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IMPACTO PSICOLÓGICO DE LA PANDEMIA DEL COVID-19 EN NIÑOS

La pandemia por covid-19 no sólo afectó a nivel de salud pública debido a la alta
morbilidad y mortalidad que el virus presentaba, sino que, además, afectó a nivel
económico y social a la población mundial y también a nivel mental y psíquico a las
personas de forma individual. Por ello fue imprescindible realizar un análisis de los
efectos y del impacto psicológico que la pandemia provocó en la población infantil y
juvenil.

Durante la pandemia, aparte de las personas mayores, los niños fueron un punto blanco,
un punto especialmente vulnerable; les limitaron (como a todos los demás) libertades
como: salir a pasear, interactuar con otros niños, jugar en la calle, realizar actividades
en grupo, las cuales favorecen el aumento de habilidades sociales, o practicar deportes,
tanto en equipo como individualmente. Se les limitaron estas libertades, sin tener en
cuenta que esto tendría posteriormente consecuencias a nivel mental, puesto que, para
llevar a cabo un desarrollo correcto del sistema nervioso, se deben reunir ciertas
características y condiciones básicas, que en tiempos de covid-19 se volvieron difíciles
de conseguir.

En el desarrollo mental de los niños, se tienen en cuenta diversos puntos:


- Antecedentes familiares y/o personales relacionados con trastornos psíquicos
- Antecedentes familiares y/o personales por abusos de sustancias
- Experiencias relacionadas con el estrés, maltrato y abusos sexuales.
- Experiencias que pueden determinar la base del problema de ciertas
enfermedades mentales.
- Antecedentes familiares y/o personales por pérdidas de progenitores
- Ambiente socioeconómico
- Estructura y funcionabilidad de la familia; las condiciones de la vivienda.
Teniendo en cuenta todos los aspectos recién nombrados, sabemos que durante la
pandemia ciertos puntos se vieron afectados, tales como:
- El nivel socioeconómico: fueron muchísimas las familias afectadas a nivel
económico por la pandemia; se cerraron negocios, se redujeron las ventas… e
indirectamente esto influenció a los más jóvenes de dichas familias.
- Experiencias relacionadas con el estrés: en un gran número de personas
aumentó considerablemente el estrés debido a la situación de pandemia y todo
lo que ello conllevaba. A día de hoy son muchas las personas que tratan su salud
mental debido a la ansiedad sufrida durante el covid-19. Está comprobado que
los niños que se educan en hogares con ambientes de estrés, desarrollan
posteriormente actitudes y problemas relacionados con el mism.
- Experiencias relacionadas con la pérdida de un progenitor: el SARS-CoV-2 trajo
consigo un elevado número de muertes
Como podemos observar en la imagen, fueron numerosas las muertes en
personas de entre 30-50 años; edad comúnmente relacionada con la fase de
paternidad; fueron por tanto muchos los jóvenes que perdieron a progenitores, y
de forma muy diferente, debido a la situación pandémica. Desencadenó
decepciones, traumas e impotencia, el no poder despedir al familiar
correctamente, el no poder acompañarlo durante su camino hacia la muerte, o
ni siquiera el poder enterrarlo presencialmente. Y esto hizo que el duelo de la
muerte de un familiar se volviese aún más difícil.

Por otro lado, el cambio de la rutina por la cuarentena provocó la introducción de


nuevos hábitos perjudiciales en el día a día de los jóvenes; aumentó en gran
escala el consumo de psicofármacos, cannabis, alcohol y tabaco, como vía de
escape para evadir los problemas que se daban en el momento y para
experimentar nuevas vivencias. A esto se suma el sedentarismo, dietas menos
saludables, mayor uso de aparatos electrónicos y dificultades para afrontar el
sueño con calidad.

Dentro del grupo juvenil al que la pandemia afectó más que a otros grupos, hubo
ciertos menores más vulnerables aún que el resto; fueron por ejemplo, niños con
discapacidad, niños con problemas psicológicos previos, niños en pobreza o
niños que sufren de violencia intrafamiliar en el hogar. Muchos de ellos,
requirieron ser hospitalizados durante el confinamiento, debido al agravamiento
de los problemas durante el mismo, ya que este limitó las distracciones que
podían tener, como quedar con los amigos o salir a pasear, y aumentó sus
preocupaciones y la sensación de soledad.

La salud mental de los más pequeños se vio extremadamente afectada por el


confinamiento; no sólo tenían miedo a un virus que no podían ver, o a la muerte,
si no que desarrollaron miedo a cosas tan simples como que sus padres fuesen
a trabajar, a salir a la calle, a abrazar a otras personas, a las aglomeraciones de
gente, a no ver más a sus abuelos; miedos que hacía un tiempo no sufrían.
Miedos que se transformarían posteriormente, en pesadillas, terrores nocturnos,
ansiedad, depresión, acné por estrés; claros símbolos de que el interior corporal
no estaba yendo bien.

A esto se sumó, que el problema no quedó únicamente en la cuarentena, ni en


la época COVID. Se prolongó mucho más en el tiempo, y esto trajo consigo un
notable estrés postraumático en los más jóvenes. Esto ocurre cuando pasan
varios meses después de haber sufrido ciertas situaciones traumáticas; es
entonces cuando los pequeños comienzan a presentar una ansiedad y tristeza
excesiva. Es por ello, que tras la pandemia los padres, cuidadores y psicólogos,
debieron vigilar el progreso que los niños tuvieron, ya que muchos pudieron
desarrollar diferentes psico-patologías; una de ellas es el apego ansioso; es una
conducta que los más pequeños adquirieron durante el confinamiento y
pandemia con sus cuidadores o progenitores, generado en primer lugar por la
gran cantidad de tiempo al lado de ellos; lo que tuvo como consecuencia,
actitudes obsesivo-compulsivas, miedo a relacionarse con otras personas,
rechazo a retomar la actividad escolar, miedo a separarse de sus cuidadores.

Las siguientes recomendaciones para cuidar la salud mental de los niños podrían
servirnos en numerosas ocasiones a ayudarles a controlar su mente y continuar
con sus vida de forma sana y estable:
• Detectar y atender adecuadamente a menores vulnerables.
• Realizar evaluación y seguimiento en el contexto escolar, familiar, clínico y
social.

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