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Introducción. Datos
epidemiológicos. Nosología
de los trastornos de
personalidad.
Ps. Irma Morales
Introducción
del módulo
Psicodiagnóstico en relieve
La personalidad es “la organización dinámica en el interior del individuo de los sistemas psicofísicos que determinan su
conducta y sus pensamientos característicos” (Allport, 1937).
La personalidad es el conjunto de rasgos psicológicos y mecanismos dentro del individuo que son organizados y relativamente
estables, y que influyen en sus interacciones, y adaptaciones al ambiente intrapsíquico, físico y social (Larsen, 2005)
“La personalidad es una organización compleja de cogniciones, emociones y conductas que da orientaciones y pautas
(coherencia) a la vida de una persona. Como el cuerpo, la personalidad está integrada tanto por estructuras como por
procesos y refleja tanto la naturaleza (genes) como el aprendizaje (experiencia). Además, la personalidad engloba los efectos
del pasado, incluyendo los recuerdos del pasado, así como construcciones del presente y del futuro” (Pervin, 1998, p. 444).
¿Qué es la personalidad?
Los rasgos psicológicos son características que describen formas en que las personas difieren y se parecen entre sí
Los mecanismos psicológicos apuntan a los procesos (entradas, reglas de decisión y efectos)
Dentro del individuo implica que la personalidad es algo que las personas llevan consigo todo el tiempo y de una situación a otra
Organizados y relativamente estables implica que los rasgos y los mecanismos están vinculados entre sí de un modo coherente
Influyen en la vida de las personas, en cómo actuamos, cómo nos vemos a nosotros mismos, al mundo, a las otras personas,
básicamente en cómo pensamos, actuamos y sentimos
Interacción entre el sujeto y el ambiente para adaptarnos par lograr metas, afrontar los desafíos y problemas que se nos presentan
Los casos de TP han sido considerados en la literatura clínica desde los inicios de la historia formal de la
psicoterapia, aunque no con este rótulo diagnóstico. Importantes son los desarrollos de Kraepelin y Bleuler
desde la psiquiatría y de Freud desde el psicoanálisis.
Trastornos de la Personalidad (TP)
Los TP representan una gran sobrecarga para los sistemas de atención de salud por su asociación con menor
esperanza de vida y mortalidad (Fok et al., 2012), así como con una alta comorbilidad con otras patologías
como depresión y ansiedad, entre otras (Huang, et al., 2006; Moran et al., 2016).
El término TP a menudo ha sido utilizado peyorativamente como un criterio de exclusión para los
tratamientos por su condición de pacientes difíciles e incluso intratables (Tyrer, Reed, & Crawford, 2015).
De acuerdo con Moran et al. (2016), la presencia de un TP predice la aparición de ansiedad y depresión
posteriores, así como la ausencia de relaciones a largo plazo, efectos que no son atribuibles a la salud
mental preexistente, uso de sustancias o problemas sociales, lo que sugiere la necesidad de incluir los TP en
estudios globales sobre la carga que representan para mejorar la comprensión de la salud mental de la
población.
Trastornos de la Personalidad (TP)
Los pacientes con TP en la actualidad se definen como sujetos que presentan fallas en el desarrollo de la
identidad del self y una incapacidad para establecer un funcionamiento interpersonal adaptado al
contexto de las normas y expectativas de la cultura del individuo (Bernardi, 2010). Las fallas se
manifiestan como perturbaciones nucleares del funcionamiento de la personalidad y como características
extremas de al menos algún rasgo de la personalidad, que comienza en la adolescencia y que se
mantiene a través del tiempo, aunque cambien las circunstancias (Bernardi, 2010).
En segundo lugar, es un grupo de pacientes que inicialmente parecen ser aptos para el psicoanálisis, no obstante, después
tienden a empobrecer el tratamiento, abandonándolo en forma prematura, debiendo ser frecuentemente hospitalizados.
En tercer lugar, este grupo de pacientes tiende a deteriorar su comportamiento en psicoterapia de apoyo o programas de
hospitalización o corta estadía tradicionales.
Por último, estos individuos tienden a generar una intensa rabia e impotencia en el personal clínico que tiene que lidiar con ellos
durante el tratamiento.
Diferentes nosografías psicopatológicas
pueden prestarse a confusión
Tal como señala Riquelme & Jadue (2003) los intentos por
establecer una clasificación de los trastornos de la personalidad
tienen un gran número de dificultades, entre ellas las diversas
definiciones existentes de lo que es una personalidad normal o la
gran cantidad de trastornos descritos, desde diferentes
tradiciones psiquiátricas y psicológicas.
Diferentes nosologías pueden prestarse a
confusión
Tal como señala Riquelme & Jadue (2003) los intentos por establecer una clasificación de los
trastornos de la personalidad tienen un gran número de dificultades, entre ellas las diversas
definiciones existentes de lo que es una personalidad normal o la gran cantidad de trastornos
descritos, desde diferentes tradiciones psiquiátricas y psicológicas.
• Para Ballesteros (2000) una categoría es una clase de objetos o hechos que tienden a agruparse juntos teniendo, entre
ellos, alguna semejanza en común. De manera más operativa, una categoría estaría definida por un número de criterios
necesarios y suficientes para situar a un individuo, que posea estas características, como miembro de dicha clase.
• Cualquier categoría diagnóstica propuesta por los actuales sistemas de tipificación psicopatológica de tipo manualizados
(DSM, CIE), implicaría que ésta posee un cierto número de rasgos definitorios, de forma que el clínico fundamente su
diagnóstico en virtud de la presencia de algunos de estos indicadores.
• La clínica psiquiátrica ha utilizado las observaciones como fenómenos independientes del sujeto que las sufre,
definiendo rasgos caracterológicos que han dado lugar a los tipos de trastornos de personalidad que aquí nos ocupan,
pensando que el rasgo más acentuado define la conducta de la persona.
• Según Ávila (1990), una clasificación dimensional no se hace sólo por la presencia o ausencia de una característica, sino también
en función de la intensidad o frecuencia de la misma. De esta forma, según el autor, las clasificaciones dimensionales intentan
describir multidimensionalmente un estado psíquico o un individuo, en función de un sistema de referencia teórico u
operacional, siendo el objetivo prioritario la adecuada descripción del trastorno y no su clasificación.
• Considera al sujeto de observación moviéndose entre los polos de una misma dimensión, integrando esas polaridades en un
funcionamiento determinado así el sujeto se moviliza entre la actividad y pasividad. entre la dependencia e independencia
dándose una gradiente en la que se ubica un sujeto en particular. La aproximación dimensional a los trastornos de la
personalidad implica algunas ventajas, como las siguientes: facilita la investigación neurobiológica, ya que las dimensiones se
correlacionan mejor con los hallazgos neurobiológicos que con los rasgos de personalidad; esto implica una mayor facilidad de
los estudios psicofarmacológicos y permite los estudios genéticos. ya que las dimensiones parecen ser altamente heredables.
Un metaanálisis más reciente muestra una tasa de 12.16% para cualquier TP en la población adulta general
de los países en occidente (Volker et al., 2018).
Epidemiología de los TP
Tyrer et al. (2015) reportan que el único estudio internacional realizado, que incluye siete países de cinco continentes,
reportó una prevalencia de 6,1% con prevalencias más altas en América del Norte y del Sur y más bajas en Europa.
En Chile, su estudio es relativamente reciente, por lo que no se disponen de datos epidemiológicos globales actualizados
(López et al., 2010).
Los datos epidemiológicos disponibles del estudio de Vicente, Rioseco, Saldivia, Kohn y Torres incluyen datos sólo para el
TP antisocial, estimando una prevalencia de vida de 1,6% (2002).
Por otra parte, las cifras reportadas por el equipo de la Unidad de Trastornos de Personalidad de la Clínica Psiquiátrica de
la Universidad de Chile indican que entre los años 1997 y 1999 hubo 25.811 consultas ambulatorias, de las cuales 1.308
correspondieron a pacientes atendidos por la Unidad de Trastornos de Personalidad, lo que equivale al 5,1% de las
atenciones. De los pacientes hospitalizados en ese período (1611), 167 fueron atendidos por la Unidad, lo que equivale al
10,3% del total de hospitalizaciones (Jérez et al, 2001).
Epidemiología del trastorno de la
personalidad límite
Lenzenweger, Lane, Loranger y Kessler plantean que la prevalencia estimada en la población general en Estados Unidos es de un 1,3% a
un 1,4% (2007), mientras que, en España, la prevalencia asciende a un 2% en la población general y a un 20% entre los pacientes
psiquiátricos hospitalizados (Guimón & Dávila, 2007).
Un metaanálisis más reciente con muestras de estudiantes universitarios en Estados Unidos informa prevalencias que variaron de 0.5% a
32.1%, con una prevalencia de por vida de 9.7% (Maney et al., 2016).
De acuerdo con el estudio multicéntrico de la OMS sobre “Síntomas Psicológicos en Atención Primaria de Salud”, en Chile se encontró
una prevalencia del trastorno de personalidad límite del 2,7% en la población general (Florenzano, et al., 2002). Cuando se estudian
muestran clínicas la prevalencia suele ser aún más alta, alcanzando entre un 10-12% en pacientes ambulatorios y entre un 20-22% en
pacientes hospitalizados (Ellison, Rosenstein, Morgan, & Zimmerman, 2018).
En un estudio en la Unidad de Hospitalización de Corta Estadía Psiquiátrica del Hospital Dr. Sótero del Río, se encontró una prevalencia
del 28,6% de pacientes con TPL (Granmegna, Lora, & Ahumada, 2006).
Epidemiología de los TPL en adolescentes
En adolescentes, los datos de prevalencia son similares. Aunque las muestras clínicas son heterogéneas, se
observa un aumento en la prevalencia de TPL en función de la gravedad del cuadro clínico y el tipo de
atención psiquiátrica recibido, reportándose cifras que van desde 0,9%, hasta 3,2% de jóvenes que cumplen
criterios para el diagnóstico de TPL a los 22 años en la población general (); una prevalencia de un 11% en
adolescentes ambulatorios, entre 19% y 53% en adolescentes hospitalizados, 62% en adolescentes suicidas
hospitalizados, y 78% en adolescentes que acuden a los servicios de urgencia por conductas suicidas*.
Otro estudio mostró que, en los adolescentes, el 86% de quienes cumplen criterios para depresión mayor y
abuso de sustancias presentan comorbilidad con TPL (Grilo, Becker, Walker, Edell, & McGlashan, 1997).
*Becker, Grilo, Edell, & McGlashan, 2002; Chanen, et al., 2004; Chanen, Jovev, McCutcheon, Jackson, & McGorry, 2008; Greenfield, et al., 2015; Ha, Balderas, Zanarini, Oldham, & Sharp, 2015;
Johnson, Cohen, Kasen, Skodol, & Oldham, 2008; Knafo et al., 2015; Leichsenring, Leibing, Kruse, New, & Leweke, 2011; Sharp, et al., 2012.
Psicodiagnóstico en
Relieve
Hipótesis •Identificación
características Psicodiagnóstico en
descriptivas del
descriptiva trastorno
Relieve
•Formulación sobre
Hipótesis la organización
estructural
subyacente a las
estructural características
descriptivas
comprensiva
la personalidad del paciente.
Incluye una comprensión de las
motivaciones inconscientes y de los
conflictos subyacentes al trastorno.
Actualizaciones y controversias
respecto a los sistemas de
clasificación diagnóstica (DSM-5,
CIE-11)
Los TP en los sistemas clasificatorios: DSM y
CIE
Con el desarrollo del primer Manual diagnóstico y estadístico de las enfermedades
mentales (DSM; APA) en 1952, hasta la versión reemplazada del manual (DMS-5; APA,
2013), se han ampliado y refinado gradualmente las conceptualizaciones y los
criterios clasificatorios que permiten describir y clasificar estos trastornos,
considerados históricamente de alta complejidad por su gravedad y cronicidad.
Aunque se asume ampliamente que el trastorno de la personalidad es un diagnóstico de por vida, existe
abundante evidencia de que la gravedad y la forma del trastorno fluctúan con el tiempo dependiendo de muchos
factores. Esto también considerando que la comprensión de la naturaleza fluctuante del trastorno podrá
contribuir a la des – estigmatización y al diagnóstico temprano.
Según el CIE-11
06 Trastornos mentales,
del comportamiento y
del neurodesarrollo
Trastornos de la
personalidad y rasgos
relacionados
• 6D11 Rasgos o patrones de
personalidad prominentes
Según el CIE-11
Los trastornos mentales, del comportamiento y del
neurodesarrollo son:
• Síndromes que se caracterizan por una alteración clínicamente significativa en la
cognición, la regulación emocional o el comportamiento de un individuo que
refleja una disfunción en los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que
subyacen al funcionamiento mental y comportamental. Estas perturbaciones
están generalmente asociadas con malestar o deterioro significativos a nivel
personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras áreas importantes del
funcionamiento.
Según el CIE-11
El trastorno de la personalidad
• Perturbación generalizada en la forma en que un individuo experimenta y piensa sobre sí mismo, los demás y el mundo,
que se manifiesta en patrones de cognición, experiencia emocional, expresión emocional y comportamiento
desadaptativos.
• Los patrones de mala adaptación son relativamente inflexibles y están asociados con problemas importantes en el
funcionamiento psicosocial que son particularmente evidentes en las relaciones interpersonales.
• La perturbación se manifiesta en una variedad de situaciones personales y sociales (es decir, no se limita a relaciones o
situaciones específicas).
• La perturbación es relativamente estable en el tiempo y es de larga duración. Más comúnmente, el trastorno de la
personalidad tiene sus primeras manifestaciones en la infancia y es claramente evidente en la adolescencia.
• Si la alteración tiene su origen en la edad adulta, se puede agregar el calificativo de "aparición tardía". El calificador de
"aparición tardía" debe utilizarse para los casos en los que, según la historia, no hay evidencia de trastorno de la
personalidad o sus manifestaciones tempranas antes de los 25 años.
Según el CIE-11
Trastorno de
personalidad leve
Trastorno de
personalidad moderado
Trastorno de
personalidad severo
Según el CIE-11
Trastorno leve de la personalidad.
• Hay problemas notables en muchas relaciones interpersonales y en el desempeño de
los roles ocupacionales y sociales esperados, pero algunas relaciones se mantienen y /
o algunos roles se llevan a cabo.
• Ejemplos: Capaz de mantener, y tiene cierto interés en mantener, algunos amigos.
Conflictos menores intermitentes o frecuentes con pares, compañeros de trabajo y /
o supervisores o, alternativamente, muestra un comportamiento retraído y aislado,
pero, en cualquier caso, es capaz de mantener y está dispuesto a mantener el empleo,
dadas las oportunidades de empleo adecuadas. Tiene relaciones significativas con
algunos miembros de la familia, pero por lo general evita o tiene conflictos con otros.
El trastorno leve de la personalidad generalmente no se asocia con un daño sustancial
a sí mismo ni a los demás.
Según el CIE-11
Trastorno de personalidad moderado
• Hay problemas marcados en la mayoría de las relaciones interpersonales y en el desempeño de los roles
ocupacionales y sociales esperados en una amplia gama de situaciones que son lo suficientemente extensas como
para que la mayoría se vea comprometida hasta cierto punto.
• Ejemplos: Capaz de mantener muy pocos amigos o tiene poco interés en mantener amistades. Conflicto regular con
pares, compañeros de trabajo y / o supervisores o comportamiento de aislamiento y retraimiento marcado que
interfiere con la capacidad de funcionar de manera constructiva en el trabajo o con los demás. Puede mostrar poco
interés y / o esfuerzos por lograr un empleo sostenido cuando se dispone de oportunidades de empleo adecuadas.
Como resultado, puede tener un historial de cambios de empleo frecuentes. Tiene relaciones conflictivas o una
marcada ausencia de relaciones con muchos miembros de la familia. El trastorno de personalidad moderado a
menudo se asocia con una historia pasada y una expectativa futura de daño a sí mismo o a otros, pero no en un
grado que cause daño a largo plazo o ponga en peligro la vida.
• Ejemplos: ideación suicida recurrente o intentos de suicidio sin una expectativa clara de muerte, episodios
recurrentes de autolesión sin una letalidad clara, comportamiento hostil y de confrontación recurrente, o episodios
violentos ocasionales que involucran solo una destrucción menor de la propiedad (p. agresión como empujar,
empujar o abofetear que no es suficiente para causar un daño duradero a otros).
Según el CIE-11
Trastorno de personalidad severo
• Existen graves problemas en el funcionamiento interpersonal que afectan a todos los ámbitos de la vida. La
disfunción social general del individuo es profunda y la capacidad y / o voluntad para desempeñar los roles sociales y
ocupacionales esperados está ausente o está severamente comprometida.
• Ejemplos: no tiene amigos, pero puede tener algunos “conocidos”. Falta de voluntad o incapacidad para mantener
un trabajo regular debido a la falta de interés o esfuerzo, dificultades interpersonales o comportamiento
inapropiado (por ejemplo, irresponsabilidad, mal genio, insubordinación), incluso cuando existen oportunidades de
empleo adecuadas. Conflicto o alejamiento de pares y compañeros de trabajo. Las relaciones familiares están
ausentes (a pesar de tener parientes vivos) o están empañadas por un conflicto significativo. El trastorno de
personalidad severo generalmente se asocia con una historia pasada y expectativa futura de daño severo a sí mismo
o a otros que ha causado daño a largo plazo o ha puesto en peligro la vida.
• Ejemplos: intentos de suicidio con una clara expectativa de muerte, episodios de autolesión que hieren, desfiguran
o deforman permanentemente a la persona, episodios de destrucción de propiedad grave, como incendiar la casa
de alguien con ira, o episodios de violencia suficientes para causar lesiones duraderas a otros.
Según el CIE-11
6D11 Rasgos o patrones de personalidad prominentes
• Los calificadores del dominio de rasgos se pueden utilizar en los trastornos de la
personalidad o las dificultades de la personalidad para describir las características de
la personalidad del individuo que son más pronunciadas y que contribuyen a la
alteración de la personalidad. Los dominios de rasgos son continuos en las
características de la personalidad de los individuos que no tienen un trastorno de la
personalidad o dificultad de personalidad. Los dominios de rasgos no son categorías
diagnósticas, sino que representan un conjunto de dimensiones que se corresponden
con la estructura subyacente de la personalidad. Se pueden aplicar tantos
calificadores del dominio de rasgos como sea necesario para describir el
funcionamiento de la personalidad. Las personas con trastornos de personalidad más
graves tienden a tener un mayor número de dominios de rasgos prominentes.
Según el CIE-11
Rasgos de
afectividad negativa
personalidad prominentes
Rasgos de
Rasgos o patrones de
desinhibición
Rasgos disociales
Rasgos
anancásticos
Rasgos de desapego
Según el CIE-11
Rasgos afectivos negativos
• El dominio del rasgo de afectividad negativa se caracteriza
principalmente por la tendencia a manifestar una amplia
gama de emociones angustiantes que incluyen ansiedad, ira,
autodesprecio, irritabilidad, vulnerabilidad, depresión y
otros estados emocionales negativos, a menudo en
respuesta a situaciones reales o percibidas incluso en
respuesta a factores estresantes relativamente menores.
Según el CIE-11
Rasgos disociales
• El núcleo del dominio del rasgo disocial es el desprecio por las
obligaciones y convenciones sociales y los derechos y sentimientos
de los demás. Los rasgos en este dominio incluyen insensibilidad,
falta de empatía, hostilidad y agresión, crueldad e incapacidad o
falta de voluntad para mantener un comportamiento prosocial, que
a menudo se manifiesta en una visión demasiado positiva de uno
mismo, derechos y una tendencia a ser manipulador y explotador de
los demás.
Según el CIE-11
Rasgos de desinhibición
• El dominio del rasgo de desinhibición se caracteriza por una
tendencia persistente a actuar impulsivamente en respuesta
a estímulos internos o ambientales inmediatos sin tener en
cuenta las consecuencias a más largo plazo. Los rasgos en
este dominio incluyen irresponsabilidad, impulsividad sin
tener en cuenta los riesgos o las consecuencias, la
distracción y la imprudencia.
Según el CIE-11
Rasgos anancásticos
• El núcleo del dominio del rasgo anancástico es un enfoque
estrecho en el control y la regulación del comportamiento propio
y de los demás para garantizar que las cosas se ajusten al ideal
particularista del individuo. Los rasgos en este dominio incluyen
el perfeccionismo, la perseverancia, la restricción emocional y de
comportamiento, la terquedad, la deliberación, el orden y la
preocupación por seguir las reglas y cumplir con las obligaciones.
Según el CIE-11
Rasgos de desapego
• El núcleo del dominio del rasgo de desapego es la distancia emocional e
interpersonal, que se manifiesta en un marcado aislamiento social y / o
indiferencia hacia las personas, aislamiento con muy pocas o ninguna
figura de apego, incluida la evitación no solo de las relaciones íntimas sino
también de las amistades cercanas. Los rasgos en el dominio del desapego
incluyen distanciamiento o frialdad en relación con otras personas,
reserva, pasividad y falta de asertividad, y experiencia y expresión
reducidas de emociones, especialmente emociones positivas, hasta el
punto de una capacidad disminuida para experimentar placer.
De acuerdo al DSM-I, los TDP se
caracterizan por defectos en el
La evolución desarrollo o tendencias patológicas en la
estructura de la personalidad, asociados
en el DSM a un escaso o nulo sentido de angustia.
Los individuos utilizan principalmente un
patrón de acción o de comportamiento
para lograr la adaptación, en lugar de
síntomas en las esferas mental, somática
o emocional (1952).
A partir de 1980, con la publicación del DSM III,
se crea un eje independiente, el eje II, para el
La evolución diagnóstico de esta patología (APA, 1980). Esta
separación se llevó a cabo para compeler a los
en el DSM clínicos a tener en cuenta la presencia de estos
trastornos, que a menudo eran pasados por
alto a favor de otros diagnósticos de
sintomatología más florida, y también, para
dar importancia a lo que se considera el
“contexto” en que ocurren los trastornos
clasificados en el eje I (Contreras & Tur, 2000).
La nueva clasificación se basó en la propuesta del Grupo de Trabajo
(APA, 2013;
generales para personalidad patológica.
El nuevo modelo propuesto es un modelo híbrido que incluye la
2014)
La evaluación amplia de la personalidad consiste en cuatro componentes.
Esta evaluación en cuatro partes se focaliza en identificar la psicopatología
de la personalidad con grados crecientes de especificidad, dependiendo del
La nueva
tiempo disponible del clínico, su información y grado de experiencia.
Criterios
• B. Uno o más de los siguientes rasgos de personalidad patológicos.
• C. El déficit en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los
rasgos de la personalidad del individuo son relativamente inflexibles y
generales para
permanentes.
• D. El déficit en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los
rasgos de la personalidad del individuo son relativamente estables a través
el diagnóstico del tiempo, con manifestaciones que pueden ser rastreadas al menos a la
adolescencia o la temprana adultez.
• E. El déficit en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los
rasgos de la personalidad del individuo no se explican mejor por otra
enfermedad mental.
• F. El déficit en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los
rasgos de la personalidad del individuo no soy exclusivamente atribuibles a
los efectos fisiológicos de una sustancia u otra condición médica (e.g., TEC).
• G. El déficit en el funcionamiento de la personalidad y la expresión de los
rasgos de la personalidad del individuo no se explican mejor por ser
normales para el período del desarrollo por el que está pasando el individuo
o por su ambiente sociocultural.
Criterio A: Nivel de funcionamiento de la personalidad.
Una perspectiva dimensional
La psicopatología de la personalidad emana fundamentalmente de alteraciones en el
pensamiento sobre el sí mismo y los demás. Dado que hay grados variables de alteración en
ambos dominios, se presenta el siguiente continuo de niveles de funcionamiento del sí
mismo o interpersonal para evaluar a los casos individuales
Interpersonal
Obsesivo- No
Antisocial Evitativo Límite Narcisista Esquizotípico
compulsivo especificado
Lo que finalmente se publicó
B. Este patrón persistente es inflexible y amplio, cubriendo una amplia
A. Un patrón persistente de experiencias dama de situaciones personales y sociales.
interna y comportamiento que se desvía
notoriamente de las expectativas de la cultura C. El patrón persistente lleva a un malestar clínicamente significativo, o a
en la cual vive el individuo. Este patrón se una alteración en las áreas de funcionamiento social, ocupacional u
otras.
manifiesta en dos (o más) de las siguientes
áreas: D. El patrón es estable y de larga duración, y su comienzo se puede fechas en la
adolescencia o adultez temprana.
• 1. Cognición (o sea, modos de percibir e interpretarse a uno
mismo, a las demás personas, y a los sucesos).
E. El patrón persistente no se explica mejor como una manifestación o
• 2. Afectividad (o sea, la gama, intensidad, labilidad y consecuencia de otro trastorno mental.
adecuación de las respuestas emocionales).
• 3. Funcionamiento interpersonal. F. El patrón persistente no es atribuible a los efectos fisiológicos de una sustancia
• 4. Control de impulsos química (como una droga de abuso o un medicamento), o a otra condición médica
(como trauma encefálico).
Según el DSM-5 (2013)
Clúster A Clúster B Clúster C Otros
Cambio en la
personalidad
TP paranoide TP histriónico TP evasivo
producido por una
condición médica.