Está en la página 1de 12

UNIVERSIDAD SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DEL NORTE


PRÁCTICAS AGRICOLAS
HAMILTÓN POP

TÉCNICO EN PRODUCCIÓN AGRICOLA

ALEJANDRA FIDELINA GUADALUPE GUALIM CALEL 202445798


ANGELA GISELLA MENDÉZ SAGUI 202444
CRISLEY ZODEIMY AURELY RAX CAAL 202444738
HECTOR HANSCEL ORTÍZ MAQUIN 202441120
IRENE MARISOL CAL PACAY 202441302
YOLETH DILENA DEL VALLE SORIA 202441219

COBAN A.V, 18/04/2024


«No se puede pasar un solo día sin tener un impacto en el mundo que nos rodea. Lo que
hacemos marca la diferencia, y tenemos que decidir qué tipo de diferencia queremos
hacer»
Jane Goodall (1934- )

Guatemala es un país rico en diversidad tanto histórico, cultural y biológica, contamos con un amplio
sector geográfico que cuenta con recursos naturales ricos y aun intactos. Sin embrago estos recursos
corren un riesgo significativo por los efectos del cambio climático, especialmente en el sector agrícola.
La agricultura, que históricamente ha sido el pilar de la economía guatemalteca y una fuente crucial de
empleo y sustento para millones de personas, se ve cada vez más amenazada por los efectos del cambio
climático. Fenómeno que vemos manifestarse en la perdida de cultivos y bajo rendimiento a causa de
los cambios de temperatura, sequias intensas, lluvias extremas, tormentas tropicales, huracanes, etc.

La vulnerabilidad de la agricultura guatemalteca al cambio climático se ve agravada por una serie de


factores, incluida la deforestación, la erosión del suelo, la falta de acceso a tecnologías y prácticas
agrícolas sostenibles, así como la limitada capacidad de adaptación de los agricultores. Estos desafíos
plantean serias amenazas para la seguridad alimentaria y el bienestar socioeconómico de las
comunidades rurales en Guatemala.

Ante esta realidad se deben implementar estrategias para la conservación de recursos naturales. Es
fundamental implementar estrategias de adaptación y mitigación que fortalezcan la resiliencia del sector
agrícola guatemalteco frente al cambio climático. Esto implica la promoción de prácticas agrícolas
sostenibles, la conservación de los recursos naturales, el fortalecimiento de la infraestructura rural y el
desarrollo de políticas públicas que aborden de manera integral los desafíos climáticos.

Si presentamos un perspectiva general del tema nos damos cuenta que es un trabajo colectivo el que se
debe hacer para generar un impacto significativo en la detención de los efectos negativos que nos tare el
cambio climático que afecta distintas áreas de desarrollo humano, como se mencionó en párrafos
anteriores el sector agrícola es grandemente afectado por estas anomalías climáticas, sin embargo, ¿La
agricultura es un factor externo a la contribución del cambio climático?

La respuesta es NO. Aquí es donde empezamos a delimitar nuestro problema, el cambio climático es un
tema de investigación extenso pero si buscamos causas no perceptibles a corto plazo encontramos que la
agricultura influye en el desarrollo de crisis climática porque dentro de la práctica se da muchas veces
mal manejo de recursos agrícolas que cusan deforestación y contaminación a largo plazo. En contraste
podemos decir que la agricultura se encuentra en una paradoja ya que es causante y también sufre los
efectos. Iniciemos desarrollando el tema con:

Los efectos generales que tiene el cambio climático en el correcto desarrollo de la agricultura
guatemalteca.

1. Cambio climático: El aumento de las temperaturas y el cambio de las precipitaciones están


provocando un mayor cambio climático, lo que dificulta la planificación y el manejo de los cultivos.

2. Sequía: Las sequías más frecuentes y severas reducen el agua de riego y afectan el rendimiento de los
cultivos, especialmente en regiones áridas y semiáridas.

3. Aumento de temperatura: La temperatura elevada provocará estrés por calor en los cultivos,
reduciendo así su rendimiento y calidad.

4. Aumento de plagas y enfermedades: El cambio climático está contribuyendo a la propagación de


plagas y enfermedades que afectan los cultivos, lo que requiere un mayor uso de pesticidas y herbicidas.

5. Clima extremo: Los huracanes, las tormentas tropicales y los fenómenos meteorológicos extremos son
cada vez más frecuentes, causando graves daños a la infraestructura agrícola y pérdidas de cultivos. 6.
**Erosión del suelo**: Las fuertes lluvias y la deforestación pueden causar erosión del suelo, reducir la
fertilidad del suelo y afectar la productividad agrícola a largo plazo.

7. Reducción de la disponibilidad de agua: El derretimiento de los glaciares y la reducción de los


caudales de los ríos reducen la cantidad de agua disponible para el riego y el consumo humano, lo que
afecta la producción agrícola y la seguridad alimentaria.

Estos efectos del cambio climático plantean grandes desafíos a la agricultura guatemalteca y amenazan
su capacidad para sostener la producción de alimentos y los medios de vida rurales. Las prácticas de
permacultura y la adopción de medidas de adaptación y mitigación son esenciales para abordar estos
desafíos y aumentar la resiliencia del sector agrícola al cambio climático.

Según Elementos de la vulnerabilidad al cambio climático (Marshall et al., 2010). Este artículo no
presenta estas siete problemáticas generales que afectan a la agricultura guatemalteca a grandes rasgos.
Continuando con la delimitación de nuestra problemática encontramos distintos subtemas. El cambio
climático tiene múltiples impactos interrelacionados en la agricultura, la silvicultura y los ecosistemas.
Estos impactos incluyen cambios en las precipitaciones que pueden provocar sequías prolongadas o
lluvias intensas repentinas, perjudicar el uso del agua para la agricultura y aumentar el riesgo de
incendios forestales. Además, el aumento de las temperaturas puede reducir los rendimientos, aumentar
el estrés por calor en el ganado y alterar los ciclos reproductivos y migratorios de las especies en los
ecosistemas. Esto, a su vez, puede desplazar los hábitats naturales, cambiar la distribución de plantas y
animales y aumentar la presión sobre los recursos naturales. Además, el cambio climático puede
promover la propagación de plagas y enfermedades que afectan los cultivos y los bosques, provocando
una pérdida de biodiversidad y una reducción de la productividad de estos sistemas. Por último, el
aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones pueden provocar la desertificación y la
degradación del suelo, comprometiendo la capacidad de los suelos para sustentar la agricultura y
aumentando la vulnerabilidad de los ecosistemas a la erosión y la pérdida de biodiversidad. En conjunto,
estos efectos del cambio climático amenazan la seguridad alimentaria, la conservación de la
biodiversidad y la sostenibilidad de los recursos naturales, lo que subraya la importancia de implementar
medidas de adaptación y mitigación para abordar estos desafíos emergentes.

Los enfoques utilizados para investigar los efectos del cambio climático en las plagas de las plantas
abarcan una variedad de métodos y técnicas. Entre ellos se incluyen el uso de modelos climáticos y de
distribución de especies para prever cambios futuros en la distribución y abundancia de las plagas,
experimentos en condiciones controladas en laboratorio o invernadero para estudiar cómo responden las
plagas a diferentes condiciones climáticas, estudios de campo y monitoreo de poblaciones para observar
cambios reales en la abundancia y distribución de plagas, análisis de datos históricos y registros para
identificar patrones de cambio a lo largo del tiempo, y modelado de impacto en cultivos para evaluar
cómo los cambios en las poblaciones de plagas pueden afectar la producción agrícola y la seguridad
alimentaria en diferentes escenarios climáticos. Estos enfoques proporcionan información crucial para
comprender y mitigar los impactos de las plagas en la agricultura en un mundo en constante cambio
climático. (ONU, 2019)

Los fenómenos climáticos presenta una serie de desafíos para el ganado y la ganadería, incluido el
estrés térmico causado por el aumento de las temperaturas, la escasez de agua y forraje debido a sequías
más frecuentes e intensas, el aumento de enfermedades y parásitos, cambios en la disponibilidad y
calidad de los pastizales, y efectos negativos en la reproducción y genética del ganado. Estos impactos
comprometen la salud, el bienestar y la productividad del ganado, lo que representa una amenaza para la
sostenibilidad de la industria ganadera.

Esta amenaza climática afecta cada vez más la seguridad alimentaria y nutricional de Guatemala, con
una serie de consecuencias negativas que perjudican el bienestar y la salud de la población. En primer
lugar, los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, reducen la producción
agrícola, limitan la disponibilidad de alimentos nutritivos y aumentan el riesgo de malnutrición en las
zonas rurales que dependen de la agricultura para su sustento. Además, los cambios en los patrones de
lluvia y temperatura pueden afectar la disponibilidad y el acceso a alimentos nutritivos como frutas,
verduras y cereales, lo que conduciría a una reducción de la diversidad dietética y una mayor
dependencia de alimentos procesados de baja calidad. Además, el estrés por calor en el ganado debido al
aumento de las temperaturas reduce la producción de leche y carne, lo que afecta la disponibilidad de
proteína animal en la dieta y aumenta el riesgo de deficiencias nutricionales. (ONU, 2019)

El impacto de este clima adverso también aumenta la vulnerabilidad de la población a enfermedades


relacionadas con la nutrición, como la desnutrición y la anemia infantil, exacerbando aún más los
desafíos de salud pública del país. En este contexto, es necesario abordar el impacto del cambio
climático en la nutrición en Guatemala mediante medidas de adaptación y mitigación para promover la
seguridad alimentaria y la salud de la población, particularmente en comunidades vulnerables y con
recursos limitados.

Si hacemos un análisis de vulnerabilidad hay áreas y grupos sociales en el país que son las más
afectadas por los efectos plateados. Por ejemplo:

Los pueblos indígenas y ciertos sectores son especialmente vulnerables a los efectos del cambio
climático en la agricultura guatemalteca. Aquí hay una descripción de cómo se ven afectados:

- Pueblos indígenas: Los pueblos indígenas de Guatemala, que a menudo dependen de la


agricultura para su sustento, enfrentan desafíos únicos debido al cambio climático. Muchas
comunidades indígenas tienen conocimientos tradicionales arraigados en la gestión sostenible de
los recursos naturales y la adaptación a los cambios ambientales. Sin embargo, el cambio
climático está alterando los patrones climáticos y los ciclos de cultivo, lo que dificulta la
aplicación efectiva de estos conocimientos ancestrales. Además, la falta de acceso a recursos y
tecnologías adecuadas limita su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, lo
que puede exacerbar la inseguridad alimentaria y la pobreza en estas comunidades.

- Pequeños agricultores: Los pequeños agricultores, que representan la mayoría de los productores
agrícolas en Guatemala, son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático. La
mayoría de estos agricultores dependen de la agricultura de subsistencia y cultivan en tierras
marginales que son más susceptibles a la degradación del suelo, las sequías y las inundaciones.
Los cambios en los patrones de lluvia y las temperaturas extremas pueden afectar negativamente
la productividad de sus cultivos, lo que les expone a mayores riesgos de inseguridad alimentaria
y pérdida de ingresos.

- Mujeres rurales: Las mujeres rurales desempeñan un papel crucial en la agricultura guatemalteca,
contribuyendo significativamente a la producción de alimentos y al bienestar de sus
comunidades. Sin embargo, el cambio climático aumenta las cargas y desafíos que enfrentan las
mujeres en el campo. Las mujeres suelen ser responsables de actividades agrícolas como la
siembra, el cuidado de los cultivos y la recolección de agua, lo que las expone aún más a los
impactos del cambio climático, especialmente durante períodos de sequía y escasez de agua.

- Comunidades costeras y rurales: Las comunidades costeras y rurales de Guatemala también se


encuentran entre las más afectadas por el cambio climático. El aumento del nivel del mar y la
intensificación de eventos climáticos extremos, como tormentas y huracanes, amenazan la
seguridad alimentaria y la infraestructura agrícola en estas áreas. La salinización de tierras
agrícolas debido a la intrusión del agua salada y la erosión costera son preocupaciones
adicionales que afectan la capacidad de estas comunidades para mantener sus medios de vida
agrícolas.
En resumen, los pueblos indígenas, los pequeños agricultores, las mujeres rurales y las comunidades
costeras y rurales son algunos de los sectores más afectados por los efectos del cambio climático en la
agricultura guatemalteca.

¿Cuán dependiente es la población rural a la agricultura?

Cuanto más dependiente es la población rural de los ingresos económicos provenientes de la


agricultura, será más sensible a los efectos del cambio climático en los cultivos.

En promedio, el 70% de la población rural mayor de 15 años en Guatemala tiene como empleo principal
la agricultura, según los datos provistos por el último censo de población y vivienda (INE 2002),
alcanzando tasas mucho mayores en los municipios más alejados de los centros urbanos del país.

El sector agricultura tiene una gran proporción de mano de obra muy vulnerable a los cambio en la
producción y productividad de los cultivos porque se trata generalmente de pequeños y medianos
productores pobres y en situación de desigualdad social (Programa Estado de la Nación en Desarrollo
Humano Sostenible, 2011). Los pequeños y medianos productores representan el 42% de la población
total del país, y tienden a aumentar.

Esta afirmación implica considerar los Mapas 3 y 4 en conjunto para estimar el impacto potencial del
cambio climático en el sector agrícola. Por ejemplo, se prevé que a causa de los cambios en el clima, el
municipio de San José (Escuintla) perderá en el 2030 el 8% de las áreas aptas para sus cultivos actuales.
Por otro lado, solo el 40% de la población económicamente activa (PEA) rural
de este municipio se dedica a la agricultura, por lo que probablemente el impacto potencial de estos
cambios sea mucho menor que en municipio de Jerez (Jutiapa), donde la pérdida proyectada es similar
pero la PEA rural es más del doble (90%).

Si bien el sector agrícola genera una gran cantidad de empleo, la mayor parte de su fuerza laboral tiene
un bajo nivel educativo por lo que es uno de los sectores menos productivos. Como se verá más
adelante, el desarrollo de la capacidad adaptativa incluye el fortalecimiento de los recursos humanos,
tanto a través de la academia como de la gestión local del conocimiento. Estadísticas de INE (2002).

¿Cómo Varia la capacidad adaptación del país?


La capacidad de la población rural para adaptarse a los cambios en la agricultura, tanto si representan
una pérdida o una ganancia de área apta para los cultivos actuales, está relacionada con el acceso a tres
aspectos: servicios básicos, información para innovar recursos para poner en marcha la innovación,
como capital de trabajo y organización. En los municipios con menor capacidad adaptativa,
principalmente en los departamentos de Huehuetenango, Quiché, Alta Verapaz y Petén, una alta
proporción de la población tiene menor grado de satisfacción de necesidades como vivienda, agua,
saneamiento, salud y educación. Estos municipios también tienen peores condiciones para la innovación,
pues aunque una mayor proporción de familias productoras tiene tierras tituladas, hay una alta inequidad
en la distribución de la tierra y tienen menos acceso a carreteras y riego. En estos municipios alrededor
del 76% de la PEA rural está dedicada a la agricultura - principalmente del maíz - con los rendimientos
más bajos del país. La población rural de los municipios con mayor capacidad adaptativa,
principalmente los que están cerca de la costa del Pacífico (Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla y Santa
Rosa), tiene una mayor satisfacción de sus necesidades básicas y mejores condiciones para la
innovación, si se considera la mayor equidad en la distribución de la tierra y mayor acceso al riego.
Probablemente la población de estos municipios también tenga más recursos para concretar acciones de
adaptación, ya que sus actividades productivas están más diversificadas e incluyen cultivos comerciales
y tienen mayor acceso a crédito agropecuario. Los municipios con capacidad adaptativa media,
principalmente en el Petén y en el este del país, tienen condiciones intermedias de satisfacción de
necesidades básicas y de recursos para la innovación. Es importante considerar que la asistencia técnica
para la agricultura es muy baja en todos los municipios, en promedio solo el 2 y 8% de las unidades
agropecuarias tienen acceso a ella. Estadísticas según (INE, 2002; INE & MAGA, 2005).

A lo largo del ensayo se especifican los efectos negativos e impacto ambiental que genera la
problemática principal que es el cambio climático. Pero ¿cuáles son sus causas?

El cambio climático es un fenómeno complejo causado por una serie de factores interrelacionados.
Algunas de las principales causas del cambio climático incluyen:

1. Emisiones de gases de efecto invernadero: Las actividades humanas, como la quema de


combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) para la generación de energía, transporte, industria
y agricultura, liberan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxidos
de nitrógeno (NOx) a la atmósfera. Estos gases atrapan el calor en la atmósfera, provocando un
aumento de la temperatura global, conocido como el efecto invernadero.
2. Deforestación y cambios en el uso del suelo: La conversión de bosques en tierras de cultivo,
pastizales y áreas urbanas contribuye significativamente a la deforestación, lo que reduce la
capacidad de absorción de CO2 de los bosques y aumenta las emisiones de carbono a la
atmósfera. Además, la pérdida de cobertura forestal reduce la biodiversidad y la capacidad de los
ecosistemas para adaptarse al cambio climático.

3. Emisiones industriales: Las actividades industriales, como la producción de acero, cemento,


productos químicos y otros bienes, generan emisiones de CO2 y otros gases de efecto
invernadero como resultado de la combustión de combustibles fósiles y procesos industriales.

4. Agricultura y ganadería: La agricultura intensiva y la ganadería producen grandes cantidades


de gases de efecto invernadero, principalmente metano y óxido nitroso, debido a la fermentación
entérica de los rumiantes, el uso de fertilizantes nitrogenados y la gestión de residuos agrícolas.

5. Actividades humanas: Otras actividades humanas, como la quema de residuos, la refrigeración


y la generación de electricidad, también contribuyen a las emisiones de gases de efecto
invernadero y al cambio climático.

Estas causas del cambio climático están interconectadas y su impacto se amplifica a medida que
continúan las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Reducir las emisiones y abordar
estas causas es fundamental para mitigar los efectos del cambio climático y promover la sostenibilidad
ambiental a nivel global.

Como lo mencionamos al inicio el cambio climático afecta fuertemente a la agricultura generando


problemas sociales, culturales, económicos, nutritivos y de desarrollo. Sin embargo no se salva de ser
una de las causas principales en el impacto ambiental negativo.

La deforestación masiva que s da en la cobertura de estructuras de cultivos de lederlif, y hortalizas es la


causante de una tala desmedida en arboles joven que no llegan a su edad madura y de mejor
aprovechamiento que no es perceptible a corto plazo pero a largo plazo en lugares cálidos puede
producir altas temperatura, baja riquezas de suelos, contaminación del aire, falta de agua, etc.

También la ganadería desmedida produce emisiones de gases que afectan a la capa de ozono, al utilizar
la fertilización de mala manera en lugar de nutrir los suelos estamos contaminando y dando un mal
manejo de recursos agrarios. La agricultura también utiliza grandes cantidades de energía, especialmente
en sistemas de irrigación, maquinaria agrícola y procesamiento de alimentos. La generación de esta
energía a menudo implica la quema de combustibles fósiles, lo que contribuye a las emisiones de gases
de efecto invernadero.

Como ingenieros agrícolas, podemos tomar varias medidas para reducir nuestro impacto ambiental y
mitigar el cambio climático negativo:

Promover prácticas de permacultura: Promover prácticas de permacultura que reduzcan la


dependencia química y la erosión del suelo, como la agricultura de conservación, la rotación de
cultivos, el manejo integrado de plagas y el uso eficiente del agua
Implementar prácticas de labranza: Utilice prácticas de labranza que mejoren la estructura del
suelo, aumenten la materia orgánica y reduzcan la erosión, como la labranza cero, la labranza
reducida y el uso de mantillo
Optimizar el uso de fertilizantes y pesticidas: Distribuir fertilizantes y pesticidas con precisión
y en cantidades suficientes para reducir el exceso de nutrientes y reducir la contaminación del
agua y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Promover la agroecología y la diversificación de cultivos: Promover sistemas agrícolas
basados en principios agroecológicos como la agroforestería, los sistemas de policultivo y la
inclusión de cultivos de cobertura para promover la biodiversidad, la resistencia de los
ecosistemas y la adaptación al cambio climático.
Adoptar prácticas de gestión del agua: Adoptar prácticas de gestión del agua que aumenten la
eficiencia del riego, como el riego por goteo, la recolección y almacenamiento de agua de lluvia
y la reutilización de aguas residuales tratadas.
Incorporar tecnologías de energía renovable: Utilizar tecnologías de energía renovable como
la energía solar y eólica para reducir la dependencia de la agricultura de los combustibles fósiles
y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas.
Desarrollar variedades resistentes al cambio climático: Desarrollar variedades de cultivos
resistentes a sequías, altas temperaturas, enfermedades y otras variedades de cultivos resistentes
al clima para garantizar la seguridad alimentaria bajo el cambio climático.
Promover la educación y la capacitación: Educar y capacitar a los agricultores sobre prácticas
de permacultura, tecnologías innovadoras y estrategias de adaptación climática para aumentar la
capacidad de resistencia y la sostenibilidad de sus sistemas de producción.
[Consultado a Ing. Agro. F.J, DEL VALLE, 18/04/2024]

Podemos concluir diciendo que el cambio climático representa una amenaza significativa para la
agricultura y la seguridad alimentaria a nivel global, incluyendo Guatemala. Los efectos del cambio
climático en la agricultura son diversos y pueden tener impactos negativos en la producción de cultivos,
la disponibilidad de agua, la salud del suelo y la biodiversidad. Es crucial que los ingenieros agrónomos
reconozcan la urgencia de abordar el cambio climático y adopten medidas para mitigar sus impactos en
la agricultura. Las prácticas agrícolas sostenibles y la adopción de tecnologías climáticamente
inteligentes son fundamentales para aumentar la resiliencia de los sistemas agrícolas frente al cambio
climático.

Como recomendación general para abordar los desafíos del cambio climático en la agricultura, es crucial
promover prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero,
como la agricultura de conservación, la rotación de cultivos y el manejo integrado de plagas y
enfermedades. Además, implementar técnicas de manejo de suelos que mejoren la estructura del suelo,
aumenten la materia orgánica y reduzcan la erosión, como la siembra directa y el cultivo mínimo, es
fundamental. Fomentar el uso eficiente del agua en la agricultura mediante la adopción de técnicas de
riego eficientes, la captación y almacenamiento de agua de lluvia, y la reutilización de aguas residuales
tratadas también es clave. Además, se deben investigar y desarrollar variedades de cultivos resistentes al
estrés climático y promover la educación y la capacitación de agricultores sobre prácticas agrícolas
sostenibles y tecnologías innovadoras. Finalmente, la colaboración y el intercambio de conocimientos
entre agricultores, investigadores, extensionistas y otros actores del sector agrícola son fundamentales
para abordar de manera efectiva los desafíos del cambio climático en la agricultura.

Como estudiantes e individuos consientes de los efectos negativos producidos por esta problemática nos
comprometemos a hacer un cambio significativo al utilizar nuestros conocimientos agronómicos de la
mejor manera para conservar la biodiversidad guatemalteca e informar a la población para que el
impacto sea comunitario y perceptible, compartiendo, ayudando y a portando al medio ambiente no solo
de Alta Verapaz sino, del país y del mundo.

ID Y ENSEÑAD.
FUENTES CONSULTADAS:

Abd-Elgawad, M.M.M. 2020. Managing nematodes in Egyptian citrus orchards. Bulletin of the National
Research Centre, 44: 41 [en línea]. [Consultado 18/0472024, 11:47pm].
Ainsworth, E.A., y Long, S.P. 2021. 30 years of free-air carbon enrichment (FACE): What have we
learned about future crop productivity and its potential for adaptation? Global Change Biology, 27: 27-
49.
FAO. 2008. Climate-related transboundary pests and diseases. (s.f) [Consultado 18/04/2024, 11:50pm]
Roma, FAO, 59 págs.
Servicio Geológico de Estados Unidos. (2 de Julio 2019) Capítulo 1: Antecedentes y contexto del
cambio climático en Guatemala. [Consultado 18/04/2024, 8:45pm].
Reino Unido. Department for International Development-NU. Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL). (Junio 2010). Guatemala: Efectos del cambio climático en la agricultura.
[Consultado 18/04/2024, 8:50pm]
Servicio Geológico de Estados Unidos. (2 de Julio 2019) Capítulo 1: Antecedentes y contexto del
cambio climático en Guatemala. [Consultado 18/04/2024, 8:45pm].

También podría gustarte