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Buenos Aires, Corporación de Imágenes

Ciudad de Buenos Aires, Corporación de Imágenes

Ensayo para el concurso:

“Las industrias culturales en la ciudad de Buenos Aires: su incidencia en el


desarrollo cultural, social y económico”

Por Ana Gambaccini

Mayo 2007

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Introducción

En 1990, Eduardo Eurnekian había comenzado las operaciones de Cablevisión en


un sector de la fábrica textil familiar, en el barrio de Palermo. En ese momento, la
zona se caracterizaba por sus viejas casas tipo PH, talleres mecánicos y galpones
abandonados. Para tomar un café en las cercanías, sólo había un lugar: la
confitería en la esquina de Honduras y Bonpland.

Pero al poco tiempo, Eurnekián sumó el canal de aire América a Cablevisión.


Luego, el entonces Azul (Canal 9) recicló lo que había sido un mercado y se mudó a
unas cuadras. Entonces comenzaron a establecerse proveedores de la cadena de
valor: arte digital, estudios auxiliares de grabación y edición, agencias de publicidad.
La circulación de mayor cantidad de gente propició la instalación de cafés y
restaurantes.

La que era una zona de clase media, con pasado arrabalero que inspiró letras de
tango, ahora se llama “Palermo Hollywood”. En este burbujeante y pujante entorno
económico, fashion y también snob, con tiendas de diseño, pequeños reductos
teatrales y grandes productoras internacionales, poco queda de aquel barrio.

En alguna medida, la concentración de producción y distribución de contenidos


audiovisuales funcionaron como una plataforma sobre la cual crecieron otras
industrias culturales, y, el conjunto posibilitó la profunda transformación de una zona
de la ciudad de Buenos Aires, sin que hubiera planificación estratégica alguna.

Sin lugar a dudas, el crecimiento económico del barrio de Palermo en los últimos
diecisiete años ha sido mucho mayor que en otros. Por una serie de factores –
algunos azarosos, otros lógicos -, los talleres mecánicos y los galpones
abandonados por la industria textil en retirada fueron reciclados para una industria
generadora de empleo y de riqueza: la cultural.

Pero, ¿es este modelo de industria audiovisual sostenible en el tiempo y con los
cambios en la economía? ¿Se está realmente aprovechando la oportunidad de
desarrollo del sector para la economía y los ciudadanos de Buenos Aires?

Porque al ritmo del cambio de la fisonomía del barrio, se modificó el mapa de


propiedad de los medios. Las compañías que inicialmente eran canales de
televisión por aire o cable, de capitales nacionales, que producían sus propios
contenidos, ahora, en su mayoría, pertenecen a grandes corporaciones globales.
Las pequeñas y medianas empresas argentinas, en gran parte, conforman “los
talleres y las fábricas” proveedoras de las corporaciones globalizadas.

Quizás es posible sintetizar las debilidades de este modelo en estos dos puntos:

- La industria audiovisual porteña no es sustentable, ya que si la ciudad deja


de ser competitiva para la producción y la operatoria administrativa de las
grandes corporaciones multinacionales de medios, éstas migrarán a otras
ciudades o países.

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- Los emprendimientos nacionales no otorgan el valor agregado


característico de las industrias culturales, debido a que, en gran parte, no
poseen la propiedad intelectual de lo que producen. Por lo tanto, también
es la Ciudad de Buenos Aires la que deja de percibir ese valor. Los
márgenes más altos son para los dueños intelectuales de las obras, que en
su mayoría son las grandes corporaciones multinacionales.

Este ensayo aspira a cuestionar la falta de visión estratégica de los distintos


sectores en el desarrollo de los contenidos audiovisuales, e intenta proponer
alternativas para propiciar la formación de esquemas asociativos que hagan
competitivas y sostenibles a la industria audiovisual, base de muchas otras
industrias culturales.

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1. Industrias Culturales, valor simbólico y propiedad intelectual

“”Las Industrias culturales”, según el Departamento de Cultura, Medios y Deporte de


Gran Bretaña, “abarcan aquellas actividades que tienen su origen en la creatividad
individual, la habilidad y el talento, que tienen un potencial para la creación de
riqueza y trabajo a través de la generación y la explotación de la propiedad
intelectual”1. Una característica elemental es que, por lo tanto, a través de ellas se
pueden percibir derechos de autoría, en forma independiente a la producción.

En algunos ámbitos las industrias culturales son denominadas “industrias creativas”,


pero ambas incluyen la impresión, publicación, multimedia, audiovisuales, productos
fonográficos y cinematográficos, así como artesanías y diseños. En forma extendida,
también abarcan las artes visuales y de performance, deportes, publicidad y turismo
cultural.

Con el fin de comprender los alcances económicos de las industrias culturales, es


necesario considerar que sus “productos” tienen dos facetas:

1) La material o física, que sería el papel y el cartón de la tapa en el caso de un


libro, un CD, o una videotape. Que tiene un valor “material”.
.
2) El aspecto simbólico, o lo que “representan”, que está dado por el
“contenido”. Puede ser una historia, una película o una canción. Con
información o puro entretenimiento. Es ese “contenido” lo que le agrega un
valor significativo al valor material del libro, el CD o del videotape. Y esta
faceta aporta el valor “simbólico”, que está dado por lo que implica ese
contenido para la sociedad. El valor de lo intangible: el autor, la letra o la
música de una canción, el nombre del actor o del director de la película

En este último punto aspecto reside la importancia de la propiedad intelectual en la


producción de los productos culturales. El beneficio más importante es el creado por
el aspecto simbólico del producto, y por lo tanto el rédito mayor es para el que posee
la propiedad intelectual.

1
www.creativeindustries.com

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La producción de contenidos en la industria audiovisual

Mucho se habla en esta “era del conocimiento” de las industrias culturales.


Debido a que los productos culturales están basados en la información, el rápido
avance de las tecnologías digitales y la globalización de las redes de comunicación
han hecho que el sector cultural sea uno de los de más rápido crecimiento. En las
economías de los países más avanzados estos sectores muestran un crecimiento
anual entre el 5 y el 20%. El crecimiento del Producto Bruto de las Industrias
Culturales comienza a tener reconocimiento tanto en las mediciones del consumo
como respecto de su incidencia en la formación del PBI.

Dentro de las industrias culturales, no hay duda que tanto a nivel nacional como
global, el sector televisivo es uno de los más dinámicos y de gran crecimiento. Si
bien hay migraciones y flujos entre la televisión por aire y por cable, se considera
que hay cada vez más “ventanas” por donde transmitir contenidos. La convergencia
tecnológica y las nuevas normas de televisión implican el aumento drástico de las
“ventanas” para recibir imágenes. ¿Quién pensaba hace cinco años que podría ver
escenas de su novela preferida por la pantalla del celular?

Para comprender la relevancia del sector en la economía de una ciudad, es


necesario tomar como punto de partida que un producto audiovisual es el resultado
de distintas habilidades, capacidades y conocimientos, conjugados con artes o
técnicas, que se concretan en una pieza única, que puede ser un juego para la
computadora, un programa para televisión, o una película para cine. En la cadena
de valor de una producción audiovisual, por lo tanto, intervienen distintas empresas
e individuos, de talentos y especialidades completamente diferentes.

Los productores independientes, y los canales de TV abierta o por cable que tienen
sus propias producciones, necesitan tanto de los proveedores de equipos, sistemas
y tecnología y como de los “talentos”. Entre ellos, escritores, artistas, diseñadores,
creativos. El “capital humano” es crucial, razón por la cual genera empleo, además
de propiciar el desarrollo de otras industrias culturales.

Pero el producto audiovisual tiene en la “distribución” su “talón de Aquiles”. Para


llegar a las audiencias, depende que las señales y distribuidoras lo emitan o vendan,
ya sea en canales de televisión abierta, cable o satelital, internet o banda ancha,
telefonía o internet móvil. Y la generación de ingresos de toda la cadena se realiza a
través de empresas y anunciantes, que invierten en aquellos productos más
“redituables” y, por supuesto, con el menor riesgo posible.

La mayoría de los canales de distribución de las industrias culturales están


concentrados en las grandes multinacionales: Disney, Reuters, AOL-Time Warner,
Fox. Los nuevos contenidos creativos son generados, en gran parte, por pequeñas
empresas. La diferencia de tamaño y escala entre la distribución, por un lado, y la
creación y la producción, por el otro implica problemas de comunicación a lo largo
de la cadena de valor.

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Por otro lado, las empresas creadoras de contenidos deben responder con agilidad
a los cambios en la tecnología y en las tendencias. Generalmente no crecen, y más
que generar grandes ganancias compiten por construir reputación y marca. Y estas
características generalmente no son reconocidas por los inversores, los bancos, o
las burocracias gubernamentales.

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2. Las limitaciones en la industria audiovisual porteña

Tal como lo señala el Informe final del Foro Nacional de Competitividad de Industrias
de Base Cultural realizado en 20032, la industria audiovisual de la Ciudad de Buenos
Aires sufre de falencias para ofrecer sus productos al exterior. En el trabajo se
detalla que la venta al extranjero implica costos muy altos para los productores, dato
al que se suma el hecho de que no hay trabajo conjunto para promocionar
contenidos, formatos y servicios.

Pero este no es un problema que sufran los grandes productores, o aquellos que
han podido conformar alianzas. En la actualidad Telefe cuenta con un Departamento
de Ventas de Contenidos al Exterior, y representa a productos de distintas
empresas. Recientemente se ha conformado una nueva oficina para exportar
contenidos, liderada por Yair Dori, un argentino-israelí que avanza sobre el mercado
de Medio Oriente. Pero, sin lugar a dudas, el esfuerzo de ambas empresas es en
ubicar “sus” productos. Las productoras chicas y medianas tienen muy poca
posibilidad de salida al mundo, aunque se acerquen a ellos para ofrecerlos. Y para
la venta al exterior por cuenta propia, tal como lo especifica Perelman, no cuentan ni
con capital de inversión para la promoción ni profesionales especializados.

La situación empeora al conocer que el “aire” es imprescindible para que un


producto pueda ser vendible en otro mercado. El haber sido emitido por un canal de
aire, preferiblemente en “prime-time”, constituye una garantía para los potenciales
compradores del exterior. Este acceso a la distribución es nuevamente el “talón de
Aquiles” de la cadena. Al haber sólo cuatro canales de televisión abierta, ellos
mismos se reservan el “prime-time” para productos que desean exportar. Y aquel
buen horario que el canal no abarca, lo reserva para las productoras “asociadas”,
casi siempre propiedad de actores o conductores famosos, que han negociado su
participación en el canal por espacio en la grilla para sus propias producciones.

Sin políticas de Estado que propicien que los medianos productores ofrezcan
contenidos en el exterior, no hay posibilidad que ellos lo pueden hacer solos.

Y esto no es pensar en subsidios o préstamos. Es modificar el paradigma de cómo


el Estado puede colaborar con el desarrollo de una industria. Tal como lo explica
Allen Scout3, en referencia a las políticas de Estados Unidos para exportar su cine,
“las exportaciones de las películas de Hollywood siempre dependieron de distintas
maneras en un fuerte respaldo político desde Washington”.

2
Perelman, Pablo. Informe final del Foro Nacional de Competividad de Industrias de Base Cultural.
Buenos Aires, Diciembre 2003
3
Scott, Allen J. “Hollywood in the Era of Globalization”, YaleGlobal, 29 November 2002

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Porque el desarrollo, competitividad y sustentabilidad del “cluster Hollywood” no es


casual. En un principio, se conformó naturalmente, dado que reunía ciertas
características convenientes para la industria, pero no se puede negar que el éxito
perduró por el agrupamiento de las principales “Majors” para estrategias conjuntas
de distribución en el exterior y el apoyo incondicional del gobierno estadounidense
para garantizar la entrada de sus productos culturales a distintos países.

Más específicamente, Allen Scott explica que “Con el pasar de los años, Hollywood
ha recibido abundante ayuda del Departamento de Estado de Estados Unidos, del
Departamento de Comercio y otras agencias del gobierno federal para promocionar
sus productos en el extranjero”, señalando que las burocracias presionaban
continuamente a los gobiernos de diferentes países para que recibieran películas
estadounidenses.

Otro gobierno que ha advertido la importancia de las industrias culturales en el


desarrollo de un país es el australiano, que decidió impulsar la exportación de
contenidos en mercados de lengua inglesa, sobre la base de la teoría de “clusters”
de Michael Porter4. El objetivo de su plan, “De chacras a Corporaciones”, es crear
las condiciones para lograr que sean competitivas globalmente en pos de convertir a
Australia en el Hollywood de contenidos creativos digitales para los países
anglosajones.

En virtud de ello, el Departamento de Comunicación, Tecnología de la Información y


las Artes, y la Oficina Nacional de Economía para la información, realizaron una
profunda investigación sobre la industria, el sector y las empresas respecto al
objetivo, la escala y la dinámica de las industrias creativas digitales en Australia.

Con los ejemplos citados, el norteamericano y australiano, vemos que el desarrollo


del sector y la venta internacional se vincula con un apoyo comprometido del
gobierno.

Porque si no se cuenta con una estrategia a nivel nacional, es necesario


desarrollarla a nivel local. Es el caso de Ontario, donde el Cluster Creativo y de
Entretenimiento contribuye cerca de nueve mil millones de dólares a la economía de
la provincia, y es el tercer empleador en Norte América en el sector de
entretenimiento. El Ministro de Finanzas Dwight Duncan destinó un 30% de crédito
fiscal al desarrollo de medios digitales interactivos, un 18% de crédito fiscal a los
servicios de producción fílmica, 47 millones y medio de dólares para marketing,
capacitación y desarrollo de productos dentro del cluster, y 49 millones para
organizaciones culturales en Toronto. En las palabras de Duncan, “El cluster
creativo y de entretenimiento tiene un gran potencial para crecer y crear empleo,
empuja el crecimiento económico atrayendo turistas, negocios e inversores”5

En la ciudad de Buenos Aires se ha conformado, en forma espontánea, una zona


que podría responder a ciertas características de “cluster”, de industrias
4
http://www.acn.net.au/cics/ Australian Government. Culture and Recreation Portal
5
www.creativeclusters.com

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audiovisuales. Pero carece de políticas, tanto públicas como privadas, para que
funcione como un cluster que posibilite el crecimiento de todo el sector y su
competitividad a nivel global.

Porque si bien están los distintos proveedores y productores en un mismo sector de


la ciudad, no trabajan en forma asociativa ni para la construcción de imagen de
marca ni para la concreción de vínculos con distribuidores en el exterior.

Porque si los costos de producción en la ciudad de Buenos Aires dejan de ser


competitivos, las empresas migrarán, y los grandes estudios de este hoy
burbujeante Palermo Hollywood, pueden convertirse, otra vez, en galpones vacíos.

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3. “Clusters económicos” para la competitividad global

Según Michael Porter expresa en La Competitividad de las Naciones, los “clusters”


son “… concentraciones geográficas de empresas interconectadas, proveedores
especializados, industrias en compañías relaciones, e instituciones asociadas (por
ejemplo, universidades, agencias, asociaciones de comercio), en sectores
particulares que compiten pero también cooperan”.

El resultado de las investigaciones de dicho autor, concluye que los “clusters


económicos” son claves para la competitividad global de una empresa. Crean un
entorno favorable, y las posibilidades de un emprendimiento son distintas si se
instala dentro o fuera de un “cluster”. La potencialidad de un sector, a su vez,
cambia si trabaja “en forma “asociativa”.

Las ventajas competitivas que la empresa obtendría al conformar un cluster


derivarían de las relaciones formales e informales, entre ellas la mayor facilidad para
acceder a talento o mano de obra calificada, acceso a los “spillovers” de
conocimiento, presiones más altas para innovar y aumentar la productividad, y
mejores relaciones para la adquisición de productos y desarrollo de proveedores.

Para conocer la posibilidad de un cluster, Michael Porter analiza cuatro aspectos: la


condición de los factores, el contexto para la estrategia y la rivalidad de las
empresas, las condiciones de la demanda y las industrias relacionadas y de apoyo.
Cada uno de ellos debe tener ciertas características para propiciar la formación de
un “cluster”.

En “condición de los factores” agrupa a los recursos especializados disponibles para


las empresas, Abarca recursos naturales, humanos, capital, infraestructuras físicas,
administrativas y científicas. Respecto al “contexto para la estrategia y rivalidad de
las empresas”, especifica que debe motivar la mejora permanente y la
competitividad. En relación a las “condiciones de la demanda” considera que es
fundamental una demanda local sofisticada, que anticipe las tendencias globales de
consumo. Con las “industrias relacionadas y de apoyo” se refiere a la existencia de
proveedores o sectores complementarios competitivos, y en “clusters”.

La forma de evaluar la potencialidad de un cluster es enumerando los atributos


favorables de un sector para cada uno de estos aspectos. Cuanto más completos y
más equilibrados entre sí, mayor es la potencialidad del cluster.

Es difícil contar con estas condiciones, todas juntas. Pero tomando los ejemplos de
otras regiones, es evidente que no se espera que los “clusters” se formen de
manera espontánea ni natural. Existiendo factores que sean una “plataforma”, es
posible que los países pueden “crear” su propia riqueza, propiciando las condiciones
favorables para su surgimiento.

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4. Cluster de contenidos de la industria audiovisual de la Ciudad de


Buenos Aires

Si pudiera concretarse un “cluster económico” de manera estratégica, en primer


lugar, afianzaría la sustentabilidad de las industrias culturales del barrio de Palermo
en el tiempo, y podría agregar valor a su actividad. En segundo lugar, podría
propiciarse que este fenómeno se replique que en otras zonas ahora deprimidas de
la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, Barracas y Lugano, a fin de que surjan
nuevos polos productivos de industrias culturales.

En el sector de contenidos audiovisuales aparecen factores que permitirían el


desarrollo del cluster y su sustentabilidad. Quedaría analizar su interacción, ya sea
en la posibilidad de pensar y actuar en conjunto, en cooperar para lograr su
potencialidad.

El barrio de Palermo y la Ciudad de Buenos Aires cuentan con la “plataforma”, de


alguna manera “condiciones naturales” sobre las cuales se puede desarrollar un
“cluster”.

Por ejemplo, se dispone de “recursos humanos: Palermo, en especial, conglomera


gran cantidad de escuelas de teatro, baile, técnicas televisivas y educación de la voz
y afines. Se estima que en la ciudad autónoma de Buenos Aires hay mas de 400
instituciones relacionadas con la industria de contenidos audiovisuales6. Sin lugar a
dudas, esto lleva a una profesionalización cada vez mayor de los trabajadores del
sector. Quizás cabe preguntarse qué tipo de capacitación se está realizando. ¿Es
demasiado crítica? ¿Se forma a “emprendedores globales”?

Porque está probado que tenemos condiciones para producir para el exterior. En la
ciudad de Buenos viven personas de distintas razas, que podrían solucionar
distintas demandas. También cuenta con distinto tipo de paisajes urbanos, o, si es
necesario campo, montaña o mar, puede ser utilizada de base para movilizarse
hacia otras locaciones.

Tenemos muchas condiciones a favor. La ciudad de Buenos Aires cuenta con


talento. Los precios aún siguen siendo competitivos. La gran cantidad de
productoras definen un entorno que estimula la creación de ventajas competitivas.
La TV por cable es la de mayor penetración en Latino América. En cine se puede
apreciar un resurgimiento. Además, en contenidos audiovisuales, hay empresas
que ya tienen continuidad en la exportación, hecho que abre mercados, otorga
experiencia y estimula a otras.

6
Perelman, Pablo. Informe final del Foro Nacional de Competividad de Industrias de Base Cultural. Buenos
Aires, Diciembre 2003.

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Otras características en relación a las empresas son discutibles. Por ejemplo la


fuerte concentración de la producción en unos pocos productores, la mayoría de
ellos nucleados en la Cámara Argentina de Productores Independientes de
Televisión (CAPIT). Porque por un lado, mejora la capacidad de organización, por el
otro, limita la entrada a otros.

Respecto a las condiciones de la demanda, no hay dudas que Palermo en particular


y la ciudad de Buenos Aires poseen alto nivel de desarrollo y oferta cultural. La
ciudad fue siempre considerada la Capital Cultural de Sud América. Existe una
multiplicidad de teatros y géneros teatrales, y un desarrollo importante de la cultura
en distintos centros (museos, universidades, bibliotecas).

También es conveniente la fuerte penetración de las industrias de medios,


entretenimiento y comunicaciones, y la presencia de proveedores del sector,
actualizados tecnológicamente. Otro sector complementario, la infraestructura
turística, está muy desarrollada.

Es necesario reconocer que existen ciertas medidas de promoción de la industria


audiovisual en la ciudad, entre ellas, BASet, que facilita las grabaciones en los
espacios públicos de la ciudad y el concurso anual de guiones al que convoca el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y cuyo premio consiste en la concreción de
un telefilme a ser proyectado en televisión abierta. Pero ni ellas ni el resto de las
condiciones favorables están concertadas en un plan global de desarrollo del sector,
que es el camino que este ensayo propone.

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5. Para desarrollar el cluster de contenidos audiovisuales de la Ciudad


de Buenos Aires

Ciertos productos tienen “valor agregado” cuando se conoce su origen: los muebles
italianos, los celulares finlandeses, los máquinas alemanas, la electrónica japonesa.
Estos ejemplos ponen en evidencia la relación de la imagen de un producto con la
competitividad global que logra el sector de esa región. Formar parte de un sector
con buena reputación facilita, en alguna medida, la construcción de la imagen de
una empresa. A ello debería apuntar la “Corporación de Imágenes de la Ciudad de
Buenos Aires”.

Se podría afirmar que en el barrio de Palermo de la ciudad de Buenos Aires existe


un “cluster” de producción de contenidos audiovisuales que se ha conformado
naturalmente. Pero los distintos factores no están completados y equilibrados para
realmente otorgar a las empresas y organizaciones que lo componen una ventaja
competitiva.

La observación básica es que no existe “visión” de “cluster” ni desde el sector


público ni desde el sector privado. La distribución está muy concentrada en los
canales de emisión de aire y cable locales, hecho que limita el desarrollo de
productores independientes. Además, el acceso a capitales de riesgo para
promover nuevos emprendimientos en el sector es bajo.

Propiciar el concierto de los sectores en una cluster económico posibilitaría un


entorno de negocios más favorable para la competitividad global de las empresas
que lo componen.

Quizás es bueno avanzar sobre la fantasía, e imaginar los beneficios que se


lograrían si se moviliza en forma armoniosa y con una visión en común el talento y
las empresas. No hay dudas que la movilización provocaría la aparición de nuevas
motivaciones. De mayor innovación y creatividad, factores que propician la
competitividad global.

Quizás se podría pensar un plan estratégico del gobierno que decida políticas que
favorezcan el desarrollo del sector. Políticas integradas, coordinadas. Propiciando
el desarrollo sostenible a mediano y largo plazo. Olvidando la receta de “subsidios”.
Las industrias subsidiadas no suelen lograr ser competitivas.

De esta manera, sería posible que se conforme un “cluster” que abarque nuevas
propuestas creativas y permita innovaciones en distintas partes de la cadena de
valor, no sólo de los contenidos audiovisuales, sino de “clusters” relacionados que
se pueden desarrollar. Entre ellos, algunos que se vinculen en forma directa tales
como el arte digital, traducciones de películas, o nuevas técnicas de escenografía y,
porqué no, al crear un foco creativo y de interés cultural, otros que de manera
indirecta abreven en estas capacidades, abarcando servicios de turismo que

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incluyan restaurantes, tours y espectáculos, con oferta de obras de arte y diseño. Y


que entre ellos se retroalimenten.

Es necesaria una legislación específica del sector, de política cultural como promoción
del desarrollo. Crear las condiciones para que la oportunidad que existe pueda
aprovecharse en bien de la sociedad.

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6. Por una visión conjunta

“La prosperidad nacional se crea, no se hereda”, afirma Michael Porter7 basándose


en la investigación que realizó durante cuatro años analizando las razones de la
competitividad en las naciones más importantes del mundo. ¿Podremos crear
riqueza para la Ciudad de Buenos Aires, en esta era de conocimiento, con teorías ya
probadas?
Es imprescindible trabajar para lograr una visión conjunta. Que todos los sectores
involucrados conozcan el beneficio de la estrategia de “cluster”, en forma asociativa,
compitiendo y a la vez cooperando. Que comprendan que en otros lugares del mundo
se planifica el desarrollo y el crecimiento. Que los “clusters” son cruciales para
competir en una economía basada en el conocimiento. Finlandia pudo potencial su
“cluster” de telefonía, Irlanda e Israel desarrollaron sus “clusters” de software.

Antes de comenzar a esbozar el plan “Buenos Aires, Corporación de Imágenes”, se


deben actualizar y profundizar los datos con que se cuentan. Realizar un estudio que
incluya un análisis de los factores críticos que permiten y limitan el desarrollo de la
Industria de contenidos audiovisuales, y su influencia en la promoción de otras
industrias culturales como parte de una economía del conocimiento. Conocer las
limitaciones de la legislación en cuanto a políticas de comunicación y derechos
intelectuales, para evaluar qué se puede hacer a nivel local.

Paralelamente, se podría comenzar con distintas acciones que contribuirían a


desarrollar esta visión conjunta.

Capacitación de sectores públicos y privados


Para esto, es imprescindible comenzar con la divulgación del concepto. Educar.
Quizás sería recomendable instalar en el barrio de Palermo la primer oficina de
“Buenos Aires, Corporación de Imágenes”, para que capacite en el concepto, el
lugar se instituya como espacio formal de encuentro e intercambio, y desde allí se
coordinen las iniciativas que puedan surgir.

Por otro lado, es imprescindible revisar la formación de los estudiantes. Es distinto lo


que los productores necesitan y lo que saben hacer los egresados de los centros de
estudios. Una parte de los graduados son teóricos críticos del sistema de medios,
otra parte quiere trabajar en las grandes corporaciones. Son pocos los que tienen el
espíritu emprendedor para comenzar nuevos proyectos, con una visión de
asociativismo y de proyección al mundo.

Trabajo mancomunado con las cámaras del sector

Los esfuerzos de distintas organizaciones para promocionar las industrias culturales


se diluyen al no tener una estrategia conjunta. Es imprescindible una visión
7
Porter, M. E. The Competitive Advantage of Nations. New York: Free Press

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compartida. La utilización de fondos en forma eficiente. Coordinar las acciones del


gobierno, centros de educación, asociaciones profesionales y la industria. Trabajar en
forma mancomunada para desarrollar un plan que propicie las condiciones necesarias
para un cluster.

Más y mejores pequeñas y medianas empresas

Dada la inexorable tendencia global a la concentración en el sector de los medios,


es necesario tomar ciertas medidas para fortalecer a las pequeñas y medianas
empresas productoras de contenidos audiovisuales, a fin de garantizar la rivalidad
interna que propicie una mejor plataforma de competitividad internacional.

Básicamente, es necesario diseñar políticas que promuevan nuevos contenidos y


nuevos empresarios, la generación de marcos y acuerdos internacionales que
faciliten la colocación de contenidos y el desarrollo de estrategias de marketing
conjuntas que faciliten la identificación de oportunidades y la venta de contenidos.

Además, hay que estudiar de qué manera se puede organizar el proceso creativo, de
manera tal que las buenas ideas se traduzcan en buenos productos. Se debe
analizar la relación entre productores de contenidos, distribuidores y proveedores, y
los recursos que pueden permitirles crecer.

Conclusión

Los exitosos productores del barrio de Palermo, ¿en qué medida son concientes que
los márgenes más altos son para los que detentan la propiedad intelectual?, ¿qué si
sólo somos “fábrica”, “manufactura”, nuestro trabajo es fácilmente reemplazable?
¿que la “estabilidad” se logra, al menos parcialmente, siendo competitivos
globalmente?. ¿Piensan alternativas?

Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: ¿qué tal si comenzamos a delinear la forma


de facilitar las condiciones para clusters de industrias culturales?

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