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LA HUELGA DE TRANVÍAS DE MARZO DE 1951 Y LA HUELGA DEL 14 DE DICIEMBRE

DE 1988 EN LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR:

SU COMPARACIÓN

La finalidad del siguiente trabajo se basa en la comparación de dos huelgas claves,


referentes y de cierta relevancia en la historia de nuestro país.

Así, la manera en la que se ha realizado el objetivo del mencionado trabajo ha seguido el


siguiente esquema, de modo que facilitara la tarea comparativa, tanto para los autores
como para el propio lector:

1. Contexto social, político y económico

2. Legislación de la huelga

3. Causas de la huelga

4. Quiénes promovieron la huelga

5. Quiénes intervinieron y cuánta gente secundó la huelga

6. Pretensiones

7. Qué gobierno estaba entonces

8. Cómo respondió el gobierno

9. Cómo respondieron las empresas

10. Duración y extensión de la huelga

11. Resolución de la huelga

12. Resultados y consecuencias de la huelga

HUELGA DE TRANVÍAS (marzo de 1951)

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CONTEXTO SOCIAL, POLÍTICO Y ECONÓMICO

Tras la guerra civil el franquismo adopta un modelo de política económica, muy dirigista e
intervencionista, caracterizado por el aislamiento y la autosuficiencia respecto al mercado
exterior. Esta política espera que España sea autosuficiente en materia económica. Las
enormes pérdidas materiales y humanas ocasionadas por la Guerra civil y los obstáculos
internacionales posteriores, dificultan el abastecimiento exterior y potencian el nacionalismo
económico proteccionista siguiendo el modelo de los regímenes fascistas.

La década de los 50 representó la consolidación del régimen a nivel político, económico y


social. Será el inicio de la integración de España en el panorama mundial y el principio de
su recuperación económica. A nivel político y social, el régimen llega a su máximo
esplendor. Anulando a la oposición y actualizando su gobierno, el franquismo asienta el
movimiento definitivamente. España se convierte en el bastión moral de occidente con una
sociedad conservadora y mejorando sus relaciones con el Vaticano y los E.U. Franco deja
de ser el general invicto para convertirse en el gran estadista. Sin embargo la economía aún
no logra despegar definitivamente y en 1957 Franco remodela el gobierno erradicando al
falangismo e introduciendo a los tecnócratas del Opus Dei que harán grandes cambios para
modernizar la nación.

En el plano político, las contribuciones muestran cómo la dictadura se consolidó en la esfera


internacional con el reconocimiento diplomático de Estados Unidos y la Falange se
reinventó para seguir ocupando un lugar central en la política española. Por el contrario,
otros trabajos se centran en el surgimiento de nuevas formas de disidencia y protesta que
fundadas sobre reivindicaciones concretas acabarían cuestionando la propia dictadura,
como la protesta universitaria, las canciones rurales o la acción católica obrera.

En la primavera de 1951 se desarrolla en Barcelona uno de los episodios fundamentales de


la lucha de la oposición. Tradicionalmente, se ha considerado el boicot a los tranvías y la
huelga general que le sucede como el punto de referencia histórico que marca el final de la
posguerra . Estos hechos constituyen «una clara manifestación del agotamiento de las
fórmulas políticas de la larga posguerra, tanto por parte del régimen como por parte de la
resistencia» y se sitúan en una encrucijada de cambio de planteamientos de ambos.

LEGISLACIÓN DE LA HUELGA

En aquella situación, los movimientos sociales y la clase trabajadora buscaron formas de


organizarse en la clandestinidad. Hay que destacar la importancia de analizar el contexto

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histórico para comprender el origen del reconocimiento de los derechos fundamentales: “El
Franquismo prohibió la libertad sindical y el derecho a huelga, porque la idea era que no
existía conflicto entre trabajadores y empresa. Existía un único interés: España era una
‘unidad de destino universal’, y en el marco laboral era algo similar: Una ‘unidad de destino’.
Dicho de una manera sencilla, no existía conflicto”. En esa tesitura llegó la década de 1950
y España ingresó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU): “El Franquismo fue
muy largo y no fue uniforme; en aquella década España entró en la ONU y comenzaron las
relaciones con USA; en esa situación, el régimen quiso “suavizar” su imagen, analizando la
situación de la clase obrera en aquella época y para “aparentar”, crearon el Sindicato
Vertical”.

El Sindicato Vertical era un organismo que aglutinaba a trabajadores y empresarios por


sectores, y el control del Régimen sobre el organismo era total. Entre otras medidas, los
trabajadores estaban obligados a sindicarse, mientras el resto de sindicatos (CNT, UGT,
ELA…) estaban prohibidos.

CAUSAS DE LA HUELGA

Considerada como la primera gran huelga contra la dictadura, las causas de la huelga de
tranvías hay que buscarlas, entre otras, en la crisis económica, las restricciones
energéticas, la falta absoluta de libertades y las paupérrimas condiciones de vida que sufría
el país. Concretamente, en Barcelona el detonante se produjo con el aumento de 0,50 a
0,70 céntimos de peseta (no de euro) en el billete de los tranvías, un 40% de
encarecimiento.

Ante el constante incremento de los precios de los productos básicos, los bajos salarios y
un cúmulo de restricciones de todo tipo. Fue el segundo gran movimiento de protesta obrera
-—después de los de 1946- 1947— desde el final de la guerra civil. Los “Partes Mensuales”
de las CNS informaron ya a finales de 1950 del profundo malestar existente; la CNS de
Madrid decía: “el descontento es general”, y “es problema grave y de urgencia el de precios
y salarios”; también destacaba otros problemas, “pavoroso es el de la vivienda, ya que las
casas que se construyen sólo pueden ser pagadas por poderosos.

La subida del precio del tranvía, aprobada por el consejo de ministros en diciembre de 1950,
era la gota que colmaba el vaso de la indignación de los barceloneses. La movilización
ciudadana representó el primer enfrentamiento con el régimen franquista que curiosamente
empezaba a ser reconocido a nivel internacional.

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La Compañía de Tranvías de Barcelona aplicó el aumento de las tarifas el día 19 de
diciembre de 1950 tal y como habían acordado. El descontento general se manifestó, a
principios de febrero, con la puesta en circulación por la ciudad de unas octavillas que
invitaban a los ciudadanos a no subirse al tranvía y a hacer copias del mensaje. La fecha
elegida para que todo empezara era el primero de marzo.

Con el arma de la desobediencia se planteaba un pulso al poder. No se incumplía ninguna


ley, o bajaba el precio del tranvía y se equiparaba al precio que se pagaba en la capital o se
iría andando a todas partes.

QUIÉNES PROMOVIERON LA HUELGA

La huelga de tranvías en Barcelona en marzo de 1951 se caracterizó por ser un movimiento


espontáneo, lo que significa que no fue planificado de antemano por ninguna organización
específica.

Aunque se menciona que grupos tradicionales de oposición, como anarquistas y


comunistas, no tuvieron un papel de dirección política en la huelga, se destaca que algunos
de sus militantes participaron de manera individual en el conflicto.

Además, se señala que otros nuevos participantes, como católicos, estudiantes e incluso
falangistas, también se involucraron en la huelga de tranvías de manera individual. Esta
diversidad de participantes refleja la amplitud del descontento y la movilización social en ese
momento en Barcelona.

Aunque no hubo una organización premeditada detrás de la huelga, la participación de


diversos sectores de la sociedad en el conflicto muestra la complejidad y la diversidad de
actores involucrados en este episodio de la historia de Barcelona en 1951.

Por último, también se menciona que durante la huelga se formó un comité de huelga
integrado por varias organizaciones, como Estat Català, FUC, FNC, CNT, UDC, MSC e
indirectamente PSU, pero su labor se limitó a la edición y difusión de panfletos. Este comité
se disolvió cuando se restablecieron las tarifas de los tranvías y no intervino en la huelga
general posterior.

QUIÉNES INTERVINIERON Y CUÁNTA GENTE SECUNDÓ LA HUELGA

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Como se menciona en el apartado anterior, en la huelga de tranvías de Barcelona en marzo
de 1951, se observó la participación de una amplia gama de sectores de la sociedad. Por un
lado, se menciona la presencia de militantes de grupos tradicionales de oposición como
anarquistas y comunistas, que si bien no ejercieron un papel de dirección política en la
huelga, participaron de manera individual en el conflicto. Esta participación de los grupos de
oposición refleja su interés en las cuestiones sociales y políticas que motivaron la huelga.

Aunque el documento no ofrece una cifra exacta sobre la cantidad de personas que
secundaron la huelga de tranvías en Barcelona en marzo de 1951, se puede inferir que fue
un movimiento de gran alcance debido a la extensión de la huelga desde los barrios
industriales hasta el centro de la ciudad. La paralización de actividades en establecimientos
industriales y comercios, así como la formación de manifestaciones en diferentes puntos de
la ciudad, sugiere una participación significativa de la población en el conflicto.

La movilización social que se observó en diversos sectores de la sociedad y en diferentes


áreas geográficas de Barcelona durante la huelga de tranvías indica que fue un evento que
captó la atención y la participación de un número considerable de personas. La amplitud y la
diversidad de la participación en la huelga reflejan el impacto y la relevancia que tuvo este
episodio en la vida social y política de la ciudad en ese momento.

PRETENSIONES DE LA HUELGA

Las pretensiones de la huelga de tranvías en Barcelona en marzo de 1951 estaban


relacionadas con demandas laborales y sociales de los trabajadores. Aunque el documento
no detalla específicamente las demandas concretas de la huelga, se puede inferir que los
trabajadores que participaron en el conflicto buscaban mejoras en sus condiciones
laborales, salarios, derechos sindicales u otras reivindicaciones relacionadas con su
bienestar y calidad de vida.

Además de las demandas laborales, es posible que la huelga también estuviera motivada
por un descontento más amplio con el régimen franquista y sus políticas, así como por la
búsqueda de mayor autonomía y participación en la toma de decisiones que afectan a sus
vidas.

QUÉ GOBIERNO ESTABA ENTONCES

La huelga de tranvías de Barcelona en 1951 se sitúa en la dictadura del franquismo. Tras la


Guerra Civil, Franco se había impuesto como líder único en España. La España de

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posguerra se caracterizaba por falta de libertades, control del Estado, represión,
precariedad económica, entre otros.

El régimen bajo su liderazgo se había establecido como un régimen autoritario y represivo.

En esta época, el gobierno franquista se basaba en principios ideológicos nacionalistas,


católicos y anticomunistas.

En el ámbito sindical, se estableció el Sindicato Vertical como la única organización


permitida, anulando otras formas de sindicalismo libre y prohibiendo partidos políticos y
sindicatos que no se adecuasen a la ideología oficial de entonces.

En este período, la CNS fue un punto fundamental en este sindicalismo vertical, el cual se
controlaba por el gobierno franquista.

La huelga de tranvías de 1951 y las implicaciones que tuvo, desafiaron la aparente


estabilidad que había hasta entonces del régimen franquista. Participaron en ella sectores
como los anarquistas, católicos y falangistas; y esto demostró los disgustos y tensiones que
había en la sociedad española con el franquismo.

CÓMO RESPONDIÓ EL GOBIERNO

Esta huelga fue un hito en la historia del antifranquismo. La misma generó tensiones
significativas en el ámbito laboral y político de la época. El gobierno franquista, que se
encontraba en el poder en ese momento, respondió a la huelga con medidas firmes para
dominar la protesta y mantener el control.

La respuesta del gobierno franquista fue primeramente desplegar fuerzas de seguridad para
reprimir la huelga y disuadir a los manifestantes. Se caracterizó por la represión y las
reformas limitadas.

Cuando hablamos de represión hacemos referencia a que se suspendieron las garantías


constitucionales y se militarizó la ciudad, se arrestaron a líderes sindicales que se oponen al
régimen y hubo bastante violencia.

Con las reformas limitadas nos referimos a la anulación del aumento del billete (lo que fue el
detonante), comprometerse a mejores salarios y algunas medidas de reformas económicas.

Estas represiones se argumentaron por parte del gobierno con que la huelga de los tranvías
surgía como un intento de alterar el orden público y debilitar al régimen.

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En resumen, el gobierno de Franco adoptó una postura inflexible ante esta huelga, con el
objetivo de mantener su control político y social. El régimen franquista no toleró que este
tipo de acciones desafiara su autoridad, recurriendo a medidas represivas para restablecer
lo que consideraban como estabilidad.

CÓMO RESPONDIERON LAS EMPRESAS

Las empresas afectadas por la huelga de tranvías de Barcelona de 1951 adoptaron


inicialmente una postura de intransigencia Esta respuesta contribuyó a la prolongación del
conflicto.

Algunas de las tendencias que se observaron y las reacciones son:

El esquirolaje, ya que para evitar la huelga las empresas contrataron a trabajadores de


reemplazo;

La represión laboral, con en ocasiones despidos y amenazas, aunque algunas empresas


buscaron negociar con sus trabajadores.

Uso de medidas para resolver el conflicto como mediación o arbitraje.

Es decir, la reacción inicial fue la intransigencia; con medidas como el rechazo a negociar.

A medida que la huelga se extendía y seguía aumentando la presión por parte de los
ciudadanos, las empresas adoptaron una postura más flexible con negociaciones y
ofreciendo en algunos casos mejoras.

Finalmente, cedieron la anulación del aumento de tarifas, mejoras y readmisión de


trabajadores.

DURACIÓN Y EXTENSIÓN DE LA HUELGA

Como ya se ha mencionado anteriormente, esta huelga se dió en Barcelona, comenzando


el 12 de marzo y durando varios días.

Si bien es cierto que la huelga de tranvías de Barcelona de 1951 tuvo dos fases. La primera
de ellas duró 5 días, del 1 al 5 de marzo, donde suicidó el boicot al tranvía.

La segunda fase, ya pudiéndose denominar como huelga general y conocida sobre todo por
estos días, se convocó el 12 de marzo y duró 3 días, hasta el 14 de marzo.

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En total, la movilización contra el aumento de las tarifas del tranvía y las malas condiciones
de vida duró 8 días.

Esta huelga se extendió desde los barrios industriales hasta el centro de la ciudad, y
establecimientos industriales y comercios paralizaron sus actividades

RESOLUCIÓN DE LA HUELGA

Tras el boicot masivo al tranvía, el 5 de marzo se anuló la subida del billete del tranvía,
volviendo a ser de 50 céntimos .

Sin embargo, la huelga general del 12 de marzo amplió las reivindicaciones a otras áreas
como la carestía de la vida.

El Gobierno se resistió a negociar con los huelguistas, pero finalmente cedió ante la presión
social.

Así, el 15 de marzo se llegó a un acuerdo entre el Gobierno, la empresa de tranvías y los


representantes de los trabajadores.

Los principales puntos del acuerdo fueron el restablecimiento de la tarifa de 40 céntimos, el


aumento de los salarios de los trabajadores del tranvía y la readmisión de los trabajadores
despedidos por la huelga.

RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DE LA HUELGA

La huelga se saldó con un muerto, varios heridos, numerosas detenciones y la destitución


de las principales autoridades: el gobernador civil, el delegado provincial de sindicatos, el
alcalde y el inspector general de la policía armada.

Entre las numerosas detenciones, la mayoría de ellas fueron de personas que pertenecían a
sindicatos (CNT); y a partidos políticos (PSUC, partido socialista unificado de Cataluña)

Por otro lado, como consecuencia de su intervención en el conflicto, la Falange barcelonesa


recibió serias llamadas al orden desde diferentes ámbitos, ya que decían que los falangistas
debían obedecer y tener fe ciega en aquel que mande, así como lealtad y sumisión.

Por tanto, hubo tensiones con la Falange, dentro y fuera de la misma (por ejemplo, con el
nuevo gobernador civil de Barcelona) a raíz de la huelga por aquellos integrantes de la

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Falange que formaron parte de ella, aunque los sectores falangistas contestatarios fueron
sometidos por completo.

Las actitudes de algunos empresarios y comerciantes de colaboracionismo con los


huelguistas en los sucesos de marzo de 1951 evidenciaron un malestar generalizado que
afectó al régimen franquista, puesto que el propio régimen recibió el impacto de estas
tensiones y se vio obligado a iniciar una serie de cambios, cuyos efectos se harían notar en
la década de los cincuenta. Estos cambios se orientaron al logro de la ampliación de la base
social del régimen y a la transformación de las directrices de la política económica.

En cuanto a estas últimas, las huelgas de marzo incidieron en la liberalización económica y


en el abandono de la fase autárquica.

Así, meses después, desaparecieron progresivamente las cartillas de racionamiento, las


restricciones en el suministro eléctrico y un perceptible aumento de salarios (consecuencia
de las protestas) que dio lugar a una mejora de las condiciones de vida y de la demanda
interna.

El incremento del poder adquisitivo, sumado a la concesión de créditos de Estados Unidos y


a la integración de España en la economía occidental (en un momento en que ésta se halla
en una fase de crecimiento) permitió el inicio de una cierta recuperación en la economía en
la década de los cincuenta.

Con todo ello, la huelga de tranvías constituiría el punto de arranque de unas nuevas formas
de lucha en las que no tendrían cabida las tradicionales organizaciones obreras.

HUELGA DEL 14D EN LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO DE BIENESTAR (1988)

CONTEXTO SOCIAL, POLÍTICO Y ECONÓMICO

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En 1988, España se encontraba inmersa en un periodo de transición política y económica
tras la larga dictadura de Francisco Franco, que finalizó con su muerte en 1975. Este año
marcó un hito en la consolidación de la democracia y en el desarrollo de la economía
española, aunque también estuvo marcado por desafíos políticos y sociales.

Con relación al contexto político en 1988, España estaba bajo el gobierno del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) liderado por Felipe González, quien había llegado al
poder en 1982. El gobierno de González se centró en consolidar la democracia, modernizar
el país y llevar a cabo importantes reformas económicas y sociales.

Durante este periodo, España estaba experimentando la descentralización del poder político
a través de la creación de las Comunidades Autónomas, un proceso iniciado con la
Constitución Española de 1978. Las regiones obtenían cada vez más autonomía en la
gestión de sus asuntos internos, lo que contribuyó a la diversificación política y cultural del
país.

Tras llegar al poder, el PSOE debía poner en marcha todas aquellas promesas que su
programa electoral albergaba. Los gobiernos de Felipe González renunciaron a un
programa socialista de corte clásico y se decantaron por un proyecto de modernización de
la sociedad que trataría de equipararla al resto de sociedades “avanzadas” que rodeaban a
España. El programa llevado a las elecciones pretendía cambiar la vida de los españoles, el
PSOE intentaba “cambiarlo todo sin revolucionar nada”. La política llevada a cabo mantuvo
un alto nivel de estatismo en economía y política, pero se practicó un reformismo social,
cultural y educativo. Lo que no esperaba el PSOE cuando prometía estos cambios es que la
situación política y económica llegada del gobierno anterior era tan complicada, por lo tanto
“la utopía reformista hubo de llevarse a cabo con mucho menos ritmo y mucha menos
profundidad”. Los gobiernos de Felipe González, sobre todo en sus inicios, se
caracterizaron por una amplia labor legisladora, de esta manera, las Cortes aprobaron
varias leyes que desarrollaron los derechos y libertades reconocidos en la Constitución.
Esta legislación modernizadora tuvo que ver con la situación de la mujer, la objeción de
conciencia (Ley de Objeción de conciencia, 1985), los derechos de los consumidores y
usuarios (Libertad Sindical), los derechos de los extranjeros (Ley de Extranjería o Ley de
Asilo).

En términos económicos, España estaba experimentando un crecimiento significativo tras


décadas de atraso económico durante la dictadura de Franco. La década de los 80 fue
testigo de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986, lo
que proporcionó acceso a mercados más amplios y facilitó la inversión extranjera.

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La economía española en 1988 estaba caracterizada por una fuerte industrialización,
especialmente en sectores como la construcción, el turismo, la agricultura y la manufactura.
El turismo se convirtió en un pilar fundamental de la economía española, atrayendo millones
de visitantes extranjeros cada año.

Sin embargo, la economía española también enfrenta desafíos importantes, como el


desempleo, la inflación y el déficit público. A pesar de los esfuerzos del gobierno por
implementar políticas económicas de modernización y estabilización, la tasa de desempleo
seguía siendo elevada y la deuda externa del país estaba en aumento.

En el ámbito social, España estaba experimentando cambios significativos en su estructura


demográfica y en su composición cultural. La sociedad española estaba en proceso de
transición hacia una sociedad más abierta y pluralista, en contraste con la rigidez social
impuesta durante la dictadura franquista.

La década de los 80 también fue testigo de importantes avances en términos de derechos


civiles y sociales. Se promulgaron leyes que protegían los derechos de las mujeres, se
avanzó en la lucha contra la discriminación racial y se reconocieron derechos para las
minorías étnicas y culturales.

No obstante, España aún enfrentaba desafíos en materia de desigualdad social,


especialmente entre regiones y grupos socioeconómicos. Las disparidades regionales eran
evidentes, con ciertas áreas del país experimentando un desarrollo más lento que otras.

En resumen, en 1988 España se encontraba en un momento crucial de su historia, con


importantes avances en términos políticos, económicos y sociales, pero también
enfrentando desafíos persistentes en su proceso de modernización y consolidación
democrática.

CAUSAS DE LA HUELGA

Minutos previos a las doce de la madrugada, una redactora de RTVE locutaba que la
televisión pública iba a garantizar la emisión de toda su programación informativa para el 14

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de diciembre de 1988. Pero a las doce en punto, los técnicos y trabajadores del repetidor de
Navacerrad cortaron la señal. España se quedaba muda. La huelga general iba en serio.

El 14-D marcó un hito en la historia sindical reciente de España. Ocho millones de


personas, el 90% de la población activa de entonces, secundaron el paro general
convocado por UGT y CCOO contra la política económica del Gobierno de Felipe González,
que recibió su primer gran golpe político.

La huelga del 14 de diciembre de 1988 en España fue convocada principalmente por los
sindicatos mayoritarios, como Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de
Trabajadores (UGT), en protesta contra las políticas económicas y laborales del gobierno de
Felipe González, que pertenecía al Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Algunas de
las causas que motivaron esta huelga fueron:

A los sindicatos no les convencían las reformas del ministro de Economía, Carlos Solchaga.
Prueba de ello, fue el abandono del líder de UGT, Nicolás Redondo, de su escaño de
diputado por el PSOE, al considerar los presupuestos generales del Estado de "poco
expansivos". A esto, se unió la incapacidad del ministro de Trabajo, Manuel Chaves, para
lograr un acuerdo sobre la reforma laboral con la patronal y los sindicatos, cuya negociación
quedó rota en octubre de 1988.

Las políticas económicas del gobierno también fueron objeto de críticas. Muchos
trabajadores consideraban que estas políticas favorecían a los empresarios y a las grandes
corporaciones en detrimento de los derechos y condiciones laborales de los trabajadores.

La tasa de desempleo en España era alta en ese momento, y los sindicatos argumentaban
que las políticas del gobierno no estaban abordando adecuadamente esta cuestión.

La huelga también se llevó a cabo en contra de los recortes en los servicios públicos y en
los programas sociales, que afectaban negativamente a los ciudadanos más
desfavorecidos.

En resumen, la huelga del 14 de diciembre de 1988 fue una manifestación de descontento


por parte de los trabajadores españoles hacia las políticas económicas y laborales del
gobierno socialista de Felipe González.

A los sindicatos no les convencían las reformas del ministro de Economía, Carlos Solchaga.
Prueba de ello, fue el abandono del líder de UGT, Nicolás Redondo, de su escaño de

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diputado por el PSOE, al considerar los presupuestos generales del Estado de "poco
expansivos". A esto, se unió la incapacidad del ministro de Trabajo, Manuel Chaves, para
lograr un acuerdo sobre la reforma laboral con la patronal y los sindicatos, cuya negociación
quedó rota en octubre de 1988.

LEGISLACIÓN DE LA HUELGA

En 1988, España estaba en un contexto muy diferente al de 1951 en términos políticos,


sociales y legislativos. Durante el período comprendido entre 1951 y 1988, España
experimentó una transición política desde el régimen autoritario de Franco hacia un sistema
democrático, que culminó con la aprobación de la Constitución Española de 1978 y la
consolidación de la democracia.

En 1951, bajo el régimen de Franco, las libertades civiles y los derechos sindicales estaban
severamente restringidos. El régimen franquista prohibía y reprimía duramente cualquier
tipo de actividad sindical o huelga que se considerará contraria a sus intereses. Los
sindicatos estaban controlados por el Estado y no tenían independencia ni capacidad para
negociar colectivamente en nombre de los trabajadores.

Durante la dictadura de Franco, cualquier forma de protesta laboral o huelga era ilegal y
estaba sujeta a represión por parte de las autoridades. Los trabajadores que intentaban
organizarse o participar en huelgas podían enfrentarse a detenciones, despidos e incluso
represalias físicas.

En contraste, en 1988, España ya había establecido un marco legal democrático que


reconocía y protegía el derecho a la huelga como un derecho fundamental de los
trabajadores, conforme a lo establecido en la Constitución Española de 1978. La Ley
Orgánica de Libertad Sindical, aprobada en 1985, estableció los procedimientos y garantías
para el ejercicio de la huelga, así como los derechos de los trabajadores a organizarse en
sindicatos independientes.

En resumen, en 1988, España tenía una legislación laboral mucho más liberal y respetuosa
con los derechos sindicales y de huelga en comparación con 1951, cuando el régimen
franquista reprimía cualquier tipo de actividad sindical y no reconocía el derecho a la huelga
como un derecho fundamental de los trabajadores. La transición a la democracia en España
permitió el desarrollo de un marco legal más democrático y respetuoso con los derechos
laborales y sindicales.

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QUIÉNES PROMOVIERON LA HUELGA

La huelga del 14 de diciembre en España fue convocada por los sindicatos mayoritarios en
ese momento, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT).
Estas organizaciones sindicales contaban con una amplia representatividad en el ámbito
laboral y tenían como objetivo principal la defensa de los derechos de los trabajadores, la
mejora de las condiciones laborales y la negociación colectiva con los empleadores y el
gobierno.

CCOO y UGT jugaron un papel crucial en la organización y promoción de la huelga general


del 14 de diciembre, movilizando a los trabajadores de diversos sectores para que se
sumarán a la protesta. Esta acción sindical buscaba presionar al gobierno y a los
empleadores para que atendieran las demandas de los trabajadores en temas como el
empleo, los salarios, la protección social y otras cuestiones laborales relevantes en ese
momento.

Estas organizaciones sindicales jugaron un papel fundamental en la convocatoria y


organización de la huelga general como parte de su estrategia para defender los derechos
laborales y presionar al gobierno en temas relacionados con el empleo, las condiciones de
trabajo y el Estado del Bienestar

QUIÉNES INTERVINIERON Y CUÁNTA GENTE SECUNDÓ LA HUELGA

En la huelga del 14 de diciembre en España, se evidenció la participación de diversos


sectores de la sociedad, entre ellos trabajadores de distintos ámbitos laborales, estudiantes
y otros grupos sociales que se unieron a la protesta. Este amplio respaldo a la huelga
general reflejó un descontento generalizado y una movilización significativa de la población
activa en el país.

Se estima que más de tres cuartas partes de la población activa en España secundaron la
huelga del 14 de diciembre, lo que indica un alto nivel de adhesión y apoyo a las demandas
planteadas por los sindicatos y los manifestantes. Esta elevada participación contribuyó a
que la huelga fuera considerada como una de las más importantes y exitosas en la historia
democrática de España, demostrando la fuerza y la capacidad de movilización de la
sociedad civil en momentos de conflicto social y laboral.

PRETENSIONES DE LA HUELGA

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Las pretensiones de la huelga del 14 de diciembre en España incluían demandas
relacionadas con mejoras en las condiciones laborales, protección social y derechos de los
trabajadores. Algunas de las principales demandas planteadas durante esta huelga general
fueron:

- Ampliación de la cobertura para los desempleados.

- Incremento de las pensiones mínimas y su revalorización en su conjunto.

- Defensa de los derechos laborales y mejora de las condiciones de trabajo.

- Negociación colectiva para la protección de los trabajadores.

- Aumento del gasto público en políticas sociales y de bienestar.

Estas demandas reflejaban la preocupación por la situación laboral y social en España en


ese momento, así como la necesidad de garantizar un mayor bienestar y protección para los
trabajadores y la población en general. La huelga del 14 de diciembre buscaba presionar al
gobierno y a los empleadores para que atendieran estas demandas y promovieron cambios
positivos en el ámbito laboral y social.

QUÉ GOBIERNO ESTABA ENTONCES

En el momento de la huelga general del 14 de diciembre de 1988, el gobierno estaba


presidido por Felipe González del Partido Socialista Obrero Español. Este gobierno había
ganado las elecciones generales de 1982 y 1986, con lo que llevaba en el poder seis años
al producirse la huelga.

A lo largo de su mandato, que abarcó desde 1982 hasta 1986, el gobierno de Felipe
González implementó varias reformas y políticas, como medidas económicas y sociales. No
obstante, conforme pasaba la década de 1980, el país se enfrentó a desafíos económicos y
laborales, y esto condujo a tensiones entre el gobierno, sindicatos y población.

La huelga del 14 de diciembre de 1988 fue un momento culminante de las tensiones


sociales y laborales. Se convocó en respuesta al Plan de Empleo Juvenil que proponía el
gobierno que estaba en el momento, el cual quería abordar el desempleo juvenil mediante
la reducción de los costos laborales. La huelga fue apoyada de gran manera, con mucha
participación consiguiendo presionar al gobierno a retirar el controvertido plan.

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Por consiguiente, la huelga 14D, a parte de reflejar el descontento laboral y social, también
tuvo un impacto directo en las políticas gubernamentales.

El gobierno de Felipe González se vio obligado a reconsiderar su enfoque, especialmente


en cuestiones relacionadas con el empleo, las pensiones y el gasto social, como se
evidenció en los cambios en los presupuestos y en la dinámica negociadora que siguió a la
huelga.

CÓMO RESPONDIÓ EL GOBIERNO

El gobierno liderado por Felipe González respondió a la huelga general del 14 de diciembre
de 1988 de varias maneras, siendo una de las respuestas más destacadas la retirada del
Plan de Empleo Juvenil.

La respuesta del gobierno a la huelga general del 14D de 1988 se puede dividir en dos
fases:

1. Fase 1: Inmediatamente después de la huelga

Esta fase se caracteriza por tres grandes pasos; En primer lugar, hubo un rechazo inicial, el
gobierno en un principio rechazó las demandas de los sindicatos y se mostró inflexible en su
posición. Posteriormente, se abrió un diálogo, tras el éxito que tuvo la huelga, el gobierno se
vio obligado a abrir un diálogo con los sindicatos.

Y el tercer paso de esta fase, es que se iniciaron negociaciones entre el gobierno y los
sindicatos para buscar una solución a las demandas planteadas.

2. Fase 2: Acuerdos y medidas

En esta segunda fase, el gobierno cedió a una de las principales demandas de los
sindicatos y retiró el controvertido Plan de Empleo Juvenil. Se comprometió a aumentar el
gasto público en partidas como pensiones, desempleo y sanidad y se incrementaron las
mínimas a la vez que se revalorizó el conjunto de las pensiones generales.

También, se amplió la cobertura del desempleo y se mejoraron las prestaciones para los
desempleados, y finalmente se introdujeron algunos cambios en la legislación laboral para
mejorar la protección de los trabajadores.

Por lo tanto, la respuesta del gobierno a la huelga general del 14D fue concesión y
negociación. El gobierno se vio obligado a dar marcha atrás en algunas de las medidas de
ajuste más controvertidas y a tomar medidas para mejorar la protección social. En esencia,

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la huelga y la posterior negociación llevaron a cambios en las políticas gubernamentales en
áreas clave como el empleo y el gasto social.

CÓMO RESPONDIERON LAS EMPRESAS

La reacción de las empresas frente a la huelga general del 14D de 1988 en España fue
diversa y reflejó la complejidad de la situación. El cierre de empresas, una medida adoptada
por numerosas compañías en sectores como la industria, el comercio y los servicios,
destacó como una respuesta significativa. Algunas empresas incluso fueron más allá,
amenazando con despedir a los trabajadores que participaran en la huelga, lo que generó
un clima de tensión en el ámbito laboral.

Mientras que, en algunos sectores esenciales, como el transporte público o la sanidad, se


establecieron servicios mínimos para garantizar la atención a las necesidades básicas de la
población. Los servicios mínimos fueron fijados por el gobierno y tuvieron que ser cumplidos
por las empresas.

La negociación con los sindicatos también surgió como una opción para algunas empresas,
buscando soluciones que pudieran mitigar el impacto de la huelga en sus operaciones.
Estas conversaciones se llevaron a cabo en el marco de los convenios colectivos
sectoriales, evidenciando un intento de diálogo para encontrar terreno común. También
podemos comentar que la huelga tuvo un impacto económico significativo en las empresas
españolas, ya que estas se vieron afectadas por la pérdida de producción, el aumento de
los costes y la disminución de las ventas, lo que generó preocupaciones sobre la estabilidad
financiera a corto plazo. En respuesta a esto, algunas empresas adoptaron medidas a largo
plazo para mejorar las condiciones laborales, fortalecer la comunicación con los empleados
y promover la flexibilidad laboral.

Por todo esto, podemos decir que la respuesta de las empresas a la huelga del 14D reflejó,
más que nada, complejidad.

DURACIÓN Y EXTENSIÓN DE LA HUELGA

Como ya se ha mencionado anteriormente, esta huelga fue convocada y celebrada el 14 de


diciembre de 1988.

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Se trató de la huelga más exitosa de la democracia en España, con sondeos que hablan de
una protesta seguida por más de tres cuartas partes de la población activa

RESOLUCIÓN DE LA HUELGA

La prueba más evidente del éxito de la jornada de huelga fue la retirada por parte del
gobierno del Plan de Empleo Juvenil, pero a este hecho, el más llamativo a nivel mediático,
debemos sumar otras demandas sindicales tampoco previstas en los planes del gobierno y
que el seguimiento masivo de la protesta acabó por materializar.

Tras el 14-D el gobierno volvió a la mesa del diálogo social con las centrales sindicales, y de
ella salieron acuerdos que recogían las principales demandas de los convocantes de la
huelga general, como fueron la ampliación de la cobertura para los desempleados, el
incremento de las pensiones mínimas y la revalorización de éstas en su conjunto.

La acción de los sindicatos consiguió, además de invertir la tendencia de los salarios en el


PIB, a pesar del retroceso del empleo, y aumentar el gasto público social, bloquear también
la capacidad reformadora del gobierno socialista. Sin olvidar que para financiar el citado
aumento del gasto social, se hizo indispensable un cambio de tendencia en la reducción del
déficit público llevada a cabo hasta la fecha por los gobiernos de Felipe González.

En resumen, la huelga general del 14 de diciembre de 1988 se resolvió mediante un


acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos UGT y CC.OO. El acuerdo no logró derogar la
reforma laboral, pero sí consiguió modificarla en algunos aspectos y mejorar los salarios de
los trabajadores españoles.

RESULTADOS Y CONSECUENCIAS DE LA HUELGA

Las consecuencias más destacables de la huelga fueron los cambios en las políticas
redistributivas en España en los años inmediatamente posteriores a la huelga, con un
aumento del gasto social sin precedentes, así como la rectificación de la hoja de ruta del
gobierno, que inicialmente priorizaba el control de la inflación y la reducción del déficit
público.

El 14D cambió el guión del gobierno tal y como estaba reflejado en su programa electoral.
Así, en el programa de 1989 (presentado tras la huelga general del año anterior) ya no se
mencionaba con tanto protagonismo la lucha contra la inflación y la reducción del déficit

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Con ello, la política económica tenía otras prioridades, donde se pudo destacar el aumento
de la protección a los desempleados y el aumento de las pensiones.

La mejor prueba del impacto de la huelga en el gobierno, fue el gran y extraordinario


aumento del gasto público social, como ya se ha mencionado anteriormente.

A modo de resumen, se produjeron subidas en las prestaciones y subsidios por desempleo;


en pensiones y prestaciones asistenciales; en pensiones de clases pasivas; y en pensiones
de la Seguridad Social.

De hecho, estas subidas fueron incluso mucho mayores en algunos casos que las que se
pretendían en los programas electorales e intenciones iniciales.

En conclusión, la huelga del 14D tuvo importantes consecuencias en el aumento del gasto
público social y en la extensión del Estado del Bienestar en España.

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