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6 SISTEMA ESQUELÉTICO: EL TEJIDO ÓSEO.

el sistema esquelético desempeña varias funciones importantes y está compuesto


principalmente por tejido óseo. A continuación, se detallan las funciones del hueso y la
estructura del hueso según el contenido del PDF:

6.1 Funciones del hueso y del sistema esquelético:

En primer lugar, el sistema esquelético proporciona soporte estructural al cuerpo humano. Los
huesos actúan como marcos rígidos que mantienen la forma y la integridad del cuerpo,
permitiendo el movimiento y proporcionando puntos de anclaje para los músculos.

Además del soporte estructural, el sistema esquelético tiene otras funciones esenciales. Los
huesos protegen los órganos internos vitales. Por ejemplo, el cráneo protege el cerebro y la
caja torácica protege el corazón y los pulmones.

El sistema esquelético también participa en la producción de células sanguíneas a través de un


proceso llamado hematopoyesis. La médula ósea, que se encuentra en el interior de ciertos
huesos, es responsable de la producción de células sanguíneas, incluyendo glóbulos rojos,
glóbulos blancos y plaquetas.

Además, el tejido óseo almacena minerales esenciales, como calcio y fósforo, que se liberan en
el torrente sanguíneo según las necesidades del cuerpo. Estos minerales son importantes para
el funcionamiento adecuado de los nervios y los músculos, así como para la coagulación de la
sangre.

6.2 Estructura del hueso:

El hueso está compuesto por tejido óseo, que a su vez se compone de células especializadas y
una matriz extracelular. Las células principales en el tejido óseo son los osteocitos, que son
responsables del mantenimiento y la regulación del tejido óseo.

La matriz extracelular del hueso contiene fibras de colágeno, que proporcionan resistencia y
flexibilidad, así como sales minerales, como el calcio y el fósforo, que proporcionan dureza y
resistencia a la compresión.

El hueso se compone de una estructura microscópica llamada osteón o sistema de Havers. Los
osteones están formados por anillos concéntricos de tejido óseo llamados láminas
concéntricas, que rodean un canal central llamado conducto de Havers. A través de los
conductos de Havers, los vasos sanguíneos y los nervios pueden llegar a las células óseas para
proporcionarles nutrientes y oxígeno.
Además de los osteones, también existen estructuras llamadas trabéculas óseas, que son
delgadas y ramificadas, y se encuentran principalmente en el interior de los huesos
esponjosos. Estas trabéculas proporcionan apoyo y resistencia al hueso esponjoso.

En resumen, el sistema esquelético desempeña funciones importantes en el cuerpo humano,


como el soporte estructural, la protección de órganos vitales, la producción de células
sanguíneas y el almacenamiento de minerales. El hueso, que es el componente principal del
sistema esquelético, tiene una estructura microscópica compuesta por células especializadas,
una matriz extracelular y diversas estructuras, como los osteones y las trabéculas óseas.

6.3 Histología del tejido óseo:

El tejido óseo se compone de células especializadas y una matriz extracelular. Las células
principales en el tejido óseo son los osteocitos, que se encuentran alojados en pequeñas
cavidades llamadas lagunas. Estas lagunas se conectan entre sí a través de canales diminutos
llamados canalículos, permitiendo la comunicación y el intercambio de nutrientes entre los
osteocitos.

La matriz extracelular del tejido óseo está compuesta principalmente de fibras de colágeno y
sales minerales, como el calcio y el fósforo. Las fibras de colágeno proporcionan resistencia y
flexibilidad al hueso, mientras que las sales minerales le confieren dureza y resistencia a la
compresión.

6.3.1 Tejido óseo compacto:

El tejido óseo compacto se encuentra en la parte externa de los huesos y es denso y resistente.
Está formado por unidades estructurales cilíndricas llamadas osteonas o sistemas de Havers.
Cada osteona consta de láminas concéntricas de tejido óseo llamadas láminas concéntricas de
osteonas. En el centro de cada osteona se encuentra un conducto de Havers, que contiene
vasos sanguíneos y nervios que irrigan y proveen de nutrientes a las células óseas.

6.3.2 Tejido óseo esponjoso:

El tejido óseo esponjoso se encuentra en el interior de los huesos y tiene una apariencia
porosa y trabecular. Está compuesto por delgadas trabéculas óseas que forman una red
irregular de espacios interconectados. Estos espacios están llenos de médula ósea, que es el
sitio de producción de células sanguíneas.

6.4 Irrigación e inervación del hueso:

El hueso está bien irrigado e inervado para mantener su vitalidad y función. Los vasos
sanguíneos, incluyendo arterias y venas, proporcionan el suministro de sangre al hueso. Estos
vasos sanguíneos ingresan al hueso a través de los conductos de Havers y se ramifican en
capilares que irrigan las células óseas.

En cuanto a la inervación, el hueso está inervado por nervios que transmiten señales
sensoriales y motoras. Estos nervios ingresan al hueso junto con los vasos sanguíneos y se
distribuyen a lo largo de las lagunas y los canalículos, proporcionando sensibilidad y control
motor.

En resumen, la histología del tejido óseo muestra la presencia de osteocitos en lagunas


conectadas por canalículos, y una matriz extracelular compuesta de fibras de colágeno y sales
minerales. El tejido óseo se divide en tejido óseo compacto, que contiene osteonas, y tejido
óseo esponjoso, que consiste en trabéculas óseas. El hueso está bien irrigado e inervado por
vasos sanguíneos y nervios que ingresan a través de los conductos de Havers para mantener la
vitalidad y función del tejido óseo.

6.5 Formación del hueso:

La formación del hueso ocurre a través de dos procesos principales: la osificación


intramembranosa y la osificación endocondral.

La osificación intramembranosa es el proceso en el cual las células mesenquimales se


diferencian directamente en osteoblastos, que producen la matriz ósea. Este proceso se
observa principalmente en la formación de los huesos planos del cráneo y algunas partes de
los huesos de la cara.

La osificación endocondral es el proceso en el cual el hueso se forma a partir de un modelo de


cartílago hialino preexistente. En este proceso, las células mesenquimales se diferencian en
condrocitos, que forman el cartílago hialino. Luego, el cartílago es reemplazado gradualmente
por tejido óseo a medida que los osteoblastos depositan matriz ósea sobre el modelo de
cartílago. La osificación endocondral es responsable de la formación de la mayoría de los
huesos del esqueleto, incluyendo los huesos largos de las extremidades.

6.5.1 Formación de los huesos embrionarios y fetales:

Durante el desarrollo embrionario y fetal, los huesos se forman en un proceso llamado


osteogénesis. En la osificación intramembranosa, las células mesenquimales se condensan y se
diferencian en osteoblastos, que forman la matriz ósea directamente. En la osificación
endocondral, se forma un modelo de cartílago hialino a partir de células mesenquimales, y
luego el cartílago se reemplaza gradualmente por tejido óseo.

6.5.2 Crecimiento óseo durante la lactancia, la infancia y la adolescencia:


Durante la lactancia, la infancia y la adolescencia, los huesos experimentan un crecimiento
activo en longitud y anchura. El crecimiento en longitud se debe a la actividad de los cartílagos
de crecimiento en los extremos de los huesos largos. Estos cartílagos permiten el crecimiento
óseo mientras los condrocitos se dividen y producen cartílago nuevo, que luego se reemplaza
por tejido óseo.

El crecimiento en anchura del hueso se logra mediante un proceso llamado remodelación


ósea, que implica la formación de nuevo tejido óseo en el lado externo del hueso y la
reabsorción de tejido óseo en el lado interno. Esto permite que el hueso se ensanche a medida
que el individuo crece.

6.5.3 Remodelación ósea:

La remodelación ósea es un proceso continuo que implica la formación y reabsorción de tejido


óseo en respuesta a las demandas biomecánicas y las necesidades metabólicas del cuerpo.
Durante la remodelación ósea, los osteoblastos forman nuevo tejido óseo, mientras que los
osteoclastos reabsorben el tejido óseo existente.

Este proceso de remodelación ayuda a mantener la integridad y la fuerza del hueso, así como a
reparar cualquier daño o lesión ósea. La remodelación ósea también juega un papel
importante en la regulación de los niveles de calcio y fósforo en el cuerpo.

6.5.4 Factores que afectan el crecimiento y la remodelación óseas:

Varios factores pueden influir en el crecimiento y la remodelación óseas. Entre estos factores
se encuentran la genética, la nutrición, la actividad física, las hormonas (como la hormona del
crecimiento y las hormonas sexuales), las enfermedades y los medicamentos. Estos factores
pueden estimular o inhibir el crecimiento y la remodelación óseas, y pueden tener efectos a
corto y largo plazo en la salud ósea.

En resumen, la formación del hueso implica procesos de osificación intramembranosa y


osificación endocondral. Durante el desarrollo embrionario y fetal, se forman los huesos
embrionarios y fetales. Durante la lactancia, la infancia y la adolescencia, los huesos
experimentan un crecimiento activo en longitud y anchura, gracias a la actividad de los
cartílagos de crecimiento y la remodelación ósea. La remodelación ósea es un proceso
continuo de formación y reabsorción de tejido óseo, que ayuda a mantener la integridad y la
fuerza del hueso. Varios factores, como la genética, la nutrición, la actividad física, las
hormonas, las enfermedades y los medicamentos, pueden influir en el crecimiento y la
remodelación óseas.
6.6 Fracturas y consolidación ósea:

Una fractura es la interrupción de la continuidad del hueso, generalmente debido a una lesión
o trauma. Las fracturas pueden ser completas, cuando el hueso se rompe en dos o más
fragmentos, o pueden ser incompletas, cuando el hueso se agrieta pero no se separa
completamente.

La consolidación ósea es el proceso de curación de una fractura. Comienza con un hematoma


formado en el sitio de la fractura, seguido de la formación de un callo fibroso que estabiliza los
fragmentos óseos. Luego, los osteoblastos comienzan a producir nuevo tejido óseo en el sitio
de la fractura, reemplazando gradualmente el callo fibroso. Con el tiempo, el tejido óseo se
remodela y se restaura la estructura normal del hueso.

El proceso de consolidación ósea puede llevar varias semanas o meses, dependiendo de la


gravedad y la ubicación de la fractura. Durante este período, se requiere inmovilización
adecuada y cuidados médicos para promover una curación óptima.

6.7 Papel del hueso en la homeostasis del calcio:

El hueso desempeña un papel fundamental en la homeostasis del calcio en el cuerpo. El calcio


es esencial para muchas funciones biológicas, como la contracción muscular, la transmisión
nerviosa y la coagulación sanguínea. Cuando los niveles de calcio en la sangre disminuyen, las
glándulas paratiroides liberan la hormona paratiroidea (PTH), que estimula la liberación de
calcio del hueso hacia la sangre. Esto aumenta los niveles de calcio en la sangre y restaura el
equilibrio.

Por otro lado, cuando los niveles de calcio en la sangre son altos, la hormona calcitonina,
secretada por la glándula tiroides, inhibe la liberación de calcio del hueso y promueve su
deposición en el hueso. Esto ayuda a regular los niveles de calcio en el cuerpo y mantener la
homeostasis.

6.8 Actividad física y tejido óseo:

La actividad física desempeña un papel importante en la salud y la fortaleza del tejido óseo. El
ejercicio de carga de peso, como correr, saltar o levantar pesas, estimula la formación de
nuevo tejido óseo y fortalece el hueso existente. Esto se debe a que el estrés mecánico
aplicado al hueso durante el ejercicio desencadena la actividad de los osteoblastos, que
producen nuevo tejido óseo.

La falta de actividad física o la inmovilización prolongada pueden tener efectos negativos en el


tejido óseo. La falta de carga de peso y tensión mecánica puede llevar a la pérdida de masa
ósea y a la disminución de la densidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas y debilidad
ósea.
6.9 Envejecimiento y tejido óseo:

El envejecimiento está asociado con cambios en el tejido óseo. A medida que una persona
envejece, la tasa de formación de nuevo tejido óseo tiende a disminuir, mientras que la tasa de
reabsorción ósea puede aumentar. Esto puede llevar a una disminución gradual de la densidad
ósea y una mayor fragilidad ósea, lo que aumenta el riesgo de fracturas en los adultos
mayores.

Además, el envejecimiento también puede afectar la capacidad de reparación y regeneración


del tejido óseo. La curación de fracturas puede ser más lenta en los adultos mayores y la
consolidación ósea puede verse comprometida.

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