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Autoritarismo o Populismo Punitivo.

La crisis actual del Sistema Penitenciario y Carcelario en Colombia.

3. Justificación

Actualmente analizar si el Sistema Penitenciario Colombiano cumple con el propósito de la


resocialización y rehabilitación del individuo se puede determinar inicialmente que según cifras
informadas por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) en su último boletín
informativo afirma que, hacia febrero de 2024 en Colombia se registraban 169.261 Personas
Privadas de la Libertad (PPL), de las cuales el 60.3%, es decir, 102.064 personas cumplen sus penas
en centros intramurales como son establecimientos de reclusión en calidad de condenados o
sindicado, es decir intramuralmente; igualmente, 60.765 personas, las cuales representan el 35.9%,
purgan sus penas de manera domiciliaria, es decir, son reclusos sindicados o condenados que
cumplen la “medida sustitutiva de prisión” en sitios determinados por la autoridad competente; y el
3.8%, en otras palabras, 6.432 personas privadas de libertad, igualmente con “medida sustitutiva de
la ejecución de la pena”, que cumplen sus penas en sus “lugares de residenciada o morada
determinados por el juez” como condenados o sentenciados bajo el monitoreo por el INPEC con un
“dispositivo electrónico” (INPEC, 2024, p. 2).
Así mismo, en el mismo informe estadístico publicado por el INPEC se encuentra que al
normalizarse el número de Población Privada de la Libertad (PPL) al terminarse los efectos de las
leyes 1709 de 2014, 1760 de 2015 y 1786 de 2016, hacia finales de 2019, tales cifras aumentan en
el último quinquenio. Ya que, entre 2020 y 2021, para hacerle frente a la emergencia sanitaria
generada por la pandemia del COVID – 19 se promulgaron una serie de políticas públicas y
normativa implementada se presentó una disminución entre el 11.1% y un 11,0%, respectivamente.
No obstante, al finalizar tal emergencia sanitaria, se da una tendencia de incremento de esta
población, esto quiere decir, que entre 2021 y 2023 hubo un aumento del 5.2% (INPEC, 2024, p. 4).
Por otro lado, revisando estos datos se puede hallar que, en la medición del hacinamiento, según
el Glosario Penitenciario y Carcelario (2024), la capacidad se mide según el número de cupos
disponibles en un Establecimiento de Reclusión de Orden Nacional (ERON) donde se recluye a la
PPL en las mejores condiciones dignas según el cupo físico. Adicionalmente, la Ley 1709 de 2014,
en el Parágrafo 1 de su Artículo 92, el cual, a su vez, modifica el Artículo 168 del Código
Penitenciario Y carcelario indica que cuando este indicador sobrepasa el 20%, se convierte en un
estado de hacinamiento crítico. En este contexto, hay 81.700 personas privadas de la libertad en 126
ERON. De las cuales existen 85 con menos de 500 cupos (67,5%), hay 13.294 cupos (16.3%);
también hay 17 ERON (13,5%) con cupos entre 501 y 1000 con una capacidad de 12.581 cupos
(15,4%); entre tanto, el 7.9% de los ERON, esto quiere decir 10 centros carcelarios, tienen una
capacidad para 13.249 cupos (16,2%); y solo, 14 centros penitenciarios (11,1%) poseen 42.576
reclusos. Ahora bien, al explorar el tema del hacinamiento en los centros carcelarios colombianos,
según el INPEC (2024, p. 5) se puede concluir que entre 2019, por las causas expuestas en el tema
de la PPL, y 2021 se dio una disminución considerativa de este fenómeno, ya que, disminuyo en un
33.1%. Mientras tanto, entre 2022 y 2024 se dio un relativo aumentó de un 4.7%, pero, no obstante,
al estar en la actualidad en un porcentaje de un 24.7%, el hacimiento es crítico.
Ahora bien, al hacer un acercamiento estadístico al tema de la infraestructura de las
penitenciarías colombianas el INPEC (2024, p. 6) manifiesta que, existen en el país tres
generaciones de ERON, donde los primeros corresponden a aquellos construidos entre 1611 e
inicios de la década de 1990, las cuales tiene como característica preponderante que son
edificaciones adaptadas en centros de reclusión. En este ítem se pueden encontrar que existen 111
ERON de primera generación, los cuales representan el 88.1% del total nacional, los cuales tienen
una capacidad de 42.913 (52.5 %), y tienen 59.604 (58.2%) y tienen una sobrepoblación de 16.493,
en otras palabras, tienen el 38.4% de índice de hacinamiento. También, están los centros de
reclusión de segunda generación, a esta categoría pertenecen aquellos edificados entre la década de
1990 y los inicios del siglo XXI. Tales edificaciones tienen como características que poseen un
diseño con mejores condiciones de operatividad y funcionamiento, pero siguen teniendo problemas
de infraestructura por falta de mantenimiento. A esta generación pertenece solo el 4 % (5), de los
centros penitenciarios del país donde pueden recluirse 8.439 personas en condiciones dignas, esto
representa el 10.3% de la capacidad nacional; mientras tanto, allí hay recluidos 9.441 personas
(9.2), esto quiere decir que hay una superpoblación de 1.002 personas, esto quiere decir, que hay un
índice de hacinamiento del 11.9%. Por último, en la tercera generación están aquellos centros
intramurales que cumplen con las condiciones técnicas requeridas y fueron construidas entre 2010 y
2011. A esta categoría pertenecen 10 cárceles (7.9 %), las cuales tienen una capacidad de 30.348
(37.1%); no obstante, allí se encuentran confinados 33.240 (32.6%), lo cual arroja un índice de
hacinamiento de 9.5% (2.892 personas). En definitiva, en Colombia existen 126 centros
penitenciarios, con una capacidad para 81.700 reclusos en condiciones dignas; sin embargo, hay
102.087; es decir, 20.387 personas por encima de su cobertura, en otras palabras, 25%. En
conclusión, hay un hacinamiento crítico en los centros carcelarios del país según lo mandado en la
Ley 1709 de 2014.
Ya, haciendo referencia a la infraestructura existente hacia 2019, existían en Colombia 132
centros de reclusión y en la actualidad ya se cerraron 6, sin contar que desde 2013 se han cerrado la
misma cantidad. Lo anterior obedece, según el INPEC (2024, p. 6), a las decisiones dadas por la
Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios, dependencia creada por el Decreto 4150 de 2011,
por medio del cual se crea la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC), tal entidad
según el Artículo 2 (Ministerio de Justicia y Derecho, 2011) de esta normativa manda que tal
dependencia se encargara de brindarle asesoría técnica, administrativa y logística al INPEC en
cuanto al “suministro de bienes y la prestación de los servicios” con el fin del “adecuado
funcionamiento de los servicios penitenciarios y carcelarios a cargo” del INPEC. No obstante, la
Política Penitenciaria y Carcelaria solo se han preocupado por la ampliación de cobertura carcelaria,
pero no de construir más ERON.
Otro elemento a tener en cuenta, está en el tiempo de detención, cuya medición consiste en
establecer el tiempo en meses que hay entre la detección intramural para los recluidos en calidad de
sindicados mientras el juez profiere condena. En estos términos se tiene que, hay un 20% que llevan
esperando la solución de su situación penal entre 0 y 5 meses; mientras, entre 6 y 10 meses esta
medición se ubica en un 20.5%; hay un 14% de reclusos sindicados quienes llevan esperando entre
11 y 15 meses. Por otro lado, los sindicados que llevan esperando la decisión judicial entre 16 y 20
meses, se ubica en un 11%; ahora, entre 21 y 25 meses, está el 8%; el 7.5% se encuentra en esta
situación entre 26 y 30 meses; entre 31 y 35 meses están el 4%, y el restante, 15% llevan en esta
situación más de 36 meses (INPEC, 2024, p. 9).
Igualmente, vale la pena analizar el tema del “Tiempo de Prisión”, este indicador es
implementado para establecer la duración en años de las penas impuestas por un juez a la “PPL con
situación jurídica de condenado”. Así pues, se tiene que el 35.9 % de la PPL está purgando penas
entre 0 y 5 años; el 26.1% paga una condena entre 6 y 10 años; entre 11 y 15 años de condena está
el 12.5%. Ya, para las personas condenadas entre 16 y 20 años representan el 12.6%; el 4% entre 21
y 25 años. Por otro lado, el 2.5% entre 26 y 30 años; entre 31 y 35 años, el 2.6%, y el restante 2.9%
más de 26 años (INPEC, 2024, p. 9).
En cuanto al principio teleológico de la pena, que nos es más que la resocialización y la
rehabilitación al recluso, el INPEC (2024, p. 10) manifiesta que ofrece a la PPL programas y
actividades dirigidas a la transformación productiva, laboral y académica mediante el trabajo en
“actividades industriales, artesanales, comerciales, agrícolas y pecuarias”; la “educación formal,
informal, para el Trabajo y el Desarrollo Humano y la “monitoría en procesos académicos, laborales
o de salud de programas y actividades dirigidos” a esta población. Tal tarea la reciben 93.051
personas, esto representa el 91.17% de la población recluida intramuralmente; de los cuales el
49.75% (46.021) trabaja; el 47.55% (44.246) estudia y el restante 2.7% (1.884) se encuentra en
procesos de enseñanza.
Y por último, el 40.59% (41.425 PPL) participa en los “programas psicosociales”
implementados por el INPEC (2024, p.10) en el marco del tratamiento para su resocialización
brinda “herramientas para el “el desarrollo de habilidades personales, familiares y sociales con el
fin de preparar al condenado para su libertad” por medio de la asistencia, atención e intervención
psicológica, de la cual participan 3.395 (8.2%); la atención y apoyo a grupos con condiciones
excepcionales donde asisten 2.674 PPL (6.5%). Entre tanto, existe un “Eje prestacional” del cual se
beneficia el 45.6% (18.891 PPL); también, 1.366 PPL (3.3%); el 9.7% (4.036 personas) y el restante
26.7% (11.063 PPL) recibe asistencia espiritual (INPEC, 2024, p. 6).
Pero todas estas cifras sin los argumentos necesarios son de poca utilidad, por tales razones, para
darle contenido epistemológico. Y teniendo en cuenta, que esta reflexión académica gira hacia el
cuestionamiento de la eficacia de las políticas penales y penitenciarias vigentes en Colombia y si
contribuyen a lograr este objetivo de rehabilitar y resocializar a los reclusos colombianos. Se tiene
que, ese propósito del sistema penitenciario colombiano consiste en resocializar y rehabilitar a los
reclusos respetando y garantizando los derechos humanos. No obstante, como se mencionó con
anterioridad tiene una serie de factores que han contribuido a la generación de una grave crisis
carcelaria como son el hacinamiento; la corrupción; los altos niveles de violencia al interior de los
centros de reclusión; las carencias carcelarias en materia de: salud, alimentación, educación,
recreación. También, se encuentra las falencias encontradas en la infraestructura carcelaria, la falta
de carencia de talleres y elementos de trabajo (Ávila Ramírez, 2016, p. 122).
A lo anterior, se la une que la legislación penal colombiana tiene como principio teleológico de
la pena diversas funciones. Tales funciones son de carácter preventivo, retributivo, protector y de
reinserción social, siendo esta última la principal función. La cual solo se da desde la
implementación o la concienciación de las autoridades competentes de la definición del Estado
Social de Derecho y el principio de la dignidad humana vislumbrado en la Constitución Política de
Colombia de 1991. Pues, al ser la sociedad colombiana una institución organizada y regulada por
normas de convivencia entre sus integrantes, al ser trasgredido este presupuesto se hace necesario
proveerlo de los medios para su respeto y su cumplimiento por una conducta típica, está por su
gravedad merece algún tipo de sanción. De esta manera, es como estas sanciones se cumplen en los
establecimientos penitenciarios con el objetivo que el individuo infractor se concientice dela misma
y al legar a tales centros de reclusión puedan ser resocializados y rehabilitados (Ávila Ramírez,
2016, pp. 122 - 123).
Sin embargo, este proceso de resocialización y rehabilitación consiste en el espacio educativo y
formativo donde los infractores aprenden mediante unas buenas prácticas a resarcir el daño al
aceptar y seguir las reglas infringidas, y su vez, no seguir generando desequilibrios a la comunidad
y puedan seguir siendo parte de la sociedad. Por tales razones, tal proceso se justifica en la
“privación de la libertad”, pero esta debe ser acompañada por la reinserción social. Es así, como las
normas tanto de orden nacional como internacional, exigen el trato digno a los condenados por una
pena o medida de la libertad debe perseguir el inculcarles la voluntad de vivir conforma a ley,
mantenerse con el producto de su trabajo, y crear en ellos la aptitud para hacerlo. Dicho tratamiento
estará encaminado a fomentar en ellos el respeto de sí mismos y desarrollar el sentido de
responsabilidad (Ávila Ramírez, 2016, p. 123).

4. Objetivo general
Construir una propuesta bajo el enfoque sociojurídica donde se pretenda contribuir
constructivamente en el debate existente entre la implementación de una “Política Criminal”
eficiente en el “solucionar” los problemas estructurales de la sociedad colombiano por medio del
cumplimiento del propósito de la resocialización y rehabilitación del individuo. La cual debe ir
acompañada de buscar superar los problemas que han contribuido a la generación de la crisis actual
del sistema penitenciario colombiano como son la corrupción; los altos niveles de violencia al
interior de los centros de reclusión; y las carencias en materia de salud, alimentación, educación y
recreación.

5. Objetivos específicos

5.1. Examinar las fuentes académicas y jurídicas existentes sobre la implementación de la Política
criminal, carcelaria y penitenciaria en Colombia con el propósito de contribuir al mejoramiento de
la existente o a la construcción de una Nueva Política Criminal, Penitenciaria y Carcelaria para el
país.

7.2. Diagnosticar la situación actual de la Política criminal, carcelaria y penitenciaria en Colombia


por medio de una revisión bibliográfica donde se encuentren las percepciones, los temores, los
deseos y las expectativas frente la propuesta realizada a una posible reforma de la misma.

7.3. Construir un proyecto jurídico y académico, a manera de conclusión, donde se busque


contribuir en la construcción de una de una Política Criminal, Penitenciaria y Carcelaria para el país
mediante la cual se cumpla con el propósito de la resocialización y rehabilitación del individuo. Y a
su vez, se den luces para superar las problemáticas que le acompañan como son la corrupción; los
altos niveles de violencia al interior de los centros de reclusión; y las carencias en materia de salud,
alimentación, educación y recreación.
Bibliografía
ÁVILA RAMÍREZ, H. A. (2016). El Sistema Penitenciario Colombiano y los derechos. Revista
Jurídica Primera Instancia, 7: 4, pp. 119-142.
https://www.primerainstancia.com.mx/wp-content/uploads/2017/04/EL-SISTEMA-
PENITENCIARIO-COLOMBIANO-Y-LOS-DERECHOS.-Hugo-Alejandro-%C3%81vila-Ram
%C3%ADrez..pdf

CONGRESO DE LA REPÚBLICA (2014). Ley 1709. “Por medio de la cual se reforman algunos
artículos de la Ley 65 de 1993, de la Ley 599 de 2000, de la Ley 55 de 1985 y se dictan otras
disposiciones”.
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley_1709_2014_pr001.html#92

INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO Y CARCELARIO (INPEC) (2024). Boletín


Estadístico, mes de febrero. Grupo de Estadística / Oficina Asesora de Planeación / INPEC.
https://www.inpec.gov.co/documents/20119/1060825/BOLET%C3%8DN%20FEB2024.pdf/
f6075b47-f3e2-71eb-2fdf-d4dbf59e0ee8?version=1.0&t=1711026930264&previewFileIndex=1

INSTITUTO NACIONAL PENITENCIARIO Y CARCELARIO (INPEC) (2024). Glosario


Penitenciario y Carcelario. INPEC.
https://www.inpec.gov.co/glosario

MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHO (2011). Decret0 4150. Por la cual se crea la Unidad de
Servicios Penitenciarios y Carcelarios -USPEC, se determina su objeto y estructura.
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/decreto_4150_2011.html

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