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Resumen
Abstract
Introducción
Posteriormente con el pasar de los años, las sociedades fueron evolucionando y por ellos,
resultó una necesidad crear nuevas categorías jurídicas con el fin de actualizar y regular los
comportamientos que acontecían por fuera de la norma.
Por su parte, John McMarthy, quien fue uno de los fundadores del término IA, la definió
como un proceso consistente en hacer que una máquina se comporte de formas que serían
llamadas inteligentes si un ser humano las hiciera.
Danesi, Cecilia Celeste en la revista jurídica ‘’La Justicia Uruguaya’’ expuso que de un
conjunto de comunicaciones entre las comunidades europeas entre sus institutos
parlamentarios, consejos y comités denominan a la IA como aquellos sistemas que
manifiestan comportamiento inteligente, ya que poseen la capacidad de analizar su entorno
y accionar con un grado de autonomía, para alcanzar objetivos específicos. Los sistemas
basados en Inteligencia Artificial pueden ser programas informáticos (por ejemplo asistentes
de voz), estar incorporadas en dispositivos hardware (por ejemplo robots avanzados,
automóviles autónomos, etc).
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El concepto jurídico de persona suele ser considerado uno de los fundamentales en el
marco de las técnicas legislativa y judicial y de la teoría general del derecho. La noción
permite imputar derechos y obligaciones a un ente y por ello muestra quién es responsable
y quién es tutelado en un ordenamiento jurídico.
El Código Civil y Comercial de la Nación, en su artículo 141 define a las Personas jurídicas
como “todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir
derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su
creación”
‘’Personalidad electrónica significa considerar a los robots como una persona de derecho
que tiene ciertos derechos y obligaciones de carácter meramente instrumental para un
interés económico específico de un ser humano…’’ Valente, Luis Alberto. ‘’La Persona
Electrónica’’. Pág. 13.
‘’Asimismo, hay que diferenciar entre IA débil e IA fuerte. Mientras que la primera tiene
las características de sólo ser capaz de realizar tareas específicas, de no ser reactiva,
es decir no actúa por sí sola, de no ser flexible, de tener que ser programada por un
humano, de imitar el pensamiento humano, ya que por sí sola no puede razonar, y de
aprender de los ejemplos que ya fueron insertos en ella.
La segunda es capaz de realizar las mismas tareas intelectuales que un ser humano,
resolviendo problemas abiertos de manera flexible, siendo proactiva,
autopogramándose y teniendo muchas redes neuronales complejas que
retroalimentan…’’ Grandi, Mario Nicolás. SID, Simposio Argentino de informática y Derecho
“¿Puede la Inteligencia Artificial ser un nuevo sujeto de derecho?”. Pág. 55.
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LA IA Y LOS DERECHOS DE AUTO
Aunque el derecho de autor es uno solo, tiene una doble vertiente compuesta por las
facultades morales que nacen, por una parte, de la proyección de la personalidad del autor
mediante su obra (y que son esenciales al derecho y, por tanto, irrenunciables). En ese
sentido, se considera que los productos intelectuales tienen un valor intrínseco por ser
expresión de la dignidad y la creatividad humanas.
Y, por otra parte, están las facultades patrimoniales, cuya naturaleza es más bien
económica y se vinculan con la explotación de la obra y la posibilidad de beneficiarse del
producto económico de ella.
El objeto del derecho de autor es “la obra”, término que no suele estar definido en las leyes
de propiedad intelectual. De acuerdo con la doctrina, una obra intelectual se refiere a
aquellos bienes inmateriales que se expresan a través de una forma determinada, o bien
que constituyen creaciones originales reflejo de la inteligencia y la sensibilidad humana que
pueden ser percibidas por el resto de la sociedad a través de su materialización en un
soporte determinado (Valdés, 2016, pp. 7-30). De este concepto se deduce que las obras
creativas gozan de la protección del derecho de autor si son originales.
Pero las legislaciones tampoco definen lo que habrá de entenderse por “originalidad.” Así
que es de nuevo la doctrina la que precisa que ella se refiere al aporte creativo que
diferencia a la obra de otras creaciones preexistentes, lo que puede ser entendido desde al
menos dos perspectivas o criterios: objetivos y subjetivos. (Márquez, 2001). Dentro de los
criterios objetivos, bajo la tutela de los derechos de autor, solo se encontrarán aquellas
creaciones humanas que sean objetivamente nuevas, es decir, que se traten de una
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aportación al patrimonio cultural de algo que no existía. Mientras que los criterios
subjetivos, consideran que debe protegerse la creación siempre y cuando sea un reflejo de
la personalidad del autor, es decir, que conlleve un “sello” del autor con la creatividad propia
de este, con elementos que la distingan de otras del mismo género.
Ante las diversas interpretaciones posibles, se evidencia que existe ambigüedad, por lo que
convendría que el legislador al menos fijase algunos criterios o aclarase qué hacer frente a
estos productos con el propósito de generar mayor seguridad jurídica, pues en definitiva es
este uno de los grandes fines que el derecho está llamado a satisfacer.
LA IA Y LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Cuanto más autónomos son los sistemas, menos dependen de otros actores (es decir, el
fabricante, el propietario, el usuario, etc.) y mayor es su impacto en su entorno y en
terceros. Esto podría plantear cuestiones relativas a la responsabilidad, en situaciones
donde el daño causado por una “máquina” que opera con un cierto grado de autonomía no
solo puede vincularse a un defecto o intencionalidad humana (por ejemplo, del conductor, el
fabricante del automóvil, etc.)
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Esta nueva perspectiva lleva a pensar nuevos campos en los cuales la IA puede
desempeñarse como sujeto de derecho con sus consecuentes derechos y obligaciones. Y
una de la pregunta que se genera como consecuencia de esto, en el campo civil es ¿con
qué elementos patrimoniales podrá responder en caso de ser necesario?
Muñiz, Carlos explica que la persona jurídica posee una responsabilidad indirecta ya que,
se le imputa una acción de un tercero por el cual conforme el orden normativo debe
responder, en cuanto que la responsabilidad del sujeto electrónico ‘’podría ser’’ directa tanto
en la órbita contractual como extracontractual. Tampoco podría hablarse de que sea un
sujeto con conciencia moral como la persona humana, es entonces que las nociones de
culpa o falta resultan extrañas al mismo.
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Expone que ‘’...Será necesario en consecuencia un régimen propio de responsabilidad
civil propio de la IA, así como también un régimen de responsabilidad de las
personas que hubieran participado en su creación y puesta en funcionamiento, sea
en carácter de dueños, programadores, fabricantes o desarrolladores, teniendo en
consideración las particularidades de cada una de estas figuras y con los alcances
que resultan de los principios generales. El carácter de esta responsabilidad debería en
principio ser objetivo y con fundamento en el riesgo creado. En cuanto a los derechos que
estos sujetos electrónicos podrían ser susceptibles de adquirir deberían en principio
limitarse al ámbito patrimonial…’’ Muñiz, Carlos. : "Para nosotros, para nuestra posteridad, y
para todos los robots del mundo que quieran habitar el suelo argentino". ¿Puede la
inteligencia artificial ser sujeto de derecho? Pág. 4 y 5.
La IA y la responsabilidad penal
En el campo del derecho penal se están debatiendo otras cuestiones, no ya vinculadas con
la posibilidad de responder patrimonialmente de la IA, sino con la posibilidad de que la
máquina tenga libre albedrío y tenga conciencias de sus actos, con el fin de poder
reprocharle sus acciones.
De momento el único resultado lesivo producto de una IA contra una persona, con
relevancia penal, fue el accidente de un vehículo autónomo de UBER en Arizona en 2018.
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Ia En El Derecho Comparado
El puntapié inicial fue la Resolución del Parlamento Europeo, de 16 de febrero de 2017, con
recomendaciones destinadas a la Comisión sobre normas de Derecho civil sobre robótica
(2015/2103(INL)) en la cual el punto 59 establece: Pide a la Comisión que, cuando realice
una evaluación de impacto de su futuro instrumento legislativo, explore, analice y considere
las implicaciones de todas las posibles soluciones jurídicas, tales como: (…) f) crear a largo
plazo una personalidad jurídica específica para los robots, de forma que como mínimo
los robots autónomos más complejos puedan ser considerados personas electrónicas
responsables de reparar los daños que puedan causar, y posiblemente aplicar la
personalidad electrónica a aquellos supuestos en los que los robots tomen decisiones
autónomas inteligentes o interactúen con terceros de forma independiente.
Este punto es importante porque cambia el eje de la regulación de los robots o sistemas de
IA de objeto a sujeto.
La Justicia de EEUU dictaminó que el arte creado por IA no tiene derechos de autor
El dictamen de la jueza federal Beryl Howell subraya que “la autoría humana es un requisito
fundamental” para el copyright.
Esto se dio a una impugnación de una sentencia de rechazo de demanda por la postura del
estado de negarse registrar a la IA, como así también negarse a registrar sus obras.
La máquina había creado una obra de arte por sus propios algoritmos puntualmente la obra
se llamaba una entrada reciente al paraíso punto luego de que la Oficina de derechos de
autor de Estados Unidos denegara la solicitud, basándose que la conexión entre la mente
humana y la expresión creativa es un elemento vital de la protección. El demandante
obviamente en desacuerdo con esta postura argumentó que la IA debería ser reconocida
como autora cuando cumpla Los criterios de autoría y que la propiedad debería recaer en el
dueño de la máquina. El demandante sostuvo que la postura de la denegación era arbitraria
e infringía la ley del procedimiento administrativo.
La jueza sin embargo confirmó la decisión de la oficina de derecho de autor y declaró que la
ley de derechos de autor nunca se ha extendido tanto para proteger las obras generadas
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por nuevas formas de tecnología que operan sin ninguna mano humana que las guíe punto
la sentencia subraya además la autoría humana es un requisito fundamental.
Los derechos fueron entonces para el titular de la IA y la decisión se fundó en que la forma
de expresión del artículo se ajustaba a los requisitos del trabajo escrito y el contenido
mostró la selección, el análisis y el juicio de la información y los datos relevantes del
mercado de valores. Además, el tribunal estimó que su estructura era razonable, la lógica
era clara y tenía cierta originalidad.
Vehículos Autónomos
En Singapur y Abu Dabi existen vehículos autónomos para el transporte público con
capacidad para 24 personas, también han sido incorporados a las calles de Estocolmo y, la
empresa Uber creó los nuevos autos automáticos; por nombrar solo unos pocos ejemplos.
Estos perciben el entorno a través de cámaras y sensores que cuentan con una tecnología
llamada Lidar (Light Detection and Ranging, o detección por luz y distancia) que sirve para
saber cuándo cambia el semáforo, o se cruzan peatones o ciclistas, o todo otro dato del
entorno del vehículo.
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California mediante la legislación SB 1298 autorizó la utilización de los vehículos
autónomos en las vías públicas con fines de prueba. Los conductores —con el tipo licencia
“adecuada”(51)— deberán estar sentados en el asiento correspondiente y monitorear en
forma permanente el funcionamiento seguro de la unidad, de modo tal que, en caso de falla
o emergencia, sean capaces de hacerse cargo inmediatamente del control manual del
rodado.
Alemania modificó su Ley de Tráfico para permitir que los automóviles autónomos operen
en las calles, siempre que un conductor humano esté presente para tomar el control en todo
momento. Suecia ha introducido una ley que permite la prueba de vehículos autónomos y,
en el Reino Unido, el gobierno ha propuesto una legislación que modificaría la legislación
de seguros en relación con el posible despliegue de vehículos autónomos.
En el marco del Derecho Societario se puede afirmar que el mismo no escapa de estos
avances. La doctrina internacional y derecho comparado ya hay discusiones sobre el
legislar sobre uso de estructuras societarias para potenciar las IA hasta el planteo de una
personalidad jurídica propia para las IA avanzadas con el objetivo de realizar determinados
actos jurídicos con cierta autonomía frente a terceros.
Conclusión
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Finalmente, reconocemos y exponemos que hay una necesidad de establecer regulaciones
claras y adecuadas para los desafíos que nacen ante la creciente y galopante IA, siendo
cuidadosos para garantizar que los derechos y responsabilidades de los individuos se
protejan adecuadamente en este mundo donde la inteligencia artificial cada vez desempeña
un papel más importante.
La inteligencia artificial como sujeto de derecho ante nuestra pregunta investigativa resulta
ausente su posible reconocimiento en nuestro ordenamiento jurídico argentino, esto es así
porque la misma plantea desafíos en términos de responsabilidad legal, derechos de autor y
mucho más. Es entonces que la falta de de normativa nos deja en incertidumbre sobre
cómo abordar las situaciones donde la inteligencia artificial se vea involucrada, lo más
preocupante es la responsabilidad sobre los daños y perjuicios que pudiere ocasionar.
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Bibliografía
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Muñiz, Carlos. "Para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los robots del
mundo que quieran habitar el suelo argentino". ¿Puede la inteligencia artificial ser
sujeto de derecho? (13/07/2018) Pág. 4 y 5. Disponible en:
https://repositorio.uca.edu.ar/bitstream/123456789/13461/1/para-nosotros-para.
Valente, Luis Alberto. La Persona Electrónica. Derecho Civil. (03-09-2019) Pág. 13.
Disponible en:
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/93564/Documento_completo.pdf-
PDFA.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Anexo
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Infografía del Informe
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