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Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Fragmento de Matrimonio por contrato con el
Highlander
Catálogo de Anastasia Lee en Amazon
Matrimonio por contrato con el CEO
Anastasia Lee
—¿Qué puedo hacer? ¿Espera que abra las esposas con una
horquilla, como en las películas de espías?
—Oh, ya lo sé.
.
—¿Lo sabes? —Otra de esas sonrisas.
¿Por qué, por qué, por qué? Dejando de lado sus chistes
soeces, nuestra relación siempre había sido estrictamente
laboral, ¿Por qué yo estaba anticipando un abrazo de Aiden
McQueen? Y lo peor de todo, ¿por qué mi cuerpo parecía
desearlo tanto?
Yo sacudí la cabeza.
Capítulo tres
—No.
Era cierto: más allá de sus chistes, nunca me había
maltratado ni insultado.
M?)l unos
—No puedo dormir, —Le sostuve la mirada, y durante
segundos me perdí en ella. Mis ojos vagaron por el puente
de su nariz y sus labios.
Mierda, pensé ¿por qué le estoy mirando los labios? Mi
corazón se aceleró todavía más, y en el aire cálido de su
aliento pude percibir un aroma a whisky.
—N-Natalie…
No tenía idea.
—Respecto a lo de anoche….
—Tienes razón ¡Nunca hay que bajar los brazos! ¿En qué
estaba pensando yo ayer, revolviéndome en mi propia
mierda? Tú me diste un motivo para seguir luchando, y
tengo una idea. ¡Natalie, eres mi inspiración! —gritó,
abriendo los brazos como un demente.
Tu CEO
Ahora mis nauseas estaban peor. Tuve que leer tres veces
ese fax para asegurarme que era real y que no yo no estaba
alucinando. Sí, definitivamente era real, y definitivamente
Aiden McQueen había perdido toda cordura.
—¡¿Años?!
—¡No me hagas sentir peor! Además, estoy bien. No me
interesa follar por deporte con algún desconocido.
Idiota….
—¿Cartier?
—¿Q-qué…?
—Para comer —agrega con fingida inocencia—. Me refería a
qué deseas para el almuerzo. ¿Qué pensaste, picarona?
—¿A-acaso…lo ha notado?
—¿Por qué no? Es la primera vez que una mujer rehúsa mis
regalos.
Me sentí estremecer.
Aiden me sonrió.
—Desgraciado.
—Señor McQueen….
—¿Qué necesitas?
¡Basta, Natalie!
No ese fin de semana.
—¿Viernes?
—¿Quiénes?
—No bromee.
Me aclaré la garganta.
—¿Rosas rojas?
—Blancas —lo corregí—. Las rojas simbolizan pasión, esta es
la primera cita. El blanco es más romántico y adecuado.
Su beso en mi mano…
—¿Osaka?
—No. —respondí.
Y antes de que él dijera “Cuidado, es fuerte”, yo ya había
vaciado mi copa de un sorbo. Inmediatamente sentí un
escozor quemando mi garganta y esófago, y comencé a
toser como una estúpida. No debía haber bebido, pero…
realmente necesitaba algo de alcohol aquella noche. Así
que, a pesar de seguir tosiendo, le pedí que me volviera a
llenar la copa con más sake. Aiden así lo hizo, con un dejo
de preocupación entre sus cejas oscuras.
—¿Por qué no? —sus ojos buscaron los míos con dulzura y
urgencia—. ¿Acaso te incomoda mi propuesta después de lo
de…?
—¿Cuándo se casan?
—Muy bien.
—Eso no es relevante.
—¡Lo es! Piénsalo, la prensa va a perseguirnos a donde
vayamos. Debemos montar un bonito show: mostrarnos
tiernos y románticos en nuestra luna de miel para reforzar
mi imagen de buen marido.
—Lo soy.
El hombre me entregó un sobre y se despidió. Mientras mi
hermana y yo quedamos a solas con pilas de ropa de
diseñador, yo abrí el sobre y leí la nota.
Los dos asentimos con la cabeza. Miré con el rabillo del ojo
a Aiden, quien no soltaba mi mano. El desgraciado lucía tan
calmo y frio en una situación así. Yo comencé a sentir
nauseas: escuchaba la voz de Suzanne como a través de un
túnel, hasta que finalmente nos hizo la primera pregunta.
Tragué saliva,
—Por supuesto.
La limusina me dejó en la puerta de mi casa y Aiden se
despidió con otra de sus sonrisas seductoras. Antes de
entrar a mi edificio, me quede petrificada bajo la brisa
nocturna, sin poder dejar de sonreír como uan colegiala.
—Púdrete.
Aiden sujeta mi rostro con sus dos manos, igual que como
hizo durante la ceremonia, y sus labios acarician y saborean
los míos de una manera que me obliga a gemir en su boca.
Su lengua roza la mía con una sensualidad que me deja sin
aliento, y pronto me encuentro de espaldas sobre la cama.
Siento el eso de su cuerpo sobre el mío, tan caliente y
envolvente. Me besa cada vez con mas hambre, con más
profundidad, pero al mismo tiempo, determinado a tomarse
su tiempo. Abrazo su ancha espalda con mis brazos, y lo
acerco más a mí, saboreo su lengua y suspiro al sentir su
erección presionando entre mis piernas. Siento unos deseos
furiosos de arrancarle la toalla y sentirlo contra mi piel.
Me folla tan bien, tan duro y tan profundo, que yo creo que
voy a enloquecer entre sus brazos.
—He querido follarte así desde la primera vez que te vi —
susurró en mi oído con su voz ronca, y con esas palabras mi
orgasmo se desató de una forma bestial.
—Perfecta —respondo.
—Cierto —respondo.
—No me debes nada. Quiero que seas libre, que seas feliz.
Paga las deudas de tus padres. Y si quieres renunciar a
McQueen, puedes hacerlo. No habrá ningún tipo de
consecuencia legal, en serio.
Fin.
Si disfrutas de las historias sobre matrimonio por
contrato /Matrimonio pactado, seguro te encantará
Matrimonio por contrato con el Highlander: una novela
corta cargada de erotismo y amor inesperado en las
salvajes tierras escocesas.
Sinopsis:
Victoria Heaton siempre ha desafiado las normas de la
conservadora sociedad británica con su temperamento
fogoso y su lengua sin pelos. Y eso le ha costado su
reputación, especialmente cuando decidió hacer algo
impensado para las damas de su época, pedir el divorcio del
hombre que su madre eligió para ella, cuando se cansó de
sus abusos constantes.
Consíguelo aquí
Lisa es una bombera que desea comenzar una
nueva vida. Luego de romper su compromiso
con un hombre que la engañaba, ha decidido
concentrarse en su carrera; batallar el fuego y
salvar personas. Sin embargo, bajo su fachada
fuerte y feminista yacen muchas
inseguridades y soledad.
Consíguelo aquí