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Cuarto Reporte de Lectura

Alumna: Ada Lilia Sánchez Arroyo

Actitudes y estados de ánimo

En este texto se mencionan a las actitudes como lo que sentimos por


determinadas cosas, personas, grupos hechos o problemas del mundo. Son
juicios evaluativos tales como positivos, negativos o neutrales sobre los objetos
del pensamiento y unas mostraran gran intensidad y otras poco significado para
nosotros.
Durante este capítulo se incluyen los estados de ánimo porque se consideran
conceptos afines. Unas y otros presentan un componente afectivo, aunque se
piensa que las actitudes son más permanentes y suelen acompañarse de un
estímulo u objeto actitudinal en particular, en cambio los estados de ánimo son
estados emocionales temporales que pueden o no fluctuar con determinadas
condiciones ambientales.
Las actitudes están organizadas en redes y esa organización se refleja en las
funciones que cumplen, esto se refiere a que si conocemos las actitudes de
alguien nos ayudará a saber como se comportará, sin embargo LaPiere nos
enseña que las conductas no siempre concuerdan con las actitudes.
Es importante tener en cuenta que las creencias y los valores tomaran un papel
importante en las actitudes que los individuos tendrán ante los contestos que se
les presentan.
Por otro lado tenemos también presente en este texto el concepto de estados de
ánimo, los cuales el autor se refiere a ellos como las reacciones psicológicas
temporales que influyen de modo profundo en el pensamiento y en la conducta,
esto quiere decir que si nuestro estado de ánimo es positivo pensaremos de forma
positiva, pero que si es negativo pensaremos negativamente; y es aquí donde
estos estados de ánimo influirán a las actitudes que proyectemos hacia una
situación a la que nos enfrentemos, y precisamente es aquí donde podemos
hablar entonces de la Teoría más importante de la consistencia cognoscitiva la
cual es la Disonancia Cognoscitiva propuesta por Festinger, y es nuevamente aquí
cuando volvemos a hablar de Tensiones que nos llevan a comprender la
discrepancia que se produce cuando surgen dos ideas en el individuo.
Esta teoría de la disonancia la iremos atenuando con el tiempo, es por ello que
también posterior a esta puede presentarse la Teoría de la autopercepción la cual
estable que inferimos las actitudes de nuestra conducta y de las circunstancias en
vez de experimentar y cambiar las actitudes para disminuirla. Cooper demostró
que si sentimos se aplican mejor a las situaciones donde la conducta concuerda
con la actitud original.
Retomando las teorías de la disonancia y la autopercepción así como los
conceptos de actitud y estados de ánimo podemos decir como lo menciona el
autor que la legislación de lo moral afirmará las teorías y conceptos antes
señalados en el sentido de que la conducta influye en las actitudes y también
podemos influir en las conductas de los demás.
ACTITUDES Y ESTADOS DE ÁNIMO
En esta lectura nos habla que las actitudes son importantes ya que nos permite
conectar de diferentes maneras en lo que nos relacionamos en nuestra vida social
y son muy relevantes a la hora de adquirir nuevos conocimientos ya que las
personas asimilan y relacionan la información que reciben del mundo en torno a
dimensiones evaluativas y nos permite conectar áreas de investigación
tradicionalmente dispersas, pero ¿Qué son las actitudes?
Son el grado positivo o negativo con que las personas juzgan cualquier aspecto de
la realidad que nos ayuda a satisfacer nuestras motivaciones. Y dentro de las
actitudes son muy relevantes para adquirir nuevos conocimientos y estas tienen
una gran relación con la conducta y nos permiten conectar en el contexto social en
el que vivimos con la conducta individual y estas se dividen en clasificaciones
funcionales pero el autor solo habla de tres particularmente: Organización del
conocimiento, utilitaria y de expresión de valores. De igual forma las actitudes se
pueden definir como lo que sentimos por determinadas cosas, personas, grupos,
hechos o problemas del mundo. Son juicios evaluativos, sean estos positivos
negativos o neutrales, sobre los objetos del pensamiento. Algunas de ellas
muestran gran intensidad; otras tienen poco significado para nosotros. La fuerte
convicción se relaciona con una cuestión específica; es decir, si alguien presenta
actitudes intensas ante un tema, probablemente sea mucho menos fanática en
otros. En general nuestras convicciones profundas influyen muy directamente con
nosotros y en personas que se parecen a nosotros. A juicio de algunos psicólogos
sociales las actitudes se construyen a partir de las creencias y de los valores.
Muchos investigadores también piensan que las actitudes constan de tres
componentes principales: creencias o cogniciones; afectos, sentimientos o
emociones y conductas.
La función de organización de los conocimientos nos habla que las actitudes
ayudan a satisfacer esta necesidad básica de conocimiento y control,
estructurando la información en términos positivos y negativos. De esta forma,
ante situaciones nuevas, nuestras actitudes permiten decidir que cabe esperar de
ellas, aumentando así nuestra sensación de control y las actitudes guían la
búsqueda y la exposición a información relevante, acercando a la persona a todos
aquellos aspectos de la realidad congruentes con ellas y evitando aquellos
elementos que les sean contrarios. La función instrumental o utilitaria dice que las
actitudes nos ayudan a alcanzarlos objetivos deseados y que a través de las
actitudes podemos conseguir lo que queremos y evitar aquello que no nos gusta,
contribuyendo de esta forma a crear sensaciones de libertad y competencia.
La función de identidad y expresión de valores nos habla que las la expresión
delas actitudes personales sir ven para informar a los demás de quienes son o
quiénes somos y es así como las actitudes llegan a ser muy importantes en la
definición de esta ya que la expresión de actitudes nos ayudan a expresar
nuestros principios y valores como personas y también identificarnos con otros
grupos con los que se comparten actitudes similares.
Llegamos a tener actitudes porque nuestra mente debe de tener la capacidad de
organizar y darle coherencia al mundo. Las actitudes nos ayudan a satisfacer la
necesidad del control y conocimiento formando la información en términos
positivos y negativos. Para esto hay ciertos términos que nos simplifican
entenderlas actitudes.
1. Componente Cognitivo: Incluye los pensamientos y creencias de la persona
acerca del objeto de actitud.
2. Componente afectivo: Agrupa los sentimientos y emociones asociados al objeto
de actitud.
3. Componente conductual: Recoge las intenciones o disposiciones a la acción,
así como los comportamientos dirigidos hacia el objeto de actitud.
Indicadores objetivos de la fuerza de Actitudes
El concepto de fuerza de las actitudes se refiere a la capacidad de una actitud
para ser relativamente estable y resistente en el tiempo, y con capacidad de
percibir la conducta de las personas.
o La extremosidad o polarizaciones un indicador que se define por dos
elementos, la dirección o la violencia y la intensidad y esta se refiere a la
valoración positiva o neutra que la persona atribuye al objeto actitudinal.
o La accesibilidad de una actitud se puede medir registrando el tiempo que
tarda las sondas en contestar a una escala de actitud y se refiere al grado
en el las actitudes se activan espontáneamente cuando las personas
exponen al objeto de actitud o la rapidez que va una actitud hacia nuestra
mente.
o La ambivalencia se puede evaluar midiendo por separado la respuesta
positiva y negativa de la actitud. Cuando mas extremas y semejantes en
intensidad son las evaluaciones.
o La estabilidad llega a ser una actitud estable y por lo tanto es fuerte y es
capaz de mantenerse en el tiempo.
Indicadores subjetivos de las actitudes
Se refiere a la velocidad a la que las actitudes vienen a la mente y que se evalúan
objetivamente con el registro de tiempos de reacción, algunos de estos
parámetros subjetivos carecen de su correspondiente parámetro objetivo. Los más
importantes de este grupo son: La confianza, la importancia y el conocimiento.
La organización de las actitudes se ve afectada también por la función que
cumplen. Katz sostuvo que las mantenemos por cuatro razones: para maximizar
los premios y minimizar los costos en el entorno (función de ajuste); para
protegernos en contra de los conflictos internos y de las amenazas externas contra
el yo (función de defensa del yo); para indicar el tipo de persona que somos
(función expresiva de valor); y para darle significado y orden a nuestro mundo
(función de conocimiento). La función que una actitud desempeña determinará su
lugar en la red de ellas.
Krosnick y sus colegas demostraron que el autointerés (el hecho de que el
problema de la actitud lo afecte a uno y a sus resultados), la identificación social
(el hecho de que afecta a un grupo con quien uno se identifica o no) y la
relevancia del valor ¿(el hecho de que le objeto de la actitud guarde o no relación
con los valores personales) influyen en que a una actitud en particular se le
considere importante o no.
Cuanto más intenso sea un estado de ánimo en el momento de obrar, menores
probabilidades habrá que nuestra conducta concuerde con nuestra actitud. El
estado de ánimo es un estado psicológico positivo o negativo de carácter
transitorio. A menudo lo producen o cambian hechos ordinarios. Un estado de
ánimo positivo puede deber sea cosas tan dispares como recibir un elogio o una
aprobación e incluso recordar un suceso favorable. Un hecho reciente
desagradable puede ponernos de mal humor. Algunos resultados indican que los
estados de ánimo intensos pueden anular la influencia que las actitudes tienen en
la conducta, disminuyendo así la consistencia entre actitudes y conducta.
Los estados de ánimo en comparación con las actitudes duran menos tiempo o
son reacciones más emotivas, estos se consideran respuestas emocionales
susceptibles de ser influidas por factores cognoscitivos y sociales. Estos, aunque
temporales la mayoría de las veces, influyen en los pensamientos y en las
conductas ordinarias. Por ejemplo, en un estado de ánimo positivo procesamos la
información más superficialmente que en un estado negativo, pues en este último
caso lo hacemos de un modo sistemático. El procesamiento superficial durante un
estado positivo se caracteriza por una tensión menos concentrada o difusa, por
una categorización más general y por mayor flexibilidad cognoscitiva que la
atención más estrecha y concentrada de un estado de ánimo negativo.
Una característica importante de los estados de ánimo es su temporalidad. La
teoría de los procesos oponentes aporta una razón de esta propiedad. Establece
que cuando comienza una reacción emocional, el cerebro inicia una reacción
contraria que termina devolviéndonos a un estado neutral. Sirva para explicar por
qué no podemos mantener un estado de ánimo positivo ni siquiera después de las
experiencias más agradables. Pierde intensidad y hasta podemos sentir tristeza si
no logramos recrear mentalmente el estado positivo reviviendo el hecho. Por otra
parte, el proceso oponente impide que permanezcamos sumidos en la depresión
durante un periodo muy largo. Además, quienes muchas veces han vivido la
misma experiencia, tanto positiva como negativa, con el tiempo siente, la emoción
primaria más debilitada y fuerte, la reacción oponente. En numerosas
investigaciones se ha examinado s las personas en un estado de ánimo positivo o
negativo tienen recuerdos o perciben los sucesos en una forma acorde o contraria
a su estado de ánimo. Casi siempre se comprueba que tienen percepciones o
recuerdos congruentes a su estado de ánimo.
Bibliografía.
Kimble C., Hirt, E., Díaz Lovine, Horch R., Lucker W y Zárate (copiladores).
Psicología social de las américas. Ed. Printice Hall. Ed. Printice Hall. México:
135 – 171. Antología pág. 113 – 131.
Referencia: Briñol, P, Falces, C, y Becerra A. (2007) Actitudes. En J. Morales, M.
Moya, E. Gaviria E, & I. Cuadrado. Psicología Social Madrid: Mc Graw Hill. Pp.
457-476

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