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Seminario Mayor Diocesano de Zamora

Resumen de Cristología fundamental. Asignatura: Cristología


Por: José Eduardo Martínez Flores Prof. Pbro. Silvestre Aguilar Pérez

1. CRISTOLOGÍA FUNDAMENTAL

El texto establece que el fundamento de toda teología cristiana es la profesión de fe "Jesús es


el Señor", subrayando la importancia del cristocentrismo como principio epistemológico. A
partir de este enfoque, la cristología se presenta como el eje central de la investigación
teológica, fundamentada en la tradición de la comunidad cristiana y en la reflexión sobre
Jesús de Nazaret, su relación con el Padre y los eventos significativos de su vida, como su
muerte y resurrección.

La evolución de la teología cristiana, desde las primeras formulaciones hasta las grandes
síntesis de los padres de la Iglesia y los concilios, refleja cómo la fe ha interactuado con
contextos filosóficos y políticos diversos. La teología medieval y los desarrollos posteriores
hasta el Concilio Vaticano II muestran la relación dinámica entre la cristología y aspectos
como el pecado, los sacramentos y la economía salvífica. El Concilio Vaticano II marcó un
punto de inflexión hacia la renovación de la cristología, enfatizando la importancia de los
Evangelios y la revelación en la historicidad de Jesús. Esta renovación permitió redescubrir
aspectos bíblicos, patrísticos y tomistas, centrando la reflexión teológica en la cristología y
abordando la fe como un evento global y significativo para el contexto contemporáneo.

La teología fundamental se enfoca en la historicidad de Jesús, la centralidad del evento


pascual, la relación entre Jesús y la Iglesia, el valor universal de Jesús y la relación entre
cristología y epistemología. Busca comprender la revelación en el contexto histórico de Jesús,
su muerte y resurrección, su significado para la Iglesia y su relevancia universal, abogando
por un enfoque interdisciplinario que integre diversas perspectivas y disciplinas. La teología
fundamental asume tareas específicas como verificar la importancia de la historicidad,
destacar la centralidad del evento pascual, explorar la relación entre Jesús y la Iglesia, afirmar
el valor universal de Jesús y justificar el enfoque cristológico dentro de la teología. Se busca
un equilibrio entre la fidelidad histórica y la hermenéutica de la fe, con un énfasis en la
sistematicidad y la interdisciplinariedad para una comprensión más profunda de la cristología y
su impacto en la teología contemporánea.

2. CRISTOLOGÍAS
Con la mención de diversos tipos de aproximación a la cristología y con la valoración de cada
uno de ellos, intentáremos precisar algunos principios de método.

A. CRISTOLOGÍA BÍBLICA, CRISTOLOGÍA PATRÍSTICA, CRISTOLOGÍA


ESPECULATIVA.
La cristología bíblica se enfoca en una sistematización doctrinal derivada de la exégesis
bíblica, diferenciando entre las interpretaciones y teologías de diferentes autores del Nuevo
Testamento (NT), y busca una comprensión unificada de Cristo según la Escritura.

La cristología patrística examina las contribuciones de los Padres de la Iglesia y las


evoluciones doctrinales históricas, destacando las escuelas de pensamiento de Alejandría y
Antioquía, y se centra en aclarar las definiciones de fe emanadas de importantes concilios
ecuménicos.

La cristología especulativa, por su parte, busca una comprensión racional y sistemática de la


doctrina sobre Cristo, utilizando conceptos filosóficos para explorar su naturaleza ontológica,
su psicología, su santidad y su misión redentora, integrando la revelación bíblica, las
aportaciones patrísticas y el desarrollo doctrinal subsiguiente, incluyendo las contribuciones
de la teología escolástica y las orientaciones de concilios recientes como el Vaticano II.

Este enfoque tridimensional subraya la interdependencia entre la exégesis, la tradición y la


especulación teológica en la elaboración de la cristología.

B. CRISTOLOGIA ONTOLOGICA, CRISTOLOGIA FUNCIONAL.

El texto describe dos enfoques principales dentro de la cristología: la ontológica y la funcional.


La cristología ontológica se centra en definir la esencia de Cristo, afirmando que es
verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, enfatizando la unidad de su persona más
allá de la dualidad de sus naturalezas divina y humana. Esta perspectiva se ve reforzada por
el concilio de Calcedonia, que destaca la unión de las dos naturalezas en una sola persona o
hipóstasis, subrayando así el carácter ontológico de Cristo.

Por otro lado, la cristología funcional se enfoca en el papel y la misión de Jesús, destacando
su obra redentora para la humanidad. Esta rama de la cristología pone énfasis en la
importancia de entender a Cristo principalmente a través de su función salvadora,
reaccionando contra una visión demasiado centrada en los aspectos ontológicos y
argumentando que la encarnación debe entenderse en su propósito redentor.

C. CRISTOLOGÍA DESDE ABAJO, CRISTOLOGÍA DESDE ARRIBA.

El texto argumenta que ambas perspectivas son indispensables y complementarias: la


comprensión funcional de Cristo depende de su realidad ontológica, ya que la naturaleza de
su misión y su capacidad para otorgar salvación están intrínsecamente ligadas a quién es. Se
critica la tendencia de algunos teólogos a priorizar exclusivamente la cristología funcional,
descuidando la ontología de Cristo, y se recuerda que el valor de la misión de Jesús está
directamente relacionado con su identidad divina y humana.

Además, el texto menciona el desarrollo de la cristología de la liberación desde 1968,


especialmente en América Latina, que interpreta la función de Cristo en términos de respuesta
a las injusticias sociales y políticas, aunque advierte que la liberación traída por Cristo no debe
reducirse solo a aspectos socio-políticos, sino que abarca una liberación de todas las formas
de pecado, ofreciendo una transformación espiritual y una orientación hacia el más allá.

El texto analiza dos aproximaciones metodológicas en la cristología: "desde abajo" y "desde


arriba", diferenciadas por sus puntos de partida en la comprensión de Cristo. La cristología
"desde abajo" inicia con el Jesús histórico, destacando su humanidad y sus acciones
terrenales como base para entender su divinidad, mientras que la "desde arriba" comienza
con la afirmación de la divinidad de Cristo, derivada del kerigma y la revelación, para luego
considerar su humanidad.

El problema metodológico central de la cristología se desglosa en dos cuestiones: el tipo de


conocimiento empleado (kerigmático o histórico) y el objeto prioritario del estudio (la divinidad
o la humanidad de Cristo). Estas perspectivas no son excluyentes sino complementarias, ya
que una cristología completa abarca tanto la humanidad como la divinidad de Jesús,
reconociendo la prioridad objetiva del Jesús histórico y la prioridad subjetiva del Cristo de la
fe. La cristología debe partir del Jesús de la historia, quien reveló su identidad divina en su
vida terrenal y cuya resurrección confirmó su misión y naturaleza, pero también debe ser
informada por la fe, que guía al creyente hacia una comprensión más profunda.

La cristología "ascendente" busca entender la divinidad de Jesús a través de su humanidad,


enfocándose en sus palabras y acciones terrenales como manifestaciones de su naturaleza
divina. Por otro lado, la "descendente" examina cómo Jesús, siendo divino, se hizo humano,
destacando la encarnación como acto de amor del Padre y subrayando la iniciativa divina en
la salvación humana. Ambas direcciones son necesarias para captar la plenitud de la persona
de Jesús, quien es tanto el Verbo divino hecho carne como el hombre cuya vida, muerte, y
resurrección revelan su identidad como el Hijo de Dios.

D. CRISTOLOGÍA DOGMÁTICA, CRISTOLOGIA EXISTENCIAL.

La cristología dogmática, centrada en los dogmas definidos por concilios históricos como
Nicea y Calcedonia, ha sido criticada por su posible abstracción y desconexión con la obra
salvífica. En respuesta, surge una cristología existencial que enfatiza la experiencia vivencial
de Cristo tanto en sus orígenes como en la vida actual de la Iglesia. Esta vertiente existencial
se basa en la experiencia trascendente de los discípulos con Jesús y la continuidad de esta
experiencia en la Iglesia a través de la fe y la revelación evangélica. Lejos de oponerse, la
cristología existencial y la dogmática se complementan: los dogmas son el fruto de la
experiencia eclesial de fe, y la autenticidad de la experiencia cristiana se apoya en dichas
declaraciones de fe. Por tanto, la cristología dogmática gana vitalidad al incorporar la
dimensión existencial de la revelación y salvación, mientras que la cristología existencial
encuentra en los dogmas una base sólida y expresión precisa.

E. CRISTOLOGÍA KENÓTICA, CRISTOLOGIA DE LA RESURRECCIÓN.


La cristología kenótica, originada en el siglo XIX, se basa en el concepto de kénosis descrito
por San Pablo, interpretando la encarnación como un acto de auto-despojo por parte de
Cristo, renunciando a la manifestación de su gloria divina, lo cual se ha interpretado de formas
variadas, incluyendo visiones radicales que sugieren una renuncia a las propiedades divinas.
Esta perspectiva enfatiza la humildad y el servicio como aspectos centrales de la vida terrena
de Jesús. Por otro lado, las cristologías de la resurrección, como la propuesta por W.
Pannenberg, ven en la resurrección el evento escatológico por excelencia que revela la
divinidad de Cristo, aunque esta visión no debe descuidar el significado de la kénosis en la
revelación de la divinidad de Cristo y su obra salvífica. Ambas perspectivas subrayan
dimensiones importantes de la comprensión de Cristo, desde su humildad y sacrificio hasta la
afirmación de su divinidad a través de la resurrección.

F. CRISTOLOGIA PNEUMATOLÓGICA, ESCATOLÓGICA, CÓSMICA.

Las cristologías pneumatológica, escatológica y cósmica enfatizan aspectos particulares de la


revelación de Cristo que habían sido menos destacados previamente. La cristología
pneumatológica se concentra en el papel del Espíritu Santo en la vida de Jesucristo,
resaltando cómo el Espíritu no solo fue enviado por Cristo sino que también jugó un papel
crucial durante su vida terrenal, una perspectiva apoyada por el Evangelio de Lucas. La
cristología escatológica examina cómo Cristo cumplió las profecías escatológicas de la
antigua alianza, analizando los eventos escatológicos que se realizaron en el tiempo de Cristo
y aquellos que quedan para el futuro, tanto en la vida de la Iglesia como en el más allá, con un
enfoque particular en la resurrección. Por último, la cristología cósmica, desarrollada
ampliamente por Teilhard de Chardin, ve en la encarnación una transformación del destino no
solo de la humanidad sino del universo entero, proponiendo una visión que integra la
presencia de Cristo en el cosmos dentro de una perspectiva científica y escatológica,
culminando en un punto omega identificado con Cristo al final de la evolución universal.

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