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PRESENTACIÓN DEL TEMA

Este trabajo tratará sobre la conducta humana de infidelidad (de parejas) mirada desde la
visión del psicoanálisis, principio del placer y principio de realidad y la disonancia que se
crea con esta conducta según estos dos principios.

Freud postula que el principio del placer es un proceso fundante para la formación y
constitución del aparato psíquico, un proceso inconsciente de la primera vivencia de
satisfacción que se instala en las primeras etapas de vida de los individuos: el bebé al nacer
sale de la comodidad del vientre materno donde se encontraba en un estado placentero,
seguro y confortable, llegando a esta nueva realidad totalmente desvalido: comenzará por
primera vez a sentir lo que son las necesidades biológicas (hambre, frío, etc.) subirá la
tensión y lo expresará con descargas motrices (movimiento, llanto, etc.) en ese momento
aparecerá la madre, quien lo cobijará y alimentará con el seno materno provocando que
estas punciones o necesidades disminuyan, que baje la tensión y que el bebé vuelva a un
estado placentero de equilibrio. Entonces la madre (entenderemos como la madre a la
persona que se ocupa de las necesidades del bebé) se encargará de cubrir casi al 100 % las
necesidades del recién nacido para mantenerlo en este estado placentero de equilibrio. Este
primer contacto de la madre con el niño, más los cuidados posteriores, crearán un primer
registro psíquico, dejarán una huella némica, un registro inconsciente y fundante del
aparato psíquico, registro de un estado de equilibrio placentero y es este registro, esta
vivencia de satisfacción primera, la que toda la vida remontaríamos a buscar. El hombre
siempre buscará el placer para volver a sentirse en este estado de equilibrio…

Desde que nacemos y en nuestros primeros años de vida nuestras necesidades son
cubiertas, somos sólo placer, podemos hacer y tener lo que deseemos, podemos conseguir
el placer de cualquier forma y con cualquier persona, es por eso que Freud dirá que somos
unos perversos polimorfos y es lo que somos cuando adultos: si bien de una forma más
controlada, somos seres emocionales más que racionales, somos instinto, deseo y tenemos
un registro inconsciente de que lo que queramos lo podemos satisfacer.

Por otro lado tenemos el principio de realidad, el que también es fundante del aparato
psíquico. Con el comienzo de la realidad comienza la conciencia, se sabe de una realidad
existente, realidad que el individuo tendrá que intervenir para lograr obtener lo que quiere,
como por ejemplo, llorar para conseguir que lo alimenten, portarse bien para que le den
permiso para ir a jugar, trabajar todo un mes para recibir un sueldo y poder comprar lo que
se quiere, etc. Esto tiene su inicio con la socialización primaria: la madre será la encargada
en dar los primeros pasos de la socialización y lo hará instalando la rutina, partirá de lo
básico con ciclos precisos para dormir, para comer, para defecar, orinar, etc. Estos ciclos
son convenciones sociales, así el niño se irá incorporando a la sociedad con todo lo que eso
implica: respetar las leyes, adquirir normas, compromisos, roles, etc.

Tenemos el principio del placer que es la satisfacción integral de las pulsiones, la


satisfacción del placer como tal que Freud identifica como “ello” y, frente al placer como
tal, están las barreras sociales de restricción, las leyes necesarias para que la cultura siga
siendo lo que es, el principio de realidad, que Freud denomina “súper yo”, que es
conciencia, es la actividad de castigar, de hacer lo correcto en base a las reglas de la
sociedad. Estos dos principios son una dinámica conflictiva y nada queda fuera de esta
dinamicidad ya que es total y, además, es histórica; lo cultural estructura lo psíquico en
subdivisiones de lo que se quiere y se debe hacer y hay un constante enfrentamiento entre
estas fuerzas.

Entonces en nuestro trabajo tenemos el enfrentamiento de estas dos fuerzas y


comenzaremos mostrando como se produce la infidelidad:

Para que exista la infidelidad tiene que haber un compromiso, una unión, un acto social,
moral o religioso en el cual se llega a un acuerdo de restricción de la búsqueda del placer
con otras personas, es una unión en la cual se involucran sentimientos, es un acto de
confianza y voluntario en el cual nos comprometemos a cumplir ciertas reglas, es un acto
de respeto entre los miembros del acuerdo. El rompimiento de este acuerdo llevaría con
seguridad a la separación, es por eso que la infidelidad es un acto oculto, ya no tanto por el
castigo moral sino para no perder o tener que compartir a la pareja. Pero, a pesar de que
sea un acto oculto, tiene consecuencias: si bien una persona es infiel por los impulsos del
“ello”, su constitución psíquica y su interminable búsqueda del placer, aunque trate de
esconderlo para que la pareja no lo sepa, está presente la conciencia. También está presente
el castigador “súper yo” que será el encargado de hacer que se cumplan las leyes sociales:
él le recordará que tiene un compromiso y lo está rompiendo. El súper yo castigador
entrará en su procesos psíquicos y comenzará el enfrentamiento, aparecerá la culpa, la
justificación, los síntomas y se creará la disonancia: si tengo un compromiso y la quiero
¿Por qué la engaño? etc.
Este trabajo está dirigido a ese enfrentamiento, a ver cómo los individuos infieles lidian con
la guerra entre el “ello” y el “súper yo”. Veremos cómo enfrentan la culpa, cómo usan la
justificación y cuáles son los síntomas que aparecen. Para esto buscaremos un grupo de
individuos que habiten en la Región Metropolitana, que hayan sido o sean infieles a sus
parejas y que vivan junto a ellas.

Para efectos de este estudio no realizaremos prejuicios de la conducta de infidelidad, le


quitaremos el valor moral, no diremos que es bueno ni malo sino que tomaremos este acto
desde el punto de vista del filósofo Thomas Hobbes quien postula que los individuos por
naturaleza son egoístas y siempre buscan el placer, pero que no por eso son buenos ni
malos, simplemente son y que lo bueno y lo malo son sólo constructos sociales, los que van
cambiando y adaptándose a la evolución de la sociedad. Un ejemplo de esto es que en la
Edad Media era normal que se realizaran casamientos arreglados y no importaba la
diferencia de edad de los participantes, era común ver uniones donde existía una gran
diferencia de edad siendo los hombres personas mayores y las mujeres sólo niñas. Esto para
la sociedad y la moral de ese entonces era normal y no se consideraba malo, sin embargo
ahora ese mismo acto sería considerado malo y esta persona tendría el repudio de la
sociedad, sería considerado pedófilo y podría hasta ser castigado con cárcel. Otro ejemplo
es que en la antigüedad era mal visto que las personas convivieran sin estar casadas y esta
práctica constituía un acto tremendamente prejuiciado, sin embargo hoy en día es una
situación de lo más común, está dentro de lo normal y ya no tiene castigo social.
En estos dos ejemplos podemos ver cómo dos actos, en dos tiempos distintos, tienen
distintos valores morales.
MOTIVACIÓN PERSONAL

Quiero hacer un estudio sobre la conducta humana


Las conductas del ser humano en relación a lo social van cambiando con el tiempo

Si lo pensamos, la infidelidad existe desde que nos volvimos monógamos: queremos lo que
nos causa placer sólo para nosotros (la pareja) pues somos egoístas, queremos exclusividad
y de alguna forma deseamos adueñarnos del otro, pero a la vez no nos resistimos a la
experimentación de nuevas sensaciones que pensamos nos puedan resultar placenteras, nos
gusta lo prohibido y siempre queremos lo que no tenemos.

La infidelidad también se ha modificado en el tiempo: en la antigüedad la sociedad estaba


regida por la iglesia y la infidelidad o adulterio era considerado un pecado, por lo que se
castigaba hasta con la muerte (al menos para las mujeres) puesto que el acto tenía un
castigo social. Era distinto para los hombres ya que de alguna manera la infidelidad siempre
les ha estado permitida por la sociedad (de ese entonces sumamente machista) aunque de
forma oculta, por ser un pecado y un acto mal visto (por una cosa de apariencias). No
obstante lo anterior, era un secreto a voces que los patriarcas de la familia visitaban
prostíbulos, tenían relaciones con sus esclavas, sirvientas, etc.

Hoy la sociedad ha cambiado, el hombre sigue buscando el placer y sigue el problema de la


infidelidad, pero ahora ya no tiene el peso moral que tenía en la antigüedad; hay más
igualdad de género, por lo que tanto hombres como mujeres son infieles, aunque el acto
sigue siendo en lo oculto, a escondidas, ya que la naturaleza humana es egoísta y no
queremos perder a nuestras parejas, las queremos sólo para nosotros y no queremos
compartir.

Es por eso que actuamos a escondidas, para poder tener lo más que podamos: queremos
tener a nuestra pareja porque la amamos, pero a la vez queremos las sensaciones que otros
nos puedan ofrecer, ya que por nuestra naturaleza siempre buscamos lo placentero, por eso
somos infieles. Luego llega el castigo social por haber roto el compromiso de restricción o
fidelidad que habíamos contraído, comienza la guerra interna del “ello” con el “súper yo”,
se produce la culpa, la disonancia, etc. Y bueno, considerando que la sociedad cambia y la
conducta del individuo se adapta a este cambio, quiero investigar cómo es manejada esta
disonancia en tiempos donde la infidelidad esta pasando al plano de lo normal ¿Sentirán
aún culpa los individuos por ser infieles? Este es el propósito del trabajo, investigar cómo
maneja el individuo la infidelidad, el estado de disonancia y la culpa.
TEMA : Infidelidad en la pareja .
PROBLEMA : Disonancia y la culpa ocurrida por la infidelidad del individuo.

PREGUNTA

¿Cómo manejan los individuos el estado de disonancia y la culpa que provoca la


infidelidad?

Bibliografía:

-Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico (1911), Sigmund Freud.
-Mas allá del principio del placer, Sigmund Freud.
-Apuntes de clases: psicología Infantil, teoría y sistema.
- http://es.wikipedia.org/wiki/Infidelidad

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