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Seminario de investigación educativa

El dilema del educador: Involucrar a los


estudiantes en la creación de conocimiento.

¿Qué características espera el sistema de un buen estudiante? Una mente


inteligente, dispuesta y diligente aplicada al trabajo de clase. Confiable y con una
memoria veloz. Una respuesta calmada y competente ante la presión de las
pruebas. Una mentalidad disciplinada que garantice que las tareas se entregarán
a tiempo. El rigor para completar el trabajo de una forma correcta. Una actitud
atenta y cooperadora dentro de la clase. Dentro del modelo vigente de educación,
ese tipo de estudiante aprobaría con excelencia.

A lo largo del último siglo, han surgido reformas educativas que se han enfocado
en enseñar y evaluar a estos brillantes y excelentes estudiantes. Pero,
sorpresivamente muchos de esos buenos estudiantes se tropiezan al salir a las
calles.

Más allá del análisis de las acciones que lleva a cabo el sistema educativo la
pregunta es ¿qué ocurre si el mundo no necesita buenos estudiantes?

El momento de la verdad

En un artículo reciente del Harvard Business Review [“ Reclaim Your Creative


Confidence” ] David y Tom Kelley de IDEO y del Instituto de Diseño Hasso
Plattner de Stanford identifican los 4 temores más comunes y crónicos que
bloquean hoy en día la innovación de las organizaciones, (1) temor al desorden
desconocido; (2) temor a ser juzgado; (3) Temor a dar el primer paso; (4) Temor
a perder el control.

Estos temores, bloquean el pensamiento creativo que permite levantar y


continuar con el éxito de incontables compañías, desde empresas nuevas como
Facebook y Google hasta aquellas empresas establecidas como lo son Procter &
Gamble y General Electric. El papel de los Kelleys para remover estos miedos es,
no enseñar la creatividad sino ayudar a los clientes a "redescubrir su confianza
creativa"

Piensa en lo que nos dice esta tendencia: nuestros esfuerzos en la enseñanza y el


aprendizaje están produciendo una fuerza de trabajo que no puede sobrepasar los
miedos debilitantes que bloquean a los nuevos productos y estrategias que las
organizaciones necesitan para tener éxito. Si la confianza– de cara a la
incertidumbre, exploración, descubrimiento y evaluación debe de ser
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redescubierta ante la titularidad de nuestra escuela, entonces hay algo muy malo
con la idea que tenemos sobre la educación.

Reflexiona sobre las características de un buen estudiante dentro del primer


párrafo. Imagina a estos estudiantes, recién salidos de la escuela, dando sus
primeros pasos a una situación desconocida y desordenada, en la que tienen muy
poco control, esperando a que caiga un juicio incierto sobre sus hombros. O
imagínate a ti mismo como ese estudiante, como muchos de nosotros lo hemos
sido. Recuerda el entrar, sin preparación, a un mundo lleno de ambigüedades,
conflictos, riesgos y fallas.

¿Cuáles son las reacciones de aquellos "buenos estudiantes" que ahora pueblan
las organizaciones? Como los Kelleys y otros expertos en administración
describen, las siguientes reacciones se presentan cada vez más en aumento: la
evasión, una actitud defensiva, tendencias conservadoras y mentalidad
intolerante – consecuencias sorprendentes e involuntarias de la educación. El
problema es que estas consecuencias nos están deteniendo de solucionar los
problemas que definen nuestras vidas.

¿Podríamos rastrear el miedo, la ineptitud en las realidades de la innovación, la


resolución de problemas, la competencia no estructurada y los errores hasta las
ideas que tenemos sobre la educación? Yo creo que sí podemos hacerlo.

A lo largo del siglo pasado las reformas educativas han sido relaciones
incuestionables entre educadores y estudiantes. Esta postura permanente hacia el
aprendizaje es el obstinado culpable y hasta ahora permanece notablemente
resistente al cambio.

Cómo nos atraparon

La trampa que nos atrapó en esta caída imparable parece lo suficientemente


inofensiva en el exterior. En ésta, los educadores se culpan a ellos mismos
llamándose "agentes proveedores"; los estudiantes se culpan a ellos mismos
llamándose "receptores pasivos". Los educadores saben más; los estudiantes
saben menos. Los educadores están a cargo; los estudiantes son subordinados.
Los educadores son proveedores; los estudiantes son consumidores. La
enseñanza, a todos los niveles, establece que los educadores lideran y los
estudiantes siguen. Estos papeles son fáciles de asumir. Pero aquí está el
problema.

En su primer libro, The Responsibility Virus, el antiguo decano de la Rotman


School, Roger Martin, explora una dinámica cíclica y autosellable que explica el
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origen de varias consecuencias negativas involuntarias. La idea de las estructuras


autoperpetuantes en sistemas sociales tiene su origen en la investigación del
ícono de aprendizaje organizacional, Chris Argyris, así como de la contemporánea
de Martin, Diana McLain Smith, una investigadora y practicante y la autora de
The Elephant in the Room. Aplicar este concepto ayuda a tener sentido de las
debilidades inherentes en nuestro acercamiento a la enseñanza y el aprendizaje.

La idea básica es ésta: con cualquier par de actores, las "culpas" subyacentes nos
llevan a interacciones repetitivas que crean estructuras de relaciones
permanentes algunas útiles, otras destructivas. En su libro, Martin se enfoca en
una estructura administrativa familiar y destructiva que se forma alrededor de la
responsabilidad cuando los jefes toman las riendas y los subordinados retroceden,
esperan y ven.

Es común escuchar en las organizaciones que los gerentes dicen "si mi gente
mejorara, delegaría más", y que los subordinados dicen "Si mi jefe diera más
libertad, yo tomaría más la iniciativa". En esta clásica relación estructural, a
medida que los jefes se involucran más, ellos mismos crean a los empleados
irresponsables de los que ellos se quejan. Cuando los empleados actúan con
reticencia, ellos mismos crean a los micro-gerentes con mayores
responsabilidades de los que tanto se quejan. La culpa se inmoviliza cuando se
acusa a alguien de forma persistente de ser muy responsable o irresponsable, y
pronto todos piensan, "Así son las cosas". En este punto, realizar un cambio en la
estructura es difícil o hasta imposible de imaginar.

Así que, ¿cómo pueden comenzar a trabajar mejor?

Una ventaja de analizar la educación desde este marco es que revela dos puntos
de aprovechamiento para su mejora:

1. Una mitad de la pareja puede iniciar el cambio; y (2) Cambiar el marco nos
guiará a cambios tanto en las acciones como en las consecuencias.

Todo esto envía un nuevo mensaje a los estudiantes: no esperen a la nueva ola
de reformas. Al reformular su papel, ustedes pueden hacer que ocurra algo
completamente diferente en el mundo de la enseñanza y el aprendizaje.

Introduciendo: El estudiante moderno

Imagina al "estudiante moderno": comprometido a ser un agente responsable en


el diseño de su propio desarrollo educativo. ¿Cómo se diferencia ese estudiante
de los "buenos estudiantes" de hoy en día que emergen de una preparatoria,
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universidad, escuela vocacional, curso de desarrollo profesional o programas de


posgrado MBA? Es difícil de imaginarlo; aun así, existen lugares de dónde obtener
ideas.

Para crecer, las compañías de consultoría deben ofrecer a sus clientes ideas,
servicios y especialmente personal que no suele estar disponible en sus filas y en
sus archivos. Visité una compañía de este tipo recientemente: Jump Associates.
Los pensadores híbridos de Jump ninguno de ellos encaja en el molde del "buen
estudiante" – ayudan a los clientes a convertir la incertidumbre y la ambigüedad
en nuevos negocios y en crecimiento sustentable.

Varias características destacan de la gente en Jump. Como individuos y como una


colección, son una mezcla ecléctica de experiencia, conocimientos y personalidad
que desafía a los almacenes funcionales tradicionales que dirigen las escuelas y
los negocios. Les gusta hacer preguntas abiertas, grandes y confusas, tales como,
"¿Cuál es el futuro del agua? o "¿Cómo podemos reinventar el sistema de la
salud?” Mientras hacen estas preguntas, no comparten las ansiedades del buen
estudiante habitual con preguntas que nunca tendrían una respuesta sencilla.
Ellos aceptan la ambigüedad que precede a las nuevas ideas, estrategias y
negocios. Ellos usan el fracaso para generar más posibilidades en lugar de usarlo
para justificar su retirada a glorias pasadas. Como fuerza de trabajo, su
aceptación de la incertidumbre mitiga la montaña rusa emocional que la
resolución de problemas mal estructurada usualmente desencadena en sus
clientes.

En la contratación, Jump busca "pensadores enriquecidos", aquellos cuya


experiencia de vida abarca múltiples disciplinas – digamos de la Arqueología a la
Física y al Marketing no sólo por el rango de contenido sino también por la
curiosidad y la flexibilidad mental que tienen. De forma reveladora, les gusta
"desarrollar a sus propios" empleados, ya que virtualmente no existe un lugar
dónde contratar a gente lista para actuar.

Los empleados de Jump son un ejemplo del estudiante moderno en acción. Ellos
personifican al cambio crítico en el marco; ellos crean de forma activa el
conocimiento en lugar de sólo recibirlo. Al reconocer a los constructores de
conocimiento creativo, las organizaciones como Jump pueden ayudar a definir el
cambio. Pero el estudiante que reside en todos nosotros ahora puede tomar parte
en redefinir su marco y agenda educativa. Esta redefinición significará que los
estudiantes se encarguen de ellos mismos para conseguir capacidades creativas
para la resolución de problemas, para trabajar más allá de las disciplinas, para
explorar de forma activa algunas ideas conflictivas y para construir nuevos
acercamientos a través de pruebas y errores personales.
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Más que parecerse a los salones de clase de hoy, el trabajo de creación de


conocimiento asemeja a un deporte extremo: demanda energía, coraje,
concentración y aguante. Para convertirse en creadores de conocimiento, los
estudiantes modernos necesitan desarrollar sus propias capacidades sobre su
nuevo aprendizaje realizando tres cosas.

1. Jugar por todo el campo

En una plática TEDx de 2010, el neurocientífico David Eagleman declaró, "Hasta


el momento, nunca ha sido cierto que en toda la historia de la humanidad
hayamos tenido todas las piezas del rompecabezas". Y aún así, de forma
testaruda, continuamos actuando como si tuviéramos todas las piezas en su
lugar. Nunca ha sido más evidente esto que en el salón de clases del ejército
Estadounidense.

En The Generals, Thomas Ricks menciona la desgarradora historia de cómo el


ejército de Estados Unidos falló al preparar a sus oficiales superiores para las
realidades que encontrarían en Iraq y Afganistán. El programa de entrenamiento
creado en los años 1970's y 1980's – "el cual preparaba a los soldados para los
conocido" – fue creado para conflictos parecidos a aquellos de la Guerra Fría
involucrando batallones de tanques entre naciones en Europa. Una
contrapropuesta para enseñar a los altos oficiales del ejército "cómo pensar en la
batalla" fue profundamente rechazada en ese momento.

Sin una forma de pensamiento dentro de la batalla, el mayor temor de los críticos
del entrenamiento – "una generación completa de idiotas que sabían cómo
limpiar un rifle pero que no sabían 'por qué' tenemos un ejército – se hizo
realidad. El ejército educó peligrosamente, en las palabras de Rick, a una
generación de oficiales que, si bien eran expertos en tácticas, no estaban
preparados para situaciones poco precisas, culturas extranjeras, información
inadecuada y metas mal definidas. ¿Te suena familiar?

Por fortuna, en el ejército actual, los pensadores con visión a futuro están
reemplazando las ideas abrumadoras y aniquiladoras con un tipo de pensamiento
que ellos llaman "arte operacional", el cual enfatiza la libertad de aprendizaje y
adaptación. El estudiante moderno, al querer aprender como pensar en la batalla
en lugar de sólo adoptar tácticas disponibles, deben pensar ampliamente a lo
largo del campo en vez de comprometerse a una fórmula maestra o a un
entrenamiento manual, por más poderoso que sea.

En cualquier disciplina, esto significa un entendimiento y opiniones


contradictorias, la exploración de acercamientos y visiones competitivas y
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esquematizadas. Sobre todo, significa comprobar tu propio conocimiento contra


estándares fijos; ¿Respondes de forma efectiva cuando ocurren cosas
sorpresivas?

2. Educa tu imaginación y tu intuición

Albert Einstein dijo "La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional
un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que honra al sirviente y que ha
olvidado dicho regalo". El presidente de la escuela de Rhode Island de Diseño,
John Maeda, estaría de acuerdo. Maeda busca cambiar la iniciativa educativa
americana Ciencia Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, incluyendo a éstas las
Artes.

Este sería un gran avance para reformular el papel del estudiante porque, las
artes hacen preguntas. Él no habla de aquellas preguntas con una respuesta
sencilla, sino el tipo de preguntas abiertas que desencadenan confusión, miedo y
una reversión de las comodidades conocidas. En el programa de Artes, los
estudiantes son disciplinados para aplicar su intuición e imaginación a las
preguntas abiertas.

El "buen estudiante" tradicional no pasa mucho tiempo trabajando como un


artista. Por desgracia, sin práctica, lo que funciona bien en estos días se queda en
nosotros como alquitrán. Atorados con ideas anticuadas o paralizados por las
preguntas abiertas, los estudiantes pueden recurrir a la intuición y a la
imaginación como medidas de contraataque pero sólo en el caso de que estas
capacidades hayan sido desarrolladas.

La intuición y la imaginación llevan a la creación del conocimiento pero también


traen consigo incertidumbre, ignorancia y consecuencias impredecibles – en su
camino a la generación de soluciones progresistas. Para los estudiantes
modernos, todo esto ocurre en un solo día de trabajo.

3. Piensa por ti mismo desde el inicio

Parris Goebel, una bailarín de hip-hop y coreógrafa de Nueva Zelanda nacida en


1990 y Rita Levi-Montalcini, la bióloga ganadora del Premio Nobel, nacida en
1909, son dos mujeres separadas por la cultura, clase social, disciplina y metas.
Aún así, ambas mujeres alcanzaron la fama por su maestría y originalidad de
pensamiento. Ambas conocen lo que la mayoría de nosotros no: que las
oportunidades para pensar de forma creativa son muy pocas si te restringes a ti
mismo con un viaje educativo supervisado desde que uno es novato hasta ser
experto. Cada mujer tomó un camino original, fuera de lo establecido.
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Una niña de clase trabajadora, Goebel se enroló en tap, jazz y clases de ballet
desde pequeña. Pero abandonó sus clases muy temprano. "Nunca pude encontrar
una escuela que en verdad me desafiara", dijo en una entrevista para la ABC. "Así
que pensé que la única opción era entrenarme yo misma". A los 21 años la
bailarina autodidacta Goebel es la coreógrafa de Jennifer López.

Los "buenos estudiantes" tradicionales rara vez muestran esta audaz originalidad.
Tres tendencias el sesgo cognitivo de fijación, el neuroquímico del cerebro que
crea "atracción fatal" hacia la certeza y el miedo aprendido al fracaso a menudo
roban las ideas originales antes de que tengan la oportunidad de formarse. El
estudiante moderno debe comenzar a practicar el pensamiento original temprano
para evitar las indeseables limitantes de las ideas existentes.

Así que, ¿qué es lo que necesita entender el estudiante moderno sobre la


originalidad? Resulta que la mayoría de las ideas originales están equivocadas;
pero esa no es una razón para no tenerlas. De hecho, es todo lo contrario. La
habilidad de formular y elaborar nuevas ideas, aun cuando estén equivocadas es
un pre-requisito para la creación del conocimiento. Al dominar esto, uno puede
evadir el conservadurismo inherente del cerebro, dejar atrás las ideas que
actualmente prevalecen y prepararnos para el demandante viaje que genera la
llegada de tus grandes ideas.

Aunque no todos podamos asumir los problemas de pelear una guerra poco
convencional, curar una enfermedad enigmática o apostar por una originalidad
auto dirigida, es hora de admitir que la mayoría de nosotros – educadores y
estudiantes por igual nos asustamos cuando nuestra versión de este tipo de
problemas se nos presenta. Por demasiado tiempo hemos dependido no sólo de
los “ buenos estudiantes” , sino de un pequeño grupo de voluntarios para la
valentía creativa, muchos de los cuales abandonaron la educación formal o
fallaron en tener una.

Estudiantes de cualquier edad y nivel: háganse cargo de su desarrollo mental tan


fuerte como de cualquier otro tesoro que los cautive. Inviertan en un mayor nivel
de responsabilidad; adopten un marco de creación de conocimiento y tengan un
acercamiento generador hacia la enseñanza. Tu participación puede ayudar a
mover las relaciones de aprendizaje mostradas en la Imagen Uno, hacia la
mostrada en la Imagen Dos. Sin lugar a dudas, los estudiantes con nuevas
expectativas y comportamientos tendrán un impacto en el otro lado de su par: el
educador.

El dilema del educador está en cómo ser verdaderamente útil al responder. En


lugar de respaldar las viejas normas, te pedimos que pidas al estudiante moderno
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que navegue en las realidades tanto de la oscuridad como de la luz en la creación


del conocimiento. Trabajando juntos en la creación de conocimiento, los
estudiantes y los educadores pueden inventar un ciclo de aprendizaje muy
diferente.

Para concluir ¿Cómo se vería este nuevo ciclo de aprendizaje? Quizás las
evaluaciones estandarizadas se volverán obsoletas; quizás la ambigüedad será
vista como una oportunidad en lugar de como un enemigo; y quizás la confianza
creativa que esperan los Kelleys que se encienda será el estándar en nuestros
egresados. Es emocionante imaginar las posibilidades. Si los educadores y los
estudiantes trabajan hombro con hombro como compañeros en la creación de
conocimiento, aquella será una relación duradera que podría transformar la
educación y eventualmente, el mundo.

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