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Manuel Sutherland
A pesar de esa “sensación” de mejora económica que suele reforzarse al ver la apertura
constante de: bodegones, restaurantes y tiendas; la crisis social continúa en pleno
desarrollo. Millones de trabajadores del sector público devengan un Ingreso Mínimo Legal
de alrededor de 30 dólares mensuales, lo que aproximadamente cubre un mísero 6,6 % de
la canasta alimentaria básica mensual (CENDAS-FVM, 2022). Una frontal violación a los
derechos económicos y sociales de millones de trabajadores.
La crisis laboral ha sido refrendada con la imposición, arbitraria e inconsulta, del nuevo
instructivo para el pago de honorarios, elaborado por la Oficina Nacional de Presupuesto
(ONAPRE). Dicho instrumento violenta los contratos colectivos firmados, y según las
víctimas de este instructivo, desmejora gravemente sus remuneraciones (Torres, 2022).
Esta situación ha levantado fuertes protestas en favor de revertir tan despiadada
situación. Tristemente, las manifestaciones no han sido muy acompañadas
mediáticamente, ni apoyadas por grandes partidos de oposición. Ello ha facilitado la
represión de las mismas y el fugaz encarcelamiento de humildes obreros en lucha (López,
2022).
Tamaña circunstancia ha sido respondida, por el gobierno, con una serie de promesas de
vertiginosa recuperación económica. Una de las herramientas centrales que dan pie a esa
promesa, son las polémicas: Zonas Económicas Especiales (ZEE). Hace poco tiempo
hablamos de ellas: (Sutherland, Los límites del Híper rentismo bolivariano, “ajuste
económico” y dislates en la “apertura”: (ZEE), 2022), hoy toca profundizar en las mismas.
Las ZEE no son una propuesta innovadora, actualmente hay casi 5.400 ZEE en 147 países,
en comparación con las 4.000 que hace apenas 5 años habían, mientras que otras 500
zonas están en proyecto (UNCTAD, 2019). Según los diputados oficialistas, las ZEE pueden
contribuir al crecimiento y el desarrollo de un país que, según ellos, no tiene alternativas
al “bloqueo” (Farías, 2021). En teoría, el gobierno busca emular al modelo chino,
estableciendo áreas de lo que coloquialmente llamaríamos: “libre explotación de recursos
humanos y naturales”. El mayor ejemplo de éxito de una ZEE es, según sus proponentes, la
ciudad de Shenzhen en China, originalmente una villa pesquera de 30.000 habitantes que
fue convertida en una ZEE en 1980. En realidad, Shenzhen funcionó como una región
donde experimentar con políticas comerciales más flexibles, alejadas de la planeación
central del gobierno chino. Entre 1980 y 1984, según datos presentados por Yue Man
Yeung y Gordon Kee, el PIB en promedio creció en un impresionante 58 % anualmente
(Moy, 2016).
Las ZEE han fracasado en muchos países, quizás en la mitad de ellos (Moy, 2016), por lo
general se enfrentan a graves problemas de escasez de recursos, infraestructura y fuerza
de trabajo capacitada. La gravísima crisis eléctrica venezolana, la escasez de agua potable,
la caída en la distribución de gas y en la producción de combustibles se erige como un
serio obstáculo para la instalación de las ZEE. Debido al bajo nivel de los salarios, ha
habido un fuerte éxodo de fuerza de trabajo cualificada, por ende, los procesos
industriales o incluso de manufactura simple, pueden enfrentarse con una severa escasez
de fuerza de trabajo. Crear ZEE en diversos sitios del país puede empeorar gravemente los
servicios de electricidad que son constantemente interrumpidos, y que hace un par de
años colapsaron por completo (Sutherland, Venezuela y el colapso eléctrico, ¿Corrupción,
impericia o sabotaje imperial?, 2019). Familias que sufren de severos racionamientos
eléctricos pueden ver acrecentadas las horas en las cuales no reciben el servicio. Lo mismo
podría decirse del agua, el gas y la gasolina.
Los beneficios de las ZEE parecen ser más que dudosos. Dada la amplia competencia
mundial de ZEE en actual creación y la profunda inseguridad política y jurídica general en
Venezuela para la inversión (además de las oprobiosas sanciones), las ZEE obligarían a
ofrecer condiciones exageradamente ventajosas a la inversión tanto nacional como
internacional. Entre las prerrogativas ofrecidas por la ley figuran amplias exenciones en los
tributos a cancelar por concepto de aranceles a la importación (ventaja que gozan en la
actualidad los bodegones, micro-formas de ZEE urbanas), impuestos bajos en la
exportación e importantes descuentos en los impuestos sobre la renta. Por ende, los
milagrosos beneficios fiscales no parecen estar ni cerca de las perentorias necesidades de
un erario público arruinado.
Otro asunto menospreciado, por los fans de las ZEE, es el impacto que las zonas intensivas
en manufacturas generan sobre el medio ambiente y la escasez de recursos naturales (que
serían privatizados en la ZEE). Frecuentes conflictos en la adaptación de marcos legales, e
incumplimiento de condiciones establecidas han sido habituales en las ZEE,
desgraciadamente hay fuertes incentivos para la evasión y elusión fiscal, alicientes al
lavado de activos y a la corrupción con grupos “privilegiados” con acceso a zonas con
grandes posibilidades de extracción de recursos naturales. En las ZEE las normas
ambientales suelen ser muy laxas, y la destrucción del medio ambiente suele ser severa e
irreversible. El Arco Minero del Orinoco, una ZEE informal, ha demostrado
fehacientemente que en sus enormes áreas campea: el ecocidio, el contrabando, la
inseguridad y la inanición. Con semejante antecedente, es improbable que de las ZEE
surjan beneficios para la nación.
Las ZEE parecen ser la continuidad del modelo de acumulación de capital “bodegonero”,
es decir, concentrado en elites muy alejadas de las necesidades básicas de desarrollo más
importantes para la nación (Bull, Rosales, & Sutherland, 2021). Con esto nos referimos a la
predilección por la importación de bienes terminados, atentando contra la recuperación
de la industria local, y al enfocarse en los sectores más pudientes como cliente objetivo a
satisfacer, dejando de lado a la gran mayoría de la población que devenga ingresos bajos.
Trabajos citados
Banca y Negocios. (21 de Julio de 2022). Obtenido de
https://www.bancaynegocios.com/conindustria-estimamos-que-el-pib-industrial-crecera-
10-este-ano/
Banco Mundial. (2012). Desarrollando el potencial exportador de America Central. Banco Mundial,
Financiamiento y Desarrollo del Sector Privado.
Bull, B., Rosales, A., & Sutherland, M. (Noviembre de 2021). Friedrich Ebert Stiftung. Obtenido de
https://library.fes.de/pdf-files/bueros/caracas/18583.pdf
Farías, J. (26 de Mayo de 2021). Ultimas Noticias. (O. Farnetano, Entrevistador) Obtenido de
https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/economia/farias-asegura-que-el-estado-sera-el-
rector-de-las-zonas-economicas-especiales/