Está en la página 1de 13

LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII Profesor: Álvaro Beltrán

Email: abencob271@g.educaand.es
CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL DEL SIGLO XVIII
El inicio de la Edad Contemporánea
El siglo XVIII marca el inicio de la llamada Edad Contemporánea, época en
que se establecen, en gran medida, los principios democráticos que rigen
las sociedades actuales.

- Ascenso al poder de la burguesía (tras las revoluciones inglesas y


francesas). Los individuos se diferencian por el poder económico. Surge
el proletariado como clase social.
- Predomina el despotismo ilustrado, régimen que promueve actuaciones
encaminadas al progreso sin contar con el pueblo (“Todo para el
pueblo, pero sin el pueblo).
- En el terreno cultural, se conoce como Siglo de las Luces. La razón es la
guía del hombre y todo se supedita a ella. Sin razón no hay progreso.
Los hombres nacen iguales y libres y lucharán contra el fanatismo y la
superstición religiosa. El desarrollo científico es el principio que tiene
como consecuencia el desarrollo espiritual y material.
- Crisis de la conciencia europea; todas las ideas se someten a discusión.
- Defensa de la educación como motor de progreso y cambio social.

La Ilustración del siglo XVIII en 5 minutos:


https://www.youtube.com/watch?v=TpuZUQYeB-g
EJE CRONOLÓGICO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
EN EL SIGLO XVIII
RASGOS LITERARIOS DEL SIGLO XVIII
A finales del siglo XVIII se produce el agotamiento del estilo barroco y los Portada de la Poética de Ignacio Luzán (1737)
autores buscarán nuevos cauces de expresión literaria. Las características se
resumen en:
* Didactismo: la literatura tiene como fin educar al hombre con el objetivo de
que todos puedan acceder a la cultura. Se critica todo lo que no está apoyado
por la razón.
* Búsqueda de la verdad, no de la belleza. Se abandona lo puramente estético,
la idea del arte por el arte. Se prioriza la ética a la estética.
* Predominio de la razón sobre el sentimiento o la imaginación. Surge un arte
racional.
* La nueva concepción literaria quedará recogida en la Poética de Ignacio
Luzán (1737). En ella, se marcan las pautas de cómo se debe escribir, volviendo
a los postulados clásicos grecolatinos. Se habla, por tanto, de un periodo
neoclásico que frena los excesos del Barroco y promulga el buen gusto y el
equilibrio.
­ Teatro: aceptación de la regla de las tres unidades.
­ Lírica: cultiva géneros clásicos: odas, epístolas, églogas…
­ Narrativa: no contemplada en la preceptiva grecolatina, se cultiva con escasez.
ESTILOS LITERARIOS DEL SIGLO XVIII

NEOCLASICISMO
Movimiento propio de finales del XVIII:
ROCOCÓ
PRERROMANTICISMO
* El arte ha de someterse a los principios de
Estilo refinado y superficial, a la razón (nada de sentimientos ni
imaginación) Se fundamenta en el
caballo entre el Barroco y el
* Imitación de los modelos clásicos sentimentalismo, aunque
Neoclasicismo que cultiva grecolatinos a través de sus reglas y dentro de unos límites (de ahí
temas frívolos y sensuales y preceptos la diferencia con el
celebra el amor, la belleza, el * Las obras tienen que ser verosímiles Romanticismo pleno del XIX).
placer y el vino en un entorno
* Las obras deben reflejar equilibrio, Aparecen tintes de crítica
bucólico. En el teatro, se serenidad y omitir lo soez. social y política.
decantan por la tragedia. * El arte debe educar y elevar la
condición moral del público (no es
diversión).
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII:
El afán didáctico que tuvo la literatura neoclásica convirtió a la prosa en el
siglo XVIII en el vehículo más apropiado de transmisión del pensamiento
ilustrado. Se escriben informes, libros de viajes, cartas y, sobre todo, ensayos.
El ensayo, configurado como género literario por el francés Michel de
Montaigne en el siglo XVI, es un texto en prosa, de extensión variable, en el que
el autor presenta razonadamente su opinión o punto de vista sobre un tema.
Trataba temas útiles para la sociedad (historia, economía, política…) a través
de un enfoque subjetivo y crítico. Poseían un estilo ameno y una finalidad
claramente didáctica. Se reflexiona críticamente sobre el tema de España
(tradiciones, modernización, etc.)

Los principales cultivadores del


ensayo, y por ende de la prosa,
en el siglo XVIII son Benito J.
Feijoo, José Cadalso y Gaspar
M. de Jovellanos. Junto a ellos,
destacan Diego de Torres y
Villarroel y José Francisco Isla
dentro de la prosa de ficción.
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII: FEIJOO
Benito Jerónimo Feijoo nació en 1676 en Casdemiro (Orense) y se considera la
primera gran figura de la Ilustración en España. Perteneció a una familia hidalga OBRA
de muy alto linaje y con doce años ingresó en la Orden Benedictina en el
monasterio de San Julián de Samos. Convertirse en monje le supuso voto de pobreza
y, por tanto, renunciar a sus derechos. Desde entonces se consagró al estudio, Los principales ensayos de Feijoo están reunidos en los
llegando a ser nombrado "maestro general" en su orden, y dio clases en distintos ocho tomos de Teatro crítico universal y los cinco
lugares de Galicia, de León y de Salamanca. Ganó por oposición una cátedra volúmenes de Cartas eruditas y curiosas.
de Teología en la Universidad de Oviedo y allí residió desde 1709 hasta el fin de
sus días, consagrado al estudio, a la enseñanza, a la composición y defensa de sus • El objetivo de ambas obras es combatir supersticiones
obras. y prejuicios por medio del pensamiento racional.

• Características: la naturalidad en la expresión, la


variedad temática y el afán divulgador, que comparte
con los enciclopedistas franceses. Feijoo basa sus
argumentaciones en su propia experiencia y en la
observación directa de la realidad: subjetividad
característica del ensayo.

• Gran éxito editorial y extraordinario prestigio. Y


generó, a la vez, una intensa polémica y contestación
debido a los detractores y seguidores de su obra.
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII: CADALSO
José Cadalso nació en Cádiz (1741), en el seno de una familia de ricos comerciantes
y vivió durante unos años en Francia; fue un joven culto y cosmopolita. Fue nombrado OBRA
coronel. Murió con apenas cuarenta años, durante el asedio a Gibraltar. Obtuvo un
gran éxito con Los eruditos a la violeta (1772), sátira contra la educación superficial, Las principales obras de Cadalso son:
pedantería e ignorancia de los llamados petimetres. Tras su muerte, alcanzó gran
celebridad debido a la leyenda que acompañó la publicación póstuma de Noches Cartas marruecas: colección de 91 textos epistolares en
lúgubres: se dice que Cadalso, enamorado de la actriz María Ignacia Ibáñez, quiso los que manifiesta su pensamiento sobre la sociedad y
desenterrar el cadáver de la mujer después de la trágica muerte de esta en 1771. la cultura españolas. Supone una crítica seria, pero
La obra tendría, así, tintes autobiográficos. bienintencionada de su época. En ella, dos personajes
marroquíes (Gazel y Ben Beley) y un español (Nuño)
critican aspectos de España y de sus gentes. Atribuyen
el atraso científico y social a la actitud soberbia y
perezosa del español.

Noches lúgubres: cuenta la historia de un joven, Tediato,


que dialoga con Lorenzo, el sepulturero del cementerio
donde está enterrada su amada. El protagonista
pretende desenterrar el cuerpo de la joven, aunque al
final se impone la razón y tal intento no se consuma.
Esta obra alcanzó gran popularidad en el
Romanticismo.
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII: JOVELLANOS
Melchor Gaspar de Jovellanos nació en Gijón (1744) y vivió mucho tiempo en
Madrid. Fue director de la Sociedad Económica Matritense y nombrado
ministro de Gracia y Justicia. En el cargo, trató de limitar la influencia de la
OBRA
Inquisición y de la Iglesia, aunque apenas permaneció unos meses en el cargo. Las principales obras de Jovellanos son:
Fue detenido y desterrado a la isla de Mallorca, donde pasó siete años
recluido en el castillo de Bellver. Liberado en 1808, rechazó formar parte del Informe sobre la ley agraria: analiza en esta obra
gobierno de José Bonaparte. Fue miembro de la Junta Central que trató de los atrasos de la agricultura española y propone
organizar la resistencia contra la ocupación napoleónica. Murió en Puerto de reformas para modernizarla: regadíos,
Vega (Asturias) en 1811. capacitación de los campesinos, desamortización
de las tierras de la Iglesia…
Memoria para el arreglo de la policía de
espectáculos y diversiones públicas: critica
espectáculos sangrientos como las corridas de
toros; cree que las diversiones públicas pueden
ajustarse a las ideas ilustradas del buen gusto y
la educación. Defiende un tupo de teatro que se
ajuste a las normas neoclásicas.
LA POESÍA EN EL SIGLO XVIII:
El didactismo y la exaltación de la razón propios de la Ilustración producen un retroceso
en el cultivo de la lírica frente a otros géneros, como el ensayo. A partir de la Poética, de
Ignacio de Luzán, surge una poesía en la que se reconocen dos estilos:

POESÍA ROCOCÓ O POESÍA DIDÁCTICA


ANACREÓNTICA
Poemas de mayor hondura ideológica y de
intención crítica o didáctico-moral. El género
Poesía artificiosa, escrita en versos que mejor representa esta mentalidad es la
breves, refinada y galante, que
fábula, composición con afán pedagógico y
tiene como temas centrales el amor, satírico. Sus protagonistas son animales que
el placer de los sentidos, la danza, ejemplifican vicios y malas costumbres de las
la música y la belleza de la mujer, que se desprende una moraleja. Son, en
casi siempre en un entorno bucólico. realidad, “prosa rimada”, más que poesía.
Nace en un contexto puramente
antisentimental. Autores: Tomás de Iriarte y Félix María de
Samaniego.
Autor: Juan Melédez Valdés.
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII:
Los autores ilustrados renegaron del teatro barroco y promovieron una nueva fórmula teatral:
la comedia neoclásica.

RASGOS DEL TEATRO NEOCLÁSICO:

• Las obras están escritas, por lo general, en prosa y tienen un fin didáctico, ya
que se pretenden difundir las buenas costumbres y educar en las nuevas ideas.
• Respetan la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción).
• Presentan conflictos contemporáneos y verosímiles, que se desarrollan en
una ambientación urbana o burguesa.
• Critican las costumbres de la sociedad de su tiempo, de acuerdo con el afán
reformador propio de la Ilustración.
• Nuevo espacio de representación: de los corrales de comedias se pasa a los
teatros cerrados de estilo italiano con decorado sencillo.
• Transformación del público: mayor presencia la burguesía.
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII: MORATÍN
OBRA:
Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760 – París, 1828) tuvo
una formación autodidacta y se educó de acuerdo con las directrices La comedia nueva o El café: comedia en la que se
marcadas por su padre y su entorno ilustrado. Realizó constantes critica abiertamente el teatro de mala calidad de su
viajes por Europa, lo que le sirvió para completar su educación y época, en especial a sus autores. El tiempo real
conocer el teatro de la época. coincide con el dramático (dos horas), ejemplo
perfecto de unidad de tiempo.
Sus comedias suponen el triunfo del teatro neoclásico. En sus obras se
ajusta estrictamente la regla de las tres unidades y defiende un fin El sí de las niñas: su obra más reconocida y aclamada
moral, planteando situaciones verosímiles. Sus temas favoritos son la en la que se critica la educación irresponsable y los
educación y los matrimonios desiguales. matrimonios concertados por interés, sin amor. Este
mismo tema también fue tratado en las obras El
viejo y la niña y El barón.
La obra gira en torno a los preparativos de la boda
entre don Diego, hombre rico y entrado en años, y
doña Franisica, joven huérfana de padre a la que su
madre, doña Irene, ha preparado para el
matrimonio concertado. La joven, por su parte, está
enamorada de don Carlos, sobrino del anciano. Por
una serie de casualidades, don Diego se entera de
la relación de ambos jóvenes y renuncia al enlace
con tal de conseguir la felicidad de su sobrino y su
enamorada Francisca.
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII:
Citas de la obra El sí de las niñas

• “Con los hombres y las mujeres sucede lo mismo que con los
melones de Añover. Hay de todo; la dificultad está en saber
escogerlos. El que se lleve chasco en la elección, quéjese de
su mala suerte, pero no desacredite la mercancía”.
• “Yo soy ingenuo: mi corazón y mi lengua no se contradicen
jamás”.
• “Querer y ser querida... Ni apetezco más ni conozco mayor
fortuna”.
• “Amor ha unido nuestras alma en estrechos nudos y solo la
muerte bastará a dividirlas”.
• “Yo no sé que vi en ella que excitó en mí una inquietud, un
deseo constante, irresistible, de mirarla, de oírla, de
hallarme a su lado, de hablar con ella, de hacerme
agradable a sus ojos...”
• “Una sola mirada nuestra pudiera causarle a usted ímpetus
crueles”.

También podría gustarte