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CURSO de CAPACITACION

Auxiliar Psicosocial en
PREVENCION DE SUICIDIO.
CLASE INTRODUCTORIA

PREVENCION DE SUICIDIO
NORMATIVA NACIONAL

LEY Nº 27.130 – SANCIONADA EL 11/03/2015, EXPRESA:

Artículo 1°.- Declárase de interés nacional en todo el territorio de la República Argentina, la


atención biopsicosocial, la
investigación científica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección y atención
de las personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las familias de víctimas del suicidio.

Art. 2°.- A los efectos de esta ley se entiende como:


a) Intento de suicidio: a toda acción autoinfligida con el objeto de generarse un daño
potencialmente letal;
b) Posvención: a las acciones e intervenciones posteriores a un evento autodestructivo
destinadas a trabajar con las personas, familia o instituciones vinculadas a la persona que
se quitó la vida.

Art. 4°.- Son objetivos de la presente ley:


a) El abordaje coordinado, interdisciplinario e interinstitucional de la problemática del
suicidio;
b) El desarrollo de acciones y estrategias para lograr la sensibilización de la población;
c) El desarrollo de los servicios asistenciales y la capacitación de los recursos humanos;
d) La promoción de la creación de redes de apoyo de la sociedad civil a los fines de la
prevención, la detección de personas en riesgo, el tratamiento y la capacitación.

PREVENCIÓN
Art. 7°.- La autoridad de aplicación en coordinación con las áreas respectivas, deberá:
a) Desarrollar programas de capacitación destinados a los responsables en los ámbitos
educativo, laboral, recreativo y en contextos de encierro, promoviéndose el desarrollo
de habilidades en los equipos institucionales;
b) Desarrollar campañas de concientización sobre factores de riesgo y generación de
factores de protección a través de los medios masivos de comunicación y otros
alternativos;
c) Elaborar recomendaciones a los medios de comunicación sobre el abordaje responsable
de las noticias vinculadas a suicidios y canales de ayuda disponibles, en consonancia con
las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud;
d) Habilitar una línea telefónica gratuita de escucha a situaciones críticas, cuyos operadores
estarán debidamente capacitados en la atención en crisis y riesgo suicida y dotados de la
información necesaria referida a una red de derivación y contención.

IMPORTANTE SABER:
ENTRE RÍOS ADHIRIÓ A LA LEY NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDIO.
Con la publicación de la ley 10.605 en el boletín oficial (3/07/2018), Entre Ríos se sumó
formalmente a la legislación nacional de prevención del suicidio que declaró de "interés nacional
la atención biopsicosocial, la investigación científica y epidemiológica, la capacitación
profesional en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las
familias de víctimas del suicidio".
SUICIDIO
¿De qué hablamos?

Definición
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el acto suicida como toda acción por la que
un individuo se causa a sí mismo un daño, con independencia del grado de intención y de que
conozcamos o no los verdaderos motivos, y el suicidio como la muerte que resulta de un acto
suicida.

Asimismo debemos distinguir varios conceptos:

• Ideación suicida: deseos, pensamientos y planes para cometer un acto suicida.


• Conductas suicidas: Incluyen:
– Intento de suicidio: acto voluntario realizado por la persona con el fin de
producirse la muerte, pero sin llegar a conseguirlo.
– Suicidio consumado: acto de matarse de un modo consciente, considerando a
la muerte como un medio o como un fin.
– Parasuicidio: conducta autolesiva, no mortal, realizada por el individuo y en la
que no es esencial la intencionalidad u orientación hacia la muerte.

Incidencia
El suicidio es un fenómeno humano universal que ha estado presente en todas las épocas
históricas y ha atraído la atención de filósofos, teólogos, médicos, sociólogos y artistas.
La conducta suicida constituye un grave problema de salud pública en todos los países, debido
al gran número de personas afectadas cada año.
Sin embargo, las tasas de suicidios o de intentos de suicidio varían entre los distintos países. En
países como Escandinavia, Finlandia, Suiza, Alemania, Austria o Europa del Este, tienen tasas
de suicidio elevadas, por encima de 25/100.000 habitantes, y España, Italia o Egipto, tasas por
debajo de 5/100.000 habitantes. Estados Unidos está en una situación intermedia. Pero
Argentina en el último índice arroja el resultado de 26/100.000 habitantes.
Según la OMS, aproximadamente 10,2 millones de personas en todo el mundo realizan algún
tipo de conducta autolesiva que requiere atención médica, y cerca de 30 millones estarían en
riesgo de tener este tipo de conductas, aunque no reclamen atención médica.
Aproximadamente el 90% de los casos de suicidios se relacionan con algún trastorno mental,
sobre todo con los trastornos afectivos (depresión, trastorno bipolar), pero también con la
esquizofrenia, los trastornos de ansiedad y los trastornos de personalidad.

A pesar de su importancia como problema de salud pública, el suicidio presenta dificultades en


su definición conceptual y en la elaboración de un modelo capaz de explicarlo. El término
fenómeno suicida, es la expresión más incluyente y general de todo lo que está asociado con el
suicidio. Referirse al comportamiento suicida es hablar de tentativa suicida (acto deliberado de
quitarse la vida sin un resultado letal) y suicidio consumado (es el acto de quitarse la vida
exitosamente) (Rosales, 2010). Porkorny (1986) habla de tres categorías de conductas suicidas:
suicidio consumado, intento de suicidio e ideas suicidas. Por su parte, Van (2001) considera
que este conjunto de comportamientos se puede agrupar bajo el término de suicidabilidad,
incorporando aspectos cognitivos y conductuales suicidas. El componente cognitivo incluye
cualquier pensamiento de conducta autodestructiva. El componente conductual corresponde
al comportamiento de intencionalidad autodestructiva, pudiendo incluir el gesto suicida, el
intento suicida o el suicidio consumado.

Sin embargo, subyace el problema epistémico dado por la variedad de definiciones conceptuales
y los diferentes modelos que intentan explicar unidimensionalmente las conductas suicidas, al
tratar de reducir la convergencia multifactorial del acto social en el acto individual volitivo de
quitarse la vida. El acercamiento a la conducta suicida ha privilegiado los estudios de casos con
modelos unipersonales; sin embargo, estos modelos no permiten identificar la fundamentación
cultural de un conocimiento compartido y las posteriores acciones relacionadas con las
conductas suicidas.

Lo anterior nos sitúa en la necesidad de conocer los procesos socioculturales implícitos en la


construcción del acto, como el suicidio, y la interpretación social del mismo, un acto que se
manifiesta de manera individual pero que se construye y reconstruye en una intercomunicación
social-individual.

Las concepciones populares sobre el suicidio (e. g. se suele hablar de conducta suicida como
sinónimo de conducta intrépida) representan un reto para el abordaje científico, ya que la
aplicación del término a conductas diversas y a sus múltiples consideraciones manifiesta su
carácter multicultural1; como consecuencia, también diversifican las dificultades en su
prevención y control, al emplearse sin tomar en cuenta la especificidad cultural de los contextos
de atención.

Una perspectiva que puede aportar desde lo social es la de las representaciones sociales y
culturales, en tanto nos sitúan en la necesidad de conocer los procesos de construcción social de
la realidad. Propuestas como las de Moscovici (1979), Jodelet (1986), Romney, Weller y
Batchelder (1986) y Weller y Romney (1988) sobre las representaciones sociales y culturales,
sostienen que son las relaciones que se establecen entre las regulaciones sociales y el
conocimiento cultural, dentro de un contexto específico, lo que nos puede ayudar a comprender
las estructuras simbólicas encargadas de atribuir sentido a la realidad, y definir y orientar el
comportamiento de los individuos, partiendo de cómo el sujeto social aprehende los
acontecimientos de la vida diaria; un conocimiento compartido, con sentido común.

Recientemente, se ha establecido que las creencias culturales de los sujetos participan de


manera decisiva en la forma en la que enfrentan un problema de salud (Baer et al., 2003;
Salcedo-Rocha, García de Alba & Sevilla, 2008). Estas creencias culturales son consensadas por
ciertos grupos poblacionales con mayor o menor consistencia, haciendo que sus acciones
coincidan con mayor frecuencia con las creencias culturales (Baer, 1996).

Afrontar los problemas


Ser adolescente no es fácil. Los adolescentes están sometidos a muchas presiones nuevas, de
índole social, académica y personal. Y, para los adolescentes que tienen que afrontar problemas
adicionales, como el hecho de vivir en un ambiente violento o de recibir malos tratos, la vida
puede resultar todavía más difícil.

A algunos adolescentes les preocupa la sexualidad y las relaciones sentimentales y se preguntan


si sus sensaciones, sentimientos y atracciones son normales, o si los demás les aceptarán, los
encontrarán atractivos y les querrán. Otros se enfrentan a problemas alimentarios y de imagen
corporal, y el hecho de intentar alcanzar ideales imposibles les deja con un profundo sentimiento
de fracaso e inadecuación personal. Algunos adolescentes tienen problemas de aprendizaje o de
atención que les hacen ir mal en los estudios. Pueden decepcionarse a sí mismos o pensar que
han decepcionado a los demás.
Estos problemas pueden ser difíciles y provocar un tremendo desgaste emocional —y pueden
desembocar en una depresión si persisten durante demasiado tiempo sin ningún tipo de ayuda
o apoyo. Todos nos enfrentamos a problemas y sucesos dolorosos de vez en cuando. ¿Cómo
supera la gente esos problemas sin deprimirse? En parte, manteniendo el contacto con la familia,
los amigos, el centro de enseñanza, la fe y otras redes de apoyo. La gente sabe afrontar mejor
las circunstancias difíciles cuando puede contar por lo menos con una persona que cree en ella,
quiere lo mejor para ella y en quien puede confiar. La gente también afronta mejor los problemas
cuando es consciente de que la mayoría de los problemas son temporales y se pueden superar.

A la hora enfrentarte a los problemas, te ayudará:

• Explicar lo que te pasa a alguien en quien confías.


• Rodearte de gente positiva y considerada.
• Pedir a alguien que te ayude a pensar en cómo solucionar el problema al que te estás
enfrentando.
Acudir a un terapeuta o psicólogo si los problemas que tienes te están haciendo sentir deprimido
—o si no dispones de una red de apoyo lo suficientemente fuerte o, simplemente, sientes que
no los puedes afrontar.
Los terapeutas o psicólogos pueden proporcionar apoyo emocional y ayudar a los adolescentes
a desarrollar sus habilidades de afrontamiento para que puedan superar los problemas. También
te puede ayudar el hecho de participar en un grupo de apoyo para personas que tengan
problemas similares a los tuyos —por ejemplo, anorexia y problemas de imagen corporal, tener
que convivir con un miembro alcohólico en la familia o tener preocupaciones sobre la sexualidad
y la salud sexual. Estos grupos te proporcionarán un entorno de aceptación y contención donde
podrás hablar sobre tus problemas con personas que comparten tus preocupaciones. Consulta
la guía telefónica para encontrar grupos de apoyo locales, o bien pregunta al psicólogo de tu
centro de enseñanza o al director o monitor de algún grupo juvenil de tu localidad para obtener
la información que necesitas.

MUCHAS GRACIAS
STAFF DEL POLO EDUCATIVO DE ENTRE RÍOS
PS VICTOR CASTRO
DIRECTOR

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