece esto. Pero sé que una de las
movidas de Nicolás es que va a intentar hacerme daño a
través de otra persona porque como él mismo lo dijo: estoy
segura de que tu conciencia no podría tener otra muerte
sobre mí. Y no podría me mataría aún más en vida y no
podría yo...No podría con el dolor, aún no puedo con el de
mi hermano.
Los gemelos me acompañaron a la puerta de mi siguiente
clase. Observe a Bárbara sentada con Diego. Pase por su
lado mientras ellos se reían. Me senté al lado de la ventana
y miré hacia afuera.
—Diego, déjame—gritaba Barbara.
Miré de reojo y vi que Diego estaba haciendo cosquilla a
Barbara. ¡Si que está fingiendo bien, este chico denle el
Oscar, por favor! —Puse los ojos en blanco y comencé a
golpear mi lápiz contra la mesa.
¿En dónde estás Nicolás? ¿Cuál es tu siguiente
movimiento? —Pensaba una y otra vez y mi mente solo me
lleva a ese lugar que lo seguí muchas veces cuando lo
vigilaba. Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por
fin ya no me duele tanto los moretones y el doctor dijo que
podía volver a mi vida normal, pero que tuviera cuidado
con los últimos moretones y que me vería el próximo
miércoles.
Me concentré en mirar hacia afuera que mirar como Diego
tonteaba con su ex novia. Bah, que haga lo que quiera total,
no somos nada. Me concentré en los vehículos que había en
el estacionamiento y un auto llamó mi atención que ya la
había visto muchas veces, era un Audi que era de...él,
saqué mi celular y tomé una foto. Me levanté rápidamente,
tenía que sacarle una foto de la matrícula, pero cuando
llegué al estacionamiento ya se había ido.
Volví a la sala pensativa. ¿Estás segura de que es él? —Me
digo a mí misma. Me estaré volviendo loca o me estoy
sugestionando por el estrés que me está causando Nicolás.
Sentí la mirada de Diego sobre mí, pero ignoré que siga
tonteando con su exnovia. ¡Imbécil!—Grité en mi mente.
Orgyilkos E.R:
Observo como la chica se acerca donde está estacionado mi
vehículo y sonrió, porque muy pronto será otra chica más
muerta. Me observo en el espejo del retrovisor, paso mi
mano por el pelo negro. Tamborileo mis dedos contra el
manubrio, mientras veo como la chica de pelo castaño mira
ambos lados para cruzar.
Tranquila, que solo te quedan un par de horas con vida —
Sonrió con maldad.
En ese momento la puerta se abre y la chica me saluda con
una enorme sonrisa. La observo fijamente antes de
inclinarme hacia ella y le doy un suave beso en sus labios.
Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello profundizando
el beso, pero me aparto.
—Tranquila, linda—le susurro dándole un beso—. No le
dijiste a nadie sobre nosotros todavía, ¿verdad?
—No—pongo un mechón detrás de su oreja y observo sus
ojos azules que me recuerdan tanto a ella—. Mis padres
piensan que voy a estar en la casa de mis amigas y mis
amigas piensan que tenía hora en el doctor con mis padres.
Sonrió de lado y acarició la esquina de su labio inferior.
—Lo vamos a pasar muy bien. Te lo prometo bonita.
Me pongo en marcha, pero de repente un movimiento me
hace girar la cabeza y veo como ella está buscando algo.
Me quedo un segundo observando cómo mira su celular y
luego mira todos los vehículos que hay en el
estacionamiento de su universidad. Una sonrisa aparece en
mi rostro, porque primero te voy a destruir
psicológicamente y después ella misma me suplicará que la
mate porque me llevaré todo de ella.
La haré cargo de cada asesinato, porque ella ha sido mi
musa para matar a jóvenes chicas que tenían toda una vida,
pero tuvieron la desgracia de desparecerse a ella—pienso
para mí mismo—. Ella no lo podrá aguantar, lo sé, la
conozco demasiado bien.
Me giro hacia mi lado y veo como la chica me va contando
cosas sobre su familia y amigos, me uno a la conversación,
aunque no me importa porque como dije en un par de horas
estará muerta.

******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y
camina rápidamente hacia la entrada. La observé desde el
auto y tomo una palanca que escondo cuando me estoy
acercando a ella.

—Me gustas mucho—me dice cuando llego a su lado. Le


entregó la llave para que abra la puerta.
Suelto una pequeña sonrisa y mi mano acaricia su cuello.
—¿Yo te gusto? No deberías enamorarte de un monstruo—
declaró levantando la palanca que chocó contra su cabeza
donde cayó en el suelo. Miré la palanca y había un claro
rastro de sangre.
Mis manos toman las piernas de la chica, comienzo a
rástrala por el suelo y la levanto. Bajó al sótano con ella y
la dejó acostada en el colchón que tengo en el sótano. Tomó
un mechón de su pelo castaño y lo acercó a la nariz, huele a
jazmín.
Cuando Alíen Morales vuelve en sí, tiene una mirada
nublada e intenta llevarse una mano por la cabeza, supongo
que le duele la cabeza. Doy una calada a mi cigarro
mientras observo sus movimientos.
Ella trata de mover un brazo, pero no lo logra. Observo
cómo aprieta los párpados para intentar recuperar la
nitidez.
Ella abre los ojos de nuevo y observa a su alrededor
asustada. Intenta mover las piernas, pero descubre que
también están amarradas.
Ella intenta gritar, pero el pedazo de cinta adhesiva no lo
deja. Sus ojos rápidamente se empañan y gruesas lágrimas
comienzan a caer. Doy una última calada antes de ponerme
de pie y acércame a ella.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Suelto una
risa y tomó con fuerza su barbilla.
—Jamás debiste salir con un desconocido que te topaste en
la biblioteca—me agache para estar a su altura.
Mis manos comenzaron a subir por sus muslos y ella grita,
pero no entiendo qué está diciendo. Ella solo llora y
comienza a intentar soltarse, pero es evidente que no lo
logrará.
—Es una lección que tienes que aprender bonita—apartó su
pelo hacia atrás—. Nunca confíes en una cara bonita o
ningún extraño porque hay gente realmente mala afuera
que se aprovechan de chicas buenas como tú.
Ella abre de par en par los ojos y emite un gemido
indistinto.
—No te esfuerces por tratar de suplicar, no logro
entenderte—digo burlonamente.
Me coloco detrás de su espalda. Ella trata de girar la
cabeza para vigilar mis movimientos.
—Esta será tu última noche y sabes que es lo peor para ti,
además de morir—susurre en su oído—. Es que ni tus
padres ni amigos saben que estás conmigo, porque
decidiste protegerme a mí que, a tu misma vida, solo
porque te gustaba.
Ella comienza a patalear y a llorar lo que me hace reír aún
más. Me pongo frente a ella y pongo mis manos en su
cuello. Ella intenta soltar sus manos, pero es evidente que
no lo logrará.
—Mientras más miedo tienes, para mi es mayor el placer.

******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó
rápidamente el cadáver de la chica y lo subo al vehículo y
lo dejó en la maletera del auto. Me subo al asiento del
copiloto y prendo el vehículo, comienzo a manejar hacia
mi destino.

Una hora después ató cuerdas con rocas en cada


extremidad de la chica. Empujó el cadáver de la chica y
observó cómo se iba hundiendo en el agua. Vamos a ver mi
querida Mariel si vas a poder sacar alguna pista o rastro
sobre este asesinato.
Prendo otro cigarro y observó que no había nadie en el
bosque. Doy la media vuelta y comienzo a caminar
tranquilamente por el bosque que ya me lo sé cómo la
palma de mi mano.
Mariel:
Respiré profundo antes de enfrentarme a mis compañeros
donde iba a estar Luis como siempre molestando e
intentando desmerecer mi trabajo. Abrí la puerta y todos
mis compañeros y compañeras estaban esperando
instrucciones de cómo se iba a avanzar la investigación.
Me apoyó en el escritor y todos se quedaron callados.
Harry me sonrió de lado y solté un suspiro, estoy agotada
solo dormí dos horas, he estado revisando más de dos
semanas de grabaciones de video para ver si encontraba
algún auto sospechoso y cuando estaba a punto de tirar la
toalla encontré un auto sospechoso y sin matrícula.
—Como saben, estamos en frente de un asesino serial y me
temo que somos novatos aun en estos casos—varios
comenzaron a murmurar—. El peor asesino que hemos
tenido ha sido Manuel Delgado que solo se pudo comprobar
siete asesinatos de los cuarenta y ocho asesinatos.
⋙ En donde ahora tenemos un asesino que es bastante
astuto como todos estos asesinos seriales y que hasta el
momento solo ha matado cuatro mujeres de una edad de
18-19 años. Mire, seré honesta en decir esto, tenemos que
ser rápidos o pronto serán más chicas, que pueden ser
nuestras sobrinas, ahijadas o hijas—me quedé un momento
callada.
—La investigación no ha dado muchos frutos, pero ya
tenemos un modelo de vehículo sospechoso, un Alfa Romeo
rojo, sin matrícula. González necesito que traigas los
documentos de este modelo de auto que hay en todo
Barcelona y después iremos haciendo descartes de la
gente, cualquiera que tenga antecedentes ya sea de robo,
delitos sexuales o pornografía pasa a hacer sospechoso e
iremos cada uno a verificar la coartada y revisaremos los
expedientes.
¿Quedó claro? Tenemos que ser rápidos, cada segundo está
contando para salvar la vida.
Me pasé una mano en la cara y me mordí el labio inferior
antes de decir lo último:
⋙ En unos días llegará el perfil psicológico que hizo el FBI
detallado de cómo es nuestro posible asesino, pero me
temo que ahora estamos a oscuras y tendremos que actuar
lo más rápido descartando sospechosos con el vehículo, les
pido que seamos los más rápido posible en esto y que sea
nuestra prioridad en este momento.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación
excepto Luis, quien se me acercó con una sonrisa burlona.
—Conmovedoras palabras, Mariel, disfruta tanto como
pueda de tu cargo—mire su reloj y luego me lo apunto—. El
tiempo pasa y los jefes quieren respuesta a cosas que no
estás dando.
—Oficial Soto—digo molesta—. Le ordeno que vaya a
ayudar a sus compañeros a buscar el vehículo sospechoso y
deje de estar haciendo comentarios así.
Pasé por su lado, pero él me tomó de la muñeca. Abrí los
ojos.
—Muy pronto recuperaré mi cargo de jefe, Mariel —declaró
burlón —. Las mujeres no son tan buenas en estos casos.
Me solté de su agarre y salí rápidamente de la oficina de
reuniones entrando en mi despacho para comenzar a
buscar al sospechoso de ese auto. Puse mis manos en mi
cabeza porque estaba cansada ya que Luis siempre estaba
haciendo menos por ser mujer y mi paciencia se estaba
agotando en cualquier momento le iba a pegar un combo
en su rostro.
Chicas y chicos un aviso importante ya subida la
nueva historia que se llama Insuperable Efímero y
mañana se sube otro capítulo de mi nueva historia:
Gracias a Universo De Wattpad por apoyarme tanto
<3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 58
Estuve evitando a Diego durante esta semana ya que me
sentía algo paranoica al ver ese auto y al no obtener
noticias de Nicolás me estaba alterando, es como si se lo
hubiera tragado la tierra y nadie lo ha visto. He hablado tan
poco con Mariel y sé que está derrotada con este caso
porque me llamó un día a las cuatro de la mañana llorando.
Se me rompió el corazón escucharla decir que ya no quería
ver más cuerpo de chicas.
Sabía que ella la estaba pasando realmente mal con el caso
de asesino serial, pero también sé que tiene cuatro
sospechosos y Harry ha estado igual apoyando a Mariel, es
por esa razón que no quise seguir insistiendo en el caso de
Nicolás.
Tres días antes:
El señor me mira con curiosidad mientras me entregaba las
llaves de la moto que arrendé por unas horas. Firmé el
contrato donde me hacía cargo por algún daño que tenga la
moto o algún rayón...etc.
Salí rápidamente y me monté en la moto. Me llevé la mano
a la espalda y me acomodé mejor, el cuchillo esta vez no iba
a ir indefensa. Encendí la moto y miré por última vez la
dirección del GPS, esa cabaña era el lugar perfecto para
esconderse.
Cuando llegué me bajé con cuidado y observé a mi
alrededor que parecía que nadie había venido en meses a
este lugar, lo que me dejaba en claro que no estaba aquí.
Pero de todas formas caminé hacia la cabaña. Saqué unos
guantes y un alambre que introduje en la cerradura de la
puerta y comencé a maniobrar el alambre para que abra la
puerta hasta que escuche el clic.
—Bingo—murmuré con una sonrisa de orgullo.
Abrí con cuidado la puerta y estaba totalmente oscura,
prendí mi linterna y entré en la cabaña que estaba
completamente vacía, caminé por toda la caballa y no había
nada, pasé mi dedo por un mueble y había mucho polvo,
diría que nadie ha estado aquí en tres meses o dos.
Me pasé una mano por la cara porque no tenía nada
oficialmente, a Nicolás se lo tragó la tierra y es casi
imposible que saliera del país. Golpeé la mesa y solté un
grito.
—¿En dónde mierda te estás escondiendo? —Hable
conmigo misma. Negué con la cabeza y cerré la puerta de
la cabaña.
Me subí a la moto y tomé de nuevo rumbo hacia Barcelona
antes de que llegaran los gemelos a mi departamento que
esta semana se había ido a quedar a dormir conmigo según
ellos para protegerme.
Cuando llegué al portal de mi edificio sentí un escalofrío
porque sentía que tenía una mirada sobre mí. Observé a mi
alrededor y me di cuenta de que estaba estacionado el auto
de Simón, quien me hacía señas con su dedo que me
acercara.
Cuando subí al auto él golpeaba su dedo contra el volante,
me acerqué a él y le di un beso en la mejilla y pasé una
mano por su pelo rubio que lo tenía más largo de lo usual.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó con una sonrisa.
Lo miré de reojo y observé como Diego entraba con
Cameron y Carlos al edificio, ambos venían con unas
cervezas y atrás venía Alejandra, Barbara y otra chica que
no conocía.
Fruncí el ceño. No molestaba son sus amigos y confiaba en
Diego, aunque sentía poco celos de ver a Barbara.
—Preocupada por todo lo que está pasando y sobre todo
por Mariel, no está llevando nada bien...Y fui hoy día a una
cabaña que tenía Nicolás.
—¡Que! Anastasia dime que no fuiste tú sola—me observó
con mucha intensidad e incluso dirá que molesto—. No
hagas esa mierda de ir tú sola, te estás exponiendo y más
con todo lo que está pasando ¡Qué te ocurre!
—Era una sospecha, además no estaba y no me grites,
Simón.
—Lo siento, pero lo que hiciste fue muy peligro que hubiera
pasado si él hubiera estado ahí, no te das cuenta de que te
pusiste en peligro tú misma.
—¡Si lo sé! Pero no quiero involucrar a más gente en esto—
digo enojada.
Nos quedamos callados por varios minutos y mi celular
comenzó a sonar, se trataba de una llamada de Diego y la
ignoré.
—¿Podemos subir a tu departamento? —pregunto.
—Claro.
Nos bajamos de su auto y comenzamos a caminar hacia
dentro del edificio. Entramos en absoluto silencio en
ascensor. Lo miré de reojo y me di cuenta de que estaba
más flaco y tenía enormes ojeras debajo de sus ojos.
—¿Todo bien? —Pregunte preocupada y tomando su mano.
Se pasó una mano por la cara y negué con la cabeza.
—He estado teniendo muchas pesadillas con Nicolás—
apretó sus labios en una fina línea—. En realidad, son
recuerdos de nuestra infancia...supongo que los olvide,
pero ahora se repiten una y otra vez todas las noches.
Entramos en mi departamento, no había señal de los
gemelos y por ahora lo prefería así. Nos sentamos en el
sillón y puse toda la atención en mi amigo que me
necesitaba.
—¿Quieres hablar sobre eso?
—Es que no lo recuerdo bien...Tengo vagos recuerdos sobre
esos momentos. Tú sabes que entre mi hermano y yo jamás
hubo buena relación—asentí con mi cabeza porque era
verdad que ambos se detestaban...bueno era más Nicolás
en cambio Simón lo ignoraba—. Recuerdo que cuando tenía
siete años y él solamente cinco años...Mi madre nos hacía
dormir juntos la siesta...recuerdo que una de esas tantas
tardes desperté de repente y vi que estaba rodeado de
cuchillos que apuntaban hacia mí y él tenía una enorme
sonrisa como si disfrutara de asustarme porque si me
asusté ver todos esos cuchillos apuntando hacia a mí, se
paró y saliendo, corriendo de la habitación.
—Eso es horrible, ¿tu madre lo sabe?
—Claro que sí. La llamé y mi madre miró con horror, pero
en mi mente pensaba que quería jugar quizás los piratas o
que se yo..., solo éramos unos niños. Hubo otro incidente
un día cuando estaba llegando del colegio y él había
prendido fuego a mi cama...Recuerdo que grité porque se
comenzó a incendiar el cubrecama...Mi padre pudo
apagarlo. No entendía muchas de estas cosas hasta que a
los siete u ocho años lo llevaron con un especialista.
—¡Tu hermano es psicópata!
—Lo sé, pero porque ahora estoy reviendo esto...Supongo
que en el fondo mi hermano siempre me ha odiado...Jamás
nos hemos abrazado o hemos conversado, después de estos
incidentes él se volvió más solitario y en la escuela era
conocido como el chico guapo, callado y misterioso.
—Y tú, el más popular fiestero, rebelde y mujeriego del
colegio. Ambos son guapos, pero son tan diferentes que
realmente no tienen nada en común.
—Eso creo...No lo sé, han sido noches de mierda donde he
estado reviviendo estos recuerdos una y otra vez. ¿Crees
que fui un mal hermano?
—No lo sé Simón, ustedes jamás unieron lazos, son unos
desconocidos entre ustedes que vivían en el mismo techo—
declaró.
—Tal vez tuve que haber intentado acercarme más a él,
pero cuando le pedía algo él simplemente me decía que no
y me cerraba la puerta en la cara. Yo por dentro decía
<<Hijo de puta>>
—No es tu culpa, eres buena persona—digo apoyando mi
cabeza en su hombro y él me abraza—. No te tortures
Simón, a veces las personas toman malos caminos, pero
ellos son los que toman esas decisiones.
—¡Ah, deja de hacer esto!
—¿Qué cosa? —Levante la mirada y nuestras miradas
chocaron.
—Deja de enamórame con tus palabras y tus gestos que no
te das cuenta—dice con una sonrisa—. Me enamoras cada
día más y ni siquiera sé cómo parar esto porque tus
sentimientos son para alguien más. Soy un puto egoísta con
Diego, pero quiero que me ames a mí de una buena vez a
mí y no a él.
—Simón—comencé a decir.
—¡Es la verdad, siempre te la digo! Quiero que me ames a
mi—tomó mi mano y la llevó a su corazón—. Pero soy
paciente y no tengo apuro, nuestra historia está solamente
en pausa.
—Eres mi amigo y no puedes decirme esto—le reclamé.
—Soy tu amigo y por eso te soy sincero...No puedo
ocultarte lo que siento porque es algo que se me escapa de
las manos. Lo sé si estas palabras te las hubiera dicho años
atrás cuando te tenía, pero no me atrevía por cobarde.
—¡Para Simón! No crucemos las palabras del amor y de
años atrás porque eso es pasado para mí y ahí se quedará.
Presente:
Sentí que alguien golpeaba mi puerta. Revolví por última
vez las verduras y caminé rápidamente a la puerta. La
persona que estaba en la puerta me miraba con una
enorme sonrisa.
—Hola bella—me tomó de la cintura y me dio un suave beso
en los labios—. Estamos jugando a algo, ¿o qué? —
Pregunto con diversión.
—No que yo sepa.
Tomó mi pelo y lo tiró hacia atrás. Una sonrisa traviesa
estaba apareciendo en su rostro que me hacía querer huir
porque había pasado una semana sin sexo, en parte era
porque ambos teníamos planes y los gemelos se fueron
ayer a su departamento.
—¿Segura? Porque te has estado escondiendo de mí y no
entiendo la razón—se inclinó su boca roza con mi oreja en
donde me hizo estremecer con ese breve contacto—. O tal
vez sí, es por Bárbara porque nos has visto juntos.
Fruncí el ceño de inmediato al escuchar su nombre.
—¡No! Confío en ti, pero si me da algo de celos, pero muy
poco.
Soltó una risa muy sensual y tomó con fuerza mi cintura,
podía sentir a su amigo muy despierto. Diego comenzó a
caminar hacia la mesa y me tomó de la cintura, me dejó en
la mesa y se colocó entre medio de mis piernas.
—No sientas celos, mi Anastasia—me susurro y su nariz
acarició mi mejilla—. Te amo a ti. Eres tú la chica que me
enamora cada día más, la que tiene el poder de volverme
un gilipollas enamorado porque cuando estoy contigo, el
resto del puto mundo se puede ir a la mierda.
—Poéticamente hermoso—lo abrazó con fuerza—. Es
normal sentir celos pero que nunca se vuelvan tóxicos.
—Exacto—él me mira de reojo—. No hueles a quemado.
—¡Mierda! —Me separo rápidamente de él y corro hacia la
cocina, veo que se quemaron las cebollas, pero las otras
verduras siguen intactas.
Escuché que se acercaba sus pasos y sus manos rodearon
mi cintura y apoyó su barbilla en mi hombro.
—¿Todo bien con tus verduras?
—Rescatable—digo apagando la cocina.
Comenzó a darme pequeños besos en el cuello y moví mi
cuello hacia un lado para tener más acceso. Su mano se
coló dentro de mi polerón y comenzó a acariciar mi
estómago.
—Diego—jadeo.
—Ah, como extrañaba hacerte jadear mi nombre—su otra
mano se coló dentro de mi buzo y aprieto mis muslos donde
su mano quedó atrapada—. Traviesa, abre las piernas para
mí—dice con una voz ronca que me hace reír.
—¿Qué te pasa hoy? Estás en modo dios del sexo—bromeo.
—Solo quiero satisfacer a mi chica. Abre tus piernas y
relájate—dice con un tono burlón.
Abrí un poco las piernas y comenzó a tocarme por encima
de las bragas en círculos haciendo que me moje
rápidamente. Mi boca estaba seca y pegó su boca con la
mía. Solté un gemido porque metió un dedo dentro de mi
sexo y luego otro, comenzó con un ritmo primero lento y
suave, pero luego los sacaba rápidamente haciéndome
jadear y susurrar su nombre.
—Córrete para mí—me susurro mordiendo la oreja.
Cerré los párpados con fuerza y grité su nombre. Apoyé mis
manos en la cocina para tratar de recuperar la respiración.
Me giré para mirar y se estaba llevando los dedos a la boca.
—¡Diego! —Exclame entre sorprendida y excitada.
—Eres deliciosa—me dio un largo beso en la mejilla—. Muy
pronto serás el postre para mí.
—En estos momentos Anastasia no será bañada en
chocolate para tu pervertida mente, estoy fuera del menú.
Él hizo un puchero sacando bien su labio inferior.
—Oh, es una lástima porque pronto lo estarás—dice
guiñándome el ojo y sacando dos platos, comenzó a echar
las verduras salteadas en los platos—. Creo que deberías ir
al baño, me encargo yo de servir.
Niego con la cabeza y subo rápidamente a darme una
ducha porque es incómodo estar así. Cuando bajo Diego ya
tiene todo listo y me da un beso en la frente y corre la silla
para mí. Alzó una ceja hacia él porque está siendo muy
detallista y...sexy.
—¿Por qué me has estado evitando Anastasia? —Pregunto
curioso.
—No te he estado evitando, sabes que los gemelos se
quedaron esta semana aquí y bueno tenemos que
fingir...además que el miércoles me junté con Simón—digo
a medias.
—¿Con Simón? —Preguntó frunciendo el ceño—. Ese día te
estaba llamando para que subiera a compartir con
nosotros, pero me cortaste.
—Perdón, es que estábamos hablando de algo serio—digo
golpeando el tenedor contra el plato.
—Seguro que sí, sobre de cómo tiene que escogerlo a él,
¿verdad? Imbécil no soy Anastasia, él está profundamente
enamorado de ti y no va a parar hasta obtenerte.
—Lo mismo digo de Barbara—tome su mano—. No tienes
motivos para desconfiar de mí, te amo Diego.
—Y yo a ti—me responde con una sonrisa y lanzándome un
beso en el aire.
Comimos entre bromas sobre las locuras que hicimos en las
noches con los gemelos donde ambos me dejaron que les
pintara las uñas y los maquillara. Diego se moría de la risa
y mientras lo observaba estaba completamente enamorada
de este hombre.
Nos sentamos en el sillón y nos tapamos con una mata,
pusimos It para pasar el rato. Él me abrazaba fuertemente
y mi mano acarició su barbilla.
—Tengo miedo—declaró por fin—. Sé que muchas veces no
soy la persona más comunicativa sobre mis miedos. No es
fácil para mí confiar en la gente, no es fácil para mí
sentirme segura en lugar o poder llamarlo hogar...cuando
sé que en cualquier momento tendré que escapar.
Bajo el volumen de la televisión y se concentró en mí.
—¿Cuántas veces has escapado de él?
Hice una mueca.
—Me faltan dedos en las manos para decirte. Ese día en la
bodega conocí a otro Nicolás más violento y con menos
empatía por las personas...Vi a un verdadero monstruo. Es
increíble ver como una persona que antes amaba y confiaba
terminó convertida en eso.
Diego frunció aún más el ceño.
—¿Qué tanto lo amabas?
—Seré sincera y lo amaba, pero porque era mi primera
relación que iba en serio y estaba tan ilusionado por
experimentar lo que tanto leía. No puedo decir que fue mi
primer amor porque ese sería Simón—suelta un bufido que
me hace reír—. No seas celoso, eso solo fue una tontería,
era una chica que no sabía en juego que me estaba
metiendo con Simón, para él fui una de sus tantas chicas
desechables en ese momento.

É
Él abrió los ojos con sorpresa.
—Aja...Si fui una estúpida por entrar en ese juego con
Simón...Cuando te conocí eras tan parecido a él y te odié
por eso...no te aguantaba porque recordaba cómo solo fui
una más de las chicas de Simón. Diego: Yo estaba derretida
por
Simón, pero él era un verdadero cabrón. Cuando
estábamos saliendo por así decirlo, yo misma lo vi cómo se
llevaba a otra chica al camarín para tener sexo y yo lo
escuché.
Negué con la cabeza porque fui una estúpida.
—Sí, fui una estúpida—él negó con la cabeza—. Quiero
mucho a Simón, pero me hizo sentir tan poca cosa cuando
estuve con él que no volvería a caer por él, sé que ha
cambiado pero nuestra historia ya pasó.
—Eso me hace sentir mejor—dice Diego con una sonrisa
tímida—. Perdón por haber sido un cerdo contigo al
principio, Anastasia.
—Diego, no tengo nada que perdonarte porque me has
enseñado un amor puro y me siento segura entre tus
brazos, por fin puedo decir que tus brazos son mi hogar.
—¡Cursi! —exclamó riéndose y abrazándome con fuerza—.
Te amo tanto Anastasia que siento que me estoy muriendo
de amor por ti.
—¡Doblemente cursi! —Bromeo, le di un suave beso.
—¿Cómo fue tu relación con Nicolás?
Hice una mueca y entrelacé mi mano con la suya.
—Fue tranquila y no fue tóxica. Nicolás era muy distinto a
Simón. Siempre fue callado y casi no tenía amigos, era un
chico silencioso y misterioso...hasta que yo rompí con ese
muro. Nuestra relación era como cualquier otra. Él se
escapaba y subía por el árbol que daba a la ventana de mi
habitación, hablamos de muchas cosas profundas. Era linda
hasta que él comenzó a alejarse...cada día veía que se
cerraba más en él mismo, muchas veces me dijo que tenía
demonios dentro de que me alejara de él y ahora sé que son
ciertos esos demonios.
Nos quedamos callados por unos segundos.
—¿Crees que fui estúpida al no darme cuenta de que él
estaba cambiando de esa forma?
—¡Que no! Fue él quien hizo eso...no fuiste tonta en ningún
sentido Anastasia, me entiendes...Hay muchas personas
malas en este mundo que no tiene límite para lograr su
objetivo.
Lo abracé con fuerza y apoyé mi barbilla en su pecho.
—No quiero sonar muy cliché diciéndote esto, pero ahora
que estoy contigo me doy cuenta de que era diferente tipo
de amor—Sus dedos peinan mi pelo—. Contigo el amor se
siente puro y seguro, Diego, gracias por enseñarme lo que
es un amor verdadero. Contigo todo se siente real.
⋙ ¿Sabes cómo me doy cuenta? Porque yo por ti daría mi
vida sin pensarlo. Me entregué a ti porque te amaba y
cuando supe que Nicolás estaba detrás de ti o de Alejandra
no lo dudé en un segundo en dejarlo todo por ustedes, eres
una de las personas que más amo en este mundo, Diego. Tu
amor me ha sanado, sacaste a mi corazón de ese oscuro
lugar donde solo había venganza, odio y rencor.
—¡Dios mío, eso fue poéticamente hermoso! —Tomo mi
cara entre sus manos—. Nuestro amor es sanador porque
tú también sacaste a mi corazón de un lugar donde no
existían sentimientos y era un lugar muy solitario, hasta
que llegaste tú.
—Como siempre estamos siendo cursi y cliché.
—Eres la única con la que podría ser así.

******
Despertar con él siempre será lo mejor aun cuando
intentó alejarlo de mí y él vuelve a darme aún más besos.
Tomo mi
almohada y le pego con ella para que me deje dormir.
—Anastasia, despierta.
Abrí los ojos y vi que estaba sentado, al lado suyo había una
bandeja llena de comida. ¿Acaso tenía al mejor chico del
mundo? Probablemente. Pero aun así volví a cerrar los
párpados.
—Mi chica es muy dormilona—solté un gruñido.
Me refregué el ojo y me senté en la cama. Se sentó al
frente mío y me pasó un vaso de jugo.
—Me di cuenta de algo: Hemos estado juntos por un
tiempo, pero nunca te he preguntado cuando esta se
cumple años—hace una mueca.
Niego con la cabeza, porque sé que él sabe que día estoy
de cumple años, Alejandra me contó que un día, Diego le
había preguntado y ella le dijo. Vale que también pregunte
por su cumpleaños que es 08 de diciembre.
—Mi cumpleaños es: 15 de octubre, cumplo veinte años,
soy vegetariana hace cinco años, amo leer, mi color favorito
es azul y negro. Soy boxeadora desde que tengo 15 años y
comenzó por mi hermano que lo hizo para enseñar a
defenderme de los chicos, según por qué muchos chicos
iban a andar detrás mío.
⋙ Bueno comencé a en las peleas ilegales ese mismo año
con mi hermano que estaba protegiéndome. Mis padres son
los mejores, aun con todo lo que pasó entre nosotros—digo
en un susurro—. Fue difícil volver a buscarlo porque pensé
que me odiaban, pero no siempre puedo ser la chica
valiente, a veces necesito esconderme con mis padres y
sentir que todo estará bien. Mi madre es una empresaria
exitosa en campañas de publicidad y mi padre es excelente
ingeniero, ambos son exitosos y a pesar de eso siempre
recibimos mucho amor.
Doy un trago a mi juego y miro a Diego que me escucha
atentamente.
— Mi padre siempre nos ha enseñado a luchar por lo que
queríamos, él sabía de nuestras peleas ilegales—suelto un
suspiro—. Una noche nos tocaba pelear a los dos y nosotros
nos escapábamos por mi ventana, él nos vio salir por ahí y
nos siguió... se enteró de la peor forma—no puedo evitar
reír—. Cuando la pelea terminó, mi padre entró enojado y
furioso gritándonos lo peligroso que era esto. Pasó como
diez minutos echándonos la bronca, yo estaba muy
asustada jamás, vi a mi padre así y mi hermano estaba
pálido, pero después él nos abrazó y dijo que estaba
orgulloso de nosotros...Y dijo que esto iba a quedar entre
nosotros tres, que mamá jamás debería enterarse y hasta el
día de hoy es nuestro secreto.
Me quedo callada porque siento que he hablado mucho. Él
me pasa un pan con tomate.
—Bueno, es tu turno.
—Mi cumpleaños es: 08 de diciembre y cumplo veinte años
al igual que tú, bonita. No soy vegetariano, pero le he
tomado un gusto a dejar la carne y todo gracias a ti—me
llevé una mano al pecho y batí mis pestañas para él. Soltó
una risa—Mis familia era increíble, pero eso ya lo sabes.
⋙ Tengo a mis abuelos que viven aquí en Barcelona que
son los padres de mi madre, son los mejores y me
consciente mucho ya que soy su único nieto que quedó vivo
—su sonrisa se borra lentamente—. Cuando pasó eso
estuve un tiempo con ellos, pero no duré mucho, quería ser
independiente, así que me mudé a este departamento aún
cuando no sabía cocinar ni huevo. Volví derrotado unos días
con ellos y le pedí a mi abuelita que me enseñara a cocinar.
Tome su mano y sonrió.
— Siempre me gustó mucho el boxeo y entrenaba con mi
padre desde que tenía once años, me metí a las peleas
desde los doce años y amé ese deporte, aunque ahora ya no
lo hago con tanta frecuencia. Desde que tengo memoria
quise ser doctor porque mi padre lo era y ahora me siento
orgulloso de estar estudiando lo mismo que tanto le hacía
feliz. ¿sabes? Como que eso me hace sentir más cercano a
él, puede sonar estúpido—antes de que él siguiera lo
interrumpí.
—No lo es.
—A pesar de que mis abuelos me cuestionaron mucho, me
gusta poder ayudar a la gente y es algo que me apasiona.
Solté un suspiro. "Es perfecto"—me digo a mí misma.
—Te amo—susurro.
—Yo también me amo—me guiño el ojo y puse los ojos en
blanco. —¡Tontita! Ya sabes cuál es mi respuesta, déjame
alargarme un poco a mí mismo—dice alzando la barbilla.
—¡Imbécil!
Acerque mi boca a la suya, necesita besarlo. Diego se
quedó quieto, chupé primero su labio inferior y luego mordí
su labio inferior con fuerza. Él soltó un gemido. Mi lengua
entra en su boca y disfruto de él. Me responde con ganas el
beso y pone sus manos en mi cadera y me pone encima de
su regazo.
No puedo evitar que mis manos se cuelen por debajo de su
polera y toque su duro y bien formado torso. Sube sus
manos y se cuelan debajo de mi polera. Sus manos se
detienen por encima de mi sujetador, aprieta un poco mis
pechos. No puedo evitar soltar un gemido.
—Vamos a enloquecer juntos, ¿vale?—susurra sobre mi
boca y vuelve a besarme.
Tomó el dobladillo de la polera de Diego y me separó de él
para poder quitarle la polera. Él de un gruñido se la quita.
Me acerco de nuevo a él y le doy un beso fugaz. Mis labios
impactan en su cuello, empiezo dando pequeños besos por
todo su cuello, antes de succionar e intentar dejarle un
chupón.
—Anastasia—, dice Diego excitado. —¡Dios mío! Para.
Me separo de él y muevo mis caderas. Él pone los ojos en
blanco y pone sus manos en mi cadera, ambos empezamos
a frotarnos buscando el placer. No puedo evitar jadear.
—Joder, tu ropa es malditamente estorbosa Anastasia,
¿quieres que te la quite? —Dice con una sonrisa.
É
Yo asiento. Él me saca la polera y sus manos acarician mis
pechos, los masajea y aprieta. No puedo evitar decir su
nombre. Me gira y mi espalda toca el colchón.
—Eres bellísima, Anastasia—me besa la mejilla.
Sus manos van hacia mi pantalón de pijama, empieza a
bajar lentamente mi pantalón. Dejándome solo en ropa
interior. Él se acuesta al lado mío.
Nuestra mirada se encuentra y ambas se desean. Su mano
empieza a descender por mi estómago y se detiene en el
inicio de mi ropa interior. Toma un poco de aire, antes de
meter su mano dentro de mi braga. Mete uno de sus dedos
dentro de mi sexo.
—Diego—, suelto con la respiración entre cortada.
Él mueve su dedo dentro de mi interior estimulando mi
punto de deseo. Se inclina y me besa con pasión, nuestras
lenguas chocan una con la otra en una batalla sensual.
Suelto un gruñido cuando mete otro dedo dentro de mí.
—Eres perfecta — me susurra —. Esta lista para mí.
Él lleva mi mano hacia su paquete y lo noto duro y
excitado. Se para de la cama y a una velocidad muy rápida
se saca el pantalón de pijama y el bóxer. Se pone con
rapidez el condón. Me quita lentamente la braga. Se pone
encima mío con cuidado, empieza a besar la parte interna
de mis muslos y no puedo evitar que todo mi cuerpo vibre
por sus caricias. Él vuelve a introducir dos dedos dentro de
mi interior.
—Por favor, Diego—le suplico.
—¿Qué quieres, Anastasia? —Me pregunta con una sonrisa.
Me muerdo el labio inferior. ¡Dios esto es demasiado para
mí! Mi espalda se arquea, estoy a punto de llegar al punto
de deseo.
—Te quiero a ti—le respondo con voz ronca.
Se acerca hacia mí y me da un beso frenético que nos
vuelve locos a los dos, nos consume en deseo. Diego
empuja su erección y puedo sentir como poco a poco entra
en mí. Cierro los ojos con fuerza.
Él empuja un poco más y se detiene nuevamente. Le
acarició su mejilla y cerró sus ojos.
—Me encanta estar dentro de ti.
Yo le muerdo su oreja y pongo mis manos en su trasero y lo
empujo más dentro. Cierro los ojos y puedo sentir por
completo Diego. Empiezo a mover mis caderas, él sale y
entra en mi primero lento y cada embestida entra un poco
más rápido.
Uno..., dos..., cuatro..., diez...veces o más entra en mí. El
placer que siento es extremo mientras ambos nos dejamos
llevar por el deseo y por el amor. Él se mueve jadeante
sobre mí, sus embestidas cada vez son más rápidas.
—Mírame Anastasia—abro los ojos y me enfoco en él—. Te
amo, lo hago con locura y desesperación.
Me muerdo el labio inferior, cuando vuelve a entrar en mí.
Se acerca y me besa profundamente, hundo mis uñas en su
espalda con fuerza.
—Anastasia..., voy a correrme—dice entrecortada.
Lo miro en su frente a una leve capa de sudor. Mi espalda
se arquea y llegó al clímax, Diego entra una última vez
antes de llegar a su orgasmo. Él cae con cuidado sobre mí y
sale de mi interior lentamente. Se saca el condón y lo bota
en el papelero.
Cierro los ojos, aun intentando despertar del trance en que
estoy. Siento como Diego me tapa con una manta, me
abraza fuertemente.
—El mejor sexo mañanero hasta ahora—me susurra.
Me giró hacia él y apoyó mi cabeza en su pecho, acarició su
barbilla. Siento un leve rastro de barba.
—¡Imbécil!
Él se acerca a mí y me besa fugazmente.
—¡Dios! —exclamó. Lo miré de reojo y él me sonrió de lado
—puedes creer que ya te deseo de nuevo.

******
La rubia me volvió a abrazar mientras cantaba las
canciones de High School Musical, la observé y cantaba
emocionada la última canción que era breakin free, puso
su mano que estaba en un puño fingiendo que era un
micrófono. Tomé su mano y me uní a ella haciendo el
dueto y pronto nos encontrábamos cantando breakin free.

No podía parar de sonreír porque estas películas eran una


de nuestras favoritas de Disney donde muchas veces
cuando éramos chicas yo molestaba a la rubia diciendo que
era Sharpey y yo Gabriela.
Toma mi mano para que me pare y ambas comenzamos a
saltar en mi cama y cantar con emoción hasta que la
canción terminó abrazándonos y sonriendo.
—Necesitábamos una tarde de chica ¿Vamos por la
segunda?
—¡Dios, estamos viejas! —Digo haciendo un puchero—. Aún
puedo recordar cuando pasábamos cantando estas
canciones y pensábamos que eran así la secundaria donde
todos cantábamos—no puedo evitar reír, porque éramos tan
ingenuas a la edad de siete años.
Ella me dio un beso en la mejilla y comenzó a hacerme una
trenza.
—Toda una vida juntas te das cuenta de que ya llevamos
más de quince años siendo mejores amigas, jamás te dejaré
ir, ¿lo sabes?
—Y esos quince años han sido los mejores, eres mi
hermana.
—Hermanas de distintos padres, pero somos hermanas. Te
amo tontita aun cuando me alejaste por un tiempo—ella
toma una liga y la pone en mi pelo—. Fuiste muy cruel...No
sabía que pensar, pensé que estaba haciendo algo mal.
—Te estaba protegiendo de la única manera que se me
ocurrió—tomé su mano y sus ojos se cristalizaron—. Te
amo, eres una pieza fundamental en mi vida y sin ti, yo me
muero...Son tantos años juntas que de verdad yo no me
perdonaría que algo te pasara—declaró.
—Te amo y yo también me muero si algo te pasa...Cuando
te encontré ese día en el suelo, sentí que mi corazón para
de latir por verte así, Anastasia—nos quedamos callada—.
¿Sabes algo? Hace casi cuatro meses puedo jurar que te vi
una vez en el parque, ¿eras tú?
La abrace fuertemente y bese su mejilla.
—Jamás te dejaría sola...Te dejé verme para que supieras
que estaba bien y que estaba más cerca de ti de lo que tú
pensabas.
—¿Cuándo crees que esto termine? —Pregunta
preocupada. Solté un suspiro y negué con la cabeza—. Me
siento incómoda de tener alguien cuidándome, pero no
tanto porque es muy guapo, el policía es muy sexy—Sonrió
—, pero no se lo digas a Cameron porque se pone celoso—
ella suspira—. Pero está muy ardiente—ella se abanica con
la mano.
Lo que me hace reír aún más, es una descarada y loca que
no le importa decir las cosas a la cara, estoy segura de que
si el policía le hablara estoy segura de que le diría que es
muy sexy.
—Sigues siendo una descarada—le di un golpe.
—Si no estuviera tan enamorada de Cameron se lo diría a la
cara y también que me puede bailar sexy cuando quiera
—me guiña un ojo.
Cuatro horas después Alejandra dormía profundamente a
mi lado. Fui al baño y casi me da algo ver mi cabello lleno
de distintas trenzas que me hizo Alejandra. ¡Paciencia,
señor, todo se trata de tener paciencia! —Exclamé a mí
misma mientras comienzo a desarmarme la trenza—Sigues
siendo una descarada—le di un golpe.
g p
Dato: Mañana subiré un nuevo capítulo de
Insuperable Efímero <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 59
Orgyilkos E.R.R:
Pasó una mano por mi pelo colorín y sonrió con el
resultado, me pongo los lentes de sol. Observó cómo la
pareja se estaciona en un mirador donde está
prácticamente oscuro. Sonrió con maldad y cargó la pistola.
Ajusto mi gorra de policía y tamborileo los dedos por la
emoción de matar de nuevo. Me encanta matar porque
tengo la posesión, control y puedo tener la violencia que
quiero. Jamás pensé que se iba a volver adictivo, matar al
principio fue curiosidad y por experimentar, pero ahora me
deja hambriento e insatisfecho, pero también me deja con
la creencia irracional de que la próxima vez que mate
quedaré satisfecho. O la próxima quedaré satisfecho. O la
próxima vez, pero al final es un placer indescriptible tener
el control y el poder de decidir si ella vive o no.
Me bajo del vehículo y camino hacia el auto de la pareja,
me acerco y golpeo la ventanilla con la linterna. El chico
abre los ojos cuando sacó mi arma y la apuntó
directamente a su frente, apretó el gatillo en donde rompe
el cristal e impacta directamente con la frente del chico,
muriendo en el instante.
Escuchó los gritos de la chica y rodeó rápidamente el auto
y abro la puerta. Sacó a la chica y le pegó con el mango de
la pistola una y otra vez hasta quedar inconsciente. Tomó
rápidamente el cuerpo de la chica y la dejó en el maletero.
Tomo sus manos y la esposó.
Sacó la gasolina y roció el auto cuando estaba empapado,
encendió un fósforo y lo dejó en el vehículo y comenzó a
aprenderse rápidamente. Meto mis manos en mi bolsillo y
sonrió mientras se quema el auto.
Me sacó los guantes y me subí en el coche dejando atrás el
auto. Acelero y pongo algo de música para relajarme.
Cuando estoy llegando a la cabaña la chica comienza a
llorar y a pegar el maletero, creo que alguien despertó y
justo a tiempo. Apago el auto y me bajo del auto.
Abro el maletero y la chica me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—sonreí con maldad y
acaricio sus mejillas, ella llora sin parar.
—Déjame ir—me gritó.
Mi mano chocó su mejilla y me miro asustada. Una sonrisa
apareció al ver cómo sus ojos azules me miraban con
horror.
—Te aseguro que esto solo inicio, porque te soltaré, claro,
pero cuando estés muerta—declare, tomándola del brazo y
ella se cayó al piso—. Párate—orden.
Ella negó con su cabeza y comenzó a gatear intentando
escapar, lo que me hizo enojar. Me acerqué y tomé un
mechón de su pelo, comencé a rástrala a la casa, la tiré del
brazo y ella me miró con horror como si fuera el peor
demonio y tal vez lo era.
—Déjame no te hecho nada, por favor—la lágrimas gruesas
caían por su mejilla.
Tome un mechón de su pelo castaño largo y aspire su
aroma.
—Vas a morir—dije con la voz ronca excitado por este
momento que tanto había deseado que llegara.
La empujé para que caminara al sótano y no paraba de
decir que la dejara tranquila. Cuando llegó al inicio de la
escalera se quedó un momento quieta hasta que le di un
empujón y tomé una pala que tenía en la esquina. Ella no se
movió y suelto un gruñido, apretó el mango de la pala y la
levantó en el aire con furia que chocó con el cráneo de la
chica haciendo que ella cayera por las escaleras abajo.
Bajé tranquilamente por las escalera. Me agaché y tomé el
pulso de la chica que seguía viva, pero estaba inconsciente.
La tomé de los pies y la rastreé al colchón donde aún tenía
el cadáver de la chica que mate hace unos días, pero ya
estaba en un avanzado estado de descomposición. Empujé
el cadáver de la chica y comencé a amarrar a mi nueva
víctima.
—Descansa por ahora—acaricie la mejilla de la chica.
Me puse los guantes y tomé el cadáver de la chica,
comencé a subir las escaleras. Miré al cadáver de la chica y
una sonrisa cruzó mi cara porque no debió hacer
autostop...Uno nunca sabe quién es realmente la persona
que está conduciendo y la pobre tuvo la mala suerte de
toparse conmigo. Caminé hacia el bosque, tarareando una
canción ya que esta iba a ser una noche de diversión.
Cuando estuve conforme tiré el cadáver y regresé
tranquilamente a mi cabaña.
******
Sacó un cigarro y observó su cuerpo desnudo. Miro que su
pecho está sangrando por mi mordida. Me llevo el cigarro
a la boca y le doy una calada, ella se remueve sin parar
sobre el colchón.

—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble
personalidad. Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella
me miró con verdadero miedo—. Soy un persona normal y
corriente que puede engañar a todo el puto mundo, si
quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no
se lo diré a nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla
de dolor y suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me
subo arriba de ella. La chica se remueve y comienza a
patalear, pero es imposible porque se lo impiden las
cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de
matarte y ver como la luz se va de tus ojos. No llores
hermosa que nadie te salvara ni tu novio o tu familia—solté
una carcajada—. Se me olvidaba que tu novio está muerto
ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo
mis manos alrededor de su cuello y comienzo de a poco
hacer presión, ella comienza a debatirse con fuerza,
gimiendo, apretó más su cuello. Ella me mira con horror e
intenta soltar sus manos, pero es imposible. De sus ojos
escapan lágrimas amargas porque sabe que va a morir en
unos segundos. Aprieto con más fuerza su cuello y, ya casi
no pelea en sus pulmones, debe quedar poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante
mismo en que la vida abandona su cuerpo porque exhala el
último suspiro y sus ojos se cierran. Me separo lentamente
y observo el cadáver de la chica.
y

******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el
supermercado y se pasa una mano por su cabello rubio.

Tamborileo los dedos en el manubrio mientras espero que


salga.
Debería matarlo o dejarlo vivir para ver como él sufre
cuando mate a nuestra Anastasia—pienso.
Me agacho en ese momento porque veo como mi hermano
se reúne con un policía quien le da un abrazo amigable.
Siempre ha sido tan bueno "el hijo ejemplar de la familia y
el ángel guardián de Anastasia", pero esta vez no la podrás
salvar porque la mataré, así como ella acabó con mis
negocios y a mi hermano dejaré que sufra su muerte en
vida que sea miserable porque nunca la va a obtener de
nuevo. Arrancó con fuerza el vehículo y miró cómo él se ríe
con su amigo policía.
Mariel:
Miré de nuevo las fotos de las chicas que habían sido
asesinadas y no tenía nada, el asesino era demasiado
inteligente, prácticamente no dejaba pista y hace tres
meses atrás se encontraron también otros cuatro cuerpos
en Madrid. Miré de nuevo las fotos de las chicas, tenía ojos
azules o verdes, pelo largo con la raya al medio, eran de
piel blanca y estatura entre un 1.65 a 1.70.
El pánico crece aun cuando se ha decretado el toque de
queda han desaparecido cuatro chicas y un chico en cual
no se tiene rastro. Al principio se puso en duda la última
desaparición porque era una pareja, pero cuando vi la foto
de la chica sabía que no lo era porque tenía las mismas
características que tenía las víctimas que hemos
encontrado. A pesar de que teníamos cuatro sospechosos
se fueron a la mierda porque el ADN que encontramos no
coincidía con los sospechosos así que de nuevo estamos en
la nada.
Me acerqué al mural donde están las fotos de todas las
víctimas. Todas habían tenido el mismo destino, fueron
abusadas sexualmente y torturadas antes de que el asesino
las estrangularás con sus manos e incluso el asesino había
vuelto varias veces a la escena del crimen borrando cada
pista, pero también había vuelto para practicar necrófilas.
En ese momento Harry entró a mi oficina y me dejó un
documento. Lo miré y él sonrió dulcemente:
—Lo ha mandado la oficina del FBI, el perfil psicológico del
asesino Lo tomé con rapidez y comencé a leer con cuidado:
Varón blanco entre 23-29 años; delgado, de aspecto normal.
Su casa debe estar muy ordenada y limpia, seguramente
habrá pruebas del crimen en ella en su pieza o sótano.
Historia de enfermedad mental, consumo de drogas y
alcohol.
Será social tanto como con mujeres y hombres,
probablemente pase mucho tiempo afuera de su casa.
Desempleado o estudiante de universidad. Si convive con
alguien serán sus padres o abuelos, pero es poco probable.
Probablemente sea un sujeto encantador y apuesto y se
podrá acercar con mucha confianza a las víctimas.
Se lo entregó Harry, quien lo leyó rápidamente. Me pare y
me acerque a las fotos de las víctimas, todas las chicas
eran muy guapas y apuesta, debe tener entre 23 a 26 años
el asesino, posiblemente sea universitario ya que todas las
chicas que desaparecieron iban a la universidad, las
víctimas tienen la mayoría entre 18-20 años.
—¿Qué opinas, Mariel?
Me giré para mirar a Harry y de nuevo a las fotos.
—Que tenemos un asesino muy inteligente y que será difícil
de encontrarlo podría ser cualquiera, Harry, aunque...
—Me cago en la mierda, justo cuando estamos con el caso
de Nicolás pasa esto hace ya un mes que está libre y
Anastasia tiene miedo...
Antes de que terminara de hablar interrumpí, jamás dejaría
de lado Anastasia en poco tiempo que la conocí. Me
encariñé con ella. Sé que no es ético de mi parte, pero
q p p
tiene esa chispa que tenía mi hermanita y es mirada
dulce...Es una locura, pero le he tomado mucho cariño y no
quiero que nada malo le pase a ella.
—No la dejaremos sola...También he estado pensando en
qué lugar se puede estar escondiendo Nicolás, pero todos
los testigos que hemos ido a interrogar son testimonios que
nos llevan a nada.
Él se levantó y se acercó a mí.
—Por ahora ella está bien y la tenemos vigilada las
veinticuatro horas, lo encontraremos.
En ese momento entró Rick y su cara lo decía todo: "se ha
encontrado otro cuerpo".
—¿Dónde? —Le pregunté tomando mi chaqueta y mi
pistola.
—En el mismo parque al parecer se ha vuelto el lugar
favorito del sujeto.
—Mierda—dijo Harry.
Tomé todo lo que necesitaba para ir a otra escena del
crimen. Salimos rápidamente de la estación de policía.
Cuando me subí al coche de Harry me miró de reojo.
—Este asesino es más inteligente de lo que creíamos, es
casi un fantasma que no deja rastro—él me miró un
segundo
—. El ADN que se pudo conseguir tuvo que ser completado,
lo que no es 100% fiable. Estoy cansada y no quiero más
esto—declare.
—Ya verás que lo resolvemos juntos—dice tiernamente.
Harry me miró y tomó mi mano, le dio una suave caricia,
entrelace mi mano con la suya y me miró asombrado. Me
acerqué a él y le di un beso en sus labios.
—Se que te gustó Harry—sus mejillas se tiñeron de rojo y
me reí porque se veía tierno—. A mí también, pero pensé
que serias más rápido.

É
Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en
los labios. Su nariz acarició la mía.
—Me gustas mucho, pero a la vez me intimidas...Eres mi
jefa y no sabía qué esperar de ti. Eres increíble Mariel.
—No es momento de ser cursi, Harry después hablaremos
de nuestros sentimientos, ahora tenemos trabajo—digo con
una sonrisa.
Saqué varios papeles y comencé a revisar a las mujeres que
estaban desaparecidas y que tuvieran los rasgos de las
otras víctimas.

******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis
compañeros ya estaban en el lugar, antes de que entrara
Luis me cortó la pasada. Lo fulmine con la mirada.

—Alto cariño, será mejor que nos dejes el trabajo a los


hombres—sonrió egocéntricamente—. Tal vez te puedas
traumar con lo que verás.
Solté un gruñido, ya estaba cansada de este imbécil.
—Muévete de una vez, cariño—él me dejó pasar y lo miré
de nuevo—. Que no se te olvide que soy la jefa y no es mi
culpa que haga el trabajo mejor que tú, por algo te
cambiaron. Madura hombre.
Cuando me acerqué más vi el cuerpo de la chica desnudo,
me puse los guantes y Harry comenzó a sacar fotos. En ese
momento se acercó Gonzalo.
—¿Cómo lo encontraron? —pregunte.
—Estaba flotando, supongo que el asesino le puso roca
para que se hundiera...Un señor lo encontró—me señaló
Gonzalo al hombre que debía tener entre unos 65-70 años.
—La víctima fue estrangulada—me agaché y observé sus
uñas, algunas estaban quebradas—. La víctima peleó así
que de seguro que el asesino debe tener algunos rasguños.
Muy inteligente el asesino al tirar el cuerpo de la víctima al
agua borró todo posible rastro de evidencia.
Harry asintió y se acercó a examinar el cuerpo de la chica.
Tenía el cabello castaño oscuro y largo casi hasta la
cintura, debía medir un 1.68 de altura y color de piel
blanca.
—Creo que la mató hace casi 6 o 9 días. No sabría decir
con exactitud el día porque el agua aceleró el proceso de
descomposición del cuerpo.
—Mierda—solté un gruñido—. Es muy inteligente.
Me agaché a revisar el cuerpo y presentaba una clara
evidencia de que la habían forzado a tener relaciones
sexuales por los moretones que presentaba en el inicio de
los muslos. Revise de nuevo sus uñas para tratar de
encontrar sangre o piel del asesino. Bingo: Encontré un
poco de piel en sus uñas con un poco de sangre seca, la
puse en una bolsa para después mandar analizar. Revisé su
pelo y encontré una pequeña fibra de color negro, la metí
en otra bolsa.
Estuvimos casi tres horas revisando la escena en busca de
cualquier otra pista, pero no había mucho como he dicho,
el asesino es realmente bueno y no deja casi ninguna pista,
aun así, teníamos que esperar a la autopsia del cuerpo para
ver si encontraba ADN en el cuerpo, pero lo dudo el
asesino sabía que el agua borraría cada evidencia además
llevaba seis o nueve días en el agua.
—Adelante—dije cuando alguien tocó mi puerta.
La puerta se abrió y entró Luis con una enorme sonrisa, me
cruce de brazo ¿Qué mierda quería este imbécil ahora?
—¿Qué quieres? —Pregunte molesta.
—Solo te vengo a decir esto linda más te vale que avances
en casos o si no te pueden bajar de rango, la gente quiere
respuesta y está metiendo presión así que veremos cuanto
más te queda como jefa.
—Sal de mi oficina, ahora Luis—apreté los labios.
Él me guiñó el ojo y cerró la puerta. Solté un suspiro, antes
ya era difícil ser policía y ahora era casi imposible y más
con Luis que no perdía el tiempo de fastidiar mis casos.
Harry entró a mi oficina con la foto y el nombre de la chica,
la víctima número cinco. Se llamaba Marisol, tenía 19 años
y estudiaba danza, era una chica muy guapa. Observé a
Harry quien miraba las fotos de las chicas y luego a mí.
—Tengo un sospechoso—dijo de repente. Levante mi
cabeza y lo observe. Me hizo una señal de que me acercara
a él y lo hice. En su mano tenía una foto de Anastasia—. No
te recuerda alguien estas chicas o no les encuentras un
parecido a Anastasia.
Abrí los ojos y negué con la cabeza, era imposible. Harry
puso la foto de Anastasia al lado de las otras víctimas. Solté
un grito de horror porque muchas de ellas tenían pequeñas
similitudes o características con Anastasia. Como en el
pelo, en la forma que lo llevan, en tono de piel, en los ojos e
incluso en la sonrisa...
—Es solo una intuición, pero Nicolás encaja muy bien con
el perfil que mandó el FBI, pero eso sería una locura y todo
el mundo lo está buscando.
Lo observé y Harry era un hombre muy astuto e inteligente,
así que sabía que tenía más para sospechar de Nicolás.
—¿Tienes más razones para creer que es él? —pregunte.
—No, solo está por ahora. —Negó con la cabeza—. Y no lo
descarto hasta que lo tengamos bajo prisión.
—Esto le hará más daños a Anastasia...hay que evitar
decírselo, ella ya tiene demasiado y sé el dolor que esto le
va a causar.
Él asintió y me abrazó con fuerza.
—Le he tomado mucho cariño a Anastasia, es como mi
pequeña hermanita—susurró.
—Es imposible no quererla—me respondió con una sonrisa
—. Lo lograremos, Mariel, lo detendremos.
Revisé de nuevo el perfil psicológico que había enviado y
cada vez sentía que Nicolás encajaba más en ese perfil: era
guapo, encantador, carismático cuando se lo proponía y
manipulador...ha tenido enfermedades mentales cuando era
pequeño..., pero no tenemos ninguna prueba o algo sólido
de que él fuera el asesino.
—Puede ser él..., pero no tenemos pruebas y sin prueba
que lo vincule a los crímenes, saldrá fácilmente y tengo
miedo...Nicolás parece más un modelo que un asesino,
probablemente la gente nos va a cuestionar realmente si es
él porque vamos, Nicolás tiene cara de ángel.
Me masajeo la sien. Harry se agachó a mi lado.
—Tenemos que ser más rápido, hay que atraparlo ya.
Anastasia se altera más si sabe que él es responsable de
esto...es que miro las fotos de esas chicas y encuentro
muchos rasgos que tiene Anastasia y tú y yo sabemos que
los asesinos seriales siempre tienen una rabia hacia una
mujer.
Se quedó callado un momento y puso un mechón detrás de
mí pelo.
⋙ Si es Nicolás...creo que paga toda la rabia en esas
chicas porque Anastasia no le tiene miedo al menos que
tenga alguien que ama Anastasia, además Anastasia sabe
defenderse y las otras chicas no para él debe ser juego
excitante tener alguien que le tenga miedo.
—Pero..., Harry—mis ojos se llenaron de lágrimas—. Si el
asesino fuera Nicolás, yo creo que está experimentado con
esa chica para cuando tenga realmente Anastasia, cada vez
está más violento y si solo está practicando hasta que...
—Niego con la cabeza.
—Tal vez, pero esto le va a hacer un daño irreparable a
Anastasia.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Llama a Simón—él frunció el ceño—. Es hora de que nos
cuente un poco más de Nicolás sobre su infancia, no lo
crees. Dile que traiga todos los documentos que tengas
sobre su hermano ahora.
Harry se levantó y marcó el número de Simón, escuché
como ellos hablaban y Simón aceptó de inmediato en
ayudarnos y dijo que estaba en veinte minutos en la
estación. Releí el perfil y cada vez me parecía que Nicolás
encajaba en el perfil.
Cuando entró Simón por la puerta nos sonrió y dejó el
informe en mis manos, comencé a leer y me di cuenta de
que Nicolás tenía trastorno de la personalidad antisocial
desde los ocho años que se lo detectaron. Observe como
Simón y Harry bromeaban, hasta que él observó el mural.
Se levantó rápidamente y tomó la foto de Anastasia.
—¿Qué mierda es esto? Porque está la foto de Anastasia y
que tiene que ver el enfermo de mi hermano... aquí—gritó
con la voz rota.
—¡Cálmate, Simón! Tu hermano es por ahora el principal
sospechoso—él negó con la cabeza y una lágrima cayó por
su mejilla.
—Se que mi hermano es un monstruo, pero... —Cerró los
párpados y respiro profundamente.
—Amigo, tu hermano es un psicópata muy peligroso...
Observa a las chicas y dime si no se parece a Anastasia,
vamos Simón dímelo.
Él observó atentamente las fotos y sus ojos se llenaron de
lágrimas. Harry lo abrazó con fuerza.
—Esto va a destrozar Anastasia... —dijo con la voz ronca.
—Simón—, lo llamé y se sentó de nuevo en el asiento frente
al mío—. Relátame todos los recuerdos que puedas de
Nicolás: comportamientos raros que no sean normales en
un niño.
Me observó un segundo antes de relamerse el labio inferior
y se limpió las manos en el pantalón.
—Cuando Nicolás tenía cinco años, estábamos durmiendo
juntos...de repente me desperté y estaba rodeado de
cuchillos que apuntaban hacia mí...Él estaba mirándome
con una enorme sonrisa y después salió. Creo que ese es el
primero. El otro fue un día que estaba llegando del colegio
y Nicolás ya tenía seis años...Cuando entré en mi
y y
habitación, él estaba incendiando el cubrecama—anoté
todo y me di cuenta de que Nicolás también era
pirómano...uno de los rasgos más comunes entre los
psicópatas—. Y cuando tenía siete años él estranguló a
nuestro gato...Mis padres en ese momento lo llevaron
psicólogo.
⋙ Es todo los incidentes que recuerdo al menos yo...
—Gracias, Simón es de mucha más ayuda y me temo
decirte que tu hermano encaja a la perfección con el perfil.
—Por favor atrápalo...No quiero que lastime a Anastasia,
me muero si a ella le pasa algo—tomo mi mano.
—Lo atraparemos—digo intentando sonreír—. Harry...,
tenemos que atraparlo ahora antes de que siga matando.
Bueno era muy lógico que el psicópata era Nicolás ya
que en cada capítulo iba dejando pista, pero también
aproveche la oportunidad de confundirlos con
Simón...porque a muchos no le cae bien, pero Simón
es bueno.
No me maten, pero creo que mas de 90% pensaba que
el psicópata era Simón, lamento decirlo que estaban
realmente equivocados. La historia entre Nicolás y
Simón es realmente turbia entre ellos dos. Ademas
Nicolás
es mas listo de lo que creen por eso le ha sido tan
fácil burlarse de la policía, ademas que si regresan
capítulos anterior estoy relatándo verdaderos
comportamientos de un psicópata. Lo próximo
capítulos se
viene mas fuerte ya que solo van quedan 8 o 9 nueve
capítulos para que termine.
Recuerden que me he inspirado en verdaderos
psicópatas reales e intentado hacer lo mas real
posible.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 60
Alejandra me estaba asfixiando con su abrazo de oso, tenía
mucha calor. Abrí los ojos y vi que nuestras narices se
rozaban, estábamos muy juntas, de seguro que piensa que
soy su amado Cameron, tiré de su pelo y lo primero que
dijo fue:
—Quiero mi beso, Cameron.
Puse los ojos en blanco e intenté separarme, pero ella me
abrazó más fuerte tanto que sentía que me quitaba el
aliento, vale no tanto, pero si me estaba abrazando fuerte.
—Cameron, mi beso—ella hizo un puchero en el labio.
—Claro rubia, ¿con lengua o sin lengua? —Le tiré de nuevo
el pelo y ahora abrió los ojos asustada y yo me reí.
—Anastasia—, chillo.
—Alejandra—, imito su grito agudo —. Puedo recuperar mi
cuerpo — tenía su pierna arriba de mis piernas y su brazo
me agarra de mi cuello.
Ella se soltó y estiré mi cuerpo, me dolía toda la espalda.
Ahora recuerdo que siempre dormía mal con Alejandra,
pobre Cameron.
—Tu pelo está fatal—dijo con una sonrisa divertida. No
contesté porque solo me había desarmado la mitad de la
trenza y las otras seguían ahí y ahora sumándole los
enredos matutinos de mi pelo.
Entré a mi baño y comencé a desenredarme las trenzas y
luego tomar una refrescante ducha. Paciencia, dios dame
paciencia, por favor—me digo a mí misma, cuando no
puedo desenredarme una maldita trenza.
Miró a Alejandra que estaba cubierta de harina por toda la
cara y el pelo. Ella me mira enojada y toma un puñado de
harina y doy paso hacia atrás porque sé cuáles son sus
intenciones. Sonríe con maldad hacia mí, levanta su mano y
tira la harina que vuela por mi cocina y me llega en toda la
cara.
Niego con la cabeza, me acabo de bañar...me acerco a ella
y tomó otro puñado de harina y ella igual comenzamos la
guerra de harina.
—Déjame, Anastasia—se ríe Alejandra cuanto tomó otro
puñado de harina y se lo embarró por todo el pelo. Ambas
reímos hasta que escuchamos que tocan el timbre, nos
quedamos quietas.
Caminamos hacia la puerta y yo asomo la cabeza afuera y
veo a Cameron y Diego, ambos con una enorme sonrisa.
Abro por completo la puerta y ambos chicos nos evalúan.
—Pero... ¿qué les pasó? —Pregunta Cameron.
—Fue ella—decimos a la vez y apuntando con Alejandra,
haciendo que los chicos se rían.
—No, tú comenzaste—dice Alejandra con un puchero en sus
labios—. Yo quería hacer hot cakes hasta que tu tiraste
harina.
Yo suelto una risa porque fue mi culpa, no puedo evitarlo,
estaba tan concertada haciendo la mezcla que no se dio
cuenta de mis intenciones. Cameron se acerca a ella y le da
un beso, mientras Diego y yo nos quedamos quietos.
Se acerca disimuladamente y me quita un poco de harina
en mi cara y me da un beso en la mejilla.
—Buenos días, Anastasia—me sonrojo y me tomo el tiempo
de escanearlo, anda con un pantalón de mezclilla, una
polera de manga larga gris y con un gorro del mismo color
de su polera dejando algunos mechones de pelo asomarse.
—Hola, Diego.
Cameron y Alejandra se aclaran la garganta, nos observan
con curiosidad y diversión como diciendo: "Van a volver y
muy pronto" Yo niego con la cabeza y camino de vuelta a la
cocina. Suelto un grito porque todo está cubierto de harina.
—No te quejes ahora que fue tu culpa—me da un pequeño
golpe para que entre. Me acerco a donde está la harina y la
miro fijamente. En eso entra Cameron y Diego.
Alejandra me mira a mí y luego a la harina y yo sonrió.
Tomó un puñado de harina y me acercó lentamente a Diego
y le tiró la harina, veo como también le llega a Cameron.
Nosotras comenzamos a retroceder y tomamos otro puñado
de harina.
Diego el primero que se acerca a nosotras con sus manos
llenas de harina, me tira las dos a mí y yo tomo su polera y
se la embarro por toda la cara. Alejandra suelta un grito
cuando Cameron le tira todo el paquete de harina.
Mi amiga queda completamente blanca. Cameron suelta
una risa y ella lo fulmina con la mirada hasta que él la
abraza y la besa tiernamente en los labios.
—Me muero por besarte—me susurra Diego. Lo observo y
me rio porque tiene la cara llena de harina.
—Voy a buscar la escoba y la pala para limpiar este
desastre. Primero que nada, sacúdanse todo lo posible la
harina
—digo saliendo de la habitación. Abro la pequeña
habitación donde guardo las cosas de limpieza y siento
como alguien me empuja y cierra la puerta.
—Momento para mi beso—dice Diego, antes de poder
reaccionar su boca ya cubre la mía, mis manos se afirman
en su hombro y sus brazos rodean mi cintura, el beso dura
poco porque tenemos que fingir frente a todos.
Le pasó la pala y tomó la escoba, ambos salimos del cuarto.
Cuando llego veo que Alejandra ya no está tan cubierta por
harina.
Una hora después, por fin estamos desayunando...Observó
Alejandra que su pelo está entre blanco y rubio, sonrió
porque hace tiempo que no estábamos así, me arrepiento
de haber sido tan mala con ella, tal vez la solución siempre
fue haberle dicho la verdad, pero en ese momento no sabía
qué hacer, tenía miedo y aun lo sigo teniendo... ¿sabes lo
que es sentirse culpable por la muerte de tu hermano?
Muchos dirán que no, pero yo si todos estos años siempre
lo he sentido así, porque lo soy...él murió por mi culpa y
cuál fue el problema que él siempre estuvo para mí y yo
para él al igual que Alejandra.
Tengo terror de despertar un día y no verla conmigo, terror
que me la quite como mi hermana, mi mejor amiga y mi
compañera de todas mis locuras. Es mi terror más grande
que Nicolás lastime o la mate a golpes como mi hermano,
vivo con ese terror de perderla. Jamás he querido arriesgar
las vidas de las personas que amo y eso duele.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta la rubia. Yo asiento.
Ella resopla cuando cae un poco de harina y yo suelto una
risa. La rubia me fulmina con la mirada y no puedo evitar
reírme aún más fuerte cuando otro poco de harina cae de
su pelo.
******
Miro como Cameron y Alejandra entran en el edificio
mientras yo y Diego, estamos estacionados esperando a
que vuelvan. Toma mi mano.

—¿Duermes conmigo?
Yo asentí una y otra vez haciendo que él me sonreía, me
encantaba verlo sonreír.
—Tengo pensado para esta noche películas, palomitas,
panes vegetarianos, besos y...—Se inclina hacia mí—.
Mucho sexo ardiente, tú y yo juntos en donde nuestro
cuerpo se pierda en placer.
Trago duro y me da un suave beso. Miro de reojo y veo que
está saliendo de nuevo Alejandra y Cameron. Observó a
Diego, quien está mirando al frente y tamborilea sus dedos
contra el manubrio.
—Tienes buenas ideas.
—Disculpa me conoces soy Diego, yo siempre tengo buenas
ideas—me guiña el ojo y la puerta se abre.
—Tengo hambre—dice la rubia con un puchero me giro
hacia atrás y la imito.
—Yo también ¿vamos a comer? —Me giro hacia Diego con
la rubia que asoma su cabeza—tenemos hambre.
—¿Qué dices, Cameron? ¿Vamos a almorzar? —Todos nos
giramos hacia Cameron haciendo puchero, él pone los ojos
en blanco.
—Vamos a comer y ahora dejen de mírame así todos, por
favor—nos quedamos unos segundos más mirándolo y
Cameron bufó.
—Llorón—bromea Diego.
—Tu conduces, amor de mi vida—le guiño el ojo a Diego.
g j g
Ambos se miraron, se rieron, yo miré a Alejandra e hizo un
gesto con la mano. Diego se puso en marcha a un
restaurante de sushi ya que todos votaron que querían
sushi menos yo.
Entramos al restaurante muy lindo con decoración
japonesa y de color verde oscuro, nos dirigimos a la mesa
de fondo.
Me fije que no había silla, eran dos bancas y al centro la
mesa. Me senté en el lado de la ventana y Diego a mi lado.
Cameron y Alejandra fueron a pedir nuestra orden, los
seguí con la mirada a Alejandra se veía tan feliz con
Cameron, creo que mi amiga pudo encontrar a su chico
ideal.
Diego enrolla un mechón de mi pelo en su dedo y me
observa fijamente.
—Te amo, Anastasia.
—Yo también me amo, es imposible no amarme.
Se rió y puso su mano en mi pierna, mi respiración se
alteró.
—Te amo, Diego, pero eso ya lo sabes, ¿verdad?
—Entonces...Nos amamos, ¿verdad? —Sonrió de lado
haciendo que se marcaran los hoyuelos.
—Nos amamos—respondo.
Nos quedamos callados, mirando fijamente hasta que
sentimos que Alejandra y Cameron tosen. Lo miro y tiene
una sonrisa burlona. Ellos toman asiento frente a nosotros.
—¿Cuándo van a volver? —Pregunta Cameron después de
un rato en silencio.
Yo me aclaro la garganta y desvío la mirada hacia la calle.
—Tengo hambre—dice Diego evadiendo totalmente la
pregunta.
Alejandra aclara su garganta y comienza a hablar sobre
temas de la universidad y sobre la pelea que tuvimos de
harina y todos nos reímos. Después de comer Diego decidió
hacer una pequeña reunión en su departamento, llegaron
todos sus amigos, claro Bárbara se coló en esos amigos y
los gemelos. Yo bajé un momento a mi departamento y me
acosté un momento porque estaba agotada últimamente,
estaba reviviendo pesadillas y no me gusta porque eso ya lo
superé...Cada vez siento más angustia y porque los juicios
ya comenzaron.
Cuando entré en el departamento observé que no estaba
Diego ni Alejandra, fruncí el ceño porque era raro. Me
senté al lado de Dylan, quien estaba bromeando con
Cameron y con Carlos.
Media hora después aún no aparecía Diego con Alejandra.
Qué raro, me pare y fui a tomar un vaso de agua a la
cocina. Me pasé una mano por la cara porque hasta cuando
dura esta pesadilla de Nicolás en qué momento seré libre.
La puerta se abrió y entró Diego. Lo observé y notaba que
estaba un poco molesto.
—¿Qué pasó, mi bella? —Sentí como me abrazaba
fuertemente y apoyaba su cabeza en mi hombro.
—Estoy cansada—declaró con un suspiro.
—Pensé que en la noche íbamos a tener nuestra fiesta
privada—dice dándome un beso en el cuello.
—No a eso bobo—me reí y me giré para mirarlo—. Quiero
dejar de fingir.
Me miró un segundo antes de inclinarse y besarme en los
labios, mis manos se fueron al cuello, me acerqué aún más
a él. No perdió el tiempo de profundizar el beso.
—¿Estás segura?
—Sí, pero solo con nuestros amigos...ya me cansé de fingir
con ellos.
—Sabes que por mi parte no hay problemas, yo ya lo
hubiera dicho, pero me aterraba que te enojaras conmigo y
que te fueras—confesó—. No te vayas de mi lado Anastasia,
eres mi luz. Siempre te protegeré, confía en mí.
—No me iré Diego, jamás me hubiera ido de tu lado—digo
besando su mejilla.
Entrelacé mi mano con la suya y ambos salimos hacia la
sala de estar donde estaba los demás. Alejandra me sonrió
con orgullo. Diego me atrajo a su regazo.
—¿Volvieron a estar juntos? —Preguntó Carlos.
Lo miré y recuerdo que lo vi al principio del año, se había
ido de intercambio por unos meses y ahora estaba de
vuelta.
Observé a Bárbara quien me estaba fulminando con la
mirada y le devolví la mirada de seguro que mi mirada
decía
<<es mío y solo mío>>.
—¡Oh, vamos, era demasiado obvio, acaso nos ven cara de
estúpido! Al menos a mí no me engañaron porque soy
espectacular—dice Dylan dando un trago a su cerveza y lo
empujé.
—¡Cállate baboso! —Me reí.
—Bueno, parece que al final todos lo sabían—dice Diego
dándome pequeñas caricias en la pierna—. Pero quede
claro que vuelve a ser mi chica, quedó claro, Carlos.
Miré un segundo a Carlos y luego a Diego, quien lo estaba
fulminando con la mirada. Cameron soltó una risa y
chasqueó su lengua antes de hablar.
—Te quedo claro porque recalco la palabra de mi chica
como todo un tóxico—bromea y no puede evitar reír.
—¡Hey hermano! Era broma lo de invitarla a salir—levantó
sus manos en alto—. Solo dije que era hermosa, Anastasia.
—Claro, crees que soy un imbécil, ¿o qué? Se que babeas
por Anastasia desde el día que la conociste, no me vengas a
mí con el puto cuento ese...porque antes éramos unidos.
Me aclaré la garganta y Dylan me atrajo a su pecho, me
abrazó con fuerza. Diego me sonrió por un momento antes
de tomarse la cerveza de un trago.
—Eso fue un golpe bajo—todos nos quedamos callados—. Si
la encuentro hermosa ¡y que! Quise salir con ella sí, me
gustaba tal vez, pero sé que estás enamorada de ella Diego,
no me metería en su relación—dice Carlos.
Pero qué mierda está pasando aquí, apenas crucé palabras
con él y fue el primer día de clase, después solo lo veía en
grupo de Diego, hasta que ya no lo vi...con suerte me
acordaba de su nombre.
—¡Vamos Carlos! No seas cínico conmigo. Yo te vi como
estabas apostando plata con Jorge para ver quien tenía
sexo primero con ella, solo para joderme a mí porque
sabías que me gustaba—Diego se paró y de dos pasos ya lo
tenía agarrado de la camiseta.
—¡Solo fue una broma para molestarte!
—¡Me crees estúpido! No me trago tus putas palabras
imbécil, lo hacía para joderme porque sabía que me traía
loco, un amigo nunca haría eso—intenté acercarme, pero
Cameron negó con su cabeza—. Pídele perdón a Anastasia,
por hacer algo tan bajo como apostar por ella, esa mierda
no se hace y menos con las mujeres—grita Diego enojado.
Jamás lo había visto así.
Diego lo arrastra prácticamente y lo pone frente a mí, le da
un golpe en la cara, antes de abrazarme con fuerza.
—Pídele perdón ahora—bramó molesto.
Abrí los ojos porque vamos apenas podía entender lo que
estaba pasando y eso que no había tomado ni una gota de
alcohol. Él se aclaró la garganta y tiró de la manga de su
polerón.
—Lo siento Anastasia por haber apostado con otro chico
sobre quién era el primero en acostarse contigo.
—Eso jamás hubiera pasado—digo aún perdida.
—Yo... lo siento mucho.
—¡Mientes, Carlos! Porque sé que volviste a retomar la
apuesta con el imbécil de Jorge, crees que no lo sé apenas
llegaste y empezaste a preguntar por Anastasia—me soltó y
lo tomó de nuevo con la polera—. Crees que soy imbécil, sé
que hablas a mis espaldas y de cómo te alegrabas de que ya
no tuviéramos juntos porque, según tú, eres mejor que yo.
—¡Eso es mentira! —Exclamo molesto.
—¡Mentira! —Grita enfadado—. Pero si tú con Bárbara
tenía un plan antes de venir aquí. De cómo quería drogar
Anastasia para llevártela a su departamento—Brama
enfado.
Mete la mano en un bolsillo y saca un pequeño paquete.
—Diego, por favor—comienzo a decir.
Pero él se gira molesto y con la mirada me ordena que me
calle. En ese momento Alejandra toma de brazo a Barbara y
me sorprende cuando le pega una cachetada y la toma con
fuerza del brazo.
—¡Y tú! —Grita Diego molesto—. Pensé que eras mi puta
amiga, pero veo que no. ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Me
querías drogar para abusar de mí!
—¡Diego! —Ella comienza a llorar.
Los gemelos me abrazan con fuerza y Jonathan literalmente
se pone como un escudo frente a mí. Veo como Diego se
pasa una mano por el pelo, un claro gesto de que va a
perder el control en cualquier momento, la vena de su
cuello se marca.
—¿Creo que a tu novio le va a explotar esa vena en el
cuello? Hasta palpita sola—me susurra Dylan.
En otro momento me hubiera reído, pero la verdad es que
estaba perdida y apenas podía entender la situación. Me
solté del agarre de los gemelos y me acerqué a Bárbara y
mi mano chocó su mejilla porque nadie iba a drogar a mi
chico y abusar después de él.
—Perra maldita, solo pensé que estabas despechada, pero
querías abusar de mi novio para hacerme creer que me fui
infiel y que terminé con él, ¿verdad? —La tomó de pelo—.
Te mataré ahora, perra.
Diego me agarró de la cintura y negó con la cabeza.
Alejandra comenzó a revisar en dónde sacó otra bolsita de
polvo y se lo pasó a Diego, quien apretó con fuerza las
bolsitas.
—Lárguense de mi puta casa ahora antes que yo y mi chica
los matemos al golpe a los dos—me abrazó con fuerza y me
dio un beso en el pelo—. No me esperaba esto de ti,
Barbara, tantos años de amistad los rompiste por tu
despecho. Cuando siempre estuve para apoyarte en todo.
—¡Diego por favor, escúchame! Yo soy la chica con la que
deberías estar, no ella... —antes de que terminara ya tenía
mi mano atravesando su mejilla.
—Váyanse los dos ahora, antes de que pierda el puto
control y para la otra vez sé más inteligente y no te
encierres en mi baño cuando mi mejor amiga estaba en mi
pieza acompañándote afuera y tu adentro hablando sobre
tu plan.
¡Lárguense de una puta vez! —Grito Diego furioso.
Ambos se fueron rápidamente y Alejandra nos abrazó con
fuerza, la miré asombrada porque bueno era sus amigos y
me sorprendió que le pegara a Bárbara y la expusiera así.
Normalmente Alejandra es sensata, casi siempre.
—Gracias Alejandra por avisarme.
Diego se sentó y me atrajo a su regazo, me miró
preocupado. Traté de sonreír porque sabía que él no me
quería preocupar con estos dramas, pero no quiero pensar
en que hubiera pasado si hubiera funcionado el plan de
Barbara.
—Ustedes son mis mejores amigos y cuando la escuché en
el baño de Diego hablar sobre esto me enojé mucho.
Anastasia eres mi hermana y siempre te protegeré al igual
que a ti, Diego.
—¡Ohh, abrazo! —exclamó Dylan cortando el momento de
tensión—. Que espectáculo, aunque me falto las palomitas.
—¡Dylan! —Exclame con una risa.
—Creo que deberíamos dejarlos solos para que ellos hablen
con más calma—dice Cameron tomando de la cintura a la
rubia—. Hasta yo necesito similar que uno de nuestros
amigos, te iba a traicionar de esa forma.
—Ya ves—es todo lo que dice Diego.
—Bueno, los dejamos descansar—dice Javier dándome un
beso en la frente y una palmada en el hombro de Diego—.
Nunca te lo he dicho, pero eres el chico perfecto para
nuestra Anastasia.
—¡Y todo gracias a mí!—Exclama Dylan subiendo y bajando
las cejas.
No se me olvida que él fue el chismoso que le fue a contar
todo a Diego sobre mis sentimientos. Pongo los ojos en
blanco y le doy un golpe en la frente.
—¡Fuiste chismoso! Me encerró y le contó todo a Diego en
la fiesta de Alejandra—todos se ríen—. A mí no me parece
gracioso, mi trasero se estaba congelando mientras Dylan
contaba todo como el chismo que es.
—Tú me amas y ahora tienes sexo todos los días, no me
agradezca—bromea—. Tienes que darle más duro, Diego,
porque lo de antipática aún no se le pasa.
—¡Dylan!
—¡Solo aclaro un hecho! —Grita cuando está saliendo del
departamento.
Cuando nos quedamos solos. Él me abrazó con fuerza y
comenzó a darme pequeños besos en el cuello, tomé su
barbilla para que me mirara. Sus ojos brillaban por mí y lo
amaba profundamente a este hombre.
—¿Estás bien? Lo siento, no quería preocuparte aún más
con esta mierda de adolescente, cuando tú ya tienes otros
problemas.
Fruncí el ceño porque no me parecía ningún problema de
adolescente porque prácticamente su plan era drogarnos
ambos para aprovecharse de nosotros y hacernos creer
quizá que cosa.
—Diego, Bárbara estuvo a punto de abusar de ti... Sé que
era tu amiga, pero lo que hizo es horrible y seré sincera
jamás me agradó, notaba que estaba encaprichada contigo.
—Lo sé, en cierta parte quise hacer la vista gorda porque
siempre estuvo para mí y yo para ella. Admito que fui
cabrón con ella porque tonteaba con ella y más cuando tú
te fuiste. Admito mi error, pero yo le pedí perdón y mi
disculpa fue sincera..., pero jamás pensé que iba a intentar
drogarnos.
Pasé una mano por las hebras de su pelo que era tan suave.
Él me apretó más contra su pecho y soltó un enorme
suspiro.
—Quiero matarla a golpes—declaró enojada.
Soltó una risa y enrolló un mechón de mi pelo en su dedo.
Me observó con una enorme sonrisa picarona.
—Me pongo cachondo que seas tan ruda y a la vez sexy. —
Pongo los ojos en blanco y le doy un suave beso—. Bella,
eres la única mujer que quiero en mi vida. Soy tuyo para
siempre.
Solté una risa y me incliné aún más cerca de él. Comencé a
darle pequeños besos en su cuello y él soltó un suspiro.
Su mano se coló dentro de mi polera y comenzó a hacer
pequeñas caricias en mi estómago.
—Cuidado con lo que dices—le susurró, tirando el pelo.
Soltó una risa—. Eso es peligroso.
—Tú eres un peligro para mí y mi corazón, pero también
era la única que me haces sentir vivo de nuevo y también
muy cachondo.
—Poético—susurró contra sus labios antes de besarlo.
—Que mierda de fiesta, ¿sabes? A Carlos siempre le
gustaste, siempre estaba diciendo que era la chica más
linda que había visto—frunció el ceño y una pequeña
arruga apareció en su frente—. Pero nunca juega limpio
con las mujeres. Lo bueno es que tus ojos ya eran solo para
mí.
—Diego, con suerte me acuerdo de haber cruzado dos
palabras con ese sujeto, él no puede significar menos en mi
vida. Además, que solo tenía los ojos en ti porque estabas
en todas partes y no me dejabas en paz.
—Lo aceptas, aceptas que tus ojos solo son para mí e
incluso cuando me odiabas—sonrió con orgullo y agarró mi
pelo y lo apartó hacia atrás—. En donde estuviste todo este
tiempo Anastasia.
Me quedé mirándolo fijamente.
—Luchando por mi vida—declaró con sinceridad.
—Te admiro tanto y quisiera poder aliviar de alguna forma
tus miedos, Anastasia—negué con la cabeza porque no
podía hacer nada—. ¿Vamos a bañarnos?
—Claro—susurró besando su cuello y cambiando el tema.
Él me toma en brazos y comienza a subir las escaleras
mientras mis manos siguen acariciando su pelo. Suelto un
suspiro porque estoy perdida en qué momento me enamoré
tanto de Diego, en qué momento caí tanto por él.
Diego cierra la puerta tras él de una patada, me coloca
sobre el mármol que hay entre las dos pilas del lavabo.
Todavía tengo el vestido arremangado alrededor de la
cintura.
Mientras se acerca a mí, empieza a sacarse la polera.
Contempló cómo se aproxima, con la boca relajada y los
ojos entornados. Al pensar en lo que está a punto de
suceder, el estómago me arde y mis muslos se tensan.
No puedo resistirme a recorrer con uno de mis dedos el
centro de su torso duro y perfecto. Él mira hacia abajo
observando mis movimientos. Coloca las manos a ambos
lados de mi cadera y se abre paso entre mis muslos.
Cuando me mira, las comisuras de sus labios esbozan una
sonrisa y le brillan los ojos con amor.
—¿Lista para nuestra noche de pasión?
—Mmm..., a veces eres muy romántico, pero en otras
apestas Diego.
—Tú tampoco eres muy chistosa. Tiras los peores chistes,
Anastasia —contesta atrayendo mi mirada hacia sus
hermosos labios.
Mi dedo asciende por su pecho y su garganta hasta
descansar sobre su labio inferior. Él abre la boca y me
muerde de manera juguetona. Sonrió y continuó subiéndolo
hasta acariciarle el cabello negro que amo tanto.
—Me gusta este vestido. —Recorre la parte delantera de mi
cuerpo con la mirada.
—Gracias. No soy mucho de usar vestido.
—Lo sé, pero es un espectáculo verte en uno. Aunque igual
me gusta verte en pantalones porque tiene un trasero
espectacular. —Dice mientras tira de mi vestido.
—Pervertido —rebato. La anticipación me está matando.
—¿Te lo quitamos? —Arquea una ceja y sus labios empiezan
a curvarse.
Sonrío.
—Si quieres—me encojo de hombros.
—¿O te lo dejamos puesto Anastasia? —Esboza una amplia
sonrisa al tiempo que levanta las manos.
Me derrito sobre el mármol del lavabo. Desliza las manos
por mi espalda.
—Aunque, bien pensado, yo ya sé qué se esconde bajo este
bonito vestido. —Levanta las manos, agarra la cremallera y,
mientras empieza a bajarla lentamente, me susurra al oído
—: Y es mucho mejor que cualquier prenda que lleves
puesta —respiro con dificultad. Muerdo mi labio inferior—.
Creo que será mejor que nos deshagamos de él —concluye
al final.
Me levanta del mueble, me deja en el suelo, me quita el
vestido y lo deja caer también. Lo aparta a un lado con el
pie sin quitarme los ojos de encima. Frunzo el ceño porque
son uno de los pocos vestidos que hay en mi ropero y es
uno de mis favoritos.
—Me gusta ese vestido.
Se encoge de hombros y vuelve a subirme al lavabo y a
colocarse entre mis muslos. Presiona su cuerpo contra el
mío y me agarra del trasero para atraerme hacia él, hasta
que estamos bien pegados. Balancea la cadera sin dejar de
mirarme.
Las palpitaciones de mi sexo rozan lo doloroso y creo que
voy a perder la cabeza si continúa haciendo sólo eso.
Quiero pedirle que se apure y que deje esta tortura de una
buena vez.
Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el
sujetador. Deslizar los tirantes por mis brazos y lo lanza por
detrás de él. Me inclino hacia atrás y me apoyo sobre las
manos.
Mirándome a los ojos, levanta una mano y coloca la palma
justo debajo de mi garganta.
—Siento los fuertes latidos de tu corazón —afirma en voz
baja—. Te pongo muy nerviosa aun después de todo el
tiempo que hemos estado juntos.
Desliza la palma entre mis pechos hasta llegar a mi
estómago mientras me observa. Me quedo callada. Estoy
ansiosa sobre lo que va a ocurrir.
—Eres demasiado bella para mis ojos —dice con rotundidad
—. Voy a quedarme contigo para siempre.
Arqueó la espalda y le acercó más mi pecho. Él sonríe y
baja la boca para chuparme un pezón con fuerza. Cuando
sube una mano para masajearme el otro pecho, emito un
gemido y echó la cabeza atrás. Por el amor de Dios. Su
erección esta dura como el acero y me aprieta entre las
piernas obligándome a trazar círculos con la cadera para
calmar el deseo que siento. Suspiro de placer.
Desliza la mano entre mis muslos hasta dar con el borde de
mis bragas. Uno de sus dedos traspasa la barrera y acaricia
ligeramente la punta de mi sexo. ¡Me muero!
—¡Dios! —Gritó al tiempo que me incorporó, lo agarró de
los hombros y le clavó las uñas.
—Dios no, me llamo Diego —bromea antes de pegar sus
labios contra los míos y hundir dos dedos dentro de mí.
Mis músculos se aferran a él mientras los mete y los saca.
Creo que voy a morir, literalmente, de placer, siempre será
así con él. Siento como se acerca mi orgasmo y sé que va a
hacerme estallar. Me agarro a sus hombros con fuerza y
gimo en su boca mientras él continúa con su asalto.
—Córrete —me susurra, mientras aplica más presión sobre
mi sexo.
Grito su nombre cuando llego a mi clímax. Le liberó la boca
y dejó caer la cabeza hacia atrás. Lanzó un grito. Diego me
agarra la cabeza y me la inclina hacia adelante para
besarme con fuerza y atrapar mis últimos gritos. Estoy
completamente extasiada, jadeando, temblando y sin
fuerzas.
Su beso se relaja y su presión disminuye; me devuelve poco
a poco a la realidad mientras posa tiernos besos por toda
mi cara caliente y mojada. Noto que me aparta un mechón
de pelo de la cara y abro los ojos. Al hacerlo me encuentro
con su mirada llena de deseo y pasión. Me planta un beso
en los labios.
Yo suspiro.
—Esto recién comienza —dice mientras extrae los dedos de
mi cuerpo.
—Hummm... —murmuró. No tengo fuerzas para hablar.
Arrastra los dedos por mi labio inferior y se inclina sobre
mí. Me observa de cerca y me pasa la lengua por la boca.
Sus ojos penetran en mi interior mientras nos miramos en
silencio. Mis manos le agarran la cara y acaricio la mejilla.
Este hombre es bello, intenso y apasionado. Y podría
romperme el corazón, así como sé que yo a él me aterra
que alguien le haga daño por mi culpa...No podría y vivo
con ese terror aun cuando finjo con todo el mundo.
Él sonríe levemente y se vuelve para besarme la palma de
la mano antes de volver a fijar la vista en mí, vuelve a
apoderarse de mi boca con ansia. Lo atacó con la misma
fuerza. Le meto la lengua en la boca y empiezo a jugar con
la suya. Diego me rodea la cintura, libera mis labios, me
levanta del mármol y me sostiene sobre él mientras con la
otra mano busca mis bragas y las baja por mis piernas
hasta que llegan al suelo. Vuelve a colocarme sobre el
mueble, me quita los zapatillas y los deja caer sobre el
suelo.
Podría quedarme aquí sentada mirándolo embobada
eternamente<<es jodidamente perfecto>>.
—Puedes parar de ser tan perfecto, me mareas —digo con
una sonrisa.
Él sonríe con picardía, se inclina hacia adelante, se apoya
en el mueble y me besa los labios con mucha ternura.
Alcanzó sus pantalones y empiezo a quitarle el cinturón. Lo
desabrocho con rapidez.
Él retrocede con una ceja enarcada.
—¿Tienes apuro, bella?
«¿Eh?»
—Puede—respondo vacilante.
Añado el cinturón al montón de ropa del suelo y deslizó la
mano entre sus firmes y estrechas caderas y la cintura de
sus pantalones. Tiro de él hacia mí para tenerlo lo más
cerca posible.
—Relájate Anastasia, tenemos toda la noche para nosotros
—una sonrisa picarona aparece en sus labios—. Soy
adictivo cuando me pruebas ya no quieres soltarme más.
Con los ojos fijos en los suyos, empiezo a desabrocharle el
botón del pantalón y mis nudillos rozan su sólida erección
provocándole una sacudida. Cierra los ojos con fuerza. Le
bajó la cremallera lentamente, deslizó la mano por dentro
de su bóxer. Se estremece y levanta la mirada hacia el
techo.
Los músculos de su pecho se contraen y se relajan y no
puedo evitar inclinarme hacia adelante y pasarle la lengua
por el centro del pecho.
—Te amo. En serio que eres la chica de mi sueño.
—Eso ya lo sé. Te amo tontito. —Murmuró contra su piel
mientras dibujo círculos con la lengua alrededor de su
pezón y sacó la mano de su bóxer. Agarró el elástico y los
hago descender por su perfecta cadera. Su erección se
libera como un resorte.
Retrocede, se quita las zapatillas y los calcetines y aparta
los pantalones y el bóxer de sus tobillos. Mi atención se
centra en sus muslos fuertes y definidos.
Me inclino lentamente hacia adelante y empiezo a
acariciarle la cabeza con el pulgar mientras observa cómo
lo explora mi mano. Cuando le envuelvo la base con la
mano, vacilante, veo que el contacto hace que se
estremezca.
—Joder —jadea.
Y entonces me toma los labios y la boca con brusquedad
mientras yo empiezo a acariciar su erección a un ritmo
lento y constante, aumentando la velocidad cuando siento
que su boca se aprieta cada vez más contra la mía. Su
mano se oculta entre mis piernas y con un leve roce de su
pulgar sobre mi sexo.
Dejó escapar un gemido en su boca. Él me muerde el labio.
—¿Estás lista? —Me pregunta con urgencia.
Asiento con mi cabeza, porque mi capacidad de hablar me
ha abandonado.
Despega la mano de entre mis muslos y me aparta de su
palpitante excitación, colocándose un condón con rapidez.
Con un movimiento, me coloca las manos en el trasero, me
levanta y me penetra con su ansiosa prolongación.
—Eres increíble Anastasia, mírame—abro los ojos—.
Sientes nuestra química, ¿verdad?—jadea.
—Claro que la siento Diego.
Lo rodeo con las piernas mientras grito de placer. Sé que ni
siquiera ha llegado a metérmela entera. Me muevo un poco
y me apoyo contra la pared. Él apoya su frente en la mía.
Deslizó las manos por su espalda empapada de sudor
mientras él permanece quieto unos instantes.
Jadea y se retira de mi cuerpo muy despacio para volver a
entrar a un ritmo pausado y constante. Esta vez se adentra
más en mí y su inmenso tamaño hace que la cabeza me dé
vueltas como siempre cuando tenemos sexo.
Empiezo a besarlo lentamente, arqueó la espalda y alzó los
pechos contra su pecho. Entonces empujó hacia adelante,
haciendo más profunda la conexión.
—¿Rápido o lento?—pregunta un susurro sin aliento.
—Rápido.
Tras mi respuesta, empieza a salir y a entrar en mí con más
fuerza. Yo suspiro y muevo las caderas hacia adelante para
aceptarlo mientras él gruñe y repite sus rápidas embestidas
una y otra y otra vez.
—Soy tuyo Anastasia —suspira mientras se hunde
deliciosamente en mí—. Y tú eres mía.
Con un movimiento rápido, se retira y entra del todo. Yo
grito. Lo agarró de los hombros mientras aumentaban las
embestidas, se estrella contra mí. Aúllo de placer cuando
reclama mis labios y me mete la lengua en la boca con
avidez mientras nuestros cuerpos, empapados de sudor,
colisionan y resbalan. Estoy a punto de estallar en mil
pedazos. Siento como se acerca mi orgasmo, está a la
vuelta de la esquina.
—¿Vas a correrte? —Jadea en mi boca.
—¡Sí! —Exclamó, y le clavó los dientes en el labio inferior.
É
Él se queja. Sé que le he hecho daño, pero estoy fuera de
control.
—Espérame un segundo —me dice embistiéndome con más
fuerza.
Grito y me agarro a él desesperadamente en un intento de
retrasar el orgasmo, pero no funciona, es imposible. Trato
de pensar en cualquier cosa que me distraiga. No puedo
más. Después de tres ataques más, dice:
—¡Ahora, Anastasia!
Y estalló, echó la cabeza hacia atrás y gritó su nombre
mientras también estalla en su orgasmo. Él me agarra
hasta que nuestros cuerpos quedan totalmente pegados y
hunde el rostro en mi garganta.
—¡Mierdaaaa! —dice contra mi cuello.
El largo gemido de satisfacción que escapa de mis labios
expresa a la perfección cómo me siento ahora mismo. Estoy
totalmente satisfecha.
Él ralentiza las arremetidas para que ambos comencemos a
descender de nuestras maravillosas nubes y yo lo retengo
con fuerza. Mis músculos internos se contraen a su
alrededor mientras él traza círculos suaves con la cadera.
—Mírame —me ordena suavemente. Inclinó la cabeza para
mirarlo y suspiró de felicidad mientras él analiza mis ojos.
Vuelve a mover la cadera y me planta un beso en la punta
de la nariz—. Preciosa.
—Vamos a bañarnos.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 61
En ese momento sonó el celular de Diego. Se agachó y lo
buscó entre sus pantalones y supe de inmediato que era
Carlos o Barbara porque comenzó a apretar el teléfono y
contestó bruscamente la llamada:
—¿Qué mierda quieres? —Bramo enojado. Se quedó unos
segundos escuchando. Su ceño se frunció aún más—.
Carlos: Como pudiste eras mi puto amigo y querías drogar
a mi chica—gritó enojado.
Me acerqué a él con cuidado, pero comenzó a caminar
hacia la puerta y la cerró de un portazo. Me mordí el labio
inferior con fuerza porque esto no iba a terminar bien y me
quedé quieta para que pudieran hablar.
Pasaron varios minutos en los que me quedé en el baño
nerviosa. Asomé mi cabeza y vi que no estaba en la
habitación. Salí al pasillo y vi que estaba dando vueltas de
un lado llevándose las manos a la cabeza. Y lo entendí a
Diego, realmente le dolió lo que le hizo Carlos.
—Diego—, lo llamó.
Se giró y vi que sus hombros estaban caídos, su mirada
estaba triste y lo abracé con fuerza para que supiera que
estaba conmigo.
—¿Quieres hablarlo? —Pregunte separándome de Diego.
Tomó mi cara entre sus manos y negó con la cabeza. Me
dolía porque estaba sufriendo mucho porque sus ojos no
tenían ese brillo.
—No—dijo cortante y tomando mi mano.
Comenzamos a caminar de nuevo al baño. Diego abrió el
grifo de la ducha y comenzó a regular el agua. Me quedé
mirándole porque no sabía qué hacer. Él se dio la vuelta e
intentó sonreír.
—Diego...
—Déjalo Anastasia, por hoy y mañana no quiero hablarlo
porque me cuesta hasta mi—tiró de mi mano y puso una
mano en mi cintura—. Me duele jodidamente, me duele
como me traicionaron.
Puse mis manos alrededor de su cuello y hundió su cara en
mi cuello.
—Este fin de semana solo seremos nosotros dos, bella—me
dio un beso en los labios. No estaba segura si era mejor
plan y como si me leyera la mente —responde—: Estoy
bien, Anastasia mientras esté contigo todo parece sentirse
bien.
⋙Ahora mueve tu culo directo a la ducha—me da una
pequeña palmada y sonríe tiernamente.
Cuando terminamos de ducharnos, él me envolvió en una
toalla y me dio un beso antes de ponerse una toalla
alrededor de su cintura. Sacó otra y comenzó a secarme el
pelo con cuidado. Lo miré de reojo. Estaba preocupada por
Diego, aun cuando me sonreía sabía que estaba muy dolido
por dentro. Acarició mi barbilla.
—Eres perfecta—me susurro, mordiendo la oreja y solté un
gemido—. Seguimos con la fiesta.
Me giré y estampé mis labios contra los suyos con fuerza,
me apretó con fuerza a su pecho y mi mano se posó en duro
pecho, comencé a bajar lentamente. Se separó de mí, sus
ojos tenían un brillo travieso y pasó la lengua por su labio
inferior.
Se separa y me toma rápidamente. Oigo que la puerta
golpea la pared cuando la abre de una patada y entramos
en su dormitorio. Me baja del hombro sin ningún esfuerzo y
me deja con cuidado en la cama. Lo primero que percibo es
que
huele divinamente. Huele a él.
No tengo tiempo de recuperarme del todo cuando ya está
entre mis piernas. Su erección presiona mi entrada y me
agarra de las muñecas con las manos a ambos lados de la
cabeza. Sus brazos, completamente estirados, sostienen la
parte superior de su cuerpo. Joder, qué rápido anda hoy.
El resbaladizo extremo de su erección estimula la puerta de
mi cuerpo y el corazón se me empieza a acelerar en el
pecho mientras me concentro en sus ojos, que, por encima
de los míos, me miran con una mezcla de amor y pasión.
—¡Preparada para la segunda ronda! —ruge. Rasgando
otro condón y se lo coloca a una velocidad sorprendente y
se acaricia por unos segundos antes de darme pequeños
besos en el cuello.
Mueve las caderas y se hunde en mí por completo,
presionándome hasta un punto increíble. La penetración
nos hace gritar a los dos. Lo tengo muy dentro, y mis
músculos se aferran a cada milímetro de su miembro. Se
mantiene quieto durante unos segundos, mirándome
fijamente.
Está claro que nunca me sacio de él. Cuando se recompone,
me mira y empieza a retirarse lentamente para cargar de
nuevo con un fuerte gruñido. Yo echo la cabeza atrás con
un grito.
—¡Mírame! —Susurra con voz ronca.
Vuelvo a posar la mirada en la suya mientras él se adentra
en mí. Jadeo.
—¿Sabes lo importante que eres en mi vida?—pregunta.
¿Qué si lo es? Claro que lo sé...porque como he dicho daría
mi vida por él para que Diego siempre esté afuera de mi
pasado. Muevo las caderas e intento que me roce. Estoy
excitadísima.
Él me mira, expectante.
—Contéstame, bella—me suplica.
—Si lo sé, Diego —exhalo.
En su rostro se dibuja una sonrisa traviesa. Entonces carga
con más fuerza y velocidad.
—¡Lo eres todo para mí! —susurra. Yo cierro los ojos
porque el placer me está matando.
Él entra y sale de mi interior a un ritmo y con una fuerza
enorme. Es increíble. Nuestros cuerpos sudorosos chocan y
me falta el aliento. Intento controlar la presión que se
acumula entre mis muslos. Le rodeó la cintura con las
piernas y levantó las caderas para dejar que me penetre
aún más profundamente. Mi orgasmo se aproxima aún más.
Las oleadas de placer que me provocan sus persistentes
embestidas me acercan al clímax.
—Mierda, Anastasia, ¿estás bien? —Dice entre jadeos
Me suelta las muñecas.
—¡No pares! —Le suplicó y levantó las manos hacia sus
bíceps. Clavo las uñas en ellos para intentar agarrarme.
Él dice mi nombre y entra con más fuerza. Echó la cabeza
hacia atrás, desesperada.
—Eres increíble Anastasia—me susurra.
Vuelvo a enderezar la cabeza y nuestras miradas se cruzan
de nuevo. Tiene las pupilas dilatadas hasta tal punto que
apenas se ve el café de sus ojos. Frunce el ceño y gotas de
sudor le resbalan por las sienes. Deslizó una mano hasta su
nuca, le agarró del pelo y tiró de él hacia mí hasta que
nuestros labios chocan y nuestras lenguas danzan;
mientras, él continúa con sus movimientos.
No puedo aguantarlo más.
—Diego, estoy llegando... —Jadeo contra sus labios. Me
aferro a él con tanta fuerza que se me duermen las puntas
de los dedos.
—Córrete para mí—gruñe con los dientes apretados. Me
entra con fuerza unas cuantas veces más, hasta que casi
pierdo el sentido, antes de gritar—: ¡Anastasia!
Y lo libero todo: la tensión acumulada entre las piernas.
—¡Dios mío! —Exclama mientras empuja con fuerza una
última vez antes de dejarse caer sobre mí.
Entra una última vez en mi interior, me derrumbo a su lado
y cierro los ojos, exhausta. Él se apoya sobre los
antebrazos, sin aliento y mientras se retira poco a poco,
penetrando unas cuantas veces más con embestidas largas.
Mis músculos se contraen cuando sale dentro de mí.
Me toma en peso, retira el cubrecamas y me mete dentro
de la cama. Me abraza con fuerza y mi mano acaricia su
barbilla. Una sonrisa aparece en su precioso rostro.
—Te dejé agotada, ¿verdad?
<<Pues si>> Apenas puedo abrir los ojos. Asiento con mi
cabeza y él toma mi mano, comienza a darle un beso a mis
dedos antes de besarme en un beso perezoso y tierno.
—Duerme, mi bella.
—Eres el mejor—susurró abrazándolo con fuerza.
—¡Calla! Que me lo creo—bromea acariciando mi mejilla—.
Duerme Ángel sexy.
Asentí con mi cabeza. Sentí como me atraía más a su pecho
antes de caer profundamente dormida entre sus brazos.

******
Estiré mi mano y sentí como alguien caminaba de un lado
a otro. Abrí un ojo y me di cuenta de que estaba recién
aclarado. Observe al final de la cama donde Diego se
estaba abrochando las zapatillas. Mire su reloj y son las
cinco de la mañana.

—¿Qué haces, Diego? —Pregunte con la voz ronca.


Se sentó a mi lado y apartó el pelo rebelde de mi cara.
—Voy a entrenar a esta hora, voy siempre.
<<¡¿Cómo?!>> Siempre, recién me doy cuenta ahora de
todo el tiempo que llevamos juntos. Me miró con diversión
y acaricio mi mejilla.
—Tienes el sueño algo profundo y nunca te dabas cuenta—
miró un segundo a su reloj y luego a mi—. Tengo que irme,
volveré. ¿Oye Cameron quiere que almorcemos juntos?
—Está bien. Nos vemos, cuídate... —Susurré volviendo a
cerrar los ojos y caer en sueño. Porque quien en su sano
juicio entrena a las cinco de la mañana, yo no podría.
Una hora después entró Diego directo al baño y sentí como
corría el agua. Cerré los ojos tratando de volver a
dormirme y me acurruqué mejor en la cama que estaba
calentita, después de diez minutos sentí como la cama se
hundía y Diego me atrajo a su pecho y apoyé mi cabeza en
su pecho, me relajé aún más con sus caricias en mi pelo.
—Te amo—me susurro.

******
Me removí una y otra vez por los besos que me estaba
dando Diego en el cuello y su erección se apretó contra mi
trasero que me hizo abrir un ojo y miré recelosa a Diego,
porque no puede dejar dormir otras veinte horas más.

—Anastasia despierta son las doce—suelto un bufido y me


tapo aún más con el cubrecamas—. Los chicos ya están
abajo.
—¿Qué chicos? —Murmuro aun entre dormida y
acomodándome mejor en la cama.
Suelta un bufido y escucho que comienza a murmurar
cosas que no puedo entender. Me refriego el ojo y asomo la
cabeza. Me topo con unos ojos café que me miran con
diversión.
—¡Arriba!
—Ya voy—digo, estirándome. Me duele todo el jodido
cuerpo.
—¿Te duele algo? —Pregunta con diversión y mordiendo su
labio inferior.
Ignoro esa pregunta y me levanto con cuidado donde siento
un tirón en mis piernas. Me vuelvo a sentar. Diego me mira
con diversión, tomó una almohada y se la tiró en la cara.
—¡Hey, tú querías rápido y duro! Te di dos alternativas y
escogiste la más... —me observó con aire malvado—.
Salvaje, no me mires a mí. Si me dices que quieres rápido,
te lo daré y será muy duro.
—¡Diego! —exclamó.
—Soy sincero. Te llevo en brazos—me toma y me lleva
hasta el baño. Comienzo a sacarme la ropa y escucho un
silbido—. Mejor me voy antes que te rompa—dice
guiñándome un ojo.
—¡Cerdo!
Cuando salgo del baño observé que Diego está acostado y a
su lado tiene ropa mía, de seguro fue a buscar a mi
departamento. Me pongo rápidamente mi ropa interior y
después la falda y una polera de Diego, le hago un nudo
para que no me quede tan larga y me pongo las zapatillas
blancas.
—Eres preciosa—tira de mi mano y me sienta en su regazo
—. Te queda mejor a ti mis poleras que a mí, ¿Te
encuentras mejor? —Dice acariciando mi pierna.
Se me seca la boca y asiento con mi cabeza.
—Salgamos de aquí antes que desnude y te vuelva hacer
rápido y duro—me da un beso en la mejilla.
—¡Pervertido!

******
Me siento al lado de la ventana mientras observo como
Diego y Cameron van a pedir nuestra comida. Alejandra
está emocionada de cómo se alegra de que volvamos a
estar juntos y que fui mala amiga por ocultarlo.

—No seas exagerada, fue una decisión que tomamos los dos
—trato de explicárselo—. Tenía miedo, aún lo tengo.
—¡Ese hijo de putas de Nicolás! —Exclama enojada—. En
fin, estoy feliz de que vuelvas a estar de nuevo con Diego y
dejen esa farsa.
Me estiré un poco porque los músculos me dolían mucho
aún, pero no me arrepiento de lo que pasó ayer. Él mismo
me dio opciones y escogí la más salvaje porque casi
siempre Diego es tierno cuando lo hacemos, pero aquí vi
otra fase de él que me gusta.
—¿Una noche movida? —Pregunta la rubia subiendo y
bajando las cejas.
—Algo—digo sin interés y jugando con el salero.
—Yo veo que te destrozo amiga, te cuesta hasta caminar—
se mofa con una sonrisa.
No puedo evitar que mis mejillas se tiñan con un leve rubor
porque me dejó más que destrozada con la primera ronda y
en la segunda acabó conmigo apenas me estaba
recuperando.
—Sabe cómo moverse...Me dejó hecha mierda, Alejandra:
¡Ay dios! —Me tapo la cara porque la rubia comienza a
reírse. —¡Calla!
Miro de reojo a los chicos quienes nos miran curioso y
Diego me guiña el ojo, vuelve a concentrarse en Cameron
quien lo abraza con fuerza y lo despeina.
—Me lo imaginaba. Te trae loca Anastasia, jamás te había
visto así y ni siquiera por Simón que con él sufriste mucho
—ella hace una cara de asco y da pequeños toques con su
dedo—. Jamás me gustó Simón, más por lo mujeriego que
es y sigue siéndolo.
—Ya lo sé Ale, pero era una adolescente. Simón ha
cambiado mucho, pero yo ya aprendí la lección con él.
—En serio que lo odiaba—suelta un gruñido—. Me dolía
verte llorar por un chico que era un puto y literalmente lo
era hasta sé acostó con una profesora—ella pone los ojos
en blanco.
—¿Eso era rumor? —pregunto.
—Claro que no, era realmente de verdad. Acaso pones en
duda lo guapo y coqueto que era Simón—me susurra.
<<¡¿Qué?!>>Sabía que Simón era mujeriego en la
adolescencia y que andaba con demasiadas chicas e
incluida yo, pero con una profesora...este chico sí que tenía
las hormonas revueltas.
—Podemos dejar de hablar sobre eso—Ella miró de reojo a
los chicos y ya sabía que el tema iba a sacar el de Carlos,
pero negué con la cabeza—. Diego está muy dolido.
Tampoco lo dejan tranquilo, ha estado recibiendo llamadas
de Barbara y Carlos.
—Esos malditos traidores—dice molesta—. Diego quería
matarlos y me imagino cómo se siente. Carlos y Cameron
eran los mejores amigos...bueno, obviamente se
distanciaron cuando Carlos se fue de intercambio por su
carrera, pero estos rumores ya se escuchaban desde antes.
Creo que simplemente Diego hizo oído sordo—ella muerde
su labio antes de continuar—. Muchas veces había rumores
de lo que andaba diciendo Carlos de Diego, pero él siempre
lo negaba y bueno Diego le creía.
⋙En fin Diego siempre defendió a Carlos en peleas y que
le hiciera esto fue muy bajo—Asentí con la cabeza—
¿Cómo has estado realmente? Empezaron los juicios.
Me rasco el cuello y ella observa ese gesto porque sabe que
cuando lo hago es porque estoy muy preocupada o
alterada. Ella me tomó la mano y me pasó una mano por la
cara. Observo de reojo y puedo ver al oficial que siempre
me sigue.
—Preocupada, pero también con la esperanza de que lo
encontraran por ahora, no he visto nada raro a mi
alrededor
¿y tú?
Ella me da unas suaves caricias en mi mano tratando de
tranquilizarme.
—Nada todo normal, además de policía sexy—suspiró
dramáticamente.
—¡Descarada! —Ella se encoge de hombros como si no le
importara. La verdad es que el policía de Ale es muy guapo,
debe tener entre unos veinticinco años. Es todo un bombón
—. Es guapo—confieso.
—Lo ves, es un bombón—suelta una risa y me uno a ella.
Miramos hacia fuera y vemos que nos está observando.
—¿Quién es un bombón? —Pregunta Cameron.
Mi amiga se pone blanca, el color parece abandonar su
cara y mira a Cameron quien tiene una ceja alzada
esperando una respuesta. Diego se sienta a mi lado y me
pasa mi hamburguesa vegetariana con papas fritas.
—Tú por supuesto amor—responde Alejandra con una voz
aguda donde la delata.
—Aja—dice Cameron, poco convencido y mirando afuera.
Todos seguimos la mirada y vemos al policía sexy
pasándose una mano por el pelo mientras está hablando.
Cameron mira a Alejandra quien mira hacia todas partes y
me pega una patada por debajo.
—Oye, eso me dolió. No me metas a mi—le tiró una papa.
Ella me saca la lengua y se gira para mirar a Cameron
quien no muestra ninguna expresión y Diego me observa
con curiosidad, asoma la cabeza y después me mira con
una sonrisa.
—¿Estás mirando a otro chico? —Pregunto dándole una
mordida a su hamburguesa. Apoyé mi barbilla en mi mano.
—No, mis ojos solo son para ti amor—bromeo.
—¡Mala! Me fuiste infiel en tus pensamientos—dice
ofendido, llevándose una mano al corazón y haciendo
puchero.
—¡Dramático! Fue Alejandra. —La acusó y veo que
Cameron está riendo con la rubia.
El almuerzo transcurrió tranquilo entre bromas con
Cameron y Alejandra ya que al parecer Cameron se dio
cuenta que mi amiga encontraba sexy al policía, pero eran
celos tiernos. Diego por otra parte está insaciable tocando
mi pierna y subiendo más de la cuenta.
—¿Quieres parar? —Le susurré dándole una palmada a su
mano porque estaba peligrosamente cerca del inicio de mi
muslo.
—Chsss—me susurro subiendo aún más su mano y
metiéndola dentro de mi falda. Cerré con fuerza las piernas
—.
Abre las piernas, Anastasia—me pidió con voz ronca.
Mi boca se seca y aguante la respiración. Mire a la parejita
feliz comiendo y charlando. Me giré para mirar a Diego,
quien estaba con una sonrisa picarona y sus ojos brillaban
con travesura. Negué con la cabeza varias veces.
—Abre las piernas—susurró de nuevo dándome un beso en
el cuello. Negué con la cabeza y le di una palmada y sacó
su mano.
Me giré para mirarlo y lo tenía casi encima de mí, se inclinó
un poco, me dio un suave beso. Pagó la cuenta y se paró de
la mesa.
—Nosotros nos vamos—dice apurado.
Levanté una ceja.
—¿En serio no lo sabía? —Preguntó divertida.
Los tres miramos como Diego estiró su mano hacia mí y la
dejó suspendida en el aire. Cameron soltó una risa y rodeó
con su brazo a mi amiga. Me quedé unos segundos mirando
su mano y con su mirada veía que me estaba insistiendo de
que nos fuéramos de aquí de una buena vez.
—¿Amigo estás caliente y excitado por tu chica? —Preguntó
con una enorme sonrisa.
Diego soltó un bufido y movió su mano y la tomó. Me
despedí de Alejandra que no paraba de hacer chistes de
que me iba a destrozar Diego con lo urgido que estaba y
Cameron también.
—Que la pasen bien y amigo tranquilízate que Anastasia es
flaca y la puedes romper... —Antes de que terminara
Diego le dio una palmada en su cabeza.
Diego prácticamente me sacó arrastras y por poco no me
sube el mismo a su todoterreno. Se subió al asiento del
conductor y me abrochó el cinturón. Tomé su cara entre
mis manos para que se calmara.
—¿Qué pasa? —Pregunté con diversión porque vamos, no
era normal en él.
—Te deseo mucho Anastasia, siempre es así contigo. Jamás
me podré cansar de ti, eres mi perdición en todos los
sentidos—me besó con cuidado y puso una mano en mi
mejilla, cerré los ojos al sentir su tacto—. Lo siento bella,
pero no quiero compartir por hoy.
—Pff... lo hubieras pensado antes porque estaba muy
cómoda entre tus sábanas—le recordé porque no me quería
levantar y prácticamente me obligó a levantarme.
—Mi error, señorita, perdón—bromea, acariciando mi
pierna. Levanté una ceja y tomé su cara, puse una mano en
su frente. Me observó con diversión.
—Está caliente Diego. Te encuentras bien—le pegué un
codazo.
Él encendió el todoterreno y comenzó a manejar para el
departamento, fui mirando las calles hasta que sentí que
pegó un frenazo. Lo observé sorprendida. Él cambió de
rumbo y se estacionó en una farmacia.
—Se me acabaron los condones, ahora vuelvo—dice
dándome un beso.
Me bajé a tomar un poco de aire, pero me arrepentí porque
sentía una mirada sobre mí. Observé a mi alrededor y vi al
policía que me estaba observando, pero negué con la
cabeza porque no era él ya que me había acostumbrado a
tenerlo siempre detrás de mí. Esta mirada hacía que me
pusieran los pelos de punta y escalofríos recorrían mi
espalda.
Nicolás R:
Miro como ella está mirando a todas partes y frunce el
ceño. Tamborileo los dedos contra el volante y sonrió
porque pronto la mataré lentamente, ella misma me
suplicará que la mate. Observo a la distancia como hay un
policía vigilando los pasos de mi chica.
<<Anastasia, Anastasia eres tan hermosa, pero eres una
maldita perra. Me arruinaste mis negocios y es algo que
nunca debiste hacer porque despertaste al verdadero
monstruo que hay en mi >> Observo cómo ella se sube al
auto y cargó la pistola y veo cómo aparece su príncipe.
Apuntó al chico, pero él se sube rápidamente a su
todoterreno y sale del estacionamiento. "Así que me estaba
mintiendo Anastasia". Eres una maldita perra. Salgo
tranquilamente del estacionamiento. Los sigo a una
distancia prudente y veo como entra en su edificio.
Aceleró porque observo que el policía está detrás de mí y
cambio de rumbo porque por ahora la dejaré tranquila solo
le quedan unas semanas antes de que la mate. La amo,
pero necesito matarla y saciarme de su cuerpo hasta
cansarme de ella. Necesito acabar con ella de una vez por
todas y debí haberla matado ese día en el galpón, matar a
Simón, Alejandra y a su amado chico de una puta vez.
Debí haber matado a sus abuelos cuando la amenacé hace
unos años atrás, pero también sé que Anastasia es fuerte y
tengo que destruir lo poco que queda de ella de una buena
vez y que no se pueda volver a parar. Tantas oportunidades
para matarla, pero me divertía verla sufrir una y otra vez.
Amaba verla destruida para que fuera miserable. Pero esta
vez se acabaron los juegos, la mataré y disfrutaré matando.
Anastasia:
Cuando entramos al departamento de Diego me tomó en
peso y subió las escaleras en dos. Solté una risa y negué
con la cabeza. Me dejó de pie solamente cuando estuve al
lado de su cama y tiró la tira de condones a un lado.
—Menos mal que te acordaste porque si condón no hay
fiesta—bromeo con una sonrisa y tomando su cara.
—¿Acaso no quieres tener hijos conmigo? —Puso una mano
en mi vientre y me tensó—. ¿Acaso no te quieres casar
conmigo?
—Diego... Recién vamos a cumplir veinte años, no quiero
tener hijos hasta que tenga treinta años y casarme no me
gusta, no necesito de una hoja de papel. Además, que no,
no me veo capaz, que hago yo con un niño cuando apenas
me puedo cuidar yo—él frunció el ceño al escuchar mis
palabras.
—Lo sé, es solo una pregunta para el futuro—dio una suave
caricia en mi vientre y le di una palmada porque ponía
nerviosa que hiciera eso. No quiero, me niego, jamás me
había planteado tener un hijo, no es uno de mis sueños o
proyecto en la vida. Por ahora no ni de chiste—. Me
gustaría verte embarazada de nuestros hijos.
Toqué su frente porque estaba delirando. No tengo
planeado tener hijos tan jóvenes, no ni de puta broma,
apenas puedo cuidarme yo que haría con un niño.
—¡Estás delirando, eso no va a pasar! Diego: ¿Estás bien?
—Preguntó con curiosidad.
—Muy bien...me siento enamorado de ti y solo de ti, quiero
un futuro contigo Anastasia ya te lo dije: Eres la única
mujer que quiero en mi vida—murmuró besando
lentamente y puso sus manos en mi trasero, se acercó más
a mí.
—¿Estás bien? —Le vuelvo a preguntar y él pone los ojos en
blanco.
Él toma el dobladillo de su polera y me la saca
rápidamente. Sus manos bajan por mi cintura hasta llegar
al inicio de mi falda y baja lentamente la cremallera junto
con mis bragas dejándome completamente desnuda a
excepción de mi sujetador.
—Desnúdame Anastasia con tus magnificas manos—me
susurró dándome un beso en el cuello. Lo miro y sus ojos
estaban dilatados, en sus pantalones se veía una campaña
enorme.
Tomé el dobladillo de su polera azul y fui subiendo
lentamente admirando su perfecto y marcado torso. Él
levantó sus brazos y se la quitó por encima. Puse mis
manos en su cintura y lo atraje hacia mí. Mi mano
rápidamente desabrochó el botón de sus pantalones
blancos y comencé a bajarlos lentamente. Le di un
golpecito en su tobillo para que se lo sacara y me sonrió
burlón.
Se acercó rápidamente y me besó tiernamente, sus manos
tocaron mis pechos donde los masajeo por encima del
sujetador para luego desabrocharlos. Las copas se
aflojaron. Me separe y me quite el sujetador.
Diego me aprieta contra su pecho y siento el fuerte impacto
de su dureza contra mi ingle. Empiezo a excitarme de
nuevo. La necesidad de tenerlo dentro me obliga a
interrumpir nuestro beso y a tirar de su bóxer hasta que
caen por sus piernas. Aparta una mano de mi culo para
ayudarse y pronto su bóxer revela una tremenda erección.
Diego toma un condón y rasga con sus dientes el paquete y
lo desliza por su miembro.
Él me agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo
agitado.
—Rodéame la cintura con los muslos —murmura contra mi
cuello mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco y envuelvo su cuerpo ansioso con las piernas
cuando me levanta y su excitación roza mi entrada
hinchada obligándome a lanzar un grito de desesperación.
—Diego —, jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras
lenguas se funden en una danza de pasión. Le acaricio con
la mano la mejilla mientras me sujeta con un brazo
alrededor de la cintura y nos conduce a ambos hacia la
cama.
Inmediatamente, me empotra contra el colchón. Pega una
mano contra el colchón por encima de mi cabeza mientras
me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Puedes
gritar. Enloquécete bella.
¡Jesús ayúdame! Estoy ardiendo. Me agarro a su espalda y
noto que retrocede, preparado para penetrarme. Relajo los
muslos para darle espacio. Aparta la mano del colchón y se
guía hacia mi sexo. Me mira a los ojos cuando la cabeza de
su erección entra en mí y tiemblo.
—Tú y yo —dice, y me busca los labios y me besa con ansia
—. Somos perfectos juntos —y con un fuerte movimiento de
caderas, embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo.
Con un rugido, apoya la mano de nuevo en el colchón junto
a mi cabeza.
—¡Jesús! —grito.
—No, Anastasia, soy yo tu sexy chico—masculla entre
potentes arremetidas que me empotran más y más contra
el colchón—. Te gusta, ¿verdad?
Le clavó las uñas en la piel. Estoy muy intenso y estoy
perdiendo la batalla.
—Anastasia...
—¿Qué? —Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca
de placer, mientras cada embestida me empuja más hacia
un éxtasis absoluto. Siento sus labios sobre mi garganta
expuesta, que se deslizan sobre mi piel.
—Me encanta follarte —gruñe contra mi cuello sin
interrumpir su ritmo intenso—. ¿Sabes que eres el amor de
mi vida?
—Dice acompañando cada palabra con un empujón.
—¡Lo sé Diego, tú también lo eres! —Murmuró ante sus
arremetidas de castigo contra mi cuerpo.
Sentir cómo se mueve dentro de mí, y sentir cómo tiembla
con la intensidad del movimiento de nuestros cuerpos
unidos. Jadea e inclina la cabeza para reclamar mis labios.
Es un beso con significado, y me derrito en él porque lo
amo mucho. Gime en mi boca mientras le sujeto la cara y
absorbo la pasión que emana de cada uno de los poros de
su piel.
Él sigue embistiendo con rapidez e insistencia. Cierro con
fuerza los muslos alrededor de sus caderas estrechas y
todos los músculos de mi cuerpo se contraen esperando la
descarga que se avecina. Él vibra y farfulla palabras sin
sentido contra mi boca.
—¡Joder!
—¡Diego, por favor! —exclamó.
Esto comienza a rozar lo insoportable. No sé qué hacer. Es
demasiado. Entonces levanta la cabeza y me mira con las
pupilas dilatadas.
—¿Más fuerte, Anastasia?
¿Qué es posible? Mierda, va a partirme por la mitad.
—Contéstame.
—¡Sí! —chillo.
Emite un gruñido y acelera sus embestidas con
determinación, a un ritmo que no creía posible. Aprieto los
muslos interno. Él gime varias veces.
—¡Diego! —Digo estallo en mi propio placer.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él
me acompaña; se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y
su cuerpo tiembla contra el mío. Jadea mi nombre hasta
estallar en su propio orgasmo. Apoyó la cabeza sobre su
hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
—Eres increíble, nena. Anastasia me traes loco—sale de mi
interior y le hace un nudo al condón, lo bota en el
basurero—. Hoy no quiero compartir con nadie más.
Me da un beso en la frente y pasa un brazo por mi cintura
donde me acerca su pecho.
—Me vas a matar Diego—susurro. Beso su pecho que sube
y baja por la agitada respiración.
—¿Seguro que no te quieres casar conmigo ahora? —
Preguntó con una enorme sonrisa.
Su mano acariciaba mi espalda desnuda y apoyé mi barbilla
en su pecho. Lo observé fijamente y me mordí varias veces
en el labio inferior.
—¿Por qué te quieres casar conmigo? —Rebato con otra
pregunta nerviosa.
p g
Diego lleva insistiendo con esta pregunta desde hace más
de un mes y la verdad es que siempre pensé que era en
broma, no me gusta el matrimonio, no es algo en mis
planes, somos aún jóvenes para pensar en matrimonios e
hijos, es una locura. Ni siquiera sabemos si vamos a estar
juntos a final de año.
—Porque te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo
—fruncí el ceño y añade—: Sé que somos jóvenes y que el
amor es un grito desesperado en la vida, pero mírame,
Anastasia—lo miré fijamente—. Lo que tú y yo tenemos
pocas veces se ve y muchas veces la gente se pasa la vida
buscándolo y nosotros lo encontramos.
—Pero Diego, somos jóvenes y aún no sabemos nada.
Llévatelo con calma, sé que eres nuevo, pero no me voy a
casar tan joven y menos tener hijos. Lo siento, pero tengo
sueños y metas en donde estás tú, pero solo tú como mi
novio.
—Lo sé Anastasia... —me dio un beso en la frente—. Te
esperaré todo el tiempo que tu necesites.
—Eres el mejor novio cursi, sexy y ardiente del mundo.
—Lo sé—dice conorgullo y abrazándome con fuerza
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el quinto mes y si ya perdí la cabeza y
ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 62
Sentí como sonaba la maldita alarma, me removí de un lado
a otro y estiré mi mano intentando alcanzar el ruido
insoportable. Me estiré un poco y caí en un pecho firme y
solté un gruñido al escuchar que volvía a sonar.
Me estiré un poco más y ¡oh, oh, oh! Sentí que algo se
movió ahí abajo y que poco a poco va creciendo. Escuche su
risa y después como para la odiosa alarma. Su mano
comenzó a bajar lentamente por la curva de mi cadera.
—Te amo—fue lo primero que dijo.
Abrí los ojos y tenía una enorme sonrisa en sus labios. Me
removí y solté un largo suspiro antes de levantarme de la
cama. Entré en el baño e hice todas mis necesidades.
Cuando salí del baño Diego me tomó de la cintura y me dio
un beso en la frente y entró en el baño.
—Diego—, lo llamó—. Te puedo sacar otra polera.
Asomó su cabeza por la puerta y asintió con su cabeza. Me
acerqué a él y le di un breve beso.
—Ya te lo dije: a ti te queda mejor que a mí—acaricié su
barbilla—. Me baño y preparamos el desayuno.
—Me gusta esa idea.
Camino hacia su clóset donde tomo una polera blanca y le
hago un nudo. Pasó una mano por su chaqueta negra y la
sacó. Me pongo mis pantalones de mezclilla y la chaqueta
de Diego. En ese momento la puerta se abre y Diego sale
solo con una toalla alrededor de su cintura.
—Que espectáculo eres Anastasia—dice con una enorme
sonrisa.
—Te has mirado a ti—se me seca la boca y me giro para no
mirarlo porque es una tentación muy grande—. Voy abajo
antes de que te quite esa toalla.
Tomo mi mochila y mi celular, salgo rápidamente de la
habitación y bajo de en dos los escalones. Paro de caminar
solo cuando estoy en la cocina. Suelto un suspiro y apoyo
mis manos en la encimera.
—Cobarde—doy un salto al sentir sus manos en mi cadera
—. Lo dejamos para después, ahora te alimentaré—dice
dándome un beso en la mejilla.
Me giró y lo evaluó como va vestido que es una camiseta
negra que se le paga a todos sus músculos con una
chaqueta blanca y pantalones negros. Se ve increíblemente
sexy y pongo una mano en mi boca para no babear.
Él se acerca a mí y pone su pulgar en la esquina de mi
labio, hace un pequeño movimiento. Suelto un suspiro y él
sonríe con orgullo, sabe que me tiene derretida por él.
—Listo, tenías algo de baba por mí. Sé que me veo sexy,
pero contrólate mujer, yo creo que me veo mucho mejor sin
ropa ¿no lo crees? —Dice con aire malvado. Sus ojos brillan
divertidos.
Doy un paso atrás, pero él da dos pasos hacia mí, vuelvo a
retroceder cuatro pasos y él da seis pasos hacia mí donde
me acorrala contra la encimera. Pega su cuerpo con el mío.
Diego se muerde el labio inferior. Sus manos comienzan a
bajar hasta llegar a mi trasero y me levanta con facilidad y
me deja en la encimera.
Da unos pequeños toques en mi muslo para que abra las
piernas y no lo dudo. Él se coloca entremedio. Me mira con
travesura y se relame el labio.
—¿Seguro que quieres ir a la universidad? —Pregunta con
una sonrisa malvada.
—Tengo un examen importante—le recuerdo.
Suelta el suspiro más fingido que he escuchado y hace un
puchero. Un mechón cayó en su frente y lo apartó con mi
mano.
—Diego, no ínsitas.
Él levanta sus manos en forma de derrota.
—Estoy bromeando bella, quiero que te vaya bien y des lo
mejor de ti en ese examen. Quiero verte patear traseros—
bromea—. En la tarde festejamos, ahora te alimentaré.
—¡Tú me encantas! —Exclamó con una sonrisa y dándole
un beso.
—Yo soy una persona encantadora Anastasia—dice muy
lentamente marcando cada una de las palabras con su voz
ronca.

******
Diego estacionó su todoterreno en el estacionamiento de
la universidad. Él soltó un enorme suspiro. Lo miré y vi
que estaba observando a Carlos y a Barbara, sus hombros
estaban caídos y caí en cuenta que esos supuestos amigos
de Diego habían sido importantes para él.

—¿Quieres hablarlo Diego? Desahógate conmigo—tomé su


mano y me miró de reojo.
—Me duele porque eran mis amigos...Siento que me
apuñalaron por la espalda—se muerde varias veces el labio
inferior—. Jamás pensé que Carlos pensara eso de mi o que
me odiara. Bueno Barbara sabía lo que sentía por mí, pero
pensé que había quedado claro que solo eran amigos.
—Diego...yo
—No sé te ocurra decir que es tu culpa porque no lo es.
Anastasia, escúchame tú no tienes la culpa ¿vale? —
Acarició mi mejilla—. Me duele y en estos momentos no
quiero estar aquí. Sé que a Carlos le gustaba de esa vez
que hablaron, el problema fue que a mí también...yo lo
amenace para que se alejara de ti.
—¿Cómo?
—Si lo amenace al igual que a Jorge ¿Te acuerdas de esa
vez que se sentó un chico a tu lado? —Me quedo pensando
unos minutos. Y recuerdo que era el chico que con la
mirada quería desnudarme. Diego me acaricia la mejilla. Yo
asiento con la cabeza—. También los amenace para que no
se acerquen a ti o te dijeran unas palabras.
Trato de asimilar las palabras que acaba de decir Diego,
por esa razón ningún otro chico se acercaba a mi ¿acaso
amenazo a todo el puto mundo? La respuesta la tengo clara
cuando se muerde de nuevo el labio inferior y agacha la
mirada.
—Diego... —digo enojada—. ¿Por qué?
—Porque te quería para mí—dice con sinceridad—. Por
favor no te enojes, sé que me veo como un tóxico, pero
jamás había sentido lo que tú me haces sentir, así que tenía
miedo de que no te fijaras en mí. Escúchame, Carlos, es
simpático y amigable, te causó una buena apariencia al
contrario de mí.
—Eso...Diego—tartamudeo porque no sé qué decir.
—Por favor, Anastasia, escúchame: Ya te lo he dicho antes;
mis sentimientos contigo crecieron demasiado rápido que
apenas podía entenderlo...tuve miedo, simplemente miedo,
pero solo lo hice una vez. Después ya no lo hice más hasta
que Alejandra escuchó toda la conversación del plan que
tenía Carlos y Barbara para separarnos.
—Dime más... —digo enojada.
—Si no funcionaba lo de las drogas...Carlos iba a comenzar
a acercar a tus amigos y luego a ti. Y Barbara se iba a
pegar más a mi porque ella sabe que tú no la aguantas—
miro de reojo—. Me costó entender todo lo que me dijo
Alejandra, si no hubiera sido por Ale creme que a Carlos le
hubiera hecho una nueva cara. Me mantuvo encerrado casi
veinte minutos en la pieza, calmándome para que no
cometiera una locura. Soy una persona muy impulsiva,
Anastasia, pero eso lo estoy cambiando.
—¿Por qué me lo ocultaste Diego?
—Tenía miedo, Anastasia, tengo miedo de cargarla contigo
—tomo mi mano con cuidado—. Eres lo único real que he
tenido en estos últimos años. Eres la única con la que me
siento completo de nuevo—me da un fugaz beso en los
labios—. Aun sigo teniendo miedo, Anastasia, no quiero
perderte. Me aterra volver a despertar solo como hace
unos meses atrás.
Lo observo fijamente porque no sé si abrazarlo o enojarme
con él. Él mira de reojo a sus supuestos amigos y me doy
cuenta de que realmente lo está pasando mal, no sé qué
sentiría si Alejandra dijera esas cosas sobre mí.
—Te amo Diego—susurre—. Admito que estoy algo enojada,
pero tampoco le voy a dar mucha importancia porque en
ese momento está enfocada en otras cosas que tal vez, ni
yo misma me di cuenta de lo que estaba pasando a mi
alrededor, porque estaba pensando en otras cosas. Además,
que tú acaparaste casi todo mi tiempo—me quedo callada
unos segundos y añadido—: la verdad es que me cuesta
asimilar todo de lo que está pasando hasta mí y sé que te
duele Diego.
—Me duele en estos momentos, no quiero estar aquí y
verlos, porque solo veo nuestros recuerdos de fiestas y
momentos—apoya su frente contra la mía—. A veces me
pregunto desde cuando Carlos sentía este odio por
mí...jamás me he metido con alguna de sus chicas, nunca lo
traicioné y lo extrañé mucho cuando se fue de intercambio,
pero solo volvió para intentar lograr lo que no puedo al
principio—susurra las últimas palabras y lo abrazó con
fuerza.
Sé lo importante que son sus amigos, a Cameron lo ve
como su hermano y de seguro que a Carlos también. Nunca
compartí tanto con él porque en ese momento no quería
estar cerca de Diego y su grupo, pero siempre que los veía
juntos se estaba riendo o abrazando. Él soltó un enorme
suspiro y abrió la puerta donde vi como Barbara y Carlos se
acercaban rápidamente a él.
—Aléjense de mí—escucho que grita.
<<Mierda>> Me bajo rápidamente del coche y rodeo el
todoterreno. Me acercó a Diego y tomó su mano.
—Diego, solo era una broma—dice Carlos con una mueca.
—Una broma—dice Diego enojado y apretando su puño.
Tomó su otra mano y lo tiró hacia mí para que no peleen—.
Aléjate de mí ahora. Te quería, eras uno de mis hermanos,
pero veo que tú siempre me estaba apuñalando por la
espalda. Y a ti no se te ocurra hablarme—apunta a Bárbara,
quien comienza a llorar.
Pongo los ojos en blanco. <<Esta chica es más dramática y
falsa>>
—Diego, ella te hará daño—dice Barbara llorando.
Me pongo delante de Diego para protegerlo de estos
imbéciles porque me duele que le hagan daño. Él no se
merece que estos imbéciles lo traicionaran así y se lo tome
como una simple broma.
—¡Cállate tú! —Apartó la mano de Bárbara del brazo de
Diego—. ¡ Váyanse los dos de aquí ahora! Porque soy yo la
que no me haré responsable de mis actos.
—¡Tú no te metas! —Brama Carlos acercándose a mí
amenazante.
—Es mi novio al que estás molestando y si lo molesta o le
hace daño me pongo violenta así que vete de aquí , antes
que yo misma te parta la puta cara por intentar drogarme y
para dañar a mi novio.
—¡Lárgate de una puta vez que no ves que me estoy
conteniendo imbécil! —exclama Diego—. Si no te pego es
porque fuiste alguien importante para mí, pero ya no. —
Carlos da otro paso hacia nosotros.
Empujo a Carlos quien me mira furioso. Carlos toma la
mano de Barbara y se alejan. Son tan para cual. Me giro
para mirar a Diego, él sigue la mirada a dos de sus ex
amigos y me abraza con fuerza.
—¡Mi chica ruda y sexy! No hacía falta que me defendieras
Anastasia, pero no te voy a negar que me pones caliente,
verte ser tan ruda—me da un beso en la frente.
—¡A ti todo te pone caliente! —Le susurro mordiendo su
oreja.
—Todo a lo que se refiere a ti y solamente a ti. Vamos antes
que te meta dentro de mi todoterreno y te lo haga rápido y
duro—bromea.
—¡Diego! —Exclamó entre risas. Me alegro de que esté de
mejor ánimo y que no le dé la importancia para que lo siga
afectando. Porque eso no se les hace a los amigos. Siempre
digo que uno nunca termina de conocer a las personas o su
verdadera cara.
Nos separamos en los pasillos porque él tenía otro ramo.
Entre mi salón. Me senté en primer puesto y el profesor
comenzó a dar las instrucciones de la prueba, mientras la
iba entregando. La miré y estaba sencilla.

******
Mariel:

Harry salió de mi despacho. Me pasé la mano por el pelo.


Cuando llegó la llamada supe que habíamos fracasado de
nuevo. Podía ser cualquiera de las cinco personas que
teníamos desaparecidas.
Me llevé el teléfono a la oreja y me pareció que aquel
pedazo de plástico pesaba cien kilos.
—Muñoz—digo esperando las malas noticias. Escuché lo
que le decía y me quedo quieta.
—¿Dónde? —pregunto. Hacen otra pausa. —Está bien,
llegamos enseguida.
Harry reapareció y escondió el rostro entre las manos.
Porque esto se está haciendo imposible, es como si fuera un
puto fantasma que sabe evadir a cada puto policía de
Barcelona.
El cansancio parecía haber desaparecido en un instante;
teníamos que atraparlo rápido aun cuando estábamos la
mayoría haciendo turnos de catorce horas. Mire a Harry
con la mandíbula apretada; los ojos, un poco enrojecidos.
Porque esto me estaba acabando por dentro.
—Tenemos un cadáver, Harry, en un mirador. Está quemado
el auto, es el chico que desapareció con su novia. Lo cual
me hace pensar que ahora Nicolás está comenzando a
seguir a sus víctimas y le dará lo mismo si están
acompañadas o no, matara a la persona que se interponga.
Está cometiendo crímenes desordenados y organizados.
Es un maldito peligro.
—¿Estás segura de que es Nicolás?
Chasqué mi lengua y asentí. Mire la foto de la chica y la del
chico. La chica encajaba perfectamente en el perfil de las
víctimas.
—Sí, vamos de una vez a la escena.
—Jefa, aquí está el caf... —Entra Morelli, deja el café.
—Lo siento, han encontrado otro cadáver. ¡Deprisa! Avisa a
los demás para que controlen a los malditos parásitos de la
televisión.
Él asiente y salimos rápidamente de mi despacho con
Harry. Bajamos en un ascensor. Salimos al subterráneo y
nos subimos al coche, todavía no había cerrado la puerta
cuando el vehículo ya arrancaba.
Cuando llegamos al mirador ya estaban los malditos
parásitos de los periodistas y apenas podía controlarlos mis
compañeros. Nos bajamos rápidamente y comenzamos a
esquivar los periodistas.
Me acerqué rápidamente a la escena y el auto estaba
quemado. Me acerqué más aún y vi que el cadáver del
chico
estaba sentado. Me puse los guantes de látex. Observé
atentamente la escena y vi que había sangre en el asiento y
también en el manubrio.
Apreté los puños hasta que los nudillos me quedaron
blancos.
—¡Hostia! ¡Hostia! ¡Hostia! — exclamó Gonzales, como si
ese acceso de ira pudiera de algún modo cambiar el horror
que contemplaba.
—Es él, maldita sea—masculló enojada.
Harry asintió y vi que la mayoría estábamos cansados y
cada vez perdíamos la esperanza en atraparlo. Es que no
entiendo cómo puede evadir a toda la puta policía.
—¿Quién lo ha encontrado? —pregunte.
—He sido yo, comisaría. O, mejor dicho, he sido el primero
en llegar—dice un hombre de unos treinta años—. Paré un
momento para estirar las piernas y me encontré... —asentí
con mi cabeza.
—¿Nadie ha tocado nada? —Pregunté a mis compañeros y
todos negaron con sus cabezas.
—No, no he dejado que se acercara nadie. Esperábamos
que llegaran ustedes—dice Luisana. Le sonrió y rodeó la
escena. Me agacho porque hay un rastro de líquido.
Lo toco y es gasolina. Me levanto y observo de nuevo el
cadáver del chico.
—¿No hay rastro de la chica? —pregunto.
—Nada. Solo el cadáver del chico. La muerte fue un
disparo. —Me agaché, tomé un casquillo de calibre 22 y lo
metí dentro de una bolsa.
—El asesino tiene una pistola de calibre 22—dije a mis
compañeros quienes miraron el casquillo.
Sacaron fotos de las escenas y revisamos bien las escenas
por fuera antes de abrir el auto. Tomamos cada cosa que
pudiera servir de evidencia e intentamos encontrar alguna
huella, pero nada. Usaba guantes, usaba malditos guantes.
Me acerqué a la puerta e intenté abrirla, pero estaba
trancada. Harry hizo más fuerza y la cerradura saltó.
Entró en el vehículo y observó el cadáver. Un escalofrío
recorrió mi cuerpo al quedar al frente del cuerpo. Tomé su
barbilla y una bala había perforado su frente causando una
muerte al instante. Comencé a buscar pista, algo tenía que
ver en esta maldita escena.
El doctor forense llegó y sacaron el cuerpo. Lo pusieron en
la camilla y el doctor José comenzó a examinarlo con
cuidado aun cuando ya todos sabíamos la causa. El novio
solo fue una víctima sin importancia para el asesino y su
presa era la chica.
—Al joven lo mataron a sangre fría con un solo disparo en
la frente que causó la muerte en un segundo y luego
intentaron quemar el carro para borrar evidencia del
crimen—lo pusieron dentro de una bolsa y vi cómo lo
sacaban para hacer una autopsia más a fondo.
⋙ A simple vista no veo que podamos sacar mucha más
evidencia oficial Muños —dice el doctor José—, sacándose
los guantes de látex.
—Me imaginaba—murmuró ya cansada.
—No te desanimes muchacha lo vas a atrapar, ten fe por
algo eres la jefa—me anima.
Mire a mi alrededor buscando alguna cámara de tránsito o
algo que pudiera ayudarnos. Me acerqué a Harry quien
estaba hablando con Gonzalo.
—¿Hay alguna cámara de tránsito por esta carretera?
—Tendría que averiguar, jefa—dice Gonzalo.
Le sonrió.
—Por favor, averigua—él se alejó de nosotros y Harry puso
una mano en mi hombro.
—Lo vamos a atrapar tarde o temprano—me anima.
—Prefiero que sea lo antes posible antes de que mate a más
gente, Harry.
Volvimos a la comisaría derrotados y caminé hacia la
oficina de González, quien estaba en su computador. Me
acerqué a él.
—¿Me puedes ayudar en algo? —Pregunté amablemente y
él asintió. Me acerque a su computador y le ordene que
descargara una foto de Nicolás. —Puedes cambiarle el
corte de pelo, el color y hacer distintos bocetos. Con
cabello largo, de colores y con distintos tipos de barba.
—¿Es el sospechoso principal?
Asentí con mi cabeza.
—Es principal sospechoso, aún no tenemos nada que lo
incrimine o lo relacione con las muertes. ¿Podrías hacer lo
que te pedí, por favor?
—A la orden jefa—me sonrió amablemente.
—Gracias.
Salí de la habitación y me encerré en mi despacho a pensar.
Me mordí el labio inferior. Comencé a releer el informe que
tenía de Nicolás y todos los otros posibles sospechosos.
Aún no tenemos la certeza de que sea él. Y más con el
último crimen donde mató con una pistola, normalmente
los asesinos en serie siempre usan el mismo método.
Miré de nuevo la foto de Nicolás y me parecía un chico tan
guapo, no entiendo como pude estar haciendo esto. Como
paso del amor al obsesión y de ahí a matar. Lo peor de esto
es que si es Nicolás el juicio va a ser un circo mediático,
Nicolás llamará la atención de inmediato por su belleza y lo
guapo.
Anastasia:
Diego estacionó su todoterreno frente a la pizzería. Me
acerqué a él y le suave beso en sus labios. Me bajé del
vehículo, pero me arrepentí. La piel se me erizó y sentí una
mirada sobre mí. Tragué duro, miré a todas partes, pero no
vi a nadie sospechoso.
<<Me estoy volviendo loca y paranoica>> Observo al
policía quien me hace un gesto con su cabeza. Entró
rápidamente al local y me acercó a la caja donde pagó mi
pizza que ya habíamos reservado.
Cuando subo de nuevo al todoterreno sigo en alerta. Miro
hacia todas partes y doy un salto cuando siento la mano de
Diego en mi rodilla. Me mira preocupado.
—¿Qué ocurre? —Pone su mano en mi mejilla y me acaricia
suavemente.
—Eh, nada...yo solo estaba pensando—miro de nuevo hacia
todas partes y él levanta una ceja. Sabe que estoy
mintiendo, pero es que ni yo sé si alguien me está
siguiendo o me estoy poniendo paranoica. —Por favor,
vámonos.
Él asiente y arranca el vehículo. Miro por el espejo
esperando ver algo extraño, pero no solo veo el auto de
policía que nos viene siguiendo y los otros autos siguen su
curso.
Cuando entramos en su departamento puedo soltar el aire
que me estoy conteniendo. Caminamos juntos hacia su
cocina. Diego va tarareando una canción de Taylor Swift y
no sé si grabarlo o reírme de él.
Él corta la pizza y deja un trozo en mi plato y luego en el
suyo. Suelto una risa cuando cambia la canción a una de
Bruno Mars. Él me mira con diversión y me tomó de la
cintura haciendo que nuestros pechos se junten.
—¿Te he alegrado? —Pregunta mordiendo mi oreja—.
Estabas algo preocupada en el coche.
—Solo estoy siendo paranoica de seguro que no es nada—
trato de sonreír. —¿Comemos? Creo que el examen mató
mis neuronas por hoy—bromeo.
—Mi tontita. Vamos—salimos de la cocina y nos sentamos
en su enorme mesón. Deja los vasos y el jugo de naranja
—. ¿Estaba muy complicado el examen? —Pregunta con
diversión.
Le doy una mordida al trozo de pizza bajo la atenta mirada
de Diego. Masticó rápidamente antes de responder su
pregunta.
—Algo. Alguna que otra pregunta estaba complicada.
—Te va a ir bien. Eres una nerd—se burla.
Suelto un bufido porque él sí que es un nerd tiene casi
todos los ramos promedio perfecto.
—Mira quien lo dice—le doy un empujón, pero él toma mi
mano y se la lleva a su boca y chupa uno de mis dedos
antes de morderlo. Suelto un gemido. —¡Dios dame fuerza!
—Exclamó dramáticamente.
—Fuerza necesitarás después—Se inclina y me da un suave
beso—. Anastasia—me llama. Levantó la mirada y masticó
la pizza. —Quiero presentarte a mis abuelos ¿puedes
mañana?
Asiento con mi cabeza.
—¿A qué hora sales de clase? Salgo a la una de la tarde.
Hago una mueca.
—Salgo a las dos y media, pero vete tu primero. Me pasas
la dirección y listo.
Me mira fijamente. Estoy segura de que su cerebro está
trabajando a mil por segundo encajando las piezas. Él niega
con la cabeza y acerca más su silla a la mía.
—Te espero, Anastasia, no tengo problema, me quedaré con
Cameron ¿vale? —suelto un suspiro y asiento—. Mi abuelita
se muere por conocerte y compartir con la chica que se ha
robado mi corazón, ya que ella se siente reemplazada.
Me muerdo el labio inferior, espero que no me tenga mala
antes de conocerme. Levantó la mirada y veo que me está
tomando el pelo con las últimas palabras.
—Te amará Anastasia al igual que yo. Tú puedes robar el
corazón de cualquier persona, claro cuando no eres
antipática.
Pongo los ojos en blanco.
—¡Ja, ja, ja! —Es todo lo que digo.
—El sarcasmo no es lo tuyo, Anastasia—me guiña un ojo y
toma su trozo de pizza y le da una mordida—. Deja de
fruncir el ceño—él me imita y no puedo evitar mi sonrisa—.
Te ves más bonita si me sonríes.
—¿Está seguro de que me quieres presentar a tus abuelos?
—Preguntó nerviosa. Me remuevo en la silla.
—Si no tengo duda Anastasia y mis abuelos se mueren por
conocerte, ¿me vas a presentar a tus padres?
Me quedo callada, sé que mis padres lo van a amar. Mi
madre va a caer por Diego, siempre ha sido una mujer muy
dulce y simpatía, pero en cambio mi papá sé que le va a
caer bien, pero también sé que va a molestar e intimidar a
Diego.
—Sí, pero tengo miedo de la reacción de mi padre.
Diego abre los ojos y yo sonrió por dentro. Ahora es quien
está incómodo y se remueve en su silla, toma su vaso de
jugo.
—Mi padre es algo protector porque soy su princesa
guerra, y nunca le ha gustado verme con chicos. Y es raro
porque cada chico que le presentaba a mi padre después
ellos nunca me hablaron—me encojo de hombros. Miro de
reojo a Diego, quien me está mirando atentamente—.
Supongo que temen por su integridad.
Él está callado y aprieta sus labios en una fina línea.
—No dejare que nadie nos separe, Anastasia, ni tu padre,
aun cuando mi integridad corra peligro—dice muy seguro.
Mis manos rodean su cuello y me siento en su regazo.
—Es broma, tontito—su cuerpo se relaja y no puedo evitar
reírme—, pero mi padre sí hace amenazas, pero son
bromas, Diego, relájate. Mi madre te va a amar.
—De eso estoy seguro—dice con orgullo—. Y...a tu padre
puedo intentar decirle que es bello a ver si también cae
bajo mis encantos.
No puedo evitarlo y comencé a reírme porque ya me
imagino a Diego diciendo eso a mi padre y de seguro lo
echa de la casa. Él se une a mí y me abraza con fuerza.
—¡Dios! No te dejaré ir nunca—le susurro aun tratando de
recuperarme.
—¿Me lo prometes? —Dice apartando el pelo de mi cara y
acariciando mi mejilla.
—Te lo prometo. —Lo beso cerrando la promesa, no quiero
soltarlo jamás porque cómo podría soltarlo a este chico en
mi vida me podría volver a encontrar alguien como él.
Terminamos de almorzar y jugamos un poco a las cartas
revelando secretos, Diego no perdió la oportunidad de
preguntar sobre la historia de Simón y mía. Yo también le
pregunté la suya con Barbara y no puedo creer que ellos se
conocían hace cuatro años. Después vimos un poco los
Simpson. He intentado olvidar esa alerta que he sentido
desde ayer.

******
Me quito las zapatillas por el camino para que, al llegar
arriba, tardemos menos en librarnos de la ropa. Abre la
puerta del dormitorio principal y camino a donde está la
cama.

—Levanta los brazos —dice con ternura. Hago lo que me


dice y él me sacó su polera. —Eres bellísima.
Me desabrocha el botón de mi pantalón y lo deja caer al
suelo. Me vuelvo para verle la cara. Tiene la boca relajada y
los ojos entrecerrados. Acerca la mano y, despacio, me baja
una copa del sujetador rozando el pezón con los nudillos.
El corazón se me dispara en el pecho.
Está cariñoso. Se lleva las manos a la espalda, agarra su
camiseta y se la quita por la cabeza. Está en tan buena
forma que cada vez que veo su cuerpo jadeo. Cada vez está
mejor.
—Vamos a celebrar porque vas a tener una buena nota.
No me toca, se limita a quedarse ahí, delante de mí,
quitándose las zapatillas. Mentalmente le suplicó que se
diera prisa. Muerdo el labio inferior y paso el pie de una
lado a otro inquieta.
—Eso espero... —le digo.
—Estás ansiosa por lo que te espera. —Está serio y
pensativo. No sé cómo tomármelo—. ¿Quieres que
comience ya nuestra fiesta privada?
<<Ay, Dios.>>
—Sí —jadeo.
—Ven aquí.
Doy un paso adelante, le pongo las manos en el pecho duro
y levanto la cabeza para buscar su mirada. Pasamos unos
instantes en silencio, contemplándolos, antes de que sus
labios tomen los míos y me catapulten al instante. Gimo y
traslado las manos hacia su pelo. Me agarro a él cuando me
levanta y me apoya contra su cuerpo. Nuestras lenguas
enredadas se acarician despacio.
Me lleva a la cama, se tumba encima de mí. Abandona mi
boca y se sienta. Saca un condón de su pantalón. Me deja
acalorada y jadeante. Me mira y veo los engranajes de su
maravillosa mente trabajando a toda máquina. Quiero
saber qué está pensando.
—Podría quedarme aquí sentado todo el día viendo y
escuchando tus jadeos y como te revuelves con mis
caricias.
Eres un espectáculo maravilloso de ver bella, jamás me
cansare. —Murmura mientras juega con mi pecho.
Después baja la otra copa y le dedica a éste las mismas
atenciones que al primero. Se me endurecen los pezones.
Los pellizca y estira con los dedos, atento a sus
movimientos. Me está volviendo loca. Tiene los labios
húmedos, la boca entreabierta.
—No te muevas. —Se levanta de la cama y, ya de paso, me
quita las bragas.
Gimoteo un poco al dejar de sentir su peso sobre mí. Lo veo
desabrocharse la bragueta de los vaqueros, bajárselos y
quitárselos de un puntapié, sin prisa. Luego se saca el
bóxer, rasga el condón y lo desliza por su miembro. Aprieto
las piernas con fuerza para controlar mis deseos por él.
Vuelve a la cama, me abre las piernas y me pasa la lengua
directamente por el centro del sexo.
—¡Dios, Dios, Dios! —Me cubro la cara con las palmas de
las manos y me clavo los dientes en ellas cuando me mete
la lengua, la saca y traza lentamente mi circunferencia con
ella antes de volver a meterla. Creo que voy a desmayarme.
—Eres mi dulce postre Anastasia—dice con una sonrisa
malvada.
Empiezo a rotar las caderas siguiendo su ritmo, en busca
de más fricción. Me presiona el vientre con la palma de la
mano para evitar que me arquee debajo de él.
Levanta la boca y envía una corriente de aire fresco por mi
piel antes de volver a su inexorable patrón de tortuoso
placer. Cuando comenzó a mover la cabeza de un lado a
otro e intentó cogerlo del pelo, aumenta la presión y
explotó a su alrededor, levantando las caderas en un acto
reflejo y exhalando un jadeo. Cierra la boca sobre mi sexo y
succiona literalmente cada pulsación que sale de mí.
Arqueó la espalda todo lo que da de sí, muerta por el
placer.
Diego gime de pura satisfacción.
—Hummm, eres sabrosa Anastasia, te pondré más seguido
en mi menú personal.
No puedo ni hablar. Me quedé muda porque Diego se
transforma en la cama, es obvio que ha tenido mucha
experiencia con diferentes mujeres y yo solo he tenido muy
pocas.
Mi pobre corazón empieza a calmarse y yo le paso los
dedos por el pelo mientras disfruto de las atenciones de su
boca, que me besa con ternura, me muerde y me chupa la
cara interior de los muslos.
Oigo su risa y traza un camino ascendente de besos por mi
cuerpo hasta que encuentra mis labios. Aprieta sus labios
suaves contra los míos sin dejar de mirarme. Le pongo los
brazos sobre los hombros y acepto su peso cuando entierra
la cara en mi cuello. Su excitación es tremenda y palpita
contra mi muslo.
—Me enamoras hasta más no poder, bella —susurra en mi
cuello. Levanta las caderas introduciéndose despacio en mí,
con un gemido. Yo también gimo y aprieto todos y cada uno
de mis músculos a su alrededor.
Me busca la pierna y desliza el brazo bajo mi rodilla. Tira
de ella para colocársela encima del hombro y luego apoya
la parte superior del torso en los antebrazos. Lentamente,
se retira y vuelve a entrar mientras me mira fijamente.
—Diego —, susurro con los dedos enredados en su pelo.
Vuelve a salir y a continuación empuja con un gemido.
—¿Te gusta?
Gimo al recibir otra embestida deliciosa y profunda.
—Si —susurro.
Me mira.
—Te necesito. —Parece abatido, y eso me deja fuera de
juego—. Te necesito de verdad, Anastasia por el resto de mi
vida.
Vuelve a sumergirse en mí, lo que provoca un gemido
mutuo. Aprieto sus hombros con fuerza, aunque me
aseguro de sostenerle la mirada.
—Bésame, joder. —Lo miro, dividida. Entra y sale de mí sin
prisa, a un ritmo de ensueño que hace que la exquisita
presión vuelva a acumularse gradualmente. No puedo
controlarlo—. Bésame, por favor.
Acercó su cara a la mía y lo beso, mientras él se hunde en
mí y vuelve a salir rotando las caderas. La tensión
comienza a crecer en mi cuerpo y empiezo a temblar al
borde de la liberación, estoy a punto de llegar a mi clímax.
Se me escapa el aire en jadeos cortos y punzantes, pero
intento controlar mi orgasmo.
—Aún no —me advierte con dulzura, y aprieta con fuerza
en su embestida.
¿Cómo lo sabe? Me concentro todo lo que puedo, pero
estoy fallando como siempre. Le clavó los dedos en la
espalda, una señal sin palabras de que estoy al borde de mi
clímax. Gruñe, me muerde el labio y empuja hacia adelante.
—Juntos —masculla contra mi boca.
Asiento y aumenta la intensidad de sus arremetidas para
acercarnos a ambos al nuestro orgasmo. Mantiene el
control de sus embestidas. Donde entra y sale de mí con un
ritmo que nos vuelve loco a los dos deseo.
—Ya casi estoy, bella —gime.
—¡Diego! —Lo llamó por su nombre.
—Aguanta, aguanta un poco —dice con suavidad, y me la
clava una vez más ejecutando una rotación tan profunda
con las caderas que me resulta deliciosamente dolorosa. Se
adentra en mí cuanto puede.
Los dos gritamos.
—Córrete para mí.
Sale y vuelve a entrar más fuerte. Me libero. Noto que
palpita y tiembla dentro de mí mientras ambos llegamos a
nuestro clímax. Jadeamos juntos. Mis músculos se
estremecen en torno a su pene palpitante y el corazón me
late con fuerza en el pecho.
Lo beso con adoración mientras se relaja, aún con mi
pierna por encima del hombro y apretándose contra mí,
soltando todo lo que tiene, gimiendo de placer puro.
Diego sale dentro de mí y le hace un nudo al condón. Lo
bota a la basura. Tomo mis bragas y me pongo su polera.
Me tiro de nuevo en la cama y él se pone su bóxer. Me
abraza fuertemente.
—¿A qué edad perdiste la virginidad? —Preguntó curiosa.
Él alza una ceja y aparta el pelo rebelde de mi cara. Se
queda unos segundos callados.
—A los trece años—me miró fijamente—. Y de ahí no pare
de acostarme con diferentes chicas.
—Ahh y...¿Te gustaba?
Él suelta una risa y niega con su cabeza.
—Claro, Anastasia. Me gustaba, pero no es lo mismo que
contigo. Lo de nosotros es otro nivel, porque contigo tengo
muchos sentimientos y lo otro era diversión y nada más que
diversión para olvidar el momento—dice mordiéndose el
labio inferior.
—¿Algo más? —Pregunta con una sonrisa.
—¿Has tenido trío o has participado en orgías? —Preguntó
con diversión.
Diego se atraganta con su saliva y sus ojos se abren como
platos. Me muerdo el labio para no reírme. Tampoco es
para tanto, tengo curiosidad.
—Solo tengo curiosidad.
—Si he hecho un trío y no he participado en orgías, muchas
personas—suelto una risa—. Ahh, no. No, no sé qué
pensamiento estás teniendo en tu mente, pero nunca te voy
a compartir Anastasia.
—Diego..., yo no quiero eso, solo tenía curiosidad.
—Mi chica es curiosa, ¿no te pones celosa de que tenga un
pasado así?
Pienso un momento, un poco de celos sí, pero es su pasado
y ahí es donde debe quedar, al igual que mío tampoco fui
una santa con Simón y Nicolás con ambos hice cosas como
tocarnos.
—Algo, pero es tu pasado Diego. Yo también lo tengo, lo
que me importa es el presente y nada más.
—Concuerdo, mi bella—dice dándome un beso en la mejilla
—. Mis abuelitos se van a enamorar de ti—me asegura con
una sonrisa.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno,
yo voy por el sexto mes de cuarentena y el lunes
vuelvo a clases online viva :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
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capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 63
—Anastasia... —Su susurro me despierta. Intento volverme,
pero no consigo moverme—. Bella.
Abro los ojos y me encuentro con sus brillantes ojos cafés.
—¿Qué? —Digo tapándome la cara con las manos, porque
no me deja dormir tranquila. Suelto un suspiro. Él apoya su
j q p p y
cabeza en mi hombro.
—Estás despierta. —Se apoya sobre los antebrazos y
restriega su entrepierna contra la mía para mostrarme su
estado actual—. ¿Lo hacemos? —Pregunta con una sonrisa
tierna y pasando su mano por el pelo.
Muerdo mi labio inferior para no reírme de él. Es
jodidamente tierno y ardiente.
—Con condón —exhalo. Miro hacia abajo y veo que su
amigo ya está cubierto por un condón. Alzó la ceja hacia él
y se limita a encogerse de hombros.
—Hecho, mi Anastasia —Su mano desciende por mi cadera
hasta mi abertura y extiende mi caliente humedad
sofocando un grito de satisfacción—. ¿Estabas soñando
conmigo? Sé que soy el chico de tu sueños —Pregunta
seguro, volviendo a apoyar la mano sobre el colchón y
retrocediendo.
—Puede ser. —Me hago la dura, pero entonces se hunde en
mí y mis intentos de hacerme la indiferente desaparecen al
instante—. Ahhh —gimo.
Levantó los brazos y enroscó los dedos alrededor de su
cuello. Su deliciosa plenitud en mi interior me lleva a
lugares más allá del placer, tal y como Diego había
prometido. Sí que estaba soñando con él.
Siempre me fascinará este chico, pero lo más importante es
que estoy absoluta, dolorosa y perdidamente enamorada de
él. Nuestros cuerpos deslizándose rítmicamente superan
los límites del placer.
Me mira con total devoción, alimentando mis sentimientos
cada vez más con cada golpe de sus caderas. Estoy
ardiendo, exhalando jadeos en su rostro mientras mis
palmas se humedecen por el sudor que empapa su nuca.
—Me muero por besarte —murmura hundiéndose
profundamente mientras intenta controlar su agitada
respiración.
—¡Bésame! —lo reto.
Frunce el ceño.
—Me muero de ganas, pero no quiero apartar los ojos de tu
rostro. Necesito verte la cara. — Aprieto mis músculos
internos por acto reflejo y lo siento latir lenta y
constantemente. —Joder, Anastasia, la perfección no es
nada comparada contigo.
Quiero contradecirlo, pero tengo toda mi concentración
puesta en igualar el meticuloso ritmo de sus caderas. Sus
embestidas son firmes y precisas, y sus retiradas lentas y
controladas. Las cosquillas que siento en el estómago se
preparan para descender algo más, para erupcionar y
volverme loca con sensaciones incontenibles. Mi corazón
también estalla.
De repente, me estoy moviendo, me incorpora y me coloca
sobre su regazo mientras él se pone de rodillas y me guía
arriba y abajo.
—Tienes la medida justa para mí —gruñe, y cierra los ojos
lentamente—. Lo único en mi vida que ha sido perfecto de
verdad eres tú.
A través de mi estado de dicha, intento comprender qué
significa eso. Sé que Diego ha estado solo mucho tiempo,
escondiéndose del mundo por miedo a ser dañado de
nuevo.
Me siento hipnotizada cuando me aparto y lo miro a los
ojos, aferrándome a su pelo y moviéndome exactamente
como él me indica. El poder que emana siendo tan tierno es
increíble, y su velocidad y contención me hacen perder la
razón.
Jadea y une nuestras frentes.
—Te ves jodidamente sexy en esa posición —repone. Baja
los labios hasta los míos y nos besamos con fervor.
Nuestras lenguas chocan y se enroscan mientras yo
asciendo y desciendo continuamente. Esta posición es muy
íntima y me deja expuesta al estar arriba de él.—. Eres
demasiado especial, Anastasia.
—Tú también.
—¡Calla que me lo creo! —Encorva las caderas un poco,
provocando un grito de ambos—. ¡Joder Anastasia,! —
Exclama, levantando el trasero de los talones y
arrodillándose mientras me sostiene contra él sin ningún
esfuerzo.
Dejó caer la cabeza hacia atrás mientras me agarró a su
espalda y me aferro con los tobillos para conseguir un poco
más de estabilidad. Suelto un jadeo, esto es muy intenso.
—No me prives de tu rostro, Anastasia.
La cabeza me pesa y gira a su libre albedrío conforme la
presión se acumula y bulle. Voy a estallar.
—Me voy a correr.
—Por favor, Anastasia, deja que te vea —dice con una suave
embestida—. Por favor. —Me suplica.
Me obligo a cumplir su ruego, reuniendo la poca energía
que me queda para agarrarme de su cuello para ayudarme.
Grito.
—Túmbate hacia atrás, por favor.
—¿Qué? —Grito, cerrando los ojos y sintiendo cómo mis
músculos se contraen persistentemente. Ya no puedo
controlarlo más.
—Túmbate hacia atrás, por favor—repite.
Apoya la mano en mis lumbares y deja que me recueste
contra ella para bajarme hasta que la parte superior de mi
espalda toca el colchón y la parte inferior de mi cuerpo se
mantiene aferrada a su cuerpo arrodillado
— ¿Estás cómoda, ahora?
—Sí —jadeo arqueando la espalda.
—Bien, mi bella —gruñe. La expresión de su rostro me
indica que él también está cerca del orgasmo. Su estómago
se endurece como señal del aumento de tensión.
—¿Estás lista, Anastasia?
¿
—¡Sí!
—Joder, yo también. Siempre lo estaré para ti.
Sus caderas parecen cobrar voluntad propia. De repente,
me percute con violencia y la delicadeza anterior
desaparece. Está temblando, intentando controlarse. Me
estoy corriendo.
—¡Diego! —Gritó su nombre.
Da un nuevo golpe de caderas y nos lleva a los dos al límite.
A continuación, deja escapar un bramido contenido y yo un
grito sofocado. Clava los dedos en mi piel mientras se
hunde un poco más en mí, temblando, sacudiéndose y
jadeando. Estoy agotada, completamente inservible, me
cuesta incluso mantener los ojos clavados en el rostro
húmedo posterior al clímax de Diego.
Recibo con ganas su peso cuando se deja caer sobre mí,
manteniendo los ojos cerrados, pero compensando el hecho
de no verlo al sentirlo por todas partes. Está empapado en
sudor, jadeando contra mi pelo, y es la sensación más
increíble y profunda del mundo.
—¿Qué te pareció nuestro sexo soñoliento? —Susurra
besando mi hombro.
—Caliente y ardiente—bromeo—¿Qué hora es?
—Son las siete de la mañana. Perdona por despertarte,
pero te tenía muchas ganas.
Levanta su cabeza y me regala una hermosa sonrisa de
niño bueno. Le pego con la almohada. Él suelta una risa.
—No te vi quejarte, Anastasia.
—Me tengo que bañar, estoy toda sudorosa—intento
moverme, pero él me abraza con más fuerza y pasa su
lengua por mi mejilla—. ¡Diego! —Exclamó sorprendida.
—Me gusta que estés sucia y sudorosa—bromea.
—Muy gracioso. Me das permiso.
Se mueve hacia el lado y yo tomó rápidamente una toalla,
ropa y todo lo que necesito para meterme a la ducha. Abro
el grifo y comienzo a regular el agua. Muerdo mi labio
inferior porque hoy es día que conoceré a los abuelos de
Diego.
Estoy aterrada por dentro.

******
Diego me mira mientras me tomó la pastilla y me toca la
frente. Suelto un suspiro. No me siento bien y los dolores
menstruales comenzaron hace media hora que me bajó la
regla, por suerte esta vez solo vino solo con dolores.

—¿Seguro que quieres ir a la universidad? Estás un poco


pálida.
—Diego, no te preocupes más, ya me tomé la patilla y,
además las llevo en mi mochila. —Le doy un beso en sus
labios—. Vamos.
Tomó su mano y caminamos a la puerta. Lo miro de reojo y
me está mirando preocupado. <¡Exagerado!>> —exclamó
para mí misma. Diego aprieta el botón del ascensor y nos
metemos dentro.
—¿Seguro que quieres ir? —Vuelve a preguntar.
Suelto una risa y me acerco a él.
—Estoy bien ¡Por el amor de Dios, Diego, que no es la
primera vez que me baja la menstruación! —Exclamó entre
risas—. Estaré bien, además que tenemos una cita
importante con tus abuelitos.
—Pero Anastasia, tu salud esta primero—ruedo los ojos.
—¡Exagerado! Relájate, Diego—lo empujo de broma—.
Mírame ya estoy bien y tengo color, las pastillas funcionan.
—Valee—dice no muy convencido.
Entramos en su todoterreno y busco una canción mientras
Diego sale del subterráneo. Suelta una risa y me uno a él al
escuchar la canción que está sonando en la radio, es la
misma canción que estaba cantando de Taylor Swift. Miro
por la ventanilla mientras la gente pasa de un lado a otro
por la enorme ciudad de Barcelona.
Cuando llegamos a la universidad me bajo de un salto de su
todoterreno y caminamos juntos por los pasillos. Me paro
en la puerta de mi salón.
—Te espero—toma un mechón de mi pelo—. Estaré en el
estacionamiento pensando en lo que sucedió esta mañana.
Niego con la cabeza.
—Nos vemos. —Me acerco y le doy un suave beso.

******
El día pasa con tranquilidad entrando en clase y en clase.
Suelto un suspiro. Miro la biblioteca buscando el libro de
marketing que necesito para el trabajo y me acerco a la
estantería, pero un escalofrío hace que me quede quieta,
mi piel se eriza y miro detrás de mí, pero no veo a nadie
sospechoso. Solo alumnos haciendo trabajos o en salas de
estudio con sus amigos.

Tomo el libro que necesito y me acerco al caballero que


está en la recepción. Le entrego mi pase de la universidad
al hombre y me da la fecha en la cual tengo que devolver el
libro. Apenas escucho sus palabras porque me siento
observada. Salgo rápidamente de la biblioteca y entro en el
baño de mujeres para intentar tranquilizarme.
<<¡Solo es mi imaginación!>> —exclamó para mí misma.
Mojo mi cara, pero la sensación no se va. Siento que la
puerta se abre y escucho como alguien se aclara la
garganta.
Abro los ojos y lo veo a través del espejo. Cierro los ojos
con fuerza...pensando que son imaginaciones mías. Cuando
los abro veo que se acerca más a mí y tiene una enorme
sonrisa malvada. Aprieto con fuerza el lavamanos.
Me quedo quieta porque ya no me sorprende. Han sido tan
veces la que me ha hecho esto que ya no me sorprende,
pero esta vez noto que tiene otra aurora más malvada y
casi no lo reconocí, tiene su pelo negro e incluso tiene la
barba del mismo color.
—Tan rebelde, mi chica. —Es lo primero que dice.
Muerdo mi labio inferior con fuerza. Me giro para mirarlo.
—¿Qué haces aquí, Nicolás? Déjame en paz. Estás acabado
y más te vale no hacer nada porque hay gente afuera y no
dudare en patearte la cara si te acercas a mí—digo
amenazante.
Camina hacia mí y se quita los lentes. Toma mi barbilla con
fuerza y me observa fijamente. Trago duro al tenerlo de
nuevo frente a mí.
—Te has recuperado bien. Tu cara sigue siendo tan
hermosa—me acaricia la mejilla y me remuevo con asco.
—No gracias a ti—escupo con odio—. Porque me torturas
así, Nicolás. Ya basta con este juego...deja destrozarme de
una buena vez, déjame tranquila. ¿Por qué me haces esto?
Se quedó callado mirándome por unos largos segundos.
Nicolás se acercó más a mi acorralándome. Miro de reojo la
puerta. Se aclara la garganta.
—Porque te amo, Anastasia. Eres igual que yo, una asesina
que no te das cuenta de que tu lugar es conmigo. —Tomó
mi muñeca con fuerza.
—Te amaba, Nicolás hasta que me destrozaste ¿Qué
ganaste con este juego enfermo? ¿Qué ganaste con
venderme y matar a mi hermano? Dímelo imbécil de
mierda.
—¿Quieres saberlo, preciosa? Ahora vas a entender de lo
peligroso que soy y que conmigo no se juega, Anastasia:
Quería poder y respecto... y tú no querías darme sexo,
quería dinero, drogas. Quería matar a gente y torturarlas
porque tengo estos pensamientos desde que tenía siete
años... —sus manos se fueron a su pelo y en su mirada no
había nada. Era una mirada vacía de una persona que no
podía sentir empatía por nadie, que solo éramos objetos
para él.
Me solté de su agarre y un escalofrío recorrió mi cuerpo
porque sabía que tenía que huir. Había algo muy distinto en
Nicolás, algo que realmente daba miedo.
—No sabes lo que es tener estos pensamientos desde chico,
no sabes lo que es excitarse pensando en matar a otra
persona. No sabes cómo se siente matar a otra persona por
asfixiarla y sentir que tiene el control sobre otra
persona...no sabes el golpe de adrenalina que es eso. —Se
quedó callado. Abrí los ojos como plato al escuchar su
confesión. <<¡Es un puto enfermo!>>—. No sabes lo que
es tener demonios en tu interior que te dicen que maten.
Tú no sabes nada.
Di un paso hacia atrás, porque tenía miedo, estaba loco.
⋙ Tú no sabes lo que es sentir rechazo continuo de tu
familia o amigo...o del puto rechazo de la sociedad. Desde
chico que he sido un niño retraído, nunca tuve un amigo
desde pequeño, me hacían a un lado como una peste y en la
adolescencia prometí que cambiaría todo. Entrené y me
metí en las peleas ilegales, pero de qué sirvió si mi
hermano siempre ha sido el mejor. Yo siempre viví en la
puta oscuridad. En mi adolescencia me volví adicto a la
pornografía con tintes sádicos, me gustaba mirar
asesinatos de mujeres...tienes ideas de lo peligroso que soy
ahora ¿verdad?
Él se acercó a mí y me quedé quieta porque estaba
paralizada, es horrible lo que me acaba de contar cómo es
que su familia jamás vio esto o alguna señal e incluso yo.
Como puede fingir también y engañar a todo el mundo.
—Sabes porque te escogí a ti—me quedé callada—. Porque
eres la única mujer que no me tiene miedo y es un reto
para mí. Un reto muy excitante, no eres como todas las
otras.
—¿Has matado a mujeres? —Porque de repente en mi
mente aparecieron las últimas noticias que han estado
saliendo de chicas desaparecidas y después encuentran su
cuerpo sin vida.
Me observa fijamente y su mano acaricia mi mejilla. Doy un
salto, pero me mantengo quieta, no quiero provocarlo
porque ahora está tranquilo y creo que también estoy
paralizada de terror. Siento que mis pies se clavaron en el
piso.
—Veo que estás enterada de las noticias. Solo a diez
mujeres las he violado y torturado porque me gusta y, me
da un placer increíble matar—lo dijo tan calmado. Solté un
grito de terror—. Escucha esto, Anastasia, eres mía y
aunque tú creas que me venciste eso no es cierto, cariño.
No tienes ni idea aún de lo que soy capaz de hacer aún. Ves
este reloj
—tomó mi cara con fuerza y puso al frente su reloj—. El
reloj tiene manecillas donde el tiempo corre y tú volverás a
mí.
—No volveré a ti, antes muerta: ¿me escuchas?
—Solo dos palabras, Anastasia: Alejandra Navarro.
—<<No. No, no, no puede ser>>—me digo a mí misma—.
Su objetivo estaba claro y era Alejandra.
Se alejó de mí y vi cómo se ponía de nuevo sus lentes, me
quedé quieta en mi lugar, sentía que no me podía mover.
Nicolás apuntó su reloj y dijo:
—Tic toc, tic toc, Anastasia: el tiempo corre, tiene tus días
contados—él se rio sádicamente y su risa retumbó en mis
oídos que me hizo abrazarme a mí misma—. Tic toc, tic toc.
Cuando nos volvamos a ver, uno de los dos va a morir,
Anastasia y no seré yo querida. Ya me quitaste demasiado y
por mucho que te amo no dejo que nadie me quite lo que es
mío. Jamás debiste hacer eso porque despertaste al
verdadero demonio que tengo dentro de mí.
Se acercó rápidamente a mí y tomó con fuerza mi cuello,
me azotó contra la pared. Sentí miedo e intenté soltarme,
pero él pegó su cuerpo más al mío y comenzó a restregar
su erección contra mí. Me dio ganas de vomitar y él apretó
más mi cuello haciendo que me costara respirar.
q p
⋙ Estoy deseando que llegue ese día, ¿Sabes? Alejandra
es muy guapa e igual me puedo divertir un poco con ella,
mientras espero que te unas a mi fiesta privada y ¿sabes
algo? Me pone cachondo pensando en cómo puedo
torturarte y luego matarte ¿es lo que quieres? Pronto se
hará realidad. Es el ultimo aviso cuando nos volvamos a ver
tu morirás Anastasia.
Me soltó y vi como salió del baño. Me pasé una mano por el
cuello y mis ojos se humedecieron. Me deslicé por la pared
y tomé con fuerza mi pelo, quería arrancármelo de la
cabeza. Nicolás era el asesino serial y todo por nuestra
culpa... No, no, no. No es mi culpa...solo intenté detenerlo y
fue para peor. Ahora sé que la vida de Alejandra y la mía
corren peligro por un puto psicópata.
¿Por qué? Joder, lo único que hice fue amarlo y darle mi
amor. Solo quería una historia de amor, solo quería sentir lo
que era enamorarse, pero fue lo peor que puede hacer. Mi
teléfono comienza a sonar y veo que es Diego.
Me limpio las lágrimas y mis manos tiemblan cuando
contestó la llama. Trago duro antes de hablar:
—Hola—susurro con la voz ronca.
—Mi Anastasia ¿en dónde estás?
Me limpio las lágrimas y me rasco el cuello.
—Estoy en el baño. En cinco minutos estoy contigo.
Me paro rápidamente y me lavo de nuevo la cara. Sonríe,
sonríe Anastasia que hoy día conoces a los abuelitos de
Diego, y después te enfocas en Nicolás. Salgo del baño y
marco el número de la rubia, necesito protegerla. Necesito
que venga a vivir conmigo durante este tiempo.
—Hola rubia bonita—me aclaró la garganta—¿Te quiero
pedir un enorme favor? —Dije antes de que ella me dijera
hola.
—Hola mi chica sexy, ¿Qué favor? ¿Estás bien? Noto tu voz
algo ronca.
—Puedes ir a quedarte un mes a mi departamento, por
favor Ale.
Apreté los labios en una fina línea. Alejandra se queda
callada unos segundos y yo muerdo el labio inferior
nerviosa.
—Claro, ¿sucede algo, Anastasia?
—Te lo cuento después. ¿Estás con Cameron? —Le
pregunto. Salgo de la universidad y camino hacia el
estacionamiento.
—¡Si! —Exclama con emoción—. Mañana llevaré mi ropa y
me cuentas. Nos vemos mi chica sexy que ahora Cameron
quiere un poco de acción—bromea.
—¡Qué asco rubia! —exclamó.
—Ahora te hace la santa—se burla—. Nos vemos, te amo y
dale saludos a tu sexy novio.
Camino inquieta al todoterreno de Diego y no puedo parar
de mirar a todas partes porque se me están vigilando.
Como puedo entrar a la universidad. Cuando me acerco veo
que Diego está recostado contra el capot de su todoterreno.
Levanta la cabeza y su ceño se frunce.
Da dos pasos a mí y levanta mi barbilla con cuidado.
—¿Qué pasa, Anastasia? ¿Te sientes mal? —Toca mi frente y
me mira intensamente. No puedo evitar comenzar a
sollozar de nuevo. Me abraza con fuerza. —Anastasia, por
favor dime qué pasa ¿Qué te ocurre? No llores, por favor.
—Diego, estoy bien algo sensible—achicó sus ojos y me
observó largo segundo. Salta la vista que no me ha creído,
por ahora no le diré nada —ya cuando volvamos de la visita
le contaré—. Te lo contaré Diego, pero después que
vayamos a ver a tus abuelitos sé que es algo importante
para ti.
—¿Prométemelo? Me prometes que me contarás lo que te
ocurre después.
Yo asiento con mi cabeza y me limpia las lágrimas.
—Me puedes llevar después con Harry y Mariel—susurro.
Diego abre los ojos. Puedo sentir como su hermosa cabecita
comienza a trabajar deprisa para unir las partes. Me mira
unos largos minutos antes de tomar mi mano y llevarme la
puerta del copiloto.
Me pone el cinturón con cuidado y toma mi barbilla.
—Anastasia—, dice con voz gruesa y seria—. Sé que algo te
pasó. Estoy seguro de que te llegó un mensaje de Nicolás o
lo viste.
Desvió la mirada y él suelta un gruñido.
—¿Qué te dijo? —Brama enojada. No lo miro, porque no
quiero preocuparlo, lo menos que quiero hacer es
preocupar a la gente que amo con mi demonio del pasado.
Toma mi barbilla con fuerza y me obliga a míralo—.
Contéstame de una puta vez.
Lo miré con los ojos abiertos porque Diego jamás me había
hablado así tan enojado y furioso ni siquiera cuando nos
conocimos. Me quedo callada y él se da cuenta que cometió
un error porque niega con su cabeza y apoya su cabeza en
mis piernas.
—Perdóname Anastasia, joder, perdóname—acaricio su pelo
y me mira de reojo—. Tengo miedo de que algo te pase.
—Nada malo va a sucederme Diego, sé defenderme muy
bien—le sonrió. Él toma mis manos—. No dejes que esto
arruine la visita que tenemos con tus abuelos, por favor te
lo contaré después, te lo prometo.
Él asiente con su cabeza y me da un largo beso en la frente.
—Siempre estaré contigo Anastasia.
—¡Cusí! —Exclamó con una sonrisa.
Pone los ojos en blanco y cierra la puerta con cuidado. Veo
como el rodea su todoterreno y se sube al asiento del
conductor. Me muerdo las uñas porque las palabras de
Nicolás siguen resonando en mi cabeza: <<Cuando nos
volvamos a ver de nuevo uno de los dos va a morir,
Anastasia y no seré yo querida>> Tiene razón uno de los
dos va a morir y sé que tengo todas las de perder, lo acepto
si es así como va a acabar mi vida, pero no me iré antes de
dar la batalla y llevarme a ese demonio conmigo. Pensaba
antes de conocer a Diego y de volver a sentir y amar
locamente alguien.
Tarde o temprano mi pesadilla iba a acabar eso lo sabía
bien, pero nadie dijo que iba a acabar con un final feliz.
Nicolás me ha matado tantas veces que ya es una
costumbre entre nosotros. Él me destrozaba y yo huía,
estaba tranquila y cuando volvía a sonreír, él volvía a
aparecer para destrozarme de nuevo y así fue durante
estos dos años.
Diego puso su mano en mi rodilla y sonrió. El problema es
que ahora tengo un motivo aún más grande para pelear con
más fuerza, quiero ser libre y poder darle lo que tanto
Diego quiere: un final junto a él. No me dejaré vencer tan
fácil, ahora soy más fuerte que nunca. Tengo sueños y
metas con una persona que deseo que se cumplan. Será el
fin para Nicolás, no para mí o eso espero.
Diego para el coche y veo que se ha estacionado en una
pequeña casa blanca. Se acerca y me da un suave beso en
los labios.
—¿Estás lista? —Pregunta con una sonrisa.
Entrelazo nuestras manos y me da un suave apretón.
—Si.
Él se baja del todoterreno y yo abro la puerta. Me reúno
con él en la entrada de la casa de sus abuelos. La puerta se
abre antes de que Diego toque el timbre. Miro a la mujer
de adulta quien me sonríe cariñosamente.
—Dieguito: esta es tu hermosa novia—la abuela de Diego
toma mi mano y me abraza fuertemente y le devuelvo el
abrazo—. Eres muy hermosa con razón mi chico anda tan
enamorado, me llamo Rosa, pero puedes decirme abuela.
—¡Abuela! —exclama Diego y dándole un beso en la mejilla
—. Te extrañe.
La abuela le da una suave palmadita en la mejilla antes de
despeinarlo. Suelto un suspiro porque es una imagen tan
tierna. Le da un beso en su mejilla.
—Te dije abuelita que mi chica era la más guapa—me
sonrojo y niego con la cabeza.
—Toda la razón. Pero pasa querida—Diego tira de mi mano
para que entre en la casa y seguimos a la abuela que debe
tener unos 60 a 65 años, es muy joven y tiene mucho rasgo
que también tiene Diego.
Cuando entramos al comedor está sentado el abuelo de
Diego, quien lo abraza con cariño. Se hace un lado y el
señor me sonríe antes de darme un beso en la mejilla.
—Muy guapa tu chica, Dieguito—me muerdo el labio
inferior para no reírme de su apodo tan tierno—. Un gusto
Anastasia, yo soy Carlos el mejor abuelo que pudo tener
Dieguito.
—Eso no lo pongas en duda—bromea Diego.
La abuela de Diego entra con el almuerzo que resulta que
es verduras salteadas con salsa de soya y puré. Miro de
reojo a Diego, quien se encoge de hombros. Comenzamos el
almuerzo con varias bromas entre los abuelos. Ellos me
preguntan varias cosas sobre mí y de nuestra relación y
respondía tranquila a pesar de mi encuentro con Nicolás.
Los abuelos de Diego son un amor de personas y se nota
que le han dado todo el amor que han podido a su único
nieto. Diego se veía feliz y se dejaba regalonear por ellos, a
pesar de que han perdido mucho, han sabido mantenerse
unidos y fuerte una de las cosas que más admiro de Diego.
Ayudo a lavar la loza con Diego, quien no pierde la
oportunidad de molestarme tocándome cuando sabe que no
podemos tener relaciones sexuales durante cinco días. Aun
cuando él dijo que no le importaba, pero me niego a tener
relaciones sexuales estando en mi periodo.
—Ven, mi dulce niña—me susurró Diego, besándome el
cuello.
Puse los ojos en blanco y lo aparté. Lo estaba haciendo a
propósito el imbécil. Tomó mi mano y me guió hacia un
pasillo donde abrió la puerta y me dio un empujón juguetón
para que entrara.
Nos quedamos totalmente a oscuras, caminé un poco y él
cerró la puerta. Sus brazos me abrazaron la cintura y apoyó
su cabeza en mi hombro. Lo miré de reojo, aún en la
oscuridad sabía que me estaba sonriendo .
—Bienvenida a mi cuarto—estira la mano y aprieta el botón
de la luz. Parpadeo varias veces para acostumbrarme.
Observo el cuarto tiene una cama de una plaza y varios
posters pegado de diferentes películas, la pieza es de color
blanco. Diego me empuja con cuidado a la cama y me hace
tumbarme en ella.
Se sube encima de mí y se coloca entremedio de mis
piernas. Lo observo atentamente en sus movimientos.
—Te amo—me susurro, apenas puedo escucharlo.
—Te amo Diego Rivero.
Levantó su cabeza de mi estómago y me sonrió dulcemente.
Se acercó a mí y me dio un largo beso donde se tomó su
tiempo con el beso. Fue un beso tierno y perezoso.
Apoyó su frente contra la mía.
—Me encanta estar así contigo, mi bella—me dio un beso
en la nariz, para luego besarme en la mejilla. Su nariz rozó
con la mía y me derretí con esa caricia tan tierna—. Eres
tan dulce y pura.
—¡Aja!
Él soltó una risa por mi respuesta.
—Me gusta saborearte—dice con voz ronca y besándome en
el cuello. Cierro los ojos con fuerza—. Y tu cuerpo ama mis
caricias, pero por ahora la fiesta tiene que esperar cinco
largos y odiosos días.
—Mala suerte.
—Entonces... —se mordió el labio inferior varias veces—.
No vamos a tener sexo durante cinco días—asentí con mi
cabeza y soltó un grito ahogado—. Nada de nada ¿estás
segura, Anastasia?
—Muy segura...no me siento cómoda—confieso.
—Y yo respeto tu decisión sobre tu cuerpo y jamás te
obligaría a hacer algo que te haga sentir incómoda.
—¡Que caballero!! —Bromeo con una sonrisa y dándole un
beso en sus labios—. Mi príncipe mitad ángel y mitad
diablo.
—¿Tienes lo mejor de dos mundos o no?
Se echa a reír y me aparta el mechón rebelde que se viene
a mi cara. Coge mis mejillas entre sus manos y me colma
de besos con sus labios de malvavisco. Acepto su beso, sigo
su ritmo perezoso, me empapo en la emoción que mana de
todo su ser. Siento sus manos tibias por todas partes,
acariciándome y sintiéndome. Sonrió contra sus labios y
apartó sus manos traviesas.
Él hace un puchero.
—No me dejarás tocar tu cuerpo aun con ropa—niego con
la cabeza y suelta otro grito sofocado haciéndome reír—,
pero Anastasia como me vas a privar de tocar tu cuerpo.
—No seas llorón—paso mi mano por su pelo.
—Eres mala—dice triste y sacando aún más su labio
inferior—, pero te amo. Tiene mi corazón en tus manos
Anastasia, no lo olvides.
Pongo los ojos en blanco y tomo su cara entre mis manos
antes de que me dé cuenta su boca está en la mía,
abriéndose paso con delicadeza con la lengua mientras
gime cuando el beso se vuelve más voraz y derrota por
completo mis palabras anteriores porque su mano toca mi
pecho y le da un suave apretón que me hace soltar otro
gemido.
—No creo que podamos resistirnos a estar cinco días sin
sexo. Somos jodidamente perfectos estando juntos, nuestra
química es única, Anastasia.
—Me resistiré tanto como pueda—alzó mi barbilla con
orgullo.
—Eso lo veremos—me guiña el ojo.
En ese momento sentimos que alguien toca la puerta de
Diego. Nos separamos rápidamente.
—Permiso—dice la abuela entrando en la habitación. Ella
viene con postre en su mano.
Me levanto y la ayudo con los platos. Ella me sonríe con
cariño y le devuelvo la sonrisa a esta hermosa mujer.
—Cómanselo y después siguen con sus hormonas revueltas.
No crean que no los he visto en mi cocina—bromea.
Mis mejillas se sonrojan y ella me guiña un ojo.
—¡Abuela! —Exclama Diego indignado.
—¡Ahh Dieguito, no te hagas el inocente conmigo! —Ella
tira un mechón de su pelo y él la abraza con fuerza—. Está
muy guapo, mi niño.
—Soy el más guapo—dice con orgullo—. Y tú eres la abuela
más guapa.
—Exacto—le responde ella.
Es en serio que ella le enseñó todo sobre la vanidad a
Diego. Suelto una risa porque son tiernos, ahora sé que
Diego tiene a mucha gente que lo ama y es porque Diego se
muestra tal y como es, no como al principio, jamás pensé
que él fuera así...de hecho sigue sorprendiéndome.
—Cómaselo—repite ella antes de cerrar la puerta.
Diego tira de mi mano y me sienta en su regazo.
—Te amo mi abuelita—dice Digo. Me muerdo el labio
inferior porque no sé si podré resistirme a cinco días—. La
enamoraste tanto como a mí.
—Es imposible no amarme—bromeo. Me da un beso en la
nariz—. Diego, no quiero irme de aquí.
Me abraza con más fuerza tanto que me remuevo un poco
para que me suelte un poco.
—No podemos ser cobardes, Anastasia, tenemos que
enfrentar lo que hay afuera—toma mi barbilla. Lo miro con
intensidad porque sé que tiene razón. Tengo que ser muy
fuerte para lo que se viene—. Te apoyaré, mi bella, no te
dejaré sola en esta pelea porque ya no hay un solo tú o yo,
ahora hay un nosotros.
Me quedé callada asimilando sus palabras que me infundía
seguridad y confianza, pero sabía que la guerra entre él y
yo donde uno de los dos iba a morir y sé que tengo muchas
de perder, se ha burlado de cada uno de los policías y
puedo llegar a mi sin ningún problema.
—Lo sé, Diego—es todo lo que digo.
Tengo miedo, pero no seré una cobarde y lucharé hasta el
final para proteger a Alejandra, a mis amigos y mi familia.
No dejaré que la historia se repita de nuevo con mi
hermano. Esta vez solo seremos Nicolás y yo.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha
ido últimamente en estos meses de cuarentena?
Bueno, yo voy por el sexto mes de cuarentena. Como
he dicho el vuelto ha clase y los viernes salgo a la
siete de la tarde por lo que tendré que cambiar el día
¿que día le gustaría que subiera los nuevos capítulo?
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 64
Cuando íbamos camino a la comisaría, marque el número
de Harry. Me removí incómodo, escuchando el sonido de la
llamada entrante. Cuando contestó supe que me iban a
echar la bronca de la vida:
—Hola—contestó enojado, escuchaba como tecleaba sin
parar en su computador.
Me muerdo el labio inferior. Porque he sido una
irresponsable, no debí esperar hasta ahora para decirle a
Harry que Nicolás prácticamente me había amenazado de
muerte en el baño y no tengo ni idea tampoco como entró a
la universidad tan fácil.
—Harry, yo...No te enojes conmigo, pero vi a Nicolás—
escuché como se cae algo. Miré mi celular porque estaba
callado.
—¿A qué hora? ¿En qué parte? ¿Te hizo daño Anastasia? —
Me bombardeó de preguntas y su tono lo delataba —
estaba furioso—. ¡Mierda! Contesta, Anastasia.
Me hundí en el asiento. Diego puso una mano en mi pierna
y me dio una suave caricia.
—Hace casi cuatro horas en el baño de la universidad—
declaré, mordiendo mi labio inferior con fuerza—. No sé
cómo puedo entrar a la universidad, nadie entra sin el pase
del estudiante Harry, además, como esquivo al policía.
—¡Dios Anastasia! ¿Por qué no viniste antes? Te necesito
ahora—sentí como azotaba la puerta—. ¿En dónde estás?
Te voy a buscar.
—Voy para allá con Diego.
Hablamos otro poco más y me retó por no haber venido
antes y sobre las consecuencias de mis actos y de lo
peligroso que es Nicolás. Cada palabra que soltaba Harry
me daba cuenta de que fui una tonta porque Nicolás pudo
secuestrarme o matar, y nadie se hubiera dado cuenta.
Cuando llegamos a la comisaría Diego me abrazó fuerte
para transmitir confianza. Miré a la puerta y estaba Harry
cruzado con el ceño fruncido. Hizo un gesto con su mano
para que nos acercáramos. Cuando llegamos a él, entró en
la comisaría y lo seguimos por un pasillo, los agentes
caminaban de un lado a otro.
Harry abrió la puerta para que entráramos en su despacho.
Caminó rápidamente a su escritorio y Diego se sentó al
lado mío.
—¿Vas a seguirme retando? —pregunte.
Lo miré y vi que estaba apretando demasiado el lápiz.
Apoyó sus codos en la mesa y me miró fijamente.
—Te das cuenta de que debiste avisarme cuando ocurrió,
¿verdad? No te das cuenta de lo irresponsable que fuiste
Anastasia, que no recuerdas que casi te mata al golpe y
ahora... —se quedó callado y lo supe, ellos ya sabían que
Nicolás era el asesino.
Harry miró a Diego y luego a mí. Le supliqué con la mirada
que no le dijera nada. Él suelta un gruñido y se pasa la
mano por el pelo.
—¡Estoy muy enojado contigo! —Me apunto con su dedo y
me hundí un poco más en el sillón—. Diego te importaría
salir un momento, necesito tomar su declaración a solas.
Diego lo fulminó con la mirada y yo apreté su mano.
—Estaré bien, Diego, por favor—le di un beso en la mejilla.
—Vale, te espero afuera—me dio un beso en los labios y
escuché como Harry tosía—. Y tú no le grites a mi novia o
te partiré la cara—amenazó Harry.
Lo seguí con la mirada hasta que salió de la puerta. Harry
se aclaró la garganta y tomó una grabadora y su libreta.
—Tomaré tu declaración—me dice con una breve sonrisa.
Comencé a contarle todo de cómo fue nuestro encuentro
las palabras que me dijo y también aún no podían entender
cómo podía mezclarse con tanta facilidad entre la gente o
más bien en la sociedad. Harry abrió los ojos cuando llegó a
la parte que Nicolás me confesaba sus crímenes.
—¿Qué me ocultas, Harry? Porque no te veo muy
sorprendido con lo que te acabo de contar.
Me miró fijamente antes de sacar unos documentos que los
dejó frente a mí. Observe a los papeles y luego a él.
Comencé a hojearlos y Harry prosiguió:
—Nosotros al principio no sabíamos mucho sobre los
negocios que tenía Nicolás. Nosotros lo teníamos como
sospechoso de haber matado a dos mujeres en Madrid—
Apreté los labios—. Hace seis meses aparecieron dos
cuerpos de unas mujeres que habían sido vistas por última
vez con Nicolás. Es nuestro principal sospechoso, pero
nunca se pudo demostrar que él fue el culpable, así que
cerró el caso, pero ahora... —antes de terminar de hablar,
lo interrumpí.
—Todo está muy claro, ¿verdad? Ustedes ya sabían que era
un peligro...ya sabían que era un psicópata asesino.
Se rascó la cabeza, antes de pararse y sentarse a mi lado.
—No, en realidad solo sabíamos que tenía rasgos de un
psicópata. 1 de cada 100 personas son psicópatas en este
mundo, muchas personas viven en la ignorancia de que
poseen un cerebro de un psicópata, pero no por eso tiene el
impulso de matar, violar y torturar a personas. Muchos
tienen familia, trabajos y llevan una vida completamente
normal, claro tiene menos empatías que las demás
personas y tal vez su entorno se da cuenta que hay algo
raro en su personalidad, pero no por eso lo convierte en
una mala persona. No todos los psicópatas son asesinos
como nos ha hecho creer la televisión o las películas. Todo
depende del entorno y de la infancia que tienen de niños o
niñas Se muerde el labio antes de continuar:
⋙ Muchos de los estudios que se han hecho a los
psicópatas asesinos tiene algo en común que son:
enfermedades mentales o daño cerebral que les impiden
reaccionar con claridad y también los abusos sexuales que
sufren en su infancia, ellos se alimentan de esa ira es como
una bomba para ellos que unos años explota. Muchos de
ellos presentan un vínculo entre una horrible infancia llena
de abusos sexuales, violencia intrafamiliar y crímenes
horribles que los marcaron. Muchos de ellos nunca se los
contaron a su familia de los abusos sexuales porque
probablemente su padre es borracho alcohólico o
drogadicto que le pega a su mamá o tal vez porque puede
ser alguien de la familia quien esté cometiendo el abuso.
Me quedé callada pensando en sus palabras, pero la
infancia de Nicolás no había sido tormentosa al menos que
nunca se lo dijera a sus padres.
—¿Acaso tú crees que Nicolás fue abusado por alguien? No
lo creo: los padres de Simón se desviven por darle amor a
sus hijos.
Harry guardó los papeles y se encogió de hombros.
—No lo sé Anastasia, pero también hay la excepción como
Ted Bundy, Gary Ridgway, no había historial de enfermedad
mental, ningún diagnóstico clínico de daños cerebrales.
Tuvo una infancia poco corriente, pero no se sabe que
sufriera abusos. Su madre lo amaba. Hay ciertas
características muy marcadas de los psicópatas que puedo
ver entre Nicolas y Ted Bundy que ambos son carismáticos,
son encantadores que pueden atraer a las mujeres,
manipuladores, se les da muy bien las palabras para
embaucar a la gente. Son egocéntricos, son presuntuosos y
son insensibles. Ellos son la excepción, Anastasia,
decidieron cumplir sus fantasías más horribles matando a
mujeres guapas y jóvenes.
¡Dios mío! Creo que estoy en shock, tengo ganas de
vomitar. Nos quedamos callados analizando toda la
información que me había dicho Harry que era mucha para
procesar.
—Simón, lo sabe sobre los asesinatos, ¿verdad?
—Si, está destrozado por dentro, Anastasia. Quisimos
ocultarlo para que no sufriera más, fue una decisión que
nos pidió Simón y Mariel.
—¿Por qué?
—En ese momento consideramos que era lo mejor, Simón
estaba destrozado y no quería preocuparte más. Él lo hizo
para protegerte y lo sabes, haría cualquier cosa para
mantenerte lo más alejada de esto.
—Lo sé, no hace falta que me lo diga.
—Pondré a más agentes a vigilarte, muy pronto acabará.
Voy a ser sincero porque ni Simón y Mariel querían que lo
supiera, pero es peligroso, muy peligroso, es demasiado
inteligente y astuto que prácticamente no deja prueba—Vi
como en sus ojos había preocupación.
—¡Dios mío!—una lágrima cae por mi mejilla—. Me cuesta
creer que hubo un tiempo que lo amé y ahora siento tanto
asco por él.
—Este trabajo me ha hecho ver lo cruel que somos los seres
humanos y a veces siento que pierdo la fe en la humanidad.
Pero sé que también hay gente increíble afuera como
Simón que me hace admirar por ser tan leal con sus valores
y hacer lo correcto.
—Él es increíble, es tan bueno—muerdo mi labio inferior—.
En cambio, Nicolás es el demonio.
—Anastasia, tienes que ir a Madrid a dar tu testimonio a
finales de septiembre es el 28 y Simón también tiene que ir

me entregó un sobre y lo tomé con fuerza—. Todo saldrá
bien, confía en mí y lo detendremos. Apenas lo vea llámame
y no te vuelvas a quedar sola con él porque cada vez se
está volviendo más violento y no perderá la oportunidad de
secuestrarte. ¿Promete que no harás una locura?
—Lo...prometo—digo nerviosa—. Confío en ustedes y
gracias por ser mi amigo Harry,
—Hago mi trabajo, Anastasia—me abrazo fuertemente—.
Puedes pasarte unos días por aquí, te quiero mostrar algo.
—Está bien—me levanté de la silla con un nudo en la
garganta, él se dio cuenta y antes de salir dijo:
—No dejare que te haga daño, lo vamos a atrapar—cerré
los ojos un momento—. Por favor, Anastasia, la próxima vez
me llamas de inmediato ¿vale?
Yo asentí con mi cabeza y salí de su oficina. Diego me
miraba preocupado porque tenía leve arruga en su frente.
Abrió sus brazos para mí y no dude ni un segundo en
abrazarlo.
—¿Todo bien? —Pregunto separándose un poco de mí.
—Más seguridad, además, de la bronca que me ha hecho
Harry, pero tiene razón Diego fui una irresponsable
¿podemos irnos?
—Claro, nena—tiro de mi mano para que saliéramos de la
estación. Miré de reojo la puerta de Harry y vi que nos
estaba observando con una enorme sonrisa y se despidió
con la mano.

******
Pasaron cinco días en los que prácticamente apenas pude
sonreír. Sentía que tenía un nudo en mi estómago, apenas
había pasado tiempo con Diego, simplemente me aislé de
nuevo. Las palabras de Nicolás se repetían una y otra vez
más con las pesadillas en donde Alejandra siempre me
despertaba en las noches y me abrazaba con fuerza.

Era como antes, como hace dos años atrás, solo que esta
vez mis pesadillas eran peores con Nicolás. Alejandra
prácticamente no se despegaba de mí y se lo agradecía.
Necesitaba tenerla a mi lado para saber que ella estaba
bien y que nada le estaba pasando.
—¿Está enojada con Diego? —Preguntó Alejandra, mientras
cocinaba la saña vegetariana. Negué con mi cabeza—.
Me alegro, los invité a la cena y a Cameron también.
—Vale—traté de sonreír, pero creo que me salió una mueca.
Ella dejó el paño en la encimera y negó con su cabeza. Se
acercó a mí y puede ver que estaba preocupada por mí, que
de nuevo me estaba consumiendo por dentro, Alejandra me
había visto en mi peor etapa y fue la persona que más me
apoyó para salir adelante.
—¿Qué te pasa realmente? —Pregunto seria y cruzando de
brazos—. Prácticamente no comes, apenas hablas con
nosotros y el pobre de Diego está sufriendo con tu
comportamiento.
Sentí un nudo en mi estómago y desvié la mirada.
—Solo estoy cansada. No he dormido bien cada vez que
cierro los ojos veo a Nicolás y yo...no quiero dormir, no
quiero revivir esos recuerdos. Ya no quiero más—confesé.
—¡ Anastasia, no llores, por favor! —Ella limpió
rápidamente las lágrimas que caían por mi mejilla—. Todo
va a estar bien, porque no te acuestas unos minutos en
sillón, mientras termino aquí—ella me guió a mi sillón y me
acosté con cuidado. Alejandra me tapó y me dio un beso en
la frente—. No te preocupes, estaré contigo ¿vale?
—Vale, rubia bonita—ella comenzó a acariciarme el pelo
para que me relajara. Sonreí porque siempre lo hacía antes
cuando tenía pesadillas—. Me cuentas una historia—
susurré con los párpados cada vez más pesados.
—Claro.
La rubia comenzó a contarme una historia de amor, pero
apenas la escuché cuando me quedé profundamente
dormida, apenas había dormido en estos cinco días y mi
ánimo había caído mucho. No sé cuánto tiempo pasó, pero
desperté por unos besos y unas caricias. Me acerqué y
pude sentir el olor de Diego, que tanto me encantaba de él.
—Mi bella—me susurró, besando mi cuello y luego mis
labios.
Abrí los ojos.
—Hola—dije con la voz ronca.
Me senté y me di cuenta de que estaba en mi cama. Diego,
peina mi pelo con sus dedos.
—Te extraño mucho Anastasia ¿Qué te ocurre?
—No me he sentido bien...Las pesadillas han vuelto y
prácticamente no he dormido bien en cinco días, Diego.
Perdóname, por favor, solo que es duro volver a revivir esas
pesadillas—solo que ahora mucho peores que antes.
Me tomó de la cintura y me sentó en su regazo. Su mano
acarició mi mejilla con cuidado, me miraba intensamente y
me derretí por él, porque siempre estaba ahí conmigo aun
cuando le causé mucho daño, pero pensé que estaba
haciendo lo correcto con él para mantenerlo lejos de mí
aun cuando por dentro nos estábamos destrozando. Fui
egoísta con él y conmigo misma, pero muchas veces uno
toma decisiones que piensa que son correctas en ese
momento.
Tuve miedo, mucho miedo de como pudiera reaccionar
Diego a mi pasado y más cuando lo estaba exponiendo, no
era fácil confiar en las personas y más cuando mis padres
en sus momentos estuvieron tan cegados por el odio que
me echaron y me dejaron sola cuando más los necesitaba.
Sé que estaba dolido por la muerte de mi hermano, pero yo
también lo necesitaba más que nunca.
—No te rindas Anastasia, no te apagues por favor. —Me dio
un suave beso y tomó mis manos—. Eres fuerte mi bella, la
mujer más fuerte que he conocido en mi vida y sé que
podrás salir adelante, no dejes que ese demonio gane.
—Yo no he dicho que me estoy rindiendo cariño. Solo han
sido noches duras, pero ya que tengo a mi novio sexy aquí,
todo se siente mejor a tu lado.
Soltó una risa al escuchar mis palabras y me apego a su
pecho duro y fuerte.
—¿Cómo puedo ayudar a mi novia a sentirse mejor? —
Subió y bajó las cejas. Sus labios se curvaron en una
sensual sonrisa que me hizo sonrojar.
—De muchas maneras—le susurré, besando su cuello. Sus
dedos se clavaron en mi cadera y sentí como crecía su
erección en sus pantalones.
Mis manos se colaron dentro de su polera y toque ese
perfecto y duro abdomen que traía loca a muchas chicas de
la universidad y yo no era la excepción. Diego era todo un
monumento digno de ver cuando caminaba o cuando
sonreía con sus amigos.
—¡Joder con ustedes, pueden mantener sus manos quietas!
—exclamó Alejandra, poniendo sus manos en la cintura
—. Manos quietas por ahora y bajen a cenar ahora.
Observamos como Alejandra cerraba la puerta y él solo una
carcajada profunda. Lo miré maravillada como varios
mechones negros caían en su frente y sus manos subían y
bajaban por mis muslos, mando pequeñas corrientes por
todo mi cuerpo.
—¡Eso es imposible mantener mis manos lejos de ti!
Me separé de él y me senté en la esquina de la cama. Mis
ojos recorrieron una vez más ese cuerpo glorioso y sonreír
porque tenía una enorme erección que se notaba
claramente.
—Tendrás que encargarte de tu amigo antes de bajar a
comer—le susurré, lamiendo y succionando su cuello con
fuerza. Diego jadeó fuerte. Y toque su erección por encima
del pantalón con fuerza—. Esta dura y lista para jugar —lo
provoque.
—¡Dios, Anastasia! —Jadeo y quito mi mano de su erección
—. Me estás provocando para que sea un animal contigo.
¿Quieres que te folle duro y rápido?
Lo miré con una sonrisa inocente y apoyó de nuevo mi
mano en el inicio de su pantalón y abrí rápidamente su
pantalón, mi mano se deslizó por dentro de su bóxer y tomó
con fuerza su pene. Diego soltó un gemido. Me acerque a él
y lo bese con fuerza.
Moví mi mano de arriba y abajo, apreté un poco más su
pene que estaba duro y sentí como Alejandra nos llamaba
de nuevo y saqué mi mano. Diego me miró sorprendido. Su
respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba
rápidamente.
—Lo dejamos para después, mi chico ardiente —besé su
mejilla y me levanté de la cama. Caminé a la salida y vi que
Diego me estaba fulminando con la mirada.
—Eres la peor, me calientas y me dejas a la mitad de mi
orgasmo. —bromea.
—¡Alejandra! —Fue todo lo que dije antes de escuchar otro
grito de la rubia.
—En este momento la odió —se levantó y, se acomodó su
erección y pasó una mano por su pelo y se acercó a mí.
Me tomó de la cintura con fuerza y me besó lentamente,
pero yo me separé porque jamás íbamos a salir de mi
habitación si nos seguíamos besándonos. Bajamos juntos al
comedor y nos sentamos. Saludé a Cameron y la rubia
comenzó a repartir la lasaña.
La cena transcurrió tranquilamente, Diego y yo lavamos los
platos, ya que Alejandra había cocinado. Ahora me toca
lavar los platos. De cierta forma me sentía más segura
teniendo a Alejandra, Cameron y Diego en mi
departamento.

******
Cuando estábamos acostado Diego acariciaba mi pelo
mientras estaba leyendo un libro de medicina. Se veía tan
guapo con solo un pijama, el pelo despeinado y el libro, se
me caía la baba por esta imagen tan sexy.

Tome mi celular y le saque una foto que iba a ser mi nuevo


fondo de mi novio sexy y ardiente. Él me miró de reojo y
sonrió, sacó otra foto y puso los ojos en blanco, volviendo a
concentrarse en su lectura.
—Deja de tomarme fotos, cariño —le saque otra foto y con
flash —. ¡Anastasia! —exclamó Diego.
Solté una risa.
—Enojón. Te ves sexy en esa posición y estás de muerte —
lo abracé con fuerza y escondí mi cabeza en su cuello.
Diego dejó su libro en la mesita de noche y me abrazó más
fuerte. Aspiré su aroma que tanto amaba su perfume de
menta. Observó cómo se sentaba sobre los talones, solo
anda con la parte de debajo de su pijama y por la forma que
cae sé que no lleva nada debajo.
—Necesito hacerlo. Seis días sin sexo contigo se han
convertido en una verdadera tortura—susurra apretándome
la mano y tirando de mí hasta que estoy sentada.
Coge el bajo de mi camiseta y tira de él hasta que me la
quita por encima de la cabeza. Me besa el pecho y una
caricia suave con la lengua llega describiendo círculos
hasta mi garganta. Estoy deseándolo. Se aparta.
—Me gusta cómo te queda el encaje, te ves más sexy —dice
en voz baja mientras me quita el sujetador.
—¡Aja! —Digo con calma mientras me besa el cuello y se
abre camino hacia mi oreja.
—Te necesito, necesito volver a sentirte—susurra, cuando
encuentra mi boca y hunde la lengua en mí.
—Diego, ¡Oh mierda! —Exclamó fuerte.
Me agarra por el trasero y me recuesta en la cama,
sellando nuestras bocas por el camino. Su lengua, caliente
y húmeda, se desliza entre mis labios y da vueltas
lentamente por toda mi boca.
Su respiración es lenta y profunda. Una oleada de
cosquilleos viaja por mi cuerpo con cada caricia, y mi
respiración se vuelve superficial e irregular. Joder,
extrañaba estar con él de esta forma.
Me agarro a sus hombros y siento que todas las
preocupaciones de esta semana desaparecen bajo sus
caricias.
Como las malas noches de estos últimos días se van cuando
estoy con Diego, además que él estuvo lleno de pruebas
esta semana y necesitaba concentrarse.
Gimoteo cuando aparta los labios y se sienta sobre los
talones antes de quitarme los pantalones de pijama y
llevarse las bragas con ellos.
—Eres bellísima y jamás me cansaré de mirarte—dice
mirándome.
—¡Mi dieguito cursi!
—Lo soy y soy todo tuyo y de nadie más.
No puedo resistirme más. Clavó los dedos en la goma de su
pijama y lo besó con más fuerza mientras se los bajó por las
caderas. Deja escapar un largo gemido y vuelve a
tumbarme en la cama, lo que hace que tenga que soltar el
pijama, así que pongo un pie en el elástico y estiro la pierna
para bajarlos del todo. Toma un condón y lo rasga, lo
desliza suavemente por su miembro que está duro y listo.
Está medio acostado sobre mí, con su cuerpo duro y
reclama mi boca, apretándose con más fuerza contra mí.
Enroscó los dedos en su pelo.
Separa nuestras bocas y entierra la cara en mi pelo
mientras me coge del sexo y asciende con la palma de la
mano al centro de mi cuerpo, pasa despacio por mi
estómago y, poco a poco, la mueve entre mis pechos para
terminar en mi cuello.
—Te he echado de menos, Anastasia —susurra contra mi
cuello—. Te he echado mucho de menos estos días.
—Yo también te he echado de menos.
Se mueve para que mis muslos lo acunen y pronto noto la
cabeza de su pene que se roza contra mi sexo. No puedo
evitar jadear. Se apoya en los brazos y me observa con
mucha intensidad que me quita el aliento. Nuestras
miradas se funden y dicen más de lo que las palabras
podrían expresar nunca.
Cojo su bello rostro entre mis manos.
—Te amo—me susurra cuando lo miro a los ojos.
La emoción inunda todo mi ser. Le pasó el pulgar por los
labios húmedos y lo deslizó en el interior de su boca. Lo
sacó despacio y lo dejó en el borde de su labio inferior. Le
da un beso en la punta y me sonríe mientras levanta las
caderas, sin dejar de mirarme, y mi pelvis se recoloca para
recibirlo.
Suspiro de puro placer, cuando despacio, sin prisa, se
desliza dentro de mí. Cierro los ojos y lo cojo de la nuca
cuando me llena del todo. Se queda quieto, palpitando y
latiendo en mi interior. Lo siento tan grande.
Su respiración cambia de inmediato y pasa a ser rápida y
brusca.
—Mírame —me exige entre jadeo y jadeo. Me fuerzo a abrir
los ojos y gimo un poco cuando lo noto moverse dentro de
mí—. Eres tan exquisita Anastasia, ¡Dios me encanta estar
dentro de ti! — Susurra con la voz quebrada.
Se mueve en círculos dentro de mí y, de inmediato, ambos
soltamos un gemido. Se sale y luego vuelve a meterse más
adentro, más hacia arriba. Se me escapa un gemido.
—¡Jesús! —Toma unas cuantas bocanadas profundas—.
Extrañe hacerte jadear y gritar mi nombre. Quiero que
grites mi nombre Anastasia — Empuja más hondo y se
mueve con firmeza. Una gota de sudor le cruza la frente.
Mis músculos internos empiezan a tener espasmos, a
temblar y a abrirse camino paso a paso hacia el epicentro
de mis terminaciones nerviosas. Se me tensan las piernas.
—Diego —Jadeo, echando la cabeza hacia atrás de
desesperación, mental y física.
—Eso es Anastasia —Otro embate, pleno y duro, y abro los
ojos. —¡Te amo! —Dice y enfatiza las palabras con una
retirada lenta y un ataque rápido y duro de sus caderas.
—¡Te amo Diego Rivero!—grito las palabras que me ha
sacado a golpes. Deja de moverse por completo, nuestras
respiraciones rápidas y frenéticas, y me sujeta las muñecas
a cada lado de la cabeza. Me mira.
—¡Oh bella, eres tan cursi! Amo que grites cuanto me
amas, mientras te hago el amor, lento y profundo —dice en
g yp
voz
baja, meciéndose con suavidad dentro de mí y capturando
mis labios en un beso lento y sensual, cargado de
significado.
Mis manos vuelan a su espalda, donde resbalan en su piel
mojada. Despacio, sin prisa, entra y sale de mí, me empuja
hacia una euforia total mientras yo me aferro a su espalda
todo lo fuerte que soy capaz.
Me derrito. La consistencia de sus embestidas, profundas y
controladas, hace que tiemble y me tense, y mi sexo se
convulsiona y se aferra a su miembro con cada penetración.
El velo de sudor en su frente se hace más denso por la
concentración, y me indica que él también está al borde del
orgasmo. Levantó un poco las caderas en una entrada y
gimió cuando me llena a más no poder. La sensación de su
ritmo hace que quiera cerrar los ojos con fuerza, pero no
puedo apartarlos de los suyos.
—Juntos —dice. Su aliento cálido me cubre la cara.
—Sí —jadeo, y noto cómo se expande y palpita preparando
su descarga.
—Cielos, Anastasia. —Una bocanada de aire escapa de
entre sus labios y su cuerpo se tensa, pero no aparta los
ojos de los míos.
Mi espalda se arquea en un acto reflejo cuando la espiral
de placer llega al clímax y me envía temblando a un
huracán de sensaciones incontrolables. Grito de
desesperación y de placer, con el cuerpo tembloroso entre
sus brazos.
Lanza un profundo gemido y tenso todos los músculos de
mi sexo para abrazarlo, se introduce dentro de mí, largo y
duro, y se mantiene ahí; mis músculos obligan a su
erección palpitante a continuar con sus constricciones
lentas mientras se vacía.
—Eres increíble Anastasia, me alegro tanto de haber
luchado por ti, aun cuando era insoportable conmigo. Me
costó mucho para que me dejaras entrar a tu vida,
Anastasia. —Sale dentro de mí y le hace un nudo al condón
y lo bota en el basurero.
—Solo me hice la interesante y la chica mala —me burlo.
—Vamos a dormir, mi bella. —Dice, me acurruqué en su
pecho. Rezaba que no tuviera otra pesadilla, quería poder
dormir por lo menos esta noche tranquila entre los brazos
de Diego, estaba cansada ya de las pesadillas con Nicolás.
—Tengo miedo, no quiero tener pesadilla—confesé con
miedo.
Me observó fijamente y acaricio mi mejilla con cuidado. Mis
ojos se empañaron, apenas lo podía ver.
—No me moveré de tu lado Anastasia, te apoyaré como tú
siempre lo haces conmigo. Recuerda que ahora hay un
nosotros.
Sonreí.
—¡Cursi!
—Eso no es ser cursi, para ti todo lo que digo es cursi—
puso los ojos en blanco.
Tomó mi cara entre sus manos y me besó profundamente,
apoyó mis manos en sus hombros y saboreó el beso de
Diego, que era más delicado y cuidadoso. Estaba lleno de
sentimientos de amor y me derretí un poco más por él. Su
lengua juega con la mía y se separó solamente cuando
estábamos sin aire. Apoyó su frente contra la mía.
— Ahora te revelaré uno de mis pensamiento más profundo
de mi mente, Anastasia: Muchas veces me pregunto: ¿Si
realmente te amo con el corazón o con la mente? Y siempre
llego a la misma respuesta que es: con los pies; de otro
modo no puedo explicar porque siempre regreso a ti. Lo
eres todo para mí.
—Diego...
—Siempre regreso a ti Anastasia, mis pies son más rápidos
que mi propio corazón y mi mente. Te he entregado mi
corazón desde el primer día que te vi. Mis pensamientos
son tuyos, créeme cuando te digo que solo te veo a ti.
—¡Oh dios mío! —Exclame sin palabras. Sentí de nuevo ese
nudo en mi estómago y me tragué mi miedo, tenía que ser
fuerte, más que nunca por Diego—. Eres mi sexy romeo.
Gracias por siempre hacerme sentir segura a tu lado y esta
vez te superaste—hice un puchero—. Ojalá lo hubiera
grabado.
—Trato siempre de superarme—me dice en un susurro,
besándome suavemente—. Duerme mi Anastasia. —Dice,
peinado mi largo pelo castaño.

******
Nicolas R:

Introducí el alambre en la cerradura de la puerta y hago


presión. Sonreí cuando la puerta se abrió. Miro a mi
alrededor para asegurarme que nadie me está viendo, el
pasillo está solitario. Entró con cuidado al departamento,
está tranquilo y oscuro.
Sacó la palanca y las cuerdas, caminó con cuidado por el
pasillo y entró en la primera puerta de un dormitorio vacío
con una cama matrimonial. Salgo con cuidado y entro a la
siguiente habitación, y veo a la chica durmiendo
tranquilamente, me acerco con cuidado a su cama. Observó
su largo pelo castaño y como tapa la mitad de su cara.
Miró al otro lado a su novio.
Sacó mi pistola y caminó un poco a su lado, apoyó la pistola
contra su frente y sus ojos se abren con horror y antes de
que pueda gritar apretó el gatillo, matándolo en el instante.
La chica comienza a gritar al ver a su novio muerto y la
mitad de la sangre le ha caído a su rostro y a su pijama.
Apretó mi palanca y corro detrás de ella quien está
saliendo de la habitación. La agarró de su largo pelo y le
pegó con la palanca en su cabeza.
Ella cayó al piso y me acercó a su cuerpo, ató sus manos
con la cuerda y la tomó con cuidado. Cuando llego a mi
coche dejó el cuerpo de la chica en el maletero y me subo
rápidamente en auto. Miro la hora son las cuatro de la
mañana, perfecta hora para atacar.

******
Cuando la chica vuelve en sí, tiene una mirada perdida e
intenta llevarse una mano por la cabeza, pero ella se da
cuenta que está atada y rápidamente sus ojos se abren
con horror. Doy una calada a mi cigarro mientras observo
sus movimientos y disfruto como ella comienza a llorar.
Una lástima para ella. Le quedan unas horas de vida.

Ella trata de mover sus brazos, pero no lo logra. Los nudos


están muy bien apretados. Intenta mover las piernas, pero
descubre que también están amarradas. Se nota que
todavía no recupera bien la conciencia porque aún no se da
cuenta de que tiene una cinta adhesiva y que ahoga sus
gritos.
Ella intenta gritar, pero solo se escuchan murmuró. Sus
ojos rápidamente se empañan y gruesas lágrimas
comienzan a caer. Doy otra calada a mi cigarro y miro con
diversión como la chica está aterrada e intenta soltarse
moviendo sus manos o piernas para ver si se suelta las
cuerdas.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Me agacho
para estar a su altura y suelto el humo en su cara. Tiene la
mitad de su cara cubierta de la sangre de su novio.
—No te esfuerces, no gastes tu energía en intentar soltarte
bonita—acaricie sus mejillas y ella se remueve en la silla.
Levanté mi mano y chocó con su mejilla—. Maldita zorra,
vas a morir, pero, antes disfrutare matándote, ¡escúchate!

Exclamé furioso.
Apreté mis puños con fuerza y la miré con verdadero odio.
Deseo matarla a golpes, pero me contuve porque me
gustaba matarla lentamente y hacerla sufrir. Para ella solo
estaba iniciando su peor pesadilla. Muy pronto estaría
Anastasia en esa silla, suplicando para que la mate.Solo
falta unos días para tener todo listo para volver a tenerla a
mi lado,ella piensa que me van a detener los policías,
primero la mato a ella antes de que me atrapen
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos
en la recta final solo quedan 6 capítulos y cada vez se
acerca mas el final. Vamos a llorar todos cuando
llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 65
Cuando desperté Diego no estaba en la cama y tampoco
estaba en el departamento o eso me había dicho Alejandra
cuando le pregunté. Lo llamé, pero no me contestaba el
teléfono y no había dado señal de vida en toda la mañana,
pero cuando estaba almorzando dijo que estaba en su
departamento estudiando.
No quise molestarlo, pero tampoco quería seguir viendo el
espectáculo que tenía Alejandra con Cameron. Les tiré una
palomita para que se callaran y me dejaran ver la película,
pero ellos me ignoraron. Mi celular sonó y vi que era una
llamada de Diego. Me levanté del sillón y contesté la
llamada:
—Hola, mi chico ardiente.
—Mi bella ¿Cómo estás? Me has extrañado porque yo sí—
dice contento. Entro en mi habitación y me acuesto en la
cama.
—Solo un poquito ¿Qué estás haciendo? —Preguntó con
curiosidad.
—¡Que feo, Anastasia! Solo me extrañas un poco, a veces
pienso que solo me quieres para tener sexo alucínate—
bromea.
—¡Calla! —exclamó riendo—. Me atrapaste Diego, solo te
uso para mi placer sexual.
—Me alegro en ese caso ¿puedes venir a mi departamento?
—pregunta.
—¿Ahora?
—Si, por favor—nos quedamos callados—. Necesito de tus
besos para motivarme a estudiar y tal vez algo más.
—¿Algo más? —Pregunto, mordiendo mi labio inferior.
—No te hagas la inocente, Anastasia. Sube, por favor—
cortó la llamada.
Suelto un bufido y me acerco al clóset y miro mi ropa, soy
pésima para vestirme, casi siempre tomo lo mismo porque
me da flojera buscar más ropa. Tomó unos pantalones
azules, unas zapatillas blancas y una camiseta roja. Me
visto rápidamente, me lavo los dientes y me hago una cola.
Me despido de la parejita que está acurrucada en el sillón y
subo las escaleras hasta llegar al departamento de Diego, y
me doy cuenta de que la puerta está entreabierta. La
empujo y veo que choca con un libro, lo tomo y tiene
pegada una nota.
Cameron una vez preguntó ¿Por qué insistía tanto contigo?
Mi respuesta fue porque estaba seguro de que eras la chica
de mi vida Anastasia. Siempre lo supe aun cuando fui un
imbécil contigo.
Encuéntrame, Anastasia, cada libro que tomes son libros
que marcaron mi vida.
Sigue el rastro de los libros.
Miré el libro y sonreír, no me imaginaba leyendo a Diego el
diario de una pasión. Abrí el libro y vi que tenía escrito
algo:
Puedo ser lo que quieras. Solo dime lo que quieres y lo seré
por ti Mis ojos se llenaron de lágrimas porque Diego me
dijo algo parecido cuando me quedé por primera vez en su
apartamento. En ese momento lo detestaba, pero ahora sé
que siempre lucho por mi aun cuando yo no quería nada
con él. Cerré la puerta y me adentré en el departamento,
caminé un poco y había otro libro en el suelo con un
girasol: Podría decirte tantas cosas Anastasia....
Pero si te fijas en la forma que te miro, te toco, te beso, ya
deberías saberlo todo.
Búscame, Anastasia, estoy solo aquí. Tu chico cursi y sexy
está esperando por su novia.
Miré el libro con emoción y me limpié las lágrimas que
caían por mi mejilla. Solté una risa porque el libro era
Querido John, me va a matar de amor y dudo que haya
mejor forma de morir.
Abrí el libro y acaricié las palabras escritas en la primera
página: Hoy, estás aquí conmigo.
Caminé un poco buscando más libros y vi que había uno al
inicio de la escalera. Tomé el libro y solté un suspiro al ver
que tenía otra nota pegada:
Míranos, Anastasia,
Llevamos tiempo así, juntos y me siento completo contigo.
Ninguno de los dos creíamos en la felicidad, ¿no lo ves?
La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros.
Nosotros juntos.
Solté un suspiro ¡Dios, esto es demasiado! ¿Qué hice para
merecer a este hermoso hombre? Levanté la nota y tenía
que reconocer que Diego tenía un excelente gusto en los
libros y amaba con mi vida las ventajas de ser invisible.
Abrí rápidamente el libro y sonreír al ver que había una
frase de libro: Y en ese momento, te juro que éramos
infinitos. Cada momento que hemos vivido Anastasia ha
sido infinito.
Tu chico cursi le dio el último toque, ¡Lo sé, soy genial!
Suelto una risa porque me lo imagino escribiendo con una
enorme sonrisa de orgullo por su pequeño toque que lo
hace aún más especial para mí. Miré la escalera y me di
cuenta de que a la mitad había una rosa blanca, me
acerqué y la tomé. Cuando llegué al segundo piso, no había
más libros, caminé por el pasillo, pero nada. Entre en la
habitación de Diego y el centro había otro libro:
Aún no me encuentras Anastasia ¿Creo que estás llegando
muy tarde?
Pero te revelaré un secreto que jamás te dije antes: para
mí, tú siempre llegas tarde a cualquier lugar, porque
siempre querré que llegues antes a mí, para verte y
admirarte.
Miré el libro y mi corazón dio saltitos por dentro porque
era el último libro de la saga de Hush Hush. Lo abrí con
emoción a ver qué frase había puesto y puse los ojos en
blanco:
Me desvestiré para impresionarte.
Me senté en la cama y dejé los cuatro libros, el girasol y la
rosa ¿En dónde estás? Me mordí el labio, pensando en qué
lugar podía estar, miré los libros y lo supe, tomé con fuerza
mis libros y bajé prácticamente corriendo las escaleras. Me
acerqué a la puerta y vi que había otra nota en el suelo.
Me podría enamorar una y otra vez de ti,
Sin cansarme de los sentimientos que tú despiertas en mí,
El amor nos vuelve amables, alegres, optimistas
Y todo eso hiciste por mí, y vale jodidamente la pena
enamorarnos.
Abrí la puerta y vi que estaba con un traje y sus brazos
abiertos. No pude evitarlo y comencé a llorar. Diego se
acercó a mí y me abrazó fuertemente, escondí mi cara en
su pecho, pero él tomo mi barbilla con sus dedos. Limpio
con cuidado mis lágrimas y pego su boca contra la mía, fue
un beso con mucho amor. Mis manos rodearon su cuello y
lo pegué más a mí.
Él se separó y pegó su frente contra la mía.
—Tus besos y tus caricias son asesinos para mí ¿Lo sabias,
Anastasia? Cada beso y caricia tiene un impacto en mí, más
del que tú te puedes imaginar.
—No, ¿Por qué dices eso?—Frunzo el ceño y él acaricia mi
labio.
—Porque cada uno de tus besos y caricias mata a mis
demonios y a los malos recuerdos de mi pasado que me
torturan. Te amo Anastasia, jamás lo dudes.
Mis ojos se inundaron de nuevo, apenas podía verlo y él me
abrazó con fuerza. ¡Me estoy muriendo lentamente! Es la
cosa más perfecta y hermosa que alguien me ha hecho.
Jamás podré superar a Diego, como se supera a alguien
como él.
—Te gustó mi sorpresa, mi bella—me susurró, entrelazó
nuestras manos y me hizo girar quedando frente a mí una
pequeña mesa con velas. En la mesa había más libros—. He
notado que has estado un poco triste, así que decidí darte
esos libros que impactaron de alguna forma mi vida, así
como tú.
—Diego..., cáusate el mayor impacto que ha tenido mi vida
—susurré con la voz rota.
—Probablemente los libros que te di ya los has leído mil
veces, pero quiero dártelos porque subrayé cada frase en la
cual me he sentido identificado—me guió a la mesa y corrió
la silla para que me sentara.
É
Él se agachó para estar a mi altura y me miró con mucha
intensidad. Amaba a este hombre más que a mi vida, cada
momento que hemos vivido nos ha cambiado. Hemos
avanzado juntos, hemos aprendido a amar, a sanar, a
confiar y a estar siempre juntos. Al principio tenía miedo de
comenzar una relación con él, pensaba que iba a ser tóxica
y que
iba a terminar con un corazón roto, pero Diego me dejó
callada demostrándome como es él realmente en verdad.
—Me podría enamorar una y otra vez de ti, sin cansarme de
los sentimientos que tú despiertas en mí, el amor nos
vuelve amables, alegres, optimistas y todo eso hiciste por
mí, y vale jodidamente la pena enamorarnos, Anastasia—
me dice acariciando la mejilla y mis ojos de nuevo se
llenaron de lágrimas.
Porque era distinto a leerlo que escucharlo pronunciar esas
palabras con su voz ronca en donde sus ojos brillaban con
emoción y amor por mí. Diego, limpio las lágrimas con su
pulgar. No podía dejar de llorar porque ha sido algo
hermoso ver como abría sus sentimientos y dejaba libros
con flores por todo su departamento. Para una chica lectora
como yo, era un sueño.
—¿Quieres ser mi novia, Anastasia? —Preguntó con una
enorme sonrisa. Apreté aún más los libros que me había
dado Diego contra mi pecho. Me quedé callada porque no
tenía palabra, esta sorpresa fue para pedirme ser su novia
oficialmente.
Me miró con expectativas y tomó su mano.
—Sería una estúpida que dijera que no, Diego. Claro que sí,
te amo mucho, eres lo mejor que me ha pasado en mi vida
—me acerqué a él y le di un breve beso en sus labios—.
Eres el desastre más hermoso que me pudo tocar en mi
vida, tú me haces sentir paz.
Me sonrió de lado y me besó con dulzura, mis manos
rodearon su cuello y mordí mi labio inferior con fuerza, él
soltó un gemido que quedó callado por mi boca. Puso su
mano en mi cintura, clavando sus dedos en mi cadera. Su
tacto me hacía perder la razón y pronto el beso comenzó a
tomar fuerza. Nos separamos cuando nos falta el aire.
—Cuando te dije que podías venir aquí y llevarte todos los
libros que quieras hablaba en serio, Anastasia. Todos estos
libros son tuyos, son nuestros—mire la enorme biblioteca
de Diego y luego a él—. Tener esta enorme biblioteca estoy
seguro de que me hizo ganar puntos.
Sonreí y pasé mi mano por su pelo, las hebras de su pelo se
escapaban de mis dedos. Acarició sus mejillas y cerró sus
ojos.
—Tal vez, no lo negaré—bromeo.
—Quédate aquí, traeré la cena—se levantó y vi como salía
por la puerta. Miré la mesa y vi que había muchos libros de
Nicolas Sparks, sonreír, creo que ya sé de dónde se inspira
Diego.
Él entró y dejó fresas y chocolate en la mesa y se sentó
frente a mí. Él se pasó una mano por el pelo y mis ojos
hicieron repaso por ese traje que andaba todo de negro:
¡Madre mía, se ve realmente bueno! Nunca lo había visto
con traje y estaba de muerte.
—¿Te gusta mucho Nicolas Sparks? —Pregunte con una
enorme sonrisa. Diego ladeo su cabeza y varios mechones
cayeron en su frente.
—Claro, es uno de los mejores escritores de nuestra época
—tomo una fresa y lleno de chocolate. Arrastró su silla al
lado mío y mordí la fresa. Sus ojos miraba con diversión y
me dio un beso en la esquina de mi labio—. Eres deliciosa y
con chocolate aún más.
Me sonrojé y tomé una fresa y la bañé en chocolate.
—Así que Nicolas Sparks es tu inspiración para ser un
chico tan cursi—alce una ceja hacia él, mientras él mordía
mi fresa.
Diego mastico lentamente antes de contestarme:
—Supongo—una sonrisa comenzó a aparecer en sus labios
y negué con mi cabeza, me saqué la lotería de eso, no había
duda. Era una chica con mucha suerte.
—¿Qué te hizo cambiar de actitud? —Pregunte con
curiosidad.
Él tomó otra fresa y la bañó de nuevo en chocolate. La
mordí y solté un suspiro porque estaba exquisito. Se inclinó
hacia mí y chupó mi labio inferior, me quedé quieta.
—Me gustabas, Anastasia, te lo dije el primer día, tu belleza
me cautivó, pero en ese momento era un imbécil, pero
supongo que fue cuando tu linda mano me golpeó la cara.
Supe que no iba a conseguir nada si seguía actuando así
contigo... —se quedó callado unos minutos—. Simplemente
te mostré al verdadero Diego.
—¿Por qué yo?
—Porque cuando te vi fuiste como una luz para mi
oscuridad, pero también me di cuenta de que tenías un
alma torturada y dañada y dos almas dañadas se reconoce
—confiesa, acariciándome la mejilla con su dedo.
—Yo te amo en serio que lo hago—él suelta una risa y toma
otra fresa y repite la operación y la lleva a mis labios. La
muerdo y mastico lentamente bajo su atenta mirada.
—Me alegro de escucharlo—dijo con orgullo y acariciando
mi labio inferior, sus ojos brillaban tanto por mí y de seguro
que los míos decían: te amo—. Tengo que decirte que solo
tú sacas al Diego cursi.
—Me alegro de escuchar eso—respondí con sus palabras.
Me senté en su regazo y mis manos rodearon su cuello—.
Porque eres mío y no te dejaré nunca.
—Coincido contigo—sus manos bajaron hasta llegar a mi
trasero—. Ahora te voy a hacer enloquecer. ¿Quieres que lo
haga, Anastasia?
Mi boca se seca y yo asiento. Me hace levantarme de su
regazo y él también se levanta de la silla, camina al
escritorio y saca unas mantas y la estira en el suelo, camina
a donde esta los sillones y saca los cojines tirándolo con las
mantas. Se acerca lentamente hasta llegar a mí.
Diego comienza a darme besos en mis hombros, su lengua
deslizándose hacia mi nuca. El vello de todo el cuerpo se
me eriza y arqueo la espalda en respuesta a la caricia
ardiente. Es como una tortura, últimamente cuando
tenemos relaciones sexuales.
—Eres bella —sus labios vibran contra mi cuerpo y me
provoca escalofríos. Lleva la boca de vuelta a mi oído—. Te
amo.
Echó la cabeza hacia atrás, sobre su hombro, de cara a su
cuello. Se agacha un poco para poder besarme en los
labios, lleva las manos a la parte de delante de mí camiseta
y comienza a sacármela lentamente.
—¿Te la quitamos? —pregunta. Asiento, y sus ojos brillan
de deseo mientras me besa con delicadeza y amor.
Nuestras lenguas se entrelazan sin esfuerzo y me apoyo en
él para no caerme. Estoy disfrutando de su dulzura y de su
ternura. Sus manos encuentran mis pechos y me pellizca
los pezones a través del encaje del sujetador hasta dejarlos
erguidos.
—¿Ves lo que me haces, Anastasia? —Aprieta las caderas
contra mi trasero y me demuestra exactamente lo que le
hago antes de darme un casto beso en los labios—. Soy
completamente tuyo.
Baja las copas de mi sujetador dejando expuestos mis
pechos y me pasa las palmas de las manos por la punta de
los pezones. Y su mano desciende hasta llegar al inicio de
mi pantalón, desabrocha el botón y me baja rápidamente el
pantalón.
—Tu piel es tan suave —me susurra al oído, deslizando las
manos por mi cuerpo, directo a donde se unen mis muslos.
Las rodillas me tiemblan cuando su mano toma mi sexo por
encima de mi ropa interior. Mis caderas se mueven hacia
adelante, contra su mano, en busca de más fricción. —¿Te
gusta Anastasia? Porque tu cuerpo reacciona muy bien a
mis caricias.
—Diego...me gusta —jadeo, y luego gimo cuando me pega a
su entrepierna.
—¿Estás mojada por mí?
—Sí—susurro.
É
Pasa los pulgares por debajo del elástico de mis bragas. Él
comienza a bajar lentamente mis bragas dando pequeños
besos por mis muslos. Jadeo. Levanto mis pies para sacar
las bragas.
Sus dedos cambian de posición y su mano me envuelve la
cintura.
—¿Qué quieres que te haga, Anastasia? —Me susurra,
besándome el cuello.
El corazón se me acelera y no me ayuda a controlar la
respiración. Quiero esa mano en mí. Le apartó un brazo del
cuello y cojo su mano. La guío despacio hacia el interior de
mi muslo y aplano la palma contra mi cuerpo, con mi mano
sobre la suya.
Empiezo a aplicar presión sobre su mano y a arrastrarla
hasta que la palma se desliza sobre mi sexo. Trago saliva y
muevo las caderas. Chocan contra su erección, le arrancan
un gemido. Necesito que me bese. Vuelvo la cara hacia él,
que adivina lo que quiero al instante y cubre mi boca con la
suya.
Muerdo con suavidad su labio inferior y tiro para que se
deslice poco a poco entre mis dientes. Me mira fijamente
mientras sigo moviendo su mano arriba y abajo en una
caricia lenta e interminable.
—No te corras —me advierte con un susurro.
De inmediato retiró la mano y se la llevó a la boca. Me mira
fijamente mientras empieza a lamerse la palma y los dedos.
Dios santo, esta imagen es demasiado erótica. Me
desabrocha el sujetador y me vuelvo. Me aparta el pelo de
la cara
—Vamos a delirar juntos, mi bella novia.
Alzó la vista hacia sus hermosos ojos cafés.
—No voy a dejarte nunca, Diego. Me saqué la lotería
contigo.
—¿Me lo prometes? —Me besa suavemente en los labios.
—Te lo prometo.
Le cojo una muñeca y le quito los gemelos de la camisa,
luego hago lo mismo con la otra y se la quito por los
hombros.
Deja los brazos a los lados y ladea la cabeza, mirando cómo
le bajó la bragueta. Mis manos se deslizan por sus caderas,
bajo su bóxer, y le quitó a la vez los pantalones.
Su erección, larga y gruesa, aparece entre sus piernas.
Provoca toda clase de deseos en mí y no me ayuda que sus
abdominales se tensan bajo mis caricias cuando mis manos
ascienden por su torso, maravilladas ante su belleza.
—No puedo esperar más. Necesito estar dentro de ti. —
Termina de quitarse los pantalones y saca un condón de la
mesa, lo rasga y se lo pone con cuidado.
Se toca un poco antes de acercarse a mí. Me levanto del
suelo y le rodeo la cintura con las piernas. Parpadeo
cuando su pene me roza en lo más íntimo mientras me lleva
contra la pared.
—Otra vez con el truco de la pared, Diego—puse los ojos en
blanco y él soltó una risa.
—Te dije que te podía hacer muchas cosas contra la pared.
¡Dios mío, te deseo mucho!
Me empuja contra la pared y siento su erección caliente y
resbaladiza presionando contra mi sexo y entrando en mí
sólo un poco. Respira con fuerza y deja caer la cabeza en
mi cuello mientras se prepara para invadirme. Muevo las
caderas y desciendo sobre él. Me la meto entera.
—Me vas a matar —gime mientras se queda quieto dentro
de mí.
Quiero sacudir las caderas y provocar algún movimiento,
pero, por cómo tiembla y palpita en mi interior, sé que se
está conteniendo para hacerlo delicado. Me quedo quieta y
le acaricio el pelo negro mientras coge fuerzas. El corazón
le late con tanta fuerza que casi puedo oírlo. Lo amo y
mucho cada palabra que me ha escrito me ha hecho amarlo
mucho más.
—¿Te ha gustado mi sorpresa? —Pone la cara a la altura de
la mía.
—Sí, me ha encantado—digo, al tiempo que enroscó los
dedos alrededor de su cuello y aprieto las caderas.
Retira las manos de mi espalda y las apoya contra la pared.
Poco a poco, recobra el aliento y luego arremete contra mí
con una exhalación. Gimo. Su asalto ardiente y palpitante
hace que cambie las manos de lugar y le clave las uñas en
la espalda con fuerza.
Apoya la frente en la mía y empieza a entrar y a salir de mí.
Suspiro con cada estocada mientras él prosigue a un ritmo
constante. Joder, es perfecto. Me vuelvo loca. Empiezo a
resbalar sobre su piel húmeda, nuestros alientos se
mezclan en los escasos milímetros que hay entre nuestras
bocas.
—Bésame, Anastasia —susurra con la voz ronca, pegó los
labios a los suyos en busca de su lengua.
Siento cómo un grito cobra forma en mi garganta cuando
se echa hacia atrás, me embiste y me desliza pared arriba.
Aprieto los muslos en su cintura con más fuerza para subir
más y luego me dejo caer sobre él.
—Cada caricia y beso son una cura para mí—me susurra.
Me embiste de nuevo, una y otra vez, empujándome pared
arriba, mientras yo me trago mis pequeños gritos y él me
besa hasta dejarme sin respiración.
—La felicidad también es un lugar —Me embiste de nuevo
—. Somos nosotros, aquí y ahora—me susurra, besándome
el cuello.
—Eres perfecto...—Estoy disfrutando.
—Vamos a enloquecer esta noche—dice al tiempo que se
hunde más profundamente en mi interior.
—¡Diego! —Ya no aguanto más. Los movimientos suaves y
calmados se están desvaneciendo. Ahora son estocadas
firmes y más agresivas.
Joder, estoy sudando la gota gorda. Clavo las uñas sin
miramientos en su espalda.
—¡Joder! —exclama —. Vas a correrte.
—¡Sí! —Gritó con fuerza.
No aguanto más. Me ataca con una energía feroz y explotó.
Las espirales de placer llegan a mi como una tormenta. Le
clavo más las uñas y le muerdo el labio sin piedad.
Dejó caer la frente sobre su piel sudada y salada, allá
donde el cuello se funde con el hombro, y echó la cabeza a
un lado mientras tiemblo sin control contra su cuerpo.
—¡Anastasia! —Grita mientras se retira y se adentra en mí,
vuelve a salir despacio y a entrar en mí con fuerza.
Llega a su clímax y varias oleadas de contracciones se
extienden por mi cuerpo, alargando mi clímax. Gime, luego
deja que nos deslicemos hasta el suelo y cae de espaldas,
agotado y sudoroso. Me incorporo como puedo y me subo
encima de él. Apoyo las manos en su pecho suave y me
restriego contra sus caderas.
Diego lleva los brazos por encima de la cabeza y observó
que su respiración se va apaciguando a la vez que la mía.
—¿En qué piensas?
—En lo mucho que te amo, gracias por esta sorpresa. Tengo
al mejor novio cursi y ardiente del mundo —Le digo la
verdad.
Las comisuras de sus labios ascienden en una sonrisa y una
mirada de satisfacción ilumina su bello rostro. Es perfecto,
así como es no necesita que cambie nada, lo amo tal como
es. Siento tanta paz cuando estoy con él, aun cuando sé que
afuera está creciendo una enorme tormenta que pronto va
a estallar, a veces quisiera realmente quedarme encerrada
con él para siempre y que nadie nos moleste, pero sé que
eso sería cobarde y yo jamás lo he sido.
No me esconderé de Nicolás cuando me tenga que
enfrentar a él, lo haré y lucharé por mi vida, porque ahora
tengo un motivo, una razón para luchar por mi vida. He
vuelto a amar con locura, he vuelto a vivir y a sentirme
completa. Y lo más importante, he vuelto a sonreír y he
aprendido poco a poco a perdonarme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos
en la recta final solo quedan 5 capítulos y cada vez se
acerca mas el final. Vamos a llorar todos cuando
llegue :(
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me
alegran el día con sus mensajes y sus comentarios.
Espero yo alegra esta tarde, noche o mañana con este
nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 66
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y
vi que alguien estaba tocando mi ventana. Me acerqué
lentamente y sonreí al ver la persona que estaba al otro
lado de la ventana. Me mostró su hermosa sonrisa y abrí la
ventana. Él entró con gran facilidad y tomó mi cabeza con
cuidado y me besó con ternura, mis labios se movieron al
compás de los suyos.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Se
pasó una mano por su pelo rubio y me sonrió.
—Te ves bonita—tomó mi mano y le dio una suave caricia.
—Estaba durmiendo, solo lo dice porque me amas—me
observó con sus hermosos ojos azules y puso una mano en
mi mejilla.
—Eres bonita, créeme cuando te lo digo—me dio un suave
beso y me atrajo a su pecho y no dudé en esconder mi
cabeza en su cuello.
Lo amaba, amó a este chico tan callado y misterioso al
contrario de su hermano, que era más mujeriego. Nicolás
acarició suavemente mi cuello mientras me contaba cosas
sin importancia de su día.
—Te amo, Anastasia—me susurró, besándome mi cuello.
Me separé de él, para míralo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado
hasta que mi espalda tocó mi colchón y se subió arriba de
mí. Acarició mi mejilla con cuidado y fue bajando hasta la
altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso
en la mejilla y su nariz acarició la mía—. Tengo muchos
demonios y voces que me atormentan.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me
decía esas palabras, no tenía sentido Nicolás, era tierno,
cariñoso, cuidadoso y amable, no entiendo qué demonios
puede tener en su interior.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el
cuello y con una sonrisa malvada —comenzó a aparecer en
sus labios—. No deberías amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis
manos en sus brazos intentando rasguñarlo y comencé a
patalear, intenté gritar, pero cada vez me costaba más
respirar, rasguñé su cara que comenzó a sangrar, pero aun
así no se detenía.
Sentí que alguien me movía sin parar y desperté de un
salto con una mano en mi cuello. Le pegué un combo a esa
persona y me caí de la cama, podía escuchar como esa
persona soltaba un gruñido. Comencé a retroceder hasta
que tocó la pared y me masajeó el cuello. La luz se
encendió y parpadeó varias veces para acostumbrarme.
Diego se levantó y se masajeaba la mejilla derecha. Mordí
mi labio inferior con fuerza y me limpié las lágrimas que
caían sin control. Odiaba estas pesadillas porque se siente
tan real.
Se agachó y tiró de mi mano para que me sentara en su
regazo.
—Ya paso—me peina el cabello. En ese momento se abrió la
puerta y entró la rubia—. Tuvo una pesadilla, tranquila, Ale,
me encargo yo.
Alejandra se acercó a mí y apenas la podía ver a través de
mis ojos. Una lágrima recorrió su mejilla. Sé que siente mi
dolor, fue ella la que ha presenciado estas pesadillas hace
dos años atrás y ahora recientemente. Me dio un suave
beso en la frente y se fue.
Diego me llevó hasta la cama y me abrazó con fuerza.
Apoyé mi cabeza en su pecho desnudo y su brazo rodeó con
fuerza mi cintura. Solté un suspiro y lo miré de reojo.
Él me estaba observando fijamente y su pulgar limpió una
lágrima solitaria.
—No llores mi bella, ya pasó ¿Qué puedo hacer para que te
sientas mejor? —Pregunto preocupado.
Estire mi mano y acaricie su mejilla en donde le había
pegado.
—Puedes decirme algo cursi, por favor—hice un puchero.
Me dio un suave beso y su nariz acarició mi mejilla y luego
mi nariz. Me dio un beso largo en la mejilla y entrelazó
nuestras manos.
—A ver, a ver que puedo decirle a mi hermosa novia—me
susurro, aparto el pelo de mi cara.
—Ilumíname con tu don de ser cursi—bromeo.
Se quedó unos minutos en silencio mirando al techo. Yo lo
observaba atentamente en sus gestos, cómo se mordía su
labio inferior y una pequeña arruga que aparecía en su
frente.
—Tu llegaste a mi vida así de golpe, y yo estaba tan
distraído en mi mundo de gilipollas, que me enamoré del
susto.
Sonreír y me abraza con fuerza.
—Tu fuiste como un tornado en mi mundo, Anastasia—me
observo tan fijamente, sus ojos brillaban con emoción—.
Creo que en serio me enamoré del susto porque provocaste
tantas emociones que no sabía cómo controlarlas, me volví
insistente, cursi, apasionado y feliz, muchas emociones que
antes no sentía.
—Cambie tu mundo, ¿verdad?
—Sí — respondió sin dudar —, pero no me arrepiento
porque me devolviste a la vida, Anastasia.
—Ambos volvimos—dije bostezando.
Él sonrió dulcemente y me acarició el cabello con cuidado,
amaba sus caricias. Diego comenzó a tararear una canción
en el oído para que me relajara y su nariz me acariciaba mi
mejilla.
—Duerme mi bella, estaré aquí siempre.
—Lo siento, no quise golpearte—digo con la voz ronca.
—No te preocupes por mí, ya pasó. Ahora a dormir—me
susurró, volvió a tararear una canción y sus dedos
peinaban mi pelo.

******
Cuando desperté Diego no estaba en la cama. Me estiré y
me levanté, caminé como un zombi al baño, una vez
adentro hice todas mis necesidades. Cuando salí del baño
Diego estaba sentado en la cama con una bandeja llena de
comida. Me apoyó en la pared y lo observé unos segundos
en silencio.

Nuestras miradas chocaron y él hizo una señal para que me


acercara. Mis pies caminaron lentamente hacia él. Diego
soltó un bufido y estiró su mano que rozaron con mis dedos
y tiró de mi mano para que me sentara en su regazo.
—Te amo—dijo, besando mi cuello.
—Primero que nada, buenos días, mi chico cursi y ardiente
—bromeo, acariciando su mejilla. Observó ese punto
porque fue donde mi mano le pegó, y por suerte no le
quedó moretón o algo—. Te amo—respondí.
—Me alegro de escucharlo—dice con su voz ronca. Diego
pone un pan en mis manos y me pesa un jugo—. Ahora,
come—me ordena con una enorme sonrisa.
Achiqué mis ojos, porque hoy día estaba muy mandón.
—Comeré cuando quiera, no me des órdenes—digo
fingiendo estar molesta.
Él se encogió de hombros y le dio una mordida a su pan, lo
masticó lentamente y se pasó la lengua quitando las
pequeñas migas del pan en su labio inferior. Sus ojos
brillaron con diversión, me estaba provocando.
Me aclaré la garganta y me removí, pero fue un grave error
porque podía sentir como su amigo crecía bajo la tela de su
pijama. Sus dedos me agarraron fuertemente de la cintura.
Alcé la mirada y vi que estaba mordiendo de nuevo su pan.
Intenté soltarme de su agarre y Diego alzó una ceja porque
mi trasero se topaba sin parar con erección. Suelto un
bufido. Tomo mi pan y le doy una mordida. Diego sonríe y
acaricia mi mejilla.
—No te pongas tan rebelde Anastasia, y deja de mover tu
bonito culo contra mi erección porque me estás calentando
y mucho—declara sin vergüenza, casi hace que me
atragante con una miga de pan. Me aclaro la garganta y
tomo un poco de mi jugo—. No te hagas la inocente,
Anastasia, porque te encanta que te folle ya sea suave o
duro.
Me atraganté con el jugo y lo escupí adentro. Abrí los ojos y
alcé mi mirada hacia él. Diego me observó un segundo
antes de estallar en una carcajada fuerte y su frente cayó
en mi hombro.
—¡Tu cara Anastasia! —Exclamó entre risas y yo me cruce
de brazo—. No te enojes conmigo, Anastasia.
Me dio un suave beso en el hombro y me abrazó más
fuerte.
—Termina de desayunar Anastasia—me dice con una
enorme sonrisa—. Y después te follo, tú decides de qué
forma rápido y duro o suave y lento. —Dice sin descaro.
Me solté de su agarre y lo miro molesta.
—¡No quiero ninguna de las dos cosas! Tengo cosas que
hacer, además de follar contigo. No soy puro sexo, Diego—
camine hacia el clóset y saque mi ropa interior, buzo una
polera y un polerón ancho verde. Una hora tenía que ir a
entrenar.
Cuando me di la vuelta topé con el pecho de Diego. Él puso
una mano en mi barbilla para que lo mirara, pero me solté
y pasé por su lado. Sé que tal vez este exagerando, pero es
lo que siento ahora todo es sexo y no me quejo, pero quiero
hacer otras cosas con él.
Me saqué la ropa y me metí dentro de la ducha. La puerta
del baño se abrió y vi que Diego me observaba con los
brazos cruzados y se sentaba en la tapa del baño. Cuando
terminé Diego, me paso dos toallas, me cubrí una con el
cuerpo y otra con el pelo.
Cuando iba a salir él se interpuso en mi camino. Fruncí el
ceño, estaba molesta tal vez, pero no quería pelear con él,
no me gustaba casi nunca peleamos, pero tenía esa espina
en mi interior que últimamente solo teníamos sexo y me
gustaba, pero tampoco quiero que nuestra relación gire en
g p p q q g
torno a eso. Bah, estoy hecha un lío, me levanté con el pie
izquierdo.
—Como puedes pensar eso de mí, Anastasia—dice con la
voz rota—. Te amo Anastasia, me gusta tener sexo contigo
porque es algo mágico y podemos expresarnos mejor o al
menos yo.
—Yo...
—Lo siento, no quiero que pienses eso, Anastasia, sabes
que te amo porque lo pones en duda en ti—acaricio mi
mejilla con su pulgar—. Dime lo que quieras y lo haré por
ti.
Uy...me sentía falta, creo que actué mal, vale, me está
pasando la factura las pesadillas y el miedo, es solo que
anoche se sintió tan real la pesadilla, podía sentir como me
estaba estrangulando Nicolás.
—Lo siento, Diego, es solo que...
—No te calles nada y dime Anastasia, soy tu novio.
—Bueno que últimamente solo es sexo y sexo, ya no
hacemos tantas cosas juntos con otras personas o con
Alejandra y Cameron—confesé. Él soltó un suspiro.
—Es que tampoco podemos exponernos tanto Anastasia—
tira de mi mano y me acerca a su torso—. Sé que estás
preocupada y no estás bien ayer presencié tu pesadilla
Anastasia y no fue agradable verte retorcerte y gritar en la
cama.
Una lágrima solitaria recorrió su mejilla y se la limpió.
—Fue horrible ¿Qué estabas soñando? —Preguntó
preocupado.
—Con Nicolás...que me mataba—confesé con honestidad—.
Intenté pelear,pero me ganó y yo... lo sentí tan real que me
dio miedo
Me abrazó con fuerza.
—No digas esa mierda, Anastasia—dijo enojado,
acariciando mi espalda desnuda. Me levanta y me lleva de
nuevo a mi habitación. Nos sentamos en la cama y Diego
me sigue abrazando con cuidado y besando mi frente—.
Jamás digas es mierda, no va a pasar ¿vale?
No lo miré, no podía hacer esa promesa que ni yo misma
sabía si podía cumplir, porque Nicolás tenía una obsesión
conmigo y sé que nada lo va a detener hasta matarme de
una buena vez.
—Vale—dije en voz baja que apenas se escuchó.
—Te apetece un día de películas entre nosotros dos—
propone con una dulce sonrisa. Asiento con mi cabeza y le
doy un beso suave en sus labios. Él se queda quieto un
momento, pero se recupera rápidamente y toma el control
del beso, pero lo corta rápidamente.
Me pongo de pie y comienzo a vestirme bajo la atenta
mirada de Diego.
—Diego, amo el sexo contigo y no quiero que te sientas
mal...fue estúpido lo que dije—digo arrepentida.
—Lo sé, Anastasia. A ti te encanta tanto como a mí y no
dejaremos de hacerlo, pero si es cierto que últimamente
eso es lo que más hacemos—se estiró hacia atrás dejando a
la vista su perfecto torso duro.
Me miro con un brillo malvado en sus ojos diciendo <<Soy
una bomba del sexo, Anastasia.>>Puse los ojos en blanco y
terminé de vestirme.

******
Cuando salí de los camerinos Diego me estaba esperando
apoyado. Me miró y negó con la cabeza porque vamos, me
había bañado antes y tuve que volver a hacerlo, pero en
ese momento no pensé, además que solo me había lavado
el cuerpo y ahora si me había lavado el pelo.

—Ni una palabra, señor comedia—dije, cuando me acerqué


a él.
—Vez que tienes que pensar bien las cosas cuando estas
molesta y no hacer cosas impulsivas. Te bañaste dos veces
hoy. —Tomó mi mano y comenzamos a caminar a la salida
del gimnasio. Me despedí de Ricky que estaba entrando de
nuevo.
Me subí al todoterreno de Diego y me abrochó el cinturón
de seguridad. Sonreí porque aún puedo recordar cuando
me metió a la fuerza en su todoterreno en ese día de lluvia,
en ese momento lo odiaba...simplemente porque me
recordaba a Simón y estuvo mal, jamás debí compararlo
porque Diego es superior, no es que Simón sea malo, pero
sufrí mucho con él, fue mi primer amor y fue intenso y
horrible para mí.
—Siguiente parada: compra comida chatarra para nuestra
tarde de películas—dice con emoción y dirigiéndose a algún
supermercado.
Una vez en el supermercado Diego, echaba mucha comida
chatarra a un montón. ¡Dios mío, con eso subo todo lo que
baje en el entrenamiento! Extraño pelear, pero no puedo
hacerlo por ahora sería exponerme demasiado. Diego
caminó
por otro pasillo y echó varios condones.
Alce una ceja.
—Sexo seguro siempre con nuestro amigo condón, no
queremos tener a mini Diego o a mini Anastasia, aun—
bromea.
Puse los ojos en blanco.
—Eso no pasará... —suelto con brusquedad.
—Vale, solo bromeo, no te pongas tan a la defensiva mujer,
¡paciencia todo se trata de tener paciencia infinita! —Se
masajea las sien y yo me río. Él me fulmina con la mirada—.
Desde el inicio tengo paciencia para tu comportamiento
rebelde.
Le doy un empujón y se tambalea un poco.
—Tú tampoco eres un ángel, acosador. No es no y te lo
decía una y otra vez. Te entraba por aquí—apuntó su oreja
É
derecha—, y te salía por aquí—apuntó a su otra oreja. Él se
ríe.
—Me amas, no lo niegues—avanza por el pasillo—. Yo solo
luché por ti, contra todo el mundo e incluso contra ti.
—Poéticamente hermoso—digo con sarcasmo.
Cuando llegamos a la caja un chico de pelo colorín me
sonríe y me mira de arriba y abajo. Diego suelta un gruñido
y comienza a poner las cosas en la barra. El chico que
atiende me mira de reojo.
Diego termina de poner las cosas y me atrae a su pecho y
me masajea el cuello. Está celoso y da mucha risa, porque
al pobre chico lo tiene intimidado y me siento mal. Me giro
para mirar a Diego, pero tiene una pequeña sonrisa en sus
labios.
El chico le dice cuanto es y le pasó la mitad del dinero,
porque yo también voy a comer. Diego frunce el ceño y yo
igual, al final termina accediendo. Una vez en mi
dormitorio pongo rápidamente la película porque Alejandra
y Cameron están teniendo su propia diversión en su
habitación.
—¡Dios mío! Qué vergüenza—me acerco a Diego, que está
comiendo una barra de chocolate. Él está tranquilo y no
parece sentir vergüenza al escuchar a nuestro amigo tener
sexo, a mí tampoco, pero Alejandra es ruidosa.
—¡Oh si, Cameron dame más duro! —Grita Diego
intentando imitar la voz de Alejandra y golpeando la pared
—. ¡Dame más, bebe! ¡Oh sí, qué bien te mueves! —Imita
Alejandra.
No puedo evitarlo y estalló en una carcajada: ¡Dios que
vergüenza! Alejandra va a matar a Diego. Lo miro y tiene
una sonrisa en los labios y golpea de nuevo la pared.
—¡Intentamos ver una película! —Grita Diego.
Sentimos otro golpe del otro lado de la pared.
—¡Y nosotros intentamos tener sexo, así que cállate
imbécil! —Le responde Cameron.
Diego se encoge de hombros y toma el control para subir
todo el volumen de la televisión. Da una palmaditas y me
acerco más a él, me rodea con su brazo pegándome su
pecho.
—Lo intente—dice con una sonrisa juguetona.
—De la peor forma.
—Lo intenté—repetí. Me da un beso, un breve beso y
ponemos atención a la película de a dos metros de ti. Voy a
llorar, estoy segura de eso, el libro ya me rompió el corazón
y ver a mi amado Cole Sprouse no ayuda para nada.
Pasamos toda la tarde viendo películas y comiendo comida
chatarra e incluso se unieron Cameron y Alejandra.
Nuestra tarde de películas mi amiga estaba risueña y
sonrojada, lo que significa que Cameron sí sabe moverse en
la cama.
Llega la noche y Diego está acostado en la cama solo con
bóxer, se ve increíblemente sexy con su pelo revuelto,
acaba de salir de la ducha y creo que está en plan de
provocarme. No estoy segura de poder resistirme a sus
poderes.
—¿Me deseas? —Pregunta con aire malvado.
—Ya sabes que si—dejo caer los brazos a mi lado.
—¿Quieres tener sexo? ¿Quieres que te lo haga lento y
suave Anastasia? —Su mirada me traspasa con mucha
intensidad.
No puedo evitarlo, pero me sonrojo y él sonríe
abiertamente. Sabe que voy a caer en cualquier segundo.
Muerdo mi labio inferior.
—Ven aquí—me hace una señal para que me acerque y lo
hago.
Cuando llegó a su lado Diego se sienta en la esquina y me
quita la polera y el pantalón lentamente, mientras lo miro,
adorando su pelo revuelto, desgreñado.
Desaparece de mi vista durante los breves instantes en los
que me quita la polera y éste me tapa la cara. Lo deja caer
al suelo de manera despreocupada y alarga los brazos por
detrás de mi espalda para desabrocharme el sujetador.
Luego desliza los tirantes y lo deja caer. Me agarra con
delicadeza de las caderas y se inclina hacia adelante para
pegar los labios a mi vientre.
Bajo los brazos y empiezo a acariciar sus hombros, ansiosa
por tenerlo desnudo del todo y por sentirlo en su totalidad,
y me lo concede, separando las manos de mi cuerpo de una
en una para permitir que le quite lo que le queda de ropa,
pero sin despegar la boca de mi estómago y mordisqueando
ociosamente mi cadera.
—Tienes una piel exquisita, Anastasia. —Su voz es grave—.
Toda tú eres exquisita.
Hundo las manos en su pelo y miro la parte trasera de su
cabeza mientras él se entretiene ahora en mi ombligo.
Como siempre, lo hace de manera lenta, suave y precisa,
consiguiendo que mi cuerpo vibre y obligándome a cerrar
los ojos como si estuviera soñando. <<Me encanta,
Diego>> En serio dije que últimamente giraba en torno al
sexo, tal vez, pero Diego tiene razón, es una buena forma
de expresar nuestros sentimientos.
Siento sus manos por todas partes, apretándome el trasero,
ascendiendo delicadamente por mi columna y
descendiendo de nuevo hasta la parte trasera de mis
muslos.
Noto cómo sus pulgares se cuelan por el elástico de mis
bragas y tiran de ellas hacia abajo hasta que las tengo a la
altura de las rodillas. Al bajar la cabeza y abrir los ojos, lo
encuentro mirándome. Sus ojos arden de deseo.
—¿Y si cierro la puerta con llave y nos quedamos aquí para
siempre? —Sugiere con un leve susurro, animándome a
mover una pierna cada vez para que pueda quitarme las
bragas—. Olvídate de lo que hay al otro lado de esa puerta
y quédate aquí conmigo.
Vuelvo a mi posición arrodillada y apoyo el culo en los
talones.
—Tal vez.
Tuerce los labios y alarga la mano para pasarme el pulgar
por el pezón.
—Tal vez —musita, centrando la atención en trazar círculos
con el pulgar alrededor de la oscura areola que rodea mi
pezón erecto—. Te amo.
Creo perder la razón cuando sonríe en mi pecho y levanta
sus ojos cafés para mirarme.
—Te amo, Diego —Alarga los brazos y tira de mí hacia
abajo hasta que estamos nariz con nariz. No puedo evitar la
sonrisita que se dibuja en mi rostro
— Nunca me cansaré de ti, Anastasia.
—Coincido. —Mi sonrisa se intensifica.
— ¿Vamos a hacerlo?—preguntó inocentemente mientras
me incorporó, separó las piernas y me colocó sobre su
regazo.
Él me ayuda, guiando mis piernas alrededor de su espalda
antes de sostenerme del trasero con las palmas y tirar de
mí.
—Creo que tengo el deber de hacerlo y satisfacer a mi
chica —Me da un beso en los labios—. Y yo siempre cumplo
con mi deber, Anastasia Evans.
—Bien —exhalo, y me pego a sus labios y cruzo los dedos
de mis manos por detrás de su cuello.
—Mmm —suspira, apoya la espalda contra la cabecera,
conmigo en su regazo. Se inclina sobre la mesilla de noche
y abre el cajón superior.
Saca un preservativo y me lo da.
—Pónmelo tú, Anastasia—me susurra, besando mi cuello.
Me detesto a mí misma porque me he quedado rígida. No
tengo ni la menor idea de cómo se colocan a pesar de que
ya llevamos mucho tiempo teniendo relaciones sexuales.
Jamás me lo había pedido hasta ahora y tampoco me daba
curiosidad siendo honesta.
—Da igual, hazlo tú, Diego—digo, intentando que mi miedo
parezca desinterés.
—Pero quiero que lo hagas tú. —Me empuja para que me
aparte un poco, expone su rígida longitud y se la sostiene
verticalmente antes de pasarme el condón—. Cógelo.
Vamos Anastasia, no te va a morder.
Lo miro y él asiente para infundirme seguridad, de modo
que alargo la mano y lo cojo.
—Sácalo —ordena—. Apóyalo en la punta y ve
desenrollándolo hacia abajo con delicadeza—es evidente
que vaciló al rasgar con cuidado el envoltorio y extraer el
condón, jugueteando con él entre los dedos. Sigo sus
instrucciones al pie de la letra. Apoyo el aro en la gruesa
cabeza de su erección. —Pellizca la punta —exhala
mientras me observa atentamente.
Deslizó el preservativo por su miembro hasta que ya no da
más de sí. Listo. Sonrió con mi trabajo.
—No tiene ningún misterio. Lo ves, Anastasia.—Sonríe al
ver mi cara de concentración y vuelve a colocarme sobre su
regazo, tan hacia adelante que puede levantar las rodillas
un poco por detrás de mí.
Me insta a incorporarme y acercar su erección a mi
abertura. Ambos jadeamos conforme desciendo de nuevo.
Me veo sumida al instante en un éxtasis absoluto, contengo
el aliento y me agarro de sus hombros. Gimoteo mientras él
da sacudidas dentro de mí.
Yo estoy arriba, y sé que sólo habrá movimiento cuando yo
lo permita, pero todavía no puedo moverme. Me siento
completamente llena, pero entonces estira las piernas y se
hunde todavía más en mi interior.
—¡Joder, Diego! —Exclamó, y estiró los brazos rígidos
contra él, con la barbilla pegada a mi pecho.
—Tú tienes el control, Anastasia—susurra—. ¡Joder!—
Meneo las caderas para demostrarlo.
Unas abrasadoras oleadas de placer me invaden, la fricción
roza mi punto más sensible justo en el sitio adecuado.
Meneó de nuevo las caderas, trazando círculos con ellas.
—Me encanta—jadea.
Relajó los brazos y me agarró a su rostro, cogiéndole las
mejillas entre las palmas mientras muevo las caderas una y
otra vez. Me impulsó hacia adelante, pegamos nuestras
frentes y la pasión de nuestras miradas se enfrenta.
—Esto debe de ser el cielo, eres mi ángel—susurra—. No
tiene otra explicación. Pellízcame, por favor—bromea en
sus últimas palabras.
Pongo los ojos en blanco e ignoro esas últimas palabras.
Asciendo y desciendo aferrándome a él con firmeza. La
presión que siento mientras él me llena me hace perder la
razón y me traslada a placenteros lugares con él. Ése es el
efecto que tiene en mí y, a juzgar por los gemidos que
escapan de sus labios, yo tengo el mismo en él. Estamos
hechos el uno para el otro.
Me aparto sin dejar de moverme y de apretarlo con mis
músculos para ver su rostro. Tiene el pelo alborotado.
Húmedos mechones cubren su frente. Me encanta. Me
observa con los labios ligeramente entreabiertos y las
sienes empapadas.
—¿En qué estás pensando? —Me pregunta desplazando las
manos a mis muslos—. Dime en qué piensas.
—Estoy pensando que te ves ardiente —Los músculos de mi
sexo se aferran firmemente a todo su miembro.
Actúo de manera calculadora, pero estoy totalmente
desinhibida. Entorna los ojos y hace un leve puchero, y
entonces el muy cabrón empuja hacia arriba. Suelto un
gemido.
—Silencio, mi bella.
—No hagas eso—gruño.
Se me empieza a nublar la mente, pero sigo moviéndome
sin parar. El exquisito calor que se extiende por cada
milímetro de mi piel me anuncia que ya llega mi orgasmo.
—Te va a escuchar Cameron y Alejandra. —Desplaza la
mano a mi pelo, me lo peina con los dedos y encuentra mi
nuca bajo los mechones húmedos.
—¡Calla! —Exclamó con una sonrisa—suelto otro gemido,
cuando entró de nuevo en él, cada vez siento más cerca mi
clímax y sé que también está apunto por cómo pene crece
más en mi interior.
—¿Vas a correrte, Anastasia?
—¡Sí! Por favor. ¿Tú estás listo?—suplico apretando las
piernas contra sus costados.
—Joder, siempre estoy listo para ti, Anastasia, no lo dudes—
Se incorpora y va directo a mi cuello, atacándolo con la
boca, besándolo y mordiéndolo—. Déjate llevar.
Y lo hago. Todos mis músculos se contraen. Grito. Echó la
cabeza atrás, dejándola relajada libremente mientras
tiemblo a su alrededor.
—¡Joder! —Grita, sorprendiéndome, incluso a pesar de mi
estado de arrobamiento—. Anastasia, noto tus
contracciones como me aprietas el pene.
Guía mi cuerpo extasiado hacia él. Soy incapaz de
responder, excepto por los músculos que continúan
aferrándose a Diego dentro de mí con avaricia. Alcanza el
orgasmo con un sonoro gruñido y un incontrolado
movimiento de caderas.
Yo me limito a dejarlo hacer, confiando en que me sostenga.
—No tienes ni idea de lo que me haces sentir, Anastasia. No
tienes ni idea, creo que jamás lo vas a comprender. Deja
que te vea la cara. —Me ayuda a levantar la cabeza, pero
no la mantengo erguida mucho tiempo. Mi pecho se
desploma hacia adelante y lo obliga a apoyarse de nuevo
contra la cabecera de la cama.
—Te amo—le susurro, besando su pecho.
Mariel:
Me pare y caminé por la pequeña sala, no tenía ni idea
porque esta miserable persona quería hablar solo conmigo,
tuve que viajar de Barcelona a Madrid para escuchar que
tenía que decirme esta persona asquerosa. La puerta se
abrió y entró el que fue alguna vez uno de los hombres más
poderosos de Madrid. Le sacaron las esposas y me dejaron
sola con él.
Me senté en la silla y me miró de arriba y abajo
detenidamente. Lo fulminó con la mirada y sacó una caja de
cigarro y encendedor. Él toma uno y lo enciende.
—Eres guapa—es lo primero que dice.
—No me gané este puesto por ser guapa, para qué querías
hablar conmigo—contestó con frialdad.
—He escuchado sobre los asesinatos y que hay un asesino
en serie muy inteligente en Barcelona—le da una calada su
cigarro—. Sé quién es esa persona, pero a cambio quiero
un tracto.
Solté una risa y negué con la cabeza. Me he matado estos
dos días averiguando más sobre la vida de Nicolás hasta
que encontré la clave de porqué Nicolás era como es ahora
porque está lleno de ira y solo quiere matar, porque él
sufrió abusos sexuales a los dieciséis años y estoy mirando
a la persona que lo abusó sexualmente, bueno uno de los
siete personas que abusaron de él.
—Cállate—dije enojada. Este sujeto era un maldito pedófilo
de lo peor, jamás defenderé a Nicolás y sobre los horribles
crímenes que ha está cometiendo, pero lo tenía a manos
atadas cuando era un niño—. Tu abusaste sexualmente de
Nicolás cuando no pudiste abusar de su novia. Sé que tenía
una deuda enorme debido a sus vicios a las drogas. Tú ya
sabía que sufría de enfermedades mentales y que con la
droga él callaba a sus demonios porque no sabía qué hacer.
Hice una pausa antes de continuar.
—Un día lo seguiste para que pagara sus deudas y supongo
que lo viste con su novia y poco a poco comenzaste a
obsesionarte con su noviade de él y lo empezaste a meter a
tu turbio mundo hasta que lo convertiste en alguien
asqueroso como tú. Pero el plan no te resultó muy bien con
Anastasia y ella escapó, pero aun, así como Nicolás, era
guapo, decidiste abusar de él junto con los otros
asquerosos que estaba ahí durante toda la noche.
Abrió sus ojos y le dio otra calada a su cigarro.
—¡Que lista! —Exclamó sarcásticamente.
—Y aun así no lo dejaste en paz, lo convertiste en tu chico
especial para traer a chicas inocentes para poder después
traficar con ella y venderlas o meterla a la prostitución. Tú
fuiste el culpable de que Nicolás se convirtiera en ese
monstruo. Te lo juro que jamás saldrá de esta puta prisión.
Bienvenido a tu nuevo hogar y una cosa a los demás presos
no le gusta la gente que comete abuso sexual, creo que lo
pagan con la misma moneda.
—Nicolás no es tan inocente, ya ha matado antes y nosotros
teníamos que hacer control del daño.
Lo miré por encima de mi hombro.
—Eso ya lo sé, pero tú tienes una gran responsabilidad y
espero que te hagan lo mismo que tú has hecho durante
tantos años jóvenes inocentes para que sepas lo que se
siente.

******
Cuando llegué a Barcelona fui directamente a mi
despacho para revisar si teníamos alguna información
nueva, los asesinatos parecen haber terminado o solo
estaba más tranquilo Nicolás. Cuando llegué estaba Harry
sentado. Me acerqué a mi puesto.

—Abusaron de Nicolás cuando tenía dieciséis años, ni


siquiera lo negó—me senté y me masajeó el cuello—. ¡Qué
asco de persona! Nicolás siente toda esa ira hacia
Anastasia porque como no pudieron abusar de ella,
abusaron de él y ella acabó también con sus negocios. Su
reinado cayó sin esa gente, Nicolás no es nadie.
—No lo puedo creer, pero Nicolás siguió trabajando con
ellos.
—Porque de seguro lo grabaron y lo tenía atado, además
que le sacaron provecho a su belleza convirtiéndolo en su
chico especial y también era un niño fácil de manipular más
con todos sus problemas—le explicó.
—Por cierto, Mariel, esta mañana encontraron el cuerpo de
un joven muerto de un disparo en su cabeza, el chico no
andaba en buenos pasos, ya sabe drogas, aún no se sabe
mucho y el caso fue asignado a Luis — puso los ojos en
blanco —. Ha estado calmado la cosa, no crees.
—Demasiado.
Me levanto y tomo plano de las hectáreas del parque
nacional. Lo estiro en mi mesa, miro el primer punto que
fue donde se encontró los tres primeros cuerpos y después
el otro punto donde se encontró el cuerpo de la chica. El
agua había 15 kilómetros de distancia, el asesino había
escogido este parque porque era uno de los más grandes y
tenía varias hectáreas de bosque y lagos.
—¿Quiere ir a hacer trekking? —Le preguntó Harry.
Él frunce el ceño y mira también el mapa.
—¿Quieres volver a ir? ¿Por qué?
—Puede que haya más cuerpo ahí, son 15 kilómetros en
donde puedo tirar otro cuerpo y no nos hemos dado cuenta

le di una palmada en su pecho—. Vamos, Harry.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos
en la recta final solo quedan 5 o 6 capítulos y cada
vez se acerca mas el final y también cada vez se me
hacen mas largo los capítulos así que tuve que dividir
los capítulos.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, ya
casi llegamos 1 millon de lecturas.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 67
Me picaban los ojos y me despedí del doctor, cuando salí de
la habitación Diego estaba leyendo el libro París era una
fiesta de Hemingway. Me quedo quieta mirando la escena
que tengo frente a mí, lo amo mucho. Él levanta la vista de
su libro y se levanta rápidamente de la silla.
—¿Cómo te fue, Anastasia? —Preguntó preocupado.
Suelto un suspiro enorme.
Acabo de estar una hora reviendo mis pesadillas que al
principio comienzan como un recuerdo mío y de Nicolás,
hasta que él comienza a estrangularme y se transforma en
mi pesadilla. Diego me aconsejó que volviera al psicólogo y
me recomendó al que fue él hace unos años atrás para
ayudarlo con su pesadilla.
—Doloroso—digo, abrazándolo con fuerza.
Él suspira y me besa la frente.
—Estoy bien Diego, solo es difícil revivir tus pesadillas
cuando quieres olvidarlas—miré mi teléfono y tenía que
reunirme con Harry, Mariel y Simón—. Me puedes llevar a
la comisaría, por favor.
—Claro, ¿van a hablar sobre los juicios? —Pregunta, toma
mi mano y me guía a la salida.
—Si, es la próxima semana y es el último juicio para
conocer su sentencia, por lo que sé, Simón y yo y otros
cinco jóvenes testificamos en su contra—explicó.
Me subo en su todoterreno y Diego como siempre me
abrocha el cinturón de seguridad. Pone su mano en mi
rodilla y le da una suave caricia. Él suspira y lo miro.
—¿Estas segura que quieres dar tu testimonio? —Preguntó
preocupado.
—Sí, hemos luchado mucho por esto. Además, que podrás
conocer a mis padres, mi madre te amará y mi padre...no lo
sé—acarició su barbilla.
—Me los ganaré Anastasia, no creo que tu padre sea tan
terrible.
—Mmm...lo hace más que nada para molestar, tranquilo sé
que en el fondo le vas a caer bien.—Lo animo.
Diego asiente y me da un suave beso en los labios,
acariciando mi pierna. Se aleja y corre rápidamente a la
puerta del conductor y se dirige a la estación de policía. Lo
miré y sentía curiosidad si él seguía teniendo pesadilla con
el accidente.
Solté un enorme suspiro y él me miró de reojo. Comencé a
jugar con mis dedos, podía sentir su mirada en mí.
—¿Ya no tienes pesadillas? —pregunto.
Diego para en un semáforo que está en rojo y puso su mano
en mi rodilla. Levanté mi mirada y sus ojos café me
miraban con mucha intensidad, se pasó una mano por el
pelo, un claro gesto que no le gustaba hablar sobre este
tema y lo entiendo, pero tenía curiosidad.
—No son pesadillas en sí...yo solo puedo ver los faros del
camión y luego siento que caigo un vacío y despierto
asustado. No sé si realmente son pesadillas en sí, muchas
veces solo siento que caigo y despierto—se muerde el labio
inferior—. Antes revivía todas las noches el accidente.
Él mira al frente y toma una bocanada de aire antes de
continuar:
—Amaba a mis padres y a mis mellizos con mi vida, eran mi
luz—sonríe—. Mi padre era italiano que se enamoró de una
loca española que puso su mundo de cabeza. Mi madre era
una verdadera loca y llena de vida que simplemente
enamoró a mi padre con su bella locura—suelta una risa—.
Siempre se amaron, realmente mi padre amaba a mi madre
e incluso era bastante cursi mi padre, supongo que lo
heredé de él. Fue mi mejor ejemplo—me mira de reojo—,
era mi ejemplo en todo, siempre supe que cuando
conociera a la chica que pusiera mi mundo de cabeza sería
la indicada.
Una sonrisa enorme apareció en mi rostro y me miró de
reojo. Sus ojos brillaban por mí.
⋙Te revelaré otro secreto—dobló a la izquierda y se
detuvo en una parte—. La razón de porque te digo bella es
porque mi padre se lo decía a mi madre, era un amor limpio
y romántico como el de nosotros Anastasia, jamás puse en
duda que tú eras esa chica. Yo sé que tú eres mi chica e
incluso cuando intenté odiarte, mi corazón siempre lo supo
y entendí que tenía que dejar de fingir.
Me derrito de amor por este chico, es perfecto, como se
supone que lo deje ir cuando yo también siento lo mismo,
con Diego todo es tan fácil, tenemos sexo alucínate, me
entiende, me ama locamente y me hace sentir especial
todos los días con sus palabras.
—Diego...
—Solo tú me conoces realmente—acaricio mi mejilla—. Te
amo Anastasia.
—¡Dios mío, me vas a matar de amor! —Exclamó
dramáticamente.
—¡Calla, Anastasia! —exclama riendo—. Tú tienes la culpa
de sacar a un Diego enamorado y cursi, me tiene desde el
primer momento que chocaron nuestras miradas.
Muerdo mi labio inferior.
—Tengo que controlarme con lo de ser tan cursi...—
Murmura para sí mismo y no puedo evitarlo, estalló en una
carcajada.
j
—No tienes que cambiar nada Diego, te amo como eres y
amo que seas tan cursi, es algo que me vuelve loca—
confieso con una sonrisa.
Él puso los ojos en blanco y continuó con el camino a la
comisaría por el camino. Diego me iba contando cosas
sobre su carrera que tenía que comenzar con las prácticas
en los hospitales y yo me morí por dentro porque Diego
vestido como médico puede ser un espectáculo hermoso de
admirar.

******
Harry me abrazó fuertemente y me invitó a entrar a otra
oficina. Miré un segundo a Mariel y comencé a caminar
rápidamente hacia ella y me abrazó con fuerza, aunque no
nos hemos visto casi nada, ella siempre me estaba
hablando y preguntando cómo estaba o si sentía algo raro
a mi alrededor. También sabía que estaba destrozada por
este caso.

Cuando nos separamos ,Harry tomó asiento a lado de mí y


me miró fijamente al igual que Mariel.
—¿Qué pasa? Porque están tan serios
—Solo estamos esperando a Simón, tenemos que preparar
tu testimonio para el juicio de la próxima semana—Mariel
daba pequeños toques con su lápiz—. Tenemos seis
testimonios en total—comenta Harry.
—¿Cómo has estado? —Preguntó Mariel.
—Bien, no he salido mucho para ser sincera—informo y
ellos asienten con su cabeza.
Me remuevo en la silla porque algo me oculta, me mira
fijamente que me hace sentir muy incómoda. El ambiente
está muy tenso tanto que podría cortarlo con una tijera.
—¿Te gustaría tener una tarde chica? Es mi tarde libre —
pregunta Mariel con una sonrisa tensa.
Harry la mira y ella asiente. Esto no me está gustando, ni
un poco, algo me ocultan y no están siendo sinceros
conmigo, lo noto por la tensión que hay en el despacho de
Mariel. Antes de que pueda seguir pensando algo más, la
puerta se abre y entra Simón con una enorme sonrisa y
abraza Harry y luego me da un beso en la frente.
—¿Cómo estás bonita? —Preguntó Simón, abrazándome.
—Bien—respondo cortante y soltándome de su abrazo—. ¿Y
tú?
—Mejor, ahora que te veo.
Mariel tose y toma mi mano, salvándome de la situación
incómoda. Ella sabe que estoy con Diego y bueno, supongo
que noto lo incómoda que me hace sentir Simón con su
confianza y que al parecer no sabes aceptar un no.
En ese momento entró un hombre con un traje y un
maletín. Harry hizo las presentaciones, era el abogado que
estaba tomando el caso y así pasamos toda la mañana
hablando y hablando sobre lo que teníamos que decir y
repasando la pregunta que nos podrían hacer los abogados
de la defensa de los asquerosos hombres.
Simón estaciona su auto frente a mi edificio, lo miro, estaba
muy pensativo, pero yo tenía una pregunta en mi mente
que no dejaba de rondar en mi cabeza una y otra vez
porque se supone que éramos un equipo.
—¿Por qué me lo ocultaste?
—Sobre los posibles asesinatos, porque ni yo me lo creía
Anastasia, nunca nos hemos llevado bien, es más, nos
odiamos, siempre tuvimos esta rivalidad, pero era porque
Nicolás era envidioso, pero aun así es mi pequeño
hermano, ha matado a varias mujeres. ¿Cómo quieres que
me sienta? No me lo creo hasta yo, simplemente no quise
preocuparte más.
—Tus padres nunca vieron las señales o algo raro en él
cuando era pequeño.
Él me miró y asintió.
—Claro que sí. Cuando tenía ocho años, mató un gato, al
principio pensaron que fue sin querer, pero luego un día mi
madre llegó conmigo del colegio y vio que mi hermano
estaba torturando a otro gato y las alarmas en mis padres
se prendieron—Suelta un suspiro y se relame el labio
inferior—. Lo llevaron a un psicólogo que dijo que tenía un
trastorno esquizotípico de la personalidad, que
normalmente aparece en los niños que no pueden
empatizar, estuvo en terapia por dos años y el doctor lo dio
de alta, ya que dejó de hacer esas cosas, al menos a la vista
de nosotros.
>>Supongo que cuando estuvo contigo, realmente se
enamoró y pudo esconder su demonio, pero se topó con la
gente equivocada y creo que fue inevitable—su labio
tiembla y se pasa una mano por la cara.
—¿Tus padres saben lo de los asesinatos? —Preguntó
alarmada.
—Tuve que decírselo todo...y fue la cosa más dolorosa que
he hecho, Anastasia, observar cómo a mis padres se le
rompía su corazón y se destruyen frente a mí, ha sido lo
peor. —Cierra sus ojos un momento y añade—: mi madre
llora todo el día y está pendiente de las noticias y mi padre
se ha cerrado ensimismo echándose la culpa por haber
criado un monstruo.
Nos quedamos en silencio unos largos minutos.
⋙Mis padres van a testificar encontra de Nicolás cuando
lo atrapen, supongo que para intentar de traer un poco de
paz a la familia de esas chicas. Muchos dicen que es de
admirar lo que van a hacer mis padres y otros dicen que no
pueden entender como le dan la espalda a su propio hijo.
Tomo su mano porque mi amigo está destrozado en estos
momentos y me necesita.
—La gente siempre va a hablar lo que quiera y siempre te
va a juzgar, aunque hagan las cosas correctas y tus padres
son fuertes y de admirar para hacer eso, no cualquier
persona lo haría, muchos padres lo negarían, pero tus
padres son unos guerreros—digo con sinceridad.
—Están destrozados, Anastasia, mi madre llora todo el día y
mi padre está todo el día pensativo, pero quieren hacer lo
correcto y ellos dijeron que no podía perdonar lo que hizo
porque él sabía lo que estaba haciendo y él sabía lo que era
bueno o malo en esta vida.
—Te admiro tanto Simón.
—Siempre te protegeré Anastasia, fue mi culpa todo esto—
me quedo callada—. Porque si no hubiera sido un patán
contigo, nunca hubieras conocido a mi hermano, bueno, no
de la forma en que estuvieron juntos—se pasó una mano
por la cara—. Todo es mi culpa, si tan solo hubiera sido un
buen chico contigo estoy seguro de que seguiríamos juntos,
tu hermano seguiría con vida Anastasia y nada de lo que
está pasando estaría pasando.
Nos quedamos en silencio.
—Simón, no es tu culpa, tomamos nuestras propias
decisiones, yo tomé las mías, tú tomaste la tuya y Nicolás
igual—
le recuerdo—. Éramos jóvenes, tú solo quería disfrutar de
la sexualidad. Supongo que yo quería vivir un romance
como los que leía en los libros, éramos jóvenes, cometimos
errores, pero aprendimos, bueno excepto Nicolás.
Apoyó su frente contra el manubrio y comenzó a sollozar,
me acerqué a él y lo abracé fuertemente.
—Me salvaste Simón, cuando iba a ser violada por siete
hombres, arriesgaste tu vida e incluso lo has hecho muchas
veces e intentaste ayudar a mi hermano—tome su barbilla y
limpie sus lágrimas—. Eres mi ángel y siempre estaré
agradecida por todo lo que has hecho por mí.
—Siempre me tendrás, Anastasia, esperaré por ti.
—Simón, no vivas en nuestros recuerdos, ve y busca a una
chica que te mire como tú me miras a mí, no es justo,
quiero corresponder a tus sentimientos, pero los míos ya
están ocupados.
Besé su mejilla y él me abrazó con fuerza.
—Como dije antes: siempre me tendrá a mí.
—Basta Simón, volví con Diego—confesé. Apretó sus labios
en una fina línea—. Lo siento Simón, pero Diego es
correcto, lo sé.
—¿Cómo lo sabes, Anastasia? —Pregunta molesto.
—Porque si Diego me pide que me case mañana con él, lo
haría sin pensarlo un segundo Simón, daría mi vida por él.
Lo amo como nunca he amado a nadie.
Simón sé que quedó callado, podía ver cómo su mente
estaba trabajando para sacar cualquier excusa, pero esta
vez estaba dejando las cosas claras. Él solo me miró y yo
suspiré.
—Eres mi amigo Simón, te quiero un montón, pero te
mereces una chica que te ame con locura y con pasión.
Él negó con su cabeza, pero mira que es cabezón, en fin,
tampoco podía hacer algo por mi parte, estaba más que
claro y todo dependía de él, pero de mi parte solo iba a
tener una linda amistad.
—Siempre esperaré por ti—me susurro con la voz rota.
—Espero que lo piense bien Simón—me bajé del vehículo y
Mariel estaba apoyada en la pared. Cuando me acerqué,
ella estaba mirando como el auto se marchaba y después lo
seguía un auto de policía.
—Desde aquí puede ver cómo le rompiste el corazón—
bromea.
Solté una bocanada de aire. Eso me hacía sentir falta, sé
que lo hice, pero es que tengo que ser sincera, Simón
simplemente no acepta un no de mi parte, está empeñado
en una vieja historia que para mí fue divertida y a la vez
dolorosa, tal vez, él tiene otra perspectiva de cómo fue,
pero para mí fue de lo peor, nunca me había sentido tan
poca
cosa estando en esa relación y eso que solo fueron 3 meses.
Cuando entramos en mi departamento dejé a Mariel en la
cocina pidiendo pizza y comida china y yo subí a mi
habitación. El departamento estaba a solas, Alejandra,
Cameron y Diego estaban en la universidad. Cuando entré
en mi habitación supe que algo no andaba bien, alguien
había estado aquí.
Miré a todas partes y solté un grito. Negué con la cabeza y
miré esa roza azul que estaba en el centro de mi cama.
¡Dios mío, Nicolas estuvo aquí! Solo una persona en mi vida
me ha regalado rosas azules. La tomé con fuerza y las
espinas se me clavaron en la mano, aún puedo recordar
cómo fue la primera vez que me regaló una rosa: Hace 4
años atrás:
Salí del colegio junto a Alejandra, quien me está dando los
motivos de porque tengo que dejar a Simón y que solo me
ve como una chica más de su grupo. Yo suelto un suspiro,
porque tampoco le conté que me besé con su hermano y
desde que pasó eso lo he estado evitando a Simón y
Nicolás, dos chicos rubios que me estaba volviendo loca.
Estaba en un verdadero triángulo amoroso que ni yo misma
sabía cómo me había metido. Apenas escuchaba lo que me
decía Alejandra. Paré en seco y miré el asqueroso
espectáculo que veían mis ojos, Simón estaba rodeado de
tres chicas y sus amigos. Simón tenía una mano en el
trasero de una chica y la otra sujetaba la cintura a otra
chica.
Me picaron los ojos y tenía ganas de llorar, pero no lo iba a
hacer. Alejandra se calló y soltó un gruñido.
—Lo odio es un playboy de mierda, en serio quieres ser una
más. Respétate un poco más Anastasia—me giré para
mírala y se calló.
—Déjalo Ale—dije amablemente, mientras me alejaba.
—¡Mierda Anastasia, la he cagado, pero te mereces algo
mejor y lo sabes! Te está destruyendo, déjalo por favor. —
Ella me abrazó con fuerza y asentí.
Tenía razón, tenía que valorarme un poco más. Yo valía
mucho más que ser otra más del montón y Simón no se
merecía ni un segundo de mi tiempo. Me senté en una
banca y me despedí de la rubia.
En mi campo de visión apareció el chico más misterioso del
colegio y venía directo hacia mí. Miré a Nicolás con recelo
y me mostró una perfecta sonrisa blanca que podía quitar
el aliento a cualquier chica, es guapo, vale, es muy guapo y
misterioso. Él inclinó su cabeza y tenía una de sus manos
detrás de la espalda.
—Hola Darling—me dio un suave beso en la mejilla y se
sentó a mi lado. Me quedé mirándolo, esperé un segundo,
acaba de llamarme Darling que es adorada.
—Hola, Nicolás—susurré, miré al frente y vi como Simón se
besaba con otra chica.
—Aún sufres por el imbécil de mi hermano, creo que te
mereces alguien mejor—dice con recelo.
—En eso tiene razón, termine con su juego—digo decidida.
Me giro para mirarlo y veo que en su mano sostiene una
rosa azul, él tiene una hermosa sonrisa y toma mi mano con
cuidado dando una pequeña caricia. Me quedo sin aliento.
—¿Quieres salir conmigo, Anastasia? Me gustas mucho y no
he dejado de pensar en nuestro beso.
—Nicolás..., yo—comienzo a decir confundida hasta que
alguien tose ruidosamente, ambos levantamos la mirada y
vemos a Simón, quien sigue agarrando a una chica del
último año.
—¿Qué haces tú con mi chica? —Le reclama Simón a
Nicolás.
Suelto una risa y me levanto para encararlo, es un capullo a
lo grande y tiene unas pelotas enormes al venir a
reclamarme algo y más a decir que soy su chica. ¡Dios es
un imbécil que mierda le vi! Pensé que sería entretenido y
alocado, pero solo me he sentido poca cosa a su lado
viéndolo con más chicas que tienen más pechos y culo que
yo y mucho más guapa.
Nicolás se levanta de la banca y le da un empujón a su
hermano.
—No es tu chica y le estaba pidiendo una cita seria, solo
nosotros dos. Ella se merece mucho más de lo que tú le das
—dice con voz ruda—. Déjala en paz.
Simón suelta un gruñido y toma de mi brazo con cuidado y
me aleja de Nicolás, pero sin soltar a la otra chica que era
mucho más guapa que yo. Me sentía como una mierda.
—Vamos a tener una fiesta, ¿te vienes? —Pregunta con una
sonrisa y apretando más la cintura de la chica y ella pasa
su mano por su pecho.
Me crucé de brazo y negué con la cabeza. Mi paciencia
tiene un puto límite y Alejandra tenía razón: merezco algo
mejor, así que Simón se puede meter su fiesta por donde le
caiga.
—No—digo enojada—. Se acabó.
Él le susurra algo a la chica y ella se aleja lentamente de
nosotros. Alzó una ceja.
—¿Estás segura? —Pregunta con ironía. —Piénsalo muy
bien Anastasia, no volveré a ti. Tú sabes que yo no busco a
las chicas que terminan conmigo.
Solté una risa ¡Es un imbécil! Como puede ser tan imbécil y
ciega, es en serio que el amor te ciega hasta que alguien te
echa las cosas en la cara como Alejandra o Nicolás que
comienza a ver en qué parte estás fallando.
—Más segura de lo que he estado en toda mi vida, Simón.
Se acabó, no quiero ser más una de tus chicas y no te
acerques más a mí.
Él soltó una risa y se acercó peligrosamente a mí, me
quedé quieta en mi lugar. Puso sus manos en mis hombros
y comenzó a bajar lentamente, haciendo que mi respiración
se entrecortara.
—¿Seguro que no quieres sentir mi tacto de nuevo y mis
besos?—me susurro con voz ronca.
Lo miré con verdadero odio y me solté de su agarre con
brusquedad.
—Puedes dárselo a otras chicas, porque yo ya no seré
nunca más de tus muñecas, ni de ti y de nadie más, nunca.
Me entendiste imbécil. —Le di un empujón y caminé hacia
Nicolás, quien me ofreció una rosa.
—Te ves linda cuando estás enojada—dice Nicolás—. Me
gusta Anastasia, y no estoy jugando a nada contigo
¿aceptas salir conmigo?
Tomé la rosa y asentí con una sonrisa.
Presente:
Mariel me quitó la rosa y me arrastró prácticamente al
baño, la puso en lavamanos limpiando la sangre. Siento que
me habla, pero no puedo responder. Ella me hace sentarme
en la taza del baño y me limpia la mano.
—¿Qué te pasa, Anastasia? —Pregunta preocupada.
—Nicolás...esa rosa, solo él me daba rosas azules—mis ojos
se llenan de lágrimas y apenas la puedo ver. Mariel se pone
de pie y saca su pistola rápidamente.
—¡Mierda! Quédate aquí y echa llave al baño cuando salga
de aquí—me ordena. Revisa la ducha y cierra la puerta.
Pongo seguro, es mejor no llevarle la contraria a Mariel, la
verdad es que me intimida mucho.
Pasan varios minutos y Mariel me dice que salga. Me
abrazo con fuerza y escondo mi cara en su cuello, lloro todo
lo
que puedo en sus brazos que me resultan reconfortantes en
estos momentos. Pasamos una hora acostados, ella acaricia
mi pelo e intenta subirme el ánimo contándome anécdotas
de su infancia.
—Vas a tener que poner más seguridad, Anastasia, voy a
llamar a alguien para que la ponga ¿te parece?
—Claro.
Ella se levanta y contesta su teléfono, camina de un lado a
otro dando órdenes a la persona del otro lado de su
teléfono.<< Despierta Anastasia>> Te estás comportando
como una verdadera niña, reacciona de una buena vez y
deja de lamentarte—me digo a mí misma.

******
Cuando llegaron los chicos estaban instalando nuevas
cerraduras. Diego se acercó a mi preocupado y me abrazó
con fuerza. Acaricié su espalda para que se relajara,
estaba bien y solo fue una amenaza.

—¿Qué mierda pasa? —Preguntó preocupado.


—Nicolás—susurro.
—¿Lo viste o qué pasó? —Aparta el pelo de mi cara.
—Me dejó una rosa en la cama. Está muy cerca de mí,
Diego—digo preocupado.
—Listo—dice el cerrajero. Me pasa las nuevas llaves y
explica el nuevo sistema de cómo es uno de los más
seguros y bla, bla...apenas puedo seguirles el ritmo a sus
palabras.
La noche llegó y tuve mucho miedo de que algo pasara,
prácticamente dormí con un ojo abierto y el otro cerrado,
apenas dormí y me removí en la cama de un lado a otro y
Diego lo notó porque puso su mano en mi cintura y me
atrajo a su pecho.
Me levanté como un zombi y caminé directamente a la
ducha, sentía una presión dentro de mí. Tomé una larga
ducha intentando relajarme y después hice todas mis
necesidades. Diego me dio un beso y se metió dentro del
baño. Solté un suspiro apenas habíamos hablado. Me vestí
toda de negro, no tenía ánimo de combinar mi ropa o
pensar si se iba a ver bien, creo que también reflejaba mi
estado de ánimo.
Unas manos me abrazaron de la cintura y me apego a su
pecho.
—Te amo—me susurro, mordiendo mi oreja.
Me giré entre su abrazo para míralo y aparte su pelo
húmedo de la frente y le di un suave beso.
—Te amo, mi chico ardiente y cursi—le digo, acariciando su
mejilla.
—Como amo escucharlo jamás me cansaré de esas palabras
—sacó unos pantalones, bóxer y una camiseta blanca,
comenzó a vestirse—. ¿Estás mejor? —Preguntó
preocupado.
Me pongo de puntilla y busco mi navaja, necesito
protección ahora que sé que Nicolás estaba cerca de mí, lo
necesitaba. Estiró un poco más mi mano y tocó algo duro.
Bingo me la guardó rápidamente en mis pantalones.
—Si—me acerqué a él y le di un enorme beso, nuestras
lenguas se juntaron y Diego apretó su erección matutina
contra mí que me hizo jadear. Nos separamos porque
teníamos universidad—. Siempre estás caliente.
—Contigo cada segundo—responde, pasando una mano por
el pelo—. Vamos, me muero de hambre, de comida y
también de sexo, pero eso será para la noche—me guiña un
ojo.

******
El día transcurre lentamente y camino por los pasillos de
la universidad, pero de repente mi piel se eriza y los pelos
se

me ponen de punta. Miro a mi alrededor y no veo nada, sé


que está ahí, pero en qué parte y cómo puede pasar
desaparecido. Camino un poco y doblo por la izquierda, una
mano tira de mí y me pega contra una pared. Abro los ojos
y veo a Nicolás con una enorme sonrisa malvada y siento
como me clava un cuchillo en mi estómago.
—Quédate quieta y se buena niña—me susurra. Yo asiento
una y otra vez—. Saldremos de aquí y te subirás a mi auto,
no armarás un escándalo porque si lo haces te mato frente
a todo el puto mundo, ¿Entendiste?
Asentí con mi cabeza y él se volvió a poner la capucha, pasó
una mano por mi cintura y sentía como se me clava en mi
estómago. Respiré profundamente, necesitaba pensar y ver
como salía de esta con vida. Salimos de la universidad
rápidamente y me apunto a donde tenía aparcado su coche.
—Te gustó mi rosa, fue como los viejos tiempos, ¿verdad? —
Me dio un beso en la mejilla—. Tranquila Anastasia, que
aún no empieza la fiesta y tu cuerpo ya está temblando.
—Nicolás...
—Cállate o te mato, Anastasia, te juro que he deseado que
llegara este día. Te tortura, te violare y luego te matare
lentamente y después descuartizare tu lindo cuerpo o lo
conservare, aún no lo tengo claro que haré con tu lindo
cuerpo cuando este sin vida—me susurro, dándome un beso
en el cuello.
Un sudor frío recorría mi espalda, estaba enfermo, un
jodido enfermo de mierda. Miré a todas partes intentado
hacer algo, pero él lo notó y presionó aún más su cuchilla
en mi estómago y sentí como la punta de la cuchilla
penetra un poco mi piel. Solté un gemido de dolor.
—Sigue caminando Anastasia—me apretó el brazo.
Tragué duro y apreté mis manos en puños. Cuando
llegamos a su coche él abrió la puerta y me agarró con
fuerza la muñeca.
—¡Súbete al puto coche, ahora! —Exclamó enojado.
Lo miré un segundo y vi que había guardado la cuchilla, no
lo pensé dos veces y levanté mi rodilla impactando con sus
partes nobles, él se dobló y comenzó a gruñir. Comencé a
correr, pero él me agarró y mi puño impactó con su cara y
cayó al piso, no lo pensé otra vez y le pegué una patada en
su estómago que hizo que se doblara y comencé a correr a
la universidad. Mire el auto e intente memorizar la
matrícula, cuando estuve en la entrada hablé con el equipo
de seguridad quien avisó a la policía. Mis ojos me picaban y
quería llorar. Estuvo muy cerca, joder. Apenas podía respira
aun podía sentí la navaja clavada en mi piel.
Veinte minutos después Harry tomaba mi declaración y
Diego me abraza con fuerza. Sabía que esto estaba a punto
de acabar y me salvé por muy poco cómo es posible que
dejé entrar a la gente, así como así en la universidad se
supone que por algo tenemos un pase.
Harry me ordenó que me fuera a mi departamento al igual
que Alejandra y Cameron, todos accedimos sin objeción
alguna, sabíamos que era peligroso y de hecho ninguno de
ellos sabía que Nicolás era el asesino en serie. Durante el
camino Diego me estuvo abrazando y tarareando canciones
para relajarme, pero no lo podía hacerlo, estaba muy tensa.
¡Dios mío! Todo fue tan rápido que ni siquiera entiendo
cómo me puede escapar de él, pero sé que esto aún no
llega a su fin.
Cuando llegamos a mi cuarto Diego me dejó en la cama y
levantó la polera porque tenía pequeñas gotitas de sangre y
me dolía un poco el estómago. Él me limpió y me curó, yo
lloraba en silencio. Cuando termino me abrazó con fuerza.
—¡Anastasia, lo siento tanto debería haber estado contigo!
—Me besa la mejilla y seca mis lágrimas—. Soy un imbécil.
—Diego, no, no, estaba en un examen y tenemos diferentes
ventanas—digo con sinceridad—. No es tu culpa, lo
importante es que puede escapar, estoy aquí y cremé que le
di una buena paliza.
Su cuerpo se tensa y yo acaricio su espalda para que se
relaje. Nicolás nunca me ha podido ganar en las peleas, soy
más rápida que él, por eso él usa armas o las personas que
amo para tenerme acorralada o si no lo derrotaría como
hoy.
—Casi te pierdo Anastasia: ¡Dios...no, no, no! —Comienza a
decir una y otra vez Diego. Yo lo abrazo con más fuerza y le
doy besos por su cara para que se relaje. Siempre he
sabido defenderme y esta no sería una excepción. Nicolás
era inteligente, pero a la vez muy lento.
—Diego, tranquilo, estoy contigo—lo reconfortó.
—Lo siento Anastasia, debería estar calmándote y no
preocuparte más, pero eres lo más importante que tengo
en mi vida—dijo en un susurro—. Lo eres todo para mí y
si... —niega la cabeza—. Eso no va a pasar—dice para sí
mismo.
—Nada me va a pasar—digo con una sonrisa forzada.
Me mira y frunce el ceño. Salta la vista que no me había
creído, pero bueno es que nunca podremos asegurar
nuestro futuro, así es la vida, no podemos dar nada seguro.
Muchas personas se van de nuestra vida muy temprano o
repentinamente, pero todos en algún momento moriremos,
es lo único que tenemos seguro y eso duele mucho, muchas
veces queremos que las personas que amamos sean
infinitas en nuestra vida. Me encantaría que Diego fuera
infinito, que nada le pasara por él sufrirá todo lo que
Nicolás me dijo con tal de que él esté a salvo. Daría mi vida
sin pensarlo al igual que la rubia, mis padres, mis amigos y
mis abuelos. Aún puedo recordar como hace dos años atrás
Nicolás me amenazó con matar a mis abuelos, había estado
tranquila con ellos durante seis meses y cuando lo volví a
ver fue lo peor y entendí que tenía que alejar a todo el
mundo de mí, porque realmente tenía un demonio detrás
de mí.
Nicolás nunca me va a dejar en paz hasta que uno de los
dos muera o vaya a la cárcel.
—Te amo Anastasia—me susurró Diego con voz ronca.
Sonreí esas palabras realmente me daban vida para luchar
por mi vida, para no ser una débil en estos momentos,
necesitaba recordar que la vida podía ser maravillosa
cuando encuentras a la persona correcta y sé que Diego lo
es.
—Te amo Diego Rivero—dije besando sus labios.
Nicolás:
Miro por el espejo retrovisor como un policía me hace una
señal que me parara a un lado. ¡Maldita, perra! Tomó la
pistola y la guardó rápidamente. Me bajo del vehículo y veo
que la policía anota mi matrícula.
Miro a mi alrededor y no hay casi nadie por aquí. El policía
termina de anotar la matrícula falsa y se acerca a mí con su
libreta. Lo miró y sonrió.
—Dígame oficial—me cruzo de brazos.
—Necesito sus papeles y su carnet de conducir. Estamos
buscando a una persona, así que le pido que coopere y
quítese los lentes de sol y la gorra—dice.
Le entregó una falsa documentación y los papeles del auto.
Él los toma y comienza a hablar con alguien más, mientras
ve los papeles me vuelve a ordenar que me quite el gorro y
los lentes. Lo hago y él abre los ojos, pero antes de que
pueda hacer algo le entierro la navaja en la garganta.
El policía cayó al suelo y sacó mi pistola, le disparó en la
frente acabando con su vida. Tomó su cuerpo y caminó un
poco y lo tiró por un barranco. Me subo en auto de policía y
lo dejo a la orilla y lo empujo donde cae en el barranco. Me
subo rápidamente en mi auto y acelero. No dejaré que
nadie me atrape antes de matarla, tengo que matarla de
una buena vez y hoy día estuve a punto, pero esa maldita
perra se me escapó.
Cuando llego a mi casa me bajo y limpio mi navaja de la
sangre del estúpido policía. Son unos ineptos los policías.
Entró en el sótano y observo con una sonrisa burlona como
la chica me mira con verdadero horror.
Me agacho para estar a tu altura.
—Tu peor error fue subirte en un auto de un desconocido.
Bienvenida a tu último día—digo con odio. Voy a
desquitarme con ella y hacerle pasar un verdadero infierno
por ser una estúpida.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Ya estamos
en la recta final solo quedan 5 capítulos y cada vez se
acerca mas el final y también cada vez se me hacen
mas largo los capítulos así que tuve que dividir los
capítulos.
Muchas gracias por tanto apoyo, ya llegamos a 1
millón de lecturas
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 68
Entre mi departamento y apoyé mi espalda contra la
puerta, me pasé una mano por la cara. Estoy tan cansada
de esta situación que en estos días me han seguido tres
policías, literalmente tengo más seguridad que Kyle Jenner.
Una mierda todo esta situación. Y lo más gracioso es que
Nicolás es un maestro de disfraz que puede andar por
cualquier parte sin que lo atrapen, supongo que es porque
se ve más como un ángel y tú realmente te cuestionas, si él
es capaz de cometer esos crímenes.
Guardo los documentos en mi mochila, hoy día estuve
entregando y dejando algunos documentos importantes
para mí. Necesitaba tener todo en orden por si algo me
llegara a pasar. Camino por el pasillo hasta llegar a mi
salón.
¡Dios mío! ¿Cuándo será el día en que lo van a atrapar? Me
parece incluso estúpido que no lo puedan atrapar. Joder, es
que no entiendo. Lo peor es que el caso se está haciendo
mundialmente conocido que en España tiene una asesino
serial y que no pueden atraparlo así que enviaron a un
agente del FBI para ayudar.
La situación ha llegado al punto crítico e incluso quiere que
allá pena de muerte por los horribles asesinatos, la gente
pide justicia por sus hijas. Me duele el corazón porque sé
que Nicolás no va a parar hasta matarme y es muy
inteligente, Nicolás tiene un cerebro brillante y es muy
astuto, por eso tampoco puedo culpar en lo lento que han
sido los policías en encontrar pista, porque hasta nosotros
mismo con Simón, nos costó encontrar pistas, es demasiado
inteligente y revisa más de 10 veces las escenas de sus
crímenes. Literalmente es imposible.
Camino a mi cocina, pero me detengo porque encuentro a
Diego en mi cocina cantando una canción de Ed Sheeran.
Lo miro y siento un nudo en mi garganta, lo he sentido
desde ese encuentro con Nicolás, no he dormido bien,
apenas he comido y lo peor es que apenas he podido cruzar
palabra con Diego y no porque estemos peleados, sino
porque simplemente me ha dado una ansiedad terrible.
En fondo de mí, sé que tal vez no podré cumplir la promesa
de Diego y duele, porque lo amo tanto y sé que me
prometí luchar por mi vida para darle ese final que tanto
quiere Diego.
Lo que me aterra de Nicolás es que yo no sería su primera
víctima, ni su segunda, Nicolás es un experto matando
mujeres y por lo que vi, creo que lo disfruta es como un
juego para él donde no le importa nada más que su propio
placer para él las mujeres somos basura. Me limpie una
lágrima que recorrió mi mejilla, lo tenía aceptado, había
una gran probabilidad que muriera y una mínima que
saliera viva, pero sé que si lo hago jamás volveré a hacer la
misma.
¡Mierda! No quiero ser otra de sus víctimas es que ni
siquiera me he puesto a pensar que es lo que les hace a
esas chicas. ¡Pero joder, no me dejaré vencer tan fácil y
pelearé hasta el final por mi vida!
Respire profundo antes de acercarme lentamente donde se
encontraba Diego cantando la canción one de Ed Sheeran.
—¡Mi bella, llegó!—Exclamó. Se giró y me dio un beso
fugaz en mis labios.
—Invadiendo mi cocina, Diego— me sonrió mostrándome su
perfecta sonrisa y sus manos fueron bajando hasta llegar a
mi trasero—. Y manoseándome ¿terminaste de tocar mi
trasero? —Levanté una ceja.
—Aún no—dijo riéndose.
—Pervertido—lo pinché de broma.
Di un paso atrás y él me imita. Comienza a caminar hacia
mí de una forma lenta y peligrosa. Sus ojos tenían un brillo
juguetón y su sonrisa era pecadora. Solté un pequeño
suspiro, era tan guapo. Mi chico cursi y ardiente, es
perfecto jodidamente perfecto haría cualquier cosa por él.
Di un salto cuando sentí que tope con la encimera y Diego
ladeo su cabeza. Puso sus manos en mi cintura y me alzo
con facilidad y me sentó en la encimera, se puso
entremedio de mis piernas.
—¿Qué te ocurre? —Preguntó preocupado, acariciando mi
mejilla.
—He tenido malos pensamientos, pero que crees ahora que
tengo a mi chico cursi y ardiente, me siento mejor y esos
pensamientos se van.
—Me alegro. —Frunció el ceño—. He estado algo
preocupado por ti, así que he decidido hacerte un pastel de
chocolate.
Solté una risa y pasé mis brazos alrededor de su cuello.
—¿Gracias?
—Joder, me encanta verte sonreír, nunca borres esa sonrisa
para mí, ¿entendido?
Sonreí aún más y él me dio un suave beso, pero su
expresión cambió rápidamente. Sentí como el ambiente
comenzaba a cambiar entre nosotros. Sé que hemos estado
algo distantes. Diego igual ha estado pensativo. Han
pasado casi 4 días y no hemos tenido sexo, tampoco hemos
hablado tanto y hemos estado casi siempre con mis amigos.
—Anastasia, ¿te gustaría que te diga una frase cursi? —
Preguntó con una sonrisa traviesa y a la vez tierna donde
se le marcan los hoyuelos.
—¿Tienes una para mí? —Preguntó curiosa y una sonrisa
apareció en mis labios.
Él asintió.
—Sé que mi forma de querer es brutal y sin frenos que
amortigüen lo que siento por ti. No sé si es la correcta o no,
pero es la única que conozco y que he aprendido contigo.
Amo amarte como no tienes ni idea.
—Te falto salvaje—bromeó con una sonrisa en mis labios.
—Ja, ja, ja mira cómo me río. Muy graciosa. ¿Te gusta como
es mi amor por ti?
—Diego, eres perfecto, jamás, dudes de ti mismo, eres una
persona maravillosa. Eres el sueño de cualquier chica.
—¿Lo soy? —Pregunta con una sonrisa.
—Aja.
—Pensé que antes era el sueño de cualquier chica, ya sabes
era mujeriego, fiestero, boxeador y todo un tóxico
¿acaso no es lo que quiere últimamente las chicas?—
bromea.
—¡Qué imbécil! —Suelto una carcajada—. Prefiero a mi
chico cursi y ardiente, eres el mejor. Ademas que no me
gustan los chicos tóxicos.
—Bah, y yo que pensaba hacerte un cuarto rojo para jugar
entre tú y yo. Y cumplir todas mis fantasías sexuales
egoístamente y sumergirte en un mundo de perversiones
con juguetes sexuales.
—¡¿Qué?! —Exclamé riéndome.
—Ya sabes tenemos que hacerle honor a tu nombre,
¡Anastasia!—Bromea.
No puede evitarlo y estalle una carcajada. ¡Ay mi dios! Está
ya delirando. Él se une a mí y me abraza con fuerza.
Entierra su cara en mi pelo y comienza a darme suaves
besos en cuello.
—Me alegro de que vuelvas a sonreír con mis estupideces—
toma mi cara en sus manos—. Siempre sonreí Anastasia.
Para mí siempre hazlo. —Me ordena.
—Estas algo mando—digo con una sonrisa.
—Tal vez—susurra.
Sus manos acariciaban mis muslos y entrecerré mis ojos
con desconfianza.
—Diego—, susurre—. ¿Acaso quieres cumplir otra fantasía
de tener sexo en la cocina? —Pregunté de broma.
Él me sonrió de lado mostrando sus hoyuelos. Era una
sonrisa arrebatadora que podía quitar el aliento a cualquier
chica y él lo sabía muy bien. Solté un suspiro.
—¿Estás leyendo mi mente?—Preguntó con la voz ronca y
asentí con mi cabeza—. Me has pillado. Es una fantasía que
tengo hace tiempo y creo que hoy se hará realidad—dice
muy seguro de sí mismo.
—Diego, la cocina...—antes de que terminara la frase me
beso y comenzó a desabrochar mi chaqueta y a sacarla
lentamente.
Su lengua juega con la mía y su mano no pierde el tiempo
se va a mi pecho donde los masajea por encima de mi
polera. No pierdo el tiempo y tomó el dobladillo de su
polera y comienzo a subirla, dejando a la vista ese perfecto
y musculoso torso. Él levanta sus brazos y se la saco.
Diego apoya sus manos en la encimera y me besa con
fuerza arrancándome un gemido de sorpresa, lo necesito
más cerca. Mis piernas lo rodean con fuerza y lo atraigo
más a mí. Su pelvis choca con mi sexo y ambos suspiramos.
Pone sus manos en mi trasero y me pegó aún más a su
erección. Puedo sentirlo duro y como va creciendo dentro
de su pantalón.
Diego comienza a abrir lentamente mi blusa y me empuja
un poco para que me acueste en la encimera. Abre mi
camisa y va dejando pequeños besos en mí estómago hasta
llegar a las copas de mi sujetador que baja un poco para
dejar mis senos al descubierto.
—Tiene unos pechos perfectos—murmura con una sonrisa.
—Aja.
Suelta una risa antes de llevárselo a la boca y chuparlo con
fuerza, su lengua pasa alrededor de mi pezón y lo tira
haciéndome jadear. Su otra mano se une a la fiesta en mi
otro seno. Mi cuerpo comienza a temblar por las cosas
magníficas que le está haciendo a mi cuerpo.
—Eres la chica de mi vida, Anastasia. —murmura, dándome
pequeños besos caliente en mi cuello.
Un nudo se instaló en mi garganta y no puede evitar que se
me empañara los ojos, porque ya no sabía cuánto tiempo
me quedaría de vida con el demonio que tenía detrás de mí.
Tenía el tiempo contado y tenía que ser más rápida cuando
me enfrentara a él.
Miro a Diego y sonreí. Él era uno de mis mayores motivos
para luchar, mis padres eran mi mayor motivo, no quiero
que sufra otra perdida. Mi padre no lo soportaría. Tengo
muchos motivos para luchas más cuando ahora mi vida
vuelve a llenarse de color.
—Te amo, Diego—cerré los ojos y respiré profundo antes de
volver a mirarlo. —No lo olvides nunca, ¿vale?
Tomo mi cara entre sus manos y me observó fijamente.
—Te amo tanto Anastasia—me susurro con la voz ronca.
Vuelve a besarme y empuja de nuevo mi espalda hasta que
estoy de nuevo recostada en la encimera y su mano
desabrocha mi sujetador. Y me lo quita lentamente y
después las zapatillas.
Suelto un suspiro de desesperación, lo está haciendo a
propósito. Él suelta una risa, lo que me indica que se lo
está pasando bomba con su juego de seducción. Me quito
las dos zapatillas y sus manos fueron subiendo de a poco
por mis piernas haciendo que mi respiración se altera aún
más.
Tira de la cintura de mi pantalón y con su otra mano
desabrocha el botón y baja el cierre. Lo miro y tiene una
enorme sonrisa. Niego con la cabeza, amo verlo tan
contento. Comienza a bajar mi pantalón y me da un
golpecito para que levante la cadera y poder retirar el
pantalón.
—Con una sola mano me puedes desvestir—alzó una ceja—.
Tengo que contarlo como otra de tus innumerables talentos
tuyos—bromeo.
Soltó una risa y apoyó su frente en mi hombro. Me giré
para mirarlo y me guiño un ojo, antes de volver darme un
beso donde fue un beso más tierno y se tomó su tiempo
antes de separarse de mí y tira de mi pantalón para que
saliera.
—Muy sexy, Anastasia—se mordió el labio inferior y me
miró detenidamente. Se acercó a mí y mis piernas rodearon
su cintura acercándolo más a mí.
Mi mano bajó lentamente por sus duros abdominales, bajo
la atenta mirada de él quien me sonreía divertido hasta que
llegue al inicio de su pantalón y desabroche el botón y mi
otra mano fue hacia el bolsillo de atrás y saque su billetera.
Se la puse en su mano y él rápidamente extrajo un condón
y lo dejó a un lado.
y j
Soltó un gruñido, cuando mi mano llegó a su dura erección
y comencé a tocarla por encima del bóxer, que hizo que él
soltara un gemido. Lo observe tenía los ojos cerrados y
comencé a bajar su bóxer dejando libre su erección. La
tomé y mi mano comenzó a subir y bajar lentamente. Diego
soltaba pequeños suspiros de placer.
—¡Dios, Anastasia! Me encanta, pero no quiero correrme
aún.
Toma el condón y lo abre rápidamente, se lo pone con
mucha destreza y su mano toma su pene y comienza a subir
y abajar. Miró fijamente ese movimiento y él suelta una
risa.
—¿Disfrutando de lo que ves? —Pregunta con aire malvado.
Mis ojos dejaron de mirar su pene y lo observó a los ojos,
sus ojos brillan con maldad y una sonrisa pícara se va
extendiendo por su hermoso rostro. Está en modo juguetón
y me gusta. Ambos vamos a enloquecer.
Se acercó a mí y me dio un suave beso y su mano se coló
dentro de mis bragas y metió dos dedos de golpe
haciéndome gritar su nombre. Él solo se río. Diego me mira
fijamente, mientras sus dedos entran y salen dentro de mí,
estimulando mi punto de placer. Acerco mi boca a la suya
quien me recibe con gusto, sus dedos hacen círculos en mi
interior y su otra mano baja para tocar el punto exacto de
mi sexo que me hace jadear y mi cuerpo tiembla.
—Estás húmeda, muy húmeda, ¿quieres que empiece ya? —
Me susurra, besándome el cuello.
Yo asentí. Y fue todo la respuesta que necesito bajo
lentamente mis bragas y me tomo de la cintura
acercándome a él, su pene rozo contra mi vagina e hizo
varias veces este movimiento rozándome una y otra vez con
su pene, haciéndome jadear.
—¿Te gusta, Anastasia? —Me susurró, chupándome el
cuello.
—Lo estás haciendo a propósito—le reclamo con un
puchero.
—¿Quieres tenerme dentro de ti, ahora? —Preguntó con
una sonrisa burlona y volviendo a rozar su pene con mi
vagina. Ambos jadeamos.
Él sigue con su juego de rozar nuestros sexo, haciéndome
jadear y desearlo aún más. Diego me da una palmada en el
trasero y doy un brinco.
—Respóndeme, bella.
—Si, joder—grito desesperada.
—Cuidado con ese lenguaje. Tus órdenes son cumplidas—
dice con una enorme sonrisa.
Da un empujón y se desliza dentro de mí lentamente. No
puedo evitarlo, pero suelto un gemido y él me atrae más a
su pecho, hundiéndose completamente dentro de mí. Diego
gruñe y pequeñas gotas de sudor recorre su sien.
—Me encanta, Anastasia.
—¡Dios!
Él niega con la cabeza y se queda quieto por unos
segundos, antes de salir dentro de mí y volver a entrar en
mí con fuerza. Sus manos me agarran firmemente de la
cintura para que no me mueva tanto, mis piernas rodean su
cintura y lo apretó más a mí. Él me mira fijamente cuando
comienza con sus movimientos que son lentos, pero duros.
Él entra y sale dentro de mí, lentamente moviendo sus
caderas en círculos.
—Me estoy muriendo de amor por ti, Anastasia, y no hay
mejor sentimiento que eso—declaró antes de besarme
donde no perdió el tiempo y metió su lengua dentro y el
beso cada vez comenzó a subir temperatura, así como los
movimientos de Diego.
Clavo sus dedos en mi cintura y comenzó a meter y sacar
cada vez más rápido donde hacía que ambos soltamos
gemidos. Mis piernas lo apretaron aún más fuerte cortando
cualquier espacio entre nosotros. Él me levantó con gran
facilidad y caminó un poco hacia el refrigerador donde
apoyo mi espalda. Sus manos marcaron el ritmo y cada vez
entraba más rápido y fuerte. Me está haciendo ver la
estrellas y cada vez siento que el orgasmo se acerca a mí.
y q g
—Por favor, Diego más...no pares—jadeo.
Él comenzó a mover su pelvis cada vez más rápido, aceleró
aún más su movimiento haciendo que mi espalda chocara
con el refrigerador, no puedo evitarlo, pero solté un gemido
fuerte y comencé a llamarlo por su nombre una y otra vez
haciendo que se riera. Entró cada vez más rápido donde
solo hizo que mi orgasmo fuera más largo hasta que él soltó
un gruñido y explotara en su propio orgasmo. Se deslizó
hacia abajo y nos quedamos sentados en la cocina.
Apartó el pelo de mi cara y comenzó a darme pequeños
besos por toda la cara haciéndome reír.
—¿Estás viva? —Preguntó con una sonrisa.
—Calla—dije riéndome.
—¿Cómo estuvo?
—¡Fue espantoso! —Bromeo.
—¡Muy espantoso, pensé que jamás iba a llegar a mi
orgasmo! —Me levanté y caminé hacia donde se
encontraba mi ropa interior y me la puse rápidamente y le
arrojé su bóxer.
—Vamos a bañarnos, me siento sucia.
—Me gusta más así, sucia, bella—me guiñó el ojo.

******
Diego se fue hace unos minutos a su departamento y
volvería en seguida. Mariel dijo que necesitaba pasar un
rato conmigo y que venía con mucha comida para
engordar y ver películas. Acepte de inmediato su
invitación para ver cómo estaba.

Abrace con fuerza Mariel y la deje entrar en mi


departamento. Caminamos a mi cuarto hablando sobre
cualquier tema, supongo que ninguna de las dos queríamos
tocar el tema de Nicolás. Entramos en mi cuarto y ella sacó
palomitas, galletas y chocolate. Levanté una ceja.
—Necesito algo que me haga pasar las penas—ella abrió
una barrita de chocolate y le dio una mordida—. ¡Dios
Anastasia! Puedes creer que mañana llega el agente de
FBI.
—Eso será una ayuda ¿o no?
—¡Que no! Es un novato... Tiene solo un año de
experiencia, así que será un grano en culo...otro hombre
con que lidiar. Pero, en fin, no quiero hablar más de mi
trabajo.
—Me parece bien. —juegue con mis manos—. ¿Oye Mariel?
—Dime, linda.
—Estoy nerviosa—confieso nerviosa.
—¿Por el juicio? —Pregunta con curiosidad y yo asiento con
mi cabeza—. Todo saldrá bien Anastasia, te lo prometo,
vamos a ganar y esos bastardos van a ir a la cárcel. Solo
faltan dos días ¿te vas a quedar en la casa de tus padres?
—Si—solté un suspiro enorme y me acosté en la cama—.
Diego va a conocer a mis padres y me da algo de
miedo...Mmm mi padre es algo sobreprotector.
Ella suelta una risa y me tira una barrita de chocolate. La
tomó y la abro, me llevo un pedazo de chocolate a la boca.
Miro a Mariel y tiene las ojeras muy marcada.
—La verdad, es que estoy agotada no he dormido casi nada
—su mirada decae y tomo su mano—. Estas últimas
semanas han sido un infierno y me están presionando de
arriba para que resuelva los casos, pero no es tan fácil,
Nicolás es muy listo, es como un fantasma. Además de que
Luis se pasa molestándome—soltó un gruñido.
Prendí la televisión y le pregunté ¿Quién era ese tal Luis?
Ella soltó un bufido de molestia. La miré de reojo, mientras
tomaba el control y volvía sentarme en la cama.
—Era mi jefe antes—me giré para observarla—. Es un buen
policía, pero es un machista de mierda que... en fin resolví
más casos importantes que él y a mí me ascendieron de jefa
y a él lo bajaron de grado cosa que al no le gusto y ahora
me hace la vida imposible en la oficina en cada caso o
escena está molestándome.
—¡Qué imbécil! Porque no le pegues un puñetazo y
compruebas si así se le quita lo imbécil—le guiño el ojo y
ella suelta una carcajada.
—Me gustaría hacerlo, pero soy la jefa y tengo que dar el
"ejemplo". Además, que Luis es muy bueno y no puedo
despedirlo, así como así —hace comillas con sus dedos
cuando dice la palabra ejemplo. Pongo la película y apago
la luz.
⋙Me gusta Harry—me giro para mirarla y ella me sonríe
de lado—. Hace tiempo que me gusta, pero él no se atrevía
así que di el paso yo.
—Mmm...creo que lo intimidas al pobre chico—ella se lleva
una mano al corazón y puso cara de indignada—. Bueno,
intimidas a mucha gente hasta mí—confieso divertida.
—Puede ser...—dice pensativa.
—Y...ya, ¿tuvieron sexo ardiente? —Pregunto de broma. Ella
se atraganta con un pedazo de chocolate y comienza a
toser. Le pasó un vaso con agua—. Yo solo digo que son un
buen equipo como policía y tiene buena química así que me
imagino que en la cama igual.
Mariel abre los ojos y yo suelto una risa por su cara tan
dramática.
—¡¿Qué?! Es sexo mujer... Diego es increíble. Mi primera
vez fue con él y es adictivo. Estoy segura de que con Harry
será igual para ti.
—Aún no tenemos sexo, pero vamos el chico se ve potente
—bromea Mariel—. Diego es un bombón, tiene la cara
tallada por los mismos ángeles, buena elección.
Solté una risa.
—Al principio me caía mal, pero era porque era playboy de
mierda de la universidad y no lo aguantaba. Intenté alejarlo
muchas veces de mí, pero él no se dio por vencido hasta
que me atrapo—sonrió, con ese recuerdo y esos tiempos—.
Lo amo de una forma que hasta me enferma.
—Que romántica sobre todo esa última frase—me dio un
empujón.
—Es la verdad, Diego me enferma con su amor de una
buena forma hace que sea cursi y romántica. Por él daría
mi vida sin pensarlo un segundo—agaché mi mirada—. Es
por esa razón que tengo miedo, me da miedo perderlo... no
tenerlo a mi lado.
—Te pego fuerte el amor, pequeña. Me alegro Anastasia esa
son las relaciones que valen la pena luchar.
Estuvimos toda la tarde hablando sobre cualquier tema y la
verdad es que no pusimos atención a la película y es
porque ambas ya sabíamos el diálogo de las películas. Ella
me contó muchas más cosas sobre su familia y de su
trabajo que me hacía admirar aún más a esta mujer.
Cuando Mariel se fue se topó con Diego, Cameron y
Alejandra que estaban en la sala de estar viendo película y
tomando cervezas. Ella los saludó cortés e inevitablemente
se hizo un silencio. Como dije antes Mariel intimidaba
mucho cuando pasaba.
Cuando volví donde estaba los chicos, me senté en el
regazo de Diego quien me abrazó con fuerza y hundió su
cara en mi pelo. Mi cuerpo se relajó y estaba agotada con
nuestra pequeña mañana de sexo.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Dime.
Me separo para verlo bien y él está jugando con un mechón
de mi pelo. Evita mírame y sé que está nervioso, mañana
viajamos a ver mis padres y Diego se va a quedar en mi
casa y mi papá ya lo amenazó duramente la llamada.
—Tu padre va a matarme—comenta con tono burlón y
acariciando mi pelo.
—¿Por qué? Si aún no sabes si le vas a caer bien y mi padre
solo quiere recalcar su posición.
—Okey. Al menos tu madre me amara porque soy guapo—
dice muy seguro de sí mismo y dándome un beso en los
labios.
Alejandra y Cameron se levanta, ya que ella también van a
viajar mañana para acompañarme y también para ver sus
padres, ya que ellos siempre viene a verla y ahora Cameron
conocerá donde vive Alejandra, así como Diego va a entrar
en mi pasado, va a conocer mi casa y también será
perseguido por mi padre a cada esquina de la casa porque
cuando tiene una misión mi padre la cumple.
—Nosotros nos vamos a acostar—se despide Cameron—.
¿Qué te pasa Dieguito? Le temes a tu suegro—Bromea.
Diego se quita rápidamente la zapatilla y se la tira en la
cara a Cameron, pero él se agacha evitando que le caiga en
su bonita cara de muñeco. Alejandra me mira y sonrió, a
veces Cameron y Diego parecen un verdadero matrimonio.
—¡Imbécil! —Murmura Diego enojado.
—Diego, relájate necesita tener sexo con tu guapa novia
¿no es así Anastasia? —Bromea Cameron.
—Alejandra dile a tu novio que se calle antes que yo le
rompa la cara. Mi vida sexual es problema mío—le guiño un
ojo a Cameron.
Quien pone los ojos en blanco y Diego se ríe, abrazándome
más fuerte.
—Ves por eso amo a mi novia. Ella me defiende de ti—le
saca la lengua como niño pequeño a Cameron.
—Llorón—le responde Cameron.
Alejandra toma la mano de Cameron y se lo lleva al
segundo piso dejándonos solos. Él acaricia mi mejilla y yo
sonrió, sé que está nervioso porque unas horas va a
conocer a mis padres y mi madre está ansiosa y mi padre
no tanto, ya que para él siempre seré la niña de sus ojos e
incluso con Nicolás jamás lo admitió en la casa, según él
había algo que no le gustaba y que no confiaba en él. Y
bueno tenía razón, los padres siempre tienen razón aun
cuando uno intente llevarle la contraria.
—Estoy nervioso—confesó Diego.
Solté una pequeña carcajada y tomé su cara entre mis
manos apretando sus mejillas. Diego puso sus manos en mi
cintura.
—Mi papá te va amara solo le gusta molestar—puse los ojos
en blanco—. No lo tomes todo tan literal, vamos a dormir.
—dije parándome de su regazo.

*******
Diego se removía incómodo en el asiento del taxi y solté
una risa porque nunca lo había visto tan nervioso. En
cualquier momento saltaría del taxi y eso me da mucha
risa y no puedo evitar tener una risa burlona. Él me mira
de reojo y suelta un bufido.

Tome su mano y me la apretó con fuerza.


—Relájate Diego, te defenderé de mi padre—le di un beso
en la mejilla—. Eres mi hombre favorito, pero no se lo digas
a mi padre porque te mata—me burlo de él.
—Me alegro hacerte reír aun cuando estoy que me tiró del
coche—me abrazó y me acurruque en su regazo.
—¡Diego! —me reí.
Miré por la ventana y vi que habíamos llegado a mi casa.
Diego le pagó al taxista y nos bajamos del coche. Intenté
tomar mi bolso, pero Diego se lo puso en su hombro y me
dio la mano. Observe mi casa y tire de la mano de Diego,
quería ver luego a mis padres.
Toque la puerta con fuerza, espere unos segundo antes de
que la puerta se abriera y apareciera mi padre. Salté a sus
brazos y él me rodeó con su brazo.
—Mi niña está aquí—me dio un beso en la frente y no
puedo evitar comenzar a sollozar. Los extrañaba tanto y me
duele no poder viajar tanto para estar con ellos—. Ya mi
pequeña guerrera.
—Lo siento papá—me separé de él—. Te extrañé mucho y
hola.
Mi padre me sonrió y acarició mi mejilla con cariño, pero
desvió su mirada a Diego quien tenía una sonrisa y tomó su
mano. Mi padre siguió ese movimiento y frunció aún más el
ceño. ¡Ay dios mío! —Pensé para mí misma.
—Papá este es mi novio Diego—mi padre le estrechó la
mano con fuerza a Diego—. Y Diego, él es mi padre. ¿Y
mamá? —Pregunté con curiosidad.
Mi padre no respondió y seguía fulminado con la mirada a
Diego. ¡Dios lo va a espantar! Lo miré y tenía una mirada
amenazante y Diego acarició mi mano. Negué con la cabeza
y le di un pequeño empujón a mi padre.
—¿Y mamá? —Pregunté de nuevo.
—Adentro, pasa mi pequeña y joven.
Entramos y caminamos por el pasillo hasta que llegamos a
la cocina donde mi madre estaba cantando y cocinado. Mi
padre le dio un suave beso en los labios y le dijo algo al
oído, ella se dio vuelta con rapidez y camino rápidamente a
donde estaba con Diego.
—Mi bella hija llegó y con su guapo novio—me abrazó con
fuerza y le dio un beso a Diego—. Tu chico es muy guapo
Anastasia, ¿no lo crees amor? —Le pregunto a mi padre.
Mi padre levantó la mirada y puso los ojos en blanco.
—Mi hija no debería tener novios—fue todo lo que dijo
antes de volver a picar las verduras.
—Está celoso porque ya no es tu hombre favorito—me
guiñó el ojo.
Dejamos nuestras cosas en nuestras respectivas
habitaciones, ya que teníamos que dormir en cuartos
separados por órdenes de mi padre y no fue fácil sentirme
cómoda con Diego porque mi padre nos seguía por los
pasillos de la casa.
Nos sentamos a almorzar y fue algo incómodo, ya que solo
hablamos mi madre y yo y a veces Diego, pero mi padre
pasó todo el almuerzo mirando a Diego. Será un largo fin
de semana, espero que se relaje mi padre o si no
literalmente Diego saldrá corriendo.

******
Mariel:

Estaba revisando la extraña carta que había llegado a la


estación de policía. Miraba los libros de simbología, pero
nada jamás había visto algo así estaba escrito en
criptografía. Parece que a Nicolás le gustaba jugar con
nuestra mente. Mire mi reloj y eran la diez de la mañana en
unos minutos llegaría el agente del FBI.
Mire de nuevo la carta y ciertos símbolos lo podía
reconocer y estoy segura de que no era la primera vez que
veía algo así, pero no puedo recordar dónde había visto
algo parecido. Eres estupendo cerebro—me digo para mí
misma.
Alguien tocó la puerta y respondí que pasé. Levanté la
mirada y vi un hombre de pelo negro con traje y un maletín
con una enorme sonrisa, debía tener uno 28 años. Era
guapo, lo miré de arriba y abajo antes de pararme de mi
silla y
acercarme a él.
—El agente del FBI—respondió Sally —. ¿Quieren café? —
Preguntó ella amablemente.
—Si por favor—respondí—. Mariel Muñoz—me presento
con una sonrisa y estrechando su mano con firmeza.
—Jess Brown. Disculpe me gustaría un café cargado sin
azúcar—le pide a Sally. Lo miré y me di cuenta de que este
hombre tenía experiencia, pensé que iba a mandar alguien
más joven, pero me siento más aliviada.
Señale la silla para que tome asiento y camine a mi
escritorio, me senté en la silla mirando al atractivo gringo.
No era tan guapo como Harry, pero no estaba mal.
—Dígame señor Brown nos podrá ayudar con este caso—
dije con cierta ironía.
—Puedo ayudarle mucho, a nosotros nos entrena para estos
casos como sabe Estados Unidos ha tenido muchos
asesinos seriales por lo que tenemos bastante experiencia.
Muéstreme lo que tiene y la podre ayudar—Sonrió
abiertamente y muy seguro de sí mismo.
Le entregué una carpeta y rápidamente comenzó a
hojearlo. Lo miré con interés y esperando que me dirá su
análisis o algo por estilo. Miré la hoja y fruncí el ceño cada
vez que miraba esos símbolos más familiares se me hacían.
—Un asesino brillante—murmura Jess—. Se podría decir
que casi ha cometido los crímenes perfectos. ¿Tiene algún
sospechoso?
—Por supuesto, solo que tenemos muy poco que lo
involucre con los asesinatos y es ese él, tiene un cerebro
brillante
—le entregue un informe de Nicolás y lo hojeo
rápidamente.
—¡¿Es él?! —Preguntó con asombro y asentí con mi cabeza.
Negó con su cabeza y esa era la reacción que esperaba.
Nicolás no parecía un monstruo—, pero si este chico parece
más un modelo o un cantante. ¡Es increíble!—Respondió
mirando bien la foto de Nicolás.
—No todas las personas que tiene linda cara o se vean
dulces por fuera tiene buenas intenciones, a veces son la
misma maldad o unos verdaderos monstruos—le recordé.
Porque en Estados Unidos muchos asesinos seriales eran
padres, hijos, amigos y todo decían que era personas
buenas que no matarían a nadie cuando en realidad era la
maldad en persona.
Cada asesino serial nos muestra lo peor del ser humano y
lo lejos que puede llegar una persona para satisfacer sus
deseos y sus fantasías oscuras y retorcidas. En efecto, un
psicópata no puede sentir empatía por otra persona,
porque no puede conectar sus emociones, no se pone en
lugar de las otras personas.
—Puedo preguntarte algo—digo a Jess, quien levanta la
cabeza para mirarme—. ¿Has estudiado criptografía?
—Claro, es algo que tenemos que saber ¿Por qué?
—Llego esto de parte de Nicolás y está en criptografía, sus
símbolos se me hacen muy conocidos, pero no recuerdo
donde los he visto en este momento.
Le entregué la hoja y la vio, su cara se puso blanca y apretó
con fuerza sus labios. Miro la hoja y después me miro a mí
y de nuevo a la hoja. Me removí incómoda en la silla y se
aclaró la garganta.
—¿Te lo enviaron a ti? —Preguntó con curiosidad, y volvió a
mirar la hoja.
Asentí con la cabeza.
Él abrió rápidamente la maleta y sacó una hoja y la dejó en
mi mesa. Miré fijamente la hoja y me quedé quieta mirando
esa hoja y el pequeño trozo donde habían revelado el
mensaje y era una de las cartas más famosas dentro del
mundo de la policía. Esto tiene que ser una puta broma.
ME GUSTA MATAR GENTE PORQUE ES MUCHO MÁS
DIVERTIDO QUE MATAR ANIMALES SALVAJES EN EL
BOSQUE, PORQUE EL HOMBRE ES EL ANIMAL MÁS
PELIGROSO DE TODOS. MATAR ALGO ES LA
EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE. ES AÚN MEJOR QUE
ACOSTARSE CON UNA CHICA. Y LA MEJOR PARTE ES
QUE CUANDO ME MUERA VOY A RENACER EN EL
PARAÍSO Y TODOS LOS QUE HE MATADO SERÁN MIS
SÚBDITOS. NO DARÉ MI NOMBRE PORQUE USTEDES
TRATARÁN DE RETRASAR O DETENER MI
RECOLECCIÓN DE SÚBDITOS PARA MI VIDA EN EL MÁS
ALLÁ.
—¡Mierda! —Exclamé asombrada—. El asesino del zodiaco
con razón se me hacía tan conocida sus simbologías.
Esto es una broma, ¿verdad?
—Me temo que tu asesino serial admiraba a uno de los
mejores asesinos seriales de la historia y donde hasta el día
de hoy nunca se supo quién fue el asesino del zodiaco,
quien mató a siete persona a sangre fría y sin ningún
remordimiento como verás en su carta. Has escuchado
decir que todo los asesinatos tiene un margen de error o
deja algo suelto, pues aquí en estos 7 asesinatos fueron por
así decirlo el crimen perfecto. El asesino del zodiaco fue y
sigue siendo el misterio más grande para la policía y los
agentes del FBI.
>>Aunque no lo creas hasta día de hoy se seguí
investigando las otras cartas del asesino del zodiaco y veo
que tu asesino serial tenía a un ídolo y por lo que veo usó la
misma simbología solo que lo ajusto a su mensaje.
Lo miré con los ojos abiertos y tomó un lápiz de mi
escritorio. Me levanté y me senté a lado de él para ver
como él descifraba el mensaje. Miraba varias veces el
mensaje original. Pasó más de media hora donde estaba
descifrando el mensaje y repasaba los últimos crímenes que
se habían cometido. Porque si Nicolás admiraba a este
asesino serial estábamos en graves problemas porque este
asesino no solo mataba a sangre fría, sino que también
usaba diferentes armas para matar como pistola y
cuchillos.
—Lo tengo.
Me paso la hoja y después la otra. Observe con curiosidad
los símbolos antes de mirar la nota y un escalofrío recorrió
mi espalda, era evidente que Nicolás se había inspirado en
el asesino del zodiaco para escribir sus mensajes, no sé
cuál me daba más miedo el primero o segundo mensaje.
ME GUSTA MATAR A MUJERES INOCENTE E INGENUAS
PORQUE ES MUCHO MÁS DIVERTIDO QUE MATAR
ANIMALES, PORQUE EL HOMBRE ES ANIMAL MÁS
PELIGROSO DE TODOS. MATAR A UNA MUJER ES LA

Á Ú
EXPERIENCIA MÁS EXCITANTE ES AÚN MEJOR QUE
ACOSTARSE CON ELLAS PORQUE AQUÍ PUEDO
TORTURALAS, CASTIGARLAS Y VIOLARLAS. NO DARÉ MI
NOMBRE PORQUE USTEDES TRATARÁN DE
RETRASAR O DETENER MI COLECCIÓN DE JUGUETES.
—¡Joder! —Exclamó aterrada. Él siguió mirando las fotos
de las víctimas y soltó un enorme suspiro. Esto se estaba
complicando mucho y cada vez Nicolás perdía más la
cabeza o se ponía cada vez más peligroso.
—Todo sus víctimas era tan jóvenes y guapas, pero muy
parecidas entre sí, el típico patrón que usa los asesino en
serie, aunque aquí puedo ver que tenemos un asesino serie
que es organizado y a la vez desorganizado. Muchos de sus
crímenes son planeados. De seguro él ya tiene plan de
cómo va a seducir sus víctimas, muy probablemente este
día y noches siguiendo sus pasos y en otro veo que lo hizo
por impulso lo cuales son donde dejó pequeños errores,
pero son pequeñas evidencias casi invisibles.
—Lo sé. Te llevaré a las escenas tal vez tú veas que algo
que a nosotros nos pasó.
Él se levantó de la silla y me abrió la puerta educadamente.
Salimos de mi oficina en camino me topé con Harry quien
frunció el ceño al ver a mi compañero y puse una mano en
su brazo para que no se imaginara cosas que no son.
—El agente de FBI—susurré y él asintió con su cabeza.
Seguí mi camino con el agente del FBI pisándome los
talones y tomamos el ascensor hasta el subterráneo. Me
subí en el vehículo y solté un largo suspiro. Definitivamente
Nicolás era toda una caja de sorpresa.
—Lo atraparemos.
—Eso espero porque si no seguirá matando hasta que él
mismo se detenga.
Jess soltó una risa ronca y negó con la cabeza.
—Eso casi nunca pasa son como máquinas para matar, es
casi imposible que ellos paren o se entreguen. Vamos
guapa a trabajar.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Bueno no subí en
dos semanas porque no estaba bien físicamente y
mentalmente, pero ya estoy aquí con capítulo super largo.
Quede claro que siempre aviso todo por mis redes sociales
es por que siempre estoy avisando por allí.
Muchas gracias por tanto apoyo, ya llegamos a 1 millón de
lecturas No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos Un abrazo
gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 69
Miro el reflejo en el espejo y suelto un enorme suspiro, las
manos me sudan y me aliso chaqueta negra. Miro a través
del espejo como Diego se acerca y me abraza con fuerza.
Apoya su barbilla en mi hombro derecho.
—¿Estás bien?
—Solo algo nerviosa por dar mi declaración y te extrañé
anoche —sonreí y él también me devolvió la sonrisa.
—Yo también, pero temo por mí intrigada. Tu padre me
intimida —me giro y paso mis brazos alrededor de su cuello
y él pone sus manos en mi cadera.
En ese momento alguien se aclara la garganta, y Diego se
separa rápidamente de mí. Mi padre está apoyando en el
marco de la puerta y mira de arriba y abajo a Diego. ¡Por el
amor de Dios! —Miro al techo. Definitivamente mi padre va
a asustar a Diego.
—Joven las manos donde pueda verla—le dice mi padre
fulminado con la mirada a Diego.
—¡Papá! —Exclamó molesta.
—Estás bajo mi techo, por lo tanto, mis reglas —se acerca a
mí y pone sus manos en mis hombros—. Cuando yo vaya a
tu departamento tú me dices tus reglas, pero... —mueve su
mano al aire y sonrió—. Esta es mi casa por lo tanto aquí
pongo yo mis reglas.
—Lo pillo—digo con una sonrisa y abrazándolo con fuerza
—. Te tomaré la palabra, pero deja de asustar a mi novio—
le reclamó con una pequeña sonrisa.
Lo miró fijamente y él a mí. Una pequeña sonrisa aparece
en sus labios lo que me hace saber que se lo está pasando
bomba molestando e intimidando a Diego. Miro de reojo a
Diego, quien tiene una mirada tierna y sus ojos brillan.
Mi padre se acerca a Diego y le da una suave palmada en la
espalda.
—Aún te sigo observando, mantén las manos lejos cuando
yo esté presente y todo será mejor entre nosotros dos—
dice con voz ronca y saliendo de la habitación.
—¡Dios mío! —Exclamó frustrada. Me giro y tomo la mano
de Diego—. ¿Promete que no saldrás corriendo?
Él sonrió con una sonrisa tierna y acaricio mi mejilla.
—Tu padre tiene que matarme entonces porque, joder, no
te podría dejar nunca. Quedó claro. —dice acariciando mi
mejilla y yo asiento con una sonrisa.

******
Mi padre me limpiaba las lágrimas que caían por mi
mejilla acabo de relatar de nuevo como esos siete
hombres intentaron abusar de mí. Y ahora estoy
escuchando otros testimonios de chicas que prostituían a
grandes millonarios.
Sentía tanto asco de ver estás personas. Mariel me miraba
preocupada, pero se mantuvo en su puesto sentada al igual
que Harry y otro hombre que me imagino que es del FBI.
El juicio fue avanzando hasta que los jueces salieron para
tomar la decisión. Miró a Simón quien estaba también con
sus padres. Diego jugaba con los dedos de mi mano y me
hacía suave caricia.
—Ya mi niña—me tranquilizaba mi padre—. Eres mi guerra,
jamás lo olvides.
Lo abrazo más fuerte y mi madre tomó con más fuerza mi
mano. Mariel y Harry mostraron todas las pruebas y
volvieron a dar sus argumentos de porque eran un peligro
para la sociedad porque deberían darle la pena máxima.
Miro hacia atrás y vi a Alejandra preocupada. Trato de
sonreír, pero no puedo. Los minutos pasaron y no podía
despegar la mirada de la puerta por donde se habían ido
los jueces. Pasaron casi 40 minutos para que se retomará el
juicio. Escucho como comienza a releer los cargos y por fin
rompo a llorar cuando le da la pena máxima sin poder
libertad provisional o apelar por su libertad. Sentía que por
fin se hizo justicia por la muerte de mi hermano, por fin se
hizo justicia por todos los niños que fueron abusados
sexualmente, traficado por estás asquerosas personas y
quien sabe que más hicieron.
Miro de reojo a una de las chicas que había sido víctima de
esta red de trata de personas y que declaró. Me dolió
mucho escuchar su testimonio porque Nicolás la había
engañado con sus mentiras. Ella creía que eran novios
hasta que un día, Nicolás la drogó y la encadenó en un
sótano. Me duele joder, porque a mí me hizo lo mismo.
Siempre era el mismo método para engañar a chica y
chicos jóvenes.
Simón se acercó a mí y me abrazó con fuerza.
—Lo logramos—escuchamos que decía Harry. Me separe de
Simón y abrace a Mariel porque hizo un trabajo impecable
con Harry. Solo me hacía admirarla aún más.
—Falta un poco linda— me susurro Mariel, dando un beso
en la mejilla.
Yo asentí y ella limpió las lágrimas que recorrían mi mejilla
—Eres fuerte Anastasia—Me dijo Harry, abrazándome y
saludando a Diego y a mis padres.
—Lo logramos, somos el mejor equipo—murmuró Simón—.
Solo queda...
—Nicolás—susurro con voz rota.
—Lo atraparemos, todos ellos van a caer, te lo prometo—
me abrazo Mariel.
Yo asentí con mi cabeza y me despedí de Harry, Mariel y
Simón. Miré de reojo y vi que el agente del FBI no le
quitaba la mirada a Mariel. Harry lo veía molesto e incluso
podía escucharlo apretar sus dientes. ¡Madre mía! Harry
está celoso con el agente del FBI, no está mal, pero Harry
es mucho más guapo. Él me miró y yo sonreí e incliné mi
cabeza hacia al agente y soltó un gruñido. Una sonrisa
apareció en mi rostro.
Alejandra y Cameron me abrazaron y después sus padres.
Me dijeron que era una guerrera por luchar tanto. Mi padre
tomó mi mano y nos guio fuera de la corte.

*****
Subí a mi cuarto y me encerré quería estar sola unos
minutos. Pasaron varios minutos, donde solo miro el techo
de mi habitación y sentía como podía respirar con más
tranquilidad, pero seguía teniendo un nudo en mi
garganta. Sentí como se abría lentamente la puerta de mi
habitación y entró mi padre.

—Alejandra y Cameron ya se van—yo asentí—. Diego está


con tu mamá.
Sonreí, porque puso los ojos en blanco. Él se sentó en mi
cama y me abrazó fuertemente.
—Te amo hija, has sufrido tanto y te dejamos un tiempo
sola..., siento que hemos sido malos padres porque en vez
de apoyarte te dejamos sola.
—Papá eso lo dejamos atrás, los entiendo en ese momento
porque ni yo misma me podía perdonar y aún me cuesta
hacerlo—susurro con la voz rota.
Él frunció el ceño en donde se le hicieron pequeñas arrugas
en sus ojos.
—No hija, estábamos mal, descargamos la ira contra ti,
pero tú también eres una víctima de ese enfermo, pero tú
nunca tuviste la culpa de nada—tomo mi barbilla—. No
tienes la culpa de nada, ¿vale?
—Vale, te amo papá.—Me dio un beso en la frente.
—Te amo, mi guerrera. Te dejo descansar y te envió a ese
chico aquí—soltó un bufido que me hizo reír.
—¡Papá! En fondo te gusta Diego, deja de intimidarlo. Lo
asusta—le reclamó.
Soltó un suspiro, pero tenía una sonrisa en sus labios, lo
estaba haciendo a propósito.
—Mi casa, mis reglas, pequeña—se levantó de mi cama—.
Le diré que suba porque mi hija merece ser feliz y parece
que él tiene la felicidad de mi hija en estos momentos.
Fruncí el ceño antes sus palabras.
—Diego me hace feliz, pero mi felicidad jamás dependerá
de un hombre, papá. Lo aprendí hace dos años que no
necesito tener alguien a mi lado para ser feliz, Diego
simplemente le da más color a mi felicidad y por fin siento
que estoy volviendo a ser yo, que recupero mi vida y es
porque he luchado para volver a sonreír.
—Eso es lo quería escuchar—dice, acariciando mi mejilla.
Cerró la puerta y me senté en el marco de la ventana. Miro
hacia afuera y el día estaba nublado. En ese momento la
puerta se abrió y entró Diego quien sonrió de nuevo al ver
color de mi pieza que era un rosa pastel.
—Te ves aún más bella—negó con la cabeza—. ¡Dios estoy
tan enamorado de ti, que simplemente te veo más bella a
cada segundo!
Sonreí.
—Tu papá me intimida mucho, tiene el mismo carácter que
tú, solo que al no le puedo decir que es bello. —Bromeo con
una sonrisa traviesa en sus labios.
No pudo evitarlo, pero suelto una carcajada porque mi
mente se ha imaginado esa escena y de seguro mi padre le
rompería la cara. Aunque me cueste admitirlo mi padre es
guapo, Alejandra babia cuando era chica.
—A mi papá le gusta hacer eso contigo, pero en fondo le
caes bien—digo con una sonrisa burlona.
Diego abrió sus brazos y no dudó en abrazarlo con fuerza
donde escondí mi cara en su pecho. Él me acaricia el pelo.
No puede evitarlo comencé a llorar porque mi hermano
tuvo justicia y también yo... porque ellos querían hacer
conmigo quizá que cosa. Fue difícil tener que ver de nuevo
sus caras y supongo que para las otras chicas también.
—Saca todo lo que tiene ahí adentro Anastasia, no te dejaré
caer—me susurra, besando la frente.
Me separé de él y me secó las lágrimas que recorrían mis
mejillas.
—Jamás me dejaré caer Diego, por más que la vida me
lastime no me rendiré. No necesito de ningún hombre en
mi vida para que me salve, lo puedo hacer sola como
siempre lo he hecho.
Apoyó su frente contra la mía y cerró sus ojos.
—Anastasia eres más fuerte, más que muchos hombres
juntos. No necesitas de nadie, eso siempre lo he sabido. Yo
solo quiero ser tu compañero de vida para estar contigo y
apoyarte como siempre lo hemos hecho. Eres fuerte, muy
fuerte, yo no sé qué hubiera hecho en tu lugar. Me has
protegido..., te alejaste para que mi vida no corriera
peligro, te sacrificaste por nuestro amor para que yo
siguiera a salvo...
Se quedó un momento callado y remojo su labio inferior.
—Me has protegido de una persona que me quería hacer
daño y yo no lo sabía. Y yo también fui un imbécil a
lastimarte y aun así me perdonaste. Te debo dar las gracias
por tanto mi bella, gracias por amarme de esta forma tan
incondicional. Gracias por traer luz a mi vida de nuevo, mi
bella—terminó de decir, acariciando mi mejilla con dulzura.
Mi mano acarició su barbilla y sentí un leve rastro de
barba, nuestras narices se rozaron y junté mis labios con
los suyos donde mis manos rodearon su cuello y lo acerqué
aún más de mí. Mi espalda tocó el colchón y él separó mis
piernas colocándose entremedio.
—Tú también has sido un ángel para mi Diego, un cursi y
ardiente Ángel, gracias por estar aquí conmigo
apoyándome.
Él sonrió antes de besarme suavemente en los labios, puso
una mano en mi mejilla y mis manos se fueron su pelo.
Mordí su labio inferior con fuerza haciendo que soltara un
pequeño gemido quedo callado por el beso. Su otra mano
se aferró a mi cintura donde levantó un poco mi blusa.
Ambos nos separamos cuando estábamos sin aliento.
—Es mal momento para decirte que te deseo y quiero hacer
cosas sucias contigo, ¿verdad? —Me susurro con voz ronca
y un poco agitada por el beso.
Me sonrojo y mi mano se coló dentro de su camisa.
—No. No, no tu padre me intimida mucho, Anastasia. Lo
siento, pero siento que con su mirada me manda amenazas
y temo por mí intrigada físicamente. ¡Me da miedo!
Lo miro un segundo antes de reírme de él y me siguió
abrazándome más fuerte. En ese momento sentimos los
pasos de mis padres, nos quedamos callados unos
segundos.
—Vamos Alex, no esté tan celoso es el novio de tu hija. Ya
es mayor de edad, deja a ese pobre chico tranquilo—dice
mi madre con su voz tierna.
Escuchamos como mi padre soltaba un gruñido. Diego
abrió los ojos y me miró un segundo y después a la puerta.
¡Mierda! Si esa puerta se abre Diego y yo estaríamos en
una posición muy comprometedora.
—Es mi casa, mis reglas y no me gustan que tenga la
puerta cerrada. ¡Esa puerta siempre tiene que estar abierta
mientras ese chico esté ahí! —Exclamó—. Mi pequeña...
Sentí la risa de mi madre y como se acercaban más a mi
puerta, nos separamos rápidamente. Vi cómo giraba el
picaporte de la puerta, pero se detuvo.
—También es mi casa y tengo mis reglas, déjalos tener
intimidad, ¿vale? No seas celosito, bebe enojón.
Miro a Diego quien estaba con una sonrisa en sus labios.
Me llevé un dedo en la boca para que hiciera silencio.
—Vale, vale, veo que se ganó tu corazón ese chico. Lo dejo
en paz, si vamos también nuestra pieza—me puse roja
¡Dios, no! Se quedaron callados y después sentí la puerta
cerrarse.
—Tus padres siguen locos el uno por el otro, me gusta eso
—susurra Diego.
Tomo su mano y abro la ventana de mi cuarto. ¡Ni loca me
quedo aquí escuchando a mi padre manteniendo relaciones
sexuales!
—Acompáñame a ver a mi hermano, por favor—tiró de la
mano y él miró el árbol y después a mí.
—¿Por qué no podemos utilizar las puertas como personas
normales?
Me acerco a él y sonrió ampliamente.
—No sé si te has dado cuenta Diego, pero soy rarita—le
confieso con un tono burlón.
Él suelta una risa y me da un suave beso en los labios. Sus
ojos brillan de emoción. Es demasiado guapo. Diego en
fondo es una persona positiva y tierna, todo se lo toma con
calma o al menos lo que se refiere a nuestras pequeñas
peleas.
—En eso concuerdo contigo, tu cabecita tiene una locura
preciosa y eres algo rarita, pero eso te hace ser única para
mis ojos.
—Cursi, cursi—digo con una sonrisa, dándole un empujón
con mi hombro—. Ahora, vamos.
Camine por la rama y baje con cuidado por las ramas hasta
que mis pies tocaron el suelo. Miro a Diego, él emitió mis
movimientos. Tomo su mano y caminamos en silencio por la
calle de Madrid hasta que llegamos al cementerio.
Compro flores y Diego también.
Caminamos por el sendero hasta llegar a la tumba de mi
hermano. Dejo las flores y limpio las hojas que habían caído
y saque las flores marchita. Me quedo unos segundos
mirando su tumba. Él se sentó conmigo en el suelo y me
atrajo a su pecho.
—Lo siento tanto hermano. No debiste morir así fue injusto
que te quitaran la vida. Tenía tanto porque vivir,
perdóname, por favor—me limpie las lágrimas que caen por
mi mejilla. Diego acariciaba mi pelo con cuidado—. Te amo
tanto y joder, te extraño tanto—digo con la voz rota—. Hoy
día por fin, se te hizo justicia por tu muerte espero que me
puedas perdonar y descansar en paz. Te prometo que
Nicolás va a caer. Perdóname —se me corta la voz y
comienzo a sollozar.
Diego me aprieta contra su pecho y deja que saque todo lo
que tenga que sacar. Abrazo con más fuerza a Diego y nos
quedamos por unos minutos hasta que nos fuimos del
cementerio. Cuando llegamos a la casa mis padres estaban
cocinando.
—Regresaron—dijo mi madre con una sonrisa.
La miro andaba con pantalón negro y una blusa éramos
casi iguales solo que ella tenía los ojos verdes y yo azul. Mi
padre le robó un beso. Y pongo los ojos en blanco.
—¿En dónde estaban? —Preguntó serio. Miró fijamente a
Diego y sentí como me apretaba un poco la mano.
—Fui a ver a mi hermano —solté un suspiro y me acerqué a
ellos. Mi padre cortaba zanahorias mientras observaba
p
fijamente a Diego—. ¡Papá basta, asustas a mi novio!
Función el ceño. Tiro las zanahorias la sartén donde había
más verduras. Mi madre se puso al lado de Diego.
—Mi pequeña aún no debería tener novio—comenzó a
revolver las verduras.
Apreté los labios con fuerza.
—Déjalo hija. Está celoso siempre lo ha sido. Alex, ya
hablamos sobre eso. —Mi padre negó con la cabeza y mi
madre se acercó a él. Yo miro a Diego quien estaba callado,
pero aun así me sonreía—. Míralos, Alex, se aman, así me
miras a mí y yo estoy feliz de que mi hija vuelva a sonreír.
—Está bien, pero dame otro beso entonces.
Antes de que se volvieran amoroso, tome la mano de Diego
y lo llevo hacia otra habitación donde se encontraba la
biblioteca. Cerré con pestillo la puerta.
—¡Dios, mío! Mi padre está siendo un pesado —puse los
ojos en blanco y me senté en el escritorio. Él se acercó a mí
con una enorme sonrisa.
—Me encanta ver a tus padres tan enamorados es algo que
poco se ve en matrimonio —tomó mi dedo anular y lo
acaricio. Trague duro, levante la mirada hacia él—. Quiero
eso contigo Anastasia, quiero amarte toda mi vida como un
loco, quiero verte cada segundo de mi vida y que siempre
seas mi luz.
Toque su frente.
—¡Estás delirando! Yo creo que te afectó las miradas de mi
padre—bromeo.
—No es broma, Anastasia. Tú y yo estamos hechos para
estar juntos, encajamos a la perfección. Nuestro amor es
puro y no creo que me vuelva a enamorar de alguien más,
mis ojos son tuyos.
—Oh, aquí está mi chico cursi y ardiente—lo atraje hacia a
mí para darle un beso hasta que sentí que mi padre tocaba
la puerta de la biblioteca. Solté un gruñido lo que hizo que
Diego soltara una risa —. ¡Dame paciencia, señor!
—Abre esa puerta, pequeña. Mis reglas son claras puertas
abiertas cuando esté con ese chico.
Caminé hacia la puerta y mi padre estaba cruzado de
brazos, pero tenía una sonrisa divertida.
—Solo pido puertas abiertas y nada de pestillo, pequeña,
¿vale?
—Me dejarás entonces de perseguir por la casa, si cumplo
con esa regla—levante una ceja.
Mi padre me mira y me desafía con la mirada. Yo también
lo miro desafiante. Somos iguales en ese aspecto.
—Si, ahora quiero tener una charla con el joven —tomo la
mano de Diego y negué con la cabeza—. Seré bueno, hija.
Me guiñó un ojo y entró en la biblioteca. Diego me miró un
momento antes de entrar en la habitación y cerrar la
puerta.
¡Ayúdame, señor! — Me paso una mano por la cara y
camino hacia la cocina en donde está mi madre cocinando.
Me acerque a ella y la abrace fuertemente, tengo que
admitir que extrañaba estar con mis padres y sentirme
segura de nuevo con ellos.
—Mi papá está asustando a mi novio. Mamá dile algo —hice
un puchero y ella soltó una carcajada y vertió las
verduras en zapallo italiano.
—Eso es muy cierto, pero sé que en fondo lo hace para
molestarte —ella dejó a un lado la sartén y tomó mi cara
entre sus manos —. Estás hermosa hija. Estoy tan orgullosa
de ti, eres una mujer tan fuerte.
Sus ojos se empañaron y una lágrima rodó por su mejilla, la
atrapo con mi dedo.
—No llores, mamá. Tuve los mejores ejemplos en esta vida
para ser fuerte —besé su mejilla y comencé a ayudarla con
los platos.
******
La cena fue tranquila donde hablamos sobre diferentes
temas. Y mi padre no perdía la oportunidad de intimidar a
Diego, pero por suerte, mi mamá lo retaba. Me sentía feliz
porque extrañaba mucho a mis padres y su carisma,
supongo que ellos aprendieron a vivir ya con la muerte de
mi hermano, aunque sé que les duele mucho, pero hoy día
se hizo justicia por fin podía descansar.

Miro el techo de mi habitación y miró de reojo la puerta


que se encuentra abierta. Diego está en la habitación de los
invitados que está al lado mi cuarto. Miro hacia la ventana,
es raro estar de nuevo en mi habitación, pero me siento a
salvo es como si estuviera en una burbuja y sé que la rubia
está con su familia a salvo.
Sentí que alguien tocaba la ventana de mi pieza, me removí
y abrí los ojos. Vi una silueta en mi ventana que tocaba la
ventana de nuevo. Me acerqué y sonreí a ver a Nicolás.
Abrí la ventana y él entró, tomó mi cara entre sus manos,
me besó lentamente. Sonríe y lo atraje más cerca de mí,
nuestras lenguas se juntaron y él mordió mi labio inferior.
Nos separamos lentamente.
—Te gusto mi entrada triunfal—susurro antes de besar mi
cuello. Yo asentí y mi mano acarició su rostro en donde
tenía un leve moretón en su mejilla—. ¿Me amas Anastasia?
Solté una risa y me senté ahorcajada en su regazo y mi
mano acaricio su pelo rubio. Sus ojos brillaban por mí, solté
un suspiro era tan guapo.
—Te amo, Nicolás—le susurro.
—No deberías amarme, Anastasia... Tengo demonios dentro
de mí que me atormentan cada noche y día. Eres tan buena
y pura.
—Sé que nunca me harías daño, cariño.
Comenzó a besarme y mi espalda tocó el colchón. Nicolás
dejó de besarme y puso sus manos en mi cuello comenzó a
apretar con fuerza. Abrí los ojos asustada e intenté
separarlo, pero sentía que cada vez me costaba más
respirar.
—¡Aún sigues amándome Anastasia! Porque esto es lo que
me gusta hacer con las mujeres.
Desperté de golpe y toqué mi cuello aún podía sentir sus
manos sobre mí. Miro la hora son las dos de la mañana.
Miré la ventana y vi una sombra en el árbol. ¡Mierda! Me
refregué bien el ojo, podría jura que había una persona en
ese árbol, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me levanto
rápidamente y camino a la habitación donde estaba Diego.
Cerré la puerta con cuidado y metí rápidamente en la
cama. Él se removió un poco y acarició su barbilla.
—Anastasia—susurro con ronca—. ¿Qué pasa?
—Perdón, es solo que tuve otra pesadilla. No sé por qué me
está pasando esto de nuevo—se me entrecortaba la voz
—. Había dejado atrás las pesadillas.
—Todo va a estar bien, estoy segura de que es por el estrés
de estos últimos meses, bella.
Me abrazó con fuerza y me dio un beso en la frente.
—Déjame ser tu príncipe en tus sueños, ¿vale?
—Vale—sonreí aun cuando él no me podía ver.
—Tu padre me va a matar cuando vea la puerta cerrada y
que tú no estás en tu cuarto—Soltó un gemido lo que me
hizo reír—. Silencio, mi bella.
—Eres un tonto, pero eres mío—susurro antes de darle un
suave beso en los labios.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo
gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré
capítulo y últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
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Capítulo 70
¡Advertencia!
Antes de comience este capítulo tengo que advertir que
contiene pensamientos reales de psicópatas y también se
hablan temas delicado como el canibalismo y créame lo he
suavizado un monto, no hay ninguna escena explicita o algo
por estilo solo se habla del tema, pero lo pongo como
advertencia ya que es un tema fuerte. Ya que como he
dicho Nicolás esta inspirado en los mayores psicópatas del
mundo y en que mas se pueden sentir presente en libro es
Ted Bundy , Richar Ramirez, Jeffrey Dahmer , Edmund
Kemper y entre otro mas. También quise hacerlo lo mas
realista posible y no romantizar a estos sujetos y mostrarlo
como son realmente, mostrando la verdadera cara de estas
personas, si es que se le puede llamar persona. Si me
pregunta cual es motivo de porque esta persona cometen
estos delito aun no lo entiendo y eso que he investigado a
mas 56 psicópatas. Son gente enferma, unos verdaderos
monstruos.
Nicolás
Si alguien me pregunta cuál es mi mayor fantasía en este
momento respondería sin dudarlo el asesinato masivo: un
grupo selecto de mujeres de pelo castaño y ojos de colores
a quienes puedo reunir en una misma habitación, matarlas
y hacer el amor de una manera apasionada y salvaje con
sus cadáveres. Quitarles la vida a ellas, para luego tomar
posesión de todo cuanto les pertenecía. Todo sería mío.
Todo.
Desde chico recuerdo tener estas fantasías. Siempre supe
que no era normal, cuando fui creciendo estas fantasías se
hicieron aún más reales aun cuando intenté callar esos
pensamientos. Me enamoré, claro, de ella. Ella era mi luz
de cierta forma hizo que esos demonios se mantuvieran
encerrados por un momento. El amor que ella me dio fue
sincero y...yo intente también amarla a mi manera, pero esa
fantasía desde pequeño...siempre estuvieron presente.
Quería matar, quería saber que era matar y cuando lo
probé fue la adicción más grande que pude sentir, no solo
es placer que siento, es la adrenalina de ese momento
saber que eres como un dios porque tiene el control de la
vida de otro ser humano.
Y después estaba la parte más peligrosa deshacerse del
cuerpo y no dejar ninguna pista o que nunca encuentren el
cadáver. Sin cuerpo no hay delito, ¿verdad? La mayoría de
gente piensa que somos personas solitarias, pero al
contrario no mezclamos con gran facilidad.
Me lave las manos y mire el agua como se teñía de color
rojo. Otra chica que mato y disfruté cada segundo, que
estuve descuartizando su cuerpo para sentir más placer.
Siempre tengo este sentimiento dentro de mí, de que si
mato a otra mujer quedaré satisfecho, o a la siguiente, o la
siguiente, pero nunca es suficiente, solo crece aún más esa
hambre de matar.
Tengo que matarla, estoy seguro de que si la hubiera
matado hace dos años atrás, no hubiera matado a todas
esas chicas inocentes, ¿o sí?
Cuando la tenga en mis manos, disfrutaré matándola
lentamente, la torturaré, la destrozaré para que ella no se
pueda defender de mí. La romperé por dentro, le quitaré
todo. Ella me amo y yo a ella, pero mi ambición me gano, yo
quería ser rico, tener varias mujeres donde pudiera hacer
con ellas lo que quisiera a cambio tuve que vender a la
única mujer que me amo y no tuve el remordimiento en
hacerlo. Según en la clase psicología eso es falta de
empatía. No me podía poner en lugar de Anastasia y yo solo
disfruto verla sufrir, amo verla destruida, atormentada y
con miedo. En un momento me llevé todo de ella, la dejé
viva, pero sin nada por dentro.
Ella era la responsable de todo lo malo que me ha ocurrido
antes de que pasara yo estaba en la universidad era uno de
los mejores alumnos de psicología, tenía una novia que
hasta el día de hoy me apoya a pesar de lo que dicen en las
noticias. Ella me cree a mí, ya que le gusta ser sumisa y no
tiene pensamientos propios. ¿La amo? Tal vez, y solo de
pensar en perderla, me mata. Amo Anastasia también. Ellas
son las dos mujeres que amo, solo que Anastasia siempre
ha sido rebelde y en cambio Amber siempre ha sido tímida,
callada y fácil de manipular para mí. Ella es perfecta para
mí.
Tenía otra vida que era la que más me gusta que era
engañar a chicas dulces, ingenuas que me creían su
príncipe azul. Era muy fácil engañarla, ya que la mayoría
venía de familias distorsionadas que solo querían escapar o
drogarse y yo les ofrecía eso, las engañaba con dulces
palabras y caían como estúpidas.
Me sequé las manos y salí del baño. Cuando llegué a bajo vi
el cuerpo descuartizado de la chica y comencé a meterlo en
diferentes bolsas de basura.
Tire las bolsas en medio del bosque como basura. Saque de
mi bolsillo y acaricie la pulsera que le robe a esa probé
chica. Un recuerdo para mí, un recuerdo que siempre
quedaría en mi memoria. Miro por última vez dónde están
las bolsas y sonrió con satisfacción.

******
Miró el edificio y sonreí cuando la vi. Era tan bella y ella
sería la clave. Observe que había dos policías que la
vigilaban, eran jóvenes, bastante fácil de atacar de
sorpresa. Ella se apartó el pelo rubio de la cara y le dio un
suave beso en los labios a un chico y se fueron en el auto.

Me quedé quieto unos segundo, antes de arrancar el coche


y seguí el mismo rumbo que tenían los policías, cuando se
detuvieron, mi sonrisa se agrandó aún más. Ya que estaba
viviendo en el mismo edificio, típico de ella intentado salvar
la vida de su mejor amiga y familiares.
Me quede unas horas afuera y vi que no iba a tener más
suerte, pero ya tenía su rutina, era bastante predecible y
no sería nada difícil atraparla.
Mariel
Mire a Amber, y no tenía palabras para descubrir mi
estado, decir que estaba asombrada sería poco. Apreté los
labios en una fina línea. La chica estaba completamente
enamorada de Nicolás. Mire a Jess quien está anotando
todo.
Amber era muy parecida a Anastasia físicamente, pero era
tímida, callada e ingenua.
—Están mintiendo—volvió a repetir por cuarta vez.
Jess se aclaró la garganta y levantó la mirada de la libreta.
—¿Nunca te hizo daño de ninguna forma? —Preguntó con
calma.
La chica apretó sus manos y negó con la cabeza una y otra
vez. Solté un suspiro.
—¿Estás segura? —Insistí de nuevo.
—No, él es dulce, cariñoso, amable y tierno...creo que se
está equivocado de persona y él solo huyo por eso, pero va
a volver—respondió con una sonrisa.
Jess me miró fijamente y apreté de nuevo los labios. Es
oficial, esta chica está ciega o la tiene muy bien
manipulada Nicolás. Ella dio un sorbo a su café y sus
padres se acercaron a nosotros.
—Creo que ya ha tenido suficiente nuestra hija. Yo le creo
Nicolás, es un chico inteligente, amable y cariñoso con
nuestra hija—aseguró su madre.
Nos levantamos del sillón porque no íbamos a sacar nada
de aquí, era tiempo perdido para nosotros. Nos despedimos
de los padres y de Amber. Me quede pensado, Amber era
tan parecida Anastasia, la chica perfecta para él, ya que no
quería ver la realidad al igual que sus padres, estaban
completamente cegados.
Suelto un suspiro porque aún teníamos trabajo que hacer
aquí en Madrid, teníamos que evaluar los restos de varios
cadáveres que se han encontrado en un bosque a las
afueras de Madrid y nuestro principal sospechoso es
Nicolás, pero es casi imposible sacar algo porque son solo
huesos y tampoco tenemos algo que vincule a Nicolás a
estos crímenes solamente la apariencia de las chicas. Es el
mismo patrón. Chicas entre 18 a 22 años, pelo castaño, ojos
de colores. Esto es una mierda.
Apreté los labios cuando comenzaron a repetir los nombres
de las chicas desaparecidas en total son siete chicas que
estaban desaparecidas.
—Sabe cómo manipular a la gente y muy bien, tampoco me
sorprende alumno sobresaliente de psicología—murmuró
Jess.
—Si, esa chica...creo que estaba ciega.
—Está en estado de negación porque de seguro que Nicolás
realmente es cariñoso, amable y tierno con ella.
Recuerda que los psicópatas siempre van a tener una doble
vida. Solo tenemos que mirar a todos los psicópatas de la
historia del mundo, muchos de ellos eran padres, hijos,
amigos y frente a su alrededor era una excelente persona
atenta, cariñosa, amable y simpática, pero por dentro había
un verdadero monstruo.
—Lo sé, es solo que se me hace raro, ya que está en todas
las noticias que es principal sospechoso y que se encontró
ADN en dos víctimas, y aun así lo defiende. Déjame decirte
que eso no es normal.
Mire a Jess y él miraba ambos lados antes de doblar a la
derecha.
—Está en estado de negación hasta que Nicolás no confiese
de su propia boca que él ha sido el asesino no creo que nos
crean—solté un enorme suspiro—. Esto es muy frustrante,
lo entiendo.
—Estoy agotada—confesé.
—Es válido. La gente cree que es muy fácil atrapar a estas
personas, pero no lo es, pueden pasar años matando y
nosotros sin tener pistas, muchas veces son gente que no
tiene antecedentes como Nicolás. La gente que va a pensar
cuando tengamos por ejemplo a dos sospechoso uno que
tiene cargos de abuso sexual y en otro tenemos un
carismático estudiante psicología que es guapo, cariñoso,
amable. La gente se va a tirar obviamente a la persona que
ya tiene cargos y nosotros igual es lógico, siempre es así.
—En eso tiene razón, yo pensaría igual.
—Todo el mundo, Mariel, pensaría eso—detuvo el auto en
semáforo que estaba rojo—. La gente quiere creer que la
persona que cometió esos horribles asesinatos sean igual,
una persona repugnante, pero en cambio es todo lo
contrario e incluso atacan a la policía diciendo que tiene a
la persona equivocada, porque ellos tenía imagen limpia de
esa persona.
No dije nada más y estuvimos en silencio durante todo el
camino hasta que llegamos a la estación de Madrid. Me
bajé con Jess y caminé directamente a la sala donde se
realizaban las autopsias. Cuando entre vi que estaba mi
hermano con el doctor.
—¿Algo? —Pregunto, poniéndome los guantes de látex.
—No mucho.
Mi hermano me hizo una señal y me acerqué y vi los restos
del cadáver que era puro hueso y el cráneo. Lo miré y vi
que tenía roto el hueso parietal. El doctor tomó el cráneo.
—El golpe que recibió en la cabeza la mató en un segundo.
Le rompió el hueso parietal, fue con un objeto...pudo ser
con un bate o una palanca. También están casi todos los
huesos, pero faltan huesos y me temo que no hay más pista.
Asentí con mi cabeza. Lo sabía, sabía que no podríamos
encontrar más pistas...era imposible y tampoco podríamos
tener algún ADN de nuevo estábamos en cero en estos
casos.
Salí de la habitación con Jess y mi hermano. Entramos en la
oficina y nos sentamos en los sillones frente al escritorio.
—No sacaron nada con la chica, ¿verdad? —Preguntó mi
hermano.
—Nada prácticamente lo tiene en un altar—contesté con
ironía—. Es un experto, debe estar partiéndose de la risa
porque tiene a toda la policía española buscándolo y aun si
puede seguir matando y secuestrando a chicas ¡Mierda!
—Que esperabas Mariel, es un puto genio—me grito mi
hermano—. Y se mezcla muy bien entre nosotros.
—¡Una mierda! — Exclamo enojada—. Lo atraparé, joder, lo
atraparé y pagará por cada chica que ha matado ¡Te lo
prometo!
Azote la puerta cuando salí de la oficina, tenía que volver a
Barcelona y nuestros vuelos sale en dos horas más. Lo
atraparé aun cuando sea la última cosa que haga en esta
vida. Tarde o temprano caerá y disfrutaré cuando lo tenga
frente a mí, lo haré pagar por cada vida que se robó a
chicas inocentes que tenían toda una vida por adelante que
no merecían ese final, nadie lo merecía.

*****
Mire la hora y son seis de la mañana prácticamente no he
dormido nada, solo las tres horas de viaje. Mire la última
vez el mapa y revise los puntos en donde habían
desaparecido algunas de las chicas y en algunos puntos
estaba muy cerca entre ellos. Tenía policías encubiertos
vigilando esas parte las 24 horas del día, pero aun si
cambia siempre de lugar.

Tome la libreta donde estaban las declaraciones de las


últimas personas que habían visto a las víctimas y era casi
siempre lo mismo: la chica salía de la universidad,
caminaba por las calles y después nada, desaparecen en el
aire.
Todas eran amables, risueña, guapa, responsable y buena
hijas.
—¿Deberías descansar? —Levanté la mirada y vi a Harry
apoyado contra el marco de la puerta.
—No...puedo de todas formas, aun cuando lo intente.
Él cerró la puerta y se acercó a mí. Lo miré fijamente y su
mano se estiró para tocar mi mejilla, cerré los ojos al sentir
su contacto.
—Tienes que descansar, Mariel.
Él apoyó su frente contra la mía. Solté un suspiro. Quería
descansar, pero no lo podía hacer hasta que lo
atrapemos...pienso en todas esas chicas jóvenes que tenían
toda una vida por vivir, pero estuvieron en lugar y en
momento equivocado, ya que un monstruo le quitó esa
oportunidad de seguir con su vida. Me ponía en lugar de su
familia, de sus padres, amigos y hermanos en cómo lo
estaban pasando. Querían justicia y aun no se los he podido
dar.
—Tengo mucho trabajo, Harry, no puedo hacer eso. Cuando
esto acabe lo haré, pero ahora necesito seguir.
Intenté separarme, pero él tomó mi cara entre sus manos.
Lo miré fijamente y él se acercó y me dio un suave beso.
Me quedé quieta por un segundo, pero pronto reaccioné y
apreté con fuerza su polera, su lengua acarició la mía y
solté un gemido. Mierda había pasado tanto tiempo sin
sexo.
Harry tiró de mi mano e hizo que me levantara. Volvió a
besarme y su mano me agarró con fuerza la cadera y me
apego a su pecho donde pude sentir como su erección
crecía a través del pantalón. ¡Mierda! Se siente grande.
Él interrumpe el beso y me mira con lujuria, comienza a
quitarme lentamente la chaqueta y la tira al suelo. Miro la
puerta y él lo nota.
—La cerré con llave, no hay nadie solo nosotros—me
susurra, besándome el cuello.
Me pasa un brazo por la espalda sin dejar de caminar y me
lleva firmemente apretada contra su pecho. Le pasó los
dedos por la mata de pelo suave y despeinado y frunzo el
ceño cuando deja atrás mi escritorio.
—¿Adónde vamos?
—Al sofá—dice, y me besa con fuerza—. Será más cómodo
para nosotros.
Me lleva al sofá. Me suelta y empieza a desabrocharme la
blusa. A sus dedos les cuesta encontrar los diminutos
botones, y se concentra tanto que aparece una pequeña
arruga en su frente y solo pasa cuando está concentrado.
Le quitó el cinturón y le bajó la bragueta.
Luego me centro en su camisa, en su perfecta camisa
blanca que lo hace ver tan sexy. La desabotono lentamente
hasta que su delicioso y cálido pecho está bajo las palmas
de mis manos. Con el pulgar, trazó círculos sobre sus
pezones y él suelta el último botón de mi camisa antes de
pasar a los pantalones.
—¡Dios tus manos! Joder—musita entre besos mientras sus
manos buscan el cierre de mi pantalón. Sus manos
encuentra con facilidad el cierre de mis pantalones me los
baja y me levanta del suelo para que pueda quitarme los
zapatos.
—Eres mi hermosa pelirroja, Mariel, eres tan guapa—
susurra con voz ronca, mientras me quita la blusa—. Joder,
te he deseado tanto.
Sonrío para mis adentros. Yo también lo he deseado
durante mucho tiempo, necesito esto, aunque sea poco
ético de nuestra parte, necesito sentirlo.
Harry da un paso atrás y se quita los zapatos, los
calcetines, los pantalones y la camisa abierta sin dejar de
recorrer mi cuerpo con la mirada. Yo también lo admiro y
su cuerpo es pecado puro con abdominales perfecto y su
bóxer negro que muestra que tiene un gran pene. Se me
moja la boca.
—Disfrutas lo que ves —dice con orgullo y luego se baja el
bóxer.
Su pene salta libre y ¡madre mía! Es grande y debe medir
unos 21 cm. Quiero arrodillarme y saborear su pene en mi
boca, pero las apremiantes punzadas de mi entrepierna
reclaman mi atención.
Me desabrocho el sujetador y lo dejó caer al suelo, y en un
segundo tengo su cuerpo sobre el mío y su aliento en la
cara. Desliza un dedo bajo el elástico de mi ropa interior y
me roza el sexo.
Echó la cabeza sobre su pecho y le clavó las uñas en los
brazos para no caerme por las descargas eléctricas que
provocan sus caricias.
—Estás mojada —dice con la voz muy grave y ronca,
despacio, mientras su dedo dibuja círculos y aplica presión
cuando llega a la punta de mi sexo—. ¿Me deseas, Mariel?
Quiere que responda a la pregunta.
—Joder, si —jadeo.
El gruñido de satisfacción que escapa de su boca vibra y
casi hace que me corra. Joder, ha pasado tanto tiempo sin
sexo que estoy ardiendo en estos momentos y más con
Harry.
Levantó la cabeza y su boca cubre la mía y le exige que se
abra mientras me baja las bragas. Dejó escapar un pequeño
gemido. Su sabor es adictivo y correspondo a cada lametón,
a cada caricia, hasta que se aparta.
Se arrodilla delante de mí, apoyó las manos sobre sus
hombros y me baja las bragas por las piernas. Levantó el
pie y luego repitió la misma operación en el otro. Me coge
de las caderas y yo respondo con un gemido de sorpresa.
Se despega de mis labios, me clava la mirada y sus ojos
verdes me miran con mucho deseo y me imagino que mi
mirada es igual que la suya.
—Estás muy mojada, Mariel—vuelve a repetir y su boca
toma la mía con ganas. Me acaricia el trasero con las
palmas de las manos y desciende por mis caderas. Tira de
mi pierna por debajo de la rodilla para que rodee con ella
su cintura. Se aparta. Me deja respirar—. ¿Quieres que te
folle? —Pregunta, mientras su mirada busca la mía.
—Sabes que sí —susurro.
—Dilo. Necesito oírtelo decir.
—Fóllame, Harry —digo con una sonrisa, y le beso los
labios carnosos y húmedos y le rodeo el cuello con los
brazos.
Luego doy un pequeño salto y me agarro con las piernas a
su cintura.
Lo miró fijamente a sus preciosos ojos verdes mientras él
se coloca en la entrada a mi cuerpo. Permanece un segundo
ahí, luchando por no sumergirse de pleno en mí.
—¿Tomas pastilla? —Pregunta.
—Sí. —Contestó rápidamente.
Se introduce lentamente en mí con un movimiento
paciente, y nuestra unión nos corta la respiración a ambos.
Me abraza mientras recuperamos el aliento, se acerca al
sillón y me recuesta en el sofá, sin separarse de mí para
que permanezcamos unidos.
—Joder, se siente tan bien estar dentro de ti. —Se retira
despacio y vuelve a entrar, suave y firme, marcando la
pauta, de lo que está por llegar. Me está matando con su
lenta tortura, pero de una buena forma.
Continúa con sus estocadas lentas y contenidas, y yo llevo
mis manos a su espalda, dibujando figuras asimétricas
sobre su piel firme. Me besó en los labios. Me concentro en
absorberlo y él sigue entrando y saliendo, moviendo las
caderas en círculos y acercándome al clímax.
Nuestras miradas se funden, ardientes. Su paciencia y su
fuerza de voluntad para mantener este ritmo tan sensual,
está haciendo que me vuelva loca de placer. Sabe hacer el
amor como nadie. Le cojo la cara con las manos para que
no baje la mirada y su cuerpo vibra y tiembla sobre mí.
Palpita en mi interior e, instintivamente, mis músculos se
contraen alrededor de él. Se le acelera la respiración.
—Dios, Mariel, se siente tan bien. —Gime hundiéndose y
clavándose entero en mí. Las caricias precisas con las que
colma mi pared anterior hacen que me muera de ganas de
levantar las caderas y capturar el orgasmo que se
aproxima.
—No puedo aguantar más. Esto es muy intenso—gimo.
—Córrete para mí, estoy casi listo—dice tragando saliva, y
tenso los muslos cuando me penetra de nuevo, esta vez
menos controlado.
Respira aceleradamente y apoya la frente en la mía
mientras recupera el control con otra deliciosa embestida.
—Ya estoy, Harry —gimoteo al sentir que mi autocontrol
desaparece. Con un grito estalló en mi orgasmo. Acelera el
ritmo para que saltemos juntos al abismo.
—¡Dios! —Grita con una última penetración, apretándose
con fuerza contra mi sexo antes de desplomarse sobre mí y
unirse a mi estado de semiinconsciencia. Su erección salta
y palpita cuando se corre dentro de mí.
—Jodeeeeeeer —masculló en voz baja con los ojos cerrados,
satisfecha y relajada.
Harry me atrajo a su pecho y enrollo un mechón de su pelo.
Lo miro y él me sonrió de lado.
—Me encanta tu pelo pelirrojo, te hace aún más sexy,
Mariel.
—Lo sé—digo con orgullo.
Me levanto y comienzo a vestirme bajo la atenta mirada de
Harry que sigue desnudo y es un espectáculo exquisito. Me
da ganas de volver a repetir, pero pronto llegarán las
demás personas y tenemos que volver a la realidad.
—Voy al baño, necesito limpiarme—digo con una sonrisa. Él
me guiña el ojo y yo salgo de mi despacho.

*******
Jess paró el vehículo y vimos que ya estaba toda la prensa,
se había encontrado otro cuerpo. Harry me abrió la puerta
y los tres apartamos como pudimos a los periodistas y nos
internamos en bosque. Cuando llegamos a la escena del
crimen, me tapé rápidamente la boca para no vomitar. El
olor a muerte y a descomposición nos envolvió a los tres.
Respire muchas veces para que se fuera las arcadas,
cuando lo controle, me acerque al médico José. Me puse
rápidamente los guantes de látex y comencé a sacar las
fotos, el cuerpo presenta un estado avanzado de
descomposición diría que entre 3 a 4 semanas, pero lo que
más me impactó fue que le falta parte del cuerpo le falta un
pecho y también parte del muslo. ¡Mierda! Quiero pensar
que no es lo que yo creo.
Tomamos cualquier cosa y de nuevo encontramos la marca
de un zapato. Lo sacamos con cuidado para después hacer
un modelo. Harry buscaba quién podía ser la posible
víctima.
—¿Su veredicto? —Le pregunté al doctor José.
Él nos miró fijamente a los tres y se relamió los labios antes
de hablar.
—La chica tiene un estado avanzado descomposición, murió
hace 4 semanas, pero también le falta parte de cuerpo que
es el seno derecho y la parte del muslo izquierdo y el corte
fue perfecto, por lo tanto, el asesino fue el que cortó esa
parte en específico, no sé con qué propósito lo habrá
hecho.
—Probablemente esté practicando canibalismo—soltó Jess.
Lo miro y apreté los labios. Yo también tenía esa sospecha,
pero, joder esto era otro nivel de lo asqueroso y repúgnate
como puede..., no es que solo de imaginarlo siento ganas de
vomitar. No puedo evitarlo, pero mi estómago está revuelto.
—¿Por qué alguien haría eso? —Preguntó Harry molesto y
mirando a Jess.
—Para mayor placer—fue todo lo que dijo antes de
continuar revisando la escena.
Observe cómo levanta el cuerpo de la chica y Harry me
entregó una hoja. La miré y era la chica que se llamaba
Javiera tenía 18 años, estudiante de enfermería
desapareció aproximadamente hace 4 semanas.
—Le haré una autopsia más detallada para ver si
encontramos algo más y también el ADN. Te llamaré
cuando tenga informe completo.
g p
—Gracias—dije.
Me acerqué a Jess y él soltó un suspiro de frustración.
—Es una práctica sexual perversa lo que está haciendo y
muchas veces los psicópatas que hacen eso creen que
comiendo una parte de sus víctimas pasan a formar parte
de ellos.
—Esto es asqueroso, está cruzando todos los límites—dije
asqueada, solo de pensar...que asco ¡dios, no! Es uno de los
actos más asquerosos que he escuchado y hasta ahora he
tenido que ver, pero para nuestro amigo del FBI era pan
comido por lo que veo—. ¿Cómo lo sabes?
—Jeffrey Dahmer—me miró fijamente—. Ted Bundy y la
lista sigue y sigue, casi la mayoría le da curiosidad y creo
que aquí podemos ver como Nicolás está buscando más
placer en prácticas sexuales perversas y no creo que vaya a
parar.
—Eso ya lo sé, Jess.
—Tienes que dar otra alerta.
—Es lo mejor, Mariel, esto está escalando a puntos que no
creíamos—me dijo Harry preocupado.
—Pero también está llegando el fin—dice Jess y me entregó
una colilla de cigarro—. Cada vez está siendo más
descuidado y cometiendo más errores, por lo tanto, caerá
antes de lo que crees.
—Eso espero, ahora vamos que tenemos que dar un nuevo
aviso.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que
este bien. Si se que estuve desaparecida casi 3
semana, pero la universidad he estado llena de
pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta la
historia Y
también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 71
Diego
Sonrió cuando veo que ella iba a entrar a su salón para dar
su último examen de esta semana. Ella me guiña el ojo y
pongo los ojos en blanco. Apenas nos hemos visto esta
semana, ya que ambos tuvimos una semana llena de
exámenes. Ella estuvo acompañada de Alejandra y yo de
Cameron.
Me acerco a ella y la tomó de la cintura. Ella me miró con
una enorme sonrisa y apartó su largo pelo. Me gusta como
tiene pelo, es algo que me vuelve loco.
—Hola, mi bella novia—Digo con una sonrisa y
agachándome para estar a su altura.
—Hola, mi chico cursi y ardiente—sonrió por su apodo, me
gusta. Sé que soy bastante cursi con Anastasia, pero no
puedo evitarlo, simplemente me sale ese lado con ella—.
Quiero boxear—dice con un puchero.
Apoyo mi frente contra la suya y la aprieto aún más contra
mi pecho.
—¿Quieres que te preste mi linda cara para boxear? —
pregunto con diversión.
Ella arruga un poco su nariz y se muerde el labio inferior.
Me mira... me sigue mirando y suelta una risa. Me encanta
verla sonreír.
—Creo que eres masoquista porque mi golpe fue el que te
enamoro.
Hago una mueca fingida y ella me mira divertida. La
atraigo más a mí y le doy un suave beso en sus labios.
Siento como alguien tose, nos separamos y veo a Cameron
con Alejandra. Anastasia observa como una señora entra a
su sala, me da un beso y entra en su salón. No puedo
evitarlo y la sigo con la mirada.
—¡Dios mío, Diego! —exclama Cameron.
—¡¿Qué?! —exclamó con una sonrisa.
—Límpiate la baba, colega—me da un empujón y se lo
devuelvo. Ambos comenzamos a caminar a la cafetería, ya
que terminamos los exámenes por esta semana y la única
que queda es Anastasia.
Nos sentamos en una mesa apartada y veo de reojo a
Bárbara con Carlos, los miro con asco y veo como ella se
limpia una lágrima <<Que patética es Bárbara>> Me
arrepiento tanto haberme acostado con ella y de que fuera
mi novia
¡Qué horror! —pienso para mí mismo. En mi defensa estaba
despechado y bueno no estaba en mi mejor momento.
—¡Qué zorra es Bárbara! —dice Alejandra.
Suelto una carcajada y me apartó un mechón de la frente.
Miro hacia mi lado y veo a Amber, quien me guiña un ojo y
yo pongo los ojos en blanco. Soy un hombre casado.
—¡Alejandra! —le reclama Cameron.
Sonrió. Cameron siempre ha sido el más pacífico en
nuestro grupo, no le gustan los conflictos de ninguna
forma. Los chicos se levantan para pedir nuestro almuerzo
y me quedo solo. Miro mi teléfono y no tengo ningún
mensaje de Anastasia, la extraño. Hemos estado una
semana separados, aunque tampoco es que necesitemos
estar pegado todo el tiempo, pero ya la extraño y quiero
besarla y dormir con ella.
Siento como alguien arrastra una silla, miro a mi lado y veo
a Amber. La observo y anda con un top que no deja nada la
imaginación y una minifalda. Miró de nuevo mi teléfono, no
quiero hablar con ella. Me acosté con ella, claro, tampoco
soy un santo.
—Hola, Diego.
—Hola—digo con un largo suspiro.
Ella pone una mano en mi brazo y yo miro ese toque y lo
apartó con rapidez. Ella no se rinde y vuelve a poner la
mano ahora en mi pierna, la apartó de nuevo y la miró
molesto.
—¿Qué pasa Diego? Ya no quieres jugar conmigo—dice con
voz de niña regañada.
—Sabes que tengo novia, Amber, así que déjame en paz—
digo enojado. Ella lo vuelve a intentar y tomó su muñeca.
Ella me mira con mirada juguetona y se relame el labio
inferior. Joder, no me la pienso volver a follar en mi puta
vida
—. Vete de aquí antes que me ponga violento.
Ella se acerca a mí y yo me alejo.
—Me gusta que seas violento, Diego—me ronronea.
Intento pararme, pero se aferra a mi cuello. Esta chica
parece pulpo, tomó sus muñecas y la separó como puedo de
mí, pero ella no se rinde, pero que mierda le pasa.
—Déjame en paz, que no va a volver a pasar nada entre
nosotros—le digo furioso.
—¡Te has vuelto aburrido! —me suelta.
La empujo y ella cae sentada en la silla, salgo de la
cafetería y camino hacia el salón donde está dando el
examen Anastasia. Cuando llego veo que ella está
guardando algo en su mochila y me acerco lentamente y
pongo mis manos en su cintura y suelto:
—Buuh—ella se gira y detengo su mano. Suelto una risa y
ella me mira entre enojada y molesta—. Tranquila fiera que
soy yo.
—¡Eres un gilipollas! —exclama enojada y tirándome su
estuche en la cabeza.
—¡Auush! Eso duele—digo con una mueca.
Ella se sienta y se pasa una mano por la cara. Me agacho
para estar a su altura y apartó su pelo de la cara. Necesito
que me mire, sé que está preocupada y que tiene miedo,
joder, hasta yo le tengo miedo a Nicolás es más peligroso
de lo que pensé. La abrazó con fuerza y ella intenta
alejarse, pero yo me aferro a ella y al final, se rinde y me
abraza.
—Te amo—le susurro, dándole pequeños besos por su
cuello. Ella suspira y no tomó como su cuerpo se va
relajando con mis caricias—. Perdóname, no fue divertido,
lo siento.
—Diego, soy una bruta casi te pego—ella suelta una
pequeña risa—. Casi arruino tu cara de ángel.
—Un golpe no me haría daño—susurro.
De repente alguien me agarra del brazo y me hace
tambalear. Anastasia abre los ojos y yo miro a la persona
que me agarro del brazo y veo que es Amber, pero que le
pasa a esta chica.
—Vamos, Diego, no te enojes—dice haciendo puchero.
Miro a Anastasia quien está frunciendo el ceño. Me mira y
luego mira a Amber, ¡Mierda! Me suelto de su agarre, pero
ella vuelve al ataque como un maldito pulpo con sus brazos.
Tomo sus muñecas y ella me sonríe.
—¡Me gusta que seas difícil!
Anastasia se aclara la garganta y yo me giro para mirarla y
busco su ayuda, pero ella está tranquila sonriendo. ¡Oh,
genial! Me va a dejar solo lidiar con ella ¡Qué buena novia!
—Déjame ya, joder Amber, vete a joder alguien más que no
te volveré a tocar. Tía búscate a otro chico que te aguante,
que no ves que tengo novia.
—¡Oh, vamos, Diego! Podemos hacer un trío como la otra
vez.
—¡Hey, guapa! —dice Anastasia. Amber la mira y ella se
pone de pie y se aparta su larga melena y pasa su brazo por
la cintura, me apega a ella—. Deja de molestar a mi novio.
Amber frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Te sientes muy segura con él, ¿verdad? —pregunta
Amber con aire malvado.
—¿Celosa? —rebate Anastasia con una sonrisa de orgullo.
Yo pongo los en blanco y la tomó de la cintura, me agacho
para estar a su altura.
—Vámonos, bella, no vale la pena gastar saliva con esa
chica—le susurró, dándole un beso en la mejilla y ella
asiente.
Damos media vuelta y comenzamos a caminar a la
cafetería, pero un grito hace que no giremos. Por el rabillo
veo como Amber nos sigue y Anastasia, se gira molesta y yo
intento que siga caminando.
—No es tan santo como piensa, guapa, y yo no confiaría
tanto en él, tal vez, te ha puesto el gorro con alguien más—
aprieto los puños y me giró molesto. Me acerco a ella y
comienza a retroceder.
Anastasia tira mi mano, pero me suelto. Me harto esta
chica, jamás le he puesto los cuernos Anastasia y ni
siquiera se me pasaría por la cabeza, pero claro como no
logró seducirme ahora quiere hacerme ver como el malo.
Una cosa que siempre he aprendido de Amber es que es
muy caprichosa, si no consigue lo que quiere, manipula a la
gente.
—¡Cállate, maldita sea! Jamás le he sido infiel, Anastasia y
eso lo sabes, compórtate como una adulta. Tan desesperada
estas para que te follen ¿eh?, dímelo joder, te dije que no
así que vete de aquí antes de que pierda mi paciencia.
Ella abre la boca, pero la cierra y se va lentamente. Suelto
un gruñido y me giro a dónde está Anastasia y veo que mira
sorprendida. ¡Mierda! No quiero que piense que le fui
infiel, eso jamás pasaría.
—Nunca te he sido infiel—es lo primero que digo, cuando
tomo su mano y ella frunce el ceño y me mira fijamente.
—Diego...
—¡Anastasia, sabes que yo jamás haría eso! —exclamo
molesto. Ella me mira... Tiene que creerme, ella me conoce
y si vale, tenía fama de mujeriego y no lo niego, me acosté
con muchas chicas, pero cuando la conocí a ella me detuve,
bueno...solo con Bárbara, pero fue cuando terminamos y no
sabía nada de ella.
Ella me sigue mirando y siento como van pasando los
segundo y ella sigue sin decir nada. Me pasó una mano por
el pelo y ella suelta una risa y se cuelga mi cuello.
—¡Lo sé, Diego! sé que nunca me harías eso —dice,
besando mi cuello y yo la abrazo con más fuerza.
Anastasia es mi mundo, gracias a ella volví a sonreír y
puede volver amar. Si admito que antes era mujeriego, pero
nunca me cerré a la oportunidad de tener una novia y
Anastasia, simplemente me sorprendió y supe que ella sería
la indicada para mí, y tenía jodidamente razón.

******
Casi escupo mi bebida, mire a Dylan quien tenía una
sonrisa inocente, amaba ese sujeto, era raro, pero eso lo
hacía encantador. Mire Anastasia y luego a Cameron.

—¡Eres tan raro, Dylan! —exclamó Anastasia.


—¿Solo quiero algunos detalles de cómo es su vida sexual?
—Miro Anastasia y ella hizo una mueca. Todos volvimos a
mirar a Dylan—. Amorcín eres una egoísta, yo siempre te
he contado todo e incluso si me pongo condón o no, solo
quiero detalles de si va a haber un futuro Dieguito o
Anastasia.
No pude evitarlo, pero escupí mi bebida dentro del vaso y
comencé a toser. Anastasia le tiró un zapato en la cabeza y
la sala estalló en carcajadas. Lo miré y se estaba
refregando la cabeza donde le había caído el zapato.
—¡Joder, que te calles que no me quiero imaginar tu pene y
menos el de Diego! —exclamó Javier.
—¡Tan sensible, que eres hermanito, es sexo! Que tiene de
malo. No se hagan los santos porque todos son unas
putas perras que han follado sin parar—nos apunta a todos
los hombres.
—¡Dylan! —exclama Anastasia, muerta de la risa. Acaricio
sus muslos y apartó su hermoso pelo castaño y comienzo a
jugar con su pelo haciendo una trenza pequeña.
—¿A veces me cuestiono tu sexualidad? —pregunta
Jonathan. Dylan se gira hacia él y le sonríe—. Porque me
mira, perra.
—Yo soy él que siempre doy, cariño, recuerda nuestras
noches, perra envidiosa—Anastasia suelta una risa y yo
también. Estos chicos son increíblemente raros, pero
increíbles y aman a mi chica.
—Tú jamás vas a tener mi trasero—se burla Jonathan,
dándole un trago a su cerveza.
Nos reunimos un momento para celebrar que se terminó
otra semana más de exámenes y también para subirle un
poco el ánimo, Anastasia, sé que está preocupada por todo.
Las pesadillas la tiene cada 4 veces a la semana a pesar de
que va a terapia. Quise hacer esta pequeña reunión con sus
amigos para que sonría y Dylan vaya que lo consigue.
—Gracias por esta sorpresa—me susurra ella, besando mi
cuello.
—Recuerda Anastasia: siempre sonríe para mí, ¿vale?
—Puedo abrazar a Anastasia, ¿o no? —pregunta con una
sonrisa Dylan.
Yo me encojo de hombros y le doy un beso en la sien antes
de que Dylan literalmente me la roba de mi regazo. Él me
saca la lengua y pongo los ojos en blanco.
Miro como Dylan le dice cosas en oído a Anastasia y ella se
muerde el labio inferior para no reír y después Javier la
abraza con fuerza y después Jonathan. Sonrió. No me da
celos porque ellos son como hermanos y siempre me lo han
demostrado. Jonathan se roba a Alejandra y Cameron se
acerca a mí.
—Somos dos estúpidos enamorados—me dice antes de
chocar su vaso con el mío.
—Yo ya perdí esa batalla la primera vez que la vi—murmuró
con una pequeña sonrisa en mis labios.
—Lo sé amigo, se te cae la baba por ella, pero solo pensé
que sería otro capricho—él hace una mueca—. Lamento
haberte amenazado para que te alejara de ella, pero no
sabía cuáles eran tus intenciones y Alejandra estaba
nerviosa.
—Normal—digo encogiéndome de hombres. Jamás he
negado que fui un mujeriego. Tenía mis noches y tardes
locas, pero eso no significa que no quiera una relación
estable, yo solo esperaba a la chica correcta—. Siempre
tuve mala reputación, pero ya no. No tienes ni idea lo feliz
que soy ahora, gracias a ella he podido volver a ser yo. Deje
esa ira a un lado para volver a sonreír y ser cursi.
—Yo soy feliz por ti, te lo mereces.
Pasamos más de media hora hablando entre nosotros hasta
que Alejandra vuelve con Cameron y mi bella novia vuelve
a mí. Anastasia me muestra su enorme sonrisa y me da un
suave beso. Alejandra y Cameron llegan con palomitas,
papas fritas y maní para comer durante la película.
Anastasia se acomoda en mi regazo y escogimos ver una
película de comedia que es: ¿y dónde están las rubias?

******
Miro la hora son las once de la noche y Dylan abraza con
fuerza Anastasia. Somos los únicos que quedamos en la
sala de estar, Alejandra y Cameron se fueron a acostar,
según ellos a dormir, pero a mí no me engaña.
—Recuerda siempre con condón, que aún soy demasiado
joven y sexy para ser tío—dice Dylan, acariciando el vientre
de Anastasia. Ella pone cara de terror y le da una palmada
a su mano—. Nos vemos guapa, te amo ¿y tú me amas?
—Siempre, amorcín—dice Anastasia.
—Adiós, Diego.
—Adiós—le devuelvo la sonrisa y ella cierra la puerta.
Me acerco a ella y pongo mis manos por encima de su
cabeza quedando atrapada. Ella se gira y toma mi polera y
me acerca aún más a su pecho, pone una pierna en mi
cintura y suelto un gruñido.
¡Mierda! Ya estoy caliente y quiero hacerla gritar mi
nombre, una semana sin sexo es una tortura. La beso con
pasión y nuestras lenguas se entrelazan, su mano baja y
toca mi erección por encima de mi pantalón.
—Te deseo, Diego—me susurró, besando mi cuello y
dejando besos calientes. Cierro los ojos y disfruto de sus
caricias. Sabe cómo volverme loco. No espero más y me
aprieto aún más para que me sienta. Muevo mi cadera y
ella jadea.
—¿Quieres que te folle? ¿Qué sea duro y salvaje? —le
pregunto con una sonrisa de orgullo.
Ella enrolla sus piernas en mi cadera y se cuelga en mi
cuello, comienzo a caminar hacia su habitación. Sé que no
ha contestado mi pregunta, pero no hace falta, ambos lo
deseamos.
Abro de una patada la puerta y la dejó en la cama, cierro la
puerta con pestillo. Me acerco a ella y la beso con posesión,
necesito esto ahora. Ella me mira y comienza a desvestirse
lentamente, yo la observo como cada prenda cae al suelo y
comienzo a desvestirme rápidamente. Desarmó la cama y la
tomó y la dejó con cuidado en la cama.
Me coloco encima de su cuerpo para poder mirarla
directamente a los ojos. Mi cuerpo se ajusta al de ella y lo
cubro al mismo tiempo que las sábanas se quedan
arrugadas en mi cadera.
Anastasia abrió sus muslos y me acomode mejor
entremedio de su pierna para que pudiera sentir mi enorme
erección, solo con ella podía estar tan caliente.
—Te extrañé, mucho tiempo sin estar contigo—susurro,
besando su cuello.
—Exagerado, que fue una semana. En serio y después dicen
que las mujeres somos exageradas y dramática—dice con
una enorme sonrisa y yo la callo besando sus carnosos
labios.
Alargó mi mano por debajo de la almohada y sacó un
condón. Ella me observa, y yo sonrío. Rasgue el paquete
con mis dientes y me coloco rápidamente el condón en mi
dura erección. Tomó la mano de Anastasia y la guió a mi
pene, ella comenzó a mover su mano de arriba y abajo,
haciéndome gemir su nombre. Es mi diosa.
La tumbé de nuevo en la cama y me coloqué rápidamente
encima de ella, abrí sus piernas y mis dedos acarician su
clítoris y ella suelta un gemido. Metí un dedo dentro de su
sexo y luego otro y los moví en círculo. Ella abrió la boca y
la besó con fuerza. Ella me recibió con gusto y nuestras
lenguas se enredaron. Sigue estimulando su clítoris con
mis dedos y estaba muy húmeda.
Tomé mi pene y la guie a la entrada de su vagina, rocé mi
pene contra su sexo una y otra vez para que se mojara aún
más y ella jadeó con fuerza, di un empujón y me introduje
es su interior por completo. Anastasia, rasguño mi espalda
y beso mi cuello. Me detuve un momento y la miré
directamente a los ojos. Ella tenía los labios entreabiertos y
su mirada era de placer.
—Salvaje, mañana tendré tu marca por toda mi espalda—
digo con una sonrisa burlona. Me salgo y vuelvo a entrar
con fuerza.
Ella abre los ojos y tiró de su labio inferior donde chupo
con fuerza antes de besarla, me salgo y vuelvo a entrar con
fuerza y muevo mi cadera. Ella suelta un gemido.
—¡Mierda, eres tan sexy! —exclama muerta de placer.
—¿Rápido o lento? Tú escoges, Anastasia—digo besándola
suavemente en los labios.
Ella me mira por un momento.
—Lento al principio y rápido al final y que sea salvaje—
dice, dándome una palmada en el trasero. Suelto una risa,
amo esta mujer, estaría perdido sin ella para siempre, la
necesito mucho en mi vida.
Me retiré lentamente y volví a hundirme en ella con
delicadeza tal como me había pedido. Anastasia alargó los
brazos para rodearme el cuello y me atrajo más hacia ella
para besarme en los labios. Me encanta cuando ella toma la
iniciativa del beso.
—Me encanta follarte—le susurro, y me vuelo enterrar en
ella con fuerza y sus manos me aprieta el trasero para
entrar más adentro.
Ella suelta una risa y me sorprende cuando suelta las
siguientes palabras:
—Cállate y bésame —murmura contra mi boca.
Sonrió.
—Estás mandona hoy, pero eso sí puedo hacerlo, bella.
Me callo cuando nuestras lenguas se entrelazaron y
colisionaron, enredándose hasta que a Anastasia le faltaba
el aliento y comenzó a jadear. Solté un leve gemido en la
garganta y pasé los brazos por debajo del cuerpo de
Anastasia para poder tenerla más pegada a mí.
Ella arqueó aún más las caderas con fluidez, mientras yo
deslizo mi pene dentro y fuera de ella hasta que Anastasia
estuvo más que mareada de placer. ¡Mierda! estoy muy
cerca de mi orgasmo siento como mi pene crece aún más.
Entre aún más fuerte dentro de ella y no había ninguna
parte de ella que yo no estuviera tocando de alguna
manera.
Su cuerpo estaba pegado al mío, Anastasia podía sentir
cada una de mis sacudidas, cada vez que mis músculos se
tensaban.
—¡Quiero que me sientas bien adentro! —le susurré,
mordiendo su oreja y ella soltó un pequeño jadeo.
Comencé a dejar un reguero de besos por su mandíbula y
luego por el cuello, seguí bajando hasta llegar a su pecho
donde chupé y mordí su pezón con fuerza haciendo que
elevará su pelvis.
—Estás tan caliente por dentro, me encanta estar dentro de
ti—digo, chupando su pecho derecho.
Ella se excita más con mis palabras porque sentí como
apretó sus músculos internos, apretando aún más mi pene.
¡Mierda, no me falta mucho! La tomé de la cintura y la
senté en mi regazo
—¡Quiero que me montes, Anastasia! —le ordenó, dándole
una nalgada en su culo.
Anastasia comenzó a subir y a bajar lentamente por mi
pene y sus movimientos eran lento, pero profundo haciendo
que mi pene se metería aún más. Me acerqué a ella y la
besa. Mordí su mandíbula y la mira fijamente, ella tomó
controlo y comenzó a mover sus caderas en círculo
haciéndonos a ambos jadear, ella es perfecta.
—Sigue así, Anastasia, me vuelves loco—digo animándola, y
acariciando su trasero. Ella pone los ojos en blanco y la
beso. Sé que está cerca, lo noto en sus contracciones.
La detengo y la giró de nuevo para que esté en la cama. Y
vuelvo a penetrarla de inmediato. Anastasia me abrazó y
me acercó más a ella. Se colgó de mí, mientras, me
enterraba en su interior con mayor profundidad y con más
fuerza.
La miro y tiene la mirada llena de placer y lujuria.
—Bella, mírame.
Ella abrió los ojos y me miró fijamente, había placer en su
expresión y una mirada de ternura.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Sonreír.
—Bésame—le supliqué.
—Diego... —dijo mi nombre divertida, era estúpido, yo
podía besarla siempre que quisiera. La besó con fuerza, con
posesividad. Anastasia se estremeció y arqueó su cuerpo.
—¿Cuán cerca estás?
—Casi estoy —susurro Anastasia.
—Dime lo que necesitas para llegar.
—Tú —dijo—. Solo tú.
Mis ojos brillaron y apreté la mandíbula. Y la volví a besar
otra vez con más fuerza y con más hasta que ella estuvo
respirando mi aire y yo el de ella. Sentí como Anastasia
estaba cada vez más cerca de su orgasmo y sentí como
apretó mi pene con sexo y se mordió el labio inferior con
fuerza y grito mi nombre.
—Ah, Anastasia —solté un gemido—. Estoy cerca, muy
cerca.
Comencé a moverme más rápido y con más fuerza. Sentía
como mi control desaparecía y sentía como su orgasmo se
alargaba debido a mis penetraciones, sentí que le venía el
segundo orgasmo Anastasia y me moví con más fuerza y
puse una mano en cintura para que no se moviera tanto. Se
la metí una, dos, cinco hasta diez veces hasta que por fin
solté un gruñido y me corrí dentro del condón, caí sobre
ella con cuidado. Nuestros cuerpos estaban sudados.
Anastasia pasa sus dedos por mi húmedo pelo y recuesto mi
cabeza en su pecho y lo acaricio con mi nariz. Ella es la
única mujer que siempre amaré.
—Dime una de tus frases cursi—me pide con voz ronca.
—¿Te gusta que sea cursi?
Ella soltó una risa y me enamoré aún más... me quedé
mirándola como su nariz se arrugaba un poco y se veía aún
más bella. Acaricié su mejilla y ella se quedó callada un
momento esperando mi frase.
—La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios
es sonreír. Y la primera es besarme, bella—le digo antes de
besarla lentamente, nuestras lenguas danzaron lentamente
en un baile sensual y pongo una mano en su cadera—.
Te amo, siempre sonríe y siempre bésame, Anastasia.
—Por ti siempre, mi chico cursi y ardiente—dice
acariciando la mejilla.

*****
Los días pasaban rápidamente y aún no había noticias
sobre Nicolás y tampoco se había encontrado más cuerpo
o desaparecido más chicas. La policía sigue dando aviso
de que las mujeres tengan preocupación y que por favor
no salgan tan tarde. En la universidad hay más seguridad
y puedo notar como cada día que pasa Anastasia se está
apagando más y que ahora sus pesadillas son más fuertes.

La miro y está leyendo un libro, pero sus hombros están


caídos. Dejo mi computador de lado y me acerco a ella.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír
en voz alta, que el universo te escuche, que cada sueño que
tienes se te cumpla. Quiero verte ganar. No te rindas, por
favor sonríe para mí.
Ella me miró y se abrazó a sus rodillas, anoche tuvo una
terrible pesadilla donde apenas pudo dormir, lo sentí
porque se movía a cada rato, aun cuando la abracé la sentí
inquieta.
—Te amo, por favor no te rindas.
—No lo haré Diego, lo prometo—dijo con una pequeña
sonrisa. La abracé con fuerza y ella escondió su cara en mi
cuello.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que
este bien. Si se que estuve desaparecida casi 3
semana, pero la universidad he estado llena de
pruebas y trabajos. No se le olvide votar si le gusta la
historia Y
también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 72
Diego me miraba de reojo, mientras miraba la ventana.
Solté un suspiro, estaba cansada, ya que todas las
pesadillas, habían consumido mi energía. Mis párpados me
pesan cada vez que pestañeo, aun cuando intenté tomar
pastillas para dormir, soñaba igual con Nicolás y era peor,
ya que lanzaba golpes y patadas a Diego, así que preferí
dejarlas.
Sentí su mano en mi rodilla y lo mire e intente sonríe.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír
en voz alta, que el universo te escuche, que cada sueño que
tienes se te cumpla. Quiero verte ganar. No te rindas, por
favor sonríe para mí.
Lo miro y abrazo mis rodillas. Estoy cansada, esto no es
vida la que estoy llevando. ¡No! ¡No, no podía dejarme
vencer! Tenía que comenzar a entrenar y de hecho le había
pedido ayuda a Mariel y en unas horas más iba a pasar a
buscarme.
—Te amo, por favor no te rindas—me suplico Diego.
—No lo haré Diego, lo prometo—le aseguré.
Estire mis manos que rodearon su cuello, él me alzó y mis
piernas rodearon su cadera. Camino directamente a la
cama y acarició mi pelo. Me miró con preocupación.
—Diego, estaré bien. Hoy día comienzo de nuevo a entrenar
y estoy segura de que eso me despejara un poco de todo.
—Eso espero. Estoy preocupado, Anastasia, no quiero que
hagas una locura. ¿Dime que esto de entrenar es para
despejarte y no para ir a enfrentarte tú a Nicolás? —
Preguntó preocupado.
Me mordí el labio inferior, porque en cierta parte era para
despejarme, pero también para sentirme más segura
conmigo misma cuando me enfrentara con él. Diego me
pellizco la cadera.
—Es para sentirme más segura.
Él achicó sus ojos y negó con la cabeza, no estaba de
acuerdo, pero tampoco me lo podía prohibir. Es algo que
prometimos que nunca nos prohibiríamos cosas, ambos
somos bastante grandes y cada uno toma las decisiones de
su vida. Mi teléfono comenzó a sonar. Me levanté del
regazo de Diego y tomo mi celular.
—Hola, guapa.
—Hola, Mariel—dije con una sonrisa—. ¿Cómo estás?
Sentí que alguien gritó su nombre y ella respondió y se
alejó un poco de ruido, ya que parecía que estaba en un
gimnasio o algo por estilo y sentí que cerró la puerta.
—Ahora sí, reservé una parte del gimnasio para nosotras—
me mordí el labio inferior—. Espero que estés preparada
Anastasia, te enseñaré de todo, será duro y cansador y ten
en cuenta que no tendré piedad, ¿vale?
—Vale, me vas a patear el trasero, ¿verdad?
—Más o menos, nos vemos en un rato, paso a recogerte en
dos horas más.
—Nos vemos y gracias, Mariel, sé que no deberías hacerlo,
pero esto me hace sentir más segura.
Ella se calló un momento antes de responder.
—No es ético de mi parte, pero te ayudaré, Ana. Adiós,
tengo una reunión importante.
Ella colgó la llamada y Diego me abrazó con fuerza. Cerré
los ojos, necesitaba aprender a desarmar a alguien,
necesitaba saber defensa personal. Amo boxear y siempre
he sabido defenderme bien, pero no sé bien como desarma
alguien que tiene una pistola o cuchillo y sé que Mariel me
lo va a enseñar. Tengo que ser fuerte y sé que Nicolás es un
cobarde que sin armas no es nada.
Me di la vuelta para mirar a Diego y antes de que pudiera
darme bien la vuelta, él me besó con fuerza, metiendo su
lengua dentro de mi boca con posesión y me apretó con
más fuerza y una de su mano acariciaba mi mejilla.
Nuestras lenguas se enredaron en una pequeña batalla
sensual. Nos separamos por falta de aire y me di cuenta de
que Diego tenía los ojos rojos.
—¿Qué pasa Diego?
Él miró hacia a otra parte y tomó con fuerza su mentón
para que me mire. Una lágrima solitaria recorría su mejilla
y la atrapé con mi pulgar.
—Eres mi mundo Anastasia. Siento que te estás escapando
de mis dedos y no sé cómo evitarlo—me susurró con la voz
rota.
—Diego—, susurre. Yo no quiero rendirme, no quiero
dejarme vencer por alguien más cuando por fin he vuelto a
sonreír. He estado algo llorona y decaída, claro, soy
humana y también tengo miedo, pero ya se acabó. Necesito
volver a pelear por mi vida como siempre lo he hecho—.
Eso no va a pasar, Diego. La vida es una perra, pero no me
dejaré vencer, así como nunca lo he hecho.
—¿Me lo prometes?
—Te lo prometo, Diego, recuerda que nos casaremos
cuando tengamos treinta años, antes ni loca—bromeo y le
doy un pequeño empujón.
Diego suelta una risa y me da un beso fugaz en los labios.
Sus manos comienzan a bajar y yo las tomo para que se
É
j yy p q
detenga. Él alza una ceja y me mira con una sonrisa
traviesa.
—Tengo la regla, me quedan dos días hasta entonces, tiene
que guardar a tu amigo dentro del pantalón y tus manos
quietas, ya que son muy buenas para calentarme.
Él suelta una carcajada y baja rápidamente una mano hacia
mis muslos y hace presión en mi sexo haciéndome jadear.
—Mis manos saben tus puntos débiles—susurró, mordiendo
mi oreja—. A ti te encanta que te meta mis dedos largos
ahí—ronronea.
¡Madre mía! Me separo rápidamente de él porque sé lo que
quiere hacer calentarme y yo no me siento cómoda
teniendo relaciones sexuales con la menstruación, algunas
personas las mantiene, pero yo me niego es algo que no me
gusta y Diego siempre lo ha respectado.
En ese momento la puerta se abre y entra Alejandra. Ella
mira un momento a Diego y luego a mí. Niega con la
cabeza y veo que trae un pastel.
—Por favor, Diego, quita la mano...de... ¡Eres asqueroso! —
Tartamudea ella. Diego se separa y me da un beso en la
mejilla antes de entrar al baño—. Se te va a desgastar la
mano, puto—se burla Alejandra.
Diego se para un momento y le muestra el dedo del medio
antes de cerrar la puerta.
—¡Alejandra, toca la puerta antes de entrar! —Exclamó
algo sonrojada.
—¡¿Qué?! Pero si me dijiste que andabas con regla, qué
sabía yo...que los iba a encontrar... —Ella niega la cabeza
como intentando borrar ese recuerdo y sonrió—. En fin,
hice un pastel.
—¡Vas a hacerme engordar! —Le reclamo con una sonría.
Ella me insulta y dice que estoy muy flaca antes de azotar
la puerta molesta—. ¡Oye, pero no te enojes! —Grito para
que me escuche.
En ese momento Diego sale de la puerta del baño y veo que
su erección ya no está. Pongo los ojos en blanco.
"Hombres" Diego se seca el pelo con la toalla y se acerca a
mí. Me alejo rápidamente y él da dos pasos a mí.
—No me la jale Anastasia, solo fue agua helada—dice
poniendo los ojos en blanco.
—Me da lo mismo eso, no quiero que me toques porque yo
no puedo hacer nada, ¡imbécil! —Digo tirándole una
almohada a la cabeza que cae en el suelo, porque él la
esquiva.
—¡Salvaje! —Exclama con una sonrisa.
Salgo de la habitación y llegó a la cocina en dónde está
Alejandra y Cameron comiendo pastel. Me siento a lado de
mi rubia y ella me entrega una porción y deja otra para
Diego.
Doy una mordida y casi suelto gemido de lo rico que está el
pastel, miro a Alejandra quien me mira con una sonrisa y
esperando una respuesta. Doy una trago a mi agua antes
de responder:
—¡Deliciosos! Deberías haber estudiado gastronomía.
—Eso mismo le digo yo—concuerda conmigo Cameron. La
rubia pone los ojos en blanco y en ese momento siento un
beso en mi mejilla y sé que es Diego—. Amigo, tienes que
probar el pastel que hizo Alejandra, creo que alguien te
está haciendo competencia.
Diego suelta un bufido y lo prueba de mala gana. Alejandra
le saca una lengua y todos miramos como Diego mastica
lentamente el pedazo que se llevó la boca y le da un sorbo
al agua antes de tragarlo y se queda mirando fijamente el
pastel antes de mirar a Alejandra. Yo suelto un bufido.
Siempre es lo mismo con él, le gusta ser siempre el mejor
cocinero y en estas semanas se han peleado por el puesto
entre Diego y Alejandra haciéndonos engordar a mí y a
Cameron.
Cameron me mira y yo pongo los ojos en blanco y me llevo
otro trozo de pastel a la boca.
—¿Qué tal? —Pregunta Alejandra, ya que Diego parece que
no quiere dar una respuesta.
—Nada mal—es todo lo que dice antes de seguir comiendo.
Alejandra me mira y luego mira a Cameron buscando
nuestra ayuda. Niego con la cabeza, me cansé, no me
quiero meterme en sus dramas de cocina y veo que
Cameron igual.
—¡Aprende a perder, Diego! —Se burla Alejandra de Diego.
¡Dios, estás ahí, ayúdame, por favor! —Exclamó en mi
mente y mirando el techo como si realmente alguien me
pudiera salvar de estos dos. Suelto una risa al escuchar el
gruñido de Diego y aquí vamos de nuevo...

******
Suelto un gemido de dolor cuando Harry me tira de nuevo
al suelo y Mariel me grita que soy muy lenta. Harry se
aleja y juega con un cuchillo. Mariel se acerca a mí y me
da una botella de agua. Me secó el sudor y miro como
Harry se pasea por mi alrededor como si fuera su presa y
tiene una sonrisa burlona que quiero destrozar.

—Muy lenta, Anastasia.


—Pensé que pelearía contigo, no con ese muro de persona
—digo señalando Harry quien suelta una carcajada.
—Es para que esté más preparada. Mira te lo demostraré
una vez más, nunca te hagas menos, yo soy más baja que
Harry y aun así puedo darle una paliza, presta atención a lo
que yo hago, ¿vale?
Asiento y me retiro a una esquina. Observó como Harry se
acerca rápidamente a Mariel y ella pone su pie izquierdo
firme en piso, según lo que explicaba ese el pie no
dominante es con que menos tiene reflejo y ponen el pie
derecho un poco delante que es el pie domínate porque es
con que normalmente lanza patadas. Observo bien su
posición y veo como pone sus manos frente su cara con los
codos hacia adentro. Ella mantiene sus dedos doblados sin
llegar a transformarlo en un puño.
Harry corre hacia ella, veo cómo se va acercando y cuando
está una distancia bastante cerca, pero no la necesaria
para amenazarla levanta su pierna y le pega en todas las
parte noveles haciendo que Harry se doble y caiga al suelo.
Ella rápidamente le arranca el cuchillo y se sube encima de
él.
—Ves no es tan difícil.
Harry se levanta rápidamente, ya que trae protección en la
parte de abajo. Asiento con mi cabeza y me acerco de
nuevo. Cierro los ojos y respiro profundamente, necesito
concentrarme. Harry me rodea y juega con ese cuchillo que
pone hasta nerviosa.
—¿Estás lista, Ana? —Pregunta con una sonrisa burlona.
¡Lo mató! Me ha estado pateando el trasero toda la tarde,
pero ya me cansé de que se burle y que Mariel me diga que
estoy lenta, aprendí también como a desarmar con arma de
fuego y ahora solo falta el cuchillo. Imito la posición que
hizo Mariel y cuando abro los ojos veo que Harry de nuevo
me azota contra el piso.
—¡Deja de pensar en lo que sea que estés pensando! Ya
estaría muerta si fuera, Nicolás —me reta Mariel.
Harry suelta una risa y lo empujo para que se pare de mí.
Se levanta y me ofrece su mano. Me seco las gotas de sudor
de la cara con la toalla y le doy el último sorbo. Mariel se
acerca a mí y veo que está furiosa.
—Concéntrate, solo fíjate en los putos movimientos de tu
agresor y nada más ¡La última vez! —Me ordena.
Harry me guiña un ojo y hace girar su cuchillo en su mano.
Lo odio en estos momentos, lo odio quisiera romperle su
linda cara contra el piso, pero no puedo porque es defensa
personal y no boxeo.
—¡Concéntrate, Anastasia!
Asiento en mi cabeza. Me pongo rápidamente en mi
posición y Harry corre hacia mí, cuando veo que está a una
distancia necesaria levanto mi pierna derecha y le pegó con
toda mis fuerzas en la parte noveles haciendo que caiga,
corro y tomo rápidamente el cuchillo.
—¡Bien! —Exclama Mariel—. Buen trabajo, por fin
Anastasia, me estaban saliendo canas verdes, vete a tomar
una ducha es tarde son las seis.
******
Abro la puerta de mi pieza y suelto un gemido al ver a
Diego, solo está en bóxer blanco y con su computador en su
regazo. Extraño estar con él, pero no puedo. Suelto el bolso
y apenas llegó a la cama y me tiro en la cama.
Diego suelta una risa y acaricia mi espalda. Suelto un
suspiro de alivio por sus masajes, tengo la espalda dolorida,
cada músculo me arde y nunca antes me habían dado una
paliza tan grande en un entrenamiento como ahora.
—¿Fue muy agotador? —Preguntó, dándome un beso en el
cuello.
Intento abrir los párpados, pero es imposible, mis energías
se acabaron cuando le di esa patada a Harry en sus partes
noveles, apenas me pude bañar y caminar hasta mi cuarto.
—Demasiado, Harry me dio una paliza.
Él frunce el ceño.
—Pensé que entrenarías con Mariel, no con Harry—
murmura con un tono de voz algo serio y molesto.
—Yo también, pero Mariel estaba como instructora, siento
que fue mejor porque Harry me mostró toda su fuerza y me
siento más segura así, ya que no hubiera sido lo mismo con
Mariel, aunque ella también tiene mucha fuerza.
—Está bien, yo te apoyo en todo Anastasia—murmuro,
abrazándome con fuerza—. ¿Tienes sueño?
Asiento con mi cabeza y él me da un beso en pelo antes de
volver a hablarme:
—Duerme mi princesa guerrera, te cuidaré—. Es todo lo
que escuché antes de que mis ojos se cierren y me quedé
frita. Definitivamente el entrenamiento me saco todas las
energías que tenía en mi cuerpo y solo quiero dormir.

******
Me tapo la cara con la mano cuando siento que alguien
abre la cortina. Me giro a un lado y siento esa risa, esa
risa que amo, pero que ahora quiero que se calle y me
deje seguir durmiendo. Siento como el colchón se hunde
por su peso y su mano acaricia mi mejilla.

—Despierta, mi bella, hora de almorzar has dormido más


de doce horas.
¡Doce horas, madre mía! Abro los ojos y me siento en la
cama, pero suelto un gemido. ¡Jesús, bendito! Me estiro y
me duele cada puto músculos. Diego me acaricia la pierna.
—Me duele todo. —Hago un puchero con mi labio.
Diego me abraza con cuidado y apoyo mi cabeza en su duro
pecho. Aspiro su olor y me encanta su perfume de menta.
Él acaricia mi pelo.
—¿Qué te parece si hoy vemos películas tú y yo? —Propone
con una sonrisa arrebatadora.
—Sí, no quiero hacer nada más por hoy y mañana, aunque
no me arrepiento, aprendí mucho ayer, aunque Mariel
quedó algo estresada conmigo.
—Me alegro, dormiste bien, ¿verdad? —pregunta,
acariciando mi labio inferior.
Abro los ojos y me doy cuenta de que no tuve ninguna
pesadilla. Diego me mira y piensa lo mismo que tengo que
comenzar a quemar más energía para estar totalmente
agotada y así poder dormir tranquila. Suspiro, porque hace
tiempo que no dormía tan bien.
—Sí, nada de pesadilla—digo con emoción.
—Saldremos a entrenar juntos para que quedes algo
agotada y después tenemos sexo increíble de seguro que
con
esas dos cosas te quito las energías de tu cuerpo—me
propone con una sonrisa engreída en su cara.
—Tentador—digo.
—Lo sé, tengo ideas geniales, ¿verdad? —comenta él con
una mueca sarcástica.
Suelto una risa y acaricio su barbilla que tiene un leve
rastro de barba. Él cierra los ojos con mis caricias.
—Te amo, Diego, pronto acabará todo.
—Te diré una de mis frase cursi, Anastasia, pero esta tiene
un doble sentido—contesta adoptando un aire misterioso en
su tono de voz y mis ojos brillan por escuchar algo cursi de
él.
—Mi chico curis y ardiente—murmuro con una sonrisa
enorme.
—Voy a desnudarte por dentro Anastasia y después
empezaré a desvestirte por fuera y eso lo hare una y otra
vez, cada prenda que te pongas te la quitare.
—Diego—suelto una risa enorme porque si ya entiendo su
doble sentido. La primera se que es desnudar mi corazon y
mis sentimientos y la segunda es cada noche tendremos
sexo.
Tengo que ser fuerte porque sé que todo pronto acabara y
ahora me siento lista para todo o eso espero, ya no quiero
seguir sintiéndome insegura o débil, jamás lo he sido tengo
que dar la cara y pelear. Ahora que aprendí un poco más
defensa personal, me siento más segura. Le di un suave
beso en los labios—
— Eres el mejor novio, Diego, gracias por siempre
entenderme, amarme de esta forma tan linda y bella,
gracias por siempre hacerme reír y hacerme sentir segura
a tu lado.
—Somos un equipo, mi bella—me susurró antes de
besarme.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? Espero que
este bien. No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 73
Diego me dio un beso en la frente antes de irse a jugar con
sus amigos al basquetbol, mis ojos lo siguieron hasta que
entró en la cancha, se dio la vuelta y me lanzó un beso y
fingí que lo atrapaba con mi mano. Observe a mi alrededor
como estaban unos metros más atrás los policías porque
ahora ya entraba dentro de la universidad. Lo que me tenía
muy incómoda porque no tenía privacidad para nada ahora.
Observe que Barbara se acercaba dónde estaba y desvié la
mirada porque no quiero dramas y tampoco quería pelear
con ella porque sé que le ganaría. Ella se sentó en la
esquina de la banca y miró a Diego quien tenía el balón en
sus
manos.
—Diego realmente te ama —murmuró Bárbara con un tono
triste en su voz.
La miré de reojo y asentí con mi cabeza.
—Yo también lo amo profundamente y me cegué tanto por
ese amor que estuve a punto de cometer una locura —dice
con la voz entrecortada y vi que se estaba limpiando una
lágrima —. Sabes, pensé que sería como todas las películas
o libros donde al final tu mejor amigo también se enamora
de ti, pero no, Diego solo me tenía para pasar un buen rato
—suelta un enorme suspiro.
⋙Lo amaba demasiado tanto para escuchar todo lo que él
quisiera contarme. Tú no tienes una idea como sentía cada
vez que me contaba con que chica se enrolló, mi corazón se
rompía, Anastasia. Y cuando llegaste tú, él se quedó
enamorado al instante de ti. Nunca lo había visto tan
interesado como lo estaba contigo y cuando escuche que te
llamaba bella, lo vi todo rojo porque él siempre me contó
que cuando conociera a la chica indicada le diría un apodo,
nunca me lo dijo cuál, pero cuando escuche como te
llamaba lo supe. Yo me cegué porque sentía que yo merecía
ser esa chica por todo los años que estuve ahí para él e
incluso cuando tú te fuiste yo estuve para él —susurró con
voz rota y miró a la cancha donde Diego tenía el ceño
fruncido.
—Bárbara yo no lo busque, te lo puedo asegurar.
—Te creo Anastasia. Diego fue él que te persiguió y te
insistió, a veces puede ser muy convincente. Yo solo quería
pedirte perdón por todo, jamás debí intentar interponerme
entre ustedes o haber intentado drogar a Diego —la miré
fijamente porque no sabía si esto era real o mentira —. El
amor realmente te ciega y estoy yendo al psicólogo para
volver a sentirme segura conmigo misma.
—Bárbara..., no sé qué decirte, no te culpo por estar
enamorada de Diego o algo por estilo, pero creo que no
debiste forzar las cosas entre ustedes porque eso iba a
acabar mal. Y aún eres joven, eres una chica guapa y lista,
y si Diego no supo ver eso en ti de forma amorosa pues él
se lo pierde, Bárbara. Mira no te puedo perdonar de
inmediato por lo que intentaste hacer a Diego porque eso
estuvo realmente mal y si no te pusimos una denuncia fue
porque Diego realmente te apreciaba como amiga.
Ella asiente con su cabeza y se limpió las lágrimas que
caían por su mejilla. Sacó de mi mochila un pañuelo
desechable y se lo entregó. La observé fijamente porque ni
siquiera la odiaba, entiendo que el amor te ciega e incluso
se puede volver una obsesión muy peligrosa, pero lo bueno
es que estaba yendo a terapia para sanar.
—Eres una buena persona Anastasia, y Diego se ganó el
cielo contigo —murmuró, levantándose de la banca.
Observó cómo mira de reojo a Diego quien viene
caminando donde estamos y luego me mira de nuevo —. Lo
siento —susurra antes de irse rápidamente.
Diego la fulmina con la mirada y toma mi barbilla con
cuidado pasando su pulgar por mis labios y mi respiración
se altera al sentir ese sutil toque.
—¿Qué te dijo?
—Me pido perdón por todo, Diego...yo no entiendo por qué
estaba cambiada, pero la vi destrozada.
Él se agachó para estar a mi altura, su mano acarició mi
rostro, se veía muy guapo con su pelo algo húmedo y su
camiseta de tira que dejaba a la vista sus musculosos
brazos. Lo miré de nuevo y tenía una pequeña sonrisa
pretenciosa en sus labios.
—Lo sé, sé que me veo sexy, pero concéntrate ¿qué te dijo?
—dice con un tono que se vuelve un poco duro.
—Me contó sobre tu historia de amistad de como estuvo
siempre enamorada de ti y me pidió perdón por lo que
intentó hacernos, tampoco fue tanto lo que hablamos —le
explico, acariciando sus brazos de arriba y abajo y puedo
notar como se estremece por mis caricias.
—Ah, vale, que hago lo que quiera mientras se mantenga
lejos de ti y de mí está todo bien. Ella murió en el momento
que intento drogarme para poder abusar de mí —murmura
cortante y molesto.
Asiento con mi cabeza porque entiendo mucho lo que
intento hacer Bárbara y Carlos no tiene nombre y yo
tampoco creo que la pueda perdonar en ese sentido, pero
siempre es bueno pedir perdón para sanar con uno mismo y
me alegro de que se dé cuenta de su error.
—Te ves sexy con esta minifalda de cuero y una polera
negra, te hace ver como mi chica mala y me calientas,
Anastasia, y me dan ganas decirte muchas guarradas en
este momento —me susurra con voz sexy y dándome
pequeños besos en el cuello.
Suelto un pequeño gemido y él suelta una risa, su mano
comienza a bajar lentamente por mi cuello, por mi brazo
hasta que llega a mi cadera donde me da un breve apretón
y la deja por encima de mi falda, comienza a dibujar
círculos invisibles que hace que toda mi piel arda ¡Es una
maldita adicción sus caricias!
—¿Estás caliente, Anastasia? —Pregunta con tono meloso y
metiendo su mano por debajo de mi falda y trago duro.
—Diego..., alguien te puede ver—le reprocho, pero no
sueno convincente porque él saca su lengua como niño
pequeño y suelto un gemido cuando sus dedos hacen
presión en mi sexo sobre la tela de mi braga—. Diego.
—Responde a mi pregunta—ronronea, besando mi cuello y
me estremezco entera porque si, joder, estoy caliente y no
puedo evitarlo con sus malditas caricias y susurrando
palabras caliente.
—Si, pero Diego para con esta tortura—digo con la voz
entrecortada y suelto un suspiro de alivio cuando retira su
mano dentro de mi falda.
Él mira un momento a su alrededor y yo apoyo mi cabeza
en su hombro, es el peor me excita y me deja así, sé que lo
hace para distraerme de todo lo que está pasando porque
las semanas pasan y no hay noticias de Nicolás y
sospechosamente ha parado de matar porque hace más de
un mes que no se han encontrado cuerpos y tampoco han
desaparecido más mujeres, es como si estuviéramos en una
calma que me pone aún más en alerta.
—Será mejor irnos al departamento—me dice con un tono
burlón y me roba un beso en los labios y apartó mi pelo
tirando hacia atrás—. Para que pueda atender las
necesidades de mi chica, no quiero que ella piense mal de
mí.
<<Es un egocéntrico y un imbécil>>—digo mentalmente.
Diego entrelaza mi mano con la suya y nos topamos con la
otra parejita ruidosa de nuestro departamento. Alejandra
dejó de besar a Cameron y se subió prácticamente encima
de mí donde casi nos caímos, pero Diego me afirmó con
fuerza.
—Alejandra me estabas babeando el cuello—digo con hilo
de voz porque me está asfixiando con sus manos en mi
cuello y sus piernas están alrededor de mi cintura, es un
koala—. ¡Dios mío!
—Te amo—me susurro, dándome un sonoro beso en la
mejilla y comenzó a soltarse poco a poco y miro de reojo a
los chicos que nos miraban con curiosidad.
—¡Hey chicas! Acaso quiere montárselo ustedes solas y no
nos quiere dejar mirar—ironiza Diego pavoneándose,
mientras se sitúa detrás de mí.
Alejandra sonríe con descaro a Diego y le da un puñetazo
de broma en su pecho y él finge que le duele y deja caer
prácticamente todo su peso sobre mí. Miro a Cameron y
está poniendo los ojos en blanco.
—Eres un maldito, pervertido—dice Alejandra provocando a
Diego—. No te hagas el loco porque sé que nos escucha
mientras Cameron y yo tenemos sexo.
Diego acaricia mi pelo con cuidado, pero tiene una sonrisa
burlona en sus labios dispuesto a seguir provocando a
Alejandra, vamos a ver Alejandra es bastante ruidosa y
Diego solo lo hace para molestarlos, es una locura mi
departamento.
—Bueno, Alejandra, tú no eres precisamente una monja de
clausura —se burla Diego.
Cameron se echa a reír, y eso no le hace ni pizca de gracia
a Alejandra, que le clava si puño en el estómago a modo de
respuesta y de que no opine nada sobre esta rivalidad
estúpida que se ha creado entre ellos.
—Pero puedes estar tranquila: nos hemos perdido siempre
de todo el espectáculo visual y solo hemos escuchado
debido a que tú gritas, monjita—explica muy serio Diego,
como si fuera un crítico profesional de cine, pero le dura
poco porque una sonrisa perversa sale a relucir en sus
labios.
Yo empujo a Diego para que nos vayamos luego de la
universidad y ellos se miran antes de estallar en una
carcajada, Alejandra abraza con fuerza a Diego y Cameron
toma mi brazo.
—Vámonos, Anastasia porque si no nos movemos ellos no lo
harán—asentí con mi cabeza y comenzamos a caminar a la
salida y sentí como venía corriendo detrás de nosotros.
Diego me tomo de la cintura y me levanto del piso dándome
varias vueltas antes de caminar con paso firme a su
todoterreno. Abrió la puerta con una absurda reverencia
para mí y puso una mano en mi cabeza para que no me
pegara con el marco de la puerta. Diego se inclinó hacia mí
y me dio un breve beso fugaz en mis labios antes de
abrocharme el cinturón.
—Así estarás quieta y te comportarás como una niña buena
—me sonríe con gesto juguetón en sus labios.
Suelto un bufido por sus palabras.
—¡Imbécil! —le digo, atrapando su labio inferior donde lo
muerdo un poco y él suelta un pequeño gemido de dolor—.
Vámonos luego por favor que esos policías me pone
nerviosa.
—¡Aja! De seguro que en tu pervertida mente ya me tienes
esposado en la cama e indefenso, comienzo a temer por mí
y por tu apetito sexual—se burla, bajando su frente hasta
tocar la mía.
Me remuevo ruborizada y echó un vistazo alrededor.
—¡Diego! No eres gracioso.
—¡Al menos podrías negarlo! —Exclama con una sonrisa
juguetona y acaricia mis muslos con cuidado—. Te juro que,
si no estuviera esos policías aquí, ya te hubieras corrido en
mis dedos y después te follaría con fuerza, pero será para
otra.
Lo miro perpleja porque este chico sigue sorprendiéndome
como puede ser a veces tan cursi y después un dios sexo,
me sorprende. Diego suelta una pequeña carcajada..
—¡Ya no quiero tener tanta seguridad! Me hacen sentir
incómoda—Exclamó con sinceridad.
Ambos giramos nuestra cabeza hacia donde se encuentran
los policías que no están observando fijamente y él asiente
con su cabeza porque sé que es por mi seguridad, pero es
algo incómodo no poder tener nuestros momentos juntos
tranquilos.
—Tienes que aguantar, Anastasia es por tu seguridad—me
dice con un tono totalmente serio y asiento con mi cabeza
—. Te amo, bella ¿quieres casarte conmigo?
—No—respondo con una sonrisa burlona.
—Eso es un sí—dice con un tono de voz excesivamente
contento y pasa por alto mi verdadera respuesta—. Nos
casamos entonces en una semana—asiente con su cabeza y
yo niego con la cabeza.

*******
Entro en mi departamento, pero paró en seco porque
siento algo raro, no sé cómo describirlo, pero es como si
alguien

hubiera estado aquí. Me rasco el cuello y Diego acaricia mi


brazo con cuidado.
—¿Qué ocurre? —pregunta alarmado.
—Llama a los policías Diego, por favor—digo cerrando de
nuevo el departamento y Alejandra me abraza con cuidado,
mientras Diego habla con los oficiales. ¡Dios sé que él
estuvo hoy aquí! Es una intuición y no estaré segura hasta
que los policías registren el departamento.
Pasan dos minutos y entran los dos policías a mi
departamento, todos nos quedamos afuera esperando que
sea seguro tal vez, estoy siendo algo paranoica y yo misma
hubiera entrado si hubiera estado sola, pero están conmigo
las personas que amo y me niego a exponerlos a esto. Diego
me da besos en la coronilla de mi pelo para intentar
tranquilizarme, pero no puedo porque pasan los minutos y
aún no salen los policías e incluso me estoy poniendo
nerviosa por ellos.
Miró de nuevo la puerta y por fin se abre la puerta donde
salen los dos policías y se acercan a nosotros.
—Está libre—dice el policía que se llama Javier.
Suelto un suspiro de alivio. Los policías hablan poco más y
asiento a todo lo que me dice que van a estar pendiente y
que van a revisar las cámaras para saber si alguien
realmente entró en departamento cosas que lo agradezco,
tal vez estoy algo paranoica, pero prefiero ser precavida.
Cuando entramos en departamento voy directamente a la
cama, no quiero nada más, pero paró de inmediato porque
siento que hay cosas que están fuera de lugar. Miro a mi
alrededor y veo que la foto que tengo mía y de mi hermano
en la mesita de noche, no está en la misma posición. Entro
en mi closet y veo que el cajón de la ropa interior está
entre abierto y recuerdo que no lo deje así ¡Mierda estuvo
aquí! Me pongo de puntilla y estiro mi mano buscando mi
cuchilla y no está donde la tenía escondida. Siento como
toco un papel, lo agarro y cuando doy la vuelta.
Suelto un grito horror.
—No puede ser, no, no—gritó con horror, al ver un cuerpo
decapitado en un sótano, suelto la foto como si me quemara
y me abrazó con fuerza ¡Dios, dios, eso tiene que ser
mentira!
Miró de nuevo a abajo y veo que tiene algo escrito, me
agacho y puede ver que ha sido él: Te extraño, Anastasia ¿y
tú?
Pronto estarás aquí conmigo....
Te amo, pero tengo que matarte, eres la culpable de todo
Lo malo que me ha pasado en estos últimos años y mereces
morir.
Niego con la cabeza y me limpio las lágrimas que caen por
mi mejilla. Volteo la foto y veo que Nicolás se está
masturbando, viendo el cadáver de la chica, cierro los ojos
con fuerza y me limpio las lágrimas con rabia ¡Maldito
enfermo!
—Anastasia, ¿qué haces aquí? —pregunta Diego con tono
de voz preocupado y escondo la foto dentro de mi pantalón.
—Yo necesitaba pensar un poco—me giro y trato de sonreír,
pero me sale más una mueca—. Ahora bajo a comer.
Diego me mira de arriba a abajo antes de acercarse a mí
con cuidado.
—¿Por qué llorabas?
—Diego, esto me está pasando factura no sé cuánto tiempo
planeo seguir así, estoy cansada de tener a personas
siguiéndome, estoy cansada de ver lado positivo o pensar
que lo van a atrapar cuando cada vez veo que es menos
probable.
Él frunció el ceño ante mis palabras.
—Anastasia, están haciendo todo lo posible para atraparlo,
pero no es tan fácil y ten algo de fe, sé que lo estás viendo
todo oscuro, pero por favor hazlo por ti y tu futuro, por
nosotros. Yo tengo fe que en cualquier momento lo van a
atrapar, Anastasia.
Miré los pies de mis zapatillas y asentí con mi cabeza.
Diego me atrajo a su pecho y lo abracé con fuerza,
necesitaba tenerlo cerca de mí y tenía razón estaba siendo
muy dura con Mariel y Harry. <<Piensa positivo,
Anastasia>>—me dije mentalmente.
Nicolás:
Aprieto mis manos en puño y la vuelvo a soltar lentamente,
miro como la mamá y la hija camina hacia su casa y me fijo
que la niña tiene un aire a mi inocente Anastasia, me
recuerda tanto cuando me topé por primera vez con ella en
colegio ¡Dios necesito matarla pronto!
Arranco mi coche y giró mi cabeza hacia el edificio donde
vive Anastasia, espero que le gusten los regalos que le he
dejado, acarició unas bragas que le robe de su cajón y
pongo bien mi gorra de policía.
<<Queda muy poco para matarla solo unos días antes de
que ella esté muerta>>—pienso y me pongo los lentes de
sol y mezcló en tráfico de Barcelona.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que
este bien, yo estoy bien y bueno decidí subir este
capítulo que es algo mas corto ya que preferí separa
la otra parte de Mariel, Nicolás y de Diego que la
tendrá el viernes y si me quedo en wattpad, gracias
por tanto apoyo y esté capítulo puede que tenga
errores ya que recién lo termine de escribir.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
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donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
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Capítulo 74
Diego
Abrí la puerta y vi a Harry y Mariel con sus gestos serios en
sus caras que no demostraban ninguna expresión, los hice
pasar y Anastasia fue a su encuentro donde los llevo al
segundo. Me quedo mirándolos como subían la escalera, sé
que algo me está ocultando Anastasia.
Entre en la cocina y me serví un vaso de agua, estaba
molesto porque siento que Anastasia está con un enorme
muro invisible que no sé cómo romper y siento que cada
segundo que pasa se hace más grande entre nosotros. Me
siento en el taburete y juego con mi vaso de un lado a otro,
me estoy cansado de tener paciencia para todo, la amo, y
entiendo su dolor y lo que está sufriendo, pero no me
parece justo que esté tan misteriosa conmigo, se supone
que somos una pareja.
Suelto un bufido y apoyo mi cabeza en mi mano, siento
como se abre la puerta y veo que es Anastasia. Ella me
mira preocupada y suelto otro bufido porque sinceramente
no estoy de humor para hablar con ella. Me levanto de la
silla y pasó por su lado, pero ella me agarra el brazo con
cuidado.
—No, Anastasia, no estoy de humor para hablar contigo—
me suelto su agarre con brusquedad y ella da un paso hacia
atrás.
—¿Estás enojado conmigo?
—Sí, estoy cansado de que me oculte cosas es...que, ya no
doy más, sabes entiendo tu miedo, joder, claro que lo
entiendo, pero me tienes que apartar de esa forma de tu
lado—murmuro enojado y ella se queda callada—.
Anastasia, te amo mucho, pero a veces el amor no lo puede
con todo y menos si no hay sinceridad entre nosotros—
suelto cabreado y salgo de la habitación antes de que
pueda decir algo.
En el camino me cruzo con Cameron y niego con la cabeza
no es un buen momento para mí y no me apetece hablar
con nadie porque siento que explotaré en cualquier
momento y no quiero desquitarme con nadie.
Entre en la habitación de Anastasia y vi que Harry y Mariel
se estaban yendo ya, me hice a un lado y cerré la puerta de
un golpe. Me saqué la polera, los pantalones y camino a la
ducha porque necesitaba relajarme. Me saqué el bóxer y
abrí el grifo de la ducha, comprobé la temperatura antes de
entrar y vi que se abría la puerta y era Anastasia.
—Que no me puedo duchar tranquilo—bramo molesto y ella
cierra rápidamente la puerta.
Memojo el pelo y cierro los ojos con fuerza porque tengo
tan rabia, no entiendoqué hice mal, siempre he sido sincero
con ella y aun así se empeña en guarda sus secretos
conmigo y alejarme de su vida, al principio entendía sus
miedos y espere, espere una y otra vez hasta que me lo
contara, pero es algo que poco a poco me va desgastando
hasta que ya no puedo más...Siento que estoy yo solo en
esta relación.
Cuando salgo de la ducha Anastasia está sentada en
posición de indio y me mira con los ojos bien abiertos,
cruzó la habitación hasta el closet donde me pongo mi
pijama y camino a lado derecho de mi cama donde me
acuesto.
—Diego—, me llama Anastasia con tono de preocupación.
—No es momento, Anastasia—respondo aún enojado y
mirando el techo puedo sentir como ella se mueve y siento
que está cerca de mí, puedo sentir su perfume. Le doy la
espalda y ella suelta un bufido.
—Vale, me voy entonces—murmura enojada.
Veo como entra en su armario saca unas mantas y cojines
antes de cerrar la puerta ¡Joder, eres un imbécil! —me digo
a mismo. Me pasó una mano en la cara y miro el reloj son
las once de la noche, pero tampoco voy a buscarla aún no
me siento lista para mirarla a los ojos.

*******
Termino de hacer las lagartijas, miro la hora y son las dos
de la noche y Anastasia ni siquiera ha vuelto a la cama.
Me secó el sudor de mi cuello con una toalla y miró de
y
reojo la puerta, no puedo dormir, lo intenté, pero no
puedo. Odio pelear con ella, siento que me estoy
comportando como un maldito gilipollas, me pongo la
toalla alrededor del cuello y abro la puerta, el pasillo está
completamente oscuro.

Cuando llego a bajo veo que Anastasia está acostada en el


sillón mirando la ciudad, me acerco con cuidado y puedo
escuchar pequeños sollozos que provienen de ella y mi
corazón se parte aún más. ¡Soy un puto imbécil! —peleo
conmigo mismo. Me acerco a ella con cuidado y ella cuando
me ve se da la vuelta.
Suelto un suspiro y me meto con cuidado al sofá y la agarro
de la cintura. Siento como su pecho sube y baja
rápidamente. Paso mi brazo por debajo de su cintura y la
atraigo a mi pecho, pero ella se remueve con fuerza.
—Déjame Diego, ahora soy yo la que no quiero—me
contesta enojada.
—Perdóname, Anastasia, soy un imbécil y lo sabes—le
susurró a su oído y ella ni corta ni perezosa me pega un
codazo que me tira al suelo.
Suelto un gemido de dolor porque a veces Anastasia se
pasa con su fuerza. Ella me mira de reojo, pero ni se acerca
a ayudarme, pongo una mano en la parte que me pego y
comienzo a retorcerme para que se acerque a mí. Si,
Anastasia es bastante bruta muchas veces, pero es algo que
amo de ella.
Anastasia me mira por un segundo antes de acercarse a mí
y yo la agarro rápidamente de su pequeña cintura y ruedo
por el piso para mantenerla abajo de mi cuerpo. Ella me
mira sorprendida y no puedo evitar esbozar una sonrisa
traviesa, ella intenta empujarme, pero caigo como peso
muerto sobre ella y nuestras narices se rozan.
—Te amo tanto—le susurro completamente serio y ella
niega con su cabeza—. Perdóname por ser un gilipollas
contigo, no fue la forma.
—Diego si no te quise mostrar lo que me dejó Nicolás es
porque era asqueroso y, además, es una prueba importante
para Mariel, yo no quería verlo...fue horrible lo que vi—dice
con la voz rota y sus ojos se llenan de lágrimas haciéndome
sentir aún peor—. Perdóname, Diego, pero no quería que tú
la vieras también, nadie merece ver eso.
La abrazó con fuerza y ella rompe a llorar e intentó
calmarla tarareando canciones en su oído y dejo que saque
todo lo que siente porque sé que no es fácil para Anastasia
lleva años huyendo de Nicolás siento como a poco él se está
llevando la alegría de ella, quisiera que por fin fuera libre,
nunca me imaginé que Anastasia cargará con un pasado
tan doloroso y es algo que muchas mujeres sufren, no sé
qué tiene en la cabeza algunos hombres cuando se
obsesiona con algunas chicas, prácticamente la acorralan y
le quitan su tranquilidad.
La siento en mi regazo y apoyo mi espalda contra el sillón,
mi mano sube y baja por su espalda intentando tranquilizar,
ella se aferra a mi cuello con fuerza y le doy varios besos
en la sien para que se calme.
—Bella, por favor no llores, estoy contigo y gracias por
explicármelo, pero no me escondas las cosas porque me
hace sentir mal—le explico, secando las lágrimas caen por
su mejilla—. No quiero sonar cruel, pero no te ves tan
bonita llorando y con los mocos colgando de tu nariz—
bromeo con ella, porque joder se ve hermosa incluso así
con sus mejillas un poco rojas.
Anastasia se pasa la mano por su nariz y me sonríe un
poco.
—Eso es, jamás dejé de sonreír para mí—le recuerdo
acariciando su mejilla y sus labios se separa un poco donde
no pierdo tiempo y la beso con brusquedad.
Ella se queda paralizada por un segundo antes de
corresponder mi beso, nuestras lenguas se tocan por un
segundo antes de enredarse.
La abrazó con fuerza, siempre la voy a amar Anastasia es
mi primer amor y quiero que sea el único, espere
demasiado tiempo por ella y nunca la dejaré ir porque sé
que estamos hechos el uno para el otro. Nos separamos
cuando ambos necesitamos aire y Anastasia apoya su
cabeza en mi pecho donde su mano comienza a subir y a
bajar por mi pecho.
—¿Cásate conmigo, Anastasia? —digo con tono de voz
completamente serio.
Ella levanta su cabeza para mirarme y una pequeña sonrisa
aparece en sus labios que me vuelve loco, joder, es
preciosa.
—No—responde sin vacilar, y me llevo una mano al corazón
porque ya le he pedido como cinco veces que nos casemos
y en todas me ha rechazado.
Suelto un bufido y su sonrisa se agranda aún más.
—¿Cásate conmigo? —ínsito de nuevo, y ahora soy yo el
que esboza una pequeña sonrisa.
—No—repitió con seguridad—. No me casaré a los veinte
años Diego, soy muy joven al igual que tú.
—Bueno a la décima será la vencida, como dice el dicho
nunca te rindas—digo con un tono de voz orgullo y ella
suelta una pequeña sonrisa y mis brazos rodean su cintura
—. Te amo, bella, jamás me cansaré de decírtelo una y otra
vez, espero que no te aburras de escucharlo.
—Mi chico cursi y ardiente—susurra Anastasia, acaricia mi
mejilla donde cierro los ojos porque su tacto me afecta más
de lo que quisiera admitir, solo ella puede alterarme con
ese pequeño tacto, siento como poco a poco mi amigo va
despertando y joder, no puedo controlarlo cuando la deseo
tanto, es como si nunca tuviera suficiente de ella—.
¡Pervertido! —Exclama con una enorme sonrisa y se baja de
mi regazo.
—No me culpes a mí, es mi amigo que se despierta cada
vez que tú me tocas, Anastasia, jamás tendré suficiente de
ti
—comentó con una pequeña sonrisa traviesa en mis labios
—. Siempre te voy a desear—murmuró con la voz ronca
antes de lanzarme sobre ella.
—¡Diego! —Exclama Anastasia cuando ya la tengo debajo
de mi cuerpo y su pierna se enreda en mi cintura.
Ambos nos miramos y nos deseamos con la mirada, sus
pupilas están dilatadas y sus labios entreabiertos. Muevo
mi cadera para que me sienta y ella suelta un pequeño
gemido y eleva su pelvis para sentirme mejor.
—Vamos a la cama—le susurró, dándole pequeños besos
calientes en su cuello—. No queremos tener público—le
advierto con tono burlón porque en cualquier momento
pueden bajar Cameron o Alejandra y descubrirnos.
Anastasia pone su palma en mi pecho donde sube y baja,
tentándome a seguir aquí en el piso y suelto una risa ronca.
Ella juega con el elástico de mi delgado pijama, miro como
su mano comienza a meterse dentro y la miro de nuevo,
ella se está remojando el labio inferior ¡Mierda, joder, estoy
como un toro! —pienso. Soy un pervertido, pero quisiera
azotar Anastasia contra esa pared y follarla sin compasión y
después practicar sexo oral en la mesa, para que sea mi
delicioso postre.
—No me digas que te da miedo, Diego—me provoca con ese
tono de voz dulce que me hace ponerme aún más duro y
más cuando me agarra el pene y comienza a masturbarme
lentamente.
Suelto un pequeño gemido de placer y apoyo mi frente
contra la suya.
—Anastasia—, le advierto con la voz entrecortada.
—Estaré calladita—. Me asegura con una pequeña sonrisa
traviesa en sus labios y suelto un gemido cuando aprieta mi
pene, ¡Joder, está bien! —me digo a mí mismo.
Y pongo mi boca contra la de ella, besándola con fiereza,
con la lengua metida hasta el fondo de la boca de
Anastasia.
Ella suelta un gemido de placer que es callado por mi boca.
No puedo resistirme y la alzó donde camino hacia la pared
y la aprieto con fuerza a la pared, ella eleva su espalda
para amortiguar el golpe y comienzo a mover mis caderas
para que sienta lo duro que estoy. La tomó por la nuca con
mi mano y la obligó a permanecer quieta. Con un gemido,
ella aferra mis hombros con sus pequeñas manos y me
aprieta contra su pecho. Sus ojos llenos de pasión me
deslumbran.
—¡Calladita, Anastasia! Porque si Alejandra y Cameron
bajan será tu culpa—gruñó, y comienzo a quitar su pijama.

******
Nicolás

Estaciono mi auto en una esquina aparte del resto de autos


donde está algo oscuro y espero pacientemente, miro el
reloj y son las 12:58 de la mañana. Observó cómo muchos
chicos comienzan a entrar y salir. Miro el reloj y veo que ya
debería estar llegando la chica que dejó su auto al lado
mío.
Sonrió cuando la veo acercarse a su auto, anda con
pantalones negros pitillos y un polerón ancho azul y su pelo
recogido en una coleta. Aprieto mis manos alrededor del
manubrio y me bajo del auto con un montón de libros,
observo que está casi vacío el estacionamiento y en donde
estamos está algo oscuro, ya que es final del
estacionamiento.
La chica viene con la vista pegada en su celular que no se
da cuenta cuando mis libros caen al piso con su celular.
Ella me miró por varios segundos y vi como hizo un
pequeño recorrido por mi cuerpo con su mirada ¡Es una
zorra, como todas las otras que caen por una cara bonita!
—Sonreí y sentí que ella soltó un pequeño suspiro.
—¡Perdóname, por favor! —me dijo rápidamente
agachándose y yo también, tome su teléfono y se lo
entregue. Ella me sonrió y puso un mechón en su pelo—.
Discúlpame, por favor—ella me entrega mis libros y los
tomo acariciando levemente su mano.
—Discúlpame tú a mí—le sonrió de lado donde se marcan
mis hoyuelos y la chica se queda embobada mirándome—.
¿Cómo te llamas, guapa?
—Samantha y ¿tú? —preguntó con una dulce sonrisa.
Mi sonrisa se agrandó y ambos nos levantamos mirándonos
fijamente, miré sobre su hombro y no había nadie.
—Paul—conteste con una sonrisa encantadora y escucho
que la chica suspira. La tengo donde quiero—pienso para
mí mismo con una enorme sonrisa malvada. — ¿Te gustaría
ir a tomar un café, ahora? Digo para conocernos y olvidar
este horrible comienzo—le propongo con una sonrisa de
lado.
Ella levanta la mirada y miro sus ojos de color verde, ella
asintió varias veces y tomo su mano para guiarla a mi
coche negro.
—Espera un poco tengo que sacar algo—le digo con una
sonrisa y le guiño el ojo.
Ella asiente con su cabeza y se pone a mirar alrededor.
Abro la puerta de mi coche y sacó con cuidado una palanca
y la escondo en mi espalda, me acerco lentamente por
detrás y aprieto con fuerza la palanca.
—Conozco una cafetería cerca de la universidad—escuché
que decía la chica.
Levante la palanca y golpee con fuerza contra su cabeza
donde cayó al piso inconscientemente. La tomé entre mis
brazos y abrí rápidamente el maletero donde tomé cinta
adhesiva y se la puse en la boca y amarro sus manos con
fuerza.
Acaricie su mejilla y tiene una piel realmente suave.
—¡Todas son unas estúpidas que caen por una cara bonita!
—sonreí con maldad antes de cerrar el maletero y entrar en
mi auto y salir del estacionamiento estudiantil.

******
Mariel

Mire a todas las víctimas y en total teníamos seis cuerpos


de chicas y tres de hombres y aún estaba desaparecida
cinco chicas que no teníamos rastro de ella o de sus
cuerpos. Solté un suspiro las chicas que habían
desaparecido encajaban perfectamente en las víctimas de
Nicolás. Este es un psicópata realmente peligroso, ya que
Nicolás mata a hombres y a mujeres.
Siempre era el mismo método, a los hombres lo mataban de
un disparo de pistola o con cuchillo y a las mujeres las
torturaba, abusaba de ella sexualmente y siempre condón
porque no a se ha podido encontrar ningún rastro de semen
e incluso cuando practica necrofilia lo hace con condón.
Miro la hora son las doce de la noche, observo la foto que
Nicolás le dejo Anastasia y siento asco, es horrible lo que
está haciendo, cada vez está buscando nuevas formas de
obtener placer. En ese momento se abre la puerta y entra
Harry con Jess, ellos toman asiento en la silla frente a mi
escritorio y Harry deslizó un papel frente a mí.
Lo tomé y me di cuenta de que era un calendario que
empieza en mes agosto hasta ahora que es mes noviembre.
Alce una ceja hacia ellos porque no entendía qué era lo que
ellos querían que vieran.
—Cada dos semanas desaparecen las chicas, Mariel ósea
que cada dos semanas Nicolás sale a cazar nuevas víctimas
por así decirlo, mira—me entrego otra hoja con las
denuncias de desaparición y vi que era cierto.
—Es realmente inteligente—declara Jess—. Es una mezcla
entre Ted Bundy y Richard Ramírez, este chico ha
investigado sobre asesinos seriales y si no me equivoco ha
tomado nota de los errores que en su momento tuvieron los
asesino seriales para él no cometerlo con sus víctimas, se
burla de nosotros—dice, acariciando su barbilla—.
Realmente es bueno matando imagino que durante esa dos
semanas él sigue practicando necrofilia con sus víctimas
hasta que el cuerpo ya no puede más por la descomposición
y busca a otra víctima, aunque en este mes, solo ha
desaparecido una sola chica al principio de este mes y
parece que ahora se ha detenido.
Me pasó una mano por la cara porque desde agosto hasta
noviembre estamos trabajando 14 horas diarias intentando
encontrarlo, incluso tenemos policías encubiertos en todo
los puntos que han desaparecido las chicas y también
donde se han encontrado los cuerpos, pero siempre está
cambiando de lugar y Barcelona es enorme con una
población de casi dos millones de personas es como buscar
una aguja en pajar a pesar de que tomamos todas las
medidas, es inteligente, se va a lugares donde casi no hay
cámaras.
—Quiero decir que esto recién está comenzado—dice Jess
con un tono completamente serio—. Estos asesinos seriales
pueden estar años matando, al menos que cometan errores
y créanme que tarde o temprano lo cometerá, pero te
puedo asegurar que hasta que no lo cometa dudo que lo
atrapemos.
En ese momento la puerta se abre y entra Luis con los ojos
llorosos y mira un momento el mural de víctimas antes de
romper a llorar. Me levanto rápidamente dónde está él y
veo que tiene una foto de su hija universitaria.
—¿Qué ocurre, oficial soto?
—Mi hija...ha desaparecido y no contesta su teléfono—dice
con la voz rota y me pasa la foto de ella y me paralizo
porque la hija de Luis tiene el pelo castaño, piel blanca con
ojos verdes como muchas de las chicas que han
desaparecido—. No contesta el teléfono y llame a todas sus
amigas y nadie sabe nada, en la universidad tampoco sabe
nada, por favor, Mariel, ayúdame—me suplica con la voz
rota y asiento con mi cabeza.
—Por supuesto, vamos ahora a la universidad, quédate un
momento aquí—me asomó por la puerta y veo que varios
están atendiendo llamas del posible paradero de Nicolás o
de los avistamientos—. ¡Hey, escuchen! Tenemos un caso
ahora en la universidad Pompeu Fabra ya saben lo que
tiene que hacer, vamos muévanse—les ordenó.
En ese momento salen Harry, Luis y Jess y corremos
rápidamente al estacionamiento donde nos subimos con
rapidez antes de que cierre la puerta, Harry acelera con su
coche. Durante el camino Luis siguió intentando llamar a
su hija, llame a Gonzalo para que nos consiguiera el
permiso de registrar la universidad y las cámaras de todo
el campus y estacionamiento.
Cuando llegamos al estacionamiento había muy pocos
autos, Luis corrió hacia un auto plomo que lo identificó
como el de su hija y se subió en él buscando pista con
Harry. Mire a mi alrededor y me di cuenta de que en este
punto no había cámara y mire abajo y había pequeñas
gotas de sangre que también estaba en la puerta de atrás
¡Mierda, joder!
—pensé para mí misma.
—Encontré sangre—murmuró, colocándome los guantes de
látex, me fijo que está seca, aplico un poco de agua
destilada y pasó rápidamente un palillo de algodón sobre la
puerta y lo insertó rápidamente en el tubo de ensayo que
contiene el reactivo y luego lo pongo en una bolsa de
plástico.
Me fijo que ahí un poco de tierra en suelo un poco más allá,
escuchó los llantos de Luis y se me rompe el corazón
porque ningún padre quiere esto para su hija, sobrina,
amigos, nadie lo quiere vivir y no puedo imaginar el dolor
que está sintiendo en este momento Luis. Acaricio la tierra
y frunzo el ceño.
—¿Tierra? —pregunta con interés Jess y guardo un poco
para analizarla porque no es muy común la tierra en una
ciudad que es prácticamente en donde casi toda las calles
son de cemento—. Muy poco común—afirma.
—Jefa debería venir a ver lo que encontramos en las
cámaras—asiento con mi cabeza y veo que Luis corre con
desesperación dónde está Gonzalo, será una larga noche,
pero quiero tener la fe de que ella no es una de las víctimas
de Nicolás y tenemos que encontrarla rápido cada segundo
cuenta para ella.
Observamos como un vehículo negro se estaciona a la ocho
de la mañana en el estacionamiento, y luego sale
exactamente a la una de la tarde tiene las ventanas
polarizadas y con una matrícula falsa, y que se ganó
estratégicamente en ese lugar porque las cámaras no
alcanza a grabar ese ángulo. Suelto un gruñido y comienzo
a ordenar el registro de todas las cámaras de la zona.
Pasamos toda la noche mirando horas y horas de cámaras y
por fin logro ver el auto que buscamos y vemos que va en
dirección al sur y después siguen avanzando donde las
cámaras lo multaron por exceso de velocidad hasta que lo
perdemos. ¡Mierda! miro la muestra de tierra y la llevó a
que la analicen porque esta tierra tiene un leve subtono
como anaranjado y eso puede ser una pista de donde esta o
donde se oculta y así estaríamos más cerca de atraparlo,
miro la hora son las cuatro de la mañana, prometo que lo
atraparé, aunque sea lo último que haga en esta vida y va a
pagar por cada crimen que ha cometido, nadie en esta vida
tiene el derecho de decidir quien vive y quién no, nadie lo
tiene y menos un enfermo psicópata.
Lo juro por mi familia que Nicolás tiene sus días contados,
me da lo mismo tener que mandar helicópteros por el
alrededor de Barcelona, buscando su maldito escondite,
solonecesito que me confirme lo de la tierra para saber en
dónde se estáescondiendo ese maldito psicópata.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que
este bien. No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son
muy importantes para mi, espero que tenga una muy
buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 75
—Anastasia—, me advierte con la voz entrecortada.
—Estaré calladita—. Le aseguro con una pequeña sonrisa
traviesa en mis labios y suelta un gemido cuando aprieto su
pene.
Diego pega su boca contra la mía, besándome con fiereza,
con la lengua metida hasta el fondo. Suelto un pequeño
gemido de placer que es callado por la boca de Diego.
Diego me alza y camina a la pared donde me aprieta con
fuerza, elevo mi espalda para amortiguar el golpe y
comienza a mover sus caderas donde lo siento duro. Me
toma por la nuca con su mano y me obliga a permanecer
quieta. Suelto un gemido y me aferro a sus hombros y lo
aprieto contra mi pecho para que no quede ningún espacio
libre entre nosotros.
—¡Calladita, Anastasia! Porque si Alejandra y Cameron
bajan será tu culpa—gruñe, y comienzo a quitar mi pijama.
Levanto mis brazos y saca rápidamente mi polera que la
tira al suelo, su mirada me recorre con intensidad que me
pone nerviosa. Lo miro y tiene el pelo negro desordenado y
su pijama deja poco a la imaginación porque se nota que no
tiene bóxer por la forma tan sensual que cae su pijama en
sus caderas.
—¡Mi diosa! —susurra Diego con un tono juguetón
Acerca las manos a mi espalda, me desabrocha el sujetador
y me lo quita. Se inclina y le da un beso a cada pezón. No
puedo evitar que se me pongan duras al instante con ese
breve roce de sus labios. Lo miro y veo que tiene una
sonrisa traviesa.
—Tienes una piel tan suave y hermosa—susurra,
acariciando mi seno derecho con las yemas de sus dedos
que me hace estremecer por completo.
Diego se agachó un poco a la altura de mi ombligo y
comenzó a dar pequeños besos en mi vientre que me hizo
cerrar los ojos porque lo deseo mucho. Solté un gemido
cuando tomó uno de mis pechos en su mano comenzó a
masajearla y apretarla.
—¡Dios! —susurro con la voz entrecortada y aprieto mis
piernas con fuerza.
Diego acaricia mi cintura y pegó su boca en mi pecho
derecho donde comenzó a chupar con fuerza para luego
pasar su lengua alrededor de mi pezón. Me muerdo el labio
inferior con fuerza para no gritar, cuando su diente atrapa
mi pezón y le da un pequeño tirón.
—Shhh, silencio o tendré que amordazarte, Anastasia—me
advierte con un tono juguetón.
—Diego...
Como respuesta de que me quede callada me da una
pequeña palmada en mi trasero y suelto un pequeño
gemido donde él suelta una pequeña risa traviesa. <<"Es
un engreído">> Las yemas de sus dedos comienzan a subir
lentamente por mi vientre, pasan por mis pechos y mi
cuerpo se estremece por esas pequeñas caricias que me
tiene excitada y caliente.
Diego me besa la nariz con suavidad y se vuelve a postrar
de rodillas delante de mí. Me sujeta las caderas con sus
enormes manos y comienza a bajar mi pijama junto con mis
bragas dejándome completamente desnuda. Me pongo
tensa y él me da un pequeño pellizco en la cadera y levantó
un pie para que me saque el pijama junto con las bragas y
procedo hacer lo mismo con el otro pies.
Bajo la mirada y lo veo ahí, arrodillado, con la frente
apoyada en mi regazo, sumerjo los dedos en su pelo negro.
Le doy un tirón bastante fuerte y él suelta una pequeña
risa.
—¡Bruta! —susurra, dándome otra palmada fuerte en el
culo.
—¡Ay! —Exclamó.
Me besa el ombligo y sus manos se posan en mi trasero
donde me acerca aún más y comienza a tocar mi culo con
fuerza. Lo observo y veo que se relame el labio inferior y
y q y
me guiña el ojo de forma juguetona y traviesa, que me hace
temblar porque sé lo que va a hacer y estoy ansiosa de que
suceda.
—¡Estás húmeda, Anastasia! —comenta con un tono de voz
sensual y sus yemas acaricia levemente mi clítoris.
Justo cuando estoy a punto de responder, entierra el rostro
entre mis muslos y se me doblan las piernas y por suerte
tengo la pared atrás.
—¡Hummm...! —Echó la cabeza hacia atrás y me agarró
con más fuerza su pelo.
Lo miro por un segundo y saca la lengua de forma traviesa
y me da un rápido lametón en mi vagina, que bloquea todos
mis sentidos. Él me agarra de las caderas y me hace dar un
fuerte respingo, cuando pega su boca en mi vagina
¡Jesús, Virgen y Dios! —Exclamó. Me muerdo la mano para
no gritar con fuerza.
Siento su lengua caliente y entrenada trazando círculos en
mi sexo, tiro con fuerza del pelo de Diego porque me está
matando con su lengua y no puedo evitar gritar cuando
mete un dedo dentro de mi sexo y su lengua acaricia mi
clítoris. Su dedo hace movimientos precisos y lentos en
círculo que me hacen temblar.
—¡Eres deliciosa! Silencio, Anastasia, te voy a amordazar
para que te quede calladita porque si no lo haces muy
pronto tendremos público—me advierte con una sonrisa
malvada.
Diego me aprieta con fuerza el trasero y me alza sin ningún
problema, mis piernas rodearon su cintura y veo que
camina hacia la mesa y suelto un pequeño gemido cuando
mi trasero desnudo toca la fría mesa.
—¿Está helada la mesa? —pregunta con un gesto de
diversión en sus labios y se coloca entremedio de mis
piernas y mete rápidamente un dedo dentro de mi vagina—.
Pues aquí está muy calentito—bromea con una sonrisa
picarona.
—No eres mi persona favorita en estos momentos.
Diego hace un puchero y aumenta la presión de su dedo
dentro de mi sexo y mi cadera se mueve buscando más
placer. Diego se sienta en la silla y toma mis dos piernas y
me jala más hacia a él donde pone mis piernas en sus
hombros.
—Te ves realmente apetitosa así, Anastasia—ronronea
Diego, besando las partes internas de mi muslo.
Me muerdo el labio inferior con fuerza para no gritar
porque Diego me está matando lentamente de placer. Él
vuelve a pegar su boca contra mi vagina y mete dos dedos
dentro sexo y me estremezco entera porque su lengua y sus
dedos hacen maravilla, que cada segundo que pasa me está
llevando a mi orgasmo. La presión que se concentra en mi
entrepierna me obliga a contener la respiración; el corazón
se me sale por la garganta.
—Tienes un sabor delicioso. Dime que estás cerca,
Anastasia porque estás muy húmeda.
—¡Estoy cerca! —jadeó sin aliento. Joder, ¡estoy muy cerca!
Suelto un grito fuerte cuando su pulgar a acariciar mi
clítoris y después lo atrapa sus dientes y después lo suelta
despacio. Muerdo con fuerza mi labio tanto que siento un
leve rastro de sangre. Ensancha mi abertura con los dedos
trazando círculos y empujando, mientras me masajea el
clítoris y me lame los labios sensibles con la lengua. Es una
placentera tortura a la que estaría sometida toda la vida, de
no ser por esa creciente presión que exige liberarse.
—¡Córrete, Anastasia! —me ordena con una voz sensual.
Abro la boca para gritar, pero Diego me besó con
brusquedad y su lengua me penetra con fuerza en mi boca.
Aprieto mis piernas con fuerza atrapando la mano de Diego
y echó la cabeza hacia atrás cuando llego a mi orgasmo. Él
retira su mano de mi vagina y veo como chupa los dedos de
su mano.
—¡Deliciosa! —Exclama con una sonrisa pretenciosa y se
acerca a mí—. Aún no hemos acabado quédate aquí, voy a
buscar condones porque si nuestro amigo no hay fiesta.
Asiento con mi cabeza porque apenas me puedo mover y
cierro los ojos por un momento porque me dejó satisfecha
con el orgasmo. Me tapo la cara con la mano y pienso en lo
loco que ha sido este año donde me volví a enamorar de un
chico increíblemente cursi y a la vez ardiente. Diego puede
ser chico más tierno y compresivo, pero en el sexo vaya que
se desata con sus fantasías sexuales, es como ver a otro
Diego juguetón, travieso y sensual.
Siento sus pisadas cerca y levantó la cabeza y veo que
viene con una tira de condones y con una corbata, no
puedo evitar reírme acaso me va a amordazar y va a hacer
como un mini Cristian Grey.
—¿Para qué es la corbata? —preguntó con curiosidad y
Diego sonreía con aire malvado hacia mí.
—Porque te voy a follar Anastasia—murmura, acercándose
a mí y sus manos suben y bajan por mis muslos—. Y lo haré
salvajemente y tú vas a gritar mucho así que para ser
precavido te voy a amordazar.
—Diego..., yo—comienzo a tartamudear porque no me
gusta nada eso, lo sé, sé que él jamás me haría daño, pero
no me pone para nada eso más con lo que yo viví dos años
atrás donde me esposaron y me amordazaron para intentar
abusar de mí—. No, por favor eso no.
Diego me mira un segundo antes de abrazarme con fuerza
y yo lo abrazo con fuerza porque no me mola nada eso de
amarrar a alguien y mucho me dirán es que como no
confías en tu pareja, pero eso me trae malos recuerdos y no
puedo.
—No me gusta eso y no quiero Diego, amo tener sexo
contigo, pero esto no va conmigo y menos con lo que viví
hace dos años.
Él me acaricia mi mejilla y asiente con su cabeza.
—¡Joder, es que soy un puto imbécil! En qué mierda estaba
pensando—murmuró molesto y tiró al suelo la corbata.
—¡Oye, amorcín! —lo llamó con el apodo cariñoso que me
dice Dylan—. No lo sabías Diego, pero ahora sí y entiendes
mi punto de eso se trata una relación de ser sincero en todo
y eso no me pone cachonda Diego, pero... —enrollo mis
piernas en su cadera y lo atraigo hacia mí—, pero tú sí que
me pones cachonda con tan solo una mirada y una sonrisa.
—¡Anastasia, eres una pervertida!
—¡Como tú! —rebato con una sonrisa juguetona y tiro de
labio inferior de Diego y mi mano se dirigió a su
entrepierna donde lo acaricie por encima del pijama y lo
sentía duro y grande—. Fóllame, Diego, por favor—le
susurro con voz melosa.
—Hummm..., te follaré—dice, y me besa la barbilla
suavemente—, voy a follarte en la pared. —Me baja el
mentón para que mi cara quede frente a la suya y me besa
en los labios—. ¿Vale?
—Vale —accedo.
Diego mira hacia su pijama y captó su indirecta y le deslizó
la mano por la cintura. Le acarició el vello con el dorso de
la mano y la pasó por encima de su erección. Lo miro a los
ojos y veo que me mira con lujuria.
Cuando me acerco más a él, aprovecha la oportunidad para
apoyar la frente en la mía y me regala ese aliento fresco
que lo caracteriza. Me aferro a su piel, le pasó las manos
por la parte trasera de su pijama y acarició con las palmas
su extraordinario culo.
—Me encanta esto —susurro mientras le masajeo las nalgas
y mordisqueo su oreja.
Él mueve la frente contra la mía.
—Es todo tuyo, Anastasia.
Sonrío, arrastró las manos hacia la parte delantera de su
cuerpo y le agarró la gruesa y palpitante excitación por la
base.
—Y me encanta esto—acarició su pene por encima del
pijama y él suelta un gruñido y me reclama los labios.
Me toma la boca con posesión y me obliga a soltar su
erección y a volver a agarrarme de su trasero. Me aprieta
contra
su pecho y siento el fuerte impacto de su dureza contra mi
ingle. Empiezo a excitarme de nuevo. La necesidad de
tenerlo dentro me obliga a interrumpir nuestro beso y a
tirar de su pijama hasta que caen por sus piernas largas y
esbeltas.
Aparta una mano de mi culo para ayudarse y pronto su
pijama revela una tremenda erección que me señala. Una
pequeña gota de humedad que le moja la punta me indica
que está caliente y listo para la acción. Y así es. Pronto me
agarra de la cintura y me aprieta contra su cuerpo. Diego
toma la tira de condón y rasga el papel donde saca el
condón y tomo su pene donde lo masturbo por unos
segundos antes de que él lo cubra con el condón.
—Rodéame la cintura con los muslos —gruñe contra mi
cuello mientras lo chupa y lo muerde.
Yo obedezco sin vacilar y envuelvo su cuerpo ansioso con
las piernas cuando me levanta y su excitación roza mi
entrada de mi vagina y suelto un gemido de placer por
sentirlo de nuevo dentro de mí.
—Dios —jadeo.
Pega sus labios contra los míos y gime cuando nuestras
lenguas se funden en una danza. Diego me sujeta con un
brazo alrededor de la cintura y nos conduce a ambos hacia
la pared. Inmediatamente, me empotra contra la pared con
fuerza. Pega una mano contra la pared por encima de mi
cabeza mientras me devora la boca.
—Esto va a ser intenso, Anastasia—me advierte—. Bésame
cuando quieras gritar
¡Que Dios me ayude! Estoy ardiendo. Me agarro a su
espalda y noto que retrocede, preparado para penetrarme.
Relajo los muslos para darle espacio. Aparta la mano de la
pared y se guía hacia mi abertura. Me mira a los ojos
cuando la cabeza de su pene entra en mí, y tiemblo por
completo.
— No nos peleemos más. —Y con un fuerte movimiento de
caderas, embiste hacia arriba y me llena hasta el fondo.
Diego apoya la mano de nuevo en la pared junto a mi
cabeza.
—¡Jesús! —grito.
Diego acaricia mi mejilla y tiene un brillo travieso y una
pequeña sonrisa se curva en su labio.
—Mi chica bella parece quiere tener un trío porque
menciona mucho el nombre Jesús, acaso me tengo que
poner celoso—bromea con una sonrisa malvada y vuelve a
mover sus caderas, embiste con mayor profundidad—.
Contéstame—me ordena, dándome una palmada en culo.
Lo miró por un segundo antes de besarlo y le clavó las uñas
en la piel para intentar agarrarme, pero Diego se mueve
con violencia, sus movimientos son rápidos y profundos.
—Te gusta, ¿verdad? —masculla entre potentes arremetidas
que me empotran más y más contra la pared.
Dejó caer la cabeza hacia atrás, jadeando y loca de placer,
mientras cada embestida me empuja más hacia mi clímax.
Siento sus labios sobre mi garganta, que se deslizan en
llamas sobre mi piel.
—Anastasia...
—¿Qué? —preguntó con la voz agitada.
—Respóndeme —gruñe contra mi cuello sin interrumpir su
ritmo intenso y rápido que me está matando de placer.
—Sí... —Diego ruge y entra con un fuerte empujón donde
dejó caer la cabeza hacia atrás y me pego contra la muralla
—. ¡Auch, mierda!
Me refriego la cabeza y él quitó mi mano y puso su mano
donde le da un pequeño masaje al mismo tiempo que sigue
moviéndose con fuerza, acerco su rostro al mío y lo beso
con pasión porque hace tiempo que no estábamos así.
Siento cómo se mueve dentro de mí, y cómo tiembla con la
intensidad del movimiento de nuestros cuerpos unidos,
hace que tenga muchas emociones. Diego jadea e inclina la
cabeza para reclamar mis labios.
Es un beso con significado, y me derrito en él. Gime en mi
boca mientras le sujeto la cara y absorbo la pasión que
emana de cada uno de los poros de su piel. Él sigue
embistiendo con rapidez e intensidad. Cierro con fuerza los
muslos alrededor de sus caderas estrechas y todos los
músculos de mi cuerpo se contraen esperando la descarga
que se avecina.
Él vibra y farfulla palabras sin sentido contra mi boca.
—¡Mierda, Anastasia podría estar una vida así contigo!
—¡Diego, por favor!—exclamó.
Suelto un gemido, cuando vuelve a penetrarme, no sé qué
hacer. Es demasiado. Diego me besa el cuello y mi mano
acaricia su pelo. Levanta la cabeza y me mira, con las
pupilas dilatadas.
—Ronda final, mi bella ¿quieres más fuerte? —pregunta con
una sonrisa burlona y me da un breve beso en los labios.
<<¿Qué? Joder, va a partirme por la mitad.>> —me digo
mentalmente.
—Contéstame, mi bella chica.
—¡Sí! —le contestó.
Diego suelta una pequeña risa y las yemas de sus dedos
acarician mi vientre que va bajando lentamente. Suelta un
gruñido antes de acelerar sus embestidas con
determinación, a un ritmo que no creía posible. Aprieto los
muslos internos y él suelta un pequeño gemido, pero al
hacerlo aumenta la fricción y, el placer.
Siento como mi clímax se está acercando y tomó entre mis
manos su hermoso rostro y lo besó con fuerza para acallar
mi orgasmo, muerdo con fuerza su labio inferior.
—¡Diego! —murmuró cuando llegó a mi orgasmo.
El intenso gruñido que escapa de sus labios indica que él
me acompaña; se mantiene dentro de mí, hasta el fondo, y
su cuerpo enorme tiembla contra el mío. Apoyo la cabeza
sobre su hombro. Mi corazón late a un ritmo frenético.
«¡Madre mía!» Me sostiene con un brazo, con la cara
enterrada en mi cuello y apoyando el antebrazo en la
pared.
—Joder —resuella.
Suspiro. Eso ha sido intenso, me tiembla hasta el cerebro, y
sé que no seré capaz de ponerme de pie ahora y mañana.
Diego me abraza y se gira, ahora él apoya su espalda en la
pared y se deja caer lentamente por la pared.
Me sienta a horcajadas sobre su regazo en el suelo de la
sala de estar. Tengo la cara pegada a su pecho y aún siento
sus palpitaciones dentro de mí. Estoy exhausta. Espero que
no tenga prisa, porque no pienso moverme de aquí en un
rato. Cierro los ojos y me relajo pegada a su magnífico
cuerpo.
—Mi diosa—dice con dulzura mientras me acaricia la
espalda con las dos manos.

******
Sentí una mano acariciando mi mejilla y me removí un
poco porque quiero seguir durmiendo, por favor. Escucho
esa risa que me hace tan feliz, pero ahora lo quiero
ahorcar porque no me puede dejar dormir. Siento sus
dedos en mi estómago y comienza a hacer pequeños
círculos. Me moví un poco para alejarme de él, pero me
agarra de la cintura y me atrae a su pecho.

—Te amo—me susurro con la voz ronca.


Intenté alejarme de nuevo, pero él me puso encima de su
pecho y solté un gruñido porque quería seguir durmiendo.
Abro los ojos y me llevo una mano a la boca para tapar mi
bostezo. Diego acaricia mi mejilla y me muestra su perfecta
sonrisa, se ve increíblemente sexy.
—Te odio—le respondo.
Apoyo mi cabeza en su duro torso y cierro los ojos de nuevo
porque tengo sueño y me siento adolorida como si hubiera
hecho ejercicio todo el día y bueno ayer con Diego lo
hicimos tres veces más y me siento cansada más
físicamente. Él suelta una carcajada.
—¡Tú me amas! —Exclama con un tono demasiado alegre
para mí en estos momentos, ruedo por la cama y tomo mi
almohada y me la pongo en la cara—. Mi chica bella es una
dormilona.
—¡Oh, cállate! —le pego con la almohada y me la quita, se
pone encima de mí. Su nariz acaricia la mía y lo observó
con recelo porque quiero dormir, y sí, sé que soy una floja
en ese sentido, pero es que amo dormir—. No eres mi
persona favorita ahora, Diego.
—Claro, que lo soy. Tú me amas con locura, Anastasia—
afirma con un tono pretencioso y me da un beso fugaz
antes de levantarse y caminar al baño, observo su trasero y
es pecado puro—. Deja de mirarme el trasero.
Suelto un pequeño suspiro y me siento en la cama e intentó
despertar, miro de reojo el reloj y me doy cuenta de que
son las doce de la mañana. ¡Mierda! Es tarde. Corro hacia
el baño y chocó con el torso duro de Diego que casi me tira
al suelo, pero él me sujeta de la cintura.
—¿Qué pasa? —pregunta con diversión.
—Me perdí de las clases y ¡Dios, tenía un examen! —Diego
me mira con diversión y siento como Alejandra recién sale
de su habitación con Cameron riéndose—. ¿Qué día es hoy?
— Es sábado, Anastasia, no hay clases, ¿en qué estabas
pensando?—se burla y acaricia mi trasero desnudo—. Creo
que alguien aún está durmiendo, aunque me encanta verte
solo con mi polera.
Su mano se cuela dentro su polera y acaricia mi sexo con
sus dedos haciéndome jadear y apoyo mi frente en su pecho
desnudo. ¡Dios, no puedo con este chico! Me va a matar de
placer.
p
—Diego...
—Primero vamos a comer algo y después te sigo dando
placer, ¿te parece? —comenta con una sonrisa
deslumbrante y asiento con mi cabeza porque nadie
rechazaría esta propuesta tan tendedora.

*****
Alejandra saca un poco de mis palomitas y yo le robo su
chocolate, miro la pantalla y veo como Harry sale
seleccionado para participar en cáliz de fuego. Diego me
abraza y juega con un mechón de pelo.

—¡Ay, mi pobre Harry! No merece que Ron lo mire así,


quiero pegarle—Exclama la rubia molesta y yo suelto una
risa porque si Ron en esta película se pasa mucho con
Harry.
—¡Descarada! Al menos podrías disimular que estás
babeando por otro chico—le reclama Cameron de broma.
Alejandra se sienta en su regazo y le da un enorme beso en
la boca a Cameron. Diego hace sonido de arcadas y le pegó
un codazo donde suelta un fingido gemido de dolor y lo
miró de reojo y veo que está haciendo un puchero.
Suelto una risa y escucho que Alejandra suelta un gemido.
—Monjita vete a tu habitación por favor—le reclama Diego
y le tira un cojín en la cabeza que hace que la parejita se
separe—. Vayan a follar a la habitación y respeten nuestro
cuarto.
Alejandra lo fulmina con la mirada.
—Es el cuarto de mi mejor amiga.
—¡¿Y?! Ella es mi novia y duermo con ella—le recrimina
Diego con un tono de broma y le saca la lengua—. Además,
que no quiero ver cómo le metes tu lengua en la boca a mi
mejor amigo, monjita—se burla.
Alejandra abre los ojos furiosa y le tira un cojín a Diego,
donde él lo atrapa y me lo pone detrás de mi cabeza. Diego
acaricia suavemente mi mejilla antes de darme un beso
fugaz.
—¡Dios mío, Diego! Te perdimos para siempre—Exclama
Cameron llevándose una mano al corazón—. Menos mal
que mantienes tu boca cerrada porque si no llenarías de
baba a la pobre Anastasia—lo pincha.
Suelto una carcajada.
—¡Oh déjame en paz! Tú caíste primero.
—¡Oh, maduren niños! Cállense por favor y veamos la
película—le reclamo y me llevo un puñado de palomitas a la
boca.
Diego aparta mi pelo hacia un lado y me da un suave beso
en mi cuello.
—Creo que te deje más que claro que no soy ningún niño,
Anastasia—. Me recuerda con una sonrisa burlona y su
mano comienza a subir y bajar por mi brazo mándame
pequeños temblores en mi cuerpo.
—Lo sé, Diego eso me lo dejaste muy claro.
—Entonces en la noche repetimos—dice con un tono
picarón y dándome un beso en la sien antes de poner
atención a una de sus películas favoritas.
Lo observo y es perfecto en todo los sentidos para mí, me
encanta cada faceta que tiene Diego y sobre todo amo que
sea comprensivo, dulce y atento. Y nos entendemos tan
bien, obviamente tenemos nuestras diferencias y nos
enojamos, pero siempre lo solucionamos.
Tomo su mano y juego con los dedos de su mano porque
tengo tantos motivos para seguir luchando por mi vida. A
veces me parece increíble como Nicolás cambió tanto.
Cuando tenía quince años tenía una estúpida fantasía con
Nicolás, ya que él era un chico misterioso y callado y guapo
de la escuela tal como muchos de los libros que leía con
emoción. Cuando él me contaba que tenía demonios dentro
de él, pensé que eran pesadillas o que no se entendía con
su familia, jamás pensé que sus demonios serían voces que
j p q q
le dicen que tenía que matar. Niego con la cabeza porque
no vale la pena seguir torturándome con eso, solo quiero
que lo atrapen de una buena vez para volver a ser libre por
fin.
Diego entrelazó nuestras manos y sonreí porque amo a este
chico con toda mi alma y sé que tengo que luchar por mi
felicidad por mi hermano y mis padres que siempre han
dicho que soy una guerrera y quiero serlo, quiero ser una
guerrera y volver a salir tranquila a la calle sin tener que
preocuparme si alguien me está siguiendo y observando.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que
este bien. Bueno ya que muchos querían los detalles
aquí están y bueno tengo al que decir y es que tal vez
aun falte para el fina, ya que lo tengo escrito, pero
necesito de otros capítulos para que el final tenga
sentido...es difícil de explicar, pero les avisare
siempre cuando suba nuevo capítulo.
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también
comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy
buena semana y que siempre sean feliz y positivos .Un
abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en
donde siempre estoy avisando cuando subiré capítulo
y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 76
Hola, hola criaturitas feliz día de san Valentín adelantado lo
subo hoy porque mañana voy a donde mi abuelita y es
horrible la señal, espero que les guste. Este es mas
tranquilo debido a San Valentín, pero ya la otra semana
comenzamos fuerte.
Estire mi mano buscando a Diego, pero no estaba en la
cama. Abrí los ojos y me di cuenta de que estaba sola en mi
dormitorio y que no había rastro de Diego. Me estiré un
poco y busqué mi celular donde vi que son las doce de la
mañana, vale era una floja y supongo que Diego me dejó
dormir un poco más.
Me quedé mirando la pared pensando si debía acostarme
de nuevo o levantarme y en estos momentos mi cuerpo
estaba escogiendo la primera opción, tenía tanto sueño en
mi cuerpo y a veces creo que es peor dormir más porque
uno tiene más sueño. Revisé mi celular y vi que tenía un
mensaje de Diego.
<Diego a las 11:33 a.m.>
"He salido esta mañana con Cameron y es probable que no
esté tampoco en la tarde y tranquila vamos con policías.
Te amo"
Escribí una respuesta rápida para él.
<Anastasia a las 12:10 a.m.>
"Recién desperté y está bien. Te amo, mi chico cursi y
ardiente"
Me estiré hacia atrás y volví hacer un ovillo en la cama, me
niego a abandonarla y ahora que Diego no está aquí puedo
disfrutar un poco más mi cama. Cerré los ojos por un
segundo para intentar volver a dormir, pero sentí que mi
puerta se abría y luego un cuerpo cayó encima de mí.
—No seas floja, Anastasia, ¡despierta! —Sentí que movía
Alejandra y agarro una de mis piernas donde me tiro al
suelo y ahora sí que estaba despierta al 100%, eso dolió
¡joder mi culo!
—¡Auch! —Exclamó molesta—. Solo quiero dormir, porque
no me dejan dormir—eleve mis manos hacia arriba como si
estuviera haciendo una plegaria.
Alejandra explotó en una risa y le tiré un cojín en la cabeza.
A veces me pregunto cuándo será el día en el que me
dejaran dormir veinticuatro horas. Me levanto del suelo y
me siento en la cama.
—¡Levántate y ponte guapa! —Ella tira de mi brazo y me
arrastra hacia mi closet donde se pone a mirar mi ropa—.
Necesitas arreglarte un poco Anastasia, eres hermosa, pero
una arregladita más no te hará daño.
Alejandra comienza a revisar mis vestidos sacando varios
vestidos y poniéndolo frente a mí, primero con el negro y
ella niega con la cabeza y yo me tapo un bostezo porque no
entiendo que está pasando aquí. Ella rebusca un poco más
y saca un vestido rojo que es apretado y a mí no me gusta
tanto. Hago una mueca. Ella lo pone frente a mí y asiente
con su cabeza y me saca del closet donde deja el vestido en
la cama.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con interés, y la veo
salir con un sujetador y bragas rojas de encaje—. Oye eso
es algo privado—me burlo de ella.
Alejandra me entrega unas toallas y apunta con su cabeza
al baño, vale sé que estoy horrible, pero tampoco apesto.
Alejandra me da varios empujones para que camine al
baño, pero que está pasando aquí. Me afirmo con ambas
manos del marco de la puerta para que no siga, ella insiste
y me empuja adentro, pero me mantengo firme.
—¿Qué te pasa?
—Tú solo báñate. Que yo te pondré guapa, vale, no hagas
preguntas por qué no te puedo responder y confía en mí
que te pondré aún más guapa—me da último empujón y
entramos la dos dentro del baño—. Ahora báñate, ya es
tarde.
Ella sale cerrando la puerta y veo que mi pelo está
enredado y con friz ¡Genial, jamás me dejarán dormir! Sí,
soy una dormilona y jamás lo he negado. Camino hacia la
ducha y abro el grifo comienzo a regular la temperatura del
agua, primero helada, luego hirviendo hasta que encuentro
la adecuada para mí.

******
Alejandra aplicó un poco de labial rojo y me pasó una
mano por el pelo que tenía pequeños rulos al final. Solté
un suspiro porque ya llevamos casi una hora
arreglándome, nunca he sido una chica que se pinte tanto.
Mi rutina es fácil: corrector de ojeras, un poco de rímel y
un brillo en los labios y, tal vez, algo de iluminador, pero
no puedo hacerme el delineado lo intentado, pero mi
pulso es atroz y terminó con una raya en toda mi cara.
Admiro a las mujeres que pueden hacerlo tan fácilmente.

—¡Diablos, Ana, te ves sexy a morir hasta mí me dan ganas


de follarte! —Exclama con una sonrisa.
Suelto una risa porque Alejandra es preciosa con cualquier
estilo de ropa incluso en estos momentos se veía guapa con
un buzón algo ancho y una polera blanca de Cameron, es
hermosa y Cameron tiene suerte de tenerla, ambos hacen
una pareja tan goals sacada de Tumblr o Pinterest.
—Ya. Aun no entiendo el motivo por el cual estoy vestida así
y arreglada así—muevo mi mano y señalo al ajustado
vestido rojo con tacones negro—. Es necesario que lleve
taco porque no puedo ponerme mis convers—hago un
puchero con mis labios porque ya me duele los pies y eso
que no he caminado nada.
La rubia suelta un bufido y me tira un mechón de pelo.
—No, ese vestido no queda bien con convers, además que
con los tacones se te ven unas piernas fabulosas que tienes
que lucir—me aconseja, haciendo las últimas ondas en mi
pelo—. Sabes que soy partidaria de las zapatillas con
vestido, pero hay algunos vestidos que no pueden ir con
zapatillas.
Suelto un bufido.
—Bueno si me caigo de culo por andar con tacos espero
quede en tu conciencia—le advierto en tono de burla y ella
tira de nuevo de mi pelo—. ¡Auch! Me vas a dejar sin pelo.
—¡Llorona! —me saca la lengua como niña pequeña y
sonrió—. Ya estás lista, mujer sexy.
Me levanto y respiro profundo, cuando doy mi primer paso
se me dobla el pie, Alejandra me sujeta del brazo. No, me
niego a usar esta arma mortal. Miro a la rubia y se está
mordiendo el labio inferior para no reírse de mí.
—¡No, no puedo! Me los sacaré... —comienzo a decir y
Alejandra me da un pequeño pellizco en el brazo—. ¡Oye!
Estás muy agresiva conmigo, ¿Qué te sucede?
Ella pone los ojos en blanco.
—Eres un gran dolor en culo cuando quieres serlo
Anastasia, ahora camina un poco y verás cómo te
acostumbras—
me da un pequeño empujón y comienzo a caminar dentro
de mi habitación primero lento y luego un poco más rápido
—. No está difícil ahora, ¿verdad? —dice con voz
pretenciosa y cruzándose de brazos.
Me acerco al espejo y casi me caigo de culo porque me veo
algo más mayor y el vestido se me apega perfectamente al
cuerpo, normal si es como una segunda piel. No me gusta
la ropa tan apretada, es bonita, pero duro como cuatro
horas y después necesito ponerme algo más suelto. Miro de
reojo a la rubia y veo que está escribiendo en su celular.
—Vamos, Anastasia—dice con un tono de voz
excesivamente contento y tomando mi mano—. Te ves muy
guapa, dejarás loca a Diego.
Frunzo el ceño y ella se tapa la boca con la mano porque si
acaba de soltar algo que creo que no debería haber dicho,
pero tampoco hay que ser un genio para saber que todo
esto es obra de mi chico cursi y ardiente.
—Ya lo sospechaba—comentó con una sonrisa y dándole un
abrazo—. No te preocupes, tengo que subir al
departamento de él, ¿verdad?
Alejandra asiente con su cabeza y justo en ese momento
tocan la puerta. Cuando abro la puerta me encuentro con
Simón. Él abre los ojos al verme y sus ojos me hacen un
largo repaso por mi cuerpo que me pone hasta nerviosa e
incómoda. Me aclaro la garganta y veo como su nuez sube
por su cuello.
—Simón—, lo llamó y me miró de nuevo a los ojos—.
¿Cómo...Estas? —comienzo a tartamudear porque no lo
había visto en un mes completo y tampoco respondía a mis
llamadas.
—Te ves preciosa—susurra con voz ronca y se pasa una
mano por el pelo—. Puedo hablar contigo a solas—dice,
mirando sobre mi hombro donde se encuentra Alejandra.
Alejandra niega con la cabeza y apunta con su cabeza hacia
la puerta para que sigamos avanzando, pero tomó su brazo
y la llevó a una esquina porque estoy preocupada por
Simón no ha contestado mis llamadas y mis mensajes hace
más de un mes y necesito hablar con él.
—Por favor, necesito hablar con él.
—Pero Anastasia, Diego... —ella mira un momento dónde
está Simón y luego me mira de nuevo y asiente con su
cabeza—. Estaré en mi cuarto.
Ella camina hacia la escalera y la veo desaparecer. Simón
cierra la puerta y se acerca a mí con pasos lentos y me mira
de una forma que me hace sentir algo incómoda.
—¿En dónde has estado? —preguntó algo molesta porque
llegué a pensar lo peor, pero si no fuera por Harry que me
ha dicho que está bien y a salvo, me hubiera vuelto loca—.
Estuve preocupada por ti, porque no contestabas mis
llamadas y mis mensajes.
Simón me toma de las muñecas y me da un abrazo, pero yo
me alejo, no le perdono por preocuparme de esta forma.
Tengo muchas preguntas y necesito respuesta de parte de
él.
—Por favor, Anastasia, necesito abrazarte en estos
momentos, sé que quieres respuesta, pero ahora no puedo,
solo abrázame—dice con la voz rota y me atrae de nuevo a
su pecho—. No quise preocuparte más Anastasia.
—Simón...¿Cómo has estado? ¿Dónde has estado? —insisto
de nuevo porque sé que algo tuvo que pasar para que se
alejara tanto de mí.
—Estaba con mis padres en Madrid, necesitaba estar ahí
para ellos y apoyarlos por todo lo que está sucediendo con
Nicolás, necesitaba tiempo para pensar todo lo que ha
pasado contigo—comenta, acariciando mi espalda y me
separo de él—. Te amo Anastasia, pero eso ya lo sabes,
siempre estoy pensado en lo que fuimos. Fuimos eso que no
se cuenta, ni se admite, pero no se olvida y lo de nosotros
sigue presente aún.
Abro los ojos y doy varios pasos hacia atrás con cuidado de
no caerme porque ya estoy cansada de estos es como un
disco rayado, lo quiero como amigo, ya aprendí la lección
con él y cuando terminé con él fue definitivo.
—No de nuevo con ese tema—murmuró cansada ya por el
tema.
Simón da un paso hacia mí y yo doy dos atrás porque
quiero mantener una distancia prudente entre nosotros.
—Anastasia, tú estás soltera porque no me das otra
oportunidad, yo te amo y sé que puedo hacerte feliz... —en
ese momento veo como Diego camina rápidamente dónde
estamos y veo que está enojado.
—Ella es mi novia—gruñe molesto y le da un empujón con
su hombro cuando pasa por su lado y me acaricia la mejilla
—. Mira estoy cansado de esto, jamás le he prohibido algo
Anastasia porque la amo y quiero que ella sea feliz, pero
creo que te estás pasando un poco de la raya con insistir
tanto con ese tema.
⋙Se que eres importante para Anastasia, pero tampoco te
permito que la presiones y menos en un tema donde me
están pasando a llevar. Anastasia es mi novia hace más
cuatro meses decidimos esconderla debido a tu loco
hermano, pero ya me has cansado, así que te pido
amablemente que no la vuelvas a presionar o saques de
nuevo ese tema. Porque estamos juntos—termina de hablar
y fulminado con la mirada a Simón.
Diego me tomó del brazo y me guía a una esquina.
—Te dejo para que te despidas de él y subas a mi
departamento. Tengo una sorpresa para ti, mi bella. Te ves
realmente espectacular y estoy deseando quitarte ya ese
vestido—susurra con voz ronca, acariciando mi mejilla y me
da un beso en la frente antes de caminar hacia la salida.
Simón tiene apretada su mandíbula y me pongo un mechón
detrás de mi oreja.
—Nunca terminaste con él, siempre has estado con él—
murmura enojado y suelta un bufido.
—Simón terminé con él cuando me fui tres meses, pero
cuando tuve ese encuentro con Nicolás decidimos los dos
esconder nuestra relación Simón, se lo oculté a todo el
mundo e incluso Alejandra. Lo amo Simón. Y jamás te he
alentado a seguir con tus sentimientos hacia mí, te he dicho
que busques tu felicidad con otra chica—tomo su mano y
fija la vista dónde está mi mano—. Eres una persona
increíble y sé qué harías feliz a cualquier chica. Solo que
conmigo ya pasó nuestro momento.
Él me mira de nuevo a los ojos y asiente con su cabeza.
—Te quiero Simón y te debo la vida más de una vez, pero
no puedo corresponder tus sentimientos porque amo a
Diego—terminó por decir en un susurro.
Simón me abraza con fuerza y apoyo mi frente en su
hombro.
—Lo intentaré Anastasia, intentaré sacarte de mi corazón,
pero no será fácil y por ahora sigo teniendo la fe entre
nosotros.
—¡Simón! —Exclamó sorprendida y niego con la cabeza—.
Tengo que irme, Simón.
Él asiente con su cabeza y ambos caminamos hacia la
salida donde nos topamos con Cameron quien frunce
levemente el ceño, pero se recupera y saluda alegremente
a Simón y me dice que Diego me está esperando en su
departamento y asiento con mi cabeza.
Me despido con Simón en el ascensor y el policía se
adentra conmigo dentro del ascensor y subo al piso de
Diego algo nerviosa porque no tengo ni idea qué sorpresa
g g p q g q p
tiene para mí. Ahora que recuerdo Diego venía con un traje
de dos pieza que era completamente negro.
Cuando llegó a la puerta veo que está entre abierta y miró
al policía que tiene la edad aproximadamente de mi papá.
Siento un déjà vu porque así estaba la puerta cuando me
hizo la primera sorpresa, empujo la puerta y veo que hay
pétalos rojo y blanco donde hay un libro en suelo.
<<Me va a matar de amor>>—me digo a misma.
Tomó el libro y casi me muero cuando veo que es orgullo y
prejuicio, abro el libro y veo que tiene una pequeña carta
con la letra de Diego.
No soy un hombre de muchas cartas, y no tendré la misma
habilidad que tiene el señor Darcy con sus palabras tan
auténticas para declarar su amor hacia Elizabeth, pero si
de algo tengo en común con el señor Darcy son los
sentimientos, mi bella. Mis sentimientos no pueden
contenerse. Permita usted que le manifieste cuan
ardientemente la
admiro y la amo.
Doy la vuelta a la carta pequeña y veo que tiene otra parte
escrita por Diego: Somos pocos los que tenemos suficiente
valentía para enamorarnos del todo si la otra parte no nos
anima. Muchas veces quise rendirme porque sentía mucha
indiferencia de tu parte, pero también muchas veces tú
misma me dabas esperanza a las que me aferraba con
valentía para luchar por ti, Anastasia. Me has hechizado en
cuerpo y alma.
¡Dios este chico es perfecto! Que hice para tener un novio
tan tierno y cursi, me limpio las lágrimas que caen por mi
mejilla y abrazo el libro y sigo el rastro de rosa roja y
blanca que llegan a una mesita de café donde hay un
girasol con otro libro y suelto una risa porque es Romeo y
Julieta. Muerdo mi labio inferior porque los libros de la
sorpresa anterior eran libros actuales y ahora está con los
libros clásicos.
¿Delicado el amor? No, es duro, es áspero y agresivo, es
punzante como el espino. El amor no es siempre es fácil y
tú y yo sabemos que nos hemos tropezado y ha sido duro,
con los altos y bajos, pero nos hemos mantenido juntos
luchando.
Doy la vuelta la carta y paso mis dedos por las palabras que
están escritas en la pequeña carta de Diego: Las personas
en nuestra vida hacen impactos y quiero que tú entiendas
que impactó cáusate en mi Anastasia. Cuando te vi me
enamoré como un loco por ti y tú sonreíste porque lo
sabías.
Me levanté del sillón y tomé el libro de Romeo y Julieta y el
girasol y seguí el rastro de pétalos que me llevan hacia la
escalera y vi había una pequeña carta en el suelo.
Esta es la segunda parte de mi sorpresa, pero con mis
libros favoritos clásicos y también es para pedirte, perdón
porque me comporté como un gilipollas ayer, Anastasia,
pero ya queda poco para encontrar a tu ardiente y cursi
novio.
Bienvenida a la segunda parte de tu sorpresa, mi bella.
Comienzo a subir las escaleras y veo que hay otro libro con
una rosa blanca. Lo tomo y frunzo el ceño porque jamás he
leído este libro, sin embargo, sé que es uno de los mejores
libros clásicos que es Jane Eyre. Abro el libro y saco la
pequeña carta de Diego.
Amo cada átomo de tu carne como si fueran los míos
propios..., Anastasia. Te quiero en el dolor y la enfermedad.
Giro la carta y suelto una risa porque no pierde la
oportunidad:
Todo mi corazón es tuyo, Anastasia; te pertenece, y se
quedará contigo para siempre. Por cierto, mi bella ¿quieres
casarte conmigo? Serías algo cruel rechazándome con esas
palabras tan hermosas que te he escrito, mi bella.
¿Aún no me encuentras Anastasia? Estás llegando muy
tarde, por favor encuéntrame pronto.
Hago un puchero y comienzo a subir las escaleras
rápidamente porque vamos quiero verlo porque está con
traje y sé que se ve ardiente. Suelto un gemido cuando se
me dobla el pie ¡Odio los tacos, los voy a botar después de
esto! —
exclamó molesta y entró en la habitación de Diego que se
ve tan vacía porque Diego ha estado la mayoría del tiempo
durmiendo conmigo. Enciendo la luz y casi me caigo,
porque veo que Diego está parado dándome la espalada y
con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón
negro.
Él me mira por encima de su hombro con una jovial sonrisa
que ilumina por completo el dormitorio.
—En estos días he pensado que nunca terminaré de
enamórame de ti, Anastasia. Siento que es mi respuesta
más sensata a la que he llegado hasta ahora y no me cabe
duda de que es cierto—dijo con una pequeña sonrisa en sus
labios, y acercándose a mí.
Diego me miraba con mucho amor y esperanza en sus ojos,
yo apenas lo podía ver a través de mis lágrimas. Es oficial
morir por amor, pero creo que no hay mejor forma de
morir.
—Haberte encontrado mientras yo no buscaba nada en ese
momento, fue lo más lindo que me pudo pasar—me da un
breve beso en los labios y seca varias lágrimas que escapan
sin control en mis ojos—. Joder, bella, si tú supieras lo que
siento cada vez que te veo, me mirarías más.
—Diego... —susurre con la voz entrecortada.
—Te ves...increíble, eres mi diosa, y estoy dispuesto
arrodillarme por ti en estos momentos—susurra con voz
sensual y acariciando mi espalda desnuda—. Quiero
arrancarte ese vestido para follarte o follarte con el vestido
aún no lo tengo claro, mi bella.
Suelto una enorme risa porque vamos a ver, primero me
dice las cosas más cursi y después suelta palabras
calientes, no puedo con su ritmo. Paso mis brazos alrededor
de su cuello y le doy un suave beso.
—Me encanta verte sonreír—él toma los libros y los deja
con cuidado sobre su cama y saca un pequeño pañuelo—,
pero aún no acaba aquí la sorpresa, mi chica rarita, ¿me
permites?
Asiento con mi cabeza y me doy lentamente la vuelta y
siento como su mano se posa en mi cadera. Suelta un
pequeño suspiro y su nariz acaricia mi cuello.
—Eres tan bonita, me encantas—susurra con voz ronca y
dándome pequeños besos calientes—. ¿Tienes hambre? —
pregunta con un tono juguetón que no se pasa el doble
sentido y menos cuando presionó su erección contra mi
culo.
—Mucha—respondo con la voz entrecorta y Diego mueve
sus caderas, me toma con fuerza de la cintura.
Comienza a empujarme contra la pared donde quedó
aplastada, apoyo mi mejilla en la fría pared y siento como
Diego se agacha, sus manos comienza a subir lentamente
por mis piernas y ahogó un grito cuando siento sus manos
en mi trasero donde lo masajea por unos segundo antes de
bajar lentamente mis bragas.
—Mmm...son de color rojo, me encanta, pero te quiero sin
bragas, Anastasia—dice, mordiendo mi oreja y siento sus
dedos acaricia los labios internos de mi vagina—. Te estás
poniendo humedad.
Suelto un pequeño gemido cuando mete un dedo en mi
interior y lo mueve en círculos. ¡Dios mío! Echó la cabeza
hacia atrás apoyándola en su hombro y me da un beso con
pasión donde siento que me roba el aire, su lengua se
adentra en el fondo de mi boca y nos separamos cuando
estamos sin aliento.
Diego retira el dedo de mi interior y se lo lleva a la boca
donde lo chupa. Suelto un suspiro porque esa imagen es
demasiado erótica.
—Tengo que controlarme porque tengo más sorpresas para
ti—dice poniendo un pañuelo en mis ojos y haciendo un
pequeño nudo en mi cabeza—. ¿Ves algo?
—Mmm...no, todo está negro, Diego me voy a caer con
estos tacos ya me he doblado el pie cuatro veces después
de esto los tiraré de la azotea para abajo—comento en tono
de burla y él suelta una risa antes de levantarme en brazo.
Mis manos rodean su cuello y él roza su nariz contra la mía.
—Te amo—me susurro con voz sensual.
—Mmm...Estas en modo dios cursi y a la vez dios del sexo,
Diego—me burlo de él y me da una palmada en trasero—.
¡Auch!
Diego me pone en su hombro y siento como abre una
puerta y me deja con cuidado en suelo. Siento como camina
un poco y yo juego con mis manos porque no daré un paso
con estos tacos y ojos vendados. Diego me agarra de la
cintura y acaricia mi mejilla antes de soltar la venda de mis
ojos.
—¡Sorpresa mi bella por los cuatro meses que llevamos
juntos! Serían en realidad siete meses que estamos juntos—
me da un beso en la frente y se aparta donde veo que hay
una pequeña mesa con velas rodeada de pétalos rosas roja
y blanca y aun lado hay una pequeña cama en suelo con
varios cojines en suelo.
—Es precioso, Diego, ¿por qué has hecho esto?
—Porque fui un imbécil contigo y porque te hice llorar,
Anastasia, y no me gusto. Lo siento tanto bella, muchas
veces soy un gilipollas.
Él toma mi mano y caminamos hacia la mesa donde veo que
hay un balde hielera con una champagne y una rosa blanca
en el centro. Diego retira mi silla y me siento con cuidado.
—Espera aquí—asiento con mi cabeza y miró la enorme
biblioteca de Diego se ha vuelto el lugar preferido para
hacer las sorpresas y me encanta es un lugar mágico,
jamás pensé que alguien me haría algo así, pero ya son dos
veces—.
Espero que te guste ratatouille.
Diego lo dejó en centro y sirvió con cuidado un poco en mi
plato. Tenía un olor exquisito y se veía realmente bueno.
Pinché un trozo con varias verduras y me lo llevé a la boca
y casi suelto un gemido porque estaba realmente bueno
tanto como se ve en la película.
—¿Te ha gustado?—pregunta con una pequeña sonrisa y
llevándose un bocado a su boca.
—Creo que al final sí me casaré contigo, si me cocinas
todos los días este plato—digo de broma.
Él soltó una risa y tomó mi mano.
—No sería un problema para mí—me asegura con una
sonrisa burlona en sus carnosos labios.
Durante el almuerzo hablamos sobre ya las últimas pruebas
para aprobar el año y me sentía entusiasmada porque ya
estoy a un paso de terminar mi primer año de universidad y
me siento aliviada poder terminar el año, a pesar de todo lo
que ha ocurrido lo estoy logrando y me siento orgullosa por
no dejar que el miedo me gane.
Miro a Diego y está revisando su teléfono, pero de repente
siento que comienza a sonar Thinking out loud de Ed
Sheeran. Diego se levanta de su silla y estira su mano hacia
mí.
—¿Bailas conmigo, Anastasia?
Asiento con mi cabeza y me levanto con cuidado de la silla
porque no se me olvida que estoy sin bragas. Diego me
agarra de la cintura y me sonrió con esa jovial sonrisa
donde se le marca sus hoyuelos, es perfecto. Comenzamos
a bailar lentamente y apoyo mi cabeza en su hombro
porque incluso con tacos Diego es más alto que yo, pero no
por mucho.
Diego me hace girar e inclinar mi espalda hacia atrás
donde me da un breve beso antes de volver a traer a su
pecho y comienza a cantar la canción de Ed Sheeran.
Darling I will be loving you till we're seventy
And baby my heart could still feel as hard at twenty three
And I'm thinking about how
People fall in love in mysterious ways
Maybe just the touch of a hand
Well me I fall in love with you every single day
And I just want to tell you I am.
Querida, estaré amándote hasta que tengamos 70 años,
y cariño, mi corazón podrá todavía sentir como a los 23,
y estoy pensando en cómo
la gente se enamora de formas misteriosas,
quizás solo el roce de una mano,
bueno, en mi caso, yo me enamoro de ti cada día,
y solo quería decirte que lo estoy (enamorado).
Cuando la canción terminó seguimos abrazados apenas nos
movíamos y sentía como su mano acariciaba mi pelo.
Diego se separó un poco de mí y me beso lentamente, puso
una mano en mi mejilla y la otra estaba en su espalda
subiendo y bajando, mandando pequeños escalofríos en mi
cuerpo.
—Te deseo, pero eso no es un secreto para ti—me agarra
del trasero y me alza con facilidad y mis piernas rodean su
cadera, y Diego subió mi vestido dejando mi trasero
expuesto—. Te follaré con ese vestido rojo y será rápido
para luego hacerte el amor.
Diego saca un condón de su bolsillo y alzó una ceja hacia
él, pero él ya está bajando la bragueta de su pantalón y
rasgó el condón con mis dedos, se lo entregó a Diego quien
se lo puso rápidamente y se masturba lentamente.
—Espero que estés lista, mi bella—asiento con mi cabeza y
roza su pene contra mi vagina que me hace soltar un
gemido cuando comienza a deslizarse en mi interior—. Será
rápido y duro, afírmate en mí.
Me agarro en sus hombros y él me toma de trasero donde
me acerca más a él y comienza a entrar en mi dónde se sale
y
casi todo por completo y luego vuelve a enterrarse por
completo. Cierro los ojos porque esto está siendo muy
intenso. Diego me da pequeños besos calientes en mi cuello
y baja un tirante de mi vestido y chupa con desesperación
mi pecho.
Suelto varios gemidos.
—¿Te gusta?
—Joder, claro que si—contestó, agarrando su pelo con
fuerza.
Diego me alza y comienza un mete y saca cada vez más
rápido, pasó una mano por su mejilla y le doy un beso con
pasión. Suelto un gemido fuerte que me hace echar la
cabeza hacia atrás porque su dedo acaricia mi clítoris y sus
movimientos cada vez son más brusco. Diego suelta un
gruñido.
Comienza a caminar hacia su escritorio donde se sienta y
con la mirada me dice que ahora soy yo la que tengo el
control de la situación. Comienzo a subir y a bajar
lentamente porque en esta posición se siente más grande,
Diego masajea mis pechos con sus manos, pero Diego no
está de acuerdo con el ritmo de mis movimientos porque
me tomó del trasero y comienza más rápido, pero quitó sus
manos porque yo soy la que tengo control.
—Quieto, yo tengo el control—le digo con una sonrisa
burlona y volviendo a meterme su pene con fuerza donde
ambos jadeamos y lo besó con fuerza.
—Te amo, te lo juro que lo hago—me susurró, dándome un
beso en cuello y yo suelto un gemido cuando encuentro el
ritmo adecuado que nos hace suspirar a los dos.
Diego chupa mi pezón derecho y muevo las caderas en
círculo para sentir aún más placer. Siento como mi
orgasmo está llegando y también Diego porque siento como
su pene palmita más dentro de mi interior. Apoyo mi frente
en mi hombro y Diego no aguanta más y pone sus manos en
mi trasero comienza un movimiento más rápido para llegar
pronto nuestros orgasmos.
—¿Estás cerca, Anastasia?
—Si—digo, mordiendo mi labio inferior porque siento que
cada vez son más rápido y siento que entre una, dos, tres
hasta diez veces en mí. Cierro los ojos con fuerza y gritó su
nombre una y otra vez cuando llego a mi orgasmo.
Diego me alza y me empotra con la pared donde acelera
aún más sus movimientos y eso provoca que mi orgasmo se
alargue aún más. Joder, esto es muy intenso. Da pequeños
besos en mi cuello y suelta un gruñido cuando llega su
propio orgasmo, pero sigue entrando dentro de mí unas
cuantas veces más antes de salir dentro de mí.
—Mi diosa—susurra con voz ronca y abrazándome con
fuerza—. El sexo contigo es increíble y también muy
ardiente.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo
gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré
capítulo y últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Capítulo 77
Mariel
Miro a mi alrededor y apenas puedo escuchar lo que está
diciendo Harry porque ya había pasado una semana desde
que desapareció la hija de Luis y aún no hemos encontrado
nada. Hemos movido todo para encontrarla y así con cada
víctima que ha desaparecido, pero siempre es lo mismo, no
encontramos nada absolutamente nada, simplemente
desaparecen en el aire. Observó como los equipos de
rescate se van, dejando la búsqueda. Son las diez de la
noche y ya no se puede seguir buscando porque es
peligroso porque hay ríos y barrancos que son peligrosos.
p g p q y y q p g
Observo como Luis llora y se me rompe corazón porque a
pesar de que fue un imbécil conmigo, entiendo su dolor y la
impotencia que siente de no poder proteger a su familia,
más con los medios de comunicación que nos han llamado
incompetente. No solo nos han insultado en nuestro
trabajo, sino que han relevado pistas como las pisadas que
teníamos en varias escenas del crimen, alguien filtró que
marca era la zapatilla y el número, una pista que ahora no
sirve en absoluto porque asesino ya se desasió de la
evidencia.
Eso nos deja en nada, sentía tanta rabia cuando vi que se
había filtrado esa pista era una de la más importante. Me
alejé un momento del grupo. Había mucha presión de que
teníamos que encontrarlo departe de todo el mundo,
teníamos que detener a ese demente ahora, pero
como...Hemos hecho todo lo que posible. Trabajamos 17
horas todos los días hace más de cinco meses.
Estoy enojada, conmigo misma porque me siento
incompetente con mi trabajo. Estaba perdida. No sabía qué
hacer en estos momentos, todo el mundo corría peligro por
ese monstruo. Nicolás va a matar a sangre fría a cuanta
gente se le ponga enfrente.
—Mariel—, me llamo Harry y me apoyó por un momento en
un árbol porque estoy cansada—. ¿Dónde estás?
Sentí como sus pisadas se acercaban más a mí, pero yo no
me moví. Estaba derrotada y me sentía culpable porque no
estaba cumpliendo con mi misión que era proteger a los
ciudadanos de este país.
—¡Hey, aquí estás! —dice Harry preocupado y tocando mi
hombro con cuidado.
Levante la mirada y me tope con sus verdes ojos que me
encantaba.
—¿Estás bien? —pregunta alarmado, acariciando mi mejilla
con cuidado.
Cerré los ojos y disfruté por unos segundos esa caricia que
tanto necesitaba en estos momentos. Ser policía no es
fácil, casi no tienes vida social y debes tener la mente fría
al momento de ver las escenas de crímenes, en este trabajo
no se puede ser blando porque no vas a durar, es así de
simple, este trabajo no es para débiles. Me he enfrentado a
toda clase de asesinos, violadores y locos, he escuchado
cada mentira y cada vez más loca para tratar de no ir a la
cárcel o no asumir su culpa.
—No. No, no estoy bien Harry. Estoy cansada, pero no
puedo rendirme ahora...tengo que viajar ahora a Madrid—
comencé a caminar, pero Harry me agarró del brazo—.
¿Qué sucede?
—Tienes que dormir, no has dormido nada y no has
descansado un solo día Mariel, no puedes seguir así—me
recrimina con un tono de voz preocupado.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—No tengo tiempo para descansar. No entiendes que cada
minuto o segundo una vida corre peligro, todo el mundo
corre peligro ahora, nadie está a salvo. — Le recuerdo con
una sonrisa triste.
Porque hace pocos días se vinculó otro caso donde Nicolás
había entrado en un departamento y había disparado al
hombre mientras dormía y luego secuestró a la chica.
Nadie está a salvo ahora, absolutamente nadie.
—Tienes que hacerlo, vete a dormir, ahora—me advierte
Harry con un tono amenazador y tomando mi brazo—.
Necesitas dormir para trabajar mejor. Te llevaré a tu
departamento.
No dije nada más porque la verdad es que estaba algo
enojada y es por la falta de sueño, me estaba comenzado
poner irritable y creo que no era sano trabajar 17 horas,
pero es que no podía parar, necesitaba atraparlo todo el
mundo me estaba presionado y me sentía una inútil al ver
todas la noticias diciendo que la policía española no estaba
haciendo bien su trabajo tratándonos de incompetentes en
nuestro trabajo, pero no era fácil, joder, ellos no sabían lo
que era estar en este lado. Muchos de nuestros oficiales
han tenido pesadillas o se han refugiado en alcohol, no es
fácil ver cuerpos de jóvenes que podrían ser nuestras hijas,
hermanas o sobrinas, muchos piensan que la policía somos
de piedra, pero no lo somos nos afecta y cada uno lo lleva
como puede.

*****
Me senté en mi cama y comencé a sacarme las botas, pero
justo en ese momento sonó el teléfono y lo saqué de mi
chaqueta. Mire la pantalla y era de la estación de policía.

—¿Qué paso?
—Tenemos otra escena del crimen, jefa—respondió Gonzalo
y apreté el celular con fuerza—, pero no es Barcelona, es
en Costa Brava ocurrió hace tres horas. Puede que sea
nuestro asesino porque la forma en la que cometió el
crimen es muy parecida a la escena que tuvimos en el
departamento.
Me levanté de la cama tomando la llave, miré el reloj y eran
las doce de la noche, otra noche sin dormir. Harry tomó las
llaves de mi coche y ambos comenzamos a caminar a la
salida de mi departamento.
—Voy de camino. Llama a Jess, por favor—corte la llamada
y entramos en el ascensor—. Será una larga noche Harry.
Tenemos que ir a Costa Brava, ahora es ahí la escena del
crimen.
—¡Dios mío! —Susurro, pasándose una mano por la cara—.
Este sujeto es la personificación de la maldad.
Apoye mi espalda en el ascensor y lo mire fijamente, tenía
unas ojeras muy marcadas al igual que yo, ninguno de los
policías ha podido dormir bien durante meses y eso nos
está afectando.
—Será mejor darnos prisa—le aseguro con una pequeña
sonrisa y ambos corrimos a mi auto porque no teníamos
tiempo que perder.
*******
Miré de reojo a Harry quien iba concentrado en la
carretera y apoyé mi brazo en la ventanilla. Es increíble
como esto

se ha vuelto un verdadero acertijo para nosotros y para el


asesino un verdadero reto de burlar a la policía. Es como
un fantasma nadie lo ve y actúa en la noche y en el día. Un
verdadero fantasma y se mezcla con tanta facilidad entre
nosotros.
—A veces pienso que estamos cazando a una persona—
soltó de repente Harry y asentí con mi cabeza, porque en
efecto estos meses hemos estado cazando a un humano.
—Es lo que estamos haciendo, cazando a una persona. Creo
que tenemos que pensar como individuo que no tiene
lógica, tenemos que intentar entender su mente—respondo
con una mueca y nos quedamos callados porque ambos
sabíamos que esto se está poniendo cada vez más
peligroso.
Nicolás no solamente es sospechoso de crímenes en
Barcelona, también lo es en Madrid y ahora en Costa Brava
cosas que cuando lo atrapemos se tendrá que hacer
diferentes juicios y en cada ciudad respectiva, será un caos
mediático más de lo que ya es en estos momentos.
Cuando llegamos a la dirección la casa ya estaba llena de
policías y vi que ya había llegado Jess quien se acercó a
nosotros y me abrió la puerta. Caminamos rápidamente
pasando la cinta policial. Me acerqué a la policía y le
mostré mi placa y me dejó pasar dentro de la casa.
Federico el jefe de la policía Costa Brava se acercó a mí y
me estrechó la mano.
—Me alegro de que hayas podido venir agente Muños,
síganos por favor—asentí con mi cabeza y ambos
caminamos por un pasillo donde entramos en un cuarto y
cerré los ojos por un momento—. El asesino mató al esposo
y al hijo, además abusó sexualmente de la esposa y
secuestro a la hija.
Me mostró una foto y no me sorprendí en absoluto cuando
vi las facciones de la hija pelo largo castaño con raya al
medio, los ojos de color café claro y tendría uno 19 a 22
años caía en el patrón de las víctimas de Nicolás.
—Fue una verdadera masacre—sigue comentado Federico.
Mire el cuerpo del hombre que estaba durmiendo aun, pero
alrededor de su cabeza tenía charco de sangre y la mujer
está con los ojos abiertos con una mirada de horror—.
Y dejó un símbolo en la habitación de la chica, sígueme.
Caminamos por el pasillo y entramos en una habitación de
color rosa donde en la pared había un enorme dibujo con
sangre de un pentagrama y la frase de ¡Viva satán! Esto es
nuevo. Jess acarició mi hombro y me hizo una seña para
que saliera un momento y me disculpe un segundo.
—Es un individuo enfermo, Mariel, esto que hizo aquí es
una verdadera masacre con una familia. Además, dejó un
pentagrama que no sabemos qué significado tiene para el
asesino o si está imitando a Richard Ramírez o Mason—
Observó como Harry tomaba foto de la escena del crimen
—. Ahora nadie está salvo en sus casas va a comenzar a
acechar en la noche y el asesino se sintió muy cómodo en la
casa.
—¿Cómo? —pregunté algo perdida con lo último que dijo.
—Si, el asesino se sentía cómodo aquí porque dejó una
bebida a medio tomar y no hay huellas, usaba guantes.
Como siempre un paso adelante y que crees también limpio
bien su saliva, es muy inteligente no se le escapa nada—
soltó un gruñido Jess.
—Se está burlando de nosotros para él es un juego—
murmuró enojada y acercándome de nuevo a Federico
porque necesitaba más información.
—Bueno Muñoz ¿tiene algún patrón parecido a sus escenas
de crímenes?—preguntó Federico viendo cómo trabajan los
médicos forenses—. Porque puede que haya dos asesinos
sueltos.
Hice una mueca porque la verdad es que esto no era el
patrón que sigue Nicolás para nada, pero si tenía la
similitud con la chica secuestrada, pero sinceramente no
era el patrón típico de Nicolás y no estaba segura porque
está escenas de crimen es como si fuera obra de otro
asesino y puede ser.
—No, sinceramente no es como los casos que tenemos en
Barcelona, pero la hija tiene el mismo patrón de las
víctimas ¿usted qué cree?
—Estoy confundido, pero hasta que no tengamos las pistas
no podemos sacar nada. Hasta el momento tengo esta
hipótesis de cómo fue que atacó el asesino. El individuo
abrió la ventana entró silenciosamente, primero fue al
cuarto de la hija donde la ató y la amordazó—caminamos
por el pasillo y entramos en el dormitorio del hijo—.
Después amordazo a hijo y le disparó en la cabeza de
seguro estaba usando una pistola PSS para no hacer ruido
—mostró un casquillo de balas en una bolsa plástica—.
Salió de la habitación y disparó al esposo, luego atacó
brutalmente a la mujer donde abusó sexualmente y luego la
estranguló con el cable de la lámpara y salió por la puerta
con hija—
termino de comentar con una mueca.
Pasamos varias horas revisando toda la escena del crimen
tomando foto y tratando de encontrar huellas, pero como
me dijo Jess estaba usando guantes y cuando abuso de la
mujer usó condón para no dejar ADN en el cuerpo de la
víctima, todo estaba limpio de él.
Nos hospedamos en un hotel cercano para poder dormir
algo antes de volver a Barcelona, estaba cansada era las
ocho de la mañana y no había dormido nada en 24 horas.
Me acosté en la cama y observé como Harry salía del baño
con una pequeña toalla alrededor de su cintura y con otra
secando su pelo.
Solté suspiro, es guapo y sexy, pero sinceramente estoy tan
cansada que ni siquiera puedo pensar en estos momentos
en sexo.
—¿Qué piensas Mariel?
—Siento que son dos asesinó diferentes ambos sabemos
que Nicolás no mata a toda una familia, pero la chica cae
en patrón de Nicolás, no descarto nada, pero esto se sale
del patrón de Nicolás y eso me preocupa más porque ahora
puede atacar a cualquiera y eso significa que nadie va a
estar a salvo durante la noche. Nadie absolutamente nadie.
Siento que puede ser una distracción para hacernos creer
que tenemos dos asesinos—muerdo mi labio inferior con
fuerza—. No sé qué pensar, Harry.
—Concuerdo contigo, Mariel. La escena del crimen que
vimos hoy fue una masacre y no se parece al patrón
marcado que tiene Nicolás, pero no olvidemos que estos
individuos son locos—se sentó en la cama y se puso un
bóxer blanco
—. Es un acertijo.
Apoyé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos porque
mis párpados ya se cerraban solos y necesitaba dormir por
lo menos dos horas. Sentí como Harry me atraía a su pecho
y me peinaba mi pelo.
—Duerme preciosa—me susurro con la voz ronca y
apagando la lámpara.

******
Me bajo de mi auto y evitó a toda costa los periodistas,
pero se me hace imposible y veo a Lorena Soto periodista
de 24 horas. Suelto un suspiro, cuando me pregunta por
el crimen que ocurrió en Costa Brava.

—¿Es cierto que encontraron la misma huella de zapato en


la casa donde la familia fue asesinada en Costa Brava?
Pongo cara de póker y trato de sonreír.
—No, eso no es cierto. Son dos casos por separados a los
que tenemos aquí Barcelona y solo fui dar mi opinión sobre
la escena—respondí tranquilamente y caminado hacia la
entrada de la estación de policía—. Discúlpeme, pero tengo
trabajo qué hacer.
Abrí la puerta de la estación y de inmediato llegó a mi lado
mi secretaria Sally me entró una carta que no tenía
remitente solo el destinatario que era para mí. Lo tomé y
camino rápidamente a mi despacho porque tenía trabajo
que hacer. Tome los pasajes de avión en dos horas más
tenía que ir a Madrid a ver de nuevo Eduardo, no sé qué es
lo que quiere de mí, pero según él tenía información
importante de Nicolás y no puedo no ir porque ese enfermo
era el jefe de Nicolás.
Abrí la carta y apreté los labios con fuerza.
Todos somos malvados de una forma u otra. Nadie es un
santo en esta vida.
Están cansados y frustrados, ¿verdad?
Un consejo mi querida Mariel: Para atrapar a un asesino
serial Se necesita un error del asesino o un golpe de suerte
de la policía, ¿verdad? Eso es lo que necesitan ahora.
Es eso o necesitan entrar en la mente de un asesino serial.
Están actuando muy lento. Tic, tac, tic, tac, el tiempo sigue
corriendo al igual que crece mi colección de juguetes.
No me entienden. Tal y como suponía, no son capaces de
hacerlo, nadie puede hacerlo. Yo estoy más allá de su
experiencia.
Estoy más allá del bien y del mal.
Me pase una mano por la cara porque está jugando con
nosotros cómo puede existir gente así, como puede existir a
gente que le guste matar a otro ser humano, el mundo cada
vez va peor y pierdo cada día la fe en la humanidad por
personas así de enferma.
Me levanté de mi silla y caminé a donde teníamos toda la
evidencia hasta ahora de los crímenes, teníamos la réplica
de la mordida que se encontró en varios cuerpos para
cuando lo atrapemos podamos hacer una comparación con
los dientes del asesino y también teníamos la réplica de la
zapatilla que se encontró en varias escenas del crimen era
una zapatilla Adidas de la talla 39, teníamos pequeñas
fibras negras que son de la alfombra de coche y teníamos
los casquillos del arma.
En ese momento la puerta de mi despacho se abrió y
entraron varios policías y Harry tomó el control del
televisor y lo puso en canal 24 horas donde estaba la
alcaldesa de Costa Brava dando una rueda de prensa.
"Su atención, por favor para una breve declaración. Por
favor, observen bien este retrato—comenzó la alcaldesa,
sosteniendo el retrato del sospechoso que era muy similar a
Nicolás. Apreté los labios con fuerza y escuché varios
murmullos de mis compañeros—. Esta persona entró en la
casa durante la noche para matar a la familia Quezada,
pero también es sospechoso en otros crímenes en
Barcelona. Esta situación es muy grave, hay una
recompensa de $10.000 euros por cualquier información
que conduzca a su arresto y condena. Según el análisis de
balística, el arma que mató al señor y a su hijo Quezada en
Lloret de Mar el día de ayer usó las mismas municiones con
la que mató a otra persona más en el sur de Barcelona."
Apreté los labios con fuerza y mis puños porque estaba
revelando información importante apenas puedo escuchar
lo que dice por qué acaba de revelar que habíamos
conectado los casos por el patrón de mujeres, la balística y
el calibre del arma. No. No, no podía creer, jamás se tenía
que revelar esa información tan importante y que solo sabe
el asesino, estábamos acabados.
—Mariel—se acercó a mi Harry con cuidado porque
estábamos acabados ahora el asesino se va a deshacer de
todo.
—Esa mujer acaba de cometer el peor error. Esto se está
acabando las pocas pistas que teníamos ahora el asesino lo
sabe, Harry—digo furiosa y saliendo de mi despacho
porque necesitaba aire —. ¡Maldición! Putos políticos de
mierda
—comencé a maldecir una y otra vez.
Mi secretaria se acercó a mí con un café cargado.
—Gracias Sally, ponme en contacto con el jefe de policía de
Costa Brava, ahora mismo—murmure aún molesta por lo
que acaba de pasar—. Jess puedes venir a mi oficina.
Él asintió con su cabeza y me sigo a mi despacho.
—En una hora más tenemos que ir a Madrid para hablar
con Eduardo—él alzó la ceja—. Él era un político uno de los
más poderosos dentro de España, pero hace unos meses
fue encontrado culpable por tráfico de persona y red
prostitución de menores de edad. Un pedófilo y Nicolás era
su diamante para engañar a todas las mujeres y chicos,
pero también es parte de los jóvenes que han sido abusados
por él y por los otros seis políticos.
Le entregó su pasaje y en ese momento entra Harry le
entregó el suyo porque vamos a ir los tres a esa reunión.
—No dejaremos caer y tenemos que sacarle la más
información posible a este sujeto, ¿Entendido? Además, que
tenemos localizada una cabaña en bosque a las afuera de
Madrid. El dueño es Nicolás así que tendremos acción
muchachos ¿Están listos?—pregunté apoyando mis manos
en el escritorio y ellos asintieron con su cabeza—.
Entonces tenemos que irnos ahora.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. No se le olvide votar si le gusta la historia Y
también comentar la historia sus comentarios son muy
importantes para mi, espero que tenga una muy buena
semana y que siempre sean feliz y positivos .Un abrazo
gigante de oso No se le olvide seguirme en las redes
sociales, en donde siempre estoy avisando cuando subiré
capítulo y últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo
capítulo ♀ ♀
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Capítulo 78
Diego
Miraba de reojo a Anastasia que estaba concentrada
estudiando sus apuntes ya estábamos acabando el año y me
parecía loco lo mucho que este año cambió para mí. Estoy
completamente enamorado de una chica que me deslumbró
en cuanto la vi, sabía que era rara, pero no en sentido malo
si no en el bueno donde te sorprende con sus acciones y
Anastasia, es hermosa, claro, pero también es inteligente,
ingeniosa y sobre todo me entiende en mi pasado doloroso.
Me quedé mirando la esquina donde recuerdo que la tome
del brazo y Alejandra nos miraba con desconfianza hacia a
mí, porque ella de seguro vio mi interés hacia Anastasia.
Sonreí porque aún puedo recordar nuestra conversación e
imaginarnos ahí hablando:
—¿Qué es esto? —preguntó ella con una ligera mueca en
sus labios.
Sonreí
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y
recuerda ponerme como "el amor de tu vida" —bromee con
una sonrisa traviesa en mis labios.
Nos miramos por varios segundos fijamente, no sé qué
estaría pensando ella, pero yo solo quería besarla para
saber si era real lo que estaba sintiendo o no.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus
amigos y menos Alejandra—me suplico con esa dulce voz
de ángel.
Sonreí con ese recuerdo porque parece que fue ayer, a
veces pienso que es un sueño. Muchas veces cuando estoy
haciendo el amor con Anastasia, necesito que ella me mire
para saber que ella es real, que está conmigo. Escuché su
risa solo en ese momento salí de mis pensamientos. Mire a
mi lado y vi que estaba solo, busque a Anastasia con la
mirada y vi que estaba sentada con su vista clavada en mí,
pero Cameron le hablaba.
Cuando me acerque a ella me hinque para estar a su altura
y ella acarició mi mejilla.
—¿Estás bien? Estuviste como tres minutos parado solo ahí
pensado—dice con un tono dulce, pero que no pasa
desapercibido el tono de burla.
—De seguro estaba babeando por ti, Anastasia, es algo que
le suele pasar cada momento—me da un empujón Cameron
que me hace tambalear, pero ella me agarra del brazo y
evita que caiga—. Bueno, parejita enamorada me voy a dar
un examen.
Nos quedamos mirando fijamente y ella sonríe con dulce
sonrisa, toma mi brazo con más fuerza.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro, y ella pasa sus
brazos alrededor de mi cuello.
—Jamás te dejaré caer, Diego—dice con voz ronca, y
dándome un beso suave en los labios.
Apoyo mis manos en sus piernas y dejé que ella guíe el
beso, es un beso lento y pausado. Anastasia apoya su mano
en mi mejilla y me acaricia con cuidado haciéndome
estremecer como el primer día que la bese, con ella todo ha
sido muy fuerte tanto que no sabía controlar mis emociones
y no sabía lo que estaba sintiendo e incluso llegue actuar
intenso con ella, pero no lo sabía, nunca me había
enamorado y no sabía cómo era.
«Nunca quise un amor a medias, rasgado, partido a la
mitad, siempre quise que alguien me ame por completo
como lo hace Anastasia. He luchado y sufrido tanto por mi
pasado, que joder, me merezco algo entero, intenso,
indestructible.
A veces me digo a mí mismo que me controle con los
sentimientos, pero es imposible, me gusta amarla»—pienso
para mí mismo y este pensamiento lo tengo cada día.
Ella apoya su frente contra la mía.
—Tengo que irme a dar un examen—dice con la voz aún
agitada por el beso y pongo un mechón detrás de su oreja.
—Yo también, vamos bella.
Me pongo de pie y ella entrelaza nuestras manos y
comenzamos a caminar por los pasillos de la universidad,
veo a muchos de mis amigos y los saludo con la mano
primero voy a dejar a Anastasia a su sala antes de volver a
la mía.
—¿Qué quieres hacer después? —le preguntó Anastasia.
—Bueno quiero dormir ha sido noches y noches
desvelándome así que quiero dormir hasta el otro día—
comenta con una pequeña sonrisa, revisando sus apuntes
sin parar.
Suelto una risa porque si algo he aprendido de Anastasia es
que ama dormir y es muy, pero muy dormilona y cuesta
mucho para que suelte la cama siempre soy yo el que la
tiene que despertar.
—Suerte con eso—le susurro sobre su oído con voz sensual
—. Porque mis manos tienen otro plan que consiste en no
tener ropa. Solo tú y yo. Voy a amarte esta noche Anastasia,
de mil formas lo haré con palabras y caricias.
Me alejé un poco de ella y vi que tenía sus mejillas teñidas
de un leve color rojo por mis palabras.
—¡Diego! —Exclama ella sonrojada y tapando sus mejillas
con la mano.
—Eres bellísima—le recuerdo y le robo un beso.
Ella pone los ojos en blanco y mira por encima de mi
hombro, veo como se acerca su profesora que me hace una
pequeña evaluación y luego mira a Anastasia. Ella se pone
en puntitas y me da un fugaz beso antes de entrar en la
sala.
Entro en mi salón y me siento con Juan quien choca su
puño con el mío y saludo a Marcos, es extraño no tener a
Cameron a mi lado, pero él decidió que su pasión era ser
psicólogo al principio de este año y lo entiendo Cameron es
uno de los hombres más pacíficos que he conocido quien
siempre te ayuda y te alienta hacer mejor persona.
—Últimos exámenes, Dieguito—me molesta Juan,
abrazándome—. ¡Por fin veré a mi novia!— Exclama con
emoción Juan.
Sonrió porque un maldito imbécil enamorado, pero
enamorado a nivel que yo aún no he llegado. Su novia
estudia en Irlanda y va cada mes a visitarla o ella viene, es
increíble ver como su amor ha seguido. Conocí a Glenda,
antes estudiaba aquí, pero le ofrecieron una beca
universitaria en una de las mejores universidades de
Irlanda y Juan fue el primero en apoyarla en sus sueños aun
cuando ella estaba dudando porque no lo quería dejar, pero
Juan se negó a que ella dejara ir esa oportunidad y fue él
mismo quien le hizo la maleta. Si obviamente estuvo triste,
pero después lograron funcionar.
—¿Se quedará todo el verano España? —Preguntó con una
sonrisa burlona en mis labios y él me dio un empujón.
—Sí, tenemos que juntarnos Glenda los extraña mucho,
además dice que tiene que ver con sus propios ojos a tu
novia
—se burla de mí. Él se pasa una mano por su pelo colorín—.
Ella no cree que hayas dejado de ser puto—suelta lo último
con una enorme carcajada.
—¡Ja, ja, ja! Que graciosa es tu novia—contestó, poniendo
los ojos en blanco—. Y no soy un puto—me defiendo.
Juan me mira por un segundo antes de volver a reírse,
bueno admito que antes me acostaba con diferentes chicas,
pero nunca me sentí totalmente cómodo con ellas y con
Anastasia simplemente pasó.
Juan se calla cuando entra nuestro profesor y comienza a
dar las instrucciones de nuestro último examen y lo
importante que es esta última nota para poder cursar el
ramo y como tenemos que comenzar a buscar práctica en
los hospitales. Sonrió porque es algo que ya quiero hacer
tal como lo hacía mi padre para él ser médico era una de
sus grandes pasiones y yo quiero eso para mí y de cierta
forma sentirlo cerca de mí.

*******
Dylan abrazaba Anastasia y Javier también la abrazó con
fuerza. Jonathan me paso una cerveza y la tomé, casi no
he cruzado palabra con él porque en un momento llegué a
pensar que era su novio. Aún puedo recordar ese día
cuando estaba en el departamento de Alejandra y vi que
ella salía de su habitación y mis pies caminaron hacia ella
antes de que mi mente lo procesara. Recuerdo que hablé
con ella, pero mi humor se fue cuando vi que un chico la
tomaba de la cintura con fuerza y la pego a su pecho, y
ella no hacía nada por alejarse de él.

Pensé toda esa noche que ella ya tenía novio y que ya no


tendría la oportunidad de acercarme a ella, y claro mi boca
no se pudo contener que al otro día tuve que preguntarle
de una forma discreta si acaso ese chico era su novio.
Ella me miró con odio en ese momento porque la había
seguido hasta una banca y soltó incluso molesta esa
palabra:
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor
amigo...desde...no le sé hace diez años.
Le di un sorbo a mi cerveza y la miré porque esa respuesta
volvió a darme toda la esperanza que necesitaba para
luchar por ella. Miro a Cameron quien está cocinando con
la rubia.
—Bueno amorcín, ¿Cómo está tu novia Marcela? —
pregunta Dylan a Jonathan quien se atraganta con su
cerveza—.
¡Dios ya le está afectando! —Bromea con Anastasia, y ella
suelta una pequeña risa.
—No es mi novia y ya acabo ¿por qué lo preguntas? —
Pregunta con desconfianza y mira fijamente a Dylan Yo
observo a Dylan como una sonrisa burlesca va apareciendo
el rostro angelical de Dylan, que de ángel no tiene nada y
Javier comienza a sacar su billetera. Jonathan suelta un
bufido y le tira un cojín a Dylan quien lo esquiva.
—Ya no seguiré teniendo fe en ti, Jonathan—bufo Javier,
depositando un billete en la mano de Dylan.
—Es un puto, no se le va a quitar nunca hermanito ya
deberías aprender de todas las veces que hemos apostado.
Sigue apostando por él que te quedarás sin dinero—se
burla Dylan con una sonrisa juguetona en sus labios.
—¡Eres un cabrón! Deja de apostarme—dice molesto con
Jonathan.
—A ti no te duran las relaciones porque me amas a mí y soy
el amor de tu vida y en fondo lo sabes—dice Dylan,
lanzándole un beso a Jonathan—. Nadie te va a amar como
yo, amorcín.
Nos quedamos callados antes de que la sala estallara en
carcajadas porque a veces se pasa Dylan, pero todos
sabemos que ellos dos se ven con hermanos. Jonathan
niega con la cabeza.
—Por supuesto, amorcín eres el único en mi vida, las demás
chicas solo son algo pasajero por eso siempre vuelvo a ti
—contesta Jonathan guiñándole un ojo a Dylan.

É
Él se lleva una mano al corazón y hace un puchero. Suelto
una risa porque los amigos de Anastasia son raros en buen
sentido de que, si está triste ellos siempre te van a alegrar
con sus bromas, sobre todo Dylan quien tiene una mente
bastante rara.
—Lo sé porque soy grandioso y eso tú lo sabes—le guiña un
ojo—. Ves Anastasia, tú te lo perdiste y yo Jonathan si pudo
ver lo fabuloso que soy por eso soy el número uno es su
corazón.
—¡Hey! —Exclame.
—No te ofendas Diego, solo le estoy recordando Anastasia
lo que se perdió—dijo con un tono burlón y abrazándola.
—¡Pobre de mí! Fui tan ciega ahora mismo término con mi
chico cursi y ardiente por ti, ¿vale? —dice Anastasia con
tono de burla y mirándome con una sonrisa dulce.
Pongo los ojos en blanco. Anastasia se levantó y se acercó a
mí, yo la tome de la mano y la senté en mi regazo, rodeé su
cintura con mi brazo y le saque la lengua Dylan quien me
sonríe.
—Lo siento, Dylan, pero ella me ama a mí, soy su chico
cursi y ardiente—digo con una enorme sonrisa, y la
estrechó aún más contra mí.
Anastasia pasa una mano por mi cara y despeina mi pelo.
Hago una pequeña mueca y ella me sonríe con esa sonrisa
picarona que me derrite poco a poco por ella. En serio que
la amo y lo mejor es que me gusta amarla de esta forma tan
pura como ella se merece.
—Te amo—le susurro mordiendo su oreja—. Tienes el pelo
más largo—comentó algo distraído acariciando su largo
pelo que ya comienza a llegarle al trasero.
—Si—suspira y apoya su cabeza en mi hombro—. Se está
volviendo algo molesto para mí, pero a la vez me gusta.
—Tú te ves bonita con cualquier cosa—le aseguro, y
acarició con cuidado su cuello.
¡Mierda! Ya la de deseo y si han pasado dos semanas que
siempre es su ritual, yo me dé vuelvo a mi departamento
con Cameron y Anastasia y Alejandra se quedan aquí
porque según ella somos una distracción para estudiar. A
mi da igual porque siempre sé que volveré con ella tarde o
temprano siempre vuelvo a ella.
—Adulador—bromea ella.
—¡Oh claro que soy un adulador! Y te puedo adular de
muchas formas sobre todo esta noche—insinuó con voz
aterciopelada.
—¡Diego! —Exclama en un susurro, y yo suelto una risa.
Anastasia se queda sentada en mi regazo con su cabeza
apoyada en mi hombro y charló animadamente con
Jonathan
como digo antes no había cruzado más de dos palabras con
él y es gracioso tanto como los gemelos, pero sé que él es
el más calmado del equipo. Me cuenta que está estudiando
mecánica, que ama las motos y que por ahora no quiere
ninguna relación seria. Yo bromeo con él y Anastasia
diciendo que antes pensaba que era novio y hace una
mueca, pero no dice más e incluso evade el tema.
—¡Oh, se quedó dormida! —Exclama Alejandra y apunta
Anastasia.
La miro y veo que tiene los ojos cerrados y pequeños
suspiro escapan de sus labios que chocan contra mi cuello.
Sonrió, es preciosa. Tiro de su falda y la levantó con
cuidado para que nadie pueda ver nada y me dirijo a las
escaleras, sé que está cansada porque ayer me mandó un
mensaje a las cinco de la mañana lo cual solo durmió como
dos horas o tres horas como mucho.
Entró en su cuarto y le dejó con cuidado en la cama. Me
siento a su lado y apartó su largo pelo de la cara y acarició
sus suaves piernas.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro ronco, y acaricio su
cara.
—Mmm—dice entre dormida.
Sonrió y la tapó con una manta para que no tenga frío. Me
quedé varios segundos mirándola como un bobo
enamorado.
—¿Anastasia? —la vuelvo a llamar, y ella arruga un poco su
nariz, pero no contesta—. Te amo, mi bella.
Regreso abajo con los demás y me siento a lado Dylan
quien me ofrece un brownie que hizo la rubia y lo tomo.
Pasamos varias horas charlando y conversando sobre
distintas cosas como los exámenes y que vamos a hacer en
las vacaciones, pero todos sabemos que corremos peligro
mientras Nicolás esté suelto y aún es más incómodo con
todo esos policías persiguiéndonos de un lado a otro.

*****
En cuanto cierro la puerta, dibujó una enorme sonrisa y
busco Anastasia. Está tendida de espaldas en la cama,
todavía con la falda y sus típicas vans puestas. Su cabello
largo castaño se extiende por el edredón de color crema.

—¿Anastasia? —la llamó en un susurro, pero ella no se


mueve ni tan solo un poco.
Pruebo a besarla por detrás de la oreja y a deslizar una
mano por su vientre muy despacio, sin resultado alguno,
está profundamente dormida. De repente, suelta un suspiro
y se gira al lado contrario. Está consumida por el
agotamiento.
¡Joder! Está tan bella y solo puedo comportarme como un
cabrón excitado.
Me pasó una mano por la cara mientras la contemplo con
un sentimiento de frustración. Quiero respetarla, pero
resulta muy difícil más cuando ya lleva tres horas
durmiendo y yo tenía otros planes. Suelto un suspiro y sin
hacer ruido me levanto de la cama y me siento en el borde
de la cama, junto a sus pies.
Me pasó una mano por el pelo y al final suelto un suspiro,
comienzo a sacar sus zapatillas «¡Oh, no, mierda! No ha
sido buena idea, en absoluto ha sido pésima idea para mi
amigo de allí abajo»—me digo al ver sus largas piernas.
Resoplo, «Eres un maldito pervertido». Me alejo de la cama
y tiré de la colcha para taparla sin apenas mirarla. Aléjate
de ahí ahora, no seas un cabrón.
—Joder, mierda, joder—mascullo, dando vuelta en la
habitación y me siento en un sillón que tiene Anastasia y
me llevo la mano a la cabeza—. Vete a bañar—me ordeno a
mí mismo para dejar de tener estos pensamientos
pervertidos.
Me meto en la ducha, pero cuando salgo únicamente
vestido con el bóxer negro encima y la encuentro tan
pacíficamente durmiendo, me pongo peor ya han pasado
cuatro horas y sé que Anastasia podría dormir hasta
mañana. La miró fijamente y sigue durmiendo. Siento un
calambre en la entrepierna.
Suelto un bufido y camino varias veces alrededor de la
cama, pensando en cómo puedo despertarla, pero al final
niego con la cabeza tengo que dejarla descansar. Enciendo
el televisor y busco al entretenido que ver y la dejó en los
Simpson, subo el volumen con el mando. A continuación,
me acerco a Anastasia.
—¿Anastasia? —la llamo aguantándome una sonrisa
burlona—. ¿Ya estás despierta? Por favor, despierta.
Como era de esperar no responde, y su respiración suena
aún más profunda. Inquieto, recorro de nuevo la habitación
de un lado a otro pensando en que puedo hacer mientras
ella duerme y ocupar la mente en otra cosa que no sea
Anastasia desnuda debajo de mi cuerpo gimiendo. Hago
unas flexiones en suelo durante varios minutos, pero aun si
no logro calmarme. Decido seguir haciendo la invertida en
medio del cuarto para relajarme y mantener mi
concentración en la postura.
—¿Qué estás haciendo, Diego? —Escuchó la voz ronca de
Anastasia.
Pierdo el equilibrio al instante de oír su voz ronca y caigo al
piso. ¡Mierda! Apenas noto que Anastasia salta de la cama
y va corriendo hacia mí. Me quedo quieto y cuando veo que
se está agachando tiró de su mano y rodamos por el piso.
Anastasia queda en suelo y yo encima, con mi rodilla
presionado la cara interna de sus muslos.
—¡Oh, mi cabeza, Diego eso dolió! —se queja.
Anastasia suelta un pequeño gemido y bajó la vista. No se
me escapa ningún detalle mientras le doy un exhaustivo
examen de ella. Su falda se ha subido hasta prácticamente
la cintura y su polera hasta el inicio de su pecho. La versión
de Anastasia agitada y desordenada me gusta aún más.
—Anastasia... —masculló con la voz ahogada por el deseo
que tengo en estos momentos. Las palabras suenan en mis
labios más como un gruñido—. ¿Estás bien?
—Diego estoy bien, ¿y tú? —responde ella igual de
excitada, por la forma en la que está examinado también mi
cuerpo.
Y esa mirada tan intensa hace que esté completamente
devastado por ella.
—Bien—confirmó con la voz aun agitada.
—¿Por qué estabas haciendo la invertida Diego? Has estado
a punto de quebrarte el cuello—me regaña preocupada, y
estira su mano para acariciar su cuello.
Chasqueo la lengua con un falso dolor y le dedicó una
sonrisa fugaz y muy masculina.
—Eso no es justo, Anastasia —le reprocho, y acerco mi cara
hasta la suya—. Y lo sabes, te has quedado dormida
durante más de cuatro horas.
Ella se pone rígida, pero hace ningún movimiento de
escapar, como si estuviera dispuesta a continuar con mis
planes que tenía a modo de disculpa por lo ocurrido.
—Lo siento. No fue mi intención distraerte, pero apenas
abrí los ojos te vi ahí parado en tus dos manos en medio de
la habitación fue algo raro de ver—dice con una expresión
preocupada.
—Te perdono, amorcín—. Ruedo hacia un lado del suelo y le
ofrezco una mano para que se pueda incorporar, pero
segundo se levanta, de pronto escucho el sonido de su risa
—. ¿Te estás riendo de mí?
—Lo siento—se disculpa de nuevo entre carcajadas—, pero
eso ha sido tan...
No la dejó acabar de hablar. Tiro de su brazo hacia mí,
inclino la cabeza y pongo mi boca contra la de ella,
besándola con fiereza, con la lengua metida hasta el fondo
de la boca de Anastasia. Ella forcejea al principio, aunque
solo durante un momento. No puedo resistirme y la alzó en
volandas hasta la cama sin dejar de penetrarla con mi
lengua.
Quiero devorarla con toda mi boca, de los pies a la cabeza.
Explorar palmo a palmo cada parte de su cuerpo. La tomó
por la nuca con mi mano y la obligó a permanecer quieta.
Con un gemido, ella aferra mis hombros con manos y me
aprieta contra su pecho. Sus ojos están llenos de pasión.
—Falda afuera —gruño, y comienzo a quitársela.
Ella empieza a reírse de nuevo.
—Te ves algo ansioso, Diego—se burla, tras lo que acaricia
los músculos de mis tensos brazos.
«No tienes ni puta idea, Anastasia»—pienso para mí mismo
y solo sonrió para ella. Me quedo sin aire. No puedo
concentrarme en nada más; no puedo apartar mi vista de
ella me tiene para siempre.
—¿No has tenido suficiente de mí? —pregunta con la voz
ronca.
—Jamás tendré suficiente de ti, Anastasia, te deseo cada
segundo—le aseguro con una sonrisa provocativa.
Me adueño de sus nalgas y las aprieto duro contra mi
entrepierna. Ella suelta un pequeño gemido y me devuelve
una mirada llena de deseo. Comienzo a sacar su polera y
solo queda en ropa interior de encaje de negra.
—Te deseo—digo perdido. Envuelvo sus muñecas con las
manos a la altura de su cara y me inclino.
El estallido que se produce cuando mis labios se unen de
nuevo con los suyos solo podemos oírlo los dos. Nadie más
puede entender nuestras sensaciones, nadie puede intentar
comprenderlas. Solo estamos nosotros dos juntos y este
deseo que cada día crece aún más por ella como si no
tuviera límite.

******
Observó de reojo a Anastasia y sigue durmiendo, está
enredadas en las sábanas de su cama y se ve hermosa.
Abro el armario donde guardamos nuestro trabajo o libros
de la universidad, necesito los papeles de práctica así que
saco todas las carpetas que encuentro y me siento en el
piso.

Comienzo a mirar distintas carpetas hasta que una llama


mi atención y reviso los papeles que son de juicio o varios
juicios. Frunzo el ceño porque no puede ser. Miro a
Anastasia y veo que ella está mirando fijamente la carpeta.
—¿Qué es esto? —pregunto preocupado, y tomó con fuerza
la carpeta y sigo mirando los documentos.
Anastasia se viste rápidamente y se acerca con
preocupación hacia mí.
—¿De dónde...sacaste eso? —pregunta nerviosa.
Miró de nuevo los papeles y son todas órdenes de
alejamiento hacia Nicolás en diferentes ciudades Sevilla,
Madrid, Bilbao, Córdoba. Ella me mira un segundo antes de
quitarme la carpeta de la mano.
—¿Anastasia? —la llamo con cuidado—. Nicolás te ha
estado acosando casi tres años aun cuando él tenía orden
de alejamiento, ¿por qué no llamaste a la policía?
Ella levanta la mirada y lágrimas caen por sus mejillas.
—Claro que llame una y otra vez durante los meses que
Nicolás me perseguía, pero siempre me decían la misma
respuesta: Señorita está a más de veinte metro en un lugar
público, tal vez solo fue casualidad y mientras no rompa la
distancia de un metro no podemos hacer nada—ella se
limpia las lágrimas y aprieta con fuerza la carpeta—. Los
llamé cada vez que lo veía, pero solo me hicieron sentir que
estaba exagerando. Prácticamente me estaban diciendo
que mientras él no me matara no harían nada por mí.
Apreté mis puños porque si las órdenes de alejamiento son
una mierda casi nunca hacen nada por las personas que la
tiene. Anastasia se sentó en la cama y abrazó sus piernas.
Me agaché para estar a su altura y limpiar las lágrimas.
—Me acosaba durante dos meses completo donde lo veía en
cada esquina o a veces me asomaba en la ventana y ahí
estaba en la otra calle solo observando fijamente—limpio
sus lágrimas—. Sus acosos siempre era intenso, pero solo
duraban un mes o dos...a él le encantaba ese juego de
torturarme mentalmente.
Toma una bocanada de aire antes de continuar:
»Hubo un tiempo donde viví con mis abuelos de parte
materna en Bilbao donde nací y solo habían pasado quinto
meses de lo de mi hermano aún seguía afectada por
todo...Y ya lleva dos meses en terapia hasta que comenzó a
acosarme, al principio pensé que era una coincidencia,
pero no lo era lo veía cada momento cuando salía de la casa
de mi abuela y comencé a tener más miedo y más, hasta
que ya no salía de la casa de mi abuela, pero un día todo
empeoro.
—Anastasia, si no quieres hablar porque te trae malos
recuerdos no lo hagas, amor—digo con ternura, y secando
las lágrimas.
—Recuerdo que eran las dos de la mañana y sentí un ruido
en las escaleras. Nicolás ya lleva dos meses acosándome
sin parar y ya tenía mucho miedo casi no salía para nada y
solo lloraba en mi cuarto. Esa noche Nicolás entró en mi
habitación...No sé cómo lo hizo, pero entró en la casa—
pongo mi mano en su mejilla—. Entró en mi cuarto y
arrastró la silla que tenía en mi cuarto despertándome,
cuando lo vi fue como ver a mi demonio. Nicolás sacó un
arma y me apuntó y estuvo por más de tres horas
apuntándome...yo solo recuerdo que lloraba y él sonreía
con maldad.
Cerré los ojos porque es un enfermo que mierda le pasa
para tortura así a una persona por más de tres horas.
» Cuando se fue se acercó a mí y me dio un beso en la
frente. Entendí que ese solo sería el inicio a su macabro
juego donde quería llevarme a la locura y casi lo consigue
más de una vez me quise suicidar por estos juegos—
termina de hablar con la voz ronca y sus mejillas
sonrojadas.
—Anastasia—, la llamó.
—Pero soy más fuerte que él, y decidí luchar por mi vida y
también por mi hermano. Tengo fe que lo van a atrapar por
fin y que esto va a acabar. Quiero creer que así va a hacer,
Diego.
—Pronto va a acabar Anastasia, y todo esto va a hacer una
pesadilla—le doy un beso fugaz—. Eres el amor de mi vida,
mi bella.
Una pequeña sonrisa aparece en sus labios
deslumbrándome por completo.
—Te amo mi chico cursi y ardiente.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. He estado perdida con esta historia porque
últimamente no me sentido tan motivada a seguir a pesar
que queda poco y por eso importante que comente y voten
para saber si le gusta. .Un abrazo gigante de oso
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 79
Mariel
Revisa las cámaras de seguridad de la universidad donde
había desaparecido la hija de Luis ya habían pasado casi un
mes sin ninguna pista, ni siquiera se había encontrado un
cuerpo. Simplemente ha desaparecido y eso para todos ha
sido una esperanza al igual que las demás jóvenes
desaparecidas, pero yo ya temía lo peor. La mayoría de las
chicas eran responsables y tenían obligaciones como la
universidad.
Miro Harry quien está revisando unos documentos y suena
en ese momento el teléfono.
—Estación de policías de Barcelona ¿Cuál es la
emergencia? —Respondo con la voz algo ronca.
—Si, señorita soy yo de nuevo—fruncí el ceño y Harry me
miró fijamente—. Tengo pruebas contra mi esposo que él es
el asesino serial, por favor les pido que vengan de nuevo a
mi casa para que ustedes mismo lo vean.
Solté un suspiro.
—Muy bien quédese ahí estaremos en veinte minutos, ¿se
encuentra sola? —pregunté, cargando mi pistola.
—Si, mi esposo está trabajando, pero señorita le digo que
yo misma participé en varios casos de esas jóvenes que
están desaparecidas y tengo prueba sobre todo de la última
víctima que encontraron tres días atrás, por favor ya no
puedo con esta culpa—se quedó callada un momento—. Lo
espero aquí.
La línea se cortó y miré fijamente a Harry.
—La señora Gutiérrez de nuevo dice que tiene pruebas que
vinculan a su marido con los casos de las desapariciones de
las jóvenes—Harry tomó su chaqueta y salimos de mi
oficina—. Vamos a ver las pruebas que tiene, también dijo
que tenía prueba sobre el último cuerpo que se encontró
hace tres días.
Harry me entregó la autopsia de la última chica que fue
encontrada había sido abusada sexualmente, tenía una
cuerda alrededor de su cuello y tenía la ropa rasgada y su
pantalón no tenía el cierre lo habían cortado con un
cuchillo. La causa de la muerte: estrangulamiento. La chica
era Maire Sepúlveda, solo tenía dieciocho años.
—Esta señora nos está haciendo perder el tiempo—
murmuró molesto Harry, pero negué con la cabeza porque
debíamos tener la mente abierta. Me cuesta creer que aún
no atrape a Nicolás con la vigilancia que tenemos. Y si no
es Nicolás el asesino—. Esa mujer está mintiendo, Mariel.
Entramos en coche y se puso rápidamente en marcha. Yo
tampoco entendida porque insistía tanto con echarle la
culpa a su marido.
—Solamente vamos a ver qué pruebas tiene y si se vincula
con el último caso—me queda callada un momento—. Y si
no nos hemos equivocado Harry, que pasa si Nicolás no es
realmente el asesino serial porque te lo juro que no
entiendo cómo es que no lo hemos atrapado aún. Qué pasa
si es otra persona que mata por la noche y sigue teniendo
una vida completamente normal. Hemos gastado todo
nuestros recursos en Nicolás y que pasa si no es él, que
otra persona, puede ser cualquier persona.
Harry frunció el ceño.
—Puede ser Harry, y eso lo sabes bien— apoyé mi cabeza
en mi ventanilla—. No encontramos nada cuando fuimos a
esa cabaña dos semanas atrás, nada que lo vincula los
crímenes de Madrid, nada. Esa cabaña era el lugar perfecto
para cometer un crimen y aun así no encontramos nada.
Ambos nos quedamos callados porque él sabe que tengo
razón y si para mi Nicolás es el principal sospechoso, no
nos podemos encerrar en un solo sospechoso, ya no más y
esta señora nos está llamando hace días, primero fueron
otros compañeros y luego fuimos nosotros, pero ella no
tenía prueba solo una versión que nos dejó algo incrédulos.
Pasamos durante el resto del camino callado de seguro
ambos íbamos metidos en nuestro pensamiento y joder, es
que siento que estoy perdida y están frustrante no poder
meter en esa mente para saber que está pensado, cuál va a
ser su siguiente movimiento.
Harry estaciono su vehículo frente a una pequeña casa en
un tranquilo barrio de Barcelona.
—Bueno hagamos esto.
Salimos del coche y caminamos por el pequeño jardín verde
que estaba muy bien cuidado. Harry tocó la puerta y la
señora Gutiérrez nos abrió la puerta.
—Señora Gutiérrez—saludó Harry de forma profesional y
con la voz ronca y gruesa—. Estamos aquí para ver las
pruebas que tiene.
—Sí, pasen por favor.
Ella se hizo a un lado y entramos a su pequeña casa,
seguimos a la señora Gutiérrez donde tenía una cuerda
cortada, un cierre de un pantalón de mezclilla y una
mochila morada. Mire a Harry y él me miró de reojo antes
de poner la vista fija en la posible evidencia. Mordí mi labio
inferior porque en la escena del crimen al pantalón habían
cortado el cierre y eso era confidencial nadie más lo sabía,
además de la policía y el asesino. Me puse los guantes de
látex con rapidez y tomé la cuerda para examinar, es muy
parecida a la que se encontró en el cuerpo de la chica.
Harry comenzó a meter las pruebas en diferentes bolsas.
Mire a la señora Gutiérrez y ella venía con muchos recortes
diarios.
—Esto tenía mi esposo en una carpeta. Señorita le estoy
diciendo que mi esposo el asesino serial, mire la pruebas y
esto—dejo los recortes de periódicos. Me acerqué a ellos y
era todo sobre las desapariciones de las jóvenes o cuando
se encontraban los cuerpos. Un escalofrío recorrió mi
cuerpo—. Puedo ayudarlos, yo...ya no puedo con esta culpa.
Harry me miró por un segundo antes de comenzar a
guardar los recortes de los periódicos en una bolsa de
plástico para la evidencia. Saque una esposa porque esta
señora tenía pruebas que nadie más sabía esa información
sobre que le faltaba el cierre en pantalón solo sabíamos la
policía y el asesino es una información que nadie sabe
hasta ahora y estos recortes es como si fuera un trofeo
para el esposo de esta mujer.
La señora me miró y puso las manos detrás de su espalda.
—Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que diga podrá
ser usado como prueba en su contra. Tiene derecho a
consultar a un abogado antes de hablar con la policía y a
tener un abogado presente durante el interrogatorio o más
adelante. Si no puede pagar un abogado, el tribunal le
asignará uno antes del interrogatorio si así lo desea. Si
decide responder preguntas sin un abogado presente,
tendrá el derecho de dejar de contestar en cualquier
momento hasta que hable con un abogado—termine de
decir, ajustando las esposa en su muñeca.
—Cooperaré en todo lo que necesitan—volvió a repetir la
señora Gutiérrez, mientras salimos de su casa.
Durante el camino la señora Gutiérrez se mostró bastante
callada porque ahora tenía cargos de ser cómplice de un
asesino, pero había algo que dentro de mí no encajaba.
Algo me decía que ella estaba mintiendo.
Cuando entramos en la comisaría Harry la guio a la sala de
interrogatorio y Luis se acercó a mí.
—¿Qué sucede, Muñoz? Porque Harry viene con esa señora
esposada—le hice una señal para que me siguiera a la sala
donde evalúan las pruebas que teníamos en caso—. Tiene
evidencia.
—Esa señora—me quede callada porque sus ojos
comenzaron a empañarse por su hija, él tenía la fe de que
estaba bien que volvería—. Ella dice que su esposo es el
asesino serial y no solamente eso, entregó pruebas de
último caso como una cuerda muy parecida a la que
encontramos en el cadáver de la chica, recortes de
periódico de todas las desapariciones y cuando han sido
encontrados, una mochila y una nota. Ahora necesito que
comprueben las pruebas.
—Tengo que hablar yo mismo con esa señora—me pide
Luis, limpiándose las lágrimas con la mano. Me acerqué a
él
—. Estaré bien, Mariel, necesito ser yo quien la interrogue.
Solté un suspiro.
—Está bien que sea con Harry, yo estaré en esto. Necesito
comprobar la cuerda y la mochila—dije con un tono de voz
preocupada.
Él asintió con su cabeza y comenzó a caminar hacia la sala
de interrogatorio. Solté un largo suspiro porque algo no me
encajaba, pero esta señora tenía pruebas contundente que
tenía que ser examinadas a fondo para poder ver si era
verídicas o falsa porque en estos meses muchas mujeres
han llamado culpando a sus parejas de que ellos son los
asesino serie y al final era una mentira.

******
Me acerqué a mis compañeros quienes estaba observando
el interrogatorio de la señora Gutiérrez Catalina, la
señora contaba todo de como ella misma fue la que
estranguló a la víctima con la cuerda debido a que su
esposo la amenazó.

Apreté mis labios en una fina línea cuando ella seguía


relatando todo.
Caminé hacia la puerta y entré en interrogatorio con
cuidado, Harry me miró de reojo y yo me acerqué
lentamente apoyándome en la pared. Me quede quieta
escuchando como decía que su pareja era violenta con ella
pegándole y amenazándola con matarla todos los días.
Saque un pañuelo desechable y se lo entregue para que se
limpiara.
—Señorita Gutiérrez, las pruebas que entregó coinciden
con las que se encontraron en la escena del crimen—ella
abrió los ojos—. En estos momentos usted pasa a estar
detenida por cómplice. Ahora mismo a su marido lo están
arrestando.
La sala se quedó en silencio y me remojé el labio antes de
hablar. Apoyé mis dos manos en la mesa para quedar frente
a la señora Gutiérrez quien me miraba algo asustada.
—Nos va a guiar donde fue que tu esposo abusó
sexualmente de ella y luego donde dejaron su cadáver—
ordené con voz firme. Ella asintió con la cabeza y Harry la
volvió a esposar—. Vamos.
Salimos de la sala de interrogatorio con varios policías más
para mayor seguridad y poder investigar bien la escena del
crimen, aún no puedo creer que la cuerda que entrego es
igual a la que se encontró en cadáver y la tela también
encajaba. Ahora solo quedaba ver si ella podía decir la
ubicación exacta de donde se encontró el cuerpo que
tampoco ha sido revelado para mayor seguridad.
Entramos en coche y fui dándole indicaciones a mi
compañero por el teléfono para que mantuviera todo en
orden para que no estuvieran los periodistas en la escena.
Mire de reojo a la señora Gutiérrez quien comenzó a darle
las indicaciones de donde se había encontrado el cuerpo.
Harry se puso en marcha donde le indicaba y todos íbamos
nervios.
Harry se detuvo en la universidad donde estudiaba. Apreté
mis labios y todos estábamos callados excepto la señora
Gutiérrez quien comenzó a relatar lo que sucedió.
—Ella estaba aquí en esta esquina haciendo autostop y mi
esposo bajó la ventanilla donde se ofreció a llevarla, ella lo
dudo un momento, pero mi esposo puede ser muy
convincente, además que ella también confió en mí porque
estaba su esposa así que subió—se quedó callada unos
segundos antes de continuar—. Cuando se subió Maire nos
indicó que iba a su casa quedaba muy cerca del parque
nacional de Montesey así que dijimos que la podíamos
acercar.
Harry comenzó a manejar hacia el parque Montesey que
era donde efectivamente se había encontrado el cuerpo de
la joven estudiante Maire. Durante el camino nos
mantuvimos en silencio hasta que llegamos al parque
donde Harry fue manejando más lento hasta que ella dijo
que aquí fue donde dejaron el cuerpo.
Nos bajamos del coche y efectivamente aquí fue donde se
encontró el cuerpo. Harry puso una mano en mi hombro y
ambos lo sabíamos nos habíamos equivocado con Nicolás,
es imposible que el fuera el asesino serial, pero aún sigue
siendo buscado por el intento de asesinato hacia Anastasia
y por cargo de prostituir a menores.
—Nos esquivamos Harry— susurré con la voz rota porque
fuimos tan ciego y nos enfocamos solamente en Nicolás—.
Tenemos que ponernos en marcha pronto. Quiero a ese
sujeto en la cárcel ahora.

******
—Yo no cometí ese crimen y menos los otros crímenes.
Escúcheme por favor mi esposa se está inventado toda la
historia—dijo por sexta vez y Luis se acercó con las
revistas de policías que encontramos y con su computador
que tenía pornografía de chicas que se parecían mucho a
las chicas que desaparecieron e incluso pornografía
infantil. Se quedó callado—. ¿De dónde sacaron eso?

—Escúcheme señor Gutiérrez tenemos pruebas que lo


vincula con el último cuerpo que fue encontrado. Le
repetiré de nuevo ¿dónde se encontraba usted el día 2 de
noviembre a las ocho de la noche? —pregunte molesta.
—Le dije que estaba con mi esposa, está mintiendo todo—
frunció el ceño y se pasó una mano por el pelo—. Puedo
hacer la prueba de bolígrafo para que me crean.
—Muy bien señor Gutiérrez preparemos todo para hacerle
la prueba de polígrafo—me levanté de la silla y lo dejé
hablando con su abogado—. Preparen la prueba del
bolígrafo.
Marcela asintió con la cabeza y caminó a mi despacho para
ver qué estaba pasando en las noticias que ya se habían
enterado de que teníamos a dos personas en la cárcel por
el crimen de Maire. Prendí la televisión y como asumí está
pasando de nuevo la noticia de que por fin había alguien en
las rejas.
Me puse los guantes y comencé a revisar las cuerdas era
iguales de la misma calidad y tejido En ese momento la
puerta se abrió y entró Harry con dos café.
—Ten bonita, es increíble que él pueda ser el asesino serial.
Me siento mal, Mariel nos enfocamos tanto en Nicolás que
olvidamos que había más de dos millones de personas que
podía ser sospechoso—le di un trago a mi café—, pero me
alegro de que por fin se esté acabando esto y podamos por
fin atrapar a Nicolás después de esto.
Me acerque a mi mesa y tome la hoja con preguntas para
entregárselo a Marcela quien estaba preparando la prueba
del polígrafo. Pienso en la prueba de la pisada, la de
pistola, pero eso ya no sirve el asesino debió deshacerse ya
de esa pruebas, si yo fuera un asesino y viera eso en las
noticias también lo haría. Esa prueba ya no sirve y tenemos
que concentrarnos con lo que tenemos ahora.
Entramos en la sala de interrogatorio donde estaba
instalando las últimas cosas y le entregue la hoja Marcela
quien asintió con la cabeza. Entre en cuarto donde todos
observamos como inicia la prueba de polígrafo. Durante
toda la prueba estuve atenta a cada palabra que salía de la
boca de señor Gutiérrez y Harry me tomo la mano de forma
discreta para que me relajara, pero no podía, algo dentro
de mí me dice que Nicolás es asesino, pero las pruebas que
tenemos pone al señor Gutiérrez como el principal
sospechoso, además con los cargos de pornografía infantil.
Pasaron veinte minutos más y por fin Marcela entró en la
habitación con los resultados de si había pasado o no la
prueba.
—¿Pasó la prueba de polígrafo o no? — pregunté con un
tono de voz preocupada.
—No, obtuvo la mayoría malas, está mintiendo—nos
entregó la hoja y había fallado en quince preguntas de
veinte—.
Ese hombre esconde algo y tiene un aura peligrosa, me
sentí incómoda todo el tiempo que estuve allí adentro.
Harry apoyó su mano en mi hombro y me hizo una suave
caricia para que me tranquilizara.
—Bueno tenemos que ponernos en marcha para que
comience lo antes posible el juicio y tenemos que volver a ir
a su casa para registrar cada esquina de esa casa—dije
antes de salir de la sala y caminar a mi despacho.
—Mariel, pero ¿y Nicolás? Qué pasa con la foto que nos
entregó Anastasia—me recuerda Harry.
—Harry, esa foto está editada no era real, yo también lo
creía, pero un experto me dijo que era un montaje. Nicolás
lo hizo solo para asustar más Anastasia, para que sepa que
él siempre estará detrás de ella. No me rendiré con Nicolás
lo atraparé tarde o temprano, pero ahora concentrémonos
en esto.

******
Anastasia

Diego me abraza con fuerza mientras veíamos Harry Potter


y la orden del fénix, estábamos en pijama rodeado de
comida chatarra del McDonald 's porque ninguno de los
dos tenía ánimos de cocinar era viernes de hacer flojo.
—Te amo, mi bella—me susurró con voz ronca, y besando
mi cuello—. ¿Te acuerdas la primera vez que vimos Harry
Potter?
Asentí con mi cabeza y tomé una papas con mayonesa.
—En ese momento yo ya estaba loco por ti—lo miré de
reojo, y Diego me mostró su sonrisa jovial que hacía que le
marcaran esos hoyuelos perfectos—. Yo solo quería besarte
para saber si era real lo que estaba sintiendo contigo.
Solté una risa y apoyé mi cabeza en su hombro. Diego
acarició mi nariz con la suya, este era el paraíso para mí,
no había mejor lugar que los brazos de mi amado chico
cursi y ardiente.
—Mmm...¿por qué no me besas ahora para comprobar si lo
que sientes por mí es real o no? —lo reto con una pequeña
sonrisa.

É
Él suelta una risa ronca y varios mechones de pelo negro
cae en su frente lo que me hace suspirar. Están guapo y
sexy que me vuelve loca de amor y lujuria, vamos que el
sexo con él es salvaje, duro y otras veces tierno y
romántico, pero me gusta más cuando Diego es salvaje en
la cama.
Diego me tomó de la cintura y me sentó en su regazo.
—¿En qué estás pensado mi bella? Porque tus mejillas se
han tornado un poco rojas—comentó con un tono burlón.
Me llevé las manos a mi mejilla—. Está teniendo
pensamientos pervertidos, ¿verdad?
—¡No! — chillé.
Diego ladeó su cabeza y me observaba fijamente no sé qué
estaba pensando, pero juro que en ese momento me
enamoré aún más de él. ¡Dios mío! Soy una estúpida
enamorada y pensar que yo solo quería una amistada con él
y si no hubiera sido por Diego creo que hasta día de hoy
estaría negado mi amor por él.
Diego me dio un pequeño pellizco en mi cadera y me
abrazó con fuerza.
—¿Estás teniendo pensamientos calientes, húmedos y sin
ropa entre nosotros dos? —preguntó con un tono
presuntuoso y metiendo la mano en mi polera—. ¿Quieres
que te folle, ¿verdad?
Suelto un pequeño gemido cuando aprieta mi pezón y me
da un pequeño beso en el cuello. Niego con la cabeza
porque no puedo estoy con mi amada regla.
—Tengo la regla, Diego—le recuerdo, y le doy un manotazo
a su mano.
—A mí no me importaría—lo fulmino con la mirada. Él
sonríe de forma inocente—, pero como soy un caballero y
porque te respeto jamás te obligaría algo que sé que no te
sientes cómoda.
En ese momento entra Alejandra con Cameron quienes se
quedan quieto un momento antes de darse la vuelta. Diego
quita la mano dentro de mi polera. Alejandra niega con su
cabeza.
—Joder, mantenga esas manos quietas—nos recrimina y se
cruza de brazo. Diego suelta un bufido y le tira una
almohada quien la detiene Cameron—. ¡Eres un cerdo
Diego!
Diego imita a Alejandra y se cruza de brazo tal como se
encuentra Alejandra ¡Dios otra vez no! Cameron me mira
un momento, y niega con su cabeza antes que Diego y la
rubia estallen en una carcajada.
—Alejandra por favor toca la puerta cuando entres en mi
habitación—le recuerdo con una sonrisa burlona—.
Después no te quejes de lo que puedas ver.
—¡Si! Después no te quejes monjita o acaso siente
curiosidad de ver lo que hacen los adultos en la cama,
monjita—se burla Diego una risa malvada que saca a
relucir ese lado playboy que tiene en su interior.
Alejandra le para el dedo medio y se sienta en mi cama.
—¡Cállate puto barato! —Exclamó molesta Alejandra.
—¡Oh, por favor cállense los dos! —Exclamé molesta
porque estas mini peleas son de todo los días—. ¿Qué
ocurre, rubia?
—Bueno tiene que poner las noticias porque creo que
atraparon al asesino serial—abrí los ojos porque eso
significa que atraparon a Nicolás. Alejandra tomó el control
donde efectivamente estaba dando el anuncio que tenía a
un sospechoso entre rejas, pero no era Nicolás—. ¡Por fin lo
atraparon! —Exclamó rubia.
Mis ojos se empañaron porque no entendía nada, nada
Nicolás es el asesino serial, él mismo me lo confesó y no
entiendo por qué está detenido ese caballero. No, no, no
podía ser. Jamás lo van a atrapar, siempre va a estar ahí
para atormentar.
—Bella—Escuché que me llamaba Diego, pero no podía
despegar mi vista de las declaraciones que estaban dando
Harry porque me sentía de cierta forma traicionada, pensé
que ellos lo atraparían—. Anastasia, ¿estás bien?
q p
Diego tomó con cuidado mi cara entre su mano, pero
apenas lo podía ver por las lágrimas. Quiero ser libre, por
favor, solo quiero eso. Quiero que me deje en paz que ya
pare con este juego macabro porque siento que ya no doy
más, siento como a poco me voy apagando más.
Diego me tomó de la cintura me abraza con fuerza, apenas
escucho lo que le dice Alejandra y siento su mano
acariciando mi pelo.
—¿Qué pasa, mi bella? Por favor háblame—me ruega Diego
con la voz rota y me sorbo la nariz—. Por favor no llores,
recuerda que siempre tiene que sonreír para mí.
—Diego... —dije con la voz rota y contenido el hipo que me
acaba de dar. Diego limpia mis lágrimas con su pulgar y
tenía una pequeña arruga en su frente—. No entiendo nada
por qué aún no pueden atrapar a Nicolás siento que jamás
podré ser libre que siempre será una sombra en mi vida,
jamás podré salir tranquila a calle porque siempre tendré
miedo de que él esté ahí en la sombra acechándome en su
juego enfermo.
Diego me dio un beso en la frente y me entrego mi jugo.
—Bebe un poco para que se te pase un poco el hipo, mi
bella—él abrió la botella y le di un pequeño trago—. Sé que
tienes miedo, pero Mariel tiene que hacer su trabajo si
atraparon a ese sujeto es porque él debe ser el asesino
serial y por fin eso va a terminar Anastasia y ahora se
podrá concentrar en Nicolás.
Me limpié la nariz con la manga de la polera de Diego y él
ni siquiera hizo una mueca.
—Sí, es solo que quiero ser libre Diego—declare con la voz
rota porque es lo que más anhelaba en estos momentos
—. Solo quiero una vida tranquila.
Diego puso sus brazos alrededor de mi cintura y me abrazó
con fuerza pegando a su duro pecho y sus dedos
comenzaron a peinar mi largo cabello que es algo que me
tranquiliza y Diego lo sabe.
—No te dejaré caer sola jamás en esta vida, Anastasia—me
prometió y me dio un beso en la sien—. Si caemos lo
p y
haremos juntos y nos volveremos a poner de pie como
siempre lo hemos hecho juntos y por separado.
Mi corazón dio un salto de amor por esas palabras tan
dulces. Lo miré y me di cuenta lo afortunada que soy de
tenerlo en mi vida, no solo me apoya, sino que me ama de
una forma tan pura y sincera que aterra, pero a la vez te
emocionas por dejarte llevar y dejarte amar.
—Te amo mi chico cursi y ardiente—le susurro sobre sus
labios.
—Te amo mi chica rara—me dio un beso fugaz y Diego se
acostó conmigo, apoyé mi cabeza en su duro pecho—.
Duerme un poco mi bella, te protegeré de todo lo que te
lastime en tus sueños.
Me dolía los ojos porque de seguro que aún tenía los ojos
hinchados es que me siento frustrada porque siento que
nunca me podré librar de Nicolás aun cuando intento
pensar pensativo de que un día de esto lo van a atrapar,
pero muchas veces lo veo negro porque la policía me fallo
tantas veces antes que me cuesta confiar en ellos a pesar
de que Mariel y Harry los considero mis amigos.
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y
vi que alguien estaba tocando mi ventana. Me acerqué
lentamente a la ventana para abrir la ventana y él entró
con una mochila negra. Tomo mi nuca y se acercó a mí para
darme un suave beso en los labios, puse mis manos
alrededor de su cuello para atraerlo más a mí, necesitaba
más de él.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Y
apoyó su frente contra la mía.
—Eres tan bonita, Anastasia—dijo acariciando mi mejilla
con cuidado.
—Y tú eres mi chico misterioso.
—Entonces somos un buen equipo. Tú eres la chica popular
y yo soy tu chico misterioso tal como pasa en tus libros,
¿verdad? —Preguntó con una pequeña sonrisa en sus
labios.
—Aja—respondo con diversión y él soltó una risa.
—Te amo, Anastasia—me susurró sobre los labios.
Me separé de él, para mirarlo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado
hasta que mi espalda tocó mi colchón y se subió arriba de
mí. Acarició mi mejilla con cuidado y fue bajando hasta la
altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso
en la mejilla y su nariz acarició la mía—. Tengo muchos
demonios y voces que me atormentan. En fondo soy una
persona peligrosa.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me
decía esas palabras, no tenía sentido para mí.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el
cuello y con una sonrisa malvada —comenzó a aparecer en
sus labios—. No deberías amar a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis
manos en sus brazos intentando rasguñarlo y comencé a
patalear, intenté gritar, pero no podía hablar porque me
faltaba cada vez más el aire y veía cómo sus pupilas se
agrandan cada vez más.
Sentí que alguien me movía sin parar y me removí hasta
que caí al piso, puse una mano en mi cuello porque sentía
su mano aun en mi cuello estrangulándome. Diego me
abrazó con fuerza y rompí a llorar porque estas pesadillas
se siente tan real, tan real porque siempre se mezcla con lo
que antes era un lindo recuerdo a lo que es hoy en día
Nicolás.
—Saca todo lo que tienes dentro de ti, Anastasia, no te
dejes nada dentro. Estaré aquí hasta que ya no te queden
lágrimas por derramar—me susurro, besando mi frente.
—Sentía tan real, Diego, tan real—confieso, limpiándome
las lágrimas.
Diego toma mi barbilla con cuidado y limpia mis lágrimas
con cuidado. Lo amo tanto por tenerme esta paciencia
infinita por apoyarme de esta forma en la que muchas otras
personas se verían saturado por estar a mi lado. Dos años
atrás me veía a mí misma como un amuleto de mala suerte
que solo trae desgracia y me daba tanto miedo que Nicolás
lastimara a las personas que amo porque no lo podría
soportar, me muero si les pasa algo a la gente que amo por
mi culpa.
—Tranquila mi bella, recuerda que siempre voy a estar
contigo—me da un suave beso en los labios antes de
levantarme del suelo y llevarme de nuevo a la cama—. Te
parece si vemos la pantera rosa para relajarnos con unos
ricos chocolates—propone con una tierna sonrisa.
Asentí con mi cabeza y veo como él comienza a buscar en
YouTube los capítulos de la pantera rosa que son unos
dibujos animados muy antiguos, pero son una parte linda
de mi infancia. Diego me entrega una barra de chocolate y
me atrae a su pecho.
—Gracias por ser mi luz Diego, en mi oscuridad y por
sostener mi mano con fuerza para no caer.
—Siempre seré tu luz Anastasia, así como tú la mía—
susurró, besándome en los labios.
*******
Nicolás
Sonreí con malvada cuando vi que había ha restado a dos
personas por los crímenes que cometí. Que estúpida es la
policía, esto era una ventaja para mí y para mi plan.
Observe una foto de ella y la acaricie, era tan bonita y
perfecta.
—Ya queda poco mi Anastasia, para que vuelvas a ser mía.
Tranquila pequeña que esta vez vas a acabar muerta.
Apagué la televisión y caminé hacia mi sótano donde tenía
un nuevo colchón, unas esposas, una pequeña televisión y
libros para mi preciosa chica. Tenía lista su nueva
habitación por la cual estaría solo unas horas porque de
aquí ella solo va a salir muerta.
Tome una hoja de cuaderno y me ajuste bien los guantes de
cuero para escribir la nota a mi querida Mariel.
Yo maté a Maire Sepúlveda la golpeé hasta la muerte la
viole y me encantó, y si estoy enfermó y me divierto. Esas
personas que tiene arrestada asumieron la culpa y yo estoy
libre para seguir matando a mi gusto. Les debo dar las
gracias a ellos porque gracias a esas inocentes personas
podré matar a más mujeres.
Sonreí, pero me guardé la nota porque no la iba a enviar
hasta que maté Anastasia. Necesito matarla, ya porque ella
lo merece, ella arruinó mi puta vida, arruinó nuestro
hermoso juego, merecía morir. Me quito todo y yo le voy a
quitar su vida de la peor forma la torturaré
psicológicamente y después abusaré de ella para luego
matarla. Solo quedan dos días para iniciar con mi plan.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. Bueno llegamos al ultimo capítulo para entrar en final
de esta historia, y ya somo dos millones de lecturas,
muchas gracias por tanto apoyo, probablemente suba un
especial por los dos millones de lectura. Recuden comentar
y votar ya que esto me motiva mucho.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del punto
de Diego
Mire de reojo a Cameron quien estaba esperando que la luz
del semáforo cambiara a verde. Estaba resultando bastante
pesado hoy porque íbamos a conocer a la mejor amiga de la
rubia y ya me tenía cansado de escuchar que me alejara de
ella. Cameron dobló por la izquierda y freno con fuerza
cuando un auto estaba esperando en la mitad de la calle.
—¡Muévete, hijo de puta!—Exclamó molesto Cameron,
tocando la bocina del auto.
Lo miré con una sonrisa divertida porque era muy raro ver
a Cameron molesto. Cerré el libro y me giré para mirarlo
con diversión.
—Diablos Cameron, acabas de insultar a alguien—me burlé
con diversión y soltó un bufido que hizo que varios
mechones rebeldes cayeran en su frente—. Este día se pone
interesante para mí.
—Joder, Diego, aléjate de la amiga de Alejandra—me
advirtió de nuevo con un tono de voz enojado y acelerando
su auto.
—Ya van dos insultos en menos de... —mire mi teléfono y él
me dio un empujón—. En menos de 50 segundos un nuevo
récord para ti y ahora me agredes físicamente, ¿Por qué
estás tan agresivo hoy? Creo que estás algo urgido por
tener sexo con tu sexy rubia—me burle con una risa
juguetona.
Camero tomo mi libro y me pego en la cabeza con él.
—¡Eso dolió! —Exclame, le quitó el libro.
—Solo aléjate de ella—me amenazó de nuevo Cameron y
ahora yo le pegue con el libro porque ya me estaba
aburriendo con este tema, por favor es solo una chica más
de la universidad—. ¡Imbécil!
—Cameron, es una chica más en la universidad por favor,
no voy a saltar encima de ella—puse los ojos en blanco y
me pasé al puesto de atrás—. ¿Tú ya la conoces? —
pregunté, mirando por la ventanilla.
—Si, Alejandra se ha juntado muchas veces el año pasado
con ella. Anastasia fue la chica que casi te atropella esa vez
que salías tú y Bárbara de la universidad—me recuerda
Cameron con diversión.
Fruncí el ceño porque apenas le puse atención a ese
momento: Solo le dije que tuviera cuidado y me fui con
Bárbara a mi todo terreno. Así que la amiga de Alejandra
anda en moto que interesante, pero sigo repitiendo que
solo es una chica más que formará parte de nuestra
universidad.
—Bueno iré a buscar a Alejandra, ¿Quieres ir? —Preguntó
Cameron con una pequeña sonrisa y negué con la cabeza
porque quería seguir leyendo—. Diego a veces parece un
nerd leyendo.
Lo miré y le volví a pegar con el libro en la cabeza. Él soltó
un gemido de dolor.
—También es una buena arma para pegarte amigo mío—me
burlé con diversión y él puso los ojos en blanco.
Cameron cerró la puerta y vi como entraba corriendo al
edificio de Alejandra. El chico está algo desperado por sexo
que ahora hasta estaba corriendo para ir a tener algo
rápido en su pieza. Saque el marcado del libro y retome la
lectura es algo que me gusta desde pequeño y a pesar de
que doy la imagen de chico malo, no lo soy. La gente
siempre va a creer una imagen de ti por cómo te ves
físicamente y no por como eres realmente.
Mire mi teléfono y ya íbamos algo tarde, pero que estaban
haciendo allí adentro, mire por la ventanilla y vi que se
abrió
la puerta del edificio donde Cameron sostenía la puerta
para que saliera Alejandra y su amiga. Cameron agarró del
brazo a Alejandra y comenzaron a besarse.
¡Dios santo estos chicos! —pensé para mí mismo. Me fijé en
la otra chica quien estaba de espalda y me dejaba a la vista
un espectacular trasero redondito y de seguro duro, tenía
el pelo largo castaño que casi le llega a la cintura. Todo se
veía muy bien desde atrás ahora quería verle la cara.
Me acerqué un poco más a la ventanilla y vi que ella venía
algo molesta al auto de Cameron. Me volví a sentar en mi
lugar y guarde mi libro de Romeo y Julieta, saque otro de
medicina. La chica entró en auto y su fragancia llenó por
completo el auto, era de vainilla mezclado con un aire sexy.
La miré de reojo y no podía ver su cara porque su pelo
estaba como una cortina tapando su cara y cada una de sus
facciones.
Solté un pequeño bufido y me concentré en la lectura de mi
libro, sentí una mirada sobre mí que me estaba observando
fijamente. Miré de reojo a la chica y casi me desmayo por
su belleza. La chica tiene las pestañas largas y gruesas,
unos labios carnosos y sus ojos azules son los más hermoso
que he visto en mi vida.
Ella me mira también por unos segundos y juro que en ese
momento entró una hermosa luz que se posó en ella.
Negué con la cabeza y alcé una ceja hacia ella porque
estaba intenté ver el nombre de mi libro. «Es curiosa»—
pensé para mí mismo. Y muy guapa, joder, que se me ha
puesto dura con esa pequeña mirada.
Ella desvía la mirada y mira por la ventanilla donde vemos
a Cameron y Alejandra besándose apasionadamente. Ella
suelta un pequeño suspiro y saca su celular. Intento volver
a retomar la lectura, pero no puedo dejar de mirarla y ella
está intentando volver a mirar el nombre de mi libro.
—No creo que te guste este libro —digo con una sonrisa
burlona en mis labios—. Es tu primer año de universidad,
¿verdad?
Ella ni siquiera me mira cuando responde:
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Se
encoge de hombros.
Ella me ignora porque se pone a mirar su teléfono, pero yo
no me rindo porque esta chica me trae una paz que no
sentía hace años y es raro porque apenas la conozco hace
unos minutos.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó
con una sonrisa de curiosidad porque ahora lo único quería
en estos momentos era conocerla.
Ella miró unos segundos a la parejita de mis mejores
amigos y luego me miró por unos segundos en silencio. Me
quede perdido en sus asombrosos ojos azules, son de un
azul extraordinario y su belleza me estaba quitando el
aliento, también me estaba poniendo cachondo de
imaginarla desnuda sentada en mi regazo y mis manos
tocando su piel.
—Si—dijo tratando de ser amable, pero me di cuenta de
que estaba tratando de cortar la conversación.
Fruncí el ceño porque esta chica no me estaba dando bola,
y eso no me gusta mucho, normalmente siempre son las
chicas que me sacan conversaciones para llamar mi
atención. La miré y se estaba poniendo un mechón detrás
de su oreja.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunte con un tono
burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que ella me
dijo y se concentró en su celular.
Solté una pequeña carcajada porque esta chica tenía un
aura que me estaba encantando.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que
guardan secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor
—comente con una sonrisa traviesa. Ella me miró fijamente
y cerré mi libro para concentrarme en ella—. Eres de esas
chicas que le gusta estar sola porque la vida ya le ha hecho
mucho daño, ¿verdad?
Sonreí porque la chica me miraba sorprendida y justo
cuando ella me iba a responder las puertas de adelante se
abren y entra la parejita de mis mejores amigos
enamorados.
—Hola, Diego—dice Alejandra con emoción. Me pasé una
mano por el pelo—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le respondo con una
sonrisa jovial y Alejandra me guiña el ojo.
Cameron soltó una carcajada al escuchar mis palabras
porque siempre estamos bromeando. Observé por el rabillo
de mi ojo derecho y vi que bella estaba revisando su
teléfono. Un momento acabó decirle el apodo que mi padre
le decía a mi mamá a ella. Me quedé varios segundos
mirándola y mientras más la miro más bella la encuentro.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi
novia— dice Cameron de broma y pegándome una pequeña
palmada en la cabeza.
No puedo evitar hacer un gesto burlón.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—
respondo en tono de burla y siento su mirada sobre mí—.
Veo que este año hay muchas chicas guapas—suelto de
repente.
Nuestra mirada choca por unos segundos donde ambos nos
estamos mirando fijamente en una especie de competencia
que sinceramente me da miedo como su belleza me está
hechizando, al final le guiño un ojo y ella frunce el ceño.
Anastasia niega con su cabeza.
De cierta forma ese gesto me enoja un poco y me molesta
que no me preste atención o que ni siquiera me mire.
—Alejandra, tengo una duda—digo de forma irónica—. ¿Es
cierto que tu amiga es una chica de pocas palabras?
Alejandra la mira con cierta diversión y Anastasia le guiña
el ojo en forma de respuesta. Pongo los ojos en blanco
—Algo así, no es nada contra ti—dice la rubia, y me dedicó
una pequeña sonrisa juguetona en sus labios—. Le cuesta
demasiado confiar en la gente y bueno Diego, tú eres muy
confiado con la gente.
Alejandra me miró con una pequeña mirada de advertencia
que hizo que mi sonrisa creciera aún más y ella lo noto.
—¡Interesante! —Exclame con mucha emoción.
—¡Hey, chico! —Me llama un ángel—. ¿Sabes que sigo
aquí? Puedo responder tus preguntas, claro, cuando te
conozca porque ahora no y la razón es porque tú has visto
lo loco que está la gente, ahora—comenta con cierto aire
burlón en su tono de voz que me está volviendo loco.
Me acerco un poco a ella.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—
sonrió con aire malvado y ella suelta una risa. Me inclino
hacia ella, pero ella se aleja de mí—. Yo también puedo ser
un chico de pocas palabras—suelto sin descaro esas
palabras que tenían doble sentido.
Ella se muerde el labio inferior y juro por dios que ese
pequeño gesto tan sexy fue directo a mi pene.
—Lo tomaré en cuenta—declaró ella con un tono burlón
que no pasó desapercibido para mí y eso alimentó mis
ansias para conocerla.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa
mala en mí es que soy algo intenso y no me gusta esperar
tanto. Soy un chico que le gusta correr en vez de caminar—
dije con sinceridad.
Ella me miró y una sonrisa burlesca apareció en mis labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la
gente extraña—murmuró.
—Algo— comenté con diversión—. Sobre todo con chicas
guapas y misteriosas, son así por decirlo un desafío—la
miró fijamente sin despegar la vista de sus hermosos ojos
azules.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo
sabes? —responde con una dulce sonrisa.
No puede evitarlo y suelto una carcajada, ella me miró por
un segundo y yo la observaba con mucha diversión porque
definitivamente esta chica tenía algo que me encantaba.
Ella me seguía observando de una forma que me ponía
nervioso porque sentía que su mirada me estaba
quemando.
Alcé una ceja hacia ella y desvió la mirada rápidamente
cuando la descubro con su pequeño escaneo hacia mí.
Durante el camino la fui mirando de reojo, pero ella no
volvió a mirarme cosa que me hacía sentir frustrado.
Nos bajamos del auto de Cameron y comenzamos a
caminar a la entrada de la universidad donde íbamos
hablando sobre la fiesta que quiere dar Alejandra en su
departamento. Mire por el rabillo de mi ojo y ella iba en
absoluto silencio escuchando lo que iba diciendo Alejandra.
—Diego—, grita Amber, corriendo hacia mí—. Te extrañé
tanto en estas vacaciones.
Ella se lanza en mis brazos y antes de que pueda decirle
algo me besa con fuerza, pero no me negué y le seguí el
juego, además, Amber era una guapa chica con la que me
encantaba follar durante mi año universitario y era de las
pocas chicas que solo quería sexo y nada más.
—Hola, Amber, como siempre tan guapa, pero si me
disculpas tengo que ir a clase—ella hizo un pequeño
puchero y aparte su pelo hacia un lado—. Te llamo después
—le guiño el ojo.
Camino por los pasillos de la universidad y en camino fui
saludando a varios amigos que me encontraba en el pasillo.
Entre en mi aula y mis ojos recorrieron la sala buscando un
puesto vacío, pero me fije en una guapa chica que estaba
sacando sus cuadernos de la mochila. Camine hacia ella
antes de ser consciente de lo que estaba haciendo.
—Menuda coincidencia, bella—suelto de repente el apodo
que mi padre le decía a mi madre, pero ¿Qué mierda? —
pienso para mí mismo.
Ella me mira por unos segundos en silencio y sonrió.
—Que genial tengamos esta clase juntos—digo lo primero
que se me viene a la mente porque aún estoy procesando
que le dije «bella» nunca antes se lo había dicho a alguien,
siempre he sabido que es un apodo muy especial para mí.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—dice con
una falsa emoción—. Te gusta hablar con los extraños,
¿verdad? —apoya su codo en la mesa y me mira fijamente
tanto que me pone algo nervioso.
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las
personas—Ella alzó una ceja y sacó a relucir mi sonrisa
burlona—. Me refiero a que en nuestra vida siempre llegan
personas nuevas, ¿verdad? —Ella asiente con su cabeza y
fue un gesto muy tierno, pero « ¿qué está pasando? » —
vuelvo a repetir para mí mismo, desde cuando pienso que
un gesto es tierno.
Suelto una risa para callar mis pensamientos.
—Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar
con ella para saber cómo es su carácter, sus gustos, al
menos es la forma tradicional—termino de decir con cierto
aire burlesco en mis palabras.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente? —Pregunta
con curiosidad.
«Bingo» Anastasia es muy curiosa y eso es una ventaja.
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su
cuerpo— ella apretó sus labios en una fina línea—. Uno
puede conocer a la persona a través del sexo y sin
necesidad de palabras—comento con diversión, pero creo
que a ella no le ha gustado.
Pero me mira unos segundos antes de soltar una pequeña
risa que me vuelve loco, es preciosa. Tal vez ahora
entiendo un poco las amenazas de Alejandra de que no me
fijara en ella, pero ahora sé que va a ser imposible alejarme
de ella porque me gusta y quiero conocerla. Anastasia tiene
algo que me trae una paz y una luz que hace tiempo no
sentía.
—Valee—dice algo incómoda por mis palabras, lo que me
causa gracia.
Me paso la mano por el pelo para tratar de controlar esos
mechones rebeldes que siempre caen mi frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas tú no tomarás
ninguna de las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—Ella mira alrededor y yo igual, veo que Tamara
me está mirando y le guiño un ojo.
Nos quedamos en silencio y saco mi libro de Romeo y
Julieta. Ella me miró sorprendida con la boca ligeramente
abierta, pero se repuso de inmediato cuando vio que la
estaba mirando.
—¿Te gusta Shakespeare? —preguntó, abriendo la página
en la que estaba leyendo.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él
—comentó con una pequeña sonrisa.
Sonrió, pero no aparto mi vista del libro porque aunque me
gustaría seguir viéndola también amo leer, siento su mirada
sobre mí y la miró por el rabillo de mi ojo.
—Eres bellísima. ¿Te gustaría salir con este extraño? —
Pregunté aun leyendo el libro.
—No—respondió de inmediato.
Solté un largo suspiro porque sabía que diría esa
respuesta, cambie la página de mi libro, pero aun así la
seguí mirando. ¡Dios es tan bella! Realmente me ha quitado
el aliento.
—Tenía que intentarlo—digo con un suspiro de frustración
porque algo me dice que no será tan fácil pasar tiempo con
ella.
Seguí leyendo y sentí como abre algo y después como
comienza a golpear la mesa. La miro porque el ruido me
estaba molestando mi lectura. Me aclaré la garganta un
poco antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—le pido amablemente.
Ella me muestra una risa juguetona y me ignora, sigue
golpeando con más fuerza el lápiz contra la mesa de seguro
que quiere molestarme con el ruido lo veo en cómo sus ojos
brillan de emoción.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclamó molesto por el
ruido ya del lápiz.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —
responde seria.
Fruncí el ceño porque se lo pedí amablemente una vez, ella
volvió jugar con su lápiz. Intenté seguir leyendo por varios
minutos, pero ese sonido me estaba causando un toc y no
podía concentrarme en mi libro. Estiro mi mano y le
arrancó el lápiz de su mano.
Ella me fulmina con la mirada y sonrió con aire malvado
para ella.
—Devuélveme el lápiz— me pide amablemente.
Suelto un bufido.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no
quisiste parar y ahora te aguantas, muñeca.
Ella abre los ojos sorprendida y un pequeño rubor
comienza a aparecer en sus mejillas, y se ve aún más sexy
estando molesta, de repente sentí unas manos sobre mis
hombros. Me volteo a ver quién es y es mi amada Tamara.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre.
Elle me sonrió de forma traviesa y puso una mano en su
cadera. Le doy rápido recorrido de cómo anda vestida con
una sexy falda y una polera negra. Tamara se sienta en mis
piernas y comienzo acariciar sus suaves piernas, ella pone
sus manos alrededor de mi cuello. Y siento que mi bella
compañera suelta un suspiro. Dejó su lápiz en mi mesa y
veo como ella lo agarra de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— dice
Tamara de forma arrogante.
Ella sonríe de oreja a oreja. ¡Ay, dios! —pienso para mí
mismo.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Dice Anastasia, pasándose
una mano por su largo pelo castaño que se ve tan suave—.
Después de meditarlo unos segundos ya sabes analizando
las ventajas y desventajas de porque tendría que irme del
puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—
Miro a Tamara y veo que está bastante molesta e incluso su
cara se torna algo roja—. Mira guapa, puedes llevarte a
este chico que fue él quien se sentó aquí. A mí no me metan
es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—juntó sus
manos en forma de súplica.
Me aclaré la garganta y ella me guiñó el ojo de forma
traviesa. ¡Dios, lo está haciendo a propósito! —Exclamó
molesto para mí mismo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y,
además, sabes quién es él!—Exclamó indignada Tamara.
Mire de reojo Anastasia y se estaba mordiendo el labio
inferior para no reírse y de cierta forma me estaba
causando gracia la situación. La gente de la universidad
tiene una imagen de mi muy equivocada para las chicas soy
el chico malo que solo quiere sexo y nada más y para los
chicos soy la apuesta asegurada para el boxeo.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son
ustedes dos—dice ella encogiéndose de hombros—. Solo
quiero que me dejen sola y tranquila en este puesto y listo
—dice limpiándose la uña—. Hay muchos más puestos
desocupados, guapa —Anastasia le guiña el ojo a Tamara y
ella se pone roja.
¡¿Cómo?! Acaso Anastasia es lesbiana, no me molesta las
chicas que lo son siempre las he apoyado, pero algo dentro
de mí no me gusta que ella lo sea. Tamara se levanta de mi
regazo y vuelve a su asiento.
Me aclaro la garganta porque me acaba de arruinar mi
fiesta.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmuró molesto—.
Disculpa, pero eres algo desagradable—suelto lo último
enojado.
Ella me miró con diversión, pero yo no estaba enojado. Ella
estalla en una carcajada y niego la cabeza porque estoy
enojado con ella porque le coqueteo a Tamara y ella se
sonrojó, me molesta que tal vez ella sea lesbiana, pero ¿por
qué? Siempre he apoyado a la comunidad, pero no me
gusta la idea de que ella lo sea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Volví a preguntar.
Ella se mordió el labio inferior para aguantarse la risa y me
molesto esta actitud tan rebelde en estos momentos.
—Soy como soy—Soltó con diversión y yo sonreí con
maldad hacia ella—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero.
Creo que tú tienes celos de la otra chica, estoy seguro de
que quieres estar en mis piernas y que mis manos recorran
tu piel—la provocó con un gesto torcido de satisfacción.
—Claro, muero de celos.
—Cobarde—le susurro en donde mi boca toca ligeramente
la piel de su oreja y da un pequeño salto—. Tu cuerpo dice
otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando,
estás en mi espacio personal—declara con seguridad.
Ella mueve las manos marcando cuál es su espacio
personal y yo suelto una carcajada donde varios mechones
rebeldes caen en mi frente, me paso la mano por el pelo
despeándolo más. Anastasia observa a su alrededor y luego
vuelve a fijar su vista en mí.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he
respetado hasta ahora, pero me acabas de arruinar la
fiesta, Anastasia—me acerqué a ella de forma amenazadora
y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste
romper tu espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Dice
enojada, y retiro lentamente mis manos de su espalda
porque está furiosa—. No me toques de nuevo o te lo juro
que no respondo.
Ella respira varias veces para lograr calmarse y me siento
mal porque tal vez fui muy cabrón con ella y no lo merecía.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que
me arruine mis fiestas—digo chasqueando mi lengua y
añado—: Será mejor que me vaya, ya que alguien espanto a
una de mis chicas.
Comencé a guardar mis cosas y mi libro de Romeo y Julieta
de cierta forma me sentía culpable, pero a la vez estaba
molesto con ella porque me sentía muy atraído hacia ella
de una forma muy intensa y la segundo es que me acaba de
arruinar mi fiesta con Tamara, además le coqueteó y
Tamara cayo en sus encantos tal como lo estaba haciendo
yo.
—Le mandas saludo a tu chica—dice con una sonrisa
juguetona, y guardó el último libro en mi mochila.
j g yg
Suelto un bufido y me inclino hacia ella.
—Se lo diré cuando me la esté follando—le susurro con voz
ronca.
Anastasia se quedó en absoluto silencio y luego negó la
cabeza. No puede evitar darle un pequeño golpe en su
hombro que me hizo sentir como un verdadero cabrón,
normalmente no soy así, pero esa chica me está
enfermando y molestando por alguna razón y a la vez
quería estar a su lado. Me senté a lado de Tamara quien me
dio un suave beso en los labios.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que
guarden silencio por favor — dice el profesor de historia.
Durante la clase estuve tonteando con Tamara, besándola,
pero aun así mis ojos siempre iban a parar a la bella y dulce
chica que tomaba nota a todo lo que el profesor estaba
diciendo. Intente varias veces concéntrame en el profesor o
en Tamara, pero no podía y no entendía por qué Anastasia
me deslumbra tanto con su belleza que no es nada del otro
mundo, muchas chicas son guapas o más que ella, pero
Anastasia tenía algo que estaba capturando toda mi
atención.
Arranqué una hoja y comencé a escribir rápidamente una
nota para mi bella. La dejé con cuidado en la mesa. Ella
levantó la mirada y nuestras miradas chocaron, sentí de
nuevo esa paz, ¿pero qué me está pasando? Desvió
rápidamente la mirada de ella.
Escucho como ella suelta un pequeño bufido que me hace
sonreír y veo que desdobla mi nota pasan varios segundos
donde ella lo está leyendo y luego la rompe en varios
pedazos. Me llevo la mano al corazón y hago un puchero
que le saca una breve sonrisa.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi
mochila. Observé como Anastasia salía rápidamente de la
sala, la seguí. Tomó con cuidado su brazo y ella se dio la
media vuelta algo molesta.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi
declaración—me inclino hacia ella, pero Anastasia
retrocede—. Tranquila Anastasia, no romperé tu espacio
personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los
demás para que no seas una rara—me rio—. Claro que
sería una rara muy bella—digo mordiendo el labio inferior
varias veces.
Ella me mira molesta, y me meto las manos dentro de los
bolsillos de mi pantalón. Anastasia arruga un poco su nariz
antes de contestar:
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió
de lado y varios mechones cayeron en mi frente—. No te
preocupes por mi soy nueva, pero puedo encontrar a mi
amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrezco porque
necesito pasar más tiempo con ella para saber que me
sucede con ella. Sacó un pequeño papel y se lo entregó—.
Mi número.
—Okey—murmuró desconcertada.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te
guíe por la universidad— pongo mis manos en su hombro y
ella asiente con su cabeza de una forma muy tierna—. Y me
puedes guardar como: "el amor de tu vida" en tu celular—
digo con una sonrisa traviesa y hago comillas con mis
dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—dice con
mucho sarcasmo y golpeando mi hombro—. Solo que yo no
tengo citas, no creo en el amor y tampoco me gusta
conocer a gente nueva.
Me quede quieto por unos segundos como que no cree en el
amor, eso es muy fuerte e incluso para mí.
—Eres rara—suelto de repente y me dan ganas de
morderme la lengua porque es rara, pero en buen sentido.
Ella se encoge de hombros sin darle mucha importancia a
mis palabras y de cierta forma me trae un alivio porque no
quiero que piense que la estoy insultando.
—Lo soy—responde guardando mi número en su bolsillo de
su pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —preguntó con curiosidad.
Sonrió.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le
da miedo estar sola en esta vida, yo creo que es algo
fascinante. Me tengo que ir—dice, y da media vuelta antes
de que pueda decir algo.
—Adiós, chica rara—le digo con una sonrisa, cuando ya veo
que está algo lejos de mí.
¡Dios! Es chica es bellísima, inteligente y fascinante y solo
significa una cosa para mí que estoy en grave peligro de
caer en hechizo de Anastasia o peor que rompa mi corazón,
Alejandra tenía razón tengo que alejarme de ella porque
único que saldría lastimado aquí seré yo, pero a la vez
quiero conocerla porque algo dentro de mí me dice que es
la indicada para mí y eso suena loco porque solo la conocí
hace unas horas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien. Bueno aquí esta especial de 1 millón de lecturas y aun
falta especial de dos millones de lecturas que por ahora no
se cuando lo subiré, pero será pronto porque ahora estoy
en periodo de exámenes.
Espero que les guste mucho y no se les olvide votar y
comentar si les gusta lo que escribo porque esto motiva
mucho a los escritores
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Solté un suspiro de cansancio porque a pesar de que tenía
pruebas con el hombre que atraparon la semana pasada en
muchas otras pruebas él no coincidía como en las mordidas
en las víctimas, pero aun así la gente está tan cegada y la
policía estaba tan desesperada de echarle la culpa alguien
que el hombre está recibiendo toda la ira de España.
Incluso Mariel la han destituido de su cargo, lo cual la tiene
con el corazón roto porque ella amaba ese puesto, pero ella
sigue creyendo que el culpable es Nicolás mostrando todo
lo que lo vincula, pero aun así no le creen y la hicieron a un
lado en su investigación. Estoy preocupada porque yo le
creo, más porque el mismo Nicolás me lo confesó y le creo,
algo que siempre le ha aplaudido a Nicolás es que es
sincero siempre me ha dicho la verdad.
En estos días me he sentido más alterada de la costumbre
es como si sintiera que algo malo se aproximaba, pero
todos han bajado la guardia incluso quitaron algunos
policías ahora solo tenemos dos. Siento que se acerca algo
malo, y nadie parece darse cuenta Diego, Cameron y
Alejandra han bajado la guardia porque creen que el
asesino es el hombre.
Me siento en puesto vacío esperando la llegada mi chico
cursi y ardiente es de las pocas clases que compartimos
este año y el próximo ya no coincidiremos en ninguna. Mire
de reojo la puerta esperando ver a mi sexy novio, pero
entra varios compañeros antes de que aparezca, pero no
viene solo, una chica de pelo rubio lo acompaña y le hace
ojitos a mi novio.
Diego apenas escucha lo que le está diciendo la chica. Él
me busca con la mirada y cuando me encuentra sus ojos se
achican y me muestra su jovial sonrisa para mí. Es tan
guapo y sexy. Se disculpa con la chica y camina
rápidamente en donde me encuentro.
—¡Mi bella! —Exclama con demasiada emoción, lo que me
hace sonreír porque este chico vestido completamente de
negro con el brazo tatuado en lado izquierdo tiene toda la
pinta de ser un chico malo, pero es tierno y cursi que
incluso me llega enferma con su amor.
Observó como aún varias chicas suspiran por él, pero Diego
solo tiene ojos para mí. A veces me parece de locos que él
se haya fijado en mí. Repase rápidamente como anda
vestido con sus típicos pantalones negro roto en las rodillas
y una camiseta simple negra.
—¡Mi chico cursi y ardiente! —Respondo de vuelta.
Diego se sienta a mi lado y toma mi mano.
—¿Cómo estás? —Pregunta con preocupación.
Sé que está preocupado por mí, más porque ayer fue a
dormir con sus abuelos y yo me quede con la rubia y
Cameron, pero aun así apenas puede pegar un ojo anoche
porque siento algo dentro de mí que esto es solo inicio de
una pesadilla y la siento muy cerca aun cuando todos han
bajado la guardia, sigo teniendo miedo de Nicolás y a la vez
estaba cansada de esperar que él haga su movimiento de
una buena vez.
Aun así tengo la fe de que Mariel atrape a Nicolás por los
otros cargos donde ella aún sigue llevando la investigación,
es por esa razón que estoy fingiendo con todo el mundo de
que estoy bien, a pesar de que por dentro estoy muerta de
miedo y contando los días, horas, minutos y segundo para
que esto termine.
—Sentada—contesté de forma irónica.
Él alza una ceja hacia mí a la falta de respuesta.
—Hablo de tu estado de ánimo, Anastasia. ¿Tuviste
pesadilla anoche? —Él juega con los dedos de mi mano.
Suelto un suspiro dramáticamente y apoyo mi cabeza en mi
mano.
—Enamorada—respondo con una sonrisa burlona en mis
labios.
Diego me mira desconcertado.
—¿Cómo? —pregunta alzando una ceja hacia mí.
—Me preguntaste sobre mi estado de ánimo los cuales son:
feliz, triste, enojado...—antes que terminara de hablar me
interrumpió.
—Eso ya lo sé bella—una pequeña sonrisa burlona apareció
—. ¿Estás enamorada? ¿De quién? —Me sigue en el juego.
—De un estúpido que no para de preguntar cosas—comento
con un tono irónico y muerdo mi labio para aguantar mi
risa.
Porque aún en mis días malos él siempre me está haciendo
feliz, Diego dice que soy su luz, pero para mí también lo es
con sus chistes malos, palabras cursis y su amor me alegra.
Él dice que volvió a sonreír por mí, y también lo hizo por
mí, ambos hemos avanzado juntos.
Diego tomó mi cara entre sus manos y su pulgar acarició mi
mejilla.
—¿Él estúpido pregunto soy yo? —Preguntó con cierta
diversión en su voz.
—Sigues preguntando cosas Diego, estás lento hoy día—
respondo, él negó con su cabeza.
Se inclinó y me beso lentamente, primero chupo mi labio
inferior antes de morderlo para luego profundizar el beso
que fue lento y delicado, se tomó su tiempo y sus dedos
acariciaba mi mejilla haciendo todo aún más tierno. ¡Dios,
estoy tan enamorada! Ambos nos separamos por la falta de
aire. Lo miré tenía las pupilas dilatadas.
Diego comenzó a darme pequeños besos en el cuello que
me hizo soltar un pequeño gemido.
—Te extraño—susurro con la voz ronca.
—Estoy aquí—pongo mi mano en su pecho.
—No me refiero a eso, extraño estar sin ropa contigo en
una cama haciendo cosas locas con tu cuerpo, bella—me
recuerda que ya llevamos casi dos semanas sin sexo por
diferentes motivos, la primera fue que estuve con la regla y
después ambos estábamos sumergidos con las últimas
pruebas de la universidad así que no hemos tenido tiempo.
Sonrió con diversión.
—¿Es una propuesta para tener sexo caliente? —Pregunté
de broma.
Sus labios comenzaron a subir por mi cuello hasta llegar a
mi mejilla donde me dejó un largo beso, y su nariz acarició
la mía.
—Si y te falto decir también sexo duro y caliente—me
susurro con voz ronca, haciendo que mi cuerpo se
estremeciera.
Solté una risa, pero negué con la cabeza.
—Estamos en la universidad Diego—le recordé con una
pequeña sonrisa y posó su mano en mi cadera.
Él ladeó un poco su cabeza y una sonrisa traviesa comenzó
a aparecer en ese bello rostro, lo que me hacía saber que
estaba teniendo una loca idea.
—Bueno están los camerinos o el baño, ¿te animas,
Anastasia?
—¡Diego!—, Exclame sorprendida—. Creo que nos
escucharán las personas que entran al baño—le susurro al
oído.
Comenzó a darme pequeños besos en cuello y puso su
mano en mi muslo en donde comenzó a subir y a bajar
haciendo que mi temperatura suba. ¡Esto es una locura!
Por dios realmente estoy pensado si debemos tener sexo en
los baños de la universidad.
—Eso sería el problema contigo, porque tú no puedes
controlar tus gemidos cuando entro y salgo de ti—declaró
en un tono burlón.
Solté un gemido pequeño cuando me pellizco la pierna.
—¿Qué te pasa a ti? A caso tu misión de hoy día es ponerme
caliente o ¿Qué? —Pregunte sorprendida.
—No solo quiero que sientas como estoy yo—me guiño el
ojo—. Yo tengo erecciones con tan solo mírate y ver cómo
muerdes tu labio inferior. No me parece justo que siempre
sea yo el que sufra por tener a mi amigo ansioso por ti—se
inclina hacia mí—. Ahora los dos estamos calientes y
cachondos. Un empate.
Pestañeo varias veces hacía porque eso me ha dejado
incrédula ahora resulta que es mi culpa que siempre ande
caliente como si no me pasara. Suelto un bufido y él suelta
una pequeña carcajada antes de robarme un beso.
Siento como cierra la puerta y Diego se separa
rápidamente de mí. Durante la clase nos felicitaron por
haber pasado la mayoría el ramo y también nos dio la típica
charla de como pasamos el primer año estábamos listos
para soportar los años que durará nuestra carrera. Diego
fingió roncar, ya que él iba en segundo año, pero no había
tomado estos ramos y estuvo durante toda la clase
intentando tocar más de lo debido.
—¡Diego! —Exclamé en un susurro.
—¡Aburrida! —Me saca la lengua y siento como su mano va
subiendo por mi muslo hasta llegar al inicio. Trago duro y
miró al profesor que sigue hablando—. Me gusta esta falda
—comenta con tanta calma y le pego una palmada cuando
sus dedos hacen presión en mi sexo.
—¡Manos quietas! —Le ordenó, pero él solamente ve con
una tierna sonrisa de niño bueno—. Basta, Diego.
—¡Cobarde! Solo quiero regalarte un orgasmo y así me lo
pagas retándome—se lleva una mano al corazón y hace un
puchero
Negué con la cabeza y resto de la clase fue entre bromas y
Diego intentó meterme mano para molestarme, quería
matarlo, pero a la vez quería besarlo. Durante el día estuve
en diferentes clases hasta que por fin terminamos este día.
Me acerqué a la rubia quien estaba hablando con Cameron
y le di un beso en su mejilla. Ella me miró sorprendida y
luego me rodeó con su brazo.
—¿Cómo estás mi rubia bonita? —Pregunte con una
sonrisa.
Alejandra abrió los ojos e hizo una pequeña mueca y sus
ojos decayeron. ¡Mierda! Mi hermano siempre le decía
rubia bonita, siempre quise que ellos tuvieran algo, ya que
Alejandra babea por mi hermano y sé que en fondo a Alex
también le gustaba...A veces me pregunto si Alex estuviera
aquí...¿ellos dos estarían juntos? Pero luego pienso que ella
es feliz con Cameron.
—Bien—dijo algo incómoda. La miré fijamente y ella lo
noto, y forzó una sonrisa—. Me quedaré hoy con Cameron
en su departamento ahora que estoy más calmado, necesito
que me des un respiro, Anastasia.
Hice una mueca porque no me parecía una buena idea en
absoluto. El dolor de mi pecho comenzó a crecer.
—Alejandra... —Comencé a decir, pero ella me interrumpió.
—Nada malo va a pasarme, Anastasia. Además, tengo a ese
guapo policía que me persigue a todas partes—me
recuerda e inclina su cabeza donde se encuentran los
policías vigilándonos.
—No me parece buena idea—intentó de nuevo porque
tengo un mal presentimiento hace días y esto no me gusta.
Ella soltó un bufido.
—Solo será una noche Anastasia, necesitamos algo de
privacidad—dijo algo molesta y di un paso atrás porque eso
dolió—. ¡Mierda! No quise decir eso, solo queremos algo de
privacidad, ¿lo entiendes?
Asentí con mi cabeza y Diego me abrazó con fuerza.
—Te amo, rubia, no quiero que te sientas asfixiada por mí—
le susurro y ella me abraza con fuerza—. Pásalo bien con tu
guapo chico.
—Sé que lo hace porque me cuidas, pero necesitamos esto
por esta tarde y noche. Y también te amo.
Asentí con mi cabeza, ellos se despidieron de nosotros.
Observe cómo el policía se subía al auto para seguirlo, pero
esta presión que sentía en pecho no se iba en cambio
aumentaba. Diego tomó mi mano y me guio a su
todoterreno para que nos fuéramos también.
Durante el camino me sentía extraña y él lo noto porque
comenzó a cantar una canción de los Guns N'Roses la
tonada es tranquila y Diego comenzó a silbar tal como lo
hacía el cantante.
Shed a tear 'cause I'm missin' you
I'm still alright to smile
Girl, I think about you every day now
Was a time when I wasn't sure
But you set my mind at ease
There is no doubt
You're in my heart now
Vertí una lágrima porque te estoy extrañando
Aún estoy bien para sonreír
Chica, ahora pienso en ti todos los días
Hubo un tiempo cuando yo no estaba seguro
Pero pusiste mi mente a gusto
No hay dudas
Tú estás en mi corazón ahora
Sonreí. Diego paro en un semáforo que estaba rojo y tomó
mi barbilla entre sus dedos y siguió cantando con emoción:
Said, woman, take it slow
It'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said, sugar, make it slow
And we come together fine
All we need is just a little patience
(patience)
Mm, yeah
Dije, mujer, tómalo con calma
Funcionará bien por si solo
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
Dije, cariño, hazlo lento
Y nosotros llegamos bien juntos
Todo lo que necesitamos es un poco de paciencia
(Paciencia)
Mm, si
La canción avanzó y Diego la siguió cantando con esa voz
tan sensual y ronca que me estaba volviendo loca. No es la
primera vez que lo escucho cantar, aún recuerdo que la
primera vez que cantó para mí fue la canción easier de 5
Seconds of Summer y ahora está patiencie de los Guns
N'Roses.
—¿Te gusto? Esa fue patiencie de los Guns N'Roses es una
de mis canciones favorita. Me trae paz cuando la escucho
al igual que tú, mi bella—comenta con verdadera emoción,
y doblando a la izquierda.
—¡Cursi!
Él puso los ojos en blanco y dobló a la derecha para
ingresar al subterráneo de nuestro edificio. Cerré la puerta
de mi departamento y Diego entró en mi cocina aun
tarareando la canción de los Guns N'Roses. En ese
momento me entró una llamada, mire un momento a Diego,
quien me estaba observando con curiosidad.
—¿Quién está llamando? —Pregunta con diversión—. Haré
un pastel de chocolate.
—Es Simón—contesté con sinceridad—. No me tardaré en
bajar, ¿vale?
—Vale—respondió con cierto recelo que me hizo sonreír
porque estaba celoso—. No me mires así, no estoy celoso,
bella.
—Ajá—contesté aguantándome la risa.
—¡Que no lo estoy! —Exclamó con tono de burla y se
acercó a mí—. Porque tú me amas a mí.
—Tiene lógica. Vuelvo enseguida, ¿vale? No me extrañes
mucho—me burlo de él antes de comenzar a subir la
escalera.
—Yo siempre te estoy extrañando bella—responde con un
grito.
Contesté la llamada de Simón, pero colgó. Lo llamé de
vuelta y mordí mi labio inferior con fuerza, sonó uno, dos
hasta tres timbres antes de que él contestara el teléfono:
—Anastasia—dijo mi nombre con suspiro—. ¿En dónde
estás?
—En mi casa, ¿por qué? ¿Has visto las noticias? —
pregunté, cerrando la puerta de mi habitación—. No
entiendo, tú sabes muy bien que Nicolás es el asesino,
¿verdad?
Él soltó un gruñido con unas palabras incoherente que no
logre escuchar bien y sentí que arrastraba una silla.
—Anastasia no salgas de tu departamento y no dejes que
Alejandra lo haga, las medidas han bajado porque los
policías solo quieren culpar a alguien luego y ese sujeto
que tiene en las rejas calza mejor que mi hermano. A
Mariel la removieron porque ella seguía diciendo que no
encajaba las otras pruebas que tiene como la mordida que
se le encontraron a las víctimas—él soltó un suspiro—. Y...
Anastasia, tú te has fijado en cómo son físicamente las
chicas que han desaparecido, no te suena familiar.
Fruncí el ceño porque la verdad me he alejado de eso no
quería saber nada, si estaba pendiente de cuantas chicas
había desaparecido cada día, claro que he visto algunas
fotos, pero nunca me he fijado tanto en ellas.
—Si, pero no me he fijado tanto en ellas, ¿Por qué? —
Pregunte preocupada porque no me estaba gustando nada
la conversión—. ¿Qué tenía esas chicas? Porque tú
hermanos las mato, ¿qué tenía ella para que él se fijara en
ellas?—
pregunte con la voz rota.
Simón soltó un suspiro antes de contestar:
—Anastasia, yo... —Se quedó unos segundo callado antes
de continuar—. Será mejor que no lo sepas por tu bien.
Me limpié una lágrima que rodaban en mi mejilla y negué
con la cabeza porque necesitaba saber la razón de una vez,
estaba cansada del misterio entre Harry, Mariel y Simón, se
supone que yo también soy parte del grupo, pero
últimamente me esconde toda la información.
—Simón, eres mi amigo y estoy cansada de que me
mientas. Por primera vez te pido que me cuentes el motivo
de una jodida vez, ¡Dímelo! Por favor—Le supliqué entre
molesta y enojada.
—Anastasia, créeme es mejor que no lo sepas es lo mejor
para ti—solté una maldición y comencé a presionarlo hasta
que se quedó callado unos segundo antes de añadir—:
Porque todas esas chicas se parecen a ti, Anastasia, todas
tiene algo similar a ti—dijo con la voz rota.
Apenas puede procesar sus palabras porque no podía ser
cierto eso, ¿verdad? Todas esas chicas murieron por mi
culpa ¡Dios no! Me llevé una mano a la boca porque tenía
ganas de vomitar sentía tanto asco por mí, yo maté a esas
chicas solo porque tenía similitudes a mí, yo las condenes.
¡Dios mío! Esto es mi culpa... Yo debí haber muerto y no
esas chicas que tenían toda una vida por delante.
Sentí que Simón me llamaba, pero no podía respirar sentía
como mi vida se estaba cayendo a pedazos. No es justo.
Yo debí morir. Me miré de reojo en el espejo y me di asco a
mí misma. Me llevé una mano a la boca y corrí al baño a
vomitar todo porque hace esto hasta cuando me va a
torturar así, apenas llegue a lavamanos cuando expulse
todo lo que tenía mi estómago.
Cuando pare de vomitar, me mire de reojo en espejo y me
di asco a misma. Yo era la culpable de que esas chicas
estuvieran muertas y solo porque tenía algo parecido a mí,
era mi culpa y me odie. Me acerqué al espejo y le pegué un
puñetazo donde se clisó, varios pedazos de vidrio se
incrustaron en mi mano.
Me destrozo, lo logró—rompo a llorar antes de abrazarme
con fuerza porque no me mata ya. Sentí como alguien abría
la puerta del baño y después me abraza por la cintura sabía
que era Diego, pero no podía respirar y apenas podía verlo
a través de mis lágrimas.
—¿Qué hiciste Anastasia? —Siento me pregunta más cosas,
pero no lo escuchó porque sigo pensando en cada chica que
Nicolás mato por mi culpa, y de nuevo siento ganas de
vomitar... Porque yo las condene...yo las mate—.
Responde por favor.
Siento como limpia mis manos y retira los pedazos de
vidrio, apenas siento dolor porque siento que ya morir, me
siento asqueada. Siento que pasan varios minutos y Diego
me cura la mano izquierda con cuidado y luego me toma
entre sus brazos, me saca del baño.
Diego acaricia mis mejillas intentando limpiar mis lágrimas
y me abrazo a mí misma.
—Anastasia háblame por favor—me rogó con la voz rota y,
tomó mi barbilla con cuidado—. ¿Qué ocurre? Háblame por
favor, estoy aquí para escucharte y apoyarte, mi bella.
—Soy mala, Diego—susurro con ronca y me paso la manga
de mi polerón por mi nariz—. Aléjate de mí porque solo sé
causar daño y aún puedes salvarte de mí.
Él niega con la cabeza y toma mi cara entre sus manos para
que lo mire fijamente. Diego me da un beso, pero no me
muevo y él insiste chupando mi labio inferior para luego
besarme de nuevo, pero no hago nada porque no puedo.
Nicolás me ha destrozado por completo.
—Por favor—me ruega. Niego con la cabeza y él suelta un
gruñido—. Por favor no te rindas Anastasia, cuéntame que
paso, por favor.
—Soy una asesina—confesé con la voz rota y me llevé la
mano a la boca porque tenía ganas de vomitar de nuevo.
Lo miro y veo que está llorando, sus manos tomaron mi
rostro y niega con la cabeza una y otra vez.
—No, lo eres. Tú no eres la responsable de nada Anastasia,
tú no tienes la culpa de nada de lo que ha hecho Nicolás, tú
solo eres una víctima—dice con la voz rota, acariciando mi
mejilla—. Tú eres buena, eres bondadosa, amable, tierna y
apasionada, no eres mala. Solo has sufrido mucho,
Anastasia, pero no eres mala. Lo entiendes, ¿verdad?
Negué con la cabeza.
—Escúchame Anastasia, tú no eres mala, eres buena y
pura, tienes mucha bondad dentro de ti, eres una de las
mejores personas que han conocido en mi vida. Tú no
tienes por qué sentirte responsable sobre lo que hace
Nicolás, cada persona toma su propias decisiones, él es
malo, no tú. Ahora quiero que me mires—lo mire fijamente
—. Y
muéstrame una hermosa sonrisa para mí, por favor.
Intento sonreír, pero no puedo. Diego no me obliga de
nuevo a sonreír para él porque no puedo por ahora. Diego
me abrazó con fuerza, y comenzó a tararear una canción.
How deep is your love?
How deep is your love?
How deep is your love?
I really mean to learn
Because we're living in a world of fools
Breaking us down when they all should let us be
We belong to you and me.
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
¿Cómo de profundo es tu amor?
De verdad quiero saberlo,
porque vivimos en un mundo de tontos,
que nos destruyen cuando deberían dejarnos vivir en paz.
Nos pertenecemos el uno al otro
No puedo evitar sonreír un poco porque esa canción suena
mucho a lo que nos está pasando porque no dejan vivir en
paz. Alzó mi barbilla y veo que me está observando con
mucha atención y con una pequeña sonrisa que me
contagia.
—Eso es bella sonríe para mí—me dice acariciando mi
mejilla.
—¿Cómo se llama la canción? —Pregunte con una pequeña
sonrisa y pasó sus dedos por mi pelo.
—How Deep is your love de Been Grees, no puedo creer
que nunca la escucharas cuando es un clásico—dice un
poco ofendido lo que me hace reír.
—No escucho música antigua.
—Tú te la pierdes—se burla y me atrae a su pecho—. ¿Qué
fue lo que pasó? Anastasia quebraste el espejo y dañaste tu
mano izquierda. Me preocupé jodidamente cuando te vi
llorando con tu mano llena de sangre.
»¿Quieres hablarlo conmigo? —Pregunto una vez más, pero
negué con la cabeza aún no estaba lista—. Quieres un poco
de pastel de chocolate—me ofreció con una pequeña
sonrisa.
Solté un suspiro.
—Eres mejor novio, en serio, Diego—le di un suave beso.
—Lo sé, bella, soy un novio increíble por eso no tienes que
dejarme ir nunca.

******
Pasamos las horas viendo películas, la mano izquierda me
dolía, pero era soportable. Diego no me insistió más sobre
el tema, pero aun cuando intente relajarme o
concéntrame en las películas no podía sentía esta presión
en mi pecho crecía y me ponía aún más inquieta no tener
a la rubia y Cameron en el departamento.
Le mande un rápido mensaje a la rubia para saber cómo
andaba todo, pero tampoco quería asfixiarla, quiero que
ella tenga su privacidad con su pareja.
—¿Te duele la mano? —Toma mi mano y le da pequeños
besos—. Mi abuela quiere volver a verte y que pasemos
unos días en su casa cocinando y viendo fotos mías de
pequeño.
—Dieguito—, lo llamé por el apodo tan tierno que le dice su
abuela—. Me encantaría, tus abuelos son geniales, sobre
todo tu abuela.
Él suelta una risa y juega con los dedos de mi mano.
—Mi abuela te amo y quedó maravilla... Creo que se
enamoró de ti al igual que yo—solté una risa—. Amo
escucharte reír, bella, quiero tu felicidad para mí es muy
importante que sea feliz porque cuando estas tristes yo
también lo estoy y cuando tú sufre también lo hago porque
no quiero que te sigan lastimando y me siento impotente al
saber que no puedo hacer nada para aliviar tu dolor.
Me senté en su regazo y aparté varios mechones de su
pelo. Él me abrazó con fuerza y me apegó aún más a su
pecho.
—Yo no quiero que tú sufras Diego.
En ese momento sentimos que alguien estaba azotando mi
puerta y comenzó a gritar mi nombre. Diego me miró unos
segundos antes de que ambos bajáramos las escaleras
cuando estuvimos cerca de la puerta pude distinguir que la
persona que gritaba era Cameron. Abrí la puerta con
rapidez y estaba sangrando, pero no estaba Alejandra y lo
supe...Nicolás se llevó a Alejandra.
—No, por favor, no dime que no es lo que creo—rompí a
llorar en esos momentos y sentí los brazos de Diego
tomando de la cintura, pero me suelto de su agarre—. ¡No!
—gritó.
Me acerqué a Cameron quien estaba llorando en el suelo.
—¿Cómo pasó? ¿Cómo pudo ocurrir? —grité desesperada—.
Habla Cameron—le exige desesperada porque tenía los
minutos contando.
Diego comenzó a curar a Cameron y tomó su mano para
que supiera que estaba con él y poder escuchar cómo
sucedieron las cosas aun cuando quería zarandearlo y
gritarle, pero él no tenía la culpa y Cameron es un pan de
dios.
—Nosotros bajamos a comprar con el policía, pero antes de
que saliéramos del edificio algo me golpeó la cabeza
dejándome inconsciente... Cuando desperté me acerque al
auto del policía...él estaba muerto y desnudo...creo que
Nicolás le robo la ropa por eso fue fácil para él acceder a
mi edificio nadie entrar sin invitación... Yo—rompió a llorar
y lo abracé con fuerza.
Llame Harry para que viniera rápidamente a mi
departamento. Observé como Diego abrazaba a Cameron
con fuerza y subí las escaleras para rescatar mi antiguo
teléfono donde tenía el número de Nicolás. Entre en mi
closet y busqué en mis maletas y por fin lo encontré.
—¡Mierda no tiene bacteria! —Exclamó molesta cuando
dice el teléfono que no tiene bacteria.
Tome mi cargador y lo enchufe rápidamente. En ese
momento entró Mariel, quien me abrazó con fuerza y
escondí mi cara en su pecho, en donde comencé a llorar
porque mi rubia bonita estaba en las manos de ese
desgraciado.
—Por favor, dime que es mentira Mariel—le susurre. Ella
limpió mis lágrimas y negó con la cabeza. Solté un grito y
siento como me abraza con fuerza—. Tengo que ir yo, él me
quiere a mí.
—Tú no harás eso—dice Harry entrando en mi closet junto
a Diego, Simón y Cameron. Él comienza a sacar su
computadora y toma mi teléfono en donde le inserta algo—
Chip de rastreo, Nicolás se pondrá en contacto contigo así
que rastreamos su llamada para atraparlo. Dame tu
teléfono Simón.
Simón estiró su mano con su celular y se lo entregó. Me
acerqué a Cameron quien me abrazó fuertemente.
—Yo no puedo vivir sin ella—me susurro con la voz rota—.
Es el amor de mi vida, Anastasia. Dime que ella estará
bien, por favor—me suplica.
—Te lo prometo Cameron, no dejaré que nadie le haga
daño.
Pasaron las horas y Nicolás nunca llamó. Diego llevó a
Cameron a una de las habitaciones y Mariel no ha soltado
el teléfono. Me secó las lágrimas y subo mi cuarto. Saco mi
teléfono antiguo y marco su número, suena hasta el tercer
timbrazo hasta que escucho su respiración a través de la
línea.
—Anastasia—, susurra mi nombre. Me quedé paralizada,
pero reaccionó rápidamente este momento tarde o
temprano iba a llegar—. Estaba esperando tu llamado ¿me
has extrañado? Ah porque yo sí, eso lo puedes ver en mis
actos.
Trague duro antes de contestar y me limpie las lágrimas
porque tengo que concentrarme para que la rubia salga
sana de ese lugar.
—¿En dónde estás? No le hagas nada, Nicolás ¿Qué
quieres?
—Me gusta escuchar esas palabras saliendo de tu boca. Tu
vida por la de ella. Un trato justo creó yo, ella no es mi
objetivo, lo eres tú. Yo que tú no lo pienso tanto total si la
mato solo será una más—dijo con verdadera maldad que
me hizo temblar de miedo.
—No le hagas nada. Está bien, lo haré que tengo que hacer
—escuché con atención sus intrusiones antes de colgar la
llamada y rápidamente comencé a buscar lo que me dijo
que había dejado en mi departamento.
Me encerré en el baño y comencé a llorar no por mi vida,
sino porque no sabía si era verdad su promesa de que
dejara a Alejandra a salvo. Sentí como la puerta se abría y
entraba Diego, me abraza con fuerza.
—Siento que me estoy muriendo Diego, sabía que no tenía
que dejarla...es mi culpa si algo le pasa... —antes de que
terminara de hablar él me interrumpió.
—Confía Anastasia. Harry y Mariel se fueron porque tenía
una pista, por favor confía en ellos—me suplico tomando
p p p
mis manos.
Me acerqué a él y le di un beso porque tal vez, no volvería
a ver Diego. Me dolía no poder cumplir con su promesa,
pero en fondo de mí sabía que no volvería de ese
encuentro, lo tenía aceptado de hace semanas, pero eso no
significa que no pelearé hasta el final.
—Te amo Diego, jamás lo olvides ¿vale? —Susurre con la
voz rota—. Eres lo mejor que me ha pasado en estos meses,
Diego me has enseñado tantas cosas y tantos valores, amar
de esta forma tan pura y bonita. Te amo mucho.
Él frunció el ceño y luego abrió los ojos con terror. Me
abrazó con fuerza y sentí como clava sus dedos en mi
cintura.
—No hagas una locura, no me dejes, Anastasia.
—Diego—, susurre.
—No me dejes por favor, te necesito eres la luz en mi vida.
Deja que Harry y Mariel hagan su trabajo...no te arriesgues
por favor—me suplicó con la voz rota.
Limpié varias lágrimas que caí por sus mejillas.
—Diego, ya no queda más de mí...Me odio mírame— tomé
su cara entre mis manos—Mírame, Nicolás mato a todas
esas mujeres pensando en mí, eran chicas jóvenes que
tenía todo un futuro por delante y él se las llevó por tener
rasgo parecido a mí dudo que pueda sanarme. Ya no queda
nada más en mí.
—No eres culpable de nada. Eres mi luz Anastasia—me
beso con fuerza, pero me quede quieta—. Me prometiste
que nos íbamos a casar a los treinta años. Me lo prometiste
que no ibas a ser una locura—limpie las lágrimas que caían
por sus mejillas—. Eres el aire que respiro Anastasia, si te
pierdo me voy a perder a mí mismo, no me dejes te
necesito.
—Diego—, susurre con la voz rota.
En ese momento alguien tocó la puerta y vi a Simón quien
nos miraba fijamente con los ojos rojos.
—Han encontrado otro cuerpo en un parque.
Nos levantamos rápidamente y bajó a ver la televisión en
donde veíamos como Mariel y Harry entraba en la escena.
Me abracé a misma, no podían hacer nada Nicolás era más
rápido que la policía y no podía depender de ellos tenía que
seguir el plan y lo haría, haría lo que hiciera falta para
salvar a Alejandra. Nicolás era muy inteligente y no sabía
cómo lo hacía, pero iba diez pasos más adelante que la
policía.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este
bien, se supone que ayer iba subir el final, pero la señal de
mi compañía decidió desaparecer y llego como las 8 de la
noche y estaba super mala y no me dejaba subir los
capítulos así que tuve que subirlo hoy. Bueno ya estamos en
final en una hora mas se sube el segundo de los tres
capítulos.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde
siempre estoy avisando cuando subiré capítulo y
últimamente wattpad ya no avisa, cuando subo capítulo ♀ ♀
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 81 (Penúltimo)
Mire el reloj marcaban las dos de la mañana, estaba
aterrada por lo que acabo de hacer, pero estaba siguiendo
las instrucciones de Nicolás porque él sabe que estoy
vigilada, nada de teléfono. Limpié las lágrimas que caían
por mis mejillas y me acerqué a Diego quien estaba
profundamente dormido o drogado. Me siento horrible
haberlo drogado, pero fueron las instrucciones y no
solamente fue a él también a Simón, Cameron y al policía
que se quedó vigilando.
Guarde el cuchillo en mi espalda y unas horquillas en mi
pelo. Acepte ir a ese lugar, pero eso no significa que no
lucharé con uñas y dientes para salir de ahí. Me acerqué a
él y le di un beso en su frente.
—Te amo Diego sin duda eres lo mejor que me ha pasado—
acaricie su mano en donde él se removió—. Lo siento, pero
p
tengo que salvar a Alejandra, perdóname por drogarte
Diego, pero... Ella no merece eso y ninguna de esas chicas
lo merecen.
Solté un suspiro enorme y me limpié una lágrima que
recorría mi mejilla. «Tengo que ser fuerte y valiente»—me
digo a mí misma
Salgo con cuidado de mi departamento y presiono el botón
del ascensor. Cuando llego al sótano veo que hay un policía,
pero está mirando su teléfono. Me agacho y comienzo a
caminar lentamente hacia la salida en donde me pongo un
gorro para no me reconozca.
Corrí hacia una esquina y tomé un taxi en donde le pido
que me lleve a un alquiler de coches de veinticuatro horas.
Me subo a al auto y respiro profundo siento como cuchillo
hace presión en mi espalda. Apoyo mi cabeza contra el
manubrio, tenía que controlarme y ser fría.
—No es el momento de ser débil Anastasia—me recuerdo a
mí misma—. Te salvaré Alejandra, solo espera unos
minutos, sigue luchando por favor.
Encendí el coche y me dirigí a esa maldita cabaña. Todo el
camino estuve nerviosa y tuve que parar dos veces para
vomitar, sentía tanto asco hacia Nicolás y de lo que era
capaz de hacer y también me sentía asqueada por mí
misma porque yo fui la que condenó a esas chicas, yo las
mate. No puedo...más, él sabía que esto me mataría...no lo
voy a resistir por muchas terapias, no podré verme de
nuevo sin sentir asco de mi apariencia.
—Otra vez no—Detengo el vehículo y salgo rápidamente
para vomitar o más bien para dar arcadas, ya no tenía nada
en mi estómago solo agua—. Tienes que ser fuerte
Anastasia, esta vez solamente es Nicolás y tú—me doy
ánimo a misma.
Me volví a subir al auto y me limpié el sudor que recorría
mi frente. Me sentía muy mal, y la mano izquierda me está
jodiendo, pero tengo que ser fuerte. Volví a encender el
vehículo y retomé el camino hacia la cabaña de terror.
Doble a la izquierda en donde tomé un camino de tierra y
los árboles empezaron a parecer dándole un toque aún más
tenebroso. Me bajé donde Nicolás me dijo en la llamada y
seguí caminado a pie.
Mire a mi alrededor y estaba oscuro y tenebroso.
«Realmente era mi película de terror»—me dije a mi
misma. Caminé un poco más por el camino hasta que una
pequeña y acogedora cabaña de madera apareció a mi
vista.
—Eres puntual—dice Nicolás fumando un cigarro
tranquilamente.
Me limpié las manos en pantalón porque estaba algo
sudada, cuanto estuve más cerca solté un grito de horror
porque su camiseta estaba llena de sangre y me tapé la
boca para no vomitar. Cerré los ojos esperando que esto
fuera solo una pesadilla.
—Acércate Anastasia, no te haré nada por ahora—dice con
una voz calmada—. ¡Dije que te acerques! —Me gritó.
Tragué duro y me acerqué cada vez más a él, pero me daba
tanto miedo, tenía frente a mi peor pesadilla. Nicolás sonrió
de lado como cuando estábamos juntos y me dio un
escalofrío y di un paso atrás.
—Quieta Anastasia—dice dándole otra calada a su cigarro.
—¿En dónde está Alejandra? —Pregunte abrazándome a mí
misma.
Nicolás tiró al suelo el cigarro y dio tres pasos así a mí en
donde me tomo del cuello y me azotó contra un árbol. Solté
un gemido de dolor porque fue tan rápido, su mano
comenzó a acariciar mi mejilla.
—Ella ya está a salvo con un pequeño regalo para tus
amigos los policías—apretó más mi cuello y vi como sus
pupilas comenzaron a dilatarse. Esto realmente lo excita,
maltratar a mujeres—Tu vida a cambio de la de tu amiga.
¡Que novele de tu parte Anastasia! —Exclamó en tono de
burla.
Nicolás apretó más mi cuello y comenzó a darme besos en
cuello, podía sentir el olor a sangre seca que hacía que se
me revolviera aún más el estómago. Nicolás tomó con
fuerza mi rostro para que lo mirara, y limpio una lágrima
que rodaba por mi mejilla.
—Eres tan buena, Anastasia. El mundo necesita más
personas como tú, necesita a más gente que esté dispuesta
a dar su vida por las personas que aman sin interés como
tú lo haces. —él apretó más mi cuello e intenté separarlo,
pero él rio como un maniático—. Pero este mundo es cruel
Anastasia, créeme hay mucha más persona como yo allá
afuera haciendo su vida normal, oculto. Uno de cada diez
niños nace siendo un monstruo.
»Los asesinos somos sus hijos, somos esposos, amigos,
estamos en todas partes y el mundo no se da cuenta de que
estamos con ellos.
Él apretó aún más mi cuello, sentí como mis pies dejaban
de tocar la tierra y aumentaba la presión, comencé a toser
y
a rasguñar sus brazos para que me soltara porque no podía
respirar. Nicolás me dio un beso en los labios antes de
soltarme para caer al piso. Tome grandes respiraciones de
aire e intente levantarme, pero él me agarró del pelo e hizo
que lo mirara.
—Tengo una duda mi chica bonita, ¿Por qué te sacrificaste
por ella? La gente muere todo el tiempo, ¿qué significa una
persona menos en esta tierra? Si al final ella va a morir
igual en algún momento de su vida. La muerte llega tarde o
temprano.
No dije nada por qué es evidente que no sirve explicarle el
dolor que se siente cuando pierdes alguien cercano a ti, él
nunca lo va a entender lo que es amar alguien tanto que
darías tu vida a cambio de que ella esté bien, él nunca lo va
a entender por qué es un psicópata que no puede sentir
amor por alguien ni siquiera por su propio hermano.
Nicolás no es capaz de ponerse en tu lugar y sentir tus
sentimientos.
—¡Responde maldita puta! —Me pego una patada que me
hizo doblar y ponerme en posición fetal para protegerme—.
Eres tan débil Anastasia, ya no eres nadie. Sabía que te
mataría con la muerte de tu hermano. Mmm...es gracioso
porque tu hermano me amenazó incontables veces a
espalda de ti y me tenía cansado de sus amenazas diciendo
que tú eras mejor que yo.
Nicolás tira de mí para ponerme en pie y toso un poco
intentó recuperar el aire.
—Porque la amo—conteste en un susurro—. Yo la amo
porque es como mi hermana y daría mi vida por ella así de
simple Nicolás, pero tú nunca sabrás lo que es amar a
alguien porque eres un monstruo incapaz de tener empatía
por otras personas y me das pena. Todas esas personas que
has matado valían más que tú porque eran buenas y
amadas, en cambio tú—lo mire con asco y él apretó aún
más sus puños—. Eres un ser despreciable con una cara
bonita.
Esquive su puñetazo y lanzó un golpe que va directo a su
mejilla. Sonrió porque ahora solo somos los dos y si muero
lo haré sabiendo que peleé por mi vida. Me acerco a él
dispuesto a pegarle otro puñetazo, pero me detengo
cuando saca una pistola.
—¡Quieta maldita puta! O te lo juro que te mato y nunca
fallo—dice tranquilamente y carga la pistola.
Mi respiración es agitada mientras alzo la vista a mi
demonio personal. Mi cuerpo tiembla por completo porque
tengo que tratar de calmarlo y hacer tiempo para salir de
aquí como pueda.
—Ahora será una niña buena y vas a comportarte,
Anastasia una más y te lo juro que no dudaré en dispararte.
Ahora entrarás en esa puta casa que tengo una sorpresa
para ti—me tomo de la muñeca y me apego a su pecho—.
Porque no estamos solos, tenemos una pequeña visita.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me solté su agarre e
intenté correr, pero me apretó con más fuerza y suelto un
gemido de dolor cuando su mano golpeó mi mejilla
derecha.
—No, no, mi bonita. Tenemos muchos asuntos pendientes
entre tú y yo—me agarró del cuello y pegó su frente contra
la mía—. No me hagas enojar más de lo que estoy
Anastasia, no voy a dejarte ir. Vas a morir. Ese era tracto, la
vida de Alejandra por la tuya, yo lo cumplí ahora pórtate
bien y tal vez si lo haces tú muerte no va a ser dolorosa.
Asentí con mi cabeza y comienzo a derramar lágrimas
sintiendo su mano ascender de mi espalda hasta mi cabello
donde tira de él y me guía a la cabaña del terror ¿Cuántas
chicas cruzaron esa puerta viva y luego ya no? Ahora era
mi turno.
Cuando entramos en la cabaña, me imagine las peores
paredes llenas de sangre, basura, ratas, pero no, todo
estaba impecable y limpio. Me arrastró hacia una
habitación donde abrió la puerta y me aferro al marco del
pasillo porque no quiero entrar ahí. Él suelta una risa y me
pega una cachetada y me empuja hasta que caigo al suelo.
—Te estás portando muy mal y me estoy enojando cada vez
más Anastasia, pero no creas que me desquitaré contigo.
No, no, no, tú eres fuerte y puedes aguantar una paliza,
pero creo que ella no lo soportaría—sonríe con maldad
hacia
el fondo de la habitación.
Mi cuero cabelludo me pica y comienzo a llorar al pensar
que puede ser Alejandra herida y que al final nos mate a las
dos. Giro mi cabeza y mi corazón se parte aún más porque
no es Alejandra en el fondo de la habitación, ahí una niña
con pelo castaño largo, abrazando a un peluche.
—No me hagas enojar más—me susurra con voz
amenazadora y me levanta del suelo— ¡A que es bonita! —
Exclama.
La niña que debe tener unos diez años abraza aún más su
peluche ¡Dios yo la condene a esto!
—Se parece mucho a ti. Es como verte a los diez años—dice
acariciando mi mejilla y rompo a llorar porque esto es mi
culpa, ella está aquí por mi culpa—. La pequeña iba
tranquilamente a su escuela, pero se topó con alguien
malo, muy malo—dice con voz infantil, pero burlón.
La niña comienza a llorar con más fuerza y Nicolás me
suelta para acercarse a ella, pero me interpongo porque no
dejaré que la toco, no mientras esté yo que haga conmigo
lo que quiera.
—¡No la toques!
Me miro molesto y me pego un puñetazo donde caigo al
suelo y comienzo a arrastrarme por el suelo, pero él vuelve
a pegarme una patada con fuerza que me corta la
respiración por varios segundos. Escucho como la niña
comienza a gritar que ¡No la toque! Miré de reojo y vi que
Nicolás estaba acariciando su mejilla.
Me levanté rápidamente porque tenía que protegerla.
Nicolás rodó los antes de bloquear mi golpe, pero tomé su
mano y lancé un puñetazo con mi mano izquierda que me
dolió por los cortes. Él se soltó un gemido y lanzó otro
puñetazo, pero lo bloqueo, tomó mis manos y las apretó con
fuerza haciéndome gritar de dolor. Me pego un codazo,
pero aun así no me moví y seguí protegiendo a la niña
quien abraza una pierna mía en busca de protección.
—Quítate Anastasia, quiero hablar con la niña—negué con
la cabeza y sentí como la niña abrazaba más mi pierna—.
¡Quítate de ahí ahora, es mi juguete! —Grito furioso como
si fuera una bestia.
En ese momento sentí tanta rabia que no sé cómo me solté
de su agarre, pero apreté con fuerza mi puño y lancé un
golpe de nuevo en su nariz donde comenzó a salir un breve
rastro de sangre. Se pasó una mano por la nariz cuando vio
que estaba sangrando me miró de una forma que realmente
me dio miedo. En su mirada había puro odio. La niña seguía
llorando y pongo una mano en su hombro para protegerla
aún más. ¿Qué fue lo que le hizo? —preguntaba para mí
misma.
—Mi paciencia se agotó, maldita zorra de mierda—A
empujones y prácticamente me arrastra por la habitación
hasta sacarme de ahí y me da un fuerte bofetada que me
hace caer al suelo. El ardor es intenso, pero puedo soportar
pero aun así las lágrimas escapan por mis mejillas.
Él se agacha para estar a mi altura y me observa con una
sonrisa de sádico. ¡Él la está pasando bomba! —Exclamó de
forma irónica en mi mente. Las venas de su cuello se
marcan, está furioso, pero valió la pena mientras su ira está
dirigida a mí y no toque a esa inocente niña.
—Sigues siendo una maldita fiera, pero tranquila mi bonita
que sé muy bien cómo tratar a las chicas como tú.
Tomó en un puño mi pelo y me alzo para que me pusiera de
pie, me agarró con fuerza y tiró de mí para que bajara las
escaleras. Prendió la luz cuando estuvimos abajo y me tape
los ojos porque había... había un cuerpo de una chica en
suelo y desnudo. El sótano olía mal y me llevé las manos a
la boca para no vomitar.
—Ups se me olvido de que tenía alguien—camina hacia
donde se encuentra el cuerpo desnudo de la chica, me
acerco un poco para ver si está viva, pero tiene los ojos
abiertos con una mirada de horror. Suelto un grito y cierro
los ojos con fuerza, esto no es real, no es real—. Llegaste
tarde para salvarla, Anastasia. Otra muerte sobre ti.
Rompí a llorar y sentí asco como las manos de Nicolás
recorrían el cuerpo de la chica porque ella no merecía eso.
Sé que no hay manera que escape de aquí, no hay
suficiente tiempo para mí, pero puedo salvar a esa niña
inocente.
Tengo que sacarla como sea de aquí.
—Era bonita, al igual que tú y tenía solo 18 años. No te
sientes mal contigo misma, al saber que todas las chicas
que he matado son porque me recuerdan a ti—apenas
puedo verlo a través de mis lágrimas. Él se acerca y me da
pequeños golpes en la frente—. Tú las mataste Anastasia,
es tu culpa que yo matara a todas esas chicas porque te
extrañaba.
Acaricia mi mejilla con cuidado y limpia las lágrimas que
ruedan por mi mejilla. Me quedo quieta porque tiene razón
yo las mate, las condenó al igual que mi hermano.
—Te amo Anastasia, pero tú nunca lo hiciste solo te gustaba
lo que yo representaba para ti, una fantasía de los libros
románticos que tanto amas. Me crees estúpido ¿o qué? Era
tu experimento favorito, ¿verdad? —Dice dándome golpes
en la frente y niego con la cabeza—. Eres una estúpida,
siempre quisiste ver bondad en mí, pero te cuento un
secreto, bonita, la gente es mala y no va a tener piedad
contigo. La vida es cruel, abre los ojos Anastasia, yo no era
bueno y nunca lo fui.
Me zarandeo los hombros y cerré los ojos con fuerza.
—Nunca fui bueno, pero tú... Lo intente, intente ser bueno
por ti, pero sabes que pasan con las personas que están
siempre enojados y llena de iras que explotan, fueron años
y años de esconder estos pensamientos sobre matar—me
acorraló contra la pared y sentí su reparación en mi oído—.
Tú fuiste mi musa para matar a cada una de esas chicas
porque te amo.
Siento que hablamos de personas diferentes, yo nunca vi
alguna señal de alerta con Nicolás hasta ese día que me
vendió para pagar sus deudas en ese momento conocí al
verdadero Nicolás o una parte y después fueron los meses
de acoso hacia mí. Yo lo amé y fui feliz el tiempo con él
porque yo veía bondad en él, pero todo fue una fachada.
—No te sientas mal Anastasia, no me pudiste sanar con tu
amor porque yo no tengo arreglo, sé que soy un monstruo,
pero así nací. Desde pequeño que quería matar a las
personas incluso los intente con mi familia—se burla con
diversión—. Pero me descubrió mi papá, y yo como un niño
inocente dije que solo quería cortar una caja, pero en
realidad quería ver la sangre de un humano.
Pestañee varias veces hacia él y tomó mi rostro entre sus
manos.
—Te das cuenta lo jodido que estoy—asentí con mi cabeza y
me mostró una sonrisa malvada—. Y ahora tengo aquí
conmigo, pero aunque quisiera tener para mí...no
puedo...tengo que matarte porque tú fuiste la que me
jodiste todo con mi puto hermano—dice cada palabra con
ira.
—Por favor, Nicolás. Esto no está bien y puedes detenerte
ahora. Porque no te entregas por las buenas.
Él suelta una risa y tira de su cabello, su rostro se va
tornando algo rojo mientras aprieta sus manos en puños.
Está lleno de ira y enojo. En cualquier momento vuelve a
tocarme.
—Vas a acabar igual que todas las putas que maté,
Anastasia—me empujó hacia al colchón donde me caí—.
Esta noche no las vas a olvidar nunca porque será tu última
noche.
—¡Eres un puto enfermo de mierda! —Grito sin poder
controlarme, si él va a matarme no puedo solo dejarlo fácil,
voy a luchar y lo más importante proteger y sacar a esa
niña de aquí.
Me pongo de pie rápidamente y no me muevo porque sé
que si lo hago me va a atrapar con rapidez. Nicolás bufa
molesto y saca una cuchilla, me apunta con ella y trago
duro.
—Te amo Anastasia, pero tú no y prefiero matarte que verte
con otro chico—una lágrima cayo por mi mejilla y la limpie
rápidamente—. Pero eso no significa que no disfrutaré de
ti, antes de que te mate y después voy a ir por esa niña tan
dulce.
—Nicolás déjala ir, es una niña...por favor—le supliqué con
la voz rota.
—Acaso vas a tomar su lugar y te vas a quedar quieta
cuando quiera tocar tu cuerpo—puso sus manos en mi
cintura y comenzó a bajarlas, pero las detuve. Sus ojos
brillaron con chispa de maldad y negó con la cabeza—. Ves
tú no te vas a rendir tan fácil a ti tengo que torturar, pero
ella está sola indefensa muy fácil del dominar.
Es un monstruo nació o la vida lo trató mal y se fue
alimento año tras año de ira y rabia sobre las críticas o
comparaciones que siempre le hacían a Nicolás con su
hermano. La vida es una mierda, pero Nicolás simplemente
fue un cobarde que dejó de luchar para caer en sus
demonios.
—¡Es una niña, Nicolás! Debe tener entre 9 o 10 años,
déjala ir—le supliqué con la voz rota—. Por favor, déjala a
ella y te prometo que no lucharé por mi vida.
Negó con su cabeza con diversión y puso su mano en mi
cadera donde levanto mi polera y comenzó a subir por mi
estómago, pero agarre con fuerza su muñeca y le pegó un
puñetazo, lo empuje con fuerza e intenté escapar, pero de
repente sentí un golpe en mi cabeza que me hizo caer. Me
llevé la mano a mi cabeza y vi que tenía un leve rastro de
sangre antes de perder el conocimiento.

*******
Cuando desperté vi a Nicolás limpiando unos cuchillos e
intenté pararme, pero mi mano izquierda estaba
esposada.

¡Dios, otra vez así! Negué con la cabeza porque me estaba


torturando. Tire de la esposa el ruido de la cadena llamó la
atención de Nicolás quien me sonrió.
Se acercó a mí y me acarició la mejilla. Su mano acarició
mi pierna y cerré los ojos al sentir su tacto. Soltó una risa y
comenzó a besarme el cuello en donde solté un grito de
horror y apretó con fuerza mi mano derecha dejando
inmóvil.
—No, por favor—le supliqué—. No lo hagas—comencé a
llorar porque esto ya lo viví antes.
—¡Ya cállate! Joder—su mano se alza y me abofetea con
fuerza—. Eres igual que todas, ellas se quejaban y
suplicaban como si eso las fuera a salvar—. Lo observé era
realmente hermoso con sus ojos azules, tenía una cara de
niño bueno y aun así era ángel de la muerte—. Todas ellas
eran ingenuas y enamoradas del chico atractivo y amable
son todas tan estúpidas que apenas ven una cara bonita se
vuelven locas.
Toma mi rostro y me da un beso donde me remuevo sin
parar, me pega un puñetazo en mi estómago.
»Todas esas chicas creían que iban a tener una historia de
amor con un chico guapo, eran tan inocentes y estúpidas.
Incluso fue divertido ver cómo suplicaba por su vida—su
mano subió hacia mi pecho en donde puso sus manos en
mis pechos y los apretó. No podía evitarlo, pero comencé a
llorar e intenté soltarme, pero la esposa me lo impedía.
Sacó un teléfono desechable en donde marcó un número,
puso mi dedo en mis labios. Tire de nuevo de la cadena y él
apretó mis muñecas para que no me moviera e hiciera
ruido.
—Será mejor que te comportes bien en esta llamada porque
voy a avisar en donde puede encontrar a tú adora
Alejandra, compórtate porque si no corto la llamada y tu
amiga morirá ahogada—Asentí con mi cabeza porque ella
tenía que estar bien y a salvo es lo que me mantiene con
vida por ahora.
»Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un
tono burlón. Abrí los ojos y negué con la cabeza. Él tapó su
celular con la mano—. ¡Quédate tranquila porque solo le
quedan 30 minutos! Compórtate como una niña buena.

*******
Diego:

Sentía que alguien me movía y gritaba mi nombre cuando


pude abrir los ojos vi a Simón zarandeándome de los
hombros. Me solté de su agarre y me llevé una mano en la
cabeza porque apenas podía ver y no me sentía mejor que
alguien me sacudiera sin parar como si fuera un peluche.
—Diego, ¿estás bien? —Me paso una botella de agua y le di
un sorbo. Me giré para mirar a Anastasia, pero no estaba
¿Qué mierda? Me levanté y me tambaleé un poco.
Simón me afirmó e hizo que me volviera a sentar. Cameron
entró y negó con la cabeza. Me costaba entender lo que
estaba pasando, recuerdo que estaba con Anastasia y ella
me paso un vaso con jugo...luego estábamos acostados
abrazándonos, pero cada vez me costaba estar más
enfocado en ella ¿Anastasia me drogo? ¿Por qué?
Observé a Simón quien se llevó las manos al pelo y
comenzó a llorar y lo supe ella nos drogó a todos para
poder ir a donde estaba Nicolás. Cameron me abrazó con
fuerza y me derrumbo.
—Ella ya no quería seguir luchando— tomé con fuerza su
polera—. Ella se odia a sí misma por culpa de ese enfermo.
—Diego—, me abrazó con más fuerza—. Ella estará bien,
Anastasia no se daría por vencida, así como así, ella tiene
un plan estoy seguro de que ella no se dejará vencer.
—¿Por qué? ¿Por qué me drogo? ¿Por qué no piensa en mí?
Yo no puedo vivir sin ella. Es mi luz. Cameron tenía mi
futuro con ella y mi presente, ella es la que tiene mi
corazón.
Me tiré el pelo y me pare lentamente en ese momento entró
Harry con Mariel y negaron con la cabeza.
—Arrendó un vehículo sin GPS así que no tenemos nada, le
perdimos el rastro Anastasia—dijo Harry molesto y tirando
de su pelo.
Mariel se acercó a mí y me abrazó con fuerza me quedé
quieto, pero comencé a llorar porque Nicolás era el asesino
serial quien estaba matando a chicas y no el hombre que
tenía aún prisión. Cuando bajé con Anastasia y vio las
noticias de la chica que fue encontrada muerta de la misma
forma que la otras chicas que han muerto vi como ella se
rompió por completo, su mirada se apagó por completo,
apenas conversaba conmigo.
En ese momento Mariel me abraza con fuerza y me aferré a
ella porque me hacía esto Anastasia, porque me dejó de
nuevo.
—Por favor, encuéntrala...No puedo perderla—le susurré a
Mariel.
—La encontraré—me prometió.
En ese momento sonó el teléfono de Simón. Él sacó su
celular y miro Harry todos bajamos rápidamente a la sala
en donde me senté a lado de Harry quien le dio una señal a
Simón para contestar la llamada.
—Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un
tono burlón y apreté con fuerza mis puños porque lo iba a
matar—. He escuchado que tienes nuevos amigos contigo,
en fin, solo te llamo para decirte que Anastasia está
conmigo y está viva si te lo preguntas, aunque no por
mucho tiempo.
—¡Hijo de puta!—apreté mis manos en puños y vi como
Harry tecleaba sin parar sus dedos en la computadora.
—Déjala ir Nicolás—dijo Simón y se limpió las manos por el
pantalón. Él soltó una risa que hasta mí me dio escalofrío
—. Entrégate deja de hacer tanto daño, Nicolás hazlo por
mis padres.
Nicolás soltó un bufido al escuchar las palabras de su
hermano.
—Si, claro que la dejaré ir, pero muerta. Sé que tú la amas
y también su amado príncipe Diego y yo también la amo,
pero ella es mía y cómo es mía hago lo que quiera. Es una
maldita puta—cerré los ojos con fuerza porque lo voy a
matar—. Además que ese fue el trato entre Anastasia y yo
¿no te lo contó? —pregunta con tono de burla y alardeando.
—Déjala ir, Nicolás, por favor—le suplicó de nuevo Simón.
Harry hizo un movimiento para que Simón le siguiera
hablando y no cortara la llamada. Observe como Harry está
rastreando la llamada y Mariel estaba organizando las
patrullas de policía.
—No, no, no hermanito. Ella hizo un trato conmigo la vida
de Alejandra por ella, ese es motivo de mi llamada—
chasquea su lengua.
—¿De qué hablas? Suelta ahora si te entregas y coperas
podrían hacer un acuerdo para que no sea tan dura tu
condena, Nicolás. —Trato de convencerlo Simón.
Se quedó callado por unos segundo antes de que él volviera
hablar:
—Tú crees que soy estúpido. Tus amigos los policías han
sido unos imbéciles son estúpidos. Me burlé de toda la
policía de puta España. Sé que estás con Mariel acércate
bonita, vamos a acercarte y saluda—Mariel apretó sus
labios en una final línea y saludo a Nicolás—. Te revelaré
un secreto, Mariel: Ustedes y la sociedad quieren creer que
pueden identificar a las personas malvadas, o a las
personas malas o dañinas, pero eso no es factible. Dejen de
creer que hay estereotipos para identificarnos podría ser
cualquiera incluso unos de tus policías, el vecino, tú mismo
padre, tu esposo o tú mismo hijos.
Todos nos quedamos callados en ese momento y Mariel
negó con la cabeza varias veces porque en eso Nicolás
tenía razón.
—Dejen de creer que saben cómo soy porque no tiene una
puta idea—se quedó callado unos segundo y vi como Harry
se le quedó pegado el maldito computador. ¡Tenía que ser
una puta broma!— Te revelaré otro secreto de una chica
que buscan creo que se llamaba Yasna la que se parecía
mucho Anastasia encontrar su cuerpo en tres partes por
distintas partes del parque.
—¡Suelta Anastasia!—gritó alterado. Se quedó callado unos
segundos antes de contestar:
—Claro, cuando esté muerta, tal vez te envié algo de ella
por correo—se burló de mí—. Tengo que colgar tengo a dos
chicas muy guapas que están esperando por mí y una la
estoy viendo. Vamos bonita no seas tímida—todos
escuchamos como Anastasia decía: ¡No una y otra vez! Mi
corazón se partió, comencé a llorar y Cameron me abrazó
con fuerza—. Ah por cierto, Alejandra está en una maleta a
una cuadra del departamento, tranquilo no soy tan malo y
tiene agujeros para que pueda respira
Harry logró por fin la computadora se despegó, me acerque
a Mariel, pero estaba igual que Harry aún no podían
rastrear el celular me tire de pelo. ¡Esto tiene que ser una
puta de broma!—digo furioso.
»Una vida a cambio de otra vida es fue el precio para tener
ahora Anastasia—corto la llamada.
Harry ordenó a los policías que fueran a buscar a
Alejandra. Cameron se levantó y fue corriendo con los
policías.
Mariel golpeó la mesa y gritó: «¡Mierda!»
—¡Mierda! No puede rastrearlo por completo, pero sé
dónde está más o menos—dice Harry. Mostrando un bosque
a la fuera de Barcelona a unos 40 minutos de aquí—.
¿Estamos listos? —Le pregunto a Mariel, quien sonrió y
asintió con su cabeza.
—Todo listo e incluso el helicóptero necesita las
instrucciones para despegar—Mariel volvió a llamar y
comenzó a dar instrucciones al helicóptero que no entendía
en código que estaban hablando de Charlie Tango.
Harry me dio unas palmadas en la espalda.
—Lo vamos a atrapar y ella estará bien, ¿vale?
Ellos guardaron sus computadoras rápidamente y Harry dio
la orden a los otros policías. Comenzamos a caminar a la
salida y sentí una mano en mi hombro, me giré y vi que
Simón me sonreía.
—Anastasia, es fuerte y una guerrera sé que luchará hasta
el final—asentí con mi cabeza—. Ella es más fuerte que mi
hermano.
Observe cómo Mariel y Harry cargaban sus pistolas.
Trague duro porque esto se iba a poner feo. Cuando
llegamos al
ascensor vi a la rubia abrazando a Cameron. Ella me miró y
rompió a llorar abrazándome con fuerza.
—¿En dónde está? —Se separó de mí y sus ojos se abrieron
con terror porque ya lo sabía—¡No, no, no, no! —
Exclamó en negación y Cameron la abrazó con fuerza.
Harry se aclaró la garganta.
—Ustedes quédense aquí—nos ordenó Harry, entrando en
el ascensor, pero yo metí con rapidez al igual que Alejandra
y Cameron—. O pueden venir—soltó enojado.
Fruncí el ceño e intenté tranquilizar mi respiración para
mantener la calma porque ellos son los expertos y necesito
estar tranquilo para no hacer una locura como yo mismo ir
a matarlo.
—Van a ir, pero se quedarán en coche y no intente ser
héroes en este caso porque cualquier error o imprudencia
le podría costar la vida a Anastasia y a la otra chica que
tiene ahí adentro, ¿Quedó claro? —Pregunto Mariel
fulminado con la mirada y asentí con mi cabeza.
—Por favor, tráela de vuelta...yo la amo, me salvó la vida—
susurro Alejandra, tomando la mano de Mariel. Alejandra
tenía la cara hinchada y un pequeño corte en su labio, pero
estaba sana y salva—. Por favor, ella tiene que estar bien...,
yo me muero si le pasa algo—rompió a llorar.
—La sacaremos de ahí, confía en nosotros. ¡Ahora
muévanse! —Corrimos hacia el auto de Harry y antes de
que Cameron y Mariel cerraran la puerta él ya estaba
acelerando.
Mariel comenzó a dar órdenes y se escuchaba como alguien
le respondía, teníamos los minutos contados y encontrarlo
en el bosque iba a ser difícil, pero por suerte teníamos el
helicóptero quien ya estaba sobrevolando los cielos de
Barcelona.

******
Anastasia:

Solté un grito de horror cuando dejó de moverse encima de


mí, ya no me quedaban lágrimas de tanto que había llorado.
Se corrió encima de mí y me tragué mi vómito, porque si lo
hacía se iba a enfadar de nuevo. Sus manos soltaron mi
cuello y se separó de mí en donde limpio su corrida de mi
ropa.
—Agradece de que no te viole aún, así que deja de llorar de
una puta vez—Soltó la cadena y me empujó hacia donde
tenía el cuerpo sin vida de la chica—. Tengo que usarlo bien
antes de desecharla.
Puse una mano en mi boca porque sentía tan asco de la
escena que vi como Nicolás violaba el cuerpo de la chica
que estaba muerta para después venir a mí tocar mi cuerpo
antes de correrse encima de mí.
—Deja de llorar, hija de puta—su mano se alza y me pega
un puñetazo con fuerza que me hace golpear con el piso.
Sentí el sabor de mi sangre en mi boca. Nicolás tiró de mi
esposa y me arrastro por el piso hasta la escalera—.
Levántate y sube las escaleras.
Subí las escaleras a empujones de Nicolás y abrió la puerta
de la habitación donde estaba la pequeña, caminó hasta
llegar a la cama y me esposo. Me dio un beso y me removí
hasta que me dejó tranquila.
—Tengo que irme a deshacer de un cuerpo, ahora vuelvo—
comenta con un tono burlón y acariciando mi mejilla—.
Cuando vuelva será tu turno—susurro sobre mi oído y me
dio un beso en la frente.
Cerró la puerta con llave y tiró de la esposa con fuerza. La
niña me mira con sus enormes ojos azules, se parecía tanto
a mí y me dio más rabia por lo asqueroso que era Nicolás.
La niña se acerca a mí, tenía los ojos hinchados y abraza
con fuerza su peluche.
Me senté en la cama y saqué una horquilla que tenía
escondida en mi pelo.
—¿Cómo te llamas bonita? —Pregunte.
Ella me miró con sus grandes ojos azules y se sentó a mi
lado abrazando aún más su peluche como si ese peluche
pudiera protegerla de Nicolás. Abrí la horquilla y le quité la
punta de plástico y la escupí. Enderece el metal y lo separe
de los dos lados y quedo un pedazo de alambre recto. Doble
la punta de horquilla con fuerza intentó hacer una llave
para poder abrir las esposas, espero que aun recuerde
hacerla.
—Mi nombre es Nicole. Quiero ver a mis papás—dice en un
susurro volviendo a llorar.
Mi corazón se rompe al verla como abraza a su peluche.
Coloqué la punta en el ojo de la cerradura y doble el metal
hacia atrás para hacer la forma de una llave. Doble la llave
hacia atrás para hacer el ángulo de 90 grados y luego torcí
la llave en diferentes direcciones de la cerradura hasta que
escuché el clic. Me giré hacia ella quien me miró
sorprendida cómo me había liberado.
—Nicole, lindo nombre yo me llamo Anastasia—y limpie las
lágrimas que corrían por su mejilla—. Te sacaré de aquí,
¿vale? No será difícil ¿viste cómo me solté? —le pregunté
con una sonrisa y ella asintió con su cabeza—. Te prometo
que saldremos de aquí juntas y que tus padres estarán
contigo.
Ella asiente con su cabeza.
—Tengo miedo de él. Me secuestró cuando iba de camino a
mi colegio y me tocó por todas partes—cerré los ojos con
rabia. ¡Era un monstruo!—. Parece un ángel, pero es malo
muy malo. Solo quiero volver con mis papás, por favor.
La niña me abrazo comenzó a llorar en mis brazos traté de
tranquilizarla porque la sacaría de aquí, aunque fuera lo
último que hiciera tal vez, no tuve la oportunidad de salvar
la vida de esas chicas, pero no dejaría que Nicolás le
hiciera daño a ella más porque es una niña y ninguna niña
merece sufría algún abuso sexual a esa edad.
Mire la ventana, tenía que romperla, pero si lo hacía
vendría Nicolás la única solución es que ella escape y yo
me quede peleando con él mientras ella escapa. En ese
momento la puerta se abrió y la niña se puso detrás de mí.
—Veo que alguien se apegó a ti y te soltaste. Por eso eres la
mejor, tan bonita, sexy e inteligente—. Acarició mi mejilla y
tomó un mechón de mi pelo en donde acerco a su nariz y
aspiro el olor de mi pelo—. Eres tan dulce, Ana y pronto te
probaré.
Me quede quieta porque tenía miedo ahora veía realmente
lo que era capaz de hacer Nicolás y era el demonio en
persona en donde mataba a mujeres y no sentía
remordimiento hacerlo para él era tan común como ir a
comprar y jugar con juguete.
—Me tienes miedo, ahora Anastasia—me tomo de la cintura
con fuerza y ni siquiera me quise soltar—. Te da miedo el
verdadero Nicolás.
Tomó mi muñeca y me jalo hacia afuera en donde cerró la
puerta. Abrió de nuevo la puerta del sótano en donde se ha
convertido en mi infierno. Apoye mis manos en el marco de
la puerta del sótano. Mi cuero cabelludo pica y arde, tira
más fuerte de mi cabello arrancándome un grito.
—No por favor, Nicolás—imploro una y otra vez, pero él
solo se ríe de mí y mi suplicas.
Me soltó y me miró unos segundos en donde por un
segundo puede ver esa mirada del chico que en su
momento me enamoró, pero solo fue un destello. Una
sonrisa malvada apareció en su rostro, levantó su mano en
un puño y me golpeó con fuerza donde caí.
Esquivo el siguiente puño y se subió encima de mí.
—¡Quédate quieta! No me obligues a encadenarte para
luego ir por esa niña y lo haré frente a tus ojos... —se calla
abruptamente y las alerta de su nariz se inflan parece que
está a punto de explotar—. Yo... —se calla y se levanta
encima de mí y toma mi mano con cuidado, pero yo me
alejo con miedo porque no sé qué cambio es este puede ser
una trampa.
—Nicolás...
Él me observa por unos segundos desconcertado y no veo
venir el fuerte golpe del dorso de su mano con mi boca.
Saboreo la sangre mientras cae por la comisura de mi boca
y jadeo de dolor antes de gritar cuando toma mi mano
izquierda y aprieta mis heridas de la mano.
Me jala hasta abajo donde tomas las cadenas. Negué con la
cabeza porque no de nuevo sabía lo que se venía, iba a
abusar de mí. Pero no lo dejaré, eso no va a pasar y menos
va a tocar esa niña.
No más.
Ya basta, no más víctimas inocentes.
No puedo permitirlo de nuevo y menos con una niña
inocente que solo iba a clase.
Ya basta del abuso sexual hacia la mujer.
Se acercó e intento pegarme, pero bloqueó su golpe, me
cansé estaba ya cansada que me pegara, ya le di
oportunidad de que matara, pero Nicolás también me dio
una motivación por la cual seguir luchando que era esa
niña.
Me empujo contra la pared y me corrí hacia un lado
esquivando el golpe.
—Eres una maldita perra—me agarró del pelo y le pegué un
codazo en su estómago en donde cayó al suelo. Tome su
cara entre mis manos y le pegue un puñetazo en donde
cayó al suelo y le pegue una patada una y otra vez.
Me senté encima de él y comencé a pegarle puñetazo una y
otra vez, no podía detenerme y mis nudillos estaban
cubiertos de sangre.
—¡Jódete maldito imbécil!—Grite con ira.
Apenas podía verlo por las lágrimas. Sentí que tomaba mi
tobillo y tiró haciendo que me cayera. Solté un grito,
cuando él se subió encima de mí y bloqueé su golpe con mi
brazo. Pero su otra mano me agarró con fuerza mi cuello.
—Te voy a violar Anastasia y luego te mataré e iré por esa
puta niña para hacer lo que se me dé la gana con ella.
Rasguñe su brazo e intenté tomar algo que pudiera usar
para pegarle para que me soltara. Puse una mano en sus
manos para detenerlo, sentía como me costaba respirar y
hacía más presiono. Estiro mi mano buscando algo y toco
algo duro, lo agarró con fuerza y golpeó su cabeza donde
cayó a mi lado.
Presionó una mano en mi cuello y tomó varias bocanadas
de aire. Le pegué otra vez con la piedra en la cabeza,
comencé a correr hacia la escalera. Nicole se acercó a mí y
miró hacia la puerta.
—Aléjate bonita, nos vamos de aquí ahora. —rompí la
ventana con el codo y ella cerró los ojos. Le pegué una pata
los trozos quedaban aún en la ventana. —Escúchame
Nicole, vas a tener que ser valiente ¿Me lo prometes?
Ella asintió con su cabeza y limpié las lágrimas que caen
por su mejilla. La gire hacia la venta y le apunte derecho.
—Tienes que correr derecho y encontrarás la carretera,
¿vale? No pares de correr en ningún momento. Tienes que
ser valiente, Nicole.
—¿No vas a venir?—Preguntó en un susurro. Negué con la
cabeza porque tenía que quedarme aquí para pelear con él
—. No quiero ir sola.
—Yo tengo que quedarme aquí para detenerlo y así tú
puedas escapar, pero te prometo que estaré bien—le
aseguré con una pequeña sonrisa—. Eres valiente, Nicole.
¿Estas lista?
En ese momento la puerta se abrió y sentí como Nicolás
jalaba mi pelo y me arrastraba hacia el sótano en donde me
pego en la cabeza con algo y perdí la conciencia.
Capítulo 82 (Final)
Diego
Miré el reloj y ya habían pasado treinta minutos y aún
faltaban 30 minutos para llegar. Mariel y Harry no paraban
de dar órdenes, el helicóptero ya estaba volando por
encima del bosque.
—Encontramos dos cuerpos—avisaron a través walkie-
talkie. Mariel lo tomó con fuerza—. Está a unos 50 metros
muy cerca de la carretera.
Mariel y Harry se miraron un segundo antes de que ella
contestara:
—Entendido. Tenemos que comprobar si son las
supervivientes que estamos buscando—comentó Mariel.
Alejandra tomó mi mano con fuerza y negué con la cabeza
porque me niego que sea ella y otra víctima de ese enfermo
¡Dios mío! Porque acepte ese maldito vaso de jugo, si no
me hubiera tomado ese jugo ella aún estaría conmigo
porque nunca piensa en ella porque siempre pone a otras
personas antes que a ella. Sé que salvó Alejandra y amo a
mi mejor amiga, pero se pudo haber hecho de otra forma.
—¡No ella no puede ser! — grité con fuerza, apenas podía
verlos. Alejandra me abrazó con fuerza. —. Ella no me
puedo haber dejado. Eso es una puta mentira—digo
golpeando el asiento y Cameron me abraza con fuerza.
—Es imposible—dijo Simón con la voz rota. Puso una mano
en mi hombro—. Es muy poco tiempo desde la llamada, ella
seguía con vida...no creo... —se le cortó la voz y abrazó con
más fuerza a Alejandra.
Mariel me fulminó con la mirada.
—No creo que sea Anastasia, pero tenemos que ir a ver
para estar seguro—ella negó con la cabeza y señaló un
lugar donde Harry se estacionó—. Volveremos en seguida
quédense aquí.
Harry y Mariel bajaron del coche y vi como desaparecía por
el bosque. No puede ser ella, no puede ser—decía una y
otra vez a mí mismo. Me separe de Alejandra y me baje del
coche, tenía que comprobarlo con mis propios ojos que no
era ella. Anastasia tiene que estar bien, por favor.
—Diego—, sentí el grito de Cameron con Alejandra.
Apenas podía ver por donde era el camino y me limpié las
lágrimas rápidamente. Hasta que vi al grupo de policía, no
pude avanzar mucho porque uno me detuvo el paso. Mire a
Mariel quien estaba revisando a las chicas.
—¡Dime que no es ella, por favor!—grité desesperado.
Mariel ordenó algo a los policías y todos ellos asintieron.
Harry y Mariel vinieron rápidamente hacia mí, ella tomó mi
mano y me dio un apretón. Comenzaron a correr
rápidamente. Cuando nos subimos al auto Harry aceleró
rápidamente tomando rumbo de nuevo por la carretera.
—¿Qué pasa? — grité furioso—. Dime que no es ella por
favor—grité con la voz entrecortada y limpiando las
lágrimas porque siento que me muero en estos momentos
donde nadie responde mi pregunta.
Mariel tomó mi mano y negó con la cabeza.
—No es Anastasia. Tenía un estado avanzado
descomposición y ahora los demás policías se quedaron
revisando el área en busca de pistas y pruebas. Harry
acelera este puto coche ahora. Tenemos que darnos prisa
cada segundo que pasa Anastasia y la otra chica corren
peligro—comentó Mariel, mientras tomo walkie-talkie y dio
nuevas órdenes para que mandaran otro helicóptero para
buscar más cuerpo.
Trague duro y tire de mi pelo porque sentía que esto era
una puta pesadilla, joder, hace seis horas atrás estábamos
juntos abrazado viendo una película y ahora la estábamos
salvando de exnovio un psicópata asesino serial que está
obsesionado con ella.
—Faltan unos diez minutos—comentó Harry acelerando aún
más el vehículo.
En ese momento sonó el walkie-talkie:
—Encontramos en donde se esconde el sospechoso está a
unos 25 kilómetros y estamos viendo el auto que arrendó la
víctima—Mariel soltó un suspiro y Alejandra me abrazó con
más fuerza—. El vehículo se encuentra a 3 kilómetros de
distancia de una pequeña cabaña.
—Gracias agentes Navarro—comentó Mariel a través
walkie-talkie—. Estás atrapado Nicolás.
Ella comenzó a dar órdenes de posiciones a los policías
para entrar a esa casa y poder rescatar a las personas. Sé
que son buenas noticias, pero aun así no estaría tranquilo
hasta que la tuviera en mis brazos.
—No abran fuego, lo quiero vivo a Nicolás—dice a través de
walkie-talkie—. Esas chicas merecen justicia al igual que la
familia y se la daremos.
y

******
Anastasia:

Abrí los ojos y me llevé una mano a la cabeza porque me


estaba doliendo mucho, miré a mi alrededor y me di cuenta
de que aún estaba en sótano. Me levanté con cuidado y me
di cuenta de que no estaba Nicolás en ninguna parte, pero
sentí gritos arriba.
—¡Nicole!
Subí corriendo las escaleras e intente abrir la puerta, pero
tenía una llave, golpeé la puerta y escuche que pedía mi
ayuda. ¡Hijo de puta! —apreté mis manos con odio porque
me noqueó para poder abusar de ella. Pegue una patada
con fuerza, pero no abrió. Me alejé un poco y volvió a pegar
una patada a la puerta que se abrió.
Entre en la habitación tome del cuello Nicolás y lo quite
encima de Nicole. Cerré los ojos porque ya me tenía
cansada y una ira se apoderó de mí. Es ahora nunca para
salvar a Nicole. Comencé a apretar mi brazo alrededor de
su cuello e hice presión con fuerza, él me pegó un codazo
en la costilla en donde me hizo soltarlo porque me dolía
todo el estómago debido a los golpes anteriores.
—¡Anastasia!—gritó Nicole.
Cuando Nicolás se abalanzó hacia mí e hizo que me cayera
con él.
—Maldita puta mierda, estoy cansado de ti ni siquiera vale
la pena que te toque—Le pegue un puñetazo en la nariz y
sentí como sonó, se llevó la mano a la nariz y tomó su cara
entre mis manos antes de pegarle un cabezazo con fuerza
—. ¡Eres hija de puta!
Me levanté y le pegué una patada con fuerza, se puso en
posición fetal. Lo tomé del pelo y le pegué otro combo en la
nariz. Nicolás aulló de dolor. Me acerqué a Nicole para ver
si estaba bien y no encontré ningún daño o abuso.
—Nos vamos—le susurré.
Sentí como Nicolás me agarraba del cuello y me azotaba
contra el piso en ese momento sentí el cuchillo en mi
espalda. No podía moverme y sentía que me costaba
respirar, él estaba sudando mucho, pero de repente suelta
sus manos de mi cuello. Él soltó un grito y lo empujé vi
como Nicole le había clavado un pequeño vidrio en su
espalda.
Pero él se lo sacó y se acercó a nosotras acorralándonos,
puse detrás de mí a Nicole y apreté mi cuchillo con la mano
porque este era su fin.
—Son todas las mujeres unas malditas perras—grito fuera
de sí.
Lanzó su puño y bloqueó con mi brazo saqué el cuchillo, se
lo enterré en pecho con fuerza. Mis manos temblaron...
Jamás había apuñalado a alguien en mi vida. Sentí un
sollozo, me gire hacia Nicole y la tome con fuerza en donde
ella enredó su mano alrededor mi cuello.
—El único monstruo eres tú—lo empujé del cuchillo
enterrándoselo con más fuerza y cayó al suelo.
No me quedé a ver si seguía vivo o muerto, corrí hacia la
salida de esta maldita casa y Nicole escondió su cara en mi
cuello, escuché sus pequeños sollozo se me rompió corazón
porque tampoco pude cumplir la promesa de que él no la
iba a tocar. Corrí lo más rápido que podía por el camino,
pero Nicole pesaba un poco y se me hacía más difícil llegar
al auto.
Mire hacia atrás, pero no veía bien si él venía detrás de
nosotras. Abrace con más fuerza a Nicole para que no se
caiga. Solté un suspiro cuando pude ver el coche, ya casi
llegamos.
—Ya casi llegamos, preciosa—digo con la voz agitada.
Subí rápidamente a Nicole al auto y corrí hacia la puerta
del conductor, pero cuando estaba entrando al coche
escuché el grito de Nicole y vi que la puerta estaba abierta.
Me giré y vi que Nicolás me apuntaba con un arma y tenía
abrazando a Nicole.
—¡Anastasia!—Gritó ella con la voz rota y lágrimas gruesas
se deslizaba por sus mejillas.
Intenté acercarme, pero escuché un disparo que me aturdió
los oídos unos segundos después sentí un dolor en mi
hombro y miré y vi que comenzaba a salir sangre de mi
hombro. Mordí mi labio porque el dolor me estaba
quemando y ardía, pero era soportable. Observe a Nicolás
quien me estaba apuntado con la pistola en la cabeza.
—Quieta Anastasia, porque el otro va directo a tu cabeza.
Mis ojos se empañaron porque me dolía el brazo, pero me
dolía no poder ayudar a la niña. Jamás me podré recuperar
de todo esto. Al final lo consiguió me destruyo de la peor
forma me daba asco mí misma, no quería ver mi reflejo
porque siempre recordaré lo que vivió Nicole, lo que viví yo
y esas chicas por culpa de un enfermo que sé obsesiono
conmigo hasta el punto de comenzar a matar mujeres que
se parecían a mí para vengarse de mí.
—¡Te amo Anastasia, pero tengo que matar!—Grita de rabia
que lo hacía ver aún más loco—. Prefiero matarte que verte
feliz con alguien más... Eres mi creación por lo tanto eres
mía y ahora...
Antes de que terminara de hablar escuchamos se
acercaban los autos de policías. Nicolás rápidamente me
tomó del cuello y me apuntó con la pistola. Reconocí ese
auto que llegaba es el de Harry en ese momento las puertas
del conductor y del copiloto se abrieron, salieron Harry y
Mariel apuntando a Nicolás, más auto de policías
comenzaron a rodear a Nicolás.
Nicole tomó mi mano y la tomó con fuerza. Nicolás apretó
más su pistola contra mi cabeza. Todos estábamos quietos
hasta que se abrieron las puertas de atrás y vi como salía
Diego, Alejandra, Simón y Cameron.
—¡Anastasia!—gritó Diego llorando.
Mis ojos se empañaron al verlo y ver a la rubia a salvo. Ella
estaba llorando mientras gritaba que me soltaran. Estaba
tranquila de que ella estuviera sana y salvo. Observe a
Simón quien estaba llorando y sostenido a Diego. Le di una
dulce sonrisa por todo lo que había hecho por mí, por
salvarme de su hermano tantas veces, por no rendirse en
atrapar a su hermano y sobre todo por ser el mejor
compañero de investigación.
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel,
apuntando su arma hacia Nicolás.
Él me apego más su pecho y negó con la cabeza. Sentí
como aspiraba mi pelo y me daba un beso en donde me
removí con asco una y otra vez.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las
dos! —grito apuntando más el arma contra mi cabeza.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó
Harry acercándose lentamente.
Mire Harry y nuestros ojos contaron, apunte a la niña que
tenía Nicolás para qué la salvará porque ella es la que
importaba salvar en estos momentos.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—
apuntó Simón—. No dejaré que este contigo, pedazo de
mierda.
Mire a Simón quien estaba abrazando a Diego. Alejandra
me miraba con los ojos abiertos y moví mi boca diciendo
que la amaba, ella negó con la cabeza. En ese momento vi
como Nicole se soltó y comenzó a correr hacia Harry. En
ese segundo vi como Nicolás apuntaba hacia Nicole, le
pegue un codazo y corrí hacia Nicole en donde la abrace
para protegerla y sentí el sonido de dos disparos.
Abracé con fuerza a Nicole y sentí un dolor perforando mi
estómago y otro en mi hombro. Toqué mi estómago y sentí
una húmeda en mi polera como expandía con rapidez, solté
un gemido de dolor. Abrace con fuerza Nicole para
protegerla. Pasaron unos segundos antes de que Mariel
abriera fuego hacia Nicolás y vi como ella corrió hacia él.
Me separé de Nicole y la observé que ella estaba sana y
salvo. Ella abrió los ojos asustada y observó con mi
estómago, miré y vi que salía mucha sangre de mi
estómago. Hice una mueca y me llevé una mano para
taparlo.
—Promete que será valiente—le dije en un susurro con voz
ronca.
—¡Anastasia!—Grito alarmada y vi como lágrimas gruesas
caían por su mejilla, apenas la podía ver porque dolía como
el infierno el dolor y no podía enfocar ya mi vista hacia ella.
En ese momento vi como Diego se tiró al suelo y me abraza
un momento antes de rasgar su polera y pasó una tira de su
polera en donde lo apretó en mi estómago. Solté un gemido
de dolor, cada vez me costaba más respirar y enfocar mi
vista hacia él.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia— tomé
su mano para que se detuviera porque ya no servía nada
—. No me mire así, no me puedes dejar...me lo prometiste,
tenemos mucho porque vivir juntos—comenzó a darme
beso por toda la cara.
La rubia tomó mi mano y rompió a llorar, escuché que me
decía: «No lo podía dejar». Simón me decía: «Que tenía que
ser fuerte que la ambulancia estaba cerca». Los observé y
sonreí porque al final se habían convertido en una persona
tan importante para mí y sé que ellos estarán bien sin mí
que podrán hacer una vida por fin tranquilamente.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—
le susurre con la voz ronca. Él negó con su cabeza y
presiono de nuevo. Tome la mano de mi rubia bonita—. Te
amo Alejandra, cuida por mí a mis padres y Diego sé fuerte
sin mí, por favor.
Sentí como ella gritó: «¡No!» Pero apenas podía mantener
los ojos abiertos y me costaba respirar. Tenía aceptado que
este era mi final, hace tiempo que lo supe, pero aun así
quería seguir luchando..., pero ya era mi momento de irme
y lo tenía aceptado. Al menos puede salvar a Nicole que no
merecía sufrir. Respire profundo antes de cerrar los ojos,
por fin podía descansar, por fin soy libre de Nicolás.

*******
Diego:
Harry dobló por un camino a la izquierda de tierra y Mariel
iba hablando con los otros policías en ese momento se
escuchó un disparo. Harry aceleró y observamos que
Anastasia estaba al frente de Nicolás quien le apuntaba con
la pistola, pero al sentir la sirena la tomó rápidamente del
cuello.
Harry y Mariel se bajaron del auto apuntado a Nicolás
apenas podía ver como el amor de mi vida estaba con un
enfermo quien le estaba apuntando con su arma. Me baje
del auto y grite su nombre en donde intente ir, pero Simón
me tomó de los brazos impidiéndome ir hacia ella.
Observé que Anastasia no estaba sola una niña agarraba su
mano la niña se parecía mucho Anastasia con su pelo largo
castaño y de color piel blanca...es una niña debe tener
entre nueve a diez años. «¡Ese enfermo!»
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel.
Nicolás apegó más Anastasia a su pecho y negó con la
cabeza. Observe como enterraba su nariz en el pelo de
Anastasia y luego le daba un beso en donde ella se removía
con asco. «¡Lo voy a matar!» Me removí para soltarme,
pero Simón me tenía bien agarrado de los brazos y me
contuve porque si hacía una locura todo podía acabar muy
mal.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las
dos! —grito apuntando de nuevo hacia Anastasia.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó
Harry acercándose con cuidado solo alcanzó a dar cinco
pasos antes de que volviera hablar Nicolás.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—
apuntó Simón— No dejaré que este contigo, pedazo de
mierda.
Todo sucedió tan rápido que vi como la niña se soltó y
comenzó a correr en donde estaba Harry, Anastasia abrió
los ojos y le pegó un codazo. Ella corrió a proteger a la
niña. Observe como Nicolás apuntaba Anastasia y disparó
dos veces seguidas. Ella hizo una mueca antes de abrazar
g
con fuerza a la niña para protegerla. «¡No, no, no, esto no
es real, es una pesadilla!»
—¡No! —grité cayendo al suelo porque la estaba perdiendo.
En ese momento escuché más disparos y sentí cómo sonaba
la ambulancia más cerca. Me solté del agarre de Simón
para ir con ella.
Corrí hacia donde estaba ella y caí al suelo en donde me
raje la polera e hice una venda, la mire y tenía dos balas en
sus hombros y una había perforado su estómago. Mis ojos
se empañaron porque no podía perderla, ella no me podía
dejar sola. Ella no podía hacer eso, nosotros nos íbamos a
casar tenía mi vida planeada con ella.
La observe tenía una cara de dolor cuando hice un nudo en
la herida necesitaba detener la hemorragia para que dejara
de perder tanta sangre.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia—le
susurré, apenas la podía ver a través de mis lágrimas. Ella
tomó mi mano y vi en sus ojos como ella se quería ir, ya no
quería luchar. Comencé a llorar porque no lo iba a aceptar
—. No me mires así, no me puedes dejar...me lo prometiste,
tenemos mucho porque vivir juntos—comencé a darle besos
por toda la cara.
En ese momento llegaron los demás. Alejandra tomó su
mano y escuchó a Simón decir que la ambulancia estaba
llegando ya, pero ella nos sonrió y la abrace con más fuerza
porque se está rindiendo.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—
me susurro. Negué con la cabeza y presiono de nuevo.
Tomó la mano de Alejandra—. Te amo Alejandra, cuida por
mí a mis padres y Diego sé fuerte sin mí, por favor—
susurro antes de cerrar sus ojos.
Mariel nos pidió que dejáramos pasar a los paramédicos en
donde levantaron rápidamente el cuerpo de Anastasia y le
pusieron oxígeno. La subieron a la ambulancia y me subí
con ellos. En el camino estuvieron controlando la
hemorragia, pero estaba perdiendo mucha sangre y tenía
que sacar la bala ya.
q y
Cuando llegamos al hospital había perdido mucha sangre.
Entraron rápidamente en donde me quede afuera porque
no podía entrar a la sala de emergencia aun cuando intente
dos veces en ese momento llegó Mariel, Harry, Alejandra,
Cameron y Simón. Alejandra me abrazó fuertemente.
Sentía un déjà vu de nuevo estando aquí con ellos y viendo
como el amor de mi vida luchaba por su vida, pero esta vez
era peor mucho peor.
—Tengo que avisar a sus padres—le dice Mariel a
Alejandra, ella asiente con su cabeza.
Mariel se alejó y en ese momento llegó Dylan quien me
abrazó con fuerza con su hermano y Jonathan.
—Otra vez, ella aquí—me susurró, antes de abrazarme con
fuerza.
—Saldrá adelante Anastasia es más fuerte de lo que creen
—dice Alejandra limpiándose las lágrimas.
En ese momento llegó la niña con sus padres quienes se
acercaron a nosotros preocupados.
—¿Anastasia? —Preguntó la niña con curiosidad.
Todos nos quedamos callados porque la niña tenía rasgo
parecido a Anastasia y todos caímos en cuenta en lo
enfermo que estaba Nicolás y en la enorme obsesión que
tenía hacia Anastasia buscando a mujeres y a niña que se
parecieran a ella.
—Ella está siendo atendida por médicos—le dijo su mamá.
Ella frunció el ceño, pero volvió a preguntar por ella—.
Esperamos a que termine y la podrás ver ¿vale?
Mariel se acercó a ellos en donde tenía que esperar los
exámenes para ver si Nicolás la había abusado de ella o no.
La niña comenzó a llorar de nuevo al escuchar el nombre
de esa basura.
Harry se sentó a lado de Simón quien lloraba sin parar. Me
senté en el suelo porque otra vez estaba en la sala de
emergencia, pero esta vez era mucho peor y todos los
sabíamos. La bala había perforado su estómago dañando de
seguro varios órganos importantes.
—No puedes dejarme Anastasia, tú misma me prometiste
que no me dejarías caer y que nos casaremos a los 30
años, no puede fallarme en esas promesas, por favor—
susurre con la voz rota y limpiando mi nariz con la manga
de mi polera.
Cameron me abrazó con fuerza y me aferré a él con fuerza
porque esto es injusto justo cuando ella estaba feliz por
haber terminado el año universitario ocurre esto y lo peor
es que ella intentó siempre protegernos a todos. Ella dio la
vida por nosotros y nosotros nunca entendimos bien ese
afán de protegernos de Nicolás, pero es porque ella
conocía a ese monstruo.
—Ella es fuerte, Diego, va a salir adelante—me aseguro
Cameron.
Pasaron horas en donde no se sabía nada de Anastasia y
cada minuto que pasaba sentía que me estaba arrancando
el corazón a pequeños pedazos. Sabía que había una gran
probabilidad que Anastasia no superara esa operación y la
otra es que podía quedar con secuelas. Abrace con más
fuerza Alejandra quien nos estaba dando ánimo a todos de
que ella iba a estar bien.

******
Habían pasado diez horas desde que estábamos aquí y
aún no sabíamos nada, pero en un momento entraron más
paramédicos en la habitación y entendí que Anastasia no
estaba soportando la operación y que en cualquier
segundo se podría ir de mi lado.

—Eres una guerrera, no olvides, Anastasia—susurro,


mirando la puerta esperando que saliera pronto los
doctores y no dieran noticias sobre cómo estaba.
En ese momento entraron corriendo los padres de
Anastasia quien abrazaron Alejandra y la mamá de
Anastasia me abrazó con fuerza en donde me derrumbe con
ella porque aún no teníamos noticias eso solo mostraba una
cosa que la operación está siendo complicada y ya había
pasado diez horas donde nadie decía nada de cómo estaba
ella desde que entraron con Anastasia a emergencia. El
padre de Anastasia me miró y me abrazó con fuerza.
Pasamos en completo silencio y los padres de Anastasia
lloraban abrazados. Mire Alejandra quien estaba con los
gemelos, Jonathan y Cameron. En ese momento sentí que
alguien me llamaba levanté la vista y vi como llegaban mis
abuelos, ¿Pero cómo? Yo no los llamas. Mire a Cameron
quien me sonrió. Mi abuelita me abrazó con fuerza y mi
abuelo se sentó a lado mío.
En ese momento salió el doctor en donde todos nos
acercamos rápidamente.
—La señorita Evans está en un estado crítico las 48 horas
van a ser cruciales para ver cómo soportó la operación, la
bala perforó el estómago dañando los vasos sanguíneos en
donde tuvimos que reemplazar el aneurisma aórtico. La
paciente a la mitad de la operación tuvo dos pre infarto que
pudimos controlar. Pero la paciente entró en un coma. Lo
siento mucho, pero no sabemos si va a pasar estas horas.
Es grave, lo siento mucho, podrán pasar un rato para verla
y despedirse de ella. El panorama no es bueno... —no
escuche nada más porque no podía, la iba a perder tal
como me paso con mi familia y me quedaré de nuevo
perdido sin ella.
Sentía rabia en estos momentos.
Te quiero abrazar, pero no puedo.
Te entregué mi corazón, y ahora lo estoy perdiendo porque
te estás yendo de mi vida.
Te puedo perder, te estoy perdiendo ahora mismo y no
puedo hacer nada para salvarte.
Los papás de Anastasia se derrumbaron y mi abuelita me
abrazó con fuerza en donde me sentía de nuevo como un
niño pequeño y solo tenía mis abuelos... Negué con la
cabeza porque me negaba a pensar que la iba a perder. Ella
es una guerrera y sé que va a salir de aquí. «Tienes que
despertar Anastasia, por favor tienes que hacerlo para que
estemos juntos y le demuestre al mundo de que eres una
guerrera».
—Abuelita, mi novia está ahí... —susurré con la voz
entrecortada, mi abuelita me limpio las lágrimas e intenté
pensar positivo como lo estaba haciendo Alejandra. Ahora
todo dependía de Anastasia, era ella quien tenía que
luchar... Los doctores no podían hacer nada—. La estoy
perdiendo.
—Ella es fuerte mi Dieguito, saldrá de esto tienes que ser
positivo y no ser negativo. Cuando entres ahí, háblale,
cuéntale tus metas, sueños y planes que tienes con ella.
Tienes que motivarla a luchar por su vida—me dio un beso
en la mejilla.
Asentí con mi cabeza porque cuando entrara a verla le diría
mis frases más cursis para ella para que siga luchando por
todo lo que le queda por vivir, ella no puede irse aún, me
niego a eso.
—Pueden irse a quedar conmigo un tiempo, no quiero estar
solo—le supliqué con la voz rota.
—No te dejaremos solo—me abrazó mi abuelito con fuerza,
y escondí mi cara en su pecho.

******
Entre en la habitación de cuidado intensivo donde se
encontraba ella, ya habían pasado 34 horas y estaba
estable, pero aún corría mucho peligro. Entre con cuidado
a la habitación estaba rodeada de máquinas. Tome su
mano con cuidado y tenía varios moretones y cortes en su
cara, pero aun así se veía bella.

—Hola, mi bella— susurré, acariciando su mano—. Te amo,


lo sabes, ¿verdad? Claro que lo sabes y sé que tú me amas
con la misma locura que lo hago contigo porque estamos
destinados a estar juntos y tú lo sabes.
La observé y seguía respirando a través del ventilador
porque tampoco podía hacerlo por ella misma. Me limpié
las lágrimas que se deslizaba por mi mejilla.
—No puedes dejarnos aquí porque tú me hiciste una
promesa que nosotros nos íbamos a casar cuando
tuviéramos 30
años, pero tienes que luchar para salir adelante. Cuando
despierte nos casaremos al otro día—hice una pequeña
pausa—. Tienes que luchar por tu vida, por favor.
Acaricie con cuidado su dedo porque no quería hacerle
ningún daño. Solté un gemido de dolor porque me dolía
verla en esa cama luchando entre la vida y muerte o ver
como cada persona que ama entra a decirle palabras de
aliento y
también a despedirse de ella porque es posible que no pase
las 48 horas.
—Todos han entrado aquí para darte palabras de amor
porque tiene a mucha gente que te ama Anastasia e incluso
hay una pequeña que te ve como una heroína. Eres tan
valiente, joder, eres una guerrera—la miro fijamente,
esperando que tal vez hiciera algo, pero se mantuvo quieta
—. La primera vez que te vi, supe que era la chica para mí,
en mi mente ya te decía el apodo de mi padre y después se
volvió costumbre porque sabía que tu era la indicada.
»Solamente tú sabes sacar a este Diego cursi que suspira
por ti a cada segundo—sonrió un momento—. Tengo aún
tantas frases cursis para recitarte al oído y aún me faltan
millones de besos y caricias que darte, aún nos falta mucha
historia por recorrer juntos. Solo tú tienes esa habilidad de
alterar mi corazón, sin siquiera tocarme, Anastasia.
Apoye mi frente en la cama y acaricie la palma de su mano.
Esto tiene que ser una pesadilla donde aún no puedo
despertar porque todo me parece irreal como tu vida puede
cambiar en un segundo. Estoy destrozado porque no sé
cómo puedo sanar su dolor y siento impotencia por no
haber hecho más.
—Nunca olvides que la felicidad es un lugar. Somos
nosotros. Nosotros juntos— susurré besando con cuidado
su frente—. En unos días comenzaré con mis prácticas en
un hospital y también mis abuelos se van a mudar conmigo
por un tiempo porque no quiero estar solo—murmure—. No
quiero estar solo de nuevo y volver a perderme en mi
mismo y te prometí que sería fuerte porque sé que este no
es fin de nuestra historia como te lo dije antes tenemos
mucha historia aún que vivir.
»Ambos nos prometimos no dejarnos caer porque ambos
nos cuidamos el uno al otro porque ya estamos demasiado
jodidos, pero de cierta forma estábamos sanados juntos y
por separado.
En ese momento entró la enfermera para decirme que la
visita ya había terminado. Me levanté y le di un beso en la
frente con mucho cuidado porque no quiero lastimarla más.
—Te amo, mi bella, por favor lucha por tu vida no te rindas
aún—le doy otro beso en la frente y me limpio las lágrimas
que salen sin control.
Salgo de la habitación y caminó hacia los asientos donde
me siento a lado de mi abuelita quien me acaricia mi pelo
como cuando era pequeño y estaba triste porque mi mamá
no me quería llevar al parque porque tenía que cuidar a los
mellizos.
—Ella saldrá adelante Dieguito, debes tener pensamiento
positivo como su amiga que les está dando ánimos a todos.
Tienes que ser positivo por ella—asentí con mi cabeza.
—Lo intento abuelita, pero siento que me estoy muriendo
ahora mismo. Siento que están rompiendo mi corazón a
pedazos pequeños a cada segundo que ella no abres sus
ojos—cierro los ojos con fuerza y ella me abraza con fuerza
—. Duele mucho.
—Lo sé, mi niño. El amor duele más cuando tenemos
alguien en un estado grave de salud, pero debes tener fe—
me dio un beso en la mejilla—. Debemos tener toda la fe del
mundo ahora Diego y ser paciente, tenemos que esperar
ahora. Ahora ella es la que tiene que luchar por su vida.
Asentí con mi cabeza, pero pensé para mí mismo ¿Cómo
decir adiós a la persona que da sentido a tu vida? No
p q
puedo... Yo nunca podré despedirme de ella porque ella ya
forma parte de mí. Anastasia causó un impacto en mi vida
que nadie jamás va a poder borrar su huella en mi corazón.

******
3 meses después:

Baje corriendo las escaleras de mi departamento porque ya


iba algo atrasado para mi tercer año de universidad. Entre
en la cocina y sentí un rico aroma a pan tostado, sonreí a
ver mi abuelita tarareando una canción mientras hacía un
pan con huevo para mí. Me acerqué a ella y le di un beso en
su mejilla.
—Hola, hermosa mujer.
—Vas tarde a tu primer día de universidad—me regaño mi
abuelita y me entrego mi pan—. Serás mejor que te apures.
—Eres la mejor abuelita— murmuré—. Además que ya
sabes que la puntualidad no es lo mío y menos en la
universidad—bromee con ella.
Puso los ojos en blanco y me apuntó con cuchara de
madera.
—Será mejor que salgas de esta cocina en cinco segundo o
te pegaré con esta cuchara—me regañó con una sonrisa.
—No me regañes abuelita, se supone que tienes que darme
mucho amor y no regaños—me acerco a ella y la abrazó de
nuevo—. Adiós, mujer hermosa.
Tome las llaves de mi todoterreno y salí de mi
departamento donde presione el botón para llamar al
ascensor. Me quedé unos segundo quieto esperando a que
ella apreciara, pero no lo hizo. Negué con la cabeza. Y
entré en el ascensor ya habían pasado tres meses desde
que Anastasia no está a mi lado. Tres meses en donde he
tenido que ser fuerte por ella porque se lo prometí y
siempre cumplía mis promesas aun cuando me estuviera
muriendo por dentro.
Tres meses que me han dolido cada día al despertarme sin
ella a mi lado. Tres meses en donde mi departamento se ha
vuelto mi propia torturar personal donde puedo recordar
cada detalle o momento que vivimos juntos ahí. Duele
mucho porque no la he dejado de amar ningún día, al
contrario mi amor por ella crece aún más y me hace ser
más fuerte.
En todo este tiempo he mantenido mi cabeza ocupada con
las prácticas del hospital que fue sanador en cierta parte
para mí y no caer en el alcohol cosa que a ella no le
gustaría ver como arruino mi vida. Sé que ahora ella está
orgullosa de mí y de cómo he llevado todo esto, no ha sido
fácil y muchas veces me he sentido perdido por no tenerla
a mi lado, pero siempre recuerdo sus palabras y la promesa
que le prometí.
Las noches son más largas y los días se hacen eternos al no
tenerla a mi lado, pero mi corazón poco a poco está sanado.
Respiro hondo, aspirando el fresco aire del verano. A pesar
de que Barcelona no ha cambiado nada, yo si lo he hecho
soy ahora una mejor persona gracias a ella.
Aspiró de nuevo el aire antes de subir a mi todoterreno.
—Nuestro amor es como las ráfagas de viento, no puedo
verlo, pero puedo sentirlo.
Anastasia hizo un impacto en mi vida que nadie nunca
podrá borrar en mi corazón y en mi mente. Ella me ayudó a
sanar mis demonios y me demostró que no tenía por qué
fingir ser otra persona que no era. Me enseño amar de una
forma pura y honesta donde me regalo los mejores
momentos llenos de risa, bromas y mucho sexo donde nos
demostrábamos lo locos que estábamos el uno por el otro.
Camino por los pasillos de la universidad y veo como se
acerca la rubia con Cameron. Comenzamos a caminar
hablando sobre cómo fueron las prácticas, ya durante el
verano apenas los puede ver el hospital me tenía muy
ocupado y lo agradecía porque me mantenía cuerdo y
amaba poder ayudar a las personas.
—Hoy pasaré a ver a los padres de Anastasia—comentó
Alejandra, y una lágrima se deslizó por su mejilla.
—Yo pasaré después de ir al hospital—murmuró, y ella
asiente con su cabeza. Ambos hemos ido a ver
constantemente a los padres de Anastasia para apoyarlos
porque ellos están devastados con todo lo que está
pasando.
—Nos vemos después de clase—me despido de Cameron y
Alejandra.
Entro en mi salón para iniciar un nuevo año que fue muy
diferente al del año pasado en donde conocí al amor de mi
vida y ahora ella no estaba conmigo. Me siento a lado de
Juan quien me da un abrazo enorme y saludo Marcos quien
choca su puño conmigo.
—¿Cómo estás, Diego? —Preguntó alegremente.
—Bien, supongo—dije encogiéndome de hombros—. Es
difícil y cuesta asimilar todo lo que me ha sucedido estos
tres meses, pero estoy mejor.
—El tiempo todo lo cura, Diego. Eres fuerte, amigo mío y
eres bueno, de ahora en adelante estoy seguro de que
vienen cosas increíbles para tu vida, te lo aseguro como tu
genial amigo que soy—comentó con tono de diversión que
me saco una sonrisa—. Eso es sonríe, Diego.
—¡Oh cállate! —lo golpeé con un libro en la cabeza.
Caminé por los pasillos del hospital observando que los
pacientes que todo estuviera correcto junto con mi tutor de
las prácticas quien me iba guiando al siguiente paciente
donde lo reviso y dijo que estaba correcto con sus
medicinas. Así transcurrió toda la tarde hasta que tuve un
pequeño descanso para mí.
Camine por un pasillo y luego doble a la derecha donde me
pare frente a una puerta. Me limpié las manos en mi bata
antes de entrar en la habitación donde se encontraba ella.
—Bella—susurro con la voz rota.
Anastasia sobrevivió a las 48 horas donde salió de terapia
intensiva, pero estaba un profundo coma que hasta el día
de hoy no ha despertado. Cada día he estado aquí
alentándola a despertar diciéndole todas las frases cursis
que se ha pasado por mi cabeza, le he contado sobre lo que
está pasando afuera mientras ella se recupera.
Me acerco a ella y le doy un suave beso en su frente.
—¿Cómo estás? Sabía que eres mi paciente favorita en este
hospital—sonreí—. Por favor, Anastasia, abres esos
hermosos ojos azules que me enamoraron cuando te vi por
primera vez.
La observé fijamente y tomé su mano. Hace tres meses que
se encuentra en esta habitación sin hacer ningún
movimiento y los doctores dijeron que ella se estaba
recuperando bien, pero ahora solo depende de ella por así
decirlo. Hace tres meses que vengo todas las tarde a estar
con ella donde le he dicho cuanto la amo hasta me he
enojado con ella por no abrir los ojos para mí.
—Hace un tiempo te cante una de mis canciones favoritas
de los Guns N'Roses, ¿lo recuerdas, mi bella? —comente
acariciando su mano—. Creo que decía algo así:
Shed a tear cause I'm missing you
I'm still alright to smile
Girl I think bout you every day now
Was a time when I wasn't sure but you
Set my mind at ease
There is no doubt you're in my heart now
Said woman take it slow and it'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said sugar make it slow and we'll come together fine
All we need is just a little patience
(Patience)
Seguí cantando la canción porque necesitaba tener
paciencia y fe por ella porque sabía que tarde o temprano
ella volvería a mí. Ella volviera abrir sus ojos para mí y yo
estaría con ella.
—¿Te cuento otro secreto, bella? —la observe y su
respiración es tranquila y pacífica—. No hubo trucos.
Simplemente, nuestros ojos coincidieron el momento
perfecto de ese primer día de clase.
Acaricie su mejilla con cuidado y a veces creo que incluso
soy un poco ingenuo por esperar que ella abra sus ojos al
escuchar mi voz. Ahora es ella la que tiene que luchar por
su vida. A veces me aterra pensar que tal vez ella nunca
abra los ojos de nuevo, pero como dije antes nuestra
historia recién está comenzando aún nos queda un largo
camino por recorrer y esto solo es un bache en nuestro
camino.
—Te esperare todo el tiempo que necesites para volver a
mí, bella—susurro, besando su mano—. Tómatelo con
calma, amor, siempre estaré a tu lado y no te dejaré caer
jamás.
Fin.
Nota de la autora: ¡ Dios creo que aun estoy llorando!
Pero este es fin de Hermosa Rendición para entrar al
segundo libro de esta saga. Bueno muchas gracias cada
lectora que amado esta historia y me ha dado su apoyo y
también estoy super nerviosa de como ustedes van tomar el
final porque es el primer libro que lo termino y esto
bastante nerviosa, aun falta el epilogo que lo subiré un rato
después. Pero si ahora tendremos que esperar un mes para
saber que va sucede con Anastasia.
Este final estuvo llena de emociones, llore mucho
escribiéndolo y mas por la crueldad de Nicolás que muchos
saben esta inspirado en psicópatas reales y para mi fue
algo horrible como estos psicópatas trataban a las
personas, fue un final como dije anteriormente donde da
paso para un nuevo capítulo a la historia de Diego y
Anastasia que aun no se sabe si ella despertara..., pero lo
sabrán pronto.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta
historia, los amo mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar
por allá: Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Epílogo
Entró en la siguiente aula donde veo a Javiera quien me
sonríe y señala el puesto vacío a su lado. Sonrió y caminó
hacia ella porque me agrada, en estos últimos meses nos
hemos vuelto más cercanos y admito que es una chica muy
guapa e inteligente.
Juan me da un breve empujón y pone su brazo en mi
hombro.
—¿Te vas a sentar con la chica guapa? —Preguntó Juan con
una sonrisa burlesca en sus labios.
Me pasó una mano por mi pelo.
—Si, ¿Acaso te estás poniendo celoso, amor? —Bromeo.
—No, porque eres un puto entonces solo te uso para mi
placer. Una noche es todo lo que siempre vamos a tener tú
y yo—se burla y me guiña el ojo antes de sentarse a lado de
Marco.
Camino hacia Javiera quien está escribiendo en su teléfono.
Me acerco y le doy un beso en la mejilla y saco mis
cuadernos.
—Hola, novio falso—me saluda ella con tierna sonrisa.
—Hola, hermosa, ¿cómo estás?
—Bien—ella frunce el ceño y fulmina a Juan quien está
haciendo la forma de corazón con su mano—. ¿Tus amigos
creen que tú y yo tenemos algo? —pregunta con curiosidad.
Suelto un suspiro porque en estos tres meses nos hemos
vuelto más unidos que antes, ya que muchas veces nos
sentábamos juntos en clase, pero no ha pasado nunca entre
nosotros y Juan asegura que yo le gusto, pero no lo creo
ella jamás me ha coqueteado o se me ha insinuado. Y
además jamás podría mirar a otra chica, yo aún sigo
esperando Anastasia.
—Si—presionó un dedo en el tabique de mi nariz.
Ella suelta una risa y me da una fuerte palmada en el
brazo.
—No me lo tomes a mal, pero no eres mi estilo para una
pareja—ella hace una pequeña mueca y luego sonríe—.
Eres un gran amigo y tal vez es hora de que sea sincera
contigo.
La miró fijamente y ella tomó un mechón de su pelo.
—Tengo novia Diego, una jodidamente hermosa y sexy
novia llamada Rebeca—ella apoya su cabeza en su mano y
me mira fijamente—. No te lo estaba ocultando o no creas
que aún sigo en closet porque no es así...es solo que antes
no te conocía tanto y bueno amigo tú tienes toda la pinta de
ser un chico malo y tal vez, solo tal vez pensé que no me
aceptarías como soy. —Termino de decir con una pequeña
sonrisa—, pero eres una increíble persona y ahora lo sé.
—Jamás te juzgaría por tus preferencias sexuales, Javiera,
siempre he apoyado a la comunidad porque el amor es
amor y eso es lo importante. Entiendo tu punto de vista,
pero que me vista de negro no significa que sea el chico
malo
—suelto un pequeño bufido—. Eres mi amiga y agradezco
tu sinceridad porque me has apoyado mucho.
Ella toma mi mano.
—Estoy segura de que ella va a despertar, Diego, eres un
ángel y ustedes se merece ser feliz y además que tu novia
es super sexy—suelto un pequeño gruñido—. No seas
celoso, es la verdad. Las cosas como son, Diego.
Suelto una risa porque tiene razón Anastasia es una chica
tan bella y sexy que tan solo con mirarla me puedo volver a
enamorar una y otra vez de ella. La extraño tanto. Han
pasado ya tres meses desde que está en coma y cada día
siento que se me hace más eterno. A veces pierdo la fe en
que ella va a despertar.
—Debes tener fe, Diego, no te rindas. Esto es solo un
pequeño obstáculo para ustedes, pero estoy segura de que
ella va a despertar y que van a volver a estar juntos—le da
un breve apretón a mi mano—. El amor no es fácil muchas
veces es doloroso y cruel al igual que la vida, pero eso nos
hace ser más fuertes y tú lo eres Diego.
—Espero que tengas razón, Javiera—murmuró con una
sonrisa.
—Tu negativa me deprime amigo—rueda los ojos—. ¡Ay dios
mío! Recién es lunes y ya quiero que sea viernes para ir a
ver a mi novia.
Abro una barra de cereal y le doy un pequeño mordisco. La
observé con diversión porque ella es de Madrid y sé que
ella está aquí porque le salió una beca para estudiar
medicina y no creo que nadie desperdicie esta oportunidad
más cuando medicina es una de las carreras más caras del
mundo.
—¿Y en dónde vive tu novia? —preguntó con interés.
Sus ojos brillan con emoción y se ve que está enamorada de
su hermosa y sexy novia según sus palabras no la mía.
La observó con curiosidad y me imagino que ambas debe
haber rompido varios corazones, ya que repito Javiera es
hermosa y una de las chicas más guapa de la carrera y
varios de mis amigos tienen esta fascinación por ella.
—Madrid donde vivo también, pero lo hice por la beca—
hace un pequeño puchero—. Me gustaría haber estudiado
en Madrid, pero no era la mejor opción para mí, además
que esta universidad es mi sueño desde niña así que
solamente la veo algunos fines de semana.
—Si, lo entiendo. Ella te apoya, ¿verdad? —Preguntó con
curiosidad.
—Aja, ella misma me animó porque al principio me iba a
matricular en otra universidad donde también me había
aceptado, pero Rebeca dijo que si no venía a esta
universidad iba a terminar conmigo—Ella sonríe—. Amigo
puedes creer como me puse yo literalmente lo hacía para
estar juntas y ella me sale con esa amenaza.
Solté una risa.
—Ya veo que ella es la que manda—me burlo.
—Es una mujer con carácter—se muerde el labio inferior—.
Además que Kaira también me amenazó con que dejaría de
ser mi amiga así que prácticamente no me dejaron opción.
En ese momento entró profesor iniciando nuestro tercer
año de universidad y comenzando a explicar lo típico del
primer día de universidad en qué consiste cada unidad y
por supuesto cuando porcentaje tendrá cada evolución.
Tomo nota de lo más importante y el otro tiempo habló otro
poco con Javiera quien me hace reír.

*****
Toqué la puerta con algo de fuerza porque habíamos
quedado en juntarnos en la casa de Anastasia con
Alejandra y Cameron y ellos ya se encontraban adentro.
En estos últimos meses hemos apoyado a los padres de
Anastasia, ellos se mudaron de forma definitiva.

La puerta se abrió y casi suelto un suspiro a ver los ojos de


la madre Anastasia. Eran casi iguales que los de ella y eso
dolía aún más. Marcela me dio una pequeña sonrisa antes
de abrazarme con fuerza y le devolví el abrazo.
—Pasa Diego, esta es tu casa también—dice ella, cerrando
la puerta detrás de mí.
Tuve que tragar duro para que no me viniera millones de
recuerdos de mí y Anastasia en su departamento y apreté
mis puños porque nunca era fácil venir aquí, absolutamente
todo me recordaba a ella, su sonrisa, su puchero, su aroma,
su forma de amarme e incluso nuestros momentos íntimos.
Negué con la cabeza. Y seguí a Marcela hasta la sala de
estar en donde se encontraba ya Alejandra, Cameron y Alex
el padre de Anastasia. Me acerque al padre Anastasia y lo
salude, pero no obtuve respuesta como en los últimos
meses. Alex prácticamente apenas comía, hablaba y
dormía. Todos los días pasaba sumido en su dolor y tristeza,
se pasaba viendo una foto de sus hijos, quedó ese hombre
que sonría y me intimidaba cuando fui a su casa. Ahora en
su cara solo había expresión dolor y tristeza.
Me acerqué a Alejandra y le di un abrazo con fuerza, podía
sentirla más delgada, ella no estaba llevando para nada
bien lo de Anastasia, como todos, pero comienzo a
sospechar que Alejandra no está comiendo nada. Está
demasiado flaca, su pelo está sin brillo y sus ojos pasan
gran parte rojos e irritados. Sé que Cameron la está
apoyando, pero veo que mi amigo también está destrozado
por Alejandra.
—¿Estás comiendo? —Le pregunté directamente a
Alejandra.
Ella desvió mi mirada y se hizo hacia un lado para que
saludara a Cameron. Él se acercó y me dio un fuerte
abrazo.
—Estoy preocupado por Ale—le susurré.
—Estoy haciendo lo posible para que vuelva a comer—él
suelta un suspiro—. Hace unos días la escuché vomitando y
al principio negó que estuviera haciendo eso, pero a mí no
me engaña. Alejandra se estaba provocando el vómito y
mañana comienza la terapia con una psicóloga para curarla
pronto.
Abrí los ojos sorprendidos.
—Le tuve que dar a elegir y tal vez, fui un poco cabrón,
pero le dije que si no pedía ayuda médica profesional hasta
aquí llegamos—solté un pequeño silbido—. Créeme fue mi
última opción para que reaccionara y por fin lo logré.
Jamás la dejaría sola, pero necesito que ella vuelva en sí y
que esté mejor cuando Anastasia está despierta. Hace dos
días que está comiendo como antes y poco a poco veo que
tiene más color en su cara.
Nos sentamos en el sillón y la madre Anastasia le sirvió una
sopa a Alejandra quien estaba comiendo muy lentamente,
pero lo hacía.
—¿Como estas tú? Te noto algo ojeroso, Diego y más
delegado—comentó Cameron aun mirándome.
Puse los ojos en blanco.
—Lo llevo tan bien como puedo, Cameron, trato de ser
fuerte por ella y para cuando Anastasia despierte me vea
fuerte y no débil—dije un susurro.
La madre de Anastasia nos invitó a comer algo y nos
dirigimos a la mesa, pero Alex no se movió y se quedó
sentado en el sillón observando la foto de sus hijos y una
pequeña lágrima rodó por su mejilla.
—Vete a sentar, Diego, hablaré un momento con él—me
pidió la madre de Anastasia.
Asentí con mi cabeza y caminé hacia el comedor, pero
podía escuchar el llanto del padre de Anastasia y las
palabras de aliento que le daba Marcela a su esposo.
«Tienes que luchar Anastasia, tienes que despertar aún
tiene mucho por lo cual luchar»— digo una oración en mi
mente.

*****
Entre en mi cuarto y me quedé varios minutos mirando mi
cama recordando nuestros momentos aún podía
imaginarla en mi cama en posición fetal durmiendo
profundamente. Cada día pierdo más la fe que ella vuelva
a despertar o que no quede con graves secuelas, eso es
algo que el doctor ya nos advirtió hace un dos meses atrás
y que Anastasia está incluso más vulnerable a enfermarse.

Sentía tanta rabia por dentro porque Anastasia no merecía


estar así, ella merecía ser feliz, pero la vida es una mierda
y daña siempre a las personas buenas al contrario de
Nicolás que él sigue vivo y ahora es toda una estrella, es
increíble como una cara bonita llama tanto la atención ya
sea de los medios e incluso tiene un club de fans y lo
compara diciendo que es nuevo Ted Bundy de nuestra
época. Es increíble cómo los medios le pusieron el apodo de
ángel de la muerte por su belleza. Yo no puedo creer como
medios o en programas hablan más sobre la belleza y como
él no parecía un asesino. No he escuchado ni una sola
mención sobre lo que hizo Anastasia o sobre los víctimas o
sobre cómo están las familias de las víctimas al contrario se
han dedicado a repasar la vida Nicolás.
Me acosté un momento y acaricié su lado por un momento
aún podía verla a ella acariciando mi cara y diciendo que
soy su: «Chico cursi y ardiente y que ama mucho» Me pican
los ojos y siento esta presión en pecho que la tengo desde
que ella se fue de mi lado. Solo soy fuerte por ella porque le
hice una promesa y jamás rompo mi promesa aun cuando
muchos días no quiero hacer otra cosa que quedarme en la
cama reviviendo nuestros recuerdos.
Cierro los ojos por un momento porque no quiero llorar de
nuevo, duele demasiado cada segundo siento que me estoy
muriendo sin ella y sin mi familia..., pero tampoco puedo
ser egoísta con mis abuelitos o incluso conmigo mismo, aún
tengo una vida por delante, pero duele tanto ver a la
persona que amas en una cama y no poder hacer nada para
que ella esté bien de nuevo. El doctor nos sigue pidiendo
que le hablemos de que la traigamos de nuevo a nosotros,
pero no funciona.
A veces pienso que ella ya no quiere seguir luchando por su
vida y más por sus últimas palabras que me dijo cuando la
abracé llena de sangre y yo estaba intentando detener la
hemorragia de su bala. Esas palabras me persiguen
durante el día y noche porque fue como el adiós de ella:
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—
me susurro con la voz ronca.
Me limpió rápidamente las lágrimas antes de tomar mis
llaves porque tenía que verla ahora mismo aun cuando ella
estuviera durmiendo, necesitaba verla por tan solo cinco
segundos para controlar un poco mi corazón y mantener la
fe que ella va a despertar.
Salía de mi habitación y casi choco con mi abuelita quien
venía con una pila de ropa mía. La ayudó a sujetar la ropa
para que no se le caiga y le doy un beso en su mejilla.
—¿A dónde vas Dieguito? —Pregunto preocupada mi abuela
y me limpie una lágrima solitaria. Ella soltó un suspiro—.
No vuelvas a tarde, mi niño y dale mis saludos a tu novia.
Me acerqué a ella y le di un abrazo con fuerza porque me
ha ayudado tener a mis abuelos conmigo y no sentirme solo
en este enorme departamento que antes era donde
vivíamos mi familia. Al principio dolía mucho estar aquí
porque todo me recordaba a mi familia e incluso pensé en
venderlo porque se hacía casi imposible estar aquí, pero
cuando fui al psicólogo me aconsejo que lo viera de otra
forma que dejara ese odio y rabia que sentía y que me
concentre en esos bonitos recuerdos que tenía con mi
familia.
Y eso hice. Mi madre amaba cocinar y ahora yo también lo
amo y cada vez que cocino lo hago con cariño, amor y
positivo, es como si me sintiera más cerca de ella al igual
que ser doctor como mi padre. Ahora cada vez que hablo de
mis padres lo hago con alegría y cariño recordando los
buenos momentos al igual que de mis pequeños terremotos
de mellizos.
Camino por el salón y veo a mi abuelo tomando su café y
leyendo su típico diario. Él levanta la mirada cuando me ve
y sonríe con cariño, sé que están preocupados mis abuelos
por mí, pero he sido fuerte por ella y mis abuelitos.
—¿Vas a salir, Dieguito?
Sonrió porque desde que tengo uso de razón que mis
abuelos me dicen ese apodo y no me molesta porque lo he
escuchado siempre aun cuando eso me pueda traer ciertas
burlas de ella.
—Sí, voy a ir unos minutos al hospital.
—Ve con cuidado—dice con una pequeña sonrisa, y
volviendo a leer en su periódico—. ¿Diego? —me llama mi
abuelo.
Me giro para mirarlo y veo que él se pone de pie
acercándose en donde me encuentro y pone su mano en mi
hombro.
—Eres fuerte y tu chica aún más fuerte ya verás cómo esta
pesadilla acabará—él suelta un suspiro y su voz tiembla un
poco con sus siguientes palabras—. Te pareces tanto a mi
hijo. Tu padre estaría tan orgulloso del excelente hombre
en quien te has convertido. Nunca olvides cuanto te amaba
tus padres aun cuando las personas que amamos nos dejan
ellos siguen aquí—pone su mano en mi corazón—. Ellos
viven dentro de nosotros.
Trago duro porque sé que tiene razón, pero eso significa
que duela cada día. Hubo un tiempo en que estuve tan
enojado que por un momento se pasó por la cabeza matar
al estúpido borracho que se cruzó en el camino. Lo quería
muerto por haber matado a mis padres y mis hermanitos,
estaba lleno de ira y rencor tanto que mis abuelos tuvieron
que llevarme al psicólogo para controlar esos sentimientos
que me estaban destruyendo y no solamente a mí sino a
mis abuelos.
Y ahora sentía otro dolor dentro de mí al ver Anastasia. Me
estaba costando sudor y esfuerzo no sacar a relucir mi
verdadero estado de ánimo. Lo mantenía al margen. Oculto
para no preocupar más a mis abuelos, así que peleaba
conmigo mismo y luchaba con uñas, dientes y afiladas
garras que me desgarraban por dentro para mantener el
dolor al margen de la gente. Tenía que ser fuerte por ella y
ser positivo o tratar la mayor del tiempo en serlo.
Volví a despedirme de mi abuelo antes de salir de mi
departamento y poner de camino al hospital porque
necesitaba verla aunque fuera solo por cinco minutos. La
extraño tanto, pasé de verla casi todos los días a verla a
veces dos minutos.
Me subo a mi todoterreno y suelto un largo suspiro antes
de encender mi auto y ponerme de camino al hospital.
Tanteó en las emisoras de radio buscando algo que apagar
este silencio y la deje en donde estaba tocando una canción
Aerosmith bastante triste su letra estaba llena de dolor y
por un momento quise cambiarla, pero su letra me estaba
tocando el corazón.
La letra era tan dolorosa y a la vez te hacía tener fe de que
al final los momentos malos se irán y que pronto verás la
luz. Solté un suspiro porque eso era lo quería que al menos
Anastasia me diera una señal de que ella estará bien, que
saldrá adelante. Solo necesitaba una maldita señal para
saber que estaríamos bien. Seguí escuchando la canción y
cada letra sentía que se me estaba encajando en mi
corazón. Tanto que tuve que agarrar con fuerza el volante y
detenerme a un lado de la calle porque apenas podía ver la
carretera. Cada palabra que cantaba Aerosmith se me
estaba clavando en mi pecho y dolía demasiado porque
ahora lo estaba viendo todo negro, pero esta canción me
estaba dando esperanza y fe.
Di varias vueltas en parking buscando estacionamiento.
Estaba algo lleno el estacionamiento, pero puede encontrar
uno por fin quedaba algo lejos, pero es lo que había. Miré
mi reloj y eran las siete de la tarde. Apoye mi cabeza en el
manubrio y respire muchas veces antes de salir del auto
para caminar hacia al hospital.
Me miré de reojo en el espejo y no me reconocí...Mi mirada
de nuevo estaba apagada y estaba algo más delgado
¿Esa era yo? ¿En qué momento había perdido el color de la
piel hasta ser piel de un vampiro? ¿Cuándo se me habían
instalado esas ojeras negras debajo de los ojos?
Negué con la cabeza porque sé que podría estar aún peor,
mucho peor. Quite la llave del contacto y la guarde en mi
bolsillo. Me pasé una mano por el pelo y abrí la puerta de
mi coche, comencé a caminar a la entrada del hospital
donde antes realicé mis prácticas. Salude a varias
enfermeras y doctores que veía en los pasillos con lo cual
me llevo muy bien.
Caminé de largo y fui directo a su habitación 205. La suya.
Mis pies andaba de manera automática ya por los pasillos,
ya que me conocía de memoria el camino a su habitación.
Me quedé quieto unos segundo frente a la puerta blanca.
Tome una enorme bocanada de aire mientras apretaba el
frío pomo entre la mano y lo gire lentamente.
Cierro los ojos por un momento y respiró profundamente.
Trato de sonreír y abro por completo la puerta doy varios
pasos y el olor antiséptico propio del hospital comienza a
invadir mis fosas nasales. Observo un momento el cuarto y
luego la miro a ella quien está tumbada en la cama, con un
pequeño rayo de luz que se posa en su hermosa cara.
Cerré la puerta con cuidado y caminé lentamente a su
encuentro.
Acaricie su cara, humedecí mis labios y, retirando con
mucho cuidado un poco el tubo que llevaba adheridos a la
boca, la bese con delicadeza y cuidado. Volví a dejar el tubo
como estaba y tomé su mano con cuidado y notaba como su
piel estaba un poco más seca, pero aún seguía siendo
suave. Tomé un mechón de su pelo y me di cuenta de que lo
tenía ahora más largo.
—Hola, mi bella.
Anastasia no reaccionó y no la culpó por ello. Hacía casi
cuatro meses que no respondía a los estímulos.
Exactamente desde que había entrado en coma después de
su cirugía. Acaricie su mano y mire de reojo su habitación
que durante este tiempo todos nos hemos dedicado a
transformarla para que el día que ella despierte se sienta
como si estuviera en su casa. Le he traído varios de sus
libros favoritos, flores, peluches y he escrito varias cartas
dejando entre las páginas de sus libros. No quiero que ella
esté en un lugar extraño, triste y frío como son las
habitaciones del hospital.
—¿Cómo estás? —Preguntó apretando su mano esperando
que tal vez tuviera algún estímulo en su mano—. Por favor
bella, despierta ya. Te extraño mucho. Abre esos hermosos
ojos que tiene para mí, por favor.
Acaricie su mejilla, pero no sucedió nada. Solo se
escuchaba las máquinas funcionando y el sonido de la
manilla de reloj que avanza marcado los minutos. Trague
duro porque tenía ganas de llorar de impotencia de no
poder hacer nada para que ella despertara de una buena
vez. Tenía ganas de incluso zarandearla para ver si así
reaccionaba y me pegaba un puñetazo.
Lo abracé, inspiré profundamente su aroma a vainilla y
cerré los ojos para tener unos segundos de paz antes de
tener que irme porque no eran horas de visitas. Comencé a
relatar de nuevo como comenzó nuestra historia otra vez en
un espiral hasta quedarme sin saliva. La razón por la que
repetía nuestra historia lo hacía para que, estuviera donde
estuviera, la escuchase y se diera cuenta de que la sigo
esperando. Que sigo con ella. Que estoy aquí.
Y también otro motivo, y es que mientras le hablaba de
cómo nos enamoramos de la forma menos típica y para mi
llena de dolor de cabeza por su terquedad, nuestro amor
seguía siendo real.
En ese momento se abrió la puerta y entró el doctor José
quien puso sus dedos en tabique de la nariz, un claro gesto
de que estaba molesto por entrar en horario que no eran de
visita. Se acercó lentamente a mí y puso su mano en mi
hombro.
Lo miré de reojo y seguí acariciando la mano de Anastasia.
—Hola, doctor José ¿Quieres retarme? —Pregunté con una
pequeña sonrisa.
Él soltó una larga bocanada de aire y acercó otra silla para
sentarse a mi lado.
—Debería hacerlo, Diego. Tienes que dejar entrar en
horario que no son de visitas, es peligroso para ella, no
hace falta que repita los peligros que ella corre—me regaño
un poco.
—Sé los riegos doctor, pero necesitaba verla y sabes que
me cuido que jamás la pondría en peligro. Estoy sano.
¿Tienes alguna novedad? —Pregunté con esperanza y
jugando con los dedos de su mano.
—No, Todo ha seguido igual desde que cayó en coma—él se
masajeó las sienes—, pero en serio Diego, tiene que dejar
de entrar en horario que no sean de visita ya lo hemos
hablado de que no puedes hacer antes sí porque estabas
haciendo las prácticas aquí pero ya no...
Apenas lo estaba escuchando lo que decía por qué tenía mi
vista concertada en el bello rostro de Anastasia, y mis
dedos seguían jugando con los suyos. Miré de reojo al
doctor José y veía que seguía dándome el discurso, pero de
repente sentí un pequeño movimiento entre mis dedos, fue
un roce tan suave y ligero, pero lo sentí. ¡Anastasia movió
su mano! Ella me está escuchando de donde sea que esté
en estos momentos.
—Ha movido la mano—dije un pequeño susurro—.
¡Anastasia ha movido sus dedos! —Exclame en voz alta.
El doctor José se levantó de inmediato y comenzó a
examinar Anastasia. Yo miraba atento a todo lo que hacía y
volví a tomar la mano para ver si me volvía a apretar y
comencé a hablarle para que reconociera mi voz, pero no
p q p
sucedió nada más en los siguientes minutos que el doctor
estaba examinándola.
Él se guarda la linterna y me mira fijamente.
—Creo que fue solo un pequeño estímulo, pero no ha
despertado, Diego—puso una mano en mi hombro y le dio
una suave apretón—. Lo siento. Pero no te rindas Diego,
tómalo con una señal y sigue hablándole para que ella
vuelva con nosotros.
Asentí con mi cabeza y acaricié su mejilla.
—Te daré 10 minutos más, pero después te quiero fuera de
esta habitación, ¿entendido? —preguntó con una pequeña
sonrisa.
—Gracias—dije un susurro ronco.
—Solo diez minutos—apuntó a su reloj y caminó hacia la
puerta—. Y no tienes que darme las gracias, Diego, fuiste
unos de mis mejores alumnos de prácticas es por eso por lo
que confió en ti.
Observe como la puerta se cerraba antes de volver a
concentrarme en Anastasia y volví a jugar con sus dedos
esperando que los moviera de nuevo.
—Por favor, Anastasia, abre tus ojos—me quede unos
segundo en silencio—. Por favor recuerda que ya llevamos
tiempo así, juntos, y me siento completo contigo y
solamente contigo. Ninguno de los dos creíamos en la
felicidad, ¿no lo ves? La felicidad también es un lugar.
Somos nosotros. Nosotros juntos— recité de nuevo esas
palabras tan especiales para mí que cada día se las
recitaba.
Pero ella no respondió. ¿Tan complicado era que dos ojos se
abriesen? No pedía nada más que un sencillo gesto que el
ser humano realiza diariamente. Solo quería ver cómo sus
párpados se movían de nuevo, y sus pestañas aleteaban y el
azul de sus iris saludándome de nuevo para volver a
enamorarme de esos bellos ojos que tanta paz me traía.
Hasta que eso sucediese tengo que conformarme con las
fotografías que inundaban mi teléfono y mi pieza,
alegrándome con esas sonrisas que me devolvía el teléfono
y el papel en lugar de presenciarla en directo.
—¿Te cuento un secreto, mi bella? —no respondió, pero casi
puede escuchar sus palabras: ¿Tengo que fingir que me
interesa? —. Aun cuando tú estás en esta cama, nuestro
amor sigue siendo fuerte y real. En estos momentos no
puedo besarte y no puedo acariciarte, pero nuestro amor
sigue siendo tan fuerte y más que antes. No me daré
vencido hoy día has movido tus dedos, pero se que muy
pronto despertaras.
»Y por ahora nuestro amor es como las ráfagas de viento,
no puedo verlo, pero puedo sentirlo y escucharlo y lo siento
más fuerte que nunca. Te esperaré todo el tiempo que
necesites, mi bella. Te esperé por tanto tiempo que no
molesta espérate de nuevo, mi bella.
Sigue hablando con ella, narrando nuestra primera cita
cuando la lleve a la biblioteca municipal de Barcelona sobre
como yo estaba emocionado porque ella había aceptado
pasar tiempo juntos. Contándole como me sentí esa tarde
con ella y sobre la paz que me ha traído siempre y luego
narre de esa vez que la obligue a subir a mi todoterreno
bajo la lluvia y como nos quedamos despierto juntos viendo
el amanecer y como yo ya estaba enamorada de ella.
Acaricié su cara por última vez porque se estaba acabando
el tiempo, humedezco mis labios y, retirando de nuevo y
con mucho cuidado un poco el tubo que llevaba adheridos a
la boca.
Presioné con fuerza mis labios contra los de Anastasia.
—Abre los ojos, por favor—supliqué sobre su boca con la
voz rota, pero no lo hizo—. Te amo, bella, jamás lo olvides.
Te esperaré todo el tiempo que necesites. Sigo aquí.
Contigo ahora y siempre.
Fin del primer libro
Nota de la autora: ¡Aquí está el epílogo! se que muchos
quieren que Anastasia despierte, pero soy escritora igual
me gusta un poco el drama. Pero ya en agosto subiré la
segunda parte de Hermosa Rendición. Bueno epílogo siento
que conocieron un poco más el pasado de Diego, como está
llevando lo de Anastasia.
Pero como dice la canción Amazing de Aerosmith los malos
momentos existen, pero no siempre son para siempre y
tarde o temprano Cameron, Alejandra, Diego y los padre de
Anastasia se repondrán de este mal momento nada dura
para siempre aun cuando lo veamos todo negro. Y por
cierto solo las que han leído insuperable efímero saben
quien es Javiera quizás en algún momento Diego conozca
Kaira y Asher.
Este no es el final de esta historia, aún queda mucho y en el
segundo libro lo siguió narrando nuestro amado Diego. Si
tengo que decir que tiene muchas emociones este epílogo
aun cuando pensé no escribir uno porque la idea era final
abierto, pero ustedes lo insistieron mucho y se los di
porque los amo.
Ah, si, pronto subiré el especial de dos millón donde ganó
el capítulo 46 donde Anastasia pierde la virginidad, pero
será narrado del punto de vista de Diego.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta
historia, los amo mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar
por allá: Instagram: Vanesa Osorio Guerrero.
Aviso Importante
Hola criaturitas ya está disponible la segunda parte de
Hermosa Rendición. Pueden encontrar el prólogo y otra
parte más de la historia y pronto tendrá un nuevo capítulo
les dejo la foto de portada para que vayan a darle amor Y
también tenemos la segunda sorpresa que es la historia de
Alejandra y Cameron, ahora recuerden que la historia de
Alejandra va antes que la de Diego y Anastasia, les prometo
que se van enamorar de Cameron y de otro personaje más.
Así que vayan a darle amor a ambas historias y por
supuesto que en ambas historia tendra +18
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47
Nota de la autora: Bueno lo prometido es deuda a pesar
que me demore un monto porque este especial era para los
dos millones, pero bueno aquí esta y es largo porque se
mezcla un poco el capituló 45, 46 y 47 para que entienda
también su punto de vista como fue cuando estuvo con
Anastasia la primera vez y este especial lo votaron ustedes
misma así que disfrútenlo y no lloren porque esta algo
corta vena.
Azote con fuerza la puerta de mi dormitorio y me tire en la
cama porque no entendía nada de lo que estaba pasando
Anastasia, quiero entenderla y apoyarla, pero cada vez que
intento acercarme a ella se aleja de mí como si fuera una
maldita plaga. Y esto me duele mucho su rechazo, no
obstante sé que algo me está ocultando lo puede sentir hoy
cuando nos quedamos solo en salón y aún puedo recordar
la conversación y nuestro beso, sé que ella aún me quiere.
Me pasó una mano por la cara y recordando nuestra
conversación en salón que ha sido la más larga que hemos
tenido desde que llegó de nuevo Barcelona:
Tome un mechón de su largo pelo castaño y ella soltó un
pequeño suspiro al observar mi gesto. Me aclaré la
garganta antes de hablar:
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso
duele. Siento que mi corazón me traiciona porque yo
debería odiarte, pero no puedo cómo podría odiarte.
Solté un pequeño suspiro de frustración porque sé que me
he comportado mal con ella desde que ella llegó, pero no
sabía cómo actuar durante 3 meses me dejo sin ninguna
explicación de su parte. Me sentía muy mal conmigo mismo
porque no sabía qué error había cometido para que ella me
dejara de esa forma tan brusca y con una nota que no me
decía nada.
—Solo tengo que mirarte para saber que jamás podría
odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer—terminó de
hablar.
Ella abre sus ojos con sorpresa.
—Es que yo...—niega con su cabeza—. No puedo—susurra
con voz rota.
Ella se levantó de mi regazo y tomó sus cosas. Me quedé
quieto observando atentamente sus movimientos porque no
quería presionarla más. Ella comenzó a caminar a la salida,
pero se detuvo unos segundo antes de regresar donde
estaba yo.
Ella toma mi cara entre sus manos y me da un fugaz beso
que me deja sorprendido.
—Diego—, susurro—. ¿Qué pasaría si te digo que no me
quería ir? ¿Qué pasaría si te digo que yo no me quería ir de
tu lado? Tal vez fue por motivos mayores que no puedo
decirte.
Me levanté de la silla y me acerqué a ella porque quería
abrazarla con fuerza y repetirle una y otra vez que:
«Estaría con ella y que no la dejaría caer, que si caemos
nos levantaremos juntos como pareja.»
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí —me acercó a
ella—. Me tiene aquí ahora como siempre Anastasia.
Nos quedamos callados por unos segundo y di un paso
hacia ella en donde la punta de nuestras zapatillas chocó.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Susurro con voz rota, y sus
ojos se empañaron.
Trague duro porque no me gustaba como estaba Anastasia
en estos momentos, no es que no estuviera guapa porque
Anastasia es bonita hasta cuando llora con su nariz roja,
no, estaba más pálida con más ojeras e incluso había
perdido unos 4 o 6 kilos.
Ella se giró para huir de mí, pero la tomó de la mano y se
quedó quieta en el lugar.
—¿Quién te está haciendo daño? —Pregunté con un tono de
voz algo enojado.
Ella me miró por encima del hombro.
—No es a mí directamente, me lo hacen de otra forma
Diego, y me hacen más daño que cualquier otra cosa y no
puedo ser egoísta—dijo con hilo en la voz.
Desvié la mirada y me mordí el labio porque sabía que no
me contaría nada. Anastasia siempre ha sido tan misteriosa
con su pasado y lo poco que se dé su pasado fue porque
prácticamente la presione para que hablara, sin embargo,
no quiero que este sea el caso, quiero que ella me lo
cuente, que me tenga confianza así como yo a ella.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad? —afirmé lo que
yo ya sabía.
Ella abrió aún más los ojos, pero desvió rápidamente su
mirada.
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Se
acerca a mí y acaricia mi mejilla. Cerré los ojos por unos
segundo sintiendo su tacto—. Lo solucionaré Diego, solo
necesito tiempo.
Ella se alejó rápidamente de mí como si fuera una
verdadera plaga. Me senté en la silla y me tapé la cara con
las manos porque no sabía qué hacer con Anastasia, no sé
cuánto tiempo poder seguir aguantando su rechazo y que
no confié en mí para ayudarla.
—Pero tal vez yo me cansé de esperarte, Anastasia—
susurré con la voz rota.
Niego con la cabeza porque ya no sabía más que hacer
para que ella me dejara entrar en su vida, para que ella
confiara en mí y pudiera compartir sus problemas conmigo
para así ayudarla a encontrar una solución a sus problemas
o detener a la persona que le está haciendo daño.
Tomo mi teléfono y le mando un pequeño mensaje a
Cameron para que venga un rato a mi departamento
porque si no hago algo ahora lo más seguro es que baje al
departamento de Anastasia y quiero que ella me busque
para hablar.
<Cameron a las 21:01 p.m.>
"Voy para allá amor de mi vida, yo sé que me extraña bebe"
Suelto una pequeña risa porque Cameron siempre me
molesta con diferentes apodos cariñosos, es un imbécil,
pero no sé qué haría sin él porque ha estado tanto tiempo
conmigo y es un hermano para mí.
g y p
<Diego a las 21:02 p.m.>
"Aquí te espero amor de mi vida, trae una pizza"
Miré la pantalla de mi celular porque Cameron estaba
escribiendo y solté una risa al ver una imagen de él
tirándome un beso y con la descripción que decía: «Te
traeré todo lo que me pidas amor de mi vida, si me das un
beso con lengua, pero no se lo digas a mi palomita.»

******
Cameron le dio una mordida a su pizza mientras me
miraba fijamente y alce una ceja hacia él porque no
entendía sus miradas hacia mí. Le di un sorbo a mi bebida
y miré de reojo a Cameron que me seguía mirando con
una pequeña risa traviesa.

—¿Por qué me miras tanto?


Él soltó una risa y se limpió la boca con una servilleta.
—Aún no me has dado mi beso y es con lengua—dice con
un tono de voz juguetona y comencé a toser porque me
ahogué con una pequeña miga de la masa de pizza—. No
este nervioso, amor de mi vida.
Él puso una mano en mi espalda y dio varias palmadas con
fuerza porque no podía parar de toser.
—¡Diego, joder, respira! —Exclama Cameron asustado, lo
que me hace soltar una pequeña carcajada mientras sigo
tosiendo—. ¡No te rías, imbécil! Que tu bella cara se está
poniendo roja.
Él me pasa un vaso de agua y le doy pequeños sorbos
porque tengo la garganta algo irritada y la expresión de
asustado de Cameron no me ayuda mucho. Lo miro de reojo
y suelta un pequeño suspiro.
—¡Maldita miga! Siento que me arde la garganta—me
aclaro la garganta porque siento que tengo la voz más
ronca—.
No digas tantas tonterías porque para la otra me moriré
ahogado, amor de mi vida—le guiño el ojo de forma
juguetona.
Él apoyó su brazo en la mesa y tomó su vaso.
—Agradece que te saque una sonrisa porque desde que
llegó Anastasia está con ceño fruncido, que no te queda
mal, pero prefiero verte reír.
Me pase una mano por el pelo y mire mi teléfono ya son las
once de la noche y no tengo ningún mensaje de ella.
Quisiera decir que me duele, pero ya me acostumbré a su
rechazo en estas semanas.
—No me siento cómodo teniéndola tan cerca. Es más difícil
todo, antes al menos estaba lejos, pero ahora está tres
pisos más debajo de mí, me la encuentro en el ascensor, en
la universidad y en todas partes, no es fácil para mí fingir
que estoy bien cuando no lo estoy.
Él hizo una pequeña mueca.
—Bueno Diego tú tampoco has sido un caballero con ella,
es normal que se aleje de ti—solté un bufido molesto—. No
te enojes, solo te digo la verdad. Un día la tratas mal, le
dice que odias verla aquí y al otro día eres simpático y
carismático con ella es que ni tú mismo te aclaras.
Estiro mis piernas y juego con los hilos suelto que tiene mi
pantalón en mi rodilla porque sé que tiene razón Cameron,
ni yo mismo me aclaro con mis palabras es solo que al
principio sentí tanto odio al verla de nuevo que me cegué
por el odio, pero ahora sé que alguien le está haciendo
daño y no sé cómo acercarme para ayudarla.
—Estoy lastimado, Cameron. ¿Para ti es fácil confiar en mí?
— pregunté con la voz ronca.
Él asintió con su cabeza.
—Eres una de las personas en las que más confió, Diego.
Me pasó una mano por la cara.
—Pues ella no confía en mí, y yo no sé cómo puede
funcionar una relación si no hay confianza. Siempre fui
honesto
con ella desde inicio, pero ella no lo fue—muerdo mi labio
inferior—. Le conté todos mis miedos y sobre qué le
sucedió a mi familia, pero ella nada, ni siquiera sé cómo se
llaman sus padres o qué fue lo tan grave que le ocurrió en
el pasado.
Cameron soltó un silbido con mis palabras.
» A veces siento que me enamore de una ilusión y que solo
idealice a Anastasia. Y eso me está matando aún más
porque no quiero tener esos pensamientos sobre ella, sé
que es buena a pesar de que ella diga lo contrario.
—¿Anastasia dice que es mala persona? —pregunta
Cameron asombrado.
—Si, y no entiendo por qué ella tiene esa imagen tan mala
de ella misma. Anastasia es dulce, carismática, bondadosa,
pero también tiene un muro en donde puede explotar con
facilidad y puede ser realmente fría y cruel al momento de
mencionar su pasado.
Me encojo de hombros porque es la verdad. Mi teléfono
vibró, pero es un mensaje de Bárbara.
—¿Es Anastasia? —Preguntó Cameron con curiosidad.
Niego con la cabeza y elimino el mensaje que mando
Bárbara ya le pedí perdón por todo lo que le hice, porque
ella no se merecía lo que le hice, pero ella no me quiere
soltar y sigue insistiendo que lo nuestro puede funcionar,
pero es imposible. No se puede forzar a una persona a
amar a alguien y no quiero seguir lastimándola porque ella
es una chica genial que merece ser feliz.
—No, es Bárbara que quiere venir al departamento para
hablar.
Cameron soltó otro silbido con mis palabras.
—Te dije que Barbara sería un gran problema para ti, esa
chica está obsesionada contigo y de tu linda cara de ángel

se mofa de mí—. Es mejor que tomes distancia de ella.
—Eso ya lo sé—solté un suspiro—. ¿Veamos una película o
tu palomita no te deja? —Preguntó con un tono de voz
burlón.
Él me tira un cojín en la cara que esquivo.
—Solo me deja hasta las doce de la noche—me guiña el ojo
y comienza a buscar en Netflix—. Siempre estaré aquí para
apoyarte, eres mi hermano Diego.
Sonreí.
—Te quiero gilipollas.
—¡Oh, que tierno! También te quiero amor de mi vida.

******
Solté un suspiro de cansancio porque lo único quería era
llegar luego a mi casa para poder dormir. Mire a mi
izquierda y los mellizos estaban durmiendo.

—¿Cuánto faltaba para llegar? —Le pregunto a mi padre.


Mi padre me sonrió.
—Solo faltan 10 minutos como máximo, hijo, ya pronto
llegaremos a la casa.
Solté un gruñido porque me venía diciendo eso veinte
minutos atrás y ya son casi las tres de la mañana.
—¿Seguro papá? —insistí.
Él me sonrió y asintió con su cabeza:
—Sí, es una promesa hijo.
En ese momento mi padre giró el coche por una curva
cerrada donde no había mucha visibilidad, pero de repente
algo nos iluminó dejando casi cegado por el resplandor.
Solo fue un segundo para entender que un camión iba a
impactar con el coche.
—¡Papá! —Exclamé asustado.
Di un pequeño salto y sentí algo húmedo en mi rostro, llevé
mis manos a mis mejillas y estaba llorando. Odio recordar
ese momento en mis sueños de todas las palabras que
puede cruzar en ese momento con mi padre fueron de
cuando íbamos a llegar a la casa, puede haberle dicho que
lo amaba o que no sé apurar tanto, pero estuvimos en el
momento equivocado y en lugar incorrecto.
—Nunca voy a entender porque ustedes se fueron y yo me
quede aquí solo—susurre con la voz rota.
Me senté en el sillón y tomé mi celular donde apenas podía
enfocar la pantalla a través de mis lágrimas. Necesitaba
estar con ella de nuevo aunque sea por esta noche, no
quiero estar solo por esta noche. Tomé mis llaves y mi
teléfono y salí de mi departamento porque necesitaba estar
con alguien.
Toqué con fuerza la puerta de Anastasia una y otra vez,
pero nadie me abría la puerta e intenté llamarla, pero
tampoco y ya llevaba más de 3 minutos tocando con fuerza.
Toque con fuerza de nuevo, pero nadie abrió.
—Abre la puerta, por favor—susurré con la voz rota y
apoyando mi frente contra la puerta.
Espere unos segundo antes de sentarme en el piso y me
tape la cara con la mano. «Odio revivir una y otra vez el
accidente en mis sueños»—digo para mí mismo. En ese
momento la puerta se abrió y caí para atrás.
—Diego—, susurro ella y se agachó en donde estaba.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —
Digo con la voz rota.
Ella tomó mi mano y me ayudó a levantarme del suelo. No
pude evitar que mis ojos recorrieran su espectacular
cuerpo que solo estaba con una licra y un polerón ancho.
Ella me guio al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Pregunte en un susurro. Ella
miró su bolso y luego puso sus ojos en mí—. Fuiste a pelear,
¿verdad?
—Creo que estás muy observador hoy.
Ella se sentó en el sillón y yo también he intenté acercarme
más a ella, pero como siempre en estos últimos días se
intentó alejar de mí, pero la tome de la mano y tire de ella
para que se sienta en mi regazo.
—Puedes abrazarme, por favor—se me rompió de nuevo la
voz porque necesitaba un abrazo en estos momentos.
Ella se mordió el labio inferior antes de acercarse a mí.
Anastasia se subió a mi regazo y me abrazó con fuerza y
escondió su cabeza en mi pecho, su mano acarició mi pelo.
Solté un suspiro al volver a tenerla en mis brazos. Pasamos
una hora en esta posición y pude sentir como mi
respiración se estaba volviendo más tranquila.
—Diego—, me llamó mi bella y levanté mi cabeza para
observarla —. Tengo sueño.
—No quiero estar solo... —confesé en un susurro.
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—dijo
levantándose de mi regazo y tomando mi mano con fuerza.
Subimos las escaleras y ella abrió la puerta de su pieza, nos
quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la
luna. Pase por su lado y me quite la polera y ella soltó un
pequeño suspiro que me hizo sonreír. Me metí en su cama y
le hice una señal para que ella se acercara a mí.
Anastasia soltó otro pequeño suspiro inconscientemente y
comenzó a quitarse las zapatillas y el polerón. Solté un
pequeño gemido porque se quedó solo con la licra y con
sostén deportivos. Ella se metió a la cama y me quedé
quieto porque no quiero tener una erección y asustarla.
Nos quedamos varios segundos en un tenso silencio y no
puedo controlar mis manos que se posan en su cintura. Nos
miramos fijamente hasta que ella rompe el contacto
mirando al techo. La abrace con fuerza y apoye mi cabeza
en su pecho.
Ella suelta una pequeña bocanada de aire.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estaba hablando
con ella y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero
ella insistió en que estuviéramos juntos—confesé en un
susurro.
Ella se apartó de mí y se sentó en la cama en posición de
indio.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Fruncí el ceño al escuchar esas estúpidas palabras.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—solté un gruñido
—. No quiero estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
—insistí de nuevo.
Ella bajó la mirada y me crucé de brazos porque ahora es
momento para que ella por fin sea sincera conmigo y me
cuente qué es lo que está pasando hace casi más de cuatro
meses, pero los segundos pasaban y ella no contestaba y
sentía rabia porque estoy seguro de que a su novio actual si
le cuenta sus secretos.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puse mi
mano en su barbilla para que me mirara—. ¿Qué diría tu
querido novio, si él supiera que te besaste conmigo y que
ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué crees que diría
Anastasia? —Pregunté enojado.
Ella me miro molesta.
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— la tomé con fuerza de
la cintura—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina,
¿verdad Anastasia? —Susurre con voz ronca, mientras mis
manos acarician su cadera.
Ella cerró sus ojos y mis manos siguieron subiendo hasta
sus pechos que solo estaban cubiertos por una ligera tela.
Roce sus pezones con las yemas de mis dedos para luego
apretarlos que hizo que soltara un gemido que llegó directo
a mi erección que creció más.
Sonreí de forma juguetona y me acerqué más a ella para
comenzar a darle pequeños besos calientes en su cuello.
Ella soltó un jadeo. Cerró con fuerza sus ojos y la tomó con
fuerza de sus caderas y la senté en mi regazo para que
pudiera sentir mi dura erección. Que cada segundo crecía
más y más.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Susurré en su oído y
comencé a mover su cadera hacia adelante y atrás,
frotando nuestro sexo para crear el roce perfecto—. ¿Te
gusta esto?
Ella me miro por un segundo antes de juntar sus labios
contra lo mío y la abracé con más fuerza, mis manos se
colaron dentro de su licra y presioné su sexo por encima de
sus bragas y pude sentir una leve humedad.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupé su labio inferior
antes de morderlo con fuerza y ella soltó un pequeño
gemido.
Quité mis manos dentro de su licra y tomé su cara con mis
manos, la besé profundamente como si no la volviera a
besar nunca más, nuestras lenguas danzaron juntas y ella
me tomó con fuerza del cuello.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme
con más fuerza.
Nunca se lo he dicho antes Anastasia porque es algo
bastante cavernícola y siempre he respetado sus decisiones
y es una mujer libre, pero ella tiene mi corazón desde el
primer momento en que la vi se lo entregue y aún lo tiene
en sus manos aun cuando yo no tenga su corazón en estos
momentos, necesito sentir que aún sigue conmigo.
Mis manos se fueron sus pechos y comencé a masajear sus
suaves tetas. Su mano tiró de mi cabello con fuerza que me
hizo soltar un pequeño jadeo. En ese momento una música
comenzó a retumbar la pieza de Anastasia y deje de
besarla, tome su celular en donde leí el nombre de Simón.
Fruncí el ceño y le entregué el celular para que pudiera
contestar.
La observó fijamente porque me duele ser ahora un secreto
para ella, cuando antes yo tomaba su mano frente a todos
los de la universidad y ahora es otro chico que toma su
mano.
Ella contesta la llamada y desvío la mirada.
—Simón—, dice en un susurro.
No escucho lo que le responde su novio y con cada segundo
que pasa me doy cuenta de que no estamos haciendo lo
correcto, ella tiene un novio y yo sigo enamorado de una
chica que no confía en mí. Además, que ahora tiene a otro
chico que le cuenta sus problemas y yo ahora soy un sucio
secreto.
Ella se levantó de la cama y la tomó de la mano para que no
me deje. Ella mira mi mano y se queda quieta.
—Simón: ¿Estás borracho? —Pregunto preocupada.
Ella escucha con atención la respuesta que le da el chico a
través de teléfono y me muerdo el labio inferior con fuerza,
sé que debería tomar mis cosas e irme a mi departamento y
tratar de olvidarla, pero es difícil dejar ir a la persona que
amas aun cuando ella no te ama de la misma forma porque
para ella fue fácil dejarme solo por tres meses.
Ella suelta un suspiro y se pasa una mano por la cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
Trato de no seguir escuchando su conversación porque
sinceramente me hace sentir mal como si fuera un intruso
tanto en la relación como en la vida Anastasia. Ella sigue
hablando por unos minutos más y hasta se ríe de lo que le
está diciendo.
Ella se sigue riendo y yo me siento utilizado en estos
momentos.
—Solo acuéstate, adiós—dice ella terminado con la
conversación.
Me repongo como puedo y oculto todos los sentimientos
que siento en estos momentos es por eso cuando ella me
mira de nuevo sonrió de forma traviesa y le hago señales
para que se acerque a mí. Ella caminó despacio a la cama y
tiró de su mano para que se sentara de nuevo en mi regazo.
Apartó su pelo de la cara y acarició el contorno de su
barbilla.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Susurro con voz ronca—. No
tienes ni una idea de cuánto te deseo y odio hacerlo de la
forma en que lo hago porque me condena más a ti, te
pienso cada segundo y no me arrepiento de volver hacía a
ti porque como te lo dije una vez Anastasia: estar contigo
jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso
me gusta—confesé mis sentimientos de nuevo.
Ella me miró fijamente y esperé que me dijera sus
sentimientos que me diera una esperanza de confianza
hacia mí, pero no lo hizo. Y eso rompió un poco más mi
corazón esa noche.
—Diego—, susurro, y sus manos se fueron a mi pecho al
descubierto—. Recuerda que sin sentimientos.
Tome su muñeca y me quedé quieta mirándolo porque eso
me dolió, pero entiendo que fue la primera frase que nos
dijimos antes de besarla y en estos momentos me gustaría
no tener sentimientos tan fuertes por ella.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—susurro con
voz grave y ella soltó un suspiro antes de girarla y ponerme
encima de ella—. Te gusta la adrenalina y el peligro.
Corramos juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te
gusta, bella.
Tome su pierna y la puse en mi cadera y presione mi
erección contra su sexo que hizo que soltara un gemido
fuerte.
Sonreí traviesamente porque a pesar de que ella no me
dijera sus sentimientos su cuerpo seguía respondiéndome
bien a mis caricias. Mi boca cubrió la suya porque
necesitaba besarla para saber que esto es real.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurré sobre su boca.
Nuestras miradas se encontraron y pude ver como sus ojos
brillaban por mí y su respiración es un caos por mis besos.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró, casi en un
susurro.
Me quedé quieto mirando sus ojos y ese brillo especial que
tenía en estos momentos porque es una decisión
importante para ella. Mi boca cubrió la suya en un beso
lento y lleno de amor, mi mano se posó en su mejilla donde
la acaricie para que se relajara y pensara bien en lo que me
acaba de decir.
Me separo un poco de ella y apoyo mi frente contra la suya.
—Quiero que seas el primero.
Acaricio su mejilla con cuidado y muerdo mi labio inferior
porque ya es la segunda vez que me lo pide, pero no sé si
sea lo correcto y menos en cómo está nuestra relación. No
es que no quiera, claro que sí, pero supongo que no de esta
forma.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto
atrás, piénsalo bien, por favor, Anastasia—le explico.
Ella me da un fugaz beso en los labios antes de hablar.
—Quiero que seas tú, Diego — insistió de nuevo y
acariciando mi mejilla—. No lo pienses tanto.
Suelto un suspiro, «¿Por qué me haces esto, bella?» —me
preguntaba a mí mismo y no podía encontrar la respuesta.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura?
Ella me dio un pequeño empujón para que me sentara y se
sentó en mi regazo. Anastasia asintió con su cabeza. Solté
un suspiro porque no sabía qué hacer en estos momentos y
tenerla en mi regazo tan hermosa como siempre no me
ayudaba a mi erección. Mire un momento al techo y luego a
ella. La amaba, de eso estaba seguro y sé que ella aún me
seguía queriendo.
Sus manos acariciaron mi torso y esas caricias suaves con
sus dedos hacía que mi deseo por ella creciera aún más,
tomé su muñeca. Ambos nos miramos un segundo antes de
que presione mi boca contra la suya. La hice girar y su
espalda tocó el colchón y me puse entremedio de sus
piernas.
Volvió a poner una de sus piernas alrededor mi cadera y
empuje mi pelvis contra su sexo. Ella cerró los ojos con
fuerza y soltaba pequeños suspiros de placer con estos
movimientos. Me detuve y me senté en mis talones y
admiré el increíble cuerpo que tiene Anastasia. Mis dedos
se fueron al borde del inicio de su licra donde comencé a
bajarlas con cuidado y ella se levantó un poco para que
fuera más fácil. Las tiré al suelo y volví a besarla
lentamente para que no estuviera nerviosa.
Sus manos se fueron a mi pelo que tiró con fuerza haciendo
me jadear. Le di un corto beso antes de darle pequeños
besos húmedos por su rostro mientras mi mano baja
lentamente hasta llegar a sus bragas negras donde acaricié
su
sexo por encima de esa delgada tela.
—Diego... —susurro con la voz entrecortada.
Solté una pequeña risa y acaricié su estómago un segundo
para que no tuviera miedo antes de meter mi mano dentro
de sus bragas y metí con cuidado un dedo donde su espalda
se levantó y clavó sus uñas en mi espalda.
—Te amo—susurré muy bajo que apenas pude escuchar yo
mismo.
Moví mi dedo en círculos y uní un segundo cuando sentí
que estaba más húmeda. Mire Anastasia tenía los ojos
cerrados y se estaba mordiendo su labio con fuerza para no
gritar.
Sus manos rodearon mi cuello y me beso con algo de
torpeza y nervios. Me separé de ella por un segundo y mi
nariz acarició la suya antes de volver a besarla con más
calma y sin prisa porque no quería presionarla y quería que
se sintiera segura conmigo. Anastasia me dio pequeños
besos en el cuello y luego chupo con fuerza haciéndome
jadear y cerrar los ojos con fuerza. Acelere los movimientos
con mis dedos en su sexo para llegar a su orgasmo y podía
sentir como su clímax estaba cerca porque está cada vez
más húmeda.
—Córrete para mi bella—le ordené, mordiendo su labio
inferior con fuerza y ella soltó un largo gemido que mojo
mis dedos.
Ella cerró los ojos mientras aún estaba en su clímax y bajó
con cuidado sus bragas dejándola solo con sostén
deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia—le
recordé una vez más.
Negó con su cabeza y no pude evitar evaluar el cuerpo de
Anastasia, es tan hermosa y bella, pero ella desvió la
mirada y sus manos estaban en forma de puño por lo cual
no estaba cómoda. Puse mi mano en su mejilla y acaricié
con cuidado para que no le diera vergüenza su desnudez.
Ella me dio una pequeña sonrisa y se la devolví, «¡Dios,
estoy tan enamorado de ella!» —pensé.
Me levanté un momento de la cama para buscar mi
pantalón y extraje mi billetera donde tenía un condón
guardado.
Me senté en la cama y lo observé para ver si estaba en
buen estado lo último que quería ahora es dejar
embarazada Anastasia en su primera relación sexual y
comprobé que no estaba vencido y que estaba todo en
orden.
Sentí su mirada en mí y la miré por encima de mi hombro
con una deslumbrante sonrisa para ella.
—Eres bellísima.
Tome la tela de su sostén y se lo quite con cuidado, ella
levantó los brazos y quedó completamente desnuda para
mis ojos y es mayor espectáculo que he visto en mi vida.
Solté un gemido ronco porque tiene un cuerpo espectacular
para mí. Me levanté algo nervioso y me quité rápidamente
mi bóxer dejando libre mi dura erección. Tome el condón y
lo abrí con mis dedos rápidamente, lo deslice por mi pene
bajo la mirada de Anastasia.
Me subí encima de ella y acaricié un poco mi miembro, ella
soltó un pequeño gemido que me hizo poner más caliente
de lo que estaba ya y me dolía estar de esta forma. Me puse
entre medio de sus piernas y rocé mi pene contra su vagina
donde ella soltó pequeños jadeos.
La besé, pero fue el beso más torpe que me ha dado
Anastasia ahora y es porque estaba nerviosa, podía sentir
su cuerpo temblar bajo el mío.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame—murmuré, acariciando
su mejilla.
Ella puso sus manos en mis hombros.
—Sigo esperando por ti, bella. —le di un suave beso—. Sigo
queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que
antes, ¿lo sabes?
Asintió con su cabeza para responder mi pregunta. Tome
mi pene y lo roce contra su sexo y ella jadeó. Le di
pequeños besos en el cuello para que se relajara y mi otra
mano acarició su pecho derecho donde lo apreté un poco y
posé mis labios en su otro pezón donde lo chupe para luego
pasar mi lengua alrededor de su sensible pezón.
Llevé mi mano de nuevo a su vagina en donde introduje dos
dedos en su interior para comenzar a estimular de nuevo su
punto de deseo y ella mueve sus caderas buscando más
placer con mis dedos. Ella susurra mi nombre varias veces
mientras se deshace en mis caricias. Sé que estoy siendo
cuidadoso, pero quiero que ella disfrute este momento aun
cuando no estemos juntos, le haré el amor como si nunca
nos hubiéramos separado, como si nuestros corazones no
estuvieran rotos.
—¿Estás lista, Anastasia? —Preguntó con la voz ronca.
Ella apoyó sus codos en la cama y se acerca a mí, nos
miramos un segundo antes de que ella me dé un beso en el
cuello que me hace estremecer por completo.
—Lo estoy, Diego—susurro con la voz entrecortada.
Acaricie su nariz con la mía para luego trasladarse a su
mejilla y posterior a su mentón. Presionó sus labios
suavemente sobre los suyos para besarla con suavidad y
y p y
lentitud para demostrarle que aún la sigo queriendo a
pesar de las malas palabras que le dije cuando la volví a ver
y que ahora me arrepiento.
Lleva su mano a mi cuello para que me acerque más a ella
y la beso con más fuerza y mis dedos se presiona con
fuerza en su cadera, vuelvo hacer presión en su sexo y ella
suelta un gemido que queda callado por el beso.
Tomo mi miembro para presionar y logró meter la cabeza
en donde ella suelta un pequeño grito que me hace detener
y le doy pequeños besos por toda su cara para que se relaje
y esperó varios segundos antes de volver a empujar un
poco más.
Ella cierra los ojos con fuerza. Joder para mí es puto
paraíso, pero no quiero verla sufrir así que me aclaro la
garganta para hablar.
—¿Quieres que me salga? —Pregunto jadeando. Y siento
que pequeñas gotas de sudor recorren mi frente y también
la suya. Niega con su cabeza—. Joder bella, te va a doler un
poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?
—Vale—susurra.
Empuje lentamente hasta que siento que toque con himen
en donde tuve que presionar con un poco de fuerza para
romper esa pequeña tela y ella soltó un grito en donde me
detuve y la bese con ternura porque ya había pasado lo
peor. Bese sus mejillas y limpie algunas lágrimas que caían
por su mejilla.
Me quedé varios minutos quietos porque no la quería
lastimar y ella me sonrió de forma dulce y tierna que me
hacía suspirar por ella. Después de unos minutos más fue la
misma Anastasia quien comenzó a mover sus caderas
buscando más placer y empujé otro poco más para poder
entrar por completo en ella.
Me quede quieto de nuevo para que ella se acostumbra a
tenerme por completo dentro de ella y le di besos por toda
su cara y acaricie su cintura con mis dedos. Cierro los ojos
un momento disfrutando la sensación de estar adentro de
ella y voy sintiendo como ella poco a poco va relajando su
cuerpo. Ella mueve de nuevo las caderas y retiro
lentamente mi verga para luego volver a hundirme en ella.
Suelta varios suspiros y sus uñas se clavan con fuerza en
mi espalda.
—Jodidamente, es mejor que todas mis fantasías—gimo
agarrándome de sus caderas.
Muevo mis caderas de forma lenta para que ella disfrute un
poco, sé que la primera vez para las mujeres es más
dolorosa que placentera, pero quiero que por lo menos ella
disfrute un poco y no quiero lastimarla. Ella suelta varios
gemidos de placer y dándome pequeños besos calientes en
mi cuello.
—¿Te gusta Anastasia? —Preguntó con voz agitada.
—Me gusta, Diego—dice, mordiendo mi oreja haciendo que
gruña y tome con más fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Anastasia de nuevo asiente con su cabeza y comienzo a
mover mis caderas más rápido, pero a la vez trato de no ser
muy salvaje para no lastimarla. Ella suelta varios jadeos y
mis movimientos de caderas son cada vez más rápidos y
provocadores para ambos, ya que ella mueve sus caderas
en busca de más placer.
Tomó una de su pierna y la enredó en mi cadera en donde
los movimientos resurgen con mayor fuerza, prendiendo
llamas de placer que aumentan de tamaño cada vez y es
una de las mejores sensaciones de mi vida. Me siento en
puto paraíso con Anastasia.
Ella grita mi nombre y suelta varias palabras incoherentes
de su boca debido a que está llegando a su segundo
orgasmo de esta noche. Suelto un gemido y la besó con
fuerza y toco sus pechos, su mano se enreda en mi pelo
donde tira con fuerza de él.
Ella besa mi cuello con fuerza, intentando dejar una marca
que no me molesta a mí y acelero mis movimientos porque
estoy al límite de mi orgasmo siento como mi pene está
más duro.
—Voy a correrme, bella—gruñó, embistiéndola con mayor
fuerza.
—No pares, por favor—me susurra con voz ronca.
Bajo mi mano y acaricio su clítoris con mis dedos para que
ella pueda llegar a su orgasmo. Ella jadea aún más fuerte y
después grita mi nombre en donde cierra sus ojos y sus
manos caen a su lado como muertas.
Enrollo su otra pierna y acelero mis movimientos para
poder acabar, uno, dos, tres hasta seis veces, entro en ella
y suelto un grito ronco cuando explotó en el interior del
condón vaciándome por completo. Mi cuerpo cae encima de
ella, pero apoyo mis codos en el colchón para no aplastarla.
Ella acaricia mi pelo que debe estar algo húmedo y acarició
su estómago haciendo pequeños dibujos en su estómago.
«Te amo, Anastasia»— dije para mí mismo.
Me retire con cuidado de ella y me saque el condón, le
hago un nudo para botarlo al pequeño basurero que tiene
en su mesita de noche. Ella tomó mi polera y se la puso
tapando su espectacular cuerpo para mis ojos. Y yo hago lo
mismo con mi bóxer.
Me vuelve a acostar a su lado y la abrazó con fuerza como
si no quisiera dejarla ir de nuevo y de hecho eso es lo que
quería, no quiero dejarla ir, pero ya no somos los mismos
de tres meses atrás.
Mi corazón está dolido, aún no está roto, pero no sé si
podrá aguantar mucho más para romperse.
—Gracias por dejarme ser el primero—susurró con voz
ronca.
—Fuiste el correcto—murmura, tapándonos con el
cubrecamas y ella apoya su cabeza en mi pecho.
Suelto un suspiro porque esta noche ha sido una montaña
rusa de emociones para mí y que aun no entiendo como
logre estar en este punto con ella, cuando ella tiene un
novio y acaba de perder su virginidad conmigo. Yo la sigo
amando y sigo esperando por ella, para que ella me
demuestre que tiene confianza en mí, pero cada segundo
que pasa sin ella decir algo es una apuñalada a mi corazón.
Y es que me pregunto ¿Qué es lo que tiene ese chico para
que ella confíe tanto en él? ¿Por qué no puede confiar en
mí? No puedo evitar hacer esas comparaciones entre su
novio y yo y eso me duele tanto tener ahora esa
inseguridad en mí, no ser lo suficientemente bueno para
ella.
*******
Sentí que estaba en un lugar muy cálido y también una
mano acaricia mi pelo una y otra vez que hacía que me
relajara mucho más en lugar que estaba, pero pronto sentí
que alguien me movía una y otra vez.
—Diego... —, murmuró una voz.
—Mmm...no quiero—murmuré.
Escondí mi cabeza para no despertar porque realmente
estaba cansado y aún tenía mucho sueño.
—Despierta, por favor—dice esa voz que parece ángel,
moviendo mi hombro con un poco más de fuerza.
Levante mi cabeza y pestañeó varias veces para tratar de
enfocar mi vista en ella. Anastasia estaba mirándome
fijamente y me pasé una mano en el ojo para tratar
despertar bien.
—Buenos días—digo con una sonrisa que poco a poco la
borro de mi cara por la expresión que tiene ella.
—Tienes que irte—susurró con voz rota.
Ella sigue mirando un punto fijo detrás de mí y eso me está
molestando aún más porque ahora a luz de día ella se está
arrepintiendo de lo que pasó anoche justo era lo que yo no
quería. Apreté la mandíbula con fuerza porque no quiero
ser un imbécil con ella y me separo lentamente de ella.
—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Le pregunto con un
tono de voz algo brusco y molesto que no puedo evitar.
Ella se sentó a la orilla de la cama bien lejos de mí. Otra
vez se aleja de mí como si fuera una puta plaga, «¿Por qué
hace eso conmigo?» —me enojó aún más.
—No me arrepiento—dice casi un susurro y jugando con
sus manos—, pero...
—¡Pero! ¿Qué? —Alzó mi voz porque le pregunté una y otra
vez si estaba segura de dar ese paso tan importante para
cualquier mujer y ahora me hace sentir mal.
Ella se quedó quieta mirándome y yo apreté mis manos en
forma de puño porque estaba intentando calmarme y no
explotar como un imbécil con ella, pero no me lo está
poniendo fácil.
—Die...go—, susurro.
—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si
fuera una jodida plaga. Porque me haces esto no te das
cuenta de que me lastimas. ¡Maldita sea! —Grite y
poniéndome los pantalones porque no me decía nada y ya
estaba llegando a mi puto límite.
» ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel
conmigo? ¿Por qué juegas así conmigo? —me tiró el pelo y
caminé hacia donde estaba ella —. Contéstame, Anastasia.
Sus ojos se empañaron y me hizo sentir peor porque ya veo
que se está arrepintiendo de lo que pasó anoche, es que fui
un imbécil no debí haber venido. Soy un imbécil, que está
lastimado y dañado por la chica que está frente de mí y me
hace sentir peor verla llorar frente a mis ojos y ser yo el
causante de esas lágrimas. Me pasó una mano por la cara
porque tal vez debí haberle preguntado más veces si ella
estaba segura de dar ese paso y no haber caído por ella.
Ella niega con la cabeza.
—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comenzó a
tartamudear.
Eso hizo que me molestara aún más porque no podía
decirme nada coherente en estos momentos. De verdad que
ya no quiero seguir con esto por mucho que me duela, ella
tiene un novio y yo no sirvo para ser sucio secreto de
ninguna chica. Me limpié una lágrima solitaria que recorría
mi mejilla.
—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así.
Te quería a pesar de tus secretos y tu pasado te quería,
joder —solté una risa seca—. Siempre te vi como la
indicada, pero ahora te miro y...No lo eres, solo eres una
más que pasa por mi cama.
Ella dio un paso atrás y cierro los ojos con fuerza porque no
quería decir eso, pero yo también me siento lastimado y
usado más cuando sé que tiene su novio donde lo verá en
un rato más. Es feo sentirse usado por la persona que
amas, es feo darte cuenta de que siempre fuiste tú el
sincero de la relación y él que estaba dispuesto a darle todo
a esa persona que no es capaz de compartir contigo sus
miedos o secretos. Se supone que la relación es de dos
personas y no solo de una. Yo ya no puedo seguir con sus
mentiras y secretos cuando todo lo quería era sinceridad y
amor.
—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por
tener estos sentimientos hacia ti que no te mereces en
absoluto. Te di mi corazón. ¡Joder qué imbécil soy! — tomé
una pausa antes de continuar—: ¿Sabes algo? Cuando te
fuiste por estos tres meses en el fondo de mi corazón sabía
que volverías conmigo, pero ahora que te miro—la observó
detenidamente y añado—. Me pregunto si esos dos meses
que estuvimos juntos fueron reales o solo fue espejismo.
Tome su barbilla para que me mirara fijamente porque ya
no iba a dar marcha atrás con mis palabras. Anastasia
rompió mi corazón, ese corazón que se lo entregue sin
objeción y con amor a ella.
» Te odio Anastasia y me da pena tu querido novio que se
nota que te ama y tú no. Eres cruel con nosotros. No seré
más tu diversión como tu misma dijiste: olvídate de mí.
Ella pestañeó varias veces para controlar sus lágrimas y la
suelto porque no quiero estar más cerca de ella.
—Eres una mala persona y, ¿sabes? Tú misma me lo dijiste
muchas veces que no me acercara a ti, pero yo...
Simplemente no quise escucharte y ahora me arrepiento.
Espero que estés contenta porque ahora te puedo asegurar
que me rompiste aún más mi corazón.
Tiro de mi pelo con fuerza porque siento que me está
apuñalando en este momento mi corazón que todo lo que
vivimos ha sido una mentira, una ilusión que yo misma me
cree de ella. Ahora entiendo cuando ella me advertía una y
otra vez que me alejara de ella, pero no le hice caso, me
lance como un tonto enamorado por ella.
—Diego..., yo—intento hablar de nuevo elevando la voz.
—Te entregué a mi corazón para que lo cuidaras y lo único
que hiciste fue destruirlo. Lo tomaste con tus manos y lo
destruiste con fuerza arrasando todos mis sentimientos que
tantos años intenté evitar ser lastimado.
Caminé hacia la mesita en donde tomé mis llaves y mi
celular. La miré de reojo y estaba usando mi polera, pero
no se la quitaría. Que la quede ella y a mí que me deje en
paz para tratar de sanar mi corazón.
—Diego, es que me están amena...—Intentó hablar, pero yo
ya no la quería escuchar porque cada palabra incoherente
que salía de su boca me lastimaba aún más de lo que ya
estaba en estos momentos.
—No quiero escuchar nada más de ti, Anastasia—levanté
mis manos—. Ya me cansé, me cansé de ti, de tus secretos y
misterio, me cansé de todo esto—moví mis manos entre
nosotros—. Te odio ¡Por Dios te odio!
Pasé por su lado porque tenía que alejarme de ella como lo
debí haber hecho desde el primer momento en que la vi y
es que yo mismo metí en esta situación, no la puedo culpar
porque yo fui el que insistió una y otra vez, yo fui imbécil
que se enamoró de una ilusión que no existe.
—Por favor, Diego, escúchame—susurro con voz rota.
La mire por encima de mi hombro y azote la puerta para
cerrarla. No quiero escucharla más, le di muchas
oportunidades para que ella fuera sincera conmigo y no lo
hizo hasta que yo me canse de esta mierda.
Entre en mi departamento y me pase una mano por la cara
porque a pesar de todas palabras que le dije Anastasia ni
yo mismo me las creo ahora y creo que nunca lo haré, solo
lo hice para lastimarla para que sienta un poco de mi dolor.
Me deslizo hasta el suelo y observé las fotos que aún
conservo en mi celular donde ella sale sonriendo mientras
camina por la plaza de Barcelona.
—A pesar de todo el daño que nos hemos causado, siempre
te seguiré amando, bella. Y en estos momentos no somos
buenos el uno para el otro como sí lo éramos tres meses
atrás—susurró con voz rota y observando su foto en donde
todo era mejor y más fácil para nosotros.
Bueno gracias a todas las persona que han apoyado tanto
esta historia de Diego y Anastasia y espero que les hay
gustado el especial de 4 millones de lectura y de verdad
que los amo mucho y estaremos hoy día hablando en mi
Instagram sobre el especial.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar
por allá: Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Hermosa Rendición
Autor: Vanesa Osorio
Veröffentlicht: 2021
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Capítulo 79
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del
punto de Diego
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Capítulo 81 (Penúltimo)
Capítulo 82 (Final)
Epílogo
Aviso Importante
Especial de 4 millones de lecturas cap. 46 y 47

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