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OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
INTRODUCCIÓN
2.1. Definiciones
4 . 5 . Población infanto-juvenil. Es pecial referencia a los factores as ociados a la conducta s uicida y las
autoles iones
EJERCICIO 1
EJERCICIO 2
TEMA 2. DETECCIÓN PRECOZ , EVALUACIÓN Y MANEJO DEL RIESGO DE IDEACIÓN Y CONDUCTA SUICIDA EN ATENCIÓN
PRIMARIA
2.1.5. Seguimiento
TEMA 3. EVALUACIÓN Y MANEJO DEL PACIENTE CON CONDUCTA SUICIDA EN EL SERVICIO DE URGENCIAS.
3.6. Seguimiento
4.2. Actuaciones des de el pers onal de enfermería para la prevención del s uicidio
8.3. Atención a familiares y allegados ante los intentos de s uicidio y el duelo por s uicidio
EJERCICIO 1
EJERCICIO 2
CONCLUSIONES
Autocuidados
BIBLIOGRAFÍA
OBJETIVOS
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Impuls ar la formación y la adquis ición de competencias para la detección precoz y evaluación del paciente con ideación
y ries go de s uicidio, as í como promover el manejo y las actuaciones que s e pueden realizar des de el ámbito s anitario
en población adulta y población infanto-juvenil para la prevención del s uicidio.
Tomar conciencia de la gravedad del s uicidio a nivel mundial y conocer la realidad de nues tro país .
Identificar los factores de ries go, factores precipitantes , factores de protección y s eñales de alarma
en el s uicidio, tanto en población adulta como en población infanto-juvenil.
Integrar la as ociación del tras torno mental, en concreto la depres ión, con el ries go de s uicidio.
Conocer las principales actuaciones a realizar para detectar, prevenir, evaluar y manejar el s uicidio
des de Atención Primaria, Servicios de Urgencias , Salud Mental y pers onal de Enfermería, tanto en
población adulta como en población infanto-juvenil.
Adquirir habilidades para interactuar con pacientes que pres entan ideación o conducta s uicida.
Capacitar para una correcta evaluación de la ideación y la conducta s uicida a través de la entrevis ta y
s aber reconocer el nivel de ries go.
Formar en la identificación de s ituaciones de ries go para es tablecer las actuaciones oportunas y s aber
qué hacer ante el ries go inminente de s uicidio.
Integrar la importancia de la promoción de la s alud mental y los autocuidados del pers onal s anitario.
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
El s uicidio es un fenómeno tan antiguo como la propia his toria de la humanidad. En la Grecia clás ica fue un hecho
común entre los filós ofos . Pos teriormente, durante los primeros s iglos , el cris tianis mo aceptaba el s uicidio bajo
determinadas circuns tancias , pero es ta actitud varió radicalmente haciéndos e cada vez más intrans igente. Tras la
huella de Platón, Santo Tomás de Aquino y San Agus tín, el s uicidio s e cons ideraba pecado mortal, y as í quedó
plas mado en el concilio de Toledo, es tableciéndos e los cas tigos que debían aplicars e a los que habían intentado
s uicidars e... Parece que el origen del es tigma, lo tenemos en la propia his toria.
En la actualidad, el s uicidio ha pas ado de cons iderars e un pecado a cons tituir uno de los principales problemas de
s alud pública a nivel mundial debido al gran número de pers onas afectadas cada año.
Además de s u importancia des de el punto de vis ta epidemiológico, las implicaciones de la conducta s uicida s on
devas tadoras para los propios pacientes y s us familias , que s e ven profundamente afectadas . Es por ello que res ulta
primordial la adopción de medidas y el des arrollo de es trategias dirigidas a la dis minución y prevención de la conducta
s uicida.
Como problema de tal magnitud, la prevención de la conducta s uicida res ulta una prioridad. Que, el suicidio se
puede prevenir, es la premis a con la que la Guía para la Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida del
Minis terio de Sanidad aborda s us páginas .
Es precis o s ens ibilizar a la población s obre la tras cendencia del s uicidio y orientar a aquellas pers onas que puedan
encontrars e en s ituaciones de ries go, as í como a s us familiares , para que les s epan pres tar un apoyo efectivo en
es os momentos tan complicados . Es impres cindible acabar con los mitos e ideas erróneas s obre el s uicidio para
eliminar la es tigmatización y la culpabilización de la conducta s uicida y, con ello, facilitar que las pers onas con
ideaciones s uicidas pidan ayuda.
La OMS des taca la importancia de que, des de los s is temas s anitarios , s e incorpore la prevención del s uicido como un
as pecto central, y que s e pongan en marcha los mecanis mos para una identificación temprana y un manejo eficaz.
La conducta s uicida es pluricaus al y compleja, en ella convergen factores individuales y contextuales , y juegan un
papel importante el cons umo de alcohol, nues tra capacidad de res olver s ituaciones , el tras torno mental…
Concretamente, el s uicidio s e relaciona con la mayoría de los tras tornos mentales graves y, en el cas o de la
depres ión, el ries go es 21 veces s uperior a la población general.
Pero es que, además , el s uicidio no es patrimonio de la población adulta. Los factores de ries go también s e
pres encian en población infanto-juvenil, con el hándicap de los importantes cambios que hay en es ta etapa vital, por lo
que preocupa el s uicidio y el elevado número de conductas autolíticas en edades tempranas .
Sí, como venimos diciendo, el s uicidio s e puede prevenir, pero no es fácil. Las es trategias de prevención en relación al
s uicidio requieren, además de la detección precoz y el tratamiento de las pers onas con un mayor ries go de conductas
s uicidas por parte del pers onal s anitario, otras medidas poblacionales que han demos trado s u efectividad. Nos
referimos al control del acces o a potenciales métodos s uicidas , el des arrollo de políticas más efectivas para la
reducción del us o de alcohol, la adopción de prácticas res pons ables en la información s obre el s uicido des de los
medios de comunicación, la promoción de la s alud mental… es decir, la prevención de una s ituación compleja, debe
abarcars e des de todos los frentes .
Centrándonos en la es fera s anitaria, la dificultad de predecir el ries go s uicida a nivel clínico, s u fluctuación a lo largo
del tiempo en las pers onas , y s u naturaleza multifactorial en la que intervienen factores ps icológicos , biológicos ,
s ociales , culturales y ambientales , hace que s ea una s ituación compleja, s in embargo, s e ins is te, es prevenible, y
des de la OMS s e alienta a los país es a que des arrollen y fortalezcan es trategias integrales para hacerlo.
En Es paña, el s uicidio es un problema de primera magnitud, y además s e es tima que por cada s uicidio s e producen
entre 10 y 20 intentos no letales , por lo que s u prevención s e ha convertido en un objetivo prioritario de las políticas
s anitarias . Es por ello, que la Es trategia de Salud Mental de nues tro país incluye la prevención del s uicidio como una
de las líneas es tratégicas más relevantes , y la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta
Suicida, s upone una valios a referencia para la práctica clínica.
Nues tro reto actual, aprovechar s u valor y mejorar nues tra formación para que, como profes ionales s anitarios ,
podamos detectarlo de manera precoz, realizar las intervenciones oportunas con la mayor pericia e impuls ar la labor
preventiva de la conducta s uicida.
2.1. Definiciones
4.5. Población infanto-juvenil. Es pecial referencia a los factores as ociados a la conducta s uicida y las autoles iones
EJERCICIO 1
EJERCICIO 2
La primera definición de s uicidio por la OMS data de 1976, pero no es has ta 1999 cuando la OMS as ienta las bas es de
la iniciativa mundial para la prevención del s uicidio SUPRE-WHO, con el objetivo de reducir la mortalidad y morbilidad
as ociada a las conductas s uicidas .
En 2008, el s uicidio s e identificó por la OMS como una acción prioritaria en el “Mental Health GapAction Programme”
(mhGAP) y s e comenzó a dar prioridad al des arrollo de políticas de prevención del s uicidio que continúan en la
actualidad.
El primer anális is mundial de la OMS s obre es ta cues tión, titulado “Prevención del s uicidio: un imperativo global”, s e
publicó en 2014 con el objetivo de aumentar la s ens ibilización res pecto a la relevancia del s uicidio y los intentos de
s uicidio para la s alud pública, as í como de otorgar la máxima prioridad a s u prevención en los programas mundiales
de s alud.
El s uicidio es también uno de los problemas que aborda prioritariamente el “Programa de Acción Mundial para s uperar
las brechas en Salud Mental”, ampliando la pres tación a los país es para s ervicios y atención a los tras tornos
mentales , neurológicos y por cons umo de s us tancias .
La continuidad en el trabajo preventivo del s uicidio, s e debe a que los planes que s e han ido poniendo en marcha
es tán dando res ultados y s e ha demos trado que las políticas de prevención del s uicidio s on efectivas , entre ellas , la
mejora de la acces ibilidad a los s ervicios de s alud de las pers onas en ries go, el s eguimiento durante el periodo crítico
pos terior a la tentativa y la reducción al acces o a métodos letales .
Merece la pena des tacar dos es trategias de prevención de las conductas s uicidas que han res ultado efectivas a nivel
mundial donde, en ambos cas os , el elemento común es la integración s inérgica de es trategias en diferentes niveles
de prevención (univers al, s electiva e indicada). Nos referimos al Proyecto Europeo contra la Depres ión y al Proyecto
americano Z ero Suicide. Ambos proyectos s on planes multinivel, como los enunciados por la Es trategia Europea
contra la Depres ión (EEAD) o el Proyecto Europeo EUREGENAS, e implican varias dianas , población de ries go y
vulnerable, formación a Atención Primaria, s ens ibilización de facilitadores s ociales y población general, as í como
limitación de acces o a métodos letales .
En la actualidad los es fuerzos s iguen por es te camino. Los Es tados Miembros de la ONU, en virtud del “Plan de acción
s obre s alud mental de la OMS 2013-2020 (actualizado a 2013-2030)”, s e comprometieron a trabajar para alcanzar el
objetivo mundial de reducir en una tercera parte la tas a de s uicidios des de la elaboración del Plan, a 2030 (Agenda
2030).
En es te s entido, el Objetivo de Des arrollo Sos tenible (ODS) número 3 de la Agenda 2030 es "garantizar una vida s ana
y promover el bienes tar para todos en todas las edades ".
La tas a de mortalidad por s uicidio es uno de los indicadores de la meta 3.4 de los ODS, cuyo propós ito es que, des de
s u elaboración a 2030, s e reduzca en un tercio el ries go de mortalidad prematura por enfermedades no trans mis ibles
mediante s u prevención y tratamiento, as í como promover la s alud y el bienes tar mental.
Fuente: www.un.org
Recogiendo datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud), la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y el
CDC (Centro de Control de Enfermedades ), la tas a de s uicidios s upone una muerte cada 40 s egundos , y el intento
s uicida ocurre cada 3 s egundos .
Es to s ignifica que mueren más pers onas por s uicidio que por conflictos armados , por lo que los es fuerzos para la
reducción del s uicidio s e han convertido en un objetivo primordial de s alud a nivel mundial.
Las tas as de s uicidio varían de acuerdo a la región, s exo, edad, origen étnico y probablemente también a las prácticas
de regis tros de fallecimiento en los diferentes país es , pero los datos mues tran una radiografía con muchos as pectos
en común.
Los intentos de s uicidio s on mucho más comunes que el s uicidio. Son al menos entre 10-20 veces (y
s egún otros es tudios has ta 40 veces ) más frecuentes que los s uicidios cons umados . Las tentativas
de s uicidio s on más frecuentes entre los adoles centes y va dis minuyendo con la edad, a diferencia de
los s uicidios cons umados .
Se es tima que por cada adulto que muere por s uicidio puede haber más de 20 pers onas que intentan
s uicidars e. Dicho de otra forma, por cada 20 intentos de s uicidio, s e produce uno cons umado.
Los hombres s e s uicidan más . A nivel mundial, los intentos de s uicidio s on más frecuentes en las
mujeres , y los s uicidios cons umados en hombres . Por regla general es ta afirmación s e da en todos
los país es , con dos excepciones , India y China, donde no hay claras diferencias res pecto al género.
Entre el 45-70% de quienes intentan el s uicidio s ufren principalmente de depres ión, pres entan ras gos
de impuls ividad, agres ividad, tras torno de la pers onalidad y alcoholis mo. Una alta proporción de las
pers onas que han s obrevivido a un intento de s uicidio o que han muerto por es ta caus a, han padecido
un tras torno de s alud mental.
Se evidencia el vínculo entre el s uicidio y los tras tornos mentales (en particular, la depres ión y el
cons umo de alcohol).
El intento de s uicidio previo es uno de los factores de ries go individuales más s ignificativos de un
futuro intento o un s uicidio cons umado. De hecho, s e es tima que el ries go de s uicidio en es tas
pers onas es 100 veces s uperior a la población general y cuatro veces más frecuente frente a
pers onas con tras torno mental. Un 50% de los pacientes que s e s uicidan han pres entado previamente
tentativas de s uicidio y el 20% de las pers onas vis itan los dis pos itivos de as is tencia ps iquiátricos en
los 12 mes es previos al s uicidio.
La es tigmatización que s e crea en torno a los tras tornos mentales y el s uicidio dis uade de bus car
ayuda a muchas pers onas que piens an en quitars e la vida o tratan de hacerlo, por lo que no reciben la
ayuda que neces itan.
También exis te una alta tas a de s uicidios cometidos impuls ivamente ante s ituaciones de cris is en las
que la capacidad para afrontar las tens iones de la vida, problemas económicos , rupturas afectivas o
los dolores crónicos , es tá mermada.
Vivir conflictos , catás trofes , actos violentos , abus os , pérdida de s eres queridos y s ens ación de
ais lamiento puede generar conductas s uicidas .
Hay una cantidad cons iderablemente más alta de pers onas que terminan en el hos pital por
comportamientos s uicidas no mortales (intentos de s uicidio) que de pers onas con les iones mortales , y
una cantidad aún más alta que recibe tratamiento en un entorno ambulatorio o que no recibe ningún
tratamiento.
La conducta s uicida tiene un fuerte impacto en el entorno más próximo de la pers ona, repercutiendo
de manera importante s obre familiares , convivientes y allegados .
Alrededor de un 20% de los s uicidios s e cometen por autointoxicación con plaguicidas , s obre todo en
zonas rurales agrícolas de país es con ingres os bajos y medios . En cuanto al método utilizado, en los
hombres encontramos el ahorcamiento, s eguido por el us o de armas de fuego. En mujeres es más
común el envenenamiento mediante la inges tión de benzodiacepinas , barbitúricos , analgés icos y
antibióticos .
Las tas as de s uicidio también s on elevadas entre los grupos vulnerables y dis criminados (refugiados y
migrantes , pueblos indígenas , pers onas LGTBIQA+, reclus os …).
El país con mayor tas a de s uicidio es Sri Lanka (34,9%, datos 2020), y el país con menor porcentaje
Barbados (0,42%, datos 2020).
Fuente: www.datos macro.com
Pero las tas as de s uicidio s olo reflejan una parte del problema y las principales ins tituciones de s alud s on cons cientes
de la elevada cifra negra. Es decir, cas os de s uicidio cons umado o intentos de s uicidio que no s e reflejan en las
es tadís ticas . Por lo que, conocemos muchos cas os , pero no todos los exis tentes .
Con todo ello, aun tratándos e de un grave problema de s alud pública, el s uicidio s e puede prevenir mediante
intervenciones bas adas en la evidencia y es trategias integrales de actuación, pero, para trabajar en es a dirección, la
s ens ibilización hacia la importancia de la prevención del s uicidio es fundamental por parte de las políticas de cada
país , y para ello hay que luchar contra la es tigmatización e inclus o el tabú exis tente en muchas s ociedades que impide
hablar abiertamente s obre el s uicidio.
Actualmente, no todos los país es a nivel mundial tienen incluida en s us políticas públicas la prevención del s uicidio
como prioridad en la es fera de la s alud, pero cada vez s on más .
Para s eguir impuls ando la adopción de medidas por parte de todos los país es , la OMS publicó en 2021 la “Guía LIVE
LIFE (vive la vida)”, en la que recomienda intervenciones que han demos trado s er eficaces :
Res tringir el acces o a los medios utilizados para s uicidars e (por ejemplo, los plaguicidas , las armas
de fuego y ciertos medicamentos ).
Educar a los medios de comunicación para que informen con res pons abilidad s obre el s uicidio.
Detectar a tiempo, evaluar y tratar a las pers onas que mues tren conductas s uicidas y hacerles un
s eguimiento.
Es tas medidas s e deben acompañar de intervenciones bás icas a nivel de anális is de la s ituación, colaboración
multis ectorial, s ens ibilización, formación, financiación, s eguimiento y la evaluación de las actuaciones implantadas ... Y
por s upues to requiere de coordinación y colaboración de s ectores como la s anidad, educación, jus ticia, agricultura,
ganadería y comercio, fuerzas y cuerpos de s eguridad, medios de comunicación…
La cifra total fue de alrededor de 48.700 pers onas en es e año, y s upus o el 1% de todas las muertes de
2016.
Las tas as de mortalidad por s uicidio más bajas de 2017 s e regis traron en Chipre, Grecia y Malta.
La tas a de mortalidad por s uicidio en Bielorrus ia (22,76%) y Lituania (21,70%) s on las más altas de la
UE (Euros tat, 2020). (En 2016 fue Lituania quien repres entó la tas a más alta, 25,8%).
En el s iguiente gráfico s e mues tra la dis tribución geográfica de la tas a de s uicidio en la Unión Europea.
La evolución comparativa mues tra que s igue s iendo Lituania uno de los país es con mayor tas a de s uicidios (21,70%),
junto con Bielorrus ia (22,76%, algo por encima de Lituania) y Ucrania (21,19%).
Fuente: www.datos macro.com
Al igual que a nivel mundial, des de la Unión Europea también s e impuls an políticas s os tenibles para la prevención del
s uicidio donde des taca el proyecto OSPI-EUROPE (Optimizing Suicide Prevention Programs and their implementation in
Europe).
Otro proyecto europeo a des tacar, del que formó parte Es paña, es el EUREGENAS (European Regions Enforcing Actions
Agains t Suicide). Su objetivo, junto con la eliminación de es tigmas as ociados a los tras tornos mentales y la promoción
de la s alud entre los jóvenes , fue contribuir a la prevención de pens amientos y conductas s uicidas en Europa a través
de es trategias preventivas a nivel regional que, tras s u evaluación pos itiva, res ulten apropiadas para s er utilizadas en
la Unión Europea como ejemplo de buenas prácticas .
De es ta colaboración ha tenido fruto documentos de interés relacionados con directrices generales para la prevención
del s uicidio, directrices para el ámbito laboral, es colar, medios de comunicación…
Los datos de prevalencia de muerte por s uicidio s itúan a Es paña bas tante por debajo de otros país es de la Unión
Europea. Pero, a pes ar de es tas cifras más bajas de prevalencia con res pecto a otros país es , el s uicidio en Es paña
es la principal caus a externa de muerte en el país por encima de los accidentes de tráfico, y la s egunda caus a de
muerte más frecuente en el grupo de edad entre los 20 y los 24 años en el año 2017 (INE, 2017).
El trabajo de Alfons o-Sánchez, Martin-Moreno, Martínez, y Martínez, (2019) ha recopilado datos de mortalidad por
s uicidio des de principios del s iglo XX en Es paña, afirmando que la tas a de mortalidad por s uicidio ha pas ado por
divers os periodos : un periodo as cendente des de 1906 has ta los años 40, otro des cendente has ta los años 80 y otro
de nuevo as cendente des de los años 80 has ta a la actualidad, dato que actualmente s e puede confirmar s i atendemos
a las cifras que veremos a continuación.
Según el informe que elabora el Obs ervatorio del Suicidio en Es paña de la Fundación Es pañola para la Prevención del
Suicidio, en bas e a los datos publicados por el INE (Ins tituto Nacional de Es tadís tica), en 2020 fallecieron por s uicidio
3.941 pers onas en Es paña.
De media, los datos publicados en 2019 (referidos al 2018) indicaban que s e s uicidaban 10 pers onas al día (hubo un
total de 3.671 s uicidios , lo que ya s ignificó un aumento del 3,7% con res pecto al regis tro de 2018).
En 2020 s e s uicidaron de media 11 pers onas cada día. Pero s i es e dato no nos da una idea de la magnitud del
problema, podemos compararlo con el número de as es inatos . En 2020 hubo 298 muertes por as es inato, y 3.941
s uicidios (por cada pers ona as es inada s e s uicidan 13,2 pers onas ).
En relación a los intentos de s uicidio en Es paña, el es tudio Epidemiológico ESEMeD des tacó que un 1,48% de la
población es pañola habría tenido a lo largo de s u vida un intento de s uicidio (Gabilondo et al., 2007). Con una
metodología s imilar, el proyecto “Edad con Salud” recogió una prevalencia a lo largo de la vida en el año 2011-2012
del 1,46% (Miret et al., 2014).
En cuanto a la prevalencia de ideación s uicida, los es tudios epidemiológicos apuntan que en torno al 4% de la
población es pañola ha tenido alguna vez en s u vida ideación o pens amientos de s uicidio (Miret et al., 2014).
El proyecto “Edad con s alud” informó que en torno al 1,4% de la población es pañola habría pens ado en el s uicidio en
el año 2014. La relación entre pens amiento e intento daría lugar a que de cada pers ona que s e intenta s uicidar en
nues tro país , habría 14 que lo piens an.
Fuente: Campaña de Prevención del Suicidio de la Comunidad Valencian
Actualizando la realidad del s uicidio en nues tro país , encontramos los últimos datos publicados por la Fundación
Es pañola para la Prevención del Suicidio donde, en primer lugar, ofrecemos una comparativa de los dos últimos
informes elaborados por el Observatorio del Suicidio en España:
Veamos los últimos datos publicados en noviembre de 2021 (hacen referencia al año 2020):
La comparación entre datos mues tra que la cifra ha aumentado en 270 s uicidios (incremento del 7,4%).
El regis tro revela que ha s ido el año con más s uicidios en la his toria de Es paña des de que s e tienen
datos (año 1906).
La tas a de s uicidios en Es paña es del 8,3 por cada 100.000 habitantes (es tá entre las tas as más bajas
de Europa, y es menor que la media mundial, del 9,27).
De los 3.941 s uicidios en 2020, 2.930 fueron de hombres (74%) y 1.011 de mujeres (26%).
Es la primera vez en Es paña que s e s uperan las mil muertes por s uicidio en mujeres .
El método más empleado es el ahorcamiento, s eguido por s altar des de un lugar elevado o arrojars e a
un objeto en movimiento y la intoxicación medicamentos a.
Las comunidades autónomas con mayor proporción por cada 100.000 habitantes s on As turias (11,98
por 100.000 habitantes ), Galicia (11,29), Canarias (9,56), Cas tilla y León (9,52) y La Rioja (9,06).
Siguiendo la línea de los datos del Atlas Nacional de Mortalidad en Es paña (Fundación FISABIO), las
grandes cuidades de Madrid, Barcelona y Bilbao acumularían índices de ries go de s uicidio bajos ,
mientras que municipios de Galicia, As turias , Cas tellón, Murcia y la zona central y oriental de Andalucía,
acumularían las probabilidades de mortalidad por s uicidio más elevadas del país .
En la s iguiente tabla s e des glos a el ámbito autonómico. Se compara el total de s uicidios con la cifra de población en
cada Comunidad, y de es ta manera s e des prende la tas a de fallecimientos por 100.000 habitantes :
Fuente: INE
Gráfico de s uicidios por comunidades y ciudades autónomas (datos publicados en noviembre de 2021 en referencia al
año 2020).
Fuente: INE
En relación a la edad: la tas a de s uicidios s e marca en edades comprendidas entre los 25 y los 59
años , donde des taca la horquilla entre 55 a 59 años (tas a de 12,1 por 100.000 habitantes ), con un
diferencial amplio entre hombres y mujeres (16,5 y 7,9 res pectivamente).
Des ciende ligeramente en las dos franjas s iguientes (60 a 64 y 65 a 69) para volver a as cender a partir
de los 70 años .
Las diferencias en s uicidios cons umados entre hombres y mujeres alcanzan la dis tancia más extrema
en la vejez. En el grupo de 80 a 84 años (18,5 por cada 100.000 habitantes ), los hombres repres entan
un 35,01% de los s uicidios cons umados por cada 100.000 habitantes res pecto al 7,3% entre las
mujeres . Algunas caus as que llevan a mayores tas as de s uicidios entre pers onas de mayor edad
pueden s er la comorbilidad fís ica y ps íquica, la pérdida de pers onas cercanas , el ais lamiento s ocial,
jubilación es tigmatizada pens ado que ya no s e es activo…
Es la primera vez que Es paña alcanza 14 s uicidios de menores de 15 años (7 niños y 7 niñas ),
duplicando los cas os de 2019.
Con 300 muertes por es ta caus a, el s uicidio es , des pués de los tumores (330 defunciones ), la principal
caus a de muerte entre la juventud es pañola (15 a 29 años ).
La etapa de la adoles cencia es una etapa de ries go, y en los datos s e ve cómo s e produce un punto de
inflexión, pas ando de 14 s uicidios en el grupo de menores de 15 años a 300 s uicidios en el grupo de 15
a 29 años .
Fuente: Healthychildren.org
Fuente: INE
Fuente: FSME. Obs ervatorio del Suicidio
Des de el Obs ervatorio del Suicidio en Es paña de la Fundación Es pañola para la Prevención del Suicidio s e es peraba
para 2020 una dis minución s ignificativa de los s uicidios en coherencia con la dis minución generalizada de muertes
externas (accidentes de tráfico, homicidios ...) provocado por el confinamiento (ya que és te dificultó enormemente
es tas conductas , tanto en la vía pública al es tar prohibido deambular por ella, como en los domicilios al es tar en
compañía). No obs tante, parece que des pués del confinamiento s e ha producido un efecto rebote, y mientras que en
abril s e regis tró un 18,2% menos res pecto al mis mo mes de 2019, en agosto se produjo un aumento del 34%.
A las muertes por s uicidio hay que añadir los intentos y la ideación s uicida. Según cálculos de la OMS, exis tirían unos
10-20 intentos por cada s uicidio, mientras que, s egún otros es tudios epidemiológicos la ideación podría afectar a lo
largo de la vida al 5% y el 10% de la población es pañola. Es o s ignifica que en un año podrían producirs e en torno a
80.000 intentos de s uicidio en Es paña y que, entre dos y cuatro millones de pers onas tengan ideación s uicida a lo
largo de s u vida.
Se ofrece el s iguiente enlace por s i es de interés acceder al regis tro de la Fundación Es pañola para la Prevención
del Suicidio y el Obs ervatorio del Suicido, que también s irve para actualizar datos con la publicación de futuros
informes :
LA PARADOJA DE GÉNERO
¿POR QUÉ SE SUICIDAN MÁS HOMBRES QUE MUJERES?
La paradoja de género en el suicidio se refiere a que hay un mayor número de suicidios consumados entre los varones, mientras
que las mujeres triplican las tentativas. Esto puede entenderse a partir de múltiples causas: diferentes orientaciones de abordaje
del estrés y el conflicto, los medios más violentos que pueden emplearse para suicidarse, la disponibilidad de éstos, mayor
prevalencia de consumo de tóxicos, diferencias entre roles de género, proceso de socialización convencional…
P ayne et al. (2008) señala la identidad, el comportamiento y las expectativas de hombres y mujeres asociados a los roles de
masculinidad y feminidad (de la cultura patriarcal). Así, los roles asignados a los hombres guardan relación con atributos como la
fortaleza, los deseos de poder y de dominación, coraje, independencia, racionalidad y/o competitividad. De este modo, la
expresión de las emociones para los hombres difiere en relación con la de las mujeres, y las conductas agresivas están más
aceptadas para los varones. Dentro de estas conductas, se encontrarían comportamientos con mayor riesgo, y como vemos en
los métodos de suicidio los hombres suelen emplear métodos más violentos. Mientras, las mujeres tienden a hacer uso de
métodos menos impulsivos y con menor letalidad. Esto explicaría que, si bien las tasas de suicidio son mayores para los
hombres, en el caso de los intentos de suicidio la situación difiera, y sean ellas las que presenten mayores tasas de intentos de
suicidio (Mejías-Martín, 2019).
Los roles de género también hacen mella en uno de los factores de riesgo del suicidio: el historial de enfermedad mental (en
especial la depresión). Así, las mujeres que se suicidan sufren con mayor frecuencia que los hombres una enfermedad mental
diagnosticada, con lo que aumenta la probabilidad de intentar suicidarse. La depresión u otros trastornos mentales provocan un
aumento de ideaciones suicidas (Vieira et al. 2010), por lo que los expertos señalan que “el 90% de las personas que se suicidan
tienen un problema de salud mental, principalmente depresión” (Martín del C ampo, 2019, en Gil, 2020), y son las mujeres
quienes presentan mayores tasas de depresión frente a los hombres.
El hecho de acudir a tratamientos o pedir ayuda por parte de los hombres es más dificultoso que para las mujeres, dado que
podría indicar una falta de fortaleza, acorde a los roles masculinos que les atribuye la cultura androcéntrica y heteronormativa.
Esta diferente orientación entre hombres y mujeres ante la conducta suicida… ¿sugiere la conveniencia de aplicar estrategias
diferenciadas en la prevención?, ¿veríamos cambios en las estadísticas si se lograra la plena igualdad de género?, ¿se reduciría el
número de suicidios en hombres si se fomentaran masculinidades con una buena gestión emocional, no basadas en la cultura
patriarcal?
Fuente: RTVE
Es paña, como miembro de la ONU, es país firmante de la Agenda 2030, por lo que también dirige políticas de
actuación para dar cumplimiento al ODS nº 3.
ODS 3:
Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades
Actualmente en Es paña no exis te ningún Plan Nacional de Prevención del Suicidio a nivel es tatal. El único Plan de
carácter nacional que lo aborda lo encontramos en el s eno de Ins tituciones Penitenciarias con la Ins trucción 5/2014 de
Protocolo de Prevención de Suicidios , pero el abordaje en es te ámbito res tringido no s e puede extrapolar a la
población general.
Nues tro Sis tema de Salud cuenta con una Es trategia Nacional en Salud Mental, que ya en 2007 contempló entre s us
objetivos la prevención del s uicidio y la evaluación de acciones es pecíficas para dis minuir las tas as de s uicidio en
grupos de ries go.
El Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, incluye acciones financiadas por el Minis terio de Sanidad, por las
Comunidades Autónomas , y otras actuaciones cofinanciadas .
4.1 Creación de un teléfono de información 24/7, gratuito y confidencial, para ofrecer atención
profesional y apoyo ante la conducta suicida a personas afectadas y familiares, con capacidad de
derivación rápida a los servicios de emergencia correspondientes, ante una situación de crisis.
4.3. Establecimiento de mecanismos y circuitos ágiles para la mejora del acceso a los servicios
de salud mental de las personas con conducta suicida.
4.5. Acciones de formación continuada para la detección del riesgo, adecuado diagnóstico y
abordaje de la conducta suicida.
4.6. Desarrollo de registros que permitan conocer las tentativas de suicidio y de los casos
consumados que facilite identificar la población con mayor riesgo.
La Es trategia de Salud Mental 2022-2026 en Es paña, añade una línea exclus iva dedicada a la prevención de la
conducta s uicida en la que s e fijan objetivos y acciones a llevar a cabo por las comunidades autónomas .
A modo de res umen, podemos citar algunas de las es trategias que han des arrollado las comunidades autónomas de
nues tro país :
Andalucía y Cas tilla y León participaron en el Proyecto Europeo EUREGENAS (European Regions Enforcing
Actions Agains t Suicide) s obre prevención del s uicidio. El proyecto finalizó en 2014, pero ha tenido un
des arrollo pos terior de implementación, como es la creación deuna Red Local de Prevención del
Suicidio, un paquete formativo para profes ionales de atención primaria s obre prevención del s uicidio,
protocolo de s eguimiento de tentativas s uicidas detectadas en el s ervicio de Urgencias con apartado
es pecífico para población infanto-juvenil, des arrollo de documentos técnicos …
As turias ha participado en el Proyecto Europeo SEYLE (Saving and Empowering Young Lives in Europe)
en colaboración con el Ins tituto Karolins ka, para la intervención en las es cuelas , explorando factores
anímicos y comportamentales en adoles centes , dis eño de programas preventivos ... Además , en 2018
impuls ó un protocolo de detección y manejo de cas os en pers onas con ries go de s uicidio.
Cataluña, dentro del marco del programa europeo EAAD (European Alliance Agains t Depres s ion)
des arrolla dos experiencias del programa de Lucha contra la Depres ión y Prevención del Suicidio que
s irven como pilotos para la pos terior implementación del Código Ries go Suicidio.
Madrid, s iguiendo el modelo de las Es trategias multinivel como la Alianza Europea contra la Depres ión
(EEAD) ha implementado acciones para trabajar con población de ries go para trabajar en divers os
hos pitales s iguiendo el modelo multinivel EAAD, formación a profes ionales de Atención Primaria y
SUMMA, facilitadores s ociales (policía, bomberos , profes ores ...), acciones directas de s ens ibilización en
población general, elaboración de divers as guías de ayuda a pacientes , familiares , docentes … impuls o
del Código ARSUIC que garantiza la continuidad as is tencial a pacientes con potencial ries go s uicida, Plan
de Refuerzo As is tencial des pués del Covid19,...
Aragón, Canarias , Cantabria, Cas tilla la Mancha, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, País Vas co,
Valencia… cada comunidad autónoma dentro de s u Plan de Salud Mental, incluye una línea es tratégica
de prevención de la conducta s uicida.
En la gran mayoría de los país es occidentales , el s uicidio no es un crimen, aunque exis ten algunos país es en los que
has ta hace poco era cons iderado como tal y s e cas tigaba. Por ejemplo, has ta no hace muchos años en la India el
s uicidio era ilegal y la familia del s uicida podía enfrentars e a problemas legales (es ta Ley s e derogó en 2014).
Lo que s í es tá contemplado por el Código Penal (CP) en el artículo 143 es la inducción (143.1) y la cooperación (143.2)
al s uicidio.
ARTÍCULO 143 CÓDIGO PENAL, LO 10/1995 (modificación en 2021 por la Ley Orgánica 3/2021 de regulació
eutanasia, LORE)
1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años.
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una pe
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar
muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de una persona que sufr
padecimiento grave, crónico e imposibilitante o una enfermedad grave e incurable, con sufrimientos físicos o
psíquicos constantes e insoportables, por la petición expresa, seria e inequívoca de esta, será castigado con l
inferior en uno o dos grados a las señaladas en los apartados 2 y 3.
5. No obstante, lo dispuesto en el apartado anterior, no incurrirá en responsabilidad penal quien causare o coop
activamente a la muerte de otra persona cumpliendo lo establecido en la ley orgánica reguladora de la eutan
A continuación, s e ofrecen algunos as pectos legales que s on de interés para profes ionales del ámbito s anitario.
a. La imprudencia profesional: s e encuentra recogida en el código penal como delito culpos o cuando s e origina
un daño, s in intención, pero el res ultado podía habers e evitado o debió s er previs to.
La juris prudencia cons idera neces arios una s erie de requis itos para poder cons iderar una acción como culpos a:
1. El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como reo de homicidio imprudente,
pena de prisión de uno a cuatro años.
(…)
Si el homicidio se hubiera cometido por imprudencia profesional, se impondrá además la pena de inhab
especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por un periodo de tres a seis años.
2. El que por imprudencia menos grave causare la muerte de otro, será castigado con la pena de multa de tres
a dieciocho meses.
(…)
Salvo en los casos en que se produzca utilizando un vehículo a motor o un ciclomotor, el delito previsto
apartado solo será perseguible mediante denuncia de la persona agraviada o de su representante legal.
b. El internamiento involuntario del paciente: queda recogido en el artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil 1/2000 de 7 de enero: “ el internamiento, por razón de tras torno ps íquico, de una pers ona que no es té en
condiciones de decidirlo por s í, aunque es té s ometido a la patria potes tad o tutela, requerirá autorización judicial,
que s erá recabada del tribunal del lugar donde res ida la pers ona afectada por el internamiento”.
Los derechos y obligaciones de los pacientes , us uarios y profes ionales del s is tema s anitario vienen regulados
por la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente, cuyos principios bás icos s eñalan que el paciente tiene derecho a
decidir libremente, des pués de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas dis ponibles , y que
todo paciente o us uario tiene derecho a negars e al tratamiento excepto en los cas os determinados en la s alud
pública o bajo la exis tencia de ries go inmediato grave para la integridad fís ica o ps íquica del paciente no s iendo
pos ible cons eguir s u autorización (exis tencia de ries go s uicida queda incluida).
El ingres o involuntario es una medida que depende del criterio médico y requiere de autorización judicial
(también s i la pers ona es tá s ometida a patria potes tad o tutela).
La autorización judicial s erá previa al ingres o involuntario de la pers ona, s alvo que por razones de
urgencia s e hiciera neces aria la inmediata adopción de la medida. La pers ona res pons able del centro
médico tendrá 24 horas para informar al juzgado.
El juzgado tiene un plazo máximo de 72h para ratificar o dejar s in efecto dicha medida.
Se puede apelar el auto ante la Audiencia Provincial en el plazo máximo de 20 días hábiles .
La pers ona ingres ada de forma involuntaria tiene derecho a la práctica de pruebas , a s er informada de
s u ingres o y conocer los motivos del mis mo en términos comprens ibles .
As í mis mo la pers ona ingres ada de manera involuntaria tiene derecho a contar con abogado/a,
procurador/a o pedir al Juez/a que le as igne uno de oficio para la vis ta del ingres o involuntario.
c. La confidencialidad y el secreto profesional en relación al suicidio: para abordar la confidencialidad y el
s ecreto profes ional en el ámbito s anitario tenemos que hacer alus ión a la Cons titución Es pañola (artículos 18, 20
y 24), la Ley de Autonomía del Paciente (artículo 7), el Código Penal (artículos 197,198 y 199), Código
Deontológico, Ley de Sanidad, Ley de Protección de datos …
Toda pers ona tiene derecho a que s e res pete el carácter confidencial de los datos referentes a s u s alud y a que
nadie pueda acceder a ellos s in previa autorización amparada por la ley.
El pers onal s anitario debe guardar s ecreto profes ional por imperativo legal, pero exis ten una s erie de
s ituaciones en las que los facultativos podrán revelar los datos s anitarios de un paciente, s in neces idad de
contar con s u cons entimiento:
Ante la pres encia de una enfermedad infecto-contagios a y con ries go grave para terceras pers onas o
para la s alud pública. En es tos cas os el/la médico tiene además la obligación de declarar la
enfermedad ante la autoridad s anitaria competente.
Cuando exis te ries go inmediato grave para la integridad fís ica o ps íquica del enfermo y no es pos ible
cons eguir s u autorización. Se cons idera un eximente de res pons abilidad cuando s e actúa en un “es tado
de neces idad” para evitar un mal propio o ajeno.
Tampoco en los informes a otro/a compañero/a (incluidos /as ins pectores /as médicos ) exis te la
obligación de s ecreto, pues ahí lo que s e produce es la figura de “s ecreto compartido”.
Foto: Pixabay
d. Responsabilidad profesional en el ámbito sanitario: s upone la obligación de res ponder ante la ley de
nues tra actuación profes ional, as í como la obligación de reparar o s atis facer el daño originado, los perjuicios
ocas ionados y el s ufrimiento creado.
Su fundamento es la producción de un daño originado por una conducta inadecuada, no voluntaria, pero que
debió s er previs ta y en la que s e ha vulnerado el deber objetivo de cuidado.
Los cas os más frecuentes de mala praxis de la que puede derivar res pons abilidad s on:
Diagnós tico incorrecto-negligente que da lugar a un alta indebida de un paciente que pos teriormente s e
s uicida o s e les iona.
En el manejo del paciente: fracas o para proteger o controlar a un paciente con conducta s uicida.
En los s uicidios , el profes ional s anitario s ólo tendrá res pons abilidad penal cuando la conducta s ea claramente
previs ible y humanamente evitable, y la actitud del profes ional haya s ido manifies tamente des cuidada u os ada. El
profes ional deberá probar que tomó las medidas adecuadas .
De forma general, la res pons abilidad civil derivada de la actividad s anitaria determina una obligación de medios , no de
res ultados , lo que implica que el fracas o de las medidas preventivas no s upone neces ariamente una mala praxis .
La mala práctica vendría aparejada cuando el profes ional s anitario no hubiera pres tado atención a s ignos evidentes de
ries go, o que, apreciándolos , no hubiera tomado decis iones para evitarlos (negligencia o imprudencia).
Valorar siempre personalmente al paciente con ideas de suicidio, y si no se dispone de medios sufici
para hacerlo, remitir al enfermo para su tratamiento apropiado a otros profesionales o centros donde
ser tratado de forma adecuada.
Informar a la familia de forma clara y adecuada, dar pautas de acompañamiento y control del tratam
farmacológico.
Elaborar una historia clínica completa y correcta del paciente, lo que ayudará a realizar un seguimien
adecuado del mismo y a prevenir dificultades. Anotar las exploraciones practicadas, medidas de con
ingreso con mayor o menor grado de vigilancia, el riesgo estimado de suicidio, advertencias sobre el
de suicidio que se han hecho tanto al paciente como a su familia, decisiones adoptadas, recoger la
evolución, seguimiento…
e. Responsabilidad de la Administración: la Ley del Régimen Jurídico de las Adminis traciones Públicas y el Real
Decreto 429/1993 es tablecen que los particulares deben s er indemnizados por la adminis tración de toda les ión
que s ufran s alvo en los cas os de fuerza mayor, s iempre que la les ión s ea por cons ecuencia de un
funcionamiento normal o anormal de los s ervicios públicos .
Tiene que haber una relación caus a-efecto directa, inmediata y exclus iva entre el daño y el s ervicio público.
Que la pandemia ha afectado la s alud fís ica y mental de muchas pers onas es algo innegable. Los s is temas s anitarios
de todo el mundo han tenido que luchar para encontrar un equilibrio entre contener la pandemia y el tratamiento de
los problemas de s alud mental que s e han derivado de ella.
El ais lamiento s ocial, la ans iedad, el temor al contagio, la incertidumbre, el es trés crónico y los problemas
económicos pueden conducir al des arrollo o exacerbación de tras tornos relacionados con el es trés y al aumento del
ries go s uicida en poblaciones vulnerables , como las pers onas con tras tornos mentales preexis tentes , pers onas con
baja res iliencia, pers onas que tienen algún familiar o amigo que ha fallecido a cons ecuencia del virus … (Sher, 2020).
En una revis ión s obre el impacto de la pandemia por SARS-CoV-2 en la s alud mental de la población en diferentes
país es , s e han hallado tas as relativamente altas de ans iedad, depres ión, tras torno por es trés pos traumático,
males tar ps icológico y es trés .
En un es tudio des arrollado en Es paña s obre 9.138 profes ionales s anitarios para evaluar el impacto de la primera
oleada de la pandemia (marzo – julio de 2020), s e halló una alta prevalencia de s creening pos itivo de tras tornos
mentales , de tal forma que cas i la mitad de los profes ionales tuvieron una puntuación propia de al menos uno de los
cinco tras tornos mentales comunes evaluados . Además , uno de cada s iete cumplió criterios de tras torno mental
actual dis capacitante. Los s anitarios con tras tornos mentales previos tuvieron el doble de prevalencia que aquellos s in
patología mental previa (Alons o et al., 2021).
Foto: Freepik
En la Unión Europea, a través del Proyecto RESPOND, del que Es paña forma parte, (des arrollándos e entre 2020-2023),
s e pretende:
Evaluar el impacto en la s alud mental de la población a corto y largo plazo, as í como los factores de
res iliencia y los grupos vulnerables .
Mejorar la res iliencia, bienes tar y s alud mental de los profes ionales s anitarios de primera línea y otros
grupos vulnerables , mediante la implementación de programas de la OMS.
A partir de la comprens ión de los efectos de la pandemia, orientar las futuras políticas de actuación,
medidas de contención de s alud pública y medidas orientadas a la mejora de la s alud mental y el
bienes tar de los grupos vulnerables .
La pos ible as ociación entre la pandemia y el s uicidio es aún difícil de determinar por el es cas o tiempo trans currido y
las dificultades metodológicas que por ejemplo no permiten regis trar la mortalidad por s uicidio en tiempo real.
Aún no exis ten pruebas directas s obre el impacto de la pandemia en la conducta s uicida (Niederkrotenthaler et al.,
2020), pero s e s í s e conoce la as ociación de anteriores pandemias con un mayor ries go de s uicidio (pandemia por la
gripe es pañola de 1918-1919, ébola...), por lo que la atención a grupos vulnerables s e s ugiere como un objetivo de
s alud pública.
Profes ionales de primera línea, pers onas mayores , s in hogar, migrantes , víctimas de abus o y violencia, pers onas con
ines tabilidad laboral… Por ejemplo, en es te último cas o, el des empleo s e as ocia a un ries go s uicida 2-3 veces
s uperior que ejerciendo actividad laboral, y la as ociación entre cris is económica y s uicidio es tá bien documentada
(Deady et al., 2020).
Un es tudio realizado en Es paña s obre 5.450 profes ionales s anitarios de hos pitales para evaluar el impacto de la
primera oleada de la pandemia (marzo – julio de 2020) encontró que la ideación s uicida había aumentado en el último
mes (Mortier et al., 2021).
La cris is caus ada por la pandemia puede aumentar las tas as de s uicidio no s olo durante la pandemia, s ino también
tras ella. Las cons ecuencias en la s alud mental, incluyendo la conducta s uicida, probablemente es tén pres entes
durante un periodo prolongado tras la pandemia (Sher, 2020). Durante los des as tres naturales , las guerras o las
epidemias , las tas as de s uicidio pueden decrecer trans itoriamente, s in embargo, una vez que la cris is inmediata ha
pas ado, las tas as de s uicidio aumentan (Was s erman et al., 2020).
TEMA 2. ACLARANDO CONCEPTOS Y DESMONTANDO MITOS
A lo largo de la his toria, el tema del s uicidio ha es tado rodeado de tabúes , incógnitas y rechazo. A día de hoy, la
es tigmatización que conlleva la conducta s uicida s igue es tando latente en la mayoría de las s ociedades , pero bien es
cierto que la difus ión de información veraz, científica, y enfocarlo des de el ámbito de la s alud, favorece la
normalización de llevar a cabo es trategias de prevención y actuaciones de ayuda a pers onas que la neces itan.
2.1. Definiciones
2.1. DEFINICIONES
Un problema en el es tudio de la conducta s uicida ha s ido la exis tencia de diferentes definiciones y conceptos .
En 1976, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió el suicidio como “un acto con res ultado letal,
deliberadamente iniciado y realizado por el s ujeto, s abiendo o es perando s u res ultado letal y a través del cual
pretende obtener los cambios des eados ” y el parasuicidio, como “un acto s in res ultado fatal mediante el cual, s in
ayuda de otros , una pers ona s e autoles iona o ingiere s us tancias con la finalidad de cons eguir cambios a través de las
cons ecuencias actuales o es peradas s obre s u es tado fís ico”.
En 2014, la OMS, en s u informe “Prevención del s uicidio”, y teniendo en cuenta las diferentes categorías de la
amplitud del s uicidio, recoge la definición de suicidio como “el acto de matars e deliberadamente”. Mientras que, el
intento de suicidio abarca “todo comportamiento s uicida que no caus a la muerte (intoxicación autoinfligida, les iones
o autoagres iones intencionales que pueden o no tener una intención o res ultado mortal)”. Y en cuanto al
comportamiento suicida, lo es tablece como “comportamientos que incluyen pens ar en el s uicidio (ideación s uicida),
planificar el s uicidio, intentar el s uicidio y cometer un s uicidio propiamente dicho”.
La conceptualización de la conducta s uicida es compleja, por lo que ha s ido neces aria la elaboración de definiciones
más precis as en las que han colaborado una gran divers idad de autores .
Por ejemplo, Dieks tra es tableció criterios de clas ificación de la conducta s uicida que diferencian entre s uicidio, intento
de s uicidio y paras uicidio, en función de s i el res ultado de la conducta es mortal o no, y de la gravedad de dicha
conducta.
El National Ins titute of Mental Health (NIMH) de EEUU planteó una de las nomenclaturas más operativas , diferenciando
entre ideación s uicida, conducta ins trumental, intento de s uicidio y s uicidio cons umado.
La propues ta de O´Carrol et al., como una de las más acertadas , y pos teriormente la publicación de otros artículos
s obre la adecuación de la terminología empleada para el s uicidio, determinó la importancia de apuntalar una definición
aclaratoria de es tos conceptos .
En 2007, Silverman et al. propus ieron una revis ión de la nomenclatura de O´Carrol, y a día de hoy as ienta los
conceptos que s e es tablecen en el continuum que abarca la diferente naturaleza y gravedad de los as pectos
relacionados con el s uicidio, des de los pens amientos has ta el s uicidio cons umado.
El us o de una nomenclatura común facilita la comunicación, la formación y la inves tigación del s uicidio, as í como la
correcta aclaración de los as pectos relacionados con el s uicidio favorece el acierto en la diana de la atención
neces itada, por lo que a lo largo de es te epígrafe s e van a definir algunos de los conceptos relacionados con el
s uicidio.
La Guía de Práctica Clínica del SNS de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida (Minis terio de Sanidad, 2020)
es la hoja de ruta que vamos a s eguir para es tablecer la definición de conceptos .
Definiciones:
Comunicación suicida: acto interpers onal en el que s e trans miten pens amientos , des eos o
intencionalidad de acabar con la propia vida, para los que exis te evidencia implícita o explícita de que
es te acto de comunicación no s upone por s í mis mo una conducta s uicida.
La comunicación s uicida es un punto intermedio entre la ideación s uicida (cogniciones ) y la conducta s uicida. En
es ta categoría s e incluyen aquellas comunicaciones verbales o no verbales , que pueden tener intencionalidad,
pero no producen les iones .
Amenaza suicida: acto interpers onal, verbal o no verbal, que podría predecir una pos ible
conducta s uicida en el futuro cercano.
Plan suicida: es la propues ta de un método con el que llevar a cabo una conducta s uicida
potencial.
Conducta suicida: conducta potencialmente les iva y autoinfligida, en la que hay evidencia implícita o
explícita de que la pers ona des ea utilizar la aparente intención de morir con alguna finalidad y/o que la
pers ona pres enta algún grado, determinado o no, de intención de acabar con s u vida.
La conducta s uicida puede no provocar les iones , provocarlas de diferente gravedad e, inclus o, producir la
muerte.
Se cons idera conducta s uicida la autoles ión/ges to s uicida, la conducta s uicida no determinada, el intento de
s uicidio y el s uicidio:
Autolesión/gesto suicida: conducta potencialmente les iva autoinfligida para la que exis te
evidencia, implícita o explícita, de que la pers ona no tiene la intención de matars e. La pers ona
des ea utilizar la aparente intencionalidad de morir con alguna finalidad. Es te tipo de conducta
puede no provocar les iones , provocar les iones o provocar la muerte (muerte autoinfligida no
intencionada).
Intento de suicidio: conducta potencialmente les iva autoinfligida y s in res ultado fatal, para la
que exis te evidencia, implícita o explícita, de intencionalidad de provocars e la muerte. Dicha
conducta puede provocar o no les iones , independientemente de la letalidad del método.
Suicidio: muerte autoinfligida con evidencia implícita o explícita de que la pers ona tenía
intencionalidad de auto provocars e la muerte.
Es entendido como un proces o con dis tintos grados en una es cala, que va des de la ideación a conductas crecientes
(amenazas , tentativas y el s uicidio cons umado).
El proces o del s uicidio s e cons idera como un continuum de diferente naturaleza y gravedad, que va des de la ideación
(idea de la muerte como des cans o, des eos de muerte e ideación s uicida) has ta la gradación conductual creciente
(amenazas , ges tos , intentos de s uicidio y s uicidio) (Minis terio de Sanidad, 2020), lo que hace que la propues ta de los
autores incluya los tipos I, II y II para s implificar permutaciones y combinaciones de las diferentes variables clínicas .
TIPO I: s in intencionalidad s uicida, s in propues ta de método para llevar a cabo una autoles ión…
Las múltiples inves tigaciones , es tudios y la individualidad de los cas os inves tigados en es ta temática han hecho que la
concreción de los conceptos carezca quizá de una abs oluta nitidez, pero es o no implica que no s ean aportaciones
acertadas .
Por ejemplo, en 2021, Teres a Pacheco aborda la comunicación s uicida diferenciando entre:
Des eo de morir.
Paras uicidio: s u fin no es fatal. Bus ca cons eguir cambios en el ambiente o en las condiciones
s ociales . Tiene un componente manipulativo.
Tentativa: acto no habitual con un fin no fatal que s e realiza de forma deliberada por la pers ona
que s e caus a autoles iones o s e las caus aría s i los demás no intervinies en.
Suicidio cons umado: acto con un fin mortal que s e inicia deliberadamente y es realizado por la
pers ona con el conocimiento de es peranza de muerte.
El es tudio de Teres a Pacheco (2021) des glos a la comunicación s uicida en más s ituaciones , y la Guía de Práctica
Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida como también hemos vis to diferencia s olo dos , amenaza y
plan s uicida, pero ambas determinan una mis ma línea creciente del ries go de s uicido:
Dado que la conducta s uicida es un continuum, no debe infravalorars e ni des cartars e la relevancia de los ges tos
s uicidas , autoles iones o intentos de s uicidio, pues como veremos en el epígrafe de los factores de ries go, las
autoles iones y el intento de s uicidio previo es el factor de ries go más importante de s uicidio en la población general.
Con ánimo de ofrecer la definición más práctica y s encilla para poder actuar con acierto en la prevención del s uicidio
s e ofrece el s iguiente resumen de conceptos:
CONCEPTO DEFINICIÓN
INTENCIÓN Pruebas implícitas o explícitas de que la persona desea morir, quiere quitarse la vida, y entiend
SUICIDA consecuencias de sus acciones.
IDEACIÓN
Pensamientos sobre el suicidio (cogniciones).
SUICIDA
COMUNICACIÓN La persona transmite pensamientos, deseos o intencionalidad de acabar con la propia vida. Es
SUICIDA punto intermedio entre la ideación suicida (cogniciones) y la conducta suicida.
AMENAZA Acto interpersonal, verbal o no verbal, que podría predecir una posible conducta suicida en el fu
SUICIDA cercano.
PLAN SUICIDA Propuesta de un método con el que llevar a cabo una conducta suicida potencial.
CONDUCTA
Conducta potencialmente lesiva y autoinfligida. La persona tiene intención suicida.
SUICIDA
CONDUCTA
Conducta con grado indeterminado de intencionalidad suicida (por ocultación o porque el pacie
SUICIDA NO
lo tiene claro) que puede resultar sin lesiones, con lesiones o causar la muerte.
DETERMINADA
Conducta potencialmente lesiva autoinfligida para la que existe evidencia, implícita o explícita,
AUTOLESIÓN / la persona no tiene la intención de matarse. La persona desea utilizar la aparente intencionalid
GESTO SUICIDA morir con alguna finalidad. Este tipo de conducta puede no provocar lesiones, provocar lesione
provocar la muerte (muerte autoinfligida no intencionada).
INTENTO DE Conducta potencialmente lesiva autoinfligida y sin resultado fatal, para la que existe evidencia,
SUICIDIO implícita o explícita, de intencionalidad de provocarse la muerte.
SUICIDIO Muerte autoinfligida con evidencia implícita o explícita de que la persona tenía intencionalidad d
CONSUMADO provocarse la muerte.
Familiares y figuras significativas que han experimentado una pérdida de un ser querido debido
suicidio. Aunque tradicionalmente el concepto se ha reservado para la familia, en la actualidad
SUPERVIVIENTES
extendido también a los allegados (amigos/as, compañeros/as de trabajo o de clase y vecinos/
(Ministerio de Sanidad, 2020).
Lo que diferencia a la autolesión / gestos suicidas, del intento de suicidio, es la intencionalidad de matarse. La
intencionalidad también es nuclear en la definición de suicidio, ya que es un requisito indispensable para considera
muerte como suicidio
2.2. Autolesiones no suicidas
Aproximadamente del 1 al 4% de las pers onas adultas y del 13 al 23,2% de la población adoles cente pres entan
autoles iones no s uicidas en algún momento de s u vida.
Las autoles iones no s uicidas s e han definido como un intento intencional de daño en la superficie de la piel sin
intento de suicidio.
Es ta conducta s uele aparecer en la adoles cencia temprana, en pers onas con tras torno mental y también en pers onas
s in tras torno diagnos ticado, y es llevada a cabo mediante diferentes métodos : cortars e, arañars e, quemars e,
golpears e, tirars e o arrancars e el cabello, interferir en la curación de las heridas …
La adoles cencia s upone un periodo crítico en el des arrollo evolutivo de las pers onas . Es un periodo en el que influyen
cambios hormonales y corporales , s uele exis tir una des vinculación de la familia para pertenecer a un grupo de
referencia con s us iguales , s e incrementan las relaciones s ociales , y es una etapa en la que la pers ona des arrolla la
pers onalidad y realiza una bús queda de la identidad.
Aunque la mayoría de los adoles centes pres entan un des arrollo normal, es ta edad s upone una etapa de vulnerabilidad
que convierte a los adoles centes en una población de ries go en la que s e pueden des encadenar ciertas patologías o
hábitos nocivos (cons umo de s us tancias , conductas s exuales de ries go, tras tornos de conducta, conductas s uicidas ,
autoles iones no s uicidas , juego patológico, tras tornos del comportamiento alimentario…).
Si atendemos a los datos epidemiológicos a nivel mundial, europeo y es tatal, las autoles iones no s uicidas s uelen
aparecer en la adoles cencia, por lo que es importante cons iderarlo como periodo crítico.
En relación al género, y a diferencia del s uicidio cons umado que es más frecuente en hombres , las autoles iones no
s uicidas s uelen s er más recurrentes en mujeres .
En relación al método, las chicas s e cortan más , y los chicos tienden a golpears e, pero también hay que pres tar
atención a la inges ta medicamentos a, morders e, ras cars e la piel, hurgars e heridas …
Algunas de las explicaciones de por qué s e realizan autoles iones no s uicidas s e s us tentan en la regulación emocional.
Ante emociones negativas como la tris teza, rabia, ira, frus tración, vergüenza… la pers ona s e autoles iona porque dicha
conducta le lleva a reducir el males tar.
Fuente: Confederación Salud Mental Es paña
A lo largo de la his toria, las autoles iones no s uicidas s e han clas ificado en bas e a s u frecuencia, duración y gravedad,
concluyendo principalmente cuatro tipos de conductas autoles ivas :
1. Conductas autoles ivas mayores : conductas irrevers ibles y únicas . La gravedad del daño es alta y pueden
referirs e a la amputación de alguna extremidad. Se relaciona principalmente con la es quizofrenia, as í como con
otras patologías como la depres ión o manía.
2. Conductas autoles ivas es tereotipadas : aquellas que pres entan una frecuencia repetitiva y un patrón de
pres entación rígido e inflexible. El daño es menor y s e mues tra, por ejemplo, en el Tras torno del Es pectro
Autis ta, Tras torno del Des arrollo Intelectual o en otro tipo de patologías neurológicas como el Síndrome de Les ch
Nyhan.
3. Conductas autoles ivas compuls ivas : que cons is ten en conductas repetitivas experimentadas como actos
automáticos . En es te cas o el daño fluctúa de leve a moderado. Un ejemplo es ras cars e la piel repetidamente o
arrancars e el cabello, es por ello por lo que en es ta categoría s e incluyen tras tornos como la Tricotilomanía o el
Tras torno Obs es ivo Compuls ivo.
4. Conductas autoles ivas impuls ivas : donde la pers ona s iente un previo temor por dañars e, pero pres enta un gran
impuls o que le lleva a autoles ionars e y a aliviar la tens ión. La s everidad del daño os cila entre leve y moderado e
incluye conductas como cortars e, quemars e e introducirs e objetos punzantes en la piel. Se obs erva por ejemplo
en el Tras torno Límite de la Pers onalidad, Tras torno de la Conducta Alimentaria, Tras tornos del Es tado de Ánimo
y en pers onas con antecedentes de abus o s exual en la infancia, entre otros .
Pos teriormente s e incluye una categorización en la que s e incluyen las autoles iones “episódicas” y
las “repetitivas” (las primeras podrían es tar más relacionadas con el impuls o y las s egundas con la
compuls ión).
Algunos de los tras tornos del DSM-5 relacionados con las autoles iones no s uicidas s on:
Trastornos del Estado de Ánimo: la depres ión. Los s íntomas depres ivos s e relacionan con
autoles ión, en concreto la desesperanza es tá directamente relacionada con la conducta autoles iva
s obre todo en mujeres jóvenes , y es una variable pres ente en la gran mayoría de los s uicidios
cons umados .
Trastornos de Ansiedad: también la ans iedad es tá directamente relacionada con las autoles iones
no s uicidas principalmente en mujeres jóvenes . Parece s er que las autoles iones es tán precedidas de
excitación emocional intens a relacionadas con la ans iedad, y que és tas podrían provocar conductas
autoles ivas .
Trastorno Límite de la Personalidad (TLP): tanto el Tras torno Límite de la Pers onalidad como las
autoles iones pres entan des regulación emocional y emocionalidad negativa.
Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA): las conductas relacionadas con Tras tornos de la
Conducta Alimentaria ocas ionadas por emociones negativas s on comparables a las que s e producen
cuando aparecen autoles iones no s uicidas .
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC): s e pueden ejercer conductas autoles ivas mediante
compuls iones , aunque generalmente es tas conductas s on empleadas para regular emociones .
Abuso de sustancias: exis te una relación a nivel neurológico y ps icológico entre los mecanis mos que
mantienen la conducta autoles iva y los exis tentes en el abus o de s us tancias , cons iderando que exis te
una liberación de endorfinas y que las autoles iones no s uicidas s on otro tipo más de adicción,
repitiéndos e es ta conducta para liberar endorfinas y encontrar emociones pos itivas .
Fuente: ASAPME
2.3. Desmontando mitos
MITO REALIDAD
El suicidio no se Muchas personas que están en riesgo de suicidio tienen sentimientos contradictorios en relac
puede prevenir muerte. Incluso, la persona con la depresión más grave duda hasta el último momento entre
vivir y acabar con su sufrimiento.
Hablar sobre el Cuando una persona manifiesta pensamientos suicidas no se debe considerar como una llam
suicidio puede atención, sino que es un grito de dolor, que indica que la persona está desesperada y con
incrementar el sentimientos de sufrimiento emocional. Hablar sobre los pensamientos y planes suici
riesgo de que se incrementa ni la desesperación ni los intentos de suicidio, al contrario, poder hablar abiertam
lleve a cabo una con confianza sobre las ideas de suicidio puede resultar un método preventivo/terapéutico efic
conducta evitar el intento de suicidio. Incluso, hablar sobre el suicidio puede resultar importante para
suicida persona vea la necesidad de buscar y solicitar ayuda.
El suicidio es El suicidio no es la mejor respuesta ni siquiera ante situaciones de estrés grave. Por el cont
una reacción suicidio es una reacción inadecuada y extrema ante situaciones relativamente normales.
normal en mundo se tiene que enfrentar a situaciones estresantes, frustrantes y a contrariedades en
determinadas pero no todas las personas desarrollan por ello pensamientos y planes de suicidio.
situaciones o
ante
experiencias
negativas
Las personas La mayoría de las personas que realizan un intento de suicidio o que finalmente se s
que hablan de comunican sus pensamientos de llevar a cabo el suicidio antes de hacerlo. Por ello es imp
suicidarse no lo considerar cualquier comentario sobre pensamientos de suicidio, y motivar a la persona para q
hacen y busque ayuda.
Quien lo hace No, muchos suicidios están precedidos por señales de alerta que nunca deben subest
no lo dice y Mantener esta creencia errónea conduce a minimizar las amenazas suicidas y consid
quien lo dice no erróneamente como manipulaciones, chantajes…
lo hace
Ningún intento debe valorarse como llamada de atención sino como petición de ayuda.
Todo el que se El suicidio y el trastorno mental no es sinónimo. Las personas con trastorno mental se suicid
suicida es un más frecuencia que la población general, pero no necesariamente hay que padecer un tr
enfermo mental mental para hacerlo ni toda persona con trastorno mental lo hace. Lo que sí no hay duda, es q
suicida es una persona que sufre.
El suicidio se Esta creencia manifiesta erróneamente que es imposible modificarlo. Aunque el suicidio pued
hereda influencia genética, existen una serie de factores protectores que se pueden fomentar p
prevención.
El que intenta el Las personas que intentan suicidarse no son cobardes o valientes, son personas que sufren. Eq
suicidio es un/a el suicidio con características personales positivas o negativas entorpece la prevención. Los a
cobarde/valiente personales no se cuantifican en función de las veces que alguien se intenta quitar la vida o no.
Si se reta a un Retar al suicida es un acto irresponsable. Estamos ante una persona vulnerable en la que pred
suicida se sus deseos de dañarse, por lo que mantener esa creencia aumenta el peligro de su vulnerabilid
consigue que no
lo intente
Los medios de La emisión de noticias sensacionalistas con el objetivo de vender supone comercializar
comunicación sufrimiento. Los medios de comunicación pueden convertirse en un gran aliado en la preven
no pueden suicidio si enfocan correctamente la información (publicar señales de alerta de crisis
contribuir a la dispositivos de ayuda, divulgar grupos de riesgo, medidas sencillas para que la población sep
prevención del detectar o qué hacer ante una persona con riesgo de suicidio…).
suicidio
El suicidio no se Toda persona emite señales antes de suicidarse (retraimiento de sentimientos, inhibic
puede prevenir agresividad, mejora del estado de ánimo por el alivio de haber tomado una decisión…)
porque sucede
por impulso
Los intentos de Un intento de suicidio es una manifestación del sufrimiento y la desesperanza que siente una p
suicidio son una
llamada de
atención
La persona que Se insiste en diferentes manifestaciones de esta creencia porque es de las más extendi
realmente mayoría de las personas avisan de algún modo de sus intenciones.
quiere acabar
con su vida no
avisa
En muchos cas os , la s ociedad continúa evitando hablar de la caus a del fallecimiento de una pers ona s i és ta es el
s uicidio. Si en nues tra s ociedad la muerte es con frecuencia un término tabú, el s uicidio lo es aún más debido al
es tigma y a la incomprens ión que s upone es ta s ituación para la mayor parte de la población. Pero, cuanto más
s ilencio rodea al s uicidio, más s e incrementan los mitos y fals as creencias , lo que dificulta s u prevención. El hecho de
que s ea tabú dis uade de bus car ayuda a muchas pers onas que piens an en quitars e la vida o han tratado de hacerlo y,
por lo tanto, no reciben el apoyo que neces itan.
Mos trar la realidad del s uicidio como un problema de s alud pública urgente del que es neces ario hablar y crear
conciencia, contribuye a derribar barreras s ociales y promover la prevención.
Fuente: OPS
TEMA 3. MODELOS EXPLICATIVOS
a) El modelo de las fuerzas “contrabalanceadas” (Plutchik y Van Praag): es te modelo concibe la conducta
s uicida y violenta como el res ultado final de un impuls o agres ivo que s e activa bajo ciertas condiciones del entorno.
En s u modelo definen dos fas es en las que fuerzas contrabalanceadas o antagónicas van a determinar la intens idad
de la acción.
En un primer momento s e va a producir la conducta y en un s egundo s e decidirá la dirección que va a tomar: hacia
uno mis mo (s uicidio) o hacia los demás (violencia).
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
b) Modelo clínico-bioquímico de 4 vías (Fawcett et al.): s egún es te modelo, el s uicidio s ucede por un es tado de
des es peranza y des olación, y es motivado por el des eo de es cape. La des es peranza cons tituye una dimens ión
cercana a la depres ión, mientras que la des olación s e as ocia a la ans iedad. Junto a es tas dimens iones , los autores
plantean factores de ries go agudos (activación del eje HHA, ans iedad y agitación as ociada a alta s ecreción cerebral de
hormonas corticotropas ) o crónicos (dis función del s is tema s erotoninérgico) que, unidos a es tados de anhedonia y
ras gos de des es peranza, provocan la conducta s uicida.
Modelo clínico-bioquímico de 4 vías
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
c) Modelo de Diá tesis-Estrés. Modelo de Mann: es el más citado en la literatura científica s obre la etiología de la
conducta s uicida. Su punto de partida pres upone que la conducta s uicida es la res ultante de la interacción entre el
es trés ambiental y la predis pos ición y vulnerabilidad a dicha conducta (diátes is ), pos tulando un modelo de Diátes is -
Es trés . Es tos dos componentes s on:
La diátesis: predis pos ición genética, abus os , agres ividad, impuls ividad, pes imis mo, des es peranza,
incapacidad de res olver problemas o rigidez cognitiva, dis minución de la función s erotoninérgica.
La predis pos ición genética, las alteraciones neuroanatómicas , fis iológicas y genómicas , la s erotonina y otros
neurotrans mis ores , s e correlacionan con componentes de la diátes is y han s ido evidenciados en los cambios
es tructurales y funcionales del cerebro de pers onas con antecedentes de conducta s uicida. Además , el s uicidio
frecuentemente es precedido de intentos s uicidas no fatales que s uelen repetirs e con un creciente grado en la
letalidad del método. Cada vez que la conducta s uicida s e activa, s e hace más acces ible en la memoria y requiere
menos es tímulos des encadenantes para que s e active la próxima vez.
En el componente es tres or, es difícil s eparar la interacción entre las cris is ps icos ociales de los tras tornos
ps iquiátricos , por ejemplo, es tos últimos pueden generar la pérdida de empleo o el fracas o para es tablecer relaciones
s ociales , lo que puede aumentar el es trés y la pres ión s obre una pers ona. La expos ición repetida a los factores de
es trés puede dis minuir gradualmente la capacidad de res iliencia, por lo que factores es tres ores de una gravedad
cada vez menor pueden conducir al aumento de la intención de la conducta de s uicido.
Para Mann, la combinación de ambos componentes determina el ries go de conducta s uicida en mayor medida que la
mera acumulación de factores de ries go.
Mann s os tiene que la función s erotoninérgica cons tituye un mecanis mo de contención de la conducta, y de ahí el
ries go de impuls ividad as ociado a la hipofunción s erotoninérgica. Sus hipótes is s e concretan en dos modelos , uno
referido al s uicidio cons umado (a partir de es tudios biológicos pos t mortem) y otro a los intentos de s uicidio. En
ambos , los factores predis ponentes (diátes is ), a través de la dis minución de la actividad s erotoninérgica, predis ponen
al s ujeto a reaccionar ante ciertos factores es tres antes con una conducta autoheteroagres iva, lo que refleja una
incapacidad de los mecanis mos de contención.
Años pos teriores , Mann realiza una reformulación del modelo donde añade las ideas de Plutchink y Van Praag (1989),
es tableciendo que la dificultad de contención de la conducta impuls iva por dis función de la actividad s erotoninérgica
podría dirigirs e hacia s í mis mo (conducta s uicida) o hacia los demás (violencia y heteroagres ividad), y és ta s e
dis pararía dependiendo de las s ituaciones ambientales es tres antes .
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
Pos teriormente, s e han realizado divers as actualizaciones de es te modelo centradas en el es tudio de la aplicación del
mis mo en programas de prevención del s uicidio y en la profundización de la vulnerabilidad familiar en la tras mis ión de
la conducta s uicida.
Brent y Mann, ahondaron en factores de vulnerabilidad en el inicio temprano de conductas s uicidas en adoles centes , y
res altaron la importancia de es tres ores externos familiares (como cris is en las relaciones interpers onales , pérdidas o
fracas os que pueden influir en el des arrollo de es tas conductas s obre todo s i s e producen en el contexto de un
epis odio depres ivo...).
A s u vez, confluyen factores como la flexibilidad cognitiva limitada y la tendencia a res ponder a la provocación o a la
frus tración con hos tilidad y agres ión (agres ión impuls iva). Con frecuencia, es tos patrones conductuales pueden s er
trans mitidos por los padres , y s e añade que, la pres encia de intentos de s uicido o s uicidios cons umados en la familia
puede llevar a facilitar dichas conductas en los /as hijos /as de es tas familias . Finalmente, la aus encia de un
funcionamiento óptimo familiar, que puede traducirs e en maltratos o abus os en los /as niños /as , tomaría igualmente
un papel importante en el des arrollo de la conducta s uicida en población adoles cente.
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
d ) La teoría psicológica interpersonal del comportamiento suicida. Modelo de Thomas Joiner (2005): la
teoría Interpers onal del s uicidio explica la ocurrencia de ideación s uicida y del intento de s uicidio enfocándos e en dos
as pectos interpers onales que predicen la ideación s uicida: un s entido de pertenencia frus trado (experiencia de
s oledad o ais lamiento s ocial) y s entirs e una carga para otras pers onas . Una vez ins taurada es ta ideación s uicida, s e
traducirá en un intento s uicida s ólo cuando la pers ona haya adquirido un tercer componente, la capacidad de
s uicidars e (capacidad adquirida), es decir, cuando s e haya expues to y habituado a experiencias de dolor como s on las
autoles iones u otras conductas de ries go para la vida.
Sentido de pertenencia frustrado (nadie s e preocupa por mí, es toy s olo): cuando las pers onas
llevan a cabo conductas s uicidas , en s u mayoría, s e s ienten des conectadas de los demás , originando
pens amientos y emociones de que nadie s e preocupa por ellos .
La carga percibida (no valgo para nada, s oy una carga): tienen la s ens ación de que no hacen
contribuciones valios as al mundo que les rodea, tienen pens amientos de inutilidad y minus valía…
llegan a pens ar que no cambiaría nada s i no es tuvieran pres entes e inclus o que la vida de los demás
mejoraría s i des aparecieran.
La capacidad adquirida (ya no me da miedo hacerme daño): es te elemento indica cómo el dolor
fís ico s e vuelve menos pronunciado con el tiempo a medida que el cuerpo s e acos tumbra a la
experiencia de hacers e daño (des arrollando tolerancia ante el dolor y la les ión).
Fuente: Plan de Prevención del Suicidio en la Rioja
Con todo ello es ta teoría s os tiene que quienes s e s uicidan, no s ólo quieren morirs e, s ino que han aprendido a
s uperar el ins tinto de autocons ervación.
e) Modelo de Turecki (2005): el autor cons idera que el s uicidio es probablemente el res ultado de la interacción de
diferentes variables , por lo que propone un modelo en el que conjuga factores de ries go de s uicidio y la depres ión
mayor, con es pecial énfas is en el papel mediador de las conductas impuls ivas y agres ivas .
Es un modelo muy cercano a la detección y evaluación que s e hace actualmente del s uicidio, donde s e analizan
factores de ries go, factores de protección…
Es te autor cons idera que el s uicidio es probablemente el res ultado de la interacción de diferentes factores : intentos
de s uicidio previos , la his toria de abus os en la infancia, s intomatología clínica, as pectos relacionados con el apoyo
s ocial, ras gos de pers onalidad, pres encia de determinados acontecimientos vitales … y añade la importancia de la
predis pos ición biológica.
Modelo de Turecki
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
f) Modelo Neurocognitivo operativo. Modelo de Jollant (2011): más centrado en la exploración de los déficits en
proces os cognitivos de la conducta s uicida y las bas es neuroanatómicas de las mis mas , Jollant des arrolla un modelo
neurocognitivo operativo bas ado en hallazgos neurops icológicos en s ujetos con intentos de s uicidio.
Fundamentalmente, s e evidencia déficit en la toma de decis iones , dis minución de habilidades en res olución de
problemas , reducción de fluencia verbal y elevada atención s electiva hacia es tímulos emocionales negativos . A s u vez,
res alta la importancia de áreas neuroanatómicas implicadas en la conducta s uicida, como s on el área orbital
ventrolateral, córtex prefrontal dors omedial y dors olateral, el giro cingulado anterior y la amígdala y la interacción
entre las mis mas .
El modelo propone que, la exis tencia de déficit neurocognitivos , unido a caracterís ticas de ras go, pueden facilitar el
des arrollo de conductas s uicidas durante circuns tancias ambientales es tres antes .
Modelo neurocognitivo de la conducta s uicida
Fuente: Legido, T. (2012). “Clas ificación de la conducta s uicida utilizando cues tionarios ps icométricos ”.
g) Modelo bio-psico-social: s iguiendo la línea de los modelos multifactoriales que s ubrayan que el s uicidio no
emerge por una única caus a, es te modelo fundamenta el impacto que los factores de ries go biológicos , ps icológicos ,
ps iquiátricos y s ociales tienen s obre el des arrollo de la conducta s uicida.
Factores ras go-dependientes , como factores genéticos , biológicos o ps icológicos (por ejemplo,
dis función s erotoninérgica, tras tornos de la pers onalidad y afectación cognos citiva, entre otros ).
Caracterís ticas es tado dependientes , como la depres ión y la des es peranza, que podrán es tar influidas
por es tres ores vitales (por ejemplo, cris is económica, problemas s ociales , violencia de género,
violencia domés tica) o por un tras torno ps iquiátrico.
Factores límites , los cuales pueden aumentar el ries go o generar un efecto protector. Por ejemplo, el
acces o a métodos letales puede dis minuir el umbral de conductas s uicidas , mientras que un s is tema
de s alud acces ible puede tener un efecto protector al permitir la continuidad de atención a las
pers onas que realizan una conducta s uicida.
Modelo bio-ps ico-s ocial
Fuente: EUROGENAS
h) La Teoría de los Tres Pasos (Klonsky y May, 2015): la Teoría de los tres Pas os es uno de los enfoques
teóricos del s uicidio que cuenta con mayor res paldo en la actualidad.
Es ta teoría pos tula que la ideación s uicida res ulta de la combinación de “dolor y des es peranza”. Es te dolor y
des es peranza, cuando concurren con una “falta de conexión o vinculación a otras pers onas ”, o la “aus encia de un
proyecto vital s ignificativo”, s on s uficientes para provocar un des eo de s uicidio en la pers ona.
Los tres pasos:
La exis tencia de dolor (entendido no tanto como dolor fís ico, s ino como s ufrimiento) y la des es peranza provocarían la
aparición de la ideación s uicida (Pas o 1), la cual, s i va acompañada de falta de conexión o vinculación a otras
pers onas , daría lugar al des eo de s uicidio (Pas o 2). Finalmente, el des eo s uicida acompañado de la capacidad de
s uicidio, da lugar a la realización de tentativas autolíticas (Pas o 3).
Es te modelo, a través de los tres pas os , propone una s erie de preguntas para conocer la ideación e intención s uicida.
Traducción de las preguntas propues tas por la Teoría de los Tres Pas os .
La teoría aporta que la des es peranza en un gran factor de ries go, y que la conexión y el apoyo s ocial (connectednes s ),
es un factor protector ante la es calada de ideación de muerte.
As í mis mo es ta Teoría permite la pos ibilidad de plantear objetivos concretos de intervención: reducir el s ufrimiento,
incrementar la es peranza, mejorar el apoyo s ocial o la vinculación, la conexión de las pers ones a grupos o a proyectos
pers onales , reducir la capacidad de s uicidio…
Como vemos , muchos de los modelos explicativos hacen referencia a factores de ries go, de protección, factores
predis ponentes … y en ello nos vamos a centrar en el epígrafe dedicado a todos es tos factores , pero antes , conviene
comentar algunas pinceladas s obre la etiología de las conductas autolíticas .
3.2. Etiología de las autolesiones
Modelo de Regulación de los Afectos que s ugiere que las autoles iones no s uicidas s on una es trategia
para calmar es tados emocionales negativos agudos y abrumadores .
Modelo de la Dis ociación que s e bas a en la des pers onalización y des realización. Las conductas
autoles ivas producen un acercamiento con la realidad y el yo.
Modelo de Conducta Suicida en la que el individuo us a la autoles ión como reemplazo de la conducta
s uicida.
Modelo de los Límites Interpers onales que explica que el no des arrollo de una identidad integrada
puede des encadenar en autoles iones que generen una afirmación de la autonomía.
Modelo de Cas tigo que mantiene que individuos que s e des arrollan en ambientes des favorables
aprenden que el cas tigo es neces ario en el comportamiento.
Modelo de Bús queda de Sens aciones que s us tenta un us o de las autoles iones como forma de generar
excitación o emociones intens as .
….
La interacción de es tas cuatro dimens iones contempla cuatro funciones de las autoles iones no s uicidas :
Refuerzo negativo automático, cuando las autoles iones no s uicidas s irven para reducir las emociones
negativas o es tados cognitivos negativos .
Refuerzo pos itivo automático, cuando las autoles iones no s uicidas s irven para generar emociones
pos itivas o autoes timulación.
Refuerzo negativo s ocial, las autoles iones no s uicidas s irven para evitar demandas interpers onales o
para provocar el es cape de s ituaciones s ociales .
Refuerzo pos itivo s ocial, las autoles iones no s uicidas s irven para obtener atención o generar
bús queda de ayuda.
Para orientar la intervención, el modelo s e divide en dos cons tructos principales s egún el refuerzo s ocial (pos itivo o
negativo) y el refuerzo automático (pos itivo o negativo).
En cuanto al refuerzo s ocial, la intervención s e orienta a las cons ecuencias del ambiente cuando s e producen las
autoles iones no s uicidas , y, por otro lado, en cuanto a la intervención del refuerzo automático, la intervención s e
orienta a la regulación emocional.
Fuente: Sociedad Internacional de Autoles ión
b. Modelo integrador (Nock, 2010): el modelo engloba todas las variables relacionadas con las autoles iones no
s uicidas (ANS), por lo que explica factores de ries go y de vulnerabilidad que pueden es tar caus ando es ta
conducta autoles iva.
El modelo defiende que exis ten factores de ries go as ociados a las autoles iones no s uicidas como por
ejemplo la predis pos ición genética, el abus o en la infancia o la hos tilidad familiar. Es tos factores de ries go
(dis tales ) pueden interactuar y s er mantenidos por otros elementos de carácter intrapers onal
(impuls ividad, agres ividad…) o interpers onal (pobre habilidad comunicativa, de res olución de problemas …).
Es ta interacción genera una res pues ta de es trés que, por un lado, s obrepas a las capacidades de
afrontamiento de la pers ona, y, por otro, des encadena un manejo ins uficiente de las demandas s ociales .
Todo ello, unido a as pectos como el aprendizaje de las autoles iones no s uicidas , s upone que es tos
comportamientos s irvan como una regulación s ocial y emocional de la s ituación, y que a s u vez
des encadenen en una res pues ta de es trés .
Modelo integrador de Nock
Fuente: Nieto, A. (2017) “Autoles ión no s uicida: Factores predis ponentes /mantenedores y s u relación con la conducta
s uicida”
Fuente: UCV
Por último, para concluir es te apartado s e ofrece uno de los abordajes explicativos del bucle de las conductas
autolíticas.
Cuando una pers ona carece de es trategias de regulación emocional adecuada, no s abe qué hacer con las emociones
negativas , no s abe cómo canalizarlas eficazmente, y s u forma de hacer que dis minuya es a emoción negativa intens a
es a través de la autoles ión, con la que s implemente el hecho de aliviar el es tado negativo induce un es tado
emocional pos itivo.
Cuando la pers ona s e hace a s í mis ma es e daño corporal s e produce un alivio ins tantáneo de los pens amientos
negativos , de las emociones negativas as ociadas (ira, ans iedad, frus tración, tris teza...), y s e reduce la activación
fis iológica que provocan es os pens amientos y emociones . La autoles ión actúa como válvula de es cape para aliviar es e
males tar y s ufrimiento.
A través de las autoles iones “res uelven” dificultades pers onales . La falta de recurs os para res olver un problema
interpers onal o hacer frente a s ituaciones de es trés , tens ión, conflictos , rupturas , s eparaciones … hace que aparezca
un es tado anímico depres ivo y de ans iedad que des encadena un males tar emocional. La autoles ión s e lleva a cabo
para aliviar es te es tado negativo.
En es te s entido, también algunas pers onas con altos niveles de autocrítica y altos es tándares de exigencia pers onal
utilizan la autoles ión como una forma de autocas tigo cuando no s e encuentran s atis fechas cons igo mis mas .
Decíamos anteriormente, que a través de la autoles ión también s e inducen es tados de ánimo pos itivos , y es que, en
ocas iones , las autoles iones no s uicidas s on una neces idad de bus car apoyo o inducir es tados de ánimo pos itivos .
El alivio que s e produce mientras s e realiza la autoles ión, o jus to des pués , puede llevar a que es os comportamientos
s e repitan de forma reiterada para aliviar el males tar, llegando a s ugerir una cierta dependencia. Hay es tudios que
confirman que es una conducta que provoca una cierta “adicción”.
Entre el 70 y el 93% de pers onas que realizaron una conducta de autoles ión repitieron tres o más veces .
Fuente: Ps icopartner
A lo largo de es te epígrafe, s e ha cons tatado que la conducta s uicida es un fenómeno multifactorial, y s e han ido
reflejando algunos de los factores de ries go y de protección en los que vamos a profundizar en el s iguiente apartado.
4.5. Población infanto-juvenil. Es pecial referencia a los factores as ociados a la conducta s uicida y las autoles iones
En aras de detectar, evaluar, prevenir e intervenir en la conducta s uicida, s e hace neces ario conocer los factores de
ries go, factores de protección, factores predis ponentes y s eñales de alerta as ociadas a la conducta s uicida.
Antes de adentrarnos en detallar los diferentes tipos de factores , conviene reflexionar s obre el s is tema s anitario, ya
que las barreras o s u acces o facilitador, puede s uponer un gran impacto en el tema que nos ocupa.
Ya en 2014, la OMS, en s u informe “Prevención del s uicidio: un imperativo global”, refería los s is temas de s alud como
un es pacio de gran res pons abilidad ante las s ituaciones relacionadas con el s uicidio (acciones preventivas , atención
primaria, es pecializada…), por lo que s e pueden convertir en un factor de ries go o protección.
Las diferencias entre país es en relación a los s is temas de s alud s on muy s ignificativas , tanto en recurs os como en
conocimientos y en orientaciones . Por ejemplo, datos ofrecidos por la plataforma CIVIO s itúan a Es paña, en
comparación con otros país es europeos , en una s ituación poco favorable para la atención ps icológica, con 5,1
ps icólogos por cada 100.000 habitantes (Suecia 58,3 ps icólogos por cada 100.000 habitantes , Dinamarca 54,3, Reino
Unido 24,6, Es lovenia 22, Irlanda 21,2, Portugal 9,6, Italia 8,6, Croacia 8,5, Grecia 7,5).
Es tos datos reflejan una realidad en nues tro país de es cas ez en los recurs os as is tenciales de s alud mental en
comparación con otros país es de la Unión Europea.
Pero también es cierto que, en comparación con otros país es y también a nivel mundial, en nues tro país s e vela por
romper barreras y garantizar el acces o a la s anidad para todas las pers onas , que junto con la gran formación de
nues tros profes ionales s anitarios puede impuls ar es trategias de detección, prevención y manejo del ries go del
s uicido.
Conocer los factores de ries go del s uicidio es uno de los pilares bás icos para comprender qué provoca es ta conducta.
Por regla general, el s uicidio no depende de un s olo factor que s upone una caus a-efecto, s ino que s urge por la
acumulación de factores (pers onales , s ociales , ps icológicos , biológicos , ambientales …), por lo que el s uicidio es un
res ultado multicaus al.
El nivel de ries go aumentará proporcionalmente s egún el número de factores de ries go pres entes , aunque algunos de
és tos tienen más pes o que otros , y s iempre, de cara a la evaluación clínica profes ional, los factores s e deben valorar
s iguiendo el principio de individualidad, es decir, no a todas las pers onas nos afectan las mis mas cos as por igual, lo
que requiere valorar las variables que concurren de modo particular en cada pers ona, en es e momento determinado
de s u vida y ante s uces os es tres antes es pecíficos .
A la hora de exponer los factores de ries go as ociados a la conducta s uicida, és tos s e pueden clas ificar en
modificables (factores s ociales , ps icológicos y ps icopatológicos , aquellos en los que podemos intervenir
clínicamente) e inmodificables (s e as ocian al propio s ujeto o al grupo s ocial al que pertenece y s e caracterizan por
s u mantenimiento en el tiempo y porque s u cambio es ajeno al clínico).
MODIFICABLES INMODIFICABLES
Heredabilidad
Sexo
Apoyo social
Conducta suicida
Clas ificación de Factores de ries go en modificables e inmodificables a partir del libro “Suicidio y ps iquiatría”.
Fuente: Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida. Minis terio de Sanidad
Siguiendo principalmente la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida propues ta por
el Minis terio de Sanidad, y ampliando contenido tras la revis ión de la literatura científica actual relacionada con la
temática, s e expone una clas ificación más elaborada de los factores de ries go.
La s iguiente clas ificación encuadra los factores de ries go de la conducta s uicida en dis tintas es feras (biológica,
ps icológica, s ocial, familiar, ambiental).
Pas emos a explicar en qué cons is te cada uno de ellos :
Trastornos mentales: el tras torno mental aumenta el ries go de s uicidio entre 5 y 15 veces más que
para el cas o de la población general. La pers ona que decide s uicidars e no tiene por qué mos trar
ningún tras torno mental, pero es cierto que, un 90% de los intentos de s uicidio s uelen tener de bas e
algún tras torno mental, patología o condición incurable. El s uicidio s e as ocia con la pres encia de
tras tornos mentales , donde des taca:
Trastorno bipolar: entre un 25-50% de los pacientes con tras torno bipolar realizan un intento de
s uicidio. El ries go es mayor al inicio del tras torno y cuando exis ten comorbilidades as ociadas .
Trastornos psicóticos: pacientes diagnos ticados de es quizofrenia pres entan mayor ries go de
s uicidio, fundamentalmente los hombres jóvenes durante la primera etapa de la enfermedad, los
pacientes con recaídas crónicas y en los primeros mes es des pués de un alta hos pitalaria. El
ries go de s uicidio en es tos pacientes es 30-40 veces mayor que para la población general y s e
es tima que entre el 25-50% de todas las pers onas con es quizofrenia harán un intento de s uicidio a
lo largo de s u vida. Es cierto que no es un tras torno muy frecuente en la población general, y
también hay que añadir, que los pacientes con alucinaciones auditivas no tienen un mayor ries go
de s uicidio que otros pacientes ps icóticos , pero, dado que hay pers onas que parecen actuar en
res pues ta a dichas alucinaciones , es importante identificarlas y evaluarlas en el contexto de otras
caracterís ticas clínicas .
Trastornos de ansiedad: pueden as ociars e con tas as elevadas de ideación s uicida, tentativas y
s uicidio cons umado. No es tá demos trado s i los tras tornos de ans iedad repres entan factores de
ries go independientes o s e as ocian a otras comorbilidades como la depres ión, el abus o de
s us tancias y los tras tornos de pers onalidad.
Trastornos de la conducta alimentaria: en un es tudio s e obs ervó que una de cada cuatro
mujeres con tras tornos de la conducta alimentaria (es pecialmente cuando s e acompañaban de
comorbilidades como depres ión o ans iedad) tenían antecedentes de ideación o conducta s uicidas ,
lo que s upone una tas a cuatro veces s uperior a la de la población femenina general. Dentro de
es tos tras tornos , la anorexia nervios a es la que pres enta un mayor ries go de s uicidio, s obre todo
en mujeres durante la adoles cencia tardía.
Patología Dual. Abuso de alcohol y de otras sustancias: uno de cada cuatro s uicidas
pres enta abus o de alcohol o de otras s us tancias . El s uicidio cons umado, los intentos de s uicidio y
las ideas s uicidas s on muy frecuentes en los pacientes duales y s uponen un indicador de
gravedad. El ries go de s uicidio es s eis veces mayor en las pers onas con abus o de alcohol que en
la población general. Además , no es sólo un factor de riesgo sino también un factor
precipitante, exis tiendo una as ociación es tadís ticamente s ignificativa con la conducta s uicida. El
cons umo abus ivo del alcohol s e as ocia con la conducta s uicida, entre otras cues tiones , por la
des inhibición que provoca, aumentando los intentos autolíticos que pueden llegar a s er letales .
Además , s e mues tran algunos factores de ries go es pecíficos en el alcoholis mo, como s on la
comorbilidad (con otras patologías ps iquiátricas ), la exis tencia de acontecimientos es tres antes
advers os a lo largo de la vida, la des es peranza, la agres ividad y la impuls ividad. El cons umo y
dependencia de otras s us tancias también s on un factor individual de ries go de s uicidio (cannabis ,
cocaína, opiáceos …).
Trastornos de personalidad: s e as ocia con más frecuencia el tras torno de pers onalidad
antis ocial y el tras torno límite de pers onalidad, fundamentalmente s i hay pres encia de tras tornos
comórbidos . El ries go de s uicidio para las pers onas con tras tornos de pers onalidad límite es un 4-
8% s uperior al de la población general.
Variables Psicológicas: as ociadas a la conducta s uicida des taca la impuls ividad, el pens amiento
dicotómico, la rigidez cognitiva, la des es peranza, la dificultad de res olución de problemas , la
s obregeneralización en el recuerdo autobiográfico y el perfeccionis mo. De todos ellos , la des es peranza
y la rigidez cognitiva s on dos variables a tener muy en cuenta. La desesperanza se considera el
factor psicológico más influyente en relación con el riesgo de conducta suicida. Es tá
pres ente en el 91% de los pacientes con conducta s uicida. As í mis mo, exis ten es tudios que mues tran
que las preocupaciones de perfeccionis mo, s ocialmente vis to como autocrítica, la preocupación por los
errores y las dudas acerca de las acciones , s e correlacionan con la tendencia al s uicidio.
Intentos previos de suicidio e ideación suicida: la ideación s uicida y la pres encia de planificación
aumentan s ignificativamente el ries go de s uicidio. Los intentos previos son el predictor más
fuerte de riesgo suicida. Durante los s eis primeros mes es e inclus o durante el primer año des pués
del intento, el ries go aumenta entre 20-30 veces . Entre el 1-6% de los pacientes que ingres an por un
intento de autolis is fallecen por s uicidio en el año pos terior, s iendo es te ries go más elevado en
pacientes de mayor edad o con tentativas de repetición. La población con mayor ries go de s uicidio
cons umado por tentativas previas s on los ancianos , debido a la mayor intencionalidad, métodos más
letales y menor probabilidad de s obrevivir a las s ecuelas fís icas del intento. Por otro lado, conforme la
ideación s uicida s e alarga en el tiempo s in acompañars e de intentos ni planes , dis minuye el ries go de
s uicidio.
Edad: los momentos con más ries go de intentos y de s uicidios cons umados a lo largo de la vida s on
la adoles cencia y la edad avanzada. Dentro de es tos grupos , los ancianos pres entan tas as de s uicidio
tres veces s uperiores a los adoles centes debido, entre otros factores , a que us an métodos más
letales .
Sexo: los hombres pres entan mayores tas as de s uicidios cons umados y las mujeres mayor número
de intentos de s uicidio. Los hombres us an métodos más letales que las mujeres .
Factores genéticos o biológicos: en la población general la conducta s uicida s e as ocia con una
dis función del s is tema s erotoninérgico central, habiéndos e encontrado bajos niveles de s erotonina y
de metabolitos en el líquido cefalorraquídeo de pacientes que s e habían s uicidado. Además , exis te una
corres pondencia directa entre bajos niveles de la s erotonina y es cas o control de impuls os . Des de el
punto de vis ta biológico, los factores relevantes en relación con la conducta s uicida s erían aquellos
que reducen la actividad s erotoninérgica. Las es timaciones de heredabilidad de la conducta s uicida
s on s imilares a las encontradas en otros tras tornos mentales como la es quizofrenia y el tras torno
bipolar.
Historia familiar previa de suicidio: tener antecedentes familiares de s uicidio aumenta el riesgo
de conducta s uicida, es pecialmente en mujeres y cuando el intento o el s uicidio cons umado s e han
producido en un familiar de primer grado.
Eventos vitales estresantes: s uces os es tres antes como pérdidas pers onales (divorcio, s eparación,
muertes ), problemas económicos (pérdidas de dinero o de trabajo), problemas legales y
acontecimientos negativos (conflictos , problemas en relaciones interpers onales ), pueden s er
des encadenantes de una conducta s uicida en pers onas que pres entan otros factores de ries go.
Pacheco (2021) afirma que el efecto de las cris is económicas y de des empleo, en lo que s e refiere a
s uicidios , s e advierte no en el propio momento de la cris is , s ino trans currido un tiempo, en tanto los
efectos de es tas pérdidas y traumas s e proces an por las pers onas /colectivos afectados .
Apoyo sociofamiliar: exis te una as ociación es tadís ticamente s ignificativa entre no tener cónyuge
o pareja y la conducta s uicida (aunque la fuerza de es ta as ociación es menor que para la
depres ión o el abus o de alcohol). La conducta s uicida es más frecuente entre pers onas s olteras ,
divorciadas , que viven s olas o carecen de apoyo s ocial, y principalmente en los hombres , en los
primeros mes es de la pérdida (s eparación, divorcio o viudedad). Ante es ta afirmación, podríamos
pens ar que el matrimonio o tener pareja es un factor protector, pero no es tá demos trado que lo
s ea para las divers as culturas , por ejemplo, en Pakis tán exis ten tas as más altas de s uicidio entre
las mujeres cas adas que entre los hombres cas ados o las mujeres s olteras , y en China, las
mujeres cas adas mayores de 60 años pres entan tas as más altas de s uicidio que las viudas o
s olteras de la mis ma edad.
Nivel socioeconómico, situación laboral y nivel educativo: en país es des arrollados el bajo
nivel educativo, la pérdida de empleo, la pobreza y la jubilación s e as ocian con un mayor ries go de
s uicidio. También, trabajos muy cualificados y profes iones con alto nivel de es trés pres entan un
alto ries go de s uicidio.
Etnia: con es ta variable no exis ten pruebas concluyentes . Hay es tudios que mues tran que las
poblaciones de emigrantes pres entan primero las tas as de s uicidio del país de origen y, con el
pas o del tiempo, adoptan los valores del país de res idencia, y, al contrario, otros es tudios
obs ervan que los emigrantes pres entan tas as de s uicidio del país de origen a lo largo de s u
emigración, atribuyendo el comportamiento s uicida a factores culturales originarios . La tas a de
s uicidios de pers onas migrantes quizá s e deba a s uces os es tres antes que conllevan a es a
s ituación, y no a s u etnia.
Religión: las pers onas ateas parecen tener tas as más altas de s uicidio, por lo que la religión
puede s er un factor de protección. Los país es con prácticas religios as prohibidas (como la antigua
Unión Soviética) pres entan las mayores tas as de s uicidios , s eguido de país es de religión budis ta e
hinduis ta (con creencias de reencarnación) y, por último, protes tantes , católicos y mus ulmanes .
El efecto Werther se da cuando una persona se suicida por imitación, en reacción al suicidio de un pariente, ser
cercano, un artista famoso...
El efecto se llama así por los suicidios ocurridos entre algunos jóvenes que leían la novela ¨Penas del joven Werth
Goethe (1774). La novela narraba el amor de Werther y Carlota, una mujer comprometida, y el posterior suicidio
como resultado de la imposibilidad de su relación.
Cuando Marilyn Monroe se suicida (1962), al mes las estadísticas se disparan un 12% en su país.
Yukiko Okada (Japón, 1986), cantante pop, saltó de un décimo piso. En los días siguientes, 28 adolescentes se suic
Aún se habla en japón del ¨síndrome Yukiko¨.
Kurt Cobain (EEUU, 1994), líder de la banda Nirvana. Varios adolescentes se suicidaron posteriormente m
escuchaban música de Nirvana, algunos dejaron notas mencionando a Cobain.
c. OTROS FACTORES:
Historia de maltrato físico o abuso sexual: abus os s exuales y fís icos producidos en la infancia s e
as ocian con el ries go de conducta s uicida. As í mis mo, la relación entre violencia de género y el s uicidio
también ha s ido pues ta de manifies to en diferentes informes , y la probabilidad de que una mujer
maltratada padezca tras tornos mentales (incluida la conducta s uicida) es dos veces s uperior a la de
mujeres que no han s ufrido maltrato. Un es tudio realizado en Es paña con mujeres que bus caron
as is tencia tras s er víctimas de violencia de género obs ervó que, durante el tiempo que es tuvieron
s ometidas a violencia, el 63,2% llevó a cabo un intento s uicida que requirió as is tencia médica y un
18,4% pres entó ideación s uicida. También s e ha vis to una as ociación con el agres or, cuando s e
s uicidan tras agredir a s u pareja has ta as es inarla.
Orientación sexual: s ubrayando que la evidencia es limitada, parece exis tir un mayor ries go de
s uicidio en el colectivo LGTBIQA+, s obre todo en la adoles cencia y en los adultos jóvenes , pero no a
caus a de s u orientación s exual, s ino debido a que en ocas iones s ufren dis criminación, rechazo
familiar, tens iones en s us relaciones interpers onales , ans iedad, depres ión, des es peranza, falta de
apoyo… lo que aumenta el ries go s uicida.
Acoso entre iguales: en población adoles cente, el acos o s e as ocia con altos niveles de es trés , as í
como con ideación y conducta s uicidas . Las pers onas víctimas de bullying y ciberbullying tienen más
probabilidades de autoles ionars e, de tener ideación y mos trar conductas s uicidas .
Suces os vitales es tres antes , factores ps icológicos individuales , el fácil acces o a medios o métodos para llevar a cabo
el s uicido… pueden s ervir como elementos facilitadores del mis mo, s obre todo s i s e da una combinación de varios de
ellos .
Los factores precipitantes s e refieren a s ituaciones que pueden provocar un es trés intens o en un momento
determinado en una pers ona y precipitar un acto s uicida. Es tas s ituaciones y circuns tancias podrían s uponer la “gota
que colma el vas o”, dando el pas o de la idea a la acción.
Dis cus ión con pers ona importante o querida, divorcio, s eparación, tens ión en relaciones
interpers onales …
Combinación de variables ps icológicas individuales (impuls ividad, des es peranza…) y la des inhibición
provocada por el abus o de s us tancias puede s er particularmente letal.
Aparición o empeoramiento de la s alud (tras torno mental, enfermedad fís ica, dis capacidad…).
Pérdida de es tatus s ocial, ais lamiento s ocial (adoles centes y pers onas mayores ), epis odios vividos
como humillantes (es pecialmente en adoles centes ) …
Dis poner de medios para llevar a cabo el s uicidio (armas , fármacos , lugares elevados , cuerdas …)
facilita la conducta s uicida (por el contrario, no dis poner de ellos , o tener que bus carlos , permite la
reflexión y debilita el impuls o).
Son s olo algunos ejemplos de s uces os que pueden actuar como des encadenantes de una conducta s uicida en
pers onas que pres entan otros factores de ries go.
Exis te una diferenciación según el sexo en relación con es tos factores precipitantes :
En los hombres des tacan los conflictos interpers onales , problemas laborales y/o des empleo, o
problemas de s alud en la familia.
En las mujeres inciden otro tipo de es tres ores precipitantes como los tras tornos mentales , conflictos
interpers onales y la pérdida de s eres queridos .
Los problemas familiares y las dificultades laborales actúan como factores de ries go para el s uicidio cons umado tanto
en varones como en mujeres . En cualquier cas o, s e trata de acontecimientos traumáticos o pérdidas en diferentes
dimens iones de la vida de una pers ona.
También la edad, la etapa de la vida en la que es té es a pers ona, puede minimizar o maximizar el impacto de un
s uces o es tres ante.
En la adoles cencia, los conflictos en el ámbito familiar e interpers onales dentro del grupo de iguales ,
pueden s er un factor precipitante común.
En la etapa adulta, los factores precipitantes s uelen es tar relacionados con la pérdida del bienes tar
s ocio-económico.
a. PERSONALES:
Habilidad en la res olución adecuada de conflictos o problemas , tener es trategias pos itivas de
afrontamiento. En es te s entido, algunos ras gos de la pers onalidad bas culan hacia una mayor o
menor vulnerabilidad frente a determinadas s ituaciones advers as , y, por tanto, habrá diferentes
s ituaciones de afrontamiento ante el es trés o los problemas .
Competencias pers onales : es tabilidad o regulación emocional, res iliencia, optimis mo, autoes tima
s ana…
Tener confianza en uno/a mis mo/a, valorars e, tener una autoimagen pos itiva.
Habilidades s ociales (relaciones interpers onales , comunicación, res iliencia, manejo del es trés …).
Pres entar flexibilidad cognitiva, apertura de nuevos conocimientos , puntos de vis ta y s oluciones
que nos aporten otras pers onas .
Tener hijos /as , más concretamente en las mujeres . El embarazo dis minuye el ries go de s uicidio, al
igual que la paternidad.
b. SOCIALES Y MEDIOAMBIENTALES:
Apoyo familiar (familia es tructurada, lazos fuertes entre los miembros de la familia) y apoyo s ocial.
Exis tencia y calidad del apoyo. Tener una o varias pers onas de confianza para hablar de temas
íntimos o delicados . Sentirs e es cuchado y querido. Contar con relaciones cercanas s aludables
actúa como factor protector de prevención del s uicidio. En épocas críticas de la vida de una
pers ona es favorable contar con un círculo s ocial (pareja, familiares , amis tades …) que pueda
actuar como s oporte para s obrellevar s ituaciones .
Integración laboral (tener empleo) y s ocial (aumenta el efecto protector s i la pers ona forma parte
de alguna red de apoyo comunitario, club s ocial, grupo parroquial, equipo deportivo, as ociación…).
Tratamiento integral, permanente, continuo y a largo plazo en pacientes con tras tornos mentales ,
con enfermedad fís ica o con abus o de alcohol.
Acces o a mecanis mos de bús queda de ayuda, s obre todo en cas os de tras torno mental, donde el
es tigma puede s er una variable que dificulte la petición de ayuda tanto de la propia pers ona como
de amigos y familiares . En es te s entido, las políticas y es trategias s anitarias s on un punto fuerte
para facilitar el acces o a la petición de ayuda (por ejemplo, en Es paña, exis te la aplicación para
dis pos itivos móviles llamada Prevens uic, donde s e recogen ins trucciones a s eguir para pedir
ayuda, tanto para pers onas con ideaciones s uicidas o que es tén valorando es ta acción, como para
los familiares y allegados ).
Los factores protectores s on de gran importancia a la hora de evaluar adecuadamente el ries go s uicida, ya que
dis minuyen s u probabilidad ante la pres encia de factores de ries go, y paralelamente, s u potenciación puede ayudar a
prevenirlo. Por ello, es tos as pectos han de teners e muy en cuenta en las entrevis tas de detección con los pacientes
y/o familiares , as í como en pos teriores s eguimientos , como elementos s obre los que trabajar con la pers ona.
FACTORES PROTECTORES FRENTE AL SUICIDIO
SOCIALES O MEDIOAMBIENTALES
- Integración social
-Tratamiento integral, permanente y a largo plazo en pacientes con trastornos mentales, con
enfermedad física o con abuso de alcohol
PERSONALES
- Flexibilidad cognitiva
Fuente: Guía práctica de clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida (Minis terio de Sanidad, 2020)
Para el profes ional, s u identificación implica la neces idad de evaluar la intencionalidad s uicida.
Una s eñal de alerta nos indica que una pers ona es taría teniendo s erios pens amientos de quitars e la vida e inclus o
podría es tar planificando cómo hacerlo.
Las s eñales de alerta pueden s er también una petición de ayuda, y a los profes ionales o familiares nos brindan la
oportunidad para intervenir y prevenir que es a pers ona s e s uicide.
Si nos damos cuenta de que alguien conocido con ries go s uicida es tá actuando de un modo extraño, que no tiene que
ver con s u carácter habitual, es importante hablar con es a pers ona para ver qué es tá pas ando.
Algunas de las conductas más frecuentes entre pers onas que es tán cons iderando quitars e la vida s on:
Bus can medios para s uicidars e o hablan de un plan de s uicidio. Tiene ideas definidas s obre cómo
quitars e la vida.
Piens an cons tantemente en la muerte. Hablan o es criben s obre la muerte, morirs e, el s uicidio (s obre
todo es s ignificativo cuando antes no ha s ido propio de es a pers ona).
Expres an pens amientos y s entimientos de des es peranza, es tar atrapados , de no ver una s alida. “ No
s eré un problema por mucho tiempo más ”. Piens an que s u s ufrimiento es muy grande o ha durado
tanto que creen que ya no pueden con él.
Se s ienten incapaces de: s uperar el dolor, pens ar con claridad, concentrars e, tomar decis iones , ver
alternativas , valorars e a s í mis mos /as , dormir, comer, trabajar, s alir de la depres ión, es capar de la
tris teza, imaginar un futuro s in s ufrimiento, encontrar ayuda, controlar la s ituación…
Mues tra una mejora del es tado de ánimo des pués de una fas e depres iva. Cambios dramáticos de
humor pos itivos , por ejemplo, s entimientos de alegría tras un largo periodo de tris teza o depres ión
(puede que la emoción pos itiva s ea alivio por haber tomado la decis ión de morir y dejar de s ufrir).
Se mues tran ans ios os , hay patrones anormales del s ueño (no dormir o dormir en exces o).
Se involucran en conductas irres pons ables , temerarias , que implican un ries go inneces ario. Es cucha
voces que le ins truyen a hacer algo peligros o.
Aumentan las moles tias fís icas , frecuentemente as ociadas a conflictos emocionales .
Empeora un pos ible es tado de depres ión (tris teza profunda). Pierden el interés por amigos , aficiones ,
actividades que antes les gus taban, baja el rendimiento en el trabajo...
Se des prenden de s us pos es iones , cierran as untos , s e des piden de familiares o amigos . “ Si me
pas a algo quiero que s epas que...”
Las s eñales de alerta nos ofrecen una s erie de s ignos y s íntomas que hacen pos ible la detección del ries go s uicida,
por lo que, s i conocemos es tas s eñales , podemos minimizar el ries go de aparición de un intento s uicida.
Estados de ánimo: las pers onas con ries go de s uicido s uelen pres entar
Ambivalencia: en la mayoría de las pers onas exis te una mezcla de s entimientos en torno a
cometer el s uicidio. El des eo de vivir y el de morir libran una batalla. Exis te urgencia de alejars e
del dolor que repres enta vivir, junto con un tras fondo del des eo de vivir. Muchas pers onas con
ries go s uicida en realidad no des ean morir, s implemente no es tán contentas con la vida, por lo
que, s i s e s uminis tra apoyo y s e aumenta el des eo de vivir, dis minuirá el ries go de s uicidio.
Impulsividad: el s uicidio es también un acto impuls ivo. Como cualquier otro impuls o, el de
cometer s uicidio es trans itorio y dura unos minutos u horas . Us ualmente s e des encadena con
los acontecimientos negativos del día a día. Calmando es as cris is y tratando de ganar tiempo,
el profes ional puede ayudar a reducir el des eo de s uicidars e.
Rigidez: los pens amientos , s entimientos y acciones de las pers onas con ries go de s uicidio s on
rígidos . Piens an cons tantemente en el s uicidio y s on incapaces de percibir otras formas de s alir
del problema. Su pens amiento es drás tico. La mayoría de las pers onas con ries go s uicida
comunican s us pens amientos e intenciones s uicidas . A menudo lanzan s eñales y hacen
comentarios s obre “querer morir” y “s entirs e inútiles ”.
Sentimientos y pensamientos: exis ten s entimientos que s e dan en la mayoría de las pers onas
que tienen pens amientos s uicidas y que pueden s ervir de s eñales de alerta. Con frecuencia es tas
pers onas s e s ienten incapaces de s uperar el dolor, es capar de la tris teza, concentrars e, pens ar con
claridad, imaginar un futuro s in s ufrimiento, ver alternativas , valorars e a s í mis mas , tomar
decis iones , dormir, comer, trabajar, s alir de la depres ión, controlar la s ituación, encontrar alguien
que les ayude…
Comportamientos: los s iguientes comportamientos pueden indicar que hay una pos ible ideación o
plan s uicida:
Comportamiento retraído.
Des eo s úbito de arreglar as untos pendientes , preparación de documentos (tes tamento, s eguro
de vida, dinero de la cuenta bancaria...).
Otras conductas s os pechos as : vis itar o llamar a pers onas para des pedirs e, tener es condido el
método para lograrlo, dirigirs e hacia un lugar que no es vis itado habitualmente o ingerir
bebidas alcohólicas en cantidades y con una frecuencia elevada.
b. ALERTAS VERBALES: expres iones que pueden alertar de la pres encia de ideación s uicida:
Comentarios o verbalizaciones negativas s obre s í mis mo/a o s obre s u vida. Ejemplos : “No valgo para
nada”, “Es ta vida es un as co”, “Mi vida no tiene s entido”, “Es taríais mejor s in mí”, “Soy una carga
para todo el mundo”, “Toda mi vida ha s ido inútil”, “Es toy cans ado/a de luchar”.
Des pedidas verbales o es critas : “Quiero que s epas que en todo es te tiempo me has ayudado
mucho…”.
Comentarios o verbalizaciones negativas s obre s u futuro: “Lo mío no tiene s olución”, “Quiero
terminar con todo”, “Las cos as no van a mejorar nunca”.
Comentarios o verbalizaciones relacionadas con el acto s uicida o la muerte: “Me gus taría
des aparecer”, “Quiero des cans ar”, “No des eo s eguir viviendo”, “Me pregunto cómo s ería la vida s i
es tuvies e muerto/a”, “Quiero quitarme la vida, pero no s é cómo”, “Nadie me quiere y es preferible
morir”, “No merece la pena s eguir viviendo”, “Des pués de pens ar mucho ya s é cómo quitarme de en
medio”.
Verbaliza directamente la idea o pos ibilidad de s uicidars e, “Quiero quitarme de en medio”, “La vida
no merece la pena”, “Lo que quis iera es morirme”, “Para vivir de es ta manera lo mejor es es tar
muerto”.
Es pos ible que las verbalizaciones de algunos pacientes s ean menos completas por lo que es impres cindible
es tar atentos cuando aparecen expres iones s utiles como “es to no durará mucho”, “pronto aliviaré mi
s ufrimiento”, “dejaré de s er una carga”; as í como las dirigidas hacia s í mis mo, el futuro o la vida, tales como
“no valgo para nada”, “es ta vida no tiene s entido”, “es taríais mejor s in mí”, “es toy cans ado de luchar”,
“quiero terminar con todo”, “las cos as no van a mejorar nunca”.
Como vemos , exis ten indicios que pueden alertar s obre el intento de conducta s uicida de una pers ona.
PRINCIPALES SEÑALES DE ALERTA DE SUICIDIO
- Expresar sentimientos de resultar una carga para los demás - Arreglar asuntos (p. ej.: herencia),
despedidas
Fuente: “Ries go s uicida y conducta s uicida: evaluación e intervención en atención primaria”. Servicio Canario de Salud
Mental. Adaptado de Rudd, Z itelli y Palmer.
Por si es de interés, se ofrecen las siguientes guías que podemos ofrecer a pacientes
con riesgo suicida, a amigos y familiares, y profesionales sanitarios y facilitadores
sociales, ya que, en caso de identificar estas señales, y en especial si se conjugan
varias, es importante responder con rapidez, hablando con la persona y buscando
ayuda o el apoyo de otros.
En la adoles cencia y los primeros años de la edad adulta s e producen muchos cambios . Para muchos es una época
apas ionante, pero también puede s er caus a de es trés o aprens ión (cambio del colegio al ins tituto o univers idad,
nuevos /as amigos /as , bús queda de la identidad, aumento de relaciones s ociales , cambios en el ocio y tiempo libre,
relaciones afectivas , us o de las tecnologías y redes s ociales …).
Recordando los datos de la OMS, el s uicidio s upone la s egunda caus a de muerte a nivel mundial entre los 15 y los 29
años . En Es paña, s e cuentan 14 s uicidios en menores de 15 años , y as ciende a 300 en jóvenes de 15 a 29 años
(ubicándos e el s uicidio, des pués de los tumores , como la principal caus a de muerte entre la juventud es pañola).
La etapa de la adoles cencia es una etapa de ries go, y analizar la conducta suicida en la infancia y adolescencia
requiere abarcar divers as dimens iones :
La mitad de los tras tornos mentales comienzan antes de los 14 años , pero la mayoría de los cas os ni
s e detectan ni s e tratan. La depres ión s e encuentra entre los tres primeros tras tornos más
frecuentes .
El us o nocivo del alcohol y de drogas en adoles centes es un gran problema, as í como los tras tornos
alimentarios .
Es una población muy influenciable y pueden atraves ar divers os s uces os es tres antes (por lo que los
demás es peran de ellas y ellos , o por s i pertenecen o no a un grupo s ocial…).
El es tigma, los cambios en el des arrollo y la pres ión por parte de iguales convierte la adoles cencia en
una etapa en la que s e neces itan es trategias preventivas es pecíficamente adaptadas a es a población.
El es tigma as ociado a los tras tornos mentales puede hacer que s ean reacios a abordar los problemas
de s alud mental.
La mayoría de los jóvenes no bus can activamente ayuda de profes ionales , padres o profes ores , y con
frecuencia, ni s iquiera de s us compañeros /as . Aunque las razones s ubyacentes s on complejas , es
probable que no pidan ayuda porque lo perciban como un fracas o en el proces o de s er
autos uficientes .
Depres ión, des es peranza, impuls ividad, familia dis funcional, cons umo de tóxicos , fracas o es colar, acos o
moral y el efecto contagio s on los factores de ries go más comunes de las conductas s uicidas en la
población infanto-juvenil.
En relación al s uicidio en niños /as menores de 14 años , s e determinó que los intentos de s uicidio previos
s on un factor de ries go importante, y los conflictos con los padres es el factor precipitante más frecuente.
Además , en comparación con los adoles centes , pres entan menor prevalencia de ps icopatología y de
cons umo de alcohol.
En un es tudio realizado a partir de un regis tro de 17 Es tados en EEUU, los /as niños /as (5-11 años ), en
comparación con adoles centes de 12 a 14 años , pres entaron con más frecuencia problemas de relación
con familiares o amigos y realización del acto s uicida en cas a, y con menos frecuencia dejaron una nota de
des pedida.
Entre aquellos que tenían algún problema de s alud mental, pres entaron mayor frecuencia de tras torno por
déficit de atención, con o s in hiperactividad, y menor frecuencia de depres ión / dis timia, res pecto a los
adoles centes .
El es tudio de Ali y Gibs on en 2019, identificó s eis motivos principales en adoles centes para llevar a cabo
autoles iones y conductas s uicidas : s entimientos de s oledad y des conexión s ocial, experimentar es tigma
relacionado con la propia identidad, s entimientos de fracas o con res pecto a expectativas s ociales y
culturales , des es peranza, baja autoes tima y s íntomas de tras tornos mentales .
En relación a las causas de las autolesiones no suicidas en adolescentes y los factores mantenedores de
es tas conductas , podemos indicar que:
Las caracterís ticas individuales , donde des taca la des regulación emocional (as ociada a s entimientos
como la culpabilidad, la rabia, la des es peranza, la angus tia y el nervios is mo), y la elevada
impuls ividad.
La incapacidad de algunos jóvenes para regular emociones hace que las elaboren a través del dolor y,
además , los adoles centes que pres entan baja autoes tima también pueden adoptar conductas de
autoles ión, as í como conductas de ries go como el cons umo de s us tancias tóxicas , lo que a s u vez les
influye en adoptar un carácter des inhibido.
Parece que exis te una relación entre las autoles iones y nues tra infancia (predominio de críticas en la
familia, apego ins eguro, abandono emocional, abus os , hogar des es tructurado, bajo rendimiento
académico…).
Factores como el refuerzo que experimenta el adoles cente cuando recibe ayuda y atención por parte
de s us familiares puede mantener las conductas autoles ivas cuando no recibe es ta atención en
conductas pos itivas .
b. FACTORES DE PROTECCIÓN:
Aunque la inves tigación s obre la conducta s uicida s e ha centrado principalmente en los factores de ries go,
y el es tudio de factores protectores ha s ido menor, podemos des tacar algunos factores de protección en
población adoles cente que igualmente s on muy s imilares a los que vimos en el epígrafe 4.3.
Factores externos o contextuales: des taca la acces ibilidad a los dis pos itivos de s alud, la
exis tencia de una red s ocial y familiar apropiada, la participación s ocial y la res tricción a
métodos letales de s uicidio.
Los es tudios realizados en los últimos 10-15 años s ugieren que la resiliencia es un potente factor protector
contra el riesgo de suicidio.
La res iliencia s e refiere a la capacidad que tienen las pers onas para mantener una trayectoria relativamente es table
de s alud fís ica y ps icológica a pes ar de haber s ufrido s ituaciones altamente es tres antes o potencialmente
traumáticas , e inclus o a la capacidad para generar experiencias y emociones pos itivas tras una s ituación es tres ante o
traumática.
Como s i recreáramos al “ave fénix”, la res iliencia nos ayuda a levantarnos , a res urgir de nues tras cenizas , por lo que
la recomendación para ayudar a crear res iliencia mental des de edades tempranas s e convierte en un fuerte predictor
del bienes tar pers onal.
El des arrollo de la res iliencia debe formar parte de las intervenciones univers ales , s electivas e indicadas para la
promoción de la s alud mental y la prevención del s uicidio. Promover la res iliencia puede reducir el ries go de s uicidio
en la población general, en grupos con ries go de s uicidio y también en pers onas de alto ries go. Además , el des arrollo
de la res iliencia en la población general puede reducir la incidencia de los tras tornos relacionados con el es trés y, en
cons ecuencia, el comportamiento s uicida.
INTERNET
¿FACTOR DE RIESGO O PROTECCIÓN PARA EL SUICIDIO?
Las redes sociales y los foros suponen una importante fuente de información y de relaciones sociales en i
estimándose que son utilizadas por el 70% de los jóvenes (Ministerio de Sanidad, 2020).
Internet puede tener tanto efectos negativos como beneficiosos en cuanto al suicidio en personas jóvenes.
Los jóvenes con ideación suicida que utilizan internet con propósitos relacionados con el suicidio tienen más rie
encontrar aliento en llevar a cabo esta conducta.
Además de los jóvenes, las personas que padecen algún trastorno mental también tienen más riesgo ante la infor
perniciosa en internet, ya sea sobre la base de su trastorno mental, alimentar su estigma, fomentar su aisla
social…
Existen páginas web pro-suicidio que informan sobre diferentes métodos de llevarlo a cabo. En un estudio rea
través de entrevistas a 719 jóvenes de 14 a 24 años se halló que, si bien la información sobre el suicidio proven
79% de los casos de fuentes tradicionales (familia, amigos o periódicos), las fuentes informáticas fueron tambi
frecuentes (59%). La discusión en foros sobre suicidio, además de ser una fuente de información relativamente fre
(15%), se asoció a un incremento significativo en la ideación suicida (Dunlop et al., 2011).
Estas páginas constituyen un factor de alto riesgo para facilitar las conductas suicidas, especialmente en p
vulnerables, e incluso se ha detectado la presencia de pactos online de suicidio (decisión entre dos o más person
se ponen de acuerdo para llevarlo a cabo en un lugar y momento determinado).
Pero también, existen pruebas de que internet puede ser una herramienta efectiva para la prevención del
especialmente en personas socialmente aisladas y personas vulnerables, que de otra forma serían inalcanzable
sistema sanitario. La predisposición a recibir la ayuda que puede aportarles internet, la posibilidad de
rápidamente a información, comunicarse de forma interactiva con otras personas en tiempo real, mientras se m
el anonimato, constituye un potencial para la prevención y para acceder a grupos vulnerables de alto riesgo. A
internet permite ofrecer información sobre aspectos relacionados con la salud, y proporciona apoyo mediante el
redes sociales y chats (Ministerio de Sanidad, 2020).
Con todo ello, dado que la población adolescente es un grupo vulnerable, se recomiendan acciones para la promo
páginas web dirigidas a jóvenes, y a la población en general, que supongan un factor de protección y fome
afrontamiento efectivo de la desesperanza y la ideación suicida.
Internet ofrece una serie de características que, según su uso, pueden convertirlo tanto en un factor de riesgo c
un factor protector frente al suicidio. Fomentemos esto último:
Fuente: Gobierno Vas co
4.6. Otras poblaciones vulnerables
Por dedicarnos a la población infanto-juvenil y a la población con tras torno mental en otros temas , no profundizaremos
expres amente en es tos colectivos en el pres ente epígrafe.
a. LGTBIQA+: res ulta obvio que des de hace unos años es un colectivo des patologizado, pero aún luchan por quitar
el es tigma s ocial y la dis criminación que parte de la población tiene hacia la divers idad s exual. La dis criminación,
entre otras cons ecuencias pers onales , s upone es trés , y el ciclo vital de pers onas LGTBIQA+ puede conllevar
s ituaciones que des encadenen es ta circuns tancia. Las etapas evolutivas de la autoaceptación de la orientación e
identidad s exual a veces s uponen un proces o complejo que va des de la negación has ta la integración, y en
ocas iones produce cons ecuencias como tras tornos de ans iedad, afectivos , adicciones , dis tors iones cognitivas ,
indefens ión aprendida, s entimientos de culpa, autoodio, ira, autodes precio, autocas tigo, falta de apoyo s ocial,
rechazo familiar… que pueden incrementar el ries go de s uicidio.
La OMS recogió la dis criminación como factor de ries go al s uicidio de las minorías s exuales , en la “Guía de
Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” es tá des crito como factor de ries go durante la adoles cencia
s er varón homos exual, y recordemos el Modelo de Diátes is -Es trés , que explica las experiencias advers as como
factores de vulnerabilidad.
En 2005 Plöderl y Fartacek realizaron el primer es tudio en país es germano-parlantes comparando prevalencia de
s uicidio en población LGB con adultos heteros exuales s emejantes . Se encontró mayor prevalencia de factores de
ries go en la mues tra LGB, lo cual guarda relación con mayores tas as de ideación s uicida e intentos . En 2012 Liu
y Mus tans ki, hicieron un es tudio en jóvenes LGTB a los que pas aron encues tas cada 6 mes es evaluando la
prevalencia de ideación s uicida o de autoles iones . El res ultado fue que s e encontró un alto porcentaje de
pens amientos s uicidas a lo largo del tiempo.
La inves tigación s obre la s alud mental y s obre tas as de s uicidio en el colectivo LGTBIQA+ ha crecido
cons iderablemente en los últimos años , y la exis tencia de mayor prevalencia de ideación de s uicidio, intentos de
s uicidio y s uicidio en es ta población es un hallazgo s ólido.
Ante es ta s ituación, el vínculo entre ries go autolítico, ideación, conducta s uicida y violencia de género es algo
claramente es tablecido. El maltrato es un factor de ries go, por ello ha de teners e en cuenta dentro del ámbito
s anitario.
c. GRUPOS CON RIESGO DE EXCLUSIÓN SOCIAL: numeros os hallazgos han vinculado la exclus ión s ocial con el
comportamiento s uicida des de hace muchos años . Ya en 1897, Durkheim proponía que la exclus ión s ocial
conduce a un aumento del s uicidio. Los es tudios en es ta materia han ido avanzando, Shneidman (1998),
pos tulaba que era el dolor ps icológico y emocional como res ultado de las neces idades frus tradas , la caus a del
s uicidio, lo que es tá relacionado con la s ituación que pueden vivir pers onas que s ocialmente… s e ha preferido
que es tén lejos . Pos teriormente recordemos la Teoría Interpers onal del s uicidio de Joiner, que es tablece que la
pertenencia frus trada y la carga percibida (percepción del individuo de s er una carga para los demás , percepción
de s er pres cindible), s e s uman a la capacidad s uicida. La exclus ión s ocial debe s er entendida como una de las
manifes taciones más s everas de “pertenencia frus trada”, ya que involucra pocas o ninguna relación s ocial. En
es te s entido, s e ha documentado una as ociación s ólida entre la exclus ión s ocial y el s uicidio. De manera que la
exclus ión s ocial es un predictor fuerte y fiable de ideación s uicida, intentos y conducta s uicida.
Junto a es ta explicación, otros es tudios han as ociado la conducta s uicida con migrantes , refugiados , pers onas
s in techo, reclus os … donde también las circuns tancias de es ta exclus ión generan un bucle de cons ecuencias
negativas en las pers onas (s uces os vitales es tres antes , ais lamiento, es cas a red de apoyo, tras torno mental,
cons umo de s us tancias …) que s e as ocian con factores de ries go de s uicidio.
Por último, en cuanto a las pers onas que cumplen condena en pris ión, también influye que el porcentaje de
población penitenciaria en relación a tener tras torno mental es s uperior al de la población general, as í como el
porcentaje de pers onas con cons umo de s us tancias . Actualmente, el tras torno mental en pris ión s e ha
convertido en el mayor problema de s alud penitenciaria debido al gran aumento de pers onas con tras torno
mental y patología dual en los es tablecimientos penitenciarios . Si a ello unimos otros factores de ries go que
pres enta un gran porcentaje de la población penitenciaria (procedencia de familias des es tructuradas , his toria de
abus os en la infancia, falta de regulación emocional, impuls ividad, agres ividad, marginalidad, cons umo de
drogas , s uces os es tres antes en pris ión…) nos encontramos que es una población de ries go para cometer
conductas autolíticas y s uicidas .
Foto: Pixabay
d. SUICIDIO EN PERSONAS MAYORES: la proximidad a la muerte puede s er vivida de dis tintas maneras , algunas
pers onas manifies tan una gran ans iedad, quejas s omáticas y preocupaciones hipocondríacas , mientras que
otras pueden hablar de la muerte con cierta familiaridad, inclus o aparentemente des eándos ela a s í mis mos /as ,
como una forma de liberación ante el temor, el dolor y el s ufrimiento. Si recordamos los datos de s uicidio en
función de la edad, la horquilla des taca entre los 50-55 años , pero también llama la atención cómo aumenta a
partir de los 70, y cómo ha aumentado un 20% en pers onas mayores de 80 años . Hay pers onas , que eligen el
s uicidio para morir. El ais lamiento, el empeoramiento de una enfermedad, la s oledad, la jubilación y el s entirs e
inactivo, la pérdida de autonomía, limitaciones fís icas , intelectuales … s on factores de ries go. Además , a
diferencia de otras edades , la mayoría de autoles iones deliberadas en ancianos tiene una elevada
intencionalidad s uicida.
Por otro lado, algunos factores de protección que pres enta es ta población s on tener hijos o vivir con uno de
ellos , tener amigos o familiares y verlos con cierta frecuencia, aficiones , pertenecer a alguna as ociación,
prácticas religios as … en definitiva, el gran factor de protección es tener una red de apoyo. En es te s entido, un
dato, las tas as de s uicidio de pers onas mayores en centros res idenciales es s uperior a la de aquellos que
permanecen en s us cas as o viven con familiares .
Foto: Pixabay
e. SUICIDIO Y PERSONAS CON DISCAPACIDAD: el conocimiento dis ponible en relación al s uicido hace que
pongamos la atención en las pers onas con dis capacidad, ya que as pectos como la s alud fís ica, ps íquica, el
es tigma, es tereotipos , redes de apoyo dis ponibles , exclus ión, menor acces o al empleo, dis criminación, acos o
laboral… hacen que es ta población pueda s er vulnerable a la ideación/conducta s uicida. Ya s ea en población
adulta o adoles cente, s e encuentra mayor ideación/conducta s uicida en pers onas con dis capacidad que en
población general.
Algunos es tudios han abordado la relación entre el s uicidio y el tipo de dis capacidad. Nagraj y Omar (2017)
realizaron una revis ión de la literatura científica en la que analizan es ta relación. Dan cuenta de una s erie de
es tudios para diferentes tipos de dis capacidad, entre ellas , la intelectual, la provocada por tras tornos del
aprendizaje y por tras tornos mentales . Entre los es tudios cons iderados s e halla el de Pack et al. (1998), que,
para una mues tra de 2474 adoles centes de entre 13 y 16 años , y donde 194 es taban diagnos ticados con una
dis capacidad intelectual, encontraron que exis tía una gran proporción de intentos de s uicidio en adoles centes
con dis capacidad intelectual.
Otro es tudio, el de Svetaz et al., (2000), trataba s obre adoles centes con y s in problemas de aprendizaje y s u
s ufrimiento emocional. Llegaron a la conclus ión de que los adoles centes con problemas de aprendizaje tenían el
doble de ries go de s ufrimiento emocional, además de que el ries go de intentos de s uicidio era el doble para las
mujeres en comparación con los hombres .
El s uicidio en las pers onas con dis capacidad en Es paña obs erva una combinación de factores de ámbito
corporal, s ocial-comunitario, y del proces o ps icológico-pers onal. El trabajo realizado por Lee et al. (2017),
bas ándos e en un es tudio con una mues tra de 990.598 pers onas y en el que s e analizaba la caus a de la muerte
en el periodo del 2003-2013, trataba de es timar el ries go de s uicidio as ociado a la dis capacidad (y s us tipos ).
Sus res ultados mos traron que la tas a de ries go de s uicidio entre las pers onas con dis capacidad fue 1,9 mayor
en comparación con las pers onas s in dis capacidad, s iendo mayores en los cas os de dis capacidad por tras torno
mental, ins uficiencia renal, les ión cerebral y dis capacidad fís ica.
La inves tigación de Fäs s berg, et al. (2016) centrada en pers onas mayores de 65 años con enfermedades fís icas
o dis capacidades funcionales , realiza un metaanális is de 65 artículos , y obs erva que 59 es tudios cuantitativos
validaban la as ociación entre dis capacidad funcional y diferentes tipos de enfermedades , algunas de ellas
malignas , tras tornos neurológicos , dolor, enfermedades hepáticas u otros . Concluían que la dis capacidad
funcional y determinadas enfermedades es pecíficas es tán as ociadas a la conducta s uicida en las pers onas
mayores de 65 años . En la mis ma línea, Rus s el et al. (2009) revelaban que la dis capacidad fís ica es tá as ociada
con un mayor ries go de ideación s uicida, encontrándos e mis mo res ultado en otros es tudios , como el de Khazem
(2017) donde, además de es ta as ociación, incluye que los factores de carga autopercibida y dolor (enfermedades
reumáticas , dolor agudo o crónico), s e as ocian con mayor ries go de s uicidio.
Fuente: Campaña #IgualdeDiferentes #IgualdeProfes ionales para normalizar la dis capacidad en el ámbito laboral.
El trabajo por turnos , la s obrecarga laboral, la pres ión y el es trés de lidiar con s ituaciones de vital importancia,
la complejidad de la toma de decis iones , el aumento de las agres iones s ufridas en el entorno laboral, el contacto
continuo con enfermos o pers onas agres ivas , con problemas , la frus tración de no poder ayudar, el tener medios
letales a mano y s aber cómo utilizarlos … La importancia de los autocuidados en algunas profes iones , s on de
vital importancia.
Por la parte que nos toca, los profes ionales s anitarios s omos uno de los s ectores más expues tos a niveles
elevados de es trés , tanto de forma puntual como mantenida en el tiempo.
La tas a de s uicidio entre s anitarios es más elevada que en la población general, con un porcentaje mayor entre
las mujeres en comparación con los hombres .
Las profes iones s anitarias donde más tas a de s uicidio s e encuentra es en anes tes ia y ps iquiatría.
Ser mujer.
Exces iva expos ición a es tímulos avers ivos como s on las enfermedades y el s ufrimiento.
Es tar en contacto continuo con enfermos y familiares , pudiendo producirs e s obreimplicación con los
mis mos .
Haber s ufrido agres iones en el entorno laboral o es tar expues to a violencia en el entorno laboral.
Barreras para pedir ayuda por temor a perder la licencia para ejercer, miedo a la es tigmatización,
mos trar debilidad, es tancamiento de la carrera profes ional, cues tionarnos en nues tra propia profes ión
al pedir ayuda porque s omos nos otros los que ayudamos …
Debido a que aproximadamente el 90% de los s uicidios s e relacionan con algún tras torno mental, toma es pecial
interés abarcar es ta área, donde nos vamos a centrar principalmente en la depres ión.
Veamos brevemente la incidencia de s uicidios en pers onas con tras torno mental:
Un 15% de pers onas con depres iones graves muere por s uicidio y un 56% lo intentan.
La depres ión mayor aumenta 20 veces el ries go de s uicidio y el tras torno bipolar 15 veces .
Cas i un 20% de los pacientes que s ufren cris is de ans iedad pres entan intentos de s uicidio.
El s uicidio es la caus a principal de muerte prematura en pers onas diagnos ticadas de es quizofrenia.
Es tos pacientes tienen 8,5 veces más ries go de s uicidio que la población general. La tas a de s uicidios
s e s itúa entre un 10% y un 13% de s uicidios cons umados y un 40% de intentos de s uicidio.
Los tras tornos de pers onalidad aumentan 6 veces el ries go de s uicidio. Los tras tornos de
pers onalidad que más frecuentemente s e as ocian con comportamientos s uicidas s on el tras torno
límite, antis ocial, his triónico y narcis is ta.
En los tras tornos de la conducta alimentaria la tas a de s uicidios os cila entre un 16% y un 39%. Los
índices más altos de s uicidio aparecen en pers onas con bulimia que pres entan comorbilidad con
abus o de s us tancias (54%).
Es tos datos s ubrayan la fuerte relación entre tras torno mental y s uicidio.
Por si es de interés profundizar, algunos datos sobre pacientes con esquizofrenia:
Las personas con esquizofrenia comparten los factores de riesgo apuntados para la población genera
también presentan una serie de factores específicos que potencian el riesgo de presentar conductas suicidas:
Abuso de sustancias: en el caso de personas con esquizofrenia es más significativo el abuso de dro
el de sustancias alcohólicas.
Debido a estos factores de riesgo añadidos, las personas con esquizofrenia necesitan ayuda y supervisión adicio
determinados momentos, sobre todo en las primeras etapas de la enfermedad, pero también en períodos en
están en estado depresivo, cuando sufren una crisis psicótica y pierden el contacto con la realidad, tras una
cuando sienten que están superando el problema pero los síntomas reaparecen, tras recibir un alta hospitalaria
primeros momentos de su recuperación cuando los síntomas de la enfermedad están remitiendo pero se
vulnerables…
Ofreciendo algunas pinceladas de lo que es la depres ión para tenerlo pres ente, s iguiendo el DSM-V, la depres ión es
un tras torno del es tado de ánimo con s íntomas fundamentales como tris teza, des es peranza, pérdida de interés en las
actividades de las que antes s e dis frutaba, anhedonia, irritabilidad, pérdida de energía, cans ancio, problemas de
s ueño, pens amientos negativos , s entimientos de culpa e inutilidad, pérdida de interés s exual, dificultad para
concentrars e…
Por si es de interés conocer los criterios diagnósticos de la depresión (DSM-5):
A. Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de dos sem
representan un cambio del funcionamiento previo. Al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo depri
(2) pérdida de interés o de placer.
1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se desprende de la información
subjetiva (por ejemplo, se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por parte de otras personas
ejemplo, se le ve lloroso). (Nota: En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.)
2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día, c
todos los días (como se desprende de la información subjetiva o de la observación).
3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (por ejemplo, modificación de más del 5% de
corporal en un mes) o disminución o aumento del apetito casi todos los días. (Nota: En niños, considerar el
para el aumento de peso esperado.)
5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por parte de otros, no simplemente la sensac
subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).
7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante) casi todos los días (
simplemente el autorreproche o culpa por estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días (a par
información subjetiva o de la observación por parte de otras personas). Pensamientos de muerte recurrente
sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específ
para llevarlo a cabo.
B. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en la esfera social, laboral u otra
importantes del funcionamiento.
C. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica.
Especificar:
Con catatonía.
La depres ión abarca una amplia variedad de experiencias y formas , de leves a s everas , de pas ajeras a permanentes ,
lo que conlleva que el ries go de s uicidio varía con el tipo de depres ión, pero dado los altos índices de pers onas que s e
s uicidan y tienen depres ión, es vital que s e dediquen actuaciones para tratar la depres ión y minimizar el ries go de
s uicidio.
En aproximadamente el 80% de las pers onas que pres entan un cuadro de depres ión mayor s e detecta, en algún
momento, la ideación autolítica. Entre el 14% y el 50% de es tas pers onas , realizan intentos de s uicidio que s e
relacionan principalmente con la des es peranza. Es tos datos reflejan que aproximadamente 1 de cada 2 pers onas que
cons uman el s uicidio tiene un tras torno depres ivo.
Decíamos antes que la depres ión la puede padecer cualquier pers ona en cualquier país , aunque también es cierto que
hay algunos s ectores de la población que tienen un mayor ries go, como s on las pers onas mayores y adoles centes , y
las mujeres , cuya tas a es s uperior a la de los hombres . Es tos datos , nos s irven también para abrir los ojos cuando
tratemos pacientes , s obre todo, s i reúnen algunas de las variables as ociadas al s uicidio.
Muchos es tudios avalan la as ociación entre depres ión y s uicidio, más aún en los grupos vulnerables que hemos
mencionado y cuando la depres ión s e cronifica, por lo que el tratamiento de la depres ión des de el ámbito s anitario s e
torna crucial para reducir el ries go.
La depres ión infanto-juvenil s upone un importante problema de s alud pública por s u alta prevalencia, s u impacto
negativo en la pers ona y el ries go vital que conlleva, ya que s e as ocia a un mayor ries go de ideación y
comportamiento s uicida, abus o de s us tancias y otras enfermedades ps iquiátricas y médicas . Además , la depres ión
infanto-juvenil tiende a la recurrencia y a la cronicidad, por lo que el diagnós tico y el tratamiento precoz s on es enciales
para reducir el impacto negativo de los s íntomas .
Ya hemos hecho mención a la etapa de la adoles cencia y s e ha explicado cómo los s uces os y circuns tancias de es te
ciclo vital pueden aumentar el ries go de depres ión. La depres ión s e manifies ta en niños /as y adoles centes como un
conjunto de s íntomas pers is tentes que s uponen un cambio s ignificativo con res pecto al es tado habitual del paciente y
que interfieren negativamente en el rendimiento académico y en las relaciones familiares y s ociales .
En relación a s u incidencia, en población infantil la prevalencia del tras torno depres ivo es s imilar en niños y niñas . Sin
embargo, a partir de la adoles cencia, y al igual que ocurre en la adultez, es más frecuente en mujeres .
La población infanto-juvenil con tras torno depres ivo puede pres entar tres tipos de síntomas:
Afectivos: ánimo tris te, deprimido o irritable, incapacidad para experimentar placer (anhedonia),
perdida de interés (apatía), llanto, labilidad e incontinencia emocional, ans iedad y angus tia,
ins atis facción, pes imis mo generalizado, ais lamiento de la familia y del res to de niños /as .
Físicos: moles tias s omáticas poco es pecíficas , retras o ps icomotriz (enlentecimiento en los
movimientos , letargia, mutis mo) o inquietud ps icomotriz (agitación ps icomotriz), as tenia, dis minución
de la energía (fatigabilidad), alteración del apetito (aumentado o dis minuido), alteración del s ueño
(ins omnio de conciliación, ins omnio de mantenimiento, des pertar precoz).
Cognitivos: dificultad de concentración y para la toma de decis iones , fallos de memoria, dis tors iones
cognitivas (ideas de s oledad, vacío, incomprens ión o culpa), ideas de incapacidad e inutilidad, de baja
autoes tima, de des es peranza, ideas de muerte y de s uicidio.
Las diferencias entre la depresión infantil y la del adulto (en adoles centes la depres ión guarda más s imilitudes
con la depres ión de adultos ), mues tran que el cuadro clínico es s imilar pero no idéntico por las diferencias en el ciclo
vital (es tadio del des arrollo fís ico, emocional, cognitivo y s ocial).
Con mayor frecuencia: humor irritable, rabietas , tormentas afectivas , labilidad emocional, es cas a
tolerancia a la frus tración, quejas s omáticas y ais lamiento s ocial.
Cas i de igual manera, en cuanto a las diferencias entre la depresión en niños/as y adolescentes, los /as
niños /as con tras torno depres ivo pres entan:
Con mayor frecuencia: rabietas , tormentas afectivas , labilidad emocional, es cas a tolerancia a la
frus tración, alteración de la conducta (hiperactividad, irritabilidad, agres ividad, delincuencia), quejas
fís icas (cefalea, moles tias gas trointes tinales ines pecíficas , enures is ), ais lamiento s ocial y dificultades
es colares (fracas o es colar, fobia es colar).
Como vemos , las diferencias entre niños /as y adoles centes /adultos s on parecidas porque la depres ión de la etapa
adoles cente y adulta es muy s imilar.
Es tas diferencias en la manifes tación de la depres ión en niños /as es importante tenerlas en cuenta debido a que los
s íntomas depres ivos pueden quedar ocultos por otros s íntomas , has ta el punto de que algunos autores la
denominaron “depres ión enmas carada”. A veces un/a niño/a con un epis odio depres ivo pres enta un es tancamiento en
s u des arrollo ps icomotor, que s e enlentece e inclus o puede involucionar (regres ión), e inclus o en niños /as con
depres ión es frecuente la comorbilidad con un tras torno de conducta negativis ta o dis ocial.
Por si es de interés, los tipos de trastornos depresivos más comúnmente diagnosticados en niño
adolescentes son:
Trastorno depresivo mayor: es el cuadro más grave. El DSM-5 utiliza los mismos criterios diagnó
en la edad adulta y la edad pediátrica, con dos excepciones:
el síntoma de pérdida de peso en niños/as se puede manifestar como una falta de la ganancia p
correspondiente a su edad ya que se espera que un/a niño/a sano crezca y gane peso.
Trastorno depresivo persistente: es una consolidación del trastorno depresivo mayor crónico y e
trastorno distímico, y se caracteriza por un estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del dí
presente más días que los que está ausente, según se desprende de la información subjetiva o de la
observación por parte de otras personas, durante un mínimo de dos años.
En niños/as y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable y la duración ha de ser como mínimo de
Cuando el niño/adolescente experimenta un episodio de estado de ánimo depresivo, también debe prese
menos dos de los siguientes síntomas: falta de apetito o comer en exceso, insomnio o hipersomnia, poca en
fatiga, baja autoestima, baja concentración o dificultad para tomar decisiones y sentimientos de desesp
Durante el período de un año de la alteración, el niño/ adolescente nunca ha estado sin los síntomas durante
dos meses seguidos.
Fuente: Sergas
Fuente: Guía de Práctica Clínica s obre la Depres ión Mayor en la Infancia y la Adoles cencia
Fuente: Guía de Práctica Clínica s obre la Depres ión Mayor en la Infancia y la Adoles cencia
Recordar la comorbilidad ps iquiátrica, es decir, la pres encia de dos o más tras tornos ps iquiátricos de forma
conjunta, que en el tras torno depres ivo es frecuente que s ea la norma, por lo que es ta circuns tancia también s e da en
niños /as y adoles centes .
En la etapa infanto-juvenil, del 40 al 90% pres entan al menos un tras torno ps iquiátrico comórbido de forma conjunta
con la depres ión. Habitualmente, la pres encia de dos o más tras tornos ps iquiátricos complica el diagnos tico, empeora
la s intomatología, el funcionamiento del/a menor, aumenta la probabilidad de recurrencias y empeora el pronós tico.
Los tras tornos comórbidos más frecuentemente as ociados al tras torno depres ivo s on el tras torno de ans iedad,
tras torno del comportamiento negativis ta o dis ocial, tras torno por déficit de atención e hiperactividad, abus o de
s us tancias (es pecialmente en varones adoles centes ), tras torno de conducta alimentaria y enfermedades médicas
(s egún Malas et al., 2019, hay un empeoramiento bilateral en ambos tras tornos y principalmente s e as ocia a
dermatitis atópica, as ma, epileps ia, enfermedades reumáticas y obes idad).
Por último, el tratamiento de la depres ión requiere un abordaje multidis ciplinar y tiene tres objetivos :
Teniendo en cuenta las caracterís ticas del/a menor, s u familia, entorno y tipo de tras torno depres ivo, s e debe realizar
la elección del tipo de tratamiento de forma individualizada (ps icoterapia, antidepres ivos o combinación de ambos ).
Fuente: Salud Mental 360
Des de entonces , las encues tas de s alud mental en nues tro país con mues tras repres entativas de la población general
no han s ido numeros as , pero s í encontramos datos recientes .
Igual que ocurre con la repres entación a nivel mundial, la depres ión es el tras torno mental más pres ente en nues tro
país , aunque res pecto a los últimos datos recogidos (2020) en comparación con la última encues ta en 2014, s e indica
que la prevalencia de cuadros depres ivos en la población es pañola s e ha reducido en dos puntos (7,4% en 2014, y
5,4% en 2020).
Algunos datos del Ins tituto Nacional de Es tadís tica (INE) recogen que en Es paña la depres ión:
Afecta aproximadamente al 5,4% de la población, unos 2,1 millones de pers onas (230.000 s e
cons ideran graves ).
Las Comunidades Autónomas con mayor tas a de depres ión s on Cas tilla y León (10%), Comunitat
Valenciana (9,8%) y Comunidad Foral de Navarra (6,7%), mientras que en Cantabria e Illes Balears s e
encuentran las cifras más bajas (3,6% y 3,7%, res pectivamente), junto con las Ciudades Autónomas
de Ceuta y Melilla (ambas por debajo de 2,5%).
Fuente: INE
Fuente: INE
A pes ar de los datos , s i tenemos en cuenta que en nues tro país s olo el 58% de las pers onas que padecen depres ión
bus can ayuda en los s ervicios s anitarios , es pos ible que es ta cifra no es té reflejando correctamente la magnitud del
problema. Muchas pers onas , bus can información en internet antes que acudir a un profes ional de la s alud, las últimas
es tadís ticas as í lo reflejan, pero también es cierto que es te aumento puede es tar condicionado por la pandemia.
Fuente: INE
5.3. Atención sanitaria y tratamiento de la depresión
L a Atención Primaria cons tituye la puerta de entrada al s is tema s anitario y es el primer nivel as is tencial para
identificar y tratar la depres ión en fas e temprana, s iendo, por tanto, el primero y a veces único contacto con los
s ervicios de s alud de las pers onas con depres ión.
La prevalencia de tras tornos ps iquiátricos en Atención Primaria es mayor que la es timada en la población general. La
mayoría de las pers onas que cometen s uicidio habían contactado durante el año previo con s u médico de familia y
aproximadamente la mitad, lo habían hecho en el mes previo al s uicidio, por ello, la Atención Primaria s e cons idera el
ámbito as is tencial más idóneo para el manejo de los problemas de s alud mental más comunes , entre ellos la
depres ión, y el/la médico de familia debe jugar un papel protagonis ta tanto en el diagnós tico y abordaje de la
depres ión como en la prevención del s uicidio.
El abordaje clínico del tras torno depres ivo debe s er un proces o colaborativo en el que participen todos los
profes ionales que puedan es tar involucrados en s u tratamiento (ps iquiatras , ps icólogos , médicos de familia,
enfermería de Atención Primaria y es pecializada, trabajadores s ociales ).
Las actuaciones a realizar desde el Equipo de Atención Primaria s obre el paciente con tras torno depres ivo y en
la prevención del s uicidio s on: cribado clínico eficaz, diagnós tico precoz y, atención/ tratamiento adecuado para el
tras torno depres ivo.
Es tablecer el diagnós tico parece s encillo, a través de la entrevis ta clínica, bas ta con s aber s i la pers ona cumple los
criterios diagnós ticos del CIE-11 o del DSM-V, pero la realidad es que tan fácil no es . Con frecuencia, en Atención
Primaria el epis odio depres ivo s uele tener caracterís ticas atípicas que dificultan el diagnós tico (pacientes que s olo
mencionan dolores fís icos , fallos de memoria…), lo que, a s u vez, repercute en demorar el tratamiento.
El inicio precoz del tratamiento s e as ocia con mayores tas as de remis ión, por ello, el retras o del mis mo s e as ociará
con una peor res pues ta y peores res ultados en la cons ecución de objetivos .
Por todo ello, res ulta fundamental una actitud proactiva para es tablecer el diagnóstico de sospecha de tras torno
depres ivo ante manifes taciones clínicas , no neces ariamente de índole afectiva, que s e pres enten en cons ulta.
Además , la s ituación del/la médico de familia otorga una pos ición de múltiple recogida de información cuando el cas o
lo haga neces ario, pues s uele conocer al paciente a lo largo del tiempo, a s u familia, s u entorno… con lo que puede
s er más acces ible detectar cambios en el humor y en el comportamiento del paciente que puedan llevar a s os pechar
el diagnós tico de depres ión.
Fuente: Gobierno de Canarias
Dado que exis te un elevado porcentaje de pacientes con depres ión que no es tán correctamente diagnos ticados y que
no reciben tratamiento bas ado en la evidencia, la captación oportunis ta que permite la Atención Primaria puede
contribuir a s olucionar es te problema.
No exis te cons ens o s obre s i debe realizars e un cribado univers al (a todos los pacientes ) o s olo a aquellos con un
ries go es pecifico (cribado s electivo), pero, en cualquier cas o, la Atención Primaria, por s u facilidad de acces o, es la
indicada para identificar y captar a es tos pacientes de forma activa, utilizando herramientas de cribado s encillas y de
corto tiempo de aplicación que ayuden a orientar el diagnós tico.
Algunos instrumentos de cribado dis ponibles para s u utilización en nues tro país s on:
No obs tante, y dado que el tiempo es la neces idad más apremiante en las cons ultas con el/la médico de familia, el
modo más práctico para realizar el cribado es , ante una s ituación de s os pecha, realizar las dos s iguientes
preguntas:
¿En las dos últimas s emanas ha s entido poco interés por hacer cos as ?
La res pues ta pos itiva a una de ellas debe llevar a realizar una entrevis ta diagnós tica en profundidad.
Fuente: COPCLM
La herramienta es encial para el diagnós tico del epis odio depres ivo es la entrevis ta clínica s emies tructurada bas ada en
la es cucha activa, mediante la cual s e va comprobando la pres encia (y la intens idad) de cada uno de los criterios
diagnós ticos .
De forma complementaria, s e ofrecen algunos de los instrumentos de evaluación psicométrica para realizar una
evaluación precis a de la gravedad de la s intomatología que pres enta la pers ona:
Un alto porcentaje de los epis odios depres ivos pueden s er tratados con éxito, pero para abordarlos , en primer lugar,
tal y como hemos expues to, tienen que s er diagnos ticados .
En relación a la depres ión, exis ten divers os s ubtipos clínicos es pecíficos de depres ión que deben s er detectados para
es tablecer un abordaje adecuado y poder acertar en la diana de lo que neces ita es a pers ona.
Una vez tenemos un diagnós tico, el método más eficaz para abordar la depres ión depende del tipo y las
caracterís ticas de la depres ión, por ejemplo, una depres ión leve puede que no neces ite medicación y el apoyo
ps icoeducativo o ps icoterapéutico cons iga lograr la mejoría del paciente, pero de modo general, el abordaje más
acertado para la depres ión cons is te en integrar la medicación con la psicoterapia.
Tratamiento farmacológico: actualmente exis ten numeros as alternativas entre los antidepres ivos ,
por lo que s erá el juicio clínico del/la médico quien determine cuál es el más indicado para es a pers ona
teniendo en cuenta la individualidad del cas o, s intomatología, edad, efectos advers os … Dar con el perfil
de medicación apropiado tempranamente puede s er de vital importancia.
Psicoterapia: hace referencia a técnicas ps icológicas que bus can la mejora de la autonomía y el
bienes tar de la pers ona (pens amientos , emociones , conducta…). La terapia de corte cognitivo-
conductual, la terapia interpers onal y las terapias de tercera generación han demos trado s er eficaces
en la reducción de s íntomas depres ivos .
Las es trategias ps icoeducativas y la promoción de hábitos de vida s aludables s uman al enfoque global y
multidis ciplinar en muchos cas os de pacientes con depres ión.
La depres ión es un tras torno con un tratamiento largo, lo que a veces lleva a los pacientes a abandonarlo. Por ello
durante el proces o, s e hace fundamental hacer apoyo y s eguimiento, pres tar atención a la adherencia al tratamiento,
dar información al paciente, familiares , atender pos ibles recaídas …
Los beneficios de la medicación antidepres iva s obre la conducta s uicida tanto en población depres iva adulta como
infanto-juvenil, s on avalados por divers os es tudios longitudinales , donde s e refleja, por ejemplo, como el número de
tentativas autolíticas graves es s ignificativamente mayor en el mes previo al inicio del antidepres ivo y decae
gradualmente en los mes es pos teriores . Por s upues to, es to no implica que deba bajars e la guardia en la evaluación
del ries go s uicida en cuanto s e inicie el tratamiento antidepres ivo, es pecialmente en las primeras s emanas cuando
los efectos terapéuticos s e pueden demorar, pero s í s e concluye que los antidepres ivos , s obre todo una vez pas ado
un tiempo y cons olidada la res pues ta, producen una reducción del ries go de la conducta s uicida en la medida que
reducen la gravedad de los s íntomas depres ivos y acortan la duración de la depres ión.
a. Verdadero
b. Fals o
2. La OMS (Organización Mundial de la Salud) reconoce que no se puede determinar que el suicidio
constituya un problema de salud pública porque no se cuentan con datos fiables ni exactos.
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
6. Por parte de la ONU, las estrategias preventivas en relación al suicidio no forman parte de la Agenda
2030.
a. Verdadero
b. Fals o
7. Las mujeres se suicidan más. A nivel mundial, los intentos de suicidio son más frecuentes en los
hombres, y los suicidios consumados en mujeres.
a. Verdadero
b. Fals o
8. Entre el 45-70% de quienes intentan el suicidio sufren principalmente de depresión, presentan rasgos
de impulsividad, agresividad, trastorno de la personalidad y alcoholismo.
a. Verdadero
b. Fals o
9. Los datos muestran la evidencia del vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular la
depresión y el consumo de alcohol), por lo que esta es la única causa que lleva a una persona a cometer
el suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
10. El intento de suicidio previo es uno de los factores de riesgo individuales más significativos de un
futuro intento o un suicidio consumado.
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
12. La estigmatización que se crea en torno a los trastornos mentales y el suicidio disuade de buscar
ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo, por lo que no reciben la
ayuda que necesitan.
a. Verdadero
b. Fals o
13. EUREGENAS es un proyecto europeo del que formó parte España, que tuvo como objetivo la
eliminación de estigmas asociados a los trastornos mentales y la promoción de la salud entre los
jóvenes, así como contribuir a la prevención de pensamientos y conductas suicidas en Europa.
a. Verdadero
b. Fals o
14. Los datos registrados sobre el suicidio en España reflejan que en la actualidad las cifras tienden a
descender.
a. Verdadero
b. Fals o
15. El suicidio es la principal causa de muerte no natural en España, produciendo más muertes que las
provocadas por accidentes de tráfico, homicidios, violencia de género...
a. Verdadero
b. Fals o
16. Según el informe que elabora el Observatorio del Suicidio en España de la Fundación Española para la
Prevención del Suicidio, en base a los datos publicados por el INE en 2020, fallecieron por suicidio 3.941
personas en España.
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
18. España, como miembro de la ONU, es país firmante de la Agenda 2030, por lo que también dirige
políticas de actuación para dar cumplimiento al Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 3 de garantizar una
vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades.
a. Verdadero
b. Fals o
19. Actualmente en España no existe ningún Plan de prevención del suicidio a nivel estatal. El único Plan
de carácter nacional que lo aborda lo encontramos en el seno de Instituciones Penitenciarias, pero el
abordaje en este ámbito restringido no se puede extrapolar a la población general.
a. Verdadero
b. Fals o
20. Ninguna de las Comunidades Autónomas de España ha elaborado estrategias ni campañas para la
prevención del suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
1. En España, suicidarse no está penado en nuestro Código Penal. Lo que sí está contemplado por el
Código Penal en el artículo 143 es la inducción (143.1) y la cooperación (143.2) al suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
2. El ingreso involuntario no es lo mismo que la incapacitación. El ingreso involuntario es una medida que
depende del criterio médico y requiere de autorización judicial (también si la persona está sometida a
patria potestad o tutela).
a. Verdadero
b. Fals o
3. A lo largo de la historia el suicidio ha estado rodeado de tabúes, incógnitas y rechazo, pero a día de
hoy podemos afirmar que se ha desestigmatizado.
a. Verdadero
b. Fals o
4. La OMS en su informe del 2014 sobre Prevención del suicidio define el intento de suicidio como “todo
comportamiento suicida que no causa la muerte” (intoxicación autoinfligida, lesiones o autoagresiones
intencionales que pueden o no tener una intención o resultado mortal)”.
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
9. Las autolesiones no suicidas se han definido como un intento intencional de daño en la superficie de la
piel sin intento de suicidio, y esta conducta suele aparecer con mayor frecuencia en personas mayores
de 70 años.
a. Verdadero
b. Fals o
10. Si atendemos a los datos epidemiológicos a nivel mundial, europeo y estatal, las autolesiones no
suicidas suelen aparecer en la adolescencia, por lo que es importante considerarlo como periodo crítico.
a. Verdadero
b. Fals o
11. Las conductas autolesivas mayores son aquellas que presentan una frecuencia repetitiva y un patrón
de presentación rígido e inflexible. El daño es menor y se muestra, por ejemplo, en el Trastorno del
Espectro Autista, Trastorno del Desarrollo Intelectual…
a. Verdadero
b. Fals o
12. En las conductas autolesivas impulsivas la persona siente un previo temor por dañarse, pero
presenta un gran impulso que le lleva a autolesionarse y a aliviar la tensión. La severidad del daño oscila
entre leve y moderado e incluye conductas como cortarse, quemarse e introducirse objetos punzantes
en la piel…
a. Verdadero
b. Fals o
13. Un criterio indispensable para determinar que se trata de una autolesión no suicida es que no existe
posibilidad de relacionar esa conducta con ningún trastorno mental.
a. Verdadero
b. Fals o
14. Hablar sobre el suicidio con una persona que tiene ideación suicida puede incrementar el riesgo de
que lleve a cabo una conducta suicida.
a. Verdadero
b. Fals o
15. Las personas que hablan de suicidarse no lo hacen, son solo manipulaciones.
a. Verdadero
b. Fals o
16. El modelo de las fuerzas contrabalanceadas de Plutchik y Van Praag, concibe la conducta suicida y
violenta como el resultado final de un impulso agresivo que se activa bajo ciertas condiciones del
entorno.
a. Verdadero
b. Fals o
17. El Modelo de Diá tesis-Estrés (Modelo de Mann) explica que la conducta suicida es la resultante de la
interacción entre el estrés ambiental y la predisposición y vulnerabilidad a dicha conducta (diátesis).
a. Verdadero
b. Fals o
18. Los factores de riesgo, precipitantes y los factores de protección, son variables que, si están
presentes, se asocian a una mayor probabilidad de conducta suicida.
a. Verdadero
b. Fals o
19. Dentro de los factores de riesgo asociados a la conducta suicida encontramos factores individuales,
factores familiares y contextuales y, otros factores.
a. Verdadero
b. Fals o
20. Dentro de los factores de protección solo se encuentran variables personales.
a. Verdadero
b. Fals o
2.1.5. Seguimiento
3.6. Seguimiento
4.2. Actuaciones des de el pers onal de enfermería para la prevención del s uicidio
8.3. Atención a familiares y allegados ante los intentos de s uicidio y el duelo por s uicidio
EJERCICIO 1
EJERCICIO 2
Las es trategias clave para la prevención del s uicidio recogen tres niveles: prevención univers al, s electiva e indicada.
El primer nivel, la prevención universal, tiene como colectivo des tinatario al conjunto de la
población, s erían, por ejemplo, las campañas de promoción de la s alud mental, concienciación s obre
res iliencia mental...
El s egundo nivel, de prevención selectiva, s e dirige a grupos de población con mayor ries go de
conducta s uicida, e incluye, por ejemplo, la formación al pers onal s anitario.
El tercer nivel, de prevención indicada (también llamada prevención terciaria), tiene como colectivo
des tinatario a las pers onas que s e encuentran afectadas por un s uicidio, por ejemplo, mejoras en los
tratamientos y en el s eguimiento de las pers onas que han intentado un s uicidio.
Se ofrecen algunos ejemplos de actuaciones s egún el nivel de prevención:
Como podemos obs ervar, algunas es trategias intervienen en los tres niveles de prevención, otras en dos niveles ,
otras s ólo s e enfocan en uno… por lo que explicaremos , brevemente, algunos ejemplos de es trategias de prevención.
RESTRICCIÓN DEL ACCESO A MÉTODOS LETALES (prevención a todos los niveles ): es otra de las
es trategias para la prevención de s uicidio con mayor s oporte de evidencias en cuanto a la reducción
del índice de s uicidio. Algunos ejemplos s on: detoxificación del gas domés tico, us o obligatorio de
catalizadores en los motores de los vehículos , res tricción del acces o a armas de fuego, res tricción del
us o de pes ticidas , de acces o a lugares en los que s e pueda s altar, de la pres cripción y venta de
barbitúricos , us o de nuevos antidepres ivos con menor toxicidad, res tricción del acces o al alcohol…
Obviamente la res tricción de los métodos no carece de ries gos , y puede que s e elimine el acces o a un
método y s ea s us tituido por otro, pero, junto con otras es trategias de prevención, la limitación del
acces o fís ico a métodos o ins trumentos con los que realizar un s uicidio, puede s er un es trategia de
prevención eficaz.
Ya expus imos que en Es paña carecemos de un Plan Nacional de Prevención del s uicidio y las es trategias s e limitan
acciones autonómicas . En es te s entido, tener una es trategia nacional puede s er efectivo para la reducción del índice
de s uicidio s i nos bas amos en las conclus iones de Mats ubayas hi y Ueda (2011), quienes con s u es tudio en divers os
país es antes y des pués de ins taurar un plan de prevención del s uicidio, demos traron que los índices de s uicidio
dis minuyeron tras introducir los programas nacionales de prevención.
En es te s entido, a la hora de elaborar un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, o de s eguir elaborando Planes por
Comunidades Autónomas , la recomendación vers a en fomentar aquello que ha demos trado s er eficaz, y que
bás icamente s e res ume en dos líneas de actuación: estrategias de políticas de salud públicas y estrategias de
atención médica.
Combatir mitos con el fin de eliminar las creencias equivocadas en torno al suicidio.
Contar con testimonios en primera persona que hayan pasado por esa situación con el fin de sensib
de un modo más eficaz sobre esta problemática.
Sensibilizar a los profesionales de los medios de comunicación en relación con las recomendaciones
internacionales para el tratamiento de las noticias relacionadas con el suicidio.
Promover la búsqueda de ayuda en personas con trastorno mental. Poder conectar a las personas c
riesgo suicida con los Servicios de Salud Mental es un componente clave de las estrategias de preve
del suicidio.
Los destinatarios de la línea son las personas con conducta o ideación suicida, así como los familiares o allega
víctimas de suicidio o de personas con ideación suicida.
El 024 es un servicio de alcance nacional (accesible desde todo el territorio nacional), gratuito, confidencial y dis
las 24 horas del día, los 365 días del año
2.1.5. Seguimiento
https://www.youtube.com/watch?v=0v098dK2b_M
La fácil acces ibilidad por parte de toda la ciudadanía a la Red de Atención Primaria, hace que es ta s uela cons tituir el
primer contacto con el s is tema s anitario ante cualquier problema de s alud. Además , s u pers onal es tá generalmente
valorado como cercano y comprometido y s e encuentra en es trecha relación con la comunidad, proporcionando con
ello un excelente canal de enlace entre és ta y el s is tema de atención es pecializada. Es por ello que los profes ionales
que la conforman ocupan un lugar privilegiado para la detección precoz del ries go s uicida.
Los s ervicios de Atención Primaria s on a los que más cons ultan las pers onas con ideación s uicida, por encima de los
s ervicios es pecializados de s alud mental. Muchas pers onas que han llevado a cabo un intento de s uicidio o lo han
cons umado, han es tado en contacto previamente con Atención Primaria (aproximadamente el 75% contactaron con s u
médico/a en el año anterior a dicho epis odio y el 45% en el mes anterior, mientras que s ólo uno de cada tres lo
hicieron con s u s ervicio de s alud mental en el año anterior y uno de cada cinco en el mes anterior).
Igualmente, des pués del alta tras una tentativa de s uicido hay un elevado contacto de la pers ona afectada o de s u
familia con los profes ionales del Equipo de Atención Primaria. Probablemente es to es debido a la relación de confianza
que habitualmente tienen con s us pacientes , familia y entorno, que en la mayoría de ocas iones han des arrollado a lo
largo de años . También s on en quienes los pacientes depos itan más confianza y es tablecen un mayor vínculo
terapéutico. Parece evidente, por tanto, que s u papel va a s er clave tanto en la detección, evaluación y manejo del
ries go, como en el s eguimiento de los pacientes con ideación y/o tentativas de s uicidio, as í como de s us familiares .
Con todo ello, la es timación del ries go de ideación y conducta s uicida es un proces o complejo debido en parte a la
propia naturaleza de la conducta s uicida.
Actualmente no exis ten indicadores es pecíficos de la conducta s uicida o factores de ries go con poder predictivo per
s e, pero s i s e pueden utilizar dos herramientas para la evaluación del ries go de s uicidio: la entrevista clínica y las
escalas de evaluación (las es calas no s us tituyen al juicio clínico, s on complementarias , un apoyo).
L a actitud que mantengamos con la pers ona durante la entrevista de evaluación del ries go de s uicidio va a
determinar el res ultado de és ta.
Emplear habilidades de comunicación, que nos acercan a la pers ona, hace que s e s ienta apoyada y aumenta la
probabilidad de evitar la conducta s uicida porque es tamos fomentando un factor de protección (la es cucha, el apoyo,
la comprens ión, el acces o a la ayuda…).
- Comunicación verbal asertiva, honesta y genuina. - No tener tiempo para escuchar, o escuchar con pri
manifestando que estamos ocupados.
- Comunicación no verbal mostrando interés, preocupación,
control emocional, calidez y cercanía (mirada, postura - Ser condescendiente.
corporal, gestos de asentimiento, expresiones con las - No tratar de convencer a la persona de lo inadecua
manos...) su conducta.
- Empatía (comprender a la persona, sus pensamientos, - Evitar preguntas morbosas o comentarios indiscret
sentimientos, situación… es diferente que darle la razón).
- No generar situaciones de alarma, ante familiares
- Aceptación y respeto. Tener capacidad para afrontar con amigos del paciente que puedan ser contraproducen
claridad y respeto un tema tan delicado y personal.
- No utilizar el sarcasmo ni la ironía.
- Transmitir disposición a ayudar.
- No retar para intentar evaluar sus intenciones.
- Profundizar con detalle de forma abierta en todos los
aspectos que ayuden a valorar el riesgo suicida, pero evitar
preguntas morbosas.
Con la actitud y las habilidades de comunicación que debemos tener como profes ionales , pas emos a realizar la
entrevista clínica, que es el ins trumento es encial de valoración del ries go de s uicidio.
2.1.2. DETECCIÓN PRECOZ. A QUÍÉN EVALUAR
Des de el punto de vis ta de los Equipos de Atención Primaria, para realizar una detección precoz de la
ideación/conducta s uicida, nos tiene que hacer eco conocer quiénes s on las personas en riesgo de tener
ideación/conducta s uicida, junto con el conocimiento de los factores de ries go, precipitantes , de protección y las
s eñales de alarma que ya hemos es tudiado.
Personas en riesgo:
Las mujeres cometen el doble de intentos de suicidio que los hombres, pero éstos se suicidan más.
En la inmensa mayoría de los países, la tasa de suicidio en hombres es mayor que la de mujeres, lo
sugiere que muchos hombres tienen problemas de salud mental no diagnosticados.
Los profesionales en riesgo incluyen los cuerpos policiales, militares y los profesionales sanitarios.
Factores de riesgo:
Desesperanza.
Factores de protección:
Flexibilidad cognitiva.
Tener hijos/as.
Integración social.
Señales de alerta:
La exis tencia conocida de un tras torno ps iquiátrico, o s u identificación y diagnós tico, puede implicar la neces idad de
evaluar el ries go s uicida. También debe evaluars e en el cas o de cualquier s ituación, impres ión, información o
comentarios que s upongan indicios de que podría exis tir ideación s uicida.
La “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” (Minis terio de Sanidad, 2020)
es tablece las s iguientes recomendaciones:
Explorar pens amientos s uicidas en pacientes en los que s e s os peche ideación s uicida y pres enten
factores de ries go de s uicidio. El explorar no aumenta el ries go de s uicidio.
Se recomienda que las preguntas a los pacientes s obre s us ideas de s uicidio s e formulen de forma
gradual, cálida, empática (no de forma agres iva o coercitiva).
Si s e confirma la pres encia de ideación s uicida s erá precis o realizar preguntas es pecíficas dirigidas a
valorar la pos ibilidad real de s uicidio (frecuencia y gravedad de las ideas , grado de planificación…).
Se recomienda contar con la información del paciente y de otras fuentes (familiares , amigos ,
allegados , otros profes ionales s anitarios , cuidadores …).
La es timación del ries go s uicida de un paciente deberá hacers e mediante el juicio clínico del
profes ional, teniendo en cuenta la pres encia de factores de ries go, protección, precipitantes , s eñales
de alarma...
Si s e us an ins trumentos ps icométricos s e recomiendan las es calas de des es peranza, ideación s uicida
e intencionalidad s uicida de Beck. También s e recomiendan los ítems de conducta s uicida del
Inventario de depres ión de Beck y de la Es cala de valoración de la depres ión de Hamilton.
Toda la información recabada a lo largo del proces o de evaluación deberá s er regis trada de forma
adecuada en la his toria clínica.
La estimación del riesgo suicida de un paciente deberá hacerse mediante el juicio
clínico del profesional, teniendo en cuenta la presencia de factores de riesgo,
protección, precipitantes, señales de alarma...
Al final de la entrevista, se ha de tener lo más claro posible si la persona atendida piensa en la muerte, de qué ma
en su caso, si ha elaborado planes sobre ello, catalogando las ideas de suicidio según el grado de graveda
peligrosidad:
1. Sin ideas de muerte: ni espontáneamente ni al ser preguntado nos refiere que tiene deseos de morirse.
2. Ideas pasivas de muerte (sin perspectiva de suicidio): si se le pregunta expresa deseos suicidas, pero sin in
de materializarlos.
3. Ideas o intenciones de suicidio (ideas activas de muerte): expresa deseos suicidas y tiene intención de
materializarlos, pero no tiene ningún plan concreto ni ha estado nunca al borde de un acto autolítico.
4. Planificación suicida: piensa de manera concreta y reciente en una forma clara de atentar contra su vida.
Cuando el pers onal de Atención Primaria s os peche que el comportamiento s uicida es una pos ibilidad, debe
emplears e la entrevis ta para obtener información acerca del es tado mental, pens amientos s obre la muerte y el
s uicidio, pres encia/aus encia de un plan s uicida y s u nivel de planificación, red de apoyo de la pers ona (familia,
amigos ...).
La entrevis ta clínica es el ins trumento es encial en la valoración del ries go de s uicidio. Además de tener un importante
papel en s u evaluación, s upone el inicio de la interacción entre paciente y profes ional, por lo que puede jugar un papel
relevante en la reducción del ries go s uicida.
En el inicio de la entrevis ta clínica es importante explicar con claridad los objetivos de la evaluación y tener en cuenta
el interés de que la pers ona s e implique en la toma de decis iones s obre el tratamiento.
En el programa SUPRE de la OMS s e publicaron algunas recomendaciones para los profes ionales de Atención Primaria
s obre la forma de preguntar acerca de los diferentes as pectos de la ideación y la conducta s uicida (es tas
recomendaciones también pueden orientar en general a otros profes ionales s obre cómo obtener información).
Es tas recomendaciones sobre cómo, cuándo y qué preguntar para evaluar el riesgo de ideación y conducta
s uicida s on:
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
E l objetivo de la entrevista es averiguar la pos ibilidad real de llegar a realizar una conducta autolítica. No es fácil
preguntarle a una pers ona acerca de s us ideas s uicidas , pero es totalmente neces ario
¿Cómo te s ientes ?
Cuando preguntamos s i han pens ado en el s uicidio y no nos dicen nada, pero realizan ciertas conductas , nos puede
hacer s os pechar que s í pres entan ideación s uicida (por ejemplo, llanto, bajar la cabeza, mirar al s uelo, callars e tras la
pregunta, mos trars e intranquilo, angus tiado, nervios o…).
Cuándo preguntar: es importante elegir el momento adecuado para preguntar s obre temas tan
íntimos e importantes . Es tas preguntas s e empiezan a hacer cuando s e ha generado un clima de
res peto y confianza con la pers ona. Por ejemplo:
Des pués de haber es tablecido empatía. Cuando la pers ona s e s ienta comprendida.
Qué preguntar: el proces o no termina con la confirmación de la pres encia de ideas s uicidas , s e debe
valorar la frecuencia y s everidad de la ideación hacia un pos ible s uicidio. Hay tres as pectos que s e
deben explorar para poder valorar la gravedad de la s ituación:
Indagar s i la pers ona tiene un plan definitivo para cometer s uicidio, s e pregunta:
¿Has hecho planes para terminar con tu vida?, ¿Tienes idea de cómo vas a
hacerlo?
Indagar s i la pers ona cuenta con los medios (método): ¿Tienes pas tillas , algún
arma, ins ecticidas o algo s imilar?, ¿Es tán a tu entera dis pos ición?
Indagar s i la pers ona s e ha fijado un plazo: ¿Has decidido cuándo planeas terminar
con tu vida?, ¿Cuándo planeas hacerlo?
En función de la res pues ta a es tas preguntas podemos averiguar el nivel de ries go en que s ituamos a la pers ona.
La “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” ofrece el s iguiente documento para
recoger toda la información pos ible s obre factores de ries go, protección, caracterís ticas de la ideación/intento,
evaluación clínica, tipo de conducta s uicida… Puede s er utilizado ante la ideación y la conducta suicida, es decir,
en cualquier s ituación en la que es temos evaluando el ries go, ya s ea ante la pres encia de ideación s uicida o cuando
ha s ucedido un intento de s uicidio como veremos en el s iguiente apartado.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
La información s e regis tra en la his toria clínica, s i es neces ario s e añaden datos en el s eguimiento, recordando que
podemos completar información de la mano de familiares , allegados del paciente, otros profes ionales s anitarios …
Por s i es de interés s e ofrece un anexo de algunos ejemplos de preguntas a realizar s egún áreas a valorar:
ASPECTO A
PREGUNTAS
VALORAR
¿Hay antecedentes de suicidio en…? En la familia, amigos y en la propia persona (intentos pre
ANTECEDENTES
consecuencias, infancia…). ¿Te has intentado suicidar alguna vez?
FACTORES
¿Cómo van las cosas con su familia/trabajo/pareja/salud/economía/aspectos legales?
ESTRESANTES
DEPRESIÓN,
En las dos últimas semanas ha notado… (insomnio/somnolencia, tristeza, pérdida/aumento d
ANSIEDAD,
apetito, inquietud, desinterés, angustia, ansiedad…)
NERVISISMO
¿Alguna vez ha tenido la sensación de que tenía que dejar de beber? ¿Alguna vez se ha sentid
CONSUMO culpable por hacerlo?, ¿Los demás le han hecho algún comentario o crítica por su consumo?,
¿Alguna vez ha tenido que beber por la mañana para calmar los nervios? ...
Intentos previos.
Como decíamos , en función de las res pues tas en la entrevis ta, podemos orientar el nivel de riesgo en que s ituamos
a la pers ona, lo que guía a los profes ionales en las actuaciones y el manejo del paciente.
A es te res pecto, la OMS es tablece las s iguientes recomendaciones para personal de Atención Primaria sobre
cómo manejar personas potencialmente suicidas según su nivel de riesgo:
Además de lo anterior hay que tener en cuenta pos ibles s eñales de alarma, que pueden determinar que s e derive al
paciente des de Atención Primaria al Servicio de Salud Mental.
Una persona con ideación suicida puede s er derivada de forma urgente o preferente:
En cas os de duda s obre la gravedad de la ideación o ries go de intento inmediato. Si es tá dis ponible el
contacto directo, cons ultar con el dis pos itivo de s alud mental de referencia.
b. Derivación preferente (en el plazo de una s emana) cuando exis ten las s iguientes condiciones :
Alivio tras la entrevis ta.
Aus encia de factores clínicos de ries go: alucinaciones , delirios , depres ión moderada / grave.
Es conveniente explicar al paciente el motivo de la derivación a la Unidad de Salud Mental de referencia para calmar
ans iedad, incertidumbre, que no s e s ienta abandonado… y concertar una cita de s eguimiento en Atención Primaria,
para as egurar que la relación con el paciente continúe.
Por s i es de interés s e ofrece a modo de anexo, un ejemplo de modelo de contrato terapéutico de “no s uicidio”:
En Atención Primaria (as í como en Servicios de Urgencias y en Atención Es pecializada), la evaluación del ries go s uicida
es una parte fundamental en el manejo y la prevención del s uicidio.
La Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida (Minis terio de Sanidad, 2020) es tablece
las s iguientes recomendaciones a realizar tras un intento de suicidio:
Tras una conducta s uicida s e recomienda realizar s iempre una adecuada evaluación ps icopatológica y
s ocial que incluya las caracterís ticas ps icológicas y contextuales del paciente, as í como una evaluación
de los factores de ries go y de protección de conducta s uicida.
Tras un intento de s uicidio en el ámbito de la Atención Primaria deberá valorars e, en primer lugar, las
condiciones fís icas del paciente y decidir s obre la neces idad de derivación a un centro hos pitalario
para el tratamiento de s us les iones .
Tras un intento de s uicidio en el ámbito de la Atención Primaria s e recomienda realizar, s iempre que
s ea pos ible, una valoración que incluya:
Antecedentes familiares
Se recomienda evitar todo tipo de actitudes negativas hacia las pers onas con conducta s uicida
reiterada, favoreciendo una atención profes ional bas ada en el res peto y la comprens ión hacia es te
tipo de pacientes .
Recordemos que podemos utilizar el documento que ofrece la “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de
la Conducta Suicida” para recoger toda la información pos ible s obre factores de ries go/protección, caracterís ticas de,
en es te cas o, el intento de s uicidio, evaluación clínica, tipo de conducta s uicida…:
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
Es ta información debería regis trars e de forma explícita en la his toria clínica y completars e, s egún s ea neces ario, en el
s eguimiento. Ins is tir en que podemos proveernos de la información directa del paciente, pero también de otras
fuentes (familiares , amigos , allegados , profes ionales s anitarios , cuidadores …) para completar o comprobar
información.
Siguiendo es tas recomendaciones podemos obtener una explicación de las causas desencadenantes (los
antecedentes , por qué ha tenido lugar la conducta s uicida) y el riesgo de repetición (factores y elementos que
pueden aumentar la probabilidad de que s e repita).
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
Como s eñalábamos en la s egunda recomendación, tras un intento de suicidio en el ámbito de la Atención Primaria
deberá valorars e, en primer lugar, las condiciones fís icas del paciente y decidir s obre la necesidad de derivación a
un hospital para el tratamiento de s us les iones .
a. Si la derivación no es necesaria, s erá precis o evaluar la capacidad mental, exis tencia de tras torno mental
grave, es tado de ánimo… y realizar una valoración ps icos ocial que incluya la evaluación de neces idades
(identificación de factores de ries go ps icológicos y del entorno, que puedan explicar las caus as del intento) y del
ries go de futuros epis odios (identificación de una s erie de factores predictores de la conducta s uicida).
Siguiendo con las recomendaciones del principio del epígrafe, los puntos más importantes a evaluar des de
Atención Primaria s on:
Caracterís ticas del intento (peligros idad objetiva y percibida por el paciente, objetivo de la
conducta, planificación, pos ibilidad de res cate, des eos de morir, apoyos externos , actitud
pos tintento). En cas o de epis odios repetidos no s e deberá minimizar el ries go.
Factores s ociodemográficos .
Antecedentes familiares (intentos de s uicidio y/o s uicidios cons umados en la familia, tras tornos
mentales familiares ).
Es importante realizar entrevis tas tranquilas y abiertas en un lugar apropiado, caracterizadas por un nivel
adecuado de privacidad y empatía, que faciliten la expres ión de la intencionalidad s uicida.
b. Si tras una conducta s uicida la derivación es necesaria, la urgencia de la derivación dependerá de las
caracterís ticas clínicas del cuadro y la his toria clínica del propio paciente. Se valorará la contención mecánica y la
vigilancia en el cas o de ries go elevado de les iones , as í como la neces idad de tras lado urgente involuntario en
pacientes con claro ries go s uicida.
La derivación s erá urgente, desde Atención Primaria al Servicio de Urgencias del hospital de
referencia, en los s iguientes cas os :
Neces idad de tratamiento médico de las les iones producidas , no s us ceptibles de s er atendidas
en Atención Primaria.
Intoxicación voluntaria con dis minución del nivel de conciencia (previa es tabilización del
paciente).
La derivación s erá urgente, desde Atención Primaria al Servicio de Salud Mental, en los
s iguientes cas os :
Es conveniente explicar a la pers ona el motivo de la derivación y concertar una cita de s eguimiento para as egurar la
continuidad de la relación con el paciente.
Podría cons iderars e la derivación preferente al Servicio de Salud Mental (en el plazo de una
s emana) cuando no es tén pres entes los criterios anteriores y s e cumplan todas las circuns tancias
que hemos vis to con anterioridad en la derivación preferente cuando exis te ideación s uicida (alivio tras
la entrevis ta, intención de control de impuls os s uicidas , aceptación del tratamiento y medidas de
contención, aus encia de factores clínicos ries go, apoyo…).
Por último, una vez producido un epis odio de conducta s uicida, es importante as egurar una adecuada comunicación
entre el Servicio de Salud Mental y el/la médico de Atención Primaria, ya que és te juega un papel fundamental en el
s eguimiento de los pacientes y muchas veces s on atendidos en la cons ulta al poco tiempo de s ufrir el epis odio de
conducta s uicida.
A modo de anexo, y de resumen de lo explicado, se ofrece el algoritmo de conducta suicida en Atención P
propuesto por la “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” (Ministerio de San
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Ministerio de Sanida
2.1.5. SEGUIMIENTO
Cuando s e cons tata la pres encia de ideación y/o conducta autolítica en un paciente, s e hace neces ario el s eguimiento
des de Atención Primaria en todos los cas os e independientemente del nivel de ries go que pres ente la pers ona.
En pacientes de ries go bajo: valorar la evolución y s i el ries go cambia, tomar medidas adecuadas a la
nueva s ituación. En muchos cas os , el vaciado emocional de la pers ona con ries go bajo ante un
es pecialis ta que demues tre interés por s u s ituación, puede s er s uficiente para aliviar y apuntalar la
prevención del s uicidio.
En pacientes derivados a Salud Mental: proporcionar apoyo durante la es pera y as egurars e que el
paciente es vis to en cons ulta de Atención Es pecializada.
Pacientes que ya han iniciado tratamiento en Salud Mental: apoyo y s eguimiento de las medidas
terapéuticas es tablecidas por Salud Mental.
Para llevar el s eguimiento, y como técnica útil para prevenir el s uicidio en pers onas que tienen control s obre s us
actos , nos puede ayudar realizar un contrato de “no suicidio”, ya que en la mayoría de los cas os los pacientes
res petan las promes as que hacen a s u médico. Otro pilar de prevención es encontrar apoyo para el paciente, ya s ea
a través de algún familiar, allegado… identificar a alguien que apoye al paciente (con s u permis o).
Normalmente, la familia, allegados … s on quienes mejor conocen al paciente, proporcionan un entorno de s eguridad y
ejercen un papel pos itivo. Darles orientaciones s obre cómo apoyar a la pers ona, detectar s eñales de alarma, qué
hacer ante una emergencia, s u propio autocuidado… puede prepararlos y hacer que s e conviertan en agentes
terapéuticos .
En cas o de que la pers ona con ideación s uicida no tenga una red s ocial de apoyo, o la rechace (por falta de vínculo,
proteger a la familia…), podemos optar por explorar con el paciente otros recurs os dis ponibles en s u entorno
(s ervicios religios os , teléfonos de ayuda, grupos de apoyo, as ociaciones ...) y facilitarle la toma de contacto con los
mis mos .
Por último, también con los familiares o allegados del paciente s e ha de realizar seguimiento para as es orarles y
apoyarles mientras el ries go pers is ta, o cuando es tamos ante cas os de fallecimiento de un familiar/allegado por
s uicidio.
En cas os de duelo por s uicidio, des de el Equipo de Atención Primaria s e recomienda contactar con los s upervivientes
para prevenir o tratar las alteraciones emocionales y pos ibles efectos negativos del hecho de la muerte (incluyendo el
propio s uicidio del s uperviviente), pres tar apoyo emocional en el duelo y prevenir el duelo patológico, valorando en s u
cas o la pertinencia de remitirlos a Salud Mental s i es neces ario (profundizaremos en el duelo por s uicidio en el tema
corres pondiente).
Las personas con ideación suicida suelen presentar ambivalencia, impulsividad y rigidez.
Manejar la ambivalencia: pacientes que batallan entre el deseo de vivir y morir. La ambivalencia
ser usada para aumentar el deseo de vivir (trabajar en encontrar motivos, razones para vivir, dar se
la vida…).
Manejar la impulsividad: con frecuencia las autolesiones y la conducta suicida son hechos impul
El impulso es transitorio, por lo que, si se proporciona apoyo en el momento del impulso, o se enseñ
persona cómo “distraerse” de esa crisis, se puede retrasar el acto y que se disuelva el impulso.
Manejar la rigidez: muchos pacientes con ideación suicida presentan rigidez en su pensamiento,
humor y su forma de actuar. En estos casos se recomienda realizar con la persona una exploración
alternativas, otras formas de solucionar el problema, tomar conciencia de que existen otras opcione
Sabiendo de antemano que la rigidez cognitiva puede llevar a rechazar la ayuda, por lo que la pacie
asertividad del profesional son herramientas importantes.
RESUMEN DE ACTUACIONES DESDE EL EQUIPO DE ATENCIÓN PRIMARIA
ACTUACIONES GENERALES CON EL PACIENTE EN RELACIÓN A LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO:
Establecer una buena relación médico-paciente, empática y sin establecer juicios de valor sobre el
paciente.
Evaluar y manejar la ideación y conducta suicida (evaluación clínica y psicosocial para reconocer fac
de riesgo, precipitantes, de protección, señales de alarma, posibilidad de uso de otros instrumentos
valoración, obtener información del paciente y/o familiares, allegados…).
Explorar pensamientos suicidas en pacientes en los que se sospeche ideación suicida y presenten fa
de riesgo de suicidio para fomentar una detección precoz.
En caso de detectarse ideación suicida, realizar preguntas específicas dirigidas a valorar la posibilida
de suicidio (frecuencia y gravedad de las ideas, grado de planificación, elaboración de método y form
llevarlo a cabo...).
Realizar seguimiento.
Realizar psicoeducación cuando la situación clínica lo permita, para dotar a la persona de habilidade
resolución de problemas y conflictos, romper estigmas, facilitar la búsqueda de ayuda y acceso a co
concienciar sobre la salud mental, impulsar su adherencia, fomentar red de apoyo sociofamiliar…
Informar y formar sobre la prevención del suicidio y/o trastorno mental presente en el paciente: des
mitos y creencias erróneas, explicar factores de riesgo y de protección de la persona, cómo detecta
señales de alarma, su gran labor como red de apoyo, qué pueden hacer para la prevención o ante e
riesgo, información sobre recursos de ayuda, qué pueden hacer ante su propio desgaste emocional
OTRAS ACTUACIONES PARA LA COMUNIDAD: formar en Educación para la Salud, que, en el tema que nos
estaría dirigida a vencer estigmas, discriminación… formación en conocimientos sobre el suicidio, concienciar s
salud mental, trastornos debidos al consumo de sustancias…
Estas actuaciones se pueden realizar en colaboración con los ayuntamientos, colegios, asociaciones, en co
vulnerables, para ofrecer información, realizar campañas…
También desde el Equipo de Atención Primaria se puede formar a trabajadores sociales, educadores, personal de
de día, de residencias de la tercera edad…
ORIENTACIONES DE AYUDA
Si tienes pensamientos suicidas debes saber que:
No estás solo/a. Busca un amigo, un familiar, un terapeuta y trasládale tus inquietudes. No manten
secreto tus pensamientos sobre el suicidio.
Los pensamientos suicidas normalmente están asociados con problemas que pueden resolverse. S
te ocurre ninguna solución, no significa que no haya soluciones, sino que ahora no eres capaz de ve
Los tratamientos psicoterapéuticos te ayudarán a encontrar y valorar las opciones adecuadas.
Las crisis de suicidio suelen ser pasajeras. Aunque ahora sientas que tu abatimiento no va a termin
importante reconocer que las crisis no son permanentes.
Los problemas rara vez son tan graves como parecen a primera vista. Las cosas que ahora te parec
insuperables (problemas financieros, pérdida de un ser querido, situación personal...) con el tiempo,
seguramente menos graves y más controlables.
Las razones para vivir ayudan a superar momentos difíciles. Piensa en las cosas que te han sostenid
los momentos difíciles: tu familia, tus aficiones, tus proyectos para el futuro…
Planifica actividades diarias, escríbelas y ponlas en un lugar visible. Incluye al menos dos actividades
diarias, de más de media hora cada una, que te gusten.
Cuida tu salud física, vigila tu alimentación y realiza alguna actividad deportiva sencilla.
Recuerda que no es beneficioso actuar de forma impulsiva, con el tiempo el pensamiento del suicidi
desaparecerá.
Mantén a mano una lista de personas con las que puedas hablar cuando tengas pensamientos suic
Llega a acuerdos con personas para llamarles en caso de que intentes autolesionarte.
Dale a tu terapeuta los datos de un amigo, familiar u otra persona que pueda ayudar.
Evita hacer cosas que no te salen bien o encuentras difíciles hasta que te encuentres mejor.
Es muy posible que te sientas exhausto/a, muy enfadado/a, humillado/a y avergonzado/a. Es normal, por
reacciones de las otras personas, el ingreso en el hospital u otro centro son abrumadoras. Sin embargo, debes sa
es posible recuperarse, superar estos sentimientos y tener una vida satisfactoria, en la que no tengan cab
pensamientos suicidas o que aprendas a vivir con ellos manteniéndote seguro/a.
Una vez que te hayan dado el alta médica, es conveniente que lleves a cabo estas acciones:
Pedir información sobre recursos y asociaciones de tu zona donde puedan darte orientación y apoyo
Crear un plan de seguridad. La finalidad de este plan es reducir el riesgo de un futuro intento de suic
mejor sería que lo redactes para que lo tengas a mano cuando lo necesites. Puedes contar con la a
de familiares o amigos para su redacción. Debes ser sincero/a contigo/a mismo/a para que se adap
mejor posible a tus necesidades, y aunque el plan de cada persona sea diferente, existen algunos p
comunes que deberían contener, por ejemplo, señales o síntomas que puedan indicar el regreso de
pensamientos suicidas, cuándo buscar ayuda, información para contactar con tu médico/amigo/fam
Después de elaborar un plan con el que te sientas cómodo/a y entiendas claramente, síguelo paso
porque es un elemento esencial en tu recuperación.
Si sigues teniendo pensamientos suicidas, debes comunicárselo a una persona en quien confíes y a
médico. Escucha los consejos y acepta la ayuda que puedan darte.
Otras ideas para facilitar tu recuperación: ten un aliado, alguien en quien confíes y con quien puedas
sincero/a, sobre todo si vuelves a tener pensamientos suicidas, desarrolla una rutina, dedícate a tus
aficiones, desecha todos los objetos que puedan resultar peligrosos para ti. Tu aliado puede colabor
esto y ser quien guarde estos objetos. Por ejemplo, si estás tomando medicamentos, quédate con
necesarios para unos días y que tu aliado guarde el resto.
Si algún familiar o amigo está en riesgo... Éstas son algunas de las formas de ayudar a una person
expresa su intención de cometer un suicidio:
Exprésale tu preocupación.
Acepta sus sentimientos. No los juzgues. No cuestiones si el suicidio es o no correcto. No des serm
sobre el valor de la vida.
Tranquiliza a la persona.
No te muestres espantado/a. Eso no hará sino poner distancia entre los dos.
Adopta medidas prácticas: retira o controla todos los elementos que puedan suponer un riesgo.
Si es posible, no dejes sola a la persona. Evita, sin embargo, situaciones de excesivo control.
Involucra a otras personas significativas que puedan contribuir a superar esta situación.
Los familiares y allegados del paciente son una fuente de información muy importante dado que con
su historial médico y emocional.
Colabora facilitando información, sobre todo aquella relevante en relación al tratamiento farmacológ
psicoterapéutico del paciente, posibles antecedentes familiares de suicidio…
Antes de abandonar el hospital por el alta de tu familiar/amigo puedes plantear las preguntas que
consideres necesarias para saber cómo actuar, pedir asesoramiento, qué puedes hacer, en qué cos
tienes que estar alerta…
En los seis primeros meses aumenta el riesgo de una recaída, por esa razón, durante este periodo,
que la seguridad sea una prioridad. Entre otras cosas, puedes colaborar realizando estas acciones:
Reducir el riesgo en el hogar: objetos que supongan algún peligro para tu familiar, medicamento
alcohol son algunas de las cosas que debes evitar que estén al alcance de tu amigo o familiar.
Colaborar en la elaboración del plan de seguridad.
Ayudar a tomar decisiones y contribuir a que tu familiar o allegado no las tome precipitadament
Utilizar recursos de apoyo a la familia/allegados (la familia también necesita cuidado y respiro fa
Igualmente, por si es de interés, se ofrece a través de los siguientes enlaces guías, documentación y recursos de
pacientes, familiares y allegados:
2.2. Instrumentos de evaluación del riesgo
Veamos en es te epígrafe los ins trumentos , s ubrayando, que s on una ayuda complementaria a la entrevis ta, un apoyo,
pero nunca s us tituyen el juicio clínico.
Exis te una gran divers idad de es calas dis eñadas para evaluar el ries go de s uicidio que s uelen bas ars e, bien en la
valoración directa de ideas /conductas s uicidas y factores de ries go, bien en s íntomas o s índromes as ociados al
s uicidio, como la des es peranza, la depres ión…
Es calas recomendadas :
Escala de desesperanza de Beck (BHS): dis eñada para medir el grado de pes imis mo pers onal y
las expectativas negativas hacia el futuro inmediato y a largo plazo. La des es peranza es uno de los
factores de ries go que más s e han as ociado a la conducta s uicida y es ta es cala la mide.
Cons ta de 20 preguntas de verdadero o fals o. Cada res pues ta s e puntúa 0 o 1, por lo que el
rango de puntuación os cila de 0 a 20. Una puntuación de 9 o mayor indicaría ries go de s uicidio.
Escala de depresión de Beck (BDI): (ítem s obre conducta s uicida) incluye el mis mo ítem orientado
a valorar la pres encia de ideación o intencionalidad s uicida a través de 4 opciones de res pues ta.
Escala SAD PERSONS: s u nombre es el acrónimo formado por la inicial de los 10 ítems que la
integran. Cada ítem hace referencia a un factor de ries go de s uicidio y s e valora la aus encia/pres encia
(0 o 1, res pectivamente).
IS PATH WARM: la APA (As ociación Americana de Ps iquiatría) propus o es te ins trumento como
adecuado para valorar los s ignos de alarma de la conducta s uicida, por lo que puede s er útil para
guiar la valoración del ries go inmediato ya que cada factor de ries go que valora s uele es tar pres ente
en los mes es previos al intento.
Escala de ideación suicida de Beck (SSI. SSI-W): evalúa el alcance o intens idad de los
pens amientos s uicidas en el momento actual o retros pectivamente. Cons ta de 19 ítems dis tribuidos
en cuatro apartados : actitud ante la vida/muerte, caracterís ticas de la ideación s uicida, caracterís ticas
de la tentativa y preparativos realizados .
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Ministerio de Sanida
2.2.1. ANEXOS. INSTRUMENTOS DE VALORACIÓN
A continuación, s e ofrecen a modo de anexos algunas escalas de valoración del ries go de s uicidio que hemos
mencionado y también s e añaden otros ins trumentos utilizados para la valoración de conducta s uicida en población
infanto-juvenil y población penitenciaria.
Autoaplicado.
Las respuestas señaladas como verdadero en los ítems 2, 4, 7, 9, 11, 12, 14, 16, 17, 18 y 20 valen u
punto, y las señaladas como falso en esos ítems 0 puntos.
Las respuestas señaladas como falso en los ítems 1, 3, 5, 6, 8, 10, 13, 15 y 19 valen un 1 punto, y la
señaladas como verdadero en esos ítems, 0 puntos
CORRECCIÓN E INTERPRETACIÓN:
La puntuación total se obtiene sumando todos los ítems (puntuación entre 0 y 20), y se establece
siguientes PUNTOS DE CORTE:
4-8: leve
9-14: moderado
15-20: alto
I. Circunstancias objetivas
1. Aislamiento
1. Alguien presente
1. Ninguna
2. Toma precauciones pasivas (p. ej., evita a los otros, pero no hace nada
para prevenir su intervención, estar solo/a en la habitación, pero con la
puerta sin cerrar, etc.)
1. Ninguno
1. Ninguna
2. Mínima o moderada
3. Importante
7. Nota suicida
1. Ninguna
3. Presencia de nota
1. No comunicación verbal
II. Autoinforme
2. Componentes de 0 y 2
3. Escapar de la vida, buscar finalizar de forma absoluta, buscar solución
irreversible a los problemas
3. Probable o cierta
2. Inseguro
1. No quería morir
2. Componentes de 0 y 2
3. Quería morir
1. Ninguno, impulsivo
1. Ninguno
2. 1 o 2
3. 3 o más
1. Alguna ingesta previa, pero sin relación con el intento, lo informado era
insuficiente para deteriorar la capacidad de juicio, evaluando la realidad
1. Alguna ingesta previa, pero sin relación con el intento, lo informado era
insuficiente para deteriorar la capacidad de juicio, evaluando la realidad
CORRECCIÓN E INTERPRETACIÓN
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Ministerio de Sanida
IS PATH WARM
Aunque sin puntuaciones orientativas asociadas, podría ser útil para guiar la
valoración del riesgo inmediato, puesto que cada uno de los factores de
riesgo que valora suelen estar presentes en los meses previos al intento.
ESCALA DE VALORACIÓN DE LA DEPRESIÓN DE
HAMILTON
Heteroaplicada.
Muchas personas han pensado en el suicidio por lo menos una vez. Otras nunca lo han considerado. Así,
considerado o no, nos interesan las razones que usted tendría para no suicidarse, si es que la idea se le ocurri
alguien se lo sugiriera.
En las siguientes páginas, hay razones que las personas a veces dan para no suicidarse. Quisiéramos sab
importante sería cada una de estas posibles razones para usted, en este momento, para no matarse. Por favo
esto en el blanco a mano derecha de cada pregunta.
A cada razón puede dársele importancia que varía del 1 (sin ninguna importancia) al 6 (de suma importancia). Si
no se aplica en su caso o si usted no cree que la frase sea cierta, es poco probable que la razón fuera importan
usted y por lo tanto debe asignarle un 1.
Por favor, use todos los números disponibles para que no resulte que la mayoría de las respuestas estén sólo en e
(2, 3, 4, 5) o sólo en los extremos (1, 6).
Detrás de cada frase ponga el número que indique la importancia que tiene cada razón para no quitarse la vid
caso.
1. Sin ninguna importancia (como razón para no quitarse la vida, o no se aplica en mi caso, o no creo en esto e
absoluto)
3. De poca importancia
4. De alguna importancia
5. De mucha importancia
6. De suma importancia (como razón para no quitarse la vida, o creo mucho en esto y es extremadamente
importante)
Aun si usted nunca ha considerado quitarse la vida o si cree que nunca consideraría seriamente matarse, sigue
importante que usted le asigne un número a cada razón. En tal caso, asigne el número basándose en por qué el m
no es o nunca sería una opción para usted.
El RFL es un instrumento autoaplicado diseñado para evaluar las razones que una persona tendría p
suicidarse.
Supervivencia y afrontamiento (24 ítems: 2, 3, 4, 8, 10, 12, 13, 14, 17, 19, 20, 22, 24,
32, 35, 36, 37, 39, 40, 42, 44 y 45).
Cada ítem presenta 6 posibles respuestas (1, sin ninguna importancia; 2, de muy poca importancia;
poca importancia; 4, de alguna importancia; 5, de mucha importancia; 6, de suma importancia).
CORRECCIÓN E INTERPRETACIÓN:
Desde el punto de vista clínico, posee mayor relevancia el valor cuantitativo de la puntuación total.
Escala Columbia Suicide Severity Rating (C-SSRS), de Posner, K., Brent, D., Lucas, C. et al. (2012).
En el ámbito educativo esta guía deberá ser utilizada por el orientador u orientadora del centro.
En el ámbito sanitario esta guía puede ser utilizada por pediatría y Salud Mental Infanto-Juvenil.
Fuente: Guía para la prevención de la conducta suicida Castilla la Mancha
Puntuación superior a 10, es necesario formular al menos las “Preguntas Clave” (se ofrecen al final
anexo), continuar con el plan de actuación y garantizar que sea atendido desde salud mental y/o
urgencias.
Fuente: Guía para la prevención de la conducta suicida Castilla la Mancha
Puntuación superior a 12, es necesario formular al alumno/alumna las “Preguntas Clave”, se continu
el plan de actuación y se garantiza que en breve plazo sea atendido desde salud mental y/o urgenc
“PREGUNTAS CLAVE PARA VALORAR EL NIVEL DE RIESGO DE IDEACIÓN Y CONDUCTA SUICIDA” (Plantear las pregu
y 2. Si ambas son negativas, no plantear las siguientes preguntas. Si la respuesta a la pregunta 2 es "Sí", p
también las preguntas 3, 4, 5 y 6).
1. ¿Has deseado estar muerto/a o dormirte y no volver a despertar? Si la respuesta es Sí, que la describa-
3. ¿Has estado pensando en cómo podrías hacerlo? Si la respuesta es Sí, que la describa.
4. ¿Has tenido estos pensamientos, pero, además de pensarlo creías que ibas a hacerlo? Si la respuesta es Sí
describa.
5. ¿Tienes alguna idea de cómo lo harías? ¿Has empezado a preparar algún detalle sobre la forma de hacerl
respuesta es Sí, que la describa.
6. ¿Vas a llevar a cabo este plan? ¿Cuándo? Si la respuesta es Sí, que la describa.
Utilizada para la evaluación de riesgo suicida en el Protocolo de Prevención de Suicidios en Instituciones Penitencia
7 ¿Se ha sentido alguna vez tan fracasado/a que sólo quería meterse en la cama y abandonarlo todo?
11 ¿Alguna vez se ha sentido tan agresivo/a que habría sido capaz de matar a alguien?
Más de 6 puntos indica riesgo suicida. Mientras más puntos, más alto es el riesgo suicida.
Algunos registros de EVALUACIÓN DE RIESGO SUICIDA EN
INSTITUCIONES PENITENCIARIAS (realizado al ingreso, el impacto de la
entrada en prisión puede suponer un suceso estresante intenso).
TEMA 3. EVALUACIÓN Y MANEJO DEL PACIENTE CON CONDUCTA SUICIDA EN EL SERVICIO
DE URGENCIAS
Los Servicios de Urgencias (hos pitalarios y extrahos pitalarios ) tienen una gran relevancia en relación al s uicidio, ya
que en muchas ocas iones s on los primeros lugares en los que el paciente con ideación o conducta s uicida toma
contacto con el s is tema s anitario, y también s on importantes porque forman parte activa de la integración de es tos
pacientes en el proces o terapéutico (vigilancia, cribado, tratamiento, derivación…).
Cuanto una pers ona llega a urgencias , lo primero que s e hace es la clasificación del paciente (triaje), es decir, la
valoración inicial y priorización s egún la gravedad. Es ta clas ificación de todos los pacientes que llegan a urgencias s e
ha vis to facilitada por el des arrollo de s is temas informáticos que utilizan modelos de es tratificación del ries go y
permiten una rápida toma de decis iones .
A través del triaje (revis ión clínica y s is temática de todos los pacientes ) s e pretende as ignar evaluaciones y
prioridades de tratamiento mediante una s erie de criterios predeterminados y con un método de clas ificación para
determinar el nivel de urgencia. Su pues ta en marcha requiere una adecuada es tructura, tanto fís ica como de
pers onal, y una es cala de clas ificación que s ea válida, útil y reproducible.
Los principales s is temas de triaje implantados en Es paña s on dos (MTS, Sis tema de Triaje de Mánches ter, y MAT,
Modelo Andorrano de Triaje) y tienen en común que s e bas an en cinco niveles de priorización. Las diferentes es calas
de triaje relacionan la prioridad con el grado de urgencia/gravedad y con la res pues ta de atención neces aria de los
profes ionales , es pecialmente con el tiempo has ta la vis ita médica o la as is tencia inicial.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
La as is tencia inmediata y de calidad es tá garantizada en los pacientes más graves , pero a medida que dis minuye el
grado de urgencia, la atención s anitaria s e hace más dependiente de una adecuada relación entre la oferta y la
demanda.
La forma de pres entación en un Servicio de Urgencias de los pacientes con conducta s uicida des pliega un gran
abanico, des de pers onas en s ituación de ries go vital, has ta pacientes que debido a s u tras torno mental pueden
intentar huir del centro, pero haciendo una agrupación, en el Servicio de Urgencias pueden vers e tres grupos
diferentes de pacientes con riesgo significativo de conducta suicida:
Aquellos que acuden con ideación s uicida manifies ta, o des pués de un intento de s uicidio.
Aquellos que acuden con tras tornos mentales , aunque s in intencionalidad s uicida conocida.
Aquellos que acuden con una patología fís ica es pecífica, pero que pres entan un ries go de s uicidio
oculto o s ilente.
Los pacientes con ideas de s uicidio o intento de s uicidio atendidos en los Servicios de Urgencias tienen un claro mayor
ries go de s uicidio que la población general, por lo que, las dos primeras medidas que deben adoptarse ante un
paciente con conducta s uicida s on:
La ins tauración de un tratamiento eficaz que minimice el ries go de muerte o dis capacidad.
Lo más frecuente es que la conducta s uicida no requiera una atención inmediata, pero para concretar lo máximo
posible el grado de necesidad de una atención inmediata, s e deberían contes tar las s iguientes preguntas y
documentarlas adecuadamente:
La adaptación del Cues tionario de Ries go de Suicidio de Horowitz et al. (Ris k of Suicide Ques tionnaire, RSQ) es utilizado
con frecuencia para evaluar el ries go de conducta s uicida tanto en población adulta como infanto-juvenil. Cons is te en
una es cala de 14 preguntas tipo Likert (a mayor puntuación mayor ries go), pero también hay una vers ión breve (4
ítems ) para evaluar conducta s uicida actual, ideación/conducta s uicida pas ada y factores es tres antes actuales , lo que
puede ayudar para realizar el triaje.
Tomando como referencia el artículo de Dieppe et al., (2009) s e han as ignado unos códigos de colores de manera
que, dependiendo de las res pues tas , los pacientes s erían clas ificados con los códigos amarillo (urgente) o naranja
(muy urgente).
Vers ión breve del cues tionario de Horowitz et al.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
3.2. Evaluación de pacientes con conducta suicida
A los pacientes s e les debe pedir que entreguen todo material potencialmente dañino, como objetos punzantes ,
cinturones , hojas de afeitar o cordones . No debe haber medicamentos al alcance del paciente. Si la pers ona tiene un
arma peligros a y no es tá dis pues ta a entregarla, debe avis ars e al s ervicio de s eguridad y/o la policía.
La actitud ante la evaluación de la conducta s uicida, deber vers ar en los mis mos términos de la ya expues ta para la
Atención Primaria, aunque el contexto s ea diferente, y es ta premis a ha de teners e pres ente, ya que a veces , los
pacientes que acuden a un Servicio de Urgencias s on valorados en un periodo corto de tiempo por diferentes
profes ionales , en un entorno de pris a y en ocas iones caótico, en lugares poco apropiados y s in intimidad… lo que no
contribuye a una evaluación s ens ible de los problemas de s alud mental de un determinado paciente.
El/la médico de Urgencias Hos pitalarias , además de valorar las alteraciones de la condición fís ica, deberá realizar
s iempre una evaluación ps icopatológica y s ocial bás icas , incluyendo una evaluación de las neces idades (identificación
de aquellos factores ps icológicos y del entorno que podrían explicar la conducta s uicida) y del ries go (identificación de
una s erie de factores que predicen la conducta s uicida).
Evaluación de la exis tencia de alteración del nivel de conciencia y de s i afecta a s u capacidad mental.
Evaluación del intento de s uicidio: motivación, caracterís ticas , gravedad del intento y us o de métodos
violentos .
Dis pos iciones es pecíficas para el s eguimiento, en cas o de no derivar al es pecialis ta.
Recordemos que la identificación de los factores que aumentan o dis minuyen el nivel de ries go s uicida es de gran
importancia, ya que, aunque el nivel de ries go aumenta con el número de factores pres entes , exis ten algunos con
mayor pes o es pecífico que otros . A ello s umemos , otro importante predictor del ries go futuro de s uicidio, el grado de
letalidad del intento (la intoxicación medicamentos a, realización de heridas incis as y particularmente el ahorcamiento
s uponen alto grado de letalidad relacionada con un pos terior s uicidio cons umado).
Foto: Is tock
Por último, en relación a la evaluación, un es tudio realizado en Es paña obs ervó que únicamente en el 22,5% de los
informes de atención a pacientes con conducta s uicida s e cumplimentaban adecuadamente reflejando s iete
indicadores cons iderados de calidad (antecedentes de atención ps iquiátrica, intentos de s uicidio previos , apoyo s ocial
o familiar, ideación s uicida, planificación s uicida, reacción frente al intento y grado de daño médico como res ultado del
intento).
Una forma de mejorar dicha evaluación s ería a través de la cumplimentación s is temática de aquellos datos
cons iderados más relevantes , utilizando preferiblemente formatos es tandarizados y documentando correctamente
toda la información anterior en la his toria clínica.
La “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida” del Minis terio de Sanidad ofrece el
s iguiente documento para realizar la evaluación de un paciente con conducta s uicida por parte del pers onal médico de
Urgencias Hos pitalarias .
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
Es tando en Urgencias , la coordinación con el Equipo de Salud Mental s e hace indis pens able, y los pacientes con
intento de s uicidio deberían s er evaluados por un es pecialis ta en Salud Mental antes de s er dados de alta en el
Servicio de Urgencias o, (s egún el cas o, el ries go y los recurs os humanos dis ponibles del Servicio) pos teriormente en
cons ulta externa (en el cas o de que el paciente no s ea evaluado por el es pecialis ta en el propio acto de atención
urgente deberán regis trars e las razones en la his toria clínica).
Es tablecer qué pacientes tienen mayor ries go de auto o heteroagres ividad, por lo que deben s er más
vigilados .
¿Qué hacer con un paciente con conducta suicida que desea abandonar el Servicio
Urgencias antes de ser valorado?
Si un paciente con conducta suicida desea marcharse antes de haber sido realizada una evaluación de su estad
infructuosos los intentos de persuasión para que permanezca en el Servicio de Urgencias, se deberá intentar va
paciente lo antes posible y si es necesario tomar las medidas que se consideren oportunas, especialmente si la p
continúa expresando intencionalidad suicida. Incluso en algunos casos (riesgo de auto o heteroagresión) se h
valorar el uso de medidas de contención.
Al abandonar el hospital el paciente debería recibir por escrito, tanto el plan de tratamiento y seguimiento en la
Salud Mental, como aquella información necesaria acerca de cómo recibir ayuda futura.
Es importante tener en cuenta que los pacientes que abandonan el Servicio de Urgencias antes de una ad
evaluación tienen un alto riesgo de repetición de la conducta suicida, por lo que, si profesionalmente podemos p
nuestra mano para prevenir esta situación, debemos hacerlo.
3.3. Herramienta de ayuda para identificar el riesgo de suicidio
Cooper et al. (2006) des arrollaron una s encilla herramienta clínica para s u utilización en pacientes que acuden a un
Servicio de Urgencias por una conducta s uicida, obteniendo una s ens ibilidad del 94% y una es pecificidad del 25% en la
identificación de pacientes con alto o bajo ries go de repetición de la conducta s uicida en los s iguientes s eis mes es .
Los autores cons ideran que la aplicación de es te ins trumento podría facilitar la evaluación del paciente con conducta
s uicida en el Servicio de Urgencias y centrar los recurs os ps iquiátricos en aquellos pacientes de alto ries go. As í
mis mo, aquellos pacientes con bajo ries go de nueva conducta s uicida, neces itarían una evaluación ps iquiátrica, pero
podría realizars e de forma diferida a nivel ambulatorio.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
Sin embargo, hay que tener en cuenta que es te tes t no valora as pectos clave como el grado de letalidad de la
tentativa, s u planificación, la pres encia de tras torno mental actual... por lo que podría s er válido para un primer
intento de s uicidio, pero no para la conducta s uicida de, por ejemplo, un paciente con un primer brote ps icótico que
podría puntuar cero, y s er catalogado como de bajo ries go de repetición.
3.4. Criterios de ingreso hospitalario
Un factor clave a la hora de decidir s i una pers ona puede s er tratada de forma ambulatoria o mediante ingres o
hos pitalario es s u s eguridad, ya que, en general, los pacientes con mayor intencionalidad s uicida s e tratan mejor
cuando es tán ingres ados .
La APA elaboró los s iguientes criterios de hospitalización del paciente con conducta suicida:
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
No s on muchos los es tudios que han analizado los criterios de ingres o hos pitalario de los pacientes con conducta
s uicida, pero s i podemos des tacar el de Baca-García et al. (2009) en el que s e obs ervan variables as ociadas a la
probabilidad de ingres o hos pitalario o el alta.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
En 2006, los autores revis an el es tudio y s ólo as ociaron cinco variables predictoras de ingres o hos pitalario en
pacientes con conducta s uicida:
Por último, del anális is de es tudios relacionados con la materia podemos recomendar que la decis ión de ingres ar o no
al paciente dependerá del juicio clínico y la individualidad de cada cas o, incidiendo en la revis ión de cuatro factores
principales :
Aproximadamente el 5% del conjunto de los s uicidios , s e produce durante un ingres o ps iquiátrico (Wals h et al., 2015).
Por s u parte, la tas a de intentos de s uicidio y de autoles iones en Unidades de Ps iquiatría en hos pitales , expres adas
en pacientes por 100 ingres os / mes , s e ha es timado en 1,2 y 20 res pectivamente (James et al., 2012). A pes ar de
que las Unidades de hos pitalización de ps iquiatría cuentan con medidas de s eguridad y profes ionales es pecializados ,
s e producen s uicidios .
Todo ello, remarca que la s eguridad de los pacientes es un requis ito s ine qua non para el ingres o en una unidad
hos pitalaria y la importancia de es tablecer mecanis mos articulados , coordinados y bas ados en el conocimiento
científico dis ponible, encaminados a la minimización del ries go de s uicidio en los pacientes ingres ados en las unidades
de internamiento de ps iquiatría de los hos pitales generales (e inclus o extendido a otras unidades de internamiento
como des intoxicación, unidades de media y larga es tancia…).
Los momentos de mayor ries go s on al inicio del ingres o y en el periodo inmediatamente pos terior al alta. Se ha
encontrado que has ta un 25% de los s uicidios s e produce en la primera s emana del ingres o (Wals h et al., 2015) y un
50% s e producen en los primeros 18 días (Sakinofs ky, 2014).
El método s uicida depende de aquello que es té dis ponible en las dependencias s anitarias o en el exterior, pero lo más
frecuente es el ahorcamiento (s i s e produce dentro de la Unidad, ocurriendo con más frecuencia en baños ,
dormitorios y armarios ), y la precipitación o s ituars e delante de un vehículo (s i s e produce durante una evas ión)
(Mads en et al., 2017).
Por ello, en los cas os que as í lo requieran deberán adoptars e todas aquellas medidas de s eguridad que impidan la
fuga, auto o heteroagres ividad. De forma general, a los pacientes s e les debe pedir que entreguen todo objeto
potencialmente dañino y no debe haber medicamentos a s u alcance, inclus o en algunos cas os s erá neces ario avis ar
al s ervicio de s eguridad y/o la policía.
Cuando exis te un ries go inminente de conducta s uicida, además de las medidas anteriores , deberá valorars e la
neces idad de contención mecánica, no dejar a la pers ona s ola y/o as egurar la s upervis ión y contacto regular.
Exis ten referencias que incluyen de forma pormenorizada los puntos y lugares del entorno fís ico que requieren
atención, incluyendo la formación a profes ionales de la limpieza para que tomen las precauciones neces arias , as í
como la información a vis itantes s obre los objetos que no deben traer al s er potencialmente letales . En es te s entido,
el Mental Health Environment of Care Checklis t (MHEOCC) es una lis ta de comprobación que incluye una relación
pormenorizada de elementos fís icos que podrían repres entar un ries go, y s u pos ible s olución, tanto para Servicios de
Urgencias como para Unidades hos pitalarias .
Algunos de los factores de ries go para el s uicidio de pacientes hos pitalizados s on las evaluaciones inadecuadas , la
deficiente comunicación entre la plantilla, la actitud inadecuada, una formación ins uficiente, la falta de información…
Por otro lado, s e encontró que el 79% de los pacientes ingres ados que s e s uicidaron pres entaban ans iedad grave y/o
agitación previa al s uicidio (Bus ch et al., 2003), por lo que los pacientes que pres enten es tos s íntomas deberían
recibir obs ervación directa.
La importancia de que todos los profes ionales s anitarios conozcan los factores de ries go, as pectos relacionados con
la evaluación del ries go s uicida y la prevención, s e mues tra innegable. El des arrollo de una buena relación terapéutica,
que genere confianza, as í como la obs ervación de s eñales que s ugieran s uicidio inminente, s on bás icas para la
prevención del s uicidio.
Cuando se produce un suicidio de un paciente hospitalizado, parece recomendable una reunión de todo el
pers onal de la Unidad para informar del s uicidio, des arrollar una es trategia de apoyo al res to de pacientes para
prevenir un pos ible efecto contagio, y tener en cuenta las recomendaciones que formuló Knoll (2012) de cara a las
futuras evaluaciones de ries go de s uicidio:
Es perar a que s e produzcan cambios fiables y es tables antes de reducir las precauciones .
Mejorar las relaciones deficientes que pueda haber entre plantilla y pacientes .
Obtener información colateral, no bas ars e exclus ivamente en el autoinforme del paciente de la no
ideación s uicida.
Proporcionar un entorno fís ico s eguro, s in medios para el s uicidio ni acces os a áreas ocultas . Las
Unidades deberían s er comprobadas periódicamente para as egurars e de que es tructuralmente no
contienen ries gos .
Evitar el exces o de confianza o depos itar toda la confianza en las comprobaciones periódicas de cada
15 minutos .
Bas ar las precauciones en una adecuada evaluación del ries go y en la evaluación clínica documentada.
Por s u parte, la Joint Commis s ion (2017) recomienda los s iguientes as pectos :
Revis ar la his toria pers onal y familiar en cuanto a los factores de ries go s uicida.
Mantener a los pacientes con cris is s uicidas en un entorno s eguro, bajo obs ervación directa.
Realizar una evaluación y tratamiento con enfoque colaborativo, continuo y s is temático, que implique al
paciente, que abarque a otros profes ionales implicados , familiares , y amigos s egún s ea conveniente.
Formar a la plantilla en la identificación de la ideación s uicida y la res pues ta ante és ta.
Des arrollar tratamientos y planes para el alta, que s e dirijan directamente al ries go s uicida, y no s olo al
tras torno de bas e.
Documentar las decis iones relativas a la atención de los pacientes con ries go s uicida.
3.6. Seguimiento
3.6. SEGUIMIENTO
Des pués de la atención en urgencias o tras el ingres o hos pitalario de un acto s uicida, s e recomienda realizar
s eguimiento ambulatorio, pero hay que tener en cuenta que las pers onas que s e han intentado s uicidar, tienen
factores de ries go que s uponen obs táculos para el s eguimiento (impuls ividad, hos tilidad, alteraciones en la toma de
decis iones , des regulación emocional, menor percepción de apoyo s ocial…), además , el pas o de un dis pos itivo a otro
favorece que el paciente abandone el tratamiento, y más de la mitad de es tas pers onas no hace un s eguimiento
mayor de una s emana.
A ello s e une que el ries go de s uicidio es muy alto en el primer año tras el alta y más aún en el mes pos terior
(Geulayov et al., 2019), de hecho, cas i la mitad realizan otro intento al mes del alta hos pitalaria y antes de la primera
vis ita de s eguimiento.
Los pacientes valorados en urgencias tras un primer intento de s uicidio tienen un ries go muy elevado
de reincidir en los s iguientes 6 mes es .
Uno de cada diez pacientes realiza otro intento en los 5 días s iguientes (Inagaki et al., 2019).
Tomando como referencia un periodo de 2 años y medio pos t el alta, hubo una tas a de mortalidad 54
veces s uperior a la de la población general (Choi et al., 2012).
El periodo pos terior a la hos pitalización ps iquiátrica es un periodo de alto ries go.
La mayoría de los s uicidios tras la hos pitalización ps iquiátrica ocurren en el primer mes tras el alta, y
el pico s e produce en la primera s emana.
Tomando como referencia un periodo de 2 años y medio tras el alta, los pacientes con intento de
s uicidio ingres ados pres entaron una tas a de mortalidad 82 veces s uperior a la de la población
general.
Para prevenir es ta s ituación, las medidas que s e recomiendan giran en torno a actuaciones proactivas por parte del
pers onal s anitario, es decir, tomar la iniciativa en el contacto, y s umar al s eguimiento pres encial el contacto periódico
por vía telemática (teléfono, mail…), ya que s egún Viava et al., (2018) y Labouliere et al., (2020), s e demues tra una
menor recidiva de intentos de s uicidio y s e cons igue mayor vinculación de es tos pacientes con el s eguimiento
ambulatorio.
Para es tas intervenciones en el s eguimiento de contacto activo, autores como McCabe (2018) han recomendado
acciones como:
Contacto de s eguimiento (llamadas telefónicas , mails , cartas …). El modelo de contacto a través de
llamadas s uele aplicars e con una duración de 4 s emanas y 5 llamadas es tructuradas . La primera a
las 24-72 horas del alta del hos pital, y las 4 s iguientes con periodicidad s emanal. A través de las
llamadas s e evalúa es tado de ánimo, ries go s uicida, revis ión del plan de s eguridad y apoyo de la
implicación en el tratamiento. La duración aproximada s on unos 15 minutos . Al final de cada llamada
(excepto la última) s e pregunta al paciente s i cons iente recibir otra llamada. Si ha dado s u
cons entimiento y no puede s er contactado, s e le envía un mens aje de texto o s e le deja un mens aje
de voz (s i tras no localizar a la pers ona, el cas o s upone preocupación por s u s eguridad, s e puede
preguntar al contacto de emergencia).
4.5. Población infanto-juvenil. Es pecial referencia a los factores as ociados a la conducta s uicida y las autoles iones
El abordaje multidis ciplinar de la pers ona con ries go de s uicidio es evidente, y s on divers os los autores que
manifies tan la importancia de la figura del personal de enfermería en la prevención del suicidio y el
diagnóstico precoz a través de los indicadores s uicidas .
La pos ición privilegiada de cercanía que tiene el profes ional de enfermería realza la importancia de s u rol en cuanto a
la atención, información y los cuidados a las familias . As í mis mo, el papel de enfermería es pecialis ta en los
dis pos itivos de s alud mental es fundamental, s iendo el profes ional s anitario que proporciona una atención
es pecializada mediante la pres tación de cuidados en los diferentes niveles de atención, promoción, prevención,
tratamiento y rehabilitación de la s alud mental.
Los /as profes ionales de enfermería con actitudes s eguras y comprens ivas influyen pos itivamente en la calidad de los
cuidados y el pronós tico de los pacientes , concretamente en la depres ión y la prevención del s uicidio el pers onal de
enfermería que pos ee un mayor grado de formación en s alud mental y un alto nivel de inteligencia emocional pres enta
una actitud más pos itiva hacia el paciente con comportamiento s uicida.
Al igual que el res to de profes ionales s anitarios , des de enfermería s e atiende a pers onas con ries go de s uicidio
des de la empatía hacia el paciente, y s e plantea el abordaje s in juzgar ni culpabilizar, entendiendo la progres ión en la
conducta s uicida, des de los factores predis ponentes , has ta la ideación, la planificación y el s uicidio, lo que ayudará en
la evaluación y prevención de la intencionalidad, y en la ayuda al paciente y s u entorno familiar.
As í mis mo, el conocimiento s obre los mitos y la es tigmatización que rodea al s uicidio y las pers onas con tras torno
mental, la identificación de factores de ries go, protección y s eñales de alerta, s e requiere indis pens able en el
conocimiento del pers onal enfermero para la detección y prevención de las conductas s uicidas .
A la hora de entablar es a relación entre paciente y pers onal de enfermería, nues tra actitud, es tereotipos , habilidades
de comunicación… van a influir en el objetivo: que el paciente exprese pens amientos y emociones que rodean la
s ituación.
Podemos facilitar esa expresión de la pers ona con ries go de s uicidio con la aplicación de las s iguientes técnicas:
Mantener contacto vis ual (evitando mirar fijamente has ta llegar a la intimidación).
Tono de voz y ges tos empáticos , que demues tren apoyo, preocupación e interés .
Es cuchar y poners e a dis pos ición.
Si la pers ona quiere hablar s obre las ideas de s uicidio que lo haga, es o ayuda, las pers onas s uicidas
generalmente s ienten alivio al preguntarles s obre es to.
El s ilencio funcional permite que el paciente recupere la compos tura y/u ordene s us pens amientos , y
es un modo de demos trar res peto y atención a lo que tiene que decir.
No dis uadir el paciente de s us intenciones ni proponerle que hable de algo dis tinto del s uicidio.
Hacer preguntas abiertas . Averiguar s i la pers ona tiene un plan es pecífico para el s uicidio. Determinar,
s i s e puede, qué método de s uicidio es tá cons iderando.
Reconocer los s entimientos de la pers ona. Mos trars e comprens ivo, no crítico ni argumentante.
Utilizar un abordaje bas ado en la res olución de problemas , dis minución de la culpa…
Trans mitir tranquilidad. Poner énfas is en que “el s uicidio es una s olución permanente a un problema
temporal”, recordando a la pers ona que hay ayuda y que todo puede mejorar. El pers onal de
enfermería ha de fomentar la es peranza.
Evitar: dar cons ejos , fals os cons uelos , res tar importancia, preguntas cerradas , cambiar de tema,
s ubes timar, retar…
Us ada con eficacia, la comunicación abre la puerta al des arrollo de la relación terapéutica y ayuda a los pacientes a
alcanzar s us objetivos de mejoría.
4.2. Actuaciones desde el personal de enfermería para la prevención del suicidio
a. VALORACIÓN: s e recogen datos de diferentes fuentes : primarias (el propio us uario) y s ecundarias (familia,
allegados , regis tros clínicos , profes ionales de la s alud mental y otros documentos ). Al realizar la valoración s e pueden
obtener dos tipos de datos : objetivos (exploración fís ica, res ultados de analíticas ) y s ubjetivos (referidos por el
us uario, s u familia o pers onas allegadas ).
Todos es tos métodos de información permitirán identificar y/o diferenciar entre los diferentes conceptos dentro del
mis mo es pectro (ideación s uicida, comunicación, planificación…).
Se anotará cualquier afirmación realizada por un paciente que indique, directa o indirectamente, s us des eos de morir
s uicidándos e, y/o toda información dis ponible que indique ries go de s uicidio.
En es te s entido el us o de ins trumentos de valoración del ries go de s uicidio puede s er útil, recomendándos e la es cala
de SAD PERSONS, la Es cala Mini Entrevis ta Neurops iquiatría Internacional Ries go de Suicidio, la valoración enfermera
global del ries go de s uicidio (NGASR), las lis tas de verificación para orientar intervenciones …
Valoración enfermera global del ries go de s uicidio (NGASR)
b. DIAGNÓSTICO: es la expos ición de un problema de s alud real o potencial que un profes ional de enfermería es tá
capacitado o autorizado a tratar. Proporciona la bas e para la s elección de las intervenciones de enfermería que
ayudarán a cons eguir el res ultado es perado, del cual el/la enfermero/a es res pons able. El modelo recomendado para
la práctica clínica en los dis tintos dis pos itivos de la red de s alud mental para el abordaje de pacientes con clínica
depres iva e ideación s uicida es el Modelo Bifocal de Carpenito, en el que s e cons idera que el pers onal de enfermería
interviene en dos tipos de s ituaciones clínicas :
Problemas que para s u s olución definitiva requieren s er tratados por otro profes ional. Se trata de
problemas de colaboración o complicaciones potenciales . (Trabajo interdependiente o de colaboración).
c. PLANIFICACIÓN: cons is te en el dis eño de un plan de cuidados individualizado, que oriente las intervenciones de
enfermería y permita cons eguir reducir el ries go de s uicidio en el paciente.
d. EJECUCIÓN: la pues ta en marcha del plan de cuidados de enfermería para lograr los res ultados es tablecidos ,
s iendo los objetivos principales el autocontrol de impuls o s uicida, autocontrol del pens amiento dis tors ionado, el des eo
de vivir… En es ta etapa, el pers onal de enfermería s uele enfrentars e a muchos retos , ya que el comportamiento
s uicida, el es tado de ánimo, la afectividad o la cognición de los us uarios puede experimentar muchos cambios , a
menudo imprevis tos . Además , habrá que manteners e alerta para es tablecer una relación de confianza, promover los
puntos fuertes del us uario y es tablecer objetivos mutuos para promover s u bienes tar.
e. EVALUACIÓN: es un proces o continuo y formal donde s e valoran los dis tintos as pectos del cuidado del paciente.
La utilización de las taxonomías es tandarizadas (NANDA para los diagnós ticos , NOC para los res ultados y NIC para las
intervenciones ) permite dis poner de un lenguaje común con el que comunicar, regis trar y analizar dicho proces o,
contribuyendo al des arrollo de un cuerpo de conocimientos propio que redunde en la calidad de los cuidados de
enfermería en el abordaje de pers onas con ries go de s uicidio.
A modo de ejemplo s e mues tra en el s iguiente anexo la interrelación de cuidados de enfermería NANDA/NOC/NIC
implicados en el abordaje de la prevención del ries go de s uicidio en el paciente con depres ión:
ALGUNAS ACTUACIONES:
Si un paciente u otra pers ona te comunica, o ves /detectas que una persona va a llevar a cabo una conducta
suicida s e recomiendan las s iguientes actuaciones:
No tratar de manejar la cris is s olo ni poner en peligro al paciente o nues tra propia s alud o s eguridad.
Nunca dejar s ola a la pers ona, has ta es tar s eguros de que es tá atendida por los profes ionales
s anitarios pertinentes .
Si tienes que irte, as egúrate que otro profes ional pueda permanecer con la pers ona has ta que és ta
pueda recibir ayuda.
No prometer confidencialidad (probablemente s e tenga que hablar con el médico de la pers ona con el
fin de protegerla de ella mis ma).
Preguntar a la familia s obre la conducta del paciente en cas o de que és te no hable s obre s u potencial
s uicida.
De modo general en la prevención del s uicidio, el pers onal de enfermería debe proporcionar cuidados de s eguridad,
velando por que los medicamentos no es tén al alcance ni exis tan objetos potencialmente les ivos , s i el paciente es tá
ingres ado que la habitación no tenga ries go de cortes o ahorcars e…
Se debe dar s eguridad, para ello s e neces ita es tablecer una relación terapéutica, empática y cercana. En muchos
cas os , lo que podemos encontrarnos s on s ituaciones en las que la pers ona con ries go de s uicidio ha s olicitado ayuda,
en es os cas os , es ta pers ona s eguramente no neces ite vigilancia ni inmovilización, neces ita pres encia, es cucha activa
y apoyo emocional.
Es tablecer un contrato verbal y es crito con el paciente para que no abandone el s ervicio de urgencias
ni s e haga daño.
TEMA 5. ATENCIÓN ESPECIALIZADA. TRATAMIENTO DE LA CONDUCTA SUICIDA EN SALUD
MENTAL
Los es tudios para analizar el efecto del tratamiento s obre el s uicidio s e han realizado s eleccionando variables
altamente as ociadas a la conducta s uicida.
Expondremos los principales res ultados de las intervenciones ps icoterapéuticas , el tratamiento farmacológico y la
terapia electroconvuls iva.
Los res ultados que s e mues tran forman parte del metaanális is realizado por Tarrier et al. (2008) s obre Terapias de
corte cognitivo-conductual, y la guía NICE (National Collaborating Centre for Mental Health. Self-harm), aportando
además evidencia s obre la Terapia interpers onal, la Terapia familiar y la Terapia ps icodinámica.
MACT (Manual Assisted Cognitive Behaviour Therapy): es ta terapia incluye elementos de las dos
anteriores (cognitiva-conductual y dialéctica-conductual) y la biblioterapia (material de autoayuda).
Otras terapias de corte cognitivo-conductual que también s e es tudian en el metaanális is s on: Terapia
conductual, Terapia cognitivo conductual en formato grupal, tratamiento integrado, LifeSpan,
Entrenamiento de habilidades y Terapia breve bas ada en las s oluciones .
El res ultado global fue que las terapias de corte cognitivo conductual presentaron un efecto
positivo sobre la conducta suicida.
Pos teriormente a es te es tudio también s e realizaron inves tigaciones en la mis ma línea para analizar el
efecto de las terapias de corte cognitivo-conductual, encontrándos e res ultados muy s imilares (dis minución
de la depres ión y del ries go s uicida, aumento de autoes tima y as ertividad, mejora de la ans iedad,
res olución de problemas …).
b. TERAPIA INTERPERSONAL: des arrollada originalmente por Klerman y Weis s man para pacientes con depres ión,
en la actualidad s u ámbito de actuación s e ha extendido a divers os tras tornos . Es ta terapia tiene muchos
as pectos en común con la terapia cognitiva, aborda principalmente las relaciones interpers onales y s e centra en
el contexto s ocial inmediato del paciente.
La guía NICE incluyó un es tudio para evaluar la efectividad de la Terapia Interpers onal ps icodinámica breve (una
vez por s emana, 4 s emanas y por una enfermera en el domicilio del paciente) en pers onas tras un epis odio de
intoxicación voluntaria. El grupo control recibió el tratamiento habitual en Atención Primaria (excluyendo cualquier
tipo de ps icoterapia o s eguimiento ps icológico).
A los 6 mes es de s eguimiento s e encontró que el grupo que recibió Terapia Interpers onal ps icodinámica breve
había mejorado de forma s ignificativa en comparación con el grupo control, informando de menor frecuencia de
autoles iones , menores puntuaciones en el BDI y mayor s atis facción con el tratamiento.
c. TERAPIA PSICODINÁMICA: deriva del ps icoanális is y s e bas a en la teoría de Freud acerca del funcionamiento
ps icológico en relación a que la naturaleza de los conflictos puede s er en gran medida incons ciente, por lo que el
objetivo terapéutico es res olver es tos conflictos , pero una diferencia fundamental entre el ps icoanális is y la
terapia ps icodinámica es que es ta última s e centra en el aquí y ahora, y el objetivo del tratamiento es el
problema actual del paciente.
Una variante de es ta intervención aplicada en pacientes con conducta s uicida, es la terapia ps icodinámica
decons tructiva. Es ta terapia favorece la elaboración e integración de experiencias interpers onales y atribuciones
de uno mis mo y de otros , y s e bas a en una alianza terapéutica pos itiva.
El es tudio de Gregory (2009) evaluó la efectividad de la terapia ps icodinámica decons tructiva frente al
tratamiento habitual en pacientes con tras torno límite de la pers onalidad y abus o de alcohol, encontrando que
dis minuye la conducta s uicida, el abus o de alcohol y la neces idad de cuidado ins titucional, encontrándos e
pos teriormente mejores res ultados en el es tudio de Arnevik (2009) cuando s e combina con terapia cognitivo-
conductual.
Son efectivas en adultos con conducta suicida cuando se compara con la ausencia de tratamien
Son más efectivas cuando se orientan a reducir algún aspecto concreto de la conducta suicida q
cuando tratan de disminuir ésta de forma indirecta centrándose en otros síntomas o signos asoc
En adultos, el tratamiento individual o combinado en grupo, obtiene mejores resultados que solo
formato grupal.
En adolescentes con trastorno límite y bipolar, la terapia dialéctica-conductual puede ser efectiva
reducción de la conducta suicida.
De modo general, en los pacientes con conducta suicida se recomiendan los tratamientos
psicoterapéuticos de corte cognitivo-conductual con una frecuencia semanal, al menos al inicio d
tratamiento. La psicoterapia empleada debería incidir siempre sobre algún aspecto concreto del
espectro suicida (autolesiones, ideación suicida, desesperanza o conductas suicidas).
La terapia interpersonal obtuvo buenos resultados en adultos y adolescentes con conducta suicida (t
en mayores de 60 años con depresión e ideación suicida).
En pacientes con abuso de alcohol y conducta suicida, la terapia psicodinámica deconstructiva es efi
la disminución de la conducta suicida.
Fuente: AVIFES
5.2. Tratamiento farmacológico
No hay muchos es tudios del tratamiento farmacológico es pecífico de la conducta s uicida, ya que la mayoría analizan
fármacos empleados en el abordaje de las patologías s ubyacentes a dicha conducta.
Veamos los res ultados de aquellos es tudios que inves tigan la relación farmacológica con la conducta s uicida
centrándonos en los s iguientes fármacos : antidepres ivos , litio, anticonvuls ivantes y antips icóticos .
a. ANTIDEPRESIVOS: las propiedades s erotoninérgicas y catecolaminérgicas de los antidepres ivos les confieren
eficacia contra la depres ión y la ans iedad, la impuls ividad y la agres ividad (relacionadas con la ideación y
conducta s uicida).
La elección del antidepres ivo ha de realizars e teniendo en cuenta los últimos avances y la individualidad del
paciente.
En pacientes con tras torno depres ivo, el tratamiento farmacológico produce dis minución de la ideación
y conducta s uicida.
El tratamiento con fluoxetina, paroxetina o fluvoxamina reduce la ideación s uicida cuando s e compara
con placebo (aunque no s e han realizado es tudios de larga duración para ver s i perdura es te efecto).
En el es tudio TADS, realizado en adoles centes con depres ión mayor, la ideación s uicida s e redujo
s ignificativamente en el grupo que combinaba fluoxetina y terapia cognitiva conductual.
En pacientes con tras torno bipolar tipo I, exis te ries go de des es tabilización ps icopatológica s i los
antidepres ivos no s e acompañan de es tabilizadores del ánimo.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
b. LITIO: la reducción del ries go de s uicidio a través del litio podría debers e a una reducción de la impuls ividad, de
la agres ividad y de la falta de control conductual, produciendo una es tabilización del humor y haciendo dis minuir
la angus tia y la conducta agres iva.
El metaanális is realizado en 2006 por Baldes s arini et al., es el es tudio más amplio y con mayor nivel de evidencia.
Su objetivo fue comparar las tas as de intento de s uicidio y de s uicidio cons umado en pacientes con tras torno
bipolar, tras torno es quizoafectivo y tras torno depres ivo mayor tratados a largo plazo con litio frente a un grupo
control.
Dis minución de la tas a de intentos de s uicidio (1,2%/año) en los pacientes tratados con litio frente a los
no tratados (3,9%/año).
Dis minución de la tas a de s uicidios cons umados en los pacientes tratados con litio (0,1%/año) frente a
los no tratados (0,7%/año).
La mayor reducción de la conducta s uicida fue en pacientes con tras torno bipolar y otros tras tornos
afectivos mayores .
Las conclus iones de los autores fueron que, el tratamiento con litio a largo plazo reduce cinco veces el ries go de
conducta s uicida (intentos y s uicidios cons umados ) en pacientes con tras torno bipolar y otros tras tornos afectivos
mayores . Es te efecto lo atribuyeron a la dis minución de la agres ividad e impuls ividad con el tratamiento y s ugieren
que el litio podría s er más efectivo en la reducción de ries go s uicida que otros es tabilizadores como la carbamazepina,
divalproato y lamotrigina.
Pos teriormente los mis mos autores obs ervaron que el ries go de conducta s uicida (intentos y/o s uicidios cons umados )
es menor en pacientes con tras torno bipolar tratados con litio frente a los que recibían carbamazepina o ácido
valproico.
Otro es tudio retros pectivo comparó las tas as de s uicidio cons umado e intentos de s uicidio en pacientes con tras torno
bipolar que recibieron tratamiento con litio vers us valproato y/u otros anticonvuls ivantes . Se obs ervó un mayor ries go
de intentos de s uicidio en los pacientes tratados con valproato frente a los que tomaban litio, aunque no un mayor
ries go de s uicidio cons umado.
El litio reduce el ries go de s uicidio en pacientes con tras torno bipolar u otro tras torno afectivo mayor.
A pes ar de los inconvenientes del tratamiento con litio, es un tratamiento de elección para pers onas
con tras torno bipolar con ries go de s uicidio, y as í mis mo parece tener un papel protector de los actos
s uicidas de pacientes con tras tornos depres ivos .
Por último, s eñalar el documento editado por el “Comité de cons ens o de Cataluña en terapéutica de
los tras tornos mentales ” que concluye que en pacientes con tras torno bipolar s e ha demos trado que
el tratamiento con s ales de litio reduce el ries go de conducta s uicida y s u mortalidad a partir del
primer año y que la retirada rápida del litio s e as ocia con un aumento de la conducta s uicida, por lo
que s e recomienda la retirada gradual al menos durante dos s emanas .
b. ANTICONVULSIONANTES: La acción de los fármacos anticonvuls ivantes s obre los receptores gabaérgicos hace
que además de s u acción anticonvuls iva tengan también una acción ans iolítica, por lo que algunos de ellos
podrían s er de utilidad en cas os de ries go s uicida, al es tabilizar el humor y reducir el comportamiento agres ivo e
impuls ivo.
La mayoría de los es tudios en es te campo abordan el tratamiento con anticonvuls ivantes en el tras torno bipolar
y s ólo algunos en pacientes con tras torno afectivo mayor, es quizofrenia o tras torno límite de la pers onalidad.
El ries go de conducta s uicida (intentos y/o s uicidios cons umados ) es menor en pacientes con
tras torno bipolar tratados con litio frente a los que reciben carbamazepina o ácido valproico.
Es tudios que analizaban la carbamazepina y el ácido valproico vers us litio, en pacientes con tras torno
bipolar, encontraron res ultados favorables al litio, aunque s in diferencias es tadís ticamente
s ignificativas . En pacientes con tras torno límite de pers onalidad, la carbamazepina pres entó una
dis minución s ignificativa de la conducta s uicida res pecto al placebo.
Exis te menor ries go de conducta s uicida en pacientes con tras torno bipolar tratados con litio que con
anticonvuls ivantes (ácido valproico, lamotrigina y oxcarbazepina), aunque en ambos cas os , el
tratamiento continuado dis minuyó el ries go de s uicidio.
En pacientes inicialmente tratados con anticonvuls ivantes , las tas as de conducta s uicida dis minuyeron
al cambiar a litio o utilizarlo como potenciador.
El “Comité de cons ens o de Cataluña en terapéutica de los tras tornos mentales ” concluye que, en pacientes con
tras torno bipolar, los fármacos anticonvuls ivantes s on eficaces en el tratamiento de las fas es maníacas (ácido
valproico) o depres ivas (lamotrigina), aunque no es tá demos trado que reduzcan las tas as de tentativas o s uicidio
cons umado.
c. ANTIPSICÓTICOS: han demos trado s er eficaces en el control de la conducta impuls iva, as í como en el
comportamiento autoagres ivo y heteroagres ivo.
La guía de la APA hace referencia a que, des de la introducción en los años 50 de los antips icóticos , los s uicidios
as ociados a la es quizofrenia no han dis minuido es pecialmente, lo que s ugiere que los antips icóticos de primera
generación tendrían un efecto limitado s obre el ries go de conducta s uicida.
Por s u parte, el “Comité de cons ens o de Cataluña en terapéutica de los tras tornos mentales ” concluye que en
pacientes con es quizofrenia y otros tras tornos ps icóticos que han realizado un intento de s uicidio o pres entan
ideación s uicida, los antips icóticos de s egunda generación podrían s er s uperiores a los convencionales en la
prevención del s uicidio, y que el us o de los antips icóticos depot s ería más conveniente en pacientes con alto
ries go de s uicidio o aquellos con reticencias a la adherencia al tratamiento. En pacientes con tras torno límite de la
pers onalidad o tras tornos de la pers onalidad con elevada impuls ividad, los antips icóticos a dos is bajas res ultarían
útiles para el control del impuls o s uicida.
En cuanto a los antips icóticos de tercera generación, producen menos efectos s ecundarios y una mejora del
bienes tar s ubjetivo del paciente, lo cual s on dos as pectos a tener en cuenta.
Como fármaco aprobado por la FDA para el tratamiento y la reducción del ries go s uicida, la clozapina es el
antips icótico atípico con más datos demos trados en divers os es tudios para el tratamiento y reducción del ries go
de conducta s uicida en pacientes diagnos ticados de es quizofrenia res is tente. Por ello el “Comité de cons ens o de
Cataluña en terapéutica de los tras tornos mentales ” concluye que en pacientes con es quizofrenia y otros
tras tornos ps icóticos que han realizado un intento de s uicidio o pres entan ideación s uicida, la clozapina s e debe
cons iderar como fármaco antips icótico que ha demos trado una reducción en las tas as de tentativas de s uicidio y
otras conductas s uicidas .
Otros es tudios han mos trado que la olanzapina también reduce intentos de s uicidio, pero en menor medida que
la clozapina.
Los es tudios realizados has ta la fecha con risperidona s on metodológicamente limitados debido al tamaño
mues tral, y la revis ión s is temática de Erns t et al., en la que s e compara la ris peridona frente a una combinación
de haloperidol y amitriptilina, no demues tra diferencias s ignificativas en la ideación s uicida.
Ha habido más es tudios que analizaban ris peridona, que indicaban que adminis trándos e junto con antidepres ivos
arroja beneficios y reduce el res igo s uicida, pero el tamaño mues tral no es s ignificativo.
Fuente: Freepik
RESUMEN DE LA EVIDENCIA FARMACOLÓGICA
ANTIDEPRESIVOS:
En pacientes con trastorno depresivo mayor, el tratamiento con ISRS produce una disminución de las
de suicidio
En adolescentes con depresión mayor e ideación suicida, la terapia combinada (ISRS fluoxetina + ter
cognitivo-conductual) reduce la ideación suicida de forma significativa.
La evidencia de la reducción del riesgo de suicidio en los pacientes tratados con antidepresivos se lim
únicamente a los pacientes diagnosticados de trastorno depresivo mayor.
En pacientes mayores de 60 años con depresión mayor, e ideación suicida, el seguimiento mantenid
tratamiento para la depresión con terapia combinada (citalopram + terapia interpersonal), reduce id
suicida y aumenta las tasas de remisión de la depresión a largo plazo.
El tratamiento con antidepresivos en monoterapia en pacientes con trastorno bipolar puede aument
conducta suicida, por lo que se recomienda acompañarlo con estabilizador de ánimo.
LITIO:
El tratamiento con litio a largo plazo reduce las tasas de intentos de suicidio y de suicidio consumado
pacientes con trastorno bipolar y otros trastornos afectivos mayores.
La retirada rápida del litio se asocia con un aumento de conducta suicida (hacerlo de forma gradual).
ANTICONVULSIONANTES:
En pacientes con trastorno bipolar, el riesgo de conducta suicida es menor cuando éstos son tratado
litio que con carbamazepina o ácido valproico.
En pacientes con trastorno límite de la personalidad existe un efecto favorable del tratamiento con
carbamazepina en el control de la conducta suicida.
Los pacientes con trastorno bipolar en tratamiento continuado con anticonvulsivantes (ácido valproic
lamotrigina y oxcarbazepina) presentan una reducción de las tasas de conducta suicida, si bien los
resultados sugieren una superioridad del tratamiento continuado con litio en la prevención del suicidi
Los pacientes con epilepsia presentan un mayor riesgo de conducta suicida cuando son tratados con
gabapentina, lamotrigina, oxcarbazepina y tiagabina que con topiramato y carbamazepina.
ANTIPSICÓTICOS:
La risperidona como coadyuvante en pacientes adultos con depresión mayor y conducta suicida pod
beneficiosa y reducir el riesgo suicida.
5.3. Terapia electroconvulsiva
La decis ión de indicar la terapia electroconvuls iva deberá bas ars e s iempre en criterios como la gravedad de la
enfermedad, la cons ideración de indicaciones y contraindicaciones médicas , la res is tencia a otros tipos de
tratamiento, la valoración de s ituaciones es peciales como el embarazo o el ries go grave de s uicidio, antecedentes de
buena res pues ta en un epis odio anterior y la preferencia del paciente.
Hay es tudios que avalan la evidencia de eficacia y s eguridad del tratamiento de es ta técnica, y la mejora en pacientes
con tras torno depres ivo grave, ideación s uicida y abus o de s us tancias . As í mis mo, también s e indica que la
continuación con tratamiento antidepres ivo des pués del tratamiento con terapia electroconvuls iva puede tener un
efecto preventivo dis minuyendo la tas a de s uicidios cons umados y reduciendo la s everidad y la frecuencia de intentos
de s uicidio.
Un último es tudio refleja que, en pers onas diagnos ticadas de depres ión mayor unipolar s ometidas a tres s es iones
s emanales de terapia electroconvuls iva bilateral, la alta intencionalidad s uicida mos trada en un primer momento s e
redujo a cero puntos en la es cala de Hamilton (aus encia completa de ideas , ges tos y conducta s uicida) en el 80,9% de
los pacientes , el 38% al cabo de una s emana de tratamiento y el 61,1% tras dos s emanas .
Diferentes Comités de Salud Mental, As ociaciones de Ps iquiatría, as í como la guía NICE cons ideran que es ta técnica
debería utilizars e únicamente cuando es urgente el tratamiento (alta probabilidad de s uicidio, rechazo de alimentos o
líquidos …), para cons eguir una rápida mejoría cuando pers is ten s íntomas graves a pes ar de un tratamiento adecuado
y/o cuando s e cons idera que el cuadro clínico puede amenazar la vida de la pers ona, en pacientes con depres ión
mayor grave, catatonia, un epis odio maníaco grave o prolongado…
Se ofrece a continuación un res umen de los principales diagnós ticos y s ituaciones clínicas en las que es taría indicada
es ta técnica.
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
En relación a la utilización de es ta técnica en niños /as y adoles centes , la evidencia científica es limitada debido a la
falta de es tudios controlados que demues tren s u efectividad.
Foto: Pixabay
En pacientes con depresión mayor grave, los intentos de suicidio fueron menos frecuentes en los pac
tratados con terapia electroconvulsiva.
La decisión de utilizar terapia electroconvulsiva debería tomarse de forma compartida con el pacient
teniendo en cuenta factores como el diagnóstico, tipo y gravedad de los síntomas, historia clínica, ba
riesgo/beneficio, opciones alternativas y preferencias del paciente. En todos los casos se deberá obte
consentimiento informado por escrito.
La fundación ANAR trató en 2021 a 4.542 menores de edad por ideación s uicida, autoles iones o intento de s uicidio. Los
problemas de s alud mental en menores de edad s e dis pararon un 54,6% en 2021, y la violencia contra la infancia y la
adoles cencia creció un 36,8%.
A grandes ras gos , el perfil general es igual que en adultos : comenten más s uicidio varones adoles centes , pero más
intentos las mujeres , quienes s ufren de depres ión más a menudo que los varones , pero también, es más fácil para
ellas hablar de s us problemas y s olicitar ayuda.
En la infancia y adoles cencia s uele haber ocas ionalmente pens amientos s uicidas , pero entran dentro de un proces o
normal del des arrollo. Se vuelven peligros os cuando s on vividos como la única alternativa al s ufrimiento, cuando
aparece des es peranza y creen que s iempre van a s ufrir igual, que s u pérdida s erá fácil de s uperar para s us
familiares … Aliviar pens amientos y s entimientos de es te calado es el principal motivo del s uicidio en población infanto-
juvenil.
La adoles cencia es una etapa de ries go importante a tener en cuenta a la hora de bus car medidas para prevenir y
manejar el comportamiento s uicida, de ahí la importancia de reconocer los factores de ries go, factores precipitantes y
de protección que ya vimos en el módulo 1. En líneas generales , la prevención de la conducta s uicida debe bas ars e en
la exploración de los factores de ries go que s e as ocian a las conductas s uicidas en población infanto-juvenil y en
facilitar el acces o a la ayuda.
Fuente: OPS
La conducta s uicida tiene la mis ma definición en la infancia y en la edad adulta. Con independencia del concepto de la
muerte o la comprens ión de la letalidad del método empleado que s e pueda tener a edades tempranas , el objetivo es
dejar de s ufrir.
Según Chun et al., (2015), has ta el 5% de las cons ultas en los s ervicios de urgencias pediátricos tienen relación con
problemas de s alud mental.
Para los profes ionales s anitarios (atención primaria, urgencias , atención es pecializada, enfermería…) s e llevarán a
cabo las mis mas actuaciones con población infanto-juvenil y adulta, obviamente, adaptando las neces idades de cada
colectivo.
Preguntar a un/a niño/a o adoles cente s i pres enta ideación o intención s uicida no provoca ni precipita
el comportamiento s uicida y tampoco aumenta el es trés .
Al igual que en el cas o de los adultos , la entrevis ta clínica es el ins trumento es encial en la valoración
del ries go de s uicidio, y las es calas de evaluación pueden aportar información complementaria en la
evaluación, pero nunca deben s us tituir a la evaluación clínica. Se ha de cons iderar la evaluación de
factores de ries go (los dos más importantes s on la pres encia de un tras torno depres ivo y el
antecedente de comportamiento s uicida), factores de protección (importancia de las figuras de apoyo),
conflictos con los padres (es un factor precipitante des tacado), s uces os es tres ores , s eñales ,
ideación/conducta s uicida, as pectos clínicos (depres ión), antecedentes pers onales /familiares , acces o
a medios letales …
Bajo: exis te tris teza s in datos de tras torno depres ivo moderado-grave, s in
s intomatología ps icótica activa, verbaliza planes concretos de futuro con
es peranza, aus encia de hos tilidad, pens amientos autolíticos vagos , no pres enta
intentos previos o un intento de baja letalidad, baja intencionalidad autolítica, niega
plan de llevar s us pens amientos a cabo, la información es tá contras tada con
familiares por lo que hay s uficiente confianza en la veracidad del relato, el/la
menor acepta la ayuda y comienza una alianza terapéutica, exis te apoyo familiar y
s ocial cons is tente.
Niños /as y adoles centes deprimidos pres entan con frecuencia: humor irritable, rabietas , tormentas
afectivas , labilidad emocional, es cas a tolerancia a la frus tración, quejas s omáticas y ais lamiento
s ocial.
La información debe obteners e del/la menor, pero también debe recurrirs e a otras fuentes de
información (padres , cuidadores , res pons ables en contacto frecuente con el/la menor...). La
información de otras pers onas además del/a menor s e jus tifica porque con frecuencia minimizan la
gravedad de los s íntomas o la intención de s us actos , ocultan información… Es importante conocer
es tres ores , cuadro clínico s ubyacente, acces o a medios letales …
Toda intervención debería incluir un fomento de la es peranza, mediante fórmulas como el abordaje de
las razones para vivir, o el refuerzo pos itivo de objetivos que s e haya planteado la pers ona para el
futuro.
Para terminar es te apartado s e ofrecen datos de un es tudio multicéntrico a nivel europeo, que es timó una reducción
de ideación e intentos s uicidas en la población adoles cente que había recibido formación, frente a la que s olo había
accedido a información a través de pos ters (Was s erman et al., 2015).
Se ha obs ervado también, que añadir una opción online para recibir información mejora el acces o a los s ervicios de
s alud mental (King et al., 2015).
RECOMENDACIONES PARA PREGUNTAR A NIÑOS/AS Y ADOLESCENTES SOBRE L
IDEACIÓN Y CONDUCTAS SUICIDAS
Establecer alianza terapéutica a través de la empatía, la escucha activa y nuestra actitud honesta, c
disposición a ayudar e interés por la persona para que se sienta comprendida.
Afrontar con claridad y respeto un tema tan delicado y personal. Transmitir que queremos ayudarle.
Necesita presencia y escucha incondicional.
Profundizar con detalle y de forma abierta en todos los aspectos que ayuden a valorar el riesgo suic
pero evitando preguntas innecesarias y morbosas.
Atender no sólo a lo que la persona dice con palabras sino también a su expresión, gestos, tono de
posibles incongruencias entre lo verbalizado y la comunicación no verbal.
Preguntas iniciales para conocer el grado de desesperanza: ¿Te sientes infeliz o desgraciado/a?, ¿Ha
perdido toda ilusión/esperanza?, ¿Crees que las cosas no van a cambiar?, ¿Te sientes incapaz de af
cada día?, ¿Te gusta vivir?, ¿Tienes ganas de terminar de vivir?
Teléfono ANAR de Ayuda a Niños /as y Adoles centes en Ries go: 900 20 20 10
Se ofrecen otros enlaces s obre campañas de prevención del s uicidio en adoles centes :
TEMA 7. CUANDO EL RIESGO ES INMINENTE. INTERVENCIÓN EN RIESGO
La intervención ante el ries go inminente de s uicidio s igue los pas os del Modelo AFVA: acoger, focalizar el problema,
valorar la gravedad y actuar.
1. ACOGER: los primeros momentos de la intervención en cris is s on fundamentales y van a condicionar el res to de
las actuaciones , por es o es importante hacer una buena acogida. Cómo acoger:
Facilitar la verbalización del problema evitando preguntas cerradas e intentar que canalice el
motivo de s u angus tia.
Dar pes o a la comunicación no verbal s obre la palabra para mos trar empatía, preocupación,
apoyo… conectar con la pers ona.
La comunicación verbal debe s er breve, con intervenciones cortas y concis as , con mens ajes
claros .
Es cucha activa, pres tar atención y mos trar que es tamos entendiendo s u s ituación.
Primar el aquí y el ahora centrándonos en las neces idades fís icas o ps íquicas de es e ins tante en
un clima de tolerancia máxima.
Contener el dolor para que las cons ecuencias s ean mínimas y evitar la des compens ación de la
pers ona y la caída al vacío.
Actitud cálida, comprens iva y firme para dar s eguridad a la pers ona potencialmente s uicida.
¿Cuál es el problema?
¿Cuándo ocurre?
¿Dónde ocurre?
¿Quién es tá involucrado?
Fragmentar el problema y definirlo de manera s encilla ayuda a s aber qué hacer. Con problemas complejos s e
recomienda dividirlos y afrontarlos de uno en uno (de lo urgente a lo importante).
3. VALORAR LA GRAVEDAD: evaluar el ries go real de s uicidio: ps icopatología, factores de ries go, de protección,
precipitantes … a través de la entrevis ta clínica, ins trumentos de valoración…
4. ACTUAR:
Seguimiento.
NO DEJARLE SÓLO: la des es peranza, la impuls ividad y el ais lamiento s ocial s on factores que
combinados multiplican el ries go de s uicidio. El ais lamiento es incompatible con la oportunidad de una
pers ona para expres ar s u es tado emocional y lo priva de la comprens ión y el cuidado que podría
recibir de la familia y amigos /as . Si la pers ona lo permite, el contacto fís ico puede s er muy pos itivo y
contenedor de emociones (apoyar una mano en el hombro, coger la mano…). Abordar s us
neces idades bás icas (ofrecer agua, una manta…) para cambiar s u foco de atención y que la pers ona
s e s ienta cuidada y atendida.
LIMITAR EL ACCESO A POSIBLES MEDIOS LESIVOS: las pers onas en ries go s uelen utilizar aquellos
medios letales más acces ibles . Retirar de s u entorno todo material s us ceptible de s er utilizado con
finalidad s uicida.
Si nos ha contactado por teléfono: recabar información y mantener a la pers ona el mayor tiempo
pos ible al teléfono, preguntar dónde es tá y decirle que nos es pere, que vamos .
Intentar GENERAR AMBIVALENCIA o dudas s obre la decis ión. Reforzar los as pectos negativos de la
decis ión (por ejemplo: “¿En realidad quieres morir o dejar de s ufrir/ s uperar los problemas ?).
Trans mitir que la s ituación en la que s e encuentra tiene SALIDA, y aunque en es te momento no la haya
encontrado, exis te. Se intentará encontrar conjuntamente alternativas que la “vis ión en túnel” de la
pers ona le impide vis lumbrar. Evitar generar fals as expectativas o promes as que no s e pueden
cumplir.
TENER A MANO TELÉFONOS DE EMERGENCIA Y AYUDA: Servicios de emergencia (112), línea de atención
a la conducta s uicida (024), teléfono de la Es peranza (717 003 717) … Las líneas públicas s on
gratuitas , es tán dis ponibles las 24h todos los días del año, tanto para pers onas en ries go como para
familiares y allegados que neces iten orientación y ayuda.
También, múltiples as ociaciones ofrecen s u es cucha para la ayuda y la prevención del s uicidio:
Fuente: ASISPA
8.3. Atención a familiares y allegados ante los intentos de s uicidio y el duelo por s uicidio
Shneidman, (1973) marcaba el número de pers onas afectadas por cada s uicidio en s eis . Años más tarde, en 2011,
Berman lo es timaba en torno a s es enta pers onas afectadas por cada s uicidio. Pos teriormente, en 2018, Cerel eleva
es ta cifra a 135.
Las pers onas afectadas por un s uicidio no s e limitan a los familiares de primer grado o convivientes . La percepción de
cercanía con la pers ona fallecida y la percepción del impacto de la muerte s on as pectos relevantes , por lo que s e ha
recomendado que no s e res trinja el alcance de las intervenciones a los familiares de primer grado.
Si nos adentramos en el impacto y las cons ecuencias potenciales de las pers onas con duelo por s uicidio, és tas tienen
mayor ries go de tener problemas familiares , duelo patológico o complicado, tras tornos mentales (es pecialmente la
depres ión), ideación s uicida y s uicidio.
El impacto en los s upervivientes puede s er de divers a naturaleza, inmediato, duradero, afectar la comunicación y la
cohes ión familiar… lo que conlleva una merma en la dis ponibilidad emocional de los miembros precis amente cuando
más neces aria res ulta, lo que a s u vez redunda en un mayor s entimiento de ais lamiento y s oledad en el duelo.
Afortunadamente la mayoría de las pers onas experimentan una dis minución de la intens idad del duelo tras el primer
año de la pérdida, y res ulta pos ible una adaptación adecuada a la vida s in des arrollar ningún tras torno mental ni
s omático grave.
El s uicidio en edad infanto-juvenil tiene efectos negativos s ignificativos en es ta población, s obre todo s i exis ten
acontecimientos vitales negativos concomitantes , y, por otra parte, el s uicidio de pacientes también afecta a los
profes ionales de la s alud, de la educación, trabajo s ocial, policías , bomberos ... La experiencia es percibida como
horrible, impactante, y con potencial de caus ar una reacción al trauma. Además , los profes ionales de la s alud también
s uelen experimentar es crutinio, juicio y culpa, tanto propios como de otros , por ello el apoyo en la pos tvención de
profes ionales también debería realizars e con el objetivo de atenuar los s íntomas del trauma, las reacciones
emocionales advers as y cualquier repercus ión negativa en la práctica clínica futura.
a. Postvención universal: dirigida a todos los s upervivientes . Dando información, con lenguaje s encillo y claro,
s obre el duelo por s uicidio y las fuentes de apoyo dis ponibles .
Los profes ionales s anitarios informarán a las pers onas en duelo por s uicidio s obre las repercus iones potenciales
de es te, la conveniencia de recibir información, la dis ponibilidad de la información, webs de ayuda, recurs os
dis ponibles ...
Es ta intervención s erá proactiva, s in es perar a la demanda de las pers onas , ya que con frecuencia no s on
cons cientes de s u es tado y no exis te tal petición. En cas o neces ario, s e derivará a Atención Es pecializada.
Información de autoayuda: cómo afrontar el duelo, la pérdida y el trauma. Cómo lo han afrontado
otras pers onas en la mis ma s ituación.
Cómo comunicar y qué comunicar a los /as niños /as s obre el s uicidio de una pers ona con la que
tenían una relación es trecha.
Impacto del s uicidio en las familias , y es trategias para mejorar la comunicación y el funcionamiento
tras un s uicidio.
b. Postvención selectiva: dirigida a s upervivientes con duelo moderado e impacto leve, donde s e pueden ver
beneficiados de grupos de apoyo por iguales .
Es ta es trategia s e dirige a todas aquellas pers onas mayores de 18 años afectadas por el s uces o y que quieran
participar (familiares cercanos , amigos /as , compañeros /as de trabajo y de clas e...), y s ería recomendable que la
formación de es tos grupos es tuviera en conocimiento de los s ervicios de s alud, para que puedan ofertarlos a
quien los neces ite, e inclus o participar en la formación de las pers onas que dirigen el grupo.
Las pers onas afectadas s in s íntomas de es trés pos traumático podrían beneficiars e de un enfoque educacional. El
apoyo entre iguales , reconocimiento mutuo y el compartir experiencias podría s er efectivo para aquellos con
s íntomas leves .
c. Postvención indicada: para s upervivientes con duelo grave, duelo patológico y/o problemas de s alud mental,
que a priori es muy probable que hayan recibido as is tencia por los s ervicios s anitarios , s e les podrá orientar en
los beneficios de recibir terapia.
Para las pers onas con alto nivel de aflicción y/o en ries go de duelo patológico o problemas de s alud mental, s e
recomienda ps icoterapia es pecializada.
El tipo de intervención es tá en relación con el nivel de aflicción que s iente el s uperviviente, pero podemos des tacar
actuaciones que s irven en todo s u es pectro, como el apoyo s ocial informal, pues es beneficios o para todos los
dolientes .
En país es donde s e des arrollan acciones de pos tvención des de hace años (Aus tralia, Reino Unido) s e realizan
intervenciones s egún el nivel de impacto.
Nivel de impacto Intervención por niveles
La entrega de documentación, folletos o dípticos a los s upervivientes res ulta de gran utilidad. En Es paña, contamos
con algunas guías e información de ayuda para s uperar el duelo que s e ofrecerán al final de es te tema como
documentos de interés .
Cuando la s ituación requiere una respuesta inmediata s e recomienda s eguir principios s imilares a la as is tencia
inmediata en catás trofes , que incluye la promoción de la s eguridad, tranquilidad, es peranza, conexión…
Por último, incidir en los beneficios de los grupos de apoyo en la pos tvención, ya que ayudan a los s upervivientes a
elaborar el duelo, expres ar s entimientos , s entirs e aceptados , es cuchados , compartir s us his torias , s er cons cientes
del impacto del s uicidio en s us vidas y minimizar el es tigma que rodea al s uicidio.
8.2. El duelo por suicidio
Es un proces o dinámico, fluctuante y os cilante. La pers ona en duelo s e divide entre lidiar de manera abierta con la
pérdida y rechazar las cos as que pueden recordarla. Con es te proces o dual y os cilante debería s er capaz de trabajar
con lo s ucedido y volver a la vida (Proces o Dual del Duelo). Es por tanto un proces o pers onal y cada pers ona va a
neces itar un tiempo en función del tipo de pérdida.
Pero la muerte por s uicidio evoca reacciones más complejas de dolor que aquellas que s e pueden obs ervar en una
muerte natural. Como muerte traumática e ines perada, cabe cualquier reacción ante la noticia o el hallazgo del
cadáver.
Las pers onas en duelo por s uicidio, también llamadas s upervivientes , pueden experimentar s hock, confus ión, horror,
rabia, s entimientos de fracas o, vergüenza y culpabilidad. Las pers onas s upervivientes s on aquellas que tenían
relación con la pers ona fallecida, por lo que puede afectar a familiares , amigos /as , vecinos /as , pers onas del entorno
laboral…
Debe dis tinguirs e el “duelo por s uicidio” de la “expos ición al s uicidio”. Es ta última refleja una s ituación en la que la
pers ona no conoce pers onalmente a la pers ona fallecida, pero tiene conocimiento de la muerte a través de los medios
de comunicación (s uicidio de una celebridad) o ha pres enciado directamente la muerte (por ejemplo, conductores de
trenes , policías , funcionarios de pris iones …).
Los s upervivientes de un duelo por s uicidio s e ven rodeados de ambigüedad por la intención de la pers ona fallecida, la
pos ible prevención de la muerte, la es tigmatización del s uicidio, la naturaleza traumática de la muerte autoinfligida, la
percepción de la voluntariedad de la pers ona fallecida caus a confus ión y males tar, pueden experimentar s entimientos
de abandono y rechazo por la decis ión que implica el s uicidio, pueden tener s entimientos de rabia, culpa, fracas o…
La muerte por s uicidio puede res ultar traumática, por el método letal realizado, e inclus o aunque no s ea violenta, el
propio acto del s uicidio es habitualmente experimentado como ps icológicamente violento, lo que puede llevar a
s entimientos de horror e impotencia, que s on la bas e para el des arrollo de un tras torno de es trés pos traumático y un
duelo patológico.
El duelo patológico ocurre aproximadamente en un 7% de la población con duelo, y las pers onas con duelo por s uicidio
tienen mayor ries go de des arrollarlo (40%, Mitchell et al., 2004).
El duelo patológico o complicado s e define como un duelo en el cual la pers ona doliente no es capaz de adaptars e
o aceptar el carácter irrevers ible de la pérdida, y el proces o de duelo s e complica, s e ralentiza, o s e detiene.
Se s iente una nos talgia intens a, obs es iones intrus ivas s obre las circuns tancias de la pérdida, culpabilidad, evitación
de pens amientos o recuerdos de la pers ona fallecida, evitación de actividades que previamente s e compartían, y
adaptación inadecuada a la pérdida.
A continuación, vamos a profundizar en cómo atender el duelo de los s upervivientes , pero primeramente en es te
apartado s e dan una s erie de recomendaciones pres entes en la “Guía de prevención y tratamiento de conducta
s uicida” s obre qué pueden hacer los familiares y allegados cuando tienen una pers ona cercana que tiene ideación
autolítica o ha tenido uno o varios intentos de s uicidio (poner el foco en prevenir el s uicidio des de la familia y red
s ocial). Junto a etas recomendaciones , s ería acertado también, dar información s obre factores de ries go, protección,
precipitantes y s eñales de alerta para que puedan reconocer ante qué s ituaciones deben es tar atentos .
¿QUÉ PODEMOS HACER CUANDO VEMOS SEÑALES DE ALERTA Y/O DE IDEACIÓN SUICIDA EN UN FAMILIAR
O ALLEGADO?
1. Es tar atento. Si la pers ona mues tra algunas o todas las s eñales de alerta para el s uicidio y/o ha
experimentado algún factor precipitante, debería actuar inmediatamente para as egurar s u s eguridad.
3. Hablar con es a pers ona, mos trar que entendemos s us emociones de males tar, s u difícil s ituación, hacerle
s aber que hay ayuda dis ponible, que no s iempre s e s entirá tan mal, y que con la ayuda correcta es pos ible
que pueda manejar s us problemas y s entirs e mejor en el futuro.
4. Eliminar el acces o a cualquier método de s uicidio y no dejar nunca s ola a la pers ona.
5. Valorar el ries go. Hablar con la pers ona para s aber s i tiene un plan para matars e, los medios para llevarlo a
cabo… Si es as í, tiene ries go elevado. Bus car ayuda llamando al 112 inmediatamente y mientras llega tratar
de mantenerlo a s alvo.
6. Hablar con otras pers onas que conozcan al s ujeto en ries go para s aber s i ellos han notado también algo
fuera de lo habitual, han vis to alguna s eñal de alarma…
7. Ofrecer ayuda en tareas prácticas . Es to puede proporcionar a la pers ona la oportunidad de hacer otras
tareas también importantes , pas ar algún tiempo intentando res olver s u s ituación o dándole tiempo libre, algo
muy neces ario. Aceptando que la ayuda que ofrecemos puede s er rechazada, ya que algunas veces , las
pers onas encuentran difícil aceptar apoyo o no quieren admitir que neces itan ayuda.
8. Saber dónde pedir ayuda. Cons eguir información s obre los s itios y los s ervicios de apoyo de la comunidad y
que la pers ona en ries go también la tenga. Elaborar un plan de emergencia por s i el s ervicio no es tá
dis ponible.
9. Cuídes e us ted mis mo. Ayudar a alguien a enfrentars e a los traumas y al es trés puede s er agotador.
Encuentre algún tiempo para las cos as con las que us ted dis fruta y bus que a otras pers onas que puedan
ayudarlo a apoyar a quien más lo neces ita.
Qué hacer y qué no hacer ante la pos ible conducta s uicida de un familiar o allegado:
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
Fuente: “Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida”. Minis terio de Sanidad
La pérdida de un s er querido por s uicidio es un hecho terrible, doloros o e ines perado y puede ocas ionar un dolor
intens o y prolongado que s erá diferente y único en cada pers ona que lo s ufre.
Las pers onas que es tán en duelo por s uicidio pueden s entir angus tia, des precio, negación, vergüenza o culpa como
formas de expres ión del s ufrimiento. Ante es ta s ituación, s i las pers onas del entorno de los s upervivientes pres entan
actitudes negativas o culpabilizadoras s obre el s uicidio, es tarán fomentando s ufrir un duelo complicado.
En general s e s uele hablar de fas es del duelo y en cada una de ellas exis ten las denominadas tareas del duelo o
des afíos , que en el duelo por s uicidio s e hace más cos tos o. La aceptación de la pérdida puede es tar condicionada s i
hemos podido ver o no el cuerpo de nues tro familiar. La negación y s ens ación de irrealidad s erá más profunda s i no
ha s ido pos ible des pedirs e dado el es tado del cadáver. Las rumiaciones en bucle para intentar res ponder preguntas :
¿por qué? ¿cómo podía haberlo evitado?, ¿qué influencia he tenido yo en s u decis ión?... Es ta última pregunta es el
principal as pecto diferencial del duelo por s uicidio en relación a otros proces os de duelo. Es e “¿por qué, por qué, por
qué?”.
Preguntas s obre cuánto tiempo es tuvo s olo/a, s i s ufrió, s i agonizó, cómo quedó s u cuerpo, reproches por no haber
podido es tar a s u lado, interpretar por el res ultado y de repente dars e cuenta de s eñales que alertaron del s uicidio,
s us últimas palabras … “me voy a des cans ar”.
Aunque haya habido amenazas o tentativas previas de s uicidio, la muerte por s uicidio s iempre es ines perada.
Algunos s upervivientes mues tran reacciones de culpa, enfado y decepción hacia el equipo de profes ionales que
atendió a la pers ona fallecida por s uicidio, principalmente durante el primer año de duelo. Es tas actitudes negativas
hacia profes ionales de la s alud pueden interferir en la efectividad del acompañamiento en s u proces o de duelo por
s uicidio. Por la parte de los profes ionales s anitarios , lo acertado es comprender la s ituación.
Y entendamos también, que los s upervivientes s on una población de ries go. Exis te cierto ries go de conductas s uicidas
en los 30 días pos teriores al fallecimiento y en las fechas próximas a los anivers arios , fechas evocadoras de
recuerdos y emociones . Un 26% de los s upervivientes pres entan ideación s uicida en los primeros mes es del duelo.
Podría cons iderars e normal es te tipo de pens amiento ante la experiencia vivida, pero s e debe es tar alerta s i s e
trans forma en una ideación s os tenida y, por s upues to, s i hay planificación.
Como decíamos al iniciar es te aparado, es frecuente que aparezcan s entimientos vinculados a la culpa (lo cual hace
que es te proces o de duelo s ea uno de los más doloros os que exis ten) y la vergüenza (por el es tigma que exis te en
torno al s uicidio). El res ultado es que las familias , lejos de s entirs e acompañadas por la dificultad de la s ituación, s e
s ienten s olas y no s aben cómo explicar a los demás la muerte de s u s er querido.
RESÉRVESE UN TIEMPO CADA DÍA: Es importante reservar un tiempo cada día, si es posible
a la misma hora y en el mismo sitio, de modo que pueda llorar, recordar a la persona muerta,
rezar o meditar.
ESCRIBA: Lleve un diario para registrar sus sentimientos, pensamientos y recuerdos. Esto
puede ayudarle a ganar un cierto control sobre emociones intensas.
HAGA UN POCO DE EJERCICIO: Ande todos los días por lo menos 20 minutos. Generalmente
le ayudará a sentirse mejor y mejorará su sueño.
CUÍDESE: Trate de descansar lo suficiente y comer bien. Piense en cómo pasar cada día, no
más allá. Cuando sea capaz, empiece a dedicar tiempo a las cosas que le hacían disfrutar. Esto
no es desleal y le ayudará a enfrentarse mejor con el dolor.
EXPRESE SUS SENTIMIENTOS: A algunas personas les ayuda hacer actividades creativas,
como la poesía o la pintura, para expresar sus sentimientos. Otras actividades, como la costura,
cocina, jardinería, carpintería… pueden también ser de ayuda.
COMUNIQUE LO QUE NECESITA: Pídale a su familia o allegados lo que necesite. Así será más
fácil que puedan ayudar.
DESE TIEMPO: Recuperarse de una muerte por suicidio necesita tiempo para curar, igual que
una herida profunda.
SU DOLOR NO ES UNA ENFERMEDAD: No significa que esté enloqueciendo. Ese dolor tan
profundo es una reacción normal de un ser humano sensible frente a la experiencia más difícil
que una persona puede vivir.
NO BUSQUE EXPLICACIONES: La mayoría de las veces, por más que uno lo intenta, nunca
consigue entender las razones que llevaron a un ser querido a quitarse la vida.
Si queremos consolar y acoger a personas que están sufriendo un duelo por suicidio, lo mejor y más s encillo
es es cuchar lo que los familiares o allegados de la pers ona que ha cons umado un s uicidio nos dicen. Sin crítica,
prejuicios , ni juicios de valor, y s i es tán en dis pos ición de hacerlo, pues en muchas ocas iones s uelen s er reticentes a
explicar la his toria abiertamente y manifes tar s us s entimientos por el es tigma que rodea al s uicidio.
La As s ociació Des prés del Suicidi, formada por familiares que han perdido a un s er querido por es ta caus a, acons eja
lo s iguiente a quienes quieran acompañar:
Lo que la pers ona s uperviviente neces ita es una pres encia a s u lado y es cucha incondicional.
Acepta s u conducta y permite que expres e s us s entimientos de culpa, enfado, rabia y pena.
En la “Guía del día des pués del s uicidio” encontramos algunas recomendaciones :
No todos los miembros de la familia experimentan el duelo de la mis ma manera, con las mis mas etapas ni en el
mis mo tiempo. Cada pers ona neces ita s u es pacio y s u propio camino para pas ar el duelo y, en el cas o de los /as
niños /as , puede s er difícil s aber cómo ayudarles a enfrentars e a la pérdida.
Los /as niños /as y adoles centes s on es pecialmente vulnerables , pues to que tienen una forma diferente de expres ar
s us s entimientos , aunque no por es to debemos pens ar que no s ienten dolor. Además , lo que pueden entender s obre
la muerte depende en gran medida de s u edad, s us experiencias vitales y s u pers onalidad.
Es mejor evitar fras es como “s e ha ido a dormir” o “es tá en un s itio mejor”, porque es tas fras es
pueden confundirles .
A los más pequeños les cos tará entender lo que s ignifica la muerte. Será neces ario explicar una y
otra vez el s ignificado de algo definitivo e irrevers ible con un lenguaje adecuado a s u edad.
Se debe facilitar que el/la menor hable de s us s entimientos y que no los guarde para él. Leer his torias
o cuentos pueden ayudar a que comunique s us emociones .
Hay que entender que pueden actuar de forma muy diferente a los adultos y pueden expres ar s us
s entimientos de muchas formas : irritabilidad, pes adillas , traves uras y a veces , s íntomas s omáticos
(vómitos , dolores , dis minución de apetito… o con la aparición de comportamientos regres ivos como
hacers e pis , hablar mal).
Es frecuente que s ientan culpa y abandono. Es importante que el/la menor no s e s ienta culpable, que
s e s ienta arropado y que no tenga la s ens ación de que s e va a quedar s olo o de que la gente a la que
quiere s e morirá de forma repentina.
Algunos niños /as pueden creer que la muerte es “contagios a”. Es impres cindible darle s eguridad, la
certeza de permanecer a s u lado y fortalecer el contacto fís ico: acercars e, s entarle a nues tro lado,
abrazar y es cuchar.
El adoles cente expres a con dificultad lo que s iente. Por ello es neces ario vigilar la aparición de
cambios de hábitos : en el es tudio (fracas o es colar), ais lamiento de s us amigos /as y familia, abus o de
alcohol u otras drogas , promis cuidad, peleas o práctica de deportes de ries go que pueden indicar la
neces idad de bús queda de ayuda es pecializada.
Si la s ituación s e nos hace muy difícil, bus car ayuda (pers onal s ocios anitario, profes ores …).
Por s i es de interés s e ofrecen enlaces para profundizar en la información, acces o a guías de ayuda a familiares y
allegados (s e repiten algunas de las recomendadas en el tema 2 por s i es de utilidad tenerlas aquí también), y
vis ualización de vídeos muy interes antes s obre la pos tvención:
(a partir de 40´30´´)
a. Verdadero
b. Fals o
2. La prevención universal supone el primer nivel, y tiene como colectivo destinatario a las personas que
se encuentran afectadas por un suicidio, por ejemplo, pretende mejoras en los tratamientos y en el
seguimiento de las personas que han intentado un suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
3. La prevención selectiva supone el segundo nivel, y se dirige a grupos de población con mayor riesgo de
conducta suicida, e incluye, por ejemplo, la formación al personal sanitario.
a. Verdadero
b. Fals o
4. La prevención indicada o tercer nivel, tiene como colectivo destinatario a las personas que se
encuentran afectadas por un suicidio, por ejemplo, pretende mejoras en los tratamientos y en el
seguimiento de las personas que han intentado un suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
5. La prevención universal supone el primer nivel, y tiene como colectivo destinatario al conjunto de la
población, por ejemplo, las campañas de promoción de la salud mental, concienciación sobre resiliencia
mental...
a. Verdadero
b. Fals o
6. Actualmente no existen indicadores específicos de la conducta suicida o factores de riesgo con poder
predictivo per se, pero las dos herramientas que podemos utilizar desde el ámbito sanitario para la
evaluación del riesgo de suicidio son la entrevista clínica y las escalas de evaluación (sin que éstas
últimas sustituyan al juicio clínico, son complementarias, un apoyo).
a. Verdadero
b. Fals o
7. La actitud que mantengamos con la persona durante la entrevista de evaluación del riesgo de suicida
no influye en la determinación del resultado.
a. Verdadero
b. Fals o
8. Durante la entrevista de evaluación del riesgo se recomienda que el personal sanitario minimice la
importancia del problema y convenza a la persona de lo inadecuado de su conducta.
a. Verdadero
b. Fals o
9. Para realizar una detección precoz de la ideación/conducta suicida desde el ámbito sanitario se
recomienda conocer quiénes son las personas en riesgo de tener ideación/conducta suicida, junto con el
conocimiento de los factores de riesgo, precipitantes, de protección y las señales de alarma.
a. Verdadero
b. Fals o
10. La evaluación de los factores de riesgo, factores protectores, factores precipitantes, señales de
alerta, y de la situación global y contextual de la persona debe realizarse en de una forma mecanizada a
través de escalas autoaplicadas.
a. Verdadero
b. Fals o
11. La Guía de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida del Ministerio de Sanidad establece
exclusivamente explorar pensamientos suicidas en aquellos pacientes que hayan tenido un intento de
suicidio, en ningún caso cuando solo tengamos sospechas, ya que hablar del suicidio puede aumentar el
riesgo.
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
13. La estimación del riesgo suicida de un paciente se realiza mediante el juicio clínico del profesional,
teniendo en cuenta la presencia de factores de riesgo, protección, precipitantes, señales de alarma...
Añadiendo el uso de escalas o instrumentos psicométricos de evaluación como un apoyo.
a. Verdadero
b. Fals o
14. En función de las respuestas en la entrevista, podemos orientar el nivel de riesgo en que situamos a
la persona para orientarnos en las actuaciones y el manejo del paciente. Un nivel de riesgo bajo nos
indica que la persona tiene pensamientos y planes suicidas, pero no inmediatos.
a. Verdadero
b. Fals o
15. Un nivel de riesgo bajo nos indica que la persona ha tenido algunos pensamientos suicidas (“no
puedo seguir adelante”, “desearía estar muerto” …), pero no ha hecho ningún plan.
a. Verdadero
b. Fals o
16. Un nivel de riesgo medio nos indica que la persona tiene pensamientos y planes suicidas, pero no
inmediatos.
a. Verdadero
b. Fals o
17. Un nivel de riesgo alto nos indica que la persona tiene un plan definido, medios para llevarlo a cabo y
planea hacerlo inmediatamente.
a. Verdadero
b. Fals o
18. Desde Atención Primaria, una persona con ideación suicida puede ser derivada de forma urgente si
además de tener en cuenta el nivel de riesgo suicida presenta enfermedad mental grave, conducta
suicida grave reciente, expresión de intencionalidad suicida, plan de suicidio elaborado, ausencia de
apoyo social o familiar, o ante casos de duda sobre la gravedad de la ideación o riesgo de intento
inmediato.
a. Verdadero
b. Fals o
19. Tras un intento de suicidio se recomienda reprochar la conducta a la persona con conducta suicida
para que se sienta avergonzada y no lo haga más.
a. Verdadero
b. Fals o
20. Tras un intento de suicidio la derivación será urgente, desde Atención Primaria al Servicio de
Urgencias del hospital de referencia, cuando se necesite tratamiento médico de las lesiones producidas
(no susceptibles de ser atendidas en Atención Primaria) y/o ante la intoxicación voluntaria con
disminución del nivel de conciencia (previa estabilización del paciente).
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
2. En relación al seguimiento, desde Atención Primaria solo se tiene en cuenta al paciente en riesgo, bajo
ninguna circunstancia se realiza asesoramiento con familiares o allegados.
a. Verdadero
b. Fals o
3. Cuando un paciente con riesgo de suicidio mejora de forma súbita, significa en todos los casos que ha
superado su intención suicida y ya no hay riesgo.
a. Verdadero
b. Fals o
4. Solo contamos con escalas e instrumentos psicométricos de valoración del riesgo para población
adulta, no para población infanto-juvenil.
a. Verdadero
b. Fals o
5. En la atención al paciente con conducta suicida en los Servicios de Urgencias, el objetivo del triaje sería
que todos los pacientes fuesen catalogados al menos en el nivel 3 (amarillo) y se asegurase su atención
dentro de la primera hora de su llegada (siempre y cuando no exista una afectación grave de su
condición física).
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
a. Verdadero
b. Fals o
9. A nivel general, se considera el tratamiento ambulatorio cuando hay ausencia de riesgos vitales,
ausencia de plan, la persona es comunicativa y tiene buen soporte sociofamiliar.
a. Verdadero
b. Fals o
10. Algunos indicadores de ingreso de adolescentes con riesgo de suicidio son: presencia de intentos
previos, antecedentes de conducta agresiva o abuso de sustancias, síntomas depresivos, desesperanza,
ideación suicida persistente y duda o ausencia de apoyo familiar.
a. Verdadero
b. Fals o
11. Los pacientes ingresados en Unidades Psiquiátricas hospitalarias representan la misma tasa de
suicidio que la población general.
a. Verdadero
b. Fals o
12. El personal de enfermería también forma parte del abordaje multidisciplinar de la persona con riesgo
de suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
13. Desde las actuaciones del personal de enfermería, si un paciente nos comunica, o
vemos/detectamos que una persona va a llevar a cabo una conducta suicida, se recomienda prometer
confidencialidad al paciente si deja de realizar esa conducta.
a. Verdadero
b. Fals o
14. Desde las actuaciones del personal de enfermería, si un paciente u otra persona nos comunica, o
vemos/detectamos que una persona va a llevar a cabo una conducta suicida se recomienda no dejar
nunca sola a esa persona.
a. Verdadero
b. Fals o
15. Las terapias de corte cognitivo-conductual presentan un efecto positivo sobre la conducta suicida,
pero solo en población adulta, en ningún caso se recomiendan en población infanto-juvenil llegando
incluso a ser contraproducentes.
a. Verdadero
b. Fals o
16. La terapia electroconvulsiva se recomienda en todos los casos de pacientes con trastorno mental y
riesgo de suicidio.
a. Verdadero
b. Fals o
17. La conducta suicida tiene la misma definición en la infancia y en la edad adulta. Con independencia
del concepto de la muerte o la comprensión de la letalidad del método empleado que se pueda tener a
edades tempranas, el objetivo es dejar de sufrir.
a. Verdadero
b. Fals o
18. En relación a la prevención, evaluación y manejo del suicidio, los profesionales sanitarios, adaptando
las necesidades de cada colectivo, llevarán a cabo las mismas actuaciones con población infanto-juvenil y
adulta.
a. Verdadero
b. Fals o
19. La intervención en crisis, ante el riesgo inminente de suicidio, sigue los pasos del Modelo AFVA:
acoger, focalizar el problema, valorar la gravedad y actuar.
a. Verdadero
b. Fals o
20. La postvención con supervivientes resulta necesaria para ayudar en la recuperación de la pérdida y
prevenir consecuencias negativas (como el suicidio en futuras generaciones).
a. Verdadero
b. Fals o
CONCLUSIONES
Para terminar, hagamos hincapié en la promoción de la s alud mental y en los autocuidados .
La s alud mental es un es tado de bienes tar que nos permite hacer frente a los momentos de es trés de la
vida, des arrollar todas nues tras habilidades , poder aprender y trabajar adecuadamente… La s alud mental
es , además , un derecho humano fundamental, y un elemento es encial para el des arrollo pers onal,
comunitario y s ocioeconómico.
La neces idad de actuar en relación con la s alud mental es indis cutible y urgente en aras de reducir los
ries gos , aumentar la res iliencia y crear entornos favorables para el bienes tar s ocial.
Actuar s obre los determinantes de la s alud mental requiere a veces adoptar medidas en áreas dis tintas a
las de la s alud, por lo que los programas de promoción y prevención deben involucrar a los s ectores
res pons ables de educación, trabajo, jus ticia, trans porte, medio ambiente, vivienda, protección s ocial…
En el tema que hemos venido trabajando, la prevención del s uicidio es una prioridad mundial que forma
parte de los Objetivos de Des arrollo Sos tenible. Algunas medidas han permitido avanzar (limitar el acces o a
los medios de s uicidio, fomentar una cobertura mediática res pons able, promover el aprendizaje
s ocioemocional en los adoles centes , favorecer la prevención, la detección e intervención temprana en
cas os de ries go...) pero en nues tro país , aún no contamos con un Plan Nacional de Prevención del Suicidio.
Abarcando la población infanto-juvenil, la promoción de s u s alud mental es otra prioridad que puede
logrars e mediante políticas y leyes que la promuevan a través de programas es colares , mejorando la
calidad de los entornos comunitarios y las redes s ociales . En es te s entido, los programas de aprendizaje
s ocioemocional en las es cuelas s on de las es trategias de promoción más eficaces para cualquier país ,
porque, además de intervenir en los factores de ries go de la conducta s uicida, contemplan la pers pectiva
del impuls o de los factores de protección, fortaleciendo s u capacidad para regular emociones , potenciando
alternativas a conductas de ries go, des arrollando res iliencia, promoviendo entornos y redes s ociales
favorables …
Desde la OMS s e s igue ins is tiendo en la neces idad de adoptar un enfoque que promueva la salud
mental en todas las esferas de la vida, y en aplicar medidas para promover la s alud mental y el
bienestar de todas y todos, prevenir los problemas de s alud mental entre las pers onas de ries go y
garantizar la cobertura univers al de la atención a la s alud mental.
Fuente: OMS
AUTOCUIDADOS:
Por último, no podemos terminar la dureza del contenido del curs o s in tener en cuenta nues tro propio
cuidado.
Como pers onal s anitario, atendemos demandas para las que inclus o puede que no es temos bien
preparados : tras tornos mentales , abus o de s us tancias , violencia de género o la propia evaluación e
intervención con pacientes con ideación y/o conducta s uicida.
Mantener nues tro autocuidado en el día a día es s umamente importante para fomentar nues tra s alud
mental y prevenir o aliviar el des gas te y agotamiento laboral, haciendo que aumente nues tro bienes tar
ps icológico.
Atiende el autocuidado fís ico (des cans o, ejercicio, ocio, es tilo de vida s aludable), ps icológico (conocer
nues tras propias emociones y pens amientos , nues tras conductas y cómo funcionamos ante determinadas
s ituaciones ), el autocuidado s ocial (pareja, familia, amigos /as …nues tra red de apoyo) y el laboral
(compañeros /as , apoyo profes ional, as es oramiento entre compañeros /as …).
Cuídate.
Y des conecta.
Por si se quiere profundizar en autocuidados se recomienda el siguiente vídeo
(a partir del minuto 51´):
Fuente: CORPRODINCO
BIBLIOGRAFÍA
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