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Auxiliar Psicosocial en
PREVENCION DE SUICIDIO.
CLASE INTRODUCTORIA
PREVENCION DE SUICIDIO
NORMATIVA NACIONAL
PREVENCIÓN
Art. 7°.- La autoridad de aplicación en coordinación con las áreas respectivas, deberá:
a) Desarrollar programas de capacitación destinados a los responsables en los ámbitos
educativo, laboral, recreativo y en contextos de encierro, promoviéndose el desarrollo
de habilidades en los equipos institucionales;
b) Desarrollar campañas de concientización sobre factores de riesgo y generación de
factores de protección a través de los medios masivos de comunicación y otros
alternativos;
c) Elaborar recomendaciones a los medios de comunicación sobre el abordaje responsable
de las noticias vinculadas a suicidios y canales de ayuda disponibles, en consonancia con
las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud;
d) Habilitar una línea telefónica gratuita de escucha a situaciones críticas, cuyos operadores
estarán debidamente capacitados en la atención en crisis y riesgo suicida y dotados de la
información necesaria referida a una red de derivación y contención.
IMPORTANTE SABER:
ENTRE RÍOS ADHIRIÓ A LA LEY NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO.
Con la publicación de la ley 10.605 en el boletín oficial (3/07/2018), Entre Ríos se sumó
formalmente a la legislación nacional de prevención del suicidio que declaró de "interés nacional
la atención biopsicosocial, la investigación científica y epidemiológica, la capacitación
profesional en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las
familias de víctimas del suicidio".
SUICIDIO
¿De qué hablamos?
Definición
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el acto suicida como toda acción por la que
un individuo se causa a sí mismo un daño, con independencia del grado de intención y de que
conozcamos o no los verdaderos motivos, y el suicidio como la muerte que resulta de un acto
suicida.
Incidencia
El suicidio es un fenómeno humano universal que ha estado presente en todas las épocas
históricas y ha atraído la atención de filósofos, teólogos, médicos, sociólogos y artistas.
La conducta suicida constituye un grave problema de salud pública en todos los países, debido
al gran número de personas afectadas cada año.
Sin embargo, las tasas de suicidios o de intentos de suicidio varían entre los distintos países. En
países como Escandinavia, Finlandia, Suiza, Alemania, Austria o Europa del Este, tienen tasas
de suicidio elevadas, por encima de 25/100.000 habitantes, y España, Italia o Egipto, tasas por
debajo de 5/100.000 habitantes. Estados Unidos está en una situación intermedia. Pero
Argentina en el último índice arroja el resultado de 26/100.000 habitantes.
Según la OMS, aproximadamente 10,2 millones de personas en todo el mundo realizan algún
tipo de conducta autolesiva que requiere atención médica, y cerca de 30 millones estarían en
riesgo de tener este tipo de conductas, aunque no reclamen atención médica.
Aproximadamente el 90% de los casos de suicidios se relacionan con algún trastorno mental,
sobre todo con los trastornos afectivos (depresión, trastorno bipolar), pero también con la
esquizofrenia, los trastornos de ansiedad y los trastornos de personalidad.
Sin embargo, subyace el problema epistémico dado por la variedad de definiciones conceptuales
y los diferentes modelos que intentan explicar unidimensionalmente las conductas suicidas, al
tratar de reducir la convergencia multifactorial del acto social en el acto individual volitivo de
quitarse la vida. El acercamiento a la conducta suicida ha privilegiado los estudios de casos con
modelos unipersonales; sin embargo, estos modelos no permiten identificar la fundamentación
cultural de un conocimiento compartido y las posteriores acciones relacionadas con las
conductas suicidas.
Las concepciones populares sobre el suicidio (e. g. se suele hablar de conducta suicida como
sinónimo de conducta intrépida) representan un reto para el abordaje científico, ya que la
aplicación del término a conductas diversas y a sus múltiples consideraciones manifiesta su
carácter multicultural1; como consecuencia, también diversifican las dificultades en su
prevención y control, al emplearse sin tomar en cuenta la especificidad cultural de los contextos
de atención.
Una perspectiva que puede aportar desde lo social es la de las representaciones sociales y
culturales, en tanto nos sitúan en la necesidad de conocer los procesos de construcción social de
la realidad. Propuestas como las de Moscovici (1979), Jodelet (1986), Romney, Weller y
Batchelder (1986) y Weller y Romney (1988) sobre las representaciones sociales y culturales,
sostienen que son las relaciones que se establecen entre las regulaciones sociales y el
conocimiento cultural, dentro de un contexto específico, lo que nos puede ayudar a comprender
las estructuras simbólicas encargadas de atribuir sentido a la realidad, y definir y orientar el
comportamiento de los individuos, partiendo de cómo el sujeto social aprehende los
acontecimientos de la vida diaria; un conocimiento compartido, con sentido común.
MUCHAS GRACIAS
STAFF DEL POLO EDUCATIVO DE ENTRE RÍOS
PS VICTOR CASTRO
DIRECTOR