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CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL DEL SIGLO XVIII
El inicio de la Edad Contemporánea
El siglo XVIII marca el inicio de la llamada Edad Contemporánea, época en
que se establecen, en gran medida, los principios democráticos que rigen
las sociedades actuales.
NEOCLASICISMO
Movimiento propio de finales del XVIII:
ROCOCÓ
PRERROMANTICISMO
* El arte ha de someterse a los principios de
Estilo refinado y superficial, a la razón (nada de sentimientos ni
imaginación) Se fundamenta en el
caballo entre el Barroco y el
* Imitación de los modelos clásicos sentimentalismo, aunque
Neoclasicismo que cultiva grecolatinos a través de sus reglas y dentro de unos límites (de ahí
temas frívolos y sensuales y preceptos la diferencia con el
celebra el amor, la belleza, el * Las obras tienen que ser verosímiles Romanticismo pleno del XIX).
placer y el vino en un entorno
* Las obras deben reflejar equilibrio, Aparecen tintes de crítica
bucólico. En el teatro, se serenidad y omitir lo soez. social y política.
decantan por la tragedia. * El arte debe educar y elevar la
condición moral del público (no es
diversión).
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII:
El afán didáctico que tuvo la literatura neoclásica convirtió a la prosa en el
siglo XVIII en el vehículo más apropiado de transmisión del pensamiento
ilustrado. Se escriben informes, libros de viajes, cartas y, sobre todo, ensayos.
El ensayo, configurado como género literario por el francés Michel de
Montaigne en el siglo XVI, es un texto en prosa, de extensión variable, en el que
el autor presenta razonadamente su opinión o punto de vista sobre un tema.
Trataba temas útiles para la sociedad (historia, economía, política…) a través
de un enfoque subjetivo y crítico. Poseían un estilo ameno y una finalidad
claramente didáctica. Se reflexiona críticamente sobre el tema de España
(tradiciones, modernización, etc.)
• Las obras están escritas, por lo general, en prosa y tienen un fin didáctico, ya
que se pretenden difundir las buenas costumbres y educar en las nuevas ideas.
• Respetan la regla de las tres unidades (lugar, tiempo y acción).
• Presentan conflictos contemporáneos y verosímiles, que se desarrollan en
una ambientación urbana o burguesa.
• Critican las costumbres de la sociedad de su tiempo, de acuerdo con el afán
reformador propio de la Ilustración.
• Nuevo espacio de representación: de los corrales de comedias se pasa a los
teatros cerrados de estilo italiano con decorado sencillo.
• Transformación del público: mayor presencia la burguesía.
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII: MORATÍN
OBRA:
Leandro Fernández de Moratín (Madrid, 1760 – París, 1828) tuvo
una formación autodidacta y se educó de acuerdo con las directrices La comedia nueva o El café: comedia en la que se
marcadas por su padre y su entorno ilustrado. Realizó constantes critica abiertamente el teatro de mala calidad de su
viajes por Europa, lo que le sirvió para completar su educación y época, en especial a sus autores. El tiempo real
conocer el teatro de la época. coincide con el dramático (dos horas), ejemplo
perfecto de unidad de tiempo.
Sus comedias suponen el triunfo del teatro neoclásico. En sus obras se
ajusta estrictamente la regla de las tres unidades y defiende un fin El sí de las niñas: su obra más reconocida y aclamada
moral, planteando situaciones verosímiles. Sus temas favoritos son la en la que se critica la educación irresponsable y los
educación y los matrimonios desiguales. matrimonios concertados por interés, sin amor. Este
mismo tema también fue tratado en las obras El
viejo y la niña y El barón.
La obra gira en torno a los preparativos de la boda
entre don Diego, hombre rico y entrado en años, y
doña Franisica, joven huérfana de padre a la que su
madre, doña Irene, ha preparado para el
matrimonio concertado. La joven, por su parte, está
enamorada de don Carlos, sobrino del anciano. Por
una serie de casualidades, don Diego se entera de
la relación de ambos jóvenes y renuncia al enlace
con tal de conseguir la felicidad de su sobrino y su
enamorada Francisca.
EL TEATRO EN EL SIGLO XVIII:
Citas de la obra El sí de las niñas
• “Con los hombres y las mujeres sucede lo mismo que con los
melones de Añover. Hay de todo; la dificultad está en saber
escogerlos. El que se lleve chasco en la elección, quéjese de
su mala suerte, pero no desacredite la mercancía”.
• “Yo soy ingenuo: mi corazón y mi lengua no se contradicen
jamás”.
• “Querer y ser querida... Ni apetezco más ni conozco mayor
fortuna”.
• “Amor ha unido nuestras alma en estrechos nudos y solo la
muerte bastará a dividirlas”.
• “Yo no sé que vi en ella que excitó en mí una inquietud, un
deseo constante, irresistible, de mirarla, de oírla, de
hallarme a su lado, de hablar con ella, de hacerme
agradable a sus ojos...”
• “Una sola mirada nuestra pudiera causarle a usted ímpetus
crueles”.