Está en la página 1de 374

1

2
Moderadora
Mona

Traductoras
Mona Queen Wolf
3
Mimi Grisy Taty
Clau AnaVelaM
Walezuca Segundo Kath
Niki26

Corrección y Revisión Final


Mimi

Diseño
Lola’
SINOPSIS .......................... 5 18 ....................................... 124 37 ...................................... 250
PRÓLOGO......................... 6 19 ....................................... 129 38 ....................................... 258
1 ........................................... 18 20 ....................................... 135 39 ...................................... 266
2........................................... 23 21 ........................................ 141 40 ...................................... 273
3........................................... 28 22 ....................................... 149 41 ....................................... 279
4 .......................................... 33 23 ....................................... 156 42 ...................................... 286
5........................................... 42 24 ...................................... 163 43 ...................................... 294
6 .......................................... 48 25 ....................................... 170 44 ...................................... 301
7 ........................................... 54 26 ...................................... 176 45 ...................................... 309
8 ..........................................60 27 ....................................... 183 46 .......................................317
4
9 .......................................... 64 28 ...................................... 190 47 .......................................324
10.......................................... 71 29 ...................................... 195 48 ..................................... 330
11.......................................... 77 30 ...................................... 201 49 ...................................... 335
12 ......................................... 85 31 ...................................... 209 50....................................... 343
13 ......................................... 89 32 ........................................215 51....................................... 349
14 ......................................... 95 33 ....................................... 225 52 ....................................... 355
15 ....................................... 103 34........................................231 EPÍLOGO ...................... 364
16 ....................................... 108 35 ....................................... 236 SOBRE LA AUTORA . 373
17 ........................................ 114 36.......................................244
Mi corazón y alma pertenecen para siempre a dos hombres.
Es una verdad irrefutable que nunca cambiará.
Reeve es el aire que respiro.

Dillon es el fuego que me consume.

¿Cómo espero vivir sin una parte de mi corazón?

5
Este es el segundo libro de dos y no puede ser leído independientemente.
No hay final abierto y termina con final feliz.
Dillon
La noche que Vivien deja Irlanda

e das asco. —El bonito rostro de mi hermana

—M
se tuerce en un ceño fruncido mientras me
mira fijamente antes de lanzar dagas a la
cazafortunas situada en mi regazo. Aoife toca
mi pecho y sus dedos suben hasta mi cuello.
Antes de Viv, las caricias de Aoife me
6 excitaban. Ahora, me eriza la piel porque el
tacto no es el adecuado. Demasiado desesperado. Demasiado tosco. No las
suaves caricias amorosas de la única mujer que importa. Una mujer que
acaba de derramar su corazón delante de todos. Una mujer que acaba de
sangrar sus verdades a mis pies.
Pero no es suficiente.
Todavía se está yendo.
Para volver a él.
La ira se desliza por mi garganta y un músculo se aprieta en mi
mandíbula, de la misma manera que lo hace siempre que pienso en Reeve
Lancaster.
—Más que eso, me decepcionas —continúa Ash, negando con
tristeza—. Sé que la quieres, Dil. Puedes negarlo hasta que te pongas azul,
y no te creeré. La quieres. Ella te quiere. —Inclinándose, pone su rostro en
el mío—. Lucha por ella, joder.
Lo he intentado y no ha funcionado. Incluso si saliera corriendo y la
persiguiera, no cambiaría nada. Viv todavía va a subir a ese avión para
volver a Los Ángeles.
Para volver a mi gemelo.
Le pedí que me eligiera y me rechazó.
Se acabó, y cuanto antes lo entienda mi hermana, mejor.
—Fue una aventura de verano, y ambos sabíamos que tenía una fecha
de finalización. —Me encojo de hombros, llevándome la cerveza a los labios—
. La única que parece no entenderlo eres tú. —Bebo un buen trago de
cerveza, esperando que el alcohol calme la violenta tormenta emocional que
se está gestando en mi interior.
—Nunca te tomé por un cobarde, Dil, pero eso es exactamente lo que
eres.
Aoife deja caer una hilera de besos en mi cuello y me pica la piel como
si hubiera tropezado con un lecho de ortigas. Necesito que mi hermana se
vaya a la mierda para poder deshacerme del parásito que tengo en el regazo.
Mi mirada se dirige a mi mejor amigo en una comunicación silenciosa.
—Ash. —Jamie se acerca a mi hermana, pero ella le aparta el brazo.
—Voy por Viv —dice—, porque alguien tiene que asegurarse de que
está bien. —Envía una última mirada mordaz en mi dirección antes de
marcharse furiosa.
Aoife se ríe a la espalda de Ash que se retira.
—Te has librado bien de esa zorra americana engreída —dice,
apretando su culo contra mi polla flácida.
La empujo fuera de mi regazo, necesitando que se aleje de mí. Ro
7 acude al rescate y agarra a Aoife por la cintura antes de que caiga al suelo.
—¿Qué demonios, Dil? —Aoife pone sus manos en sus caderas y me
mira con rabia.
—Vete a la mierda. —No la miro mientras escupo las palabras, me
llevo la botella a los labios y me bebo el resto de la cerveza.
—Se nota que estás en uno de tus estados de ánimo, así que te
perdono. —Se sienta de nuevo en mi regazo.
—¿Eres jodidamente sorda además de estúpida? —siseo,
empujándola con más fuerza. Esta vez, aterriza sin contemplaciones en el
suelo, gimiendo mientras me mira con ojos heridos—. No te quiero. Nunca
te he querido. No eras más que un agujero para follar cuando necesitaba
una liberación.
Ro ayuda a Aoife a ponerse en pie, mirándome fijamente.
—No seas aún más imbécil. No es justo que te desquites con Aoife. Tú
lo has jodido todo. Tú. Nadie más.
Jamie le susurra a Aoife al oído y ella se va, llevándose a sus tres
amigas.
—Ro. —Jamie niega—. Déjalo.
—No, Jay. No lo dejaré. Necesita sacar su cabeza del culo y recordar
dónde están sus prioridades.
Conor se echa hacia atrás en su silla, asintiendo en silencio.
—Esta vez tenemos una verdadera oportunidad —continúa Ro—, y no
la va a joder para todos.
Una oportunidad que no tendríamos si no fuera por Viv. Mi hermano
parece haber olvidado eso.
—No te contengas, hermano. Di lo que realmente piensas.
—Sabías que lo que tenías con ella era temporal, así que deja de
actuar como si alguien hubiera atropellado a tu perro. Deberías disculparte
y terminar las cosas amistosamente. Ash tiene razón en ese sentido, pero
no tienes derecho a enojarte con Viv por volver a casa cuando ese era el plan
desde el principio.
No tiene ni idea de lo cerca que estuve de dejarlo todo. De cómo estuve
dispuesto a dejar la banda y quedarme a su lado si me hubiera dicho que
se quedaría.
Me encanta la música. Me encanta actuar. Soy feliz haciendo lo que
hacemos, y eso me basta porque no quiero el lado desagradable de la fama.
No quiero que mi vida privada esté bajo el microscopio, y no porque la verdad
sobre mi hermano gemelo salga a la luz. ¿Por qué la música no puede ser
suficiente? Podríamos ganarnos la vida cómodamente produciendo y
transmitiendo nuestro propio material. Tocando en eventos locales.
8 Construir una base de fans leales a nivel local. Pero no será suficiente para
Jamie y Ronan. Incluso Conor se está entusiasmando con la posibilidad de
que este cazatalentos quiera contratarnos.
Ir a Estados Unidos y triunfar nunca ha sido mi sueño, pero lo haré
por los chicos, por mi hermano, porque de todos modos ya no hay nada que
me retenga aquí.

—¿Qué hace ella aquí? —murmuro unas horas más tarde, viendo a
Aoife a unos metros, frunciendo el ceño en mi dirección.
—Ro la invitó. —Jamie se tumba a mi lado en el sofá. Me tiende una
cerveza, y trago lo que me queda de la que tengo en la mano antes de tirarla
al suelo enmoquetado—. Sabes que tu hermano es un blando. Al parecer,
estaba llorando en los baños del Bruselas, así que se apiadó de ella.
—Espero que esté planeando follársela porque no pienso volver a ir
allí. —Le quito el tapón a mi cerveza y bebo unos cuantos tragos.
—Deberías ir por Viv. No es demasiado tarde —dice mirando la hora
en su teléfono.
—No. —Arrugo la nariz—. Ro tiene razón. Siempre iba a terminar así.
—Eso es mierda. —Jamie se pasa una mano a lo largo de su barbuda
mandíbula—. No hay que avergonzarse de admitir que estás dolido. Sé que
la quieres. Todos vimos lo que pasó.
No se suponía que fuera así.
Iba a robarle el corazón.
No se suponía que robara el mío.
Pero lo robó. El plan era hacer que se enamorara de mí y luego
romperle el corazón de tal manera que él tuviera una cáscara de la mujer
que amaba. Mi corazón nunca debió involucrarse, pero ella me atrajo antes
de que me diera cuenta de lo que estaba sucediendo. Me hizo sentir cosas
que nunca antes había sentido. Amor. Esperanza. Posibilidad. Me hizo creer
que era digno. Que las cosas podían ser diferentes, y por un momento, creí
en un futuro en el que estábamos juntos.
Sin embargo, no era real. Ella siempre estuvo preparándose para
volver a él.
Ahora, soy el que se queda cuidando un corazón roto mientras ella
vuelve con ese imbécil egoísta.
¿Cómo lo hace? ¿Cómo es que él siempre queda por encima? Nunca
he odiado a nadie tanto como a Reeve Lancaster y a su padre. Los odio con
9 una intensidad ardiente que crece más y más fuerte con cada día que pasa.
—¿Qué hace esa zorra aquí? —espeta Ash, materializándose frente a
nosotros una hora más tarde. La fiesta está en pleno apogeo y nuestro
pequeño salón está a rebosar. La música retumba en los altavoces, casi
ahogando el sonido de las conversaciones y las risas.
—Hola a ti también, hermana —digo entre dientes, arrancando el
porro de los dedos de Conor antes de que pueda llevárselo a los labios.
—No voy a hablar contigo —sisea, clavándome sus ojos enrojecidos
mientras se arrastra hasta el regazo de Jamie. Ash se hace un ovillo contra
su novio, lloriqueando en su cuello.
Tiene la expresión más triste en su rostro, y el dolor me oprime el
pecho al darme cuenta.
—Se ha ido.
—No gracias a ti. —Ash se frota la humedad de sus mejillas.
—No tiene nada que ver conmigo. —Hago círculos de humo en el aire—
. Siempre fue así como debía ser.
Abre la boca y Jamie le susurra algo al oído. Se produce una
conversación en voz baja y ambos me miran mientras debaten algo. Jamie
la besa y una punzada de añoranza por mi chica me golpea en el rostro.
Trago la cerveza a la fuerza en mi garganta seca, necesitando
adormecer todos los pensamientos y emociones. Ash me mira fijamente
mientras se acurruca con su novio, dejando que la consuele, pero su
expresión de enfado ha cambiado a algo peor: lástima. Hago como si no me
diera cuenta, sentado en un lío creado por mí mismo, bebiendo y fumando
para ahogar mi dolor.
El resto de la noche es un borrón, y no me muevo de mi posición en
el sofá, observando la fiesta a mi alrededor como un espectador objetivo. Soy
vagamente consciente de que Jamie y mi hermano me llevan a mi habitación
en algún momento, y después todo queda en blanco.
Unas voces apagadas me hacen cosquillas en los tímpanos,
intentando sacarme del sueño, pero las ignoro. Los tambores marcan un
nuevo ritmo en mi cráneo, y siento que mi lengua está pegada al paladar.
Alguien me pincha en la pierna, pero me hago el comatoso, sabiendo que se
irán si sigo haciéndome el muerto.
—¡Aarghhh! —Me pongo de pie como un rayo cuando el agua helada
me empapa el torso, despertando cada célula y terminación nerviosa de mi
cuerpo—. ¿Qué mierda? —grito, sacudiendo gotas de agua por todo el
edredón mientras aparto el cabello mojado de mi rostro.
—¡Levántate! —dice Ash—. Tenemos que hablar, y ya me cansé de
esperar.
10 —Vete a la mierda, Ash. —La miro fijamente con visión borrosa.
—No puedes hablarle así a Ash —dice Jamie—. Solo está tratando de
ayudar.
Me froto los ojos y mi visión se centra. Jamie y Ash están en mi
habitación, apoyados en la pared, mirándome con una intensidad que me
asusta.
—No necesito ninguna ayuda —murmuro, apoyándome en el cabecero
de la cama.
—Dijo el ciego al borde del acantilado —dice Ash, apartándose de la
pared y posándose en el lado opuesto de mi cama—. Te quiero, Dillon, pero
eres un maldito estúpido en los mejores momentos.
Abro la boca para protestar, pero me tapa los labios con la mano.
—No. Vas a sentarte ahí y a callarte. Tengo mierda que decir, y la voy
a decir. Además, tu aliento apesta y estoy a punto de desmayarme por los
gases. —Me pasa un vaso de agua y dos pastillas—. Tómalos. —Se da la
vuelta y mira a Jamie—. Cariño, ¿puedes hacer café? Mucho, mucho café
negro fuerte. Necesitamos que se le pase la borrachera rápidamente.
Jamie asiente y sale de mi habitación. Sus pies resuenan en las
escaleras mientras se dirige a la cocina.
Dejo de lado los analgésicos porque la cabeza me late con fuerza y el
dolor me hace vibrar el cráneo, recordándome que anoche me excedí por
completo.
—Escúpelo —le digo a mi hermana, necesitando acabar con esto de
una vez.
—No voy a pretender conocer el funcionamiento interno exacto de tu
mente, ni te pido que me lo digas, pero eres mi hermano y te conozco lo
suficiente para saber parte de lo que pasa por ese grueso cráneo tuyo. —
Agarra una toalla de detrás de ella y me limpia suavemente la humedad del
rostro—. La amas. Sé que la amas. Como sé que te aterra confiar tu corazón
a alguien. Entiendo que te haya hecho daño, pero ella también está
sufriendo. Tendría que haber juntado sus cabezas hace semanas y
obligarlos a tener una conversación sobre el futuro. Ambos han estado
patinando sobre ello en lugar de hablar.
—Hemos hablado. Le dije cómo me sentía. Le pedí que se quedara y
me dijo que no.
—¡Se lo has soltado en el último momento, Dil! Ni siquiera le diste
tiempo para considerarlo antes de salir furioso.
—Me rechazó, Ash. —Me froto la opresión que se extiende por mi
11 pecho—. Nunca iba a elegirme a mí antes que a él. Ha estado enamorada de
él la mayor parte de su vida. Unos meses conmigo no van a cambiar ese
hecho.
—Dillon. Jesús. —Se arrastra a mi lado, rodeando con sus brazos mi
pecho mojado—. Rompió con él porque la traicionó. La decepcionó, y puede
que nunca sea capaz de olvidarlo. Vino aquí para sanar. No planeaba
conocer a nadie y mucho menos enamorarse. Pero lo hizo. Se enamoró de ti.
—Me toca el pecho, justo donde mi corazón late lentamente—. La atrapaste
desprevenida cuando se lo pediste —continúa—. Está confundida, y su
pasado está agravando la situación, pero eso no significa que no te ame con
locura, porque sé que lo hace. —Ash agarra mi rostro entre sus pequeñas y
suaves palmas—. Anoche te dijo que te amaba delante de todos. ¿No
significó nada?
Por supuesto que lo hizo. Eso requería unas agallas enormes, algo que
Viv tiene a raudales. Sé que debería haberla perseguido anoche, pero ya
estaba demasiado borracho y dolido para pensar con lógica. Todo lo que
quería hacer era herirla, para que supiera lo que se siente.
—Sí, pero ya es demasiado tarde —digo, viendo la hora en mi teléfono.
Ya son las siete de la mañana y su vuelo salió a las cuatro—. Ya está en el
aire. Y no estoy seguro de que el hecho de que lo diga cambie nada.
—No lo sabrás si no luchas por ella. —Ash se levanta de la cama
cuando Jamie reaparece, llevando una taza de café humeante—. Quédate
aquí. Tengo algo que enseñarte. —Desaparece mientras mi mejor amigo me
ofrece el café.
—¿Qué vas a hacer? —pregunta encendiendo un cigarrillo.
Me encojo de hombros.
—¿Qué puedo hacer? Ya se ha ido.
Ash vuelve, llevando una flamante funda de guitarra a la habitación.
—¿Qué es eso? —pregunta Jamie, caminando alrededor de la cama.
—Es para Dil. De parte de Viv.
Dejo mi taza en la mesita de noche, tomando el estuche de las manos
de mi hermana.
—Santo cielo. —Jamie se arrodilla en el suelo mientras saco la costosa
Fender del estuche—. ¿Es eso lo que creo que es?
Mis dedos recorren los bordes curvos de la guitarra con reverencia.
—Es una Stratocaster American vintage 1954 del sexagésimo
aniversario.
—Eso es bueno, ¿verdad? —cuestiona Ash.
Apenas puedo asentir por el nudo en mi garganta.
12 —Se fabricaron poco menos de dos mil de estos en 2014.
—Son objetos de coleccionista —dice Jamie, con los ojos todavía
desorbitados.
—Pensé que era nuevo. —Ash se encoge de hombros, sin entender el
significado de este regalo.
—Básicamente lo es —admito, sabiendo al mirarla que a quien se lo
compró no ha usado la guitarra.
—Ha grabado tus iniciales —dice Jamie, frotando con el pulgar el DOD
grabado en la madera brillante.
—Mira la correa —me incita Ash, y la extiendo, examinando la correa
de Toxic Gods hecha a medida. Mi corazón, hinchado por tantas emociones,
golpea contra mi caja torácica. No puedo creer que Viv haya hecho esto por
mí. Hablamos de ello una vez. Sabe que mi objetivo era comprar una de
estas en una subasta algún día.
—Hermano. Debe quererte mucho para dejarte esto después de cómo
la trataste anoche. —Jamie da una calada a su cigarrillo antes de que Ash
se lo quite de la mano, apagándolo.
La vergüenza me invade por primera vez y me avergüenzo de lo mal
que traté a Viv en el Bruselas. Dejé que mi dolor se apodere de mí, hiriendo
a la chica que lo es todo para mí.
—No estaba con Aoife —suelto, mirando a mi hermana—. Solo lo hice
para herir a Viv.
—Lo sé, idiota. Fue un movimiento de mierda, y heriste a mi mejor
amiga. —Sus ojos se vuelven glaciales—. No sé si alguna vez te perdonaré
por eso, incluso si arreglas las cosas con ella.
Dejo la guitarra a un lado, demasiado culpable para probarla ahora.
—No veo cómo. Se ha ido, y he perdido mi oportunidad de arreglar las
cosas.
Jamie y Ash intercambian miradas de conspiración. Mi hermana toma
la taza y me la pone en las manos.
—Bebe.
—¿Qué estás tramando?
—¿Amas a Vivien, Dillon? Nada de tonterías. Solo estamos nosotros
tres aquí.
—Sí. La amo mucho.
—Entonces súbete a un maldito avión, y dile eso. Habla con ella. Hazle
ver que tiene opciones. Que esto no tiene que ser el final para ustedes dos.
—Los ojos de Ash brillan con determinación—. Creo que solo necesita
escuchar las palabras de tus labios y cambiará de opinión.
13 Ash no es consciente de todo. Me pregunto si supiera la verdad, si
todavía querría que persiguiera a su mejor amiga. Ir detrás de Viv es muy
arriesgado, y no hay garantías. Todo esto podría terminar mal y causar una
tormenta de mierda de proporciones épicas. Ella podría ponerse de su lado
cuando descubra la verdad.
—¿Y si no lo hace?
—No lo sabrás si no lo intentas, pero tienes que darte prisa. Reeve va
a intentar recuperarla, y ahora está vulnerable. —Ash saca su teléfono del
bolsillo de sus vaqueros—. Hay un vuelo que sale hacia LAX en cuatro horas.
Di la palabra y reservaré el billete.
Por supuesto que va a tratar de recuperarla. Lo he sabido todo el
tiempo.
Reeve Lancaster siempre consigue lo que quiere.
Excepto esta vez.
A la mierda.
No soy un cobarde.
No soy una persona que se rinde.
Y vale la pena luchar por Vivien.
Es hora de ser un hombre y reclamar a mi mujer.
No me la va a quitar.
Lucharé contra él hasta el amargo final porque la amo. La amo más
que a la vida, y vale la pena arriesgarlo todo.
Una vez decidido, me gustaría poder chasquear los dedos y estar ya
en Los Ángeles. No sé cuánto cuesta un billete de avión, pero tengo unos
míseros ahorros, así que probablemente pueda permitírmelo.
—No te preocupes por el costo —dice Ash, como si leyera la mente—.
Me encargaré, y podrás pagarme cuando triunfes. No he pagado el alquiler
en todo el año, así que he conseguido ahorrar mucho. Te reservaré un billete
de avión y una habitación de hotel. Solo tienes que decirlo. —Su dedo se
posa sobre un botón de su teléfono.
—¿Cómo voy a encontrarla?
Ash me muestra una sonrisa triunfante.
—Tengo su número de teléfono de Estados Unidos. Puedes llamarla
cuando llegues allí y acordar un encuentro.
Apartando el edredón, balanceo las piernas fuera de la cama.
—Resérvalo. Voy a tomar una ducha.
Ash chilla, y espero estar haciendo lo correcto.
—Empaca mis cosas —le digo a Jamie, sabiendo que el tiempo es
esencial—. Suficiente para una semana.
14 —¿Una semana? —Levanta una ceja—. No olvides que el cazatalentos
vendrá a vernos actuar dentro de diez días.
—Necesito algo de tiempo para resolver cosas con Viv, pero prometo
que volveré a tiempo para el evento.

Salir del aeropuerto de Los Ángeles y encontrar el autobús que me


lleva al hotel es todo un reto, ya que el lugar es enorme, pero al final
encuentro el autobús correcto y consigo un asiento con ventanilla en la parte
de atrás. Gracias a Dios, he podido dormir la resaca en el avión, así que no
me siento tan mal, a pesar del cambio de huso horario, clima y cultura.
Tengo la nariz pegada al cristal mientras salimos del aeropuerto en dirección
al centro de Los Ángeles.
Viv no bromeaba sobre el tráfico, y tarda una eternidad en llegar a mi
hotel. Después de registrarme, me doy una ducha rápida, pido servicio de
habitaciones y planifico lo que quiero decirle.
Tengo que ponerlo todo en juego. Eso significa confesar todo: Reeve,
Simon, mi plan inicial y cómo acabé enamorándome total y absolutamente
de ella hasta el punto de saber que es la única mujer que poseerá mi
corazón. Sé que puede significar perderla para siempre, porque se va a
enfadar, pero no puedo rogarle que vuelva a Dublín conmigo si no está al
tanto de todos los hechos.
Es un gran riesgo, porque ella querrá ir directamente a Reeve con la
verdad, pero merece saber que él también le ha estado mintiendo. Merece
saber de qué clase de hombre ha estado enamorada todos estos años.
Espero que el hecho de haber venido hasta aquí ayude. Que vea lo
importante que es para mí y lo sincero que soy sobre no volver a ocultarle
nada. Incluso estoy dispuesto a dejar de lado mi venganza por ella. Si acepta
estar conmigo, abandonaré todos los planes de venganza. Viv significa más
para mí que vengarme de mi gemelo y de mi padre. Si me ama tanto como
yo a ella y acepta pasar su vida conmigo, eso es todo lo que necesitaré.
Sé que no es blanco o negro.
Hay mucha materia gris que atravesar, pero ella es todo lo que quiero.
Nada más importa que tenerla a mi lado, ahora y siempre.
Los nervios me asaltan y me sudan las palmas de las manos cuando
pulso el dial de su número. Su buzón de voz se activa automáticamente,
confirmando que su teléfono está apagado. Tal vez esté durmiendo o se haya
quedado sin batería.
O ya está con él.
15 Me enojo con el diablo sobre mi hombro, no necesito sus comentarios
pesimistas en este momento. Viv no haría eso. Aunque fui un completo
imbécil con ella antes de que se fuera, sé que me quiere. No volvería
corriendo a sus brazos porque lo que compartíamos significaba algo para
los dos.
Lo intento un par de veces más, pero es lo mismo. Siempre salta el
buzón de voz. Frustrado, tiro el teléfono sobre la cama y me paseo por la
habitación mientras contemplo la posibilidad de dejarle un mensaje. Decido
no hacerlo. Prefiero hablar con ella en persona para que no pueda eludir la
cita.
Enciendo la televisión para hacer algo, y al instante deseo no haberlo
hecho. Se me escapa todo el color del rostro cuando subo el volumen. Me
duele el pecho cuando la imagen de Reeve con Viv llena la pantalla. Están
en el balcón de un apartamento y él la abraza íntimamente, con el pecho
pegado a su espalda. La foto solo muestra de cintura para arriba, pero es
evidente que están desnudos. El brazo de Reeve rodea los pechos desnudos
de Viv, y él se acerca a su cuello para besarla.
Se aferra a sus brazos, sonriendo como si no le importara nada. Como
si no hubiera estado en mis brazos hace unas horas. Como si no me hubiera
dejado atrás en Irlanda. No muestra ninguna de las emociones que vi ayer
en sus ojos cuando me decía que me amaba. Ni siquiera parezco un recuerdo
lejano. Soy como una mota de polvo que está ahí un minuto y se va al
siguiente.
El dolor me destroza por todas partes y caigo de rodillas agarrándome
el corazón dolorido mientras las lágrimas me escuecen en el fondo de los
ojos.
La imagen cambia a una transmisión en vivo, y un reportero le pone
un micrófono en el rostro a Reeve mientras sale de un edificio alto.
—¡Reeve! ¿Es cierto que has vuelto con Vivien Mills? —pregunta una
guapa reportera rubia, reclamando su atención—. ¿Es la foto de hoy la
prueba de que vuelves a estar enamorado de tu novia de la infancia?
—Siempre he estado enamorado de Viv —dice Reeve, deteniéndose a
hablar con ella. Le dedica una amplia y deslumbrante sonrisa, y está
prácticamente radiante. Un enjambre de periodistas se agolpa a su
alrededor, y los flashes de las cámaras se disparan en su rostro—. Nunca
he dejado de amarla y nunca lo haré. Es la única mujer para mí. —Mira
fijamente a la cámara, y quiero borrar la mirada de superioridad de su
expresión de suficiencia—. Nada ni nadie volverá a interponerse entre
nosotros. —Podría decírmelo directamente al rostro, porque sé que el
mensaje va dirigido a mí—. Está de nuevo en mis brazos, exactamente donde
16 debe estar. Donde se va a quedar.
Lanzo el control remoto contra la pantalla, rompiendo el cristal,
mientras la rabia se infiltra en mis venas, sustituyendo el flujo sanguíneo.
Me invade una rabia sin precedentes, y cruzo la habitación arrancando
cuadros de las paredes, tirando los muebles, destruyendo las cortinas y la
ropa de cama, y arrojando a las paredes y a las ventanas cualquier cosa que
no esté clavada. No puedo ver nada por encima de la capa roja que cubre mi
visión y del furioso tsunami que me recorre por dentro, destruyendo todo a
su paso.
Sigo con una rabia monstruosa cuando los de seguridad entran en mi
habitación y me sacan del hotel esposado. Pierdo la cabeza en la parte
trasera del auto de policía mientras me llevan a la sede del departamento de
policía de Los Ángeles y me meten en una celda. La furia sigue golpeando
mis entrañas incluso cuando el loco subidón de adrenalina se va, y mi
cuerpo exhausto se desploma contra el banco. La venganza vuelve, un
millón de veces más fuerte que antes, y sé lo que hay que hacer.
Soy un tonto, y Viv me ha tomado por idiota.
Nunca tuvo intención de quedarse conmigo. Volvió directamente a sus
brazos, a su cama, solo unas horas después de haber estado conmigo.
¿Cómo pudo hacer eso? ¿Signifiqué tan poco para ella que podía follar
conmigo y luego con él sin ningún remordimiento o culpa? Porque no vi
ningún remordimiento en su rostro en esa foto. Se regodeaba en su
adoración posesiva, como si yo ya no existiera.
Los muros que rodean mi corazón se endurecen junto con mi
determinación.
Simon y Reeve ya no son los únicos en mi lista de mierda. Ahora he
añadido Hollywood a la mezcla.
Ella pagará. Todos pagarán por tratarme como si no importara.
La gravedad de mi situación se hace patente cuando dejo que mi
mente divague y me doy cuenta de lo mal que lo he hecho. Es muy probable
que me echen de Estados Unidos y me prohíban volver. Podemos
despedirnos de nuestros sueños musicales si eso ocurre. No me importaría
si no fuera porque devastaría a los chicos. Ellos confían en que las cosas
funcionen con este tipo de A&R, y no seré la razón por la que las cosas se
desmoronen. Necesito a alguien con influencia en esta ciudad para hacer
que esto desaparezca, y sé a quién llamar. Mi mente revuelve ideas mientras
alinea ambos objetivos. Tardaré más en conseguirlo si hago esto, pero es la
única manera.
De pie, agarro las barras de la celda, sacudiéndolas para llamar la
atención de la mujer que está detrás del mostrador de afuera.
17 —Quiero mi llamada telefónica. —He visto suficientes dramas
policiales estadounidenses para conocer mis derechos.
Diez minutos más tarde, estoy sentado en una pequeña sala de
entrevistas mientras el hosco policía rebusca en mi bolsa de viaje.
—¿Esto? —pregunta, sosteniendo el sobre marrón arrugado en la
mano.
—Sí. ¿Ves ese número escrito en la parte superior? Ese es el número
que necesito. —Gracias a Dios, se me ocurrió meter el viejo acuerdo de
confidencialidad en mi bolsa antes de salir de casa. Lo he guardado todos
estos años porque sabía que podría llegar un día en que tendría que firmarlo.
Un sexto sentido me dijo que lo llevara conmigo, y ahora sé por qué. Es la
palanca que necesito para salir de este lío y empezar a poner en marcha un
nuevo plan de venganza.
El policía agarra el auricular y me lo da. Marco el número privado y
me acerco el teléfono a la oreja mientras espero que responda.
—Simon Lancaster —dice con un tono arrogante.
—Lo firmaré con dos condiciones —digo, sabiendo que ya sabe quién
soy—. Quiero cinco millones de dólares, y necesito tu ayuda para sacarme
de una situación.
Vivien
Unos días después del final de Say I’m The One

Enrollo mi esterilla de yoga y me dirijo al vestuario para ducharme,


odiando lo rápido que pierdo mi zen interior. El pánico salta y me da una
bofetada en el rostro, y mi mente se acelera con tantos pensamientos
aterradores. Ha sido lo mismo desde que Dillon reapareció en mi vida,
poniendo mi mundo patas arriba.
Por suerte, no se presentó a la fiesta de cumpleaños de Easton, pero
18 eso no impidió que me preocupara ese día, aterrorizada porque fuera a hacer
acto de presencia. Apenas he conseguido dormir más de unas horas cada
noche porque estoy demasiado estresada para desconectar. Mi cerebro da
vueltas a los pensamientos en un bucle continuo hasta que parece que me
estoy volviendo loca.
Me ducho y me visto como si estuviera en piloto automático, mi mente
está preocupada hasta el punto de que no veo nada a mi alrededor y no soy
consciente de mis movimientos. Estoy agotada en todos los sentidos
posibles.
De pie frente al espejo, apoyo las manos en el borde del lavabo
mientras examino mi deslucida complexión. El brillo del embarazo que tenía
se ha evaporado en los días transcurridos desde que se supo que Dillon es
el gemelo de mi marido. La idea de que sea el padre de Easton va más allá
de mi comprensión.
¿Cómo puedo decírselo a Reeve?
Sé que esto le romperá el corazón, pero no puedo ocultárselo durante
mucho tiempo. Dillon me advirtió que no mencionara nada a mi marido,
haciendo amenazas veladas para obligarme a seguir la línea, pero puede irse
a la mierda. No puede aparecer y empezar a dictar lo que hago y lo que digo.
Audrey estaba tan sorprendida como yo cuando le conté todo. No
puede creer que Dillon me sedujera en Irlanda como parte de un pacto de
venganza enfermizo, pero yo lo creo porque vi el odio en sus ojos hace unos
días. Dillon me odia, y odia a Reeve, y no va a parar hasta que haya chupado
toda la alegría de nuestras vidas.
¿Cómo pude ser tan crédula para caer en su artimaña? No me extraña
que no viniera al aeropuerto de Dublín. Debió leer mi carta y reírse a
carcajadas al ver lo fácil que caí en su hechizo. Me siento como una idiota.
Sobre todo teniendo en cuenta que Dillon es dueño de parte de mi corazón
hasta el día de hoy. Quiero recuperarlo desesperadamente porque no se
merece ninguna parte de mí.
Incluyendo a mi hijo.
Dios.
Las lágrimas aguijonean mis ojos y agacho la cabeza, agarrándome al
mostrador mientras me mantengo a duras penas. Se me escapa un sollozo
y agradezco que las otras señoras ya se hayan ido y esté sola. No quiero que
nadie sea testigo de esto. Me derrumbo, dejando que la emoción contenida
durante días se filtre por mis ojos.
He estado caminando sobre cáscaras de huevo alrededor de Reeve,
poniendo sonrisas falsas con la esperanza de que no note nada raro, pero
no puedo hacerlo por mucho tiempo.
19 Estoy tratando de decidir si debo confesar ahora o esperar hasta tener
los resultados de la prueba de paternidad. Sé que la primera preocupación
de Reeve cuando le diga la verdad será Easton. Sería bueno tranquilizarlo
con los resultados de la prueba, suponiendo que Reeve se revele como su
padre. Si resulta que Dillon es su padre biológico, la espera será en vano.
También me preocupa el impacto que esto tendrá en mi matrimonio. Ocultar
esto a Reeve es un enorme abuso de su confianza. No estoy segura de que
me perdone si sigo ocultándole esto.
Mi teléfono suena en el bolso, obligándome a controlarme. Voy a llegar
tarde si no me doy prisa. Me seco los ojos y me maquillo para disimular mis
mejillas manchadas antes de peinarme. Mi rápido secado hace que mi larga
melena castaña caiga en ondas desordenadas sobre mis hombros, pero
ahora mismo no me importa nada. Mi bonito vestido de verano resalta mi
floreciente barriga, y me paso las manos por el vientre hinchado, para
reconfortarme con mi hijo no nacido.
Le debo a mi hija que me recomponga. Todo este estrés no puede ser
bueno para mi bebé, y Dillon solo tiene el poder de destruirme si se lo
permito, cosa que no haré.
Me cubro los ojos con las gafas de sol, tomo mi bolso y salgo del
estudio de yoga hacia mi auto. Me las arreglé para deshacerme de mi
guardaespaldas, pero me di cuenta de que sospechaba. Gracias a Dios,
Reeve está en reuniones de producción todo el día, o no me habría dejado
salir de casa sin Leon.
El viaje de una hora hasta el laboratorio médico en las afueras de
Santa Clarita es todo menos tranquilizador. Mis nervios están a flor de piel
cuando entro en el estacionamiento del pequeño edificio de ladrillo gris.
Dillon ha organizado las pruebas, pero he insistido en estar aquí porque no
me fío de él y quiero hacerle algunas preguntas al médico.
Salgo del auto con las piernas temblorosas y respiro con valentía
mientras me dirijo a las puertas de entrada. Al acercarme, veo a Dillon
esperándome fuera. Está apoyado en la pared, mirando algo en su teléfono,
parece tranquilo, como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo.
Lleva una gorra de béisbol y unas gafas de sol que sombrean su
reconocible rostro. Su habitual camiseta negra se estira sobre su torso
musculoso, tensando sus tonificados bíceps. Unos vaqueros rotos de color
azul marino y unas Nike blancas y negras completan su discreto aspecto.
Unas pulseras de cuero rodean una de sus muñecas y lleva un puñado de
anillos de plata en la mano derecha.
Dillon siempre ha sido sexy sin esfuerzo, y hoy no es una excepción.
Odio lo bien que se ve casi tanto como me odio a mí misma por notarlo.
20 Levanta la vista cuando subo a la acera y desliza con frialdad su
teléfono en el bolsillo trasero de sus vaqueros. Aunque lleva gafas de sol,
siento la intensidad de su mirada recorriendo cada centímetro de mi piel,
calentándome por dentro.
Me detengo frente a él y nos miramos en silencio. Una multitud de
emociones cubre el aire entre nosotros. Tengo tantos sentimientos confusos
cuando se trata de este hombre. La opresión se extiende por mi pecho
mientras nos miramos sin palabras, con todos los “y si” sin respuesta.
—¿Tienes las muestras? —pregunta en tono rudo, tras unos compases
de tenso silencio.
Una réplica se queda en mi lengua mientras asiento.
—Hagamos esto. —Quiero entrar y salir lo más rápido posible.
Dillon me abre la puerta y entro primero en el edificio. Tomo asiento
en la pequeña sala de espera mientras habla con la recepcionista. Un
hombre alto y delgado con una bata blanca viene a recogernos y le seguimos
en un tenso silencio hasta su despacho.
El corazón me late detrás de la caja torácica mientras tomo asiento
junto a Dillon frente al escritorio del médico. Me quito las gafas de sol y
retuerzo mis manos húmedas sobre mi regazo, obligando a mi corazón
frenético a calmarse. Los ojos del hombre se abren de par en par al mirarme
antes de recomponerse a toda prisa.
Se aclara la garganta y entrega un sobre a Dillon.
—El acuerdo de confidencialidad ha sido firmado por mí y por todo el
personal del laboratorio, aunque realmente no era necesario. Siempre somos
discretos. La naturaleza de nuestro trabajo lo exige, y nuestra reputación se
basa en ello.
—Estoy seguro de que puedes entender la necesidad de extremar las
precauciones —responde Dillon con suavidad, en ese tono irlandés ronco
que tanto me gustaba, moviendo la cabeza en mi dirección.
—Puedo asegurarles a ambos que no tienen nada de qué preocuparse.
Me encargo personalmente de su caso, en lugar de uno de nuestros
genetistas, para garantizar la protección de su confidencialidad. —Me lanza
una sonrisa tranquilizadora que no contribuye a tranquilizarme.
Si Reeve descubriera la verdad a través de los medios de
comunicación, nunca me perdonaría.
Es solo otra razón por la que necesito hablar con él más pronto que
tarde.
—Según lo acordado, introduciré las muestras con nombres falsos
como garantía adicional —continúa el doctor, con su mirada rebotando
entre Dillon y yo.
21 —Gracias. —Saco las dos bolsas de plástico selladas de mi bolso y las
coloco sobre su escritorio—. El cepillo de dientes azul es de mi marido, y el
rojo más pequeño es de mi hijo —explico, casi ahogándome con las
palabras—. ¿Seguro que serán suficientes para extraer una muestra de
ADN?
—El ADN de la sangre, la saliva, el cabello o las células de la piel de
una persona es exactamente el mismo. Las muestras de cepillo de dientes
se utilizan habitualmente para las pruebas forenses, y no son mejores ni
más o menos precisas que un hisopo de mejilla o que proporcionar una
muestra de sangre, siempre que haya suficiente ADN en la muestra —dice,
ayudando a aliviar algunas de mis preocupaciones.
Se pone los guantes quirúrgicos, rodea el escritorio y se coloca frente
a Dillon con un hisopo en la mano. Dillon abre la boca sin dudar y observo
con creciente inquietud cómo el médico le limpia el interior de su mejilla. A
continuación, guarda el hisopo en una bolsa sellada y escribe etiquetas que
adjunta a las tres muestras.
—¿Cuánto tiempo tardarán en llegar los resultados? —pregunta
Dillon, adelantándose a mí.
—Aproximadamente de diez días a dos semanas.
Eso es demasiado tiempo.
—¿No puede acelerarlo? Podemos pagar más —ofrezco.
—Eso es lo más rápido que podemos entregar los resultados. No se
trata de una prueba de paternidad rutinaria. Para determinar la paternidad
en casos de gemelos idénticos, tenemos que examinar algo más que los
marcadores estándar. No hay forma de apresurarse.
—¿Y está seguro de que puede determinar la paternidad de forma
concluyente con estas muestras? —pregunto.
Asiente.
—Examinaremos toda la secuencia del genoma, lo que permitirá aislar
al menos una única mutación en la genética de uno de los gemelos que se
haya transmitido de padre a hijo. La prueba confirmará qué gemelo
engendró a su hijo.
El calor se extiende por mis mejillas ante sus palabras. ¿Qué debe
pensar de mí? No es que eso esté en lo alto de mi lista de preocupaciones en
este momento.
—Esperaremos su llamada. —Dillon se levanta—. Gracias.
El médico nos da la mano a ambos antes de acompañarnos de nuevo
a la zona de recepción.
—Necesito hablar contigo —le digo a Dillon, sin mirarlo mientras
salimos—. Podemos hablar en mi auto —añado, sin esperar a que me
22 responda, cruzando a grandes zancadas el estacionamiento semivacío hacia
mi todoterreno.
Vivien

e deslizo tras el volante mientras Dillon se sube al asiento

M
del copiloto. Mi todoterreno tiene los cristales tintados, así
que estamos protegidos de posibles curiosos. Pongo el aire
acondicionado al máximo y me humedezco los labios
secos con la lengua antes de girarme hacia él.
Sigue siendo una sorpresa verlo con el cabello más
oscuro y los ojos azules, tan parecido a Reeve. No sé si
alguna vez me acostumbraré. Sin embargo, también es un Dillon único, con
23 esa pequeña protuberancia en la nariz, la pequeña cicatriz sobre la ceja, sus
hoyuelos y los piercings y la tinta que lo definen. Se parece a mi marido y a
él mismo, y no puedo entenderlo.
Una sonrisa familiar curva la comisura de sus labios.
—¿Quieres hablar o solo mirarme?
Saliendo de mi trance, lo miro con el ceño fruncido. Está claro que su
arrogancia no ha desaparecido con el paso del tiempo. Intento ser madura
con nuestra situación. No dejar que mis sentimientos hacia él me distraigan
o desvíen, pero él lo hace difícil. Estoy muy enfadada con él, y hay un
montón de heridas y dolor mezclados con miedo y ansiedad y la pura
impotencia de las circunstancias.
Mi prioridad son Reeve y Easton, y hacer lo correcto por ellos es mi
único objetivo. No puedo perder de vista eso.
—Necesito decírselo a Reeve, y no puede esperar diez días. Se lo voy a
contar todo esta noche. —No puedo ocultar esto a mi marido por más
tiempo. No sin causar un daño irreparable a nuestro matrimonio. Por mucho
que quiera esperar a los resultados, con la esperanza de que confirmen que
Reeve es el padre biológico de Easton, no puedo mentirle durante tanto
tiempo. Cada día que pasa arranca otro fragmento de mi corazón.
Todo el humor desaparece del rostro de Dillon, y un músculo estalla
en su mandíbula.
—No.
—No puedes decidir eso. —Agarro el volante con más fuerza, mientras
la tensión se destila en el aire.
Lanza una fuerte carcajada.
—Sí, estoy bastante seguro de que sí.
—¡No, no es así! —siseo, dejando que la ira se apodere de mí—. Mi
marido merece saber la verdad, por muy dolorosa que sea para todos.
—Oh, Reeve escuchará la verdad. —Acerca su rostro al mío—. Pero la
oirá de los dos cuando tengamos los resultados.
—Estás loco si crees que voy a estar de acuerdo con eso. No sé por
qué me molesto en intentar razonar contigo. No te importa nadie más que
tú mismo. —Lo fulmino con la mirada, mientras él pasa el dedo por la
pantalla de su teléfono—. Solo vete, Dillon. No tengo nada más que decirte.
—Eso no es exactamente cierto. Hay algo más que me ronda por la cabeza y
que quería preguntarle, pero que se joda. No tengo la capacidad mental para
tratar con él ahora mismo.
—No le dirás nada a Reeve, o publicaré estas fotos en internet. —
Acerca el teléfono a mi rostro.
Trago saliva por el repentino nudo en la garganta mientras miro la
24 vieja foto. Es de la primera noche que dormimos juntos. Justo después del
baile de Trinity. Estoy en topless, llevando solo un endeble tanga de encaje
y unos tacones de aguja plateados. Recuerdo esa noche tan vívidamente
como si fuera ayer. Que intente utilizar una de las noches más especiales
de mi vida en mi contra me duele mucho. La ira se combina con la tristeza
cuando levanto la cabeza y lo miro fijamente.
—¿Por qué haces esto? ¿Por qué estás tergiversando todos los buenos
recuerdos que tengo de nosotros? De ti.
—Esos recuerdos son tan falsos como el hombre al que llamas marido.
—Estás equivocado. En ambas cosas.
Suelta una risa amarga.
—¡Cómo puedes ser tan crédula! —Chasquea sus dedos frente a mi
rostro—. Despierta de una puta vez, Hollywood. Tu marido te ha estado
mintiendo durante años, pero a ti te importa un bledo.
Hace unos días hizo la misma acusación, y es la otra cosa que quería
preguntarle.
—¿Qué es lo que crees saber de mi marido? ¿Hmm? La última vez que
lo comprobé, yo era la que había crecido con Reeve. Soy la que lo conoce por
dentro y por fuera. No tú.
—Hace años que sabe la verdad —ruge, con las fosas nasales
dilatadas—. Esa farsa que montó el otro día fue toda una actuación. ¿Cómo
no puedes verlo por lo que realmente es?
—¡Sé quién es Reeve! Yo estaba allí cuando se enteró de ti, ¡y no está
actuando!
—¿Por qué crees que Simon Lancaster me buscó a los diecisiete años?
Mi ceño se frunce en señal de confusión.
—Ya hemos hablado de esto. Simon estaba protegiendo su propio
trasero.
—Error. —Dillon se quita la gorra de béisbol y se pasa una mano por
el cabello mientras suspira—. Reeve sabía lo mío, Viv. Fue él quien envió a
Simon a comprar mi silencio.
Niego.
—¡Eso es ridículo! Yo sabría si Reeve sabía de ti, ¡y no lo sabía! Se
alegró mucho cuando descubrió que tenía un gemelo, y no podía esperar a
conocerte. Esas no son las acciones de un hombre que sabía. —Me doy una
palmada en el pecho—. Reeve habría cambiado un miembro por un hermano
al crecer. Tuvo una existencia tan solitaria. Si hubiera sabido que estabas
por ahí, te habría buscado. —Le dirijo una mirada suplicante—. No lo
25 conoces como yo. Habría movido cielo y tierra para encontrarte si lo hubiera
sabido.
La mandíbula de Dillon se flexiona.
—Lo sabía, Viv. Reeve fue quien me rechazó. Fue quien creyó que yo
había asesinado a nuestra madre.
—Oh, Dios mío. —Lanzo las manos al aire—. ¿Puedes parar y
escucharte en este momento? Eso no tiene sentido. Reeve era solo un bebé
cuando su padre tomó la decisión de darte en adopción. ¿Cómo mierda fue
Reeve el que te rechazó?
—No niego que Simon le metiera esas ideas en la cabeza a Reeve, ¡pero
le siguió la corriente! Simon se lo dijo a Reeve cuando tenía doce años. Le
dijo que me encontraría si Reeve quería reunirse con su hermano, y Reeve
le dijo que no.
Me froto las sienes palpitantes.
—Eso nunca ocurrió. Simon mintió. Dijo lo que tenía que decir para
mantenerte alejado, y vaya si lo hizo. —Vuelvo a negar mientras un velo de
tristeza me envuelve—. Vamos, Dil. Tienes que oír cómo suena esto.
—Tu fe ciega en él es increíble.
—Si no me crees, díselo a Reeve. Míralo directamente a los ojos y
cuéntale lo que pasó cuando tenías diecisiete años. Tenemos que sentarnos
y resolver esto.
Me lanza una mirada mordaz.
—Te gustaría empaquetar esto en una bonita caja para que tu vida
perfecta no se vea perturbada, pero no es así como va a suceder. —La
determinación se dibuja en su rostro—. Ya he pagado el precio durante
bastante tiempo. Ahora es el turno de Reeve.
Me pregunto si Dillon requiere atención psiquiátrica, porque
realmente parece estar loco. Tal vez debería contactar con Ash. Este
comportamiento no es normal.
Hago un último intento de llegar a él. Tentativamente, extiendo la
mano y toco su brazo. Un delicioso temblor recorre mi piel, recordándome
que lo que una vez compartimos sigue latente, esperando a ser despertado
de su letargo.
—Por favor, Dil. Vayamos a mi casa y hablemos con Reeve. Pongamos
todo sobre la mesa y aclaremos todas las mentiras.
Aparta el brazo, mirándome fijamente.
—No. Te he dicho que vamos a hacer esto a mi manera. No le dirás ni
una palabra. Harás lo que te digo o publicaré la foto.
—Adelante. Publícala y mira si me importa. Ni siquiera puedes ver mi
rostro. Nadie sabrá que soy yo. —No es una farsa. Hará falta algo más que
26 eso para obligarme a hacer su voluntad.
—Reeve lo hará. —Desliza el dedo por la pantalla y pasa a la siguiente
imagen, mostrándome la foto de nosotros que envié a Reeve hace tantos
años. Aunque el rostro de Dillon no es visible en esta, está escondido contra
mi hombro, se puede ver la tinta en su espalda y sus brazos, y mis rasgos
son inconfundibles—. Supongo que esta imagen está impresa en su cerebro
del mismo modo que la imagen de ti y él en aquel balcón está impresa en el
mío.
¿Espera? ¿Qué?
—¿Por qué...?
—Si necesitas más convencimiento, creo que estas fotos sellarán el
trato. —Me acerca su teléfono y lo pasa rápidamente, mostrando una serie
de fotos que no sabía que existían. Son todas mías, tomadas sin mi
conocimiento o consentimiento. Algunas son de mí en la cama durmiendo,
y otras son fotos de mí riendo o haciendo el tonto, ya sea sola o con Ash.
Incluso hay algunas en las que estoy leyendo o dibujando diseños en el sofá
de mi antiguo apartamento, tan perdida en un libro que no me di cuenta de
que mi novio estaba robando fotos a escondidas.
¿Por qué demonios se aferró a estas fotos? ¿Sirvieron como una forma
de reconectarse conmigo cuando el dolor y la pérdida fueron demasiado,
como lo fueron mis fotos para mí? ¿O ha estado tramando usarlas como
parte de su plan de venganza durante años?
—Dile una palabra ahora, sin mí, y compartiré todo esto en línea junto
con la verdad de nuestra relación y quién es Reeve para mí. —Se encoge de
hombros, volviendo a guardar su teléfono mientras lo miro atónita—. Estoy
seguro de que todo el mundo podrá unir los puntos a partir de ahí.
—Eres un bastardo inconcebible. —Me froto las manos sobre mi
vientre mientras contemplo varias formas de asesinar a Dillon
O'Donoghue—. ¡No tenías derecho a tomar esas fotos sin mi permiso!
—Eras mi novia. Tenía todo el derecho, y ambos lo sabemos.
—¿Por qué, Dillon? ¿Por qué estás haciendo esto? —Sé que tiene
problemas, y lo entiendo, hasta cierto punto. Lo que no entiendo es por qué
está empeñado en desquitarse con Reeve y conmigo.
—Se lo diremos juntos a Reeve porque quiero ver su rostro en el
momento en que se dé cuenta de que lo ha perdido todo por mí.
Está delirando si realmente cree eso.
—Aunque Easton sea tu hijo biológico, Reeve sigue siendo su padre.
—Me esfuerzo por mantener la voz controlada y calmada, pasando las
manos de un lado a otro por mi vientre—. Reeve es su padre en todos los
27 aspectos que importan, y eso nunca cambiará. Y nunca me perderá. Nunca
lo dejaría por tu egoísta y manipulador culo.
—No serás tú quien tome esa decisión. ¿Crees que seguirá confiando
en ti cuando descubra la verdad?
—Conozco a mi marido y no he hecho nada malo. No sabía que era tu
gemelo cuando me quedé embarazada. Hice lo correcto y esperé a probar la
paternidad. —Le mentí sobre eso, y Reeve se enojará cuando se entere, pero
lo hice para protegerlo. Una vez que supere la conmoción inicial, lo
entenderá. Me preocupa más ocultarle la verdad de lo que sé ahora—. Y él
sabía de ti. Solo que no le dije tu nombre o que estabas en Collateral
Damage. Reeve nunca preguntó porque eras una parte de mi pasado que no
quería conocer.
—Demandaré la custodia compartida —añade, clavándome una
mirada oscura—. Tendrá que ver cómo desarrollo un vínculo con mi hijo.
Tendrá que vivir conmigo cada cumpleaños, cada Navidad, cada ocasión
familiar. Puede que no sea un experto en relaciones, pero incluso yo sé que
ese tipo de situación no favorece un matrimonio feliz. Haré que la misión de
mi vida sea introducirme en cada aspecto de sus vidas. Para hacerlos tan
miserables como el pecado. No es nada menos que lo que ambos merecen.
Vivien

—¡N
o es así como funciona! Nunca conseguirías la
custodia compartida. Ni siquiera vives aquí a
tiempo completo, y tu reputación jugaría en tu
contra.
¿Por qué es tan vengativo?
¿Tan decidido a arruinarnos a Reeve y a mí?
No puedo entender esto. Es obvio que Simon manipuló a sus dos hijos.
Deberían trabajar juntos para deshacer todo lo que hizo; en cambio, Dillon
28 está planeando destruir a su hermano. ¡Su gemelo! Aunque estoy enfadada
con él, también me duele por él porque está claro que todavía le cuesta
aceptar y abrazar el amor. Está eligiendo odiar a Reeve, en lugar de intentar
forjar una relación con su hermano, y no le perdonaré si continúa por este
camino.
Esboza esa molesta sonrisa que antes odiaba amar, y me dan ganas
de abofetearlo.
—Cuando no estoy de gira, paso más tiempo en mi casa de Los Ángeles
que en la de Dublín. Apenas he bebido desde febrero, y ya he comenzado la
solicitud de naturalización. Mi ciudadanía estadounidense es un hecho.
Nací aquí de padres estadounidenses. Solo es cuestión de superar algunos
trámites burocráticos. —Sus ojos se clavan en los míos—. Mis abogados
tienen tanta experiencia como los tuyos y los de Reeve. Si pido la custodia
compartida, la conseguiré.
Sé que lo hará, pero lo más probable es que lleve tiempo. Años tal vez.
Incluso entonces, cualquier acceso que se le conceda a Easton será gradual
y supervisado por los tribunales. No es tan blanco y negro como él parece
creer que es.
—Eso no significa que tengas derecho a invadir nuestro tiempo
familiar. Si eres el padre de Easton, no te impediremos que desarrolles una
relación con él o que lo veas, pero eso no te da automáticamente un pase
libre para participar en ocasiones y eventos familiares. Tu relación con él
estará separada de la nuestra.
No dejaré que Dillon se interponga entre Reeve y yo o mi familia. No
puedo impedirle que conozca a Easton si resulta que es su padre —ni
querría hacerlo—, pero no puede meterse en nuestras vidas solo para
cumplir su agenda de venganza.
—Todo esto es hipotético de todos modos hasta que tengamos los
resultados de las pruebas, y demasiado prematuro.
—No voy a discutir contigo por esto. No le digas nada a Reeve hasta
que yo diga que es el momento adecuado.
Su tono arrogante me enfurece y no voy a dejar que me mande.
—Que te jodan, Dillon. No dictas lo que le digo a mi marido.
—Voy a publicarlo en este momento —amenaza, extrayendo de nuevo
su teléfono, con el dedo posado sobre el teclado—. Ni siquiera tendrás
tiempo de llamarlo antes de que descubra toda la sórdida verdad en internet.
¿Y cómo crees que reaccionarán sus fans ante esta noticia? Hmm. ¿Cómo
crees que reaccionarán mis fans? Irán por ti con toda su repugnancia, y el
odio que soportaste en el pasado palidecerá en comparación con esto. —
Mueve las cejas y me dan ganas de darle un puñetazo en su bonito rostro.
29 Sé exactamente cómo saldrá esto en los medios de comunicación. Seré
la villana de esta historia, mientras que Reeve y Dillon saldrán oliendo a
rosas. Seré tachada de tramposa y puta, y esto dará más munición a ese
elemento de la base de fans de Reeve que nunca ha pensado que soy lo
suficientemente buena para él. Los fans de Dillon pensarán que me he
portado mal con él y me fustigarán por ello.
No hay ningún escenario en el que salga bien parada.
Sin embargo, eso no me importa. Los fans y los trolls pueden
arrojarme toda la mierda que quieran, pero no puedo tolerar la idea de que
nada ni nadie haga daño a Easton. Aunque es joven, no es inmune al
impacto de las redes sociales en nuestras vidas. Si Dillon es su padre,
tendremos que resolver cómo y cuándo decírselo. No quiero que esto salga
en los medios y nos obligue a hacerlo antes de que ninguno de nosotros esté
preparado.
Easton es la razón por la que necesito mantener esto en privado. Él
es la única manera en que Dillon puede forzar mi mano ahora.
—Si haces esto, harás daño a Easton. Es tu hijo o tu sobrino.
¿Realmente le harías eso?
Pone expresión neutra, y parece muy frío y sin pasión cuando dice:
—Easton es un niño. No estará al tanto de lo que se dice en internet
y en los medios de comunicación. Puedo hacer que desaparezca
rápidamente, después de haber conseguido mi objetivo.
Se me revuelve el estómago y me pregunto si alguna vez conocí a
Dillon.
—Eres una persona despreciable y no eres digno de ser el padre de mi
hijo.
Dillon cruza la consola y me agarra de la barbilla con fuerza.
—No sabes nada de mí ni de lo que soy capaz como padre.
—Sé que cualquier hombre que se esfuerce tanto por destruir la
felicidad de la madre de un niño no es un buen padre. Tratar de arruinar a
Reeve, el único hombre al que Easton ha llamado papá, no es el proceder de
una buena persona.
Dillon me suelta el rostro, sus manos caen a su regazo.
—Sigues actuando como si ambos estuvieran libres de culpa. No soy
el único villano aquí. Reeve es tan jodidamente manipulador como su padre,
y eso tampoco lo convierte en un buen modelo a seguir.
—Estás muy equivocado.
Arremete, negando.
30 —Te manipuló en cuanto bajaste del avión aquel día.
—Estás alucinando. —Realmente estoy contemplando llamar a Ash
porque Dillon tiene serios problemas.
—Eres una maldita ingenua. —Señala con el dedo en el aire—. ¿Quién
crees que organizó esa foto de ustedes dos en el balcón? —Sus cejas se
levantan mientras me clava una mirada desafiante.
Me echo a reír.
—¿No puedes estar sugiriendo en serio que Reeve estaba detrás de
eso? ¿Después de todo lo que habíamos soportado a manos de los medios
de comunicación en ese momento? Vamos, Dillon. No seas ridículo.
—Dios. Realmente te ha engañado, ¿verdad? —Dillon tira del piercing
de su ceja antes de inclinarse hacia mi rostro—. He visto la pequeña
declaración que dio a los periodistas ese mismo día. Su mensaje iba
claramente dirigido a mí.
—¡Su mensaje era para Saffron! Le estaba advirtiendo que se alejara
de nosotros. Además, yo no te importaba una mierda. Mandarme a casa
llorando era todo parte de tu plan, así que, ¿por qué mierda te importa?
—Nunca dije que lo hiciera. —Una máscara de indiferencia vuelve a
cubrir su rostro—. Solo señalo que Reeve no está tan limpio. Ten cuidado
antes de tirarme piedras.
Ignoro deliberadamente ese comentario, porque estamos empezando
a dar vueltas.
—Cree lo que quieras, Dillon. —Suelto un suspiro—. No cambia el
hecho de que no voy a ocultar esto a Reeve.
—No tienes elección. —Se acomoda en su asiento—. Te diré qué. Voy
a endulzar el trato. Cancelaré el almuerzo con mi querido gemelo el sábado,
y me mantendré alejado de él hasta que tengamos los resultados.
Eso ayudaría porque me petrifica que Reeve pase tiempo a solas con
Dillon. Por dos razones. Uno, me asusta lo que pueda decir Dillon, pero
parece que no va a soltar nada hasta saber si es el padre de Easton o no.
Dos, odio la idea de que Reeve se acerque a un tipo que finge gustarle
mientras conspira para destruir su vida a sus espaldas.
Dejar que Dillon revele la verdad al mundo, de una forma tan cruel,
devastaría a mi marido y haría daño a mi hijo. Lo último que necesitamos
es que el mundo entero especule sobre la paternidad de Easton antes de que
se confirme.
Odio estar dejando que mi ex me chantajee, pero no veo que tenga
otra opción. Dillon está decidido a ocultar esto a Reeve hasta que le
convenga dar el peor golpe posible.
31 Tal vez me esté engañando y deba desafiarlo, pero no estoy segura de
que sea un riesgo que quiera correr. ¿Realmente haría esto sabiendo que
podría herir a su propia sangre? ¿Está diciendo esto para obligarme a seguir
la línea, o es lo suficientemente insensible como para hacerlo sin perder el
sueño? El Dillon que yo conocía podía ser deliberadamente cruel con sus
palabras y sus acciones, arremetiendo con la ira, pero en el fondo siempre
supe que no lo decía en serio. Era un mecanismo de defensa para protegerse.
Pero ya no es el mismo hombre que conocí, así que ahora no puedo confiar
en mi experiencia pasada para guiarme.
Podría mentir. Podría decirle a Dillon que estoy de acuerdo y aun así
confesarle a Reeve, pero sé que si confieso, Reeve no podrá resistirse a ir por
Dillon y este lo hará público y nuestras vidas se convertirán en un circo
mediático. No tendríamos más remedio que decírselo a Easton, y él es
demasiado joven para que se le imponga esto, sin prepararlo.
Si Dillon es el padre biológico de Easton, necesitaré tiempo para
presentarle esa información a mi hijo de forma que no lo moleste demasiado.
Primero tendrá que conocer a Dillon como tío, y cuando llegue el momento,
se le podrá decir la verdad de que tiene dos padres.
No puedo dejar que Dillon me obligue con Easton, así que no tengo
otra opción que aceptar su malvado plan.
Incluso si sé que significa que Reeve nunca me perdonará por
ocultarle todo esto.

32
Vivien

e has perdido la cena —dice Reeve, entrando en

—T
mi despacho con una bandeja.
—Lo siento. —Levanto la cabeza del portátil
y le ofrezco una media sonrisa de culpabilidad—.
Sé que he estado trabajando mucho, pero
realmente necesito terminar este guión antes de
considerar la posibilidad de tomarme una licencia
de maternidad —miento a medias.
33 —Estoy preocupado por ti. —Deja la bandeja sobre mi escritorio y se
coloca detrás de mí. Sus manos se posan en mis hombros y me masajea
lentamente los músculos tensos—. Estás trabajando demasiado, y has
estado muy callada esta última semana. ¿Seguro que no hay algo que te
preocupa?
—Solo intento organizarme para dejar de trabajar en un par de
semanas.
—Solo tienes veintinueve semanas. Puedes espaciar la carga de
trabajo de manera más uniforme y aun así terminar con tiempo suficiente
antes de que llegue Lainey.
—Quiero pasar mucho tiempo de calidad con Easton y contigo antes
de que nuestra hija haga su gran entrada. —Eso no es exactamente una
mentira. Solo tengo una motivación adicional para terminar el trabajo
temprano ahora. Aunque la prueba confirme que Reeve es el padre de
Easton, todavía tengo que contarle a mi marido lo de Dillon y todo lo que ha
pasado desde que apareció aquí hace doce días. Reeve se va a enojar con
cualquier resultado, y quiero centrar mi atención únicamente en mi familia.
Además, trabajar a todas horas me ayuda a distraerme de los
inminentes resultados de la paternidad.
Y me ayuda a evitar a Reeve.
Una punzada de culpa y remordimiento me golpea en el rostro. Odio
haber estado evitando a mi marido, pero me aterra que vea el miedo en mi
rostro y me saque la verdad. Dillon me envía una foto todos los días, y es
todo lo que necesito para recordar lo que está en juego. No necesita palabras
amenazantes. Enviar esas fotos mías del pasado funciona como un
encantamiento. No puedo soportar la idea de que Reeve descubra la verdad
por internet. Se merece oírla de mis labios.
Todas las noches he estado rezando para que los resultados confirmen
que Reeve es el padre de Easton. Dillon pierde todo el poder con ese
resultado, y puedo contarle todo a mi marido sin la expresión de regodeo de
su gemelo en la habitación. ¿Y qué pasa si Dillon publica las fotos mías
después del hecho? Todo lo que confirma es que tuve una relación con él
mientras Reeve y yo estábamos separados. Fue antes de saber que eran
gemelos. Sí, algunas de las fotos son íntimas y me muestran semidesnuda.
Eso no es algo que quiera que salga al mundo, pero es un pequeño precio a
pagar para proteger a Reeve y Easton ahora.
—Estás muy tensa, nena. —Reeve hunde sus dedos en los nudos
acordonados de la parte superior de mi espalda—. Por favor, termina ya.
Puedes comer eso mientras te preparo un baño. Luego podríamos ver una
34 película juntos en la cama. —Se inclina y me da un beso en la mejilla—. Lo
necesito tanto como tú.
Una nueva ola de culpa me invade. A Reeve le molesta que Dillon
parezca retraerse. Ha cancelado el almuerzo que habían planeado y se ha
mostrado reacio a fijar una nueva fecha, alegando unos horarios de trabajo
disparatados, pero Reeve no es idiota y presiente que hay algo más. Mi
marido está amargamente decepcionado por la aparente apatía de su gemelo
hacia él, y soy en parte responsable.
—Bien. —Agarro su mano y me la llevo a los labios—. Eso suena bien.
—Beso sus dedos—. Te amo, Reeve —susurro con los ojos nublados por las
lágrimas—. Te amo mucho.
—Oye. —Reeve se arrodilla frente a mí y toma mis manos entre las
suyas—. También te amo. —Inclina la cabeza hacia un lado, examinando mi
rostro—. Me gustaría que me dijeras qué te pasa. —La preocupación está
grabada en su precioso rostro, y me siento la peor esposa del planeta. Está
claro que tampoco soy una buena actriz si Reeve sospecha que le oculto
algo.
El pánico me sube por la garganta y reprimo las lágrimas, forzando
una sonrisa.
—No te preocupes por mí. Son solo las hormonas del embarazo.
Reeve se inclina hacia mí y me besa a través del vestido.
—Hola, pequeña Lainey. ¿Cómo está la niña de papá? Dale a mamá
un gran abrazo, y nada de patadas esta noche. Necesita relajarse.
Como si fuera una señal, nuestra hija me da una fuerte patada que
hace que mi estómago se mueva visiblemente. Reeve pasa los dedos por el
bulto que sobresale y sus ojos se iluminan al verlo.
—Creo que Lainey va a ser una alborotadora. —Su mirada salta a la
mía mientras me frota el bulto—. No puedo esperar a conocerla.
Colocando mis manos sobre las suyas, me inclino y lo beso.
—Solo once semanas más.
—Deberíamos llevar a E con nosotros a la ecografía del miércoles. Que
vea a su hermanita. —Asiento porque es una gran idea—. Tal vez podríamos
llevarlo al zoológico después y luego ir a comer algo. —Sus ojos esperanzados
se clavan en los míos y no puedo negarme.
—Eso parece un plan perfecto.
Reeve se endereza y me besa suavemente antes de poner un tenedor
en mi mano.
—Come, y yo iré a prepararte el baño.

35
—¡Mamá, mamá! —Easton intenta saltar de los brazos de Reeve—.
¡Veo su pierna! Veo la pierna de mi hermana. —Señala la pantalla donde
Lainey está moviendo las piernas.
—Así es, amigo. —Reeve abraza a Easton más cerca, sus ojos se
vuelven vidriosos—. Esa es tu hermanita.
—La quiero. —La sonrisa ladeada de Easton me derrite el corazón—.
No puedo esperar a que salga de la barriga de mamá para poder abrazarla.
Incluso la dejaré jugar con mis Hot Wheels y mi monster truck.
Mi corazón se hincha hasta reventar. Este niño me mata todos los
días.
—Eso es muy dulce, E. Tu hermana tiene mucha suerte de tenerte
como hermano mayor. —Reeve y yo intercambiamos una mirada cargada de
emoción. Le tiendo la mano, necesitando tocarlo, necesitando creer que
vamos a superar esto, aunque Easton resulte ser de Dillon.
Reeve deja a Easton en la silla, me toma de la mano y me besa los
labios, sin importarle que el médico y la enfermera estén en la habitación.
—Te amo —susurra contra mi boca—. Eres increíble. —Me pasa el
brazo por la espalda mientras la enfermera me limpia el ungüento del
vientre.
El doctor nos sonríe mientras apaga la máquina.
—Apuesto a que será tan adorable como su hermano mayor. —Me da
unas palmaditas en la mano—. Todo se ve muy bien, Vivien. Estás en
camino de tener un parto sano y normal.
—Podrías decirle que deje de trabajar tanto —dice Reeve, arqueando
una ceja en mi dirección.
—Estoy seguro de que Vivien lo tiene todo bajo control —responde el
médico con una sonrisa—. Trate de no preocuparse, y cualquier cosa que
pueda hacer para aliviar su carga de trabajo será apreciada, estoy seguro.
—Reeve me cuida mucho —le aseguro—. Solo se preocupa demasiado.

—¿Por qué no puede salir mi hermana ahora? —Easton resopla


mientras Reeve lo sujeta a su asiento elevador en la parte trasera de mi
todoterreno.
—Todavía está creciendo y desarrollándose —explica Reeve con
calma—. Lainey saldrá cuando esté bien y preparada.
—Brody dice que su hermana estaba toda cubierta de baba verde
36 cuando salió de la barriga de su mamá. ¿Estará mi hermana también
cubierta de baba verde? —Su bonita nariz de botón se arruga y reprimo una
risita.
—No. —Reeve revuelve su cabello, luchando también contra la risa—
. Tu hermana será perfecta cuando la conozcas. Igual que tú cuando naciste.
Satisfecho con la respuesta, Easton enciende su iPad y se pierde en
los dibujos animados.
—Baba verde. —Reeve se ríe mientras se pone al volante—, ¿De qué
demonios hablan los niños hoy en día?
Pasamos unas horas maravillosas en el zoo de Los Ángeles a pesar de
los irritantes paparazzi que nos seguían al principio. Reeve envió a Leon a
quejarse a la seguridad, y los paparazzi fueron conminados a marcharse.
Algunas personas se detienen para pedir autógrafos a Reeve, mientras otras
familias nos lanzan miradas curiosas, pero la mayoría nos deja disfrutar de
nuestra excursión familiar en paz.
No es la primera vez que venimos aquí, pero Easton está tan
emocionado como en cualquier otro viaje. La selva tropical de las Américas
sigue siendo su exposición favorita, y corre por el puente de madera hacia
la casa de zancos amazónica de dos pisos, gritando y chillando de pura
emoción. Desde el nivel superior, vemos el hábitat de las águilas y a las
nutrias jugueteando en el lago de abajo. Desde el nivel inferior, nos
acercamos a las pirañas, las rayas y otras especies acuáticas. Los monos y
los jaguares son los favoritos de Easton, y saco muchas fotos de Reeve
posando con nuestro hijo junto a los recintos.
—Ha sido increíble —proclama E, agarrando mi mano y la de Reeve
mientras salimos del zoo—. La próxima vez, ¿podemos llevar a mi hermana?
—Seguro que podemos, amigo. —Reeve se agacha—. ¿Quieres subirte
a mis hombros?
Easton no necesita más invitación y se sube a los hombros de su
padre sin dudarlo. Me duele el corazón detrás de la cavidad torácica al ver
a E encaramado sobre Reeve con las piernas colgando sobre los hombros de
su padre. Reeve une mi brazo con el suyo y caminamos hacia el
estacionamiento, flanqueados por Leon y un segundo guardaespaldas. Los
paparazzi nos hacen fotos mientras nos dirigimos al auto, pero hago lo
posible por ignorarlos y por ignorar el dolor que se extiende por mi pecho.
Probablemente sea la última vez que disfrutemos de una salida en familia
antes de que se revele la verdad.
Conozco a mi marido. Sé que se sentirá desolado si Easton no es suyo,
pero eso no cambiará lo que es para Easton ni lo mucho que significa
nuestro hijo para él. Reeve seguirá siendo mi marido, y el padre de Easton,
37 aunque Dillon se imponga en nuestras vidas.

—¿Un centavo por tus pensamientos? —susurra Reeve, acomodando


mechones de cabello detrás de mis orejas mientras esperamos a que la
camarera traiga nuestras bebidas.
—¿Has imaginado esto? —suelto, girando la cabeza para mirarlo—.
Todos esos años, cuando éramos niños. ¿Pensaste que acabaríamos aquí?
—Sí —admite sin dudar—. A menudo he soñado con esto. Casarme
contigo. Tener una familia y una carrera exitosa. Es todo lo que siempre he
querido. —Me besa y me alegro de que estemos metidos en un reservado,
lejos de miradas indiscretas, en nuestro restaurante italiano favorito—. Me
alegro de que le demos un hermano a Easton. —Me muestra una sonrisa
descarada, moviendo las cejas—. El primero de muchos.
—Define muchos —digo, observando a Easton por el rabillo del ojo. La
camarera le ha dado lápices de colores y papel, y está coloreando a gusto.
Nuestros guardaespaldas están sentados en una mesa junto a nosotros,
vigilando todo.
—Tres. Cuatro. Cinco. Un equipo de fútbol entero. —Reeve se encoge
de hombros y mi mandíbula cae al suelo. Su brazo se desliza alrededor de
mis hombros mientras se ríe—. No parezcas tan alarmada. Sabes que estás
en el asiento del conductor.
Paso los dedos por su cabello.
—Es una decisión conjunta, pero no estoy segura de que este cuerpo
esté preparado para otros cuatro o cinco embarazos. —Aunque, en este
momento, le daría a Reeve cualquier cosa que su corazón deseara si eso
ayudara a aminorar el golpe de lo que se avecina.
—Puedes soportar más de lo que crees. Los dos podemos. Creo que ya
lo hemos demostrado. —No es propio de Reeve referirse directa, o
indirectamente, a nuestro pasado, así que me sorprende que haya llegado
hasta ahí—. Viv. —Me aprieta el rostro con las palmas de las manos—. Sabes
que te amo completa y totalmente sin restricciones ni límites. Sabes que no
hay nada que puedas decir o hacer que pueda cambiar eso. ¿Verdad?
El corazón martillea contra mi caja torácica y el pulso me vibra en el
cuello. ¿Sus palabras son una coincidencia o sabe algo?
—Lo sé. Y te quiero de la misma manera. Me lo has dado todo, Reeve,
y nunca he lamentado mi decisión de casarme contigo. Me encanta lo que
38 hemos creado juntos, esta maravillosa vida que compartimos, y haría
cualquier cosa para proteger a nuestra familia. Espero que lo sepas. —Es
un poco arriesgado decir esto, pero necesito sacar esas palabras.
—Lo sé. —Me besa, y me sorprende la intensidad de su beso cuando
su boca trabaja contra la mía. Cuando rompe el abrazo, apoya su frente en
la mía—. Eres mi mundo, Vivien. Nada me importa más que tú, Easton y
Lainey.
Las palabras no pronunciadas flotan en el aire entre nosotros, y
agradezco que la camarera llegue con nuestra comida. Si Reeve me hubiera
vuelto a preguntar qué me pasa, creo que esta vez se lo habría dicho.
Espero tener los resultados en un par de días para poder hablar por
fin con mi marido y contarle lo que ha pasado.
El teléfono de Reeve suena en el auto de camino a casa, pero
rápidamente silencia la llamada entrante, apagando su teléfono para no
molestar a nuestro hijo dormido.
Cuando llegamos a casa, Reeve lleva a Easton a su dormitorio y me
deja desvestirlo y arroparlo en la cama.
Después de acomodar a E, entro en nuestra suite principal llevando
mis zapatos y reprimiendo un bostezo.
—¿Quieres que te prepare un baño? —pregunta Reeve, abotonando
una camisa nueva.
Niego.
—¿Vas a algún sitio? —pregunto, dejando caer los zapatos al suelo.
—Tengo que salir para encontrarme con Edwin. Quiere discutir las
posibles opciones para anunciar el nuevo bebé.
—¿Y tiene que hacerlo a las ocho de la noche de un miércoles? —Mis
cejas suben hasta la línea de mi cabello—. Tenemos semanas hasta que
nazca nuestra hija.
—Conoces a mi publicista. Es muy organizado. Tiene algunas ofertas
de revistas potenciales.
Me estiro hacia mi espalda, mis dedos luchan por tocar la cremallera.
—Odio que tengamos que hacer esto. —Y no estoy segura de que
queramos comprometernos a nada con la inminente bomba que podría
soltar.
—Permíteme. —Reeve se mete la camisa en el pantalón y se acerca a
mí. Apartándome el cabello, me da un beso en el hombro antes de bajarme
la cremallera—. Sé que es una molestia, pero es mejor que controlemos la
situación. Dar entrevistas oficiales y fotos exclusivas mantiene a los fans
contentos y garantiza que no estamos dando a los paparazzi la última
primicia. Me siento más seguro sabiendo que nosotros los manejamos a ellos
39 en vez de al revés.
Sé que si alimentamos a los medios de comunicación con regularidad,
podemos manejarlos hasta cierto punto, así que lo que dice Reeve tiene
sentido. Si compartimos noticias exclusivas, de una manera controlada por
nosotros, deja menos oportunidad a los chismosos de inventar mierda
también. Es difícil inventar mierda cuando te enfrentas a la evidencia del
amor que compartimos y nuestra alegría por ampliar nuestra familia.
Excepto que esta vez es diferente. Por razones que mi marido aún no
conoce.
Más culpa oscurece mi alma.
—¿A qué hora estarás en casa? —pregunto, saliendo de mi vestido.
Las manos de Reeve gravitan hacia mi vientre desnudo.
—No tardaré demasiado. —Se inclina y me besa el vientre antes de
enderezarse y acercar sus labios a mi boca. Su beso es tan urgente como
antes, y cuando desliza su lengua en mi boca, devorándome con una
necesidad posesiva, no protesto, y me encuentro con él empuje tras empuje.
Reeve me desabrocha el sujetador y tira de él antes de ahuecar mis
pechos más llenos mientras sigue adorando mis labios. Gimo en su boca, y
el calor se acumula en mi interior.
—Joder. —Sigue una línea de besos a lo largo de la mandíbula,
bajando por el cuello y hasta el pecho. Su boca se cierra sobre mi pezón y
me arqueo hacia él, gimiendo mientras una sacudida de deseo me recorre el
cuerpo. Reeve me hace retroceder hasta la cama y caigo sobre el colchón,
abriendo automáticamente las piernas.
Reeve me baja la ropa interior por las piernas antes de quitarse la
ropa. Cuando su caliente boca se posa en mi coño, casi exploto en el acto.
Me folla con su lengua y sus dedos, y no tardo en alcanzar un pico sensual.
Reeve conoce mi cuerpo de embarazada, por dentro y por fuera, así que no
me sorprende.
Nos arrastramos por la cama y presiono un beso reverencial contra la
tinta de su pecho. Mis dedos recorren suavemente el corazón con mi
nombre. Justo debajo, a la izquierda, hay un corazón más pequeño con las
iniciales EL. Reeve ya ha dicho que añadirá LL en cuanto llegue nuestra
hija. Si acabamos teniendo tantos hijos como él quiere, se va a quedar sin
espacio para tatuar sus iniciales.
—Te amo —susurro, besando rápidamente sus labios mientras me
ayuda a colocarme de lado.
—Lo mismo digo, señora Lancaster —susurra, mientras se introduce
cuidadosamente en mí por detrás—. Te quiero más de lo que las palabras
pueden decir. —Me besa suavemente por la espalda mientras mueve su polla
40 dentro y fuera de mi coño, mientras me acuna el vientre, y se siente tan
condenadamente bien. Su cálido aliento me hace cosquillas en la piel
mientras me acerca la boca al oído—. ¿Puedes correrte otra vez?
Suelto una risita, echando la cabeza hacia atrás mientras acelera su
ritmo y me empuja con más urgencia. Lo beso en los labios.
—¿No conoces a tu mujer? —Frunzo el ceño y le ofrezco una sonrisa
burlona.
Reeve me mira fijamente a los ojos y me besa los labios con ternura
mientras su mano se dirige a mi clítoris. Frota dos dedos contra mi sensible
manojo de nervios mientras entra y sale de mí con mayor necesidad.
Muchas emociones se arremolinan en mi interior mientras asiento,
aferrándome a mi marido, absorbiéndolo todo. La sensación de su calor
contra mi piel. El confort de su cuerpo envuelto en el mío. Las sensaciones
placenteras que invoca en mi cuerpo cuando gira sus caderas,
introduciéndose cada vez más dentro de mí. La expresión casi dolorosa de
su hermoso rostro cuando me mira fijamente mientras me acaricia el
clítoris, llevándome a nuevas alturas. Exploto alrededor de su polla, mis
paredes internas se tensan y palpitan, y echa la cabeza hacia atrás,
gruñendo mi nombre mientras deposita su semilla dentro de mí.
Suspirando satisfecha, me derrito en la cama, abrazando a mi marido
después de haber hecho el amor, sin querer dejarlo ir. Dormito en sus
brazos, abriendo los ojos cuando me mete con cuidado bajo las sábanas.
—Te amo —murmuro, acercándome a él. Le acaricio el rostro y planta
un beso en la palma de mi mano.
—Descansa, mi amor.
Entro y salgo del sueño mientras Reeve se viste.
—Duerme, cariño. Volveré más tarde. —Me besa dulcemente y le
sonrío antes de que mis pesados párpados se cierren. Estoy descendiendo a
la oscuridad celestial cuando su boca me roza la oreja—. Todo ha sido por
ti, Viv —susurra—. Todo lo que he hecho ha sido por ti. Por favor, que no
haya sido en vano.

41
Vivien

l estirar el brazo sobre la cama, frunzo el ceño cuando mi

A
mano no encuentra más que sábanas frías. Frotándome el
sueño de los ojos, me incorporo y miro la hora en el teléfono.
Son las cuatro de la mañana y Reeve no está en la cama.
Intentando que no cunda el pánico, reviso el registro de
llamadas, pero no hay mensajes ni llamadas perdidas de mi
marido. Nunca antes no había llegado a casa, y dijo que no
llegaría tarde. Si hubiera surgido algo, se habría puesto en contacto
42 conmigo, sabiendo que me preocuparía. El ácido sube por mi garganta
mientras el pánico me hace un nudo en el estómago.
¿Y si le ha pasado algo?
Pulso su número en el teléfono, mordiéndome el interior de la boca
mientras lo escucho sonar. ¡Contesta, Reeve! Maldita sea. Lo intento un par
de veces más antes de salir torpemente de la cama, esforzándome por evitar
que mi creciente histeria alcance proporciones coronarias.
Agarro mi bata de seda y la anudo alrededor de mi vientre, que es del
tamaño de un globo, mientras me pongo las zapatillas. Sigo marcando su
número mientras salgo de nuestro dormitorio, preguntándome qué hacer.
El miedo me eriza la piel de los brazos y el vello de mi nuca. Por favor, que
no le haya pasado nada a mi marido.
Estoy a punto de terminar la llamada y llamar al publicista de Reeve
cuando oigo el sonido de un teléfono que suena desde una de nuestras
habitaciones de invitados. Otro sonido familiar me hace cosquillas en los
tímpanos cuando me acerco a la habitación, y una capa de estrés se
desprende al instante de mis hombros.
La puerta está entreabierta y la empujo para abrirla, y casi me
derrumbo de alivio cuando descubro a Reeve, completamente vestido,
bocabajo, tirado en la parte superior de la cama, roncando como un tren de
mercancías.
Los vapores del whisky me hacen cosquillas en las fosas nasales
cuando entro suavemente en la habitación. Es evidente que Edwin y Reeve
se han tomado unas copas después de la reunión, y mi marido ha preferido
dormir la borrachera en uno de nuestros dormitorios antes de arriesgarse a
molestarme.
Sabe que mi sueño ha sido errático últimamente. Siempre es tan
atento, y mientras contemplo su forma dormida, me siento casi abrumada
por el amor que siento por este hombre. Una poderosa emoción me invade
al contemplar la posibilidad de perderlo. Rezo para que sea capaz de
perdonarme todos mis pecados y para que salgamos al otro lado más fuertes
y unidos. Tengo que creerlo, o sería un caso perdido aún mayor.
Parece mucho más joven cuando duerme, pero sus rasgos no están
en paz. Una mirada casi dolorosa contornea su bello rostro, incluso en el
sueño. Verlo así de vulnerable me duele porque sé que las próximas
semanas van a ser duras para él. Reeve ya intuye que algo va mal, pero aun
así va a ser una gran conmoción.
Arrodillada en la alfombra junto a la cama, le retiro con cuidado los
mechones de cabello del rostro y le doy un suave beso en la frente. Las
lágrimas aguijonean en mis ojos mientras lo miro con el corazón encogido.
43 Está profundamente dormido. Ni siquiera se mueve cuando le doy otro beso
en la mejilla. Respirando suavemente, me levanto y salgo de la habitación,
cerrando la puerta tras de mí.
Easton me despierta unas horas más tarde, saltando en nuestra
cama, lleno de energía ilimitada.
—¡Mamá! ¡Despierta! ¿Podemos ir a nadar? Por favor. —Abro los ojos
de golpe y sonrío al ver que lleva el bañador puesto de atrás hacia delante.
—Seguro, cariño. Solo dame unos minutos para prepararme. —Le
alboroto el cabello antes de señalar mi rostro—. Y necesito besos. Muchos
besos para ayudarme a salir de la cama.
Easton me salpica el rostro con un montón de besos descuidados, y
lo rodeo con los brazos, abrazándolo.
—También voy a besar a mi hermanita. Como hace papá —añade,
retirando el edredón y besando suavemente mi barriga a través del camisón
de seda. Le paso los dedos por el cabello y doy las gracias en silencio por mi
precioso hijo. Incluso en los días oscuros, siempre ilumina mi mundo.
Diez minutos después, estamos caminando de la mano por el pasillo,
listos para nadar. Reviso cómo está Reeve, haciendo prometer a Easton que
no hará ningún ruido. Es temprano y necesita dormir más. Si los vapores
del alcohol que aún flotan en la habitación son un indicio, hoy tendrá una
resaca de mil demonios.
Easton y yo nos bañamos en nuestra piscina cubierta y nos divertimos
jugando hasta que el hambre nos ataca a los dos y salimos a desayunar. Los
dos llevamos albornoces y chanclas cuando aterrizamos en nuestra amplia
cocina, donde Charlotte, nuestra ama de llaves, está ocupada haciendo
panqueques.
—Un pajarito me dijo que alguien estaba nadando —dice,
inclinándose para besar a Easton en la mejilla—. Espero que tengas hambre.
—Siempre tengo hambre de panqueques —dice E, subiéndose a una
silla junto a mí a la mesa de la cocina—. Especialmente si tienen fresas y
chocolate. —Se frota la barriga y sus ojos se abren de par en par cuando
Charlotte le pone delante un plato con dos panqueques, chocolate y fresas—
. Delicioso. Gracias, Lotty. —Le sopla un beso, haciendo que mi corazón se
derrita.
Charlotte sonríe cariñosamente a E antes de dirigirse a mí.
—Puedo hacerte una tortilla, ¿o te apetece fruta fresca y yogur esta
mañana?
Sirvo zumo de naranja fresco en un vaso para Easton.
—La fruta y el yogur serían perfectos, aunque supongo que Reeve
necesitará algo más sustancioso. —Mis labios se mueven.
44 —Oh. El señor Lancaster ya ha comido y se ha ido por el día. Me dijo
que te dijera que llegaría a casa a tiempo para recogerte para el evento de
caridad.
Frunzo el ceño.
—¿Ya se ha ido Reeve? —Unas punzadas de aprensión me hacen
cosquillas en la nuca. Reeve nunca se va sin despedirse de mí y de Easton
con un beso. Solo lo haría si me estuviera evitando deliberadamente.
Algo ha sucedido, y tengo que averiguar qué.
Me paso la mayor parte del día paseando por el suelo de mi despacho,
asustada porque todas mis llamadas van directamente al buzón de voz de
Reeve. Después de la comida, por fin tengo noticias suyas, pero su mensaje
es breve y me dice que está reunido con Margaret y Edwin todo el día y que
hablará conmigo más tarde. Sus palabras no contribuyen a tranquilizarme.
Más tarde esa misma noche, Carole y su esposa peluquera están a
punto de irse, después de ayudarme a prepararme para el evento de esta
noche, cuando recibo otro mensaje de mi marido, informándome de que se
le hace tarde y de que Leon me llevará al hotel. Ahora sé con certeza que
Reeve me está evitando, y casi vacío el contenido de mi estómago por todo
el suelo de mi habitación.
¿Lo sabe?
¿Se ha enterado de alguna manera?
Envuelvo mis brazos a mi alrededor y lucho contra las lágrimas
cuando llaman a la puerta.
—¿Vivien? —La profunda voz de Leon retumba a través de la puerta—
. Hay una entrega para ti.
—Ya voy. —Me obligo a ponerme en pie y cruzo mi dormitorio,
abriendo la puerta—. Gracias. —Pongo una sonrisa falsa mientras agarro el
sobre, esperando que no se dé cuenta de lo mucho que me tiemblan las
manos.
—No tienes buen aspecto. ¿Te encuentras bien? —pregunta,
inclinando la cabeza hacia un lado mientras examina mi rostro.
—Estoy bien —miento—. Solo intento mentalizarme para esta noche.
Es difícil llevar tacones y una sonrisa constante durante horas cuando llevo
una sandía gigante en la barriga. —Me paso las manos por el vientre
hinchado, y donde normalmente es calmante, ahora mismo nada podría
sofocar la tormenta que se eleva a proporciones catastróficas dentro de mí.
—Haré que Charlotte envíe agua y un bocadillo. ¿Por qué no
descansas hasta que tengamos que irnos? —Mira el reloj que lleva en la
muñeca—. Todavía es temprano. No tenemos que salir hasta dentro de una
hora.
45 Una hora para componerme, cuando este sobre puede contener
noticias que pongan patas arriba mi mundo, no es ni mucho menos tiempo
suficiente, pero León está siendo dulce, y no quiero preocuparlo.
—Gracias, León. Lo haré.
Cierro la puerta y me dirijo con los pies descalzos a mi tocador, me
siento frente al espejo y miro mi reflejo con creciente horror. Sostengo el
sobre en mis manos temblorosas, aterrorizada de abrirlo. Esto ayudará a
suavizar el golpe o lo hará diez millones de veces peor. Tengo la tentación de
guardarlo en un cajón para ocuparme de él mañana, pero el hecho de saber
que Dillon ha recibido un sobre similar significa que tengo que mirarlo
ahora. Sé que Dillon lo hará, y no voy a permanecer en la oscuridad y darle
más poder sobre mí.
Pero no puedo hacerlo sola, así que agarro el teléfono y llamo a mi
mejor amiga, rezando para que me responda. Audrey es la única persona
que sabe exactamente lo que está pasando, porque necesitaba a alguien que
me ayudara a mantener la cordura.
—Hola, cariño. —Audrey suena sin aliento cuando contesta.
—¿Dónde estás?
—En la estación de tren. —Jadea—. Estoy sin aliento porque acabo
de subir corriendo varios tramos de escaleras y aun así he perdido el maldito
tren.
—Tengo los resultados —suelto.
—Mierda. Dame un segundo para encontrar un lugar más privado
para hablar.
Mordisqueo mis labios y doy golpecitos con el pie en el suelo mientras
espero a que se mueva a un lugar más tranquilo.
—Bien. Ya estoy bien. Háblame.
—No he abierto el sobre. Solo lo he mirado, con la sensación de que
voy a vomitar.
—Quita la tirita, Viv. Al menos así sabrás a qué te enfrentas.
—Tengo mucho miedo, Rey —susurro, mientras corto la parte
superior del sobre con mi abrecartas plateado—. No quiero que nada
cambie. No quiero que Reeve me deje. No quiero arruinar la vida de Easton.
—Respira, Viv. Por favor, solo respira. Dios, ojalá estuviera allí
contigo.
—Ojalá —admito, sacando el informe del sobre con dedos
temblorosos.
—Todo va a estar bien. Reeve no te dejará. Estará molesto y enojado
durante un tiempo, pero los quiere demasiado a ti y a Easton como para
marcharse. Y míralo de esta manera; si Dillon es el padre de Easton, tiene
46 dos padres. Eso no arruinará su vida. Puede que esté confundido durante
un tiempo después de enterarse, pero lo querrás y lo tranquilizarás, y estará
bien. Es un niño estupendo. Estará bien.
—Gracias. —Trago sobre el grueso nudo en mi garganta—. Necesitaba
oír eso.
—Sé que lo hacías, cariño. Tienes que recordar que esto no es tu
culpa. No sabías que eran gemelos.
Pongo el teléfono en el altavoz y lo dejo sobre la cómoda mientras
desdoblo la carta. Las lágrimas me nublan la vista mientras leo, cayendo en
la página con decisión. Los sollozos estallan en mi pecho cuando se abren
las compuertas.
—¿Viv? ¿Qué dice? —pregunta Audrey mientras lloro.
—Yo... es... yo —balbuceo, incapaz de formar palabras por encima de
la desordenada bola de emociones que me obstruye la garganta. Audrey me
espera, recordándome que está aquí para mí. Miro mi rostro manchado de
lágrimas en el espejo. Mi maquillaje está estropeado, pero eso es lo que
menos me preocupa. Tomo un pañuelo de papel, me limpio la humedad de
las mejillas e intento controlar mis emociones—. Oh, Dios, Audrey —digo
mientras una nueva capa de dolor me oprime el pecho.
—Vas a estar bien, Viv. Respira profundamente. Inhala y exhala.
Necesitas calmarte.
Hago lo que me sugiere y, poco a poco, me recompongo lo suficiente
para confirmar lo que sospechaba desde que se reveló la verdad de los
gemelos.
—Reeve no es el padre de Easton. Dillon lo es.

47
Vivien

e tiembla la mano cuando me llevo el vaso de agua con

M
gas a los labios, manteniendo la falsa sonrisa pegada a mi
rostro como he hecho toda la noche, desde que puse el pie
en el hotel. Sin embargo, los resultados de la paternidad
son solo una de mis preocupaciones. Reeve apenas me ha
hablado desde que llegué. Aunque ha sido difícil conseguir
tiempo a solas, porque Reeve es el orador invitado de este
año, y está muy solicitado, ha habido algunos momentos en la mesa durante
48 la cena en los que hemos tenido tiempo para nosotros, y mi marido me ha
ignorado, comiendo su cena en lugar de hablar conmigo.
Llevo todo el día sospechando que anoche pasó algo, pero estoy cien
por cien segura de que ahora Reeve me evita porque ha descubierto al menos
parte de la verdad. Es la única explicación para el tratamiento de frialdad
que estoy recibiendo.
Ojalá pudiera beber alcohol porque me vendría muy bien un poco de
vodka en este momento.
Reeve evita el contacto visual conmigo mientras pronuncia un emotivo
discurso desde el podio en la parte superior de la sala, en el que habla de
las muchas formas en que la organización benéfica apoya a los niños
desfavorecidos y a los que son retirados de sus hogares debido al abandono
y los abusos. Se le llenan los ojos de lágrimas de verdad mientras pasa las
diapositivas que muestran las diversas instalaciones que la organización
benéfica está construyendo para ofrecer un hogar alternativo a algunos de
estos niños. Strong Together es una causa que nos apasiona a los dos, y
siempre asistimos a la gala anual de recaudación de fondos para apoyar una
causa tan valiosa.
Esta noche es la primera vez que deseo que estemos en cualquier lugar
menos aquí.
Necesito hablar con Reeve.
Especialmente porque Dillon está explotando mi celular, lo que
aumenta mi estrés. Cuanto antes lleguemos a casa, mejor. He decidido que
le voy a contar todo a mi marido esta noche. No puedo esperar al
enfrentamiento con Dillon porque está claro que Reeve ya sabe algo.
Es hora de sincerarse.
Ahora que Dillon tiene la prueba de que es el padre de Easton, dudo
mucho que transmita la noticia por las redes sociales. Sigue siendo un
riesgo, pero es uno que no tengo más remedio que asumir. Mi marido apenas
puede mirarme, y lo único peor que la verdad son los fragmentos de la
verdad. En este momento, no tengo ni idea de lo que cree, y eso es una
perspectiva verdaderamente aterradora.
Después de posar con Reeve y los directores de la organización
benéfica para las fotos, consigo apartarlo a un lado durante unos segundos.
—¿Podemos presentar nuestras excusas e irnos? —susurro.
—¿Ansiosa por llegar a casa o por alejarte de mí? —pregunta con un
tono burlón que no me importa mucho.
—Necesitamos hablar, y esto no puede esperar.
—Tienes razón —suelta—. No puede.
Froto mi vientre con mis manos, luchando contra las lágrimas,
49 mientras Reeve me observa con una mirada furiosa que no había visto en
mucho, mucho tiempo. Sus ojos se clavan en los míos y deja caer la máscara
invisible que lleva por un segundo, mostrando su devastación para que toda
la sala la vea. Gracias a Dios, nadie nos está prestando atención en este
momento.
Media hora después, por fin nos despedimos y salimos de la
habitación, tomados de la mano. En cuanto salimos al pasillo, Reeve me
suelta la mano como si estuviera ardiendo. El dolor me perfora el corazón
mientras me apresuro a seguir a mi marido, medio corriendo para seguir
sus largas zancadas.
La lluvia cae en picado desde el cielo en un fuerte aguacero inusual
para el mes de mayo. Reeve se enfurece cuando nos ponemos al abrigo del
toldo mientras el valet recupera nuestro auto. El portero abre un paraguas
mientras nuestro elegante Maserati negro y dorado se acerca a la acera.
Reeve me pasa el brazo por la espalda y me abraza mientras caminamos con
cuidado por los resbaladizos escalones hacia el auto. Al estar tan cerca,
siento que todo su cuerpo tiembla y se me seca la boca.
Esto es malo. Realmente malo, y me aterra perderlo.
Reeve me dirige al lado del pasajero, y me vuelvo hacia él mientras
abre la puerta.
—Has estado bebiendo. Yo conduciré.
Niega, con la mandíbula tensa.
—Solo he tomado unas cuantas, y no estoy borracho.
—Pero está lloviendo y...
—No es conveniente que me presiones ahora, Vivien. —Sus ojos arden
con emociones contradictorias mientras me mira fijamente—. ¿Crees
sinceramente que conduciría si no estuviera en condiciones de hacerlo?
¿Crees que pondría en peligro tu vida y la de nuestro hijo no nacido
conduciendo si no tuviera pleno control de mis facultades?
Tragando fuerte, niego.
—Entonces sube al maldito auto, Viv.
Soy un desastre tembloroso mientras subo a mi asiento, me abrocho
el cinturón de seguridad con dedos temblorosos mientras intento controlar
mis conductos lagrimales errantes.
Reeve da una propina al valet antes de ponerse al volante. Unas gotas
de lluvia se adhieren a su cabello y a los hombros de su chaqueta de
esmoquin negro mientras se abrocha el cinturón. No habla ni me mira
mientras arranca el motor y se desliza por la calle poco concurrida.
Reeve evita la autopista y prefiere volver a casa por carreteras menos
transitadas. Miro por la ventana y me envuelvo con los brazos mientras lloro
50 lágrimas invisibles. La agitación ha sido mi compañera constante desde que
recibí los resultados, y el dolor en mi corazón es tan intenso que me
pregunto si esto es lo que se siente cuando estás al borde de un ataque al
corazón.
Reeve no dice nada, en silencio, hasta que estamos en un tramo más
tranquilo de carretera abierta, y entonces se dirige a mí.
—¿No hay nada que quieras decirme?
Lentamente, me vuelvo hacia él, estremeciéndome ante la mirada
furiosa en su rostro.
—Creo que deberíamos esperar a llegar a casa para hablar.
Su agarre al volante se hace más fuerte y sus fosas nasales se dilatan.
La lluvia arremete contra el parabrisas y los limpiaparabrisas trabajan duro
para mantenerlo despejado.
—¿Te lo estás follando? —Aparta los ojos de la carretera un segundo
para mirarme fijamente—. ¿Te estás follando a mi gemelo? —sisea, subiendo
el tono.
Oh, Dios. Sabe quién es Dillon, lo que significa que debe saber lo que
una vez significamos el uno para el otro.
—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no! ¿Por qué dices eso?
—¿Dónde desapareciste cuando te escabulliste de Leon la semana
pasada?
Mierda. Me muerdo con fuerza el labio inferior.
—Puedo explicarlo, pero no así, y deberías ir más despacio. La lluvia
no da señales de parar.
—¡Solo responde a la maldita pregunta, Vivien! —Apoya las manos en
el volante y doy un salto.
—Estuve con Dillon, pero no es lo que estás pensando. No he estado
con él. Nunca te engañaría, Reeve. Jamás. ¡Tienes que creerme!
—Esperé a que me lo dijeras. Han pasado casi dos semanas y no me
has dicho nada —grita mientras toda su rabia contenida se libera.
—¿Lo has sabido todo el tiempo? ¿Por qué demonios no has dicho
nada?
—¡Porque necesitaba escucharlo de mi esposa! Necesitaba saber que
la confianza que he depositado en ti todos estos años no era en vano.
Necesitaba saber que somos un equipo sólido.
—Lo somos, Reeve. —Le agarro el brazo, pero me aparta, haciendo que
un dolor astillado rebote por todo mi cuerpo—. ¿Cómo te has enterado? —
pregunto, secando apresuradamente las lágrimas que ruedan por mi rostro.
Todo esto se está yendo a la mierda, y es culpa mía por haber tomado la
decisión equivocada. Debería haberme arriesgado y haber hablado con
51 Reeve en cuanto volví a casa del laboratorio.
—Tu reacción el día que se presentó en nuestra casa me puso sobre
aviso, y vi la forma en que te miraba. Su reacción ante el cumpleaños de
Easton fue un detonante importante.
Mis cejas se juntan en confusión.
—Dijo que creía que el cumpleaños de E era en junio —aclara Reeve.
Tal vez mi cerebro está nublado porque estoy muy estresada, pero sigo
sin entender el punto.
—No habíamos intercambiado nombres de antemano. Se suponía que
nuestras identidades estaban ocultas. Puedo entender que me reconociera,
pero saber que el cumpleaños de nuestro hijo fue reportado en junio, no en
mayo, fue una señal de alarma. Sabía con seguridad que algo estaba mal.
Entonces recordé la foto que me enviaste cuando estabas en Irlanda, y
recordé haber visto a un tipo con el mismo tipo de cabello detrás de ti en el
pasillo de los Oscar. Las cosas empezaron a encajar. Rezaba por estar
equivocado. Que fuera solo una coincidencia que tu ex tuviera el cabello
rubio y mi gemelo lo tuviera. —Nuestros neumáticos chirrían mientras
corremos por carreteras secundarias mojadas—. Hasta que anoche me reuní
con el dueño de la empresa de seguridad privada que había contratado para
vigilarte en Irlanda.
—¿Qué? —grito, con los ojos desorbitados—. ¿Qué quieres decir? —
balbuceo. El hecho de que haya acudido a un desconocido en lugar de
preguntarme a mí, su mujer, lo dice todo. Pero eso es secundario con
respecto a la cuestión principal.
Reeve me clava sus afilados ojos azules.
—¿De verdad creías que iba a dejar que el amor de mi vida vagara por
Irlanda sin que nadie la protegiera de cualquier daño? Por si lo has olvidado,
te habían agredido vilmente un par de meses antes, y no iba a correr ningún
riesgo.
—¿Has tenido a alguien espiándome todo el tiempo? —La incredulidad
me pesa en la lengua, incluso cuando recuerdo al tipo que Dillon vio
merodeando fuera de mi apartamento una vez. Dillon estaba seguro de que
también lo había visto fuera de Whelans. Por aquel entonces, supuse que se
trataba de un paparazzi, pero cuando no apareció nada en los medios de
comunicación sobre mí y el tipo no volvió a aparecer, lo olvidé por completo.
—No espiando. Protegiendo. Contraté a un tipo en Los Ángeles, y él
encontró una empresa local de renombre en Dublín. Tenían tipos vigilando
las veinticuatro horas del día para asegurarse de que estabas a salvo.
—Eso es... No puedo creer que hayas hecho eso. —La conmoción llena
52 mi rostro—. ¿Qué te han dicho? ¿Has sabido quién es Dillon todo el tiempo?
—¡Si supiera quién es, habría echado a ese puto imbécil de mi casa
en cuanto lo hubiera visto! —grita Reeve, con la voz quebrada. Cuando me
mira, las lágrimas llenan sus ojos—. En aquel entonces, supe que había un
tipo antes de que me lo dijeras porque la empresa de seguridad me enviaba
informes semanales.
Me pongo una mano sobre el pecho, frotándome la repentina opresión.
—Eso es una invasión enorme de mi privacidad. No puedo creer que
hayas hecho eso, Reeve. Te pedí espacio.
—¡Y te lo di, joder! —grita—. Cada semana, cuando recibía los
informes, quería subirme a un avión y traerte a casa. Me costó una fuerza
de voluntad colosal mantenerme al margen, pero lo hice porque me lo
pediste. Casi me mata, Viv. Sentí que mi corazón se rompía a diario. Sabía
que estabas con él, y me arriesgaba a perderte permanentemente. Lo único
que podía hacer era tratar de enmendar la situación y esperar que
jodidamente siguieras siendo mía cuando volvieras. Si es que volvías.
Su pecho se agita, y el auto se desvía un poco cuando apoya la cabeza
en el volante.
—Tienes que ir más despacio —advierto de nuevo—. Por favor, Reeve.
—Tentativamente, le toco el brazo—. ¿Por qué no paras y conduzco?
—Ese día en México fue el día en que lo descubrí —continúa,
ignorando mis ruegos—. Había fotos, pero me negaba a mirarlas. Sabía que
mi corazón no podría soportar ver eso, así que nunca vi ninguna prueba
fotográfica. —Una lágrima se filtra por el rabillo de su ojo mientras me
mira—. Se quedaron fuera de mis informes porque no podía tolerar verte
con él. Aquel día me emborraché para adormecer mi dolor. —Una risa
amarga brota de su boca—. Mi gemelo me estaba jodiendo como la mierda
incluso entonces. Todo esto es culpa suya. Lo descubrí, me emborraché y
me drogué, y terminé follándome a esa perra psicópata.

53
Vivien

esentimiento brota de los labios de Reeve y sale a borbotones

R
de sus ojos, y no es propio de él. Empieza a sonar tan
retorcido y enojado como su hermano. Y al igual que Dillon,
está culpando a su gemelo cuando fueron otros los
responsables. Simon puso todo en marcha. Y Saffron
manipuló a Reeve en México para ayudar a su agenda.
¿Terminará algún día este ciclo de culpa y hostilidad?
—Anoche vi las fotos. Confirmaron mis sospechas sobre todo. —Niega,
54 y la mirada de decepción grabada en su rostro es clarísima—. ¿Dejaste que
te follara contra una cruz en la cima de una colina en medio de la noche?
¿Y en el mar cuando había otros cerca?
El asco sustituye a la decepción en su apuesto rostro, y eso me
enfurece. No es que Reeve sea un mojigato o el tipo de hombre obsesionado
con el sexo vainilla. Somos aventureros a nuestra manera. Sí, nunca hemos
follado en un lugar público, pero eso es solo porque es demasiado arriesgado
dado su estatus de celebridad. No me gusta nada su actitud juiciosa e
hipócrita.
—No puedes juzgarme, Reeve. Estaba con mi novio, y todo fue
consensuado. Al menos mis fotos no acabaron salpicadas en la prensa rosa
y en las redes sociales. Te ahorraste esa humillación. —Eso es un golpe bajo
para mí, pero ahora estoy irritada y furiosa por la asquerosa invasión de mi
privacidad.
—¿Te conozco siquiera? —continúa, entrecerrando los ojos, y veo que
se pone rojo. No tiene derecho a mirarme por encima del hombro. Desde
luego, no después de todo este tiempo—. ¿Tienes idea de lo que me hizo ver
eso?
Es propio de Reeve tratar de dar la vuelta a esto en mi contra cuando
él es el que está equivocado.
—¡Bueno, tal vez no deberías haber invadido mi privacidad de una
manera tan repugnante! ¿Tienes idea de lo que se siente al saber que alguien
me estaba viendo con mi novio? ¿Capturando nuestros momentos más
íntimos en una película? —La ira crece en mi interior hasta explotar—. ¡Esas
fotos nunca debieron ser tomadas! Y seguro que no deberían estar en la
oficina de un pervertido detective privado como una bomba de relojería. —
Estoy furiosa y horrorizada y siento un montón de otras emociones.
—No sabía que lo habían hecho porque no lo pedí y nunca miré las
fotos. Después de recuperarte, no les di importancia. —Saca un grueso
sobre blanco de la guantera y me lo pone en el regazo—. Son todas. Carson
ya tiene declaraciones firmadas de las empresas de seguridad
estadounidenses e irlandesas que confirman que no existen otras copias en
formato físico o digital.
Giro en mi asiento, el cuero chirría con el movimiento.
—¿Arreglaste esa foto nuestra en el balcón el día que llegué a casa?
Un músculo estalla en su mandíbula, pero no dice nada.
—Contéstame, Reeve. Podríamos sacar todos los esqueletos del
armario.
Me mira con ojos suplicantes.
55 —Tenía tanto miedo de perderte. Estabas muy disgustada. Sabía que
estabas enamorada de él. Posiblemente más que de mí, y no iba a
arriesgarme a perderte para siempre. —Una feroz determinación brilla en
sus ojos—. Me había hecho amigo de un fotógrafo. Me había sugerido que
podíamos tener un acuerdo mutuamente beneficioso. Lo llamé ese día y lo
arreglé.
Oh, Dios. Dillon tenía razón. Vuelvo a apoyar la cabeza en el
reposacabezas y cierro los ojos como si eso fuera a alejar la nueva ola de
dolor que se avecina. Las lágrimas caen de mis ojos, casi en sincronía con
el goteo de la lluvia que cae sobre nuestro auto.
—Me sedujiste a propósito para que el fotógrafo sacara la foto
ganadora y la usaras para alejar a Dillon.
—No reescribas la historia, Viv. —Abro los ojos y noto que sus dedos
se clavan en el volante—. Te seduje porque te amo, joder, y te echaba de
menos. Quería volver a sentirme cerca de ti. Reclamar mi derecho, y advertir
a ese imbécil, lo que era algo secundario. —Me lanza una rápida mirada
mientras dobla la siguiente curva—. Eres mía, Viv, y eso nunca va a
cambiar.
Estoy aturdida y mi cerebro está nublado por tantas emociones.
¿Quería Reeve que volviera por las razones correctas, o soy una posesión
que estaba decidido a ganar a su competencia? ¿Ha tenido Dillon razón en
todo? Ya ni siquiera sé qué es real. Todo lo que sé es que Reeve me ha estado
mintiendo. Y yo le he estado mintiendo. ¿Qué es peor? ¿Son siquiera
comparables? ¿Puedo llamarle la atención por su mierda cuando le he
estado ocultando cosas importantes estas dos semanas? ¿Somos los dos
igual de malos?
No puedo dar sentido a los pensamientos contradictorios que se agitan
en mi cerebro revuelto.
—Siempre he pensado que aquel día te paraste a hablar con los
periodistas para enviar un mensaje a Saffron. Para hacerle saber que
habíamos vuelto a estar juntos y que no intentara nada. Nunca me paré a
pensar que también le estabas enviando un mensaje a Dillon. Fui tan
jodidamente ingenua.
—Dos pájaros. Un tiro. —Se encoge de hombros, como si no fuera gran
cosa, y pierdo el tenue control de mis emociones.
—¡No actúes con tanta ligereza! ¡Me has mentido! ¡Me manipulaste!
¿Cuántas veces has hecho eso en nuestro matrimonio, Reeve? ¿Qué más no
sé?
—Oh, no, Viv. No puedes lanzarme esa mierda. —El auto acelera
mientras un furioso rubor rojo le sube por el cuello hasta su rostro—. ¡Has
56 hecho exactamente lo mismo! Deberías haber confesado en el momento en
que pusimos un pie en nuestro salón aquel día. Deberías haberme dicho
inmediatamente quién era Dillon. En lugar de eso, te sentaste allí y dejaste
que intentara ponerme en ridículo.
—Quería decírtelo —grito—. Pensaba hacerlo, pero me chantajeó para
que me callara.
—¿Qué? —ruge, y me tapo las orejas ante el estruendo.
—Me tomó fotos, cuando estábamos juntos, sin mi permiso. Amenazó
con publicarlas en internet junto con la verdad de que era tu gemelo y que
E... —Me derrumbo, sollozando entre mis manos.
—No tiene intención de desarrollar una relación conmigo. Está aquí
por ti. Tú y... mi hijo —dice con voz ronca.
Levanto el rostro, mirando a Reeve a través de ojos borrosos.
—Somos tuyos, Reeve. No puede arrebatarnos de ti.
—Si no te reuniste con él para follar, solo hay otra razón por la que lo
harías. —Su pecho se agita y unas lágrimas silenciosas recorren su rostro—
. Hiciste una prueba de paternidad. ¿No es así?
Asiento, enjugando las lágrimas calientes que recorren mis mejillas.
—Ha insistido en ello. Quería decírtelo, pero me chantajeó para que
guardara silencio. Luego pensé que tal vez era mejor esperar hasta que
tuviéramos los resultados de las pruebas, pero... —Sollozo entre mis manos,
incapaz de contener mis emociones.
—No, Viv. Por favor, Dios, no. No digas lo que creo que vas a decir.
Su tono ahogado me está matando, junto con el intenso dolor que me
oprime el pecho y me dificulta la respiración.
—Lo siento, Reeve. Lo siento mucho. No sabía que eran gemelos.
Mantuve las distancias cuando volví de Irlanda porque no estaba segura de
que fueras el padre. Siento haber mentido sobre eso, pero estaba tratando
de protegerte. Me alegré mucho cuando nació Easton y la prueba confirmó
que era tuyo. —Mi llanto resuena en el interior del auto.
—Sabía que habías mentido —dice, y levanto la cabeza, con mis
lágrimas vacilando.
—¿Qué?
—Me dijiste que habías estado acostándote con él. No soy idiota. Por
supuesto que sabía que había una posibilidad de que el bebé no fuera mío.
Sabía que te negabas a comprometerte conmigo, a aceptar mi propuesta,
porque querías asegurarte. No te guardo rencor por eso, Viv. Te respeto por
tratar de hacer lo correcto por mí y por tu bebé. Por eso nunca dije nada, y
si te estás castigando por eso, no lo hagas.
57 —Oh, Reeve —digo entre sollozos, poniendo mi mano sobre la suya.
Se aclara la garganta y me mira. El dolor está escrito en su rostro, y
mi corazón se rompe.
—Por favor, dime que Easton es de mi sangre. Por favor, dime que es
mi hijo. Amo a ese niño con todo lo que soy. Por favor, no digas que es suyo.
No puedo perderlo.
Apenas puedo hablar por el nudo en la garganta.
—Detente. —Ya no estamos tan lejos de casa, pero no puedo decírselo
mientras conducimos.
—No, Viv. Solo dilo. No puedo soportarlo ni un minuto más.
Las lágrimas salen de mis ojos por voluntad propia.
—Sigues siendo el padre de Easton, Reeve. En todos los aspectos que
importan, sigue siendo tu hijo.
—Vivien —dice con voz estrangulada—. ¿Es mi hijo biológico o el de
Dillon?
La tensión se respira en el aire, y el único sonido es el whoosh-whoosh
de los limpiaparabrisas y el repiqueteo de la lluvia que sigue cayendo del
oscuro cielo nocturno.
—Es de Dillon —susurro, con el labio inferior temblando.
—¡No! —Los gritos angustiosos de Reeve llenan el pequeño espacio,
casi asfixiándome—. No. No puede ser. Es mi hijo. Es mío. Tú eres mía. No
puede tenerte. —Las lágrimas se aferran a sus pestañas y a sus mejillas
mientras me mira fijamente con la misma expresión perdida y vulnerable
que solía ver en su rostro infantil cuando su padre le hacía daño.
—Lo siento, Reeve. Lo siento mucho. —Me restriego los ojos, pasando
una mano sobre el dolor apretado de mi pecho—. Pero sigue siendo tu hijo.
Sigues siendo su padre y sigo siendo tu mujer. Eso no va a cambiar.
—No puedes decirme que esto no cambia las cosas, Viv, porque lo
hace —grita.
El auto da una sacudida hacia delante cuando pisa accidentalmente
el acelerador. Apretando las palmas de las manos sobre el claxon, lo pulsa
repetidamente en una aterradora muestra de ira frustrada y angustiosa
desesperación. El claxon suena a lo largo del oscuro y desolado tramo de
carretera. Las lujosas casas protegidas por altos muros y puertas están
demasiado lejos como para quejarse del bullicio. Altos y viejos robles se
alinean al otro lado de la carretera detrás de endebles vallas. Algunos se
inclinan en ángulos precarios; sus ramas están golpeadas por la brutal
lluvia que cae del cielo.
—Cálmate, Reeve. Por favor. Vas demasiado rápido.
—¡No me digas que me calme, joder! —Sus ojos parecen desorbitados
58 mientras los fija en mí—. ¡He sacrificado tanto por ti! Por nuestra familia. Y
él va a intentar quitármelo todo. —Apretando el puño, lo golpea contra el
salpicadero una y otra vez.
¿Sacrificio? ¿Qué sacrificio?
—¿Qué demonios significa eso?
—Mi corazón se rompe, Viv. —Me mira fijamente con lágrimas cayendo
por su rostro—. No quiero que se acerque a mi hijo. No quiero tener que
explicarle esto a Easton. No puedo perderlo. No puedo perderte. No lo haré.
Yo…
—¡Cuidado! —grito cuando un auto sale a la carretera desde un
pequeño camino lateral. La visibilidad es escasa y no nos han visto.
Reeve reacciona rápidamente, moviendo el volante con brusquedad y
acelerando para dejar atrás el auto, pero este choca con la parte trasera de
nuestro Maserati, haciéndonos caer en picado sobre la resbaladiza
carretera. Grito mientras Reeve se esfuerza por recuperar el control del auto,
ambos rebotando en nuestros asientos.
Todo pasa muy rápido.
Reeve da un tirón al volante, y mi cabeza se mueve hacia delante y
hacia atrás con el movimiento, mientras el auto da una violenta sacudida
hacia la izquierda. Un sonido de angustia sale de los labios de mi marido
cuando nuestro auto se lanza hacia delante, rompiendo la desvencijada valla
que bordea el lado izquierdo de la carretera. Los trozos de madera vuelan
por todo el auto mientras rebotamos hacia delante. Reeve lucha con el
volante, tratando de recuperar el control. Grito, pero es como si otra persona
hiciera esos chillidos agudos.
Los siguientes segundos transcurren como en cámara lenta. Reeve
maldice antes de soltarse el cinturón de seguridad y lanzar su cuerpo sobre
mí. Sus brazos rodean firmemente la parte superior de mi torso mientras se
aferra a mí. Quiero gritarle que se ponga el cinturón. Que no sea un mártir.
Pero no puedo sacar las palabras de mi boca. No puedo dejar de gritar. La
adrenalina se dispara por mis venas mientras el terror líquido hace estragos
en mis entrañas.
El metal raspa con fuerza, perforando mis tímpanos, y soy empujada
hacia delante con fuerza cuando nos estrellamos contra un árbol. Mis ojos,
aterrorizados se amplían con terror extremo y pánico desgarrador cuando
una oscuridad inminente desciende sobre nuestro auto. El árbol aterriza
horizontalmente sobre nosotros con un golpe seco. El techo se dobla,
presionando sobre nosotros, aplanando el espacio del auto y aplastando a
Reeve. El miedo por mi marido es mi último pensamiento consciente
mientras mi cabeza se golpea contra el lateral de la ventanilla y mi mundo
59 se sumerge en una oscuridad total.
Vivien

—S
eñorita. ¿Puede oírme? —pregunta una voz
desconocida mientras vuelvo en mí lentamente.
El dolor me golpea el cráneo, como si alguien me
martillara la cabeza desde dentro. Tengo calor.
Demasiado calor. Y hay un peso muerto que me
aprieta contra el asiento, pegando mi vestido a
mi espalda. Lentamente, abro los ojos, deseando
al instante poder volver a cerrarlos.
60 Todo vuelve a mi mente en horripilante tecnicolor, y grito. El aire es
empalagoso y espeso y me envuelve. Mis ojos escudriñan el espacio reducido
con creciente inquietud.
—Reeve —digo con voz ronca, levantando la mano y tocando
tentativamente la parte posterior de la cabeza de mi marido. Grito cuando
la sangre espesa cubre mis dedos—. Cariño. —Sollozo, sacudiendo el
hombro congelado de Reeve—. ¡Despierta! Por favor, Reeve, te necesito. —
Las lágrimas corren por mi rostro mientras miro el cuerpo tendido de mi
marido. Está atrapado entre el techo abollado y yo, y el árbol caído asegura
que no pueda moverse aunque esté consciente. No tengo fuerzas para
levantarle la cabeza, para ver su rostro, y me aterra intentar desalojar a
cualquiera de los dos.
—¿Señorita? —La voz habla cerca de mi oreja, y me sobresalto cuando
el sonido de las sirenas resuena en la distancia cercana—. ¿Está usted bien?
Hago una mueca de dolor mientras echo la cabeza hacia atrás,
mirando al extraño canoso que asoma la cabeza por la puerta trasera sin
ventanas.
—Ayuda —digo—. Mi marido necesita ayuda. —Mis ojos se abren de
par en par por la sorpresa, mientras el calor se acumula bajo mis nalgas, y
sé lo que está pasando—. Mi bebé. —Clavo los ojos de pánico en el hombre—
. Algo va mal. Por favor, ayúdenos. —Todas las luces del auto están
apagadas, así que no puedo ver la sangre que se extiende bajo mi culo, pero
la siento.
—La ayuda está en camino. Deberían llegar pronto. Lo siento mucho.
—Lo miro fijamente con el rostro lleno de lágrimas—. Yo conducía el otro
auto. No los vi. Estaba oscuro y...
Agacha la cabeza, pero no tengo tiempo para preocuparme por él.
Estoy demasiado ocupada preocupándome por mi bebé y por Reeve.
Colocando una mano sobre mi bulto y la otra sobre la cabeza de Reeve, rezo
como nunca antes lo había hecho.
Los sollozos se extienden por el inquietante aire nocturno mientras
me aferro a duras penas a mi cordura.
—Reeve, por favor, despierta. Por favor, cariño. No me dejes. —Lloro—
. No puedes dejarme. No así. No cuando estamos tan enojados el uno con el
otro. Por favor, Dios —grito, inclinando la cabeza hacia arriba, rozando mi
frente contra el maltrecho techo de nuestro auto—. ¡Por favor, no te lleves a
mi marido y a mi hija! ¿No has hecho ya bastante?
Las sirenas se acercan y ruego que se den prisa.

61

Contemplo adormecida cómo los bomberos trabajan para retirar el


árbol caído y levantar el techo para poder llegar hasta nosotros. Las grandes
luces brillan sobre el auto mientras trabajan, iluminando la carnicería. El
dolor físico y emocional hace estragos en mi cuerpo mientras observo los
restos en los que estoy atrapada. Hay sangre por todas partes y Reeve sigue
sin moverse. Estoy aterrorizada y apenas me aferro a la cordura. Le susurro
disculpas a mi marido mientras le paso los dedos ensangrentados por el
cabello. Le ruego que se despierte. Le suplico que aguante. Le ruego en
silencio a mi pequeña Lainey que luche. Me late la cabeza y mi visión se
desdibuja, pero me niego a cerrar los ojos. Lucho por permanecer consciente
por mi marido y mi hijo no nacido.
Una paramédica me hace preguntas a través de mi ventana abierta,
pero no puedo responderle. Solo tengo energía para concentrarme en mi
familia. El miedo me aprieta el corazón, apretándolo hasta que parece que
no puedo respirar. Mi aliento sale a borbotones, con pánico, y lucho por
llevar suficiente aire a mis pulmones. Me colocan cuidadosamente una
máscara de oxígeno alrededor de la nariz y la barbilla justo cuando el techo
se levanta por fin.
Un bombero aparta la puerta del conductor y se inclina para presionar
sus dedos contra el cuello de Reeve. Evita el contacto visual conmigo
mientras mantiene sus dedos contra el punto de pulso de Reeve. Mirando
por encima de su hombro, niega hacia el paramédico que espera detrás de
él. Se da la vuelta y sus ojos compasivos se clavan en los míos. Un sollozo
de angustia escapa de mi boca.
—¡No! —grito—. ¡No! ¡No lo digas! ¡No te atrevas a decírmelo! —La
histeria me sube por la garganta, y aprieto los dedos en el cabello de Reeve,
llorando mientras suplico en silencio al universo.
Es un error.
Tiene que serlo.
Reeve nunca me dejaría.
Me lo ha prometido muchas veces.
—Señora Lancaster —dice la amable paramédica. Me dijo su nombre,
pero no lo recuerdo—. Siento mucho su pérdida. Ahora no podemos hacer
nada por su marido. Tenemos que centrarnos en usted y en su bebé.
—Reeve. —Me aferro a él, aprisionando sus hombros, llorando con el
peor y más inimaginable dolor sentado en mi pecho—. No puedes dejarme.
Te amo demasiado. No puedo seguir sin ti. Por favor, despierta. Cariño, por
62 favor. —Siento físicamente como si mi corazón se rompiera detrás de mi caja
torácica. Me salen sollozos desgarradores del pecho y también quiero
morirme.
—Es la hora, señora Lancaster —dice la paramédica, apretando mi
brazo en señal de apoyo—. Tiene que dejar que mis colegas saquen a su
marido del auto.
—No. —Sollozo—. No me lo quiten. —Las lágrimas cubren mi rostro
en un chorro constante, y líquido sale de mi nariz.
—Tienes que soltarlo, cariño. —Un paramédico me quita suavemente
las manos de Reeve mientras lo sacan del auto y lo colocan en una camilla.
Le colocan una sábana azul que le cubre de pies a cabeza. Mis lágrimas se
detienen y estoy aturdida mientras me sacan del auto y me colocan en una
camilla en el suelo mientras los paramédicos me revisan.
—¿Señora Lancaster? —dice Kara, así se llama—. ¿Siente que el bebé
se mueve?
Niego y paso las manos por mi barriga. Un líquido caliente me baja
por las piernas.
—No está dando patadas —susurro, cerrando los ojos. Si también
pierdo a mi hija, no sobreviviré a esto.
—Vamos a trasladarla por aire al hospital —explica, señalando un
helicóptero en medio del campo, detrás de nosotros. Ni siquiera lo he oído
aterrizar. Alzo la mirada y veo otros helicópteros en el cielo—. Su bebé tiene
sufrimiento fetal y tiene una hemorragia grave. Tenemos que llevarla a la
sala de partos.
Las náuseas me suben por la garganta y me siento desorientada. Me
pesan los párpados.
—Quédate conmigo, Vivien —dice Kara, su voz suena distante—. ¡La
estamos perdiendo! —grita mientras me levantan del suelo, y eso es lo
último de lo que soy consciente antes de desmayarme.

63
Dillon

nciende el televisor —grita Ash, irrumpiendo en

—E
el estudio de grabación en los terrenos de mi
casa de Los Ángeles, con lágrimas en su
rostro—. ¡Date prisa, Jay! —le grita a su
prometido, impaciente por su lenta reacción—.
¡Pon CNN ya!
—¿Qué está pasando? —pregunto,
inmediatamente alarmado.
64 —Dillon. —Solloza, lanzándose hacia mí.
Se me eriza la piel de los brazos y se me seca la boca de repente.
Manteniendo un brazo alrededor de mi hermana sollozando, me quito la
guitarra y dejo la Fender a un lado. Ro me lanza una mirada incrédula
mientras Jamie hojea los canales. Conor está tumbado en el sofá de cuero,
fumando un porro, ajeno a la tensión que se respira.
—Esto es malo, Dil —susurra Ash, rodeando mi cuerpo con ambos
brazos mientras la pantalla se carga—. Tan, tan, malo.
Palidezco cuando leo el titular que aparece en la pantalla.
REEVE LANCASTER Y SU ESPOSA EMBARAZADA EN UN
ACCIDENTE AUTOMOVILÍSTICO NOCTURNO
El corazón me late dolorosamente detrás de la cavidad torácica y
abrazo a mi hermana con fuerza mientras el reportero habla desde el lugar
del accidente. La cinta amarilla de la policía acordona la carretera y veo con
creciente horror cómo los restos destrozados de un Maserati negro y dorado
son arrastrados a la parte trasera de una grúa. Una multitud de periodistas,
fotógrafos y transeúntes inocentes rodean la zona acordonada y sostienen
paraguas para protegerse de la intensa lluvia que sigue cayendo.
—¿Qué puedes decirnos, Claudine? —pregunta el presentador en el
estudio a la reportera.
—Todo lo que sabemos en este momento es que Reeve Lancaster y su
mujer embarazada, Vivien, volvían de un acto benéfico cuando su automóvil
fue golpeado por otro vehículo. Según un residente local, que lo presenció
desde la ventana de su habitación, Reeve perdió el control del auto y se
estrellaron contra un árbol. La pareja quedó atrapada en su vehículo hasta
que los bomberos de una estación cercana los liberaron. Según informes no
oficiales, se confirmó la muerte de Reeve en el lugar de los hechos, mientras
que Vivien, gravemente herida, fue trasladada por aire al hospital.
Después de eso, me desentiendo y me desprendo de mi hermana
mientras tomo mi chaqueta y las llaves. El pánico me invade y la bilis se
revuelve en mis entrañas.
—Tengo que ir a verla. —Lanzo una mirada a Ash por encima del
hombro mientras mis dedos se curvan en el pomo de la puerta—. Averigua
en qué hospital están y llámame de camino.
—Y una mierda que lo haré. —Ash se adelanta—. Voy contigo.
—¿Los dejarán acercarse a ella? —pregunta Ro, levantándose de su
asiento junto a su batería—. No es que ninguno de nosotros haya tenido
contacto con ella desde que salió de Dublín.
La culpa se arremolina en mis venas. He estado ocultando tantas
65 cosas a todo el mundo, y todo está a punto de salir a la luz de la peor manera
posible. Pero ahora no puedo pensar en eso. Solo puedo pensar en llegar al
hospital para ver a Vivien.
—Me dejarán entrar. —No sé si lo harán, pero usaré la carta del
cuñado si es necesario.
—Vamos contigo. —Jamie desliza sus brazos en su chaqueta de cuero
marrón.
—Conor puede quedarse aquí y cerrar —dice Ro, acercándose a mí.
Conor gruñe, apenas consciente de esta conversación. Jamie me quita las
llaves del auto de la mano—. Yo conduciré. Siéntate atrás con Ash.
Salimos corriendo y subimos a mi Land Rover.
—Tengo que contarles algo —digo después de que Ash haya hecho
unas cuantas llamadas y haya confirmado a qué hospital han llevado a Viv.
Ro me mira por el retrovisor mientras Jamie toma la siguiente salida a la
autopista—. He visto a Viv recientemente.
—¿Qué mierda, Dil? —Ash me mira con una expresión incrédula.
Echa la cabeza hacia atrás de repente, con los ojos entrecerrados por la
sospecha—. Por favor, no me digas que estás teniendo una aventura con ella
a espaldas de Reeve.
—Jesús. Por supuesto que no. —Vivien sería la última persona en
engañar a su marido, y mi hermana sabe lo que pienso del tema. Niego—.
No es nada de eso.
—Entonces, ¿qué es? ¿Y por qué solo lo escuchamos ahora?
Me humedezco los labios secos y exhalo con fuerza antes de admitir
la verdad.
—Reeve Lancaster es mi hermano gemelo.
Ash me mira con la boca abierta. Jamie se queda boquiabierto y la
expresión de Ro transmite sorpresa. Se hace el silencio durante tres
segundos y medio antes de que mi hermano, mi hermana y mi mejor amigo
estallen, hablando unos sobre otros, mientras luchan por decir la primera
palabra.
—¡Lo sabía, joder! —Ash me golpea repetidamente en el brazo—. Te
reíste cuando dije que te parecías increíblemente a Reeve después de
quitarte las lentillas y volver a tus raíces naturales.
—Dios mío. —Ro me mira desde el asiento del copiloto—. Lo sabías
todo el tiempo, ¿no? Recuerdo tu reacción ante Viv la noche que la
conocimos. Sabías quién era, ¡y no dijiste nada!
Asiento y Ash me golpea de nuevo.
66 —Deja de pegarme, joder. Sé que tienen un montón de preguntas, y
prometo que las responderé, pero no ahora. —Mi garganta se atasca por la
emoción. Respiro entrecortadamente y me tapo la boca con la mano cuando
la gravedad de la situación me golpea de lleno—. Si le pasa algo... —digo,
horrorizado cuando las lágrimas me apuñalan los ojos—. Tiene que lograrlo.
Tiene que salir adelante. —No puedo imaginar un mundo sin Vivien. No
importa que llevemos tanto tiempo separados. Sigue significando todo para
mí.
Las bonitas facciones de Ash se suavizan.
—Oh, Dil. Sigue siendo ella, ¿verdad? Incluso después de todo.
Asiento y cierro los ojos a Jamie cuando indica que gire a la derecha.
Mi mejor amigo es el único que sabe que he estado suspirando por ella todos
estos años. Sabe que es el amor de mi vida y lo mucho que desearía poder
cambiar los acontecimientos de nuestros últimos días juntos.
Pero Jamie no sabe el resto. No se lo dije a nadie a propósito para que
no fueran cómplices. La vergüenza me invade al pensar en el estrés al que
he sometido a Vivien estas dos últimas semanas. Si mis acciones han
causado esto de alguna manera, nunca me lo perdonaré.
—¿Lo sabe? —pregunta Ro—. ¿Sabe Reeve que son gemelos?
—Sí —digo con los dientes apretados. Mis sentimientos hacia mi
gemelo son un cúmulo de proporciones épicas. Lo odio. Representa todo lo
que me fue negado, y tiene todo lo que quiero, pero nunca le he deseado la
muerte. No se lo desearía a nadie, por mucho que lo desprecie.
—El reportero dijo que había muerto —susurra Ash, agarrando mi
brazo—. Si es verdad, devastará a Viv.
—No hay que dar vueltas a nada hasta que lleguemos al hospital y
averigüemos qué está pasando —comenta Jamie.
—Tengo un hijo —suelto, mi mirada rebota entre mis hermanos y mi
mejor amigo—. Easton. El hijo de Vivien. Es mío. Me he enterado esta noche.
—Qué. Mierda. —La expresión de conmoción de mi hermano me
perfora el cráneo. Su rostro palidece—. No puedo creer que nos hayas
ocultado todo esto. —El dolor y alguna emoción indescifrable brillan en sus
ojos, y me siento como un completo imbécil.
Jamie me mira y sus ojos muestran su incredulidad.
—Mantén tus ojos en el camino maldita sea, Jay. —Ro mira a nuestro
compañero de banda y pronto cuñado—. No queremos un segundo accidente
esta noche.
El tiempo sigue siendo una mierda, pero la lluvia ya no es tan intensa
como antes, lo que indica que podría dejar de llover pronto.
—Por eso Viv me ignoró después de volver a Los Ángeles —reflexiona
67 Ash, con la mirada perdida—. Se quedó embarazada y no sabía si el bebé
era tuyo o de Reeve. —Mi hermana es tan aguda como siempre.
Vuelvo a asentir, frotándome la nuca. Nada de eso parece importar
ahora. ¿De qué sirve que yo la ame y que ella lo ame a él si ambos acaban
muertos? El dolor me atraviesa el corazón ante ese pensamiento, y entierro
la cabeza entre mis manos, luchando por mantener la compostura. Viv no
puede morir creyendo que la odio cuando la verdad es todo lo contrario.
Ash me mira fijamente, como si mirara a través de mí, y no hay nada
que dé tanto miedo como una Aisling O'Donoghue callada.
—Estoy tan jodidamente enojada contigo, Dillon —dice, unos
instantes después, mientras Jamie se desvía de la carretera hacia la entrada
del hospital—. ¿Cómo has podido mantener todo esto en secreto?
—Tenía mis razones y pensaba decírtelo. Estaba esperando los
resultados de la paternidad.
—¿Cuándo descubriste que Reeve era tu gemelo, y te dirigiste
deliberadamente a Viv? —pregunta, esforzándose por mantener la ira en su
tono.
—Nuestro padre biológico me encontró cuando tenía diecisiete años.
Me ofreció un millón de dólares para que firmara un acuerdo de
confidencialidad para que no saliera a la luz y arruinara la carrera
cinematográfica de Reeve. —Ash suelta un fuerte suspiro, y sé que hará la
conexión con el momento—. En cuanto a Viv, fue una pura coincidencia que
apareciera en Dublín. Al principio fui tras ella con segundas intenciones,
pero me atrapó, y al final, estaba locamente enamorado de ella. —Miro
profundamente a los ojos de mi hermana—. Lo sabes. Has visto lo que me
ha hecho perderla.
Ash asiente en silencio, extendiendo la mano para apretar la mía.
—No ganaste ese dinero en la lotería de Estados Unidos, ¿verdad? —
pregunta Jamie.
Mierda. Realmente no quiero entrar en esto ahora, así que les doy una
versión abreviada.
—Renegocié con ese bastardo de Simon Lancaster cuando me
encontré en una situación complicada después de perseguir a Viv hasta
América. Firmé su maldito acuerdo de confidencialidad y me embolsé los
cinco millones, utilizándolos para financiar nuestro traslado a Los Ángeles.
—Maldita sea. —Ro arrastra sus manos por su desordenado cabello
castaño—. Siento que no te conozco en absoluto. —Niega—. Soy tu hermano.
Somos tu familia, ¡y no has dicho ni una puta palabra a ninguno de
nosotros!
—Lo siento. —Es bastante patético, pero es todo lo que tengo en este
68 momento.
—¿Lo saben mamá y papá? —pregunta Ash.
—No. Tampoco les he dicho nada —admito mientras giramos a la
izquierda en la entrada del hospital. Asomo la cabeza por el hueco entre los
asientos delanteros, observando la conmoción que hay más adelante.
Gracias a Dios, mi auto tiene los cristales tintados y nadie puede ver dentro.
Hordas de fotógrafos pululan por la fachada del hospital y varios
policías los reúnen tras una barricada.
—Odio a esas malditas sanguijuelas chupasangre. —Hago crujir mis
nudillos, deseando poder relajarme con ello. Con la cantidad de turbulencias
que se arremolinan en mis venas, creo que podría acabar fácilmente con un
grupo de esos imbéciles.
—Toma ese giro a la izquierda más adelante —le indica Ash a Jamie—
. Mi contacto dice que hay una puerta lateral por la que podemos entrar. Ha
dispuesto que alguien se reúna con nosotros allí.
Gracias a mi hermana y a sus contactos. Es una mánager de primera,
y sé que no habríamos logrado ni la mitad de nuestro éxito sin sus estelares
habilidades de gestión.
Jamie nos deja a los tres antes de ir a estacionar mi auto.
Como estaba previsto, un imbécil de relaciones públicas con un traje
de color carbón nos espera en la puerta. Nos hace algunas preguntas
cargadas, y está bastante claro que no nos acercaremos a Vivien a menos
que tengamos una razón justificada. De mala gana, confieso que soy su
cuñado. El tipo parece sospechoso hasta que Ash saca una foto de Reeve en
su teléfono y la acerca a su rostro. Él mira entre la foto y yo, frotando su
suave mandíbula. Al cabo de unos instantes, asiente, murmurando una
débil disculpa, soltando mierda sobre el procedimiento y la política mientras
lo seguimos.
Ash lo mantiene ocupado con una charla sin sentido mientras
caminamos por el hospital, haciendo todo lo posible por evitar llamar la
atención manteniendo la cabeza baja y la boca cerrada. Lo último que
necesita Vivien es que la prensa husmee y descubra toda nuestra sórdida
historia.
El señor Imbécil nos lleva en el ascensor y nos acompaña a una sala
de espera privada. Confirma que alguien vendrá a hablar con nosotros a su
debido tiempo y se va. Agradezco que no haya nadie más para poder
pasearme por la planta como un loco sin ser juzgado.
—Siéntate, Dil. Me estás poniendo aún más nerviosa —dice Ash,
tecleando en su teléfono mientras Jamie entra en la habitación unos
minutos después.
69 —Fuera hay una mierda total y están llegando aún más camionetas
de noticias —explica mientras se desliza en el asiento junto a mi hermana,
pasándole el brazo por los hombros.
—Reeve es un gran negocio en Hollywood. ¿Qué esperabas? —dice Ro,
arqueando una ceja.
—¿No pueden mostrar alguna vez algo de respeto? —Jamie niega.
—Hemos vivido aquí lo suficiente para saber que no respetan nada. —
Apoyo la cabeza contra la pared, exhalando fuertemente—. ¿Cuándo mierda
va a venir alguien a hablar con nosotros? —exclamo, frotando un punto
tenso en el entrecejo.
—Veré si puedo encontrar algo. —Ash se levanta. Arrastra su labio
inferior entre sus dientes mientras me contempla.
—Escúpelo —digo, sabiendo que tiene algo en mente.
—Me arrepiento —dice suavemente—. Me arrepiento de haberla
rechazado cuando me tendió la mano. No debería haber bloqueado su
número. Lo dejé pasar demasiado tiempo.
—No me lo digas a mí. Díselo a ella.
—Lo haré. —Una feroz determinación se refleja en sus ojos mientras
se acerca a mí. Mi hermana sigue siendo el mismo terror de tamaño pequeño
que siempre ha sido—. Se va a poner bien. Vivien es dura como un clavo, y
es una luchadora. —Me rodea con su pequeña figura y mis brazos envuelven
automáticamente su pequeño cuerpo. Cierro los ojos con fuerza para
contener las lágrimas que ansío derramar—. Si Reeve se va, nos va a
necesitar a ti y a mí. Easton también lo hará.
Sé que tendrá a sus padres y a Audrey. He visto fotos de ellos en
internet, así que sé que siguen siendo amigos. Pero Ash no se equivoca. Ella
me necesitará, y soy el padre de Easton. Quiero estar ahí para mi hijo y su
madre. Que Vivien me deje ayudar es otro asunto completamente distinto,
y no puedo decir que la culpe. He sido un imbécil con ella desde que
reaparecí en su vida, llenándole la cabeza con la idea de que ya no me
importa. Dios sabe que he intentado olvidarme de ella a lo largo de los años.
Pero se ha metido en mi corazón y en mi cabeza, y nunca he podido sacarla.
Apenas puedo respirar por el nudo que tengo en la garganta. Apenas
he tenido tiempo de asimilar la noticia de Easton.
Antes estaba eufórico cuando recibí los resultados. Supuse que si me
confirmaban que era mío, me emocionaría sabiendo lo mucho que la noticia
perjudicaría a Reeve y dañaría su matrimonio. Pero mientras miraba el
papel, no sentí nada de eso. Todo lo que sentía era una alegría abrumadora
por haber hecho un pequeño y precioso humano con la única mujer que ha
sido dueña de mi corazón. Su adorable carita nadó ante mis ojos, y mi
70 corazón rebosó con amor instantáneo y una necesidad casi insuperable de
conocerlo.
Mi hijo.
Una pequeña parte de mí, y una pequeña parte de Viv.
Ahora, todo se ha puesto patas arriba. No tengo ni idea de cómo van
a salir las cosas. No sé si Vivien ha sobrevivido o qué ha pasado con su bebé
no nacido o con mi... gemelo.
Mientras Ash sale de la habitación con Jamie, me siento a rezar por
primera vez en años.
Dillon

o único que hemos podido averiguar es que Viv

—L
está en el quirófano. No nos dirán nada más
hasta que lleguen sus padres —dice Ash
mientras ella y Jamie vuelven a entrar en la sala
de espera—. Están en camino desde Texas y
deberían llegar en una hora. —Ash se aclara la
garganta—. He hablado con Audrey.
—¿Cómo te pusiste en contacto con ella?
71 —Intercambiamos números en Dublín. Ella sigue usando el mismo.
Está en el aeropuerto de Boston con su marido. Alex es el mejor amigo de
Reeve. —Ash se deja caer en la silla junto a su prometido, apoyando la
cabeza en su hombro—. Parece que Viv le ha hablado de ti. Sabe que Easton
es tu hijo, pero está segura de que el señor y la señora Mills no tienen ni
idea. Sugiere que mantengas la boca cerrada por ahora.
—No soy un maldito imbécil. —Me paso las manos por el cabello y
mataría por una cerveza o un cigarro—. Viv es la prioridad en este momento.
—Me he preguntado quién cuida de Easton, pero supongo que uno de los
empleados que tienen en la casa lo cuida cuando salen.
—No pareces preocupado por tu gemelo —dice Ro—. ¿Por qué es eso?
—No puedo entrar en todo eso ahora.
—A menudo me he preguntado si Viv y yo encontraríamos alguna vez
la forma de volver a conectar. Nunca imaginé que sería en estas
circunstancias —dice Ash—. Debería haber hablado con ella en los Oscar.
—Cariño, no te castigues. No tiene sentido preguntarse sobre todos
los “y si”. Ahora estás aquí. Estamos aquí ahora. Eso es lo que importa. —
Jamie la besa en los labios y ella se aferra a él.
Me doy la vuelta y miro hacia la ventana. A veces, es difícil estar cerca
de mi mejor amigo y mi hermana. Están tan compenetrados que me
recuerdan todo lo que he perdido. Apoyo la frente en el cristal y miro el caos
que hay fuera. La lluvia se ha calmado, a diferencia de la multitud, que
parece haberse triplicado.
El tiempo pasa muy lentamente y cada minuto parece una hora. No
puedo quedarme quieto. No puedo evitar que mi mente se agite. Repasando
todos los errores que he cometido, preguntándome si alguna vez tendré la
oportunidad de corregirlos. Pienso en todo y en nada menos en la posibilidad
de que Viv no sobreviva a esto porque no puedo contemplar ese escenario.
Si no lo pienso, no será verdad.
Levanto la cabeza cuando la puerta se abre una hora después y los
padres de Vivien entran en la habitación. Lauren parece angustiada. Tiene
los ojos inyectados en sangre y la piel hinchada de tanto llorar. Jonathon la
sostiene en sus brazos y trata de poner expresión valiente, pero puedo ver
el dolor nadando en sus ojos. Lauren frunce el ceño, sus ojos se arrugan
con confusión mientras mira alrededor de la habitación.
—¿Aisling? —Clava su mirada en mi hermana mientras Ash se
levanta—. ¿Qué estás haciendo aquí? —suelta.
—Vinimos tan pronto como vimos las noticias. No podíamos no estar
aquí por Viv. —Las lágrimas se acumulan en los ojos de mi hermana
mientras Lauren la abraza, sollozando. El pecho de Jonathon se agita, y
72 mira a sus pies.
Ronan y Jamie me lanzan miradas ansiosas.
—Me alegro de que estés aquí —dice Lauren con una voz rasposa que
delata abundantes lágrimas derramadas—. Viv se alegrará de verte. Te echa
de menos, ya sabes.
—También la echo de menos. —Ash mira a la madre de Viv—. ¿Te han
dicho qué pasa? No nos dicen nada más que Viv está en el quirófano.
—Van a enviar a alguien en breve —dice Jonathon—. Si no lo hacen,
gritaré hasta el cansancio.
Lauren se libera del abrazo de Ash y se acerca a Jamie y Ro.
—Soy Lauren, la madre de Vivien. Y este es mi marido, Jonathon. —
Mira a su marido, y él inclina la cabeza hacia mi hermano y amigo.
—Soy Jamie, y este es Ronan.
—Me gustaría que nos conociéramos en mejores circunstancias, pero
gracias por estar aquí. Sé que significará mucho para mi hija.
Lauren vuelve a la comodidad de los brazos de su marido y sus ojos
conectan con los míos. Su ceño se frunce.
—¿Quién eres tú? —pregunta, intercambiando una mirada de
desconcierto con su marido.
Me aclaro la garganta y meto las manos en los bolsillos de mis
vaqueros.
—Soy Dillon O'Donoghue. Soy el hermano de Ash y Ronan.
—¡Eres el ex novio de Viv! —Lauren se aleja de su marido y camina
hacia mí—. He visto fotos tuyas —añade, escudriñando mi rostro—. Pero no
tenías este aspecto. —Jonathon se pone detrás de ella, rodeando su cintura
con los brazos mientras me mira con desconfianza—. Te pareces a... —Se
tapa la boca con una mano y suelta un grito ahogado.
—Se parece a Reeve —dice su marido, frotando su brazo con su
mano—. ¿Qué está pasando aquí?
La mano de Lauren cae a su lado.
—Oh, Dios mío. Eres tú. ¡Eres el gemelo de Reeve!
Asiento.
—Sí. ¿Viv no les dijo que nos encontramos hace dos semanas? —
Recuerdo que estaba muy unida a sus padres. Su madre especialmente, y
sé que Reeve es como su hijo pródigo. Supuse que se lo habrían dicho.
—¿Qué demonios está pasando? —Lauren me fulmina con la mirada—
. Sabíamos que existías porque hablamos con Reeve después de que
descubriera que tenía un gemelo, pero en ese momento nos fuimos. —
Lauren mira brevemente a su marido antes de que sus ojos se claven en los
míos—. Ninguno de los dos dijo una palabra por teléfono, pero intuí que algo
73 preocupaba a mi hija. Parecía distraída. Estresada.
Me mira con miedo y aprieta sus manos en puños. Sinceramente,
parece que está a punto de darme un puñetazo.
—Empiezo a entender por qué. No creo en las coincidencias. No
querías encontrarte con nosotros en Dublín a propósito. Tenías miedo de
que te reconociéramos. —Da en el clavo, no es que esté confirmando nada
en este momento. Tengo cero ganas de salir de este hospital en una bolsa
para cadáveres, y con la forma en que los padres de Viv me miran, es una
clara posibilidad—. Sabías quién era ella. Sabías lo de Reeve. ¿Qué clase de
juego enfermizo estabas jugando?
El padre de Viv se endereza y me mira con evidente hostilidad.
—También me gustaría saber la respuesta a esa pregunta —dice
cuando se abre la puerta y entra en la habitación un hombre con bata azul.
—Señor y señora Mills. Soy el doctor Dwyer, y este es el oficial Lawson.
Está investigando el accidente —añade, haciéndose a un lado para dejar
entrar a un hombre alto en la habitación. Tiene una cabeza con grueso
cabello negro y una ligera panza, y lleva un traje negro arrugado. Los ojos
del policía se abren de par en par cuando nos ve a Jamie, a Ro y a mí, pero
rápidamente se recompone. El médico cierra la puerta y la tensa expectación
se respira en el aire.
Al menos los padres de Viv se han olvidado de mí.
Por ahora.
El corazón me da vueltas en el pecho y creo que voy a vomitar. Ash
camina hacia mí, enlazando su brazo con el mío. Su labio inferior tiembla y
está tan blanca como una sábana. Sé que está tan aterrada como yo.
—¿Ha salido nuestra hija de la operación? ¿Está bien? —pregunta
Lauren con voz temblorosa.
—Vivien está en recuperación, y será trasladada a una habitación
privada en breve. Podrán verla entonces. Ha perdido mucha sangre y
también hemos descubierto una hemorragia interna. Encontramos la
fuente, reparamos el vaso sanguíneo dañado y limpiamos la sangre
acumulada. Tiene algunas costillas magulladas, una conmoción cerebral y
un esguince de muñeca, pero se recuperará completamente. Necesita
descanso y tiempo para curarse.
El alivio inunda mi organismo y envuelvo a mi hermana con mis
brazos, cerrando los ojos mientras le doy un beso en la cabeza.
—Gracias a Dios —suelta Jonathon, perdiendo el control de sus
emociones.
—¿Qué pasa con el bebé? —pregunta Ash.
Las facciones del médico se suavizan y Jamie se pone en pie,
74 caminando hacia nosotros con decisión.
—Trajimos al bebé por cesárea, pero nació muerta. Estuvo privada de
oxígeno demasiado tiempo y no llegamos a ella lo suficientemente rápido.
Siento mucho su pérdida.
Ash rompe a llorar y la dejo al cuidado de Jamie. Esto les traerá
recuerdos traumáticos.
—Oh, no, Jon. —Lauren entierra su rostro en la camisa de su marido,
sollozando desconsoladamente.
El dolor me atraviesa el pecho. Si Viv también ha perdido a Reeve, no
sé si podrá volver de esto.
—¿Y mi hermano? —pregunto—. ¿Dónde está Reeve?
El policía se aclara la garganta, juntando las manos delante de su
cuerpo.
—El señor Lancaster fue declarado muerto en el lugar de los hechos
—confirma, con sus rasgos solemnes.
Parpadeo profusamente, incapaz de procesar lo que acaba de decir o
de entender cómo me siento.
—Oh, Dios mío. No —grita Lauren, y sus piernas casi le fallan. Su
marido la mantiene erguida, aunque me doy cuenta de que él también está
luchando con la noticia—. ¡También Reeve! Nuestro hijo no. Nunca lo
superará, Jon.
El rostro lleno de lágrimas de Lauren casi me desarma. Ro se levanta,
caminando a mi lado, ofreciéndome un tranquilo consuelo.
—¿Por qué está pasando esto? —grita—. ¿Por qué Dios nos hace esto?
Ash también está llorando a mares y Jamie hace lo posible por
consolarla.
—¿Qué ha pasado? —pregunta Jonathon al oficial mientras sostiene
a su devastada esposa—. ¿Cómo murió nuestro yerno?
—Al parecer, Reeve se desabrochó el cinturón y se lanzó sobre Vivien
para protegerlas a ella y al bebé antes de que el árbol cayera sobre su auto.
Se llevó la peor parte de las lesiones. Los paramédicos en la escena dijeron
que su hija muy probablemente habría muerto si él no la hubiera protegido.
Cada pensamiento feo que he tenido sobre mi gemelo, y cada palabra
fea que he dicho sobre él, vuelve a perseguirme. Sé que sus acciones de esta
noche no exoneran sus pecados, pero es posible que Viv tuviera razón.
Que no conocía al verdadero Reeve.
Y ahora nunca lo haré.
Sacrificó su vida para salvarla a ella y a su hija no nacida, y eso dice
mucho de la clase de hombre que era.
Agacho la cabeza mientras la vergüenza y un sinfín de emociones
75 diferentes nublan mi cerebro.
—No puedo procesar esto —dice Lauren, aferrándose a la camisa
empapada de lágrimas de su marido—. Por favor, dime que esto es una
pesadilla y que voy a despertar y que Reeve seguirá vivo y Vivien seguirá
llevando a la pequeña Lainey.
Los hombros de Jonathon se agitan mientras rodea a su mujer con
los brazos, y está claro que no puede formar palabras.
—Sé que necesita tiempo para lamentarse —dice el policía—, pero solo
quería que supiera que nos hemos llevado al otro conductor para
interrogarlo y que estamos llevando a cabo una investigación completa. Ha
confesado abiertamente que no vio su auto y que chocó con la parte trasera
de su vehículo, lo que finalmente provocó el accidente.
—¿Podemos hablar de esto en otro momento? —digo con los dientes
apretados—. Sé que solo hace su trabajo, pero no están en condiciones de
escuchar esto.
—Claro. —Me entrega su tarjeta y le da una a Jonathon también—.
Estaré en contacto, pero si necesitan algo más, no duden en llamarme. —
Saca del interior de su chaqueta un sobre blanco grande manchado de
sangre y me lo entrega—. Estos se encontraron en el auto. No son pruebas,
pero no quería dejarlos donde pudieran caer en manos equivocadas. —Sus
ojos marrones oscuros se clavan en los míos—. Creo que lo más seguro es
dejarlos a su cuidado.
Asiento, demasiado entumecido para decir nada. El oficial sale de la
habitación y saluda respetuosamente a los señores Mills mientras hablan
en voz baja con el médico.
—¿Qué es? —pregunta Ro, mirando el sobre en mis manos, siempre
el bastardo entrometido.
Abro la solapa y saco un montón de fotos, hojeándolas con el corazón
dolorido. Son todas mías y de Vivien, de Irlanda, y me traen tantos recuerdos
felices. Echo un vistazo al sobre y veo muchas más. Debe haber cientos de
fotos.
Desearía que el oficial no se hubiera ido aún para poder agradecerle
por ser un maldito humano decente. Esto me da fe de que al menos quedan
algunas personas buenas en el mundo. Habría hecho una fortuna vendiendo
esto, y habría arruinado la reputación de Viv y dado pistas a los medios de
comunicación del mundo sobre nuestra historia. Me estremece incluso
pensar en ello.
Paso la mano por encima de la siguiente foto antes de que Ro pueda
ver, rechinando los dientes con fuerza mientras la rabia me sube por la
76 garganta. ¿Qué mierda pasa? Esta foto fue tomada la noche en que llevé a
Viv a Bray Head y me la follé contra la cruz. ¿Nos estaba espiando alguien?
Automáticamente, mi mente gira hacia Reeve. Sin pruebas, sé que está
detrás de esto, y mi ira vuelve con fuerza.
Reduciendo a la fuerza mi ira, devuelvo las fotos al sobre y lo envuelvo
dentro de mi chaqueta en la silla junto a Jamie. Sea lo que sea que signifique
esto, tendrá que esperar. Hay asuntos más urgentes, como entrar a ver a
Viv.
Ro y yo nos sentamos mientras Jamie consuela a Ash, y Lauren y
Jonathon se aferran el uno al otro. Un silencio espeluznante llena la
habitación, solo interrumpido por llanto de angustia. Estoy a punto de
perder el control cuando una enfermera entra en la habitación y explica que
Vivien está despierta y lista para ver a sus padres.
—También voy —digo poniéndome de pie.
—No, no lo harás. —Lauren me dirige una expresión seria—.
Seguramente eres la última persona a la que mi hija quiere ver.
—Por favor. —Camino hacia ellos, sin ocultar nada de mi rostro—. Por
favor, déjenme ir con ustedes. Necesito verla.
—Le preguntaremos si quiere verte —ofrece Jonathon, guiando a su
mujer hacia la puerta—. Será la elección de Viv.
Dillon

spero hasta que se hayan ido antes de correr tras ellos.

E
—¡Dillon! —sisea Ash—. Sé que estás ansioso, pero
tienen razón. Espera a que vuelvan.
—No me quieren cerca de ella, Ash, y necesito verla.
Necesito ver con mis propios ojos que está bien.
—Déjalo ir —dice Ro—. Necesita esto.
Salgo de la habitación y veo a la enfermera y a los
padres de Viv. Me mantengo unos pasos atrás y los sigo hasta la UCI,
77 maldiciendo cuando la puerta se cierra tras ellos y no puedo entrar sin una
enfermera o el código de seguridad. Paso diez minutos discutiendo con la
enfermera de la recepción de la UCI, pero no me deja entrar. Nada funciona
como soborno y me veo obligado a rendirme cuando me amenaza con llamar
a seguridad y hacer que me echen.
Me desplomo y vuelvo a la sala de espera, con el rabo metido entre las
piernas. Me paseo como un loco mientras mis hermanos me lanzan una
pregunta tras otra. Lo entiendo. Hay muchas cosas que no saben. Tenemos
horas por pasar y quieren respuestas. Pero no puedo entrar en todo eso
ahora. Me van a odiar por lo que he hecho y me van a llamar estúpido
egoísta, pero no puedo soportar eso ahora. Ro se queda dormido, tumbado
de lado sobre unas sillas, con sus suaves ronquidos ondeando en la
habitación. Pero Ash no duerme, y sigue preguntándome cosas en las que
ni siquiera puedo pensar, y mucho menos responder.
—¡Basta, Ash! —rujo cuando no puedo aguantar más.
—Cuida tu puto tono —espeta Jamie, defendiendo al instante a su
mujer.
—Sé que necesitas respuestas, y te las daré. Pero no ahora. —Agarro
puñados de mi cabello, odiando haberlo cortado, jurando dejarlo crecer de
nuevo—. Estoy pendiendo de un hilo, Ash. —La miro con ojos suplicantes—
. Viv lo es todo para mí. Ella lo es todo. —Golpeo con el puño cerrado sobre
mi corazón—. La amo —murmuro—. Y he provocado todo un lío. Necesito
hablar con ella. Decirle que he mentido. Ver que está bien con mis propios
ojos. Necesito arreglar el desastre que he hecho. Yo… —El aire sale a
borbotones de mi boca cuando mis piernas ceden, y me hundo en el suelo,
acunando mi cabeza entre las manos.
—Está bien. —Ash se sienta en el suelo a mi lado—. Siento haberte
presionado. Sé que nos lo dirás cuando estés preparado. —Me pasa la mano
por la espalda. El silencio tenso llena el espacio entre nosotros—. No
deberías esperar mucho de ella, Dil. Está conmocionada y sufriendo, y no
puedes imponerle nada pesado. No querrás empeorar las cosas.
Es un buen consejo. Un consejo que sé que debería seguir. Pero quiero
retirar todas mis palabras crueles.
—Le dije una mierda horrible hace poco. Necesito que sepa que no era
mi intención —explico.
—Ella no lo escuchará ahora —comenta Ash suavemente—. Está
demasiado consumida por el dolor. Sé que yo lo estaba cuando perdimos a
nuestro bebé —añade, mirando a Jamie con ojos vidriosos. Me da un beso
en la cabeza, respirando profundamente—. Viv ha recibido un doble golpe.
Entiendo que necesites verla, saber que está bien, pero eso es todo lo que
78 debes hacer. Deja que se aflija, Dillon, y cuando las cosas se hayan calmado,
podrás hablar con ella.
Las horas pasan y la luz del sol baña la habitación con brumosos
tonos amarillos. Ash está dormida con la cabeza en el regazo de Jamie, y Ro
sigue inconsciente, pero Jamie y yo no hemos pegado ojo. Sin embargo, no
hablamos. Está demasiado preocupado por Ash. Preocupado porque esta
situación está desenterrando su propia pérdida, y preocupado por lo que le
hará a ella, nada menos. Estoy demasiado ocupado castigándome por los
errores que he cometido y que se remontan a años atrás. Si hubiera ido tras
ella aquella noche en el Bruselas. Debería haber ido tras ella cuando me dijo
que me amaba y haberle pedido por última vez que se quedara. No luché lo
suficiente por ella, y cuando saqué la cabeza del culo, ya era demasiado
tarde.
La puerta cruje al abrirse y unos cansados señores Mills entran en la
habitación. Ash se despierta al instante, frotándose el sueño de los ojos
mientras se incorpora.
—¿Cómo está?
—Tiene mucho dolor. Físico y emocional. Dormía sobre todo —explica
Lauren, ignorándome y centrándose en mi hermana—. Cuando estaba
despierta, estaba aturdida y no muy lúcida. —Lauren apoya la cabeza en el
hombro de su marido y él la acuna a su lado—. No creo que haya
comprendido del todo lo que ha pasado.
—No deberías estar aquí —dice Jonathon Mills, mirándome como si
deseara poder arrancarme la cabeza de los hombros—. No sé qué ha pasado
entre ustedes, pero mi hija no necesita más estrés.
—Lárgate o haremos que te escolten fuera del lugar —añade Lauren.
—Solo quiero asegurarme de que está bien. No voy a causar ningún
problema. Lo último que quiero es hacerle daño o aumentar su estrés —digo
poniéndome en pie. Mantengo los hombros hacia atrás—. Amo a su hija, y
siempre he lamentado dejarla ir. Ella lo es todo para mí.
—No me fío de una palabra que salga de tu boca —responde Lauren—
. Y Vivien no está en condiciones de tomar ninguna decisión. Si te preocupas
por ella, como dices, te irás. Cuando Vivien esté lo suficientemente fuerte,
podrá decidir si quiere verte o no.
Quiero decirles que no es tan fácil. Quiero decirles que soy el padre de
Easton. Pero no voy a aumentar su dolor. Ahora no es el momento y mis
necesidades están al final de la lista de prioridades. No quiero irme sin ver
a Vivien, pero tampoco quiero pelearme con sus padres. Siempre puedo
volver más tarde, cuando no estén aquí, y escabullirme para verla.
79 —Bien. Me voy.
—Me gustaría verla —dice Ash—. ¿Está bien si me quedo?
Lauren parece indecisa.
—Quédate —dice Jonathon—. Audrey y Alex llegarán enseguida.
Habla con Audrey. A ver qué piensa ella. Si dice que está bien, por nosotros
está bien. —Lauren cierra los ojos y parece que apenas puede aguantar
más—. Voy a llevar a Lauren a casa para que se refresque. Queremos estar
allí cuando nuestro nieto se despierte.
—Tal vez deberíamos intercambiar números —dice Ash—. Así
podremos mantenernos mutuamente informados si hay alguna novedad.
Intercambian números mientras despierto a Ro.
—Vamos —le digo—. Nos vamos. —Abrazo a mi hermana—. También
mantenme informado, por favor.
—Lo haré. Lo prometo.
Muevo la cabeza hacia Jamie, levantando a mi hermano. Me
humedezco los labios y miro a los padres de Viv.
—Lo siento mucho por la angustia que les haya podido causar a
ustedes o a su hija. Solo quería estar aquí para ella. Sé que he cometido
errores en el pasado, y solo puedo imaginar lo que deben estar pensando,
pero Viv es el amor de mi vida. Nunca ha habido nadie más que ella. Sé que
está devastada y traumatizada en este momento, y nunca añadiría nada a
eso. Le daré su espacio, pero debería saber que no voy a ninguna parte. Dejé
que se alejara de mí una vez, y lo he lamentado cada día desde entonces.
Estar separado de ella todos estos años me ha matado, y es un error que no
volveré a cometer.
Después de ir al baño y a la cafetería del hospital, Ro y yo salimos por
la entrada lateral, agachando la cabeza. Hay un gran revuelo en la parte
delantera del hospital, donde están los fans y los periodistas, y supongo que
los Mills han salido. Al menos, eso significa que nadie se centra en nosotros
y cruzamos rápidamente el estacionamiento, encontrando mi Land Rover
exactamente donde Jamie dijo que estaría.
Estoy al volante, listo para salir del espacio, cuando Ash me llama.
—¿Has salido ya? —pregunta.
—Sigo en el estacionamiento.
—Vuelve a entrar. Lauren y Jon se han ido. Audrey y Alex están con
Viv ahora. La han trasladado a una habitación privada, y sé dónde. Puedes
echarle un vistazo, pero eso es todo, Dillon. No puedes hablar con ella, y no
puedes dejar que te vea. Ese es el trato. Tómalo o déjalo.
—Lo tomaré. Gracias, Ash. —No podría querer más a mi hermana en
este momento. Sé que está enojada conmigo, y que se va a enfadar aún más
80 cuando le cuente todo, pero aun así va a hacer esto por mí—. Quédate aquí
—le digo a Ro, entregándole las llaves—. No tardaré mucho. —Baja su
asiento, para echarse otra siesta, mientras tomo una sudadera del asiento
trasero. Levantando la capucha, salgo del auto y vuelvo a entrar en el
hospital.
Ash me espera en cuanto salgo del ascensor.
—Buena idea lo de la capucha —murmura, llevándome por el pasillo—
. Seguridad acaba de encontrar a un reportero en esta planta, husmeando.
—Tenemos que conseguir protección aquí arriba para Viv —digo.
—Ya he mandado un mensaje a sus padres preguntándoles si quieren
que organice eso. Parece que Reeve tiene su propio equipo de
guardaespaldas. Van a enviar a una pareja, lo que significa que tienes que
hacer esto rápido. Audrey se enojará cuando te vea, Dil, así que echa un
vistazo rápido a Viv y luego vete.
Jamie hace un gesto con la cabeza a su prometida cuando pasamos.
Está agachado sobre el mostrador de las enfermeras, distrayendo a la rubia
de aspecto fornido que está detrás del mostrador, para que podamos pasar
a hurtadillas.
Ash se detiene ante una puerta blanca cerrada.
—Esta —susurra, señalando.
Sin detenerme a dudar, abro la puerta y entro en la oscura habitación
de Viv. Está acostada a medias en la cama elevada, con el cabello
enmarañado sobre un montón de almohadas. Un gran moratón morado en
el pómulo coincide con otro en la sien derecha. Lleva un vendaje blanco en
la muñeca y está conectada a un gotero y a otra máquina. La iluminación
es baja y las persianas están cerradas, supongo que para ayudarla con su
conmoción cerebral. Parece maltrecha, magullada y perdida, pero al menos
está viva.
—¿Qué demonios, Ash? —dice Audrey desde su lugar junto a la cama.
Está acariciando la mano de Viv, y el agotamiento es claramente evidente
en su rostro.
Un tipo alto, de cabello rubio arenoso y ojos marrones con bordes
rojos, me gruñe desde el otro lado de la cama de Viv. Debe ser Alex. El
marido de Audrey y el mejor amigo de Reeve. La hostilidad se desprende de
él en oleadas mientras se levanta.
—Lárgate de aquí antes de que te obligue.
Viv hace un gesto de dolor y gira lentamente la cabeza en mi dirección.
—Alex —murmura Audrey, negando.
Un grito brota de los labios de Vivien y sus torturados ojos color
81 avellana se llenan de lágrimas. Intenta sentarse más erguida en la cama,
agarrándose el vientre, con evidente dolor, ante el repentino movimiento.
—Tienes que quedarte quieta, nena —dice Audrey—. Vas a hacer
saltar los puntos.
—¡Reeve! —grita Viv, mirándome fijamente con los ojos inyectados en
sangre—. Diles que traigan a Lainey de vuelta. Se han llevado a nuestro
bebé. —Sus manos se dirigen a su vientre desinflado—. No la siento, Reeve.
No da patadas. —Sus ojos se abren de par en par mientras me mira.
Sorpresa horrorizada aparece en el rostro de Audrey mientras mira
entre nosotros.
—Ven a cantarle, como sueles hacer —añade Viv, empujando las
mantas hacia abajo y pasando las manos por su bulto, mucho más
pequeño—. Vamos, Reeve. Se despertará cuando te oiga cantar. Tienes una
voz preciosa.
Me quedo clavado en el sitio, horrorizado. No debería haber venido
aquí. Esto solo empeora las cosas. Quiero irme, pero tengo miedo de irme
ahora. No sé qué debo hacer. Miro a Audrey, suplicándole que me diga qué
hacer. Unas lágrimas silenciosas recorren su rostro. Se gira para mirar a su
marido, suplicándole con los ojos que haga algo. Pero él está tan
conmocionado como nosotros.
Esto está arrancando tiras de mi corazón. No sé cómo manejarlo. No
quiero hacer o decir nada que la haga estallar. Está claramente
traumatizada y probablemente siga drogada y desorientada.
—Reeve, por favor. —Estira los brazos—. Te necesito —grita, mientras
las lágrimas recorren su rostro.
Me acerco a ella como si tuviera el piloto automático, esperando que
mis instintos me guíen. Alex se ha colocado al lado de su mujer, acunándola
en sus brazos mientras llora a mares. Me observan, y eso no hace más que
aumentar la responsabilidad que siento. Me siento con cautela en el borde
de la cama de Viv, luchando por contener mi propia emoción. Lo único que
quiero hacer es abrazarla y decirle que todavía la amo. Que nunca he dejado
de hacerlo.
Pero sé que no puedo.
Me toma la mano izquierda. En la que no llevo anillos.
—¿Dónde está tu anillo de boda? —pregunta, subiendo la voz—.
¿Dónde está tu anillo, Reeve? —Me mira fijamente al rostro y sus ojos se
abren de par en par. Suelta mi mano como si fuera venenosa—. ¡No eres
Reeve! No eres él. No eres mi marido. —Golpea sus puños contra mi pecho,
pero no hay fuerza en su movimiento—. ¡Vete! No te quiero. Quiero a Reeve.
82 Reeve —grita, su frágil voz rebota en las paredes—. Reeve. ¿Dónde estás? Te
necesito.
Ni siquiera me doy cuenta de que estoy llorando hasta que las
lágrimas se deslizan por mi barbilla, bajando por mi cuello y llegando a mi
pecho. Mi corazón se rompe en una combinación de dolor por ella y por mí.
Sé que está sufriendo un colapso, pero nunca me querrá a mí. Siempre será
él.
—Vivien. Soy Audrey. —Audrey se ha recompuesto. Inclinándose
sobre su mejor amiga, se aparta el cabello del rostro mientras Alex me mira
como si quisiera matarme con sus propias manos—. Tienes que calmarte.
Por favor, cariño. Respira hondo.
—¡Quiero a Reeve! Quiero a mi marido. Dios no puede llevárselo
también. —Mueve sus ojos atormentados hacia mí—. ¡Todo esto es culpa
tuya! ¡Él lo sabía! ¡Reeve sabía que le estaba mintiendo! Sabía lo de Easton.
Estaba tan enojado. Tan molesto. ¡No quería ir más despacio! ¡Le dije que
fuera más despacio! No me escuchó. No me escuchó. —Las palabras salen
de su boca en un torrente de angustia y dolor, mientras sus ojos recorren la
habitación. Más palabras salen a borbotones de su boca, en un torrente de
afirmaciones sin sentido, y me preocupa seriamente su estado mental. Los
sollozos de Viv resuenan en la sala clínica y cada uno de ellos me arranca
otra capa del corazón.
Sus ojos vuelven a conectar con los míos, y no hay calidez en su
mirada.
—¡Mi marido murió pensando que lo había traicionado porque me
chantajeaste para que me callara! Pensó que te estaba follando —dice con
voz ronca, frotándose una mano en el pecho. Vuelve a golpearme con los
puños, pero es tan débil que apenas lo noto. Una parte de mí desearía que
fuera lo bastante fuerte como para infligirme verdadero dolor físico, porque
es lo mínimo que merezco—. ¡Te odio tanto, Dillon! —Me da una bofetada,
pero apenas la siento. Dejo que intente pegarme y golpearme mientras Alex
pulsa el botón para llamar a la enfermera. Audrey tiene su mano sobre su
boca, sollozando mientras ve a su amiga autodestruirse—. Has arruinado
mi vida —suelta Viv, desplomándose contra la almohada mientras toda la
lucha la abandona. Una línea roja mancha su bata azul de hospital por la
mitad—. Me lo has quitado todo, pero no puedes tener a E. —Me mira con
ojos oscuros—. No te lo mereces. Reeve es su padre. Reeve siempre será su
padre. Tendrás que arrancarme el corazón del pecho antes de dejar que te
lo lleves.
—Dil. —Ash tira de mi manga en silencio, alejándome de la cama.
Había olvidado que estaba aquí—. Vamos.
83 —¡Mantenlo alejado de mí, Ash! —grita Viv—. ¡Él ha hecho esto! Él me
ha hecho esto.
Una enfermera entra corriendo en la habitación y veo con impotencia
cómo seda a Viv mientras Ash intenta arrastrarme. Mi hermana es una
cosita luchadora y decidida, pero no es rival para mi altura y mi peso. Se
me escapan lágrimas silenciosas mientras veo cómo se cierran los párpados
de Viv.
—Sácalo de aquí —dice Audrey, ignorándome y mirando a Ash—.
Sácalo de este hospital. No lo quiero cerca de Vivien ni de mi ahijado.
Jamie entra en la habitación y, juntos, él y Ash me arrastran. Me
tambaleo por el pasillo, con el corazón roto y lleno de auto desprecio. Me
quito de encima a mi hermana y a mi mejor amigo y me tiro al suelo en el
pasillo, llevándome las rodillas al pecho mientras me desahogo. No me
importa que los demás sean testigos de esto. Mi pecho se agita y mis
hombros tiemblan mientras lloro. El dolor me golpea desde todos los ángulos
y desearía haber conducido yo. Desearía ser yo el que estuviera tumbado en
una mesa fría de un depósito de cadáveres. Ojalá pudiera rebobinar los años
y hacer tantas cosas de forma diferente.
Ash se arrodilla y me envuelve en sus brazos.
—Estará bien, Dil. Ella no quería hacerlo. Está traumatizada y
afligida.
—La he jodido, Ash. —Levanto los ojos hacia ella, apenas capaz de
verla a través de mis lágrimas—. La he jodido de verdad. Viv tiene razón.
Esto es culpa mía, y nunca me va a perdonar. Nunca superará la pérdida
de su marido y su bebé, y siempre me culpará.

84
Vivien

—¿S
eguro que quieres hacer esto ahora? —pregunta
mamá, deteniéndose en la puerta de mi
habitación.
—No puedo seguir posponiéndolo. Está
confundido. Cada vez que pregunta por su papá,
me derrumbo.
Mis padres han mantenido a Easton refugiado en casa desde el
accidente. Le han dicho que mamá y papá han estado fuera unos días,
85 manteniendo los detalles vagos a propósito. Mamá sabía que yo misma
querría decírselo a E, pero estaba tan fuera de mí cuando volví a casa, y no
he podido hacer mucho más que dormir y llorar. Mis padres desviaron sus
preguntas, y sé lo duro que ha sido para ellos. No quieren mentir a su nieto,
y no puedo seguir manteniéndolo en la oscuridad. Easton necesita saber, y
esa responsabilidad recae en mí. Llevo veinticuatro horas intentando
armarme de valor para decírselo.
¿Cómo se le dice a un niño de cinco años que su papá ha muerto y
que la hermanita que tanto le ilusionaba conocer murió en mi vientre la
misma noche?
¿Cómo se espera que siga adelante cuando siento que yo también morí
esa noche?
Gracias a Dios por mis padres. Han estado cuidando de Easton y me
ha reconfortado saber que estaba bien atendido cuando yo no estaba aquí
para hacerlo y después de volver a casa cuando era incapaz de hacer casi
nada.
Han pasado cuatro días desde que me dieron el alta en el hospital y
seis desde que perdí a Reeve y Lainey, pero ya me parece una eternidad. Las
lágrimas brotan de mis ojos cuando ese pensamiento aterriza en mi mente,
y mamá se apresura a cruzar la habitación para estrecharme entre sus
brazos.
—Cariño, ojalá pudiera quitarte el dolor.
—El dolor me ayuda a recordar, y no quiero olvidar nunca.
—Cariño. —Mamá me acaricia el cabello—. Nunca los olvidarás. No te
aferres al dolor porque no te curarás si no intentas dejarlo ir.
—Nunca me curaré, mamá. Nunca superaré su pérdida. Ya echo
mucho de menos a Reeve. —Unos sollozos agitados me sacuden el pecho y
lloro contra su hombro, aferrándome a ella, deseando poder despertar y
descubrir que todo ha sido un mal sueño. El dolor me recorre el pecho,
infiltrándose en mi torrente sanguíneo, invadiendo cada parte de mi cuerpo.
Físicamente, sigo sufriendo tras el accidente, pero es el tipo de dolor
que puedo tolerar. Los fuertes analgésicos que me recetó el hospital ayudan
mucho. Ojalá hubiera una píldora que pudiera tomar para anestesiar el
dolor emocional, siempre presente.
—Lo sé, cariño. Sé lo mucho que le echarás de menos. Ha sido una
parte tan importante de tu vida, pero él no querría esto para ti. No querría
verte así. Murió salvándote.
Las lágrimas de mamá se mezclan con las mías, como han hecho
tantas veces en los últimos días. Reeve era algo más que un yerno para mis
padres. Fue un hijo para ellos desde el instante en que nació, excepto en el
86 nombre.
—Sé que es demasiado pronto. Necesitas procesar estas emociones.
Todos lo necesitamos —añade, moqueando—. Pero tienes que encontrar la
fuerza para vivir, porque es la mejor manera de honrar a Reeve. Y ese niño
necesita a su mamá, ahora más que nunca.
Quiero estar ahí para Easton, pero he estado tan angustiada estos
últimos días que no he podido apoyarlo. Eso termina ahora. Mi hijo me
necesita, y lo necesito. Es todo lo que me queda. Me seco las lágrimas con
las mangas de mi bata de seda.
—No le fallaré a Easton. Lucharé para seguir adelante. Por él.
Me besa la sien.
—Esa es mi chica. Pero asegúrate de hacerlo también por ti, Vivien.
Te mereces seguir viviendo tu vida al máximo. No ocurrirá todavía, ni pronto,
pero no estás sola. Todos estamos aquí para ti, y estaremos contigo en cada
paso del camino.
Eso no es exactamente cierto. Mis padres tendrán que volver al set de
filmación pronto. Los conozco. Sé que ambos están tratando de salir de la
producción. Pero no hay manera de que eso suceda. No pueden perder al
director y a la actriz principal. No pueden volver a rodar una película que
está a medio camino, y cada día que la película está en espera cuesta cientos
de miles de dólares. Tendrán que volver después del funeral, y tendré que
aprender a arreglármelas sola.
Es una propuesta que da miedo. Una que no estoy segura de poder
manejar, pero mi hijo necesita que sea fuerte, y estoy decidida a al menos
intentarlo.
—¿Puedes traer a Easton ahora? Estoy bien. —Siempre y cuando
intente alejar de mi mente los pensamientos sobre Reeve y Lainey durante
los pocos minutos que se necesitan para romper el corazón de mi pequeño.
Se siente como si le hubiera mentido y traicionado. E estaba allí todos
los días con Reeve, cantando y hablando con mi barriga, y lo estoy
defraudando de la peor manera imaginable. Estaba tan emocionado por
conocer a su hermana, y se va a enojar mucho. Mi labio inferior tiembla y
las lágrimas amenazan, pero consigo mantener la compostura.
—Mamá. —Easton corre por mi habitación, arrojándose a mis brazos.
—Cuidado, cariño —dice mi madre—. ¿Recuerdas que te dijimos que
mamá no se encontraba bien? Pues tiene unos dolores en la barriga y hay
que tener cuidado con ella.
—¿Qué pasa con mi hermana pequeña? —pregunta Easton, con rostro
de preocupación—. ¿También tiene dolores?
87 Tragando sobre la bola de emoción desordenada en mi garganta,
respiro profundamente mientras acaricio el espacio a mi lado en la cama.
—Ven a sentarte aquí. Necesito un abrazo.
Easton se acurruca a mi lado y lo rodeo con mis brazos, cerrando los
ojos mientras rozo con mi nariz su cabello. El dulce olor a fresa de su
champú me reconforta, al igual que sentirlo entre mis brazos. Lo abrazo un
poco más fuerte, con cuidado de no aplastarlo. Me gustaría poder ponerlo
en mi regazo, pero ya me salté los puntos una vez y me han advertido que
no debo levantar ni sostener nada hasta dentro de unas semanas.
—Cariño, tengo que darte una triste noticia. —Empiezo, esforzándome
por evitar que me tiemble la voz—. ¿Recuerdas cuando hablamos de Dios y
de los ángeles y del cielo?
No soy demasiado religiosa. Tampoco lo era Reeve.
Su bello rostro pasa por delante de mis ojos, y anhelo volver a hace
tres semanas y hacerlo todo de forma diferente. Si lo hubiera hecho, no
estaríamos aquí ahora. Reeve no se habría enojado conmigo aquella noche.
No habría bebido tanto porque pensaba que yo tenía una aventura a sus
espaldas con su gemelo perdido hace tiempo. Habríamos llegado a casa de
una pieza, y no estaría sentada aquí ahora a punto de romper el corazón de
mi hijo en pedacitos. El dolor me atraviesa el corazón y aprieto brevemente
los ojos.
—Sí —dice Easton, sonando confuso y asustado.
Eso me saca de mi cabeza. Abro los ojos y le doy un beso en la mejilla.
—Papá y yo tuvimos un accidente de auto. Yo estaba en el hospital
mejorando, pero papá y Lainey se han ido al cielo para estar con Dios y los
ángeles.
Interiormente, estoy gritando mientras las palabras salen de mi boca.
Ahora mismo, odio a Dios tanto como a Dillon O'Donoghue.
Easton parpadea, mirándome confundido.
—¿Por qué iba a ir papá al cielo en lugar de volver a casa? ¿Por qué
no se mejoró en el hospital como tú?
El dolor me sube por la garganta y esta vez apenas puedo forzar las
palabras.
—Si papá hubiera podido tomar la decisión, habría venido a casa
conmigo. —Hago una pausa, emitiendo unos sollozos. Mamá hace un
movimiento, pero niego, necesitando hacer esto yo misma, aunque lo esté
estropeando.
—No lo entiendo —dice E mientras las lágrimas ruedan por sus
mejillas.
Lo sostengo más cerca y le doy besos en la parte superior de la cabeza.
88 —Yo tampoco, cariño. Pero a veces las cosas suceden, y nunca
sabemos por qué. Esta es una de esas veces. Dios necesitaba a papá y a
Lainey, y al menos están juntos. Apuesto a que están en el cielo abrazados
ahora mismo, igual que nosotros.
—¡No quiero que mi papá vaya al cielo! —Easton rompe a llorar—.
Quiero que venga a casa y juegue conmigo en el tobogán —grita, enterrando
su carita en mi pecho. Apenas puedo ver a través de mi visión borrosa, pero
veo lo suficiente para saber que mamá también está llorando.
¿Mejorará esto alguna vez?
¿Desaparecerá alguna vez este dolor?
—Lo sé, cariño. También lo deseo, pero no va a suceder. —Odio
hacerle esto, pero tampoco puedo darle falsas esperanzas—. Papá es tu
ángel de la guarda ahora. Nos va a cuidar a los dos desde el cielo.
—Quiero que me cuide desde aquí —suelta Easton en mi pecho, y no
sé qué más decir para hacerle entender. Mientras sostengo a mi hijo
desconsolado en mis brazos, me comprometo a hacer todo lo posible para
ayudarlo a superar esto, incluso si eso significa tapar las grietas de mi
propio corazón para hacerlo.
Vivien

ienes que comer —dice Audrey, subiendo la

—T
cremallera de mi vestido negro por detrás—. Te
ves muy delgada.
—Lo sé —digo con tono inexpresivo. Sé que
un cuerpo necesita comida para mantenerse. Que
pereceré si no le doy combustible a mi cuerpo,
pero no puedo comer. Incluso la idea de comer me
pone enferma. Ahora no se puede decir que haya estado embarazada, y eso
89 solo aumenta mi tristeza. Apenas sobrevivo a pesar de mis silenciosas
promesas a mí misma de hacerlo mejor por el bien de Easton.
Mi hijo tiene problemas. No entiende por qué su padre no ha vuelto a
casa. Está convencido de que Reeve está fuera, en el set de rodaje, y la única
manera que conozco de llegar a él es llevarlo al funeral conmigo hoy.
Alex y Audrey han sido un salvavidas para mí de la misma manera
que mis padres. Ellos también han puesto sus vidas en pausa para estar
aquí con nosotros. He querido mantener a Easton en casa, lejos de las
miradas indiscretas, y nuestros mejores amigos han estado ayudando a
mantenerlo ocupado mientras mamá intenta recomponerme. Papá se está
ocupando de asuntos prácticos, como organizar el funeral, arreglar la
mierda legal y tratar con la policía.
Le dije al oficial Lawson que no quería presentar cargos contra el
hombre que conducía el otro auto. Era una noche horrible. La visibilidad
era terrible, y fue un accidente. Los airbags defectuosos no ayudaron, y los
informes toxicológicos tomados durante la autopsia de Reeve confirmaron
que estaba por encima del límite legal. Nunca debería haber conducido.
Debería haberlo obligado a sentarse en el asiento del copiloto y haber
insistido en conducir yo. Debería haberme negado a subir al auto hasta que
él aceptara.
Mi mente da vueltas y vueltas, repasando todos los “y si”.
—¿Estás segura de que quieres que Easton asista al funeral? —
pregunta Audrey mientras me pasa un poco de serum por el cabello
ondulado. He estado como un zombi mientras mi mejor amiga me metía en
la ducha, me secaba y peinaba y maquillaba mi pálido rostro. Incluso me ha
ayudado a vendar mis pechos, que están hinchados y duros como piedras
gracias a la subida de la leche. Cada vez que los toco y me duelen, vuelvo a
recordar mi pérdida.
—Le pregunté, y me dijo que quería ir.
Me mira como si realmente hubiera perdido la cabeza, y lo entiendo.
Sé que dije algunas tonterías después del accidente cuando me desperté en
el hospital. Confundirlo con mi marido es lo peor de todo. Me doy la vuelta
para mirar a mi amiga.
—Sé que es joven. Probablemente demasiado joven para tomar esa
decisión, pero no quiero que en el futuro se vuelva hacia mí y me culpe por
no dejarlo asistir al funeral de su padre y de su hermana pequeña. —Espero
que se formen lágrimas, como siempre, pero mis ojos están
sospechosamente secos.
Tal vez he desgastado mis conductos lagrimales.
—Sé que esto será horrible. Lo estoy temiendo, así que solo puedo
90 imaginar cómo se siente Easton, pero podría ayudar de alguna manera.
Quizá si ve el ataúd y tiene la oportunidad de despedirse, lo asimile. —Sé
que espero que lo haga por mí, porque la mayoría de los días todavía me
despierto creyendo que es solo un mal sueño. Hasta que la realidad se
impone y me siento desolada como si escuchara la noticia por primera vez.
Audrey me atrae a sus brazos.
—No puedo creer que estemos aquí. Todavía no puedo creer que esto
haya sucedido. —Me abraza más fuerte, sollozando—. No es justo.
—Lo sé. —Sueno desprovista de vida mientras paso una mano por su
espalda. Esta última semana me ha quitado todo. Especialmente los últimos
días; recibiendo visitas que venían a presentar sus respetos. Casi se sentía
como una prueba. Como si Dios siguiera empujando y empujando, para
llevarme a mis límites, para ver hasta dónde puede llegar antes de que me
rompa por completo. Me ha dejado emocionalmente agotada, y sintiéndome
completamente desprevenida para el día de hoy.
—Ash me ha llamado —dice, echándose hacia atrás—. No quiero que
haya sorpresas, así que debes saber que estará allí con su familia. Con él.
Trago saliva con dolor.
—No sé por qué insiste en estar allí. No ocultó que odiaba a Reeve.
Ahora es demasiado tarde para preocuparse.
—Tengo la impresión de que está ahí por ti y por Easton.
La ira me hierve en la sangre y aprieto los dientes con fuerza.
—¡Será mejor que se aleje de mi hijo! —Una neblina roja cubre mis
retinas—. Dile a Ash que lo mantenga alejado de mí y de mi hijo.
—Ese mensaje ya ha sido transmitido. Me asegura que no se acercará
a ti. Que solo quiere presentar sus respetos.
Resoplo.
—Una historia poco probable.
—Puedo hablar con tu padre y con Leon. Podemos negarle la entrada
a la iglesia.
Niega.
—No quiero hacer una escena. Y menos delante de los medios de
comunicación. —Los periodistas y los paparazzi nos acechan desde el
accidente. Están desesperados por conseguir fotos mías y de Easton.
Desesperados por saber qué pasó esa noche.
Los odio tanto como siempre.
El publicista de Reeve, Edwin, pasó por la casa para presentar sus
respetos. Me ha sugerido que hable con él cuando me sienta con fuerzas.
Dice que es mejor hablar con la prensa en una entrevista concertada y que
él puede hacer que se vayan, pero dudo que sea lo suficientemente fuerte
91 para hacerlo.
—¿Qué vas a hacer con él? Por lo que ha dicho Ash, no va a dejarlo.
—No espero que lo haga, pero ahora mismo no puedo pensar en eso.
Solo necesito pasar el día. —Sé que tengo que decírselo a mis padres.
Merecen saber la verdad. Easton también, y no voy a mentirle sobre su
filiación. Pero no hay manera de que le mencione nada todavía. Necesita
tiempo para llorar a Reeve. Solo entonces contemplaré cómo decirle quién
es Dillon para él. Sé que no podré retener a Dillon tanto tiempo. Que
tenemos que hablar. Pero no puedo hablar con él todavía.
Ash y yo hablamos cuando vino a visitarme al hospital. Fue una
conversación breve, y estuve entrando y saliendo de la conciencia gran parte
del tiempo. Me emociona que haya venido y que quiera que nos
encontremos. Creo que a mí también me gustaría, pero primero necesito
sobrevivir hoy. Easton es mi única prioridad y el foco de toda mi energía. No
tengo espacio ni fuerzas para nada más.

Easton se aferra a mi lado mientras nos sentamos en el primer banco


de la iglesia mirando el ataúd. Pedí que nuestra hija fuera enterrada en los
brazos de su padre. Aunque mi fe en Dios se pone a prueba en este
momento, me consuela saber que dondequiera que estén, están juntos. Sé
que mi marido está cuidando de nuestra pequeña de la misma manera
cariñosa y adorable que cuidó de mí y de E.
La iglesia está abarrotada, al igual que las calles exteriores. Miles y
miles de personas se alinean en las calles de Los Ángeles para presentar sus
respetos a Reeve.
La avalancha de amor por mi marido ha sido increíble. Los mensajes
de los fans ocupan casi todas las plataformas de las redes sociales, y
Margaret Andre y la mujer que dirige el club de fans de Reeve han tenido
que contratar personal temporal adicional para hacer frente a la afluencia
de tarjetas y regalos. Muchos de ellos son para mí. Algunos son para Easton
también. Mamá se está encargando de todo eso, de clasificarlo y de
guardarlo en cajas por si quiero mirarlo en algún momento en el futuro.
El pastor dice cosas bonitas sobre Reeve, pero ninguno de los dos
éramos católicos practicantes, así que está hablando con el culo. Solo
cuando mamá se levanta para hablar, oímos hablar del verdadero Reeve de
alguien que lo conoció.
—Gracias a todos por venir —dice mamá, proyectando su voz hacia el
92 fondo de la iglesia.
Está preciosa con el cabello retirado del rostro en un elegante moño.
Lleva un sombrero negro con un velo corto de encaje negro. Agarro con más
fuerza a un confundido Easton, ignorando el agudo dolor en las costillas por
el movimiento.
—Sé que mi hija estaría aquí arriba, diciendo estas palabras, si
pudiera, pero ha sido un momento extremadamente difícil para ella. Para
Easton y para todos nosotros. —Los ojos de mamá se llenan de lágrimas, y
me pregunto si será capaz de hacerlo. Mi padre se levanta de su asiento y
camina hasta situarse junto a ella. Se apoya en él, sacando fuerzas de su
presencia—. Reeve es querido por mucha gente en todo el mundo. Gente que
ha amado sus películas y ha seguido su carrera desde aquellos primeros
días. Pero los que estamos hoy aquí conocimos al hombre, no solo al actor.
Jon y yo tuvimos el privilegio de ver crecer a Reeve. Fue una parte integral
de nuestras vidas desde el momento en que nació. En todos los aspectos
que importan, era nuestro hijo, y lo echaremos mucho de menos. —Sus
sollozos resuenan a través del micrófono, rebotando en las paredes de la
iglesia, inquietantemente silenciosa. Unos cuantos llantos y sollozos me
rodean, pero aun así, no lloro. Presiono besos en el cabello de Easton como
si me fuera la vida en ello.
»Reeve amó a Vivien desde que era un niño —continúa mamá con voz
temblorosa—, Jon y yo los veíamos jugar juntos y siempre supimos que
estaban destinados a estar juntos. Reeve adoraba a Vivien con una
intensidad poco común en alguien tan joven. No importaba lo que eligiera,
ya fuera la actuación o nuestra hija, Reeve lo hacía al máximo de su
capacidad porque tenía el corazón más grande y mucho amor para dar. Verlo
pasar de niño a hombre y más tarde a padre fue una de las experiencias
más gratificantes de mi vida. Reeve adoraba a nuestro nieto y fue el padre
más increíble para Easton.
—Mamá. —Easton me tira de la manga—. ¿Por qué la abuela habla de
mí?
Bajo la cabeza.
—Está diciendo a todo el mundo lo mucho que te quería papá.
—Estaba muy contento de dar la bienvenida al nuevo bebé,
cantándole todas las noches a Lainey y haciendo planes como solo un padre
emocionado puede hacer —continúa mi madre.
—Mamá. —Easton acerca mi cabeza a su rostro—. ¿Está papá ahí? —
pregunta señalando el ataúd.
—Lo está. Y Lainey está allí con él para que puedan estar juntos. —Le
93 doy un beso en la mejilla al ver que la comprensión aparece en su bello
rostro.
—El último acto desinteresado de Reeve en esta Tierra lo dice todo
sobre quién era como hombre, como marido y como padre. No dudó en
proteger a Vivien y a su hija no nacida, sacrificando su vida para que
nuestra hija pudiera vivir. Nunca podremos agradecérselo. —Sus sollozos
resuenan en la iglesia y un coro de lágrimas nos rodea—. Por toda la alegría
que trajo a nuestras vidas. Su legado vivirá a través de Easton —añade, y
se me hace un nudo en la garganta.
Debería haberles dicho a mis padres antes del funeral que no queda
ningún trozo de Reeve vivo en este planeta. Eso duele mucho porque mi
marido quería tener montones de hijos y la clase de familia de la que se vio
privado cuando era niño. Que muera sin eso me destroza. Lo único que me
queda son mis recuerdos y nuestros preciados momentos y su legado en la
pantalla. No dejó a nadie de carne y hueso, excepto a un hermano gemelo
que lo odiaba y nunca lo quiso en su vida.
Lo odio por Reeve y por mí misma. Si Dios tuvo que ser cruel para
llevarse a mi marido, ¿no podría haberme dado a su hija para que pudiera
amarla por los dos?
—¡Quiero a mi papá! —grita Easton, sacándome de mi monólogo
interior. Observo con horror, como si estuviera flotando sobre mi cabeza,
cómo se libera de mis brazos y corre hacia el ataúd. Pone las manos en el
lado del ataúd mientras los gritos desgarradores se extienden por la
congregación—. ¡Despierta, papá! Por favor. —Solloza, y sé que debería ir
hacia él, pero me quedo congelada en el sitio.
Unos pasos resuenan en el suelo de baldosas detrás de mí. Alex se
levanta, se acerca a Easton y lo toma en brazos. Easton rodea a su tío Alex
con los brazos y las piernas y llora en su hombro.
—Lo tengo controlado —dice Alex, en tono cortante, mirando por
encima del hombro de Easton.
Miro a mi alrededor y veo a Dillon de pie justo detrás de mí, mirando
a Alex con Easton. El dolor hace estragos en su rostro cuando mira a su
hijo, y supongo que desearía ser él quien lo consolara. Pero Dillon es un
desconocido para Easton. Solo se han visto una vez, y no es a quien Easton
necesita ahora.
Me levanto, caminando al lado de Dillon.
—Por favor, no hagas una escena. Aquí no —le susurro al oído.
—Eso no es... —Dillon se pasa una mano por el cabello—. Solo quiero
ayudar.
—Entonces vete. —Lo miro fijamente, aunque casi me mata. Ver los
94 ojos de Reeve en el rostro de Dillon me molesta aún más ahora—. Si quieres
ayudar, es la mejor manera.
Unos ojos atormentados se clavan en los míos mientras los ruidos de
la multitud me recuerdan que tenemos público.
—Siento mucho tu pérdida —dice con voz entrecortada—. Más de lo
que puedas imaginar.
Vivien

l cementerio se convierte en mi punto de ruptura y me

E
derrumbo contra papá mientras bajan el ataúd a la tierra. El
final me rompe el corazón de nuevo, y mis llantos torturados
casi ahogan las palabras del pastor.
Reeve se ha ido, y nunca volverá. Nunca volveré a ver
su apuesto rostro ni me derretiré en un charco cuando me
dirija esa coqueta sonrisa. El sabor de sus labios se ha
perdido para siempre, al igual que la fuerza protectora de sus brazos.
95 Despertarme enredada entre sus piernas con el reconfortante sonido de los
latidos de su corazón contra mi oreja ya solo existirá en mis recuerdos.
Nunca más lo sentiré moviéndose dentro de mí, arrancando el placer de mi
cuerpo.
Un dolor agudo atraviesa las paredes de mi pecho, incrustándose
profundamente, y quiero morir. Quiero meterme en ese ataúd con mi marido
y mi hija y no despertar nunca.
¿Cómo pudo Dios llevarse a mi marido y a mi bebé? ¿Cuánto dolor
puede soportar una persona en su vida? Nuestra hija era el tesoro más puro
e inocente. Un precioso regalo que nos fue arrebatado cruelmente antes de
llegar a vivir. Nuestra pequeña nunca llegó a tomar su primer aliento. Nunca
podré tenerla en mis brazos ni oler ese precioso aroma a recién nacido. No
podré sentir sus diminutos dedos enroscándose en los míos ni escuchar sus
gritos desesperados cuando tenga hambre o esté inquieta o simplemente
desee un abrazo.
Todo eso me ha sido negado.
Papá me lleva de vuelta al auto cuando está claro que mis piernas no
funcionan, y sollozo en su hombro, aferrándome a él mientras mamá mece
a un Easton sollozante en sus brazos.
Consigo serenarme, justo antes de volver a la casa, lo suficiente para
sostener a Easton. También está sufriendo, y me siento culpable por mis
pensamientos en la tumba. Necesito estar aquí para mi hijo. Me necesita,
ahora más que nunca, y no puedo ser egoísta. Ni siquiera en mis
pensamientos. Nos aferramos el uno al otro y lo abrazo, diciéndole lo mucho
que lo quiero y dándole besos en el cabello. Sé que mi hijo es la única forma
de sobrevivir a este dolor. Necesito encontrar la fuerza para seguir adelante
por este pequeño.
Llevo a Easton a su habitación para que se cambie mientras mamá
habla con Charlotte sobre los preparativos de última hora. Esperamos que
los invitados lleguen en cualquier momento.
—¿Cómo te sientes? —le pregunto a E mientras lo ayudo a quitarse el
trajecito negro.
—Triste. Estoy muy triste, mamá.
Lo rodeo con los brazos y lo abrazo con fuerza. Entiendo exactamente
lo que quiere decir. Antes, la tristeza era solo una palabra, pero ahora es un
estado del ser. Consume cada célula, supera cualquier otra emoción, y mis
huesos se sienten agobiados por el sentimiento. Es como si esta fuera la
única forma que conozco de existir. Cubierta con esta manta de tristeza
hasta que no hay nada más.
—Yo también, cariño. Pero no siempre estaremos tristes —añado,
96 forzando una suave sonrisa en mi rostro mientras me relajo, rozando con
mis dedos sus mejillas. Espero no estar mintiendo. Quiero, no, necesito
creer en esta verdad—. Papá no querría eso para nosotros. Querría que
intentáramos volver a ser felices.
—Lo extraño mucho. —Las lágrimas aguijonean sus ojos, y lo abrazo
de nuevo.
—Siempre lo extrañaremos, pero tengo algo que podría ayudar. Ponte
los shorts y la camiseta mientras voy por ello.
Vuelvo a la habitación de Easton unos minutos después, llevando
algunos objetos. E lleva puesta su ropa y se pone las zapatillas.
—Siéntate aquí a mi lado —le digo, posándome en el borde de su
cama. Pongo la foto enmarcada de Reeve en su mesita de noche, ignorando
el dolor punzante de mi corazón—. Papá siempre te va a cuidar, y he
pensado que te gustaría darle las buenas noches todas las noches. —Easton
moquea, acurrucándose a mi lado—. Cada vez que quieras hablar con él,
para contarle algo emocionante que haya pasado en el colegio o tal vez
encontrar más bichos, puedes hablar con su foto, y lo escuchará en el cielo.
—¿Lo hará? —Levanta la cabeza, sus ojos grandes me miran con tanta
confianza y esperanza.
Asiento, esperando no romperme. Le entrego uno de los relojes de
Reeve.
—Este era el favorito de tu padre. Es un reloj de golf. Se lo compré
cuando cumplió diecisiete años. Creo que le gustaría que lo tuvieras. —
Easton se lo pone en la muñeca, tratando de atarlo—. Es demasiado grande
para que lo lleves ahora, pero tal vez puedas guardarlo en el cajón para
cuando seas mayor.
—Sí. Para cuando juego al golf también.
—Exactamente. —Sonrío mientras abre su cajón, colocando con
mucho cuidado el reloj en su interior.
—Y esta era una de las camisetas favoritas de papá. Se la compré
cuando estuve en Grecia un verano. Tal vez te guste dormir con ella o
guardarla para cuando te quede bien. La elección es tuya.
Easton se la lleva a la nariz.
—Huele como mi papá.
Las lágrimas se acumulan en mis ojos.
—Sí, amigo. Así es. —Me enojé cuando mamá permitió que Charlotte
me cambiara las sábanas. No había planeado cambiarlas nunca. No
mientras el olor de Reeve siguiera incrustado en las fibras. Ahora, he
recurrido a dormir con sus camisas para poder seguir oliéndolo.
Todavía no he ordenado ninguna de sus cosas, y está en mi larga lista
97 de cosas que temo.
Le entrego a Easton el último objeto. Entrar en la habitación infantil
para recuperarlo casi me hace perder el control.
—Creo que a tu hermanita le gustaría que tuvieras esto —susurro,
dándole el mullido conejo de peluche rosa—. Siempre serás el hermano
mayor de Lainey, y cuando te sientas triste por ella, tal vez puedas abrazar
su conejito o dormir con él —sugiero.
—Estoy contento de que papá esté cuidando a mi hermana. No me
siento tan triste sabiendo que papá está con Lainey.
Trago dolorosamente, luchando contra más lágrimas.
—Yo también, amigo.
—¿Ya ha terminado el funeral, mamá? —pregunta, arrugando su
linda nariz mientras abraza el peluche contra su pecho.
Le paso los dedos por el cabello.
—Va a venir mucha gente dentro de un rato. Pero me imaginé que
preferirías jugar fuera, así que Nash vendrá con su madre y podrás jugar en
el patio con él. Angela también estará allí. —Creo que el día de hoy ha sido
lo suficientemente agotador para mi hijo—. El abuelo ha organizado pizza
para más tarde, y puedes comerla en la casa del árbol, si quieres.
—¡Sí! —Easton mete la camiseta de Reeve bajo la almohada antes de
lanzarse sobre mí. Mis pechos, mis costillas y mi estómago protestan por el
entusiasta abrazo, pero nunca me quejaré—. Gracias, mamá. Te quiero.
—También te quiero, pequeño. Tanto, tanto. —Le doy besos en el
rostro mientras Angela aparece en la puerta.
—¡Oye, mocoso! ¿Adivina quién acaba de llegar?
—¡Nash! —Easton rebota de la cama, casi cayendo en su impaciencia
por llegar a su amigo.
Angela se ríe, revolviendo su cabello. Me pongo de pie, y su expresión
se suaviza cuando me acerco.
—Fue un servicio hermoso, y el elogio de tu madre fue perfecto. —Me
aprieta el brazo.
—Lo fue.
—Cuidaré bien de Easton. No te preocupes por él.
—Gracias. —Le doy un beso a E—. Diviértete y pórtate bien con
Angela.
—Lo haré, mamá. Adiós —Sale corriendo hacia las escaleras con
Angela pisándole los talones.
Encuentro a mamá y a papá abajo, en la sala de estar, recibiendo a
98 los primeros invitados. Me dan el pésame y les agradezco que hayan venido
mientras miro el bar con nostalgia.
Charlotte ha contratado hoy una empresa de catering, junto con
camareras y camareros.
—Tengo que hablar con los dos —les digo a mis padres, moviendo la
cabeza hacia la puerta. Si no lo hago ahora, no podremos hablar, y sé que
la familia de Dillon estará aquí porque mamá mencionó que había hablado
con Cath fuera de la iglesia y los había invitado. Estoy segura de que no
quería invitar a Dillon, pero fue demasiado educada como para molestar a
su madre.
Los funerales se parecen mucho a las bodas en ese sentido. Te ves
obligado a aguantar a invitados que normalmente no invitarías, excepto que
es lo que se hace.
Mis padres me siguen hasta mi despacho y papá cierra la puerta.
Siento no haber tomado un vodka con arándanos para esta conversación.
—Tengo algo que ambos deben saber. Algo que debería haberles
contado antes, pero, sinceramente, he intentado olvidarlo. —Me siento en
uno de los sofás de cuero, uniendo mis manos en mi regazo.
—Sea lo que sea —dice mamá, dejándose caer en el sofá a mi lado—.
Lo afrontaremos juntos.
Papá me aprieta el hombro, antes de sentarse en el sofá frente a
nosotros.
—Te tenemos. Ahora y siempre, princesa.
Las lágrimas pinchan mis ojos.
—Sé que lo hacen. No puedo agradecerles lo suficiente todo lo que han
hecho. —Miro a mi padre, y parece haber envejecido mucho en la última
semana—. Sé que crees que no has ayudado mucho, papá, pero ocuparte
de los preparativos del funeral, y retrasar la lectura del testamento con
Carson, y ocuparte de las cosas con Margaret y Edwin significa mucho para
mí. No podría haber afrontado nada de eso.
—Odiamos verte con tanto dolor —dice papá—. Cualquier cosa que
podamos hacer para ayudar a mejorar, lo haremos.
—Te quiero, papá.
Papá se levanta y se inclina para darme un suave abrazo.
—Eres todo nuestro mundo, Vivien. Tú y Easton siempre serán
nuestra prioridad.
—También te quiero, mamá —digo cuando papá ha vuelto a su
asiento—. No podría haber superado esta semana sin ti, y sé lo duro que ha
sido para ti también. Sé lo mucho que querías a Reeve. Lo mucho que
99 esperaban conocer a Lainey. —Una única lágrima recorre mi rostro.
Mamá me acuna en sus brazos.
—Todo va a salir bien, cariño. Lo superaremos todos juntos.
—Necesito hablar con ustedes sobre Dillon.
Mamá asiente.
—No quería presionarte, pero necesitamos saber qué está pasando.
Se lo cuento. Les cuento todo. Dándoles un resumen de cómo fue todo
desde que Dillon se presentó aquí aquel fatídico día, explicando las cosas
que me dijo y terminando con la confirmación de que Dillon es el padre de
Easton.
—Oh, Dios mío. Vivien. —Mamá se tapa la boca con una mano
mientras las lágrimas caen por su rostro—. ¿Y Reeve sabía esto antes de
morir?
Las lágrimas salen de mis ojos.
—Sí. Mi marido murió enojado conmigo por mentirle y por saber que
el hijo que adoraba no era de su sangre —digo con voz ronca—. Me odio
tanto.
—No lo hagas —dice Alex, entrando en la habitación con su mujer.
Audrey lleva una bandeja con bebidas.
—Pensamos que podrías necesitar esto, y queríamos que supieras que
los O'Donoghue acaban de llegar —dice Audrey. Le había dicho a mi mejor
amiga que les iba a contar todo a mis padres ahora mismo.
—No te odies, Viv. —Alex se posa en el brazo del sofá—. No es tu culpa.
—No es culpa de nadie —dice Audrey, lanzando a su marido una
mirada de advertencia—. Fue un trágico accidente, y señalar con el dedo la
culpa a cualquier parte no ayudará. —Deja la bandeja con las bebidas sobre
la mesa de café.
Alex pasa una mano a lo largo de su barbuda mandíbula.
—No puedo creer que estemos aquí. No puedo creer que se haya ido.
Voy a echar mucho de menos a Reeve. —Sus ojos se vuelven vidriosos y le
aprieto la mano.
—Te quería como a un hermano. Espero que lo sepas.
Alex asiente, frotándose los ojos, antes de agarrar una botella de
cerveza.
—Oí lo que dijiste en el hospital esa mañana y ahora mismo, y te
equivocas, Viv. Reeve te quería muchísimo. Siempre fuiste tú para él. Sí,
estoy seguro de que estaba enojado y dolido por las cosas que descubrió,
pero no murió creyendo esas cosas de ti. Su amor por ti impulsó sus
100 acciones esa noche. Murió protegiéndolas a Lainey y a ti. Créeme cuando
digo que Reeve no lo habría querido de otra manera y no querría que te
culparas.
Mamá aprieta las manos en un puño.
—Por mucho que me gustaría apuntar el dedo acusador en la
dirección de Dillon, Audrey tiene razón. Fue un accidente trágico, agravado
por varias cosas. Sin embargo, eso no significa que Dillon esté libre de culpa.
Tiene mucho que responder. Sus intrigas contribuyeron.
—Siempre creí que Easton fue concebido en el amor, pero Dillon
nunca me amó. Yo era un medio de venganza. Eso fue todo. Fui una tonta.
—Lo amé durante años, sintiendo una horrible culpa por albergar nostalgia
por mi ex cuando era feliz con mi marido. Descubrir que Dillon jugó conmigo
todo el tiempo me revuelve el estómago.
—No estaría tan seguro de eso —dice papá, y yo arqueo una ceja—.
Dillon estuvo en el hospital con Ash, Jamie y Ronan, durante horas, en la
sala de espera. Probablemente no te acuerdes de esto, cariño —añade,
mirando a mamá—, pero dio un discurso bastante sincero antes de que le
pidiéramos que se fuera. —Unos ojos de color avellana muy sinceros se
encuentran con los míos—. Dijo que te amaba. Que lamentaba haberte
dejado marchar y que lo eras todo para él.
Alex arremete.
—Sí, sus acciones de estas últimas semanas realmente lo
demostraron —se burla.
—No estoy defendiendo al hombre —continúa papá—, pero creo que
hay que darle la oportunidad de explicarse antes de que todo el mundo lo
critique. Creo que fue sincero en el hospital, y no olvidemos el papel que
jugó Simon en todo esto.
—Nunca en mi vida he tenido más ganas de desenterrar un cadáver
para darle una paliza —dice mamá, y eso ayuda a aliviar parte de la tensión.
La risa sube por mi garganta y no lucho contra ella, dejándola libre.
Es demasiado divertido oír a mamá decir esas cosas.
—Yo digo que lo desenterremos, que orinemos sobre sus huesos, que
le echemos ácido y que veamos cómo se desintegra en nada más que cenizas
que se desvanecen con el viento —añado, aceptando un vodka con
arándanos de mi mejor amiga.
—Creativo. —Audrey me besa la mejilla—. Y un poco sanguinario. Lo
apruebo. —Se inclina hacia Alex y él la rodea con su brazo.
Miro hacia otro lado, incapaz de ser testigo de su amor, lo que me hace
sentir como una perra amargada. Es curioso. Recuerdo que me sentí muy
así cuando me fui por primera vez a Irlanda después de que Reeve me
101 rompiera el corazón. Pensé que cada pareja de enamorados, cada
demostración pública de afecto, iba a matarme hasta que Dillon me ayudó
a sanar. Puede que no fuera real por su parte, pero al menos me dio eso.
—¿Cómo pudo Simon ocultarnos tanto? ¿A mí? —Papá niega—. Pensé
que éramos amigos, pero nunca conocí al hombre. No realmente.
—Vamos, Jon. La amistad fue tentativa, en el mejor de los casos,
después de la muerte de Felicia. Se alejó de nosotros, y todo el respeto que
tenía por él se evaporó con su trato negligente hacia su hijo. Y luego
descubrir que había entregado al gemelo de Reeve. —La tristeza aparece en
su rostro—. Mira lo que ha desencadenado. Todo el dolor que sus acciones
han causado. Dillon se equivocó al dirigir esa ira hacia Reeve, pero puedo
entender perfectamente sus sentimientos hacia Simon. Lo que Simon le hizo
fue imperdonable.
Se hace el silencio durante unos minutos.
—Pero no cambia nada —digo entre sorbos de mi vodka—. Y soy la
que queda para recoger los pedazos. —Miro por la ventana y veo a Easton y
a su mejor amigo Nash jugando en el patio.
—Murió el gemelo equivocado —dice Alex, un músculo en su
mandíbula contrayéndose—. Reeve era inocente en todo esto, pero Dillon
sabía lo que hacía. Si alguien tenía que morir, debería haber sido él.
—Gracias por eso —dice una voz ronca y familiar, y giro la cabeza para
ver a Dillon y Ash en la puerta con el resto de su familia en el pasillo—. No
te contengas por mí —añade, entrando en la habitación.

102
Vivien

—¡A
lex! —sisea Audrey, dándole un codazo en las
costillas—. Deberías disculparte.
—No me disculpo por decir lo que pienso —
dice su marido, mirando a Dillon mientras los
O'Donoghue entran en la sala. No están todos
aquí. Solo están Ash, Jamie, Ro, Cath y Eugene. Sé que el resto de la familia
está aquí en alguna parte, porque mamá confirmó que estaban en el funeral.
Ciarán, Shane, sus esposas e hijos también. Los únicos que faltan son la
103 novia de Ronan y su pequeña hija. No sé si se mantuvieron alejados a
propósito, por mi bien, o por alguna otra razón. Me conmovió que todos los
demás vinieran, pero estoy segura de que fue más para apoyar a su hermano
que a mí. Sin duda, todos conocen a Easton y están deseando conocerlo.
—Está bien, Audrey —dice Dillon—. Es leal a Reeve. Lo entiendo.
Dillon lleva un traje negro con camisa y corbata negras a juego con su
alma negra. Los anillos y piercings habituales adornan sus manos y su
rostro. Su cabello cae en ondas castañas sobre su frente, y agradezco que
no se lo haya peinado como suele hacer Reeve. Sé que lo confundí con Reeve
en el hospital, pero lo atribuyo al estrés y a una alucinación por las drogas.
Ahora, cuando lo miro, veo destellos de Reeve, pero es totalmente Dillon.
—No está bien —dice Ash, esforzándose por contener su ira. Se acerca
a Alex—. Entiendo que odies a mi hermano, aunque no lo conozcas y no
estés al tanto de todos los hechos. Todos estamos bastante enojados con él
en este momento también. Pero decir que desearías que hubiera muerto en
su lugar es horrible. Nadie debería escuchar lo que acabas de decir.
Dos manchas rojas aparecen en las mejillas de Alex.
—Tienes razón —dice, levantando la cabeza y mirando a Dillon—. No
me gustas. Por muchas razones, pero eso ha sido duro e innecesario. Me
disculpo.
Dillon se encoge de hombros y mira a Alex. Cath mira a su hijo y Dillon
frunce los labios antes de pasarse una mano por el cabello.
—Disculpa aceptada —dice a regañadientes.
Es justo decir que nunca habrá amistad entre esos dos hombres.
Mamá se pone de pie y acompaña al señor y la señora O'Donoghue a
los sofás para que se sienten. Llama a Charlotte por el intercomunicador y
le pide que traiga comida y bebida a mi despacho.
—Sentimos haber irrumpido aquí de esta manera —dice Cath,
entrecerrando los ojos hacia Dillon—. Sabemos que es un momento muy
angustioso, y sentimos mucho tu pérdida, Vivien. Lo sentimos muchísimo.
—Se le llenan los ojos de lágrimas mientras se inclina sobre mamá para
abrazarme—. Te hemos echado de menos, y odio que nos reunamos en estas
trágicas circunstancias, pero pensamos que es mejor hablar cuando
estemos todos en el mismo sitio. Hay cosas que debemos discutir.
Dillon y Ronan mueven las sillas de delante de mi mesa para que
Audrey y Ash se sienten. Dillon, Alex, Ronan y Jamie se colocan a un lado.
Los ojos de Dillon se desvían hacia la ventana y al instante se clavan en
Easton. El dolor me atraviesa el pecho, junto con otras emociones
indescifrables.
104 —No estoy segura de que Vivien esté dispuesta a discutir eso en este
momento. —Mamá me arrastra de nuevo a la conversación.
—Está bien —digo, mi voz carece de emoción de nuevo—. Es mejor
dar todas las noticias en un día.
Dillon gira la cabeza al oír mis palabras y me mira intensamente, como
hace siempre. Desvío la mirada y bebo unos cuantos tragos de vodka,
porque necesito el valor líquido.
—No teníamos ni idea de que Reeve tuviera un hermano —dice mamá,
dirigiéndose a Cath—. Felicia era mi mejor amiga, pero no sabía que estaba
esperando gemelos, y Simon no nos dijo nada después. —La ira se enciende
en sus ojos—. Sin embargo, tengo curiosidad. ¿Cómo acabaron adoptando
a Dillon? —Mamá me pasa el brazo por la espalda por apoyo.
Charlotte entra en la habitación y deposita en la mesa sándwiches,
galletas, tarta, té y café, junto con platos y servilletas. Le doy las gracias y
esperamos a que se vaya para reanudar la conversación.
—Mi Eugene es adoptado. —Empieza a explicar Cath, acariciando el
muslo de su marido—. Y cuando nos casamos, decidimos que nos gustaría
adoptar también. Pero Shane y Ciarán no tardaron en llegar y dejamos de
lado la idea mientras eran pequeños. Mi hermana Eileen trabajaba con una
agencia de adopción internacional con sede en Londres. Nos informó de que
buscaban una familia para un bebé estadounidense y nos preguntó si
queríamos solicitarla. Estuvimos a punto de rechazarla. Aisling solo tenía
un año, pero ambos sentimos una llamada en nuestros corazones. —Mira a
Dillon y sonríe—. Simplemente sabíamos que era el niño para nosotros, así
que tramitamos el papeleo, nos reunimos con los representantes de la
agencia en Dublín y, un mes después, estábamos esperando en el ferri de
Dun Laoghaire para recoger a nuestro precioso bebé.
Dillon se frota una mano por la nuca en un gesto tan familiar como el
de Reeve que duele. Cierro los ojos brevemente, exhalando con fuerza. Mamá
me aprieta suavemente el costado y me obligo a abrir los párpados. Audrey
sale discretamente de la habitación mientras dejo el vaso vacío sobre la
mesa. Papá me tiende un plato con unos sándwiches y lo acepto por cortesía,
aunque ahora mismo no puedo soportar la idea de comer.
—¿Sabían que era un gemelo? —le pregunto a Cath.
Niega.
—Eso no se nos reveló, y Eileen murió hace once años de cáncer. Que
Dios la tenga en su gloria. —Se bendice—. Así que no sé si era consciente.
La primera vez que supimos que Dillon era gemelo fue cuando nos llamó por
teléfono la otra noche para decírnoslo.
—¿Ni siquiera se lo has dicho a tu familia? —La incredulidad gotea de
105 mi tono mientras lo miro fijamente.
—No. No lo hizo. —Ash lo golpea en el estómago—. Y está recibiendo
un infierno por ello.
—Amor. —Cath inclina la cabeza hacia un lado, mirándome al
rostro—. ¿Recuerdas nuestra pequeña charla en mi cocina aquel domingo?
—Asiento porque no he olvidado ni un solo segundo de mi estancia en
Irlanda—. Dillon mantenía todos esos demonios encerrados en su interior.
Siempre fue tan reservado, sin importar lo mucho que intentáramos derribar
sus muros. Eras la única que conseguía llegar a él.
—Mamá. —Dillon niega.
—No, Dillon. No me harás callar. Ha habido demasiados secretos y
mentiras. Esto termina ahora.
—Amén a eso —dice mamá.
—Lo que ha hecho Dillon nos ha decepcionado como familia, pero lo
queremos y lo perdonaremos porque sabemos la clase de hombre que es por
dentro. No te culparía por pensar lo peor de él, Lauren, y no estoy poniendo
excusas por mi hijo, pero ha luchado con problemas de abandono toda su
vida. Me ha roto el corazón. —Su voz se quiebra, y Dillon baja la mirada a
sus pies. El señor O'Donoghue presiona un beso en la sien de Cath,
abrazándola.
—Mamá. Para. —Dillon levanta la cabeza—. Soy totalmente
responsable de mis acciones. No te corresponde disculparte o excusarte por
mí.
—No podría estar más de acuerdo —dice Alex.
—¿Puedo hablar contigo a solas? —pregunta Dillon, perforándome
con los penetrantes ojos azules a los que estoy tan acostumbrada.
—No. Todo lo que quieras decirme puedes decirlo aquí. —Si vamos a
algún sitio solos, soy capaz de asesinarlo a sangre fría.
Un músculo se aprieta en su mandíbula.
—Bien. Sé que me odias. Con razón. Y sé que la he jodido. Yo…
—Buen discurso. Refleja exactamente mis sentimientos —le digo,
mirándolo fijamente mientras lo corto—. ¿Hubo algo más?
—Mentí, ¿de acuerdo? —Se pasa una mano por el cabello.
—¿Sobre qué?
—Casi todo.
—Entonces, ¿no odiabas realmente a tu gemelo y no pasaste años
tramando formas de acabar con Reeve? Debes estar encantado de haber
conseguido tu deseo después de todo.
Un sonido estrangulado escapa de la boca de Cath, y al instante me
106 siento reprendida.
—Siento que hayas tenido que escuchar eso —admito en voz baja—.
Pero Dillon odió a Reeve cuando no había justificación, y me utilizó para
intentar vengarse de mi marido. Reeve fue muy feliz cuando descubrió que
tenía un gemelo, y no se merecía la forma en que Dillon lo trató. —Solo
pensar en ello me enfurece de nuevo. Levanto los ojos hacia los de Dillon—
. Nunca le diste la oportunidad de hablar contigo. Si hubieras hablado con
él, te habrías dado cuenta de que Simon también lo manipuló.
—¿Crees que no lo sé ahora, Viv? ¿Crees que no sé que lo he jodido
todo con mi gemelo? Simon soltó toda esa mierda, y tenía sentido en ese
momento. Estaba herido, y confundido, y había otras cosas en marcha. Era
más fácil, en cierto modo, canalizar toda esa emoción para odiar a Reeve y
a Simon. Luego vi lo que te hizo, y me sentí justificado. Te trató como una
mierda en aquel entonces, demostrando que era un imbécil egoísta tan
obsesionado con su carrera que traicionó a la única persona que decía amar
más que nada.
—¡Era joven y fue arrojado a un mundo para el que no estaba
preparado! —replico—. Confió en la gente equivocada, y fue manipulado y
superado. No necesito que me digas cuánto me lastimó. No he olvidado cómo
me hizo sentir. Lo desconsolada que estaba en ese momento.
—Hasta que te recompuse, y entonces volviste corriendo a sus putos
brazos.
Me pongo de pie, mirando a Dillon.
—¡No me recompusiste! Lo hice yo misma. —Ayudó. Ash también lo
hizo. Toda la experiencia irlandesa me ayudó a sanar y a crecer. Pero no voy
a admitir eso ahora—. Y no volví con él hasta que nació Easton. Hasta que
se probó a sí mismo. Y lo hizo. Compensó sus errores, que es más de lo que
puedo decir de ti.
—¡Me gustaría tener una oportunidad para compensar los míos, pero
no me dejas! —La frustración es evidente en su rostro, y me alegro de verla.
—¡Maldita sea, y no lo haré! —Pongo mis manos en mis caderas—. La
diferencia es que Reeve era solo un niño en ese entonces, pero eres un
hombre adulto que debería ser más inteligente.

107
Vivien

o tienes que darle explicaciones —gruñe Alex cuando

—N Audrey regresa a la habitación con un nuevo vodka de


arándanos—. No le debes nada. —Alex ataca
verbalmente a Dillon, acercando su rostro al de él—.
No puedes venir aquí hoy, de todos los días, después
de la mierda que has hecho y el estrés al que sometiste a una mujer
embarazada, y exigir una segunda oportunidad como si la merecieras. Reeve
valía un millón más que tú y amaba a Viv con todo su corazón. —Alex
108 empuja a Dillon en el pecho, y me aterroriza que las cosas estén a punto de
ponerse feas.
Audrey coloca el vodka en mi mano, mirándome con ojos de disculpa.
—Alex y yo vamos a ocuparnos de tus invitados hasta que termines
aquí. —Dedica a su esposo una mirada—. ¿No es así, cariño? —Tira de su
brazo, alejándolo de Dillon antes de que pueda tomar represalias con sus
palabras o sus puños.
Alex murmura entre dientes, pero no protesta mientras lo arrastra
fuera de la habitación. El aire sale de mi boca con agradecido alivio. Por
mucho que esté agradecida con Alex por defenderme, no quiero que estalle
una pelea.
—Por fin —murmura Dillon, y lo miro con malevolencia.
—¿Muy inmaduro? —El sarcasmo gotea de mi tono.
—Jesucristo, Dil. —Ash tira de él, forzándolo a sentarse en el asiento
vacío de Audrey—. Eres tu propio peor enemigo.
Suspira profundamente, aflojando su corbata y desabrochando el
botón superior de su camisa.
—Para que conste, podría haber odiado a Reeve, pero nunca deseé que
muriera. Estoy dispuesto a admitir que me equivoqué. Si dices que Reeve
no lo sabía y que Simon fue quien me manipuló, entonces te creo.
—Oh, ahora me crees. —Lanzo mis manos al aire, casi tirando el plato
de sándwiches sin comer en mi regazo. Mi madre lo toma y deja el plato
sobre la mesa—. Ahora que está muerto, estás dispuesto a aceptar la verdad.
Me harté a decirte que todo eran mentiras, ¡y te negaste a creerme! —grito.
—Porque estaba molesto y conmocionado y había creído lo que dijo ese
imbécil de Simon —grita en respuesta.
—No te atrevas a gritarle a mi hija. Actúa de forma civilizada o puedes
irte de esta casa. —Mamá levanta el dedo en el aire hacia Dillon.
—Dillon. Por favor. —Los ojos llorosos de Cath suplican a su hijo.
Ignorando a ambas madres, Dillon me mira directamente a los ojos.
—He pasado años alimentando este odio, Viv. ¿Cuán estúpido crees
que me siento al saber que me engañaron por completo? Creí que Reeve
sabía de mí. Pensé que era un idiota egoísta al que le importaba una mierda.
Lo que leí sobre él en las redes sociales pareció confirmarlo. ¡Mira lo que te
109 hizo! Eras un desastre cuando aterrizaste por primera vez en Dublín.
—Sé cómo me sentía, muchas gracias. No necesito una lección de
historia de ti, y ya hemos hablado de esto.
—Te lastimó, pero lo perdonaste. Solo busco la misma oportunidad.
Permíteme enmendarlo. Por favor, dame una oportunidad más. No te
defraudaré. Lo prometo. —La desesperación llena el aire, se filtra por sus
palabras y la expresión suplicante de su rostro—. Sé que lo que hice estuvo
mal. Lo veo ahora. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo y hacer tantas cosas
de manera diferente. —Se golpea el pecho—. Tendré que vivir con esa culpa
por el resto de mi vida. No conocí a mi hermano y ahora nunca lo haré. Sé
que eso es en parte mi culpa. Si pudiera intercambiar lugares con él, lo
haría.
—¡Dillon, no! —Cath llora—. No digas eso.
La nuez de Dillon se mueve en su garganta y siento el dolor de Cath.
—Lo siento, mamá. No quiero molestarte, pero he hecho todo mal. A
veces pienso que hubiera sido más fácil si Simon me hubiera asesinado
cuando nací.
Puto infierno.
El llanto de Cath se vuelve más fuerte, y Ash, Ro y Jamie miran a Dillon
conmocionados. No sé qué pensar. Ya sea si está siendo sincero o si todavía
está jugando. Mamá y papá se ven preocupados, y estoy muy cansada de
este día y lista para acabarlo.
—No digas eso, Dil. —Ash niega—. Sí, eres un idiota. Sí, has jodido y
herido a mi mejor amiga. Pero también te has herido a ti mismo. —Su
mirada preocupada se encuentra con la mía—. No deberíamos haber venido
aquí hoy. No fue justo para ti. Las emociones todavía están demasiado
crudas. Sé que desconfías de Dillon ahora y no te culpo. De verdad que no,
Viv. Me estoy poniendo en tu lugar y me sentiría igual, pero lo que tuvieron
en Irlanda fue real. En el fondo, también lo sabes. Un día, cuando no estés
de luto por tu amado esposo y tu hermosa niña, tal vez puedas verlo de otra
manera. Ese día no es hoy, y creo que deberíamos irnos. —Mira a sus
padres, y Cath asiente, secándose las lágrimas que corren por su rostro.
Ash rodea a su hermano con los brazos, apretándolo con fuerza. Su
mirada de disculpa se clava en la mía, y hay tantas palabras no dichas entre
nosotras. Sé que necesito arreglar las cosas con ella. Especialmente ahora
que estará en mi vida. Es la tía de Easton, y no puedo seguir negando ese
110 hecho, incluso si mantendré el contacto con los O'Donoghue al mínimo
hasta que Easton haya llorado adecuadamente la muerte de Reeve y Lainey.
—Ash tiene razón, y nos iremos, pero primero necesito soltar esto —
dice Dillon—. Sé que estás traumatizada y sufriendo, y que no necesitas más
molestias. Pero necesitas saber que mi mayor mentira fue lo que te dije sobre
mis sentimientos por ti. Te hice creer que no me importaba, pero esa no es
la verdad. Me importa. Jodidamente mucho. —Sus ojos se clavan en mi
rostro—. Sé que no estás lista para oír esto, pero necesito decirlo. Todavía
te amo, Vivien Grace. Nunca dejé de hacerlo.
Qué montón de mierda, y no me lo creo. Las acciones hablan más que
las palabras, y eso es definitivamente cierto en el caso de Dillon. Pongo
expresión neutral mientras continúa.
—Puedo ver que no lo crees, y no puedo obligarte a hacerlo. Pero
tenemos que intentar encontrar una manera de llevarnos bien, porque
Easton es mi hijo y…
Interrumpo su desesperado vómito de palabras porque me niego a
escuchar una más de sus tonterías. Lo veo ahora. Veo qué juego nuevo está
jugando. Escupiendo toda esta mierda, intentando convencerme de
ponerme de su lado, solo para que pueda deslizarse y robarme a Easton.
¡Sobre mi cadáver ocurrirá eso!
—¡No es tuyo! —grito, levantándome abruptamente—. ¡Es el hijo de
Reeve! Reeve siempre será su padre, ¡no tú! Solo eres un donante de esperma
de la misma manera que lo fue Simon Lancaster.
Mamá toma aire y se pone de pie.
—Vivien. —Puedo decir que la he sorprendido incluso a ella, y sé que
estoy siendo insensible, pero, ¿cómo se atreve Dillon a aparecer aquí,
pensando que puede decirme algunas palabras bonitas y todo será
perdonado?
—No deberíamos haber venido —dice Dillon, alzándose en toda su
altura. El dolor irradia de sus ojos—. Lo siento.
—¿Eso crees? —exclamo, escapando del agarre de mamá—. Mi esposo
y mi bebé fueron enterrados hoy, ¡y ya estás aquí reclamando tu derecho
sobre mi hijo! —Avanzo hacia él, empujando su pecho—.Es mi hijo. ¡Nunca
será tuyo! ¡Nunca! ¡Jódete, Dillon! ¡Jódete! ¡Jódete! ¡Jódete!
Las cejas de Ro se elevan hasta la línea de su cabello y la preocupación
se extiende por su rostro. Por el de Jamie también. Ninguno de los dos ha
contribuido a la conversación y Ash ha estado más callada de lo normal.
111 —Princesa. —Papá me rodea con sus brazos desde atrás—. Está bien,
cariño. Desahógate.
—No puede tener a Easton, papá. —Sollozo, acurrucándome en su
cálido pecho—. ¡No me va a quitar a mi hijo! E es todo lo que me queda.
—Viv. —La voz de Dillon es deliberadamente suave—. Nunca te lo
quitaría, y nunca haría nada que lo lastimara o aumentara su dolor. Nunca
iba a compartir nada en línea. Solo dije eso para que hicieras las cosas a mi
manera, pero no le habría contado al mundo sobre él ni publicado ninguna
de tus fotos. Sé que no confías en mí, pero verás la verdad con el tiempo. —
El dolor y la nostalgia brillan en sus ojos azules—. Solo quiero conocer a mi
hijo. Entiendo que tomará tiempo, pero te ruego que me dejes desarrollar
una relación con él como su tío.
Sollozo en la camisa de mi papá, incapaz de soportar más. Estoy
agotada física y emocionalmente. El pozo está seco y solo quiero que se
vayan.
—Sé que hay cosas que discutir, pero este no es el momento ni el lugar.
Necesitas irte. —El tono severo de mamá no deja lugar a confusión.
—Lo siento mucho, Lauren —dice Cath—. No deberíamos haber venido
aquí hoy. Puedo ver que solo hemos aumentado el estrés de Vivien, y esa no
era nuestra intención. —Se vuelve hacia mí—. Cariño, perdónanos por
entrometernos en tu dolor de una manera tan egoísta. Mi corazón se rompe
por ti y por Easton. Cuídense.
—Te daré mi número —dice mamá, la compasión brillando detrás de
su férrea determinación—. Llámame e intentaremos arreglar algo antes de
que regreses a casa.
—Lo siento, Viv. Lo siento por todo —dice Dillon, y giro la cabeza,
mirándolo con ojos borrosos.
Ash se acerca con lágrimas corriendo por su rostro.
—Odio verte con tanto dolor, y odio que nuestra amistad haya sido una
víctima de todo esto. Siempre dijimos que no dejaríamos que mi hermano se
interpusiera entre nosotras.
Por instinto, extiendo la mano, abrazándola.
—Eso es mi culpa. No tuya. —Sollozo, aferrándome a ella—. Nunca
quise ignorarte. Me dolió hacerlo.
—Lo entiendo. —Retrocede—. Y entiendo un poco por lo que estás
pasando ahora. Cuando estés lista, llámame. Déjame estar aquí para ti
112
ahora. Si hay algo que pueda hacer para ayudar, cualquier cosa, solo llama
y lo haré. —Deja una tarjeta de negocios en mi mano.
—Gracias, Ash. Te he extrañado.
—También te extrañé. Jodidamente mucho.
Cath me atrae para un abrazo.
—Te queremos. —Besa mis dos mejillas.
—También los quiero. —Es cierto. Siempre quise a su familia. Me
cuidaron como si fuera una de los suyos. No tengo ningún problema con la
familia de Dillon, y no me sorprende que hayan aparecido hoy. Son quienes
son, y no he olvidado cómo me abrieron su casa y sus brazos en Irlanda.
No es su culpa que su hijo sea un bastardo mentiroso y taimado.
Besa mi frente.
—Cuídate y, con suerte, nos veremos pronto.
—Te daré espacio —dice Dillon mientras su familia camina hacia la
puerta—. Pero tenemos que hablar pronto. No te presionaré para que hagas
nada. Solo quiero una pequeña ventana para conocer Easton.
Y solo quiero golpear mis puños en tu rostro egocéntrico hasta que
sangres.
—Adiós, Dillon —gruño.
Mira por la ventana, su expresión es una mezcla de dolor y anhelo,
antes de lanzarme una última mirada.
—Hablaba en serio. Sé que no me crees, pero aún te amo. Siempre lo
he hecho. Incluso si nunca me puedes perdonar.

113
Vivien

—¿T
us padres van a venir para la lectura del testamento? —
pregunta Audrey, entregándome un poco de la deliciosa
limonada casera de Charlotte.
—No pueden tomarse más tiempo libre, por lo que
se unirán a nosotros por video. —Mis padres solo regresaron al set la
semana pasada, y fue necesaria una gran cantidad de persuasión para que
se fueran. El estudio se había quedado sin paciencia y amenazaban con
114 demandar por incumplimiento de contrato. No dejaré a mis padres en
bancarrota o su reputación mancillada por mi culpa.
Easton tuvo una rabieta cuando se fueron, y tuvo pesadillas las
primeras noches. Está aterrorizado de que no regresen y me identifico. Me
aferro a mi hijo, pegándolo a mi lado, porque me aterroriza que le vaya a
pasar algo.
—Reeve era tan organizado. —Audrey se deja caer en la tumbona a mi
lado—. No tenemos un testamento. Supongo que es algo que deberíamos
hacer.
—Ese es probablemente el único buen consejo que Simon Lancaster le
dio a su hijo. Cuando nos casamos y construimos este lugar, le dijo a Reeve
que se asegurara de que sus asuntos estuvieran en orden.
Nunca imaginé que resultaría prudente. El dolor me llena y estoy
tentada a hacer algunos cócteles de vodka, pero esa es una pendiente
resbaladiza en la que no quiero caer. Si no fuera por mi hijo, creo que estaría
adormeciendo mi dolor en una tina llena de Grey Goose o una caja de
Valium.
Easton está chapoteando en la piscina con Nash, y me alegro de que
ahora esté feliz. Su estado de ánimo es tan voluble como el mío últimamente.
Un minuto se ríe y, al siguiente, arremete contra algo o alguien. Sé que está
luchando por procesar sus sentimientos, por eso contraté a una terapeuta
para que venga a casa. Va a tener una sesión con Easton, conmigo presente,
y luego tendrá una sesión conmigo a solas.
Mamá me obligó a hacerlo. Era la única forma en que accedería a
regresar al set de filmación. Si fuera por mí, me revolcaría en la miseria y el
dolor porque la idea de hablar de todo con un psiquiatra me da ganas de
vomitar.
—¿Hablaste con la instructora del campamento de Easton hoy? —
pregunta, poniendo protector solar en sus piernas.
Easton ha estado asistiendo a un campamento de verano desde que
tenía tres años. Es el mismo al que Reeve y yo asistimos cuando éramos
niños, y es donde su amor por la actuación se convirtió en su pasión. Hay
un gran enfoque en las artes, y a Easton le encantan las clases de canto y
teatro, pero también practican deportes y actividades al aire libre.
Realmente no quería dejarlo ir este verano, ya que entro en pánico cada vez
que está lejos de mí. Pero él quería ir y sé que es importante mantener su
rutina.
Para ayudar a darle un sentido de normalidad, lo he estado llevando en
115
auto de aquí para allá todos los días. Todavía no puedo subirme a un auto
con nadie más conduciendo. Necesito tener el control. Para saber si pasa
algo, controlo el resultado.
—Sí. Fue comprensiva —explico—. Entiende que él está de duelo, pero,
al mismo tiempo, no puede andar golpeando a otros niños. —Ayer hubo una
situación en la que Easton se peleó con otro niño cuando estaban jugando
al fútbol. Estaba terriblemente molesta anoche, porque E no es así en
absoluto. Siempre ha sido sensible a la angustia de otros niños y, por lo
general, es el primer niño en tender una mano si alguien se lastima en las
ligas menores.
—¿Easton dijo algo más?
Intenté hablar con Easton anoche, pero estaba enojado y enfurruñado
y no quiso hablar de eso. No presioné, esperando hasta esta mañana para
preguntarle de nuevo cuando se hubiera calmado.
—El otro niño le dijo que su papá era un borracho y que merecía morir
—digo, con los dientes apretados.
Desafortunadamente, los informes de toxicología del accidente se
hicieron públicos y se informó en los medios. No he visto ninguno de los
reportajes de televisión ni he leído nada en línea, porque no quiero saber
cómo están destrozando la reputación de mi esposo. Por supuesto, los fans
de Reeve lo están defendiendo hasta el final, según Edwin Chambers,
publicista de Reeve. He contratado sus servicios por el momento, mientras
nos ocupamos de las secuelas del accidente y su muerte.
Audrey jadea.
—Qué pequeña mierda.
Asiento.
—No es de extrañar que Easton se enojara y atacara, aunque tuve que
explicarle que no puede volver a hacerlo. Le dije que podía defender a su
papá con sus palabras, pero que no podía usar los puños. Dije que si alguien
dice algo desagradable o malvado, es mejor que se lo diga a uno de los
instructores y deje que se ocupen del asunto.
Es difícil decirle a tu hijo que no tome represalias cuando alguien dice
algo tan horrible. No puedo dejar pasar el comportamiento violento, pero
tampoco voy a castigar a mi hijo por proteger la memoria de su padre.
Espero que para cuando Easton regrese a la escuela en agosto, las cosas se
hayan calmado y la prensa se haya centrado en otra persona.
116 —Siento que estoy fracasando como madre —agrego—. Tal vez debería
sacarlo de allí y mantenerlo en casa.
No nos hemos aventurado fuera de nuestra propiedad, a excepción del
campamento, porque los paparazzi nos siguen cada vez que salimos,
acosándome por una declaración y gritándole mierda a mi hijo. Casi le di un
puñetazo a un fotógrafo la semana pasada cuando le preguntó a Easton si
hablaba con el fantasma de su papá. Algunas de estas personas son escoria
de la tierra y no sienten empatía ni respeto por nuestra privacidad.
—Sé que es difícil, Viv, pero creo que la rutina es importante para
Easton, y estar con otros niños también lo es.
—Solo quiero envolverlo en algodón y mantenerlo a salvo aquí. —Bebo
mi limonada por el popote mientras comparto la verdad con mi mejor
amiga—. He tenido estas pesadillas. —Trago dolorosamente—. Estoy
atrapada en el auto, pero esta vez, Easton también está allí. Está mirando
por la ventana, llorando, y no puedo alcanzarlo. Huye, sin dejar de llorar, y
lo miro mientras corre hacia la carretera y… —Un sollozo estalla en mi
pecho, y dejo mi bebida en la pequeña mesa de cristal, girándome hacia un
lado para que Easton no pueda verme molesta—. Ni siquiera puedo decirlo,
pero tengo miedo, Rey. También tengo miedo de que le pase algo a E. Es
todo lo que me queda.
Una sensación de aleteo aumenta el impulso en mi pecho, se extiende
por la parte superior de mi torso, y mi corazón se siente como si estuviera
latiendo demasiado rápido, como si estuviera tratando de encontrar un
espacio para salir de mi caja torácica y escapar. Mi respiración es
entrecortada, y estoy luchando por llevar suficiente oxígeno a mis pulmones.
—Pon la cabeza entre las piernas y respira profundamente, Viv. Dentro
y fuera, despacio. Lo haré contigo.
Estoy tan ocupada concentrándome en calmarme que no escucho el
pequeño golpeteo de pies.
—¡Mamá! —grita Easton, y levanto la cabeza—. ¿Qué ocurre? —chilla,
corriendo y arrojándose hacia mí. Gotas de agua cubren mi piel mientras se
aferra a mí, sollozando.
—Está bien, mi amor. Estoy bien. —Lo abrazo mientras las lágrimas
apuñalan mis ojos. Me encuentro con la mirada compasiva de Audrey por
encima de su hombro—. Solo estaba haciendo algunos ejercicios —miento.
—¿Estás segura? —pregunta, levantando la cabeza para mirarme. Sus
hermosos ojos azules se clavan en los míos, y odio ver tanta preocupación
117 allí. Necesito hacerlo mejor.
—Estoy segura. —Me paro, tomando su mano—. ¿A quién le gustaría
un helado? —cuestiono mientras Nash se queda nerviosamente en el borde
de la piscina.
—¡Yo! —gritan, y los llevo dentro, preparando un bol con helado de
vainilla y chocolate y salsa de fresa con chispitas para cada uno. Los chicos
llevan su helado afuera, sentados uno al lado del otro en una de las
tumbonas, susurrando y riendo mientras devoran su dulce.
—No estás fallando, Viv —dice Audrey, continuando nuestra
conversación anterior cuando me recuesto a su lado—. Estás haciendo lo
mejor que puedes, y no es fácil. Ambos están intentando lidiar con esta
enorme pérdida. Está bien admitir que necesitas más ayuda.
Giro mi cabeza hacia un lado.
—No puedo pedirte más, Audrey, y sé que sigues desviando esta
conversación, pero tienes que volver a Boston. No voy a dejar que
desperdicies años de estudio por mi culpa.
Alex tuvo que irse, regresar a Boston, unos días después del funeral
porque recibió una gran oportunidad para ayudar al entrenador en el
campamento juvenil de verano de los New England Patriots. Es una
oportunidad única en la vida de estar cerca de los mejores entrenadores y
jugadores. Podría abrir la puerta a un trabajo universitario o un trabajo con
nivel para entrar en los profesionales. Iba a retirarse para poder quedarse
aquí con su esposa y apoyarme, pero no puedo esperar que mis amigos
renuncien a sus carreras por mí. Le dije que nunca volvería a hablar con él
si dejaba pasar la oportunidad, así que se fue hace unas semanas.
—Estoy bien por una semana o dos. —Se encoge de hombros
casualmente, como si no fuera gran cosa. No tengo ni idea de cómo lo hizo
funcionar, pero obtuvo una licencia prolongada por motivos personales. Sin
embargo, no puede quedarse aquí por tiempo indefinido y necesito aprender
a sobrellevarlo por mi cuenta. Se moja los labios y se sienta un poco más
erguida—. Me sentiré mejor para irme una vez que hables con la terapeuta,
y creo que deberías hablar con tu médico sobre los medicamentos contra la
ansiedad y la depresión. Van a ayudar.
—No es tan malo —miento—. Solo necesito tiempo.

118

—¿Qué mierda está haciendo aquí? —sisea Audrey a la mañana


siguiente cuando salimos del auto en el estacionamiento subterráneo
adjunto a las oficinas de los abogados.
—¿Quién? —Me doy la vuelta y mi boca se abre mientras Dillon y Ash
caminan hacia nosotras. Lleva su camiseta negra característica y vaqueros
rotos con zapatillas de deporte, y me pregunto si simplemente compra la
misma ropa en varias cantidades.
—Hola. —Ash da un paso adelante, dándome un abrazo—. ¿Cómo lo
llevas?
—Me alegro cuando puedo levantarme de la cama por la mañana —
admito sinceramente, y me aprieta la mano. Se ve muy sofisticada con un
hermoso traje de pantalón color crema, y parece que está lista para una
reunión profesional. A diferencia de su hermano estrella de rock—. ¿Qué
está haciendo aquí? —pregunto, señalando con la cabeza en dirección a
Dillon.
—Estoy justo aquí, Hollywood. No tienes que seguir fingiendo que no
existo. —Ignoro esa pequeña pulla y evito mirarlo, cruzándome de brazos.
—Carson Park nos dijo que viniéramos —explica Ash después de unos
segundos de incómodo silencio—. Dijo que Dil es nombrado en el
testamento.
Mis ojos casi salen volando de sus cuencas por la conmoción.
—¿Qué? —balbuceo. Audrey y yo intercambiamos expresiones de
sorpresa.
—Eso es todo lo que sabemos. —Ash sonríe tentativamente a Audrey—
. Hola, Rey. Siento no haber podido hablar contigo en el funeral.
La tensión permanece en el aire. Ash y Audrey tienen una historia
accidentada. Fueron amigas íntimas al principio hasta que ambas tomaron
lados en la situación de Dillon versus Reeve. Sé que Ash contactó a Audrey
después de que regresé a Los Ángeles desde Dublín, cuando la estaba
ignorando, y Audrey también la ignoró, así que no me sorprende que las
cosas estén un poco tensas, incluso si Ash ya debe saber por qué.
Audrey me sorprende, inclinándose para abrazar a mi otra mejor
amiga.
—Es bueno verte. Las tres tenemos que ponernos al día.
119
—Realmente me gustaría eso —dice Ash, luciendo aliviada.
—Deberíamos entrar —digo antes de que Audrey fije una fecha y Dillon
decida invitarse. Ha estado llamando y enviando mensajes, y lo he estado
ignorando. Sé que no puedo seguir haciéndolo para siempre, pero no puedo
lidiar con él ahora. Estoy haciendo todo lo posible para poner un pie delante
del otro y estoy tratando de ayudar a Easton a procesar sus sentimientos.
No tengo tiempo para preocuparme por el dolor de Dillon.
—Necesitamos hablar —dice Dillon cuando estamos todos atrapados
dentro de los estrechos confines del ascensor que nos lleva a la oficina de
Carson Park.
—Ahora no —espeto, mirando al frente.
Se reposiciona para estar directamente frente a mí, y no tengo más
remedio que mirarlo al rostro.
—¿Cuándo entonces? Estás ignorando mis llamadas y mensajes.
—Porque me estás acosando —siseo, y Audrey y Ash se dan la vuelta.
—No la estoy acosando —replica Dillon, mirando a ambas mujeres—.
Le envié un mensaje y la llamé varias veces durante la semana pasada
porque tenemos que hablar sobre Easton.
—Ahora no, no lo hacemos —dice Ash, clavándole a su hermano una
mirada de advertencia—. Nunca aprendes —agrega, negando.
Las puertas se abren, y paso junto a Dillon, caminando hacia el área
de recepción.
La asistente de Carson nos acompaña a una pequeña sala de
conferencias donde el abogado de los Lancaster ya nos está esperando. Los
rostros reconfortantes de mis padres me saludan desde la pantalla en la
pared. Se hacen las presentaciones y luego Carson se pone a trabajar.
—Como mencioné por teléfono la semana pasada, Vivien, hicimos una
pequeña lectura de una parte del testamento hace un par de semanas. Reeve
hizo varias donaciones a organizaciones benéficas y me reuní con
representantes de esos organismos para explicar los términos.
Asiento porque esto no es nada nuevo ni sorprendente. Reeve dejó una
suma considerable a Strong Together, así como a otras organizaciones
benéficas con las que tenía afiliaciones.
—Hoy, me gustaría discutir los términos de los aspectos personales del
testamento.
120 Escucho abatida mientras Carson confirma que Reeve me dejó la mayor
parte de su herencia. Tengo mi primer colapso cuando menciona que Reeve
ha creado fondos fiduciarios para los niños. Por supuesto, sabía que había
uno para Easton, pero no sabía que también había creado uno para Lainey.
También les dejó objetos personales. Los de Lainey serán para mí. Ojalá lo
hubiera sabido antes del funeral porque los habría enterrado con ella.
Carson deja de hablar mientras sollozo contra el hombro de Audrey, y
mamá se seca las lágrimas que corren por su rostro. Después de unos
minutos, consigo recomponerme y el abogado continúa. A propósito evito
mirar a Dillon al otro lado de la mesa, mirando la mesa de nogal brillante,
deseando poder presionar el botón de avance rápido porque no sé si podré
sobrevivir a esto.
Reeve también le dejó algunos artículos personales a Easton. El reloj
de golf que ya le he dado es uno de ellos, y me echo a llorar de nuevo cuando
otra ola de dolor se apodera de mí. Nos conocíamos por dentro y por fuera,
y nuestros pensamientos a menudo estaban sincronizados. Nuestra
conexión es tan íntima que incluso trasciende la vida y la muerte, y lo
extraño muchísimo en este momento. Lo que no daría por sentir sus
reconfortantes brazos a mi alrededor o escuchar sus promesas silenciosas.
Me siento tan perdida sin él. Como si estuviera vagando sin rumbo fijo
por la vida, sin nadie que me guiara por el camino correcto. Reeve no está
aquí para tomarme de la mano cuando me desvío en la dirección equivocada,
para ayudarme a volver al camino. A diferencia de la última vez, no hay
forma de superarlo porque Reeve no está simplemente en un continente
diferente. Existe en un reino diferente. Se ha ido y no volverá. No me estará
esperando como la última vez. No puede volver a estar ahí para mí nunca
más, y quiero morir cada vez que lo recuerdo. Se siente como si me faltara
la mitad de mi alma, la mitad de mi corazón, sin él, y eso es antes de
contemplar la desgarradora pérdida del bebé que había crecido con tanto
amor en mi útero.
El dolor es interminable y soy como un caparazón de la persona que
solía ser.
Carson me pregunta si quiero reprogramar la reunión, pero lucho
contra mi dolor, negando mientras me seco las lágrimas con los pañuelos
de papel que Audrey me entrega de mi bolso. He guardado pañuelos en todos
mis bolsos y carteras porque nunca sé cuándo atacará el dolor. A veces, las
cosas más pequeñas lo provocan. Sucederá algo casi insignificante que me
121 recordará a Reeve o a la hija que perdí, y me desmoronaré, llorando hasta
que me duela la garganta y me ardan los ojos. Le digo a Carson que continúe
y pasa al siguiente elemento.
Reeve legó algunas pertenencias personales a mis padres, junto con la
casa de vacaciones en la Riviera italiana. Apenas fuimos de vacaciones allí
con nuestra apretada agenda, mientras mamá y papá pasaban varios
veranos relajándose en la pequeña villa de estilo mediterráneo. Tiene sentido
que Reeve les deje eso, pero es extraño en cierto modo. Es casi como si mi
esposo tuviera un sexto sentido sobre su fallecimiento. ¿Por qué otra razón
dejaría a mis padres una casa cuando deberían haber muerto antes que él?
Mi corazón se hincha dolorosamente cuando estos pensamientos dan
vueltas alrededor de mi cerebro.
Para Alex, le deja un par de sus preciados autos deportivos, algunos de
sus costosos relojes y algunos recuerdos y fotos enmarcadas de la escuela
secundaria.
Audrey se queda sin aliento cuando descubre que Reeve compró una
unidad en un nuevo y moderno edificio de oficinas que se está construyendo
en el centro de Los Ángeles a su nombre. Carson explica que es para su
futura consulta médica y Reeve había planeado inicialmente sorprenderla
con eso al graduarse.
Ahora es el turno de Audrey de disolverse en lágrimas desgarradoras
mientras la consuelo. Aferra mis hombros, llora en mi cuello, y su dolor
habla con el mío. Reeve era su amigo, y ella ha intentado ser fuerte por mí,
pero tiene derecho a llorar. También se le permite llorar por él, y me siento
egoísta en este momento por ni siquiera considerar su dolor mientras me he
estado ahogando en el mío.
—¿Lo sabías? —cuestiona llorando, secándose las lágrimas.
Sonrío suavemente, asintiendo a mi mejor amiga.
—Salimos a almorzar un día y nos encontramos con el desarrollo. El
tipo que lo construía estaba allí, y él y Reeve empezaron a hablar. Me dijo
una semana después que había comprado una de las unidades más
grandes, pensando que tal vez quisieras hacer algo con ella en el futuro. Me
hizo prometer que no te lo diría. —Probablemente porque sabía que Audrey
no lo aceptaría fácilmente—. Sin embargo, no tienes que hacerlo —agrego,
sin querer que mi mejor amiga se sienta obligada a regresar a Los Ángeles
después de graduarse o que incluso tenga que establecer su práctica
planeada aquí—. Es tuyo para hacer lo que quieras. Úsalo, véndelo o lo que
sea. —Me encojo de hombros casualmente como si no estuviera devastada
122 si mi mejor amiga nunca regresara a casa.
—Viv. —Audrey besa mi mejilla—. Siempre íbamos a volver a Los
Ángeles después de mi graduación. Alex incluso tiene una posible oferta de
trabajo sobre la mesa.
La sorpresa se esparce por mi rostro, incluso si estoy emocionada,
porque es la primera vez que lo oigo.
—¿Por qué no dijiste nada?
—Te lo íbamos a contar en nuestras vacaciones en México.
Habíamos planeado un viaje a México para septiembre. Serían nuestras
primeras vacaciones familiares con nuestra nueva hija. Cierro los ojos con
fuerza mientras un dolor brutal me golpea el rostro. Siempre es así. Puede
que encuentre unos minutos en los que he olvidado el espectáculo de mierda
en el que se ha convertido mi vida, y luego sucede algo que me recuerda
todo lo que he perdido.
—Lo siento.
Parpadeo y abro los ojos, secándome las lágrimas.
—Está bien —susurro, deliberadamente sin mirar a Dillon ni a Ash.
Apenas me aferro a mi cordura en este punto.
—Creo que es maravilloso que regresen permanentemente a Los
Ángeles —dice mamá desde la pantalla—. Y ahora, gracias a Reeve, tienes
una ubicación para tu nueva consulta.
—Sí. —Audrey me abraza rápidamente y logramos recomponernos para
que Carson pueda terminar la reunión.
—Eso nos lleva al último elemento. —Carson baraja algunos papeles
sobre la mesa, empujando sus gafas por el puente de su nariz mientras su
mirada se mueve entre Dillon y yo—. Reeve vino a verme una semana antes
de morir para hacer una alteración en su testamento. —Se moja los labios
antes de leer los papeles que tiene delante—. En caso de mi muerte, la
herencia que recibí del testamento y última voluntad de Simon Lancaster,
excluyendo las acciones en Studio 27, se dividirá en partes iguales y una
parte irá a mis hijos, que se dividirá entre ellos, y la parte restante será
transferida a mi hermano gemelo, Dillon Thomas O'Donoghue.

123
Dillon

—¿Q
ué? —Casi me caigo de la silla conmocionado. ¿Por qué
diablos Reeve me agregaría a su testamento a última
hora?
—Es una herencia sustancial —continúa Carson
Park como si no hubiera notado las expresiones de sorpresa en los rostros
de todos—. Además de las cuentas bancarias, hay carteras de inversión y
varias propiedades. La participación del cuarenta por ciento en Studio 27
124 ahora se transfiere a Vivien, como cuidadora, hasta que su hijo alcance la
mayoría de edad, y luego pasará a Easton.
—No lo quiero —espeto, agarrando el borde de la mesa—. No quiero
nada que alguna vez perteneció al imbécil de mi donante de esperma.
Carson parpadea hacia mí al otro lado de sus gafas.
—Lo que mi hermano quiere decir es que necesita tiempo para digerir
esto —dice Ash, adoptando un papel diplomático practicado. Esboza esa
sonrisa educada de mierda que suele lanzar en estos casos—. Tiene mi
número. Por favor, envíeme todo el papeleo y me encargaré de ello.
—¿Por qué Reeve haría eso? —cuestiona Viv, luciendo tan confundida
y conmocionada como me siento. Su mirada se mueve entre el abogado y
yo—. Sospechaba quién eras. Sin embargo, ¿cambió su testamento? No
entiendo. —Muerde la comisura de su boca y el gesto familiar es como un
puñetazo en el estómago.
Estar cerca de ella duele mucho.
Más aún porque veo cuánto dolor tiene y quiero ayudar a pegar los
pedazos rotos de su corazón, pero no me deja. No me deja entrar en
absoluto. Sigue siendo la misma chica obstinada y luchadora que conocí en
Dublín, enterrada bajo una montaña más grande de dolor y pena.
Y sigo siendo el mismo cabrón impaciente y decidido.
Viv puede alejarme todo el tiempo que quiera. Puede herirme con sus
palabras y su ira y su indiferencia, pero no voy a ninguna parte.
Los dos seguimos siendo las mismas personas que éramos, pero no lo
somos. Ahora es madre y sus instintos protectores son fuertes. Su sentido
de protección podría verse afectado por las consecuencias de su pérdida, y
podría sentir que se está ahogando, pero sabe quién es y qué quiere de una
manera que no entendía cuando nos conocimos. Es desafortunado para mí
que lo que quiera sea que mi cuerpo sea transportado a Marte, donde nunca
más tendrá que verme o tratar conmigo.
También sé lo que quiero. Tengo claridad de una manera que nunca
antes la había tenido. Quiero a Vivien y Easton. Quiero tener la oportunidad
de demostrar que puedo estar ahí para ellos. No sé si Viv podrá volver a
amarme alguna vez, pero la tomaré de cualquier forma que pueda. Aunque
nunca seamos más que amigos y padres.
Sé que nunca podré reemplazar a Reeve.
Tampoco querría.
125 Mis sentimientos por mi gemelo siguen siendo un lío de proporciones
épicas. He aceptado que me equivoqué en parte, pero Reeve no era el ángel
perfecto que Viv parece pensar que era. Esas fotos todavía me están
haciendo un agujero en el bolsillo, y me muero por saber cómo terminaron
en su auto esa noche. Supongo que Reeve contrató a un investigador privado
para espiar a Viv cuando estaba en Dublín. Es la única explicación que tiene
sentido. Recuerdo a ese tipo al que vi husmeando un par de veces, y estoy
convencido de que le pagaron por vigilarnos. Me hierve la sangre al pensar
en eso. Cada recuerdo que tengo de nuestro tiempo juntos está quemado en
los bordes ahora, sabiendo que un puto imbécil nos estaba tomando fotos y
enviándoselas a Reeve.
No es de extrañar que la estuviera esperando en el instante en que se
bajó del avión ese día. Sabía que estábamos enamorados y estaba decidido
a recuperarla y dispuesto a jugar sucio para hacerlo. Una reticente
admiración batalla con rabia hirviente mientras pienso en cómo manipuló
las cosas. Y sí, sé que soy un maldito hipócrita.
La verdad es que ambos manipulamos Vivien de diferentes maneras.
Ninguno de los dos fue digno de ella.
—No lo sé, Vivien —dice Carson, sacándome de mi cabeza—. Reeve no
explicó su decisión. Simplemente me pidió que hiciera un cambio en su
testamento.
—Puedes tenerlo todo —le ofrezco, mirándola a los ojos por primera vez
desde que entramos en la habitación—. Te lo reasignaré.
—No lo quiero ni lo necesito —replica Vivien—. Estoy sorprendida de
que Reeve hiciera eso. Sé que habló de darte tu parte ese día que estuviste
en la casa, pero eso fue antes de que sospechara quién eras.
—Nunca sabremos con seguridad sus motivaciones —comenta Ash—.
Pero, por mi parte, creo que esto muestra la clase de hombre que era tu
esposo. Se estaba asegurando de que Dillon obtuviera la herencia que por
derecho le correspondía. No importa lo que pensara de él, no dejó que eso
interfiriera con hacer lo que sentía que era correcto.
Vivien asiente y miro la pantalla en blanco en la pared, preguntándome
cuándo los padres de Viv salieron de esta conversación. Debo haber estado
perdido en mis pensamientos cuando se despidieron.
—Quizás tu hermano debería preocuparse por eso a la luz de sus
126 acciones. —Viv se dirige a Ash como si ni siquiera me encontrara en la
habitación, y eso jodidamente me enfurece.
—Si quisiera transferir la herencia a Easton, ¿es posible? —le pregunto
al abogado.
Asiente.
—Por supuesto. Es tuya para hacer lo que quieras.
Espero que Viv se oponga, pero no dice nada, luciendo como si
estuviera sumida en sus pensamientos de nuevo.
Carson lleva la reunión a su fin y apago su voz nasal, estudiando a la
mujer que es dueña de mi corazón. Mira la pared, como si estuviera mirando
a través de ella, mientras se muerde el labio inferior. He notado que Viv se
distrae, de vez en cuando, mirando al vacío con la mirada más triste en su
rostro.
Nunca dudé que amaba a Reeve. Nunca trató de ocultarme eso, y la
respeté por su integridad. Pero ahora es dolorosamente obvio lo mucho que
él significaba para ella. Era todo para ella, de una manera que nunca lo he
sido, y es una píldora amarga de tragar.
Sé que no debería tener envidia de mi hermano muerto. Es una
emoción inútil. Pero no puedo evitar cómo me siento. Siempre he estado a
su sombra y seguiré estando allí, aunque él ya no esté aquí.
—Tierra al idiota —dice Ash, tirando de mi brazo—. La reunión ha
terminado. Todos se han ido. Pensé que querías hablar con Viv.
—Mierda. —Me levanto de un salto—. Sí. Vamos. También necesitas
escuchar esto. —Arrastro a mi pobre hermana fuera de la habitación y le
digo que se quite los zapatos para que pueda perseguirme por las escaleras.
El ascensor ya se ha ido, llevándose a Viv consigo, y necesito detenerla antes
de que se vaya.
Aparte de aparecer en la puerta de su casa, lo cual soy reacio a hacer
porque una confrontación es lo último que Easton necesita presenciar, esta
es la única oportunidad que puedo tener de hablar con ella. Viv necesita
saberlo para que podamos adelantarnos a esto.
Irrumpo por las puertas del estacionamiento justo cuando Viv y Audrey
llegan a su todoterreno.
—¡Esperen! —grito, corriendo hacia ellas. Viv, como era de esperar, me
127 ignora y se pone al volante. Agarro la puerta antes de que pueda cerrarla—
. No lo hagas. Jodidamente no me ignores.
—¿Qué quieres, Dillon? —pregunta Audrey, inclinándose sobre la
consola para mirarme.
—Conocer a mi hijo y la oportunidad de compensar a la mujer que amo,
pero… —alzo una palma, manteniendo mi otra mano firmemente en la
puerta del auto, ya que no confío en que Viv no la cierre de golpe—… sé cuál
sería la respuesta, así que no es por eso que actualmente necesitamos
hablar.
—Jesucristo, Dillon —dice Ash, materializándose detrás de mí. Está
jadeando y un poco roja—. Creo que acabo de rasgar la costura de mi
pantalón. Si lo hice, me comprarás un traje nuevo.
—No tengo nada que decirte —dice Viv, mirando al frente.
—Mírame —espeto, harto de esta mierda. Sé que está de luto. Sé que
soy un idiota pedazo de mierda imbécil. Pero todavía puede mirarme cuando
me habla.
—¿Qué, Dillon? —sisea, volviéndose hacia mí—. ¿Qué quieres?
—Tenemos un problema mutuo que debemos discutir.
—¿Qué problema? —Ash se endereza, poniendo expresión seria.
—No te asustes —le digo a mi hermana, sabiendo que es inútil—. Solo
me enteré esta mañana.
—¿Enterarte de qué? —cuestiona Audrey, luciendo preocupada.
Exhalo, odiando tener que soltarlo así, pero si no lo hago, Viv se
escapará y lo descubrirá de la peor manera posible.
—La prensa sabe de mí. Han descubierto que soy el hermano gemelo
de Reeve.
—¿Cómo? —inquiere Ash cuando se hace obvio que Viv está en un
estado entumecido de conmoción.
—Una reportera notó el parecido cuando salía del funeral y comenzó a
indagar. Consiguió una copia de mi solicitud de naturalización. Nombra a
Reeve como mi hermano. Quiere una entrevista exclusiva conmigo. Me ha
dado cuarenta y ocho horas para aceptar o contará la historia.
—Jodida mierda. —Ash exhala profundamente. Lanzando una mirada
de preocupación a una Viv conmocionada, se dirige a Audrey—. Necesitamos
elaborar una estrategia. Necesitamos discutir nuestras opciones y decidir
cuál es la mejor manera de minimizar el impacto para que Viv no reciba más
128 presión.
Dillon

o me gusta esto —dice Viv, siguiéndome a

—N regañadientes mientras entro en el pasillo de mi casa


de Los Ángeles.
—No te preocupes, Hollywood. No te secuestraré
ni te ataré a mi cama. —Le muestro una sonrisa
descarada—. A menos que quieras.
Me da una bofetada en el rostro y jodidamente duele.
129 —Me voy. —Gira sobre sus talones, pero no antes de que vea las
lágrimas brillar en sus ojos. Mierda. Lo último que quiero hacer es lastimar
a Viv, pero parece que meto la pata cada vez que estoy cerca de ella.
Ash me dirige una mirada oscura que me asusta. Exteriormente, las
cosas pueden parecer perfectas entre nosotros, pero eso no podría estar más
lejos de la verdad.
Después de lo que sucedió en la casa de Viv el día del funeral, tuve que
confesarle a mi familia cómo la había amenazado para que guardara
silencio. Ver las miradas de decepción en los rostros de mis padres me hizo
sentir horriblemente avergonzado de mis acciones. Toda mi familia se está
recuperando de las revelaciones y sintiéndose herida por haberla excluido.
Mamá no puede creer que haya estado albergando todo este resentimiento
y lidiando con él solo. No entiende por qué no se lo dije a ella y a mi padre
cuando Simon me abordó a los diecisiete años. Por qué elegí manejarlo solo.
Me llevará algún tiempo compensar a todos.
En cuanto a Ash, decir que mi hermana quiere asesinarme por la forma
cruel en que traté a su mejor amiga es quedarse corto. Me ha ignorado
durante semanas, solo hablándome cuando era asunto oficial de la banda.
Hoy es la primera vez desde el funeral que me habla directamente, como
solíamos hacerlo, y la primera vez que sentí que podríamos superar esto sin
causar un daño irreparable a nuestra relación.
Amo a todos mis hermanos, pero estoy más unido a Ash. Si he dañado
permanentemente nuestra relación, no me recuperaré. Es más que mi
hermana. Se ha convertido en mi confidente más cercana y en la persona
en la que más confío. No puedo perderla sin perder una parte de mí.
Es lo mismo para la mujer rota que está parada frente a mí, demasiado
perdida como para dirigir su legítima ira en mi dirección. En cambio, está
planeando huir y no puedo dejar que se vaya.
—Lo siento, Viv. Por favor, no te vayas. —Paso una mano por mi
cabello—. Sabes que esta es mi forma de actuar, especialmente cuando
estoy nervioso. No estoy intentando ser un idiota a propósito.
—Es algo tan natural para ti —comenta Audrey arrastrando las
palabras, frunciendo el ceño mientras deja sus sentimientos claros. De
todos modos, nunca ha sido una gran fan mía.
—Mi marido, tu hermano, murió hace un mes, Dillon. —Viv se da la
vuelta para mirarme con ojos tristes y un labio inferior tembloroso—. No
130 puedes decirme esas cosas. No quería venir aquí y no estás haciendo que
quiera quedarme.
Me arriesgo a dar un paso más cerca, tragando sobre mi miedo.
—Lamento haberte molestado. Esa no era mi intención. Sé que no
quieres estar aquí, pero tenemos pocas opciones. Salir juntos en público
ahora mismo es un desastre a la espera de suceder. Estoy dispuesto a volver
a tu casa, pero no pensé que me querrías allí con Easton.
Con mucho gusto me cortaría un brazo para tener la oportunidad de ir
a su casa y ver a mi hijo. No poder verlo me está matando. Estoy intentando
ser sensible a la situación, porque sé lo difícil que es esto para Viv, pero ya
me he perdido gran parte de su vida y quiero estar ahí para él ahora. Sé que
está sufriendo. Sé que extraña a Reeve. Sé que no puedo reemplazar quién
era para él, pero quiero tener la oportunidad de formar mi propia relación
con mi hijo.
—Tenemos que lidiar con esto, Viv —dice Ash—. Si no quieres hablar
de ello, puedo comunicarme con Edwin Chambers y podemos discutir una
estrategia para manejarlo juntos.
Fulmino con la mirada a mi hermana, a pesar de que solo está tratando
de ayudar. Pero me muero por la compañía de Viv, y ella le ofrece una tarjeta
de “salir gratis de la cárcel”.
—Quiero saber qué está pasando y cómo esto nos afectará a Easton y
a mí. —Viv endereza los hombros y un brillo determinado destella en sus
ojos, recordándome a la mujer que amo. Sé que todavía está allí, y mi misión
en la vida es ayudarla a redescubrirse a sí misma. Mis hombros se relajan
un poco ahora que sé que no se va a ir—. Definitivamente necesitaremos
involucrar a la gente de relaciones públicas, pero hablemos primero ahora.
Las guío a través del vestíbulo, dejo atrás la enorme cocina abierta a
un lado y la sala de juegos al otro, y salgo al patio. Es un día glorioso. El sol
brilla intensamente, iluminando mi espacioso jardín trasero. Las vigas se
reflejan en el agua tentador de mi gran piscina al aire libre. Gracias a mi
experto jardinero, el césped y los parterres son impecables, coloridos y
abundantes.
Muestro a mis invitadas el área de asientos, sacando una de las
cómodas sillas de mimbre para Viv. Ash abre la sombrilla a juego,
proporcionando la sombra que tanto necesita.
—Déjenme traer algunas bebidas —digo cuando las damas están
sentadas—. Volveré en unos minutos.
Entro en mi cocina donde Nancy, mi ama de llaves de tiempo completo,
131
está ocupada. Le digo lo que necesito y me apresura a volver afuera,
asegurándome que ella se encarga.
Las chicas están hablando cuando regreso, sus miradas clavadas en la
gran estructura de madera en la distancia cercana.
—Es el estudio de grabación principal de la banda —explica Ash
mientras me dejo caer en la silla frente a Vivien.
—Cuando no tenemos reserva en Capitol Studios por la discográfica —
agrego.
—¿Deberíamos traer a los demás? —inquiere Ash, con la mirada fija en
el edificio insonorizado donde Conor, Jamie y Ro están ocupados trabajando
en las pistas de nuestro próximo álbum.
—No. —Me rasco la barba incipiente de la barbilla—. Esto no está
relacionado con la banda. Podemos contarles más tarde. —Después de mis
revelaciones, las cosas estuvieron un poco tensas durante un par de
semanas con la banda. Conor existe en su propia burbuja, así que no me
dijo ni mierda. Ro se enfureció silenciosamente aunque no me fastidió como
lo hizo Jamie. Jamie estaba molesto porque había molestado y enojado a su
prometida.
—Tendrás que concederle a esa perra periodista una entrevista
exclusiva —dice Ash—. Es la única forma de controlar la narrativa.
—Estoy de acuerdo —dice Viv, tamborileando con los dedos sobre la
mesa de cristal—. ¿Pero qué vas a decir exactamente? —Me mira desde el
otro lado de la mesa, pero no puedo ver sus ojos, gracias a las enormes gafas
de sol que lleva—. Nadie más, aparte de tu familia y nosotros, sabe que
descubriste la verdad cuando tenías diecisiete años, ¿verdad?
Asiento.
—Carson también lo sabe, obviamente, pero no va a decir nada. —Es
leal a la familia Lancaster.
—Puedes decir que lo descubriste después de la muerte de Simon
Lancaster —sugiere Ash.
—Ambos lo descubrieron después de su muerte —corrige Viv—. Y
puedes decir que acababas de conocer a Reeve y no habías tenido la
oportunidad de entablar una relación con tu gemelo. Nadie necesita saber
que fue intencional. Puedes obtener el voto de simpatía mintiendo, y no es
que eso sea una exageración para ti.
132 Mierda. Realmente me desprecia.
—Voy a echar la culpa directamente a ese maldito donante de esperma
—digo con los dientes apretados—. Ayudará a desviar la atención. Que
hablen sobre el venerado jefe de Studio 27 que amaba tanto a su esposa que
desterró al niño que creía causó su muerte durante el parto y le mintió a su
otro hijo sobre ser un gemelo. Los medios de comunicación del mundo
acogerán esa mierda con entusiasmo.
Audrey me mira con un destello de simpatía que odio. Sé que al hacer
esto me abriré a más cosas, pero lo afrontaré si eso significa que se
centrarán en mí y no en Vivien y Easton.
—¿Te sientes cómoda con eso? —le pregunta Ash a Viv—. Podríamos
provocar un problema con Studio 27 si pintamos a Simon como el villano.
—Simon es el villano —responde Viv cuando aparece Nancy con una
bandeja con bebidas—. No tengo ningún problema en manchar su
reputación.
Nancy deja la bandeja, distribuyo las bebidas y le entrego a Viv un
cóctel de ginebra rosa.
—No tenemos 7UP, pero el Sprite sabe casi igual. —Alza la barbilla
mientras me mira, y desearía poder ver sus hermosos ojos color avellana.
Traga saliva audiblemente, y me pregunto si su mente la ha devuelto al carril
de la nostalgia como lo ha hecho la mía. Después de unos segundos de
incómodo silencio, dejo la bebida frente a ella—. ¿Puedo traerte té helado o
limonada o un café si lo prefieres? —ofrezco cuando aparece Nancy en mi
visión periférica.
—Esto está bien —farfulla, envolviendo sus dedos alrededor de la base
del vaso—. No he bebido uno de estos desde Irlanda.
Me acerco a Nancy y le quito la segunda bandeja.
—Mil gracias.
—¿Se quedarán tus invitadas a almorzar? —pregunta, inclinando la
cabeza en dirección a Audrey y Vivien.
—Probablemente no, pero haz más por si acaso.
—No hay problema, Dillon. —Cuando Nancy vino a trabajar para mí
por primera vez, trató de llamarme señor O'Donoghue, lo que me hizo sonar
como un vejestorio. Le dije que el señor O'Donoghue era mi padre y que si
quería conservar su trabajo, me llamara Dillon. No se ha equivocado ni una
vez desde ese día.
133
Llevo la bandeja con patatas fritas, galletas y fruta a la mesa, dejándola
en el centro antes de reclamar mi asiento.
—Qué hay de tu cabello y tus ojos —dice Viv—. Va a preguntar sobre
eso. ¿Cómo lo explicarás?
Me quito las zapatillas y estiro las piernas debajo de la mesa.
—Le diré que experimenté mucho con mi apariencia cuando era
adolescente. Que pasé por una fase rebelde y quise alterar mi apariencia
como un jódete a los padres que nunca conocí y que me habían abandonado.
Diré que cuando descubrí la verdad y me puse en contacto con mi gemelo,
elegí cambiar mi apariencia. Quería ver cuán cercano era el parecido y
cuáles eran nuestras diferencias individuales. —Estoy seguro de que la
periodista pensará que fue un gesto dulce. Una forma de sentirme más cerca
de mi gemelo perdido hace mucho tiempo, el hermano del que ella cree que
no había sabido en toda mi vida.
No hay forma de que sepa que fue un intento premeditado de joder con
la esposa de mi gemelo. Otra forma de lastimar al amor de mi vida,
recordándole a Viv que eligió al hermano equivocado.
Nadie necesita estar al tanto de esas verdades repugnantes.
Verdades que me dan ganas de hacerme una lobotomía para no volver
a pensar en ellas nunca más.
Un silencio incómodo desciende mientras la realidad de mis palabras
no dichas reside en el espacio entre nosotros. Todos sabemos por qué
cambié mi aspecto y por qué lo volví a cambiar. Solo me engaño a mí mismo
si pienso lo contrario. No hay forma de escapar del horror total de mis
pecados, y eso es algo con lo que tendré que vivir por el resto de mi vida.

134
Dillon

garrando una cerveza, me la bebo mientras el manto habitual de

A culpa y remordimiento me invade. He deseado tantas veces poder


volver a esa última noche juntos y hacer todo de manera
diferente. Si lo hubiera hecho, todo habría resultado diferente.
Viv podría estar sentada aquí como mi esposa, y yo podría haber
sido el único padre que Easton ha conocido. Lo más probable es que Reeve
estuviera vivo.

135 O tal vez nada hubiera cambiado incluso si me hubiera arrojado a sus
pies por segunda vez y le hubiera rogado que se quedara. Ofrecido dejar la
banda solo para estar con ella. Hasta el día de hoy, nadie sabe que esos eran
los pensamientos que flotaban en mi mente en ese entonces. Incluso si le
hubiera dicho lo que estaba dispuesto a sacrificar, lo más probable es que
no hubiera sido suficiente. La única forma en que hubiera funcionado es si
hubiera sido sincero y le hubiera contado todo. Estoy bastante seguro de
que todavía se habría ido.
Intento no mirar atrás a los “y si”, pero es difícil no hacerlo cuando
tengo tantos arrepentimientos. Si hubiera sabido a los diecisiete lo que sé
ahora, que cada acción y reacción tenía una consecuencia con los efectos
colaterales más trágicos, habría elegido diferente. Si mi castigo es haber
perdido permanentemente el amor de la única mujer a la que le entregaré
mi corazón, que así sea. Tendré que aceptar ese destino y tratar de encontrar
la forma de aceptarlo. Pero me niego a perder a mi hijo en alguna forma de
penitencia retorcida.
Una cosa que sé con certeza es que voy a luchar por ellos hasta el final.
No dejaré de intentar enmendar todas las formas en que he ofendido a
Vivien, incluso si no tengo la más remota idea de por dónde empezar.
Viv bebe su cóctel como si fuera agua y me sorprende ver que está casi
medio vacío. Nunca fue una gran bebedora. Incluso en ocasiones especiales,
en las que todo el mundo tomaba bebidas como si se estuvieran agotando,
ella siempre controlaba el ritmo.
Se pone rígida, se sienta más recta y deja su bebida.
—Esperen. Nos estamos olvidando de algo. —El aire sale de su boca—.
Hay gente en Irlanda que sabía de nosotros. Gente como Cat y Aoife. —Su
boca se contrae en una línea dura mientras básicamente escupe el nombre
de Aoife—. Esa perra no dudará en vender su historia. —Se frota las sienes—
. Mierda. No puedo permitir que salga a la luz. Lo retorcerán y dirán que
estaba engañando a Reeve con su gemelo y lo convertirán en una cosa
sórdida. Todo empezará de nuevo. Me odiarán, ¿y cómo puedo proteger a
Easton de eso? Ya es bastante malo. —Las palabras brotan de su exuberante
boca en corrientes de pánico líquido.
—Respira profundo, Viv —dice Audrey, pasando una mano por su
espalda. El pecho de Viv se agita dolorosamente mientras respira
entrecortadamente, golpeando la mesa con los nudillos blancos mientras
supera su ataque de pánico.
136
Ash y yo intercambiamos miradas preocupadas mientras vemos a
Audrey hablar con Viv.
—No tienes que preocuparte por nadie en Irlanda —le digo a Viv cuando
se recupera—. No dirán una palabra.
Suelta una risa áspera.
—Estoy bastante segura de que tu puta tendrá mucho que decir sobre
el tema. Es lo suficientemente vengativa para causar problemas. Su
expresión de regodeo ese último día es algo que nunca he olvidado. —El
dolor se desliza por su rostro y me siento como un pedazo de mierda sin
valor.
Es hora de confesar.
—Lamento eso. Lo que hice esa noche fue una mierda, pero debes saber
que no estuve con ella. Ni esa noche ni nunca más. Es como dijo Ash. La
usé para lastimarte porque estaba sufriendo mucho y quería que sintieras
lo que yo sentía.
Viv se quita las gafas, casi rompiéndolas en su mano mientras se
inclina hacia adelante, mirándome.
—¿Crees que no estaba sufriendo? —grita—. Estaba sufriendo mucho
antes de que hicieras eso y mucho más después. Lloré sin parar durante
todo el viaje en avión a casa. Y no finjas que te importaba. Todos aquí saben
que fue una trampa, y fui la tonta crédula que cayó en ella.
—No. —Niego vigorosamente—. Comenzó como una trampa, pero lo que
sentí por ti fue real. Te lo dije. Te dije que, pase lo que pase, creyeras que
era real.
—¡Y luego me dijiste hace unas semanas que mentiste! ¡No puedes
retractarte ahora y decir que hablabas en serio todo el tiempo!
—Estaba devastado, Viv. —Me levanto, agarro mi cerveza y la tiro a un
lado de la casa mientras la frustración me afecta. Estoy tan enojado conmigo
mismo por arruinarlo todo. Golpea con un fuerte sonido, rompiéndose en
pedazos, rociando cerveza sobre mi patio de piedra color crema—. Te amaba
y me dejaste por él. —Bien podría haberme clavado un hacha en el corazón,
porque me dejó hecho un desastre roto y destrozado y todavía no me he
recuperado.
Le tiemblan las manos mientras se vuelve a poner las gafas de sol.
137 —No tiene sentido volver a discutir mierda vieja. No puedo hacer esto
ahora. No lo haré. —Ignorándome, se vuelve hacia Ash—. ¿Cómo
silenciamos a Aoife?
Y solo así, me han relegado a un segundo plano de nuevo.
—Dillon se encargó de eso hace años —explica Ash, apretando la mano
de Viv—. Pensamos que era estúpido en ese momento, pero parece que era
más inteligente de lo que cualquiera de nosotros creía.
Estoy demasiado enojado y nervioso para apreciar el cumplido a medias
de mi hermana.
—¿Se encargó de eso, cómo? —pregunta Viv, todavía ignorándome.
Tomando otra cerveza de la bandeja, me siento de nuevo, mirando
neutralmente a Audrey mientras me fulmina con la mirada.
—Le di cien mil dólares a cambio de firmar un acuerdo de
confidencialidad —explico, mirando a Viv, incluso si no me mira
directamente—. Si habla, está rompiendo los términos, arriesgándose a ser
procesada y a una gran multa financiera. No importa cuán vengativa pueda
ser, no dirá nada. Ninguno de ellos lo hará. Conseguí que todos lo firmaran.
Todas las groupies. Cat. Ese idiota con el que ella estaba saliendo y tus otros
amigos de Trinners. —Sonrío mientras me llevo la cerveza a los labios—. Al
menos el dinero de ese idiota fue útil.
—¿Por qué harías eso? —pregunta Audrey, mirándome como si fuera
un rompecabezas que necesita resolver.
—No quería que nadie dijera nada sobre mí a la prensa.
—Quieres decir que no querías que nadie arruinara tu pequeño plan de
venganza —dice Viv—. Si Aoife o cualquiera de los otros hubiera mencionado
algo sobre mí, habrías puesto sobre aviso a Reeve, pero quisiste esperar a
planear esa revelación cuando causara la máxima exposición.
No está del todo equivocada, pero esa no fue la razón principal.
—El acuerdo de confidencialidad de Simon fue hermético. No iba a
mencionar nada sobre Reeve o tú o cualquier hijo que pueda tener. Por eso
lo hice.
—Sin embargo, no tuviste reparos en presentarte después de la muerte
de Simon —dice Audrey.
Me rio.
138 —No es como si él fuera a levantarse de entre los muertos y a ponerme
una demanda por violar los términos, ¿verdad?
—Su herencia podría ir tras de ti —responde ella, irritándome con su
presumida superioridad.
—¿Crees que mi hijo me va a demandar? —espeto.
—Yo podría —replica Vivien, dejando de golpe su vaso vacío, casi
rompiéndolo—. Pero sabías que no lo haría. Sabías que Reeve no lo haría.
Esperaste hasta que el villano estuviera muerto antes de asumir su cargo.
No digo nada porque no puedo defenderme. Mientras Simon estaba
vivo, mis manos estaban atadas. Sabía que la única forma en que podía
vengarme era manipular a los medios de comunicación para que dieran la
noticia, de una manera que no pudiera vincularse conmigo, o esperar a que
el bastardo muriera. Estaba trabajando en el Plan A cuando sucedió el Plan
B, pero me llevaré ese secreto a la tumba.
—Pídele a tu representante de relaciones públicas que redacte un
comunicado de prensa y un contrato —dice Vivien, hablando con Ash—.
Mándamelo y haz una copia para Edwin. Quiero que los detalles de lo que
se diga en la entrevista se enumeren y un compromiso de Dillon de que no
se desviará del plan.
—No diré nada que pueda lastimarlos a Easton o a ti. —Le ofrezco lo
que espero sea una expresión sincera—. Voy a desviar la atención de ti. Lo
prometo. Hablaré de Simon y del pobre niño irlandés abandonado que dejó.
Me aseguraré de que todo el foco esté en mí.
—Asegúrate de hacerlo. —Agarra su bolso, lista para irse.
—¿Cuándo podré verlo? —espeto.
Ash pone los ojos en blanco y niega. Audrey me fulmina con la mirada
de nuevo y Viv me mira como si estuviera viendo a través de mí.
—Cuando esté listo.
—¿Puedes darme una idea aproximada de cuándo? Me estoy volviendo
loco aquí, y nos vamos de gira por Estados Unidos en siete meses. Yo…
—No me presiones, Dillon —espeta, interrumpiéndome a mitad de la
oración—. Y no hay un cronograma para esta situación. Dios, es como si
nunca hubieras estado rodeado de niños. Como si no tuvieras sobrinas y
sobrinos.
Mierda. Tiene razón, y sé que estoy siendo injusto. Estoy tan
desesperado por pasar tiempo con mi hijo, y lo crea o no, sé que puedo
139
ayudar. Puedo ayudarlos si me deja entrar. Incluso un poquito.
—Easton está pasando por un momento difícil y no haré nada que lo
moleste. Todavía no está listo para conocerte. Me pondré en contacto contigo
cuando sea el momento adecuado. Hasta entonces, deja de acosarme. —Se
marcha con Audrey, y Ash corre tras ellas.
Estoy demasiado afligido para seguirlas, así que me vuelvo a sentar,
enfurruñado mientras bebo mi cerveza.
—Dillon. ¿Qué demonios? —dice Ash, viniendo furiosa hacia mí unos
minutos más tarde—. ¿Cómo puede alguien tan talentoso y tan inteligente
ser tan tonto al mismo tiempo?
—Tendrás que iluminarme porque no tengo ni idea de lo que estás
hablando —respondo con sinceridad.
Suspira, se quita los tacones y se sube el pantalón. Con cuidado, va
hacia el borde de la piscina, sumergiendo los pies y la parte inferior de las
piernas en el agua.
—Ven aquí, idiota, y déjame explicártelo.
Subo las perneras de mis vaqueros hasta mis rodillas y me uno a ella,
dándole la bienvenida al agua tibia mientras lame mi carne desnuda. Le doy
una cerveza y la acepta de buena gana. Hoy no tenemos otras citas y planeo
desahogar mis frustraciones en el estudio tan pronto como termine esta
pequeña charla.
—Sé que te mueres por conocer a Easton. Todos lo hacemos, Dillon,
pero tienes que dejar de hacer esto sobre ti. Se trata de Easton y Vivien, y
acaban de pasar por un infierno.
—Lo sé y quiero ayudar. ¿Cómo es tan malo querer estar ahí para ellos?
Frota mi brazo.
—No está lista para escucharlo o aceptarlo, y, Dillon, al menos tienes
que considerar el hecho de que tal vez nunca más te quiera así. La has
lastimado, una y otra vez, y han pasado muchos años desde que estuvieron
juntos. La gente cambia. Los sentimientos cambian.
—La amo, Ash. —El dolor sangra en cada rincón de mi ser—. La amo
tanto que me mata verla sufrir y no poder hacer nada al respecto.
—No puedes imponerle tu amor, Dil. No puedes forzarle nada.
Especialmente no cuando está de duelo.
—¿Qué debo hacer? No me alejaré de ella, y estoy jodidamente seguro
140
de que no me alejaré de mi hijo. Ya me he perdido gran parte de su vida y
ahora me necesita.
—Necesitas ser paciente. —Frunzo el ceño y se ríe—. Sé que es tan
natural como una colonoscopia, pero no puedes joder esto, Dillon. Tienes
una oportunidad para hacer esto bien. —Me clava una mirada de
advertencia—, Una última oportunidad, Dil. —Me golpea en el brazo—. No
lo arruines.
Vivien

os lastimosos gritos de Lainey me despiertan del sueño y me

L arrastro fuera de la cama, con cuidado de no molestar a Easton


mientras me dirijo en piloto automático hacia la habitación
infantil. Cuando salgo de mi habitación a trompicones, sus gritos
se hacen más fuertes e insistentes, y me abruma la necesidad de
borrar el sufrimiento de mi hija.
La puerta de la habitación infantil se estrella contra la pared,
141 despertándome de cualquier estado cuasi de sueño-coma-ilusión en el que
estaba atrapada. El dolor me golpea como un tren de carga, sacando todo el
aire de mis pulmones y debilitando mis piernas. Me desplomo en el suelo en
la entrada de la habitación infantil, rompiendo en sollozos desgarradores
nacidos directamente de mi alma astillada.
No sé cuánto tiempo lloro, pero luego Audrey está ahí, acunándome por
detrás, su llanto mezclándose con el mío. Entre sollozos, le cuento lo que
pasó.
—¿Me estoy volviendo loca, Rey? ¿Estoy perdiendo la cabeza? —Me
quedo mirando el bonito cuarto infantil rosa y blanco con el mural de
Tinkerbell en la pared con una nueva capa de horror. No puedo perder el
control de mi cordura. Soy todo lo que tiene Easton, y necesita que me
controle. Han pasado seis semanas desde que perdí a Lainey y Reeve, y no
parece que esté mejorando. Tal vez debería probar los medicamentos que
están sugiriendo Audrey y mi terapeuta.
—El cerebro es un órgano complejo. —Audrey me acuna en sus brazos
con mi espalda contra su pecho—. Uno que nunca entenderemos del todo.
Y no te estás volviendo loca. Estás traumatizada y el dolor se manifiesta de
diferentes maneras. —Sollozo, asintiendo—. ¿Qué vas a hacer con la
habitación infantil? —pregunta, después de unos segundos de silencio.
—No sé. Ni siquiera puedo mirarla sin un dolor inmenso. Es por eso
que nunca entro allí. Reeve, Easton y yo elegimos juntos todos los artículos
para su cuarto. Incluso ayudamos al artista a pintar partes del mural. Todo
es tan personal que no puedo soportar tirarlo, pero tampoco puedo mirarlo.
Es el recordatorio más doloroso de mi pérdida.
—Ni siquiera puedo imaginar lo difícil que debe ser para ti, Viv. Pero he
visto suficiente dolor y trauma en mi viaje médico para saber que no es
saludable aferrarse al pasado. Si mirarlo prolonga tu agonía, creo que
deberías considerar limpiarlo. Hay muchas organizaciones benéficas a las
que puedes donar los artículos menos personales. ¿Quizás puedas
remodelar la habitación para un propósito diferente?
—Tal vez —murmuro, sabiendo que tiene razón pero incapaz de
contemplar siquiera poner un pie en la habitación, y mucho menos
limpiarla.
—Deberías hacer lo mismo con las cosas de Reeve —agrega en voz
baja—. Puedo ayudarte a empacar sus cosas antes de irme. —Audrey
regresa a Boston en dos días, y estoy intentando no pensar en lo rota que
estaré sin ella.
142
—No quiero regalar sus cosas —digo, poniéndome de pie. Audrey se
levanta y cierro la puerta del cuarto infantil y me dirijo a mi dormitorio—.
No estoy lista.
—De acuerdo. —Tira de mi brazo mientras abro la puerta—. Pero
prométeme que no lo pospondrás indefinidamente. No es saludable aferrarse
a él, Viv. Sé que dolerá. —Las lágrimas llenan sus ojos—. Pero hay que
hacerlo. —Mira por encima de mi cabeza, donde mi pequeño está durmiendo
profundamente en la cama, ocupando el espacio vacío de Reeve—. Y E
necesita regresar a su propia habitación. Sé que te consuela y viceversa,
pero no puede reemplazar a Reeve, y no puedes convertirte en su sustituto.
Necesita procesar sus sentimientos, incluso si no puede ponerles un
nombre. No puedes protegerlo de eso.
—Lo está haciendo mucho mejor —digo, mi tono es más que un poco
defensivo.
—Razón de más para que duerma en su propia cama. Los niños lidian
con las cosas de manera diferente y él toma muchas de sus señales de ti. Sé
que se necesitaban el uno al otro al principio, pero es el momento, Viv.
—Buenas noches, Audrey. —Se necesita una enorme fuerza de
voluntad para no dar un portazo en el rostro de mi mejor amiga. Mientras
me meto bajo el edredón y curvo mi cuerpo alrededor de la figura durmiente
de mi hijo, sé que tiene razón. Sé que solo tiene nuestros mejores intereses
en el corazón, pero tener a Easton durmiendo a mi lado ayuda a aliviar el
dolor. ¿Está mal extraer consuelo de eso?

—¿Podemos hablar cuando vuelvas? —cuestiona Audrey a la mañana


siguiente mientras me preparo para llevar a Easton al campamento.
—Claro. —Mi tono es un poco frío y quiero darme una palmada en la
cabeza por ser así con mi mejor amiga, pero mis emociones parecen
gobernarme, no al revés.
—No quiero pelear contigo, y las cosas que dije anoche no fueron para
lastimarte. —Sus ojos tristes perforan mi capa exterior helada, y me deshielo
al instante.

143 La atraigo en un suave abrazo.


—Lo sé, y lo siento. No quiero estar reaccionando así, pero es muy difícil
pensar en seguir adelante, aunque quiero y necesito hacerlo. —Me aparto—
. Eres mi mejor amiga, Audrey. No podría haber pasado estas últimas
semanas sin ti. Gracias por todo y lo intentaré.
—Eres fuerte, Viv. Sabes que puedes hacer esto. Por mucho que odie
dejarte, creo que es hora. Tienes que luchar para pasar al siguiente nivel.
Tienes que aprender a empezar a vivir de nuevo. —Easton entra saltando a
la habitación con su pequeña mochila a la espalda—. Por el bien de ambos.
Se agacha, chocando los cinco con Easton antes de abrazarlo.
—Que tengas un gran día, hombrecito. Quiero saberlo todo cuando
regreses.
—Vamos a ir de excursión hoy —confirma Easton con un brillo
emocionado en sus ojos—. Mami me compró botas de montaña. Mira. —
Levanta la pierna y casi le da una patada en el rostro.
Audrey se ríe, enderezándose.
—Son unas botas increíbles. Diviértete.
—Adiós, tía Audrey. —E hace un gesto de despedida mientras agarra
mi mano con su otra mano, arrastrándome fuera de la cocina.
—¿Puede Megan venir a mi casa hoy después del campamento? —
inquiere Easton mientras entro en el estacionamiento. No ha dejado de
hablar en todo el viaje y es bueno verlo tan emocionado. El familiar auto
negro rueda hacia el espacio a mi lado. Leon y Bobby bajan del vehículo,
vestidos con vaqueros y camisetas, luciendo incómodos como la mierda.
Aparecer todos los días con nuestros guardaespaldas luciendo como algo
salido de Men in Black estaba atrayendo demasiada atención, así que les
pedí a los chicos que se vistieran de manera informal para que pudiéramos
intentar encajar—. ¿Mami? ¿Puede? —pregunta cuando no he respondido.
—No conozco a la mamá de Megan, así que tendré que pensarlo. No
puede venir hoy, pero tal vez algún día la semana que viene.
—¡Mamá! —Mi hijo me mira con ojos de cachorro a través del espejo, y
es muy difícil negarme, pero no dejaré que nadie se acerque a mi casa hasta
que hayan sido examinados cuidadosamente. No confío en los extraños que
entran en nuestras vidas. Odio tener que ser así, pero no me arriesgaré con
la seguridad de mi hijo. Si bien no ha habido otros incidentes de niños
144
burlándose de Easton, no soy lo suficientemente ingenua para creer que se
ha ido. Sé que la gente está chismorreando y susurrando a mis espaldas.
Un par de madres me saludan por las mañanas, pero la mayoría se queda
mirándome, diciendo Dios sabe qué cuando me voy. Me importa una mierda
mientras E esté protegido.
Escuché a Audrey hablando con mi madre por teléfono esta semana, y
sé que he recibido un correo de odio de esos locos de la fanbase de Reeve.
Me culpan por dejar que Reeve se pusiera al volante cuando había estado
bebiendo, y están enojados porque arriesgó su vida para salvar la mía. Sin
embargo, lo están aclamando como un héroe al mismo tiempo. Al parecer,
es culpa mía que esté muerto y debería haber sido yo quien muriera con mi
hija.
Putas estúpidas.
—¿Cuándo puede venir? Estoy aburrido en casa. —El puchero de E me
aleja de los pensamientos oscuros en mi cabeza.
—Dije que hablaré con su madre. ¿Puedo preguntarle a la mamá de
Nash si quiere venir a jugar hoy?
—Tiene la fiesta de su primo —responde malhumorado.
—Bueno, ¿qué tal si llamo a algunos de tus otros amigos de la escuela
y les pido que vengan? ¿Puedo conseguir una casa hinchable y pedir
McDonald's, y puedes tener una fiesta de verano espontánea?
—¡Hurra! —Salta y se arrastra por el hueco del asiento delantero para
abrazarme—. Eres la mejor mamá de todas. Gracias.
Crisis evitada. Por ahora.
—Vamos, amigo. Vayamos al vestíbulo antes de que llegues tarde al
pase de lista. —Abro la puerta y Leon agarra a Easton, mientras Bobby toma
su mochila del asiento trasero.
Leon lidera el camino por el estacionamiento, dirigiéndose hacia la
entrada principal del gran edificio de ladrillos rojos, mientras Bobby nos
protege desde la parte trasera. Acabamos de llegar al final de los escalones
cuando soy empujada por detrás. Los gritos resuenan, y casi me caigo
cuando Bobby se me acerca por detrás. Todo sucede muy rápido, pero
reacciono de inmediato, empujando a Easton hacia Leon, consciente de que
hay alguna amenaza.
La sangre se me sube a la cabeza y la adrenalina me inunda las venas
145 cuando veo a alguien alto con una sudadera con capucha corriendo hacia
mí por el rabillo del ojo. Lo siguiente que sé es que estoy tumbada encima
de Bobby en el suelo con otro cuerpo cubriéndome. Gritos y chillidos
penetrantes me rodean, y quien está encima de mí se sacude, gruñendo
como con dolor.
—¿Estás bien? —pregunta Bobby, frunciendo el ceño mientras mira al
extraño encima de mí.
—Estoy ilesa, pero estoy luchando por respirar —admito mientras el
peso del hombre que me cubre me aplasta sobre mi guardaespaldas—.
¿Estás bien? ¿Estás herido? —cuestiono con voz ronca.
—Puede que tenga algunos moretones, pero estoy bien. Lo siento,
Vivien. Me tomaron con la guardia baja, empujándome por detrás.
Quien esté encima de mí se mueve un poco, pero no hace ningún
movimiento por alejarse de mí, lo que significa que la amenaza aún debe
estar presente. Soy consciente de que estoy presionada entre dos hombres
y se disparan varios flashes de las cámaras.
Siempre hay algunos paparazzi esperando en el campamento todos los
días, esperando algo como esto. Honestamente, no descartaría por completo
que prepararan esto solo para obtener una historia. El interés había
aumentado después de la entrevista que Dillon dio, confirmando que era el
gemelo perdido de Reeve. Los reporteros me persiguieron en busca de
declaraciones, pero permanecí con los labios apretados y el interés se
estabilizó bastante rápido. Según el mensaje que recibí de Ash, los medios
de comunicación están acosando a Dillon para obtener más información,
por lo que ha desviado parte de la atención de nosotros.
—Mierda, hombre —dice Leon desde arriba—. ¿Esa perra loca te
lastimó?
Me quita el peso de encima y el aire sale de mi boca mientras los
sonidos de una refriega resuenan en las proximidades.
—¡Déjenme ir, imbéciles! —dice una mujer de voz aguda—. ¡No soy yo
a quien deberían estar deteniendo! ¡Arréstenla a ella!
Leon me ayuda a ponerme de pie mientras mi misterioso salvador
inclina la cabeza, se dobla por la cintura y respira con dificultad. Giro mi
cabeza, aliviada de encontrar a Easton a salvo con uno de sus instructores
en lo alto de los escalones. Está llorando y quiero ir con él, pero primero
necesito averiguar qué está pasando. Necesito asegurarme de que la
amenaza ha sido neutralizada. Le mando un beso antes de darme la vuelta,
esperando tranquilizarlo con una sonrisa.
146
Dos agentes de seguridad del campamento están sujetando a una rubia
delgada de cabello largo y fibroso. Está forcejeando, intentando liberarse
mientras me gruñe.
—¡Maldita perra asesina! —chilla—. Reeve nunca debería haberse
casado contigo. ¡Lo mataste! Debería haberse casado con Saffron, pero se lo
robaste. —La saliva aterriza en el asfalto a mi lado, y cruzo mis brazos
alrededor de mi cuerpo, poniendo expresión neutral, aunque quiero rajarle
la yugular.
Tres fotógrafos se acercan, sacan fotos, y me niego a darles nada jugoso
que reportar.
—Váyanse a la mierda —dice un hombre con un acento irlandés
familiar a mi lado, y giro mi cabeza hacia Dillon, intentando disimular mi
sorpresa. Los fotógrafos están felices de disparar, tomando más fotos
mientras Dillon da un paso hacia ellos—. Dije que se vayan a la mierda —
gruñe, tirando de la cámara de uno de los hombres. La arroja al suelo y la
pisa.
Bueno, mierda. Supongo que es una forma de lidiar con ello.
—¡Voy a demandarte! —grita el fotógrafo, agarrando a Dillon por el
cuello. Debe ser un novato porque ningún paparazzi experimentado pondría
las manos en una celebridad en esta situación. Simplemente arruinó
cualquier oportunidad que pudiera haber tenido de emprender acciones
legales contra Dillon.
Bien. No necesitamos más jodido drama.
La capucha de la sudadera gris de Dillon cae, y apenas logro reprimir
mi grito ahogado. No me di cuenta de que se había vuelto a teñir el cabello,
y eso me lleva atrás en el tiempo. Mechones desordenados de rubio blanco
caen sobre la frente de Dillon mientras empuja al chico.
—¡Dillon, mira aquí! —dice el segundo fotógrafo mientras las sirenas
resuenan de fondo. Estos idiotas claramente no tienen sentido de
supervivencia. Dillon acecha hacia él, inclinándose un poco torpemente
sobre su lado izquierdo y veo el diminuto rastro de sangre que deja a su
paso.
Ay, Dios mío. Está herido.
El pánico me llena.
—Ve a buscar a Easton —le digo a Bobby—. Nos vamos. —Miro a
Leon—. Necesitamos salir de aquí antes de que lleguen más paparazzi.
147 ¿Puedes encargarte de la policía? Diles que queremos presentar cargos
contra ella. Envíalos a la casa y allí podremos dar declaraciones. ¿Y también
puedes hablar con el coordinador del campamento?
Asiente una vez.
—Yo me ocupo. No te preocupes —agrega Leon antes de seguir a Bobby
por los escalones.
La mujer todavía me está lanzando obscenidades, pero la desconecto
mientras avanzo hacia Dillon antes de que haga algo que nos meta aún más
en problemas.
—Ustedes son unos malditos cabrones —le dice al segundo fotógrafo.
Dillon está en su rostro, empujándolo hacia atrás, pero el fotógrafo sigue
tomando fotos mientras se retira. Su cámara está en una correa alrededor
de su cuello que está fijada a la parte superior de su camisa para que Dillon
no pueda rasgarla tan fácilmente como la última—. ¿No pueden dejarlos en
paz? Denles un poco de jodida privacidad.
—Dil. —Agarro su hombro y hace una mueca, maldiciendo en voz alta.
Mis dedos están cubiertos de sangre y me congelo, instantáneamente llevada
de vuelta a la escena de nuestro accidente. Estoy temblando por todas
partes mientras permanezco clavada en el lugar, los sonidos de las sirenas
que se acercan no hacen nada para ahogar los gritos en mi cabeza.
Dillon me está diciendo algo, pero no puedo escucharlo. Estoy
encerrada en mi cabeza, luchando contra un intenso ataque de pánico
mientras soy atrapada entre el presente y el pasado. La forma sin vida de
Reeve resurge en mi mente, excepto que esta vez es el rostro de Dillon
mirándome.
Dillon está herido.
Está sangrando.
Podría estar muriendo.
Esa perra loca le hizo algo.
No recuerdo haber escuchado ningún disparo, pero todo sucedió muy
rápido.
La sangre se escurre de mis dedos por mi brazo, y la miro horrorizada
y aturdida. ¡No! ¡Dios mío, no! Mi corazón late dolorosamente detrás de mi
caja torácica ante la idea de que algo le suceda a Dillon también. Ofrezco
oraciones en silencio a un Dios en el que ya no creo, suplicándole que deje
148
que Dillon esté bien.
El pensamiento predominante que ronda mi cerebro frenético es que
no puedo perderlo también.
Vivien

illon me lleva a mi todoterreno, ignorando su dolor, para

D alejarme de los buitres. Llegamos a mi auto mientras Bobby


sujeta a un Easton que llora en su asiento.
—¡No! —protesto cuando Dillon me coloca en el asiento
trasero—. Necesito conducir.
—No está en condiciones de conducir, señora Lancaster —dice Bobby,
deslizándose detrás del volante—. Suba a la parte de atrás con el señor
149 O'Donoghue. Tiene que mirar su herida para ver cuán grave es. Puedo
dejarlos a usted y a Easton en casa antes de llevarlo al hospital.
—No necesito un hospital —dice Dillon, ayudándome a subir al auto
junto a E. Sube detrás de mí y cierra la puerta, apretando los dientes
mientras un rayo de dolor recorre su rostro—. Me apuñaló, pero no creo que
sea profundo —agrega en voz más baja para que Easton no escuche.
Quiero volver corriendo y destripar a la perra.
—¿Estás seguro? —cuestiono, tragando dolorosamente.
Asiente.
—No es serio. —Sus ojos pasan de mí hacia Easton, y sus rasgos se
suavizan mientras lo contempla.
Bobby da marcha atrás y sale del estacionamiento.
—¿Estás bien, cariño? —le pregunto a mi hijo, examinando su rostro y
su cuerpo para asegurarme de que está ileso.
Asiente.
—¿Y tú? —Su ceño se frunce cuando sus ojos preocupados se
encuentran con los míos.
—Estoy totalmente bien. —Gracias a la actuación rápida de Dillon. La
gratitud me envuelve, incluso si quiero saber qué diablos estaba haciendo
aquí.
—¿Puedo volver al campamento? —pregunta después de darme una
rápida mirada.
—Hoy no. —Mi corazón no podría soportarlo—. Pero si todo está bien,
puedes regresar mañana. —Quiero que nuestro equipo de seguridad y los
oficiales del campamento me lo aseguren antes de permitir que Easton se
acerque a ese lugar.
—¡¿Pero qué hay de mi excursión?! —Su labio inferior tiembla mientras
hace pucheros. Extiende la pierna—. Quiero probar mis nuevas botas de
montaña.
—Lo siento, cariño. —Froto mis sienes palpitantes—. Sé que estás
decepcionado, pero estoy segura de que habrá más excursiones.
—No es justo —se queja, curvando sus manos en puños—. ¡Quiero
volver! —Las lágrimas llenan sus ojos, y odio molestarlo, pero esto no es
negociable.
150 —No es seguro, y no voy a discutir contigo sobre esto. Soy una adulta
y es mi decisión.
Easton abre la boca para protestar un poco más, pero Dillon
interrumpe, deteniendo lo que sea que esté a punto de decir.
—Oye, Easton. —Dillon se inclina hacia adelante y le sonríe a su hijo—
. ¿Te gustan los yoyos?
Las lágrimas de Easton se secan cuando Dillon saca un yoyo rojo, negro
y dorado de su bolsillo. Tiene el logo de Collateral Damage en el lateral, por
lo que debe ser merchandising oficial de la banda. La expresión esperanzada
de Dillon me hace algo, y la culpa se mezcla con el pánico, se abalanza sobre
mí y me golpea por todos lados. Después de limpiarme las manos con un
pañuelo de papel, aliso la parte delantera de mi vestido de verano mientras
una sensación familiar de aleteo invade mi pecho. El ceño de E se frunce
mientras mira entre Dillon y yo, y trato de concentrarme en mi hijo y no en
el ataque de pánico que estoy luchando por mantener bajo control. Easton
se pone muy molesto cuando tengo un ataque de ansiedad, e intento evitar
que me vea así.
—Este es tu tío Dillon —digo, casi ahogándome con las palabras—.
¿Recuerdas que lo conociste una vez?
—Te ves diferente —dice Easton, todavía frunciendo el ceño.
—Me gusta cambiar mi aspecto. —La nuez de Dillon se balancea en su
garganta mientras mira con asombro a su hijo. Pequeños pinchazos me
apuñalan en todo el pecho. Es un momento agridulce: ver a Dillon
relacionarse con su hijo y sentir un inmenso dolor por todo lo que Reeve ha
perdido.
Easton mira absorto en sus pensamientos mientras se acerca, tomando
el yoyo de la mano de Dillon, efectivamente distraído. Traza el logo en el
lateral con su dedo.
—¿Qué dice esto? —cuestiona, las palabras demasiado difíciles para
que las lea.
—Dice Collateral Damage —explico.
—Es el nombre de mi banda —agrega Dillon, apoyándose contra el
costado de la puerta, mientras mantiene el contacto visual con E.
La bilis se arremolina en mi estómago cuando veo la creciente mancha
de sangre en la parte superior izquierda de su sudadera gris con capucha.
—¡¿Estás en una banda?! Eso es tan genial. —Los ojos de Easton son
151
del tamaño de platillos mientras intenta hacer rodar el yoyo mirando a Dillon
con renovado respeto—. ¿Tocas la guitarra o la batería?
—Guitarra —responde Dillon, sonriendo a su hijo—. Mi hermano
Ronan también está en la banda. Él toca la batería.
Le disparo dagas a Dillon. Abrir esta línea de preguntas solo traerá
problemas. Necesita andar con cuidado.
—¿Ronan también es el hermano de mi papá? —cuestiona Easton,
luciendo confundido, y esto es exactamente lo que esperaba evitar. Reeve le
había explicado a Easton quién es Dillon, diciéndole que creció en Irlanda
con su familia adoptiva, pero no estoy segura de que comprenda
completamente las implicaciones.
Dillon me lanza una mirada de disculpa que parece sincera.
—No. Ronan es mi hermano adoptivo y es un baterista increíble.
Apuesto a que te dejaría tocar su batería alguna vez.
Easton deja caer el yoyo por su entusiasmo, rebotando en su asiento
elevado.
—¿Puedo mamá? Por fi.
Vaya, Dillon es un maestro en técnicas de distracción. No es que deba
sorprenderme. Esto es lo que mejor hace. Mi culpa persistente se esfuma en
el aire.
—Claro, amigo. Podemos arreglar algo más tarde en el verano, cuando
termine el campamento. —Eso parece apaciguarlo. Saco mi celular mientras
alcanzo el yoyo y se lo devuelvo a Easton.
—Puedo mostrarte cómo enrollarlo —dice Dillon, mirando a Easton
luchar con el juguete—. Todo está en la acción de la muñeca. —Le escribo
un mensaje a Audrey para que sepa que estamos en camino y que Dillon
necesita atención médica.
—Genial. —Easton mira a Dillon con curiosidad cuando el yoyo vuelve
a aterrizar en el suelo—. ¿Qué canciones cantas? —pregunta,
aparentemente más interesado en la banda que en el yoyo.
—Principalmente canciones de rock. ¿Quieres escuchar una?
El ácido se eleva por mi estómago y respiro hondo en preparación.
—¡Sí! ¡Sí!
La sonrisa de Dillon es tan amplia que amenaza con partir su rostro en
152
dos, y odio lo tiernamente dulce que es. Entonces me siento como una perra
porque debería alegrarme de que se unan tan naturalmente. Dillon conecta
su celular al iPad de Easton en el respaldo del asiento, y unos segundos
después, comienzan las notas iniciales de una canción familiar. Mis ojos se
encuentran con la mirada verde de Dillon mientras mi corazón baila
salvajemente en mi pecho.
Por supuesto que elegiría esta canción, la primera que escribió para mí.
Supongo que “Terrify Me” es una mejor opción que “Hollywood Ho” o
“Fuck Love”. Probablemente debería estar agradecida por las pequeñas
misericordias, pero es difícil cuando está resucitando tantos momentos
perfectos. Momentos que me he negado a recordar desde que Dillon
reapareció en nuestras vidas porque todos parecían muy empañados.
Mientras nos miramos, me transporto en el tiempo a la boda de Shane
y Fiona, donde Dillon me cantó desde el escenario con tanto amor y anhelo
en su rostro que no había duda de la emoción genuina.
Estoy tan confundida. Tan conflictiva. No quiero sentir las cosas que
estoy sintiendo ahora. Prefiero aferrarme a mi odio y mi ira porque es mucho
más fácil que admitir la verdad.
Dillon me limpia una lágrima errante de los ojos mientras su voz
conmovedora inunda el auto.
—Sigue siendo mi canción favorita para cantar —me susurra al oído,
enviando deliciosos escalofríos por mi espalda—. Cada vez que la canto, no
importa en qué parte del mundo esté, siempre la canto para ti. Siempre
recuerdo cómo te veías la boda cuando la canté por primera vez.
Las lágrimas obstruyen la parte posterior de mi garganta cuando su
voz ronca me envuelve, ofreciéndome consuelo si quiero alcanzarlo.
Afortunadamente, mi hijo viene al rescate antes de que me tiente.
—¡Conozco esta canción! —Salta en su asiento—. ¡Mi mamá tiene esta
canción en su teléfono!
Mis ojos giran hacia los de mi hijo. ¿Cómo diablos sabe eso? Siempre
tuve cuidado de ocultar mi casi obsesión con Collateral Damage de mi
esposo y mi hijo.
—Lo hace, ¿eh? —inquiere Dillon, y escucho la sonrisa en su tono.
—¡Debería revisar tu herida! —suelto, desesperadamente necesitando
desviar esta conversación—. Audrey dice que puede atenderla siempre que
153 no sea demasiado profundo.
—Es una herida en la carne a lo sumo —dice, esbozando esa sonrisa
molesta que siempre me ha gustado odiar. Por supuesto, sabe que estoy
evadiendo el tema.
—Parece estar sangrando mucho —murmuro, sin querer alarmar a E.
—Un cuchillo en la espalda tiende a hacer eso.
—No lo tomes a la ligera. Me asustó verlo.
Su expresión divertida cambia en un instante.
—Lo sé. —Mete un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, rozando
mi pómulo en el proceso, y odio cómo mi cuerpo anhela apoyarse en él. No
puedo olvidar todas las formas en que Dillon nos ha lastimado a Reeve ya
mí. No sé si alguna vez podré perdonarlo por eso—. ¿Estás bien?
—Debería preguntarte eso. —Mis ojos se clavan en su familiar mirada
verde. Me pregunto por qué ha vuelto a su aspecto anterior. ¿Es para desviar
la atención de su parecido con Reeve, o hay alguna parte de él que espera
que pueda recordar lo que una vez compartimos si se ve igual? ¿O
simplemente está regresando a lo que es más cómodo? ¿El aspecto de la que
se enamoraron sus fans?
—Estoy bien. Nada que algunos puntos de sutura y algunos
analgésicos no curen, estoy seguro.
—Gracias —digo mientras Easton canta junto con la canción,
adivinando las palabras—. Gracias por salvarme allí.
—Saltaría frente a una perra loca todos los días para salvarte si me
dieras la oportunidad.
—¿Quiero saber por qué estabas allí?
Se encoge de hombros y vuelve a acercar su boca a mi oreja. Su cálido
aliento flota sobre mi carne, enviando una nueva ola de escalofríos en
cascada sobre mi piel.
—No me dejarás verlo, así que he estado apareciendo todas las
mañanas en el campamento solo para echar un vistazo.
Eso está al límite del acoso, pero no lo culpo. No le he dejado otra
opción. En este momento, siento que he sido muy injusta con Dillon. En mi
defensa, lo hice para proteger a Easton, pero ha dado un giro en las últimas
dos semanas y no puedo seguir rechazando a Dillon. Mira cómo ya se han
unido y no puedo negarle a mi hijo la oportunidad de conocer a su padre.
154 Eso no significa que vaya a dejar que Dillon se salga con la suya tan
fácilmente.
—Realmente no entiendes la palabra no.
—¿Eso te sorprende? —pregunta, manteniendo su rostro cerca del mío.
—En realidad no. —Suspiro de alivio cuando llegamos a nuestro
camino de entrada. Me las arreglé para sobrevivir a un viaje con otra persona
al volante y luché con éxito contra un ataque de ansiedad. Quizás haya
esperanza para mí después de todo.
—Soy el mismo imbécil impaciente que odiabas amar en Irlanda. —Sus
ojos brillan mientras se burla de mí, y sería tan fácil como respirar volver a
caer en sus brazos. Excepto que hay demasiados secretos y mentiras entre
nosotros, demasiado dolor y sufrimiento, y no sé si alguna vez podré
superarlos.
Además, comenzar cualquier cosa con Dillon de nuevo sería la máxima
traición a Reeve. Dillon necesita volver a mi vida, pero su lugar en ella está
claramente definido. Es el padre de Easton y seremos sus padres.
Eso es todo lo que será para mí.
—Las cosas son diferentes ahora —digo, mientras Bobby detiene el auto
frente a la puerta principal—. Soy diferente, y no importa cuánto deseemos
ambos retroceder el tiempo, no tenemos una máquina del tiempo. Harías
bien en recordar eso.

155
Vivien

oder, eso duele —sisea Dillon mientras se acuesta

—J bocabajo en el sofá de nuestra sala de estar formal


mientras Audrey atiende su lesión.
—Deja de ser un bebé. Solo estoy limpiando la
herida.
Observé en silencio mientras Audrey lo ayudaba a quitarse la sudadera
con capucha y la camiseta y a acostarse, sin decir nada mientras mi corazón
156 dolía al ver el tatuaje de escorpión en su espalda. Dillon me dijo una vez que
significaba determinación, renacimiento y resistencia. Ahora que sé las
piezas que faltan del rompecabezas, tiene mucho sentido.
Sin pensar, mis dedos trazan el borde del diseño mientras Audrey
enhebra la aguja, lista para coserlo. No tiene ningún anestésico local y Dillon
rechazó el alcohol, así que esto dolerá como una perra. Quizás pueda
distraerlo.
—¿Sabías que si naces bajo el tótem de un escorpión en la
espiritualidad de los nativos americanos significa que eres defensivo? Que
deberías ser consciente de las amenazas y protegerte de ellas con la
velocidad y el sigilo y siempre golpear primero. Después de enterarme de eso
sobre los escorpiones, pensé que era interesante que eligieras tatuarte uno.
—¿Buscaste mi tatuaje en Google? —pregunta, mientras aprieta la
mandíbula—. Eso suena muy acosador.
Pongo los ojos en blanco mientras Audrey se concentra en su espalda,
uniendo su piel con una mano mientras cose con la otra.
—No seas arrogante. Sabes que tus tatuajes me intrigaron. ¿Sabías lo
que representaba cuando lo elegiste?
—Por supuesto que sí. ¿Por qué si no elegiría un escorpión? Ah, joder.
—Cierra los ojos con fuerza y se muerde el labio.
—Ya casi termino, y lo estás haciendo muy bien —dice Audrey.
—¡Hurra! ¿Recibiré una piruleta cuando termines?
—No es aconsejable burlarse de la doctora cuando actualmente tiene
una aguja afilada presionada contra tu piel —advierto—. Y deja de desviarte.
Esa tinta es la manifestación física de tu plan de venganza. ¿No es así?
—Cada vez que lo miraba en el espejo. —Jadea, rechinando los
dientes—. Me recordaba que tenía que devolver el golpe. Que nadie más me
protegería si yo no me protegía.
Audrey y yo intercambiamos expresiones tristes mientras ella baja la
aguja. Dillon ha sido cruel y desalmado y ha hecho mucho para lastimarme.
No hay excusa para eso. Pero no se puede negar cómo fue gravemente
agraviado y cuánto ha sido moldeada su vida por el abandono de Simon.
Ningún niño merece eso. Gran parte del enigma que es Dillon tiene más
sentido para mí ahora que tengo todos los hechos.
—Solo necesito ponerte una vacuna contra el tétanos, y luego
157 terminamos —explica Audrey.
Afuera, en el pasillo, escucho a Easton discutir con Angela. Le dije a su
niñera que lo mantuviera fuera de aquí, porque no quiero que vea la herida
de Dillon. Afortunadamente, no vio que lo apuñalaron en el campamento.
Eso me recuerda que le prometí que podría invitar a algunos amigos de la
escuela esta tarde. Ayudará a aliviar la decepción de perderse su excursión.
Hago una llamada al tipo que generalmente nos proporciona casas
hinchables, ofreciéndole el doble si viene lo antes posible y monta una.
—¿Estás dando una fiesta? —inquiere Dillon, haciendo una mueca
mientras se sienta más derecho. Audrey está guardando sus suministros en
su maletín médico.
Evito mirar su amplio pecho y sus abdominales marcados porque no
ha perdido ni un centímetro de su atractivo y no necesito que me lo
recuerden en este momento. Audrey no tiene tales escrúpulos, mirando su
cuerpo como si Miguel Ángel lo hubiera cincelado en mármol.
—Le prometí a Easton que podría invitar a algunos amigos esta tarde.
—¿Me puedo quedar? —pregunta, y levanto mis ojos hacia los suyos
suplicantes. Mi pecho se infla y se desinfla al contemplar qué hacer—. Por
favor —susurra, y no puedo negárselo después de que se arrojara frente a
una fan loca de Reeveron por mí.
—Está bien, pero estás aquí como su tío, y así debe ser por ahora.
—Eso no es un problema. —Se lanza, plantando un beso en mi mejilla—
. Gracias. Te prometo que no te arrepentirás. —Me dirige una sonrisa
atolondrada y el corazón me da un vuelco.
—Famosas últimas palabras, Dil. No hagas que me arrepienta.

—Entonces, ¿has decidido dejarlo entrar? —cuestiona Audrey un


momento más tarde mientras preparamos bocadillos en la cocina para los
invitados de Easton. La policía ha venido y se ha ido, confirmando que tienen
a la perra loca bajo custodia. Esta noche dormiré mejor sabiendo eso. Miro
por la ventana, necesitando ver a Easton para asegurarme de que está bien.
Puedo ver a Dillon y E a poca distancia de aquí. Dillon le está mostrando
cómo hacer girar el yoyo, demostrando más paciencia de la que pensé que
poseía, y Easton está colgando de cada una de sus palabras. Es justo decir
158 que mi hijo quedó cautivado por él desde el momento en que se subió a
nuestro auto.
—Sí, pero serán pequeños pasos. Necesito asegurarme de que Dillon lo
entienda.
—Creo que estás tomando la decisión correcta. —Vierte patatas fritas
en un bol cuando termino de cortar las manzanas.
—¿Sí? Pensé que eras anti-Dillon.
—Estoy en contra de todo lo que te lastime o a mi ahijado. —Se mete
una patata en la boca mientras tira las bolsas vacías a la basura. Me lavo
las manos en el fregadero mientras ambas miramos por la ventana a padre
e hijo. Se me forma un nudo enorme en la garganta al verlos juntos—. No
digo que lo haya perdonado, porque ha hecho una mierda terrible, pero creo
que se merece una oportunidad. Si no por él, por Easton.
Sirvo dos copas de vino porque tengo la sensación de que hoy necesitaré
algo de valor alcohólico.
—He estado intentando no pensar en él —admito, mirándolo correr con
Easton hacia el patio de juegos. Dillon lleva una de las camisetas de Reeve
porque su propia ropa está cubierta de sangre. Dársela fue extremadamente
incómodo, para los dos, pero no es que ninguna de mis camisetas o las de
E fueran a quedarle bien—. Verlo con la camiseta de Reeve incluso se siente
como una traición.
—No hagas eso. —Me quita una de las copas de vino—. No estás
traicionando la memoria de Reeve por tenerlo aquí. Es una situación
complicada, pero era algo que ninguno de ustedes sabía. No te sientas
culpable por dejarlo entrar en la vida de Easton. Es lo correcto.
—Ha habido tantos secretos y mentiras, y estoy cansada de dejar que
dicten mi vida, pero, ¿cómo lo perdono, Rey? ¿Cómo puedo confiar en él o
creer una palabra que sale de su boca?
Ladea la cabeza, sorbiendo su vino mientras me observa.
—No hay duda de que necesita recuperar tu confianza, y tienes razón
en protegerte, pero respóndeme una cosa. ¿Cuánto tuvo que ver con Easton
mantenerlo alejado de él, y cuánto fue porque te aterrorizaba estar cerca de
él de nuevo?
—Honestamente, todo fue Easton hasta esa reunión en su casa hace
dos semanas. Antes de eso, estaba demasiado consumida por el dolor y la
ira como para recordar los otros sentimientos que tenía por él.
159 —¿Y ahora? —indaga.
Miro por la ventana. Su cabello rubio ondea con la brisa sutil mientras
empuja a Easton en uno de los columpios, y eso me da nostalgia. Una de
mis cosas favoritas era pasar mis dedos por su cabello. Verlo así me
recuerda al Dillon del que me enamoré perdidamente. Miro por la ventana,
enormemente en conflicto. Ambos se ríen y el dolor se extiende por mi pecho
por una multitud de razones.
—Estoy aterrada.
—Todavía lo amas. —Lo dice como una declaración, no como una
pregunta.
—¿Cómo puedo después de lo que hizo? —Hablo tanto conmigo misma
como con mi amiga.
—Él te ama. Solo tienes que ver la forma en que te mira para saber qué
hay en su corazón, y lo has amado en silencio durante años.
—Estuvo muy mal —susurro, dándome la vuelta, incapaz de mirar a
Dillon por más tiempo.
—No puedes evitar cómo te sientes. Amabas a Reeve, y se hacían felices
el uno al otro. Pero él no está aquí, y Dillon sí. Está bien amarlo, Viv.
—Jesús, Rey. —Miro con ojos enojados a mi mejor amiga—. Reeve
apenas está frío en su tumba, ¿y ya me estás empujando hacia su gemelo?
—Sabes que no estoy diciendo eso. —Deja su vino y me mira con
seriedad—. Te conozco. Sé lo que vas a hacer. Vas a enterrar los
sentimientos que tienes por ese hombre —dice con el dedo señalando a
Dillon—, por culpa y miedo, y no quiero que hagas eso. Es un asunto
completamente diferente si ya no lo amas, pero el tipo de sentimientos que
tenías por él no desaparecen de la noche a la mañana, sin importar cuánto
daño te haya hecho.
Trago mi vino, deseando que nunca hubiéramos comenzado esta
conversación.
Los hombros de Audrey se relajan un poco.
—Mira, cariño, no estoy discutiendo contigo, y no estoy diciendo que
debas meterte de nuevo en algo con Dillon. Sé que aún no estás lista para
seguir adelante. Solo digo que no cierres tu mente a eso y está bien si ahí es
donde terminas. No tienes nada sobre lo que sentirte culpable o
avergonzada. Reeve querría que fueras feliz.
160 Suelto una carcajada.
—Dudo que quiera que caiga en los brazos de su gemelo.
—No estaría tan segura. Reeve sabía que lo amabas. Sí, no sabía que
era Dillon o que Dillon era su gemelo, hasta hace poco, pero sabía que
amabas profundamente a tu novio irlandés. —Toma un sorbo de su bebida—
. Sé que Simon Lancaster era un bastardo, y espero que se esté pudriendo
en el infierno, pero no se puede negar que sus hijos gemelos comparten
características similares.
—¿De qué manera? —Apoyo mi cadera contra el borde del fregadero,
saludando a Dave a través de la ventana cuando llega para instalar la casa
hinchable.
—Para empezar, comparten una veta manipuladora. —Me clava una
mirada—. No se puede negar que Reeve tuvo sus momentos.
Asiento porque tiene razón. Reeve manipuló mis sentimientos y usó mi
miedo y mi culpa en mi contra durante el tiempo que filmó las películas de
Rydeville Elite y durante nuestra ruptura. Ahora que sé sobre el investigador
privado en Irlanda y el fotógrafo con el que pasó años trabajando para
escenificar fotos, no puedo evitar preguntarme cómo podría haberme
manipulado durante nuestro matrimonio en un intento por mantenerme
protegida de ese lado de su personalidad. Supongo que nunca lo sabré
porque todos sus secretos se han ido a la tumba con él.
—Y todos los hombres Lancaster están programados para amar solo
una vez. Es el tipo de amor intenso de alma gemela. Como los cisnes. Lo
eres para Dillon de la misma manera que lo eras para Reeve.
—Estás asumiendo que Dillon me ama porque lo hizo una vez, pero
hemos estado separados por seis años. Pueden pasar muchas cosas en ese
tiempo. No sabes si se ha enamorado de otra persona.
Agita sus manos en el aire.
—Te ha dicho que todavía te ama en más de una ocasión. Les dijo a tus
padres que te ama y que lamenta no haber luchado por ti. No esconde sus
sentimientos. ¿Con respecto a las otras mujeres con las que se le ha
fotografiado a lo largo de los años? Vamos. Ambas sabemos que no eran más
que follamigas. Nunca se le ha fotografiado con la misma mujer más de una
vez. Si estuviera enamorado de alguien más, lo sabrías. —Su lengua sale
como una flecha, humedeciendo sus labios en una señal delatora obvia—.
Siempre puedes preguntarle a Ash. Sabes que te lo dirá directamente.
161 —¿Qué hiciste?
—La invité. Está en camino. No te enojes.
—No lo estoy. Quiero reparar mi relación con ella, pero no podía hacer
eso mientras mantenía a Dillon a distancia porque siempre sería el elefante
en la habitación.
—Bien. Me alegro. He hablado con ella varias veces. Quiere estar aquí
para ti, y me sentiría mucho mejor sabiendo que la tienes de vuelta en tu
vida. Me ayudará a no preocuparme tanto por ti.
—Quiero que Ash vuelva a mi vida, pero también tengo miedo porque
va a sacar a la superficie muchos viejos recuerdos y sentimientos, y no estoy
segura de poder manejarlo. —Ash y yo vamos mucho más allá de su
hermano, y tenemos nuestros recuerdos separados de Dillon, pero hay
muchos recuerdos que también están enredados. Es difícil separarlos por
completo, pero lo intentaré porque necesito arreglar las cosas con mi mejor
amiga irlandesa.
—Mejor fuera que dentro, cariño, y Ash no te presionará. Ayudará a
controlar a Dillon.
—No estoy segura de que alguien sea capaz de controlar a ese hombre
—digo, mirando por la ventana de nuevo.
Easton está tirando de la mano de Dillon mientras habla con Dave a
medida que un par de chicos más jóvenes trabajan en inflar la casa
hinchable. Dillon recoge a Easton en brazos, lo que tiene que doler debido a
su herida, pero la alegría evidente en su rostro deja claro que cualquier dolor
vale la pena. Easton está animado de una manera que no había visto en
semanas. No puedo adivinar lo que está diciendo, pero su linda boquita
trabaja horas extras mientras habla con Dillon.
Los recuerdos resurgen en mi mente y recuerdo cómo Dillon me
convenció de que volviera a la vida en un momento. Dillon es muchas cosas,
pero no se puede negar que tiene esta forma de abrazar la vida que es
mágica, y es esta parte de su personalidad la que realmente atrae a la gente.
—No estoy segura de que debamos siquiera intentarlo —murmuro.
Todo está a punto de cambiar de nuevo y espero estar tomando la
decisión correcta.

162
Dillon

—¡M
amá! ¡El tío Dillon tiene una sorpresa para mí! —grita
Easton en el momento en que ponemos un pie en la
casa de Viv el viernes por la tarde. Este último mes ha
sido el cielo y el infierno. El cielo porque puedo recoger
a Easton del campamento todos los viernes y pasar el resto del día con él y
Viv. El infierno porque los otros seis días en los que no los veo se sienten
como seis años.

163 East instantáneamente se introdujo en mi corazón, ganándose un lugar


permanente allí. Es un soplo de aire fresco y ha iluminado inmensamente
mi mundo. Disfruta las cosas y me encanta que le encanten las actividades
al aire libre como a mí.
No es que tenga muchas oportunidades de hacer cosas.
Viv es súper protectora, hasta el punto de que empiezo a preocuparme.
Aparte del campamento, no deja a East fuera de su vista, y pasan todo el
tiempo encerrados en la casa. Sé que no es difícil. El lugar es enorme, y East
no quiere nada. Tiene una piscina, una casa en el árbol, un enorme parque
infantil y una pista de obstáculos, y una sala de juegos interior con todos
los juguetes, actividades y juegos imaginables.
Viv llena sus tardes con citas y actividades para jugar, por lo que nunca
se aburre, pero puedo decir que se siente enjaulado y me pregunto cómo
abordarlo con su madre. He considerado llamar a Audrey para preguntarle
si Viv siempre es tan protectora, pero esas dos están muy unidas, y no puedo
arriesgarme a que Audrey se lo diga a Viv. Tengo que ir con cuidado,
aterrorizado de que, si hago o digo algo incorrecto, Viv cambie de opinión y
me aparte de nuevo.
—Lo hace, ¿eh? —comenta Viv, apareciendo al final del pasillo. El alivio
inunda sus rasgos mientras su mirada vaga por su hijo, revisando que está
bien. Easton corre hacia ella cuando se agacha y abre los brazos. Se arroja
sobre ella, abrazándola con fuerza, y mi corazón hace esa cosa retorcida que
siempre hace cada vez que los veo juntos.
Es una madre tan buena, siempre antepone las necesidades de su hijo
a las suyas propias, pasa horas jugando con él o leyéndole, y se asegura de
que coma bien y de que se ciña a una rutina diaria que le da comodidad y
estructura. En muchos sentidos, me recuerda a mi mamá, pero en otros, es
totalmente diferente.
Mamá tenía un montón de niños en casa y una granja que administrar,
por lo que nuestra rutina era mucho menos rígida, nuestra casa mucho más
caótica. Siempre he amado a mis padres, especialmente porque me
acogieron y me trataron como a uno de los suyos desde el principio. Pero a
medida que crecí, desarrollé un mayor aprecio por ellos, especialmente por
mamá.
—¿Puedo verlo ahora? —cuestiona East moviéndose de un pie a otro
mientras me acerco. Me rio entre dientes, alborotando su cabello. Los
mechones rubios intermitentes aclaran su cabello castaño, gracias a las
horas que pasó al aire libre este verano. No puedo creer que ya sea principios
164 de agosto y solo queden cinco meses para que salgamos de gira. No tengo ni
idea de cómo voy a dejarlos atrás. Incluso si Viv todavía me mantiene a
distancia y no hay ninguna evidencia de que se esté descongelando hacia
mí.
Viv se endereza, sonriendo suavemente.
—¿Todo fue bien? —pregunta, como de costumbre.
—Todo fue bien. —Entiendo su preocupación, hasta cierto punto.
Después de que esa perra loca la atacara con un cuchillo, los organizadores
del campamento le pidieron a Viv que no escoltara más a Easton. No pueden
arriesgarse a otro incidente, ya que pone a todos los niños en peligro, por lo
que Viv no tuvo más remedio que aceptar a regañadientes. Ahora, conduce
a Easton hasta allí y espera en el auto mientras Leon o Bobby lo llevan
adentro.
Por supuesto, la prensa hizo un escándalo después del ataque y
desenterró todo de nuevo justo cuando había comenzado a calmarse. Los
correos de odio se han duplicado en el club de fans, pero Margaret Andre lo
mantiene alejado de Vivien. Hablé con ella y le pedí que me avisara si había
amenazas graves.
Parece que la locura atrae locura, y esa parte de los fans de Reeve que
nunca aprobaron a Viv son más vocales en línea. Es ridículo que la culpen
por el accidente, y si veo una publicación más llamando a Vivien asesina,
perderé mi mierda.
Ash cambió la contraseña en todas mis cuentas de redes sociales
después de que comenzara a tomar represalias porque a la mierda. ¿De
verdad espera que no diga algo cuando unos imbéciles arrojan veneno a la
mujer que amo? Y ni siquiera me hagas hablar de esos Saffhards
persistentes.
Saffron Roberts es una don nadie adicta en estos días, pero parece
tener un grupo de seguidores que todavía cree que es genial. Les encanta
una nueva oportunidad de tirarle mierda a Viv, y no pude no responder.
Hasta que Ash puso fin a eso, y ahora estoy excluido de todas mis
cuentas. Tiene al asistente personal de la banda respondiendo
apropiadamente —sus palabras, no las mías—, y tuve que aguantarme.
East tira de mi pierna.
—Tío Dillon. Por fi, ¿puedo tener mi sorpresa ahora?
165 Me agacho, pellizcando su nariz.
—Me pregunto de dónde sacaste tu impaciencia, ¿eh? —Le muestro
una sonrisa, fingiendo que no veo la expresión preocupada en el rostro de
Viv. Sé que esto es difícil para ella, pero todavía me molesta saber que está
en conflicto por mi creciente relación con nuestro hijo.
Ignorando el dolor en mi pecho, le digo a East que me espere en la sala
de juegos mientras regreso a mi Land Rover para agarrar el pequeño estuche
de guitarra del maletero. También saco mi estuche desgastado y vuelvo a
entrar.
Easton está coloreando en su escritorio en la sala de juegos cuando
llego. Viv está sentada en la gran silla de terciopelo de respaldo alto junto a
la ventana, escribiendo en su diario. Me he dado cuenta de que hace mucho
eso recientemente, y se me hace un nudo en la garganta. Solía escribir
mucho en un diario en Irlanda, al principio de nuestra relación, y sé que fue
una sugerencia de su terapeuta. Me pregunto si su terapeuta actual sugirió
lo mismo. Si esta es su forma de afrontarlo. De recordar a Reeve y su
pequeño bebé.
East gira sobre su silla, y sus ojos casi se salen de sus órbitas cuando
ve lo que estoy cargando.
—¡Mamá! —grita, su silla chirriando cuando la empuja hacia atrás—.
¡El tío Dillon me compró una guitarra!
Vivien deja su diario, levantando la cabeza.
—Puedo ver eso. —Mis hombros se relajan ante su sonrisa genuina.
Estaba un poco preocupado de cómo podría responder a esto, pero no le
pregunté con anticipación porque no quería darle la oportunidad de decir
que no.
—Pensé que te gustaría aprender a tocar. Tenía cinco años cuando
empecé. Pensé que podría enseñarte.
—¡Hurra! —Corre hacia mí, se aferra a mi pierna, y me tambaleo un
poco—. Eres el mejor tío del mundo.
Mierda. Este pequeño amigo me mata de la mejor manera posible. Ama
tan libre y abiertamente, y mi corazón está encantado de ser incluido en su
círculo íntimo. No puedo esperar al día en que, con suerte, me llamará papá.
Las lágrimas nadan en los ojos de Viv mientras nos mira, y supongo
que es muy emotivo para ella, pero por diferentes razones.
—Ven a sentarte en el sofá —le digo, entregándole su estuche—.
166
Cuidado con esa pequeña belleza.
Nos sentamos uno al lado del otro en el sofá de cuero y le muestro a
Easton cómo desempacar su guitarra y cómo sostenerla. Viv observa en
silencio, y su mirada es como una manta cálida que se extiende por cada
centímetro de mi cuerpo.
—Aún la tienes. —Su mirada recorre la Fender que me dio como regalo
de despedida.
—Es mi posesión más preciada —digo, mirando profundamente a sus
hermosos ojos color avellana. Hoy se ven más verdes que marrones, y puedo
ver las pequeñas motas doradas en sus iris que siempre me hipnotizaron.
Viv sigue siendo la mujer más hermosa que he visto en mi vida. Y tan
deslumbrante sin esfuerzo. Su cabello cuelga en gruesas sábanas brillantes
por su espalda, y no hay una pizca de maquillaje en su piel bronceada. Es
aún más exquisita a medida que envejece, y mis dedos se mueven con ansias
de tocarla. Estar cerca de ella de nuevo y no poder tocarla es uno de los
mayores desafíos que he enfrentado.
Saliendo de mi melancolía, paso los dedos por el grabado DOD.
—No la uso a propósito en el escenario, la guardo para grabación y uso
personal. Incluso guardé la correa de Toxic Gods hasta que se rompió y tuvo
que ser reemplazada. Ash me hizo entonces una correa de Collateral
Damage.
—¿Qué es Toxic Gods? —inquiere East.
—Era el primer nombre de nuestra banda. Lo cambiamos cuando
llegamos a Estados Unidos.
—¿Por qué? —pregunta, rasgueando sus dedos a lo largo de las cuerdas
de la guitarra.
—Porque a nuestro sello discográfico no le gustó el nombre y nos
pidieron que escogiéramos otra cosa.
—Siempre asumí que Ash era responsable de su cambio de nombre —
dice Viv—. Sé que no le gustaba Toxic Gods.
Mis labios esbozan una sonrisa.
—Mi hermana está llena de mierda. A pesar de sus protestas muy
vocales, amaba ese nombre y luchó más duro que nadie para mantenerlo.
—Oh-oh. Eso es otro dólar en el frasco de maldiciones. —Easton agita
su dedo en mi rostro antes de extender su palma por el dinero.
167 —Estaré en bancarrota antes de que termine el año —bromeo con
rostro serio, sacando un billete de diez dólares de mi billetera y poniéndolo
en la manita de mi hijo.
—Es un dólar por maldición —me recuerda Viv mientras Easton salta
para correr hacia el estante.
—Estoy planeando con anticipación. Estoy seguro de que mi cuenta
llegará a diez al final del día. —Lucho contra otra sonrisa y Viv pone los ojos
en blanco.
—La idea es dejar de maldecir, no simplemente entregar dinero en
efectivo caprichosamente.
Resoplo.
—¿Caprichosamente? En serio.
—No es cuestión de broma, Dillon. E dijo jodido infierno delante de mis
padres el otro día. No estuvieron impresionados.
Bueno, mierda. No necesito darles a los padres de Viv más razones para
odiar mis entrañas. Regresaron a casa la semana pasada por un par de
meses. Luego se van a Canadá juntos para filmar otra película. Decir que
Lauren Mills fue fría conmigo el viernes pasado es quedarse corto. Recibiría
vibraciones más cálidas de Jack Frost. Jonathon Mills fue más amigable,
pero es comprensible que todavía sea cauteloso.
—Me esforzaré más, pero realmente no entiendo por qué maldecir es
tan importante. Sigue siendo parte del idioma inglés.
—Es burdo —dice mientras veo a mi hijo subirse a una silla para
alcanzar el estante. Quita la tapa del frasco, colocando cuidadosamente mi
dinero dentro.
—Vaya, realmente estás soltando algunas bellezas hoy. ¿Te comes un
diccionario en el desayuno o algo así?
Mira por encima de mi hombro, para asegurarse de que East no está
mirando, antes de enseñarme el dedo medio.
La risa retumba en mi pecho.
—Creo que los gestos groseros también deben contarse como una
maldición. Te exijo que pongas un dólar en el frasco.
—Mamá. —East reaparece a mi lado, colocando sus manos en sus
caderas—. ¿Dijiste una mala palabra?
168 —No hice nada por el estilo. El tío Dillon simplemente está revolviendo
mierda. —Se tapa la boca con una mano y sus ojos se abren como platos
cuando me rio.
East pisotea hacia su madre, extendiendo su mano.
—Dámelo, mamá. —Niega, pero sus labios se contraen en las
comisuras—. Comportamiento ofensivo.
Me echo a reír. Este niño. Joder, es el mejor.
—Eres una mala influencia —murmura Viv, mirándome mal mientras
le entrega a su hijo un dólar de su bolso.
Me siento en el sofá y estiro las piernas mientras coloco mi Fender a mi
lado.
—Nunca fingí que no lo era, y hubo un momento en que no te importaba
que te corrompieran. —Nuestro último fin de semana juntos en Brittas Bay
resurge en mi mente, y recuerdo que la convencí para que entrara en el mar
helado, donde la follé duro y rápido antes de que trepara por mi cuerpo y la
comiera con las piernas colgando sobre mis hombros.
A mi polla le encanta ese recuerdo, endureciéndose en un tiempo
récord. Me ajusto mis vaqueros antes de que Easton regrese y se dé cuenta.
Aunque sería divertido ver qué tipo de pregunta haría. Es un niño
inquisitivo, curioso sobre el mundo que lo rodea, y siempre está haciendo
preguntas.
Viv se da cuenta de mi erección, pero mira hacia otro lado, fingiendo
que no.
Paso una hora enseñándole a East los conceptos básicos de la guitarra
mientras Viv escribe en su diario. De vez en cuando, nos mira con una
expresión de emoción en su rostro. Después, lo llevo al patio de juegos un
par de horas antes de la cena. Comemos y luego le doy un baño. Es una de
mis cosas favoritas para hacer. Lo estoy secando con una toalla mullida que
es aproximadamente tres veces su tamaño cuando me pregunta si lo meteré
en la cama y le leeré un cuento.
—Claro, amigo. —Beso la parte superior de su cabeza mientras lo
ayudo a ponerse el pijama—. Vamos a preguntar primero a tu mamá.
—¡Mamá! —Easton entra corriendo a la sala de estar en sus zapatillas
de gran tamaño con su cabello casi seco. Está tan emocionado que apenas
me deja secarlo—. Quiero que el tío Dillon me lea un cuento y me acueste.
Los ojos de Viv se llenan de lágrimas, pero se recompone rápidamente,
169 sonriendo tentativamente a su hijo.
—De acuerdo. Si es lo que quieres.
Easton salta a mis brazos y lo abrazo mientras envuelve sus pequeños
brazos y piernas a mi alrededor.
Una lágrima se desliza por el rabillo del ojo de Viv, y odio que esté
molesta. Puedo adivinar por qué, y desearía poder consolarla, pero nunca
me dejaría.
Me pregunto si alguna vez lo hará.
Dillon

stás cómodo? —pregunto, deslizándome bajo las

—¿E sábanas junto a mi hijo en su cama.


—Sí. —Me sonríe y su evidente felicidad ante mi
presencia hace maravillas en mi autoestima.
—¿Tienes un libro que estás leyendo o quieres que te cuente una
historia? —Envuelvo mi brazo alrededor de sus hombros mientras se
acurruca contra mí.
170 —Mami me está leyendo The Enormous Crocodile de Roald Dahl. Puedes
leerme eso. —Se sienta contra el cabecero—. Pero primero necesito contarle
a mi papá cómo fue mi día. —Easton saca la foto enmarcada de Reeve de su
mesita junto a la cama y la coloca en su regazo—. Mamá dice que papá y
Lainey están juntos en el cielo y me escuchan cuando les hablo, así que les
hablo todas las noches antes de acostarme —explica. Luego procede a
mencionar todo lo que pasó en el campamento y cómo pasamos la tarde.
Escucho con un fuerte dolor que se extiende a través de mi pecho,
manteniendo mi brazo alrededor de mi hijo mientras le cuenta a Reeve todo
sobre su día. Mirar la foto de mi hermano mientras Easton habla es una
experiencia solemne. Ash dice que necesito procesar mis sentimientos en
lugar de enterrarlos profundamente, y sé que tiene razón. Pero soy una
mierda porque sigo posponiéndolo. Escuchar a Easton contarle a su papá
sobre su día abre la herida en mi corazón un poco más, y sé que tendré que
enfrentarlo más temprano que tarde.
—Buenas noches, papi. —Easton se inclina y besa la foto de Reeve—.
Te echo de menos. —La expresión más triste aparece en su rostro cuando
con reverencia coloca el marco de nuevo en su mesa. Agarrando un osito
rosa, con forma de conejito, lo abraza y susurra—: Buenas noches, Lainey.
Oh, diablos. Una bola de emoción desordenada obstruye la parte
posterior de mi garganta y desearía poder aliviar el dolor de mi hijo.
Limpiando la humedad de mis mejillas, lo abrazo más cerca.
—¿Listo para tu historia, amigo?
—Estoy listo. —Su voz es más pequeña, más baja, y me pregunto qué
es exactamente lo que pasa por su mente. Se acurruca a mi lado, y
felizmente podría quedarme para siempre en esta cama.
—Vamos a acostarnos de nuevo —sugiero, agarrando el libro de la parte
superior de su mesita, y ambos nos acurrucamos debajo de las sábanas. Se
gira un poco en mis brazos para estar frente a mí. Sus grandes ojos azules
son tan inocentes y confiados cuando me mira. Mi corazón se llena de amor
por él. Es posible que solo haya sabido la verdad durante once semanas y
solo haya estado involucrado en su vida durante el mes pasado, pero mis
sentimientos comenzaron de inmediato. Quise a Easton desde el instante en
que lo conocí. Es difícil no hacerlo. Es el niño más adorable. Dulce,
inteligente, cariñoso con un divertido sentido del humor y un buen corazón,
al igual que su madre.
Es todo lo que podría desear en un hijo, y todavía hay mucho por
171
descubrir.
Leo parte del libro y no tarda en quedarse dormido contra mi hombro.
Lo miro durante años, notando cada centímetro de su hermoso rostro,
memorizándolo. Se ve tan joven e inocente, y silenciosamente me enojo con
un mundo que tanto lo hirió. Perder a su padre tan joven siempre será una
sombra en su alma. Puede que no lo entienda hasta que sea mayor, pero
dejará huella. También perdió a su hermana, pero no es lo mismo. Perder a
Reeve siempre lo lastimará, incluso si me tiene a mí en su vida.
Aunque estoy en conflicto con mi gemelo, no puedo negar el papel que
jugó en la vida de mi hijo o lo agradecido que estoy con Reeve por la forma
en que lo quiso. Easton adora a su papá, y nunca le quitaría eso.
Con precisión militar, me levanto lentamente de la cama para no
despertarlo. Mi corazón está a la vez pesado y ligero, mi cabeza está llena de
pensamientos mientras salgo de su habitación, abriendo lentamente la
puerta. No sé si Viv la cierra por completo o no, así que la dejo un poco
abierta.
Al darme la vuelta, encuentro a Viv sentada en el suelo alfombrado, de
espaldas a la pared, llorando en silencio. Las lágrimas caen en cascada por
sus mejillas mientras me mira. Se ve tan pequeña, tan perdida, tan rota, y
hay una súplica desesperada en sus ojos que me duele ver. Es como si en
silencio me suplicara que le quitara el dolor, incluso mientras otra parte de
ella está decidida a alejarme y no dejarme entrar nunca. Puedo decir por su
piel manchada que ha estado aquí afuera por un tiempo.
Sin hablar, me agacho y la levanto, acunándola contra mi pecho. Sus
brazos se enrollan alrededor de mi cuello sin dudarlo, y se inclina hacia mí,
sollozando silenciosamente mientras bajo las escaleras.
No dice nada mientras entro en su cómoda sala de estar, y no la
presiono. Es bastante obvio por qué está molesta. Recorro la habitación con
la mirada mientras camino hacia los lujosos sofás colocados frente a la
chimenea.
Prefiero este espacio a la sala de estar más formal que usan para los
invitados. Hay fotos familiares en ambas habitaciones, pero los cuadros
enmarcados en la repisa de la chimenea y que cubren una pared entera en
esta habitación, son la verdadera historia de su tiempo como familia. A
diferencia de los retratos más formales de la otra habitación.
Me duele verlos, pero me alegro de que Vivien y Easton tuvieran amor
en sus vidas. No hay forma de que alguien que mire estas imágenes pueda
172
ignorar cuánto amaba Reeve Lancaster a su familia.
Cuando estaba con Viv en Irlanda, me contaba algunas cosas sobre él,
y sonaba como un fanático del control posesivo. Me hizo preguntarme si
realmente la amaba o si era lo que ella representaba. Estar en esta casa el
mes pasado me hizo darme cuenta, de una vez por todas, de que estaba
equivocado. Él la amaba. Quizás de la misma manera que yo. Está claro que
ella era cualquier cosa menos una esposa trofeo.
En el instante en que me siento en el sofá, Viv se aparta de mi regazo,
moviéndose a la esquina y curvándose sobre sí misma, lo más lejos posible
de mí. El dolor trepa por mi garganta, pero lo hago a un lado,
concentrándome en ella, como sugirió Ash.
—¿Estás bien?
Se encoge de hombros y se frota los ojos.
—Depende de tu definición de bien.
—No estoy intentando reemplazarlo. —La tranquilizo, porque sé que
soy el detonante—. Y no me gusta molestarte. Odio verte llorar.
—No es tu culpa y no has hecho nada malo. Easton ya te adora y estoy
feliz por eso. De verdad. —Parece que está intentando convencerse a sí
misma tanto como a mí—. Es difícil verte haciendo las cosas que hacía
Reeve.
Asiento, entendiendo lo que quiere decir. Me pregunto si siempre será
así de difícil. ¿Siempre me sentiré como si estuviera a su sombra? ¿Mi
presencia en sus vidas siempre recordará a Viv a Reeve?
—¿Puedo traerte algo para beber? —le pregunto, entregándole la caja
de pañuelos de papel de la pequeña mesa auxiliar.
—Vino blanco —dice con voz ronca.
—¿Te importa si tomo una cerveza?
Frunce el ceño.
—¿Pensé que ya no bebías?
Paso una mano por mi cabello, amando que se vuelva más largo. Me
siento más como yo mismo.
—Contrariamente a la creencia popular, no soy alcohólico. Mi paso por
rehabilitación fue más para aclarar mi mente y procesar algunas cosas que
para desintoxicarme. —Me paro—. ¿Por qué no traigo las bebidas y podemos
173 hablar?
Estoy medio esperando que me eche, como suele hacer después de que
Easton se va a la cama los viernes por la noche. Pero asiente y no me paro
a cuestionarlo, saliendo de allí antes de que cambie de opinión.
La cocina está vacía, porque el viernes por la noche es la noche libre de
Charlotte, así que hurgo, agarro patatas fritas y chocolate del armario de
arriba porque tengo hambre y a Viv podrían venirle bien las golosinas
calóricas. Está más delgada que nunca por una combinación de estrés y
falta de apetito. Le sirvo una copa de vino frío y agarro una botella de cerveza
antes de regresar a la sala de estar con nuestras bebidas y golosinas.
Viv está mirando al vacío, sumida en sus pensamientos, y me gustaría
poder leer la mente porque daría cualquier cosa por saber lo que está
pensando. Dejo las golosinas en la mesa de café y le paso la copa de vino.
Aunque quiero acurrucarme con ella, me quedo en mi extremo del sofá,
dándole espacio.
—Solía beber demasiado. —Empiezo a decir mientras abro el tapón de
mi cerveza—. Pero fue una decisión consciente para borrar toda la mierda
en mi cabeza. No era adicto en el sentido de que físicamente no podía dejar
de beber, aunque sé que usarlo como apoyo es casi tan malo. Es por eso que
deliberadamente no bebo tanto ahora. Eso y estoy tratando de ser más
saludable. —Tengo un hijo que me necesita ahora. Un hijo que ya ha perdido
a un padre, y estoy decidido a estar allí para él en todo el sentido de la
palabra.
—¿Qué mierda tienes en la cabeza? —Acerca sus rodillas a su pecho
mientras bebe vino.
—No estaba en un buen lugar después de que te fuiste. Las cosas
pasaron bastante rápido cuando el cazatalentos de A&R vino a vernos a
Dublín. Usé el dinero que obtuve del acuerdo de confidencialidad para
trasladarnos a Los Ángeles. Después de firmar con el sello, nos contrataron
en Capitol Studios para trabajar en nuestro primer álbum. Había estado
escribiendo furiosamente todo el año y teníamos suficientes canciones para
dos o tres álbumes.
—¿Eran sobre mí? —suelta, y mi corazón se derrite cuando una
mancha roja familiar florece en ambas mejillas—. “Hollywood Ho” y “Fuck
Love” —aclara.
Asiento.
—Pasé por muchas etapas después de perderte. El primer año estaba
174 desconsolado y ahogándome en dolor, culpa y remordimiento, y fue entonces
cuando escribí “You Are My Only Reason”, “Queen Of My Heart”, “Broken
Love” y un montón de otras canciones que se convirtieron en éxitos. Para el
segundo año, entré en la siguiente etapa y estaba jodidamente enojado. —
Tomo un gran trago de cerveza—. Todo empezó cuando descubrí que te
habías casado y tenías un hijo.
—¿Sospechabas que podría ser tuyo?
—Sospechaba lo suficiente para buscar en Google la fecha de
nacimiento de Easton. Leí un montón de artículos en los que todos decían
que su cumpleaños era en junio, así que eso fue todo. —Miro al vacío,
recordando uno de los momentos más difíciles de mi vida—. Reeve y tú
aparecían en todas las redes sociales, y parecía que él estaba en todas las
películas más exitosas de ese año. No podía alejarme de ninguno de los dos
y me estaba matando. Escribí “Hollywood Ho” y “Fuck Love” en el apogeo de
mi rabia y mi depresión cuando te odiaba por lo que me hiciste.
—Lloré la primera vez que escuché “Hollywood Ho”. Sabía que se
trataba de mí y no podía entender cómo podías odiarme tanto.
—Hay una delgada línea entre el amor y el odio, Viv. He oído hablar
mucho de eso, pero no fue hasta que estuve en esa situación que realmente
pude entender lo que significa. —Abre la boca para hablar, pero niego para
detenerla. No he terminado y necesito sacar todo esto. Me inclino hacia
adelante, hacia ella. Bebe vino, dándome toda su atención, y aunque esto
es difícil de sortear, no cambiaría este momento por nada.
Siempre he amado simplemente existir con ella.
Vivien trae una sensación de paz interior a mi alma cada vez que estoy
cerca de ella, de una manera que nadie más lo hace.

175
Dillon

ecesito que entiendas que todo se trata de ti —

—N explico—. Cada letra que he escrito desde el momento


en que te conocí es toda tuya. Y hay muchas más
canciones de amor que de odio, porque incluso
cuando quería odiarte, no podía. Escribir canciones
fue una forma de desahogar mis emociones, de desahogar mi ira, pero nunca
te odié. No en el verdadero sentido de la palabra. —Tomo otro trago de mi
cerveza antes de mirarla directamente a los ojos—. Era imposible cuando
176 estaba tan completamente enamorado de ti. No quería estarlo porque
estabas con él, pero mi corazón se negó a dejarse persuadir.
—¿Por qué no peleaste por mí? —Me inmoviliza con ojos vidriosos—.
Caminé por la terminal del aeropuerto de Dublín durante horas,
suplicándote en silencio que vinieras a reclamarme. Esperé hasta el último
minuto para subir al avión y no viniste. Solo me dejaste ir.
Niego, acercándome a pesar de mi anterior promesa personal.
Necesito estar más cerca de ella cuando admita esta verdad.
—Pero no lo hice, Viv. Vine tras de ti. Volé a Los Ángeles para rogarte
que regresases a Dublín conmigo.
La conmoción se esparce por su rostro y sus ojos se abren como
platos.
—¿Qué? —balbucea.
—Iba a ponerme de rodillas y rogar por perdón. Iba a arriesgarlo todo.
Estaba preparado para dejar la banda y quedarme contigo en Dublín.
Hubiera estado de acuerdo con cualquier cosa siempre y cuando estuvieras
de acuerdo en ser mía.
Sus cejas se fruncen en confusión.
—No entiendo. ¿Cómo no lo supe?
Bebo más cerveza y cierro los ojos brevemente. Incluso ahora, duele
revivir este recuerdo.
—Llegué a mi hotel en Los Ángeles alrededor de las dos. Habías llegado
unas horas antes. Ash me dio tu número de teléfono americano. Y lo intenté
repetidamente, pero estaba apagado o suspendido.
—Me había olvidado de cargarlo —explica—. Estaba demasiado
desconsolada en el avión como para recordar hacerlo. Murió en algún
momento después de que Reeve me recogiera.
—No quería dejar un mensaje de voz que pudiera malinterpretarse.
La confusión cruza su rostro.
—Es tan extraño que nunca vi ninguna llamada perdida.
No creo que se necesite mucho para averiguar qué sucedió.
—Supongo que Reeve las borró del registro de llamadas. —Estaba
decidido a mantenerme alejado de ella y obviamente estaba dispuesto a
hacer lo que fuera necesario para asegurarse de que ella no volviera a mí.
—No puedo creer que hiciera eso, pero es la única explicación que
tiene sentido. —Se frota las sienes—. Si hubiera visto esas llamadas, podría
haber cambiado todo.
Asiento porque hay tantas cosas que podrían haber terminado de
manera diferente si todos hubiéramos reaccionado de manera diferente.
Pero no tiene sentido insistir en eso ahora.
177 —¿Qué paso después de eso? —pregunta.
—Cuando no pude localizarte, encendí la televisión para perder un
poco de tiempo, y fue entonces cuando vi el reportaje en el que estabas con
él. Los vi juntos en el balcón. Sabía que estabas desnuda. Sabía lo que eso
significaba. Y supe que me estaba enviando un mensaje. No fue solo la
declaración que dio a los periodistas. Fue la forma en que usó su brazo para
cubrir tus tetas, tal como lo había hecho yo en la foto que le enviamos el día
de tu cumpleaños. Sé que él también te estaba protegiendo, y tal vez estoy
leyendo demasiado, pero recibí el mensaje alto y claro de todos modos.
Dejando mi botella sobre la mesa, entierro mi cabeza entre mis manos.
El dolor me atraviesa el pecho, como cada vez que recuerdo esa imagen.
Está grabada para siempre en mi cerebro y he deseado tantas veces poder
borrarla.
—¿Cómo pudiste correr directamente hacia él? —Levanto la cabeza y
la miro con ojos punzantes—. Me dijiste que no sabías dónde estaba. ¿Eso
fue una mentira?
Niega con vehemencia.
—Era la verdad. No tenía ni idea de que vendría a recogerme al
aeropuerto. No había tenido contacto con él desde mi cumpleaños. Todo lo
que sabía, de Audrey y mis padres, era que estaba trabajando en cosas para
compensar sus errores. Pero nadie me dijo lo que estaba haciendo porque
Reeve quería explicármelo él mismo.
—Pero te acostaste con él. —Froto una mano sobre mi mandíbula
rasposa mientras un peso invisible se sienta en mi pecho—. Eso me mató.
Especialmente cuando pasó más de un año antes de que pudiera besar a
alguien más. —No entendí cómo ella pudo hacerlo. Esa comprensión
impulsó gran parte de mi ira. Eso me hizo creer que me había superado. Eso
me hizo cuestionar cada maldito momento que compartimos.
Se mordisquea el labio inferior y pone su cabello detrás de sus orejas.
—No fue planeado, pero estaba tan desconsolada, y él estaba allí.
Reeve siempre se ha sentido como mi hogar. Siempre fue el que me consoló
cuando estaba molesta. —Un suspiro tembloroso escapa de sus labios y está
al borde de las lágrimas de nuevo—. No quería lastimarte en ese entonces,
y no quiero lastimarte ahora, Dillon.
—¿No?
—Creo que ya nos hemos lastimado lo suficiente. —Ese sentimiento
permanece en el aire y tiene mucho peso—. Pero tienes que entender algo
sobre mí —continúa—. Nunca fue una competencia entre Reeve y tú. Los
amé a los dos de diferentes maneras. Rompiste mi corazón en un millón de
178 pedazos, Dillon, y estaba aún más desconsolada volando a casa de lo que
había estado cuando volé de Los Ángeles. Cuando Reeve apareció, me alegré
de verlo porque siempre ha sido el aire que respiro. Explicó todo lo que había
hecho para rectificar sus errores. Dijo todas las cosas correctas, y cuando
me besó, no peleé con él porque su amor significaba que olvidaba el dolor
de perderte por unos momentos en el tiempo, y me aferré a eso. Lo
necesitaba porque estaba más rota y perdida que nunca.
Toma un gran trago de vino, desviando la mirada.
—No estaba orgullosa de mí misma después. Rompí a llorar porque se
sentía como la mayor traición. —Se frota el pecho—. Me sentí tan mal por
hacerte eso, pero luego recordé lo cruel que habías sido y cómo me dejaste
irme como si no significara nada para ti. Creí que estabas a miles de
kilómetros en la cama con Aoife, y eso ayudó a aliviar mi culpa.
—Realmente lo jodimos, ¿no?
Exhala pesadamente.
—No lo veo así. No puedo. Eso sería como admitir que la vida que
compartí con mi esposo y mi hijo nunca debería haber sucedido. Hay cosas
de las que me arrepiento, pero no me arrepentiré de eso.
—Nunca te lo pediría. Y no te juzgo a pesar de que fui malditamente
miserable sin ti durante todos esos años.
—¿De verdad? —Ladea la cabeza.
—Así es. No quería amarte, pero lo hice. Lo hago.
—¿Qué pasa con otras mujeres? Sé que no eras célibe. Tampoco
esperaría que lo fueras —agrega rápidamente—. Pero he visto fotos tuyas
con toneladas de mujeres hermosas. ¿Nunca sentiste algo por ninguna de
ellas?
Niego.
—No. No podía estar con nadie al principio. Luego, en el colmo de mi
ira, me dispuse a follar con tantas mujeres como pude, con la esperanza de
poder sacarte de mi sistema, pero no funcionó. Empeoró las cosas porque
ninguna de ellas eras tú. Después, me sentía aún más solo y el dolor parecía
más agudo. Solo sirvió para enojarme más y extrañarte más. Era un círculo
vicioso que no podía romper. Y fui un imbécil, desahogando toda mi
frustración con estas mujeres al azar porque no podía soportar mirarlas,
sabiendo que no eras tú. Nadie se acercó nunca, y me cansé de eso.
Entonces me dediqué a beber.
—¿Estás diciendo que he sido tu única relación? —La incredulidad es
clara en su tono.
—Sí, Hollywood. —Le lanzo una sonrisa torcida—. Solo has sido tú.
Se muerde el labio mientras me dirige una mirada evaluadora.
179 —Eres diferente.
—Estoy tratando de solucionar mis problemas. Tratando de ser más
abierto, más paciente y menos enojado. Es un trabajo en progreso. —Froto
mi nuca—. Yo, ah, comencé a ver a un terapeuta. Había hablado con uno
en rehabilitación, pero Ash me convenció de ver a alguien nuevo que me
ayudara a lidiar con todo lo que sucedió recientemente.
—También tengo un psiquiatra.
—¿Es por eso que estás escribiendo en un diario de nuevo?
—Sí y no. Mencioné que era lo que Sheila había sugerido cuando
estaba en terapia en Dublín, y Meryl dijo que si ayudaba, debería intentarlo
de nuevo.
—¿Está ayudando? —Agarro un puñado de patatas fritas y me las
meto en la boca.
—Sí —admite en voz baja—. Estoy documentando todo y, aunque es
triste, me está ayudando a recordar lo afortunada que fui de haberlo
conocido. Haber sido amada así. —Las lágrimas brotan de sus ojos—. Lo
extraño mucho.
—Lo sé.
El silencio desciende, pero no es incómodo. Es el silencio más cómodo
que he compartido con ella desde que volvimos a estar en contacto.
—También te extrañé —susurra, inmovilizándome con ojos
vidriosos—. Pensé mucho en ti. —Solloza, tragando un poco de vino—. Sentí
mucha culpa durante mi matrimonio por seguir pensando en ti.
—Hice todo lo posible para evitarlos a los dos en los eventos, pero una
parte de mí también anhelaba toparse con ustedes. Aunque sabía que me
mataría verte de su brazo, solo quería verte de nuevo. Para recordarme que
había sido real. Que no me lo había imaginado todo.
—¿Me amaste?
—Sí, Viv. —Odio que todavía lo dude. Odio haber sido un idiota para
ella y haberle hecho no creer todo lo que digo—. Sé que no confías en mí y
no te culpo por eso. Te hice mal y me odio por eso, pero nunca dejé de
amarte. He estado tropezando con mi vida desde que te fuiste, y ha sido tan
solitario. —Respiro exageradamente, tragando saliva sobre el nudo atascado
en mi garganta—. Sé que no puedo esperar nada de ti, pero, ¿podríamos
intentar ser amigos? —Tenemos que empezar por algún lado y espero que
esté de acuerdo.
—No puedo ofrecerte nada más que eso, Dillon —advierte.
—Lo sé, y estoy bien con eso. —Es una puta mierda. Estaré devastado
si me relega permanentemente a la zona de amigos, pero no quiero
180 presionarla. Estoy tratando de priorizar sus necesidades y esto es lo que
necesita ahora.
—De acuerdo. Lo intentaré.
Le muestro una sonrisa cegadora y se ve momentáneamente aturdida.
—¿Por qué te teñiste el cabello y empezaste a usar los lentes contacto
de nuevo? —Sus ojos inquisitivos exploran los míos.
—¿Honestamente?
Su ceño es instantáneo.
—No, quiero que me sigas mintiendo. —Sus ojos se entrecierran.
Mierda.
—Me lo merecía.
—Vas a estar en nuestras vidas, Dillon. Estarás en la vida de Easton.
Simplemente acordamos ser amigos. La única forma en que esto funcionará
es con total honestidad. ¿No estás cansado de todos los secretos y mentiras?
—Lo estoy, y todo fue tan inútil.
Asiente.
—Podemos seguir castigándonos por los errores del pasado o elegir
seguir adelante. Intentar dejarlo atrás. —El aire silba al salir de su boca—.
No puedo seguir haciendo esto. Quiero hacer borrón y cuenta nueva e
intentar seguir adelante.
—¿Podrás perdonarme alguna vez? —Aguanto la respiración mientras
espero a que responda.
—Quiero, pero no sé si puedo. Todo lo que puedo prometer es que lo
intentaré.
—No puedo pedir más que eso. —Me aclaro la garganta—. Pensé que
sería más fácil para ti estar cerca de mí si no me pareciera tanto a Reeve —
admito, aunque es solo la mitad de la verdad. Estúpidamente esperaba que
si me veía como solía lucir, podría volver a enamorarse de mí.
Viv asiente como si estuviera esperando esta respuesta.
Estuvimos muy bien juntos y lo pasamos muy bien. No quiero que
nuestra relación esté definida por esos horribles últimos momentos.
Especialmente no cuando creamos a alguien tan precioso como Easton. En
el futuro, quiero que nuestro hijo sepa que sus padres se amaban. Esa
última noche, le hice el amor a Viv con todo mi corazón y mi alma. Se sintió
mágico en ese momento. Ahora sé que fue porque estábamos creando esta
nueva vida increíble.
Sus ojos se clavan en los míos y me pregunto si mi mirada es tan
emocional como la de ella. Todavía hay mucho que decir, pero creo que
ambos hemos terminado por esta noche. Nos miramos el uno al otro y tengo
181 tantas ganas de besarla, pero no me da ninguna indicación de que quiera lo
mismo. Todavía está de luto por su esposo, y lo último que debería estar
haciendo es presionarla para que haga algo de lo que se arrepienta. No ha
pasado mucho y tengo que respetar eso.
Simplemente acordamos ser amigos y es un gran paso adelante.
Entonces, aprenderé a ser paciente.
Seré tan paciente que tendrán que canonizarme cuando muera.
Si Ash estuviera al tanto de mis pensamientos internos, estaría
jodidamente orgullosa de mí.
Viv aparta la mirada primero y me recuesto en el sofá y me llevo la
cerveza a los labios. Quiero disfrutar de esto. Solo estar con ella. Espero que
algún día mi presencia le brinde consuelo en la forma en que estar cerca de
ella lo hace por mí.
Bebemos en silencio, ambos perdidos en nuestros pensamientos,
aunque noto las miradas furtivas que me envía cuando cree que no me doy
cuenta. Después de un rato, se mueve en el sofá, balancea las piernas y
planta los pies en el suelo.
—¿Puedo pedirte que hagas una cosa? —dice, colocando su vaso vacío
en la mesa de café.
—Cualquier cosa. —La inmovilizo con ojos serios.
Se limpia las manos por la parte delantera de su vestido con evidente
nerviosismo.
—Deshazte de los lentes de contacto, Dil. Quiero ver tus hermosos
ojos azules.

182
Vivien

—La casa del tío Dillon es bonita —comenta Easton mientras lo


levanto de su asiento elevado. Sus ojos escanean con entusiasmo la extensa
y moderna propiedad de dos pisos. Estaba tan emocionado por hoy que
apenas pude conseguir que se durmiera anoche. Seguí el consejo de Audrey
y él ha vuelto a dormir en su propio dormitorio desde la noche en que Dillon
lo acostó. Odio dormir sola, pero sé que es lo correcto incluso si ambos
tenemos problemas para adaptarnos.
La puerta se abre, revelando a Dillon y Ash, y finjo que no siento la
183 aceleración de mi corazón al verlo. Easton deja caer mi mano como una
patata caliente y corre hacia su padre. Mi corazón golpea contra mi caja
torácica, como lo hace cada vez que están juntos. Me quedo atrás, sin saber
si puedo hacer esto hoy. La necesidad de darme la vuelta, volver a casa y
meterme en la cama con una botella de vodka es fuerte.
—Eh, tú. —Ash se acerca a mí, abrazándome sin dudarlo—. Estoy tan
feliz de que aceptaras venir.
—No estoy segura de esto. —Veo a Dillon arrojar a Easton encima de
su hombro con una enorme sonrisa en su rostro. E chilla de alegría, y me
alegro de que no se dé cuenta del significado de hoy—. Tal vez debería irme
a casa. —Sé que es malo si estoy pensando en dejar Easton aquí sin mí.
Ash entrelaza su brazo con el mío mientras Dillon lanza a Easton al
aire. Easton chilla y se ríe, divirtiéndose completamente.
—No deberías estar sola hoy. Sería una muy mala idea.
Muevo mis ojos hacia los de ella.
—¿Sabes qué día es?
Asiente, arrastrándome hacia adelante.
—Audrey y yo hablamos semanalmente. Me lo contó.
Sabía que estaban en contacto, pero no me di cuenta de que era algo
normal. Sin embargo, no estoy enojada. Sé que están preocupadas por mí y
me gusta que estén reparando su amistad. Para mí es importante que mis
dos mejores amigas se lleven bien.
Ash ha estado viniendo a mi casa semanalmente para almorzar, y es
como si nunca nos hubiéramos separado. Todavía tenemos mucho con que
ponernos al día, pero disfruto escuchando sus historias de vida en la
carretera con la banda y conociendo todos los lugares increíbles a los que
ha viajado. Me alegro de que haya vuelto a mi vida y agradezco que me haya
perdonado por la forma horrible en que la traté.
—Lamento no haber dicho nada —admito—. Es tan difícil decirlo en
voz alta. Cada vez que pienso que podría estar avanzando, algo sucede y
siento que estoy de vuelta al punto de partida.
—Apenas han pasado tres meses. Creo que lo estás haciendo
increíble. Perder un bebé es una de las cosas más desgarradoras que puedes
soportar. No puedo imaginar lo que debe ser perder a tu marido también. —
Las lágrimas le punzan los ojos—. Me enojo solo de pensar en tu dolor.
Dejamos de caminar, deteniéndonos a unos metros de la puerta
principal.
—Anoche, cuando estaba acostada en la cama, lo único en lo que
podía pensar era en lo diferente que debería haber sido hoy. Apenas pude
184 dormir, lo que habría sido el caso si mi embarazo hubiera llegado a término,
pero no tenía ningún angelito retorciéndose y pateando dentro de mi vientre.
—Pongo una mano sobre mi vientre plano—. Nunca me había sentido más
vacía.
Un sollozo brota de la boca de Ash, lo que hace que Dillon la mire y
frunza el ceño.
—No quiero molestarte.
—Está bien —grazna, apretando mi mano—. Sé que hoy va a ser difícil
para ti, y es por eso que no quería que estuvieras sola. Creo que deberíamos
emborracharnos y brindar por tu angelito en el cielo.
—Ese es un plan que puedo respaldar. —Seguro que es mejor que
llorar sola en la cama.
—Hola, Hollywood. —Dillon deja de lanzar a nuestro hijo al aire el
tiempo suficiente para saludarme. Me muestra esa sonrisa diabólica por la
que solía desmayarme, y todo su rostro se ilumina cuando sonríe. Easton
es bueno para Dillon. Es descaradamente obvio lo feliz que es cuando está
con nuestro hijo, y no recuerdo haberlo visto nunca tan despreocupado. Me
alegro de que esté en terapia, porque tiene muchos problemas
profundamente arraigados que resolver. Eso es algo más por lo que tengo
que agradecerle a Ash.
—Hola, Dillon. —Fuerzo una sonrisa en mi rostro.
Las cosas han ido mejor entre nosotros desde que hablamos la
semana pasada y llegamos a una especie de entendimiento. Meryl me ha
ayudado a darme cuenta de que aferrarme a mi ira y a los errores del pasado
me impide sanar. No puedo cambiar lo que pasó. Solo puedo controlar lo
que sucede a partir de ahora. Engañarme a mí misma haciéndome creer que
odio a Dillon es agotador, y he terminado de fingir. Él estará en nuestras
vidas, y será mucho más fácil para todos si las cosas son amigables, así que
estoy decidida a comenzar de nuevo. Vino a cenar el martes por la noche y
ha estado en FaceTime con E casi todas las noches antes de acostarse.
—Mamá. —Easton suena sin aliento—. Estoy tratando de alcanzar las
nubes —grita mientras Dillon lo lanza al aire de nuevo.
Intentando darme insuficiencia cardíaca, más bien.
—¿Qué tal si vuelves a la tierra por un tiempo antes de que te duela
la barriga?
—¿Qué tal si le das a tu tía Ash un gran beso? —Ash extiende sus
manos hacia su sobrino. E prácticamente salta de los brazos de Dillon a los
de Ash, dejando caer una serie de besos descuidados en su mejilla. Ash lo
deja subirse a su espalda y corren por el pasillo.
Sigo a Ash y Easton mientras Dillon cierra la puerta. Corre para
185 alcanzarme.
—Para ti —dice, entregándome una rosa blanca de tallo largo.
Nuestros dedos rozan cuando la recibo, y un pequeño hormigueo se extiende
por mi brazo, recordándome que todavía estoy muy viva—. Ya te dije una
vez que las rosas blancas simbolizan el renacimiento y los nuevos
comienzos, pero también simbolizan la paz, la inocencia y el amor. Pensé
que podríamos plantar algunos rosales blancos en honor a Lainey. Tengo
todo afuera, pero si es demasiado, no tenemos que hacerlo.
Dejo de caminar y mi labio inferior tiembla cuando la emoción me
invade. Lucho por recuperar el control, sonriéndole suavemente mientras
entierro mi nariz en los pétalos sedosos, inhalando el familiar aroma a
limón.
—Esa es una idea encantadora y muy reflexiva —digo
ahogadamente—. Gracias.
—También quería comentar una idea contigo —dice, pasando una
mano por su cabello.
Mechones rubios caen sobre su frente y la nostalgia me golpea. Hoy
realmente me está afectando.
—¿Qué es?
—Quiero construir algo en memoria de Reeve y Lainey en tu jardín
trasero. Pensé que Easton podría ayudarme con eso. Podemos plantar
arbustos y rosas y tal vez levantar una placa contra uno de los árboles e
instalar un pequeño banco de piedra. De esa manera, East tendría un lugar
al que podría ir cuando se sintiera triste o quisiera hablar con ellos.
—Dillon —susurro mientras las lágrimas corren por mi rostro. Aprieto
una mano en mi pecho—. Eso sería perfecto. —Sollozo.
Sin dudarlo, me toma en sus brazos y dejo que me consuele. Cierro
los ojos, dejando que su aroma picante me envuelva mientras me abraza.
Descanso mi cabeza contra su pecho, y nos quedamos ahí por un tiempo
indeterminado, abrazándonos el uno al otro.
Los abrazos están tan subestimados.
Se siente increíblemente bien ser abrazada de nuevo.
Ser abrazada por él
Me aparto de Dillon en el segundo en que ese pensamiento aterriza en
mi mente, limpiando la humedad restante de mis mejillas.
—Deberíamos encontrar a los demás.
Asiente, luciendo triste mientras mete las manos en los bolsillos de
sus vaqueros cortos.
—Pensé que podríamos comenzar con el jardín la semana que viene,
si te parece bien. Me gustaría tenerlo terminado antes de que East regrese
186 a la escuela.
Easton comienza el jardín de infancia en diez días, pero tengo grandes
reservas. Sin embargo, no quiero pensar en eso hoy.
—La semana que viene es buena. —Lanzo mi mirada a la suya,
instantáneamente atrapada en sus hermosos ojos azules. Le pedí que no
usara las lentillas verdes porque me encanta con cabello rubio y ojos azules.
Es un hombre hermoso y no debería tener que ocultar sus ojos porque tiene
miedo de molestarme.
La verdad es que quiero ver sus ojos azules. Sus ojos son la imagen
especular de los de mi hijo. Esos ojos me resultan familiares porque los he
mirado casi todos los días de mi vida, pero mirar a Dillon no es como mirar
a Reeve. Eso estaría mal en muchos niveles. No, ver a Dillon con ojos azules
me ayuda a verlo con una luz diferente y me brinda consuelo.
—Gracias. Es un gesto muy bonito.
—Veo cuánto lo extraña. Quiero ayudar.
Asiento, soltando un gran suspiro mientras seguimos caminando.
—Antes de entrar en la piscina, quiero que tú y East hagan un
recorrido por mi estudio.
—Me gustaría verlo.
—Genial. Vamos. —Levanta un hombro—. Agarraremos al pequeño
antes de que se dirija directamente al agua.
Ash viene con nosotros, pero dejamos a Ro y Jamie holgazaneando
alrededor de la gran piscina al aire libre de Dillon. Tiene un camino de piedra
que da la vuelta al costado de su casa y llega hasta el estudio.
El estudio es mucho más grande por dentro de lo que parece desde
fuera y muy elegante con techos altos, paredes asimétricas y suelos de
madera.
—Esta es la sala de control —explica Dillon a East mientras entramos
en una pequeña sala rectangular. Una consola larga con toneladas de
botones descansa debajo de una ventana de vidrio que da al estudio más
allá. Un montón de computadoras portátiles de alta tecnología y otros
dispositivos llenan el resto del espacio en esta sala.
—¿Para qué son estos? —pregunta East, gravitando hacia la consola
de mezclas como una polilla a una llama.
—Eso es para nuestros ingenieros de sonido. Escuchan la música y
las canciones mientras las grabamos, y encaminan el sonido para que esté
equilibrado y ajustado.
—Impresionante —dice East, asintiendo como si entendiera lo que eso
significa. Se sienta en una de las grandes sillas, presionando botones
mientras Dillon lo mira con adoración.
187 —Es un niño increíble —susurra Ash, mientras nos apoyamos contra
la pared, mirando a padre e hijo—. Dillon nunca deja de hablar de él. La
única otra vez que lo he visto así de feliz fue...
—Sí —interrumpo, incapaz de escucharla vocalizarlo.
—Está bien admitirlo, Viv. Es parte de tu pasado, tu presente y tu
futuro. Sé que su relación no es la misma, pero está bien admitir que se
hicieron felices el uno al otro.
—No puedo pensar en eso, Ash. Especialmente hoy no. Se siente como
una traición demasiado grande para Reeve.
—Me callaré en un segundo, porque lo último que quiero hacer es
molestarte hoy. —Da un paso delante de mí mientras Dillon y East se
levantan de las sillas y salen de la habitación—. Solo voy a decir esto, y no
hay ninguna intención detrás de eso. Sé que hay mucho amor entre tú y mi
hermano. Sé que hay muchos sentimientos sin resolver. No hay presión ni
expectativa sobre ti para sentirte de cierta manera, pero quiero que sepas
que, si todavía sientes algo por él y si alguna vez quieres actuar en
consecuencia, está bien.
—Ash. La próxima semana hacen tres meses que murió Reeve. Solo
tres meses. Es demasiado pronto para siquiera pensar en alguien más.
—No hay un cronograma para este tipo de situación, y nadie debería
decirte lo que hay en tu corazón. Nunca te empujaría en la dirección de
Dillon. Nunca te obligaría a hacer nada que no quisieras hacer. Solo digo
que está bien amarlo. Ya sea ahora, la semana que viene, el mes que viene
o el año que viene, no es asunto de nadie más que suyo. No cierres tu
corazón por culpa o miedo.
Lo hace sonar tan simple. Pero no lo es. ¿Te imaginas lo que pensaría
el mundo si empezara algo con Dillon? Ya puedo visualizar los horribles
titulares.
—¡Mamá! —El chillido agudo de Easton casi me revienta los
tímpanos—. Tienes que ver esto —grita.
—Qué momento tan impecable —murmura Ash, sonriendo mientras
coloca su brazo en el mío—. Creo que ya es suficiente por hoy. Vamos. Creo
que sé por qué el pequeño está tan emocionado.
Ash me lleva más allá de la puerta del estudio de grabación, pero echo
un vistazo rápido mientras pasamos. Varios soportes de micrófono están
repartidos por la habitación y un montón de guitarras diferentes están
apoyadas contra las paredes. Algunos estuches de guitarras yacen en el
suelo. La batería de Ro está situada en la parte trasera del espacio. Imágenes
enmarcadas cubren la pared, celebrando sus varios álbumes de oro y platino
y los numerosos elogios y premios que la banda ha ganado.
188 —Creo que tenemos una estrella de rock en ciernes —dice Ash,
arrastrándome más allá de la habitación hasta la puerta de al lado donde
están East y Dillon.
Mi mandíbula se afloja mientras contemplo el mini estudio de
grabación con guitarras de tamaño infantil, un teclado montado, un
micrófono en un soporte ajustable y una batería. Coloridas bolsas de frijoles
están esparcidas por todo el espacio. Incluso hay un refrigerador en
miniatura, lleno de bebidas, y un pequeño escritorio y una silla. Mis ojos se
elevan a los de Dillon.
—¿Hiciste esto por E?
Asiente mientras East rasguea algunos acordes en una de las
guitarras. Dillon apenas ha comenzado a enseñarle, por lo que todavía es
un completo novato.
—Pensé que podría venir de vez en cuando, y puedo darle lecciones
aquí. Quizás, en algún momento, podría venir a vernos grabar o venir y
pasar el rato con algunos de sus amigos. Hice instalar el escritorio para que
pudiera hacer su tarea o colorear si se aburre.
Ha pensado mucho en esto, y mi corazón es un desastre hinchado
detrás de mi cavidad torácica.
Easton baja la guitarra y corre hacia la batería. Se deja caer, agarra
las baquetas y comienza a golpear al contenido de su corazón. Su rostro está
animado de una manera que no había visto en mucho tiempo.
—Mírame, tío Dil. ¡Soy un baterista como el tío Ro! —Algo se afloja
dentro de mí y estallo en llanto. Mis emociones están por todos lados hoy, y
esto es demasiado. Salgo corriendo de la habitación antes de que E se dé
cuenta, sin querer molestarlo cuando está tan feliz.

189
Vivien

uyo del estudio, jadeando por aire mientras lucho por

H
respirar. Ash sale corriendo detrás de mí, tomándome en
sus brazos mientras me derrumbo.
—Está bien, Viv. Te tengo. —Me lleva lejos de la casa
principal, hacia el otro lado del jardín, a una impresionante
pequeña área para sentarse en medio de abundantes
macizos de flores y arbustos de colores. Las luces están
colgadas sobre el mirador de madera de frente abierto mientras me lleva al
190 acogedor sofá de mimbre.
Ash envuelve su brazo alrededor de mis hombros, consolándome
mientras lloro.
—Estoy tan harta de llorar —digo con voz ronca, sollozando y
secándome las lágrimas con el dobladillo de mi vestido de verano—. Estoy
harta de estar triste todo el tiempo. —Y estoy tan malditamente sola. Pero
me guardo ese pensamiento.
—Se pone mejor.
Levanto la cabeza, mirándola con los ojos borrosos.
—¿Qué pasó? —Esta no es la primera vez que alude algo.
Niega y sonríe, pero es triste.
—Hoy no. Hoy se trata de Lainey.
—Ash. —Tomo sus manos entre las mías—. Todavía puede tratarse de
Lainey incluso si me cuentas tu historia. Sé que hay una. Por favor, dime.
Las lágrimas instantáneamente llenan sus ojos, y ahora es mi turno
de consolarla.
—Jamie y yo... perdimos un bebé el año pasado.
—Oh, Ash. Lo siento mucho. —La abrazo con fuerza.
—Fue un embarazo ectópico. Perdimos a nuestro bebé a las doce
semanas. Casi muero también. Una de mis trompas de Falopio se rompió y
Jamie tuvo que llevarme rápidamente al hospital. Estábamos en casa en
Irlanda, así que logramos mantenerlo fuera de la prensa.
Me preguntaba por qué no había escuchado nada.
—Descubrimos que estaba embarazada a las seis semanas y nos
alegramos mucho. —Las lágrimas ruedan por sus mejillas—. Se lo dijimos
a Dillon y Ronan de inmediato. Clodagh, la novia de Ro, estaba embarazada
de Emer en ese momento. Estaba tan emocionada de que nuestro bebé
tuviera un mejor amigo automático en su primo. Acabábamos de volar a
casa para decirles a nuestros padres cuando colapsé.
—Lo siento mucho, Ash. —No es de extrañar que haya sido tan
comprensiva. Sabe exactamente por lo que estoy pasando.
—Estuve en pedazos durante meses. —Se suelta de mi abrazo y nos
sentamos en el sofá—. No podía dejar de llorar. Jamie estuvo genial, pero no
sabía cómo mejorarlo.
—No hay nada que nadie pueda decir o hacer para aliviar el dolor. Es
un proceso de supervivencia cada día, y gradualmente aprendes a vivir con
eso.
Asiente.
—Pero nunca desaparece, y nunca lo olvidas.
191 —Nunca. —Estoy de acuerdo, poniendo una mano sobre mi corazón.
—Tuvieron que extirpar una de mis trompas de Falopio, pero aún
deberíamos poder tener hijos. Puede que sea un poco más difícil. Hemos
decidido esperar hasta después de casarnos antes de intentarlo. Necesito
reunir el valor.
—Puedo entenderlo. Incluso si Reeve estuviera aquí, no hay forma de
que pueda considerar intentar tener otro bebé aún, incluso si una parte de
mí cree que es exactamente lo que me curará.
—No quería entrometerme en caso de que te molestara, pero, ¿está
todo bien después del accidente? ¿Podrás tener más hijos en el futuro?
Asiento.
—Sí. Afortunadamente, no hubo daños permanentes. No debería
haber ninguna razón por la que no pueda tener más bebés. Aunque eso es
lo último que tengo en mente en este momento.
Toma mi mano, apretándola.
—No importa cuánto tiempo llores a Lainey y Reeve, los idiotas te van
a criticar tan pronto como sigas adelante. El momento realmente no hace
ninguna diferencia. Así que al diablo con lo que piensen los demás. La vida
sigue, Viv. Tienes todo el derecho a mirar hacia el futuro y pensar en tener
más hijos. No los deshonras si empiezas a vivir de nuevo. Estoy segura de
que es lo que Reeve querría.
—Sé que lo haría, pero dudo que quiera que siga adelante con su
gemelo.
—¿No es así? —Ash arquea una ceja—. Él sabía que había amor entre
ustedes. Un tipo de amor muy especial y poco común, y Dillon es el padre
biológico de Easton. No conocía a Reeve, pero el hecho de que haya incluido
a Dillon en su testamento lo dice todo. Creo que Reeve estaría feliz si
terminas con Dillon. Al menos sabe que su gemelo te amará tan
completamente como él.
Exhalo.
—Vaya. Esto es muy intenso para un día como hoy.
—Solo estamos hablando. —Sonríe—. Nadie te está presionando. Tal
vez Dillon y tú vuelvan a enamorarse, o tal vez no. Solo estoy diciendo que
hagas cosas por ti. A la mierda lo que piensen los demás.
Muerdo la comisura de mi boca, preguntándome si debería decir esto.
Pero es Ash, y sé que puedo decirle cualquier cosa.
—Nunca dejé de amarlo, Ash. Siempre ha sido dueño de una parte de
mi corazón.
—Estoy muy feliz de escuchar eso.
—No significa que vaya a pasar nada —espeto porque ni siquiera
192 puedo pensar en eso sin sentir una enorme culpa.
—Lo sé, pero prométeme que no descartarás tus sentimientos porque
te preocupa lo que pensarán los demás. Si Dillon y tú están destinados a
estar juntos, debería suceder de forma natural. Sin ninguna interferencia.
—¿Cómo es que el hablar de poder tener hijos en el futuro terminó en
una conversación sobre Dillon y yo?
—Existe una correlación natural con ambas cosas.
Abro la boca para decirle que esa es la definición misma de
interferencia cuando sigue hablando.
—Tú y yo siempre estamos sincronizadas en nuestras vidas. De vuelta
en Irlanda, eran hombres. Ahora es esto. —Aprieta mi mano de nuevo—.
Ambas hemos soportado la desgarradora pérdida de nuestros bebés, pero
seguiremos adelante porque somos fuertes y podemos superar las peores
experiencias para emerger aún más fuertes.
—Estamos sincronizadas y me alegra que hayas encontrado en tu
corazón el perdón.
—No había nada que perdonar, Viv. —Sus ojos azul claro me miran
con seriedad—. Estaba tan jodidamente enojada en el momento en que
sucedió, pero después de que descubrí todo, instantáneamente te perdoné.
No fue culpa tuya, e hiciste lo que creías que era lo mejor para Reeve y
Dillon, y para ti y tu bebé. Nunca, jamás podría reprocharte eso.
—Te quiero. —La tomo en mis brazos—. Tú y Audrey son las hermanas
que nunca tuve.
—Igual tú, Viv.
Un crujido nos hace girar las cabezas. Dillon camina hacia nosotras,
la preocupación es evidente en su hermoso rostro mientras observa nuestra
piel manchada y nuestro abrazo.
—Él se preocupa por ti —susurra Ash.
—Oye. —Dillon entra en la glorieta, su mirada inmediatamente
encuentra la mía—. ¿Estás bien?
—Estoy bien. —Me paro, arrastrando a mi mejor amiga irlandesa
conmigo—. Me sentí abrumada. Verte con E y ver lo que construiste para
él... fue mucho. Estoy muy emocional hoy.
—Eso es comprensible. —Dillon me mira de esa manera intensa suya,
como si estuviera perforando un agujero en mi pecho en un intento por
llegar al meollo del asunto.
—Yo también estoy bien —dice Ash, colocando sus manos en sus
caderas y entrecerrando los ojos hacia su hermano—. En caso de que te
preguntes por qué estaba llorando.
Dillon aparta su mirada de mí, frunciendo el ceño mientras toma nota
193 de su hermana.
—¿Qué ocurre? ¿Por qué estabas llorando?
—¿Por qué crees, idiota? —Pone los ojos en blanco y Dillon se rasca
la nuca.
—No preguntaría si lo supiera.
Ash me agarra del codo y me lleva más allá de su hermano.
—Los hombres son tan idiotas.
—Escuché eso —dice Dillon detrás de nosotras.
—Se suponía que debías.
Me rio, y esto es exactamente lo que necesito para pasar el resto de
este día.
Eso y cócteles rosas de ginebra, que abundan durante toda la tarde.
Después de plantar los rosales blancos en memoria de Lainey, todos nos
reunimos junto a la piscina. Dillon, Jamie y Ro se juntan con Easton
mientras Ash y yo tomamos el sol alrededor de la piscina, bebiendo nuestras
bebidas. No hay una nube en el cielo. El sol está cayendo sobre nosotros y
los sonidos de la risa de mi hijo ayudan a reparar algunas de las grietas en
mi corazón.
Siempre recordaré a Lainey, y siempre estaré triste porque nunca la
conocí cuando estuvo viva. Pude sostenerla en el hospital por unos minutos,
y se veía tan tranquila, como una hermosa muñeca durmiente, envuelta en
su suave manta rosa con el gorro de punto blanco. Tenía los ojos cerrados
y no se dio cuenta del dolor de su mamá mientras yo sollozaba y sollozaba
abrazándola.
Nunca lo olvidaré y mi hija siempre estará en mi corazón, pero tengo
que vivir en el presente porque mi otro hijo me necesita.
Hago un voto silencioso de recordar a Lainey solo con felicidad, no con
tristeza, de ahora en adelante. Me debo a mí y a mi hijo esforzarme más, y
lo haré.
Una brisa sutil levanta suavemente los mechones de mi cabello y una
especie de paz serena fluye a través de mí. El calor infunde mi interior y la
opresión en mi pecho se ha ido, como si se hubiera accionado un
interruptor. Miro al cielo con asombro silencioso, preguntándome qué acaba
de pasar.
—¿Eres tú, mi amor? ¿Me estás cuidando hoy y me estás ayudando a
aliviar mi dolor?
Las lágrimas aguijonean mis ojos detrás de mis gafas de sol, pero por
una vez, son lágrimas de felicidad. No soy una persona religiosa, pero algo
profundo acaba de suceder, y encuentro un enorme consuelo y fuerza en el
pensamiento de que Reeve está allí en alguna parte, todavía cuidándome.
194 Todavía amándome y protegiéndome incluso después de haberse ido.
Vivien

L
as horas pasan pacíficamente, y no puedo explicar lo que pasó.
Todo lo que sé es que me siento más en paz conmigo misma de
lo que me he sentido en meses.
—¡Mamá! Ven a nadar conmigo —suplica Easton desde su posición
sobre los hombros de Dillon. Ha estado tomando turnos para zambullirse
en los hombros de todos sus tíos, y estoy segura de que su piel está arrugada
a estas alturas de tanto tiempo que ha estado en el agua.
—Ya voy. —Me pongo de pie, me quito las gafas y las coloco en la
195 tumbona. Siento los ojos de Dillon sobre mí mientras me recojo el cabello
en un moño desordenado en la parte superior de la cabeza. Llevo un traje
de baño negro y dorado de una pieza que es el traje más modesto que tengo.
Por lo general, uso bikini, pero no quería ver mi cicatriz hoy y recordar aún
más mi pérdida. Por la forma en que Dillon me mira mientras entro en la
piscina, juraría que estaba desnuda. Me siento incómoda con la intensidad
de su atención hoy y no quiero sentirme como él me hace sentir.
Deseable.
Cachonda.
Viva.
Como si mi piel estuviera en llamas en cada lugar donde aterriza su
mirada.
Como si pudiera morir si no siento sus manos sobre mí en este
momento.
Se siente mal sentirse así, hoy de todos los días, y desearía que lo
dejara.
El agua me lame las piernas y los muslos a medida que avanzo en la
piscina, y la sensación de frescor es un bálsamo bienvenido para mi piel
caliente.
—Bien, mamá está aquí. —Easton se lanza de los hombros de Dillon,
se sumerge en la piscina y me empapa por completo. Dillon se ríe. Jamie
sonríe, y Ro es bastante inexpresivo mientras vadean, saliendo de la piscina
para dejarnos solos.
Realmente desearía que no lo hicieran.
—Está un poco loco —dice Dillon mientras E irrumpe en la superficie,
salpicando gotas de agua por todas partes.
Se lanza hacia mí, enrollando sus pequeñas piernas alrededor de mi
cintura y sus brazos alrededor de mi cuello, mientras pega besos en mi
rostro.
—Esto es tan divertido. —Me dirige una sonrisa llena de dientes y mi
corazón se derrite. Vivo por estos momentos. Me encanta verlo feliz y
despreocupado sin ningún dolor persistente. Luego se ha ido de nuevo,
sumergiéndose bajo el agua como un pez. Tuvimos un instructor que vino a
la casa cuando Easton era un bebé, y cuando tenía uno, era un auténtico
experto en la piscina.
—Sí. Me pregunto de dónde sacó eso. —Respondo al comentario de
Dillon en un tono burlón, y es bueno poder reconocer los rasgos que veo en
E que pertenecen a Dillon sin sentirme culpable o triste—. Siempre ha sido
un poco salvaje, pero también es disciplinado, y nunca nos dio ningún
problema a Reeve ni a mí.
196 —Tengo entendido de buena fe que cierta princesa de Hollywood era
un poco salvaje cuando era más joven. —Dillon mueve las cejas.
—Mentiras. Todo es mentira —protesto, agachándome para que mis
hombros queden completamente sumergidos bajo el agua.
Dillon refleja mi posición mientras vemos a Easton resurgir.
—Recuerdo una historia sobre alguien que trepó a un árbol, se cayó y
se rompió el brazo.
Sonrío ante los recuerdos. El original, donde Reeve me atrapó y se
lastimó. Y el más reciente cuando estaba sentado a la mesa ocupada en la
casa de los O'Donoghue y les decía quién era yo.
—Supongo que era un poco salvaje —digo, flotando en el agua—. Es
un milagro que Easton no sea completamente imprudente.
—Creo que esa debe haber sido la influencia tranquilizadora de Reeve.
Lo miro como si le hubiera salido otra cabeza.
—Me contaste lo suficiente sobre él para saber que no rompía las
reglas —explica Dillon.
—Si me hubieras preguntado en la escuela, habría estado
completamente de acuerdo. Pero luego, no tanto. —Todavía me sorprende
que Reeve recurriera a la cocaína y otros estimulantes durante ese terrible
período de nuestra historia.
—¿Tienes álbumes de fotos que pueda ver? —pregunta mientras nos
movemos por el agua. East está nadando unas cuantas vueltas,
balbuceando para sí mismo, aparentemente contento de estar solo mientras
Dillon y yo hablamos.
—Ya has visto todo lo que tengo y eso me recuerda. Las impresiones
que pedí llegarán la semana que viene. —Dillon quería ver todas las fotos
que teníamos de Easton desde que nació. Tenemos cientos de fotos digitales,
que le di en una memoria USB, pero siempre imprimo fotos familiares y las
guardo en álbumes. Mis padres hicieron eso por mí y me gusta pensar que
estoy comenzando una tradición. Una de mis cosas favoritas para hacer
cuando era niña era sentarme con mamá y repasarlas.
—Me refería a los álbumes de Reeve —aclara Dillon.
Giro la cabeza para mirarlo, frunciendo el ceño.
—¿Por qué querrías esas?
—Quiero conocer al verdadero Reeve. —Se pasa la lengua por los
dientes—. Mi terapeuta cree que ayudará.
—Tengo álbumes que puedo mostrarte. —No estoy segura de poder
mirarlos, pero quién sabe, tal vez también me ayuden.
—Estupendo.
197 —Mamá. —Easton nada hacia nosotros—. ¿Puedo subirme a tu
espalda y fingir que eres un dragón marino?
Dillon se ríe mientras Easton gatea sobre mi espalda.
—Agárrate fuerte —le digo antes de alejarme nadando con mi hijo
aferrado a mi espalda.
—Estoy agotado —dice Dillon una hora más tarde, cuando estamos
sentados alrededor de la mesa disfrutando de unos tragos. Easton está
tumbado sobre una manta en el césped detrás de nosotros, haciendo un
rompecabezas—. No sé de dónde saca toda su energía.
—Es pura energía, eso seguro. Espera hasta que esté rebotando en tu
cama a las seis de la mañana, lleno de las alegrías de la primavera. Es
especialmente asombroso cuando tienes resaca.
—No puedo esperar —dice Dillon, con un anhelo claro en su rostro, y
es un fuerte recordatorio de lo mucho que se ha perdido y lo mucho que
quiere experimentar todo con su hijo.
Sé que está ansioso, pero todavía no estoy lista para permitir que
Easton tenga una fiesta de pijamas con Dillon solo.
Un silencio incómodo desciende hasta que Ash lo rompe como solo
ella puede.
—Oh, que se joda. No hagamos esto. Ha habido suficientes secretos y
mentiras. No tiene sentido ignorar al elefante en la habitación. Mierda pasó.
—Mira a su hermano—. Te perdiste los primeros años de su vida, pero
podrás experimentar mucho más en el futuro. Y tú, amiga mía —se vuelve
hacia mí, apretándome la mano—, no tienes nada de qué sentirte culpable.
Es lo que es, y ambos deben dejar de andar por ahí de puntillas.
—Me encanta la mierda que sale de ti —dice Jamie, inclinándose para
plantar un beso fuerte en su boca.
—Le debes un dólar al frasco, tío Jamie —grita East sin levantar la
cabeza del rompecabezas.
—Maldita sea. Es un pequeño estafador astuto —dice Jamie después
de apartar los labios de su prometida.
—¡Que sean dos! —agrega Easton, y los labios de Dillon esbozan una
sonrisa orgullosa.
—Debemos tener cuidado con lo que decimos —murmuro, no
queriendo que E escuche algo que no debería.
—¿Cuándo se lo vas a decir? —pregunta Jamie.
—Amigo. No lo hagas. —Dillon niega.
—Es demasiado pronto, pero no lo dejaré indefinidamente. —Miro a
Dillon a través de mis gafas de sol—. Sé que debes estar deseando
contárselo, y me alegro de que no me estés presionando.
198 —Lo estoy, pero nunca haría eso. Se trata de lo que es mejor para él.
—Dillon se está esforzando mucho. No puedo negar eso, y me da la
esperanza de que podemos hacer que las cosas funcionen.
—Aahh, esto es demasiado. —Ash se levanta, rodea la mesa y abraza
a Dillon—. Estoy orgullosa de ti, idiota.
—¿Tienes fotos de tu hija? —le pregunto a Ronan, necesitando
cambiar la dirección de nuestra conversación grupal. Ha estado
extremadamente callado conmigo y me pregunto si he hecho algo para
ofenderlo.
—Las tengo. —Se retuerce en su asiento, luciendo incómodo.
—¿He hecho algo que te haya molestado? —pregunto, mi honestidad
espoleada por la ginebra líquida que corre por mis venas.
—¿Por qué preguntarías eso? —Sus penetrantes ojos azules se clavan
en los míos brevemente antes de alejarse.
—Porque apenas puedes mirarme.
—Simplemente no estoy seguro de qué decir. No quiero molestarte.
Mis cejas se fruncen.
—Tú y yo nunca tuvimos problemas para hablar entre nosotros. Pensé
que éramos amigos.
—Éramos. Somos. —Pasa una mano por sus desordenados rizos
castaños. Su cabello es mucho más largo ahora, rizado alrededor de sus
orejas y su nuca, pero le sienta bien. Ronan ha crecido en los años que
estuvimos separados, y ha perdido esa expresión juvenil de su rostro—.
Estaba tratando de ser sensible. Acabas de perder un bebé. No quería
exhibir fotos de mi hija en tu rostro.
Los hombres O'Donoghue realmente me están asombrando con su
consideración hoy.
Ash se sube al regazo de Jamie, envolviendo sus brazos alrededor de
él.
—Es culpa mía. —Su mirada rebota entre Ro y yo—. Fue difícil para
mí después de que perdimos a nuestro bebé. Clodagh estaba embarazada y
tuve que evitarla porque me dolía tanto que por lo general terminaba
llorando. —Jamie pasa una mano arriba y abajo por su espalda—. Eso me
hizo sentir muy culpable porque no fue culpa de la pobre Clodagh.
—Tampoco fue tu culpa —dice Jamie, besando su sien—. No pudiste
evitar cómo te sentías.
—Clo nunca te reprochó eso, Ash. —Ro enciende un cigarrillo—.
Estaba molesta por ti.
—Lo sé. —Ash extiende la mano y le roza el brazo a Ro—. ¿Estás
seguro de que ustedes dos no pueden arreglarse?
199 Ash me había explicado que Ro estaba hosco porque su prometida, la
madre de su hija, rompió su compromiso hace dos meses. Ella ha estado en
Irlanda durante los últimos cinco meses, mientras que Ro se ha quedado
atrapado aquí.
Niega.
—Ya no me quiere.
El dolor visceral subraya su tono y lo siento por él.
—Siento escuchar eso. Debe ser muy difícil estar lejos de tu hija.
—Me está matando. —Da una larga calada a su cigarrillo, soplando
círculos de humo en el aire.
—Joder, esta conversación es deprimente —dice Dillon—. Todos
necesitamos animarnos. Jay, pon la música. Ro, ven conmigo a buscar la
carne para la barbacoa.
Ro abre su celular, saca algunas fotos y me entrega su teléfono.
—Esas son los más recientes que Clo me envió.
Emer está sentada sobre una manta en el suelo, riendo tontamente a
la cámara, luciendo feliz y contenta. Tiene una mata de espesos rizos
oscuros y los ojos azules más grandes.
—Es hermosa, Ro.
Su sonrisa es triste y mi corazón duele por él.
Dillon desliza su brazo alrededor del hombro de su hermano,
apretándolo.
—Terminaremos el resto del álbum en las próximas semanas, y luego
puedes ir a casa a verla.
Ro asiente, apartando el brazo de Dillon antes de entrar a la casa para
buscar la carne para la parrilla.
—¿Puedo ayudar?
—Nah. Tenemos esto. Mantén tu bonito culo en esa silla y tómate otro
cóctel. —Dillon se lleva los dedos a la boca y silba—. ¡East! Estás de servicio
de barbacoa conmigo.
Easton se levanta, destrozando el rompecabezas que tan
meticulosamente hizo.
—Bobadas.
Jamie suelta una carcajada.
—Déjame adivinar, ¿ese eres todo tú?
Le muestro el dedo del medio cuando estoy segura de que E no está
mirando.
—Maldita sea, lo es, y no me disculpo. No permitiré que mi hijo vaya
por ahí maldiciendo como un marinero.
200 —Chica, buena suerte con ese plan —dice Ash, tomando mi vaso
vacío—. No tienes ninguna posibilidad de proteger esos pequeños oídos
sensibles alrededor de todos nosotros.
Dillon

—M
i barriga está gorda —proclama Easton, frotando
sus manos sobre su estómago ligeramente
extendido.
—Eso es lo que sucede cuando comes dos hamburguesas y una
montaña de chips —dice Jamie, sonriendo.
—¿Chips? —Easton frunce el ceño.
—Se refiere a patatas fritas —dice Ash—. En Irlanda, los llamamos
chips.
201 —Ah. —Su nariz se arruga—. ¿Cómo es Irlanda? —pregunta,
subiéndose a mi regazo. Se acurruca contra mí, y cuando su pequeña mano
cálida aterriza en mi pecho desnudo, prácticamente me derrito en la silla.
Hoy ha sido increíble y quiero un millón de días más como este.
—Muy verde —le digo.
Me inmoviliza con los ojos muy abiertos y confiados.
—¿Como si el cielo fuera verde y todos los caminos y todo?
Me rio entre dientes, pellizcando su nariz.
—No, tonto. El cielo sigue siendo azul y las carreteras son del mismo
color que aquí. Significa que hay mucha hierba verde y muchas montañas,
árboles y arbustos. No hay tantas ciudades ni tantos edificios altos como en
Estados Unidos.
Él dobla las piernas hacia arriba, acurrucándose más cerca, y podría
morir de satisfacción en este momento. Mis dedos se entrelazan a través de
su cabello oscuro mientras me mira.
—¿Puedo ir a Irlanda contigo y podemos escalar montañas?
—Con suerte, algún día. —Miro a Viv—. Si está bien con tu mami.
Viv tiene las gafas puestas, así que no puedo decir su reacción.
Después de un comienzo un poco inestable antes, parece estar procesando
todo bien. Juro que esa mujer tiene una fuerza inconmensurable. Nunca
para de sorprenderme.
—Podemos visitar Irlanda. Quizás el año que viene después de que la
banda haya terminado su gira.
Me dejó contarle a Easton sobre nuestra gira inminente porque
ninguno de los dos quiere que sea una gran sorpresa cuando tenga que
levantarme y marcharme. Sé que será difícil para mi hijo. Será insoportable
para mí y, sinceramente, no sé cómo lo voy a hacer. No quiero dejarlos ni a
él ni a Viv. No quiero volver a estar sin ninguno de ellos nunca más.
—Hurra. —East reprime un bostezo.
—Deberíamos irnos —dice Viv.
—Ni una bola de nieve en el infierno. —Ash empuja la jarra con la
mezcla de ginebra rosa hacia Viv—. No son ni las siete. No hay forma de que
te vayas a casa todavía. East está bien aquí.
Ash ha sido increíble con Viv y estoy feliz de verlas renovar su amistad.
Ash lucha por hacerse amiga de otras mujeres, especialmente dentro de la
industria en la que trabajamos. La mayoría de las mujeres que ha conocido
están tratando de usarla como una forma de llegar a la banda, y no confía
fácilmente. Rara vez habla con Cat. Ha sido demasiado difícil con ellas
viviendo en diferentes continentes. Además, Cat nunca fue amiga de Viv.
Espero que Viv proteste porque sé que es muy estricta con la rutina
202 con Easton, algo que respeto y admiro. Siempre lo pone a él primero, y solo
la amo más por eso. Pero supongo que su deseo de no volver a su casa vacía
y solitaria es más fuerte hoy porque no monta más argumentos, aceptando
felizmente la ginebra que Ash vierte en su vaso.
Veinte minutos después, East está profundamente dormido contra mi
pecho. Presiono mis labios contra su cabello, cierro los ojos e inhalo el aroma
familiar de mi hijo.
Nada se compara con esto.
Ni siquiera pararse frente a miles de fanáticos gritando.
Este niño ya es mi mundo entero, y haría cualquier cosa para asegurar
su felicidad. Levantando la cabeza, encuentro a Viv mirándome. Se ha
quitado las gafas y veo la emoción nadando en sus ojos.
—Puedo acostarlo —le susurro—, y simplemente llevarlo al auto
cuando estés lista para irte. —Si me salgo con la mía, ninguno de los dos se
irá esta noche, pero no quiero admitir eso y enloquecer a Hollywood.
Lo piensa durante unos segundos antes de asentir.
Me levanto lenta y cuidadosamente, reposicionando a mi hijo dormido
en mis brazos. Se mueve un poco, murmurando en sueños mientras me
alejo. Viv viene conmigo, y no hablamos mientras llevo a Easton adentro,
caminando a lo largo del pasillo hasta que llego a las escaleras al siguiente
nivel.
La emoción flota en el aire mientras abro la puerta del dormitorio de
Easton, inspirado en la naturaleza. Viv da un grito ahogado mientras
camino por el suelo de madera de la gran habitación, hacia la cama de pino
personalizada. Me alegro de haber decidido no poner su cama en la casita
del árbol pegada al lado derecho de la pared. Si bien la escalera es grande y
resistente, no hay forma de que hubiera podido subir a ella sin despertar a
East.
Viv pasa a mi lado, retirando el edredón verde y azul. Muy gentilmente,
dejo a nuestro hijo en la cama, agradecido de que Viv le haya hecho
cambiarse el bañador antes de cenar. Lleva unos shorts Nike ligeros que son
cómodos para dormir. Viv lo cubre con las mantas y se inclina brevemente
para besarle la mejilla. Cuando es mi turno, presiono un beso prolongado
en su frente, tratando de calmar mis emociones errantes.
Caminamos de puntillas hacia la puerta, ambos dándonos la vuelta al
mismo tiempo para mirarlo. He imaginado a Easton en esta habitación
muchas veces desde que la diseñé para él en las semanas posteriores a que
descubrí que era mi hijo. El dedicarme a remodelar las habitaciones y
agregarle una habitación en el estudio me ayudó a distraerme de toda la
mierda que estaba pasando.
203 —Dillon, esto es solo... vaya —susurra Viv, su rostro se ilumina.
El orgullo me hincha el pecho mientras examino la habitación. Resultó
mejor de lo que esperaba.
—Sé que le encanta la naturaleza, los animales y el aire libre, así que
quería incorporar eso en el diseño. Un tipo vino a construir el árbol y la casa
del árbol, y Ash encontró a este artista súper talentoso que dibujó los
murales, pero yo mismo hice el resto. Jamie me ayudó a hacer la cama.
Tiene la boca abierta.
—¿Hiciste esa cama?
Una sonrisa genuina asoma por mis labios.
—Jamie y yo hicimos carpintería para nuestro certificado de
graduación. Fue la única asignatura que disfruté en la escuela. Me divertí
haciéndola para él.
Su pecho se mueve y parpadea para contener las lágrimas.
—Hiciste un trabajo increíble. Es impresionante y le va a encantar.
El calor se esparce por mi pecho ante sus palabras. Tenía miedo de
que se volviera loca conmigo por ser tan presuntuoso. La verdad es que no
puedo esperar a que Easton tenga fiestas de pijamas aquí.
Viv tira de la puerta, sin cerrarla por completo. El tenue resplandor
de la lámpara de luz junto a la cama de East asegura que no esté en
completa oscuridad en caso de que se despierte y se asuste. Puse a propósito
la habitación de Viv al lado de la suya para que esté cerca si él se mueve
durante la noche.
—Gracias por hoy —dice en voz baja.
—Ha sido un placer. Me encantó tenerlos a los dos aquí. —Antes de
que pueda detenerme, estoy girando un mechón de su cabello alrededor de
mi dedo—. Sabes que haría cualquier cosa por ti. Si pudiera absorber tu
dolor y quitártelo, lo haría.
—Estoy en guerra conmigo misma recientemente —admite,
mirándome profundamente a los ojos.
Inmediatamente me hipnotizan de una manera que solo Vivien ha sido
capaz de hacer. Su rostro solo me llama. Todo en ella lo hace. Me ahogo en
sus hermosos ojos color avellana, nadando en la bondad que siempre
encuentro allí. Es como recibir un puñetazo en el corazón y en la polla al
mismo tiempo. Dios, la amo. La amo y la deseo tanto.
—¿Por qué? —gruño, finalmente logrando encontrar las palabras.
—Porque me haces sentir cosas, Dillon. Siempre lo has hecho.
Me inclino más cerca, enrollando mis manos en su cabello mientras
inclino su rostro hacia arriba.
—No hay nada de malo en eso, Viv, y sabes lo que siento por ti. Lo que
204 siempre he sentido por ti.
—¿Cómo es posible que algo se sienta tan bien y al mismo tiempo tan
mal? —Casi se ahoga con las palabras, y veo el tormento apoderándose de
su hermoso rostro.
—No existe un libro de reglas para las cosas que has soportado y no
hay un modelo único para todos para lidiar con el dolor y seguir adelante.
—Descanso mi frente contra la suya—. Solo sé fiel a ti misma. Haz lo que te
parezca mejor.
—Tengo miedo, Dil —susurra, mirándome a los ojos—. Tengo miedo
de que si sigo adelante lo olvidaré.
—No te dejaré. —La ironía de esa promesa no se me escapa, pero lo
digo en serio. Sé cuánto amaba a Reeve y nunca le pediría que olvidara el
pasado que compartió con él. Me doy cuenta de lo lejos que he llegado.
Cuánto me está ayudando la doctora Howard a procesar mis sentimientos.
—¿De verdad quieres decir eso? —pregunta, agarrando mi cintura.
—Así es. —Por mucho que no quiera alejarme de ella, necesito que vea
mi rostro, que crea esta verdad. Levanto la cabeza, poniendo un poco de
distancia entre nosotros mientras sostengo su mejilla en mi palma—. Reeve
ha sido una parte enorme de tu vida. Lo amabas y nadie puede quitarte eso.
Y mucho menos yo. Solo espero que me quede espacio. Que puedas llegar a
un lugar donde podamos avanzar juntos. Quiero tu futuro, Viv, pero nunca
dejaré que olvides tu pasado. Te ayudaré a recordarlo porque que el que él
te amara ha ayudado a formar la mujer que eres hoy. Sucede que amo
mucho a esa mujer.
—Hasta aquí lo de ser amigos. —Entrecierra los ojos, pero el gesto es
alegre.
—Sigo siendo tu amigo, Viv, pero seamos honestos. Nuestra conexión
es demasiado explosiva para permitirnos ser solo amigos.
—Has madurado mucho, Dillon.
—No eres la única afectada por su muerte. Me ha obligado a enfrentar
cosas que he estado ignorando durante años.
—Quiero seguir adelante, pero es demasiado pronto. Si alguna vez nos
ponemos en la misma página, quiero que sea un nuevo comienzo, donde no
haya culpa ni sentimientos de traición entre nosotros. —Se aparta de mí—.
Ese día aún no ha llegado.
—Está bien —miento a medias, metiendo las manos en los bolsillos
de mis shorts—. Entiendo. Tómate el tiempo que necesites. No voy a ninguna
parte.
Regresamos con los demás, nos quedamos afuera charlando y
bebiendo hasta que oscurece. Cuando entramos, Jamie y yo tomamos
205 nuestras guitarras mientras las chicas van a ver a East. Ro se va para volver
a su casa a pesar de que le pedimos que se quedara. Mi hermano no está en
un buen lugar. Realmente ama a Clo, y la ruptura se produjo de la nada.
Está devastado y sé lo que se siente, así que no lo presiono para que se
quede.
Tocamos algunas canciones e incluso convencí a Viv para que
cantara.
—Deberías cantar oficialmente con la banda algún día —le dice Ash—
. No de forma permanente, pero deberías grabar una canción con ellos. Esa
voz es demasiado hermosa para negársela al mundo.
—Si… no. —Viv se quita las sandalias y sube las piernas al sofá a mi
lado—. Odio ser el centro de atención. —Se estremece—. Incluso pensar en
eso me eriza la piel.
—Siempre podemos grabar algo que sea solo para nosotros —digo,
tomando un trago de cerveza mientras dejo mi guitarra a un lado—. Podría
ser divertido. Piénsalo.
Ella se recuesta y pongo sus pies en mi regazo, masajeándolos sin
pensarlo. Le encantaban mis masajes en los pies, y me gustaba intercambiar
favores sexuales a cambio. Tiempos divertidos. Volver a un patrón regular
con Viv sería tan fácil como respirar para mí.
Jamie y Ash miran con gran expectación para ver cómo reacciona.
Cierra los ojos, se recuesta en el sofá y se pone cómoda.
—Mmm. Eso se siente bien.
Mi mirada se encuentra con la de Jamie mientras masajeo los pies de
Viv, y sé que él nos apoya. Ha sido una piedra para mí estos últimos meses.
Honestamente, no sé qué haría sin Jamie y Ash. Jamie sonríe, poniendo a
Ash de pie en silencio. Salen de la habitación y el silencio desciende, pero
no es incómodo.
Viv se hunde más en el sofá mientras muevo mis dedos de sus pies a
sus pantorrillas suaves como la seda, amasando su carne flexible a medida
que avanzo. Siempre me han encantado sus hermosas piernas largas y
delgadas.
Especialmente cuando estaban envueltas alrededor de mi cuello.
Mi polla cobra vida cuando recuerdo todas las veces que la comí
mientras ella colgaba de mis hombros. Su sabor me llena la boca como si
no hubieran pasado más de seis años desde la última vez que tuve mis labios
en alguna parte de ella.
—¡Dillon! —Su tono urgente me saca de mi cabeza. Una de sus manos
está envuelta alrededor de una de mis muñecas, deteniendo mi trayectoria
ascendente. No me di cuenta de que mis manos se habían movido tanto por
206 sus muslos. Mi polla se engrosa hasta el punto del dolor, y si baja la mirada,
no habrá forma de disfrazar mi monstruosa erección. Oh, estaba tan cerca
de la tierra prometida, pero ahora se están cerrando las puertas, dejándome
fuera.
—¿No quieres esto? —pregunto, mi mirada bajando a su boca—.
Déjame hacerte sentir bien.
—No podemos —susurra.
—¿Por qué no? —Muevo mi mano libre hacia arriba, rozando las
puntas de mis dedos contra su ropa interior de encaje.
—No está bien. —Me empuja, cayendo del sofá al suelo. Me agacho
para ayudarla, pero me aparta las manos—. No me toques. Por favor.
Levanto las palmas y retrocedo.
—No haré nada que no quieras, pero veo la lujuria en tus ojos, Viv. Sé
que lo quieres. Lo necesitas. —Han pasado tres meses desde que alguien la
tocó. Sé que el sexo no es la respuesta a nuestra situación, pero algunos
orgasmos harán maravillas con su estado mental.
—No se trata de que no te desee, Dillon. —Se pone de pie,
tambaleándose un poco, pero no está borracha. Dejó los cócteles hace unas
horas y cambió a agua con gas—. Se trata de deshonrar la memoria de Reeve
el día en que debía nacer nuestra hija.
Al instante me pongo sobrio.
—Nunca deshonrarías su memoria, y tomar algo para ti en un día
difícil no está mal. Pero entiendo por qué te sientes así y nunca te
presionaría.
—Gracias. —Mira a su alrededor—. ¿A dónde fueron Ash y Jamie?
—Se fueron a la cama.
Mira el reloj de la pared.
—Es casi medianoche. Perdí la noción del tiempo. No tenía ni idea de
que fuera tan tarde.
—Deberías quedarte aquí. Tengo toneladas de habitaciones libres.
Puedes tomar la que está al lado de la habitación de Easton. —No quiero
admitir que ha sido remodelada específicamente para ella porque eso
probablemente la hará huir.
—No creo que sea una buena idea. —Se muerde el labio con ansiedad.
—No voy a tocarte, Viv. No, a menos que me lo pidas. —Me paro,
caminando hacia ella—. Quédate. Easton está cómodo. Es tarde y estás
cansada.
—Está bien —acepta, y asiento, luchando contra una sonrisa.
Despertar sabiendo que East y Viv están en mi casa me produce una enorme
alegría.
207 Subimos las escaleras y le muestro su habitación.
—Pensé que te gustaría estar al lado de Easton. De esa manera, si se
despierta, lo escucharás.
—Gracias. —Acciona el interruptor de la luz en la pared, y sus ojos se
abren como platos mientras se gira para mirarme—. ¿Hiciste esto por mí?
Asiento.
—Quería que tuvieras tu propia habitación aquí.
Las lágrimas aguijonean sus ojos mientras observa la cama con dosel
con tenues cortinas blancas. Un diseñador de interiores vino a crear esta
habitación porque quería que fuera perfecta para Vivien. Las paredes son de
un color gris violeta. El mobiliario es de madera oscura, que contrasta a la
perfección con los suelos de madera gris ceniza. Una gran alfombra rosa
estampada es suave bajo los pies, y el resto de la habitación está decorada
en varios tonos de blanco, gris, rosa y morado. Es lujoso y cómodo, pero
también tiene un ambiente acogedor. Exactamente lo que quería lograr.
—Dios, Dillon. —Se lleva una mano al pecho—. No sé qué decir. —Las
lágrimas brotan de sus ojos mientras me mira—. Aprecio mucho tu
consideración y cómo no nos estás presionando a mí ni a Easton. Gracias
por tu comprensión y apoyo.
—No es una tarea, Viv. Quiero estar aquí para ti. Si puedo ayudar a
facilitar las cosas, lo haré.
Solloza, echando su mirada alrededor de la habitación de nuevo.
No quiero irme, y alejarme físicamente de ella es difícil, pero necesita
su espacio.
—Estoy al final del pasillo. —Señalo a través de la puerta de la
izquierda donde está mi suite principal—. Si necesitas algo durante la
noche, ven a buscarme.
Inclina la cabeza.
—Estoy segura de que estaré bien.
—Hay toallas y suministros en el baño —agrego, todavía reacio a irme.
Su sonrisa es tímida.
—Estaré bien, Dillon. Ve a la cama.
Me inclino más cerca, presionando mi boca contra su oreja. Sé que no
debería decir esto, pero hola, soy yo.
—Si quieres que te haga sentir bien, mi oferta sigue en pie. Si
necesitas olvidar, sé cómo distraerte.
Empuja mis hombros, obligándome a retroceder.
—Buenas noches, Dillon.
Su tono no admite discusión, pero no me rindo tan fácilmente. La miro
con una sonrisa descarada, antes de lanzarle un beso.
208 —Buenas noches, Hollywood. Sabes dónde encontrarme si no puedes
dormir.
Dillon

N
o puedo dormir sabiendo que Vivien está al final del pasillo,
seguramente dando vueltas en la cama como yo. Hoy ha sido
un día difícil para ella, pero me ha sorprendido, como suele
hacer. Lo ha llevado mucho mejor de lo que esperaba. Me gustaría
atribuirme parte del mérito, pero todo es mérito de Viv. Es tan fuerte. Tan
valiente. Y la estoy deseando más que nunca. Por primera vez desde el
accidente, siento un núcleo de esperanza genuina encendiéndose dentro de
mí.
209 Todavía siente algo por mí.
Sentimientos contra los que está luchando, pero puedo manejar eso.
No sentir nada por mí, u odiarme, sería mucho peor.
Deslizo la mano por mi estómago y envuelvo mi polla, aún dura, y
decido que también podría masturbarme, justo cuando la puerta se abre y
deja pasar una pizca de luz desde el pasillo. Mi mano se detiene en mi polla
y levanto la cabeza, divisando la figura sombría en la puerta.
—¿Viv? —No se mueve, se queda clavada en el sitio, y me subo el bóxer
y salgo de la cama.
Me acerco a ella con cuidado, temiendo asustarla. Me detengo a unos
metros de ella.
—¿Estás bien? —Niega y se acerca un poco más—. ¿No puedes dormir,
cariño? —Le paso los dedos por la mejilla. Se acerca un poco más y su pecho
roza el mío. Lleva puesta la camiseta de Collateral Damage que le dejé en la
cama esta noche, cuando albergaba la esperanza de que se quedara, y le
queda tan jodidamente bien.
—Dillon. —Mi nombre es un susurro en su lengua, pero es suficiente.
Oigo la súplica en su tono. Colocando una mano en mi pecho desnudo, me
mira y lo veo todo en sus ojos. No quiere decirlo. Eso sería como admitirlo
ante sí misma, y ahora mismo es incapaz de hacerlo. Así que tendré que
tomar la decisión por ella.
La tomo de la mano, la llevo a mi habitación en penumbra y cierro la
puerta.
—¿Estás segura? —Le paso el pulgar por el labio inferior, instando a
mi polla a que se calme de una puta vez, porque está excitada y en estos
momentos intenta hacerme un agujero en el bóxer.
Asiente, y la arrincono contra la pared, enjaulándola con mis brazos
a ambos lados. Sus ojos se dilatan mientras nos miramos fijamente, y la
electricidad crepita en el pequeño espacio que nos separa. Pongo su cabello
detrás de sus orejas y examino cada centímetro de su precioso rostro. No
tiene ni idea de lo impresionante que es ni de lo mucho que la deseo. Esta
es la culminación de todas las fantasías que he tenido desde que rompimos.
Me inclino, muriéndome de ganas de besarla, pero me empuja los hombros
y niega.
—Nada de besos.
La decepción se apodera de mí, y podría llorar de verdad, pero me
obligo a reprimir mi frustración. Se trata de ella. No de mí. No enciendo la
luz del techo, pensando que es más fácil para ella así, con solo una tenue
luz que nos ilumina desde la lámpara de mi mesita de noche.
Tengo los ojos clavados en los suyos mientras agarro el dobladillo de
210 su camiseta, subiéndola lentamente. Levanta los brazos sin que se lo pida,
y le quito la camiseta, tirándola al suelo. Lentamente, arrastro mis ojos por
su hermoso cuerpo desnudo, maravillado por lo realmente exquisito que es,
mientras el pre-semen sale de mi polla. Es muy posible que me corra en mi
bóxer como un adolescente cachondo. Hace tiempo que no lo hago, y me he
pasado noche tras noche masturbándome, pensando en Viv, así que no es
ninguna broma.
Me tiemblan las manos mientras recorro con los dedos su carne
aterciopelada. Al pasar el pulgar y el índice por sus pezones, me dan ganas
de agitar el puño en el aire cuando los capullos rosados se endurecen bajo
mi contacto. Inclinando la cabeza, paso la lengua por cada pezón, atrayendo
suavemente su teta hacia mi boca.
—No suave, Dil.
El final tácito de esa frase está muy claro. A Viv le gusta lo duro y lo
áspero. Rara vez he sido suave con ella. No hasta la última noche, cuando
le hice el amor con toda mi alma. Pero ahora sé lo que necesita y se lo voy a
dar. Arrastrando su pezón entre mis dientes, lo muerdo suavemente, y gime,
echando la cabeza hacia atrás, hacia la pared, y su mirada hacia el techo.
—Tan hermosa —susurro mientras traslado mi atención a su otro
pecho. Paso unos minutos chupando, mordiendo y amasando antes de
arrodillarme en el suelo enmoquetado ante ella.
Separando sus piernas, me tomo unos segundos para saborear este
momento. Nunca pensé que volvería a saborearla, y mi corazón late tan
rápido en mi pecho que parece que se va a salir. Froto mi nariz contra su
coño, inhalando profundamente, antes de separar sus labios con mis
pulgares y recorrer con mi lengua su raja de arriba abajo.
Un sonido estrangulado escapa de sus labios mientras la lamo con un
fervor que bien podría ser mi perdición. De mi polla sale más pre-semen
cuando me sumerjo, hundiendo mi lengua en su interior. Levanto una de
sus piernas por encima de mi hombro para poder acceder mejor mientras
me doy un festín con su tentador coño.
Es magnífica, y quiero esto para el resto de mi vida.
Gira sus caderas, agarrando puñados de mi cabello mientras cabalga
sobre mi rostro, necesitando más. No he olvidado cómo funciona su cuerpo,
y no tengo intención de alargarlo. No esta noche. Necesita esta liberación, y
se la daré. Introduzco dos dedos en su interior mientras mi lengua gira
alrededor de su clítoris, y mueve sus caderas contra mí, emitiendo todos los
sonidos que me gusta oír mientras la devoro.
Añado otro dedo, y los tres se curvan en el lugar adecuado mientras
aplico mi lengua contra su clítoris, y ella estalla, detonando como un fuego
211 artificial en la noche de Halloween. Bombeo mis dedos con más fuerza
mientras le chupo el clítoris, manteniendo el ritmo hasta que he extraído
hasta la última gota de su dulce clímax.
Cuando siento que se hunde contra mí, la levanto y la coloco en la
cama, arrastrándome sobre ella. Tengo tantas ganas de besar su boca, pero
sé que es demasiado para ella, así que me conformo con adorar cada
centímetro de su piel, besando su cuerpo, mientras aprieto mis caderas
contra ella.
Sus piernas se abren para acomodarse a mí, y pierdo el control de mí
mismo mientras lamo y chupo su piel caliente, empujando mi polla cubierta
de bóxer contra su coño, deseando que no haya ninguna barrera entre
nosotros y deslizarme dentro de ella. Sus dedos se enredan en mi cabello
mientras adoro su cuerpo con mis manos y mis labios. Me detengo un
segundo cuando mis labios tocan el borde de la cicatriz de su vientre. Al
plantar una serie de besos suaves a lo largo de su piel fruncida, noto que se
estremece bajo mí, y eso es todo lo que necesito para perderla del momento.
—¡No! —grita, levantándose de la cama.
—No pasa nada. —Me acerco a ella, pero se aleja arrastrándose
torpemente hasta ponerse de pie.
—¿Qué he hecho? —Solloza, ignorándome mientras se acerca a la
puerta. Observo con un enorme nudo en la garganta cómo sale volando por
la puerta, alejándose de mí, sin saber si debo perseguirla o dejarle espacio.
Sentado en el borde de la cama, entierro la cabeza entre las manos.
Las ganas de llorar son fuertes, pero no puedo derrumbarme. Viv me
necesita y no voy a volver a fallarle. Una vez tomada la decisión, me levanto,
tomando la camiseta del suelo, y la sigo hasta su habitación.
Está acurrucada sobre la cama desordenada, en posición fetal,
sollozando contra la almohada en un intento de no despertar a Easton. El
dolor me apuñala por todas partes y el remordimiento llena todos los
huecos. Esto ha sido demasiado. Debería haberle dicho que no. La culpa es
mía y tengo que arreglarlo.
Me muevo en silencio y me subo a la cama detrás de ella. Sigue
llorando mientras la siento y deslizo mi camiseta por su cuerpo. Vuelve a
tumbarse, todavía llorando, y mis brazos la rodean mientras la acaricio por
detrás, atrayendo su cuerpo hacia el mío.
La sostengo mientras intenta soltarse, pero no la dejo. No voy a dejar
que se enfrente a esto sola.
—No te resistas a esto. No puedo volver a mi habitación y dejarte aquí
212 llorando. —Cubro la parte superior de su pierna con la mía—. No te sientas
culpable por aceptar apoyo cuando lo necesitas.
—¿Cómo no voy a hacerlo? —gime, agarrando mis brazos.
—No hay nada malo en buscar el placer. Necesitabas la liberación.
Se retuerce en mis brazos, clavándome los ojos más tristes.
—Soy tan egoísta. Estaba aquí en la cama, pensando en ti. Pensando
en cómo siempre me hacías sentir tan jodidamente bien, y fui a ti buscando
eso. ¿Cómo pude hacer eso?
—Silencio, cariño. —La aprieto contra mi pecho, pasando una mano
por su cabello y la otra por su espalda—. Deja de ser tan dura contigo
misma. Has pasado por un infierno, y está bien que tomes esto para ti.
Especialmente hoy.
—¡Pero es eso! —Las lágrimas corren por su rostro—. ¿Cómo pude
dejar que me hicieras eso precisamente hoy? Debería estar en la sala de
partos ahora mismo con Reeve, sosteniendo a Lainey. Si no hubiera ocurrido
el accidente, ahí es donde estaría.
Aparto mechones de cabello de su rostro.
—Siento que no estés allí, Viv. Sé lo mucho que desearías estar. Estás
sufriendo, y no hay nada malo en dejar que te consuele.
Llora en mi pecho, y lágrimas silenciosas se filtran en mis ojos. Odio
esto. Por ella. Por mí. Por nosotros.
—Estoy tan triste, Dillon —murmura contra mi piel—. Tan triste y
sola, y siento que este dolor nunca terminará.
La abrazo más fuerte.
—Mejorará, y estoy aquí para ti. Cualquier cosa que necesites. Lo
tienes.

A la mañana siguiente, me despierto en una cama vacía, con el único


aroma de Viv en las sábanas a mi lado.
—¡Tío Dillon! —East entra en la habitación, con una camiseta y unos
shorts y la más amplia sonrisa en su rostro. Salta sobre mí, abrazándome
hasta la saciedad—. ¡Gracias por mi habitación! Es increíble.
Discretamente, ajusto mi erección matutina antes de sentarme con él
encima.
—Me alegro de que te guste.
—Me encanta mi casa del árbol. ¿Crees que mi amigo Nash podría
venir a verla?
—Claro, pero tendremos que consultarlo con tu madre y la suya.
213 Quizá podamos organizarlo una tarde después de que vuelvas al colegio. —
Eso me da un par de semanas para trabajar con Viv.
—Easton. Vamos. Tenemos que irnos —dice Viv, y levanto la vista.
Está apoyada en el marco de la puerta, con un vestido azul de verano
que sé que pertenece a mi hermana. Es mucho más corto para la estatura
de Viv, y el dobladillo le llega a medio muslo, ofreciéndome un tentador
vistazo a la suave y tonificada piel con la que me he reencontrado
recientemente. Por la expresión de tensión de Viv, apuesto a que es la última
vez que me acerco a alguna parte de su cuerpo.
—¿Por qué no te quedas a desayunar? No hay necesidad de
apresurarse. —Realmente quiero hablar con ella de esto a la fría luz del día.
Conozco a Viv, y se va a machacar por lo de anoche si no consigo hablar con
ella.
—Tengo cosas que hacer —miente, evitando el contacto visual
conmigo.
East se arrastra fuera de mi regazo, haciendo pucheros mientras dice:
—Quiero quedarme.
—No es posible. —Levanta la barbilla—. Ahora, vamos. Tengo todo
empacado en el maletero. Es hora de ir a casa.
—No voy a ir. —Easton se levanta, cruzándose de brazos—. Es
aburrido en casa. Me gusta estar aquí.
—Soy tu madre y no puedes tomar estas decisiones. No me
desobedezcas, Easton. Dale las gracias a Dillon por pasarlo bien y vámonos.
Niega antes de volver sus ojos suplicantes hacia mí.
—¿Puedo quedarme contigo? Mamá puede ir a casa y nosotros
podemos jugar.
Nada me gustaría más, pero sé que Viv no estaría de acuerdo con eso,
y no voy a usurpar su autoridad.
—Ven aquí. —Lo llamo hacia mí, mirándolo a los ojos—. Iré a verte
dentro de unos días, pero ahora tienes que irte a casa con tu mamá. Ella es
la jefa, amigo.
—Es mala. No quiero ir a mi aburrida casa con mi aburrida mami.
Quiero quedarme aquí contigo y con la tía Ash y el tío Jamie.
Sé que está molesto y que no es su intención, pero no puede hablarle
así a Vivien.
—Es suficiente, Easton. No vas a hablar así a tu madre ni de ella. ¿Me
oyes? —Me pongo en pie, esperando que no se dé cuenta de mi media
erección, y le doy la mano—. Tienes que hacer lo que dice tu mamá. —Lo
miro—. Respeta siempre a tu madre. Te quiere y sabe lo que es mejor.
—También eres malo. —Aparta mi mano, pasa por delante de Vivien
214 y sale al pasillo.
—¿Quieres que hable con él?
Niega.
—Hablaré con él cuando lleguemos a casa.
—Deberíamos hablar antes de que te vayas. —Sujeto el brazo de Viv
mientras se mueve para ir tras él.
—No hay nada más que decir.
—Vamos, Viv. Sabes que tenemos que resolver esto.
Se libra de mi agarre, clavándome esos hermosos ojos color avellana.
—Lo de anoche nunca ocurrió. Fue un error. Un error que no volveré
a cometer.
Sus palabras duelen, pero supongo que esa es la intención. Mi
inclinación natural es discutir, pero intento poner sus necesidades por
encima de las mías. Me cuesta un esfuerzo considerable hablar con calma,
pero lo hago. Por ella.
—Haz como si no hubiera pasado, si eso te ayuda, pero estaré aquí
cuando estés preparada para afrontarlo.
Dillon

—¿E n qué estás pensando? —dice Ash, entrando en la


cocina con Jamie a cuestas, como el perrito faldero
que es.
Me agarro con más fuerza a la encimera, luchando contra mis
emociones. Han pasado dos semanas desde la noche en que Easton y Vivien
se quedaron aquí, y apenas me da la hora. No lo soporto, y no sé cuánto
tiempo más podré hacer esto sin derrumbarme. Lentamente, me doy la
vuelta, suspirando.
215 —Vivien me está excluyendo de nuevo. Es como si diéramos un paso
adelante y luego diez atrás.
—Está corriendo asustada desde que te dejó practicarle sexo oral. —
Ash lo lanza casualmente, como si fuera normal soltar esa mierda.
—¿Qué mierda, nena? —Jamie la mira fijamente.
—¿Qué? —Ash mira entre nosotros, señalando con el dedo en el aire—
. No es que hablen de nosotros.
—Claro que no. —Me aparto de la encimera. No voy a tolerar eso—.
No tengo ningún detalle de lo que hacen en el dormitorio. Incluso saber que
tienen una vida sexual me asusta.
Ash pone los ojos en blanco.
—Estás siendo ridículo. Todos somos adultos. Todos tenemos sexo.
—Excepto que Dillon no tiene ninguno, y creo que ese es el problema.
—Jamie sonríe, y estoy tentado de darle un puñetazo.
Le doy un tirón de orejas.
—Mi mano está teniendo mucha acción.
Ash hace una mueca, pero se abstiene de comentar porque eso la
convertiría en una hipócrita.
No puedo resistirme a tocar su fibra sensible.
—Me he suscrito a un nuevo canal porno. Maldita sea, esa mierda es
cursi, pero hace su trabajo. —Me paso la mano por la entrepierna mientras
miento.
Como si necesitara el porno para excitarme.
Solo con pensar en Viv se me pone dura en segundos.
—Está bien, ya está bien. —Ella levanta una palma—. Ya has dicho lo
que querías, y mi opinión es que Viv se ha movido demasiado rápido. Me
sorprende que haya confiado en mí, pero se siente desleal con Reeve, y está
demasiado metida en su cabeza por lo que la gente pensaría si empieza algo
contigo.
—Me importa una mierda lo que piense la gente.
—A ti no, pero a ella sí. Hay mucha mala historia allí, como todos
sabemos, así que entiendo por qué está preocupada.
—No es solo por nosotros. Está retrocediendo con Easton también. Se
metió en un pequeño problema ayer en la escuela. Un idiota dijo cosas
horribles sobre Reeve, y Easton lo empujó. Se cayó y se golpeó la cabeza
contra el lado de un pupitre, y ahora sus padres amenazan con demandar
a la escuela y a Vivien. Está hablando de sacarlo y conseguirle un tutor en
casa, lo que no sería bueno. El único momento en que lo pierde de vista es
216 para ir a la escuela. Ni siquiera le deja ir a casa de Nash. Nash siempre tiene
que ir con ellos. No es normal, y no ayuda a Easton.
—¿Se lo has dicho? —Ash saca un cartón de zumo de naranja de la
nevera.
—He intentado abordar el tema, pero en gran medida sigo
mordiéndome la lengua con ella.
Ash frunce el ceño mientras Jamie saca un vaso del armario superior
para ella.
—¿Por qué haces eso?
—Más bien, ¿cómo? —pregunta Jamie, viendo cómo Ash se sirve un
gran vaso de zumo de naranja—. No es que se te conozca por contenerte.
—Estoy haciendo lo que me dijiste que hiciera —le digo a Ash—. Estoy
poniendo sus necesidades por encima de las mías.
—Oh, Dios mío. —Ash gotea jugo por su barbilla—. ¿Por qué los
hombres son tan jodidamente tontos? —murmura para sí mientras se come
una magdalena de arándanos y se dirige a la mesa y las sillas del patio.
No me gusta mucho el clima cálido de California, pero tengo que
admitir que es agradable pasar tanto tiempo al aire libre y no necesitar un
chubasquero.
—Escúpelo. —Me tumbo en una de las sillas.
—He dicho que pongas sus necesidades por encima de las tuyas. Eso
no significa morderse la lengua si hay que decir las cosas.
—Si le digo lo que siento, causará una discusión, y eso la molestará.
¿Cómo es eso ser considerado con sus necesidades?
Ash se frota las sienes.
—Te juro que es como tratar con niños.
—Vete a la mierda, Ash. —El fuego arde en mis ojos—. Eres la que me
dijo que hiciera esto. No le des la vuelta ahora para llamarme imbécil y hacer
como si todo esto fuera culpa mía. Lo hago lo mejor que puedo. —Se me
quiebra la voz y me siento como una nena, pero todos parecen olvidar que
esto también ha sido duro para mí. Sí, sé que algo de esto ha sido obra mía,
pero estoy tratando de enmendarlo, y solo soy humano.
A pesar de lo que la gente pueda pensar de mí, tengo sentimientos.
—Esto no es fácil para mí —admito—. ¿Crees que me gusta
contenerme cuando veo a la mujer que amo torturarse porque cree que no
merece ser feliz? Sé que siente algo por mí, pero va a enterrarlo hasta olvidar
que existe. Y tengo que aguantarme las ganas de decirle a mi hijo que es mi
hijo porque tiene que ser el momento adecuado. ¿Tienes una puta idea de
lo difícil que es estar cerca de ese niño y no decírselo? —Apoyo los codos en
217 la mesa—. ¿Sabes las ganas que tengo de que me llame papá? ¿Y lo mucho
que quiero cuidar de los dos? ¿Cómo me acuesto en la cama cada noche
pensando en ellos en esa gran casa triste y solitaria deseando poder estar
allí para ayudar a aliviar su dolor?
La presión invade mi pecho.
—Construimos ese jardín conmemorativo para Reeve. Los tres. Y
pensé que la ayudaría a ver que podemos hacer esto juntos. Que no necesita
manejar todo sola, pero está más retraída que nunca. —Froto mis ojos
punzantes—. Ya no sé qué hacer. Me cuestiono constantemente y no sé si
estoy ayudando.
—Lo siento, Dil. —Ash se acerca a la mesa y toma mi mano—. Nadie
está desestimando tus sentimientos, y sabemos que es difícil para ti.
—Lo estás haciendo muy bien con los dos —me dice Jamie—. Y puede
que Vivien no quiera verlo o aceptarlo, pero te necesita y no puedes
renunciar a ella.
—Nunca voy a renunciar a ella, Jay. Nunca más. No importa lo difícil
que sea, no voy a ir a ninguna parte. —Exhalo fuertemente, poniendo mis
pies sobre la mesa—. Joder, mataría por un cigarro. —Dejé los cigarrillos el
pasado mes de febrero, pero todavía me apetecen.
Ash me aprieta la mano.
—Te quiero, hermano. Y realmente creo que Viv también lo hace.
Siento haberme burlado de ti. No fue justo. —Se moja los labios mientras
Jamie toma disimuladamente su bebida, terminando su zumo—. No
pretendía que negaras lo que eres ni que te mordieras la lengua con ella.
Puedes ser consciente de sus necesidades y seguir siendo tú. De hecho, creo
que necesitas ser más tú. Eso es lo que ella necesita ahora.
—Qué estás diciendo exactamente, Ash, porque me estás
confundiendo mucho.
—Necesitas ser tu yo normal imbécil. Viv necesita al Dillon Imbécil.
Que te abstengas de decir lo que piensas es la peor idea. Deja de darle
vueltas y sé tú mismo.
Miro a mi amigo.
—Las mujeres están locas de remate. Dicen una cosa pero quieren
decir otra. Te mereces una puta medalla de oro por aguantar esa mierda
durante todos estos años.
—Hecho. —Jamie habla a espaldas de Ash, pero no dice nada en voz
alta, porque está tan jodido que le aterra admitir que digo la verdad.
Ash me pellizca la mejilla.
—Qué manera de enojarme cuando empezaba a sentir simpatía por ti.
218 —Oh, lo que sea. —Me pongo de pie—. Me voy de aquí.
Me mira con desconfianza.
—¿A dónde vas?
—Voy a hablar con Viv sobre Easton.

—¿Qué haces aquí? —me pregunta Vivien cuando me abre la puerta


de su casa.
—Necesito hablar contigo, y no puede esperar hasta el viernes. —Viv
me deja recoger a East del colegio todos los lunes, miércoles y viernes. Lo he
dejado antes, pero no me he quedado porque estaba de mal humor. Las
palabras de Ash me han dado el permiso que necesitaba y me siento
revitalizado. No quiero discutir con Viv, pero necesita que alguien la haga
entrar en razón, y ese trabajo tiene mi nombre escrito por todas partes.
La empujo, sin esperar a que me invite.
—Dillon, espera. —Sus sandalias repiquetean contra el suelo de
baldosas mientras me persigue. Voy al comedor formal porque el patio no se
puede ver desde esta habitación. No quiero que Easton me vea. Al menos,
no hasta que haya hablado con su madre.
Viv entra corriendo en la habitación, frunciendo el ceño.
—Cierra la puerta.
—Esta es mi casa. —Cruza los brazos sobre el pecho.
Miro el gran retrato familiar que cuelga en la pared del fondo.
—Soy muy consciente. Ahora cierra la maldita puerta, Vivien Grace.
No queremos que Easton escuche esta conversación.
—¡No se lo voy a decir todavía! —grita, cerrando la puerta de golpe—.
Es demasiado pronto.
—Deja de entrar en pánico, Viv. No estoy aquí por eso. Tenemos que
hablar de esa idea loca que tienes de sacar a East del colegio.
Se cruza de brazos de nuevo.
—No es una idea loca. Tiene mucho sentido, y ya tengo entrevistas
con tutores.
—Necesita estar rodeado de otros niños, Viv, y le encanta la escuela.
—Sé que lo hace, pero esto es lo mejor para él. Ya sabes lo que pasó
ayer, y tuvimos un incidente similar en el campamento. No va a parar, y
necesito protegerlo.
—Molestarle no es lo mismo que protegerlo. Tienes que dejar que
luche estas batallas por sí mismo. Tratar de protegerlo de ellas solo hará
más daño que bien. Este es el mundo en el que vivimos. Habrá más
219 imbéciles a los que enfrentarse. Tiene que entenderlo y aprender a manejarlo
por sí mismo.
—¡Solo tiene cinco años, Dillon! ¿Cómo mierda se espera que lo
maneje por sí mismo? —Levanta las manos en el aire, paseando por la
habitación.
—De la misma manera que tú lo hiciste. No puedes decirme que no te
tiraron mierda sobre tus padres mientras crecías.
—Por supuesto que sí, pero...
—Bueno, ahí tienes. —La inmovilizo con una mirada cómplice.
—No me interrumpas antes de que termine de hablar. —Me mira
fijamente, y me doy una patada por no haber hecho esto hace semanas. Viv
necesita que la desafíen. Casi me rio de la ironía. Llevo meses mimándola
en lugar de obligarla a enfrentarse a la verdad. Creo que fue correcto hacerlo
al principio, cuando su dolor era tan fuerte que no había otra forma de
manejarlo. Pero ahora no. Ahora me quito los guantes y es el momento de
empujarla a enfrentarse a su nueva realidad.
Sonrío y gruñe. Me rio antes de contenerme al ver su mirada asesina.
Esto no es un juego. He venido aquí con un propósito.
—Continúa.
Se muerde el labio inferior y mi polla salta dentro de mis vaqueros.
—He tenido mi parte justa de mierda lanzada sobre mí a lo largo de
los años, pero...
—¿Pero qué?
Se mira los pies.
—Reeve estaba allí. Siempre me defendió.
—Puede que sea así, pero apuesto a que no siempre estuvo ahí porque
sabes defenderte. Te he visto en acción.
—De todos modos, no se trata de mí. Estamos hablando de Easton.
—Easton necesita aprender a luchar sus propias batallas, y es un niño
inteligente. Entiendo que quieras protegerlo. Yo también. Pero esta no es la
manera. Solo llegará a resentirse por ello, y hará las cosas más difíciles.
Esconderlo del mundo no hace que desaparezca. Tienes que dejarle ser un
niño, Viv. Tienes que dejarle ir a casa de sus amigos. Tienes que llevarlo a
la bolera, o dejar que lo lleve de excursión, o ir al cine. Tienes que dejarlo
retomar su vida. Es la mejor manera de ayudarle a seguir adelante.
Sus fosas nasales se agitan y me enseña los dientes.
—¿Has terminado de decirme cómo educar a mi hijo?
—También es mi hijo.
Hace una mueca.
220 —Ah, ya está. Estaba esperando que pasara esto.
—No intento cuestionar tu autoridad ni sustituir a Reeve, pero él es
mi sangre y no me quedaré de brazos cruzados viendo cómo cometes un
error del que vivirás para arrepentirte y nuestro hijo pagará el precio. Esta
no es la manera de protegerlo, Vivien.
—Fuera. —Señala la puerta—. Lárgate de mi casa, Dillon, y no te
metas. No puedes venir aquí y dictarme. Tomo las decisiones para mi hijo.
He sido la que lo ha hecho durante años cuando no estabas aquí.
—Eso no es justo, Viv, y lo sabes.
—La justicia no entra en esto. El hecho es que he sido la que ha criado
a mi hijo. No tú. Si alguien está calificado para tomar estas decisiones, soy
yo. No tú.
—¿Puedes al menos reconsiderarlo?
—No. —Abre la puerta—. Has sobrepasado tu bienvenida, Dillon. Vete.
—Esto no es el final de esta conversación —digo mientras paso junto
a ella.
—Sí, lo es.
Ya lo veremos.
Me balanceo sobre mis talones, mirando la impresionante casa con
una saludable dosis de inquietud mientras espero que la puerta se abra.
Espero no estar cometiendo un error al venir aquí, pero si alguien puede
comunicarse con Viv, son sus padres. Llegaron a Los Ángeles hace nueve
días, pero sé que solo les quedan unas semanas en casa antes de volver a
ponerse en marcha.
La puerta se abre y me recibe una mujer alta y delgada con un austero
uniforme blanco y gris. Sus ojos grises y fríos y su boca sombría son tan
poco atractivos como el traje que lleva.
—¿Puedo ayudarle?
—Está bien, Renata. Hemos estado esperando al señor O'Donoghue.
Yo me encargo a partir de ahora —dice Jonathon Mills, apareciendo junto a
la antipática mujer.
Ella asiente antes de marcharse.
Enarco una ceja.
—¿Ser asustadiza y antipática era un rasgo que buscabas cuando la
entrevistabas para su puesto o una adición sorpresa a su conjunto de
habilidades?
Jonathon se ríe.
221 —Renata es un gusto adquirido. Un poco como la cerveza. —Se
estremece, y ahora es mi turno de reír.
—Me gusta la cerveza.
—Supongo que sobre gustos no hay nada escrito. —Sonríe mientras
se aparta—. Entra, Dillon.
Entro en la casa de la infancia de Vivien, sintiéndome como un
intruso. Se va a enfadar mucho cuando se entere de que he hecho esto. Pero
es un pequeño precio a pagar si significa que cambiará de opinión y dejará
que East se quede en la escuela.
—Cuando la seguridad de la verja llamó y dijo que estabas aquí para
vernos, admito que me intrigó —dice, moviendo la cabeza e instándome a
seguirle.
Esperaba a medias que me rechazaran. Creo que si Lauren Mills
estuviera sola en casa eso es exactamente lo que habría pasado.
—No habría venido si no fuera un asunto serio.
Un ceño fruncido empaña su frente bronceada y parece sumido en
sus pensamientos mientras caminamos.
—¿Cómo van las cosas con Easton? —pregunta después de unos
compases de silencio.
—Muy bien. Es un chico fantástico, y estoy loco por él.
—Eso es bueno, Dillon. —Me aprieta el hombro—. Me alegro de oírlo.
—Puedo decir que lo dice en serio. Se detiene al final del pasillo, abriendo
las puertas dobles que conducen a un gran invernadero, donde Lauren
espera.
Se pone de pie cuando entro en la habitación, ofreciéndome una
sonrisa tensa.
—Hola, Dillon.
—Señora Mills. —Asiento con respeto.
Pone los ojos en blanco.
—Por favor. Sabes que no debes llamarme así. Siéntate y escuchemos
de qué se trata.
No se anda con rodeos, y eso me gusta.
Me siento frente a ella y su marido.
—Estoy aquí por Vivien. Estoy un poco preocupado.
—¿En qué sentido? —pregunta Lauren.
Me aclaro la garganta.
—Está hablando de sacar a Easton de la escuela y contratar un tutor
para él.
Lauren retuerce las manos en su regazo.
222 —Me lo temía. Me llamó ayer, y se había puesto nerviosa por el
incidente del colegio.
—Voy a ocuparme de eso —digo—. Dentro de unos días no será un
problema. —Ya he hablado con el colegio y me he puesto en contacto con
los padres del otro niño. Estoy esperando a que me devuelvan la llamada,
pero confío en poder resolverlo.
—Es probable que haya más incidentes —dice Jonathon.
—Lo sé, pero creo que Easton puede manejarlos una vez que le
proporcionemos el apoyo adecuado. No creo que sacarlo de la escuela envíe
el mensaje correcto, pero es algo más que esto. ¿Son conscientes de que
Vivien no lo ha llevado a ningún sitio aparte del campamento en todo el
verano?
Lauren frunce el ceño.
—¿Qué quieres decir?
—Quiero decir que no va a ningún sitio. Lo lleva y trae de la escuela
porque no confía en nadie más para llevarlo. Nash viene a jugar, y
ocasionalmente algunos otros niños, pero eso es todo. —Me siento tan
desleal al decirles esto a los padres de Viv a sus espaldas, pero tienen que
saber lo mal que se ha puesto la situación—. Está aterrorizada de que le
pase algo. Apenas puede soportar perderlo de vista.
—Oh, princesa. —Jonathon comparte una mirada de preocupación
con Lauren.
—¿Por qué Audrey no nos dijo esto?
—No estoy seguro de cuánto sabe Audrey. Ha estado fuera durante
semanas.
—¿Sabe Vivien que estás aquí? —pregunta Lauren.
—No, y me va a dar una patada en el culo por ello, pero acabo de
intentar hablar con ella y no me escucha. Pensé que estaría más dispuesta
a hablar con ustedes sobre el tema. —Me mojo los labios secos—. Los quiero
mucho a ella y a Easton, pero sigue manteniéndome a distancia, lo cual
entiendo. Le he dado espacio, pero esto es algo que creo que acabará
lamentando. Voy a trabajar para que los dos salgan más de casa, si pueden
hablar con ella del tema del tutor.
—Hablaremos con ella. —Lauren niega—. Entiendo por qué quiere
hacer esto, pero tienes razón; no es una buena idea para Easton. Es
extrovertido, y le encanta estar rodeado de otros.
—Gracias por llamarnos la atención sobre esto —dice Jonathon.
—Odio ir a sus espaldas, pero no sentí que hubiera otra opción. Ya
está avanzando a toda máquina, así que no había tiempo que perder.
223 —Intentaremos que entienda que tuviste en cuenta sus mejores
intereses —dice Lauren, luchando contra una sonrisa—. Pero conoces a
nuestra hija.
—La conozco. —Me pongo de pie—. Gracias por escuchar. No hace
falta que me acompañen a la puerta.
—No te vayas todavía, Dillon. —Lauren levanta las cejas, señalando el
asiento que acabo de dejar libre—. Tengo algo que me gustaría decir.
—Tenemos —la corrige Jonathon, mientras me vuelvo a sentar.
Ella le da una palmadita en la mano y comparten una mirada íntima
que solo se consigue con años de amor y comprensión mutua. Su expresión
es más sombría cuando la vuelve a dirigir a mí.
—No me gustan ciertas cosas que has hecho, y te costará mucho más
convencerme para confiar plenamente en ti, pero he tenido mucho tiempo
para pensar en los últimos meses. Ambos lo hemos hecho, y la única manera
de dejar atrás el pasado es hacer borrón y cuenta nueva. Creemos que eres
sincero cuando dices que quieres a nuestra hija y a nuestro nieto, y todo lo
que Vivien nos ha contado sobre cómo te has comportado estos últimos
meses lo confirma.
—También sabemos que fuiste el responsable de su felicidad en
Irlanda —añade Jonathon—. Estaba radiante cuando la visitamos, y
sabemos que estaba profundamente enamorada de ti. Vivien sabe juzgar el
carácter, y eres el padre de Easton, así que te damos el beneficio de la duda.
—Queríamos a Reeve. Era nuestro hijo y lo extrañamos mucho —dice
Lauren, con los ojos cada vez más vidriosos. Jonathon desliza su brazo
alrededor de sus hombros—. Que te incluya en su testamento nos dice
mucho sobre sus intenciones. Reeve no era perfecto. Ninguno de nosotros
lo es, pero quería a Vivien y amaba a Easton con todo su corazón. Sé, sin
una sombra de duda, que él querría que fueran felices. Si su felicidad está
en ti, queremos que sepas que no nos interpondremos en tu camino.
—Siempre que los pongas siempre en primer lugar —añade Jonathan,
taladrándome con una mirada que su mujer suele reservar para mí.
—Eso es un hecho. —Me paso las manos por el cabello—. Aunque
Vivien y yo nunca seamos pareja, siempre estaré ahí para los dos. Les hago
mi solemne promesa. No hay nada ni nadie que pueda separarme de ellos
ahora.

224
Vivien

—E
ntonces, ¿sigues molesta con Dillon? —pregunta
Audrey, reprimiendo una sonrisa mientras me mira
a través de la pantalla de mi portátil.
—Obviamente. —Han pasado dos semanas desde que Dillon fue a mis
espaldas y habló con mis padres, y todavía estoy lívida—. No puedo creer
que hablara con mis padres o que en realidad se pusieran de su lado.
—¿Es eso lo que realmente piensas? —Audrey arquea una ceja
mientras se inclina hacia atrás en su silla.
225 Suspiro.
—No. —Tamborileo con los dedos la superficie de mi escritorio—. Sé
que tenían razón y sé que Dillon actuó porque está preocupado por E. —Es
por eso que cancelé todas las entrevistas con los tutores y Easton todavía
está en el jardín de infantes. No puedo permitir que mis inseguridades
arruinen la vida de mi hijo.
—Y preocupado por ti —me recuerda.
—Estoy superando mis miedos con Meryl, pero es difícil. East es todo
lo que me queda y estoy aterrorizada de que le pase algo.
—Easton no es todo lo que te queda, cariño. —Audrey alza la mirada,
levantando un dedo. Agacha la cabeza de nuevo y se acerca a la pantalla—.
Nos tienes a Alex y a mí. Tienes a tus padres. Tienes a Ash, Jamie y Ro. —
Hace una pausa para lograr un efecto dramático—. Y tienes a Dillon.
—Él me está fastidiando muchísimo. Siempre está molestándome por
algo, y está siendo… todo coqueto y mierda así. Cuando digo cosas para
molestarlo, solo parece divertirlo. —Ella sonríe y entrecierro los ojos—. No
me digas que te has pasado al lado oscuro.
Suelta una carcajada.
—Está siendo el típico Dillon. Me preguntaba cuánto tiempo podría
mantener la rutina del buen chico.
—Oye, sigue siendo un buen chico —suelto, sintiendo
instantáneamente la necesidad de defenderlo, incluso si todavía estoy
furiosa por su interferencia.
Su sonrisa se expande y le muestro mi dedo medio.
—Sé que es un buen tipo, Viv. Ha superado con creces mis
expectativas. Por lo que me has dicho, es genial con Easton y bastante hábil
con su lengua.
Pongo los ojos en blanco.
—Nunca debí habértelo dicho o a Ash.
—¿No estás tentada a volver para la segunda ronda? —Mueve las
cejas.
—No —miento. La verdad es que no puedo dejar de pensar en eso o
en cómo se siente tener las manos y la boca de Dillon sobre mí de nuevo.
Ahora que está en una misión para enojarme como el infierno, se está
metiendo seriamente debajo de mi piel y sacando viejos recuerdos a la
superficie.
—Mentirosa. —Rey se da cuenta de mis tonterías.
Suspiro de nuevo.
—No puedo dejar de pensar en él, pero luego me siento culpable. Solo
226 han pasado cuatro meses desde que Reeve murió. ¿Cómo puedo estar
pensando en otro hombre tan rápido?
—Cariño, hemos pasado por esto. Realmente tienes que dejar de
hacerte esto a ti misma —dice cuando alguien golpea la puerta de mi
oficina—. Y no es como si Dillon fuera cualquier otro hombre. Hay historia
ahí y un montón de amor.
—Es la forma en que estoy programada —le digo a mi mejor amiga,
levantándome para abrir la puerta.
Es Charlotte.
—Dillon está aquí para verte. Está esperando en la terraza.
Miro mi reloj, frunciendo el ceño. La escuela no ha terminado todavía,
así que no tengo ni idea de por qué está aquí ya.
—Bien. Estaré allí en un segundo. —Regreso a mi escritorio—.
Hablando del diablo. Dillon ha llegado pronto. Probablemente ha venido a
torturarme un poco más.
—Tengo que irme de todos modos. Dile a Dillon que le mando saludos
y llámame este fin de semana, ¿sí?
—Lo haré. Te quiero.
—Igualmente.
Nos desconectamos, y salgo a ver qué quiere.
—¿Hay algo mal? —pregunto al segundo que pongo un pie en mi
terraza.
Dillon está de pie, de espaldas a mí, mirando al jardín. Se puede ver
el jardín conmemorativo que construimos desde aquí.
—No pasa nada —dice, dándose la vuelta para mirarme.
Que me jodan. ¿Cómo hace que una simple camiseta blanca y unos
vaqueros normales se vean tan tremendamente atractivos? Su mirada
hambrienta vaga a lo largo de mi cuerpo, haciéndome sentir cohibida. Cruzo
los brazos sobre mi pecho en un instintivo gesto protector.
—No hagas eso —dice.
—Bueno, no me mires así.
—¿Así cómo? —Sus labios se curvan en las comisuras.
Le lanzo una mirada de advertencia.
—Sabes cómo. —No voy a seguir este juego con él.
Da un paso hacia mí y lucho por no dar un paso atrás. Avanza hacia
mí como un cazador acechando a su presa, y mi corazón golpea contra mi
caja torácica con nerviosa anticipación. Dillon se detiene directamente
frente a mí, dejando solo un pequeño espacio entre nuestros cuerpos. El
calor sale de él en oleadas, choca contra mí y casi me hace caer de rodillas.
227 —¿Como si quisiera quitar ese bonito vestido de tu hermoso cuerpo y
adorar cada centímetro de tu piel con mis labios y mi lengua?
Mis mejillas arden cuando me alejo de él a trompicones.
—Para. No puedes decirme eso.
Lentamente, pasa una mano por su cabello, sonriendo mientras
mantiene contacto visual conmigo.
—Ambos sabemos que te encantaría que hiciera eso, pero podemos
seguir fingiendo. Sabes lo decidido que me pongo cuando quiero algo, y te
quiero a ti. Puedo mantener esta mierda durante meses. —Se inclina cerca
de nuevo, todavía sonriendo—. Años, si se reduce a eso.
Creo que son tonterías. Dillon no es conocido por su paciencia, incluso
si me ha sorprendido mucho estos últimos meses. La saliva se acumula en
mi boca y lujuria líquida se precipita hacia mi interior.
Me gusta el sexo y lo extraño.
Sé que podría pedirle a Dillon que me folle, y él felizmente lo haría,
pero no puedo hacerle eso a Reeve. Lo que sé que es ridículo, porque Reeve
se ha ido y voy a tener sexo con otra persona en algún momento, pero
todavía no puedo ir allí.
—¿Por qué estás aquí, o simplemente hiciste una visita a domicilio
para molestarme?
Se ríe, frotando un mechón de mi cabello entre sus dedos.
—Vine a decirte que me llevaré a East a tomar un helado después de
la escuela.
—Ni lo pienses —siseo, alejando su mano.
Me mira con los ojos entrecerrados.
—Hablamos de esto, Vivien Grace. Te lo he estado diciendo durante
dos semanas, y no estoy escuchando más de tus excusas de mierda. —Baja
su rostro hacia el mío—. Para que quede claro, no estoy pidiendo permiso.
Te aviso como cortesía porque sé que vas a enloquecer. Voy a llevar a nuestro
hijo a tomar un helado. Traeré a Leon conmigo. Te enviaré un mensaje
cuando lleguemos a la heladería y te enviaré un mensaje cuando estemos
de camino a casa.
El ácido trepa por mi garganta y la bilis nada en mi estómago.
—¿O podrías venir también? —pregunta, con un tono de esperanza en
su voz.
Inmediatamente niego. Ser vista con Dillon en público es una receta
para el desastre.
—Eso pensé —dice mientras camina hacia la esquina de la habitación,
agachándose para recuperar una bolsa que no había notado antes—. No te
vas a quedar sentada en esta casa, paseando y entrando en pánico mientras
228 East y yo hacemos algo perfectamente normal. —Caminando de regreso, me
entrega la bolsa—. Quiero que trabajes tu magia. Crea algo asombroso. Haz
un vestido nuevo para que tengas algo que ponerte cuando finalmente te
convenza de que cenes conmigo.
Abro la bolsa, jadeando ante el bonito material de seda. Es un
hermoso azul intenso con estampados florales púrpuras y blancos por todas
partes.
—¿De dónde has sacado esto?
—De un taller de costura —dice inexpresivo—. ¿Dónde más crees que
lo conseguiría? Difícilmente lo saqué de mi culo con magia.
—No hay necesidad de que seas grosero o vulgar.
Sonríe, abriendo la boca para decir algo sucio, sin duda, pero le tapo
los labios con una mano para silenciarlo.
—No digas lo que sea que estés a punto de decir. Gracias por la tela,
pero Easton no va a ir.
Mordisquea la piel de mi palma y aparto mi mano. Antes de que sepa
lo que está pasando, me apoya contra la pared.
—Cariño, ya te dije que esto no es una negociación.
—Pero…
Ahora le toca a él silenciarme con su mano. Lo fulmino con la mirada
y se ríe.
—Agradece que no sea mi boca. —Me guiña un ojo y junto mis muslos
con fuerza—. Escucha, Hollywood. Amo a Easton. Es mi hijo, y sé que es lo
más preciado del mundo para ti porque es todo eso para mí también. Lo
cuidaré con mi vida. No le va a pasar nada. Lo prometo. —Quita su mano,
aventurándose para presionar un beso en la esquina de mi boca—. Créeme.
Por favor.
Miro sus impresionantes ojos azules y asiento.
—Tráeme a mi bebé a casa de una pieza.
—Siempre. —Sin previo aviso, me abraza—. Sé que estás asustada,
pero todo irá bien. Esto tiene que suceder. Lo sabes.
Después de que Dillon se va, me dirijo a mi cuarto de costura por
primera vez desde que fallecieron Reeve y Lainey.
Lo intento.
De verdad.
Trabajo en algunos diseños de vestidos, pero no puedo concentrarme.
No puedo dejar de pensar en Easton y Dillon en este gran y horrible mundo.
Rodeados de paparazzi e idiotas que piensan que está bien meter la nariz en
nuestros asuntos. Brevemente, contemplo la posibilidad de beber vodka,
pero solo son las cuatro de la tarde y es un hábito que no quiero empezar.
229 En cambio, me paseo y entro en pánico, exactamente lo que Dillon sospechó
que haría.
Estoy junto a la puerta principal cuando estacionan una hora más
tarde, y casi me tropiezo en mi prisa por llegar a Easton. Abriendo la puerta
de su auto, me inclino y lo abrazo, casi sofocando a mi pobre niño.
—Mamá. ¡Me estás apretando hasta la muerte! —dice, y Dillon se ríe.
—Hollywood, deja que el pequeño se levante de su asiento. —Dillon
me aparta, envolviendo un brazo alrededor de mi cintura mientras Easton
desabrocha su cinturón de seguridad y salta fuera del auto.
—Lo pasé muy bien, mami, y el tío Dillon te trajo un helado de
chocolate. Sabía que era tu favorito. —Easton me tiende una pequeña bolsa
de papel mientras Dillon presiona su cálida boca contra mi oreja.
—¿Recuerdas aquella vez que comimos helado que chorreaba por
nuestros cuerpos? Incluso lo lamí de tu...
—¡Dillon! —grito, alejándome de su agarre—. No delante de oídos
pequeños. —No me importa que me estuviera susurrando al oído. Easton
tiene un oído muy agudo y una asombrosa habilidad para escuchar cosas
que no quiero que escuche.
—¿Estabas siendo travieso otra vez, tío Dillon? —pregunta East,
sonriéndole a su papá.
—Solo le recordaba a mamá un juego que solíamos jugar y le
preguntaba si quería volver a jugar conmigo. —Me lanza una sonrisa
diabólica que anhelo borrar de su rostro.
—¡Amo los juegos! —Easton salta arriba y abajo—. ¡Juguemos!
Miro a Dillon y discretamente me golpea el culo.
—Es un juego para adultos, amigo —dice, agachándose hacia E—.
¿Qué tal si jugamos a policías y ladrones?
Eso básicamente significa que pueden perseguirse por toda la casa,
gritando como locos. Dillon es el niño más grande, pero nunca me enojaré
por eso. Easton ama su estilo especial de locura.
—¡Quiero ser el ladrón esta vez! —grita Easton.
—Bueno, ¿qué estás esperando? —Dillon levanta una ceja—. Te daré
diez segundos antes de que vaya a buscarte. —Easton entra corriendo a la
casa, casi derribando a Leon en su prisa por alejarse de Dillon—. Disculpas,
cariño. —Dillon besa mi mejilla, sonriendo—. Tendremos que dejar la fiesta
de helados desnudos para otra ocasión.

230
Vivien

—¿P or qué hace mi papá luce como un miedoso en esta


foto? —pregunta E, señalando una foto de Reeve que
tomé cuando teníamos trece años.
Los tres estamos sentados en uno de los sofás de la sala, mirando otro
de mis álbumes de infancia. Dillon dijo que quería conocer al verdadero
Reeve, y usualmente pasamos una hora después de la cena en las noches
que Dillon está aquí investigando mi pasado. Pensé que dolería, pero en
realidad está ayudando.
231 —¿Sabías que tu papá le tenía miedo a las arañas? —Reeve tenía un
caso grave de aracnofobia, algo que logró ocultar a su hijo y su base de fans.
Los ojos de Easton se abren como platos.
—¿Qué? ¿Cómo podía tener miedo a las arañas? Las arañas son
increíbles. —No les tengo miedo como Reeve, pero no hay forma de que sea
tan entusiasta como Easton.
Dillon se ríe.
—No habría durado ni un puto minuto en la granja. Nuestra casa
estaba llena de arañas.
—Dámelo —dice East, extendiendo la palma de la mano, sin siquiera
levantar la mirada.
—Ya debes haberte vuelto millonario —responde Dillon, entregándole
un billete de un dólar.
—Lo soy. Mamá dijo que me llevará al banco para “despositarlo”.
—Estoy impresionado y lo apruebo. —Me mira con orgullo como si
hubiera aceptado escalar el monte Everest, no solo ir al banco.
—Es solo el banco —murmuro, sintiendo una mezcla de vergüenza.
—Es un paso de vuelta al mundo real. Esto es bueno, Hollywood.
Mi dedo medio se contrae con el deseo levantarlo.
—¿Por qué llamas a mi mami Hollywood? —East mira a Dillon con
expresión perpleja.
—Conocí a tu mamá cuando vino a estudiar a Dublín. Éramos muy
buenos amigos —dice, lanzándome una mirada coqueta, y juro que lo voy a
matar si no se rinde con las insinuaciones—. Y me gustaba burlarme de ella
llamándola Hollywood porque Hollywood está en Los Ángeles de donde era
ella.
—Oh. —Parece satisfecho con esa explicación. Volviéndose hacia mí,
tira de mi brazo—. Cuéntame la historia, mami. ¿Por qué papá estaba
asustado?
—Teníamos trece años y tu abuelo y tu abuela nos habían llevado a
una cabaña en Big Sur. Habían salido a buscar comida mientras Reeve y yo
desempacábamos. Escuché a tu papá gritar y corrí a su habitación. Había
una enorme araña encima de la almohada de su cama y se estaba volviendo
loco. La expresión de su rostro no tenía precio y no pude resistirme a tomar
una foto.
—¿Qué le pasó a la araña? —pregunta E.
—Agarré una taza, la recogí y la puse afuera. —No le digo que Reeve
se quedó allí como una estatua, pálido, sudando y temblando, porque
Easton cree que su papá es un superhéroe, y no quiero cambiar eso nunca.
—¿Te gustan las arañas, mami? —cuestiona East, moviendo la página
232 al siguiente grupo de fotos.
—No estoy segura de que gustar sea la palabra correcta, pero no les
tengo miedo.
—Me encantan las arañas —dice Easton—. Cuando sea mayor, voy a
dejar que todas las arañas vivan en mi casa. —Un escalofrío recorre mi
espalda y casi podría jurar que Reeve está escuchando esta conversación y
se está volviendo loco.
—Eso suena divertido —dice Dillon, guiñándome un ojo—. Pero creo
que es hora de que alguien se bañe.
—De acuerdo. —Easton siempre es mucho más agradable cuando
Dillon está cerca. Creo que mi pequeña charla después de sus comentarios
hirientes en la casa de Dillon también ayudó a calmarlo—. Te quiero, papi.
—Easton besa la foto de Reeve antes de cerrar con cuidado el álbum.
Un rayo de dolor brilla en los ojos de Dillon, y sé que esto es difícil
para él.
—Cariño, ¿por qué no vas a preparar tu pijama y una toalla? El tío
Dillon estará contigo en un minuto.
—Claro, mamá. —Easton sale corriendo de la habitación, porque esa
es la velocidad a la que vive su vida, dejándome a solas con Dillon.
Sin dudarlo, extiendo la mano, entrelazando mis dedos con los suyos.
—También te quiere. Siempre está hablando de ti y te extraña los días
que no te ve.
—Sé que Reeve siempre será su papá, pero también quiero ser su
papá.
—Lo eres, Dillon. De todas las formas que cuentan, lo eres. Y algún
día se lo explicaremos y se dará cuenta de lo suertudo que es por tener dos
papás.
Dillon me rodea con sus brazos, sosteniéndome cerca.
—Lo quiero tanto. —Cuando se aleja para mirarme, no me sorprende
ver humedad en sus ojos—. A ti también.
Extendiendo la mano, aparto mechones de cabello de su frente.
—Sé que lo haces y estamos agradecidos de tenerte en nuestras vidas.
—¿Eso significa que estoy perdonado?
Hay un doble significado ahí, y ambos lo sabemos. Hago una pausa
para considerar mis sentimientos, pero no tardo mucho en confirmarlo.
—Sí.
—Tengo tantas ganas de besarte ahora mismo. —Sus ojos se posan
en mis labios y mi corazón comienza a correr un maratón.
La sangre se me sube a la cabeza y siento un hormigueo por todas
233 partes mientras pongo mi mano en su pecho y levanto la barbilla. Nos
acercamos, manteniendo el contacto visual, y mi corazón late como loco
mientras nuestras bocas se alinean.
—¡Estoy listo! —chilla Easton, e instantáneamente nos separamos.
—Eres increíblemente oportuno, amigo —dice Dillon, poniéndose de
pie, y me lamo los labios cuando lo veo acomodarse discretamente en sus
vaqueros.

—Está profundamente dormido —dice Dillon, apareciendo en mi


cocina cuarenta minutos después.
—Eres un trabajador milagroso. Algunas noches tarda una eternidad
en quedarse dormido.
—Yo le canto. —Coloca sus manos sobre la unidad de la isla—. Mi voz,
literalmente, lo pone a dormir.
Me rio, y se siente como una eternidad desde que me reí.
—¡Gracias a Dios que no tienes el mismo efecto en tus fans!
—Joder, he echado de menos ese sonido. Tienes que reír más, Viv.
Estoy convirtiendo eso en mi nueva misión.
Pongo los ojos en blanco mientras me dirijo al refrigerador.
—¿Quieres una cerveza?
—Ojalá pudiera quedarme, pero no puedo. Esta noche estamos dando
los toques finales al álbum. Ro está desesperado por volver a Irlanda para
ver a Emer.
La decepción se apodera de mí, pero la disimulo detrás de una sonrisa.
—No hay problema. —Saco la botella fría de vino blanco del
refrigerador y Dillon se acerca al armario y saca un vaso para mí. Sus dedos
rozan los míos mientras me lo entrega, disparando ardientes temblores por
mi brazo.
—Tengo algo para ti —admite mientras me sirvo un poco de vino—.
Las he tenido por un tiempo, pero no estaba seguro de si las querías de
vuelta o cuándo era el momento adecuado para entregártelas. —Empuja un
sobre marrón liso y sin marcar hacia mí.
Al abrirlo, saco una montaña de fotos y una oleada de emociones me
golpea. Me agarro al borde de la encimera para estabilizarme.
—Mierda. —Está a mi lado en un segundo, envolviendo sus brazos
alrededor de mí por detrás—. Puedo quedármelas.
—No. —Me recompongo, mirando la foto de Dillon y yo. Es de uno de
nuestros fines de semana en Irlanda. Estuvimos en Sligo en este restaurante
234 anticuado que servía el mejor pescado. La imagen está un poco borrosa y se
nota que fue tomada a través de la ventana debido al ángulo, pero es lo
suficientemente clara como para refrescar el recuerdo.
Nuestros brazos rodean al otro, y ambos tenemos las más cursis
sonrisas mientras miramos al hombre fornido con un vientre protuberante
y una mata de cabello negro y espeso que sostiene el teléfono de Dillon. Nos
vemos tan jóvenes y tan enamorados. Prácticamente irradia de la foto.
—Recuerdo al dueño del restaurante. Tenía una voz retumbante muy
fuerte y una risa estruendosa.
—También lo recuerdo —dice Dillon—. Insistió en tomar esa foto
porque dijo que éramos la personificación del amor joven.
—Era cierto —admito en voz baja porque no tiene sentido negar la
verdad cuando nos está mirando de frente—. ¿Cómo conseguiste esto?
—El policía que investigó el accidente me las entregó en el hospital.
Las encontró en el auto.
El dolor se desliza por mi garganta y me aferro a los brazos de Dillon.
—Reeve me las había dado esa noche. Así es como confirmó quién eras
para mí.
—No puedo creer que alguien nos siguiera todo el tiempo que estuviste
en Irlanda. Incluso vi al cabrón ese. —Los brazos de Dillon se aprietan a mi
alrededor—. Sé que no está aquí para defenderse, pero ese fue un
movimiento de idiota total por parte de Reeve.
—Lo fue. —Estoy de acuerdo sin dudarlo—. Y le dije eso. Me disgustó
que alguien estuviera capturando nuestros momentos íntimos. Me enferma
pensar en alguien mirándonos así, pero Reeve no sabía que lo habían llevado
tan lejos. Les dijo que no le enviaran las fotos. Solo quería saber que estaba
a salvo. —Dillon está extrañamente callado detrás de mí, y echo la cabeza
hacia atrás, mirándolo—. ¿No crees eso?
—En realidad, sí. —Sus ojos se clavan en los míos—. Reeve era
obsesivo por la forma en que te amaba. Es lógico que tuviera a alguien
vigilándote para asegurarse de que estuvieses a salvo. No significa que lo
apruebe o que me complazca. —Bajando la mano, hojea las fotos,
levantando una que me hace sonrojar furiosamente—. Al menos sacamos
algunas fotos increíbles.
Lo siento endurecerse contra mi espalda mientras miramos la foto de
nosotros en el mar en Brittas Bay. Mis piernas están envueltas alrededor
del cuello de Dillon y me sostiene por el culo. Mi cabeza está echada hacia
atrás en medio de la pasión mientras Dillon se da un festín conmigo. Un
calor intenso se arrastra por mi cuello y hasta mis mejillas.
235 —Estoy pensando en agrandarla y colgarla en el techo sobre mi cama.
—¡Ni de broma! —Me giro en sus brazos, mirándolo con incredulidad.
—Mírame. —Me lanza su sonrisa característica antes de besar la
punta de mi nariz y liberarme de su abrazo.
Sigo mirándolo con sorpresa mientras sale de mi cocina, silbando en
voz baja como si no le importara nada en el mundo.
No hablaba en serio.
¿Verdad?
Dillon

—¿Q uieres una cerveza? —pregunta Ro cuando nos


acomodamos en nuestra mesa de la sección VIP del
bar. Una camarera se acerca, intentando fingir que
no me mira como si fuera su plato de comida. Ignorándola, señalo a mi
hermano con la cabeza y él hace nuestro pedido. Ro vuelve a Irlanda
mañana, y no voy a verlo hasta Navidad.
—Jodidas gracias, tenemos el álbum preparado a tiempo. —Jamie
estira los brazos a lo largo del respaldo de la cabina—. Estoy totalmente
236 preparado para tener unos momentos sexys con mi mujer bajo el ardiente
sol mexicano.
—¿Quieres darle una patada en las pelotas o lo hago yo? —pregunta
Ro, apoyando los codos en la mesa.
—El honor es todo tuyo. Ve a por ello, hermanito.
—Ustedes dos necesitan echar un polvo. Ya.
—Estoy trabajando en ello —digo mientras la camarera vuelve con un
cubo lleno de cervezas frías. Sus dedos rozan los míos mientras me entrega
una botella, aleteando las pestañas y fingiendo recato—. Pierdes el tiempo
—le digo—. No estoy interesado. —La única mujer para la que tengo ojos
ahora mismo es cierta princesa de Hollywood que está decidida a mantener
intacto mi actual estatus de bolas azules.
—Yo lo estoy. —Ro se inclina hacia atrás, dejando la pelota en su
campo.
—Fantástico. Tomaré mi descanso en treinta minutos.
—Lo estoy deseando, cariño. —Ro le guiña un ojo, pero en el instante
en que se va, la sonrisa de satisfacción se le borra del rostro.
—¿Volviendo al ruedo? —pregunta Jamie, llevándose la cerveza a los
labios.
—Más bien me estoy obligando a volver al ruedo.
—¿Por qué forzarlo si no lo sientes? —pregunto, sabiendo
instintivamente que hay algo más.
La nuez de Adán de Ro se mueve en su garganta.
—Clodagh ha vuelto con su ex. —Se bebe la mitad de la cerveza de un
tirón.
—Mierda. ¿Estás seguro? —Tomo un trago de cerveza, y el líquido frío
me alivia la garganta.
—Me lo dijo ella misma. —Apoya el rostro es sus manos, con peor
aspecto que el Grinch en la mañana de Navidad—. Soy un idiota. Todos me
dijeron que íbamos demasiado rápido. Ahora la he enviado corriendo
directamente a los brazos de ese idiota.
—No has hecho nada malo, Ro.
—Excepto enamorarte de la chica equivocada —añade Jamie
inútilmente.
—Si no la hubieras conocido, no tendrías a Emer —le recuerdo,
porque adora a su niña.
—Lo sé. Solo me duele que haya vuelto con Colin tan rápido. —Un
músculo se tensa en su mandíbula—. No quiero que ese bastardo se acerque
a mi hija.
237 Mi teléfono vibra sobre la mesa y lo levanto, contestando cuando veo
que es mi hermana.
—¿Has terminado? —contesto, preguntándome si ha terminado sus
reuniones antes de lo previsto para poder venir antes.
—Todavía no. Aún tengo dos reuniones más.
Hemos decidido contratar a un nuevo publicista porque necesitamos
a alguien que esté completamente al tanto de nuestra publicidad en el
futuro. Dixie es lo suficientemente competente, pero las cosas se pondrán
intensas cuando finalmente se sepa lo de Easton, y quiero a la mejor persona
de nuestro lado. Por eso Ash habló con la madre de Viv y luego concertó
reuniones preliminares con algunos de los mejores publicistas con los que
la puso en contacto. Ella elegirá a alguien adecuado, y luego nos reuniremos
con él o ella para asegurarnos de que podemos trabajar juntos antes de
hacer una contratación oficial.
—Entonces, ¿qué pasa?
—Recibí una llamada de Charlotte.
Me enderezo al instante en mi silla.
—¿Qué pasa?
—Dijo que alguien tiene que ir a estar con Viv. Está preocupada por
su estado de ánimo.
—¿Ha pasado algo? —Estuve allí ayer, y todo estaba normal. Como si
tratara de fingir que la tensión sexual entre nosotros no está a punto de
estallar, y sigue aferrada a Easton como si fuera pegamento.
—Todo lo que dijo fue que Vivien estaba molesta y que alguien debería
estar ahí con ella. Easton está en una fiesta de pijamas con Lauren y Jon,
mi conjetura es que se siente sola y se pierde en su cabeza.
—De acuerdo. Iré.
—Llámame o mándame un mensaje cuando llegues. Estoy
preocupada.
—Me ocuparé de ella.
Colgamos, y miro tímidamente a mi hermano.
—Está bien —dice Ro antes que pueda decir una palabra—. Si Vivien
te necesita, deberías ir con ella. Por lo menos aún puedes salvar tu relación.
La mía está muerta en el agua, y daría cualquier cosa por tener otra
oportunidad.
—No creo que me dé tiempo a volver. Parece que no está en un buen
momento.
Ro se levanta para dejarme salir de la cabina. Me abraza.
—Ve a cuidar de tu mujer, y te veré en Navidad.
238 —Dale a Emer un gran abrazo y un beso de mi parte —le digo, dándole
una palmada en la espalda—. Sé lo que es perder a la mujer que amas, así
que si crees que Clodagh es la elegida y hay alguna posibilidad de
recuperarla, lucha por ella. No hagas lo que hice yo. —No estoy seguro si
debería animarle, porque resulta que creo que Clodagh no es la mujer
adecuada para mi hermano. Él necesita a alguien firme, no huidizo. Pero no
voy a ser yo quien le diga lo que debe o no sentir.
Una emoción indescifrable le cruza brevemente el rostro.
—Los apoyo, chicos —dice—. Realmente espero que les funcione.
—Gracias, hermano. —Le doy otro abrazo—. Cuídate.
Me despido de Jamie.
—Hasta luego, idiota.

—Dillon. Gracias por venir —dice Charlotte, acompañándome al


interior de la casa.
—No hay problema. Antes de irme, te daré mi número para que
puedas llamarme directamente si lo necesitas. —Sé que Angela tiene mis
números, pero Charlotte también debería tenerlos.
—Me parece una buena idea.
—¿Dónde está?
La simpatía aparece en su rostro.
—Lleva horas en la habitación infantil.
Mierda. Nunca entra allí, normalmente mantiene la puerta cerrada.
—Está bien. Conozco el camino.
Subo las escaleras con el corazón encogido, preguntándome qué voy
a encontrar. Reduzco el ritmo al acercarme a la puerta, sin querer asustarla.
La puerta está entreabierta y Viv está en medio de la habitación vacía,
tumbada de espaldas, mirando al techo mientras canta. Hay dos botellas de
vino vacías en el suelo, junto con un puñado de pañuelos usados, y se aferra
a una manta rosa en el pecho.
Está cantando “She Moved Through the Fair”, y al instante me
transporta al pasado. La calidad inquietante de su voz coincide con la
tristeza que desprende la letra cuando sale de sus labios. Escucharla cantar
esta canción es duro a varios niveles, pero su dolor añade una dimensión
desgarradora extra. Apoyo mi cadera en el marco de la puerta, escuchando
al amor de mi vida cantar desde su alma, deseando poder absorber su dolor
y borrar las lágrimas silenciosas que caen por sus mejillas.
Su pecho se agita cuando termina, y tiene hipo entre los sollozos.
239 Golpeo suavemente la puerta para no asustarla. Cuando entro en la
habitación, sus tristes ojos avellana se clavan en mi rostro. No hablo
mientras me acerco a ella, me dejo caer en el suelo y me siento con las
piernas cruzadas a su lado.
—Hola, preciosa. —Le quito la humedad de las mejillas mientras me
mira con ojos llenos de profunda emoción.
—Los cisnes solo tienen una pareja durante toda su vida. ¿Lo sabías?
—Niego, preguntándome si la mención del cisne del atardecer en la canción
la ha impulsado a compartir esto—. Se aparean con la misma pareja hasta
que el vínculo se rompe por la muerte o son cazados. Son el símbolo más
puro del amor verdadero. —Se sienta, todavía apretando la manta rosa
contra su pecho—. Creo que somos cisnes, Dillon. —Tiene hipo, y el indicio
de una sonrisa adorna sus labios—. Reeve, tú y yo. —Su labio inferior
tiembla y las lágrimas se acumulan en sus ojos de nuevo—. Y Lainey es un
ángel. Los dos son ángeles ahora.
—¿Esto era de ella? —pregunto, señalando la manta.
Asiente.
—La conservé junto con el gorrito que llevaba en el hospital. Era como
una muñeca, Dillon. Cuando la sostenía, era como una hermosa muñeca
dormida. Tan pequeña pero tan perfecta… —Sus sollozos torturados rebotan
en las paredes y me apuñalan directamente en el corazón—. No quiero
regalar sus cosas. Sé que es egoísta. Sé que hay otros bebés que las
necesitan, pero no puedo hacerlo, Dillon. No puedo.
Me acerco un poco más, aterrado de hacer algo que la asuste.
—No tienes que hacer nada que no quieras.
—Audrey ha vaciado la habitación porque yo no podía hacerlo. Todo
está en el almacén, y lo voy a guardar. La hermana pequeña de Lainey
llevará sus cosas y dormirá en su cuna. Creo que a Lainey le gustaría eso,
¿no?
—Creo que es una idea encantadora.
—Tengo que tener esperanza. Guardar sus cosas me da esperanza. —
Mira alrededor de la habitación, y sus ojos se dirigen a la pared del fondo—
. Pintamos eso juntos. Reeve, Easton y yo.
Me giro, maravillado por el increíble mural de la pared.
—Es Tinkerbell —me explica—. Esta iba a ser una habitación para mi
princesa de las hadas, pero, en cambio, Dios decidió que necesitaba un
ángel más.
Quiero decirle que Dios puede irse a la mierda, pero eso no la
consolará, así que cierro la boca.
—Voy a convertirlo en una sala de lectura, porque no puedo soportar
240 pintar sobre ese mural. No cuando es una de las últimas cosas que Easton
y Reeve hicieron juntos.
—Deberías conservarlo, y creo que esta habitación sería un gran salón
de lectura. Tiene una bonita ventana, perfecta para un asiento junto a ella,
y podrías llenar la pared del fondo con estanterías de suelo a techo. Jamie
y yo podríamos construirlas, si quieres. Easton podría ayudar.
Estalla en llanto y la estrecho entre mis brazos, esperando que sea el
movimiento correcto. Se derrumba contra mí y le doy besos en el cabello
mientras llora contra mi pecho, aferrándose a mi camiseta.
—Te amo —me dice, y la esperanza se agranda en mi interior—. No
debería, pero lo hago. —Levanta la cabeza y me clava los ojos empapados de
lágrimas—. Te he amado todo este tiempo, Dillon. Nunca dejé de hacerlo. He
sido una esposa terrible.
—Eso no es remotamente posible. Fuiste una esposa increíble.
—¿Lo era? —susurra antes de volver a tener hipo—. Quiero decir,
realmente amaba a Reeve. De verdad, con locura, profundamente. Me hacía
feliz, pero también te quería a ti. Y nunca los comparé porque ambos tenían
una parte igual de mi corazón. Sin embargo, eso no me impidió sentirme
culpable. Es difícil amar a dos hombres al mismo tiempo. Algunas noches,
cuando no podía dormir, me escabullía a la terraza y escuchaba tus
canciones. Tengo todos tus álbumes en mi teléfono, en una carpeta oculta,
para que Reeve no los encontrara. Me encanta tu música. —Un ceño
fruncido estropea su bonito rostro—. Cuando no estás cantando sobre
odiarme.
Abro la boca para recordarle nuestra conversación anterior sobre el
tema, pero continúa, y vuelvo a guardarme el comentario, dejando que se
desahogue. Sus pensamientos se desvían por todas partes, y supongo que
sus emociones también.
—Tienes mucho talento. Y me encanta escuchar tu voz. Me adormece
en las noches difíciles. Cuando realmente quería torturarme, veía el video
de la boda en el que cantabas “Terrify Me”. Eso siempre me hacía llorar. —
Vuelve a estallar en un torrente de lágrimas, y me pregunto si debo intentar
llevarla a su dormitorio o dejar que siga purgando sus pensamientos.
Mi parte egoísta mantiene mi culo plantado justo donde está. Quiero
saber qué más va a decir. Dicen que la verdad sale a la luz cuando estás
borracho, y he estado hambriento de las verdades de Viv durante años, así
que, demándame si estoy siendo egoísta.
Llora en mi camiseta, pegándola a mi piel, y la acuno suavemente en
mis brazos, abrazándola.
—Me pasé años pensando que me odiabas y que era la mayor de los
241 idiotas por seguir queriéndote, aunque también quería a Reeve. Pero no
pude detenerlo, Dil. No pude hacer que se detuviera.
—Me identifico con eso. No pasó un solo día en el que no estuvieras
en mi mente.
—Estábamos bien juntos. No me lo imaginé, ¿verdad?
—Somos épicos, cariño, y todo fue real. Todo es real.
—Creo que siempre estuve destinada a amarte, Dillon. ¿Has pensado
en cómo podrían haber sido las cosas si ese idiota de Simon no te hubiera
entregado?
—Me he preguntado cómo habría sido mi vida si él hubiera dado a
Reeve en lugar de a mí —respondo con sinceridad.
—¿Nos habríamos amado desde niños?
—Por supuesto que lo habríamos hecho. No hay medida de tiempo o
distancia en la que no estaría enamorado de ti, Vivien. Estaba enamorado
de ti incluso antes de conocerte. Sé que las cosas se estropearon, pero
realmente creo que estaba esperando que entraras en mi vida y le dieras
sentido al caos de mi cabeza. Siempre fuiste tú. Siempre serás tú. Nunca
habrá otro amor para mí. Somos como cisnes. —Una idea aparece en mi
cabeza—. Deberíamos construir un lago y tener cisnes.
Estalla en carcajadas, y mi pecho se hincha de orgullo por poder
hacerla reír cuando está tan alterada.
—Estás loco.
—Loco por ti.
—Me gusta el Dillon romántico —murmura, y le doy un beso en la
frente.
—Sacas lo mejor de mí, Viv. Siempre lo has hecho. Mi familia lo vio
mucho antes que yo.
—Me encanta tu familia. —Una mirada cariñosa se materializa en su
rostro—. Son increíbles.
—Son bastante geniales. —Incluso después de todo lo que les hice
pasar, y de lo mucho que les decepcioné, no me guardan ningún rencor.
Me he esforzado más por hablar con mis padres y con Shane y Ciarán,
de forma regular, haciéndoles saber lo agradecido que estoy por su perdón.
Mamá no puede esperar a conocer a Easton. Iba a traerlos en avión para
visitarnos, pero no quiero confundir a mi hijo metiendo a más gente en su
vida o alentando preguntas que aún no puedo responder.
—Tú fuiste el afortunado, Dil. —Arrastra un poco las palabras y su
visión parece desenfocada—. Créeme, lo fuiste. Tienes una familia increíble.
Los adoro. ¿Te lo he dicho alguna vez? Quiero a tu familia como si fuera mía.
—Eso es porque lo son. —Y lo serán oficialmente, si me salgo con la
242 mía.
—Los quiero, y te quieren muchísimo. Reeve luchaba constantemente
por el afecto de Simon, pero no tenía nada que dar.
—Era un maldito tempano de hielo. —Aprieto los dientes, no estoy
dispuesto a seguir ese camino ahora mismo. He dejado atrás el
resentimiento que tenía hacia mi gemelo, pero nunca perdonaré a Simon
Lancaster ni olvidaré lo que hizo.
—Si hubieras vuelto a casa con Reeve, todos habríamos sido amigos.
—Me mira profundamente a los ojos—. ¿No lo ves? Siempre estuve destinada
a amarlos a ambos.
Creo que siempre estuve destinado a luchar con mi gemelo por el
corazón de Vivien.
—Mi corazón siempre iba a estar partido en dos —continúa,
confirmando que ha pensado mucho en ello—. Es por eso que el destino me
condujo hasta ti en Dublín, porque, ¿de qué otra manera se puede explicar?
De todas las ciudades a las que podría haber escapado, elegí en la que tú
vivías. Y de toda la gente que vive allí, me hice amiga de Ash y nos
conocimos. Es una locura, ¿verdad? —Una pequeña chispa parpadea en sus
ojos.
—Lo es, y creo que tienes razón. No creo en las coincidencias, así que
tiene que ser el destino. —He pensado en lo que podría haber pasado si
Reeve no hubiera muerto. ¿Seguiría con él, o lo habría dejado por mí? Nunca
lo sabremos, y no lo menciono porque, ¿qué sentido tiene? Él no está aquí,
y yo sí. Tratar de adivinar qué pasaría si estuviera vivo solo nos perjudicará
a los dos. En cambio, elijo creer en el destino. El destino nos unió, nos
separó, y luego nos reunió. Elijo creer que eso habría sucedido incluso si
Reeve siguiera caminando por el planeta.
—Sí, sí. —Asiente antes de apoyar su cabeza en mi pecho y agarrar
mi camisa—. ¿Puedo preguntarte algo?
Asiento mientras me mira.
—Dijiste que un infiel siempre es un infiel refiriéndote a Reeve. ¿Sabes
algo que yo no sepa?
Mierda. Realmente fui un maldito idiota cuando aparecí por primera
vez. Niego.
—Lo dije para molestarte. No tengo pruebas de que te haya engañado,
y por lo que sé de él ahora, creo que es justo decir que no lo hizo. Lo siento
si te hice dudar de él.
—No lo hiciste. No realmente. Sabía que no volvería a engañarme.
Siempre estaba callado y melancólico el día de Navidad. Sé que recordaba
nuestra ruptura y lo mucho que dolió estar separado de mí. Amaba a
243 nuestra familia y la vida que compartíamos. No haría nada que pusiera eso
en peligro. Estaba segura de ello, pero necesitaba preguntárselo
—Fui un imbécil contigo. Lo siento.
Agita su mano en el aire.
—Ya es agua pasada, Dillon, y no quiero volver a pensar en todo eso.
El silencio nos envuelve durante unos minutos, pero es el tipo de
silencio cómodo que vivo con Viv. Hay tanta paz en estar sentado aquí,
sosteniéndola en mis brazos.
—Estoy cansada de sentirme culpable, Dil —admite, acurrucándose
más—. Estoy cansada de echar de menos a Reeve y a Lainey, pero, sobre
todo, estoy cansada de no vivir. Quiero volver a ser feliz. Solo quiero ser feliz.
—Su voz se corta, y suena abatida y triste.
—Yo también quiero que seas feliz, cariño. Deja que te haga feliz.
Déjame amarte.
Vivien

M
i lengua está pegada a mi paladar cuando me despierto en
una de nuestras habitaciones libres con Dillon envuelto a
mi alrededor por detrás. Recuerdos de la noche anterior
flotan en mi mente y gimo suavemente. Sé que le dije muchas cosas.
Mientras examino mi recolección de los hechos y recuerdo las cosas que
dije, no puedo encontrar dentro de mí una gota de arrepentimiento por nada
de eso.
Me obligué a ir al cuarto del bebé anoche porque es hora de
244 remodelarlo. Sin embargo, no estaba lo suficientemente preparada para la
avalancha de emociones que me golpearon en el instante en que puse un
pie en la habitación y me desmoroné.
Creo que necesitaba expulsar esas emociones que estaba negando
para poder pasar página. Hoy, se siente como si lo hubiera hecho. Como si
una capa de dolor se hubiera desprendido de mi cuerpo. No digo que no
seguiré llorando, porque sé que no es tan simple como eso, pero será
diferente a partir de ahora.
Dándome la vuelta lentamente, miro al hombre que duerme a mi lado.
Cuando me quedé dormida sobre él, debió haberme traído aquí. Me alegro
de que no me llevara a mi habitación porque no podría dormir en mi cama
matrimonial con Dillon sin rendirme ante esa enorme culpa. Y ya me cansé
de sentirme culpable por amar a este hombre. Dillon es un enigma, pero
realmente se ha esmerado estos últimos meses, y no puedo seguir negando
mis sentimientos por él.
Lo amo.
Lo he amado durante años.
No sé a dónde vamos a partir de aquí, porque no estoy lista para entrar
a toda velocidad en una relación, pero se merece honestidad de mi parte. Lo
he mantenido en ascuas, y no es justo.
De mala gana, me aparto de su abrazo amoroso, mi corazón se derrite
cuando encuentro unos analgésicos y una botella de agua junto a la cama.
Me cuida tan bien. Como lo hizo Reeve. Los trago y me levanto, arrastrando
mi culo con resaca a la ducha.
Después de vestirme y sentirme un poco más viva, regreso al
dormitorio y descubro a Dillon sentado en la cama. Está hablando por
teléfono y todavía no me ha notado, así que me tomo un momento para
admirar la hermosa vista de su físico semidesnudo.
Unos hombros anchos y bronceados dan paso a un pecho tonificado
y unos abdominales marcados. Tinta cubre ambos brazos y un hombro, y
realmente es una obra de arte. Con su desordenado cabello rubio
blanquecino y la elegante capa de barba incipiente en la barbilla y mejillas,
podría adornar la portada de cualquier revista y se agotaría en segundos.
—¿Ya has terminado de babear? —pregunta, sin levantar la mirada
de su teléfono, y escucho la sonrisa en su tono.
—¿Qué te tiene tan absorto que ni siquiera puedes mirarme?
Su cabeza se levanta bruscamente y me inmoviliza con esa sonrisa
suya que hace que mis bragas se derritan. Me cuesta mantenerme erguida.
—Estoy investigando cómo comprar cisnes.
245 Mi boca cuelga abierta.
—¡Pensé que estabas bromeando!
—Nah. Lo digo en serio. Voy a conseguirnos un lago y cisnes.
Es lo suficientemente terco para hacerlo también. Dillon me vuelve a
mostrar su famosa sonrisa, la que tiene a sus fans abanicándose, y sus
hoyuelos salen a jugar.
Eso es todo.
Estoy perdida.
Sus hoyuelos me atrapan todo el tiempo.
Como si estuviese en piloto automático, cruzo la habitación hasta la
cama, subiéndome a su lado.
—Hola. —Le sonrío tímidamente cuando un repentino ataque de
nervios me ataca.
—Las palabras no son suficientes para describir lo linda que eres. —
Sus dedos recorren mis mejillas—. He echado de menos este rubor.
—No me provoques ahora mismo. Tengo cosas que necesito decirte.
Su sonrisa estalla en su rostro y pierdo todo lo que me queda de
coherencia. Lo miro aturdida.
—Las palabras no alcanzan para describir lo hermoso que eres —
admito.
—Si eso es cierto, mi belleza palidece en comparación con la tuya. Al
instante en que entras en una habitación, estoy hechizado, Viv. Haces las
cosas más asombrosas en mi corazón. —Lucha contra una sonrisa—. En mi
polla también. —Me guiña un ojo y pongo los ojos en blanco.
—No te puedes controlar, ¿verdad?
—No a tu alrededor. —Abre los brazos—. Ven aquí. Necesito
sostenerte.
No discuto, me acurruco contra él y suspiro con satisfacción.
Encajamos perfectamente, como si estuviéramos diseñados para
moldearnos a la perfección como uno solo.
—¿Cuánto recuerdas de anoche? —pregunta, pasando sus dedos
arriba y abajo de mi brazo.
—Todo, creo.
—Dijiste que me amabas.
Alzo mi cabeza, así lo estoy mirando a los ojos.
—Lo dije en serio. Te amo, Dillon. —Acaricio su mejilla—. Y quiero que
me ames, pero tendrás que seguir siendo paciente.
—Puedo hacer eso, pero tienes que establecer límites porque mi
necesidad por ti está en su punto más alto.
246 —Anoche fue una especie de catarsis para mí. Mi propio momento de
epifanía. Hoy no me siento triste. Me siento más en paz que en cualquier
otro momento desde que ellos murieron y quiero seguir adelante. —Mis ojos
se clavan en los suyos—. Quiero seguir adelante contigo.
—Gracias, joder. —Me envuelve en sus brazos, abrazándome con
fuerza. El calor de su piel me llena, calentando todas las partes congeladas.
—No puedo prometer que no tendré malos días. Los días en los que
extrañaré a Reeve son un hecho porque no puedo simplemente olvidarme de
él o no recordar lo mucho que significamos el uno para el otro.
—Lo entiendo, y está bien. Todo lo que pido es que no me excluyas.
Dime que lo extrañas. Prefiero escucharlo de tus labios que adivinar por qué
estás afectada, no comunicativa o distante.
—Seré honesta; incluso si no quiero lastimarte, te prometo que
siempre te diré la verdad.
Se lleva mi mano a la boca y me besa los dedos.
—Te prometo lo mismo. Nunca más nos volveremos a guardar
secretos.
—De acuerdo.
—¿Qué más?
—Necesitamos ser discretos en presencia de Easton. No es que quiera
escondernos de él, pero lo confundirá. No podemos decírselo todavía. —Odio
la idea de andar a escondidas, a espaldas de mi hijo, pero solo han pasado
cuatro meses desde que murió su papá. No sé cómo reaccionará si me ve
besando a otro hombre. Especialmente su tío. Podría dar lugar a otras
preguntas que aún no podemos responder.
—Odio tener que estar de acuerdo, pero así tiene que ser. Por ahora.
—No podemos hacer esto público por las mismas razones.
Suspira.
—Sé que tienes razón, pero esto está empezando a parecer un sucio
secreto y no me encanta tanto.
—Ni a mí, pero así tiene que ser. No será para siempre. —Necesito
tiempo para reunir el coraje y decírselo a Easton y hacerlo público, y no
tengo ni idea de cuánto tiempo me llevará eso, pero espero que esta versión
más paciente de Dillon dure y no me presione para que lo haga antes de que
esté lista.
—Trataré de no ser mi yo avaro y necesitado de siempre. De recordar
que tenerte de vuelta en mi vida, incluso si no es como esperaba, es
suficiente.
Paso mis dedos por su cabello, sosteniendo su cabeza.
—Te amo y me amas. Eso no cambiará, y eso es lo que más importa.
247 El resto son cosas en las que podemos trabajar con tiempo.
Apoya su frente contra la mía.
—He esperado años para volver a escuchar esas palabras. Te amo,
Vivien Grace Lancaster. Te amo mucho, y esperaría hasta el final de los
tiempos por ti.
Mi corazón late con un entusiasmo renovado, todo gracias a este
hombre. Soy realmente afortunada de haber encontrado un amor tan
increíble en mi vida. No una, sino dos veces. Y tener una segunda
oportunidad con Dillon, después de todo lo que hemos pasado, es más de lo
que me atrevía a esperar.
—Ten paciencia conmigo, Dil. Como la última vez.
—Tú marcas el ritmo, Viv. Tú tomas las decisiones.
—Mírame.
Levanta la cabeza y me mira a los ojos mientras mis dedos entran y
salen de su cabello.
—Todavía amo tu cabello. —Mis manos se mueven más abajo, tocando
sus ojos, su nariz y sus labios, rozando sus mejillas y frotando las cerdas
en su cincelada línea de la mandíbula—. Amo cada parte de ti, pero
especialmente tu corazón. —Pongo una mano sobre su pecho desnudo, y su
corazón tamborilea constantemente contra mi palma—. Gracias por estar
aquí para mí. Gracias por cuidarnos a Easton y a mí.
—No hay ningún otro lugar en el que prefiera estar.
Me inclino, manteniendo mis ojos en los suyos mientras rozo mis
labios contra su boca.
—Bésame, Dillon. Bésame como si fueras a morir si no puedes
saborear mis labios. —Ambos sonreímos, recordando otro primer beso que
comenzó con esas palabras, y una serena sensación de calma se apodera de
mí. Todos los diminutos vellos de mi nuca se levantan y una brisa muy sutil
cruza mi rostro fugazmente. Puede asustar a otros, pero creo que Reeve está
aquí y me consuela. Creo que esa es su forma de decirme que está bien.
La boca de Dillon desciende, y me hundo en sus brazos y siento sus
cálidos labios moviéndose contra los míos. Inclina la cabeza para
profundizar el beso, y abro la boca, dejándolo meter la lengua. Suspiro en
su boca, nuestras respiraciones mentoladas se mezclan, mientras acaricia
mi lengua con movimientos largos y pausados. Enrollando mis brazos
alrededor de su cuello, subo a su regazo, presionando mi pecho contra el
suyo.
Sus manos descansan respetuosamente en mi espalda baja, y no hace
ningún movimiento para llevar esto al siguiente nivel, contento de besarme
mientras me abraza fuerte.
248 Me pierdo en él.
Ahogándome en el sabor de sus besos que son familiares y
emocionantemente nuevos.
Las llamas lamen mi piel al encender un deseo ardiente que me cubre
de la cabeza a los pies. Cada parte de mi cuerpo siente los efectos de su
beso. No hay ninguna parte que sea inmune y nunca quiero dejar de
sentirme así.
Dillon siempre encendió un fuego dentro de mí, y ahora está
alimentando las llamas, persuadiéndolas para que lleguen más alto,
permitiéndoles arder brillantes para que nunca se apaguen.
Para que nunca nos apaguemos.
Siento esa verdad en lo profundo de mis huesos, y mientras me aferro
a él, sé que habrá tiempos difíciles por delante, pero creo que podemos
superar cualquier cosa juntos. Saldremos de las llamas como una sola
entidad, lista para quemar a cualquiera que se atreva a interponerse en
nuestro camino.
Mi corazón late a un nuevo ritmo y mi alma baila ante una nueva
esperanza, mientras nos besamos y nos besamos como si nunca pudiéramos
tener suficiente del otro.
No sé cómo pensé que podría negarme a este hombre.
Cómo podría vivir sin él.
Porque está incrustado en mi corazón e impreso en mi alma, y desde
este día en adelante, sé que es el único hombre que querré a mi lado.

249
Vivien

S
eptiembre se convierte en octubre y nos instalamos en una
nueva rutina. Dejo a Easton en el colegio cada mañana y Dillon
lo recoge todos los días. Los martes y los jueves, lo deja en su
clase de Krav Maga y se queda a mirar, porque le divierte. Otras tardes,
salen a tomar un helado o unas hamburguesas o van a pasar el rato a su
casa, e incluso hemos conseguido algunas salidas familiares sin que nos
vean. Hemos ido a la bolera, al cine y a varias excursiones para que Easton
pudiera por fin ponerse sus nuevas botas de montaña.
250 He estado escribiendo mucho, documentando mi historia de una
manera más cohesiva, sacando información de todos mis diarios. Supongo
que es un libro, pero nunca verá la luz. Lo hago por mí y por Easton, para
que, algún día, cuando sea lo suficientemente mayor, pueda leerlo y
entender cómo llegué a querer a sus dos papás.
También estoy cosiendo de nuevo, y Ash me ha dado una lista de
requisitos de cosas que le gustaría llevar de gira el año que viene. A mamá
le encantó el vestido que le hice para su próximo estreno. Se marcharon
hace un par de semanas para ir al rodaje, en Canadá, pero no antes de que
ambos me llevaran aparte para decirme que aprueban que Dillon y yo
estemos juntos. Estaba muy nerviosa al decírselo, y muy aliviada cuando
no juzgaron. No es que pensara que lo harían. Sé que se preocupan por mí,
y han estado vigilando a Dillon como halcones para asegurarse que no se
pasa de la raya.
Cenamos juntos todas las noches, como una familia y, poco a poco,
Dillon está encontrando pequeñas formas de incluir detalles en nuestras
conversaciones que hacen referencia a nuestra amistad y cómo Reeve
estaría feliz de que seamos tan buenos amigos de nuevo.
Está haciendo que Easton se haga a la idea de que somos una pareja
con pequeños gestos, como poner su mano en la parte baja de mi espalda
cuando caminamos por el jardín, pasarme el cabello por detrás de las orejas,
o rozarme con los dedos la mejilla, y nuestro hijo no ha protestado cuando
me ha rodeado ocasionalmente con su brazo la cintura.
Pero no le permito ir más allá de eso, y no hemos avanzado más de los
besos y las caricias. Las noches en las que Dillon se queda a dormir, suelo
meterme en su cama y me aseguro de poner el despertador para poder
escabullirme a mi habitación antes de que Easton se despierte.
Dillon no me ha presionado en absoluto, parece estar contento con el
ritmo, y eso ayuda. Poco a poco, mi dolor se está convirtiendo en algo menos
tangible. Sigo echando de menos a Reeve y sigo pensando en él todos los
días, pero cada vez es más fácil. Me rio más, tengo menos pesadillas, y me
despierto con más frecuencia con una sonrisa en el rostro.
Lo cual es un gran progreso.
—¡Mamá, estás increíble! —dice East cuando entro en la habitación
decorada de la casa de Dillon vestida como Wonder Woman. Los niveles de
ruido están por las nubes y mis oídos protestan con fuerza.
La señora que Dillon contrató para crear una habitación con temática
de Halloween hizo un trabajo impresionante. Del techo cuelgan telas de
araña falsas, y hay unas cuantas arañas que residen en telas más grandes,
en una oda a la obsesión de Easton por todos los bichos espeluznantes. El
251 techo se ha cubierto con un espeluznante cielo nocturno, y láminas de gasa
roja cubren todas las luces, bañando la sala con un brillo rojizo. Animadores
disfrazados de esqueletos y fantasmas deambulan por la sala, mientras un
hombre vestido de mago realiza trucos desde un escenario provisional
montado en el fondo del espacio.
Mesas redondas y sillas pequeñas ocupan el centro, y los chicos de la
clase de Easton se reunirán allí dentro de un rato para comer hamburguesas
y patatas fritas. Después, haremos un Truco o Trato en el camino de entrada
para que los niños tengan la experiencia completa sin ningún peligro. El
personal de la empresa de catering que contrató Dillon está llenando
nuestras bolsas, y la de los padres de la clase que ya están aquí, con
toneladas de caramelos y golosinas de chocolate. Easton se pondrá como
loco cuando lo descubra.
—Gracias, amigo. También estás impresionante. —Me choca los cinco
antes de bajarse la máscara de su disfraz de Iron Man y salir corriendo a
jugar con sus amigos.
—Jesús, mujer, ¿intentas matarme? —pregunta Dillon, con sus ojos
hambrientos observando cada centímetro de mi piel expuesta. Elegimos un
tema de superhéroes en familia, y estúpidamente acepté que los chicos
eligieran los disfraces—. No hay exactamente mucho espacio en este disfraz.
—Señala su ajustado disfraz de Capitán América, y es difícil no babear.
Seguro que le hace la competencia a Chris Evans, y no lo digo a la ligera,
porque Chris es jodidamente sexy con mayúsculas.
Pero no tiene nada que ver con Dillon O'Donoghue.
—Si no quieres que nuestro hijo o sus amigos me vean con una
erección gigante, te sugiero que vayas a cambiarte. ¿Qué tenía de malo el
disfraz de Viuda Negra que te regalé? —Hace un mohín que le hace ver
completamente ridículo.
—Dios, es insufrible —dice Ash, acercándose a mí. Ella es Bonnie
frente al Clyde de Jamie—. Debería pegarle un tiro por sugerirte que te
pongas ese aburrido mono todo en uno que te regaló. —Le da al Capitán
América en el pecho con su pistola de juguete.
—No era aburrido. Sé que Viv se verá sexy en él, pero de una manera
que no me tendrá mostrando mi erección a un grupo de niños de jardín de
infancia. Entiéndelo. —Dillon frunce el ceño ante su hermana.
Ash le quita el escudo de la espalda y se lo lanza.
—Usa eso, idiota. Si tuvieras un cerebro, serías el paquete completo.
—Suelta una carcajada—. Ja, mira lo que hago. —Me rio mientras Dillon
pone los ojos en blanco. Ash empuja el escudo hacia abajo sobre sus
partes—. Ya está, problema resuelto, y ahora mi sexy mejor amiga no
252 necesita cambiarse.
Nos preparamos juntas en la suite principal de Dillon, y Ash arregló
mi cabello y maquillaje. Me siento como una estrella, y estoy deseando que
termine la fiesta de los niños para que los adultos puedan jugar.
—Te has superado —le digo, asegurándome de que nadie está mirando
antes de plantarle un rápido beso en la mejilla—. Easton va a hablar de esta
fiesta durante años. —Estaba muy emocionado esta tarde, sentado a la
mesa de la cocina tallando calabazas con él, mientras Ash y yo hacíamos
pastel de calabaza y manzanas con chocolate.
—Esa era la intención. —Sonríe mientras mira hacia donde Easton,
Nash, y un par de niños más están observando atentamente al mago
haciendo malabares con un montón de pelotas en el aire—. Quiero tener
muchos recuerdos especiales con él.
Enlazo mi brazo con el suyo, deseando poder darle un beso, pero es
demasiado arriesgado. Los padres de los niños de la clase de Easton están
en la sala, así como el personal de la empresa de catering.
—¿Eso va por mí también? —pregunto, moviendo deliberadamente las
pestañas hacia él.
Me da una palmada en el culo.
—Sabes que sí, y si sigues torturándome, te lo devolveré.
Muevo las cejas mientras le sonrío.
—Oh, cuento con ello.

—Dillon —grito mientras me levanta por detrás, echándome por


encima de su hombro.
—Volveremos —dice a Ash y Jamie—. Solo necesito enseñarle a esta
pequeña desvergonzada una lección o dos.
Ash se muere de risa mientras Dillon me da una palmada en el culo y
sale corriendo de la habitación. Menos mal que Easton está fuera de
combate, y arropado en su cama en el piso de arriba, agotado tras su
alocada fiesta, porque mis gritos son suficientes para despertar a todos los
vecinos.
—¡Dillon, bájame! —exijo, pero su respuesta es otro azote—. Tengo el
culo al aire —protesto. Este disfraz es diminuto y, por el aire frío que me
recorre las nalgas, sé que estoy enseñando mucha carne.
—¿Y qué?
—No es muy femenino.
Su pecho retumba de risa.
253 —Oh, Hollywood, realmente me haces reír. ¿Tengo que recordarte
todas las cosas poco femeninas que me dejaste hacerte en Irlanda? ¿O
nombrar las cosas que vas a dejar que te haga de nuevo?
Mi corazón palpita de necesidad ante sus palabras y las imágenes que
evocan en mi excitada mente.
—Me lo imaginaba —dice, sonando complacido cuando no tengo más
protestas.
Se mete por una puerta y me lleva al lavadero, cerrando tras él antes
de poner mis pies en el suelo.
Su boca está sobre la mía en un nanosegundo, y me olvido de todo
menos del sabor afrutado de su lengua al pasar por mis labios. Agarrando
un puñado de su traje, lo atraigo hacia mí, besándolo con urgencia,
necesitándolo más cerca. Sus brazos rodean mi cuerpo y me aprieta contra
él. Nuestros trajes son endebles, y la evidencia de su excitación se empuja
contra mi estómago, intentando abrir un agujero en la ropa de ambos. La
lujuria líquida me recorre, humedeciendo mis bragas, y gimo en su boca,
empujando mi pecho contra el suyo, necesitando más. Si pudiera meterme
dentro de él ahora mismo, lo haría.
—Maldita sea, Hollywood. Si sigues besándome así, me voy a correr
en mi traje.
—Quítatelo —exijo, frotando la palma de la mano por su dura
longitud—. Quiero probarte.
—¿Sí?
Podría llorar ante la mirada de anticipación esperanzada en su rostro.
Sé que se muere por mí tanto como yo por él, y le he hecho esperar meses,
pero avanzar sexualmente es algo importante para mí, y solo quiero hacerle
el amor cuando esté totalmente preparada para comprometerme con él. Ya
casi lo estoy, y esto nos llevará un paso más cerca.
Dillon rasga el traje, rompiéndolo por la mitad en su afán por
liberarse.
Me rio a carcajadas mientras caigo de rodillas ante él, pero mi risa se
apaga cuando se baja el bóxer y su polla erecta se libera, balanceándose
frente a mi rostro como la más celestial tentación. Todavía tiene su piercing,
y mi coño palpita de necesidad. Recuerdo lo bien que me sentí con su polla
acariciando mis entrañas con las pequeñas bolas de plata, llevando mi
placer a nuevas cotas de vértigo. El sexo con Dillon siempre fue algo fuera
de este mundo, y teníamos una vida sexual muy activa.
Quiero volver a tener eso con él.
Deslizando mis manos por sus piernas, recorro el interior de sus
254 muslos antes de acariciar sus pelotas. Levantando la barbilla, lo observo
fijamente, manteniendo mis ojos clavados en los suyos mientras mi lengua
sale, lamiendo su corona, los dos lados de su piercing y la gota de semen
que brilla allí.
Dillon maldice, sacudiendo sus caderas mientras sus ojos arden de
deseo.
—Tengo que advertirte. No duraré mucho. Ha pasado un largo tiempo.
Sus palabras me reconfortan.
—Dame hasta la última gota. Lo quiero todo. —Tomando la base de
su polla, estiro su piel aterciopelada antes de besar, chupar y mordisquear
su longitud, disfrutando de cada golpe de mi lengua contra su carne
caliente. Gime, empujando sus caderas, y me apiado de él, atrayéndolo
lentamente hacia mi boca. Le bombeo la polla en la base mientras la chupo
y lamo, abriendo la boca para que entre todo lo que pueda. Dillon es grande,
y casi me ahogo cuando su punta golpea la parte posterior de mi garganta,
pero la mirada de lujuria en su rostro me estimula.
Me agarra del cabello y me sujeta el rostro mientras me folla la boca,
y me encanta. Me encanta que no me trate como si fuera una muñeca de
porcelana. Que me lleve a mis límites, asegurándose siempre de que lo estoy
disfrutando. Me caen lágrimas de los ojos y la saliva me resbala por la
barbilla mientras disfruto de su sabor en la lengua y su sensación en la
boca.
—Viv —gime, tensando la mandíbula—. Me voy a correr.
Lo insto a seguir con una mirada, bombeando y chupando con más
fuerza mientras gira sus caderas, empujando dentro de mi boca. Le acaricio
las pelotas y muevo un dedo por detrás para frotarle la entrada porque
recuerdo que le gustaba. Un gruñido primitivo sale de sus labios cuando se
libera, e hileras de semen salado y caliente salpican mi boca, bajando por
mi garganta. Permanezco con él, exprimiendo hasta la última gota de su
clímax, hasta que se retira.
Cayendo de rodillas, me atrae hacia sus brazos, hundiendo su lengua
en mi boca y besándome como si fuera el aire que necesita para respirar.
—Vivien, Vivien, Vivien. —Me reparte besos por el rostro—. Debo
haber hecho algo bien en esta vida para merecerte, porque eres una maldita
diosa entre las mujeres. Podría vivir cien vidas y nunca ser digno de ti. —
Aprieta su pegajosa frente contra la mía—. Te amo, diablos, Hollywood. Te
amo mucho.
—Debe haber sido una gran mamada —me burlo, pero estoy
secretamente complacida. ¿Qué mujer no quiere poner a su hombre de
255 rodillas? Literalmente.
—Ha sido el maldito Oscar a las mamadas, cariño, y ahora me toca a
mí.
Grito cuando me levanta y me coloca sobre la lavadora. Me dedica una
sonrisa malvada, mostrando sus hoyuelos y sus dientes blancos, mientras
la enciende.
—¿Qué demonios estás haciendo?
—Dándote una experiencia digna de un Oscar. —Me guiña un ojo
mientras me separa los muslos y me sube la falda hasta la cintura. No me
sorprende que me rompa las bragas, tirando los trozos de encaje al suelo,
porque es su firma—. Hola, gatita —canturrea, inclinándose para quedar a
la altura de mi vagina—. ¿Me echas de menos tanto como yo a ti?
Resoplo.
—Dios mío. Estás loco —digo mientras la risa me sube a la garganta.
En el momento en que su lengua caliente se posa en mi coño, toda la
risa se desvanece. Pasa su lengua por mi raja mientras me folla con los ojos,
y ya me estoy retorciendo cuando la máquina toma velocidad y todo empieza
a vibrar.
—¡Oh! —exclamo mientras la sensación se dispara a través de mí—.
Oh, Dios.
—Agárrate fuerte, Hollywood. Estoy a punto de darte el mejor orgasmo
de tu vida.
Me agarro a los bordes de la máquina, sujetándome para salvar mi
vida mientras Dillon me hace delirar con sus dedos y su lengua mientras
las vibraciones de la máquina me llevan a otro reino. Mis piernas se
enroscan en su cuello, y la visión de su cabeza rubia moviéndose hacia
arriba y hacia abajo me destroza. Hace tanto tiempo que no me tocaban que
no hace falta mucho para que me lance a las estrellas. Cuando Dillon tuerce
sus dedos dentro de mí y me muerde suavemente el clítoris, exploto,
gritando su nombre mientras me corro sobre su rostro.
Me derrito contra él mientras me levanta de la máquina.
—Santo cielo, Dil. —Jadeo—. Definitivamente, eso fue digno de un
Oscar.
—Somos jodidamente buenos juntos —me recuerda, besándome con
fuerza mientras planta mis pies en el suelo—. Toma, ponte esto. Ash se
pondrá furiosa si no te llevo con ella lo antes posible. —Me da una de mis
bragas de encaje y entrecierro los ojos con desconfianza.
—¿De dónde las has sacado?
Una falsa inocencia empapa sus apuestos rasgos.
256 —De tu habitación. ¿De dónde si no?
—¿Estabas rebuscando en mi cajón de la ropa interior? —grito.
Levanta las manos.
—¿Qué otra cosa podía hacer un hombre? He tenido el peor caso de
bolasazulitis de este lado del Pacífico. Olfatear tus bragas nunca deja de
excitarme en un tiempo récord —admite, sonriendo mientras toma un
pantalón deportivo del cesto de ropa sucia y se lo pone.
Lo miro boquiabierta.
—Eres un individuo muy perturbado. —Me agarro a la máquina para
estabilizarme mientras me pongo las bragas robadas.
Se encoge de hombros.
—Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas.
—¿Cuántas has robado? —pregunto mientras me toma de la mano y
me arrastra hacia su cálido pecho desnudo.
—Un puñado.
Niego, pero sonrío.
—¿Qué voy a hacer contigo?
—Se me ocurren muchas cosas. —Se inclina para besarme—. Todas
ellas con clasificación X. —Se pega a mí, demostrando que está duro de
nuevo—. ¿Ves lo que me haces? Ya estoy excitado para ti, cariño. Estoy duro
todo el maldito tiempo.
Mis manos suben por su pecho.
—Sé que lo estás, y te prometo que pronto estaré lista.
Sus rasgos se suavizan y me mira con adoración mientras me aparta
el cabello por encima del hombro.
—Tú marcas el ritmo, Viv, y soy feliz. Jodidamente feliz. Nunca te
sientas presionada para tener sexo conmigo. Puedo esperar. Esto es más
que suficiente. Más de lo que nunca pensé que tendría de nuevo. Me encanta
existir contigo.
Las lágrimas aguijonean mis ojos.
—No pensé que volvería a sentirme satisfecha. Me has dado mucho,
Dillon —digo con voz entrecortada.
—Me lo has dado todo, Viv. —Me rodea con sus brazos,
abrazándome—. Me has dado a Easton, y te tengo a ti. No necesito nada
más. Soy el hombre más feliz del planeta.

257
Dillon

—R
ecuerda, no puedes decir nada —le digo a mi madre
mientras sostengo mi teléfono frente a mí—.
Mantenlo casual.
—Solo quiero decirle hola al hombrecito, Dillon. No darle la
Inquisición Española. —Pone los ojos en blanco, y en serio la extraño
muchísimo—. ¿Cuándo crees que se lo dirás?
—Pronto, espero. —Tengo un plan, al cual espero que Viv acceda.
Encontrar el momento adecuado para plantearlo con ella es el asunto. No
258 quiero soltárselo de golpe en el último minuto porque eso jodió todo en el
último momento en Irlanda. Pero la sincronización tiene que ser exacta para
que no exagere y me diga que me vaya al demonio. Las cosas son perfectas
justo ahora, y no quiero arruinar nada.
—¿Lo traerás a casa para Navidad?
Froto mi nuca, odiando hacerle esto.
—Sobre eso.
Su rostro cae, y me siento como la mierda.
—Lauren y Jon no vinieron para Acción de Gracias, pero regresarán
para Navidad, y quieren que vayamos allí para cenar. Es una tradición para
todos ellos ir a la casa Mills, y ya será lo suficientemente duro para East
como es. No quiero hacer nada para alterarlo.
—Está bien, amor. Entiendo. Te extrañaremos, pero habrá otras
navidades.
—Lo siento, mamá. Odio perdérmelo, pero no puedo dejar sola a Vivien
en Navidad. Será duro para ella. —Sé que la pérdida de Reeve la golpeará
duro entonces, y necesito estar allí para ayudarla a superarlo.
—Estoy muy orgullosa de ti, Dillon.
Arqueo una ceja porque he hecho un montón de mierda mala en el
pasado. Las cosas solo se descubrieron cuando Reeve murió, así que creo
que decir que está orgullosa es una ligera exageración.
—Cometiste errores, pero estás enmendándolos —añade, viendo la
incrédula expresión en mi rostro.
Finalmente he comprendido que lo que Viv ha estado diciendo es
verdad. En lugar de concentrarme en la venganza, estoy agradecido por la
vida que he tenido. Por la vida que estoy viviendo. Sé lo afortunado que soy
por tener a mi familia y haber crecido rodeado de amor. Di eso por sentado
antes. Solo pensaba en la vida que me había sido arrebatada, no en la que
se me había obsequiado. No creía que fuera el afortunado, pero siempre
estuve equivocado. Tuve que dejar ir mi ira para ver la verdad.
—Cada noche, rezo por ti, Vivien y Easton —continúa mi madre,
sacándome de mi cabeza—. Supe en el instante que conocí a esa chica que
era la indicada para ti. Supe que era la chica con la que terminarías
casándote, y me alegra no equivocarme.
—Tranquila, mamá, y no vayas diciéndole esa mierda a Viv.
Suspira.
—Dillon, ¿crees que nací ayer? Sé que no debo mencionarlo. —Pone
los ojos en blanco—. Ahora ve y pon a mi lindo nieto en la línea para poder
desearle feliz Acción de Gracias.
—¿Cómo se tomó las noticias? —pregunta Viv cuando Easton saluda
259 a mis padres y familia extendida en Irlanda por FaceTime. Ayuda que Ro
esté allí ya que lo conoce, pero estoy seguro de que está preguntándose
quién demonios son el resto de los raros. Ash está junto a East,
presentándolo a todos, y está encantado con toda la atención.
—Estaba un poco decepcionada, pero lo entiende.
Viv mordisquea la esquina de su labio, y muevo mi mano debajo de la
mesa, apretando sus dedos.
—Deja de preocuparte.
—Me siento mal porque vayas a estar lejos de tu familia en Navidad.
—Pero no lo estaré. —La miro a los ojos—. Estaré contigo y con
Easton. Ahora son mi familia.
Me da una sonrisa temblorosa, y estoy suponiendo que hoy es tan
duro para ella como lo será Navidad. En esta fecha el año pasado, estaba
embarazada y celebrando con su esposo.
—Lo siento. No pretendía…
—No lo sientas, Dillon. No tienes nada que lamentar. —Le echa un
vistazo a Easton para asegurarse de que no está mirando antes de plantar
un rápido beso sobre mis labios—. Y tienes razón. Somos tu familia, y soy
afortunada de poder hacer esto contigo. Hoy es duro, es todo. Estoy
sintiéndome un poco triste.
Deslizo un brazo alrededor de sus hombros, sosteniéndola fuerte.
—Lo sé, cariño, y estoy aquí para ti.

Acción de Gracias fue más difícil de lo que pensé. Easton tuvo unos
cuantos berrinches, y Vivien tuvo una sonrisa triste en su rostro la mitad
del tiempo, pero lo superamos. Los saqué de la cama esta mañana para ir a
pasear en Pelican Cove Park porque quiero hacer algo divertido hoy para
poner una sonrisa de vuelta en sus rostros.
El clima es más frío en esta época del año, y Viv y Easton se abrigan.
Mis huesos irlandeses no necesitan tanto aislamiento, así que tomo una
chaqueta ligera, y nos dirigimos a la carretera costera.
Recorremos uno de los caminos más cortos antes de ir al parque y
junto a los acantilados. Leon y Bobby nos siguen desde una distancia,
dándonos algo de privacidad. Olas chocan contra las piedras desiguales, y
los sonidos del océano son relajantes a medida que caminamos de la mano.
Mantengo a Easton cerca porque heredó la misma vena osada que yo, y no
lo quiero corriendo y saltando del acantilado.
260 —¿Qué tal algo de chocolate? —le pregunto, avistando una camioneta
plateada vendiendo bebidas calientes y bocadillos.
—¡Oh, sí! —Tira de mi mano, arrastrándome hacia adelante.
—¿Quieres algo? —le grito a Viv.
Está sonriendo mientras niega, rezagándose para admirar la vista
mientras nuestro hijo me arrastra por el camino. Hay un poco de cola, así
que nos ponemos en fila. Su ceño se frunce, y su nariz se arruga, de la forma
en la que siempre hace cuando está pensando en algo.
—Escúpelo, amiguito. ¿Qué piensas?
Mordisquea sus labios.
—Mi papi solía agarrar la mano de mami como lo hiciste.
Me trago la desastrosa bola de emoción en mi garganta, sintiendo a
dónde se dirige esto.
—¿Eso significa que serás mi nuevo papi?
Jodida mierda. Busco a Vivien porque estoy tan fuera de mi elemento
aquí, pero todavía está contemplando el océano, ignorante a mi actual
estado de pánico. Paso mis manos a través de mi cabello, intentando pensar
en la mejor cosa para decir.
—¿Lo haces, tío Dillon? —Me mira con tanta esperanza y confianza e
inocencia, y haría lo que fuera por este niño. Significa el mundo para mí.
Tomando su mano, lo alejo de la fila, al lado donde hay privacidad. Me
inclino para estar a su altura.
—Reeve siempre será tu papá, amigo, pero me gustaría ser una parte
permanente de tu vida. ¿Si eso está bien contigo?
Asiente, pero luce un poco inseguro.
—Vi a mami besándote ayer. ¿Eso significa que se casarán?
Jesús, mierda. ¿Dónde demonios está Vivien cuando la necesito?
Envío señales al universo, junto con una plegaria silenciosa, para que venga
y me rescate. Y alguien debe estar escuchando, porque aparece junto a mí
y libero el aliento que había estado conteniendo.
—¿Qué está pasando? —Su mirada rebota entre East y yo.
Levanto a Easton en brazos, agradecido de que no se resista.
—Creo que tenemos que volver al auto y tener una charla con Easton.
—Quiero mi chocolate caliente primero.
—Está bien. Vamos. Ya no ha cola. Tomemos una galleta y algo de
chocolate caliente.
Después de que Easton tiene sus dulces, regresamos hacia el
estacionamiento en silencio. Le entrego a Vivien un agua de coco,
vocalizando:
261 —Nos vio besándonos y tomándonos de la mano. Tiene preguntas.
Asiente, colocando su mano sobre su hombro y llevándolo hacia el
auto. Los tres nos subimos en la parte trasera, y mantenemos a Easton en
el medio. Miro a Viv, más que feliz de dejarla tomar la iniciativa en esto.
Se aclara la garganta.
—Creo que tienes preguntas. ¿Qué te gustaría saber?
—¿Te casarás con el tío Dillon? —pregunta, derramando algo de
chocolate por su barbilla. Seco el líquido con una servilleta, limpiándolo
antes de que pueda caer sobre su ropa.
—No lo sé —dice, y es como si empujara su mano en mi pecho y
apretara la vida de mi corazón—. Tal vez algún día lo haré —añade, y eso
ayuda un poco—. ¿Eso te molestaría?
Piensa en ello por unos segundos mientras sorbe de su bebida.
—¿Eso significa que vendría a vivir con nosotros y podría tocar la
guitarra todos los días?
Vivien le sonríe amablemente.
—Sí, excepto por los momentos en que Dillon esté trabajando.
Lo considera por otros pocos instantes y el suspense me está
matando.
—Supongo que eso estaría bien.
Vivien y yo intercambiamos miradas sobre su cabeza.
—Eso es bueno, porque Dillon me hace feliz.
—También me hace feliz —dice él, y dos puntos rojos aparecen en sus
mejillas.
—A mí también —bromeo, acercándome más a él—. Tú y tu mamá me
hacen muy, muy feliz.
—Entonces, ¿eres como el nuevo novio de mi mami? —pregunta,
mirándome.
Miro a Vivien, y asiente.
—Sí. ¿Eso está bien?
Se encoge de hombros, y la preocupación se extiende a través del
rostro de Vivien.
—Puedes decirme lo que estás sintiendo. Lo que sea que tengas que
decir, no me molestarás o al tío Dillon.
Sus manos se envuelven alrededor de su taza mientras mira a su
madre.
—Solías besar a mi papi, y ahora besas al tío Dillon. ¿Eso significa
que ya no amas a mi papi?
Mierda. El pobre niño. Me pregunto si es por eso que estaba
portándose mal ayer, y desearía saber qué pensamientos estaban
262 molestando su mente para poder calmarlos.
—Siempre amaré a tu papá, Easton. —Lágrimas se aferran a sus
pestañas, y su voz suena ahogada—. Siempre. Amé a Reeve mi vida entera,
y solo porque esté en el cielo ahora, no significa que no lo ame más. Todavía
lo amas, ¿verdad?
Asiente.
—Y también amas al tío Dillon —indica.
Asiente de nuevo, y mi corazón ruge.
—Entonces, así es para mí. Amo a tu papá, y amo al tío Dillon. ¿Eso
tiene sentido?
—Sí. —Está asintiendo de nuevo cuando se gira hacia mí. Lágrimas
destellan en sus ojos, y su labio inferior tiembla—. ¿También me dejarás?
El dolor se asienta en mi pecho, dificultando mi respiración. Tomando
su taza medio vacía, se la entrego a Viv, y lo pongo sobre mi regazo.
—Sabes que trabajo en la banda y que tengo que irme de gira en enero,
pero regresaré. Nunca los dejaré a ti o a tu mamá voluntariamente. —East
necesita ser convencido, pero tampoco quiero mentirle. Nadie puede darle
una garantía sólida. Lo que le pasó a Reeve fue trágico, y las tragedias no
pueden ser previstas.
—¿Lo prometes? —susurra.
—Lo prometo —digo, hablando directamente desde mi corazón,
esperando nunca tener que romper esa promesa.
—Promesa de meñique. —Extiende su meñique, y no sé si mi corazón
puede soportar esto.
Pero su carita expectante me dice todo. Necesita esto, y no le negaré
esta seguridad. Curvo mi meñique alrededor del suyo, casi asfixiándome con
las palabras mientras digo:
—Promesa de meñique.
Un sollozo corta el aire, y cuando miro a Viv, está llorando.
—Ven aquí. —Manteniendo a Easton sobre mi regazo, extiendo mi
brazo hacia ella, atrayéndola a mi lado. El brazo de Viv nos rodea a Easton
y a mí, y beso ambas frentes, sosteniéndolos cerca y jurando
silenciosamente hacer todo en mi poder para asegurar siempre estar ahí
para ellos. Incluso si significa cortar lazos con la banda porque justo ahora
no hay forma en el infierno en que pueda subirme a ese avión en enero y
dejarlos atrás.

263
—¡Quiero pizza! —grita Easton—. ¡Pizza de pepperoni y montones y
montones de queso! —Estamos de regreso después de un día lleno de
diversión, y todos estamos hambrientos, así que sugerí que saliéramos a
cenar. Las tres horas que Easton pasó correteando por el parque infantil
interior, tras nuestro paseo, no ha agotado mucho su energía, y está
rebotando en su asiento, salivando ante la idea de la pizza.
—Pizza será —digo, conociendo el lugar perfecto. Está de camino a mi
casa y un poco alejado del camino común para no ser vistos. Viv todavía
está paranoica sobre los medios averiguando de nosotros, pero no seremos
capaces de evadirlos por mucho tiempo. Especialmente ahora que está
saliendo de nuevo. De todos modos, la banda y yo hemos comido aquí un
montón de veces, y nada ha aparecido nunca en la prensa, así que es un
lugar seguro.
Estaciono al borde de la acera frente al restaurante italiano familiar y
apago el auto. Leon estaciona detrás de nosotros, y le hago un saludo militar
a través del espejo. Esperarán afuera y mantendrán vigilancia por paparazzi.
Después de abrir la puerta de Vivien, saco a Easton de su asiento y lo dejo
en el suelo. Tomo sus manos y entramos.
Marco nos da mi mesa usual en la parte trasera, y tenemos una
adorable cena, llena de buena comida, buen vino, y montones de risa, y
deseo que todos los días pudieran ser así.
—Luces feliz —murmura Viv mientras observamos a Easton meter
helado en su boca con una mano y colorear con la otra.
—Estoy locamente feliz. —La atraigo a mi lado y la beso suavemente—
. Amo pasar tiempo con ustedes dos, y Easton se tomó las noticias mejor de
lo que esperaba.
—Lo hizo. Estoy complacida. —Frota su nariz contra la mía, y sus ojos
están tan llenos de amor cuando apoya su barbilla sobre mi hombro—. ¿Te
quedarás a pasar la noche? —Su mirada brilla con promesa implícita, y mi
polla se endurece al instante por la idea de lo que podría estar en la agenda.
Mordisqueo su lóbulo.
—Lo haré si haces que valga mi tiempo. —Meneo mis cejas, y me
empuja.
—Imbécil —articula.
La atraigo de nuevo a mi lado.
—Sabes que estoy bromeando. —Presiono un beso persistente en su
sien—. Un poco.
264

Easton se queda dormido en el auto de vuelta a la casa de Vivien. Está


hecho polvo después de un día lleno de acción. Lo pusimos juntos en la
cama, cuidadosos de quitarle la ropa para no despertarlo. Nos quedamos en
silencio junto a su cama, ambos contemplando a este asombroso niño que
es un pedazo de mí y un pedazo de Vivien. Mi corazón está tan lleno que se
siente como si pudiera a estallar.
Vivien me lleva fuera de la habitación, cerrando la puerta suavemente.
Espero que gire a la derecha, que baje las escaleras, pero se gira a la
izquierda, hacia la habitación de invitados de la que me he apoderado. Viv
incluso la había redecorado en más sombras de gris y azul.
—¿Qué está pasando, Hollywood? —pregunto cuando me empuja a la
habitación y cierra la puerta.
Sus ojos destellan con necesidad cuando me empuja contra la pared.
—No puedo esperar más. Te necesito.
Aleluya empieza a reproducirse en mi cabeza y a sonar en mis oídos.
—¿Estás segura? Porque una vez que hagamos esto, estaré sobre ti.
No seré capaz de mantener mis manos para mí mismo si estoy en tu interior
de nuevo. Así que escoge tus siguientes palabras muy cuidadosamente,
Hollywood. —Soy como un hombre hambriento que ha estado
consumiéndose en una dieta y en el segundo que deja caer su disciplina se
vuelve loco, comiéndose todo a la vista.
Se inclina, rozando sus dientes a lo largo de mi cuello.
—Lo quiero, Dillon. Te quiero tanto que se siente como si pudiera
explotar. —Sus dedos pasan por la barba sobre mis mejillas, y empuja su
pulgar en mi boca. Un hambre rabiosa destella en sus ojos mientras me
mira fijamente—. Fóllame, Dillon. Hazme tuya para siempre.

265
Vivien

D
illon lleva mi boca a la suya, besándome con meses, no, años
de anhelo reprimido, y estoy ahogándome en él. En un hábil
movimiento, nos reposiciona, sin romper nuestro beso, así
que estoy contra la pared y está aplastando su duro cuerpo tonificado contra
mí. Su lengua se hunde en mi boca cuando abre el botón de mi pantalón, y
gimo cuando el piercing de su lengua acaricia mi paladar. Mis manos se
deslizan por su camisa, encontrando cálida piel, y lo araño mientras baja la
cremallera de mi pantalón y mete su mano bajo mi ropa interior.
266 Dos dedos se deslizan en mi resbaladizo coño, y me presiono contra
su mano mientras muerdo su labio inferior.
—Mierda —sisea contra mi boca, bombeando sus dedos rápido en mi
interior—. Necesito entrar en ti justo ahora. No puedo esperar.
Tropezamos alrededor de la habitación en nuestra prisa por
desvestirnos, solo rompiendo nuestro beso cuando es necesario para
quitarnos la ropa.
Caemos contra la cama en solo nuestra ropa interior, y me pongo
encima de él, frotándome sobre su polla mientras baja mi sujetador,
enderezándose y enterrando su rostro en mis pechos. Los junta con sus
manos mientras chupa y muerde mis pezones y mi tierna piel, y creo que
podría correrme solo con esto.
—Amo tus tetas —murmura, tomando tanto de un pecho en su boca
como puede.
—Dillon, por favor —ruego, frotando mi pelvis contra la suya, mi coño
pulsando con intensa necesidad.
—¿Por favor, qué? —Desgarra mi ropa interior por un lado, y el
material flota a nuestro alrededor—. Dime lo que necesitas, cariño. Dime lo
que quieres.
Lo empujo por los hombros, me quito el sujetador y lo lanzo a un lado
mientras me deslizo por su cuerpo, bajando su bóxer por sus piernas.
—A ti. —Mi lengua sale, lamiendo la cima de su perforada corona—.
Quiero todo de ti llenando cada parte de mí. —Sin darle tiempo para
responder, bajo mi boca sobre su polla dura, gimiendo mientras paso mis
labios por su piel caliente.
—Joder, Viv. No duraré mucho si haces eso. —Agarra mis caderas,
apartándome de él, y lanzándome sobre mi espalda a la cama. Dillon se
abalanza sobre mí, pasando sus manos por todo mi cuerpo a medida que
sus labios devoran mi boca. Extiendo mis piernas, frotando mi coño contra
su polla, y sisea entre dientes—. Maldición. Las cosas que me haces. No te
muevas —ordena, enderezándose e inclinándose para alcanzar el cajón
superior de su mesita de noche.
Mi pecho sube y baja, y mi cuerpo tiembla con anticipación mientras
lo observo sacar un condón y rodarlo cuidadosamente sobre su longitud. La
electricidad chisporrotea en el aire, y estoy muriéndome por él, impaciente
por sentirlo moviéndose en mi interior. Acaricio mis pechos, abriendo más
mis piernas mientras espero a que se apresure de una puta vez.
—Mírate. —Un destello diabólico aparece en sus ojos cuando mueve
su rostro entre mis piernas—. Toda abierta para mí como un decadente
festín. —Lame sus labios antes de abalanzarse hacia mí, empujando su
267 legua en mi coño mientras sus dedos frotan furiosamente mi clítoris—.
Pellizca tus pezones —gruñe, mirándome mientras empuja tres dedos en mi
calor—. Y mantén tus ojos sobre mí. —Su lengua sale y lame mi clítoris
mientras sus dedos bombean más rápido en mi interior. Cada vez que su
piercing golpea el sensible nudo de nervios, un sobresalto de intenso deseo
se dispara a través de mi núcleo, y soy un desastre retorciéndome bajo su
experto cuidado.
Mi clímax está elevándose, y estoy acercándome. Impaciente por
experimentar la máxima euforia, froto mi coño contra su rostro.
—Eso es, cariño, folla mi rostro.
Agarrando puñados de su maravilloso cabello, lo mantengo
presionado contra mi parte más privada mientras empujo en su contra y me
trabaja con sus dedos y lengua.
Chispas se transforman en llamas dentro de mí a medida que me
autodestruyo de la manera más gloriosa. No puedo sofocar mis gritos
cuando el orgasmo más arrasador me atraviesa, convirtiendo mis
extremidades en papilla, dejándome en una blanda pila de extremidades
sobre la cama.
—Mierda, Dillon. Quiero hacer eso cada día por el resto de mi vida.
Levantándose sobre sus rodillas, me inmoviliza con la sonrisa
malvada más sexy.
—Eso definitivamente puede arreglarse. —Poniendo mis piernas sobre
sus hombros, me atrae, levantando mi culo de la cama unos cuantos
centímetros cuando alinea su polla en mi entrada—. Agárrate fuerte,
Hollywood. Esto será duro y rápido.
—Mi tipo de rodeo favorito —bromeo, temblando con deliciosa
anticipación.
Dillon empuja dentro de mí en un poderoso movimiento, y pongo una
mano sobre mi boca para sofocar mis gritos.
—Mierda, sí, Viv. Dios, cómo te he extrañado. —Me embiste mientras
se inclina para besarme—. Amo hacer esto contigo.
Agarrando su cabeza, lo acerco mientras cruzo mis tobillos detrás de
cuello, levantando mis caderas, para profundizar el ángulo.
—Amo el sexo contigo. Simplemente te amo. —Jadeo antes de
reclamar sus labios en un ardiente beso.
Dillon entra en mí como un hombre en una misión, empujando su
polla tan lejos como puede, y veo estrellas. Nuestro beso es tan frenético
como nuestro sexo porque no podemos conseguir suficiente. Arrastro mis
uñas por sus abdominales, y sisea. Apartando mis piernas de su cuello y
hombros, me coloca sobre su regazo sin romper nuestra conexión.
268 —Móntame, cariño. Fóllame hasta que me corra. —Sus brazos me
rodean a medida que planta una línea de enloquecedores besos a lo largo de
mi clavícula.
Manteniendo mis manos sobre sus hombros para controlar mis
movimientos, me balanceo arriba y abajo sobre su erección, lanzando mi
cabeza hacia atrás y empujando mi pecho en su rostro. Dillon chupa mis
senos, tirando de mis pezones con sus dientes, trazando una provocadora
línea a lo largo de la raja de mi culo. Su boca succiona mi cuello, justo en el
lugar donde soy más sensible, y gimo mientras monto su polla sintiendo mi
orgasmo construirse de nuevo.
Dillon empuja su polla dentro de mí, sus movimientos alternando con
los míos, y grito cuando empuja un dedo en mi culo, cayendo sobre el borde
al instante. Poniéndome sobre mi espalda, se balancea sobre mí con una
nueva intensidad mientras bajo de mi euforia. Un músculo se aprieta en su
mandíbula, las venas en su cuello pulsan, y su cuerpo entero se tensa
cuando ruge su liberación.
Es un milagro que no despertáramos a Easton con lo ruidosos que
fuimos. Realmente debe estar exhausto después de un día tan ocupado.
La expresión feliz en el rostro de Dillon lleva lágrimas a mis ojos, y lo
atraigo hacia mí cuando colapsa sobre la cama a mi lado.
Sus brazos vuelan a mi alrededor automáticamente, y me acerca,
levantando mi barbilla.
—¿Estás bien? —La preocupación está esparcida sobre su rostro.
—Estás son lágrimas felices —digo con voz rasposa, sujetando su
hermoso rostro—. Te amo, Dillon. Te amo con todo lo que soy, y todo lo que
tengo para ofrecer es tuyo.
—Eres mía. Eres realmente mía. —Sus ojos se llenan.
—Soy tuya, Dillon. —Lo beso suavemente, y aprieta sus brazos a mi
alrededor.
—Aquí es justo donde perteneces, Vivien Grace, y te amaré con todo
lo que tengo cada día por el resto de nuestras vidas.

—Te quitaste tus anillos —dice Dillon a la mañana siguiente cuando


estamos terminando el desayuno. Easton está en la sala de juegos viendo
dibujos animados en la televisión. Dillon contempla mi anular desnudo,
cuando mi mano vuela a mi cuello.
269 —Lo hice. Era el momento. —Lloré al quitarme mis anillos de boda y
compromiso después de salir de la ducha más temprano, pero era la
limpieza final que necesitaba hacer—. Te he dado mi compromiso, Dillon. Te
he dicho que soy tuya. No puedo seguir usando los anillos de Reeve en mi
dedo cuando he prometido entregarme a ti completamente.
Mi mano se curva alrededor de los dos colgantes que estoy usando.
—Espero que no te importe que los lleve alrededor de mi cuello. —
Puse los anillos en una cadena de plata que había ordenado para este día,
y saqué el collar Claddagh que Dillon me dio para mi cumpleaños en Irlanda
de la caja de los recuerdos que había mantenido oculta de mi esposo.
Ahora estoy usando ambos.
Lado a lado.
Existiendo en tándem como mi amor por ambos gemelos.
Dillon mira fijamente los collares, luciendo un poco mareado.
—Si te molesta, puedo quitármelo.
Lentamente, levanta su mirada a la mía, negando.
—Te dije que estoy bien con que recuerdes a Reeve. No quiero que lo
elimines. Usa sus anillos alrededor de tu cuello. Mantén sus fotos. Lo que
sea que necesites hacer, estoy bien. He hecho las paces con todo.
—Gracias. —Estiro mi mano sobre la mesa, uniendo mis dedos con
los suyos—. No sabes lo mucho que significa para mí escucharte decir eso.
—Lo mantuviste —susurra, sus ojos bajando a mi cuello de nuevo.
—¿Pensaste que no lo haría?
Se encoge de hombros.
—Realmente no pensé en ello, pero me alegra que lo hicieras.
—Debo ser masoquista porque mantuve todas las cosas que tengo de
ti, y todas las cosas que me recordaban a Irlanda, en una caja, oculta en mi
armario. No podía soportar separarme de nada de ello. —Tengo fotos,
algunas camisetas de Dillon, mercancía de Toxic Gods, y montones de
recuerdos de nuestros muchos viajes.
—Ven aquí. Estás demasiado lejos allí. —Echa su silla atrás, las patas
chillando sobre el azulejo.
Me levanto y me dejo caer sobre su regazo, envolviendo mis brazos
alrededor de su cuello. Nuestras bocas se mueven como una, encontrándose
en un apasionado beso que siento hasta la punta de mis pies. Dillon se
endurece debajo de mi culo, y rompo nuestro beso, arqueando una ceja.
—Pensé que te agoté anoche —bromeo, retorciéndome sobre su
regazo.
—¿No me conoces? Soy insaciable. —Mordisquea mi lóbulo—.
Insaciable de ti.
270 —¡Tío Dillon! —grita Easton, saltando en la habitación unos segundos
después.
Dillon gime, enterrando su cabeza en mi hombro.
—Tiene la peor sincronización.
—O una impecable.
—¿Qué pasa, amigo? —dice Dillon, manteniendo sus brazos a mi
alrededor.
—¿Jugarás conmigo en la casa del árbol?
—Absolutamente. —Dillon nunca le niega nada.
—Genial. ¡Te veo afuera! —dice, saliendo de la habitación como un
tornado.

—Veo que alguien echó un polvo —dice Ash sonriendo, unas cuantas
horas después cuando llega para nuestra cita de almuerzo y yoga.
—Jesús, Ash. Baja el tono, ¿sí? —Dillon apunta a donde Easton está
sentado a la mesa de la cocina haciendo dibujos de Reeve y Lainey con los
ángeles en el cielo.
—Mierda, lo siento. No vi al pequeño. Todo lo que vi fue el radiante
brillo de Viv. —Menea sus cejas.
—Sabes lo que tienes que hacer, tía Ash —dice Easton en una voz
cantarina, bajándose de su silla y caminando hacia nosotros. Extiende su
palma—. Entrega los bienes.
Dillon se ríe entre dientes, sonriéndole a su hijo mientras se hermana
saca un dólar de su cartera y se lo entrega a E.
—Vendré a ti en lugar del banco por un préstamo pronto.
Easton sonríe antes de girarse hacia su padre.
—¿Tío Dil? ¿Qué significa echar un polvo?
Resoplo una risa, agarrando mi bolsa del gimnasio y mi bolso,
meneando mis dedos hacia mi hombre.
—Y esa es mi pista para irme. Buena suerte manejando eso.
—Eres mala —articula—. Y te haré pagar.
—Lo ansío. —Inclinándome, beso a mi hijo en los labios—. Sé bueno
con el tío Dillon. Te veo luego.
Easton lanza sus brazos a mi alrededor.
—Vamos a practicar con mi guitarra. Te quiero, mami.
Lo abrazo con fuerza.
271 —También te quiero.
—¿Dónde está mi amor? —pregunta Ash, haciendo un puchero falso.
—No te lo mereces después de la mierda que has puesto sobre mí —
refunfuña Dillon, y es invaluable.
Easton se lanza de mis brazos hacia los de Ash, dándole un rápido
abrazo.
—También te quiero, tía Ash.
—Lo mismo para ti, lindura. —Pretendiendo susurrar, dice—: Dale un
mal rato al tío Dil, y no olvides que no ha respondido tu pregunta todavía.
Oh, Dios mío. Dillon va a matarla si la tormentosa expresión en su
rostro es alguna indicación.
Todavía estamos riéndonos cuando salimos, subiendo al auto de Ash.
Leon se pone detrás del volante del auto de seguridad, siguiéndonos
por la entrada.
—¿No te cansas alguna vez de tener guardaespaldas siguiéndote a
todas partes? Necesitamos seguridad cuando los chicos están de gira, y lo
odio incluso si sé que es por nuestra protección.
—Es todo lo que he conocido alguna vez, y me he acostumbrado a ello.
Además, Leon y Bobby son como familia ahora que han estado con nosotros
por tanto tiempo, y son discretos. La mayoría de las veces, olvido que incluso
están allí.
—¿Has pensado en hacer público lo tuyo con Dil? —pregunta,
saliendo de mi entrada hacia la carretera.
—Ha estado en mi mente —respondo sinceramente—. Sé que es mejor
afrontar estas cosas, y sé que eso significa que necesitaremos dar una
declaración o una entrevista.
—Sí, y sé que estás preocupada sobre lo que dirá la gente, pero que
se jodan. En serio, no es asunto suyo.
—Hablaré con Dillon al respecto esta noche, pero estoy pensando que
tal vez podríamos hacerlo después de navidad. —Eso nos da un mes y un
poco más para planearlo y tiempo suficiente para recuperar mis ovarios.
—Entonces, ustedes dos finalmente lo hicieron —dice, tomando la
salida por la autopista.
—Lo hicimos. —No puedo contener mi sonrisa—. Fue increíble.
Incluso mejor de lo que recordaba. Apenas dormimos, y no puedo esperar
hasta esta noche para poder saltar sobre sus huesos de nuevo.
—Puaj. —Hace una mueca—. Demasiada información, hermana.
Me rio, animada por el gran sexo y el amor de Dillon.
—Tu hermano es una jodida bestia en el dormitorio. Las cosas que me
hace.
272 —Sí, Viv. Sé que estás toda enamorada y follada, pero tienes que dejar
esa mierda, y en serio voy a vomitar.
Me rio entre dientes, y su expresión se suaviza mientras se estira
sobre la consola para apretar mi mano.
—Bromas a un lado, estoy feliz por ti. Verlos a ambos tan felices
después de todo me hace increíblemente feliz.
—También estoy feliz. Es como solía ser, pero mejor, si eso tiene
sentido.
Asiente.
—Entiendo lo que estás diciendo.
—Todavía tengo momentos donde siento el raro brote de culpa, y
todavía extraño a Reeve, pero terminé de estar triste todo el tiempo. Han
pasado casi siete meses. Es hora de vivir de nuevo.
Vivien

—T
enemos una pequeña situación —dice Leon cuando
Ash y yo salimos del vestuario, duchadas y
cambiadas después de nuestra clase de yoga.
—¿Qué situación? —cuestiona Ash, echando los hombros hacia atrás
y adoptando su rostro serio.
Simpatía cruza el rostro de Leon mientras me mira.
—Los medios saben sobre Dillon y tú. Hay un montón de paparazzi al
frente.
273 Mi rostro palidece y la bilis me sube por la garganta. Ash agarra mi
mano. Esto es lo que temía.
Leon hace un gesto detrás de él hacia donde esperan Bobby y otros
dos guardaespaldas.
—Estabas en el medio de tu clase cuando se supo la noticia. No quería
interrumpirte, así que pedí refuerzos. No hay puerta trasera en este lugar,
así que no tenemos más remedio que salir por la entrada principal.
—¿Cuán malo es? —pregunto.
—Malo.
—Claro, que se jodan esos imbéciles. —Ash se endereza, mirándome—
. Ignóralos y no los mires. Descubriremos qué hacer cuando regresemos a
la casa. —Mira a Leon—. ¿Asumo que mi hermano está al tanto?
Asiente.
—Fue Dillon quien llamó para advertirme. Quería venir a buscarte él
mismo, pero no pensé que fuera una buena idea.
No jodas, Sherlock. Hubiera sido un desastre completo si Dillon
hubiera aparecido aquí, y me alegro de que haya hecho caso al buen sentido
por una vez.
—Está bien, hagamos esto. —Ash aprieta mi mano con más fuerza—.
¿Estás lista?
Asiento a pesar de que nunca estoy preparada para esta mierda.
Leon y Bobby nos cubren por ambos lados mientras los otros dos
guardaespaldas nos cubren por delante y por detrás mientras salimos.
Al segundo que Leon abre la puerta, una tonelada de reporteros y
fotógrafos se apresuran hacia nosotros, gritando preguntas y acercando
cámaras a nuestros rostros. Mantengo la cabeza gacha, ignorándolos
mientras nos empujan y arremeten desde todos los ángulos. Los
guardaespaldas se están llevando la peor parte de los empujones, haciendo
todo lo posible por protegernos, pero es una mierda total mientras luchamos
para llegar a nuestro auto.
—Vivien, ¿es cierto que estás teniendo una aventura con el hermano
gemelo de Reeve?
—Vivien, ¿te acostabas con Dillon cuando Reeve todavía estaba vivo?
¿Es por eso que discutieron en el auto la noche del accidente?
—Vivien, ¿puedes confirmar los informes de que te huiste con Dillon
y te casaste?
—Vivien, ¿te casaste porque estabas esperando el hijo de Dillon?
—Vivien, ¿planeabas dejar a Reeve por su hermano antes de que
ocurriera el accidente?
Siguen y siguen hasta que siento que mi cabeza va a explotar.
274 Finalmente, logramos llegar al auto de seguridad y entierro mi cabeza entre
mis manos tan pronto como la puerta se cierra detrás de nosotros.
—¡Malditos idiotas chupasangre! —Ash echa humo, rodeándome con
el brazo desde atrás—. No dejes que te afecten. Sé que es más fácil decirlo
que hacerlo, pero publicaremos una declaración, y si eligen creer esa
mierda, son unos idiotas.
Levanto la cabeza, suspirando.
—Yo misma atraje la mala suerte. ¿Cómo diablos se enteraron?
—Llamemos a Dillon. —Ash ya está marcando su número mientras
Leon intenta salir a la carretera. Enjambres de reporteros y paparazzi
rodean nuestro auto, atrapándonos—. Mierda, atropéllalos a todos por lo
que me importa —dice Ash mientras Leon mantiene su mano en el claxon,
alejándose lentamente de la acera.
—Llama a la policía si es necesario —agrego. Estos imbéciles saben
que no se les permite hacer esto.
—Te estoy poniendo en altavoz —dice Ash en el teléfono.
—¿Estás bien? —inquiere Dillon, la preocupación evidente en su tono.
—Estamos rodeados, pero Leon está haciendo todo lo posible para
alejarnos —explico.
—¿Quién lo reportó y qué han dicho? —pregunta Ash.
—Lo siento mucho, Viv —dice Dillon—. Una de las camareras del
restaurante italiano concedió una entrevista a ET Live. Debió habernos
estado observando todo el tiempo y compartió un video de nosotros
besándonos y abrazándonos. Ya hablé con Marco y la han despedido. Era
nueva y estaba de prueba. Está extremadamente molesto y se disculpa
mucho.
—Eso hace poca diferencia ahora —digo con tristeza. Froto un punto
tenso entre mis cejas—. Necesitamos llamar a Edwin y a tu nuevo publicista.
—Ya lo hice. Ambos estarán aquí cuando llegues a casa, y también he
hablado con tu madre. Tus padres me llamaron por teléfono cuando no
pudieron comunicarse contigo.
Mis padres son profesionales en el manejo de estas cosas y estoy
segura de que mamá tendrá sugerencias que podemos considerar. Todavía
están en el set, pero puedo llamarla cuando estemos discutiendo opciones
si es necesario.
—De acuerdo. Nos veremos en la casa pronto.
—Todo va a estar bien —dice, y me gustaría poder creerle.
Ash termina la llamada cuando Leon finalmente sale a la carretera,
ganando velocidad. Sacando mi celular de mi bolso, me conecto a internet.
275 —¿Estás segura de que quieres hacer eso? —pregunta Ash—. Todo va
a ser una mierda.
—Necesito saber con qué estoy lidiando. No solo para que podamos
responder de manera adecuada, sino para comprender lo que necesito
decirle a Easton. —Hay un par de niños de mierda en su clase a los que
parece encantarles joder a Easton con lo que se dice en línea.
Afortunadamente, Dillon hizo desaparecer ese último incidente, pero odio
que haya tenido que escribir un cheque para hacerlo.
Busco ET Live y vemos el informe y el video. No es demasiado
condenatorio, pero no hay duda de que somos nosotros en la grabación,
incluso si está un poco borrosa. Los comentarios, sin embargo, son otro
asunto completamente diferente. Los fans de Reeve están con toda su
fuerza, y me llaman de todo, desde puta infiel hasta puta asesina.
Ash lee por encima de mi hombro, y casi puedo sentir la ira saliendo
de ella.
—Eso es una mierda —espeta—. ¿Qué clase de desgraciado te
acusaría de arreglar el accidente y matar a Reeve a propósito solo para que
pudieras quedarte con su hermano? Estas personas están enfermas y son
retorcidas. —Agarra mi teléfono—. Ya has visto suficiente.
Lo he hecho, y tengo náuseas el resto del viaje a casa.
Dillon me está esperando fuera de la casa cuando llegamos, y me
desmorono al momento en que me toma en sus brazos.
—Calma, cariño. Va a estar bien. Estoy aquí y no dejaré que nadie te
lastime.
Me aferro a él mientras lloro, odiando estar de vuelta en este espacio
de nuevo. Se siente como si todo el progreso que hice se acabara de
deshacer.
—Me están acusando de nunca amar a Reeve. De manchar su
memoria. Algunos incluso dicen que hice que el accidente ocurriera a
propósito. —Sollozo, mirándolo a través de mi visión nublada—. ¿Cómo
podría alguien acusarme de matar deliberadamente a mi esposo y a mi hija?
—El dolor me golpea en el estómago y me aferro a Dillon mientras los
sonidos de un helicóptero resuenan sobre nuestras cabezas.
—Tienes que estar jodidamente bromeando. —Dillon se eriza de rabia
cuando alzamos la mirada y divisamos el helicóptero de noticias en el cielo—
. Entremos. Ash, llama a la policía. Esta es una invasión masiva de
privacidad y no pueden hacer eso. Ya informé de un dron antes.
Los drones se están convirtiendo en un problema serio para las
celebridades. Están tratando de introducir leyes, pero es un tema delicado.
276 —Ya estoy en eso —dice, entregándome un pañuelo de papel.
Me seco los ojos y me recompongo. No puedo dejar que Easton me vea
tan afectada. Tomando la mano de Dillon, entramos en la casa detrás de
Ash. Me arreglo el maquillaje en el espejo del pasillo, poniéndome
presentable, mientras Ash se apresura a reunirse con los publicistas. Dillon
confirma que Easton está en su casa con Jamie. Sintió que era mejor
distraerlo mientras pensamos qué hacer.
Dillon desliza su brazo alrededor de mis hombros mientras
caminamos hacia mi oficina. Me inclino hacia él, extrayendo algo de su
calidez y su apoyo. Se detiene frente a la puerta, dándome la vuelta en sus
brazos. Me besa suavemente.
—Te amo y me amas. Ahora los tres somos una familia y no hemos
hecho nada malo. No en ese entonces ni ahora. Sigue recordando eso. Eres
una buena persona, Vivien, y esos idiotas merecen pudrirse en el infierno
por las cosas horribles que están diciendo. Pero eso es su culpa. No tuya. —
Levanta mi barbilla con un dedo—. Mantén la cabeza en alto, Hollywood, y
nunca olvides que eres una diosa entre las mujeres.
Una pequeña sonrisa curva las comisuras de mis labios. Lanzo mis
brazos a su alrededor.
—Gracias por recordarme lo que es importante.
Entramos en la habitación tomados de la mano, y somos bienvenidos
con expresiones sombrías.
Edwin se apresura hacia mí y me da un abrazo.
—Nos encargaremos de esto, Vivien. No te preocupes.
Ash me presenta a Farrah Lewis, la nueva publicista de la banda. Me
alegro de que Ash mencionara que era abiertamente gay porque la pelirroja
alta y delgada es absolutamente impresionante y podría haberme
preocupado de otra manera. No sobre Dillon. Confío en él completamente,
pero conozco la forma en que algunas mujeres se lanzan a las estrellas de
rock. No es diferente a los actores, en ese sentido. Estrecha mi mano.
—Ojalá nos hubiesen presentado en mejores circunstancias.
—Igualmente.
—No te preocupes. Entre todos, manejaremos esto y le daremos
nuestro propio giro.
Todos sabemos que no es tan fácil, pero agradezco sus intentos de
tranquilizarme.
—Por favor, tomen asiento —les digo, instando a que todos se muevan
hacia los dos sofás mientras Charlotte entra en la habitación con una
bandeja.
277 —Gracias, Charlotte. —Esta mujer vale su peso en oro.
—Déjame saber si necesitas cualquier otra cosa. —Sale de la
habitación, cerrando discretamente la puerta.
Sirvo cafés para todos mientras nos acomodamos en los sofás. Dillon
se inclina hacia atrás, con una pierna cruzada sobre la otra, luciendo
tranquilo y sereno. Al menos uno de nosotros lo está. Desliza su brazo detrás
de mi espalda.
—¿Cómo sugieren que respondamos a esto? ¿Emitiendo una
declaración o haciendo una entrevista?
—Creo que debemos emitir una declaración lo antes posible para
detener parte de las habladurías en línea —dice Edwin.
—Podemos emitir una declaración conjunta de ambos campos junto
con una solicitud de privacidad —agrega Farrah—. Pero creo que una
entrevista programada con Oprah realmente pondría fin a todos los rumores
desagradables.
—¿Cuán rápido puedes preparar eso? —pregunta Ash, sorbiendo su
café.
—Estoy seguro de que si unimos nuestros esfuerzos podremos tener
un contrato sobre la mesa en cuarenta y ocho horas. Todo el mundo se
apresurará a escuchar esta historia, y es el tipo de cosas que Oprah hace —
dice Edwin.
—¿Qué pasa con Easton? —pregunto porque ahora mismo él es mi
preocupación más urgente. No quiero que nuestra relación tenga un impacto
negativo en nuestro hijo.
—No veo ningún motivo de preocupación. —Edwin parece un poco
desconcertado y sé por qué. Me vuelvo hacia Dillon y asiente.
—Easton es el hijo biológico de Dillon —explico, y Edwin casi se cae
de la silla. Para darle crédito a Farrah, se ve completamente imperturbable,
como si no hubiera lanzado una bomba. Les doy un breve resumen de los
antecedentes y ambos escuchan atentamente mientras les explico. Dillon
toma mi mano todo el tiempo, ofreciéndome un apoyo silencioso.
—Eso cambia las cosas —dice Edwin cuando he terminado de hablar,
y suena el teléfono de Farrah—. Sé que no quieres que te obliguen a
decírselo, pero saldrá a la luz, Vivien. Es mejor que se revele de tu boca. Te
sugiero que le des esa exclusiva a Oprah, y no diremos nada sobre Easton
en la declaración que emitiremos hoy.
—¿Puedes encender ET Live? —dice Farrah, levantando la vista de su
teléfono con preocupantes líneas de expresión—. Y tendremos que
reconsiderar toda la estrategia.
—¿Por qué? —Dillon pregunta, sentándose más derecho mientras
278 enciendo el canal.
Mi corazón está en mi boca cuando la pantalla carga y veo el rostro
familiar. La sangre se me sube a la cabeza y el ácido se arremolina en mis
entrañas. Creo que podría vomitar.
—Por eso —farfullo, señalando el rostro de Aoife en la televisión.
Dillon

S
alto, mirando furiosamente a la pantalla, deseando poder
proyectarme en la televisión y estrangular a esa perra
confabuladora. Todos los demás se ponen de pie, agrupándose
alrededor de la televisión. Atraigo a Viv a mi lado, odiando lo mucho que
está temblando y deseando poder hacer desaparecer esto, pero es demasiado
tarde. El daño está hecho.
Estoy hirviendo mientras observo a Aoife hablar con una reportera de
Virgin One en sus estudios de Dublín. Las noticias sobre Viv y yo acaban de
279 salir hace tres horas, así que debe ser en vivo, lo que es una locura porque
es pasada la medianoche allí. No tengo ni idea de cómo consiguió arreglar
esto tan rápido, a menos de que ya estuviera en discusiones con alguien.
A pesar de calmar a Viv hace tantos meses, estaba preocupado de que
Aoife pudiera decir algo cuando las noticias salieron sobre Reeve y yo siendo
gemelos. Entonces, contacté a mi abogado en Dublín y solicité que le enviara
un recordatorio a todos aquellos que habían firmado el acuerdo de
confidencialidad, recordándoles las considerables sanciones financieras si
alguien hablaba.
Intentar arruinar a Viv y a mí significa más para Aoife que dinero
porque sabe lo muy bien que iré por ella después de esto.
—¿Estás diciendo que Vivien Lancaster y Dillon O’Donoghue tuvieron
una relación hace seis años cuando Vivien estudiaba en el Trinity College
de Dublín? —pregunta la reportera, en lo que es obviamente una entrevista
planeada.
—Sí. Definitivamente eran una pareja —dice la perra traidora
mientras viejas fotos de Vivien y yo son compartidas en la pantalla. Todas
fueron tomadas en Whelans, lo que significa que la perra estaba tomando
fotos de nosotros de manera furtiva.
—Lucen bastante enamorados en estas fotos. ¿Dirías que su relación
continuó después de que Vivien dejara Irlanda y regresara a América?
—Definitivamente —miente—. Quiero decir, ¿por qué más Dillon me
haría firmar un acuerdo de confidencialidad si no para proteger su relación
con ella?
—Esa jodida puta. —Ash aprieta sus manos en puños, hirviendo tanto
como yo, cuando su teléfono suena—. Jay, no puedo hablar —dice,
deteniéndose por unos segundos—. Estamos viéndolo ahora. Te llamaré.
—¿Puedes explicar para los espectadores? ¿Estás diciendo que
rompiste los términos de un acuerdo de confidencialidad para hablar con
nosotros hoy?
Aoife asiente, intentando, y fallando, lucir superior.
—La censura no está bien. La libertad de expresión es un derecho
constitucional, y no seré amenazada para mantener mi boca cerrada.
—Qué imbécil —dice Ash.
—Cállate. Nos lo estamos perdiendo —digo.
—¿Por qué hablaste ahora? ¿Por qué no cuando fue revelado
anteriormente en este año que Reeve y Dillon eran gemelos? —pregunta la
reportera.
—Quería, pero el abogado de Dillon me envió una carta amenazadora,
y tenía miedo.
280 —Oh, por favor. Estúpida perra. Estabas esperando el mejor momento
para hacerlo. —Ash aprieta sus dientes mientras que Vivien está
preocupantemente callada junto a mí. La sostengo más fuerte, presionando
un beso en la cima de su cabeza.
—Pero no está bien lo que hicieron, y alguien necesita decir algo. Ese
pobre hombre murió sin saber que su esposa estaba durmiendo con su
gemelo. Por todo lo que sabemos, ese niño ni siquiera es suyo. Apuesto a
que es de Dillon. El tiempo es realmente sospechoso.
—¡Estúpida jodida puta! —estalla Vivien, sacudiéndose de mis brazos.
Agarra una taza de la mesa, lanzándola a la televisión. Antes de poder
detenerla, ha agarrado otra, lanzando esa también—. ¡Esa estúpida jodida
perra! —Se gira, un fuego bailando en sus ojos, sus fosas nasales
ensanchándose, luciendo ligeramente aterradora—. ¡La mataré! Me subiré a
un avión y la estrangularé con mis propias manos. —Viv agarra puñados de
su cabello y se pasea. Me dirijo hacia ella, intentándose abrazarla, pero me
aparta—. ¡Todo esto es tu culpa! La trajiste a nuestras vidas. ¿Cómo pudiste
haber dormido alguna vez con esa perra? —pregunta Vivien, fulminándome
con la mirada—. Siempre supe que era venenosa.
—Intenté arreglarlo. Yo…
—No quiero escuchar excusas, Dillon. —Empuja mi pecho—. Estabas
tan confiado de que lo tenías controlado, pero siempre he sabido más en lo
que a ella respecta. Siempre quiso herirme, y ahora ha encontrado la
munición perfecta. Apuesto a que la próxima persona que aparezca será ese
tipo del laboratorio o uno de su personal. Esto estará por todas las noticias.
Se rompe, sollozando cuando cae de rodillas, toda la lucha
desvaneciéndose.
—Tenemos que decirle ahora. Solo faltan tres semanas para Navidad,
Dillon. Su primera Navidad sin Reeve ya será lo suficientemente dura. No
quería decirle hasta después.
No hemos discutido realmente un plazo en absoluto, así que esto es
nuevo para mí. Pero entiendo y comparto su preocupación. El momento
apesta, pero ahora no tenemos elección. Me arrodillo también, pero me
aparta. El dolor se desliza por mi pecho.
—No me toques, Dillon. No quiero que me toques. —Se pone de pie
torpemente—. Necesito algo de espacio —añade antes de huir de la
habitación.
Ash extiende su mano, ayudándome a ponerme de pie. Mis hombros
se hunden con el peso del fracaso.
—No lo dice en serio —dice mi hermana, dándome un abrazo.
—Prometí que la protegería. Que no dejaría que nada ni nadie la
281 hirieran de nuevo, y ya he fallado.
Ash sujeta mi rostro con fuerza.
—Corta esa mierda ahora, Dil. No le has fallado. Esto no es tu culpa.
Es de esa estúpida perra manipuladora.
La furia regresa a toda velocidad, y un músculo se aprieta en mi
mandíbula.
—Pagará.
Los dos publicistas se quedan atrás, con miedo de intervenir, estoy
seguro. Sacando mi teléfono de mi bolsillo, marco el número de mi abogado
en Dublín. No me importa que probablemente esté durmiendo. Le pago al
cabrón suficiente para que pueda tomar mi llamada sin importar lo tarde
que sea.
—Acuerda una declaración con Edwin y Farrah —le digo a Ash—.
Necesitamos hacer algo ahora. Viv no está en estado de revisarlo, así que
envíalo a Lauren y asegúrate de que esté bien con ello antes de que lo emitas.
Miro a los dos publicistas cuando mi llamada va al buzón de mensajes.
—No digan nada sobre Easton por ahora. No podemos hacer eso
público hasta que hayamos hablado con nuestro hijo. —Presiono llamar
cuando Farrah empieza a tomar notas en su teléfono—. Confirma que
estábamos en una relación hace años antes de que supiéramos que Reeve y
yo éramos gemelos. Nuestra relación terminó, y no nos volvimos a ver hasta
antes de que Reeve muriera, cuando descubrimos que éramos hermanos.
He estado ayudando a Vivien durante el proceso y nos acercamos de nuevo.
Ahora estamos en una relación. En ningún momento Vivien engañó a Reeve.
Gruño cuando mi llamada sigue sin respuesta.
—Puedes añadir que Reeve estaba al tanto de mi relación con Viv en
Irlanda. —Todo lo que he dicho es cierto, excepto que no sabía sobre Reeve
en ese momento. Nadie sabe sobre eso, así que estoy cómodo diciendo esa
mentira. Felizmente habría reconocido la verdad si creyera que desviaría la
atención de Vivien, pero creo que revelar eso solo hará la historia entera más
obscena y encendería más interés—. ¡Responde al teléfono, cabrón perezoso!
—grito cuando mi llamada va al buzón de voz de nuevo. Lo llamo de nuevo,
y estoy considerando seriamente alquilar un jet privado para volar a Dublín
cuando el idiota responde—. ¡Ya era la maldita hora!
—Dillon, es casi la una de la madrugada.
—¿Suena como que me importa un jodida mierda qué hora es? —Lo
informo rápidamente, suponiendo que no está al tanto de lo que ha sucedido
porque estaba durmiendo—. Quiero que demandes a esa jodida perra.
¡Déjala sin nada! Quiero cada maldito centavo que consiguió por esa
entrevista, y estoy seguro de que eso no será suficiente para reunir las
282 obligaciones financieras del acuerdo de confidencialidad, así que toma todo.
Cuando terminemos, quiero que quede sin nada. La quiero sin un centavo
y en la calle con solo la ropa sobre su cuerpo.
—Ese es el resultado probable —dice el abogado—. ¿Estás seguro de
que quieres llevarlo a cabo? Podríamos amenazar con hacerlo, presentar los
procedimientos con la corte, y asustarla para que cierre la boca.
—¿Estás jodidamente sordo? —rujo al teléfono—. Ya abrió su estúpida
boca. El daño está hecho, y pagará el precio. Empieza los procedimientos, y
quiero que se completen. —Cuelgo antes de que pueda decir nada más,
lanzando mi teléfono sobre el sofá, y paso mis manos por mi cabello.
—Lo apruebo, y enviará un claro mensaje a los otros para mantener
cerrada la boca —dice Ash.
No que puedan hacer más daño, así que realmente no importa, pero
entiendo el punto.
—Hizo esto maliciosamente para herir a Vivien. Siempre la ha odiado,
creyendo que te arrebató de ella.
—Ja. —Suelto una risa—. Vivien no podía robar algo que nunca le
perteneció. Aoife no era nada para mí. Es incluso menos ahora, y es
jodidamente afortunada de que viva a miles de kilómetros de distancia
porque ahora realmente creo que podría cometer asesinato. Quiero matarla
por hacerle esta mierda a mi familia.
—Ve por Easton. Está haciéndose tarde, y deberías cumplir con su
rutina. Revisaré a Vivien después de que hayamos finalizado la declaración.
—Gracias, hermana. Te quiero. —La abrazo, besando la cima de su
cabeza.
—Te cubro la espalda. Ahora ve y toma a tu hijo.

Estoy acostado en la cama, en la casa de Viv, incapaz de dormir,


preocupado por ella y Easton, obsesionándome por cómo se tomará las
noticias. Hoy ha arruinado todo. Simplemente lo siento en mis huesos.
Vivien solo salió de su cuarto para bañar a Easton y ponerlo en la cama,
pero estaba ignorándome. Ni siquiera habló con Ash, aunque sí habló con
su mamá al teléfono, y Lauren me llamó después. Me dijo que le diera algo
de espacio para procesarlo, pero que no dejara que pasara mucho.
Me giro de lado, pasando fotos en mi teléfono, desplazándome a través
de ellas con el corazón pesado. Sabía que todo era demasiado perfecto. Que
algo iba a suceder para estallar mi burbuja feliz porque ese es el patrón de
283 mi vida. A la mierda. Sé que sueno como un depresivo, pero no puedo
evitarlo.
Aoife lamentará el día que me traicionó. Espero totalmente alguna
clase de súplica pública cuando descubra que la estoy demandando, pero
no hay nada que pueda decir o hacer que me haga cambiar de opinión. Es
una perra vengativa, y es hora de que aprenda que hay consecuencias para
sus acciones. ¿Por qué simplemente no sería feliz con el dinero que le di? Sé
que lo usó para comprar una casa. ¿Ha estado dándole vueltas todos estos
años, esperando una oportunidad para vengarse de Viv? ¿Todo porque no
me enamoré de ella?
Hablé más temprano con Ro. Ofreció ir e incendiar su casa. Estuve
tentado a decirle que lo hiciera y se asegurarse de que estuviera dentro
cuando le prendiera fuego, pero no tendré un asesinato en mi conciencia.
Preferiría mucho más quitarle todo; su casa, su auto, su dinero, su
reputación, pobre y todo como está. Ya he avisado a nuestra compañía en
Dublín y les pedí que se aseguraran de que fuera expulsada de Whelans y
otros locales de Dublín en los que todavía tocamos algunas veces.
Hice públicos mis sentimientos más temprano cuando publiqué en
redes sociales, y nuestros fans están saliendo en apoyo. Aoife tuvo que
cerrar sus cuentas después de que la atacaran por miles, y espero que se
haya ocultado, aterrada por su vida, porque es lo menos que merece por lo
que ha intentado hacer.
Si hace que Viv se aleje de mí, no sé qué haré. El tiempo está
agotándose. Nos vamos en cinco semanas de gira, y finalmente me había
armado de valor para pedirle a Viv que viniera conmigo. East también.
Estaba planeando preguntarle esta semana, pero todo eso se ha ido al
demonio ahora.
La puerta cruje, y levanto mi cabeza, esperando ver a Easton, pero es
Vivien. Me siento, analizándola cuidadosamente mientras cruza la
habitación en silencio. Observo mientras sube a la cama y envuelve sus
brazos a mi alrededor.
—Lo siento, Dillon. —Lágrimas se acumulan en sus ojos—. Lo siento
tanto por decir que era tu culpa. Eso fue una cosa terrible para decir, y no
es cierto. No es tu culpa. Es todo culpa de Aoife. Solo estaba alterada y
asustada y enloqueciendo, pero no debí haberme desquitado contigo.
El aire sale de mi boca en agradecido alivio mientras la pongo sobre
mi regazo, rodeándola con mis brazos.
—Lo siento por fallarte y a East, Viv, pero haré todo a mi alcance para
arreglarlo.
284 Niega, acunando mi rostro.
—No nos has fallado, Dillon. En absoluto. Y superaremos esto juntos.
Estoy tan aliviado de escuchar esto. Estaba histérica antes, y estaba
realmente preocupado de que fuera a retroceder.
—Quédate conmigo. —Planto un beso sobre la cima de su cabeza.
—Sí —dice—, pero no aquí. Ven conmigo. Tengo algo que mostrarte.
Tengo curiosidad cuando me saca de mi habitación y me lleva por el
pasillo, abriendo la puerta a otra de sus habitaciones de invitados. Mis ojos
se amplían cuando observo la amplia habitación con una cama gigante de
cuatro postes, armario, área para sentarse con una chimenea y televisión
empotrada en la pared, y un baño privado.
—Esta es nuestra nueva habitación —explica—. Hice venir a los
renovadores hace un mes para trabajar en ella. Conseguí que vinieran en
días cuando no estuvieras aquí porque quería que fuera una sorpresa. —Se
gira, sosteniendo mi mano y mirándome—. Sé que estás preocupado de que
esto me haya hecho tener dudas. No negaré que estoy realmente molesta
por todo y muy preocupada por Easton, pero no ha cambiado cómo me
siento sobre ti. Hablaba en serio cuando te dije que era tuya. —Inclina su
cabeza sobre mi pecho, rodeando mi cintura con sus brazos—. Te amo, y te
necesito, ahora más que nunca.
—Me tienes. No iré a ninguna parte. —La levanto, acunándola contra
mi pecho. Después de cerrar la puerta, camino hacia la cama, colocándola
suavemente bajo las mantas. Me deslizo junto a ella, colocando su espalda
contra mi pecho. Mis brazos van a su alrededor automáticamente porque es
tan natural como respirar para mí—. Hemos soportado considerables
desafíos para llegar a este punto, y no ha roto o destruido lo que tenemos.
Hoy fue una mierda, y sé que estás preocupada. También estoy preocupado
por decirle a Easton. Preferiría que el momento hubiera sido de nuestra
elección, pero estará bien. No está perdiendo nada. Está ganando, y si
batalla para entenderlo, estaremos allí para consolarlo y responder sus
preguntas.

285
Dillon

—C
reo que voy a vomitar. —Vivien frota su estómago,
luciendo lo suficientemente pálida para que la crea.
—Tampoco me siento muy bien —admito
sinceramente, frotando una mano por su espalda—. Pero tenemos que hacer
esto. No podemos dejar que descubra la verdad de otra manera.
Ni siquiera han pasado veinticuatro horas desde que esa perra
camarera publicó su historia, y las cosas han escalado a niveles aterradores.
He ordenado a mi abogado en Estados Unidos que la ataque con una
286 demanda también. Las leyes de privacidad de California son bastante claras,
y no puedes grabar a alguien sin su permiso. Disfrutaré tomando cualquier
pago que recibió por vendernos y enseñándole una valiosa lección.
Una horda de paparazzi, reporteros y equipos de televisión ha
acampado en la carretera afuera de la casa, haciéndonos sentir como
prisioneros virtuales. No pueden ver nada desde la carretera, así que
estamos protegidos mientras nos quedemos aquí. En el segundo que
tengamos que irnos, será una locura. Nuestros publicistas están siendo
inundados con solicitudes para entrevistas. Lo único positivo que viene de
eso es que ya llegamos a un acuerdo con el equipo de Oprah, y nuestra
entrevista será preparada para la próxima semana.
Las redes sociales están explotando con toda clase de teorías salvajes
y #Dillien es tendencia. Ash está regocijándose, un montón, por eso, porque
acuñó nuestro nombre de pareja hace años en Dublín.
Los reporteros incluso han estado molestando a mis padres, y estoy
feliz de que Ro esté en casa para manejarlo. Contrató a un par de
guardaespaldas para proteger su casa después de que un reportero
condujera directo a su puerta delantera, pidiendo una declaración. Estas
personas no tienen moral ni vergüenza.
Confisqué el teléfono de Vivien porque estaba mirando algunos de los
titulares más escabrosos y pude ver que estaba poniéndose incluso más
inquieta. Está trabajando duro en mantenerse calmada, pero la tensión es
obvia. Tuvo una sesión por FaceTime con su terapeuta esta mañana, y estoy
viendo eso como un signo positivo. Lauren y Jon regresan a casa de Canadá
la próxima semana, y sé que su presencia también ayudará.
—Podemos hacer esto. —Llevo su mano a mis labios, besando su
suave piel—. Y dijiste que estabas planeando decirle después de Navidad.
—Iba a hablar contigo sobre eso anoche, antes de que todo se
arruinara.
—Está tan listo como lo estará alguna vez. Sé que no querías
molestarlo antes de Navidad, pero podría ayudarlo a superarlo.
—Tienes razón. Es solo que odio ser forzada a hacerlo hoy por esa
perra. —Su boca se estira en una mueca, y sus ojos arden con furia, como
hacen cada vez que el nombre de Aoife es mencionado.
—Lo lamentará. Me aseguraré de eso.
—Bien. —Lanza sus brazos a mi alrededor, besándome fuerte en los
labios—. Lo pensé después de que me dijeras tus planes. Brevemente, me
pregunté si deberíamos adoptar una postura de superioridad moral y no ir
tras ella.
Arqueo una ceja, esperando que no decidiera eso porque realmente
287 quiero hacer sufrir a Aoife. Sus acciones han herido a la mujer que será mi
esposa un día, y ha herido a mi hijo.
Ninguno de nosotros quiso nunca airear en público nuestras vidas
privadas. Sabíamos que llegaría el momento cuando tuviéramos que admitir
la paternidad de Easton, pero eso debería haber sido en un momento de
nuestra elección y una narrativa de nuestra elección. Nos arrebató esas
opciones, y nunca la perdonaré. Quiero hacerla pagar. Tal vez soy un
bastardo por querer ir tras ella, abriendo fuego, pero no me importa lo que
nadie piense de mí.
Vienes tras lo que es mío, y te aniquilaré.
—Pero supongo que no soy tan magnánima como me gusta pensar
porque quiero que la castigues con todo, Dillon. Hazla pagar.
Agarro su culo, aplastándola contra mí.
—Esta es la razón por la que somos tan buenos juntos, y puedes
contar con ello, cariño.
Nos besamos por una eternidad, y calma algo en ambos.
—Amo besarte —dice cuando finalmente nos separamos.
—Amo ver tus labios hinchados por mis besos.
Toma mi mano, echando sus hombros hacia atrás.
—Venga. Vamos a hablar con nuestro hijo. Es hora de que sepa la
verdad.
Salimos al jardín conmemorativo con Easton porque pensamos que
esta era la mejor manera de mantener la memoria de Reeve viva mientras le
damos las noticias. East está sosteniendo nuestras manos. Es un lindo día,
más cálido de lo usual en esta época del año.
—¿Vamos a hablar con papi? —pregunta Easton cuando entramos al
pequeño jardín.
—Necesitamos hablar contigo, y queríamos estar cerca de papá —dice
Vivien, luciendo como si estuviera a punto de desmayarse.
Me inclino, besando su frente.
—Respira, Hollywood. Podemos hacer esto.
Ubico a Easton entre nosotros sobre el banco, rodeando con mi brazo
a ambos.
—¿Qué pasa, chicos? —dice East, y su descaro ayuda a aligerar un
poco la tensión.
—Tenemos algo importante que decirte —digo—, y es sobre tu papá y
yo.
—Está bien. —Su nariz se arruga.
—Recuerdas que te dije cómo se hacían los bebés —dice Vivien,
tomando su mano en la suya.
288 —Las mamis y los papis se besan y abrazan, y hacen que el bebé
crezca en la pancita de mami.
Toso para ocultar mi risa. Sé que solo tiene cinco años, y es la mejor
forma de explicarlo, pero es jodidamente gracioso. ¿Imaginas lo invadido que
estaría el mundo con bebés si todo lo que tomara fueran unos besos y
abrazos?
Viv asiente.
—¿Y recuerdas que te dije que Dillon y yo éramos amigos en Dublín?
—Síp. Sé todo esto. —Niega como si estuviéramos desperdiciando su
tiempo, y alboroto su cabello. Este niño me mata en la mejor forma.
—Tu mamá no estaba casada con tu papá entonces. Solo eran amigos
mientras mamá era mi novia.
Sus cejas se fruncen, y luce confundido mientras su mirada rebota
entre nosotros.
—Dillon era mi novio, y nos enteramos hace poco que fue Dillon quien
puso el bebé en mi barriga.
Easton luce totalmente confundido, y no lo culpo. Esto es
virtualmente imposible de explicar a un niño de cinco años. Intento un
ángulo diferente.
—Reeve fue el mejor papá, ¿verdad, amigo?
—El mejor en todo el mundo. —Extiende sus brazos para probar su
punto, golpeándonos en el estómago.
—Y todavía es tu papá ahora, incluso aunque esté en el cielo —dice
Vivien, haciéndose cargo cuando ve que estoy sumamente nervioso—. Reeve
siempre será tu papá, Easton. —Toma sus manos de nuevo—. Pero él no te
puso en mi barriga. Dillon lo hizo. —Su ceño se frunce, y la más
desgarradora y vulnerable expresión aparece en su rostro—. Dillon también
es tu papá, Easton.
Luce tan perdido cuando me mira, y aprieto mi brazo a su alrededor,
acercándome al mismo tiempo que Vivien.
—¿Eres mi papá? —susurra, sus ojos llenándose de lágrimas, y mi
corazón está rompiéndose detrás de mi caja torácica.
Lágrimas se acumulan en mis ojos, y no intento contenerlas como
normalmente haría.
—Sí, amigo. Soy tu papá, y te quiero mucho.
—Eres realmente afortunado —añade Vivien, frotando círculos sobre
el dorso de su mano con su pulgar—. Tienes dos papás asombrosos. Papá
Reeve está cuidándote desde el cielo, y papá Dillon está aquí para cuidarte
siempre.
289 Las lágrimas caen por sus mejillas, y se inclina hacia Vivien,
sollozando contra su pecho.
—Extraño a mi papá —dice entre sollozos, y el dolor tiene un abrazo
mortal sobre mi corazón. Vivien me advirtió que no esperara demasiado, y
sé que está confundido, pero no puedo evitar cómo me siento. El rechazo
siempre ha sido duro para mí, y aunque sé que eso no es lo que está
haciendo Easton, los sentimientos son los mismos.
Hasta que reacciono.
Estoy siendo un imbécil egoísta.
En el instante en que ese pensamiento aterriza en mi mente, enjugo
mis ojos y me concentro en mi hijo.
Esto no es sobre mí.
Es sobre él.
—Está bien extrañarlo —dice Viv, extendiendo la mano para ahuecar
mi rostro cuando nuestro hijo se aferra a ella—. También lo extraño, pero
papá Reeve querría que fuéramos felices, y papá Dillon nos hace felices,
¿verdad?
Easton levanta su cabeza, girándose para mirarme. Ver su rostro
manchado de lágrimas me mata. Sorbe por la nariz, mirándome fijamente,
y se siente como si mi corazón estuviera a punto de desintegrarse.
—Tío Dillon.—dice.
—Sí, amigo. —Mi voz es ronca, la emoción obstruyendo mis palabras
así como mis pensamientos.
—¿Te llamo papá Dillon ahora?
Viv solloza, aferrándose a Easton y a mí.
Las lágrimas aguijonean mis ojos y apenas puedo hablar sobre la
caótica bola de emoción en mi garganta.
—Puedes llamarme como quieras, East.
Lo piensa por un segundo, y luego extiende sus manos y curva sus
dedos alrededor de los míos.
—¿Papá Dillon? —La confiada expresión en su rostro me golpea de
lleno, y asiento porque en realidad no puedo formar palabras. Esta es la
culminación de cada fantasía que he tenido desde que descubrí que era
mío—. ¿Podemos jugar en los toboganes ahora?

Easton lo tomó mucho mejor de lo que cualquiera de nosotros


esperaba, y estoy encantado. Todavía hay momentos en los que lo atrapo
290 luciendo un poco perdido, y sé que todavía está luchando para entenderlo
todo, pero parece haber aceptado que tiene dos padres. Incluso lo escuché
alardeando con uno de sus pequeños amigos cuando lo recogí de la escuela
en su último día antes de las vacaciones de Navidad.
Sin embargo, su madre es un asunto distinto. Aunque Vivien duerme
en mis brazos cada noche y estamos juntos en todas las formas posibles, se
ha distanciado emocionalmente de mí. De todos.
La entrevista con Oprah fue un poco una mezcla. Dimos una versión
diluida de nuestra historia, sin entrar en todos los detalles, sino dando
suficiente para intentar explicar la situación de una forma que proteja a Viv.
Fomentó un enorme debate en línea con bandos divididos a la mitad. Están
aquellos que son empáticos con la situación, que entienden la posición de
Viv, y nos desean lo mejor. La mayoría de mis fans han sido solidarios, pero
hay algunas que están celosas y atacan a Viv.
Y no me hagas empezar con los fans de Reeve. Todos le han dado la
espalda a Vivien, y el odio en línea es asqueroso. Hice que Ash me diera
acceso a mis cuentas de nuevo para poder monitorear las cosas. Pero tuve
que cerrarlas antes de que me suspendieran, porque no estaba
conteniéndome en mis respuestas a los imbéciles llamando a mi mujer
perra, adúltera y asesina.
Alguien empezó una petición para hacer que arrestaran a Viv por
asesinar a Reeve, y tuvo alrededor de cien mil firmas. Algunas de estas
personas son verdaderamente lunáticos que deberían ser encerrados en el
manicomio. ¿Cómo mierda puede alguien acusar a una mujer de matar
deliberadamente a su esposo y bebé de una forma tan horrible? Parecen
olvidar que ella casi muere también.
Malditos imbéciles. Juro que quiero golpearlos.
Tengo a mi abogado de Estados Unidos trabajando horas extras,
enviando cartas amenazadoras a publicaciones y sitios en línea y emitiendo
procedimientos legales. Mi abogado irlandés ha empezado el procedimiento
contra Aoife, y ha emitido más recordatorias a los otros signatarios del
acuerdo de confidencialidad.
Los publicistas están intentando darle un giro positivo a nuestros
comunicados, y Lauren tiene a su contacto de informática quitando mierda
de internet continuamente. Hemos aumentado la seguridad y hablado con
la escuela de Easton y los padres de sus amigos. Realmente no hay nada
más que podamos hacer.
Entendiblemente, ha afectado a Viv, y está hibernando de nuevo.
Negándose a dejar la casa. Pasando su día en piloto automático, y no puedo
291 alcanzarla. Todos estamos preocupados, y estoy seriamente contemplando
renunciar a la banda y salirme de la gira. No puedo dejarla así, y tampoco
le he pedido que venga con nosotros porque sé que solo dirá que no.
El tiempo se está agotando, y eso exige medidas drásticas.
En la mañana de la víspera de Navidad, decido que es hora de que el
Dillon Imbécil salga a jugar.
—Vístete —le digo cuando sale de nuestro baño rodeada por una nube
de vapor. Estoy totalmente vestido, sentado en el borde de la cama,
esperando pelear con ella por esto—. Nos encontraremos con Ash y Jamie,
y Audrey y Alex en el centro para almorzar. Luego llevaremos a Easton a
patinar sobre hielo en la pista al aire libre en Santa Mónica.
—No, Dillon. —Niega, gotas de agua bailando sobre sus hombros—.
Será una locura en el centro, y estoy segura de que seré acosada.
—No aceptaré un no por respuesta, cariño. —La pongo entre mis
piernas, ignorando la urgencia casi insoportable de arrancarle la toalla y
follarla hasta que acepte—. Hoy no es diferente de ningún otro día en ese
aspecto. —La pongo sobre mi regazo y la beso—. Sé que estás asustada. Sé
que algo de esa mierda que está diciéndose sobre ti es horrible. Odio lo
malditamente sexista que es y cómo te están culpando por todo. Pero no es
tu culpa. No provocaste el accidente. No engañaste a Reeve. Y no pudiste
evitar enamorarte de mí porque soy sexy bastardo jodidamente irresistible.
Le muestro una de mis sonrisas características, alentado cuando veo
el indicio de una sonrisa en su hermosa boca.
—Recuerda lo que te ha dicho Meryl. No puedes controlar las redes o
a los idiotas que publican mierda en línea. Solo puedes controlar cómo lidias
con ello. —Paso mis dedos sobre su mejilla—. No estoy siendo frívolo cuando
digo esto. Sé que es difícil simplemente desconectar, pero solo tienen poder
sobre ti si los dejas. La gente que importa sabe la verdad. A la mierda el
resto de ellos.
Sé que esto es difícil para ella. Ha estado lidiando con esta clase de
escrutinio desde que tenía diecisiete. Odio la atención que viene por estar
en una exitosa banda, pero lo que hemos soportado palidece en comparación
a lo que Viv tiene que manejar.
—Tienes razón —dice, sorprendiéndome inmensamente—. No quiero
que esto sea como la situación con Reeve. No quiero terminar rota o
arriesgarme a perder lo que compartimos. —Pone sus manos alrededor de
mi cuello—. Pero es difícil olvidar que existe. Gente ha estado enviándome
amenazas de muerte, Dillon. La gente realmente me quiere muerta. —Su
labio inferior tiembla—. Es difícil saber que tanta gente me odia.
—Pero no lo hacen, cariño. No te conocen para odiarte. Están
292 proyectando todos sus sentimientos de baja autoestima sobre ti porque los
hace sentir mejor con ellos mismos. Esto no es sobre ti. Todos los que te
conocen te aman. Easton te ama, y yo te amo más de lo que alguna vez
consideré posible amar a otro ser humano. ¿Mi amor no puede ser
suficiente?
Inhala profundamente.
—Eres tan romántico, Dillon. Dices las cosas más dulces.
—Escribo canciones de amor para ganarme la vida, Hollywood, y soy
malditamente bueno en eso. Vivo y respiro romance. —Meneo mis cejas,
sonriendo.
Pone los ojos en blanco y cuento eso como una victoria.
—Me olvidé de tu ego —dice, poniéndose de pie—. Dios sabe cómo,
cuando siempre está presente.
Agarro el borde de su toalla, apartándola.
—Cuidado con lo que dices cuando estás desnuda, cariño. —Le echo
un vistazo al reloj junto a la cama—. Tenemos tiempo suficiente para
castigarte por atreverte a burlarte de mí. —Le guiño un ojo, desabotonando
el botón superior de mi pantalón mientras se lanza hacia mí, envolviendo
sus hermosas piernas alrededor de mi cintura.
Sus ojos se dilatan, y lame sus labios.
—Bloquea la puerta, y que el castigo comience.
293
Vivien

D
isfrutamos de un almuerzo casual con nuestros amigos en un
restaurante contemporáneo del centro de Los Ángeles. Ash
conoce al dueño y nos ha dado una preciosa mesa circular
escondida en un rincón de la amplia y elegante habitación. Me sorprende
que Alex haya accedido a venir con Audrey, ya que ha dejado claros sus
sentimientos hacia Dillon, pero ha sido cortés y Dillon se está comportando.
Easton está de buen humor, charlando con entusiasmo sobre la llegada de
Santa esta noche, y está deseando ir a patinar sobre hielo.
294 Easton está encantado de que Jamie y Ash hayan decidido quedarse
en Los Ángeles por Navidad, y está encantado de que todos vayan a cenar a
casa de mis padres mañana. Sé que todos están haciendo el esfuerzo porque
entienden lo duro que será para los dos.
—Gracias por organizar esto —le digo a Dillon, abrazándolo mientras
le entrega al camarero su tarjeta platino para pagar la cuenta—. Es
exactamente lo que necesitaba. —Sí, la gente nos ha mirado boquiabierta,
pero me siento más segura rodeada de mis amigos más cercanos, y siento
que mi valentía regresa.
—Esa es mi chica —dice, plantando un beso apasionado en mis
labios—. ¿Cuántas mierdas nos importa, nena?
—Cero, cariño. —Apoyo mi cabeza en su hombro, sonriendo a Ash al
otro lado—. Cero mierdas.
Alex se desliza hacia mí cuando Dillon lleva a Easton al baño.
—Pareces feliz —dice—. ¿Lo estás?
Asiento.
—Sé que no lo apruebas, pero me hace feliz, Alex.
—No es que no lo apruebe, Viv. Quiero que seas feliz. Los dos. Solo
soy cauteloso.
—Lo entiendo, Alex, y eres un buen amigo, pero tienes que confiar en
que sé lo que estoy haciendo. Dillon ha sido muy paciente y me ha apoyado,
y no podría haber superado esto sin él. Hemos decidido dejar el pasado en
el pasado y concentrarnos en el presente. —Coloco las manos sobre mi
regazo—. No puedo obligarte a que te guste, pero espero que con el tiempo
puedas aprender a perdonar y olvidar al menos.
—Mientras él haga lo correcto por ti y por Easton, estoy seguro de que
lo haré.
Lo miro a los ojos.
—Esto puede parecer una locura, pero he sentido a Reeve cerca. —
Sus ojos se amplían—. Ha habido algunas ocasiones en las que he sentido
su presencia, y he optado por creer que es su forma de aprobar y animarme
a vivir mi vida. Siempre lo amaré, Alex. Nunca lo olvidaré, y Dillon me
apoyará. Insiste en que mantengamos vivo el recuerdo de Reeve para
Easton, y se ha desvivido para que nunca olvidemos lo que significó para
nosotros.
—Es bueno escuchar eso, Viv. Y sé que Reeve querría que fueras feliz.
El silencio nos envuelve durante unos instantes, y veo que Dillon y
Easton se acercan por el rabillo del ojo.
—Easton lo ama. Eso está claro.
—Se unieron al instante —admito.
295 —Entonces me alegro por ti. De verdad, lo hago. —Su sonrisa es
genuina—. Quizá cuando volvamos el año que viene, podamos probar una
noche de parejas normal; conocernos e intentar dejar descansar a los
muertos.
—Me encantaría. —Me inclino hacia él y le doy un beso en la mejilla
mientras mis chicos vuelven a la mesa.
—¿Estamos listos para irnos? —pregunta Dillon, alzando una ceja al
ver a Alex sentado a mi lado—. Alguien está súper emocionado por llegar a
la pista de hielo.
—¡Yo! ¡Yo! ¡Yo! —Easton salta antes de abrazarse a las piernas de
Dillon—. ¿Podemos irnos ya, por favor, papá Dillon?
Dillon se ríe, tomando su mano.
—Vamos, Hollywood, antes de que este pequeño explote.
Me deslizo fuera de la cabina, y Alex me sigue, chocando los cinco con
Easton.
—¿También vienes, tío Alex? —pregunta mientras Dillon entrelaza sus
dedos con los míos.
—Claro que sí.
—Genial. —La sonrisa de Easton es tan amplia que amenaza con
dividir su rostro.
—Oye, hombre. Gracias por invitarnos hoy. —Alex mueve la barbilla
en señal de reconocimiento a Dillon, y Audrey y yo compartimos una mirada.
—No hay problema. Easton quería que viniera toda su gente favorita,
y Vivien necesita estar rodeada de buenos amigos en este momento.
Aprieto el brazo de Dillon y le sonrío. Estoy encantada de que hagan
un esfuerzo. Me preocupaba un poco que las cosas se pusieran tensas
mañana en la cena, pero esas preocupaciones han desaparecido.
Salimos a la calle y hago lo posible por ignorar los señalamientos, los
susurros y las miradas. Estamos caminando por la acera, dirigiéndonos
hacia donde están estacionados nuestros autos, cuando una mujer se pone
delante de mí, apareciendo casi de la nada.
—Si es la zorra que asesinó a su marido para poder follarse a su
hermano. —Sus ojos me recorren de forma despectiva.
Dillon reacciona rápidamente, entregándole Easton a Jamie antes de
darse la vuelta para mirar a la mujer. Acerca su rostro al de ella y no me
gustaría estar en el extremo receptor de esa expresión asesina. Los flashes
de las cámaras se disparan y veo a un par de paparazzi al otro lado de la
carretera, esperando para cruzarla.
—¿Quieres volver a decírmelo de frente? —gruñe Dillon.
296 —No tengo ningún problema contigo, y puedo ver la atracción. —Lo
mira descaradamente con una sonrisa de satisfacción, y una neblina roja
cubre mis retinas.
Tiro de Dillon hacia atrás.
—Yo me encargo. —Me acerco a la mujer, amando el hecho de que me
alzo por encima de ella por algunos centímetros. Disfruto mirándola por
debajo de la nariz—. ¿Cómo te atreves a acercarte a mí cuando estoy con mi
familia y lanzarme tus hirientes acusaciones? No me conoces. Crees que sí,
porque has visto comentarios en internet y reportajes en la televisión, pero
no sabes nada de mí. Quería a mi marido y lo extraño todos los días.
Resopla, y estoy tentada de abofetear su estúpido e ignorante rostro,
pero ya se ha formado una multitud, y varias personas tienen sus teléfonos
en la mano, grabando esto. No voy a rebajarme a su nivel, así que mantengo
los hombros hacia atrás y la barbilla alta mientras ignoro su burla y digo lo
que tengo que decir.
—Sinceramente, me da igual que me creas o no, pero deberías mirarte
a ti misma. —Miro por encima de su hombro al niño y a la niña, que se
quedan atrás, claramente molestos y asustados—. ¿Qué clase de modelo de
conducta eres como madre para abordar a una mujer inocente en la calle y
lanzarle acusaciones infundadas? No te importa que tus hijos estén
temblando de miedo. Prefieres tener tus cinco segundos de fama. Pues qué
vergüenza.
Se cruza de brazos y frunce los labios, sin prestar atención a sus hijos,
y lo siento por ellos.
—No estás capacitada para ser madre, ¿y tienes el valor de arrojarme
mierda? Búscate una vida, triste zorra. He terminado de perder mi tiempo
contigo. —Agarro la mano de Dillon, atrayéndolo hacia mí—. Y si vuelves a
mirar así a mi novio, te daré un puñetazo en ese rostro santurrón. Vuelve a
arrastrarte debajo de esa piedra prejuiciosa de la que saliste. —Me doy la
vuelta, levantando un hombro—. Vamos, chicos. Tenemos que patinar sobre
hielo.

—Cariño. Entra, entra —dice mamá, casi cegándonos con su


deslumbrante sonrisa mientras se hace a un lado y nos hace pasar a la casa.
Papá también está allí, e intercambiamos abrazos.
—Feliz Navidad, Easton. —Mamá se agacha y lo abraza—. ¿Ha venido
297 Santa Claus?
—¡Sí, abuela! Y hasta me trajo un regalo de mi papá en el cielo.
—Vaya, eso es increíble. No puedo esperar a escuchar sobre todos tus
regalos.
Papá extiende la mano, sonriendo a su nieto.
—Creo que he visto algunos bajo el árbol con tu nombre.
Easton se abalanza sobre papá, casi derribándolo.
—¡Sí! ¡Más regalos! —Empieza a tirar de papá por el pasillo—. Vamos,
abuelo.
—No los abras sin mí —dice mamá tras él antes de atraerme para otro
abrazo—. ¿Cómo lo llevas?
—Estoy bien. —Dillon me aprieta la mano y me inclino a su lado. La
verdad es que no sé exactamente cómo me siento. Echo de menos a Reeve y
me entristece que no esté aquí, pero Dillon ha hecho todo lo posible para
que este día sea muy especial. Me ha colmado de regalos que me han hecho
desmayarme, llorar y sonrojarme. Llevo puesta parte de la lencería que me
compró, y he guardado las cosas más atrevidas, así como los juguetes
sexuales, para nuestro momento de intimidad.
—¿Esto es nuevo? —pregunta mamá, tocando la bonita pulsera de
diamantes que llevo en la muñeca.
—Fue uno de los regalos que me hizo Dillon.
Mamá le sonríe.
—Tienes buen gusto. Es exquisito.
—Lo sé. —Luce su característica sonrisa engreída, y mamá se ríe.
—También ha grabado un disco de canciones nuevas, solo para mí, y
me ha regalado este precioso álbum de cuero impreso con las letras de sus
canciones más dulces. —Le sonrío—. Me ha consentido mucho toda la
mañana.
Mamá se inclina hacia él, abrazándolo, y eso hace que se me escape
una lágrima.
—No esperaba menos. —Su sonrisa es cálida mientras le aprieta la
mano, y casi estallo en lágrimas. Saber que mis padres lo han aceptado es,
sinceramente, el mejor regalo de Navidad que podría recibir.
—Feliz Navidad, Lauren. —Dillon la abraza.
—¿Cómo está E?
—Está bien. Fue idea de Dillon dejarle un regalo de Reeve, y lo
llevamos al cementerio para abrirlo después del desayuno. Les deseó a su
papá y a Lainey una feliz Navidad, y desde entonces ha estado bien. —Me
preocupaba mucho que estuviera molesto hoy, pero se lo está tomando con
calma.
298 —Dillon y Jamie estuvieron hasta las cuatro de la mañana montando
su juego de trenes, y prácticamente tuvimos que sacarlo a rastras de la casa
para venir aquí. —Dillon mandó traer su viejo juego de trenes desde Irlanda,
y encontró a un tipo que lo arregló y a otro que le construyó una base de
madera—. Dillon diseñó el decorado por sí mismo, y es una réplica en
miniatura de Irlanda con acantilados, montañas, bosques, pintorescas
tiendas irlandesas, fachadas de casas tradicionales, rodeadas por el mar.
Incluso hay algunas personas en miniatura esparcidas por ahí. Los chicos
tuvieron que vaciar la sala de juegos para armarlo.
—Es maravilloso. No puedo esperar a verlo. —Enlaza su brazo con el
mío—. Entra y tómate algo antes de que lleguen los demás.
Ayudo a mamá en la cocina mientras Dillon se une a papá y a Easton
en el salón después de haber abierto los regalos de mis padres.
—A este paso voy a tener que construir una ampliación de la sala de
juegos —bromeo mientras doy un sorbo a mi mimosa—. Easton tiene tantos
juguetes nuevos.
—Mientras sea feliz.
—Lo es.
Mamá se apoya en la encimera, frente a mí.
—Ya lo veo. Me alegro de que te vaya bien, Vivien. Dios sabe que te
mereces toda la felicidad después del año que has pasado.
—Me alegraré de recibir el año nuevo —admito—. Y estoy deseando
que llegue el futuro, pero hoy lo extraño.
—Lo extrañarás todas las Navidades, cariño. —Se acerca a mí y me da
un abrazo—. Pero esta será especialmente dura porque es la primera que
pasas sin él. No seas demasiado dura contigo misma, y por lo que he visto,
Dillon lo entiende.
—Lo hace. Ha sido increíble. Realmente lo ha hecho.
—Estoy feliz de que se haya demostrado que estaba equivocada sobre
él. Anoche vi el video y estoy muy orgullosa de ti, Vivien. Sé que no es fácil
exponerse, pero no puedes dejar que esa gente destruya tu felicidad. Verte
defender a ti y a tu familia ayer me hizo llorar. Fuiste tan digna.
—Dillon me anima a ser valiente, y no dudé en defenderme.
—Es bueno para ti, y eres diferente con él. Veo que vuelves a la vida y
eso es todo lo que quiero para ti. Es lo que Reeve querría también.
La cena es un acontecimiento alegre, y Easton es el centro de
atención. Nos comunicamos por FaceTime con los O'Donoghue, y es toda
una experiencia. Es de noche y tienen la casa llena de familiares y amigos.
La bebida fluye y todos están de buen humor. Easton ya me ruega que le
lleve a Irlanda, y si Dillon no se fuera de gira en diez días, le sugeriría que
299 reserváramos un viaje.
Pero lo hace, y no quiero que se vaya.
—Parece que te vendría bien esto —dice Dillon, acercándose a mí
mientras miro por la ventana de la terraza acristalada de mis padres,
contemplando el viejo roble que guarda tantos recuerdos. Los demás están
jugando a juegos de mesa con Easton en el salón, y me separo, necesitando
unos minutos a solas. Debería haber sabido que Dillon no tardaría en
encontrarme.
Tomo la copa de champán de su mano.
—Gracias.
Me rodea con sus brazos por detrás y me apoyo en su sólido pecho.
—Puedes hablar conmigo. Sé que lo extrañas.
—Esta es la primera Navidad que paso sin él. He vivido veinticinco
navidades con él a mi lado. Me siento desconectada sin él aquí. —Las
lágrimas se derraman por mis mejillas porque ya no tengo energía para
ocultarlas—. Estos últimos años, Reeve estaba realmente muy callado en
Navidad, y yo anhelaba eliminar la mirada triste que siempre veía en su
rostro.
Dillon me quita las lágrimas con el pulgar.
—Ya lo mencionaste antes. La noche en el cuarto infantil.
Asiento, recordando.
—Rompimos el día de Navidad, y sé que eso jugaba con su mente cada
año. —Un sollozo se desgarra en mi garganta al recordar aquella horrible
Navidad. No me extraña que Reeve se molestara—. Lo siento —susurro,
odiando hacerle esto.
—No lo sientas, Viv. Siempre quiero escuchar lo que sientes y piensas.
—Me rodea con sus brazos.
Me inclino hacia atrás, inclinando mi cabeza para presionar un suave
beso en sus labios.
—Me amas tanto, Dillon, y siento que no recibes nada a cambio. —
Debe estar harto de mis cambios de humor y mis lágrimas. Sé que lo estoy.
—¿Estás bromeando? Me lo das todo con solo respirar, Viv. —Me besa
la punta de la nariz—. Has hecho que el día de hoy sea tan especial para mí.
El álbum de fotos de Easton con todos tus recuerdos y notas escritas me
ayudará a sentirme cerca de los dos en la gira. Estoy deseando colgar la foto
familiar enmarcada de nosotros sobre mi repisa, y no me hagas hablar de
ese Martin D-28 de Bob Dylan. No puedo creer que me lo hayas regalado.
Me costó una pequeña fortuna en la subasta benéfica, pero mereció
la pena ver la expresión de sorpresa y asombro de Dillon cuando se dio
cuenta de a quién perteneció.
300 —Pero lo mejor de todo es el regalo de mi hijo y esta segunda
oportunidad contigo.
Me doy la vuelta en sus brazos, secándome las lágrimas.
—Me siento tan afortunada de tenerte en mi vida. Gracias por
amarme, Dillon.
—Gracias por dejarme.
Volvemos con los demás, de la mano, y como siempre, Dillon ha
conseguido despejar mi cabeza y añadir una sonrisa a mi rostro.
La mención de la gira hace que mi mente se agite con ideas. Lo que
dije antes iba en serio. Dillon ha dado mucho de sí mismo, desviviéndose
por demostrar su amor por mí y por Easton, y siento que tengo que hacer
algún gran gesto para hacerle saber cuánto lo aprecio y lo amo. La idea
perfecta aparece en mi cabeza y una burbuja de emoción estalla en mi
pecho. Ojalá se me hubiera ocurrido antes, porque no estoy segura de poder
llevarlo a cabo en tan poco tiempo. No quiero ilusionar a Dillon si no puedo
hacerlo realidad.
Necesito hablar con mi mejor amiga irlandesa. Si alguien puede
ayudarme a convertirlo en realidad, es Aisling O'Donoghue.
Vivien

—E
l sexo contigo es cada vez mejor —digo con un jadeo
más tarde esa noche, cuando estamos en casa en la
cama, después de una segunda ronda de follar—.
Me voy a volver loca cuando te vayas. —Me pongo de lado, de frente a él.
Me aparta los mechones de cabello húmedo de la frente.
—¿Por qué crees que he comprado todos esos juguetes sexuales?
—Insisto en que tengamos sexo nocturno en video.
Me acaricia la mejilla.
301 —Me gustaría prometerte que puedo hacerlo, pero las cosas estarán
bastante agitadas en la carretera, y puede que no siempre sea posible.
Las palabras no pronunciadas perduran en el espacio que nos separa
mientras la tensión se desborda en el aire. Los dos sabíamos que este día
iba a llegar, pero lo había dejado de lado a propósito porque estaba
ocupándome de muchas otras cosas. Pero ahora que se avecina, es lo único
en lo que puedo pensar.
Ash está entusiasmada con mi plan y, aunque el plazo es ajustado,
ha accedido a hacer todo lo posible para conseguirlo. Está de acuerdo en
que lo mantengamos entre nosotras para que pueda sorprenderlo con la
mejor de las sorpresas.
—Podrías venir, ¿sabes? —Hace girar un mechón de mi cabello
alrededor de su dedo.
—No puedo —suelto, asustada—. Sabes lo importante que es la rutina
para Easton. Tiene colegio, y creo que voy a volver a trabajar en año nuevo.
—Podríamos contratar a un tutor, y eres freelance, así que puedes
trabajar en cualquier sitio.
—Debo estar disponible para asistir en persona a las reuniones
semanales del equipo, y realmente no creo que el estilo de vida del rock and
roll sea algo que deba rodear a Easton. —Desvío la mirada porque sé que
soy una mentirosa de mierda, y probablemente puede ver a través de mí.
—Dejaré la banda.
—¿Qué? —grito, sentándome y mirándolo como si le hubieran salido
alas—. No puedes dejar la banda. Y menos en el último momento, como
ahora.
Se sienta, apoyándose en el cabecero de la cama.
—No quiero dejar a los chicos en la estacada, pero Easton y tú son
más importante. —Me pasa los dedos por el cabello—. No quiero dejarte. La
idea de estar separado de ti me hace sentir físicamente enfermo.
—¿Crees que quiero separarme de ti?
Se encoge de hombros, y eso me molesta.
—Esa era una puta pregunta retórica, Reeve.
Aspira un fuerte suspiro, y unos ojos doloridos me miran fijamente.
No entiendo lo que he dicho hasta que...
—Dios mío. —Me arrastro hacia él—. Lo siento mucho, Dillon. Fue
solo un desliz de la lengua. No quise hacerte enojar. —Espero que no se
acuerde del hospital cuando me confundí y pensé que era Reeve.
—Está bien —me dice, mirando a su regazo.
—No está bien. Lo siento mucho, cariño. Por favor, perdóname. —Le
aprieto las manos, deseando que me mire. No puedo creer que haya
302 cometido un desliz así. Es imperdonable, y quiero llorar porque sé que acabo
de herirlo profundamente, pero tampoco está libre de culpa—. No fue
intencional, Dillon. Me enojé porque estás desestimando mi compromiso
contigo. Actúas como si fueras a echarme más de menos, pero eso es una
mierda y totalmente injusto. Te echaré de menos tanto como tú a mí.
—Lo sé. Siento haber insinuado que no lo harías. Es que no quiero ir
sin ti. Por favor, ven conmigo, Viv. Encontraremos la manera de que
funcione.
—Dillon, quiero hacerlo, pero creo que es mejor que nos quedemos
aquí —miento—. Easton tendrá que acostumbrarse a que estés fuera por
trabajo. Necesita verte ir y volver.
—Bien. —Retira la mano y un músculo se aprieta en su mandíbula.
—Podemos ir a visitarte en vacaciones y los fines de semana. Todavía
tengo lo que Ree… el jet privado.
—Suena genial. —Se pone de lado, haciéndome saber que no está
nada bien.
Me muerdo el interior de la boca, pensando si debería decírselo. Sin
embargo, si no lo consigo, solo se sentirá decepcionado, así que decido no
decir nada por ahora.
La semana siguiente es un poco tensa, y hay una distancia entre
nosotros causada por el elefante en la habitación. Dillon pasa cada minuto
libre cuando no está ensayando con Easton. Sigue durmiendo aquí, en
nuestra cama, a mi lado, pero bien podría estar en el espacio exterior por
toda la atención que me presta. Está sufriendo, y odio que lo haga, pero al
final valdrá la pena ver la alegría en su rostro cuando se dé cuenta de lo que
he hecho.
Dillon se queda en su casa la noche anterior a la salida de la banda,
y no protesto porque me da tiempo a recoger nuestras cosas sin que se dé
cuenta. Al final, Ash me ayudó, con algo de apoyo de mamá, y se está
cumpliendo. Estoy muy emocionada, y ocultarle esto a Dillon ahora es
prácticamente imposible, así que menos mal que no ha estado aquí mucho
en las últimas veinticuatro horas. Tampoco se lo he dicho a Easton porque
no habría sido capaz de mantener el secreto.
Si hubiera sabido que podía lograrlo a tiempo, se lo habría dicho a
Dillon la semana pasada y habría evitado hacerle daño. Pero todo se olvidará
en unas horas, cuando Easton y yo subamos la escalerilla del jet privado de
la banda y anunciemos que nos vamos con ellos.
Traigo a Easton a nuestra habitación justo antes de que Dillon llegue
para despedirse. Está rebotando por las paredes de la emoción, y espero que
no arruine la sorpresa. A estas alturas, quiero mantener la sorpresa hasta
303 el último momento. Sin embargo, el tiro sale por la culata cuando Easton se
despide con una gran expresión sonriente y luego sale corriendo como si no
fuera gran cosa que su papá se vaya por siete meses.
Dillon ya estaba de mal humor, pero ahora parece que quiere quemar
el mundo y volver a hacerlo.
—Parece que nadie me va a extrañar —dice furioso, metiendo sus
manos en sus bolsillos—. Y pensar que consideré dejarlo. —Niega.
—Dillon, eso no es cierto. Sabes que te vamos a extrañar.
Se ríe a carcajadas.
—Sinceramente, Vivien... esta última semana me ha hecho cuestionar
todo lo que creía saber.
Las mariposas se agolpan en mi estómago, pero no son de las
agradables.
—¿Qué quieres decir?
—¿Fui solo la tirita, Hollywood? ¿Me necesitabas para ayudarte a
superar al verdadero amor de tu vida y ahora que estás curada, ya no me
necesitas? ¿Es eso?
—Por favor, dime que no estás hablando en serio ahora mismo. —No
puede honestamente creer eso después de todo lo que hemos pasado. Todo
porque dije que no iría con él, dando razones muy válidas. No importa que
no sea cierto porque el hecho de que me diga esta mierda ahora me tiene
enfurecida. ¿Cómo pudo sugerir que lo usé como un arreglo temporal?
También podría haberme abofeteado. Eso es lo mucho que duele.
Se encoge de hombros.
—¡¿De qué otra forma esperas que reaccione cuando vuelvas a
jodidamente rechazarme?!
—¡¿Cómo esperas que reaccione si me lo sueltas en el último segundo
otra vez?!
—Estaba esperando el momento adecuado para preguntártelo, pero
no importa. Harás lo que siempre haces. Correr a Reeve, excepto que él ya
no está aquí. Está muerto, y sigo viviendo a su puta sombra. Sigo siendo el
segundo mejor, y eso es todo lo que siempre seré. —Su crueldad brota de su
boca como la peor de las enfermedades, y retrocedo a trompicones,
tapándome la boca con una mano, sin creer lo que estoy oyendo—. Llamaré
todas las noches para hablar con Easton, y podremos hacer arreglos para
las vacaciones —dice, abriendo la puerta de su Land Rover—. En cuanto a
nosotros, eres libre, Hollywood. —El dolor está grabado en su rostro
mientras me mira—. Supongo que ya nos veremos.
Me quedo momentáneamente congelada en el sitio. ¿Qué demonios
está pasando ahora? Salgo de mi asombro cuando Dillon enciende el motor
304 y fuerzo mis piernas para moverme, corriendo hacia su auto mientras se
marcha. Al diablo con la sorpresa. Tengo que decírselo ahora. Pero es
demasiado tarde. Debe verme por el retrovisor, pero no se detiene, y desisto
de perseguirlo, quedándome totalmente sorprendida mientras lo veo
marcharse.
La conmoción da paso a la ira, muy rápidamente, y estoy tentada de
cancelar nuestros planes y decirle que se vaya.
Pero se trata de Dillon.
El hombre que se ha desvivido por mí, una y otra vez.
Sé que la rabia y el dolor son los que hablan, y una parte de mí lo
entiende, aunque no pueda entender cómo puede tirar por la borda lo que
hemos reconstruido con tanto esfuerzo tan fácilmente. Sé que el pasado le
está jodiendo la cabeza. Que está comparando el que yo le diga que no con
mi rechazo en Dublín. Pero no tiene sentido porque nunca ha sido el
segundo mejor, y se lo dije.
—Me equivoqué —le digo a Ash mientras Leon nos lleva al aeropuerto.
Easton tiene los AirPods puestos, escuchando el nuevo disco de Collateral
Damage, porque quiere saberse todas las canciones para poder cantarlas al
lado del escenario. Todavía no me he atrevido a decirle que llevará unos
auriculares insonorizados para proteger sus pequeños oídos de los daños.
El álbum salió anoche, y se disparó directamente a la cima de las
listas de éxitos. Algo que Dillon ni siquiera mencionó cuando apareció.
—Por favor, no me digas que has cambiado de opinión.
—No lo he hecho. Quiero decir que cometí un error al no decirle lo que
estaba planeando. Acordamos que no habría secretos.
—Esto es diferente. Quieres sorprenderlo.
—Bueno, sí que se va a sorprender. Especialmente cuando acaba de
romper conmigo.
—¿Qué? —me grita al oído.
Le cuento cómo fue todo.
—Es un idiota. Le voy a dar una patada en las pelotas cuando
lleguemos al aeropuerto. —Oigo conversación en voz baja de fondo y
supongo que es Jamie. Ro, Conor y Dillon se dirigen al aeródromo privado
donde les espera el jet privado de la banda para llevarlos a Texas y subir al
autobús de la gira.
—Quería hacer un gran gesto, demostrarle lo mucho que significa
para mí, y acabé consiguiendo el resultado contrario. Y ahora estoy
jodidamente enojada porque pudo decirme esas cosas y desechar lo que
tenemos así como así, incluso si sé que está atacando porque está herido.
305 —Pensaba que habían superado esto.
—Yo también, pero parece que tu hermano sigue albergando dudas y
comparándose con Reeve. No ayudé a la situación cuando lo llamé
accidentalmente Reeve la noche de Navidad.
—Solo eres humana, cariño, y sabe que no era tu intención. —Hay
más conversaciones apagadas y luego dice—: Acabamos de llegar. Intentaré
no golpear al idiota antes de que llegues.
—El tráfico es una mierda, pero deberíamos llegar a tiempo. Nos
vemos pronto.

—Pero quiero subir al avión ahora —se queja East mientras nos
detenemos junto al jet de la banda.
—Primero tengo que hablar con papá Dillon, pero vendré a buscarte
en cuanto estemos listos. Mira una película, o escucha de nuevo el álbum
de tu padre, o puedes colorear —añado, sacando la caja de lápices de colores
y el grueso libro de colorear del respaldo del asiento donde guardo un
suministro de emergencia.
Hace un mohín, pero se vuelve a sentar en su asiento, y me alegro de
que haya decidido no seguir discutiendo. No estoy de humor para lidiar con
dos niños malhumorados.
—No debería tardar mucho —le digo a Leon.
—Vigilaré a Easton. Ve a arreglar las cosas con tu hombre. —Contiene
una sonrisa, y entrecierro los ojos hacia él. Por supuesto que Leon tendría
que estar fuera antes cuando tuvimos nuestra pelea.
Salgo, limpiando mis manos por la parte delantera de mis vaqueros
ajustados, echando los hombros hacia atrás mientras camino con tacones
hacia el avión. Llevo una blusa de seda blanca bajo una chaqueta negra
ajustada y un pañuelo de gasa de lunares enrollado artísticamente alrededor
del cuello. Llevo el cabello recogido en una elegante cola de caballo y he
prestado mucha atención a mi maquillaje.
Me siento segura de mí misma y un poco asesina cuando subo las
escaleras y entro en el avión.
El interior es lujoso, como esperaba, con doce asientos de cuero, seis
a cada lado. Jamie y Ash están sentados uno al lado del otro, frente a Conor,
mientras que Ro y Dillon están sentados en el otro lado del avión, uno frente
al otro. Todos los ojos están puestos en mí. Ash y Jamie sonríen. Conor ya
306 parece drogado y Ro parece confundido.
Dillon sonríe, recostándose en su silla con una pierna cruzada sobre
la rodilla.
—Eres un imbécil —siseo, dándome cuenta de que todo esto era parte
de su plan—. Realmente quiero golpearte, pero no apruebo la violencia. —
Me acerco a donde está sentado.
—A menos que sea Aoife —comenta Jamie—. Apuesto a que le darías
unas cuantas bofetadas.
Miro a Jamie.
—Verdad —decimos Ash y yo al unísono.
—Saca al imbécil de su miseria —añade ella—. Es insoportable.
No lo dudo porque sé que el dolor de Dillon era real aunque esto fuera
parte de su plan de juego. Sus verdades se mezclaron con las tonterías, pero
quería que lo persiguiera.
—¿Y si no hubiera venido?
—Habría dejado la gira —dice sin dudar, sentándose erguido y
perdiendo la sonrisa.
Las expresiones de asombro y las palabras de enfado llenan el aire.
Me dirijo a sus compañeros de banda.
—Está siendo un imbécil. Ignórenlo. No lo habría dejado abandonar.
—Me enfrento a Dillon, cruzándome de brazos. Todavía estoy enfadada con
él—. Eres la persona más difícil de sorprender del mundo.
Aparecen arrugas en su frente.
—¿Qué quieres decir?
—Llevaba todo el tiempo planeando venir, aunque la idea no se me
ocurrió hasta el día de Navidad. No dije nada porque no sabía si podría
comprar otro autobús de gira y llevarlo a Texas a tiempo o si podría contratar
un tutor para Easton con tan poco tiempo de antelación.
Esto último me preocupaba menos. Mientras la escuela estuviera de
acuerdo con que sacara a Easton, sabía que encontraría un tutor adecuado
aunque fuera mientras estuviéramos de viaje. Y puedo educarlo en casa si
es necesario.
—Quería sorprenderte. Este iba a ser mi gran gesto de amor, pero lo
arruinaste todo, y ahora, francamente, estoy bastante enojada.
—Cariño. —Se levanta y se acerca a mí.
—No creas que tus dulces palabras te sacarán de este agujero que has
cavado.
—Pensaba que mi polla podría hacer el truco. —Mueve las cejas
307 mientras Ash hace un sonido de náuseas detrás de nosotros.
—Siempre bajando el tono. —Niego, ablandándome cuando sus
brazos me rodean la cintura. Dejo que mis brazos caigan a los lados.
—¿Nos has comprado un autobús?
—Sí. No había suficiente espacio en un autobús para todos nosotros,
y quería que fuéramos una familia.
Tampoco quería que Easton estuviera cerca de Conor y Ronan. Ambos
son solteros, y sé que van a entretener a las groupies en el autobús. Easton
no necesita ver eso, y estoy segura de que no quieren que la novia y el hijo
de Dillon les estropeen la fiesta. Ir en autobuses separados es la única
manera de que esto funcione.
—Leon también viene con nosotros. —Ash me aseguró que tienen
mucha seguridad en la gira, pero Easton está familiarizado con Leon, y
quiero hacer esta transición lo más fácil posible para nuestro hijo. Sé que
está emocionado, pero esto es un gran ajuste para ambos.
—¿De verdad van a venir de gira? —Sus ojos rebosan de felicidad—.
¿Toda la gira?
—Sí, idiota —dice Ash.
—Lo haremos, aunque quizá no te lo merezcas después de la mierda
que me has dicho antes.
—No quería decir todo eso. Me dejé llevar por el momento. —Me agarra
de la cintura con más fuerza, atrayéndome hacia su cuerpo—. Lo siento.
—No te voy a dejar libre de culpa tan fácilmente, y tengo algo que
decirte. —Sujeto su rostro entre mis manos—. ¿Cómo puedes pensar que
eres el segundo mejor? Te he dicho una y otra vez que no era una
competencia, pero la verdad es que te elegí a ti, Dillon. Te elegí a ti. —Dejo
que esa verdad se asiente por un segundo antes de continuar—. Pero no me
elegiste. Todo lo que tenías que hacer era venir al aeropuerto e impedirme
subir a ese avión. Te lo dije en mi carta, pero aun así no viniste. —Un
movimiento en mi visión periférica me distrae un poco, pero me mantengo
concentrada en Dillon, observando el ceño fruncido que aparece en su
frente.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué carta?
—La carta que te escribí la noche que me fui de Irlanda. La metí en tu
buzón.
Frunce el ceño.
—No vi ninguna carta. No la recibí.
Mis ojos se abren de par en par.
—Dios mío. Esto explica muchas cosas. No podía entender cómo
308 podías escribir esas odiosas letras sobre mí cuando la pelota estaba en tu
cancha. Esperé hasta el último segundo para subir al avión, rezando para
que aparecieras, pero no lo hiciste. —Y por supuesto, ahora sé que intentó
venir por mí, pero Reeve borró sus llamadas, lo que me llevó a creer que
Dillon nunca se preocupó de verdad por mí.
—¡Esa jodida perra! —Ash se levanta de un salto, con los ojos
encendidos—. Aoife estaba allí esa noche. Esa perra debió tomarla.
—No lo hizo —dice Ronan, y giro mi mirada hacia él mientras Dillon
se da la vuelta. Ro se moja los labios, parece nervioso mientras nos mira
directamente a los ojos—. Aoife no tomó la carta. Fui yo. La tiré a la papelera
antes de que Dillon tuviera la oportunidad de verla.
Vivien

U
n silencio conmocionado se extiende por la cabina. Ronan se
pasa las manos por el cabello mientras se levanta.
—Siento mucho haberlo hecho. He sentido una enorme
culpa durante años, pero fue peor cuando nos enteramos de lo de Easton.
Sobre todo ahora que soy padre.
—¿Por qué lo hiciste? —pregunto, rodeando con mis brazos la cintura
de Dillon porque puedo decir que está a punto de hacer algo de lo que se
arrepentirá.
309 Ro levanta los ojos hacia los de su hermano.
—Sabía que estabas enamorado de ella, y podía verlo en tu rostro.
Sabía que estabas dispuesto a dejar la banda por ella.
Dillon se burla.
—Inventa otra cosa, hermano. Siempre te gustó. Admite que estabas
celoso.
Niega vigorosamente.
—Admito que estaba celoso cuando salieron por primera vez, pero lo
superé. Esa no fue la razón. —Su nuez de Adán salta en su garganta—.
Estábamos tan cerca de lograrlo, y la banda nunca habría conseguido firmar
sin ti. Eres la estrella, Dillon. Siempre lo has sido. No podía dejar que lo
tiraras todo por la borda.
—Esa no era tu decisión, Ro —dijo Dillon. Su cuerpo tiembla
visiblemente con rabia.
—Era joven y tonto. Sabía que la querías, pero no sabía que era un
amor para siempre. Creí que la superarías, sobre todo cuando nos
hiciéramos grandes y hubiera mujeres que se lanzaran por ti. Pero me
equivoqué. He tenido que verte sufrir y apretar el botón de autodestrucción,
sabiendo que todo era culpa mía.
—¿Por qué no dijiste la verdad? —pregunta Ash.
Ronan hace girar su cuello de lado a lado.
—Quería hacerlo, pero cuanto más tiempo pasaba, más difícil se
hacía. Entonces Vivien se casó con Reeve, y supe que no había forma de
deshacer el daño.
—Eres un puto imbécil —dijo Dillon—. Deberías habérmelo dicho
cuando te dije que Easton era mi hijo. Ese era el momento de confesar.
—Quería hacerlo, pero no podía. Estaba pasando por mi propia
mierda, y...
—¡Eres un maldito idiota egoísta! —Dillon se abalanza sobre Ronan,
lo agarra por la camiseta y lo empuja contra el costado del avión—. ¡He
perdido cinco años con mi hijo! —grita—. Años que podría haber tenido si
hubiera recibido la carta de Vivien y hubiera impedido que subiera a ese
avión. Nunca te perdonaré por esto. —Lo empuja—. Nunca.
—Para. —Me interpongo entre ellos, separándolos—. Lo que hiciste
fue egoísta y manipulador —le digo a Ronan—. Pero entiendo tus motivos, y
eras joven.
—Eso no lo justifica —suelta Dillon.
Me giro para mirar a mi novio.
—No, no lo hace, pero Ronan es el que tendrá que vivir con eso el resto
de su vida. —Mis rasgos se suavizan y suelto a Ro, deslizando ambas manos
310 por el pecho de Dillon—. Podría decir con la misma facilidad que esto es
culpa mía por no haberle dado la carta a Ash para que te la entregara o por
no habértela entregado yo misma.
—¿Por qué no lo hiciste? —pregunta Ash.
Miro entre ella y Dillon.
—No quiero ofenderte, Ash, pero quería que Dillon tomara la decisión
libre de interferencias e influencias. Si venía a impedirme subir a ese avión,
necesitaba saber que era una decisión únicamente suya, porque estaba
dispuesta a cambiar mi vida por completo por él, y necesitaba saber que
estaba totalmente de acuerdo.
Ella asiente lentamente.
—Eso tiene sentido.
—¿Por qué la pusiste en el buzón? —dice Dillon—. ¿Por qué no
entregármela personalmente?
Arqueo una ceja.
—¿De verdad tienes que preguntarme eso? —Parece confundido.
Típico de un hombre—. Pensé que Aoife estaba allí contigo, y no podía
soportar otro rechazo. Te dije que te amaba en el bar, y actuaste como si no
significara nada. Se me rompió el corazón, Dillon, y no podía enfrentarme a
verte con ella otra vez.
Inclina la cabeza.
—Era natural asumirlo, excepto que no estaba conmigo.
—Lo sé ahora, pero no lo sabía entonces.
—Dios, es todo tan trágico. —Ash niega—. Todas estas pequeñas
cosas conspiraron para mantenerlos separados.
—Lo sé, pero, ¿qué sentido tiene mirar atrás? No podemos cambiar el
pasado. —Acaricio un lado del rostro de Dillon—. La verdad es que no
sabemos qué habría pasado si hubieras recibido esa carta. Tal vez habrías
venido por mí, o tal vez estarías demasiado borracho y aun así te habrías
subido a ese avión al día siguiente y todo se habría desarrollado como lo
hizo.
—O tal vez habría luchado más por ti, sabiendo que me habías elegido.
—¿Pero lo habrías hecho? —Lo miro profundamente a los ojos—. Te
hice daño al huir directamente hacia Reeve. Ese dolor habría seguido ahí.
Un músculo salta en su mandíbula.
—Habría ido tras de ti y te habría impedido subir al avión. Eso habría
evitado que todo sucediera.
—No estoy tan segura, Dil. —Ash se levanta, avanzando hacia
nosotros—. Estabas drogado, borracho e incoherente, y tan lleno de ira y
amargura. Te habría animado a que fueras por ella, pero sinceramente, creo
311 que eres demasiado testarudo como para tomar esa decisión hasta que se
te pasara la borrachera.
—La cuestión es que ahora no importa. —No puedo pensar así porque
sería como decir que si las cosas hubieran sucedido de otra manera,
entonces Reeve seguiría vivo y tal vez Lainey nunca habría existido, y no
puedo pensar en realidades alternativas cuando he luchado tanto por esta
actual.
—¿Cómo puedes decir eso? —grita Dillon, clavándome los ojos
inyectados en sangre—. He perdido años con East. Años que podría no haber
perdido si me hubieran dado tu carta.
Me duele el corazón por él, y siento su dolor.
—No podemos retroceder en el tiempo, y pensar en todos los “y si” es
algo que no nos ha llevado a ninguna parte en el pasado. Todos hemos
cometido errores que han contribuido a la situación, pero ahora estamos
aquí, en el lugar correcto, unidos como familia. Eso es lo que más importa.
Eso es en lo que debemos centrarnos. —Lo beso suavemente—. Sé que estás
enfadado y que estás herido. No puedo decirte cómo reaccionar ante ello. No
puedo decirte que perdones a tu hermano. Puedo decirte lo que pienso, que
es que ya hemos sufrido bastante por los errores del pasado. Estamos
peligrosamente cerca de deshacer todo el progreso que ambos hemos hecho.
—¿Qué estás diciendo, Viv?
—Te estoy pidiendo que mires dentro de ti y encuentres en tu corazón
la forma de perdonar a tu hermano. Tenemos que mirar al futuro, no al
pasado. Se van de gira. Tienen que estar unidos. Tu familia te perdonó por
los secretos que ocultaste y las mentiras que dijiste. Esto debe terminar
aquí. —La situación no es la misma. Lo sé. Pero tenemos que trazar una
línea en algún lugar.
—Ahora mismo no puedo ni mirarlo.
Lo abrazo.
—Necesitas tiempo para procesar y tiempo para calmarte.
—¿Cómo estás tan tranquila? ¿Tan razonable?
—En realidad me ha dado un cierre. Siempre pensé que habías
recibido esa carta y que no te importaba. Además, estoy cansada de odiar,
herir y sentirme triste. Este es un nuevo año, y quiero que sea un nuevo
comienzo.
El piloto asoma entonces la cabeza.
—Despegaremos en quince minutos.
—Tenemos que buscar a E. —Me giro para caminar hacia la salida,
pero Dillon extiende su brazo para detenerme.
—Permíteme. —Parte de la tensión se levanta de sus hombros y se
312 borra de su rostro.
Le doy un beso.
—Ve a buscar a nuestro hijo. Está increíblemente emocionado. Ha
estado escuchando tu nuevo álbum en el auto. Quiere aprenderse todas las
canciones para poder cantar contigo cuando estés en el escenario.
—Oh, Dios. —Ash traga saliva, golpeando una mano sobre su pecho—
. Quiero jodidamente tanto a ese pequeño humano. Gracias a la mierda, se
parece a ti y no al tonto de ahí. —Yo no estaría muy segura de eso, en
absoluto, pero sonrío de todos modos porque Ash siempre me saca una
sonrisa.
Dillon le enseña el dedo medio mientras se dirige a la entrada y
desaparece fuera.
—Gracias, Viv —dice Ronan en voz baja.
Me dejo caer en el asiento junto a él.
—No me des las gracias todavía. Ya sabes lo testarudo que es tu
hermano, y puede que nunca sea capaz de perdonarte. —Siento que debo
preparar a Ronan para esa posibilidad—. Sé que Dillon los decepcionó a
todos cuando ocultó tantas cosas, pero esos secretos no le hicieron daño a
ninguno de ustedes. Más bien, se hizo daño a sí mismo.
—En cambio, lo que hice perjudicó directamente a mi hermano. —
Cuelga la cabeza—. Estoy muy avergonzado.
—Ya lo veo. —Le doy una palmadita en el brazo.
—Estoy increíblemente arrepentido de mis acciones, Vivien. Si
pudiera volver atrás, nunca habría destruido la carta.
—Te creo y te perdono. —Al menos eso explica por qué le cuesta
mirarme a los ojos. Ahora me mira fijamente.
—¿Lo haces?
Asiento, y me siento orgullosa de mí misma. Sé que perdonarlo es lo
correcto, pero no lo digo para mantener la paz. Lo digo de verdad, y no me
ha sido difícil tomar esta decisión. Sin embargo, es completamente diferente
para Dillon, y le llevará algún tiempo. Espero, por el bien de todos, que
puedan encontrar una manera de superar esto.
—Fuiste un gran amigo para mí en Irlanda, Ronan. Sé que no te
propusiste hacerme daño deliberadamente.
Me abraza, y hay lágrimas en sus ojos.
—Quita las manos de mi mujer —dice el hombre de las cavernas
mientras vuelve a entrar en el avión llevando un pequeño y retorcido cable
vivo en sus brazos.
Ro se echa hacia atrás como si se hubiera electrocutado.
—¡Tía Ash! —exclama Easton, deslizándose por el cuerpo de Dillon—.
313 ¡Voy a ir de gira!
—Lo he oído, pequeño. —Ella le choca los cinco—. Nos vamos a
divertir mucho.
—¡Mamá! —Salta sobre mi regazo—. ¡Papá dice que puedo tocar la
guitarra en el escenario con él!
Miro a Dillon con los ojos entornados. Eso es algo que realmente
deberíamos haber discutido juntos, pero le daré un pase libre.
—Eso es increíble.
—No todas las noches, amigo —dice Dillon, levantándolo y poniéndolo
en el asiento frente a Ronan—. Y tendremos que practicar.
—Por supuesto. —Este lo mira como si fuera ridículo.
—Cambia conmigo —dice Ash, mirando a Ronan, y se levanta en
silencio, ocupando su asiento. Se deja caer a mi lado mientras Dillon se
acomoda en el asiento junto a Easton. Están susurrando con las cabezas
acurrucadas, tramando problemas, seguramente—. ¿Alguna vez sientes que
vives en una telenovela de la vida real? —pregunta mientras Leon sube al
avión.
—Todo el maldito tiempo.
—El equipaje está a resguardo a bordo, Vivien —me informa mi
guardaespaldas.
—Gracias.
—Ponte cómodo, Leon —dice Ash, señalando los asientos libres detrás
de Jamie y Conor.
La puerta se cierra cuando aparece la azafata, aconsejándonos que
nos abrochemos los cinturones y nos preparemos para el despegue.
Easton habla sin parar hasta que se queda dormido, arrullado por el
movimiento del avión. Dillon reclina su asiento y lo cubre con una manta,
antes de ofrecerme su mano.
—¿Podemos hablar? —susurra, señalando con la cabeza los dos
asientos vacíos que hay detrás de nosotros.
—Yo vigilaré el tesoro —dice Ash, levantando la cabeza de su libro.
Nos acomodamos en los asientos. Leon está frente a nosotros,
durmiendo la siesta, y todos los demás tienen puestos sus AirPods.
—Siento haberme portado como un imbécil esta mañana —dice,
pasando sus dedos por los míos.
—No pasa nada. Conozco bien tu gen de imbécil.
Sujeta mi rostro y me besa apasionadamente.
—Por si no lo sabías, estoy encantado de que vengan de gira conmigo.
—Estoy emocionada.
—Te amo.
314 —También te amo. Tengo que pedirte un favor —digo, girando en el
asiento para mirar hacia él—. He decidido que me gustaría subir al escenario
contigo, una vez, y cantar.
Sus ojos se abren de par en par.
—¿Qué te ha motivado a hacerlo?
—Tú. Me has animado a superar mis miedos. Siempre he sido lo más
auténtico de mí misma contigo. Quiero hacer esto. Quiero demostrarme a
mí misma que soy la única que tiene el control de mi vida. Quiero ser valiente
y exponerme sabiendo cómo lo percibirán algunos.
—Deberías cantar “She Moved Through the Fair”. Eso pondrá de
rodillas al más crítico de los críticos.
Lo dudo mucho.
—Es una elección extraña para un concierto de rock.
—Es nuestro espectáculo, y si alguien se atreve a cuestionarme, le
daré una paliza.
—Yo también —dice Ash desde arriba. Ambos alzamos la mirada—. Lo
arreglaré con la discográfica.
—Lárgate y métete en tus asuntos —dice Dillon, pero no hay calor en
sus palabras—. Esta es una conversación privada.
—No existe la privacidad en las giras —replica ella.
—No para ti. —Sonríe con suficiencia, deslizando su brazo alrededor
de mis hombros—. Tenemos nuestro propio autobús.
Ella le enseña el dedo medio antes de volver a sentarse mientras Jamie
se acerca a ella.
—¿Estás enojado porque no te lo dije? —pregunto, queriendo aclarar
las cosas antes de que pongamos un pie en dicho autobús.
—Entiendo por qué no lo hiciste, pero hizo que salieran a la superficie
viejos temores. Y volví a mi modo por defecto.
—No puedes poner a prueba a la gente que amas, Dillon. Lo que
hiciste antes fue una manipulación emocional, igual que aquellos primeros
días en Irlanda. No podemos ir allí de nuevo. Se supone que somos mayores
y más sabios.
—Tienes razón, y he hablado de ello en terapia. Tal vez necesito hacer
unas cuantas sesiones más.
—Creo que sería una buena idea. —Me humedezco los labios. Me pone
ligeramente nerviosa decir esto, pero tenemos que ser sinceros el uno con el
otro, y esto hay que decirlo—. Sigo creyendo que Reeve te desencadena, un
poco, y tenemos que hablar de ello y superarlo adecuadamente. ¿Estarías
dispuesto a una terapia de pareja? Meryl me lo mencionó antes, y estoy
315 segura de que estaría abierta a algunas sesiones de video mientras estamos
de viaje.
—Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que esto funcione
y para que seas feliz. Prepáralo y allí estaré.
—Gracias. —Le doy un beso en los labios, apoyando mi cabeza en su
hombro.
Enrosca mi cola de caballo alrededor de su puño.
—La hemos vuelto a joder, ¿eh?
—La vamos a joder de vez en cuando, Dillon. Solo somos humanos, y
bueno, tú eres tú. —Mis labios se curvan, pero lucho contra el impulso de
reír—. Y yo soy yo. Vamos a discutir y a no coincidir en las cosas, y eso está
bien siempre que nos comuniquemos. Me equivoqué al no decírtelo. Debería
haberme dado cuenta de que te recordaría el pasado y te haría dudar de
nosotros. —Me suelta el cabello y levanto la cabeza, apoyando las manos en
sus hombros—. Solo quería hacer algo grande. Has hecho mucho por mí y
quería devolverte algo. Quería ver la sorpresa y la emoción en tu rostro
cuando apareciéramos.
—Lo haremos mejor la próxima vez que lleguemos a un obstáculo.
—Lo haremos porque estás atrapado conmigo, en un espacio
reducido, durante los próximos siete meses. —En cierto modo, me alegro de
que esto haya sucedido. Nos ha hecho recordar lo que es importante y nos
ha mostrado que no somos invencibles. Hemos trabajado mucho para llegar
a este punto, pero eso no significa que todo vaya a ser fácil en el futuro.
Todas las relaciones requieren esfuerzo e inversión. Lo que importa es que
nos queremos y nos comprometemos a que esto funcione, y eso es la mitad
de la batalla.

316
Dillon

L
os últimos siete meses han sido, sin duda, los mejores de mi
vida. Esta gira ha sido la mejor experiencia de mi carrera. Y todo
gracias a Vivien y Easton. Vivir en el autobús con ellos ha sido
increíble, y estamos tan unidos como es posible.
Easton se ha tomado la vida en la carretera como un profesional.
Ver su evidente alegría por formar parte de mi mundo ha significado
todo para mí. Durante el día, cuando estamos durmiendo y luego
ensayando, hace de turista con Ash y Vivien después de terminar sus tareas
317 escolares. Se las han arreglado para realizar montones de actividades en las
distintas ciudades que hemos visitado, y tenemos montañas de fotos para
nuevos álbumes cuando volvamos a casa.
Vivien ha vuelto a las redes sociales y ha conseguido un gran número
de seguidores que se vuelven locos por las fotos que comparte a diario. Estar
de viaje ha hecho maravillas con su ansiedad. Ya no le importa lo que la
gente diga de ella, y el interés por nosotros ha disminuido desde los niveles
molestos de los primeros días.
Superó sus miedos y cantó en el escenario conmigo en Ohio. Solo
estaba yo con la guitarra y ella cantando en un estadio repleto. El público
no dijo ni pío mientras ella pronunciaba las inquietantes letras con tanta
emoción que sé que salían directamente de su alma. Estaban tan
hipnotizados como yo, y al final la ovacionaron.
Estaba tan jodidamente orgulloso de ella.
Al día siguiente, los vídeos de su actuación estaban por todas las redes
sociales, y eso le dio mucha confianza.
Esta noche es nuestra última noche de la gira por Estados Unidos, y
es muy especial porque Easton se une a nosotros en el escenario. Será su
primera vez aquí, y estoy encantado de estar acompañado por mi hijo a la
guitarra. Originalmente, había planeado dejar que se uniera a nosotros más
a menudo. Hasta que Viv y yo hablamos de ello y me explicó sus
preocupaciones, todas ellas válidas. No quiere que viva bajo la mirada de los
medios de comunicación, y ha hecho todo lo posible para protegerlo durante
estos años. El secuestro también es una preocupación muy real.
Pensaba que East iba a echarse a llorar, pero está contento de poder
tocar con nosotros en el escenario durante los ensayos, y ahora va a
conseguir su deseo de tocar ante un estadio lleno. Hemos estado
practicando como locos para realizar esta actuación, y su perseverancia,
talento y determinación me han impresionado enormemente.
Vivien no sabe que estoy a punto de avergonzarla, pero se va a enterar
en un par de minutos.
—¿Están listos para escuchar nuestro nuevo single, Las Vegas? —
grito por el micrófono, sonriendo ante el ensordecedor rugido de aprobación
de la enorme multitud. Me paseo por el frente del escenario, limpiando mi
frente sudorosa con el dorso del brazo—. Esta noche es una actuación muy
especial porque nos acompaña un guitarrista muy especial.
Me doy la vuelta y sonrío cuando veo a East entre bambalinas con
Vivien. Hemos planeado esto juntos porque necesito sacarla al escenario.
Quiero cantarle la letra para que no tenga ninguna duda de lo mucho que
la amo, y luego, más tarde esta noche, voy a proponerle matrimonio.
318 —Por favor, den la bienvenida al escenario a mi hijo, Easton —grito,
mirando hacia él mientras el público grita.
Easton se pasea por el escenario como si fuera el dueño, y Jamie se
ríe de su pavoneo. Lleva a Vivien de la mano y me sonríe con orgullo por
haber interpretado su papel.
—Gracias, amigo. —Me inclino y hacemos nuestro apretón de manos
especial con los codos y los brazos. El público se vuelve loco porque es el
jodido niño más lindo. Cumplió seis años en mayo y le organizamos una
fiesta especial entre bastidores en el concierto de DC.
—¿Qué pasa? —dice Viv, que parece un poco nerviosa.
—No te muevas —replico, sonriendo.
Ayudo a Easton a subirse a su taburete, fijo su guitarra alrededor de
él, y luego vuelvo a colocar su micrófono para que esté al nivel adecuado.
—Holaaaaaa, Las Vegas —dice en el micrófono, y Jamie casi se orina
en su pantalón. Ro casi se cae de su taburete de tanto reírse. Conor está tan
absorto como siempre. Vivien y yo intercambiamos sonrisas mientras el
público grita por nuestro pequeño aspirante a estrella del rock.
—Le pedí a mi hijo que me ayudara esta noche porque es la primera
vez que canto esta canción en público, y como es sobre el amor de mi vida,
quería hacerla personal cantándosela a ella.
El asombro resuena en el gigantesco estadio, mientras uno de los
miembros del equipo sale corriendo con un taburete de respaldo alto para
Vivien.
Los ojos de Vivien se abren de par en par cuando me acerco a ella. La
aprieto contra mí.
—En caso de que estés confundida, me refiero a ti. —Me da una
palmada en el pecho mientras las risas recorren el gran estadio. La hago
girar hacia la parte delantera del escenario y le rodeo la cintura con el brazo.
Lleva un vestido de cuero negro corto y ajustado, con paneles cortados en
la cintura, y unos tacones de aguja que hacen que sus delgadas piernas
parezcan aún más largas. Tengo una erección permanente mirándola—.
¿Cuán sexy se ve mi mujer esta noche? —pregunto a la multitud. Suena un
coro de gritos y silbidos de lobo, y le dedico al público una sonrisa
característica.
—Estás totalmente muerto —dice Vivien, dándose la vuelta para
mirarme.
Discretamente, acerco el micrófono.
—No te oigo —digo.
—He dicho que estás muy muerto. —Su afirmación se proyecta a
319 través del micrófono, rebotando por todo el estadio, y todos se ríen.
—Eso significa que me desea —les digo, guiñando un ojo—. Esta es
nuestra versión de los juegos preliminares.
—¡Jesús, Dillon! —grita, señalando a Easton.
—Mierda. —Casi había olvidado que estaba allí.
—¡Un dólar para el tarro de las maldiciones, papá Dillon!
Después de que la risa se haya calmado esta vez, la hago girar en mis
brazos.
—Te amo. —Antes de que tenga la oportunidad de responder, la bajo
un poco hacia atrás y la beso con fuerza.
—Eso es asqueroso, papá —dice Easton en el micrófono.
Levanto a Vivien y los dos nos reímos con el público.
—Es una copia de ti —me dice Vivien al oído.
—Me lo tomaré como un cumplido —respondo.
—Lo dije como tal. —Sonríe y me siento aliviado de no estar castigado.
La rodeo con mi brazo y nos ponemos de nuevo frente a la multitud.
—Esta mujer es el amor de mi vida y la única mujer que ha sido dueña
de mi corazón. Cada canción de amor que he escrito desde que la conocí ha
sido sobre ella. Me completa de todas las maneras posibles.
Espero que alguien grabe esto y lo ponga en línea, y espero que Aoife
lo vea. Lo último que he oído es que ha vuelto a vivir con sus padres después
de haberlo perdido todo en los tribunales. Tuvo que liquidar todos sus
bienes, y aun así se quedó corta. Nos pagará cada año durante el resto de
su vida, y será un recordatorio constante de todo lo que ha perdido gracias
a sus celos y su avaricia.
Me sitúo frente a Vivien, tomo su mano y me la llevo a la boca. Mis
labios se detienen en su piel mientras la contemplo, con el corazón
consumido por mi amor hacia ella.
—Solo quiero existir contigo, Vivien Grace. Esta canción es para ti.
El público se desmaya, y sé que una vez que empecemos la canción,
los tendré comiendo de mi mano.
Subo a Vivien a su taburete y le planto otro beso en los labios antes
de reunirme con mi hijo. Está sentado, así que opto por hacer lo mismo.
Esta canción es un poco diferente a la mayoría de nuestros temas, y se
presta a esta versión acústica. Acerco mis labios al micrófono y me dirijo al
público.
—Esto es “Exist with You”.
Mantengo la mirada fija en Vivien mientras canto las palabras que
han salido directamente de mi alma. Un silencio sepulcral se ha apoderado
del público mientras escucha. Easton se equivoca un par de veces, pero se
320 recupera, y estoy muy orgulloso de él. Realizar una actuación como la que
acaba de hacer a los seis años demuestra que este pequeño está destinado
a estar en el escenario. Si se trata de un escenario de rock o de un escenario
de teatro, aún está por ver.
Vivien está llorando cuando terminamos con el aplauso masivo del
público. Tomando a Easton en mis brazos, me acerco a ella mientras corre
por el escenario, abrazándonos.
—Dillon —grita—. Ha sido muy bonito. —Me besa antes de dirigir su
atención a East—. Estoy muy orgullosa de ti, Easton. Has estado increíble.
Tienes tanto talento como tu padre. —Le reparte besos por todo el rostro, y
él sonríe, encantado con sus elogios y con su actuación.
—Vamos a terminar con esto ahora —digo, poniendo a Easton de pie—
. Ve a esperar con Ash. —La beso de nuevo porque no me canso de ella esta
noche. Me agacho hacia Easton, abriendo los brazos, y me da un enorme
abrazo—. Lo has hecho increíble, amigo. No podría estar más orgulloso de
ti.
—¡Me encantó, papi! ¿Puedo repetirlo?
Me enderezo, riendo.
—La gira ha terminado esta noche y nos vamos pronto a casa, pero
habrá más giras y más oportunidades de acompañarnos, lo prometo. —Le
alboroto el cabello—. Es hora de ir con mamá.
Me rodea y se inclina ante el público, y se produce un gigantesco
desmayo colectivo de todas las fans.
Jamie se acerca, sonriendo.
—Vas a estar en tantos problemas con este pequeño cuando crezca.
Cautivaría a cualquiera.

—Dillon. —Vivien empuja mis hombros, mirando hacia la esquina del


ascensor—. Hay cámaras.
—No me importa una mierda —digo, devolviendo mis labios a su
cuello y continuando mi recorrido ascendente bajo su vestido.
Me aparta las manos de un manotazo.
—Ten paciencia. Ya casi estamos en nuestra suite.
—¿Te has visto esta noche? —pregunto, rodeando su cintura con mis
brazos, enterrando mi cabeza en su hombro—. Eres sexo con patas, cariño,
y me muero por follar contigo desde el momento en que saliste al escenario.
—¿Por eso has organizado una fiesta de pijamas para East en la suite
321 de Jamie y Ash?
—Es nuestra última noche —murmuro, rozando con mis dientes su
cuello mientras el ascensor se detiene—. Quiero aprovecharla al máximo.
Entramos en el ático, chocando contra mierda mientras mutuamente
a medida que nos arrancamos la ropa.
—Mierda, Hollywood. Necesito estar dentro de ti ahora mismo.
—Estoy lista para ti, estrella del rock —bromea, quitándose la ropa
interior y parándose ante mí en toda su gloria desnuda—. No eres el único
que ha estado cachondo toda la noche. —Se abalanza sobre mí mientras me
quito el bóxer de una patada y saco un condón del bolsillo—. Verte en ese
escenario me excita como no te imaginas, y definitivamente te mereces una
recompensa por esa canción. —La levanto, y sus piernas rodean mi cintura
mientras las lágrimas se acumulan en sus ojos—. Fue hermoso, Dillon.
Sentí cada palabra en lo más profundo de mi alma.
—Bien —gruño, mordiendo el lóbulo de su oreja mientras nos
acercamos a la ventana del suelo al techo—. Porque cada palabra nació de
mi alma. —La beso con fuerza mientras la golpeo contra la ventana,
balanceando mi pelvis contra ella, gimiendo en su boca al sentir su carne
caliente rozando mi dura longitud.
—Fóllame, Dillon. Fóllame muy fuerte. Quiero caminar mañana
sintiendo ese ardor por ti.
La dejo en el suelo para ponerme un condón antes de levantarla de
nuevo y colocarla sobre mi polla. Sujetando mis hombros, baja por mi
longitud, y ambos siseamos cuando está completamente acomodada.
—Te amo. —Embisto y su cabeza se echa hacia atrás.
—También te amo, cariño. Tanto, tanto.
Se aferra a mí mientras embisto, sosteniéndola con mis brazos
mientras la apoyo contra la ventana, pero no puedo empujar con suficiente
fuerza en esta posición, y necesito estar hasta las pelotas en mi mujer esta
noche. La coloco en el suelo y le doy la vuelta para que su parte delantera
desnuda quede pegada a la ventana.
—¿Y si alguien nos ve? —pregunta, levantando el culo y abriendo las
piernas.
—Estamos lo suficientemente alto para que sea muy poco probable,
pero, ¿de verdad te importa? —Vivien está más despreocupada y liberada
ahora, y ha dejado atrás muchos de sus miedos, pero nunca haré nada que
la haga sentir incómoda. Si no le gusta esto, nos alejaremos de la ventana.
Me mira por encima del hombro y se muerde el labio inferior. Una
sonrisa adorna su preciosa boca.
—No. —Su sonrisa se amplía—. No me importa. —Mueve el culo
322 mientras alineo mi polla en la entrada de su coño—. Sacude mi mundo,
cariño.
La penetro de un solo golpe y me la follo, pegada a la ventana, y la
emoción del posible descubrimiento no hace más que aumentar nuestra
excitación.
Después, nos dirigimos al jacuzzi, situado en un balcón junto al
dormitorio, y bebemos champán mientras nos relajamos, hablamos y nos
besamos. Es un placer, pero nuestra noche no ha hecho más que empezar,
aunque ya haya pasado la medianoche.
—Tengo una sorpresa —le digo cuando nos hemos duchado y vestido.
Lleva un precioso negligé de seda rojo y yo un pantalón deportivo con la caja
del anillo escondida en el bolsillo. La tomo de la mano, atrayéndola hacia mi
pecho. La miro fijamente a los ojos antes de besarla suavemente—. ¿Quieres
dormir bajo las estrellas conmigo, Vivien Grace?
Sus ojos se abren de par en par.
—¿Qué has hecho?
—Ven a ver. —La agarro de la mano y la guío hasta la azotea.
Un grito de placer se escapa de sus labios, mientras la bilis sube por
mi garganta. No me había puesto nervioso al hacer esto hasta ahora. ¿Y si
dice que no? ¿Y si es demasiado pronto? ¿Y si no quiere volver a casarse?
No es que lo hayamos discutido más allá de algún comentario desechable.
—Dillon, esto es hermoso. —Su mirada se clava en la vista. Unas velas
que parpadean suavemente cubren el perímetro de la terraza, pero el punto
fuerte es la pequeña carpa en el centro del espacio. Vivien camina hacia ella
y vuelve a jadear cuando ve la cama sembrada de pétalos de rosa blanca y
lavanda. Una mesa auxiliar alberga un cubo con champán frío, dos copas y
un cuenco de fresas con chocolate. Me rodea con sus brazos y me abraza
con fuerza—. ¿Te he dicho lo mucho que me gusta el Dillon romántico?
—Quizá un par de veces —me burlo.
Me alejo de ella y me arrodillo. El corazón me late con fuerza y me
sudan las palmas de las manos. Nunca he estado más aterrado que en este
momento.
Vivien se tapa la boca con una mano y ensancha los ojos.
—Desde que te conocí, supe que eras la única mujer para mí. Incluso
cuando intenté negarte mi corazón, fue un esfuerzo inútil porque era
imposible no enamorarse de ti. Eres todo lo que nunca me atreví a soñar, y
te amé incluso antes de saber que existías. Siempre estuvimos destinados a
ser tú y yo, Vivien. No puedo existir en un mundo sin ti. Sé lo que es
perderte, y no quiero volver a experimentarlo. Te amo, y amo a Easton, y
quiero pasar el resto de mi vida demostrándolo una y otra vez.
323 Las lágrimas caen por su rostro, pero no parece que vaya a decir que
no. Sin embargo, esta mujer ya ha sido imprevisible antes. Me tiemblan las
manos cuando saco la caja y abro la tapa para mostrarle el anillo.
—Déjame amarte para siempre, Vivien. —Ahora también estoy
luchando contra las lágrimas—. Cásate conmigo.
Se arrodilla frente a mí, riendo entre lágrimas.
—Sí, Dillon. Mil veces sí. No puedo esperar a casarme contigo.
Dillon

—A
puesto a que Viv no pensó que aceptar tu
proposición significaba que se casaría cinco días
después —bromea Jamie mientras estamos en lo
alto del pequeño pasillo de la capilla que reservamos para nuestra
ceremonia.
—Dijo que no podía esperar a casarse conmigo —respondo, sonriendo
mientras mis padres llegan al mismo tiempo que los de Vivien.
—Estoy seguro de que no lo dijo literalmente.
324 Miro fijamente a Jamie.
—Eres el peor padrino de la historia. Se supone que tienes que calmar
mis nervios, no hacer como si hubiera intimidado a mi prometida en una
boda precipitada.
Jamie se ríe.
—Estás tan al límite.
—¿No me digas que no estabas igual?
Después de que Vivien y yo anunciáramos la buena noticia a nuestros
amigos y familiares a la mañana siguiente, Jamie y Ash admitieron que se
habían casado el año pasado cuando estaban de vacaciones en México. No
podía creer que Ash lo hubiera mantenido en secreto ni que mi mejor amigo
no me lo hubiera contado. Me explicaron que lo hicieron de improviso y que
querían disfrutar de un tiempo como pareja casada antes de que alguien lo
supiera y la prensa se enterara. No estoy enfadado, solo sorprendido de que
mi hermana haya conseguido mantener el secreto durante tanto tiempo.
—Sí —acepta Jamie—. Y solo te estoy tomando el pelo. Vivien te ama.
Dios sabe por qué, pero estará aquí.
Le doy un codazo en las costillas a mi único padrino antes de alejarme
para dar la bienvenida a los dos pares de padres.
Vivien estaba más que contenta cuando le sugerí que nos quedáramos
en Las Vegas y nos casáramos esta semana. Easton no vuelve al colegio
hasta la semana que viene, así que no había prisa por volver a Los Ángeles.
La última vez que se casó tuvo una gran boda, y me dijo que le encantaba
la idea de un pequeño evento privado con solo nuestros amigos y familiares
cercanos. Fue un poco complicado traer a mi familia desde Irlanda, pero lo
conseguimos.
Ash, Vivien y el director del hotel han pasado largas jornadas
organizando todo. Sinceramente, me habría fugado y me habría casado con
ella en mis vaqueros con solo Easton, Ash y la banda allí, pero Vivien tenía
algunas peticiones, y nunca puedo negarle nada.
Quería que su padre la entregara.
Quería que ambas familias estuvieran aquí.
Y quería llevar un vestido de novia y que yo llevara un traje de novio.
Así que aquí estoy, esperando en una capilla de Las Vegas con un traje
negro de Prada con camisa negra y corbata blanca, aterrado porque el idiota
de mi padrino ha sembrado estúpidas dudas en mi mente.
Jamie, Ash y Audrey son los únicos otros miembros de la fiesta
nupcial, junto con Easton, porque queríamos mantener un perfil bajo.
En otro tiempo, probablemente también se lo habría pedido a Ronan,
pero las cosas ya no son lo mismo entre nosotros. Conseguí esquivar mis
325 sentimientos para que pudiéramos superar la gira, y aparte de esa traición,
ha sido un buen hermano. Pero no puedo olvidar los años que perdí con
Easton y el papel que desempeñó. Con el tiempo, creo que llegaré a un punto
en el que pueda perdonarle, pero dudo que nuestra relación vuelva a ser
como antes.
—Estás muy guapo, Dillon. —Mi madre me abraza—. Y estoy tan feliz
por ti.
—Gracias, mamá.
Papá me da una palmada en la espalda.
—Estás muy elegante, hijo.
—Gracias por estar aquí. ¿Dónde están todos los demás?
—Se están haciendo fotos afuera, pero entrarán en un minuto —
explica mamá—. Tendré más palabras contigo y con mi hija después de la
ceremonia —dice por encima de mi cabeza mientras Jamie se acerca.
Anoche en la cena se desahogó con los dos, pero parece que no lo hizo del
todo.
—¿No puedes seguir enfadada, Cath? Deberías alegrarte de haber
conseguido que alguien te quitara a esa mujer salvaje de encima.
Mamá lo agarra por la camisa, abrazándolo.
—Vamos, sinvergüenza, y no hables así de mi hija.
—Sabes que la quiero hasta los putos huesos y que la cuidaré lo mejor
posible.
—Lameculos —vocalizo.
Jamie me enseña el dedo medio y veo a Lauren sonriendo mientras lo
observa todo. Anoche estuvo en la cena con todo el clan, así que ya sabe
cómo somos. Las dos madres se llevan bien, y el padre de Viv incluso ha
conseguido convencer a mi padre para que hable, lo cual es un milagro
porque papá no es conocido por sus animadas conversaciones. Es más bien
un observador silencioso y estoico.
—Las chicas han acordado un banquete de bodas conjunto en Irlanda
el próximo verano —le recuerdo—. Podrás tener tu día de fiesta entonces.
—Eso está muy lejos. ¿Y las Navidades? —Sus ojos se iluminan.
Me rio a carcajadas.
—Nadie podría meter a Vivien en un avión a Irlanda en Navidad.
¿Estás loca? Probablemente le daría hipotermia. —Ash le había sugerido a
Viv una boda en invierno, y la expresión de su rostro fue jodidamente
impagable—. No tienes ninguna posibilidad de convencer a mi princesa
californiana de que se case en Irlanda en pleno invierno. Ninguna
posibilidad. Nada.
326 El nivel de ruido explota cuando mis hermanos, sus esposas e hijos
entran en la capilla. Jamie, y mis padres se mueven para ir con ellos, pero
aparto a mamá y papá porque hay algo que necesito decirles.
—¿Qué pasa? —El ceño de mamá se frunce al instante—. No te estarás
arrepintiendo, ¿verdad?
—¿Estás bromeando? —Mis ojos casi se salen de mi cabeza—. Estoy
tan seguro como se puede estar. No puedo esperar a casarme con Vivien. He
soñado con este día durante años.
La expresión de Lauren se suaviza, y me alegro de tener una buena
relación con los padres de Vivien ahora. Es importante para mí. No solo por
Viv, sino también por Easton.
—No se trata de Vivien. Hay algo que necesito decir. Algo que debería
haber dicho hace mucho tiempo. —Tomo las manos de mis padres—.
Gracias. —Las lágrimas me apuñalan los ojos y trago sobre el nudo en la
garganta—. Gracias por aceptarme, por quererme y por hacerme sentir
siempre incluido. Nunca me trataron de forma diferente, y nunca me
reprocharon que estuviera en modo autodestrucción. —Primero abrazo a
mamá—. Te quiero, mamá. Te quiero mucho.
Limpio las lágrimas que salen de mis ojos. Mierda.
Papá se acerca a mí, abrazándome antes de que haya tenido la
oportunidad de abrazarlo.
—Te queremos, hijo, y estamos muy orgullosos del hombre en el que
te has convertido.
—Gracias, papá. También te quiero. —Se me hace un nudo en la
garganta.
—¿Quién es la nena ahora? —dice Jamie, y simultáneamente quiero
darle un puñetazo y agradecerle por ayudar a aligerar el ambiente.
—Oh, me encantan las bodas —dice Lauren, secándose las lágrimas
de los ojos—. Siempre sacan a relucir mucha emoción. Eso fue hermoso,
Dillon.
—No he terminado —digo, improvisando ahora. Había planeado
hablar con mis padres antes de la ceremonia, pero no iba a decir nada a los
padres de Viv todavía, esperando mi discurso. Pero el momento perfecto es
ahora. Envuelvo a Lauren en mis brazos—. Gracias por darme otra
oportunidad y por confiar en mí con Vivien e Easton. Les prometo que los
amaré y protegeré el resto de mi vida.
—Oh, Dillon, para. —Se ríe a medias, soltándose de mi abrazo—.
Estás arruinando mi maquillaje.
Todos nos reímos, y entonces toma mi mano, apretándola.
—Has demostrado con creces que eres un buen hombre, Dillon. Jon
327 y yo sabemos que vas a ser un marido tan increíble como un padre. Has
devuelto la sonrisa a los rostros de mi hija y de mi nieto, y eso es algo que
nos preocupaba que nunca ocurriera. —Ladea la cabeza—. Pero es más que
eso. Vivien ha cobrado vida de una manera que nunca había visto antes.
Literalmente brilla de felicidad, y sabemos que eso se debe a ti. Gracias por
quererlos a ella y a Easton, y bienvenido a la familia.
—Me siento honrado de ser parte de su familia.
—Ya está aquí —grita Ronan, entrando en la capilla con su hija, Emer,
en brazos.
La mujer que dirige la ceremonia entra en la sala por una puerta
lateral y nos hace señas para que nos acerquemos.
—Por favor, tomen asiento. La novia estará con nosotros en breve.
Lauren me besa la mejilla.
—No te pongas nervioso. Está deseando casarse contigo. No me
sorprendería que corriera por el pasillo.
—Debería haberte pedido que fueras mi padrino —bromeo, lanzando
una sombría mirada a Jamie—. Este apesta en los discursos motivacionales.
—Solo estoy siendo realista, hermano. —Jamie me da un golpecito en
el hombro y sonrío.
Ocupamos nuestros lugares y trato de controlar mis nervios mientras
empiezan a sonar las notas iniciales de “I Knew I Loved You” de Savage
Garden. Me vuelvo para mirar cuando hay movimiento detrás de nosotros,
luchando contra la emoción mientras Easton avanza por el pasillo con un
aspecto jodidamente adorable en su pequeño traje. Ha insistido en una
versión en miniatura del mío, con camisa negra y corbata blanca. Lleva el
cojín del anillo y parece muy orgulloso.
—Mamá estaba llorando —dice cuando me alcanza, y lo atraigo a mi
lado mientras Ash sube por el pasillo con un precioso vestido de seda verde
hecho por Vivien. Lleva un ramo de rosas blancas que me hace sonreír.
—¿Está bien mamá? —le pregunto a East.
Asiente.
—Dice que son lágrimas de felicidad porque está muy contenta de
casarse contigo.
Una capa de estrés se levanta de mis hombros.
—Eso es bueno, amigo.
—También estoy feliz de que te cases con mamá. Ahora sé que nunca
te irás.
Me agacho mientras Ash llega a lo alto del pasillo y Audrey empieza a
caminar. Easton sigue echando de menos a Reeve, pero su vida ha seguido
adelante y no se entristece tan a menudo. Este comentario me recuerda que
328 el impacto de lo que ha vivido siempre estará ahí, y odio que todavía se
sienta inseguro. Que la tragedia significa que probablemente siempre lo
seguirá haciendo.
—No me voy a ninguna parte, Easton. —Lo abrazo—. Los quiero a ti y
a tu madre, y siempre estaré ahí para ustedes.
—Lo sé, papá. —Me toma de la mano mientras Vivien aparece.
Todo el mundo se gira para mirarla, y es una visión en blanco
mientras camina por el pasillo del brazo de su padre. En su rostro se reflejan
fuertes emociones, su sonrisa es amplia y sus ojos brillantes, y me dan
ganas de correr hacia ella porque la necesito en mis brazos inmediatamente.
Solo tenemos ojos para el otro mientras se acerca, con un vestido de
seda blanco sin tirantes hasta la rodilla con una superposición de encaje
que ella misma hizo. Es un diseño bastante sencillo, pero elegante y con
clase. Como mi novia. Lleva el cabello recogido en un moño y el maquillaje
es sutil. Lleva un gran ramo de rosas en el pecho.
—Estás impresionante. Soy el hombre más afortunado del mundo —
le digo cuando se acerca a mí, tirando de ella antes de que Jon pueda
entregármela oficialmente.
Al diablo con el protocolo.
Mis labios se estrellan contra los suyos y la beso con toda la emoción
contenida que corre por mis venas.
—Ejem. —Jonathon se aclara la garganta—. Se supone que debes
esperar hasta después de casarte para besar a tu novia. —Sonríe cuando
separo mis labios de Vivien a regañadientes.
—Mi padre siempre besa a mi madre —exclama Easton, y todos se
ríen a carcajadas.
—Eso es porque tu madre es la que mejor besa.
—Así se hace, mamá. —East levanta la mano para chocar los cinco, y
todos vuelven a reírse.
—Cuida de mi princesa y mi principito —dice Jonathon, con los ojos
sospechosamente vidriosos.
—Siempre —prometo.
Tomo las manos de Vivien y nos giramos para mirar a la ministra
cuando algo en el interior de su muñeca me llama la atención. Le doy la
vuelta a su mano y mis ojos se abren de par en par.
—¿Cuándo te has hecho esto? —pregunto, pasando el dedo
suavemente por la tinta de su muñeca. Todavía está hinchada y un poco
roja, así que es bastante reciente.
—Anoche —confirma.
Nos habíamos separado la noche anterior para nuestras despedidas
329 de soltera y soltero. Fuimos al Strip y perdimos una tonelada de dinero en
los casinos antes de disfrutar de unas copas en el bar del hotel. Las chicas
se quedaron en la suite de Ash, bebiendo champán, haciéndose las uñas y
hablando de nosotros, sin duda.
—Me encanta. —Beso sus labios mientras mi corazón se hincha de
amor por ella—. Ahora todos los cabrones sabrán definitivamente que eres
mía. —Mi nombre está grabado en su piel para siempre, y maldita sea si eso
no me llena de orgullo. Me he hecho un tatuaje en la parte superior del brazo
izquierdo con los nombres de Easton y Vivien, enroscados bajo una sola
rosa. Hay suficiente espacio alrededor para añadir más nombres cuando
decidamos hacer crecer nuestra familia.
—¿Estamos listos para empezar? —pregunta la oficiante, y estoy
seguro de que se está hartando de mi molesto culo, pero al diablo. Es el día
de mi boda, y no soy precisamente conocido por seguir las reglas.
—Tan listos como siempre —digo, tirando de Easton para que esté
delante de nosotros. Muestro a mi hermosa novia una de mis sonrisas
características—. Vamos a casarnos, Hollywood.
Vivien

T
ermino la llamada con el corredor de bienes raíces y chillo.
—Alguien suena feliz —dice Dillon, entrando en mi oficina
en casa con dos tazas.
Me paro, sonriendo.
—Lo conseguimos. Tenemos el sitio.
Desde que regresamos a Los Ángeles desde Las Vegas hace dos meses,
hemos estado buscando activamente terrenos adecuados para construir
nuestra nueva casa. Cuando llegamos a casa después de nuestra boda,
330 hablamos sobre dónde viviríamos y decidimos que era hora de buscar
nuestro propio lugar. No se sentía bien comenzar nuestra nueva vida
matrimonial en la casa de ensueño que Reeve construyó para mí, pero
tampoco me sentía del todo cómoda viviendo en la casa de soltero de Dillon.
Afortunadamente, estábamos en la misma página y acordamos comenzar a
buscar de inmediato una nueva casa familiar.
No estábamos planeando construir desde cero, pero habíamos visto
toneladas de casas y ninguna fue la adecuada. Nuestro agente de bienes
raíces nos contó sobre un sitio en lo alto de Hollywood Hills con vistas
increíbles, y supimos que era perfecto en el momento en que lo vimos.
—Esa es la mejor noticia. —Dillon me besa apasionadamente antes de
darme un café—. También tengo buenas noticias —dice, tomando mi mano
y llevándome al sofá—. Hablé con los muchachos y están de acuerdo.
Retrasaremos la gira europea por un año.
—¿Estás seguro, Dillon? Sabes que iríamos contigo, y ahora he
decidido que no volveré a mi trabajo independiente, no tengo compromisos
que me detengan.
Tomo un sorbo de mi café mientras considero lo afortunada que soy
de no tener que trabajar para ganarme la vida. Sin embargo, me gusta estar
ocupada y, aunque en el pasado disfrutaba escribiendo para programas de
televisión y películas, mi perspectiva de la vida ha cambiado de muchas
maneras y mis prioridades son diferentes.
Todavía estoy trabajando en mi autobiografía, así como en algunas
obras de ficción, y estoy más interesada en el diseño de vestidos en este
momento. Eso y quiero estar aquí para Dillon y Easton, y quiero centrarme
en mi familia. La construcción del nuevo lugar será un proyecto gigantesco,
incluso con un gerente de proyecto a tiempo completo a bordo. No quiero
estresarme demasiado ni hacer grandes compromisos. Prefiero ver a dónde
me lleva la vida.
—Lo sé, cariño, pero quiero sentar cabeza aquí y disfrutar de la vida
contigo y con East. Estoy harto de hacer giras y necesito un descanso. —
Vacía lo que le quedaba de café y deja la taza sobre la mesa.
—¿Y los chicos están realmente de acuerdo con eso?
Asiente.
—Creo que Jamie y Ash quieren intentar tener un bebé, así que él está
feliz de echar raíces para variar.
—Ella me dijo que lo estaban intentando —admito porque sé que no
esperaría que se lo oculte a Dillon.
—Probablemente deberíamos discutir eso en algún momento —dice,
331 luciendo un poco ansioso.
—Vamos a discutirlo ahora.
—Sé que has dicho que quieres más hijos, pero la última vez que
hablamos de eso, dijiste que no sabías cuándo estarías lista. No te estoy
presionando. —Se apresura a tranquilizarme—. Me gustaría tener una idea
de cuándo podemos empezar a intentar.
—¿Cuándo te gustaría empezar? —pregunto, bebiendo un trago de mi
bebida.
—Cuando estés lista. Tú marcas el ritmo, Hollywood. Lo sabes. —Me
lanza una sonrisa torcida y me derrito por dentro. Amo tanto a este hombre,
y agradezco a Dios todos los días por traerlo de regreso a mi vida.
—Entonces supongo que nos vamos a deshacer de los condones.
—¿Sí? —Se sienta erguido, luciendo un poco aturdido—. ¿Lo dices en
serio?
Asiento, sonriendo.
—En serio. Quiero tener otro bebé contigo, Dillon. Estoy lista.
Deja mi taza y me levanta, haciéndome girar.
Me rio cuando Charlotte asoma la cabeza en la habitación.
—Perdón por interrumpir. Llamé, pero…
—Mi esposa estaba chillando tan fuerte que no te oímos —continúa
Dillon por ella.
Golpeo su pecho.
—Bájame.
Charlotte sonríe y su alegría por mi felicidad es obvia. Fue la primera
en felicitarnos calurosamente cuando regresamos a casa. Adora a Dillon y
él la tiene envuelta alrededor de su dedo meñique.
Publicamos un selfie el día de nuestra boda, confirmando nuestro
matrimonio, deseando dar la noticia primero. Los fans de Dillien se volvieron
locos y estaban los enemigos habituales, pero los ignoramos.
Uno de los mayores regalos que me ha dado Dillon es la capacidad de
ver la intrusión de los medios de comunicación desde una perspectiva
completamente diferente. No dejo que me estrese como solía hacerlo, y estoy
jodidamente segura de que no dejaré que eso me impida vivir la vida.
—Tienen una visitante en la puerta. No está en la lista aprobada.
Miro a Dillon.
—¿Estabas esperando a alguien?
Niega.
—¿Cuál es su nombre?
—Lori Roberts. —Charlotte se moja los labios—. Dijo que es la
hermana mayor de Saffron Roberts.
332 La bilis se agita en mi estómago.
—¿Qué quiere?
—Dijo que necesita hablar contigo urgentemente. Dijo que Reeve le
dijo que viniera a verte si él no estaba presente.
Dillon y yo intercambiamos miradas.
—Le dio esto al guardia de seguridad para que te lo diera. —Charlotte
extiende un sobre con mi nombre garabateado en el frente.
Mi pulso se acelera y mi corazón late salvajemente.
—Esa es la letra de Reeve. —Tomo el sobre con manos temblorosas.
Dillon pasa su brazo alrededor de mi espalda.
—Ábrelo.
Quito la única página doblada y las náuseas me suben por la
garganta. Mi primera reacción es decir al diablo con esto. Reeve está muerto
y no quiero tener nada que ver con la familia Roberts, pero soy más fuerte
de lo que solía ser y ya no huyo de las cosas. Entonces, abro la carta y leo
las palabras de mi difunto esposo. Dillon lee por encima de mi hombro.
Mi querida Vivien,
Si estás leyendo esta carta, es porque me ha pasado algo y Lori
necesita tu ayuda. Sé que estás confundida. Ella te lo explicará y luego te
tiene una segunda carta. Lori no se parece en nada a Saffron y necesitas
escuchar lo que tiene que decir.
Por favor, haz esto por mí. Eres la única persona con quien puedo
contar.
Todo mi amor,
Reeve.
—Oh, Dios. —Me tambaleo un poco cuando mis rodillas se doblan,
pero Dillon está ahí para mantenerme erguida.
—No tienes que hacer esto —dice.
—Tengo que hacerlo. —Lo miro—. Tengo un mal presentimiento sobre
esto, pero ignorarlo no lo hará desaparecer. Me volveré loca tratando de
averiguar qué está pasando. —Me vuelvo hacia Charlotte—. Por favor, dile
al guardia que la deje pasar y envíe a Leon a la puerta para recogerla.
Asiente y se va.
—¿Qué crees que podría ser esto? —inquiere Dillon, llevándome de
regreso al sofá.
—Prefiero no adivinar.
Dillon me sostiene mientras esperamos que Lori llegue y me explique
qué diablos está pasando. Descanso mi cabeza contra su pecho, cierro los
ojos y respiro profundamente, recordándome que soy fuerte. Me alegro de
que Easton esté en la escuela para que podamos hablar con ella sin
333 interrupciones.
Nos trasladamos a nuestra sala de estar formal y llega unos minutos
más tarde, justo cuando Charlotte trae una bandeja con refrescos.
Dillon y yo nos ponemos de pie cuando Lori entra en la habitación. No
es en absoluto lo que esperaba, y no se parece en nada a Saffron con su
cabello rubio corto, ojos azules en forma de almendra y piel pálida. Está
vestida con un traje de pantalón azul marino con una blusa color crema y
zapatos de tacón planos. Lo único que tienen en común es su baja estatura,
pero Lori es mucho más delgada que Saffron y no tiene sus curvas.
—Somos medio hermanas —dice, y me sonrojo, sintiéndome grosera—
. Tuvimos la misma mamá pero diferentes padres.
Recordando mis modales, doy un paso hacia ella, extendiendo mi
mano.
—Perdóname. Soy Vivien, y este es mi esposo, Dillon.
Nos da la mano a ambos y su palma está un poco húmeda.
—Gracias por recibirme. Sé que deben estar confundidos.
—Por favor, siéntate —dice Dillon, señalando el sofá frente a nosotros.
—¿Puedo traerte algo de comer o beber? —pregunto.
—Un poco de agua estaría bien. Gracias.
Dillon le entrega una botella de agua y un vaso de la bandeja.
—No quiero quitarles demasiado tiempo y no hay una manera fácil de
iniciar esta conversación, así que iré directa al grano.
—De acuerdo. Reeve dijo en su carta que confiara en ti, así que te daré
el beneficio de la duda.
Saca una foto de su bolso con manos temblorosas. La miro más de
cerca, notando las sombras amoratadas debajo de sus ojos, sus labios
agrietados y pequeñas gotas de sudor que se forman en la piel pálida de su
frente. En esta proximidad, puedo ver que su traje cuelga de su cuerpo, lo
que indica que ha perdido peso. Está claro que la mujer no se encuentra
bien y me pregunto si esa es parte de la razón por la que está aquí.
—Necesito hablarte de mi hijo. Mi esposo y yo lo adoptamos cuando
era un bebé. —Me entrega la foto—. Este es Bodhi.
Mi visión se nubla mientras miro la foto en una mezcla de confusión,
horror y miedo.
—Se parece a Easton —comenta Dillon al mismo tiempo que yo digo:
—Se parece a Reeve.
—¿Qué está pasando? —cuestiona Dillon, apretando su agarre
alrededor de mis hombros, saltando en modo protector.
—Bodhi es el hijo biológico de Reeve. Suyo y de Saffron.
334
Vivien

L
a miramos en completo estado de conmoción, y es un milagro
que no vomite.
—¿Qué mierda? —dice Dillon después de unos pocos
segundos silenciosos, y me alegro de que haya encontrado su voz porque
todavía estoy en un estado de sorpresa total e incapaz de formar
pensamientos coherentes, y mucho menos palabras.
—Reeve descubrió que Saffron estaba embarazada unos meses antes
de que regresaras de Irlanda. —Comienza a explicar, mirándome.
335 Agarro el brazo de Dillon mientras mi cuerpo comienza a temblar.
—Saffron preparó todo.
Eso me saca de mi aturdimiento.
—¿Estás diciendo que se quedó embarazada a propósito?
Asiente.
—¿Cómo exactamente?
Lori bebe un sorbo de agua.
—Saffron siempre ha tenido problemas, pero las cosas se
intensificaron después de que su padre murió en un robo fallido y nuestra
madre se suicidó seis meses después. Yo acababa de cumplir dieciocho años
y Saffron solo tenía catorce. Dejé la universidad y solicité la tutela porque
no podía permitir que la pusieran en un hogar de crianza. Me cambié a la
universidad comunitaria y traté de cuidarla, pero se descarriló por completo.
Pasando el rato con gente ruda, teniendo sexo con chicos mucho mayores
que ella, bebiendo y consumiendo drogas.
—Si esto está destinado a generar simpatía, no está funcionando —
digo—. Tu hermana hizo todo lo posible para arruinar mi vida, y nunca se
lo perdonaré.
—Sé lo que te hizo, Vivien, y lamento cómo interfirió en tu vida y la de
Reeve. Estoy tratando de explicar cómo esto es más que una mujer fuera de
control. Saffron tiene problemas de salud mental no diagnosticados. La
eliminé de mi vida cuando cumplió veinte años y tuvo ese romance con el
director de cine y su esposa. Trató de convencerlo de que dejara a su esposa
y se casara con ella, y cuando él la dejó, filtró esas cintas sexuales en
internet para sacar provecho de su notoriedad.
La recuerdo discutiendo esto cuando estábamos en Laguna Beach.
—Nos dijo que era una decisión mutua y que impulsaba todas sus
marcas. —No me sorprende que le contara diferentes versiones de la historia
a diferentes personas. Me pregunto si ya recuerda lo que es realmente cierto.
La mujer es una mentirosa patológica.
—La catapultó a la fama instantánea y se volvió insoportable. Tuve
que cortar los lazos con ella porque me estaba arrastrando hacia abajo.
Pasaba todo el tiempo estresándome por ella, y Travis, mi entonces
prometido, me dijo que era una adulta responsable de sus propias acciones.
Vio lo tóxica que era y supo que solo seguiría usándome, así que me mudé
a San Jose para poner algo de distancia entre nosotras.
—¿Cómo llegaste a adoptar al hijo de Reeve? —pregunto, casi
ahogándome con las palabras.
Dillon está silenciosamente hirviendo de furia a mi lado, pero
haciendo todo lo posible por ocultarlo.
336 —Saffron apareció en mi puerta unos años más tarde, borracha y
divagando. Habíamos tenido muy poco contacto desde que me mudé de Los
Ángeles. —Toma otro sorbo de agua—. No estoy segura si tenía la intención
de contarme todo, o si era el alcohol en su sistema, pero me dijo que había
manipulado deliberadamente a Reeve para separarlos y cómo había
planeado atraparlo en matrimonio al embarazarse.
—Jesucristo. —Dillon niega mientras pasa su mano arriba y abajo de
mi espalda.
—Saffron era una oportunista y, en esencia, era una vaga. Sabía que
no era una gran actriz y que su fama era fugaz. No tenía ninguna intención
de trabajar por el resto de su vida. Su plan era encontrar un marido rico y
convertirse en una esposa trofeo. —Lori me lanza una mirada de disculpa—
. Puso su mirada en Reeve. Era joven, rico e ingenuo. También sabía que él
iba a llegar lejos, pero tú eras un obstáculo que tenía que eliminar. Reeve se
negó a tener nada que ver con ella después de que saboteara su relación,
pero Saffron es terca y decidida, y esperó el momento oportuno. Sabía que
encontraría un momento para actuar, y lo hizo.
—En México —digo, comenzando a encajar las piezas en su lugar.
Lori asiente.
—Estaba planeando emborracharlo y abalanzarse sobre él cuando
estuvieran allí, porque estaba ovulando, pero él se lo puso más fácil.
Miro a Dillon, no estoy segura si alguna vez le he dicho esto.
—Reeve me dijo que se enteró de que estaba saliendo contigo cuando
estaba en México y se vino abajo. Se emborrachó y tomó drogas y se despertó
a la mañana siguiente desnudo en la cama con Saffron.
—Ella se rio diciéndome lo fácil que fue meterlo en su cama. Le había
dado estimulantes, y bueno… —Junta sus manos nerviosamente frente a
ella, sin querer decirlo.
—Lo puso cachondo, y follaron toda la noche —supongo.
Asiente.
—Saffron no podía creer que funcionó y quedó embarazada, pero su
plan fracasó, porque cuando fue a Reeve, se volvió loco. Se negó a casarse
con ella, entonces ella le pidió diez millones de dólares para hacerse un
aborto.
—No hay forma de que Reeve la hubiera dejado abortar a su hijo. —
Sé lo que sentía por el aborto.
—Estás en lo correcto. No contemplaría ninguna noción de aborto. Le
dijo que le daría cinco millones de dólares si se iba al extranjero para tener
el bebé, se mantenía limpia durante el embarazo, firmaba un acuerdo de
confidencialidad, daba al bebé en adopción y se mantenía alejada de los dos.
337 —¿Y confiaba en que ella no hablaría de eso? —pregunta Dillon, la
incredulidad clara en su tono—. Cinco millones no podrían haber significado
mucho para ella en ese entonces. ¿Seguramente podría haber vendido su
historia por más?
—Saffron no tenía una buena representación y ganaba una fracción
de lo que Reeve ganaba por las películas de Rydeville. El dinero que Saffron
tenía lo inhalaba por su nariz. Estaba bastante arruinada, pero ese no era
el único incentivo. Reeve jugó la mejor carta, y así fue como terminó en mi
puerta esa noche.
—¿Que carta? —pregunto, metiendo mi cabello detrás de mis orejas.
—Encontró a un par de esas chicas que te atacaron en ese callejón, y
confirmaron que Saffron lo había organizado. También confirmaron que les
había pagado con drogas. Una de ellas tenía una boca realmente inteligente,
dijo Reeve, pero era astuta. Tenía imágenes de video de Saffron pidiéndoles
que te atacaran y una grabación de ella entregando la paga.
—La hubieran enviado a prisión por vender a menores —dice Dillon,
sirviéndome un café recién hecho y colocando la taza en mi mano—. Bebe
eso, cariño. Estás temblando como una hoja.
Lo miro.
—¿Puedes creer esto?
—No. Joder, no puedo —dice entre dientes, y un músculo se tensa en
su mandíbula.
—Así es como Reeve se aseguró de mantener a raya a Saffron. Puso
órdenes de restricción a su nombre y lo organizó para que fuera a una clínica
de rehabilitación privada en Suiza. Pero Saff siempre fue ingeniosa. Encantó
a uno de los enfermeros y él le estaba proporcionando drogas durante los
últimos tres meses que estuvo allí.
—¿Mientras estaba muy embarazada? —El horror y el disgusto me
invaden. Sabía que Saffron era escoria de la tierra, pero esto lo prueba de
manera concluyente. Qué perra tan imprudente y egoísta.
Lori asiente.
—Reeve se puso furioso cuando se enteró. Es por eso que terminó
teniendo un parto prematuro. No debía parir hasta mediados de enero, pero
terminó dando a luz el día de Navidad.
—Ay, Dios mío. —Miro a Dillon—. Por eso estaba triste en Navidad. No
tenía nada que ver conmigo.
—Yo diría que fue una combinación. —Dillon besa mi mejilla—. Bebe
tu café, amor. —Vuelve a concentrarse en Lori—. ¿Cómo terminaste
adoptando a Bodhi?
338 —Me acerqué a Reeve después de que Saffron se fuera esa noche. Le
expliqué que mi esposo y yo no podíamos tener hijos y que habíamos estado
explorando la adopción. Bodhi también era de mi carne y hueso. Tenía
sentido que lo acogiéramos. Teníamos mucho amor para dar y quería cuidar
de mi sobrino. —Se sienta, suspirando, luciendo exhausta—. Reeve no
estaba seguro al principio, pero verificó nuestros antecedentes, nos
sentamos y hablamos durante horas, y gradualmente aceptó. Nos compró
una casa nueva, envió una asignación mensual y estableció un fondo
fiduciario que Bodhi obtendrá cuando tenga dieciocho años.
No puedo entender esto.
—¿Cómo pudo Reeve abandonar a su hijo? ¡Eso debe haberlo matado!
Sufrió problemas de autoestima toda su vida porque su padre fue muy
negligente. Todo lo que Reeve quería era una familia propia.
—Contigo —dice Dillon, luchando por controlar su ira—. Reeve no
quería tener una familia con ella, y sabía que si lo descubrías lo dejarías
para siempre. —Pone sus puños a los costados—. Sacrificó a su hijo por la
mujer que amaba. Exactamente como alguien más que conocimos. —Dillon
me taladra con una mirada y me duele el estómago porque tiene razón.
Reeve le dio la espalda a su hijo por mí mientras Simon le dio la espalda a
Dillon porque lo culpaba por la muerte de su esposa.
Esto es tan jodido.
Lori asiente.
—Eso es exactamente lo que Reeve dijo cuando le pregunté por qué
estaba haciendo esto. Sabía que tenía los medios para cuidar a su hijo, así
que al principio no lo entendí.
—Todavía no puedo creer que renunciara a su hijo. —Entierro mi
cabeza en mis manos—. ¿Cómo pudo hacer eso?
—No fue fácil para él, pero me dijo que no tenía otra opción. Dijo que
eras tú o Bodhi. Estaba trabajando para recuperarte en ese momento. Me
dijo lo perdido que estaba sin ti y que no valía la pena vivir su vida si no
estabas a su lado.
—¡Qué jodida mierda! —sisea Dillon, perdiendo el tenue control que
le queda.
Las lágrimas corren por mi rostro y un dolor punzante se instala en
mi pecho.
—¡Esto está muy mal! —grito—. ¿Cómo pudieron sus dos padres
abandonarlo? —Odio a Saffron aún más ahora, pero no tengo ni idea de lo
que siento por Reeve. Estoy conmocionada y mi cabeza es un desastre.
—¿Lo habrías dejado si te lo hubiera dicho? —pregunta, sacando un
pañuelo de papel de su bolsillo y secándose la frente.
339 Me limpio las lágrimas, inclinándome hacia Dillon en busca de apoyo.
No necesito pensar en eso por mucho tiempo.
—Sí. Tu hermana fue un tema muy doloroso para mí. Solo tenía veinte
años, y por mucho que amara a Reeve, nunca lo habría perdonado por dejar
embarazada a mi archienemiga, sin importar las circunstancias. Sé que me
habría marchado.
—Si no hubiera sido tan jodidamente posesivo contigo, todo podría
haber sido diferente —dice Dillon, paseándose por la habitación.
—No fue una buena situación y no sé cómo Reeve pudo tomar esa
decisión porque parecía un buen hombre. Sé que era un buen hombre —
añade—. No era como mi hermana. Mi hermana nunca habría considerado
a su bebé ni por un solo segundo, excepto como un medio para extorsionar
a Reeve por dinero o matrimonio. Ella estaba absolutamente furiosa cuando
él volvió contigo y enojada cuando descubrió que se había casado contigo y
que tuvieron un hijo.
—¿Reeve visitó Bodhi? —pregunto, necesitando saber cuán profunda
se extiende la traición.
Niega.
—Lo abrazó cuando era un bebé cuando se tramitaron los trámites de
adopción, pero no volvió a visitarlo. A petición suya, le enviaba una carta
cada año actualizándolo, y él siempre le enviaba regalos en diciembre. Uno
para su cumpleaños y otro para Navidad.
—¿Bodhi sabe que es adoptado? —pregunta Dillon—. ¿Sabe quiénes
son sus padres biológicos?
—Sabe que es adoptado y sabe que los regalos que recibe son de su
padre biológico, pero no sabe sus nombres.
—¿Saffron lo ha visitado alguna vez? —cuestiono.
Niega de nuevo, y se está convirtiendo en un patrón familiar.
—¿Nunca? —Me pregunto si incluso lo miró o lo abrazó después de
dar a luz. Odio a esa puta con cada fibra de mi ser. Odio que le haya dado
un hijo a Reeve cuando yo no. Clavo mis uñas en mis muslos, sintiendo
simpatía por Bodhi. Es un niño inocente atrapado en este lío.
—No tiene ningún interés en él, y es el niño más adorable. Ha traído
una inmensa alegría a mi vida, y no veo cómo alguien podría dejar de
amarlo.
—¿Tiene algún problema de salud o problemas debido a las drogas
que tomó durante el embarazo? —pregunto.
—Tenía bajo peso cuando nació, y no habló hasta los tres años, y
luego tuvo un ligero impedimento en el habla. Asistió a terapia del habla
340 durante un año y ahora su habla está bien. Aunque es un chico tranquilo
que no habla mucho. Ha sido evaluado por psicólogos infantiles y
profesionales de la salud mental, y gracias a Dios no hubo daños duraderos.
—Las lágrimas abundan en sus ojos—. No se merece nada de esto, y estoy
muy preocupada por lo que le hará si esto sale a la luz.
—Parece que Reeve y Saffron eran el uno para el otro después de todo
—gruñe Dillon, cruzando las manos en la parte posterior de su cabeza—.
Ambos eran unos cabrones egoístas.
Su reacción es perfectamente comprensible para mí, pero no puedo
entender cómo me siento.
—No sé qué sentir. Qué pensar —admito—. No tenía ni idea de que
Reeve había hecho esto o que cargó con este secreto todos los años de
nuestro matrimonio. —Me pregunto si alguna vez lo conocí realmente,
porque el hombre que amaba nunca renunciaría a su propia carne y sangre.
Me siento mal pensando que hizo eso por mí.
—¿Por qué Saffron no dijo nada después de la muerte de Reeve?
Entonces tuvo una oportunidad perfecta para vender su historia, y eso le
habría dolido más a Vivien. —Dillon se deja caer en el sofá a mi lado—. ¿Qué
es lo que no sabemos?
—El abogado de Reeve le envió un recordatorio del acuerdo de
confidencialidad, que está intacto hasta que ella muera. Reeve dejó
instrucciones claras de que si incumplía los términos, sus herederos la
demandarían por la multa financiera completa. Sospechaba que ella haría
esto, y planeó cada eventualidad. —Bebe lo último de su agua—. Su nombre
no está en el certificado de nacimiento de Bodhi. Travis y yo figuramos como
los padres biológicos. No estoy segura de cómo Reeve hizo que eso sucediera,
pero sé que estaba preocupado de que alguien lo encontrara en un futuro y
revelara la verdad.
—Vaya. Realmente pensó en todo, ¿no? —Dillon está furioso—. Me
pregunto qué más estaba escondiendo, ya que era un maestro en ocultar
sus huellas.
El ácido sube por mi garganta y me envuelvo con mis brazos.
—No sé nada sobre eso —dice.
—¿Estás segura? —Dillon la mira con recelo—. Parece que confío
mucho en ti.
—Se trataba de Bodhi porque ambos teníamos un interés personal.
—Saffron va a ser un problema —digo, sabiendo que su silencio no
durará mucho, con acuerdo o no. Puede que no sepa cómo me siento, pero
sé que no quiero que esto salga a la luz en los medios. Arrastrará todo a la
superficie de nuevo, y necesito proteger a Easton.
341 Bodhi también necesita protección.
—Saffron es una adicta. Todo lo que le importa es su próxima dosis.
Se presentó en mi casa hace unos meses, diciendo que iba a vender su
historia porque necesitaba el dinero. Entré en pánico porque no quería que
esto saliera ahora. —Agacha la cabeza, exhalando pesadamente.
—¿Cuánto le diste a la puta drogadicta? —pregunta Dillon.
La vergüenza está grabada en su rostro cuando levanta la cabeza.
—Diez mil, pero sé que volverá por más.
—¿Por qué no fuiste a Carson Park? —pregunto.
—Lo hice después, cuando me tranquilicé. Me dijo que si regresaba
buscando más, lo llamara y se ocuparía de ella.
Pensé que había dejado a Saffron Roberts en el pasado, pero parece
que se niega a mantenerse lejos. Todavía no sé por qué Lori está aquí, y
necesito averiguarlo lo antes posible porque me gustaría que se fuera para
poder hablar con Dillon sobre esto. También necesito hablar con Alex. Si se
sabía de esto y no dijo nada, habrá un infierno que pagar. Ese será el final
de nuestra amistad, incómoda y todo como sería.
—¿Necesitas dinero? —pregunto—. ¿Es por eso que estás aquí?
Niega y creo que la he ofendido.
—Sigo recibiendo la generosa asignación mensual por hijos de la
herencia de Reeve, y mi ex todavía paga la pensión alimenticia según los
términos de nuestro divorcio. No se trata de dinero.
Tomo nota mentalmente de arrancarle la cabeza a Carson Park de los
hombros por ocultarme esto. Estoy segura de que va a tirar de la línea de
“confidencialidad cliente-abogado”, pero, ¿cómo diablos pudo haber
guardado silencio sobre esto?
—No estás bien —supongo.
Se mueve inquieta en el sofá.
—Tengo un cáncer terminal. Fue diagnosticado hace solo un mes,
pero mi condición se está deteriorando rápidamente y solo me han dado
unos meses de vida.
—Siento mucho oír eso —digo.
Retuerce sus manos en un rasgo ansioso.
—No tengo a nadie más a quien acudir. Travis vive en el Reino Unido
con su nueva esposa y se niega a aceptarlo. Realmente no quiero enviarlo al
extranjero de todos modos. Es un niño pequeño sensible, y esto lo va a
devastar.
—¿Qué nos estás pidiendo exactamente que hagamos? —pregunta
342 Dillon, sentándose hacia adelante, colocando su brazo en mi espalda baja.
—Bodhi es el primo de tu hijo, y es tu sobrino —dice, volviendo los
ojos suplicantes hacia Dillon y luego hacia mí—. Conozco tus sentimientos
hacia Saffron, y sé que esto es difícil para ti, Vivien, pero es la carne y sangre
de tu esposo, y es un niño increíble. Tan inteligente, compasivo y cariñoso.
—Se endereza, tomando mis manos—. Por favor, Vivien. Te lo ruego. Por
favor, acepta adoptar a Bodhi.
Vivien

D
illon exhala fuego mientras lee la segunda carta de Reeve por
encima de mi hombro. Lori acaba de irse. Le prometimos que
lo hablaríamos y nos comunicaríamos con ella a su debido
tiempo, pero necesitamos tiempo para procesar todo. Es mucho para
asimilar. Bajo mis ojos a la carta, inclinándome más cerca de Dillon,
extrayendo algo de su calidez y su apoyo siempre presente.
Mi querida Vivien,
Sé que estás en estado de conmoción y que tu mente se tambalea ante
343 la noticia de que tengo otro hijo. Un hijo al que renuncié porque sabía que no
había forma de que pudiera mantenerlos a los dos. Dar a Bodhi en adopción
fue lo más difícil que he hecho en mi vida. La decisión más difícil que he tenido
que tomar, pero sabía que era una elección entre tú y él, y no puedo perderte
sin perderme a mí mismo.
Elegirlo habría significado convertirme en mi padre porque hubiera
suspirado por ti, de la misma manera que él suspiraba por mi mamá. No
quería que mi hijo creciera en ese tipo de situación. Experimentar la infancia
que tuve. Dejarlo ir, dárselo a buenos padres que lo amarán y le darán una
buena vida, es la mejor manera en que puedo demostrar mi amor por mi hijo.
—Esa es la mierda más grande que he escuchado en mi vida —sisea
Dillon, pasando sus manos por su cabello—. Ni siquiera te dio la
oportunidad de considerarlo, por el amor de Dios. También tomó esa
decisión por ti.
—Me conocía lo suficientemente bien para saber que nunca podría
haber aceptado al hijo de Saffron.
Dillon sostiene mi rostro entre sus grandes y callosas palmas.
—Creo que no te estás dando crédito, Viv. Sé que te habrías molestado
al principio, pero creo que, con el tiempo, habrías hecho lo correcto. Tienes
un gran corazón y eres una madre natural. No creo que hubieras rechazado
a un niño inocente.
—Tienes una opinión mucho más alta de mí de la que merezco —
admito, sin querer decir esto en voz alta, pero nos hemos prometido el uno
al otro una total honestidad—. Porque incluso ahora, me pregunto cómo
podría considerar hacer esto sabiendo que el ADN de esa perra fluye por sus
venas. —La vergüenza me golpea—. ¿Qué pasa si lo miro y todo lo que veo
es a ella? —Cierro los ojos con fuerza por un momento. Sus labios suaves
aterrizan en mi cabello mientras mi esposo me acerca.
—Estás conmocionada ahora mismo. Ambos lo estamos, y podríamos
sentirnos de manera diferente una vez que hayamos tenido tiempo de digerir
la noticia.
Descanso mi cabeza en su pecho.
—No sé qué hacer.
—Lee el resto de la carta.
He tratado de seguir adelante y olvidarme de mi hijo mayor, pero no ha
sido fácil, no importa lo maravillosa que sea nuestra vida juntos. Lori me ha
enviado fotos de Bodhi y, a veces, es difícil no mirar a Easton y ver a mi otro
hijo. Es difícil no sentirme culpable cuando considero cómo le he negado a
Easton su hermano.
Mi pecho palpita dolorosamente porque ese es uno de mis mayores
344 temores ahora. Subrayo esa parte de la carta con la punta de mi dedo.
—Eso es muy cierto. —Miro a Dillon—. Si no aceptamos a Bodhi,
¿cómo le decimos a Easton que lo rechazamos? No seríamos diferentes a
Simon.
—No digas tonterías —dice Dillon bruscamente—. Esto es diferente.
Simon tomó la decisión consciente de dejarme y separarnos. O no le dio
consideración a nuestros sentimientos o se dio cuenta del alcance total de
sus acciones y no pudo importarle menos. Tú y yo no hemos tomado las
decisiones que nos han llevado a este punto.
—No, pero las decisiones que tomemos ahora afectarán a Bodhi y
Easton. Puede que no hayamos pedido la responsabilidad, pero es nuestra,
nos guste o no.
—¿De verdad lo es, Viv? —Sus ojos azules preocupados se clavan en
los míos—. Lori es su madre. Es su responsabilidad. De ella y Travis. —
Resopla, luciendo disgustado—. Reeve hizo un gran trabajo eligiendo a los
padres adecuados. Bodhi solo tiene seis años, ya perdió a su padre debido
al divorcio, y ahora va a perder a su madre.
—Eso no es justo, Dillon. Estoy segura de que Reeve pensó que estaba
tomando la mejor decisión al entregárselo a la familia. Lori no se parece en
nada a Saffron. Era obvio que es una madre decente y una buena madre
que ama a su hijo. No es su culpa que su matrimonio no haya funcionado o
que haya contraído cáncer.
Dillon expulsa aire por la boca.
—Sé que no es culpa suya, pero esto es lo que sucede cuando entregas
a tu hijo. Estás jugando con su futuro.
—Resultó bien para ti —le recuerdo.
—Fui afortunado. Muy jodidamente afortunado.
Sonrío acariciando su rostro.
—Me encanta escucharte reconocer eso ahora.
Presiona un beso en mi palma.
—Fui un idiota por darlo por sentado. —Una expresión oscura inunda
su rostro—. Termina la carta antes de que queme la maldita cosa.
No me he arrepentido de mi decisión, no importa cuán insensible me
haga sonar.
—Me alegra que se dé cuenta de lo egoísta que era —gruñe Dillon.
Ignoro su pequeño arrebato, queriendo terminar con esto para poder llamar
a Alex.
Pero he sufrido gran remordimiento. Mi única salvación es saber que
Bodhi es amado, bien cuidado y feliz.
345 No conozco las circunstancias en las que Lori ha acudido a ti. Le envío
una carta actualizada cada diciembre para que tenga una forma de
comunicarse contigo si necesita ayuda y no estoy allí para apoyarla. Si estás
leyendo esto, significa que no tiene a dónde acudir y te necesita. Sé que es
mucho pedir, especialmente si me ha pasado algo, pero no hay nadie más en
quien confíe que tú.
Por favor ayúdala. Haz lo que puedas por ella y Bodhi.
Si puedes encontrarlo en su corazón, por favor, perdóname por tomar
esta decisión y por mantenerlo en secreto. Todo lo que hice fue por ti, por
nosotros, por Easton. También he intentado hacer lo correcto con Bodhi, pero
soy muy consciente de cómo debe verse. Nunca podría haberte pedido que
acogieras a su hijo. Sé cuánto te lastimé en ese entonces, y nunca más quiero
ser la causa de tu dolor.
Te amo, Vivien. Te he amado toda mi vida y sé que también te amaré
en la otra vida. Me has dado más alegría de la que crees y te amaré por la
eternidad. Besa a Easton de mi parte y dile que estoy orgulloso de él.
Hasta que nos encontremos de nuevo.
Con todo mi amor,
Reeve.
Doblo la carta y la guardo en el sobre, dejándome caer en el sofá y
suspirando. Dillon está callado a mi lado. Muy silencioso. Giro la cabeza y
miro el perfil del hermoso rostro de mi esposo.
—Escúpelo, Dil.
Se inclina hacia adelante apoyándose en los codos, y me siento más
recta, entrelazando mis dedos con los suyos.
—Siempre pensé que la forma en que te amaba era una obsesión que
rayaba en lo psicótico, y esto lo confirma. —Se vuelve hacia mí—. Ese tipo
de amor no es saludable. Estaba obsesionado contigo y tenía que tenerte a
cualquier precio.
—No puedo reconciliar ese Reeve con el Reeve que conocí y amé. No
puedo creer que haya abandonado a su hijo para no perderme. Me siento
tan culpable. Como si fuera mi culpa que el niño fuera privado de su padre.
Dillon me mira.
—No te atrevas a tomar la culpa de eso. Eso no depende de ti.
Estoy contemplativa mientras trato de organizar mis pensamientos
para que esto salga bien.
—Quizás tengas razón y la forma en que me amaba no era saludable,
pero surgió de la mejor base. Reeve fue mi mejor amigo mientras crecía.
346 Siempre estuvo ahí para mí. Éramos los dos contra el mundo, y cuando nos
convertimos en amantes, parecía la progresión más natural. No recuerdo en
qué momento reconocimos que siempre íbamos a estar juntos, pero si
éramos buenos o malos el uno para el otro, eso no quita el hecho de que
hizo todo lo posible para amarme de la única manera en que sabía. No
apruebo lo que hizo. Debería haberme dicho y aceptado la responsabilidad
que conllevaban sus acciones, pero sé que lo hizo porque creía que me
estaba protegiendo y protegiendo nuestro futuro.
Dillon se gira para mirarme y su rodilla roza la mía.
—Eso suena aterradoramente como una forma de síndrome de
Estocolmo.
—¡No puedes hacer esto! —grito—. No puedes tomar todos los
recuerdos que tengo de él y convertirlos en algo desagradable. —Las
lágrimas caen por mis mejillas—. Esto no redefine todo lo que éramos el uno
para el otro, ni cambia el matrimonio feliz que teníamos ni altera lo bueno
que era como padre y esposo. —Me derrumbo, sollozando, cubriéndome el
rostro con las manos.
—Ven aquí. —Me toma en sus brazos y lloro en su camisa, odiando
haber vuelto a esto.
—Tengo miedo, Dillon. —Me limpio las lágrimas de los ojos y lo miro
mientras me aferro a él—. Tengo miedo de que esta noticia haga todo eso, y
no quiero mirar hacia atrás en mis recuerdos y sentir que son mentiras.
—No te voy a mentir, Vivien, pero la verdad es que tienes que aceptar
que había cosas sobre él que no sabías. ¿Cómo puede eso no influir en las
cosas que hiciste? ¿Dices que te estaba protegiendo? Bueno, ¿por qué
mierda no entregó esa evidencia a la policía? Esas perras te asaltaron y te
dejaron sangrando e inconsciente en un callejón. Deberían haber sido
llevadas ante la justicia. En cambio, lo usó para negociar con esa estúpida.
—¿Por qué hiciste las cosas hirientes que hiciste? Apareciste aquí,
preparado para arruinar mi matrimonio y destrozar mi corazón de nuevo. —
Se mueve para alejarse de mí, pero no se lo permitiré—. No digo eso para
lastimarte, y sé que de ninguna manera se compara con lo que Reeve ha
hecho. Lo que ha hecho es imperdonable.
Dejo que ese pensamiento se asiente en mi mente por un minuto, y
me doy cuenta de que detrás de mi confusión hay mucha ira.
—Estoy enojada con él por usarme para eludir su responsabilidad con
su hijo, y estoy cuestionando todo. Pero estoy tratando de que veas que no
es tan blanco y negro como crees. Sé que esto es personal para ti debido a
347 tus experiencias y odio que Reeve haya hecho esto. Esta revelación
definitivamente ha sacudido mi fe en él y no sé cómo procesar todas mis
emociones.
—No quiero que peleemos por esto. No quiero que se interponga entre
nosotros de nuevo.
—No lo haremos, y no lo hará.
—Puede que no estemos de acuerdo en esto, Vivien. —Me mira
profundamente a los ojos—. Sé que aún no estamos en condiciones de tomar
decisiones, pero, ¿y si queremos cosas diferentes?
—Quieres hacer esto —admito en voz baja.
Dillon se pone de pie, paseándose.
—No estoy seguro todavía, pero, ¿cómo puedo abandonar mi carne y
mi sangre? Por mucho que esté disgustado con mi gemelo, no puedo negar
los hechos. Bodhi es mi sobrino y no veo cómo puedo darle la espalda. La
idea de que vaya al sistema de cuidado de crianza me rompe el corazón. —
Me taladra con una mirada—. O peor aún, terminar con Saffron.
Toda la sangre deja mi rostro.
—No lo quiere.
—Lori está desesperada. Si no hacemos esto, puede ir a Saffron.
Dejarle todo si acepta acogerlo.
Un escalofrío completo se apodera de mí.
—No podemos permitir que eso suceda, pero tampoco podemos
permitir que impulse nuestra decisión. Si decidimos hacer esto, tiene que
ser por las razones correctas. Porque queremos cuidarlo, ofrecerle un hogar
lleno de amor y la misma atención y cuidado que le damos a Easton o
cualquier otro hijo que podamos tener en el futuro.
—Lo sé. —Se deja caer hacia atrás, enterrando su cabeza en mi
hombro durante unos segundos—. Deberíamos hablar con mis padres. Ellos
saben un poco sobre esto.
—Definitivamente —acepto—. Pero hablemos primero con Alex.
Quiero saber si sabía sobre esto.

348
Vivien

—T
e lo juro, Vivien. Reeve nunca me mencionó una
palabra. Estoy tan sorprendido como tú —dice Alex,
pálido como un fantasma.
Audrey y Alex se mudaron de regreso a Los Ángeles en julio, y es
entrenador de fútbol en una escuela privada local mientras Audrey comienza
su nueva práctica. Se están realizando renovaciones en el espacio que Reeve
compró para su práctica médica, y espera abrir sus puertas en unas pocas
semanas. Me encanta tener a mi mejor amiga cerca de nuevo, y eso significó
349 que pudieron venir después de que Alex terminara el trabajo del día.
—No puedo creer que hiciera eso. Va en contra de todo lo que pensé
que sabía sobre él —dice Audrey, sorbiendo de su copa de vino blanco.
Tuve la tentación de tomar vino inmediatamente después de que Lori
se fue, pero me abstuve hasta que aparecieron mi amiga y su esposo. Mis
padres estuvieron aquí antes y se han llevado a Easton a una fiesta de
pijamas.
—¿Qué dijeron tus padres? —pregunta.
—También están conmocionados. —Cruzo los pies por los tobillos—.
Mamá cree que tenemos que aceptar que hay partes de él que no
conocíamos. Cree que esto es un resultado directo del daño que causó
Simon. Esto es lo que el abandono, la negligencia y el abuso pueden hacerle
a una persona.
—No puedo creer que tuvo un hijo con esa puta y no se lo contó a
nadie. —La boca de Audrey se contrae en una delgada línea—. Recuerdo lo
estresado que estaba ese verano que estuviste en Irlanda, pero lo atribuí a
su ansiedad por recuperarte. —Lanza una mirada comprensiva a Dillon. Mi
esposo está bebiendo una cerveza, sentado en el brazo del sofá, luciendo
agotado. Y lo entiendo. Ha sido un día agotador y emotivo.
—Sabía que ella lo estaba acosando —admite Alex, y todos volteamos
nuestras miradas en su dirección.
—Siéntate y cuéntanos todo lo que sabes —exige Audrey, nivelando a
su esposo con una mirada que le advierte que no se niegue.
—No sé mucho. —Alex se deja caer en el sofá junto a Audrey—. Pero
sí me confió que Saffron lo estaba acosando, llamándolo constantemente y
apareciendo en su casa, y me dijo que Carson Park estaba trabajando para
obtener órdenes de restricción para ti y él. Tenía que hacerse con discreción
para que la prensa no se enterara, y tampoco quería que tú lo supieras. —
Tiene la decencia de parecer avergonzado.
—¿Tuvo una aventura con ella todo el tiempo, Alex? —Miro al mejor
amigo de Reeve—. ¿Se acostó con ella en más de una ocasión? —No es que
dude de lo que cree Lori o de que Saffron podría haberse quedado
embarazada en una noche. Si estaba ovulando y no usaron protección, es
totalmente posible. Lo que dudo es si Saffron le dijo la verdad. Y si la
existencia de Bodhi es lo único que Reeve estaba ocultando.
—No. —Niega vigorosamente—. Absolutamente no. La odiaba, Vivien.
Odiaba cómo la dejaba interponerse entre ustedes. —Toma un trago de
cerveza mientras bebo mi vino—. Lo engañó perfectamente desde el
principio. Era amigable, quería saber sobre ti, estaba entusiasmada con lo
increíble que era que ustedes dos fueran tan cercanos y tuvieran planes tan
350 grandes. Acarició su ego, diciéndole lo talentoso que era y que iba a llegar
lejos.
—¿Y se creyó esa mierda? —Dillon parece y suena incrédulo.
—Estaba fuera de su alcance, Dillon. Estaba luchando sin Viv. Ella
siempre lo mantenía con los pies sobre la tierra, y nunca antes había estado
lejos de ella. Se estaba ahogando bajo el peso de la responsabilidad. Siempre
estaba tratando de demostrar su valía ante ese idiota, Simon, y quería
demostrarle a Vivien que podía hacerlo solo y que podía cuidar de ella. —
Alex me mira—. Por eso rechazó la ayuda de tu mamá. Quería poder decir
que lo había hecho todo por su cuenta.
—Pero salió por la culata porque esa perra le clavó las garras —agrega
Audrey.
—Había estado actuando como una hermana, hablando de su novio,
sin mostrar interés sexual en Reeve, pero gradualmente estaba sembrando
semillas de duda, volviéndose más coqueta y sensiblera. En este punto, las
cosas estaban tensas contigo, Viv, y él estaba seriamente estresado y
deprimido. Fue entonces cuando ella comenzó a manipularlo
adecuadamente. Estaba rodeado de actores mayores que hacían que
pareciera que consumir drogas y follar entre ellos era la norma en los sets.
—¿Y esperas que crea que solo la besó en Navidad y tuvo sexo con ella
esa vez en México?
—Solo puedo decirte lo que me dijo, y eso fue todo. —Se frota la
mandíbula con una mano—. Por cierto, solo me contó todo esto después de
los hechos. Si recuerdas, no lo vi mucho cuando me mudé a Boston.
—Lo recuerdo.
—Ojalá hubiera confiado en mí en ese momento. Podría haber sido
capaz de descifrar las señales y advertirle sobre ella.
—¿Y estás seguro de que solo estuvo con ella en esas ocasiones? —
pregunto porque necesito saberlo por mi cordura.
—Cien por ciento, Viv. Oh, trató de seducirlo muchas veces, pero él la
rechazó.
—Ya no sé si lo creo —admito—. Y no quiero concentrarme en eso.
Solo me pondrá furiosa. —Extiendo la mano, apretando la de Alex—. Solo
necesitaba saber que no lo estabas manteniendo en secreto también.
—Me duele que pienses que lo haría, pero lo entiendo.
—¿Qué van a hacer? —pregunta Audrey, su mirada rebotando entre
nosotros.
—Esa es la pregunta del millón de dólares —dice Dillon, e
intercambiamos una mirada.
—No sé si puedo acogerlo, sabiendo que es suyo. Pero es la sangre de
351 Reeve. —Las lágrimas llenan mis ojos—. En el funeral, recuerdo haber
pensado en lo triste que era que no quedara ninguna parte física de Reeve.
Ningún hijo o hija que llevara su ADN. Ahora lo hay, y no sé qué hacer al
respecto. —Me acomodo en el sofá y tomo la mano de Dillon en la mía—. Y
no es solo mi decisión. Esto es algo que tenemos que decidir juntos y tiene
que ser lo mejor para nuestra familia.

Pasa una semana y es difícil pensar en otra cosa que no sea la


situación en la que nos encontramos. Lori ha llamado, preguntando si
queremos ir a visitarlos. Piensa que podría ayudar si lo conocemos. Estoy
de acuerdo en que tiene sentido, pero, ¿cómo conocemos al niño y luego lo
dejamos ir si decidimos que no podemos hacer esto? Haberlo conocido lo
hará aún más real.
—Necesitamos tomar una decisión —me dice Dillon cuando regresa a
la casa después de dejar a Easton en la escuela—. Nos estamos torturando
y dando vueltas en círculos.
Me aparto de la ventana, juntando mis manos alrededor de mi taza de
té de menta. He estado mirando por la ventana desde que terminé mi
llamada con Audrey.
—Lo sé. —El tiempo es algo que Lori no tiene, y si no podemos hacer
esto, merece saberlo para poder hacer arreglos alternativos.
—Hablemos afuera. —Dillon se acerca y bebo el resto de mi té, dejando
la taza sobre la encimera. Inclinándose, me besa—. Te amo.
Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello.
—También te amo. —Lo beso suavemente, y juntamos nuestras
frentes, abrazándonos, ambos comprendiendo la magnitud de nuestra
inminente conversación, la culminación de muchas, muchas
conversaciones que hemos tenido la semana pasada. Hemos hablado entre
nosotros y hemos hablado con Jamie y Ash y con ambos padres. Mis suegros
hablaron sobre las recompensas y los desafíos de la adopción, y ofrecieron
una perspectiva diferente.
Dillon me toma de la mano y me lleva al jardín conmemorativo. Mi
corazón está hinchado por emociones encontradas mientras nos sentamos
en el banco.
—Eres un idiota —espeta Dillon, mirando la placa de madera que
352 clavó en el árbol. Tiene los nombres de Reeve y Lainey—. ¿Cómo pudiste
hacerle esto a tu hijo? ¿A Vivien y Easton? ¿A nosotros? —Agarra mi mano—
. Ahora, nosotros somos los que quedamos recogiendo los pedazos. —
Levanta su dedo medio hacia el cielo—. Espero que veas eso, idiota egoísta.
No debería reírme, porque no hay nada de gracioso en esto, pero no
puedo evitarlo. Froto su espalda.
—¿Te sientes mejor?
—Un poco. —Sonríe.
—Recordé algo anoche —digo—. Cuando discutimos esa anoche en el
auto, Reeve mencionó cómo se había sacrificado por mí. No lo entendí en
ese momento, pero sé que esto es lo que quiso decir. Debe haberse
arrepentido de su decisión en ese momento, Dillon. —Levanto la mano,
apartando ondas de cabello rubio de su frente—. Debe haberse sentido tan
traicionado. Odio pensar que murió sintiéndose así.
—Murió protegiéndote, Vivien. Ese era su único propósito en la vida.
Mantenerte a salvo era lo último que tenía en mente. Murió amándote.
Puedes estar segura de eso.
—Nunca pensé que desearía tener una vida aburrida, pero realmente
la deseo. —Miro sus hermosos ojos azules—. ¿Es mucho pedir?
—La vida nunca es aburrida, eso es seguro. —Me pellizca la nariz y
sonríe cuando aparto su mano de una palmada.
—¿Qué es lo que quieres hacer? —pregunto, y su sonrisa se
desvanece.
Lleva mi mano a su boca, y deliciosos temblores recorren mi brazo
cuando coloca sus labios en mi piel.
—Quiero adoptarlo, Vivien. Quiero darle la oportunidad de una vida
normal. Quiero que los chicos sean hermanos.
Mi sonrisa se expande.
—También quiero eso.
La sorpresa se esparce por su rostro.
—¿Estás segura?
Asiento.
—Me aterroriza hacer esto, pero tampoco puedo decir que no. —
Muerdo el interior de mi boca—. Hablé con Audrey antes de que volvieras a
casa. Ella y Alex se ofrecieron a aceptarlo.
Sus ojos se abren de par en par.
—Vaya. Ese es un gran compromiso que hacer.
—Querían a Reeve, y ninguno de ellos quiere que Bodhi ingrese al
sistema o sea adoptado por extraños.
Permanece en silencio durante varios minutos, procesando, sin duda,
353 como yo lo hice cuando mi mejor amiga hizo su amable sugerencia.
—Eso es muy generoso de su parte, pero no podemos dejar que lo
hagan.
—Estoy de acuerdo. —Descanso mi cabeza en su hombro—. Bodhi
nos pertenece. Es la sangre de Reeve. No puedo darle la espalda, y no es
solo porque sé que esto es lo que Reeve querría. Es lo que quiero. —Levanto
la cabeza y miro a mi marido a los ojos—. Reeve vive en este niño. Si puedo
tener un pedacito de Reeve conmigo, agarraré a Bodhi y lo abrazaré. —
Examino sus ojos con cuidado, para asegurarme de que entiende lo que
quiero decir y que no lo estoy lastimando.
Se pone de pie y me ayuda a ponerme de pie.
—Me alegra que estemos en la misma página, y es así para mí. No
pude conocer a Reeve, pero ahora puedo cuidar y amar a su hijo. —Me toma
en sus brazos y voy de buena gana—. ¿Cuándo deberíamos decirle a East?
Levanto la barbilla.
—Creo que deberíamos decírselo cuando llegue a casa de la escuela.
—¿Deberíamos esperar y visitar a Bodhi nosotros solos primero?
—No lo creo. O estamos todos dentro o no. Visitarlo debería ser solo
una formalidad porque la decisión está tomada. No es como si pudiéramos
decir que no si no le gustamos de inmediato o si parece que podría tener
problemas de comportamiento o para adaptarse. Todas esas cosas son
probablemente parte del curso, y al aceptarlo en nuestra familia, estamos
de acuerdo en amarlo en lo bueno y en lo malo.
—Te amo con locura, señora O'Donoghue.
—Yo también, cariño. —Le planto un fuerte beso en la mejilla mientras
un hilo de nerviosismo sube por mi garganta—. Estamos haciendo esto.
Realmente estamos haciendo esto.
—Sí. Así es. —Me abraza fuerte—. Esto ya se siente bien. —Apoya su
barbilla en la parte superior de mi cabeza.
—Lo hace. Realmente lo hace.
—Ven entonces. Llamemos a Lori y démosle la buena noticia.

354
Dillon

—¿C rees que le gustará su regalo? —pregunta Easton


mientras Vivien lo ayuda a salir del asiento trasero.
Estacioné directamente frente a la acogedora casa
familiar de dos pisos de Lori y Bodhi. A primera vista, el gran jardín de la
parte delantera está un poco descuidado y todos los parterres necesitan ser
arreglados. Tras una inspección más cercana, es obvio que alguien ha
estado cuidando con amor el jardín hasta hace poco.
—Estoy segura de que le encantará —le asegura—. Quién no ama a
355 los superhéroes, ¿verdad? —Mueve las cejas, manteniendo el tono alegre por
el bien de Easton, incluso si es un manojo de nervios debajo.
No soy exactamente el señor Genial, Tranquilo y Sereno.
Desde que hablamos con Lori hace unos días, me moría de ganas de
conocer a Bodhi, pero todos acordamos decirles la verdad a los chicos y
darles unos días para procesarla. Creemos que es importante abordar esto
de la manera más abierta y honesta posible. Entonces, Bodhi ahora sabe
quiénes son sus padres biológicos y quiénes somos nosotros. Easton sabe
que Bodhi es su primo y que será su hermano.
Tenía toneladas de preguntas, como estoy seguro de que Bodhi tenía,
e hicimos todo lo posible para responderlas con sinceridad mientras lo
protegíamos de los aspectos más duros de la realidad. No estoy seguro de
cuánto entendió, porque está muy emocionado por la noticia de que tiene
un nuevo hermano. Últimamente, Easton ha estado orando a Dios, Reeve y
Lainey, para que le den una hermana o un hermano, así que el momento es
perfecto.
—Recuerda lo que te dijimos sobre la mamá de Bodhi, Lori —dice
Vivien, enderezando la camisa de Easton.
Parpadea profusamente mientras mira a su madre.
—Es triste que esté enferma, pero me alegro de que venga a vivir con
nosotros para poder ayudar a mi hermano a cuidarla.
Con el acuerdo de Lori, hemos decidido transformar una de nuestras
habitaciones libres en la planta baja en una sala de cuidados paliativos y
estamos en el proceso de contratar a un equipo médico completo para que
la cuide. No es ideal que tengamos que acelerar este proceso, pero su salud
está fallando rápidamente y debemos hacerlo lo antes posible.
Vivien y yo ya nos hemos reunido con Carson Park y él está
completando el papeleo. Necesitamos finalizar el papeleo de adopción antes
de que Lori muera para prohibir que Saffron haga un espectáculo con él. No
tengo ninguna duda de que la perra intentaría tener la custodia, si supiera
lo que estábamos planeando, simplemente para fastidiar a Viv.
Vivien coloca una mano sobre su pecho, tragando saliva audiblemente
mientras me mira. Cierro el auto y camino a su lado.
—Eso es muy amable de tu parte, East. —Pongo mi mano sobre su
cabello, con cuidado de no estropearlo y provocar la ira de mi esposa. Lo ha
puesto en uno de sus mejores atuendos y lo ha peinado. Incluso me hizo
cambiarle los calcetines porque no eran de colores coordinados. Jurarías
que íbamos a encontrarnos con la reina.
—¿Podemos entrar ahora? —Salta de un pie a otro y está
prácticamente erizado de emoción.
356 Deslizo mi brazo alrededor de Vivien y apoyo mi mano en el hombro
de East.
—Seguro que podemos. Vamos. Relájate, cariño. —Presiono un beso
en la sien de Vivien mientras nos paramos en la puerta, esperando a que
Lori la abra. Puedo sentir a mi esposa temblar de nervios—. Va a estar bien.
La puerta se abre, revelando a una Lori más frágil y un niño de cabello
oscuro aferrándose a su pierna por detrás.
—Hola. Soy Easton Lancaster, y esta es mi mamá y mi papá Dillon. —
East extiende su mano, dándole una gran sonrisa.
Lori sonríe, estrechándole la mano.
—Es un placer conocerte, Easton. Hemos estado muy emocionados
esperando su llegada.
—¿Eres mi hermano? —pregunta Easton, mirando alrededor de Lori
hacia donde se esconde Bodhi.
Poco a poco, sale de la protección de su madre. Vivien apenas ahoga
su grito ahogado, y aprieto mi brazo alrededor de su cintura. Sé que esto es
como mirar un fantasma. He visto suficientes fotos de Reeve cuando era
niño para saber que Bodhi es la maldita imagen de él. Tiene el mismo cabello
castaño con pequeños reflejos rubios y la misma forma de ojos azules. No
veo nada de Saffron en él, y el alivio es instantáneo. Me preocupaba un poco
que Vivien pudiera tener problemas si se parecía a la vagabunda de su
madre, pero es todo Reeve.
—¿Por qué no entran? —Lori se hace a un lado con Bodhi todavía
aferrado a su costado—. Tenemos pastelitos y limonada.
—¿Tienes pastelitos de chocolate? —Easton camina hacia el pasillo—
. Esos son mis favoritos.
Lori sonríe.
—Los pastelitos de chocolate también son los favoritos de Bodhi. ¿No
es así, amor? —Le acaricia la cabeza y él asiente con timidez.
—¿Quién es tu superhéroe favorito? —pregunta East, parándose
frente a su futuro hermano y dándole el regalo—. El mío es Iron Man. Me
disfracé como él el pasado Halloween, y mi papá tuvo una fiesta enorme en
su casa, y todos mis amigos de la escuela vinieron, y fue increíble. Papá se
vistió como el Capitán América y mamá era Wonder Woman, pero papá
quería que ella fuera la Viuda Negra porque el disfraz no era tan revelador y
eso significaba que ningún otro hombre estaría mirando a su mujer.
—Ay, Dios mío. —Vivien me mira como si quisiera asesinarme a
sangre fría.
—Amigo, eso se suponía que era nuestro pequeño secreto. —Sonrío
357 cuando Bodhi me mira.
—Pero Bodhi es mi hermano. No puedo ocultarle secretos a mi
hermano. —Easton pasa su brazo por el de Bodhi—. Abre tu regalo. Es
Avengers Assemble. ¿Quieres jugar a los superhéroes?
—Pastelitos y superhéroes. Suena como un buen plan —dice Vivien,
agachándose un poco. Le sonríe a Bodhi y puedo decir que está luchando
contra sus emociones—. Hola, Bodhi. Soy Vivien. Soy la mamá de Easton.
Es un placer conocerte.
—Hola. —Sus mejillas se sonrojan cuando la mira—. Gracias por el
regalo.
—Con gusto. Espero que te guste.
—Este es mi papá Dillon —dice el pequeño bocazas, extendiendo su
mano hacia atrás para tomar la mía.
—Hola, Bodhi. —Me inclino, levantando mi mano para chocar los
cinco.
Su boca cuelga abierta, y sus ojos se agrandan mientras me mira.
—¡Estás en una banda! —exclama con voz emocionada. Mira a Lori—
. ¡Lo vi en la televisión! ¡Recuerdas!
—Mi papá es el mejor cantante y el mejor guitarrista de todo el mundo
—dice East—. Y nuestro papá Reeve es el mejor actor de todos los tiempos.
Tengo sus películas en casa. Podemos verlas cuando vivas con nosotros.
El pobre Bodhi parece un poco abrumado.
—Salgamos del pasillo —dice Vivien, levantando su hombro en
dirección a Lori, que está agarrada al marco de la puerta, luciendo un poco
temblorosa en sus pies.
Le ofrezco mi brazo a Lori, mientras Vivien cierra la puerta detrás de
mí.
—Apóyate en mí.
Nos dirigimos a la sala de estar principal, y es un gran espacio abierto
que se ve bien habitado con cómodos sofás, una alfombra colorida con
dibujos desgastados y toneladas de imágenes de Bodhi en la pared. Una caja
de juguetes llena está abierta en el medio de la habitación, y los niños
gravitan allí después de servirse un pastelito. Ayudo a Lori a sentarse en
una silla reclinable mientras Vivien sirve limonada en dos vasos de plástico
para los niños.
—Debería hacer café. —Lori se mueve para ponerse de pie.
—No te levantes —dice Vivien—. Haré un poco.
—La cocina está por ahí. —Lori hace una mueca mientras señala. El
dolor recorre su rostro mientras intenta ponerse cómoda en la silla.
—¿Los médicos no te han dado nada para el dolor? —le pregunto
358 cuándo ha salido Vivien de la habitación.
—Tengo analgésicos, pero me dejan atontada y adormilada. Solo
estamos nosotros dos aquí, y necesito estar alerta para cuidar de Bodhi.
—Sé que íbamos a esperar un par de semanas hasta que tuviéramos
la habitación preparada para ti, pero creo que deberías mudarte con
nosotros lo antes posible.
—No sé. —Mira hacia donde Bodhi y Easton están jugando con sus
figuras de superhéroes en el suelo—. Todo esto ha sido un gran impacto
para Bodhi. Ha estado más callado que de costumbre.
—Solo estás retrasando lo inevitable. Al menos en nuestra casa,
puedes tomar tus medicamentos y dormir un poco sabiendo que lo están
cuidando. Nuestra ama de llaves, Charlotte, es una cocinera increíble y
preparará todas sus comidas. Te quitará la carga y te dará más tiempo para
pasar con tu hijo.
—¿Qué tal la escuela?
—Tienen un lugar para Bodhi en la escuela de Easton —dice Vivien,
entrando en la habitación con una bandeja con algunas tazas y una
cafetera, leche y azúcar.
—¿Ya lo tienen preparado? —Lori parece sorprendida.
—Una vez que tomamos la decisión, comenzamos a poner los planes
en marcha —confirma mi esposa, sirviendo café en una taza para Lori y
entregándosela—. Dillon hizo una cama como la de Easton para Bodhi y la
agregamos a su habitación. ¿Pensamos que podría ayudar si los chicos
compartían habitación? Aunque tenemos mucho espacio y puede tener su
propia habitación o quedarse contigo, si lo prefieres.
Viv me entrega un café y se sienta en el sofá junto a mí.
—¡Mami, mira lo que me dio Bodhi! —Easton viene brincando,
sosteniendo un juego de Hot Wheels.
—Impresionante. ¿Le dijiste gracias a Lori?
—Gracias, Lori. —Easton se inclina y la besa en la mejilla—. Me
encanta.
—Bodhi lo eligió para ti.
—Mi hermano tomó una buena decisión. —Corre de regreso a Bodhi,
hundiéndose en el suelo.
—Es un niño muy confiado —comenta Lori—. Creo que ayudará a
sacar a Bodhi de su caparazón.
—Reeve era muy callado cuando era niño —comenta Vivien, sorbiendo
su café—. Luego llegó a los ocho o nueve años, y fue como si de repente
encontrara su voz.
—¿Cómo se tomó la noticia? —le pregunto a Lori, viendo a Bodhi
359 sonreír ante algo que dice Easton.
—Estaba feliz de saber que tiene un primo, pero triste porque nunca
llegó a conocer a su papá.
—¿Qué le dijiste sobre Saffron? —pregunta Vivien.
—Le dije que estaba enferma y que no podía cuidar de él y que estaba
desesperada por amarlo, así que lo adopté y vino a vivir conmigo y con
Travis.
—Travis firmó el papeleo —confirma Vivien—. Carson llamó esta
mañana para confirmar que ha renunciado legalmente a todos sus derechos
de paternidad.
—Estoy tan disgustada con él. Una cosa era abandonarme y otra muy
distinta abandonar a Bodhi. Solo tenía tres años, por lo que apenas lo
recuerda ahora. —Frunce los labios—. Me alegro de que no haya dicho nada.
Al menos lo hace un poco más fácil.
—Vivien. —Bodhi se aclara la garganta, de pie frente a Viv con dos
manchas rojas en sus mejillas y las manos detrás de su espalda. Mira a Lori
y ella sonríe, asintiendo con ánimo—. Esto es para ti. —Saca una rosa de
detrás de su espalda, una rosa lavanda, y se la da a Vivien.
Su mano tiembla cuando se la quita, pero mantiene la compostura
mientras le sonríe.
—Muchas gracias, Bodhi. Es hermosa. —Se sonroja, mirando a su
madre antes de volver corriendo para unirse a Easton.
Vivien mira la flor en estado de conmoción, y deslizo mi brazo
alrededor de su hombro. Viv mira a Lori.
—¿Cómo supo que Reeve solía darme rosas lavandas?
Los ojos de Lori se agrandan.
—¿Lo hacía?
Viv asiente.
—Bueno, que me condenen. —Una sonrisa adorna la boca de Lori—.
Soy una gran jardinera y tengo algunos rosales rojos en el patio trasero.
Bodhi estaba jugando allí justo antes de que llegaras, y fue lo más extraño,
pero esa rosa estaba en medio de uno de los arbustos. Se quedó mirándola
durante una eternidad y luego me preguntó si podía dártela. —Se enjuga
una lágrima del ojo—. Creo que Reeve lo está cuidando. Cuidando de todos
nosotros, y esa es su forma de decir que lo aprueba.

360 —¿Cuánto más tardará esto? —le pregunto a Carson Park,


recostándome en mi silla, teniendo dificultades para no gruñirle al tipo.
Nunca me ha gustado demasiado el idiota, pero desde que descubrimos que
sabía sobre Bodhi y lo mantuvo en secreto después de la muerte de Reeve,
no tengo tiempo para él. La única razón por la que lo estamos utilizando
para gestionar la adopción es porque ha estado involucrado desde el
principio y tiene el papeleo que se suponía que ayudaría a acelerar el
proceso.
—Estoy avanzando lo más rápido que puedo, Dillon, pero hay muchos
trámites burocráticos y muchos procedimientos que cumplir. Estas medidas
existen para proteger a los niños y no podemos tomar atajos.
—Nos estamos quedando sin tiempo —dice Vivien. Puede que Lori no
dure la semana. Me preocupa que Saffron haga una jugada sobre Bodhi si
no lo finalizamos antes de que Lori fallezca.
Han pasado cuatro semanas desde que Lori y Bodhi se mudaron a
nuestra casa, y su salud ha ido disminuyendo constantemente. Ya no puede
levantarse de la cama y tenemos un equipo médico vigilándola las
veinticuatro horas del día. Bodhi se está volviendo cada vez más retraído.
Ha sido duro para el pequeño.
Easton está ayudando. Mucho. Formaron un vínculo instantáneo, y
cuando Bodhi se siente triste, Easton siempre sabe cómo animarlo. Bodhi
es cauteloso con Vivien y conmigo, pero nunca es grosero o irrespetuoso. Es
un chico muy educado.
—Traten de no preocuparse. Dillon es el tío de Bodhi y Easton es su
primo. Eras la esposa de Reeve. Tienen los medios para cuidarlo y el apoyo
de su madre adoptiva. Han superado el proceso de evaluación familiar.
Saffron Roberts no ha tenido contacto con su hijo y renunció a sus derechos
en el momento del nacimiento. Incluso si intenta algo, dudo que obtenga la
custodia. Trabaja en la industria del porno y es una conocida drogadicta.
—No sabes lo manipuladora y astuta que es —le digo, poniendo un
talón sobre la mesa porque sé que va a enojar al idiota.
—O cuánto me odia —agrega Vivien.
Carson entrecierra los ojos hacia mi pie mientras suena el teléfono de
su escritorio. Se levanta de la mesa de reuniones y responde a la llamada,
escuchando a quien está al otro lado, asintiendo. Alza los ojos, su mirada
se lanza entre Viv y yo mientras la conmoción se refleja en su rostro. Dejo
caer mi pie en el suelo y me siento más derecho en mi silla mientras termina
la llamada y regresa a la mesa.
—Bueno, acabamos de recibir una buena noticia. —Apoya las palmas
de las manos sobre la mesa frente a nosotros—. Ese fue un contacto de la
361 policía amigo mío. Esto aún no es de conocimiento público, pero Saffron
Roberts tuvo una sobredosis anoche. Fue declarada oficialmente muerta
hace dos horas.

Lori falleció tres días antes del día de Acción de Gracias y dos días
después de que nos convirtiéramos en los padres adoptivos legales de Bodhi.
Bodhi estaba inconsolable y era difícil ser testigo de su dolor. Verlo pasar
por lo que Vivien y Easton habían soportado fue difícil, pero logramos que
lo superara.
Los cuatro construimos un banco adicional en el jardín
conmemorativo para Lori, y clavé una placa al lado de la de Lainey y Reeve.
Nuestro gerente de proyecto ha recibido instrucciones estrictas para
asegurarse de que lo llevemos con nosotros a la nueva casa. No tengo ni idea
de cómo arrancarán y replantarán el árbol, pero le estamos pagando
suficiente dinero para que suceda. Se echó a reír cuando le dije que
queríamos un lago con cisnes, hasta que se dio cuenta de que hablaba en
serio y casi se desmaya.
El trabajo en nuestra nueva casa familiar está progresando bien y
esperamos estar allí para fines del verano porque tenemos una nueva
incorporación a la familia en camino. Vivien me sorprendió el día de San
Valentín con la noticia de que estaba embarazada y esperamos una hija a
principios de noviembre.
Estábamos preocupados por contárselo a Bodhi, preocupados de que
lo inquietaría más, pero en todo caso, ha ayudado. También está viendo a
un terapeuta. La misma mujer que ayudó a Easton a lidiar con su dolor y,
gradualmente, se está abriendo a ella. Vivien o yo asistimos a las sesiones
para que tenga a alguien familiar que lo apoye mientras lidia con sus
emociones.
Easton está muy emocionado por el nuevo bebé, y su entusiasmo se
extendió a su hermano mayor, lo que ayudó a distraerlo de su dolor. Todas
las noches, los tres cantamos para el vientre en expansión de Vivien, para
su obvio deleite. Su embarazo avanza rápido y no puedo esperar para
conocer a nuestra pequeña niña dentro de cuatro meses.
—¿Dónde están los pequeños monstruos? —pregunto, entrando en la
cocina cuando llego a casa del trabajo. Hemos retrasado indefinidamente
nuestra gira europea y hemos decidido centrarnos en música nueva. Todavía
362 estamos usando el estudio de grabación en mi casa, pero lo voy a extender
una vez que terminemos este álbum. Hemos decidido crear nuestro propio
sello cuando nuestro contrato expire el próximo año, y vamos a usar mi casa
como base. Tenemos un arquitecto que elabora planos para remodelarlo
para que se ajuste a su propósito.
—En la casa del árbol —dice Vivien, sollozando. Está de pie junto a la
ventana, mirando el jardín de espaldas a mí.
Me deslizo detrás de ella, rodeando con los brazos su vientre
hinchado.
—¿Qué pasa, cariño? —Ha tenido algunos momentos emocionales
recientemente, y sé que está recordando a Lainey y se preocupa de que todo
esté bien. Estoy haciendo todo lo posible por hacer que se sienta segura,
pero sé que no se relajará por completo hasta que sostenga a nuestra
hermosa niña en sus brazos.
—Nada —dice, casi ahogándose en un sollozo. Da la vuelta en mis
brazos, sonriéndome con los ojos borrosos—. Son lágrimas de alegría —
agrega al ver mi preocupación.
—¿Estás segura? —La beso suavemente.
—Bodhi me llamó mamá Vivien. —Más lágrimas caen por sus
mejillas—. Fue el sentimiento más asombroso del mundo. Estoy tan feliz.
—Te ama, Hollywood. Como todos lo hacemos. —Presiono otro dulce
beso en sus labios, que está enormemente en desacuerdo con la forma en
que he estado devorando su boca últimamente. La embarazada Vivien está
jodidamente cachonda, y vamos a hacerlo como conejos en cualquier
oportunidad que podamos. Tengo sexo en el cerebro de forma permanente,
y no podría estar más enamorado de mi esposa, o de mi vida, si lo intentara.
—Lo amo mucho —dice—. No puedo creer que alguna vez me preocupé
de no hacerlo. Es la pieza que faltaba que no sabíamos que necesitábamos.
—Y nuestra hija será la guinda del pastel. —Inclino su hermoso rostro
hacia arriba, mirándola con asombro, asombrado de que con cada día que
pasa la amo más y más—. Gracias por completar mi mundo, Vivien. Gracias
por dejarme amarte.

363
Vivien
Ahora

L
a fiesta posterior está en pleno apogeo en el lujoso hotel de cinco
estrellas que la compañía alquiló para la ocasión, y la sala está
llena de simpatizantes, familiares y amigos, y jefes de la
industria. Estoy orgullosa de nuestra película, incluso si fue doloroso
sentarse en el cine sabiendo que todos estaban analizando algunos de los
momentos más desgarradores e íntimos de nuestras vidas.
Pero también se siente catártico. Todo el mundo sabe la verdad ahora.
364 Lo bueno, lo malo y lo feo, y ellos mismos pueden decidir qué quieren hacer
con eso.
—Para la mujer del momento —dice Ash, materializándose a mi lado,
ofreciéndome una copa de champán.
Niego y levanto una mano.
—Me abstengo. Esa copa que tomé antes se me subió directamente a
la cabeza. Eso es lo que obtengo por apenas comer en toda la semana
—Necesito vivir indirectamente a través de alguien. —Hace un
puchero, pasando una mano por su creciente vientre—. ¡Date prisa y ven
aquí, pequeño monstruo, para que tu mamá pueda tomar una bebida
alcohólica!
Le sonrío a mi cuñada porque sé que está bromeando. Ash adora estar
embarazada y está radiante. Les tomó un tiempo concebir, pero su embarazo
ha ido sobre ruedas hasta ahora. Ambos están muy emocionados y estoy
muy emocionada por ellos. No puedo esperar a conocer a mi nueva sobrina
o sobrino.
—Estoy feliz de ayudar —interrumpe Audrey. Vacía los restos de su
copa de champán, la deja en la mesa alta detrás de nosotras y toma la copa
nueva de la mano de Ash.
—Pensé que todavía estabas amamantando —dice Ash.
—No. Emily está tomando fórmula ahora, y como ahora le toca a Alex
hacer la alimentación nocturna, ¡esta mamá está de fiesta al máximo! —
Audrey dio a luz a su primer hijo hace cuatro meses, y el de Ash nacerá
dentro de tres meses. Nuestra hija, Fleur Belle Lancaster-O'Donoghue,
ahora tiene veintiún meses y es la niña de los ojos de su papá. Me encanta
que mi hija tenga una amiga ya hecha en Emily y su nueva prima pequeña,
y tiene dos hermanos mayores que la adoran.
—Debes sentirte aliviada de que la película haya sido tan bien recibida
—dice Ash.
—Lo estoy, y me encanta que haya sido un verdadero asunto de
familia. —Escribí el guión. Studio 27 hizo la película. Dillon y yo fuimos
productores ejecutivos, mamá se interpretó a sí misma, papá dirigió y
Collateral Damage grabó varias canciones nuevas específicamente para la
banda sonora de la película.
Easton interpretó a Reeve en un par de escenas, y no pude evitar que
las lágrimas fluyeran durante esas partes de la película. Le habíamos
preguntado a Bodhi si quería compartir el papel del joven Reeve, pero es
más introvertido que Easton, y se puso pálido al pensarlo.
—Lo hace más especial. —Ash asiente, mirando por encima del
365 hombro hacia donde los chicos están charlando.
Miro y los brillantes ojos azules de Dillon se clavan en los míos.
Vocaliza: “Te amo”.
Le mando un beso, admirando lo sexy que se ve con su traje. Olas de
cabello rubio blanquecino caen sobre su frente, y nadie creería que cumplió
los treinta en enero. Es increíblemente hermoso, y cada vez que lo miro,
recuerdo al joven que conocí en Dublín que me mostró cómo dejar de lado
mis reservas y vivir de verdad.
—Tierra a Vivien. —Ash agita sus manos frente a mi rostro antes de
sacarle la lengua a su hermano—. Ustedes dos siempre se están haciendo
ojitos el uno al otro. Es asquerosamente adorable.
—Hemos luchado mucho por nuestro amor. Nunca quiero darlo por
sentado, ni a él. —Me siento especialmente emocionada después de ver mi
vida con mis dos amores en la pantalla—. Me alivia haber pasado esta noche
sin vomitar —admito sinceramente—. Dillon dirá que he sido un desastre
toda la semana. Apenas podía dormir o comer, preocupándome de haber
hecho lo correcto.
—Eso es comprensible. —Audrey bebe su champán como si fuera
agua—. Tienes unas grandes pelotas, amiga mía. No estoy segura de que
pudiera abrir mi corazón y mi vida para que todo el mundo lo viera.
—No ha sido fácil, y he estado entrando en pánico toda la semana por
haber tomado la decisión equivocada. Tengo la responsabilidad tanto con
mis amores como con mis hijos de hacer lo correcto por ellos, y estaba
plagada de dudas de último momento.
Dillon me ha estado calmando repetidamente durante toda la semana.
Él es mi roca y sé que no podría haber hecho esto sin su apoyo y su permiso.
No estaba segura cuando abordé el tema por primera vez, hasta que leyó mi
libro y luego me dijo que tenía que hacerlo.
—Eso es completamente natural. Yo hubiera estado igual. —Ash me
da un abrazo rápido.
—Estaba temblando como una hoja en la alfombra roja, y cuando esas
mujeres lanzaron sus acusaciones, me hizo retroceder en el tiempo. Era
como si Reeve acabara de morir y volví a sentir la presión en mi pecho.
—No puedo creer el descaro de esas perras. Pensé que todo había
quedado atrás —dice Ash.
—Sabía en lo que me estaba metiendo cuando decidí hacer esta
película. Sabía que sacaría buenos recuerdos a la par que malos, y sabía
que sacaría a los locos arrastrándose. Esto también es solo el comienzo.
—¿Te arrepientes? —pregunta Audrey.
366 No tengo que pensar en eso.
—No. Se ha dicho tanto a lo largo de los años que es incorrecto, y
quería, necesitaba, dejar las cosas claras. Sé que habrá gente que nunca
entenderá, gente que probablemente me odiará más después de esto, pero
no lo hice por ellos. Lo hice por mí. Por Dillon. Por Reeve. Pero, sobre todo,
lo hice por los niños. Espero que cuando Easton y Bodhi sean mayores,
entiendan cómo llegué a amar a sus padres. Quiero que sepan la historia
real, no la versión retorcida que permanecerá para siempre en internet.
Después de que adoptamos a Bodhi, presentamos la documentación
pertinente para cambiar su certificado de nacimiento. Si bien Lori siempre
será la madre de Bodhi, y hacemos todo lo posible para nutrir su memoria
y asegurarnos de que nunca la olvide, sus padres biológicos eran Reeve y
Saffron, y eso necesitaba ser documentado oficialmente, por varias razones.
Una de ellas es para que Dillon pueda transferir su mitad de la herencia
Lancaster a Bodhi.
Al mismo tiempo, modificamos el certificado de nacimiento de Easton
para incluir a Dillon como su padre.
Entonces tuvimos un dilema en términos de nuestro apellido. Los
cambios que hicimos significaron que Bodhi se convirtió en Lancaster y
Easton en O'Donoghue. Pero Reeve sigue siendo el otro padre de Easton, y
le prometimos que nunca le quitaríamos eso. Bodhi y Easton son hermanos,
en todos los sentidos que cuentan, y no queríamos que tuvieran apellidos
diferentes. Además, la ciudadanía estadounidense de Dillon fue proclamada
casi al mismo tiempo, y su certificado de nacimiento ahora confirma a Felicia
Lancaster y Simon Lancaster como sus padres biológicos. Técnicamente, a
los ojos de la ley, Dillon es un Lancaster. Lo que significa que todavía soy
una Lancaster.
Para mí, la solución fue simple: Lancaster-O'Donoghue. Pero sabía
que no sería tan fácil para Dillon por lo que le había hecho Simon Lancaster.
Sin embargo, mi esposo me sorprendió cuando estuvo de acuerdo. Para él,
la decisión también fue sencilla. Ama a nuestros hijos lo suficiente para
dejar de lado sus propios sentimientos y hacer lo que ambos sentimos que
era correcto. Además, el nombre de Lancaster es una forma de recordar a
Reeve y Felicia, y ninguno de nosotros quiere olvidarlos.
Así que, ahora todos somos Lancaster-O'Donoghue, y se siente bien.
La prensa y los que odian tuvieron un día de campo cuando se supo esa
noticia, pero todos pueden besarme el culo.
—Oh-oh. —Ash mira por encima de su hombro y me doy la vuelta.
Dillon está clavando su dedo en el rostro de Deke Rawlings, luciendo
como si estuviera a segundos de darle un puñetazo en la nariz. Deke es el
367 jefe de seguridad de Studio 27 y estuvo a cargo de la seguridad para el
estreno de esta noche. En última instancia, es su culpa que esas mujeres
se colaran y pudieran acosarme en una noche que ya iba a ser lo
suficientemente difícil. No me sorprende que Dillon le esté dando un sermón.
Solo me sorprende que mi papá no se uniera.
Mis padres están por aquí en alguna parte, junto con toda nuestra
familia irlandesa. Conor incluso nos honró con su presencia y también trajo
una cita. Es el único miembro que queda de Collateral Damage ahora que
Ro se casó.
Ronan sorprendió a toda la familia cuando regresó de un fin de
semana en Las Vegas casado con Shania Webster, un nombre prometedor
en la escena de la música country. Al parecer, fue amor a primera vista. Los
chicos tenían apuestas sobre cuánto tiempo pasaría antes de que se
separaran, pero han pasado siete meses y parecen más enamorados que
nunca.
Estoy feliz por Ronan.
Se merece amor en su vida después de la terrible experiencia que ha
pasado con su ex, Clodagh, por el acceso a su hija Emer. Las cosas están
bien entre él y Dillon de nuevo, pero no están tan unidos como antes, lo que
me entristece un poco.
—Creo que deberías ir allí —dice Audrey, sacándome de mi monólogo
interior—. Parece que Dillon está a punto de cometer un asesinato.
Mi marido tiene ahora empuñada la chaqueta de Deke y lo empuja
contra la pared. Veo a varios guardias de seguridad preparándose para
intervenir, así que camino hacia ellos para calmar la situación.
Como cuidadora temporal de las acciones de Lancaster en Studio 27,
necesito asegurarme de que continúen las relaciones amistosas. Por la
forma en que se construyó el testamento de Reeve, el cuarenta por ciento de
la participación en Studio 27 pasará ahora a Bodhi cuando cumpla
dieciocho años. Por eso tenía sentido que la empresa produjera nuestra
película. Si es tan rentable como los analistas esperan que sea, mejorará
significativamente el valor de las acciones de Bodhi.
Por lo que es una situación en la que todos ganan.
—Dillon. —Pongo mi mano sobre el brazo de mi esposo—. Este no es
el momento ni el lugar. —Tengo toda la intención de solicitar una
investigación sobre cómo sucedió esto, pero no quiero que nada manche
esta noche.
—Aprende a reconocer y aceptar la responsabilidad —gruñe Dillon,
mirando al hombre mientras lo suelta—. Y si alguna vez vuelves a poner a
368 mi esposa en ese tipo de posición, golpearé primero y haré preguntas
después.
—Descubriré cómo sucedió y me aseguraré de que no vuelva a
suceder. —Deke pasa una mano por la parte delantera de su chaqueta de
esmoquin mientras se vuelve hacia mí—. Pido disculpas por cualquier
molestia, Vivien.
—Lo discutiremos la semana que viene —respondo secamente.
No tengo un interés mayoritario en el estudio, y no estoy en el consejo
de administración, pero recomendaré encarecidamente a James, el actual
director de Studio 27, que deje ir al incompetente Rawlings. James me
escucha y me emocioné cuando aceptó dejarme adoptar un papel especial
de embajadora infantil. Es algo en lo que estoy trabajando para lanzar en
una capacidad más oficial dentro de la industria.
Habiendo visto por lo que pasó Reeve, y familiarizada con el estrés y
las presiones sobre los actores infantiles y adolescentes, quiero ayudar a
crear un mejor ambiente de trabajo para los niños que actúan. También
quiero asegurarme de que cuando las acciones de Studio 27 pasen a Bodhi,
él esté heredando una compañía de producción que no solo es rentable, sino
que establece y mantiene altos estándares que ensalzan los valores
familiares y un entorno propicio donde los niños actores prosperan sin
responsabilidades innecesarias, estrés, o presión de grupo.
Proteger a los niños dentro de la industria del cine es algo que me
apasiona y he hablado con Dillon sobre la creación de una empresa a
nombre de Reeve. Algún tipo de organismo de gobierno o regulador con un
conjunto de pautas a las que todos los estudios deberían adherirse. Es solo
una idea en este momento, pero es algo que estoy implicada en explorar y
desarrollar en algún momento.
Rawlings se aleja sintiendo las dagas que Dillon está incrustando en
su espalda, sin duda.
—No puedo soportar a ese idiota —dice Dillon.
—Creo que todos en la sala pueden ver eso, y creo que el sentimiento
es mutuo. —Mis labios se contraen. Dillon ha estado respirando en el cuello
de Rawlings durante la última semana, queriendo saber todas las medidas
de seguridad implementadas. Deke no es el tipo de hombre que aprecia que
lo pongan en un aprieto o que lo desafíen, por lo que han estado discutiendo
sin parar—. Ven a bailar conmigo. —Tomo su mano, llevándolo a la pista de
baile mientras la canción cambia, y comienza a sonar una canción lenta.
Envuelvo mis brazos alrededor del cuello de mi esposo mientras me
acerca más, colocando sus palmas en mis caderas.
—¿Están bien los niños?
369 Asiento.
—Acabo de hablar con Charlotte. Ambos están profundamente
dormidos en la habitación de East.
Dillon se ríe mientras nos movemos en sincronía el uno con el otro y
con el suave y sensual ritmo.
—No sé por qué nos molestamos en darles dormitorios separados
cuando siempre duermen juntos.
—Era importante que cada uno tuviera su propio espacio, pero me
encanta que estén tan unidos. Me calienta el corazón verlos juntos. —
Cuando nos mudamos a nuestra nueva casa en Hollywood Hills, teníamos
habitaciones contiguas construidas para los niños, pero colocamos dos
camas individuales en ambas habitaciones porque les encanta vivir juntos.
Ahora, alternan entre las habitaciones, haciéndolos felices, y eso es lo
principal.
—Sí. Yo también. —Dillon sonríe—. A veces, cuando los miro, me
imagino que así habría sido si Reeve y yo hubiéramos crecido juntos. —Solo
hay seis meses entre Bodhi y Easton, y se parecen tanto que podrían pasar
fácilmente por gemelos.
Un velo de tristeza envuelve su rostro, y también lo siento en lo
profundo de mi corazón.
—Pienso lo mismo en ocasiones. —Ahueco su rostro—. ¿Estás bien?
—Esta es la primera oportunidad que tengo de hablar a solas con mi esposo
desde que salimos del cine. Todo el mundo ha querido una parte de nosotros
y ha sido agotador. Estoy casi lista para terminar la noche e irme a casa con
mis hijos.
—Debería preguntarte eso. —Se inclina y me besa suavemente—. Sé
que verlo, con una audiencia, no puede haber sido fácil.
—No lo fue, pero me alegro de haberlo hecho. Solo espero que las
personas que se volvieron contra Reeve, después de descubrir la verdad
sobre Bodhi, lo entiendan un poco mejor ahora. Quiero que la gente vea que
no era una mala persona. Quiero que la gente sepa que sus acciones fueron
impulsadas por el amor. Puede que haya estado equivocado y mal, pero era
trágicamente defectuoso, como todos lo somos de alguna manera. Espero
que la gente vea el daño que puede causar el abandono y la negligencia.
Anheló el amor y la aceptación toda su vida, y eso torció la realidad de las
cosas.
—También torció la mía. —Dillon nos mueve por la pista de baile,
balanceándonos al ritmo de la música.
—Lo hizo, pero lo superaste porque tenías una familia amorosa que te
370 ayudó a mantenerte en el camino correcto y eras más consciente de ti
mismo. Cuando las cosas estaban mal, hiciste lo que tenías que hacer para
estar ahí para mí y para Easton. Aceptaste tus responsabilidades y las
poseías por completo de una manera que Reeve no hizo.
—Ver cómo se desarrollaba su infancia en la pantalla me ayudó a
poner las últimas cosas en perspectiva.
—¿En qué manera?
—Veo lo que has estado diciendo todo este tiempo. Él era parte de ti
de la misma manera que eras parte de él. Ver esas escenas, en lugar de
simplemente leer sobre ellas, realmente lo hizo cobrar vida. Ahora lo
entiendo mejor. Entiendo cómo fue que llegaron a amarse y cómo fue que
llegó a confiar tanto en ti.

—Me encanta estar aquí a la luz de la luna —digo, acurrucada en el


costado de Dillon en el banco de piedra. Inclino mi cabeza hacia arriba—.
Mira todas las estrellas.
—Sería mucho más romántico con un lago y cisnes. —Escucho el
puchero en su tono y lo veo en su rostro bajo la iluminación de la luna y las
tenues luces nocturnas que salpican el jardín conmemorativo.
—Tendremos nuestros cisnes cuando los niños sean mayores —le
aseguro, apoyando la barbilla en su hombro. Decidimos renunciar a
nuestros planes para un lago con cisnes porque no es realmente
recomendable tener ninguno cuando tienes niños pequeños. Dillon estaba
realmente obsesionado con la idea, así que es un punto delicado.
Mira profundamente en mis ojos mientras une nuestras manos.
—¿Todavía lo sientes cerca?
Le dije a Dillon que siento que Reeve todavía está conmigo,
explicándole los casos en los que he sentido su presencia. Los dos todavía
estamos conmocionados por Bodhi y la rosa ese día que nos conocimos. Sé
que algunas personas no creen en el más allá o en los espíritus o que
nuestros seres queridos nos cuidan cuando se han ido, pero no hay nada
que nadie pueda decir que me convenza de que no es obra de Reeve.
—No en mucho tiempo. —Me acurruco más cerca de él—. Me gusta
pensar que es porque ve lo feliz que soy y sabe que ya no necesito esa
seguridad o consuelo.
371 —Apuesto a que a él también le hace feliz. Saber que sus dos hijos
están con el amor de su vida, como siempre quiso.
—Y contigo. —Agarro su rostro entre mis manos y lo beso
apasionadamente—. Si hubiera alguien con quien Reeve hubiera confiado
para que estuviera, ese eres tú. —Bajo mis manos a mi regazo, pasando mis
dedos por los de Dillon.
—Siempre estaré triste porque nunca llegué a conocerlo.
—Y siempre lo extrañaré, pero así se suponía que debía ser, Dillon.
Realmente lo creo ahora. —Lo he pensado mucho estas últimas semanas
mientras nos preparábamos para estrenar la película. No entiendo por qué
tuve que perder a Reeve y Lainey, pero creo que estaba predeterminado. En
muchos sentidos, eso me enoja muchísimo, pero de otras formas me ayuda
a aceptarlo—. Creo que estaba destinada a amar a Reeve porque su destino
ya estaba decidido. Me alegro de que haya podido experimentar mi amor por
el poco tiempo que estuvo con nosotros. Que llegó a experimentar la
paternidad y el tipo de familia que siempre anheló.
—Me alegro de que él también te tuviera. —Se ríe suavemente—.
Hombre, nunca pensé que diría esas palabras, pero no puedo ser egoísta.
No cuando puedo pasar el resto de mi vida amándote a ti, Easton, Bodhi y
Fleur.
—¿Crees que tienes espacio en tu corazón para uno más? —Paso mis
dedos por su cabello.
Se endereza, sus ojos se abren de par en par.
—¿Quieres decir…?
—Estoy embarazada de nuevo —espeto, incapaz de mantener la
noticia por más tiempo—. Me hice una prueba esta mañana y luego otra solo
para estar segura.
Coloca sus manos sobre mi vientre y las lágrimas brillan en sus ojos.
—No tienes ni idea de lo feliz que esto me hace. Otro niño. ¡Sí! —Sus
ojos se iluminan de pura felicidad—. Gracias, cariño. —Examina mi rostro
con atención—. ¿Te sientes bien?
—Estoy bien, aparte de estar cansada, pero es más que probable que
se deba a que no dormí bien en toda la semana.
—Deberíamos irnos a la cama, pero primero necesito abrazarte. —Me
lleva a sus brazos, presionando feroces besos en mi cabello mientras me
abraza. Me derrito contra él, amando la seguridad y la familiaridad de estar
en su abrazo. Si estoy teniendo un mal día, todo lo que necesito es un abrazo
de Dillon para que todo vuelva a estar bien—. Gracias, Vivien Grace. Gracias
por esta vida que llevamos. Nunca lo doy por sentado. Espero que lo sepas.
372 —Lo sé —digo, luchando contra un bostezo—. Y yo tampoco. Aprecio
todos los días contigo y con nuestros hijos.
Dillon se pone de pie, llevándome con él.
—Hora de acostarse. Ha sido un día agotador.
—No me digas. —Apoyo mi cabeza contra su hombro mientras su
brazo se desliza alrededor de mi espalda.
Mientras nos alejamos, una brisa sutil aparece de la nada,
arremolinándose a mi alrededor, moviendo ligeros mechones de mi cabello.
La fuerte y dulce fragancia de las rosas lavanda me hace cosquillas en la
nariz, aunque no hay ninguna en esta parte de nuestro jardín. Dedos
invisibles recorren mi mejilla y sé que está aquí. Las lágrimas se acumulan
en mis ojos, pero son lágrimas de felicidad porque sé, en mi corazón y en mi
alma, que esta es la forma en que Reeve me dice que siempre estará
conmigo.
Nunca fue una competencia entre mis amores.
He amado a Reeve y Dillon con todo mi corazón, y siempre les
pertenecerá a ambos.
Siempre estuvieron destinados a ser míos, y viviré el resto de mis días
segura sabiendo que ambos están conmigo.
Mi primer amor.
Y mi amor para siempre.
Fin

Una de las autoras mejor vendidas de USA

Today, Siobhan Davis escribe ficción

young adult y new adult emocionalmente intensa


con romance cautivante, personajes complejos y
montones de giros inesperados que te dejarán
pasando las páginas hasta más allá de la hora de
373 dormir.
La familia de Siobhan te dirá que es un poco
obsesiva cuando se trata de leer y escribir, y no
se equivocan. Raramente puede ser encontrada
sin su confiable kindle, un libro en papel o su
portátil en alguna parte cerca.
Antes de convertirse en escritora a tiempo
completo, Siobhan forjó una exitosa carrera corporativa en dirección de
recursos humanos.
Reside en el condado de Garden en Irlanda con su marido y dos hijos.
374

También podría gustarte