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Afianzando mi perfil Docente

La institución educativa sensible a los retos de las diferentes culturas, ligada a los
valores de solidaridad y el rol de docente, debe emprender la ilustre tarea de
aprender conjuntamente a resolver problemas de la vida cotidiana. En este trabajo
se abordan los temas de interculturalidad, valores y del orgullo de ser docentes
desde mi experiencia, bajo un enfoque de la pedagogía de desneocolonización,
temas muy importantes en nuestro sistema educativo venezolano.
La interculturalidad es un proceso de interrelación social entre los niños, niñas y
adolescentes, donde hay diversidad de lenguaje, género, creencias y busca
reconocer como personas, docentes que aman a sus estudiantes y a su patria. Lo
que se pretende con este modelo de educación, es igualar las oportunidades
educativas para estudiantes culturalmente diferentes, ya que ellos y ellas, con esta
diversidad cultural a la mayoría experimentarán desventajas de aprendizaje en
escuelas sometidas por los valores dominantes.
Por ello, luego se apuesta por una necesaria educación acerca de las diferencias
culturales y no de una educación de los llamados culturalmente diferentes. Se
trata de enseñar a todos a valorar las diferencias entre las culturas. Partiendo de
este criterio se piensa, entonces, que la escuela debería orientarse hacia el
enriquecimiento cultural de todos los estudiantes.
Por esta razón, la interculturalidad debería ser un contenido curricular. Todos los
estudiantes ya sean de minorías o mayorías culturales, necesitan aprender
acerca de las diferencias culturales, hacia las cuales las escuelas deben mostrar
una mayor sensibilidad, modificando su currículum, si fuese necesario, para
reflejar de manera más precisa sus intereses y peculiaridades.
El verdadero reto, será que el y la estudiante tengan capacidad para establecer
juicios moralmente relevantes, cree un sistema de razones de y sobre las propias
acciones y logre en definitiva la deseable autonomía moral.
En vista de la diversidad cultural, étnica, de género, sexual y lingüística, surgirán
necesidades educativas diversas pero valiosísimas que hemos de contextualizar,
secuencializar, temporalizar, buscar estrategias metodológicas para su desarrollo.
Por lo tanto, las familias como los docentes deben comprender que el y las
estudiantes necesitan algo más que información para adquirir ese patrimonio
cultural común que les permita valorar críticamente que las diferencias entre los
seres humanos son valores en sí, pero que a veces las condiciones históricas e
ideológicas impuestas por la cultura dominante subrayan las desigualdades entre
unos y otros.
De allí que, la interculturalidad va de la mano con los valores los cuales pretenden
enfatizar la importancia de la sensibilidad que los docentes debemos tener desde
nuestro quehacer cotidiano para favorecer en los y las estudiantes los valores a
partir de sus emociones; esto con el fin de otorgarles herramientas que le serán
útiles en su vida en sociedad, es decir, mostrándose agradecidos, bondadosos,
optimistas y tolerante. Debemos de tener presente que los valores nos ayudan a
enfrentarnos en el día a día.
Como nos dice Segura Manuel (2011; 67) “Recordar entre todos, los valores
morales que la humanidad ha ido descubriendo a través de los siglos: libertad,
amistad, justicia, solidaridad, respeto, responsabilidad, sinceridad, compasión,
entre otros”. Una de las finalidades educativas principales de la nueva escuela ha
de ser que los y las estudiantes aprecien, experimenten, conozcan, valoren
críticamente, elijan e integren en su personalidad un sistema de valores básicos
para la vida y para la convivencia; un sistema de valores que favorezca, en ellos y
ellas, la construcción de su propia identidad y que, a la vez, les sirva, como
componente esencial, en la elaboración de sus propios proyectos de vida.
Por consiguiente, de allí nace el orgullo de ser docente, es el momento en que
desarrollamos el programa formativo con la finalidad de facilitar el logro de los
objetivos de aprendizaje, ya especificados, que tratan de responder a las
necesidades de capacitación originadas por y en el entorno productivo.
Recorremos el proceso mediante secuencias organizadas pedagógicamente
según su dificultad creciente a nivel cognoscitivo. Con determinados métodos y
medios, para provocar la disposición y apertura hacia el conocimiento y la
participación activa de los miembros implicados en la tarea de aprendizaje, con la
finalidad de que, terminado el proceso, se garantice o en su caso certifique el nivel
de apto (competente o calificado) del individuo. Por lo tanto, enseñar no es
trasmitir ideas a otro sino favorecer que el otro las descubra.
Con respecto, hacia una pedagogía de la desneocolonización de Luis Alberto
Bigott, la escuela debe ser un lugar donde los estudiantes desarrollen todo su
potencial en conocimientos a través de sus destrezas y habilidades donde ellos
pregunten y saquen sus propias conclusiones, orientados con un docente
amoroso, flexible, dedicado, donde se conviva en armonía, y exista la igualdad
para todos. En pocas palabras, cambiar el sistema, dar valor a la cultura,
identidad, incorporar los conocimientos y saberes, dejar lo pasado atrás,
reinventarnos, somos independientes .
En conclusión, todo lo que hoy sabemos y predicamos sobre cultura, valores, la
libertad, el bien, la felicidad, los derechos humanos, la justicia, la igualdad, todos
estos principios nacen de las grandes tradiciones espirituales y filosóficas de la
humanidad. Estas tradiciones han buscado una cuestión esencial que es como
debemos vivir para que la vida humana sea feliz, noble y digna.
En definitiva, la educación es un proceso que involucra responsabilidad, entrega,
tiempos, firmeza, innovación, respeto. Por tal razón, ni solo se debe tener ganas
de enseñar sino también debe ir acompañado por métodos pedagógicos, donde
cada clase sea única y colme en gran parte las metas planteadas por los
estudiantes. De ahí que, debemos promover el intercambio cultural, los valores
constitucionales y reafirmar nuestra identidad y afirmar nuestro compromiso con la

patria y nuestros estudiantes. Para finalizar, el objetivo del ensayo es concientizar


y hacer reflexión acerca de lo que es la interculturalidad, valores y nuestro rol
como docentes, para así tenerlos presentes en nuestra vida cotidiana,
ayudándonos a ser de la misma una vida plena y satisfactoria para todos.
Bibliografía:
Segura, M. (2011). Enseñar a los hijos a convivir. Madrid, España: Editorial
Desclée de Brouwer, S.A.
Federación Internacional de Fe y Alegría. Compromiso por la educación. Madrid,
España.

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