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La presentación de la persona en la vida cotidiana (Goffman)

Institución total: Como consecuencia de esas experiencias institucionales surgió la


noción de institución total (hospitales psiquiátricos, clínicas, geriátricos, cárceles,
conventos, etc.), en las que los sujetos ingresan en lugares que los obligan a una relación
intersubjetiva intensa en el lugar, y les dificultan la conexión con el mundo exterior, pues
los recién llegados deben ser des-socializados, privados de sus referencias externas a
favor de los códigos de la institución que los alberga, voluntariamente o no.
Modelo dramatúrgico:
 Goffman estudia la interacción entre actuante y auditorio concebida como una
“puesta en escena”, con una expectativa dirigida a controlar la conducta del otro
(p. 15). Se ocupa de la comunicación que emana el individuo (no verbal, teatral y
contextual, presumiblemente involuntaria)
 El actuante dota de significatividad al encuentro (transmite información
intencionalmente con un objetivo en particular, a partir de eso busca controlar la
conducta de otros) , y el auditorio se guía por los signos que emite. El actuante y el
auditorio producen juntos una definición de la situación, es una acción cooperativa
pues se sostiene el mismo encuadre (co-responsabilidad).
 División del trabajo: Reparto de roles según un guión social (los participantes
contribuyen a una sola definición total de la situación y esta “fachada de
consenso”, se da, ya que cada participante encubre sus propias necesidades tras
aseveraciones que expresan valores que los presentes se sienten obligados a
apoyar de palabra) (p.21)
 Un rol tiene rutinas o papeles; un mismo rol puede tener varios
 La interacción requiere de un acuerdo, un “consenso de trabajo” (el establecido
en una escena de interacción será de contenido diferente del C.T establecido en
otra)
El carácter promisorio del encuentro:

 El significado compartido le da sentido a la interacción. Las personas en el


encuentro social transmiten y recogen signos (comunicación), que les permiten
identificar las intenciones y prever cómo proseguir el encuentro. Parte de esa
previsión se basa en experiencias previas con actores similares (estereotipos),
basadas en signos convencionales (p. 13). El encuentro es “promisorio”, porque
involucra una promesa, un modo de continuar la interacción y de concebir la
intención del actuante (pragmatismo)

Expresividad del individuo:

 El actuante tiene una doble actividad significante: la expresividad que da


(comunicación en lenguaje verbal) y la expresividad que emana (lo que vemos
al observar al otro en un sentido general, lo que nos permite ver si tiene
consistencia entre lo que dice y cómo lo dice)
 Asimetría fundamental de la comunicación: (p. 19) el actuante tiene conciencia
plena solamente de lo que da, y el auditorio también de lo que emana de él: ve
signos corporales que se le escapan al emisor.De todos modos, el sujeto puede
dar “información errónea” mediante ambos códigos: con el verbal puede engañar y
con el código corporal puede fingir. Goffman se inclina por analizar la
comunicación no verbal, más teatral, contextual y presumiblemente involuntaria
(p.16).

La moral:
 Cualquier definición conjunta de una situación tiene un carácter moral (p. 24). La
sociedad está organizada sobre el principio de que todo individuo que posee
ciertas características sociales tiene un derecho moral a esperar que los demás lo
valoren en función de ellas. Proyectar una definición de la situación es demandar
un trato acorde, y renunciar a otros, propios de otros roles y status. Este carácter
moral de la proyección implica estrategias y tácticas para producir lo que pide la
situación.
Disrupciones:
La definición puede fallar por defectos de la comunicación, por disrupciones. Hay
prácticas preventivas para evitarlas en uno (“defensivas”) o para salvar la definición
proyectada por otros (“protectivas”). Por ejemplo, se puede emitir una comunicación
propia de un grupo de pertenencia en otro ámbito más formal. Ejemplo:marinero que le
habla a su madre con un lenguaje soez, propio de la alta mar. Mutatis mutandis, sería
como si un adolescente le dijera “bolu…” a su padre.

1. Actuaciones
Confianza en el papel:
 La confianza del propio intérprete: puede creer en su actuación, en que esta es la
verdadera realidad y en el impacto de la misma en los demás y ser sincero o no y
ser un cínico. Muchas veces el individuo cínico puede engañar “para bien de la
comunidad”, (ejemplo médico receta placebos). Es un cinismo forzado, que evita
una sinceridad intolerable. No es que el auditorio desee saber la verdad, sino que
desea que sea como cree o quiere que sea.
 Realidad y artificio: no hay ninguna lógica que separe las actuaciones sinceras
de las falsas. Lo que vale es el acto (logrado). “Los actuantes pueden ser sinceros
–o no serlo, pero estar convencidos de su propia sinceridad-, pero este tipo de
sentimiento respecto del rol no es necesario para que la actuación sea
convincente. (…) Una actuación honesta, sincera, seria, tiene una conexión con el
mundo verdadero menos sólida de lo que se podría suponer a simple vista” (p. 82)
 El “sí mismo”: es un efecto dramático, una puesta en escena con una atribución
dada entre actor y público. Se representa como un tipo de imagen, que el individuo
intenta que le atribuyan los demás cuando está en escena y actúa conforme a su
personaje. El individuo como actuante aprende a representar un papel. Tiene
deseos, fantasías y vergüenzas. Estos atributos surgen de y participan en las
puestas en escena de las actuaciones.
 El individuo se mueve de acuerdo con dos papeles: como actor, forjador de
impresiones, y como personaje, una figura evocada por la actuación.

Persona y máscara:

 El significado original de la palabra persona es “máscara” ( p. 31). Cada persona


ejecuta roles, y mediante ellos se conoce y la reconocen. “Esa máscara es el sí
mismo más verdadero, el yo que quisiéramos ser” (…) “Venimos al mundo como
individuos, logramos un carácter y llegamos a ser personas” (p. 31). El sí mismo
más verdadero está basado en el autoconcepto, que es una proyección social, y
conlleva un grado de representación. Existe un yo interno (p. 32), que se protege o
aísla del contacto con el auditorio mediante una dosis de cinismo necesario
determinado por las normas sociales.
 No es tan “verdadero” como el social. El concepto de actor social es más
importante que el de persona. Se actúa un papel, que puede ser creído por el
propio sujeto, o puede haber una distancia cínica. El papel y la realidad pueden
coincidir entonces, o diferir. Si coinciden el actor cree en la veracidad de sus
propios actos.

Fachada:

 En cada situación de interacción se acredita una fachada, un modelo


estereotipado. La fachada es una “actuación regular y prefijada”, a fin de definir
una situación.
 Se compone de un aspecto “personal” (incluye las insignias, el vestido, las
características corporales, el porte, el lenguaje, etc. Algunos rasgos son fijos y
otros ocasionales. Se compone de la apariencia y de los modales. La apariencia
informa acerca del status social del actuante y de la actividad que está realizando.
Los modales indican qué interacción espera conseguir el actuante) y de un
“medio” (el escenario, tiende a permanecer fijo, aunque en ocasiones se traslada
con los actuantes, como por ejemplo en el cortejo fúnebre, o en actividades de la
realeza. También hay dotaciones de equipos que se alquilan por breves períodos,
por ejemplo, para una fiesta importante). Ambas partes conforman la fachada
social.
 La fachada personal se compone de la apariencia (informa acerca del status
social del actuante y de su estado ritual temporario, es decir, acerca de qué
actividad social está realizando) y de los modales (advierten acerca de la
interacción que el actuante espera conseguir; en los encuentros sociales se
constituyen en una expresividad mutua sobre las expectativas de interacción)
 Suele esperarse por parte del auditorio una coherencia entre medio, apariencia y
modales. Esa coherencia constituye un “tipo ideal”, estereotipado, abstracto y
general (p.37); una “representación colectiva”, una realidad empírica con derecho
propio, incluso al margen de las tareas específicas que se realizan en un momento
en su nombre (p.39). Es decir, las fachadas son más elegidas que creadas. Uno
elige una fachada apropiada para ejecutar un rol, una tarea.
 Los rasgos generales de una fachada pueden usarse para varias rutinas
diferentes. Así por ejemplo ciertas características asépticas de un guardapolvo
blanco pueden ser usadas por el médico, el farmacéutico o el vendedor de
cosmética. Un gran número de actos se puede realizar dentro de un pequeño
número de fachadas.

Realización dramática:
 “Dramatizar el trabajo propio” significa que hay una parte de actuación de rol en
toda tarea, sea un trabajo en el sentido usual del término, o una actividad social
general. El ejercicio de una profesión conlleva una parte de representación de rol y
una parte de tarea específica: un médico tiene que actuar de médico, y tiene que
curar, si hay cura posible. A menudo se presenta el dilema expresión-acción (p.
45): representar una buena actuación limita el tiempo o distrae energía para una
buena realización de la tarea. Hay que sumar a este dilema el hecho de que hay
roles sociales que son decisivos para la identidad de cada uno y otros que son
contingentes. Por ejemplo, un abogado puede ser modesto en la calle o en el
hogar, pero querrá demostrar competencia y una exhibición efectiva en su tarea
profesional.

Idealización
 Cuando un individuo se presenta ante otros tiende a incorporar los valores
acreditados de su sociedad. Las actuaciones implican una idealización. Se actúan
tipos ideales o estereotipos (ceremonia). Dice Goffman “el mundo en realidad es
una boda”, en el sentido de la representación idealizada (del amor, en el caso de
la boda).
 La movilidad social, en especial la ascendente, proporciona información sobre las
actuaciones necesarias para expresar el ascenso social. La dotación de signos
asociada con la clase social más importante se manifiesta en los símbolos de
status mediante los cuales se expresa la riqueza material, aunque también puede
expresarse mediante signos de status espirituales (ejemplo en la India)
 Goffman señala entre las performances idealizadas, a las de los actuantes que
quieren dar la impresión de que su capacidad actual es algo que siempre han
poseído, y que no debieron esforzarse en adquirirla (p. 59). Hace referencia a
instituciones que simulan aprendizajes complejos o admisiones estrictas, pero que
en rigor rechazan a muy poca gente. También da cuenta de otros mecanismos de
admisión, en donde importan los requisitos no oficiales (poseer determinado
apellido o contactos), pero si esto se supiera, se produciría un escándalo. Para
prevenirlo, se permite el ingreso de personas que no poseen estas características,
para dar una impresión de “juego limpio”.
 Los actuantes tienden a encubrir los aspectos que atentan contra la imagen
idealizada de la situación, producen en los miembros de su auditorio la creencia de
que está relacionado con ellos de un modo más ideal del que lo está en realidad.
Para ello fomentan la impresión de que la rutina que ejecutan es la única o la más
importante. Este propósito se cumple adecuadamente si se produce una
“segregación de auditorios”(el actuante se asegura de que aquellos frente a los
cuales se representa un papel no sean los mismos ante quienes se represente un
papel diferente en otro medio) Además tratan de mostrar que su actuación habitual
tiene carácter especial y único, espontáneo. En la vida profesional este rasgo fue
caracterizado como “atención personalizada”: es el “toque personal” que exagera
la singularidad de las transacciones entre actuante y público (p. 61).
Idealización negativa
 Sin embargo, muchas clases de personas han practicado formas sistemáticas de
modestia y atemperado su expresión de riqueza y su autorrespeto. Goffman cita el
caso de los negros norteamericanos fingidamente negligentes y las mujeres
universitarias del mismo país que en la década del cincuenta disimulaban su
inteligencia para conseguir novios, “revelando una profunda disciplina psíquica a
pesar de su reputación internacional de caprichosas” (p. 50).
 También la idealización negativa se aprecia en los mendigos callejeros, o en
quienes necesitan subsidios sociales y tienen que expresar estereotipos sociales
de pobreza o necesidad.

Discrepancias entre las apariencias y la realidad total

 Si se expresan estándares ideales en una actuación, habrá que abstenerse de


acciones no compatibles, o encubrirlas. Esto último es lo más probable. Por ello
Goffman habla de la existencia de consumos secretos; de actividades no
integradas con la visión pública del sujeto.
 La discrepancia que existe entre lo público y lo privado junto con la necesidad de
idealización, que suele ser mayor cuanto más elevado sea el status social del
individuo, estimula que haya “consumos secretos” no compatibles con el rol.
 Goffman señala que el actuante puede estar comprometido en actividades ocultas
y convenientes: por ejemplo, puede vender números de quiniela en la oficina.
 También en las interacciones donde se presenta un producto suele presentarlo
terminado, obviando las dificultades y el poco o el mucho esfuerzo previo; se
encubre el “trabajo sucio”; las tareas degradantes, crueles o penosas que son
necesarias para confeccionar el producto que se presenta.
 Se sacrifican también los estándares que pueden ser encubiertos a fin de
mantener los que no pueden ocultarse. Por ejemplo, en una sala psiquiátrica se le
pega a un interno con una toalla mojada que no deja marcas: la ausencia de malos
tratos puede fingirse, el orden de la sala, no.

Control expresivo

 La actuación puede ser lograda, es decir, que haya coherencia entre medio,
apariencia y modales. Esto indica que hay un buen control expresivo. Hay que
mostrar qué es lo que se va a hacer y realizar una buena acción dramática. Sin
embargo, el auditorio puede comprender de un modo distinto lo que el actuante
quiere expresar. Los actuantes suelen mantener una “responsabilidad
sinecdóquica” (p. 62). La sinécdoque es una figura retórica que indica que hay
una relación entre el todo y sus partes: una “nota discordante” puede destruir una
actuación.
 La sinécdoque es una figura retórica que indica que hay una relación entre el todo
y sus partes. Una “nota discordante” puede destruir una actuación. Estos gestos
impensados se pueden agrupar en tres categorías: 1. Fallas en las performances
físicas: tropezar, caerse, perder control muscular (rascarse, tener flatulencias);
2. Fallas en el manejo de la distancia y el interés en la interacción, por exceso
de ansiedad o por el contrario al tomar excesiva distancia respecto de la
actuación: puede tartamudear, demudarse, o ser demasiado superficial; y 3. Falla
por una inadecuada dirección dramática, o que el medio no esté en orden.
Por ejemplo, pueden suscitarse silencios embarazosos durante la interacción.
 La coherencia expresiva requerida señala la discrepancia entre nuestros sí
mismos demasiado humanos y nuestros sí mismos socializados (p. 67).
 En tanto humanos, somos variables, contingentes, de humor variable, pero en
nuestra presentación de rol no debemos estar sometidos a altibajos. Contamos
con una “burocratización del espíritu” que nos hace confiar en una actuación
homogénea. También ayudan a mantener la máscara ciertos artificios, vinculados
con lo imaginario.

Tergiversación
Flagrante
 La tendencia del auditorio a la aceptación de la actuación lo coloca en situación de
ser engañado. Pero también es cierto que el auditorio presta atención a rasgos
distintivos de la actuación que no pueden ser manejados fácilmente por el actor,
para así confiar más en que la situación sea genuina. Los sujetos que presentan
una falsa fachada pueden ser descubiertos en “flagrante delito” de
tergiversación. La hay cuando el actuante no tiene derecho a desempeñar su
papel; que no era beneficiario del estatus pertinente.
 Paradójicamente, mientras mejor sea el impostor y su representación, cuanto más
cercana a la “realidad”, más amenazados nos sentimos porque se debilita la
conexión moral entre la autorización legítima para ejercer un papel y la capacidad
para hacerlo.
Moderada
 Hay atenuantes que moderan la reacción que ocurre cuando un impostor es
descubierto personificando a otro de status inferior. Cuanto mayor es el status que
el impostor personifica, mayor es la indignación por el engaño. Por eso si alguien
de status alto finge ser de un rango inferior, la reacción es de asombro más que de
hostilidad. De todos modos, el concepto de personificación no está claramente
definido. (p.71). Ello se debe a que hay status sociales que están sujetos a una
ratificación formal (médicos) y otros que no lo están (melómanos).
 Además, hay modificaciones de la fachada personal que en una época son
tergiversaciones, y posteriormente dejan de serlo (operaciones de cirugía
estética)
 Hay mentiras manifiestas que al ser descubiertas desprestigian al autor, pero
también existen las “mentiras piadosas”, y hay una tercera posibilidad: el uso de
ambigüedades estratégicas, omisiones fundamentales, exageraciones, que no son
mentiras en sentido estricto.
 Una representación honesta puede ser negligente y descuidada, y cubrirse de un
aura de falsedad. La distinción entre impresiones verdaderas y falsas es borrosa
(p. 75). Las relaciones conllevan prácticas encubiertas. Cuanto mayor es el
número de actuaciones comprendidas en el campo de un rol o de una relación, es
más probable que existan secretos. En los matrimonios puede haber secretos que
mantengan un status quo deseable de la relación (p. 75).
 Goffman llega a afirmar que toda representación de una actividad se aleja de ella y
por lo tanto la tergiversará inevitablemente y como al individuo se le exige valerse
de signos para constituir una representación estable, la imagen que construya, por
más fiel que sea a la realidad, estará sujeta a todas las disrupciones que sufren las
impresiones. (p. 76)

Mistificación
 La mistificación se relaciona con la distancia respecto del contacto corporal. A
mayor distancia, mayor artificio e importancia social. Los rituales, las ceremonias,
representan adecuadamente la relación entre distancia social y corporal. La
autoridad tiende a rodearse de misterio artificial para impedir el contacto y
promover la idealización. De todos modos, el temor al contacto y la distancia son
experimentados tanto hacia actuantes de status igual e inferior, como a los de
status superior (p. 80).
 Aunque Goffman no lo menciona, también es posible ver cómo las autoridades
magnas en ocasiones públicas eligen acercarse a las personas comunes. ¿Quién
no ha visto a algún presidente, rey, o Papa, alzando a un niño, o acercarse
“espontáneamente” a saludar a un grupo cualquiera de admiradores? Incluso
existen ritualizaciones de “pérdida de distancia”, como cuando el Papa lava y besa
pies en una ceremonia ad hoc. Ambos efectos de distancia: mucha y
(excepcionalmente) poca se combinan para reforzar el efecto de autoridad del rol.
Realidad y artificio
 No hay ninguna lógica que separe las actuaciones sinceras de las falsas. Al revés
de la remanida frase “lo que vale es la intención”, puede pensarse que lo que vale
es el acto (logrado). “Los actuantes pueden ser sinceros –o no serlo, pero estar
convencidos de su propia sinceridad-, pero este tipo de sentimiento respecto del
rol no es necesario para que la actuación sea convincente. (…) Aquí se infiere que
una actuación honesta, sincera, seria, tiene una conexión con el mundo verdadero
menos sólida de lo que se podría suponer a simple vista” (p. 82).

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