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TEMA 4.

INMUNOLOGÍA

4.1. Inmunología, sistema inmune e inmunidad.

La Inmunología es un disciplina dentro de la Biología que se ocupa del estudio del reconocimiento
de "lo propio" frente a "lo extraño". ¿Qué significa esto?

La Inmunología es una ciencia relativamente joven. En 1796, Edward Jenner descubrió una sustancia
que ofrecía protección frente a una enfermedad, llamada viruela. A esta sustancia la denominó
vacuna. Desde este momento, se puede decir que nace la Inmunología.
Inicialmente, la Inmunología estudió los elementos implicados en la defensa del organismo frente a
ataques externos.
En una fase posterior, la Inmunología analizó, además, los procesos de transformación de células sanas
en células tumorales, así como las respuestas del organismo frente a esas células, reconociendo estas
células tumorales como unas células extrañas.
Actualmente, la Inmunología abarca también el estudio de las enfermedades autoinmunes, las alergias
y los fenómenos de rechazo que aparecen en los trasplantes.
El sistema inmune, sistema inmunitario, es un sistema difuso, ya que está constituido por un gran
número de órganos y tejidos diseminados por todo el cuerpo. Se encarga de elaborar la respuesta
inmune frente a un antígeno.
La capacidad de resistir a un agente infectivo, ya sea por la defensa que realiza el sistema inmune o
sea por otro tipo de barrera que defienda al organismo de la infección, se denomina Inmunidad.

4.2. Defensas del organismo.

Los humanos, y también otros animales, poseemos una serie de barreras de defensa que impiden la
entrada de agentes dañinos. Estas barreras se denominan:
•Externas: como la piel o las mucosas, que están en contacto con el exterior. Funcionan como
un muro que impide el paso de agentes externos.
•Internas: se localizan dentro del organismo, como los macrófagos o los linfocitos.
Atendiendo a la acción que tienen las barreras de defensa, se pueden clasificar en:
•Inespecíficas: como las lágrimas, que atacan a cualquier tipo de agente.
•Específicas: como las inmunoglobulinas, que están elaboradas para un agente concreto.
Atendiendo al modo de aparición, las barreras de defensas pueden ser:
•Innatas: se originan en el desarrollo embriológico del individuo, con independencia de la
presencia de antígenos.
•Adquiridas: sólo se forman cuando aparece un antígeno, como ocurre en el caso de
formación de inmunoglobulinas.

4.2.1. BARRERAS EXTERNAS:

Las barreras externas se encuentran delimitando nuestro organismo en contacto con el exterior. Son
barreras físicas, químicas o biológicas. Se caracterizan por ser inespecíficas e innatas. Estas barreras
son:

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•Los epitelios, externos, como la epidermis de la piel, e internos, como los que tapizan el
tubo digestivo, que funcionan como un muro, debido a lo unidas que se encuentran sus células.
La epidermis de la piel es un tejido prácticamente impenetrable por los microorganismos,
gracias que es una gruesa capa de células queratinizadas, con una continua descamación de
células muertas, lo que impide la fijación de microorganismos.
•Las mucosas, que envuelven estructuras que están abiertas al exterior, como la boca, el ano o
la vagina. El mucus producido en estas zonas impide la fijación de microorganismos a sus
paredes.
•Determinadas sustancias químicas que impiden el desarrollo de microorganismos, como el
cerumen de la oreja o la lisocima de las lágrimas.
•La flora microbiana, alojada en la boca, en el intestino o la vagina, que impide el desarrollo
de hongos o bacterias ajenos a esta flora.

4.2.2. BARRERAS INTERNAS:

Este tipo de barrera está constituido por el Sistema Inmune. El sistema inmune, o inmunitario, se
encuentra diseminado por todo el organismo, por lo que se dice de él que es un sistema difuso. Está
constituido por vasos linfáticos, órganos linfáticos, tejidos linfáticos y células y moléculas
distribuidas por el torrente sanguíneo hacia otros tejidos.
Vasos linfáticos:
Los vasos linfáticos pertenecen al sistema circulatorio linfático. Éstos forman una red de vasos
abierta por donde circula la linfa (líquido transparente que recorre los vasos linfáticos). En la linfa
aparecen las células y moléculas del sistema inmune.
La linfa es drenada en los ganglios linfáticos, donde se detectan los antígenos, que pondrán en
marcha la respuesta del sistema inmune.
Órganos del sistema inmune:
Existen órganos linfoídes primarios. Constituyen los órganos donde se forman las células del
sistema inmune. Son la médula ósea y el timo.
Los órganos linfoides secundarios forman el lugar donde las células del sistema inmunitario
terminan su diferenciación o bien se activan produciendo la respuesta inmune. Son el bazo y los
ganglios linfáticos.

• Médula ósea: Es un órgano linfoide


primario. Se encuentra en el interior de
los huesos cortos y planos, en la zona
esponjosa de los huesos largos. Tiene
capacidad hemopoyética, lo que
significa que en su interior aparecen
células madre, indiferenciadas,
pluripotentes, capaces de originar
las células que fluyen por la sangre. En
la médula ósea se forman las células
del sistema inmune, como son los
linfocitos, los macrófagos o los
monocitos.

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• Timo: Es un órgano linfoide primario. Se encuentra en la zona superior del tórax. Es un órgano
que reduce mucho su tamaño después de los 7 primeros años de vida. Está formado por dos
lóbulos que se subdividen en lobulilos, separados por un tejido conjuntivo (trabéculas). En cada
lobulillo se diferencia una corteza y una médula. En la corteza, las células que provienen de la
médula ósea proliferan, transformándose en timocitos. Los timocitos maduros se alojan en la
médula de los lobulillos del timo. Los timocitos maduros se denominan linfocitos T o células T,
que migran hacia la sangre a través de los vasos linfáticos

• Bazo: El bazo es un órgano linfoide secundario, situado en la zona abdominal, por detrás del
estómago. En él aparecen dos tipos de tejidos, la pulpa roja y la pulpa blanca. La función de
la pulpa roja consiste en filtrar la sangre y capturar y destruir los eritrocitos viejos, que han
perdido o mermado su función de transporte de oxígeno. La pulpa blanca contiene tejido
linfoide en forma de una vaina, en torno a una arteriola. Este tejido recibe el nombre de PALS
(vaina arteriolar linfoide - periarteriolar lymphoid shealth). En el PALS se encuentran los
linfocitos T y los linfocitos B, que se activan en presencia de antígenos.

• Ganglios linfáticos: Son


órganos linfoides secundarios. Se
encuentran repartidos por todo el
sistema circulatorio linfático. En
un ganglio linfático se distingue
una corteza, donde se sitúan los
linfocitos B, una paracorteza por
debajo, en la que se hallan los
linfocitos T, y una médula en
posición central. Los ganglios
linfáticos filtran la linfa,
presentando los antígenos a los
linfocitos B y T, con la
consiguiente activación de estas
células.

Tejidos del sistema inmune:

Además de los órganos propios del sistema inmune, aparecen unos tejidos linfoides asociados a otros
aparatos o sistemas. Estos tejidos son:

•GALT: es el tejido linfoide asociado al tubo digestivo, que incluye amígdalas, apéndice
vermiforme y placas de Peyer.
•BALT: es el tejido linfoide asociado al aparato respiratorio.
•MALT:es el tejido linfoide asociado a las mucosas
En todos estos tejidos se encuentran linfocitos T y B, además de otros tipos celulares pertenecientes
al sistema inmune. Las células T y B se activan cuando los antígenos capturados por estos tejidos son
presentados a ellas.

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4.3. Concepto de antígeno.

Los antígenos son moléculas extrañas al organismo, que se unen a anticuerpos específicos, uno
para cada uno de ellos. No son células completas, ni virus completos. Son sólo fragmentos de las
moléculas externas de virus o moléculas externas de células extrañas (como por ejemplo una bacteria o
una célula tumoral). También pueden ser toxinas liberadas por células extrañas.

Los antígenos pueden ser cualquier tipo de molécula, aunque los más abundantes son los antígenos
con estructura proteica. No todo el antígeno se une al anticuerpo; sólo se une una pequeña parte,
conocida con el nombre de determinante antigénico o epítopo.
La zona del anticuerpo que se une al epítopo se denomina paratopo. En ocasiones, el antígeno puede
unirse a un anticuerpo, pero sin provocar respuesta inmune. Éstos son moléculas con actividad
antigénica pero sin actividad inmunogénica. Estas moléculas reciben el nombre de haptenos. Si un
hapteno se une a una proteína grande produce inmunogenicidad.

4.4. Mecanismos de acción defensiva.

Las barreras físicas del organismo impiden la entrada de cuerpos extraños, pero, si alguno logra
saltarse estas barreras se dispara una serie de mecanismos inespecíficos y otros específicos, que
tienen como fin la destrucción del agente extraño.

Los mecanismos inespecíficos que se ponen en marcha son la respuesta inflamatoria, la


activación del sistema del complemento y la acción del interferón (sólo nos centraremos en la
respuesta inflamatoria). Estos mecanismos son muy eficaces y pocos elementos extraños escapan a
este control. Sin embargo, cuando alguno escapa, se activan los mecanismos específicos, que son la
respuesta inmune celular y la respuesta inmune humoral.

Mecanismos inespecíficos:
• La respuesta inflamatoria
Este mecanismo entra en acción cuando la piel o las mucosas sufren una lesión. Es fácil reconocer los
síntomas de una inflamación. Éstos son enrojecimiento, hinchazón, dolor y fiebre local. ¿A qué se
deben estos síntomas?

El enrojecimiento de una herida se debe a un aumento del flujo sanguíneo hacia la zona. Este
aumento es consecuencia de la liberación de sustancias piretógenas, como la histamina, por
parte de las células dañadas.

La histamina es el mediador químico más conocido de las reacciones alérgicas y es la causa de


muchos síntomas de la alergia, como la roncha, el enrojecimiento y la picazón, observados en la
urticaria, o como la congestión nasal, la picazón nasal y los estornudos observados en la rinitis
alérgica. La histamina se encuentra almacenada en unas células llamadas mastocitos.

Los mastocitos están distribuidos por todo el organismo, sin embargo se concentran en el aparato
respiratorio y en la piel. Por eso las reacciones alérgicas más frecuentes se localizan en la piel y en
el tracto respiratorio. Las consecuencias varían desde la urticaria (ronchas), rinitis alérgica

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(estornudos, picazón en la nariz, mucosidad nasal, etc.) y asma.

Al aumentar el flujo de sangre, el volumen de la zona aumenta, provocando hinchazón en los


tejidos y presión sobre las terminaciones nerviosas, con lo que aparece el dolor. La fiebre locales
también consecuencia de los agentes piretogénicos. La temperatura elevada activa el metabolismo
de los macrófagos e inhibe la división bacteriana.

Mecanismos específicos:

Se denomina defensa específica a los mecanismos que se desencadenan cuando un determinado


antígeno, y no otro, ha penetrado en el interior del organismo. Esta respuesta inmune presenta las
siguientes características:

Especificidad: Sólo actuarán aquellas células activadas por el antígeno que penetró en el
organismo, y no otras. Además, esas células sólo actúan sobre antígenos externos,
no sobre células propias.

Especialización: Actúan células o moléculas que puedan atacar a ese antígeno, y no otras.

Diversidad: Al existir un gran número de antígenos debe existir una gran cantidad de
receptores antigénicos que desencadenan la respuesta.

Memoria La memoria inmunológica es la capacidad que tiene el sistema inmune para


inmunológica: producir una respuesta rápida, eficaz y duradera frente a un antígeno que sea
presentado por segunda vez.

Regulación de El proceso finaliza de forma gradual, atendiendo a la disminución de antígeno.


la respuesta:

El organismo posee dos tipos de respuesta específica: la inmunidad celular y la inmunidad


humoral

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4.4.1. INMUNIDAD CELULAR:

La inmunidad celular es la respuesta específica en la que intervienen los linfocitos T en la destrucción


de los agentes patógenos. Los linfocitos T atacan y destruyen células propias, tumorales o infectadas.
El mecanismo de actuación para cada linfocito T es distinto. No obstante, todos se disparan
mediante la presentación de antígenos.

El agente patógeno es capturado por la llamadas células presentadoras de antígenos (CPA) (son
un grupo diverso de células del sistema inmunitari ocuya función es la de captar, procesar y, como su
nombre los indica, presentar moléculas antigénicas sobre sus membranas para que sean reconocidos,
en especial por linfocitos T. El resultado de la interacción entre una CPA y un linfocito T correspondiente
inicia las respuestas inmunitarias antigénicas), generalmente, macrófagos y células B, que degradan
esos antígenos. Al degradarlos, pequeños péptidos de las proteínas externas del agente patógeno se
unen de forma específica en un surco existente en el macrófago. El tandem formado es expuesto en la
membrana. Este macrófago activado se moviliza por el torrente sanguíneo hasta encontrar linfocitos, a
los que activará.

4.4.2. INMUNIDAD HUMORAL:

En la respuesta específica humoral las células no atacan directamente a los antígenos. Son las
proteínas llamadas anticuerpos, liberadas por las células plasmáticas, las que actúan contra los
antígenos.

Este tipo de respuesta se produce cuando aparecen patógenos extracelulares o toxinas


bacterianas. Los linfocitos B son activados por células TH2.

Al activarse, los linfocitos B proliferan, apareciendo células de memoria y células plasmáticas. La


función de estas últimas es sintetizar y secretar los anticuerpos . Las células plasmáticas liberarán el
anticuerpo específico, que provocará la opsonización del antígeno y la fijación del sistema del
complemento.

4.5. Los anticuerpos.

Los anticuerpos constituyen glucoproteínas plasmáticas globulares, llamadas Inmunoglobulinas. Son


moléculas formadas por los linfocitos B maduros. La función del anticuerpo consiste en unirse al
antígeno y presentarlo a células efectoras del sistema inmune. Esta función está relacionada con la
estructura de los distintos tipos de inmunoglobulinas.

4.5.1 ESTRUCTURA:

Son proteínas globulares de gran peso molecular, formadas por 4 cadenas polipeptídicas, dos pesadas,
llamadas H (heavy), y dos ligeras, denominadas L (light). Estas cadenas se unen mediante puentes
disulfuro, uno entre las cadenas L y H, y dos entre las cadenas H. Estas cadenas proteicas presentan
radicales glucídicos.

Existen dos tipos de cadena, las L y las H. Las cadenas H y L presentan dos regiones, o dominios,
diferenciados: el dominio variable, V, y el dominio constante, C. El dominio variable es el
responsable de reconocer al antígeno y unirse a él, ya que ahí se encuentra el paratopo. El dominio
constante se une a las células del sistema inmune para activarlas.

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En las cadenas H aparece una zona denominada región bisagra. Esta región posee la característica de
ser muy flexible, permitiendo adquirir distintos ángulos entre las regiones V y C, y entre los brazos de la
inmunoglobulina.

Existe una gran variedad de anticuerpos, tantos como antígenos. Esta gran variedad se obtiene
como consecuencia de la reordenación y la mutación de los genes que codifican la región V.

•La reordenación, o recombinación somática, es un mecanismo que sólo ocurre en un


momento temprano del desarrollo de los linfocitos B. Los genes que codifican para la región V y
C, que se encuentran separados en todas las células, se reordenan para juntarse , en el caso de
los linfocitos B. Cuando estos genes se juntan reciben el nombre de segmentos génicos. Los
segmentos génicos pueden combinarse entre sí, llegando a generar, aproximadamente
3.400.000 regiones V distintas. Esta gran variedad de combinaciones recibe el nombre de
diversidad combinatorial.
•La mutación, o hipermutación somática, que se produce en esta zona del material
genético corresponde a adiciones o sustracciones de bases nitrogenadas en los segmentos
génicos que codifican para la región V.
Todas estas variaciones pueden generar una inmunoglobulina no funcional. Cuando se producen este
tipo de reordenaciones se habla de reordenamiento no productivo.

El proceso de recombinación y mutación está muy regulado, de forma que cada linfocito B sólo
expresa un gen reordenado de la cadena H y otro de la cadena L. Así, cada linfocito produce
un único tipo de anticuerpo.

4.5.2. TIPOS DE INMUNOGLOBINAS:

Los isótopos de inmunoglobulina que aparecen en la especie humana son las inmunoglobulinas A, D, E,
G y M.

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1. Inmunoglobulina G:
Es la más abundante (80% del total de
inmunoglobulinas). Se une rápidamente con
macrófagos y neutrófilos, provocando la
destrucción del microorganismo. Puede
atravesar la barrera placentaria y se secreta en la
leche materna. Por ello, es responsable de la
inmunidad fetal y la del recién nacido.

2. Inmunoglobulina A:
Corresponde al 13% del total de
inmunoglobulinas. Se encuentra específicamente
ensecreciones serosas y mucosas, como son
la leche o las lágrimas. Actúa protegiendo la
superficie corporal y los conductos secretores.
Genera, junto con la inmunoglobulina G, la
inmunidad al recién nacido, al encontrarse en la
leche.

3. inmunoglobulina M:
Representa el 6% del total de inmunoglobulina.
Aparece en los linfocitos B naïve unida a su
membrana plasmática. Se manifiesta en la
respuesta primaria activando el sistema del
complemento.

4. Inmunoglobulina D:
Aparece en muy baja concentración (1%). Son las
primeras inmunoglobulinas sintetizadas por los
linfocitos B naïve. Su función puede estar
relacionada con la activación de estas células. Su
estructura es similar a la estructura de la
inmunoglobulina G, aunque varía en la posición de
los restos glucosídicos de las cadenas proteicas.

5. Inmunoglobulina E:
Se encuentra en concentraciones muy bajas en el
suero y secreciones al exterior (0'002%). Sin
embargo, su concentración aumenta en los
procesos alérgicos.

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4.5.3. FUNCIONES DE LAS INMUNOGLOBINAS:

La principal función de los anticuerpos consiste en reconocer y unirse al antígeno, para la


destrucción de éste. Para conseguir este fin, el dominio constante de la inmunoglobulina puede activar
los siguientes mecanismos:

• Activación del sistema del complemento, que termina con la lisis del
microorganismo.

• Opsonización de los microorganismos. Los anticuerpos se unen al antígeno, presentándolo


a un macrófago para su destrucción.

• Precipitación de toxinas disueltas en el plasma. Así, son fácilmente destruidas por los
macrófagos.

• Aglutinación de antígenos en una determinada zona, facilitando la acción de los fagocitos y


los linfocitos.

• Activación de linfocitos.

4.6. Disfunciones y deficiencias del sistema inmunitario.

Una de las características más importantes del sistema inmunitario es la capacidad de


reconocimiento de lo propio frente a lo extraño. Esta capacidad se conoce con el nombre de
tolerancia.

Cuando el sistema inmune actúa por defecto o por exceso, la tolerancia se ve afectada, apareciendo
distintos tipos de enfermedades, como la autoinmunidad, las inmunodeficiencias y la
hipersensibilidad.

4.6.1. AUTOINMUNIDAD:
La autoinmunidad es un proceso que se desencadena por una alteración en el reconocimiento de lo
propio. Los mecanismos de control existentes en el organismo no actúan correctamente, de forma que
un linfocito o un anticuerpo reconocen como extrañas a las células o moléculas del propio organismo.
Algunas de las enfermedades autoinmunes más conocidas son la diabetes juvenil, la esclerosis múltiple,
la artritis reumatoide, el lupus eritematoso, la psoriasis, etc.
En la actualidad se están utilizando anticuerpos monoclonales como terapia para algunas de estas
enfermedades, pero la esperanza de curación se encuentra en la terapia génica.

4.6.2. INMUNODEFICIENCIAS:

Dentro de este grupo se incluyen enfermedades producidas por la falta de actuación del sistema
inmune. Existen dos tipos de inmunodeficiencias:

• Inmunodeficiencia primaria o congénita: se produce por una alteración genética que


lleva a la producción defectuosa de linfocitos T, linfocitos B, o ambos.

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La inmunodeficiencia más grave de este tipo es la Inmunodeficiencia Severa Combinada (SICS).
Aparece en la primera infancia y su pronostico es muy grave, provocando la muerte del
enfermo si no se somete a tratamiento. El protocolo que se sigue es el siguiente:

• Suministrar agentes antimicrobianos con anticuerpos

• Trasplante de médula ósea.

• Aislamiento total del enfermo en un recinto estéril.

Actualmente se esta siguiendo una línea de investigación muy esperanzadora con las terapias
génicas.

• Inmunodeficiencia secundaria o adquirida: aparece a lo largo de la vida del individuo


como consecuencia de infecciones víricas (SIDA), lesiones graves que supongan una pérdida
de proteínas, malnutrición, enfermedades que afecten al sistema inmune (leucemia) o
derivadas de tratamientos médicos (trasplantes).

4.6.3. HIPERSENSIBILIDAD:

La hipersensibilidad es una disfunción del sistema inmune, debido a que se produce una respuesta
inmune frente a una sustancia prácticamente inocua, como puede ser el polen, las heces de los ácaros
del polvo, la fresa, el melón, etc. Las sustancias frente a las que se produce la respuesta reciben el
nombre de alérgenos, y la reacción que se desata se conoce como alergia o hipersensibilidad.

El proceso alérgico se desencadena con una primera exposición al alérgeno. Los macrófagos lo
degradan y lo presentan en sus membranas a los linfocitos. Éstos producen inmunoglobulinas E, con
lo que se produce la memoria inmunológica.

Una segunda exposición al alérgeno puede provocar una hipersensibilidad inmediata (fase aguda) y
una hipersensibilidad retardada (fase retardada o celular).
• En la hipersensibilidad inmediata, la inmunoglobulina E sintetizada contra el alérgeno se une a
éste, activándose los monocitos y basófilos. Se liberan sustancias piretógenas (histamina,
serotonina, heparina, etc.) responsables de la respuesta inflamatoria.
La sensibilidad inmediata de gran intensidad recibe el nombre de choque o shock
anafiláctico. Se produce un aumento de la permeabilidad en los vasos sanguíneos, con lo que
el volumen de líquido es mayor. Así, la presión arterial cae. A nivel respiratorio, los bronquios se
contraen, produciendo asma y asfixia. En la zona intestinal, aparecen contracciones, nauseas,
vómitos y diarreas.
Todo este cuadro sintomático puede llevar a una brusca bajada de la presión sanguínea
en la zona cerebral y a la pérdida del conocimiento. También puede ocurrir en la zona
cardiaca, produciendo un ataque cardiaco e, incluso, la muerte.
• La hipersensibilidad retardada se denomina sí porque aparece varias horas, incluso días,
después. Es producida por el ataque de linfocitos T, al alérgeno cuando éste es transportado
por la sangre a los distintos tejidos.

El tratamiento normal a la hipersensibilidad se realiza con antihistamínicos. Estos fármacos son sólo
útiles cuando hay liberación de histamina. El asma, asociada a estos casos, se trata con

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bronquiodilatadores, que favorecen la entrada de aire por las vías respiratorias, desapareciendo
la sensación de angustia. En los casos graves de shock anafiláctico, la solución consiste en la
inyección intravenosa de adrenalina.

En algunos casos se han creado vacunas antialérgicas. El procedimiento consiste en inocular al


paciente cierta cantidad de alérgeno. En posteriores dosis (inóculos) se aumenta de forma progresiva
la concentración de alérgeno. Esto proporciona al paciente resistencia frente a ese alérgeno.
El problema que se plantea en las alergias es que no siempre puede detectarse el alérgeno.

4.7. Sueros y vacunas. Importancia industrial.


La inmunidad que aparece en el cuerpo como consecuencia de una respuesta inmune no provocada se
conoce con el nombre de inmunidad natural (pasiva). Existe otro tipo de inmunidad, la inmunidad
artificial, que se adquiere suministrando al individuo un suero o una vacuna. Hay dos tipos de
inmunidad artificial, la pasiva y la activa.
• La inmunidad artificial pasiva se adquiere cuando al sujeto se le administra directamente
anticuerpos específicos para un patógeno determinado. Los anticuerpos producen
inmunidad rápidamente (unas pocas horas), pero su efecto no es de larga duración (sólo unos
meses), debido a que no se activa la memoria inmunológica. Estos anticuerpos reciben el
nombre de suero o antídoto.
Los anticuerpos se obtenían de animales domésticos. En la actualidad se utilizan
imunoglobulinas humanas. Este tipo de sueros se utilizan para inmunizar contra el tétanos, la
difteria, la hepatitis (A y B), etc.
• La inmunidad artificial activa se produce por inoculación de una vacuna. La inmunidad
generada por la vacuna es efectiva al cabo de varios días, pero, al crear memoria
inmunológica, su capacidad de acción es duradera.
La vacuna contiene antígenos contra los que reacciona el sistema inmune. Estos antígenos
inducen a la formación de sus anticuerpos correspondientes, que activarán a los linfocitos T y
B, creando las "células de memoria". Si el antígeno vuelve a presentarse, el organismo está
preparado para actuar sobre el patógeno de forma rápida y selectiva, impidiendo su
propagación.
En la actualidad se utilizan varios tipos de vacunas:
• Vacunas con cepas no peligrosas: por mutación espontánea y natural aparecen bacterias o
virus que no son capaces de producir una determinada enfermedad, pero disparan la respuesta
inmune. Algunas veces se utilizan patógenos que causan enfermedad en una especie (la vaca,
por ejemplo) y no la produce en la especie humana.
• Vacunas con patógenos muertos (bacterias) o inactivados (virus): para provocar la
muerte o la inactividad de patógeno se utilizan métodos físicos (alta temperatura, luz
ultravioleta, radiaciones, etc.) Suele ser utilizado este método para la obtención de las vacunas
de la gripe, la tos ferina, el cólera...
• Vacunas con patógenos vivos atenuados: el patógeno se trata en el laboratorio para que
pierda virulencia. Este tratamiento se sigue con virus, consiguiendo esos patógenos atenuados
por mutaciones espontáneas en algunos casos. Este tipo de vacunas se utiliza contra el
sarampión, la rubeola, las paperas o la poliomielitis, etc. El riesgo de estas vacunas es que una
mutación origine la aparición de un virus infeccioso que provoque la enfermedad.
• Vacunas de antígenos purificados: se utilizan técnicas de ingeniería genética, obteniéndose
generalmente una proteína. Esta técnica se ha utilizado para la obtención de la vacuna contra
la hepatitis B.

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Líneas actuales para la obtención de vacunas
Hoy día se busca una producción eficaz y barata para la obtención de vacunas. Se siguen distintas
líneas de trabajo, de las que se pueden destacar:
- La utilización de péptidos sintéticos: mediante complejos enzimáticos, en laboratorio, se pueden
crear péptidos "a la carta". El problema que aparece en este tipo de producción es el difícil aislamiento
y recogida del péptido creado. Estos péptidos pueden utilizarse como vacuna directamente o como un
componente más de una vacuna que se cree posteriormente.

- Fabricación de vacunas génicas: se emplea un organismo modificado genéticamente para que


produzca antígenos. Estos antígenos se usarán posteriormente para la creación de una vacuna. Para
ello, deben seguirse los siguientes pasos:
•Identificación y aislamiento del agente patógeno.
•Identificación del gen productor del antígeno en el agente patógeno (por ejemplo, el gen que
produzca la proteína de la cápsida de un virus).
•Introducción de ese gen en el genoma de una bacteria y reproducción de esa bacteria
genéticamente modificada.
•Producción de las proteínas buscadas, por la colonia de bacterias genéticamente modificadas.
•Extracción y aislamiento del medio de cultivo, de esas proteínas.
•Inyección de la proteína (vacuna) para generar la inmunidad frente a ese patógeno.
Los pasos que se deben seguir para la creación de una vacuna suponen años de investigación. La
industria farmacéutica invierte gran cantidad de recursos en estos estudios. Así, cuando se obtiene un
avance en la investigación o se consigue una vacuna eficaz, se patenta con el fin de comercializarla.

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