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TOMA INTERVENCIÓN – DICTAMINA

Sr. Juez en lo Civil y Comercial de 1º. Nom.

Silvia Elena Rodríguez, Fiscal Civil, Comercial y Laboral de 2da. nom., en


estos autos "… c/ …. s/ Ordinario – Daños y Perj. – Accidentes de Tránsito” Expte.
…., ante V.S. respetuosamente comparece y dice que:

I. En tiempo y forma, TOMA INTERVENCIÓN en los presentes obrados


y constituye domicilio en su público despacho.

II. LEGITIMACIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO FISCAL


La legitimación para intervenir de este Ministerio Público está dada por el
art. 52 de la Ley 24240 en virtud de la función específica que el legislador nacional le
encomendó en los procesos de consumo: “El ministerio público cuando no intervenga
en el proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de la ley”. A tono con
ello, el art. 33 inc. 2 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (Ley n.º 7826 ref. por
Leyes n.º 8147 y 8249), luego de enumerar los distintos tipos de juicios en los que
deben intervenir los Fiscales Civiles y Comerciales, determina que también lo harán en
todas las causas que la ley determine.

III. ANTECEDENTES
A fs. … compareció … e inició demanda de daños y perjuicios en contra de
…, en su carácter de conductor y titular registral del vehículo marca … – Dominio ….
Relató que el día 31/3/2010, aproximadamente a las 12,40hs, mientras
circulaba al comando de su motocicleta … - Dominio … por calle Ambrosio Olmos, por
su correspondiente carril en sentido Oeste Este, impactó con su sector delantero el
costado delantero derecho del vehículo del demandado. Agregó que ello se produjo
debido a que el accionado ingresó a la bocacalle de Ambrosio Olmos y Crisol a gran
velocidad, cortando la normal circulación del actor.

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En función de lo expuesto, advirtió que el único responsable del evento
dañoso fue el demandado.
Reclamó la suma de $69.378,37 o lo que en más o en menos resulte de la
prueba en concepto de daño emergente, lucro cesante por incapacidad sobreviniente,
daño moral, más intereses y costas.
Pidió la citación en garantía de “….”.
Luego de imprimirle trámite ordinario a la demanda (f. 13), la aseguradora
compareció (f. 22), lo que no hizo el demandado, por lo que fue declarado rebelde (f.
27).
Corrido el traslado de la demanda (f. 30vta), … lo evacuó a fs. 35/39. En esa
oportunidad dedujo las defensas de falta de legitimación pasiva, falta de acción y
declinó cobertura (no seguro) por lo que pidió su rechazo.
Dijo que el art. 7 de las Condiciones Generales de la Póliza establece: “No
están a cargo de éste seguro…c) los siniestros ocurridos mientras el automotor estuviera
alquilado o fuera conducido por personas sin permiso municipal o inhibidas para el
manejo por autoridad competente”. Sin embargo, señaló que el accionado, al momento
de la ocurrencia del siniestro, era conducido por el propio … quien carecía de carnet o
registro para conducir expedido por autoridad competente; concluyó que, en tal caso,
corresponde el rechazo de la citación en garantía por falta de cobertura.
Citó jurisprudencia y doctrina en apoyo de su postura.
En subsidio, contestó la demanda. En ese cometido, negó en forma general y
particularizada los hechos y el derecho invocado por el actor. A renglón seguido, indicó
que la versión de los hechos dada por el accionante es falaz y dio su propia versión: “el
día 31/3/2010, a las 13hs aproximadamente, … se conducía a bordo del vehículo Ford
…, dominio .., haciéndolo con total dominio de su unidad y a velocidad reglamentaria
por calle Crisol. Al encontrarse ya cruzando y habiendo traspuesto más de la mitad de la
intersección con Ambrosio Olmos fue brutalmente embestido por la motocicleta
conducida por el actor, quien insólitamente imprimió aceleración a dicho rodado; esto
es, lejos de disminuir la velocidad procuró ganar el paso en la encrucijada por lo que
terminó embistiendo el automóvil Ford en su puerta lateral trasera derecha”.

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Destacó que la moto había perdido la prioridad de paso en razón de
encontrarse el … ya cruzando la calle (más de la mitad de la intersección). El
motociclista lleva por delante burdamente al Ford …. No se trata de un choque punta
con punta.
En consecuencia, remarcó que se trata de un supuesto de culpa exclusiva de la
víctima por quien ni la demandada ni la citada en garantía deben responder. Citó
jurisprudencia.
Hizo reserva de iniciar acción de repetición contra el demandado y de caso
federal.
A f. 43 al demandado se le dio por decaído el derecho dejado de usar al no
evacuar la demanda.
Luego de haberse remitido a mediación, la causa se abrió a prueba por el
plazo de ley (f. 55). Diligenciada que fuera la misma, se corrieron los traslados para
alegar por su orden y se dio intervención a ésta Fiscalía (f. 417).

IV. OBJETO DEL PRONUNCIAMIENTO DE ESTE


MINISTERIO.
La intervención de éste Ministerio obedece a la relación de consumo que
vincula al asegurado (demandando) y aseguradora (citada en garantía), conforme se
desprende de los claros términos de la Ley 24.240. Es que ambos se encuentran
relacionados en virtud de un contrato de seguro de responsabilidad civil obligatorio, en
donde el asegurado es una persona que encuadra dentro de las previsiones del art. 1,
LDC y la aseguradora, en las del art. 2 del citado cuerpo normativo. Por lo tanto, la
aplicabilidad del estatuto consumeril a la relación aseguradora - asegurado constituye –a
mi juicio- un tópico indiscutible. Así, la doctrina enseña “…si podían caber dudas antes
de la sanción de la Ley 26361, luego de la vigencia de esta ley, con su amplio objeto de
actividades prestadoras de bienes o servicios y el aspecto subjetivo ampliado de
consumidores, usuarios y equiparados (Ley 24240, arts. 1, 2 y 3) la consideración del
seguro como relación de consumo es indubitable. Evidentemente el contrato de seguro
es un acto comprendido en el concepto amplio del sujeto que ‘adquiere o utiliza bienes
o servicios’ y que lo hace además ‘como destinatario final’ y ‘para beneficio propio’, ‘o

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de su grupo familiar o social” (GREGORINI CLUSELLAS Eduardo L., “El seguro y la
relación de consumo”, L.L. 2009-A, 1130, énfasis añadido). En la misma línea de
pensamiento pueden consultarse otros muchos autores de alta talla (FARINA, Juan M.,
“Defensa del consumidor y del usuario”, edit. Astrea, Bs. As., 1995, p. 395;
LORENZETTI, Ricardo L., “Consumidores”, edit. Rubinzal-Culzoni, Sta. Fe., 2003, p.
499; BERSTEN, Horacio L., “Derecho procesal del consumidor”, La Ley, Bs. As.,
2003, p. 365; MOEYKENS, Federico R., “Aplicación de la Ley de Defensa del
Consumidor al Contrato de Seguro”, LLNOA 2005 (octubre), p. 1165; WAJNTRAUB,
Javier H., “Protección Jurídica del Consumidor”, Lexis-Nexis-Depalma, Bs. As., 2004,
p.265; FRUSTRAGLI y HERNÁNDEZ, “Reflexiones sobre el régimen de
responsabilidad civil por daños en el estatuto de defensa del consumidor”, R.C.yS,
2004-VII-1; OSSOLA, Federico, “La prescripción liberatoria en las relaciones de
consumo”, Diario La Ley del 06/11/2006, p. 1; WAJNTRAUB, Javier H., “Defensa del
Consumidor”, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002, p. 11, entre otros).
Del mismo modo, la solución ha sido receptada por prestigiosa
jurisprudencia (C4CCCba., in re “D’Andrea, María del Carmen c. Caja de Seguros de
Vida S.A. – Ordinario - Cumplimiento/Resolución de contrato – Recurso de apelación”
sent. n° 21 del 17/3/2011; Cám. Apel. Civ. y Com. de 6ª Nom. de Cba., en autos:
“Lucini, Eduardo Luis c/ Boston Compañía de Seguros S.A. –Ordinarios-Otros-Recurso
de Apelación-Expte. Nº 817692/36)”, Sentencia Nro. 95 del 22/06/2012).
En ese contexto, la Suscripta debe pronunciarse específicamente sobre si la
exclusión de cobertura por falta de carnet de conducir pactada entre asegurado y
asegurador (art. 7 de las Condiciones Generales de la Póliza n.º 6270-0034690-03) en
el contrato mencionado es oponible o no al damnificado.
Sin embargo, dicho dictamen no puede efectuarse sin antes dilucidar quién
resulta responsable del evento dañoso denunciado en autos. La respuesta a tal
interrogante determinará la necesidad o no de ingresar al tratamiento de la cuestión
señalada.

V. ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD.

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V.a. En autos el actor reclama en virtud de los daños y perjuicios derivados
de un accidente de tránsito en el que participaran la motocicleta … – Dominio … (de su
propiedad y conducida por él al momento del evento) y el vehículo marca … – Dominio
…, que habría acaecido en la intersección de Av. Ambrosio Olmos y calle Crisol de ésta
ciudad de Córdoba, el día 31/3/2010 en horas del mediodía. Por ende, tratándose de una
colisión entre dos rodados en movimiento, el caso debe encuadrarse en la órbita del art.
1113, 2º párrafo "in fine", CC1; el que pone en juego las presunciones de causalidad y
responsabiliza a cada dueño o guardián por los daños sufridos por el otro con
fundamento objetivo en el riesgo. “La responsabilidad se sustenta en el riesgo creado:
es la contrapartida del interés que en la cosa riesgosa o viciosa tiene quien ejerce sobre
ella un poder jurídico (dueño) o de hecho (guardián)” (conf. Zavala de González
Matilde, Responsabilidad por Riesgo, Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1997, p. 42); para
eximirse, cada uno de los responsables debe probar e invocar la culpa de la víctima, de
un tercero por la que no deba responder o el caso fortuito ajeno a la cosa que fracture la
relación causal.
V.b. Rebeldía del demandado: Establecida cual es la normativa aplicable al
caso, estamos en condiciones de ingresar al análisis del material probatorio rendido
exclusivamente por el accionante y la citada en garantía ya que el accionado Seguel no
compareció. Respecto de la incontestación de la demanda y los alcances del art. 192
del CPCC debo señalar que, conforme doctrina del Tribunal Superior de Justicia, ello
no importa conformidad con lo demandado, sino únicamente un indicio que puede
contribuir a generar una presunción en contra del demandado. En efecto, el Alto Cuerpo
local estableció que “la exacta inteligencia que se debe atribuir al apercibimiento del art.
192, 1° par., conduce a considerar que sólo la admisión expresa del demandado acerca
de los hechos en que se basa la demanda determina la conformidad de las partes, que
resulta vinculante para los jueces y que excluye la necesidad de aportar pruebas al
expediente. El silencio no comporta por sí mismo conformidad del demandado, y
por ello no basta para dispensar al actor de la carga de practicar la prueba de los
hechos fundantes de su derecho. A lo sumo puede servir para elaborar una presunción
de naturaleza judicial en favor del accionante, la que de todos modos deberá formularse

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Ley vigente al momento del evento dañoso a tenor del art. 7 del CCC.
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con arreglo a la sana crítica y en función de las particularidades de cada caso” (TSJ,
Sala CyC, Auto n.° 02 del año 2002, reiterado en Sentencias N° 30/06, 211/10, 139/12 y
69/16). De modo tal que, aún en estos casos, pesa sobre el actor la carga de arrimar
prueba corroborante de los hechos descriptos en su demanda. En otras palabras, el
análisis que permite establecer los presupuestos de la responsabilidad civil no puede
desentenderse de la necesidad de verificar con precisión la autoría, la causalidad y el
daño experimentado. En ese sentido es indispensable determinar si las consecuencias
imputadas fueron producidas por la acción del demandado, vale decir, la existencia
misma del hecho y la relación causal cuya demostración incumbe al actor en todos
los casos, no como un vínculo solamente posible, sino la efectiva comprobación de
la atribución del daño al hecho.
V. c. Mecánica del hecho: Según los dichos del actor el accidente habría tenido
la siguiente mecánica: “mientras circulaba al comando de mi motocicleta… por calle
Ambrosio Olmos, por su correspondiente carril, en sentido Este – Oeste, el vehículo de
Seguel, que circulaba por Crisol en sentido Norte – Sur, ingresó a la mencionada
bocacalle a gran velocidad cortando la normal circulación del actor, lo que provocó
que la motocicleta impactara con su sector delantero el costado delantero derecho del
mencionado automóvil”. En tanto que la citada en garantía si bien en un primer
momento niega el accidente, luego da su versión del mismo: “el día 31/3/2010, a las
13hs aproximadamente, … se conducía a bordo del vehículo …, dominio …, haciéndolo
con total dominio de su unidad y a velocidad reglamentaria por calle Crisol. Al
encontrarse ya cruzando y habiendo traspuesto más de la mitad de la intersección con
Ambrosio Olmos fue brutalmente embestido por la motocicleta conducida por el actor,
quien insólitamente imprimió aceleración a dicho rodado; esto es, lejos de disminuir la
velocidad procuró ganar el paso en la encrucijada por lo que terminó embistiendo el
automóvil Ford en su puerta lateral trasera derecha”. Por lo tanto, no estando
contestes las partes en la forma de producción del supuesto evento dañoso corresponde
analizar las pruebas aportadas y producidas en autos de conformidad a las reglas de la
sana crítica (art. 327, CPCC) a fin de formar convicción respecto de la manera en que
aquel se ha desarrollado.
Prueba del choque entre los dos vehículos involucrados:

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En primer lugar, debemos tener presente que el hecho en sí del accidente, en mi
opinión, quedó acreditado. En efecto, si bien en un primer momento la citada en
garantía niega de manera general y luego específica la ocurrencia del evento, luego da
su propia versión de cómo aconteció, endilgándole la responsabilidad al actor. Esta
actitud echa por tierra su postura negatoria toda vez que implica tácitamente reconocer
la existencia del mismo. Lo que se refuerza con la testimonial de … (fs. 151/152),
testigo presencial del suceso, quien aseveró que el accidente de marras aconteció en las
circunstancias de tiempo, espacio y participes señalados por el actor. La desavenencia
entre los involucrados radica en el modo en que se produjo. A fin de dilucidar ese
punto, el testigo aseveró: “iba yo solo por calle Ambrosio Olmos, el muchacho
accidentado iba delante mío y baja por calle Crisol, que ni mira, que baja fuerte,
bastante fuerte y este muchacho lo quiso esquivar la moto al auto y no le dio, y le pegó
al auto. Que el impacto fue más o menos a la mitad del auto”. A renglón seguido
reconoció las fotografías agregadas a fs.33/34 y agregó que se trataba de un día
“clarito”, “no estaba mojado ni húmedo”. Este relato, bastante ambiguo e impreciso por
cierto, daría la razón al actor en cuanto a que el demandado se le habría interpuesto en
su camino. Pero, el dictamen de la perito en accidentología vial oficial disiente con ello.
Por el contrario, la mecánica del hecho que informa es la siguiente: “en los
premomentos, el vehículo … Dominio …. circulaba de Norte a Sur por la calle Crisol y
la motocicleta … Dominio … por la hemicalzada Sur de la Av. Ambrosio Olmos de
Oeste a Este. De esta manera, cuando el Ford Escort se encontraba prácticamente
completando el cruce de la Av. Ambrosio Olmos, vale decir, que ya había sobrepasado
la línea imaginaria central de la hemicalzada Sur resultó embestido por la
motocicleta Zanella en su puerta trasera derecha”. Como vemos, lo que la perito
afirma es justamente lo contrario a lo sostenido por el accionante. Conclusiones que no
han sido impugnadas por ninguna de las partes y que, al mismo tiempo,
encuentran sustento en las fotografías obrantes en la causa, ofrecidas como prueba
tanto del actor como de la citada en garantía. Ello me persuade de que la mecánica
del accidente es la indicada por la experta y la citada en garantía en su responde. Es así
que el auto no se cruzó imprevistamente en la carrera de la moto sino que fue el
motociclista el que, desconociendo la normativa vial, terminó embistiendo al

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automotor. Adviértase que ambos conductores no llegaron a la intersección al
mismo tiempo por lo que no es posible hablar de prioridad de paso alguna. Así, se
ha dicho que “la presunción de culpa del conductor que no respetare la preferencia de
paso del vehículo que viene por su derecha, no tiene carácter absoluto, pues no es
posible consagrar la impunidad de quien no acata otras reglas, tal como la de
disminuir la velocidad en las esquinas y conservar en todo momento el dominio
completo de la máquina. Por ello, para determinar la responsabilidad definitiva del
accidente, no sólo debe tenerse en cuenta la prioridad de paso, sino además, la
posición de ambos vehículos, velocidad y desplazamiento; puesto que la prioridad no
juega cuando la aparición no es simultánea” (CCiv. y Com. San Isidro, Sala 1,
11/04/96, “Soubelet, Alejandro c/ Elbensch, José María”, en Juba sum. B1700494
citado por Lopez Mesa Marcelo J., Tratado de la responsabilidad civil, Segunda edición,
Buenos Aires, La Ley, 2011, Tomo V, p. 784). En efecto, si el … se encontraba ya
cruzando la vía Ambrosio Olmos (casi finalizando más precisamente) dentro de la
velocidad reglamentaria (art. 50 inc. 4.a de la Ley 8560), el motociclista, al llegar a la
intersección sin señalización ni semáforo, debió reducir su velocidad y no iniciar el
cruce hasta tanto el auto complete su paso (art. 56 inc. 2, Ley 8560). Es que
previsiblemente, según las reglas de la experiencia, lo contrario produciría un resultado
como el de autos. De haber respetado las reglas de tránsito habría evitado el siniestro.
V.d. Eximente alegada por la citada en garantía: La prueba rendida da cuenta
de la ruptura del nexo de causalidad por el hecho de la víctima (art. 1101 del CC),
quien se conducía en una motocicleta, sin sujetarse a las normas de tránsito. Ello
resultó ser la causa eficiente del accidente de marras y, por lo tanto, no puede
endilgársele responsabilidad al demandado, más allá de que haya tenido o no
autorización administrativa para manejar su automóvil. En igual sentido se
pronunció la Excma. Cámara 6ª CyC de ésta ciudad, en un caso análogo: “El art. 13 de
la Ley 8560 establece que la licencia de conducir debe tramitarse en la municipalidad o
comuna donde el solicitante posea domicilio. Sin perjuicio de ello, a los fines de
establecerse la configuración de la culpa de la víctima como eximente de
responsabilidad, debe buscarse, más allá de infracciones reglamentarias, cuál fue la
causa generadora del suceso, cual fue la causa eficiente del siniestro, sin la cual éste

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no pudo producirse” (Porta, José Pedro Camilo y otro c/ Caminos de las Sierras
S.A. - Ordinario - Daños y Perjuicios - Accidente de Tránsito - Recurso de
Apelación", expediente n.°1533571/36, Sentencia n.º 235, 27/11/2012). En conclusión,
el comportamiento de la víctima quebró la relación de causalidad y excluyó la autoría
del demandado. Así las cosas, al momento de sentenciar, soy de la opinión que V.S.
debiera hacer lugar a la eximente alegada por la citada en garantía y, en
consecuencia, rechazar la presente demanda.

VI. DECLINACIÓN DE COBERTURA ALEGADA POR LA


ASEGURADORA. SUPUESTO DE NO SEGURO.
La acreditación de la responsabilidad del asegurado es presupuesto del éxito
de la pretensión contra la aseguradora, la que –por cierto– puede oponerse a ello,
declinando su cobertura. En el caso, entiendo que quedó demostrado que el demandado
no resulta responsable del evento dañoso por el que reclama el actor por lo que tampoco
debe resarcir la aseguradora. Entonces, deviene innecesario ingresar al análisis de la
declinación de cobertura por la supuesta falta de licencia de conducir del asegurado
invocada por la citada en garantía.
Sin perjuicio de ello y ante la eventualidad de que SS considere lo contrario
y haga lugar a la demanda, en mi entendimiento ésta defensa debe ser desechada. Es
que, amén de que la suscripta considera inoponible al asegurado el art. 7 inc. de las
Condiciones Generales de la póliza que vincula a las partes y que contempla el supuesto
de limitación de riesgo invocado por la aseguradora, la prueba rendida por ésta última
no es idónea para acreditar el hecho afirmado. Veamos.
La licencia de conducir. Obligatoriedad de su obtención para circular:
Conforme la normativa de tránsito provincial, todo conductor debe ser
titular de una licencia que lo habilite para ello, la que debe ser tramitada en la
municipalidad o comuna donde el solicitante posea domicilio (art. 13, Ley 8560). Al
otorgarla, la autoridad jurisdiccional expedidora debe requerir a los solicitantes
fotocopia del documento nacional de identidad a fin de acreditar sus datos filiatorios,
su fecha de nacimiento y su domicilio (art. 14 de la normativa citada).

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En el caso concreto, la aseguradora ofreció la averiguación de la exigencia
en análisis mediante su exhibición por el demandado (f. 195vta), lo que el Tribunal
proveyó favorablemente fijando fecha de audiencia (f. 197), sin que conste en autos su
recepción y, además, oficiando a la Provincia de Mendoza (fs.242/279). Esto último
sólo se entiende comprensible si se toma como válido, a los fines de la expedición de la
licencia de conducir, el domicilio del demandado registrado en el informe de dominio
del … (fs. 183/184): ciudad de Uspalla, Las Heras, Mendoza. Vale precisar que este
informe data del año 1995. Pero resulta que a la fecha de la denuncia del siniestro –y
desde el momento mismo de la contratación (Póliza 6270-0034690-03)–, el asegurado
siempre declaró frente a la aseguradora domicilio real en ésta ciudad de Córdoba,
hecho que ésta última no puede desconocer, tal como se desprende de la prueba pericial
contable diligenciada en autos. En función de ello, la aseguradora debió oficiar a la
Municipalidad de Córdoba a fin de averiguar si al momento del accidente …
contaba con licencia vigente.
La declinación de cobertura es un acto que por su envergadura exige que la
aseguradora extreme su diligencia para probar su procedencia. El accionar contrario
asumido en estos obrados la perjudica pues no arrimó elementos idóneos y suficientes
que permitan formar convicción respecto de la inexistencia de la licencia de conducir en
cabeza del demandado. En consecuencia, a criterio de este Ministerio, V.S. debería
rechazar la demanda por los motivos expuestos. En caso de hacer lugar a la misma, la
condena debería ser extendida a la aseguradora en la medida del seguro (art. 118, LS).
ASI ME EXPIDO.

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