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INTRODUCCION A LA FILOSOFIA

LA LECTURA Y EL ANALISIS DE UN TEXTO FILOSOFICO

 Algunos consejos útiles

1. Para leer un texto filosófico se necesita un lugar y una disposición


adecuada. La meditación filosófica reclama una serenidad que favorezca la
concentración. También podría ser que se necesite una buena lámpara, un
lápiz, una libreta de apuntes y un café.

2. Cuando se acerque por primera vez a un texto filosófico, comience por


leer el texto completo, tratando de ubicar el tema central que trata. Vuelva
a leer, expresando en tres o cuatro palabras el contenido de cada párrafo
(si el libro es suyo, puede hacerlo con lápiz en el margen; si pertenece a
una biblioteca, copie las palabras en una hoja). Esto le permitirá
seleccionar los conceptos centrales.

3. A medida que se va leyendo conviene ir formulando preguntas sobre la


lectura que se está haciendo.

4. La lectura filosófica puede no ser entretenida sino exigente. La lectura


teórica está relacionado con la búsqueda de precisiones, con búsqueda de
la lógica del texto y con el descubrimiento de nuevos datos sobre la
realidad.

5. Es recomendable comenzar revisando la estructura del texto, y una


buena manera de hacerlo es leyendo el índice. Gracias a él lograremos ver
el camino recorrido por el autor.

6. Puede ser de mucha utilidad contextualizar al autor y al libro mismo:


¿Cuál fue su época, la situación histórica en la que vivió, sus maestros, la
corriente en la cual se inscribe, sus creencias, etc. Estas
contextualizaciones pueden hacerse valiéndose de una historia de la
filosofía.

7. Como el vocabulario suele ser especializado será bueno consultar un


diccionario de filosofía. Digo esto porque las maneras de expresarse entre
uno y otro autor cambian enormemente.

8. También el idioma es importante, por ese se deben comprender los


términos que emplea el autor, ojala tal y como los usa en su lengua, así
por ejemplo el arjé presocrático, el esse tomista, el Dasein heideggeriano,
la Weltanschauung de Dilthey, las impressions de Hume, el cogito
cartesiano o el falsificationism de Popper.

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9. A medida que se lee se deben tomar apuntes. En caso de que el libro


sea nuestro podríamos anotar en los márgenes para tener una lectura
guiada o subrayar los párrafos, ojala con lápiz porque en una relectura
puede que no todo parezca tan importante.

10. Si parece adecuado pueden hacerse mapas conceptuales. Estos


diagramas buscan reflejar las relaciones entre conceptos, autores o
desarrollos.

11. Aunque a veces no se entienda algo, en muchos de los casos conviene


seguir adelante. El afán de comprensión perfecta, lleva en ciertos casos, a
un atascamiento poco recomendable. Leer una y otra vez un párrafo
inextricable puede marearnos de tal manera que perdamos el ritmo de
lectura. Es mejor avanzar a pesar de que todo no esté totalmente claro.

12. Formule la tesis central del texto, o copie la oración más significativa.
Transforme esa oración en forma interrogativa, de modo que pueda verla
como un problema.

13. Intente encontrar la solución, los argumentos o razones que el autor da


a favor de su tesis. En este paso, es importante intentar colocarse "del lado
del autor"; encontrar sus razones para sostener esa solución y no otra.

14. Anote los problemas de comprensión que haya tenido, ya sea en la


interpretación de las palabras o expresiones que se usen, como en la
formulación de los argumentos. Recuerde que el uso de las palabras en un
texto filosófico puede ser diferente del uso habitual. Conserve sus
anotaciones, ya que le permitirán buscar una solución.

15. Una vez que crea haber comprendido la propuesta del autor,
pregúntese: ¿me convence esta posición? ¿Por qué? ¿Estoy de acuerdo con
sus argumentos? ¿Puedo ofrecer yo argumentos o razones a favor o en
contra de esta posición? En este paso usted asume una actitud crítica
(típicamente filosófica) frente al texto. Recuerde que en filosofía no es
aceptable sostener una afirmación sin más argumento que "yo creo" o "a
mí me parece".

16. Pregúntese también: ¿Habrá algún otro autor que sostenga una opinión
semejante o contraria?

 ¿Qué es analizar un texto filosófico?

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El análisis consiste en "la distinción y separación de las partes de un todo


hasta llegar a conocer sus principios o elementos." El análisis filosófico se
atiene a dicha definición, consistiendo básicamente en la comprensión de
la estructura argumentativa del texto.

A diferencia del resumen, que consiste en transmitir abreviadamente el


contenido esencial de un texto, el análisis consistirá en explicar dicho
texto. Es decir, en explicar su significado y su estructura argumentativa
(qué se dice y cómo se dice). El análisis no es todavía un comentario de
texto sino, junto con el resumen, el paso previo a todo comentario de texto.

 ¿Cómo se hace un análisis de texto?

A. Hay que releer el texto tantas veces como sea necesario hasta estar
completamente seguros de haber determinado su sentido y estructura.

B. Al tiempo que hacemos este trabajo podemos ir anotando todas las


ideas que se nos vayan ocurriendo: aunque la mayoría no vayan a resultar
fructíferas siempre habrá algunas que podrán sernos útiles.

C. Resumir el texto nos permite comprobar qué tanto lo hemos


comprendido.

D. Prestar atención a los términos empleados por el autor es fundamental


para comprender su texto.

E. A la hora de escribir se deben utilizar conectores lógicos. Citemos


algunos ejemplos:

 Para señalar la continuidad:

o Para recalcar la identidad o equivalencia: es decir, o sea, en


otras palabras, en una palabra, brevemente, en resumen, del
mismo modo, lo mismo ocurre, así, así como, como, etc.

o Para recalcar el fin: por esto, por ello, a fin de que, con este
fin, en esta perspectiva, en vistas a, etc.

o Para recalcar la causa: a causa de, por este motivo, por el


hecho, lo que hace que, etc.

o Para recalcar la consecuencia: pues, de ahí, de donde, en


consecuencia, por consiguiente, por lo que, por lo tanto, etc.

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o Para recalcar la simultaneidad o implicación lógica: al


mismo tiempo, correlativamente, por lo mismo, teniendo en
cuenta el hecho, etc.

o Para recalcar la idea de medida o proporción: en tanto que,


tanto como, tanto más que, etc.

 Para señalar la divergencia lógica entre dos proposiciones:

o De carácter concesivo: bien que, aunque, a pesar de, de


todos modos, sea como fuere, etc.

o De carácter restrictivo: al menos, por lo menos, cuando


menos, todavía menos, aún menos, solo, solamente, etc.

o De oposición: pero, por contra, al contrario, por el contrario,


a la inversa, no obstante, sin embargo, etc.

o De elección: sea... sea, bien... bien, o... o, o bien... o bien, etc.

 Reglas para analizar un texto

No se puede entender un texto sin leerlo analíticamente. Cuando se dice


que comprender un texto es trabajarlo hasta hacerlo propio, no se hace
referencia sólo a escribir sobre él, subrayándolo o tomando notas (aunque
esto puede servir). La comprensión verdadera va mucho más allá. Para
ejercitarla, conviene tener en mente ciertas reglas que se pueden dividir en
tres etapas:

A. Etapa estructural. ¿Sobre qué trata el texto como un todo?

B. Etapa interpretativa. ¿Qué dice el texto en detalle y cómo lo dice?

C. Etapa crítica. ¿Es cierto lo que dice el texto, y qué importancia tiene?

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A. Estructura

1. Identificar el esquema del texto, sus ideas básicas y los conceptos


clave; y también explicar las relaciones que existen entre esas ideas, es
decir, la estructura argumentativa del texto.

2. Dar cuenta de las categorías que emplea el autor, las premisas de las
que parte, los razonamientos de los que se vale, las conclusiones a las que
llega y los cabos sueltos que quizás deja.

B. Interpretación

Cuando ya se ha hecho una idea lo suficientemente clara de la estructura


del texto, se debe empezar a interpretarlo. Interpretar un texto es
descubrir lo que su autor quiere comunicar y entender cómo lo hace. Toda
interpretación exige ciertos conocimientos de gramática y de lógica; por lo
que esta etapa resulta un tanto complicada.

Lo primero en el proceso de interpretación es llegar a un acuerdo con el


autor del texto respecto al significado de las palabras. Para que haya
verdadera comunicación es necesario que escritor y lector empleen la
misma palabra con idéntico significado. Debe tenerse en cuenta, sin
embargo, que el escritor ya dijo lo que quiere, por lo que es conveniente
que el lector se familiarice con las palabras que usa el autor y con
significado que les confiere.

Por eso el lector debe tratar de entender, primero, el lenguaje mismo (es
decir, la gramática usada por el autor, su modo de manejar las palabras),
y después acceder al pensamiento tras ese lenguaje (a la lógica del autor, a
su modo de pensar). Por ello el lector debe centrar su atención en el modo
que se emplean las palabras en el texto.

Una manera de localizar esas palabras claves es teniendo en cuenta que


cada rama del conocimiento tiene su propio vocabulario técnico; es decir,
que cada ciencia o disciplina tiene palabras propias de sus investigaciones,
o les otorga un significado distinto o más profundo a palabras de uso
corriente. Estos usos “particulares” de las palabras se pueden descubrir de
dos modos: positivamente, cuando se sabe algo sobre el tema y nos basta
con ver la palabra para entender qué sentido se le está otorgando; y
negativamente, cuando no sabemos sobre el tema pero nos damos cuenta
de que esa palabra no es de uso corriente o que el significado que se le
está dando no nos resulta familiar.

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Identificar estas palabras es especialmente importante cuando se lee un


texto filosófico, pues los filósofos suelen acuñar palabras nuevas o
convertir una palabra de uso corriente en vocabulario técnico.

C. Crítica

Leer un texto es una especie de conversación con su autor; esto implica


que ambas partes participan, que el lector no es un receptor pasivo de lo
que el escritor dice.

Por eso el lector no ha de limitarse a comprender la obra, sino que ha de


enjuiciarla críticamente, esto es, señalar los aciertos y los desaciertos, las
fortalezas y las debilidades que haya encontrado. Pero este juicio ha de
hacerse según ciertas reglas.

A veces se confunde “crítica” con “disensión”, es decir, se piensa que


enjuiciar un texto es ponerse automáticamente en su contra. Ello es un
error, que impide el aprendizaje y la verdadera comunicación. Se puede
estar en desacuerdo, pero si existen razones para ello, no por sólo afán de
discutir. Además, antes de juzgar hay que comprender: si no se es capaz
de repetir con las propias palabras lo que el escritor ha dicho, no se le ha
comprendido, y por tanto no se le puede criticar.

El lector debe ser capaz de decir, con relativa certeza, “lo comprendo”,
antes de añadir: “estoy de acuerdo” o “no estoy de acuerdo”. Cuando el
lector disiente, debe hacerlo de forma razonable, no para polemizar o
disputar.

El lector debe tener la misma disposición tanto para asentir como para
disentir, tanto para señalar aciertos como para determinar cuáles son los
errores.

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