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repertorio
Presenta: Juan Antonio Torres Dávila
Más tarde en el capítulo I se nos da una panorámica vihuela y la guitarra así como el
laúd en la época del Renacimiento misma que el autor describe pero histórico que no tuvo
la misma duración en todos los países, en él Dios dejó de ser el centro de toda creación
artística para dejar ese protagonismo al ser humano. Describe el autor que en esta época la
música para vihuela, laúd y guitarra fue frecuentemente constituida con préstamos de
música vocal, a esas adaptaciones las denominaron como “intabulaciones”, también se
escribían piezas sobre los bajos ostinatos, a todos así como piezas de carácter
improvisatorio. Es importante destacar ya en el tema de la guitarra que hasta el siglo XVI
se han encontrado diversos instrumentos que la preceden por ejemplo la guitarra morisca y
la guitarra Latina. Por su parte la vihuela que no tiene un origen del todo claro pero de la
cual puede afirmarse que sus antecedentes más inmediatos se encuentran en la edad media
y son las violas y las guitterns. Del laúd menciona que fue introducido en Europa por los
árabes tras la invasión de la península Ibérica en el año 711 y se cree que fue Ziryab quien
trajo el instrumento a la península, el nombre deriva de la palabra “UD” qué significa
madera o rama. Como ningún laúd anterior a 1500 ha sobrevivido se debe recurrir a la
iconografía y a los documentos escritos de información.
Con las nuevas ideas del barroco, la guitarra renacentista de cuatro órdenes
experimentó en España una transformación que daría lugar a la guitarra barroca, de la cual
la principal transformación fue el aumento de un orden de cuerdas en los graves y debido a
su origen español se le conoció como guitarra española.
En la música el bajo continuo fue desapareciendo poco a poco dejando una armonía
sencilla y una melodía asimétrica perfectamente construida que utilizaba como
acompañamiento patrones entre los que podemos destacar el Bajo Alberti. Asimismo, el
auge del comercio musical favoreció la mejora de la imprenta y el aumento de las ediciones
musicales de tipo pedagógico, así, el periodo conocido como clasicismo (que abarca
aproximadamente de 1770 a 1820) se convirtió en una era cosmopolita en la que hubo una
progresiva popularización del arte pretendiéndose que la música alcanzará el nivel del
lenguaje universal. Es en este nuevo estilo que la creación y desarrollo de la forma sonata
surge.
Cabe destacar que de la guitarra la forma más utilizada fue el “tema con
variaciones”, una forma que estuvo muy de moda sobre todo en Viena. Sor fue uno de los
grandes representantes de este tipo formal en la primera en la primera mitad del siglo XIX y
en la segunda mitad podemos nombrar a Julián Arcas como uno de los más prolíficos
autores de estas piezas.
Pasando el capítulo cuatro nos habla sobre la primera mitad del siglo a lo que
denomina como la guitarra moderna. Es en el siglo XX precisamente cuando la guitarra
reciba sus mayores reconocimientos a pesar de haber estado presente en todas las épocas.
Ya consumado en estos años el romanticismo en su forma extrema los compositores buscan
objetivos que resultan más compatibles con el sonido de la guitarra así por ejemplo
Debussy en su obra Estampes de 1903 evoca el sonido de la guitarra en la pieza titulada
“La soirée dans Grénade”. Es importante destacar que si hay una obra a través de la cual la
guitarra entró definitivamente en el siglo XX esta es Hommage pour le Tombeau de Claude
Debussy, que Manuel de Falla dedica al guitarrista catalán Miguel Llobet en el año 1920.
Por otro lado, el trabajo guitarrístico de Tárrega logró reunir un repertorio importante
ampliando el hasta entonces conocido. Andrés Segovia a quien puede considerarse el
guitarrista más conocido del siglo XX transportó a la guitarra a una nueva dimensión.
Durante la primera mitad del siglo otros nombres importantes en este desarrollo fueron los
de Villalobos, Tedesco, Rodrigo, etc. Indispensable es señalar también el desarrollo de la
guitarra en América en cuyo continente aparecieron guitarristas y compositores de la talla
de Villalobos y Ponce este último muy ligado a Andrés Segovia a quien le realizó
importantes aportaciones al repertorio de la guitarra. Otros nombres de peso en el desarrollo
del instrumento son Guido Santórsola (uruguayo) Carlos Guastavino (argentino) así como
Astor Piazzolla, también argentino.