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LA CARGA (BARCELONA 1902)

Ramón Casas i Carbó, La Carga (Barcelona, 1902). Museo Nacional Reina Sofía.

Clasificación: es una fuente primaria, pues es contemporánea a los hechos. Es un cuadro de


denuncia social y política, la carga de la guardia civil contra una manifestación obrera dirigido a todo
el público.

Ideas principales: es un cuadro de denuncia social, aunque algunos autores piensan que sólo
intentó describir unos hechos que sucedía a su alrededor. Describe, magistralmente, una carga de la
guardia civil contra un grupo de manifestantes obreros. Otra idea es la represión brutal (caballo
pisoteando a un obrero tendido en el suelo) que se hacen de las manifestaciones obreras. Por último, la
conflictividad social del momento (muchedumbre manifestándose) que protesta para reivindicar
mejoras laborales y sociales y la situación de violencia y agitación que producen esos acontecimientos.

Contexto histórico: El 17 de febrero de 1902 Barcelona se paralizó por una gran huelga en todas las
actividades industriales, en demanda de la jornada laboral de 9 horas.Los enfrentamientos violentos
entre huelguistas y guardia civil se saldaron con doce muertos y muchos heridos.
Este hecho se sitúa cronológicamente durante la época de la Restauración, concretamente en el
período de 1874 a 1902. Pero hay que hablar de los antecedentes, comprendido en el Sexenio
Revolucionario, donde el proletariado en España era escaso como
consecuencia de una lenta industrialización que solo había afectado a ciertas regiones del país,
especialmente a Cataluña con el desarrollo de la industria textil. Será en Barcelona donde tengan lugar
las primeras acciones organizadas de la clase obrera en España (movimientos luditas y huelga de
1855). Ese rápido desarrollo e industrialización trajo también consigo problemas sociales
agudísimos, con flagrantes casos de explotación y miseria que favorecieron el auge
del movimiento obrero.
El sistema de la restauración marginó a amplios sectores políticos y sociales. Los partidos
republicanos y los movimientos sociales, como el movimiento obrero y campesino,
quedaron excluidos, en mayor o menor medida, del sistema político de la Restauración, que fue incapaz
de integrarlos.
El movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión organizativa a partir del Sexenio
Democrático. Las dos corrientes de la Internacional (la marxista y la anarquista) encontraron eco en
España; pero fue sobre todo la anarquista, por medio de la visita que Giuseppe Fanelli, discípulo de
Bakunin, realizó a España, la que adquirió mayor seguimiento, sobre todo en Barcelona. Creó, en 1870,
en Madrid y Barcelona la sección española (Federación Regional Española) de la AIT (asociación
Internacional de Trabajadores). La corriente marxista se aglutinó en torno a un núcleo madrileño que
entró en contacto con Paul Lafargue, yerno de Marx, en 1871. A los pocos días del golpe de Estado del
general Pavía --3 de enero de 1874-- un decreto disolvía las asociaciones dependientes de la Asociación
Internacional de Trabajadores y las obligaba a entrar en la clandestinidad. Desde 1881, con el primer
gobierno liberal de Sagasta, las organizaciones obreras empezaron a salir de la clandestinidad, hasta su
legalización en 1887.
Al mismo tiempo que el movimiento obrero se consolidó, también aumentarían las huelgas y la
presión policial, especialmente en ciudades como Barcelona, como vemos directamente en la
pintura que estamos comentando.
Las consecuencias debemos relacionarlas con la creciente conflictividad social que se irá
desarrollando durante las primeras décadas del siglo XX y que será una de las causas del final de la
Restauración y el inicio de la dictadura de Primo de Rivera. Las malas condiciones sociales y laborales
de campesinos y obreros llevarían al crecimiento de la presión sindical y el aumento de las huelgas (la
de Barcelona de 1909) o la huelga general de 1917. En 1910 el partido socialista consiguió su primer
diputado en las cortes y los anarquistas fundarían el sindicato CNT (Confederación Nacional del
Trabajo).

Como conclusión cabe destacar que las ideologías obreras tendrán un gran crecimiento a lo largo
del periodo de la Restauración siendo un creciente elemento de oposición al sistema, lo que tendrá una
violenta contestación por parte de las fuerzas del orden y los gobiernos liberales.

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