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”CANCIONES DE VALLDEMOSA”
Introducción ...................................................................................................................... 2
Biografía ....................................................................................................................... 5
Obras ........................................................................................................................... 10
Estilo ........................................................................................................................... 13
Conclusión ...................................................................................................................... 19
Bibliografía ..................................................................................................................... 20
Anexos ............................................................................................................................ 23
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Introducción
Una de las razones por las que he escogido a este músico, ha sido, sin duda, por
la extensa producción musical que realizó en vida y que abarca la mayor parte de los
géneros y formas musicales. Por desgracia, en la actualidad, apenas es interpretada o
estudiada, pese a ser, como se verá a lo largo del trabajo, uno de los autores españoles que
más destacaron durante todo el siglo XX y principios del S.XXI, tanto por su calidad
musical, como por sus principios estéticos, los cuales, pese a estar enriquecidos por las
vanguardias, abogaban por la recuperación de recursos y elementos histórico-musicales,
obteniendo como resultado un estilo propio y personal que caracteriza tanto a este
compositor como a su obra.
Por lo tanto, teniendo en cuenta este objetivo principal como eje vertebral del
trabajo, también se pretende perseguir otro objetivo más específico, siendo este el realizar
un estudio de la vida y obra de García Abril.
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Cuerpo del trabajo
Contexto histórico-musical
Antón García Abril fue un compositor español perteneciente al siglo XX, un periodo
de rápidos y grandes cambios, donde el desarrollo de la tecnología y los problemas
socioeconómicos resultantes de la Revolución Industrial culminarían con la Primera
Guerra Mundial (1914-1918), la Revolución Rusa (1917) y, años más tarde, con la
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Todos estos hechos históricos no sólo influirían
directamente en el ámbito socioeconómico europeo, sino también en la música, la cual se
caracterizaría, principalmente, por la existencia de numerosas escuelas, movimientos,
tendencias y cambios, todos ellos con un objetivo común: la ruptura con el pasado (Tébar,
s.f.).
En concreto, en la primera mitad del siglo XX, es posible observar una gran variedad
de movimientos, entre los que cabe destacar el impresionismo musical, cuyos máximos
representantes fueron Debussy y Ravel, quienes perseguían crear atmósferas a través de
la música, en vez de emplear formas tradicionales para componer. Asimismo, el
expresionismo también tuvo especial relevancia en este siglo, puesto que compositores
como Arnold Schoenberg y Alban Berg comenzaron a experimentar con la atonalidad, de
tal manera que la música resultante estuviera caracterizada por la intensidad emocional
(Autor desconocido, 2024).
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Por último, la música popular y el jazz también ganaron especial importancia en esta
época, e incluso inspiró a compositores como Gershwin y Copland en su producción de
música clásica (Autor desconocido, 2024).
Además de estos movimientos, la música electrónica, junto con sus subgéneros, entre
los que cabe destacar el techno o el hip hop, así como la música popular y clásica,
continuaron desarrollándose hasta finales de siglo.
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Biografía
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García Abril también se sentía plenamente identificado con el mar y la cultura
mediterránea, las cuales trataría de dejar plasmadas en parte de su inmensa producción
musical, tal y como él mismo manifestaba:
“La primera vez que pude contemplar el mar produjo en mí un impacto casi
indescriptible… El mar me sigue produciendo emociones profundas, sensaciones
visuales, auditivas, de inmensidad, de proximidad, de lejanía; sin duda, una de mis
contemplaciones preferidas…; reconozco su influencia a lo largo de mi vida personal
y compositiva; es como un bello misterio ilimitado de posibilidades interesantes para
mí” (Sestelo, 2007, p.64).
Por otra parte, en lo que respecta a algunos personajes significativos de García Abril,
caben destacar a Consuelo Lapiedra, de quien recibió clases de piano, música de cámara
y acompañamiento, Pedro Sosa, Francisco León Tello, y Manuel Palau, quien además de
ser un gran orquestador y profesor de composición en el Conservatorio de Valencia,
también fue un transmisor directo de la escuela impresionista de Maurice Ravel (Cabañas,
2001).
Por otro lado, pese a que España estaba sumergida en el régimen franquista, esto no
impidió que se produjera un cambio en el ámbito artístico-cultural hacia la vanguardia,
gracias a la existencia de compositores y grupos que, en su búsqueda incansable por
encontrar alternativas diferentes dentro del nacionalismo neorromántico que
preponderaba en ese momento, consiguieron que este ámbito no se sumergiera en una
crisis. Entre ellos destacan el Club 49, el Círculo Manuel de Falla o el Ateneo de Madrid
(Coronas, 2008), lugar donde, años más tarde, en 1958, se contribuiría a la fundación del
Grupo Nueva Música junto con Ramón Barce, Cristóbal Halffter o Alberto Blancafort,
entre otros (Lolo, 2021).
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En lo que respecta a la formación extra musical del compositor, cabe destacar la
pasión que le despertaba el arte y la pintura, la cual fue alimentada gracias a la estrecha
relación que mantenía con el grupo Pórtico y con el de los Indalinos. Asimismo, también
le fascinaba el mundo de la literatura, y más concretamente el de la poesía, entre los que
destaca su profundo interés en la generación del 27 (Sestelo, 2007).
En estos años, además de realizar el servicio militar, llama la atención el hecho de que
su actividad compositiva era casi exclusivamente vocal, entre las que destacan las obras
tituladas “Dos Canciones de juventud” (1959), “Dos villancicos sobre El alba del alhelí”,
basados en textos de Rafael Alberti, “Jácara”, para soprano, tenor y conjunto instrumental,
y “Tres nanas”, para voz y piano, ambas publicadas en 1961 (Coronas, 2008).
En 1963, García Abril regresa a Italia para realizar unos cursos impartidos por
Goffredo Petrassi, donde aprovechó la oportunidad para conocer e indagar más acerca de
las líneas estéticas predominantes en Europa: por una parte, la que continúa con la
evolución de la música tonal, y por otra la que propone la ruptura con todo lo tradicional,
la que tiene su origen en el dodecafonismo y en el serialismo. Sin embargo, tal y como él
mismo afirmaba, no terminaba de sentirse cómodo con este sistema:
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Durante gran parte de su vida, García Abril fue ubicado históricamente en la
Generación del 51, es decir, en un grupo de compositores que nacieron a principios del
siglo XX, entre 1924 y 1938, y cuya labor iba dirigida, principalmente, a renovar el
panorama musical, modernizarlo y conseguir igualar la situación en España a la del resto
de países europeos, tratando de dejar atrás la estética puramente nacionalista que
dominaba a principios de siglo. Sin embargo, García Abril nunca llegó a sentirse
identificado, puesto que él observaba que el lenguaje estético de este grupo no guardaba
ningún tipo de relación con el eclecticismo de vanguardia que definía a los demás
compositores (Lolo, 2021).
En adición a estas obras, cabe destacar su ópera “Divinas palabras” (1986), la cual
fue un encargo por el cincuentenario de la muerte de Ramón María del Valle-Inclán
(Coronas, 2008). No obstante, su composición más personal fue el “Cántico de las siete
estrellas” para coro y orquesta, pieza que estaba inspirada en la constelación de las siete
estrellas presente en el escudo de la Villa de Madrid (Lolo, 2021).
Por otra parte, tras haber obtenido un gran prestigio como docente y compositor,
consiguió importantes logros, como ser elegido miembro de la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando de Madrid, cuyo ingreso estuvo marcado por su discurso titulado
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“Defensa de la melodía”, donde presentaba sus principios estéticos, los cuales eran
contrapuestos a los de las vanguardias (Lolo, 2021). Además, fue nombrado académico
de honor en la Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, formó parte
de la Academia Nacional de las Bellas Artes de la República Argentina y fue honorado
con multitud de premios y galardones, entre los que cabe destacar el Premio Nacional de
Música (1993), el premio Iberoamericano de la Música “Tomás Luis de Victoria” (2006),
el premio “sol mayor” (2002), el premio del Festival Internacional de Música de Cine de
Tenerife (2014) y el premio del Servicio de Educación y Cultura, entre otros (Zaldívar,
s.f.).
Por último, entre los numerosos cargos que tuvo, cabe destacar su labor en pros de la
música española y de la zarzuela mediante la presidencia de la Fundación Guerrero, en la
que estuvo desde 2007 hasta 2020, falleciendo, poco más tarde a sus 87 años de edad, el
7 de marzo de 2021 en Madrid, como consecuencia del COVID-19 (Lolo, 2021).
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Obras
Por otra parte, también escribió obras con instrumento solista, como el “Cántico de la
Pietá” (1977), donde utiliza texto de Antonio Gala, “Homenaje a Sor” (1978), que está
escrito para guitarra solista en cuatro tiempos, “Concierto Aguediano” (1978) y
“Concierto Mudéjar” (1985), ambos escritos para para guitarra y en tres tiempos, o
“Juventus” (2003), un concierto para dos pianos.
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dentro de este grupo también podrían encuadrarse las obras para voz y piano, entre las
que destacan las siguientes:
Por otro lado, García Abril también compuso obras de cámara que estaban dirigidas a
pequeños conjuntos instrumentales, entre las que destacan los “Cantos de plenilunio”,
para flauta y piano (1990), las “Canciones del alto Duero” (1993), o el “Cuarteto Agripa”
(1995), escrito para clarinete, violín, violonchelo y piano. Asimismo, también escribió
piezas para conjuntos instrumentales de mayor envergadura, tales como “Jácara” (1961),
escrito para voz y conjunto instrumental, donde utiliza poemas de Góngora, el “Homenaje
a Miguel Hernández” (1963), para barítono/bajo, piano a 4 manos y quinteto de piano, o
el “Homenaje a Mompou” (1988).
En adición a todas las obras mencionadas con anterioridad, cabe destacar que gran
parte de las personas que descubren la obra de García Abril lo hacen mediante sus
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composiciones de música incidental, tanto para televisión como para teatro y cine. En
ellas se incluyen series como “Anillos de Oro”, “Fortunata y Jacinta”, “El hombre y la
tierra”, o “Ramón y Cajal”, y películas como “Torrepartida” (1956), dirigida por Pedro
Lazara. Además, también escribió doscientas bandas sonoras, tales como “La leyenda del
Alcalde de Zalamea”, “El crimen de Cuenca” o “La colmena”.
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Estilo
Por otra parte, desde su etapa en Valencia, el compositor siempre sintió especial
atracción por personajes tan relevantes de la historia de la música como Debussy, con su
estética impresionista, o por otros como Bartok, por el lenguaje tan peculiar y
deslumbrante que utilizaba y al que García Abril le veía infinitas posibilidades para poder
experimentar sensaciones nuevas a través de los sonidos y del piano, aunque, ya desde su
juventud, se sentía más atraído por la composición que la interpretación, tal y como él
mismo afirmaba (Coronas, 2008):
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una gran libertad creadora, donde el compositor trata de transmitir un mensaje de
espiritualidad y reflexión mediante obras con alto contenido emocional (Coronas, 2008).
En lo que respecta a sus obras, podría decirse que existen una serie de elementos
comunes a todas ellas, entre los que destacan (Coronas, 2008):
- El lenguaje utilizado por García Abril suele apoyarse con frecuencia en la melodía
- Emplea habitualmente fuentes de la literatura y poesía españolas. Por tanto, como
su estética se fusiona con rasgos literarios y musicales, ambas disciplinas se ven
enriquecidas
- El compositor conoce numerosas escuelas, enfoques y pensamientos musicales,
que es capaz de incluir en sus obras. Asimismo, la concepción tan personal que
tenía del arte también le permite integrar esas contribuciones en un estilo propio
y, en definitiva, en su discurso musical
- Su pensamiento musical podría definirse dentro del tonalismo, aunque a veces
emplea algunos procedimientos serialistas. Además, en ocasiones utiliza un
enfoque neorromántico, puesto que trata de recuperar elementos de épocas
anteriores, pero siempre desde un estilo personal y propio
- Se aprecian efectos de color y luminosidad en las partes instrumentales de sus
obras o en las piezas recogidas dentro de este ámbito
- Utiliza elementos agógicos y dinámicos muy contrastantes, lo cual es posible
apreciar en la variedad rítmica y estructural, en la fusión que realiza entre
tonalidad, politonalidad y atonalidad, o en la riqueza contrapuntística y polifónica
- Atribuye a la obra una función expresiva, un “pathos” emotivo que quiere
comunicar al oyente (León, 1982)
- Aboga por la superación de la técnica, e incluso él mismo señala que la técnica
debe ser un elemento enriquecedor de las ideas, un medio, pero no un fin
(Cabañas, 2001)
Por último, cabe subrayar que el eje vertebral de su concepción artística fue siempre
la melodía, puesto que él defendía que, a diferencia del ritmo, el cual es valioso por su
capacidad para ordenar y equilibrar los elementos, y de la armonía, es la melodía la que
define la expresividad de la música, y en definitiva es el medio para representar el
lenguaje de las emociones y el vehículo para conectar con el público (Lolo, 2021).
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“Canciones de Valldemosa”
Tabla 1
Preludio A1 A2 A3 Postludio
pianístico pianístico
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c. 7-14 c. 14-22 c. 7-14 c. 14-22 c. 7-14 c. 14-22
Tal y como se aprecia en la tabla, las estrofas están divididas en dos frases, a y b,
las cuales están separadas por una cadencia auténtica perfecta (c.13-14), siendo esta
preparada por el cambio de tempo, de “allargando” a “poco più mosso” y dando paso, de
esta forma, a la segunda frase, donde se emplea el mismo texto en todas las repeticiones.
Asimismo, es posible observar las diferencias existentes entre ambas frases, siendo la
primera como una repetición en voz del preludio pianístico inicial, y el segundo
funcionando a modo de contraste, con saltos más expresivos y con mayor enriquecimiento
textual y armónico por parte del piano, finalizando la parte de la voz con una cadencia
auténtica perfecta, lo cual permite preparar y cerrar la pieza, tanto de forma musical como
textual.
En primer lugar, en lo referente a la tonalidad, podría decirse que la obra está escrita
en Fa menor, lo cual es posible deducir gracias a la presencia de las notas do y la, las
cuales aparecen de forma continuada en la introducción pianística o decorado, constituida
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por cuatro compases. Además, el acompañamiento que realiza es heterofónico, lo que
permite que la línea del canto comience su parte fusionada con la sonoridad del piano,
puesto que este tiene los sonidos principales del diseño melódico que va haciendo la voz.
Tabla 2
A A´
c. 1-34 c.35-65
a b a´ b´
Fa m Sol m Sol b M, Si b m Fa m
Tal y como se muestra en la tabla, la pieza está constituida por dos grandes
secciones, las cuales serían A y A´, divididas, a su vez, en dos subsecciones: a-b y a´-b´,
respectivamente.
A partir del compás 12, es posible observar un cambio, puesto que, además de
presentar un compás diferente (2/4), también aparecen alteraciones como el mi bemol o
el re becuadro. Tras esto, en el compás 22 se distingue una posible modulación o
inclinación hacia Sol m, lo cual podría deducirse en base a varios motivos:
- El primero de ellos es que el final de la subsección parece terminar en una
semicadencia dentro de esta tonalidad, en la que queda excluida la sensible
- En segundo lugar, es posible apreciar el énfasis que se le da a la nota sol ya desde
el compás 6, tanto en el desarrollo pianístico como en la línea del canto, al ser la
nota cantada más aguda
- Por último, los intervalos que presentan un carácter más expresivo suelen dirigirse
hacia el sol
Para la finalización de A, la obra se apoya en un interludio pianístico, donde la voz le
cede el protagonismo a este instrumento.
En cuanto a la segunda gran sección (A´), la tonalidad principal sería Mib mayor y,
pese a que no tiene relación con la tonalidad de A, sigue la misma estructura, aunque con
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variaciones que son observables a partir del compás 44, donde se produce un cambio en
el compás, la dinámica y la armadura, regresando, posteriormente, a Fa menor y
finalizando la primera subsección con un postludio instrumental.
Por otra parte, en lo referente a la textura, podría decirse que se trata de una
melodía acompañada, aunque, en ocasiones, el piano gana mayor protagonismo, gracias
a la presencia de cromatismos y a la variedad y ambigüedad melódica y rítmica, lo cual
es posible apreciar en la parte en la que la línea del canto hace “No por amor, no por
tristeza”.
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Conclusión
En primer lugar, gracias al proceso de investigación llevado a cabo para la realización
de este trabajo, ha sido posible la cumplimentación de los objetivos planteados, puesto
que, además de haber realizado un análisis musical de dos de las “Canciones de
Valldemosa”, también he conseguido hacer un estudio analítico de su vida, lo cual me ha
sido de gran utilidad para llegar a comprender la forma en la que, poco a poco, se fueron
forjando sus principios estéticos y musicales, los cuales quedaron fielmente reflejados en
gran parte de su producción, tal y como se ha podido apreciar en las “Canciones de
Valldemosa”.
Por otra parte, podría decirse que la realización de este trabajo me ha permitido no
sólo conocer la labor tan importante que García Abril hizo a lo largo de toda su vida, sino
también llegar a comprender por qué se trata de uno de los compositores más influyentes
de este siglo en España.
Además, uno de los aspectos que más me ha llamado la atención ha sido que, pese a
que naciera y se desarrollara como artista en una época en la que predominaban una gran
diversidad de escuelas y movimientos, decidió ser fiel a unos principios completamente
contrapuestos a ellos, donde su estilo compositivo siempre estuvo guiado por la historia
del arte y de la música, aunque sin llegar a romper con las estéticas vanguardistas, de las
cuales se enriqueció en numerosas ocasiones, consiguiendo crear una producción musical
que estuviera conectada con el pasado, pero sin dejar de lado lo presente.
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Anexos
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Anexo 2: “No por amor, no por tristeza”
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