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ACERQUÉMONOS

JEHOVÁ
Isaías 40:11 dice sobre Dios:
“Cuidará de su rebaño como un pastor.
Con su brazo juntará a los corderos,
y junto a su pecho los llevará”.
Cuando usted observa al cordero junto
al pecho del pastor, ¿no le gustaría sentirse
así de cerca de su Padre celestial?
Pero ¿cómo puede usted acercarse a Jehová?

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230405
cl-S
ACERQUÉMONOS
A

JEHOVÁ
Photo Credits: ˇ Pggina 49: Courtesy of Anglo-Australian Observatory,
photograph by David Malin ˇ Pggina 174: U.S. Fish & Wildlife Service,
Washington, D.C./Wyman Meinzer ˇ Página 243: ˘ J. Heidecker/VIREO

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educación bíblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta.
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A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas
se han tomado de la versión en lenguaje moderno
La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo.
Acerquémonos a Jehová
Draw Close to Jehovah
Impresión de abril de 2023
Spanish (cl-S)
˘ 2002, 2014, 2022
WATCH TOWER BIBLE AND TRACT SOCIETY OF PENNSYLVANIA
Editores
Watchtower Bible and Tract Society of
New York, Inc., Wallkill, New York, U.S.A.
´
Testigos Cristianos de Jehova
´
Ctra. Torrejon-Ajalvir, km 5
28864 Ajalvir (Madrid)
Made in Spain
˜
Hecho en Espana
Estimado lector:
¿Se siente cerca de Dios? Muchos creen que eso es
imposible. Algunos piensan que él está demasiado lejos,
y otros sienten que no merecen acercarse a él. Sin em-
bargo, la Biblia nos hace esta cariñosa invitación:
“Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes” (Santia-
go 4:8). De hecho, Dios mismo nos asegura: “Yo, Jehová
tu Dios, tengo agarrada tu mano derecha; soy el que te
dice: ‘No tengas miedo. Yo te ayudaré’ ” (Isaías 41:13).
¿Qué tenemos que hacer para acercarnos a Dios y
ser sus amigos? Para tener un buen amigo, tenemos que
conocerlo bien: conocer su forma de ser y saber lo que
piensa y siente. Admiramos a nuestros amigos y valora-
mos sus cualidades. Del mismo modo, para hacernos
amigos de Jehová, tenemos que estudiar la Biblia, y así
conocer su forma de ser y saber lo que piensa y siente.
Si reflexionamos en cómo Jehová demuestra sus cuali-
dades, en cómo Jesucristo las reflejó a la perfección y en
cómo podemos cultivarlas nosotros, lograremos acercar-
nos más a él. Todo esto nos ayudará a ver que Jehová es
el Soberano del universo, el mejor gobernante que pue-
de haber. Y, sobre todo, veremos que es el Padre que
todos necesitamos. Este Dios, lleno de fuerza, justicia,
sabiduría y amor, nunca abandona a sus hijos fieles.
Deseamos que este libro le ayude a acercarse cada
día más a Jehová Dios y así pueda seguir alabándolo
por siempre. ¡Que nada ni nadie rompa su amistad
con él!
Los editores
Índice
Capítulo

1 “¡Miren! ¡Este es nuestro Dios!” 7


2 ¿De verdad podemos
acercarnos a Dios? 16
3 “Santo, santo, santo es Jehová” 26

SECCIÓN 1 El “poder tan impresionante” de Jehová

4 “Jehová es [...] muy poderoso” 37


5 El poder para crear:
Jehová hizo el cielo y la Tierra 47
6 El poder para destruir:
“Jehová es un poderoso guerrero” 57
7 El poder para proteger:
“Dios es nuestro refugio” 67
8 El poder para restaurar: Jehová está
“haciendo nuevas todas las cosas” 77
9 “Cristo es el poder de Dios” 87
10 Imitemos a Dios al usar el poder 97

SECCIÓN 2 “Jehová ama la justicia”

11 “Todos sus caminos son justos” 108


12 “¿Es Dios injusto?” 118
13 “La ley de Jehová es perfecta” 128
14 Jehová provee un “rescate
a cambio de muchas personas” 138
Capítulo
15 Jesús establece “la justicia en la tierra” 148
16 Practiquemos la justicia al andar con Dios 158

SECCIÓN 3 “Tiene un corazón sabio”


17 ¡Qué profunda es “la sabiduría [...]
de Dios”! 169
18 La sabiduría de la Palabra de Dios 179
19 “La sabiduría de Dios expresada
en un secreto sagrado” 189
20 “Él tiene un corazón sabio”
pero es humilde 199
21 Jesús revela la “sabiduría
que viene de Dios” 209
22 ¿Influye en su vida “la sabiduría de arriba”? 219

SECCIÓN 4 “Dios es amor”


23 “Él nos amó primero” 231
24 Nada puede “separarnos del amor de Dios” 240
25 “La tierna compasión de nuestro Dios” 250
26 Un Dios “dispuesto a perdonar” 260
27 “Qué grande es su bondad” 270
28 “Solo tú eres leal” 280
29 “Conocer el amor del Cristo” 290
30 Sigamos “el camino del amor” 300
31 “Acérquense a Dios
y él se acercará a ustedes” 310
C A P Í T U L O 1

“¡Miren! ¡Este es nuestro Dios!”


¿SE IMAGINA conversando con Dios? Es una idea que
impone respeto: ¡el Soberano del universo hablando con
uno! Al principio usted no sabe qué decir, pero poco a
poco empieza a hablar. Él lo escucha, le contesta y hasta
le da confianza para preguntar lo que quiera. ¿Qué le pre-
guntaría?
2 Hace mucho tiempo, un hombre llamado Moisés habló

con Dios y le preguntó algo que tal vez le sorprenda. No le


preguntó sobre el futuro ni por qué sufre la gente; más
bien, le preguntó por su nombre. Pero eso era muy raro
porque Moisés ya sabía su nombre. Está claro que su pre-
gunta tenía un sentido más profundo. De hecho, era lo más
importante que podía preguntar. La respuesta que Dios le
dio tiene que ver con todos nosotros y puede ayudarnos
a dar un paso fundamental para acercarnos a él. ¿De qué
modo? Repasemos aquella conversación tan importante.
3 Moisés tenía 80 años. Llevaba cuatro décadas lejos de su

pueblo, Israel, que vivía esclavizado en Egipto. Cierto día,


mientras pastoreaba los rebaños de su suegro, vio un fe-
nómeno muy extraño: un arbusto en llamas que, en vez
de consumirse, seguía ardiendo, brillando como un faro
en una montaña. Así que se acercó para ver lo que pasa-
ba. ¡Qué susto debió llevarse al oír una voz que le hablaba
desde el fuego! Mediante un ángel que sirvió de portavoz,
Dios y Moisés hablaron largo y tendido. Como sabemos, a
pesar de que Moisés tenía dudas, Dios le pidió que dejara
1, 2. a) ¿Qué le gustaría preguntarle a Dios? b) ¿Qué le preguntó
Moisés?
3, 4. ¿Qué situaciones llevaron a que Dios hablara con Moisés? ¿De
qué hablaron?
8 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

su vida tranquila y volviera a Egipto para liberar a los israe-


litas (Éxodo 3:1-12).
4 Moisés le pudo haber preguntado cualquier otra cosa a

Dios, pero fíjese en lo que decidió preguntarle: “Suponga-


mos que voy ante los israelitas y les digo: ‘El Dios de sus an-
tepasados me ha enviado a ustedes’. Si ellos me preguntan
‘¿Y cuál es su nombre?’, ¿qué les debo decir?” (Éxodo 3:13).
5 Lo primero que nos enseña la pregunta de Moisés es

que Dios tiene un nombre propio, y no debemos dar por


sentada esta importante verdad. Sin embargo, para mucha
gente esto no es importante. De hecho, muchas versiones
bíblicas han cambiado su nombre por títulos como Señor
y Dios. Esta es una de las peores cosas que ha hecho la reli-
gión. A fin de cuentas, ¿qué es lo primero que le pregun-
tamos a alguien al conocerlo? ¿Acaso no es su nombre?
Lo mismo pasa si queremos conocer a Dios. No es un ser
distante y sin nombre, alguien a quien no podamos cono-
cer. Aunque es invisible, es una persona real y tiene nom-
bre: Jehová.
6 Pero, además, al decirnos su nombre propio, Dios nos

ofrece la maravillosa y emocionante oportunidad de cono-


cerlo. Él quiere que tomemos la mejor decisión de nuestra
vida: acercarnos a él. Ahora bien, no solo nos dice que se
llama Jehová, sino que nos revela cómo es él.
El significado del nombre de Dios
Jehová eligió su nombre, un nombre con mucho signi-
7

ficado. Al parecer, Jehová quiere decir “él hace que llegue a


ser”. No hay nadie como él en el universo, pues es el Crea-
5, 6. a) ¿Qué importante verdad nos enseña la pregunta de Moisés?
b) ¿Cuál es una de las peores cosas que se han hecho contra el nom-
bre propio de Dios? c) ¿Qué nos ofrece Dios al decirnos su nombre?
7. a) Al parecer, ¿qué significa el nombre propio de Dios? b) En rea-
lidad, ¿qué quería saber Moisés cuando le preguntó a Dios su nombre?
“¡MIREN! ¡ESTE ES NUESTRO DIOS!” 9

dor de todo. Además, hace lo que sea necesario para que


sus propósitos se cumplan y puede hacer que sus siervos
humanos, aunque sean imperfectos, lleguen a ser lo que él
decida. Pensar en esto nos llena de respeto hacia él. Pero su
nombre no solo nos enseña eso. Moisés ya sabía que Dios
había creado todas las cosas y que se llamaba Jehová. No se
trataba de un nombre nuevo, pues llevaba siglos usándo-
se. Así que todo parece indicar que, al preguntar por su
nombre, Moisés deseaba conocer mejor la personalidad de
Jehová. Es como si hubiera dicho: “¿Qué le digo de ti a tu
pueblo Israel para fortalecer su fe en ti y convencerlo de
que de verdad vas a liberarlo?”.
8 Jehová respondió revelando una característica maravillo-

sa de su personalidad que está muy relacionada con el sig-


nificado de su nombre. Le dijo a Moisés: “Yo Seré lo que Yo
Decida Ser” (Éxodo 3:14). Aunque muchas versiones de la
Biblia ponen en este pasaje “Yo soy el que soy”, un análi-
sis más cuidadoso indica que Dios no solo estaba afirman-
do que existía. Más bien, le enseñó a Moisés —y por ex-
tensión a todos nosotros— que él decidiría ser lo que fuera
necesario para cumplir sus promesas. La versión en inglés
de Rotherham traduce de forma clara el versículo: “Yo Lle-
garé a Ser lo que yo quiera”. Un experto en hebreo bíblico
explica esta frase así: “Sea cual fuere la situación o la nece-
sidad [...], Dios ‘llegará a ser’ la solución a dicha necesidad”.
9 ¿Qué significaba esto para los israelitas? Sin importar los

obstáculos y apuros que afrontaran, Jehová llegaría a ser lo


que fuera necesario para liberarlos de la esclavitud y condu-
cirlos a la Tierra Prometida. Saber el significado de ese nom-
bre seguramente les daría confianza en el Creador, y lo mis-
mo puede hacer en nuestro caso (Salmo 9:10). ¿Por qué?
8, 9. a) ¿Qué le dijo Jehová a Moisés, y por qué no es exacta la ma-
nera en que lo dicen muchas Biblias? b) ¿Qué significa la afirmación
“Yo Seré lo que Yo Decida Ser”?
10 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

10 Pensemos en los padres de familia, que deben ser muy


adaptables y cumplir funciones muy variadas al cuidar a
sus hijos. En un mismo día, tal vez tengan que ser enfer-
meros, cocineros, maestros, árbitros y jueces. A muchos les
abruma la idea de no estar a la altura de lo que se espera
de ellos. Sienten que sus pequeños confían en ellos ciega-
mente y que no dudan de que papá o mamá pueden curar-
les más pronto las heridas, resolver todas las peleas, arre-
glarles los juguetes rotos y responder a todas las preguntas
que hay en sus cabecitas. Hay padres y madres que se sien-
ten incapaces o hasta frustrados cuando ven que no pue-
den cumplir con todas estas funciones.
11 Jehová también es un Padre cariñoso. Con tal de cui-

dar lo mejor posible a sus hijos, él puede llegar a ser cual-


quier cosa que esté de acuerdo con sus normas perfectas.
Así pues, su nombre nos invita a verlo como el Padre ideal
(Santiago 1:17). Moisés y los demás israelitas fieles com-
probaron enseguida que Jehová hace honor a su nombre.
Se quedaron maravillados al ver cómo llegaba a ser co-
mandante invencible, amo de la naturaleza, legislador sin
igual, juez, arquitecto y mucho más. También les estuvo
dando comida y agua, y se encargó de que su ropa y calza-
do no se desgastaran.
12 Pues bien, Dios nos dice su nombre propio, nos reve-

la rasgos fascinantes de su personalidad e incluso ha de-


mostrado que le hace honor a su nombre. Está claro que
desea que lo conozcamos. Y nosotros, ¿queremos conocer-
lo? Moisés sí quiso. De hecho, sus ganas de conocerlo in-
fluyeron en todas sus decisiones, y esto le ayudó a estar
más cerca de su Padre celestial (Números 12:6-8; Hebreos
10, 11. ¿Por qué el nombre de Jehová nos invita a verlo como el Pa-
dre ideal? Use una comparación.
12. ¿Qué diferencia hay entre la actitud de Moisés y la del faraón ha-
cia Jehová?
“¡MIREN! ¡ESTE ES NUESTRO DIOS!” 11

11:27). Por desgracia, la mayoría de la gente de su épo-


ca no compartió aquel deseo. Cuando Moisés se presen-
tó ante el faraón y mencionó a Jehová por nombre, este
gobernante egipcio respondió con desprecio: “¿Quién es
ese Jehová [...]?” (Éxodo 5:2). No quiso saber nada de Jeho-
vá. Más bien, con falta de respeto, rechazó al Dios de Is-
rael como si fuera alguien insignificante. En la actualidad,
mucha gente tiene esa actitud. Y por eso no se dan cuenta
de una de las verdades más importantes que puede haber:
Jehová es el Señor Soberano.
El Señor Soberano Jehová
13 Como Jehová cumple tantas funciones y es tan adapta-
ble, la Biblia usa muchos títulos para referirse a él. Aunque
no son más importantes que su nombre, estos títulos nos
ayudan a entender mejor su significado. Por ejemplo, la
Biblia lo llama “Señor Soberano Jehová” (2 Samuel 7:22).
Esta expresión, que aparece cientos de veces en las Escritu-
ras, destaca lo grande y majestuoso que es Jehová. Solo él
tiene el derecho a gobernar el universo. Veamos por qué.
14 Jehová es único, pues él lo creó todo. Apocalipsis 4:11

dice: “Jehová nuestro Dios, tú mereces recibir la gloria, la


honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu
voluntad llegaron a existir y fueron creadas”. Estas hermo-
sas palabras se refieren únicamente a Jehová, y es que todo
lo que hay en el universo existe gracias a él. Sin duda, él
merece honra, poder y gloria por ser el Señor Soberano y
el Creador de todas las cosas.
15 Otro título exclusivo de Jehová es “Rey de la eternidad”

(1 Timoteo 1:17; Apocalipsis 15:3). ¿Qué implica? Aunque


13, 14. a) ¿Por qué usa la Biblia tantos títulos para referirse a Jeho-
vá, y cuáles son algunos de ellos? (Vea el recuadro de la página 14).
b) ¿Por qué es Jehová el único que merece llamarse “Señor Soberano”?
15. ¿Por qué se le llama a Jehová “Rey de la eternidad”?
12 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

a nuestra mente limitada le cueste comprenderlo, Jehová


es eterno, es decir, siempre ha existido y siempre existirá.
Salmo 90:2 dice: “Desde siempre y para siempre, tú eres
Dios”. Por lo tanto, no tuvo un principio; siempre ha exis-
tido. Con razón se le llama “el Anciano de Días”, pues ha
vivido desde siempre. Nada ni nadie ha existido antes que
él (Daniel 7:9, 13, 22). Con todo esto, ¿quién se atrevería a
cuestionar el derecho que Jehová tiene de ser el Señor So-
berano?
16 Pero, igual que el faraón, algunas personas creen que

Jehová no tiene ese derecho. Esto se debe en parte a que el


ser humano, imperfecto por naturaleza, suele confiar solo
en lo que ve. Los seres humanos no podemos ver a los es-
píritus. Y, como el Señor Soberano es un espíritu, es invisi-
ble a nuestros ojos (Juan 4:24). Además, una persona de
carne y hueso se moriría si se presentara ante Jehová. Eso
es lo que él le dijo a Moisés: “No puedes ver mi rostro, por-
que ningún ser humano puede verme y seguir con vida”
(Éxodo 33:20; Juan 1:18).
17 Esto no debería sorprendernos. Por ejemplo, Moisés

contempló tan solo parte de la gloria de Jehová, por lo


visto a través de un ángel que lo representaba. ¿Y qué
pasó? Después de eso, “su rostro emitía rayos” y a los
israelitas les daba miedo mirarlo directamente (Éxodo
33:21-23; 34:5-7, 29, 30). Así que es evidente que un sim-
ple ser humano no puede ver al Señor Soberano en toda
su gloria. Entonces, si no podemos verlo ni tocarlo, ¿sig-
nifica eso que no existe? No, para nada. Por ejemplo,
aunque no podemos ver el viento, las ondas de radio
ni los pensamientos, sabemos que sí existen. Por otro
lado, Jehová no cambia con el paso del tiempo, ni aun-
16, 17. a) ¿Por qué es imposible ver a Jehová, y por qué no debería
sorprendernos? b) ¿Por qué es Jehová más real que cualquier cosa que
podamos ver o tocar?
“¡MIREN! ¡ESTE ES NUESTRO DIOS!” 13

que pasen miles de millones de años. Visto así, es mu-


cho más real que cualquier cosa que podamos ver o to-
car, pues las cosas físicas sufren los efectos del tiempo
y desaparecen (Mateo 6:19). Ahora bien, ¿es Dios un ser
invisible muy poderoso que no tiene sentimientos y que
no se preocupa por nosotros?
Un Dios con personalidad
18 Es cierto que no podemos ver a Dios. Pero la Biblia con-
tiene pasajes emocionantes que nos permiten hacernos
una idea de lo que hay en la región celestial. Por ejemplo,
el primer capítulo del libro de Ezequiel describe una visión
del profeta donde la parte celestial de la organización uni-
versal de Jehová aparece representada como un enorme
carro. En especial, es muy impresionante la descripción de
los poderosos espíritus que están cerca de Jehová (Ezequiel
1:4-10). Estos “seres vivientes” mantienen una estrecha re-
lación con él, y su apariencia nos aporta datos importan-
tes del Dios al que sirven. Cada uno tiene cuatro caras: de
toro, de león, de águila y de hombre. Todo parece indicar
que estas caras representan cuatro cualidades que son la
base de la maravillosa personalidad de Jehová (Apocalipsis
4:6-8, 10).
19 En la Biblia, el toro suele representar el poder, algo

muy lógico en vista de su gran fortaleza. El león se ca-


racteriza por su valentía; y, como la auténtica justicia
requiere valentía, este animal es un símbolo adecuado
de la justicia. El águila tiene una vista asombrosa con la
que distingue objetos diminutos a kilómetros de distan-
cia; por eso su cara es un buen símbolo de la sabiduría
18. ¿Qué visión recibió Ezequiel, y qué representan las cuatro caras
de los “seres vivientes” que están cerca de Jehová?
19. ¿Qué cualidades representan la cara de toro, la de león, la de águi-
la y la de hombre?
14 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Algunos títulos de Jehová


Todopoderoso. Su poder es infinito, insuperable (Apocalipsis
15:3).
Padre. Él es la fuente de la vida, incluida la vida eterna, y ama
a sus siervos igual que un padre (Proverbios 27:11; Juan 5:21).
Gran Instructor. Es el maestro más sabio que puede haber, a
quien debemos recurrir para que nos enseñe y nos guíe (Isaías
30:20; 48:17).
La Roca. Él no cambiayes un refugio seguro (Deuteronomio 32:4).
Pastor. Guía y cuida a sus siervos, que son como ovejitas, y se
encarga de alimentarlos espiritualmente (Salmo 23:1).

de Dios, que ve más allá de lo evidente. ¿Y qué represen-


ta el rostro de hombre? Pues bien, ya que el hombre fue
creado a la imagen de Dios, sobresale por su capacidad
de reflejar la principal cualidad divina: el amor (Génesis
1:26). Estos rasgos de la personalidad de Jehová —poder,
justicia, sabiduría y amor— se destacan con tanta fre-
cuencia en las Escrituras que puede decirse que son sus
cuatro virtudes fundamentales.
20 En vista de que la Biblia se escribió hace miles de años,

¿debería preocuparnos la posibilidad de que Dios ya


no sea como se le describe allí? No, pues él no cambia.
De hecho, nos asegura: “Yo soy Jehová y no cambio” (Ma-
laquías 3:6). Ahora bien, ante cada situación, él se adapta
y demuestra las cualidades necesarias para ayudarnos. Así
demuestra que es un Padre ideal. De todas las cualidades
de Jehová, la que predomina es el amor. Todo lo que hace,
lo hace por amor. Ejerce con amor su poder, justicia y sabi-
duría. De hecho, la Biblia dice algo muy especial acerca de
él y esta cualidad: “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Notemos
20. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová no ha cambiado?
“¡MIREN! ¡ESTE ES NUESTRO DIOS!” 15

que no dice que tiene amor ni que es amoroso, sino que


es amor. Esta cualidad es su propia esencia y lo motiva en
todo lo que hace.
“¡Miren! ¡Este es nuestro Dios!”
21 ¿Ha visto alguna vez a un niño diciéndoles a sus ami-
gos: “¡Ese es mi papá!”? Imagíneselo: su carita sonrien-
te refleja lo orgulloso que está de su papá. Los siervos de
Jehová tienen muchas razones para sentirse igual. La Bi-
blia predice que llegará el día en que ellos exclamarán:
“¡Miren! ¡Este es nuestro Dios!” (Isaías 25:8, 9). Cuanto
más conozcamos sus cualidades, más seguros estaremos
de tener el mejor Padre de todo el universo.
22 Nuestro Padre no es frío, seco ni distante... ¿Quién se

acercaría a un Dios así? Aunque así lo hayan pintado al-


gunos religiosos y filósofos, la Biblia no lo presenta de
esta manera; más bien, lo llama el “Dios feliz” (1 Timo-
teo 1:11). Jehová tiene sentimientos, y lo que hacemos
puede influir en ellos. Cuando sus criaturas inteligentes
desobedecían sus normas, que eran para su propio bien,
él sentía “un gran dolor en el corazón” (Génesis 6:6; Sal-
mo 78:41). Pero, si somos sabios y seguimos los con-
sejos de su Palabra, alegraremos su corazón (Proverbios
27:11).
23 Nuestro Padre quiere que estemos cerca de él. Su Pa-

labra nos anima a buscarlo —aunque sea a tientas— y a


encontrarlo, “pues lo cierto es que él no está muy lejos de
cada uno de nosotros” (Hechos 17:27). Ahora bien, ¿cómo
puede un simple ser humano acercarse al Señor Soberano
del universo?
21. ¿Cómo nos sentimos cuando llegamos a conocer mejor las cua-
lidades de Jehová?
22, 23. ¿Cómo describe la Biblia a nuestro Padre celestial, y cómo
sabemos que quiere que estemos cerca de él?
C A P Í T U L O 2

¿De verdad podemos


acercarnos a Dios?
¿CÓMO se sentiría si el Creador del cielo y de la Tierra di-
jera que usted es su amigo? Muchas personas creen que
eso es poco probable. Al fin y al cabo, ¿cómo podría un
simple ser humano hacerse amigo de Jehová? Sin embar-
go, la Biblia nos asegura que sí es posible acercarnos a él.
2 El patriarca Abrahán fue uno de los personajes de la

antigüedad que tuvieron una amistad íntima con Jeho-


vá. De hecho, Dios lo llamó “mi amigo” (Isaías 41:8).
En efecto, Jehová le dio el honor de considerarlo este
tipo de amigo, y eso fue así porque “Abrahán puso su fe
en Jehová” (Santiago 2:23). En la actualidad, Jehová tam-
bién busca oportunidades de hacerse amigo íntimo de
quienes le sirven y de demostrarles su amor (Deuterono-
mio 10:15). En su Palabra encontramos la siguiente invi-
tación que encierra una promesa: “Acérquense a Dios y él
se acercará a ustedes” (Santiago 4:8).
3 Jehová nos invita a acercarnos a él y quiere que sea-

mos sus amigos. Al mismo tiempo, nos promete que se


acercará a nosotros si damos los pasos necesarios para
acercarnos a él. De esta forma conseguiremos algo real-
mente valioso: “la amistad íntima con Jehová” (Salmo
25:14). La expresión “amistad íntima” transmite la idea
de dos buenos amigos que tienen conversaciones confi-
denciales.
1, 2. a) ¿Qué idea les parece poco probable a muchas personas, pero
qué nos asegura la Biblia? b) ¿De qué amistad tuvo el honor de dis-
frutar Abrahán, y por qué?
3. ¿Qué es lo que Jehová nos invita a hacer, y qué nos promete si lo
hacemos?
¿DE VERDAD PODEMOS ACERCARNOS A DIOS? 17

4 ¿Tiene usted algún amigo íntimo en el que pueda con-


fiar por completo? Un amigo así se preocupa por no-
sotros. Es alguien que ha demostrado ser leal, y por
eso confiamos en él. Nuestras alegrías aumentan cuan-
do las compartimos con él y nuestras tristezas disminu-
yen cuando sentimos que nos comprende. Aunque parez-
ca que nadie nos entiende, él sí lo hace. Y lo mismo pasa
con Dios. Cuando nos acercamos a él, conseguimos un
amigo especial que nos valora de verdad, se interesa pro-
fundamente por nosotros y nos comprende a la perfec-
ción (Salmo 103:14; 1 Pedro 5:7). Le confiamos nuestros
sentimientos más profundos porque sabemos que es leal
con quienes le son leales (Salmo 18:25). Ahora bien, solo
podemos tener el honor de ser amigos de Dios porque él
lo ha hecho posible.
Jehová ha abierto el camino
5 Puesto que todos pecamos, no podemos acercarnos a
Dios solo por nuestra cuenta (Salmo 5:4). Pero el apóstol
Pablo escribió: “Dios nos ha demostrado su propio amor
de esta manera: cuando todavía éramos pecadores, Cris-
to murió por nosotros” (Romanos 5:8). Jehová mismo de-
cidió que Jesús diera “su vida como rescate a cambio de
muchas personas” (Mateo 20:28). Nosotros podemos ser
amigos de Dios gracias a la fe en el valor de ese rescate.
Fue él quien colocó el fundamento para que pudiéramos
ser sus amigos, pues él “nos amó primero” (1 Juan 4:19).
6 Jehová ha dado un paso más: nos dice cómo es él. Para

4. ¿Cómo es un amigo íntimo, y en qué sentido es Jehová así con


quienes se acercan a él?
5. ¿Qué hizo Jehová para que pudiéramos acercarnos a él?
6, 7. a) ¿Cómo sabemos que Jehová no es un Dios misterioso o
imposible de conocer? b) ¿De qué maneras nos dice Jehová cómo
es él?
18 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

tener una amistad íntima con alguien, hay que conocer-


lo bien y valorarlo por sus cualidades y su forma de ac-
tuar. Por lo tanto, si Jehová fuera un Dios misterioso o
imposible de conocer, jamás podríamos sentirnos cerca
de él. Pero, en vez de ocultarse, desea que lo conozcamos
(Isaías 45:19). Es más, todas las personas —hasta las que
el mundo considera insignificantes— pueden conocer a
Dios (Mateo 11:25).
7 ¿De qué maneras nos dice Jehová cómo es él? Median-

te sus creaciones, podemos ver algunos rasgos de su per-


sonalidad, como su enorme poder, su profunda sabidu-
ría y su inmenso amor (Romanos 1:20). Pero la creación
no es la única manera mediante la que él nos dice cómo
es. Jehová se vale mejor que nadie de la comunicación y
nos da información escrita acerca de él mediante su Pala-
bra, la Biblia.
Jehová nos dice en su Palabra cómo es él
8 La propia Biblia es una prueba del cariño que Jehová
nos tiene. Mediante su Palabra, nos habla de sí mismo
con términos que podemos entender. Eso demuestra que
nos ama y que desea que lo conozcamos y queramos. Este
libro tan valioso nos permite acercarnos a él (Salmo 1:1-
3). La forma en que Jehová nos dice en su Palabra cómo
es él nos llega al corazón. Veamos algunos ejemplos.
9 Muchas veces, las Escrituras presentan directamente las

cualidades de Dios. Veamos algunos casos. “Jehová ama


la justicia” (Salmo 37:28). “Su poder es muy grande” (Job
37:23). “Soy leal”, dice Jehová (Jeremías 3:12). “Él tiene
un corazón sabio” (Job 9:4). Es “un Dios misericordio-
8. ¿Por qué puede decirse que la Biblia es una prueba del cariño que
Jehová nos tiene?
9. ¿Cuáles son algunos textos bíblicos que presentan directamente
las cualidades de Dios?
La Biblia nos ayuda
a acercarnos a Jehová.

so y compasivo, paciente y
lleno de amor leal y ver-
dad” (Éxodo 34:6). La Bi-
blia también dice: “Tú, oh,
Jehová, eres bueno y estás
dispuesto a perdonar” (Sal-
mo 86:5). Y, como vimos
en el capítulo anterior, la
cualidad que lo caracteriza es el amor. De hecho, “Dios es
amor” (1 Juan 4:8). Al meditar en estas hermosas caracte-
rísticas, ¿no le atrae este Dios tan especial?
10 Además de decirnos sus cualidades, Jehová incluyó en

su Palabra varios relatos en los que se ve cómo las ha de-


mostrado. Esos relatos nos ofrecen imágenes claras de los
distintos aspectos de su personalidad y nos ayudan a acer-
carnos a él. Veamos un ejemplo.
11 No es lo mismo leer que el poder de Dios es “impre-

sionante” que ver en el relato bíblico cómo salvó a los is-


raelitas en el mar Rojo y los cuidó durante 40 años en el
desierto (Isaías 40:26). Gracias a esta historia, visualiza-
mos cómo se divide el mar agitado. Luego, toda una na-
ción de tal vez unos tres millones de personas cruza por
el fondo seco del mar entre dos enormes muros de agua
(Éxodo 14:21; 15:8). También vemos a Jehová cuidando y
protegiendo a su pueblo en el desierto. Por ejemplo, hizo
que saliera agua de un peñasco y los alimentó con algo
que había por el suelo, parecido a semillas blancas (Éxo-
do 16:31; Números 20:11). Este relato no solo demuestra
10, 11. a) ¿Qué incluyó Jehová en su Palabra para ayudarnos a co-
nocer mejor su personalidad? b) ¿Qué relato bíblico nos permite vi-
sualizar el poder de Dios en acción?
20 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

que Jehová tiene poder, sino que lo utiliza a favor de su


pueblo. Él “es nuestro refugio y nuestra fuerza, una ayu-
da siempre disponible en tiempos de angustia” (Salmo
46:1). ¿Verdad que nos llena de confianza saber que nues-
tras oraciones le llegan a este Dios tan poderoso?
12 Como los seres humanos solo podemos ver las cosas

físicas, somos incapaces de ver el mundo espiritual. Por


eso, Jehová —que es un espíritu— ha hecho más cosas
para ayudarnos a conocerlo. Si Dios hubiera usado con-
ceptos y expresiones del mundo espiritual para describir-
se a sí mismo, habría sido como si tratáramos de expli-
carle a un ciego de nacimiento de qué color son nuestros
ojos o si tenemos pecas. Pero él es comprensivo y nos ayu-
da, por así decirlo, a “verlo” usando descripciones que
podemos entender. Usa ejemplos e imágenes, y se com-
para a sí mismo con cosas que conocemos bien. Y a veces
hasta se describe como si tuviera rasgos humanos.1
13 Fijémonos en cómo Isaías 40:11 describe a Jehová:

“Cuidará de su rebaño como un pastor. Con su brazo jun-


tará a los corderos, y junto a su pecho los llevará”. Este
pasaje compara a Jehová con un pastor que levanta a los
corderos con “su brazo”. Esta imagen demuestra su ca-
pacidad para proteger y cuidar a sus siervos, hasta a los
más indefensos. Nos sentimos seguros entre sus fuertes
1 Por ejemplo, la Biblia habla de Jehová como si tuviera rostro, ojos,
oídos, nariz, boca, brazos y pies (Salmo 18:15; 27:8; 44:3; Isaías 60:13;
Mateo 4:4; 1 Pedro 3:12). Esto es lenguaje simbólico, y por lo tanto
no hay que entenderlo al pie de la letra, igual que no interpretamos
de forma literal que Jehová sea “la Roca” o un “escudo” (Deuterono-
mio 32:4; Salmo 84:11).

12. ¿Qué ha hecho Jehová para ayudarnos a “verlo” de una forma


que podamos entender?
13. ¿Cómo describe Isaías 40:11 a Jehová, y qué efecto tiene eso en
usted?
¿DE VERDAD PODEMOS ACERCARNOS A DIOS? 21

brazos, pues sabemos que, si le somos leales, nunca nos


abandonará (Romanos 8:38, 39). Este incomparable Pas-
tor lleva a los corderos “junto a su pecho”, o, literalmen-
te, “en su seno”. La expresión “en su seno” se refiere al
pliegue que se formaba en la parte superior de la ropa del
pastor, en la que a veces llevaba a las ovejitas recién naci-
das. Esto nos asegura que Jehová nos quiere y nos cuida
con ternura. ¿No nos mueve esto a acercarnos a Jehová?
El Hijo revela
cómo es el Padre
14 La manera más clara

en que Jehová nos mues-


tra cómo es él es por me-
dio de su querido Hijo,
Jesús. Nadie más podría
reflejar tan fielmente los
pensamientos y sentimientos
de Dios, ni describirlo con tan-
ta claridad. Como Jesús es su
Hijo primogénito, estuvo a su
lado antes de que existieran
otras criaturas espirituales y
el universo físico (Colosenses
1:15). Jesús conocía perfecta-
mente a Jehová. Por eso pudo
14. ¿Por qué se puede decir que
la mejor manera de conocer a
Jehová es mediante Jesús?

Mediante su creación
y su Palabra escrita,
Jehová nos dice cómo es él.
22 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

decir: “Nadie sabe quién es el Hijo excepto el Padre. Y na-


die sabe quién es el Padre excepto el Hijo y todo aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar” (Lucas 10:22). Durante
el tiempo que estuvo en la Tierra, Jesús mostró de dos im-
portantes maneras cómo es su Padre.
15 Primero, Jesús nos ayuda a conocer a su Padre por me-

dio de sus enseñanzas. Habló de Jehová de un modo que


nos llega al corazón. Por ejemplo, comparó a Jehová, un
Dios misericordioso que recibe a los pecadores arrepenti-
dos, con un padre que se conmueve cuando ve regresar al
hijo que se había rebelado: corre a su encuentro, lo abra-
za y lo besa tiernamente (Lucas 15:11-24). Además, Jesús
enseñó que Jehová trae hacia él a las personas de buen
corazón porque las ama de forma individual (Juan 6:44).
Dijo que ni siquiera un simple gorrión cae a tierra sin que
su Padre lo sepa. Y luego añadió: “Así que no tengan mie-
do. Ustedes valen más que muchos gorriones” (Mateo 10:
29, 31). ¿Cómo no va a atraernos un Dios tan cariñoso?
16 Segundo, Jesús nos ayuda a conocer a Jehová por me-

dio de su ejemplo. Reflejó de forma tan fiel a su Padre


que pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Pa-
dre también” (Juan 14:9). Por eso, cuando leemos en los
Evangelios sobre los sentimientos de Jesús y la forma en
que trataba a los demás, es como si viéramos el vivo retra-
to de su Padre. Es la manera más clara en que Jehová nos
pudo haber mostrado sus cualidades. Veamos por qué.
17 Para ilustrarlo, supongamos que tenemos que expli-

car qué es la bondad. Aunque podemos definirla con pa-


labras, el término cobra mayor significado y es más fácil
de comprender cuando vemos las acciones bondadosas de
15, 16. ¿De qué dos maneras nos ayuda Jesús a conocer a su Padre?
17. Mencione un ejemplo que nos ayuda a entender lo que ha hecho
Jehová para que lo conozcamos.
¿DE VERDAD PODEMOS ACERCARNOS A DIOS? 23

alguien. Jehová ha hecho algo parecido para ayudarnos a


entender cómo es él. Además de describirse con palabras,
nos da el vivo ejemplo de su Hijo, quien demostró con sus
acciones las cualidades de su Padre. Es como si a través de
los Evangelios, que describen a Jesús, Dios nos dijera: “Así
soy yo”. ¿Y cómo fue Jesús cuando estuvo en la Tierra?
18 Cristo reflejó a la perfección las cuatro cualidades

principales de Dios. Vemos su poder por la autoridad


que tenía sobre las enfermedades, el hambre e inclu-
so la muerte. Por ejemplo, nunca se aprovechó del po-
der de hacer milagros ni lo usó para hacerle daño a na-
die. Jesús no abusó del poder, como lo hacen las personas
egoístas (Mateo 4:2-4). Amaba la justicia, y por eso se eno-
jó con razón al ver que los abusivos comerciantes se apro-
vechaban de la gente (Mateo 21:12, 13). Trató con impar-
cialidad a las personas pobres y oprimidas, y las ayudó a
encontrar alivio (Mateo 11:4, 5, 28-30). Ni siquiera las en-
señanzas de Salomón tenían tanta sabiduría como las de
Jesús (Mateo 12:42). Pero nunca presumió de esa sabidu-
ría. Sus enseñanzas eran claras, sencillas y prácticas, y por
eso llegaban al corazón de la gente común.
19 Jesús fue un ejemplo excepcional de amor. Durante su

ministerio, reflejó esta cualidad de muchas maneras. Por


ejemplo, mostró empatía y compasión. Siempre que veía
sufrir a las personas, se compadecía de ellas. Pero no solo
eso: la empatía lo movía a ayudarlas (Mateo 14:14). Aun-
que curó enfermos y alimentó hambrientos, demostró su
compasión de una forma mucho más importante: ayu-
dó a la gente a conocer, aceptar y amar la verdad acer-
ca del Reino de Dios, el gobierno que acabará con el
18. ¿Cómo demostró Jesús poder, justicia y sabiduría?
19, 20. a) ¿Por qué fue Jesús un ejemplo excepcional de amor?
b) ¿Qué debemos tener presente cuando leamos y meditemos sobre
el ejemplo de Jesús?
24 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Salmo 15:1-5 ¿Qué espera Jehová de quienes desean ser sus
amigos?
Salmo 34:1-18 ¿Qué tipo de personas están cerca de Jehová,
y de qué pueden estar seguras?
Salmo 145:18-21 ¿Qué tenemos que hacer para estar cerca de
Jehová?
2 Corintios 6:14-7:1 ¿Qué debemos evitar para seguir siendo
amigos de Jehová?

sufrimiento de la humanidad (Marcos 6:34; Lucas 4:43).


Y, sobre todo, su mayor muestra de amor fue dar su vida
por nosotros (Juan 15:13).
20 Jesús era tan cariñoso y compasivo que es natural que

gente de todas las edades y orígenes quisiera estar con él


(Marcos 10:13-16). Pues bien, cuando lea y medite sobre
el ejemplo de Jesús, nunca olvide que lo que usted está
viendo es el claro reflejo de su Padre (Hebreos 1:3).
Cómo nos ayudará este libro
21 Estamos seguros de que Jehová quiere que nos acer-
quemos a él, pues en su Palabra nos dice claramente
cómo es él. Pero tampoco nos obliga a ser sus amigos;
es nuestra responsabilidad buscarlo “mientras se le pueda
encontrar” (Isaías 55:6). Esto implica conocer mediante
la Biblia su forma de ser y actuar. El propósito de este li-
bro es ayudarle a lograr eso.
22 Este libro se divide en cuatro secciones. Cada una

corresponde a una de las virtudes fundamentales de


Jehová —poder, justicia, sabiduría y amor— y comienza
21, 22. ¿Qué implica buscar a Jehová, y cómo nos ayuda este libro
a lograr eso?
¿DE VERDAD PODEMOS ACERCARNOS A DIOS? 25

con una descripción general de esa cualidad. Los prime-


ros capítulos de cada sección analizan diferentes maneras
en que Jehová demuestra una virtud. Además, en todas
las secciones hay un capítulo que explica cómo demostró
Jesús la cualidad que se analiza y otro que nos enseña a
ponerla en práctica en nuestra vida.
23 Cada capítulo, a partir de este, incluye un recuadro ti-

tulado “Preguntas para meditar”. Tomemos como ejem-


plo el de la página 24. Los textos bíblicos y las pregun-
tas no tienen la finalidad de repasar el capítulo, sino de
hacernos reflexionar en otros aspectos importantes rela-
cionados con el tema. ¿Cómo podemos sacarle provecho
a este recuadro? Busquemos los textos y, después de leer-
los con atención, leamos las preguntas y pensemos en las
respuestas. Además, podemos buscar información adicio-
nal. Preguntémonos: “¿Qué me enseña esto sobre Jeho-
vá? ¿Cómo puedo ponerlo en práctica en mi vida?
¿Cómo puedo utilizarlo para ayudar a otros?”.
24 Si hacemos todo esto, nos acercaremos cada vez más a

Jehová. ¿Por qué? Porque, de acuerdo con la Biblia, la me-


ditación se relaciona con el corazón (Salmo 19:14). Si re-
flexionamos de verdad en lo que aprendemos sobre Dios,
esa información irá entrando poco a poco en nuestro co-
razón. Eso influirá directamente en lo que pensamos y
sentimos hasta que, al final, nos impulse a actuar. Como
nuestro amor por él crece, queremos hacerlo feliz porque
lo vemos como nuestro mejor amigo (1 Juan 5:3). Pero
para tener ese tipo de amistad debemos conocer su for-
ma de ser y de actuar. En primer lugar, hablemos sobre su
santidad, un aspecto de su personalidad que nos da una
razón de peso para acercarnos a él.
23, 24. a) Explique el objetivo del recuadro “Preguntas para medi-
tar”. b) ¿Cómo nos ayuda la meditación a acercarnos cada vez más a
Dios?
C A P Í T U L O 3

“Santo, santo,
santo es Jehová”
ISAÍAS recibió una visión de Dios que lo dejó muy impre-
sionado. ¡Parecía tan real! Él escribió: “Vi a Jehová sentado
en un trono alto y elevado, y las faldas de su túnica llena-
ban el templo”, es decir, el gran templo de Jerusalén (Isaías
6:1, 2).
2 Lo que él escuchó también lo llenó de asombro. Unos

serafines —criaturas espirituales de muy alto rango— canta-


ban con tanta potencia que se sacudían los cimientos del
templo. Sus voces entonaban estas palabras sencillas pero
muy poderosas: “Santo, santo, santo es Jehová de los ejérci-
tos. Toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3, 4). Que
dijeran santo tres veces le da un énfasis especial a la palabra.
Y con razón, pues la santidad de Jehová alcanza un grado
máximo (Apocalipsis 4:8). Por toda la Biblia se habla de su
santidad. De hecho, hay muchísimos versículos que usan el
nombre de Jehová junto con las palabras santo y santidad.
3 Así que una de las cosas más importantes que Jehová

quiere que sepamos de él es que es santo. No obstante, mu-


chas personas tienen una idea muy negativa de lo que es la
santidad. Algunas caen en el error de relacionar esta pala-
bra con alguien santurrón o que se cree mejor que los de-
más. Y algunos que tienen la autoestima muy baja, en vez
de sentirse atraídos, se desaniman y creen que nunca serán
dignos de acercarse a él. Muchos se alejan de Jehová por es-
tos motivos. Y esto es muy triste, pues la santidad de Dios
1, 2. ¿Qué visión recibió el profeta Isaías, y qué nos enseña acerca
de Jehová?
3. ¿Qué opiniones erróneas sobre la santidad de Jehová hacen que
muchos no quieran acercarse a él?
“SANTO, SANTO, SANTO ES JEHOVÁ” 27

nos da razones de peso para acerarnos a él. ¿Por qué? Antes


de responder, analicemos qué es realmente la santidad.
¿Qué es la santidad?
4 Que Dios sea santo no significa que él sea prepotente o
presumido ni que nos mire por encima del hombro. De he-
cho, él odia esas actitudes (Proverbios 16:5; Santiago 4:6).
Entonces, ¿qué significa ser santo? La palabra hebrea que
en la Biblia se traduce como “santo” proviene de un térmi-
no que significa “separado”. En sentido religioso, tiene que
ver con todo lo que se aparta del uso común o se considera
sagrado. La santidad también transmite claramente la idea
de limpieza y pureza. Y Jehová, ¿en qué sentido es santo?
¿Está él “separado” de nosotros? ¿Está muy lejos de los se-
res humanos imperfectos?
5 De ningún modo, pues Jehová le aseguró a su pue-

blo que él, “el Santo de Israel”, estaba “en medio” de


ellos aunque fueran pecadores (Isaías 12:6; Oseas 11:9).
De modo que la santidad no lo convierte en un ser dis-
tante. Entonces, ¿en qué sentido está “separado”? En dos
aspectos esenciales. Primero, él está “separado” de toda la
creación en el sentido de que solo él es el Altísimo. Su pu-
reza o limpieza es absoluta e infinita (Salmo 40:5; 83:18).
Segundo, está completamente apartado de todo pecado, y
eso nos llena de confianza. ¿Por qué?
6 Vivimos en un mundo donde la pureza es poco común.

De una forma u otra, todo lo que hay en este mundo ale-


jado de Dios está contaminado por el pecado y la imper-
fección. Todos tenemos que luchar con nuestra tendencia
a pecar. Y, si no tenemos cuidado, corremos el peligro de
4, 5. a) ¿Qué es la santidad, y qué no implica? b) ¿En qué dos as-
pectos esenciales está “separado” Jehová?
6. ¿Por qué nos llena de confianza saber que Jehová está separado
por completo del pecado?
28 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

caer en el pecado (Romanos 7:15-25; 1 Corintios 10:12).


Pero a Jehová no le pasa eso. Él no corre ese riesgo porque
está separado por completo del pecado. Esto nos confirma
que es el mejor Padre y que podemos confiar totalmente
en él. Los padres humanos podrían decepcionarnos, pero
Jehová nunca lo hará. Él nunca hará cosas malas ni abusa-
rá de su poder. La santidad de él hace que eso sea imposi-
ble. De hecho, ya que esta cualidad es la mejor garantía, a
veces ha llegado a jurar por ella (Amós 4:2). ¿Verdad que
esto nos da seguridad?
7 La santidad es una cualidad propia de la naturaleza de

Jehová. ¿Qué significa esto? Para explicarlo, pensemos en


el ser humano. Nadie duda de que el ser humano es imper-
fecto porque todos somos imperfectos, y la imperfección
influye en todo lo que hacemos. Ahora pensemos en Jeho-
vá. No dudamos de que él sea santo. Todo lo que tiene que
ver con él es limpio, puro y recto. Así que, para conocerlo
bien, debemos entender qué implica la santidad.
“La santidad le pertenece a Jehová”
8 Puesto que Jehová es completamente santo, podemos
decir que él es la fuente de la santidad. La comparte con ge-
nerosidad; no la acapara. Por ejemplo, en el relato de la zar-
za ardiente, hasta el suelo se santificó cuando Jehová le ha-
bló a Moisés mediante un ángel (Éxodo 3:5).
9 ¿Pueden ser santos los seres humanos imperfectos? Con

la ayuda de Jehová, podemos ser santos hasta cierto grado.


Dios le ofreció a su pueblo Israel la oportunidad de conver-
tirse en “una nación santa” (Éxodo 19:6). Lo bendijo y le
dio un sistema de adoración santo, limpio y puro. Por eso
7. ¿Por qué puede decirse que la santidad es una cualidad propia de
la naturaleza de Jehová?
8, 9. ¿Cómo sabemos que Jehová puede ayudarnos a ser santos has-
ta cierto grado?
“SANTO, SANTO, SANTO ES JEHOVÁ” 29

la Ley de Moisés habla tantas veces de la santidad. Es más,


el sumo sacerdote llevaba en el turbante una reluciente
placa de oro que todo el pueblo podía ver y que decía: “La
santidad le pertenece a Jehová” (Éxodo 28:36). Así pues, la
adoración y la vida de los israelitas debían distinguirse por
un elevado nivel de limpieza y pureza. Jehová les dijo: “Tie-
nen que ser santos porque yo, Jehová su Dios, soy santo”
(Levítico 19:2). Si los israelitas se esforzaban al máximo por
obedecer a Dios, él los consideraría santos aunque fueran
imperfectos.
10 La santidad era muy importante para los israelitas.

En cambio, las naciones vecinas adoraban a dioses que solo


existían en su imaginación, a quienes representaban con
un carácter violento, codicioso y muy inmoral. Eran dioses
totalmente impuros, y la gente que los adoraba también
se volvía impura. Por eso, Jehová les dijo claramente a sus
siervos que se mantuvieran separados de aquellas naciones
paganas y de sus sucias prácticas religiosas (Levítico 18:24-
28; 1 Reyes 11:1, 2).
11 El antiguo Israel, el pueblo escogido de Dios, se esforzó

por reflejar la santidad de Jehová. Aun así, nunca alcanzó la


santidad de la parte celestial de la organización de Jehová.
La Biblia usa la expresión “santas miríadas” para referirse a
los millones de ángeles fieles que le sirven a Dios (Deutero-
nomio 33:2; Judas 14). Todos ellos reflejan a la perfección
la deslumbrante santidad de Dios. Y no olvidemos a los
serafines de la visión de Isaías. Su canción demuestra que
cumplen un importante papel en la proclamación de la
santidad de Jehová por todo el universo. Pero hay una cria-
tura celestial que supera a todos los demás ángeles: Jesús,
10. ¿Qué gran diferencia había entre la adoración de los israelitas y
la de las naciones vecinas?
11. ¿Cómo reflejan los ángeles, los serafines y Jesús la santidad de la
parte celestial de la organización de Jehová?
30 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

el Hijo unigénito de Jehová. Él refleja como nadie la santi-


dad de su Padre, por lo que la Biblia lo llama “el Santo de
Dios” (Juan 6:68, 69).
La santidad de su nombre y de su espíritu
12 ¿Qué puede decirse del nombre de Dios? La Biblia dice
que su “nombre es santo” (Isaías 57:15). Y es que, como vi-
mos en el primer capítulo, no es un simple título ni una eti-
queta, sino que representa a Jehová con todas sus cualida-
des. Según la Ley de Moisés, si alguien le faltaba el respeto
al nombre de Dios, debía morir (Levítico 24:16). Además,
recuerde qué fue lo primero que Jesús pidió en oración:
“Padre nuestro que estás en los cielos, que tu nombre sea
santificado” (Mateo 6:9). Ahora bien, si santificar significa
apartar algo y tratarlo como santo o sagrado, ¿por qué hay
que santificar el nombre de Dios, que de por sí es santo?
13 La razón es que los enemigos de Dios han dicho menti-

ras de él para manchar su santo nombre. En el Edén, Sata-


nás lanzó falsas acusaciones contra Jehová e insinuó que es
un mal gobernante (Génesis 3:1-5). Desde entonces, Sata-
nás ha llenado de esas mentiras a este mundo impuro que
él gobierna (Juan 8:44; 12:31; Apocalipsis 12:9). La religión
ha dado a entender que Dios es injusto, indiferente y cruel,
y hasta afirma que Dios respalda sus horribles guerras. Ade-
más, en vez de darle el reconocimiento a Jehová por sus
maravillosas creaciones, mucha gente cree en la evolución.
Como los enemigos de Dios se han empeñado en ensuciar
el nombre divino, es necesario santificarlo y devolverle su
legítima gloria. Esperamos con ganas el día en que Jehová
limpie su nombre para siempre, y esto lo hará por medio
del Reino en manos de su Hijo. ¡Cuánto nos alegra poder
poner nuestro granito de arena!
12, 13. a) ¿Por qué se dice con toda razón que el nombre de Dios
es santo? b) ¿Por qué hace falta limpiar el nombre divino?
“SANTO, SANTO, SANTO ES JEHOVÁ” 31

14 ¿Y qué puede decirse del espíritu de Dios? Esta fuerza


activa viene directamente de él y se le suele llamar espíri-
tu santo (Génesis 1:2). Es la fuerza más poderosa que hay y
Jehová la usa para cumplir todo lo que se propone. Como
todo lo que Dios hace es santo, puro y limpio, es lógico que
a esa fuerza se le llame “espíritu santo” o “espíritu de san-
tidad” (Lucas 11:13; Romanos 1:4). Aun así, la Biblia dice
que hay personas que blasfeman contra el espíritu santo; se
ponen en contra de la voluntad de Dios. Este es un pecado
imperdonable (Marcos 3:29).
Por qué la santidad de Jehová nos atrae a él
15 Es fácil entender por qué la Biblia relaciona la santi-
dad divina con el temor que el ser humano debe sentir ha-
cia Dios. Por ejemplo, 2 Corintios 7:1 dice que perfeccione-
mos “nuestra santidad con el temor de Dios”. Este temor es
un sentimiento de reverencia y profundo respeto hacia él.
Es normal sentir esto, ya que Jehová está muy por encima
de nosotros y es santo, puro y glorioso. Pero todo esto, en
vez de alejarnos de él, hace que queramos estar más cerca
de él. ¿Por qué?
16 En primer lugar, las Escrituras relacionan la santidad

con la belleza. La Biblia se refiere al cielo, el lugar don-


de Dios habita, como su “elevada morada de santidad y
gloria”, o “hermosura” (Isaías 63:15; nota). La belleza nos
atrae. Por ejemplo, al mirar la foto de la página 33, ¿qué le
llama la atención? ¿Qué es lo que más le gusta? Fíjese en lo
limpia que se ve el agua. El aire debe ser muy puro, porque
14. ¿Por qué se le llama “santo” al espíritu de Dios, y por qué es tan
grave blasfemar contra él?
15. ¿Por qué es normal que la santidad de Jehová nos haga sentir te-
mor, y qué es el temor de Dios?
16. a) ¿Qué relación hay entre la santidad y la gloria o belleza, y qué
ejemplo nos ayuda a entender esto? b) ¿Cómo describe la Biblia la
gloria de nuestro santo Dios?
32 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

el cielo está azul y se ven destellos de luz. Pero imagínese


que el paisaje fuera diferente. Si el río estuviera lleno de ba-
sura, los árboles y las piedras tuvieran grafitis y el aire estu-
viera contaminado, dejaría de atraernos; no querríamos ni
acercarnos. Y es que normalmente asociamos la belleza, o
la gloria, con la limpieza, la pureza y la luz. De hecho, so-
lemos utilizar estas palabras para hablar de la santidad de
Jehová. ¡Con razón nos atraen tanto las descripciones del
esplendor de Jehová! Las visiones de la Biblia muestran
que Jehová irradia luz, brilla como las piedras preciosas y
resplandece como el fuego o los metales más relucientes
y puros. Todo esto destaca la inmensa gloria o belleza de
nuestro santo Dios (Ezequiel 1:25-28; Apocalipsis 4:2, 3).
17 Entonces, ¿debería la santidad de Dios hacernos sentir

inferiores? La verdad es que somos inferiores, pues está cla-


ro que Jehová está muy por encima de nosotros. Pero ¿es
esta una razón para alejarnos de él? Veamos cómo reaccio-
nó Isaías cuando escuchó a los serafines decir que Jeho-
vá es santo: “Entonces dije: ‘¡Ay de mí! ¡Puedo darme por
muerto, porque soy un hombre de labios impuros y vivo
entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han vis-
to al Rey, al mismo Jehová de los ejércitos!’ ” (Isaías 6:5).
Como vemos, la inmensa santidad de Jehová le recordó al
fiel profeta lo imperfecto y pecador que era. Al principio se
sintió muy triste, pero Jehová no lo dejó así.
18 En ese momento, envió a un serafín para consolar a

Isaías. ¿Y cómo lo consoló? El poderoso espíritu voló has-


ta el altar, tomó una brasa y le tocó los labios con ella.
Eso parece más doloroso que reconfortante; pero recuer-
de que era una visión cargada de simbolismo. Isaías —un
judío fiel— sabía que todos los días se ofrecían sacrificios
17, 18. a) Al principio, ¿cómo se sintió Isaías por la visión que tuvo?
b) ¿Qué hizo Jehová para consolarlo, y qué significó lo que hizo el
serafín?
La santidad debería atraernos tanto como la belleza.
34 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Levítico 19:1-18 ¿Qué principios debemos poner en prácti-
ca para que nuestra conducta sea santa?
Deuteronomio 23:9-14 ¿Qué relación hay entre la limpieza
física y la santidad? ¿Cómo debe influir esto en nuestra apa-
riencia y en el estado de nuestra casa?
Romanos 6:12-23; 12:1-3 Si luchamos por ser santos,
¿cómo debemos ver el pecado y la influencia del mundo?
Hebreos 12:12-17 ¿Qué cosas podemos hacer para ser san-
tos?

en el altar del templo para pedir perdón por los pecados.


Con cariño, el serafín le recordó a Isaías que, aunque fue-
ra imperfecto, “de labios impuros”, podía llegar a ser puro
ante Dios.1 Jehová estaba dispuesto a considerar santo, al
menos hasta cierto grado, a un hombre imperfecto y peca-
dor (Isaías 6:6, 7).
19 Con nosotros sucede lo mismo. Aquellas ofrendas reali-

zadas en el altar de Jerusalén fueron solo una sombra de


algo mayor: el sacrificio perfecto de Jesucristo en el año 33
(Hebreos 9:11-14). Si nos arrepentimos con sinceridad de
nuestros pecados, hacemos los cambios necesarios y po-
nemos nuestra fe en ese sacrificio, Jehová nos perdonará
(1 Juan 2:2). Así que Dios también puede considerarnos
puros. Por eso el apóstol Pedro nos recuerda: “Está escri-
to: ‘Tienen que ser santos porque yo soy santo’” (1 Pe-
1 En la Biblia, los labios suelen representar el habla o el idioma. Así
que la expresión “de labios impuros” encaja muy bien, pues muchos
de los pecados que cometemos están relacionados con el uso de la fa-
cultad del habla (Proverbios 10:19; Santiago 3:2, 6).

19. A pesar de nuestra imperfección, ¿qué nos permite ser santos has-
ta cierto grado?
“SANTO, SANTO, SANTO ES JEHOVÁ” 35

dro 1:16). Notemos que Jehová no dijo que tuviéramos que


ser tan santos como él. Nunca nos pide imposibles (Salmo
103:13, 14). Más bien, nos dice que seamos santos porque él
lo es. “Como hijos amados”, tratamos de imitarlo lo me-
jor que podemos a pesar de la imperfección (Efesios 5:1).
Si nos esforzamos día tras día por hacer esto, seguiremos
“perfeccionando nuestra santidad” (2 Corintios 7:1).
20 Jehová ama lo que es justo y puro. Y, aunque odia todo

lo que tiene que ver con el pecado, a nosotros no nos odia


(Habacuc 1:13). Más bien, nos perdona si vemos el pecado
como él lo ve —es decir, odiando lo malo y amando lo bue-
no— y si luchamos por seguir los pasos perfectos de Cris-
to (Amós 5:15; 1 Pedro 2:21). Reconocer esto y saber que
podemos estar limpios a los ojos de nuestro santo Dios tie-
ne un efecto muy positivo en nosotros. Como ya vimos, la
santidad de Jehová al principio le recordó a Isaías su propia
impureza, por lo que exclamó: “¡Ay de mí!”. Pero, al com-
prender que sus pecados habían sido perdonados, cam-
bió de actitud. Entonces, cuando Jehová pidió un volunta-
rio para una misión, Isaías, aunque no sabía lo que iba a
hacer, respondió al instante: “¡Aquí estoy yo! ¡Envíame a
mí!” (Isaías 6:5-8).
21 Estamos hechos a la imagen del Dios santo, así que po-

demos imitar sus cualidades y ser sus amigos (Génesis 1:


26). Todos podemos llegar a ser santos. Si nos esforzamos
por ser cada vez más santos, Jehová estará encantado de
ayudarnos. Como resultado, nos acercaremos cada vez más
a él. En los siguientes capítulos estudiaremos las cualidades
de Dios y veremos que hay muchas razones de peso para
acercarnos a él.
20. a) ¿Por qué es importante reconocer que podemos estar limpios
a los ojos de nuestro santo Dios? b) ¿Cómo reaccionó Isaías cuando
comprendió que sus pecados habían sido perdonados?
21. ¿Por qué estamos seguros de que podemos llegar a ser santos?
S E C C I Ó N 1

EL “PODER
TAN IMPRESIONANTE”
DE JEHOVÁ
En esta sección analizaremos algunos relatos
bíblicos que demuestran el poder de Jehová para
crear, destruir, proteger y restaurar. Comprobar
que “su energía dinámica es tan inmensa y
su poder tan impresionante” nos llenará
de valor y esperanza (Isaías 40:26).
C A P Í T U L O 4

“Jehová es [...] muy poderoso”


ELÍAS ya había experimentado cosas maravillosas: unos
cuervos le llevaban comida dos veces al día cuando estu-
vo escondido, la harina y el aceite que había en dos reci-
pientes no se agotaron durante un largo periodo de ham-
bre y cayó fuego del cielo en respuesta a una oración suya
(1 Reyes, capítulos 17 y 18). Sin embargo, nada de esto se
compara con algo que le pasó después.
2 Elías estaba escondido a la entrada de una cueva del

monte Horeb cuando presenció una serie de sucesos im-


presionantes. Primero, sopló un viento tan intenso que
partió montañas y destrozó peñascos. Tuvo que ser ensor-
decedor. Luego, un fuerte terremoto sacudió aquel lugar.
Y, por último, un fuego se extendió por la región, y de se-
guro Elías tuvo que sentir un calor sofocante (1 Reyes 19:
8-12).
3 Todas estas cosas que presenció Elías tenían algo en co-

mún: eran demostraciones del enorme poder de Jehová.


Claro, no hace falta ver un milagro para entender que él
es poderoso. Eso se percibe claramente. La Biblia nos in-
dica que la creación da prueba de “su poder eterno y divi-
nidad” (Romanos 1:20). Piense en los deslumbrantes re-
lámpagos, en el estremecedor sonido de los truenos, en
una imponente catarata o en la inmensidad de un cie-
lo estrellado. ¿Verdad que todas estas cosas son muestras
del poder de Dios? Tristemente, la mayoría de la gente en
1, 2. ¿Qué cosas maravillosas había experimentado Elías? Pero ¿qué
sucesos todavía más impresionantes presenció desde la cueva del
monte Horeb?
3. ¿Qué cualidad de Jehová vemos en lo que presenció Elías, y cuá-
les son otras muestras de esa cualidad?
38 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

la actualidad no piensa en el poder de Dios y ni siquiera


tiene una idea clara de lo que es. Pero, si logramos enten-
der lo que implica esta cualidad, descubriremos muchas
razones para acercarnos a Jehová. En esta sección analiza-
remos detalladamente su poder incomparable.
Una virtud fundamental de Jehová
4 No hay nadie tan poderoso como Jehová. Jeremías
10:6 dice: “Nadie es como tú, oh, Jehová. Tú eres gran-
de, y tu nombre es grande y poderoso”. ¿Notó que aquí
se dice que el nombre de Jehová es grande y poderoso?
Como vimos, al parecer este nombre significa “él hace
que llegue a ser”. ¿Qué le permite a Dios crear lo que él
quiera y llegar a ser lo que él decida? Entre otras cosas, su
poder. Y es que el poder que Jehová tiene para cumplir su
voluntad no tiene límites. De hecho, es una de sus virtu-
des fundamentales.
5 Jehová sabe que no podríamos comprender todo lo

que implica su poder, y por eso usa ejemplos para ayu-


darnos. Como ya vimos, se vale del toro para representar
su poder (Ezequiel 1:4-10). Y es un símbolo muy adecua-
do, pues hasta los toros domesticados son muy grandes
y fuertes. El toro era uno de los animales más fuertes en
la Palestina de tiempos bíblicos. Pero la gente sabía que
había una especie más temible: el toro salvaje, conocido
como uro, un animal que hoy está extinto (Job 39:9-12).
El gobernante romano Julio César dijo que era casi tan
grande como un elefante. Escribió: “Grande es su fuerza
y velocidad”. ¡Qué pequeñitos e insignificantes nos sen-
tiríamos junto a esa bestia!
4, 5. a) ¿Qué dice la Biblia sobre el nombre de Jehová? b) ¿Por qué
es adecuado que Jehová eligiera el toro como símbolo de su poder?

“Resultó que Jehová estaba pasando por allí”.


40 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

6 Del mismo modo, el ser humano es pequeñito e insig-


nificante en comparación con el Dios de poder, Jeho-
vá. Para él, hasta las naciones más poderosas son como
una simple capa de polvo en una balanza (Isaías 40:15).
Solo Jehová tiene poder infinito, y por eso solo a él se
le llama “el Todopoderoso” (Apocalipsis 15:3).1 “Su ener-
gía dinámica” es inmensa y “su poder” es impresionan-
te (Isaías 40:26). Él es una fuente inagotable de poder y
no depende de nada externo para obtener energía, pues
“la fuerza es de Dios” (Salmo 62:11). Ahora bien, ¿de qué
formas usa su poder?
Cómo usa Jehová su poder
7 El espíritu santo es el poder de Dios en acción, y Jehová
lo genera de forma ilimitada. De hecho, en Génesis 1:2,
la Biblia lo llama “la fuerza activa de Dios”. Los términos
hebreos y griegos que originalmente se usaron en la Bi-
blia para referirse a “espíritu” pueden traducirse en otros
contextos como “viento”, “ráfaga”, “soplo” y “aliento”.
Según algunos expertos, estos términos originales trans-
miten la idea de una fuerza dinámica invisible. Igual que
el viento, el espíritu santo es invisible, pero sí podemos
ver y sentir sus efectos.
8 Jehová puede usar su espíritu santo de la forma que

él quiera y para hacer lo que él quiera. Por eso la Bi-


blia se refiere de forma simbólica a este espíritu como su
“dedo”, su “mano poderosa” o su “brazo poderoso” (Lu-
1 El significado literal del término griego para “Todopoderoso” es
“gobernante sobre todo; el que tiene todo el poder”.

6. ¿Por qué solo a Jehová se le puede llamar “el Todopoderoso”?


7. ¿Qué es el espíritu santo de Jehová, y qué idea transmiten los tér-
minos bíblicos originales?
8. ¿Qué expresiones simbólicas usa la Biblia para referirse al espíri-
tu de Dios, y por qué son adecuadas?
“JEHOVÁ ES [...] MUY PODEROSO” 41

cas 11:20; Deuteronomio 5:15; Salmo 8:3). Nosotros usa-


mos la mano para hacer tareas muy distintas y que re-
quieren diversos grados de fuerza o de delicadeza. Del
mismo modo, Dios puede usar su espíritu para lograr
cualquier objetivo: desde crear el diminuto átomo, hasta
dividir el mar Rojo o darles milagrosamente a los cristia-
nos del siglo primero la capacidad de hablar en lenguas.
9 Otra forma en que Jehová usa el poder es ejercien-

do su autoridad como Soberano del universo. ¿Se imagi-


na tener millones de siervos que estén listos para hacer
lo que usted les pida? Pues él tiene esa autoridad. Le sir-
ven muchos seres humanos, que en la Biblia se compa-
ran muchas veces a un ejército (Salmo 68:11; 110:3). Sin
embargo, los humanos son débiles en comparación con
los ángeles. Por ejemplo, en una ocasión en que el ejér-
cito asirio atacó al pueblo de Dios, un solo ángel aca-
bó con 185.000 soldados en una noche (2 Reyes 19:35).
En efecto, los ángeles son “fuertes y poderosos” (Salmo
103:19, 20).
10 ¿Cuántos ángeles hay? El profeta Daniel contempló

en una visión más de cien millones de criaturas espiritua-


les ante el trono celestial de Jehová, pero el relato no dice
que esos fueran todos los ángeles (Daniel 7:10). Así que
seguramente hay cientos de millones. Esto explica que a
Dios se le llame Jehová de los ejércitos. Este título nos ayu-
da a entender que él dirige un grupo enorme y bien or-
ganizado de ángeles muy poderosos. Jehová le dio a su
amado Hijo, “el primogénito de toda la creación”, autori-
dad sobre todos ellos (Colosenses 1:15). Jesús es el arcán-
gel —el jefe de todos los ángeles, serafines y querubines—,
así que es el ser más poderoso que creó Jehová.
9. ¿Cuál es otra forma en que Jehová usa el poder?
10. a) ¿Por qué recibe el Todopoderoso el título Jehová de los ejér-
citos? b) ¿Cuál es el ser más poderoso que creó Jehová?
42 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

11 Además, hay otra muestra del poder de Jehová. Hebreos


4:12 dice: “La palabra de Dios está viva y actúa con poder”.
¿Hemos visto lo poderosa que es “la palabra” —es decir,
el mensaje— que Jehová inspiró y que se conserva en la Bi-
blia? Puede darnos fuerzas, aumentar nuestra fe y ayudar-
nos a hacer grandes cambios en la vida. De hecho, cuando
el apóstol Pablo les dijo a sus hermanos cristianos que tu-
vieran cuidado con las personas que llevaban un estilo de
vida muy inmoral, añadió: “Sin embargo, algunos de uste-
des eran eso” (1 Corintios 6:9-11). En efecto, “la palabra de
Dios” actuó con poder y los ayudó a cambiar.
12 Jehová tiene tanto poder y lo utiliza de formas tan

efectivas que nada puede detenerlo. Jesús mismo dijo que


“para Dios todo es posible” (Mateo 19:26). Veamos con
qué objetivo usa Jehová su poder.
Utiliza su poder para cumplir sus propósitos
13 El espíritu de Jehová es muy superior a cualquier otra
fuerza. Pero Jehová no es una fuerza ni una simple fuen-
te de poder. Él piensa y siente, y siempre controla su po-
der a la perfección. Ahora bien, ¿para qué usa su poder?
14 Como veremos, Jehová usa su poder para crear, des-

truir, proteger, restaurar... En fin, lo usa para hacer lo


que haga falta con tal de cumplir sus propósitos perfectos
(Isaías 46:10). A veces lo utiliza para enseñarnos aspectos
importantes de su personalidad y sus normas. Pero, so-
bre todo, lo utiliza para cumplir su voluntad, santificar su
santo nombre por medio del Reino mesiánico y demos-
trar que su forma de gobernar es la mejor. Nada jamás po-
drá impedirle hacer lo que se propone.
11, 12. a) ¿En qué sentido actúa con poder la palabra de Dios?
b) ¿Qué dijo Jesús sobre el alcance del poder de Jehová?
13, 14. a) ¿Por qué decimos que Jehová no es una fuerza ni una sim-
ple fuente de poder? b) ¿De qué formas utiliza su poder?
“JEHOVÁ ES [...] MUY PODEROSO” 43

15 Jehová también utiliza su poder para ayudarnos a cada


uno de nosotros. Fíjese en lo que dice 2 Crónicas 16:9:
“Los ojos de Jehová están vigilando toda la tierra para mos-
trar su fuerza a favor de los que le sirven con un corazón
completo”. La experiencia de Elías, que vimos al principio,
muestra que esto es así. ¿Por qué le demostró Jehová su po-
der de esa manera? Pues bien, la malvada reina Jezabel ha-
bía jurado que lo mataría, así que el profeta tuvo que huir
para salvarse. Se sentía solo, tenía miedo y estaba desani-
mado; parecía que todo su duro trabajo no había valido
para nada. Pero, para consolar a Elías, Jehová le demostró
su poder. El viento, el terremoto y el fuego le demostraron
que contaba con el apoyo del ser más poderoso del univer-
so. ¿Por qué debía tenerle miedo a Jezabel teniendo de su
parte al Dios todopoderoso? (1 Reyes 19:1-12).1
16 Jehová ya no realiza ese tipo de milagros, pero él sigue

siendo el mismo que entonces (1 Corintios 13:8). Tiene


el mismo deseo de usar su fuerza para ayudar a quienes lo
aman. Aunque vive en los cielos, en la región espiritual,
no está muy lejos de nosotros. La distancia no es obstácu-
lo para él, pues en cualquier lugar puede usar su infinito
poder. De hecho, “Jehová está cerca de todos los que lo
llaman” (Salmo 145:18). En cierta ocasión, el profeta Da-
niel le suplicó ayuda. ¡Y no había acabado de orar, cuan-
do se le apareció un ángel! (Daniel 9:20-23). Nada le im-
pide a Jehová ayudar y fortalecer a quienes ama (Salmo
118:6).
1 La Biblia dice que “Jehová no estaba en el viento” ni “en el terre-
moto” ni “en el fuego”. Los siervos de Jehová no son como los que
adoran a las fuerzas de la naturaleza. Saben muy bien que él es tan
grande que ninguna creación puede contenerlo (1 Reyes 8:27).

15. ¿Cómo usa Jehová su poder con sus siervos, y cómo lo demos-
tró con Elías?
16. ¿Por qué nos consuela pensar en el gran poder de Jehová?
44 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

¿Debería intimidarnos su poder?


17 ¿Debería el poder de Dios hacer que le tengamos
temor? Sí y no. ¿Por qué? Decimos que sí, porque, como
vimos en el capítulo anterior, es bueno que sintamos te-
mor de Dios, es decir, que lo respetemos profundamente.
Como dice la Biblia, este temor es “el comienzo de la sa-
biduría” (Salmo 111:10). Pero también decimos que no,
pues el poder de Dios no hace que le tengamos miedo a
Jehová o que nos asuste la idea de acercarnos a él.
18 “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto

corrompe absolutamente”, escribió lord Acton en 1887.


Muchos citan con frecuencia las palabras de este historia-
dor inglés porque creen que son totalmente ciertas. El ser
humano, que es imperfecto, suele abusar de la autoridad,
como vez tras vez ha confirmado la historia (Eclesiastés
4:1; 8:9). Por eso, la gente desconfía de los poderosos y
se alejan de ellos. En cambio, aunque Jehová tiene poder
absoluto, no se corrompe. ¿Por qué? Porque, como ya vi-
mos, él es santo, es totalmente incorruptible. No es como
los hombres y mujeres imperfectos de este mundo echa-
do a perder. Nunca ha abusado de su autoridad y nunca
lo hará.
19 Ahora bien, recordemos que el poder no es la única

virtud de Jehová. Aún nos quedan por estudiar su justi-


cia, sabiduría y amor. Pero él no demuestra esas virtudes
de forma mecánica, como si fueran piezas independien-
tes. Por el contrario, en los próximos capítulos veremos
que siempre ejerce el poder de acuerdo con su justicia,
17. ¿En qué sentido nos da temor el poder de Jehová, y en qué otro
sentido no nos da temor?
18. a) ¿Por qué muchas personas desconfían de los poderosos?
b) ¿Cómo sabemos que el poder no puede corromper a Jehová?
19, 20. a) ¿Junto con qué otras cualidades demuestra Jehová su po-
der, y por qué nos da tranquilidad esto? b) ¿Con qué compararíamos
su autocontrol, y por qué le atrae esta cualidad?
“JEHOVÁ ES [...] MUY PODEROSO” 45

Preguntas para meditar


2 Crónicas 16:7-13 ¿Cómo muestra el caso del rey Asá que
desconfiar del poder de Jehová tiene graves consecuencias?
Salmo 89:6-18 ¿Cómo nos sentimos cuando pensamos en el
poder de Jehová?
Isaías 40:10-31 Según este pasaje, ¿cómo es el poder de Jeho-
vá, qué alcance tiene y cómo puede beneficiarle a usted?
Apocalipsis 11:16-18 ¿Qué promete hacer Jehová en el futuro
usando su poder, y por qué les consuela esta garantía a los cris-
tianos verdaderos?

sabiduría y amor. Pero antes, analicemos otra cualidad de


Dios que no es común entre los que gobiernan en este
mundo: el autocontrol.
20 Imagínese a un hombre que es muy grande y muy

fuerte. Al principio le da miedo, pero cuando lo co-


noce mejor se da cuenta de que no es alguien que in-
timide. Al contrario, es amable y siempre usa su fuerza
para ayudar y proteger a los demás, sobre todo a los más
indefensos y débiles. Cuando dicen mentiras para man-
char su reputación, mantiene una actitud firme pero cal-
mada, digna y amable. Si usted fuera tan fuerte como este
hombre, ¿sería capaz de actuar con tanta amabilidad y
autocontrol? Sin duda, cuanto más conocemos a alguien
así, más ganas tenemos de ser sus amigos. Pues con más
razón queremos ser amigos del Dios todopoderoso. Pen-
semos en la frase en que se basa el título del capítulo:
“Jehová es paciente, y también muy poderoso” (Nahúm
1:3). Él no se apresura a usar su fuerza contra nadie, ni si-
quiera contra los malvados. Aunque lo provoquen una y
otra vez, siempre es apacible, amable y muy paciente (Sal-
mo 78:37-41).
46 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

21 Veamos el autocontrol de Jehová desde otro ángulo.


Si usted tuviera poder ilimitado, ¿sentiría a veces la tenta-
ción de obligar a los demás a hacer las cosas a su manera?
Pues Jehová, con todo su poder, no obliga a las personas
a servirle, y eso que es el único modo de conseguir vida
eterna. Al contrario, nos dignifica dándonos libertad de
elección. Aunque nos advierte de las consecuencias de to-
mar malas decisiones y nos dice cuáles son las recompen-
sas de tomar buenas decisiones, deja la elección en nues-
tras manos (Deuteronomio 30:19, 20). Él no quiere que
le sirvamos a la fuerza o por miedo a su impresionante
poder. Jehová busca a los que quieren servirle porque lo
aman (2 Corintios 9:7).
22 Veamos una última razón para no tenerle miedo al

Dios todopoderoso. Las personas que tienen cierta auto-


ridad normalmente no quieren compartir su poder con
otros. En cambio, Jehová sí quiere compartirlo con sus
siervos fieles. Por eso, es generoso y delega autoridad en
otras personas, entre ellas, su Hijo (Mateo 28:18). Pero
también les da poder a sus siervos de otra manera. La Bi-
blia dice: “Tuyos, oh, Jehová, son la grandeza, el poder,
la hermosura, el esplendor y la majestad, porque todo lo
que hay en los cielos y en la tierra es tuyo. [...] En tus ma-
nos hay fuerza y poder, y tus manos son capaces de en-
grandecer y fortalecer a todos” (1 Crónicas 29:11, 12).
23 Así es, Jehová quiere darle fuerzas a usted. Quiere dar-

nos hasta “el poder que va más allá de lo normal” (2 Co-


rintios 4:7). Al ver que Jehová usa su poder con bondad y
eficacia, ¿no nos dan ganas de estar cerca de él? En el pró-
ximo capítulo analizaremos cómo usa su poder para crear.
21. ¿Por qué no nos obliga Jehová a hacer su voluntad, y qué nos en-
seña esto sobre él?
22, 23. a) ¿Cómo sabemos que a Jehová le gusta compartir su po-
der con otros? b) ¿Qué analizaremos en el próximo capítulo?
C A P Í T U L O 5

El poder para crear:


Jehová hizo el cielo y la Tierra
¿QUÉ hace usted cuando está junto a una fogata en una no-
che fría? Quizás acerque las manos a una distancia que le
permita disfrutar del calorcito de las llamas. Si se acerca de-
masiado, puede acabar quemándose; pero, si se queda muy
lejos, el frío de la noche lo puede dejar helado.
2 Existe un “fuego” que nos calienta de día: el Sol, situa-

do a 150 millones de kilómetros (93 millones de millas)


de nosotros.1 ¡Qué potente tiene que ser para que nos lle-
gue su calor desde tan lejos! No obstante, la Tierra gira en
torno a este colosal horno termonuclear a la distancia ade-
cuada. Si estuviera más cerca, el agua que hay en la Tierra
se evaporaría, y, si estuviera más lejos, el agua se conge-
laría. En cualquiera de los dos casos, no habría vida en el
planeta. La luz solar resulta esencial para los seres vivos,
y además es limpia, eficiente y muy agradable (Eclesiastés
11:7).
3 La mayoría de la gente da por sentado el Sol, y eso que su

vida depende de él. Por eso, no se dan cuenta de lo que este


nos enseña. La Biblia dice: “Tú [Jehová] hiciste la luz y el
sol” (Salmo 74:16). Y es que el Sol le da honra a Jehová, “el
que hizo el cielo, la tierra, [...] y todo lo que hay en ellos”
(Salmo 19:1; 146:6). Pero el Sol es solo una de tantas y tan-
tas estrellas que nos enseñan cuánto poder tiene Jehová
1 Para darnos una idea de la magnitud de esta distancia, pensemos
en lo que tardaría un automóvil en recorrerla. Si viajara las 24 horas
del día a 160 kilómetros (100 millas) por hora sin detenerse, tardaría
más de 100 años.

1, 2. ¿Cómo demuestra el Sol el poder que tiene Jehová para crear?


3. ¿Qué nos enseña el Sol?
48 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Jehová hizo
“la luz y el sol”.

para crear. Analicemos algunas de las cosas que Jehová ha


creado y veamos lo que pueden enseñarnos.
“Levanten la vista al cielo y vean”
4 Como ya se mencionó, el Sol es una estrella. Parece
más grande que las que vemos de noche porque, compara-
do con ellas, está cerca de nosotros. ¿Cuánta potencia tie-
ne? Pues bien, en su núcleo registra temperaturas de unos
15.000.000 °C (27.000.000 °F). Si sacáramos de allí un pe-
dacito del tamaño de la cabeza de un alfiler y lo trajéramos
a la Tierra, tendríamos que alejarnos de él 140 kilómetros
(90 millas) para estar a salvo. El Sol emite cada segundo
una energía equivalente a la explosión de cientos de millo-
nes de bombas atómicas.
5 El Sol es enorme; es 1.300.000 veces más grande que la

Tierra. ¿Pero es una de las estrellas más grandes? No. De he-


cho, los astrónomos la llaman enana amarilla. El apóstol
4, 5. a) ¿Qué potencia tiene el Sol y cuál es su tamaño? b) En com-
paración con otras estrellas, ¿cómo es el Sol?
EL PODER PARA CREAR: JEHOVÁ HIZO EL CIELO Y LA TIERRA 49

Pablo dijo: “La gloria de cada estrella es diferente” (1 Co-


rintios 15:41). Pero él no podía saber lo ciertas que eran es-
tas palabras inspiradas. Piense en esto: hay una estrella tan
grande que, si estuviera donde está el Sol, la Tierra que-
daría en su interior. Si pasara lo mismo con otra de esas es-
trellas tan grandes, absorbería todos los planetas hasta Sa-
turno, que está muy lejos de la Tierra. Está tan lejos que una
nave espacial tardó 4 años en llegar allí aunque iba 40 veces
más rápido que la bala de una pistola muy potente.
6 Pero algo más impresionante que el tamaño de las

estrellas es su cantidad. La Biblia dice que ningún ser


humano puede contar las estrellas, como tampoco se puede
6. ¿Cómo muestra la Biblia que la cantidad de estrellas es muy su-
perior a la que puede ver el ojo humano?

“A todas las llama


por su nombre”.
50 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

contar “la arena del mar” (Jeremías 33:22). Esto significa


que hay muchas más de las que vemos a simple vista. Si un
escritor bíblico, como Jeremías, hubiera tratado de contar-
las, solo habría llegado a unas 3.000, pues son las únicas
que el ojo humano alcanza a ver en una noche despejada.
Podríamos comparar esa cantidad al número de granos de
un simple puñado de arena. Pues bien, la cantidad real de es-
trellas es tan inmensa como la cantidad de granos de arena
que hay en el mar.1 ¿Quién podría contarlas?
7 Isaías 40:26 nos da la respuesta: “Levanten la vista al cie-

lo y vean. ¿Quién ha creado estas cosas? Es aquel que las


hace salir como un ejército, contándolas una por una; a to-
das las llama por su nombre”. Y Salmo 147:4 dice que Jeho-
vá “cuenta el número de las estrellas”. ¿Cuántas son? No es
tan fácil contestar esta pregunta. Los astrónomos creen
que tan solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea, hay más de
100.000 millones,2 aunque algunos opinan que hay mu-
chas más. Pero hay muchas galaxias más, y muchas de es-
tas tienen más estrellas que la Vía Láctea. ¿Cuántas galaxias
hay? Según los cálculos científicos, hay cientos de miles de
millones, o incluso billones. Hasta ahora, parece que no se
ha podido determinar el número exacto de galaxias, y mu-
cho menos de los miles de millones de estrellas que contie-
nen. En cambio, Jehová sí lo sabe y, lo que es más, les da
nombre a cada una de ellas.
1 Hay quienes creen que en tiempos bíblicos existía algún tipo de
telescopio muy rudimentario. Según ellos, si no hubiera sido por eso,
la gente de aquel tiempo no habría podido saber que la cantidad de
estrellas es incalculable. Esas teorías infundadas no toman en cuenta
a Jehová, el autor de la Biblia (2 Timoteo 3:16).
2 Piense en cuánto tiempo le llevaría tan solo contar 100.000 millo-
nes de estrellas: si durante las 24 horas del día contara una por segun-
do, tardaría 3.171 años.

7. ¿Qué opinan los científicos sobre la cantidad de estrellas que hay


en nuestra galaxia y de la cantidad de galaxias que hay en el universo?
EL PODER PARA CREAR: JEHOVÁ HIZO EL CIELO Y LA TIERRA 51

8 Cuando pensamos en las dimensiones de las galaxias, nos


asombramos todavía más. Por ejemplo, se calcula que la Vía
Láctea mide unos 100.000 años luz de extremo a extremo.
Piense en un haz de luz, que viaja a la altísima velocidad de
300.000 kilómetros (186.000 millas) por segundo. Este tar-
daría 100.000 años en atravesarla. Y hay galaxias muchísi-
mo mayores. La Biblia dice que Jehová extiende “los cielos”
como si fueran una simple tela (Salmo 104:2). Él también
controla los movimientos de estas creaciones. Todo lo que
hay en el universo, desde la más diminuta partícula hasta la
galaxia más grande, se mueve conforme a leyes físicas que
Dios estableció y aplicó (Job 38:31-33). Por eso los científi-
cos comparan los movimientos tan precisos de las estrellas
y galaxias a la compleja coreografía de un ballet. Pensemos
ahora en el que creó todo esto. ¿No sentimos una gran ad-
miración por el Dios que tiene tanto poder para crear?
“El que hizo la tierra,
el que la hizo con su poder”
9 Vemos el poder que Jehová tiene para crear por la for-

ma en que hizo la Tierra. Él la puso en el mejor lugar del


universo. Algunos científicos creen que la vida que hay en
nuestro planeta sería imposible en muchas otras galaxias.
De hecho, en la mayor parte de la Vía Láctea tampoco po-
dría haber vida. El centro de la galaxia es peligroso: la radia-
ción es muy alta y las estrellas que hay allí son tantas que
pasan rozándose y casi chocan. Por otro lado, en los bordes
faltan muchos elementos esenciales para la vida. El sistema
solar está puesto en el lugar ideal.
10 Hay un enorme planeta lejano que protege a la Tierra:

8. a) ¿Qué nos puede ayudar a entender las dimensiones de la Vía


Láctea? b) ¿Qué utiliza Jehová para controlar los movimientos de las
estrellas y galaxias?
9, 10. ¿Cómo sabemos que Jehová puso la Tierra en el lugar ideal,
y qué nos enseña esto sobre él?
52 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Júpiter. Este planeta es más de mil veces mayor que el nues-


tro y tiene una fuerza de gravedad tremenda. Por eso, ab-
sorbe o desvía los objetos que viajan por el espacio a alta ve-
locidad. Los científicos creen que, si no fuera por Júpiter,
la cantidad de objetos que chocarían contra la Tierra sería
10.000 veces mayor. Otro aliado de la Tierra es la Luna. Este
satélite, mucho más cercano que Júpiter, no es solo una
hermosa fuente de luz. Gracias a que mantiene a nuestro
planeta en la inclinación adecuada, tenemos estaciones es-
tables y predecibles, que nos hacen la vida más fácil y agra-
dable.
11 En todos los detalles del diseño de la Tierra vemos el

poder de Jehová para crear. Por ejemplo, él hizo un escu-


do para protegernos: la atmósfera. El Sol emite rayos que
nos benefician y rayos que nos perjudican. Cuando los ra-
yos dañinos llegan a la atmósfera, convierten el oxígeno en
un gas llamado ozono. Este gas forma una capa que absor-
be la mayor parte de la radiación. ¡Qué bueno que Jehová
nos puso una sombrilla!
12 Además de lo anterior, nuestra atmósfera nos da el aire

que necesitamos y cumple otras funciones que hacen posi-


ble la vida en la Tierra. Por ejemplo, ¿qué podemos decir del
impresionante ciclo del agua? Cada año, el Sol evapora de
nuestros mares y océanos más de 400.000 kilómetros cúbi-
cos (100.000 millas cúbicas) de agua, que se eleva forman-
do nubes. Estas circulan por todo el planeta gracias al vien-
to. Entonces el agua, ya filtrada y depurada, cae en forma de
lluvia, nieve y hielo. Gracias a eso, se reabastecen los sumi-
nistros de agua. Es tal como dice Eclesiastés 1:7: “Todos los
ríos van a dar al mar, pero el mar no se llena. Los ríos vuel-
ven al lugar donde nacieron para volver a correr de nuevo”.
Solo Jehová pudo haber puesto en marcha este ciclo.
11. ¿Cómo nos protege la atmósfera?
12. ¿Cómo demuestra el ciclo del agua el poder de Jehová para crear?
EL PODER PARA CREAR: JEHOVÁ HIZO EL CIELO Y LA TIERRA 53

13 Dondequiera que hay vida vemos claramente el poder


de Jehová para crear. Lo podemos ver en todo: desde las
plantas microscópicas que llenan el mar y nos regalan oxí-
geno hasta las enormes secuoyas de más de 30 pisos de
alto. El suelo también rebosa de vida: hay lombrices, hon-
gos y microbios que cooperan en el crecimiento de las
plantas. Con razón, la Biblia dice que el suelo tiene fuerza,
o poder (Génesis 4:12, nota).
14 Sin duda, Jehová es “el que hizo la tierra, el que la hizo

con su poder” (Jeremías 10:12). Este poder se ve incluso


en sus creaciones más diminutas. Para hacernos una idea,
si formáramos una hilera de un millón de átomos, se-
ría más fina que un cabello humano. Y, aunque ampliá-
ramos un átomo al tamaño de un edificio de 14 pisos, el
núcleo sería tan pequeño como un grano de sal situado
en el séptimo piso. Sin embargo, este pequeñísimo nú-
cleo es tan potente que se usa para generar explosiones
atómicas.
“Todo lo que respira”
15 La gran variedad de animales también demuestra el
poder de Jehová para crear. El Salmo 148 enumera mu-
chas cosas que lo alaban, y el versículo 10 incluye a
los “animales salvajes y todos los animales domésticos”.
En cierta ocasión en que Dios conversó con Job, le ha-
bló del león, la cebra, el toro salvaje, Behemot (el hipo-
pótamo) y Leviatán (al parecer, el cocodrilo). ¿Qué quería
enseñarle? La razón por la que el ser humano debe sentir
admiración y profundo respeto por el Creador. Si al hom-
bre le imponen respeto estos animales tan poderosos,
13. ¿Qué nos enseñan las plantas y el suelo sobre el poder del Crea-
dor?
14. ¿Cuánto poder contiene el diminuto átomo?
15. ¿Qué quería enseñarle Jehová a Job cuando le habló de algunos
animales?
54 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

temibles e indomables, ¿qué debería sentir por aquel que


los creó? (Job, capítulos 38-41).
16 Salmo 148:10 también habla de las aves. ¡Cuánta va-

riedad hay! Jehová le habló a Job del avestruz, que “se


ríe del caballo y de su jinete”. Aunque no vuela, esta ave
de 2,5 metros (8 pies) de altura corre a una velocidad de
hasta 65 kilómetros (40 millas) por hora y puede abarcar
4,5 metros (15 pies) en una sola zancada (Job 39:13, 18).
Por otra parte, el albatros pasa la mayor parte del tiem-
po sobrevolando el océano. Sus alas miden unos 3 metros
(11 pies) de punta a punta y se desplaza durante horas por
el aire sin dar un solo aleteo. En contraste, el colibrí abe-
ja —que es el pájaro más pequeño del planeta— mide tan
solo 5 centímetros (2 pulgadas) de largo y mueve las alas
80 veces por segundo. Los colibríes son capaces de que-
darse suspendidos en el aire como un helicóptero e inclu-
so de volar hacia atrás. Son como pequeñas joyas que bri-
llan en el aire.
17 Salmo 148:7 dice que hasta los “animales marinos”

alaban a Jehová. Pensemos, por ejemplo, en la ballena


azul, el animal más grande del planeta. Este animal,
que vive en “las aguas profundas”, puede medir más de
30 metros (100 pies) de largo y alcanzar el peso de
30 elefantes adultos. De hecho, su lengua pesa lo mis-
mo que un elefante. Su corazón, del tamaño de un au-
tomóvil pequeño, solo late 9 veces por minuto, en con-
traste con las 1.200 veces que late el corazón del colibrí.
Al menos uno de sus vasos sanguíneos es tan ancho que
un niño podría gatear por su interior. Sin duda, estamos
de acuerdo con lo que dice el último versículo del libro
de los Salmos: “Que todo lo que respira alabe a Jah” (Sal-
mo 150:6).
16. ¿Qué le impresiona más de algunas de las aves que Jehová creó?
17. ¿Cuáles son las dimensiones de la ballena azul, y qué siente us-
ted al pensar en los animales que Jehová creó?
EL PODER PARA CREAR: JEHOVÁ HIZO EL CIELO Y LA TIERRA 55

Preguntas para meditar


Salmo 8:3-9 ¿Qué lección de humildad nos da la creación?
Salmo 19:1-6 ¿A qué nos debe impulsar el poder de Jehová para
crear, y por qué?
Mateo 6:25-34 ¿Cómo nos ayuda a mantener la calma y a fijar
nuestras prioridades meditar en la creación y el poder de Jehová?
Hechos 17:22-31 ¿Cómo nos enseña la forma en que Jehová usa
su poder para crear que la idolatría está mal y que él no está muy
lejos de nosotros?

Qué nos enseña de Jehová


el poder que tiene para crear
18 ¿Qué aprendemos de Jehová al ver su poder para
crear? La gran variedad de seres vivos que Jehová creó nos
llena de asombro. Un salmista exclamó: “¡Cuántas son
tus obras, oh, Jehová! [...] La tierra está llena de tus
creaciones” (Salmo 104:24). ¡Qué gran verdad! La cien-
cia ha descubierto más de un millón de especies, pero se
cree que podría haber varios millones más. La capacidad
artística e imaginativa del ser humano a veces se agota.
En cambio, la creatividad de Jehová es inagotable. Su po-
der para inventar y crear cosas nuevas y distintas no tiene
límites.
19 La forma en que Jehová usa su poder para crear nos en-

seña que él tiene el derecho a gobernar. Jehová es el único


al que se le puede llamar Creador, porque él hizo todas las
cosas. Ni siquiera el Hijo unigénito de Jehová, que fue “un
obrero experto” durante la creación, recibe el título Crea-
dor o Cocreador en la Biblia (Proverbios 8:30; Mateo 19:4).
Más bien, es “el primogénito de toda la creación” (Colosen-
ses 1:15). Como Jehová creó todas las cosas, solo él tiene el
18, 19. ¿Cuánta variedad de seres vivos ha creado Jehová, y qué nos
enseña la creación sobre su derecho a gobernar?
56 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

derecho de gobernar en todo el universo (Romanos 1:20;


Apocalipsis 4:11).
20 ¿Ha dejado Jehová de usar su poder para crear? Pues

bien, la Biblia dice lo que pasó cuando terminó el sexto


día de la creación: “El séptimo día, Dios se puso a descan-
sar de toda la obra que había estado haciendo” (Géne-
sis 2:2). El apóstol Pablo indicó que el séptimo “día”
abarca miles de años y que en su época aún no había ter-
minado (Hebreos 4:3-6). Pero, cuando leemos que Jehová
descansó, ¿quiere decir que dejó de trabajar por completo?
No, pues él nunca deja de trabajar (Salmo 92:4; Juan 5:17).
Este descanso debe referirse más bien a que Jehová dejó
de crear cosas nuevas en la Tierra. Él ha seguido trabajan-
do para que se cumplan sus propósitos. Por ejemplo, ins-
piró las Santas Escrituras y hasta produjo “una nueva crea-
ción”, de la que hablaremos en el capítulo 19 (2 Corintios
5:17).
21 Cuando Jehová termine su día de descanso, podrá de-

cir lo mismo que dijo al final de los seis días creativos,


que todo su trabajo en la Tierra es “muy bueno” (Géne-
sis 1:31). No sabemos cómo usará Jehová su infinito po-
der para crear, pero estamos seguros de que su forma de
usarlo nos seguirá sorprendiendo. La creación continua-
rá enseñándonos lecciones sobre él por toda la eterni-
dad (Eclesiastés 3:11). Y, mientras más aprendamos acer-
ca de Jehová, más respeto y admiración sentiremos por él.
Como resultado, estaremos cada vez más cerca de nuestro
Gran Creador.
20. ¿En qué sentido ha descansado Jehová desde que terminó su
creación en la Tierra?
21. Cuando vivamos para siempre, ¿qué sentimientos producirá en
nosotros el poder de Jehová para crear?
C A P Í T U L O 6

El poder para destruir: “Jehová


es un poderoso guerrero”
LOS israelitas están atrapados entre altas montañas y un
profundo mar. El ejército egipcio —una despiadada máqui-
na de exterminio— los persigue totalmente decidido a aca-
bar con ellos.1 Pero Moisés le dice al pueblo que no se de-
sespere. Les asegura: “Jehová mismo peleará por ustedes”
(Éxodo 14:14).
2 Al parecer, Moisés después le pide ayuda a Dios, quien le

responde: “¿Por qué sigues pidiéndome ayuda a gritos?”.


Y añade: “Levanta tu vara y extiende la mano sobre el mar
para dividirlo en dos” (Éxodo 14:15, 16). Trate de imagi-
nar lo que pasó después. De inmediato, Jehová le da órde-
nes a su ángel, y la columna de nube se pone detrás de los
israelitas, donde tal vez se extiende formando una especie
de pared que impide que los egipcios los ataquen (Éxodo
14:19, 20; Salmo 105:39). Luego, Moisés extiende la mano,
y el mar se divide impulsado por un fuerte viento. De al-
gún modo, las aguas “se cuajaron” y “quedaron inmóvi-
les”. Así, se forman dos muros, y en medio queda un ca-
mino tan ancho que todo el pueblo puede cruzar el mar
Rojo (Éxodo 14:21; 15:8).
3 Al ver este increíble milagro, el faraón debió haberse re-

tirado junto con sus tropas. Pero, en vez de eso, les da la


orden de atacar (Éxodo 14:23). Mientras los egipcios van
1 Según el historiador judío Flavio Josefo, “los perseguidores tenían
seiscientos carros y eran cincuenta mil hombres a caballo y doscien-
tos mil a pie, todos armados” (Antigüedades Judías, libro II, cap. XV,
sec. 3).

1-3. a) ¿A qué peligrosa situación se enfrentaron los israelitas?


b) ¿De qué forma luchó Jehová a favor de su pueblo?
EL PODER PARA DESTRUIR: “JEHOVÁ ES UN PODEROSO GUERRERO” 59

tras los israelitas, las ruedas de sus carros se salen y no pue-


den avanzar. Los israelitas llegan a salvo a la otra orilla, y
Jehová le manda a Moisés: “Extiende tu mano sobre el mar
para que las aguas se cierren sobre los egipcios, sus carros
de guerra y sus jinetes”. Finalmente, los muros de agua se
derrumban, y así sepultan al faraón y su ejército (Éxodo 14:
24-28; Salmo 136:15).
4 Lo que hizo Jehová para rescatar a los israelitas en el

mar Rojo nos enseña mucho sobre él. Ahí, demostró que
es “un poderoso guerrero” (Éxodo 15:3). Ahora bien, cuan-
do usted piensa en Jehová como un guerrero, ¿qué siente?
La verdad es que las guerras causan mucho dolor y sufri-
miento. Por eso quizás piense que el poder que Dios tie-
ne para destruir nos aleja de Jehová en vez de acercarnos
a él.
Diferencias entre las guerras de Dios
y las del hombre
5 El título “Jehová de los ejércitos” aparece más de 260 ve-

ces en las Escrituras Hebreas y 2 en las Escrituras Griegas


Cristianas (1 Samuel 1:11). Como Soberano, Jehová está
al mando de un enorme ejército de ángeles muy podero-
sos (Josué 5:13-15; 1 Reyes 22:19; Isaías 37:36). La muerte
de seres humanos nunca es una escena agradable. Pero hay
que tener en cuenta que las guerras de Dios son muy dife-
rentes de las guerras humanas. Aunque los líderes políticos
y militares justifiquen sus ataques, las guerras de este mun-
do siempre están marcadas por la codicia y el egoísmo.
4. a) ¿Qué demostró ser Jehová en el mar Rojo? b) ¿Qué podrían
sentir algunas personas al pensar en el poder de Jehová para destruir?
5, 6. a) ¿Por qué es adecuado llamar a Dios Jehová de los ejércitos?
b) ¿Qué diferencia hay entre las guerras de Dios y las humanas?

En el mar Rojo, Jehová demostró ser


“un poderoso guerrero”.
60 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

6 En cambio, Jehová no se deja llevar por las emociones.


Deuteronomio 32:4 dice: “Él es la Roca, todo lo que hace
es perfecto, porque todos sus caminos son justos. Es un
Dios fiel que nunca comete injusticias. Él es justo y recto”.
De hecho, la Palabra de Dios condena la furia descontro-
lada, la crueldad y la violencia (Génesis 49:7; Salmo 11:5).
Jehová usa su poder para destruir solo en contadas oca-
siones, pero siempre con buenas razones y como último
recurso. Él mismo explicó mediante el profeta Ezequiel:
“¿Acaso me causa algún placer la muerte de alguien malva-
do? —afirma el Señor Soberano Jehová—. ¿Acaso no prefie-
ro que abandone sus caminos y siga vivo?” (Ezequiel
18:23).
7 Entonces, ¿por qué recurre Jehová al poder para des-

truir? Antes de contestar esta pregunta, pensemos en lo


que le pasó a Job. Satanás desafió a Dios y afirmó que
este hombre justo —y en realidad cualquier ser humano—
sería incapaz de mantenerse íntegro si se le ponía a prue-
ba. Jehová respondió a ese desafío permitiéndole al Diablo
probar la integridad de Job. En consecuencia, Job perdió la
salud, las riquezas e incluso a sus hijos (Job 1:1-2:8). Como
no sabía todo lo que había detrás, pensó que Dios lo esta-
ba castigando injustamente, y hasta le preguntó por qué lo
había convertido en “blanco” de ataque y lo consideraba
su “enemigo” (Job 7:20; 13:24).
8 Un joven llamado Elihú le explicó a Job que eso no era

cierto. Le dijo: “¿Estás tan seguro de que tienes razón


que dirías ‘Soy más justo que Dios’?” (Job 35:2). Obvia-
mente, no tendría sentido creernos más sabios que Jehová
o pensar que es injusto. Elihú también dijo: “¡Es impensa-
ble que el Dios verdadero actúe con maldad, que el To-
7, 8. a) ¿A qué conclusión llegó Job sobre su situación? b) ¿Cómo
ayudó Elihú a Job a corregir su forma de pensar? c) ¿Qué lección
aprendemos de lo que le pasó a Job?
EL PODER PARA DESTRUIR: “JEHOVÁ ES UN PODEROSO GUERRERO” 61

dopoderoso haga algo injusto!”. Y luego añadió: “No está


a nuestro alcance entender al Todopoderoso; su poder es
muy grande, y él nunca actúa en contra de su justicia ni de
su gran rectitud” (Job 34:10; 36:22, 23; 37:23). Podemos es-
tar seguros de que, cuando Dios pelea, lo hace porque tiene
buenas razones. Teniendo esto en cuenta, veamos algunos
motivos por los que Jehová, un Dios de paz, a veces actúa
como un guerrero (1 Corintios 14:33).
Por qué tiene que pelear un Dios de paz
9 Después de alabar a Dios como “un poderoso guerrero”,
Moisés dijo: “¿Quién entre los dioses es como tú, oh, Jeho-
vá? ¿Quién es como tú, que demuestras ser supremo en
santidad?” (Éxodo 15:11). El profeta Habacuc escribió algo
parecido: “Tus ojos son demasiado puros para ver lo que
es malo, y no puedes tolerar la maldad” (Habacuc 1:13).
Aunque Jehová es un Dios de amor, también es un Dios
santo y justo, y por eso a veces tiene que usar su poder para
destruir (Isaías 59:15-19; Lucas 18:7). Por lo tanto, su santi-
dad no pierde esplendor cuando él pelea. Más bien, pelea
porque es santo (Éxodo 39:30).
10 Pensemos en lo que pasó cuando Adán y Eva —la pri-

mera pareja humana— se rebelaron contra Dios (Génesis 3:


1-6). Si Jehová se hubiera quedado de brazos cruzados, su
autoridad como el Soberano del universo se habría debili-
tado. Y, como es un Dios justo, tenía el deber de condenar-
los a muerte (Romanos 6:23). Él predijo que habría enemis-
tad entre sus siervos y los seguidores de “la serpiente”, el
Diablo, tal como leemos en la primera profecía de la Biblia
(Apocalipsis 12:9; Génesis 3:15). Jehová sabía que, al final,
la única manera de resolver el problema sería aplastando a
9. ¿Por qué pelea el Dios de la paz?
10. ¿Cuál sería la única manera de acabar con la enemistad predicha
en Génesis 3:15, y qué bendiciones tendría la humanidad obediente?
62 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Satanás (Romanos 16:20). Esto les traería bendiciones a las


personas obedientes. ¿Cuáles? Satanás ya no podría seguir
engañando a la humanidad, y toda la Tierra se convertiría
en un paraíso (Mateo 19:28). Pero, antes de eso, los que
estuvieran de parte de Satanás perseguirían y tratarían de
matar a los siervos de Dios. Y, por eso, Jehová a veces ten-
dría que hacer algo para proteger a su pueblo.
Dios actúa para eliminar la maldad
11 Una de esas ocasiones fue el Diluvio de los días de Noé.
Génesis 6:11, 12 dice: “El Dios verdadero vio que la tierra
estaba arruinada y llena de violencia. Así es, Dios se fijó en
la tierra, y estaba arruinada. Toda la gente de la tierra lle-
vaba una vida corrupta”. ¿Permitiría Jehová que los mal-
vados acabaran con las pocas personas buenas que queda-
ban en la Tierra? No, y por eso tuvo que enviar un diluvio
universal para borrar del planeta a las personas violentas e
inmorales.
12 Algo similar pasó cuando Dios decidió destruir a los ca-

naneos. Jehová había prometido que todas las familias


de la Tierra se bendecirían mediante la descendencia de
Abrahán. Para cumplir eso, decretó que los descendientes
de Abrahán recibieran la tierra de Canaán, donde vivían
los amorreos. Pero ¿sería justo que Jehová sacara a los
amorreos de su propio país a la fuerza? Pues bien, Dios
profetizó que esperaría unos 400 años para sacarlos de su
tierra, cuando “el error de los amorreos” hubiera llegado
al límite (Génesis 12:1-3; 13:14, 15; 15:13, 16; 22:18).1 Du-
1 Todo indica que en este pasaje el término “amorreos” se refiere a
todos los pueblos de Canaán (Deuteronomio 1:6-8, 19-21, 27; Josué
24:15, 18).

11. ¿Por qué tuvo que enviar Dios un diluvio universal?


12. a) ¿Qué predijo Jehová acerca de la descendencia de Abrahán?
b) ¿Por qué decidió Jehová destruir a los amorreos?
EL PODER PARA DESTRUIR: “JEHOVÁ ES UN PODEROSO GUERRERO” 63

rante ese periodo, ellos se fueron corrompiendo cada vez


más. Canaán se convirtió en un país lleno de idolatría,
crueldad, violencia e inmoralidad sexual (Éxodo 23:24; 34:
12, 13; Números 33:52). Sus habitantes hasta sacrificaban
a sus hijos en el fuego. ¿Podía un Dios santo permitir que
su pueblo viviera entre esa gente tan mala? Claro que no.
Él dijo: “La tierra es impura y la castigaré por su error, y la
tierra vomitará a sus habitantes” (Levítico 18:21-25). Pero
Jehová no destruyó a todo el mundo. Más bien, les perdo-
nó la vida a algunos cananeos que demostraron tener un
buen corazón, como Rahab y los gabaonitas (Josué 6:25; 9:
3-27).
Pelea a favor de su nombre
13 Como Jehová es santo, su nombre también es santo
(Levítico 22:32). Jesús les enseñó a sus discípulos a pedir
esto en oración: “Que tu nombre sea santificado” (Mateo
6:9). La rebelión en el jardín de Edén profanó, o manchó,
el nombre de Dios, pues cuestionó su reputación y for-
ma de gobernar. Jehová no podía pasar por alto la rebe-
lión ni todas esas calumnias. Tenía que limpiar su nombre
(Isaías 48:11).
14 Volviendo de nuevo a los israelitas, recordemos cuando

eran esclavos en Egipto. En aquel momento, la gente pudo


haber pensado que Dios nunca cumpliría su promesa de
que todas las familias de la Tierra se bendecirían mediante
la descendencia de Abrahán. Pero, cuando Jehová liberó a
los israelitas y los convirtió en nación, limpió su nombre.
Por eso, el profeta Daniel le dijo a Dios en oración: “Oh,
Jehová nuestro Dios, el que sacó a su pueblo de la tierra de
Egipto con mano poderosa y se hizo un nombre” (Daniel
9:15).
13, 14. a) ¿Por qué Jehová tuvo que limpiar su nombre? b) Pensan-
do en el caso de los israelitas, ¿cómo limpió Jehová su nombre?
64 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

15 Es interesante que Daniel hizo esta suplica en otra


ocasión en la que Jehová tenía que limpiar su nombre sal-
vando a los judíos. Esta vez, estaban cautivos en Babilo-
nia porque habían sido desobedientes. Y, además, la capital
del pueblo de Dios, Jerusalén, estaba en ruinas. Daniel sa-
bía que el nombre de Dios sería engrandecido si Jehová los
llevaba de vuelta a su tierra. Por eso le rogó: “Oh, Jehová,
perdona. ¡Oh, Jehová, presta atención y actúa! No tardes,
oh, Dios mío, por causa de ti mismo, porque tu ciudad y tu
pueblo llevan tu nombre” (Daniel 9:18, 19).
Pelea a favor de su pueblo
16 Cuando Jehová defiende y limpia su nombre, ¿es por-
que piensa solo en sí mismo? No, pues al defenderlo y
mostrar que es santo y justo, también protege a su pueblo.
Por ejemplo, el capítulo 14 de Génesis cuenta que cuatro
reyes raptaron a Lot, sobrino de Abrahán, y a su familia.
Pero, con la ayuda de Dios, Abrahán derrotó a los enemi-
gos aunque eran mucho más fuertes. Es probable que esta
victoria fuera el primer relato que se escribió en “el Libro
de las Guerras de Jehová”. Al parecer, este era un libro que
también incluía batallas que no aparecen en la Biblia (Nú-
meros 21:14). Más adelante habría muchas más victorias.
17 Poco antes de que los israelitas entraran en la tierra de

Canaán, Moisés les aseguró: “Jehová su Dios irá delante de


ustedes y peleará por ustedes, tal como hizo en Egipto ante
sus propios ojos” (Deuteronomio 1:30; 20:1). Jehová luchó
por su pueblo y le ayudó a conseguir grandes victorias so-
bre sus enemigos, tanto en el tiempo de Josué —el sucesor
de Moisés— como en la época de los jueces y en la del go-
15. ¿Por qué rescató Jehová a los judíos cautivos en Babilonia?
16. ¿Piensa Jehová solo en sí mismo cuando defiende y limpia su
nombre?
17. ¿Qué ejemplos demuestran que Jehová peleó a favor de los israe-
litas después de que entraron en la tierra de Canaán?
EL PODER PARA DESTRUIR: “JEHOVÁ ES UN PODEROSO GUERRERO” 65

Preguntas para meditar


2 Reyes 6:8-17 ¿Cómo nos anima en tiempos difíciles tener
presente que nuestro Dios es “Jehová de los ejércitos”?
Ezequiel 33:10-20 Antes de usar su poder para destruir, ¿qué
oportunidad les da Jehová a las personas desobedientes como
muestra de su misericordia?
2 Tesalonicenses 1:6-10 ¿Por qué será un alivio para los siervos
fieles de Dios la destrucción de los malvados?
2 Pedro 2:4-13 ¿Qué mueve a Jehová a usar su poder para des-
truir, y qué lecciones le enseña esto a la humanidad?

bierno de los reyes fieles de Judá (Josué 10:1-14; Jueces 4:


12-17; 2 Samuel 5:17-21).
18 Jehová no ha cambiado. Y su propósito de convertir este

planeta en un pacífico paraíso tampoco ha cambiado (Gé-


nesis 1:27, 28). Él sigue odiando la maldad. Además, quie-
re mucho a su pueblo y pronto lo rescatará (Salmo 11:7).
Dentro de poco, la enemistad de la que habla Génesis 3:15
desembocará en un violento y rotundo ataque contra el
pueblo de Dios. Una vez más, Jehová se convertirá en “un
poderoso guerrero” para santificar su nombre y proteger a
sus siervos (Zacarías 14:3; Apocalipsis 16:14, 16).
19 Piense en el siguiente ejemplo. Un hombre ve que una

fiera ataca a su familia, así que él se lanza contra ella


y la mata. ¿Cree que su esposa y sus hijos se alejarían de
él por haber matado a la fiera? Claro que no. Al contra-
rio, estarían muy agradecidos porque, al defenderlos así,
18. a) ¿Por qué debemos agradecer que Jehová no haya cambiado?
b) ¿En qué desembocará la enemistad de la que habla Génesis 3:15?
19. a) Explique con un ejemplo por qué la manera en la que Jeho-
vá usa su poder para destruir nos acerca a él. b) ¿Cómo deberíamos
sentirnos al saber que Dios está dispuesto a pelear para protegernos?
66 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

demostró cuánto los quería. Igualmente, la manera en que


Jehová usa su poder para destruir no debería alejarnos de
él. Más bien, deberíamos amarlo más al ver que está dis-
puesto a pelear para protegernos. Esto también hace que
aumente nuestro respeto por su infinito poder, y así “poda-
mos darle servicio sagrado a Dios como a él le gusta, con
temor de Dios y profundo respeto” (Hebreos 12:28).
Acerquémonos al “poderoso guerrero”
20 Claro, la Biblia no siempre explica todas las razones por
las que Jehová decide pelear. Pero podemos estar seguros de
que él nunca usa de forma injusta, caprichosa o cruel su po-
der para destruir. Normalmente entenderemos mejor un re-
lato bíblico si tomamos en cuenta el contexto o buscamos
más información (Proverbios 18:13). Aunque nos falten de-
talles, algo que nos ayudará a despejar nuestras dudas es co-
nocer mejor a Jehová y meditar en sus preciosas cualidades.
Si lo hacemos, descubriremos que tenemos buenas razones
para confiar en nuestro Dios, Jehová (Job 34:12).
21 Como vimos, Jehová es “un poderoso guerrero” cuan-

do es necesario, pero eso no significa que le guste pelear.


Es cierto que en la visión que tuvo Ezequiel del carro ce-
lestial se representa a Jehová como si estuviera listo para
luchar contra sus enemigos. Pero Ezequiel también vio a
Dios rodeado de un arcoíris, un símbolo de la paz (Génesis
9:13; Ezequiel 1:28; Apocalipsis 4:3). Está claro que Jehová
es tranquilo y pacífico. Y “Dios es amor”, como escribió el
apóstol Juan (1 Juan 4:8). Jehová manifiesta con total equi-
librio todas sus cualidades. ¡Qué honor tener la oportuni-
dad de acercarnos a este Dios tan poderoso que nos ama
tanto!
20. Cuando no entendemos bien un relato en el que Jehová usa su
poder para destruir, ¿qué deberíamos hacer, y por qué?
21. Aunque Jehová se convierte en “un poderoso guerrero” cuando
es necesario, ¿cómo es él en realidad?
C A P Í T U L O 7

El poder para proteger:


“Dios es nuestro refugio”
EN LA primera parte del año 1513 antes de nuestra era, los
israelitas iban a entrar en la región del Sinaí. Era una si-
tuación peligrosa, pues tenían que viajar por un “grande y
terrible desierto, lleno de serpientes venenosas y escorpio-
nes” (Deuteronomio 8:15, Dios habla hoy). Además, había
naciones enemigas que podían atacarlos. Jehová, su Dios,
era quien los había conducido a esa situación. Pero ¿sería
capaz de protegerlos?
2 Jehová le dijo a su pueblo algo muy tranquilizador: “Us-

tedes han visto con sus propios ojos lo que les hice a los
egipcios. Lo hice para llevarlos sobre alas de águilas y traer-
los hasta mí” (Éxodo 19:4). Les recordó que él los había li-
berado de Egipto. Fue como si unas águilas, por así decirlo,
los hubieran sacado de allí y los hubieran puesto a salvo.
Y es que las “alas de águilas” nos ayudan a entender cómo
protege Jehová a su pueblo. Veamos por qué.
3 Las águilas tienen unas alas que pueden medir has-

ta 2 metros (7 pies) de envergadura. Pero no solo las


usan para volar, sino también para proteger a sus po-
lluelos. Por ejemplo, con ellas los abrigan cuando soplan
vientos fríos. Y también las usan para formar una especie
de sombrilla y resguardarlos del sol abrasador. Así como
un águila protege a sus crías, Jehová había protegido a la
joven nación de Israel. Y, ahora, en el desierto, sus pode-
rosas alas seguirían siendo un refugio para los israelitas si
1, 2. ¿A qué situación peligrosa se enfrentaban los israelitas en la re-
gión del Sinaí, y cómo los tranquilizó Jehová?
3. ¿De qué manera nos ayudan las “alas de águilas” a entender cómo
protege Jehová a su pueblo?
68 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

ellos se mantenían fieles (Deuteronomio 32:9-11; Salmo


36:7). Y nosotros, ¿también podemos esperar que Dios nos
proteja?
Jehová promete proteger a sus siervos
4 No hay duda de que Jehová puede proteger a sus sier-
vos. Es “el Dios Todopoderoso”, un título que destaca que
no hay nada que pueda impedirle que haga lo que él se
propone (Génesis 17:1). Su poder es como una ola inmen-
sa que nadie puede detener. Ahora bien, sabemos que él
puede usar su poder para lo que él quiera. Pero ¿querrá
usarlo para protegernos?
5 Por supuesto que sí. De hecho, Jehová nos asegura que

protegerá a sus siervos. Salmo 46:1 dice: “Dios es nuestro


refugio y nuestra fuerza, una ayuda siempre disponible en
tiempos de angustia”. Y, como él “no puede mentir”, con-
fiamos por completo en su promesa de que nos cuidará
(Tito 1:2). Veamos algunas comparaciones que Jehová uti-
liza para describir cómo nos cuida.
6 Jehová es nuestro Pastor y nosotros “somos su pueblo

y las ovejas de sus pastos” (Salmo 23:1; 100:3). Hay pocos


animales tan indefensos como las ovejas. El pastor de tiem-
pos bíblicos tenía que ser valiente, ya que debía proteger a
su rebaño de leones, lobos y osos, así como de los ladrones
(1 Samuel 17:34, 35; Juan 10:12, 13). Pero, al mismo tiem-
po, tenía que tratar a las ovejas con ternura y delicadeza.
Por ejemplo, cuando alguna oveja daba a luz lejos del re-
baño, el pastor se quedaba con ella para protegerla y luego
4, 5. ¿Por qué podemos confiar por completo en la promesa de que
Jehová nos cuidará?
6, 7. a) ¿Cómo protegía a sus ovejas el pastor de tiempos bíblicos?
b) ¿Cómo ilustra la Biblia las ganas que tiene Jehová de proteger y
cuidar a sus ovejas?

“Junto a su pecho los llevará”.


70 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

recogía al indefenso corderito y lo llevaba con el resto de


las ovejas.
7 Al compararse a un pastor, Jehová nos garantiza que de-

sea de corazón protegernos (Ezequiel 34:11-16). Como vi-


mos en el capítulo 2 de este libro, Isaías 40:11 describe
así a Jehová: “Cuidará de su rebaño como un pastor. Con
su brazo juntará a los corderos, y junto a su pecho los lle-
vará”. ¿De qué forma logra un corderito que el pastor lo
ponga en los pliegues de su ropa “junto a su pecho”? Tal
vez se le acerque e incluso le dé un golpecito en la pierna.
Sin embargo, es el pastor quien tiene que inclinarse a reco-
gerlo y luego ponerlo con cuidado junto a su pecho. ¡Qué
imagen tan tierna de Jehová, nuestro Pastor, y de las ganas
que tiene de protegernos!
8 Dios promete que protegerá únicamente a quienes se

acerquen a él. Proverbios 18:10 dice: “El nombre de Jehová


es una torre fuerte. El justo corre hacia ella y recibe protec-
ción”. En tiempos bíblicos, a veces se construían en el de-
sierto torres que servían de refugio. Claro, quien estaba en
peligro tenía que correr hacia ellas para estar a salvo. Y lo
mismo tienen que hacer quienes quieran recibir la protec-
ción del nombre de Dios. No basta con que repitan la pala-
bra Jehová, pues no es un amuleto. Más bien, deben cono-
cer al que lleva ese nombre, confiar en él y vivir de acuerdo
con sus justas normas. Jehová nos garantiza que, si confia-
mos en él, será como una torre fuerte que nos protegerá.
¡Qué bueno es Jehová!
“El Dios al que servimos puede librarnos”
9Jehová no solo promete su protección. En tiempos bíbli-
cos, realizó milagros que demostraron que podía proteger
8. a) ¿A quiénes les promete Dios su protección, y cómo lo indica
Proverbios 18:10? b) ¿Qué tenemos que hacer para refugiarnos en el
nombre de Dios?
9. Además de prometer protección, ¿qué ha demostrado Jehová?
EL PODER PARA PROTEGER: “DIOS ES NUESTRO REFUGIO” 71

a su pueblo. Por ejemplo, en muchas ocasiones usó su po-


derosa “mano” para proteger a la nación de Israel de sus
enemigos (Éxodo 7:4). Pero, además, Jehová usó su poder
para proteger individualmente a sus siervos.
10 El rey Nabucodonosor, el más poderoso de su época,

se puso furioso cuando tres jóvenes hebreos —conocidos


como Sadrac, Mesac y Abednego— no quisieron inclinarse
ante su imagen de oro. Los amenazó con arrojarlos a un
horno muy muy caliente y les dijo en son de burla: “¿Y
qué dios podrá librarlos de mis manos?” (Daniel 3:15). Los
tres jóvenes tenían confianza absoluta en que su Dios po-
día protegerlos, pero no pensaron que él tuviera la obliga-
ción de hacerlo. Por eso respondieron: “Si tiene que ser así,
oh, rey, el Dios al que servimos puede librarnos” (Daniel 3:
17). De hecho, aunque aquel horno estaba siete veces más
caliente de lo normal, eso no era nada para el Todopode-
roso. Finalmente, él los protegió, y el rey no tuvo más re-
medio que admitir: “No existe otro dios que pueda librar
como este” (Daniel 3:29).
11 Otra extraordinaria demostración del poder de Jeho-

vá para proteger fue cuando transfirió la vida de su Hijo


unigénito a la matriz de una virgen judía llamada Ma-
ría. Un ángel le dijo: “Quedarás embarazada y darás a luz
un hijo”, y luego añadió: “Sobre ti vendrá espíritu santo,
y el poder del Altísimo te envolverá con su sombra” (Lu-
cas 1:31, 35). Aparentemente, el Hijo de Dios nunca ha-
bía estado tan desprotegido. ¿Se contaminaría el embrión
con el pecado y la imperfección de su madre? ¿Podría Sa-
tanás hacerle daño o incluso matarlo antes de nacer? ¡Cla-
ro que no! Desde el momento en que María quedó emba-
razada, Jehová formó, por así decirlo, un muro alrededor
de ella para protegerla. De este modo, ni la imperfección
10, 11. ¿Qué ejemplos bíblicos muestran cómo usó Jehová su poder
para proteger individualmente a sus siervos?
72 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

ni ningún demonio ni ser humano le haría daño al bebé.


Y no dejó de proteger a Jesús durante su juventud (Mateo
2:1-15). De hecho, Jehová siguió protegiendo a su amado
Hijo hasta que llegó el momento en que tuvo que dar su
vida.
12 ¿Por qué protegió Jehová de forma milagrosa a cier-

tas personas? Con frecuencia, para lograr algo mucho más


importante: cumplir su propósito. Por ejemplo, era esen-
cial proteger a Jesús desde pequeño para que se cumpliera
el propósito de Dios y que los seres humanos tuviéramos
la oportunidad de vivir para siempre. Jehová se aseguró de
que en la Biblia se escribieran muchos relatos que demues-
tran su poder para proteger. Estas cosas “fueron escritas
para nuestra enseñanza, para que mediante nuestro aguan-
te y el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Ro-
manos 15:4). En efecto, estos ejemplos nos ayudan a forta-
lecer la fe en nuestro poderoso Dios. Ahora bien, ¿qué tipo
de protección nos ofrece él en nuestros días?
Lo que Jehová no nos promete
13 Aunque Jehová nos promete su protección, eso no sig-
nifica que él tenga la obligación de hacer milagros por no-
sotros. Él no nos garantiza una vida libre de problemas
en este sistema. Muchos de sus siervos fieles pasan por si-
tuaciones muy difíciles, como pobreza, guerras, enferme-
dades y muerte. Jesús no les ocultó a sus discípulos la
posibilidad de que los mataran por su fe, y por eso desta-
có la necesidad de aguantar hasta el fin (Mateo 24:9, 13).
Si Jehová siempre protegiera a sus siervos de forma mila-
grosa, Satanás de seguro diría que no le servimos por
amor, sino porque queremos su protección (Job 1:9, 10).
12. ¿Por qué protegió Jehová de forma milagrosa a ciertas personas
en tiempos bíblicos?
13. ¿Por qué no tiene Jehová la obligación de hacer milagros por no-
sotros?
EL PODER PARA PROTEGER: “DIOS ES NUESTRO REFUGIO” 73

14 Aun en tiempos bíblicos, Jehová no siempre utilizó


su poder para salvar de la muerte a sus siervos. Por ejem-
plo, Herodes mandó matar al apóstol Santiago cerca del
año 44 de nuestra era; pero, poco después, Pedro fue libra-
do “de las manos de Herodes” (Hechos 12:1-11). Por otro
lado, Juan, el hermano de Santiago, vivió más tiempo que
ellos dos. Por lo tanto, está claro que no debemos espe-
rar que Dios proteja a cada uno de sus siervos del mismo
modo. Además, a todos nos llega “algún mal momen-
to y algún suceso imprevisto” (Eclesiastés 9:11). Entonces,
¿cómo nos protege Jehová en la actualidad?
Jehová nos da protección física
15 En primer lugar, hablemos de la protección física. Los
siervos de Jehová podemos esperar ese tipo de protección
como grupo. Pensemos en que, si no fuera por esa protec-
ción, el Diablo acabaría con nosotros. Nada le gustaría más
a Satanás, “el gobernante de este mundo”, que eliminar la
adoración verdadera (Juan 12:31; Apocalipsis 12:17). Aun-
que algunos de los gobiernos más poderosos han prohi-
bido nuestra predicación y han tratado de acabar con
nosotros, nos hemos mantenido firmes y hemos seguido
predicando. Si somos un grupito de cristianos aparente-
mente desprotegidos, ¿cómo es posible que grandes nacio-
nes no hayan logrado detener nuestra predicación? Solo
hay una razón: porque Jehová nos protege bajo sus pode-
rosas alas (Salmo 17:7, 8).
16 ¿Debemos esperar protección física en la futura “gran

tribulación”? No hay por qué tener miedo del castigo que


Dios le dará a la gente malvada. A fin de cuentas, “Jehová
14. ¿Qué ejemplos indican que Jehová no siempre protege a sus sier-
vos de la misma manera?
15, 16. a) ¿Qué demuestra que Jehová les ha dado protección física
a sus siervos como grupo? b) ¿Por qué confiamos en que Jehová pro-
tegerá a sus siervos ahora y en “la gran tribulación”?
74 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

sabe rescatar de las pruebas a las personas que le tienen de-


voción y reservar a las personas injustas para que sean des-
truidas en el día de juicio” (Apocalipsis 7:14; 2 Pedro 2:9).
Mientras tanto, estamos convencidos de dos cosas. Prime-
ro, que Jehová nunca permitirá que Satanás acabe con
todos sus siervos leales. Y, segundo, que a los que se man-
tengan fieles los recompensará con vida eterna en su nue-
vo mundo de justicia o, si es el caso, los resucitará. Para
quienes mueran, no hay lugar más seguro que la memoria
de Dios (Juan 5:28, 29).
17 En la actualidad, Jehová también nos protege median-

te su Palabra, que “está viva y actúa con poder” para moti-


varnos a cambiar y ayudarnos a ser felices (Hebreos 4:12).
Aplicar sus principios puede protegernos en sentido físi-
co. Isaías 48:17 dice: “Yo, Jehová, soy [...] el que te ense-
ña por tu propio bien”. Sin duda, vivir de acuerdo con lo
que enseña la Palabra de Dios nos ayudará a tener una vida
más sana y larga. Por ejemplo, al seguir las normas bíblicas
de abstenerse de inmoralidad sexual y limpiarse de todo lo
que contamina, evitamos las prácticas impuras y los hábi-
tos que tanto daño le hacen a la gente que no quiere obe-
decer a Dios (Hechos 15:29; 2 Corintios 7:1). ¡Cuánto agra-
decemos la protección de la Palabra de Dios!
Jehová nos da protección espiritual
18Y, sobre todo, nuestro cariñoso Dios, Jehová, nos pro-
tege en sentido espiritual. Lo hace dándonos todo lo ne-
cesario para soportar las pruebas y para evitar que se dañe
nuestra amistad con él. De este modo, actúa para que si-
gamos viviendo, no solo por unos cuantos años, sino para
siempre. Examinemos algunos de los regalos que Dios nos
da para protegernos espiritualmente.
17. ¿Cómo nos protege Jehová mediante su Palabra?
18. ¿Qué nos da Jehová para protegernos espiritualmente?
EL PODER PARA PROTEGER: “DIOS ES NUESTRO REFUGIO” 75

Preguntas para meditar


Salmo 23:1-6 ¿Cómo cuida y protege Jehová, nuestro incom-
parable Pastor, a sus “ovejas”?
Salmo 91:1-16 ¿Cómo nos protege Jehová de los peligros es-
pirituales, y qué debemos hacer para tener su protección?
Daniel 6:16-22, 25-27 ¿Cómo le enseñó Jehová a un rey de la
antigüedad la forma en que usa su poder para proteger, y qué
aprendemos de esto?
Mateo 10:16-22, 28-31 ¿Qué oposición debemos esperar, pero
por qué no debemos tener miedo?

19 Jehová es “el que escucha las oraciones” (Salmo 65:2).

Hablar con Jehová y desahogarnos con él puede hacer


que nos sintamos mejor cuando parece que ya no pode-
mos más (Filipenses 4:6, 7). Aunque no nos quite mila-
grosamente los problemas, contesta nuestras súplicas sin-
ceras dándonos sabiduría para sobrellevarlos (Santiago 1:
5, 6). Es más, les da su espíritu santo a quienes se lo piden
(Lucas 11:13). Esta poderosa fuerza nos ayuda a afrontar
las pruebas y otras dificultades que tengamos. Y, gracias a
esa fuerza, también tenemos “el poder que va más allá de
lo normal” para aguantar hasta que Jehová elimine todos
nuestros problemas en el nuevo mundo, que ya está a las
puertas (2 Corintios 4:7).
20 A veces, Jehová nos demuestra a través de otros cristia-

nos su poder para proteger. Él ha unido a sus siervos en


una hermandad mundial (Juan 6:44; 1 Pedro 2:17). Cuan-
do sentimos el amor de los hermanos, vemos claramente
la influencia positiva del espíritu santo en los demás. Este
19. ¿Cómo nos ayuda el espíritu de Jehová a afrontar las pruebas que
tengamos?
20. ¿Cómo nos demuestra Jehová a través de otros cristianos su po-
der para proteger?
76 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

espíritu produce en nosotros su fruto, es decir, cualidades


muy valiosas como el amor, la amabilidad y la bondad
(Gálatas 5:22, 23). Por eso, cuando un hermano nos dé
buenos consejos o el ánimo que necesitemos en los mo-
mentos difíciles, podemos darle gracias a Jehová, pues esas
son muestras de que nos cuida y protege.
21 Jehová nos regala algo más para protegernos: alimen-

to espiritual. Él le encargó al “esclavo fiel y prudente” que


nos diera alimento basado en su Palabra, y así tuviéramos
las fuerzas necesarias. ¿Y cómo recibimos “alimento al
tiempo debido”, es decir, el que necesitamos y cuando lo
necesitamos? (Mateo 24:45). Este esclavo prepara las revis-
tas La Atalaya y ¡Despertad!, así como otras publicaciones,
el sitio de internet jw.org, las reuniones y las asambleas.
¿No hemos recibido la fuerza y el ánimo que necesitába-
mos en alguna reunión cristiana, quizá por un comenta-
rio, un discurso o una oración? ¿No ha influido de manera
especial en nuestra vida algún artículo de las revistas? Pues
recordemos que Jehová nos da todos estos regalos para
protegernos espiritualmente.
22 Jehová “es un escudo para todos los que se refugian en

él” (Salmo 18:30). Como hemos visto, no nos protege de


todas las situaciones difíciles que atravesamos. Pero siem-
pre emplea su poder para proteger con el objetivo de que
se cumpla su propósito. A la larga, eso es lo mejor para
su pueblo. Si nos acercamos a él y permanecemos en su
amor, Jehová nos permitirá vivir para siempre en condi-
ciones perfectas. Teniendo eso presente, todas las dificulta-
des que nos ocasione este sistema nos parecerán “momen-
táneas y livianas” (2 Corintios 4:17).
21. a) ¿Qué alimento espiritual nos da Jehová mediante “el esclavo
fiel y prudente”? b) ¿Cómo se ha beneficiado usted de los regalos que
Jehová nos da para protegernos espiritualmente?
22. ¿De qué forma utiliza siempre Jehová su poder, y por qué es lo
mejor para nosotros?
C A P Í T U L O 8

El poder para restaurar:


Jehová está “haciendo nuevas
todas las cosas”
UN NIÑO pierde o rompe su juguete favorito y se pone a llo-
rar desconsoladamente. ¡Pobrecito! Pero ¡cómo se le ilumi-
na la carita cuando papá o mamá le encuentran o restauran
el juguete! Puede que a los padres no les haya costado traba-
jo lograrlo. Pero, para el pequeño, ¡eso fue lo máximo! Y es
que ahora tiene lo que pensaba que nunca iba a recuperar.
2 Jehová, el mejor Padre, tiene el poder para restaurar o de-

volvernos lo que parece que no vamos a recuperar. Claro,


no estamos hablando de un simple juguete. En estos “tiem-
pos críticos y difíciles de soportar”, sufrimos la pérdida de
cosas mucho más importantes (2 Timoteo 3:1-5). Muchas de
las cosas que valoramos —como la vivienda, los bienes mate-
riales, el empleo y hasta la salud— se pueden perder en cual-
quier momento. Además, quizás nos duela ver que la Tierra
está tan contaminada y que muchos seres vivos se están ex-
tinguiendo. Pero nada nos hace sufrir tanto como la muerte
de un ser querido. Los sentimientos de pérdida y la impoten-
cia pueden ser insoportables (2 Samuel 18:33).
3 ¡Cuánto nos consuela saber que Jehová tiene el po-

der de arreglarlo todo! Como veremos, es asombroso todo


lo que él nos puede devolver y nos devolverá. De he-
cho, la Biblia muestra que se propone realizar “la restaura-
ción de todas las cosas” (Hechos 3:21). Y esto lo hará a tra-
vés del Reino mesiánico, el gobierno de su Hijo, Jesucristo.
Las pruebas indican que este gobierno empezó en el cielo
1, 2. ¿Qué pérdidas sufrimos en estos tiempos, y cómo nos afectan?
3. ¿Qué palabras consoladoras leemos en Hechos 3:21, y a través de
qué medio las cumplirá Jehová?
78 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

en 1914 (Mateo 24:3-14).1 Veamos algunos ejemplos asom-


brosos de lo que Jehová restaura. Uno de ellos ya lo vemos
y experimentamos en la actualidad, y otros tendrán lugar a
gran escala en el futuro.
La restauración de la adoración pura
4 Algo que Jehová ya ha restaurado es la adoración pura.
Para entender lo que esto implica, repasemos brevemente la
historia del reino de Judá. Así veremos claramente el gran
poder de Jehová para recuperar lo que parece perdido (Ro-
manos 15:4).
5 Imagínese lo que sintieron los judíos fieles tras la destruc-

ción de Jerusalén en el 607 antes de nuestra era. Su amada


ciudad, con sus murallas y todo, quedó en ruinas. Y lo peor
es que también quedó en ruinas el gran templo que Salo-
món había construido, el único lugar del planeta donde se
adoraba a Jehová como él quería (Salmo 79:1). Babilonia se
llevó a los sobrevivientes, y el país se volvió un lugar desola-
do lleno de fieras (Jeremías 9:11). Desde un punto de vista
humano, todo parecía perdido (Salmo 137:1). Muchos años
antes, Jehová había predicho esa destrucción, pero también
había prometido que llegaría un tiempo de restauración.
6 En las Escrituras Hebreas hay muchas profecías sobre la

1 “Los tiempos de la restauración de todas las cosas” empezaron


cuando el Reino mesiánico se estableció mediante un heredero del
rey David. Jehová le había prometido a David que un heredero suyo
gobernaría para siempre (Salmo 89:35-37). Pero después de que Babi-
lonia destruyó Jerusalén en el año 607 antes de nuestra era, ningún
sucesor de David ocupó el trono de Dios. Jesús fue descendiente de
él cuando estuvo en la Tierra y llegó a ser ese rey prometido cuando
fue coronado en el cielo.

4, 5. ¿Qué le pasó al pueblo de Dios en el año 607, pero qué había


prometido Jehová?
6-8. a) ¿De qué tratan muchas profecías de las Escrituras Hebreas, y
cómo se cumplieron en el caso de los judíos? b) ¿Cómo se han cum-
plido muchas de las profecías de restauración en nuestros tiempos?
EL PODER PARA RESTAURAR 79

restauración.1 En ellas, Jehová prometió que el país sería res-


taurado y repoblado, volvería a ser fértil y estaría protegido
de las fieras y los ataques enemigos. Pintó la tierra restaura-
da como un auténtico paraíso (Isaías 65:25; Ezequiel 34:25;
36:35). Sobre todo, se restauraría la adoración pura y se ree-
dificaría el templo (Miqueas 4:1-5). Estas profecías les dieron
esperanza a los judíos desterrados, y esto les permitió sopor-
tar 70 años de cautiverio en Babilonia.
7 Por fin llegó la restauración. Los judíos, ya puestos en li-

bertad, salieron de Babilonia, regresaron a Jerusalén y re-


construyeron el templo (Esdras 1:1, 2). Mientras fueron fie-
les a la adoración pura, Dios los bendijo e hizo que la tierra
fuera fértil y próspera. Los protegió de los enemigos y de los
animales salvajes que habían invadido el país por décadas.
¡Qué emoción debieron sentir al ver con sus propios ojos el
poder de Jehová para restaurar! Pero aquello cumplió solo
una pequeña parte de las profecías de restauración. El res-
to se cumpliría a mayor escala “en la parte final de los días”
—es decir, en nuestro tiempo—, cuando Jesús, el prometido
descendiente de David, se convirtiera en el Rey del Reino de
Dios (Isaías 2:2-4; 9:6, 7).
8 Jesús, el Rey celestial, comenzó a gobernar en 1914. Poco

después, se dedicó a ayudar al pueblo de Dios a adorar a


Jehová como él quiere. ¿Cómo lo hizo? Pensemos en lo que
hizo el conquistador Ciro el persa en el año 537 antes de
nuestra era. Él liberó de Babilonia a un resto de judíos. Y Je-
sús hizo lo mismo con un resto de judíos espirituales, es de-
cir, sus propios discípulos. Sin embargo, Jesús los liberó de la
influencia de “Babilonia la Grande”, el imperio mundial de
la religión falsa (Apocalipsis 18:1-5; Romanos 2:29). En 1919,
los verdaderos cristianos volvieron a adorar a Jehová como
él quiere, y desde entonces no han dejado de hacerlo (Mala-
quías 3:1-5). A partir de ese momento, el pueblo de Jehová lo
1 Por ejemplo, Moisés, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Joel, Amós,
Abdías, Miqueas y Sofonías trataron este tema.
80 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

ha estado adorando en su templo espiritual purificado, que


es el sistema que Dios estableció para la adoración pura. ¿Por
qué es importante esto para nosotros?
La importancia de la restauración espiritual
9 Repasemos la historia. Los primeros cristianos adoraban a
Dios como él quería y tenían una buena relación con él. Pero
Jesús y los apóstoles habían predicho que la adoración pura
se corrompería y desaparecería (Mateo 13:24-30; Hechos 20:
29, 30). Cuando los apóstoles murieron, aparecieron cristia-
nos falsos y surgió la cristiandad. Sus líderes promovían en-
señanzas y prácticas paganas. En vez de acercar a la gente
a Dios, le enseñaban que él es parte de una trinidad miste-
riosa. Y decían que, en vez de orarle a Jehová y confesarle
sus errores a él, había que orarles a María y a los “santos”
y confesarse con los sacerdotes. ¿Qué ha hecho Jehová tras
tantos siglos de contaminación espiritual? Aunque el mun-
do está plagado de mentiras religiosas y de gente irreverente,
él ha intervenido y ha restaurado la adoración pura. De he-
cho, esta restauración es una de las cosas más importantes
que han pasado en nuestros días.
10 Los cristianos auténticos disfrutan hoy de un paraíso es-

piritual que es cada vez mejor y más bello. Este paraíso está
formado principalmente por dos partes. Una de ellas es la
adoración pura del Dios verdadero, Jehová. Nuestro Padre
celestial nos ha dado un sistema para adorarlo que está li-
bre de mentiras y engaños. Y también nos regala alimento
espiritual para que podamos conocerlo, agradarle y acercar-
nos a él (Juan 4:24). La otra parte del paraíso espiritual tiene
que ver con las personas. Como predijo Isaías, “en la parte fi-
nal de los días”, Jehová les ha enseñado a sus siervos a vivir
en paz y a no participar en ninguna guerra. Además, Jehová
9. ¿Qué le pasó a la adoración pura, pero qué ha hecho Jehová?
10, 11. a) ¿Cómo está formado el paraíso espiritual, y qué tiene que
ver con usted? b) ¿Qué tipo de personas ha reunido Jehová en el pa-
raíso espiritual, y qué privilegio tendrán?
EL PODER PARA RESTAURAR 81

nos ayuda a que logremos vestirnos de “la nueva personali-


dad” aunque seamos imperfectos. Y recompensa nuestros es-
fuerzos dándonos espíritu santo, que produce en nosotros su
hermoso fruto (Efesios 4:22-24; Gálatas 5:22, 23). Si dejamos
que su espíritu nos guíe, seremos parte del paraíso espiritual.
11 Jehová ha reunido en el paraíso espiritual al tipo de per-

sonas que ama: las que lo quieren, están a favor de la paz y


“reconocen sus necesidades espirituales” (Mateo 5:3). A es-
tas les dará el privilegio de vivir una restauración aún más
espectacular, es decir, la de la humanidad y la Tierra entera.
“¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas”
12 Muchas profecías de restauración también tendrán un

cumplimiento literal. Por ejemplo, Isaías habló del tiempo


en que los enfermos, los cojos, los ciegos y los sordos se re-
cuperarían. Incluso predijo que Jehová “eliminará la muerte
para siempre” (Isaías 25:8; 35:1-7). Esto no se cumplió lite-
ralmente en el antiguo Israel. Y, aunque en nuestro tiempo
hemos visto solo su cumplimiento espiritual, podemos estar
seguros de que en el futuro toda la humanidad verá cómo se
cumple literalmente. ¿Por qué podemos estar tan seguros?
13 En el jardín de Edén, Jehová dejó claro su propósito para

la Tierra: que estuviera habitada por toda la humanidad, una


familia unida, sana y feliz. El hombre y la mujer cuidarían de
la Tierra y los animales, y la transformarían en un paraíso
(Génesis 1:28). ¡Nada que ver con este mundo! Pero estamos
convencidos de que nada impedirá que se cumplan los pro-
pósitos de Jehová (Isaías 55:10, 11). Jesús, el Rey del Reino de
Dios, convertirá la Tierra en un paraíso (Lucas 23:43).
14 ¿Se imagina ver la Tierra hecha un paraíso? Refiriéndose

12, 13. a) ¿Por qué podemos estar seguros de que las profecías de
restauración también se cumplirán literalmente? b) ¿Cuál era el pro-
pósito original de Jehová para la Tierra, y por qué nos da esperanza?
14, 15. a) ¿En qué sentido hará Jehová “nuevas todas las cosas”?
b) ¿Cómo será la vida en el Paraíso, y qué es lo que más le ilusiona
al verse allí?
82 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

a ese tiempo, Jehová dice: “¡Mira! Estoy haciendo nuevas


todas las cosas” (Apocalipsis 21:5). Piense en lo que esto
significará. Cuando Jehová haya destruido con su poder a
este mundo malvado, quedarán “unos nuevos cielos y una
nueva tierra”. Esto significa que un nuevo gobierno celestial
reinará en una “nueva tierra”, una nueva sociedad de gente
que ama a Dios y le obedece (2 Pedro 3:13). Además, Satanás
y sus demonios ya no podrán hacerle daño a nadie (Apoca-
lipsis 20:3). Por primera vez, después de los miles de años
que llevan fomentando el odio y la maldad, el ser humano
ya no sentirá su influencia negativa. ¡Qué alivio!
15 Por fin podremos cuidar de este bello planeta como Jeho-

vá quería que lo hiciéramos desde un principio. La Tierra


tiene la capacidad natural de regenerarse. Por ejemplo, si se
elimina la fuente de la contaminación, los ríos y lagos se
limpian por sí solos. Y, si deja de haber guerras, se borran
las cicatrices que estas dejan en el paisaje. ¡Qué bonito será
ayudar a convertir la Tierra en un paraíso como el jardín de
Edén! Habrá una inmensa variedad de plantas y animales,
pues el ser humano ya no destruirá la naturaleza, sino que
vivirá en total armonía con ella. Ni siquiera los niños les ten-
drán miedo a los animales salvajes (Isaías 9:6, 7; 11:1-9).
16 Jehová también nos devolverá a cada uno de nosotros lo

que nos haga falta. Quienes sobrevivamos al Armagedón ve-


remos a todo el mundo recuperar la salud de forma milagro-
sa. Tal como hizo cuando estuvo en la Tierra, Jesús usará el
poder que Dios le ha dado para devolverles la vista a los cie-
gos, el oído a los sordos y hacer que los cojos y débiles dis-
fruten de una buena condición física (Mateo 15:30). Las per-
sonas mayores tendrán el placer de recuperar la salud y las
fuerzas (Job 33:25). Verán que sus arrugas se borran y que
sus brazos, sus piernas y todos sus músculos vuelven a ser
fuertes. Toda la humanidad fiel sentirá cómo van desapare-
16. ¿Qué restauración vivirán todas las personas fieles en el Paraíso?
EL PODER PARA RESTAURAR 83

ciendo los efectos del pecado y la imperfección. Qué agra-


decidos nos sentiremos al ver cómo usa Jehová su impresio-
nante poder para restaurar. Centrémonos ahora en uno de
los milagros más conmovedores que sucederán en este emo-
cionante periodo de restauración.
Se les devuelve la vida a los muertos
17 Unos líderes religiosos del siglo primero, los saduceos,
no creían en la resurrección. Por eso Jesús los reprendió así:
“Ustedes están equivocados porque no conocen ni las Escri-
turas ni el poder de Dios” (Mateo 22:29). Y es que la Biblia
revela que Jehová tiene el poder para devolverles la vida a los
muertos. Veamos algunos ejemplos.
18 Imagínese la siguiente escena que vivió Elías. Una viu-

da tenía entre sus brazos el cuerpo sin vida de su niño, su


único hijo. El profeta Elías, que estaba alojado en la casa de
aquella mujer, seguro que se quedó impactado con la noti-
cia. Tiempo antes, ya había impedido que murieran de ham-
bre, y es muy probable que se hubiera encariñado con el
niño. La mujer estaba destrozada. Él era el único recuerdo
que le quedaba de su esposo, y tal vez esperaba que la cui-
dara cuando envejeciera. Además del dolor que sentía, tenía
miedo de que Dios la estuviera castigando por algún error
del pasado. Pero Elías no podía soportar verla sufrir así. Con
cuidado, tomó al niño de los brazos de su madre, lo subió a
su habitación y le pidió a Jehová que le devolviera la vida
(1 Reyes 17:8-21).
19 Elías no era el primer ser humano que creía en la re-

surrección. Siglos antes, Abrahán ya creía en el poder de


17, 18. a) ¿Por qué reprendió Jesús a los saduceos? b) ¿Qué circuns-
tancias llevaron a que Elías le pidiera a Jehová que resucitara a al-
guien?
19, 20. a) ¿Cómo demostró Abrahán que estaba convencido de que
Jehová tiene poder para restaurar, y por qué tenía una fe tan fuerte?
b) ¿Cómo recompensó Jehová la fe de Elías?
84 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Jehová para resucitar a los muertos. ¿Por qué estaba tan con-
vencido? Abrahán —de 100 años— y su esposa Sara —de 90—
ya no tenían la capacidad de tener hijos, pero Dios se la de-
volvió milagrosamente, y Sara pudo dar a luz (Génesis 17:17;
21:2, 3). Más tarde, cuando su hijo Isaac creció, Jehová le pi-
dió que lo sacrificara. Abrahán demostró que tenía fe en que
Jehová podría devolverle la vida a su querido hijo (Hebreos
11:17-19). Gracias a esa fe tan fuerte, antes de subir a la mon-
taña para sacrificarlo, Abrahán les dijo a sus sirvientes que
volvería con su hijo (Génesis 22:5).
20 Jehová dejó que Isaac siguiera viviendo, así que no fue

necesario resucitarlo. En cambio, el hijo de la viuda del rela-


to de Elías ya estaba muerto..., pero no lo estaría por mucho
tiempo. Dios recompensó la fe del profeta resucitando al jo-
ven. Luego, Elías se lo entregó a su madre y le dijo estas pala-
bras que ella jamás olvidaría: “Mira, tu hijo está vivo” (1 Re-
yes 17:22-24).
21 Esta es la primera resurrección que aparece en la Biblia y

es un claro ejemplo del poder de Jehová para restaurar. Más


tarde, él también les dio a Eliseo, Jesús, Pablo y Pedro el po-
der para devolverles la vida a los muertos. Claro, tiempo des-
pués, las personas a las que resucitaron volvieron a morir.
Pero estos relatos bíblicos son un maravilloso adelanto de lo
que pasará en el futuro.
22 En el Paraíso, Jesús demostrará que es “la resurrección

y la vida” (Juan 11:25). Resucitará a millones y millones de


personas, y les ofrecerá la oportunidad de vivir para siempre
en la Tierra (Juan 5:28, 29). Imagínese cuando volvamos a
ver a nuestros familiares y amigos que han muerto. ¡Qué ale-
gría será poder abrazarlos de nuevo! Toda la humanidad ala-
bará a Jehová por su poder para restaurar.
21, 22. a) ¿Por qué incluye la Biblia relatos sobre resurrecciones?
b) ¿Cuántas personas resucitarán en el Paraíso, y quién las resucitará?

“Mira, tu hijo está vivo”.


86 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


2 Reyes 5:1-15 Por decidir actuar con humildad, ¿cómo se be-
nefició este hombre del poder de Jehová para restaurar?
Job 14:12-15 ¿Qué confianza tenía Job, y qué esperanza le dan
a usted estos versículos?
Salmo 126:1-6 ¿Cómo nos sentimos al saber que Dios ha res-
taurado la adoración pura y podemos adorarlo como él quiere?
Romanos 4:16-25 ¿Por qué es importante tener fe en el poder
de Jehová para restaurar?

23 Jehová nos dio una garantía que nos ayuda a confiar


por completo en esta promesa. Lo hizo cuando resucitó a su
Hijo, Jesús, y lo convirtió en la segunda persona con más
autoridad en los cielos. De esta manera, demostró su poder
como nunca antes. Además, cientos de personas pudieron
ver a Jesús después de resucitar (1 Corintios 15:5, 6). Esta es
una garantía que debería convencer hasta a las personas más
escépticas. Está claro que Jehová tiene el poder para devolver
la vida.
24 Pero él no solo puede devolverles la vida a las perso-

nas que han muerto, sino que también desea hacerlo. El fiel
Job dijo por inspiración que Jehová ansía resucitarlas (Job
14:15). Al pensar en esta manera tan tierna en que Jehová
quiere usar su poder, ¿no nos entran ganas de acercarnos a
él? Ahora bien, la resurrección es tan solo una parte del enor-
me trabajo de restauración que Jehová está haciendo. Acer-
quémonos cada vez más a él y no dejemos de valorar la ma-
ravillosa esperanza de estar en el Paraíso y ver cómo hace
“nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5).
23. ¿Cuál ha sido la mayor demostración del poder de Jehová, y por
qué es una garantía que nos da esperanza?
24. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová resucitará a los
muertos, y qué esperanza deberíamos valorar?
C A P Í T U L O 9

“Cristo es el poder de Dios”


LOS discípulos estaban aterrados. Mientras cruzaban el mar
de Galilea, los sorprendió una gran tormenta. Algunos de
ellos eran pescadores con mucha experiencia, así que segu-
ramente no era la primera vez que estaban en medio de una
tormenta en aquel lago (Mateo 4:18, 19).1 Pero, en este caso,
“una fuerte tempestad de viento” hacía que las olas se levan-
taran con furia. Aunque hacían todo lo posible por contro-
lar la barca, sus esfuerzos eran inútiles. “Las olas golpeaban
tanto la barca que ya estaba a punto de llenarse de agua”.
A pesar de todo el alboroto, Jesús estaba profundamente dor-
mido en la parte de atrás, pues estaba muy cansado después
de un largo día de predicación. Los discípulos, que vieron de
cerca la muerte, lo despertaron y le rogaron: “¡Señor, sálva-
nos! ¡Nos vamos a morir!” (Marcos 4:35-38; Mateo 8:23-25).
2 Pero Jesús, que no tenía miedo porque sabía que podía

calmar aquella tempestad, “reprendió al viento y le dijo al


mar: ‘¡Silencio! ¡Cállate!’ ”. Ambos obedecieron al instante,
la tempestad se detuvo y “todo quedó completamente tran-
quilo”. Los discípulos “sintieron un temor enorme y se de-
cían unos a otros: ‘¿Quién es este hombre en realidad?’”.
No podían creer que un hombre pudiera regañar al viento y
1 En el mar de Galilea, es muy común que de repente se produzcan
tempestades. Como el lago está a unos 200 metros (700 pies) por de-
bajo del nivel del mar, el aire es mucho más cálido que en las áreas
más altas que lo rodean. Esto hace que el clima sea muy inestable.
Desde el norte, los fuertes vientos que vienen del monte Hermón ba-
jan muy rápido por el valle del Jordán. Por eso, de un momento a otro
se pasa de la calma a la tempestad.

1-3. a) ¿Qué situación aterradora vivieron los discípulos en el mar


de Galilea, y qué hizo Jesús? b) ¿Por qué se dice que “Cristo es el po-
der de Dios”?
88 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

al mar como quien regaña a un niño malcriado (Marcos 4:


39-41; Mateo 8:26, 27).
3 Pero Jesús no era un hombre cualquiera. Jehová usaba su

poder de formas extraordinarias para ayudar a Jesús y para


que él, a su vez, ayudara a los demás. Con razón, el apóstol
Pablo escribió por inspiración: “Cristo es el poder de Dios”
(1 Corintios 1:24). ¿De qué maneras demuestra Jehová su
poder mediante Jesús? ¿Y qué efecto tiene este poder en no-
sotros?
El poder del Hijo unigénito de Dios
4 Pensemos en cuánto poder tenía Jesús antes de venir a
la Tierra. Jehová usó “su poder eterno” para crear a su Hijo
unigénito, a quien más tarde se le conoció como Jesucris-
to (Romanos 1:20; Colosenses 1:15). Durante la creación, le
dio mucha autoridad, pues usó a su Hijo para crear todas las
cosas. La Biblia dice sobre Jesús: “Todas las cosas llegaron a
existir por medio de él, y sin él no llegó a existir ni siquiera
una sola cosa” (Juan 1:3).
5 Nuestra mente no alcanza a comprender todo lo que im-

plicaba aquella tarea. Imagínese la cantidad de poder que


se necesitaba para crear millones de ángeles poderosos, así
como el universo con sus miles de millones de galaxias y la
Tierra con todos sus seres vivos. Para que esto fuera posible,
Jehová le dio a su Hijo la fuerza más poderosa que puede ha-
ber: el espíritu santo de Dios. ¡Cuánto debió disfrutar el Hijo
de Dios de ser el “obrero experto” que Jehová utilizó para
crear todo lo demás! (Proverbios 8:22-31).
6 ¿Podría Jehová darle a su Hijo aún más poder y autori-

dad? Después de su muerte y resurrección, Jesús mismo dijo:


“Se me ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra”
4, 5. a) ¿Para qué recibió Jesús autoridad de Jehová? b) ¿Qué le dio
Jehová a su Hijo unigénito para que pudiera ser un obrero experto?
6. ¿Qué poder y autoridad recibió Jesús después de su muerte y re-
surrección?
“CRISTO ES EL PODER DE DIOS” 89

(Mateo 28:18). Así es, Jehová le dio la capacidad y el dere-


cho de gobernar todo el universo. Como “Rey de reyes y Se-
ñor de señores”, tiene permiso para destruir “todo gobierno
y toda autoridad y poder” que se oponga a su Padre, ya sea
en el cielo o en la Tierra (Apocalipsis 19:16; 1 Corintios 15:
24-26). “Dios no dejó nada que no estuviera sometido a él”
(Hebreos 2:8). El único que no está bajo la autoridad de Jesús
es su Padre, Jehová (1 Corintios 15:27).
7 ¿Debería preocuparnos la posibilidad de que Jesús abuse

del poder? Claro que no, pues ama mucho a su Padre y nun-
ca haría nada que le desagradara (Juan 8:29; 14:31). Además,
sabe que, aunque Dios es todopoderoso, jamás abusa del po-
der. Ha visto muchas veces que Jehová busca oportunidades
“para mostrar su fuerza a favor de los que le sirven con un
corazón completo” (2 Crónicas 16:9). Y, al igual que su Pa-
dre, él nos ama, así que podemos estar seguros de que siem-
pre usará su poder para nuestro bien (Juan 13:1). Jesús ha
demostrado que nunca usa mal su poder. Veamos de qué for-
mas lo usó cuando estuvo en la Tierra y por qué lo usó así.
“Poderoso en [...] palabras”
8 Por lo que sabemos, mientras iba creciendo en Nazaret,
Jesús no hizo milagros. Sin embargo, todo cambió cuando
se bautizó en el año 29 de nuestra era. Tenía unos 30 años
(Lucas 3:21-23). La Biblia dice que “Dios lo ungió con espíri-
tu santo y poder” y que “fue por la tierra haciendo el bien
y curando a todos los oprimidos por el Diablo” (Hechos
10:38). La expresión “haciendo el bien” indica que Jesús usa-
ba su poder para ayudar a los demás. A partir de su bautis-
mo, cuando Dios lo ungió con espíritu santo, “demostró ser
un profeta poderoso en acciones y palabras” (Lucas 24:19).
7. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jesús nunca abusará del
poder que Jehová le ha dado?
8. Después de su bautismo, ¿qué cosas podía hacer Jesús, y cómo uti-
lizó el poder que Dios le dio?
90 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

9 ¿En qué sentido fue Jesús poderoso en palabras? Pense-


mos en esto: muchas veces él enseñaba al aire libre. Podía
ser en la orilla de un lago, en las laderas de las montañas,
en las calles o en los mercados (Marcos 6:53-56; Lucas 5:1-3;
13:26). Quienes estaban allí podían marcharse si no les in-
teresaba lo que Jesús decía. Y, como lo que él enseñó se es-
cribió tiempo después, los que tenían interés debían grabar
sus palabras en la mente y el corazón. Por eso, al enseñar, Je-
sús tenía que captar la atención de las personas y ayudarlas
a entender y recordar lo que escuchaban. Pero lograr todo
esto no era un problema para él. Veamos, por ejemplo, su
Sermón del Monte.
10 Una mañana, a principios del año 31 de nuestra era, una

multitud se reunió en una ladera cerca del mar de Galilea.


Algunos venían de Judea y Jerusalén —a 100 o 110 kilóme-
tros (60 o 70 millas) de distancia—; otros, del norte, de la re-
gión costera de Tiro y Sidón. Muchos enfermos se acercaron
a Jesús para tocarlo, y él los curó a todos. Después, se puso
a enseñarles (Lucas 6:17-19). Cuando Jesús terminó de ha-
blar, todos estaban impactados con lo que habían escucha-
do. ¿Por qué?
11 Un hombre que escuchó el Sermón del Monte escribió

años más tarde: “Las multitudes estaban impactadas con su


manera de enseñar porque les enseñaba como una perso-
na con autoridad” (Mateo 7:28, 29). Todos podían ver la au-
toridad con la que Jesús hablaba, pues les enseñaba lo que
Jehová quería transmitirles y apoyaba con la Palabra de Dios
todo lo que decía (Juan 7:16). Jesús hablaba de forma muy
clara y nadie podía negar que lo que decía era cierto. Ade-
más, quienes lo escuchaban se sentían motivados a hacer lo
que él enseñaba. Los ayudaba a entender la verdadera causa
9-11. a) ¿Dónde solía enseñar Jesús, y qué tenía que lograr? b) ¿Por
qué quedaban impactadas las multitudes con la manera de enseñar
de Jesús?

“Vieron a Jesús caminando sobre el mar”.


92 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

de los problemas y a analizar qué clase de personas eran. Les


dijo cómo podían ser felices y les enseñó a orar, a buscar el
Reino de Dios y a construirse un buen futuro (Mateo 5:3-7:
27). Su mensaje llegó al corazón de quienes tenían hambre
de justicia y verdad. Por eso estuvieron dispuestos a renun-
ciar a sí mismos y dejarlo todo por seguirlo (Mateo 16:24; Lu-
cas 5:10, 11). ¡Qué poderosas eran las palabras de Jesús!
“Poderoso en acciones”
12 Jesús también era “poderoso en acciones” (Lucas 24:19).
En los Evangelios encontramos más de 30 milagros de Jesús,
y todos los hizo con “el poder de Jehová” (Lucas 5:17).1 Esos
milagros beneficiaron a miles de personas. Pensemos tan
solo en dos ocasiones en las que Jesús alimentó a mucha
gente. Una vez fueron 5.000 hombres, y otra, 4.000. Si ade-
más contamos a las mujeres y a los niños, serían muchos mi-
les más (Mateo 14:13-21; 15:32-38).
13 Jesús hizo muchos tipos de milagros. Tenía autoridad so-

bre los demonios y los expulsaba sin dificultad (Lucas 9:37-


43). También controlaba los elementos naturales. Por ejem-
plo, pudo convertir el agua en vino (Juan 2:1-11). En otra
ocasión, los discípulos “vieron a Jesús caminando sobre el
mar”. ¡Cuánto se asombrarían! (Juan 6:18, 19). Además, po-
día curar cualquier enfermedad: desde los defectos físicos
hasta las enfermedades crónicas y las mortales (Marcos 3:
1-5; Juan 4:46-54). Curó a las personas de distintas mane-
ras: a unas las sanó a distancia y a otras las tocó directamen-
te (Mateo 8:2, 3, 5-13). Unos recuperaron la salud de inme-
diato, y otros, de forma gradual (Marcos 8:22-25; Lucas 8:
43, 44).
1 La Biblia habla de cierta ocasión en la que “toda la ciudad” fue a
verlo y “curó a muchas personas” (Marcos 1:32-34). En los Evangelios
hay más casos como este, que indican que Jesús hizo muchos mila-
gros en una sola ocasión.

12, 13. ¿En qué sentido era Jesús “poderoso en acciones”, y qué dis-
tintos tipos de milagros hizo?
“CRISTO ES EL PODER DE DIOS” 93

14 Pero el poder que Jesús tenía para resucitar a los muer-


tos era todavía más impresionante. La Biblia habla de tres
resurrecciones que él hizo. En la primera, unos padres re-
cuperaron a su hija de 12 años; en la segunda, una viuda a
su único hijo, y, en la tercera, dos mujeres a su querido her-
mano (Lucas 7:11-15; 8:49-56; Juan 11:38-44). Jesús pudo re-
sucitarlos sin importar las circunstancias de cada caso. Por
ejemplo, a la niña de 12 años la levantó poco después de
morir, cuando aún estaba en la cama en la que había muer-
to. Al hijo de la viuda lo debió resucitar el mismo día de su
muerte, cuando todavía estaba en la camilla funeraria. Y Lá-
zaro llevaba cuatro días en la tumba para el momento en
que Jesús le devolvió la vida.
Usa el poder con altruismo,
responsabilidad y consideración
15 Imagínese que un gobernante tuviera el poder de Jesús.

¡Cuántos abusos podría cometer! Normalmente, los gober-


nantes humanos son egoístas, orgullosos y codiciosos. Así
que usan su poder para hacerles daño a otros. Pero Jesús se
negó a hacer eso. “Él no cometió ningún pecado” (1 Pedro
2:22).
16 En vez de usar su poder para su propio beneficio, Jesús

siempre lo usó con altruismo, pensando en los demás. Por


ejemplo, cuando tuvo hambre, no quiso convertir las pie-
dras en panes (Mateo 4:1-4). Además, tenía muy pocas cosas,
y eso demuestra que no usó su poder para hacerse rico (Ma-
teo 8:20). Por otro lado, en cada milagro, gastaba parte de sus
fuerzas. Jesús podía sentir que salía poder de él hasta cuando
curaba a una sola persona (Marcos 5:25-34). Pero él permitía
que las multitudes lo tocaran para recuperar la salud (Lucas
6:19). ¿Verdad que fue muy altruista al usar su poder?
14. ¿En qué circunstancias demostró Jesús que podía resucitar a los
muertos?
15, 16. ¿Qué indica que Jesús usó el poder con altruismo?
94 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

17 Jesús usó el poder de forma responsable. Nunca lo usó


para impresionar a otros o llamar la atención (Mateo 4:
5-7). Por ejemplo, cuando Herodes le pidió por pura curio-
sidad que hiciera un milagro, Jesús se negó (Lucas 23:8, 9).
Él no iba por ahí hablando de su poder; es más, muchas ve-
ces les decía a quienes curaba que no se lo contaran a nadie
(Marcos 5:43; 7:36). No quería que la gente pusiera su fe en
él por informes sensacionalistas (Mateo 12:15-19).
18 Jesús, que era tan poderoso, no se parecía en nada a los

gobernantes desconsiderados, totalmente insensibles a las


necesidades y al sufrimiento de los demás. A él le importa-
ba la gente. Así que, cuando veía a alguien sufrir, se conmo-
vía profundamente y se sentía impulsado a ayudarlo (Ma-
teo 14:14). Pensaba en los sentimientos y necesidades de la
gente, y lo demostraba por la forma tan amorosa de usar su
poder. El relato de Marcos 7:31-37 es un buen ejemplo de
esto.
19 En aquella ocasión, grandes multitudes buscaron a Je-

sús y le llevaron muchos enfermos, y él los curó a todos


(Mateo 15:29, 30). Sin embargo, se fijó en un hombre en
particular. Era sordo y tenía dificultades para hablar. Segu-
ramente, Jesús se dio cuenta de que el hombre estaba es-
pecialmente nervioso o tal vez avergonzado. Con cariño,
se lo llevó aparte a un lugar tranquilo, lejos de la multitud.
Allí le explicó con señas lo que iba a hacer: “Puso sus de-
dos en los oídos del hombre y, después de escupir, le tocó
la lengua” (Marcos 7:33).1 A continuación, miró al cielo y
1 En esa época, muchas personas creían que la saliva era un reme-
dio para curar enfermedades. De hecho, este uso aparece en ciertos
escritos rabínicos. Es posible que Jesús escupiera tan solo para trans-
mitirle al sordo la idea de que iba a sanarlo. Lo que está claro es que
Jesús no usó su saliva como remedio natural.

17. ¿Cómo demostró Jesús que usaba su poder de forma responsable?


18-20. a) ¿Qué motivaba a Jesús a usar su poder para ayudar a la
gente? b) ¿Qué siente usted al ver cómo curó Jesús a un sordo?
“CRISTO ES EL PODER DE DIOS” 95

suspiró profundamente. Al hacer todo esto, era como si Je-


sús le estuviera diciendo: “Lo que estoy a punto de hacer
por ti es gracias al poder de Dios”. Después dijo: “Ábrete”
(Marcos 7:34). Entonces, el hombre pudo oír y hablar con
normalidad.
20 Cuando Jesús usaba el poder que Dios le había dado para

curar a los enfermos, tenía muy en cuenta los sentimientos


de ellos. ¿Verdad que eso es muy conmovedor? Nos llena de
confianza saber que Jehová ha elegido a un gobernante tan
considerado y cariñoso para ser el Rey de su Reino.
Un adelanto de lo que Jesús hará
21 Los milagros que hizo Jesús son solo un adelanto de las
cosas maravillosas que hará cuando gobierne la Tierra. De-
muestran que en el nuevo mundo de Dios él volverá a hacer
milagros, y los hará por todo el planeta. ¿Qué cosas emocio-
nantes logrará?
22 Entre otras cosas, Jesús reparará todo el daño que se le ha

causado a la Tierra y le devolverá su armonía perfecta. No ol-


videmos que demostró que domina las fuerzas de la natura-
leza cuando calmó una tormenta. Así que estamos seguros
de que durante su reinado no sentiremos la amenaza de tifo-
nes, terremotos, erupciones volcánicas y otros desastres na-
turales. Y, como Jesús es el obrero experto que usó Jehová
para crear la Tierra y sus seres vivos, él sabe a la perfección
cómo está hecho nuestro planeta y cómo utilizar sus recur-
sos sin dañarlo. Durante su gobierno, la Tierra entera se con-
vertirá en un paraíso (Lucas 23:43).
23 ¿Y qué hará Jesús para cubrir nuestras necesidades per-

sonales? Él pudo darles de comer a miles de personas a


partir de unos pocos alimentos. Así que estamos seguros
21, 22. a) ¿Qué demuestran los milagros que hizo Jesús? b) Puesto
que Jesús domina las fuerzas de la naturaleza, ¿qué podemos esperar
que ocurra durante su reinado?
23. ¿Qué hará Jesús para cubrir nuestras necesidades personales?
96 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Isaías 11:1-5 ¿Cómo demuestra Jesús “el espíritu [...] de po-
der”, y por qué eso nos ayuda a confiar en su gobierno?
Marcos 2:1-12 Según lo demuestran las curaciones milagrosas
que Jesús hizo, ¿qué autoridad había recibido?
Juan 6:25-27 Aunque Jesús cubrió milagrosamente algunas
necesidades físicas de la gente, ¿cuál fue el principal objetivo
de su ministerio?
Juan 12:37-43 ¿Por qué no creyeron en Jesús algunos que vie-
ron sus milagros, y qué nos enseña esto?

de que, durante su gobierno, el hambre desaparecerá de la


Tierra. En efecto, habrá comida en abundancia para todo
el mundo (Salmo 72:16). Además, como podía curar cual-
quier enfermedad, sabemos que les devolverá la salud a
todas las personas para siempre (Isaías 33:24; 35:5, 6).
Y las resurrecciones que fue capaz de hacer son prueba
de que, como Rey celestial, resucitará a los millones y mi-
llones de personas que estén en la memoria de su Padre
(Juan 5:28, 29).
24 Cuando pensemos en el poder que tiene Jesús, tengamos

presente que él imita a su Padre a la perfección (Juan 14:9).


La manera en que Jesús usa el poder nos muestra con clari-
dad cómo lo usa Jehová. Por ejemplo, pensemos en la ter-
nura con que Jesús trató a un leproso. Cuando el hombre le
preguntó si quería limpiarlo de su enfermedad, Jesús se con-
movió, lo tocó y le dijo: “Yo quiero” (Marcos 1:40-42). Cuan-
do leemos relatos como este, es como si Jehová nos dijera:
“Así es como yo uso mi poder”. ¿No nos motiva esto a ala-
bar al Dios todopoderoso y darle gracias por utilizar su poder
con tanto amor?
24. Cuando pensemos en el poder de Jesús, ¿qué debemos tener pre-
sente, y por qué?
C A P Í T U L O 1 0

Imitemos a Dios
al usar el poder
UNA poetisa del siglo diecinueve escribió: “No hay poder
que no encierre una trampa sutil”. ¿A qué trampa se refe-
ría? Al abuso del poder. Por desgracia, el ser humano, que
es imperfecto, cae en esa trampa con facilidad. A lo largo
de la historia, “el hombre ha dominado al hombre para
su propio mal” (Eclesiastés 8:9). Y es que muchas perso-
nas han sufrido porque otros han ejercido su autoridad sin
amor.
2 Pero Jehová es muy diferente. Aunque su poder es infi-

nito, nunca abusa de él. En los capítulos anteriores vimos


que él tiene poder para crear, destruir, proteger y restaurar,
y que siempre usa ese poder por amor y para hacer el bien.
Cuando meditamos en cómo lo usa, queremos acercarnos
más a él, y eso puede motivarnos a imitarlo en la mane-
ra en que usamos nuestro propio poder (Efesios 5:1). Pero
¿qué poder tenemos los seres humanos, que somos insig-
nificantes?
3 No olvidemos que el hombre fue creado a la “ima-

gen y semejanza” de Dios (Génesis 1:26, 27). Por eso


también tenemos poder, aunque sea limitado. Este inclu-
ye la capacidad de esforzarnos y alcanzar objetivos, nues-
tra autoridad sobre otros, nuestra influencia en los demás
—especialmente en quienes nos quieren—, nuestra fuerza
física y nuestros recursos. El salmista dijo de Jehová: “En
ti está la fuente de la vida” (Salmo 36:9). Así que tenemos
1. ¿En qué trampa cae con facilidad el ser humano?
2, 3. a) ¿Cuál es la diferencia entre cómo usa Jehová el poder y
cómo lo usa el ser humano? b) ¿Qué incluye el poder del ser huma-
no? ¿Cómo debemos usarlo?
98 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

poder porque nos lo ha dado Jehová o porque nos permite


tenerlo. Por lo tanto, debemos usarlo como a él le gusta.
¿Cómo podemos hacerlo?
El amor es la clave
4 La clave para usar bien el poder es el amor, y el propio
Jehová nos da el ejemplo. Como vimos en el capítulo 1, sus
cuatro virtudes fundamentales son poder, justicia, sabidu-
ría y amor. ¿Cuál es la más importante? El amor. De hecho,
1 Juan 4:8 dice que “Dios es amor”. Esta cualidad es la mis-
ma esencia de Jehová e influye en todo lo que hace. Por lo
tanto, es el amor lo que lo mueve a usar su poder. Además,
siempre lo usa para ayudar a quienes lo aman.
5 El amor también nos ayudará a nosotros a usar bien el

poder. Por ejemplo, la Biblia nos enseña que “el amor es


[...] bondadoso” y “no busca sus propios intereses” (1 Co-
rintios 13:4, 5). Así que, si tenemos amor, nunca seremos
crueles o desconsiderados con las personas que de alguna
manera estén bajo nuestra autoridad. En vez de eso, las tra-
taremos con dignidad y estaremos más pendientes de sus
sentimientos y necesidades que de los nuestros (Filipenses
2:3, 4).
6 El amor nos ayuda a desarrollar temor de Dios, algo que

impedirá que abusemos del poder. ¿Por qué es tan impor-


tante el temor de Dios? Proverbios 16:6 dice: “Temiendo a
Jehová uno se aleja del mal”. Y el mal uso del poder está
entre las cosas de las que debemos alejarnos. El temor de
Dios nos impide maltratar a quienes están bajo nuestra au-
toridad. ¿Por qué? Porque sabemos que Jehová nos pedi-
4, 5. a) ¿Cuál es la clave para usar bien el poder, y cómo lo demues-
tra el ejemplo de Dios? b) ¿Cómo nos ayudará el amor a usar bien el
poder?
6, 7. a) ¿Qué es el temor de Dios, y por qué impide que abusemos
del poder? b) Ilustre qué relación hay entre el temor de Dios y el amor
a él.
IMITEMOS A DIOS AL USAR EL PODER 99

rá cuentas por la forma en que los tratemos (Nehemías 5:


1-7, 15). Pero hay una razón más importante. Los términos
originales que se traducen como “temor” suelen transmitir
la idea de sentir respeto profundo y admiración por Jehová.
Por eso, la Biblia lo relaciona con el amor a Dios (Deute-
ronomio 10:12, 13). Este temor sano evitará que hagamos
algo que lastime sus sentimientos, no tanto por miedo al
castigo, sino porque lo amamos de corazón.
7 Piense, por ejemplo, en un niño que sabe que su papá lo

quiere mucho y se preocupa por él. Pero también sabe que


su papá espera que se porte bien y sabe que lo corregirá si
no lo hace. A pesar de eso, el niño no le tiene miedo, sino
que lo quiere mucho y quiere hacerlo feliz. Pues lo mismo
pasa con el temor a Jehová, nuestro Padre celestial. Como
lo amamos, nos da miedo lastimarlo; no queremos causar-
le “un gran dolor en el corazón” (Génesis 6:6). Más bien,
queremos alegrar su corazón, y por eso también queremos
usar bien nuestro poder (Proverbios 27:11). Veamos cómo
podemos hacerlo.
En la familia
8 Para empezar, hablemos de la familia. Efesios 5:23 dice
que “el esposo es cabeza de su esposa”. ¿Y cómo debe el
hombre casado ejercer la autoridad que Dios le da? La Bi-
blia dice que debe vivir con su esposa “de acuerdo con
conocimiento” y darle “honra como a una vasija más frá-
gil” (1 Pedro 3:7). La palabra griega traducida como “hon-
ra” significa “precio”, “valor” o “respeto”. En algunos
versículos también se traduce como “regalos” y “valioso”
(Hechos 28:10; 1 Pedro 2:7). El hombre que honra a su es-
posa nunca la golpea ni le hace cosas que la hagan sentir
insignificante, como humillarla o ponerla en ridículo. Por
8. a) ¿Qué autoridad tienen los esposos en la familia, y cómo deben
ejercerla? b) ¿Cómo demuestra el esposo que honra a su esposa?
100 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

el contrario, la valora, la trata con respeto y demuestra por


sus palabras y acciones —tanto en público como en priva-
do— que para él no tiene precio (Proverbios 31:28). De esta
forma, se gana el cariño y respeto de su esposa. Y, lo que es
más importante, hace feliz a Jehová.
9 La esposa también tiene cierta autoridad en la familia.

La Biblia habla de mujeres que hacían feliz a Jehová y res-


petaban el papel de su esposo como cabeza. Aun así, to-
maron la iniciativa para ayudar a sus esposos a hacer lo
correcto e incluso a evitar graves errores (Génesis 21:9-
12; 27:46-28:2). Puede que una mujer sea más inteligente
que su esposo o tenga algunas habilidades que él no ten-
ga. Con todo, las esposas deben estar “en sujeción a sus es-
posos como al Señor” y también deben tenerles “profun-
do respeto” (Efesios 5:22, 33). Si la esposa se propone hacer
esto como una forma de agradar a Jehová, se le hará más
fácil usar sus habilidades para ayudar a su esposo, y no lo
rebajará ni intentará dominarlo. “La mujer que de verdad
es sabia” mantendrá la paz con Dios al cooperar con su es-
poso para edificar a la familia (Proverbios 14:1).
10 Dios también les da autoridad tanto a padres como a

madres. La Biblia les aconseja: “Padres, no irriten a sus hi-


jos, sino sigan criándolos de acuerdo con la disciplina y los
consejos de Jehová” (Efesios 6:4). En la Biblia, la palabra
“disciplina” puede significar “educación”, “formación” e
“instrucción”. Para su buen desarrollo, los hijos necesitan
disciplina: necesitan que se les marquen límites específicos
y recibir normas claras. La Biblia relaciona esta disciplina
con el amor (Proverbios 13:24). Así que “la vara de la dis-
9. a) ¿Por qué podemos decir que la esposa tiene cierta autoridad
en la familia? b) ¿Qué debe tener presente la esposa cuando usa sus
habilidades para ayudar a su esposo, y cuál será el resultado?
10. a) ¿Qué autoridad les ha dado Dios a los padres? b) ¿Qué signi-
fica “disciplina”, y cómo debe administrarse? (Vea la nota).
IMITEMOS A DIOS AL USAR EL PODER 101

ciplina” nunca debería implicar maltrato emocional o físi-


co (Proverbios 22:15; 29:15).1 Quienes corrigen a sus hijos
con dureza y sin cariño abusan de su autoridad y pueden
destrozar la autoestima de ellos (Colosenses 3:21). Pero, si
lo hacen con equilibrio, los hijos sentirán que sus padres
los corrigen porque los quieren y se preocupan por su fu-
turo.
11 Y los hijos, ¿cómo pueden usar bien su fuerza o poder?

Proverbios 20:29 dice que “la gloria de los jóvenes está en


su fuerza”. Sin duda, el mejor modo de emplear sus ener-
gías es sirviendo al “Gran Creador” (Eclesiastés 12:1). Por
otro lado, es bueno que los jóvenes tomen en cuenta que
sus acciones influyen en los sentimientos de sus padres
(Proverbios 23:24, 25). Así pues, cuando los obedecen y ha-
cen lo que está bien, sus padres se llenan de felicidad (Efe-
sios 6:1). Y, como dice la Biblia, “eso le agrada al Señor”
(Colosenses 3:20).
En la congregación
12 Jehová ha puesto al frente de la congregación cristia-
na a los superintendentes o ancianos (Hebreos 13:17). Es-
tos hermanos deben usar la autoridad que Dios les ha
dado para cuidar al rebaño, o la congregación, y ayudar a
las ovejas a estar cerca de Jehová. Pero ¿les da eso el dere-
cho de controlar a los hermanos como si fueran los amos
de la congregación? ¡Claro que no! Los ancianos deben
1 En la Biblia, la palabra hebrea para “vara” se refiere a un bastón
o cayado como el que usaba el pastor para guiar a las ovejas (Salmo
23:4). De igual modo, “la vara” de la autoridad de los padres transmi-
te la idea de guiar a los hijos con amor y no castigarlos con dureza y
crueldad.

11. ¿Cómo pueden los hijos usar bien su fuerza o poder?


12, 13. a) ¿Cómo deben ver los ancianos la autoridad que tienen en
la congregación? b) ¿Qué ejemplo nos ayuda a entender por qué de-
ben los ancianos tratar con ternura al rebaño?
102 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

ser humildes y comprender lo que Jehová espera de ellos


(1 Pedro 5:2, 3). La Biblia les dice que deben “pastorear
la congregación de Dios, que él compró con la sangre de
su propio Hijo” (Hechos 20:28). ¿No es esta una importan-
te razón para tratar con ternura a todas las ovejitas del re-
baño?
13 Pongamos un ejemplo. Imagínese que un buen amigo

le pide que cuide un objeto que valora mucho y que le cos-


tó muchísimo dinero. ¿Verdad que usted sería muy cuida-
doso? De igual modo, Dios les pide a los ancianos que cui-
den algo que él valora mucho: las “ovejitas” o integrantes
de la congregación (Juan 21:16, 17). Jehová las quiere tan-
to que pagó por ellas un precio muy alto: la sangre preciosa
de su Hijo unigénito, Jesucristo. ¡Es imposible que haya un
precio más elevado! Los ancianos recuerdan esto con hu-
mildad y cuidan a las ovejas de Jehová con cariño.
“El poder de la lengua”
14 La Biblia dice: “Muerte y vida están en el poder de la
lengua” (Proverbios 18:21). Y es que con la lengua se puede
hacer mucho daño. Todos nos hemos sentido mal alguna
vez por lo que alguien nos dijo. Pero también es posible ha-
cer sentir bien a otros con lo que uno dice. Proverbios 12:18
afirma: “La lengua de los sabios cura las heridas”. Y la ver-
dad es que las palabras animadoras y amables son como un
bálsamo para el corazón. Veamos algunos ejemplos.
15 En 1 Tesalonicenses 5:14 leemos: “Consuelen a los de-

primidos”. Esto indica que hasta algunos siervos fieles


de Jehová luchan a veces con la depresión. ¿Cómo
podemos ayudarlos? Podemos felicitarlos por algo especí-
fico para que entiendan que son muy valiosos y que
Jehová los quiere mucho. También podemos compar-
14. ¿Qué poder tiene la lengua?
15, 16. ¿De qué formas podríamos usar la lengua para dar ánimo?
tir con ellos versículos
fortalecedores. De esta
manera, “los que tienen
el corazón destrozado” y
“están hundidos en el de-
sánimo” verán que Jehová
se preocupa sinceramente
por ellos y que de verdad
los ama (Salmo 34:18).
Si usamos el poder de
la lengua para dar con-
suelo, imitaremos a
nuestro compasivo
Dios, “que consue-
la a los deprimi-
dos” (2 Corintios
7:6, La Biblia de
las Américas).
16 También utili-

zamos el poder de la
lengua para dar a ciertas per- Los esposos y las esposas
sonas el ánimo que tanto ne- usan bien su poder o
cesitan. ¿Hay algún hermano autoridad cuando se
que haya perdido a un ser tratan con amor y respeto.
querido en la muerte? Expre-
sarle lo mucho que sentimos su pérdida tal vez alivie su
dolor. ¿Siente un hermano de edad avanzada que nadie lo
necesita? Con nuestras palabras cariñosas podemos confir-
marle que lo queremos y que es importante para nosotros.
¿Hay alguien que sufra una enfermedad crónica? Las pala-
bras bien pensadas —sea por teléfono, por escrito o en per-
sona— pueden animarle mucho. ¡Que todo lo que digamos
“sirva para edificar a otros”! Si usamos así el poder de la
lengua, haremos feliz a nuestro Creador (Efesios 4:29).
104 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

17 Pero la mejor manera de usar el poder de la lengua es


anunciando las buenas noticias del Reino de Dios. Pro-
verbios 3:27 nos aconseja: “No dejes de hacerles el bien
a quienes debes hacérselo si está a tu alcance ayudar-
los”. Por eso, tenemos que anunciarles con urgencia a
las personas las buenas noticias de salvación. De hecho,
se lo debemos. Jehová ha sido muy generoso al dárnos-
las, y por eso no estaría bien que nos las quedáramos
para nosotros (1 Corintios 9:16, 22). Ahora bien, ¿cuán-
to espera Jehová que nos esforcemos al participar en esta
obra?
17. Si queremos usar el poder de la lengua, ¿qué es lo mejor que po-
demos hacer para ayudar a los demás, y por qué debemos hacerlo?

Anunciar las buenas noticias


es una excelente manera de usar el poder.
IMITEMOS A DIOS AL USAR EL PODER 105

Sirvámosle a Jehová con todas las fuerzas


18 El amor a Jehová nos mueve a participar al máximo en
el ministerio cristiano. ¿Pero qué implica esto? ¿Qué espe-
ra él de nosotros? Pues bien, sin importar nuestras circuns-
tancias, todos podemos seguir este consejo: “Cualquier
cosa que ustedes hagan, háganla con toda el alma como si
fuera para Jehová y no para los hombres” (Colosenses
3:23). Y, además, Jesús dijo que el mandamiento más im-
portante es este: “Ama a Jehová tu Dios con todo tu cora-
zón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas” (Marcos 12:30). Así que lo que Jehová espera de
cada uno de nosotros es que lo amemos y le sirvamos con
toda el alma.
19 ¿Qué significa servir a Dios con toda el alma? El alma se

refiere a la persona en general, con todas sus capacidades


físicas y mentales. Y, si el corazón, la mente y las fuerzas
son parte del alma, ¿por qué Marcos 12:30 menciona estas
cosas como algo aparte? Pongamos un ejemplo. En tiem-
pos bíblicos, un hombre podía venderse a sí mismo —o sea,
su alma— como esclavo. Pero quizás no sirviera a su amo
con todo el corazón, es decir, quizás no usara todas sus ca-
pacidades en beneficio de su amo (Colosenses 3:22). Así
que, al parecer, Jesús mencionó aparte estas cosas para des-
tacar que no debemos guardarnos nada a la hora de ser-
vir a Jehová. Cuando le servimos con toda el alma, usamos
nuestras fuerzas y energías al máximo.
20 ¿Implica servir con toda el alma que todos dedique-

mos al ministerio la misma cantidad de tiempo y ener-


gías? No, pues las circunstancias y las habilidades persona-
les varían. Por ejemplo, un joven fuerte y saludable tal vez
18. ¿Qué espera Jehová de nosotros?
19, 20. a) Si el corazón, la mente y las fuerzas son parte del alma,
¿por qué Marcos 12:30 menciona estas cosas como algo aparte?
b) ¿Qué implica servir a Jehová con toda el alma?
106 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Proverbios 3:9, 10 ¿Qué “cosas valiosas” tenemos, y cómo po-
demos utilizarlas para honrar a Jehová?
Eclesiastés 9:5-10 ¿Por qué deberíamos usar ahora nuestras
fuerzas de un modo que Jehová apruebe?
Hechos 8:9-24 ¿Cómo abusó del poder el protagonista de este
pasaje, y qué podemos hacer para no caer en algo así?
Hechos 20:29-38 ¿Qué pueden aprender de Pablo los ancia-
nos de congregación?

pueda dedicar más horas a la predicación que un publica-


dor de edad avanzada que ya no tiene tantas fuerzas. Igual-
mente, un soltero sin responsabilidades familiares pudiera
hacer más que el hermano que sí las tiene. Si las ener-
gías y circunstancias nos permiten hacer mucho en el
ministerio, deberíamos estar muy agradecidos. Pero nun-
ca deberíamos tener una actitud crítica ni compararnos
con los demás (Romanos 14:10-12). Más bien, aproveche-
mos nuestro poder o capacidades para animar a otros.
21 Jehová nos da el ejemplo perfecto de cómo usar el po-

der. Debemos esforzarnos por imitarlo hasta donde nues-


tra imperfección nos lo permita. Demostramos que usa-
mos bien el poder cuando tratamos con dignidad a quienes
de alguna manera están bajo nuestra autoridad. Además,
debemos participar con toda el alma en la predicación,
la tarea que Jehová nos ha encargado y que puede sal-
var vidas (Romanos 10:13, 14). Recuerde que usted hace fe-
liz a Jehová cuando le da lo mejor que tiene. ¿No lo moti-
va esto a servir al máximo a un Dios tan bueno y
comprensivo? Definitivamente, no hay mejor forma de
usar el poder.
21. ¿Cuál es la mejor forma de usar el poder?
S E C C I Ó N 2

“JEHOVÁ AMA LA JUSTICIA”


El mundo está lleno de injusticias,
y muchas veces se cae en el error de culpar a
Dios. La Biblia, sin embargo, nos enseña una
verdad que nos alivia: “Jehová ama la justicia”
(Salmo 37:28). En esta sección aprenderemos
cómo ha demostrado él lo ciertas que son estas
palabras y cómo esto a su vez nos da esperanza.
C A P Í T U L O 1 1

“Todos sus caminos


son justos”
¡QUÉ terrible injusticia! Un joven que no había cometi-
do ningún delito estaba encarcelado. Lo habían acu-
sado falsamente de intento de violación. Sin embargo,
no era la primera vez que sufría una injusticia. Cuando
tenía 17 años, sus propios hermanos lo habían traicio-
nado y casi lo matan. Luego fue llevado a un país extran-
jero, donde fue vendido como esclavo. Allí, José —este
atractivo joven— rechazó las insinuaciones de la esposa
de su amo. Al sentirse despreciada, ella inventó la men-
tira que lo llevó a la cárcel. ¡Qué triste situación! Aparen-
temente José estaba solo y sin nadie que lo ayudara.
2 Pero Jehová, el Dios que “ama la rectitud y la justi-

cia”, lo estaba viendo todo (Salmo 33:5). Así que hizo


algo para corregir la situación y movió los asuntos para
que José saliera de la cárcel. Lo que es más, después de
estar en prisión, José llegó a ocupar un puesto muy alto
en el gobierno, con el que recibió mucha honra (Géne-
sis 40:15; 41:41-43; Salmo 105:17, 18). Al final se demos-
tró que era inocente, y su posición le sirvió para salvar al
pueblo de Dios (Génesis 45:5-8).
3 ¿Verdad que este relato nos llega al corazón? ¿Quién

no ha visto o sufrido una injusticia alguna vez? A todos


nos gusta recibir un trato justo. Y no es de extrañar, ya
que Jehová nos creó con cualidades que reflejan su per-
sonalidad, y una de sus principales virtudes es la justicia
1, 2. a) ¿Qué terribles injusticias sufrió José? b) ¿Cómo corrigió
Jehová la situación?
3. ¿Por qué no es de extrañar que a todos nos guste recibir un trato
justo?
“TODOS SUS CAMINOS SON JUSTOS” 109

(Génesis 1:27). Por lo tanto, para conocer bien a Jeho-


vá, tenemos que entender lo que implica su sentido de
la justicia. Esto nos ayudará a valorar más su forma de
ser y a querer estar aún más cerca de él.
¿Qué es la justicia?
4 En general, desde un punto de vista humano, la jus-
ticia consiste en que alguien con autoridad aplique las
leyes de forma imparcial. El libro Ética: teoría y aplica-
ción dice que “la justicia está conectada con la ley, con la
obligación, los derechos y los deberes, y mide sus conce-
siones según igualdad y mérito”. En cambio, para Jeho-
vá la justicia es más que aplicar las leyes por un sentido
del deber.
5 Algo que nos ayudará a comprender mejor todo lo

que abarca esta cualidad de Jehová es analizar los térmi-


nos bíblicos originales. En las Escrituras Hebreas se usan
principalmente tres palabras. Una de ellas casi siempre
se traduce como “justicia”, pero también se puede tra-
ducir como “lo que es [...] recto” o “lo que es justo”
(Génesis 18:19, 25). Las otras dos por lo general se tra-
ducen también como “justicia” o como “rectitud”. Por
otra parte, la palabra que se usa en las Escrituras Griegas
Cristianas para “justicia” se define como la “cuali-
dad de ser recto o justo”. Como vemos, en la Biblia la
justicia y la rectitud están muy relacionadas (Amós 5:
24).
6 Por lo tanto, cuando la Biblia dice que Dios es justo,

significa que siempre actúa con rectitud e imparcialidad,


y que no tiene prejuicios (Romanos 2:11). De hecho, es
4. Desde un punto de vista humano, ¿en qué consiste la justicia?
5, 6. a) ¿Qué significan los términos bíblicos originales traducidos
como “justicia”? b) ¿Qué significa cuando la Biblia dice que Dios es
justo?
110 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

imposible que él haga lo contrario. Elihú, un siervo fiel


de Jehová, dijo: “¡Es impensable que el Dios verdadero
actúe con maldad, que el Todopoderoso haga algo injus-
to!” (Job 34:10). Y es que Jehová no puede ser injusto.
¿Por qué? Por dos razones muy importantes.
7 En primer lugar, Jehová, nuestro Padre, es santo.

Como vimos en el capítulo 3, es totalmente recto y


puro. Por eso, es imposible que cometa alguna injusti-
cia. ¿Qué implica esto? Que, como es santo, podemos
confiar por completo en que nunca nos tratará mal. Je-
sús tenía esa confianza. Por ejemplo, en su última no-
che de vida en la Tierra oró: “Padre santo, cuídalos
[a los discípulos] por causa de tu propio nombre” (Juan
17:11). En la Biblia, la expresión “Padre santo” solo
se refiere a Jehová. Y es lógico, pues ningún padre hu-
mano tiene la santidad de Jehová. Jesús estaba seguro de
que su Padre —que es totalmente puro y no tiene nin-
gún pecado— cuidaría muy bien a los discípulos (Mateo
23:9).
8 En segundo lugar, el amor es una característica fun-

damental de Jehová, y eso lo motiva a tratar siempre a


los demás con rectitud y no con egoísmo. En cambio, al-
guien que es injusto —por ejemplo, que es racista o dis-
crimina a los demás— por lo general es una persona
egoísta. Y el egoísmo es lo contrario al amor. La Biblia
nos asegura: “Jehová es justo; él ama los actos justos”
(Salmo 11:7). Este Dios de amor dice sobre sí mismo:
“Yo, Jehová, amo la justicia” (Isaías 61:8). ¿Verdad que es
un alivio saber que nuestro Dios ama la justicia? (Jere-
mías 9:24).
7, 8. a) ¿Por qué es imposible que Jehová haga algo injusto? b) ¿Qué
lo motiva a tratar a los demás con rectitud?

José sufrió injustamente en la prisión.


112 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Su misericordia y su justicia perfecta


9 La justicia de Jehová es perfecta, como todos los de-
más aspectos de su incomparable personalidad. Moisés
alabó así a Jehová: “Él es la Roca, todo lo que hace es per-
fecto, porque todos sus caminos son justos. Es un Dios
fiel que nunca comete injusticias. Él es justo y recto”
(Deuteronomio 32:3, 4). Jehová es justo a la perfección:
no es ni demasiado flexible ni demasiado rígido.
10 La misericordia de Jehová y su justicia están muy

relacionadas. Salmo 116:5 dice: “Jehová es compasivo


y justo; nuestro Dios es misericordioso”. La misericor-
dia no es lo contrario de la justicia. La justicia de Jehová
no es tan severa que tenga que suavizarse con la miseri-
cordia. Más bien, él suele demostrar estas dos cualidades
al mismo tiempo. Veamos un ejemplo.
11 Todos los seres humanos hemos heredado el pecado,

y por eso merecemos la muerte (Romanos 5:12). Pero,


aunque seamos imperfectos, a Jehová no le causa nin-
gún placer que muramos. Él es “un Dios dispuesto a per-
donar, compasivo y misericordioso” (Nehemías 9:17).
Aun así, como es santo, no puede tolerar el pecado y la
injusticia. Entonces, si somos pecadores, ¿cómo es posi-
ble que Jehová nos muestre misericordia? La respuesta
está en una de las enseñanzas más valiosas de la Palabra
de Dios: el rescate, el regalo que Jehová nos ha dado con
tanto amor para salvarnos. En el capítulo 14 aprendere-
mos más detalles al respecto. En este regalo vemos tan-
to su extraordinaria justicia como su gran misericordia.
Gracias a él, Jehová les demuestra tierna misericordia a
los pecadores arrepentidos y al mismo tiempo mantiene
sus normas de justicia perfecta (Romanos 3:21-26).
9-11. a) ¿Qué relación hay entre la justicia de Jehová y su misericor-
dia? b) Aunque seamos imperfectos, ¿cómo se reflejan la justicia y la
misericordia de Jehová en su manera de tratarnos?
“TODOS SUS CAMINOS SON JUSTOS” 113

La justicia de Jehová nos acerca a él


12 La justicia de Jehová no hace que le tengamos miedo,
más bien, nos acerca a él. En la Biblia vemos claramen-
te que Jehová ejerce su justicia con amor y compasión.
Analicemos algunos ejemplos que nos llegan al corazón.
13 La justicia perfecta de Jehová lo mueve a ser leal

a sus siervos. Por experiencia propia y por lo que había


aprendido de Dios, David pudo decir lo siguiente sobre
este aspecto de la justicia divina: “Jehová ama la justicia
y no abandonará a sus leales. Ellos siempre serán prote-
gidos” (Salmo 37:28). ¿Verdad que esta garantía nos da
tranquilidad? Jehová no abandonará a quienes le son
leales ni por un momento. Así que, como es justo, pode-
mos estar seguros de que estará siempre a nuestro lado y
nos cuidará con mucho cariño (Proverbios 2:7, 8).
14 Como Jehová ama la justicia, se preocupa especial-

mente por los más indefensos. Y esto se ve en la Ley


que les dio a los israelitas. Por ejemplo, les dio instruc-
ciones claras para que los huérfanos y las viudas tuvie-
ran lo que necesitaban (Deuteronomio 24:17-21). Jeho-
vá sabía lo difícil que podía ser la vida para ellos, y por
eso llegó a ser su Padre, alguien que siempre los prote-
gería. De hecho, “él les hace justicia al huérfano de pa-
dre y a la viuda” (Deuteronomio 10:18; Salmo 68:5).1
Les advirtió a los israelitas que, si se aprovechaban de
1 La expresión “huérfano de padre” se refiere a niños y niñas que
pierden a su padre. Jehová se preocupa mucho por todos ellos. De he-
cho, él se encargó de que la Ley incluyera el relato de las hijas de Ze-
lofehad. Este hombre murió sin tener hijos varones, y Jehová decidió
que sus hijas recibieran la herencia de su padre (Números 27:1-8).

12, 13. a) ¿Por qué la justicia de Jehová nos acerca a él? b) ¿Qué dijo
David sobre la justicia de Jehová, y por qué nos da tranquilidad esto?
14. ¿Cómo se ve en la Ley para los israelitas que Jehová se preocupa
por los indefensos?
114 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

las viudas y los huérfanos, él se pondría de parte de estas


personas indefensas y las escucharía cuando le pidieran
ayuda. Dijo: “Me enojaré muchísimo con ustedes” (Éxo-
do 22:22-24). Jehová no se enoja fácilmente. Pero sí se
enfurece, y con razón, cuando alguien es injusto a pro-
pósito con los demás, sobre todo si las víctimas son los
indefensos y oprimidos (Salmo 103:6).
15 Jehová también nos asegura que “no trata a na-

die con parcialidad ni acepta un soborno” (Deuterono-


mio 10:17). Él no es como los seres humanos influyen-
tes, que tienden a favorecer a los ricos y famosos. Jehová
no tiene prejuicios ni muestra favoritismo. Una maravi-
llosa prueba de su imparcialidad es la oportunidad que
les da a sus siervos de vivir para siempre. Él no se limi-
ta a aceptar a un grupito selecto, “sino que acepta a los
que le temen y hacen lo que está bien, sea cual sea su
nación” (Hechos 10:34, 35). Jehová les ofrece esta gran
oportunidad a todas las personas, sin importar su posi-
ción social, su color de piel ni su país. ¡No hay nadie tan
justo como Jehová!
16 Analicemos otra manera sorprendente en que Jehová

demuestra su justicia perfecta: la manera en la que trata


a quienes le desobedecen.
Jehová castiga
a quienes se lo merecen
17 Alguien tal vez pregunte: “Si Jehová no tolera las

injusticias, ¿por qué hay tanta maldad y sufrimiento en


el mundo?”. Ahora bien, esta situación no es razón para
dudar de la justicia de Jehová. El mundo está lleno de
injusticias porque hemos heredado el pecado de Adán y
15, 16. ¿Qué maravillosa prueba hay de la imparcialidad de Jehová?
17. Explique por qué la situación que hay en el mundo no es razón
para dudar de la justicia de Jehová.
“TODOS SUS CAMINOS SON JUSTOS” 115

mucha gente ha decidido desobedecer a Dios. Pero


pronto todo cambiará (Deuteronomio 32:5).
18 Es cierto que Jehová es muy misericordioso con quie-

nes tienen un buen corazón y quieren acercarse a


él. Pero no tolerará para siempre que la gente le fal-
te el respeto a su santo nombre (Salmo 74:10, 22, 23).
Nadie puede burlarse del Dios de justicia; él se encarga-
rá de que las personas que se niegan a obedecerle reci-
ban su merecido. Jehová es “un Dios misericordioso y
compasivo, paciente y lleno de amor leal y verdad [...],
pero que jamás deja sin castigo al culpable” (Éxodo 34:
6, 7). Como muestran estas palabras, Jehová a veces ha
tenido que castigar a quienes violan a propósito sus jus-
tas leyes.
19 Pensemos, por ejemplo, en los israelitas. Incluso des-

pués de entrar en la Tierra Prometida, le fueron infie-


les muchas veces. Aunque “hirieron sus sentimientos”
con sus malas acciones, él no los rechazó de inmedia-
to (Salmo 78:38-41). Más bien, fue misericordioso y les
dio oportunidades para cambiar. Les dijo: “No me cau-
sa ningún placer la muerte del malvado, pero sí me cau-
sa placer que alguien malvado cambie de rumbo y siga
vivo”. Y luego les suplicó: “Dejen sus malos caminos,
déjenlos. Y es que ¿por qué tendrían que morir, oh, casa
de Israel?” (Ezequiel 33:11). Como la vida es valiosísima
para Jehová, envió profetas una y otra vez para que los
israelitas dejaran de hacer cosas malas. Pero la mayoría
fue insensible a los sentimientos de Jehová y se negó
a hacer caso y arrepentirse. Finalmente, para dejar claro
que él es santo y justo, Jehová permitió que sus enemi-
gos los conquistaran (Nehemías 9:26-30).
18, 19. ¿Cómo sabemos que Jehová no tolerará para siempre a quie-
nes violan a propósito sus justas leyes?
116 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Jeremías 18:1-11 ¿Cómo le enseñó Jehová a Jeremías que él
no se precipita a la hora de castigar?
Habacuc 1:1-4, 13; 2:2-4 ¿Cómo le confirmó Jehová a Haba-
cuc que no tolerará las injusticias para siempre?
Zacarías 7:8-14 ¿Qué piensa Jehová de quienes no respetan los
derechos de los demás?
Romanos 2:3-11 ¿En qué se basa Jehová para juzgar tanto a
personas como a naciones enteras?

20 ¿Qué aprendemos de la forma en que Jehová trató a


los israelitas? Que Jehová ve las cosas malas que hace la
gente y que las injusticias lo ponen muy triste (Prover-
bios 15:3). También aprendemos que Jehová busca ma-
neras de mostrarles misericordia a quienes se arrepien-
ten, y esto nos anima mucho. Además, no se apresura
a castigar a nadie. Como es paciente, muchos creen que
nunca castigará a los malvados, pero eso no es cierto.
La forma en que trató a los israelitas también nos ense-
ña que su paciencia tiene límites. Jehová siempre se en-
cargará de que se haga justicia. Y, aunque a los seres
humanos muchas veces les falta valor para corregir a
quienes hacen cosas malas, Jehová siempre tiene el va-
lor de defender lo que está bien. Por eso la Biblia usa el
león, que se caracteriza por su valentía, como símbolo
de la justicia de Jehová (Ezequiel 1:10; Apocalipsis 4:7).1
1 Es interesante que, cuando Jehová habla sobre el castigo que le
daría a la infiel nación de Israel, se compara a sí mismo con un león
(Jeremías 25:38; Oseas 5:14).

20. a) ¿Qué nos enseña sobre Jehová la forma en que trató al pue-
blo de Israel? b) ¿Por qué es el león un símbolo adecuado de la jus-
ticia de Jehová?
“TODOS SUS CAMINOS SON JUSTOS” 117

Así que podemos estar seguros de que él cumplirá su


promesa de acabar con la injusticia que hay en la Tierra.
Su forma de juzgar podría resumirse así: firmeza cuan-
do es necesario, misericordia cuando es posible (2 Pedro
3:9).
Acerquémonos al Dios de justicia
21 Al meditar en la forma en que Jehová aplica la justi-
cia, no deberíamos verlo como un juez frío y severo que
tan solo piensa en castigar a quienes actúan mal. Más
bien, deberíamos verlo como un padre tierno pero firme
que siempre busca lo mejor para sus hijos. Así es, Jeho-
vá es un Padre justo. Es firme cuando tiene que hacer
que se cumplan sus justas normas, pero también es tier-
no y compasivo con sus hijos en la Tierra, porque sabe
que necesitamos su ayuda y perdón (Salmo 103:10, 13).
22 Podemos estar muy agradecidos de que para Jehová

la justicia no solo sea castigar a quienes hacen cosas ma-


las. Gracias a su justicia, Jehová ha hecho posible que
tengamos una esperanza maravillosa: disfrutar de una
vida perfecta para siempre en un mundo donde “reina-
rá la justicia” (2 Pedro 3:13). Esto demuestra que su jus-
ticia lo mueve a buscar maneras de salvar a las personas,
no de castigarlas. ¿Verdad que entender mejor lo que im-
plica la justicia de Jehová nos acerca a él? En los siguien-
tes capítulos analizaremos con más detalle la forma en
que Jehová demuestra esta cualidad tan extraordinaria.
21. Cuando meditamos en la forma en que Jehová aplica la justicia,
¿cómo deberíamos verlo, y por qué?
22. ¿Qué esperanza nos da Jehová gracias a su justicia, y qué demues-
tra esto?
C A P Í T U L O 1 2

“¿Es Dios injusto?”


UNA viuda ya mayor es víctima de una estafa y pierde los
ahorros de toda su vida. Un bebé indefenso es abando-
nado cruelmente por su propia madre. Un hombre va a
la cárcel por un delito que no cometió. ¿Cómo reacciona
usted al ver situaciones como estas? Seguramente se sien-
te muy mal. Y es lógico, ya que los seres humanos tene-
mos un fuerte sentido del bien y del mal. Nos indignan
las injusticias, y queremos que la gente mala reciba su me-
recido y que las víctimas reciban ayuda. Pero, cuando esto
no pasa, quizá nos preguntemos: “¿Es que Dios no ve lo
que ocurre? ¿Por qué no hace nada?”.
2 A lo largo de la historia ha habido siervos fieles de

Jehová que se han hecho preguntas parecidas. Por ejem-


plo, el profeta Habacuc le oró a Dios: “¿Por qué me haces
ver tantas injusticias y tú aceptas el espectáculo de la opre-
sión? Ante mí no hay más que robos y violencia, por to-
das partes hay querellas y discordias” (Habacuc 1:3, Mar-
tín Nieto, 1992). Jehová no lo regañó por preguntarle eso.
Dios mismo fue quien le dio al ser humano el sentido de
la justicia. Y, en realidad, nuestro sentido de la justicia es
un reflejo a menor escala del suyo.
Jehová odia la injusticia
3 Jehová ve todas las injusticias que hace la gente. Al ha-
blar de la época de Noé, la Biblia dice: “Jehová vio que
la maldad del hombre crecía en la tierra y que los pen-
1. ¿Cómo podríamos sentirnos al ver injusticias?
2. ¿Qué dijo Habacuc en oración, y por qué no lo regañó Jehová?
3. ¿Por qué puede decirse que Jehová está más al tanto de las injus-
ticias que nosotros?
“¿ES DIOS INJUSTO?” 119

samientos de su corazón estaban inclinados solo hacia el


mal todo el tiempo” (Génesis 6:5). Pensemos en lo que
esto quiere decir. Nosotros solo estamos al tanto de las
injusticias que hemos vivido o nos han contado. En cam-
bio, como Jehová lo ve todo, está al tanto de las injusticias
que hay en todo el mundo. Lo que es más, él ve las cosas
malas que hay en el corazón de las personas que cometen
injusticias (Jeremías 17:10).
4 Ahora bien, Jehová no solo está al tanto de las injus-

ticias, sino que se preocupa por las víctimas. Cuando sus


siervos sufrían a manos de naciones crueles, él se sentía
angustiado “al oírlos gemir por culpa de quienes los opri-
mían y maltrataban” (Jueces 2:18). Tal vez se haya dado
cuenta de que, a veces, cuando alguien ve muchas injus-
ticias, termina acostumbrándose y hasta se vuelve insen-
sible. Pero a Jehová no le pasa eso. Aunque lleva más de
6.000 años viendo injusticias, las sigue odiando. De he-
cho, la Biblia nos asegura que él detesta cosas como “una
lengua mentirosa”, “manos que derraman sangre inocen-
te” y “un testigo falso que miente cada vez que abre la
boca” (Proverbios 6:16-19).
5 Otra prueba de que Jehová odia las injusticias es lo

que les dijo a los líderes corruptos de Israel. Primero, me-


diante el profeta Miqueas, les preguntó: “¿No deberían sa-
ber lo que es justo?”. Luego, describió de forma impactan-
te cómo abusaban del poder, y predijo lo que les pasaría:
“Llamarán a Jehová pidiendo auxilio, pero él no les res-
ponderá. En ese tiempo, él ocultará de ellos su rostro por
causa de sus malvadas acciones” (Miqueas 3:1-4). ¡Cuánto
asco le dan las injusticias! Y es lógico, pues él mismo ha te-
nido que sufrir muchas. Lleva miles de años soportando
4, 5. a) ¿Cómo muestra la Biblia que Jehová se preocupa por quie-
nes sufren injusticias? b) ¿Qué injusticias ha aguantado Jehová?
120 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

los desafíos de Satanás (Proverbios 27:11). Además, sufrió


mucho al vivir la injusticia más grave de todas: el asesinato
de su Hijo, a quien mataron como un delincuente a pesar
de que “no cometió ningún pecado” (1 Pedro 2:22; Isaías
53:9). No hay duda de que Jehová está al tanto de los que
sufren y de que se preocupa por ellos.
6 Nosotros estamos hechos a la imagen de Dios (Géne-

sis 1:27). Por eso, como las injusticias están totalmente en


contra de la personalidad de Jehová, es natural que nos in-
dignemos cuando las vemos o las sufrimos. Pero, enton-
ces, ¿por qué las permite Dios?
Una cuestión que es muy importante
7 Para saber por qué permite Dios las injusticias, veamos
una importante cuestión que surgió en el jardín de Edén.
Como hemos visto, el Creador tiene el derecho de gober-
nar la Tierra y a sus habitantes (Salmo 24:1; Apocalipsis 4:
11). No obstante, al comienzo de la historia humana, al-
guien manchó el buen nombre de Dios —o su repu-
tación— y cuestionó su forma de gobernar. ¿Qué fue lo
que pasó? Jehová le había mandado al primer hombre,
Adán, que no comiera del fruto de cierto árbol del jardín
en el que vivía. Pero ¿y si desobedecía? “Sin falta mori-
rás”, le había advertido Dios (Génesis 2:17). Aquel manda-
to no representaba ningún problema para él ni para su es-
posa, Eva. Sin embargo, Satanás convenció a Eva de que
Jehová era demasiado estricto. ¿Qué le dijo Satanás que le
ocurriría si comía del árbol? “De ningún modo morirán.
De hecho, Dios sabe que el mismo día en que coman de
él se les abrirán los ojos y serán como Dios: conocerán lo
bueno y lo malo” (Génesis 3:1-5). Pero eso era mentira.
6. ¿Cómo puede que reaccionemos ante las injusticias, y por qué?
7. Explique cómo se manchó la reputación de Dios y cómo se cues-
tionó su forma de gobernar.
“¿ES DIOS INJUSTO?” 121

8 Satanás dio a entender que Jehová le estaba ocultando


a Eva información muy valiosa y que Dios era un men-
tiroso. Al hacer que Eva dudara sobre la clase de persona
que Jehová es en realidad, atacó la reputación de Dios.
Eso fue una gravísima falta de respeto al nombre de Jeho-
vá. Y también atacó su manera de gobernar. Ahora bien,
el Diablo fue astuto y no cuestionó que Dios gobernara,
sino que su gobierno fuera legítimo y justo, y que él me-
reciera gobernar. Es decir, afirmó que Jehová no gobierna
de forma justa y que no se interesa por sus siervos.
9 Al final, Adán y Eva comieron del árbol prohibido. Por

haberle desobedecido a Dios, él los castigó con la muerte,


tal y como les había dicho. La mentira del Diablo hizo sur-
gir algunas cuestiones muy importantes. Por ejemplo, ¿de
veras tiene Jehová el derecho de gobernar a la humani-
dad, o debería el ser humano gobernarse a sí mismo? ¿Go-
bierna Dios de la mejor forma posible? Jehová pudo ha-
ber usado su inmenso poder para acabar con Adán, Eva
y Satanás. Pero aquellas cuestiones no ponían en duda su
poder, sino su nombre o reputación, lo que incluye su for-
ma de gobernar. Si Jehová hubiera eliminado a esos rebel-
des de inmediato, no se habría demostrado que él es un
gobernante justo. Más bien, habría parecido que el Diablo
tenía razón. La única manera de saber si los seres huma-
nos podían gobernarse bien ellos solos —sin la ayuda de
Dios— era dejando que pasara el tiempo.
10 ¿Qué ha demostrado el paso del tiempo? El ser hu-

mano lleva miles de años probando distintos gobiernos y


8. a) ¿Qué dio a entender Satanás con lo que le dijo a Eva? b) ¿Qué
ataques lanzó el Diablo contra el nombre de Jehová y su gobierno?
9. a) ¿Qué les pasó a Adán y Eva, y qué importantes cuestiones sur-
gieron? b) ¿Por qué no eliminó Dios de inmediato a los rebeldes?
10. ¿Qué ha demostrado el tiempo sobre la forma en que el ser hu-
mano se gobierna?
“¿ES DIOS INJUSTO?” 123

sistemas, como la autocracia, la democracia, el socialismo


y el comunismo. ¿Y cuál ha sido el resultado? La Biblia
dice: “El hombre ha dominado al hombre para su propio
mal” (Eclesiastés 8:9). Con razón, el profeta Jeremías dijo:
“Oh, Jehová, yo sé muy bien que el hombre no es dueño
de su camino. Al hombre que está andando ni siquiera le
corresponde dirigir sus pasos” (Jeremías 10:23).
11 Jehová sabía desde el principio que, si los humanos

se gobernaban solos, iban a sufrir. Entonces, si ya lo sa-


bía, ¿por qué lo permitió? ¿Significa eso que fue injusto?
¡Claro que no! Imagine, por ejemplo, que usted tiene un
hijo que necesita operarse. Si no lo operan, morirá. Usted
sabe que la cirugía implicará cierto grado de dolor para él.
Pero también sabe que solo así su hijo disfrutará de bue-
na salud en el futuro. De igual modo, Dios sabía —y hasta
predijo— que dejar que el ser humano gobernara impli-
caría cierto grado de dolor y sufrimiento (Génesis 3:16-
19). Pero también sabía que la única solución permanen-
te implicaba permitir que todo el mundo viera las malas
consecuencias de querer ser independientes. Así se resol-
vería la cuestión de forma definitiva, para siempre.
La cuestión de la integridad del ser humano
12 Cuando Satanás cuestionó el derecho de gobernar de
Dios y su forma de hacerlo, no solo dijo mentiras sobre
la soberanía de Jehová y su nombre. También dijo menti-
ras sobre los siervos de Dios y cuestionó sus motivos. Fíje-
se, por ejemplo, en lo que le dijo a Jehová acerca de Job,
11. ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
12. Tal como muestra el caso de Job, ¿qué acusación lanzó Satanás
contra los seres humanos?

Jehová nunca destruirá a las “personas justas


junto con la gente malvada”.
124 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

un hombre justo: “¿No has puesto tú un cerco protector


alrededor de él, de su casa y de todo lo que tiene? Has ben-
decido el trabajo de sus manos, y su ganado se ha espar-
cido por toda la región. Pero ahora extiende tu mano y
golpea todo lo que tiene, y seguro que te maldice en tu
misma cara” (Job 1:10, 11).
13 Satanás afirmó que Jehová se valía de su poder protec-

tor para ganarse el amor y la adoración de Job. Con esto, a


su vez, quiso decir que la integridad de Job era pura farsa,
que adoraba a Dios solo por las bendiciones que recibía.
Dijo que, por muy bueno que fuera Job, si Dios le quitaba
todo lo que le había dado, este hombre terminaría maldi-
ciéndolo. El Diablo sabía la clase de persona que era Job,
de quien se dijo: “Es un hombre íntegro y recto que teme
a Dios y evita todo lo malo”.1 Así que, si Satanás conseguía
que alguien así se pusiera en contra de Jehová, ¿qué no ha-
ría con el resto de las personas? En realidad, cuestionó la
lealtad de todos los que le sirven a Dios. Y eso lo confir-
man las palabras que luego le dirigió a Jehová: “El hombre
dará todo lo que tiene por salvar su vida” (Job 1:8; 2:4).
14 A diferencia de lo que dijo Satanás, la historia ha de-

mostrado que muchas personas, igual que Job, han segui-


do siendo leales a Jehová a pesar de las pruebas. Los ejem-
plos de fidelidad de todas ellas han hecho feliz a Jehová.
Y además él puede usar esos ejemplos para demostrar que
Satanás está muy equivocado cuando dice con arrogancia
que los seres humanos dejarán de servir a Dios cuando
1 Jehov había dicho de Job: “No hay nadie como él en la tierra”
(Job 1:8). Posiblemente, Job vivió poco después de la muerte de José y
antes de que Jehová eligiera a Moisés como líder de Israel. Esto expli-
caría por qué en aquel entonces no había nadie tan íntegro como Job.

13. ¿Qué dio a entender Satanás con las acusaciones contra Job, y
qué tiene que ver esto con todos los seres humanos?
14. ¿Qué ha demostrado la historia sobre lo que dijo Satanás?
“¿ES DIOS INJUSTO?” 125

tengan problemas (Hebreos 11:4-38). Y es que los justos se


niegan a darle la espalda a Jehová. Hasta cuando pasan por
situaciones muy graves, confían plenamente en que él les
dará las fuerzas para aguantar (2 Corintios 4:7-10).
15 La manera en que Jehová reaccionó ante las acusacio-

nes sobre su forma de gobernar y sobre los motivos por


los que le sirven los seres humanos es una prueba de que
él siempre es justo. Pero la Biblia nos da otras pruebas.
En ella vemos cómo Jehová juzgó a personas y naciones
enteras en el pasado. Y también predice que él juzgará a la
gente en el futuro. ¿Por qué podemos confiar en que su
forma de juzgar ha sido justa y siempre lo será?
Por qué es perfecta la justicia de Dios
16 La Biblia dice sobre Jehová: “Todos sus caminos son
justos” (Deuteronomio 32:4). Pero no se puede decir esto
de ningún ser humano, pues tenemos una visión muy
corta y no vemos el cuadro completo. Pensemos, por
ejemplo, en Abrahán. Él le suplicó a Jehová que no des-
truyera Sodoma, a pesar de ser una ciudad llena de mal-
dad. Le preguntó: “¿De veras vas a destruir a personas jus-
tas junto con la gente malvada?” (Génesis 18:23-33). Está
claro que Jehová nunca haría eso. De hecho, antes de ha-
cer “llover fuego y azufre sobre Sodoma”, esperó a que el
justo Lot y sus hijas salieran de allí y llegaran a salvo a la
ciudad de Zóar (Génesis 19:22-24). Ahora vayamos al otro
extremo y pensemos en el profeta Jonás. Él había predi-
cho que Dios acabaría con los malvados ninivitas. Ahora
bien, ellos se arrepintieron sinceramente y Dios les mos-
tró misericordia. Pero entonces Jonás “se puso muy furio-
so” porque no los destruyó (Jonás 3:10-4:1).
17 Jehová le confirmó a Abrahán que él es justo y siempre

15. ¿Qué podríamos preguntarnos sobre cómo juzga Jehová?


16, 17. ¿Qué casos prueban nuestra corta visión de la justicia?
126 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

protege a las personas buenas cuando elimina a los mal-


vados. Por otro lado, Jonás tuvo que aprender que Dios
es misericordioso. Jehová está “dispuesto a perdonar” a la
gente mala que cambia (Salmo 86:5). Él no es como mu-
chas personas que imponen castigos solo para demostrar
que tienen poder. Y tampoco es como quienes no mues-
tran misericordia por miedo a parecer débiles. Su criterio
es mostrar misericordia siempre que haya una buena ra-
zón para hacerlo (Isaías 55:7; Ezequiel 18:23).
18 Ahora bien, Jehová no se deja llevar por los sentimien-

tos. Cuando su pueblo cayó por completo en la idolatría,


le advirtió: “Te juzgaré según tu conducta y te pediré cuen-
tas por todas tus acciones detestables. Mis ojos no sentirán
lástima de ti, no tendré compasión, porque haré que re-
caigan sobre ti los resultados de tu propia conducta” (Eze-
quiel 7:3, 4). Así que, cuando las personas se niegan a de-
jar de hacer lo que está mal, se ganan el castigo de Jehová.
Pero, antes de castigarlas, siempre se asegura de todos los
hechos. Por ejemplo, cuando oyó fuertes “gritos de que-
ja contra Sodoma y Gomorra”, dijo: “Voy a bajar para ver
si las quejas que me han llegado son ciertas y de veras se
están comportando tan mal” (Génesis 18:20, 21). Es cier-
to que muchos se precipitan a sacar conclusiones sin te-
ner todos los datos. Pero ¡qué agradecidos estamos de que
Jehová no sea así! Como dice la Biblia, “es un Dios fiel que
nunca comete injusticias” (Deuteronomio 32:4).
Confiemos en la justicia de Jehová
19 La Biblia no siempre explica por qué Jehová actuó de
cierta manera. Tampoco da todos los detalles sobre los
juicios que hará en el futuro, cuando juzgue a las perso-
nas tanto de forma individual como colectiva. Si nos en-
18. ¿Qué demuestra que Dios no se deja llevar por los sentimientos?
19. ¿Qué haremos si nos entran dudas sobre cómo juzga Jehová?
“¿ES DIOS INJUSTO?” 127

Preguntas para meditar


Deuteronomio 10:17-19 ¿Por qué podemos estar seguros de que
Jehová trata a las personas con imparcialidad?
Job 34:1-12 Al sufrir alguna injusticia, ¿cómo pueden ayudar-
nos las palabras de Elihú a fortalecer nuestra confianza en la
justicia de Dios?
Salmo 1:1-6 ¿Por qué es tranquilizador saber que Jehová evalúa
con cuidado lo que hacen tanto las personas justas como las
malvadas?
Malaquías 2:13-16 Al ver el sufrimiento de las mujeres que fue-
ron abandonadas por sus esposos injustamente y sin razones
válidas, ¿cómo se sintió Jehová?

tran dudas al leer ciertas historias o profecías bíblicas que


no incluyen todos los detalles, imitemos la lealtad del pro-
feta Miqueas. Él escribió: “Esperaré pacientemente al Dios
de mi salvación” (Miqueas 7:7).
20 Podemos estar seguros de que, en todos los casos, Jeho-

vá hará lo que es justo. Aunque los seres humanos pasen


por alto ciertas injusticias, él promete: “Mía es la vengan-
za; yo les daré su merecido” (Romanos 12:19). Si espera-
mos pacientemente a que Jehová actúe, demostraremos la
misma confianza que tenía el apóstol Pablo, que dijo: “¿Es
Dios injusto? ¡Claro que no!” (Romanos 9:14).
21 Por ahora, vivimos en “tiempos críticos y difíciles de

soportar” (2 Timoteo 3:1). Muchas personas sufren por


culpa de “los abusos que se cometen” (Eclesiastés 4:1).
Pero Jehová no ha cambiado. Sigue odiando las injusti-
cias y se preocupa mucho por quienes han recibido un tra-
to injusto. Si nos mantenemos leales a él y apoyamos su
soberanía, nos seguirá dando fuerzas para aguantar hasta
que llegue el momento en que acabe con todas las injusti-
cias mediante su Reino (1 Pedro 5:6, 7).
20, 21. ¿Cómo sabemos que Jehová siempre hará lo que es justo?
C A P Í T U L O 1 3

“La ley de Jehová es perfecta”


“LA LEY es un pozo sin fondo, [...] todo lo devora”. Esta
cita se publicó en un libro en 1712. Su autor criticaba que
en un sistema jurídico los juicios a veces pasaban años en
los tribunales, dejando en la ruina a los que pedían jus-
ticia. Hoy, en muchos países los sistemas legales son tan
complejos, tan poco coherentes y hay tantos prejuicios
que la gente ya no respeta las leyes.
2 En contraste, vea lo que dijo un salmista hace unos

2.700 años: “¡Cuánto amo tu ley!” (Salmo 119:97). ¿Por


qué tenía esos sentimientos tan fuertes? Porque esa ley
no provenía de un gobierno político, sino de Jehová. Al es-
tudiar las leyes de Dios, usted se sentirá cada día más iden-
tificado con el salmista y, además, entenderá mejor cómo
piensa Jehová, el mayor Juez y Legislador del universo.
El Legislador supremo
3 “Solo hay un Legislador y Juez”, dice la Biblia (Santiago
4:12). Sí, Jehová es el único que tiene el derecho de crear
leyes para gobernar a toda la creación. Hasta hizo “leyes
que rigen los cuerpos celestes” (Job 38:33). Los millones y
millones de ángeles que hay en el cielo también obedecen
las leyes de Jehová. Cada uno ocupa una posición y él les
dice cómo servirle (Salmo 104:4; Hebreos 1:7, 14).
4 Jehová también le ha dado leyes al ser humano. Todos

tenemos una conciencia que es como una ley dentro de


nosotros. Esta puede ayudarnos a distinguir lo que está
bien de lo que está mal (Romanos 2:14). Como Adán y
1, 2. ¿Por qué mucha gente ya no siente respeto por la ley, pero qué
podemos sentir nosotros por las leyes de Dios?
3, 4. ¿Por qué se le llama “Legislador” a Jehová?
“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA” 129

Eva tenían una conciencia perfecta, necesitaban muy po-


cas leyes (Génesis 2:15-17). Pero, como todos nosotros so-
mos imperfectos, necesitamos más leyes para poder hacer
su voluntad. En el pasado, Dios les dio leyes a patriarcas
como Noé, Abrahán y Jacob, y ellos se las transmitieron a
sus familias (Génesis 6:22; 9:3-6; 18:19; 26:4, 5). Más tar-
de, Jehová llegó a ser un Legislador sin igual cuando usó
a Moisés para darle a la nación de Israel un conjunto de le-
yes, conocido como la Ley mosaica. Gracias a esta Ley, po-
demos entender mejor el sentido de la justicia de Jehová.
Una vista general de la Ley mosaica
5 Muchos tienen la idea equivocada de que la Ley mosai-
ca estaba llena de normas complicadas y difíciles de apli-
car. Claro, contenía más de 600 leyes, y eso puede pare-
cer un montón. Pero pensemos en esto: a finales del siglo
veinte, el Código Federal de Estados Unidos tenía más de
150.000 páginas, y cada dos años se añaden unas 600 le-
yes. Así que la Ley mosaica tenía muy pocas leyes en com-
paración con todas las que se establecen en los códigos
humanos. Con todo y eso, la Ley que Jehová les dio a
los israelitas abarcaba aspectos de la vida diaria que las le-
yes actuales ni siquiera mencionan. Los siguientes ejem-
plos nos ofrecen una vista general de la Ley mosaica.
6 La Ley ponía en alto la soberanía de Jehová. Esto es algo

que la hace única. Su mandato más importante era este:


“Escucha, oh, Israel. Jehová nuestro Dios es un solo Jeho-
vá. Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma y con todas tus fuerzas”. ¿Cómo quería Dios que los
israelitas le demostraran que lo amaban? Obedeciéndolo
y apoyando su soberanía (Deuteronomio 6:4, 5; 11:13).
5. ¿Por qué la Ley mosaica no estaba llena de normas complicadas?
6, 7. a) ¿Por qué es única la Ley mosaica, y cuál es su mayor man-
dato? b) ¿Cómo apoyaban los israelitas la soberanía de Jehová?
130 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

7 Jehová les dio autoridad a los padres, los jefes del pue-
blo, los jueces, los sacerdotes y, más tarde, al rey. Al respe-
tarlos y obedecerlos, cada israelita demostraba que apo-
yaba la soberanía de Jehová. Él dijo que, si alguien
se rebelaba contra alguno de estos, en realidad se esta-
ba rebelando contra él. Por otro lado, si Dios veía que es-
tos abusaban de su autoridad y trataban mal a su pueblo,
se enojaba con ellos y los castigaba (Éxodo 20:12; 22:28;
Deuteronomio 1:16, 17; 17:8-20; 19:16, 17). Así que tanto
los unos como los otros estaban obligados a apoyar la so-
beranía de Dios.
8 La Ley ayudaba al pueblo de Dios a seguir siendo santo.

Las palabras hebreas que suelen traducirse como “santo” y


“santidad” aparecen más de 280 veces en la Ley mosaica.
En ella se incluían unas 70 situaciones en las que los israe-
litas podían quedar ceremonialmente impuros. Así, la Ley
ayudaba al pueblo de Dios a distinguir lo limpio de lo su-
cio, y lo puro de lo impuro. Daba pautas sobre la higiene
física, la alimentación y hasta la eliminación de desechos,
y así protegía la salud de los israelitas.1 Pero, sobre todo,
les ayudaba a tener la aprobación de Jehová porque se
mantenían separados de las cosas moralmente sucias que
hacían las naciones vecinas. Veamos un ejemplo.
9 La Ley decía que, si un hombre y una mujer tenían re-

laciones sexuales, se volvían impuros por un tiempo aun-


que estuvieran casados. Y lo mismo pasaba si una mujer
daba a luz (Levítico 12:2-4; 15:16-18). Claro, las relaciones
1 Por ejemplo, había pautas sobre enterrar los excrementos, poner-
se en cuarentena por una enfermedad y lavarse después de tocar un
cadáver. Todas estas medidas eran muy adelantadas para su época (Le-
vítico 13:4-8; Números 19:11-13, 17-19; Deuteronomio 23:13, 14).

8. ¿Cómo les ayudaba la Ley a los israelitas a seguir siendo santos?


9, 10. ¿Qué leyes sobre las relaciones sexuales y el parto les dio Jeho-
vá a los israelitas, y qué se conseguía con estas leyes?
“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA” 131

sexuales dentro del matrimonio y tener hijos son regalos


de Dios (Génesis 1:28; 2:18-25). Así que el objetivo de la
Ley no era condenar esto, sino ayudar al pueblo de Dios
a mantenerse santo y lejos de la suciedad espiritual. Y es
que las naciones vecinas de Israel mezclaban la adoración
a sus dioses con ritos sexuales. Por ejemplo, la prostitución
de hombres y mujeres era parte de la religión de los cana-
neos. Esto acabó en una degradación total que se extendió
cada vez más. En cambio, la Ley nunca mezclaba la adora-
ción a Jehová con las relaciones sexuales.1 Pero además la
Ley enseñaba otras lecciones valiosas.
10 Aquellas leyes destacaban una enseñanza muy impor-

tante.2 Al fin y al cabo, ¿cómo se transmite el pecado que


heredamos de Adán? Al tener hijos, fruto de las relaciones
sexuales (Romanos 5:12). Así, la Ley de Jehová les recorda-
ba a los israelitas que siempre serían pecadores. Y la verdad
es que todos somos pecadores desde que nacemos (Salmo
51:5). Por eso, todos necesitamos que Jehová, el Dios san-
to, nos perdone y nos redima para poder acercarnos a él.
11 La Ley reflejaba la justicia perfecta de Jehová. Por ejem-

plo, enseñaba el principio de equivalencia o correspon-


dencia al administrar justicia. Por eso decía: “Se pagará
vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por
mano, pie por pie” (Deuteronomio 19:21). Así que el cas-
tigo debía aplicarse en proporción a la gravedad del delito.
Toda la Ley mosaica reflejaba este aspecto de la justicia de
1 En los templos cananeos había cuartos que se usaban para tener
relaciones sexuales. Pero la Ley ni siquiera dejaba entrar en el templo
de Jehová a quienes estaban impuros. Así que, al obedecerla, no se
mezclarían las relaciones sexuales con la adoración a Jehová.
2 Un objetivo clave de la Ley era enseñar. El término hebreo para
“ley” (tohráh) significa “instrucción” (Diccionario del judaísmo).

11, 12. a) ¿Qué importante principio enseñaba la Ley? b) ¿Qué me-


didas contra los juicios injustos incluía la Ley?
“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA” 133

Dios. De hecho, entender este principio es esencial para


comprender el rescate, el sacrificio de Jesucristo. Pero de
eso hablaremos en el capítulo 14 (1 Timoteo 2:5, 6).
12 La Ley también incluía medidas para evitar que se juz-

gara injustamente. Veamos unos ejemplos. Hacían falta al


menos dos testigos para que una acusación fuera válida.
Y quien hacía una acusación falsa merecía un duro castigo
(Deuteronomio 19:15, 18, 19). Además, se prohibían total-
mente la corrupción y el soborno (Éxodo 23:8; Deutero-
nomio 27:25). Incluso en los negocios, se debían reflejar
las elevadas normas de justicia de Jehová (Levítico 19:35,
36; Deuteronomio 23:19, 20). Sin duda, la Ley era justa y
su propósito muy noble. ¡Cuánto ayudó a los israelitas!
Leyes que inculcaban misericordia y justicia
13 ¿Era la Ley mosaica un conjunto de leyes rígidas y frías?
De ninguna manera. El rey David escribió por inspiración:
“La ley de Jehová es perfecta” (Salmo 19:7). Él sabía muy
bien que la Ley le enseñaba al pueblo a tratar con miseri-
cordia y justicia a los demás. Veamos algunos ejemplos.
14 En la actualidad, hay países donde parece que las le-

yes benefician más a los delincuentes que a las víctimas.


Por ejemplo, puede que un ladrón tenga que estar cierto
tiempo en la cárcel. Pero la víctima quizá nunca recupere
lo que el ladrón le robó y, encima, quizá tenga que pagar
impuestos para mantenerlo. En Israel, sin embargo, no ha-
bía cárceles como las de ahora. Además, había límites muy
claros para que no se castigara más de la cuenta a los cul-
pables (Deuteronomio 25:1-3). Por otro lado, el ladrón
tenía que devolverle a la víctima lo que le había robado y
pagarle cierta cantidad adicional. ¿Cuánto? Variaba. Al pa-
recer, los jueces podían decidir la cantidad dependien-
do de varios factores, como por ejemplo si el pecador se
13, 14. ¿Qué trato justo se les debía dar al ladrón y a su víctima?
134 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

arrepentía. Esto quizás explique por qué en Levítico 6:1-7


se pagaba mucho menos que en Éxodo 22:7.
15 La Ley reflejaba la misericordia de Jehová al recono-

cer que no siempre había malas intenciones detrás de un


pecado. Por ejemplo, quien mataba a alguien sin querer
no tenía que dar “vida por vida” si tomaba la buena deci-
sión de huir a una de las ciudades de refugio que había
por todo Israel. Después de que los jueces analizaran su
caso, el homicida debía quedarse en esa ciudad hasta la
muerte del sumo sacerdote. Luego, podía irse a vivir don-
de quisiera. De esta manera, se beneficiaba de la misericor-
dia de Dios. Como vemos, la Ley destacaba cuánto valora
Jehová la vida humana (Números 15:30, 31; 35:12-25).
16 La Ley también enseñaba a respetar los derechos de los

demás. Por ejemplo, si alguien se endeudaba, el acreedor


no podía entrar en la casa de esa persona para quedarse
con algún objeto como garantía del pago. Más bien, de-
bía esperarlo afuera y dejar que el deudor le trajera el obje-
to que serviría de garantía. Así se respetaban los derechos
de quienes vivían en esa casa. Si el objeto era el manto del
deudor, tenía que devolvérselo antes de la noche, pues qui-
zá lo necesitara para cubrirse (Deuteronomio 24:10-14).
17 Hasta las guerras estaban reguladas por la Ley. El pue-

blo de Dios no iba a la guerra para saciar su sed de po-


der o conquista, sino para combatir en “las Guerras de
Jehová” (Números 21:14). Muchas veces, antes de atacar a
sus enemigos, tenían que darles la oportunidad de rendir-
se. Si ellos no aceptaban, entonces podían cercar sus terri-
torios, pero respetando las leyes de Dios. A diferencia de
lo que ha pasado en muchas guerras a lo largo de la his-
15. ¿Cómo garantizaba la Ley la misericordia y la justicia en el caso
de los homicidas involuntarios?
16. ¿Cómo protegía la Ley los derechos de los demás?
17, 18. ¿Qué diferenciaba a Israel de otras naciones, y por qué?
“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA” 135

toria, los soldados israelitas tenían prohibido violar a las


mujeres y matar cruelmente a la gente. De hecho, ni si-
quiera debían talar los árboles frutales del enemigo, mos-
trando así respeto por el medio ambiente.1 Ningún otro
ejército tenía todas estas instrucciones (Deuteronomio 20:
10-15, 19, 20; 21:10-13).
18 ¿Le indigna que en algunos países se adiestre a los ni-

ños para la guerra? Pues en el antiguo Israel no reclutaban


varones menores de 20 años (Números 1:2, 3). Alguien
que sintiera pánico no estaba obligado a ir a la guerra.
Y un recién casado podía “quedar exento por un año en su
casa y hacer feliz a su esposa”. Así, como no tenía que ir a
pelear y arriesgar la vida, podría estar en su casa cuando
naciera su primer hijo (Deuteronomio 20:5, 6, 8; 24:5).
19 La Ley también protegía a las mujeres, los niños y las

familias, e incluía medidas para que tuvieran lo necesa-


rio. Les mandaba a los padres y a las madres que pasaran
bastante tiempo con sus hijos y les enseñaran de Jehová
(Deuteronomio 6:6, 7). Prohibía el incesto y lo castigaba
con la muerte (Levítico, capítulo 18). También prohibía el
adulterio, que acaba con tantas familias y hace que pier-
dan su seguridad y dignidad. Además, protegía a las viu-
das y los huérfanos, y castigaba severamente a quienes los
maltrataban (Éxodo 20:14; 22:22-24).
20 Si la Ley mosaica protegía a las familias, quizá nos

1 La Ley incluía esta pregunta para reflexionar: “¿Acaso debes cer-


car un árbol del campo como si fuera un hombre?” (Deuteronomio
20:19). Hablando de esta ley, Filón —escritor y filósofo judío del siglo
primero— explicó que para Dios “es absurdo que la cólera contra los
hombres se descargue sobre cosas que ningún mal han causado”.

19. ¿Qué medidas incluía la Ley para proteger a las mujeres, los ni-
ños, las familias, las viudas y los huérfanos?
20, 21. a) ¿Por qué permitía la Ley la poligamia? b) ¿Por qué lo que
decía la Ley sobre el divorcio era diferente de lo que dijo Jesús?
136 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

preguntemos: “¿Por qué permitía la poligamia?” (Deute-


ronomio 21:15-17). Para entender esto, primero hay que
tener en cuenta que la cultura y las costumbres de los
israelitas eran muy diferentes de las nuestras (Proverbios
18:13). Cuando Jehová creó a Adán y Eva, dejó claro que
el matrimonio debía ser una unión permanente entre un
solo hombre y una sola mujer (Génesis 2:18, 20-24). Pero,
para cuando Jehová le dio la Ley a Israel, muchos israelitas
ya tenían más de una esposa. De hecho, llevaban muchos
siglos practicando la poligamia. Dios sabía muy bien que
aquel “pueblo terco” no obedecería ni siquiera los manda-
mientos más importantes como el de no practicar la ido-
latría (Éxodo 32:9). Así que decidió que todavía no era el
momento de cambiar todas sus costumbres sobre el ma-
trimonio. Lo que sí hizo fue usar la Ley mosaica para regu-
lar la poligamia, y así prevenir algunos abusos. Pero tenga-
mos presente que Jehová no instituyó la poligamia.
21 Por otra parte, la Ley permitía que un hombre se di-

vorciara de su esposa por ciertas razones de peso (Deutero-


nomio 24:1-4). Jesús dijo que, “por la terquedad” de los
judíos, Jehová les permitió divorciarse. Pero solo se lo per-
mitió por un tiempo. Jesús consiguió que sus discípulos
volvieran a vivir de acuerdo con las normas originales de
Jehová sobre el matrimonio (Mateo 19:8).
La Ley fomentaba el amor
22 ¿Verdad que ningún país tiene leyes que promuevan
el amor entre sus ciudadanos? Pues la Ley mosaica en-
señaba que el amor era lo más importante. Tan solo en
Deuteronomio, las palabras “amor” o “amar” en sus dis-
tintas formas aparecen más de 20 veces en el texto ori-
ginal. Es más, el segundo mandamiento más importante
de la Ley era este: “Ama a tu prójimo como te amas a ti
22. ¿Cómo fomentaba la Ley el amor, y a quiénes se debía amar?
“LA LEY DE JEHOVÁ ES PERFECTA” 137

Preguntas para meditar


Levítico 19:9, 10; Deuteronomio 24:19 ¿Qué siente usted por
el Dios que dio estas instrucciones?
Salmo 19:7-14 ¿Qué dijo David sobre “la ley de Jehová”, y
cuánto deberíamos valorarla?
Miqueas 6:6-8 ¿Cómo nos ayuda este pasaje a entender que
Jehová no nos pide más de lo que podemos dar?
Mateo 23:23-39 ¿Cómo demostraron los fariseos que no en-
tendían el espíritu de la Ley, y cómo nos ayuda esto a no caer
en lo mismo?

mismo” (Levítico 19:18; Mateo 22:37-40). Los siervos de


Dios no solo debían amarse unos a otros, sino también al
residente extranjero que vivía entre ellos, pues ellos tam-
bién habían sido residentes extranjeros. A quienes eran
pobres y sufrían, debían demostrarles amor dándoles lo
que necesitaran. Y, por supuesto, no debían maltratarlos.
Tenían que tratar con consideración hasta a los animales
de carga (Éxodo 23:6; Levítico 19:14, 33, 34; Deuterono-
mio 22:4, 10; 24:17, 18).
23 Ninguna otra nación ha tenido unas leyes de esta cali-

dad. No es de extrañar que el salmista escribiera: “¡Cuán-


to amo tu ley!”. Sin embargo, su amor no era una simple
emoción. Su amor por la Ley lo impulsaba a obedecerla
en todo. Y luego añadió: “Reflexiono en ella todo el día”
(Salmo 119:11, 97). Está claro que él tenía la costumbre de
estudiar las leyes de Jehová. Y, cuánto más las estudiaba,
más cariño sentía por ellas y por su autor. Si usted sigue es-
tudiando las leyes que él nos da, también se acercará cada
vez más al gran Legislador y Dios de la justicia, Jehová.
23. ¿A qué se sintió impulsado el escritor del Salmo 119, y qué obje-
tivo nos podemos poner?
C A P Í T U L O 1 4

Jehová provee un “rescate a


cambio de muchas personas”
“TODA la creación junta sigue lamentándose y sintiendo
dolor” (Romanos 8:22). Así describió el apóstol Pablo la
triste situación de la humanidad. Desde un punto de vis-
ta humano, parece imposible acabar con el sufrimiento,
el pecado y la muerte. Pero Jehová todo lo puede, no es
como el ser humano (Números 23:19). Él es el Dios de jus-
ticia y ha ofrecido el medio para salvarnos: el rescate.
2 El rescate es el regalo más grande que Jehová le ha he-

cho a la humanidad y hace posible que se nos libere del


pecado y de la muerte (Efesios 1:7). Gracias al rescate, te-
nemos la esperanza de vivir para siempre, ya sea en el cie-
lo o en la Tierra hecha un paraíso (Lucas 23:43; Juan 3:16;
1 Pedro 1:4). Pero ¿en qué consiste exactamente el rescate,
y qué nos enseña sobre la maravillosa justicia de Jehová?
Por qué era necesario un rescate
3 El pecado de Adán hizo que fuera necesario pagar un
rescate. Al desobedecerle a Dios, les transmitió a todos sus
descendientes enfermedades, tristeza, dolor y muerte (Gé-
nesis 2:17; Romanos 8:20). Jehová no podía dejarse llevar
por los sentimientos y simplemente levantar el castigo: la
condena de muerte. Actuando así, habría violado su pro-
pia ley, pues “el salario que el pecado paga es la muerte”
(Romanos 6:23). Si no hubiera respetado sus propias nor-
mas, habría caos y maldad en todo el universo.
1, 2. ¿Cómo describe la Biblia la situación de la humanidad, y cuál
es la única solución?
3. a) ¿Por qué era necesario el rescate? b) ¿Por qué Jehová no les le-
vantó el castigo a los descendientes de Adán?
JEHOVÁ PROVEE UN “RESCATE A CAMBIO DE MUCHAS PERSONAS” 139

4 Como vimos en el capítulo 12, la rebelión en el jardín


de Edén hizo que surgieran cuestiones mucho más impor-
tantes. Satanás manchó el nombre de Jehová. Dijo que era
mentiroso y cruel, y que privaba a sus siervos de libertad
(Génesis 3:1-5). Como parecía que no se había cumplido
su propósito de llenar la Tierra de humanos justos, lo ta-
chó de fracasado (Génesis 1:28; Isaías 55:10, 11). Si Jeho-
vá se hubiera quedado de brazos cruzados, muchas de sus
criaturas —tanto en el cielo como en la Tierra— habrían
perdido la confianza en su forma de gobernar.
5 Satanás también dijo calumnias sobre los siervos leales

de Dios. Afirmó que le servían por puro interés y que nin-


guno de ellos le sería fiel cuando estuviera bajo presión
(Job 1:9-11). Demostrar que esas acusaciones eran falsas
era más importante que la salvación del ser humano. Por
eso, Jehová tenía todo el derecho de defenderse y respon-
der a las mentiras del Diablo. Pero ¿cómo podría resolver
esas cuestiones y al mismo tiempo salvar al hombre?
El rescate: algo equivalente
6 La solución de Jehová era muy justa y misericordio-
sa. Ningún ser humano podría haber pensado en una
solución tan buena y a la vez tan sencilla. Hay distintas
expresiones para referirse a ella, como compra, reconci-
liación, redención, propiciación y expiación (Salmo 49:8,
nota; Daniel 9:24; Gálatas 3:13; Colosenses 1:20; Hebreos
2:17). Pero la expresión que quizá la describe mejor apare-
ce en estas palabras del propio Jesús: “Él [el Hijo del Hom-
bre] no vino para que le sirvieran, sino para servir a los de-
más y para dar su vida como rescate [en griego, lýtron] a
cambio de muchas personas” (Mateo 20:28).
4, 5. a) ¿De qué acusó Satanás a Dios, y por qué decidió Jehová de-
fenderse? b) ¿Qué calumnias dijo Satanás sobre los siervos de Dios?
6. ¿Qué expresiones describen la solución para salvar al hombre?
JEHOVÁ PROVEE UN “RESCATE A CAMBIO DE MUCHAS PERSONAS” 141

7 ¿Qué es un rescate? La palabra griega que se usó aquí


viene de un verbo que significa “desatar, liberar”, y se re-
fería al precio que se pagaba para liberar a los prisioneros
de guerra. Básicamente, un rescate es lo que se paga para
recomprar algo. En las Escrituras Hebreas, el término equi-
valente (kófer) viene de un verbo que significa “cubrir”.
Por ejemplo, se usó una forma de la misma palabra cuan-
do Dios le dijo a Noé que debía cubrir el arca con alquitrán
(Génesis 6:14). Esto nos permite comprender que rescatar
también significa cubrir los pecados (Salmo 65:3).
8 Es interesante que, según un diccionario teológico, esta

palabra (kófer) “alude siempre a un equivalente”, a algo


que corresponde (Theological Dictionary of the New Tes-
tament). Entonces, ¿qué hace falta para rescatar a alguien
del pecado? Para cubrir el pecado, debe pagarse un precio
que corresponda completamente al daño que el pecado
haya causado, es decir, que lo cubra en su totalidad. Por
esta razón, la Ley que Dios le dio a Israel decía: “Se paga-
rá vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por
mano, pie por pie” (Deuteronomio 19:21).
9 Muchos hombres que tenían fe —comenzando con

Abel— le ofrecieron a Dios animales en sacrificio. Al ha-


cer esto, reconocían que eran pecadores y que necesitaban
un rescate. También mostraban que tenían fe en lo que
Dios les había prometido: liberarlos del pecado mediante
“la descendencia” que él predijo (Génesis 3:15; 4:1-4; Leví-
tico 17:11; Hebreos 11:4). Jehová aprobaba esos sacrificios
y aceptaba la adoración de aquellos hombres. Pero, como
7, 8. a) ¿Qué significa el término rescate en la Biblia? b) ¿En qué
sentido implica el rescate la idea de equivalencia?
9. ¿Por qué sacrificaban animales los hombres que tenían fe, y cómo
veía Jehová esas ofrendas?

Un “rescate correspondiente por todos”.


142 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

los animales son inferiores a los seres humanos, en reali-


dad no podían cubrir los pecados (Salmo 8:4-8). Por eso la
Biblia dice: “No es posible que la sangre de toros y de ca-
bras elimine los pecados” (Hebreos 10:1-4). Esas ofrendas
sirvieron solo como representación o símbolo del auténti-
co rescate que llegaría en el futuro.
Un “rescate correspondiente”
10 El apóstol Pablo escribió: “En Adán todos están mu-
riendo” (1 Corintios 15:22). Adán era un ser humano per-
fecto; por lo tanto, el rescate tenía que implicar la muer-
te de alguien igual a él, alguien que fuera un equivalente
exacto de él (Romanos 5:14). Nadie más podría equili-
brar la balanza de la justicia. Solo un ser humano perfec-
to —un equivalente exacto de Adán que no hubiera he-
redado el pecado y la muerte— podría ofrecer un “rescate
correspondiente por todos” (1 Timoteo 2:6). No sería ne-
cesario que por cada descendiente de Adán se sacrifica-
ra a alguien, y que al final terminaran muriendo millones
de seres humanos. Pablo explicó: “Por medio de un solo
hombre [Adán], el pecado entró en el mundo y por medio
del pecado entró la muerte” (Romanos 5:12). Y, “como la
muerte vino mediante un hombre”, Dios salvó a la hu-
manidad del pecado y la muerte también “mediante un
hombre” (1 Corintios 15:21). ¿Cómo lo hizo?
11 Lo que Jehová tenía pensado implicaba que un hom-

bre perfecto se sacrificara por voluntad propia. Pero Ro-


manos 6:23 dice: “El salario que el pecado paga es la muer-
te”. Así que el hombre que experimentara o “probara la
muerte por todos” sacrificaría su vida para pagar el precio
10. a) ¿De quién tenía que ser un equivalente la persona que se sa-
crificara, y por qué? b) ¿Por qué bastaba con la muerte de un hombre?
11. a) ¿Qué haría el hombre que “probara la muerte por todos”?
b) ¿Por qué el rescate no beneficiaría a Adán y Eva? (Vea la nota).
JEHOVÁ PROVEE UN “RESCATE A CAMBIO DE MUCHAS PERSONAS” 143

o “salario” del pecado de Adán (Hebreos 2:9; 2 Corintios 5:


21; 1 Pedro 2:24). Esto tendría importantes efectos legales.
Se les anularía la sentencia de muerte a los descendientes
de Adán que fueran fieles. Así, el rescate acabaría de raíz
con el pecado y sus consecuencias (Romanos 5:16).1
12 Para entenderlo, imagínese que vive en un lugar don-

de la mayoría de la gente trabaja en la misma fábrica.


Todos tienen un buen sueldo y viven muy bien. Pero en-
tonces la fábrica cierra. ¿Por qué? Porque el encargado
robó dinero de la empresa y la dejó endeudada. Usted y to-
dos los empleados pierden su trabajo, y no pueden cubrir
sus gastos. Sus familias y las personas a quienes la empresa
les debe dinero sufren por culpa de un solo hombre. ¡Pero
hay una solución! Resulta que un hombre rico y genero-
so decide tomar cartas en el asunto, pues entiende lo que
la empresa significa para la comunidad. Además, se com-
padece de los trabajadores y sus familias. Así que toma me-
didas para pagar toda la deuda y reabrir la fábrica. Al can-
celar la deuda que dejó un solo hombre, se benefician los
empleados, sus familias y otros que habían perdido dine-
ro. De la misma manera, millones y millones de personas
se beneficiaron cuando se pagó la deuda de Adán.
¿Quién provee el rescate?
13Jehová es el único que podía proveer al “Cordero [...]
que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Pero
1 Adnn y Eva no se beneficiarían del rescate. La Ley decía sobre
quien asesinaba a alguien a propósito: “No deben aceptar ningún res-
cate por la vida de un asesino que merece morir” (Números 35:31).
Como Adán y Eva desobedecieron a propósito, merecían morir. Así re-
nunciaron a la oportunidad de vivir para siempre.

12. Ponga un ejemplo que demuestre cómo beneficia el pago de la


deuda de un solo hombre a muchas personas.
13, 14. a) ¿Cómo proveyó Jehová el rescate para la humanidad?
b) ¿A quién se le hizo el pago, y por qué era necesario?
144 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

no mandó a cualquier ángel para rescatar a la humanidad,


sino a alguien que podía responder de forma definitiva a
la acusación de Satanás contra los siervos de Dios. Jehová
hizo el mayor sacrificio posible al enviar a su Hijo unigé-
nito, quien era “su mayor alegría” (Proverbios 8:30). Y, de
buena gana, el Hijo de Dios “dejó todo lo que tenía” en
el cielo (Filipenses 2:7). De forma milagrosa, Jehová pasó
la vida de su Hijo primogénito desde el cielo a la matriz
de María, una virgen judía (Lucas 1:27, 35). Aunque en la
Tierra se le llamaría Jesús, en términos legales podría lla-
mársele el segundo Adán, pues era un equivalente exacto
de él (1 Corintios 15:45, 47). Por eso Jesús podía entregar
su vida perfecta para rescatar a la humanidad pecadora.
14 ¿A quién se le pagaría el rescate? Según Salmo 49:7, está

claro que a Dios. Pero, si Jehová mismo proveyó el rescate,


¿por qué habría que pagárselo a él? Alguien podría pensar
que es como sacarse el dinero de un bolsillo y ponérselo
en el otro. ¡Pero nada más lejos de la realidad! El resca-
te no es un simple intercambio; es una transacción legal.
Al pagar el rescate y entregar a su querido Hijo, Jehová de-
mostró que siempre respeta sus propias normas de justi-
cia perfecta, aunque eso implicó pagar un precio muy alto
(Génesis 22:7, 8, 11-13; Hebreos 11:17; Santiago 1:17).
15 Lo que pasó en los primeros meses del año 33 de nues-

tra era demuestra que Jesucristo estuvo dispuesto a sufrir


mucho para pagar el rescate. Permitió que lo detuvieran
con cargos falsos, que lo condenaran y que lo mataran
clavándolo en un madero. Pero ¿realmente era necesario
que sufriera tanto? Sí, pues debía demostrar que los sier-
vos de Dios sí pueden mantenerse íntegros. Es interesante
que Dios no dejó que Herodes matara a Jesús cuando era
bebé (Mateo 2:13-18). Ahora bien, ya de adulto, Cristo po-
15. ¿Por qué fue necesario que Jesús sufriera y muriera?
JEHOVÁ PROVEE UN “RESCATE A CAMBIO DE MUCHAS PERSONAS” 145

día enfrentarse a los ataques del Diablo sabiendo lo que


estaba en juego.1 A pesar de las cosas tan horribles que le
hicieron, Jesús siempre fue “leal, inocente, incontamina-
do” y se mantuvo “separado de los pecadores” (Hebreos 7:
26). Así demostró de una vez por todas que Jehová cuenta
con siervos que se mantienen fieles ante las pruebas. Por
eso, justo antes de morir, pudo decir como todo un vence-
dor: “¡Se ha cumplido!” (Juan 19:30).
El rescate obtiene validez
16 Jehová resucitó a Jesús al tercer día de su muerte (He-
chos 3:15; 10:40). Con este gran milagro, Jehová lo recom-
pensó por su servicio fiel y además hizo posible que Jesús,
como Sumo Sacerdote, lograra hacer algo más para que el
rescate tuviera validez (Romanos 1:4; 1 Corintios 15:3-8).
¿Qué tuvo que hacer Jesús? Pablo explicó: “Cuando Cris-
to vino como sumo sacerdote [...,] él entró una vez y para
siempre en el lugar santo, pero no con la sangre de ca-
bras y de toros jóvenes, sino con su propia sangre, y con-
siguió una liberación eterna para nosotros. Porque Cristo
no entró en un lugar santo hecho por manos humanas,
que es una copia de la realidad, sino en el mismísimo cie-
lo, así que ahora se presenta delante de Dios a favor nues-
tro” (Hebreos 9:11, 12, 24).
17 Cristo no podía llevar literalmente su sangre al cielo

1 Para que Jesús pudiera entregar su vida como un equivalente


exacto de la vida perfecta de Adán, tenía que morir de adulto, no de
niño. Cuando Adán decidió desobedecerle a Dios, sabía que estaba
haciendo algo malo y que sería castigado. Para poder ser “el último
Adán” y cubrir ese pecado, Jesús debía ser bastante mayor para saber
lo que haría a fin de mantenerse íntegro a Jehová (1 Corintios 15:
45, 47). La Biblia se refiere a toda su vida fiel, incluida su muerte en
sacrificio, como “un solo acto justo” (Romanos 5:18, 19; nota).

16, 17. a) ¿Qué hizo Jesús para que el rescate fuera válido? b) ¿Por
qué tuvo que presentarse Jesús “delante de Dios a favor nuestro”?
146 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

(1 Corintios 15:50). Más bien, llevó lo que esta simboliza-


ba: el valor legal de la vida humana perfecta que había sa-
crificado. Luego se presentó “delante de Dios”. ¿Y por qué
tuvo que hacerlo? Para que Dios aceptara ese valor como
un rescate por la humanidad pecadora. ¿Lo aceptó Jeho-
vá? Sí, y esto quedó claro en el Pentecostés del año 33,
cuando se derramó espíritu santo sobre unos 120 discípu-
los en Jerusalén (Hechos 2:1-4). Aquel suceso fue emocio-
nante, pero solo fue el inicio de muchas bendiciones que
disfrutarían los siervos de Dios gracias al rescate.
Beneficios del rescate
18 El apóstol Pablo explicó que a Dios le pareció bien que
los seres humanos pudieran reconciliarse con él mediante
la sangre que Jesús derramó en el madero. También expli-
có que hay dos grupos de personas que se reconcilian con
Dios, y los llamó “las cosas en los cielos” y “las cosas en
la tierra” (Colosenses 1:19, 20; Efesios 1:10). El primero está
compuesto por 144.000 cristianos que reciben la esperan-
za de ser sacerdotes en el cielo y reinar con Jesucristo sobre
la Tierra (Apocalipsis 5:9, 10; 7:4; 14:1-3). Junto con Jesús,
ellos ayudarán a la humanidad obediente a beneficiarse de
forma gradual del rescate durante un periodo de 1.000 años
(1 Corintios 15:24-26; Apocalipsis 20:6; 21:3, 4).
19 “Las cosas en la tierra” son las personas que tienen la

esperanza de vivir en la Tierra hecha un paraíso. Apoca-


lipsis 7:9-17 indica que forman “una gran muchedumbre”
que sobrevivirá a la “gran tribulación”. Pero no tienen
que esperar hasta entonces para beneficiarse del rescate.
Ya “han lavado sus túnicas largas y las han emblanqueci-
do en la sangre del Cordero”. Como demuestran fe en el
18, 19. a) ¿Qué dos grupos se benefician del rescate? b) ¿Cómo se
está beneficiando del rescate la “gran muchedumbre”, y cómo se be-
neficiará en el futuro?
JEHOVÁ PROVEE UN “RESCATE A CAMBIO DE MUCHAS PERSONAS” 147

Preguntas para meditar


Números 3:39-51 ¿Por qué es importante que el rescate sea un
equivalente exacto?
Salmo 49:7, 8 ¿Por qué el rescate hace que estemos en deuda
con Dios?
Isaías 43:25 ¿Cómo muestra este versículo que la salvación del
ser humano no es la razón principal por la que Jehová dio el
rescate?
1 Corintios 6:20 Si agradecemos el rescate, ¿qué conducta y es-
tilo de vida se espera que tengamos?

rescate, ya se benefician de este valioso regalo. Por ejem-


plo, Dios los ha declarado justos como amigos suyos (San-
tiago 2:23). Gracias al sacrificio de Jesús, pueden acercarse
“con confianza al trono de la bondad inmerecida” (He-
breos 4:14-16). Cuando cometen algún error, Jehová los
puede perdonar (Efesios 1:7). Y, aunque son imperfectos,
pueden tener una conciencia limpia (Hebreos 9:9; 10:22;
1 Pedro 3:21). Así que, para ellos, tener una buena rela-
ción con Dios no es solo una esperanza; ya es una realidad
(2 Corintios 5:19, 20). Durante el Milenio, se les libera-
rá “de la esclavitud a la corrupción” y finalmente tendrán
“la gloriosa libertad de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
20 Al pensar en el rescate, uno solo puede decir: “¡A Dios

le doy gracias por medio de Jesucristo nuestro Señor!”


(Romanos 7:25). ¡Todo esto es tan sencillo y a la vez
tan profundo! (Romanos 11:33). Meditar con gratitud en
el rescate, nos emociona y nos acerca más a nuestro jus-
to Dios. Como el salmista, tenemos muchas razones para
alabar al Dios que “ama la rectitud y la justicia” (Salmo
33:5).
20. ¿Qué siente usted al reflexionar en el rescate?
C A P Í T U L O 1 5

Jesús establece
“la justicia en la tierra”
ERA obvio que Jesús estaba enojado, y con razón. Cuesta
trabajo imaginárselo así, pues él era apacible por naturale-
za (Mateo 21:5). Por supuesto, su furia estaba justificada y
no perdió los estribos.1 ¿Y qué hizo que un hombre tan
pacífico se pusiera así? Una terrible injusticia.
2 Jesús le tenía cariño al templo de Jerusalén. Era el úni-

co lugar sagrado del mundo donde se adoraba a su Pa-


dre. Muchos judíos que vivían en otros países viajaban lar-
gas distancias para ir allí. Y quienes no eran judíos podían
adorar a Dios en cierta parte del templo. Pero un día, al
principio de su ministerio, Jesús llegó al templo y se topó
con todo un espectáculo: había vendedores y cambistas
por todas partes. Parecía más un mercado que un centro
religioso. ¿Y por qué era eso tan malo? Porque para ellos el
templo de Dios era solo un lugar donde se aprovechaban
de las personas. ¿Qué hacían exactamente? (Juan 2:14).
3 Los líderes religiosos mandaban que el impuesto del

templo se pagara con cierto tipo de moneda. Por eso, para


conseguirla, los visitantes tenían que cambiar su dinero.
Los cambistas se ponían dentro del templo y cobraban una
comisión por cada cambio. Otro negocio muy lucrativo
1 Cuando Jesús se indignaba por las injusticias, era como Jehová,
que “está dispuesto a expresar su ira” contra la maldad (Nahúm 1:2).
Por ejemplo, cuando Dios le dijo a su pueblo rebelde que habían con-
vertido su casa en “una cueva de ladrones”, les advirtió: “Mi furia y
mi ira serán derramadas sobre este lugar” (Jeremías 7:11, 20).

1, 2. ¿En qué ocasión se indignó Jesús, y por qué?


3, 4. ¿Qué abusos se cometían en la casa de Jehová, y qué hizo Je-
sús para corregir la situación?
JESÚS ESTABLECE “LA JUSTICIA EN LA TIERRA” 149

era la venta de animales. Los visitantes que querían sacri-


ficar un animal podían comprarlo en cualquier parte de
la ciudad, pero los que supervisaban los sacrificios podían
decirles que no era válido. En cambio, si lo compraban di-
rectamente allí, se lo aceptaban. Los comerciantes cobra-
ban un dineral porque la gente no tenía más remedio que
acudir a ellos.1 No solo era un negocio; era un robo.
4 Jesús no podía tolerar esa corrupción. ¡Era la casa de su

Padre! Así que se hizo un látigo de cuerdas y echó fuera


las vacas, los toros y las ovejas. Luego fue adonde estaban
los cambistas y volcó sus mesas. ¡Imagínese todas las mo-
nedas esparciéndose por el suelo de mármol! Además, les
ordenó seriamente a los vendedores de palomas: “¡Qui-
ten todo esto de aquí!” (Juan 2:15, 16). Al parecer, nadie se
atrevió a llevarle la contraria a este hombre tan valiente.
De tal palo, tal astilla
5 Claro, los comerciantes terminaron regresando. Unos
tres años más tarde, Jesús se enfrentó a la misma situa-
ción. Esta vez les dijo que habían convertido la casa de
su Padre en “una cueva de ladrones”, citando así las pa-
labras de condena que el mismo Jehová había dicho an-
tes (Jeremías 7:11; Mateo 21:13). Por eso, cuando Jesús vio
cómo la gente cometía esos abusos y profanaba el templo
de Dios, se sintió como su Padre. Y es lógico, porque ha-
bía pasado millones y millones de años aprendiendo de él
1 Según la Misná, más tarde hubo una protesta por el altísimo pre-
cio de las palomas en el templo. Y el precio bajó enseguida casi un
99 %. ¿Quiénes se beneficiaban más de este negocio? Según los his-
toriadores, los mercados del templo eran de la familia del sumo sacer-
dote Anás. Esto habría enriquecido más a esa familia (Juan 18:13).

5-7. a) ¿Cómo influyó en el sentido de la justicia de Jesús lo que vi-


vió antes de venir a la Tierra, y qué aprendemos de su ejemplo?
b) ¿Cómo ha combatido Jesús las injusticias que Satanás ha causado,
y cómo lo hará en el futuro?
JESÚS ESTABLECE “LA JUSTICIA EN LA TIERRA” 151

en los cielos. Y eso hizo que tuviera su mismo sentido de


la justicia. En él se cumplió el refrán “De tal palo, tal asti-
lla”. Así que, si queremos tener una idea clara de cómo de-
muestra Jehová su justicia, lo mejor que podemos hacer es
reflexionar en el ejemplo de Jesús (Juan 14:9, 10).
6 Cuando Satanás acusó injustamente a Jehová de ser

mentiroso y cuestionó su manera de gobernar, el Hijo uni-


génito de Dios estaba presente. Tiempo después, también
escuchó cómo Satanás desafiaba a Jehová y le decía que
nadie le serviría por verdadero amor. ¡Qué mentiras tan
sucias! Todas estas calumnias contra su propio Padre tu-
vieron que dolerle muchísimo a Jesús. Así pues, debió sen-
tirse muy feliz al saber que su Padre le encargaría esta im-
portante misión: la de defender su nombre y su manera
de gobernar (2 Corintios 1:20). ¿De qué forma lo haría?
7 Como vimos en el capítulo 14, Jesús respondió de for-

ma definitiva a la acusación de Satanás contra los siervos


de Dios. Así, sentó la base para limpiar el santo nombre de
Jehová de todas las mentiras, como la acusación de que su
gobierno no es bueno. Como Agente Principal de Jehová,
Jesús hará que la justicia de Dios reine en todo el universo
(Hechos 5:31). De hecho, durante su vida en la Tierra ya
reflejaba la justicia de Jehová. Dios dijo de él: “Pondré mi
espíritu sobre él, y él les aclarará a las naciones lo que es la
justicia” (Mateo 12:18). ¿Cómo cumplió esto Jesús?
Jesús aclara “lo que es la justicia”
8 Jesús amaba la Ley de Jehová y siempre la obede-
cía. Pero los líderes religiosos ni la enseñaban bien ni la
8-10. a) ¿Cómo fomentaban las reglas de los líderes religiosos judíos
el odio hacia los no judíos y las mujeres? b) ¿Por qué esas reglas con-
virtieron en una carga la ley del sábado que les había dado Jehová?

“¡Quiten todo esto de aquí!”.


152 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

aplicaban bien. Por eso, les dijo: “¡Ay de ustedes, escribas y


fariseos! ¡Hipócritas! [...] Han descuidado los asuntos más
importantes de la Ley: la justicia, la misericordia y la fide-
lidad” (Mateo 23:23). Es obvio que aquellos maestros de la
Ley oscurecían, y no aclaraban, “lo que es la justicia” de
Dios. ¿En qué sentido? Veamos varios ejemplos.
9 Jehová le había mandado a su pueblo que se mantuvie-

ra separado de las naciones paganas (1 Reyes 11:1, 2). Pero


algunos líderes religiosos fanáticos enseñaban que se de-
bía odiar a quienes no fueran judíos. La Misná llegó a in-
cluir esta norma: “No ha de dejarse ganado en las posadas
de los gentiles, porque son sospechosos de bestialidad”. Es-
tos prejuicios contra los no judíos hacían mucho daño e
iban en contra de lo que realmente enseñaba la Ley mosai-
ca (Levítico 19:34). Aquellos líderes también ponían nor-
mas que rebajaban a las mujeres. Por ejemplo, la ley oral
prohibía que la esposa caminara junto a su esposo; debía ir
detrás. Un hombre no podía conversar con una mujer en
público, ni siquiera con su esposa. Además, igual que los
esclavos, las mujeres no podían declarar ante los tribuna-
les. Por si fuera poco, había una oración oficial con la que
los hombres le daban gracias a Dios por no ser mujeres.
10 Aquellos líderes terminaron enterrando la Ley de Dios

bajo un montón de reglas y disposiciones inventadas por


el hombre. Por ejemplo, lo único que prohibía la ley del
sábado era trabajar ese día de la semana, y así dedicarlo a
adorar a Dios, acercarse a él y descansar. Sin embargo, los
fariseos convirtieron esta ley en una carga. Se tomaron la
libertad de decidir lo que se consideraba trabajo e hicieron
una lista de 39 actividades, como cosechar o cazar. A su
vez, estas reglas hicieron surgir muchísimas preguntas.
Por ejemplo, si alguien mata a una pulga en sábado, ¿es
eso cazar? Y, si alguien va por un campo y arranca grano
para comérselo por el camino, ¿es eso cosechar? Si alguien
JESÚS ESTABLECE “LA JUSTICIA EN LA TIERRA” 153

cura a un enfermo, ¿es eso trabajar? Todo esto llevó a que


tuvieran que crear normas más rígidas y detalladas.
11 En esas circunstancias, ¿qué haría Jesús para que la

gente entendiera lo que es la justicia? Con su vida y sus en-


señanzas, demostró con valor que los líderes religiosos es-
taban equivocados. Veamos algunas cosas que dijo Jesús.
Condenó sin rodeos el montón de reglas que habían in-
ventado al decirles: “Con las tradiciones que ustedes trans-
miten, anulan la palabra de Dios” (Marcos 7:13).
12 Él demostró que los fariseos no estaban cumpliendo

bien la ley del sábado y que habían perdido de vista el ob-


jetivo de esa ley. Jesús —siendo el Mesías— era el “Señor del
sábado”, como él mismo explicó. Y eso le daba el derecho
de curar milagrosamente en sábado (Mateo 12:8). Y, para
dejarlo claro, lo hizo ante mucha gente (Lucas 6:7-10). Esto
fue una muestra de lo que hará cuando le devuelva la sa-
lud a todo el mundo durante su Reinado de Mil Años. Ese
Milenio será el sábado más importante, cuando la huma-
nidad fiel descanse por fin de una larga esclavitud al dolor
y al sufrimiento causados por el pecado y la muerte.
13 Jesús también aclaró lo que es la justicia con “la ley

del Cristo”, una nueva ley que entró en vigor después de


su ministerio en la Tierra (Gálatas 6:2). Esta ley era dife-
rente de la Ley mosaica. No se basaba en muchas normas
escritas, sino en principios. Eso sí, incluía órdenes direc-
tas. A una de esas, Jesús la llamó “un nuevo mandamien-
to”. ¿Y qué decía? Que sus discípulos debían amarse unos
a otros así como él los había amado (Juan 13:34, 35). Así,
tener amor de verdad y estar dispuestos a sacrificarse por
otros caracterizaría a quienes siguieran “la ley del Cristo”.
11, 12. ¿Cómo condenó Jesús el montón de reglas que los fariseos
habían inventado?
13. ¿Qué ley les dejó Jesús a sus discípulos, y en qué se diferenciaba
de la Ley mosaica?
154 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Un vivo ejemplo de justicia


14 Jesús no solo enseñó sobre el amor; él mismo vivió “la
ley del Cristo”, y lo demostró durante toda su vida. Vea-
mos tres formas en las que aclaró lo que es la justicia.
15 Primero, evitó cualquier cosa que lo llevara a hacer

algo injusto. Cuando la gente se vuelve arrogante o se pasa


de la raya y abusa de su autoridad, ¿ha notado que mu-
chas veces comete injusticias? Pero a Jesús nunca le pasó
eso. Una vez, un hombre se le acercó y le pidió: “Maes-
tro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmi-
go”. ¿Cómo le respondió? “Hombre, ¿quién me nombró
juez o árbitro entre ustedes dos?” (Lucas 12:13, 14). ¿No le
llama esto la atención? Nadie era tan inteligente y compe-
tente como Jesús, y nadie había recibido tanta autoridad
de parte de Dios como él. Pero, aun así, no quiso interve-
nir en aquel asunto porque no estaba autorizado para eso.
Siempre ha respetado los límites de su autoridad, incluso
durante los miles de años que estuvo en el cielo antes de
venir a la Tierra (Judas 9). Dejar humildemente que Jeho-
vá decida lo que es justo habla muy bien de él.
16 Segundo, Jesús también demostró justicia en su forma

de predicar las buenas noticias del Reino. No tenía prejui-


cios y se esforzó por llegar a todo tipo de personas, fueran
ricas o pobres. En cambio, los fariseos despreciaban a los
pobres, a la gente común, y se referían a ellos con la expre-
sión despectiva am haárets, es decir, “gente de la tierra”.
Cristo tuvo el valor de corregir esa injusticia. Al enseñar las
buenas noticias, al comer con las personas, al alimentar-
las, curarlas o hasta resucitarlas, siempre imitaba a la per-
14, 15. ¿Cómo demostró Jesús que reconocía los límites de su auto-
ridad, y por qué esto nos da confianza?
16, 17. a) ¿Cómo demostró la forma en que Jesús predicaba las bue-
nas noticias que él era justo? b) ¿Cómo demostró Jesús justicia y mi-
sericordia a la vez?
JESÚS ESTABLECE “LA JUSTICIA EN LA TIERRA” 155

fección al Dios de la justicia, quien desea llegar a “toda cla-


se de personas” (1 Timoteo 2:4).1
17 Tercero, Jesús demostraba justicia y, a la vez, mucha

misericordia. Por ejemplo, tomaba la iniciativa en ayudar


a los pecadores (Mateo 9:11-13). Siempre estaba dispuesto
a tenderles la mano a los indefensos. A diferencia de los lí-
deres religiosos, no fomentaba la desconfianza hacia los
que no eran judíos. Más bien, les enseñaba y ayudaba con
bondad aunque su misión principal se centraba en los ju-
díos. Hasta estuvo dispuesto a ayudar a un oficial del ejér-
cito romano curando a su siervo, y dijo: “No he encontra-
do a nadie en Israel que tenga una fe tan grande” (Mateo
8:5-13).
18 Jesús tampoco apoyó lo que la mayoría de la gente pen-

saba sobre las mujeres. En vez de eso, tuvo el valor de hacer


lo que era justo. Para los judíos, las samaritanas eran tan
impuras como la gente de otras naciones. Pero él no dudó
en predicarle a una samaritana junto al pozo de Sicar.
De hecho, fue la primera persona a la que le dijo que era el
Mesías prometido (Juan 4:6, 25, 26). Mientras que los fari-
seos afirmaban que no debía enseñarse la Ley de Dios a
las mujeres, Jesús dedicó mucho tiempo y energías a pre-
dicarles (Lucas 10:38-42). Y, aunque por tradición se creía
que el testimonio de una mujer no era confiable, él digni-
ficó a varias mujeres al darles el honor de ser las primeras
personas en verlo resucitado. Y luego hasta les pidió que
1 Los fariseos afirmaban que los más humildes, quienes no eran ex-
pertos en la Ley, eran “gente maldita” (Juan 7:49). Decían que no se
les debía dar ninguna enseñanza y que nadie debía hacer negocios,
comer ni orar con ellos. Si un padre permitía que su hija se casara con
uno de ellos, eso era peor que dejar que las fieras la atacaran. Incluso
creían que la gente común no tenía ninguna esperanza de resucitar.

18, 19. a) ¿De qué maneras dignificó Jesús a las mujeres? b) ¿Cómo
nos demuestra su ejemplo la relación entre el valor y la justicia?
156 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

les contaran a sus discípulos lo que habían visto: el suceso


más importante de la historia (Mateo 28:1-10).
19 Como hemos visto, Jesús les aclaró a las naciones lo

que es la justicia. Muchas veces, incluso estuvo dispues-


to a arriesgar su vida con tal de hacerlo. Su ejemplo nos
demuestra que hace falta valor para defender la verdadera
justicia. ¡Con razón la Biblia lo llama “el León de la tribu
de Judá”! (Apocalipsis 5:5). Recordemos que el león, que
se caracteriza por su valentía, representa la justicia. Dentro
de poco, Jesús hará todavía más cosas para establecer “la
justicia en la tierra” de forma absoluta (Isaías 42:4).
El Rey mesiánico
establece “la justicia en la tierra”
20 Jesús ha estado promoviendo la justicia en la Tierra

desde 1914, año en que se convirtió en el Rey mesiánico.


¿De qué formas? Encargándose de que se cumpla la profe-
cía de Mateo 24:14. Sus seguidores enseñan la verdad del
Reino de Jehová en todo el mundo. Como él, predican
con justicia, sin hacer distinciones. Se esfuerzan por darles
la oportunidad de conocer al Dios de la justicia a todos: jó-
venes y mayores, ricos y pobres, hombres y mujeres...
21 Jesús, cabeza de la congregación, también ha estado

promoviendo la justicia entre todos los que la componen.


Como se predijo, él da “hombres como regalos”, es decir,
ancianos fieles que dirigen la congregación (Efesios 4:8-
12). Al pastorear a las valiosas ovejitas de Dios, imitan a Je-
sús y las tratan a todas con justicia e imparcialidad: sin im-
portar su puesto, su popularidad ni su dinero.
22 Pronto, Jesús establecerá la justicia en la Tierra de for-

20, 21. En nuestro tiempo, ¿de qué formas ha estado promoviendo


la justicia el Rey mesiánico?
22. ¿Cómo se siente Jehová por las injusticias que hay en el mundo,
y qué le ha encargado a su Hijo?
JESÚS ESTABLECE “LA JUSTICIA EN LA TIERRA” 157

Preguntas para meditar


Salmo 45:1-7 ¿Por qué podemos confiar en que el Rey mesiá-
nico fomentará la justicia perfecta?
Mateo 12:19-21 De acuerdo con las profecías, ¿cómo trataría el
Mesías a los desfavorecidos?
Mateo 18:21-35 ¿Cómo enseñó Jesús que la auténtica justicia
es misericordiosa?
Marcos 5:25-34 ¿Cómo demostró Jesús que la justicia de Dios
toma en cuenta las circunstancias de cada persona?

ma definitiva. Este mundo corrupto está plagado de injus-


ticias. Piense en esto: mientras millones de niños se mue-
ren de hambre, hay países que invierten muchísimo di-
nero en fabricar armamento y hay mucha gente egoísta
que gasta fortunas para satisfacer sus caprichos. ¡Qué terri-
ble injusticia! Cada año, millones de personas mueren por
problemas que se podrían haber evitado. Estas y muchas
otras injusticias le enfurecen a Jehová. Por eso, él le ha en-
cargado a su Hijo que dirija una guerra justa contra este
sistema malvado para acabar permanentemente con todas
las injusticias (Apocalipsis 16:14, 16; 19:11-15).
23 Pero la justicia de Jehová no se limita a acabar con la

gente mala. Dios también ha nombrado a su Hijo para go-


bernar como “Príncipe de Paz”. Después del Armagedón,
Jesús establecerá la paz en la Tierra mediante su gobierno,
en el que reinará con justicia (Isaías 9:6, 7). Por fin ten-
drá el gusto de borrar las consecuencias de todas las injus-
ticias, que tanto daño han hecho. Defenderá fielmente la
justicia perfecta de Jehová para siempre. Por lo tanto, es vi-
tal que hagamos todo lo posible por imitar desde ahora
esta cualidad de Dios. Veamos cómo podemos hacerlo.
23. ¿Cómo promoverá Jesús la justicia después del Armagedón?
C A P Í T U L O 1 6

Practiquemos la justicia
al andar con Dios
IMAGÍNESE que va en un barco que se está hundiendo.
Entonces, cuando ya está con el agua al cuello y ve que
no tiene escapatoria, de pronto alguien lo rescata y le sal-
va la vida. Le ayuda a subirse a una lancha salvavidas y le
dice: “Ya pasó todo; está a salvo”. ¡Qué gran alivio! ¿Ver-
dad que usted se sentiría en deuda con esa persona? Lite-
ralmente le debería la vida.
2 Este ejemplo nos ayuda a entender lo que Jehová ha

hecho por nosotros. La verdad es que estamos en deu-


da con él. ¿Por qué? Porque nos ha regalado el rescate, y
así nos ha salvado de que el pecado y la muerte nos aho-
guen. Nos sentimos seguros, a salvo, porque sabemos que,
mientras demostremos que tenemos fe en ese valiosísimo
sacrificio, se nos perdonarán nuestros pecados y recibire-
mos la vida eterna (1 Juan 1:7; 4:9). Como vimos en el
capítulo 14, el rescate es la mayor demostración del amor
y de la justicia de Dios. ¿Cómo podemos demostrar que
agradecemos este regalo?
3 Dejemos que Jehová, quien con tanto cariño nos resca-

tó, sea el que nos dé la respuesta. El profeta Miqueas dijo


por inspiración: “Él te ha dicho, oh, hombre, lo que es
bueno. ¿Y qué es lo que Jehová espera de ti? ¡Solo que
practiques la justicia, ames la lealtad y andes con modes-
tia junto a tu Dios!” (Miqueas 6:8). Fíjese en que una de
las cosas que Jehová nos pide es que practiquemos la jus-
ticia. ¿Cómo podemos hacerlo?
1-3. a) ¿Por qué estamos en deuda con Jehová? b) ¿Qué espera Jeho-
vá de nosotros?
PRACTIQUEMOS LA JUSTICIA AL ANDAR CON DIOS 159

Busquemos la verdadera justicia


4 Dios espera que sigamos sus justas normas, que dictan
lo que está bien y lo que está mal. Isaías 1:17 dice: “Apren-
dan a hacer el bien, busquen la justicia”. Sofonías 2:3 tam-
bién nos invita a buscar la justicia. Y, en Efesios 4:24, nos
dice: “Deben ponerse la nueva personalidad que fue crea-
da según la voluntad de Dios, de acuerdo con la justicia y
la lealtad verdaderas”. Así que buscamos la justicia de Dios
al seguir sus normas justas y santas, y al evitar todo lo que
va en contra de ellas, como la violencia, la impureza y la
inmoralidad (Salmo 11:5; Efesios 5:3-5).
5 ¿Es una carga obedecer las justas normas de Dios? ¡No!

A quienes aman a Jehová y quieren estar cerca de él no les


molesta hacer lo que él pide. Como lo amamos tanto y va-
loramos sus cualidades, queremos vivir de un modo que
lo haga feliz (1 Juan 5:3). Recordemos que “él ama los ac-
tos justos” (Salmo 11:7). Y nosotros, si de veras queremos
imitarlo y seguir sus justas normas, amaremos lo que él
ama y odiaremos lo que él odia (Salmo 97:10).
6 Como somos imperfectos y pecadores, no siempre es

fácil buscar la justicia. Por eso debemos quitarnos la vie-


ja personalidad y sus sucias prácticas. Y también debemos
vestirnos con la nueva personalidad, que según la Biblia
“se va renovando” por medio del conocimiento exacto
(Colosenses 3:9, 10). La expresión “se va renovando” indi-
ca que es un proceso continuo y requiere mucho esfuerzo.
Pero, aunque pongamos mucho empeño en hacer lo que
está bien, a veces nuestra tendencia al pecado hará que
tropecemos y acabemos pensando, diciendo o haciendo
algo que está mal (Romanos 7:14-20; Santiago 3:2).
4. ¿Cómo sabemos que Dios espera que sigamos sus justas normas?
5, 6. a) ¿Por qué no es una carga obedecer las normas de Dios?
b) ¿Cómo indica la Biblia que buscar la justicia es algo continuo?
160 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

7 Cuando cometemos errores a pesar de nuestros esfuer-


zos por hacer lo que está bien, ¿cómo deberíamos
sentirnos? Claro, no queremos justificarnos ni minimi-
zar la gravedad de nuestros errores. Pero tampoco debe-
mos dejar que los sentimientos de culpa nos hagan pen-
sar que no merecemos servir a Jehová. ¡Nunca nos demos
por vencidos! Nuestro cariñoso Dios nos ha dado el me-
dio para perdonarnos si estamos arrepentidos de cora-
zón. El apóstol Juan dijo: “Les escribo estas cosas para
que no cometan un pecado”. Y luego añadió estas pala-
bras tranquilizadoras: “Pero, si alguno comete un pecado
[a causa de la imperfección heredada], tenemos un ayu-
dante que está junto al Padre: Jesucristo” (1 Juan 2:1). Así
que, gracias al sacrificio de Jesús, Jehová nos permite ser
sus siervos aunque seamos imperfectos. ¿Verdad que esto
nos motiva a esforzarnos por hacerlo feliz?
Las buenas noticias y la justicia de Dios
8 Una forma en que podemos demostrar justicia, y así
imitar a Jehová, es haciendo todo lo posible por predicar
las buenas noticias del Reino. Ahora bien, ¿qué relación
hay entre la predicación y la justicia de Jehová?
9 Jehová no acabará con la gente mala sin haberle dado ad-

vertencias. En su profecía sobre lo que pasaría en el tiempo


del fin, Jesús dijo: “Primero se tienen que predicar las bue-
nas noticias en todas las naciones” (Marcos 13:10; Mateo
24:3). La palabra “primero” indica que después de la pre-
dicación mundial sucederán otros acontecimientos. Entre
ellos, estará la predicha gran tribulación, en la que los mal-
vados serán eliminados y se preparará el camino para que
7. ¿Cómo deberíamos sentirnos cuando nos equivocamos a pesar de
nuestros esfuerzos?
8, 9. ¿Cómo demuestra la predicación de las buenas noticias que
Jehová es justo?
PRACTIQUEMOS LA JUSTICIA AL ANDAR CON DIOS 161

empiece un nuevo mundo de justicia (Mateo 24:14, 21, 22).


Está claro que nadie puede acusar a Jehová de ser injusto
con la gente mala, pues les avisa y les da muchas oportuni-
dades para cambiar y poder salvarse (Jonás 3:1-10).
10 ¿Cómo imitamos a Jehová y demostramos justicia al

predicar las buenas noticias? En primer lugar, hacer todo


lo posible por ayudar a los demás a salvarse es lo jus-
to. Volvamos al ejemplo del barco que se hunde. Si usted
ya estuviera en la lancha salvavidas, seguro que intentaría
ayudar a quienes siguieran en el agua para que se salvaran.
De igual modo, tenemos el deber de ayudar a quienes se
están hundiendo en las “aguas” de este mundo malvado.
Claro, muchos rechazan nuestro mensaje. Pero, mientras
Jehová siga demostrando paciencia, tenemos la obliga-
ción de darles la oportunidad de que “lleguen a arrepen-
tirse” para que puedan salvarse (2 Pedro 3:9).
11 Al predicarle las buenas noticias a cualquier persona,

demostramos justicia de otra forma importante: siendo


imparciales. Recordemos que “Dios no es parcial, sino que
acepta a los que le temen y hacen lo que está bien, sea cual
sea su nación” (Hechos 10:34, 35). Por eso, si queremos
ser como él, no debemos tener prejuicios. Más bien, de-
bemos predicarles a todos, sin importar el origen, la posi-
ción social o lo que otros piensen de ellos. Así, les damos a
quienes nos escuchen la oportunidad de conocer las bue-
nas noticias y obedecer a Dios (Romanos 10:11-13).
La forma en que tratamos a los demás
12 También mostramos justicia al tratar a otros como nos
10, 11. Cuando predicamos las buenas noticias, ¿cómo imitamos a
Jehová y demostramos justicia?
12, 13. a) ¿Por qué no debemos apresurarnos a juzgar a los demás?
b) ¿Qué idea transmiten las palabras de Jesús “dejen de juzgar” y “de-
jen de condenar”? (Vea también la nota).
162 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

trata Jehová. Es fácil juzgar, criticar y cuestionar los mo-


tivos de los demás. Pero ¿nos gustaría que Dios andu-
viera buscando nuestras faltas y nos juzgara con dureza?
Él no es así. El salmista dijo: “Oh, Jah, si tú llevaras un re-
gistro de errores, oh, Jehová, ¿quién podría estar de pie?”
(Salmo 130:3). ¡Cuánto agradecemos que Dios sea justo y
misericordioso, y no se centre en nuestros errores! (Salmo
103:8-10). Entonces, ¿cómo deberíamos tratar a otros?
13 Si valoramos la justicia y la misericordia de Jehová, de-

bemos imitarlo cuando los demás se equivocan. ¿Cómo?


No apresurándonos a juzgarlos, sobre todo si el asunto
no tiene nada que ver con nosotros o es de poca impor-
tancia. En su Sermón del Monte, Jesús dio esta adverten-
cia: “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados” (Mateo
7:1). Y, según el Evangelio de Lucas, Jesús también dijo:
“Dejen de condenar y así nunca serán condenados” (Lu-
cas 6:37).1 Jesús sabía que la gente tiende a juzgar con du-
reza a otros. Así que, si alguno de los que estaban escu-
chando a Jesús tenía esa costumbre, debía dejarla.
14 ¿Por qué debemos dejar de juzgar? Primero, porque

nosotros no tenemos ese derecho. El discípulo Santiago


nos recuerda que “solo hay un Legislador y Juez”: Jeho-
vá. Luego hace una pregunta que nos hace reflexionar:
“¿Quién eres tú para juzgar a tu prójimo?” (Santiago 4:
12; Romanos 14:1-4). Además, como somos imperfectos,
es fácil juzgar a otros de forma injusta. Muchos factores
—como los prejuicios, el resentimiento, los celos y los sen-
1 Algunas versiones dicen “no juzguen” y “no condenen”. Pero
esto podría entenderse como “no empiecen a juzgar” y “no empiecen
a condenar”. Ahora bien, el tiempo verbal que usaron los escritores
de la Biblia en estos casos indica que la acción ya se estaba realizando.
Así que Jesús mostró que sus oyentes tenían que dejar de hacer algo
que ya estaban haciendo.

14. ¿Por qué razones debemos dejar de juzgar a los demás?


Al predicar las buenas noticias con
imparcialidad, reflejamos la justicia de Jehová.

timientos de superioridad— pueden distorsionar nuestra


forma de ver a los demás. Por otra parte, no podemos leer
los corazones de nadie ni saber todos los detalles de su si-
tuación personal. Tener presente que contamos con infor-
mación muy limitada impedirá que nos apresuremos a sa-
car conclusiones equivocadas. Entonces, ¿quiénes somos
para cuestionar las intenciones de nuestros hermanos o
dar por sentado que no se esfuerzan por servir a Dios?
¿No sería mejor imitar a Jehová y buscar lo bueno de los
hermanos en vez de concentrarnos en sus defectos?
15 ¿Qué puede decirse de la familia? El hogar debería

ser un lugar donde todos se sientan tranquilos y en paz.


Pero es muy triste que en la actualidad es donde más
15. ¿Qué forma de hablarse y tratarse no debería haber entre los sier-
vos de Dios, y por qué?
164 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

conflictos hay. Muchos esposos, esposas y padres se por-


tan como jueces inflexibles con su familia. No paran de
decirles cosas crueles e hirientes, y hasta los golpean. Pero
entre los siervos de Dios no debe haber palabras crueles,
sarcasmo ni ningún tipo de maltrato (Efesios 4:29, 31; 5:
33; 6:4). Y los mandatos de Jesús de dejar de juzgar y de-
jar de condenar también son para la familia. Recordemos
que practicar la justicia implica tratar a los demás como
nos trata Jehová. En vez de ser áspero y duro con quienes
lo aman, él “es muy cariñoso y misericordioso” (Santiago
5:11). ¡Qué ejemplo tan bueno para nosotros!
Los ancianos desempeñan su papel con justicia
16 Todos tenemos la obligación de practicar la justicia, pero

sobre todo los ancianos de la congregación. Fijémonos en


lo que profetizó Isaías sobre los ancianos o “príncipes”:
“¡Mira! Un rey reinará con rectitud, y príncipes gobernarán
con justicia” (Isaías 32:1). En efecto, Jehová espera que los
ancianos sean justos, como él. ¿Cómo pueden lograrlo?
17 Estos hermanos capacitados y espirituales saben muy

bien que para reflejar la justicia de Jehová tienen que con-


tribuir a mantener limpia la congregación. A veces los an-
cianos tienen que juzgar el caso de alguien que ha co-
metido un pecado grave. Al hacerlo, tienen presente que
Jehová quiere que muestren misericordia siempre que sea
posible. Por eso tratan de ayudar a la persona a arrepen-
tirse de corazón. Pero ¿y si no lo logran a pesar de sus es-
fuerzos? Entonces, se debe tomar la medida justa y firme
que indica la Palabra de Dios: “Saquen a la persona malva-
da que está entre ustedes”. En otras palabras, se le expul-
sa de la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Juan 9-11).
Aunque a los ancianos les duele tener que tomar esta deci-
16, 17. a) ¿Qué espera Jehová de los ancianos? b) ¿Qué deben ha-
cer si alguien no muestra arrepentimiento sincero, y por qué?
PRACTIQUEMOS LA JUSTICIA AL ANDAR CON DIOS 165

sión, comprenden que es necesario para mantener la pu-


reza moral y espiritual de la congregación. Aun así, espe-
ran que la persona recapacite y vuelva al pueblo de Dios
algún día (Lucas 15:17, 18).
18 Los ancianos también siguen el ejemplo de justicia de

Jehová al dar consejos bíblicos cuando es necesario. Cla-


ro, no andan buscando defectos en los demás ni aprove-
chan cada oportunidad que tengan para corregirlos. Pero
puede que algún hermano dé “un paso en falso sin darse
cuenta”. Como los ancianos saben que Jehová no es cruel
ni duro al aplicar la justicia, seguirán este consejo: “Traten
de corregir al hombre con espíritu apacible” (Gálatas 6:1).
No lo regañarán ni utilizarán palabras duras, sino que le
darán consejos con cariño para que se sienta motivado a
cambiar. Aunque tengan que ser muy directos y advertir-
lo de las consecuencias, tendrán presente que es una ove-
jita de Jehová (Lucas 15:7).1 Cuando un consejo se da por
amor y con amor, es más probable que la persona recapa-
cite y acepte la corrección.
19 Los ancianos deben tomar muchas decisiones que tie-

nen que ver con sus hermanos cristianos. Por ejemplo,


se reúnen periódicamente para analizar qué varones de la
congregación reúnen los requisitos para ser recomenda-
dos como ancianos o siervos ministeriales. Los ancianos
saben que deben ser imparciales. Por eso, los requisitos
1 En 2 Timoteo 4:2 se dice que un anciano “censura, reprende y
aconseja seriamente”. La palabra griega que se traduce “aconseja se-
riamente” (parakaléō) puede tener el sentido de “animar”. Un término
relacionado, paráklētos, se refiere a veces a un defensor o abogado que
da ayuda. Así, aun si los ancianos censuran con firmeza a alguien, su
propósito será ayudarlo para que recupere su amistad con Jehová.

18. ¿Qué deben tener presente los ancianos al dar consejos bíblicos?
19. ¿Qué decisiones tienen que tomar los ancianos, y en qué se de-
ben basar?
Al animar a los que sufren, los ancianos
reflejan la justicia de Jehová.

de la Biblia para ser siervos ministeriales o ancianos son


más importantes para ellos que sus opiniones personales.
De este modo actúan “sin ningún prejuicio ni parciali-
dad” (1 Timoteo 5:21).
20 Los ancianos reflejan la justicia de Jehová de otras ma-

neras. Después de predecir que desempeñarían su papel


con justicia, Isaías dijo: “Cada uno de ellos será como un
refugio contra el viento, un refugio contra la tormenta de
lluvia, como corrientes de agua en una tierra árida, como
la sombra de un peñasco inmenso en una tierra reseca”
(Isaías 32:1, 2). Por lo tanto, los ancianos procuran ser una
fuente de ánimo y consuelo para sus hermanos.
21 Con tantos problemas que hay en la actualidad, son

20, 21. a) ¿Qué procuran ser los ancianos, y por qué? b) ¿Cómo
pueden ayudar los ancianos “a los deprimidos”?
PRACTIQUEMOS LA JUSTICIA AL ANDAR CON DIOS 167

Preguntas para meditar


Deuteronomio 1:16, 17 ¿Qué les ordenaba Jehová a los jueces
de Israel, y qué les enseña esto a los ancianos?
Jeremías 22:13-17 ¿De qué prácticas injustas nos advierte
Jehová, y qué debemos hacer para practicar la justicia?
Mateo 7:2-5 ¿Por qué no debemos apresurarnos a buscar de-
fectos en nuestros hermanos?
Santiago 2:1-9 ¿Cómo ve Jehová el favoritismo, y cómo pode-
mos seguir este consejo en nuestras relaciones personales?

muchos los hermanos que están sufriendo y necesitan


ánimo. Ancianos, ¿qué pueden hacer para ayudar “a los
deprimidos”? (1 Tesalonicenses 5:14). Escúchenlos con
empatía (Santiago 1:19). Tal vez necesiten sacar toda su
ansiedad y desahogarse con alguien de confianza (Prover-
bios 12:25). Confírmenles que Jehová y los hermanos los
valoran muchísimo y los quieren de verdad (1 Pedro 1:22;
5:6, 7). Además, oren por ellos y con ellos. Puede que escu-
char la oración sentida de un anciano sea lo que su cora-
zón necesita (Santiago 5:14, 15). Jehová, que es tan justo,
ve y toma en cuenta todo lo que ustedes hacen por ayudar
con cariño a los deprimidos.
22 Así pues, cuando reflejamos la justicia de Jehová, nos

acercamos más a él. Lo hacemos al seguir sus justas nor-


mas, predicar las buenas noticias y centrarnos en las cosas
buenas de los demás, no en sus defectos. Y ustedes, ancia-
nos, lo hacen al mantener la pureza de la congregación,
dar consejos constructivos basados en la Biblia, tomar de-
cisiones imparciales y ayudar a los deprimidos. Jehová ve
desde los cielos que su pueblo se esfuerza por practicar la
justicia al andar con él. ¡Qué orgulloso debe sentirse!
22. ¿Cómo reflejamos la justicia de Dios, y cuál es el resultado?
S E C C I Ó N 3

“TIENE UN CORAZÓN SABIO”


La verdadera sabiduría es uno de los tesoros
más valiosos que usted podría buscar. Jehová
es la única fuente de esa sabiduría. En esta
sección aprenderemos más detalles sobre la
infinita sabiduría de Dios. Job, su fiel siervo,
lo describió así: “Él tiene un corazón sabio”
(Job 9:4).
C A P Í T U L O 1 7

¡Qué profunda es
“la sabiduría [...] de Dios”!
“DIOS vio todo lo que había hecho y, ¡mire!, todo era
muy bueno” (Génesis 1:31). Estas palabras describen lo
que pasó al terminar el sexto día creativo, cuando Jeho-
vá hizo al ser humano, su obra maestra. Pero, cuando co-
menzó el séptimo día, Adán y Eva decidieron unirse a Sa-
tanás y se rebelaron contra Dios. Así, cayeron en el pecado
y la imperfección, y al final murieron. ¡Qué desastre!
2 Podía parecer que el propósito de Jehová para el sépti-

mo día no se cumpliría jamás. Ese día, igual que los seis


días anteriores, iba a durar miles de años. Jehová había di-
cho que ese día sería santo y que, cuando terminara, toda
la Tierra sería un paraíso lleno de seres humanos perfectos
(Génesis 1:28; 2:3). Pero, después de lo que hicieron Adán
y Eva, ¿cómo se cumpliría el propósito de Dios? ¿Qué
haría él? Esto puso a prueba la sabiduría de Jehová. De he-
cho, podría decirse que fue una prueba de fuego.
3 Jehová reaccionó de inmediato. Por un lado, dictó la

sentencia contra los rebeldes. Y, por otro, brindó un ma-


ravilloso rayo de esperanza al dar la solución a todos
los problemas que ellos acababan de desencadenar (Gé-
nesis 3:15). Jehová iría solucionando la situación poco
a poco. Sería durante un periodo que abarcaría miles de
años: desde lo que pasó en el Edén hasta el futuro lejano.
Su solución es tan sencilla pero a la vez tan profunda
1, 2. ¿Cuál era el propósito de Jehová para el séptimo día, y cómo
se puso a prueba la sabiduría de Dios al comienzo de ese día?
3, 4. a) ¿Por qué la solución de Jehová a lo que pasó en el Edén es
una asombrosa muestra de su sabiduría? b) ¿Qué reconoceremos con
humildad al ir aprendiendo más sobre la sabiduría de Jehová?
170 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

que podemos estar toda la vida estudiándola y meditando


en ella. Además, esa solución tiene el éxito garantizado:
eliminará de raíz la maldad, el pecado y la muerte. Ade-
más, hará que los seres humanos fieles alcancen la perfec-
ción. Y todo esto se cumplirá antes de que termine el sép-
timo día. Así que, a pesar de todo, Jehová habrá cumplido
a tiempo su propósito para la Tierra y la humanidad.
4 ¡Cuánto nos impresiona lo sabio que es Jehová!

El apóstol Pablo se sintió impulsado a escribir que “la sa-


biduría [...] de Dios” es muy profunda (Romanos 11:33).
Cuanto más aprendamos sobre la sabiduría de Jehová,
más fácil será para nosotros reconocer con humildad que,
por más que estudiemos, solo podremos llegar a conocer
por encima esta cualidad de Dios (Job 26:14). Pero veamos
primero en qué consiste esta asombrosa cualidad.
¿En qué consiste la sabiduría de Dios?
5 La sabiduría no es lo mismo que el conocimiento.
Una computadora puede almacenar muchísimos datos,
pero no diríamos que es sabia. Aun así, hay una estrecha
relación entre la sabiduría y el conocimiento (Proverbios
10:14). Por ejemplo, si tuviéramos una enfermedad grave,
¿a quién le preguntaríamos para saber cuál es el mejor tra-
tamiento? ¿A alguien que no supiera nada o casi nada de
medicina? ¡Claro que no! Así que, para que alguien sea sa-
bio de verdad, primero debe saber o conocer algo bien.
6 Jehová lo sabe todo. Él siempre ha existido, pues es el

“Rey de la eternidad” (Apocalipsis 15:3). Así que ha estado


al tanto de todo lo que ha pasado. La Biblia dice: “Ningu-
na cosa creada está escondida de la vista de él, sino que to-
das las cosas están desnudas y totalmente expuestas a los
ojos de aquel a quien tenemos que rendir cuentas” (He-
5, 6. ¿Qué relación hay entre el conocimiento y la sabiduría, y qué
cosas sabe Jehová?
¡QUÉ PROFUNDA ES “LA SABIDURÍA [...] DE DIOS”! 171

breos 4:13; Proverbios 15:3). Además, como lo creó todo,


conoce hasta el más mínimo detalle de cada una de sus
creaciones. Sabe todo lo que el ser humano ha hecho des-
de el principio. “Jehová examina todos los corazones” y
no se le escapa nada (1 Crónicas 28:9). Y, como nos
dio la libertad para elegir, se alegra cuando ve que toma-
mos buenas decisiones. Es más, Jehová es “el que escucha
las oraciones”, incluso si millones de personas le oran a la
vez (Salmo 65:2). Y, sin duda, su memoria es perfecta.
7 Además de conocimiento, Jehová tiene entendimien-

to y discernimiento. Él entiende la relación de unas cosas


con otras, y siempre ve cómo se forma el cuadro completo
al unir todos los detalles. Decide lo que es bueno y lo que
es malo, lo que es importante y lo que no. Y no se deja lle-
var por las apariencias, sino que es capaz de ver lo que hay
en el corazón (1 Samuel 16:7). Como hemos visto, el en-
tendimiento y el discernimiento son superiores al conoci-
miento. Pero la sabiduría los supera a los tres.
8 Ser sabio significa usar el conocimiento, el discerni-

miento y el entendimiento para lograr algo bueno. Por


eso, algunas de las palabras originales que en la Biblia se
traducen como “sabiduría” transmiten la idea de un traba-
jo eficaz o bien hecho. Así que Jehová usa su conocimien-
to, entendimiento y discernimiento para hacer lo que se
propone, y siempre logra los mejores resultados. Él lo sabe
y lo entiende todo, y por eso siempre toma las mejores de-
cisiones y elige la mejor manera de llevarlas a cabo. Esa
es la verdadera sabiduría. Jehová es un ejemplo vivo de lo
ciertas que son estas palabras de Jesús: “La sabiduría que-
da demostrada por sus resultados” (Mateo 11:19). Pode-
mos ver claramente la sabiduría de Jehová en todo lo que
hace y en todo lo que ha creado.
7, 8. ¿Cómo demuestra Jehová entendimiento, discernimiento y sa-
biduría?
172 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

La creación demuestra la sabiduría de Dios


9 ¿Nos asombra el ingenio de un artesano que crea obje-
tos hermosos y a la vez prácticos? ¡Esta clase de sabiduría
nos deja boquiabiertos! (Éxodo 31:1-3). Jehová es la fuen-
te de esa sabiduría y nadie lo supera. De hecho, el rey Da-
vid le dijo: “Te alabo porque estoy hecho de forma maravi-
llosa, impresionante. Tus obras son maravillosas, y eso lo
sé muy bien” (Salmo 139:14). Y es que, cuanto más apren-
demos sobre el cuerpo humano, más nos impresiona lo
sabio que es Jehová.
10 Todos empezamos siendo una sola célula: un óvulo

fertilizado por un espermatozoide. Enseguida, esta célula


empezó a dividirse hasta llegar a ser un cuerpo formado
por 100 billones de células. Unas 10.000 células de tama-
ño medio caben en la cabeza de un alfiler. Pero, aunque
son microscópicas, son mucho más complejas que cual-
quier máquina o fábrica diseñada por el hombre. Según
los científicos, la célula es comparable a una ciudad pro-
tegida por un muro. Cuenta con entradas y salidas con-
troladas, sistemas de transporte, redes de comunicaciones,
centrales eléctricas, instalaciones industriales y plantas de
reciclaje y tratamiento de residuos. También tiene cuerpos
de defensa y hasta una especie de gobierno central en el
núcleo. Además, es capaz de duplicarse en pocas horas.
11 No todas las células son iguales. Según crece un em-

brión, se generan distintos tipos de células con diferen-


tes funciones. Algunas serán parte del sistema nervioso
y otras de los huesos, los músculos, la sangre o los ojos.
Dentro de cada célula está programada la función que
9, 10. a) ¿Qué clase de sabiduría demuestra Jehová, y cómo lo hace?
b) ¿Cómo se refleja en la célula la sabiduría de Jehová?
11, 12. a) ¿Dónde está programada la función de las células, y cómo
confirma esto lo que dice Salmo 139:16? b) ¿Qué características del
cerebro demuestran que estamos hechos de forma maravillosa?
¡QUÉ PROFUNDA ES “LA SABIDURÍA [...] DE DIOS”! 173

tendrá, y esos datos se almacenan en una “biblioteca” gi-


gante: el ADN. El rey David también le dijo a Dios por ins-
piración: “Tus ojos me vieron hasta cuando yo era un em-
brión; todas sus partes estaban escritas en tu libro” (Salmo
139:16).
12 Hay partes del cuerpo sumamente complejas; por

ejemplo, el cerebro. Según la ciencia, es único y no hay


nada igual en el universo. Contiene unos 100.000 millo-
nes de neuronas, quizá tantas como las estrellas de nuestra
galaxia. Cada una de ellas se conecta con miles de neuro-
nas más. Los científicos dicen que el cerebro podría con-
tener la información que hay en todas las bibliotecas del
mundo, y a lo mejor mucho más que eso. Con todo, reco-
nocen que tal vez nunca lleguen a comprender por com-
pleto cómo funciona, y eso que llevan décadas estudiando
este órgano que está “hecho de forma maravillosa”.
13 Ahora bien, aparte del ser humano, hay muchos ejem-

plos más de la sabiduría de Jehová. Salmo 104:24 dice:


“¡Cuántas son tus obras, oh, Jehová! Con sabiduría las has
hecho todas. La tierra está llena de tus creaciones”. Esta
cualidad de Dios se puede ver en todo lo que nos rodea.
Pensemos en las hormigas, que son “instintivamente sa-
bias” (Proverbios 30:24). Sus colonias son un ejemplo im-
presionante de organización. En algunas de ellas hay pul-
gones, unos insectos que les dan alimento a las hormigas
a cambio de hospedaje y protección. Además, hay hormi-
gas que cultivan y cuidan sus propias “plantaciones” de
hongos. Pero Jehová también les ha dado a muchos otros
seres vivos capacidades así de increíbles. Por ejemplo, las
moscas realizan acrobacias aéreas que ni el avión más mo-
derno puede repetir. Y las aves migratorias se orientan por
13, 14. a) ¿Por qué decimos que las hormigas y otros animales son
instintivamente sabios, y qué nos enseña esto sobre el Creador?
b) ¿Por qué es la telaraña un ejemplo de la sabiduría de Jehová?
¡QUÉ PROFUNDA ES “LA SABIDURÍA [...] DE DIOS”! 175

las estrellas, por el campo magnético terrestre o por algún


tipo de mapa interno. A los biólogos les toma años enten-
der las extraordinarias habilidades que estos animales tie-
nen por instinto. ¡Imaginemos lo sabio que debe ser Jeho-
vá, quien puso en ellos ese instinto!
14 La ciencia ha aprendido mucho de la sabiduría que se

ve en la creación. Hay incluso una rama de la ingeniería,


la biomimética, que trata de imitar los diseños de la natu-
raleza. ¿Qué ocurre, por ejemplo, cuando vemos una tela-
raña? Quizá nos asombre su belleza. Pero un ingeniero irá
más allá y se fijará en su estructura. Sus hilos parecen frági-
les, pero en proporción son más fuertes que el acero y más
resistentes que las fibras de un chaleco antibalas. De he-
cho, si ampliáramos una telaraña al tamaño de una red de
pescar, podría detener un avión comercial en pleno vuelo.
Está claro que Jehová ha hecho todo esto con sabiduría.
Más allá de la Tierra
15 La sabiduría de Dios se ve por todo el universo. En el
capítulo 5 vimos que Jehová organizó las estrellas y los
planetas mediante “las leyes que rigen los cuerpos celes-
tes” (Job 38:33). Así, agrupó las estrellas en galaxias, las ga-
laxias en cúmulos, y los cúmulos en supercúmulos. ¡Qué
sabiduría! Con razón Dios mismo dice que las estrellas y
los planetas son “como un ejército” (Isaías 40:26). Pero
hay otro ejército que refleja con más claridad su sabiduría.
16 Como señalamos en el capítulo 4, Dios recibe el título

“Jehová de los ejércitos” porque dirige un grupo de mu-


chos millones de ángeles. Esto es una muestra de su gran
15, 16. a) ¿Qué nos enseñan las estrellas sobre la sabiduría de Jeho-
vá? b) ¿Cómo demuestra la forma en que Jehová dirige a tantos án-
geles que él es muy sabio?

¿Quién hizo que fueran instintivamente sabios?


176 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

poder. ¿Y qué tiene que ver esto con su sabiduría? Piénse-


lo: Jehová y Jesús nunca están de brazos cruzados (Juan 5:
17). Así que es de esperar que estos siervos de Dios, los án-
geles, tampoco estén desocupados. Además, recordemos
que son superiores a nosotros; son mucho más inteligen-
tes y poderosos (Hebreos 1:7; 2:7). Aun así, él los ha man-
tenido a todos muy ocupados durante miles de millones
de años. Y todos ellos, muy contentos, cumplen “lo que él
dice” y “hacen su voluntad” (Salmo 103:20, 21). Si Jeho-
vá ha logrado mantener a todos esos ángeles contentos y
ocupados durante tanto tiempo, es porque es muy sabio.
Jehová es “el único que es sabio”
17 Por todo lo anterior, es lógico que la Biblia alabe a
Jehová por su gran sabiduría. Entre otras cosas, dice que él
es “el único que es sabio” (Romanos 16:27). Solo él es to-
talmente sabio, así que él es la fuente de la sabiduría verda-
dera (Proverbios 2:6). Jesús es el ser más sabio que Jehová
creó. Pero nunca enseñaba sus propias ideas, sino lo que
su Padre le había mandado (Juan 12:48-50).
18 Pablo expresó así lo que le hacía sentir la incompara-

ble sabiduría de Jehová: “¡Oh, qué profundas son las ri-


quezas, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Qué inex-
plicables son sus juicios e inexplorables sus caminos!”
(Romanos 11:33). Con la expresión “oh”, demostró una
emoción muy intensa, una gran admiración. El término
griego para “profundas” se relaciona con el que se tradu-
ce como “abismo”. De este modo, él transmitió una ima-
gen muy gráfica: meditar en la sabiduría de Dios es como
asomarnos hacia un abismo tan profundo que no alcan-
zamos a ver el fondo. Así, por mucho que nos esforce-
mos, nunca entenderemos la inmensidad de la sabiduría
17, 18. ¿Por qué dice la Biblia que Jehová es “el único que es sabio”,
y por qué su sabiduría nos causa una gran admiración?
¡QUÉ PROFUNDA ES “LA SABIDURÍA [...] DE DIOS”! 177

Preguntas para meditar


Job 28:11-28 ¿Cuánto valor tiene la sabiduría de Dios, y por
qué es bueno reflexionar en esto?
Salmo 104:1-25 ¿Cómo refleja la creación la sabiduría de Jeho-
vá, y qué le hace sentir esto a usted?
Proverbios 3:19-26 ¿Qué efecto tiene en nuestra vida diaria
meditar en la sabiduría de Jehová y vivir de acuerdo con ella?
Daniel 2:19-28 ¿Por qué se dice que Jehová “revela los secre-
tos”, y qué se espera de nosotros si valoramos la sabiduría que
encierran las profecías de su Palabra?

de Jehová. Y tampoco sabremos todo lo que sabe Jehová


(Salmo 92:5). ¡Qué poquita cosa somos en comparación
con él!
19 Pero hay otra razón por la que Jehová es “el único que

es sabio”: es el único que puede saber el futuro. Como


sabemos, él usa el águila como símbolo de su sabiduría.
Aunque el águila real es mucho más pequeña que un ser
humano, sus ojos son más grandes que los de un hom-
bre adulto. Su vista tiene tanto alcance que puede ver pre-
sas diminutas desde una altura muy elevada y tal vez a ki-
lómetros o millas de distancia. El propio Jehová dijo sobre
el águila: “Sus ojos miran muy lejos, en la distancia” (Job
39:29). Y los ojos de Jehová también “miran muy lejos, en
la distancia”, es decir, pueden ver hacia el futuro lejano.
20 En la Biblia hay muchos ejemplos que demuestran

esto. Contiene cientos de profecías, o sea, sucesos que


se escribieron tiempo antes de que pasaran. Jehová pre-
dijo —a veces, cientos de años antes— quién ganaría cier-
tas guerras, qué potencias mundiales surgirían y caerían, y
19, 20. a) ¿Por qué es el águila un símbolo perfecto de la sabiduría
de Dios? b) ¿Cómo sabemos que Jehová puede ver el futuro?
178 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

hasta cómo se ganarían algunas batallas y quién lo haría


(Isaías 44:25-45:4; Daniel 8:2-8, 20-22).
21 ¿Quiere decir esto que Dios ya tiene escrito nuestro fu-

turo? Eso es lo que enseñan algunas religiones. Pero, si


fuera así, esto rebajaría la sabiduría de Jehová, pues indi-
caría que es incapaz de controlarse, de controlar su capaci-
dad de ver el futuro. Piense en este ejemplo: si usted tuvie-
ra una voz espectacular y cantara superbién, ¿tendría que
cantar todo el tiempo? ¡Sería absurdo! Pues Jehová tiene la
capacidad de ver el futuro, pero no la usa todo el tiempo.
Si lo hiciera, no respetaría nuestro libre albedrío —es decir,
nuestra libertad de elección— un regalo muy valioso que
él nunca nos quitará (Deuteronomio 30:19, 20).
22 Lo que es peor, quienes creen en la predestinación cul-

pan a Dios de todo lo malo que pasa y creen que usa su


sabiduría sin compasión. ¡Qué mentira! La Biblia enseña
que Jehová “tiene un corazón sabio” (Job 9:4). Claro, él
no tiene un corazón literal. En la Biblia, el corazón repre-
senta la esencia de una persona, sus motivos y sentimien-
tos, como el amor. Así que la sabiduría de Dios, como sus
otras cualidades, también se basa en el amor (1 Juan 4:8).
23 Está claro que podemos confiar totalmente en la sabi-

duría de Dios. Como él es mucho más sabio que nosotros,


su Palabra nos aconseja: “Confía en Jehová con todo tu
corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento. Tó-
malo en cuenta en todos tus caminos, y él hará rectas
tus sendas” (Proverbios 3:5, 6). En los siguientes capítulos
aprenderemos más sobre la sabiduría de Jehová. Esto nos
acercará más a él, nuestro Dios de infinita sabiduría.
21, 22. a) ¿Qué ejemplo demuestra que Jehová no escribe el futu-
ro de cada uno de nosotros? b) ¿Usa Jehová su sabiduría sin compa-
sión?
23. ¿Por qué podemos confiar en la sabiduría de Jehová, y cómo de-
mostramos que lo hacemos?
C A P Í T U L O 1 8

La sabiduría
de la Palabra de Dios
¿ALGUNA vez ha recibido una carta de un ser querido que
vive lejos? A todos nos emociona recibir noticias de al-
guien a quien queremos: saber cómo está, lo que le ha pa-
sado, qué planes tiene... Gracias a ese tipo de comunica-
ción, nos sentimos más cerca de esa persona a la que tanto
queremos, aunque estemos lejos.
2 Pero ningún otro mensaje nos alegra tanto como el que

viene de nuestro querido Dios. La “carta” que él nos man-


dó es su Palabra, la Biblia. En ella nos cuenta quién es,
qué ha hecho, qué hará y mucho más. Nos la dio porque
quiere que nos sintamos cerca de él. Y, como Jehová es tan
sabio, eligió el mejor medio para comunicarse con noso-
tros. La gran sabiduría de Jehová también se ve por la for-
ma en que la Biblia está escrita y por lo que dice en ella.
¿Por qué puso por escrito su mensaje?
3 Quizás alguien se pregunte: “¿Por qué no se comuni-
có Jehová con nosotros de una forma más espectacular,
como con una voz del cielo?”. Bueno, lo cierto es que a
veces sí habló desde el cielo mediante ángeles. Por ejem-
plo, lo hizo cuando le dio la Ley a Israel (Gálatas 3:19).
Pero, cuando los israelitas lo escucharon, les dio muchí-
simo miedo. Así que pidieron que Jehová se comunicara
con ellos a través de Moisés (Éxodo 20:18-20). Finalmen-
te, Jehová habló con Moisés y le dictó más de 600 leyes
palabra por palabra. Ese conjunto de leyes es la Ley mo-
saica.
1, 2. ¿Qué “carta” nos ha enviado Jehová, y por qué?
3. ¿Cómo le transmitió Jehová la Ley a Moisés?
LA SABIDURÍA DE LA PALABRA DE DIOS 181

4 Pero, si esa Ley nunca se hubiera puesto por escrito,


¿habría podido Moisés recordar a la perfección todo lo
que Jehová le dijo para transmitírselo fielmente al resto
del pueblo? Y la gente, ¿habría podido recordar todo lo
que Moisés les dijera y así transmitirlo generación tras ge-
neración? Ese no habría sido un método muy confiable
para transmitir los mandatos de Dios. Imagínese que tu-
viera una larga fila de gente ante usted y le contara una
historia a la primera persona de la fila para que esta se la
contara a la siguiente, y así hasta llegar al final. Lo que es-
cucharía el último de la fila seguramente sería muy distin-
to del mensaje original. Pero eso nunca pasó con la Ley de
Dios.
5 Jehová decidió sabiamente encargarse de que sus pala-

bras se escribieran. Le mandó a Moisés: “Escribe estas pa-


labras, porque estoy celebrando un pacto contigo y con Is-
rael de acuerdo con estas palabras” (Éxodo 34:27). Por eso,
en el año 1513 antes de nuestra era se empezó a escribir
la Biblia. A lo largo de los siguientes 1.610 años, Dios “les
habló [...] en muchas ocasiones y de muchas maneras” a
unos 40 hombres para que escribieran la Biblia (Hebreos
1:1). Durante ese tiempo, muchos hombres fieles también
fueron copiando las Escrituras con mucho cuidado para
conservarlas (Esdras 7:6; Salmo 45:1).
6 Es una bendición que Jehová se haya comunicado con

nosotros por escrito. ¿Ha recibido alguna carta de ánimo


justo cuando más lo necesitaba? De seguro la guardó con
cariño para leerla una y otra vez. Eso es lo que pasa con la
4. ¿Qué hubiera pasado si Moisés no hubiera puesto por escrito la
Ley de Dios?
5, 6. ¿Qué mandó Jehová que se hiciera con sus palabras, y por qué
es eso una bendición para nosotros?

“Toda la Escritura está inspirada por Dios”.


182 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

“carta” que recibimos de Jehová. Como puso sus palabras


por escrito, podemos leerlas y meditar en ellas una y otra
vez (Salmo 1:2). Así podemos recibir “el consuelo de las
Escrituras” siempre que lo necesitemos (Romanos 15:4).
¿Por qué usó escritores humanos?
7 Jehová fue muy sabio al usar humanos para que escri-
bieran su Palabra. Piénselo: si Dios les hubiera dado esa
tarea a los ángeles, ¿nos llegaría la Biblia al corazón tanto
como ahora? Ellos podrían haber descrito a Jehová como
ellos lo ven, explicar por qué lo aman y lo adoran, y con-
tar la historia de algunos siervos fieles de Dios. Pero ellos
son superiores a nosotros, saben más y tienen mucha más
experiencia y fuerza. Así que, ¿de verdad habríamos en-
tendido su visión de las cosas? ¿Nos habríamos sentido
identificados con sus sentimientos? (Hebreos 2:6, 7).
8 Al usar seres humanos para escribir la Biblia, Jehová

nos dio justo lo que necesitamos: una carta “inspirada por


Dios” que al mismo tiempo refleja el toque humano (2 Ti-
moteo 3:16). ¿Cómo lo logró? Al parecer, en muchos ca-
sos les permitió valerse de su capacidad mental para se-
leccionar “palabras agradables” y “escribir con exactitud
palabras de verdad” (Eclesiastés 12:10, 11). Por eso hay
tantos estilos distintos: cada libro refleja el origen y la per-
sonalidad de su escritor.1 Sin embargo, aquellos hombres
“hablaron de parte de Dios impulsados por espíritu santo”
1 Por ejemplo, como David era pastor, usó ejemplos sacados de su
experiencia con las ovejas (Salmo 23). Mateo, que había sido cobra-
dor de impuestos, solía hacer referencia a cifras y cantidades de dine-
ro (Mateo 17:27; 26:15; 27:3). Y Lucas, que era médico, mencionó de-
talles relacionados con la medicina (Lucas 4:38; 14:2; 16:20).

7. ¿Por qué fue sabio que Jehová usara escritores humanos?


8. ¿En qué sentido se les permitió a los escritores bíblicos valerse de
sus capacidades? (Vea también la nota).
LA SABIDURÍA DE LA PALABRA DE DIOS 183

(2 Pedro 1:21). Así que, en realidad, la Biblia es “la palabra


de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13).
9 Gracias a que Jehová usó escritores humanos, la Biblia

nos llega al corazón. Ellos tenían los mismos sentimientos


que nosotros. Eran imperfectos y pasaron por pruebas y
dificultades parecidas a las nuestras. A veces, el espíritu de
Jehová los impulsó a hablar de sus emociones y sus luchas
(2 Corintios 12:7-10). Ningún ángel podría haber escrito
algo así en primera persona, como lo hicieron ellos.
10 Pensemos en el caso del rey David, del antiguo Israel.

Después de haber cometido varios pecados graves, com-


puso un salmo en el que le abrió su corazón a Jeho-
vá y le suplicó que lo perdonara. Él escribió: “Límpiame
de mi pecado. Porque conozco muy bien mis ofensas y
mi pecado está siempre delante de mí. Mira, cuando nací
ya era culpable de error, y en pecado me concibió mi ma-
dre. No me eches de tu presencia; no me quites tu espíri-
tu santo. El sacrificio que a Dios le agrada es un espíritu
destrozado; un corazón destrozado y aplastado, oh, Dios,
no lo rechazarás” (Salmo 51:2, 3, 5, 11, 17). ¿Verdad que
podemos sentir la angustia de David? Solo un ser humano
podría expresar estos sentimientos.
¿Por qué se incluyen historias de personas?
11 La Biblia también nos llega al corazón porque inclu-
ye muchas historias de personas reales. Algunas servían a
Dios y otras no. Nos narra sus experiencias, así como sus
tristezas y alegrías. También aprendemos mucho de las de-
cisiones que tomaron y de sus resultados. Todos esos rela-
tos de la vida real están allí “para nuestra enseñanza” (Ro-
manos 15:4). Con ellos, Jehová nos enseña de una forma
que nos llega a lo más profundo. Veamos algunos casos.
9, 10. ¿Qué contribuye a que la Biblia nos llegue al corazón?
11. ¿Qué historias reales incluye la Biblia “para nuestra enseñanza”?
184 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

12 La Biblia habla de personas que fueron infieles o mal-


vadas y también de las consecuencias de sus acciones. Sus
historias nos ayudan a entender claramente por qué debe-
mos evitar ciertas actitudes. Por ejemplo, ¿qué tiene más
fuerza: un mandato que prohíbe la traición, o el relato en
el que Judas traiciona a Jesús? (Mateo 26:14-16, 46-50; 27:
3-10). Relatos como este pueden tener un profundo im-
pacto en nosotros, y esto nos ayuda a identificar ciertos
defectos que pudiéramos tener y a luchar contra ellos.
13 La Biblia también incluye historias de muchos siervos

fieles de Dios que nos dan un ejemplo de lealtad y devo-


ción. Ver sus cualidades en acción nos enseña cómo acer-
carnos a Dios. Una de esas cualidades es la fe. La Biblia
define esta cualidad y explica lo importante que es para
hacer feliz a Jehová (Hebreos 11:1, 6). Pero también inclu-
ye relatos que demuestran claramente la fe tan grande de
algunas personas, como la de Abrahán cuando iba a sa-
crificar a su hijo Isaac (Génesis, capítulo 22; Hebreos 11:
17-19). Gracias a este tipo de relatos, entendemos mucho
mejor qué significa tener fe. Así que Jehová no solo nos
anima a desarrollar cualidades, sino que a través de ejem-
plos como estos nos enseña cómo hacerlo. ¡Qué sabio es
Jehová!
14 Las historias de la vida real que hay en la Biblia por lo

general nos enseñan algo sobre la personalidad de Jeho-


vá. Piense en un episodio del ministerio de Jesús. Sentado
cerca de las arcas del tesoro del templo, ve cómo la gente
echa dinero en ellas y que muchos ricos “dan de lo que
les sobra”. Entonces se fija en una mujer, una viuda pobre
que echa lo último que le queda, “dos moneditas de muy
12. ¿En qué sentido nos ayudan los relatos de personas infieles?
13. ¿De qué formas nos ayuda la Biblia a desarrollar cualidades?
14, 15. ¿Qué cuenta la Biblia sobre una viuda que fue al templo, y
qué nos enseña sobre Jehová este relato?
LA SABIDURÍA DE LA PALABRA DE DIOS 185

poco valor”.1 Jesús —que reflejaba a la perfección el pun-


to de vista de Jehová— dice: “Esta viuda pobre echó en las
arcas del tesoro más que todos los demás”. Así que, para
Jehová, ella había dado más que todas aquellas personas
juntas (Marcos 12:41-44; Lucas 21:1-4; Juan 8:28).
15 Es curioso que, de toda la gente que fue al templo ese

día, Jesús se fijara en esa viuda. ¿Verdad que nos conmue-


ve que Dios haya incluido este relato en la Biblia? Con esta
historia, Jehová nos demuestra que valora lo que hacemos
por él. Le encanta lo que le damos de corazón y jamás nos
compara con nadie. ¿No nos enternece que Jehová haya
usado un relato así para enseñarnos esta lección?
Lo que no cuenta la Biblia
16 Cuando le escribimos una carta a un ser querido,
no podemos incluir todos los detalles. Escogemos muy
bien lo que vamos a contarle. Jehová también escogió
muy bien de qué sucesos y personas se hablaría en su Pa-
labra, pero no siempre dio todos los detalles (Juan 21:25).
Por ejemplo, al hablar de la forma en que Dios juzga a la
gente, tal vez la Biblia no responda todas nuestras pregun-
tas. Pero hasta en esas cosas que Dios decide no contar ve-
mos su sabiduría. ¿De qué manera?
17 La forma en que la Biblia está escrita nos ayuda a

descubrir lo que llevamos dentro. Respecto a “la palabra


de Dios”, o su mensaje, Hebreos 4:12 dice: “Está viva y ac-
túa con poder. Está más afilada que cualquier espada de
1 Las dos monedas que echó la viuda eran leptones. El leptón era la
moneda judía más pequeña y de menos valor que había en circula-
ción. Dos leptones equivalían al salario que ganaba un trabajador en
15 minutos. Esas dos moneditas no alcanzaban ni siquiera para com-
prar un gorrión, el ave más barata que comían los pobres.

16, 17. ¿Cómo vemos la sabiduría de Jehová hasta en los detalles que
decidió no contar en su Palabra?
186 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

dos filos y penetra hasta separar el alma del espíritu [...], y


es capaz de revelar los pensamientos y las intenciones del
corazón”. Así que el mensaje de la Biblia llega hasta lo más
hondo de nuestro ser y revela nuestros verdaderos pensa-
mientos y motivos. Quien la lee con una actitud crítica
suele decepcionarse al llegar a relatos que no dan tanta in-
formación como le gustaría. Quizás hasta cuestione que
Jehová de veras sea amoroso, sabio y justo.
18 Sin embargo, cuando tenemos la actitud correcta al es-

tudiar la Biblia, no cuestionamos a Jehová ni nos desani-


mamos si no vemos enseguida las respuestas a nuestras
preguntas sobre un relato. ¿Por qué? Pongamos un ejem-
plo: al hacer un rompecabezas de muchas piezas, al prin-
cipio tal vez no encontremos la que buscamos o no sepa-
mos dónde encajar una de ellas. Pero puede que las piezas
que ya están en su lugar nos den una idea de cómo es la
imagen completa. Lo mismo pasa con el estudio de la Bi-
blia. Si aprendemos poco a poco qué clase de Dios es Jeho-
vá, llegaremos a ver la imagen completa. Así, al leer algo
que al principio no entendamos o que nos parezca que
no encaja con la personalidad de Jehová, sabremos lo sufi-
ciente como para estar seguros de que él lo hace todo con
amor y siempre actúa con justicia.
19 Por lo tanto, solo comprenderemos la Palabra de Dios

si la leemos y estudiamos con un corazón sincero y una


mente abierta. Esto es una prueba de la inmensa sabiduría
de Jehová. ¿Verdad que hay genios que escriben libros que
solo pueden entender “los intelectuales y sabios”? Pero
ellos no podrían escribir un libro que solo entiendan
quienes tengan un corazón puro. El único que puede lo-
grar eso es Jehová, que es sabio de verdad (Mateo 11:25).
18, 19. a) ¿Por qué no nos desanimamos si no vemos enseguida las
respuestas a nuestras preguntas sobre un relato? b) ¿Qué hace falta
para entender la Biblia, y cómo muestra esto lo sabio que es Dios?
LA SABIDURÍA DE LA PALABRA DE DIOS 187

Un libro lleno de “sabiduría práctica”


20 Mediante su Palabra, Jehová nos enseña cuál es el me-
jor modo de vivir. Como nos creó, sabe mejor que
nosotros lo que necesitamos. Al fin y al cabo, el ser hu-
mano tiene las mismas necesidades básicas que cuando
se escribió la Biblia: recibir amor, ser feliz y tener buenos
amigos. La “sabiduría práctica” que contiene la Biblia es
útil y puede ayudarnos a que nos vaya bien y a ser feli-
ces (Proverbios 2:7). El último capítulo de cada sección de
este libro muestra cómo podemos seguir los sabios conse-
jos de la Biblia. Pero aquí veremos un ejemplo por adelan-
tado.
21 ¿Se ha dado cuenta de que la gente resentida suele aca-

bar amargándose y haciéndose daño a sí misma? El ren-


cor es una carga. Y, cuando lo alimentamos, nos desgas-
ta mentalmente y nos roba la paz y la alegría. La ciencia
ha descubierto que la ira puede aumentar el riesgo de su-
frir enfermedades cardiacas y muchos otros problemas de
salud crónicos. Pero mucho antes de estos descubrimien-
tos, la Biblia dio este sabio consejo: “Deja de lado la ira,
renuncia a la furia” (Salmo 37:8). ¿Y cómo podemos ha-
cerlo?
22 La Biblia nos dice estas sabias palabras: “La pers-

picacia del hombre frena su furia, y es un gesto hermo-


so que él pase por alto una ofensa” (Proverbios 19:11).
La perspicacia nos ayuda a ver más allá y entender lo que
hay detrás de las palabras o acciones de otros. Si tratamos
de entender las intenciones, los sentimientos y las circuns-
tancias de los demás, se nos hará más fácil no sentirnos
heridos y no guardarles rencor.
20. ¿Por qué es Jehová el único que puede enseñarnos cuál es el me-
jor modo de vivir, y qué información útil da la Biblia?
21-23. ¿Qué sabios consejos nos ayudan a evitar la ira y el rencor?
188 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Proverbios 2:1-6 ¿Qué esfuerzos hay que hacer para extraer
los tesoros de la sabiduría de la Biblia?
Proverbios 2:10-22 ¿De qué maneras nos ayudará vivir de
acuerdo con los sabios consejos de la Palabra de Dios?
Romanos 7:15-25 ¿Cómo demuestran estos versículos lo sa-
bio que fue Jehová al usar humanos para escribir la Biblia?
1 Corintios 10:6-12 ¿Qué nos enseñan los relatos bíblicos
que se escribieron como advertencia para nosotros?

23 La Biblia también nos aconseja: “Sigan soportándose


unos a otros y perdonándose con generosidad” (Colosen-
ses 3:13). La expresión “sigan soportándose unos a otros”
nos invita a ser pacientes y a tolerar lo que nos moles-
ta de los demás. Esta actitud nos ayudará a no ofendernos
por cosas sin importancia. Y la expresión “perdonándo-
se” transmite la idea de dejar que se vaya el resentimiento.
Nuestro Dios, que es tan sabio, sabe que necesitamos per-
donar cuando hay buenas razones para hacerlo. Si perdo-
namos, no solo les hacemos un favor a los demás; también
nosotros conservamos nuestra paz interior (Lucas 17:3, 4).
¡Cuánta sabiduría hay en la Palabra de Dios!
24 Como Jehová nos ama tanto, eligió el mejor medio po-

sible para comunicarse con nosotros: una “carta” escrita


por hombres dirigidos por el espíritu santo. Así, hizo que
sus sabios consejos, “dignos de toda confianza”, se guarda-
ran en la Biblia (Salmo 93:5). Cuando seguimos estos con-
sejos y los compartimos con los demás, nos acercamos
más a Dios, la fuente de la sabiduría. En el próximo capítu-
lo, veremos otra prueba asombrosa de su sabiduría: su ca-
pacidad de predecir el futuro y cumplir su propósito.
24. ¿Qué lograremos si seguimos los sabios consejos de Jehová?
C A P Í T U L O 1 9

“La sabiduría de Dios expresada


en un secreto sagrado”
¿LE GUSTAN los secretos? Cuando nos cuentan un secreto,
puede que nos emocionemos tanto que nos cueste quedar-
nos callados. Sin embargo, la Biblia dice: “La gloria de Dios
es mantener secreto un asunto” (Proverbios 25:2). Jehová,
nuestro Soberano y Creador, tiene el derecho a no contar-
nos algo hasta que llegue el momento de hacerlo.
2 Ahora bien, hay un secreto fascinante que Jehová nos da

a conocer en su Palabra: “el secreto sagrado de su volun-


tad” (Efesios 1:9). Esta información no solo satisface nues-
tra curiosidad. También puede salvarnos la vida y permi-
tirnos entender un poquito mejor la inmensa sabiduría de
Dios.
Poco a poco se revela el secreto
3 Cuando Adán y Eva pecaron, parecía que el propósito de
Dios de que la Tierra fuera un paraíso lleno de personas
perfectas no se cumpliría. Pero Jehová actuó de inmediato.
Dijo: “Haré que haya enemistad entre tú y la mujer, y en-
tre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te aplasta-
rá la cabeza, y tú le herirás el talón” (Génesis 3:15).
4 ¿Quién sería la mujer? ¿Quién sería la serpiente? ¿Quién

sería “la descendencia” que aplastaría la cabeza de la ser-


piente? ¡Era todo un enigma! Adán y Eva no sabían
las respuestas. Aun así, esas palabras les darían esperanza a
los descendientes fieles de aquella pareja desleal. La justi-
cia triunfaría y el propósito de Jehová se cumpliría. Pero
¿cómo se lograría? ¡Ah, eso era un misterio! La Biblia se
1, 2. ¿Qué “secreto sagrado” debería interesarnos, y por qué?
3, 4. ¿Qué esperanza y qué “secreto sagrado” hay en Génesis 3:15?
“LA SABIDURÍA DE DIOS EXPRESADA EN UN SECRETO SAGRADO” 191

refiere a esto como “la sabiduría de Dios expresada en un


secreto sagrado, la sabiduría escondida” (1 Corintios 2:7).
5 Jehová es el “que revela los secretos” (Daniel 2:28). Así

que, con el tiempo, les daría a sus siervos más detalles so-
bre este secreto. Pero lo haría poco a poco. Para entender-
lo mejor, veamos un ejemplo. Si un niño pregunta: “Papá,
¿de dónde vengo?”, un padre sensato solo le dirá al niño lo
que puede entender a su edad, y al ir creciendo le dará más
detalles. De forma parecida, Jehová sabe cuándo estará lis-
to su pueblo para recibir más información sobre lo que se
propone hacer (Proverbios 4:18; Daniel 12:4).
6 ¿Cómo fue dando Jehová más detalles sobre este secre-

to? Lo hizo mediante varios pactos o contratos. Es proba-


ble que usted haya firmado alguna vez un contrato, quizás
para comprar una casa o para hacer o pedir un préstamo.
Con ese contrato, las dos partes se comprometen legal-
mente a cumplir lo acordado. Ahora bien, ¿qué necesidad
tenía Dios de hacer pactos con seres humanos? La verdad
es que, cuando Jehová da su palabra, eso ya es una garan-
tía. Pero él es tan bueno que quiere que a nosotros, que so-
mos imperfectos, se nos haga más fácil confiar por comple-
to en sus promesas. Y por eso ha hecho varios pactos para
respaldar lo que ha prometido (Hebreos 6:16-18).
El pacto con Abrahán
7 Más de 2.000 años después de expulsar a Adán y Eva del
5. ¿Por qué Dios reveló poco a poco su secreto? Ponga un ejemplo.
6. a) ¿Para qué sirven los pactos o contratos? b) ¿Por qué llama la
atención que Jehová hiciera pactos con seres humanos?
7, 8. a) ¿Qué promesas incluía el pacto con Abrahán, y qué detalles
indicó este pacto sobre el secreto sagrado? b) ¿Cómo fue precisando
Jehová la línea de antepasados de la Descendencia prometida?

“Haré que tu descendencia sea tan numerosa


como las estrellas de los cielos”.
192 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Paraíso, Jehová le dijo a su siervo Abrahán: “De veras haré


que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas
de los cielos [...]. Y todas las naciones de la tierra conse-
guirán una bendición para ellas mismas mediante tu des-
cendencia, porque tú has escuchado mi voz” (Génesis 22:
17, 18). No era solo una promesa. Era un contrato legal,
y Jehová garantizaba con un juramento que se cumpliría
(Génesis 17:1, 2; Hebreos 6:13-15). ¡Increíble! El Altísimo
se comprometió mediante un pacto a bendecir a la humani-
dad.
8 El pacto con Abrahán reveló que él sería antepasado de

la Descendencia prometida. Así que esa Descendencia sería


un ser humano. Pero ¿quién sería? Jehová dio a conocer
años más tarde que, de los hijos de Abrahán, el antepasa-
do de la Descendencia sería Isaac. Y, de sus dos hijos, Jeho-
vá eligió a Jacob (Génesis 21:12; 28:13, 14). Más tarde, Ja-
cob dio esta profecía sobre uno de sus 12 hijos: “El cetro
no se apartará de Judá, ni el bastón de mando se apartará
de entre sus pies, hasta que venga Siló [que significa ‘aquel
a quien pertenece’], y a él pertenecerá la obediencia de los
pueblos” (Génesis 49:10; nota). Así se supo que la Descen-
dencia sería un rey y que vendría de la tribu de Judá.
El pacto con la nación de Israel
9 En el 1513 antes de nuestra era, Jehová hizo el pacto de
la Ley mosaica con los descendientes de Abrahán. Median-
te este acuerdo con Israel, fue dando más detalles sobre
el secreto sagrado. Aunque este pacto ya no está en vigor,
fue un instrumento clave para que llegara la Descendencia
prometida. ¿Por qué? Por tres razones. Primero, porque la
Ley era como un muro protector (Efesios 2:14). Y es que sus
justas normas mantenían separados a los judíos de la gen-
9, 10. a) ¿Qué pacto hizo Dios con Israel, y por qué fue una protec-
ción? b) ¿Cómo mostró la Ley que el hombre necesitaba un rescate?
“LA SABIDURÍA DE DIOS EXPRESADA EN UN SECRETO SAGRADO” 193

te de otras naciones. Al separarlos de quienes no servían a


Jehová, la Ley contribuyó a proteger la línea de la Descen-
dencia. Gracias a esto, la nación aún existía cuando llegó el
momento de que naciera el Mesías en la tribu de Judá.
10 Segundo, porque la Ley mostró claramente que la hu-

manidad necesitaba un rescate. Como la Ley era perfecta,


ayudaba a los israelitas a darse cuenta de que nadie imper-
fecto podría obedecerla por completo. De esta forma sirvió
“para poner al descubierto las transgresiones hasta que lle-
gara la descendencia a quien se le había hecho la promesa”
(Gálatas 3:19). Además, la Ley permitió que se perdonaran
provisionalmente los pecados mediante sacrificios de ani-
males. Pero estos sacrificios se limitaron a representar el sa-
crificio redentor de Jesús. Como indicó Pablo, “no es posi-
ble que la sangre de toros y de cabras elimine los pecados”
(Hebreos 10:1-4). Así que el pacto de la Ley fue “el tutor que
[...] guio hasta Cristo” a los judíos fieles (Gálatas 3:24).
11 Y, tercero, porque aquel pacto les dio a los israelitas una

oportunidad maravillosa. Jehová les dijo que, si eran fie-


les, se convertirían en “un reino de sacerdotes y una nación
santa” (Éxodo 19:5, 6). Aunque los primeros miembros del
reino celestial de sacerdotes salieron de Israel, la nación en
conjunto desaprovechó esa oportunidad; se rebeló contra
el pacto de la Ley y rechazó al Mesías. Entonces, ¿a quiénes
elegiría Jehová para completar el reino de sacerdotes, y qué
relación tendría ese reino con la Descendencia prometida?
Dios contestaría a su tiempo estas preguntas.
El pacto con David para un reino
12 En el siglo once antes de nuestra era, Jehová aportó más
11. ¿Qué oportunidad maravillosa les dio a los israelitas el pacto de
la Ley, pero cómo la desaprovecharon?
12. ¿Qué promesas incluía el pacto que Jehová hizo con David, y qué
indicaron sobre el secreto sagrado de Dios?
194 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

información sobre el secreto sagrado cuando hizo un pac-


to con el fiel rey David. Le prometió: “Yo levantaré des-
pués de ti a tu descendencia [...], y estableceré con firmeza
su reino”. Y añadió: “Yo estableceré con firmeza el trono
de su reino para siempre” (2 Samuel 7:12, 13; Salmo 89:3).
Aquellas palabras indicaron que la Descendencia prometi-
da vendría de la casa de David. Pero ¿podría un hombre co-
mún y corriente reinar “para siempre” y rescatar del peca-
do y la muerte a la humanidad? (Salmo 89:20, 29, 34-36).
13 David escribió por inspiración: “Jehová le declaró a mi

Señor: ‘Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemi-


gos como banquillo para tus pies’ ”. Yañadió: “Jehová ha he-
cho un juramento y no cambiará de opinión: ‘¡Tú eres sacer-
dote para siempre a la manera de Melquisedec!’ ” (Salmo
110:1, 4). Estas palabras se refirieron directamente a la Des-
cendencia prometida: el Mesías (Hechos 2:35, 36). Él no rei-
naría desde Jerusalén, sino desde los cielos, a la “derecha”
de Jehová. Eso le daría la autoridad de gobernar en toda la
Tierra, no solo en el territorio de Israel (Salmo 2:6-8). Pero lo
que dijo Jehová indica algo más. Él juró solemnemente que
el Mesías sería “sacerdote [...] a la manera de Melquisedec”.
¿Por qué es esto interesante? Melquisedec, que vivió en la
época de Abrahán, era rey y también sacerdote. De igual ma-
nera, Dios nombraría a la Descendencia prometida Rey y
también Sacerdote (Génesis 14:17-20).
14 A lo largo de los años, Jehová fue dando más detalles so-

bre el secreto sagrado mediante sus profetas. Por ejemplo,


Isaías reveló que la Descendencia sacrificaría su vida (Isaías
53:3-12). Miqueas predijo dónde nacería el Mesías (Mi-
queas 5:2). Y Daniel hasta dijo exactamente cuándo empe-
zaría su ministerio y cuándo moriría (Daniel 9:24-27).
13, 14. a) Según el Salmo 110, ¿qué promesa hizo Jehová sobre el
Rey que él ungió? b) ¿Qué otros detalles dio Jehová mediante sus pro-
fetas sobre la Descendencia prometida?
“LA SABIDURÍA DE DIOS EXPRESADA EN UN SECRETO SAGRADO” 195

¡Por fin se revela el secreto sagrado!


15 ¿Cuándo dejó de ser un misterio la forma en que se
cumplirían estas profecías? En el momento en que llegó
la Descendencia. Gálatas 4:4 dice: “Cuando se cumplió el
tiempo fijado, Dios envió a su Hijo, que nació de una mu-
jer”. En el año 2 antes de nuestra era, un ángel le dijo a una
virgen judía llamada María: “Mira, quedarás embarazada y
darás a luz un hijo, y tienes que llamarlo Jesús. Él será gran-
de y será llamado Hijo del Altísimo. Y Jehová Dios le dará
el trono de David su padre”. Luego añadió: “Sobre ti ven-
drá espíritu santo, y el poder del Altísimo te envolverá con
su sombra. Por eso el que va a nacer será llamado santo,
Hijo de Dios” (Lucas 1:31, 32, 35).
16 Más tarde, Jehová hizo que la vida de su Hijo pasara des-

de el cielo a la matriz de María. Así fue como Jesús nació de


una mujer. Aunque María era imperfecta, él no heredó la
imperfección, pues era “Hijo de Dios”. Lo que sí heredó de
sus padres humanos fue el derecho a ocupar el trono de
David, pues ellos eran descendientes de este rey (Hechos
13:22, 23). Cuando Jesús se bautizó, en el año 29 de nues-
tra era, Jehová lo ungió con espíritu santo y dijo: “Este es
mi Hijo amado” (Mateo 3:16, 17). ¡Al fin había llegado la
Descendencia! (Gálatas 3:16). Era el momento de revelar
más detalles sobre el secreto sagrado (2 Timoteo 1:10).
17 Durante su ministerio, Jesús indicó que la serpiente de

Génesis 3:15 es Satanás y que su descendencia son quie-


nes apoyan al Diablo (Mateo 23:33; Juan 8:44). Más tarde,
Jehová reveló cómo se les “aplastará” o destruirá a todos
ellos para siempre (Apocalipsis 20:1-3, 10, 15). Además, dio
a conocer que la mujer de la profecía era “la Jerusalén de
15, 16. a) ¿Qué hizo posible que el Hijo de Dios naciera de una mu-
jer? b) ¿Qué heredó Jesús de sus padres humanos, y cuándo llegó
como la Descendencia prometida?
17. ¿Cómo se aclaró el significado de Génesis 3:15?
196 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

arriba” —o la esposa de Dios—, es decir, la parte celestial de


la organización de Jehová, formada por los ángeles fieles
(Gálatas 4:26; Apocalipsis 12:1-6).1
El nuevo pacto
18 La revelación más sorprendente sobre el secreto sagra-
do quizás sea la que hizo Jesús la noche antes de morir, al
hablarles a sus discípulos fieles sobre “el nuevo pacto” (Lu-
cas 22:20). Este pacto tendría el mismo objetivo que el de
la Ley: producir “un reino de sacerdotes” (Éxodo 19:6; 1 Pe-
dro 2:9). Pero con este pacto no se formaría una nación li-
teral, sino espiritual: “el Israel de Dios”, compuesto exclu-
sivamente por los cristianos ungidos fieles (Gálatas 6:16).
Ellos serían parte del nuevo pacto y colaborarían con Jesús
para que la humanidad disfrutara de bendiciones.
19 Como vemos, el nuevo pacto consigue formar “un

reino de sacerdotes” que bendecirá a la humanidad.


¿Y cómo lo logra? Pues bien, este pacto no condena a los
discípulos de Cristo como pecadores. En vez de eso, permi-
te que reciban el perdón total de los pecados gracias al sa-
crificio de Jesús (Jeremías 31:31-34). Jehová los declara jus-
tos, los adopta como miembros de su familia celestial y los
unge con espíritu santo (Romanos 8:15-17; 2 Corintios 1:
21). Así experimentan “un nuevo nacimiento a una espe-
ranza viva” que “se ha reservado en los cielos” para ellos
(1 Pedro 1:3, 4). Como para un ser humano la vida en los
1 Gracias a Jesús, también se reveló el secreto sagrado de la devo-
ción a Dios (1 Timoteo 3:16). Por siglos, no se supo si alguien podría
ser leal a Jehová a la perfección. Cristo resolvió este misterio al man-
tenerse fiel a pesar de las pruebas del Diablo (Mateo 4:1-11; 27:26-50).

18. ¿Qué objetivo tiene “el nuevo pacto”?


19. a) ¿Por qué decimos que el nuevo pacto logra formar “un reino
de sacerdotes”? b) ¿Por qué se les llama a los cristianos ungidos “una
nueva creación”, y cuántos reinarán con Jesús en el cielo?
“LA SABIDURÍA DE DIOS EXPRESADA EN UN SECRETO SAGRADO” 197

cielos era algo nuevo, a estos cristianos ungidos se les lla-


ma “una nueva creación” (2 Corintios 5:17). La Biblia indi-
ca que serán un total de 144.000 los que gobiernen desde el
cielo a la humanidad (Apocalipsis 5:9, 10; 14:1-4).
20 Junto con Jesús, los cristianos ungidos llegan a ser “des-

cendencia de Abrahán” (Gálatas 3:29).1 Los primeros un-


gidos eran de origen judío. Pero en el año 36 de nuestra
era se reveló otro aspecto del secreto sagrado: también ha-
bría personas no judías que gobernarían con Jesús (Roma-
nos 9:6-8; 11:25, 26; Efesios 3:5, 6). ¿Serían los ungidos los
únicos en disfrutar de las bendiciones que se le prometie-
ron a Abrahán? No, porque el sacrificio de Jesús beneficia
a todo el mundo (1 Juan 2:2). Años después, Jehová reve-
ló que “una gran muchedumbre” que nadie podía con-
tar sobreviviría al fin del sistema de Satanás (Apocalipsis 7:
9, 14). Y muchos, muchísimos más, resucitarían y tendrían
la oportunidad de vivir para siempre en el Paraíso (Lucas
23:43; Juan 5:28, 29; Apocalipsis 20:11-15; 21:3, 4).
La sabiduría de Dios y el secreto sagrado
21 El secreto sagrado fue una impresionante muestra de
“la sabiduría de Dios en sus múltiples formas” (Efesios 3:8-
10). ¡Qué sabio fue Jehová al formular este secreto e ir re-
velándolo poco a poco! Sabiamente, tomó en cuenta las li-
mitaciones de los seres humanos y dejó que demostraran
lo que había en su corazón (Salmo 103:14).
1 Además, Jesús hizo con este mismo grupo “un pacto [...] para un
reino” (Lucas 22:29, 30). Con este pacto, Jesús les prometió a todos
los que forman parte del “rebaño pequeño” que reinarían con él en
los cielos como parte secundaria de la descendencia de Abrahán (Lu-
cas 12:32).

20. a) ¿Qué se reveló sobre el secreto sagrado en el año 36? b) ¿Quié-


nes disfrutarán de las bendiciones que se le prometieron a Abrahán?
21, 22. ¿Cómo demuestra el secreto sagrado la sabiduría de Jehová?
198 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Juan 16:7-12 ¿Cómo sabemos que Jesús imitó la forma en que
su Padre va revelando la verdad?
1 Corintios 2:6-16 ¿Por qué muchas personas no logran en-
tender los secretos sagrados de Jehová, y cómo podemos en-
tenderlos nosotros?
Efesios 3:10 ¿Qué honor tenemos en la actualidad gracias a
que conocemos el secreto sagrado de Dios?
Hebreos 11:8-10 Aunque los siervos de Dios de la antigüedad
sabían poco sobre el secreto sagrado, ¿cómo les ayudó esa in-
formación a mantener fuerte su fe?

22 Jehová también mostró su incomparable sabiduría al


nombrar Rey a Jesús. Es el ser más confiable que Dios ha
creado. Como fue un hombre de carne y hueso, sufrió dis-
tintos tipos de problemas. Así que nos entiende a la perfec-
ción (Hebreos 5:7-9). Y lo mismo puede decirse de quienes
gobernarán con él. A lo largo de los siglos, Dios ha escogi-
do a hombres y mujeres de todos los idiomas, razas y orí-
genes. Cualquier problema que tengamos ya lo ha afronta-
do alguno de ellos (Efesios 4:22-24). ¡Será un placer que
nos gobiernen estos reyes y sacerdotes tan compasivos!
23 Pablo escribió: “El secreto sagrado que estuvo escondi-

do durante los sistemas pasados y las generaciones pasa-


das [...] ha sido revelado a sus santos” (Colosenses 1:26).
Como vemos, los “santos” —los ungidos— ahora tienen
mucha información sobre el secreto sagrado. Y la compar-
ten con millones de cristianos. ¡Qué honor nos concede
a todos Jehová “dándonos a conocer el secreto sagrado de
su voluntad”! (Efesios 1:9). Compartamos este maravillo-
so secreto con otras personas para que ellas también pue-
dan aprender sobre la infinita sabiduría de Dios.
23. ¿Qué honor nos concede Jehová?
C A P Í T U L O 2 0

“Él tiene un corazón sabio”


pero es humilde
IMAGÍNESE a un padre que quiere enseñarle algo muy
importante a su niño. Su intención es llegarle al corazón.
Pero ¿qué debería hacer? ¿Quedarse de pie delante de él,
todo serio, y hablarle con dureza? ¿O bajarse a su nivel y
utilizar un tono atrayente y dulce? Si es sabio y humilde,
elegirá esta última opción.
2 Pues bien, ¿qué clase de Padre es Jehová? ¿Prepotente, o

humilde? ¿Duro, o cariñoso? Recordemos que el conoci-


miento y la sabiduría de Jehová son infinitos. En cambio,
las personas que saben mucho y son muy inteligentes por
lo general no son humildes. Es como dice la Biblia: “El co-
nocimiento llena de orgullo” (1 Corintios 3:19; 8:1). Sin
embargo, aunque “tiene un corazón sabio”, Dios es hu-
milde (Job 9:4). Claro, no es que tenga una posición infe-
rior o le falte grandeza, sino que no es para nada arrogan-
te. ¿Cómo lo sabemos?
3 Jehová es santo. Así que no tiene ningún defecto que

lo contamine, como la arrogancia (Marcos 7:20-22). Ade-


más, fijémonos en lo que Jeremías le dijo a Jehová: “Se-
guro que te acordarás y te inclinarás hacia mí” (La-
mentaciones 3:20).1 ¡Imagínese! El Soberano del universo
1 Unos antiguos escribas, conocidos como soferim, modificaron
este versículo para que indicara que el que se inclinaba era Jeremías,
no Jehová. Por lo visto, decir que Dios hiciera algo tan humilde les
parecía mal. Por esa razón, muchas versiones no reflejan el verdade-
ro sentido de este hermoso versículo. Pero la Traducción Israelita Res-
taurada de YHVH transmite con exactitud lo que Jeremías le dice a
Dios: “Estarás dispuesto a bajar hacia mí”.

1-3. ¿Cómo sabemos que Jehová es humilde?


200 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

estaba dispuesto a inclinarse, a bajarse al nivel del profeta


—un humano imperfecto— y concederle su atención (Sal-
mo 113:7). Está claro que Jehová es humilde. Ahora bien,
¿cómo demuestra su humildad?, ¿qué relación hay entre
esta cualidad y la sabiduría? y ¿qué tiene que ver esto con
nosotros?
Cómo demuestra humildad Jehová
4 La humildad es lo contrario al orgullo o arrogan-
cia; es una cualidad que nace del corazón y se demuestra
con una actitud apacible, paciente y razonable (Gálatas 5:
22, 23). Sin embargo, estas cualidades espirituales no de-
ben confundirse con la debilidad ni la cobardía. Tam-
poco hay que pensar que son incompatibles con el poder
para destruir y la justa indignación de Jehová. Más bien,
4, 5. a) ¿Qué implica ser humilde, y por qué no debe confundirse
con ser débil o cobarde? b) ¿Cómo demostró humildad Jehová en
su forma de tratar a David, y cómo nos bene-
ficia esta cualidad de Dios?

Los padres que


tratan a sus
hijos con
humildad
y ternura
demuestran
que son sabios.
“ÉL TIENE UN CORAZÓN SABIO” PERO ES HUMILDE 201

demuestran que él es capaz de controlarse a la perfección


y que siempre usará bien su poder (Isaías 42:14). Ahora
bien, ¿qué relación hay entre la sabiduría y la humildad?
Un diccionario bíblico explica que, para ser humilde, hay
que ser totalmente abnegado y pensar en los demás, y dice
que esta es la base de la auténtica sabiduría. ¿Y cómo nos
beneficia que Jehová sea humilde?
5 El rey David le cantó a Jehová: “Tú me das tu escudo

de salvación, tu mano derecha me sostiene, y tu humildad


me hace grande” (Salmo 18:35). Así que Jehová se agacha-
ba al nivel de David, un ser humano imperfecto, con tal de
cuidarlo y protegerlo a diario. David reconoció que solo po-
dría librarse de sus enemigos y llegar a ser un rey impor-
tante gracias a que Jehová era humilde y lo ayudaba. Y la
verdad es que ninguno de nosotros tendría esperanzas de
salvarse si no fuera porque Jehová es humilde y se agacha
a nuestro nivel como un padre tierno y cariñoso.
6 Por cierto, ¿hay alguna diferencia entre la humildad y

la modestia? Igual que la humildad, la modestia está muy


relacionada con la sabiduría. Por ejemplo, Proverbios 11:2
afirma: “La sabiduría está con los modestos”. Así que los
siervos de Dios haríamos bien en cultivarla. Ahora bien, la
Biblia nunca dice que Jehová sea modesto. ¿Por qué? Por-
que, en la Biblia, esta cualidad implica reconocer las limi-
taciones que uno tiene. Y el Todopoderoso no tiene más
limitaciones que las que él mismo se impone a causa de
sus justos principios (Marcos 10:27; Tito 1:2). Además, él
es el Altísimo, así que no tiene que rendirle cuentas a na-
die. Viéndolo así, Jehová no es modesto.
7 Pero Jehová sí es humilde y apacible. De hecho, les en-

seña a sus siervos que, para ser realmente sabios, deben ser
6, 7. a) ¿Por qué la Biblia nunca dice que Jehová sea modesto?
b) ¿Qué relación hay entre la apacibilidad y la sabiduría, y quién nos
da el mejor ejemplo?
202 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

apacibles. Por eso, su Palabra habla de “la apacibilidad que


da la sabiduría” (Santiago 3:13).1 Veamos cómo demuestra
estas cualidades Jehová, quien nos da el mejor ejemplo.
Jehová es humilde al delegar y al escuchar
8 Nos conmueve ver lo humilde que es Jehová. Por ejem-
plo, él está dispuesto a delegar responsabilidades en otros
y a escucharlos. Esto es sorprendente, porque él no nece-
sita que nadie lo ayude ni lo aconseje (Isaías 40:13, 14; Ro-
manos 11:34, 35). En la Biblia hay muchos ejemplos de
cómo Jehová demuestra humildad en este sentido.
9 Pensemos en un episodio muy importante de la vida de

Abrahán. Resulta que recibió una visita especial: eran tres


ángeles. A uno de ellos lo llamó “Jehová” porque iba en
nombre, o representación, de Dios mismo. Lo que el án-
gel decía y hacía era como si lo dijera y lo hiciera el pro-
pio Jehová. A través de este ángel, Jehová le dijo a Abrahán
que había oído fuertes “gritos de queja contra Sodoma
y Gomorra”. Y le avisó: “Voy a bajar para ver si las quejas
que me han llegado son ciertas y de veras se están com-
portando tan mal. Y, si no son ciertas, lo sabré” (Géne-
sis 18:3, 20, 21). Claro, eso no quiere decir que el Todopo-
deroso fuera a “bajar” en persona. Más bien, él volvería a
enviar ángeles a ver lo que estaba pasando (Génesis 19:1).
Pero, si Dios lo ve todo, ¿por qué tenía que enviarlos? ¿Aca-
so no podía saber él, sin la ayuda de nadie, cómo estaba
realmente aquella región? ¡Pues claro que sí! Pero, como es
humilde, delegó en unos ángeles la tarea de ir a Sodoma
para investigar la situación y visitar a Lot y su familia.
1 Otras versiones usan expresiones como “la humildad que provie-
ne de la sabiduría” y “la mansedumbre propia de la sabiduría”.

8-10. a) ¿Por qué es sorprendente que Jehová esté dispuesto a dele-


gar y escuchar? b) ¿Cómo vemos la humildad del Todopoderoso en
su forma de tratar a los ángeles?
“ÉL TIENE UN CORAZÓN SABIO” PERO ES HUMILDE 203

10 Además, Jehová está dispuesto a escuchar. Una vez, les


pidió a los ángeles que propusieran estrategias para provo-
car la caída del malvado rey Acab. La verdad es que Jeho-
vá no necesitaba sugerencias, pero aceptó la propuesta de
uno de los ángeles. Y, lo que es más, le encargó que la lle-
vara a cabo (1 Reyes 22:19-22). ¡Eso sí que es humildad!
11 Jehová está dispuesto a escuchar hasta a las personas

imperfectas que quieren contarle sus problemas. Piense en


la vez en que le dijo a Abrahán que iba a destruir Sodo-
ma y Gomorra. Eso desconcertó a Abrahán, que dijo: “Sería
imposible que tú hicieras algo así. ¿El Juez de toda la tierra
no hará lo que es justo?”. Además, le preguntó si perdo-
naría a esas ciudades si hubiera 50 justos allí. Él le aseguró
que sí, pero Abrahán insistió y fue bajando el número: pri-
mero a 45, luego a 40, y así hasta llegar a 10. Aunque Jeho-
vá le aseguró lo mismo vez tras vez, parece que Abrahán
no entendía bien lo misericordioso que es Dios. Pero Jeho-
vá fue paciente y humilde con su amigo Abrahán al permi-
tirle expresar su inquietud (Génesis 18:23-33).
12 ¿Cuántas personas cultas y con estudios escucharían

con tanta paciencia a alguien que sabe mucho menos que


ellas?1 Pues nuestro Dios, que es tan humilde, lo hizo.
Aquella conversación también le ayudó a Abrahán a ver
que Jehová es “un Dios [...] paciente” (Éxodo 34:6). Como
probablemente reconocía que no tenía ningún derecho a
cuestionar las decisiones del Altísimo, le suplicó dos veces:
“Jehová, no te vayas a enojar” (Génesis 18:30, 32). Por su-
puesto, Jehová no se enojó. Él de veras demuestra “la apa-
cibilidad que da la sabiduría”.
1 Es interesante que la Biblia indique que, si alguien no es pacien-
te, en el fondo es arrogante (Eclesiastés 7:8). Así que la paciencia de
Jehová es otra prueba de que es humilde (2 Pedro 3:9).

11, 12. ¿Cómo comprobó Abrahán que Jehová es humilde?


204 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Jehová es razonable
13 La humildad de Jehová también se ve en lo razonable
que es. Esta valiosa característica, por desgracia, no es muy
común en la gente. Pero en el caso de Jehová, él está dis-
puesto a escuchar a los seres inteligentes que él creó. In-
cluso está dispuesto a hacer lo que ellos le piden, si no va
en contra de sus justos principios. De hecho, la palabra ra-
zonable en la Biblia significa literalmente “que cede”. Ade-
más, esta cualidad de Jehová es otra prueba clara de lo sa-
bio que es. Con razón, Santiago 3:17 dice: “La sabiduría de
arriba es [...] razonable”. ¿Y cómo demuestra nuestro sabio
Dios que él es así? Por ejemplo, siendo adaptable. Recorde-
mos que su propio nombre nos enseña que él llega a ser
lo que haga falta para cumplir sus propósitos (Éxodo 3:14).
¿Verdad que esto demuestra que es adaptable y razonable?
14 Hay un pasaje bíblico muy impactante que nos ayu-

da a entender un poquito mejor lo adaptable que es Jeho-


vá. Se trata de la visión del profeta Ezequiel de la parte ce-
lestial de la organización de Jehová, formada por ángeles.
En ella vio un enorme carro dirigido por Jehová en todo
momento. ¿Y cómo se movía? Sus cuatro gigantescas rue-
das se veían como si hubiera una rueda dentro de otra rue-
da, y estaban llenas de ojos. Gracias a esto, lo veían todo y
cambiaban de dirección al instante, sin detenerse ni dar la
vuelta. Aunque el carro era descomunal, no era lento como
una torpe y pesada máquina. Más bien, se movía a la velo-
cidad del relámpago, girando incluso en ángulo recto (Eze-
quiel 1:1, 14-28). Así que la organización de Jehová es tan
adaptable como él mismo. Siempre reacciona rápidamente
ante cualquier cambio de circunstancias.
13. ¿Qué significa en la Biblia la palabra razonable, y por qué descri-
be muy bien a Jehová?
14, 15. ¿Qué nos enseña la visión del carro sobre la parte celestial
de la organización de Dios, y por qué es diferente a las del mundo?
“ÉL TIENE UN CORAZÓN SABIO” PERO ES HUMILDE 205

15 Como mucho, los seres humanos solo pueden tratar


de imitar la capacidad perfecta de Jehová para adaptarse.
Pero la mayoría de las veces, tanto las personas como las
organizaciones tardan en reaccionar ante los cambios y
son más inflexibles que razonables. Piense en lo siguien-
te. Un tren de mercancías y un enorme barco petrolero
impresionan por su tamaño y potencia. Pero ¿cómo res-
ponden si de repente surge un imprevisto? En el caso del
tren, si se topa con un obstáculo, no puede girar. Y tampo-
co puede parar en seco, porque recorrería unos 2 kilóme-
tros (más de 1 milla) después de accionar el freno. En el
caso del superpetrolero, puede avanzar unos 8 kilómetros
(5 millas) después de apagar los motores. Incluso si diera
marcha atrás, podría seguir avanzando unos 3 kilómetros
(2 millas). Algo parecido pasa con las instituciones huma-
nas, que no pueden o no quieren adaptarse cuando cam-
bian las necesidades o circunstancias, y muchas veces esto
se debe al orgullo. Esta inflexibilidad ha provocado la caí-
da de empresas y hasta de gobiernos (Proverbios 16:18).
¡Menos mal que Jehová y su organización no son así!
Cómo demuestra Jehová que es razonable
16 Pensemos de nuevo en la destrucción de Sodoma y
Gomorra. Lot y su familia recibieron instrucciones claras.
El ángel de Dios dijo: “Huye a la región montañosa”. Sin
embargo, a Lot no le gustó la idea y suplicó: “¡No, Jeho-
vá, allí no, por favor!”. Estaba convencido de que, si huían
a las montañas, morirían. Así que rogó que se les permi-
tiera a él y a su familia refugiarse en la cercana ciudad
de Zóar. Pero Jehová se proponía acabar con esa ciudad.
Y, además, Lot no tenía motivos para sentir miedo, pues
el Todopoderoso podía mantenerlo a salvo en las monta-
ñas. Con todo y eso, Jehová cedió y le hizo caso. El ángel le
16. ¿Cómo mostró el caso de Lot que Jehová es razonable?
206 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

dijo a Lot: “De acuerdo, volveré a mostrarte consideración


y no destruiré la ciudad de la que hablas” (Génesis 19:17-
22). ¿Verdad que Jehová fue muy razonable?
17 Jehová siempre actúa con misericordia y justicia. Por

eso está dispuesto a cambiar sus decisiones si alguien se


arrepiente de verdad. Pensemos en lo que sucedió cuando
envió a Jonás a Nínive, una ciudad violenta y cruel. El pro-
feta fue por las calles de Nínive anunciando un mensaje
muy claro de parte de Jehová: la ciudad sería destruida al
cabo de 40 días. Pero la situación cambió de forma inespe-
rada; los ninivitas se arrepintieron (Jonás, capítulo 3).
18 Jehová y Jonás reaccionaron de forma muy diferente.

Esta vez, Jehová no se convirtió en “un poderoso guerre-


ro”, sino que se adaptó a la nueva situación y perdonó a
los ninivitas (Éxodo 15:3).1 Pero Jonás no quiso adaptarse
ni mostrar misericordia. No reflejó la actitud razonable de
Jehová. Más bien, respondió como el tren de mercancías o
el superpetrolero que mencionamos antes. ¡Había anun-
ciado destrucción, y destrucción tenía que haber! Pero
Dios tuvo paciencia con aquel impaciente profeta y le en-
señó una lección que jamás olvidaría: lo importante que
es ser razonable y misericordioso (Jonás, capítulo 4).
19 Por último, Jehová es razonable en lo que espera de

nosotros. El rey David dijo: “Él sabe bien cómo esta-


mos formados, se acuerda de que somos polvo” (Salmo
103:14). Jehová comprende mejor que nosotros mismos
nuestras limitaciones e imperfecciones. Y nunca espera de
1 Salmo 86:5 dice: “Jehová, eres bueno y estás dispuesto a per-
donar”. Cuando esto se tradujo al griego, se usó el término epieikḗs
(que significa “razonable”) para la expresión “dispuesto a perdonar”.

17, 18. ¿Cómo muestra el caso de Nínive que Dios es razonable?


19. a) ¿Cómo sabemos que Jehová es razonable en lo que espera de
nosotros? b) ¿Cómo muestra Proverbios 19:17 que Jehová es un amo
bueno, razonable y muy humilde?
“ÉL TIENE UN CORAZÓN SABIO” PERO ES HUMILDE 207

Preguntas para meditar


Éxodo 32:9-14 ¿Cómo demostró Jehová humildad cuando
Moisés le pidió que le tuviera misericordia a Israel?
Jueces 6:36-40 ¿Cómo se destacó la actitud paciente y razona-
ble de Jehová cuando Gedeón le pidió una señal?
Salmo 113:1-9 ¿Cómo demuestra Jehová que es humilde cuan-
do trata con los seres humanos?
Lucas 1:46-55 Según las palabras de María, ¿qué piensa Jeho-
vá de las personas humildes y necesitadas? ¿Y cómo podemos
seguir el ejemplo de Jehová?

nosotros más de lo que podemos hacer. La Biblia marca el


contraste entre los amos “buenos y razonables” y “los que
son difíciles de complacer” (1 Pedro 2:18). Pues bien, ¿qué
clase de amo es Jehová? Fíjese en lo que dice Proverbios
19:17: “El que le muestra compasión al necesitado le hace
un préstamo a Jehová”. Así que está claro que Jehová es
bueno y razonable, pues está muy atento a todas las cosas
buenas que se hacen por los necesitados. Y no solo eso,
este versículo indica que el Creador del universo se siente
en deuda con simples mortales que hacen buenas obras.
¿Se puede ser más humilde?
20 Hoy, Jehová sigue siendo igual de apacible y razonable

con sus siervos. Aunque no se comunica con nosotros a


través de ángeles, él nos escucha si le oramos con fe. Ja-
más debemos pensar que no responde nuestras oraciones.
Cuando el apóstol Pablo les pidió a otros cristianos que
siguieran orando para que lo liberaran de la cárcel, dijo:
“Les pido que oren para que yo vuelva antes adonde están
ustedes” (Hebreos 13:18, 19). Por lo tanto, nuestras oracio-
nes pueden impulsar a Jehová para que haga algo que de
otro modo no haría (Santiago 5:16).
20. ¿Cómo sabemos que Jehová oye y contesta nuestras oraciones?
Jehová es razonable y entiende nuestras limitaciones.
21 Es cierto que Jehová muestra humildad siendo apaci-

ble, paciente y razonable, y estando dispuesto a escuchar.


Pero eso no significa que permita que se desobedezcan
sus leyes. El clero de la cristiandad quizá se imagine que
es razonable por decirle a la gente lo que quiere oír, aun-
que eso rebaje las normas de Dios (2 Timoteo 4:3). El ser
humano tiende a hacer lo que está mal porque es más fá-
cil, y se justifica diciendo que eso es ser razonable. Pero,
para Jehová, eso no es ser razonable. Él es santo y nunca
pasará por alto sus justas normas (Levítico 11:44). Por tan-
to, valoremos esta virtud de Jehová y veámosla como una
muestra de humildad. ¿No le emociona pensar que Jeho-
vá, el ser más sabio del universo, es también el más humil-
de? Es un placer acercarse a este Dios tan impresionante y,
al mismo tiempo, tan tierno, paciente y razonable.
21. ¿Qué es lo que no implica la humildad de Jehová? ¿Qué siente
usted al pensar en esta cualidad de Dios?
C A P Í T U L O 2 1

Jesús revela la “sabiduría


que viene de Dios”
JESÚS estaba enseñando en la sinagoga y la gente, asom-
brada, lo escuchaba con atención. Todos lo conocían, ya
que se había criado en la localidad y había trabajado por
muchos años de carpintero allí. Puede que algunos vivie-
ran en casas que él había ayudado a construir o que cultiva-
ran la tierra con arados y yugos que él había hecho.1 Ahora
bien, ¿cómo reaccionarían a la enseñanza de aquel excar-
pintero?
2 Aunque casi todos se preguntaban sorprendidos dónde

había conseguido este hombre esta sabiduría, también de-


cían: “Este es el carpintero, el hijo de María” (Mateo 13:
54-58; Marcos 6:1-3). Por desgracia, sus anteriores vecinos
lo veían como un simple carpintero, nada del otro mundo.
A pesar de sus enseñanzas tan sabias, lo rechazaron. No se
daban cuenta de que esa sabiduría no la había conseguido
por sí mismo.
3 Pues bien, ¿dónde consiguió Jesús realmente esta sabi-

duría? Él mismo aseguró: “Lo que yo enseño no es mío,


sino del que me envió” (Juan 7:16). Y el apóstol Pablo ex-
plicó: “Cristo [...] ha llegado a ser para nosotros sabiduría
que viene de Dios” (1 Corintios 1:30). Jesús reflejó tan bien
la sabiduría de Jehová que dijo: “Yo y el Padre somos uno”
1 En tiempos bíblicos, los carpinteros hacían casas, muebles e ins-
trumentos de labranza. Justino Mártir, un escritor del siglo segun-
do de nuestra era, explicó que Jesús trabajó “como un carpintero [...]
que hacía obras de este oficio, arados y yugos, mientras estaba entre
los hombres”.

1-3. ¿Cómo reaccionó la gente del pueblo de Jesús a lo que él ense-


ñaba, y de qué no se dieron cuenta?
JESÚS REVELA LA “SABIDURÍA QUE VIENE DE DIOS” 211

(Juan 10:30). Veamos tres formas en las que Jesús demostró


la “sabiduría que viene de Dios”.
Lo que enseñaba
4 En primer lugar, hablemos de lo que él enseñaba.
Su mensaje se centraba en “las buenas noticias del Reino”
(Lucas 4:43). Ese mensaje era muy importante porque, gra-
cias al Reino, Jehová santificará su nombre, dejará claro
que es el mejor gobernante y le dará bendiciones eternas
a la humanidad. Además, Jesús dio sabios consejos para la
vida diaria. Esto demostró que él era el “Maravilloso Conse-
jero” que Isaías había predicho (Isaías 9:6). ¿Y por qué eran
tan buenos sus consejos? Pues bien, conocía a fondo la Pa-
labra de Dios y sabía muy bien lo que Jehová espera de sus
siervos. Por otra parte, entendía perfectamente las actitu-
des y sentimientos del ser humano. Y, además, sentía un
gran amor por las personas. Por eso sus consejos siempre
eran prácticos y daban buenos resultados. De hecho, él en-
señaba “palabras de vida eterna”. Así que, si seguimos sus
consejos, podremos vivir para siempre (Juan 6:68).
5 El Sermón del Monte es un ejemplo extraordinario de la

sabiduría inigualable de las enseñanzas de Jesús. Aquel dis-


curso, tal y como se encuentra en Mateo 5:3 a 7:27, duraría
solo unos 20 minutos. Sin embargo, el valor de sus consejos
es eterno porque serán útiles en cualquier época. Jesús ha-
bló de una gran variedad de asuntos. Por ejemplo, explicó
cómo mejorar las relaciones personales (5:23-26, 38-42; 7:
1-5, 12), cómo mantener la pureza moral (5:27-32) y cómo
4. a) ¿En qué se centraba el mensaje de Jesús, y por qué era tan im-
portante? b) ¿Por qué los consejos de Jesús siempre eran prácticos y
daban buenos resultados?
5. ¿De qué asuntos habló Jesús en el Sermón del Monte?

“Las multitudes estaban impactadas


con su manera de enseñar”.
212 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

llevar una vida con sentido (6:19-24; 7:24-27). Pero no solo


dijo cómo conseguir sabiduría, sino que lo demostró dando
explicaciones, razones y pruebas.
6 Pensemos, por ejemplo, en los consejos de Jesús que apa-

recen en el capítulo 6 de Mateo sobre cómo manejar las


preocupaciones por las necesidades materiales. Jesús nos re-
comienda: “Dejen de angustiarse por su vida, por lo que
van a comer y beber; o por su cuerpo, por lo que van a
ponerse” (versículo 25). La comida y la ropa son necesida-
des básicas, y es muy lógico preocuparse por obtenerlas. En-
tonces, ¿por qué indicó que dejáramos de angustiarnos por
ellas?1
7 Imagínese que usted está allí, escuchando los argumen-

tos convincentes de Jesús. Si Jehová nos regaló la vida y el


cuerpo, ¿no podrá darnos alimento para seguir viviendo
y ropa para cubrirnos? (Versículo 25). Y, si alimenta a las
aves y viste de hermosura las flores, ¿cómo no va cuidar a
sus siervos? (Versículos 26, 28-30). En realidad, preocupar-
se más de la cuenta no tiene sentido; eso no nos va a servir
para alargar la vida (versículo 27).2 ¿Qué podemos hacer
para no angustiarnos por las necesidades diarias? Jesús nos
aconseja que siempre pongamos en primer lugar la ado-
ración a Dios. Quienes así lo hagan pueden estar seguros
de que “recibirán también todas esas cosas” de parte de su
Padre celestial (versículo 33). Por último, Jesús ofrece una
recomendación muy práctica: vivir cada día con las preo-
1 El verbo griego para “angustiarse” significa “tener la mente dis-
traída”. En Mateo 6:25 se refiere a la preocupación que divide la aten-
ción de una persona, la distrae y le roba la alegría de vivir.
2 De hecho, la ciencia ha demostrado que estar demasiado preocu-
pados y estresados puede aumentar el riesgo de sufrir problemas del
corazón y otras enfermedades que acortan la vida.

6-8. a) ¿Qué buenas razones dio Jesús para no preocuparse dema-


siado? b) ¿Qué muestra que sus consejos reflejan la sabiduría que vie-
ne de Dios?
JESÚS REVELA LA “SABIDURÍA QUE VIENE DE DIOS” 213

cupaciones de cada día. Y es que, ¿para qué sumar las preo-


cupaciones de mañana a las de hoy? (Versículo 34). Ade-
más, ¿por qué dejar que nos abrume lo que tal vez nunca
suceda? Seguir estos sabios consejos nos ahorrará muchos
sufrimientos en este mundo tan estresante.
8 Está claro que los consejos que Jesús dio hace casi

2.000 años siguen siendo igual de prácticos. ¿No refleja esto


la sabiduría que viene de Dios? Hasta los mejores consejos
de los expertos deben adaptarse o incluso sustituirse porque
con el tiempo se desfasan. En cambio, las enseñanzas de Je-
sús han superado la prueba del tiempo. Y no debería sor-
prendernos, pues el Maravilloso Consejero pronunció “las
palabras de Dios” (Juan 3:34).
La forma en que enseñaba
9 La segunda manera en que Jesús reflejó la sabiduría de
Dios fue su forma de enseñar. En cierta ocasión, unos sol-
dados que tenían que arrestar a Jesús volvieron con las ma-
nos vacías y dijeron: “¡Nunca ha hablado así ningún hom-
bre!” (Juan 7:45, 46). Y no exageraban. Jesús ha sido el
único ser humano que ha venido “de las regiones de arri-
ba” (Juan 8:23). Así que, ¿quién iba a tener tanto conoci-
miento y experiencia como él? La verdad es que ningún ser
humano podría enseñar igual que él. Veamos tan solo dos
métodos que utilizó este sabio Maestro.
10 Usaba ejemplos y comparaciones con eficacia. La Bi-

blia explica: “Jesús les dijo todas estas cosas a las multi-
tudes usando comparaciones. De hecho, nunca les hablaba
sin utilizar alguna comparación” (Mateo 13:34). Su ha-
bilidad para enseñar verdades profundas usando ejemplos
9. ¿Qué dijeron unos soldados sobre la enseñanza de Jesús, y por qué
no exageraban?
10, 11. a) ¿Por qué los ejemplos y las comparaciones de Jesús eran
tan eficaces? b) ¿Qué son las parábolas, y qué ejemplo muestra que
las parábolas de Jesús eran muy buenas?
214 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

tomados de la vida diaria era increíble. Habló de situacio-


nes comunes: agricultores sembrando, mujeres preparando
pan, niños jugando en el mercado, pescadores recogiendo
las redes, pastores buscando ovejas perdidas... Cuando se re-
lacionan verdades importantes con situaciones familiares,
las lecciones se graban enseguida en la mente y el corazón
(Mateo 11:16-19; 13:3-8, 33, 47-50; 18:12-14).
11 Muchas veces, Jesús contaba parábolas, es decir, histo-

rias breves que enseñan lecciones morales o espirituales.


Como las historias se entienden y se recuerdan fácilmente,
las parábolas conseguían grabar las enseñanzas de Jesús en
la mente de las personas. En muchas parábolas, describió a
su Padre con imágenes mentales claras e inolvidables. Pen-
semos, por ejemplo, en la lección de la parábola del hijo
pródigo. ¿Quién no capta la idea de que Jehová se compa-
dece de quienes se arrepienten sinceramente y los recibe
de nuevo con ternura? (Lucas 15:11-32).
12 Usaba preguntas con habilidad. Jesús las usaba para ayu-

dar a sus oyentes a sacar sus propias conclusiones, analizar


sus motivos o tomar decisiones (Mateo 12:24-30; 17:24-27;
22:41-46). Cuando los líderes religiosos cuestionaron que
Dios le hubiera dado autoridad, él les preguntó: “El bau-
tismo que Juan realizaba, ¿venía del cielo, o venía de los
hombres?”. Aquello los tomó por sorpresa, y se dijeron en-
tre ellos: “Si le contestamos que venía del cielo, él dirá: ‘En-
tonces, ¿por qué no le creyeron?’. Pero ¿quién se atreve a
decir que venía de los hombres?”. En realidad, “le tenían
miedo a la multitud, porque todos consideraban que Juan
realmente había sido un profeta”. Por eso, al final con-
testaron: “No lo sabemos” (Marcos 11:27-33; Mateo 21:23-
27). Con una sencilla pregunta, Jesús los dejó sin palabras
y sacó a la luz sus malas intenciones.
12. a) ¿Cómo usó Jesús las preguntas al enseñar? b) ¿Qué hizo cuan-
do unos líderes religiosos cuestionaron su autoridad?
JESÚS REVELA LA “SABIDURÍA QUE VIENE DE DIOS” 215

13 A veces, Jesús hacía preguntas para que la gente refle-


xionara en sus ejemplos, y así combinaba los dos métodos.
Un día, un judío experto en la Ley le preguntó cómo po-
dría vivir para siempre. Jesús le hizo recordar lo que decía la
Ley sobre amar a Dios y al prójimo. Pero ese hombre, que
quería demostrar que era justo, le preguntó: “Y ¿quién es en
realidad mi prójimo?”. Entonces, Jesús le contó la siguien-
te parábola. Cierto judío, que iba viajando solo, fue ataca-
do por unos ladrones que lo dejaron medio muerto. Pasa-
ron a su lado dos judíos: primero un sacerdote y luego un
levita. Pero ninguno lo ayudó. Ahora bien, luego pasó un
samaritano que se compadeció de él. Le vendó las heridas
con cuidado y tuvo la bondad de llevarlo a una posada para
que se recuperara. Al final, Jesús le preguntó al experto en la
Ley: “¿Cuál de los tres piensas que se hizo prójimo del que
cayó en manos de los ladrones?”. El hombre se vio obliga-
do a responder: “El que lo trató con compasión” (Lucas 10:
25-37).
14 ¿Cómo vemos la sabiduría de Jesús en esta historia? Los

judíos solo consideraban su prójimo a quienes tenían las


mismas tradiciones que ellos, pero jamás a los samaritanos
(Juan 4:9). Si en la historia la víctima hubiera sido un sa-
maritano y el hombre bueno un judío, ¿habría logrado Je-
sús combatir aquellos prejuicios? ¿Verdad que fue muy sa-
bio al poner a un samaritano cuidando con bondad a un
judío? Pero fíjese también en la pregunta que hizo al termi-
nar la historia; cambió el enfoque que ese hombre le estaba
dando a la palabra prójimo. En el fondo, lo que el experto
estaba preguntando era a quién debía mostrarle ese tipo de
amor, el amor al prójimo. Sin embargo, Jesús le preguntó:
“¿Cuál de los tres piensas que se hizo prójimo del que cayó
en manos de los ladrones?”. Así pues, Jesús no se centró en
el que recibió los actos de bondad, sino en el que actuó con
13-15. ¿Cómo refleja la sabiduría de Jesús una de sus parábolas?
216 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

bondad: el samaritano. El verdadero prójimo toma la inicia-


tiva y muestra amor a los demás, sin importar su origen. Je-
sús no pudo haberlo explicado mejor.
15 Con razón, las personas se sorprendían por la “manera

de enseñar” de Jesús y lo buscaban para escucharlo (Mateo


7:28, 29). En cierta ocasión, “una gran multitud” se quedó
cerca de él durante tres días. De hecho, hasta se les terminó
la comida que llevaban (Marcos 8:1, 2).
Lo que él hacía
16 La tercera manera en que Jesús reflejó la sabiduría de
Dios fue por sus acciones. La sabiduría no se queda en la
teoría; se lleva a la práctica y es muy útil. Según el NuevoTes-
tamento Judío, Santiago 3:13 dice: “¿Quién de entre voso-
tros es sabio y entendido? Que lo demuestre por su buena
manera de vivir, por medio de acciones”. En todas sus ac-
ciones, Jesús dejó claro que la sabiduría de Dios influía en
su vida. Veamos cómo demostró buen juicio y equilibrio,
tanto en su vida como en su forma de tratar a los demás.
17 ¿Se ha dado cuenta de que la gente poco sensata sue-

le irse a los extremos? Y es que hace falta sabiduría para ser


equilibrados. Jesús, que reflejaba la sabiduría de Dios, de-
mostraba un perfecto equilibrio. Su prioridad en la vida era
lo espiritual. Se mantenía muy ocupado predicando las bue-
nas noticias. De hecho, dijo: “Para eso he venido” (Marcos
1:38). Con razón tenía muy pocas cosas, pues lo material
no era lo más importante para él (Mateo 8:20). Pero tampo-
co era un santurrón; al igual que su Padre, el “Dios feliz”, él
era muy alegre y le gustaba hacer felices a los demás (1 Ti-
moteo 1:11; 6:15). No era un aguafiestas. Por ejemplo, una
vez fue a un banquete de boda. En esas ocasiones solía ha-
ber música, se cantaba, la gente estaba muy contenta y ha-
16. ¿Cómo demostró Jesús que la sabiduría de Dios influía en él?
17. ¿Cómo sabemos que Jesús llevaba una vida totalmente equili-
brada?
JESÚS REVELA LA “SABIDURÍA QUE VIENE DE DIOS” 217

Preguntas para meditar


Proverbios 8:22-31 ¿Cómo encaja esta descripción de la sabi-
duría con lo que dice la Biblia sobre Jesús?
Mateo 13:10-15 ¿Cómo lograron las comparaciones de Jesús
que sus oyentes descubrieran lo que tenían en su corazón?
Juan 1:9-18 ¿Por qué podía Jesús revelar la sabiduría de Dios?
Juan 13:2-5, 12-17 ¿Qué hizo Jesús para ayudar a sus apóstoles
a entender cómo debían tratarse unos a otros?

bía vino, una bebida que “alegra el corazón del hombre”


(Salmo 104:15). Cuando el vino se terminó, Jesús convirtió
el agua en un vino de excelente calidad (Juan 2:1-11). Ade-
más, aceptó muchas invitaciones a comer, y a menudo las
aprovechó para enseñar (Lucas 10:38-42; 14:1-6).
18 Jesús también reflejó una gran sabiduría en su manera

de tratar a los demás. Como conocía muy bien las actitu-


des y sentimientos del ser humano, entendía perfectamen-
te a sus discípulos. Sabía que eran imperfectos, pero recono-
cía sus cualidades. Veía el potencial de aquellos hombres a
quienes Jehová había traído hacia él (Juan 6:44). Estuvo dis-
puesto a confiar en ellos a pesar de sus limitaciones. Y lo de-
mostró al darles una comisión muy importante: predicar las
buenas noticias. Estaba convencido de que la podían cum-
plir (Mateo 28:19, 20). El libro de Hechos confirma que hi-
cieron fielmente lo que Jesús les pidió (Hechos 2:41, 42; 4:
33; 5:27-32). Está claro que Jesús fue sabio al haber confia-
do en ellos.
19 Como vimos en el capítulo 20, la Biblia relaciona la hu-

mildad y la apacibilidad con la sabiduría. Sin duda, Jehová


18. ¿Cómo refleja sabiduría la forma en que Jesús trató a sus discí-
pulos?
19. ¿Cómo demostró Jesús que era “apacible y humilde de corazón”?
218 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

es el mejor ejemplo de estas cualidades. Y Jesús también las


demostró. Nos impresiona ver la humildad con la que trató
a sus discípulos. Él era superior a ellos porque era perfecto.
Pero no los rebajaba ni los hacía sentir como si fueran unos
ineptos. Al contrario: tuvo en consideración sus limitacio-
nes y fue paciente cuando no hacían las cosas bien (Marcos
14:34-38; Juan 16:12). ¡Hasta los niños se sentían a gusto
con él! Seguramente lo buscaban porque se daban cuenta
de que era “apacible y humilde de corazón” (Mateo 11:29;
Marcos 10:13-16).
20 Veamos otra forma importante en la que Jesús refle-

jó la humildad de Dios: era flexible y mostraba misericor-


dia siempre que había razones para hacerlo. Recordemos la
ocasión en que una mujer que no era judía le suplicó que
curara a su hija, que estaba “cruelmente poseída por un de-
monio”. Al principio, Jesús le indicó de tres maneras que
no la ayudaría. Primero, no le contestó; luego, le dijo clara-
mente que Dios solo lo había enviado a los judíos, y, por
último, le explicó esto con cariño mediante un ejemplo.
Pero la mujer tenía tanta fe que siguió insistiendo. ¿Qué
haría él en este caso poco común? Aunque había dicho que
no lo haría, curó a su hija (Mateo 15:21-28). ¿Verdad que
fue flexible y, por lo tanto, muy humilde? Así que recuerde:
para ser realmente sabios, hay que ser realmente humildes.
21 Estamos muy agradecidos de que los Evangelios nos

cuenten lo que hizo y dijo el hombre más sabio de todos los


tiempos. Recordemos que Jesús era la viva imagen de su Pa-
dre. Por eso, si imitamos la personalidad y la forma de ha-
blar y actuar de Jesús, aprenderemos a reflejar la sabiduría
que viene de Jehová. En el siguiente capítulo veremos cómo
podemos demostrar en nuestra vida esta sabiduría.
20. ¿Cómo demostró la forma en que Jesús trató a una mujer no ju-
día que él era flexible?
21. ¿Por qué es importante que tratemos de imitar la personalidad y
la manera de hablar y actuar de Jesús?
C A P Í T U L O 2 2

¿ Influye en su vida
“la sabiduría de arriba”?
LA SOLUCIÓN no era fácil. Dos mujeres se estaban pe-
leando por un recién nacido. Ambas vivían en la misma
casa y cada una había dado a luz un niño con pocos días
de diferencia. El bebé de una de ellas murió, pero las dos
afirmaban ser la madre del que quedaba vivo.1 Para col-
mo, no había testigos de lo que pasó. Es probable que un
tribunal inferior ya hubiera tratado el caso pero no logra-
ra resolverlo. Así que el asunto llegó hasta el rey de Israel,
Salomón. Ahora bien, ¿podría él descubrir la verdad?
2 Después de escuchar la versión de cada mujer, Salomón

pidió una espada. Entonces, ordenó que cortaran al bebé


en dos y les dieran la mitad a cada una de ellas. La ver-
dadera madre le suplicó de inmediato al rey que no lo hi-
ciera y que la otra mujer se quedara con el bebé, su queri-
do hijito. En cambio, la otra insistió en que lo cortaran.
Así Salomón descubrió la verdad. Él sabía muy bien cuán-
to quiere una madre a sus hijos, y saber esto le sirvió para
encontrar la solución. Entonces, Salomón dijo: “Ella es
su madre”. ¡Imagínese el alivio que sintió aquella mujer!
(1 Reyes 3:16-27).
3 ¿No le impresiona la sabiduría de Salomón? Al enterar-

se de esto, el pueblo se sorprendió muchísimo “porque


1 Segnn 1 Reyes 3:16, se trataba de dos prostitutas. La obra Perspi-
cacia para comprender las Escrituras (editada por los testigos de Jeho-
vá) explica que estas mujeres “judías, o, posiblemente, de ascenden-
cia extranjera” quizás no se dedicaban a la prostitución, sino que
habían caído en la inmoralidad sexual.

1-3. a) ¿Qué situación demostró que Salomón era muy sabio?


b) ¿Qué promete darnos Jehová, y qué preguntas surgen?
220 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

vieron que Dios le había dado sabiduría”. Y es que la sa-


biduría de Salomón era un regalo de Jehová, quien le dio
“un corazón sabio y capaz de entender” (1 Reyes 3:12, 28).
Y nosotros, ¿podemos tener ese tipo de sabiduría? Sí,
pues el propio Salomón escribió por inspiración: “Jehová
es quien da sabiduría” (Proverbios 2:6). De hecho, él pro-
mete darles sabiduría a quienes de verdad la buscan. Pero
¿cómo conseguimos esa sabiduría, es decir, la capacidad
de usar bien el conocimiento, el entendimiento y el dis-
cernimiento? ¿Y cómo logramos que influya en nuestra
vida?
¿Cómo se “consigue sabiduría”?
4 ¿Hay que ser muy inteligentes o cultos para recibir la
sabiduría de Jehová? No, porque él está dispuesto a com-
partirla con nosotros sin importar nuestro origen o nues-
tra educación (1 Corintios 1:26-29). Ahora bien, la Biblia
nos dice: “Consigue sabiduría”. Así que nosotros debemos
tomar la iniciativa (Proverbios 4:7). Pero ¿cómo se consi-
gue? Veamos cuatro claves.
5 Proverbios 9:10 dice: “El temor de Jehová es el comien-

zo de la sabiduría”. Así que la primera clave para conse-


guir sabiduría es temer a Dios. O, como dice la Nue-
va Biblia al Día, es “lo primero que hay que hacer”. Por
lo tanto, para ser realmente sabios debemos temer a Dios.
¿Por qué? Recordemos que la sabiduría implica usar bien
el conocimiento. Además, temer a Dios no significa tener-
le miedo, sino obedecerle porque lo respetamos y confia-
mos en él. Es un temor sano que nos mueve a hacer lo
que está bien y a vivir de acuerdo con lo que sabemos que
Dios espera de nosotros. Y eso es lo más sabio que pode-
mos hacer, porque siempre nos irá bien si seguimos sus
normas.
4-7. ¿Qué cuatro claves son fundamentales para conseguir sabiduría?
¿INFLUYE EN SU VIDA “LA SABIDURÍA DE ARRIBA”? 221

6 La segunda clave es ser humildes y modestos. Solo


quienes son así pueden reflejar la sabiduría de Dios (Pro-
verbios 11:2). ¿Por qué? Porque la humildad y la modes-
tia nos ayudan a reconocer que no lo sabemos todo, que
nuestra opinión no siempre será la mejor y que necesi-
tamos aprender lo que Jehová piensa de las cosas. Él “se
opone a los arrogantes”, pero le encanta regalarles sabidu-
ría a quienes son humildes de corazón (Santiago 4:6).
7 La tercera clave es estudiar la Biblia, donde Dios nos

ofrece su sabiduría. Pero, para conseguir esa sabiduría, de-


bemos esforzarnos y buscarla con empeño (Proverbios 2:
1-5). Y la cuarta clave es orarle a Dios. Si le pedimos de co-
razón que nos dé sabiduría, él nos la dará generosamente
(Santiago 1:5). También nos ayudará mediante su espíritu
santo si se lo pedimos. Y, gracias a su espíritu, podremos
encontrar en la Biblia tesoros que nos ayuden a resolver
los problemas, evitar los peligros y tomar buenas decisio-
nes (Lucas 11:13).
8 Como vimos en el capítulo 17, la sabiduría de Jehová

siempre produce buenos resultados. Por eso, si tenemos


ese tipo de sabiduría, se notará en nuestra conducta. San-
tiago 3:17 explica qué características produce en la gente.
Dice: “La sabiduría de arriba es en primer lugar pura, lue-
go es pacífica y razonable, está lista para obedecer y llena
de misericordia y buenos frutos, es imparcial y no es hipó-
crita”. A continuación, se analizarán estas características.
Y, al ir avanzando, pregúntese: “¿Está influyendo la sabi-
duría de arriba en mi vida?”.
Es “pura, luego es pacífica”
9 “En primer lugar pura”. Aquí, “pura” transmite la idea de
8. ¿Cómo se notará que tenemos la sabiduría de Dios?
9. ¿Qué significa ser puro, y por qué es apropiado que la pureza sea
la primera característica de la lista de Santiago 3:17?
222 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

limpieza, tanto interior como exterior. La Biblia relaciona


la sabiduría con el corazón. Ahora bien, Jehová no les da
sabiduría a quienes tienen un corazón sucio, lleno de ma-
los pensamientos, deseos o motivos (Proverbios 2:10; Ma-
teo 15:19, 20). Para tener un corazón puro —hasta don-
de nos lo permita la imperfección—, debemos apartarnos
del mal y hacer el bien (Salmo 37:27; Proverbios 3:7). ¡Qué
apropiado es que la pureza sea la primera característica de
la lista! Después de todo, ¿cómo vamos a reflejar las otras
cualidades si no somos limpios moral y espiritualmente?
10 “Luego es pacífica”. La sabiduría de arriba nos impul-

sa a fomentar la paz, un aspecto del fruto del espíritu san-


to (Gálatas 5:22). Por eso, tratamos de no hacer nada que
pueda romper “el vínculo de la paz” que une al pueblo de
Jehová (Efesios 4:3). Y, si tenemos un desacuerdo con al-
guien, nos esforzamos al máximo por hacer las paces con
él. ¿Por qué es importante hacerlo? Porque la Biblia dice:
“Sigan [...] viviendo en paz, y así el Dios de amor y de
paz estará con ustedes” (2 Corintios 13:11). Así que, mien-
tras vivamos en paz con los demás, el Dios de paz estará
con nosotros. La forma en que tratamos a nuestros herma-
nos influye directamente en nuestra relación con Jehová.
Ahora bien, ¿cómo podemos fomentar la paz? Veamos un
ejemplo.
11 ¿Qué debería hacer usted si cree que ofendió a algún

hermano? Jesús dijo: “Si estás llevando tu ofrenda al altar y


allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja
tu ofrenda allí, delante del altar, y vete. Primero haz las pa-
ces con tu hermano, y luego vuelve y presenta tu ofrenda”
(Mateo 5:23, 24). Como vemos, se esperaría que usted to-
mara la iniciativa y fuera a hablar con el hermano. ¿Y cuál
10, 11. a) ¿Por qué es importante vivir en paz? b) Si cree que ofen-
dió a un hermano, ¿qué podría hacer para fomentar la paz? (Vea tam-
bién la nota).
Para conseguir la sabiduría de Dios,
debemos esforzarnos y buscarla con empeño.

será el objetivo? Hacer las paces.1 En vez de decirle que


no tiene por qué ofenderse, quizá deba reconocer delante
de él que lo lastimó. Si no olvida que su objetivo es hacer
las paces, es probable que terminen solucionando el pro-
blema y perdonándose. Al hacer todo lo que pueda, demos-
trará que se deja guiar por la sabiduría de Dios.
Es “razonable, está lista para obedecer”
12 “Razonable”. ¿Qué significa esta palabra? Los expertos
1 La expresión griega traducida “hacer las paces” se define como
“cambiar la enemistad por amistad”, “reconciliarse”, “volver a tener
una relación normal” o “recuperar la armonía”. Así que el objetivo es
cambiar la situación y, si es posible, eliminar el resentimiento que
guarda la persona (Romanos 12:18).

12, 13. a) ¿Qué significa el término traducido “razonable” en San-


tiago 3:17? b) ¿Cómo demostramos que somos razonables?
224 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

dicen que no es fácil traducir la palabra griega que se usó


originalmente en Santiago 3:17. En algunas Biblias se tra-
duce como “amable”, “paciente” o “considerada”. Este
término transmite la idea de alguien que cede. ¿Cómo de-
mostramos que este aspecto de la sabiduría de Dios influ-
ye en nosotros?
13 Filipenses 4:5 dice: “Que todos sepan que ustedes son

personas razonables”. ¿Se dio cuenta? No se trata de cómo


nos vemos a nosotros mismos, sino de cómo nos ven los
demás, es decir, de la fama que tenemos. La persona razo-
nable no insiste en que se cumplan las cosas al pie de la le-
tra o en que se hagan siempre a su manera. Al contrario,
está dispuesta a escuchar a los demás y, siempre que sea po-
sible, a hacer lo que le pidan. No es una persona brusca ni
desconsiderada, sino amable. Todos en la congregación te-
nemos que ser así, pero especialmente los ancianos. El cari-
ño de los ancianos atrae a los hermanos (1 Tesalonicenses
2:7, 8). Todos deberíamos preguntarnos: “¿Tengo la fama
de ser una persona considerada, flexible y amable?”.
14 “Está lista para obedecer”. La expresión original que se

traduce como “lista para obedecer” solo aparece en este


versículo de las Escrituras Griegas Cristianas. Según un
comentarista bíblico, este término “suele utilizarse en el
contexto de la disciplina militar”. Comunica la idea de ser
alguien “sumiso” y “fácil de persuadir”. Por lo tanto, al-
guien que se deja guiar por la sabiduría de arriba obede-
ce de muy buena gana y de inmediato lo que dice la Bi-
blia. No tiene fama de ser de las personas que se aferran
a sus ideas y se niegan a cambiar. Al contrario, si alguien
le demuestra con la Biblia que alguna decisión que ha to-
mado no está bien o que cierta idea que tiene es incorrec-
ta, está dispuesto a cambiar enseguida. Y en nuestro caso,
¿sabe todo el mundo que somos así?
14. ¿Cómo demuestra una persona que está “lista para obedecer”?
¿INFLUYE EN SU VIDA “LA SABIDURÍA DE ARRIBA”? 225

Está “llena de misericordia y buenos frutos”


15 “Llena de misericordia y buenos frutos”.1 La misericor-
dia es un aspecto muy importante de la sabiduría de arri-
ba. De hecho, se dice que la sabiduría de arriba está “llena
de misericordia”. Notemos que “misericordia” aparece al
lado de “buenos frutos”. Y es lógico, pues en la Biblia la
palabra misericordia tiene que ver con hacer muchas cosas
buenas a favor de los demás por compasión. Una obra de
consulta define la misericordia como “sentimiento de tris-
teza por los que sufren y que impulsa a ayudarles”. Así que
la sabiduría de Dios no es fría, insensible ni se queda en el
intelecto. Más bien, quienes reflejan la sabiduría de Dios
son cariñosos, amables y considerados. ¿Cómo podemos
demostrar que estamos llenos de misericordia?
16 Una forma importante de demostrar que estamos lle-

nos de misericordia es predicando las buenas noticias del


Reino. ¿Por qué lo hacemos? Sobre todo, por amor a Jeho-
vá. Pero también por la misericordia o compasión que sen-
timos por los demás (Mateo 22:37-39). En la actualidad hay
muchas personas “maltratadas y abandonadas como ove-
jas sin pastor” (Mateo 9:36). Como sus líderes religiosos las
han descuidado y engañado, esas personas no conocen los
sabios consejos de la Biblia ni las promesas que el Reino
pronto hará realidad. ¡Cuánta falta les hace escuchar las
buenas noticias! Pensar en esto nos llena de compasión y
nos impulsa a hacer todo lo posible por predicarles.
17 ¿De qué otras maneras mostramos que estamos llenos

1 La versión de Hermenegildo Zanuso traduce así la frase: “colmada


de compasión y de obras buenas”.

15. ¿Qué es la misericordia, y por qué es lógico que aparezca junto


con la expresión “buenos frutos” en Santiago 3:17?
16, 17. a) Además del amor a Dios, ¿qué nos mueve a predicar, y por
qué? b) ¿Cómo mostramos que estamos llenos de misericordia?
226 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

de misericordia? Recordemos la parábola de Jesús sobre el


samaritano que, mientras viajaba, se encontró en el cami-
no a un hombre al que habían asaltado. ¿Qué hizo cuan-
do lo vio todo golpeado? “Lo trató con compasión” y,
lleno de misericordia, le vendó las heridas y lo cuidó (Lu-
cas 10:29-37). Esto nos enseña que la misericordia implica
ayudar de formas prácticas a quienes lo necesitan. De he-
cho, la Biblia nos invita a que “hagamos el bien a todos,
pero especialmente a nuestros hermanos en la fe” (Gála-
tas 6:10). ¿Cómo podemos hacerlo? Por ejemplo, tal vez
haya un hermano mayor que necesite que lo lleven a las
reuniones. O quizá la casa de una hermana viuda necesite
algunas reparaciones (Santiago 1:27). También podríamos
pensar en “una buena palabra” para reanimar a alguien
que esté deprimido (Proverbios 12:25). Si tratamos a los
demás con misericordia, demostraremos que la sabiduría
de arriba influye en nosotros.
“Es imparcial y no es hipócrita”
18 “Es imparcial”. La sabiduría de Dios nos ayuda a su-
perar las actitudes racistas y nacionalistas. Si nos dejamos
guiar por ella, arrancaremos de nuestro corazón cualquier
tendencia al favoritismo (Santiago 2:9). No tratamos me-
jor a quienes tienen más estudios académicos, más dine-
ro o más responsabilidades en la congregación. Y, aunque
haya hermanos que nos parezcan poco brillantes, no los
menospreciamos. Si Jehová los quiere tanto, ¿nosotros por
qué no?
19 “No es hipócrita”. La palabra griega que se traduce “hi-

pócrita” originalmente se refería a los actores de teatro.


18. Si nos guía la sabiduría de arriba, ¿qué debemos arrancarnos del
corazón, y por qué?
19, 20. a) ¿Qué origen tiene la palabra griega para “hipócrita”?
b) ¿Cómo demostramos “cariño fraternal sin hipocresía”, y cuál será
el resultado?
Reflejamos “la sabiduría de arriba”
al tratar con misericordia y compasión a los demás.

En la antigüedad, los actores griegos y romanos llevaban


grandes máscaras. Por eso, esa palabra griega acabó usán-
dose para referirse a quienes fingen o esconden lo que
son. Este aspecto de la sabiduría de Dios no solo debería
influir en la forma en que tratamos a nuestros hermanos,
sino también en lo que sentimos por ellos.
20 El apóstol Pedro señaló que nuestra “obediencia a la

verdad” debe dar como resultado “un cariño fraternal sin


hipocresía” (1 Pedro 1:22). Así es, el cariño que les tene-
mos a nuestros hermanos no debe ser fingido. No lleva-
mos una máscara ni hacemos teatro. Nuestro amor debe
ser auténtico y brotar del corazón. De este modo nos gana-
remos la confianza de los hermanos, pues verán que de
veras somos lo que parecemos. Esa sinceridad produce un
ambiente donde es más fácil tener amigos verdaderos y
donde uno se puede sentir seguro.
228 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

Preguntas para meditar


Deuteronomio 4:4-6 ¿Cómo demostramos que somos sabios?
Salmo 119:97-105 ¿Qué beneficios obtendremos si somos
constantes en nuestro estudio de la Biblia y si aplicamos lo que
leemos?
Proverbios 4:10-13, 20-27 ¿Por qué necesitamos la sabiduría de
Jehová?
Santiago 3:1-16 ¿Cómo pueden demostrar los ancianos de
congregación que son sabios y comprensivos?

“Protege la sabiduría práctica”


21 La sabiduría de arriba es un regalo de Jehová que de-
bemos cuidar. Salomón escribió: “Hijo mío, [...] protege
la sabiduría práctica y la capacidad de pensar” (Proverbios
3:21). Lamentablemente, él mismo no siguió este conse-
jo. Fue sabio mientras tuvo un corazón obediente. Pero se
casó con muchas mujeres extranjeras, permitió que ellas
le desviaran el corazón y terminó dejando la adoración
pura (1 Reyes 11:1-8). Este triste final muestra que, si el co-
nocimiento no se usa bien, no sirve de nada.
22 ¿Qué debemos hacer para proteger la sabiduría prácti-

ca? Debemos leer regularmente la Biblia y las publicacio-


nes que nos da “el esclavo fiel y prudente”. Pero además
debemos esforzarnos por poner en práctica lo que apren-
demos (Mateo 24:45). Reflejar la sabiduría de Dios nos
beneficia de muchas maneras. Por un lado, nos permi-
te disfrutar de la vida ahora. Por otro lado, nos ayuda a
aferrarnos “a la vida que realmente es vida”, la vida en
el nuevo mundo de Dios (1 Timoteo 6:19). Y, sobre todo,
nos acerca a la fuente inagotable de sabiduría: Jehová.
21, 22. a) ¿Cómo sabemos que Salomón no protegió la sabiduría?
b) ¿Qué debemos hacer para proteger la sabiduría, y de qué maneras
nos beneficiará hacerlo?
S E C C I Ó N 4

“DIOS ES AMOR”
De todas las cualidades de Jehová, el amor es
la que más sobresale y la que más nos atrae a él.
Al ir aprendiendo más sobre la forma en que
Jehová demuestra esta hermosa cualidad,
comprenderemos mejor por qué dice la Biblia
que “Dios es amor” (1 Juan 4:8).
C A P Í T U L O 2 3

“Él nos amó primero”


HACE casi 2.000 años se juzgó a un hombre inocente.
Lo declararon culpable de delitos que no había cometido
y lo torturaron hasta la muerte. No era la primera vez que
alguien sufría una muerte cruel e injusta, y por desgracia
tampoco fue la última. Pero aquel caso fue muy diferente.
2 Poco antes de su muerte, algo extraño en el cielo de-

mostró la importancia de lo que estaba pasando. En pleno


mediodía, de pronto todo se oscureció. Como dijo un his-
toriador y escritor bíblico, “la luz del sol se fue” (Lucas 23:
44, 45). Luego, justo antes de que diera su último aliento,
aquel hombre pronunció estas memorables palabras: “¡Se
ha cumplido!”. Y es que, al entregar su vida, logró algo ma-
ravilloso. Su sacrificio fue la mayor muestra de amor de
parte de un ser humano (Juan 15:13; 19:30).
3 Quizá ya se imagine que aquel hombre era Jesús. Todo el

mundo sabe las cosas terribles que sufrió aquel día, el 14 de


nisán del año 33 de nuestra era. Pero hay algo en lo que
casi nadie se ha puesto a pensar: aunque Jesús sintió mu-
cho dolor, hubo alguien que sufrió todavía más. Y, de he-
cho, esa persona hizo el mayor sacrificio y la mayor de-
mostración de amor que jamás se haya hecho. ¿Qué hizo?
Veamos la respuesta a esta pregunta. Eso dará pie al asunto
más importante que podamos tratar: el amor de Jehová.
La mayor muestra de amor
4 Aquel día, después de que todo se oscureció, hubo un
1-3. ¿Por qué la muerte de Jesús es tan diferente de cualquier otra?
4. ¿Cómo se dio cuenta un centurión de que Jesús no era un hom-
bre común y corriente, y qué reconoció?

“Dios [...] entregó a su Hijo unigénito”.


232 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

terremoto muy fuerte. El centurión romano que estuvo


a cargo de la ejecución de Jesús se quedó tan impresio-
nado que reconoció: “Está claro que era el Hijo de Dios”
(Mateo 27:54). Sin duda, Jesús no era un hombre común y
corriente. Aquel centurión había participado en la muerte
del propio Hijo del Dios Altísimo. ¿Y cuánto cariño le tenía
el Padre a su Hijo unigénito?
5 La Biblia llama a Jesús “el primogénito de toda la crea-

ción” (Colosenses 1:15). Piénselo: el Hijo de Dios ya existía


antes de que existiera el universo. Entonces, ¿cuánto tiem-
po estuvieron juntos Padre e Hijo? La ciencia calcula que
el universo tiene 13.000 millones de años. ¿Puede darse
una idea de cuánto tiempo es eso? Para ayudar a la gente
a comprender esa cantidad, en un planetario se trazó una
línea de tiempo de 110 metros (360 pies) de largo. Cada
paso que da un visitante equivale a 75 millones de años en
la existencia del universo. Al final de la línea, hay una raya
del grosor de un cabello que representa toda la historia del
hombre. Sea que estos cálculos sean exactos o no, la línea
entera siempre será más corta que la vida del Hijo de Jeho-
vá. ¿Y qué hizo Jesús durante tantos millones de años?
6 El Hijo fue el “obrero experto” de su Padre, y eso lo

hacía muy feliz (Proverbios 8:30). La Biblia dice: “Todas


las cosas llegaron a existir por medio de él, y sin él no lle-
gó a existir ni siquiera una sola cosa” (Juan 1:3). Así que
Jehová y Jesús trabajaron juntos para hacerlo todo. ¡Cuán-
to debieron haber disfrutado! Todos sabemos que a los pa-
dres y a los hijos los une un cariño muy fuerte. De hecho,
el amor “es un lazo de unión perfecto” (Colosenses 3:14).
Pues imagínese lo fuerte que debe ser el amor que une a
5. ¿Qué nos puede ayudar a darnos una idea de todo el tiempo que
Jehová y su Hijo pasaron juntos en el cielo?
6. a) ¿Qué hizo el Hijo de Jehová antes de venir a la Tierra? b) ¿Qué
es lo que une a Jehová y su Hijo?
“ÉL NOS AMÓ PRIMERO” 233

Jehová y Jesús, que pasaron tantísimo tiempo juntos. Está


claro que los unen los lazos más fuertes que pueda haber.
7 Aunque Jehová amaba tanto a su Hijo, estuvo dispuesto

a separarse de él por algunas décadas y lo envió a la Tierra


para que naciera como un ser humano. Desde el cielo, vio
crecer a ese bebé hasta que llegó a ser un hombre perfecto.
Cuando Jesús tenía unos 30 años, se bautizó. ¿Y qué sintió
su Padre celestial en ese momento? Él mismo dijo desde el
cielo: “Este es mi Hijo amado; él tiene mi aprobación” (Ma-
teo 3:17). ¡Qué contento debió sentirse Jehová al ir viendo
cómo su Hijo cumplía fielmente todas las profecías y hacía
todo lo que le había pedido! (Juan 5:36; 17:4).
8 Ahora bien, pensemos en lo que ocurrió el 14 de ni-

sán del año 33 y en cómo debió sentirse Jehová al ver


que traicionaban a Jesús, que una multitud lo arrestaba,
que sus amigos lo abandonaban, que las autoridades le
hacían un juicio ilegal y que los soldados se burlaban de
él, le escupían, lo golpeaban y le daban latigazos hasta des-
trozarle la espalda. ¿Y qué sentiría cuando vio que lo col-
garon de un poste clavándole las manos y los pies mien-
tras la gente lo insultaba? Sí, ¿cómo debió sentirse cuando
su querido Hijo le pidió ayuda agonizando, cuando dio su
último aliento y cuando, por primera vez desde el princi-
pio de la creación, dejó de existir? (Mateo 26:14-16, 46, 47,
56, 59, 67; 27:38-44, 46; Juan 19:1).
9 No hay palabras que describan el dolor que Jehová sin-

tió cuando vio morir a su Hijo. Pero sí hay palabras para


describir por qué estuvo dispuesto a sufrir tanto. En Juan
3:16, un versículo tan importante que se le ha llamado el
Evangelio en miniatura, Jehová nos dice algo maravilloso:
7. ¿Cómo expresó Dios lo que sintió cuando su Hijo se bautizó?
8, 9. a) ¿Qué tuvo que soportar Jesús el 14 de nisán del año 33, y
cómo debió sentirse su Padre celestial? b) ¿Por qué permitió Jehová
que su Hijo sufriera y muriera?
234 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

“Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigé-


nito para que nadie que demuestre tener fe en él sea des-
truido, sino que tenga vida eterna”. Los motivos de Jehová
se resumen en una sola palabra: amor. Haber enviado a su
Hijo para que sufriera y muriera por nosotros fue todo un
regalo de parte de Jehová. Fue la mayor muestra de amor
de todos los tiempos.
Qué es el amor de Dios
10 ¿Qué es el amor? Se dice que es la mayor necesidad del
ser humano. Y es que a todos nos gusta sentirnos queri-
dos desde que nacemos. El amor es algo que nos hace feli-
ces. En cambio, la falta de amor puede acabar con noso-
tros. Y, a pesar de todo esto, es muy difícil definirlo. Todo
el mundo habla del amor y hay un montón de libros, can-
ciones y poemas sobre él. Pero la verdad es que no dejan
claro lo que significa. De hecho, se abusa tanto de esta pa-
labra que cada vez cuesta más saber qué es realmente.
11 Un diccionario bíblico explica que “el amor solo puede

conocerse a base de las acciones que provoca” (Dicciona-


rio expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamen-
to exhaustivo, de Vine). La Biblia nos habla de las acciones
mediante las que Jehová le ha demostrado su amor y bon-
dad al ser humano. Así que es en la Biblia donde podemos
aprender lo que es el amor. Como vimos, la mayor demos-
tración del amor de Jehová fue entregar a su Hijo por no-
sotros. ¿Hay algo que pueda describir mejor lo que impli-
ca esta cualidad? En los siguientes capítulos, analizaremos
muchos otros casos en los que vemos el amor de Jehová en
10. ¿Qué necesidad tenemos todos, y qué ha pasado con el signifi-
cado de la palabra amor?
11, 12. a) ¿Dónde podemos aprender mucho sobre lo que es el
amor, y por qué? b) ¿Qué palabras había en griego para referirse a
cada tipo de amor, y cuál es la que más aparece en la Biblia? (Vea
también la nota). c) ¿Qué suele significar agápē en la Biblia?
“ÉL NOS AMÓ PRIMERO” 235

acción. Pero primero veamos lo que nos enseñan las pala-


bras originales que se usan en la Biblia. En griego antiguo
había cuatro palabras para referirse al amor.1 La que se usa
con más frecuencia en las Escrituras Griegas Cristianas es
agápē. Un diccionario bíblico dice que “esta es la palabra
con más fuerza para referirse al amor”. ¿Por qué?
12 En la Biblia, agápē suele referirse al amor que se guía

por principios, al amor cristiano. No se basa solo en nues-


tras emociones o en lo que sentimos hacia otra persona.
Más bien, decidimos demostrárselo a todo el mundo por-
que sabemos que eso es lo correcto. De hecho, quien tiene
este amor se desvive por los demás. Por ejemplo, volvamos
a Juan 3:16: “Dios amó tanto al mundo que entregó a su
Hijo unigénito”. ¿Qué es ese “mundo”? Son todos los seres
humanos que pueden beneficiarse del rescate. Muchos de
ellos llevan un estilo de vida que a Dios no le gusta. Claro,
Jehová no los quiere como si fueran sus amigos íntimos,
tanto como quería a Abrahán (Santiago 2:23). Pero él les
ofrece a todos la oportunidad de beneficiarse de su amor
y bondad, y para eso tuvo que pagar un precio muy alto.
Él quiere que todos se arrepientan y cambien (2 Pedro 3:9).
Muchos lo hacen, y entonces él los acepta con gusto como
sus amigos.
13 Algunas personas creen que la Biblia se refiere al tér-

mino agápē como algo frío e intelectual, pero están equi-


vocadas. Más bien, este tipo de amor implica sentir tierno
1 El verbo filéō se refiere al cariño entre amigos íntimos o herma-
nos, y se usa mucho en las Escrituras Griegas Cristianas. La palabra
storguḗ se refiere al amor por la familia, y según 2 Timoteo 3:3 mu-
chos no sentirían esa clase de amor en los últimos días. La palabra
éros se refiere al amor entre un hombre y una mujer; no se utiliza en
las Escrituras Griegas Cristianas, pero la Biblia sí habla de este tipo de
amor (Proverbios 5:15-20).

13, 14. ¿Qué demuestra que el amor cristiano suele ir acompañado


de ternura?
236 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

cariño por alguien. Por ejemplo, Juan 3:35 dice: “El Padre
ama al Hijo”. Aquí se usó una forma de la palabra agápē.
¿Significa, entonces, que no sentía cariño por su Hijo? No.
En Juan 5:20, donde se usó una forma de la palabra filéō,
Jesús mismo dijo “El Padre quiere al Hijo” o, como dice la
nota, “le tiene cariño”. Así que el amor de Jehová suele ir
acompañado de ternura. Pero no se deja llevar por el sen-
timentalismo, sino que se basa en los principios de Dios,
siempre sabios y justos.
14 Como ya vimos, todas las cualidades de Jehová son per-

fectas y atrayentes. Pero la que más nos atrae es el amor.


Nada nos impulsa tanto a acercarnos a Dios. ¡Y qué bueno
es que esa sea su cualidad principal! Veamos por qué.
“Dios es amor”
15 La Biblia habla del amor de una forma especial. Por
ejemplo, nunca afirma que Dios es poder, justicia ni sabi-
duría. Claro, él tiene estas tres cualidades. De hecho, es la
fuente de ellas y nadie las demuestra como él. Pero, a dife-
rencia de estas cualidades, la Biblia dice algo único sobre
la cuarta virtud fundamental de Jehová: “Dios es amor”
(1 Juan 4:8).1 ¿Qué significa esto?
16 La frase “Dios es amor” no significa que el amor y Dios

sean lo mismo. No podemos invertir el orden y decir: “El


amor es Dios”. Jehová es mucho más que una cualidad; es
1 La Biblia usa expresiones parecidas a esta. Por ejemplo, dice:
“Dios es luz” o “Dios es un fuego voraz” (1 Juan 1:5; Hebreos 12:29).
Pero estas son solo metáforas que representan a Jehová con cosas fí-
sicas. Él es como la luz en el sentido de que es santo y justo; “en él
no hay oscuridad”, o impurezas. Y también es como el fuego por la
forma en que usa su poder para destruir.

15. ¿Qué dice la Biblia sobre el amor de Jehová, y por qué es eso tan
especial? (Vea también la nota).
16-18. a) ¿Por qué dice la Biblia que “Dios es amor”? b) ¿Por qué es
el hombre un símbolo adecuado del amor de Jehová?
“ÉL NOS AMÓ PRIMERO” 237

una persona con una amplia gama de sentimientos y cua-


lidades, aparte del amor. Con todo y eso, el amor impreg-
na todo su ser. Por eso una obra de consulta dice lo siguien-
te sobre este versículo: “La esencia o la naturaleza de Dios
es el amor”. ¿Y qué quiere decir esto? Pues bien, el poder
de Jehová hace posible que él actúe. Su justicia y su sabi-
duría rigen su manera de actuar. Pero es su amor lo que lo
motiva a actuar. Demuestre la cualidad que demuestre, su
amor siempre está presente, porque todo lo hace con amor.
17 Se dice que Jehová es la personificación del amor. Por

tanto, para saber más del amor basado en principios, hay


que conocer a Dios. Claro, los seres humanos también po-
demos mostrar esta hermosa cualidad. ¿Y por qué? Fíjese
en lo que Jehová le dijo a su Hijo cuando nos creó: “Ha-
gamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza” (Gé-
nesis 1:26). Por eso, de todos los seres vivos que hay en la
Tierra, los humanos somos los únicos que podemos amar
por voluntad propia, igual que lo hace nuestro Padre celes-
tial. ¿Recuerda que Jehová usó varios seres vivos para repre-
sentar sus virtudes fundamentales? Pues eligió al hombre,
su obra maestra en la Tierra, como símbolo de su principal
cualidad: el amor (Ezequiel 1:10).
18 Cuando demostramos amor desinteresado, basado en

principios, reflejamos la cualidad más importante de Jeho-


vá. Es justo como escribió el apóstol Juan: “Nosotros ama-
mos porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19). Ahora
bien, ¿en qué sentido nos amó primero?
Jehová tomó la iniciativa
19 El amor siempre ha existido. Piense en esto: ¿qué im-
pulsó a Jehová a comenzar la creación? No fue que
se sintiera solo y necesitara compañía. Jehová es comple-
to, no depende de nadie y no le hace falta nada que otros
19. ¿Qué impulsó a Jehová a comenzar la creación?
238 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

puedan darle. Pero, por su amor —que es una cualidad ac-


tiva—, quiso compartir la satisfacción de vivir. Y por eso les
dio el regalo de la vida a seres que pudieran valorarlo. Apo-
calipsis 3:14 dice que “el principio de la creación de Dios”
fue su Hijo unigénito. Luego, Jehová se valió de este obre-
ro experto para hacer todo lo demás, comenzando por los
ángeles (Job 38:4, 7; Colosenses 1:16). Como les dio liber-
tad, inteligencia y sentimientos, estos poderosos espíritus
podían formar una amistad entrañable con otros ángeles
y, sobre todo, con Jehová (2 Corintios 3:17). Así que ellos
amaban porque Dios los amó primero.
20 ¿Y qué puede decirse de los seres humanos? Pasó lo

mismo. Desde el comienzo, Adán y Eva vivieron rodeados


del amor de su Padre. Podían ver pruebas de este amor en
todos los rincones del jardín de Edén, el paraíso donde vi-
vían. Génesis 2:8 dice: “Jehová Dios preparó un jardín en
Edén, hacia el este, y allí puso al hombre que había forma-
do”. ¿Alguna vez ha visitado un jardín o parque muy muy
hermoso? ¿Qué fue lo que más le gustó? ¿La luz filtrándo-
se entre las hojas de los árboles? ¿La variedad de tonos de
una alfombra de flores? ¿La relajante música de un arroyo?
¿El canto de las aves? ¿El suave sonido de los insectos? ¿El
aroma de los árboles, las frutas y las flores? Pues nada de
esto puede compararse al jardín de Edén. ¿Por qué?
21 ¡Porque Jehová mismo lo preparó! No hay palabras

para describir lo impresionante que debía ser aquel jar-


dín. Era muy grande y había mucha agua. Había una gran
variedad de árboles muy bellos, de frutos deliciosos y de
animales fascinantes. Adán y Eva tenían todo lo que nece-
sitaban para ser felices y disfrutar de la vida: la alegría de
estar juntos y un trabajo gratificante, entre muchas otras
cosas. Su Padre celestial los amó primero, y ellos tenían ra-
20, 21. ¿Qué pruebas tenían Adán y Eva de que Jehová los amaba,
pero cómo le pagaron ellos?
“ÉL NOS AMÓ PRIMERO” 239

Preguntas para meditar


Salmo 63:1-11 ¿Cuánto valor debemos darle al amor de Jeho-
vá, y qué garantía nos da ese amor?
Oseas 11:1-4; 14:4-8 A pesar de que Israel (Efraín) era un pue-
blo desobediente, ¿cómo le demostró Jehová que lo amaba
como un padre?
Mateo 5:43-48 ¿Cómo les muestra Jehová a los seres humanos
que es como un padre que los ama?
Juan 17:15-26 ¿Cómo nos garantiza la oración que Jesús hizo
por sus discípulos que Jehová nos ama?

zones de sobra para corresponder a su amor. Pero no lo


hicieron. En vez de corresponderle obedeciéndolo, fueron
egoístas y se rebelaron contra él (Génesis, capítulo 2).
22 ¡Cuánto debió dolerle esto a Jehová! Pero ¿se amar-

gó y dejó de querer a los seres humanos? No, porque


“su amor leal dura para siempre” (Salmo 136:1). Y fue por
amor que tomó medidas de inmediato para salvar a los
descendientes de Adán y Eva que tuvieran un buen cora-
zón. Como ya vimos, esas medidas incluían algo muy do-
loroso para Jehová: dar a su querido Hijo como rescate por
la humanidad (1 Juan 4:10).
23 Desde el principio, Jehová siempre ha tomado la ini-

ciativa en demostrarle amor a la humanidad. De hecho,


en muchísimos sentidos, “él nos amó primero”. Y por eso
Jehová es el “Dios feliz”, pues el amor produce paz y felici-
dad (1 Timoteo 1:11). Pero quizás usted se pregunte: “¿De
verdad Jehová me ama a mí?”. Esta importante pregunta
se responderá en el próximo capítulo.
22. ¿Cómo reaccionó Jehová cuando Adán y Eva se rebelaron, y
cómo demuestra esto que su amor es leal?
23. ¿Cuál es una razón por la que Jehová es el “Dios feliz”, y qué im-
portante pregunta se responderá en el próximo capítulo?
C A P Í T U L O 2 4

Nada puede “separarnos


del amor de Dios”
¿QUÉ siente Jehová por usted? Hay quienes reconocen
que Dios ama a la humanidad en general, como dice Juan
3:16. Pero piensan: “Dios nunca podría quererme a mí”.
Hasta algunos cristianos pudieran sentirse así en algún
momento. Un hombre dijo con tristeza: “Me cuesta mu-
cho creer que yo le importe a Dios siquiera un poquito”.
Y usted, ¿se ha sentido así a veces?
2 A Satanás le encantaría hacernos creer que Jehová Dios

no nos ama ni valora. Es cierto que el Diablo suele seducir a


la gente apelando a su orgullo y vanidad (2 Corintios 11:3).
Pero también le gusta aplastar la autoestima de los más vul-
nerables (Juan 7:47-49; 8:13, 44). Y, en estos “últimos días”
—tan críticos y complicados—, utiliza esta táctica más que
nunca. Muchos se crían en familias sin “cariño natural”, y
otros tienen que tratar a diario con gente feroz, egoísta y tes-
taruda (2 Timoteo 3:1-5). Después de sufrir odio, maltrato o
racismo por años, tal vez estén convencidos de que no sir-
ven para nada y de que nadie los va a querer.
3 ¿Se siente usted así? ¡No se rinda! A veces somos muy

duros con nosotros mismos. Pero no olvide que la Pala-


bra de Dios está hecha “para rectificar las cosas” y “para
derrumbar cosas fuertemente atrincheradas” (2 Timoteo
3:16; 2 Corintios 10:4). La Biblia dice: “Haremos que nues-
tro corazón se sienta seguro delante de Dios, incluso si
nuestro corazón nos condena, porque Dios es más gran-
1. ¿Qué sentimientos negativos tienen muchas personas, incluidos
algunos cristianos?
2, 3. ¿Quién quiere convencernos de que Jehová no nos ama ni va-
lora, pero qué nos ayudará a luchar contra esa idea?
NADA PUEDE “SEPARARNOS DEL AMOR DE DIOS” 241

de que nuestro corazón y lo sabe todo” (1 Juan 3:19, 20).


Veamos cuatro maneras en que la Biblia nos ayuda a “que
nuestro corazón se sienta seguro” de que Dios nos ama.
Usted vale mucho para Jehová
4 En primer lugar, la Biblia enseña claramente que, para
Dios, cada uno de sus siervos es muy valioso. Por ejemplo,
Jesús dijo: “Se venden dos gorriones por una moneda de
poco valor, ¿no es cierto? Sin embargo, ni uno de ellos cae
a tierra sin que su Padre lo sepa. Pero, en el caso de uste-
des, hasta los cabellos de su cabeza están todos contados.
Así que no tengan miedo. Ustedes valen más que muchos
gorriones” (Mateo 10:29-31). Pensemos en lo que estas pa-
labras de Jesús significaban para un judío del siglo primero.
5 Hoy quizás nos preguntemos quién compraría un

gorrión. Pues bien, en aquel tiempo el gorrión era el ave


comestible más barata. Se vendían dos por una moneda
de poco valor. En otra ocasión, Jesús dijo que con dos mo-
nedas no daban cuatro, sino cinco. Venía uno de regalo,
como si no valiera nada. Quizá la gente pensara que esos
pajaritos no tenían ningún valor. Pero ¿cómo los veía el
Creador? Jesús dijo que “Dios no se olvida de ninguno de
ellos”, ni siquiera del que salía gratis (Lucas 12:6, 7). ¿Ve-
mos la lección? Si un pajarito es tan valioso para Jehová,
¡con más razón lo somos nosotros! Como explicó Jesús,
Dios conoce hasta el más mínimo detalle sobre nosotros.
¡Hasta sabe cuántos cabellos tenemos!
6 ¿Contar nuestros cabellos? Tal vez algunos piensen

que Jesús exageraba. Pero piense en la resurrección. Para


que Jehová haga que cada uno de nosotros vuelva a ser
4, 5. ¿Cómo demuestra la comparación que hizo Jesús de los gorrio-
nes que valemos mucho para Jehová?
6. ¿Por qué estamos tan seguros de que Jesús no exageró al decir que
nuestros cabellos están contados?
242 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

exactamente igual, ¡qué bien debe conocernos! Valemos


tanto para él que lo recuerda todo sobre nosotros. Por
ejemplo, conoce nuestro código genético y nuestros re-
cuerdos, y sabe todo lo que nos ha pasado a lo largo de los
años.1 Contar los cabellos de una persona —unos 100.000
en promedio— no es nada en comparación con esto.
¿Qué ve Jehová en nosotros?
7 En segundo lugar, la Biblia nos enseña lo que Jehová
valora de sus siervos. Nuestras cualidades y los esfuerzos
que hacemos por servirle lo hacen feliz. El rey David le
dijo a su hijo Salomón: “Jehová examina todos los cora-
zones y ve todas las intenciones y pensamientos” (1 Cró-
nicas 28:9). Así que Jehová está buscando algo bueno en
los miles de millones de corazones que hay en este mun-
do lleno de odio y violencia. ¡Qué feliz debe sentirse cuan-
do encuentra un corazón que ama la paz, la justicia y la
verdad! ¿Y qué hace Jehová cuando ve que alguien lo ama
y quiere saber más cosas de él y contárselas a otros? Él mis-
mo nos dice que se fija en especial en quienes hablan de
él con otros. ¡Hasta hay “un libro para recordar a los que
temen a Jehová y a los que meditan en su nombre”! (Ma-
laquías 3:16). Él valora muchísimo todo esto.
8 Jehová valora mucho nuestras buenas obras. ¿Cuáles son

algunas de ellas? Pues bien, él espera que nos esforcemos


por seguir los pasos de su Hijo, Jesucristo (1 Pedro 2:21). Por
1 La Biblia relaciona muchas veces la esperanza de la resurrección
con la memoria de Jehová. Job le dijo a Dios: “¡Ojalá me fijaras un
plazo para acordarte de mí!” (Job 14:13). Y Jesús habló de la resurrec-
ción de “todos los que están en las tumbas conmemorativas”. Esto en-
caja muy bien con la idea de que Jehová guarda en su memoria a las
personas que quiere resucitar (Juan 5:28, 29, nota).

7, 8. a) ¿Qué cosas buenas le gusta encontrar a Jehová cuando exa-


mina los corazones? b) ¿Cuáles son algunas obras que Jehová valora?
“Ustedes valen más que muchos gorriones”.

eso una de las obras que Dios valora es predicar las buenas
noticias del Reino. En Romanos 10:15 leemos: “¡Qué her-
mosos son los pies de los que declaran buenas noticias de
cosas buenas!”. Por lo general, los pies no son lo más “her-
moso” que tenemos. Pero, en este versículo, representan los
esfuerzos que hacemos los siervos de Dios para predicar las
buenas noticias. A Jehová le encanta ver esos esfuerzos y va-
len mucho para él (Mateo 24:14; 28:19, 20).
9 Jehová también valora nuestro aguante (Mateo 24:13).

Recuerde que Satanás quiere que usted le dé la espalda a


Dios. Así que cada día que le es leal a Jehová es un
día más en que contribuye a responder a los desafíos del
Diablo (Proverbios 27:11). Claro, a veces es difícil aguan-
tar. Si tenemos problemas de salud, económicos, emociona-
les o de otro tipo, cada día puede convertirse en una prue-
ba. Además, si nuestras expectativas tardan en cumplirse,
podríamos desanimarnos (Proverbios 13:12). Jehová valora
9, 10. a) ¿Qué nos da la seguridad de que Jehová valora nuestro
aguante? b) ¿Qué es lo que nunca hace Jehová con sus siervos fieles?
244 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

mucho que, a pesar de todo esto, le sigamos sirviendo con


aguante. Por eso, con total seguridad, el rey David le pi-
dió que recogiera sus lágrimas en un odre y le dijo: “¿Aca-
so no están anotadas en tu libro?” (Salmo 56:8). Jehová ve
nuestras lágrimas y todo lo que sufrimos por serle leales.
Él recuerda todo esto con cariño y lo valora muchísimo.
10 Pero, a pesar de saber todo esto, tal vez sigamos sintien-

do que no merecemos que Dios nos ame. Quizá no deje-


mos de decirnos: “Hay tantos hermanos que son mejores
que yo... ¡Qué decepcionado debe estar Jehová cuando me
compara con ellos!”. Pero él no nos compara con nadie
ni espera de nosotros más de lo que podemos hacer (Gálatas
6:4). Cuando Jehová mira en nuestro corazón, valora todo
lo bueno que encuentra en él, por pequeño que parezca.
Jehová separa lo bueno de lo malo
11 En tercer lugar, cuando Jehová mira en nuestro cora-
zón, separa con cuidado lo que encuentra para sacar lo
bueno. Por ejemplo, en la época del rey Jeroboán, dijo que
acabaría con la dinastía apóstata de este rey. Ahora bien,
decidió que uno de sus hijos, Abías, tuviera un entierro
digno. ¿Por qué? Jehová, el Dios de Israel, había “encon-
trado algo bueno” en él (1 Reyes 14:1, 10-13). Jehová fue
separando todo lo que vio en el corazón del muchacho y
encontró “algo bueno”. Por insignificante que fuera aque-
llo que encontró, él se encargó de que este dato se inclu-
yera en su Palabra. Y hasta le mostró misericordia dándole
un entierro digno, aunque venía de una familia apóstata.
12 El caso del rey Jehosafat nos enseña más claramen-

te que Jehová busca lo bueno en las personas. Cuando


11. ¿Qué nos enseña sobre Jehová el caso de Abías?
12, 13. a) ¿Cómo demuestra el caso de Jehosafat que, aunque co-
metamos un pecado, Jehová busca lo bueno que hay en nosotros?
b) Igual que un padre cariñoso, ¿qué hace Jehová con nuestras bue-
nas obras y cualidades?
el rey cometió un grave error, un
profeta de Dios le dijo: “Jehová
está indignado contigo”. ¡Qué
mensaje tan fuerte! Pero tam-
bién le dijo esto: “Sin embar-
go, se han hallado cosas bue-
nas en ti” (2 Crónicas 19:1-3).
Así que, aunque Jehová tenía
buenas razones para estar muy
enojado con Jehosafat, seguía vien-
do lo bueno que había en él. ¡Qué
diferentes somos nosotros! Cuan-
do alguien nos hace enojar, tal
vez no veamos sus cosas buenas.
Y, cuando nosotros cometemos un
pecado, puede que la decepción, la
vergüenza y la culpa no nos dejen
ver nuestras cosas buenas. Pero ten-
gamos presente que, si nos arrepenti-
mos y nos esforzamos por no volver a
caer en lo mismo, Jehová nos perdona.
13 Al ir buscando lo bueno que hay en

nosotros, Jehová es como un buscador de


oro, que desecha las piedritas y se que-
da con las valiosas pepitas de oro. Del mis-
mo modo, Dios desecha nuestros pecados y
se queda con nuestras buenas obras y cuali-
dades. Pensemos en otro ejemplo. ¿Se ha fija-
do en el cariño con el que los padres guardan
los dibujos o trabajos escolares de sus niños?
Décadas después, cuando los hijos ya ni se
acuerdan de esas cosas, los padres todavía las
Jehová valora nuestro aguante
ante las pruebas.
246 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

guardan. Pues Jehová es el Padre más cariñoso que hay.


Mientras le seamos fieles, nunca olvidará nuestras buenas
obras y cualidades. Para él sería una injusticia olvidarlas, y él
no es injusto (Hebreos 6:10). Pero la búsqueda que Jehová
hace en nuestro corazón no termina ahí.
14 Jehová ve más allá de nuestras imperfecciones y se cen-

tra en lo que podemos llegar a ser. Por ejemplo, quienes


aman el arte son capaces de lo que sea con tal de restaurar
una obra de arte dañada. En un museo de Londres (la Na-
tional Gallery) había una obra maestra de Leonardo da Vin-
ci, un dibujo de 500 años de antigüedad valorado en unos
30 millones de dólares. Un día, alguien le disparó, pero
nadie pensó en tirarla porque hubiera sufrido daños. Más
bien, se pusieron a restaurarla de inmediato. ¿Por qué? Por
su valor para quienes aman el arte. Pero ¿verdad que usted
vale más que cualquier dibujo? Aunque la imperfección nos
haya causado tantos daños, Dios nos sigue valorando mu-
chísimo (Salmo 72:12-14). Jehová, el artista que nos creó,
restaurará a todos los que correspondan a su amor para que
alcancen la perfección (Hechos 3:21; Romanos 8:20-22).
15 Todos tenemos cualidades que quizá nosotros no vea-

mos; pero Jehová sí las ve. A medida que sigamos sirvién-


dole, potenciará todo lo bueno que hay en nosotros hasta
que alcancemos la perfección. Por muy mal que nos haya
tratado el mundo de Satanás, para Jehová siempre sere-
mos muy valiosos (Ageo 2:7).
Jehová nos demuestra su amor con acciones
16En cuarto lugar, todo lo que Jehová hace por nosotros
14, 15. a) Explique con un ejemplo por qué valemos tanto para
Jehová a pesar de nuestras imperfecciones. b) ¿Qué hará Jehová en
el futuro con todo lo bueno que ve en nosotros, y qué piensa ahora
de sus siervos?
16. ¿Qué regalo de Jehová demuestra lo mucho que nos ama, y cómo
sabemos que es un regalo personal?
NADA PUEDE “SEPARARNOS DEL AMOR DE DIOS” 247

demuestra que nos ama. Piense en esto: el Diablo afirmó


que no valemos nada ni merecemos ser amados; pero el
sacrificio de Jesús es la mayor prueba de que eso es menti-
ra. Que esto se nos quede bien grabado: el dolor de Jesús
en el madero de tormento y el dolor aún mayor que sintió
Jehová al ver morir a su querido Hijo son prueba de que
los dos nos aman muchísimo. Es triste decirlo, pero mu-
chos sienten que no merecen el rescate, y por eso les cues-
ta verlo como un regalo personal. ¿Qué puede ayudarles?
Recordar el caso del apóstol Pablo. Antes de hacerse cris-
tiano era un perseguidor. Aun así, él escribió: “El Hijo de
Dios [...] me amó y se entregó por mí” (Gálatas 1:13; 2:20).
17 Jehová nos ayuda individualmente a beneficiarnos del

regalo del rescate, y así también nos demuestra su amor.


Jesús dijo: “Nadie puede venir a mí a menos que el Padre,
que me envió, lo traiga” (Juan 6:44). Jehová mismo nos
acerca —o nos atrae— a su Hijo y nos ofrece la esperanza de
vida eterna. ¿Cómo? Llegando a cada persona mediante la
predicación. Además, usa su espíritu santo para que, a pe-
sar de la imperfección, podamos entender y aplicar lo que
nos enseña la Biblia. Jehová nos dice lo mismo que le dijo
a su pueblo Israel: “Te he amado con un amor eterno. Por
eso te atraje a mí con amor leal” (Jeremías 31:3).
18 Tal vez la forma más personal e íntima en que Jeho-

vá nos demuestra su amor es al concedernos el honor de


orarle. En 1 Tesalonicenses 5:17 se nos hace esta invita-
ción: “Oren constantemente”. Él nos presta atención, y la
Biblia hasta se refiere a él como “el que escucha las oracio-
nes” (Salmo 65:2). No ha delegado esta función en nadie,
17. ¿Cómo nos atrae Jehová a sí mismo y a su Hijo?
18, 19. a) ¿Cuál es la forma más personal en que Jehová nos de-
muestra su amor, y cómo sabemos que él se encarga personalmente
de eso? b) ¿Qué pruebas encontramos en la Biblia de que Jehová nos
escucha con empatía?
248 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

ni siquiera en su Hijo. Piénselo: el Creador del universo


nos invita a acercarnos a él en oración con total libertad y
confianza. ¿Y con qué actitud nos escucha? ¿Con frialdad,
indiferencia o falta de interés? ¡No, para nada!
19 Jehová nos escucha con empatía. ¿Y qué es la empatía?

Un cristiano de edad avanzada la definió así: “Es sentir tu


dolor en mi corazón”. Pero ¿puede sentir Dios nuestro do-
lor? Isaías 63:9 dice cómo se sintió al ver sufrir a su pueblo
Israel: “Durante todas sus angustias, él también estuvo an-
gustiado”. Así que Jehová no solo vio que estaban angus-
tiados, sino que sintió la angustia de ellos. Él mismo ex-
presó lo intensos que son sus sentimientos cuando les dijo
a sus siervos: “Quien los toca a ustedes toca la niña de mis
ojos” (Zacarías 2:8).1 Cuando a uno le meten el dedo en
el ojo, ¿verdad que es una sensación muy dolorosa? Pues
algo así siente Jehová. Sufre cuando sufrimos.
20 Claro, tenemos que mostrar equilibrio y no pensar que

el amor de Jehová nos da derecho a sentirnos superiores


o a volvernos egocéntricos. El apóstol Pablo escribió: “Por
la bondad inmerecida que se me ha mostrado, le digo a
cada uno de ustedes que no piense de sí mismo más de
lo que debe pensar, sino que piense de un modo que de-
muestre buen juicio, según la medida de fe que Dios le
haya dado” (Romanos 12:3). Otra traducción bíblica lo
dice así: “Nadie tenga un concepto de sí más alto que el
que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con mo-
deración” (Nueva Versión Internacional). Por eso, disfrute-
mos del cariño de nuestro Padre celestial, pero al mismo
1 Algunas versiones bíblicas dicen que, aquí, lo que se toca no es el
ojo de Jehová, sino el de Israel o el de la persona que toca al pueblo
de Dios. Y es que esta idea les pareció una falta de respeto a ciertos es-
cribas y por eso la cambiaron. Al hacer esto, quitaron esta preciosa
imagen, que muestra la gran empatía que siente Jehová.

20. Según Romanos 12:3, ¿qué actitud debemos mostrar?


NADA PUEDE “SEPARARNOS DEL AMOR DE DIOS” 249

Preguntas para meditar


Salmo 139:1-24 ¿Cómo muestran las palabras inspiradas del
rey David que Jehová se interesa profundamente por cada uno
de nosotros?
Isaías 43:3, 4, 10-13 ¿Qué siente Jehová por sus Testigos, y
cómo lo demuestran sus acciones?
Romanos 5:6-8 ¿Por qué estamos seguros de que Jehová nos
quiere aunque seamos pecadores?
Judas 17-25 ¿Qué podemos hacer para mantenernos en el
amor de Dios, y por qué es difícil?

tiempo recordemos que su amor no es algo que nos haya-


mos ganado o nos merezcamos (Lucas 17:10).
21 Hagamos todo lo posible por rechazar las mentiras de

Satanás, como por ejemplo la idea de que no valemos


nada y no merecemos que nos quieran. Quizás lo que le
ha pasado en la vida le ha hecho creer que usted es
tan mala persona que no merece que Dios lo ame. O tal
vez piense que sus buenas acciones son tan insignifican-
tes que ni siquiera el Dios que todo lo ve puede tomarlas
en cuenta. O hasta puede que se imagine que sus pecados
son tan graves que ni siquiera la muerte del Hijo de Dios
puede cubrirlos. Pero ¡cuidado! No se deje engañar por
las mentiras de Satanás. Más bien, luche por convencer-
se de lo mismo que Pablo. Él dijo por inspiración: “Estoy
convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles ni gobier-
nos, ni cosas presentes ni cosas futuras, ni poderes, ni al-
tura ni profundidad, ni ninguna otra creación podrá sepa-
rarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús nuestro
Señor” (Romanos 8:38, 39).
21. ¿Qué mentiras de Satanás debemos rechazar constantemente, y
de qué debemos estar convencidos?
C A P Í T U L O 2 5

“La tierna compasión


de nuestro Dios”
EN MEDIO de la noche, un bebé comienza a llorar. Su ma-
dre se despierta enseguida, pues desde que tuvo a su niño
ya no duerme tan profundamente. Además, por la forma
de llorar, es capaz de distinguir lo que necesita su bebé:
si quiere comer, si quiere que lo abracen o cualquier otra
cosa. El caso es que, cuando oye que está llorando —sea
por lo que sea— ella corre para atenderlo. Lo quiere tanto
que no puede quedarse como si no pasara nada.
2 La compasión y ternura que siente una madre por su

bebé es uno de los sentimientos más intensos que puede


tener un ser humano. Pero hay un sentimiento muchí-
simo más fuerte: la tierna compasión de Jehová. Apren-
der más sobre esta hermosa cualidad nos acercará más
a nuestro Dios. Por eso, veamos qué es la compasión y
cómo la demuestra él.
¿Qué es la compasión?
3 En la Biblia, la compasión y la misericordia están muy
relacionadas. Hay muchas palabras hebreas y griegas que
transmiten el sentido de tierna compasión. Una de ellas es
el verbo hebreo rajám, que suele traducirse como “mos-
trar misericordia” o “tener compasión”. Según cierto dic-
cionario bíblico, esta palabra “expresa un profundo y tier-
no sentimiento de compasión”, como el que se despierta
1, 2. a) ¿Qué hace normalmente una madre cuando oye llorar a su
bebé? b) ¿Qué sentimiento es más fuerte que la compasión de una
madre?
3. ¿Qué significa el verbo hebreo que se traduce como “mostrar mi-
sericordia” y “tener compasión”?
“LA TIERNA COMPASIÓN DE NUESTRO DIOS” 251

cuando vemos sufrir a “aquellos que nos son queridos o


que necesitan de nuestra ayuda”. Está relacionada con el
término para “matriz” y puede traducirse como “compa-
sión maternal”.1 Jehová usa esta palabra para describir sus
propios sentimientos (Éxodo 33:19; Jeremías 33:26).
4 Para ayudarnos a entender lo que implica la compa-

sión de Jehová, la Biblia habla en Isaías 49:15 de lo


que siente una madre por su bebé: “¿Puede una mu-
jer olvidarse de su bebé o no sentir compasión [rajám]
por el hijo que llevó en su vientre? Aun si estas mujeres
se olvidaran, yo nunca me olvidaría de ti”. Esta conmove-
dora descripción destaca la profunda compasión que
siente Jehová por su pueblo. ¿Por qué decimos esto?
5 Cuesta creer que una madre se olvide de alimentar y

cuidar a su bebé. Y es que él necesita su cariño y aten-


ción día y noche. Pero, desgraciadamente, hay mujeres
que descuidan a sus hijos, sobre todo en estos “tiempos
críticos” en los que hay tan poco “cariño natural” (2 Ti-
moteo 3:1, 3). En cambio, Jehová dice: “Yo nunca me ol-
vidaría de ti”. La tierna compasión que siente por sus sier-
vos jamás falla. Es mucho más intensa que la compasión
que una madre siente por su bebé, el sentimiento natural
de ternura más fuerte que podamos imaginar. Por eso, un
biblista dijo que Isaías 49:15 contiene “una de las expre-
siones del amor de Dios más intensas —quizás la mayor—
de todo el Antiguo Testamento”.
6 ¿Es la tierna compasión un síntoma de debilidad? Eso

1 Es interesante que en Salmo 103:13 rajám se refiere a la misericor-


dia o compasión de un padre hacia sus hijos.

4, 5. ¿Cómo nos ayuda la Biblia a entender lo que implica la compa-


sión de Jehová?
6. ¿Qué ha dicho mucha gente sobre la compasión, y qué nos ase-
gura Jehová?
“LA TIERNA COMPASIÓN DE NUESTRO DIOS” 253

es lo que ha dicho mucha gente. Por ejemplo, un filó-


sofo romano de la época de Jesús, Séneca, enseñó que
la compasión es un vicio, una debilidad. Pertenecía a la
escuela de los estoicos, que enseñaba que, para ser feliz,
hay que evitar cualquier dolor o placer. Según él, la per-
sona sabia podía ayudar a quien lo necesitara pero sin te-
nerle lástima, pues eso le robaría su paz interior. Alguien
así, que solo piensa en sí mismo, no demuestra verdadera
compasión. ¡Qué distinto es Jehová! Él mismo nos asegu-
ra en su Palabra que “es muy compasivo y misericordio-
so” (Santiago 5:11, nota). Como veremos, la compasión
no es síntoma de debilidad, sino señal de fortaleza. Vea-
mos cómo la demuestra nuestro cariñoso Padre, Jehová.
Jehová le muestra compasión
a la nación de Israel
7 La forma en que Jehová trató a Israel demuestra lo

compasivo que es. A finales del siglo dieciséis antes de


nuestra era, millones de israelitas fueron esclavizados
en Egipto. Allí sufrieron mucho. La Biblia dice que “les
amargaron la vida obligándolos a trabajar muy duro: los
pusieron a trabajar con mezcla de barro y ladrillos [...] y
los explotaron con todo tipo de trabajo de esclavos” (Éxo-
do 1:11, 14). En su desesperación, los israelitas le supli-
caron a Jehová que los ayudara. ¿Cómo les respondió el
Dios de tierna compasión?
8 Jehová se conmovió y dijo: “De veras he visto el dolor

de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas por culpa de


los que los han esclavizado. Conozco bien sus sufrimien-
tos” (Éxodo 3:7). Jehová no podía verlos sufrir sin sentir
7, 8. ¿Qué sufrimientos pasaron los israelitas en Egipto, y qué hizo
Jehová al verlos sufrir?

¿Puede una mujer olvidarse del hijo que llevó en su vientre?


254 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

lástima por ellos. En el capítulo 24, vimos que él es un


Dios que demuestra empatía, una cualidad muy relacio-
nada con la compasión y que nos permite ponernos en el
lugar de los demás y sentir su dolor. Pero Jehová no solo
sintió el dolor de su pueblo, sino que hizo algo para ayu-
darlos. Isaías 63:9 dice: “En su amor y en su compa-
sión, él los recompró”. Rescató a los israelitas de Egip-
to “con mano poderosa” (Deuteronomio 4:34). Luego los
alimentó de forma milagrosa y los llevó a una tierra fér-
til que terminó siendo suya.
9 Tiempo después, Jehová les siguió demostrando

compasión a los israelitas. Ya establecidos en la Tierra


Prometida, vez tras vez le desobedecían a Jehová y sufrían
las consecuencias. Pero luego se arrepentían y le pedían
ayuda, y él los salvaba. ¿Por qué? “Porque sentía compa-
sión por su pueblo” (2 Crónicas 36:15; Jueces 2:11-16).
10 Pensemos, por ejemplo, en lo que pasó en la época

de Jefté. Como los israelitas habían empezado a adorar


a dioses falsos, Jehová permitió que los ammonitas los
oprimieran durante 18 años. Pero al final se arrepintie-
ron, “se deshicieron de los dioses extranjeros y volvieron
a servir a Jehová. Entonces él ya no pudo soportar más
ver sufrir a Israel” (Jueces 10:6-16).1 Cuando se arrepin-
tieron sinceramente, el Dios de la tierna compasión ya
no pudo seguir viendo su sufrimiento. Así que usó a Jef-
té para liberarlos de sus enemigos (Jueces 11:30-33).
1 La expresión “ya no pudo soportar más” literalmente significa “se
acortó su alma; se agotó su paciencia”. Otras versiones bíblicas dicen
que Jehová “se compadeció de su dolor” (Nueva Biblia al Día) y que su
“espíritu no pudo resistir más tiempo la desdicha de Israel” (Cantera-
Iglesias).

9, 10. a) ¿Por qué salvaba Jehová vez tras vez a los israelitas? b) ¿De
qué opresión liberó Jehová a los israelitas de la época de Jefté, y por
qué lo hizo?
“LA TIERNA COMPASIÓN DE NUESTRO DIOS” 255

11 ¿Qué nos enseña sobre la compasión de Jehová la for-


ma en que él trató a la nación de Israel? Algo que apren-
demos es que la compasión implica más que sentir lásti-
ma por los que sufren. ¿Recuerda el ejemplo de la mujer
que oye llorar a su bebé? Por compasión, reacciona en
cuanto lo escucha. De forma parecida, Jehová no hace
oídos sordos a las súplicas de sus siervos. Más bien, por
compasión, cura con ternura sus heridas. Además, su for-
ma de tratar a los israelitas nos enseña que la compa-
sión no es ninguna debilidad. De hecho, esta cualidad
lo impulsó a defenderlos. Ahora bien, ¿demuestra Jehová
compasión por sus siervos tan solo a nivel colectivo?
Jehová siente compasión
por cada uno de sus siervos
12 La Ley mosaica demuestra que Dios siente compasión

por cada uno de sus siervos. Por ejemplo, demuestra lo


mucho que él se preocupaba por los pobres. Jehová sabía
que una situación inesperada podía hacer que un israeli-
ta cayera en la pobreza. ¿Qué tenían que hacer los demás
por él? Jehová ordenó claramente: “No endurezcas tu co-
razón ni le cierres tu mano a tu hermano pobre”. Y aña-
dió: “Debes darle generosamente y no debes darle nada
de mala gana, porque por eso Jehová tu Dios bendecirá
todos tus trabajos y todo lo que hagas” (Deuteronomio
15:7, 10). También les ordenó a los israelitas que no co-
secharan completamente las orillas de sus campos y que
no recogieran lo que sobrara. Lo que quedara sin reco-
ger sería para los más necesitados (Levítico 23:22; Rut
2:2-7). Siempre que los israelitas obedecían esta ley tan
11. ¿Qué nos enseña sobre la compasión de Dios la manera en que
él trató a los israelitas?
12. ¿Cómo refleja la Ley la compasión de Jehová por cada de uno de
sus siervos?
256 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

considerada, los pobres no tenían que mendigar. ¡Qué


gran muestra de la tierna compasión de Jehová!
13 En la actualidad, nuestro cariñoso Dios también se

preocupa de verdad por cada uno de nosotros. Podemos


estar seguros de que él está muy al tanto de todos nues-
tros sufrimientos. David escribió: “Los ojos de Jehová
están puestos en los justos y sus oídos escuchan sus gritos
de auxilio”. Y luego añadió: “Jehová está cerca de los que
tienen el corazón destrozado; salva a los que están hundi-
dos en el desánimo” (Salmo 34:15, 18). Un biblista expli-
có que las expresiones “tienen el corazón destrozado” y
“están hundidos en el desánimo” se refieren a quienes es-
tán deprimidos por culpa de sus pecados y creen que son
muy poca cosa. Estas personas quizás crean que Jehová
está muy lejos de ellas, que no valen nada y que, por eso,
él no se preocupa por ellas. Pero eso no es cierto. Las pa-
labras de David nos garantizan que Jehová no abandona
a quienes se sienten insignificantes. Él sabe que en esas
circunstancias lo necesitamos más que nunca, y él está a
nuestro lado.
14 Pensemos en el siguiente caso. En Estados Unidos,

una mujer llevó corriendo a su niño de dos años al hos-


pital porque tenía graves problemas para respirar. Los mé-
dicos lo examinaron y le dijeron a la madre que tendría
que dejarlo en el hospital. ¿Dónde pasó ella la noche?
En una silla, junto a la cama del pequeño. Y es que su
hijo estaba enfermo, no iba a dejarlo solo. Pues lo mis-
mo pasa con nuestro cariñoso Padre celestial. De hecho,
él nos hizo a su imagen. Así que, ¡cómo vamos a espe-
rar menos de él! (Génesis 1:26). Las conmovedoras pala-
13, 14. a) ¿Cómo nos garantizan las palabras de David que Jehová
se preocupa de verdad por cada uno de nosotros? b) ¿Qué ejemplo
nos ayuda a entender que Jehová está cerca de los que “tienen el co-
razón destrozado” y “están hundidos en el desánimo”?
“LA TIERNA COMPASIÓN DE NUESTRO DIOS” 257

bras de Salmo 34:18 nos garantizan que, cuando tenemos


“el corazón destrozado” o estamos “hundidos en el desá-
nimo”, Jehová es igual que un buen padre: siempre “está
cerca” para ayudarnos y mostrarnos compasión.
15 ¿Y cómo nos ayuda Jehová a cada uno de nosotros?

Es cierto que no siempre nos quita los problemas. Pero,


si le pedimos ayuda, nos da lo que necesitamos para ha-
cerles frente. Mediante su Palabra, la Biblia, nos ofrece
consejos prácticos para cualquier tipo de situación. Tam-
bién nos regala a los ancianos de congregación, que ha-
cen todo lo posible por imitar su compasión al ayudar-
nos (Santiago 5:14, 15). Además, él es “el que escucha
las oraciones”, y les da “espíritu santo a quienes se lo pi-
den” (Salmo 65:2; Lucas 11:13). Gracias a este espíritu, te-
nemos “el poder que va más allá de lo normal”, que nos
ayuda a aguantar hasta que el Reino de Dios elimine to-
dos los problemas (2 Corintios 4:7). ¿No nos llena todo
esto de gratitud? Pues recordemos que son muestras de la
tierna compasión de Jehová.
16 Pero la mayor muestra de su compasión fue haber en-

tregado a su querido Hijo. Por amor, Jehová hizo este sa-


crificio para salvarnos del pecado y la muerte. Recuerde: el
rescate es un regalo que Jehová le ha hecho a usted. Con
razón Zacarías —el padre de Juan el Bautista— predijo que
ese regalo demostraría de forma extraordinaria “la tierna
compasión de nuestro Dios” (Lucas 1:78).
La compasión de Jehová tiene límites
17 ¿Se puede decir que Jehová le muestra tierna
15. ¿De qué formas nos ayuda Jehová a cada uno de nosotros?
16. ¿Cuál es la mayor muestra de la compasión de Jehová, y cómo
le beneficia a usted?
17-19. a) ¿Qué deja claro la Biblia sobre la compasión de Jehová?
b) ¿Por qué dejó Jehová de sentir compasión por su pueblo?
258 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

compasión a todo el mundo? La Biblia deja claro que


Jehová es justo y no les muestra compasión a quienes se
rebelan contra él (Hebreos 10:28). Volvamos al ejemplo
de los israelitas y veamos por qué actúa así.
18 Por compasión, Jehová los salvó de sus enemigos mu-

chas veces. Pero llegó un punto en el que tuvo que de-


jar de hacerlo. Resulta que ellos se empeñaron en adorar
a otros dioses y hasta metieron ídolos repugnantes en el
templo de Jehová (Ezequiel 5:11; 8:17, 18). Además, “es-
tuvieron burlándose de los mensajeros del Dios verdade-
ro. Despreciaron las palabras de él y se burlaron de sus
profetas, hasta que la furia de Jehová se desató contra su
pueblo, hasta que ya no tuvieron remedio” (2 Crónicas
36:16). Se portaron tan mal y enfurecieron tanto a Jeho-
vá que ya no se merecían su compasión. ¿Cuáles fueron
las consecuencias?
19 Jehová ya no podía mostrarle compasión a su pueblo.

Él anunció: “No mostraré compasión ni sentiré ninguna


lástima ni les tendré misericordia; nada me impedirá aca-
bar con ellos” (Jeremías 13:14). Al final, los babilonios
destruyeron Jerusalén y su templo, y se llevaron cautivos
a los israelitas. ¡Qué triste es que un ser humano caiga
tan bajo que ya no se merezca la compasión de Dios! (La-
mentaciones 2:21).
20 ¿Y qué puede decirse de nuestros días? Jehová no ha

cambiado. Por compasión, les ha encargado a sus Testigos


que prediquen “las buenas noticias del Reino” en toda la
Tierra habitada (Mateo 24:14). Y, a las personas de buen
corazón que quieren aprender más sobre la Biblia, él las
ayuda a captar el mensaje del Reino (Hechos 16:14). Pero
20, 21. a) ¿Qué pasará cuando Jehová determine que su compasión
ha sido suficiente? b) ¿Qué importante muestra de la compasión de
Dios veremos en el próximo capítulo?
“LA TIERNA COMPASIÓN DE NUESTRO DIOS” 259

Preguntas para meditar


Jeremías 31:20 ¿Cuánto cariño le tiene Jehová a su pueblo, y
qué siente usted por Jehová al leer esto?
Joel 2:12-14, 17-19 ¿Qué debían hacer los israelitas para
beneficiarse de la compasión de Dios, y qué nos enseña esto?
Jonás 4:1-11 ¿Cómo le enseñó Jehová a Jonás la importancia
de la compasión?
Hebreos 10:26-31 ¿Por qué no deberíamos abusar de la mise-
ricordia, o compasión, de Jehová?

llegará el día en que la predicación termine. Dios no po-


dría permitir que este mundo malvado —con sus miserias
y sufrimientos— siguiera así toda la vida; no sería compa-
sivo si lo hiciera. Cuando determine que su compasión
ha sido suficiente, acabará con este sistema. Y precisa-
mente lo hará por compasión: para que su “santo nom-
bre” reciba la gloria que merece y para salvar a sus siervos
fieles (Ezequiel 36:20-23). Por eso eliminará la maldad y
traerá un nuevo mundo justo. De hecho, él dice sobre
los malvados: “Mis ojos no sentirán lástima, no tendré
compasión. Haré que las consecuencias de su conducta
recaigan sobre su propia cabeza” (Ezequiel 9:10).
21 Mientras tanto, Jehová les muestra compasión hasta

a quienes van en el camino de la destrucción. Quienes


se arrepientan sinceramente de sus pecados se beneficia-
rán de una de las mayores muestras de la compasión de
Dios: su perdón. En el próximo capítulo analizaremos al-
gunas hermosas imágenes que usa la Biblia para explicar
la magnitud del perdón de Jehová.
C A P Í T U L O 2 6

Un Dios
“dispuesto a perdonar”
“MIS errores están sobre mi cabeza; son una carga pesada,
demasiado pesada para mí”, escribió David. Y añadió: “Me
he quedado paralizado, totalmente deshecho” (Salmo 38:
4, 8). ¿Verdad que cuando a uno le remuerde la con-
ciencia siente una carga insoportable? David lo sabía muy
bien; pero le consoló comprender que, aunque Dios odia
el pecado, no odia al pecador que se arrepiente de verdad
y cambia. David estaba convencido de que Jehová quiere
perdonar a quienes se arrepienten. Por eso escribió: “Tú,
oh Jehová, [...] estás dispuesto a perdonar” (Salmo 86:5).
2 Cuando pecamos, seguramente sentimos la pesada car-

ga de una mala conciencia. Es bueno sentir remordimien-


to, porque puede impulsarnos a hacer los cambios nece-
sarios. Sin embargo, corremos el peligro de ahogarnos en
la culpa y obsesionarnos con la idea de que Jehová nun-
ca nos perdonará, sin importar lo arrepentidos que este-
mos. Si alguien se siente “abrumado por estar demasiado
triste”, Satanás tal vez se aproveche de la situación. Él quie-
re que pensemos que no valemos nada y no damos la talla,
y que así nos demos por vencidos (2 Corintios 2:5-11).
3 Pero ¿de veras pensará Jehová que no valemos nada?

¡Claro que no! Una forma en que él nos demuestra su


inmenso amor es perdonándonos. En su Palabra nos ase-
gura que está dispuesto a hacerlo, siempre y cuando de-
mostremos verdadero arrepentimiento (Proverbios 28:13).
Para tener esto bien claro, veamos por qué perdona Jehová
y cómo lo hace.
1-3. a) ¿Qué pesada carga sentía David, y qué lo consoló? b) ¿Cómo
podríamos sentirnos cuando pecamos, pero qué nos asegura Jehová?
UN DIOS “DISPUESTO A PERDONAR” 261

Por qué está Jehová “dispuesto a perdonar”


4 Jehová sabe que tenemos limitaciones. De hecho, “él
sabe bien cómo estamos formados” y “se acuerda de que
somos polvo” (Salmo 103:14). Así que tiene presente que
estamos hechos de polvo y que cometemos errores debi-
do a la imperfección. Por otro lado, la idea de que “él sabe
bien cómo estamos formados” nos recuerda que Jehová es
como un artesano, y los seres humanos como vasijas que
moldea (Jeremías 18:2-6). El Gran Alfarero toma en cuen-
ta que somos frágiles por culpa del pecado y nos trata de
una forma u otra según respondamos a su guía.
5 Jehová sabe que el pecado es muy poderoso. La Biblia

lo describe como una fuerza muy potente que nos contro-


la y nos lleva a la muerte. Ahora bien, ¿hasta qué grado
nos controla? Al hablar del pecado, el apóstol Pablo dio va-
rios detalles en el libro bíblico de Romanos. Explicó que
nosotros estamos bajo el pecado —igual que los soldados
están bajo un comandante— (3:9), que el pecado reina so-
bre la humanidad (5:21), que vive dentro de uno mismo
(7:17, 20) y que su ley actúa siempre en nosotros y trata de
dirigirnos (7:23, 25). ¡Qué fuerza tiene el pecado! (Roma-
nos 7:21, 24).
6 Jehová sabe que, por mucho que nos esforcemos,

no podemos obedecerle a la perfección. Por eso, él nos


ofrece con cariño su perdón si se lo pedimos y esta-
mos arrepentidos de verdad. Salmo 51:17 dice: “El sacrifi-
cio que a Dios le agrada es un espíritu destrozado; un co-
razón destrozado y aplastado, oh, Dios, no lo rechazarás”.
Así pues, Jehová jamás rechazará a alguien que tiene el
4. ¿Qué tiene presente Jehová sobre nosotros, y cómo influye eso en
su forma de tratarnos?
5. ¿Cómo describe Romanos la fuerza que tiene el pecado?
6, 7. a) ¿Cómo ve Jehová a quienes buscan su perdón llenos de arre-
pentimiento? b) ¿Por qué no debemos abusar de la misericordia de
Dios?
262 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

corazón “destrozado y aplastado” por los sentimientos de


culpa.
7 ¿Significa esto que podemos usar la misericordia de

Dios como una justificación para hacer cosas malas? ¡Por


supuesto que no! Jehová no es sentimentalista, y su mi-
sericordia tiene límites. Él no perdona a quienes pe-
can descaradamente y no se arrepienten (Hebreos 10:26).
En cambio, está dispuesto a perdonar a quienes se sienten
hundidos por sus errores. Veamos a continuación algunas
hermosas imágenes que usa la Biblia para describir esta
impresionante manera en que Jehová demuestra su amor.
El alcance del perdón de Jehová
8 Cuando David se arrepintió, dijo: “Finalmente te confe-
sé mi pecado; no oculté mi error. [...] Y tú perdonaste mi
error y mis pecados” (Salmo 32:5). La expresión “perdo-
naste” viene de un término hebreo que significa “levan-
tar” o “llevar”. Y aquí transmite la idea de “llevarse la cul-
pa, la maldad o la transgresión”. Es como si Jehová, por
así decirlo, hubiera levantado los pecados de David y se
los hubiera llevado. ¡Qué alivio debió sentir David cuando
Dios le quitó ese peso de encima! (Salmo 32:3). Si le pedi-
mos perdón a Jehová con total confianza en el sacrificio de
Jesús, nosotros también podemos estar seguros de que se
llevará lejos nuestros pecados (Mateo 20:28).
9 David usó otra imagen muy gráfica para describir el al-

cance del perdón de Jehová: “Tan lejos como está


el este del oeste, así de lejos ha puesto de nosotros nuestros
pecados” (Salmo 103:12). ¡Y qué lejos está el este del oeste!
De hecho, están en direcciones totalmente opuestas y a la
mayor distancia que podemos imaginar. Según un comen-
8. ¿Qué hace Jehová, por así decirlo, cuando nos perdona los peca-
dos, y qué le hace sentir esto a usted?
9. ¿A qué distancia pone Jehová de nosotros nuestros pecados?
UN DIOS “DISPUESTO A PERDONAR” 263

tarista bíblico, esta frase quiere decir “lo más lejos que sea
posible o que alcancemos a figurarnos”. Las palabras inspi-
radas de David significan que, cuando Jehová nos perdona,
pone nuestros pecados lo más lejos posible de nosotros.
10 ¿Ha intentado usted quitar una mancha de una prenda

de color claro? Es posible que, a pesar de todos sus esfuer-


zos, se siguiera notando. Pues bien, fíjese en la capacidad
que tiene el perdón de Jehová. Él mismo dice: “Aunque
los pecados de ustedes sean como rojo escarlata, queda-
rán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la tela
carmesí, se volverán como la lana” (Isaías 1:18). El “es-
carlata” es un tipo de rojo muy vivo.1 Y el “carmesí” era
1 Un biblista señala que el escarlata “era un color sólido, o inal-
terable”, y que las prendas de este color no se desteñían por “el rocío,
la lluvia, el lavado ni el uso prolongado”.

10. Cuando Jehová nos perdona, ¿por qué no debemos seguir sin-
tiéndonos manchados?

“Los pecados de ustedes [...]


quedarán blancos como la nieve”.
264 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

también un rojo muy intenso que se usaba para teñir telas


(Nahúm 2:3). Dios consigue que los pecados que son tan
rojos como el escarlata y el carmesí se vuelvan tan blancos
como la nieve o la lana sin teñir. Claro, nosotros nunca lo-
graremos eliminar la mancha del pecado con nuestros pro-
pios esfuerzos. Pero, si Jehová nos perdona, no debemos
sentir que estaremos manchados de por vida.
11 El rey Ezequías le compuso a Jehová una conmovedora

canción de gratitud por haberle quitado una enfermedad


mortal. Él dijo: “Has arrojado tras tus espaldas todos mis
pecados” (Isaías 38:17). En esta imagen vemos que Dios se
lleva las faltas de la persona arrepentida y las arroja tras de
sí, donde ya no las verá ni se acordará de ellas. Cierta obra
de consulta explica que la idea de este versículo también
se puede expresar así: “Has hecho que [mis pecados] sean
como algo que nunca pasó”. ¿Verdad que es un alivio sa-
ber esto?
12 El profeta Miqueas estaba convencido de que Jeho-

vá perdonaría al pueblo arrepentido, y así lo expresó en


una promesa de restauración. Él dijo: “¿Quién es un Dios
como tú, que [...] pasa por alto la ofensa del resto de
su herencia? [...]. Tú lanzarás todos sus pecados a las pro-
fundidades del mar” (Miqueas 7:18, 19). ¿Qué significa-
ría esto para quienes vivían en tiempos bíblicos? Para
aquel entonces, no había ninguna posibilidad de recupe-
rar lo que se lanzara “a las profundidades del mar”. Por lo
tanto, las palabras de Miqueas indican que, cuando Jeho-
vá nos perdona, hace que los pecados desaparezcan para
siempre.
11. ¿En qué sentido arroja Jehová nuestros pecados tras sus espal-
das?
12. ¿Cómo indican las palabras del profeta Miqueas que, cuando
Jehová nos perdona, hace que los pecados desaparezcan para siem-
pre?
UN DIOS “DISPUESTO A PERDONAR” 265

13 En su oración modelo, Jesús se valió de la relación que


hay entre un acreedor y un deudor para ilustrar el perdón
de Dios. Él pidió: “Perdónanos nuestras deudas” (Mateo 6:
12). De este modo, comparó los pecados con las deudas
(Lucas 11:4). Y es que, cuando pecamos, nos convertimos
en “deudores” de Jehová. Un diccionario bíblico explica
que el significado del verbo griego para “perdonar” es “pa-
sar por alto una deuda, renunciar a ella al no exigir su
pago”. Cuando Dios perdona, es como si cancelara lo que
tendría que cargar en nuestra cuenta. ¡Qué buenas noticias
para los que se arrepienten de verdad! Jehová nunca nos
cobrará una deuda que él ya canceló (Salmo 32:1, 2).
14 Hechos 3:19 también habla del perdón de Dios. Dice:

“Arrepiéntanse y den media vuelta para que sus pecados


sean borrados”. La expresión “sean borrados” viene de un
verbo griego que puede significar “quitar frotando”, “can-
celar” o “destruir”. Algunos expertos opinan que transmi-
te la idea de borrar algo escrito a mano. ¿Cómo se hacía?
La tinta usada en la antigüedad era una mezcla de carbón,
goma y agua. Si no pasaba mucho tiempo, se podían borrar
las letras con una esponja mojada. ¡Qué imagen tan bonita
de la misericordia de Dios! Cuando él perdona nuestros pe-
cados, es como si agarrara una esponja y los borrara.
15 ¿Qué aprendemos al pensar en estas hermosas imáge-

nes? Que Jehová quiere que sepamos que, si nos arrepen-


timos de corazón, él está dispuesto a perdonarnos. Y tam-
bién aprendemos que no debemos tener miedo de que
más tarde nos lo vaya a echar en cara. Esto es justo lo
que aprendemos de una enseñanza de la Biblia sobre la
misericordia de Dios: cuando Jehová perdona, también ol-
vida.
13. ¿Qué significa la petición: “Perdónanos nuestras deudas”?
14. ¿Qué imagen transmite la frase “que sus pecados sean borrados”?
15. ¿Qué quiere Jehová que sepamos?
Dios quiere que sepamos que está “dispuesto a perdonar ”.

“No me acordaré más de su pecado”


16Al hablar de quienes formarían parte del nuevo pacto,
Jehová prometió esto: “Perdonaré su error y no me acordaré
más de su pecado” (Jeremías 31:34). ¿Quiere decir esto que,
cuando él perdona los pecados, es incapaz de recordarlos?
No, pues la Biblia habla de los errores de personas a quienes
él mismo perdonó, como David (2 Samuel 11:1-17; 12:13).
Es obvio que Jehová está al tanto de esos pecados. En su
Palabra podemos leer lo que esas personas hicieron, cómo
se arrepintieron y cómo Dios las perdonó. Jehová mismo
se encargó de que todo esto quedara escrito para nuestro
16, 17. ¿Cómo explicaría lo que implica la frase “no me acordaré
más de su pecado”?
UN DIOS “DISPUESTO A PERDONAR” 267

beneficio (Romanos 15:4). Entonces, ¿qué significa la frase


“no me acordaré más de su pecado”?
17 La expresión “me acordaré” viene de un verbo he-

breo que implica más que solo recordar el pasado. Una


obra de consulta dice que “implica también tomar medidas
apropiadas” (Theological Wordbook of the Old Testament).
De modo que, según lo anterior, “acordarse” también pue-
de ser castigar a los pecadores (Oseas 9:9). Entonces, ¿qué
nos garantiza Dios cuando dice: “No me acordaré más de su
pecado”? Que él no castiga a los pecadores arrepentidos que
ya perdonó (Ezequiel 18:21, 22). Jehová olvida en el sentido
de que no nos está echando en cara nuestros errores ni casti-
gándonos una y otra vez. ¿Verdad que nos anima saber que
él perdona y olvida?
¿Nos libra Dios de las consecuencias?
18 Así pues, Jehová está dispuesto a perdonar a los peca-
dores arrepentidos. Pero ¿significa que no sufrirán las con-
secuencias de sus acciones? De ninguna manera. No po-
demos pecar y pensar que no pasará nada. Pablo escribió:
“Lo que uno esté sembrando es lo que cosechará” (Gála-
tas 6:7). Quizá tengamos problemas como consecuencia de
nuestros actos. Pero esto no significa que Dios nos esté cas-
tigando después de habernos perdonado. Así que, cuando
vengan los problemas, un cristiano no debería pensar que
Jehová lo está castigando por sus errores del pasado (Santia-
go 1:13). Por otro lado, no podemos esperar que nos prote-
ja de todas las consecuencias. Por ejemplo, hay pecados que
pueden provocar divorcios, embarazos fuera del matrimo-
nio, enfermedades de transmisión sexual y la pérdida de la
confianza o el respeto. No olvidemos que, aunque Jehová le
perdonó a David su pecado con Bat-Seba y lo que le hizo a
Urías, no lo libró de las consecuencias (2 Samuel 12:9-12).
18. ¿Por qué no nos libra el perdón de Jehová de las consecuencias
de nuestros pecados?
268 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

19 Nuestros pecados pueden tener aún más consecuen-


cias, sobre todo si hemos perjudicado a otros. Por ejemplo,
veamos la situación que presenta la Ley en el capítulo 6
de Levítico. Un israelita se queda con los bienes de otro
al asaltarlo, extorsionarlo o defraudarlo. El pecador niega
tener la culpa y hasta jura que es inocente. Es su palabra
contra la de la víctima. Al final, le remuerde la concien-
cia y confiesa su pecado. Pero, para que Dios lo perdone,
debe dar tres pasos: devolver lo que robó, pagarle a la vícti-
ma una indemnización del 20 % del valor de lo que robó
y presentar un carnero como ofrenda por la culpa. Esta ley
termina diciendo: “El sacerdote hará expiación por él de-
lante de Jehová, y a él se le perdonará” (Levítico 6:1-7).
20 Esta ley era una muestra de la misericordia de Dios. Por

un lado, beneficiaba a la víctima, que tenía la satisfacción


de recuperar lo suyo y de ver que el ladrón admitía su cul-
pa. Y, por otro lado, beneficiaba al pecador arrepentido,
que terminaba reconociendo su pecado y corrigiendo su
error. De hecho, si no hacía esto, Dios no lo perdonaría.
21 Aunque ya no estamos bajo la Ley mosaica, esta Ley

nos permite comprender la manera de pensar de Jehová


y su punto de vista sobre el perdón (Colosenses 2:13, 14).
Haremos feliz a Jehová si hacemos todo lo posible por
corregir la situación cuando nuestras acciones hayan per-
judicado a otros (Mateo 5:23, 24). Quizá esto implique re-
conocer nuestra culpa y hasta pedirle perdón a la víctima.
Después podremos suplicarle a Jehová su perdón sobre la
base del sacrificio de Jesús. Así, sentiremos el alivio de sa-
ber que Jehová nos ha perdonado (Hebreos 10:21, 22).
22 Como todo padre que quiere a sus hijos, Jehová nos per-

19-21. a) ¿Cómo beneficiaba la ley de Levítico 6:1-7 tanto a la vícti-


ma como al culpable? b) ¿Qué espera Jehová que hagamos si hemos
perjudicado a alguien con nuestros pecados?
22. Además de su perdón, ¿qué más podría darnos Jehová?
UN DIOS “DISPUESTO A PERDONAR” 269

Preguntas para meditar


2 Crónicas 33:1-13 ¿Por qué perdonó Jehová a Manasés, y qué
nos enseña esto sobre su misericordia?
Mateo 6:12, 14, 15 ¿Por qué debemos perdonar a los demás
cuando hay razones válidas para hacerlo?
Lucas 15:11-32 ¿Qué nos enseña esta parábola sobre el perdón
de Jehová, y qué le hace sentir esto a usted?
2 Corintios 7:8-11 ¿Qué debemos hacer para que Jehová nos
perdone?

dona cuando nos arrepentimos, pero quizá también nos dé


disciplina (Proverbios 3:11, 12). Un cristiano tal vez tenga
que dejar de ser anciano, siervo ministerial o precursor. Per-
der por un tiempo estas responsabilidades que tanto valo-
ra puede ser muy doloroso. Pero esta disciplina no significa
que Jehová no lo haya perdonado. Recordemos que si Jeho-
vá nos disciplina es porque nos ama. Y dejarnos corregir es
lo mejor que podemos hacer (Hebreos 12:5-11).
23 ¡Qué alivio saber que Jehová está “dispuesto a perdo-

nar”! A pesar de las faltas que hayamos cometido, nun-


ca pensemos que no merecemos la misericordia de Dios.
Podemos estar seguros de que Jehová nos perdonará si nos
arrepentimos de corazón, damos los pasos necesarios para
corregir nuestros errores y le suplicamos su perdón sobre
la base del sacrificio de Jesús (1 Juan 1:9). Se esperaría que
nosotros lo imitáramos y perdonáramos a los demás. Des-
pués de todo, si Jehová, que no peca, es tan considerado y
nos perdona, ¿verdad que nosotros, que somos pecadores,
deberíamos hacer todo lo posible por perdonarnos unos a
otros?
23. ¿Por qué no deberíamos pensar que no merecemos la misericor-
dia de Dios, y por qué debemos imitarlo?
C A P Í T U L O 2 7

“Qué grande es su bondad”


LA CÁLIDA luz del atardecer acompaña a un grupo de
buenos amigos que cenan al aire libre. Hablan y ríen
mientras disfrutan de una vista impresionante. Lejos de
allí, un labrador mira sus campos y sonríe con emoción
al ver que el cielo está cubierto de nubarrones y que
las primeras gotas de lluvia caen sobre el suelo sediento.
Y, en otra parte del mundo, unos padres se derriten de ter-
nura al ver los primeros pasitos de su bebé.
2 Lo sepan o no, todos ellos se están beneficiando de

lo mismo: la bondad de Jehová. Hay personas religiosas


que no se cansan de decir que Dios es bueno. Pero la Bi-
blia va más allá y dice: “Qué grande es su bondad” (Zaca-
rías 9:17). Ahora bien, la mayoría de la gente en realidad
no sabe lo que significa que Dios sea bueno. Entonces,
¿qué implica la bondad de Dios, y qué tiene que ver con
nosotros?
Una faceta especial del amor de Dios
3 En muchos idiomas, bondad es una palabra muy am-
plia. Pero la Biblia deja claro qué es y por qué es tan es-
pecial. Principalmente, se refiere a alguien bueno y mo-
ralmente íntegro. Así que podemos decir que Jehová es
todo bondad. De hecho, eso se ve en todas sus cualidades
—como su poder, justicia y sabiduría—, pues, las miremos
por donde las miremos, todas son buenas. Pero lo que
hace especial a la bondad es que es una faceta del amor de
Dios. ¿Por qué decimos esto?
1, 2. ¿En qué detalles de la vida vemos la bondad de Dios, y qué dice
la Biblia sobre esta cualidad?
3, 4. ¿Cómo se define la bondad, y por qué decimos que es una fa-
ceta del amor de Dios?
“QUÉ GRANDE ES SU BONDAD” 271

4 La bondad es una cualidad que se demuestra con accio-


nes. El apóstol Pablo mostró que es más fácil ganarse a los
demás siendo bueno que siendo justo (Romanos 5:7). Al-
guien justo obedece al pie de la letra todas las normas de
Dios. Pero alguien bueno va más allá: toma la iniciativa y
busca formas de ayudar a los demás. Como veremos, eso
es precisamente lo que hace Jehová. Y, claro, lo hace por
su gran amor.
5 Nadie es tan bueno como Jehová. Pensemos en algo que

pasó poco antes de la muerte de Jesús. Un hombre se acer-


có a él y le hizo una pregunta dirigiéndose a él como “Buen
Maestro”. Pero Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas
bueno? Nadie es bueno excepto uno solo: Dios” (Marcos
10:17, 18). Esto podría parecernos raro. ¿Acaso no era Jesús
un “Buen Maestro”? Entonces, ¿por qué lo corrigió?
6 Al parecer, aquel hombre usó “Buen Maestro” como un

título para halagar a Jesús. Pero Jesús fue modesto y diri-


gió toda la gloria a su Padre celestial, pues no hay nadie
tan bueno como él (Proverbios 11:2). Además, esa respues-
ta enseñaba una verdad muy importante: Jehová tiene la
autoridad suprema, y por eso tiene el derecho de deter-
minar qué está bien y qué está mal. Cuando Adán y Eva
se rebelaron y comieron del árbol del conocimiento de lo
bueno y lo malo, intentaron robarle ese derecho a Dios.
En cambio, Jesús reconoce con humildad que ese derecho
le corresponde solo a su Padre.
7 Además, Jesús sabía que todas las cosas buenas vienen

de Jehová. Santiago 1:17 dice que “todos los regalos bue-


nos y todos los dones perfectos vienen de arriba”, o sea,
de Dios. Veamos una muestra de la bondad de Jehová: su
generosidad.
5-7. ¿Por qué no aceptó Jesús que lo llamaran “Buen Maestro”, y qué
importante verdad enseñó?
Jehová nos da “lluvias
del cielo y cosechas
abundantes”.

Pruebas de la gran bondad de Jehová


8 A lo largo de la historia, todo el mundo se ha benefi-
ciado de la bondad de Jehová. Salmo 145:9 dice: “Jehová
es bueno con todos”. ¿Qué pruebas hay de que Jehová ha
sido bueno con todos los seres humanos? La Biblia dice:
“No dejó de dar testimonio de sí mismo haciendo cosas
buenas. Les dio lluvias del cielo y cosechas abundantes,
les dio suficiente comida y llenó sus corazones de alegría”
(Hechos 14:17). ¿Verdad que a veces una comida sabrosa
nos alegra el día? Pues es Jehová quien hace posible que
podamos disfrutar de los alimentos. Él diseñó nuestro pla-
neta de una forma maravillosa. Gracias a las lluvias, que
forman parte del ciclo del agua, se producen “cosechas
abundantes”. Jehová no solo les da esos regalos a quienes
8. ¿Cómo le ha mostrado Jehová bondad a toda la humanidad?
“QUÉ GRANDE ES SU BONDAD” 273

lo aman, sino a todos. Como dijo Jesús, “él hace salir su sol
sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injus-
tos” (Mateo 5:45).
9 Muchas personas dan por sentadas todas las cosas bue-

nas que tienen gracias al sol, la lluvia y las temporadas con


sus cosechas. Pensemos, por ejemplo, en una fruta que se
cultiva en muchas partes del mundo: la manzana. Aunque
es una fruta muy común, es atractiva, jugosa, rica y nutri-
tiva. ¿Sabía que existen unas 7.500 variedades? Hay man-
zanas rojas, amarillas y verdes. Algunas son casi tan peque-
ñas como una cereza, pero otras alcanzan el tamaño de un
9. ¿Qué nos enseña el manzano sobre la bondad de Jehová?

Esta semillita se convertirá en


un árbol que dará alimento
y alegría durante décadas.
274 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

melón pequeño. Una de sus semillas se ve insignificante


en la palma de la mano, y, sin embargo, puede conver-
tirse en un manzano precioso (El Cantar de los Cantares
2:3). Este árbol se llena de flores en primavera y de frutos
en otoño. De hecho, un solo árbol es capaz de producir
400 kilos (800 libras) de manzanas al año, y puede seguir
haciéndolo durante 75 años.
10 Jehová, que es tan bueno, nos regaló un cuerpo que

está “hecho de forma maravillosa” (Salmo 139:14). Gra-


cias a los sentidos, podemos aprender y disfrutar de la
creación. Recordemos las escenas del principio del capítu-
lo. ¿Qué detalles de cada una de ellas se pueden disfrutar
gracias a la vista? Por ejemplo, la carita feliz de un bebé, la
enorme cortina de lluvia que riega los campos o los tonos
rojizos, dorados y violetas de un atardecer. Y es que nues-
tros ojos están diseñados para distinguir cientos de miles
de colores, o quizás hasta millones. ¿Y qué puede decirse
del oído? Gracias a él, captamos las emociones de nuestros
seres queridos cuando hablan, el susurro del viento entre
los árboles y las carcajadas de un bebé. ¿Por qué podemos
disfrutar de estas imágenes y sonidos? La Biblia da la res-
puesta: “El oído que oye y el ojo que ve, los dos fueron
hechos por Jehová” (Proverbios 20:12). Pero estos son tan
solo dos de los sentidos.
11 El olfato es otra prueba de la bondad de Dios. La nariz

es capaz de distinguir muchísimos olores; se cree que has-


ta un billón. ¿A quién no le gusta oler su comida favorita,
un ramo de flores, una alfombra de hojas en un bosque o
el humo sutil de una pequeña fogata? Por otro lado, el tac-
to nos permite sentir la caricia de la brisa en el rostro, el ca-
luroso abrazo de un ser querido o la agradable suavidad
de una fruta que tocamos. Y, al morderla, entra en juego
10, 11. ¿Cómo reflejan nuestros sentidos la bondad de Dios?
“QUÉ GRANDE ES SU BONDAD” 275

el gusto. Entonces, cuando el jugo entra en contacto con


las papilas, en la boca se produce una explosión de sabo-
res. Está claro que tenemos sobradas razones para decirle a
Jehová: “¡Qué abundante es tu bondad! La has reservado
para los que te temen” (Salmo 31:19). Pero ¿en qué senti-
do la ha “reservado” para quienes le temen?
Su bondad nos beneficia para siempre
12 Jesús dijo: “Está escrito: ‘No solo de pan debe vivir el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Jeho-
vá’ ” (Mateo 4:4). Así es, lo que Jehová nos regala en su Pa-
labra nos beneficia más que el alimento físico, pues puede
hacer que vivamos para siempre. Como vimos en el capí-
tulo 8, Jehová ha estado usando su poder para restaurar
durante estos últimos días con el objetivo de formar un
paraíso espiritual. Algo que caracteriza en especial a ese pa-
raíso es la abundancia de alimento espiritual.
13 Entre las profecías de restauración más importantes de

la Biblia, está la visión de Ezequiel en la que vio un templo


restablecido y glorificado. De allí salía un hilito de agua
que se iba convirtiendo en una corriente más ancha y pro-
funda hasta llegar a ser un torrente. Por donde pasaba, ese
río llevaba bendiciones, y sus orillas estaban llenas de ár-
boles que daban alimento y curaban. De hecho, hizo que
el mar Muerto, un lago salado y estéril, estuviera lleno de
vida y fuera fértil (Ezequiel 47:1-12). ¿Qué significa esta vi-
sión?
14 La visión del templo indicaba que Jehová restauraría la

adoración pura y se volverían a respetar sus justas normas.


Igual que ese río, Jehová les daría a sus siervos bendiciones
12. ¿Qué regalos de Jehová son los más importantes, y por qué?
13, 14. a) ¿Qué visión recibió el profeta Ezequiel, y qué significa
para nosotros? b) ¿Qué regalos que dan vida les ha hecho Jehová a
sus siervos fieles?
276 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

que se volverían cada vez más abundantes. Y se las ha esta-


do dando desde 1919, cuando restauró la adoración pura.
¿Cómo lo ha hecho? Mediante un torrente de biblias, pu-
blicaciones, reuniones y asambleas. Así se está llegando a
millones de personas con enseñanzas que dan vida, como
la del rescate, el regalo más importante para obtener la sal-
vación. Gracias al sacrificio de Jesús, quienes aman a Jeho-
vá y le temen pueden tener una buena conciencia y la es-
peranza de vida eterna.1 Aunque en estos últimos días el
mundo sufre hambre espiritual, el pueblo de Dios goza de
un banquete (Isaías 65:13).
15 El río de la visión de Ezequiel no se detendrá cuando

este sistema malvado llegue a su fin. Al contrario, crece-


rá todavía más durante el Reinado de Mil Años de Jesús.
Jehová se valdrá de ese Reino mesiánico para que los seres
humanos fieles se beneficien por completo del sacrificio
de Jesús, y así alcancen con el tiempo la perfección. ¡Qué
emocionante será disfrutar de estas muestras de la bondad
de Jehová!
Otras muestras
de la bondad de Jehová
16 Jehová no solo muestra su bondad siendo generoso.

Él mismo le dijo a Moisés: “Haré que toda mi bondad pase


delante de tu rostro y proclamaré mi nombre, Jehová, de-
lante de ti”. Luego, la Biblia añade: “Jehová fue pasando
delante de él y proclamando: ‘Jehová, Jehová, un Dios mi-
1 El rescate es la mayor muestra de la bondad de Jehová. De todos
los millones de ángeles, Jehová eligió a su amado Hijo unigénito para
que muriera por nosotros.

15. ¿Cómo se beneficiarán los seres humanos fieles de la bondad de


Jehová durante el Reinado de Mil Años de Jesús?
16. ¿Cómo demuestra la Biblia que la bondad de Jehová abarca otras
cualidades, y cuáles son algunas de ellas?
“QUÉ GRANDE ES SU BONDAD” 277

sericordioso y compasivo, paciente y lleno de amor leal y


verdad’ ” (Éxodo 33:19; 34:6). Así que la bondad de Dios
abarca muchas otras cualidades valiosas.
17 Estos versículos nos dicen mucho sobre la manera en

que Jehová trata a los demás. Muchas personas que tienen


autoridad son bruscas, duras y crueles. En cambio, Jeho-
vá siempre es considerado y amable. Por ejemplo, le pi-
dió a Abrahán: “Levanta la vista, por favor. Desde don-
de estás, mira al norte y al sur, al este y al oeste” (Génesis
13:14). Muchas versiones omiten aquí la expresión “por
favor”. Pero hay biblistas que opinan que el texto en he-
breo incluye una expresión que convierte una orden en
una petición amable. Y hay otros casos como este (Géne-
sis 31:12; Ezequiel 8:5). ¿No es increíble que el Soberano
del universo les pida las cosas por favor a simples seres
humanos? En un mundo agresivo y sin valores, ¿qué sien-
te usted al pensar en la amabilidad de nuestro Dios?
18 La Biblia también describe a Jehová como un Dios

“lleno de [...] verdad”. En este mundo, la falta de honradez


es el pan de cada día. Pero recordemos que “Dios no es
un simple hombre que dice mentiras” (Números 23:19).
De hecho, Tito 1:2 dice que “Dios [...] no puede mentir”.
Y es que es tan bueno que es imposible que diga men-
tiras. Por eso podemos estar totalmente seguros de que
se cumplirán sus promesas; él siempre cumple su palabra.
De hecho, se le llama “el Dios de la verdad” (Salmo 31:5).
Está claro que él no cuenta mentiras, pero es que ade-
más es completamente transparente. En vez de ser secretis-
ta y guardarse las cosas, ilumina a sus siervos con su gran
17. ¿Qué ejemplo demuestra la manera en que Jehová trata a sim-
ples seres humanos?
18. ¿Qué significa que Jehová esté “lleno [...] de verdad”, y por qué
nos anima saber esto?
278 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

conocimiento.1 Hasta les enseña cómo ponerlo en prácti-


ca para que sigan “andando en la verdad” (3 Juan 3). ¿Qué
efecto debería tener en nuestra vida saber que Jehová es
tan bueno?
“Estarán radiantes por la bondad de Jehová”
19 Cuando Satanás tentó a Eva en el Edén, intentó de for-
ma sutil hacerle creer que Jehová no era tan bueno. Dios
le había dicho a Adán: “Puedes comer de todos los ár-
boles del jardín hasta quedar satisfecho”. Así que, de to-
dos los miles de árboles que habría, solo les prohibió co-
mer de uno. Pero Satanás le preguntó a Eva: “¿De veras les
dijo Dios que no pueden comer de todos los árboles del
jardín?” (Génesis 2:9, 16; 3:1). Al preguntarlo así, manipu-
ló las palabras de Dios para hacerle creer a Eva que Jeho-
vá se estaba guardando algo bueno. Por desgracia, el Dia-
blo se salió con la suya. Aunque Jehová le había dado a
Eva todo lo que tenía, ella empezó a pensar que él no era
tan bueno. Y, desde entonces, mucha gente piensa lo
mismo.
20 ¡Cuánto sufrimiento hay por dudar de la bondad de

Dios! En cambio, Jeremías 31:12 dice: “Estarán radiantes


por la bondad de Jehová”. ¿Qué aprendemos de esto? Que
la bondad de Jehová hace que estemos radiantes de alegría.
Por eso, nunca deberíamos cuestionar los motivos de Jeho-
vá. Más bien, demostrémosle toda nuestra confianza, pues
él es todo bondad y solo quiere lo mejor para nosotros.
1 La Biblia suele relacionar la verdad y la luz. Por ejemplo, el sal-
mista cantó: “Envía tu luz y tu verdad” (Salmo 43:3). Así que Jehová
ilumina con su luz, o verdad, a todos los que quieren aprender de él
(2 Corintios 4:6; 1 Juan 1:5).

19, 20. a) ¿Cómo intentó Satanás que Eva dudara de la bondad de


Jehová, y cuáles han sido las consecuencias? b) ¿Cómo debería ha-
cernos sentir la bondad de Jehová, y por qué?
“QUÉ GRANDE ES SU BONDAD” 279

Preguntas para meditar


1 Reyes 8:54-61, 66 ¿Cómo expresó Salomón agradecimiento
por la bondad de Dios, y qué efecto tuvo esto en los israelitas?
Salmo 119:66, 68 ¿Cómo podemos demostrarle a Jehová en
nuestras oraciones que queremos imitar su bondad?
Lucas 6:32-38 ¿Qué es lo que nos impulsa a imitar la generosi-
dad de Jehová?
Romanos 12:2, 9, 17-21 ¿Cómo podemos demostrar bondad a
diario?

21 También nos hace muy felices hablar con los demás de


lo bueno que es Jehová. Refiriéndose a los siervos de Dios,
Salmo 145:7 dice: “De ellos brotarán alabanzas al recordar
tu gran bondad”. De una manera u otra, todos nos bene-
ficiamos de la bondad de Jehová a diario. Así que, ¿qué
tal si se propone darle las gracias todos los días por una
muestra específica de su bondad? Reflexionar en esta cua-
lidad de Jehová, darle gracias por ella todos los días y ha-
blarles de ella a los demás, nos ayudará a imitar a nuestro
buen Dios. Si seguimos su ejemplo y buscamos formas de
hacer cosas buenas por los demás nos acercaremos cada
vez más a él. El apóstol Juan escribió: “Amado, no imites
lo malo, sino lo bueno. El que hace el bien proviene de
Dios” (3 Juan 11).
22 La bondad de Dios está relacionada con más cualida-

des. Por ejemplo, Éxodo 34:6 dice que él está “lleno de


amor leal”. A diferencia de la forma en que demuestra su
bondad, Jehová solo les expresa amor leal a sus siervos fie-
les. En el próximo capítulo veremos cómo lo hace.
21, 22. a) ¿Qué le gustaría hacer para corresponder a la bondad de
Jehová? b) ¿Qué cualidad analizaremos en el próximo capítulo, y en
qué se diferencia de la bondad?
C A P Í T U L O 2 8

“Solo tú eres leal”


EL REY David sabía muy bien lo que era la deslealtad.
Por ejemplo, en cierta ocasión, su propia gente lo traicio-
nó y le quiso quitar el trono. Además, algunas personas
muy allegadas a él le dieron la espalda, entre ellas, Mical,
su primera esposa. Al principio “estaba enamorada de Da-
vid” y seguramente le dio su apoyo. Pero, pasó el tiempo,
y un día “empezó a despreciarlo en su corazón” y hasta lo
consideró “un cabeza hueca” (1 Samuel 18:20; 2 Samuel
6:16, 20).
2 También tenemos el caso de Ahitofel, el consejero de

David. Lo que él decía se consideraba como si viniera


de parte de Jehová (2 Samuel 16:23). Pero este hombre,
en quien tanto confiaba David, terminó traicionándolo y
uniéndose a una rebelión contra él. ¿Y quién era el cabe-
cilla de aquella conspiración? ¡Absalón, el propio hijo del
rey! Este oportunista “se fue robando el corazón de los
hombres de Israel” con la intención de quedarse con el
trono de su padre. Al final, la rebelión de Absalón tuvo
tanto apoyo que David tuvo que salir huyendo por su vida
(2 Samuel 15:1-6, 12-17).
3 A pesar de todo, él sabía que podía contar con el

apoyo incondicional de alguien, un amigo que siempre


le sería leal. ¿Quién era? Nada menos que Jehová Dios,
de quien dijo: “Al que es leal tú le demuestras lealtad”
(2 Samuel 22:26). Ahora bien, ¿qué es la lealtad, y cómo
demuestra Jehová que es el mejor ejemplo de esta cuali-
dad?
1, 2. ¿Por qué decimos que David sabía muy bien lo que era la
deslealtad?
3. ¿De qué estaba seguro David?
Aunque se dice que
la Luna es “un testigo fiel”,
solo los seres humanos y los ángeles
pueden reflejar la lealtad de Jehová.

¿Qué es la lealtad?
4 En las Escrituras Hebreas el término leal se refiere a una
persona que le muestra bondad a alguien por amor, se
apega a él y se mantiene a su lado. Esto implica más que
ser fiel. Alguien pudiera ser fiel tan solo por su sentido del
deber. En cambio, la lealtad de la que habla la Biblia nace
del amor.1 De hecho, hay cosas inanimadas que son fie-
les. Por ejemplo, Salmo 89:37 dice que la Luna es “un tes-
tigo fiel en los cielos”, pues todas las noches está allí. Pero
no diríamos que es leal. ¿Por qué no? Porque la lealtad
es una muestra de amor, algo que las cosas inanimadas
no tienen.
5 En la Biblia, la lealtad no es algo frío. Más bien, es una

demostración de verdadero cariño hacia la otra persona.


Esta cualidad no es como las olas del mar, que van y vie-
nen. En vez de eso, la lealtad o amor leal, es tan resisten-
te y firme que puede superar hasta las situaciones más di-
fíciles.
1 Es interesante que el término que se traduce “lealtad” en 2 Sa-
muel 22:26 se vierte “amor leal” en otros versículos.

4, 5. a) ¿Qué significa ser leal? b) ¿Qué diferencia hay en la Biblia


entre la lealtad y la fidelidad?
282 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

6 En la actualidad, la lealtad no es muy común. Cada


vez hay más “compañeros listos para destrozarse el uno
al otro” y más traiciones dentro del matrimonio (Prover-
bios 18:24; Malaquías 2:14-16). De hecho, esto es tan co-
mún que quizás pensemos lo mismo que el profeta Mi-
queas, que dijo: “El leal ha desaparecido de la tierra”
(Miqueas 7:2). Así es, muchas veces el ser humano es
desleal. Pero Jehová siempre es leal, y lo demuestra de for-
ma extraordinaria. Así que la mejor manera de aprender
lo que implica la lealtad es analizando cómo demuestra
él esta maravillosa faceta de su amor.
La incomparable lealtad de Jehová
7 La Biblia dice sobre Jehová: “Solo tú eres leal” (Apoca-
lipsis 15:4). ¿Y por qué dice eso? ¿No hay ángeles y seres
humanos que han demostrado lealtad de forma extraor-
dinaria? (Job 1:1; Apocalipsis 4:8). ¿Y qué hay de Jesucris-
to? ¿No es el mayor “siervo leal” de Dios? (Salmo 16:10).
Entonces, ¿por qué se dice que solo Jehová es leal?
8 En primer lugar, recordemos que la lealtad es una fa-

ceta del amor. Como ya vimos, “Dios es amor”, es decir,


es la misma personificación del amor. Así que nadie pue-
de ser tan leal como él (1 Juan 4:8). Es cierto que tan-
to los ángeles como los seres humanos pueden reflejar
las cualidades de Dios, pero la lealtad de Jehová siempre
será superior. Como es “el Anciano de Días”, lleva más
tiempo demostrando lealtad que cualquier ángel o ser
humano (Daniel 7:9). Por eso, él es el mayor ejemplo de
lealtad. Veamos algunas formas en que ha demostrado ser
leal.
6. a) ¿Por qué decimos que en este mundo no es común la lealtad,
y cómo respalda esto la Biblia? b) ¿Cuál es la mejor manera de apren-
der lo que implica la lealtad, y por qué?
7, 8. ¿Por qué puede decirse que solo Jehová es leal?
“SOLO TÚ ERES LEAL” 283

9 Jehová es “leal en todo lo que hace” (Salmo 145:17).


¿En qué sentido? El Salmo 136 da la respuesta. Allí se men-
cionan varias ocasiones en las que Jehová salvó a su pue-
blo, como, por ejemplo, cuando liberó a los israelitas en
el mar Rojo. Llama la atención que cada versículo termine
con la frase: “Su amor leal dura para siempre”. Este salmo
aparece en las “Preguntas para meditar” de la página 289.
Seguro que, cuando lo lea, le sorprenderá ver todas las for-
mas en las que Dios le demostró amor leal a su pueblo.
Jehová muestra su lealtad escuchando las súplicas de sus
siervos fieles y actuando a favor de ellos justo en el mo-
mento oportuno (Salmo 34:6). El amor leal que Jehová
siente por sus siervos nunca acabará si ellos le siguen sien-
do leales.
10 Además, Jehová demuestra que es leal a sus siervos

siendo leal a sus principios. Mucha gente que se deja lle-


var por sus caprichos y emociones siempre está cambian-
do de opinión sobre lo que está bien y lo que está mal.
Pero Jehová nunca hace eso. Aunque hayan pasado miles
de años, su criterio sobre asuntos como el espiritismo, la
idolatría y el asesinato no ha cambiado. Mediante el pro-
feta Isaías, Jehová dijo: “Aun cuando te hagas viejo, yo seré
el mismo” (Isaías 46:4). Por lo tanto, podemos estar com-
pletamente seguros de que obedecer las normas morales
de la Palabra de Dios siempre será lo mejor para nosotros
(Isaías 48:17-19).
11 Jehová también demuestra lealtad siendo fiel a sus

promesas. Todo lo que predice se cumple. De hecho, ase-


guró: “Así será la palabra que sale de mi boca. No volverá a
mí sin resultados; sin falta hará lo que yo deseo y cumplirá
9. ¿En qué sentido es Jehová “leal en todo lo que hace”?
10. ¿Cómo demuestra Jehová que es leal a sus principios?
11. ¿Cómo sabemos que Jehová es fiel a sus promesas?
284 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

con éxito lo que la envío a hacer” (Isaías 55:11). Jehová


demuestra que es leal a sus siervos siendo fiel a su pala-
bra. Él no les crea falsas expectativas; si les promete algo,
lo cumple. Tiene la reputación de ser tan confiable que
su siervo Josué dijo: “No falló ni una promesa de todas las
buenas promesas que Jehová le había hecho a la casa de
Israel; todas se cumplieron” (Josué 21:45). Así pues, po-
demos estar seguros de que nunca nos defraudará ni de-
jará sin cumplir algo que haya prometido (Isaías 49:23;
Romanos 5:5).
12 Como vimos, la Biblia dice que el amor leal de Jeho-

vá “dura para siempre” (Salmo 136:1). ¿En qué sentido?


Para empezar, cuando él perdona un pecado, lo perdona
para siempre. En el capítulo 26 aprendimos que él nun-
ca echa en cara los errores que ha perdonado. Qué agra-
decidos estamos de saber que, aunque todos pecamos y
no alcanzamos la gloria de Dios, el amor leal de Jehová
dura para siempre (Romanos 3:23).
13 Además, el amor leal de Jehová dura para siempre en

otro sentido. La Biblia dice que el justo “será como un ár-


bol plantado junto a corrientes de agua, un árbol que da
fruto a su tiempo y cuyas hojas no se marchitan. Todo lo
que él haga tendrá éxito” (Salmo 1:3). Piense por un mo-
mento en un árbol frondoso, que siempre está lleno de
hojas. Igual que ese árbol, nuestra vida estará llena de bue-
nos frutos y será más larga y tranquila si aprendemos a
disfrutar de la Palabra de Dios. Las bendiciones que Jeho-
vá les da lealmente a sus siervos fieles son eternas. Y es
que, en el nuevo mundo de justicia que él traerá, la hu-
manidad obediente disfrutará de su amor leal para siem-
pre (Apocalipsis 21:3, 4).
12, 13. ¿En qué sentidos dura para siempre el amor leal de
Jehová?
“SOLO TÚ ERES LEAL” 285

Jehová “no abandonará a sus leales”


14 Jehová ha demostrado vez tras vez su lealtad. Y, como
él no cambia, siempre es leal a sus siervos fieles. Uno
de los escritores de la Biblia dijo en Salmo 37:25: “Fui
joven y ahora soy viejo, pero nunca he visto a un jus-
to abandonado ni a sus hijos buscando pan”. Y, lue-
go, en el versículo 28 añadió: “Porque Jehová ama
la justicia y no abandonará a sus leales”. Claro, se
espera que adoremos a Jehová porque él es nues-
tro Creador, así que él se lo merece (Apocalipsis 4:
11). Pero, aunque sea nuestro deber, como Dios es leal,
valora muchísimo nuestros actos fieles (Malaquías 3:
16, 17).
15 El amor leal impulsa a Jehová a ayudar a sus sier-

vos cada vez que ellos lo necesitan. La Biblia, en el Sal-


mo 97, nos dice que “él protege la vida de sus leales,
los rescata de las manos del malvado” (Salmo 97:10).
Recordemos cómo ayudó a la nación de Israel. Cuan-
do Jehová salvó a los israelitas en el mar Rojo, ellos
le cantaron: “Con amor leal has guiado al pueblo que
has rescatado” (Éxodo 15:13). Aquella ocasión fue una
clara prueba de su amor leal. Moisés les dijo más tar-
de a los israelitas: “Jehová les mostró cariño y los
escogió no porque fueran el más numeroso de todos
los pueblos; al contrario, eran el más pequeño de to-
dos los pueblos. Más bien, fue por el amor que Jehová
les tuvo y por cumplir el juramento que les había hecho
a sus antepasados. Por eso Jehová los sacó con mano po-
derosa para rescatarlos de la tierra donde eran esclavos,
del poder del faraón, el rey de Egipto” (Deuteronomio 7:
7, 8).
14. ¿Cómo demuestra Jehová que siempre agradece la lealtad de sus
siervos?
15. ¿Cómo les demostró Jehová lealtad a los israelitas?
286 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

16 Por desgracia, la mayoría de los israelitas no agradecie-


ron el amor leal de Jehová. Después de haberlos salvado,
“siguieron pecando contra él al rebelarse contra el Altísi-
mo” (Salmo 78:17). A lo largo de los siglos, se rebelaron
vez tras vez. Le dieron la espalda a Jehová y se pusieron a
adorar a dioses falsos con ritos paganos, y eso dañó su re-
lación con él. Pero, a pesar de todo, él no rompió su pacto.
Más bien, mediante el profeta Jeremías, le rogó a su pue-
blo: “Vuelve, oh, rebelde Israel [...]. No los miraré con ira,
porque soy leal” (Jeremías 3:12). Pero, como vimos en el
capítulo 25, la mayoría no se arrepintió. De hecho, ellos
“estuvieron burlándose de los mensajeros del Dios verda-
dero. Despreciaron las palabras de él y se burlaron de sus
profetas”. ¿Cuáles fueron las consecuencias? Al final, “la
furia de Jehová se desató contra su pueblo, hasta que ya
no tuvieron remedio” (2 Crónicas 36:15, 16).
17 ¿Qué aprendemos de esto? Que el hecho de que sea

leal no quiere decir que sea ingenuo. Claro, él está “lleno


de amor leal”, y con mucho gusto muestra misericor-
dia siempre que hay una buena razón para hacerlo. Pero,
como Jehová es leal a sus justas normas, castiga a los pe-
cadores que se niegan a cambiar. De hecho, “jamás deja
sin castigo al culpable”, tal como él mismo le dijo a Moi-
sés (Éxodo 34:6, 7).
18 El castigo que Jehová les da a los malvados es una prue-

ba de que él es leal. ¿Por qué? Veamos la respuesta en el li-


bro de Apocalipsis. Allí leemos que Jehová les ordena esto
16, 17. a) ¿Cómo demostraron los israelitas que no agradecían el
amor leal de Jehová, pero de qué manera fue compasivo él con ellos?
b) ¿Cómo demostraron muchos israelitas que ya no tenían remedio,
y qué lección nos enseña esto?
18, 19. a) ¿Por qué decimos que el castigo que reciben los malva-
dos es una prueba de la lealtad de Jehová? b) ¿Cómo demostrará Jeho-
vá que es leal a sus siervos que han muerto por la persecución?
Como Jehová es leal, se acordará
de quienes le han sido leales
hasta la muerte y los resucitará.

Bernard Luimes
(arriba) y Wolfgang
Kusserow (centro) Moses Nyamussua fue
fueron ejecutados asesinado con lanzas
por los nazis. por un grupo político.

a siete ángeles: “Vayan y derramen en la tierra los siete ta-


zones de la furia de Dios”. Cuando el tercer ángel derra-
ma “su tazón en los ríos y en los manantiales”, estos se
convierten en sangre. Luego este ángel le dice a Jehová:
“Tú —aquel que es y que era, el Leal— eres justo porque
has dictado estas sentencias. Como ellos derramaron la
sangre de los santos y de los profetas, tú les has dado de
beber sangre. Se lo merecen” (Apocalipsis 16:1-6).
19 ¿Se fijó en que el ángel que da el mensaje de jui-

cio llama a Jehová “el Leal”? ¿Por qué lo llama así? Pues
bien, muchos siervos de Jehová han sido perseguidos y,
como consecuencia, han perdido la vida. Así que, al des-
truir a los malvados, les muestra lealtad a estos siervos
suyos. Como es leal, los conserva muy vivos en su me-
moria. Él ansía volver a verlos, y la Biblia nos asegura que
los recompensará resucitándolos (Job 14:14, 15). Jehová
no se olvida de ellos tan solo porque ya no estén. De he-
cho, “para él todos ellos están vivos” (Lucas 20:37, 38).
El propósito de Dios de devolverles la vida a quienes es-
tán en su memoria es una clara prueba de su lealtad.
288 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

El amor leal de Jehová


abre el camino a la salvación
20 Jehová siempre les ha demostrado una lealtad extraor-

dinaria a los seres humanos fieles. Durante miles de años,


hasta ha tolerado con mucha paciencia a quienes la Biblia
llama “vasijas de ira hechas para ser destruidas”. ¿Y por qué
lo ha hecho? “Para dar a conocer las riquezas de su gloria
sobre vasijas de misericordia que él preparó de antemano
para la gloria” (Romanos 9:22, 23). ¿Quiénes son esas “va-
sijas de misericordia”? Son los cristianos ungidos por espí-
ritu santo, que gobernarán con Cristo en su Reino (Mateo
19:28). En realidad, al abrirles a estos siervos fieles el ca-
mino a la salvación, Jehová estaba siendo leal a Abrahán.
20. ¿Quiénes son las “vasijas de misericordia”, y cómo se benefician
de la lealtad de Jehová?

Gracias a la lealtad de Jehová,


todos sus siervos fieles tienen
una esperanza segura
para el futuro.
“SOLO TÚ ERES LEAL” 289

Preguntas para meditar


1 Samuel 24:1-22 ¿Cómo demostró David, por su manera de
tratar al rey Saúl, la clase de lealtad que valora Jehová?
Ester 3:7-9; 4:6-5:1 ¿Cómo demostró Ester, quien llegó a
arriesgar la vida por su pueblo, la clase de lealtad que valora
Jehová?
Salmo 136:1-26 ¿Qué nos enseña este salmo sobre el amor leal
de Jehová?
Abdías 1-4, 10 -16 Por lealtad a sus siervos, ¿qué les hizo Jeho-
vá a los edomitas al haber sido desleales?

Él le prometió en un pacto: “Todas las naciones de la tierra


conseguirán una bendición para ellas mismas mediante tu
descendencia, porque tú has escuchado mi voz” (Génesis
22:18).
21 Jehová también le muestra lealtad a “una gran muche-

dumbre” que tiene la esperanza de sobrevivir a “la gran tri-


bulación” y vivir para siempre en la Tierra (Apocalipsis 7:
9, 10, 14). Aunque los que forman ese grupo son imper-
fectos, él es leal con ellos y les da la oportunidad de vivir
para siempre en el Paraíso. ¿Y cómo lo hace? Por medio
del rescate, su mayor demostración de lealtad (Juan 3:16;
Romanos 5:8). A todos los que buscan la justicia les atrae
la lealtad de Jehová (Jeremías 31:3). ¿Cómo se siente us-
ted al ver la profunda lealtad que Jehová ha demostrado
y va a demostrar? ¿No se siente más cerca de él? Por eso,
correspondamos a su amor leal y estemos totalmente de-
cididos a servirle con lealtad.
21. a) ¿Cómo le muestra Jehová lealtad a “una gran muchedumbre”
que tiene la esperanza de sobrevivir a “la gran tribulación”? b) Des-
pués de ver tantas muestras de la lealtad de Jehová, ¿qué piensa ha-
cer usted?
C A P Í T U L O 2 9

“Conocer el amor del Cristo”


¿ALGUNA vez ha visto a un niño tratando de imitar a su
padre? Tal vez imite su manera de caminar, hablar o com-
portarse. Y al ir creciendo puede que adquiera sus mismas
creencias y valores morales. Lo cierto es que el cariño y
la admiración que un niño siente por su papá hacen que
quiera parecerse a él.
2 ¿Y qué podemos decir de la relación que hay entre Je-

sús y su Padre celestial? Jesús dijo: “Amo al Padre” (Juan


14:31). No hay nadie que pueda amar más a Jehová que su
Hijo, quien estuvo a su lado mucho antes de que existiera
cualquier otro ser. Y fue el amor lo que impulsó al Hijo a
querer ser como su Padre (Juan 14:9).
3 En otros capítulos hemos visto que Jesús imitó a la

perfección el poder, la justicia y la sabiduría de Jeho-


vá. Pero ¿qué hay del amor? En este capítulo veremos
cómo Jesús demostró amor al sacrificarse por los demás,
al mostrar tierna compasión y al estar dispuesto a perdo-
nar.
“Nadie tiene amor más grande”
4 Jesús fue un magnífico ejemplo de amor abnegado.
Este tipo de amor implica poner las necesidades y prefe-
rencias de los demás por encima de las nuestras. ¿Cómo
lo demostró Jesús? Él mismo explicó: “Nadie tiene amor
más grande que quien da su vida por sus amigos” (Juan
15:13). Él estuvo dispuesto a dar su vida perfecta por no-
sotros, y esa fue la mayor demostración de amor de la his-
1-3. a) ¿Qué fue lo que impulsó a Jesús a querer ser como su Padre?
b) ¿Qué veremos en este capítulo?
4. ¿Por qué decimos que Jesús hizo la mayor demostración de amor
de la historia humana?
“CONOCER EL AMOR DEL CRISTO” 291

toria humana. Pero también mostró este tipo de amor de


otras maneras.
5 Antes de venir a la Tierra, el Hijo unigénito de Dios tenía

una posición privilegiada en el cielo. Allí vivía con Jehová


y con los ángeles. Pero, a pesar de que tenía una vida mara-
villosa, “dejó todo lo que tenía y tomó la forma de un escla-
vo y se convirtió en un ser humano” (Filipenses 2:7). Así
que estuvo dispuesto a venir a un mundo que “está bajo el
poder del Maligno” y vivir entre seres humanos imperfec-
tos (1 Juan 5:19). ¡Cuánto amor demostró el Hijo de Dios
al renunciar a tantas cosas!
6 Durante su ministerio en la Tierra, Jesús demostró este

tipo de amor de muchas maneras. Siempre se preocupó


más por los demás que por sí mismo. De hecho, para con-
centrarse totalmente en su ministerio, renunció a la opor-
tunidad de tener ciertas comodidades básicas. Él dijo: “Los
zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen nidos,
pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabe-
za” (Mateo 8:20). Al fin y al cabo, como era muy buen car-
pintero, pudo haber dedicado parte de su tiempo a hacer-
se una casa cómoda y a ganarse un dinerito extra haciendo
muebles de calidad. Sin embargo, no usó sus habilidades
para conseguir cosas materiales.
7 Otra conmovedora muestra de su amor abnegado es lo

que hizo por su madre la tarde en que él murió. Pense-


mos en cómo se sentiría Jesús y todo lo que tendría en la
cabeza. El dolor que sentía en el madero de tormento era
insoportable. Además, estaba preocupado por sus discípu-
los, por la predicación y, sobre todo, por mantenerse leal a
5. ¿A qué tuvo que renunciar el Hijo unigénito de Dios cuando vino
a la Tierra?
6, 7. a) ¿A qué oportunidades renunció Jesús durante su ministerio
en la Tierra? b) ¿Qué conmovedora muestra de amor desinteresado
vemos en Juan 19:25-27?
292 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

su Padre y honrar su nombre. ¡Y es que el futuro de toda la


humanidad dependía de él! Pero aun así, en sus últimos
momentos, se preocupó por el bienestar de su madre que,
al parecer, ya era viuda. Como vemos en Juan 19:25-27, le
pidió al apóstol Juan que cuidara a María como si fuera su
propia madre, y entonces Juan se la llevó a vivir a su casa.
Así que Jesús se aseguró de que se atendieran sus necesida-
des físicas y espirituales. ¡Qué muestra tan tierna de amor
desinteresado!
“Se conmovió profundamente”
8 Jesús era compasivo, como su Padre. En la Biblia siem-
pre lo vemos como alguien que ayudaba a la gen-
te porque le dolía de verdad verla sufrir. Al hablar de
la compasión de Jesús, la Biblia usa una palabra griega
que se traduce como “conmoverse profundamente”. Se-
gún un biblista, esta palabra describe “una emoción que
conmueve lo más recóndito del ser del hombre. Esta es
la palabra griega para expresar con mayor fuerza la idea
de compasión”. Veamos algunos casos en los que Jesús
ayudó a otras personas por la intensa compasión que
sentía.
9 Por compasión, atendió las necesidades espirituales de la

gente. El relato de Marcos 6:30-34 muestra por qué sentía


esa compasión. Imagínese la escena. Los apóstoles estaban
emocionados porque habían estado predicando en muchos
lugares. Fueron adonde estaba Jesús y le contaron muy en-
tusiasmados todo lo que habían visto y oído. Pero luego lle-
gó tanta gente a verlos que ni siquiera tuvieron tiempo para
8. ¿Qué significa la palabra griega que usa la Biblia al hablar de la
compasión de Jesús?
9, 10. a) ¿Por qué se fueron Jesús y sus apóstoles a buscar un lugar
tranquilo? b) ¿Cómo reaccionó Jesús cuando la gente no lo dejó es-
tar a solas con sus discípulos, y por qué?
“CONOCER EL AMOR DEL CRISTO” 293

comer. Jesús se dio cuenta de que los apóstoles estaban ago-


tados, así que les dijo: “Vengan conmigo; vamos solos a un
lugar retirado para que descansen un poco”. Se subieron a
una barca y navegaron por el extremo norte del mar de Ga-
lilea en busca de un lugar tranquilo. Sin embargo, la gente
los vio salir, y muchos otros también se enteraron. Así que
todos fueron corriendo por la orilla y llegaron al otro lado
antes que la barca.
10 ¿Le molestó a Jesús que la gente no lo dejara estar a so-

las con sus discípulos? No, para nada. Marcos escribió: “Al
bajarse de la barca, él vio una gran multitud y se conmo-
vió profundamente, porque eran como ovejas sin pastor.
Y se puso a enseñarles muchas cosas”. Jesús se dio cuen-
ta de que todas esas personas, que eran miles, necesitaban
ayuda espiritual. Eran como ovejitas perdidas, sin un pastor
que las protegiera. Se esperaba que los líderes religiosos fue-
ran pastores cariñosos, pero Jesús sabía que tenían abando-
nadas a las personas (Juan 7:47-49). Por eso, se conmovió
tanto que se puso a enseñarles acerca “del Reino de Dios”
(Lucas 9:11). ¿Se fijó? Él se conmovió profundamente an-
tes de ver la reacción de la gente a sus enseñanzas. Así que
ver el efecto de lo que enseñó no fue lo que hizo que sintie-
ra compasión; más bien, la compasión fue la causa de que
se pusiera a enseñar.
11 Por compasión, ayudó a los que sufrían. Muchas perso-

nas que estaban enfermas se daban cuenta de que Jesús


les tenía compasión, y por eso querían acercarse a él. Vea-
mos un ejemplo conmovedor. Un día, mientras una mul-
titud seguía a Jesús, se le acercó un hombre “cubierto de
lepra” (Lucas 5:12). Según la Ley, se tenía que poner en
11, 12. a) ¿Cómo trataban a los leprosos en tiempos bíblicos, pero
qué hizo Jesús cuando se le acercó un hombre “cubierto de lepra”?
b) ¿Cómo debió sentirse el leproso cuando Jesús lo tocó, y cómo nos
ayuda a entender esto lo que le pasó a un médico?
“CONOCER EL AMOR DEL CRISTO” 295

cuarentena a los leprosos para que no contagiaran a los


demás (Números 5:1-4). Pero los líderes religiosos crea-
ron sus propias reglas sobre cómo tratar a los leprosos.
Eran reglas crueles y despiadadas.1 En cambio, Jesús trató
a aquel hombre de manera muy distinta. La Biblia cuen-
ta: “Un leproso se le acercó suplicándole hasta de rodi-
llas: ‘Yo sé que si tú quieres me puedes limpiar’. Jesús se
conmovió tanto que extendió la mano, lo tocó y le dijo:
‘Yo quiero. Queda limpio’. Enseguida la lepra desapare-
ció” (Marcos 1:40-42). Jesús sabía que la Ley prohibía que
los leprosos se mezclaran entre la gente. Pero, en vez de
echarlo de allí, se conmovió tanto que hizo algo asom-
broso: lo tocó.
12 ¡Imagínese lo que sintió aquel leproso cuando Jesús

lo tocó! Fíjese en lo que le pasó al doctor Paul Brand,


un especialista en esta enfermedad. Él atendió a un jo-
ven leproso en la India. Cuando lo examinó, le puso la
mano en el hombro y le explicó mediante una intérprete
el tratamiento que seguiría. De repente, el joven se echó
a llorar. Así que el médico preguntó: “¿Dije algo malo?”.
La intérprete le hizo la pregunta al joven y luego le dijo al
médico: “No, doctor. Dice que llora porque le ha puesto
la mano en el hombro. Llevaba años sin que nadie lo to-
cara”. Algo parecido debió sentir el leproso al que Jesús
tocó. Pero, en este caso, el impacto fue mayor, porque lo
curó de aquella horrible enfermedad que lo tenía margi-
nado.
1 Esas reglas decían que había que mantener una distancia mínima
de 4 codos (unos 2 metros o 6 pies) con los leprosos, o de 100 codos
(unos 45 metros o 150 pies) si soplaba viento. Una obra judía, el Mi-
drás Rabá, habla de un rabí que se escondía de ellos y de otro que los
ahuyentaba tirándoles piedras. Así que los leprosos conocían muy
bien el dolor de sentirse despreciados y hasta odiados.

“Extendió la mano” y “lo tocó”.


296 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

13 Por compasión, ayudó a quienes estaban de duelo. Jesús


se conmovía profundamente al ver sufrir a los demás. Vea-
mos, por ejemplo, lo que cuenta Lucas 7:11-15. Jesús lleva-
ba más de un año y medio predicando. Iba de camino a
Naín y, estando ya muy cerca de la puerta de aquella ciudad
galilea, se encontró con un cortejo fúnebre. Lo más triste
es que quien había muerto era un joven y era el único hijo
de una viuda. Tal vez ella ya hubiera pasado por algo pa-
recido cuando murió su esposo. Pero ahora se trataba de
su hijo, quizá su único apoyo. Es posible que, entre toda
la gente que la acompañaba, hubiera plañideras llorando
y músicos tocando canciones de duelo (Jeremías 9:17, 18;
Mateo 9:23). En medio de todo eso, podemos imaginarnos
a la madre desgarrada por el dolor caminando al lado de
la camilla donde llevaban a su hijo. Y fue precisamente en
aquella mujer en quien Jesús centró su atención.
14 Jesús “se conmovió profundamente” al ver a aquella

mujer desconsolada, y le dijo con cariño: “No llores más”.


Entonces, se acercó a la camilla y la tocó. En ese momen-
to, todo se paralizó por completo. Luego, con mucha au-
toridad, le dijo al muchacho que estaba muerto: “Joven, a
ti te digo: ¡levántate!”. ¿Y qué pasó? Como si lo hubieran
despertado de un sueño profundo, el joven “se sentó y em-
pezó a hablar”. Al final, el relato dice: “Y Jesús se lo entre-
gó a su madre”. ¡Qué gesto tan tierno!
15 ¿Qué nos enseñan todos los relatos anteriores? En cada

caso, vemos que la compasión y las acciones van de la


mano. Siempre que Jesús veía el dolor de los demás, se
compadecía de ellos. Y, siempre que se compadecía de los
13, 14. a) ¿Con qué se encontró Jesús al acercarse a la ciudad de
Naín, y qué era lo más triste de todo? b) Al ver la situación de una
viuda, ¿qué hizo Jesús por compasión?
15. a) ¿Cómo muestran los relatos en los que Jesús se conmovió que
la compasión y las acciones van de la mano? b) ¿Cómo podemos se-
guir el ejemplo de Jesús?
“CONOCER EL AMOR DEL CRISTO” 297

demás, los ayudaba. ¿Cómo podemos imitarlo? Pues bien,


los cristianos tenemos el deber de predicar y hacer discí-
pulos. Principalmente lo hacemos por amor a Dios, pero
no olvidemos que también lo hacemos porque sentimos
compasión por la gente. Si sentimos por las personas lo
mismo que sentía Jesús, haremos todo lo posible por anun-
ciar las buenas noticias porque nos nacerá del corazón (Ma-
teo 22:37-39). ¿Cómo les mostramos compasión a nuestros
hermanos que sufren o están de duelo? Claro, no podemos
hacer curaciones milagrosas ni resucitar a nadie. Pero sí po-
demos tomar la iniciativa en expresarles nuestro interés o
en ayudarles en lo que necesiten (Efesios 4:32).
“Padre, perdónalos”
16 Otra forma importante en que Jesús reflejó a la perfec-
ción el amor de su Padre fue estando “dispuesto a perdo-
nar” (Salmo 86:5). Lo hizo hasta cuando estaba agonizando
en el madero. Aunque estaba clavado de pies y manos, a
punto de morir de una forma tan humillante, ¿qué dijo?
¿Le pidió a Jehová que castigara a quienes lo torturaban?
Al contrario; una de sus últimas frases fue: “Padre, perdó-
nalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).1
17 El caso del apóstol Pedro quizás sea una prueba aún más

1 La primera parte de Lucas 23:34 se omite en algunos manuscri-


tos antiguos. Pero la Traducción del Nuevo Mundo y muchas otras
Biblias sí la incluyen porque aparece en muchos manuscritos con-
fiables. Al parecer, Jesús se refería a los soldados romanos que lo tor-
turaron. No sabían lo que hacían, pues ignoraban quién era él en
realidad. También puede que estuviera pensando en los judíos que pe-
dían su muerte pero que más tarde pondrían su fe en él (Hechos 2:
36-38). Claro, muchos de los líderes religiosos que estuvieron detrás
de su asesinato jamás podrían ser perdonados, pues eran mucho más
culpables ya que actuaron a sabiendas y con malicia (Juan 11:45-53).

16. Aun cuando estaba en el madero de tormento, ¿cómo demostró


Jesús que estaba “dispuesto a perdonar”?
17-19. ¿Cómo le demostró Jesús a Pedro que lo había perdonado?
298 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

conmovedora de que Jesús estaba dispuesto a perdonar.


Está claro que Pedro quería muchísimo a Jesús. La última
noche de Jesús en la Tierra, la del 14 de nisán, Pedro le dijo:
“Señor, estoy listo para ir a prisión contigo y hasta para
morir contigo”. Pero pocas horas después aseguró tres ve-
ces que ni siquiera lo conocía. ¿Qué pasó cuando lo negó
por tercera vez? “El Señor se volvió y miró a Pedro fijamen-
te”. Destrozado por la culpa de su pecado, el apóstol “salió
afuera y lloró amargamente”. Aquel mismo día, cuando Je-
sús murió, es probable que Pedro se preguntara si su Señor
lo había perdonado (Lucas 22:33, 61, 62).
18 Pedro no tuvo que esperar mucho la respuesta. La ma-

ñana del 16 de nisán, Jesús resucitó, y parece ser que ese


mismo día lo visitó (Lucas 24:34; 1 Corintios 15:4-8). ¿Por
qué tuvo Jesús ese detalle tan especial con quien lo había
negado con tanta firmeza? Seguramente quería confirmar-
le a su amigo ya arrepentido que lo seguía queriendo y va-
lorando. Pero hizo algo más para tranquilizar a Pedro.
19 Más tarde, Jesús se les apareció a los discípulos a la ori-

lla del mar de Galilea. Allí, le preguntó a Pedro si lo ama-


ba, y lo hizo tres veces, las mismas que él había negado a
su Amo. A la tercera, el apóstol contestó: “Señor, tú lo sa-
bes todo; tú sabes que yo te quiero”. En realidad, como Je-
sús podía ver los corazones, sabía muy bien que Pedro lo
quería. Pero le dio la oportunidad de que él mismo se lo
confirmara. Y, lo que es más, le encargó que alimentara
y pastoreara a sus ovejitas (Juan 21:15-17). Antes ya le ha-
bía encargado que predicara (Lucas 5:10). Pero ahora Jesús
le estaba dando la importante responsabilidad de cuidar a
quienes se hicieran sus seguidores. Esto le confirmó a Pe-
dro cuánto confiaba Jesús en él. Y poco después le dio un
papel muy importante en la congregación cristiana (He-
chos 2:1-41). ¡Qué alivio debió sentir Pedro al saber que Je-
sús lo había perdonado y aún confiaba en él!
“CONOCER EL AMOR DEL CRISTO” 299

Preguntas para meditar


Mateo 9:35-38 ¿De qué importante manera demostró compa-
sión Jesús, y qué efecto debe tener esto en nosotros?
Juan 13:34, 35 ¿Por qué es importante que reflejemos el amor
del Cristo?
Romanos 15:1-6 ¿Qué podemos hacer para tener la misma ac-
titud mental de Jesús y sacrificarnos por los demás?
2 Corintios 5:14, 15 Si de veras valoramos el rescate, ¿qué acti-
tud, metas y estilo de vida tendremos?

¿Conocemos “el amor del Cristo”?


20 Está claro que la Palabra de Jehová describe de una ma-
nera muy hermosa el amor de Jesús. ¿Y cómo deberíamos
corresponder nosotros a ese amor? La Biblia nos invita a
“conocer el amor del Cristo que supera al conocimiento”
(Efesios 3:19). Como hemos visto, aprendemos mucho so-
bre el amor de Jesús al leer en los Evangelios relatos de su
vida y ministerio. Ahora bien, para “conocer el amor del
Cristo” a fondo, tenemos que hacer algo más que aprender
lo que dice la Biblia sobre él.
21 La palabra griega para “conocer” significa “saber de ma-

nera práctica, por la experiencia”. Para entender lo que Je-


sús sentía, debemos amar a los demás igual que él. ¿Cómo?
Sacrificándonos por ellos, ayudándolos por compasión y
perdonándolos sinceramente. Si lo hacemos, llegaremos
a conocer por experiencia propia “el amor del Cristo que
supera al conocimiento”. Y nunca olvidemos que, cuan-
to más nos parezcamos a Cristo, más nos acercaremos a
quien él imitó a la perfección: nuestro amoroso Dios,
Jehová.
20, 21. ¿Cómo podemos “conocer el amor del Cristo” a fondo?
C A P Í T U L O 3 0

Sigamos “el camino del amor”


“HAY más felicidad en dar que en recibir” (Hechos 20:35).
Estas palabras de Jesús destacan una importante ver-
dad: el que muestra amor desinteresado se hace un favor
a sí mismo. Y es que recibir amor nos hace muy felices.
Pero darlo, es decir, demostrarlo, nos hace todavía más feli-
ces.
2 Y nuestro Padre celestial sabe esto mejor que nadie.

Como vimos en los demás capítulos de esta sección, Jeho-


vá es el mayor ejemplo de amor. Nadie más ha demostrado
tanto amor ni por tanto tiempo como él. Así que no nos
sorprende que a Jehová se le llame el “Dios feliz” (1 Timo-
teo 1:11).
3 Nuestro cariñoso Padre quiere que tratemos de imitar-

lo en todo, pero especialmente en mostrar amor a los


demás. Efesios 5:1, 2 nos dice: “Imiten a Dios como hijos
amados y sigan el camino del amor”. Si lo imitamos, dis-
frutaremos de la mayor felicidad: la felicidad que produ-
ce dar. También sentiremos la alegría de saber que estamos
haciendo feliz a Jehová, pues en su Palabra nos anima a
amarnos unos a otros (Romanos 13:8). Veamos a continua-
ción otras razones por las que debemos seguir “el camino
del amor”.
Por qué es esencial el amor
4 ¿Por qué es importante que tratemos con amor a nues-
tros hermanos? En pocas palabras, porque el amor es la
esencia del cristianismo verdadero. Sin amor no podría-
1-3. ¿De qué disfrutaremos si imitamos a Jehová en su forma de mos-
trar amor?
4, 5. ¿Por qué es importante que les mostremos amor a nuestros her-
manos?
SIGAMOS “EL CAMINO DEL AMOR” 301

mos disfrutar de una estrecha relación con nuestros her-


manos y, lo que es peor, no valdríamos nada para Jehová.
Veamos cómo la Palabra de Dios nos ayuda a entender es-
tas ideas.
5 La última noche de su vida en la Tierra, Jesús les dijo

a sus discípulos: “Les doy un nuevo mandamiento: que se


amen unos a otros; que, así como yo los he amado, ustedes
se amen unos a otros. De este modo todos sabrán que us-
tedes son mis discípulos: si se tienen amor unos a otros”
(Juan 13:34, 35). Al decir “así como yo los he amado”, Je-
sús nos manda mostrar la misma clase de amor que él mos-
tró. Como vimos en el capítulo 29, nos dio un excelente
ejemplo de amor abnegado, ya que puso las necesidades y
preferencias de los demás por encima de las suyas. Noso-
tros también debemos demostrar esa clase de amor. Y tene-
mos que hacerlo de una forma tan clara que lo noten has-
ta quienes no le sirven a Jehová. Amar a los demás como
Jesús nos amó es el sello que nos distingue como verdade-
ros cristianos.
6 ¿Qué puede pasar si no tenemos amor? “Si [...] no ten-

go amor —dijo el apóstol Pablo—, soy como un gong que


resuena o como un címbalo ruidoso” (1 Corintios 13:1).
Un címbalo ruidoso y un gong que resuena producen soni-
dos molestos. ¡Qué ejemplos tan buenos! Y es que quien
no tiene amor es como un instrumento ruidoso que nadie
quiere escuchar. ¿Cómo va a tener alguien así amigos de
verdad? Pablo también dijo: “Si tengo toda la fe como para
mover montañas pero no tengo amor, no soy nada”. Así
que, a pesar de que una persona pueda hacer cosas extraor-
dinarias, si no tiene amor, es “inútil” para Jehová (1 Corin-
tios 13:2; nota). ¡Qué claro lo deja la Biblia! Mostrar amor
es vital.
6, 7. a) ¿Cómo indica la Biblia que demostrar amor es muy impor-
tante? b) ¿En qué se centran las palabras de 1 Corintios 13:4-8?
El amor nos mueve a confiar en nuestros hermanos.

7 ¿Y cómo lo demostramos al tratar a los demás? Veamos

la respuesta en las palabras de Pablo en 1 Corintios 13:4-8.


En estos versículos, el apóstol no se refiere al amor que
Dios nos tiene ni al que le tenemos nosotros. Más bien, se
centra en cómo podemos mostrarnos amor unos a otros.
Lo hace describiendo lo que es y lo que no es el amor.
Lo que es el amor
8 “El amor es paciente”. Esto quiere decir que la perso-
na que tiene amor soporta con paciencia a los demás (Co-
losenses 3:13). ¿Verdad que todos necesitamos ser pacien-
tes? Como somos personas imperfectas que sirven a Jehová
hombro a hombro, es de esperar que de vez en cuando
haya algo de nuestros hermanos que nos irrite, y viceversa.
8. ¿Cómo nos ayuda la paciencia a tener buenas relaciones con los
demás?
SIGAMOS “EL CAMINO DEL AMOR” 303

Pero la paciencia nos ayuda a pasar por alto esos detalles


para no dañar la paz de la congregación.
9 “El amor es [...] bondadoso”. La bondad se demues-

tra siendo serviciales y hablando con consideración. Si te-


nemos amor, buscaremos formas de ser bondadosos, sobre
todo con los más necesitados. Por ejemplo, es posible que
algún hermano mayor se sienta solo y necesite una visita
que lo anime. Una hermana que cría sola a sus hijos o que
vive con familiares que no son Testigos quizá necesite ayu-
da. Y alguien que está enfermo o pasando por un mal mo-
mento tal vez necesite las palabras de ánimo y bondad de
un buen amigo (Proverbios 12:25; 17:17). Si buscamos opor-
tunidades para mostrar bondad de estas maneras, demostra-
mos que nuestro amor es auténtico (2 Corintios 8:8).
10 “El amor [...] se alegra con la verdad”. Y es que el amor

genera el deseo de apoyar la verdad y “decirse la verdad


unos a otros” (Zacarías 8:16). Por ejemplo, ¿qué haremos si
un ser querido comete un pecado grave? En vez de tratar de
esconder lo que hizo, justificarlo o incluso decir mentiras,
nuestro amor a Jehová y a la persona nos impulsará a de-
fender las normas de Dios. Es normal que nos cueste acep-
tar la realidad. Pero, si pensamos en lo que es mejor para
esa persona, desearemos que reciba y acepte la disciplina
que Jehová le ofrece con tanto cariño (Proverbios 3:11, 12).
De hecho, el amor nos impulsa a “comportarnos con hon-
radez en todo” (Hebreos 13:18).
11 “El amor [...] todo lo soporta”. Esta frase significa literal-

mente que “lo cubre todo” (Sagrada Biblia, de Agustín Ma-


gaña). Como dice 1 Pedro 4:8, “el amor cubre una multitud
de pecados”. Si amamos de verdad a nuestros hermanos,
9. ¿De qué formas podemos mostrar bondad?
10. ¿Cómo nos ayuda el amor a decir la verdad y defenderla hasta
cuando no sea fácil?
11. En vista de que el amor “todo lo soporta”, ¿qué debemos tratar
de hacer con las faltas de nuestros hermanos?
304 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

no iremos por ahí poniendo al descubierto sus faltas.


En muchos casos, se trata de cosas sin importancia y pue-
den cubrirse con el amor (Proverbios 10:12; 17:9).
12 “El amor [...] todo lo cree”. O, según otra versión, “siem-

pre tiende [...] a pensar bien” (El Nuevo Testamento de la


Nueva Versión Internacional, 1979). Así pues, no estamos
siempre sospechando de nuestros hermanos ni poniendo
en duda sus intenciones. Si tenemos amor, pensaremos
bien de ellos y confiaremos en ellos.1 Un buen ejemplo
de esto es la carta de Pablo a Filemón. El apóstol le escri-
bió para animarlo a que recibiera amablemente a Onési-
mo, un esclavo suyo que se había escapado pero que ahora
era cristiano. Pablo no trató de obligar a Filemón a recibir a
Onésimo. Más bien, apeló a su amor. Como confiaba en
que tomaría la decisión correcta, le dijo: “Estoy convenci-
do de que me harás caso, de modo que te escribo sabiendo
que harás todavía más de lo que digo” (versículo 21). Cuan-
do el amor nos mueve a confiar de esa manera en nuestros
hermanos, sacamos lo mejor de ellos.
13 “El amor [...] todo lo espera”. Si tenemos amor, no solo

esperaremos lo mejor de nuestros hermanos, sino que espe-


raremos que les vaya lo mejor posible. Por ejemplo, si uno
de ellos “da un paso en falso sin darse cuenta”, esperamos
que escuche a quienes, con cariño, tratarán de corregirlo
(Gálatas 6:1). También esperamos que los que están débiles
espiritualmente se recuperen. Somos pacientes con ellos y
hacemos lo posible para ayudarles a fortalecer su fe (Roma-
nos 15:1; 1 Tesalonicenses 5:14). Hasta cuando alguien que-
1 Esto no significa que tener esa clase de amor es creérselo todo.
La Biblia nos dice: “Les ruego con firmeza que vigilen a los que crean
divisiones y obstáculos [...], y que los eviten” (Romanos 16:17).

12. ¿Cómo mostró Pablo que pensaba bien de Filemón y que confia-
ba en él, y qué aprendemos de su ejemplo?
13. ¿Cómo podemos demostrarles a nuestros hermanos que espera-
mos que les vaya lo mejor posible?
SIGAMOS “EL CAMINO DEL AMOR” 305

rido deja a Jehová, no perdemos la esperanza. Igual que le


pasó al hijo pródigo de la parábola de Jesús, esperamos que
un día recapacite y vuelva a Jehová (Lucas 15:17, 18).
14 “El amor [...] todo lo aguanta”. El aguante nos ayuda a

mantenernos firmes a pesar de las decepciones y dificulta-


des. A veces, no solo tenemos que aguantar problemas fue-
ra de la congregación, sino también dentro de ella. Por
culpa de la imperfección, quizá nuestros hermanos nos de-
cepcionen en alguna ocasión. Por ejemplo, puede que al-
guien nos lastime con un comentario fuera de lugar (Pro-
verbios 12:18). O tal vez un asunto de la congregación no se
atienda como nos gustaría. Quizá nos parezca que la con-
ducta de un hermano respetado no está bien y nos pregun-
temos: “¿Cómo puede un cristiano hacer eso?”. Si algo así
nos pasa, ¿nos alejaremos de la congregación y dejaremos
de servir a Jehová? Cuando tenemos amor, no dejamos que
los errores de un hermano nos impidan ver las cosas buenas
de él o del resto de la congregación. Más bien, sin importar
lo que haga o diga una persona imperfecta como nosotros,
el amor nos ayudará a seguir sirviéndole fielmente a Jeho-
vá y a apoyar a la congregación (Salmo 119:165).
Lo que no es el amor
15 “El amor no es celoso”. Una persona celosa puede acabar
envidiando lo que otros tienen, como sus pertenencias, sus
habilidades o los regalos que Jehová les ha dado. Los celos
son un sentimiento egoísta y destructivo que, si no se con-
trola, podría alterar la paz de la congregación. ¿Qué nos ayu-
dará a luchar contra esta tendencia? (Santiago 4:5). El amor,
pues gracias a esta preciosa cualidad, nos alegraremos por
quienes disfruten de cosas que quizá nosotros no tengamos
14. ¿Qué situaciones puede que tengamos que aguantar en la con-
gregación, y cómo nos ayudará el amor a aguantarlas?
15. ¿Qué son los celos, y cómo nos ayuda el amor a luchar contra
este sentimiento destructivo?
306 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

(Romanos 12:15). Y no nos molestaremos si los demás reci-


ben reconocimiento por sus habilidades o logros.
16 “El amor [...] no presume, no es arrogante”. Si tenemos

amor, no presumiremos de nuestras habilidades o logros.


Cuando de veras queremos a nuestros hermanos, no va-
mos presumiendo de lo bien que nos va en el ministerio o
de nuestras responsabilidades en la congregación. ¿Verdad
que nunca lo haríamos? Si lo hiciéramos, podríamos desa-
nimar a otros y hacerlos sentir inferiores. Así que, si ama-
mos a los hermanos, ¿cómo vamos a andar presumiendo
de lo que hacemos por Jehová? Al fin y al cabo, es él quien
nos da el privilegio de servirle (1 Corintios 3:5-9). Ade-
más, la persona que ama tampoco es arrogante “ni se cree
más que nadie”, como dice la Biblia en Lenguaje Sencillo.
El amor impide que nos sobrevaloremos (Romanos 12:3).
17 “El amor [...] no se porta de forma indecente”. Portarse

indecentemente es una falta de respeto hacia otros. Tam-


bién es una falta de amor, porque quien se porta así no se
preocupa por los sentimientos y el bienestar de los demás.
En cambio, quien tiene amor es amable y se preocupa de
verdad por otros. Además, tiene buenos modales, demues-
tra que respeta a los hermanos y hace feliz a Jehová con
su conducta. El amor impedirá que tengamos un “compor-
tamiento vergonzoso”, o sea, que hagamos algo que ofen-
da o escandalice a nuestros hermanos (Efesios 5:3, 4).
18 “El amor [...] no busca sus propios intereses”. O, según la

Nueva Traducción Viviente, “no exige que las cosas se ha-


gan a su manera”. Quien tiene amor no insiste en salirse
con la suya, como si nunca se equivocara. Tampoco pre-
16. Si de verdad amamos a nuestros hermanos, ¿por qué no andare-
mos presumiendo de lo que hacemos por Jehová?
17. Si tenemos amor, ¿cómo trataremos a los demás, y qué clase de
comportamiento evitaremos?
18. ¿Por qué no trata de salirse con la suya la persona que de verdad
ama a los demás?
SIGAMOS “EL CAMINO DEL AMOR” 307

siona ni manipula a quienes piensan diferente para que le


den la razón. Alguien que se empeña en que las cosas se
hagan a su modo demuestra que es orgulloso, y la Biblia
dice que “el orgullo viene antes de estrellarse” (Proverbios
16:18). Cuando de veras amamos a nuestros hermanos,
respetamos sus opiniones y, siempre que es posible, esta-
mos dispuestos a ceder. Si tenemos esta actitud, estaremos
siguiendo este consejo de Pablo: “Que nadie busque su
propio beneficio, sino el de los demás” (1 Corintios 10:24).
19 “El amor [...] no se irrita con facilidad. No lleva cuen-

ta del daño”. Quien tiene amor no se irrita fácilmente por


lo que digan o hagan los demás. Claro, es natural molestar-
se cuando nos lastiman. Pero, hasta si tenemos razones vá-
lidas para ofendernos, el amor impide que sigamos enoja-
dos (Efesios 4:26, 27). No apuntamos a nadie en una lista
negra ni vamos sumando sus ofensas. Al contrario, el amor
nos mueve a imitar a Jehová, que es todo amor. Como vi-
mos en el capítulo 26, él perdona siempre que hay buenas
razones para hacerlo. Dios no va guardando nuestros erro-
res para después echárnoslos en cara. Cuando perdona, ol-
vida. ¡Menos mal que Jehová nunca lleva cuenta del daño!
20 “El amor [...] no se alegra por la injusticia”. Otras versio-

nes dicen que quien tiene amor “no se alegra del pecado de
otros” (Dios llega al hombre, 1966) o “que no aplaude a los
malvados” (Biblia en Lenguaje Sencillo). Y, como el amor
no “aplaude” las injusticias, no hacemos la vista gorda si
alguien comete un error grave. Ahora bien, ¿cómo reac-
cionaremos si un cristiano comete un pecado y tiene que
pagar las consecuencias? Si tenemos amor, no nos alegrare-
mos ni pensaremos: “Se lo buscó, ¡ahora que se aguante!”
(Proverbios 17:5). Pero, cuando un hermano da los pasos
19. ¿Cómo contribuye el amor a que reaccionemos bien cuando nos
ofenden?
20. ¿Cómo deberíamos reaccionar si un hermano comete un error
grave y tiene que pagar las consecuencias?
Los siervos de Jehová se distinguen por el amor que se tienen.

necesarios para recuperarse de una caída, nos sentimos


muy felices.
“Un camino superior”
21 “El amor nunca falla”. ¿Qué quiere decir esto? El con-
texto deja claro que Pablo estaba hablando de los dones del
espíritu que tenían los primeros cristianos. Con esos do-
nes, Jehová estaba demostrando su apoyo a la recién for-
mada congregación cristiana. Claro, no todos podían hacer
curaciones, profetizar o hablar en lenguas. Pero eso en rea-
lidad no importaba, pues aquellos dones milagrosos desa-
parecerían más tarde. Con todo, habría algo que no desapa-
recería, algo que todos los cristianos debemos cultivar, algo
21-23. a) ¿Qué quiso decir Pablo cuando dijo que “el amor nunca
falla”? b) ¿De qué hablaremos en el último capítulo?
SIGAMOS “EL CAMINO DEL AMOR” 309

Preguntas para meditar


2 Corintios 6:11-13 ¿Qué implica abrir de par en par nuestro
corazón, y cómo podríamos seguir este consejo?
1 Pedro 1:22 ¿Cómo indica este versículo que debemos amar
a nuestros hermanos de forma sincera y profunda?
1 Juan 3:16-18 ¿De qué manera demostramos que “el amor a
Dios” permanece en nosotros?
1 Juan 4:7-11 ¿Cuál es el principal motivo para mostrarles
amor a nuestros hermanos en la fe?

aún más importante y que duraría mucho más que aque-


llos dones. De hecho, Pablo lo llamó “un camino superior”
(1 Corintios 12:31). ¿A qué se refería? Al camino del amor.
22 Y es que el amor cristiano del que habló Pablo “nunca

falla”, es decir, nunca terminará. Hasta el día de hoy, lo que


identifica a los cristianos verdaderos es el amor desinteresa-
do que se tienen entre sí. ¿Verdad que ese amor se ve en las
congregaciones de los testigos de Jehová de todo el mundo?
Y, como Jehová les promete vida eterna a sus siervos fieles,
este amor durará para siempre (Salmo 37:9-11, 29). Por lo
tanto, no dejemos de hacer todo lo posible por seguir “el
camino del amor”. Si lo hacemos, disfrutaremos de la ma-
yor felicidad: la felicidad que produce dar. Y, lo que es más,
podremos vivir para siempre y así reflejar amor por toda la
eternidad igual que nuestro cariñoso Padre, Jehová.
23 En esta publicación, hemos aprendido mucho sobre

las cualidades más sobresalientes de Jehová. Hemos visto


lo mucho que nos benefician su poder, su justicia, su sa-
biduría y, sobre todo, su amor. Como vimos en este capí-
tulo, hay muchas formas en las que podemos demostrar-
nos amor unos a otros. Pero ahora nos toca preguntarnos:
“¿Cómo le puedo demostrar a Jehová que de veras lo
amo?”. De eso hablaremos en el último capítulo.
C A P Í T U L O 3 1

“Acérquense a Dios
y él se acercará a ustedes”
A LOS padres les encanta ver sonreír a su bebé. Es muy co-
mún que se acerquen a su carita, le hagan ruiditos y son-
rían. Quieren ver su reacción. Después de un rato, su bebé
les regala una preciosa sonrisa. ¡Qué momento tan emo-
cionante! Y es que esta es la forma en que el bebé empieza
a responder al amor que sus padres le muestran.
2 La sonrisa del bebé nos trae a la mente una verdad funda-

mental sobre el ser humano: cuando recibimos amor, nos


sale dar amor. Al fin y al cabo, así es como estamos hechos
(Salmo 22:9). Conforme vamos creciendo, aprendemos dis-
tintas maneras de demostrarles amor a quienes nos aman.
Seguramente usted recuerde el cariño con que sus padres,
familiares o amigos lo trataron cuando era un niño. Ese ca-
riño hizo que usted sintiera lo mismo por ellos. Y, como
resultado, empezó a demostrarles su amor con acciones.
Ahora bien, ¿pasa lo mismo en su relación con Jehová?
3 La Biblia dice: “Nosotros amamos porque él nos amó

primero” (1 Juan 4:19). En las primeras tres secciones vi-


mos que Jehová usa su poder, justicia y sabiduría con amor
porque quiere que usted se beneficie de esas cualidades.
Y en la sección 4 vimos que, por amor, él ha hecho co-
sas extraordinarias por la humanidad en general y por us-
ted en particular. Ahora a cada uno le toca hacerse una pre-
gunta, quizá la más importante: “¿Cómo responderé yo al
amor de Jehová?”.
1-3. a) Al ver a unos padres jugando con su bebé, ¿qué aprendemos
sobre la forma en que estamos hechos? b) ¿Cómo vamos aprendien-
do a responder al amor que se nos muestra, y qué importante pre-
gunta deberíamos hacernos?
“ACÉRQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES” 311

Qué significa amar a Dios


4 Jehová le dio origen al amor y sabe muy bien que el
amor saca lo mejor de cada uno. A pesar de que la mayo-
ría de los seres humanos le han dado la espalda, él siem-
pre ha tenido la esperanza de que algunos respondan a su
amor. Y millones sí lo han hecho. Por desgracia, las reli-
giones de este mundo malvado han enseñado mentiras so-
bre lo que significa amar a Dios. De hecho, mucha gente
afirma que lo ama, pero al parecer creen que es suficiente
con solo decirlo. Claro, quizás así empecemos a expresarle
amor a Dios, así como los bebés empiezan expresando su
amor con una sonrisa. Pero se espera que con el tiempo se
lo demostremos de otras maneras.
5 Jehová mismo nos explica lo que significa amarlo.

En 1 Juan 5:3 la Biblia dice: “El amor a Dios consiste en


esto: en que obedezcamos sus mandamientos”. Así que el
amor a Dios se demuestra con acciones. Es cierto que a mu-
chos no les atrae la idea de obedecer, pero el versículo aña-
de: “Sus mandamientos no son una carga”. ¿No nos con-
mueve esto? Los principios y las leyes de Jehová no son
para oprimirnos, sino para beneficiarnos (Isaías 48:17, 18).
La Biblia nos da muchas ideas que nos ayudan a acercarnos
a Dios. Veamos tres: comunicarnos con él, adorarlo e imi-
tarlo.
Comunicarnos con Jehová
6El capítulo 1 empieza con la pregunta: “¿Se imagina
conversando con Dios?”. Como vimos, no es una fantasía.
De hecho, Moisés tuvo una conversación con Dios. Pero,
4. ¿Qué creen muchas personas sobre lo que significa amar a Dios?
5. ¿En qué consiste “el amor a Dios”, y por qué es eso bueno para
nosotros?
6-8. a) ¿Cómo podemos escuchar a Jehová? b) Al leer la Biblia,
¿cómo podemos vivir lo que leemos?
312 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

en la actualidad, ¿cómo se comunica Jehová con nosotros?


Aunque ya no envía a sus ángeles a hablar con los seres hu-
manos, sí utiliza excelentes medios para comunicarse con
nosotros. Entonces, ¿cómo nos habla Jehová y cómo pode-
mos escucharlo?
7 Sabemos que “toda la Escritura está inspirada por Dios”

(2 Timoteo 3:16). Jehová nos habla mediante su Palabra, y


lo escuchamos cuando la leemos. Por eso el salmista ani-
mó a los siervos de Jehová a leerla “día y noche” (Salmo 1:
1, 2). Claro, esto requiere esfuerzo, pero bien vale la pena.
Como vimos en el capítulo 18, la Biblia es una carta muy
valiosa de nuestro Padre celestial. Así que leerla no debería
ser una carga; tenemos que vivir lo que leemos. ¿Y cómo se
hace eso?
8 Pues bien, visualizando los relatos mientras los leemos.

Recuerde que los personajes bíblicos eran gente real. Así


que averigüe todo lo que pueda sobre ellos —su origen, sus
circunstancias, sus motivos— para imaginarse cómo eran.
Luego, reflexione en lo que haya leído y hágase preguntas,
como por ejemplo: “¿Qué me enseña sobre Jehová este pa-
saje? ¿Qué cualidades de él se destacan aquí? ¿Qué princi-
pios quiere enseñarme Jehová, y cómo puedo aplicarlos en
mi vida?”. Si lee la Biblia, reflexiona en ella y aplica lo que
aprende, verá por usted mismo el poderoso efecto de la Pa-
labra de Dios (Salmo 77:12; Santiago 1:23-25).
9 Jehová también nos habla mediante “el esclavo fiel y

prudente”. Jesús predijo que ese grupito de cristianos un-


gidos se encargaría de preparar “alimento al tiempo debi-
do” en estos difíciles últimos días (Mateo 24:45-47). Y ese
alimento espiritual lo recibimos mediante las reuniones
de la congregación, las asambleas y las publicaciones que
el esclavo fiel prepara para ayudarnos a entender la Biblia.
9. ¿Quién es “el esclavo fiel y prudente”, y por qué es importante
que lo escuchemos con atención?
“ACÉRQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES” 313

Como Jesús es el Amo, hacemos bien en tomar en serio


esta advertencia del propio Jesús: “Fíjense bien en cómo es-
cuchan” (Lucas 8:18). Por eso escuchamos con atención al
esclavo fiel, pues Jehová lo usa para comunicarse con no-
sotros.
10 Ahora bien, ¿es posible hablar con Jehová? ¿Cómo po-

demos hacerlo? Sin duda esta idea impone respeto. Si qui-


siéramos hablar con la máxima autoridad del país para
contarle nuestros problemas, ¿qué probabilidades habría
de conseguirlo? En algunos casos, hasta intentarlo sería
peligroso. Pensemos en la época de Ester y Mardoqueo.
Quien se presentara ante el rey de Persia para hablarle
sin que él lo llamara se arriesgaba a que lo mataran (Es-
ter 4:10, 11). Ahora piense en la idea de hablar con el Se-
ñor Soberano del universo. En comparación con él, hasta
los seres humanos más poderosos “parecen saltamontes”
(Isaías 40:22). Entonces, ¿debería darle miedo hablar con
él? No, para nada.
11 Jehová nos regaló un medio muy sencillo para hablar

con él de manera abierta: la oración. Incluso los pequeñi-


tos pueden hablarle a Dios si lo hacen con fe y en el nom-
bre de Jesús (Juan 14:6; Hebreos 11:6). En nuestras oracio-
nes, podemos contarle a Jehová nuestros pensamientos y
sentimientos más íntimos y profundos. Y hasta podemos
comunicarle los que son tan complejos o dolorosos que
nos cuesta expresar con palabras (Romanos 8:26). Jehová
no quiere que tratemos de impresionarlo con oraciones lar-
gas y llenas de palabras difíciles o rimbombantes (Mateo
6:7, 8). Pero tampoco limita el tiempo ni la frecuencia de
nuestras oraciones. De hecho, su Palabra nos invita: “Oren
constantemente” (1 Tesalonicenses 5:17).
10-12. a) ¿Por qué es la oración un maravilloso regalo de Jehová?
b) ¿Cómo podemos orarle a Jehová de una manera que le agrade, y
por qué estamos seguros de que a él le gusta escucharnos?
314 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

12 Recordemos que Jehová es “el que escucha las oracio-


nes”, y lo hace con verdadera empatía (Salmo 65:2). Pero
¿escucha las oraciones de sus siervos por pura obligación?
No, al contrario, lo hace con mucho gusto. Su Palabra com-
para las oraciones al incienso que, al quemarse, desprendía
un aroma agradable y relajante que subía hasta él (Salmo
141:2; Apocalipsis 5:8; 8:4). ¿No nos anima saber que nues-
tras oraciones sinceras suben al Señor Soberano y le agra-
dan? Pues, si queremos acercarnos a Jehová, tenemos que
orarle humildemente y varias veces al día. Abrámosle nues-
tro corazón (Salmo 62:8). Contémosle nuestras preocupa-
ciones y alegrías. Démosle gracias y alabémoslo. Así, nues-
tra amistad con él se irá haciendo cada vez más fuerte.
Adorar a Jehová
13 Ahora bien, comunicarnos con Jehová no es tan solo
hablar y escuchar, como se hace con los amigos o familia-
res. En realidad, es parte de nuestra adoración a él, una for-
ma en que le demostramos el profundo respeto que tan-
to merece. Y es que la adoración verdadera es el centro
de nuestra vida, y gracias a ella podemos expresarle a Dios
amor y devoción incondicionales. Además, nos une a to-
dos los siervos fieles de Jehová, tanto en el cielo como en la
Tierra. En una visión, el apóstol Juan oyó a un ángel anun-
ciando este mandato: “Adoren al que hizo el cielo, la tierra,
el mar y los manantiales” (Apocalipsis 14:7).
14 ¿Por qué debemos adorar a Dios? Pensemos en las cuali-

dades que ya vimos, como su santidad, poder, autocontrol,


justicia, valor, misericordia, sabiduría, humildad, amor,
compasión, lealtad y bondad. Él muestra al mayor grado
posible todas estas bellas cualidades. Cuando las estudia-
mos en conjunto, nos damos cuenta de que él es más que
alguien importante que causa admiración. Su gloria no tie-
13, 14. ¿Qué implica adorar a Jehová, y por qué merece que lo ado-
remos?
Asistir a las reuniones para adorar a Jehová es un placer.

ne comparación, y él es infinitamente superior a nosotros


(Isaías 55:9). Está claro: Jehová es el legítimo Soberano y
merece que lo adoremos. ¿Cómo debemos hacerlo?
15 Jesús dijo: “Dios es un espíritu, y los que lo adoran tie-

nen que adorarlo con espíritu y con verdad” (Juan 4:24).


Para adorar a Dios “con espíritu”, debemos contar con su
espíritu y dejarnos guiar por él. Además, nuestra adoración
debe basarse en la verdad, o sea, en el conocimiento exac-
to que encontramos en la Biblia. Y una maravillosa opor-
tunidad de adorar a Jehová “con espíritu y con verdad” es
reuniéndonos con nuestros hermanos de la congregación
(Hebreos 10:24, 25). Cuando le cantamos alabanzas a Jeho-
vá, le oramos unidos, escuchamos la información bíblica
que se da en las reuniones y participamos en ellas, lo
15. ¿Cómo podemos adorar a Jehová “con espíritu y con verdad”, y
qué oportunidad nos ofrecen las reuniones cristianas?
316 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

adoramos como él quiere y le demostramos cuánto lo que-


remos.
16 Hablar de Jehová con los demás es otra forma de adorar-

lo y alabarlo públicamente (Hebreos 13:15). De hecho, pre-


dicar las buenas noticias del Reino es uno de los manda-
tos más importantes para los cristianos verdaderos (Mateo
24:14). Y lo obedecemos con entusiasmo por amor a Jeho-
vá. Al pensar en las mentiras de Satanás, ¿no sentimos un
deseo intenso de defender a Jehová y ser sus Testigos? Y es
que “el dios de este sistema les ha cegado la mente” a los
no creyentes (2 Corintios 4:4; Isaías 43:10-12). Además, al
pensar en las maravillosas cualidades de nuestro Padre, ¿ver-
dad que también sentimos un deseo muy fuerte de hablar-
les de él a los demás? La verdad es que no hay mayor honor
que ayudarles a conocerlo y amarlo como nosotros.
17 Pero adorar a Jehová implica todavía más. En realidad,

abarca todos los ámbitos de nuestra vida (Colosenses 3:23).


Si de verdad aceptamos a Jehová como Soberano, todo lo
que hagamos —en la familia, en el trabajo, en las relaciones
personales y cuando estamos a solas— estará de acuerdo con
su voluntad. Por eso nos esforzaremos por servirle “con un
corazón completo”, o sea, con integridad (1 Crónicas 28:9).
Esto impedirá que tengamos un corazón dividido o que lle-
vemos una doble vida, es decir, que demos la impresión de
estar adorando a Jehová pero al mismo tiempo hagamos a
escondidas cosas que él odia. Eso sería hipócrita de nuestra
parte. Como amamos a Jehová, la simple idea de hacer algo
así nos da asco. Y el temor a Dios, el profundo respeto que
sentimos por él, también nos ayudará a servirle con un cora-
zón completo. De hecho, la Biblia relaciona este temor con
la amistad íntima con Jehová (Salmo 25:14).
16. ¿Qué importantísimo mandato hemos recibido los cristianos ver-
daderos, y por qué sentimos tantas ganas de obedecerlo?
17. ¿Qué abarca la adoración a Jehová, y por qué debemos adorarlo
con integridad?
“ACÉRQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES” 317

Imitar a Jehová
18 El último capítulo de cada sección de este libro invi-
ta a los cristianos a que “imiten a Dios como hijos ama-
dos” (Efesios 5:1). Nunca olvidemos que, aunque seamos
imperfectos, podemos seguir el ejemplo que nos da Jehová
al usar el poder, practicar la justicia, actuar con sabiduría
y demostrar amor. ¿Cómo sabemos que realmente pode-
mos hacerlo? Recordemos que el significado del nombre
de Dios nos enseña que él puede llegar a ser lo que él deci-
da para que sus propósitos se cumplan. Bueno, esto es im-
presionante. Pero ¿qué tiene que ver con nosotros?
19 Estamos hechos a la imagen de Dios (Génesis 1:26).

Y eso nos hace diferentes de los demás seres vivos. No so-


mos esclavos del instinto, la genética o el ambiente en
que crecemos. En vez de eso, Jehová nos regaló la libertad
de decisión. A pesar de nuestras limitaciones e imperfec-
ciones, tenemos la libertad de decidir lo que llegaremos a
ser. Además, recordemos que el nombre de Dios tam-
bién implica que él puede hacer que sus siervos lleguen a
ser lo que él decida. Así que, si queremos usar bien nues-
tro poder, ser justos, ser sabios y mostrar amor, podemos
conseguirlo gracias al espíritu de Jehová. ¿Y qué lograre-
mos?
20 Cada uno de nosotros logrará hacer feliz a Jehová

y alegrar su corazón (Proverbios 27:11). De hecho, como


Jehová entiende nuestras limitaciones, usted puede llegar
a agradarle en todo (Colosenses 1:9, 10). Además, cono-
cer cada vez más a su amado Padre e imitar sus cualida-
des le dará una maravillosa oportunidad: llevar la luz de
la verdad a las personas que están sumidas en la oscuridad
porque no conocen a Dios (Mateo 5:1, 2, 14). Al reflejar
18, 19. ¿Por qué es realista pensar que simples humanos imperfec-
tos podemos imitar a Jehová Dios?
20. ¿Qué lograremos si imitamos a Jehová?
318 ACERQUÉMONOS A JEHOVÁ

las hermosas cualidades de Jehová, ayudará a otros a ver lo


maravilloso que es Dios. ¡Qué privilegio!
“Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes”
21 Esta sencilla idea de Santiago 4:8 no es algo que bus-
camos, logramos y..., ya está. Más bien, es como un via-
je que, si seguimos fieles, nunca terminará. Y es que siem-
pre vamos a estar aprendiendo cosas nuevas de Jehová, y
por eso siempre seguiremos acercándonos cada vez más a
él. No deberíamos pensar que este libro nos enseña todo lo
que se puede saber sobre Dios. En realidad apenas hemos
comenzado a analizar lo que la Biblia dice de él. Y ni siquie-
ra la Biblia nos enseña todo sobre Jehová. Piénselo: el após-
tol Juan dijo que, si alguna vez se escribieran todas las cosas
que Jesús hizo durante su ministerio en la Tierra, “el mun-
do mismo no podría contener los rollos que se escribirían”
(Juan 21:25). ¡Pues ahora imagínese cuánto podría decirse
de su Padre!
22 Ni siquiera la vida eterna será suficiente para apren-

21, 22. ¿Por qué puede decirse que todos los que aman a Jehová es-
tán en un viaje que nunca terminará?

Acerquémonos
cada día más a Jehová.
“ACÉRQUENSE A DIOS Y ÉL SE ACERCARÁ A USTEDES” 319

Preguntas para meditar


Salmo 25:1-22 ¿Cómo podemos acercarnos más a Jehová, y de
qué estaremos seguros si lo hacemos?
Oseas 6:3 ¿Cómo indica este versículo que para conocer a
Jehová se necesita esfuerzo pero se reciben bendiciones?
Mateo 16:21-27 Si queremos imitar a Jehová, ¿quién debería
ser nuestro ejemplo a seguir, y qué actitud debemos tener?
Apocalipsis 21:3, 4 Al meditar en las bendiciones que Jehová
nos dará, ¿a qué se siente usted impulsado?

derlo todo sobre Jehová (Eclesiastés 3:11). Pensemos en el


futuro que tenemos por delante. Cuando hayamos vivido
cientos, miles, millones o incluso billones de años, sabre-
mos mucho más sobre Jehová que en la actualidad. Pero
aun así veremos que nos quedan muchísimas cosas ma-
ravillosas que aprender sobre él. Y nunca nos cansaremos
de seguir conociéndolo mejor. Al contrario, sentiremos el
mismo entusiasmo por aprender de Jehová que el salmis-
ta, que dijo: “Acercarme a Dios es bueno para mí” (Salmo
73:28). No podemos ni imaginarnos lo increíble y variada
que será la vida en el Paraíso. Pero, de todo lo que hagamos
allí, lo más bonito será acercarnos cada día más a Jehová.
23 En conclusión, demuestre desde ahora que agradece el

amor de Dios. ¿Cómo? Amándolo con todo su corazón,


alma, mente y fuerzas (Marcos 12:29, 30). Ámelo con leal-
tad y constancia. Cuando tome decisiones cada día —ya
sean grandes o pequeñas—, tenga siempre el objetivo de
que su amistad con Jehová sea cada vez más fuerte. Pero,
por encima de todo, acérquese cada vez más a Jehová y que
él se acerque cada vez más a usted. ¡Que esto sea así por
toda la eternidad!
23. ¿Qué sería bueno que hiciéramos desde ahora?
Para más información, visite www.jw.org
o escriba a los testigos de Jehová.

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