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Echoes in Death

ECHOES IN DEATH
(ECOS MORTALES)

Oh amor, ellos mueren en aquel intenso cielo,


Se desvanecen en la colina, o en el campo
o en el río:

Nuestros ecos ruedan de alma a alma,


Y siguen creciendo por siempre.

-Alfred, Lord Tennyson

Una historia triste es mejor para el invierno.

-William Shakespeare

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Echoes in Death

Resumen:

Cuando la teniente de NY Eve Dallas y su multimillonario marido Roarke están


conduciendo a su casa, de repente una joven mujer, aturdida, desnuda y ensangrentada,
tropieza frente a su coche. Roarke clava los frenos y Eve se pone en acción.

Daphne Strazza es llevada a urgencias, pero ya es demasiado tarde para su esposo,


el doctor Anthony Strazza. Un cirujano ortopédico brillante, ahora tendido muerto en
medio de los restos de su obsesivamente organizada casa de la ciudad, sus tres cajas
fuertes abiertas y vaciadas. Daphne podría ser un testigo valioso, pero en su terror y
shock la única descripción del culpable que puede ofrecer es repetidamente llamarlo "el
diablo" ...

Mientras que descubren que el Dr. Strazza era frío, controlador, y no le gusta a
nadie, éste es un caso donde la evidencia no apunta al cónyuge. Así que Eve y su equipo
deben comenzar el trabajo de campo, entrevistando a todos, desde invitados a fiestas
hasta los colegas profesionales, en una carrera desesperada para responder a algunas
preguntas cruciales:

¿Qué aspecto tiene el diablo? ¿Y dónde aparecerá de nuevo?

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Capítulo 1

¿Estaba muerta?

Se sentía como un espíritu, libre de ataduras e insustancial.

¿Estaba flotando?

Todo a su alrededor parecía borroso, descolorido, y sin importancia. Tal vez ella
estaba borrosa, descolorida y no era importante mientras el mundo se movía a su
alrededor lleno de color que no podía ver, de sonido que no podía oír.

Si era así, la muerte era lo mismo que la vida. ¿Qué diferencia había, en realidad? A
menos que… ¿Podría la muerte ser una especie de libertad?

¿Pero libertad de qué?

Algo arañaba como pequeñas uñas en los bordes de su mente, una necesidad de huir,
de esconderse. Pero ¿por qué? ¿Por qué?

¿Cuál era el punto de todo esto? ¿De qué necesitaban esconderse los muertos? Los
muertos podían dormir, ¿no era así? Sólo dormir, dormir, dormir.

Sin embargo, ella sentía como si acabara de despertarse, todavía aturdida y confusa.

Deambulaba. Desconcertada, sí, pero indiferente, y preguntándose si había alcanzado


el cielo o el infierno. Había algo curiosamente familiar en los colores desteñidos y las
formas borrosas. Colores repentinamente tan fuertes que le herían los ojos, formas tan
agudas que bien podrían cortar.

Entonces volvieron a perder el color y a ponerse borrosas, y había consuelo en ello.


Un consuelo extraño y tranquilo.

Pero… percibió un perfume, sí, sí, el intenso y fúnebre aroma de los lirios. Sangre.
Lirios y sangre, con seguridad eso significaba muerte.

Debería quedarse allí tendida, seguir acostada y dormir. Echarse y simplemente irse.
Con seguridad alguien vendría a decirle adónde ir después, qué hacer después. Un
ángel. O un demonio.

Debido a que la idea de que fuera uno de ellos, la imagen que apareció en su mente
era una mezcla de ambos que la hizo estremecerse. Ella no se recostó. ¿Podían temer los
muertos?

Se detuvo cuando llegó a una puerta, se la quedó mirando. ¿Fuera o adentro? ¿Dentro
o fuera? ¿Acaso importaba?

Vio una mano estirarse hacia el pomo. ¿Esa era su mano? Algo estaba mal con ésta.
Sangre y lirios. Algo estaba mal con el pomo. Este se movió, escabulléndose de su
agarre, derecha, izquierda, arriba, abajo.

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Una especie de juego, pensó, sonriendo un poco. Jugaría.


La mano se alargó hacia el pomo, se retiró. Volvió a alargarse, se movió hacia la
derecha, y luego hacia la izquierda. Entonces se cerró alrededor del escurridizo pomo.
Entonces rio con un sonido que era débil y bajito, y muy, muy lejano.

La puerta se abrió; pasó a través de ella.

El mundo de los muertos era brillante y oscuro. Rindiéndose, entró a él.

* * *

Todo lo que Eve quería en el mundo era quitarse la excusa de vestido y los tacones
rompe-tobillos que estaba usando. Había cumplido con su deber, y consideraba que se
había ganado una gran marca roja en la columna del lado positivo de las Reglas
Matrimoniales al engalanarse y maquillarse para una noche de hacer el papel de esposa
del dios de los negocios.

¿Quién había inventado el baile invernal de caridad? Se preguntaba. Las personas


cuerdas querían quedarse en casa con ropa caliente y cómoda cuando febrero asomaba
su fea cabeza congelada. Incluso los no tan cuerdos estaban mayormente reunidos en
alguna parte, cerca de las dos de la madrugada en una noche glacial, lo cual era el
motivo por el que no había tenido una excusa para no cumplir con su deber marital.

Tal vez el 2061 había comenzado con un estallido, casi literalmente en el sentido
profesional, y había seguido con asesinato y caos.

Pero el asesinato se había tomado un respiro, lo cual había liberado tiempo y espacio
para tres días realmente agradables de playas calientes y sexo más ardiente en la isla
privada de Roarke. Y si eso tenía que continuar con un elegante baile con ropa lujosa,
bueno, eso ya estaba tachado ahora.

Pero cuando llegara el lunes, estaría de vuelta en el ruedo, llevando botas y ropa
razonable. Llevando su placa y su arma.

No es que no tuviera la placa y el arma con ella, metidas en el tonto y brillante bolso.
La Teniente Dallas siempre llevaba su placa y su arma.

Por fin se deslizó dentro del coche, ya caliente, y contempló el elegante hotel East
Side, su decoración de salón de baile obsesivamente invernal, y la muchedumbre en el
interior, felizmente por el espejo retrovisor.

Roarke se inclinó hacia delante, le cogió la barbilla en su mano, pasando el pulgar


sobre la leve hendidura mientras la besaba. “Gracias.”

Aquí estaba ella, pensó Eve, mirando los indómitos ojos azules de un hombre
conjurado por los dioses en un día particularmente generoso, y ella había estado
rezongando internamente durante la mayor parte de la noche.

Eso, decidió, violaba el espíritu, si no la letra, de aquellas Reglas Matrimoniales.

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“Estuvo bien.”
Él se rio, la volvió a besar antes de alejarse del bordillo. “Odiaste nueve de cada diez
minutos pasados allí dentro.”

El humor y los ecos de Irlanda se filtraron en su voz, el acompañamiento perfecto


para ese rostro maravilloso enmarcado por una melena de cabello negro.

Los dioses, decidió, habían optado por mezclar todos los mejores elementos de
guerrero, poeta, ángel, de la variedad de los caídos para añadir algo picante, y luego
decidieron que él amaría a una antisocial policía de homicidios.

Imagínate.

“Tal vez siete y medio de cada diez. Fue agradable ver a Charles y a Louise, y a los
Mira. Estuve bien, ¿verdad?”

“Perfecta.”

“Perfecta mi culo.” Lo desestimó con un resoplido. “Tal vez no me oíste decirle a esa
mujer con el pelo como una torre de crema batida” Eve lo imitó haciendo girar un dedo
sobre su propio pelo castaño corto, “que no, que yo no quería presidir su comité para
reintegrar a delincuentes rehabilitados a la sociedad porque estaba muy ocupada
metiendo a los delincuentes en prisión.”

“Te oí, y estuve agradecido, cuando ella se puso a explicarte cómo la policía estaba
demasiado enfocada en castigarlos en lugar de reintegrarlos, de que te reprimieras de
darle un puñetazo.”

“Lo pensé. Puedes apostar tu buen culo a que si uno de sus delincuentes se acercara,
la golpeara en su cabeza de crema batida y huyera con los brillantes que llevaba, no
estaría sermoneándome acerca de cómo la ley necesita tener corazón, compasión y
clemencia.”

“Ella nunca ha estado parada al lado de un cuerpo o ha tenido que decirle a alguien
que la persona que ama se ha ido. Y por eso no tiene idea del corazón y la compasión
que esos deberes requieren.”

“Sí, bueno, no la golpeé, ni a nadie.” Un poco ufana por ello, se acurrucó con más
comodidad en el asiento. “Punto para mí. Ahora podemos ir a casa, y quitarnos estos
trapos.”

“Disfruté viéndote en tus trapos casi tanto como disfrutaré quitándotelos.”

“Y podemos dormir hasta tarde mañana, ¿verdad? Holgazanear por ahí como un par
de babosas y…” Se interrumpió cuando su habitual escaneo de la calle se focalizó.
“¡Jesús! ¡Para!”

Él la había visto un instante antes de que la mujer bajara a la carretera y quedara


iluminada por sus luces frontales.

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Desnuda, ensangrentada, con los ojos muy abiertos y vacíos como lunas, la mujer
continuó caminando.
Eve saltó fuera del coche, empezando a quitarse el abrigo, pero Roarke se le adelantó
y envolvió el suyo alrededor de la mujer.

“Está a punto de congelarse,” le dijo a Eve. “Ahora estarás bien,” empezó él, y la
mujer alzó una mano helada hacia su rostro, y presionó.

“¿Eres un ángel?” preguntó ella. Entonces esos ojos tan abiertos se pusieron en
blanco mientras se desplomaba.

“Llévala al coche. ¿Hay una manta en la parte trasera?”

“En el maletero.” Él llevó a la mujer al coche, la acostó en el interior caldeado


mientras Eve agarraba una manta.

“Me quedo aquí atrás con ella. Tírame ese estúpido bolso. El hospital más cercano es
el St. Andrew's.”

“Lo sé.” Él le lanzó a Eve su bolso, se puso tras el volante, y arrancó.

Eve sacó su enlace y contactó con el hospital. “Aquí Dallas, Teniente Eve.” Dio su
número de placa. “Estoy llevando a una mujer no identificada, en sus veintes, lesiones
no determinadas, pero está inconsciente, en shock, y probablemente con principios de
hipotermia. A cinco minutos de distancia.” Consideró la velocidad de Roarke. “Puede
que tres.”

Utilizó el enlace para tomar una foto del rostro de la mujer, de lo que ahora veía que
eran marcas de ligaduras alrededor del cuello.

“Alguien la golpeó, la estranguló, y, las probabilidades de violación son altas. Tiene


algunos cortes, múltiples abrasiones, pero no creo que toda esta sangre sea de ella.”

“No puede haber estado deambulando en ese estado mucho tiempo. No sólo porque
apenas estamos en grados de un sólo dígito, sino porque alguien la habría visto.”

“Sangre en su cabello,” murmuró Eve, palpando. “Recibió un golpe en la parte de


atrás de la cabeza.” Deseando haber agarrado su equipo de campo, hizo un examen
visual de las manos, las uñas. Entonces alzó la vista cuando Roarke giró hacia el desvió
para Emergencias.

No les había avisado con suficiente antelación, pero dos doctores o enfermeros,
quién lo sabía, estaban fuera con una camilla. Eve abrió la puerta incluso mientras
Roarke frenaba. “Está aquí atrás. Ha sido estrangulada, soga o bufanda, tiene una herida
en la cabeza, probablemente con un objeto contundente. Necesita un equipo de
violación.”

Mientras hablaba, Eve se puso fuera del camino mientras ellos transferían a la mujer
a la camilla. La llevaron dentro corriendo, con el que apenas parecía lo bastante mayor
para pedir una bebida legal impartiendo órdenes.

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“No se vayan.” Él volvió la cabeza hacia Eve y Roarke. “Necesito cualquier


información que tengan.”

Se precipitaron a través de las puertas de una sala de reconocimiento en donde más


médicos esperaban. “¡A la de tres!”

A la de tres movieron a la mujer inconsciente de la camilla a la mesa.

“La temperatura interna es de treinta y tres grados” gritó alguien sobre el resto.

“Sacaré el coche del camino” le murmuró Roarke a Eve. “Y regreso contigo.”

Intravenosas, mantas térmicas, agujas, inyecciones.

Dios, odiaba los hospitales.

“Dígame lo que sabe.” El doctor, asumió Eve, miró brevemente a Eve mientras
trabajaba.

No parecía ser mayor que su actual paciente, con una melena suelta de cabello
castaño rizado alrededor de un agraciado rostro endurecido por la barba incipiente
después de una larga noche y las sombras de fatiga bajo sus claros ojos azules.

“Ella bajó a la carretera en Carnegie Hill. Tal cual la ve usted ahora. Caminando
como si hubiese bebido demasiadas copas, conmocionada, con dificultad para hablar. Le
preguntó a mi esposo si era un ángel, y entonces quedó inconsciente.”

“Temperatura interna en treinta y cuatro grados, y subiendo.”

“Necesito que le embolse las manos,” dijo Eve. “Después de que consiga sus huellas.
No toda esa sangre es de ella.”

“Sólo permítame terminar de salvarle la vida primero.”

Eve les dio espacio, manteniendo sus ojos sobre el rostro de la mujer.

Joven, muy atractiva bajo las magulladuras. Raza mixta, algo de asiática, algo de
negra. Constitución delgada, no más de cincuenta kilos, estatura un poco más de metro
y medio. Uñas manicuradas de un tono rosa muy pálido, lo mismo las de los pies.
Orejas perforadas pero sin aretes. Ningún tatuaje que hubiera visto. Cabello negro largo
casi hasta la cintura, enredado y con nudos.

Salió de la sala y comenzó a ejecutar un reconocimiento facial con la foto que había
tomado en el coche. Podría no funcionar, lo sabía, considerando los golpes que ese
rostro había recibido.

Levantó la vista cuando Roarke caminaba hacia ella, con su equipo de campo.

“Pensé que querrías esto.”

“Así es, gracias. Si no recupera la consciencia cuando ellos hayan terminado,


necesito sus huellas digitales para identificación. Va a venir de esa área en general.

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Tiene las manos y la piel de alguien con suficiente dinero para pagar por un buen
cuidado, y no hay posibilidad de que ella haya caminado varias manzanas. De manera
que vive o trabaja en el área de Carnegie Hill, o estaba allí cuando fue atacada.”
Lanzó una mirada hacia las puertas de la sala de reconocimiento. “Por la sangre que
la cubre podría decir que se defendió, pero no veo ninguna lesión defensiva. No hay
sangre o piel debajo de sus uñas, al menos no que se vean a simple vista.”

“A ti te preocupa que alguien estuviera con ella, que alguien más fuera atacado.”

“Tengo que considerarlo como una posibilidad. Si ella se escapó, el otro…”

Se interrumpió cuando las puertas se abrieron y el doctor salió. “Sus signos vitales
están estabilizados, y su temperatura interna ha subido a más de treinta y cinco. La
herida de la cabeza es la más severa de sus lesiones, lo cual incluye múltiples
contusiones faciales y laceraciones, magulladuras abdominales, algunos cortes que
parecen heridas de cuchillo superficiales. Tiene una conmoción cerebral. Fue violada,
más de una vez, y violentamente. Usted tendrá allí su equipo. El caminar como borracha
y la dificultad para hablar son probablemente por la hipotermia y el shock. Estamos
ejecutando un toxicológico, pero eso es lo más probable.”

“Necesito sus huellas. No toda es su sangre,” le recordó Eve antes de que él pudiera
objetar. “Alguien más podría estar allí fuera en la misma condición que ella. Si la
identifico, tal vez eso nos lleve a salvar la vida de alguien más esta noche.”

“Lo siento, no pensé en ello.” Se frotó los ojos. “Turno doble.”

“Lo entiendo.”

“Otra vez me disculpo. Usted probablemente le salvó la vida trayéndola aquí tan
rápido. Con toda seguridad la salvó de un daño cerebral. Dr. Nobel. Del Nobel.”

Eve aceptó su mano. “Dallas. Teniente Dallas. Roarke.”

“Sí, lo reconocí hace como dos minutos.” Le devolvió el apretón de manos a Roarke.

“Bonito vestido,” le dijo a Eve.

“Estuvimos en una reunión.”

“Espero que su tintorería pueda sacarle la sangre. Vamos a conseguir su


identificación. Probablemente alguien está preocupado por ella.”

Ellos volvieron a entrar. “Quiero fotos de las lesiones,” dijo Eve. Pero la
identificación venía primero.

Se dirigió hacia un lado de la mesa, sacó su identificador de huellas, presionó


gentilmente los dedos de la mujer.

“Vale. Strazza, Daphne, veinticuatro años. Tengo una dirección aproximadamente a


dos manzanas de donde la encontramos. Casada con…”

Ella levantó la vista, vio el rostro de Del. “Usted la conoce.”

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“No, nunca la conocí. Pero conozco a su esposo. Todo el mundo en este hospital
conoce a Anthony Strazza. Jesús. ¿Es la esposa de Strazza?”
“Mantengamos eso en secreto hasta que yo pueda… ella está despertando.”

Eve vio las largas y oscuras pestañas parpadear. Entonces los ojos, almendrados e
impresionantes, de un suave color verde, se abrieron. Miraron ciegamente.

Del alzó una mano para detener a Eve mientras él se inclinaba sobre Daphne. “Usted
está bien. Está en el hospital. Nadie va a hacerle daño. Usted está a salvo ahora.”

Aquellos ojos se dispararon alrededor de la sala. Cuando su respiración comenzó a


agitarse, Del le tomó la mano. “Usted está bien,” repitió él. “Soy un doctor. Usted está
a salvo. Voy a darle algo para el dolor.”

“No, no, no.”

“Vale, vale, esperaremos para eso.” Su voz se mantuvo tranquila, calmada. Y aunque
los monitores mostraban el gráfico de sus signos vitales, Eve notó que él ponía sus
dedos en la muñeca de ella, tomándole el pulso a la manera antigua. “Sólo quiero que
usted se relaje,” continuó, “que respire lentamente. ¿Puede usted decirnos qué le
sucedió?”

“Yo estaba muerta. Creo que estaba muerta.”

Su mirada aterrizó en Eve. “¿Usted estaba allí?”

Eve se acercó. “¿Qué es lo que recuerda?”

“Yo… me fui. O el mundo lo hizo.”

“Antes de eso. ¿Puede usted recordar antes de eso?”

“Estábamos cenando, una velada. Cena para cincuenta a las ocho, con cocteles
empezando a las siete y media. Llevaba el Dior con el borde de perlas incrustadas.
Servimos medallones de langosta, ensalada de vieiras asadas y sopa de calabaza de
invierno, entrecot y alevines asados con romero, con espárragos blancos y verdes.
Croquembouche y café. Los vinos eran…”

“Eso está bien, ¿qué sucedió después de la cena?”

“Nuestros invitados se marcharon a las once y media. Si yo lo hubiese planeado


mejor, ellos se habrían marchado a las once. Mi esposo tiene rondas por la mañana. Está
muy ocupado. Es un cirujano, tan respetado, tan talentoso. Normalmente nos iríamos a
dormir después de que se fueran los invitados, y después de que los droides de la casa
limpiaran. Nos iríamos a dormir, y…”

Su respiración volvió a entrecortarse. Esta vez Eve le agarró la mano antes de que
Del pudiera interferir. “Usted está a salvo, pero necesita contarme qué sucedió cuando
se fueron a dormir.”

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“Alguien en la casa.” Lo susurró como si fuera un secreto. “No era un invitado. No.
Esperando. Un demonio, ¡es un demonio! Su rostro es el de un demonio. Mi esposo…
él cayó. Él cayó y el demonio se rio. No lo sé. No lo sé. Por favor. No lo sé.”

Empezó a sollozar, acurrucándose tratando de hacerse un ovillo.


“Se acabó,” le espetó Del a Eve. “Ella necesita descansar. Dele algo de tiempo.”

“Voy a revisar debajo de sus uñas. Si tiene un pedazo de quien le hizo esto, lo
necesito.”

“Hágalo rápido.”

La visión con los microlentes no mostró nada, pero tomó sus herramientas y raspó
gentilmente. Nada.

“O no se defendió, o no tuvo la oportunidad de hacerlo.” Eve estudió las marcas de


las ligaduras en las muñecas. “Si le cuenta cualquier cosa más, necesito saberlo.
Regresaré en unas cuantas horas, y voy a asignar a un oficial para que se quede en su
habitación.”

Eve salió con Roarke.

“¿Estas asignando a alguien para mantener a alguien fuera, o para mantenerla a ella
dentro?”

“Todavía no lo sé.” Sacó su enlace mientras caminaban. “Vayamos a chequear a


Anthony Strazza.”

No eran exactamente los planes para terminar la noche que habían esperado, pensaba
Eve mientras hacía una rápida investigación sobre los Strazza durante la corta travesía.

El cirujano era más de veinte años mayor que su esposa, su segunda esposa, notó
Eve. La esposa número uno, divorciados hacía cinco años, actualmente vivía en
Australia y no se había vuelto a casar.

La actual esposa, durante tres años, había sido una estudiante y planeadora de
eventos a medio tiempo (o asistente de planificación) cuando se casaron. No aparecía
una actualización de empleo.

De acuerdo con el perfil de las esposas trofeo, Eve suponía que Daphne estaba a la
altura. Joven, bella, cuando su rostro no estaba golpeado. Probablemente una excelente
anfitriona con su inclinación a la planificación de eventos.

Eve se preguntaba, aunque ella era la primera y única esposa de Roarke, si alguien la
consideraba un trofeo.

Le echó un vistazo mientras él maniobraba en el espacio para estacionar fuera de la


casa de ladrillo rojo en donde vivía Strazza.

“No conseguiste un trofeo brillante.”


“Estoy encariñado con los trofeos brillantes,” dijo él. “¿Por qué no conseguí uno?”

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“Por tu propia culpa. Hablando de trofeos, yo estaría en la categoría de los abollados


y sin brillo.”

“Para nada. Además, tú no eres un trofeo.”

Ella salió, a la calle en los estúpidos y sofisticados zapatos. “¿Eso es un cumplido?”


“Es la verdad. Si hubiese querido un trofeo, tendría uno, ¿no es así?” Él le tomó la
mano, frotó con su pulgar el anillo de boda de ella. “Prefiero a mi policía. Estás
pensando en Daphne Strazza, y la diferencia generacional de edad con su esposo.”

“¿Cómo lo sabes? Tú no has tenido tiempo de hacer una investigación.”

“Bastante simple, ya que Strazza es un cirujano de cierta reputación, y el nombre


hace sonar la campana. Debe de ser veinte años o más mayor que ella.”

“Veintiséis. Segunda esposa. La primera, casi de su edad, divorciados después de


cerca de doce años. Vive en Australia, en un rancho de ovejas, lo que está bastante lejos
de Nueva York y de veladas en mansiones en el Upper East.”

Estudió la casa. Tres pisos de elegancia antigua, al estilo de Nueva York. Strazza
había unido dos casas en una, ensanchando una entrada para resaltar la principal con
talladas puertas dobles. Ventanas altas y estrechas, con pantallas de privacidad para la
noche, lucían como ojos vacíos en sus marcos de madera oscura. Un par de puertas de
cristal en el segundo piso llevaban a una especie de balcón de Julieta con una estilizada
S en el centro de la barandilla.

El mismo trabajo en hierro flanqueaba los tres peldaños que llevaban de la acera a la
entrada.

Y allí, notó Eve, él tenía seguridad de tecnología punta.

“Cámara, dispositivo para palmas, intercomunicador, doble pasada de tarjeta,” dijo


mientras se aproximaban. “Él pagó por la apariencia dignificada, pero tiene un par de
cerrojos policiales de alta calidad aquí. Audio, visuales, y alarmas de movimiento.”

“En aquellos días, ésta es justo la clase de casa en la misma clase de vecindario que
yo hubiera tenido como objetivo.” El pensar en aquellos días como ladrón trajo una
nostálgica sonrisa a sus labios. “Es tranquilo, bien asentado, ¿y en el interior? Allí es
donde están todas las golosinas. Arte, joyería, así como dinero en efectivo.”

“Si volviéramos a esos días, ¿cuánto te tomaría comprometer la seguridad?”

Con el cabello volando al viento, Roarke ladeó la cabeza para estudiar los cerrojos.
“¿Con la debida diligencia apropiada y preparación? Dos o tres. Diría yo. Posiblemente
más cerca de dos.”

“Minutos.”

“Por supuesto.”

Él no estaba alardeando, reflexionó ella. Sólo establecía un hecho.

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Eve tocó el timbre. Esperaba una respuesta computarizada, pero no recibió nada en
absoluto.

Volvió a tocar. “Yo llamaría a eso un lapso de seguridad. Ninguna advertencia,


ninguna respuesta del sistema, ningún intento de escanear.”

Mientras esperaban, Roarke sacó su computadora personal, ejecutó una revisión


propia. “El sistema no funciona,” le dijo a Eve. “Desactivado, y la puerta, Teniente, está
desbloqueada.”

“Mierda.” Ella sacó su arma y placa del bolso, arrojó el bolso a la escalera de
entrada, enganchó la placa a su abrigo. Y no se sorprendió, mientras también
enganchaba una grabadora a su abrigo, cuando Roarke sacó un arma de una funda
tobillera.

“Espera. Grabando. Dallas, Teniente Eve, y el consultor experto civil Roarke


entrando a la residencia sin seguridad de Anthony Strazza. Dos intentos de contactar no
obtuvieron respuesta. Hay motivos para creer que Strazza está herido o bajo coacción.
He armado al civil.”

Barrió el vestíbulo. En lo alto un candelabro blanco y plata de forma libre dejaba


caer una luz opaca, e iluminaba gotas y manchas de sangre en los suelos de mármol
blanco.

“Encontramos sangre, y huellas de pies en ella. Pies descalzos, probablemente los de


Daphne Strazza.”

Le hizo un gesto a él hacia un lado, y ella fue hacia el otro, cada uno gritando
“¡Despejado!” conforme barrían cada habitación.

No necesitaba que Roarke le dijera que alguien se había marchado con algunas
chucherías. Divisó un par de nichos de pared vacíos, y los restos de la cena de los que
ningún droide se había ocupado.

Regresaron al punto de partida, comenzaron a subir al segundo piso, una vez más se
separaron.

Captó el olor mientras caminaba hacia la habitación alineada con el balcón, la que
tenía las blancas puertas dobles abiertas.

Sangre, muerte… y flores.

Encontró las tres en la espaciosa suite con su ancha cama flanqueada de altos postes
de oro bruñido. Al igual que el piso, gotas y manchas de sangre arruinaban las blancas
sábanas anudadas. Una silla con acabado dorado yacía con el respaldo roto y arrastrando
cinta adhesiva, ensangrentada y desgarrada. Lirios blancos aplastados nadaban en un
charco de sangre, los pétalos machacados se extendían sobre la alfombra blanca y
dorada.

Un gran jarrón de grueso cristal roto había derramado sus flores y agua sobre la
alfombra y yacía manchado con sangre y materia gris.

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Más sangre en el pie de cama, en el borde en donde la madera se unía al poste, y lo


que parecían borrosas huellas de manos, rojas contra el blanco de la alfombra.

En medio de la sangre, Anthony Strazza yacía como un penitente en el altar, con los
brazos y piernas extendidos. Todavía completamente vestido, llevaba un traje gris
oscuro con una camisa de un gris más claro. Gemelos abrochados en sus muñecas. Su
rostro, apenas reconocible, mostraba rojo y púrpura por una paliza en lo que Eve podía
ver.
La sangre apelmazaba su pelo rubio oscuro en donde ésta se había filtrado y corrido
desde las heridas abiertas en la parte trasera de su cráneo.

“¡Tengo un cuerpo!” gritó Eve.

Roarke se le unió, parándose en el umbral con ella.

“Nadie hace esto para robar sin llevarse todo lo que sea fácilmente transportable.”

“Tal vez se les fue de las manos,” dijo Eve. “Todavía tenemos que revisar el tercer
piso.”

“Por qué no haces eso, ya que ambos sabemos que quienquiera que hizo esto hace
rato que se marchó. Yo iré fuera y traeré tu equipo de campo.”

Hacía rato que se habían marchado, estuvo de acuerdo Eve, pero el procedimiento
era el procedimiento por una razón. Revisó el último piso, el despacho de Strazza, un
baño, una especie de sala de comunicaciones de estilo contemporáneo y masculino, una
reluciente cocina automática, un bar completo, una segunda estación de trabajo…

Y una caja de seguridad abierta empotrada en un pequeño gabinete.

Bajó mientras Roarke subía.

“Una caja de seguridad casi vacía en el tercero. En un primer vistazo ésta no parece
comprometida. Creo que un asaltante le sacó el código a golpes a Strazza, pero podrías
revisarlo.”

Miró hacia sus zapatos, tacones de aguja adheridos a sus pies por un grupo de tiras
brillantes. Resignada, se los quitó, selló sus pies descalzos, sus manos, le entregó a él la
lata de sellador. “No he revisado los armarios o el baño principal. ¿Por qué no te sellas y
haces eso? Necesito identificar oficialmente a la víctima e informarlo.”

“Vas a levantar temprano a Peabody, supongo.”

“Nunca es temprano cuando eres un policía. Necesito ropa de verdad, maldita sea.”

“Yo me ocuparé de eso.”

“¿Cómo?” Demandó cuando él puso la lata de vuelta al equipo.

“Levantando temprano a Summerset.”

Pensó en el mayordomo de Roarke, su dolor en el culo. “Pero…”

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Divertido ante su esperada reacción, Roarke pasó un dedo sobre su hombro desnudo
antes de entrar al dormitorio. “Es tu elección, hacer lo que haces con más comodidad o
en un atuendo formal.”

“Maldita sea. Ropa. Y botas. Y mi abrigo usual. Y…”

“Él sabe lo que tiene que enviarte. Otra caja de seguridad en el armario, el armario de
él, abierta y vacía.”

Eve dejó su abrigo a sus espaldas, caminó sobre la manchada alfombra, se arrodilló
en su alegre vestido plateado y rojo. La falda consistía en docenas de delgados paneles
flotantes que giraban como cintas cuando caminaba y exponían una larga longitud de
pierna. Tiras, tan delgadas y brillantes como aquellas de sus zapatos descartados, se
cruzaban sobre su espalda desnuda.

Presionó los dedos muertos en su dispositivo de identificación.

“Identidad de la víctima verificada como Anthony Strazza, de esta dirección.” Sacó


un calibrador. “Hora de la muerte, la una y veintiséis. Causa de la muerte para ser
determinada por el Médico Forense, pero de acuerdo al examen visual de la primaria, lo
más probable es que sea por fractura del cráneo.”

“Eso sería todo,” dijo Roarke desde detrás. “No hay caja de seguridad en el armario
de la esposa. Sugeriría que la que está en el armario de él es lo bastante grande para
guardar la joyería de ella y cualquiera que él pudiese haber tenido. Y voy a echar un
vistazo a la del piso de arriba.”

“Revisa la cinta de seguridad primero, ¿sí? Probablemente la borró o la


comprometió, pero podríamos tener suerte. Y las puertas y alarmas.”

“Como un consultor experto, tendría que decir que el robo no fue el punto aquí, o no
el principal.”

“No, sólo un bono realmente grande para rematar la violación y el asesinato.”


Empezó a ir por su enlace. “Maldita sea. Mi enlace está en esa cosa brillante.”

“No, está en tu equipo de campo, y la cosa brillante ahora está vacía en el coche.”

“Oh, sí, aquí está. Gracias. Voy a decirle a Peabody que traiga a McNab, ya que este
lugar está cargado de electrónicos. Podrías irte a casa, dormir algo.”

Cuando él simplemente alzó las cejas, ella se encogió de hombros. “O no.”

“O no. Puedo decirte que el… intruso aporreó los componentes en la sala de
seguridad. Como yo estaba despejando no miré más allá de eso, o a los droides, un trío
de droides domésticos, también aporreados.”

“A él le gusta la violencia, animada o inanimada. Lo que sea que puedas conseguir.”

“Veré lo que puedo hacer.”

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Sola, Eve bajó la mirada al cuerpo, pensó acerca de lo que sólo un humano podía
hacerle a otro.

Y llamó para reportar.

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Capítulo 2

Con la escena del crimen y el cuerpo in situ registrados, Eve le dio la vuelta a la
víctima.

“Múltiples lesiones faciales. Por un puño y alguna especie de cachiporra, diría yo.
Arañazos y cortes superficiales en la garganta. Similares a aquellos infligidos en la
segunda víctima. No hay señales de que Strazza fuera amordazado durante el asalto.
Amarrado a la silla, atado por las muñecas. Las tiras de plástico todavía en las
muñecas.”

Se ladeó para acercarse al delgado plástico.

“Lucho contra estas. Tenemos profundas laceraciones y contusiones en las muñecas,


lo que parecen ser astillas de la silla en la carne y clavadas, por la sangre y pedazos de
cinta adhesiva, en los amarres de plástico. Un poco de cinta adhesiva todavía está
pegada en las perneras de los pantalones y en las mangas de la chaqueta. Los nudillos de
la víctima están magullados, de manera que podría haber recibido un par de golpes en
ellos.”

Se retiró un poco, estudió la silla destruida.

“Rompió la silla, se soltó de la silla, fue por el asaltante. Eso es lo que parece. El
asaltante agarra el gran jarrón, lo golpea, herida en la sien, asalto frontal allí. Lo deja
inconsciente. Entonces bam, wham, lo mata en donde lo hemos encontrado.

“¿Qué hace ella?” Se preguntó Eve mientras tomaba muestras de sangre de varios
lugares, las etiquetaba y las sellaba. Todavía de rodillas, estudió la sangre en el pie de
cama.

“La segunda víctima tiene una herida en la cabeza. Un corte en la parte trasera de la
cabeza. ¿Trató de ayudar, y cayó de espaldas por un golpe? Se golpea la cabeza, queda
inconsciente. Tal vez. Despierta, en shock, conmocionada, desorientada. El cerebro no
le funciona de manera que sale, baja las escaleras, va a fuera, desnuda.”

Eve soltó el aliento. Cuando tenía ocho años, había sido golpeada y violada, y había
caminado en ese estado de fuga disociativa alejándose del muerto, cubierta en sangre
que no era toda de ella, hacia la calle.

“La mente se cierra,” murmuró, “para que no enloquecer.”

Se puso de pie, respiró hondo, cerró los ojos, alejó aquellos recuerdos. No podía
permitir que tiñeran el ahora. Intentó en cambio ver cómo había sido en el aquí, en el
presente.

La cena termina, hora de ir a dormir. ¿Subieron juntos, conversando sobre quién dijo
qué? Esa especie de comentarios después de la velada. Entran al dormitorio, rodeados

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por la ilusión de seguridad, por esa tranquila fatiga después de que un evento social
haya terminado.
¿Estaba él esperando por ellos aquí? ¿Alguien a quien conocían? ¿Alguien del
personal de la cena? ¿Proveedor de la comida, aparcacoches, camarero? O alguien que
aprovechó las idas y venidas, entró y subió las escaleras.

Inspeccionó primero la casa, sabía lo suficiente sobre la casa primero.

Incapacita a la amenaza mayor, Strazza. De una forma o de otra. Agarra a la mujer,


con el cuchillo en su garganta. O la deja inconsciente de un golpe. Se libra de él,
inteligente, vapulea un poco a la mujer. Tal vez la obliga a atar a su esposo a la silla,
atar los amarres alrededor de los brazos de la silla. La ata también a ella. En la cama, la
ata a los postes.

Frunciendo el ceño, Eve levantó el vestido blanco del suelo, estudió la ropa interior
de encaje.

No, no, no se la arrancó o se la cortó. La hizo desvestirse, la hizo desvestirse del


todo. Hizo que el esposo observara. Quiere ese poder, quiere que el esposo esté
indefenso, encolerizado.

Volvió la vista cuando Roarke regresó. “¿Consigue primero los códigos de las cajas
de seguridad?, ¿se quita eso del camino? No le haré daño a ella o a ti. Sólo quiero lo
que tienes. Ella no tenía los códigos.”

“¿Estás segura de eso?”

“Las cajas de seguridad están ambas en su área, no en la de ella. Ella es el trofeo, y


sin importar lo que sentía por ella, él era el que mandaba. Nada de por aquí se siente
como ella. Él tiene el dominio de todo el tercer piso. Ella ni siquiera tiene una sala de
estar, una oficina. La casa de él, su dinero, eso es una impresión, una especulación. El
delincuente la golpeó bastante bien, pero golpeó más a Strazza. Estoy hablando de antes
del asesinato. Él no necesitaba hacerlo. Dame los códigos o le cortaré a ella su linda
cara, o te voy a joder.”

Lo jodió de todas maneras, pensó Eve mientras bajaba la vista al cuerpo.

“La mayoría de las personas que se encuentran en esa situación dan los códigos. Los
dan después de un par de golpes en la cara o con un cuchillo en su garganta, o en la
garganta de un ser querido. Estas son cosas, cosas aseguradas, lo que hay en las cajas de
seguridad.”

Roarke asintió. “Así que crees que el asesino se encargó primero de las cosas
prácticas. Limpió las cajas de seguridad, destruyó a los droides y las cintas de
seguridad, puede que consigamos algo de allí, y luego regresó aquí, añadió algunas
florituras, violó a la mujer.”

“Múltiples veces, dijo el doctor. Tal vez la viola de inmediato para mostrar al marido
que habla en serio. Amenaza con volver a violarla, matarla. La hizo desvestirse.” Eve
hizo un gesto hacia el vestido. “Tiene un poco de sangre, probablemente de cuando él la
golpeó o la cortó. Pero no está roto. No se lo arrancó o lo cortó para quitárselo. El

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esposo está atado en la silla, y el asesino se para detrás de él, con el cuchillo en su
garganta. Quítatelo, todo, o le cortó la garganta. Entonces la ata a la cama, no hay
heridas defensivas. Si te violan, probablemente luchas, incluso un poquito, arañar. Y
ella lo hizo, por las heridas en sus muñecas y tobillos, luchó contra las ataduras, por lo
menos al principio.”

Estudió la cama, se imaginó la guerra.

“Después de eso, tal vez él deambula un poco por ahí, cogiendo otros pocos
artículos, algunas cosas que le llaman la atención. Bastardo arrogante. Regresa, la
vuelve a violar, vuelve a golpearlos a los dos, la vuelve a violar. Strazza se las arregla
para romper la silla, se abalanza sobre él. Nudillos magullados, no se abrió la piel, pero
alcanzó a darle al menos uno o dos golpes. Ella no está atada, ha estado luchando
durante las violaciones, tal vez trata de ayudar o sólo escapar. La golpea, se da un fuerte
golpe en la cabeza en el pie de cama, allí en la esquina. Está inconsciente o bastante
mareada. El asesino agarra ese jarrón, y lo tira contra la cabeza de Strazza. Él cae y está
bastante mareado. El asesino termina con él.”

Él no había notado la sangre en el pie de cama. Había tantísima sangre derramada,


salpicada y en grandes manchas. Se preguntaba si ella conocía la oscura poesía de su
habilidad en leer una escena del crimen.

“¿Pero no a ella?” comentó él. “¿Por qué no acabar con ambos?”

“Eso destaca. Yo lo habría hecho, debería haberlo hecho, siendo un cabrón


sanguinario. Tal vez este es su primer asesinato. El homicidio es chapucero, y es algo
del momento.”

Ella se puso de pie en el deslumbrante vestido, con la sangre dejando manchas, e


hizo un gesto hacia el cuerpo.

“Quiero decir, Jesús, el hombre lo atacó.”

“Qué agallas,” añadió Roarke.

“Exactamente. Él atacó. Se merecía morir. ¿Pero la mujer? No es nada ahora que ha


terminado con ella, de manera que la deja. Son alrededor de catorce minutos entre la
hora de la muerte y el momento en que la encontramos. Pasó parte de ese tiempo
inconsciente y otra parte deambulando en shock. Y el asesino tuvo muchísimo tiempo
para recoger sus juguetes e irse a casa.”

Eve se detuvo, con las manos en las caderas, estudiando la habitación. “Esa es una
lectura básica de la escena del crimen, de las dos víctimas. El orden de las cosas puede
ser diferentes, pero no creo que el asesinato fuera premeditado. Daphne Strazza no
estaría viva si fuera así.”

“Yo estaría de acuerdo contigo.”

“O él pensó que estaba muerta. Está yaciendo allí, inconsciente, sangrando por la
cabeza. Él entra un poco en pánico, de modo que coge sus juguetes y corre a casa.”

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“De cualquier manera él sería un bastardo sádico.”

“Sí, lo sería. Y mientras que éste puede ser su primer asesinato, no es su primera vez
con el resto. Vamos a echar un vistazo allí.”

Cuando sonó el timbre de la puerta, Roarke se dio la vuelta. “Yo me ocupo de eso.
Es o tu cambio de ropa, o tu compañera.”

“Si es Peabody, envíala directamente arriba, y McNab puede empezar con los
electrónicos.”

Sola, volvió a estudiar lentamente la habitación, la posición de los muebles, el


cuerpo, la presunta arma del asesinato, la pila de ropas descartadas de la víctima
femenina. Echó a andar hacia el armario de la víctima masculina, oyó las inequívocas
pisadas fuertes de las botas de invierno de Peabody en las escaleras, y entonces un
rápido y fuerte chillido.

Ella tenía su mano sobre el arma que había colocado en su equipo de campo cuando
oyó lo siguiente, y simplemente puso los ojos en blanco.

“¡Los zapatos! ¡Santos y sagrados estiletos, los zapatos!”

“Cierra el pico, Peabody.”

En lugar de cerrar el pico, Peabody dejó escapar un yum, y apareció en el umbral


sosteniendo uno de los zapatos de Eve como si fuera una invalorable gema.

“Son tan increíblemente magníficos que están más allá de toda magnitud.” Peabody
cubría completamente el tema rosa, abrigo rosa, gorra rayada destacando el color rosa,
botas rosas con piel en la parte superior, con su rostro cuadrado sonrosado de asombro.

“Deja el maldito zapato. ¿Esa es mi ropa?”

“¿Qué? Ah, sí, llegamos justo cuando el chofer estacionaba con…” Peabody volvió a
soltar un chillido cuando finalmente apartó los ojos del resplandor del zapato y miró a
Eve. “¡El vestido!”

“Cállate la boca.” Eve arrancó la bolsa de la ropa de la otra mano de Peabody.

“¡Oh, pero es maravilloso! Es… sexigante.”

“Es un vestido, y esa ni siquiera es una palabra.”

“Elegancia sexy. Es todo tan… tienes sangre y materia en el dobladillo, y algo de


sangre, una buena tintorería puede quitar todo eso.”

“Esa es mi prioridad más inmediata. ¿El tipo muerto por allá? No es lo más
importante.”

“Es sólo que…” Peabody se interrumpió, enfocándose en el cuerpo y encontrando a


su policía interior. “Él no tendrá que preocuparse de hacer que limpien ese traje. Era

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doctor, ¿correcto? Nada curarse a sí mismo esta vez. ¿Alguna actualización sobre el
estado de la esposa?”

“No. Ya llegaremos a eso. He notificado al equipo forense y a la morgue. Tengo la


hora de la muerte, y la causa obvia de la muerte en escena. Séllate, empieza con la
habitación. Voy a usar el baño para cambiarme.”

Encerrándose en el elaborado cuarto de baño blanco y dorado, Eve se quitó el


vestido. El alivio fue inmediato.

En la bolsa encontró todo lo que necesitaba. Trató de no pensar en Summerset


seleccionando y empacando su ropa interior, así era como llegaba la locura, pero se la
puso, se subió los pantalones de suave lana, felizmente de color negro, un suéter gris
pálido, el arnés para el arma y principal artículo policial, fuertes botas negras, una
chaqueta negra con finas rayitas grises.

Él había incluido los estuches para las joyas que ella llevaba, de modo que se las
quitó, pieza por pieza, poniéndolas en los estuches correspondientes. También había
incluido su funda tobillera, tuvo que darle puntos por ello mientras se la abrochaba.

Eso dejaba su abrigo, el gorro del copo de nieve del que se había encariñado, una
bufanda con rayas negras, grises y rojas, podía vivir con el rojo, y un par de guantes
forrados de piel con seguridad ridículamente costosos que ella perdería en poco tiempo.

Sintiéndose como ella misma otra vez, hizo rodar sus hombros, lanzó una mirada al
espejo elaboradamente enmarcado sobre el largo tocador. Dijo, “¡Mierda!”

Ropa de verdad, incluso si estaba embarazosamente a la moda, aparte, todavía tenía


su elegante cara de fiesta. Y no tenía forma de volver a tenerla de policía.

Agarró la bolsa de la ropa y salió. “¡Peabody!”

“¡Señor!” Reaccionando al llamado, Peabody asomó la cabeza fuera del armario de


Anthony Strazza.

“¿Tienes esa porquería? Ya sabes, ¿la porquería que quita esta porquería?” Para
ilustrar, Eve hizo girar un dedo en frente de su rostro.

“¿Limpiador facial? ¿Desmaquillador? No, no aquí.”

“Joder, joder, joder.”

“Te ves bien.”

“Otra de mis principales prioridades.”

“No, en serio. Todavía te ves dura de pelar. De hecho, el lápiz de labios sólo aumenta
tu dureza.”

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“Tonterías.” Pero ya que una experiencia previa le había enseñado que el agua y el
jabón simplemente embadurnaban todo de manera que la piel se veía como un moretón
lívido, optó por olvidar su cara.

Pero cuando empezó a meter los zapatos en la bolsa, Peabody dio un salto hacia ella.
“¡No! No puedes simplemente meterlos allí. ¿No hay bolsas para zapatos? Déjame
hacerlo. ¡Déjame! El doctor Strazza da la impresión de haber sido algo más que un poco
obsesivo compulsivo.”

“¿Por qué?”

“Su armario. Esta obsesivamente organizado. Tiene cerca de sesenta camisas


blancas, la misma camisa sesenta veces. Camisas blancas, negras, una pequeña cantidad
en gris. Pantalones negros, trajes negros, grises. Nada de color. Todo está ordenado,”
continuó mientras embolsaba los zapatos. “Todo está colgado con precisión. Tiene
alguna ropa informal en cajones empotrados, y equipo deportivo de igual forma, aunque
se soltó allí lo suficiente para tener algunos azul marino. Incluso su ropa informal está
doblada con precisión y coordinada. Lo mismo con su ropa interior y calcetines. Ah, y
todas las camisas, incluso las informales, tienen su monograma en los puños. Tiene dos
pares de zapatos de atletismo blancos,” siguió Peabody, “dos pares negros, los cuatro de
la misma marca y estilo, todos inmaculados. Todo el resto son zapatos negros de vestir.
Cerca de cincuenta pares. La computadora de su armario no sólo enlista cada artículo de
ropa, cuándo la usó por última vez, y en donde, sino cuándo y en dónde fue comprada.
Nada tiene más de un año de antigüedad.”

“De modo que era un maniático.”

“Y algo más.”

“Revisa el otro armario.”

Eve se acercó a una mesa de noche, abrió el cajón. Sacó una tablet, y al tratar de
abrirla vio que tenía contraseña. La etiquetó y la embolsó para que McNab la llevara a
la División de Detectives Electrónicos. Embolsó un frasco de píldoras para dormir con
prescripción, otro frasco para aumentar la erección, una venda de ojos de seda blanca, y
una larga cuerda de seda blanca. Sopesando todo, dio la vuelta a la cama para revisar la
otra mesa de noche. Otra tablet, sin contraseña. En ella encontró una cantidad de libros
sobre espectáculos, atención de eventos, menús.

Peabody salió del armario cuando Eve olfateaba un pequeño frasco con un lirio
dorado como tapa. “Perfume. Y la tablet de su lado de la cama está llena de cuestiones
domésticas. Nada de fotos, ni información personal, ni música, ni novelas.”

“Su armario es casi la versión femenina del de él, organizadamente. No totalmente


tan preciso, pero se acerca. Casi todo es blanco, pero hay algunos estampados, algo de
color, pero son o dorados o plateados sobre blanco. Y la ropa interior va desde virginal
hasta de prostituta. Lo mismo con su ropa de dormir.”

“Interesante. Nada de juguetes sexuales. Él tiene su caramelo para mejorar su


actuación y eso es todo.”

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Dio una vuelta por la habitación. “Podría ser una especie de tema, ¿verdad? El
dormitorio es todo blanco y dorado. Como una iglesia o templo. Bueno…”

Siguieron revisando. Para cuando Eve terminó con el baño, montones de aceite de
baño y productos femeninos con el mismo aroma que el perfume, el equipo forense
estaba haciendo su trabajo.

Dio vueltas en su mano a un envase de desmaquillador, sumamente tentada, pero lo


regresó a su lugar.

“Lirios y color blanco. Lirio-blanco. Tal vez el tipo quería eso de su esposa. O quería
que ella proyectara eso. Esa imagen se hizo añicos cuando fue violada.”

“¿Piensas que el asesino los conocía, o a uno de ellos?”

“Sabía lo suficiente como para entrar al dormitorio desapercibido,” dijo Eve mientras
echaban a andar hacia la salida. “Sabía lo suficiente. Daphne Strazza dijo que él estaba
en el dormitorio cuando entraron para acostarse después de la fiesta. Dijo que era el
demonio. Todavía estaba en shock, pero así es como lo describió”

“¿Una máscara?”

“Esa es mi opinión. Necesitamos el nombre de quien sea que haya dado el servicio
de comida para la fiesta, cualquiera fuera del personal. Aparcacoches, barman,
camareros, servicio de limpieza extra, decoradores. Algo de eso está en la tablet, como
está la lista de invitados.”

“Útil.”

“Considerando que, hasta donde sé, todo el personal de la casa son droides, que
ahora están hechos polvo, es bastante útil.”

“¿Parientes más cercanos?”

“Él tiene padres, divorciados. La madre está en Francia, una física retirada, vuelta a
casar. El padre es neurólogo, jefe del departamento en un hospital privado en Suiza. Los
padres de ella murieron en un tsunami en Asia mientras toda la familia estba de
vacaciones. Tenía nueve años. Fue criada por Gayle y Barry Desilva, amigos de la
familia y los tutores legales de acuerdo a los testamentos de sus padres. Ellos, al igual
que los fallecidos padres de Daphne, viven en Minnesota. No he hecho ninguna
notificación, o hecho investigaciones más profundas.”
Se pararon fuera de la oficina de Strazza, mirando hacia adentro.

“Puedo empezar las investigaciones,” dijo Peabody.

“Hazlo, y chequea con los técnicos informáticos. Obviamente han estado aquí y se
han llevado la computadora de Strazza y el centro de comunicaciones. Quiero echar un
vistazo.”

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Eve chequeó su unidad de muñeca. “Dentro de poco voy a contactar con los padres
de Strazza. Necesitamos tener otra entrevista con Daphne Strazza, y veremos si quiere
que sus tutores sean contactados.”

“Ella tiene que tener una mejor amiga,” señaló Peabody. “Probablemente en la lista
de invitados. Todo el mundo tiene una mejor amiga.”

Aunque Eve asintió mientras entraba a la oficina, sabía que no era así. Ella no había
tenido a nadie, ni remotamente como un amigo. Hasta Mavis Freestone. Había vivido
dos décadas de su vida sin nadie lo bastante cercano para ser considerado un amigo.

Una breve ronda por la oficina de Strazza añadió peso al diagnóstico de Desorden
Obsesivo Compulsivo de Peabody. Todo en la habitación estaba meticulosamente
organizado. Cada cajón y puerta asegurado. Roarke o McNab, o ambos, habían
desbloqueado los cerrojos y los códigos, de manera que se sentó en el sillón de cuero de
Strazza hecho a medida, registrando su escritorio.

McNab entró bailoteando en sus botas de aire escocesas, con su pelo rubio atado en
una cola, y los lóbulos de sus orejas cubiertos con resplandecientes aros. Llevaba una
sudadera estampada con un Elvis girando alocadamente sobre pantalones campana azul
zafiro con una media docena de bolsillos en color esmeralda y rubí.

“Hola, Dallas, empezamos temprano. Quería que supieras que hice venir a un equipo
para que se llevaran a los droides asesinados. Encontramos algunos empleados
domésticos no humanoides. Les echaremos un vistazo, pero no esperes mucho de ello.
Estamos reuniendo enlaces, computadoras y las tablets.”

“La de él tiene contraseña, la de ella no.”

“Concuerda con lo que estamos encontrando. Él tenía el escritorio acondicionado


para la huella de su pulgar en los cajones. Incluso el armario de las provisiones tiene un
cerrojo con código. Lo mismo con el aseo de allí.” Él señaló con el pulgar. “¿Quién
pone un código de seguridad en el aseo de su oficina?”

“Al parecer el fallecido Strazza.” Ella volvió a levantar la vista, hizo un gesto de
dolor. “¿Puedes apagar esa cosa?”
Él echó un vistazo alrededor, con su bonito rostro desconcertado. “¿Qué cosa?”

“Esa cosa en tu esquelético pecho. Distrae.”

Él bajo la mirada a Elvis y sonrió. “Ah, seguro. Lo olvidé.” Y tocó con un dedo el
centro de Elvis. El rey muerto hacía largo tiempo se congeló en medio giro.

“Así que, echamos un vistazo a las tres cajas de seguridad, incluyendo una en el
interior de un gabinete en un sala de estar masculina en el nivel principal. Todas
vaciadas, todas abiertas con códigos. Como si una de las víctimas le diera los códigos.”

“Strazza, está bastante claro que su esposa no los tendría.”

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“Correcto. El asaltante y violador asesino no perdió el tiempo con los electrónicos, al


menos hay todavía muchos de alta tecnología y portátiles en el lugar. Roarke dice que
hay lugares vacíos en donde tal vez faltan objetos de arte.”

“Conseguiremos la información del seguro, y cotejaremos. Arte, joyería, cualquier


dinero en efectivo que pueda haber estado en alguna de las cajas de seguridad.
Pasaportes y documentos de identidad, información de crédito y bancaria. Todo lo que
es lucrativo si sabes cómo manejarlo, y no estoy encontrando pasaportes ni
identificaciones.”

“Verificaremos las computadoras para la información financiera. También podemos


hacer el intento con el sistema de seguridad, pero al igual que los droides domésticos,
quien sea que los haya machacado sabía cómo hacerlo. Y se llevó el lector principal con
él.”

“Tu habla con las máquinas.” Eve se levantó del sillón. “Yo estaré hablando con la
gente.”

“Hacemos lo que hacemos. Oye, te ves bien.”

Eve entrecerró los ojos. “¿Qué dijiste?”

“Nada personal.” Él prácticamente se congeló en el sitio. “Sólo una observación.


Teniente.”

“Ella se ve bien, ¿no es así?” Dijo alegremente Roarke, dándole una palmada en el
hombro a McNab cuando se le acercó por detrás. “Particularmente considerando que ha
estado en pie cerca de veinticuatro horas seguidas hasta ahora. Tu equipo forense se ha
llevado el cuerpo y, como ha amanecido, tus oficiales han hecho una barricada para los
mirones tempraneros.”

“Vale.” Ella miró a McNab. “¿No tiene más cosas que hacer, Detective?”

“Siempre hay algo,” dijo y se esfumó.

Roarke se acercó colocando las manos en las caderas de Eve. “De verdad te ves
bien.”

“No tengo ninguna porquería para quitarme la porquería.” Se tocó la mejilla.

“Sobrevivirás a unas cuantas horas más con ella.” Él le besó la mejilla que se había
tocado, y luego la otra. “Me llevaré tus otras ropas conmigo ya que necesito ir a casa y
cambiarme en algún momento. Tu coche está en la entrada.”

“Te lo agradezco. Creo que él la gobernaba.”

“Estas hablando de la relación de los Strazza.”

“Sí. Todos los aparatos de ella están abiertos, todos los de él tienen contraseña. Sus
espacios están asegurados, hasta el baño de su oficina. Los de ella, abiertos. El armario
de ella refleja el de él. Creo que él seleccionaba su ropa. Entiendo que tu escoges la

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mayoría de las mías,” dijo rápidamente. “Pero… funcionan. Para mí. E incluso cuando
encuentro ropa interior sexy o lo que sea en mis cajones, tu no escoges ropa de
prostituta para mí.”

“Bueno, bueno, mi mente se está dirigiendo hacia la calle principal de las prostitutas,
y considerándolo.”

“Tú piensas en mí. Las botas, digamos, puede que tengan un estilo en el que yo no
pensaría, pero son fuertes, cómodas, hechas para el trabajo a pie, para perseguir a los
chicos malos. Hay una diferencia entre eso y llenar mi armario de forma que tenga que
usar lo que tú quieras.”

“Ciertamente espero que sea así.”

“Yo odio comprar. Tú, por alguna razón, lo consideras divertido. Ella no tiene un
espacio en esta casa. Su propio espacio.”

“Eso he notado.”

“Tu hiciste uno para mí. ¿Aquí? Él tiene el tercer piso, además de su oficina y una
especie de sala de estar masculina en el piso inferior, de acuerdo a McNab. Nada la
refleja a ella, nada está hecho para ella. Tal vez lo quería de este modo, tal vez le
gustaba ser gobernada. A algunos les gusta. Pero…”

Ella se dio la vuelta, recorrió la habitación.


“Tú crees que no.”

“Todavía no lo sé. Lo que sé es que su tablet personal refleja que ella es del personal.
Listas, tareas y menús. Ninguna foto, ni notas de amigos, enviadas o recibidas. Perdió a
sus padres cuando tenía nueve años, pero no hay nada en la tablet, nada que haya visto
en la casa que se los recuerde. O de la gente que la crio. Ellos tienen una hija de su
edad. ¿Eran amigas o rivales?”

“¿Eso podría decirte algo sobre el asalto y el asesinato?”

“No lo sabré hasta que lo sepa.” Se recostó en el escritorio. “Él tenía píldoras para
mejorar su rendimiento en su mesa de noche, nada sorprendente para un hombre que le
dobla la edad a su esposa. Y una venda de seda y un cordel para atar.”

“Un poco de juego sexual con ataduras entre participantes dispuestos tampoco es
sorprendente.”

“Si es mutuo,” concordó ella. “Él tiene un estuche lleno de medicinas en el baño, y
eso no es sorprendente para un doctor. No es sorprendente que él lo guardara en un
bolso médico. Uno elegante con sus iniciales grabadas en él, y con un cerrojo que me
tomó abrir casi diez minutos.”

“Estoy orgulloso de ti. ¿Pero diez?” Roarke sacudió la cabeza. “Necesitamos


practicar más, Teniente.”

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“Habían muchísimas cosas en su interior, frascos, píldoras, jeringas. Voy a hacer que
analicen todo. Sólo para ser minuciosa. Necesito al abogado de la víctima, su compañía
de seguros. Tengo que tener la esperanza de que los del DDE puedan extraer eso
directamente de las computadoras, para ahorrarme tiempo y molestias.”
“Creo que puedes contar con ello.”

“Vale, entonces voy a dejarles la casa al equipo forense por ahora, y marcharme,
trabajaré con la lista de invitados, para ver qué tipo de fiesta se ofreció. Contactar al
personal de la fiesta, dejarme caer para ver si puedo conseguir algo más de Daphne
Strazza, y… etc. Siento lo del tranquilo domingo en casa.”

“No creo que ninguno de nosotros seamos culpables por casi haber arrollado a una
mujer desnuda y traumatizada en la carretera.”

“Sí, pero sólo uno de nosotros es policía.”

“Y gracias a Dios por ello.” Esta vez la beso con entusiasmo. “Tu vehículo está al
frente de la casa, y yo tengo el mío. Puede que pase más tarde por el DDE.”

“Porque encuentras el trabajo de tecnología electrónica tan divertido como ir de


compras.”

“Lo hago. ¿Mientras tanto?” Le tocó con un dedo la hendidura de su barbilla. “Cuida
de mi policía.”

Cuando se marchó, ella volvió a sentarse para hacer las notificaciones.

Tomó notas, revisó otras, verificó el estado de Daphne Strazza, bajo leve sedación,
durmiendo, tranquila. Ningún visitante.

Repasó la lista de invitados que había copiado a su computadora personal, ideó un


sistema para la primera media docena de invitados.

Y encontró a Peabody en el piso inferior haciendo un registro de la sala de estar


masculina.

“Pensé en buscar en los espacios más personales,” empezó Peabody.

“Bien pensado. ¿Alguna cosa?”

“Más organización meticulosa, de manera que lo que esté fuera de lugar resalta. Creo
que faltan algunas cosas. Puedes ver que la víctima tenía un montón de premios y fotos,
o su foto con personas importantes. Pero lo que fuera que estuviera en ese pedestal
desapareció, y hay un par de espacios en aquellos estantes. ¿Ves cómo todo está
preciso? Todos bastante equidistantes entre ellos. A excepción de esa placa de cristal y
esa foto de matrimonio enmarcada.”

“Te entiendo. Algo había entre ellos, y entre ese tazón verdaderamente horrible y ese
otro tazón horrible.”

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“Sí. Podemos suponer que lo que sea que estuviera allí llamó la atención del asesino.
Él no se tomó la molestia con, digamos, esta manta, hecha a mano de seda batik, y
probablemente valorada en varios miles. ¿Y esa lámpara? Es una Terrezio con su firma.
Eso cuesta alrededor de diez mil.”

“¿Por esa lámpara?” Boquiabierta, Eve miró la base dorada triangular, la pantalla
triangular con sus paneles de vidrio blancos y dorados. “¿En serio?”

“Por completo. Lo sé porque Mavis y yo fuimos con Nadine a esta elegante subasta
la semana pasada, y Nadine compró una. Consiguió la suya por ocho mil quinientos, y a
mí me gusta muchísimo más que esta, pero…”

Volviendo a quedarse boquiabierta, Eve meneó una mano. “¿Nadine compró una
lámpara por ocho mil quinientos?”

“Tiene que amueblar ese nuevo apartamento grandote.”

“¿Cómo es que soy amiga de cualquiera de ustedes? ¿Cómo puede ser posible esto?”

“La de ella es realmente bonita, no chabacana como esta. De cualquier manera, fue
divertido echarle un vistazo a todas las cosas, y yo escogí algunas, no es que realmente
las haya comprado. Estaba literalmente asustada de tocar cualquier cosa. Lo que estoy
diciendo es que hay un montón de cosas que estoy viendo aquí para llevarse que pueden
valer muchísimo. Es un asalto bastante raro que deja atrás decenas de miles con un
cadáver.”

“Algunos se especializan. Uno viene por las joyas o los electrónicos. ¿Cuánta gente
miraría esa lámpara y pensaría que vale diez de los grandes? Pero tienes razón, es un
asalto raro si esa era su meta.”

Eve miró con el ceño fruncido el espacio vacío en el estante. “Él fue agarrando lo
que le llamaba la atención además de vaciar las cajas de seguridad. Tal vez es raro, tal
vez sólo es una floritura. Vamos a dejar el resto de esto al equipo forense por ahora.
Tenemos a la jefa de cirugía del St. Andrew's y a su esposo en la lista de invitados de
anoche. Iremos a verlos primero, luego al hospital, seguimos desde allí.”

Peabody recogió su abrigo de donde lo había dejado, empezó a envolver su bufanda


de una milla de largo alrededor de su cuello. “¿Están hechas las notificaciones?”

“A los padres de la víctima, sí.” Eve se encasquetó su gorro del copo de nieve
mientras se dirigían a la salida. “Ambos conmocionados. Algunas lágrimas, un montón
de preguntas. Y lo que me dio la impresión de una especie de distancia emocional.”

Se dio cuenta de que había olvidado el tremendo frío que hacía cuando la primera
ráfaga de viento la abofeteó. Caminó directa a su coche, estacionado consideradamente
en el bordillo. “Les pregunté a ambos cuándo fue la última vez que hablaron con su
hijo.”

Eve entró al coche, encendió la calefacción, y los calentadores de asiento. “Café,” le


dijo a Peabody. “Consíguenos un café.”

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“No tienes que pedirlo dos veces.” Peabody de inmediato programó el AutoChef de
la consola para dos cafés: uno negro, otro regular.

“El padre me dijo que vio a Strazza hace tres años cuando vino a Nueva York para
una conferencia médica.”

“Ese es un largo tiempo entre visitas.”

“Sí, y con un poco de presión me dijo que se reunieron para almorzar. Strazza hijo
estaba muy ocupado, bla, bla. ¿La madre? Cinco años, cree ella.”

“Pero, ¿hace cuánto tiempo se casó Strazza?”

“Hace tres años. Ninguno de los padres fue invitado. Ninguno ha conocido a la
esposa. De nuevo, con un poco de presión, parece que la madre le había preguntado
específicamente a la víctima si podía venir a Nueva York, a pasar un tiempo, llevar a
almorzar a la nueva novia, lo que fuera. Demasiado ocupado.”

“Eso es bastante duro.”

“Tal vez eran unos padres de mierda. Tal vez uno o ambos abusaron o fueron
negligentes con él. Tal vez él era un hijo de mierda. Difícil de decir. Pero ambos están
viajando a Nueva York, dejando lo que sea que estuvieran haciendo para venir aquí y
ver lo que ha quedado de él, para ver a su viuda. De modo que me inclino hacia el hijo
de mierda hasta que me incline por algo diferente.”

“Eso es triste. Sé que sólo veo a mis padres, a mi familia, un par de veces al año
ahora, pero hablamos todas las semanas. Igualmente McNab con la suya.”

“Digamos que era un hijo de mierda y un esposo de mierda. Las probabilidades son
que si era así, él era una mierda en otras áreas.”

Peabody envolvió su café. “Y el asalto es una cubierta. Alguien lo quería muerto.”


Como consideraba eso una fuerte posibilidad, Peabody asintió. “Pero entonces, ¿por qué
golpear y violar a la esposa?”

“Para torturar a Strazza, tal vez para torturar a la esposa. Tal vez porque al asesino le
gusta golpear y violar mujeres. Investigaremos crímenes similares.”

Café, pensó Eve, contenta de que el tráfico estuviera lo bastante ligero para que
pudiera disfrutarlo mientras transitaban por las pocas manzanas hacia el condominio de
la doctorara. Lucy Lake y el doctor John O'Connor.

Se terminó el café mientras se estacionaba en el bordillo al frente del edificio


impresionantemente renovado. Se figuraba que el agradable golpe de cafeína añadiría
impulso para enfrentarse al portero en su uniforme verde bosque.

“No te emociones.” Le anticipó Peabody. “Lo investigué. Es propiedad de Roarke.”

Ligeramente desanimada, Eve fue a agarrar la manija de la puerta justo cuando el


portero la abrió para ella. “Teniente Dallas, ¿en qué puedo ayudarla hoy ?”

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Eve recordó que un portero cooperador le ahorraba tiempo, incluso si era un


aguafiestas. “Necesitamos hablar con los doctores Lake y O'Connor.”

“Pasen, no sigan enfriándose. Los llamaré y les diré que usted y la Detective
Peabody están aquí.”
Las guio hacia un elegante vestíbulo decorado en estilo Deco. Este olía, muy
ligeramente, a granadas.

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Capítulo 3

Le tomó al portero menos de dos minutos contactar con el apartamento de los


doctores, transmitir la información, y obtener la autorización.

“Apartamento 1800,” les dijo mientras las escoltaba hacia un elevador. “Ellos las
están esperando.”

Debido a que él estaba siendo tan servicial, Eve lo tanteó. “Lake y Connor.
Impresiones.”

Probablemente sopesando deberes y ética, él se rascó la nuca. “Bueno, han estado en


el 1800 cerca de diez años. Yo he estado aquí doce años. Con los horarios de los
doctores, de modo que hay un montón de llegadas tarde por la noche, o salidas muy
temprano. Aunque mayormente tienen unas palabras de saludo. Tienen dos hijos
adultos, un par de nietos, que los visitan bastante regularmente. Nunca tuvieron ningún
problema con ninguno de ellos. De hecho, hace unos años cuando mi muchacho se cayó
de cabeza de su deslizador y estuvo en el hospital por un par de días, ambos fueron a
verlo. Eso significa algo para mí.”

“Vale. ¿Estaba usted de turno cuando llegaron anoche?”

“Llegué a las seis. Tenemos a la droide Denise de turno desde la medianoche hasta
las seis. Está en el almacén si quieren que la active. O podría llamar a Pete a su casa. Él
tuvo el turno nocturno.”

“Lo tendremos presente. Gracias.”

Subieron hasta el piso dieciocho en el suave y dichosamente silencioso elevador.

“Es del estilo de Roarke,” comentó Peabody. “El edificio. Del tipo antiguo con la
eficiencia moderna. Y es algo significativo cuando las personas se toman el tiempo para
ir a ver al muchacho de su portero.”

“Tal vez. Veremos qué tienen que decir por sí mismos.”

El décimo octavo piso estaba tan silencioso como el elevador. Allí el aire tenía el
leve aroma de algo herbal, tal vez romero.

El apartamento 1800 estaba en la esquina norte. Las puertas dobles se abrieron casi al
mismo tiempo que Eve tocaba el timbre.

La mujer que las saludó era redonda, cuerpo, cara, incluso la bola de cabello rubio
pálido en lo alto de su cabeza. Llevaba pantalones de un azul brillante y una camiseta
con un estampado llamativo debajo de un mandil blanco almidonado. “Teniente,
Detective, pasen. Mi esposo es policía. El Sargento Tom Clattery de la uno uno tres.
Veintidós años. Y esperen a que le cuente quién vino a la puerta temprano esta mañana.
Tomen asiento.”

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El ama de llaves siguió hablando mientras las conducía a una sala de estar que era
acogedora debido a una larga chimenea eléctrica construida en la pared más alejada.
“¿Desearían un café? Está fresco ya que los doctores justo están terminando de
desayunar. Nunca conocí a un policía que le dijera no a un café.”

“Nosotras no querríamos romper el record,” dijo Peabody de forma tan alegre como
ella. “Negro para la teniente, regular para mí.”

“Enseguida. Ahora tomen asiento y pónganse cómodas. Los doctores vendrán en


seguida.”

Se marchó, una bola de alegría sobre unos robustos zapatos negros.

“Bastante hogareño,” comentó Peabody. “Un par de doctores en un gran apartamento


en un elegante edificio del Upper East, pero es hogareño. Alguien hace bordados,”
añadió, tocando uno de los cojines de la tremenda variedad que estaba dispersa sobres
los sofás y los sillones. “Y realmente bien.”

Eve podía admitir que un sofá en el cual tu trasero se acomodaba bien, calificaba
como hogareño. Además, las fotos enmarcadas, chicos de varias edades, fotos de
vacaciones, posando durante las fiestas, encajaban en ello. Pero había desarrollado el
suficiente buen ojo para reconocer el arte importante en las paredes y el elegante
resplandor de unas cuantas antigüedades perfectamente situadas.

De manera que hogareño, seguro, pensó, con una base de confortable riqueza.

Los doctores llegaron juntos. Ella era alta y esbelta, su cabello corto y oscuro
alrededor de un rostro agudamente definido con unos ojos hundidos más grises que
verdes. Una complexión impecable sólo un tono más intenso que el adorado café regular
de Peabody. Aparentaba su edad, sesenta y tres de acuerdo a sus datos oficiales, con
tanto estilo como el elegante traje azul acero.

Él era más alto, más esbelto, con gruesas cejas negras sobre agudos ojos azules.
Había dejado que su cabello oscuro mostrara las canas en las sienes. Su angosta perilla
estaba salpicada de esas canas. Su traje gris humo complementaba el de ella.

De hecho, pensó Eve, la apariencia de ambos y su lenguaje corporal hablaban de


unidad.

Lake puso su mano en el brazo de su esposo antes de dar un paso adelante.

“Teniente, Detective. Alice reconoció sus nombres. Ustedes son de homicidios. No


se trata de nuestros hijos.”

Antes de que Eve pudiera responder, pudiera tranquilizarlos, O'Connor tomó la


palabra. “Nos comunicamos con ellos tan pronto como Greg nos llamó. Sabemos que
todos están bien. ¿Quién no lo está?”

“Anthony Strazza.”

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Lake soltó el aliento mientras se sentaba. “Acabamos de verlo anoche. Una cena en
su casa. Lo cual ustedes conocen, por supuesto.” Tomó aire, y lo volvió a soltar.
“Estuvimos allí hasta cerca de las once. ¿Johnny?”

“Sí, cerca de las once.” Ahora él se sentó a su lado. “De hecho, fuimos los primeros
en retirarnos. Tengo rondas esta mañana, y Lucy tiene una reunión temprano.”

“¿Debería volver a programarla?”

“Esto no debería tomar mucho tiempo,” le dijo Eve.

“Yo…” Se interrumpió cuando Alcie entró con el carrito del café. “Alice, ¿podrías
llamar a mi oficina? Dile a Karl que pase mi reunión de esta mañana a una hora más
tarde.”

“Haré justamente eso, no se preocupe. Ahora, hay un buen café negro para usted,
Teniente. Y el suyo aquí, Detective. Tendrán su segunda taza,” les dijo a ambos
doctores, vertiendo y sirviendo. “Regresaré en seguida a la cocina si me necesitan para
algo. No se preocupen,” repitió y se marchó.

“Si algo sucedió después que nos marchamos” Lake miró a su esposo “alguien se
hubiera comunicado con nosotros. Si algo le sucedió a Anthony durante la cena.”

“Él fue asesinado después de la cena.”

“No entiendo cómo… oh, Dios, Daphne. Su esposa.” Con una mano presionando su
corazón, Lake se levantó a medias de su sillón. “¿También a ella la asesinaron?”

“Está en el hospital,” le dijo Eve a Lake. “Vuestro hospital.”

“¿Su condición?” demandó O'Connor, mientras sacaba su enlace del bolsillo.

“Espere para contactarse con el hospital. Acabo de verificar su estado. Su condición


es estable, levemente sedada.”

“¿Quién la está atendiendo?”

“El doctor Delroy Nobel.”

La tensión en el rostro de O'Connor se relajó, y su esposa le frotó el muslo.


“Entonces está bajo un cuidado excelente,” dijo Lake. “¿Puede usted hablarnos sobre
sus lesiones? No hay nada que podamos hacer por Anthony,” añadió.

“Tendrán que obtener los detalles médicos de Nobel, pero puedo decirles que la
señora Strazza fue asaltada física y sexualmente.”

“Violada.” Los ojos de Lake se mantuvieron fijos, pero algo se endureció en ellos.

Ellos obtendrían los detalles, pensó Eve, de modo que se los expuso. “Poco después
de las dos de esta madrugada, la señora Strazza fue encontrada cerca de su hogar,
deambulando fuera, desnuda, en shock. Había sufrido numerosas contusiones y

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laceraciones, y estaba hipotérmica. El doctor Nobel la estabilizó. Yo la entrevisté. Su


memoria es irregular, pero declaró que había alguien en el dormitorio principal cuando
ella y su esposo entraron después de que se marchara el último invitado. El doctor
Strazza fue atado, la señora Strazza fue violada repetidamente y atacada.”

“¿Ella vio quién hizo esto?” O'Connor cubrió la mano de su esposa con la suya.

“Fue incapaz de describir o identificar al asaltante, y estaba demasiado turbada para


presionarla sobre ello en ese momento. Durante el asalto, el doctor Strazza fue
asesinado. La señora Strazza sufrió un golpe en la cabeza. Necesito preguntar, para
eliminar, ¿pueden ustedes verificar la hora en que regresaron a su casa y verificar su
paradero entre las once y media y las dos de la madrugada?”

“Nos retiramos a las once, como dijimos.” O'Connor se frotó la sien. “Habríamos
llegado a casa antes de las once y media. Creo que pasaban diez o quince minutos de las
once. Somos prácticamente vecinos. El video de seguridad podría verificarlo, y podría
verificar que no salimos de casa una vez que llegamos.”

“¿Está bien si verifico el video?” preguntó Peabody. “Sólo para tacharlo.”

“Sí, sí. Alice puede llevarla.” Lake gesticuló. “¿Una invasión de su casa?” continuó
mientras Peabody salía. “Su casa parecía muy segura.”

“Estamos investigando. ¿Cuál era su relación con Anthony Strazza?”

“Éramos colegas. Yo soy su jefa.”

“¿Y ustedes socializaban?”

“Sí. Eso es parte de ser la jefa. Anthony era un cirujano brillante. Cirujano
Ortopédico. Sus talentos serán sumamente echados de menos.”

“¿Sólo sus talentos?”

“No tenía problemas con Anthony.” Ella habló cuidadosamente, políticamente.


“Respetaba sus habilidades. No éramos amigos, sino colegas.”

“Era un hombre difícil, Lucy,” dijo O'Connor cuando ella le lanzó una mirada aguda.
“Eso no es un secreto. Los cirujanos a menudo son difíciles.”

Él le apretó la mano mientras hablaba. “Era respetado, admirado por su habilidad. No


era particularmente popular.”

“¿No es particularmente del agrado de alguien?”

“¿Lo suficiente para matarlo?” Lake sacudió la cabeza. “Podría ver a una docena
quienes podrían tener un altercado, podrían intentar golpearlo en el calor del momento.
¿Pero invadir su hogar, asesinarlo? ¿Atacar a su esposa? No.” Se recostó en el sofá,
volvió a sacudir la cabeza. “No. Y Daphne tiende a gustarle a la gente. Sería fácil
desdeñarla. La esposa trofeo joven y bella, casándose con el estatus y el dinero. Pero
ella simplemente no encajaba en ese modelo. Hay una tímida dulzura en ella, y bondad.

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No presume, se pavonea o demanda. Inicialmente iba de voluntaria al hospital una vez


por semana en la unidad pediátrica. Pero después de unos pocos meses, Anthony dijo
que eso era demasiado estresante para ella.”

“¿Lo era?”

“No podría decirlo. Lo que sé es que ella se ganó a un montón de escépticos durante
ese tiempo. Tiene una forma de ser tranquila, recuerda el nombre de todo el mundo, los
nombres de sus hijos. Ofrece fiestas adorables, y fielmente atiende todos los a menudo
tediosos eventos requeridos a la esposa de un doctor. No la conocemos muy bien,
nuevamente, no somos amigos, pero ella me gusta.”

“Igual que a mí,” confirmó O'Connor. “Es una dulce muchacha. Y, creo, que está
intimidada.”

“John.”

“Lucy,” le contestó él, en el mismo tono exasperado. “Usted preguntó si él no era


particularmente del agrado de alguien. Del mío. No era para nada de mi agrado. Era
frío, arrogante, egocéntrico. Alguien podría decir que era un perfeccionista, lo que es un
buen rasgo en un cirujano. Yo diría que demandaba la perfección de forma autoritaria.
Hay una diferencia.”

“Sí, la hay. Agradezco su franqueza. ¿Tenía él altercados con colegas, personal,


pacientes?”

“Altercados, sí. Incidentes, no,” dijo Lake con firmeza. “Trabajamos con estrés, entre
la vida y la muerte, todos los días. Los altercados se dan. Yo he respondido a quejas,
formales e informales, con respecto al comportamiento de Anthony, su trato hacia otros
doctores, internos, enfermeras, ordenanzas. Lo mismo ha pasado con otros doctores del
personal.”

Eve cambió de táctica. “Usted dice que a la mayoría les gustaba la señora Strazza.
¿Podría alguien que usted conoce haber malinterpretado su bondad, haber deseado más
de ella?”

“¿Una aventura?” Las cejas de Lake se alzaron. “Absolutamente no. Créame, ese es
el tipo de rumor que corre como el vino en el hospital. Lo habría oído.”

“Volvamos a la cena. ¿Hubo allí algún problema? ¿Alguna discusión? ¿Cualquier


tipo de tensión?”

“No. Fue una noche adorable.”

“¿Sabe usted quién dio el servicio de catering?”

“Mmm.” Lake frunció el ceño. “Me imagino que Jacko's. Le pregunté el año pasado
a Daphne a quiénes utilizaba, ya que la compañía que yo había utilizado por años
cambió de gerencia, y no estaba ofreciendo un buen servicio. Fue Jacko's, reconocí a un
par de camareros, ya que hemos utilizado Jacko's unas cuantas veces desde entonces.”

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Peabody regresó. Eve captó la señal, y finalizó la entrevista. “Agradecemos su


tiempo,” dijo mientras se ponía de pie. “Si se les ocurre algo más, por favor
comuníquense conmigo.”

Lake se puso de pie. “Por favor téngame al tanto de cómo, cuándo, podemos hacer
los arreglos para Anthony. Daphne puede que necesite ayuda en esa área. No éramos
amigos, pero yo era su jefa.”

“Entendido, pero sus padres están viniendo, así que…”

“Sus padres.” Las cejas de Lake se juntaron. “Tenía la impresión de que ellos lo
cortaron, no querían tener nada que ver con él.”

“Esa no fue la impresión que tuve cuando se lo notifiqué. ¿De dónde recibió usted
esa impresión?”

“Yo… Anthony me lo dijo. Cuando él se negó a postrarse ante cada uno de sus
deseos y caprichos, ellos dejaron de hablarle.”

Interesante, pensó Eve. “¿Qué hay acerca de su ex-esposa?”

“No la conocí muy bien. Era distante, más bien del tipo frágil. Ella… él dijo que
había intentado limpiarle las cuentas, y que había tenido demasiadas aventuras. Huyó a
Europa, creo. No puedo verificar nada de eso,” dijo Lake rápidamente. “No interfiero en
las vidas privadas de mi gente a menos que se relacione con el trabajo. Pero Anthony
fue claro sobre el divorcio, se tomó un mes de licencia para poner en orden las cosas.
No veo cómo eso podría ser pertinente.”

“Información es información. Gracias de nuevo.”

Peabody esperó hasta que estuvieron de regreso en el coche. “Llegaron a casa a las
once y trece. Activaron las cerraduras. No hubo actividad hasta que Alice llegó a las
siete en punto. Ella los adora, por cierto. La estimulé algo. Es familia, así es como
piensan el uno del otro. Ha estado con ellos cerca de treinta años. Sus impresiones de
los Strazza no son tan afectuosas. No puede decir que lo conoce, pero ha estado aquí en
fiestas y ese tipo de reuniones. A él le gusta que la gente se mantenga en su lugar, o su
idea de lugar, de acuerdo con Alice. Nada de conversar con el personal. Tu no
sospechas de ellos.”

“No veo a O'Connor escabulléndose fuera de su casa, y entrando a hurtadillas en la


de ellos, atacando a la esposa, puedes ver que la aprecia. De una manera paternal. No
puedo verlo matando a Strazza y recorriendo el lugar cogiendo artículos. Pero me dieron
una descripción. Vamos a pasar por el hospital primero. Te garantizo que los dos
doctores no demorarán en llegar detrás de nosotras.”

“¿Cuál es la descripción?”

“Strazza era un cabrón, que caía mal a la gente pero era respetado. Y muy
probablemente un tremendo mentiroso. Declaraba que sus padres cortaron con él, lo
cual no me creo. Y su ex-esposa tuvo demasiadas aventuras. ¿Un tipo como Strazza?

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Sólo habría necesitado una. Vamos a querer hablar con la ex, y con los padres. Tener
algunos detalles más pequeños de la descripción.”

“Odio cuando la víctima es un cabrón.”

“Sucede.”

“Sí, sucede. Y eso aumenta la lista de sospechosos.”

“Puede hacerlo. El servicio de comidas es probable que sea Jacko's. Verifica eso, y
consíguenos una lista de quiénes trabajaron en la cena.”

“Puedo hacerlo.” Peabody sacó su enlace mientras Eve conducía al hospital.

Dos tazas de café ayudaron, pero Eve se preguntaba si simplemente podía inyectarse
directamente la cafeína. Esto era un hospital, después de todo. Odiaba las inyecciones,
pero la sufriría por una buena y fuerte sacudida.

Se abrió camino con su placa hasta la recepción de Emergencias, y después de unos


cuantos titubeos consiguió la sección y el piso adonde Daphne Strazza había sido
reubicada. Se abrió camino a esa recepción, otra vez mostrando su placa.

Sí, se pondría la inyección.

“Tengo que contactar al doctor Nobel,” le dijo la enfermera.

“Por mí está bien, pero nosotras vamos a su habitación ahora. ¿Hacia dónde está?, o
simplemente me contonearé por allí con mi placa y arma hasta que encuentre al oficial
en su puerta.”

“Por ese corredor y a la derecha. Está en la 523.”

“Vale.”

“No estoy segura de poder contonearme,” comentó Peabody mientras echaban a


andar.

“No en esas botas de mariquita.”

“No son botas de mariquita.”

“Son rosadas y tienen pelusa. Esa es la definición de mariquita.”

Divisó al oficial en una silla fuera de la 523, jugando con su computadora personal.
Él oyó sus botas, que no eran de mariquita, en las baldosas y se puso de pie.

“Teniente. Nadie a excepción del personal médico ha entrado o salido. La enfermera


la revisó hace cerca de diez minutos. Está despierta.”

“Bien. Siga en su puesto, Oficial. Solicitaremos a su relevo.”

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Eve y Peabody entraron.


Daphne yacía en la cama, con la parte superior de su cuerpo ligeramente elevada. Su
color se veía casi normal, y el tratamiento médico había mejorado muchos los
moratones y la hinchazón de su rostro. Ella miraba inexpresivamente por la ventana
hasta que Eve se acercó a su campo de visión.

Daphne parpadeó. “Yo… la conozco.”

“Soy la Teniente Dallas. Yo la traje.”

“Sí. Con el hombre. Él tiene ojos azules. Recuerdo sus ojos azules.”

“Difícil olvidarlos. Ella es mi compañera, Detective Peabody.”

“Ah.” Daphne desvió la mirada. “Hola.”

“Señora Strazza.” Eve volvió a llamar su atención. “Lamento tener que informarle
que su esposo fue asesinado esta madrugada.”

Daphne continuó mirando con fijeza. “¿Asesinado? Pero él es muy importante.”

“Su cuerpo fue encontrado en el dormitorio en el que usted fue atacada.”

Daphne yacía quieta, pero su respiración se aceleró. El monitor pitó más


rápidamente. “Pero…” Giró la cabeza, con sus ojos muy abiertos aún, pero secos,
mirando con fijeza hacia la ventana. “Yo no estaba muerta. Pensé… mi esposo está
muerto.”

“Lamento su pérdida, señora Strazza,” dijo Peabody.

“Mi esposo está muerto. Algo terrible sucedió. ¿Usted sabe lo que sucedió?”

“¿Lo sabe usted?”

Daphne cerró los ojos. Sus manos yacían quietas sobre las sábanas blancas, como si
estuviera dormida. “Es como mirar a través de una cortina. En algunas partes es
delgada, y puedo ver. En otras es gruesa, y no puedo. Siento como si pudiera irme
flotando, sólo ir flotando.” Abrió los ojos otra vez. “¿Estoy flotando?”

“Son los medicamentos.”

“Se siente bien flotar. Se siente libertad. No puedo ver a mi esposo. No a través de la
cortina, no cuando yo floto. No puedo ver lo que le sucedió. Tal vez no está muerto. Él
es muy importante. Es muy fuerte. Es un cirujano muy talentoso. Es--”

“Lo siento,” la interrumpió Eve. “Yo identifiqué su cuerpo.”

“Su cuerpo,” susurró Daphne.

“¿Qué es lo que ve? ¿Qué es lo que recuerda?”

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“Al demonio. Pero no es el demonio. Es un hombre. ¿Cómo puede el demonio ser un


hombre? Creo que un hombre puede ser un demonio.”
“¿Cómo es el demonio?”

“Su rostro es rojo, rojo candente, y hay unos pequeños cuernos aquí.” Se tocó la
frente. “Tiene una sonrisa terrible. Creo que sus ojos son rojos, pero luego creo que son
amarillos. Las luces relampaguean, rojo y amarillo. Alguien está gritando. Alguien está
riendo. ¿Anthony? No, mi esposo no está riendo. No está gritando. No puedo respirar,
no puedo respirar.”

“Sí, sí puede.” Eve posó una mano en el hombro de Daphne mientras la mujer daba
un respingo jadeando. “Usted puede respirar. Nadie le está haciendo daño ahora.”

“Pero duele. Duele.” Las lágrimas cayeron ahora, derramándose de aquellos ojos
muy abiertos. “Uno no puede alejarse porque él te trae de vuelta. Tuve sexo con el
demonio, y se siente arder y desgarrar. No quiero. No quiero tenerlo.”

“Él no puede tocarla ahora.” Eve bajó de un tirón la baranda de la cama, y se sentó a
un lado. “Él no puede llegar hasta usted ahora.”

“Me encontrará.” Daphne agarró el brazo de Eve, lo usó como palanca para sentarse,
y entonces aun sosteniéndose con fuerza, miró desquiciada alrededor de la habitación.
“Puede encontrarme. Puede encontrarme en cualquier parte.”

“No, no puede. No lo hará.”

“El me escogió. La puta del demonio. Lástima cuando él me hace su puta. Quema.
Tiene un resplandor rojo y arde.” Agarró con fuerza las manos de Eve, y habló en un
susurro. “Si uno suplica, si uno lucha, él hará que duela más.”

“Usted está a salvo aquí.”

Daphne colapsó en la cama, cerrando los ojos mientras las lágrimas rodaban por sus
mejillas. “No hay ningún lugar seguro.”

Del entró corriendo. “Oiga. Deténgase,” le espetó a Eve, entonces posó suavemente
la mano en la mejilla húmeda de Daphne. “Todo está bien ahora. Todo está bien. ¿Me
recuerda?”

Ella abrió los ojos y lo miró. “Usted es el doctor. Usted es noble.”

“Ese es mi nombre. Quiero revisarla, ¿está bien? Ver cómo está.” Miró hacia atrás
cuando una enfermera ingresó. “Y esta es Rhoda. Me va a ayudar con el examen.”

“¿Usted tiene que tocarme?”

“Seremos cuidadosos. Lo prometo.”

Rhoda se acercó, y sonrió. “El doctor Nobel es un encanto.”

“Aw,” dijo él.

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“La ha estado cuidando. Va a seguir cuidándola.”


“Si el demonio viene…”

“La policía no permitirá que el demonio entre aquí. Ni tampoco el doctor Nobel.”

Del miró a Eve sobre el hombro. “Denos un minuto.”

En el corredor, Eve se puso a pasear. “Que venga el nuevo relevo.”

“Ella está de camino. Pensé, bajo las circunstancias, en un oficial femenino.”

“Sí, sí, está bien. Ella no está fingiendo.”

“No, no lo está haciendo. ¿Alucinógeno?”

“Veremos lo que dice Nobel. Ellos hicieron un toxicológico. Tal vez usó una
máscara, o maquillaje. Haciéndose ver como un demonio. Mira si puedes encontrar
asaltos, asesinatos, violaciones, allanamientos en donde el perpetrador se disfrazó como
un demonio.”

“Me pondré a ello. Pero los ojos… ¿rojos o amarillos?”

“Podría habérselos coloreado. Podría haber traído su propio juego de luces, rojo y
amarillo intermitentes, para añadir al trauma y la confusión. O está tan jodida por todo
esto que sólo lo ve de ese modo.”

“Sí. Y el pene rojo brillante, puedes conseguir condones con todo tipo de brillos o
resplandores o…”

“Estoy al tanto sobre los condones, Peabody. Tal vez ella vio sus manos. Si no
llevaba guantes puede que sea capaz de decirnos la raza. Necesitamos…”

Ella se interrumpió cuando Nobel salió de la habitación.

“No puedo dejar que usted la presione de esa forma. Está débil y frágil en este
momento.”

“No estaba presionándola. No es mi primera vez con una víctima de violación. Tenía
que notificarle que Anthony Strazza fue asesinado.”

“¿Asesinado?” Del retrocedió un corto paso. “¿Está muerto?”

“Eso es lo que sucede cuando eres asesinado.”

“Jesús.” Frotándose la nuca, Del cerró los ojos. “Cristo Santo.”

“Ella recuerda algunas cosas, y lo que recuerda es sobre ese asunto del demonio.
¿Toxicológico?”

“Limpio.” Después de sisear entre dientes, Del abrió los ojos. “Nada de ilegales,
ninguna droga en absoluto. No hay ADN del asaltante. Se selló ahí, hijo de puta.”

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Soltando un segundo siseo, Del se pellizcó el puente de la nariz. “No es mi primera vez,
tampoco, pero ella tocó una fibra sensible. Dios, Strazza. Mire, necesito café. La sala de
descanso está aquí cerca.”

Él se dio la media vuelta, y comenzó a caminar.

“¿Usted se ha quedado toda la noche?”

Del se encogió de hombros. “Me eché una siestade un par de horas. Ella me conoce,
o me recuerda lo suficiente, confía en mí hasta donde puede. De manera que necesito
estar cerca hasta que esté más estabilizada.”

Las hizo pasar a una sala no tan diferente a la sala de descanso de su propia división.
Esta olía no muy diferente. A café malo y fatiga.

“¿Quieren?”

Eve estudió el dilapidado AutoChef. “Absolutamente no.”

Riéndose a medias, él miró a Peabody, quien le dio una firme sacudida de cabeza.
“Sólo yo entonces. Este es el caso, y disculpe toda la jerga médica. A ella le sacaron la
mierda a golpes, la violaron, la estrangularon, la cortaron, aterrorizaron, y le dieron un
golpe en la cabeza. Su cerebro está bastante revuelto.”

“Creo que puedo entender algo de las complejidades de su jerga médica.”

“Bien.” Él tomó un sorbo de café, y dijo, “Alabado sea Jesús,” volvió a beber.
“Añada la hipotermia. Su memoria de los acontecimientos que sucedieron en su casa
está confundida, y faltan algunas partes. Algunas partes puede que sigan faltando. No
sólo se trata del trauma físico, el golpe en la cabeza, la hipotermia, también es un
escudo emocional. Y ahora qué sé que su esposo probablemente fue asesinado en frente
de ella, sospecho que ese escudo en este punto es grueso y macizo. Su mente bloquea lo
que no puede manejar.”

“Soy consciente de ello,” dijo Eve con serenidad. “No necesito su conferencia sobre
traumas. Yo he sido policía más tiempo del que usted ha sido doctor.”

Él la estudió sobre el borde de su fea taza gris. “No lo sé. Yo hice mi debut jugando
al doctor con Cassie Rowling. Teníamos seis años.”

“Eso no es vocación. Es ser un pervertido.”

“Un niño de seis años no puede ser un pervertido.”

“Las semillas están allí.”

Él volvió a reír. “Usted me gusta. No llegué a ver el video o a leer el libro. Yo solía
ver videos y leer libros,” dijo con melancolía. “Pero indagué sobre usted. ¿Usted sería
Peabody?”

“Sí, gusto en conocerlo.”

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“Usted me gusta sólo por esta conversación. Me gusta por traer al hospital a una
mujer en apuros. Pero de verdad me gustan ambas después de indagar sobre ustedes. Sé
que Daphne está en buenas manos con ustedes. Pero está en mis manos primero. Tiene
que estarlo. Para añadir más jerga médica complicada: Ella es un jodido desastre.
Vamos a ayudarla, y ella se fortalecerá y se estabilizará. Sólo les estoy pidiendo que no
la presionen.”

“¿Cuánto más fuerte y estable estará cuando sepa que el bastardo que le hizo esto,
que asesinó a su esposo, está en una celda?”

“Usted tiene un buen punto. Intentemos esto. Ambos haremos lo que hacemos.
Trataré de ser más tolerante. Y usted es más tolerante con Daphne.”

“Puede estar de acuerdo con eso. Estamos dejando a un policía en su puerta. Ella
debería de saberlo. Puede que la ayude.”

“Oficial Marilynn Wash,” dijo Peabody echando un vistazo a su enlace. “Acaba de


presentarse. Estará de turno ocho horas, luego su relevo, ya en espera, es Karen
Lorenzo, seguida en otro turno de ocho horas por Zoey Russe.”

“Todas chicas policías. Buen toque.” Del echó un vistazo a su unidad de muñeca,
vertió más café en su taza. “Tengo que darle a Daphne algo para tranquilizarla. Tiene un
tiempo difícil con los exámenes. Denle unas pocas horas, ¿vale? No va a recordar nada
más en este momento. Y yo necesito tranquilizarla para que hable con un terapeuta en
violaciones. Añadiendo ahora un terapeuta de duelo.”

“Yo tengo a uno disponible que puede servir como ambos.”

“No quiero a algún…”

“La doctora Mira.”

La mirada defensiva en su rostro desapareció. “¿La doctora Charlotte Mira?”

“Eso es correcto. ¿Objeciones?”

“No sólo ninguna, sino que estaría agradecido por ella.”

“Ella se contactará con usted. Prográmelo. Si cualquiera de estas partes faltantes


aparece, quiero saberlo lo antes posible.”

“Usted las tendrá. Yo mismo me sentiré muchísimo mejor cuando el bastardo que
hizo esto esté en una celda.”

Con un asentimiento, Eve lo dejó bebiendo otra taza de ese café terrible.

“Consígueme un encuentro con Mira,” le dijo a Peabody mientras echaban a andar.


“Y mira quién en la división puede manejar algunas entrevistas. Las probabilidades de
que sea un invitado de la cena son bastante escasas en este punto, pero tienen que ser
cubiertos. Nosotras nos encargaremos del servicio de catering.”

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Echoes in Death

“En ello. Oye, espera, espera. Conseguí algo en los crímenes parecidos.”
Apresurándose para mantener el paso, Peabody estudió su pantalla. “Tenemos un par de
asaltos, violaciones, palizas. Un asunto dentro de la casa, igual a este. El primero fue el
verano pasado, y las víctimas dijeron que él parecía Drácula. El segundo el Noviembre
pasado. Describieron al asaltante como un espíritu maligno.”

“¿Máscara o maquillaje?”

“No están seguros en ambos casos. Y en ambos casos él ató al hombre, lo golpeó con
los puños y una cachiporra, golpeó y estranguló a la mujer, y la violó. Reprodujo efectos
de sonido. Lobos aullando en el primero, gritos y traqueteo de cadenas en el segundo.
Añadió luces en el segundo. Una luz estroboscópica.” Peabody alzó rápidamente la
mirada mientras se acercaban al elevador. “Tenía un cuchillo en el segundo ataque,
cortó un poco a ambas víctimas, amenazó con cortarles la garganta si el hombre no le
daba la combinación de la caja de seguridad, y si la mujer no gritaba que él era el mejor.
Que quería más. Dejó vivas a todas las víctimas, soltándolas, lo indica la evidencia, él
se llevó el contenido de la caja de seguridad, y otros artículos, y violó a la mujer una
última vez.”

“¿Quién está en el caso?”

“Los Detectives Olsen y Tredway, Unidad Special.”

“Ponte en contacto. Necesitamos todo lo que tengan.”

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Echoes in Death

Capítulo 4

El tráfico mañanero se complicaba con maxi buses repletos entorpeciéndolo, taxis y


coches avanzando lentamente a lo largo de las negras carreteras, y los peatones
inundando las aceras.

Los dirigibles publicitarios dejaban oír a todo volumen sus incesantes anuncios. Su
enfoque actual eran las ofertas para el Día de San Valentín.

Eve no lo entendía, simplemente no lo entendía. ¿Quién diablos decidió que se


suponía que todo el mundo enloqueciera con el romance y con la compra de regalos en
un día de febrero escogido al azar? ¿Acaso todo el mundo no acababa de enloquecer
con la compra de regalos y la alegría de Diciembre?

¿Cuándo acabaría esto?

Cuando lo expresó, gruñendo al pasar a través del siguiente embrollo vehicular,


Peabody le lanzó una mirada muy, muy triste.

“Pero esto es para los enamorados.”

“Oh, tonterías. Es sólo otro fraude diseñado para que los restaurantes y las tiendas
puedan engatusar a las personas para que gasten su dinero en costosas cenas, montones
de flores, y las joyas resplandecientes que algún pobre estúpido compra a crédito
pensando que tendrá suerte en acostarse con alguien. Si quieres festejar con tu
enamorado, quédate en casa y ten sexo hasta que pierdas la cabeza.”

“Es más agradable hacer eso después de una salida nocturna especial.”

“Come en la cama, y ten más sexo. Tuve este caso hace unos años. La pareja estaba
celebrando el Día de San Valentín a todo dar, cena y baile en el Salón Arco Iris.”

“Romántico, clásico.”

“Sí, y mientras el tío está gastando cerca de dos de los grandes en unos costosos
medallones de cerdo, la mujer va al baño. Mientras está allí, su enlace timbra, lo dejó o
lo olvidó en el asiento de su reservado, y él le echa un vistazo. Resulta que es un texto
de un tipo con el que ella tuvo un romántico almuerzo servido en la habitación además
de practicar sexo en el hotel con el mismo tipo esa misma tarde. De manera que el
marido se pone a investigar, encuentra montones de textos sexys entre su esposa y el
tipo del hotel en donde se reían un par de veces del despistado marido y de su actuación
inferior al follar.”

“Auch.”

“Así que…” Eve divisó su oportunidad, se desvió hacia el bordillo en frente de un


enorme camión de reparto, el cual expresó su fastidio con un bocinazo. “Esta empresa
de catering debería a estar cerca de manzana y media hacia el oeste.”

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Se apeó y, después de chequear el tráfico, Peabody se las arregló para salir


rápidamente del lado del pasajero y pasar apretujándose entre parachoques hacia el
bordillo.

“¿Qué hizo el marido?”

“Pidió la cuenta y la firmó. Cuando la esposa regresó, él le dio el enlace, dijo Feliz
Día de San Valentín, perra, y la apuñaló en cuello con su cuchillo de la cena.”

“Santa mierda. ¿La mató en el mismo Salón Arco Iris?”

“Tenían una mesa en la esquina con velas encendidas. Nadie reparó en esta mujer
desangrándose mientras su esposo se bebía el resto del champagne. Que eso sea una
lección para ti.”

“¿Para mí?”

“Quédate en casa y tírate tus polvos.”

Peabody habló con la voz amortiguada por su bufanda, y le lanzó una mirada dudosa.
“Te inventaste todo eso.”

“Elina y Roberto Salvador, 2055 o '56, no estoy completamente segura. Puedes


echarle un vistazo.”

En el minuto que ingresaron en Jacko's, el aroma de la levadura y el azúcar las asaltó.


Peabody gimió audiblemente.

“No sabía que era una pastelería.” Peabody cerró los ojos, inhalando el aroma. “No
lo sabía.”

No era sólo una pastelería, notó Eve. A través de una abertura lateral, se divisaban en
la oscuridad mesas y sillas, un bar y un podio para la anfitriona. Pero aquí, en esta
sección, las luces estaban encendidas y resplandeciendo en exhibidores de vidrio que
contenían bollos y pasteles, tartas de café y panes glaseados con una cobertura blanca.

El personal de blanco embolsaba, metía en cajas y cobraba las ventas con rapidez.
Los clientes esperaban mientras otros se marchaban llevándose aquellas fragantes bolsas
y relucientes cajas.

“Límpiate la baba de la barbilla,” le aconsejó Eve, caminando hacia el extremo del


mostrador en donde una linda chica como de veinte años armaba más cajas.

“Necesito hablar con quién sea que esté a cargo.”

“Lo siento, señora, si hay un problema, yo…” Fue dejando de hablar, con los grandes
ojos azules agrandándose más cuando Eve puso en alto su placa. “Oh. Oh, Dios. Deme
un minuto, ¿está bien? Sólo un minuto.”

Salió disparada a lo largo del mostrador y pasando a través de unas puertas de


vaivén.

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“Sé que tú personalmente puedes estar días sin una buena comida, lo cual no tiene
sentido ya que no tienes almacenada grasa corporal, pero yo necesito comer.” Peabody
soltó el aliento. “Me iba a conformar con una barra de yogurt y un enrollado de huevo
de un carrito ambulante o de una máquina expendedora, pero caray.”

“Compra algo cuando hayamos terminado la entrevista.”

“Tienen bollos de canela,” dijo Peabody con reverencia. “Pegajosos bollos de


canela.”

“No te quejes de tu propio bollo pegajoso después de que engullas uno.”

“No están para ser engullidos, los pegajosos bollos de canela, sino para saboreados.”

La jovencita bonita regresó apresuradamente. “Señora,” empezó ella con un susurro,


“Jacko no puede salir de la cocina en este momento, así que ¿si usted pudiera ir allí
detrás?”

“Seguro. Nosotras iremos ahí detrás.”

Dirigidas por la muchacha, caminaron a lo largo del mostrador. Al otro lado de las
puertas de vaivén los olores de los hornos tenían al reputado cuerpo sin grasa de Eve
gimiendo en voz alta.

Al lado de una pared de hornos en funcionamiento, divisó una especie de batidor casi
tan grande como la mujer que lo manejaba, una línea de gabinetes de acero inoxidable,
lo que a ella le pareció un inmenso refrigerador, y estantes llenos de bandejas e
ingredientes.

Ante una encimera, un hombre con un kipá utilizaba alguna especie de herramienta
para añadir diminutos pétalos y hojas a un alto pastel. Ante otra, una muchacha utilizaba
una herramienta diferente para estrujar masa sobre una bandeja llena de moldes.

En el centro de todo esto, ante una isla, un hombre grande de anchos hombros que
llevaba un gorro y un delantal estiraba con un rodillo la masa mientras cantaba acerca
de ir de fiesta para disfrutar al máximo. Tenía la voz como una sirena en niebla.

“¿Tío Jacko? Aquí está la policía.”

“¿Eh? Ah, muy bien, muy bien. Eres una buena chica, Brooksie. Regresa afuera.”
Aun estirando la masa con el rodillo, él les hizo un ademán con la barbilla a Eve y a
Peabody. “Acérquense. Nos estamos quedando cortos con los bollos como siempre.
Tengo que ver las placas.” Él trabajaba mientras las examinaba, asintiendo. “De
acuerdo, ¿en qué puedo ayudarlas?”

“Usted dio el servicio de catering en una cena anoche.”

“Tuve cuatro eventos anoche, dos cenas. ¿Cuál de ellas?”

“Anthony y Daphne Strazza.”

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“Ah, la señora Strazza. Un encanto, sabe planear sus fiestas. Sí, dimos ese servicio.
Cena para cincuenta. Un aperitivo servido en la sala de estar, medallones de langosta en
salsa picante. En el comedor principal, ensalada caliente, vieiras asadas, judías verdes y
pimientos en una vinagreta de nuez con un plato principal de entrecot…”

“Entendido. No necesitamos el menú.”

“Suena increíble,” dijo Peabody, haciéndolo sonreír mientras untaba mantequilla


sobre la masa extendida.

“Si vas a comer, deberías comer bien.” Desde un tazón él espolvoreó una mezcla,
Eve podía oler la canela y el azúcar, sobre la mantequilla. “¿Cuál es el problema?”

“Los Strazzas fueron atacados por un intruso después de la cena.”

Su mano se detuvo a medio espolvorear, y toda la relajada ligereza desapareció de su


rostro. “¿Ella está bien? ¿La señora Strazza? Quiero decir, ¿ellos están bien?”

“La señora Strazza está en el hospital y está estable.”

“¿En qué hospital? ¡Gula!”

La mujer de la batidora alzó la vista frunciendo el ceño. “En un minuto, Jacko.”

“Gula, la pequeña señora Strazza fue lastimada. Está en el hospital.”

“¡Oh, no!” Ella se acercó apresuradamente y se paró a su lado. Su cabeza apenas le


llegaba al esternón. “¿Qué sucedió?”

“Ellas son policías, y están diciendo que ella fue atacada. Ellos, quiero decir. ¿El
señor Strazza también?”

“Sí. Él está muerto.”

Eve lo dijo llanamente, observando las reacciones.

Ella vio el shock en ambos mientras la mujer aferraba el grueso brazo de Jacko. “Ah,
bueno, ¡Dios! ¿Cuándo? Ambos estaban bien anoche.”

“¿Usted trabajo en la cena?” le preguntó Eve a Gula.

“Ambos lo hicimos. La señora Strazza siempre nos pedía que estuviéramos los dos
allí. Jacko maneja la cocina, yo manejo a los camareros.”

“Después de la cena,” dijo ella. “Un intruso.”

“Ese lugar es como una bóveda.” Gula sacudió la cabeza. “Nunca nada es seguro,
¿verdad? Ah, esa pobre chica. ¿Cuán mal ha sido lastimada?”

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“Se pondrá bien” fue todo lo que dijo Eve. “¿Pueden ambos decirnos a qué hora se
marcharon de la residencia Strazza, y adónde fueron? Necesitamos establecer una línea
de tiempo.”

“Servimos el croquembouche justo cerca de las diez, diez y cuarto, ¿no es así?” Gula
se frotó la sien. “Con las mentas, el café y el licor. Jacko y yo nos marchamos alrededor
de las diez y media y fuimos a casa.”

“¿Juntos?”

“Hemos estado casados veinticinco años, de modo que vamos juntos a casa,” le dijo
Jacko a Eve. “Dejamos a Xena, nuestra hija, y a Hugh, nuestro sobrino, a cargo. Ella
está en el mostrador al frente, pueden hablar con ella, pero dijo esta mañana que ella y
Hugh se marcharon alrededor de las once, o las once y cuarto, dejaron a cargo a los
droides de la casa. Todavía había invitados cuando se fueron, dijo ella.”

“Vamos a necesitar una lista de sus empleados, de los que trabajaron en la cena.”

“Por supuesto.” Sacudiendo la cabeza, Jacko comenzó a enrollar la masa en un rollo


apretado. “Pero puedo decirles que nadie que trabaje para nosotros dañaría a alguien.”

“Esa es la verdad.” Gula le dio palmaditas en el brazo. “Pero les traeré una lista.”

“Nosotros trabajamos en un montón de casas lujosas y en zonas de eventos,”


continuó Jacko y, cogiendo un cuchillo de apariencia letal, cortó el rollo en tajadas.

La muchacha que había estado llenando los moldes le trajo una cacerola.
“Coordinación perfecta,” dijo.

“Gracias, cariño. Ella no trabajó en la cena,” añadió cuando ella se había alejado,
entonces vertió algo que olía obscenamente delicioso en la cacerola. “Tengo que confiar
en los que trabajan para mí, de manera que tengo que conocerlos. Muchos de los que lo
hacen son familia. Y nadie trabaja en un evento para Jacko's hasta que estén entrenados.
He estado haciendo esto más de quince años. Nunca tuve un empleado que siquiera se
llevara una servilleta de un cliente. Nadie que trabaje para mí y Gula va a hacerle daño a
alguien.”

“Puede que ellos tengan impresiones, podrían haber visto algo, a alguien. Usted
podría haberlo hecho,” añadió Eve.

“Mayormente yo me quedo en la cocina.” Él cubrió la cacerola con un paño.

“¿Y usted conoce a todos los que trabajaron en el evento? Cada camarero, cada
cocinero, cada aparcacoches.”

“A todos. También conozco a muchos de la lista de invitados. No a todos, pero más


que a unos pocos. Profesionalmente. El doctor Hannity se escurrió a la cocina. Hicimos
la boda de su hija hace un par de años. Tenía una cerveza y algunos aperitivos. Y la
señora Wyndel vino un ratito. Nosotros cubrimos todos sus eventos. Quería hablarme
acerca de una fiesta el próximo mes, un baby shower para su sobrina. Cosas así,” dijo

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con un encogimiento de hombros. “Además de eso, no soy mucho de departir. Odio las
fiestas.”
Eve se rio antes de poder evitarlo. “Yo también. Pero supuse que a usted le
encantarían.”

“Me gusta cocinar y hornear.” Se limpió una manaza en su mandil. “Bien puede uno
ganarse la vida haciendo lo que le gusta.”

“De acuerdo.”

Él se encaminó hacia otra encimera, levantó una bandeja de bollos de canela


enfriándose. “Tengan una muestra.”

“Compraremos algunos cuando estemos saliendo,” le dijo Eve. “No se nos permite…
tomar muestras.”

Él bajó las cejas, señalo con un dedo dos de los bollos. “Estos dos no son para la
venta. No estoy seguro de que alcancen mi nivel de calidad. Me gustaría vuestra
opinión.”

“Dallas, me estoy muriendo aquí.” Flanqueada por las fruncidas cejas de Jacko y los
implorantes ojos de Peabody, y asaltada por los aromas, Eve se rindió.

“Bien. Está bien.” Ella cogió un rollo, le dio una mordida. Y quiso llorar. “Terrible,”
dijo dando otra mordida. “No sé cómo puede usted mantenerse en el negocio sirviendo
algo como esto. Debo de confiscar todo el grupo.”

“Lote,” dijo él, sonriendo ampliamente. “Voy a empaquetar estos. Llévelos con
usted.”

“En serio, no podemos…”

“Claro que pueden.” Dijo él con fiereza, y entonces Eve captó el leve destello de
lágrimas cuando agarró una caja. “Ustedes hacen su trabajo, yo hago el mío. Me gusta
esa chica. Tengo una hija casi de la misma edad. No sé qué haría si alguien la pusiera en
el hospital.”

Eve esperó un momento. “Pero a usted no le gustaba Anthony Strazza.”

“No lo conocía realmente. Yo trabajaba con ella.” Entonces se encogió de hombros.


“No me gustaba mucho. Él podía mirarte con ojos fríos. Algunas personas piensan que
si las alimentas o haces algo por ellas, eres inferior. Él era así. Ella no lo es. Le tenía
miedo.”

“¿Por qué dice eso?”

“Usted quería impresiones, ¿no es así? Hace más o menos un año , nosotros
estábamos trabajando en los detalles, el menú para una fiesta. Sentados en el comedor
de su casa con gráficos, listas, y las muestras de postres que había llevado. Tomando
café. Pasándolo bien y ella se estaba riendo. El entró y lo vio. Sólo por un segundo vi
temor en los ojos de ella. Lo cubrió, se puso en pie de un salto, recordándole a él quién

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era yo, qué estábamos haciendo. Toda radiante y alegre. Pero sus dedos estaban
temblando cuando extendió la mano para agarrar uno de los gráficos en los que
habíamos trabajado.” La boca de Jacko se tensó. “Nunca volvimos a reunirnos así otra
vez. Mayormente planeábamos las cosas vía enlace o por correo electrónico.”
La mujer que había estado cobrando las ventas entró a través de las puertas de
vaivén, estudió a Eve y a Peabody. “Mamá dijo que le diera a la policía este disco.” Lo
sacó del bolsillo. “Tiene los nombres, números de contacto, direcciones de todos los que
trabajaron en el evento de los Strazza. Y cuánto tiempo han trabajado para nosotros, y si
son de la familia.” Miró a su padre. “Mamá me está cubriendo en el mostrador. Se
supone que debo hablar con la policía.”

Inclinándose, Jacko le dio un beso en la coronilla. “No es nada de lo que


preocuparse, nena.”

“¿El doctor Strazza fue asesinado? ¿Y la señora Strazza está herida?” Xena tenía los
mismos ojazos azules que su prima, y un manojo de cabello castaño veteado de dorado
debajo de su gorro blanco. Sacó una brillante botella roja de agua del bolsillo de su
mandil y bebió. “Simplemente no puedo creerlo. Pero no podríamos haber sido ninguno
de nosotros. Quiero decir, ninguno de nosotros podría nunca… además, todos se
marcharon antes que Hugh y yo. Todos nosotros, quiero decir.”

“¿Está segura de ello?”

“Conozco a todos los de esa lista. Mi hermano está en ella. Él trabajo atendiendo el
bar, y se marchó antes del postre. Nat y yo servimos el postre, y luego la envié a casa.
Todo el personal de cocina a excepción de Elroy se marchó durante el postre. Y él se
fue con Nat. Teníamos a Bryar, Zach y Hugh como aparcacoches, Hugh servía de
corredor. Lo que quiero decir es que él trabajaba en donde fuera que se le necesitara.
Hugh me dijo que Zach y Bryar se fueron juntos, caminando hacia el subterráneo.
Incluso en un buen vecindario, a Papá no le gusta que ninguna de las chicas se vaya a
pie sola después de un evento. Lacy trabajó en el bar con Noah, mi hermano, y se fue
con Rachel, Trevor y Marty, personal de cocina. Rachel, Trevor, Marty y yo vivimos
juntos. Todavía estaban levantados cuando llegué a casa.”

“Muy bien. ¿Notó usted algo, mirando hacia atrás, algo que pareciera extraño?”

“Francamente, no. Uno realmente tiene que mantenerse alerta cuando se está
atendiendo una cena para cincuenta personas sentadas y con variedad de platos.
Servimos el primer plato en la sala de estar, y preparamos la mesa del comedor mientras
eso estaba siendo servido. Levantamos el servicio del primer plato mientras el principal
estaba siendo servido, asegurándonos de que era ofrecido el vino adecuado, que las
copas fueran llenadas. La señora Strazza tenía una lista a seguir, así que ahí estaba eso.
Entonces todo regresó a la sala de estar, pero sin las mesas y las sillas, para el postre.”

“¿Qué quiere usted decir con sin las mesas y las sillas?”

“Bueno, no las mesas y sillas de ella. Las alquiladas, para el elegante primer plato.”

“¿Qué compañía?”

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“Estrella Solitaria,” dijeron juntos el padre y la hija.


“Hemos hecho eventos con ellos durante años,” continuó Jacko. “Son sólidos.”

“¿Cuándo trajeron lo alquilado y cuándo se lo llevaron?”


“Las trajeron cerca de las cinco,” le dijo Xena. “Yo estaba allí para supervisar la
instalación. Nat y yo hicimos la decoración de las mesas, con la señora Strazza. A ella le
gusta involucrarse en eso. Las recogieron a las ocho y media. Nosotros las despejamos y
ellos entraron. Dentro y fuera en cerca de diez o quince minutos.”

“¿Conocía usted al equipo?”

“Eh… en su mayoría. Quiero decir… no estoy segura. Estábamos tan ocupados.”


Miró a su padre. “Oh, Papá.”

“Tú no te preocupes.” Él rodeó la isla y la atrajo hacia él. “No te preocupes por esto.”

“Él tiene razón,” dijo Eve. “¿Recuerda cuántos había en el equipo de lo alquilado?”

“Cuatro… no, cinco. Cinco. Conocía a un par de ellos. Pero estaba ocupada,
simplemente no tenía tiempo para pensar en ello.”

“Si usted recuerda cualquier otra cosa, contácteme o a la Detective Peabody.


Agradecemos su tiempo, y la ayuda. Y todo lo demás.”

Frotando la espalda de su hija, Jacko miró por encima de su cabeza. “¿La señora
Strazza puede recibir visitas?”

“No podría decirlo en este momento.”

“¿Podemos hablar con su doctor, ver si podemos enviarle alguna sopa?”

“Delroy Nobel en el St. Andrew's. Usted hace lo que hace, Jacko,”

* * *

En la calle, Peabody se encogió dentro de su abrigo. “Si pudiera permitirme que me


hicieran servicio de catering, sé a quién podría utilizar.” Toqueteó la tapa de la caja que
llevaba. “Eran unos bollos pegajosos bastante increíbles. ¿Estás llevándolos a la
Central?”

Lo consideró. “Separa uno.”

“¿Te vas a comer otro?”

“No. Separa uno. Roarke se ha ganado uno.”

“Aw. Ves, para ti, todos los días es San Valentín.”

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“Oh, sí, soy una tonta romántica 24/7. Sólo separa uno, diablos, separa dos, uno para
McNab. Séllalos en bolsas de evidencia. Y busca en dónde está Alquileres Estrella
Solitaria.”

“¿Siguiente parada?”
“Tiendo a pensar que Jacko tiene una mano firme en su gente. No es que uno no
pudiera enloquecer. Pero con ataques similares, es más probable que sea un criminal
serial. No veo a Jacko y a Gula siendo engañados mucho tiempo. De modo que la
compañía de alquiler es la siguiente. Hablaremos con el resto del personal del servicio
de catering, pero haremos que vengan hacia nosotras después de la compañía de alquiler
y la morgue.”

“Correcto. Espera. Hoy es Domingo.”

“¿Y qué?”

“La compañía de alquiler debe de estar cerrada. Voy a verificar.”

“Si lo está, encuentra al dueño, al gerente, quien sea que nos pueda dar los nombres
de quienes hicieron este trabajo.”

“En ello.” Pero primero, sacó dos bolsas de evidencias del equipo de campo del
maletero. Una vez que los bollos estuvieron seguros, Peabody comenzó a trabajar con
su computadora personal.

“Abiertos los Domingos sólo por encargo. Voy a encontrar al gerente.”

“Hazlo. Entonces, primero la morgue.”

“Oh, qué alegría. La tengo.”

Peabody se acomodó para la travesía. “¿Quieres que la contacte… a la gerente?”

“Empieza por allí. Consigue los nombres.”

Mientras Peabody se ponía a trabajar, Eve dejó que su mente jugara con lo que había
reunido.

Daphne gustaba. Strazza disgustaba. Daphne interactuaba, le gustaba involucrarse en


los arreglos, tomaba café con el proveedor del catering, fue voluntaria por poco tiempo
en el hospital. Strazza era frío, arrogante. De modo que era un marido mayor y más
adinerado, uno demandante y dominante.

Si Jacko tenía razón en el destello de temor, ¿podrían añadir abusivo a esa lista?

Utilizó la computadora de su consola para hacer una investigación por su cuenta


mientras Peabody hablaba con la gerente de la compañía de alquiler.

No había reportes de abuso doméstico, ninguna llamada al nueve-uno-uno de Daphne


o de la misma casa. No había visitas a la Sala de Emergencia o al hospital.

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“Cinco tipos,” reportó Peabody. “Tengo los nombres y contactos.”

“Investígalos.”

“Investigándolos.”
Aunque era doctor, pensó Eve. Sabría cómo lastimarla sin que se viera, si era del tipo
físicamente abusivo. ¿Y en dónde, si fuera así, podría encajar eso en esto?

Un marido frío, abusivo y celoso. Una esposa joven y hermosa. Tal vez una aventura,
o alguien que quería una aventura. Alguien que ella había descartado o rechazado
rotundamente. Una especie de revancha.

Si esto terminaba siendo un único ataque, tal vez.

Volvió al enlace de la consola.

“Tenemos el archivo del caso enviado por Olsen y Tredway. Y una solicitud para una
reunión lo antes posible. Le haremos un hueco.”

“La programaré. Tengo uno aquí con algunos problemas. Dos cargos por asalto, un
par por borracho y por desórdenes públicos, uno por exposición indecente. Cumplió tres
meses de condena por un asalto, por el otro fueron retirados los cargos. Servicio
comunitario y terapia obligatoria por la borrachera y los desórdenes públicos. Cumplió
condena por la exposición indecente.”

“¿Allanamientos, atracos, robo, asaltos sexuales?”

“No. Tengo otro más por vandalismo pero son sólo nimiedades. Fue atrapado
pintarrajeando un edificio cuando tenía dieciocho años. Hace diez años. Nada
cuestionable desde entonces.”

“Hagámoslos venir a todos para tener una charla. Necesito hablar con Mira.”

“Le envié los detalles con un pedido de que se contactara con Nobel para una posible
consulta.” Peabody dio un tremendo bostezo. “Caray, subidón de azúcar, ahora el bajón
de azúcar.”

“Ok.” Eve buscó un espacio para estacionar. “Contacta a los cinco tipos del sitio de
alquiler, programa entrevistas en la Central. Si cualquiera se niega, le enviaremos
oficiales para que lo convenzan. Si eso no lo consigue, nosotras vamos a ellos. Y a ver
qué conseguimos de los otros invitados a la cena.”

Cuando entraron al túnel blanco, Eve siguió caminando. “Encuentra un lugar para
que trabajes. Yo me encargo del cuerpo.”

El túnel tenía eco, con un olor penetrante de limón, tal vez algo parecido al vinagre.
Pero bajo eso persistía la marca de la muerte. Nada la podía tocar.

Cuerpos entrando, cuerpos saliendo, pensó. Cuerpos abiertos, cuerpos cerrados. Y en


alguna parte de ese proceso, los cuerpos le hablaban al médico forense.

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Echoes in Death

Nadie que conociera entendía el lenguaje de los muertos con tanta fluidez como
Morris.

Entró empujando las puertas de vaivén a su área de trabajo. Tenía puesta música a
bajo volumen, algo con muchísimo bajo y un constante redoble de tambores. Sobre su
elegante traje azul medianoche con finas rayitas llevaba una bata transparente de
protección. Sin corbata hoy, reparó ella, sino un cuello tortuga del mismo tono que las
delgadas rayas grises. Se había recogido su largo y oscuro pelo en alguna especie de
nudo complicado de donde una delgada trenza se derramaba desde el centro.

Sus exóticos e inteligentes ojos se encontraron con los de Eve. “Horas tempranas
para ti.”

“En realidad lo llamaremos una larga noche. Roarke y yo nos topamos con su
esposa”, gesticuló hacia el cuerpo sobre la losa “casi literalmente, cerca de las dos de la
madrugada regresando a casa de una fiesta elegante.”

“Ya veo. Ya que ella no se ha unido a él aquí, sobrevivió.”

“En el hospital. Golpeada, violada, desnuda cuando la divisamos deambulando por


las calles. La memoria es poco clara, hasta el momento,” añadió Eve.

Eve se acercó. Morris tenía a Strazza abierto con su preciso corte en Y. Ella no se
encogía ante tales cosas. No podía recordar si alguna vez lo había hecho.

“Por lo que parece,” continuó, “alguien accedió a su casa durante la cena, quedando a
la espera en el dormitorio. La cena termina, ellos son atacados. El marido es atado, ella
es atada y violada, ambos son golpeados. Un par de cajas de seguridad en la casa,
abiertas y vacías. Unos cuantos objetos de valor parecen faltar.”

“Un robo directo no hace esto.”

“No. Parte de esto es más un bono. Ya veremos.”

“Puedo decirte que la víctima luchó. Luchó lo suficiente como para erosionarse las
muñecas y los tobillos. Hay, como puedes ver, numerosos cortes, ninguno mortal,
infligidos con una cuchilla fina y filosa. Diría que un escalpelo.”

“La víctima era un doctor, un cirujano. Eso puede tener que ver.”

“La mayoría de los golpes fueron en el rostro. Puños, enguantados, probablemente de


cuero suave, y una cachiporra de algún tipo. También de cuero. Los golpes al cuerpo
están bien colocados para infligir daño y dolor. Riñones, abdomen, rótulas.” Le entregó
a Eve unos microlentes, se puso los propios. “Las ataduras de plástico se incrustan en la
carne, y tenemos astillas de madera, y lo que espero que verifique el laboratorio como
adhesivo de una cinta de embalar.”

“Sí, lo ató, y lo envolvió con cinta. La madera es de la silla que él rompió.”

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Echoes in Death

“Este golpe de aquí.” Morris se movió hacia la cabeza. “Un fuerte golpe con un
objeto contundente. Diría que fue dado al menos una hora después que las otras
lesiones, ciertamente no fue lo que lo incapacitó antes de ser atado.”

“Probablemente el primer golpe lo dejó inconsciente de manera que pudiera atarlo.


Después del asalto, la víctima rompió la silla a la que estaba atado. Se las arregló para
quebrarla, y estoy viéndolo ponerse de pie lo suficiente para tratar de atacar al agresor.”

“Eso encaja, ya que el ángulo de esta herida indica que estaban enfrentados, con el
asaltante ligeramente hacia el lado izquierdo.”

“Un jarrón grande y pesado. Tenía que dejarlo inconsciente, ¿no es así?”

“Aun considerando la adrenalina, un golpe como este podría haberlo dejado


aplanado.”

“Término médico.”

“Por supuesto. Habría caído, ciertamente perdiendo la consciencia.”

“El asaltante le dio dos porrazos más por si acaso.”

“No de inmediato.”

La mirada de Eve se agudizó. “¿Con qué lapso de tiempo?”

“Voy a decirte que la herida inicial de la cabeza sangró quince minutos por lo menos.
De quince a veinte. La sangre tuvo tiempo de empezar a coagularse. El golpe asesino, y
cualquiera de estos en la parte trasera de la cabeza podrían haberlo hecho, fue dado
después de que el corazón continuara bombeando sangre unos buenos quince minutos.
¿Y este de acá? El ángulo sugeriría que la víctima se estaba moviendo, poniéndose de
pie. En el último, él estaba boca abajo.”

“Vale. Vale.” Eve cerró los ojos un momento, se quitó los lentes, se puso a pasear.
“La víctima se suelta lo suficiente como para ir tras el asaltante. El asaltante agarra el
jarrón, lo aporrea desde el frente. La víctima cae inconsciente, pero él no lo acaba. Tal
vez está reuniendo sus herramientas y el botín, tal vez vuelve a violar a la esposa, tal
vez se empieza a limpiar. La víctima empieza a despertar, intenta ponerse de pie.
Entonces él lo remata.” Ella sacudió la cabeza. “Estúpido. Si vas a matar al tipo, hazlo y
termina con ello. Si no estás especialmente interesado en matarlo, agarra tus cosas y sal
como alma que lleva el diablo. No tardaría quince minutos, a menos que seas lo bastante
estúpido para haber dejado todo esparcido en primer lugar.”

“La gente a menudo es estúpida,” señaló Morris.

“Con toda seguridad lo son. Lo bastante inteligente para entrar, escabullirse en la


casa durante una cena para cincuenta con cerca de una docena de personal. A menos que
fuera un invitado o del personal. Lo bastante violento para golpear y violar, hizo que la
esposa se desnudara, la violó en frente de su esposo, pero no lo bastante violento para
matar cuando el esposo lo ataca. Estúpido o lo bastante arrogante para merodear quince
minutos después, y podía haber pensado que el tipo estaba muerto o muriendo, entonces

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rematarlo. Por lo que se ve, casi con seguridad se tomó el tiempo para dejar libre a la
esposa antes de marcharse.”

“¿Soltó a la esposa?”

“Ella tiene laceraciones, forcejeó contra las ataduras. No tan duro como este muerto ,
pero forcejeó. Por en el estado en el que estaba, no la veo soltándose por su cuenta, y no
había una soga o cinta dejada atrás. El asesino lo embolsó, se la llevó con él. Tienea que
haberlo hecho.”
“No sólo la dejo viva, sino que le cortó las ataduras. ¿Ella puede identificarlo?”

“El demonio, dice. Es un desastre, pero me figuro que así es como lucía él. Máscara
o maquillaje. Si te tomas tantas molestias para disfrazarte, probablemente no tienes la
intención de matar a tus objetivos. Pero ahora lo ha hecho.”

Eve estudió nuevamente a Strazza. “Y ellos difícilmente se detienen en uno.”

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Echoes in Death

Capítulo 5

Cuando salía, Eve vio a Peabody caminando hacia ella.

“Logré contactar a los cinco trabajadores,” empezó Peabody. “Uno de ellos se quejó
un poco, pero todos están viniendo a la Central. Dos de ellos son compañeros de piso.”

“Bien, nos ahorra tiempo y molestias.”

“Hablé con Santiago y Carmichael para los invitados de la cena. Hasta el momento
todos están verificando la hora en que se marcharon y llegaron a casa. Ninguno reparó
en nadie que estuviera fuera de lugar, o sintieron que algo no encajara.”

Peabody se volvió a envolver en su interminable bufanda mientras subían al coche.


“Olsen, la compañera de Tredway está de camino a la Central ahora, sólo quiere darle
un repaso a esto. Tredway actualmente está en Philadelphia para una boda familiar de
fin de semana. Regresará mañana, y vendría hoy mismo si piensas que es necesario.”

“No lo es. Si no llegamos antes que Olsen a la Central, necesito diez minutos para
preparar esto, echarle un rápido vistazo a los archivos. La vamos a instalar en la
cafetería.”

Quería empezar su libro, instalar su tablero, pero eso podía esperar hasta que
hubiesen tenido su reunión con la detective. Aun así, quería echarles otro buen vistazo a
los archivos de los otros ataques.

“En Interrogatorios tomamos a los repartidores de uno en uno. Quiero tener una
consulta con Mira a primera hora de la mañana.”

“Ya está arreglada. Vendrá a tu oficina.”

“Te lo agradezco.” Eve ingresó al garaje de la Central, se introdujo en su espacio


designado. “Llama otra vez a Nobel, consigue una actualización de la condición de
Daphne Strazza.”

Peabody hizo la llamada mientras subían en el elevador. “Entra al correo de voz,


estoy dejando un mensaje.”

“Inténtalo con la enfermera a cargo.” Aun dándole vueltas en su mente, Eve salió del
elevador, entró a su división, reparó en que Baxter estaba en su escritorio en lugar de
estar fuera de servicio, y aparentemente entreteniendo a una rubia de piel pálida con
brillantes botas hasta la rodilla y un llamativo suéter azul sobre ajustados pantalones
negros.

La mujer se dio la vuelta, miró a Eve a los ojos. En ellos, Eve vio a una policía.

“Detective Olsen.”

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“Teniente. Gracias por hacer un hueco.”


“Igualmente a usted. ¿No tienes suficiente de la división, Baxter?”

“Trueheart y yo agarramos un caso, ya lo estamos cerrando, así que lo envié a casa.


Nikki dice que tienes uno también, tal vez conectado a uno suyo.”

“Tal vez. La Detective Peabody la llevará a la cafetería, Detective. Yo necesito diez


minutos.”

“Conozco el camino. En cuanto usted esté lista, Teniente. Nos vemos, David.”

Olsen se marchó, echando un abrigo oscuro sobre su brazo.

Eve alzó las cejas hacia Baxter.

“Nikki y yo trabajamos juntos una o dos veces en los viejos tiempos.” Él sonrió, y el
rápido destello en su sonrisa indicaba que habían hecho algo más que trabajar. “Es
sólida.”

“Es bueno saberlo.” Lo dejó cerrando su caso, y echó a andar hacia su oficina.

Primero venía el café. Una vez que la taza estaba humeando en su mano, se sentó
ante su escritorio, y despejó su mente.

Entonces empezó desde el comienzo con sus notas. Líneas de tiempo, observaciones,
hechos, evidencia, nombre, localizaciones.

Repasó por encima los dos archivos de los casos, reparó en que Olsen y Tredway
parecían ser minuciosos. Pero nada de lo que indagaron conectaba a las víctimas.
Ninguna conexión si no fuera por el hecho de que ambas parejas estaban bien
financieramente, estaban en los peldaños superiores de la alta sociedad.

Hizo más notas, añadió algunas preguntas, y decidió que su tiempo estaría mejor
aprovechado hablando directamente con Olsen.

Salió de su oficina y le hizo una seña a Peabody, quien alzó un dedo mientras
hablaba por su enlace.

“Gracias. Volveremos a chequear más tarde. Nobel,” le dijo a Eve mientras se ponía
de pie. “La señora Strazza despertó agitada y ansiosa, básicamente histérica. Le ha dado
otro sedante leve. Le suplicó que no permitiera que el demonio la encontrara, que la
escondiera. Eso es todo hasta el momento. Es todo lo que ella recuerda. Él ha hablado
directamente con Mira, él es del tipo proactivo, y ella ira hoy más tarde para hacer una
evaluación.”

“Bien. Tal vez Mira pueda sacar algo de ella.”

Se dirigieron hacia la cafetería, en donde Olsen estaba sentada en una de las mesitas
trabajando en su computadora personal mientras algo humeaba en una taza para llevar al
lado de su codo.

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Ella bajó su portátil. “El café es mejor aquí que en mi división.”


“Entonces su división debe de tener un café estupendamente malo.”

“Oh, sí lo tiene. Stan estaría aquí, Teniente, pero la boda de su sobrina es en


Philadelphia, o fue ayer. Hoy tienen una especie de asunto familiar.”

“No es problema. Le di una revisada a sus archivos, Detective, pero ¿por qué no nos
da usted un repaso?”

“Está bien. En Julio del año pasado, Rosa y Neville Patrick regresaron a su casa de
un compromiso, cena y teatro con amigos. Recién casados, tuvieron una gran boda de
sociedad el mes anterior, en Junio, y habían vivido en su residencia en Riverside Drive
desde Abril. Una casa de tres pisos, con un sólido sistema de seguridad. Notaron que la
alama estaba desactivada, pero Rosa admitió, ya que se había encontrado con Neville en
el restaurante y había sido la última en salir de la casa, que no podía recordar si la había
activado. En todo caso, no le dieron importancia. Los del DDE después confirmaron que
la alarma había sido manipulada, y las cámaras de seguridad comprometidas.”

Hizo una pausa y dio un sorbo. “Rosa fue directamente arriba. Neville sirvió para
ambos una copa y subió dos o tres minutos después de ella. Rosa declaró que un hombre
ataviado cómo vampiro, rostro blanco, ojos negros, con los incisivos afilados, y capa
negra, la agarró por detrás, le puso un cuchillo en la garganta. Le dijo que estuviera
absolutamente quieta, absolutamente callada o la cortaría. Le ató las muñecas, detrás de
su espalda, y le dio un puñetazo en la cara. Le dio duro, Teniente. Ella estaba medio
inconsciente cuando Neville entró. Declara que vio a su esposa con la nariz sangrando y
los ojos vidriosos. El asaltante tenía el cuchillo en su garganta y le ordenó que se
sentara. Cuando Neville vaciló, el asaltante le dio a Rosa una probadita del cuchillo.
Neville se sentó, y el asaltante mantuvo el cuchillo en la garganta de Rosa, la obligó a
ponerle ataduras plásticas a Neville. Ninguna de las víctimas se resistió, ambos le
dijeron al asaltante que se llevara lo que quisiera. Obligó a Rosa a atar a Neville a la
silla con una soga, y entonces la volvió a atar a ella, le ordenó que yaciera boca abajo en
el suelo mientras él añadía más soga, asegurando la soga con cinta adhesiva. Una vez
que Neville estuvo completamente asegurado, lo golpeó, con los puños enguantados en
cuero negro y una cachiporra negra pesada. Entonces arrastró a Rosa hacia la cama, le
arrancó la ropa y la violó.”

“¿Le arrancó la ropa?

“Se la dejó hecha harapos. Entonces la ató a la cabecera, le dio unos puñetazos más,
y demandó la combinación para las cajas de seguridad, él sabía que había tres. Una en
cada uno de sus armarios para sus objetos de valor personales, y una en la oficina que
tenía Neville en casa. Ellos no vacilaron, le dieron lo que quería, pero igual los golpeó a
ambos hasta dejarlos inconscientes. Cuando Neville recobró la consciencia, ambos
estaban desatados, ella todavía estaba inconsciente. Llamó al nueve-uno-uno. La
llamada llegó casi dos horas después de que ellos llegaron a casa. Las tres cajas de
seguridad fueron vaciadas y algunos artículos, incluyendo uno de los vestidos de coctel
de Rosa, un par de zapatos de noche, y bolso de noche, faltaban. Hay una lista de los
otros artículos faltantes en el archivo. No hemos encontrado ninguno de ellos que haya
sido empeñado o vendido.” Olsen se detuvo, bebió más café. “¿Preguntas?”

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“Muchísimas, pero termínelo.”


“Para cerrarlo por ahora, no hay ADN, ni fibras aparte de las de la soga y la cinta, no
hay huellas, no hay nada. Él no es estúpido. Eventualmente Rosa recordó que él
susurraba en su oído mientras la violaba. El mejor que has tenido nunca, una y otra vez,
y la estrangulaba, le decía que le dijera que era el mejor que nunca había tenido o la
mataría, y después a Neville. Neville declaró que mientras el hijo de puta estaba
violando a Rosa, lo miró, sonrío y río.”

“¿Pudieron sacar algo de su voz?”

“Suave, sofisticada, acento Británico de colegio público. Pero dejó el acento un par
de veces mientras violaba a Rosa, y Neville, quien es de colegio público británico, dijo
que era falso. Piensan que era un hombre blanco, pero ninguno está seguro. Su rostro
estaba cubierto de maquillaje y una especie de máscara, muy teatral, declararon ambos,
pero auténtica.”

“Más que su rostro fue expuesto durante la violación,” señaló Eve.

“Exactamente. Llevaba un condón negro que cubría el pene y sus pelotas eran
blancas, pintadas de blanco, blanco brillante. Nunca se quitó la ropa o la capa. Pelo
negro largo, no podían decir si era una peluca o era real. Ojos negros. Rosa cree que
eran lentes de contacto, pero no está segura al cien por cien. Nosotros creemos que él
tenía experiencia con el teatro o con el vestuario, y tiene habilidades electrónicas por
encima del promedio. No hemos llegado a ninguna parte.”

Olsen hizo una pausa, bebió más café. “El segundo incidente, en Noviembre pasado.
En este caso, la pareja, Ira y Lori Brinkman, regresan a casa después de un largo
feriado, Acción de Gracias, fin de semana anual en los Hamptons. El droide doméstico
lleva sus maletas al piso superior, no regresa. Ira va arriba, encuentra al droide
desactivado, y es atacado por detrás. Despierta atado a una silla, y su esposa tiene un ojo
morado y nuestro asaltante tiene un cuchillo en su garganta. Está ataviado como una
especie de espíritu maligno esta vez, rostro gris, pómulos cadavéricos, ojos grises,
llevaba un traje negro pasado de moda. Le dice a Lori que se desnude o apuñalará a Ira.
Cuando ella lo hace, él la arrastra a la cama, la golpea, la viola, la asfixia. El asaltante la
deja sobre la cama,” continuó Olsen, “se entretiene en sacarle la mierda a golpes a Ira,
entonces regresa a la cama, vuelve a violar a Lori, le dice que grite Tu eres el mejor que
nunca he tenido, y cuando ella no lo hace, la corta hasta que lo dice.”

Luego de un corto respiro, Olsen bebe más café. “Tienen dos cajas de seguridad, una
en su vestidor, una en su biblioteca. El asaltante demanda las combinaciones, los golpea
un poco más, los deja solos. Ira apenas está consciente, entrando y saliendo. Lori está en
shock. El asaltante regresa, le da a ella el tercer round, esta vez diciéndole a ella,
repetidamente, que es lo mejor que nunca tuvo o que él sabe que ella lo quiere. También
observa a Ira mientras viola a Lori. Cuando ha terminado, golpea a Ira en la nuca con la
cachiporra. Lori no recuerda si él la volvió a golpear, está confusa, no recuerda cuándo
le cortó las ataduras. Llamó al nueve-uno-uno, no podía darles ninguna información
real. Sólo Ayúdenos. Pensó que Ira estaba muerto. Los oficiales que respondieron a la
llamada la encontraron acurrucada en el regazo de Ira, él todavía estaba inconsciente. El
asalto tomó dos horas y cerca de veinte minutos.”

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“¿Qué se llevó?”
“El contenido de las cajas de seguridad, algunas chucherías costosas, una pequeña
pintura, una botella de coñac de primera calidad y uno de los vestidos de coctel de Lori,
con zapatos y bolso.”

“¿Voz?”

“Bronca, amortiguada, profunda. Maltrató a la segunda pareja más que a la primera,


múltiples violaciones a la mujer en el segundo asalto, usó el cuchillo, lo que ambos
creen que era un escalpelo médico, en ambos. Sólo cortes superficiales y tajos, pero es
algo que va en aumento. No encontramos conexiones entre las víctimas.”

Olsen se frotó los ojos. “Lo siento, lo olvidé. Él tenía puestos efectos de sonido.
Lobos aullando para Drácula, arrastre de cadenas para el espíritu maligno. Lori e Ira
dicen que él le hizo algo a las luces. Estaban confusos al respecto, entendible, pero
ambos dijeron que las luces eran grises y opacas, y había una luz estroboscópica.”

“Para que fuera de acuerdo a los disfraces,” dijo Eve. “El tema de cada ataque.”

“Así es como nosotros lo vimos. La primera pareja, del Upper West, él es uno de los
propietarios de Producciones En Pantalla, tiene sus oficinas en la base de Nueva York.
Investigamos eso, el disfraz, el teatro, pero no conseguimos nada. Rosa es, bueno, una
profesional de los comités, podría decirse. Chica de sociedad, hace buenos trabajos y
compra en grandes cantidades. La segunda pareja, él está en finanzas internacionales,
ella es una abogada de los derechos humanos. Quiero añadir que todos ellos son
personas agradables. No encontramos ninguna infidelidad, prostitución, drogas o actos
crueles entre ellos. Rosa tiene veintiséis años, Neville treinta. Ira tiene cuarenta y
cuatro, Lori, cuarenta y dos. Rosa es hispana, Neville británico, Ira es judío, Lori es de
raza mixta. Ambas mujeres son despampanantes, Teniente, de manera que eso debe de
contar. Ambas son frecuentemente mencionadas en los medios de la alta sociedad.
Neville está en los medios del espectáculo, Ira en finanzas. Rosa está en obras de
caridad, Lori en derechos humanos, pero ha actuado como consultora de guiones y
como guionista bajo otros nombres. Pero no tenían ningún amigo mutuo, no utilizaban
los mismos comercios, doctores, gimnasios, servicios de limpieza de casas, y etc. Nada
tomado de las residencias ha aparecido en las calles.” Olsen puso su taza a un lado. “Y
ahora él ha matado a alguien.”

Eve se reclinó en su silla. Incluso si Baxter no hubiera verificado a Olsen como


sólida, Eve la hubiese juzgado de igual modo. “Nuestra víctima superviviente no puede
darnos detalles todavía. Describe a un demonio.”

“Vampiro, espíritu maligno, demonio. Intuyo un tema.”

“Lo continúa,” estuvo de acuerdo Eve. “El básico Modus Operandi es el mismo.
Ingreso desapercibido, espera a la pareja en el dormitorio, los puñetazos, el cuchillo, la
cachiporra, las ataduras. Aumento de la violencia, y reducción en su período de
inactividad. Nuestra escena del crimen da a entender que la víctima masculina rompió la
silla, trató de atacar, y el asaltante lo hizo caer con un pesado jarrón de cristal. Entonces
hay un lapso de tiempo, Morris,” le dijo Eve a Peabody. “Cerca de quince minutos antes
de los golpes asesinos. Eso es algo en qué pensar. Dejó limpias tres cajas de seguridad.

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Aparte de eso, no podemos confirmar qué más se llevó, incluyendo potencialmente un


vestido de coctel con accesorios, hasta que la superviviente sea capaz de decírnoslo. La
doctora Mira la va a ver hoy día.”

“Nadie mejor,” dijo Olsen. “¿Alguna manera en que pueda hablarle?”

“Voy a decir que no esta vez. No porque usted no tenga parte en esto, pretendo
mantenerla al tanto de cómo vaya progresando nuestro caso, sino porque está en mala
condición, emocionalmente. No quiero añadir otro rostro, otro interrogador.”

“Lo entiendo. Si se da el caso, Stan y yo sabemos cómo aproximarnos a una víctima


de violación.”

“Entendido, y haré que Mira le mande copia a usted y a su compañero de sus


reportes. Le daré a usted lo que he conseguido, y espero lo mismo.”

“Lo tendrá.”

“Para empezar, hay una variación. Estas víctimas estaban teniendo una cena para
cincuenta personas cuando, nosotras creemos, él entró en la casa.”

Olsen desinfló sus mejillas. “Cristo, se está volviendo atrevido.”

“El resto sigue el patrón básico, hasta el asesinato. Tenemos algunas personas con
quienes hablar. Si conseguimos algo, se lo pasaremos. Voy a revisar sus archivos, usted
haga lo mismo, para el servicio de catering Jacko's y la compañía Alquileres Estrella
Solitaria. Las últimas víctimas utilizaron ambos para la cena, y las han utilizado en el
pasado. El del catering está limpio, pero podría ser una conexión.”

“Me pondré en ello. ¿Mi opinión si usted la quiere?”

“La quiero.”

“Él es un cobarde, pero un montón de violadores lo son. Y un sádico, y le gusta el


drama. Uno tiene que figurarse que él los está castigando a ambos. Quiere que el esposo
sufra, quiere que se sienta impotente. Tal vez problemas con papá, quién sabe. Tengo el
perfil de Mira, acudimos a ella luego de ocurrir el segundo ataque. Está en el archivo.”

Olsen se puso de pie. “Cualquier ayuda que podamos dar, es suya. Podemos
conseguir la autorización de nuestro Teniente. Usted tiene una reputación, ustedes dos,”
dijo mirando a Peabody. “Y es sólida como una roca. Pero aun así le pedí a Baxter su
opinión. Él no es un fanfarrón cuando algo es importante.”

“Sólo todo el resto del tiempo.”

Olsen sonrió. “Y es demasiado bueno en eso. Él dice que usted es la mejor Teniente
con la que ha trabajado nunca, y Peabody es de lo mejor que hay. Así que. . .” Le
ofreció la mano a Eve. “Gracias por hacerse un tiempo. Cualquier cosa que podamos
hacer para atrapar a este bastardo me tendrá haciendo mi baile feliz.”

Cuando Olsen se marchó, Peabody se pavoneó. “Yo tengo una reputación.”

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“¿Eso es lo que sacaste de todo eso?”

“Sólo me estoy tomando un momento para deleitarme.”

“Se acabó el deleitarse,” dijo Eve mientras se ponía de pie.

“Estupendo, ya que tengo una notificación de que Oliver Quint acaba de presentarse.
Es uno de los tipos del reparto.”

“Pongámoslo en Interrogatorios.”

“Me gustó Olsen,” dijo Peabody mientras salían. “Piensas que ella y Baxter…”

“¿Cuál es el segundo nombre de Baxter?”

“Cachondo. Sí, eso responde a mi pregunta.”

* * *

Quint era un tipo negro delgado con ojos enormes y una barbita. Estaba sentado en la
sala de interrogatorios con su angostos hombros encorvados y con sus oscuros ojos
mirando a todas partes. El primer pensamiento de Eve fue que nadie tan nervioso podría
robar con éxito una bolsa de patatas de soja de una tienda, mucho menos orquestar un
trío de allanamientos, violaciones, y un asesinato.

Pero había que empezar por algún lugar.

“¿Nervioso, Oliver?”

“Es Ollie, vale. Mi mamá me llama Oliver cuando estoy en problemas. ¿Estoy en
problemas?”

“¿Has hecho alguna cosa para estarlo?”

“Mire, Chachie dijo que encontró la unidad de muñeca, y necesitaba algo de dinero,
de modo que se la compré barata. Tal vez pensé que la habría robado de algún lado,
pero yo no la robé.”

Eve arqueó una ceja, estudió la banda negra de imitación cuero y la unidad de gran
tamaño en la huesuda muñeca de Quint.

“¿Esa unidad de muñeca?”

“Bueno, sí. Mire, la mía se estropeó, así que…”

“¿Así que estas usando lo que crees que es propiedad robada en una entrevista con la
policía?”
“Yo…” Él parecía sinceramente perplejo. “La que yo tenía se estropeó.”

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“No estamos interesadas en la unidad de muñeca, Ollie.”


“Ah.” Sus grandes ojos parpadearon. “Oiga, sólo fui a esa fiesta para verme con
Marletta, y nosotros no nos quedamos. Tal vez una hora.”

“¿Qué fiesta?”

“Eh. La fiesta de Lorenzo.” Intentó esbozar una sonrisa avergonzada. “Tal vez pensé
que quizás podría haber Zoner y mierda como esa allí, pero no usé nada. Tengo un buen
trabajo, y puedo ser despedido. Además, mi mamá me despellejaría.”

Peabody le sonrió. “Tu mamá suena como una mujer buena e inteligente.”

“Ella no está criando a sus hijos para que sean criminales. Nos lo dice todo el
tiempo.”

“Eso es bueno. ¿Te gusta tu trabajo, Ollie?” le preguntó Peabody.

“Me gusta y es bueno. Paga bien, y Carmine es sólido. Llevo tres años allí, y me
dieron un aumento al comenzar el año.”

“Hiciste una entrega y recogida ayer,” empezó Eve.

“Hice cinco en total ayer. Los fines de semana son atareados. Cinco entregas,”
calificó él. “Tres recogidas. Tengo otra recogida esta noche.”

“El trabajo de los Strazza,” enfatizó Eve.

“Um.”

Pero él se concentró cuando ella le dijo la dirección.

“Seguro que sí. Cinco mesas para diez, cincuenta sillas. Entrega e instalación, eso fue
a las cinco en punto, y desinstalación y recogida entre las ocho y media y nueve menos
cuarto. Tremenda casa, uno ve un montón de lugares elegantes en el trabajo. Hemos
hecho trabajos en ese sitio un montón de veces. La dama da buenas propinas. Algunos
de ellos no, pero la dama de allí las da. Siempre da las gracias, también. Algunos no las
dan.”

“¿Viste a alguno de los invitados?”

“Oh, no, ah-ah. Entramos cuando estaban en el comedor. Mire, ellos tuvieron esta
cosa elegante antes de la cena en la sala de estar. No sé por qué, pero no es de mi
incumbencia. Entramos, y la dama que se encarga de la comida, ella es, um, ¡Xena! Sí,
es agradable también. Ella limpia los platos y lo que sea, y nosotros sólo entramos,
desinstalamos las mesas, y sacamos lo alquilado. Todo rápido y silencioso.”

“De modo que nadie entró o salió a parte de ustedes. Sólo viste al personal del
catering.”

“Bueno, ellos tenían a los aparcacoches afuera, charlamos un poco con ellos. Y luego
vino el espectáculo.”

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Eve levantó un dedo. “¿Espectáculo?”


“Sí, supongo. Yo no lo vi a él en realidad. Luca dijo que él debía de ser el
espectáculo.”

“¿Cómo era él?”

“¿Luca?”

“No, Ollie, el espectáculo.”

“Ah, yo sólo lo vislumbre cuando estaba sacando una mesa con Stizzle, y este tipo
estaba subiendo las escaleras de la casa. Yo dije, Supongo que ha llegado tarde a la
cena, y Luca dijo que debía de ser el espectáculo.”

“¿Cómo saben que era un hombre?” preguntó Peabody.

Las cejas de Ollie se juntaron al ponerse a pensar. “Um. Supongo que parecía uno.
Por la espalda. No lo sé. No pensé al respecto.”

“¿Hombre blanco, negro, cualquier cosa?” preguntó Eve.

“No lo sé. Creo que tenía puesto un gran abrigo negro y un sombrero. En realidad no
presté atención, sabe usted, porque estábamos cargando. Utilizando la puerta principal
porque eran mesas grandes y las puertas dobles de allí lo hacían más rápido. Sólo lo vi
subiendo las escaleras.”

“Entre las ocho y media, y las ocho y cuarenta,” añadió Eve.

“Supongo que cerca de las ocho y cuarenta o por ahí. Supongo que nosotros
estuvimos entrando y saliendo durante veinte minutos, y teníamos la última mesa. Unas
pocas sillas quedaban por recoger. Así que me figuré que estaba llegando tarde a la
cena, pero Luca dijo que él era el espectáculo. Montones de veces ellos tienen
espectáculos en las grandes mansiones con las elegantes fiestas.”

“De acuerdo, Ollie, gracias por venir.”

“¿Me puedo ir así sin más?”

“Sí.” Eve se levantó para abrir la puerta. “Y, Ollie, hazte un favor y no le compres
nada más a Chachie. Un día eso podría regresar y morderte el trasero.”

“Eso es lo que mamá diría.”

“Escucha a tu mamá.”

Cuando se marchó, Peabody resopló. “El asesino simplemente entró caminando y


subió las escaleras.”

“Tiene pelotas,” dijo Eve. “Y coordinó bien su tiempo. Los aparcacoches tomándose
un descanso, conversando con los chicos repartidores, éstos entrando y saliendo, el

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personal de catering en la sala de estar asegurándose de que todo se hiciera bien. Todos
los demás en el comedor o en la cocina. Presionemos para traer a ese tal Luca aquí.”
“No es necesario. El y su compañero de apartamento acaban de llegar.”

“Primero Luca. Es poco probable que ellos ayudaran a este tipo a entrar, pero allí
está la posibilidad.”

Luca DiNozzo no era un escuálido tipo negro, sino un italiano ridículamente


atractivo con una insinuante sonrisa y un cuerpo de aficionado al gimnasio, ataviado con
un apretado suéter negro y unos vaqueros ajustados.

Eve prácticamente podía oír las hormonas de Peabody zumbando.

Él se sentó relajado a la mesa de interrogatorios, pero bueno, él ya había estado allí


antes. Cargos menores, pensó Eve, pero frecuentes cargos menores servían como un
portal hacia más.

“¿Qué puedo hacer por ustedes señoras?”

“Teniente,” dijo Eve. “Detective.”

Él simplemente esbozó su sonrisa coquetona.

“Háblanos sobre el trabajo Strazza.”

“Son clientes regulares. Hubo una cena anoche.” Habló igual que había hecho Quint,
coincidiendo con la entrega, la coordinación de tiempo, la desinstalación. Pero se
removió en su asiento cuando terminó y se le tensó la mandíbula. “¿Han presentado una
queja? Yo supervisé ese trabajo.”

“Mucho que supervisar con tu gente entrando y saliendo, muchísimas cositas bonitas
a plena vista. Fáciles de coger y llevar. Tienes algunos cargos a lo largo del camino,
Luca.”

Ahora sus hombros se enderezaron y adelantó la mandíbula. “Si algo falta en esa
casa, uno de los invitados se lo metió al bolsillo. Nadie que trabaje para Carmine roba, y
conozco a esos tíos. Conozco al equipo de Jacko también. Así que si el doctor Strazza
está armando un escándalo, debería echarle un vistazo a su propia gente.”

“Acerca de esos cargos,” añadió Eve.

“Eso fue entonces, esto es ahora. Hice estupideces cuando bebía. Me metí en un
programa, dejé de beber y de hacer el estúpido. Nunca robé algo más que una goma de
mascar incluso cuando estaba bebiendo. Carmine se arriesgó conmigo, y yo no olvido
eso. No haría nada para meterlo en líos, o meterme yo. Como dije, los Strazzas son
habituales. Si no fuéramos confiables, no nos usarían, de modo que si el doctor Strazza
tiene algún bicho metido en el culo, ese es su problema.”

“Strazza está muerto.”

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Eve vio la conmoción, instantánea y violenta. La esculpida mandíbula de Luca


literalmente se cayó.

“¿Qué? ¿Qué diablos? ¿Muerto?”

“Asesinado. Háblame sobre tu noche, Luca.”

“Yo… espere.” Cerró los ojos, respiró por un minuto. “Déjeme pensar. Tuvimos otra
recogida después de los Strazzas. Jesús. Pero eso no fue hasta las once. Llevamos la
furgoneta de regreso al almacén, la guardamos, la registramos, y salimos a comer algo.
Excepto Charlie que se fue a casa, no lo necesitaba para el último trabajo, y tiene un
recién nacido, de manera que dejé que se fuera. El resto de nosotros hicimos la recogida,
a bastante distancia, en el SoHo. La trajimos de vuelta, la registramos, sé que eran cerca
de las doce y media. Todos fuimos a tomar una cerveza, bueno, soda para mí. Supongo
que Ollie se marchó alrededor de la una, Stizzle, Mac y yo nos tomamos otra bebida, y
comimos algo en el bar, sólo para seguir conversando. Stizzle y yo fuimos a casa, somos
compañeros de apartamento, cerca de las dos. Mac estaba haciendo algún progreso con
aquella morena, de manera que se quedó. Jesús, nosotros no matamos a nadie. Puede
revisar las furgonetas, los registros. Carmine puso cámaras de seguridad y las cintas
tienen grabada la hora. Puedo responder por cualquiera de los hombres. Puedo
garantizarle a usted que Charlie se fue directamente a casa con su chica y su bebé. El
bebé apenas tiene dos semanas de nacida, caray. Nosotros no lastimamos a nadie.”

“Muy bien. Háblame acerca del que llegó tarde. Háblame sobre la persona que entró
a la residencia de los Strazzas mientras ustedes estaban haciendo el trabajo de
desinstalación.”

“¿El tipo raro? Músico o algo, ¿verdad? Un showman. No lo entiendo. Mire, ¿puedo
tomar un poco de agua o algo? Jesús, alguien fue asesinado.”

“Yo la traeré.” Peabody se levantó y salió.

“Showman,” lo incitó Eve.

“Algo como eso, me figuré. Estaba todo envuelto en ese abrigo, sombrero, lentes
oscuros, sólo los que son idiotas o hacen espectáculos, llevan lentes oscuros por la
noche, ¿verdad? Estaba llevando un estuche, me figuro que era un instrumento musical
o algo así.”

“¿Cómo era él… su cara?”

“Realmente no pude verla, pero llevaba algo así como maquillaje de escenario. Podía
olerlo. Mi primo es actor, ha hecho muchísimos espectáculos off-Broadway. Bueno, uno
en un teatro independiente, y uno más off-Broadway. Pude oler algo como maquillaje
de teatro. Sólo era una tipo raro de artista, me figuré, y…” Eve vio cuando cayó en la
cuenta, vio el horror aparecer en sus ojos de mirada seductora. “¿Ese tipo? ¿Mató a
Strazza? Pero… pasó justo a mi lado. Lo dejé que pasara. Lo dejé… él subió
directamente por los escalones de la casa. Como se suponía que debía dejarlo. Lo dejé
entrar a la casa.”
“¿Tú le abriste la puerta?”

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“Yo…” Con la respiración agitada, se pasó una mano por su bastante magnífica
melena. “No, no exactamente. Yo estaba en la puerta, la mantenía abierta, no puede
usarse un tope en la puerta cuando hace tanto frío. A los clientes no les gusta. De
manera que yo la estaba manteniendo abierta, Mac y Charlie acababan de sacar dos
sillas y… ah, sí, Ollie y Stizzle estaban viniendo con una mesa, de manera que sostuve
la puerta. A este tipo lo vi subiendo los escalones hacia la puerta, hablando por su
enlace. Y pasó justo por mi costado, y se dirigió a las escaleras, las subió.”

“En su enlace,” comenzó Eve cuando Peabody regresó con el agua.

Luca agarró la lata y la abrió. “¿Puede darme un minuto?”

“Adelante.”

Él bebió,se sentó, volvió a beber, entonces se enderezó repentinamente en la silla.


“La dama. La señora Strazza. Dios, ella está…”

“Está en el hospital.”

“Oh, Jesús, Jesús. ¿Se va a morir?”

“Está estable. Se pondrá bien. ¿Te dijo alguna cosa este hombre que entró? ¿Lo oíste
hablar en su enlace?”

“Ni siquiera me miró, simplemente pasó a mi lado. Lo dejé pasar. Estaba hablando
en su enlace, estaba como molesto, ¿sabe usted? Como si estuviera medio fastidiado con
quien estaba hablando. Dijo, algo así como… Estoy aquí ahora, ¿vale? Ellos todavía
están comiendo. Algo como eso. Simplemente entró, como si estuviera en su casa, como
si debiera estar allí. Nunca pensé en detenerlo.”

“¿Qué estatura tenía?”

“No estaba prestando atención. ¿La verdad? Me estaba preguntando si tendría un par
de minutos para hablar con Xena. No puedo conseguir que salga conmigo, y no estaba
prestando atención. No era tan alto como yo,” dijo Luca de repente. “Más bajo. Sí. Yo
mido un metro y ochenta centímetros, o así. Él era más bajo. Cinco centímetros más
bajo. Creo yo.”

“¿Cómo iba vestido?”

“Es difícil de decir. El abrigo era muy grande. ¡Tenía volantes! Como…”

Él hizo gestos ondulantes con las manos.

“De teatro, ¿verdad? Un gran abrigo negro con volantes o lo que sea, y un sombrero
negro con una gran ala que él bajó, ¿tal vez una bufanda? No presté atención. Lentes
oscuros, porque yo pensé: Idiota.”

“¿Raza, edad, algo?”

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“Su voz no parecía de viejo. Realmente no vi su color de piel, creo que tenía guantes.
Hacía bastante frío. Yo no… ¿sabe usted?, creo que su cara era como roja. No lo vi
realmente, fueron dos segundos, pero tal vez era roja. Eso es raro.”

Luke soltó el aliento. “Sólo tuve una impresión, eso es todo. Me figuré que habían
contratado a alguien para actuar, para hacer algún show. Entró a la casa como si fuera
un invitado, y yo le dejé. ¿Esto es culpa mía?”

Eve lo miró a los ojos. “¿Crees que yo le restaría importancia a esto por ti?”

“No.” Su voz titubeó como la de un hombre a punto de ponerse enfermo. “No. Dios.”

“Te estoy diciendo que esto no es culpa tuya.”

Luca cerró los ojos. Eve lo vio apretar los labios cuando temblaron. “Parece como si
lo fuera.”

“No lo es. Y lo que nos estás diciendo puede que nos ayude a capturarlo, de manera
que deja de pensar eso. Ahora volvamos a esto. ¿Alguien más lo vio?”

“Ollie dijo algo. Y, sí, Stizzle. Estaban viniendo hacia mí, hacia la puerta, mientras él
subía los escalones.”

“Peabody, trae a Stizzle.” Eve dirigió su mirada a Luca. “Vamos a ver si él puede
agregar algunos detalles.”

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Capítulo 6

Resultó que Luca había conseguido echar el mejor vistazo, pero su compañero de
apartamento confirmó el abrigo, el sombrero, los lentes oscuros y la altura como más
bajo que Luca.Y ya que Stizzle había reparado en las botas del sospechoso desconocido;
negras brillantes con tacones gruesos y bajos, ellas estimaron la altura en un metro
setenta y siete.
Eve hizo los arreglos para que ambos trabajaran con un dibujante de la policía al día
siguiente.Si alguien podía extraer más detalles, ese sería Yancy.
Con los del equipo de la empresa de alquiler entrevistados, y declarados limpios a su
satisfacción, ella se dirigió de regresó a su oficina para; finalmente-, instalar su tablero
de homicidios, y comenzar su libro.
Ella encontró a Roarke en su oficina, con sus botas (sin tacones gruesos y bajos)
sobre su escritorio; como ella acostumbraba a hacerlo, trabajando en su ordenador
personal.

Él llevaba pantalones negros, una chaqueta negra, un suéter gris-acero.La versión de


Roarke, suponía ella, de ropa casual para oficina.

“¿Cómodo? “, le preguntó ella.

“Lo estaré. He estado arriba en el DDE con McNab, y desearía que hubiera mejores
noticias en ese frente”.

“Yo tenía un presentimiento”.

Él deslizó su ordenador personal en el bolsillo de su chaqueta.”Tú no vas a conseguir


una imagen útil de tu sospechoso entrando o saliendo de la escena del crimen. Él
destrozó, con bastante profesionalidad, la seguridad, y se llevó con él lo esencial.
Nosotros podemos decirte que la alarma no fue forzada. Se desconectó desde el interior,
igual que los cerrojos.

“De modo que tu pensarías que fue un trabajo interno. Pero no lo es”. Ya que estaba
allí, ella cogió el café que él había puesto sobre su escritorio, y se lo tomó.

“¡No lo es?”

“No, porque tenemos a tres, potencialmente más cuando yo hable con los
aparcacoches, que vieron al sospechoso entrar directamente en la casa aproximadamente
a las ocho y cuarenta de anoche”.

“¿Testigos?. Así que tus noticias son mejores. Me lo contarás mientras almorzamos”.

“No he tenido tiempo de instalar mi tablero y empezar el libro”, empezó ella cuando

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él bajó los pies al suelo y se levantó.

“Hay pizza en el AutoChef”.

Ella se paró en seco.”¿La hay?”

“La hay hoy”.

“Sólo por eso tendría sexo contigo”, le dijo a él y sonrió.

“Puedo cerrar la puerta con llave”.

“Después”.

Ella empezó con su tablero mientras él programaba la pizza. El seductor aroma de


ésta le dio en su mismo centro cuando él la sacó. Ese queso burbujeante, el olor picante
del pepperoni.

Ella podría haberse puesto a llorar.

Ella comió con una mano; sólo una de las tantas ventajas de la pizza, mientras
arreglaba su tablero y le daba los detalles a él.

“Él tiene unas buenas pelotas, ¿no es así?”

“Yo creo que le gusta el riesgo. Es parte de la diversión”. Eve estudió su tablero,
cogió una segunda rebanada”. Él necesitaba saber la coordinación de tiempo, la rutina.
Tenía que saber que los objetivos estaban dando una cena. Supón que hay, además de
los anfitriones, cuarenta y ocho invitados; y su personal, tal vez peluqueras Y así
sucesivamente quién sabe. Añade al proveedor de comida y su personal; y las personas a
las que ellos pueden habérselo mencionado, el sitio de alquiler, etc. etc.

Asintiendo, Roarke le pasó una servilleta. “Potencialmente unos cuantos cientos de


personas sabían la hora, el lugar, los arreglos básicos”.

“No es tan difícil conseguir la información. Él lo planea. Reúne información sobre


los objetivos. La primera pareja, habían salido por la noche, él entra, desactiva la
seguridad. La segunda pareja regresaba de unos cuantos días fuera”.

Ahora ella se sentó, puso sus botas sobre el escritorio, mientras Roarke se fue a
sentar en la silla de visitantes pincha-culos. “Su violencia y tiempo de permanencia han
escalado, pero los Strazza; ese fue el más grande. Entrar mientras la gente todavía
estaba en la casa, pasando al lado del personal y subiendo las escaleras para preparar el
escenario. Apuesto a que eso añadió excitación. Posiblemente aumentó su violencia
debido a lo mismo”.

“Lo teatral, los monstruos folclóricos. Hay formas más fáciles de disfrazarse, pero él
escoge lo elaborado”.

“Y este es un ángulo marcado”, concordó Eve. “Esto es como una actuación,

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¿verdad? Y él está encarnando a su personaje. Él escribe el guion, prepara el escenario.


Pero esta vez, él tuvo que…, ¿cómo lo dices tú? …improvisar. Él no entró allí con la
intención de matar. Pero ahora que lo ha hecho …”

“Tu esperas que él vaya a escribir ese final para la siguiente actuación”.

“Lo hago. Él lo hará”. De eso ella no tenía dudas. “A él le gusta causar dolor,
sufrimiento, miedo, humillación. En todos los casos él estranguló a la víctima femenina
hasta dejarla inconsciente. Tarde o temprano a él se le habría pasado la mano, ya sea por
accidente o por haberlo planeado. Ahora él ha cruzado la línea. No hay vuelta atrás”.

Aunque no dudaba de ella, Roarke estudió el tablero mientras ella lo hacía.”Sin


embargo, cada vez dejaba libres a sus víctimas antes de marcharse; e incluso después de
que matara, dejó libre a Daphne Strazza”.

“Sí, bueno, el espectáculo terminó, ¿verdad?”

“Mmm. Si llevas tu teoría al siguiente paso, ¿la soltó porqué quería una opinión?
Alguien que había vivido la actuación, como tú la llamaste, y pudiera hablar sobre ella.
Incluso; para su mente alucinada, halagarla”.

“¿Cómo un crítico? “. Reflexionando sobre esto, Eve alcanzó su café, encontró vacía
la taza.

Roarke se levantó, y trajo dos botellas de agua.”Cámbialo“, le sugirió mientras le


entregaba una. “Como un crítico“, confirmó él,” o una opinión de la audiencia. Alguien
que pudiera decir lo convincente que fue su actuación”.

“Puedo ver eso”. Tras beberse el agua, Eve hizo un gesto hacia el tablero con la
botella. “ Daphne Strazza ha hecho justamente eso porque en su estado mental, ella está
convencida de que el demonio la atacó”.

Seguramente no hay mayor impulso para el ego de un actor que el que alguien crea
que él era el personaje que interpretó. Es una terrible clase de halago, ¿no es así?

“Ego “murmuró Eve”. Una necesidad de recibir elogios. Él hizo que las mujeres lo
elogiaran mientras las violaba. Al lado de la estupidez, el ego es lo que causa la mayoría
de los errores.

Nuevamente ella gesticuló hacia el tablero.”Seguir un patrón es otra. Debe de haber


alguna conexión entre las víctimas. Algún elemento unificador. Los detectives del SVU
(Special Victims Unit – Unidad de Víctimas Especiales) son sólidos, ellos han sido
minuciosos, pero hay algo que ellos no han encontrado”.

“Así que tú lo encontrarás”.

Ella ladeó la cabeza para mirarlo.Era tan raro que se le viera cansado, tan raro que
mostrara fatiga, pero ella vio los primeros signos de ello en sus ojos.”Así lo haré. Y tu
deberías irte a casa”.

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“¿Me estás echando?”

“Por tu propio bien”.

“Ven conmigo y trabaja en casa. Después de que hayas tomado una siesta.”

“Tengo a los aparcacoches viniendo; tengo que tacharlos de la lista. Y algunas otras
cosas con las que tengo que tratar. Entonces iré a casa. Y quizás tome una siesta en la
nueva cama, grande y elegante”.

Él se puso de pie, se le acercó para tomar su rostro entre lss manos.”Volviendo a casa
como lo hicimos ayer; y luego saliendo otra vez hacia el baile de caridad; todavía no
hemos dormido o algo más en nuestra gran y elegante nueva cama.”

“Ya nos pondremos al día. Me gusta cómo está quedando, el dormitorio y todo lo
demás”.

“Y te gusta incluso más, que la mayoría del trabajo se hizo mientras estuvimos en la
isla”.

“Eso ni mentarlo. Estaré en casa tan pronto como pueda”.

“Estaré allí “, dijo él y la besó.

Y eso, pensó ella mientras él la dejaba, resumía el milagro de su vida. Ella tenía un
hogar con él, y él estaría allí.

Bajando las piernas del escritorio, ella empezó su libro de homicidios.

* * *

Cuando ellas terminaron con la última entrevista, Eve se preparó para enviar a
Peabody a casa.

“Tómate algún tiempo de descanso.Seguiremos con esto mañana”.

“¿Tú te vas a casa?”

No directamente, pensó Eve, pero…”Sí. Quiero el perfil de Mira, tratar de sacarle


algo a la superviviente cuando los médicos lo autoricen, el bosquejo de Yancy. Nada de
eso va a suceder ahora. Puedo revisar detenidamente los archivos de Olsen y Tredway
en casa”.

“Puedo salir contigo“, comenzó Peabody, conociendo los métodos de su compañera.

“Todavía tengo que reunir mis cosas”, empezó Eve, entonces se volvió hacia el

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corpulento hombre con una placa de visitante prendida en su sudadera de los New York
Knicks. “¿Puedo ayudarlo?”

“Estoy buscando a la teniente Dallas”.

“La ha encontrado”

“Soy Carmine Rizzo. Mis muchachos; Luca…, él dijo que el Dr. Strazza ha sido
asesinado, y que usted habló con mi equipo”.

“Sí. Un minuto. Ve a casa, Peabody”.

“Yo puedo hablar con el Sr. Rizzo”.

“Yo me encargo. Anda”. Para resolver el asunto, Eve se volvió hacia Carmine.”¿Por
qué no vamos a sentarnos en nuestra cafetería?. Le agradezco que haya venido”,
continuó ella mientras lo guiaba hacia fuera. “Nosotros no vimos ninguna razón para
interrumpir su Domingo ya que su equipo fue cooperativo”.

“Ellos son buenos muchachos. Hombres”, se corrigió.”Los cinco en ese trabajo. Yo


los conozco, y a sus familias. Quiero asegurarme de que no estén en problemas”.

“En este punto, tengo a Luca, Ollie, Stizzle, y a una aparcacoches; una tal Bryar
Coleson, como testigos”.

“Conozco a Bryar, ella es una buena chica, amiga de mi hija. Testigos, ¿porqué ellos
vieron al que usted piensa que asesinó al Dr. Strazza?”

“Así es “. Ella lo guio a la cafetería.”¿Quiere un café?”

“No, no, gracias”. Él lo rechazó agitando la mano. “Estoy restringiéndolo”.

“Tome asiento, Sr. Rizzo”.

“Carmine. Todo el mundo me llama Carmine. He estado en el juego”, le dijo a ella.


“Toda la familia…, ocupados todo el día. No supe nada de esto hasta que finalmente
Luca me llamó. El muchacho está enfermo por esto, medio se culpa a sí mismo”.

“No debería. No se le puede culpar de ninguna manera”.

Carmine asintió, soltó el aliento con alivio.”Yo le dije lo mismo. Él dijo que la Sra.
Strazza estaba en el hospital. Ella es una dulce muchacha. ¿Está muy lastimada? Lo
dijeron en las noticias cuando puse la radio en camino hacia aquí, dijeron que había
habido un asesinato y un ataque, pero no dijeron si ella estaba mal herida”.

“Ella fue muy maltratada, pero se va a poner bien”.

“La mayoría del tiempo no entiendo al mundo. No entiendo al mundo. Ahora ella es
una viuda, y a su edad. Tal vez podemos enviarle flores o algo “. Él se quedó mirando la
mesa con expresión sombría.

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“Usted conocía al Dr. Strazza “, dijo Eve.

“No puedo decir que lo conocía tan bien. Siempre pagaba a tiempo, pero él dejaba
los detalles del pedido, la instalación a la Sra. Strazza. Es una alegría trabajar con ella”.

“Eso he oído”.

“Si hay alguna cosa que podamos hacer para ayudar, si usted necesita volver a hablar
con alguno de los muchachos, o conmigo, estamos dispuestos”.

“¿Usted sabe si ha hecho trabajos para Neville y/o Rosa Patrick o para Lori y/o Ira
Brinkman durante los dos últimos años?”

“No reconozco los nombres en este momento, pero seguramente puedo verificarlos”.
Él sacó su ordenador portátil, insertó los nombres.

“¿Qué hay acerca de negocios, oficinas?¿Usted les proporciona el alquiler?”

“Todo el tiempo.”

“¿Al Hospital St. Andrew's?”

“Hemos proporcionado algunos alquileres para eventos, seguro.”

Ahora Eve sacó su portátil, investigó los negocios de víctimas anteriores.

“Nosotros hemos trabajado con En Pantalla, de hecho. Hemos equipado algunos


escenarios cuando era más lógico para ellos el alquilar en lugar de comprar”. Él revisó
las listas”. ¡Ah!, vale, esos son Patrick Neville y Kyle Knightly. Claro, claro, nosotros
trabajamos con En Pantalla. Hemos hecho un par de trabajitos para el Sr. Knightly en su
casa. No veo a los Brinkmans aquí, o esos otros lugares. Pero puedo revisarlo en la
oficina. Mi memoria no es lo que solía ser”.

“Está funcionando bien desde donde yo lo veo. Gracias por esto”.

“¿Esto ayudará?”

“Puede”.

“Entonces no es necesario su agradecimiento. Yo no aguanto a los hombres que


utilizan mano dura con una mujer. Yo conocí a mi esposa de esa manera”.

“¿Usted utilizó mano dura con ella?”

Él se rio, y la tensión que su rostro había revelado todo el tiempo se relajó.”Ese será
el día. Yo salía de un bar una noche. En Jersey City, en donde había estado con un primo
y un par de amigos. Yo salí y en el estacionamiento esta chica estaba luchando con este
borracho. Él la estaba arrastrando y ella luchaba, echándole maldiciones. Él la
abofeteó”.

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“Auch.”

“Eso no la amilanó, pero, bueno, déjeme decirle, yo no soporto eso. De modo que me
acerqué, lo empujé y le dije que se fuera. Él me lanzó un puñetazo, pero estaba
demasiado borracho para que fuera muy fuerte. Yo no estaba tan bebido como él y lo
dejé inconsciente”.

“Un año y tres meses después, me casé con la muchacha. Eso fue hace treinta y tres
años”.

“Yo diría que usted tiene un buen golpe, Carmine”.

Ella regresó a su oficina, añadió la entrevista a su libro, estudió su tablero. Una


conexión, aunque débil, era una conexión. El negocio de una de las víctimas alquilaba a
la misma compañía que los Strazza. Un socio del negocio de esa víctima había utilizado
la misma compañía.

Ella vería adonde la llevaba eso.

Pero ahora, ella necesitaba volver al principio.

* * *

Eve estaba de pie fuera de la residencia de los Strazza, con las manos en los bolsillos
de su abrigo. Ella se imaginó la oscuridad, y la delgada brisa helada. La furgoneta de la
compañía de alquiler en el bordillo, las puertas de la plataforma de carga abiertas, la
rampa bajada. Un par de aparcacoches con gruesos abrigos oscuros parados al lado de
un calentador portátil charlando con el equipo de la empresa de alquiler.

Las farolas creando charcos de luz blanca. La puerta de la casa abierta, y la


iluminación del interior silueteando todo.

Él vendría caminando por el sendero; con pasos decididos. La percepción era la


realidad, ¿verdad?. De modo que él da la impresión de alguien que sabía a donde se
dirigía, que tenía un motivo para ir allí.

Grande, abrigo oscuro con solapas exageradas ondeando un poco en la fría brisa..
Sombrero oscuro, con el ala bajada. Una bufanda; sí, ella apostaba por la bufanda.
También oscura, envuelta alrededor del cuello, arreglada para cubrir la mayor parte de
la zona baja de su rostro. Además de las gafas oscuras.

Una apariencia llamativa, lo cual era inteligente. La gente al echarle un rápido


vistazo repararía más en el atuendo que en la persona que lo usaba.

Botas brillantes con algo de tacón. ¿Para añadir a su apariencia, o porqué era
susceptible acerca de su estatura?. O, otra vez, para dar al observador casual la

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percepción de más estatura.

Ella dejó que eso diera vueltas en su mente mientras subía los escalones. Entrada
principal, era más rápido para que el equipo de la compañía de alquiler entrara y saliera,
y eso había sido la prioridad del cliente.

Ella rompió el sello, abrió con su llave maestra los cerrojos, entonces se paró justo
dentro con las puertas abiertas. Ella escaneó el área de lo que habría sido la perspectiva
de Luca.

Grande, un vestíbulo amplio que se abría hacia la sala de estar. Dos del equipo
cargando una de las diez mesas. El supervisor va a ir a supervisarlos.

No golpeen nada. Apúrense, hace frío. No puedo mantener las puertas abiertas toda
la noche.

Mira hacia atrás, ve al sospechoso subiendo los escalones, con el enlace en su oído.

Ya estoy aquí, ¿vale?

Una vez más, inteligente, da esa impresión de tener el derecho de entrar con actitud,
palabras, un poco impaciente. Se mueve rápido, pero no sospechosamente rápido.

Enérgico, se mueve a paso ligero. Entra directamente, fastidiado, llegando tarde, y


sube las escaleras. Como si perteneciera al lugar.

Eve cerró la puerta.

Y caminó siguiendo los pasos del asesino.

¿Él había sabido dónde encontrar la suite principal, o había ido de habitación en
habitación hasta que la encontró? De cualquier manera, pensó ella, él había hecho un
pequeño recorrido, una pequeña búsqueda.

Tenía mucho tiempo, muchos lugares para esconderse si hubiese oído a alguien
viniendo. Porque el espectáculo no comenzaba hasta que todo el mundo, a excepción de
los Strazza, se hubiese marchado de la casa.

Tenía mucho tiempo, volvió a pensar ella. De modo que él tuvo la paciencia para
esperar; durante casi tres horas. Tenía que preparar el escenario, cavilaba ella mientras
entraba en el dormitorio principal.

Ella obvió las manchas de sangre, el polvo de los barredores, los signos de lucha, se
concentró en ver la habitación como la había visto el asesino.

Suntuoso, tal vez un poco tirando a lo sobrio, pero suntuoso.

“Apuesto a que recorriste los baños”. Eve se acercó al baño de Daphne mientras
hablaba. “Claro que lo hiciste. Y escogiste el vestido que te llevarías. Apostaría dinero
por eso. Hay mucho donde escoger”.

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Él había preparado el escenario, pero había esperado. Sólo en caso de que alguien
viniera antes de que empezara el espectáculo. Sólo había tenido que mantener abierta la
puerta, tal vez salir unos cuantos pasos fuera de la habitación para oír a los invitados
después del postre, aquellos que se estaban despidiendo.

La excitación aumenta.

Revisas tu maquillaje, ajustas la máscara. Sacas las herramientas, preparas las luces.

Te escondes detrás de la puerta cuando los escuchas venir. Te pone duro. Se empieza
a levantar el telón.

Ellos entran juntos. Te deshaces de la mayor amenaza. Aporreas al hombre, golpeas a


la mujer. Restricciones.

Arrastras al hombre hacia la silla que has escogido (una mala elección de silla).Él es
más grande que tú, de manera que tienes buenos músculos. Lo atas, usas la cinta
adhesiva para asegurar las ataduras.

Enciendes la luz estroboscópica.

Ella podía verlo. Cómo él había esperado que el hombre recuperara la consciencia,
sosteniendo un cuchillo contra su garganta y ordenando a la mujer que se desnude.
Humillación para ambos. Ordenarle a ella que vaya a la cama, darle al hombre un par de
porrazos si ella vacila. Incluso si ella no lo hace.

Atarla a ella; no querrías que ella te diera un manotazo, quedándose con algo de tu
piel. Violarla, maltratarla, estrangularla. Regresas donde el hombre, puños y
cachiporrazos. Tal vez unos cuantos cortes porque tú necesitas esas combinaciones.

Sí, ella podía verlo, un par de horas de brutalidad, horas de diversión, y beneficiosas.

¿Los habría dejado heridos, incluso inconscientes; probablemente inconscientes para


vaciar las cajas de seguridad, desactivar a los androides domésticos, desmantelar el
sistema de seguridad? O…

Antes de eso, Strazza rompe la silla, se le abalanza. El asesino lo golpea con el


jarrón. Posiblemente cree que está muerto. Entonces se va a vaciar y a desactivar. Eso
podría explicar el lapso de tiempo.

¿Pero por qué volver a subir, por qué no simplemente marcharse?

¿No ha terminado todavía? Tal vez él quería otra ronda con Daphne, como una
repetición. Encuentra vivo a Strazza, luchando por ponerse de pie, listo para volver a
atacar.

Tal vez él quería asegurarse de que esta vez estuviera muerto. Eso es excitante y
nuevo. El asesinato. Tal vez él tiene esa última ronda con Daphne, la deja mareada,
desnuda, posiblemente inconsciente. Le quita las ataduras. Empaqueta y se marcha.

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Ella podía verlo, y si Mira y Nobel pudieran llegar a Daphne, ella podría confirmarlo,
llenar los vacíos y movimientos, responder las inquietantes preguntas.

Eve abandonó la habitación, caminó a través de la casa otra vez intentando imaginar
sus movimientos.

A diferencia del asesino, ella cerró con llave la puerta cuando se marchó. Añadió el
sello.

Ella quería irse a casa, quería esa siesta en la sofisticada cama nueva. Pero condujo
hacia el hospital. Ella necesitaba intentarlo.

Esta vez ella pasó de largo la recepción, caminó directamente a la habitación de


Daphne y al guardia de la puerta, dio un toque a la placa que ella había enganchado a su
abrigo en caso de que alguien a lo largo del camino intentara detenerla.

“El doctor está con ella, teniente”.

“¿Ha entrado alguien más?”

“Sólo el personal médico”.

Con un asentimiento, Eve entró. Ella vio a Del sentado al lado de la cama de Daphne.
Ella aferraba su mano mientras Del hablaba en tonos bajos.

Ella se sobresaltó cuando vio a Eve, y entonces pareció volver a tranquilizarse


cuando Del giró la cabeza.

“Ha vuelto”, dijo él.

“Usted todavía está aquí. ¿Usted vive aquí?”

“Eso parece la mitad del tiempo. Pero me fui a casa un rato, dormí un poco. ¿Y
usted?”

“De camino hacia allí. ¿Cómo se está sintiendo, Sra. Strazza?”

“Mejor, creo. Llámeme Daphne. Usted puede llamarme Daphne. Yo no he recordado


nada más. Lo siento”.

“No se apure. Sólo quería comprobar un par de cosas, si usted se siente con ánimos”.

“Yo… Sí, ¿está bien?“. Terminando como una pregunta, ella miró a Del para su
confirmación.

“Cualquier cosa que recuerdes ayuda“,le dijo él.”Incluso pequeñas cosas, cosas que
no parecen ser de importancia”.

“Eso es cierto”, dijo Eve.“Usted y su esposo entraron juntos al dormitorio, ¿es eso
cierto?”

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“Sí, nosotros subimos juntos. Nos íbamos directo a la cama. Él tenía rondas por la
mañana, y la cena se prolongó un poco más de lo que él pensó que debería; o quería.
Pensé que quería”.

“Y ustedes fueron atacados. ¿Al mismo tiempo?”

“Yo… “. Su mirada quedó en blanco por un momento.”Eso creo; fue tan rápido, tan
impactante”.

“Tómese su tiempo“, le dijo Eve mientras Daphne se aferraba a la mano de Del.


”Ustedes subieron y entraron en el dormitorio”.

“Sí, arriba. Yo creo que estaba, tal vez, sólo un paso detrás de mi esposo. Él me
tomaba del brazo. Yo creo. Yo creo que mi esposo me tomaba del brazo, y estaba sólo
un paso adelante. Y de repente él cayó hacia adelante. Yo creo. Creo que lo hizo, pero
algo,alguien me golpeó. En la cara. Todo se puso gris. Yo sólo yací en el piso. Y me
pegó en el estómago. ¿Me pateó?”

Instintivamente, Daphne envolvió un brazo alrededor de su cintura.

“´Quédate abajo´… creo que él dijo eso.'Quédate en donde yo te puse, perra.' Creo. Y
yo lo hice. Yo no me moví. Cerré los ojos.”

Ella hizo eso ahora, y tenía lágrimas en sus pestañas.

“Yo oí gruñidos, y todo me dolía, de modo que me quedé en el piso con los ojos
cerrados”.

“¿Y cuando usted los abrió?”

“Era el demonio”. Ella se incorporó, con la mirada enloquecida. ”El demonio. Lo


juro. Lo juro.

“Tranquila”. Del la tomó por los hombros, suavemente ”Respira. Mírame Daphne, y
respira. Nadie está dudando de lo que viste”.

“Eso es cierto”. Eve se acercó más. “.Era maquillaje, una especie de máscara. Era un
hombre, Daphne, pero se veía como un demonio. Él se disfrazó de esa forma para
asustarla, y para evitar que fuera capaz de describirlo”.

“¿Maquillaje?”

“Maquillaje de teatro.”

“Pero…Él tenía cuernos, pequeños cuernos, y la luz era roja y amarilla, y yo olí
azufre”.

“¿Azufre?”

“Yo creo… 'Esto es el infierno. ´Te estoy llevando conmigo al infierno´, creo que

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dijo. No estoy segura. Y su… pene. Era rojo. Resplandecía como el fuego. Y ardía
dentro de mí. Dios, ardía dentro de mí”.

“Él usaba un condón, y maquillaje”, dijo Eve, manteniendo su tono tranquilo. ”Él usó
una luz novedosa que destelló los colores. Todo eso para confundirla, para asustarla, y
para montar una especie de escenario para él mismo”.

Duda, temor, esperanza, todo ello pasó por el rostro de Daphne.”¿Está segura? ¿Está
totalmente segura?”

“Lo estoy.”

“¿Usted lo atrapó?”

“Todavía no, pero tengo algunas líneas, algunas pistas, y encontrarlo es mi finalidad.
Es mi principal prioridad”.

“El Dr. Nobel dice que usted es la mejor. Que ellos escribieron un libro acerca de
usted, hicieron un video”.

Eve le lanzó a Del una mirada de soslayo, recibió un encogimiento de hombros.”Yo


quería que Daphne supiera que no hay forma de que ese bastardo pase a través de usted,
y de mí, del policía de la puerta, y de las enfermeras patea-culos de la planta. No hay
manera que pueda llegar a ella”.

“Tiene razón”.

“El fingió ser el demonio“, dijo Daphne, como para sí misma. ”Pero él... ¿Tengo que
volver a la casa? ¿Cuándo tenga que salir de aquí, tengo que volver allí?”

“No“, empezó Del, pero Eve le tocó un hombro mientras mantenía la mirada en los
ojos de Daphne.

“En realidad, ayudaría si, cuando sea dada de alta, fuera a recorrer la casa conmigo.
Ayudaría si yo supiera qué se llevó con él”.

“¿Tengo que quedarme allí? Yo no quiero quedarme allí”.

“No tiene que quedarse allí. Es sólo un recorrido, conmigo, con policías allí mismo
con usted”.

“Pero hoy no.”

“Hoy no. Se supone que debo decirle que Jacko y Gula están pensando en usted. Él
quiere mandarle una sopa”.

“Él es tan lindo. Usted tuvo que decirles lo que sucedió”.

“Lo hice. Y Carmine Rizzo, él y su equipo preguntaron cómo estaba usted. Usted
tiene personas a las que les importa. Si usted desea visitas…”

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“No. Todavía no“, interrumpió Daphne, tirando de las sábanas. ”No así. Por favor,
todavía no”.

“De acuerdo. En cuanto usted quiera, yo puedo arreglarlo”.

Las manos de Daphne volvieron a relajarse.”Lucy y John vinieron. Ellos son


doctores”.

“Lo sé”.

“Ellos estuvieron en la cena. Usted se lo dijo, también, y vinieron. Trajeron aquellas


flores. Ellos son tan alegres y positivos. Pero ellos no se quedaron mucho tiempo
porque yo… yo simplemente no puedo”.

“Me parecieron muy buenos médicos”, comentó Eve. ”Ellos comprenden que usted
no está para largas visitas todavía. ¿Ha visto usted a la Dra. Mira?”

“Ella fue muy amable. Yo estaba nerviosa porque… Pero el Dr. Nobel dijo que ella
era amable y una buena persona para que yo hable con ella”.

“Ella es la mejor. Ella está en el libro y el video, también”.

Daphne sonrió un poquito.”Es difícil hablar con tantas personas, pero con ella fue
más fácil. Y usted y el Dr. Nobel, no es tan difícil hablar con usted”.

“Bien”. Eve vaciló, se acercó un poquito más. ”Tal vez no es tan difícil porque usted
sabe que nosotros estamos de su lado. Si hay alguien más con quien quiera usted que
contacte, que quiera que la visite…”

“No, por favor. Nadie. Nadie más”.

“Está bien. Voy a estar viniendo a verla, y si usted recuerda algo más, o siquiera
piensa que lo hace, puede comunicarse conmigo. En cualquier momento. De día o de
noche. ¿Quiere que le diga a Jacko que le envíe la sopa?”

“Sería agradable”.

“Es suya.”

“La acompañaré fuera”, Del se levantó. ”En seguida vuelvo”.

Él salió con Eve, se alejó unos cuantos pasos de la puerta.”Ella tiene ataques de
ansiedad si trata de recordar algo más, cualquier detalle real. Y cada vez que duerme sin
ayuda, tiene pesadillas. En este momento ella confía en mí, así que yo puedo
tranquilizarla.

“Mira ayudará con eso”.

“Lo sé. Físicamente ella está sanando bien. Emocionalmente, va a ser un largo
camino”.

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Él echó un vistazo a la puerta, jugueteó con el estetoscopio que colgaba fuera de su


bolsillo.”Ella no me va a dar permiso para contactar con su familia. Sus padres murieron
cuando ella era una niña, pero fue criada por amigos de ellos, creció con la hija de ellos
como una hermana”.

“Lo sé. Soy policía”.

“Pero ella no va a dar su brazo a torcer. Ella podría necesitar a su familia, pero mis
manos están atadas”.

Eve alzó las cejas.”Y usted está implicando que las mías no lo están”.

“Yo sólo estoy diciendo que tal vez, durante el curso de su investigación, usted
tendría motivos para contactarlos”.

“En realidad, eso está en mi lista. Yo preferiría que ella diera su consentimiento, pero
tengo algunas preguntas”.

“Cuanto antes mejor. Esa es mi opinión médica y personal. Ella tendrá que ser dada
de alta en un par de días, incluso si yo lo pospongo. Ella no debería estar sola”.

“Yo voy a tantear a la familia, para tener una idea.”

“Genial. Ahora, hablando como un profesional de la medicina, le aconsejo que se


vaya a casa, que duerma un poco. Se ve como el infierno.

“Buen consejo. Mándeme la factura “, dijo Eve y se marchó para tomarlo.

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Capítulo 7

Eve empezó su travesía en automático para hacer una rápida búsqueda en los
archivos de Olsen y Tredway, por la mención de los del servicio de catering.
Si se mantenía en automático, muy probablemente se quedaría dormida, entonces
terminaría durmiendo en el coche aparcado afuera de la casa.

Ella prefería estar en su cama.

Condujo a través de la ciudad, maldiciendo el tráfico para ayudarse a mantenerse


alerta. Entonces soltó un largo suspiro de alivio cuando pasó a través de los portones.

La noche había caído mientras ella había hecho su segunda ronda en la escena del
crimen, y unas sombrías nubes bajas apagaban la luna y las estrellas. Pero la casa, con
todas sus torretas y torres, con su imponente piedra gris, resplandecía dando la
bienvenida.

Subió por el camino de entrada, aparcó frente a la entrada, y soltó otro suspiro antes
de coger su bolso de archivos. Ella salió del coche hacia el frío viento y pensó: El
invierno apesta. Se abrió camino a través del viento hacia la puerta, y entró a la calidez,
la luz y el silencio.

En donde la esquelética figura de Summerset se cernía en el vestíbulo con el gato


gordinflón a sus pies.

Galahad trotó hacia ella para deslizarse y sobarse a través de sus piernas.

Mientras ella se quitaba el abrigo, le echó un vistazo a Summerset y pensó en el


disfraz del espectro maligno.

“¿En dónde estabas la noche del veintiocho de Noviembre?”, demandó ella.

Él enarcó una elegante ceja.”Tendré que revisar mi calendario”.

“No importa “. Ella se quitó el gorro y la bufanda y los arrojó hacia el poste de la
escalera junto con su abrigo. ”Ese cabrón necesitó maquillaje para parecer un espectro
maligno. Lo tuyo es natural”.

Ridículamente satisfecha de haber tenido la energía y el poder mental para dirigirle


una pulla decente, ella empezó a subir las escaleras. El gato subió junto con ella.

Pensó en su oficina recientemente rediseñada con su adorado centro de comando ya

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Echoes in Death

listo; con un Auto Chef que podría proveerle de café allí mismo. Pero calculaba que no
tenía la energía o el poder mental para hacer algo más que instalar su tablero de
homicidios, y mucho menos revisar sus notas o añadirles algo.

En lugar de eso, se dirigió hacia su dormitorio.

Y allí estaba, la gran y gloriosa cama.

Ella había estado bien con la forma en que lucía antes el dormitorio. Diablos,
muchísimo más que bien, pensaba ella ahora, además ya se había acostumbrado a él.

Pero no podía encontrar fallas en las paredes recientemente pintadas de un gris suave
y relajante, en los tonos más intensos usados en las gruesas molduras del cielo raso para
enmarcar de alguna manera la altura del mismo, el impacto de la claraboya. Ella apenas
si podía renegar del azul profundo del sofá en el área de la sala de estar; el sofá más
largo y más ancho.

No sabía nada acerca de planos y decoración del piso, en realidad, pero no podía
quejarse por el arreglo de los sillones; y de los intensos tonos de los mismos, que
prácticamente insistían en que uno se sentara, se relajara, y dejara que el mundo se fuera
a algún otro lugar por un rato.

Incluso ella podía apreciar las puertas intrincadamente talladas que encerraban un
elegante bar, incluyendo un Auto Chef y una pequeña nevera. Tal vez ella pensara que el
extenso armario/vestidor era lo máximo, pero éste no estropeaba el conjunto. Y ella
sabía que tanto ella como Roarke disfrutarían de la adición de una terraza en el exterior
de lo que la decoradora llamaba puertas del atrio.

Pero la verdadera estrella de la habitación, en su libro, era la gran cama con su


cabecera elegantemente tallada; y el panel, todo revestido en suaves tonos bronceados y
cobrizos con montañas de esponjosas almohadas.

No trastabilló hacia ella, pero estuvo cerca. Entonces cayó atravesada boca abajo, y
se quedó dormida de inmediato.

Galahad subió de un salto. Caminó sobre la colcha y olfateó el pelo de Eve.


Aparentemente satisfecho se estiró a través de su cintura como para mantenerla en su
sitio. Y comenzó a ronronear.

Roarke entró momentos después.

“Se quedó frita, ¿verdad?”, dijo él cuando Galahad parpadeó con sus ojos bicolor.

Sacudiendo la cabeza, Roarke se acercó a la cama, se arrodilló, le quitó a Eve las


botas. Ella ni se movió.

El encendió el fuego, se sentó y se sacó sus propias botas. Tomando la manta de


cachemira de los pies de la cama, él tapó a su esposa. Esperó a que el gato sacara la
cabeza.

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Entonces él se estiró al lado de Eve y se durmió.

* * *

Los sueños rompieron las defensas. Durante horas ella había bloqueado los ecos, los
murmullos, las emociones. Pero el sueño debilitaba las fronteras.

Ella era una niña, perdida y asustada, ensangrentada y quebrada. A pesar de que lo
mantenía acunado contra su cuerpo, el brazo que su padre le había partido antes de que
ella lo matara, se sacudía con cada paso, lloraba de dolor. Le ardía en donde él la había
violado; su rostro palpitaba en donde él la había golpeado.

Pero parecía que flotaba, como un espíritu. Como los muertos.

A ella la asustaba la oscuridad. Cosas terribles se escondían en la oscuridad,


esperaban allí, vigilaban desde allí.

Ellas la tragarían completa, ¿caería al pozo sin fondo en donde las ratas y las arañas
se la comerían como su padre le había dicho?

Todo alrededor suyo se veía como algo que había visto a través de una ventana sucia,
toda manchada y borrosa. Y todos los sonidos venían desde muy, muy lejos.

¿Venía él tras ella? ¿La encontraría y la arrastraría de regreso a esa habitación tan fría
con la intermitente luz roja?

Él le haría daño, le haría daño, le haría daño. La mataría. Matarla.

Ella quería esconderse, quería dormir.

Lo intentó. Pero ellos la encontraron. Ella no podía luchar, incluso cuando ellos
hicieron que todo dentro de ella gritara de dolor, aullara de terror.

Entonces las luces eran demasiado brillantes, haciendo arder sus ojos, y las voces
eran demasiado altas, resonando en su cabeza. Alguien le dijo que todo iba a estar bien,
que ella estaba a salvo. Pero ella lo sabía todo sobre las mentiras.

Alguien le preguntó su nombre, pero ella no tenía ninguno que dar.

Había manos sobre ella, por todas partes, y olía su propia sangre. Incluso cuando
volvió a gritar, la oscuridad llegó y la envolvió.

“Soñando, sólo estás soñando. Estas en casa, estás a salvo. Yo estoy aquí”.

Roarke la acercó más, y su voz, su olor, rompió el agarre del pasado.

“Estoy bien.

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Él la besó en la frente.”Me preguntaba cuánto más se tomaría esto. Lo retuviste todo


el día”.

“Podía verlo en su rostro, en sus ojos”. Porque podía, Eve se acurrucó contra él
mientras el gato le daba un cabezazo en el hombro. “Sé lo que ella sintió, sé lo que es
estar atrapada en ese tipo de conmoción, el huir con esa clase de miedo. Eso hizo eco en
mi interior, todo el día, pero no podía hacer el trabajo si lo escuchaba”.

“Lo sé “. Él la retuvo cerca, la sostuvo con fuerza. “Lo sé”.

“Tú los escuchaste también. No puedo dejar que esto me quiebre”.

“No lo has hecho, y no lo harás”. Él le levantó su cabeza, encontró su mirada. “No lo


harás. Pero eso tenía que ser reconocido”.

“Me tomó años recordarlo, y todavía hay espacios en blanco. Ella no es una niña,
Roarke, pero hay algo indefenso en ella. Yo no sé cuánto recordará ella, si será capaz de
darnos detalles que podamos usar”.

“Ella está viva”.

“Sí, ella está viva. Mira ya la ha visto, y Daphne parece estar bien con eso. Ella
confía en Nobel, eso está claro, y le parece bien hablar conmigo. Eso la ayudó, creo, el
que yo pudiera decirle que el hombre que hizo esto no era el demonio. Era maquillaje,
un disfraz. Un falso rostro”.

“Ella sabrá, así como tú y yo, que había un monstruo bajo el falso rostro”.

“Sí. Sí, pero ella sabe que es real. En carne y sangre”. Más estable ahora, ella alargó
la mano hacia atrás para rascar al leal Galahad detrás de las orejas. “¿Tu pudiste dormir
algo?”

“Podría decir que ambos dormimos un poco más de una hora. O más bien los tres lo
hicimos.”

“Eso es bueno .Y eso está tachado”.

“¿Tachado?”

“Dormimos en la elegante cama nueva.”

“Sobre ella más bien, pero tachémoslo”.

Ella le tiró el pelo hacia atrás. “¿Qué tal si tachamos el número dos?”

Él le sonrió. “Yo siempre estoy a favor de terminar con una lista”.

El continuó sonriendo cuando ella lo besó, mientras él la acariciaba con una mano.
“Tu todavía estás armada, teniente”.

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Ella deslizó su propia mano hacia abajo, y lo tocó. “Tú también.”

Él se rio mientras ella rodaba encima de él, poniéndose a horcajadas sobre él.
Estudiando su rostro, ella se quitó la chaqueta, presionó el broche del arnés de su arma.
“¿Sabes?, la primera vez que entré aquí y vi la cama; la otra cama, me dije: Guau. Esta
se merece un guau mucho más grande”, ella continuó mientras tiraba a un lado la
chaqueta y colgaba el arnés en el panel de la cama. “Pero me gustaba esa cama.”

“Todavía está en la casa”.

“¿Está?”

“En una de las habitaciones de los invitados. También tengo muy buenos recuerdos
de esa cama”, le recordó a ella. “Podemos visitarla siempre que tú quieras”.

“¡Ah!”. Considerándolo, ella se quitó el suéter, lo tiró sobre la chaqueta. “¿Tu sabes
cómo hacen esas rondas de bares?”

“Lo sé, sí. Participé más de una vez en mis tiempos”.

“Yo siempre he sido más de encontrar un bar, quedarme allí, y tomar las copas que
pensaba en un sólo lugar. Pero… uno de estos días nosotros podríamos tener una ronda
de camas a través de esta casa. Veremos cómo aguantas, campeón”.

Él volvió a reír. “Reto aceptado.”

Él la atrajo hacia sí.

Y ahí estaba, pensó ella, lo verdadero. Su lugar, su hombre, su corazón, todo justo
ahí. Donde sea que ella hubiese estado, sin importar lo brutal que habían sido sus
comienzos, a pesar de lo rota que ella había estado una vez, ella había encontrado esto.
Y esto valía por cada paso doloroso y ensangrentado del viaje.

Sobrecogida por esto, ella acunó en sus manos el rostro de él, y se entregó al beso.

“Eve “, murmuró él.

“Estoy viva”. Ella presionó la mano de él contra su corazón. “Te amo.”

“Tú lo eres todo. Todo. La única. Todo para mí”.

Él la cambió de posición de modo que yacieran cara a cara, y así él pudiera deslizar
sus manos sobre ella para tranquilizar, para despertar. Suavemente, con ternura.

Sólo suya.

Cada suspiro, cada murmullo, cada pequeño temblor en respuesta lo sumergían más
profundamente en la belleza. La manera en que ella le quitaba el suéter para hacer correr
sus cálidas manos sobre su piel, la manera en que su boca encajaba perfectamente con la
suya. Él contó los latidos del pulso en su garganta cuando la saboreó allí, sintió la

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manera en que su cuerpo de guerrera se suavizaba.

Cómo se veía ella cuando lo observaba, con fuego en sus ojos del color del whisky.

Él podía hacerla desear simplemente con existir. No había habido nunca nadie más
que pudiera retener su corazón con tan sólo una mirada, una palabra. Le había dado una
vida más allá de la supervivencia, incluso más allá de la placa que había sido su mundo,
y el símbolo de esa supervivencia.

Le había dado amor cuando ella no había creído verdaderamente en éste, que nunca
se había sentido merecedora de él.

Y él la había hecho creer, absolutamente, de que ella le había dado a él lo mismo.

Ahora había placer, puro y suyo. Carne contra carne, manos y labios avivando ese
fuego cálido y resplandeciente hasta que estallara y ardiera.

Ella se arqueó cuando él la desvistió, ofreciéndose. Se envolvió con fuerza alrededor


de él, dando. Sus labios buscaron los de él, tomando.

Y cuando, mientras las respiraciones se aceleraban y los pulsos se agitaban, él la


penetró, ambos se estremecieron juntos.

“A ghrá “, dijo él, y el agitado corazón de ella se derritió.

Con cada subida y bajada, su corazón se entregó a él.

Cuando yacieron tranquilos, con los cuerpos relajados y entrelazados, ella volvió a
suspirar. “Es oficial. De verdad me gusta esta cama”.

Él volvió su rostro hacia la curva del hombro, rozando la cálida piel con sus labios.
“Aquí van a pasar muchas horas para tachar los puntos uno y dos de la lista.”

“Me apunto. Pero Dios, ahora necesito una ducha. Parece que hubieran pasado días
sin ducharme.”

“Una ducha, algo de vino, una comida, diría yo.”

“Me apunto para todo eso”. Perezosamente, ella le pasó los dedos por el pelo.
“Necesito instalar mi tablero. No hay mucho más que pueda hacer en este punto, pero al
menos necesito hacer eso”.

“Entonces vino y comida en tu oficina. Y puedes darme los detalles allí”.

“Desearía que hubieran más de ellos, pero me gustaría tu opinión.”

Era increíble, pensaba ella, lo que una hora de sueño, sexo verdaderamente
agradable, y una larga ducha caliente podían conseguir. Y cuando uno le ponía a eso el
broche de oro con un vino realmente superior, un período de treinta y seis horas no
parecía tan malo.

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Ella lo dejó escoger la cena; le parecía justo, incluso se resignó a comer los vegetales
que encontrara en su plato. Y ya que él arregló todo mientras ella trabajaba en su
tablero, ella se encargaría de hacer la limpieza.

Cómoda con pantalones de franela, una sudadera, y zapatillas, ella retrocedió para
estudiar el tablero.

“Puede que desearas que hubiera más detalles, pero ese es un completo tablero de
homicidio en esta etapa temprana”.

“Tal vez”. Ahora ella se alejó de éste acercándose a la moderna mesa nueva al lado
de las puertas del balcón. “¿Qué hay de cenar?”

Él levantó las cubiertas calentadoras.

Su corazón cantó una tonada feliz cuando ella vio los filetes, las patatas sazonadas,
y…

“¿Qué son esas cosas moradas?”

“Zanahorias.”

“Las zanahorias son naranjas.”

“Y moradas”. Él no mencionó los nabos y la coliflor en la mezcla. Conocía a su


presa.

“¿Por qué alguien teñiría una indefensa zanahoria de morado?”

“No están teñidas, son naturales. Bebe un poco de vino”, dijo él, llenándole la copa,
“y pruébalas”.

Ella empezó con el filete, no era ninguna tonta, pero cortó un pedacito de la cosita
morada. “Sabe cómo una zanahoria, con hierbas y mantequilla o algo, pero como
zanahoria”.

“Porque lo es”.

Ella se encogió de hombros, le añadió a su patata suficiente mantequilla para que


nadara en ella. “Me olvidé. Te traje un postre.”

“¿Lo hiciste?”

“Sí, un rollo de canela. Está en una bolsa de evidencia; en mi bolso de archivos.”

“Hum.”

Ella sacudió su tenedor hacia él antes de hundirlo en el charco de mantequilla.


“Confía en mí. Es del servicio de catering; Jacko, que hizo la cena.”

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“Él tiene buena reputación. ¿Él es un sospechoso?”

Ella sacudió la cabeza.”Tiene coartada, y no hay forma de que encajen él o su esposa


o su hija o cualquiera del equipo de catering que entrevisté. Lo mismo con la compañía
de alquiler”.

“Esos son un montón eliminados en un día. Así que nuevamente, un progreso


considerable”.

“Supongo que lo es”. Ella volvió la vista hacia el tablero. “Un montón de hilos para
atar o cortar. Aunque sí encontré una conexión.”

“¿Qué conexión?”

“Tanto el servicio de catering como la compañía de alquiler han hecho trabajos para
la primera víctima; o más bien para su compañía. La víctima en sí no los utilizó, pero es
un vínculo entre la compañía y las últimas víctimas. Y su socio los utilizó
personalmente un par de veces. Necesito ver si puedo hacer esa conexión con las
segundas víctimas. Los detectives de SVU no llegaron a eso porque no había un eso
donde ir en aquel entonces. Ahora lo hay”.

“¿Eso no volvería a vincular como sospechosos al catering y a la compañía de


alquiler?”

“Es una pista para explorar”, admitió ella, “pero… yo simplemente no lo creo. No
directamente. Pero alguien que los ha utilizado, conoce a alguien; o a más de una
persona en los equipos. Esto también se vincula con el hospital .Strazza era una gran
rueda en el St. Andrews, y Daphne estuvo allí de voluntaria por un tiempo. Puedo
vincular a ambas compañías con los eventos para el hospital. De modo que eso añade a
personal del hospital a la mezcla. Voy a ir a hablar con las primeras cuatro víctimas
mañana, y algo puede agitarse allí”.

Ella se aplicó con el filete. Dormir, sexo, ducha, vino, y carne roja. Eso era suficiente
para soltar una lágrima.

“Daphne piensa que olió azufre durante el ataque. De modo que él añadió eso;
¿démosles el tratamiento diabólico completo?¿O ella se lo imaginó ya que él había
preparado el escenario?. De cualquier modo, este hijo de puta entra completamente en el
personaje, ese es el término, ¿verdad?… a él le gusta ser el monstruo en el que se
envuelve. De modo que tal vez es un actor. Los actores se conectan con la compañía de
la primera víctima”.

“Sí, lo hacen”.

“Actor, actuación, críticas”, dijo ella mientras comía. “Además, si nos guiamos por
las declaraciones del testigo, el disfraz es de primera clase, de modo que él o es
talentoso en eso o ha practicado un montón. ¿Los actores hacen su propio maquillaje y
disfraces?”

“Imagino que algunos lo hacen, y otros puede que hagan algunos de los pasos”.

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“Así es como yo lo veo. Él tuvo que acecharlos, hacer alguna investigación sobre las
víctimas, sobre las localizaciones. Los ataques fueron demasiado fáciles para él como
para no haberlos planeado. Él tenía que haber sabido cuándo entrar. Todos aquellos son
vecindarios de alto nivel, todas las localizaciones tenían una sólida seguridad.
Residencias para familia sin hijos, eso es una clave. Parejas casadas acaudaladas, esa es
otra. Víctimas femeninas bastante atractivas, de modo que él tiene un tipo. Eso podría
funcionar de un par de maneras”.

“Está celoso de las apariencias y la riqueza ya que él no tiene ninguna”, sugirió


Roarke, “o es del mismo estrato social y se mantiene con los de su propia clase, por
decirlo así”.

Otra vez ella meneó su tenedor hacia él. “No me culpes por decir que piensas como
un policía cuando lo haces”.

“Yo pienso como un criminal; reformado. Eso es básicamente lo mismo”.

Ella no podía discutir con eso. “A él le gusta robar.”

“Bueno, bueno, puedo entenderlo”.

Ya que ella sabía que él podía, lo hizo ir más allá. “¿Puedes entender el llevarse
objetos de valor y nada de dinero en efectivo?”

Roarke lo pensó mientras bebía su vino. “Puedo, hasta cierto punto. Si tu no


necesitas el dinero, o si la meta en sí misma no es la ganancia, es bastante satisfactorio
el rodearte de baratijas que has robado de otro lugar”.

“Una especie de revancha. ¿’Ahora lo tengo yo, y no tú, idiota’?”

“Podría ser. Aunque la gente rutinariamente colecciona recuerdos, después de todo,


para que les recuerde un viaje, un evento, algo que ellos disfrutaron. Puede que sea sólo
así de simple”.

“Nada personal”, murmuró ella.

“Con frecuencia no lo es, incluso lo más usual es que no sea personal; desde la
perspectiva del ladrón”.

Algo que, él lo sabía, la policía que él amaba nunca apreciaría.

“Pero como él ha vaciado algunas cajas fuertes”, continuó Roarke mientras Eve
reflexionaba, “él tendría que hacerse una especie de Cueva de Aladino para sus botines,
¿no es así?. Eso es excesivo”.

Ahora ella frunció el ceño. “¿Quién es ese Aladino?”

“Dependiendo de la versión, él era un joven ladrón que tropieza con una cueva llena
de tesoros; amasados por ladrones mayores y más malos, y adquiere un genio en una
lámpara”.

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“Hmm. O sea que sólo acaparamiento, básicamente. Ese es un ángulo. Tal vez este
tipo está almacenando todo el botín, o porque sólo es un bastardo enfermo o porque es
un adinerado bastardo enfermo. Y había dinero en cada golpe, de modo que eso añadiría
peso a lo de que es adinerado. Añádele habilidades electrónicas y que es alguien que
corre riesgos. Y estoy apostando que sabía la disposición de la casa de los Strazza.
Puede que haya estado dentro previamente. Tal vez como un invitado, tal vez como
alguna especie de trabajador.”

“O puede que haya accedido a los planos de la casa”.

“Esas habilidades electrónicas”, asintió ella. “Entró directamente, subiendo las


escaleras. Esperó allí arriba cerca de tres horas. Paciencia; eso es lo que tiene. Pero es
un cobarde. Viene por detrás, ata a sus presas antes de empezar con ellos. Los golpea
incluso cuando ellos cooperan, de modo que le gusta lastimar a las personas. Pero la
violación, ese es el acontecimiento principal. Violar a la mujer, haciendo que el esposo
observe. Forzándola a decir que a ella le gusta, para que el esposo pueda oírla. Y
aterrorizándola con el disfraz, añadiendo esa floritura”.

Roarke esperó un segundo; ella estaba inspirada. “¿Por qué los desata cuando ha
terminado?”

“Eso sólo añade lo indefensos que estaban, les frota en las narices su impotencia. Los
libera para que ellos sepan que él siempre tuvo el control. Los libera y ellos piden
ayuda; tienen que contar lo que sucedió. Denunciar una violación es otro nivel de
humillación. Tú tienes que regresar a ello, revivirlo para contarlo. A él le gusta esa parte
también”.

“Todo es parte de ello”, añadió ella. “.Invadir su hogar, en donde ellos se sienten más
seguros; su dormitorio, su espacio más íntimo y privado”.

Sin pensarlo ella pinchó un poco de coliflor y se la comió.

“Lastimarlos, quitarles su libertad, humillarlos, y hacer que el hombre se sienta


indefenso, encolerizado, impotente mientras violas a la mujer. El robo añade una capa.
Yo puedo tomar lo que me dé la gana. Los deja inconscientes a golpes antes de
liberarlos de modo que despiertan doloridos, al impacto y la humillación, y de alguna
manera lo peor es que están nuevamente libres. Es una gran manera de joderles la
mente, de principio a fin”.

“Y cuando lo tengas en la sala de interrogatorios, teniente, le mostrarás lo que es


tener la mente jodida”.

“Maldita sea si lo haré”. Ella echó un vistazo al tablero, a las víctimas. “Puedes
jurarlo.”

* * *

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Ella refinó sus notas, escribió informes, estudió los archivos de casos. Al terminar lo
mejor que ella podía hacer era planear sus pasos para el día siguiente. Ella entrevistaría
a las víctimas anteriores, tiraría con fuerza de esas conexiones, empezaría a explorar
posibles ángulos teatrales.

Ella tenía que esperar que una noche de sueño la ayudaría a fusionar sus
pensamientos lo suficiente para sacar una teoría sólida de ellos.

Esta vez ella se metió en la elegante cama nueva, y decidió que estaba más que bien.

“Hasta el momento sólo parejas casadas, no convivientes. ¿Eso importa?”. Ella cerró
los ojos cuando el brazo de Roarke la envolvió. “Sin niños en la casa. Yo pienso que eso
importa. Ni mascotas, ni niños; o personal humano ausente.”

“Dejémoslo ir por esta noche.”

“Excepto que los Strazza tenían una casa llena.Así que…”

Ella no lo dejó ir tanto como que se quedó frita.

* * *

Cuando ella despertó justo después del amanecer, le tomó a su mente un minuto para
conectar con sus ojos. Nueva habitación, se recordó.

Roarke estaba sentado en el gran sofá, completamente vestido en uno de sus


impecables trajes oscuros; aparentemente despreocupado por los pelos de gato en el
material, ya que el gato la había abandonado, y ahora estaba estirado sobre su espalda al
lado de Roarke.

Roarke rascaba distraídamente la panza expuesta de Galahad mientras bebía café y


observaba los incomprensibles informes financieros en pantalla.

Ellos hacían una increíble imagen para comenzar el día, pensó ella, el increíblemente
maravilloso hombre en su traje de emperador-del-mundo-de-los-negocios y el gran gato
feliz de la vida por el toque de aquellas hábiles manos.

Ella podía entender la felicidad.

Probablemente él ya había tenido un par de holo-reuniones o por enlace, pensó ella.


Podría haber comprado Saturno por lo que ella sabía. Pero después de todo, su mayor
interés en ese momento involucraba el hecho de que él tenía café, y ella no.

“Buenos días”, dijo él cuando ella se sentó. “Afuera está helado, y están hablando de
que nevará; bastante nieve, comenzando a media mañana”.

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Ella dijo”Ugh”, y se fue tambaleando hacia el Auto Chef, recordó que no estaba
donde solía estar, y miró inexpresivamente las puertas talladas.

“Toca cualquiera de las dos “, le recordó Roarke.

“¡Bien!”. Ella le dio un manotazo a una y ambas se abrieron, y las luces interiores de
encendieron. Ella programó café; era todo lo que importaba en ese momento, y esperó
para beber el primer sorbo estimulante.

“Vas a tener pelo de gato sobre todo tu traje de un millón de dólares, chico lindo”.

“Es bastante fácil de eliminar, y sólo cuesta medio millón”.

“Ja “. Ella se llevó el café al baño, tomó cafeína y se duchó para despertarse.

Cuando ella salió, envuelta en una bata roja que nunca había visto antes; pero que era
tan suave como una nube y tan caliente como un abrazo, él ya había servido el
desayuno.

Ella sabía, gracias a su útil informe del clima, que ella empezaría el día con avena.

Al menos ésta venía con montones de frutos y las cosas crujientes; y él había añadido
una guarnición de tocino. Lo cual explicaba por qué él había hecho desaparecer al gato.
Galahad ahora se sentaba enfrente del fuego, limpiándose industriosamente; y
enviándole al humano una ocasional y dura mirada.

“Eso importa”, dijo ella.

“¿Lo hace?”

“El que las víctimas estén casadas. Eso importa. Yo sólo necesito descubrir el
motivo.”

“¿Soñaste?”

“Sólo dormí; y déjame añadirle otro punto a esa cama. Tres asaltos son un patrón, un
propósito y un perfil. La escalada típica, y el asesinato, sucedió como cosa del
momento. Eso no fue planeado. La próxima vez lo será”.

“Porque no hay vuelta atrás, sólo seguir adelante”.

“Sip. ¿Tú tienes algunas baratijas… de ese entonces?”

Pasando los dedos por el brazo de Eve, Roarke comió un poco de tocino. “Bueno, esa
es una pregunta capciosa de una policía durante el desayuno. Yo sí tenía algunas, aquí y
allá”, dijo él con un encogimiento de hombros. “Pero las dejé atrás, podrías decirlo así,
cuando una policía llegó a mi vida; ya que a ella no le hubiesen gustado”.

“Ella no lo habría sabido”.

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“Yo lo sabría. Como un antiguo ladrón, yo diría que, si tu sospechoso de verdad está
guardando todos sus botines, es lo que lo llamaste tú anoche. Un acaparador. No
necesita venderlo, de modo que no es por el dinero, y un hombre puede tener montones
de eso y disfrutar tomando más. Los asesinos en serie con frecuencia se llevan
recuerdos, ¿no es así?”

“Sí, pero eso tiende a ser algo específico para la víctima, un recuerdo. Esto es más…
la Cueva de Aladino…Él necesitaría un lugar, y uno privado. Tan sólo la joyería es un
botín importante. Los vestidos; él se ha llevado un vestido de cóctel de cada víctima,
aunque aún no he confirmado eso con el golpe a los Strazza. Eso es más un recuerdo,
pero es uno raro. Un vestido elegante, zapatos, y un bolso de noche”.

“Un disfraz”.

Eve le pinchó el hombro a Roarke. “Que estoy pensando. No son para él; son
diferentes clases de cuerpos, de modo que no creo que estemos tras un travesti, pero tal
vez para una mujer o un androide o sólo para uno de aquellos cadáveres que las tiendas
usan para exhibir la ropa”.

“Maniquíes, querida Eve. No cadáveres”.

“Ellos parecen cadáveres. De cualquier manera, él tiene un montón de capas


retorcidas. Ni mascotas, ni niños, cajas fuertes domésticas, parejas casadas, residencias
de familias sin hijos con buena seguridad. Ellos tienen que tener sustitutos, es
demasiado específico de otra forma”.

“Hablarás con Mira”.

“Sí, pronto”. Ella echó una mirada hacia atrás, frunció el ceño.

“¿Algún problema?”

“Eso es intimidante. La cuestión del nuevo armario.”

“Algunos lo encontrarían eficiente y conveniente, especialmente alguien que no se


preocupa en reflexionar demasiado tiempo en qué usar en cualquier día determinado.”

“Sí, bueno”. Ella se levantó. “Lo voy a buscar.”

“Buena suerte.”

Para ella eso era más una maldita habitación que un armario. De hecho, todo estaba
arreglado en orden, y eso ayudaba. Todas las tonterías elegantes y los accesorios que
iban con ellas tenían su propia área. Ella ni siquiera tenía que reconocer su existencia, y
tan seguro como el infierno que ella no tenía la intención de usar el ordenador del
armario para hacer que se deslizara por sus rodillos mágicos, o de tener una vista previa
en pantalla de cómo iba ese vestido brillante con esos zapatos ridículos.

Intimidante, volvió a pensar ella, y sólo un poco embarazoso.

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Echoes in Death

Miró la línea de chaquetas. ¿Por qué tenía tantísimas chaquetas?. Si uno tenía sólo un
par, el escoger no era un problema. Pero allí tenían que haber más de cien chaquetas,
todas arregladas en grupos de colores, las negras delante de las grises, las grises delante
de las azules y así hasta el final de la fila.

Esto podría darle dolor de cabeza a cualquiera.

“Escoge algo que abrigue”, dijo Roarke mientras entraba.

Bastante espacio para él, pensó ella. Diablos, ellos podrían dar una fiesta aquí. Servir
bebidas. Contratar una banda.

Él sacó una chaqueta de la sección azul. Azul marino, observó ella, nada elegante.

“Ahora si usaras el ordenador, éste haría sugerencias de qué emparejar con esta.”

“¿Cómo lo sabe?”. Pero cuando él se volvió hacia el ordenador, ella lo agarró del
brazo. “.No, es demasiado para la primera vez aquí dentro. Yo tengo que
acostumbrarme”.

“Yo simplemente te adoro”, declaró él, pero le detuvo la mano antes de que ella
agarrara unos pantalones azul marino. “Entonces tendrías una especie de uniforme,
¿verdad? Estos”. Él sacó unos pantalones marrones, una especie de marrón oxidado,
entonces se volvió hacia los chalecos, sacó uno que tenía el mismo tono con botones
azul marino, añadió una definida camisa blanca hecha a medida.

Le entregó el lote, seleccionó botas, marrones y fuertes.

“Yo ya le estaba cogiendo el truco antes de que todo se volviera más grande”.

“Y le cogerás el truco otra vez”. Él la besó en la mejilla, y la dejó para que se


vistiera.

Tal vez lo haría, pensó ella, pero no pensaba hacerse amiga del ordenador del armario
muy pronto.

Cuando salió, se puso el arnés de su arma sobre el chaleco, Roarke gesticuló hacia la
pantalla. “Informes y especulaciones con respecto al asalto/asesinato de Strazza y la
investigación”.

“Entonces será mejor que me ponga en camino”. Ella se puso la chaqueta, recogió su
placa, su enlace, su comunicador, sus esposas, añadió su arma extra.

“Te ves completamente competente”.

“La ropa no hace al policía”.

“Pero le da un aura. Cuida a mi competente policía”.

“Lo haré”. Ella se acercó a él, lo besó. Entonces lo dejó para ponerse en camino.

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Capítulo 8

Mientras se abría camino hacia la ciudad, Eve llamó a la enfermera de servicio, supo
que Daphne había tenido una noche inquieta, requirió un sedante suave. Y que el Dr.
Nobel ya estaba en camino hacia allí. La condición física de la paciente había sido
elevada a satisfactoria.

Los cortes y moretones sanarían, pensó Eve. El daño a la mente llevaría más tiempo.

Deja el pasado atrás; eso era lo que siempre decía la gente. Pero aquellas personas no
entendían que el pasado siempre estaba detrás tuyo. Como un sabueso sobre el olor.

Ella entró en la Central, echó a andar hacia el ascensor, y divisó a Jenkinson. Uno no
podía evitar ver la corbata, ni siquiera desde el espacio exterior.

Con su abrigo abierto, ésta resplandecía con el color verde sapo con; quizás no
coincidentemente, ranas de ojos salidos en colores amarillo y azul saltando por toda la
corbata.

“Tu podrías iluminar una cueva con esa cosa alrededor de tu cuello”.

“Nunca se sabe cuándo uno podría terminar en una. ¿Qué tal su descanso, teniente?”

“Tranquilo. Cálido. Soleado. Todo lo que no es el invierno”.

“Agradable”. Ellos entraron en el ascensor.

“Resolví un par de casos mientras usted estaba bailando en la playa”.

“Drogadicto que apuñaló a un segundo drogadicto, mujer aporreada por su ex-


novio”.

Jenkinson la miró mientras el ascensor se detenía y entraban más policías


“¿Vigilándonos desde el sol y la arena?”

“Ayer estuve de servicio. Cogí uno ayer en la mañana, cerca de las dos a.m.”

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Echoes in Death

“Bueno, bienvenida a casa”. Entonces el frunció el ceño. “¿El caso de Strazza?”

“El mismo”.

“Tiene cobertura en los medios. Un cirujano de peso, esposa joven y elegante. ¿A


ella la dejaron mal?”

“Bastante mal”.

“Aunque...”

“Sí, siempre hay que mirar primero al cónyuge. Pero esta mujer no se violó a sí
misma, ni se aporreó la cara. Tengo dos crímenes parecidos durante el año pasado, sólo
que sin asesinato.”

Aunque el ascensor volvió a parar, añadiéndose más gente, ella decidió seguir dentro.

“Él se disfraza”.

Jenkinson, que había estado mirando amenazadoramente los pisos según se iban
encendiendo, se volvió hacia Eve. “Qué, ¿cómo con un esmoquin?”

“Como monstruos. Esta vez era un demonio con cuernos”.

Jenkinson sacudió la cabeza. “La gente está jodida.”

Entraron un par más de policías. Uno de ellos estudió a Jenkinson. “Es una corbata
interesante esa que llevas, Jenks.”

“Sí, eso fue lo que dijo tu hermana cuando me la puse esta mañana”.

Eso se ganó unos cuantos resoplidos e hizo el atestado trayecto un poco más
entretenido.

Cuando ellos se abrieron camino para salir, Jenkinson mantuvo el paso con Eve hacia
la división.”Reineke y yo lo tenemos despejado en este momento si necesita más manos
con este caso”.

“Ya veremos cómo va”.

En el momento en que pusieron un pie en la división, Jenkinson se adelantó de un


salto. “¡Oigan!¿Esos son bollos pegajosos?”

Santiago se metió el último bocado de uno; de la caja que Eve había dejado en la sala
de descanso, en la boca, y masculló incomprensiblemente con la boca llena.

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Eve siguió andando hacia su oficina, de modo que cualquiera que ya hubiese fichado
para el servicio pudiera luchar por lo que sea que hubiera quedado.

Eve programó el café en el Auto Chef de su oficina, arrojó su abrigo y todos los
accesorios de invierno, y estudió su tablero con ojos descansados.

Ella tenía los bocetos de dos dibujantes de la policía de los primeros dos disfraces.
No era el trabajo de Yancy, pero estaban más que decentes. Y, aun así, se imaginó ella,
las impresiones de las víctimas, su miedo, podrían haber añadido algo de drama a los
disfraces.

Ella le envió un correo electrónico a Yancy pidiéndole que trabajase con Daphne
Strazza en el hospital además del trabajo hecho con los de la compañía de alquiler. Ella
podría usar un buen bosquejo del demonio.

Ya que Peabody no había fichado todavía, Eve contactó con las primeras víctimas, le
contestó un androide doméstico que la fastidió. Ella se preparó para una pelea, pero
entonces oyó el repiqueteo de los tacones de Mira dirigiéndose a su oficina.

“Nos volveremos a poner en contacto contigo”. Ella desconectó, levantó un dedo


cuando Mira entró, y se comunicó con Peabody. “Trae tu culo a trabajar y contacta a los
primeros dos pares de víctimas, arregla horarios para la entrevista. Aquí o allí. Haz que
suceda.”

Ella cortó antes de que Peabody pudiera responder, se volvió hacia Mira.

“Lo siento”.

Quitándole importancia con la mano, Mira se quitó su abrigo de un suave azul


invernal para revelar un traje rojo rosado. Los tacones iban con un par de botas cortas
gris-plata, mostrando unas piernas excelentes.

“¿Quieres un poco de ese té?”

“Me encantaría, gracias.”

“Utiliza mi silla. En serio.”

“Lo haré. Y bienvenida de vuelta. Te ves descansada. Es increíble lo que sólo un par
de días de descanso pueden hacer.”

“Deberías haberme visto ayer”. Eve programó el té, y mientras su aroma floral
flotaba por su oficina, se lo pasó a Mira.

Mira se sentó, cruzó aquellas excelentes piernas, le sonrió a Eve con sus suaves ojos

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Echoes in Death

azules. “Le eché un vistazo a la historia clínica de Daphne Strazza. Tú y Roarke puede
ser que le hayan salvado la vida”. Reclinándose en la silla, Mira se retiró un mechón de
cabello color visón.

Eve ladeó la cabeza. “¿Tú y el Sr. Mira también se fueron a tomar sol?”

“No, pero eso es un cumplido. Decidí añadirme algunos reflejos más, para pasar la
melancolía del invierno. En realidad, Trina me convenció de hacérmelos.”

Eve la miró con ojos desorbitados. “¿Ahora estás yendo al local deTrina?”

“Así es. Mi estilista se mudó a Brooklyn, y Trina; aunque sé que ella puede ser
obstinada, es excelente”.

Obstinada, masculló Eve.Ella hubiese usado prepotente, aterradora, y agresiva. Y,


de cualquier manera, ella no podía creer que estuviera hablando sobre cabello.

“Vale, bueno.Daphne Strazza.”

“Te tendré una evaluación por escrito esta mañana, y ella ha estado de acuerdo en
volver a hablar conmigo. Físicamente, como sabes, el ataque fue brutal, la paliza y las
violaciones. Emocionalmente, sólo más que eso. Ella está bloqueando mucho de ello, y
eso era de esperarse. Adicionalmente, el golpe en la cabeza podría ser el responsable de
los espacios en blanco. Ella fue torturada, aterrorizada, y yo no te estoy diciendo nada
que tú ya no sepas”.

“No hasta el momento” Eve se sentó en la esquina de su escritorio. “Todos con los
que he hablado acerca de ella la describen como dulce; esa es una palabra que se repite.
Amable, una anfitriona perfecta, generosa. Puede que esto sea cínico, pero algunas de
mis conclusiones sobre eso es que ella es ingenua”.

“Yo no estaría en desacuerdo. Ella es joven; yo diría que incluso más joven
emocionalmente, que su edad. Suave sería otra palabra que yo usaría. Maleable.”

“Vale, esa es la palabra” Eve disparó un dedo en el aire. Maleable. “.La gente no
habla de su esposo fallecido en los mismos términos. Perfeccionista, impaciente,
dominante, frío”.

“Y brillante. Yo no lo conocí personalmente, pero conocía su reputación. Aquellos en


su campo, con esa reputación, a menudo son fríos y dominantes. El clásico complejo de
ser Dios”.

“Exacto. Y a menudo cuando son individuos mayores y exitosos; con una


personalidad dominante, se casan con una esposa más joven, esos individuos son de dos
maneras. Consentidores o abusivos. Yo voto por abusivo”.

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“Yo sólo he hablado una vez con ella, durante menos de una hora, y tuve cuidado de
mantener eso en la superficie. Pero mi impresión de la relación de ellos coincide con la
tuya. Pequeñas cosas. Ella se refiere a él como 'mi esposo' más de lo que usa su
nombre.”

“Sí, capté eso.”

“Yo creo que él era, más una figura de autoridad que una pareja o compañero. A ella
su muerte la atemoriza más que lo que la aflige. Cuando le pregunté a ella sobre sus
rutinas, sus intereses, sus amigos; para tratar de conseguir una conexión, ella habló más
de las expectativas de él, de sus deseos, su círculo social que de los de ella. Y hay una
mirada”, añadió Mira, “una mirada en los ojos, un lenguaje corporal, un tono, cuando
alguien ha sido intimidada o han abusado de ella.”

“Sí, la hay. Ella tiene todo eso, pero no puedo estar segura de sí es por su esposo o un
resultado de este ataque.”

En su bonito traje, Mira bebía su té como si estuvieran sentadas enfrente de una obra
de arte en vez de un tablero de homicidios.

“¿Estás considerando, si ella ha sufrido abusos, que ella tuvo una parte en la muerte
de su marido?”

“Tengo que considerarlo, pero una asociación no cuadra. No con lo que le hicieron a
ella. Sus lesiones fueron brutales, y ella no estaba actuando cuando la encontramos
deambulando por las calles, desnuda, congelándose, en mitad de la noche.”

Eve se levantó del escritorio, comenzó a pasear. “Por otro lado, si hubo alguna
especie de asociación, tu podrías considerar que al socio simplemente se le pasó la
mano, que la lastimó más de lo planeado. El plan es, aporrearla para darle una
cobertura, matar al esposo”.

“Necesito más tiempo con ella, pero mi opinión en este punto es que Daphne Strazza
es demasiado pasiva para haber maquinado algo de esto”.

“No tiene sentido de todas formas, por muchísimas razones”.

“Ella teme a la violencia, la cual aún puede ser otra forma en que su esposo la
dominaba. Ella tiene varios de los síntomas de una esposa que ha sufrido abusos, pero
como dices, eso podría estar liado con este asalto”.

“Vale, de modo que más tiempo allí. ¿Pudiste llegar a leer la información sobre el
asesino?”

“Sí, repasando los dos archivos de los casos abiertos de los que yo había hecho un

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Echoes in Death

perfil previamente, y el tuyo. A diferencia de Daphne, este hombre disfruta de la


violencia; perpetrarla, y mucho más cometerla con víctimas que son incapaces de
defenderse”.

“Un cobarde.”

“Sin duda, pero uno que se siente valiente golpeando cuando su presa está indefensa.
Otra clase de intimidación. Puede que él haya sido intimidado, que se haya sentido
indefenso de niño o de joven. Él ha encontrado una manera de compensar. Castigar,
humillar, como él fue humillado una vez”.

Mira puso a un lado su té. “Él selecciona parejas casadas. La tercera hace de ello un
patrón muy claro”.

“Sí, eso es importante.”

“Yo creo que lo es, y puedo añadirlo al perfil inicial. Con seguridad sus víctimas son
sustitutos, quizás de sus propios padres. Ellos, o uno de ellos puede haberlo, intimidado
y abusado de él. O no darle importancia e ignorar a aquellos que lo hicieron. Con
certeza él tenía deseos sexuales por su madre.”

“Su…, eh.”

“Posiblemente madrastra. Es posible que su padre se volviera a casar; con una mujer
más joven, una mujer atractiva, y él desarrolló sentimientos por ella. Y él tiene un odio
profundo por su padre, o la figura paterna. Al mismo tiempo lo envidia profundamente.
Su padre tenía autoridad, poder sobre él, y, más, tenía relación sexual con la madre que
tu asesino deseaba. Si nosotros seguimos esta línea, lo más probable es que el asesino
haya venido de un estrato social privilegiado.”

“No que envidiara ese estilo de vida, sino que lo tenía”. Eve se apoyó en la esquina
del escritorio. “Me inclino hacia eso”.

“Yo creo que él creció en un hogar acaudalado, pero nunca tuvo lo que él más quería.
Poder, control, estado físico, y coraje. Él se esconde detrás de máscaras, complejas,
monstruosas. Eso se añade a su sentido de poder, y probablemente a su sentido teatral
también. El robo también forma parte de ello. Él toma también lo tangible. Les quita
cosas.”

“Y las guarda; todas. Parece que él no ha vendido o empeñado ninguna de las joyas u
objetos de valor, de; hasta el momento, los tres asaltos.”

“Hmm. Se me escapó eso. ¿Eso es interesante, no es así? No sólo un souvenir, un


símbolo, un recuerdo, sino todo. Codicia. El robo no es, incluso en un nivel menor, para
ganar dinero. Es acerca de tener, sostener, ver, tocar. Él también necesita lo tangible.”

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Haciendo una pausa, Mira miró el tablero. “Selecciona mujeres hermosas; yo creo
que ellas van primero. Él debe de encontrar una, entonces encuentra una que está
casada. La pareja debe de ser acaudalada, privilegiada.”

“Sin hijos.”

“Sí, ese es otro requisito. Eso debe ser debido a que tener niños en la casa aumenta
las complicaciones a sus planes, o…”

“Él no quiere competencia.”

Mira sonrió.”Exactamente. Yo dudo mucho que él fuera hijo único, y sea cierto o no,
sentía que su hermano o hermanos recibían la mayoría del amor y la atención; tomaban
lo que le pertenecía a él por derecho. Él no estará casado. Si tiene una relación es sólo
una fachada. Otra máscara. No tendrá hijos. Será financieramente solvente, muy
probablemente exitoso. Sabe cómo convertirse en lo que se necesita, incluso disfruta de
las fachadas falsas, la forma en que engaña a las personas a su alrededor. Su vida sexual
es ordinaria si es que existe. Necesita violar para sentir una liberación verdadera.
Necesita oír a la víctima elogiarlo, que le diga a la figura paterna que él es mejor, más
viril, un mejor amante. Por ahora, él es impotente a menos que sea una violación.”

“¿Qué tal si se masturba?”, preguntó Eve. “Se lleva un atuendo de las víctimas
femeninas. Tal vez viste a un androide o lo que sea.”

“Sí, podría lograr una liberación al recrear la experiencia, aunque eso se volverá más
difícil, más frustrante. Probablemente tiene entre los treinta y cincuenta años. Lo
bastante mayor para controlarse, para planear en lugar de actuar por impulso, para ser
paciente. Continuará planeando; no tiene ningún deseo de ser atrapado, de ser detenido.
Y continuará escalando, atacando en intervalos más cortos.”

“Y ahora volverá a matar.”

“Sí, es casi seguro. No planeaba asesinar, pero lo hará con el próximo.


Eventualmente, matará a la figura materna y a la paterna.”

“No si yo lo encuentro primero. Gracias. Ya tengo una impresión.”

“¿Me dirás cómo te sientes?”

Eve apartó la vista del tablero dirigiéndola hacia esos suaves ojos azules. “¿Qué?”

“Eve. Claramente hay similitudes entre lo que te pasó a ti y a Daphne Strazza.”

“Estoy lidiando con ello. No se interpone en mi camino”. Pero ella se enderezó,


metió las manos en los bolsillos y camino hacia su escuálida ventana. “No se

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interpondrá en el camino. Puede que sienta empatía, de hecho. Yo no estoy en donde


estaba hace un par de años. Cosas como estas no me afectan tan fácilmente. Esto me dio
algunos momentos malos, y pueda que me dé más, pero puedo manejarlo.”

“No tengo dudas de que puedas manejarlo. Tú eres fuerte, y siempre lo has sido.
Incluso entonces, Eve, incluso a los ocho años, tu tenías fortaleza o nunca hubieras
sobrevivido.”

“Montones de fisuras. Ahora hay muchas menos”. Eve se dio la vuelta. “Tú te llevas
el crédito por algo de eso.”

“Lo aceptaré”. Mira se puso de pie. “Y te digo que lo recuerdes por si necesitas
apoyarte, necesitas hablar, o sólo alguien que te escuche.”

“Yo lo recuerdo. Y si me empieza a afectar, iré a verte.”

“Bien”. Mira recogió su abrigo. “Tengo una sesión temprana, pero estoy disponible si
es necesario.”

“Gracias.”

Eve se volvió hacia su tablero, estudió el rostro atractivo y duro de Anthony Strazza,
el cuerpo ensangrentado y maltrecho que ella había grabado.

Ella tenía una fuerte intuición de que él había sido un desgraciado hijo de puta. Pero
él era su víctima.

Ella no dejaría que le afectara.

Momentos después de que Mira se fuera de la oficina, Peabody entró pisando fuerte.

“Conseguí a Neville Patrick, en su estudio. Presioné para hablar con su esposa al


mismo tiempo, y él se opuso a que habláramos con ella. Pero con la opción de que
nosotras vayamos a su casa, él va a hablar con ella para que vaya a su estudio esta
mañana.”

“Ese es uno”.

“Tanto Ira como Lori Brinkman prefieren hablar sobre esto en su casa, quieren la
privacidad. Ellos están arreglando sus horarios, y uno de sus administrativos me llamará
para decirme cuándo es mejor.”

“Bastante bien”, Eve cogió su abrigo. “En marcha.”

“¿Mira añadió algo que podamos usar?”

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“Ella dice que parece que el asesino tiene mamitis.”

“¿Mamitis?”, Peabody se precipitó a la división para coger su abrigo y seguirle el


paso.

“Y papitis.”

“Yo no… Ah”. Peabody hizo una mueca mientras se ponía el abrigo. “Mira piensa
que las víctimas son sustitutos de los padres del asesino. Eso está más allá de lo
asqueroso.”

“Eso nos da un ángulo”. Cuando se abrieron las puertas del ascensor, revelaron una
congestión de policías, visitantes y personal de apoyo, Eve simplemente se dio la vuelta
y se dirigió hacia un deslizador. “Todos los elementos son violaciones, humillaciones
deliberadas, violencia excesiva. Pero las violaciones son el plato fuerte. La mamá puede
ser una madrastra, pero lo del sustituto tiene mucho sentido.”

“El Papá se vuelve a casar; porque el matrimonio también cuenta”, dijo Peabody.
“Una nueva esposa atractiva y más joven; probablemente; y este tipo la desea para sí
mismo. O al menos quiere tirársela. O…”, Peabody siguió a Eve cuando ésta cambio de
deslizador.

“¿Qué tal si la mamá se volvió a casar?. El asesino está resentido porque él no fue
suficiente para mamá.”

Eve ladeó la cabeza. “Buena. Esa es buena. De cualquier manera. Si Mira tiene
razón, estamos buscando a un idiota con la cosa esa de Edison.”

“¿Edison?¿Cómo Thomas?”

“¿Quién es Edison Thomas?”

“Quiero decir Thomas Edison. ¿El inventor?”, explicó Peabody. “¿La bombilla
eléctrica?”

“No, por todos los cielos, esto no es acerca de bombillas eléctricas. Es como el
psicópata ese que se casó con su propia madre, y entonces se puso a lloriquear por eso.”

Después de un momento de confusión, la propia bombilla de Peabody se


encendió.”Ese es Edipo. Estoy bastante segura que es Edipo.”

“Edison, Edipo, Platón. Como sea.”

Peabody soltó una risa, y luego se dio cuenta de que la extraña discusión la había
distraído y no había entrado en otro deslizador para bajar dos tramos de escaleras hacia

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el garaje.

Peabody se puso su gorro, se envolvió la bufanda.

“Introduce la dirección del estudio “, ordenó Eve, deslizándose detrás del volante.

Una vez que Peabody programó la dirección en la consola, Eve le echó un vistazo y
salió disparada del garaje. Mientras ella se abría paso en el tráfico de la ciudad, le dio a
Peabody los detalles principales del perfil de Mira.

“Para mí tiene el mismo estrato social y financiero”, decidió Peabody. “O podría


haber crecido en ese mundo; digamos el hijo del personal que vivía en la casa.”

“Tienes puesto tu gorro pensador, aun cuando éste es rosado y púrpura. Ese camino
lleva a que tal vez los dueños son los sustitutos de mamá y papá, y las víctimas son los
sustitutos de los jefes. Ese es un ángulo. En el mundo, pero no en esto. El resentimiento
se mantiene a fuego lento, hierve, y para mantenerlo se requiere una careta. Actuar. No
está mal.”

“Los Patrick tienen que conocer a muchísimos actores, a un montón de gente en la


industria. Pero entonces eso no encaja con los Brinkman y los Strazza.”

“Brickman está en finanzas internacionales. Muchísima gente en la industria del


entretenimiento es rica. Ella es una abogada de derechos humanos. Un montón de gente
de esa industria está involucrada en causas. Strazza es un doctor muy importante. Va a
haber una conexión allí, otro factor común. Y las primeras víctimas siempre son el
punto de despegue.”

“Los Patrick”, Peabody sacó su libreta. “Lo que investigué es que ellos se conocieron
a través de un amigo mutuo en una fiesta en Long Island hace como tres años. En ese
tiempo ella estaba involucrada con alguien más. Unas cuantas semanas después, eso
terminó, pero él estaba viendo a alguien más. Básicamente, ellos se conocieron
alrededor de diez meses antes de que empezaran a salir seriamente. Se comprometieron
como un año después; gran revuelo, compraron una casa y se mudaron juntos la
primavera pasada. Se casaron; un gran revuelo, en junio pasado. Ellos se fueron de luna
de miel a Europa; durante tres semanas, y sólo hacia una semana que habían regresado
antes del asalto.”

“Apostaré que también hubo un gran revuelo, en el cotilleo social acerca de su luna
de miel.”

“Sí, le eché un vistazo a eso. Ellos fueron a París, Provenza, Roma, Venecia,
Londres…”

“No estoy preguntando por su itinerario. Ellos fueron blancos específicos. El

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asaltante sabía que estaban fuera del país. Si él sólo hubiese querido robarles, lo hubiera
hecho cuando estaban fuera. Esto sólo solidifica que los asaltos, específicamente las
violaciones, eran el objetivo principal.”

El edificio que albergaba Producciones En Pantalla tenía su propio aparcamiento


subterráneo. Ella se dirigió hacia allí y se desvió hacia la sección para visitantes, y fue
serpenteando hasta que encontró un espacio.

Sin una tarjeta electrónica para otros pisos, el ascensor las llevó sólo hasta el
vestíbulo principal. Seguridad e Información estaba en el centro de un espacio rodeado
de cafeterías, tiendas de regalos y bares al paso.

Las cafeterías tenían la mayor cantidad de clientela.

Eve se dirigió al mostrador central, sacó su placa.”NYPSD. Teniente Dallas,


Detective Peabody, para ver a Patrick Neville.Producciones En Pantalla.”

“Un momento”. La mujer ataviada en un traje negro de negocios escaneó la placa, la


pasó por la pantalla. “Ustedes tienen autorización para eso. El piso veintidós sería su
nivel de recepción. Tomen cualquier ascensor en la sección B.”

“Entendido. ¿Patrick Neville tiene un hermano?”. Le preguntó Eve a Peabody.

“Dos hermanas”, Peabody consultó su libreta. “Medias hermanas. Una vive en


Nuevo Los Ángeles, la otra en Londres. También hay una gran mansión familiar en el
Distrito de los Lagos.”

“¿Padres?”

“El padre es un director; principalmente de episodios hechos en casa. La primera


esposa murió en un accidente de coche, dejándolo viudo con dos niñas. Volvió a casarse
casi una década después. Ellos tuvieron a Neville, y llevan casados cerca de veinticinco
años. Ella era una actriz, se retiró cuando tuvo a su hijo”.

“¿Qué hay de Rosa Patrick?”

“Media hermana de una relación anterior del padre. Los padres han estado casados
por cerca de veinticinco años. Él es de la cuarta generación con dinero; ese es dinero
Hernández, el cual es sustancial. Él es un ingeniero, especializado en reconstruir zonas
tras desastres naturales. La madre está en el directorio de Give Back, el cual es un brazo
de la Fundación de la Familia Hernández.”

“Lori Brinkman es abogada de derechos humanos. La familia de Rosa Patrick está


metida en asuntos de bienes sociales. Los padres de Daphne Strazza murieron en un
desastre natural; hace casi quince años, pero hay una posible conexión allí. Débil, pero

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posible.”

El ascensor se abrió hacia una zona de recepción de exuberantes colores al igual que
una mujer que pasó a través de un par de puertas de cristal grabadas con el logotipo de
En Pantalla..

Su traje no era de negocios. Una vaporosa chaqueta de un rojo llamativo tenía una
pieza de encaje negro debajo de donde se abultaban unos impresionantes pechos. La
diminuta falda mostraba largas piernas y unos tacones altísimos que hacían juego con la
chaqueta. Su cabello, más corto que el de Eve, formaba un halo dorado alrededor de un
rostro dominado por enormes ojos tan azules que parecían púrpura.

“Teniente Dallas”. Ella tenía una voz ronca y un apretón de manos firme. “Detective.
Yo soy Zella Haug, la asistente del Sr. Patrick. Yo las llevaré a su oficina. Nos gustaría
mantener esto tan privado como sea posible.”

“No hay problema.”

Ellas caminaron por unas cuantas oficinas, y una larga zona con una mesa de
conferencias alrededor de la cual había cerca de una docena de personas hablando todas
al mismo tiempo. Un montón de gente caminaba apresurada mientras hablaban por sus
enlaces o audífonos o iban toqueteando sus tablets.

Eve vio a un hombre con una sudadera de NYU con los pies sobre un gran escritorio,
mirando una persecución de coches en su pantalla de pared. Y a otro paseando por su
oficina mientras hacía malabares con tres bolas azules y que al parecer hablaba consigo
mismo.

“Escritores”, dijo Zella distraídamente. “Productores ejecutivos, adquisiciones de


proyectos.”

Ella las guio hacia una oficina en la esquina, tocó a la puerta, entonces la abrió.
“Neville, la policía está aquí.”

Él se volvió del trío de amplias ventanas y de una vista más grandiosa que su oficina.

Parecía más joven que la foto de su identificación, pensó Eve, y ciertamente menos
refinado. Usaba un traje gris oscuro, sin corbata. Tenía una masa ondulada de cabello
alrededor de su delgado rostro. Su contextura también era delgada, como si hubiera
perdido tanto musculatura como peso.

Sus ojos, un tono más claro que su traje, encontraron la mirada de Eve, luego la
desvió hacia Zella. “Gracias. Yo me encargo. Envía a Rosa directamente aquí si llega”.

“Por supuesto.”

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Ella salió y cerró la puerta.

“Yo hablé con la Detective Olsen”, empezó él. “Ella dijo que ha habido otro, pero
esta vez…”, hizo un gesto vago. “Disculpen, tomen asiento. ¿Puedo ofrecerles café o té,
o mi vicio personal? Pepsi.”

“No se preocupe por eso. Lamento ponerlo en la posición de volver a recordar una
experiencia difícil, Sr. Patrick.”

“¿Volver a recordar?”. Él se pasó la mano por el pelo, se sentó en un sillón que se


veía más cómodo que elegante. “Nosotros lo vivimos cada día. Cada noche. Mi
esposa… Nosotros vendimos la casa que amábamos y estamos viviendo en un
apartamento completamente asegurado que ninguno de nosotros desea. Y aun así ella no
puede estar sola por más de unas cuantas horas durante el día, tiene pesadillas
constantemente. Ella sólo estaba empezando a estar mejor. Nosotros estábamos
empezando a estar mejor. Y ahora esto.”

“¿Por qué ustedes no pueden encontrarlo?”, demandó Neville. “Hasta que él esté
encarcelado, esto nunca terminará.”

Y ni siquiera entonces, pensó Eve. “Desearía tener una respuesta simple, y que
pudiera prometerle que lo encontraremos rápidamente. Lo que puedo decirle es que los
Detectives Olsen y Tredway nunca han dejado de trabajar en esta investigación. La
Detective Peabody y yo tampoco nos detendremos.”

“Él es un monstruo. Eso no fue sólo un disfraz.”

“Lo sé.”

“¿Cómo se atrapa a un monstruo?”

“Entendiéndolo.”

Ceñudo, Neville se inclinó hacia adelante. “Sí. Sí. Entendiéndolo. ¿Cómo hace usted
eso?”

“Nosotras estamos trabajando en hacer eso en este momento. Es la razón de que


estemos aquí. El los hizo a su esposa y a usted su objetivo, específicamente.”

“¿Por qué dice eso? Nikki y Stan nunca dijeron eso.”

“Yo creo que ustedes fueron específicos, como lo fueron Ira y Lori Brinkman, como
lo fueron Anthony y Daphne Strazza. Ustedes representan algo para él. A alguien.”

“Rosa nunca ha hecho daño a nadie en su vida. Usted no puede…”

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Echoes in Death

“Usted no hizo nada. Ella no hizo nada”. Debido a que eso importaba, Eve dejó que
sus palabras simplemente quedaran en el aire por un momento antes de continuar.
“Puede ser lo que ustedes representan para este individuo, no hicieron nada.”

Aunque él asintió, Neville se frotó el rostro con las manos como un hombre
quitándose una película. “Yo hice todo lo que él me dijo que hiciera, le di todo lo que
pidió. Y aun así la violó, y la estranguló, y la golpeó.”

“Porque eso era lo que él quería. Ese era su propósito. El resto fue incidental.”

“¿Qué quiere decir?”

“Él violó a su esposa delante suyo. Eso es lo que él quería. Usted lo conoce a él, Sr.
Patrick.”

Aquellas palabras lo hicieron retroceder como si le hubiesen dado una bofetada.

“Usted ha hecho negocios con él”, continuó Eve, “él ha trabajado con o para usted, o
con su esposa. Cuando nosotros lo encontremos, puede que usted no lo reconozca
inmediatamente. Pero usted lo reconocerá.”

“¿Alguien que conozco?”. Él tuvo que hacer un esfuerzo para hablar. “¿Por qué dice
eso?¿Cómo puede ser eso?”

“Él esperó hasta que ustedes regresaron de su luna de miel, en vez de entrar en su
casa cuando no estaban. En lugar de tomar lo que él quería. Y él esperó hasta que
ustedes salieron esa noche, de manera que pudiera emboscarlos. Sabía sobre las cajas
fuertes, sabía lo suficiente para desactivar su seguridad, su androide doméstico”.

“Usted está diciendo que él ha estado en nuestro hogar. ¿Que él ha pasado tiempo en
nuestra casa?”

“Sí, lo digo. Considerando eso, me gustaría que usted recuerde. ¿Tuvo usted alguna
discusión o desacuerdo, personal o profesionalmente, con alguien?”

“Por supuesto .Nosotros estamos en un negocio creativo y pasional. Nosotros


avanzamos con desacuerdos. Es como nosotros refinamos cualquier proyecto. Kyle y
yo; mi socio, le damos a nuestra gente muchísima autonomía, pero al final del día, la
decisión de hacer o no sale de nosotros. Nosotros empezamos esta compañía juntos. Es
muy personal para nosotros.”

“¿Alguno de aquellos desacuerdos los llevó a romper con un individuo o proyecto


que dejó resentimientos?”

“No llevar a cabo un proyecto siempre deja resentimientos. Pero este es un negocio,

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Echoes in Death

teniente. Cualquiera dentro del mismo sabe cómo funciona esto, como tiene que
funcionar. Y que ellos siempre pueden presentar su caso para hacer revivir el proyecto.”

“Un actor”, presionó Eve, “¿al que no se le dio un papel, o fue despedido?”

“Dios, todo proyecto tendría actores rechazados para una parte durante el proceso del
casting. Es la naturaleza de la bestia. Honestamente yo no puedo pensar en nadie que
pudiera reaccionar a eso con este tipo de violencia”.

“En su declaración usted dijo que él usó un acento británico. Británico cultivado.”

“Sí, él lo soltó un par de veces cuando él…”. Neville desvió la vista. “Él lo soltó una
o dos veces. Yo creo que él es americano, o canadiense.”

“¿Él podría haber hecho ese cambio para hacerlo pensar eso?”, le preguntó Peabody.

Sorprendido, Neville frunció el ceño al mirarla. “Yo no he considerado eso. Pero no.
Estoy casi seguro de que el acento inglés era falso”.

“¿Qué tal acerca de alguien que tuviera sentimientos por su esposa?”, sugirió Eve.
“Una relación anterior, o alguien que quería una relación con ella.”

“Rosa y yo llevamos juntos más de tres años. Su relación anterior ahora está
cohabitando felizmente en Florencia, y lo ha estado durante más de un año. Teniente,
Rosa es bella, por dentro y por fuera. Si usted no la conociera, le impresionaría su
apariencia. Yo soy completamente consciente de que los hombres la miran, y me miran
a mí con algo de envidia. Puedo decirle, sin vacilar, que no conozco a nadie que la
lastimaría de la manera en que lo hicieron”.

Eve cambió de táctica.

“Su compañía ha usado a Jacko's Catering y Alquileres Estrella Solitaria..”

“Si, Estrella Solitaria. Son los que usamos para algunos extras. Yo no conozco a los
del servicio de catering. Necesitaría comprobarlo con Zella. ¿Por qué?”

“Estamos explorando todas las pistas, cualquier conexión posible. ¿Ha tenido
algunos eventos en su casa en donde haya usado un servicio de catering o alquiler?”

“No. Nosotros sólo nos mudamos en… en abril, y nos casamos en junio. Tuvimos
algunos amigos en casa cada cierto tiempo, pero eran reuniones pequeñas, informales.
Habíamos planeado ofrecer nuestra primera fiesta como una pareja casada durante las
fiestas, pero…”

Él miró hacia arriba cuando se abría la puerta, y Eve vio su rostro registrar amor,

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Echoes in Death

dolor, esperanza. Él dijo “Rosa.”

Capítulo 9

Parecía una mujer de luto, pensó Eve. Hermosa, trágica, resignada. Se había echado
el cabello hacia atrás, de manera que los que probablemente era unos negros rizos
indomables y maravillosos estaban restringidos por una hebilla en su nuca.

Vestía de negro, un simple suéter y pantalones, con los pantalones metidos en botas
hasta la rodilla. Sus ojos, de un marrón fundido, mostraban señales de lágrimas recientes
a pesar del hábil maquillaje.

Neville se apresuró hacia ella, abrazándola con una ternura casi dolorosa. Eve vio a
Rosa asentir cuando él le susurró algo.

“Estoy bien. Quería venir.”

Antes de que ella se apartara, alguien dijo su nombre y se acercó a la puerta.

“¡Rosa! Hola.” Entonces se detuvo, dirigiendo sus ojos hacia Eve. “¿Policías?”

Mientras hablaba, el hombre tocó el hombro de Rosa brevemente con una mano, y se
puso a un lado de ella. “¿Por qué están aquí las policías del caso Icove?” demandó,
sacudiendo la cabeza ante la mirada en blanco de Neville. “Dallas y Peabody, Nev. Las
policías del caso Icove.”

“Sí, sí, por supuesto. Estaba distraído, no lo relacioné. Mi socio, Kyle Knightly. Ha
habido otro, Kyle.”

“Otro… maldita sea. Lo siento, lo siento, Rosie.” Kyle se pasó las manos por el pelo
rubio oscuro, y luego las metió en sus bolsillos del pantalón. “¿Hay algo que pueda
hacer?”

“No en este momento. Hablaremos luego, ¿de acuerdo?”

“Seguro. Estaré en mi esquina. Siempre estoy en la tuya.”

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Echoes in Death

Con una última mirada resentida hacia Eve, salió, cerró la puerta.

“Tomemos asiento, Rosa. Te traeré un té.”

“Un té estaría bien. Me gustaría un poco de té.” Rosa se sentó, frotó su anillo de
bodas. “No quiero contar todo de nuevo. No quiero volver a decir lo que él hizo.”

“De acuerdo. Me gustaría preguntarle si, mirando hacia atrás, hubo alguien que la
hiciera sentir incómoda. ¿Alguien que dijo o hizo alguna cosa, aunque fuera menor, que
hizo que usted se sintiera inapropiada?”

“No. Contesté eso antes. No era alguien que yo conocía.” Lo dijo rápidamente, casi
con desesperación. “Fue un desconocido.”

“Señora Patrick, hay similitudes en los tres ataques. No sólo lo que fue hecho, sino
quién lo hizo. Creemos que hay una razón para eso.”

“La segunda pareja, ellos… eran mayores que nosotros, y casados más tiempo. Y no
vivían en nuestro vecindario o…”

“Señora Patrick.” Interrumpió Peabody suavemente. “Nosotras vemos un patrón, y


eso es algo bueno. Es algo que podemos usar para identificarlo, para detenerlo, para
encerrarlo en donde no pueda lastimar a nadie más. Si podemos hacerle ver el patrón
que nosotras vemos, usted podría pensar en algo que nos dé otra pieza.”

“No lo conocía. Su rostro era blanco, como el de un muerto, y sus ojos eran negros, y
la luz en la habitación era sombría y gris.”

Tomó el té que Neville le trajo, pero la taza repiqueteó en el plato, y ella lo bajó a
una mesita.

“No vamos a preguntarle sobre lo específico del ataque,” le dijo Eve. “El patrón,
como mi compañera ha señalado, es importante. Es en lo que queremos que usted
piense. Puede ser alguien que conoció de pasada, o su esposo conoció, alguien que hizo
algún trabajo para usted, o que estaba involucrado con alguno de sus proyectos, sus
actos de beneficiencia. Hasta donde podemos determinar, ustedes fueron la primera
pareja atacada. Necesitamos descubrir la razón. Por qué ustedes fueron los primeros que
fueron escogidos como objetivos.”

“Algunas veces un hombre puede flirtear un poco, pero nada como lo que usted
quiere decir. Es como… tú sabes, Neville, Boris siempre me pregunta cuándo te voy a
dejar y a escaparme con él. Boris es gay. Sólo está siendo encantador. Y Micah, él es
uno de los productores ejecutivos para En el Mar, solía decir que deberíamos ser el
permiso de salida del otro. Eso quiere decir…”

“Lo sé,” dijo Eve.

“Ya no lo dice, después de esto.” Haciendo una pausa, ella presionó los labios, con
fuerza. “La gente actúa de forma distinta ahora. Pero Micah ha estado con Kate diez
años. Tienen dos niños. Sólo está flirteando. O lo estaba.”

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Echoes in Death

“Me encanta esa serie.” Sonrió Peabody. “En el Mar. Siempre me hace reír, y
algunas veces una risa es la mejor parte del día. ¿Él trabaja aquí, en el edificio?”

“Ha estado con En el Mar desde el comienzo. Trabaja aquí y en casa.”

“¿Qué hay de la gente que actúa, los maquilladores, los del vestuario?”

“Conozco a todos los que trabajan en el estudio.” Neville se sentó al lado de Rosa.
“Rosa los conoce más.”

“¿Alguien que haya tenido que dejar ir en el último año?”

“Ni uno. Hay algunos que vienen, por supuesto, para una producción específica,
durante un tiempo limitado. Somos relativamente pequeños, de propiedad privada. Es
casi una familia básicamente.”

“Señora Patrick, usted ha usado a Jacko's Catering, ¿cierto?”

“En Pantalla los he usado, y se los recomendé a una amiga que estaba a cargo de una
recaudación de fondos. Ella los uso personalmente después de eso.”

“¿Hace cuánto tiempo los recomendó?”

“El año pasado, creo… Sí, debió de ser por estas mismas fechas el año pasado para
una recaudación de fondos que estábamos haciendo en Marzo. Ella tenía lo que eran la
comida y las bebidas, yo estaba a cargo de las flores y la decoración. Fueron muy
buenos, y ella los usó para una cena después. Nosotros… yo… no hemos socializado
mucho desde el verano, de modo que no puedo asegurar si ella los ha usado otra vez.”

“¿Qué hay sobre Alquileres Estrella Solitaria?”

“Varios comités en los que he estado usan a Estrella Solitaria. Son confiables y tiene
un catálogo diverso. No entiendo.”

“Son detalles, eso es todo,” dijo Eve. “Cada detalle puede importar. ¿Podría tener el
nombre de la amiga que trabajó con Jacko's?”

“Marlene Dressler.”

“¿Tuvo usted mucha interacción con el personal de ambas compañías?”

“Algo, pero Marlene es muy eficiente. Y en cuanto a la compañía de alquiler,


tampoco estuve a cargo de eso. Habría ayudado con la instalación si hubiese estado allí.
Usted cree que alguien de aquellos comerciantes…”

“Vamos a echar un vistazo a todo, y a todos. El Hospital St. Andrew's.”

“Dirigí un comité para dos de sus recaudaciones de fondos, y he trabajado en el


comité para otros.”

“¿Con quién del hospital trabajó usted?”

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Echoes in Death

“Ah, el primero fue hace más de dos años.” Mientras se frotaba la sien, Rosa parecía
un poco perdida. “Por lo menos dos. Yo no… Espere, lo recuerdo. Fue para el ala de
pediatría. Trabajé con Daphne Strazza. Su esposo es un cirujano allí. Me cayó muy
bien.”

“¿Se han mantenido en contacto?” Preguntó Eve.

“En realidad, no. Almorzamos un par de veces, entonces, bueno, ella nunca podía
hacer tiempo. Entonces Neville y yo nos comprometimos, y estaban los planes para la
boda, y encontrar una casa. Perdimos contacto.”

“Sucede,” dijo Eve. “¿Cuánto tiempo hace que usted no la ha visto o hablado con
ella?”

“Por lo menos un año. Probablemente más. Cuando el comité volvió a contactarme


para el evento anual, pregunté por ella, y me dijeron que ya no estaba involucrada. Es
una pena. Algunas personas tienen madera para este tipo de trabajo. Yo pensaba que ella
la tenía.”

“¿Alguna vez vino aquí?”

“No.” Frunciendo el ceño, Rosa agarró su té. Sus manos habían dejado de temblar.
“No tuvimos una razón para ello. Nos encontrábamos en el hospital, o en mi casa o la de
ella. Y un par de veces en un restaurante. Éramos veinte de nosotras o así involucradas
en el proyecto. Fuimos co-presidentas ese año, de manera que hablábamos y nos
encontrábamos más a menudo.”

“¿Puede darme los nombres de los otros miembros de ese comité?”

“Tendría que revisar mi libreta. No recuerdo todos. Fue hace más de dos años. Yo
solía hacer muchísimo de ese tipo de trabajo. No he estado tan involucrada desde
que…”

“¿Por qué?” Habló Neville. “¿Por qué eso importa?”

“Esto ha sido informado a los medios, y reportado por los mismos, de modo que
puedo decirles que Daphne Strazza y su esposo fueron asaltados en su hogar la noche
del sábado. Creemos que por el mismo individuo que los asaltó a ustedes y a los
Brinkmans.”

“¿Daphne?” Rosa aferró la mano de Neville con la conmoción y la compasión


haciendo eco en su voz. “¿Como a nosotros?”

“Sí. Ella fue más severamente herida, físicamente, pero se está recuperando. Su
esposo fue asesinado durante el asalto.”

El color desapareció del rostro de Rosa. “¿Está muerto?”

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Echoes in Death

“Este individuo está escalando. Déjenme decirles que creo, absolutamente, que él ha
terminado con ustedes. No tiene ninguna razón para volver. Y lo que ustedes han sido
capaces de contarnos aquí nos da otra pieza. Ustedes van a ayudarnos a encontrarlo.”

“¿Está segura que no fue su esposo el que la lastimó?”

Eve mantuvo los ojos y la voz fría incluso cuando sonó la campana en su mente.
“¿Qué quiere usted decir?”

Rosa volvió a coger el ignorado té. Sus dedos temblaron, perdida brevemente su
estabilidad, pero bebió. “He trabajado con mujeres abusadas. No como una consejera,
no estoy entrenada. Pero he trabajado en refugios. Reconocí las señales. Sé que no soy
una terapeuta o una profesional, pero lo sé. Si no era abusada físicamente por su
esposo, era emocionalmente abusada. Sé que le tenía miedo. Lo noté.”
Usted no es la única, pensó Eve.
“No tenemos evidencia que apoye la sugerencia de que el doctor Strazza asaltara o
violara a su esposa la noche del incidente. No dudo de sus instintos u observaciones,
señora Patrick. Pero Anthony Strazza fue, como lo fue Daphne, atacado por el intruso.”

Por un momento, Rosa volvió el rostro hacia el hombro de Neville. Entonces


enderezó los suyos y se sentó derecha. “¿Puede decirme donde está ella?”

“No puedo darle esa información.”

Rose asintió. “¿Le podría decir que si quiere hablarme o verme se contacte conmigo?
Eso ayuda. Lori y yo hemos estado hablando. Lori Brinkman. Sé que eso puede
ayudar.”

“Puedo hacer eso. Lo haré. Ella podría usar un hombro fuerte.”

“Yo no soy fuerte.”

“Usted es fuerte,” dijo Eve mientras se ponía de pie. “Usted vino aquí, pidió ayudar a
alguien que necesita ayuda. Usted no es débil, señora Patrick, y él no puede hacer que lo
sea.”

* * *

Cuando Eve y Peabody salieron, Eve vio a Kyle Knightly apoyado contra el umbral
de una puerta, hablando con alguien dentro de la oficina y claramente esperando que
ella saliera de la de Neville.

Él apuntó un dedo a quien fuera con el que estaba hablando, y comenzó a


aproximarse a ella.

“Voy a ocuparme de esto. Encuentra a quien sea que haga el maquillaje, el vestuario,
mira lo que puedas descubrir.”

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Echoes in Death

“Lo tengo. Es más diversión que la que tendrás tú,” Peabody añadió mientras se
alejaba.

Eve se encaminó hacia Kyle. “Señor Knightly, ¿Algún problema?”

“Podría ser.” Echó un vistazo por el largo corredor hacia la puerta cerrada de Neville.
“Neville y Rosa apenas están empezando a salir de esta pesadilla, y ahora usted entra
allí para perturbarlos. No quiero verlos trastornados otra vez.”

“Entendible.”

Ella reparó en personas que deambulaban por ahí, holgazaneando, y obviamente


esperando algún cotilleo. “Tal vez podamos hablar al respecto, en algún lugar privado.”

“Seguro.”
Él hizo un ademán y comenzó a guiarla. Otra zona abierta, con gente vestida
casualmente ante sus computadoras o en grupos. Unos pocos lo llamaron, o se pusieron
en pie con rapidez para ir hacia él.

Él les hizo un gesto negativo, y se dirigió a unos pocos.

“Estaré de regreso, Jen. De verdad necesito ver ese informe, Bry.”

Entraron a una pequeña área de recepción en donde un hombre con un suéter de


cuello de tortuga y vaqueros manipulaba una estación de trabajo.

“Hola, Kyle,” empezó él. “Myra Addams de SAR quiere comunicarse por enlace
contigo acerca de…”

“Necesito unos minutos, Barry.”

Con eso entró en su oficina, cerró la puerta tras Eve.

Neville tenía la esquina, pero la oficina de Kyle tenía casi el doble de espacio.
Carteles de películas se alineaban en las paredes, recuerdos y lo que ella tomó como
premios atestaban las estanterías. Su estación de trabajo, un amplio semicírculo de gris
pizarra, daba hacia la pared más lejana y su enorme pantalla.

Él le señaló un sillón, caminó hacia la zona del bar, abrío la nevera. “Tengo su Pepsi.
Neville y yo compartimos una adicción. ¿Usted quiere?”

“Claro.”

“¿Necesita un vaso?”

“La lata está bien.”

Él trajo dos, se dejó caer en un sillón frente a ella en la sala de estar y abrió ambas.
“Entiendo que usted está haciendo su trabajo.” Le entregó una de las latas.

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Echoes in Death

“Entiendo que usted está siendo protector con su socio y su esposa. Lo tomo como
que esto viene de atrás.”

“Un largo camino. Neville y yo somos primos. Nuestras madres son hermanas.”

“¿Es así?”

“Sí. Su mamá, en un intercambio de estudiantes, se enamoró de Londres, y se mudó


allí cuando tenía como dieciocho años. Fue al colegio, bueno, universidad, se casó. El
papá de Neville perdió a su primera esposa, en accidente de coche. De cualquier
manera, nosotros íbamos a visitarlos, ellos venían aquí. Pasé algunos veranos allí. A
Nev y a mí nos encantaban las películas. Su papá es un director de manera que
podíamos ir al estudio de filmación. Empezamos a planear cuando éramos unos niños,
cómo empezaríamos nuestra propia compañía de producción, nuestro propio estudio.”

“Y ahora lo tienen.”
“Lo hicimos realidad.” Kyle se inclinó hacia adelante. “Estoy diciendo esto,
exponiéndolo de manera que usted entienda. Nev no sólo es mi socio, es mi familia. Mi
mejor amigo. Lo que les sucedió a él y a Rosa…” Volvió a reclinarse, bebió de su lata,
miró fijamente hacia la pared. “Si yo atrapara al bastardo que hizo esto…”

“Ese es mi trabajo.”

“¿Sí?” Su mirada se enfocó en la de ella. “Han pasado siete meses. No he visto que
usted haya hecho su trabajo.”

“Lo verá,” dijo simplemente. “Su primo sugirió que le pregunte acerca de un par de
comerciantes que usted ha utilizado profesionalmente. Jacko's Catering y Alquileres
Estrella Solitaria.”

“¿Va a dar una fiesta? Lo siento,” dijo él con rapidez, y se frotó la sien. “En serio, lo
siento. Es sólo que estoy cabreado. Rosie se ve tan malditamente frágil.”

“¿Usted también es cercano a Rosa?”

“Ella es familia. Diablos, yo estaba con Nev la primera vez que puso sus ojos en ella.
Le dije allí mismo que hiciera una movimiento, pero ella estaba con alguien más, y Nev
no es un cazador furtivo. Aunque funcionó.” Sacudió la cabeza. “Hemos usado a Jacko's
para fiestas de oficina, un par de proyecciones privadas. Lo mismo con Estrella
Solitaria. ¿Qué tiene que ver eso con lo que le pasó a mi familia?”

“Estoy poniendo los puntos sobre las íes. ¿Ha utilizado usted a ambas
personalmente?”

“Alquilé en Estrella Solitaria una vez ¿tal vez dos? Utilicé a Jacko's una vez. No
entretengo mucho en casa. Soy más del tipo de vino y cena en un restaurante o un club
que encaje con el invitado, utilizo todos los recursos.”

“Estoy segura que eso está en el archivo, pero ¿podría decirme en dónde estaba usted
cuando su primo y su esposa fueron atacados?”

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Echoes in Death

“Sí, los otros policías chequearon eso de modo que no tengo que echarle un vistazo.”
Se le tensó la mandíbula, entonces la relajó visiblemente. “Sé que tiene que preguntar,
pero sigue siendo insultante. Tenía una cena de negocios, un director que queríamos
atraer a un proyecto, su esposa, la protagonista femenina que habíamos contratado, el
protagonista masculino y su cita. Duró desde cerca de las siete y media hasta las diez.
Conseguí al director,” añadió con una sonrisa. “Me fui a casa, y me puse cómodo con
una pila de informes de potenciales proyectos.”

“¿Vio o habló usted con alguien?”

“Con nadie salvo el droide doméstico. Hice que me trajera galletas calientes y un
batido de vainilla cerca de la medianoche. Es una debilidad. Ya me había acostado
cuando recibí la llamada de la Detective Olsen. Fue alrededor de las tres de la mañana.
Me fui directamente al hospital.”

Él se puso de pie, fue hacia las ventanas, caminó alrededor de la oficina. “Lo siento,
eso todavía me pone nervioso. Verlos de esa forma. Nada como eso, nada, le había
ocurrido nunca a alguien que quiero. Nosotros hacemos películas con alguna mierda
asquerosa, pero eso es ficticio. No es real. Todo lo que el director dice es Corten, y está
terminado. No sé si esto alguna vez terminará. Este monstruo tomó sus vidas, sus vidas
cotidianas, su normalidad. ¿Cómo pueden recuperar eso algúna vez?”

“Saber que la persona que hizo esto está encerrada en una celda puede ser un buen
paso hacia ello.”

Kyle regresó, se dejó caer en el sillón de nuevo. “Lo que sea que pueda hacer para
ayudar a ponerlo allí, considérelo hecho.”

“¿Ustedes hacen muchas de las películas aquí?”

“¿En Nueva York? Sí, tenemos nuestro propio estudio. Neville y yo edificamos la
compañía con la idea de empezar de a poco, de ser auto-suficientes. Tenemos el estudio
justo aquí, y ahora otro estudio de sonido en Brooklyn. Nuestro equipo de cazatalentos,
equipos de producción, nuestros propios escritores para producciones y series
originales.”

“Maquillaje, vestuarios.”

“Cierto. Nuestra chica se ganó un Emmy, ya hace dos años, por maquillaje en una
serie original. Planeta Plaga. Cristo, ¿acaso los policías no ven la pantalla?”

“No, en mi caso.”

“Planeta Plaga es la serie original número uno, desde hace dos años. El Apocalipsis
de los zombis nunca pasa de moda.” Él señaló con el pulgar detrás de él a uno de los
carteles, el cual representaba a una ruda mujer hermosa, armada con un arco, y un
hombre medio aporreado pero atractivo con una catana rodeados por lo que con certeza
parecían cadáveres andando.

“El año pasado, ganó mejor maquillaje, mejor banda sonora, mejor actor invitado, y
lo cerró con el mejor actor principal de series originales.”

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Echoes in Death

“Qué bien.”

“Ah, sí. Los premios no sólo son brillantes, pueden significar ratings y fondos, y los
ratings y fondos permiten más producciones creativas. Y no me deje empezar.” Medio
riéndose él cortó el aire con una mano. “Estamos construyendo algo sólido. Estamos
haciendo lo que siempre soñamos hacer. Neville ha sido golpeado y sacudido, y recién
estaba volviendo a la normalidad. Ha sido un duro camino. Con el golpe que recibió,
viendo a Rosa golpeada, con más policías, más preguntas, no puede ser algo que lo
ayude.”

“La realidad no termina cuando un director dice corten, o la pantalla queda en negro,
señor Knightly. Lo que usted hace puede que les dé a las personas un descanso de la
realidad, y eso está bien. Pero tenemos que regresar a ésta.”

Se puso de pie. “Agradezco su tiempo y comprendo su preocupación. Ahora será


mejor que ambos regresemos a hacer nuestros trabajos.”
Él también se puso de pie. “Nosotros hicimos una oferta por el proyecto Icove.”

“Disculpe, ¿qué?”

“El libro de Nadine Furst. Tratamos de conseguir los derechos, pero estaba más allá
de nuestro alcance. Felicitaciones por las nominaciones al Oscar.”

“Vale.”

“Las anunciaron esta mañana. Está nominada a siete Oscar, mejor actriz, mejor actor
secundario, mejor director, mejor adaptación del guion, mejor edición, mejor sonido, y
el santo grial de la mejor película. ¿No lo oyó?”

“Soy una policía, señor Knightly.”

“Kyle. Y es la policía de Icove.”

“No, soy la policía del NYPSD.”

Salió y se dirigió a la recepción principal, llamando a Peabody mientras caminaba.

“¿En dónde estás?”

“Un piso más arriba, en Maquillaje. Jesús, Dallas, conocí a Adrianna Leo. Hablé con
ella mientras la peinaban y maquillaban para una escena. Entonces entró Joe P. Foxx en
ese momento, ¡y me podría haber desmayado!”

“¿Tengo que ir allí arriba?”

“¿Qué? No, ya lo cubrí.”

“¿Y tu cara? ¿Qué tienes en la cara?”

“Um. Maquillaje.”

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Echoes in Death

“Lleva tu cara maquillada al garaje.” Eve cortó, recordándose que había sido la que
había enviado a Peabody a la maldita tienda de golosinas.

Bajó en el elevador, ignorando a los otros pasajeros que parecían inmersos en


cotilleos sobre los Oscar, hasta que una de las mujeres la miró.

Los ojos de la mujer se salieron de sus órbitas. “Oh, Dios mío, ¡usted es Marlo
Durn!”

“No, no lo soy.”

Obviamente decidida, la mujer continuó parloteando mientras hurgaba en su bolso


del tamaño de un rinoceronte. “Oh, soy una tremenda admiradora. Simplemente tengo
que tomarme una foto con usted.”
“No soy Marlo Durn.”

Con el enlace ya en su mano, la mujer le frunció el ceño. “¿Está segura?”

“Absolutamente.”

“Usted realmente podría ser su doble en La Agenda Icove. Luce justo como su
personaje de Eve Dallas. ¿Es usted su doble?”

“No.”

Eve escapó del elevador, y tomó otro para bajar al garaje.

Entró al coche, comenzó a investigar a Kyle Knightly. Y le lanzó a Peabody una


larga mirada cuando su compañera subió al coche.

“¿Por qué tienes pestañas azules?”

“Hacen que mis ojos destaquen, y sólo es un toque de azul. Mags me hizo un look
profesional para el día.”

“Eso es tan especial.”

“Lo fue para mí,” musitó Peabody. “Además pude conocer a una de mis estrellas de
pantalla favoritas, y entrevistar a dos de las más importantes maquilladoras del estudio.
Una de ellas también hace el trabajo especializado, como en Planeta Plaga.”

“Zombis.”

“Sí, me encanta esa serie. Hace que me cague de miedo, pero la adoro. Tienen todo
lo que nuestro sospechoso desconocido necesitaría, justo en el estudio. Tengo un
puñado de nombres que investigar. Además, la buena amiga de Mags, Uma, la de
Vestuarios estuvo medio saliendo con Hugh, el sobrino de Jacko, hace algunos meses.”

“¿Medio saliendo?”

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Echoes in Death

“Salieron un par de veces, pero no conectaron. Conectó más con su amigo Anson,
barman de Jacko's, y están semi-saliendo ahora.”

Eve concluyó que semi-saliendo era más serio que medio saliendo. “Tal vez valieron
la pena las pestañas azules.”

“Voy a comprar este color para pestañas, puedes apostarlo. ¿Y lo oíste? ¡Nuestra
película está nominada a varios Oscar!”

“Peabody.”

“Eso es recontra genial, Dallas. Nadine debe estar saliéndose de la órbita. Podría
ganar un maldito Oscar. Tengo que enviarle un mensaje.”

“Peabody.”
“Después. Lo haré después. Estoy investigando los nombres ahora.”
“Buen plan.”

“Fue excitante, estar sentada allí mientras me maquillaban justo al lado de Adrianna
Leo, y ella fue verdaderamente agradable. Mags dice que a ella no se le suben los
humos para nada. Al igual que Wendy Rush es una zorra total, y siempre interpreta a
alguien dulce, pero no lo es para nada. Y cómo Joe P. Foxx no sólo es adorable, sino
que siempre está mostrando fotos y videos cortos de sus niños. Es un tipo entregado a su
familia, lo cual lo hace más adorable.”

“A Mags le gusta chismosear.”

“Debido a lo cual conseguí la información sobre la amiga del vestuario que está
saliendo con dos del equipo de Jacko's, y un montón de información sobre maquillaje,
quién fabrica qué, en dónde lo consiguen, cuán accesible es. Mags está estrictamente en
el estudio, pero tienen varios maquilladores que trabajan en las filmaciones en
localizaciones o viajan con el equipo para filmaciones en exteriores. Algunos son
independientes y se mueven de proyecto en proyecto, de compañía a compañía, pero
algunos están contratados por En Pantalla.”

Peabody sacudió la cabeza mientras estudiaba su portátil. “Y mi primera elección no


va a encajar. Mags dijo que este Max Bloombaum es el mejor en el maquillaje de
monstruos y prótesis, por lo cual lo contrataron para crear el maquillaje para Planeta
Plaga. Tiene sesenta y tres años, mide casi dos metros, está casado, tres hijos, dos
nietos.”

“Demasiado alto, demasiado establecido para el perfil. Termina mi investigación de


Kyle Knightly.”

“¿Sospechas de él?”

“Está conectado a las primeras víctimas, ha usado el servicio de catering y la


compañía de alquileres, tiene acceso al maquillaje y efectos necesarios. Su coartada es
un droide doméstico.”

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Echoes in Death

Eve tamborileó los dedos en el volante. “Parece sincero, preocupado, unido


emocionalmente a los Patrick. Pero mide alrededor del metro setenta y cinco, conoce su
casa, conocería fácilmente sus planes. No está casado, vive solo.”

“Estoy en ello… espera.” Ella contestó su enlace. “Detective Peabody. Sí, señor
Brinkman, gracias por devolverme la llamada. Eso estaría bien. Iremos a verlo ahora. Sí
señor, iremos. Gracias.”

Inclinándose hacia adelante, Peabody programó la dirección de los Brinkmans en la


consola. “Están ahora en casa, listos para hablar con nosotras.”

Eve tomó la siguiente esquina y se dirigió a la zona residencial.

“Knightly, Kyle,” leyó Peabody. “Caucásico, treinta y un años, altura metro setenta y
siete, peso sesenta y nueve kilos. Nacido en Greenwich, Connecticut, de Lorinda Mercer
y Quentin Knightly, sin hermanos. Buena educación,” añadió. “Escuelas privadas,
preparatorias, estudió dos años arte cinematográfico y ciencias en Juilliard, con otros
dos años en Londres. Ningún matrimonio, sin cohabitantes registrados. Consiguió
algunos créditos menores en Inglaterra, Francia, Nuevo Los Ángeles. Formó
Producciones En Pantalla con Neville Patrick (primo) en el 2055. Hay algunos enlaces
aquí hacia varios artículos al respecto.”

“Luego.”

“Su primera producción fue una serie de bajo rating pero aclamada por la crítica,
Urbanitas, cancelada después de su primera temporada. También están enlistadas otras
varias producciones más exitosas. No aparecen antecedentes criminales. Valor neto
estimado en dieciséis millones y medio, eso es personal. La compañía está estimada un
poco por debajo de los quinientos millones, en gran parte debidos al éxito de Planeta
Plaga, En el Mar, y la producción de la gran pantalla La Caída de Camelot. ¿Quieres
que investigue más a fondo?”

“Ahora no. Haz correr a los otros de tu lista. Y veremos si los Brinkmans le dan un
enfoque especial a esto.”

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Echoes in Death

Capítulo 10

El hogar de los Brinkmas tenía una señorial apariencia de ladrillos curtidos y aleros
de color crema. Llevaba su antigüedad con elegancia, y esa antigüedad y elegancia
contrastaban con un sistema de seguridad obviamente nuevo. Contó tres cámaras, se
imaginaba que habría más a los costados, y en la parte trasera. Otro trío de cerrojos,
fuertes, del tipo policial, estaban instalados en la gruesa puerta principal. Una pantalla
para palmas, con escáner, había sido instalada a su lado, en el viejo ladrillo.

En el momento que tocó el timbre, la computadora de seguridad demandó su nombre


y su asunto.

“NYPSD. Teniente Dallas, Detective Peabody. Nos están esperando.”

Por favor sostenga en alto su identificación para que sea escaneada y verificada.

Hizo eso, lo mismo que Peabody.

Gracias. Su identificación ha sido verificada. Por favor, espere.

Momentos después se abrió la puerta. El hombre que apareció llevaba un traje cómo
el de Summerset. Pero a diferencia del huesudo mayordomo, éste tenía unos hombros
como los de un jugador de futbol americano, y un sutil bulto en su costado debajo de la
chaqueta en donde llevaba un arma.

“Teniente, Detective. Tienen autorización para entrar.”

Segunda línea de defensa, pensó Eve mientras entraban al vestíbulo. Un alto espejo,
una mesa larga, una ensoñadora pintura de un lirio acuático le daba a la angosta entrada
la ilusión de espacio y profundidad.

“Maxine tomará sus abrigos.”

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Echoes in Death

Eve echó un vistazo a la mujer de negro. Podría ser un ama de llaves, pero parecía
como si pudiera patear algunos traseros. Eve se quitó el abrigo, y se lo pasó.

Él hombre dijo, “Síganme,” y las guio hacia la sala de estar fuera del vestíbulo.

Había un fuego encendido en una habitación en donde todo relucía, nada parecía
fuera de lugar. Eve hubiera designado la sala como elegante con estilo, algo muy lejos
de acogedora.

Los Brinkmans estaban sentados juntos en un sofá de gel en donde unos pájaros de
un rojo llamativo volaban sobre un fondo de color azul profundo. Estaban sentados tan
juntos que bien podrían haber estado fusionados por la cadera y el hombro.

Aunque en un principio habría sido negro, Ira Brinkman había dejado que su pelo,
como los ladrillos, envejeciera de modo que algunos mechones de canas sobresalieran
de él, recordándole a Eve a Feeney. Sus ojos, de un azul claro, se mantenían fijos en el
rostro de Eve, incluso mientras cogía la mano de su esposa con la suya.
La herencia de Lori la había dotado con una impecable piel color moca, con unos
ojos entre azules y verdes bajo unas cejas oscuras y afiladas.

Los ojos estaban rodeados de pestañas largas y espesas, unos ojos que mostraban
nervios y fatiga.

Ira apretó la mano de su esposa, y la soltó, se puso de pie.

“Teniente Dallas, Detective Peabody, mi esposa y yo lamentamos mucho saber que


ha habido otro incidente, incluso más trágico.”

“Sí, señor. Agradecemos que se tomen el tiempo para hablar con nosotras.”

“Es difícil.”

“Lo sé. Haremos lo posible por hacerlo menos difícil.”

“Por favor, tomen asiento. ¿Podemos ofrecerle alguna cosa?”

“Por favor, no se molesten.” Eve y Peabody se sentaron en sillones enfrente del sofá.
“Mi compañera y yo nos hemos familiarizado con los detalles de la investigación
respecto a lo que les sucedió a ustedes. Estamos coordinándonos con los Detectives
Olsen y Tredway.”

“¿Está segura de que fue él?” La voz de Lori Brinkman era como la seda, tranquila y
suave. “¿Está segura?”

“Toda la evidencia hasta este punto indica eso, sí. Los detalles de este último ataque
son demasiado similares a los suyos, a los de los Patricks, para pensar de otra forma.”

“Pero él mató a alguien. Podría habernos matado. Estábamos indefensos. Mató al


esposo. Podría haber matado a Ira.”

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Echoes in Death

“No lo hizo.” Ira volvió a tomarla de la mano. “Estoy justo aquí.”

“Él siguió golpeándolo, incluso cuando Ira le dio las combinaciones, siguió
golpeándolo incluso cuando yo… yo dije lo que él me dijo que dijera. Pensé que nos
mataría a ambos.” Ella cerró los ojos, y respiró hondo. “Pero no lo hizo. Sé que no fue
nuestra culpa. Ya he pasado por eso.”

“No, nada de lo que sucedió fue culpa de ustedes.”

“Pero nos sucedió a nosotros. Al principio uno se pregunta por qué… ¿por qué nos
pasó a nosotros? Entonces uno se da cuenta, y trata de aceptar que no hay una razón.”
Lori apoyó la cabeza en el hombro de Ira. “Una persona malvada hace cosas malvadas.
No hay una razón.”

“Pueden haber suficientes motivos, aunque no tengan un sentido razonable, para


ayudarnos a encontrarlo.”

“¿Suficientes motivos?” repitió Ira.


“¿Por qué los Patricks, por qué ustedes, por qué los Strazza? Parejas casadas, parejas
casadas sin hijos, quienes viven en casas en buenos vecindarios.”

“Tres hacen un patrón,” declaró Lori. “Escribo guiones.”

“Mi información es que usted es una abogada.”

“Sí. Escribo bajo otros nombres. Es más que un pasatiempo, menos que un trabajo.
En cualquier caso, he asesorado guiones de varias películas de suspense. Tres hacen un
patrón. Nosotros somos… su tipo.”

“Creemos que hay un patrón, sí, y eso nos ayuda. Creemos que él los seleccionó
como lo hizo con los otros. Y ha terminado con ustedes,” Eve añadió cuando vio el
miedo aparecer en los ojos de Lori. “Si continúa con el patrón, ya ha seleccionado a sus
siguientes víctimas. Ustedes pueden ser capaces de ayudarnos a detenerlo.”

“Estuvimos de acuerdo en hablar con usted,” dijo Ira, “porque haríamos cualquier
cosa, cualquier cosa para detenerlo, para saber que está encarcelado. Nunca he sido un
hombre violento, pero quería matarlo con mis propias manos. He soñado con eso, estar
libre y golpearlo hasta matarlo justo allí, en nuestro dormitorio.”

Incluso mientras lo decía, los ojos de Ira brillaban con venganza.

“Golpeó a Lori, una y otra vez, la violó, una y otra vez. Me observaba mientras la
violaba. Me sonreía. No podía hacer nada.”

“Quería humillarlo, señor Brinkman,” le dijo Peabody. “Eso es lo que él quería. Él es


un cobarde, y es débil, es por eso que amenazó a su esposa. La amenazó con
incapacitarlo a usted.”

“Me utilizó para lastimar a Ira, utilizó a Ira para lastimarme. Sí, es un cobarde, pero
ustedes no lo han detenido.”

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Echoes in Death

“Estamos añadiendo detalles que pueden ayudarnos a hacerlo.”

Lori miró a Eve. “Usted dijo seleccionó. Nos seleccionó. ¿Qué representamos
nosotros para él?”

“Estamos trabajando en eso. ¿Ustedes no tenían conexión con los Patricks antes de
esto?”

“No… al menos nosotros no los conocíamos,” dijo Ira.

“Acabo de enterarme que yo había asesorado un guion, uno que había sido
pospuesto. En Pantalla lo adquirió cuando la fecha anterior había expirado.”

“¿Cuándo fue eso?” preguntó Eve.

“El mes pasado, a principios del mes pasado. Hasta el momento no me he reunido o
discutido de esto con los productores. La última cosa en mi mente estos meses pasados
ha sido la diversión, y eso es lo que esto es para mí. Nos reunimos con los Patricks, con
Neville y Rosa hace unas semanas. Nikki, la Detective Olsen, lo arregló cuando le
pregunté si podíamos. Eso ayudó, sólo hablar, nosotros cuatro.”

Miró a Ira. Él sonrió un poco, y le levantó la mano para presionarla contra su mejilla.

“Eso ha ayudado,” repitió Lori. “Y Rosa y yo hemos hablado varias veces desde
entonces. Es más joven que yo, y estaban recién casados cuando… apenas empezaban
su vida juntos. Creo que ha sido más duro para ella.”

“Ella me dio la impresión de ser fuerte.”

Por primera vez Lori sonrió. “También pienso eso. Yo también lo soy. Así somos
nosotros,” dijo, mirando a Ira. “Pregunte lo que tenga que preguntar.”

“Puede decirme si alguna vez han utilizado a Jacko's Catering?”

“¿Catering?” Lori le dirigió a Eve una mirada desconcertada. “No. Hemos utilizado
Primera Clase durante años. Mi amiga Rhia los pone por las nubes, pero…”

“¿Así que ustedes han estado en eventos que ellos han servido?”

“Sí.”

“¿Qué hay acerca de Alquileres Estrella Solitaria?”

“No le podría decir. ¿Ira?”

“No, no me es familiar. ¿Por qué?”

“Sólo algunos detalles que estamos explorando. ¿Reciben visitas aquí a menudo?
¿Personalmente, profesionalmente?”

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Echoes in Death

“Yo traigo clientes y asociados aquí para cenar ocasionalmente,” dijo Ira. “Es más
usual que los lleve fuere a cenar o a almorzar. Muchas veces invitamos aquí a amigos.”

“A Ira realmente le gusta cocinar, de modo que si invitamos a un par de amigos o a


un grupo pequeño e íntimo, él prepara la comida. Para grupos más grandes, Lilia lo
arregla con Primera Clase.”

“¿Lilia?”

“Nuestra border collie, y lo digo en el mejor sentido. Ira es fieramente organizado, y


yo no lo soy. Soy un fracaso cuando se trata de horas y fechas, incluso de listas,
particularmente cuando estoy en un caso. De manera que Lilia se encarga de todo. Le
decimos que tendremos una fiesta en tal fecha, y ella se encarga de los detalles, y se
asegura de que yo recuerde dejar de trabajar a tiempo para ducharme y vestirme.”

“Y eso casi ha pasado una o dos veces.” Más relajado, Ira pellizcó levemente el
brazo de Lori.

“¿Lilia Dominick?” preguntó Peabody, consultando su portátil.


“Sí. Ha estado con nosotros cerca de ocho años. Hace que la fiera eficiencia de Ira
parezca un caos.” Observando a Eve, Lori frotó una mano justo encima de la rodilla de
Ira. “¿Usted cree que hemos tenido a la persona que hizo esto en nuestro hogar? ¿Que lo
hemos invitado a venir?”

“Vamos a explorar todas las vías, señora Brinkman. Sea lo que sea que encontremos,
ustedes deben recordar que no lo invitaron a entrar esa noche. No invitaron sus acciones
esa noche. No son responsables, de ninguna manera, de lo que pasó.”

Debido a que quería evitar que se obsesionaran con esa posibilidad, Eve cambió de
tema. “Los Detectives Olsen y Tredway indican que ninguno de ustedes conocía a los
Patricks antes de los ataques. ¿Qué hay sobre los Strazza?”

“En realidad, cuando Rosa y yo estábamos hablando, ella me contactó antes de que
ustedes llegaran aquí, nos dimos cuenta de que todos nosotros habíamos asistido a
algunos de los mismos eventos. Sólo que nunca habíamos conectado.”

“¿Qué eventos?”

“Bueno, ah, la Celebración de la Gala de Arte el Abril pasado. Y el Baile de


Invierno, ese fue el año anterior a este último. Ninguno de nosotros asistimos al de este
año. Y algunos otros que no recuerdo ahora. Lo cual es por lo que necesito a Lilia. Rosa
ayuda a organizar la gala de arte. Es una noche adorable. Iremos este año,” le dijo a Ira.

“Por supuesto que iremos.”

“Ah, y, recuerdo otro. Espere.” Lori se dio golpecitos en la sien con dos dedos.
“Acabo de acordarme. El Baile de Ten un Corazón. Es un evento por el Día de San
Valentín, un baile de caridad en asociación con el Hospital San Andrew's.”

Otro eslabón en la cadena, pensó Eve. “¿Pero usted nunca conoció a los Strazza?”

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Echoes in Death

“Conocí al doctor Strazza, ya que lo dice,” le dijo Ira. “Sólo lo conocí, como cuando
fuimos presentados brevemente por un conocido mutuo. En uno de estos eventos de
caridad. Estoy casi seguro de que fue en la Celebración de la Gala de Arte. Fue algo
muy breve, por lo que recuerdo.”

“¿Habló con él?”

“No más de Cómo está usted. Había ido a uno de los bares con un conocido, y el
doctor Strazza estaba pasando por ahí. Tú te habías ido con Rhia y Lilia, uno de sus
safaris a la sala de las damas,” le dijo a Lori. “Yo me dirigí al bar con Chase.”

“Chase Benson,” explicó Lori. “Conoce a todo el mundo, y deja caer nombres como
si fueran semillas para el jardín.”

“Bueno, Lori.”
“¿Conoció usted a su esposa?” preguntó Eve. “¿Daphne Strazza?”

“No, no estaba con él en ese momento, y sólo fue un momento. Chase interceptó al
hombre, le dio uno de sus patentados apretones de mano. Creo que él sí preguntó por la
esposa de Strazza. Algo como ¿En dónde está esa maravillosa criatura que nos robaste
al resto de nosotros? Así es como habla Chase. Creo que Strazza dijo algo de que se
estaba empolvando la nariz.”

“Estúpida expresión,” masculló Lori.

“Puede ser, pero cuando pienso en ello, diría que Strazza se veía un poco molesto.
Chase puede tener ese efecto. En cualquier caso, Chase nos presentó, Strazza asintió y
se fue. Fue algo breve. Abrupto, realmente. Chase dijo algo sobre que Strazza era un
cabrón con una esposa joven y sexy. Eso fue todo.”

“¿Cuántas salas de damas?” preguntó Eve.

“La principal,” le dijo Lori. “Puede ir a otras, pero la principal es grande y


bellamente amueblada. ¿Eso significa algo, no es así, que todos estuviéramos allí, los
seis, esa noche?”

“Podría ser.” Siguiendo una corazonada, sacó su portátil, lo revisó hasta llegar a la
foto de identificación de Daphne Strazza. “Tal vez usted la vio allí.”

Lori tomó el portátil, y lo miró. “Es tan impresionante. No es un rostro que uno
olvidaría. Y, sí, la vi, la vi en la sala. Eso fue en la Celebración de la Gala de Arte.
Incluso hablé con ella. Había estado llorando, estaba haciendo lo posible por ocultarlo.
Le pregunté si estaba bien. Dijo que le dolía la cabeza, y que había tomado un
bloqueador. Llevaba un fabuloso vestido blanco con toques brillantes, bellamente
entallado, con corte bajo en la espalda, y con un corpiño sin mangas con delgadas
cadenas negras sobre cada hombro.”

Ira soltó una carcajada. “Lori no puede recordar el día de la semana, pero nunca
olvida un traje.”

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Echoes in Death

“No me olvido que tenía un moretón aquí.” Lori se tocó el bíceps izquierdo. “Sólo un
pequeño moretón, pero todavía se veía un poco rojo. Un moretón fresco, como si
acabara de ser pellizcada con fuerza. La recuerdo porque era una mujer
impresionantemente hermosa en un impresionante y hermoso vestido que se veía
insoportablemente triste y estaba tratando de ocultarlo.”

Lori tomó aliento. “Me pregunto si usted podría decirle, preguntarle, si yo podría ir a
verla. Si quisiera hablar conmigo, hablarnos a mí y a Rosa. Puede que no esté lista, pero
usted podría darle mi información de contacto. En cuanto ella esté…”

“Lo haré. No quiero hacerla recordar esa noche otra vez, pero me pregunto si usted
permitiría que mi compañera y yo veamos el dormitorio.”

“No es el mismo.” Lori miró a su marido, esperó por su asentimiento. Se levantaron


juntos. “Nosotros las llevaremos arriba. Hemos hecho cambios,” explicó mientras las
guiaba. “No podíamos vivir aquí al principio. Nos fuimos a nuestra casa en los
Hamptons, incluso hablamos acerca de vender esta casa.”

“Hemos vivido aquí toda nuestra vida de casados,” añadió Ira. “Al final decidimos
que haríamos algunos cambios, añadir más seguridad. Lo intentaríamos, y si alguno de
nosotros sentía que debíamos vender, lo haríamos.”

“Es una casa genial,” comentó Peabody. “Uno puede sentir su historia al igual que
uno puede sentir, bueno, el aura establecida. Esta los refleja a ambos, creo yo.”

“Al igual que nosotros.” En el segundo piso, Ira se acercó a unas puertas dobles, las
abrió. “Podemos asegurar estas, y lo hicimos durante las primeras semanas.”

Eve entró a la habitación.

En el archivo, las paredes mostraban un azul intenso y tropical. Ahora eran de un


tono gris pardo cálido y tranquilizante. La cama con sus elaborados postes cromados
había sido reemplazada con algo más simple, con una alta cabecera acolchada. Todo en
la habitación hablaba de simplicidad, con líneas aerodinámicas, los tonos eran suaves,
tranquilizantes.

Eve reparó en los detectores de movimiento, las alarmas, los cerrojos en las ventanas.

“La suite también sirve como un cuarto seguro,” les dijo Lori. “Podemos asegurar la
puerta desde dentro, y hacer bajar un panel de acero sobre ésta. Tiene su propia alarma y
sistema de comunicación. Es un poco excesivo, pero…”

“Nada que les haga sentir seguros en su propio hogar es excesivo.” Respondió Eve.

A pesar de los cambios, podía ver cómo había sido la habitación.

Sólo otro patrón, pensó. Él trabajaba con patrones.

“¿Todavía tienen al droide doméstico?”

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Echoes in Death

“No. Después de que la policía lo liberara, lo hicimos reprogramar y lo vendimos.”


Ira pasó un brazo sobre los hombros de Lori. “Contratamos un equipo de seguridad, y
una ama de llaves con antecedentes en seguridad.”

“De acuerdo. Gracias por su tiempo y el acceso. ¿Tienen ustedes algún problema en
que hablemos con Lilia Dominick?”

“En absoluto,” dijo Lori. “¿Recordará usted darle mi información a la Señora


Strazza?”

“Se la daré hoy.”

“Encuéntrelo.” Ira apretó más a su esposa. “Enciérrelo.”

Lo haremos, pensó Eve, pero sólo pudo decir, “Haremos todo lo que podamos.”

* * *

“Contacta a la border collie, pregúntale si vendría a la Central.” Debido a que la


pronosticada nieve había empezado durante el tiempo que habían estado dentro, Eve se
puso su gorro del copo de nieve. “Vamos a hacer una visita y tener otra conversación
con Daphne, luego necesitamos atar cabos.”

“¿Todas las víctimas en el mismo lugar, a la misma hora, en el mismo evento? Eso
significa algo.”

“Sí. El asesino estaba allí también. No hay forma de que no estuviera allí. Como
personal, como un invitado. Vio a estas personas, y algo empezó a hacer girar las ruedas
en su jodida cabeza.”

Como la nieve caía delgada y con rapidez, Eve se deslizo detrás del volante. “Va a
ser uno de ellos,” dijo mientras salía del bordillo. “Es lo que me dice mi instinto. Es uno
de los privilegiados, o lo fue. Una u otra cosa. Conoce el estilo de vida.”

“El servicio de catering, la compañía de alquileres.”

“No es una coincidencia, porque no las hay. Los ha utilizado, o ha estado en eventos
en donde ellos han trabajado. Conoce a alguien, o a algunos, que trabajan allí. Lo
bastante como para sacarle a uno o a más empleados la información de sus objetivos, la
cual darían inadvertidamente o incentivados por…”

Eve frotó su pulgar con los otros dedos.

“No importa cómo, tenemos conectadas a las víctimas. Están conectados. Esto no es
al azar, nunca lo fue. Son objetivos específicos que cubren sus requisitos específicos.”

Se quedó en silencio, pensando, mientras Peabody hablaba con Lilia Dominick.

Peabody quitó el volumen al enlace. “Dice que vendrá, si la necesitamos, pero no


puede llegar hasta después de las cinco de hoy. Está saturada. Pero su oficina no está

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Echoes in Death

lejos de aquí. Si podemos ir donde está, hará malabares con las cosas. Suena
cooperadora,” añadió Peabody. “Y un poco estresada.”

“Dile que estaremos allí dentro de una hora.”

Eve aparcó en el estacionamiento del hospital mientras Peabody concertaba la


entrevista.

“Está fuera de su oficina ahora,” le informó Peabody. “Estará allí dentro de media
hora.”

En el hospital se dirigieron al piso de Daphne, pasando la recepción. Eve hizo un


gesto con la cabeza al uniformado de la puerta. “Oficial.”

“Teniente. Nadie excepto el personal médico ha entrado o salido. Le fue entregada


una sopa de un lugar llamado Jacko's. El doctor dijo que usted lo había autorizado. Una
gran porción de sopa. Ella pidió que me dieran un tazón. Deliciosa, señor.”

El oficial cambió de posición. “Me pidió que entrara un par de veces durante mi
turno. Quería que revisara el baño, debajo de la cama, el armario. Se rio al respecto,
pero la risa era forzada. ¿Sabe?”

“Sí.”

“Después de que una de las enfermeras dijera algo acerca de lo bien que se estaba
recuperando, y que probablemente podría irse a casa mañana, ella entró en pánico, pero
trató que no se le notara.”

“Muy bien. Tómese un descanso, Oficial. Tiene quince minutos.”

Eve entró a la habitación.

Daphne estaba sentada en un sillón al lado de la ventana, manipulando una tablet sin
ánimo. Su largo cabello yacía en una simple trenza sobre su hombro izquierdo. La
belleza que la golpiza había enmascarado resplandecía a pesar de los moretones.

Daphne esbozó lo que trató de ser una sonrisa.

“¿Cómo estás?” preguntó Eve.

“Mejor. He estado levantada y caminando, y ya casi no me duele nada. Dijeron que


podía sentarme aquí, o incluso bajar al jardín interior. Creo que podría hacer eso. Bajar
allá. Pero…”

“¿Pero?”

“El doctor Nobel dijo que podría arreglarlo para que me quede más tiempo, pero
están diciendo que podría irme a casa mañana. No puedo regresar allá.”

“No tienes que hacerlo.”

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Echoes in Death

“No sé adónde ir.”

“Podrías quedarte con una amiga.”

“Yo… no tengo a nadie con quien pudiera quedarme.”

“Tu familia,” empezó Eve. Daphne se tensó.

“No. No, ellos no están aquí.”

Debido a que la mención de su familia había vuelto a poner esa mirada en los ojos de
Daphne, Eve lo dejó ir.

“Podrías quedarte en un hotel. Mantendríamos a un oficial de la policía contigo. Vas


a necesitar algunas cosas de la casa.”

“Yo… podría conseguir cosas de la tienda.”

“Sí, podrías.” Eve se sentó en la silla frente a ella, haciéndole un gesto a Peabody
para que se sentara al borde de la cama. De forma casual, pensó, nada amenazador.
“Podemos encargarnos de eso por ti, si nos das una lista. O podríamos traerte cosas de la
casa, tus propias cosas.”

“Yo… tal vez. Necesito unas pocas cosas, y, bueno, no tengo ninguna forma de
pagar en este momento. Me dieron un equipo básico. Para el baño, pero…”

“Una chica quiere sus propios productos para el cabello y el rostro,” señaló Peabody.
“Tal vez tu maquillaje y algunas prendas cómodas. Esos son unos lindos pijamas.”

“Jilly, una de las enfermeras, me los consiguió. Dijo que simplemente añadirían el
costo a la cuenta. Yo…” Sus ojos se llenaron de lágrimas. “No sé cómo pagar la cuenta.
Hay un seguro, pero yo… no sé cómo funciona, o cuánto debo además de eso. Hablé
con Del, el doctor Nobel, y dijo que no me preocupara de ello todavía, y que cuando
estuviera lista debería de hablar con el abogado, el que está a cargo de la herencia de mi
esposo, de Anthony.”

“Eso suena sensato. De hecho, yo planeaba contactar con el abogado hoy, sólo para
discutir algunos detalles.”

El alivió bañó visiblemente su rostro. “Ah, entonces tal vez usted podría preguntarle
lo que debería hacer. Cómo pagar al hospital, y un hotel si tengo que irme.”

“Yo hablaré con él. Es Randall Wythe, ¿correcto?”

“Creo que sí. Firmé papeles antes de que mi esposo y yo nos casáramos. Los papeles
legales, pero después de eso mi esposo manejó todos los asuntos legales.”

“De acuerdo. Daphne, hay otras dos parejas que fueron atacadas, que han pasado por
lo que estás pasando.”

Daphne presionó sus labios, asintió.

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Echoes in Death

“Tú los conociste. Trabajaste con una de ellas en un comité. Y te encontraste con otra
una vez en un evento.”

“¿Lo hice?”

“Rosa Patrick.”

“Lo siento. No recuerdo. No puedo recordar a nadie con ese nombre. Soy terrible
para recordar cosas.” Comenzó a respirar con rapidez. “Tengo que intentarlo con más
fuerza. Es grosero y embarazoso olvidar el nombre de alguien.”

“No, no lo es,” dijo Eve. Daphne sólo parpadeó al mirarla. “Ella no estaba casada
cuando ustedes trabajaron juntas. Antes era Rosa Hernández.”

“Ah, por supuesto. Sí, lo recuerdo. Recuerdo a Rosa. Era inteligente y muy paciente.
Yo cometía muchos errores, pero ella…”

“¿En serio? Porque Rosa me dijo que pensaba que eras genial en el trabajo.”

“Ah, sólo estaba siendo amable.”

“No, no lo estaba. Dijo que había esperado trabajar contigo de nuevo, y que incluso
había preguntado por ti cuando llegó la hora de volver a planear ese evento.”

“¿Lo hizo?”

“Sí. Ella fue muy clara en eso.”

“Creía…”

“¿Qué?”

“Nada. Nada.” Bajando la mirada, Daphne se quedó mirando sus manos. “Lamento
que hayamos perdido contacto.”

“Ella siente lo mismo acerca de ti. La otra mujer. Lori Brinkman. Ustedes no
intercambiaron nombres, por eso no lo recuerdas. Simplemente te encontraste con ella
en un evento. La primavera pasada, la Celebración de la Gala de Arte. ¿Recuerdas haber
asistido a ella?”

“Sí. Llevaba el vestido blanco Delaney con los zapatos de noche negros y blancos de
Rachel Carroll y el bolso de noche de Joquin Foster, el negro con el broche de perla.

“Eso es gracioso. ¿La mujer de la que estoy hablando? Es terrible con las fechas y las
horas, pero nunca olvida un vestido. Con seguridad tú también recuerdas el tuyo.”

“Es importante vestir apropiadamente, para presentar la imagen correcta, y no repetir


en el mismo evento.”

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Echoes in Death

“Cierto. Tú y Lori Brinkman estuvieron juntas en la sala de damas al mismo tiempo.


Tu habías estado llorando.”

“Yo… no recuerdo eso.” Daphne desvió la mirada. “Puede que esté equivocada.”

“Le dijiste, cuando ella preguntó, que tenías dolor de cabeza.”

“Ah. Algunas veces me dan dolores de cabeza. Es una debilidad.”

“A mí me dan dolores de cabeza. A cualquiera que me diga que soy débil le patearé
el trasero. Pero esa sólo soy yo.”

“Yo…” Pareció que algo se le ocurrió de repente. “¿Ellas fueron atacadas, igual que
yo? ¿Lastimaron a Rosa como a mí?”

“Rosa fue la primera.”

“Ah, lo siento. Lo siento tanto.” Sus ojos, de un verde sorprendente contra su piel
bronceada, brillaron. “Ella me gustaba tanto. Era tan inteligente y graciosa y amable.
Ella está… está…”

“La vi hoy. Lo está llevando. Ha sido difícil, tú sabes lo difícil que es. Pero está
yendo a terapia, y está hablando con Lori. Las está ayudando hablar entre ellas. A
ambas les gustaría verte, hablar contigo.”

“Oh. Oh, no lo sé. No sé si puedo, si debería.” Al hablar comenzó a jadear, y miró


por toda la habitación.

“Él no está aquí para decirte qué hacer y qué no hacer.”

Las manos de Daphne dejaron de tirar de la parte de arriba de su pijama, y se las


apretó en su regazo. “No sé lo que quiere decir.”

“Vamos a dejar eso por ahora. Lo que estoy diciendo es que estas dos mujeres te
entienden, y quieren acercarse a ti. Porque te ayudaría, y también las ayuda a ellas.
Peabody va a dejarte su información de contacto, y tú puedes decidir si las vas a ver y
cuando.”

“¿Ellas están avergonzadas?” susurró Daphne.

“Ya no, porque saben que no hicieron nada de lo qué avergonzarse. Sobrevivieron,
Daphne, igual que tú. Este hombre… mírame, ¿vale? Mira hacia aquí. Cualquiera que
abusa de alguien que ve más débil, que lo lastima, lo viola, lo atrapa, ¿me estás
oyendo?”

Eve esperó hasta que Daphne asintió.

“¿Cualquiera que deliberadamente hace sentir a alguien menos, lo hace sentir


indefenso? Esa persona es un cobarde. Ellos son los débiles, los que deben
avergonzarse. Lo que no es ser débil, ni es vergonzoso, es aceptar la ayuda ofrecida.
Dijiste que Rosa es inteligente, graciosa y amable. Lori me da la impresión de ser igual.

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Echoes in Death

Todos nosotros podemos usar lo inteligente, gracioso y amable. De modo que piensa en
ello.

“¿Peabody?”

“Ya está hecho.” Peabody hizo imprimir los datos y los puso en la mesita al lado de
la cama. “Para cuando estés lista.”

“Tal vez hable con Del, y con la doctora Mira, les preguntaré.”

“Es una buena idea. ¿Hay algo más antes de que nos vayamos? ¿Alguna cosa más
que recuerdes?”
“Lo siento. Cada vez que trato de pensar en ello, de recordar, no puedo respirar. Sus
manos están en mi garganta, apretando, cuando trato de recordar.”

“Está bien.”
“Yo… tengo una pregunta.”

“Adelante.”

“¿Cómo puede ser que todas nosotras, todas, estuviéramos en el mismo lugar antes?
¿Que yo conociera a Rosa y me encontrara con esta otra mujer? ¿Cómo puede ser eso?”

“Es una buena pregunta. Estoy trabajando en la respuesta.”

Eve salió de la habitación y divisó al oficial conversando con un par de enfermeras.


Eve hizo una seña hacia detrás de ella antes de que se marcharan.

“Ella muestra las señales,” comentó Peabody. “Sumisa, autocrítica, reticente o


incapaz de tomar decisiones sin directivas. Parece haber sido apartada de su familia y
amigos.”

“Clásica esposa abusada,” concordó Eve. “Contacta con el abogado. Necesitamos


una conversación.”

“¿Crees que se contactará con las otras mujeres?”

“Creo que cuando sus doctores la empujen a hacerlo, puede que lo haga. Estaba
contenta de vernos. Está en esa habitación básicamente sola. Creo que está
acostumbrada a estar sola, y está agradecida de tener a alguien con quien hablar. Estoy
contactando a su familia de acogida, y veremos a donde lleva eso.”

Chequeó su unidad de pulsera mientras bajaban en el elevador. “Haz esto. Hazle


saber a Dominick que estoy en camino, y después regresa a la escena del crimen. Sabrás
lo que ella va a querer o necesitar mejor que yo. Reúnelo, y haz que un oficial se lo
lleve. Puede que pase por allí de regreso a recogerte o te encuentras conmigo en la
oficina de la border collie o en la del abogado.”

“Puedo hacer eso. Ella ni siquiera sabe si tiene fondos para pagar la cuenta del
hospital o para conseguir una habitación de hotel.”

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Echoes in Death

“Vamos a ver lo que dice el abogado al respecto. Puede ser que tenga lo suficiente
para comprar un maldito hotel.”

“Eso no es tras lo que ella está, Dallas. Sé que siempre sospechas del cónyuge o la
pareja, o de quien sea que tenga más que ganar. Pero es imposible que esa mujer triste y
temerosa elaborara un horrible plan para asesinar a su rico y abusivo marido.”

“No. Es una víctima, no la villana. Dudo que tenga una idea sobre los términos del
testamento de su esposo. Pero necesitamos descubrirlo.” Cuando llegaron al nivel del
vestíbulo, Eve hurgó en su bolsillo. “Toma un taxi.”

“Gracias, en serio, ¿pero con la nieve? Ir en el subterráneo o andando será más


rápido y más fácil. Puede que te alcance en casa de la border collie. Envié la dirección a
tu computadora personal.”

“No juegues con el maldito maquillaje,” le gritó Eve mientras tomaban distintos
caminos.

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Echoes in Death

Capítulo 11

Eve encontró un espacio para estacionar, pequeño milagro, y decidió que valía la
pena ir andando las dos manzanas y media por la nieve. Imaginaba que algún alegre
optimista llamaría al viento vigorizante.

Odiaba a los alegres optimistas.

Metió las manos en los bolsillos para calentarlas, se sorprendió, como casi siempre
hacía, al encontrar guantes. Decidiendo que este era un día de milagros, se los puso.

Una mujer, de edad universitaria, de baja de estatura y Asiática, en una apretada


chaqueta azul de esquiar, con un gorro azul con una larga cola que terminaba en un
pompón que rebotaba, y con botas azules con pelo en la parte de arriba, trotaba llevando
las correas de una pareja de perros con manchas que trotaban junto con ella, como si
estuvieran en verano en el parque.

Eve apostó que la mujer era una alegre optimista, los perros también tenían esa
mirada brillante, medio enloquecida en sus ojos.

Bella tenía esa mirada, pensó Eve, imaginándose a la pequeña de Mavis. Niños y
perros: ¿Quién sabía lo que estaban pensando?

Maquinando.

Prefería a la mujer robusta de media edad que venía hacia ella pisando fuerte con
unas botas negras sencillas y gastadas mientras se acurrucaba en un grueso abrigo negro
con una mueca amarga en su rostro.

Sabía lo que estaba pensando: A la mierda con la nieve, a la mierda la ciudad, a la


mierda todo el mundo.

Eso hacía las cosas tan sencillas como las viejas botas negras.

Pasó por un carrito que olía a salchichas de soja hervidas, castañas calientes, y café
malo en donde el vendedor miraba ceñudo hacia el cielo como si la nieve fuera un
insulto personal.

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Echoes in Death

Podía entender también eso.

Se unió al embotellamiento de peatones en la intersección esperando la señal para


cruzar.

Partes de conversaciones se arremolinaban alrededor de ella junto con la nieve. Una


mujer le contó a su acompañante que un tipo llamado Chip no tenía remedio. Un
hombre con un abrigo de cachemir, con acento asiático, tenía frito a quien fuera que
estuviera en el otro extremo de su enlace acerca de un reporte mal hecho. Un hombre
que aferraba el mango de una pequeña maleta rodante murmuraba para sí mismo: “Voy
a llegar tarde. Joder. Voy a llegar tarde.”
Captó el movimiento sutil de un individuo con un abrigo ancho con muchos bolsillos
hacia un trío de mujeres cargadas con bolsas de compras, cacareando como pollos sobre
las ofertas que acababan de adquirir, acerca de dónde almorzar, acerca de cuán lindo era
todo con nieve.

Mientras que sus bolsos colgaban como ofrendas al dios de los ladrones callejeros.

Cambió de posición colocándose entre ellos, sacó su placa, la meneó ante la línea de
visión del ladrón callejero.

Él se enfurruñó. “No estoy haciendo nada.”

“Ve a no hacer nada a otro lado.” Cuando él abrió la boca para protestar, sonrió. “O
haré algo con lo que ya tienes en tus bolsillos.”

Él dijo, “Los policías y sus tretas.” Y salió disparado.

Sí, los policías y sus tretas. Fuera lo que fuera que eso significara, pensó mientras
cruzaba la calle detrás de las distraídas compradoras.

Había esperado que la oficina de Lilia Dominick estuviera en un edificio comercial,


pero la dirección resultó ser un edificio de cuatro pisos con tres niveles de apartamentos
sobre un restaurantucho de shawarma y un establecimiento para reparar zapatos.

La suite de la dirección Suite 201, pensaba Eve mientras presionaba el timbre en la


puerta de la residencia, era obviamente un intento por elevar su estatus.

La voz llegó débil a través del diminuto parlante. “Si.”

“¿Señora Dominick?”

“Soy yo.”

“Teniente Dallas. Usted habló con mi compañera, la Detective Peabody.”

“Cierto. Buena coordinación de tiempo.”

Cuando la puerta zumbó, Eve la empujó, y subió por las estrechas escaleras en la
pequeña entrada hacia el segundo piso.

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Echoes in Death

Lilia Dominick no era lo que había esperado. Se apoyaba en el umbral de la puerta de


su apartamento, una mujer casi de la misma edad que la alegre optimista con los alegres
perros. Algunos mechones de cabello pelirrojo sujetos en un moño desarreglado sobre
un rostro amigable se iban soltando mientras le echaba una mirada casual a Eve con sus
ojos verde pálido.

“Tremendo abrigo. Se ve incluso mejor en persona que en pantalla. La he visto dar


entrevistas y conferencias de prensa. Pase. Acabo de regresar de yoga, estaba por volver
cuando su compañera me llamó para decirme que usted estaba de camino.”

Lo cual explicaba el traje de piel tostado cubierto por un holgado abrigo verde. “Me
gusta hacer un par de prácticas reales cada semana cuando puedo arreglarlo.”

Le hizo un gesto a Eve para que pasara al interior de una sala de estar multiusos
ingeniosamente seccionada para cada uso por la distribución de los muebles. El área
para mirar la pantalla en un lado, el área para conversar en el otro, la oficina en la parte
de atrás, y cada pulgada rigurosamente limpia.

“Agradezco que estuviera de acuerdo en hablar conmigo con tal rapidez,” empezó
Eve.

“He considerado cometer un crimen para tener un encuentro con usted, pero un
asesinato parecía algo extremo. Lo voy a quitar del medio diciéndole que si alguna vez
necesita alguien para organizar y coordinar sus cosas, su calendario, sus compromisos
sociales, sus reservas, personales, no los arrestos, o asistencia en sus obligaciones
sociales, yo me encargaría de todo.”

Hablaba rápido, un ratatata que salía con tanta energía como su sonrisa.

“Y con eso, ¿le gustaría un café? Tengo un pequeño alijo del verdadero para tomar
con las galletas que mi abuela acaba de enviarme. Nunca se lo diremos a mi instructora
de yoga tampoco.”

“Muy bien.”

“¿Por qué no viene aquí atrás?”

Grácil con zapatillas, Lilia anduvo de vuelta hacia donde la sala de estar se convertía
en la oficina, y fue trotando hacia la izquierda entrando a la diminuta cocina.

“Mi abuela hornea las mejores galletas de chispas de chocolate en el área de los tres
estados. Podría ganarse la vida,” continuó Lilia mientras programaba el AutoChef,
sacaba un par de tazas de un blanco níveo, servilletas de paño azul, y un plato de postre
blanco.

Preparó una artística bandeja en cerca de cuarenta y cinco segundos.

“Antes de que nos sentemos y entremos en el asunto, quiero decirle que hablé con
Lori. Mi primera lealtad es para ella e Ira, y si me hubiera pedido que evadiera,
complicara, me hiciera la tonta, incluso que mintiera, lo haría. Pero no lo hizo. Le

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Echoes in Death

gustaron usted y su compañera, y me dijo que le diera toda mi cooperación. De modo


que lo haré. Ella no es sólo una cliente, Teniente Dallas.”

“Entendido.”

“Vale, nos acomodaremos en la sala de estar y tomaremos café y galletas para ayudar
a que este asunto tan difícil lo tratemos más fácilmente.”

Llevó la bandeja al área de conversación, lo colocó sobre una mesa pintada de un


lustroso color rojo en frente de un par de sillones gris claro.

“Lori me dijo que usted ha conectado el asesinato de Strazza y el ataque a su esposa


con lo que les sucedió a ella y a Ira.”

“Estamos siguiendo ese ángulo.”

Asintiendo, Lilia levantó su café, y se reclinó en el sillón, y de hecho, se deslizó un


poquito más abajo. “Mi abuela me contó lo que sucedió ayer.”

“Su abuela.”

“Es adicta al Canal del Crimen. Va a volverse loca cuando le cuente que tomé café
con usted. Es una gran admiradora. Y esa es mi manera de posponer el hablar sobre
esto. No me gusta hablar de crímenes como a mi abuela, y lo que les sucedió a Lori y a
Ira, eso todavía… es muy duro. ¿En qué puedo ayudarla?”

“¿Conoce usted a Rosa y Neville Patrick?”

“Me he encontrado con ella varias veces, antes de todo esto. Yo organizo y coordino
para unas cuantas personas. No he trabajado para ella, pero he trabajado o realizado
eventos específicos y tareas para personas que conoce, y para grupos con los que está
involucrada.”

“Me imagino que ha hecho negocios con Jacko's Catering y con Alquileres Estrella
Solitaria.”

“Los he hecho. Ambos tienen excelentes y bien ganadas reputaciones. Están en mi


lista de proveedores preferidos. Lori usa Primera Clase, y ese también está en mi lista.”

“¿Qué hay sobre Estrella Solitaria? Ninguno de los Brinkman pudieron estar
absolutamente seguros de sí habían utilizado la compañía o no.”

“No lo han hecho. Puedo darle un repaso a mis archivos, pero recuerdo detalles. Es
posible que la compañía de Ira los haya utilizado, tratando con ellos a través de su
administrador, aunque no puedo pensar en ningún evento específico en donde hayan
necesitado alquilar.”

“De acuerdo. ¿Qué hay de los Strazza?”

“Estuve en su boda.” Lilia levantó el plato de postre. “Vamos, pruebe una. No lo


lamentará.”

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Echoes in Death

“¿Usted es amiga de los Strazza?”

“No, para nada. Contrataron a una amiga y asociada mía, Darcy Valentine, nombre
verdadero, de Coordinadores de Eventos Valentine para hacerles su boda. Darcy me
llevó para ayudar. Un evento enorme y ostentoso en el Palacio Roarke.”

“¿En serio?” Intrigada, Eve mordió una galleta, decidió que no tenía
arrepentimientos.

“Ese es el sitio para grandes y ostentosas bodas de la alta sociedad en la ciudad. Así
que trabajé con Daphne unas pocas semanas, aunque el Doctor Strazza dirigió la
orquesta.”
Se encogió levemente de hombros, cruzando sus piernas fuertes y atléticas. “Yo no
trabajé mucho con él, él se reunía principalmente con Darcy. Daphne fue una novia
espectacular, absolutamente de cuento de hadas, y la boda estuvo perfecta. Créame,
Darcy y yo no trabajamos con una novia intratable esa vez. Darcy tenía que vérselas con
un Novio Intratable, y yo tenía a la Novia Soñada.”

“De manera que usted trabajó más directamente con Daphne.”

“Tal y como resultaron las cosas, sí. Darcy tenía las manos llenas con el novio. El
Doctor Strazza fue muy claro en cuanto a lo que esperaba, y aunque no hay nada malo
en ello, él era, bueno, llamémoslo desagradable. Darcy, y sé que esto es hablar mal del
muerto, lo apodó el Doctor Dictador, y le dio a todo el personal un bono después de la
boda. Por otro lado, Daphne nos escribió a Darcy y a mí su agradecimiento personal
cuando regresaron de la luna de miel. Ella tenía una clase discreta, el tipo que mi abuela
horneadora de galletas diría que viene de una buena crianza.”

Con una fresca sonrisa, Lilia se terminó su galleta. “Me gustaba trabajar con ella,
tenía buenas ideas. Tenía experiencia como planeadora de eventos y se notaba, pero él a
menudo vetaba sus ideas, o las convertía en propias. Lo hacía parecer como si él las
hubiera pensado. Odio eso. ¿Usted no odia eso?”

“Por supuesto.”

“Sí. Francamente, él no me gustaba. Lamento que esté muerto y todo eso, pero me
alegra que ella no lo esté.” Soltó el aliento. “De manera que tres mujeres que conozco y
que me gustan han pasado por algo horripilante. No soy mi abuela, pero puedo
imaginarme que hay una conexión en alguna parte. Usted me preguntó sobre aquellos
comerciantes. Conozco bastante bien a las personas que trabajan en ambas compañías,
incluso estoy muy unida con unas pocas. Juraría, sin dudar, que ninguna de ellas podría
hacerlo.”

“Probablemente ha tenido conversaciones de trabajo con personas de ambas


compañías, qué trabajos ha hecho, cuáles son sus próximos trabajos, qué les gusta a los
clientes, etc.”

“Así es. Se puede pasar un tiempo considerable juntos, repasando menús, haciendo
las elecciones de decoración, cristalería, manteles, coordinando horarios, itinerarios,
agendas. Lo que funcionó con el Cliente A no funcionó igual para el Cliente B. E

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Echoes in Death

historias de guerra. Oh.” Lilia se retiró hacia atrás. “Oh, ya lo entiendo. Nosotros
hablamos. Acabo de contarle a una amiga de yoga acerca de una nueva clienta que me
llamó ayer porque había decidido que quería ir a Borneo, a ese centro de descanso
específico, y reservar esta suite específica. Y quería viajar hoy. Lleva un día arreglar el
viaje, las reservas, y los tratamientos de spa que ella enumeraba. Además, este es un
centro popular, especialmente en esta época del año, y la suite está reservada, y… no
importa.”

Lilia le quitó importancia agitando las manos. “Si es algo que no es confidencial, uno
habla. Pero yo no le voy a contar a nadie que los clientes Smith y Jones de la Segunda
Avenida se marchan mañana a Europa y estarán ausentes dos semanas. Eso es
simplemente descuidado y pedir que roben las casas de los clientes. Pero podría
contárselo a Darcy como si estuviéramos conversando y hubiera algo interesante al
respecto, o si ambas conociéramos a los clientes.”

“¿Alguna vez alguien intentó comunicarse con usted para sacarle información?”

“Claro. Periodistas de cotilleos de la sociedad en su mayoría, y esa es una línea que


no cruzo. A menos que el cliente quiera que lo hagas, y algunas veces el cliente lo
quiere. Mierda.” Apoyó la cabeza en sus manos. “Oh Dios. ¿Podría haber dicho algo
acerca del viaje de Lori e Ira, algún detalle? No lo sé. No hubiera usado sus apellidos,
porque para mí son Lori e Ira, pero ¿podría haber dicho algo? No lo sé.”

“¿Arregló usted el viaje para ellos?”

“Sí, reservé el transporte de ida y vuelta, hice que revisaran el coche que tienen allí,
hice que abrieran la casa, que cambiaran la ropa de cama, que ordenaran flores, y que la
cocina estuviera provista para su llegada. Revisé la lista de invitados, quienes irían a
cenar, quienes se iban a quedar durante todo el largo fin de semana. Trabajé con
Primera Clase para el servicio de catering para la cena de Acción de Gracias. Tienen
una sucursal en los Hamptons. Incluso hice una lista para el droide doméstico sobre qué
empacar para Lori de modo que no tuviera que pensar en ello. Eso es lo que hago.”

“¿Cómo hace todo eso?”

“Principalmente con la computadora, de manera que hay un archivo de todo.”

“¿Han hecho un viaje como este antes?”

“Cada día de Acción de Gracias. Es su tradición. Yo no puedo ir ya que tengo la mía,


mi familia en New Hampshire. Es una adorable tradición para ellos, para sus amigos
cercanos y sus familiares. Yo reservo lo que necesita ser reservado, incluyendo
transporte, habitaciones de hoteles, o alquileres de coches para algunos de los invitados,
ya que no todos entran en la casa. Hago reservas, citas. Ira adora jugar al golf, allí hay
un campo de golf privado con nueve hoyos, y a él le gusta jugar temprano. Cosas como
esas. Y trabajo con el droide doméstico en el guardarropa, reservo el corte de pelo de Ira
tres días antes del viaje, el corte y color de Lori para el día anterior. Yo…”

“Apuesto a que ellos tienen un salón habitual para eso”

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Echoes in Death

“Ira va a esta fabulosa barbería clásica. Lori ha ido a Arthur en Serenity durante
años.”

“Y sintiéndose cómodos allí, probablemente hablan acerca de sus planes, cuánto


esperan irse a este viaje, para pasar tiempo con amigos y familia.”

“Sí, estoy segura de que lo hacen.” Más mechones pelirrojos cayeron cuando Lilia
tiró hacia atrás su cabello. “Usted está diciendo que no tuve que ser yo.”
“No tendría porqué haber sido usted, o ellos. Podría haber sido un amigo, un
asociado que mencionara algo acerca de ellos marchándose a su viaje anual de otoño.
Uno de ellos o ambos podrían haber sido vigilados por su atacante antes de que se
fueran. Las personas que trabajaban con Ira sabían que estaría ausente, y cuándo estaría
de regreso.”
“Eso es cierto. Es verdad. Pero ahora quiero un buen trago de vino en lugar de café.”

“Sigamos un poco más con esto. Lori declaró que se había encontrado con Rosa
antes de los ataques.”

“Sí. No se conocían en realidad, y Lori no se dio cuenta ya que Rosa todavía no se


había casado con Neville cuando se encontraron, muy casualmente, hace un par de años.
Ella usaba su apellido de soltera. Fue cuando empezaron a hablar, después de lo que
sucedió, cuándo se dieron cuenta de que se habían encontrado antes.”

“Y Rosa conoce a Dapne, ya que ambas han trabajado en la misma función de


caridad. Lori le habló a Daphne en una función la primavera pasada.”

“¿Lo hizo? No sabía eso.”

“La Celebración de la Gala de Arte. Usted estaba allí.”

“Sí, me senté en la mesa de Lori e Ira, con Rhia y Marshall Vicker. No vi a Daphne.
La hubiera reconocido.”

“Ustedes estuvieron juntas en el salón de damas.”

Lilia pareció desconcertada y luego dudosa, entonces agitó la cabeza con firmeza.
“Estoy segura de que no vi a Daphne Strazza. No olvido caras o nombres, y ella tiene un
rostro realmente impresionante.”

“Lori le habló. Daphne había estado llorando.”

“Eso sí lo recuerdo. ¿Era ella? Lori dijo que había hablado con una hermosa mujer
con un bello vestido que parecía abatida, que tenía lágrimas en sus ojos y un moretón
reciente en su brazo. Yo había estado sentada en el sofá, chismoseando con un par de
mujeres que conocía. Nunca la vi.”

“Mirando hacia atrás, ¿notó usted a alguien prestando demasiada atención a Lori?
¿Cualquiera que la hiciera sentir incómoda?”

“No recuerdo nada como eso, y créame, le he dado vueltas y vueltas a eso en mi
cabeza desde que Lori e Ira fueron atacados. Fue una noche divertida, y estaban

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Echoes in Death

sirviendo muchísimo vino. Había bastante competición en la subasta silenciosa,


invitados famosos, baile. Yo bailé un montón. No fui con una cita de manera que pude
mezclarme, siempre puedo conseguir más clientes. Y bailé un montón.”

“Debió hacer las reservas para los Brinkman justo después de esa noche.”

“Sí, empecé los preparativos para Acción de Gracias la primera semana de Mayo.
¿Usted cree que eso es importante?”

“Es un hilo del que tirar.”

“Puedo enviarle todos los correos electrónicos, el itinerario, todo. Se los envié antes
a los detectives, pero…”
“Lo sé. Los tengo.”

Y los estudiaría nuevamente ahora. “Esa es la tercera vez que su enlace ha sonado
desde que he estado aquí,” señaló Eve. “¿No va a contestar?”

“Ya me pondré al día.”

“¿Usualmente responde?”

“No cuando estoy con un cliente, o hablando con la policía más importante de Nueva
York. Y siempre devuelvo las llamadas con rapidez.”

“Pero en caso contrario. Digamos que usted está trabajando con un proveedor o
programando algo, ayudando a coordinar un evento.”

“Claro.”

“Y digamos que la llamada era para confirmar una reserva, hacer un cambio, añadir
algo, usted se ocuparía de ello en ese instante.”

“Usualmente.”

“¿O si usted ha salido con amigos, o en una cita?”

“En una cita, me disculparía y tomaría la llamada si sintiera que necesito hacerlo. Si
estoy fuera con amigos, revisaría el identificador de llamadas, y la tomaría si fuera
necesario hacerlo. De modo que fácilmente puede que haya dicho algo acerca de ese
viaje, al menos algunos de los detalles, enfrente de alguien más.” Se presionó el
estómago. “Tengo náuseas.”

“Nada de esto es su culpa o responsabilidad. Incluso si la información le llegó al


asaltante de esa forma. Tampoco lo sería de Ira por mencionar sus planes cuando estaba
en el sillón de la barbería o de Lori sí habló sobre ello en un almuerzo con un amigo. Él
tenía una agenda, y encontró la manera de conseguir la información que necesitaba.”

El timbre sonó. “Eso debería responderlo.”

Lilia se puso de pie, se acercó al intercomunicador. “Diga.”

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Echoes in Death

“¿Señora Dominick?”

“Soy yo.”

“Soy la Detective Peabody.”

“Dígale que bajaré enseguida,” dijo Eve.

“Detective, la Teniente Dallas dice que bajará enseguida.”

“Gracias. Esperaré.”

Eve se puso de pie.

“¿Hay algo más que pueda hacer?” preguntó Lilia. “¿Cualquier cosa?”

“Usted se mueve en varios de esos mundos. El cliente, los proveedores, el personal,


los amigos, los eventos, y las fiestas. Reflexione más sobre ello, piense si algo o alguien
comienza a salir a la superficie. Algo que no sincronice, un poco fuera de lugar,
cualquiera que mostrara demasiada curiosidad.”

“Lo haré. Créame, lo haré.”

Eve bajó las escaleras, encontró a Peabody en la acera, con el rostro en alto inclinado
hacia la nieve con una sonrisa bobalicona. Jesús, una alegre optimista.

“No hagas que te lastime.”

“Oye, esto es tan lindo.”

“Es frío, es húmedo, y hace que muchas, muchas personas detrás del volante de sus
vehículos se comporten como idiotas.” Señaló con el pulgar. “Estamos por allá.”

“¿Qué tal te fue con la border collie?”

“Es inteligente, agradable, eficiente. Y realmente le tiene cariño a Lori Brinkman. Se


notó. También trabajó tras bambalinas en la boda de Daphne.”

“Ah, caray, esa es una gran campana repicando.”

“Ellos hablan,” continuó Eve mientras caminaban. “Los proveedores, los


coordinadores, los camareros, etc. Charlas de trabajo. Es fácil que los pequeños detalles
pasen desapercibidos. Cuándo y dónde, cuántos, y cosas así. Él sabe cómo escuchar,
sabe cómo recoger cotilleos. Tal vez fue lo bastante ingenioso para acechar a Lilia
también, y recoger esos chismes. Tal vez piratea su enlace o computadora, él podría
tener esas habilidades. No hay una verdadera seguridad en su edificio o apartamento.
Sólo cosas básicas. Podría haber conseguido entrar, revisar los archivos, encontrar lo
que quería de esa forma. Montones de maneras.”

“¿Piensas que él la conoce, que ella lo conoce?”

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Echoes in Death

“Creo que ella se codea con una tremenda cantidad de personas haciendo lo que
hace. Creo que está bastante claro que él estuvo en la Celebración de la Gala de Arte, y
empezó a seleccionar sus objetivos.”

“Los tres.”

“Ah, no creo que se detuviera en tres. Todas aquellas mujeres. Una gran cantidad de
mujeres notablemente hermosas, estoy segura, que resultaba que estaban casadas.
Montones de parejas muy ricas que encajaban en sus requisitos. Y sin importar cuántas
pudiera haber marcado esa noche, él ha tenido otras noches, otras oportunidades. De una
u otra forma, se mueve en ese mundo.”

Cuando llegaron al coche, se puso tras el volante. “O nadie repara en él, el personal,
o es uno de ellos. De cualquier manera, está en una posición de seleccionar objetivos y
conseguir la información que necesita sobre ello.”

Echó un vistazo al espejo retrovisor antes de sacar el coche del bordillo, vio un coche
tomar la esquina demasiado rápido, derrapar, evitando con las justas chocar contra un
coche en sentido contrario, el cual viró y dio vueltas mientras su conductor hacía un
esfuerzo hercúleo.

“Nieve,” refunfuñó Eve, saliendo del bordillo. Le echó un vistazo a la dirección que
Peabody había programado en la consola. “Ese es el edificio de Roarke.”

“¿No lo son la mayoría?”

“Ja ja. Ese es su cuartel general.”

“Ah, correcto. Es el abogado. No me di cuenta. Pienso en él como la gran torre negra


que se cierne poderosamente sobre el Centro. ¡Y guau! ¡Estacionamiento VIP
subterráneo para nosotras!”

Eve consideró optar por un estacionamiento en la calle, sólo para llevarle la


contraria, miró ceñuda a la nieve que se espesaba. Bien podría tomar lo que hacía más
fácil el siguiente paso.

El edificio sí se cernía, admitió ella cuando la elegante torre negra estuvo a la vista.
Y parecía dramática e importante, especialmente al alzarse contra el cielo blanco.

El hombre disfrutaba el causar impacto.

“¿Qué fue lo que descubriste sobre el barman?” preguntó Eve mientras maniobraba
por la calle que cada vez estaba en condiciones más deplorables.

“Un par de problemas con la ley, pero nada importante o violento. Arrestado dos
veces durante protestas por los derechos de los animales, los cargos fueron retirados. Ha
trabajado en Jacko's menos de tres años. Su estatura indica que es un metro setenta y
cuatro. Es miembro de la Comunidad de Jugadores del East Side, y a pesar de que la
mayor parte de sus ingresos vienen de atender el bar, él pone que su profesión es actor.”

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Echoes in Death

“Eso es interesante. Vamos a querer hablar con él.”

“Podemos tratar de llevarlo a Interrogatorios hoy, pero han pronosticado que esta
tormenta va a dejar caer muchos litros de agua en la ciudad, y el viento se va a convertir
en ventisca antes de que caiga la noche.”

“¿Quién decide eso?” demandó Eve, extremadamente irritada de que el clima


interfiriera con el procedimiento. “¿Quién decide lo que va a pasar y lo que no?”

“¿Los magos del clima?” sugirió Peabody.

“Magos, mi culo. Un verdadero mago diría exactamente el tiempo que va a hacer”

“Va a ser peor en los suburbios, y no sé por qué,” dijo rápidamente Peabody. “Pero
ya están advirtiendo a la gente que se aleje de los caminos excepto en casos de
emergencia.”

“Pueden decir lo que les dé la maldita gana. Nadie los escucha.”

Fastidiada, ingresó en el garaje. La reja se levantó al escanear la placa de su auto. La


seguridad de la reja proyectó luz verde mientras la computadora se activaba.

Buenas Tardes, Teniente Dallas. Su estacionamiento preferencial es el Nivel Uno,


Espacio Dos. Por favor gire a la derecha, prosiga diez metros.

“VIP,” dijo Peabody, ejecutando un pequeño movimiento con el hombro.

Eve no dijo nada, simplemente condujo dentro del espacio. “¿Cuál es el piso del
abogado?” preguntó.

“Wythe, Wythe, y Hudd tienen todo el piso dieciocho.”

Eve se dirigió al elevador más cercano. Antes de que pudiera llamarlo, notó el rápido
escaneo. Esta computadora de seguridad hablaba con voz sedosa.

Bienvenida, Teniente Dallas, Detective Peabody.


Tienen autorización para todos los niveles en modo exprés.

Las puertas se abrieron, como lo hizo la boca de Peabody hasta que Eve la apuntó
con un dedo.

Peabody siguió a Eve al interior del elevador, articulando VIP y haciendo un rápido
movimiento con el hombro a la espalda de su compañera.

“Dieciocho,” ordenó Eve, y el elevador inmediatamente empezó su suave y rápida


ascensión.

Firma de Abogados de Wythe, Wythe, y Hudd, anunció el elevador, y segundos


después, se abrieron las puertas.

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Echoes in Death

Una sola mujer, con el cabello apilado en lo alto y blanco como la nieve del exterior,
estaba detrás un largo mostrador negro. Había dos taburetes vacíos flanqueándola, junto
con centros lisos de información y comunicación.

Un área de espera estándar y elegante se extendía a un lado de la sala. El otro lado


contenía la sorprendente elección de árboles enanos en macetas, fructificados con
pequeñas naranjas y limones, alrededor de un par de bancos negros de piedra.

“Buenas tardes.” La mujer les ofreció una sonrisa rápida y profesional. “El tráfico
debe de estar horrendo.”
“No está bien.” Eve posó su placa sobre el mostrador. “Teniente Dallas, Detective
Peabody, para ver a Randall Wythe.”

“Sí, la Detective Peabody hizo una cita. Sólo déjeme confirmar con la oficina del
Señor Wythe.”

Ella toqueteó su audífono. “Sí, Carson, los oficiales de policía están aquí para el
Señor Wythe. Por supuesto.” Ella volvió a toquetearlo. “El Señor Wythe estará
disponible en poco tiempo. Su asistente administrativo vendrá para escoltarlas. Si
desearan tomar asiento.”

“Está bien ¿Dónde está todo el mundo?” Eve gesticuló hacia los taburetes vacíos.

“Enviamos a algunos del personal a casa. Se supone que esta tormenta va a ser
terrible.”

“Pero usted está aquí.”

“Crecí en Wisconsin,” dijo la mujer con una fácil sonrisa.

“Supongo que usted ve a casi todo el mundo que viene aquí. ¿Ha conocido a Daphne
Strazza?”

La sonrisa de la mujer se desvaneció. “No, no la he conocido. Es terrible lo que ha


ocurrido. Espero que se recupere.”

“Está mejorando. ¿Usted conoció al Doctor Strazza?”

“Sí, lo hice. Ha sido nuestro cliente durante mucho tiempo. Era, debería decir.”

“¿Puede recordar la última vez que estuvo aquí?”

“No exactamente. Hace algún tiempo. Él y el Señor Wythe a menudo se reunían en el


club en vez de hacerlo aquí. Aquí está Carson.”

Carson, flacucho, de cuello largo, con pelo marrón corto meticulosamente partido a
un lado, entró a través de un amplio umbral.

“Teniente, Detective, las llevaré a la oficina del Señor Wythe. Señorita Midderman,
el Señor Wythe me dijo que le dijera que ponga en automático la recepción a la hora
que usted quiera marcharse hoy.”

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Echoes in Death

“Gracias, Carson, por el momento estoy bien.”

Ellas siguieron los pasos largos y de alguna manera desgarbados de Carson por un
amplio corredor de oficinas, silencioso como una iglesia, pasando una sala de reuniones
o una biblioteca legal había un par de jóvenes empleados reunidos sobre laptops y
hablando en reverentes susurros.

Dieron la vuelta más allá de una sala de descanso completa, con estufa y máquina
expendedora, y continuaron hacia unas lustrosas puertas de madera.
Carson tocó, esperó a que sonara un rápido zumbido antes de empujar para abrir las
puertas.

“La Teniente Dallas y la Detective Peabody, Señor Wythe.”

“Sí, sí. Carson, traiga unos cafés latte, y luego cancele cualquier cosa que tenga por
el resto del día. Me voy a casa.”

“Sí, señor.”

Carson salió a través de una puerta lateral. Wythe se reclinó en el gran sillón de
cuero detrás de su enorme escritorio, evaluando a sus visitantes.

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Echoes in Death

Capítulo 12

Tenía una melena de académico de brillante cabello plateado alrededor de un rostro


rubicundo y envejecido con ojos azules agudos y duros, y una nariz aguileña. Llevaba
su traje de abogado, azul oscuro con rayitas grises, con una corbata roja anudada con
precisión y la esquina de un pañuelo rojo asomándose del bolsillo del lado izquierdo de
su torso.

“Conocí a Anthony durante más de veinticinco años,” dijo él en una voz que parecía
a punto de retumbar. “Estaba tratando de calcular, y creo que él de verdad me gustó sólo
diez días en todo ese tiempo. Dicho eso, estoy consternado por lo que le sucedió a él y a
su esposa.”

Wythe hizo un gesto con la mano hacia los sillones de visitante, cuero, del color del
oporto, situados de cara a su escritorio.

“Se sorprenderán ante un abogado que ofrece voluntariamente ese tipo de


información, pero yo lo conocí por casi una tercera parte de mi vida, no tenía motivos, y
estaba en Miami, un amigable torneo anual de golf, desde el Jueves hasta el Domingo
por la noche. Es fácil que lo verifiquen.”

“Lo haremos, si lo encontramos relevante.”

Carson volvió a entrar con una bandeja que contenía tres tazas grandes. Las sirvió
con competencia, incluso mientras echaba largas miradas de reojo hacia la nieve que
caía por la ventana.

“Cancela esas citas, Carson, y ve a casa. Así puedes lanzar miradas de preocupación
por la ventana de tu apartamento en lugar de fuera de la mía.”

“Sí, señor.” Carson salió y cerró las puertas.

“¿Por qué le desagradaba Anthony Strazza?” empezó Eve. “¿Excepto por esos diez
días?”

“La respuesta corta sería: No era un hombre agradable. Seguramente alguien con su
habilidad y experiencia ya ha deducido eso. Sin embargo, cuando me rompí la pierna y

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me destrocé el codo hace varios años en un accidente de esquí, hice que me


aerotransportaran al San Andrew's, y a la sala de operaciones de Anthony.”

Wythe levantó su brazo, dobló y desdobló su codo. “No sólo está como nuevo, está
mejor. Lo mismo con la pierna. Me gustaría preguntar por Daphne. Necesitaré hablar
con ella antes que pase más tiempo, como el administrador y albacea de la herencia de
Anthony.”

“Ella está en buenas condiciones en este punto, bajo el cuidado de un doctor. Puedo
decirle que ella no tiene ninguna ganas de volver a su residencia.”

“Es comprensible.”
“Le darán de alta mañana o pasado mañana. Para ese momento ella requerirá
fondos.”

“¿Requerir fondos?”

“Ella indicó que no tiene nada.”

“Pero…” Él se interrumpió, dio un sorbo a su latte. “Ya veo. Yo puedo, por


supuesto, autorizar eso.”

“¿Por qué cree usted que la Señora Strazza se encuentre sin los medios para pagar un
hotel, o los gastos médicos que sean en los que ha incurrido sobre su seguro?”

“No puedo hablar sobre cómo Anthony llevaba las finanzas de su casa, Teniente.”

“Pero como su abogado, el administrador y albacea de su herencia, usted puede


hablar de los términos de su testamento y de la herencia de su esposa.”

“Si ella está próxima a ser dada de alta del hospital, debería estar lo bastante bien
para hablar conmigo.”

“Puedo autorizar eso, pero usted tendría que hablar con sus doctores. Físicamente,
está mejorando. Es joven, saludable, y, aunque sus heridas y el trauma fueron severos,
ha recibido un cuidado excelente.”

“Anthony puede estar muerto, pero queda un asunto de privilegio y confidencialidad.


Tengo la responsabilidad de cuidar del bienestar de su cónyuge sobreviviente así como
su herencia.”

La mirada de Eve permaneció tan fría y directa como la de él. “Podemos sentarnos
aquí y hablar acerca de privilegio y mandatos judiciales mientras la persona que asesino
a su cliente, golpeó y violó a su esposa está repantigado en algún lugar planeando cuál
será su próxima víctima. Podemos seguir haciendo eso mientras la esposa traumatizada
de dicho cliente aumenta su actual ansiedad ya que aparentemente no tiene fondos,
recursos, o una línea de crédito. O podemos ir al grano.”

Wythe frunció el ceño, tamborileó sus dedos, entonces se levantó, anduvo hacia una
alfombrilla verde con un hoyo a un lado de la oficina para practicar golf. “¿Ustedes
juegan?”

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“No,” dijo Eve. Peabody sacudió la cabeza.

“Me ayuda a pensar.” Él metió una pelota, la sacó, la volvió a colocar sobre la
estrecha alfombrilla verde, la volvió a meter. “Voy a darle unos cuantos datos
generales,” dijo él. “Algunos diremos que son hipotéticos. Los clientes que vienen a mí
para planear su herencia generalmente tienen finanzas complejas, de modo que el
papeleo raramente es simple y directo. Aun así, algunos quieren justo eso.”

Él regresó a su escritorio, alzó su latte. “Uno también tendrá a aquellos quienes,


algunas veces por resentimiento, otras por buenas razones, desean desheredar a un
miembro de la familia, o poner a un lado esa herencia con restricciones. Algunos desean
dejar el total de su herencia a una organización o a la caridad. Esta podría ser, diremos,
el hospital a los que han estado unidos durante un número de años, y el legado podría
estar redactado para que sea utilizado para un propósito específico, con instrucciones
específicas dictadas por el benefactor.”

“Ya veo.”

“Sí, estoy seguro de que lo ve. El cliente puede tener un cónyuge o un compañero.
Puede, si es que hay un bien inmueble, como un hogar, dejar esa propiedad al cónyuge
sobreviviente, junto con los regalos dados durante su matrimonio o sociedad. Joyería,
por ejemplo, prendas de vestir, pieles. Puede ser que este cliente sea muy riguroso, muy
preciso en sus legados, enumerando piezas de arte, muebles, y cosas que pueden ser
dejadas al cónyuge o compañero, o deben ser vendidas en una subasta para beneficiar a
la caridad que el cliente ya ha designado.

“Como abogado, uno que maneja muchísimas herencias, yo podría aconsejar, por
supuesto, que se establezca un fideicomiso para el cónyuge o compañero, aunque sólo
sea para ayudar a ese individuo a mantener el bien inmueble, y con toda certeza para
pagar cualquier gravamen sobre el mismo. Mi consejo algunas veces es desestimado.”

“De acuerdo.”

“Permítame también señalar que incluso acelerándolo, una herencia como este
ejemplo hipotético tomaría hasta dos años para asentarse. Este bien inmueble no podría
ser vendido hasta ese tiempo, en el caso de que hubiera otras objeciones a los términos.
Si usted habla con Daphne antes de que pueda hacerlo yo, ¿la tranquilizará, le dirá que
esta oficina le adelantará lo que necesite?”

“Muy bien. Usted hizo su contrato pre-nupcial.”

Ahora él suspiró, un sonido casi como el de un toro bufando. “Lo hice. De nuevo, no
puedo discutir detalles. Diré que a pesar de que le aconsejé enfáticamente a Daphne que
contratara a su propio abogado para que revisara el acuerdo, ella no lo hizo. Y el
período de tiempo que tomó el redactar el contrato pre-nupcial según las
especificaciones de Anthony no estaba dentro de los diez días en los que él me agradó.”

“¿Qué diría usted si yo le dijera que hay evidencia saliendo a la luz de que Anthony
Strazza abusaba de su esposa? Que el abuso era emocional, verbal, físico, y
potencialmente sexual.”

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Echoes in Death

Wythe se impulsó lejos de su escritorio, se quedó mirando fijamente su alfombrilla


verde. “Eso no va a servir esta vez.”

Él les dio la espalda, mirando a través del vidrio a la cortina de nieve.

“Yo no socializaba con Anthony, a pesar de que pertenecíamos al mismo club, un


lugar conservador, anticuado, aquí en la ciudad, al que me gusta acudir. Teníamos muy
poco en común. No me hubiese sorprendido si usted hubiese dicho que él la intimidaba,
verbalmente, que la dominaba, que la presionaba para que fuera y se comportara de una
manera en particular. Pero ¿usted está diciendo que él utilizó la violencia?”
“No puedo discutir los detalles.”
“Buen punto,” replicó él. “Sólo me reuní con ella unas cinco veces. Joven, fresca,
ridículamente adorable. Nunca esperé que el matrimonio durara, francamente. Asumí
que uno o ambos llegarían a aburrirse y se divorciarían. Pero nunca, aun diciendo que
no me gustaba el hombre, nunca sospeché que él fuera violento con ella. No estoy
seguro de lo que hubiese hecho al respecto si lo hubiese sabido.”

Regresó a su escritorio y volvió a sentarse. “Tengo una hija. Es la segunda Wythe en


la firma. Se casó hace cerca de tres años y está a punto de darme mi primer nieto. Pienso
lo mejor del hombre con el que se casó. Absolutamente lo mejor. Y si yo me enterara de
que él le levantó la mano a mi hija, le rompería ambos brazos. No sé qué habría hecho si
hubiese sabido que Daphne estaba siendo abusada. No. Estoy equivocado.”

Él se reclinó en su sillón y asintió.

“Tengo un hijo. Nuestra oveja negra, ya que él optó por no seguirme a mí como yo
seguí a mi padre y a mi abuelo en la abogacía. En cambio, él es uno de ustedes.” Wythe
sonrió cuando lo dijo. “Si lo hubiese sabido, hubiese ido donde Nelson y le hubiese
pedido que averiguara la situación.”

“El Detective Nelson Wythe,” dijo Eve, “bajo las órdenes del Teniente Mercer. Él es
un buen policía.”

“Ese es mi muchacho.”

“¿Qué me dice sobre la primera esposa?” preguntó Eve.

“No la conocí bien. Como dije, yo no socializaba con Anthony. No me encargué del
divorcio, sino que se lo pasé a uno de nuestros asociados. Tengo entendido que la ex-
esposa de Anthony aceptó un arreglo monetario y se mudó fuera del país.”

“Muy bien.”

“Dígale a Daphne que yo y esta firma estamos a su disposición, y que me gustaría


hablar con ella a la primera oportunidad. Y con respecto a sus cuentas médicas, esas
pueden ser pagadas con dinero de la herencia. Puedo manejarlo, podemos y lo haremos,
darle un adelanto para lo que necesite en cuanto a gastos de alojamiento y manutención.

“Ahora, a menos que haya más, me gustaría mucho ir a casa y servirme un gran vaso
de whiskey.”

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* * *

“Está bastante bien para ser un abogado,” comentó Peabody mientras se marchaban.
“Y ese fue un latte realmente bueno.”

“Otra marca en la columna de desagrado de Strazza.”

Saliendo al vestíbulo, Eve notó que la mujer todavía seguía en la recepción. Y en ese
momento estaba siendo cautivada hasta los globos oculares por Roarke, quien se
apoyaba casualmente contra el mostrador.

Él volvió la cabeza, apuntando esa sonrisa matadora hacia Eve. “Y aquí está mi
policía, y nuestra Peabody.”

“¿De qué se trata?” demandó Eve.

“Cómo justo le estaba diciendo a la encantadora Donna, estamos cerrando la mayoría


de las operaciones por hoy, y estoy aquí para pedirle un aventón a mi esposa.”

“No estoy yendo a casa.”

“Aun así yo voy, a donde sea que vayas. Ten cuidado por donde caminas ahí fuera,
Donna.”

“Oh, lo tendré. Me gusta la nieve.”

Eve se dirigió directamente hacia el elevador, y le dirigió una pétrea mirada a Roarke
cuando se cerraron las puertas. “Es lo bastante mayor para ser tu madre.”

“¿Y qué?”

Eve sólo sacudió la cabeza, ordenó el Nivel Uno Garaje. “¿De verdad nos seguiste la
pista hasta la oficina de Wythe?”

“Fue bastante fácil. ¿Cómo estás, Peabody?”

“Estoy muy bien. También me gusta la nieve. Estoy pensando en ir al mercado


cuando llegue a casa y comprar los ingredientes para una olla de sopa, tal vez también
para pan de cerveza porque es rápido.”

“¿Pan de cerveza?” preguntó Roarke, aparentemente fascinado.

Mientras Peabody explicaba, sólo Dios sabía para qué, los detalles de la preparación
del pan de cerveza, Eve ignoró la conversación, consideró lo que sabía y lo que no
sabía.

Y lo siguiente que vendría.

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“Ve a casa,” dijo Eve cuando llegaron a su nivel. “Prepara la sopa y el pan de
cerveza.”

“¿En serio?”

“Redacta lo que tengas del barman y de la entrevista que acabamos de tener con
Wythe. Chequea con Santiago y Carmichael sobre el resto de la lista de invitados, y me
lo envías, y para ser minuciosas, confirma la coartada de Wythe desde el sábado por la
noche hasta el domingo por la mañana.”

“Puedo hacerlo.”

“Puedo conseguir un coche para que te lleve a casa,” dijo Roarke.

“Gracias. Lo tomaría, pero puedo coger el subterráneo que está a un par de minutos
de aquí, y llegar al centro sin los conductores locos. Puedo quedarme, Dallas.”

“Voy a trabajar desde casa. Es trabajo de escritorio por ahora de todos modos.
Hemos cubierto el campo por hoy.”

“Cubriré mi lista. Te veo mañana. ¡Día Nevado!” añadió, casi bailando al alejarse.

“Tu conduces,” le dijo Eve a Roarke. “Necesito revisar un par de cosas.”

Mientras Roarke maniobraba a través de un tráfico horrible, ella revisó sus correos
entrantes, leyó el informe del laboratorio.

“Toda la sangre en el cadáver y en la víctima superviviente era de él y de ella. No


hay sangre del asaltante. Nada de su sangre en la habitación, de modo que si Strazza
llegó a atacarlo, no le sacó sangre, o nada de ésta cayó en la escena del crimen.”

“¿Qué es lo que eso te dice?”

“Potencialmente… Strazza se suelta de la silla, y ataca. Probablemente todavía está


un poco enredado, y está adolorido por la paliza. El asesino agarra un objeto pesado,
derramando agua y flores mientras aporrea a Strazza con éste. Ella puede que todavía
esté atada y/o inconsciente. Tal vez sólo mareada, impactada, pero me inclino a que
estaba atada o inconsciente ya que Morris estima cerca de quince minutos entre el golpe
inicial en la cabeza y los golpes asesinos.”

“Es un buen lapso.”

“Sí.” Quince minutos podrían igualar toda una vida, pensó ella. “Potencialmente. El
asesino piensa que Strazza está muerto o agonizando, Daphne esta inconsciente o atada.
Abandona la habitación para vaciar las cajas fuertes, selecciona lo que quiere, y limpia
todo. Él tendría sangre encima. O se tomó el tiempo de volver a violar a la mujer.
Potencialmente, una vez más, regresa para recoger sus ataduras de plástico, su soga, su
cinta adhesiva, su luz, y lo demás que haya dejado.”

Todo dentro de su maletín, pensó. El maletín que había llevado con él, en frente de
testigos.

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“Ahora Daphne está libre, él liberó a las otras víctimas, de manera que el patrón
indica que él la soltó. Pero Strazza recupera la consciencia, no está muerto, empieza a
levantarse. El asesino lo vuelve a aporrear una y otra vez. Daphne intenta detenerlo, o
simplemente huir. Él la golpea, lo bastante fuerte como para que ella se raje la cabeza en
el pie de la cama, y queda inconsciente. Ella se arrastró a través de la sangre, la de
Strazza y la propia. La sangre estaba en sus manos y rodillas. Tenemos manchas de ello
en los suelos, de los pies de ella, cuando pasó por encima.”

Lo dejó ahí, revisó algo más, y se quedó mirando la nieve en el exterior.


“Él abusó de ella en el testamento. Incluso muerto la está abofeteando.”
“¿Qué quieres decir?”

“El abogado tuvo que dar rodeos, usar algo hipotético, pero fue muchísimo más
cooperativo de lo que esperaba. A él no le gustaba Strazza.”

“¿A alguien le gustaba?”

“No hasta el momento. En cualquier caso, Strazza dejó el total de su herencia al


hospital, con condiciones. Que la usaran en cualquier propósito que él designara, y que
le pusieran su nombre.”

“¿Y qué hay de su esposa?”

“Se queda con la casa, con su ropa, su joyería, la cual fue robada, y lo que sea que
quedara en la casa que él no hubiera marcado para ser vendido para que el importe fuera
al hospital. Ningún fideicomiso o lo que sea para que ella mantenga la casa, o la
amortice. Me dio la impresión de que no le pertenecía completamente a él. Y ya que
apareciste, podrías echarle un vistazo a eso.”

“De hecho podría.”

“Y una buena investigación en el resto de sus finanzas.”

“Ahora este es un día feliz para mí. Me siento tan contento como Peabody en la
nieve.”

Él lo estaría, pensó ella. Roarke no era, gracias a Dios, un alegre optimista, pero tenía
sus momentos.

“Viste la casa. Hazme una estimación hipotética sobre su valor.”

“¿Casa de dos pisos, en ese vecindario, bien mantenida? De doce a quince millones.
A menos que tenga una fuerte hipoteca o que haya hecho un préstamo contra ella, estará
mejor que bien.”

“Ella no quiere volver, y el abogado dice que no puede venderla hasta que se haya
asentado la herencia. Por lo menos un año, probablemente dos. Él no quería que ella
fuera capaz de irse, no con su dinero, si él moría antes. No pude obtener ningún detalle
sobre el contrato pre-nupcial, pero claramente Wythe sentía que Daphne había quedado

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mal parada con eso. Dice que le aconsejó que contratara su propio abogado, pero ella no
lo hizo.”

“Resulta que tampoco lo hiciste tú.”

Ella le lanzó una mirada. “¿Acaso yo quedé mal parada?”

“No, pero…” Él alzó una mano, y la dejó caer. “Resolvimos eso, ¿no es así?”

“Añade esto: Él arregló las cosas de modo que ella lo necesitara para tener dinero. Ni
trabajo, ni familia, y voy a contactarme con ellos cuando lleguemos a casa, porque
quiero conocer esos detalles, ni amigos. Eso es clásico. Ella dependía completamente de
él, y él estructuró el testamento de modo que ella se quede con la casa y su propia ropa,
además de las joyas que él le dio. Ella casi siempre lo llama mi esposo, muy rara vez usa
su nombre.”

Eve lo desestimó con un encogimiento de hombros. “No es el asunto, es sólo que eso
me cabrea en general. No sé si eso tiene algo que ver. No veo cómo sería aplicable,
excepto que el asesino podría haberla elegido como objetivo porque lo vio y lo
reconoció, la vio como alguien débil. Un objetivo fácil. Puede que haya visto a Rosa de
esa forma también. Pero Lori no da la impresión de ser suave y fácil.”

Se quedó reflexionando acerca de eso mientras él giraba y pasaba por los portones,
entonces extendió la mano y la puso en el brazo de él. “Para un minuto.”

Cuando él lo hizo, ella deslizó la mano hacia abajo y entrelazó sus dedos con los de
él. “Mayormente odio el invierno. Es frío, húmedo, desagradable e inconveniente. ¿Pero
eso? Esa es una tremenda imagen.”

Algún droide, suponía ella, había despejado el largo y serpenteante camino de


entrada y los escalones que llevaban a la casa. Todo lo demás seguía blanco y perfecto
con esa casa alzándose de la alfombra de nieve, la piedra en las líneas del tejado.
Árboles y arbustos, envueltos en blanco, relucían con las luces.

“Estoy contenta de que lleguemos a casa,” le dijo.

Él se inclinó hacia adelante para besarla. “Igual que yo.”

Él condujo el resto del camino mientras que más luces parpadeaban en el interior de
la casa. Cuando entraron a esa luz, Summerset y el gato aguardaban.

“Temprano y juntos,” observó Summerset mientras Galahad brincaba hacia adelante


para deslizarse entre los dos pares de piernas.

“Supongo que la ciudad será cerrada en una o dos horas.” le dijo Roarke. “No
deberías planear ir a ningún sitio.”

“No lo hago. Esperaría que ustedes dos también sean sensatos y se queden dentro.”

“Es más fácil reprogramar una fiesta de espectros que una investigación por
asesinato.” Eve arrojó su abrigo sobre el poste de la escalera. “Pero trabajaré desde aquí

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hasta que pueda salir.” Empezó a subir las escaleras, se detuvo. “No salgas fuera. Está
helado, ventoso, y resbaloso.” Y continuó subiendo.

“¿Esa fue realmente una orden por preocupación?” preguntó Roarke mientras subía
las escaleras con ella.

“Claro. Si su huesudo trasero se resbala en la nieve, vamos a tener que ocuparnos de


ello. Si termina enterrado en la nieve, voy a tener una muerte por falta de atención de la
que ocuparme. Sólo estoy tratando de evitar el desastre.”

“Por supuesto.” Él le pasó un brazo por los hombros.


“Necesito contactarme con la familia de acogida de Daphne Strazza. Ha indicado que
no quiere que se contacte con nadie, pero quiero una mejor impresión de quién es ella, y
de lo que ellos, la familia, pudiera saber sobre su relación con Strazza.”

“¿Cómo te ayudará eso?”

“Detalles.” Se encogió de hombros. “Eso podría darme, o a Mira, una impresión más
clara de cómo ayudarla a recordar el ataque.”

“Te dejaré con ello, y me entretendré investigando las finanzas de Strazza.”

“Hablando de eso.” Esto no tenía que ver, pensó Eve, pero… “La primera esposa
probablemente consiguió un acuerdo financiero. Mira si puedes encontrar eso.”

“La diversión nunca termina.”

“Me alegro de que lo veas de esa forma. Nos vemos luego.”

Entró a su oficina, Roarke en la suya. El gato se debatió, y entonces optó por la silla
de dormir de ella.

Eve casi se dirigió a la cocina, entonces recordó que tenía la habilidad de programar
café desde su maravilloso centro de comando. Entonces recordó que ahora tenía la
adición de una chimenea.

¿Por qué no usarla?

Dio la orden de encendido, se quedó parada estudiando las llamas ardiendo,


preguntándose por qué diablos alguna vez se opuso a Roarke en cuanto a su idea de
actualizar la oficina.

Se sentó, programó café mientras observaba la caída de la nieve en el exterior de su


ventana, constante y rápida.

Llegar a la Central por la mañana sería una putada. Pero eso sería mañana.

Ahora abrió el archivo con la información de Daphne, y contactó el número de la


pareja que habían sido sus tutores.

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La mujer que respondió era demasiado joven para ser la tutora de Daphne. A mitad
de los veinte, juzgó Eve, con el cabello de un improbable tono de rojo con iluminación
de un improbable tono de azul. Una fila de aros multicolores, al estilo McNab, corrían a
lo largo de su lóbulo izquierdo mientras que sólo un arete rojo pinchaba el derecho.
Parecía casi fieramente brillante y feliz.

“Estoy tratando de contactar con el Señor o la Señora DeSilva.”

“Lo siento, no están disponibles. ¿Puedo tomar un mensaje?”

“Es importante que hable con ellos.” Eve levantó su placa. “Soy la Teniente Dallas,
NYPSD.”
“Nueva York.” Esa brillantez y felicidad se congeló, volviéndose temor. “¿Daphne?
¿Algo le sucedió a Daphne? ¡Dígame! Soy su hermana. Soy Tish DeSilva. ¿Qué le pasó
a Daphne? Está, oh Dios mío, oh Dios, está…”

“Está bien. ¿Cómo puedo comunicarme con sus padres?”

“Están en Fiji, las vacaciones de sus vidas. Por favor, dígame. Estoy quedándome
aquí mientras ellos no estén, cuidando la casa, el perro. Por favor. Le daré a usted su
información de contacto, pero por favor.”

No había necesidad de mantener a la mujer preocupada, pensó Eve. Y Minnesota


estaba más cerca que Fiji. Mucho más.

“Primero, le estoy diciendo que Daphne está bien. Está en el hospital, pero…”

“¿Hubo un accidente? Está lloviendo con fuerza en el este, ¿verdad? Vi los reportes.”

“No, no estuvo en un accidente.”

“Entonces qué… acaso ella…” Se interrumpió, levantó una mano llena de anillos.
“Espere, sólo deme un segundo para tranquilizarme. No la interrumpiré otra vez.”

“El pasado sábado por la noche Daphne y Anthony Strazza fueron asaltados en su
hogar.”

“¿Los dos?” Los ojos de Tish se entrecerraron. “¿Ambos fueron lastimados? Lo


siento, dije que no la volvería a interrumpir.”

“Daphne fue seriamente lastimada pero su condición ha mejorado, y, de hecho,


podría ser dada de alta mañana o pasado mañana. Anthony Strazza fue asesinado
durante el ataque.”

Tish DeSilva apenas parpadeó ante la notificación de la muerte. “¿Está muerto?


¿Está segura de que está muerto?”

“Sí, estoy segura.”

Tish asintió, lentamente, y entonces soltó el aliento. “¿Pero Daphne está bien? ¿Está
bien?”

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“Sí.”

“¿Dónde está ella, por favor? ¿En qué hospital?”

“Actualmente está en el San Andrew's.”

“Usted dijo que ambos fueron atacados. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué?”

“Esa investigación está en curso.”

“¿No lo sabe todavía? ¿Pero acaso Daphne no se lo dijo? Dijo que ella estaba bien,
de modo que ¿por qué no se lo ha dicho? Mire, puede ser franca conmigo. No soy del
tipo histérico, es sólo que… es perturbador y es terrible saber que está herida y que
nosotros no estamos allí. Voy a contactar con nuestros padres tan pronto como termine
de hablar con usted. Quiero poder decirles la verdad, los hechos.”

Eve lo consideró. “Usted dice nuestros padres.”

“La mamá de Daphne y su papá murieron cuando sólo tenía nueve años, y vino con
nosotros. Es lo que su mamá y papá querían. No es sólo la sangre lo que hace una
familia. Nosotros somos su familia. Ella es mi hermana. ¿Tiene usted una hermana?”

“No de sangre.”

“Pero tiene una hermana,” dijo Tish, con mirada ansiosa. “De manera que lo sabe.
Por favor, dígame qué le sucedió a mi hermana.”

“Ella y su esposo fuer asaltados físicamente. Daphne fue asaltada sexualmente.”

“Fue golpeada y violada.” Los ojos de Tish se anegaron, algunas lágrimas se


desbordaron, pero se mantuvo tranquila.

“Sí.”

“¿Está en el Hospital San Andrew's, en Nueva York, en buenas condiciones?”

“Sí.”

“¿Es capaz de hablar, de conversar?”

“Sí.”

“¿Y le pidió a usted que se contactara con nosotros?”

“No, no lo hizo.”

Tish cerró los ojos, asintió, se limpió las lágrimas. “Vale, lo entendí. Le daré la
información de contacto de mis padres, pero me gustaría hablar con ellos primero. Esto
va a ser… la aman, tanto. Déjeme hablarles primero, de modo que no oigan esto de una
extraña. De la policía.”

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“¿Por qué cree usted que ella no me pidió que los contactara?”

“Él la envenenó. Es como si la hubiera infectado, Dios sabe que la tenía controlada.
No había nada que pudiéramos hacer nosotros, o… no podíamos imaginar qué era lo
correcto para hacer. Espere un minuto, ¿de acuerdo?”

La pantalla se movió, luego se asentó en una imagen del techo torcida, la esquina de
una pared. Eve claramente oyó el sonido de una nariz siendo sonada, luego dos rápidos
suspiros y uno más largo y tranquilo.

La pantalla volvió a cambiar de posición. El rostro de Tish con ojos fieros, brillando
húmedos, regresó.

“Me alegro de que esté muerto. Si supiera cómo, estaría haciendo unas malditas
volteretas. Estoy contenta porque ahora nosotros podemos hacer algo, hacer algo para
traerla de vuelta. Él mató a mi hermana, la convirtió en un droide. Tengo que decírselo a
mis padres. Tengo que ir a Nueva York.”

Eve escribió la información de contacto mientras Tish se la daba.

“Ella está bajo protección policial y cuidado médico, Señorita DeSilva. No puedo
decir si estará de acuerdo en verla. Y estamos en el medio de una tormenta.”

“Usted no sabe lo que son tormentas,” dijo ella con una risa franca y divertida.
“Llegaré, y ella me verá.”

Eve simplemente alzó las cejas cuando la pantalla quedó en blanco.

Sopesó la idea de contactar con los padres enseguida, y decidió dejar que su hija les
anunciara primero la situación. Pensando en la conversación, las reacciones, se puso de
pie para actualizar su tablero.

Añadió a los tres DeSilva, conectándolos con Daphne.

Escribió la conversación, la añadió a sus notas del caso. Le envió una copia a Mira
ya que quería que la opinión de una psiquiatra sobre la reacción de la hermana y sus
declaraciones.

Envenenada, infectada, controlada.

Claramente, la familia de acogida había sido distanciada. Y, sí, podía creer que
Strazza había manipulado eso. ¿Por qué? Probablemente por la misma patología que el
asesino. Para controlar y tener poder sobre otro.

Aunque le había dado la tarea a Peabody, Eve le echó un buen vistazo al


barman/actor. Que no hubiera incidentes violentos registrados no quería decir que no
fuera violento bajo la máscara.

Cuando Roarke entró, ella lo estaba añadiendo al tablero.

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Echoes in Death

“¿Tienes un sospechoso?”

“Tengo a una persona que investigar más. Actor, eso es lo que pone como profesión,
aunque se gana la vida atendiendo el bar en Jacko's. Toca un par de notas.”

“De modo que vas a presionar botones, ver si él toca toda la melodía.”

“Sí. Una bonita metáfora colorida. Hablé con la hermana de Daphne, la hija de los
tutores. Claramente despreciaba a Strazza, claramente lo culpa por haber estado alejados
de Daphne. Los padres están en Fiji en unas grandes vacaciones. Estoy dejando que los
contacte y les diga. Si no fuera por la severidad en el ataque a Daphne, de verdad le
echaría un buen vistazo a la hermana. Lo estoy haciendo de todas formas.”

“Como lo harás con los padres.”

“Sí. Tengo que poner los puntos sobre las tés, y la rayita sobre las íes. Ya sé que se
dice al revés,” dijo ella antes de que Roarke pudiera corregirla. “Pero eso es aburrido.”

“Hablando de aburrimiento, las finanzas de Strazza no presentan ningún reto en


absoluto. Era un inversionista cauto, tiene unas pocas caridades, aunque es un poco
tacaño incluso con eso. La casa vale lo que yo estimé, pero está hipotecada por un poco
más de la mitad de esa cantidad.”

“De modo que ella no estará exactamente nadando en dinero.”

“Bueno, es mejor que nada, aunque una esposa lo vería de otra forma. Su primera
esposa salió con cinco millones, los cuales, como pensé que querrías saber, y
ciertamente yo quería, los utilizó para comprar una estación de ovejas en Porongurup,
eso es en Australia.”

“¿Por qué las ovejas necesitan una estación? ¿Ellas toman trenes? ¿Adónde se van?
¿Por qué tienen que ir allí?”

“Me imagino que son arreadas a los trenes de vez en cuando, pero una estación de
ovejas es un rancho.”

“¿Entonces por qué lo llaman una estación?”

“Échale la culpa a los australianos. En cualquier caso,” continuó antes de que ella lo
llevara por las ramas, “ella invirtió un poco más de la mitad del dinero del acuerdo en la
propiedad y las ovejas. Parece que lo está haciendo funcionar bastante bien. También
descubrí que no ha hecho un viaje fuera de Australia en más de tres años.
Absolutamente ninguno a Nueva York.”

Debido a que las imágenes siempre ayudaban, Eve pidió la más reciente foto del
documento de identificación de la primera esposa.

Atractiva, pensó Eve, una atractiva mujer con apariencia de ser aficionada a
actividades al aire libre, a finales de los cuarenta. Alguien que se veía competente y
contenta.

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Echoes in Death

“No encaja como parte de los ataques. Es sólo parte del rompecabezas. De esposa de
un importante doctor de Nueva York a poseer un rancho de ovejas en Australia. Eso me
dice que ella se fue lo más lejos posible de él y de la vida que tenía aquí.”

“Piensas que también abusó de ella.”

“Eso encajaría,” dijo Eve, y se encogió de hombros. “Ella se fue, y no puedo verla
metida en esto. ¿Algo más en las finanzas de Strazza?”

“Tiene una considerable cantidad de arte asegurado. Quizás eso está incluido en lo
que ha designado a su viuda. Hay alrededor los ocho millones allí, y las joyas, las cuales
ahora han desaparecido, casi lo mismo. Tiene un vehículo lujoso, con un gravámen,
nuevamente de casi la mitad de su valor, y paga una tarifa por estacionamiento.”

Roarke se alejó y seleccionó una botella de vino. “Estoy de humor para una copa.
¿Tu?”

Eve echó un vistazo a su tablero, a la nieve. “Sí. Podría ser.”

“No hay nada en sus finanzas que indique una aventura. No hay compras de joyas,
por ejemplo, que no estén enumeradas en su seguro, ni gastos por viajes extraños u
hoteles, ni una residencia secundaria en donde podría mantener a una amante.”

“¿No hay cuentas ocultas?”

“Ninguna. Todo bastante legítimo y, como dije, aburrido.” Sirvió dos copas, le trajo
una a Eve. “Vivía bien dentro de sus posibilidades. De hecho, podía haberse permitido
vivir más espléndidamente. Diría que gastaba considerablemente en ropa, la de él y la
de ella.”

“Las apariencias eran importantes.”

“De acuerdo. La casa, el coche, los muebles, el arte, todo ostentoso. Aparte de eso,
da la impresión de ser un poco avaro. Le gustaba tener los números en lugar de las
cosas. Dos vacaciones al año, como una pareja. Como un reloj. Dos viajes adicionales
para él, viajes por el golf que parece que se deben verificar. Viajes relativamente cortos.
Dos días a lo sumo, como lo serían los viajes profesionales para congresos médicos o
conferencias. Nunca más de dos días fuera de casa sin su esposa. Y ocasionalmente ella
se reunía con él en ellos también.”

“No quería que ella estuviera por su cuenta por mucho tiempo. Sin descontar tu
particular habilidad, ¿no sería relativamente fácil para un decente técnico en electrónica
conseguir la información que acabas de conseguir tú?”

“Ridículamente simple.”

Pensando, se giró de un lado al otro en su sillón. “De modo que el asesino sabía que
habría joyas y dinero en efectivo en la casa, lo cual le dio la cobertura para los ataques,
la excusa. El propósito sigue siendo la violación y las palizas. Él habría sabido cuándo
la casa estaría vacía, pero esa no era la manera en que él lo quería.”

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Echoes in Death

Ella se volvió hacia Roarke. “¿Cuánto tiempo te tomaría conseguir la lista de


invitados de la Celebración de la Gala de Arte de Abril pasado?”

“Casi el mismo tiempo que me tomó seleccionar, abrir, y servir este vino.” Le dio un
toque juguetón. “¿Qué tal si me encuentras algo más interesante con lo que jugar?”

“Consígueme esa información y lo haré.”

“Haré eso. Y ya que tenemos una larga noche nevada por delante, ¿qué tal si
cenamos en algún otro lugar que no sea tu oficina?”

“Puedo estar de acuerdo con eso.”

“Dame un par de minutos.” Él hizo chocar su copa con la de ella, y regresó a su


oficina.

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Echoes in Death

Capítulo 13

A él no le tomó mucho tiempo volver a salir.

“La lista está en tu computadora,” le dijo.

“Genial. Tal vez podrías encontrar interesante dividir la lista conmigo, seleccionar a
las parejas casadas, es el primer requisito. Parejas casadas de clase alta, segundo
requisito. Parejas casadas sin hijos, al menos ninguno viviendo en casa. Parejas casadas
en las que la esposa es muy atractiva. Y por último, residencia familiar independiente.
Él no actúa en edificios de apartamentos o apartamentos de dos pisos. Todavía no, al
menos.”

“Puedo hacer ese seguimiento. ¿Has considerado parejas del mismo sexo? No es un
patrón, hasta ahora, pero ¿no es posible que pudiera elegir como objetivo a una mujer
hermosa sin importar su orientación sexual?”

Ella lo apuntó con un dedo. “Muy buen punto. Pondría eso como una probabilidad
menor porque pienso que es una cuestión de mamá y papá, pero definitivamente es una
posibilidad. Así que… no discrimines.”

“¿Qué es lo que dice el letrero en tu división? No importa tu raza, credo, orientación


sexual, o afiliación política, nosotros protegemos y servimos. Porque podrías ser
asesinado.”

“Incluso si fueras un cabrón. Hicimos una adición.”

Medio riéndose, él también la apuntó con un dedo. “Bien hecho.”

“Muy bien. De modo que todo eso, sólo seleccionando por matrimonio y por dinero.
Y la apariencia.”

“Creo que trabajaré aquí contigo, en tu auxiliar. De esa forma podemos coordinar
con más facilidad.”

“Acércate un sillón. Tu empiezas por arriba, yo empezaré por abajo.”

“Deberías saber que hay más de mil ochocientos nombres.” Y considerándolo, se


sacó la corbata, y se quitó la chaqueta.

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Echoes in Death

Ella soltó el aliento. “No todos estarán casados. Separaremos a los cohabitantes
legales en otra lista. Pero empezamos con los casados.”

Asintiendo, él se enrolló las mangas de la camisa. “Deberías saber que Mavis y


Leonardo están en la lista, igual que los Miras.”

Su hermana, pensó Eve. Mavis Freestone era su hermana en todo, menos en la


sangre. “Mavis vive en una edificio de apartamentos, y tiene una niña. Mira es muy
atractiva, pero no es su tipo, hasta ahora. Es mayor que cualquiera de sus víctimas hasta
el momento. Creo que se apegará a su patrón.”

No era un trabajo rápido, y era mecánico, lo cual no siempre era una ventaja. Eve
trabajaba con la pantalla partida, la lista en un lado mientras hacía correr rápidamente
los nombres, haciendo una nota cuando encontraba uno que encajaba con los requisitos.

Revisó cien y fue a servirse café.

Trabajaron en silencio, incluso cuando Galahad dejó la silla de dormir para saltar al
regazo de Roarke, y acurrucarse allí.

A mitad de su lista, Roarke se reclinó en su sillón. “Vamos a por ese descanso para
cenar antes de que nuestros cerebros se derritan.”

“¿Qué?” Ella alzó la vista, distraída, entonces se dio cuenta de que un leve dolor de
cabeza había empezado a gestarse. Un corto descanso no haría ningún daño ya que no
podría hacer nada sobre lo que pudiera reunir esta noche de todos modos.

“Seguro. Sí. Bueno. Pero tal vez…”

Él observó sus ojos desviarse hacia la mesa al lado de las puertas de la terraza. “Un
trato es un trato, Teniente.”

“Sí, sí. ¿Quieres comer abajo en el comedor?”

“Tenía algo más en mente.” Se puso de pie, tomó su mano, y la hizo levantarse antes
de que encontrara alguna excusa. Le lanzó una mirada al gato mientras llevaba a Eve
hacia el elevador. “Es una mesa para dos esta noche, amigo mío. Tu encontrarás tu cena
abajo en la cocina.”

La hizo entrar al elevador, y la besó entre los ojos, en donde él ya había


diagnosticado ese leve dolor de cabeza. “Terraza de la azotea,” ordenó él.

“¿Nos ponemos sofisticados?”

“Espero que la vista lo será.”

Como era usual, él tenía razón.

Era como estar en una esfera de nieve al revés, pensó Eve. Fuera del cristal, en los
haces de luz del exterior, la nieve caía rápido, como si estuviera siendo agitada desde el
cielo por una mano enfadada. Los vientos invernales se arremolinaban y la azotaban

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Echoes in Death

dramáticamente, y a través de los azotes del viento y la nieve, las luces de la ciudad
brillaban y chispeaban. Central Park se extendía en blanco y negro. Las calles eran
como líneas severas, vacías de tráfico con sólo unos cuantos vehículos de emergencia
dispersos abriéndose camino a través de una gruesa alfombra de nieve.

Él encendió velas sobre la mesa que ya estaba puesta para dos con campanas de plata
sobre los platos.

“¿Cómo arreglaste esto?”

“Le di a Summerset nuestra hora aproximada de llegada.” Sirvió vino tinto para
ambos, tomó su mano mientras miraban juntos a través del amplio cristal. “Somos
afortunados, tu y yo. Estar aquí arriba, calientes y seguros, sin la preocupación de
mantenernos de esa forma. Recuerdo no sentirme de ninguna de esas maneras cuando
era un niño en Dublín y el invierno golpeaba con fuerza.”

“No creo haber sentido en verdad la nieve hasta que tuve, tal vez, nueve o diez años.
Incluso entonces más o menos recuerdo haber pensado: Es fría y húmeda. ¿Por qué se
emociona tanto todo el mundo? Pero desde aquí arriba se ve bastante espectacular.
Buena elección para cenar, campeón. Muy agradable.”

“Veamos qué piensas de la comida.”

Levantó las tapas. Alguna especie de pasta, notó ella, lo cual nunca estaba mal en su
libro. No era espagueti, sino unas cosas en forma de tubos en salsa con queso derretido
por encima.

Y el aroma añadía más calidez y algo especiado al aire.

Le recordó a su estómago que quería comer.

“Se ve genial. ¿Qué es?”

“Macarrones al horno, creo yo.” No valía la pena mencionar la espinaca.

Lo comieron con una pequeña ensalada colorida, una baguette para sumergirla en
aceite con hierbas. Y más vino.

“Sea lo que sea esto,” dijo Eve entre bocados, “está bastante bueno. Le escondiste las
espinacas.”

“No lo preparé personalmente,” le recordó.

“Ja. Aun así, funciona. ¿Vas a mantener cerrada tu oficina central mañana?”

“He aconsejado a cualquiera que no es esencial que trabaje en casa, he hecho


arreglos para que algunos pasen la noche allí mismo. Si necesitas ir a la Central o a
hacer entrevistas, utiliza un todo-terreno. Tu vehículo probablemente puede manejar
esto, pero estarás mejor en un todo-terreno.”

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Echoes in Death

“Sí. Puede que termine haciendo algunas de las entrevistas desde aquí vía enlace,
posiblemente por holograma. Quiero un cara a cara con el barman, de modo que pueda
presionar, y quiero otra entrevista holográfica con Daphne. Mientras más me vea, más
se abrirá . De cualquier manera, necesitaré ir a la Central en algún momento. Soy la
jefa.”

“Lo eres.”

“Tú también. ¿Te llevarás un todo-terreno?”


“Lo haré.”
“¿Cuántos tenemos?”

“Más que suficientes,” dijo él, y sonrió. “¿Cuántas parejas has anotado de
momento?”

“Seis que llenan los requisitos. He dejado fuera a cerca de doscientas cincuenta
personas. Tengo una pareja más que roza los márgenes. ¿Qué hay de ti?”

“Nueve, y he dejado a fuera cerca de trescientas. Hemos hecho algún progreso.”

Ella pensó que no importaba que él hubiera seleccionado más que ella. No era una
competición. Exactamente. “Así que son quince, más los dos marginales. Incluso si
triplicamos eso antes de que hayamos terminado, es un número trabajable.”

“¿Y cómo lo trabajarás?”

“Hablar con todos ellos. Hacer la conexión con cualquiera que haya usado el servicio
de catering, que haya utilizado el hospital, la compañía de alquileres. Incluso cualquiera
que haya socializado con cualquiera de las otras víctimas. Buscar una conexión,
ponerlos en alerta. Tal vez uno de ellos ha tenido un incidente o algo. Un allanamiento
frustrado, una discusión, o la mujer ha tenido un encuentro con alguien que la hizo
sentir incómoda. Creo que los Patrick fueron los primeros, pero eso no significa que
este tipo no haya practicado. Tal vez estuvo de mirón, o entró a una casa o dos, robó un
vestido de cóctel. Tal vez sólo se puso agresivo con una mujer. Algo.” Se encogió de
hombros. “Estoy pescando.”

“Tiendes a coger lo que estás pescando. Una de mis nueve es una pareja del mismo
sexo.”

“Una de las mías también. Podría haber pasado eso por alto.”

“Lo dudo, una vez que comenzaras a investigar.” Alzando su vino, Roarke la estudió
sobre el borde. “Te das cuenta de que nosotros encajamos en su patrón, tu y yo.”

Eve sacudió la cabeza. “No soy su tipo. Va por las de apariencia extremadamente
atractiva, inclinándose hacia lo glamuroso.”

Cuando Roarke alzó las cejas, ella volvió a sacudir la cabeza, y comió más pasta.
“Tienes un punto ciego.”

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“Yo diría que el punto ciego es tuyo. En cualquier caso, él nunca podría, sin importar
lo habilidoso que sea, pasar a través de la seguridad.”

“Jamie Lingstrom lo hizo una vez,” le recordó Eve. “Un muchacho adolescente.”

“Un muchacho notablemente talentoso,” añadió Roarke, pensando en el ahijado de


Feeney. “Y no la pasó, ya que las alarmas nos alertaron, y nosotros metimos dentro su
talentoso y joven trasero. Además he incrementado la seguridad desde entonces, y le
pedí a Jamie que tratara de pasarla.”

“No sabía que hiciste que intentara otro allanamiento.”

“Porque falló. Dos veces. Está determinado a conseguirlo. Si, y cuando lo haga,
usaré eso para añadir más capas.” Leyendo su rostro, se reclinó con su vino. “No
mencioné lo de nosotros y el patrón para darte ideas sobre ser el cebo. Eso no
funcionaría por una cosa. Sería estúpido si lo intentara con una policía, especialmente
tú. O si intentara entrar en esta casa. Creo que es demasiado cuidadoso para ese tipo de
reto.”

“Es demasiado cobarde,” corrigió Eve. “Pero una trampa… no nosotros, no aquí. Si
considerara intentarlo con nosotros, querría semanas para planearlo, y él querría a
Summerset fuera. ¿Cuándo es que Summerset se va de vacaciones de invierno?”

“Pensé que lo tenías marcado en tu calendario con estrellas brillantes y hadas


bailando. Pronto.”

“Simplemente no funcionaría. Pero si puedo refinar la lista, tratar de averiguar a


quiénes podría tener de objetivos, entonces podría convencer a una pareja para que nos
deje cebar el anzuelo. Voy a pensar en eso.”

“Pensemos acerca de eso después, llenemos nuestras copas y tomémoslas en el sofá,


viendo caer la nieve. Es una buena manera de terminar nuestro descanso para cenar.”

“No puedo discutir eso.”

Ella se acomodó con él, incluso puso los pies encima de la mesa frente a ellos.

“Creo que te estás relajando, Teniente.”

“Sólo un minuto.” Y ya que estaba, se apoyó en él. “Esto me ha tomado bastante


tiempo.”

“¿El qué?”

“Acostumbrarme a estar aquí, vivir aquí, tener esto. Tú construiste todo esto a través
de los años. Yo caí aquí. Me ha llevado un tiempo ajustarme. Relajarme. Me pregunto si
pasó lo mismo con Daphne. Ella viene de una sólida clase media tirando a media-alta,
tenía un trabajo, y lo estaba convirtiendo en una carrera. Un doctor rico aparece, le
presta atención. Me imagino que él era encantador al principio de todo. Ella estaba
deslumbrada. Una casa grande, importante, regalos costosos, y una propuesta romántica.
La hizo caer en picado con los pies.”

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“La barrió.”

“Nadie en su sano juicio barre los pies.”

“¿Pero los harían caer en picado?”

Él la tenía ahí.

“Ella está fascinada, cayó en picado o fue barrida y se casó en unos pocos meses.”
Divertido, él tocó el diamante que ella llevaba en una cadena alrededor del cuello
cuando ella lo sacó de debajo de su camisa. “Yo me tuve que esforzar para darte regalos
costosos.”

“Me enviaste café, verdadero café, enseguida. Diste en el clavo con eso.”

“Lo hice, sí. Y aun así, no creo que alguna vez te sintieses fascinada, en picado, o
barrida.”

“Horrorizada, supongo, pero lo superé.” Mientras estaban sentados, hombro a


hombro, mirando la nieve y la ciudad donde caía proveyendo una vista impresionante,
ella giró la cabeza para mirarlo.

“Puede que haya caído levemente en picado.”

“Y yo, querida Eve, un poco horrorizado, una policía, después de todo, pero fui
completamente barrido.”

Ella le dio un golpecito con el hombro. “¿Pero esto? ¿Tú y yo? Somos cínicos
experimentados y pateadores de traseros. Daphne es joven, relativamente inexperta,
tiene una naturaleza más bien suave. Él juega con eso, le quita su autoestima, comienza
a limitar sus actividades e intereses, comienza a distanciarla de amigos y familia. Es así
como funciona.”

“Declara amarla,” dijo Roarke, “aun cuando la subestima.”

“Lo captaste. Probablemente no la golpeó seriamente hasta que había conseguido la


mayor parte de eso. Entonces se disculparía, perdió los estribos. Discúlpame. Pero, aquí
está la clave, pero tú, damita, hiciste, dijiste algo o te comportaste de una manera que
me hizo perder el control. Entonces resulta que fue culpa de ella que la golpeara.” Ella
tomó más vino. “Esto realmente no tiene nada que ver con el caso.”

“Tiene que ver con esos ecos de los que hablaste. ¿Él se disculpó la primera vez que
te golpeó?”

No tuvo que preguntar quién. Richard Troy. Y, sí, los ecos se hacían más audibles,
duraban más con cada paso que daba en la investigación.

“Francamente, no recuerdo la primera vez que me golpeó. No podría decir si está


enterrado o borroso, o si simplemente era demasiado joven para retenerlo. Pero recuerdo
que algunas veces me traía algo, algún juguete. Diría cosas como que yo tenía que ser

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buena, que tenía que hacer las cosas que él me decía, siempre, de modo que él no
tuviera que castigarme. Entonces él me lo quitaba o lo rompía porque decía que yo
había hecho algo mal.” Distraídamente, Eve frotó su mano en la pierna de Roarke.
“¿Patrick Roarke hizo eso contigo?”

“No lo hizo, no. Nada de juguetes o recompensas. El descuido era su estilo, seguido
de golpizas. Quizás un gruñido de aprobación de vez en cuando en un día que yo
hubiera tenido particularmente buena suerte en robar carteras o abrir cerrojos. Es más
cruel, creo yo, la recompensa y el castigo que el descuido. ¿Qué tipo de juguetes te
llevaba?”
“El único que recuerdo claramente, probablemente porque de verdad me gustó, era
una cajita de música, con su bailarina de ballet dentro que daba vueltas cuando la abrías.
Algunas veces si no podía dormir, la abría, y la escuchaba, mirando a la niña. De alguna
manera, supongo, imaginando ser lo bastante feliz para dar vueltas. Y una noche él
entró, furioso, la rompió en pedazos, y me dio una buena golpiza.”

Y debido a que él podía verlo tan bien, la niña atrapada soñando, y luego brutalizada,
le rompió el corazón. Simplemente lo destrozó.

Eve volvió a tomar vino. “Recompensa y castigo. Elogiar y denigrar. Es así como eso
funciona. Daphne no es una niña, pero tiene esa suavidad de modo que habría sido una
marca bastante fácil. Ella no soy yo, pero la entiendo. Y debería volver a hablar con
ella.”

“Otro minuto,” le contestó suavemente.

Porque ella lo había puesto triste, se dio cuenta Eve. Había puesto la imagen de esa
niñita asustada e indefensa en su mente.

De manera que se recostó un poquito más. “Hemos empezado con bastante


anticipación, así que tal vez si lo revisamos rápidamente, podamos ver un video. Me
siento con humor de ver algo divertido, en donde los buenos muchachos y los malos
luchan y estallan un montón de cosas.”

“Creo que es hora de presentarte a Los Vengadores.”

“¿Quiénes son? ¿Qué están vengando?”

“Tu educación en novelas gráficas y videos es deplorable, querida. Son un clásico.”


Sonriendo, él giró la cabeza para besarla en los labios.

“¿Qué es un clásico?”

“Superhéroes que se juntan para salvar al mundo.”

“¿Patean traseros haciendo eso?”

“¿Es que hay alguna otra forma?”

Ahora ella sonrió. “Me apunto.” Y le devolvió el beso.

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Decidiendo que muy bien podía tomarse un minuto, o dos, le puso más pasión al
beso.

Él puso a un lado su vino de manera que pudiera abrazarla.

Nada de tristeza, pensó ella, nada de imágenes duras. Ahora sólo calor y placer para
ambos.

Ella cogió su labio inferior entre los dientes, y le dio un mordisquito antes de pasar
una pierna por encima de él y ponerse a horcajadas en su regazo. Entonces,
retrocediendo, estudiando su rostro, se tomó el resto del vino.
“Probablemente debería hacer bajar el alcohol.”

Ella se arqueó hacia atrás, esbelta y ágil, y puso su copa al lado de la de él. Entonces
se enderezó con rapidez y unió su boca con la de él, cogiendo su rostro con sus manos
mientras lo avasallaba.

Lo estremeció hasta el fondo de su ser. Siempre lo hacía. Esa boca agresiva encendía
la corta mecha de su lujuria de modo que él se endureció como el acero bajo ella, y las
manos que aferraban sus caderas se dispararon hacia arriba para cerrarse sobre sus
pechos.

“Esta vez eres tú la que está usando mucha ropa.” Sus dedos le abrieron los botones
del chaleco.

“Vamos a hacerlo con ellas puestas porque esto tiene que ser rápido.” Lo mordisqueó
en un lado de su garganta. “Duro y rápido. ¿Me tienes?”

“Te tengo, y te mantendré conmigo.”

Él lidió con su camisa, se las arregló para sacarle la camiseta de la pretina a pesar del
arnés de su arma. Y encontró intensamente excitante el poseer sus pechos con su arma
todavía asegurada a su costado.

Tenía a una peligrosa mujer en sus manos, y sí, la mantendría consigo.

Ella se meció contra él, atormentándolos a ambos, como si estuviera hambrienta por
su sabor, devastó su boca.

La luz de las velas y la nevada proveían un romántico telón de fondo, un suave


contraste con la lujuria codiciosa que estimulaban el uno en el otro. Nueva York
brillaba, una ciudad congelada a través del vidrio, mientras ella tiraba de su cinturón.

“Rápido y duro,” le recordó, ya jadeante mientras forcejeaba para ayudarlo a bajar


sus pantalones hasta más abajo de sus rodillas.

No esperó, sino que lo tomó dentro, con su propio gemido amortiguado contra la
boca de él.

Lo montó como a un semental, estimulada a un galope enloquecido que no le dejó


más opción a él que correr con ella.

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El mundo se tornó borroso. No había más mundo que ella y ese cuerpo fuerte y
glorioso, esas salvajes caderas embistiendo. Ella se vino como un relámpago, una
sacudida repentina que lo estremeció como una corriente.

Sin fuerzas, ella dejó caer la cabeza en el hombro de él. “Sólo necesito recuperar el
aliento.”

“Lo recuperarás luego.”

Medio enloquecido, él le bajó la chaqueta por los brazos, atrapándoselos,


empujándola hacia atrás para que se abriera más. Ahora él cabalgó.

Ella no podía liberar sus brazos, no podía sostenerse de nada. No podía parar cuando
un nuevo orgasmo sobrevino rápido y brutal sobre el primero.

“Roarke. No puedo.”

“Toma. Sólo toma.”

Él la observaba, prácticamente inmerso en ella. Las prendas profesionales


desarregladas por sus manos, el arma de su costado tan parte de ella como un miembro.

Su rostro acalorado por el sexo y la luz de las velas, y avivado con el delirante placer
que se daban el uno al otro.

Y vio cómo esos ojos, esos ojos de policía agudos y cínicos, se cegaban por el placer.

La atrajo, abrazándola con fuerza. Dándose a sí mismo un respiro.

Ella se estremeció contra él, trémula después del orgasmo. Entonces, luchando por
respirar, se relajó.

“Ahí lo tienes.” Él presionó el rostro en la curva de su cuello simplemente abrumado


por ella. “Relajada otra vez.”

“Eso fue más de un minuto.”

“Tiempo bien empleado. Te adoro más allá de la razón, Eve.”

“¿Quién necesita la razón? Pero supongo que recordaremos en algún punto


desnudarnos primero.” Se echó hacia atrás, puso una mano en su mejilla. “Tengo que
volver al caso.”

“Así lo haremos.”

“Me voy a cambiar de ropa. Bien puedo ponerme cómoda.”

“Otra buena idea.”

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Echoes in Death

Ella se retiró de él, se subió los pantalones. “¿Eso fue difícil? No esto,” dijo cuando
él se rio, “porque es obvio. Adaptarte a mí. Al hecho de que fuera policía.”

“Asombrosamente fácil.”

Ella sacudió la cabeza mientras él se ponía de pie y le tomaba la mano. “Nunca


puedo figurármelo.”

“¿Quién necesita la razón?” le recordó él.


Ella se cambió a unos pantalones de franela, una vieja sudadera con capucha, y
calcetines gruesos. Notó que la elección de Roarke no era tan diferente a la de ella, pero
de alguna manera lucía casual con estilo mientras que ella sabía que simplemente lucía
desaliñada.

En su oficina programó café mientras Roarke entraba a la cocina. Salió con dos
rebanadas de pastel de chocolate.

“¿De dónde sacaste eso?”

“Simplemente me aparecí en la fábrica de pasteles.” Él colocó los platos de postre


sobre su centro de comando. “De tu AutoChef, Teniente.”

“¿Tenía pastel de chocolate?” Ella tomó un bocado, hizo un sonido no tan diferente
al que había hecho durante el sexo. “¿Tenía un pastel de chocolate realmente increíble?”

“Aparentemente. Ahora los dos lo tenemos.”

“Excelente.” Y metiéndose otro bocado en la boca, regresó al trabajo.

* * *

Tomó un par de horas, y más complicaciones de las que había esperado. ¿Qué había
acerca de la pareja que había estado casada en abril pero se había divorciado en
Septiembre? ¿O la pareja que no había estado casada, pero que lo estaba ahora, como
los Patrick?

Optó por diferentes columnas, y suprimió el fastidio automático cuando Roarke


completó su mitad antes que ella.

Él no la interrumpió, simplemente se sirvió un coñac, y luego se sentó frente a la


chimenea de su oficina, haciendo girar la copa y dando sorbos, y jugando con su
portátil.

Sólo le quedaban diez, consideró pedirle que tomara la mitad. Encontró la idea
incluso más fastidiosa, de modo que continuó por su cuenta.

Se volvió en su sillón. “Tengo nueve más,” le dijo. “Eso incluye a una pareja casada
que asistió, y se divorciaron poco tiempo después, y el hombre ya se volvió a casar. Y
dos parejas que todavía no estaban casadas, pero ahora lo están. De acuerdo a la lista de

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invitados, una de aquellas parejas asistió con personas que se iban a casar pero que al
final no lo hicieron.”

“Yo tenía ocho, y eso incluía a una pareja que ahora está recién casada. Eso
encajaría, ¿no crees?, ya que los Patrick estaban recién casados cuando fueron
atacados.”

“Exactamente. De modo que asumiremos que él sigue con lo mismo. O porque él


está en ese círculo, o utiliza a la sociedad y a los medios de cotilleos. Tal vez todo ello.
Una pareja en mi lista está al borde, en relación a la edad, ya que ambos están en sus
cincuenta, y él está tras las más jóvenes. Pero, y esto podría ser una conexión, ella es
actriz. Mayormente de teatro, pero hace algo en pantalla también. Nada con En Pantalla
que esté en la lista.”

“¿Cómo se llama?”

Eve se volvió en el sillón para ver su lista. “Gloria Grecian. ¿La conoces?”

“De vista. La he visto actuar. Comedia musical.”

“Tiene sentido. Ha estado casada con Maurice Cartier, un coreógrafo, durante doce
años. Empezaremos a hacer contacto con las treinta parejas de la lista mañana.”

Echó un vistazo hacia la ventana. ¿La nieve estaba menos espesa o sólo era su propia
versión de alegre optimismo? “No podemos hacer mucho esta noche.”

“¿Todavía estás de humor para un video?”

“Sí.” Echó un vistazo a la lista, a su tablero, aceptando que sólo estaría dando vueltas
a lo mismo como para seguir con ello ahora. “Sí, lo estoy. ¿Qué me dijiste que era?”

“Pensé que podríamos ver directamente Los Vengadores en vez de llevarte a través
de los videos individuales estableciendo los personajes.”

“Superhéroes.”

“Exactamente.” Se acercó a ella y la tomó de la mano. “Ironman, por ejemplo.”

“¿Cómo Cal Ripken, Jr.?”

“¿Disculpa?”

“Ja, te atrapé con esa. Cal Ripken, Iron Man Ripken, jugador de baseball de finales
del siglo veinte, Baltimore. Tercera base, parador en corto. Todavía mantiene el record
de más juegos consecutivos jugados.”

“Me asombras a menudo,” dijo él mientras echaban a andar.

“Bueno, es baseball. Ironman, pero no como Ripken.” Ella entrecerró los ojos. “¿Es
porno?”

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Él se echó a reír. “No lo es, no.”

“Ironman me suena sospechoso. ¿Cómo se llaman los otros?”

“Está Thor, Hulk,” empezó él.

“Suena a porno.”

“Lo verás por ti misma.”


“Quiero palomitas,” decidió. “Probablemente me pondré enferma, pero las quiero.”
“Por la forma en que las saturas con mantequilla y sal, no hay duda de que te harán
enfermar.”

“Todavía las quiero,” dijo, también queriendo descubrir quién diablos era Ironman si
no tenía que ver con deportes o porno.

* * *

Mientras estaba recostada con Roarke, comiendo palomitas y viendo a Hulk


aplastando cosas, una solitaria figura caminaba por las aceras cubiertas de nieve.

Estaba casi tan entretenido en ese momento como la mujer que lo estaba cazando.

Nadie podía anticipar que actuaría de nuevo tan pronto, y a é le encantaba la idea de
sorprender al público. Era una noche perfecta para este estreno. La blanca cobertura de
la nevada, el silbido del viento, las calles desiertas mientras la ciudad se resguardaba
dentro de sus cómodas mansiones, sus fríos apartamentos, sus albergues, sus torres
resplandecientes.

Amaba la ciudad, y en estos momentos se sentía como si sólo fuera suya.

Llevaba un largo abrigo negro con una honda capucha, para calentarse y por
protección, y para esconder su rostro. De nada servía asustar a ningún transeúnte
inocente con el que pudiera cruzarse.

Pero la noche y la ciudad eran suyas, la ventisca era una especie de bono, aportando
una atmósfera maravillosa, y no vio a ninguna otra alma.

Había hecho su investigación, por supuesto. Era un profesional. Sacó su bloqueador


mientras se aproximaba a la encantadora casa antigua de arenisca. La había admirado en
numerosas ocasiones, sus líneas clásicas, su majestuosa fachada.

Naturalmente que también había estado dentro. Siempre hacía un recorrido por el
teatro, planeaba su puesta en escena.

La casa estaba a oscuras, su audiencia estaba en cama a estas alturas.

Los cinco minutos que le tomó evadir las alarmas y los cerrojos sólo sumaban a la
anticipación.

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Abrió la puerta. La muerte entró a la casa, y una suave risa salió de su garganta.

Capítulo 14

Eve despertó sobresaltada, se incorporó en la cama, y miró inexpresivamente hacia el


fuego.

“¿Estas bien?”

Volvió la cabeza hacia donde Roarke estaba sentado con un café y sus informes de
acciones.

“Sí. Sólo un sueño raro.”

“¿Sobre qué?”

“Los Vengadores y ese idiota de Loki y su extraño ejército, y yo estoy tratando de


ayudarlos. Entonces veo a un demonio agarrar a un transeúnte. ¿Por qué los transeúntes
siempre se quedan parados cuando deberían estar corriendo y escondiéndose en algún
lugar?”

“Una pregunta para los siglos.”

“Cierto. De modo que el demonio, y yo sé en el sueño que es el asesino, está


arrastrando a esta mujer, y ella está gritando y llorando en lugar de tratar de patearle el
trasero y escapar. De modo que tengo que dejar a los alienígenas y dioses a los
Vengadores, y perseguirlo. Estoy tras él, y los edificios están derrumbándose, los
escombros están cayendo como una avalancha. Nueva York es un desastre con más
transeúntes idiotas corriendo, gritando y esperando a que los hagan papilla. Y el
demonio salta dentro de un hoyo, sólo salta justo ahí. Me detengo, porque sale algo de
fuego del hoyo, y yo estoy tratando de decidir si me meto allí tras él, intento salvar a la
mujer, atrapar al asesino, o trato de evitar que Nueva York se convierta en una gran pila
de escombros. Y me desperté.”

“Podrían hacer un video excelente si pudieran grabar tu subconsciente.”

“Los Vengadores comieron shawarma, después de todo el combate de Nueva York.


Yo hice una entrevista ayer en un apartamento sobre una tienda de shawarma. Es
simplemente raro. Necesito café.”

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Echoes in Death

Salió de la cama, se encaminó a servirse su primera taza, y miró por la ventana. “Va
a llevar un par de días emerger de debajo de esto.”

“Mejor nieve que avariciosos dioses y alienígenas.”

“Sí.”

Tomó una ducha, regresó para encontrar servido el desayuno. No había avena sino
huevos revueltos, tocino, y frutas del bosque que pensaba que eran tan buenas como el
chocolate.

“Había pensado en parar en el hospital para ver a Daphne, pero voy a ir directamente
a la Central,” le dijo mientras comían. “No sólo para ver a quién puedo reclutar para
estas entrevistas, sino que algunas personas consideran una ventisca un buen momento
para apalear, apuñalar o estrangular a alguien. Añádele los accidentados y abandonados,
y podríamos estar ocupados.”

“Habrá un todo-terreno al frente cuando estés lista.”

“Gracias. Creo que bastante rápido.” Se comió lo que quedaba de los huevos, y se
puso de pie para ir hacia el armario.

Ella no era una computadora, o Roarke, pero maldita fuera si no podía vestirse bien
por sí misma. Especialmente si pensaba usar negro, todo negro, y caliente.

Agarró pantalones, un suéter, una chaqueta, y debido a que posiblemente iba a estar
caminando por la nieve, unas botas negras que le llegaban a las rodillas.

Cuando salió, Roarke arqueó una ceja. “La Viuda Negra no podría verse más
peligrosa o atractiva.”

“Ella podría manejarse.”

“Maneja a los chicos malos que se acerquen a mi policía.”

“Dallas aplasta.”

Contenta de haberlo hecho reír, se agachó para besarlo. “Fue bueno, llegar juntos a
casa, y todo lo que pasó después. Hace difícil estar molesta con la nieve.”

Él tiró de ella para otro beso. “Ten cuidado con los caminos. Seguro que son un
desastre nefasto.”

“Tu también. Nos vemos.”

Bajó trotando las escaleras, se puso el abrigo, envolvió una bufanda alrededor de su
cuello, se puso el gorro del copo de nieve, metió los guantes en sus bolsillos.

Y los sacó y se los puso cuando salió al frío glacial.

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Echoes in Death

El robusto todo-terreno de un gris sobrio esperaba, ya caliente en el interior. Decidió


que si no podía llegar al centro, o a cualquier otro lugar, en esta máquina, necesitaría un
maldito tanque.

Condujo por el camino de entrada perfectamente despejado, a través de los portones,


y hacia el desastre horroroso que era la calle.

No culpaba a los equipos de caminos, o no mucho, ya que la nieve había seguido


cayendo cuando los Vengadores le sacaron la mierda a Loki y a su equipo. La parte
buena era que las calles estaban casi desiertas. Divisó a los equipos de los caminos, un
par de vehículos de emergencia. Teniendo eso en consideración, llamó a Peabody por su
unidad de pulsera.
“¿Puedes llegar a la Central?”

“Sí. El subterráneo debería estar funcionando. Caray, está tan bonito ahí afuera.”

“Llega cuanto antes. Si necesitas transporte, yo tengo un todo-terreno.”

“Voy a chequear con Transportes antes de salir, para asegurarme de que los trenes
están funcionando. Si no, te llamaré. Sólo están permitidos vehículos oficiales y de
emergencia en las calles hasta las nueve, de manera que no hay ni taxis ni autobuses.”

“Sí, y eso es a lo que yo llamo bonito.”

Eve cortó y se dirigió al centro, pasando fácilmente a través de luces intermitentes e


intersecciones vacías. Tal vez, posiblemente… probablemente, se llegaría a aburrir con
este tipo de silencio, pero por una mañana lo disfrutaría. A medio camino del centro se
dio cuenta de que ni un solo dirigible había flotado por el cielo para vociferar sus
noticias hiperactivas sobre las ventas de algo en algún lugar.

Definitivamente, lo disfrutaría.

Notó, cuando llegó al garaje, que en su nivel sólo había unos cuantos vehículos. Y el
elevador llevaba no más de un puñado de policías, varios con nieve derritiéndose en sus
botas, directamente a Homicidios.

Tal vez eso era sólo un poco raro.

Cuando entró a su división, vio a Baxter en su escritorio, reclinado en su silla, con


los pies arriba, los ojos cerrados. Llevaba uno de sus elegantes trajes con una corbata
desanudada alrededor del cuello. Se acercó, y le dio un puñetazo en el hombro.

Él se enderezó rápidamente, una mano tocando su arma.

“Echa la siesta en tu tiempo libre.”

“Jesús. ¿Qué hora es?” Miró confundido alrededor de la división desierta. “¿Dónde
está todo el mundo?”

“Será mejor que estén en camino.”

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Echoes in Death

“Cierto. Cierto.” Se frotó la cara con ambas manos. “Trueheart y yo tuvimos un caso
anoche. Un par de tipos decidieron que sería sumamente divertido beber litros y litros
de tragos, fumar una gran cantidad de drogas, y poner la música a un volumen lo
bastante alto como para que las personas de los apartamentos de dos pisos más abajo se
quejaran. El vecino de la puerta de enfrente, quien también había bebido copiosamente,
decidió, después de muchos intentos de hacer que terminaran con el ruido, entrar allí y
destrozar su reproductor con un bate de baseball. Esta acción fue aplaudida por muchos
ocupantes del edificio, y condenada por otros. La violencia se desató. Numerosos
heridos y una muerte.”
“La nieve hace que la gente enloquezca más de lo que ya lo están.”

“Dímelo a mí. Cuando cerramos el caso, era demasiado tarde y fuera estaba
demasiado mal como para ir a casa. Pasamos la noche en la sala de descanso. Bien
podría ser sonámbulo,” se quejó, tratando de aliviar la contractura del cuello y los
hombros. “Mi muchacho está en la ducha.”

“¿Pero lo cerraron?”

“Sí, cerrado y empaquetado. El reporte está en tu bandeja de entrada.”

“Muy bien entonces. Los recluto a ti y a Trueheart para conducir entrevistas.”

Los ojos soñolientos de Baxter se despejaron con interés. “¿El asesinato Strazza? ¿El
violador serial que Nikki está trabajando?”

Ella echó un vistazo cuando Trueheart salió del vestuario, su pelo todavía estaba
mojado de la ducha, su cara joven y seria todavía húmeda.

“La Teniente nos ha reclutado, colega. Ven para que seamos informados.”

“Les mandaré una copia del archivo,” empezó Eve. “Básicamente, los objetivos del
sospechoso son parejas casadas acaudaladas, sin hijos, en residencias independientes.
Posee habilidades para evadir su seguridad, y entrar a las residencias. En los primeros
dos incidentes, estuvo allí esperando hasta que la pareja llegó a casa. En este último,
entró a la casa durante una cena, caminó directamente entre los proveedores que estaban
fuera y subió las escaleras principales. Incapacita al hombre, lo ata.”

Les dio todos los detalles, las conexiones, las teorías.

“Usando la lista de invitados de este evento de caridad al que todas las víctimas
conocidas asistieron, hemos extrapolado los futuros objetivos más probables. Es
probable que él haya asistido a otros eventos y funciones, y marcado a sus objetivos allí,
pero es bastante probable que exista alguna conexión. Os voy a dar cinco. Arreglen
entrevistas cara a cara, infórmenles sobre lo que necesitan saber, averigüen si utilizan el
mismo servicio de catering, la compañía de alquileres, si conocen o socializan con
cualquiera de las otras víctimas. Conocen la rutina.”

“Lo tendremos cubierto, jefa.”

“Um, ¿Teniente?” Trueheart medio levantó la mano. “Nuestro vehículo habitual


probablemente no podrá manejar las actuales condiciones del camino.”

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Echoes in Death

“Pidan un todo-terreno.”

Echó un vistazo alrededor cuando Jenkinson entró, refunfuñando, con su corbata de


fondo rojo con unos copos de nieve de un blanco cegador sobresaliendo de ella.

“¿Acaso no sabían que esto se venía?” le demandó a su compañero mientras


Reineke, sonriendo burlonamente entraba con él. “¿No lo sabían?” Abrió ambos brazos
señalando la casi desierta división.
“¿Problemas, Jenkinson?” preguntó Eve.

“Sí, hay un problema. Claro que hay un problema con la infraestructura básica y el
mantenimiento de esta ciudad que servimos y protegemos.”

Reineke le dio un manotazo a Jenkinson en el brazo. “Voy a conseguirnos café,


compañero.” Diciendo eso, se dirigió a la sala de descanso, volteando los ojos con
exageración en dirección a Eve de camino.

“Los hombres del tiempo dicen que la tormenta está llegando. Prepárense
muchachos, que nos va a golpear. ¿Pero acaso estamos preparados?” demandó
Jenkinson, con los brazos abiertos como un evangelista predicando a los feligreses. “No,
no lo estamos.”

Tiró el abrigo sobre la silla de su escritorio, Caminó hacia ella pisando fuerte con las
botas embarradas de nieve.

“Yo estaba jodidamente preparado. Llamé a mis hijos, les dije que fueran al
escuálido garaje por el que pago mi huevo izquierdo cada mes, que despejaran la nieve
de la puerta para que pueda meter mi vehículo allí. Y lo hacen, mis hijos hacen el
trabajo, así llego a casa y estaciono. Y ¿qué crees que pasó? Te diré lo que pasó,”
despotricó antes de que Eve pudiera responder. “Salgo esta mañana, me abro camino
hacia allí por la acera que nadie ha despejado y veo que los equipos han empujado un
metros de esa jodida nieve justo frente de la puerta del garaje. ¡Qué mierda, Teniente!”

“Bastardos.”

“Claro que sí. Resulta que yo paro un patrullero para que me lleve, recojo a Reineke.
Y mis hijos se están quejando, no puedo culparlos, porque tienen que volver, y despejar
la nieve otra vez.”

“Haz una petición para un todo-terreno.”

Él abrió la boca, a punto de seguir despotricando. Entonces ladeó la cabeza. “¿Sí?”

“Sí. Será mejor que tengan uno a tu disposición, y hazlo ahora antes de que a alguien
más se le ocurra la misma idea y nos quedemos sin todo-terrenos. Mientras tanto, tú y
Reineke guarden el fuerte.”

Reineke salió con los cafés, le entregó uno a Jenkinson. “Dile que no va a salir nada
bueno de llamar y putear al alcalde, Dallas.”

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Echoes in Death

“No va a hacer ningún bien llamar y putear al alcalde.”

El rostro de Jenkinson adquirió una expresión airada. “Es el responsable.”

“Es la política,” corrigió Eve. “Necesito que se queden a cargo si no puedo regresar
hoy del campo. ¿Lo recuerdas?” Señaló el eslogan de la brigada exhibido en un letrero
sobre la puerta de la sala de descanso. “Eso se mantiene antes, durante y después de las
tormentas de nieve y el trabajo de mierda del equipo de caminos.”

Jenkinson suspiró, bebió café. “Sí, pero apuesto a que nadie bloqueó el coche del
alcalde.”
“Te apuesto a que esta mañana el alcalde está enterrado bajo encolerizadas llamadas
al enlace, correos electrónicos, correos de voz, y textos.”

La idea hizo que Jenkinson se animara. “Sí. Sí, eso es algo.”

“Si Peabody llega, díganle que no se quite el abrigo. Nos vamos en diez minutos.”

Eve escapó a su oficina, se sirvió su propio café. En su escritorio, envió la lista a


Olsen y Tredway, a Baxter y Trueheart, marcando nombres para que cada equipo se
contacte. Envió a Baxter y Trueheart una copia del archivo del caso, hizo una breve
actualización para Olsen y Tredway.

Leyó por encima el reporte de Baxter sobre el caso que habían cerrado; lo encontró,
como era de esperar, competente y minucioso. Notó que Carmichael y Santiago habían
tomado un caso aproximadamente a las seis y media de esa mañana. Agresión con una
pala de nieve.

Sí, la nieve podía volver a algunas personas más locas de lo que ya estaban.

Salió de su oficina justo para ver a Peabody, y a una pareja de uniformados quienes
acababan de ingresar, escuchando mientras Jenkinson volvía a despotricar.

“Peabody, conmigo.”

Peabody trotó para darle alcance. “Jenkinson está furibundo.”

“Lo sé. Ya me lo ha contado. ¿Necesito ponerte al día?”

“Leí la actualización en el subterráneo. No tuve problemas para conseguir asiento


esta mañana. Hay un montón de gente que se está tomando un día de nieve o trabajando
en casa.”

“Envié nuestra parte de la lista a tu portátil. Empieza a programar direcciones cuando


lleguemos al garaje.”

“¿Quieres que me comunique con las parejas primero?”

“Caigámosles de sorpresa, veamos cómo va. Programa al barman/actor. Le haremos


una visita.”

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Echoes in Death

“Anson Wright, cambio su nombre del de George Splitsky cuando cumplió dieciocho
años. Averigüé sobre su educación, estudiante promedio, excepto en drama, teatro, y
escenografía. En eso sobresalía. Actuó y participó en todas las representaciones
escolares, e incluso consiguió un par de papeles de extra y pequeños papeles en
Broadway cuando era niño y adolescente.”

Cuando llegaron al coche, Peabody sacó su libro y comenzó a transferir direcciones.


“Tuvo un tiempo de sequía, tomó clases para barman, se unió a la comunidad de
actores. Tiene un agente, y al parecer acude a audiciones. Consigue un papel de vez en
cuando. Nada de lo que pueda vivir, y vive bastante ajustado. Cuando me abrí camino a
través del laberinto, descubrí que es el sobrino de la madrastra del cohabitante de la jefa
de camareras.”

Peabody enlistó las direcciones en la consola del coche en orden de distancia.


“Parece que la más cercana es Dana Mireball y Lorenzo Angelini, ambos artistas,
Tribeca.”

El todo-terreno de Roarke se reía del trabajo de mierda del equipo de caminos, y se


abría paso sobre el hielo cubierto de nieve con un zumbido suave y satisfecho. El sol
decidió aparecer, lo cual hizo salir a los carritos, los ambulantes con bufandas, gorros,
guantes, palas, botas, y raspadores de ventanas.

Los transeúntes empezaron a caminar con cuidado a lo largo de las aceras. Los niños
salieron disparados de sus escuelas, hicieron carreras, montaron en sus deslizadores
aéreos, y en general parecían locamente felices.

Para cuando habían visitado a las primeras cinco de su lista, el tráfico había vuelto
con fuerza. Los dirigibles de publicidad anunciaban a todo volumen la excitación de las
ventas de la Nevada del '61.

Eve odiaba admitirlo, pero todo esto se sentía más normal.

Fueron de extravagantes áticos a casonas señoriales, de almacenes ingeniosamente


convertidos a residencias ultra modernas.

No intuyó nada hasta el número siete de la lista.

Toya L'Page y Gray Burroughs vivían en lo que una vez había sido una iglesia en
Bahía Tortuga. Las altas puertas arqueadas se abrían directamente a la calle. El vitral
sobre éstas resplandecía con el sol invernal.

Eve dio a la computadora de la puerta su información y su placa para ser escaneada,


esperando hasta que se abriera esa puerta. Una adolescente con pelo corto, de punta, de
color púrpura miró a Eve con enormes ojos castaños.

“¿De verdad ustedes son policías?” demandó ella.

Eve alzó su placa otra vez, y la chica resopló.

“Como si no pudieran comprar una identificación falsa.”

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Echoes in Death

“Teniente Dallas, Detective Peabody. Verifica con la Central de Policía si te


preocupa eso. De otra forma nos gustaría hablar con Toya L'Page y/o Gray Burroughs.”

La chiquilla ladeó la cadera, remarcando su sarcasmo. “Tal vez están ocupados.”

“¿Por qué no vas a ver?”

“Gemma, estás dejando entrar el frío. Necesitas… Oh, lo siento.”

Eve había visto una porción de mujeres hermosas en esta investigación. Toya L'Page
se las llevaba de calle a todas.
Con facilidad medía un metro ochenta y dos en zapatillas, y era esbelta y perfecta. Su
piel parecía no tener poros, sin artificios, era de un tono marrón oscuro sobre pómulos
afilados. Su boca, llena, pronunciadamente esculpida, se curvaba levemente. Unos
grandes ojos leonados mostraban cautela y curiosidad mientras se acercaba con rapidez
a la puerta. Sutilmente le pasó un brazo por los hombros a la chica, poniéndose ella
misma entre Eve y Gemma.

“¿Puedo ayudarla?”

“Dice que son policías,” anunció Gemma, con escepticismo.

“Oh. Podría ver alguna…” Se interrumpió cuando Eve alzó su placa otra vez. “Sí,
por supuesto. ¿Puedo preguntar de qué se trata esto?”

“Nos gustaría solamente hacerle a usted, y a su esposo, si está disponible, algunas


preguntas en conexión con una investigación.”

“No hay manera de que Toya o Gray hicieran algo ilegal. Son totalmente rectos.”

“Estamos haciendo indagaciones,” continuó Eve, “esperando que nos ayuden en una
investigación. ¿Podemos pasar, Señora L'Page? No llevará mucho tiempo.”

“Por supuesto. Disculpen.”

“No tienes que dejarlas entrar sin una orden judicial.”

“Está bien, Gemma.” Toya se inclinó, dándole un beso a la chica en la sien. “Mi
cuñada es muy protectora. Por favor, pasen adelante.”

“¿Vives aquí?” Le preguntó Eve a la chica.

“Podría si quisiera.”

“Gemma sólo ha venido de paso, ¿cierto, Gemma? Vamos a tratar de patinar un poco
y deslizarnos en trineo más tarde. ¿Puedes ir a decirle a Gray que baje?”

Gemma le lanzó una mirada de advertencia a Eve, y subió corriendo las escaleras a
un lado de la espaciosa entrada y sala de estar. La luz de la cristalera se diseminaba
como joyas sobre los pisos de viejos tablones de madera.

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Echoes in Death

“Este es un hogar hermoso, Señora L'Page,” comentó Peabody, girando la cabeza


para apreciar los altos techos, las ventanas arqueadas y una enorme chimenea.

“Gracias. Simplemente lo adoramos. Todavía estamos afinando unas pocas cosas.


Por favor, tomen asiento.” Hizo un gesto hacia unos sillones de respaldo alto cerca del
fuego encendido, se sentó en un sofá curvo con bordes de madera tallada.

“Esta era una iglesia antes de las Urbanas. Una iglesia sin denominación y un lugar
de reunión comunitaria. Sirvió como refugio y hospital durante las guerras, y estuvo
abandonada durante algún tiempo.”

“Pudieron salvar algunas de las características originales.”

“Algunas, y algunas las reconstruimos. Mi esposo es arquitecto, y simplemente se


enamoró del edificio. Su padre lo había comprado, más que nada por sentimentalismo
ya que había trabajado aquí, como médico, durante las Urbanas.”

Estaba tratando, observó Eve, de ser educada, de no mostrar los nervios. De modo
que Eve dejó que Peabody conversara.

“Mi padre y mi hermano son carpinteros. Realmente apreciarían lo que ustedes han
hecho aquí. ¿Hace cuánto que viven aquí?”

“Este es el tercer año. No contamos el año anterior a eso ya que esto estaba lleno de
trabajadores y sólo nos quedábamos ocasionalmente. Algo así como acampar. Gray.”

Toya se pudo de pie cuando su esposo entró, Gemma prácticamente pegada a su


costado.

Era alto como su esposa, se mantenía en forma, con un atractivo rostro cuyos rasgos
hicieron a Eve pensar en islas exóticas con faldas hechas con hebras y chozas tiki.

“¿Hay algún problema?”

Eve se puso de pie. “Nos gustaría hacerles algunas preguntas en conexión con una
investigación.”

Él miró a su hermana con ojos entrecerrados. “Gemma.”

“¡No hice nada! Y eso era una búsqueda del tesoro. No estaba robando. Además, son
de Homicidios. Las investigué antes de ir por ti. Alguien está muerto, y nosotros no
matamos a nadie.”

“¿Homicidios?” Toya envolvió el brazo de Gray con sus largos y elegantes dedos.

“Anthony Strazza.”

“Oh Dios. Nos enteramos de eso. Es terrible. Simplemente terrible.”

“¿Ustedes conocían al Doctor Strazza o a su esposa?”

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Echoes in Death

“Nunca conocimos a su esposa. Siéntate, Toya.”

Gray la hizo sentarse en el sofá. “Gemma, ve a pedirle a Pauline que haga café.”

“Sólo estas tratando de deshacerte de mí.”

“Me estoy deshaciendo de ti. Pídele a Pauline que haga café.”


Gemma volteó los ojos, pero salió pisando con fuerza.

“Se enterará de todas maneras,” dijo Gray, “o lo buscará. No sé de qué manera


podemos ayudarla en su investigación.”
“Ustedes conocían al Doctor Strazza.”

“Operó a mi bisabuelo,” les dijo Toya. “El invierno pasado después de que se cayera
y se rompiera la cadera, y la muñeca. Estaba fuera paseando al perro, en un tiempo muy
parecido a este, se resbaló y cayó. Era tarde por la noche, y nadie lo oyó pidiendo ayuda
durante más de una hora. Creo absolutamente que el Doctor Strazza le salvó la vida. Lo
conocí en el hospital, o nosotros los hicimos. Y llevé a Poppy para seguimientos unas
cuantas veces.”

“¿Nunca socializaron?”

“No en realidad. Me di cuenta de que habíamos asistido a los mismos eventos y


funciones. Y resultó que teníamos los mismos conocidos.”

“¿Os ha leído el Miranda revisado?” Demandó Gemma cuando regresó corriendo.


“Se supone que debe hacerlo y si no lo ha…”

“Mira, niña,” interrumpió Eve. “Nadie aquí está bajo arresto o bajo sospecha. Un
hombre está muerto y una mujer está en el hospital recuperándose de un ataque brutal.
Mi trabajo es descubrir quién les hizo eso. Voy a hacer mi trabajo, de modo que deja de
estar fanfarroneando.”

Gemma se enfurruñó, pero cerró el pico y se sentó al lado de su hermano, quien


disfrazó la risa con una tos. “Deberías ir arriba, cariño.”

“Sé lo que pasó. Lo busqué. Además, la mamá de Junie estaba allí esa noche.”

“¿Quién es Junie, y quién es su madre?” demandó Eve.

“No tengo que decirlo.”

Eve se volvió hacia los adultos. “Si yo pudiera tener esos nombres,” empezó.

“Junie Wyatt. Su mamá es Catherine Frummon. Ustedes no conocen a su mamá,” les


dijo Gemma a su hermano y a Toya. “Junie mayormente vive con su papá.”

“Abbott Wyatt,” aportó Toya. “Han estado divorciados durante años, hasta donde yo
sé.”

“Muy bien. ¿Algo más?” le pregunto Eve a Gemma.

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“Junie dijo que su mamá se alteró mucho después de que eso sucediera porque Oh,
¡Dios mío! Estuvo allí, y ella podría haber sido atacada o asesinada. Eso es lo que dijo.
Todo siempre es acerca de su mamá y con su mamá. Y dijo que la esposa del Doctor
Strazza probablemente hizo algo estúpido y que por eso el Doctor Strazza fue asesinado,
porque ella piensa que su esposa es estúpida y una cazafortunas y un trofeo. La mamá
de Junie es una zorra.”
“¡Gemma!”

Gemma miró a su hermano y a su cuñada. “Si la conocieran dirían lo mismo. No voy


a mentir a la policía. Eso es un crimen.” Y diciendo eso, sonrió. “¿Cierto?”

“No puedo discutirlo.”

Toya dejó salir un suspiro. “Me sobrepasa, y tu puede que tengas otros, Gray, los
conocidos mutuos serían el papá de Junie, Abbott Wyatt…”

El ama de llaves o cocinera, o lo que sea que fuera, entró llevando un carrito rodante.
Para sorpresa de Eve, Gemma se puso en pie de un salto. “Yo me ocupo, Señorita P,
gracias.” Y comenzó a servir mientras Toya dictaba una lista de nombres.

“Muy bien. ¿Pueden decirme si alguna vez han utilizado a Jacko's Catering?”

“Todo el tiempo. Somos unos cocineros terribles, y no nos importa seguir así,” dijo
Toya. “Pauline a menudo hace comidas para el AutoChef antes de irse a casa por la
noche, o pedimos comida a domicilio o para llevar. Comemos fuera con frecuencia.
Pero Jacko's es nuestro favorito si vienen amigos o familiares. No para que sirvan a
menos que sea una fiesta más grande, pero tienen un menú estupendo y hacen entregas a
domicilio, de modo que puedo arreglarlo como si me hubiera pasado trabajando en ello
durante horas.”

“Nadie se lo cree,” le recordó Gray.

“No, pero todo está en la presentación.”

“¿Qué hay de Alquileres Estrella Solitaria?”

La diversión se desvaneció del rostro de Gray. “Yo los he utilizado para montar un
proyecto, y los utilizamos cuando estábamos trabajando en esta casa, quedándonos aquí
ocasionalmente. No queríamos amueblarla hasta que hubiéramos hecho un verdadero
progreso. ¿Qué tiene eso que ver?”

“Estamos conectando puntos” fue todo lo que dijo Eve. “De acuerdo a nuestra
información, ustedes asistieron a la Celebración de la Gala de Arte en Abril del año
pasado. ¿Eso es correcto?”

“Sí. No fuimos el año anterior porque Gray estaba en un proyecto fuera de la ciudad,
y yo no quería ir sola. No es divertido sin él.”

“Me gustaría que recordaran esa noche. A quiénes conocieron, con quiénes
conversaron. Si hubo baile. Probablemente bailaron con otras personas.”

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“Teníamos una mesa con amigos,” recordó Troya. “Fue una noche adorable,
realmente uno de mis eventos favoritos. Hablamos con tantísima gente… no podría
empezar. ¿Gray?”
“Era una noche social,” continuó él. “Tuvimos muchísima competencia amistosa en
nuestro grupo, y con algunos otros que conocemos, en un par de artículos en la subasta
silenciosa.”
“¿Alguien que sobresaliera por alguna razón? ¿Cualquiera que los molestara o los
hiciera sentir incómodos?”

“Mavis Freestone estaba allí, hablando de sobresalir. La perseguí hasta la sala de


damas y le pedí un autógrafo y un selfie para Gemma.”

“¿Eres una admiradora?” le preguntó Eve a Gemma.

“Cualquiera que no lo sea está loco. Ella es lo más.”

“Sí, definitivamente lo es.”

Gemma le lanzó una mirada reflexiva a Eve. “¿Tu eres admiradora de Mavis?”

“Podrías decirlo.”

“Fue muy dulce al respecto,” añadió Toya, “incluso después cuando acosé a su
esposo, quien es uno de mis diseñadores favoritos. Son una pareja muy atractiva, y me
encantó conocerlos. Ese fue el punto más notable de la noche para mí.”

“Cada vez que me daba la vuelta Toya estaba por allí tratando de volver a verlos.”

“No estaba así de mal.” Dándole un golpecito en el brazo a su esposo, Toya se rio.
“Y me retiré unas pocas veces para poder textear con Gemma nuestra mutua emoción.
Ahí fue cuando…” Se interrumpió, frunciendo el ceño.

“¿Cuándo?” le preguntó Eve.

“Oh, nada. Sólo una molestia menor. No vale la pena mencionarla.”

“Me gustaría que usted la mencionara.”

“Bueno, no fue nada, en realidad, pero sí me molestó en ese momento. Estaba en un


pequeño espacio, texteando a Gemma, y un hombre como que me arrinconó.”

“¿Qué?”

“No fue nada,” repitió Toya, frotando el brazo de Gray cuando él reaccionó.
“Francamente. Dije, Discúlpeme, o algo por el estilo, y di un paso adelante. Pero él no
retrocedió enseguida. Dijo que había notado que estaba sola, y dijo que debería
acompañarlo a tomar una copa. Dije que estaba allí con mi esposo.”

“¿Eso fue todo?” preguntó Eve.

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Echoes in Death

“Ese es el punto esencial.”

“De manera que él dejó de molestar cuando le dijo que estaba con su esposo.”
Ahora Toya se removió. “No de inmediato.”

“Maldita sea, Toya, ¿por qué no me lo dijiste?”


“Porque lo habrías confrontado, y en realidad no fue nada. Sólo que no me gustó…
me bloqueó sólo unos pocos segundos más. Eso fue deliberado, supongo, y no me gustó
la manera en que me miraba. Pero entonces simplemente sonrió y se alejó.”

“¿La tocó?” preguntó Eve.

“No. No, no lo hizo. Invadió mi espacio, absolutamente, y era una apertura estrecha
en un pequeño rincón, de manera que no hubiera podido pasar a su lado sin tocarlo, y yo
no quería hacerlo. No dijo nada ofensivo. Pensó que yo estaba sola, me invitó a una
copa, dije que no, que estaba con mi esposo. No dijo nada más. Pero fue su lenguaje
corporal y la mirada en sus ojos los que, supongo, me insultaron, e intimidaron.”

“¿Puede usted describirlo?”

“Oh, realmente no lo creo. Fue hace casi un año, fue como mucho sólo medio
minuto, y estaba un poco oscuro. Era de raza blanca, estoy bastante segura, y
¿probablemente en sus treinta? Pero no estoy completamente segura.”

“Usted mide alrededor de un metro ochenta, ¿cierto?”

“Exacto.”

“En un evento glamuroso como ese usted llevaría tacones.”

“Absolutamente. Adoro unos bonitos zapatos.”

“¿Era alto como su esposo?”

“No. Más bajo que yo, de lejos. Pero un montón de hombres son más bajos que yo,
especialmente cuando llego al metro noventa con tacones.”

“¿Complexión?”

“¿Promedio?” Toya lo dijo como una pregunta. “Lo siento. Eso es patético, pero no
presté atención. Sólo quería que se hiciera a un lado.”

“De acuerdo. Si recuerda algún otro detalle quiero que se contacte conmigo.”

“¿Por qué eso es importante?” preguntó Gray.

Eve giró la cabeza, le dirigió una fría mirada a Gemma. Gemma simplemente se
encogió de hombros.

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Echoes in Death

“Usted puede enviarme fuera, pero sé a dónde ir para escuchar. Además, se lo sacaré
a Toya. Tengo formas de hacerla hablar. Ella es mi hermana,” añadió Gemma,
recordándole a Eve a Tish DeSilva. “Nosotras cuidamos una de la otra.”
“Pensamos que el hombre responsable del ataque a los Strazza, y de dos ataques
previos, asistió a esa gala. Hemos sido capaces de discernir un cierto patrón en la forma
en que este individuo selecciona a sus objetivos. Ustedes dos encajan en ese patrón.”

“¿Cómo?” Gray habló más calmado de lo que ella esperaba. Deslizó un brazo
alrededor de su hermana, y tomó la mano de su esposa, pero habló tranquilamente.
“Necesitamos saberlo.”

“Parejas casadas acaudaladas que viven solas en residencias independientes. Sin


hijos. Con buena seguridad que, no obstante, es desactivada. En cada caso, la esposa ha
sido particularmente atractiva. Hermosa, despampanante. Ustedes encajan en cada
punto. Deberían saber,” continuó Eve, “que hemos hablado con otras parejas que
encajan en este patrón, y tenemos varias más con quienes hablar. Sin embargo, en este
punto ustedes son los únicos que conocían a una de las otras víctimas personalmente, y
utilizaron a los dos proveedores que discutimos. Y la única pareja que mencionó,
cuando se les preguntó, algún tipo de incidente o situación incómoda en ese evento.”

“¿Que deberíamos hacer?” dijo Toya.

“Yo me quedo.” Gemma dijo con fiereza. “Vivir solos, sin hijos, yo puedo tachar dos
de esos, de modo que me quedo. No podéis obligarme a marcharme.”

“Oh, sí que puedo,” la corrigió su hermano.

“Si haces que me vaya encontraré una forma de regresar. ¡Lo haré!”

Él la tocó con un dedo entre los ojos. “Voy a contratar seguridad. Seguridad privada.
Vamos a tener seguridad profesional en casa, todo el tiempo, hasta que encuentren a ese
loco. Arreglaré eso enseguida.”

“Esa es una buena precaución. Si salen, no dejen la casa sola. Él puede hacer
chequeos de prueba, puede entrar a la casa vacía para hacerse una idea de la misma.
Haga que la seguridad que contrate haga patente su presencia. No deberían ser sutiles al
respecto. Lo siento.”

Eve sacó su comunicador que sonaba. “Dallas, sólo texto,” ordenó.

Dallas, Teniente Eve, vea al oficial en Morton 122. Reportado doble homicidio.
Hombre y mujer, posiblemente conectado a su actual investigación.

“Recibido.” Eve se puso de pie. “Ustedes han sido de ayuda. Si recuerdan cualquier
otra cosa, o si ven u oyen, o incluso sienten algo que los preocupa, contacten conmigo.
Peabody, dales un par de tarjetas. Y… ¿Si ella los convence de dejarla quedarse aquí?”
Eve le lanzó una mirada a Gemma.

“Yo me quedo.”

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Echoes in Death

“Muy bien. No sean sutiles al respecto, tampoco. Él es un cobarde, ataca por la


espalda. No va a querer intentar atacarlos cuando tienen a una adolescente y un guardia
de seguridad en la casa.”

Cuando salieron de la casa, Peabody echó una mirada atrás. “Tenemos otro.”

“Tenemos otro.”

Peabody le echó un último vistazo a la casa antes de dirigirse al coche. “Creo que
ellos van a estar bien. Han sido advertidos con anticipación, tomarán precauciones.”

Y, pensó Eve, hay dos muertos que no fueron advertidos con anticipación, que no
tuvieron la oportunidad de tomar precauciones.

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Capítulo 15

Eve estacionó frente a la bonita casa de arenisca, en doble fila, y entonces activó su
luz de Servicio.

“Están en la lista,” dijo Peabody. “En la nuestra. Estábamos viniendo hacia aquí,
hubiéramos llegado a ellos después de una parada más.”

“Lo sé.” Eve salió del coche, caminó a través de la nieve medio derretida, apartó de
una patada un montículo de nieve para sacar los equipos forenses de la parte trasera.

Se había peguntado una docena de veces en el camino: Si hubiese optado por cruzar
la ciudad e ir al West Side primero ¿habría marcado alguna diferencia?

De nada servía preguntárselo, se dijo. Mientras avanzaban a través de la resbaladiza


acera.

“Los escalones del frente están despejados,” notó. “Vayamos a averiguar si los
ocupantes lo hicieron por sí mismos o contrataron a alguien. La nieve no paró hasta
cerca de la medianoche.”

Estudió la cámara de seguridad sobre la puerta, desactivada, y luego los cerrojos.


“No hay pantalla para palma. Es un sistema de reconocimiento de voz. Dos cerrojos,
unos buenos, y una ranura para pasar la tarjeta electrónica. Haz que vengan los del DDE
aquí para que revisen esto. Grabando.”

Antes de que pudiera presionar el timbre, un droide de vigilancia abrió la puerta.

“Identificación, por favor,” dijo él.

Eve alzó su placa para que el droide, de anchos hombros y con un rostro amigable
pudiera escanearla.

“Teniente, Detective.” El droide se hizo a un lado para dejarlas entrar.

“Informe.”

“Señor. Mi compañera y yo recibimos instrucciones de Despacho a las trece y


veinticuatro para ver a la mujer en esta dirección. Nina Washington, identificada como
ama de llaves de esta residencia, contactó al nueve-uno-uno desde esta ubicación a las

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trece y veintitrés, y reportó dos cuerpos que descubrió en lo que parece ser el dormitorio
principal en el segundo piso. Llegamos a la escena a las trece y veintisiete y verificamos
la información. Los fallecidos, un hombre y una mujer, han sido oficialmente
identificados por Nina Washington como Xavier y Miko Carver, de esta dirección.”

“¿En dónde está la testigo?”

“Señor. La Señora Washington está en el área de la cocina de esta residencia con mi


compañera.”

“Comuníquese con su compañera, infórmele que Homicidios está en la escena.


Mantengan a la testigo contenida. Los de DDE están en camino. Hasta el momento en
que yo despeje la escena, nadie más entra o sale.”

“Sí, señor.”

Pasó por su lado, escaneó la larga y estrecha entrada. Captó el aroma de… naranjas.

“¿El ama de llaves vive aquí?” le preguntó al droide.

“No, señor. La Señora Washington declara que llegó a las diez de esta mañana.”

“Diez, ¿y llamó al nueve uno uno a las trece y veinte?”

“Trece y veintitrés para ser precisos, Teniente. Eso es correcto.”

Con un asentimiento, Eve se dirigió a las escaleras, estrechas y rectas, y comenzó a


subir.

“Ella llega… ¿Acaso repara en que la cámara no está activada? Tal vez no,” dijo
Eve. “Simplemente llega como siempre, y comienza a trabajar en el nivel principal.
Todavía puedes oler el limpiador, de tipo cítrico, y las flores en la entrada parecen
frescas. Ella debe de haberlas traído.”

“Hace la limpieza, el pulido,” concordó Peabody.

En el segundo piso, echaron un vistazo a cada puerta. Cuarto de invitados, oficina,


una especie de oficina/sala de estar, otro cuarto de invitados. Eve reparó en que alguien
había hecho unas pinceladas de diferentes colores en una de las paredes.

“Pensando en redecorar el cuarto,” comentó Peabody. “Probando colores de pared.”

No escogerían uno ahora, pensó Eve mientras daba la vuelta, mirando dentro del
dormitorio principal directamente a través del pasillo.

Xavier Carver permanecía atado en una silla. Su cabeza caída hacia su pecho
ensangrentado. La sangre se encharcaba debajo de la silla, empapando el suave verde
mar de la alfombra, y manchaba las paredes que su yugular cortada había salpicado en
diseños irregulares.

Lo que podía ver de su rostro estaba amoratado por la golpiza.

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Echoes in Death

Sólo llevaba unos sencillos bóxer negros.

Tomó la lata de Sellador que Peabody le alcanzó, se cubrió las manos, y las botas.
Sacándose el abrigo, la bufanda y el gorro, los dejó en una pila fuera de la habitación.

La cama se anidaba en un amplio espacio con mesas de pedestal blancas en ambos


lados, elegantes luces plateadas pendían como lanzas del techo. Con las manos atadas,
aseguradas sobre su cabeza a la sofisticada cabecera, Miko yacía desnuda sobre sábanas
manchadas de sangre.
La carne de su torso mostraba tajos en donde él la había cortado en patrones al azar,
así como decoloraciones de los golpes. Sus ojos, ahora sin vida, miraban sin ver en un
rostro maltratado con violencia. Sangre seca manchaba los lados de su boca, su barbilla
y sus muslos.

El cordel usado para estrangularla estaba enterrado profundamente en su garganta.

Había sido hermosa una vez, pensó Eve. El asesino le había quitado su belleza así
como su vida.

¿Era eso parte de su necesidad?

“Encárgate del hombre,” ordenó Eve, y se aproximó a la cama.

Siguió el procedimiento paso a paso, despejó su mente de lástima y de rabia. “La


mujer está identificada como Carver, Miko, treinta y tres años, de esta dirección.”

“El hombre está identificado como Carver, Xavier, treinta y tres años, de esta
dirección.”

Dejó que Peabody añadiera los detalles para la grabación, se enfocó en añadir los
suyos. “Cortes superficiales, principalmente en el torso, evidencia de golpes, también al
torso, a los pechos. Golpes más violentos en el rostro. La víctima se mordió los labios.
Laceraciones y sangrado evidente en las muñecas alrededor de las ataduras de plástico
usadas para amarrarla y el cordel atado por encima de éstas para asegurarle las manos a
la cabecera. Otras laceraciones y sangrado en los tobillos indicando ataduras en algún
punto durante el asalto. Sangre y moretones en el interior de los muslos indican
probable violación. Un cordel alrededor de la garganta de la víctima, usado para
estrangularla. La hemorragia en los ojos indica estrangulación, probablemente la causa
de la muerte. A confirmar por el médico forense.”

Eve retrocedió. “Vamos a voltearla, Peabody.”

“Rompió los dedos de la víctima.” Peabody se enderezó, se acercó a Eve. “Parece


que se los aplastó con algo pesado.”

Eve echó un vistazo hacia atrás. “La última víctima se soltó, lo atacó. Romperle las
manos a esta víctima evitaría que las pudiera usar para luchar, si se soltaba.”

“Bastardo cobarde y miserable,” masculló Peabody mientras volteaban el cuerpo de


Miko. “Ah, diablos.”

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“La sodomizó,” dijo Eve inexpresivamente. “Eso es nuevo. No hay otras heridas en
la espalda.”

Eve se alejó, asintió al pijama rojo en el suelo. “Pijama. Y el hombre está usando un
bóxer. Él no entró mientras ellos no estaban esta vez, y si tenían invitados, él no entró,
esperó a que subieran.”

“Se habían acostado,” finalizó Peabody. “Estaban en la cama, probablemente


durmiendo, cuando él entró. No ha hecho eso antes.”
“Está probando nuevos trucos. Está escalando en todos sus elementos, volviéndose
más atrevido. Ahora son sólo días entre asaltos. Y dos asesinatos deliberados. No su
acostumbrada violación, tortura, palizas, y un asesinato del momento. Dos asesinatos
deliberados.”

Regresó a la puerta, estudió la escena.

“Espera hasta tarde, hasta que se han ido a la cama. Es una noche genial para esto.
Calles vacías, aceras desiertas, gente metida en sus casas. ¿Cómo llegó aquí? No podía
conducir a menos que consiguiera un vehículo oficial. El subterráneo posiblemente.
Contactemos con Tráfico, averigüemos hasta qué hora funcionaron los subterráneos
anoche. ¿Caminar? ¿Sería algo tan dulce para que estuviera dispuesto a caminar?”

“A menos que haya traído un cambio de ropa, habría estado cubierto de sangre
cuando se marchó.”

“Estaría preparado. Vino aquí a matar, y de forma caótica. Evade las alarmas y los
cerrojos. Hizo su investigación. Viven solos. Ama de llaves diurna. Sube las escaleras.
Es emocionante, caminar en la oscuridad, en una casa donde la gente está durmiendo.
Eso realmente le añade algo… nuevo. Se desharía del hombre primero.”

Regresó a la cama, al extremo más lejano. “Whap-golpe con la cachiporra, eso es lo


que yo haría si no tuviera un aturdidor. Si está inconsciente, no es una amenaza. ¿Ella se
mueve? Incluso si lo hace, él ya está sobre ella. Tiene el cuchillo, el cordel. La ata
mientras grita. Le da un par de sopapos para mostrarle quién manda.”

Se movió hacia la víctima masculina, levantó uno de sus pies desnudos de la sangre
coagulada. “Hay marcas de arrastre en sus talones. No tiene suficiente fuerza para
cargar al esposo hacia la silla, pero sí la suficiente para arrastrarlo, y alzarlo para
sentarlo en ella. Lo amarra. Ahora es tiempo de jugar.”

“Quiere al esposo consciente antes de trabajar en su esposa,” dijo Peabody.

“Eso es correcto. Lo quiere despierto y consciente para eso, y antes le rompe los
dedos. No es divertido causar dolor si nadie lo siente. Pero él tiene mucho tiempo.”

Podía verlo, podía verlo todo.

Se representaba en su mente mientras se dirigía al armario.

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Echoes in Death

“Revisa el baño, Peabody. Armario grande compartido, y una caja fuerte, abierta y
vacía aquí dentro.”

“El baño está limpio, Dallas. Parece como si alguien hubiera tomado un baño. Hay
aceite de baño, una botella, al lado de la bañera, y una toalla, desdoblada, colgada en el
toallero.”

Curiosa, Eve se acercó al baño, lo escaneó. “Él no habría hecho eso.” Eve abrió la
botella, la olió. “Muy femenino. Lo más probable es que la víctima femenina tomara un
baño, o es posible que lo tomara con la víctima masculina, pero sólo hay una toalla, no
hay tubo secador, de manera que probablemente sólo ella. Morris puede ser capaz de
confirmarlo. Llama al equipo forense. Revisarán los desagües. Y que venga el equipo de
la morgue.”

Salió del baño. “¿Por qué no revisas el resto de cuartos de aquí arriba, para ver si hay
alguna cosa? Después échale un vistazo al tercer piso. Empezaré con el ama de llaves.”

“Las escaleras de atrás al final del pasillo probablemente lleven a la cocina.”

Peabody chequeó su enlace. “McNab. Él y Feeney están en camino.”

Con un asentimiento, Eve bajó por las escaleras traseras.

El área de la cocina había sido modernizada. La misma parte donde se cocinaba se


extendía brillante y relucientemente limpia, lustrosas manzanas rojas se apilaban en un
frutero blanco en la encimera principal La mayoría del espacio era para entretener. Una
larga mesa de comedor pintada en un suave color azul estaba rodeada de sillas cubiertas
en un alegre diseño floral. Otra mesa, alta y angosta, servía de bar. Su superficie de un
azul más profundo contenía elegantes botellas y decantadores. Estanterías detrás de ésta
exhibían la cristalería.

Una oficial estaba sentada a la mesa con una mujer de mediana edad. Los ojos de la
mujer, hinchados y enrojecidos, todavía derramaban lágrimas.

“Voy a estar por aquí cerca, Nina,” le dijo la uniformada mientras le daba palmaditas
en la mano a la mujer y se levantó. “Teniente.”

“Gracias, Oficial. Si usted y su compañero empiezan con el puerta a puerta, yo


hablaré con la Señora Washington.”

“Sí, señor.”

Eve se sentó. “Señora Washington, soy la Teniente Dallas. Sé que esto es difícil.
¿Puede decirme desde hace cuando ha trabajado usted aquí?”

“En esta casa, cinco años. ¿Para mi Miko? Trabajé para su madre desde que Miko
tenía diez años, y vine a trabajar con Miko cuando ella y Xavier se mudaron a esta
casa.”

“Eran cercanas.”

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Echoes in Death

“Yo tengo dos hijos. Miko era como mi tercera hija. Y Xavier. Lo quería también.
Quién podría…” Sacudió la cabeza, se presionó los ojos con los dedos. “Sé que hay
maldad, lo sé. ¿Pero esto? Eran tan jóvenes y tan buenos, tan felices. Tan felices. Miko
estaba embarazada.”

Eve se reclinó en la silla, sintió que se le revolvió el estómago. “¿Está usted segura?”

“Sólo unas pocas semanas. Se lo dijo a su madre y ellos se lo dijeron a los padres de
Xavier, y a mí. Sólo la semana pasada, y estábamos tan felices.”

“Lo siento, Señora Washington. Lamento tanto su pérdida. Y sé que esto es penoso,
pero necesito hacerle algunas preguntas.”
“Lo sé. Algo le dije a la Oficial Aaron. Ella dijo que tendría que decírselo a usted, y
más.”

“¿Usted trabajó aquí ayer?”

“No.”

Nina aspiró por la nariz, se pasó ambas manos por el pelo que llevaba peinado en una
gruesa trenza. Después de secarse con los nudillos una lágrima, juntó las manos sobre la
mesa.

“No, no vine ayer. Miko dijo que iba a caer nieve, y que suponían que sería una
nevada fuerte. Dijo que debería quedarme en casa, y que todo estaba bien. Estaba en su
trabajo. Ella ayuda en un refugio para indigentes. Hace un buen trabajo. Dijo que saldría
temprano, y Xavier también iba a llegar temprano a casa. Dijo que iban a venir a casa y
quedarse aquí.”

“¿Es eso lo último que usted habló con ella?”

“Eso fue por la mañana, como a las ocho, y ella me texteó por la tarde, cuando ella y
Xavier llegaron a casa. Sólo para que lo supiera. Creo que eso fue alrededor de las tres y
media. Me dijo que no viniera temprano hoy, y que no viniera a menos que estuviera lo
bastante despejado.” La voz de Nina volvió a temblar. “Se preocupaba por mí.”

“De manera que usted no vino aquí hoy hasta las diez.”

“Habitualmente vengo a las nueve. Algunas veces Miko está aquí hasta más tarde, y
algunas veces va al refugio para ayudar más temprano. Pensé que se habían ido a
trabajar. Pensé…”

“De modo que usted empezó a hacer su trabajo.”

“Sí. Limpié los escalones de afuera. Eran sólo un par de centímetros, y pensé que
Xavier los había despejado antes de que se fueran a la cama, pero nevó más. Los limpié
para que no estuvieran resbaladizos cuando llegaran del trabajo, y entonces empecé aquí
adentro. Compré las manzanas y algunas flores de camino hacia aquí, lavé las
manzanas, y puse las flores en el jarrón. A ella le gustan las flores frescas. Limpié la
cocina, y guardé los platos del lavaplatos. Habría ido arriba mucho antes, porque hago

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Echoes in Death

la colada los lunes y viernes, pero no estaba pensando. No estuve aquí para la colada el
lunes, pero no estaba pensando, de modo que no fui arriba para recogerla.”

“De acuerdo. Lo está haciendo bien.”

Nina apretó los labios. Limpié el área del comedor, y la sala de estar. Fregué el
cuarto de baño, y cambié las toallas para invitados, y todas las cosas que hago. Yo…
cogí una manzana y yogurt, y me senté, al lado de la encimera y vi un programa que me
gusta durante mi descanso. Y todo ese tiempo, ellos estaban…”

“Señora Washington.”

“Nina. Todo el mundo me llama Nina.”


“Nina, usted estaba cuidando de ellos. Permítame preguntarle si, ¿cuándo estaba
limpiando aquí abajo, se dio cuenta de que algo faltaba o estaba fuera de lugar?”

“El dragón Daum de Miko. No está en la sala privada, pero algunas veces ella lo
pone arriba. Y en la sala de estar, las cajas de madera que el abuelo de Xavier hizo hace
muchos años. Pero yo no pensé…”

“Está bien.”

“Activé al droide para aspirar aquí abajo, y pensé de repente: Por todos los cielos, la
colada. Estaba molesta conmigo misma, me fui directamente arriba. Siempre les cambio
las sábanas los lunes y viernes y hago la colada. Fui directamente a su dormitorio, y…
los vi. Vi a Xavier y a mi Miko.”

Comenzó a llorar otra vez, con gruesos lagrimones.

“Entró usted a la habitación, Nina, ¿tocó algo?”

“Unos cuantos pasos, porque no estaba pensando, y los vi y grité. Grité y grité y
grité, y me caí. Simplemente me caí. No podía levantarme al principio. No podía volver
a ponerme de pie. Había tantísima sangre, tanta, y podía ver que estaban muertos. Pude
ver que no podía salvarlos. Tuve que salir arrastrándome porque no podía levantarme.
Estaba a punto de vomitar, pero yo no podía hacerlo.”

La ira se abrió camino en su voz ronca por el dolor. “Tenía que conseguir ayuda,
pero no podía dejar de temblar. Se me cayó el enlace porque mis manos temblaban,
entonces me obligué a dejar de temblar, y llamé por ayuda. La persona que respondió
dijo que la ayuda llegaría, y que se quedaría conmigo en la línea. Siguió hablándome
incluso cuando yo no podía dejar de llorar. Y cuando llegó la policía me dijo que los
dejara entrar, así que lo hice. Yo… tengo que llamar a la madre de Miko. Tengo que
decírselo a los padres de Xavier.”

“Nosotras nos ocuparemos eso.” Eve levantó la vista cuando Peabody entró. “Ella es
la Detective Peabody. Contactará con alguien si usted quiere que alguien venga, para
estar con usted.”

“No sé. No lo sé.”

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Echoes in Death

“Piénselo. Deme cinco minutos.”

Le hizo un gesto a Peabody y salió de la cocina. “Ella resiste, al igual que su línea de
tiempo. Pensó que estaban en el trabajo, no vino ayer ya que la víctima femenina le dijo
que no lo hiciera debido a la nieve. Eran unidas. Un par de cosas de aquí faltan. Ella
limpió los escalones esta mañana.”

“Puede que falten algunos artículos del segundo piso. El tercer piso es como una sala
audiovisual. Parece que las víctimas estuvieron arriba, vieron un par de videos, tomaron
algunos platos, al parecer bocadillos. Un vaso, creo que de zumo. Sólo una copa de
vino. Tal vez el asesino bebió vino.”

“No, es más probable que lo hiciera la víctima masculina. La mujer estaba


embarazada.”
“Ah, diablos. Maldita sea.” Peabody soltó el aire en un siseo. “La pintura.
Probablemente iba a ser el cuarto del bebé, la habitación justo al frente del dormitorio
principal.”

Peabody se lo quitó de la mente, pero su mandíbula se mantuvo apretada. “McNab y


Feeney acaban de llegar. Están en la puerta.”

“Quédate con la testigo.”

Salió y encontró a McNab y a Feeney haciendo un diagnóstico en las alarmas. “No


esperaba al jefe.”

Feeney, con su abrigo mágico abierto para revelar su arrugado traje color marrón
mierda, se pasó una mano por su pelo pelirrojo salpicado de canas. “Me estaba
volviendo loco.” El capitán del DDE y anterior compañero de Eve volvió sus ojos de
basset-hound hacia ella. “¿Mató a los dos esta vez?”

“Ambos, e hizo muchísimo más daño. ¿Él bloqueó el sistema?”

“Lo hizo.” McNab meneaba sus escuálidas caderas cubiertas con un pantalón de tela
escocesa mientras trabajaba. “Un trabajo profesional. Este es un sistema sólido, no es el
mejor, pero es sólido. Uno de los problemas es que, por conveniencia, el propietario o
inquilino puede activar o apagar el sistema por control remoto. Desde dentro o fuera de
la casa. Esa es la clase de brecha, a menos que sea un sistema de primerísima calidad,
por la que un buen ladrón babea.”

“¿Cuántas veces le decimos eso a la gente?” le dijo Feeney a McNab.

“Infinidad, jefe. Infinidad.”

“Bueno, veamos el equipo. ¿En dónde está?”

“Todavía no he llegado allí,” le dijo Eve a Feeney. “El área de la cocina tiene un
cuarto de servicio al lado según pude ver. Peabody está allí con el ama de llaves. Ella
los encontró.”

“Qué mala suerte.”

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Echoes in Death

Él asintió cuando Eve abrió la puerta al equipo de la morgue, y los dirigió al piso de
arriba.

“Sí, qué mala suerte. Aquí viene el equipo forense.”

En minutos policías y técnicos estaban desplegados en la escena del crimen. Los


uniformados completaron el puerta a puerta a los vecinos y reportaron que nadie, que
estuviera ahora en casa, había visto a alguien o algo.

Apenas sorprendente, pensó Eve mientras observaba al equipo de la morgue bajar los
cuerpos embolsados. La gente se resguardaba en una tormenta de nieve, bebían, tenían
sexo, veían videos, leían libros, o lo que fuera.
Pero algunos no podían resistir el salir en la tormenta, jugando en una ciudad quieta
y blanca. Tal vez, sólo tal vez, hallarían a algunos de esos.

Sólo un testigo que hubiera visto a alguien alrededor de esta casa.

Una vez que el equipo de la morgue se marchó, Eve regresó al área del comedor y se
volvió a sentar.

“Nina acaba de darme la información de contacto de su hermano.” Peabody acercó el


vaso de agua a la mano de Nina. “Voy a hacer que venga a recogerla, o que se quede
con ella hasta que se pueda marchar.”

“Bien. Podrá irse en poco tiempo. Tengo algo que necesito pedirle que haga. Para
usted es algo difícil de hacer, pero nos ayudará.”

“¿Eso ayudará a encontrar al hijo de puta que lastimó a mis muchachos?”

“Eso creo.”

“Nada es demasiado difícil, no para eso. Haré cualquier cosa.”

“Necesito que venga arriba conmigo.” Eve mantuvo la mirada firme mientras el color
se desvanecía del rostro de Nina. “Necesito que le eche un vistazo a la ropa de Nina. A
su armario. Sus vestidos de cóctel y trajes especialmente. ¿Sabría si uno de ellos falta?”

“Conozco su ropa. Lo sabría. Ella está… ¿ellos están todavía arriba?”

“No. No están arriba ahora. Están yendo donde alguien que cuidará de ellos. Es el
mejor.”

“¿Puedo ir a donde ellos están y verlos? ¿Después? La mamá de Miko,


especialmente, la mamá de Miko, va a necesitarme con ella.”

“Sí. Le haremos saber cuándo puede hacer eso.”

“Muy bien, sí.” Cerró los ojos con fuerza, entonces se levantó. “Puedo ir arriba con
usted y mirar.”

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Echoes in Death

Subieron por la escalera trasera.


“Quiero que haga lo que yo le diga. Quiero que mire hacia abajo, que mantenga la
vista hacia abajo cuando entremos. No quiero que vea la habitación. No hay necesidad
de ello.”

“La veré en mi mente hasta el día que me muera.”

“Sólo mire hacia abajo,” repitió Eve, tomando a Nina del brazo para llevarla hacia el
armario. “De acuerdo, ahora tómese su tiempo, échele una buena mirada a todo.”

“No tengo que hacerlo. Su nuevo vestido rojo de coctel no está. Ni siquiera lo había
usado todavía. Lo compró especialmente para una fiesta por el Día de San Valentín, y
estaba justo aquí, ¿ve usted? Dijo que debería llevarme este otro rojo para mi muchacha.
Son casi de la misma talla. Y el que estaba al otro lado de éste, ¿el rosado oscuro? Está
torcido en el colgador, como si alguien lo hubiera empujado y ladeado un poco cuando
sacaron el vestido nuevo.”

“Vestido rojo de coctel. ¿Corto?”

“Corto, tiene lindas piernas. Con un escote corazón.” Nina dibujó la parte de arriba
de un corazón en el aire. “Tres capas de volantes en la falda, y un lacito plateado en la
parte de atrás de la cintura. Los zapatos tampoco están. Zapatos plateados de noche con
diminutos lazos rojo metálico en la parte de atrás.” Se metió más al fondo del armario,
ahora era una mujer con una misión. “Se llevó sus joyas, de la caja fuerte de aquí atrás.
Ese bastardo del demonio se llevó sus cosas de la caja fuerte. Tenía un colgante de rubí
de su bisabuela allí dentro. Iba a usarlo con el vestido, y los aretes que Xavier le regaló
por Navidad, justo la Navidad pasada. Diamantes en forma de gotas con corazones de
rubí. El reloj de pulsera del abuelo de Xavier. El abuelo de Xavier se lo dio al padre de
Xavier cuando cumplió los veintiún años, y él se lo pasó a Xavier. Xavier apreciaba ese
reloj.” Ahora la rabia cubría el rostro de Nina. “Ese bastardo malvado no puede tenerlo,
¿me oye?”

“La oigo.”

Nina se limpió las lágrimas que caían a pesar de su rabia. “El bolso de noche favorito
de Miko no está. Es plateado con un pájaro rojo volando por encima. A ella le gustaba
el rojo.”

“Muy bien. Nina, cuando salgamos, me gustaría que mirara en otros cuartos, que vea
si encuentra que algo más falta. Entonces podemos sentarnos y usted puede tratar de
describirlos para mí, en detalle.”

“Puede que él trate de venderlos o empeñarlos, y eso ayudará a que usted lo


encuentre.” Se volvió hacia Eve, con el rostro enfurecido y la mirada dura. “Puedo
mirar en su dormitorio. Sabría si algo no está. Puedo hacerlo. Déjeme hacerlo.”

“De acuerdo. Si es demasiado, nos detenemos. Usted va a ver gente allí, en trajes
protectores blancos. Están buscando evidencia.”

“Veo la pantalla. Sé sobre los forenses y cosas así. Puedo hacer esto.”

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Echoes in Death

Podía, y lo hizo, aunque su color era gris cuando abandonaron la habitación. Aun así,
fue con Eve a través del resto de la casa, se sentó y dio detalles descriptivos de cada
artículo faltante.

“Nina, quiero que sepa que es la mejor testigo con la que he lidiado nunca.”

“Usted va a encontrarlo, a detenerlo.”

“Estamos tras él con todo lo que hemos conseguido. Lo que usted hizo nos da más.
Voy a hacer que un oficial se quede con usted hasta que su hermano llegue.”

Eve salió y Peabody la siguió.


“Feeney y McNab están cargando los electrónicos. Van a revisar todos los enlaces,
las computadoras, y las tablet. El asesino se llevó los discos duros, los discos, le sacó la
mierda a todo lo que dejó, pero se llevarán lo que queda, para tratar de descifrar algo de
allí.”

“Necesitamos trabajar esto. Contacta a Baxter y a Olsen, pásales el resto de los


nombres.”

“Ya lo hice. Les informé de la situación.”

“Bien.” Eve se frotó el centro de la frente.

“¿Estás bien?”

“Dolor de cabeza. Algunas veces es más difícil pasar por esto con alguien que se
mantiene entero en vez de alguien que se desmorona.”

Peabody sacó una barra energizante de su bolsillo. “Comida de emergencia. Puede


ayudar.”

“Eso no es comida de ninguna manera.”

“Es basura, pero ayuda.” Peabody la partió en dos, le alargó una porción a Eve.

“Bien. Gracias. Vayamos a ver lo que Morris puede decirnos.” Mientras se dirigían a
la salida, Eve dio un mordisco. “Esto es terrible. ¿Qué es esto?”

“Turrón de Miel.”

“Bueno, esto es algo incluso peor.”

Pero pensando en lo que tenía por delante, Eve se comió el resto.

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Echoes in Death

Capítulo 16

Eve encontró a Morris completando su corte en Y en Miko Carver, mientras que una
voz, que sonaba como la de un ángel, se alzaba a través de la sala.

Xavier Carver yacía en una segunda mesa de autopsias, lavado y preparado para la
autopsia.

“Lamento verte de nuevo tan pronto.” Morris, con su traje azul medianoche
protegido por su capa, ensanchó diestramente las costillas de Miko.

Eve oyó a Peabody tragar con fuerza, y le espetó, “Supéralo.”

Más tolerante a la reacción, Morris hizo un gesto hacia la nevera colocada cerca de
los compartimentos helados reservados para los cadáveres. “Agua, refrescos, y la Pepsi
de nuestra teniente. Toma algo fresco. Volumen de la música: bajar a tres.”

Mientras Peabody agradecida se dirigía a la nevera, apartó la mirada de la mesa de


autopsias, por ahora, y la voz del ángel descendió a un adorable murmullo.

“Sé que estoy presionando esto,” dijo Eve, “pero quería ver qué tienes, si es que
tienes algo, antes de ir a la Central.”

“Podré decirte más en una o dos horas. Mi examen inicial en la mujer confirma que
estaba embarazada en el momento de su muerte. De cinco a seis semanas. Los cortes de
su torso son superficiales, muy posiblemente infligidos por una hoja delgada y afilada.”

“Como los otros.”

“Sí, como los otros. Fue violada, múltiples veces. Sodomizada. Necesito completar
mi examen para confirmarlo, pero creo que la sodomía fue un único incidente. Y post-
mortem.”

“¿La sodomizó después de asesinarla?”

“Necesito confirmarlo, pero esa es mi opinión preliminar. Podríamos considerar una


bendición que ella hubiera muerto antes de ese desagradable acto final, pero también
creo que su muerte fue lenta y dolorosa. Necesitaré confirmar tu evaluación en escena
de que la causa de la muerte fue por estrangulación, pero en este punto estoy de acuerdo
con eso.”

Le indicó que avanzara. Peabody se acercó y le ofreció una lata de Pepsi a Eve.

Distraída, Eve metió la lata en el bolsillo de su abrigo, y se inclinó para examinar


más de cerca las heridas del cuello como hizo Morris.

“Incluso sin los micro lentes o el realce de la computadora, puedes ver varias heridas
que son distintivas y de grados variables.”

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Echoes in Death

“La estranguló, la dejó revivir, la estranguló, la dejó revivir. Repetidas veces.”


“Sí, hasta que incrementó la presión y la duración, privándola de aire, y aplastó su
tráquea.”

“Él es bueno en esto.” Peabody bebió de su lata de ginger ale dominando su náusea.
“Lo bastante bueno y controlado para no ir demasiado lejos, para hacer que se recobrara
hasta que decidió terminarla.”

“Es parte de la violación,” dijo Eve. “El cuerpo de ella convulsiona, trata de aspirar
aire, sus ojos se ponen en blanco. Eso es un orgasmo para él. La violación anal post-
mortem, eso es nuevo. Tal vez quiso probar lo nuevo, o tal vez quiso otra sacudida, o tal
vez eso no tiene nada que ver con el espectáculo.”

“¿Espectáculo?” repitió Morris.

“Cualquiera que haya sido el escenario que preparó, y el disfraz que haya escogido.
Ella luchó, forcejeó, se lastimó las muñecas luchando con las ataduras. Ella le habría
dicho que estaba embarazada. Eso estaría en primer lugar en la mente de ella. Por favor,
no lo haga. Estoy embarazada. ¿Qué pensó él sobre eso?”

Echó un vistazo a la víctima masculina. “¿Puedes confirmar que él murió primero?”

“Sí. Cerca de diez minutos antes. Y, según el examen visual, había lapsos de tiempo
entre varias de las heridas, en ambas víctimas. Y parece, enfatizo el parece por ahora,
que la víctima masculina recibió un golpe en la sien derecha, el ataque inicial. Las
quemaduras de la alfombra en los talones parecen haber sido causados sobre la misma
hora. ¿Y esto?” Morris puso un dedo sellado, suavemente, en el moretón en el ojo
izquierdo de Miko. “Otra vez, en ese mismo marco de tiempo. Este golpe no es tan
violento, pero la habría desorientado, debilitado.”

Y le habría dolido como el demonio, pensó Eve.

“¿Lo siguiente fueron las manos de él?”

“Si quieres una opinión en vez de confirmación, sí.”

“Muy bien.” Todo esto encajaba con lo que ella había visto, sentido y observado en
la escena.

Causar dolor, crear terror, el terror era tan importante como el dolor. Controlar,
ejecutar, humillar.

“Te dejaremos el camino libre. Cualquier cosa que descubras, puedas o no


confirmarla, me la informas. Cualquier cosa.”

Mientras se retiraba, oyó a Morris ordenar subir el volumen. Y el ángel cantó.

Pensó en desviarse al laboratorio, pero aceptó que era demasiado pronto, una pérdida
de tiempo. En cambio verificó direcciones, y luego condujo para hacer las
notificaciones a los familiares más cercanos, y destrozar más vidas.

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Echoes in Death

Cuando terminaron, Peabody inclinó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos. “Siempre
es más duro de lo que te dices a ti misma que será. Siempre es más duro.”

“Ayudaste a la madre de Miko.”

“Eso espero. Algo. Será de más ayuda cuando Nina vaya a verla. Y tal vez, cuando el
impacto disminuya un poco para ella, para los padres de Xavier, recuerden algo.
Algunos detalles que añadir a esto.”

“Haz que traigan al barman,” ordenó Eve mientras entraba al garaje de la Central.
“Quiero echarle un vistazo, y quiero que él me lo eche a mí. En la sala de
Interrogatorios.”

“¿Qué te parece si envío al Oficial Carmichael y a quienquiera que él escoja? Puede


ser muy suave y persuasivo.”

“Haz eso. Después verifica con Baxter y Olsen, mira a ver cuánto han avanzado en la
lista. Cualquier cosa que resalte, necesitamos saberlo.”

Subieron en un elevador que rápidamente se abarrotó. “Tengo que hacer una parada.
Pon esto en marcha.” Eve salió del elevador y se cambió a un deslizador, dirigiéndose a
la oficina de Mira.

La asistente de Mira, su dragón personal, se sentaba en la oficina exterior


mecanografiando afanosamente.

“Necesito verla.”

“La Doctora Mira está en una sesión.”

“No me jodas en esto.” Eve sintió que toda la rabia y la frustración que había
refrenado a través del día comenzaban a alzarse con rapidez, como un vómito ardiente
en la garganta. “Esto le concierne directamente a ella.”

“El Señor Mira está…”

“No, no es eso.” Leyendo un miedo genuino en los ojos de la asistente, Eve luchó
para desacelerarse. “Pero esto les concierne a ambos, y es importante.”

“Está en una sesión, y pidió específicamente no ser interrumpida salvo por una
emergencia. Habrá terminado en cuarenta minutos. Puedo hacerla entrar directamente
después y cambiar su siguiente cita.”

“Regresaré si es que puedo. Ella no se va de aquí hoy sin verme o hablar conmigo.
¿Está claro?”

“Absolutamente.”

Con un brusco asentimiento, Eve se marchó. Volvió a escoger deslizadores para


darse tiempo a tranquilizarse, y después sacó su enlace.

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Echoes in Death

Otra asistente respondió, pero Caro, la magnífica asistente de Roarke, usualmente era
más flexible.

“Buenas tardes, Teniente. ¿Qué puedo hacer por usted?”

“Hola, lo siento, ¿pero hay alguna forma de que pudiera hablar con él, o de que él me
llame tan pronto como sea posible?”

“Deme un minuto.” Y diciendo eso, la pantalla se cubrió del azul.

Tomó ese minuto, y un poquito más, pero el rostro de Roarke apareció en pantalla.

Oyó voces barboteando al fondo, y un número de zumbidos y ruidos sordos.

“¿Teniente?”

“¿Dónde estás?” le preguntó.

“En An Didean, afuera de donde estará el centro recreacional.”

Pensó en el refugio que él estaba creando para chicos marginados, y en las chicas
muertas que habían encontrado selladas dentro de las paredes del edificio el año
anterior.

“Necesito un favor.”

“Muy bien.”

“¿Puedes hacer una parada donde los Mira en algún momento del día?”

“¿Qué sucede?”

“Nada, y quiero que las cosas sigan así.” Estúpida, se dijo a sí misma. Estaba
exagerando. Pero no podía detenerlo. “Pensé que podrías echarle un buen vistazo a su
seguridad, tal vez hacer lo que haces para reforzarla, o añadir un par de capas. Él volvió
a atacar anoche, esta vez los mató a ambos. Sé que los Mira no están en la lista, ella está
fuera del rango de edad que prefiere, y no son tan acaudalados, exactamente, pero…”

“Voy a recoger un par de cosas y pasaré por allí antes de ir a casa esta noche. ¿Está
bien?”

“Sí.” Sintió un alivio ridículo. “Gracias. Mavis, Leonardo y la niña están en Nuevo
Los Ángeles durante un par de días. Algún evento de moda para él, y una actuación para
ella. No siguen realmente el patrón tampoco, pero no tengo que pensar en ellos en este
momento. Los Miras… simplemente no quiero arriesgarlos.”

“Entonces no lo haremos.”

“Le voy a decir a ella que vas a hacer esto. Yo… no puedo hablar ahora, pero gracias
por esto.”

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Echoes in Death

“Son tan míos como tuyos. Llámame si vas a demorarte, más de lo normal, en llegar
a casa.”

“Lo haré.”

Cortó cuando entraba a Homicidios.

“Carmichael está en camino con el nuevo uniformado para recoger a Anson Wright,”
le dijo Peabody. “Acabo de hablar con Baxter. Él y los otros detectives están
coordinando, y pueden encargarse del resto de la lista. Una de las parejas con la que
hablaron él y Trueheart son amigos de los Patrick, y estuvieron en su mesa la noche de
la gala. No hay conexión con los proveedores, pero la esposa ha hecho numerosos
videos de publicidad, y actualmente es una de las estrellas en uno de los proyectos en
desarrollo de En Pantalla. Baxter dice que ella es Ooh-la-la.”

“Aparte de él teniendo una erección por una actriz que es la esposa de alguien más,
¿hay alguna otra novedad?”

“Ninguno de ellos recuerda nada inusual acerca de esa noche. La esposa admite que
flirtean con ella regularmente, que es sólo parte del paquete, pero no recuerda nada esa
noche, o algo que haya sucedido más allá del normal flirteo de siempre. Ah, y un correo
de un admirador moderadamente sugestivo y desagradable. Preguntaron si podemos
echarle un vistazo a eso.”

“Averigua más sobre ella, envíame lo que consigas.”

En su oficina, Eve actualizó su libro, su tablero, escribió informes detallados de las


entrevistas. Después redactó meticulosamente el informe sobre el doble homicidio.

En lugar de tomarse el tiempo para volver a la oficina de Mira, escribió un correo


electrónico, lo leyó, le hizo algunos arreglos, y lo envió.

Sería más difícil que Mira discutiera la necesidad de la visita de Roarke si Eve no le
daba pie para argumentar.

Pasó a revisar un correo entrante, leyó la rápida averiguación adicional de Peabody


de una tal Delilah Esterby.

Eve recordaba el nombre, el rostro, su esposo desde hacía diez meses (sólo estaban
saliendo cuando se celebró de la gala), Aidan Malloy, era de los bastante adinerados
Malloys.

Ambos estúpidamente atractivos, veintisiete y veintiséis años de edad


respectivamente. Jóvenes, ricos, atractivos, y viviendo en una elegante casa en el Upper
West.

Encajaban como un guante.

Eve abrió el video adjunto al informe, alzó las cejas al observar el montaje de los
avisos publicitarios de Delilah.

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Echoes in Death

Vendiendo con sexo, pensó. Ponte esto, compra eso, usa esto, y todo hombre, o
mujer, vivo querrá follarte de la misma manera en que quieren follarme a mí.

Reflexionando, Eve estudió su tablero, a todas las otras víctimas. Despampanantes,


con rostros y cuerpos donados por los dioses.

Pero esta añadía sexo sin rodeos a la mezcla.

Entonces, ¿por qué él no había ido allí? ¿Por qué escoger a la suave y sumisa, a la
profesional ocupada, o a la esposa e hija felizmente devota en lugar del bombón
explosivo que se ganaba la vida vendiendo sexo?

Encajando otra pieza en el rompecabezas retorcido de la mente del asesino, Eve


volvió a reproducir el video cuando Peabody entró.

“Me hace querer salir corriendo a comprar toda esa línea de productos para el baño y
el cuerpo,” dijo Peabody.

“¿Por qué?”

“Bueno, ah…”

“Es una pregunta seria.”

“Porque me hace pensar, absolutamente, ilógicamente y falsamente, que podría


terminar viéndome así, con esa voz, y siendo sólo, no sé, consciente de lo genial y
poderosa que soy yo.”

“Y es por eso que ella no está en una mesa de autopsias en la morgue.”

“¿Qué? No te sigo.”

“Ella lo intimida.” Eve se levantó, paseando por los reducidos confines de su oficina.
“Ella está vendiendo ¿no te gustaría darle una probada a esto?, y sabes que te dejaría
hacerlo. Es una figura pública, disponible, y, sí, totalmente segura de su sexualidad y
atractivo.”

“O sea que… ¿es demasiado para él?”

“Él va por lo suave, lo vulnerable, lo… más sutil. Puede que esté trabajando para
llegar al nivel de ella, pero no podía empezar allí. ¿Cuál es el punto, para él, en violar a
una mujer que lo está invitando a echarle un polvo?”

“Bueno, pero ella no lo está haciendo. No en realidad.”

“No, no lo hace, pero esa es la imagen. Es lo que él ve. Ella se presenta fuerte y
valiente. Sí, este tipo de mujeres lo intimida. Quiero ver esos desagradables contactos de
sus admiradores. Tal vez él se aproximó de ese modo. Tal vez probó la piscina metiendo
un dedo del pie, pero ella no encaja en su… molde.”

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Echoes in Death

Le dio la espalda al tablero. “Vamos a volver a repasar la lista cuando tengamos las
entrevistas con todos. Vamos a mirarlos desde el ángulo de los más vulnerables, los más
sutiles, los más… tradicionales,” terminó, finalmente encontrando la palabra que la
había eludido. “Todas las víctimas siguen ese camino de muchas maneras,” continuó
Eve. “Casadas, y todas ellas tomaron el nombre de sus esposos.”

“Nunca pensé en eso,” admitió Peabody, mirando ceñuda el tablero. “Nunca lo noté.”

“Sólo una de ellas tenía una carrera fuera del trabajo voluntario, del trabajo en
caridades, ese tipo de cosas. ¿Por qué rompe el patrón ahí?”

Eve hizo una pausa, miró la foto de Lori Brinkman. “¿Acaso su trabajo es aceptable?
¿La abogada de los derechos humanos que además escribe? ¿O es sólo algo que él
descontó?”

Había algo allí, pensó, y necesitaba descubrirlo.

“No es el color, el tipo de cuerpo o incluso la edad,” concluyó. “Es la apariencia, sí,
pero también, tal vez, la percepción de él. Y su percepción de la mujer o pareja que ellos
están sustituyendo. Tengo que hacerle llegar esto a Mira, verlo desde su punto de vista.”

“El barman vino, sin problemas. Carmichael está con él en Interrogatorios A.”

“Muy bien, tomaré eso. Tú hazle llegar esto a Mira. ¿Entiendes a lo que me refiero?”

“Sí, sí, lo entiendo. Lo redactaré.”

Eve cogió el delgado archivo que habían reunido sobre Wright, y anduvo hacia
Interrogatorios A.

Entró, asintiendo hacia Carmichael. “Gracias, Oficial.”

Cuando él se marchó, Eve activó la grabadora. “Dallas, Teniente Eve, entrando a


Interrogatorios con Wright, Anson, con el propósito de una interrogación de rutina en la
investigación en curso.”

Leyó en el archivo del caso todos los ataques mientras se sentaba frente a él.

Él sorbía de una lata de alguna especie de bebida saludable que tenía brócoli y
zanahorias en la etiqueta.

“Gracias por venir, Señor Wright.”

“Ningún problema. La orden vino directamente de Jacko: Cualquiera que trabaje


para él le da total cooperación a la policía. Esto es acerca de los Strazza, ¿verdad?”

“Antes de que podamos hablar al respecto, voy a leerle sus derechos.”

Él dijo, “Caray,” y se vio un poco emocionado.

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Echoes in Death

“Es el procedimiento,” continuó Eve. “Antes de hablar sobre una investigación en


curso. Bueno. Usted tiene el derecho a permanecer en silencio…”

Él la miraba fijamente, parecía prestar toda su atención a cada palabra hasta que ella
terminó. “¿Entiende usted sus derechos y obligaciones?”

“Sí, claro. Usted lo leyó con bastante nitidez.”

“Muy bien. ¿Cómo conoció usted a los Strazza?”

“Vinieron a Jacko's unas cuantas veces cuando yo estaba en el bar, y atendí el bar en
su casa un par de veces para fiestas.”

“¿Usted no trabajó para la cena de la noche del sábado?”

“No. La última vez fue… sí, tuvieron una fiesta en diciembre, una gran reunión por
las fiestas.”

“Usted no estuvo de turno en el bar en Jacko's la noche del sábado tampoco. ¿Puede
decirme dónde estuvo usted?”

“Claro. Trabajé en el turno del almuerzo ese día, llegué a casa cerca de las cinco.
Tenía una gran audición el lunes, de modo que me quedé en casa, ensayando,
metiéndome en el personaje, hice una purga, y…”

“¿Una purga de qué?”

“De mi cuerpo.” Él meneó la lata. “Mi personaje es un loco de la salud.


Absolutamente obsesionado, crea una comunidad, más como un culto, en el que ellos
cultivan su propia comida, se apartan de la sociedad debido a… usted sabe, los
gérmenes.”

“Muy bien. Permaneció en casa la noche del sábado.”

“No salí hasta que me marché a la audición ayer por la mañana. Y creo que lo
conseguí.”

“¿Alguien estuvo con usted durante el fin de semana?”

“Ni hablar. Me aislé completamente porque tenía que saturarme en la soledad. Mire,
la escena para la audición era un monólogo, y es…”

“De modo que nadie estuvo con usted,” interrumpió Eve. “¿Nadie vino a verlo?
¿Nadie contactó?”

“Avisé que no me molestaran. Déjeme decirle que la última cosa que uno desea es a
alguien golpeando la puerta o llamando al enlace cuando uno está, usted sabe,
purgándose.”

“¿Nadie puede verificar su paradero desde las cinco de la tarde del sábado hasta la
mañana del lunes?”

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Echoes in Death

“Bueno, como dije, yo tuve que…”

“Saturarse en soledad y purgarse.”

Un pequeño hoyuelo apareció en su mejilla izquierda cuando le sonrió. “Usted lo


entendió. Mi personaje es un creyente, y está en una misión, ¿me entiende? Eso
gradualmente lo lleva a sobrepasar el límite. Es un viaje, una evolución que lo dirige a
una especie de metamorfosis. Eso le saca muchísimo a uno.”

Al igual, pensó Eve, que lo hace una purga.

“Hábleme sobre su relación con Daphne Strazza.”

“¿La Señora Strazza?” Cambiando de posición, apoyó los antebrazos sobre la mesa.
“Espero que esté mejor ahora. Gula dijo que realmente había sido muy lastimada. Está
bien, la Señora Strazza, quiero decir. Es buena para trabajar con ella. Da buenas
propinas.”

“Una hermosa mujer.”

“Y mucho más que eso.” Él meneó las cejas. “Nunca me pude figurar por qué se
había enganchado con un tipo como…” Su rostro recobró la seriedad rápidamente. “Es
una mierda decir eso acerca de un hombre muerto. Sólo quiero decir que ella se veía
como alguien que podía tener a cualquiera. Y era de la edad de su padre. Además, no
era exactamente el Señor Personalidad, ¿entiende?”

“¿A usted no le gustaba el Doctor Strazza?”

“Oiga, un evento es un evento, y como ya dije, ella daba buenas propinas.”

Eve se reclinó en su silla. “¿Usted hace muchos eventos privados como ese? ¿Fiestas
en mansiones y ese tipo de cosas?”

“Claro. Soy un tremendo barman. Es una especie de teatro también, ¿verdad?” Se


inclinó más hacia delante para hacer valer su punto. “Uno tiene que descifrar a su
audiencia, desempeñar el papel. No es mi misión en la vida pero paga las cuentas, y
saco muchísimo provecho. Uno tiene que observar la vida, ¿sabe usted? Escuchar a la
gente, ponerse en el papel. En el trabajo diario, y por el arte.”

“Cuando usted va a una de esas mansiones, atendiendo el bar para todas esas
personas ricas, supongo que se pone en el papel, se imagina a sí mismo viviendo de esa
manera, tal vez como amo de la casa, teniendo a esa hermosa mujer en la cama.”

“Seguro. Uno tiene que ponerse en el papel. Pero, digamos, ¿si tuviera un evento
como ese esta noche? Mientras me meto de lleno en Joe Boyd, mi personaje, desdeñaría
más ese estilo de vida, a todas aquellas personas saturando sus sistemas de alcohol y
rica comida procesada. En mi cabeza,” añadió él. “No dejaría que el desprecio se
mostrara porque, oiga, las propinas.”

“¿Alguna vez atendió un evento para Neville Patrick?”

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Echoes in Death

“¿El mandamás de En Pantalla? Conseguí algunos trabajos a través de En Pantalla,


una buena toma en Triple Amenaza. Hice esa escena de muerte también. Un par de otros
pequeños papeles. El teatro es mi primer amor, pero la pantalla te da más exposición.”

“Supongo que usted ha conocido a la esposa de Neville, Rosa.”

“En realidad nunca la conocí a ella ni al mandamás.”

“¿Lori e Ira Brinkman?”

“Ah…” Se quedó pensando. “No lo creo.”

“¿Miko y Xavier Carver?”

Él sacudió la cabeza. “No me suenan. Caray, ¿ellos son sospechosos?”

“¿Toya L'Page y Gray Burroughs?”

“Yo no… Espere.” Cerró los ojos, arrugando el ceño. Entonces se encogió de
hombros, abrió los ojos. “No.”

“¿En dónde estuvo anoche, Anson?”

“En casa. Casi no llego, tuve que caminar cinco manzanas en la nevada.”

“¿No fue a la casa de un amigo, o tuvo a algún amigo de visita?”

“Un par de amigos tenían una fiesta, pero no pude llegar. Quería que la chica con la
que más o menos estoy saliendo fuera, pero también estaba encerrada en su casa.”

“¿Habló con ellos, con alguien, digamos, después de medianoche?”

“Me fui a la cama a esa hora más o menos, creo. Estoy esperando que mi agente me
llame pronto diciendo que conseguí este papel. Debería saberlo para el fin de semana.
Dijeron que el fin de semana. Es mucho tiempo para esperar.”

“Dígame en dónde estuvo el veintidós de julio del año pasado.”

Él soltó una risa, la cual terminó en una sonrisa desconcertada. “Está bromeando,
¿verdad?”

“¿Acaso parece que estoy bromeando?”

“Supongo que no, y, caray, le estoy robando esa frase por si alguna vez hago el papel
de un policía. Pero no sé la respuesta.”

“¿No guarda usted un calendario? ¿Para turnos de trabajo, citas, audiciones?”

“Por supuesto. Pero eso fue el año pasado. Hay que borrar la pizarra, centrarse en el
ahora.”

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Echoes in Death

“¿Qué hay acerca del veintiocho de noviembre?”

“¿Quién mantiene un registro? Estuve en talleres durante tres semanas en septiembre,


y entonces el sustituto se cayó. Recuerdo eso. Caray, estuve así de cerca de obtener el
papel del actor secundario.”

Se quedó pensativo con la mirada distante.

“¿Se maquilla usted solo, Anson?”

“Para el teatro, sí.” Soltó un pequeño suspiro, posiblemente por haber estado así de
cerca, entonces pareció volver al presente. “Eso es parte de meterse en el papel. En la
pantalla es diferente. Uno necesita ponerse en las manos de los maquilladores.”

“Apuesto a que usted es bueno en eso. Maquillándose a sí mismo.”

“Tomé algunos cursos para perfeccionar mi habilidad. Mucho es sólo práctica,


experimentación.”

“¿Y el maquillarse lo ayuda a convertirse en el personaje?”

“Eso es correcto.” Con seriedad, se inclinó hacia adelante. “Yo ya estoy metido en el
papel, ¿verdad? Entonces, una vez que estoy maquillado y vestido, soy el personaje. El
personaje soy yo. No hay separación. Es agotador, pero es la única manera.”

“¿Alguna vez ha interpretado algunos personajes violentos?”

“Ah, caray, esa es parte de la diversión. Uno tiene que dejar salir a esos demonios
internos, nena. Joe Boyd, al descender hacia la locura, mata a un miembro de la
comunidad que él cree que está infectando las cosechas. Accidentalmente, pero ese acto
lo empuja a sobrepasar el límite. Le prende fuego al almacén después de eso, culpa al
tipo que ha asesinado. Entonces…”

“Lo entiendo. ¿Cómo se mete usted en el papel para la violencia?”

“Hay que creérselo. Quiero decir, el escenario está todo preparado, los turnos, las
líneas, todo eso está alrededor, pero en el interior, uno tiene que creer que va a empujar
a este tipo por el acantilado para que muera.”

“Y contactar con sus propios demonios internos.”

“Todos los tenemos, ¿no es así?”

“¿Qué hay sobre el terror? ¿Alguna vez hizo de vampiro, de espíritu maligno, de un
verdadero demonio?”

“Fui un zombi, un extra en Planeta Plaga, eso me consiguió la audición para la


publicidad de Triple Amenaza. Caray, realmente mataría por un papel continuo en
Planeta Plaga.” Se sobresaltó. “No matar-matar, ¿me entiende?”

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Echoes in Death

“Claro.” Intentó otra ruta. “Cuando está atendiendo el bar, me imagino que usted
habla con un montón de gente.”

“Es parte de ello. Uno tiene que hablar, pero incluso más, escuchar.”

“¿Alguna vez la gente le pregunta sobre sus trabajos, sobre las fiestas elegantes?”

Él frunció el ceño. “¿Los clientes? ¿Cómo lo sabrían ellos?”

“En el teatro, o si consigue una papel en pantalla, tal vez ha mencionado las fiestas
en las que ha estado. ¿Dejaría caer algún nombre, o hablaría acerca de lo que ha…
observado?”

“Supongo. Tal vez.”

“Y tal vez si tenía una a punto de celebrarse, hablaría de ello.”

“Tal vez.”

“¿Alguien específico con quien hablaría al respecto?”

“No lo sé. Como dije, es sólo el día a día del trabajo.”

Lo interrogó otra media hora, y luego lo dejó ir. Se quedó en Interrogatorios A,


reflexionando.

Peabody asomó la cabeza. “¿Qué tal salió?”

“O Wright es un idiota despistado o un demonio de actor.”

“Él recibe críticas sólidas.”

Eve frunció el ceño, volvió la cabeza. “¿Las recibe?”

“Hice una investigación al respecto, y más de uno dice que él fue lo mejor en una
obra de mierda. Da la impresión de autenticidad.”

“No tiene coartada para ninguno de los ataques. Declara que no recuerda y que no
tiene registros de su paradero en las noches de los primeros dos, y declara que estaba en
casa solo para los últimos dos.”

Se levantó, miró ceñuda hacia el vidrio polarizado. “Es de raza blanca, y L'Page cree
que el tipo que se le acercó en la gala era blanco. Tiene la estatura correcta. Pero, Jesús,
él no me suena. No como un asesino, no como alguien que ha pasado información a otra
persona, excepto en conversaciones generalizadas, pero eso es un factor. Tiene conexión
con los Patrick a través de En Pantalla, y ha trabajado en la casa de los Strazza, pero no
me suena. Todavía.”

“Baxter y Trueheart acaban de llegar. Olsen y Tredway están entrando.”

“Tratemos de separar una sala de conferencias.”

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Echoes in Death

Algo tenía que salir a flote, pensó. Pero en este momento el gran árbol contra el que
se estaba dando de cabezazos parecía inamovible.

“Lo supuse, así que reservé la Sala B.”

“Bien. Vamos a prepararla ahora.”

Tal vez la acción de crear un nuevo tablero, arreglar las fotos, evidencia, informes,
ayudaría a sacudir el maldito árbol.

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Echoes in Death

Capítulo 17

Mientras Eve terminaba de instalar el tablero, Peabody salió de la sala de


conferencias. Volvió con un par de panes pita que tenían un olor dudoso, como mucho.

“Me estoy debilitando,” confesó Peabody. “Necesito algo más que media barrita
energética. Tú también.”

Eve le echó un suspicaz vistazo al pan ofrecido. “¿De qué es?”

“Jamón vegetariano, queso americano sin lácteos, y espinaca picada. Todo lo demás
en la máquina parecía peor. Al menos esto está algo caliente.”

“¿Por qué siempre hay espinaca?” Preguntó Eve, dándole un mordisco. “Es terrible.”

Peabody lo probó. “Sí, pero aun así, algo caliente. He perdido dos kilos y medio.”

“Si depende de la máquina expendedora, te vas a debilitar hasta que no quede nada
de ti.”

“Eso nunca sucederá, pero he perdido dos kilos y medio, y lo he mantenido así
durante dieciocho días y subiendo.”

“¿Pensé que no te ibas a obsesionar con los números?”

“Me gusta obsesionarme con los buenos números, y con mis pantalones flojos
actuales. Eso motiva. Si no estoy motivada, me comería una pila de brownies.” Cerró
los ojos un momento. “Mmm, brownies. Entonces me obsesiono con pesar lo suficiente
como para aplastarle el huesudo trasero a McNab cada vez que estoy encima.”

Eve plantó dos dedos sobre el tic en la esquina del ojo, y reparó en la inocente
sonrisa de Peabody. “Eso fue a propósito.”

“Sólo para romper la tensión.” Peabody dio otra mordida a su pan. “Pero ahora
realmente deseo un brownie.”

Sacudiendo la cabeza, Eve decidió que si tenía que comer una imitación repulsiva de
sándwich, bien podría coronarlo con el terrible café del AutoChef de la sala de
conferencias.

Estaba frunciendo el ceño después del primer sorbo cuando Baxter y Trueheart
entraron.

“¿Qué es ese olor?” demandó Baxter.

“Almuerzo de la expendora,” le dijo Peabody.

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Echoes in Death

“Debería de haber una ley.” Se acercó al tablero, se quedó parado, con las manos
hundidas en los bolsillos, estudiándolo. “L'Page y Burroughs, ¿posibles objetivos?”

Eve se obligó a tragar más café. “Correcto.”


“Tenemos a dos de esos.”

“Ponlos arriba.”

Trueheart se acercó para hacer eso mientras Baxter le echaba un mejor vistazo a las
fotos de la más reciente escena del crimen.

“Ahora está teniendo una verdadera fiesta. Escalando de objetivo a objetivo, pero
matar a Strazza abrió todo un nuevo mundo para él. ¿Mató primero al hombre?”

“El forense lo ha confirmado, sí.”

“La mayor amenaza, ¿y tener a Strazza soltándose para atacarlo? Asustado y


cabreado. Pero si puede reunir el valor, la próxima vez matará primero a la mujer.”

Eve asintió, siguiendo el razonamiento de Baxter. “Obsérvame matar a tu esposa. No


puedes detenerme, no puedes protegerla. Soy un hombre más grande y mejor que tú.”

Trueheart se aclaró la garganta, su sustituto a levantar la mano. “¿Cortarle la


garganta al hombre? Es rápido, elimina cualquier amenaza potencial. Pero también es
pringoso. Creo que le gustó el desastre. Eso profana el dormitorio. El espacio privado de
las víctimas.”

“Y añade fuerza al escenario,” concordó Eve. “Podemos…”

Se interrumpió cuando Olsen entró con su compañero. Algo tiró de su memoria


cuando el detective, de hombros estrechos en un desgastado abrigo de tela escocesa, de
piernas larguiruchas parecidas a los delgados limpiadores de tuberías, enfundadas en
pantalones marrones, entró.

Su pelo oscuro estaba rapado, y sus cejas formaban una aguda V invertida sobre sus
ojos avellana. Llevaba sólo un aro de oro en su lóbulo izquierdo.

Entonces le sonó.

“Tredway. Ha pasado un tiempo.”

“Así es. Cuántos, ¿seis, siete años?”

“Algo así. El Detective Tredway y yo trabajamos juntos en un asesinato hace algún


tiempo,” explicó Eve.

“Cuando Feeney era tu Teniente. La víctima era uno de mis soplones, de modo que
Feeney me metió en el caso. Atrapamos al bastardo.”

“Todavía está encerrado.”

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Echoes in Death

“Y ahora tú eres la Teniente.” Él cruzó hacia el tablero, sacudió la cabeza. “Mejor tú


que yo. ¿Estos son los objetivos potenciales?”

“Hasta ahora.”
“Tenemos dos parejas más que añadir a eso,” dijo Olsen.

“Ponlos arriba,” le dijo Eve, “y comencemos con la reunión.”

Hizo que Peabody les informara de la entrevista con L'Page y Burroughs.

“Ese tipo que se le acercó en el evento de la gala. ¿Alguna posibilidad de tener un


bosquejo de él?” preguntó Tredway.

“Es el siguiente paso. Dice que había poca luz, y fue hace como un año, pero
tenemos a un detective dibujante que tiene su manera de refrescar los recuerdos y
conseguir detalles.”

“¿Ese es su trabajo?” Olsen señaló al bosquejo del diablo en el tablero.

“Sí.”

“Vale la pena intentarlo.” Consideró Tredway, bebió su café como si éste no le


quemara el revestimiento del estómago. “Claro que algunos tipos, la mayoría, en
realidad, son más propensos a flirtear con mujeres despampanantes. Somos o estúpidos
u optimistas, dependiendo de cómo uno lo vea.”

“Yo soy el eterno optimista.”

Olsen soltó un resoplido ante el comentario de Baxter. “Campeón mundial.”

“Merece la pena intentarlo,” continuó Tredway. “¿Cuáles son las probabilidades de


que un estúpido al azar o un optimista se ponga a flirtear con ella en ese evento, y que
ella y el hombre con él se casa encajen en los requisitos del objetivo más adelante?”

Él tomaba notas mientras ellos hablaban, notas de verdad en una libreta muy usada
con un corto lápiz. Aunque no lo creía, Eve hubiera jurado que era la misma libreta y
el mismo lápiz que había usado siete años antes.

“Llamé a Yancy para esto,” dijo Eve. “Hará su primera sesión con L'Page hoy. Si
este es nuestro tipo, y a pesar de que el mundo está lleno de idiotas, estoy de acuerdo
con Tredway en las probabilidades, ella es la única de quien sabemos que ha visto la
cara del sospechoso.”

“¿Tal vez esa cara?” Tredway hizo un gesto hacia la foto de identificación de Anson
Wright.

“Acabo de terminar una entrevista con él.”

Eve los informó al respecto.

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Echoes in Death

“Para resumir, hay algún peso allí. Ha estado en la casa de las terceras víctimas, tiene
una segunda conexión con ellos a través del estudio de la primera víctima masculina.
Sabe cómo maquillarse. No tiene coartadas, vive solo. Tiene la estatura correcta, y la
constitución, y si L'Page tiene razón, la cara correcta. Por otro lado, él no hizo ningún
intento, en absoluto, para presentar una coartada, y parecía no tener ni idea de la razón
por la que yo preguntara. No es estúpido, sino distraído y egocéntrico.”

“Un actor,” añadió Baxter.

“Sí. Al parecer uno bueno. De manera que quiero mantenerlo vigilado el siguiente
par de días.”

“Podemos ocuparnos de algo de eso.” Olsen miró a su compañero por confirmación,


y recibió su asentimiento.

“El muchacho y yo podemos hacer turnos con ustedes. ¿Eso le funciona, jefa?”
preguntó Baxter.

“Conseguiré la autorización. Arréglenlo. ¿Quiénes son sus elegidos allí arriba?”

“Adelante, Detective,” le dijo Baxter a Trueheart.

Él revisó la información de la bomba sexy y la de su esposo.

“Mi ángulo sobre eso,” comenzó Eve, “es que ella no encaja.”

“Mi ángulo es que ella encajaría en cualquier parte.”

Eve le lanzó una fría mirada a Baxter. “Mantenlo en tus pantalones, sátiro. Ella no
encaja en su tipo,” continuó Eve, y expuso su teoría.

Tredway tomó sus notas, asintiendo durante su explicación. “Él está buscando a la
chica de sus sueños, y su chica soñada no disfruta lo sexy.”

“A no ser que sea para él,” concordó Olsen. “Pero la actitud de levántalos
muchachote en pantalla no encaja con la imagen.”

“Demasiada competencia,” añadió Baxter.

“Eso cuenta. Ellos deberían tomar precauciones,” añadió Eve, “pero están bajos en la
lista. ¿Quién es el próximo, Trueheart?”

“Jacie y Roderich Corbo, ambos de treinta y un años. Casados tres años, con su
residencia principal en la zona residencial del Upper East. Una casa adicional en Oyster
Bay, e intereses en una finca familiar, por el lado de ella, en Santa Lucía.”

“Adinerados hijos de papá,” dijo Baxter. “Los dos.”

“Han utilizado a ambos proveedores,” continuó Trueheart, “y la Señora Corbo ha


utilizado dos veces a En Pantalla para grabar y emitir infocomerciales para una línea de
productos para el cuidado de la piel que uno de los negocios de su familia representa.”

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Echoes in Death

“Ella es el rostro,” explicó Baxter. “Es un rostro increíble. También declara que
recibió un par de llamadas al enlace abiertamente sugestivas poco tiempo después de
que el último infocomercial saliera en pantalla.”
“¿Tienes su enlace?”

Baxter sacudió la cabeza. “Dijo que lo perdió. El esposo confirma que ella pierde su
enlace al menos una vez al mes.”

“El infocomercial inicialmente salió al aire en noviembre, Teniente,” continuó


Trueheart. “Ella cree que las llamadas llegaron justo después. Dos de ellas.”

“Describe abiertamente sugestivas,” dijo Eve, y Trueheart se sonrojó.

“Tomaré eso y se lo evitaré al muchacho. Un hombre, con el video bloqueado, le dijo


que iba a follarla y que lo iba a hacer bien y que ella suplicaría por más. Declaró que la
estaba vigilando. La segunda vez que llamó, ella cree que tal vez fue una semana
después de la primera vez, más de lo mismo, pero él añadió que ella le gustaba más en
verde, en cómo esa falda apretada le abrazaba el trasero. Pero a él le iba a gustar ella
desnuda, atada, y suplicando por más.”

“¿Ella reportó algo de esto?”

“No, señor.” Trueheart volvió a aclararse la garganta. “Dijo que sólo lo considero
una molestia en el momento. Ni siquiera se lo contó a su esposo, no nos lo dijo a
nosotros hasta que empezó a ponerse nerviosa durante la entrevista.”

“¿Cuándo el sospechoso la habría podido ver de verde? ¿Podía precisarlo?”

“Revisó sus archivos del armario, nos dio dos fechas. La primera fue en una cena
familiar por Acción de Gracias, la cual incluyó a algunos amigos cercanos, la segunda
fue en una fiesta de aniversario llevada a cabo en la mansión Corbo, y fue servida por
Jacko's. Verificamos eso ya que ella no está cien por ciento segura. El primer evento
tenía cerca de setenta y cinco personas, el segundo más de doscientas cincuenta.”

“Vamos a necesitar la lista de invitados.”

“Estamos trabajando en ello. Estamos esperando en poco tiempo la del primer


evento,” dijo Baxter. “El problema con el segundo es que la secretaria social de los
Corbo actualmente está de vacaciones. A una especie de campo de meditación, sin
comunicaciones. Y al parecer nadie más parece saber dónde encontrar la lista de
invitados.”

“Por todos los cielos.”

“Estamos presionando.” Baxter se encogió de hombros. “Los ricos de verdad son


diferentes. La secretaria social tiene una asistente, y si eso no es lo bastante excesivo, la
asistente tiene un asistente. A ninguno de ellos se les permite acceder a los archivos de
la secretaria. Incluso si pudieran, la mujer es tan paranoica que se los llevó consigo. Ella
trabaja en un portátil. Estamos investigando en dónde está porque nadie parecer saberlo.
Estamos en ello.”

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Echoes in Death

“Sigan con eso. Ustedes dos,” le dijo ella a Olsen.

“Gregor y Camilla Jane Lester. Cuarenta y ocho, y veintinueve años


respectivamente. Casados desde hace dos años. Es el segundo matrimonio para él,”
añadió Olsen. Gregor es jefe de emergencias en, redoble de tambor, Saint Andrew's.
Conocía bien a Anthony Strazza. Escogió sus palabras con mucho cuidado, pero
claramente, no le simpatizaba. Conoció a Daphne, brevemente y de manera casual en
unos pocos eventos, tales como la gala. Han utilizado a Jacko's. Camilla Jane adora
entretener,” añadió Olsen girando los ojos. “Pero le gusta variar, sorprender a sus
invitados, y Jacko's es tan, tú sabes, convencional.”

“Rubia cabeza hueca.” Tredway hizo un círculo en el aire con un dedo, y luego
indicó con este a su compañera. “Sus palabras.”

“Bueno, Jesús, si hicieras una búsqueda de las palabras, aparecería la imagen de


Camilla Jane Lester. Es preciosa, increíblemente tonta, y su esposo la adora. La
consiente. Se nota.”

“¿El tipo tiene la cara de hámster, y termina con alguien que se ve como ella? ¿Por
qué no lo haría? Es un hecho interesante,” continuó Tredway. “Camilla Jane antes de su
boda, se ganaba la vida actuando. Pequeños papeles, en teatro y en pantalla. Muy poco.
Y suplementaba sus ganancias como, lo llamaremos educadamente, bailarina.”

“¿Era estriper?”

“Ah, es la misma cosa. Tuvo algún trabajo como extra en un par de series, de las
diurnas, interpretó una vez a una chica muerta, y etc.”

“¿Conexión con En Pantalla?”

“Audicionó para un par de producciones allí, no consiguió los papeles. Hizo un


piloto para ellos, pero no lo escogieron.”

“Conecta,” declaró Eve. “Montones de conexiones.”

“No ha trabajado desde la boda, su elección según ella.” Olsen se encogió de


hombros. “Conoció a Lester cuando estaba suplementando sus ganancias como parte del
espectáculo en Noche de Cabaret, una recaudación de fondos.”

“¿¿Por qué están ellos allí arriba?” Tredway alzó la barbilla hacia el tablero. “Ella
jura que alguien estuvo en su casa el mes pasado, y revisó su ropa interior. Se llevó un
conjunto. Y como nada más faltaba lo dejaron pasar. Pero cuando ella estaba de
compras hace unos días, por más ropa interior, dice que recibió un texto diciéndole que
comprara más de colores púrpura. Que era un buen color para ella.”

“¿Su enlace?”

Olsen abanicó las pestañas. “Bueno, se enfadó tanto, estaba tan enfadada, que lo
arrojó al reciclador y compró otro. Cabeza hueca. Conseguimos el nombre de la
boutique, fuimos allí. La seguridad cambia cada veinticuatro horas, y nadie podía
recordar a un hombre deambulando por la tienda.”

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Echoes in Death

“¿Tu número dos?”


“Anna-Teresa y Ren Macari, veintiocho y treinta años. Casados durante dieciocho
meses. Más hijos de papá, y estos dos no fingen trabajar en nada.”

“Bueno, Olsen, él tiene su magia,” le recordó Tredway.

“Cierto. Él es mago. Esa es su pasión. Papá le compró un club de magia, en donde


puede actuar. Una rápida verificación de ese club muestra que lo está llevando a la
quiebra interpretando a Houdini, en realidad no hace nada más allí. Ninguno ha
utilizado a los proveedores, pero la madre de ella ha utilizado a Jacko's en eventos, y los
dos Macari han comido allí. El padre de él es un donador importante en, expectación,
Saintn Andrew's, y ayudó a sufragar los costos de una recaudación de fondos. Un baile
de máscaras en Mayo pasado. En ese evento, Anna-Teresa fue acosada, sus palabras,
por un hombre vestido como el Fantasma de la Opera.”

“Espera,” interrumpió Eve. “¿Cómo es que alguien se viste como un fantasma? ¿No
son invisibles? ¿No es una idea estúpida?”

“Es un personaje, señor,” explicó Trueheart. “Un actor que se quemó y se desfiguró
en un fuego en el teatro, y se volvió loco. Está obsesionado con una joven actriz, y
asesina a las personas a las que culpa por su accidente.”

“Principalmente,” estuvo de acuerdo Olsen. “Él llevaba, de acuerdo con la testigo,


una capa negra, una máscara blanca que escondía la mitad de su rostro, y lo que ella
cree que podía haber sido una peluca, larga, negra, rizada.”

“¿En dónde sucedió eso?”

“Ella había salido al exterior.” Tredway siguió con el informe. “Para tomar algo de
aire, declaró, ya que dentro estaba atestado y sofocante. Hay un área de jardín, y
eventualmente confesó que se había escabullido y encontrado una esquina oscura
porque quería fumarse un herbal. De modo que el Fantasma se acerca, le dice que tienen
que bailar, la agarra. Al principio piensa que está borracho y que es repulsivo, y
comienza a querer zafarse. Pero él la sostiene con fuerza, le agarra el trasero con una
mano, y él tiene una erección. Ahora ella forcejea, y él se ríe. Le dice que va a ser lo
mejor que nunca ha tenido. Como está preparándose para gritar, él la empuja al suelo,
arremolina su capa y escapa.”

“Ella entró enseguida, le contó a su esposo, e informaron a seguridad. No lo


encontraron.” Olsen lanzó una mirada al tablero. “Lo mejor que nunca has tenido. Esa
es la frase mágica.”

“Va a haber más,” dijo Eve. “Habrá asediado a más, acosado a más. Hacer eso lo
ayudaba a llenar el lapso entre allanamientos y violaciones. ¿La lista de invitados para
la fiesta?”

“No era con invitación. Uno compraba las entradas. Un evento de categoría muy
popular. Más de mil doscientas entradas vendidas. Uno podía comprar una mesa,”
añadió Olsen. “Pagar diez de los grandes por una mesa, y traer invitados.”

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Echoes in Death

“La gente no paga en efectivo para ese tipo de cosas, de modo que habrá registros
impresos. Peabody.”
Peabody añadió la tarea a su portátil. “Empezaré a seguir el rastro.”

“Y veamos si Wright puede verificar su paradero en la noche que Macari fue


acosada. Haz que los del DDE vayan a la tienda de ropa interior, que investiguen en la
seguridad. Si es necesario, haz que consigan una orden, que la confisquen y la traigan
aquí para trabajar en ella. Las cuatro parejas añadidas deben ser aconsejadas para que
añadan su propia seguridad.”

Miró alrededor de la mesa de conferencias. “¿Ideas, quejas, observaciones,


comentarios?”

Trueheart empezó a levantar la mano, pero se detuvo a tiempo. “Creo que él ha


estado dentro de muchas otras casas, Teniente. Que se ha llevado otros artículos
personales que los propietarios no han notado. O si lo hicieron, lo atribuyeron a su
propio descuido. Lo perdieron, lo dejaron en alguna parte, ese tipo de cosas.”

“Estoy de acuerdo. Artículos pequeños, íntimos, pertenecientes a la mujer lo más


probable. No objetos de valor, eso sería reportado. Él puede fantasear, imaginar, tramar
y planear.”

“Tiene que saber cuándo entrar. Tiene que vigilarlos,” añadió Olsen.

“Alguien con muchísimo tiempo libre,” estuvo de acuerdo Eve. “O tiene dinero
suficiente como para no tener que trabajar diariamente, o no trabajar en absoluto, o tiene
un trabajo que le permite salir de la oficina o del negocio en donde trabaja. O un trabajo
o posición que le da acceso a sus horarios.”

“Se retransmite mucho de eso.” Tredway sacudió la cabeza, como hastiado. “A


través de los canales de la sociedad, y en sus propias comunicaciones sociales.
Prácticamente invitan a que los allanen, si me lo preguntan.”

“No lo discutiría,” dijo Baxter, “pero incluso así no es probable que las cabezas
huecas comuniquen que van a ir a comprar bragas. Es una combinación de vigilarlas
virtualmente y de otra manera, diría yo.”

“Esto empezó en serio en Abril del año pasado en la Celebración de la Gala de Arte.”
Eve se levantó, se acercó al tablero. “Puede que haya acosado a mujeres antes, y
probablemente lo hizo. Puede haber entrado en sus casas y tomado su ropa interior para
olerla. Pero lo que tenemos apunta a esa noche. Todas las víctimas en este tablero
asistieron a esa gala. Igual que él.”

Cerró un momento los ojos, lo dejó dar vueltas en su mente, y se volvió.

“Mira lo perfila entre treinta y cincuenta años. Yo creo que cuarenta es la edad tope.
Es más joven, pero lo bastante mayor para tener control y paciencia. No tanta paciencia
como pensamos previamente, ya que ha utilizado otras rutas para satisfacer sus
necesidades. Entre treinta y cuarenta, lo más probable es que sea de raza blanca.
Alrededor del metro setenta y dos. Constitución promedio. Es, o uno de este grupo
social, o sabe cómo mezclarse con ellos.”

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Echoes in Death

Apuntó hacia la foto de Anson Wright.


“Eso no deja fuera al barman. Un actor sabe cómo meterse en un papel, y eso es
prácticamente lo que me dijo en Interrogatorios. De hecho, hizo un punto al respecto. Él
no estará casado, no tendrá una pareja o una relación seria. Acumula. Tiene que tener un
lugar donde pueda guardar todo el botín que toma de sus ataques, ya que no hay
evidencia de que se deshaga del mismo.”

Anduvo de un extremo al otro del tablero. “Toma sustitutos. Sólo parejas casadas,
mujeres excepcionalmente hermosas. La meta principal es la violación. Y esto es sobre
sexo así como de poder y de causar miedo. Sexo violento, del tipo que alivia,
temporalmente, su frustración por no tener al objeto verdadero de su deseo. Por no ser
capaz de castigarla y humillarla por rechazarlo. Hacerle lo mismo al hombre por tener lo
que él no puede.

“Las llamadas al enlace, los textos, los… flirteos, incluso los allanamientos para
robar ropa interior, todo eso es un juego previo para él. Le añade excitación,
anticipación. Pero desde que asesinó a Strazza, todo cambió, se abrió, se expandió. No
necesita ese tipo de juego previo ahora, un manoseo en la oscuridad, una voz en un
enlace. Necesita la matanza, el orgasmo. Ahora cuando escoge su disfraz, se maquilla,
entra para preparar el escenario, sabe que sus actuaciones sólo fueron, ¿cómo lo
llaman?, ensayos de vestuario. Estos son los verdaderos espectáculos. Y simplemente no
puede esperar para estar sobre el escenario otra vez.”

“No va a esperar mucho,” estuvo de acuerdo Tredway. “Tal vez un par de días.”

“Entonces será mejor que lo encontremos primero. Todos vamos a repasar la lista de
invitados, la lista del personal y del personal de apoyo para la gala. Vamos a seleccionar
a cada hombre entre los treinta y cuarenta, de raza blanca, pero había mala iluminación,
de modo que necesitamos considerar a los de raza mixta. Tenemos su constitución
aproximada. Hombres solteros, sin parejas. Él va a vivir solo. Y cuando tengamos a
esos, vamos a echar un vistazo a su madre, su madrastra, o a una hermana mayor tal
vez. Ella va a ser excepcionalmente hermosa.”

“¿Teniente?”

Asintió hacia Trueheart.

“Podría haber sido una maestra, la persona por la que está obsesionado. Sólo quiero
decir que yo, ah, tuve un fuerte enamoramiento por mi profesora de Literatura Inglesa
en secundaria.”

“Bribón,” dijo Baxter riéndose.

“Lo superé, pero por unas cuantas semanas, fue bastante intenso en mi mente. O
puede haber sido una amiga de su mamá, una vecina, o…”

“Cielos, tienes razón. Alguien que veía regularmente, con quien tenía una conexión,
con quien estaba relacionado. Lo suficiente para clavarse en su mente retorcida. Ella
será casada, y de clase media alta por lo menos. Comencemos con las madres.
Seguiremos la lista de las otras posibles. Busquen cualquier tipo de denuncia, incluso

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Echoes in Death

contra menores de edad. Investiguen, tal vez sus padres lo enviaron a terapia o a
rehabilitación. Trabajen los niveles. Peabody, haz el reparto de manera que no nos
pisemos los pies unos a otros. Podría ser un poco más alto o un poco más bajo,”
consideró. “Que sea metro setenta o metro setenta y siete. No dejemos que se nos
escurra porque lo restringimos demasiado.”

Le echó un vistazo a su unidad de pulsera. “Quiero hacerle otra visita a Daphne


Strazza. Envía mi lista a mi oficina en casa, Peabody. Si cualquiera les da la más
mínima impresión, contacten conmigo. Cualquier pregunta, cualquier nueva ruta que
quieran intentar, igual. Ese será el plan para las próximas veinticuatro horas.”

Salió de la sala, caminando con rapidez hacia la división de Homicidios. Cogería su


abrigo, iría al hospital, tal vez lograría sacarle algo más a Daphne, y luego se dirigiría a
casa, para ir directamente a trabajar.

Debería chequear y ver si Roarke…

Su mente se desvió cuando vio a Rosa Patrick y Kyle Knightly salir del elevador.

“Señora Patrick, Señor Knightly.”

“Oh, ¡gracias a Dios! Usted está aquí.” Rosa prácticamente se arrojó contra Eve. “Él
me envió un texto, con una imagen de… Oh Dios.”

“Aguanta, Rosie.” Kyle envolvió un brazo alrededor de su cintura mientras miraba a


Eve. “¿Hay algún lugar donde podamos sentarnos? Ella realmente necesita sentarse.”

“Vengan por aquí.” Consideró la cafetería, pero Interrogatorios A no estaba ocupado,


y estaba más cerca. Más privado.

Los hizo entrar. “Tomen asiento. Díganme que sucedió.”

“Mi enlace. Contesté mi enlace, y… vea.” Lo sacó de su bolso, y se lo acercó a Eve.

“Mire.” Kyle lo tomó, presionando con suavidad el pulgar de Rosa en la tecla de


seguridad. “Yo lo mostraré, ¿de acuerdo?”

“Sí. Lo siento.”

Él buscó un texto y le entregó el enlace a Eve.

Una imagen de Rosa, atada, desnuda, inconsciente sobre sábanas enredadas, apareció
en la pantalla. Sobre ésta, el texto decía:

¿Eso no fue divertido? Lo mejor que nunca tuviste. ¡Hagámoslo de nuevo!

Eve leyó la hora en que fue enviado: hacía treinta y cinco minutos.

“Puede rastrearlo.” Rosa juntó sus manos con fuerza, con los nudillos blancos
mientras las presionaba entre sus senos. “Usted puede hacer eso. ¿Puede hacerlo? Por
favor. Puede encontrarlo.”

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Echoes in Death

“Denme un segundo.” Eve se levantó alejándose de la mesa, llamó a NcNab.


“McNab, mago electrónico.”

“Interrogatorios A. Ahora.”

“Voy para allá.”

Eve regresó, se sentó frente a Rosa. “¿Es la primera vez que ha recibido una
comunicación como esta?”

“Sí.”

“Recuerde. Antes del asalto, ¿recibió usted algún tipo de comunicación que fuera
sugestiva, evidente, amenazante?”

“No. Lo juro. ¿Por qué haría él esto ahora? ¿Por qué? Han pasado meses.”

“Porque es un estúpido, es por eso.” Kyle le apretó el hombro. “Ellos rastrearán ese
texto, Rosa.”

“La imagen. Él grabó… es como si estuviera volviendo a suceder.”

“Señora Patrick, ¿dónde está su esposo?”

“Está en camino. Estaba en la parte alta de la ciudad, en reuniones, pero está


viniendo.”

“¿En dónde estaba usted cuando recibió este texto?”

“Estábamos… en el West Village.”

“Estaremos haciendo una filmación en esa localización la próxima semana,” explicó


Kyle. “Yo quería echarle otro vistazo, caminar por las calles que estamos usando. Le
pedí a Rosa que me acompañara, para que me diera su perspectiva.”

“Él quería darme algo para hacer. Me está siendo muy difícil salir, sola. Quedarme
en casa, sola.”

“Estás mejorando.”

Rosa le dirigió una sonrisa a Kyle. “Lo estaba. Mejoraré. Pero… Kyle me convenció
de ir al centro con él y la asistente del director. Estaba disfrutándolo. Hizo que dejara de
pensar en todo, y entonces sucedió esto.”

“Usted, Señor Knightly, y…”

“Karyn Peeks,” proporcionó Kyle. “La asistente del director en la filmación.


Estábamos parados en… Dios, creo que era Charles.” Él se frotó la frente. “Mi mente
está un poco revuelta. Karyn y yo estábamos discutiendo algunos ángulos, y Rosa
contestó su enlace. Se puso pálida, absolutamente blanca. Casi dejó caer el enlace. Yo lo
cogí, y vi…”

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Echoes in Death

“Quería correr, ni siquiera sé a dónde, simplemente correr. Kyle dijo que


necesitábamos traérselo a usted, enseguida. Traérselo a usted, y que usted rastrearía la
transmisión.”
“Eso era justo lo que tenían que hacer.”

McNab tocó enérgicamente aunque ya abría la puerta.

“Es el Detective McNab, del DDE. Necesito su permiso para darle el enlace.”

“Sí, sí. No me importa si no lo vuelvo a ver nunca más.”

“Denme un segundo.” Eve salió de la sala con McNab. “Texto recibido con imagen,
le llegó hace como treinta y cinco minutos. Consígueme todo lo que puedas, tan rápido
como puedas.”

“Hecho. Puedo hacer esto en tu oficina si te parece bien. Ahorra tiempo.”

“Ahorra tiempo.”

Regresó a la sala. “Él es uno de los mejores,” les dijo, “Quiero tranquilizarlos. Acabo
de venir de una sesión informativa con un equipo de detectives que están trabajando en
la investigación. Esta es mi mayor prioridad, y la de ellos.”

“¿Tiene usted alguna pista?” Kyle levantó las manos. “Todo el mundo pregunta eso,
pero hay una razón para que lo hagan.”

“Y hay una razón por la que sólo puedo decirles que esta investigación está abierta y
activa, y que estamos persiguiendo todas las pistas. Y lo hacemos,” dijo, mirando a
Rosa.

“Lori y yo fuimos a ver a Daphne anoche.”

“Eso es bueno.”

“Fue difícil, para todas nosotras, pero creo que es bueno. Lori y yo sabemos lo que
ella está sintiendo en este momento, y esperamos haberle mostrado que no está sola, y
que las cosas mejorarán. Fue mejor, y ahora…”

“Esto no va a cambiar eso o a usted. Usted no va a dejar que él la viole otra vez.”

“Si hubiese estado sola cuando…”

“No lo estabas.” Kyle le tomó la mano. “No lo estás.”

“Yo sólo… Neville. Desearía que él llegara aquí.”

Dándole un apretón a su mano, Kyle asintió. “¿Qué tal si voy fuera, te consigo un
café, lo llamo y le hago saber que estamos hablando con la Teniente Dallas, y que me
diga en cuánto tiempo estará llegando?”

“¿Lo harías? Simplemente me sentiría mejor.”

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Echoes in Death

“Seguro.”
“Omita el café,” le aconsejó Eve. “más malo no puede ser. El té es una mejor
apuesta.”
“Gracias por el consejo. Regreso enseguida.”

“Rosa,” empezó Eve cuando estuvieron solas. “Sé que ha pasado por esto
innumerables veces. Sé que se está sintiendo vulnerable en este momento. Le voy a
pedir que piense con mucho cuidado. Antes del asalto, y después, pero particularmente
antes, hubo algún incidente, aunque fuera menor, en que alguien se le aproximara, la
tocara, o… ya sabe lo que estoy diciendo. ¿Flirteó con usted?”

“No.”

“Rosa, es una mujer hermosa. Es difícil creer que no haya tenido a alguien flirteando
con usted.”

“No de una forma desagradable. ¿Un flirteo, un intento? Quiero decir que ¿estás en
un bar o un club esperando a tus amigos y un hombre te ofrece invitarte un trago?
Seguro. Dices, no gracias, y él puede tratar de conversar contigo durante un minuto.
Puedes juzgar si es algo inofensivo o si se va a poner agresivo, y lo manejas de acuerdo
al caso.”

“Y nunca ha habido una de esas veces en que alguien se haya aproximado a usted de
esa forma, la haya asustado, que la haya hecho sentir amenazada.”

“Francamente, no. Molesta, sí. Pero desde que he estado con Neville, no ha habido
mucho de eso. Casi pienso… bueno, uno de mis amigos dijo que es como si yo tuviera
este aura de No Molestar a mí alrededor. Lo supe la primera vez que lo vi. Yo estaba
con alguien más, pero mi corazón simplemente… Saltó.” Se rio. “Y cuando me las
ingenié para acercarme a él, para empezar una conversación, estaba hundida. Lo supe,
me sentí tan culpable porque el hombre con el que estaba era un hombre muy, muy
agradable.”

“¿Él estaba enfadado?”

“¿Quién? ¿Justin? Oh, no. Para empezar, él no lo sabía. Francamente, pensé en


Neville como una adorable fantasía. Su apariencia, el acento, los modales, la química.
Estaba segura de que sólo era eso cuando volvimos a encontrarnos. Yo estaba libre, pero
él estaba con alguien más. Perdí esa oportunidad, eso es lo que pensé. Entonces, a la
tercera va la vencida. Nos volvimos a encontrar y ambos estábamos sin pareja, y resultó
que él también había sentido ese salto. Y eso ha sido todo. El aura de No Molestar
apareció.”

“¿Alguna vez ha tenido la sensación de que alguien ha estado en su casa cuando


ustedes no estaban? ¿Notó que algo faltaba?”

“No en realidad.”

“Ropa interior,” dijo Eve y vio la sorpresa en el rostro de Rosa.

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Echoes in Death

“Yo… es raro que usted lo diga. Compré toda mi lencería antes de la boda, no la usé
para nada. Neville y yo vivíamos juntos en la casa desde la primavera, y yo quería todo
nuevo cuando nos casáramos. De manera que la guardé, pero no la usé. Cuando
regresamos de la luna de miel hubiera jurado que un par de conjuntos faltaban. Llevé
algunos a la luna de miel, pero estaba tan segura de haber comprado y guardado esos
dos.”

“No estaban donde los habías puesto.”

“No estaban por ningún lado. Simplemente lo atribuí a todo el caos de la boda.” Se
detuvo, frotó una mano sobre su corazón. “¿Él ha estado en casa?”

“Es algo que estamos investigando.”

“Parece como si esto nunca fuera a terminar,” murmuró Rosa.

McNab abrió la puerta, dejó pasar a Kyle por delante.

“¿Teniente?”

“Denme un minuto.” Salió con McNab.

“Enlace no registrado.”

“Lo imaginé.”

“Pero he conseguido una ubicación. En donde se originó el texto, y en donde el


enlace, todavía activo, está ahora. A media manzana del edificio de los Patrick. Chequeé
el archivo.”

“Trae tu equipo, estás conmigo. Garaje, cinco minutos, así que mueve el trasero.”

“Nunca está quieto.”

La simple verdad, pensó mientras él salía disparado en sus botas de aire escocesas y
ella regresaba a Interrogatorios A.

“Como lo sospeché, el texto vino de un enlace sin registro.”

“¿Qué significa eso?” demandó Rosa.

“No pueden identificarlo, Rosa,” explicó Kyle. “No está registrado.”

“Oh, pero…”

“Pero sí tenemos una ubicación. Voy para allí en este instante. Puedo llevarlos abajo
a nuestra cafetería para que esperen al Señor Patrick.”

Kyle verificó la hora en su unidad de pulsera. “Maldita sea. Él todavía está a diez
minutos de aquí. No espere. Adelante. Yo lo llamaré y nos encontraremos con él abajo.
Él casi está aquí, Rosa. Iremos a encontrarnos con él.”

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Echoes in Death

“Sí.” Rosa se puso de pie. “Apúrese,” le dijo a Eve.

Eve se apresuró a su oficina, apenas bajando la velocidad cuando Peabody saltó de su


escritorio en la división. “McNab dijo…”

“Trabaja la lista. McNab es suficiente para esto. Si conseguimos algo lo sabrás.”

Eve cogió su abrigo, salió disparada hacia el garaje. McNab llegó medio minuto
detrás de ella.

Eve simplemente salió como una bala de su espacio, puso las luces y activó las
sirenas, y salió a toda velocidad del garaje.

“¡Arre!” fue la reacción de McNab, pero tensó más el cinturón de seguridad. “No
quiero bajarte la moral, Dallas, pero él no va a estar allí.”

“Lo sé.”

“Entonces está bien. Este idiota se mueve. De modo que este cabrón por un lado
intensifica los ataques asesinando, y por el otro lado se limita a burlarse.”

“¿Por qué limitarse?” le preguntó Eve mientras daba un volantazo alrededor de un


sedán cuyo conductor obviamente decidió que las sirenas no significaban nada para él.”

“Es poco tiempo, ¿correcto? Claro que esto mantiene a un objetivo anterior en
ascuas, o hace que vuelva a sentirse acorralado, pero él ahora está tras algo más.”

“Pregúntate, ¿por qué este objetivo? ¿Por qué esta mujer? La primera.”

Él se hizo la pregunta mientras ella alcanzaba un tramo despejado en la Décima, y la


ciudad pasó como un borrón. “Ella todavía es importante. Ella, especialmente, significa
algo para él.”

“Él no incluyó al esposo en el texto, no fue una cuestión de pareja. No amenaza con
violencia. Se burló de ella, sí, pero es Hagámoslo otra vez. La parte enfermiza de él que
retuerce esto convirtiéndolo en sexo real quiere hacerlo de nuevo. Con ella. Esa es mi
conclusión hasta que, o a menos que el resto de las víctimas reciban lo mismo.”

McNab lo reflexionó. Asintió. “Es por eso que tú eres la Teniente.”

“De puta madre. ¿Todavía en esa ubicación?”

“No se ha desplazado. Lo tengo bloqueado.” Él estudió la lectura en su portátil.

La guio hasta que estuvieron más cerca, entonces maldijo.

“Mierda, joder, maldita sea, se apagó.”

“¿Se desactivó?”

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Echoes in Death

“Se apagó,” repitió él. “Desapareció. Tengo el bloqueo en la ubicación, pero el


enlace está apagado. Lo dejó aquí, a media manzana. Mierda. Tres metros, al lado sur.
Para. Estamos justo encima.”
Estacionó en doble fila. Y lo vio en el momento en que salió del todo-terreno hacia la
explosión de furiosos bocinazos.

“Reciclador.” Señaló, trotando hacia éste. “Todavía está zumbando, maldita sea.”

“El programa de destrucción está corriendo.” Frustrado, McNab pateó el cubo.


“Empezó hace cinco minutos. No sólo se apagó, Dallas. Está completamente destruido.”

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Echoes in Death

Capítulo 18

Esperó con McNab, hicieron el papeleo apropiado y se quedaron mientras el


empleado de la ciudad desbloqueaba y abría el contenedor.

Y miraron dentro del contenedor abierto el horroroso desastre compactado.

“Bueno.” McNab tiró de su gorro con orejeras púrpura y verde. “Me gustan los
retos.”

“Aquí tienes uno. Llévatelo, haz lo que sabes hacer.”

Consideró la logística de que él cargara con una gran bolsa de desperdicios


compactados y basura en el subterráneo, metió la mano en su bolsillo. “Llévalo en un
taxi.” Metió el dinero dentro de uno de sus varios bolsillos ya que sus manos en ese
momento estaban ocupadas trabajando con el empleado de la ciudad para transferir el
contenido del reciclador a una gran bolsa verde.

“Gracias.”

“¿Cuáles son las probabilidades?” le preguntó.

“Lo más seguro es que ninguna, pero uno nunca sabe. Tal vez está alojado en un
pequeño compartimento, y sólo se comprime en lugar de destruirse.”

“Buena suerte con eso.” Echó a andar hacia su coche.

“De haber llegado diez minutos antes, podría haber bloqueado al idiota, y lo
tendríamos completo.”

Ella asintió mientras subía al coche porque eso le había dado la impresión de ser un
punto bastante interesante.

Dirigiéndose al hospital, usó su unidad de pulsera para enviarle un rápido texto a


Roarke:

Me retrasaré un poco. Me dirijo al hospital a chequear a Daphne Strazza. Voy a casa


después. Tengo una larga noche por delante, lo siento.

Incluso mientras se preguntaba si el tiempo que se tomaría aquí estaría mejor


empleado en otro lugar, anduvo por la ya familiar ruta hacia el cuarto de Daphne. La
encontró, en un pijama blanco y bata, y cabello arreglado, de pie con Del Nobel.

“Teniente. Jacko's sigue enviando comida. Estoy tratando de convencer al Doctor


Nobel de que se lleve una porción del pollo a la Alfredo que llegó hoy. Es
maravilloso.”

“Se te ve bien. Más fuerte.”

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Echoes in Death

“La enfermera, Rhoda, me convenció de… bueno, de arreglarme un poco. Y sí, me


siento mejor. Dijeron que puedo irme mañana, pero…” Apretó los labios, miró
suplicante a Del.
“Puedo alargarlo otro día, pero sería bueno que salieras de aquí.”

“Simplemente no sé adónde… el abogado de mi esposo vino a verme. Fue muy, muy


amable. Me dio una tarjeta de débito, para gastos hasta… hasta que todo esté
establecido. Simplemente no puedo regresar a esa casa. Simplemente no puedo regresar
allí.”

Como si las piernas se le hubiesen doblado, se sentó.

“Puedo vender la casa cuando el Señor Wythe diga que lo puedo hacer, pero no
puedo regresar.”

“¿Recuerdas alguna cosa más?”

Daphne sacudió la cabeza, pero se retorció los dedos, y desvió la mirada.

“¿Recuerdas haber salido caminando de la casa?”

Los dedos se soltaron. Daphne miró a Eve. “No. No recuerdo. Ni siquiera como un
sueño. La Doctora Mira dijo que vendría aquí mañana. Si no estoy aquí…”

“Ella ira adonde sea que estés,” le dijo Eve. “El Señor Wythe me dijo que se te
permite ir a un hotel, y lo que sea que necesites. Puedo conseguirte una habitación en el
Palace. Puedo asegurarme de que estés a salvo allí.”

“Pero… ¿tu irás allí?” le preguntó a Del. “Si tengo que ir, ¿irás allí y hablarás
conmigo?”

“Puedo hacer eso.”

“No estoy segura. Simplemente no sé qué… ¿Qué debería de hacer?”

Antes de que él pudiese contestar, Eve captó el sonido de voces altas fuera de la
puerta. Se acercó, y la abrió para ver al oficial en servicio bloqueando a una furiosa
mujer con un largo abrigo rojo y un enorme bolso colgado sobre el hombro.

“Usted no va a impedir que vea a mi hermana. Nadie va a…”

“Oficial. Ella está autorizada.”

Tish pasó al lado del oficial, y rozando a Eve, entonces se paró en seco, dejó caer el
bolso al suelo con un golpe.

“Daphne.”

Daphne se puso de pie, inmóvil. “Tish.”

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Echoes in Death

“Daph.” Tish voló a través de la habitación, y arrojó sus brazos alrededor de la pálida
y rígida Daphne. “Oh, Daph, Daph, Daph.”

“Cómo es que tu… por qué estás…”


“¿Por qué?” Tish se separó una pulgada. “No seas idiota. Daph,” dijo más
suavemente, acunando el rostro de su hermana en sus manos. “Todo va a estar bien
ahora.” Cuando Daphne sólo sacudió la cabeza, Tish la agarró con más fuerza. “Sí, así
es. Te lo juro, así es. Mamá y Papá estarán aquí mañana. No pudieron coger un vuelo
más pronto debido a la nevada, pero…”

“¡No!” Daphne forcejeó para liberarse y parecía, a los ojos de Eve, absolutamente
aterrorizada. “No deberían venir. No deberías estar aquí.”

“¿Por qué diablos no?”

“Él lo dijo. Necesitas marcharte. Necesitas marcharte ahora. Él se pondrá tan


enfadado. Estará furioso si sabe que estás aquí.”

“Él está muerto,” dijo Tish llanamente, posando las manos nuevamente en el rostro
de Daphne cuando Daphne se sobresaltó. “Está muerto, Daphne, de modo que eso ha
terminado. Ha terminado, y tú no me vas alejar. No vas a alejarnos otra vez, Daphne,
somos tu familia.”

Los ojos de Daphne se anegaron en llanto, y las lágrimas se desbordaron. Y rompió a


llorar, sollozando mientras se aferraba a Tish.

“Todo va a estar bien,” murmuró Tish. “Te lo prometo. Estoy aquí ahora. Estoy
aquí.”

“Démosles un minuto,” sugirió Nobel, haciendo un ademán hacia la puerta.

Cuando Eve salió con él, soltó un largo suspiro. “Eso es algo muy bueno. Esas son
las primeras lágrimas que ha derramado que no fueran por miedo o dolor. ¿Usted se
contactó con la hermana?”

“Sí.”

“Yo no podía. Si la paciente dice que no, no puedo. Estoy condenadamente contento
de que usted lo hiciera. Empezará a sanar en su interior ahora. Esto tomará tiempo, pero
empezará.”

“Ella lo busca a usted para que le diga qué hacer.”

“Lo sé, y no lo voy a hacer. Creo que ha tenido bastante de que le digan lo que debe
de hacer, qué usar, qué decir.”

Se encogió de hombros. “Ella me habla. Es cuidadosa, y más que eso, le han lavado
completamente el cerebro. Pero, bueno, yo soy un profesional.”

“Al igual que yo, y ella ha recordado más. Acaba de mentir.”

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Echoes in Death

“Tal vez. Si lo hizo, es por miedo. Continúa teniendo pesadillas, recuerdos


recurrentes, incluso algunas alucinaciones leves en donde dice que los demonios estaban
en el cuarto.”
“¿En plural?”

“Algunas veces. Después de los episodios, está avergonzada, pidiendo disculpas.


Todavía está muy frágil, Teniente. Sus emociones son un delgado pedazo de cristal que
ya está rajado. Con demasiada presión, se harán pedazos. Recomponerlas va a llevar
muchísimo más tiempo.”

“No creo estar poniendo excesiva presión en ella.”

“No lo hace, y créame que pensé que tendría que poner la cara de doctor severo con
usted. Pero usted es buena con ella, de manera que está respondiendo. Si mintió, es
porque no está lista. Puede que esté proyectando, pero no creo que las mentiras sean su
retroceso o su recurso.” Lanzó una mirada hacia la puerta. “Tener a su familia aquí va a
ayudarla a sanar y, francamente, eso le quita una carga a mi mente. Podría haber
alargado su estancia aquí otro día, tal vez dos utilizando la presión de que es la viuda de
Strazza, pero está lista para marcharse, físicamente.”

“Necesito entrar allí. Tengo que volver al trabajo, y necesito saber en dónde va a
estar ella cuando se marche de aquí.”

“Sí. Quiero ver si ella está de acuerdo en que haga los arreglos para poner una cama
aquí para su hermana. Esperando que se quede con ella esta noche.”

Eve entró para ver a las dos mujeres acurrucadas juntas en la cama, con Tish, todavía
con el abrigo y las botas, acariciando el cabello de Daphne y calmándola.

Ella alzó un dedo de la mano acariciadora para que Eve no se acercara.

“Voy a hacer algunos arreglos, y que Mamá y Papá sepan que estoy aquí.”

“No te vayas.”

“No lo voy a hacer. Vamos a tener una fiesta de pijamas esta noche. ¿Recuerdas
cómo hacíamos eso? Sólo me voy a ocupar de un par de cosas, justo afuera de la
habitación, y luego me voy a poner mi pijama de fiesta y vamos a pedir helados para ver
una maratón de videos. Primero la pizza, ¿verdad? Pizza, luego helado, luego el dolor
de barriga. No empieces sin mí.”

“Lo siento, Tish. Lo siento tanto.”

“Cierra el pico.”

Tish se levantó de la cama, y echó a andar hacia la puerta. Hizo un gesto con un
movimiento de cabeza y salió.

“Estoy tan cabreada que puede que no sea muy coherente, pero…” Las lágrimas
cayeron de sus ojos, de modo que presionó el filo de sus manos contra ellas. “No, no,
no, no voy a ir allí. No pude conseguir un vuelo debido a la maldita nevada, entonces

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Echoes in Death

finalmente conseguí uno cuando los centros de transporte abrieron. Debería haber
estado aquí.”

“Usted está aquí ahora,” dijo Eve, y Tish dejó caer las manos.

“Usted es la policía que me contactó.”

“Dallas. Teniente Dallas.”

“Gracias.” Tish le ofreció una mano, y luego se volvió hacia Del. “Usted es el doctor
que ha estado cuidando de ella.”

“Del Nobel.”

“Gracias.” También le ofreció su mano. “Quiero hablar con ustedes dos con más
profundidad, pero no quiero dejarla sola mucho tiempo en este momento. Me estoy
quedando con ella aquí dentro esta noche.”

Lo dijo como un reto.

“Haré que traigan una cama para usted.”

“No la necesito. Puede traerla si eso es una regla, pero la cama es lo bastante grande.
Quiero saber cuándo puede salir de aquí.”

“Puede ser dada de alta mañana. Ella requerirá algunos seguimientos como una
paciente ambulatoria, y hay algunas instrucciones que ella, y usted, necesitarán seguir.”

“Lo que se necesite. Necesito conseguir un hotel. Necesito un hotel bueno y seguro
en donde se sienta a salvo. Uno con dos dormitorios, para cuando mis padres lleguen,
con una salita de estar o lo que sea. Necesitaremos un lugar para sentarnos juntos,
hablar juntos.”

“Estaba a punto de arreglar una habitación en el Palace,” le dijo Eve. “Es muy
seguro. Puedo hacer que lo acomoden a sus necesidades. Su hermana tiene una tarjeta
de débito para…”

“¿De él?” Los ojos húmedos de Tish se volvieron pétreos. “¿De Strazza?”

“De el abogado a cargo de su herencia.”

“No lo queremos. No tomaremos nada de él. Usaré mi tarjeta para asegurar la


habitación. Que se joda, no el abogado, aunque si es el abogado de Strazza
probablemente se merece unos cuantos insultos. Pagaremos a nuestra manera.”

“Yo puedo asegurar la habitación,” dijo Eve de modo imparcial. “Sólo dé mi nombre
en recepción junto con el suyo.”

“Se lo agradezco. Aprecio mucho lo que usted ha hecho por Daphne, ustedes dos. Me
alegra que él esté muerto. Estaré contenta de que esté muerto por el resto de mi vida.”
Lanzó una mirada hacia la puerta. “Hay una cosa más. ¿Hay alguna forma de que pueda

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Echoes in Death

conseguirle otro pijama? Él la hacía usar blanco.” Se volvió, con el rostro tenso. “Me
gustaría conseguirle otro pijama para que use esta noche. No me importa el color, no me
importa si está cubierto de dibujos de ovejas con tres cabezas. Sólo que no sea blanco.”
“Veré lo que puedo hacer,” le dijo Del.

“Genial. Oh, sí, una cosa más. Pizza y helado. ¿Alguna manera de que eso suceda?”

“Hay absolutamente una manera de que eso suceda.”

“Magnífico.” Tish respiró hondo. “Buen comienzo. Nosotros vamos a cuidarla.


Vamos a hacerla superar esto.”

Cuando Tish volvió a entrar, Eve pensó, sí, ellos lo harán.

* * *

Cansada desde la médula, condujo a casa. Se recargaría, se prometió a sí misma.


Café, montones de café la recargarían de inmediato.

Había tachado cosas de su lista. La seguridad de los Mira, gracias a Roarke, estaba
incrementada. Daphne Strazza y familia tenían habitaciones esperando por su llegada al
día siguiente. Y ella tenía una teoría que seguir.

Múltiples teorías, admitió, y sintió que la fatiga descendía sobre ella mientras
conducía a través de los portones.

No podía aflojar, pensó, no en este caso. Había muchas razones por las que no podía
aflojar, razones que no estaba segura de poder explicar adecuadamente a nadie.

Dejó el coche, subió a la casa. Se fastidió, a la vez que sintió alivio, cuando ni
Summerset ni el gato estaban esperando. ¿En donde diablos estaban? Habría encontrado
un insulto decente. Estaba cansada, no con muerte cerebral.

Subió las escaleras, decidida a ir directamente a su oficina. Si se iba al dormitorio


primero, esa gran y maravillosa cama podría tentarla a tomarse una siesta.

No había tiempo para siestas.

Oyó la voz de Roarke viniendo de su oficina adyacente, viró hacia allí.

Él también había redecorado su espacio, y en ese momento tenía chisporroteando la


chimenea que compartía con ella. Estaba sentado ante su propio centro de comando,
elegante y negro, hablando por un enlace con audífono mientras un holograma sobre
alguna especie de… algo mecánico daba vueltas lentamente y en su pantalla de pared
aparecían números, figuras, tal vez ecuaciones.

Galahad estaba tumbado sobre una de las patas del centro de comando, moviendo la
cola mientras miraba el holograma.

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Echoes in Death

Le dirigió un medio saludo a Roarke, y regresó a su propio espacio.

Por un momento sólo se quedó parada, mirando fijamente su tablero, mirando la


muerte, la sangre, la crueldad.

Abatida, tiró a un lado su abrigo, junto con la bufanda y el gorro, y comenzó el


trabajo añadiendo las últimas víctimas al tablero. Después las fotos de la escena del
crimen, los descubrimientos del médico forense, los resultados del laboratorio, ni
cabello, ni fibras, ni ADN.

Expandió el tablero, una nueva comodidad muy útil, y puso las fotos de las
identificaciones y la información de las parejas entrevistadas ese día. Alzó la vista
cuando Roarke entró, el gato por delante de él para saludarla frotándose contra ella.

“Parecías ocupado,” dijo ella.

“Sólo unos cuantos toques finales en la reunión en la que estaba cuando te


contactaste conmigo más temprano.”

“Lamento agregar más cosas a tu día.”

“¿Por qué? Todo se termina haciendo, ¿no es así? Dennis estaba un poco
desconcertado y más que fascinado con los nuevos juguetes que añadí a su sistema.
Nuestra Mira estaba inicialmente molesta de que hubieras… agregado cosas a mi día y
al tuyo, pero se dejó convencer. Y tú, Teniente,” continuó mientras se acercaba a ella,
pasando un dedo por la hendidura en su barbilla, “pareces cansada.”

“No es ese tipo de cansancio.”

Ella los sorprendió a ambos cuando él la atrajo para un beso y ella se aferró a él,
derramando lágrimas.

“Vamos, vamos. ¿Qué pasa?”

Ella sacudió la cabeza, se aferró con más fuerza. “No puedo explicarlo. No puedo.
Sólo abrázame, ¿sí? Abrázame. Tengo que dejarlo ir. Sólo tengo que dejarlo pasar.”

Él la alzó, la llevó al sofá, y la acurrucó en su regazo. “Entonces déjalo ir, nena.


Estoy justo aquí.”

Las palabras, la manera en que la sostenía, le acariciaba el cabello, hicieron que


dejara salir el dolor, el agotamiento de luchar contra éste, y una gran tristeza.

“No puedo explicarlo,” se las ingenió para decir cuando las lágrimas disminuyeron.

“Nos preocuparemos de eso después.”

Aunque la cabeza le dolía por el episodio de llanto, era un consuelo descansarla en su


hombro. “Tengo tanto que hacer.”

“Y lo harás. Me dirás cómo puedo ayudarte.”

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Echoes in Death

“Si hubiera cogido este caso hace tres años. En febrero, tres años atrás, ¿justo antes
de ti? Creo que me hubiera quebrado. Creo que habría sido mi fin. Ahora es sólo… tal
vez me magulla algo, pero no me quiebra. No lo hará, porque tú estás conmigo cuando
tengo que dejarlo ir.”
“Cuéntame lo que puedas.”

“Es un montón. Empezando con las víctimas de esta mañana. Lo que les hizo a
ellos… bueno, está justo allí, en el tablero. Disfrutó con ello, creo. Más que antes,
incluso más. Porque tomar esas vidas fue el gran final, ¿no es ese el término?, que se
había perdido antes. No se dio cuenta de que le había faltado eso, y ahora lo sabe.”

Empezó a ponerse de pie, y se volvió a acomodar cuando él la sostuvo contra él. Sí,
pensó, se quedaría por ahora.

“Ha hecho movimientos, virtualmente y cara a cara, con otras mujeres. Antes de los
primeros asaltos, entre asaltos. Eso alimentaba a la bestia los suficiente.”

Le contó todo, sobre el viaje con McNab al enlace sin registro destruido mientras
estaba sentada en sus brazos con el fuego chisporroteando.

“Puede que sea capaz de salvar algo,” dijo Roarke. “Pero esa no es la pregunta:
¿Cómo es que fue coordinado el tiempo tan bien?”

“Sí, esa es la pregunta. Es arrogancia. Es encontrarse a sí mismo en el centro de la


atención, sintiéndose invencible. Le gusta burlarse, y esa burla era para mí, para los
policías, pero creo que para mí. Una mujer policía.”

“Todo eso es difícil, pero no es lo que realmente te alteró.”

“Lo último fue Daphne Strazza.”

Cerró los ojos, se lo contó.

“Nobel tiene razón. Está peligrosamente frágil en este momento, luchando para
simplemente ir de un día a otro. Está tan dañada que no sabe cómo tomar una decisión,
está tan adoctrinada que no puede tomar una sin que se lo digan. Se lo que es eso.
Recuerdo cómo es cuando estás tan aterrorizada de cometer el más mínimo error que no
haces nada. Y aun así no está bien. Vi su rostro cuando su hermana entró. Su primera
reacción fue de puro temor. No de su hermana. Tal vez por ella, no estoy segura.”

“Crees que Strazza amenazó con hacerle daño a su familia, que utilizó eso como otra
palanca.”

“Creo que es posible, probable. El miedo fue la primera reacción, instantáneo,


arraigado. Después se sobresaltó, como si la hubieran abofeteado, cuando su hermana
dijo que Strazza estaba muerto. Punto. Fue como si no lo entendiera completamente o
no lo creyera hasta ese momento. Entonces lo dejó ir. Lo que vi en su hermana fue a
alguien que sabía cómo sostener, apoyar.”

Ella volvió el rostro hacia su garganta. “Me vi a mí misma y a ti. Lo que significa
tener eso, estar impactada de que lo hagas. Vi amor, y una oportunidad para sanar. Hizo

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Echoes in Death

falta la brutalidad para darle esa oportunidad. La brutalidad me la dio a mí. Luchar
contra esa comprensión, contra ese espejo que veo cuando la miro, es agotador.

“¿Por qué tendrías que luchar contra ello?”


“Tengo que ser objetiva para hacer el trabajo, y si no hago el trabajo, si no lo hago
bien, otra pareja podría terminar en ese tablero.”

“Querida Eve.” Le acarició el cabello, presionó los labios contra éste. “Es la mezcla
de tu objetividad, observaciones, instintos, y tu empatía por la víctima lo que te hace lo
que eres. Es esa misma mezcla la que te llevará a las respuestas, la que te llevará a él.”

“Espero que tengas razón. Porque me están guiando. En un par de direcciones, pero
me están guiando.”

“Entonces las seguiremos. Pero primero, vas a comer.”

Empezó a descartar eso como una cuestión de rutina, y entonces se dio cuenta de que
volvía a sentirse estable. Y sorprendentemente hambrienta.

“En realidad, podría hacerlo. Tuve el peor sándwich de algo más temprano.” Se
retiró un poco, y le sonrió. “Podría comer comida de verdad de casi cualquier tipo.”

“Ese es todo un destape. Te sorprenderé.” Él cambio de posición, sacó una cajita de


su bolsillo, y la abrió. “Toma un bloqueador para ese miserable dolor de cabeza, y no
seas una bebé al respecto. Después, media copa de vino para suavizar los nervios.
Trabajarás mejor en el caso.”

Tomó el bloqueador, decidiendo reservar el juicio sobre la sabiduría del vino cuando
él regresó a su oficina.

Y volvió con una caja envuelta en papel plateado.

“Creo que éste es el momento correcto.”

Ella miró la caja y luego a él. “Vamos. ¿No acaban de pasar las Navidades?”

“No. Y esto es algo, como el bloqueador, que creo que podrías necesitar en este
momento.”

Apenas podía quejarse después de lloriquear sobre él, de modo que tomó la caja,
levantó la tapa envuelta. Y casi se puso a llorar de nuevo cuando vio la cajita de música.

Cuando levantó la mirada hacia él, simplemente se lo quedó mirando, con sus
agotados ojos impactados y llenos de emoción, Roarke supo que había escogido bien.

Sacó la cajita de música para una niña, no era una cajita elegante, ni importante. Sólo
una adorable cajita blanca con algunos toques dorados. Y la bailarina, dando vueltas en
una pierna, con los brazos curvados sobre su cabeza mientras la música tocaba.
“Es una cosa común,” empezó Roarke.

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“No, no lo es. No lo es. Cállate un minuto.” Luchó para contener las lágrimas, aun
cuando eran ardientes por la gratitud, llenas del milagro de tener a alguien que la amara
tanto.

“No es común,” se las arregló para decir. “Esto va más allá de lo especial. No es mi
estilo, está bien, no es de estilo policial. Pero…”

“Incluso cuando la compré no estaba seguro de si era para ti o para mí.”

“Para nosotros entonces. Te entristeciste cuando te conté sobre esto. Podrías haber
comprado algo elegante y brillante, pero sabías que no estaría bien. Podría haberse visto
importante, pero no sería especial. Tomaste un… un pequeño recuerdo desagradable, y
lo convertiste en amor. Yo nunca… no puedo decirte…”

Respiró hondo, mirando a la bailarina dar vueltas. “¿Qué canción es?”

“Un clásico del siglo veinte. Pequeña Bailarina.”

“Encaja. Gracias.” Se acercó a él, y lo abrazó. “Esto significa… no puedo empezar.


Voy a ponerla aquí. No es de estilo policial, pero encaja aquí.”

Se apartó, caminó hacia la estantería en donde había puesto el tonto peluche de


Galahad que él le había regalado una vez, puso la caja a su lado. “Esto me recordará que
hay espacio para lo dulce. Sin importar nada, hay espacio, y uno necesita tomarlo.”

Suavemente cerró la tapa. “Y cuando necesite lo dulce, cuando no estés aquí para
que me aferre a ti, sólo tengo que abrirla.”

“Él no te quebró,” dijo Roarke.

“No, ellos no nos quebraron. Es por eso que esto encaja aquí. Es por eso que
nosotros encajamos aquí. ¿Y la manera en que lo hacemos, Roarke, la manera en que
encajamos? Nunca nada va a quebrarnos.”

Conmovido por su reacción, su propio corazón más estable viendo la cajita en el


estante de ella, le sonrió. “Somos lo que somos, y en lo que nos hemos convertido
juntos. Me encargaré de esa comida.”

Cuando se fue a la cocina, ella le dio a la caja de música una última caricia con sus
dedos. Entonces se dirigió a su centro de comando, ordenó la lista que la confiable
Peabody le había enviado, leyó por encima un correo electrónico de Mira
agradeciéndole por Roarke y diciéndole que no debería preocuparse.

“Lo olvidé,” gritó Eve. “El cadáver residente no estaba en el vestíbulo. ¿Qué pasó?”

“Summerset, está vivo y bien, y se fue a una reunión con un grupo de amigos para
cenar y tomarse unos tragos.”

“Acaso los cadáveres tienen grupos de zombis o amigos o…”


Se giró ante el inequívoco olor.

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Echoes in Death

“¿Pizza?”

“Hay veces,” dijo Roarke mientras la llevaba a la mesa, “en que la necesitas.”

Ella se quedó sentada un momento, temerosa de que volviera a sentirse abrumada.


Entonces se levantó, se acercó a él. Deslizó los brazos a su alrededor, lo besó
suavemente, rozó los labios sobre sus mejillas, y luego otra vez en su boca, aun
suavemente, pero con más profundidad.

“Haces que me pregunte por qué no te ofrezco pizza todos los días. Varias veces al
día.”

“Sólo la cantidad justa.” Lo abrazó, se meció con él. “Sólo una cosa.”

“¿Cuál?”

“Dime que no hay espinacas en ninguna parte de esa pizza.”

“No hay espinacas en ninguna parte de esa pizza.”

“Eso es perfecto. Creo que el vino es algo bueno. Yo lo traeré.”

Lo miró mientras escogía una botella con un nombre que sí reconoció. “No importa.”

“¿Qué es lo que no importa?”

“Lo difícil que se pongan las cosas con el trabajo. No importa si te cabreas conmigo
o yo contigo, o si estamos seriamente cabreados el uno con el otro. Porque siempre
vamos a regresar a esto.”

“A la pizza y al vino,” dijo él con una sonrisa.

“A eso. Uno al otro.” Llevó la botella a la mesa, le sirvió una copa a él, y ella se
sirvió la mitad de una. “Y ya es suficiente de romanticismo. Comamos.”

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Capítulo 19

Podía tomarse una media hora, se dijo, con él, la pizza y el vino. Y hablar de
cualquier cosa menos de asesinatos.
“¿Así que el centro juvenil está progresando?”

“Así es. Deberíamos hacer un recorrido, tú y yo. Puede que tengas algunas ideas
sobre los detalles más finos mientras nos movemos en esa dirección.”

“A ellos no les importará eso, a los chicos que van allí. Se preocuparán de tener un
techo sobre sus cabezas, y una cama decente donde dormir, una comida decente.”

La cual podría incluir pizza regularmente, pensó Eve.

“Sé que es más que eso,” añadió. “La orientación, la educación, y el entrenamiento,
la oportunidad de llegar a ser algo distinto a un saco de boxeo, o un adicto, o un
delincuente. A ellos no les va a importar de qué color pintes las paredes, o la forma del
sofá o la mesa.”

“Quizá no, pero al vivir rodeados de un espacio en el que se cuidan esos detalles,
puede que estén más inclinados a que les importe su forma de vivir, de cuidar el lugar
en el que viven.”

Él le acarició la mano. “Y algo más,” continuó, “puede que hagan la conexión de que
alguien se preocupó lo suficiente de ellos como para añadir los pequeños detalles.”

“Es un punto. Un buen punto,” decidió ella. “Puedo garantizar que les va a importar
el tamaño de la pantalla en la sala de comunidad, y qué video juegos se les permite
jugar.” Sonrió mientras le daba un bocado a la pizza. “Y van a quejarse por las clases,
las asignaciones, las tareas.”

“Lo cual los haría normales, ¿no es así?”

“Eso es exactamente cierto. Y eso es lo que estás haciendo. Dándoles una


oportunidad de ser normales. Es algo grande, Roarke. Me gustaría un recorrido.”

“Bien, lo programaremos. Me gustaría mucho que vieras en lo que se está


convirtiendo.”

Pensó en las chicas que habían encontrado allí, aquellas chicas muertas hacía mucho
tiempo. Y sabía que él siempre pensaría en ellas, también. “¿Cuándo crees que abrirán?”

“Estamos planeándolo para primavera. Para mayo, si todo continúa yendo bien. Ya
hemos contratado algunos del personal clave, y estamos entrevistando e investigando a
otros.”

“Te mueves rápido, campeón.”

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“Si no lo hiciera, podría ser que no estuviéramos aquí sentados comiendo pizza y
vino.”
“Seguro que podríamos.” Dio otro mordida. “Te habrías puesto al día conmigo
eventualmente.”

Él se rio, tomó una segunda tajada. “Tu dolor de cabeza se fue.”


“Sí, así es.”

Y porque se había ido, y debido a todo lo que tenía, justo allí, le añadió un poco más
de vino a su copa y disfrutó del momento.

Después de la comida, se fue directamente al café. El trabajo, las horas por delante
serían largas y tediosas. Las conclusiones a las que sus instintos la dirigían tenían que
ser puestas de lado.

Hechos y evidencia, se recordaba a sí misma. El instinto no era suficiente.

“¿Cuál es mi asignación?” le preguntó Roarke.

“Hemos seleccionado nombres de las listas de invitados y del personal de la gala.


Hombres que encajan con los elementos del perfil de Mira, refinándolos un poco. La
probabilidad, dada la actual evidencia y declaraciones, es de más del noventa por ciento
de que él estuviera allí. Es posible que se hubiera metido a la gala sin invitación, y que
no esté en ninguna de las listas, pero ahí es donde empezamos.”

Ordenó la lista que Peabody le había enviado en su pantalla de pared. “Esta es mi


parte. He acortado el promedio de edad que Mira perfiló. Estoy razonablemente segura
de que él está más cerca de los treinta que de los cincuenta, a no ser que estos
individuos encajen en lo que ella perfiló. Vamos a investigar en profundidad cada
nombre. Familia, educación, viajes, finanzas, cualquier delito aunque sea menor,
incluyendo multas de tráfico. Historias médicas que podamos conseguir, y por ahora,
nada de piratear.”

“Teniente,” dijo él con tristeza. “Eres una aguafiestas.”

“Por ahora,” dijo otra vez. “Terminamos con esta lista, y voy a pelear por una orden
para investigar más hondo, por archivos sellados, por todo. Conexiones al teatro o
pantalla, cualquier cosa que incluya el nivel de maquillaje y vestuario que el sospechoso
desconocido usa, eso es un gran bono si lo encontramos. Lo mismo con algún interés en
trabajo electrónico.”

“Ya que esos dos pueden simplemente ser pasatiempos, sería algo que no aparecería
en la información.”

“Eso es. Te voy a dar los primeros cinco.”

“Parecen un montón de nombres para el perfil.”

“Algunos de ellos estaban casados o cohabitaban en el momento de la gala, y ahora


no lo están. Los estamos chequeando. Algunos son personal que, aunque no estaban

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asignados específicamente para la gala, podrían tener un acceso fácil. Peabody añadió
esos, y no está equivocada.”
“Empezaré en mi oficina. Necesito hacer varias cosas a la vez durante la siguiente
hora o algo así. Después puede que me una a ti aquí.”

Eve se puso a trabajar. Era rutinario, tedioso, pero rutinario, con un ritmo que
conocía bien. En menos de treinta minutos había eliminado dos nombres, uno, como
pudo confirmar había estado en Río la noche en que los Patrick habían sido asaltados, y
el segundo había estado involucrado en un accidente vehicular el día del ataque de los
Strazza, y todavía se estaba recuperando de un fractura de tobillo y otras heridas.

Siguió adelante, descartando, marcando para una investigación más profunda.

Cuando Roarke entró, acababa de programar más café mientras estudiaba al siguiente
sujeto.

“Este tipo fue a la escuela de payasos. ¿Por qué hay una escuela de payasos? ¿Por
qué hay payasos?”

“Alguien tiene que hacernos reír.”

Ella desvió la mirada hacia su rostro. “¿En serio?”

Él se encogió de hombros. “Mientras que algunos temen a los payasos, muchos más
los encuentran infinitamente entretenidos.”

“Este tipo suplementa sus ganancias en servicios de comida vistiéndose con disfraces
raros para fiestas y beneficencias. O sus ganancias en servicios de comida suplementan
sus presentaciones como payaso. Difícil de decir. Pero ahí tienes maquillaje, disfraces
y una propensión a hacer que la gente se cague de miedo.”

“Algunas personas.”

Sinceramente impactada, lo miró con la boca abierta. “¿A ti te gustan los payasos?”

“Gustar es una palabra fuerte en este contexto.” Tomó el café de ella. “Asumo que el
payaso está en la lista de sospechosos.”

“Puedes apostar tu trasero.”

“Yo tengo uno de los cinco que merece una investigación más profunda. Los otros
los he eliminado, por razones que he detallado en el memo que te envié.”

“Bien, yo tengo tres de los nueve.”

Roarke levantó una ceja. “Tú eres más rápida en esto.”

“Yo soy la policía.” Y un ser humano, pensó, que podría ser un poco petulante.
“¿Quieres otro grupo?”

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“Muy bien.” Se sentó en el auxiliar, con el cabello atado hacia atrás, con las mangas
enrolladas.

Ella le envió cinco más, volvió al trabajo.

En un punto, se reclinó hacia atrás. “No creo que este tipo sea un asesino, o no el
nuestro de cualquier manera, pero seguro como el demonio que está metido en algo
malo.”

“Malo ¿cómo en mantener a una amante, viajar y hacerle regalos a la misma?, he


tenido unos cuantos de aquellos, ¿o malo como en criminal?”

“En realidad, ambos. Pero creo que la amante es también su socia. Muchos viajes
para ella, muchos depósitos sospechosos, pequeños, pero juntándolos no lo son. De
sesenta a ochenta mil cada seis semanas, cuando ella viaja a Argentina, no tiene
parientes o negocios allí que estén registrados. Los depósitos desaparecen, excepto por
un exacto diez por ciento.”

“O terminan en otra cuenta,” dijo Roarke. “Lavado de dinero, y el diez por ciento es
su tarifa.”

“Lo entiendo. No tengo tiempo para eso.” Pero marcó el nombre para enviarlo a
aquellos que tendrían tiempo y deberían ocuparse del caso. Captó la sonrisa de Roarke.

“¿Qué?”

“El pobre bastardo no tiene ni idea de las buenas/malas noticias que van hacia él.
Señor, usted está libre de sospecha en un asesinato, y ahora está bajo investigación por
lavado de dinero, probable fraude etc.”

“Debería haber pensado en eso antes de volverse tan codicioso.”

Siguió con su lista, y frunció el ceño cuando sonó su enlace.

“Dallas.”

“Hola.” La linda cara de McNab apareció en la pantalla.

“¿Todavía estás en ello?”

“Me absorbió el rompecabezas, ¿sabes? Cuerpazo está aquí en el laboratorio


trabajando en lo suyo, de modo que todo está bien. Trajo pizza y refrescos. Pero vamos
a terminar pronto, de modo que quería informarte que conseguí algunos pedazos. Caray,
no creerías lo que la gente arroja en un reciclador, y en un vecindario tan ostentoso.”

“¿Pedazos del enlace?”

“Sí. Sólo algunas partes se destruyeron, no tuvimos suerte. Está hecho mierda, de
modo que va a tomar un tiempo. No puedo afirmarlo en un cien por cien, pero por lo
que estoy reuniendo, te diré que parece algo improvisado. Parece que alguien lo hizo

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Echoes in Death

con repuestos. No todo es de un fabricante o del mismo modelo, eso sí puedo asegurarlo
en un cien por cien.”

“Eso es bueno. Es un buen trabajo. Pon a Peabody.”


“Un segundo. Cuerpazo, Dallas quiere mandíbula.”

“No quiero mandíbula,” refunfuñó. Roarke agitó la cabeza, haciendo un gesto de


hablar con la mano. “¿Por qué no dice hablar?”

La pantalla se movió cuando McNab pasó el enlace. Peabody apareció en pantalla.

“Estamos progresando un poco, McNab te dijo lo suyo. Yo tengo uno muy posible de
los primeros ocho.”

“Bien. Envíalo. Nosotros tenemos…” Roarke levantó un dedo, señalando que tenía
otro. “Nueve de los primeros veintinueve. Te lo copiaré.”

“¿Cómo es que pasaste por veintinueve? Yo he estado en esto desde…”

“Roarke está trabajando algunos.”

“Oh. Eso está mejor. Él es realmente rápido con el trabajo de computación.”

“Le estoy ganando a su total,” dijo Eve antes de poder detenerse. “No importa. Paren
en diez, vayan a casa. Ambos.”

“Veinte,” dijo Peabody. “He hecho veinte.”

“Veinte. Envíame todos los potenciales antes de que te marches. Seguiremos con
esto mañana.”

Eve cortó, se presionó los ojos con los dedos.

“Puedes tomarte un descanso,” señaló Roarke.

“No, todavía no.”

“Un tentempié entonces. Leche y galletas.”

“No voy a tomar leche. ¿Sabes de dónde viene?” La idea la hizo estremecer.

“Como lo hace el queso en la pizza que tanto te gusta.”

“Es completamente diferente. Galletas, tal vez. Después de que haga otros cinco.”

“¿Qué tal leche de soja?”

“Leche de soja, leche de soja. Dilo unas cuantas veces corriendo y dime si no suena
asqueroso.”

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Echoes in Death

“Me temo que no puedo.” Echó un vistazo a su unidad de pulsera cuando ésta bipeó.
“Es de Tokyo. Necesito tratar con esto, luego regresaré. Con galletas y algo, aparte de
leche de cualquier clase.”

Ella siguió con los siguientes cinco, meticulosamente. Siguió con otros tres antes de
apartarse del centro de comando, y caminar alrededor de la oficina, dándole vueltas al
tablero.

Su instinto no estaba equivocado, pensó, y su mente estaba en línea con éste. Pero
todavía tenía trabajo que hacer, la rutina, las eliminaciones.

Regresó, subió los nombres de los posibles que los otros miembros del equipo le
habían enviado. Y los alineó.

Diecisiete hasta el momento. Diecisiete que tenían lo suficiente en sus antecedentes,


historias, rutinas y vidas para ser considerados potenciales violadores y asesinos.

Ochenta más eliminados, por ella misma y personas en las que confiaba para hacer
bien el trabajo.

Otros cuarenta y tantos todavía tenían que pasar por la intrusión de una investigación
policial.

Y cada pulgada de la policía que ella era, sabía lo que él escondía detrás de su
máscara.

Retrocedió, puso a un lado su actual trabajo, bajó la ruta a donde su instinto y su


mente le dijeron que fuera.

“Me llevó más tiempo del que había esperado,” dijo Roarke cuando volvió.
“Realmente deberías tomarte ese descanso. Cinco minutos para que descanses los ojos,
la mente.”

Él hizo una pausa cuando lanzó una mirada a la pantalla de pared, a la lista de
nombres.

“Tienes más.”

“Subí lo que los otros miembros del equipo enviaron. Estamos más allá de la mitad
con esta primera pasada. Necesitaremos esas investigaciones más profundas en los que
hemos seleccionado. Voy a querer echarle un vistazo a los que los otros han enlistado,
pero si ellos los sacan, ya es algo.”

Él volvió la mirada hacia ella. “Tú eres una policía hasta la médula.”

“Eso no es sorprendente.”

“Y el amor de mi vida. Conozco todos tus lados. Encontraste algo. Alguien.”

“No puedo decir eso. Hay más de un alguien allí arriba.”

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Echoes in Death

“¿Qué encontraste?” persistió él.

“Tramposos, mentirosos, algunos negocios sospechosos, bochornos, errores, buenos


actos, corazones rotos.”
“Eve.”

“La vida está llena de todo eso.” Entonces suspiró. “Tienes a un doctor respetado
altamente hábil, en un nivel personal no es muy popular, pero es respetado. Jodidamente
importante en su mundo. Su mala suerte no es sólo estar muerto, sino que la
investigación de su asesinato lo expondrá como un abusador, posiblemente un sádico.
Un hijo de puta cruel y dominante quien hacía presa de una mujer vulnerable, mucho
más joven y esencialmente la hizo prisionera de su voluntad. Podría decir que ella era lo
bastante mayor como para marcharse, que tenía personas a donde huir, pero ella no las
tenía. Y tal vez nunca sepamos cómo se las ingenió él para envolver las cadenas
alrededor de ella manteniéndola con él.”

Ahora se puso de pie, comenzó a moverse.

“Esa mujer, acobardada, ya frágil, es brutal y cruelmente atacada, violada, golpeada,


asfixiada por un asaltante que usa un escenario para aterrorizar a su presa. Quien la
humilla, y esta mujer ya ha sufrido, sin duda, constante humillación. Durante el largo,
brutal y humillante asalto, su esposo es dejado inconsciente y a su vez ella también es
dejada inconsciente. Un golpe en la parte trasera de la cabeza. Cuando se recupera, está
en un shock tan profundo que termina deambulando por las calles desnuda en el medio
de una noche glacial.”

Miró hacia el tablero y a la cara aporreada de Daphne.

“Deambula afuera porque el asaltante la soltó, como lo había hecho con sus objetivos
previos. Otras parejas, con estilos de vida similares, y posición social y financiera. Un
patrón. El asesinato cambió el patrón, lo expandió, de modo que el asaltante aumenta el
marco de tiempo y la violencia.”

Podía verlo, Dios, podía verlo. Todo. Todos sus lados.

“Esto siempre se encaminó hacia allí,” dijo. “Siempre. Desde la primera vez que él
trató de intimidar a una mujer, de presionarla, y fue rechazado. Desde la primera vez
que fantaseó sobre una mujer que no podía tener, esto iba hacia allí. ¿Esto?” Hizo un
gesto hacia el tablero. “Esto siempre estuvo en él, sin importar qué máscara usaba para
ocultarlo. No podía tener a esta mujer. Debió de haber hecho algún avance y fue
rechazado. Tal vez simplemente lo mantuvo como una fantasía, pero la fantasía siguió
su ciclo, intensificándose, oscureciéndose.”

Regresó a su computadora, abrió un archivo, ordenó una imagen en la pantalla.

El hombre y la mujer estaban de pie abrazados por la cintura, riendo. Un océano fluía
detrás de ellos. Ella llevaba un ondulante vestido corto que la brisa levantaba dejando
sus muslos al aire. Su cabello levantado por el viento se arremolinaba curvándose
alrededor de un rostro singularmente hermoso.

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Echoes in Death

Aunque el hombre era atractivo, interesante y parecía en forma tirando a distinguido,


ella dominaba la imagen.
“Fue tomada hace como veinte años atrás, para un perfil de la pareja, publicado en
una revista.”

“¿Quiénes son?”

Eve levantó un dedo, ordenó otra imagen.

Ahora dos parejas estaban paradas juntas, vestidas de etiqueta, con joyas y estilo.
Junto con el estilo se les veía cómodos y contentos.

“¿Las mujeres está emparentadas? Hay un parecido, aunque la de la izquierda es…”

“Excepcional. Impresionante. El objeto de su deseo.”

Roarke asintió, acercándose para apoyarse en la curva del centro de comando. “¿Su
madre?”

“No. Su madre está a la derecha. Su tía está a la izquierda. Él pasaba un montón de


tiempo con su tía y la familia de ella. De visita, pasando las vacaciones escolares.”

Ella ordenó una foto de la mujer, sólo la cara, y luego separó la pantalla con otra
fotografía.

“¿Lo ves?”

Roarke le lanzó una mirada a Eve, y luego miró con más detenimiento las dos
imágenes. “Ambas tienen pelo oscuro y rizado, ambas son extremadamente hermosas.”

“Es algo más,” insistió ella. “La forma de la cara, la forma de la boca. No son
exactas, pero son muy similares. La forma de los ojos, hice una comparación. No se
parecen, pero lo hacen, en una especie de escala subliminal. Es el balance de sus
facciones, la simetría casi perfecta. Puede que él no haya entendido esto, no
conscientemente, pero allí está, de pronto, la mujer con la que ha fantaseado la mayor
parte de su vida. Allí estaba ella, joven, hermosa, disponible. Pero…”

Eve cogió su café. “Ella no lo quiere a él. Quiere a su primo.”

“Tú crees…” Él tuvo que echar un vistazo al tablero para leer el nombre. “Crees que
Kyle Knightly atacó a su primo, golpeó y violó a la esposa de su primo. Les robó, los
atormentó, los hizo pedazos ¿porque deseaba a la madre de su primo?”

“Lo sé. Sentí algo raro, sólo raro, cuando hablé con él en el estudio. Algo acerca de
la forma en que hablaba de Rosa. Dijo que la había visto primero, como si estuviera
bromeando, pero sus ojos no bromeaban. Dijo que le había dicho a su primo que se
lanzara, aun cuando ella estaba con alguien más. Pero hoy, ella me dijo que ella se había
lanzado. Es una cosa insignificante, pero va a ser de importancia, creo. Creo que cuando
hable con ella a solas, me va a decir que Knightly se le acercó, me dirá que tuvo que
desairarlo.”

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Echoes in Death

“Lo rechazó.”

“Ella no lo habría visto de esa manera. Apenas lo habría visto a él porque ya había
visto a Neville. Me contó hoy que se enamoró en el momento en que lo vio.”

Haciendo una pausa, Eve se volvió hacia Roarke. “Sé lo que quiere decir. Ese es otro
eco para mí. La primera vez que te vi, que fue en una muchedumbre también, en el
funeral de uno de mis muertos, me golpeó, y con fuerza. A mí no me gustó ni un
poquito. Me cabreó, pero me golpeó.”

“Fue lo mismo para mí. Una mirada.” Sin pensar, deslizó una mano en su bolsillo,
frotando con los dedos el botón que había llevado consigo desde entonces, uno que se
había caído del traje verdaderamente feo que ella llevaba el día que se conocieron. “De
manera que ella apenas lo vio porque todo lo que veía era a su primo.”

“Y eso supuró. Él quiere lo que quiere. Es rico y poderoso, actores, guionistas y


gente de la industria vienen a él, ¿y ella dijo no? ¿Las otras dicen no? ¿Su primo piensa
que le puede robar lo que debería ser suyo? Primero la madre de su primo se exhibe, lo
hace desear, pero no lo deja tener. Ahora su primo toma la fantasía que está parada justo
frente a él, joven y fresca. Tienen que pagar por ello, todos ellos tienen que pagar, esta
gente de mierda que le recuerda, una y otra vez, lo que se le ha negado. Porque él es lo
mejor que esas putas han tenido nunca, y puede hacer que lo admitan.”

Soltó el aliento. “Su segunda víctima, la mujer escribe guiones, como su tía. Eso
encaja, y resuelve el rompecabezas para mí del por qué Lori Brinkman, cuando ninguno
de sus otros objetivos femeninos tenían algún tipo de carrera. Él nunca ha estado
casado, nunca ha cohabitado oficial o no oficialmente que pueda encontrar. Tiene una
reputación de mujeriego: citándose con hermosas mujeres, nunca con una en particular
de acuerdo con las revistas de cotilleos. Y…”

Se interrumpió, tomó otro sorbo de café. “Tiene un reporte de asalto sexual, retiraron
los cargos, justo después de cumplir los dieciocho años. E indagué en esa fecha, le eché
un vistazo, noté que justo en ese mismo tiempo un millón fue transferido de la cuenta de
sus padres a la de la demandante, la mujer de veinte años que se retractó. Creo que voy
a encontrar más sobornos de él, que no llegaron más allá de los primeros cargos
formales. Incursionó en representaciones escolares, pero alcanzó su máximo desempeño
actuando y produciendo videos, en secundaria y en la universidad. Uno de sus más
destacados, autoproclamado en una entrevista, fue volviendo a poner en escena
Drácula, en el cual también fue el protagonista, en su primer año en la universidad. Él
dijo, en la entrevista, que veía a Drácula tanto de una forma romántica como sexual, y
que al seducir y llevarse a sus víctimas femeninas, les estaba dando alivio sexual
durante un tiempo en que la represión era la regla. Él… las liberaba. Las ataba por su
poder, y entonces las liberaba de sus propias inhibiciones.”

“Esa es una forma de verlo,” concedió Roarke. “Y ahora yo quiero una copa.”

“No puedo probarlo todavía. Pero lo haré. Él tomó cursos en electrónica, pero todo el
mundo lo hace. Sobresalió, pero no los continuó. Apuesto a que cuando preguntemos,
vamos a encontrar que es uno de los tipos al que acuden cuando alguien tiene un
problema de computación. Apuesto que Kyle puede arreglarlo.”

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Echoes in Death

Frunció el ceño cuando Roarke le ofreció una copita de vino.


“Supongo que sí,” consideró y dio un sorbo.

“Lo supe, Roarke, todo en mí lo supo hoy cuando se sentó frente a mí, con el brazo
alrededor de la esposa de su primo. Su hombro para apoyarse. Él lo arregló todo. Su
primo en reuniones en la parte alta de la ciudad, él en el centro, y convence a Rosa para
que vaya con él, también tiene a una asistente de dirección allí como cobertura. Está
justo allí para apoyarla cuando recibe ese texto.”

“Fácilmente enviado por control remoto, o programado para enviar en un momento


determinado.”

“Lo entendí. Y es arrojado en un reciclador a media manzana del edificio de los


Patrick, para añadir más temor, y ese contenedor justo resulta que aplasta y destruye
antes de que podamos llegar. La destrucción anterior es a las ocho de la mañana,
dándole una buena cantidad de tiempo para tirarlo, y dirigirse a su trabajo. No había
forma de que pudiéramos haber llegado antes de la destrucción programada, él incluso
verificó la hora para estar seguro cuando estábamos en la Central. Fui a toda velocidad,
y aun así llegamos demasiado tarde. Lo tenía todo planeado. Es inteligente,” dijo,
paseando de nuevo. “Temerario, eso es arrogancia. No tenía que darles otra pasada a su
primo y a Rosa, no tenía que ponerse a sí mismo en la posición de sentarse frente a mí.
Simplemente quería hacerlo.”

“Los Patrick estarán agradecidos, se sentirán agradecidos de que estuviera con ella
cuando el texto llegó. De que la llevara contigo, se quedara con ella. Todo esto diseñado
para que estuvieran agradecidos con el hombre que los trató brutalmente.”

“Él es un maldito buen actor.” Miró la foto de la identificación de Kyle.


“Condenadamente bueno en montar el escenario. Tengo que redactar esto. Escribirlo
todo, cada detalle, y luego tengo que convencer a Reo de que respalde esto, que me
consiga una orden de registro. Él tiene ese botín que ha robado guardado en alguna
parte, y en un lugar donde pueda disfrutarlo cuando le dé la gana. Todavía tenemos que
terminar de seleccionar la lista. Si estoy equivocada…”

“No lo estás.” Roarke volvió a ordenar las imágenes de la tía de Knightly y de Rosa
en la pantalla. “No estás equivocada. Voy a empezar a trabajar en los otros nombres
mientras tú escribes todo. Pero no estás equivocada.”

Le tomó una hora redactar el informe de una forma que utilizara sólo hechos, sólo
información disponible, haciendo las conexiones punto por punto lógico.

Luego lo dejó a parte mientras actualizaba sus listas o eliminaba más posibles
sospechosos antes de volver a leerlo todo de nuevo.

Cuando sintió que podía servir para su propósito, se lo envió a la Asistente del Fiscal
Cher Reo solicitando una reunión cara a cara al día siguiente lo más temprano posible; a
Mira, pidiendo una consulta si la perfiladora sentía que era necesario tenerla; y a su
comandante.

Se lo copió a todos los otros miembros del equipo.

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Echoes in Death

Cuando había terminado, se reclinó en su sillón, y cerró los ojos.


“Necesitas dormir.”

“Lo sé. Tengo que estar pendiente de todo mañana. Si hago esto bien, él no tendrá la
oportunidad de hacerle esto a nadie más. Tiene a sus siguientes objetivos, tiene el
disfraz, la utilería, todo. Está soñando con eso. No parará nunca.”
“No, y eventualmente, matará a su tía y a su tío.”

Eve abrió los ojos, se volvió hacia Roarke. “Sí. Su círculo completo. Tendrá que
hacerlo. Solicité acceso a su historia clínica completa. Sus padres pagaron a la mujer
que él asaltó. Tal vez lo hicieron con la condición de que consiguiera ayuda.”

“Él es cercano a su primo. Su primo puede que sepa.”

“Sí, puede que tenga que ir allí.”

Se volvió para ver un texto entrante.

“Es de Reo, eso fue rápido.”

Me estoy quedando con un amigo esta noche en tu área. Puedo ir a tu casa cuando me
marche. Salgo de aquí a las siete y media. Tengo reuniones antes de los juicios a las diez.

“Eso funciona,” murmuró Eve, le respondió lo mismo, y luego envió un mensaje a


Peabody.

Reportarte aquí, a las ocho para resumen completo y…

“¿No quieres hacer el resumen para todos de una vez?” interrumpió Roarke.

“Mierda.” Incluyó a todos los demás, continuó

Reunión con la ayudante del fiscal Reo.

“Se servirá desayuno.”

“Ah-ah.”

“Eve. Les estas pidiendo que vengan aquí después de trabajar hasta cerca de la media
noche. No es nada.”

“Mierda y más mierda.” Pero lo añadió. “¿Satisfecho?”

“Con eso, bueno. En general, por la forma en que se te caen los párpados, otra
satisfacción tendrá que esperar. Vamos, es hora de dejar esto y dormir.”

“No se me caen los párpados,” refunfuñó ella. “Además,” añadió mientras él la ponía
de pie, “es la caída masculina la que pospone otra satisfacción.”

“Muy graciosa.”

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Echoes in Death

Tal vez se le caían los párpados, un poquito, para cuando llegaron al dormitorio. Y
ahí yacía el gato, estirado sobre su espalda en mitad de la cama.

“Ahí es a donde se fue.” Eve se quitó la chaqueta, desenganchó el arnés de su arma.


“A él también le gusta la gran y elegante cama.”

“Tiene un gusto excepcional.”


“Bueno, va a tener que hacernos sitio.” Se sentó, se sacó las botas. Sólo se quedó
sentada. “No quiero dormir. Puedo sentir los sueños circulando en mi mente, esperando
hasta que cierre los ojos. No los quiero.”

“¿Recuerdas nuestra última noche en la isla?”

“Recuerdo que había mucha satisfacción sin caída de nada.”

Él sonrió, encendió la chimenea.

“Extendimos una manta en la playa, y teníamos una botella de vino, una hogaza de
pan, queso, fruta.”

“Esas cositas, eclair.”

“Así es. Comimos, bebimos, observamos el agua, vimos el sol descender hasta que el
agua lo cubrió. Y salió la luna.”

“Hicimos más que sentarnos y observar,” recordó ella mientras se levantaba para
desvestirse.

“Lo hicimos, pero nos sentamos y observamos, y todo era tranquilo y adorable. Era
nuestro mundo.”

“Si hubiese sabido que poseías una isla, podría haberme casado contigo por ella. Era
una agradable bonificación.”

Él sólo la besó en la frente. “Sueña con eso,” dijo, y la guio a la cama.

Se deslizó a su lado, la atrajo hacia sí, le frotó la espalda de la forma que sabía que la
ayudaba a dormirse. “Sueña con eso esta noche. Sólo con eso.”

Y ella lo hizo.

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Capítulo 20

El presente y luego vendría qué, presionaron los bordes de su mente y sacaron a Eve
de su sueño. En la oscuridad buscó con la mano a Roarke, el consuelo y la fuerza. Pero
él no estaba allí.

Se incorporó, y luego simplemente se acurrucó en sí misma, con las rodillas contra el


pecho, mientras sentía en su interior el peso y la tristeza de lo que tenía que hacer.

Conseguiría su orden de registro, y llevaría a Kyle Knightly a la sala de


interrogatorios. Lo quebraría. Sabía cómo quebrarlo. Y entonces…

Dios, entonces.

En la oscuridad, el gato se subió de un salto a la cama, caminó hacia ella, le dio


cabezaditas en sus espinillas.

Eve lo levantó, Cristo, hablando de peso, lo abrazó contra sí como lo haría un niño
con su oso de peluche. El gato ronroneó en sus brazos, frotó su ancha cabeza contra su
hombro.

“Tú nunca fallas, ¿verdad?” Murmuró ella, aflojando su agarre para acariciarlo y
rascarlo. “Fue bastante inteligente de mi parte traer tu gordo trasero a casa aquel día.”
Frotó su mejilla contra la parte de arriba de su cabeza. “Sí, yo soy bastante inteligente.”

Soltó un suspiro. “Luces, diez por ciento.”

En el leve resplandor, preguntó la hora. Las cinco y veintidós.

“Bien podría empezar el día.”

Después de darle a Galahad un último abrazo, salió de la cama, y se dirigió


directamente por un café.

Mientras levantaba la taza, el gato la miró. Con determinación, sin parpadear.

“Tú no me dirías si Roarke ya te alimentó.”

Esos ojos bicolor parecieron endurecerse, y no se movieron.

“Tú, colega, serías un reto en la sala de interrogatorios. Tengo que respetar eso.”

Le ordenó su comida, y añadió una porción de salmón. Y cuando él saltó sobre ésta,
se llevó el café con ella a la ducha.

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No valía la pena pensar en ello, se dijo a sí misma, mientras abría los chorros y salía
el vapor. Daría los primeros pasos, luego los siguientes hasta que hubiese terminado.
Caso cerrado, a seguir adelante.
Cuando volvió a salir, Galahad, con el tazón vacío, estaba sentado aseándose
meticulosamente.

Anduvo hacia el armario, se detuvo mientras alcanzaba descuidadamente la chaqueta


que tenía más a mano. Echó una mirada hacia atrás, recordándose que el gato no podía
ayudarla aquí. Además, no era una idiota. Aunque nunca había pensado que lo que se
ponía tenía importancia para su trabajo diario de policía, hoy… ¿Imagen, percepción,
presentación? No haría daño tener en cuenta esas cosas tratándose de quebrar a
Knightly.

Normalmente evitaba el rojo para el trabajo ya que le parecía demasiado femenino,


deliberadamente demasiado llamativo. Pero eso podía ser exactamente lo que ese día
necesitaba. Se paseó por la sección de chaquetas rojas, por sus varios tonos, hasta que se
enfadó consigo misma, de manera que agarró una al azar.

El color era más fuerte que brillante, decidió, y el hecho de que le llegara justo
debajo de la cintura añadía otro punto sutil. Desabotonada mostraría parte del arnés de
su arma.

Debido a que su mente quería flotar cuando escaneó los pantalones, agarró un par de
perneras rectas, unos pantalones simples de la sección de grises.

Optó por un suéter en lugar de una camisa, más fácil para moverse, en caso de que
tuviera la oportunidad de… o, más bien, fuera requerido que sujetara físicamente a
Knightly.

Se vistió, agarró unas botas del mismo tono que los pantalones ya que parecía lo más
fácil, y consideró completa la parte más fastidiosa de su día.

Regresó a la habitación cuando Roarke entraba.

“Buenos días, había esperado que durmieras más tiempo.”

“El tiempo suficiente. ¿Qué?” Frunció el ceño mientras él la estudiaba. “¿Me vas a
decir que hay algo malo con esto?” Señaló su cuerpo agitando las manos.

“Completamente lo opuesto, Teniente. Sólo estaba pensando que te ves fuerte, capaz,
y a cargo.”

“Bien. Lo soy.”

Él se acercó a ella y le levantó la barbilla. “Entonces ¿por qué tus ojos parecen
tristes?”

“No tristes, sólo estoy planeando las cosas. ¿A qué hora te levantaste para gobernar
el universo conocido?”

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“Un poco antes de las cinco. Tenía una breve conferencia vía enlace.” Le alzó un
poquito más la barbilla, y la besó. “¿Soñaste después de todo?”

“No malos sueños.” Él veía mucho de ella, pensó, y se evadió alejándose para reunir
sus cosas. Esposas, enlace, comunicador, placa, monedas sueltas.

“¿Eso es todo lo que tienes?”

“¿De qué?”

“Dinero.”

Comenzando a fastidiarse, se encogió de hombros. “Sólo necesito ir al cajero y sacar


algo de allí. Iré al AutoBank cuando llegue a la Central.”

Él sacó un sujeta-billetes de su bolsillo, apartó varios billetes. “Toma esto. Te


ahorrará tiempo.” Cuando ella no hizo ningún movimiento para tomarlo, él sintió su
propio fastidio empezar a crecer. “Cristo Jesús, si esto te causa tantos problemas, puedes
devolvérmelo luego. Tienes cosas más importantes que hacer y que pensar hoy, que
detenerte en un AutoBank.”

Los tomó, metió los billetes en su bolsillo. “Tienes razón. Gracias.” Pero lo dijo
tensa.

“¿Te sentirías mejor si me firmaras un vale? Quizá debería cargarte intereses.”

“Dije que tenías razón.” Cuando él sólo alzó una ceja, echó chispas. “No pagué por
nada de lo que estoy usando.”

Ahora él ladeó la cabeza. “No creo haber comprado esas esposas, tu arma, tu enlace.”

“Maldita sea, ya sabes lo que quiero decir.”

“Lo sé, así como sé que odias comprar ropa. En realidad, cualquier cosa, mientras
que yo disfruto al hacerlo.”

Ella comenzó a mascullar en respuesta, en cambio soltó el aliento siseando. “Estoy


buscando pelea.” Maldiciéndose, presionó sus ojos con los dedos, y luego los dejó caer.
“No puedo explicarlo.”

“Muy bien. Deberíamos tener una ahora,” dijo él, muy amablemente, “¿o la
programamos para más tarde?”

“No somos tú y yo. Sólo estoy usándonos para no tener que pensar en todo lo demás.
Quiero que esto termine, quiero que se acabe. Quiero cerrar esa puerta.”

“Esa puerta se abrió con mucha fuerza pisándole los talones a la última
investigación. No es asombroso que estés en carne viva.”

“Sí. Ya es hora de un asesinato agradable y directo. Un bastardo codicioso empuja a


su socio por la ventana. Hermano apuñala a hermano por la última bolsa de chips de

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Echoes in Death

soja. Cónyuge le saca la mugre a cónyuge por tener una amante. Ya sabes, cosas
divertidas.”

“No tengo ninguna duda de que vas a conseguir ese deseo. Después de todo, nunca
hay escasez de codicia o de amantes en el mundo, pero sólo un número finito de chips
de soja.”

“Esa es la maldita verdad. ¿Estamos bien?”


“Por supuesto que lo estamos.”

“Quiero adelantarme y terminar el resto de los nombres, sólo para dejar tachada esa
tarea.”

“Yo tengo una o dos cosas de las que ocuparme.”

“Alimenté al gato,” dijo ella cuando echaron a andar juntos hacia la salida de la
habitación.

“Esa es una coincidencia. También lo hice yo.”

“¡Lo sabía!” Lanzándole una mirada a Galahad, podía haber jurado que él sonreía
con suficiencia.

Roarke le devolvió la sonrisa de suficiencia. “Lo que él no sabe es que ahora está
comiendo pienso con bajas calorías.”

“¿Ah sí?”

“Por decreto de Summerset después de un chequeo en el que el veterinario nos


aconsejó que nuestro muchacho debería perder de dos a tres kilos.”

“Le di un poquito de salmón,” confesó Eve.

“Yo le di atún.”

La risa se sintió bien. Entonces anduvo hacia su oficina, y vio la larga mesa ya llena
de fuentes, platos, tazas.

“Ah, demonios.”

“La gente necesita comer,” le recordó él, y se dirigió a su oficina.

Se sentó, se sirvió más café, y diligentemente trabajó con los nombres restantes.
Apenas reparó en Summerset que salía del elevador trayendo carritos rodantes con
bandejas de comida caliente tapadas con campanas. O hizo lo mejor que pudo para
ignorarlo.

Oyó a alguien acercándose, no era Peabody, pisadas equivocadas, sonido


equivocado, giró en su silla cuando Reo entraba.

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“¡Mira esto! Rehiciste tu oficina. Está fabulosa. Tienes una chimenea. Mataría por
una chimenea en esta época del año. Me encantan los colores, y tu estación de
trabajo…”

“Centro de comando,” corrigió Eve.

Reo dijo, “Aaah,” y se acercó con sus botas de tacones altos y anchos. “Muy
impresionante. Lo que sea que haya para desayunar huele de maravilla.”

“¿Tu amigo no te preparó el desayuno?”

Reo suspiró, se sacó el abrigo. Llevaba un vestido estilizado, con una chaqueta corta,
ambos de un elegante tono de verde. “No, tenía que tomar un vuelo temprano. Es
alguien a quien he estado viendo desde hace unos cuantos meses, un poco más
seriamente las últimas semanas. Y ahora se está yendo a Sierra Leona dieciséis meses.”

“¿En dónde diablos está Sierra Leona?”

“África del Oeste. ¿Puedo tomar café?”

Eve tocó el AutoChef en el centro de comando.

“Muy bien, ahora estoy seriamente celosa. Es profesor, parte de una organización
llamada Guerreros Literarios. Está yendo a enseñar, a educar. Es algo noble, admirable,
y una coordinación de tiempo de mierda para mí, personalmente. Pero.” Se encogió de
hombros, tomó el café. “Así son las cosas.” Ahora se acercó al tablero. “Tu informe fue
detallado, meticuloso, y en gran parte basado en evidencias circunstanciales.”

“Tengo razón.”

Reo bebió, estudió. “Una obsesión sexual por una tía que es impactante, ¿lo lleva a
violar, torturar, y eventualmente a matar?”

“Un ataque sexual en su archivo a los dieciocho años.”

“La demandante se retractó.”

“Y, vaya, un millón de dólares aparece en su cuenta bancaria.”

“Eso aumenta el interés. Sigue siendo una red muy delgada, Dallas.”

“Encaja con el perfil.”

“Lo hace. Con seguridad encaja. Pero igualmente encajan otros, como has ilustrado
tan acertadamente.”

“He eliminado a todos a excepción de un puñado de la gala. ¿Quieres decirme que es


sólo una extraña coincidencia que todas las víctimas del tablero asistieron a esa gala y
que el asaltante no?”

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Echoes in Death

“No, esa es una estratagema de la defensa. ¿Honestamente piensas que vas a


encontrar las cosas que se llevó de esta gente, las joyas, los objetos valiosos, la ropa,
justamente en su casa?”

“Sí, lo pienso. Las necesita cerca, y las necesita en privado. Vive en un ático
convertido, tiene todo el edificio. No es enorme, pero es lo bastante grande. No es
mucho de hacer reuniones, de acuerdo a su propia declaración. Prefiere llevar a la gente
fuera. Sabe de maquillaje, vestuario, escenografía. Y las últimas víctimas, ¿las que
fueron atacadas la noche después de la nevada? Vivian a menos de cuatro manzanas de
su casa. Podría haberlas caminado, Reo. Los hizo sus objetivos porque podía llegar allí,
porque después de la muerte de Strazza, quería sangre. Tenía que matar.”

“¿Cuál es tu grado de seguridad?”

“¿La verdad? Completamente. Sentí algo la primera vez que hablé con él, pero lo
supe cuando fue a la Central ayer. Ya habíamos empezado con la lista de hombres
potenciales, y él vino. Lo supe. Todavía estamos investigándolos. Y él encaja como un
maldito guante, Reo.”

Ella asintió, tiró hacia atrás su melena rubia. “Te voy a conseguir las órdenes de
registro. Eso va a requerir un poco de baile de tap, pero…” Se volvió, sonrió. “Yo tengo
el talento.”

“Tú me consigues las órdenes, y yo lo atraparé.”

“Tú lo atrapas, y nosotros lo encerraremos. ¿Está bien si agarro algo de comida?


Estoy muerta de hambre. Una noche diciendo buen viaje consume muchas calorías.”

“Adelante. Aquí vienen Peabody y McNab,” añadió Eve, reconociendo las pisadas
fuertes y los saltitos.

Peabody apareció en el umbral, se detuvo. Su boca se abrió cómicamente. “¡Guau!


Mega-guau. Esto es… Cuándo… Guau. Tienes toda clase de… ¡Oooh, un balcón!”

“¡El centro de comando es lo máximo!” McNab se fue saltando directamente hacia


éste.

Eve debería haberse figurado que un genio electrónico sabría lo que realmente
importaba.

“Tienes holo, y multi-pantalla.” Se metió en la U junto con ella, agachándose para


estudiar los controles y balbuceando en términos electrónicos, aparentemente acerca de
bytes disponibles, transferencia continua, funciones.

“No toques nada,” ordenó, pero se apartó de su camino porque él se veía, bueno,
excitado.

“Esto es total, Dallas.” Peabody deambulaba, pasando sus dedos por el respaldo de
un sillón. “Es realmente un buen espacio, y de verdad funciona. Para ti, para la casa.”

“Esto funcionaba bien antes.”

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Echoes in Death

“Sí, el trabajo es el trabajo, ¿verdad? Pero, caray, el nuevo tablero es increíblemente


genial, y todo esto simplemente encaja con la casa en lugar de estar, ya sabes, separado.
Se sienten unas buenas vibras aquí.” Echó un vistazo a McNab, y sonrió. “Puede que él
empiece a llorar sobre ese centro de comando.”

“Llévatelo, vayan a comer. Eso secará sus lágrimas.”

Ya que Eve no quería enredarse con McNab, se fue a la mesa del buffet por más café.
Entonces tuvo que lidiar con las reacciones de los otros mientras llegaban.

Baxter miró alrededor, asintió. “Bonito. Oh, sí, muy bonito. Esto es lo que yo llamo
una oficina en casa. Deberías tener tu oficina en la Central como esta, Dallas.”
La idea le dio escalofríos por toda la columna. “Ni siquiera se te ocurra
mencionarlo.”

“Elegante, pero no exagerado,” dijo Olsen, echándole un buen vistazo a la oficina.


“Buen espacio de trabajo con sólo el estilo suficiente.”

“Prioridades,” interrumpió Tredway. “Cuando nos dijeron sobre el desayuno, supuse


que habría algunos bollos daneses chapuceros, pero…” Él alzó la campana de un
calientaplatos. “Santa carne de cerdo.”

“Sírvanse,” ordenó Eve. “Tenemos un montón de terreno que cubrir.”

Los dejó atiborrarse, y cuando Roarke entró, se sirvió un plato porque de otra manera
él le habría servido uno.

Cuando, como había esperado, la mayoría regreso para un segundo plato, tomó la
iniciativa.

“Kyle Knightly, sospechoso principal. Si no han leído el informe, háganlo.” Ya que


tenía la excelente pantalla de pared, la usó, ordenó que apareciera la imagen de la
identificación de Knightly. “El sospechoso es…”

Se detuvo cuando Mira entró.

“Lo siento, Doctora Mira, no sabía que planeabas asistir.”

“Pensé que sería capaz de responder cualquier pregunta con referencia a la patología
del sospechoso.” Miraba alrededor mientras hablaba, comenzó a hablar, y entonces se
detuvo. “No dejen que los interrumpa.”

Eve continuó, detallando la información básica de Kyle mientras Roarke se acercó a


Mira, le susurró al oído. Mira sacudió la cabeza, le palmeó el brazo, y luego se apartó
para tomar asiento.

“Como está detallado en el informe, creemos que la fijación y la fantasía del


sospechoso con respecto a su tía aumentó hasta llegar a una necesidad de realizar esa
fantasía a través de la violación y la violencia. Estamos solicitando los informes
completos de los incidentes y declaraciones de su arresto a la edad de dieciocho años

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Echoes in Death

por asalto sexual, y cualquier documento legal que pueda haber sido generado para
persuadir a la parte demandante de retractarse.”

“Un millón de macarrones son bastante persuasivos,” dijo Baxter.

“Vaya que sí, y el pago arroja sospecha sobre la retractación. Considerando el


período entre ese incidente y el asalto a los Patrick, es probable que hubiera otros
incidentes, posibles sobornos, posible tratamiento para el sospechoso por su
comportamiento. Estamos solicitando acceso a su historial clínico, en su totalidad.”

“Yo puedo añadir peso en eso,” dijo Mira.

“Eso hará que sea más apreciado. El sospechoso vive solo, nunca se ha casado o ha
tenido una relación seria, según se sabe. Tiene conexión, experiencia y talento para el
teatro y la pantalla, con acceso a maquillaje profesional y vestuario, así como a utilería
escenográfica. Es de una clase social y financiera alta. Encaja en el perfil de Mira como
uno de sus trajes hechos a medida. ¿Estoy equivocada?” le preguntó a Mira.

“No. Concluiría con que Kyle Knightly desarrolló un apego insano por su tía, la
hermana de su propia madre. Un deseo sexual por ella. Pero ella pertenecía a su tío.
Puede que él simplemente haya fantaseado, o puede que en algún punto haya hecho un
avance, y haya sido rechazado. Ya fuera de forma gentil o airadamente, o cualquier
punto en el medio, no habría importado. El rechazo se hizo tan intenso como el deseo.
Están conectados para él, y por lo tanto para conseguir ese deseo, ese alivio, debe usar
la fuerza. Debe anular cualquier oportunidad de rechazo.”

“Cuando ve a una mujer que le inspira ese mismo deseo o uno muy similar,”
continuó Eve, “ella lo rechaza. Más aún, ella prefiere a su primo, el hijo de la mujer que
él desea.”

“Es suficiente para joder lo que ya está jodido,” comentó Tredway.

“¿Que esta mujer,” interpuso Mira, “la que él quería, la que podría, por lo menos,
servir como una sustituta para su obsesión, escogiera a su primo? Creo que ese debe de
haber sido el quiebre psicótico. Mientras que puede haber violado a otras, tal como
indica el incidente cuando tenía dieciocho años, probablemente consideró esos asaltos
simplemente como doblegar a la mujer a su voluntad. Darle a ella, en su mente, lo que
realmente quería. Puede que haya utilizado acompañantes licenciadas, y si fue así, se
parecerían a la tía. Pero cuando Rosa Patrick escogió a su primo, el sexo rudo o forzado
ya no fue suficiente. Asaltar a la mujer ya no fue suficiente. La pareja tenía que pagar, el
hombre dominado y humillado, la mujer tomada sexualmente y, vitalmente, forzada a
darle validación.”

“Lo mejor que nunca has tenido,” finalizó Eve.

Hizo una pausa, notó que Roarke le traía a Mira una taza de té. “Sabemos quién es,
lo que es, dónde vive, y dónde trabaja. Reo nos conseguirá las órdenes de registro
necesarias para su residencia y su estudio. Peabody, averigua el programa del
sospechoso para hoy. Utiliza cualquier estratagema que funcione.”

“Puedo hacerlo.”

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Echoes in Death

“McNab, solicita al Capitán Feeney un equipo de electrónicos, incluyendo


uniformados para seguridad, para ser enviados cuando yo les diga a los estudios. Todos
los electrónicos del sospechoso en esa ubicación serán confiscados.”

“¿Me quieres allí?” preguntó McNab.

“No, te quiero en la residencia, en donde es más probable que guarde cualquier


registro de sus crímenes, de sus víctimas y sus planes. En caso de que el programa
indique que el sospechoso estará en el estudio en el momento de que yo dé la orden de
moverse, quiero que Peabody, Tredway y Olsen lo arresten para ser interrogado. Si el
programa indica que estará en su residencia, todos vamos allí.”

“Esos son un montón de policías,” señaló Olsen.


“Esto empezó con los Patrick, y ese es tu caso. Vas a estar allí para el arresto.”

“Señor,” empezó Trueheart. “El sospechoso puede estar en otra ubicación, en una
filmación o en una reunión.”

“Si ese fuera el caso, es para Peabody, Tredway y Olsen. Tú, Baxter, McNab y yo
misma vamos a la residencia no importa donde pueda estar el cabrón. Si está allí,
presentamos la orden de registro y procedemos. Él será arrestado y llevado a Central
para interrogatorio. Me encargaré allí.”

“No hay discusión,” le dijo Tredway.

“Lo voy a quebrar.”

“Mientras podamos observar,” añadió Olsen.

“Mira, también me gustaría que observaras.”

“Estoy planeando hacerlo.”

“El resto de ustedes, recuerden: Es un cobarde, y los cobardes pueden ser más
peligrosos que los atrevidos.”

Reo hizo un círculo en el aire con el dedo mientras estudiaba la pantalla de su enlace.
“Tendrás tus órdenes de registro dentro de treinta minutos porque simplemente soy así
de buena. Ve a atraparlo.”

“Peabody, consígueme su ubicación.”

Peabody se levantó. “Sólo déjame…” Se alejó hacia la cocina. “¡Ah, caramba,


también la cocina!”

“Enfócate, Detective.”

“Dame un segundo.”

“Voy a tomar el último café de verdad antes de las batallas.” Baxter regresó al buffet.

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Echoes in Death

Roarke tiró de Eve a un lado. “Llámame cuando lo lleves a la Central, ¿de acuerdo?”

“Claro, si quieres.”

“Lo quiero. Quiero observarte trabajarlo.”

“Debes tener un par de millones de cosas que hacer.”

“Hice por lo menos un millón de ellas anoche y esta mañana. Me avisas. Me gustaría
estar allá. Vi lo que le hizo a Daphne Strazza de primera mano.”

Y porque creía, muy fuertemente, que su policía podría necesitarlo antes de que esto
hubiese terminado.
Peabody regresó apresurada. “Él tiene programado trabajar en casa hasta el
mediodía.”

Eve pensó: Perfecto.

“Para el mediodía él estará en una celda. McNab, dile a Feeney que se mueva. Y
pongámonos en camino. Reo, bonito baile de tap.”

Reo ejecutó un rápido pasito de baile, completo con movimiento de manos.


“Mantenme al día.”

El todo-terreno aguardaba. Decidió que Roarke lo había ordenado con la idea de que
tendría a más personas que llevar además de Peabody. “Deja tu coche,” le dijo a Baxter.
“Te traeré de regreso a recogerlo.”

Él y Trueheart subieron en la parte trasera con McNab. “¿Supones que él tratará de


escapar?”

“Es arrogante, de modo que ese no será su primer impulso. Agravio, furia, amenazas,
abogado, bla, bla, bla. Puede ser que intente escapar cuando se dé cuenta de que vamos
a encontrar su botín, porque maldita sea que lo tiene.”

“No quiero ser desalentadora,” empezó Peabody, “pero ¿qué tal si él guarda los
trofeos en otra localización? Un casillero almacenado del que nosotros no sabemos, otra
residencia que no hayamos descubierto.”

“Necesita mirar, tocar, disfrutar siempre que esté de humor. Los necesita consigo.”

“Yo tengo un trofeo de baloncesto de la secundaria.” Trueheart sonrió al recordarlo.


“Mi mamá lo tiene en un estante en la sala de estar. Y la foto del equipo de ese año
también.”

“Yo tengo premios del primer puesto en informática de la escuela primaria,” añadió
McNab. “Me gusta mirarlos.”

“Eso no es enfermizo, sino placentero, siempre el friki informático,” comentó Baxter.


“Pero sigue siendo la misma cosa. ¿Qué tal si el muchacho y yo damos un paseo

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Echoes in Death

alrededor del edificio mientras el resto de ustedes entregan la orden de registro? Sólo en
caso de que trate de salir por la ventana.”

“Eso funcionará.”

Consiguió un espacio en la calle para estacionar, observó a Olsen pasar y dar la


vuelta mientras buscaba un lugar para aparcar.

Eve salió del coche, estudió el edificio de Knightly. Cuadrado y sustancial en la


esquina, con ladrillos pintados de gris plateado, las ventanas con las pantallas de
privacidad bajadas, las dobles puertas de entrada con una fuerte seguridad.

“Vamos a dar un paseo, compañero.” Baxter le dio una palmada en el hombro a


Trueheart y se alejaron.

Aunque todo en su interior la apremiaba, hazlo ya, hazlo ya, Eve esperó hasta que
Olsen y Tredway dieron la vuelta a la esquina a pie.

Ella sacó su portátil, lo revisó, y luego imprimió la orden de registro.

“Aquí vamos.”

“Apuesto a él nos reconoce,” le dijo Tredway a su compañera, y luego miró a Eve.


“Lo entrevistamos después de lo de los Patrick. Nunca percibimos nada, y estoy
bastante cabreado por eso ahora.”

“No tenían lo suficiente.”

“Pudimos, debimos, hubiéramos..,” dijo Olsen en voz baja. “Pero lo tenemos ahora.”

“Grabando.” Eve presionó el timbre.

“¿Dallas? Apuesto a que esa cámara transmite a una pantalla en la mayoría de las
habitaciones del edificio.” McNab estaba parado casualmente, con sus orejeras naranjas
sobre los adornados lóbulos, manteniéndose de espaldas a la cámara y hablando bajo.
“El audio, también.”

“Hmm. Es algo bueno que tengamos autorización para entrar esté o no esté el
residente en casa.” Eve no mantuvo su voz en voz baja. “Voy a tocar una o dos veces
más, en caso que sea de los que se despiertan tarde. Peabody, puedes sacar el ariete del
vehículo si el ocupante no responde.”

Tardó menos de treinta segundos en que los cerrojos cliquearan. Kyle abrió la puerta,
con un suéter, pantalones y zapatillas. Debido a que lo conocía, ella lo conocía, Eve lo
observó poner una máscara de temor en su rostro.

“Neville y Rosa. Algo sucedió. Dios, qué…”

“No.” Eve puso en alto la orden. “Estamos autorizados a entrar a este edificio y
registrarlo. Por favor, retroceda.”

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Echoes in Death

“¿Qué? Espere un maldito minuto.”

“Necesita retroceder,” dijo Eve cuando él intentó bloquear la puerta. “Ahora,”


añadió, empujando la puerta con el hombro cuando él empezó a cerrarla de un portazo.

“No puede simplemente meterse aquí,” empezó él.

“Orden de Registro, léala.”

“Me importa un carajo esa ridícula orden. Esto es propiedad privada. Es mi hogar.
Fuera de aquí.”

“Señor Knightly.” La voz de Tredway se mantuvo fría como el hielo. “No quiere
interferir con una orden de registro debidamente autorizada.”

“A la mierda usted y su orden.” La ira le enrojeció el rostro; el insulto brillaba en sus


ojos. “Ya veremos lo que mi abogado tiene que decir.”

“Sí, mire lo que su abogado tiene que decir. Peabody, toma esta primera área,
McNab, todos los electrónicos.”

Kyle hizo a un lado a Olsen con el hombro, y acercó su rostro al de Eve. Ahí estaba
desenmascarada la furia pura, ardiente, violenta, que había esperado. “Usted toca
cualquier cosa, pone siquiera un dedo sobre una pulgada de mi casa, y tendré su placa,
pedazo de perra arrogante. ¡Usted no toca nada!” Sacó su enlace del bolsillo. “Mi
abogado se encargará de esto, y de usted.”

“Peabody, Olsen, Tredway.” Después de cada nombre, Eve señalaba en una


dirección. “Está en mi camino, Señor Knightly.”

“Fuera de mi casa. Marco, pon a Wesley en el enlace. ¡Me importa un carajo con
quién esté hablando! ¡Ponlo ahora!”

“Necesita moverse, Señor Knightly.”

“Usted necesita moverse,” le espetó él y la empujó.

Eve les hizo señas a los otros para que se mantuvieran atrás con una mano apoyada
abajo en su costado. Oh, sí, lo conocía. Y sabía justo qué botones presionar.

“Puede pensar que está a cargo aquí, pero está equivocado. Yo estoy a cargo. Va a
hacer lo que le digo y va a retroceder. No quiere ponerme la mano encima de nuevo.”

“¡No me diga qué hacer! Fuera de mi casa.” La abofeteó. Podría haberlo evadido,
había intuido el movimiento, pero quería el golpe, quería el gusto de la sangre en su
boca.

Oyó cuatro armas desenfundarse.

“Bajen las armas,” dijo con tranquilidad. “Yo me ocupo.”

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Mientras levantaba una mano para retirar la sangre de su boca, disparó el pie hacia
adelante, y le barrió las piernas haciéndolo caer.

Sacó sus esposas, presionó una rodilla en la parte baja de su espalda, tiró de sus
brazos hacia atrás mientras él forcejeaba y escupía obscenidades. “Kyle Knightly, está
bajo arresto por atacar a un oficial de policía.” Se inclinó más cerca. “Créame, seguirán
otros cargos. Peabody, pide un par de uniformados en un patrullero para que lleven al
Señor Knightly a la Central para ser fichado. No hay prisa,” añadió.

Sacó su comunicador. “Baxter, él no va a escapar. Vengan y dennos una mano.”

Tredway puso de pie a Knightly. “Lo tengo, Dallas. ¿Por qué no nos sentamos?”

“Quíteme las manos de encima. Quíteme estas cosas. ¿Sabe quién soy yo?”

“Sé exactamente quién es usted,” dijo Eve.


Observó su rostro, sus ojos mientras caminaba por el nivel principal amplio y abierto,
elegantemente amueblado. Muchísima rabia, él temblaba de furia, pero no de miedo,
todavía no.

Entonces lo vio, lo observó sobrepasar la rabia cuando comenzó a subir la primera


curva de los escalones abiertos de hierro.

“Aquí arriba, ¿no es así?”

Su dormitorio y una oficina se abrían hacia un amplio balcón que daba al nivel
principal. Pero más allá, escondida detrás de un ángulo en la pared había una puerta
grande, cerrada con llave.

Le dio unos golpecitos, oyó el sonido de metal.

“McNab.”

“Voy.” Subió de dos en dos.

“¿Puedes sobrepasar la seguridad de esto?”

“Con gusto. Debido a todo lo que él ha colocado en el exterior, me tomará un tiempo,


pero lograré que entres.”

“Me avisas.”

Regresó al dormitorio, y Trueheart llegó arriba. “Baxter dijo que usted podría
necesitar ayuda aquí arriba.”

“Toma la oficina, Detective. Seamos meticulosos.”

Encontró pornografía, nada ilegal, algunas ayudas sexuales para vuelos en solitario.
Él no traería mujeres aquí, pensó. No hay necesidad de traer mujeres aquí.

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McNab había tenido razón en lo de las pantallas de seguridad en cada habitación, y el


audio.

Volvió a salir cuando escuchó a Kyle gritando.

Él levantó la vista cuando dos uniformados lo agarraban de los brazos. “Te haré
pagar.”

“Sabes lo que vamos a encontrar cuando mi experto en electrónica abra esa puerta,
Kyle. Ambos lo sabemos. Tú serás el que pague por el resto de tu miserable vida.”

Cuando los uniformados lo sacaron fuera, Olsen cerró la puerta tras ellos. “Guau,
escuchen la tranquilidad.”

“McNab, ¿cuánto tiempo más?”

“¡Ya casi lo logré! Esta perra es escurridiza, recontra escurridiza.”

“Peabody, el ariete, y esta vez lo digo en serio.”

“¡Vamos, Dallas!” La voz de McNab sonó casi con pánico. “Es una cuestión de
orgullo ahora. Cinco minutos. Cinco más.”

Le tomó diez, pero dejó escapar un grito de guerra. “Ella cayó.”

Echó una mirada hacia atrás cuando Eve caminaba hacia él. “Podría tener una trampa
explosiva en el interior.”

“Él es el mejor, ¿recuerdas? Nunca creería que alguien pudiera llegar tan lejos.
Pero… retrocede.”

Eve abrió la puerta empujándola, y sólo vio oscuridad. “Luces completas,” ordenó.

La oscuridad permaneció.

“Probablemente lo programó para reconocimiento de voz,” le dijo McNab. “Puedo


arreglar eso, pero… tomará un minuto.”

“Tengo una linterna.” Tredway se paró detrás de ella, encendió la linterna, y barrió
lentamente el área.

Eve pensó: La cueva de Aladino.

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Capítulo 21

Mientras McNab trabajaba, Peabody le entregó a Eve otra linterna del equipo de
campo. Eve entró al cuarto.

Era más grande que el dormitorio principal y el baño, notó en su primer escaneo. Era
más prioritario, pensó, ya que él había pasado la mayor parte del tiempo en ese espacio.
La larga mesa de trabajo con computadoras, comunicadores, pantallas y otros juguetes
electrónicos probablemente le daría a McNab un pequeño orgasmo, y lo que DDE
pudiera descubrir, aumentaría las evidencias para el caso de la fiscalía.

Puede que no entendiera las maravillas de los electrónicos, pero con seguridad sabía
lo que eran una pila de discos duros y placas madre cuando las vio ordenadamente
almacenadas en estanterías.

Apostaría su abrigo mágico a que encontrarían los equipos de seguridad de las


víctimas entre ellos, esperando a ser desmontados en partes, o usados para armar otros.

Dejó eso por el momento, dirigió su luz hacia la izquierda. Oyó la rápida inspiración
de Peabody, y la entendió. La droide parecía muy humana, muy hermosa. Llevaba el
vestido rojo de cóctel y los zapatos resplandecientes, llevaba el bolso de noche con el
pájaro rojo que Nina Washington había descrito después de los últimos asesinatos.

También las joyas de Miko, observó Eve. Entonces iluminó un diamante de corte
cuadrado y un anillo incrustado de diamantes en el tercer dedo de la mano izquierda de
la droide.

Todos los anillos de boda de las víctimas habían sido robados, pero ninguno
coincidía con este.

“Puso esos anillos en su dedo. En su mente, se casó con ella. Reprodujo a su tía,”
dijo ella, “jugó a vestirla y sabe Dios qué más hizo con ella. McNab, una vez que
enciendas esas luces, mira lo que puedes hacer con esta droide.”

“Lo guardó todo.” Tredway dirigió su haz de luz hacia una mesa en donde se
exhibían joyas, tres gabinetes abiertos, cuidadosamente arreglados con objetos de arte y
costosos ornamentos.

“No sólo organizado, jefa,” señaló Baxter, “sino también etiquetado. Por víctima.
Jesús, para los de la Fiscalía esto va a ser pan comido.”

-“Trueheart, haz una grabación de esta habitación de trescientos sesenta grados antes
de que alguien toque algo.” Cuando no respondió, se volvió hacia él. Estaba parado
mirando fijamente a la droide.

“Detective Trueheart.”

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“Señor. Lo siento. Sólo estaba… esto va a salir a la luz. ¿Cómo se va a sentir ella
cuando se sepa que la utilizó para hacer algo así? Probablemente es una persona
agradable, y es su propio sobrino. ¿Cómo se va a sentir cuando todo esto salga a la luz?”

“Tendrá que aceptar que esto no tuvo nada que ver con ella. Ella es un objeto para él
como lo son las cosas en esas estanterías. Graba los trescientos sesenta.”

Mientras lo hacía, Eve se acercó a la mesa de exhibición. La había diseñado en


secciones, con espacio para más. Y tenían placas hechas de latón. Cada sección llena de
cosas brillantes y resplandecientes llevaba un nombre.

Rosa, Lori, Daphne, Miko.

Por curiosidad abrió un cajón donde encontró una colección de otras placas,
reconoció varios nombres de mujeres de la lista que habían trabajado.

Futuras víctimas, pensó. A salvo de él ahora.

“Dallas. Hay una mesita especial por aquí.”

Eve se acercó a Olsen. Bajo el vidrio superior de una adornada mesita, que estaba
muy bien pulido, descansaban unas cuantas piezas de joyería sobre terciopelo azul
oscuro. Un solo arete, un delgado brazalete, un par de aritos para las orejas, un collar
formado con cuentas multicolores.

“Este es el tipo de joyería que yo me puedo permitir,” señaló Olsen. “Cosas para usar
todos los días, y el collar es como algo que un ingenioso niño podría hacer. Para dárselo
a su madre en un cumpleaños o en el Día de la Madre.”

“Son de ella, de la tía. Tal vez cosas que se metió al bolsillo durante las visitas, cosas
que ella pensaría que había perdido o extraviado. Sólo unos cuantos símbolos,
probablemente de su niñez.”

“Esa es mi opinión. Reconozco algunas de las cosas de las estanterías de los artículos
robados, de las fotos del seguro y las descripciones.”

“Y aquí hay una pequeña cómoda llena de elegante ropa interior de mujer.” Baxter
hizo un gesto hacia un cajón que había abierto. “Todas etiquetadas y organizadas. Puso
esos saquitos para aromatizar.” Sacó uno, lo olió. “Agradable.”

“Puedes apostar a que ese es el perfume favorito de su tía.” Peabody se acercó para
mirar. “Y coincidirá con el elegante atomizador de perfume que tiene en el armario.
Todos los vestidos de cóctel, zapatos y bolsos de nuestra lista, Dallas. Junto con el
perfume, hay un elegante juego de espejo de mano y cepillo, y un estuche de alta
calidad para limpiar droides.”

“Asegúrate de que eso vaya en la grabación.” Se apartó de la mesita. “Su vestidor.


Hagamos una copia de seguridad de la grabación aquí, asegurémonos de que lo tenemos
todo registrado. Vestuario, maquillaje, encimeras para trabajar, pelucas.”

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Echoes in Death

“Esta es una instalación profesional,” dijo Peabody. “Es casi tan buena como la que
hay en el estudio. ¿Ese producto de allí? Es lo que se usa para hacer prótesis, como
narices y…”

“¿Cuernos de diablo?” sugirió Eve.

“Sí.”

“Hagamos venir al equipo forense. Habrá limpiado lo que sea que usó durante los
ataques, pero puede que haya algún rastro, tal vez sangre.” Mientras hablaba se acercó a
un largo abrigo negro con una capucha. “Dame la luz ultra violeta del equipo. Puedo
oler sangre en esto.”

Peabody la sacó del equipo y la encendió. “Santa mierda,” dijo cuando el abrigo
negro se iluminó con manchas y salpicaduras de color púrpura.

“No lo había hecho limpiar todavía. Chico ocupado. Etiquétalo y embólsalo para el
equipo forense. Quiero esto en el laboratorio y examinado lo más pronto posible.”

“¿Dallas?” McNab le hizo una seña hacia la droide. “Fue programada para responder
sólo a la voz y las órdenes de Knightly. Fue bastante fácil de puentear. Puedes hacerle
preguntas ahora.”

“¿Cómo te llamas?”

La droide sonrió. “Soy Astra. Estoy tan contenta de verte, Kyle. Te extrañé, Kyle.”

“Es el puenteo,” explicó McNab.

“¿Cuándo fuiste programada?”

“No entiendo.”

“¿Quién te programó?”

“No entiendo. ¿Necesitas castigarme?”

Eve respiró hondo. “¿A quién le perteneces?”

“Pertenezco a Kyle. Sólo a Kyle. ¿Quieres follarme ahora?” La droide se frotó los
pechos con las manos. “Te deseo, Kyle. Eres el único al que deseo. Eres el mejor que
nunca tuve. Átame, Kyle. Hazme gritar. Hazme…”

“Suficiente. Ciérrale el pico, McNab, y comienza con las computadoras.”

Se dio la vuelta, reparó en que Trueheart no se estaba sonrojando. En cambio su


mirada era pétrea, todo policía.”

“Muy bien, chicos y chicas, veamos qué más podemos encontrar, de manera que
todos podamos comer pastel.”

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Echoes in Death

Para cuando terminaron, Peabody bebía agua de las latas que McNab repartía. “Esto
tiene que marcar un record para nosotros. Es la mayor cantidad de evidencia que
hayamos embolsado nunca. Registrarla va a llevar horas.”

“¿No sería eso divertido para una droide aburrida?” Eve echó un vistazo a su
comunicador. “Knightly está fichado, con el cargo de atacar a un oficial de policía, y ya
está hablando con su abogado.”

“No hay un solo abogado en la historia de la abogacía que pueda salvarlo de esta.”
dijo Olsen.

“Intentarán argumentar demencia. No vamos a permitírselo. Baxter, os llevaré a ti y a


Trueheart de regreso a tu coche.”

“No se preocupe por eso, jefa. Trueheart tiene un amigo que nos llevará de vuelta a
mi bebé en un patrullero.”

“Aún mejor. Buen trabajo a todos. Sólido. McNab, hoy has pulido tu reputación
como genio informático.”

“Gracias.”

“Sigue puliéndote. Una vez que la droide y el resto de los electrónicos estén cargados
para transferirlos, ve con ellos, y sigue investigando.”

Frotándose las manos, McNab meneó las caderas. “¿Qué es lo que hace que no pueda
esperar?”

“Que eres el más importante friki electrónico del día. Olsen, Tredway, os veo en la
Central. Peabody, conmigo.”

“Lo quiero en una celda,” comenzó Peabody mientras caminaban hacia el coche.
“Durante el resto de su vida. Y después quiero que se reencarne como gusano y ponerlo
en una latita por el resto de su vida. Y entonces puede regresar como una cucaracha.
Captas la idea.”

“Es una muy buena idea.”

“Pero.” Peabody resopló mientras se acomodaba en el coche. “¿No te parece que está
totalmente loco?”

“Está tan completamente loco que debería volver como mierda de murciélago en una
de esas vidas. Pero no está legalmente demente. Ni siquiera cerca. Sabía lo que estaba
haciendo, Peabody, en cada paso del camino. Mira va a decir lo mismo.”

“Me pregunto si alguien puede volver como mierda de murciélago. Es orgánica.


¿Habrá refrescos en el AutoChef de tu vehículo? Necesito seriamente un energizante.”

“No lo sé, mira a ver.”

“¿Tú quieres?”

J.D.Robb Página 274


Echoes in Death

“No quiero uno de esos, demasiado azucarados, con burbujas que parecen aguanieve
teñida.” Empezó a optar por café, entonces se dio cuenta de que necesitaba algo frío. Ya
tenía demasiado ardor en la garganta. “Pepsi.”

“Refresco de cereza, ¡punto para mí! Vamos a tener que decírselo a los Patrick. Al
resto de las víctimas y a los supervivientes, pero los Patrick… es casi tan malo como
cuando tuvimos que decirle al Señor Mira sobre su primo.”

“Te hace dudar de los primos.”

“Yo tengo docenas de primos. Primos bastante buenos.” Le pasó la Pepsi a Eve. “No
tengo que hacer de policía buena con Knightly, ¿verdad?”

“No, no tienes que hacerlo. No necesitamos una confesión. Conseguiré una, pero no
la necesitamos. Vamos a clavarlo, Peabody, vamos a darle una buena probada de lo que
es estar atrapado. Llama a Reo, dile que estamos llegando. A Mira también.” Aunque
deseaba ahora no haber dicho que lo haría… “Y a Roarke.”

Puso las luces y activó las sirenas. “Quiero empezar ya.”

* * *

Cuando entró a la división, Jenkinson ondeó una mano. “El abogado de tu cabrón
está graznando acerca de reunirse contigo.”

“Tendrá que esperar. Peabody, instala la grabación del cuarto de trofeos y el taller de
Knightly en Interrogatorios, y haz que lleven allí al cabrón y a su abogado una vez que
lo hayas hecho.”

Se dirigió a su oficina, decidió que un café no haría daño después de todo, y se sentó
a reunir un grueso archivo de fotos y documentos.

Al final, utilizó gruesos archivos para cada par de víctimas, terminando el último
cuando Reo entró.

“¿Me quieres en la sala o en Observación?”

“En observación. No quiero quedarme colgada por la interacción de los abogados en


este momento. Nada de tratos en esto, Reo.”

“Eso dijiste antes, y lo que nos mostraste, brevemente, desde la residencia del
sospechoso no deja espacio para ello y no es necesario hacer ninguno. Hablé con Mira.
Su actual análisis es que el sospechoso está legalmente cuerdo. En caso de que eso se
desbaratase…”

“No lo hará.”

“En caso de que pase,” continuó Reo, “todavía pasará el resto de su vida encerrado.”

J.D.Robb Página 275


Echoes in Death

“Conseguiré lo que tú y Mira necesitáis. Entonces lo empaquetarás. Máxima


seguridad, fuera del planeta, cadenas perpetuas consecutivas.” Se levantó, agarró los
archivos.

“Interrogatorios A,” dijo Peabody cuando Eve salió. “El comandante lo tiene
separado para nosotros.”

“Práctico.”

“Están dentro. El abogado es Wesley Drummond, portavoz de importantes


celebridades. Debo decir que Knightly se ve realmente petulante.”

“No por mucho tiempo.”

Eve echó a andar e ingresó a Interrogatorios A.

“Grabando. Teniente Dallas, Detective Peabody entrando a Interrogatorios con


Knightly, Kyle, y su abogado, Drummond, Wesley.”

Hizo una pausa, sólo un momento mientras estudiaba a Drummond, ignorando al


cliente.

Drummond se veía elegante y bronceado, llevaba un traje con rayitas muy delgadas
que se figuró que Roarke aprobaría, una perilla bien recortada, y un arito plateado en
una oreja.

“Señor Drummond, ¿le gustaría hacer un comentario o declaración antes de que lea
los cargos en la grabación?”

“Gracias, Teniente, me gustaría. Espero que podamos dejar de lado este asunto sin
revuelo y sin tiempo excesivo para ambas partes. Aunque le concedo que estuviera
autorizada para entrar y registrar el hogar de mi cliente, nosotros vamos a debatir el
razonamiento utilizado para obtener dicha orden de registro. Mi cliente estaba,
naturalmente, impactado y alterado por la intrusión y la invasión a su privacidad. Y
dado el estrés producido por los ataques sufridos por miembros de su familia, y las
amenazas a un miembro de la familia sólo ayer, su estado emocional estaba y esta,
naturalmente, perturbado. Actuó precipitadamente, sin embargo, él fue, podría decirse,
provocado y sólo intentaba, como cualquiera lo haría, proteger sus derechos y
propiedades.”

“Ah-ha.” Se tocó la magulladura en su mandíbula. “Golpeando a un oficial de policía


que llevaba a cabo sus obligaciones.”

“Entiendo que hubo un altercado. Con seguridad todas las partes pueden admitir que
los temperamentos estaban alterados, y retractarse de esto evitando que la atención
negativa de los medios caiga sobre su departamento.”

Dijo Ah-ha otra vez. “¿De manera que su única preocupación, en este momento, es el
cargo inicial de atacar a un oficial? ¿No está preocupado por los otros cargos?”

“¿Qué otros cargos?”

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Echoes in Death

“Aw, Kyle, ¿no se lo dijiste? Sólo los leeré para la grabación de manera que todos
sepamos en donde estamos parados, y quién se estará retractando. Kyle Knightly, usted
está actualmente bajo arresto por atacar a un oficial, con cargos adicionales por
resistirse al arresto…”

El abogado hizo un sonido de pfft. Eve simplemente levantó un dedo.

“Además está acusado de allanamiento, ingreso ilegal, hurto, y posesión de artículos


robados.”

“Espere un minuto,” comenzó Drummond.

“Oh, no he terminado. Ni siquiera he llegado a lo gordo todavía. Para continuar,


usted está acusado de asalto, asalto con intento de causar daño corporal, reclusión
forzada, la tortura de Neville Patrick y Rosa Patrick, con los cargos adicionales de asalto
sexual y violación en la persona de Rosa Patrick.”

“Esas son estupideces. Ocúpate de esto, Wesley.”

“Qué pruebas…”

“No he terminado,” volvió a decir Eve. “Además usted está acusado de…” Lo repitió
todo, nombrando a Ira y a Lori. Entonces continuó con lo de los Strazza. “Está acusado
adicionalmente con el asesinato de Anthony Strazza. Para concluir, usted por la presente
está acusado de…”

Detalló los cargos menores en el caso concerniente a los Strazza.

“Está acusado de violación y sodomía en la persona de Miko Carver, y los asesinatos


de Miko y Xavier Carver. ¿Se me pasó alguna cosa, Peabody?”

“Es un montón. Es toda una cabalgata.”

“Cargos adicionales pueden ser presentados. Pero nosotros trabajaremos con esto por
ahora. Peabody, sólo para mantener el juramento en orden, léele al Señor Knightly sus
derechos otra vez.”

“Con gusto.”

Eve podía ver las ruedas en la mente del abogado dando vueltas mientras Peabody
recitaba el Miranda Revisado. No se molestó en sentarse.

“Me gustaría algo de tiempo para consultar con mi cliente.”

“Por supuesto. Dallas y Peabody saliendo de Interrogatorios. Apagar grabación.”

Abrió la puerta, volvió la mirada hacia Kyle con una amplia sonrisa, le dio unos
golpecitos a sus archivos. “Lo tengo todo.”

“¿No se lo dijo a su abogado?” Peabody se pasó una mano por el cabello. “¿De
verdad pensaba que no entraríamos a su cuarto cerrado?”

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Echoes in Death

“Es un cobarde, y estaba haciendo tiempo. Tratando de encontrar una manera de


evadirse, diciéndose a sí mismo que su costoso abogado podría sacarlo. No hemos
terminado con él, Peabody. Vamos a encontrar a las otras mujeres que él acosó y violó,
documentando cómo las asustó o las compró para que no presentaran cargos. Vamos a
entregarle eso a Reo también.”

Eve lanzó una mirada hacia la puerta, se encogió de hombros. “Van a estar un rato.
Mira si puedes encontrar y contactar a la mujer a la que su padre sobornó, la primera
que encontramos. Convéncela de que cuente su historia.”

“¿Puedo decirle que él ha sido arrestado, y los cargos?”

“Los cargos no, no en detalle.”

Eve regresó a su oficina, se sentó y estudió el tablero. Entonces simplemente cerró


los ojos hasta que el abogado mandó a decirle que estaban listos.

“La conseguí, Dallas. Ella se reubicó, se casó, usa el nombre del esposo, pero la
conseguí. Dice que dejó todo eso atrás, que no tiene nada que decir. Pero, ¿en mi
opinión? ¿Cuándo podamos decirle los cargos, cuando podamos decirle que va a estar
preso? Hablará con nosotras.”

“Está muy bien por ahora. Dallas y Peabody volviendo a ingresar a Interrogatorios.
¿Y?” Esta vez se sentó, dejó caer los archivos con un pesado golpe. “¿Todo listo?”

“Mi cliente rechaza todos los cargos.”

“¿En serio?”

“Teniente, esto no es un asunto para bromear. Esos crímenes son atroces, y si incluso
un indicio de esto se filtra en los medios, la reputación de mi cliente sufrirá un daño
irreparable. En caso de que eso ocurriera, usted se habrá expuesto, así como este
departamento, a una demanda civil.”

Eve comenzó a abrir archivos, sacando fotos de las escenas de los crímenes. “Neville
y Rosa Patrick sufrieron irreparable daño. Lori e Ira Brinkman sufrieron irreparable
daño.”

“Ninguna de esas víctimas pueden identificar a mi cliente como su atacante. Conozco


a Neville y a Rosa personalmente y bien. Estarían impactados por estas acusaciones, las
intolerables y atroces acusaciones que usted ha hecho contra un miembro de su familia.”

“Espero que lo estén. ¿Su cliente le contó acerca de su tesoro escondido, su


habitación personal de recuerdos? Entramos, Kyle, en caso de que te lo estés
preguntando. Tienes buenas habilidades informáticas, pero yo tenía conmigo a un
maestro informático. Se deslizó a través de tu seguridad como si fuera mantequilla.
¿Quiere ver lo que encontramos detrás de una puerta asegurada en la residencia de su
cliente, Señor Drummond? En pantalla, Peabody.”

“Grabación del registro en la residencia de Knightly, Kyle, código 33.42.6, en


pantalla.”

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Echoes in Death

La lenta y firme grabación de Trueheart de los trescientos sesenta grados, mostraba


todo.

“Tenemos a tu novia arriba en el DDE. Ya me habló.”

“Tonterías,” refunfuñó Kyle, pero fue silenciado por una aguda mirada de su
abogado.

“Ser propietario de un droide, tener una habitación privada, el equipo que veo, los
artículos personales, difícilmente es un crimen. Difícilmente es evidencia concerniente a
acusaciones de esta naturaleza.”

“Acerca la imagen, Peabody. Ve usted aquí, en este estante exhibidor los nombres de
las víctimas femeninas, y en cada compartimento también etiquetados están sus
artículos personales de joyería robados de sus hogares en las noches de los ataques. Ve
aquí en los estantes…”

Esperó a que Peabody hiciera los ajustes. “Otros artículos enlistados como robados
en las noches de los ataques. Los vestidos, incluyendo el que la droide está usando,
fueron robados de las víctimas femeninas en las noches de los ataques. Ve usted aquí los
disfraces, el maquillaje profesional y la utilería usada por el Señor Knightly en las
noches de aquellos ataques, incluyendo el abrigo negro etiquetado en esta grabación, y
esos guantes negros de cuero en los cuales encontramos sangre, sangre que ha
coincidido con la de Miko y Xavier Carver. Ve usted está pesada cachiporra en la cual
encontramos la sangre de estas víctimas, así como rastros de la de Anthony Estrazza.
¿Cómo es que todos estos artículos están en su posesión, Señor Knightly?”

“Por favor, hágame a mí las preguntas,” le dijo Drummond.

“¿Por qué? Él no le ha dicho nada. Usted lo sabe, yo lo sé. ¿Cuándo tuviste la idea,
Kyle? ¿Los disfraces, la actuación? Tienes que haber tenido tiempo para prepararlo
todo. Encontramos las mini-cámaras, y las grabaciones de ellos en tu compudora. Es
fácil saber cómo las plantaste en la casa de tu primo, y fuiste lo bastante inteligente para
sacarlas la noche que le sacaste la mierda a él y violaste a su esposa. Me figuro que
hiciste un poco de trabajo de campo, te escabulliste en los otros lugares, y en los que
todavía tienes que atacar.” Manteniendo su mirada en la de Kyle, se reclinó en la silla.
“Jacie y Roderick Corbo, Gregor y Camilla Jane Lester, Toya L'Page y Gray
Burroughs… y más. Tenemos a un equipo yendo a las residencias de los objetivos de tu
lista, sacando las cámaras que plantaste para evidencia. Los observaste en su propio
hogar, pedazo de hijo de puta pervertido…”

“¡Teniente!” Drummond objetó, pero ella no le hizo caso.

“Escuchaste sus conversaciones privadas. Eso te dio información, cuándo estarían


fuera, sus horarios, sus rutinas. Y tu observabas esas grabaciones en esa habitación,
imaginando qué les harías, especialmente a ella.”

“Arregla esto.” Kyle se volvió hacia su abogado. “Ahora. No voy a estar sentado
aquí escuchando estas estupideces.”

“Teniente, me gustaría otro momento para consultar con…”

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Echoes in Death

“No quiero consultar,” explotó Kyle. “Dije que lo arregles, y que lo arregles ahora.”

“Teniente, solicito tiempo para hablar con mi cliente sin ser grabado.”

Eve se encogió de hombros, se levantó. “Dallas y Peabody saliendo de


Interrogatorios. Apagar grabación.”

Peabody soltó el aliento. “Realmente piensa que el abogado puede simplemente


agitar una varita mágica y hacer que todo esto desaparezca.”

“Porque sucedió de esa forma anteriormente. Se mete en un pequeño lío, y alguien se


ocupa de ello. Un lío mayor, y alguien lo arregla. Espero que descubramos muchos de
esos líos.”

“La cuestión es que el abogado parece impactado, pero no realmente sorprendido.”

“Buen ojo, Detective. Está impactado, pero mientras van saliendo las cosas, poco a
poco, está comenzando a pensar en cosas, recuerda comentarios, gestos o
comportamientos. Tal vez recuerda canalizar dinero para una mujer que dijo haber sido
violada o abusada, una mujer a la que probablemente no creyó en el momento. O le
creyó, pero lo arregló todo para su cliente.”

Eve se hizo a un lado cuando Drummond salió.

“¿Listo?”

“Yo… yo ya no soy el abogado del Señor Knightly.”

“Probablemente un inteligente movimiento de su parte.”

“Es su decisión, no la mía. Aun así, nunca he manejado un caso de pena de muerte.
Kyle… necesita un abogado experimentado en crímenes de pena de muerte. Necesita
una evaluación psiquiátrica. Él…”

“Usted no es su abogado,” le recordó Eve. “Tiene derecho a uno, tan experimentado


como pueda conseguir. Será evaluado. Discúlpeme.” Retrocedió a la puerta, volvió la
mirada hacia él. “¿Cuántas mujeres? ¿A cuántas mujeres sobornó después de que él las
violara?”

Drummond simplemente agitó la cabeza. Parecía enfermo, pensó Eve, físicamente


enfermo. Pero sacudió la cabeza y se marchó.

Ella entró a Interrogatorios.

“Grabando. Dallas y Peabody volviendo a ingresar a Interrogatorios. Señor Knightly,


¿usted ha descartado a su abogado?”

“¿Descartado? He despedido su inútil trasero.”

“¿Desea usted contactar y contratar otra representación legal en este momento?”

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Echoes in Death

“Oh, tendré representación legal.” El desprecio se filtró en su voz, brilló en su mueca


desdeñosa. “Conseguiré los mejores abogados que haya, créalo.”

“¿Desea usted contactar a un abogado en este momento?”

“Necesito investigar un poco, llevar a cabo entrevistas.”

“Muy bien. Peabody, haz los arreglos para que el Señor Knightly sea llevado de
regreso a su celda.”

“Y una mierda. Joder. ¡Joder! Quiero una audiencia.” Golpeó la mesa con un dedo.
“Quiero una maldita audiencia, quiero una fianza, y quiero salir. Ahora.”

“Ninguna de esas cosas va a tener lugar. Puede traer de regreso al Señor Drummond
para representarlo, contactar otro abogado o representante, renunciar a su derecho de
tener representación legal en este momento y hablar con nosotras, o regresar a su celda.
Ese es todo el menú.”

“Conozco mis derechos.”

“Debería, se los hemos leído ya dos veces. Y no creo que seamos las primeras. ¿En
dónde dice ahí que Kyle puede irse a su casa porque quiere hacerlo?”

“Usted piensa que es inteligente.” Él soltó una risotada. “¿Piensa que ir por ahí
contoneándose con un arma y una mala actitud la hace sexy? Durn la personificó a usted
sexy. Eso se llama actuar.”

“Escoja. Abogado, otro abogado, renunciar al abogado y continuar el interrogatorio,


o regresar a su celda.”

“No voy a regresar a ninguna celda. Siéntese. Y usted.” Señaló a Peabody. “Vaya a
buscar a alguien que sepa lo que están haciendo por aquí y consígame una audiencia.”

“No.”

Sus fosas nasales se ensancharon. “¿Qué fue lo que dijo?”

“No. Bueno, ¿va usted a renunciar a su derecho a tener representación legal en este
momento? Porque de otra manera usted está regresando a su celda, y yo puedo ir a
comer algo. Me perdí el almuerzo.”

“Ja Ja. Es usted muy graciosa, ¿verdad? No tiene nada de gracioso. Y necesita perder
cinco kilos.”

“Auch.” Peabody miró a Eve e hizo exagerados ruidos fingiendo controlar el llanto.

“¿Renuncia a representación legal en este momento?,” espetó Eve. “Sí o no.


Cualquier otra palabra que no sea sí, la tomaré como un no y estará de vuelta en una
celda.”

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Echoes in Death

“Sí.” Una nota de pánico se le escapó antes de que volviera a sentarse, se encogió de
hombros. “¿Por qué diablos no? No es como si ustedes dos me preocuparan. Tráigame
una bebida,” le dijo a Peabody.

“Caray, me encantaría hacerlo. ¿Le gustaría que le preparara un Martini?”

“¿Podría usted?” dijo Knightly con una mueca de burla. “Que sea un Giner ale, con
hielo, y un punto de lima.”

Con un resoplido, y un asentimiento de Eve, Peabody abandonó la sala.

“Peabody saliendo de Interrogatorios. ¿Por dónde quieres empezar, Kyle, por el


principio o por el final?”

“y tú apenas tienes tetas y el trasero de un muchacho adolescente. Bueno… ¿a


cuántos mandamases tuviste que follar para llegar a teniente?”

“No estamos aquí para hablar sobre mis hábitos sexuales, Kyle. Todo se trata de ti.
Tú eres la estrella del espectáculo. Todo ese lugar está hablando de ti. Nunca he visto
nada parecido, ni siquiera durante el lío Icove.” Hizo una pausa para estudiarlo
reflexivamente. “Jesús, Nadine va a estar encima de esto, probablemente escriba otro
libro, y haga un video del mismo, especialmente con todo el asunto del Oscar. Quiero
decir, mírate.”

Suspiró, sacudió la cabeza, podía de verdad ver cómo se esponjaba ante la atención.
“Cerebro, apariencia, dinero, estilo y también poder. Añádele a eso montones de sexo y
es algo bastante excitante. Oigo a la gente por ahí diciendo que Neville parece un
blandengue, un pelele. No puedo discutir eso.”

“Porque lo es.”

“Maldita sea si tú no demostraste eso. Jodiendo a su esposa justo en frente de su cara.


Eso demuestra quién tiene las pelotas en la familia.”

“Veo lo que estás haciendo.” Aun sonriendo con suficiencia, Kyle hizo círculos en el
aire con un dedo. “Estás tratando de dorarme la píldora.”

“Sólo estoy diciendo lo que es. ¿Por qué crees que ella te rechazó la noche que la
conociste, la noche en esa fiesta cuando los tres se conocieron?'

“No lo hizo.”

“¿En serio?” Eve frunció el ceño, consultó un archivo. “Pero ella dijo…”

“Es una mentirosa. Dijo que estaba con ese idiota cuando quise ligar con ella, pero
me deseaba a mí. Claro como el día.”

“Pero… ¿acaso no se marchó con el idiota?”

“Sólo porque decidí no perder mi tiempo. ¿Y qué es lo que hace ella?, vuelve.”

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Echoes in Death

“¿A ti? ¿Después, o esa misma noche?”

“La misma maldita noche. Utilizó a Neville, le coqueteó para cabrearme, y luego se
marchó con el estúpido.”

“Pero se casó con Neville, incluso después de que te le insinuaras unas cuantas veces
más. ¿Acaso hizo eso para cabrearte?”

“¿Qué crees tú? Tú misma lo dijiste, es un pelele.”

“Peabody volviendo a ingresar a Interrogatorios.” Peabody puso con fuerza una lata
de Giner ale (deliberadamente diet) sobre la mesa. “Tómalo o déjalo.”

Kyle la levantó, abrió la lata, y le dio un sorbo mientras le dirigía una fría mirada de
odio.

“De acuerdo, así que Rosa se casó con Neville para cabrearte, porque tú eres al que
ella quería en realidad, al menos sexualmente. Y tal vez… sólo es una suposición, se
casó con él porque es un pelele.”

Kyle levantó un dedo. “Bingo. Eres más inteligente de lo que pareces.”

“Lo bastante inteligente cómo para saber que muchas mujeres dicen una cosa y
quieren decir otra. Algunas mujeres, probablemente la mayoría, se casan con un pelele
porque piensan que pueden controlarlo, conseguir todo lo que quieran. Pero un
verdadero hombre, un hombre con verdaderas pelotas, las controla a ellas, y ellas hacen
lo que él quiere. Como tú. La gente hace lo que quieres. Actores, directores, abogados.
Mujeres.”

“Levanté mi propio estudio.”

“Bueno, tú y Neville.”

“Diablos, podría haberlo hecho sin él. Sólo lo hice por incluirlo.”

“Suena como si le hubieses hecho un favor.”

“Es mi primo,” señaló Kyle. “Hemos pasado mucho tiempo juntos, y tiene buenas
ideas. Necesita que yo les dé un empujón, que las implemente. Él puso su parte, el
tiempo, el dinero. Pero yo soy el que tiene la visión.”

“De modo que lo trajiste a la compañía sólo por incluirlo, Rosa se casó con él porque
es un pelele. Ciertamente suena como un pusilánime. ¿Se parece a su madre o a su
padre?”

“Su padre es peor que Nev, créeme. No tiene pelotas, ni voluntad. Un director de
segunda categoría.”

“Interesante. ¿Tu tía sigue casada con él para cabrearte, Kyle?”

Eve sacó una foto de Astra Patrick del archivo.

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Echoes in Death

Capítulo 22

Eve vio su reacción, el deseo y el deleite convirtiéndose con rapidez en rabia.

“¿Sabes cuál es su problema?” demandó él.

“No lo sé.”

“Jugar a lo seguro, encerrándose en las reglas de la sociedad. Mírala. Sólo mírala. Lo


tiene todo. El rostro, el cuerpo. Belleza, estilo y sexualidad que no desaparecen. Lo
tiene todo,” repitió él, pasando un dedo sobre el rostro en la foto. “Excepto por una
cosa.”

“Déjame adivinar. Apuesto a que lo sé. Visión.”

Obviamente complacido, levanto el dedo, lo apuntó hacia Eve. “Justo a la primera.


No tiene visión. Está atascada en esa rutina con un perdedor, dejando pasar la vida.”

“Y tú podrías ofrecerle muchísimo más.”

“Yo le ofrecí más.”

“Y ella escogió la rutina.” Eve sacudió la cabeza, estudió la foto. “Apuesto a que te
dio la patada, pero dejó una puerta abierta, justo lo suficiente para mantenerte en
suspenso.”

“Neville le hizo una ridiculez de collar con cuentas para su cumpleaños, y sintió
como si fueran las joyas de la corona. Yo le di un anillo, algo real, le dije lo que sentía,
cómo debían ser las cosas. Ni siquiera lo pudo tomar. Me dijo que estaba confundido.
Que era muy dulce, y que se sentía halagada, y más estupideces sobre encontrar a la
chica perfecta un día.”

“¿Cuántos años tenías?”

“Tenía quince años, y ya era más hombre que ese pelele británico con el que se casó.
Ella me humilló.”

“No das la impresión de ser la clase de hombre que acepta un no por respuesta
fácilmente. No tomas el camino del pelele.”

“Esperé. Supuse que necesitaba más experiencia bajo el cinturón.” Sonrió,


palmeándose a sí mismo. “¿Me entiendes?”

“Oh, sí. Un poco de esa experiencia fue con…” Eve sacó otra foto del archivo.

Kyle la estudió, se encogió de hombros. “No me suena.”

“Tenías dieciocho años cuando ella te acusó de asalto sexual, se retractó después de
que tu padre le diera un millón. ¿Eso te suena?”

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Echoes in Death

“¿Esta?” Se inclinó hacia adelante, puso un dedo en el ojo de la foto. “Ella lo quería,
y luego se puso toda llorona cuando le di lo que quería. Me costó tres meses en un
jodido centro de rehabilitación. Perdí todas mis malditas vacaciones de verano.”

“Eso es duro. Pero le diste a Astra otra oportunidad, ¿no es así?”

“Justo después de mi veintiún cumpleaños, fui a Londres por mi cuenta, reservé la


mejor suite en el mejor hotel. Le pedí que viniera.”

“¿Cómo conseguiste que fuera? Tenías que ser sutil sobre eso, ¿verdad?”

“Quería llevarla a cenar. Él estúpido estaba fuera en una localización, y Neville


todavía estaba en la universidad. Estoy en la ciudad, permíteme llevarte a cenar.
Bebidas y cena, sofisticado y elegante.”

“Y se lo creyó.”

“Ella sabía lo que estaba diciendo. Sólo le estaba dando cobertura. Tenía champagne
y flores, sus platos favoritos, todo estaba preparado. Llevaba un vestido azul.” Cerró los
ojos, con los labios curvados. Y cuando los abrió, la rabia regresó. “Y simuló estar
impactada cuando la besé. Impactada y enfadada. Me abofeteó. Me abofeteó y salió
enfurecida antes de que pudiera…”

“Volvió a humillarte.”

“Debería habérselo demostrado, ese fue mi error. Debería haberle enseñado. Me


disculpé. Derramé lágrimas.” Se palmeó las mejillas sonriendo. “Hay que pensar en el
futuro.”

Eve asintió. “Tenías que tener visión.”

“Exactamente. Podía esperar. Montones de sustitutas. Ella vería cuán exitoso era,
cuán importante. Cómo podía tener a cualquier mujer que quisiera, y ella vendría a mí.”

“Pero no podías tener a cualquier mujer que quisieras. No podías tener a Rosa.”

“¡Yo la vi primero!” Su voz sonó con pura y sincera indignación. “¿Crees que podía
dejarlos ir con eso, haciéndome lo mismo? ¿Crees que podía permitir que esa zorra me
rechazara, que me diera la misma línea que Astra, que estoy confundido, que está con
Neville?”

“Jugando el mismo juego.” Eve exhaló un largo suspiro que daba a entender que
estaba perfectamente de acuerdo. “Burlándose de ti, desafiándote. Resistiéndose a ti
para excitarte. Pero tú sabes cómo usar la máscara, ¿verdad? El primo amoroso, el
sólido socio de negocios, el amigo leal.”

“No hay nada que no pueda hacer.”

“Debido a que aprendes, no cometes los mismos errores. Con Rosa no cometiste los
mismos errores que cometiste con Astra. Necesitabas demostrárselo, y lo hiciste.” Eve
se reclinó en su silla. “Si quería permanecer en esa rutina, con Neville, ella se lo perdía,

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Echoes in Death

pero tendría que probar a un verdadero hombre primero. La parte de Drácula, eso fue
genial. Simbólico. El vampiro, el rey de los vampiros, toma a la mujer que quiere, la
toma completa, cuerpo, mente, alma, ¿verdad?”

Él sonrió, se encogió de hombros, desvió la vista.

“Vamos, Kyle, toma el crédito. Te lo ganaste. La planificación, hasta el último


detalle. Utilizando el robo como cubierta, eso funcionó. Y sacándoles la mierda a golpes
a ambos. Especialmente a Neville.”

“Se lo merecía. Yo la vi primero.”

“Pero pensaste en Astra cuando violaste a Rosa.” Eve sacó la foto de Rosa del
archivo, la puso al lado de la de Astra. “Míralas. Rosa podría ser la hija de Astra.”

“Tú ves eso también.”

“Por supuesto. Al igual que veo que estaba destinada a estar contigo. Ambas lo están.
Primero el padre de Neville estaba en tu camino, y ahora Neville, después de todo lo
que has hecho por él. Estoy sorprendida de que lo hayas dejado vivir.”

“Pensé en matarlo, pero somos familia. Y se trataba de hacer que vivieran con ello.
Acerca de observarlos tratar de vivir con ello.”

“Oh, eso lo entiendo. Estabas un poquito apurado con Rosa y Neville. También eso
lo entiendo. Todo estaba preparado, y necesitabas tenerla, demostrárselo, hacer que
admitiera que lo deseaba. Le arrancaste la ropa. Con las otras hiciste que se desvistieran.
Mucho más seductor. Y más humillante para el hombre.”

Cuando no dijo nada, ella sacudió la cabeza. “Tenemos la evidencia, Kyle. No eres
estúpido, sabes lo que encontramos en tu ático. De manera que tenemos lo que
necesitamos. Yo sólo… bueno, tengo que admitir que estoy bastante fascinada por la
forma en que llevaste a cabo todo esto.”

“Su abogado va a arreglarlo,” añadió Peabody. “Él puede permitirse un maldito


pelotón de costosos abogados.”

Ahora Eve se encogió de hombros. “Ese no es nuestro problema. Hicimos nuestro


trabajo. A mí simplemente me gusta escuchar cómo alguien pudo planear esto, una y
otra vez. La precisión, la planificación, los detalles más pequeños. Bueno, en realidad es
algo exquisito. ¿De verdad te decidiste por la mujer en esa gala? La ah, sí, aquí está. ¿La
Gala de Celebración del Arte? ¿Cuál fue el detonante?”

“No podían dejar de hablar sobre planes de boda. Rosa y Neville hablaban una y otra
maldita vez sobre ellos. Todo el mundo que conocemos se acercaba a la mesa y
empezaban a hablar de la boda. No puedo soportarlo, qué perfectos se les ve juntos, qué
novia tan hermosa va a ser ella. Me ponía enfermo. Hacía que quisiera vomitar.”

“Así que miraste alrededor, y empezaste a ver a todas las mujeres que podrías tener.
Todas las mujeres casadas. Mujeres a las que les demostrarías, hombres a los que
castigarías. ¿Ya tenías las cámaras en la casa de Neville?”

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Echoes in Death

“Le hice un favor. Tuvo el descaro de preguntarme si podía quedarme en su casa a


esperar una entrega mientras se mudaban juntos. El imbécil ni siquiera lo notó.”

“Los observabas siempre que querías. Los observabas en la cama juntos.”

“¿Y qué? Todo lo que eso hizo fue demostrarme que yo era mucho mejor en ello.”

“Tu coordinación de tiempo fue, vale la pena repetirlo, exquisita. Justo después de su
luna de miel. Justo cuando realmente estaban empezando su vida matrimonial.”

“Ahora lo sabrá, por el resto de su vida, lo sabrá. Sabrá que tuvo el mejor sexo de su
vía con otro hombre.”

“Y Lori, Lori Brinkman.” Sacó la foto. “¿Cómo la escogiste?”

“Ah, Lori. Ese rostro, ese cuerpo, la risa. Fue su risa la que me atrajo. La risa pedía
sexo. Saqué algunos de sus guiones de la caja fuerte, no estaba mal.”

“Astra es guionista también, ¿no es así?”

“Es más un pasatiempo, al igual que para Lori. Y no necesitarían un pasatiempo,


¿verdad?, sino estuvieran casadas con perdedores. Si un hombre mantiene satisfecha a
una mujer, no necesita nada más que a él.”

“Podías ver que Lori no estaba sexualmente satisfecha.”

“¿Atada a ese cabrón aburrido? Hazme el favor. Lori fue realmente la que inspiró
todo esto. ¿Por qué parar con Rosa?, eso es lo que pensé. Pensé: justo aquí, en esta sala
hay docenas de mujeres como esa. Atadas a esa rutina, atrapadas en las reglas. Las
escogí, y planifiqué cómo sería. Y después de Rosa, sabía cómo se sentiría.”

“Plantaste las cámaras.”

“Eres una policía, ¿verdad? No tengo que decirte que la gente piensa que está segura
en sus propios hogares, y no lo están. Sólo tienes que ser observador, tomarte el tiempo,
ser ingenioso. Podría haberme ganado la vida con trabajo informático. Todo el mundo
lo decía.”

Él sacudió su pelo hacia atrás, obviamente cómodo ahora, disfrutando plenamente de


su propia arrogancia.

“Pero, Jesús, ¿cuántos expertos informáticos son cubiertos por los medios o tienen a
estrellas viniendo hacia ellos? ¿Hacen entrevistas en pantalla? La informática es sólo un
pasatiempo. ¿Y observar todas aquellas vidas, esas pequeñas vidas en pantalla? Diablos,
casi me quedé sin palomitas.”

Se rio, se terminó la lata de Giner ale.

“Observando terminas conociendo sus rutinas, y sus secretos.” Eve suspendió su


mano sobre la foto de Lori. “Eso te facilitó poder programar cuándo entrar a la casa de

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Echoes in Death

Lori, instalarlo todo, esperarlos a que volvieran de las vacaciones. Tremenda


bienvenida, ¿no es así?”

“Ella estaba excitada. Tenías razón, no estaba apurado esta vez, de modo que hice
que se desvistiera. Estaba lista para ello, tratando de simular, soltando lágrimas cuando
ataqué a ese perdedor con el que se casó, pero estaba tan lista. Le di un respiro, le dije
que suplicara por más. Y le di más. Ese imbécil con el que se casó… ¿cómo se llama?”

“Ira.”

“Correcto, el viejo Ira no será capaz de satisfacerla ahora.”

“¿Por qué esperaste tanto tiempo entre Rosa y Lori, y luego Daphne?”

“Creo en los ensayos. Si quieres actuar para brillar, y yo quiero, entonces ensayas.”

“¿Tenías a la droide para eso?”

“La droide, acompañantes licenciadas. ¿Y Daphne? Ella iba a ser especial.”

“¿Y por qué es eso?”

“Le gusta rudo. Ese doctor rico que enganchó la golpeaba bastante, y ella regresaba
por más. La ataba, le vendaba los ojos, y la follaba duro. La estrangulaba también, sólo
lo suficiente. Entonces traía su maletín médico, y curaba. Ella lloraba y lloraba, pero
hacía lo que le decían. Él sabía cómo gobernar esa casa. Tenía que respetar eso.”

“Era más fuerte que los otros.”

“No era un pelele, aceptaré eso. Un hombre que sabe para lo que sirve una mujer, y
cómo hacer que le muestre respeto. Ella decía lo que ordenaba que dijera, se ponía lo
que él le decía que se pusiera, follaba de la forma que él le decía que follara.”

“¿Como un droide?” interpuso Peabody.

“Oye, él pagó por ella, ¿no es así? Puso un techo sobre su cabeza, la comida en su
boca, la vistió. Si necesitaba que se lo recordaran, él se lo recordaba.”

“Apuesto a que te corrías observando cómo él se lo recordaba.”

Él respondió a Peabody con una sonrisa petulante.

Los de Seguridad Nacional habían observado a su padre golpearla, pensó Eve.


Habían observado cómo la violaba, a una niña de ocho años. No habían hecho nada.
Pensar en ello hizo que se estremeciera interiormente, de manera que hizo a un lado ese
nuevo eco, lo bloqueó, se enfocó en el momento.

“Lo respetabas,” repitió Eve. “Incluso suena como si lo admirabas. Pero lo mataste.”

“Oye, él se lo buscó. Absolutamente defensa propia. Me atacó.”

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Echoes in Death

“¿Sabes?, yo interpreté la escena de esa manera.” Miró a Peabody, quien asintió a


regañadientes. “Dinos cómo sucedió, Kyle. Para mí, parecía que él se soltó de la silla,
en donde lo tenías atado, mientras estabas fuera del dormitorio.”

“Eso es justamente lo que pasó.” Kyle empujó la lata a un lado para poder inclinarse
más hacia adelante. “Deja que te lo escenifique. Tengo a Daphne en la cama. Casi la
mitad de su cuerpo estaba fuera de la cama, eso es lo que el buen sexo le hace a una
mujer, ¿verdad? La estrangulé unas cuantas veces para darle un mejor orgasmo. Debí
haberme pasado un poco la última vez porque los dos estábamos teniendo un orgasmo,
pero ella estaba respirando, y entraba y salía de la inconsciencia. Él está inconsciente,
completamente, de manera que salí para recoger algunas cosas que había seleccionado,
y tomar un trago. Él guardaba un whiskey excepcional, puro, en su habitación de arriba.
Y cuando regresé… la mierda.”

“Se había soltado, y se lanzó contra ti.”

“Se había soltado y estaba gritándole a Daphne, golpeándola, estrangulándola. Le


decía que la mataría. Te mataré, pedazo de puta, le estaba gritando eso. Ella estaba
atada, no podía hacer mucho al respecto. Tengo que decir que me excitó. Entonces me
vio y se lanzó. Estaba loco, fuera de sí. Se movía condenadamente rápido también, me
aporreó un poco, y es ahí cuando agarré ese gran jarrón. Tenía que defenderme, de
manera que se lo rompí en la cabeza, lo dejé frito. Montones de sangre,” dijo,
recordando. “Él estaba inmóvil, ella apenas estaba consciente, con los ojos vidriosos.
Pensé al principio que estaba muerta, pero respiraba. Volví a tomarla, con bastante
rapidez porque toda la cuestión me había excitado. Entonces la dejé ir. Sólo se quedó
allí echada, como ida. Debería agradecerme por romperle ese jarrón en la cabeza. Si no
lo hubiese hecho, estaría tan muerta como él. Desmonté el escenario, agarré mis cosas, y
me marché. Sí, debería de agradecerme. Ahora será una viuda rica en lugar de una puta
muerta.” Le dio unos golpecitos a la lata vacía. “Podría tomar otra.”

“Adelante, Peabody. Kyle está haciendo un trabajo que da sed.”

Cuando Peabody salió, Eve volvió a preguntarle sobre el ataque a los Strazza para
refinar detalles. Cuando Peabody volvió, cambió a los últimos asesinatos.

“¿Por qué mataste a Miko y Xavier Carver?”

“Me estaba acostumbrando a una rutina. Antes de romperle la cabeza al doctor loco,
ya estaba siguiendo una rutina. Si no cambias y creces, eso es lo que sucede. Quería la
experiencia. Quería saber cómo se sentía. Toda la cuestión con… ¿cómo se llamaba?”

“Anthony Strazza.”

“Sí, Strazza, fue rápido y tan repentino. Golpear y se acabó. A mí me gusta planear y
anticipar. Es por eso que soy bueno en lo que hago. Quería experimentarlo mientras
todavía estaba motivado por lo anterior.”

“¿Entraste pensando en matarlos?”

“Era tiempo de cambiar las cosas. Llevarlas a un nuevo nivel.”

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Echoes in Death

“Sabías que ella estaba embarazada. Tenías las cámaras.”

“No importaba.” Hizo un gesto con la mano restándole importancia. “De todos
modos, ellos me cabreaban con sus perfectas y pequeñas vidas, sus perfectos y
pequeños planes. Les di una gran e importante muerte.”

“Deberían de agradecértelo.”

Él se rio, bebió de la lata. “Nada de esto va a importar.”

“¿Por qué dices eso, Kyle?”

“Porque tu ceñuda amiga tiene razón. Puedo contratar a un pelotón de abogados.


Diablos, un ejército de ellos. Del tipo que mantendrán esto en los tribunales durante
años mientras estoy fuera bajo fianza. Del tipo que se mearán sobre toda tu evidencia y
harán que eso pase. Del tipo que tendrán a toda mujer que follé admitiendo que querían
justo lo que les di. Podemos hacer un trato ahora, ahorrarnos todo el tiempo y la
molestia. Hacer tratos es una de mis especialidades.”

“¿Qué clase de trato tienes en mente?”

“Declararé que fui a esas casas a montar el escenario. Diablos, enfrentémoslo, puedo
sacarle provecho a esa historia durante años. Lo hice para investigar, para experimentar
de primera mano para próximos proyectos. Pago una multa, incluso hago algo de
servicio comunitario, no hay problema.”

“Mataste gente, Kyle.”

“Strappo…”

“Strazza,” lo corrigió Eve.

“Lo que sea, fue en defensa propia. Tu misma lo dijiste. Le di un porrazo en defensa
propia. Los otros… me dejé llevar por el momento. Perdí la cabeza. Demencia
temporal, como resultado, al quitar una vida, ¿cierto? Estaré de acuerdo con hacer
terapia, incluso hacer alguna restitución financiera. Lo cual incluiría una generosa
donación al NYPSD. Digamos que de un millón.”

“Está ofreciendo darle un millón de dólares al NYPSD.”

“Puedo permitírmelo. Con digamos, otro diez por ciento de eso para cada una de
ustedes. Para ti es poco, considerando con quién te casaste, ¿pero ésta de acá?” Señaló a
Peabody con un movimiento de cabeza. “Apuesto a que puede usarlo. Una linda y
agradable bonificación por aclarar todo esto sin desperdiciar mi tiempo.”

“Te está ofreciendo cien mil dólares para suavizar todo esto, Peabody.”

“Lo oí. Eso es un montón de dinero teniendo en cuenta el salario de un detective.”

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Echoes in Death

“Ahí lo tienes. Pierdes esta grabación, o yo te ayudo a editarla de manera que todos
podamos cubrirnos los traseros. Pago algunas multas, hago algunos trabajos, hablo con
un psicólogo, y dono una bonita cantidad a la policía. Todos ganamos.”

“Eso suena realmente interesante, Kyle, excepto por el hecho de que tres personas
están muertas, cuatro mujeres fueron violadas, golpeadas, y aterrorizadas, cuatro
hombres fueron brutalmente golpeados.”

Él puso los ojos en blanco mientras ella hablaba.

“Vidas fueron violadas, vidas fueron tomadas, y todo lo que has dicho aquí, en
grabación, en esta sala, demuestra inequívocamente que sabías exactamente lo que
estabas haciendo, planeaste lo que harías, y no sentiste ningún remordimiento.”

Él se volvió hacia Peabody. “Será mejor que hables con la zorra rica, cariño, o te vas
a quedar sin los cien mil.”

“Puedes tomar tus cien mil y metértelos por el culo.” Peabody se puso de pie
intempestivamente y golpeó la mesa con las palmas de las manos mientras se inclinaba
hacia el rostro de él. “Será mejor que contrates a esos abogados, pedazo de cabrón,
porque no importa cuántos sean, no importa lo mucho que cuesten, tú vas a caer. Vas a
caer hasta el fondo. Vas a estar lloriqueando en una celda de concreto por el resto de tu
vida. Puedes vivir otros cien años, y espero por Cristo que lo hagas, y cada mañana
cuando te despiertes tendrás la misma vista. Una celda y barrotes. Y espero por Dios
que haya algunos tipos grandes y sudorosos con penes del tamaño de salchichones
enormes usándolos contigo y quienes podrán decir, Oye, él lo quería, después de que
hayan terminado contigo.”

“Quítate de mi cara, puta estúpida, o haré que te arrepientas.”

“Inténtalo.”

Eve se puso de pie, e hizo retroceder a Peabody, poniéndose ella misma en la cara de
Kyle. “En caso de que mi compañera no te lo haya explicado lo bastante claro, ahora
estás también acusado de intentar sobornar a oficiales de policía. Eso es sólo una linda
guindita encima del pastel. Nada de tratos, hijo de puta. Peabody, haz los arreglos para
que este asqueroso pedazo de basura sea llevado a su celda.”

“No voy a ir a una celda. Quiero hablar con tu superior, ¡en este instante!”

“Eso no está incluido en tus derechos.” Eve reunió sus archivos. “Te tengo, Kyle.
¿Lo único que lamento? Tan malo como es Omega, no tenemos nada peor. Tú te
mereces lo peor.”

“¡Estaré fuera bajo fianza en una hora!” gritó él.

Sabiendo que eso era el mayor insulto, Eve sólo se rio mientras que prácticamente
empujaba a Peabody fuera de la sala.

“Quiero meterle un puñetazo a algo.”

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Echoes in Death

Eve le lanzó una mirada. “Si me golpeas, te lo devuelvo, lo cual sería una vergüenza
ya que nunca te he querido tanto como en este momento.”

Peabody soltó una carcajada, y se frotó la cara.

“¿Penes del tamaño de salchichones enormes?”

“No pude pensar en una mejor metáfora en el calor del momento.”

“Me dio una imagen. Sácatelo de encima. Ve al gimnasio, después, si necesitas


hacerlo, desquítate intercambiando golpes con un droide, pero quítatelo de encima,
consigue a un par de oficiales grandes y sudorosos, sin medirles el tamaño del pene,
para que se lleven a ese bastardo miserable de regreso a su celda.”

“Tú fuiste la policía buena.” Peabody tomó aliento. “Lo pescaste actuando
interesada, incluso fascinada. Eso funcionó. Yo tenía que ser la policía cabreada. Una
especie de policía mala.”

“Fuiste la policía agresiva. Policía agresiva,” Eve lo dijo remarcándolo cuando los
ojos de Peabody se anegaron. “No la jodas ahora.”

“Esto me hizo sentir náuseas. Creerías que después de todo este tiempo, viendo lo
que vemos, lidiando con las excusas de seres humanos con las que lidiamos, no debería
hacerme sentir así. Pero él me hizo sentir asco.”

“Lo tenemos, Peabody. Hicimos el trabajo, lo hicimos bien, y lo tenemos. Encárgate


de que sea puesto de vuelta en una celda. Luego escribe el informe, ¿de acuerdo?
Redáctalo, y vete a casa. Golpea a un droide, tírate a McNab, prepara una sopa, lo que
sea que haga que te lo saques de encima.”

“Dijiste tírate a McNab.'”

“No hagas que me arrepienta.”

Echó a andar hacia Observación cuando Reo salía.

“Haces mi trabajo fácil.”

Eve lanzó una mirada hacia la sala de Interrogatorios. “Supongo que llevará todo un
año en Omega antes de que empiece a considerar que puede que este jodido.”

“De verdad espero hacer que se dé cuenta de eso más pronto, pero lo aguantaría.
¿Quieres que contacte con las víctimas, decirles que lo tenemos?”

“Con todos los que hablamos de la lista de objetivos potenciales. Eso ayudaría. Olsen
y Tredway deberían decírselo a los Patrick en persona, y a los Brinkman. Yo me
encargaré de Daphne Strazza.”

“Me encargaré de ello.” Reo apretó el brazo de Eve, y luego se alejó para hacer su
parte del trabajo.

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Echoes in Death

Eve esperó mientras Mira salía con Roarke, alzó un dedo y se alejó para hablar con
Olsen y Tredway.

“Lo freíste como a un salchichón,” dijo Tredway.

“Nunca voy a ser capaz de comer uno de esos otra vez, pero, sí, está frito. Su ego y
prepotencia hicieron que fuera bastante fácil. Esto no va a ser fácil para los Patrick.”

“No.” Olsen agitó la cabeza. “Esto los va a devastar.”

“Esto debería venir de ustedes. Tienen una conexión más cercana con ustedes. Los
Brinkman también.”

“Nos ocuparemos de ellos,” estuvo de acuerdo Tredway. “Nos encargaremos. Fue


condenadamente bueno volver a trabajar contigo, Dallas. Feeney tuvo muy buen ojo.”

“Terminemos con esto antes de que se filtre. Después tu y yo, compañero” Olsen le
dio un ligero puñetazo en el brazo a Tredway. “Nos vamos a por un par de cervezas.”

“Te sigo.”

Eve se alejó de ellos dirigiéndose hacia Mira y Roarke.

“Supongo que escuchaste algo del interrogatorio,” le dijo a Roarke.

“La mayoría, creo yo. Lo trabajaste perfectamente.”

“Él quería validación, quería que le acariciasen el pene, por así decirlo. Fue fácil ver
eso, y dárselo. Lo teníamos sin eso, pero está atado con un lazo. No está demente,”
añadió girando hacia Mira.

“Enfermo, megalómano, sociópata, psicópata, pero no, está legalmente cuerdo. No


fue fácil dárselo, pero al hacerlo así, ataste ese lazo.”

“Esa parte está hecha. Podría necesitarte, o Daphne podría necesitarte. Tengo que
decírselo cara a cara.”

“Despejé un tiempo. ¿Cuándo puedes salir?” preguntó Mira.

“Ahora mismo si te parece bien. Nosotros la encontramos,” le dijo a Roarke. “Creo


que, a menos que Mira diga otra cosa, sería bueno para ti estar allí también.”

“Las llevaré a ambas.”

“Voy a comunicarle que estamos yendo. Puede que quiera a su familia allí. Los
Patrick y los Brinkman se tienen los unos a los otros. Denme cinco minutos. Me
encontraré con ustedes en el garaje.”

Cuando Eve se alejó, Mira apoyó una mano en el brazo de Roarke. “Ella te tiene a ti.
Esto ha sido brutalmente duro para ella de muchas formas, pero te tiene a ti.”

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Echoes in Death

“Y a ti.”

“Sí. Y a la siguiente víctima.”

* * *

Eve pensó en la siguiente víctima mientras tocaba el timbre en la puerta de la suite de


Daphne.

Tish respondió, mirándolos a los tres. “Daphne está en su habitación. ¿Ha habido
otro? Usted dijo que no había habido, pero…”

“No, no va a haber otro.”

“Lo atrapó.” Los ojos de Tish se llenaron de lágrimas. “¿Por qué no dijo eso cuando
nos llamó? Dios, Dios, qué alivio. Nuestros padres están fuera. Los convencimos de que
salieran, de que dieran un paseo en el parque, pero…”

“Realmente necesito hablar con Daphne.”

“Por supuesto, lo siento. Dios, gracias a Dios. ¿Usted es la Doctora Mira?” Preguntó
mientras les hacia un gesto hacia la salita de estar. “Daphne la describió.”

“Sí.”

“Me alegra que haya venido. Ella se siente, dice que se siente, más calmada con
usted. Usted es Roarke. Lo reconocí. Sé que ustedes la encontraron, la ayudaron a llegar
al hospital. Soy su hermana. Por favor, tomen asiento. Iré por ella. Esto la va a ayudar
mucho.”

Echó a andar hacia el dormitorio, se detuvo. “Mierda, lo siento. Debería haberles


ofrecido algo. Tenemos una pequeña cocina muy bonita.”

“¿Por qué no preparo algo de té?” Mira se quitó el abrigo mientras hablaba. “Puede
que a Daphne le guste tomar un poco.”

“Yo abriría una botella de champagne, pero, sí, té. Gracias. Estaremos de regreso
enseguida.”

Eve se acercó a la ventana, miró hacia afuera. “Adoro Nueva York. A pesar del
hecho de que gente como Knightly la habita, la adoro. Me ha ayudado a convertirme en
lo que soy. Me dio mi lugar.”

“Todavía estás triste.”

“En Dallas, aquellos últimos días en ese horrible cuarto, yo podía ver por la ventana.
Pero no había nada real, nada que conociera o entendiera. Mi mundo era ese cuarto, y
mi mundo era una pesadilla. Incluso después de salir de allí, después de matarlo y salir,
ese no era mi mundo. Era algo como verlo en una pantalla. Algunas veces él me dejaba

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Echoes in Death

mirar la pantalla. Era tal cual, y algunas veces había monstruos en la pantalla, justo
como en mi mundo. Tenemos monstruos aquí, pero los conozco. No les tengo miedo.”

Cerró los ojos un momento. “¿Cuándo acabemos con esto, podemos… sé qué hace
frío, pero podemos ir a casa y dar un paseo? ¿Sólo caminar en el frío y la nieve un
ratito?”

“Me encantaría dar un paseo contigo.”

“Si está oscuro…”

“Encenderemos todas las luces.” Se acercó a ella, puso las manos en sus hombros, y
le besó la coronilla. “Ese será nuestro mundo.”

Alargó la mano hacia atrás posándola sobre la de él. La dejó caer cuando oyó abrirse
la puerta del dormitorio.

Le dio la espalda a la ciudad que amaba.

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Epílogo

Los labios de Daphne temblaban, las lágrimas brillaban en sus ojos, pero se dirigió
directamente hacia Eve, le tomó las manos.

“Tish dice que usted atrapó al diablo, al hombre. Lo atrapó. ¿Verdad?”

“Sí.”

“Oh, Dios.” Arrojó sus brazos alrededor de Eve, y la aferró con fuerza. “Gracias a
Dios. Gracias a usted. ¿Él no puede volver? ¿Nunca puede volver?”

“No. No volverá. Sentémonos.”

Mira salió con una bandeja.

“Oh, Doctora Mira.” Daphne se apresuró a tomar la bandeja. “Estoy tan contenta de
que esté aquí. Me siento…” Daphne llevó la bandeja y la colocó en la mesa enfrente del
sofá. “No lo sé, exactamente. Me siento como si algo estuviera a punto de romperse
dentro de mí, y no sé qué quedará cuando lo haga. ¿Está bien si se lo digo al Doctor
Nobel?”

“Dijo que lo llames Del,” le recordó Tish, y comenzó a servir el té.

“Es sólo que ha sido tan amable y preocupado. ¡Mis padres! Tish, deberíamos
llamarlos.”

“Estarán pronto de regreso. Toma un poco de té, Daph. Toma aliento.”

“Daphne.” Eve esperó hasta que Daphne tomó la taza y se volvió hacia ella. “El
hombre que te atacó se llama Kyle Knightly. ¿Lo conoces?”

“Yo… no, no creo conocerlo. ¿Usted cree que mi esposo lo conocía?”

“Lo dudo. Esta persona puso cámaras en tu casa, las escondió. Os observó a ti y a tu
esposo durante varias semanas.”

“El…” La taza repiqueteó antes de que la bajara a la mesa. “Él observó. Él… ¿nos
grabó?”

“Cristo, bastardo enfermo,” explotó Tish, pasándole el té a Mira.

“Daphne, he concluido que Anthony Strazza abusaba de ti, te golpeaba y te violaba.”

“Era mi esposo. Me lo dio todo. Yo le debía…”

“Eso es basura, Daphne.” Tish espetó las palabras. “Sabes que es basura.”

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Echoes in Death

Daphne sacudió la cabeza. “Por favor, Tish. Está muerto. Era mi esposo. No puedo
hablar mal de él. No deberías esperar eso de mí.”
“Puedo esperar que me digas la verdad.” Dijo Eve lo bastante cortante como para
hacer que Daphne alzara la cabeza sobresaltada, y que apareciera un indicio de temor en
sus ojos. “Él abusaba de ti. Te golpeaba y luego te curaba las heridas para que nadie
pudiera verlas. Te amenazó con maltratarte si se lo decías a alguien, si tratabas de
marcharte. Te violaba si objetabas. Amenazó a tu familia para que cortaras lazos con
ellos.”

“Eso no importa ahora,” empezó Daphne.

“Importa. Grabando. Te voy a leer tus derechos.”

“¡Qué!” Tish se puso en pie de un salto. “¿Qué carajo?”

“Silencio. Daphne Strazza, tienes el derecho a permanecer en silencio.”

Eve le leyó el Miranda Revisado, tomó aliento.

“Estoy grabando esto, te he leído tus derechos porque esto va a protegerte.


¿Entiendes tus derechos y obligaciones?”

“Sí, pero…”

“No mientas. Será más difícil para ti y para tu familia si mientes. Recuerda también
que tenemos las grabaciones de Knightly. ¿Alguna vez Anthony Strazza te golpeó?”

“Por favor, no…”

“¿Alguna vez Anthony Strazza te golpeó?”

“Sí, sí, sí.” Cuando bajó la cabeza, su largo cabello oscuro cayó alrededor de su
rostro como una cortina. “Yo hacía cosas estúpidas o decía las cosas equivocadas o…”

“No seas estúpida ahora. ¿Te amenazó con daño físico?”

“Sí.” Daphne se cubrió la cara con una mano. “Pero…”

“¿Te amenazó con hacerle daño a tu hermana, a tus padres?”

Ella dejó caer la mano y las lágrimas cayeron. “No al principio. No al principio, ¿no
lo entiende? Era tan amable, tan atento, tan romántico. Me hacía sentir tan especial, me
dijo que yo era… que yo era la perfección. Entonces yo hacía algo para alterarlo. Él
lamentaba haberme pegado, se arrepentía mucho.”

“Hasta que lo hacía de nuevo.”

“Sí. Dijo que mi familia no era mi familia. Que él era todo lo que yo necesitaba. Y
ellos nos eran nada mío. Sólo sustitutos, sólo estaban obligados a hospedarme y
vestirme. Sabía que eso estaba mal, pero él podía enfadarse mucho. Una vez, sólo una
vez yo también me enfade mucho. No estaba impactada y temerosa, sino muy enfadada.

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Lo abofeteé y traté de escapar. Le grité que me iba con mi familia. Y él… me hizo daño.
Más de lo que alguna vez lo hizo antes. Siguió golpeándome, y me rompió la muñeca, y
dijo que si alguna vez trataba de dejarlo los mataría. Sabía cómo hacerlo para que nadie
lo descubriera, y los mataría, y sería por mi culpa.”

“De modo que no lo dejaste.”

Daphne sacudió la cabeza. “Si hacía lo que él quería, apenas se enfadaba. Si me


ponía el vestido correcto, decía las cosas correctas, podía estar muy complacido
conmigo. Podía ser amable, incluso gentil cuando estaba complacido conmigo. Yo traté
de que él estuviera complacido conmigo.”

“Pero algunas veces él te lastimaba igualmente.”

“Era mi culpa si un hombre me miraba demasiado tiempo o decía algo que a mi


esposo no le gustaba. Era un insulto para él, y yo lo habría instigado. Tenía que ser
castigada para recordar cómo comportarme apropiadamente. Si le suplicaba que parara
o trataba de alejarme arrastrándome, me golpeaba más fuerte y durante más tiempo. Me
podía estrangular hasta que me desmayaba, y después me despertaba.”

“Había un cordón de seda blanca y una venda de seda blanca en el cajón de su mesita
de noche.”

El rostro de Daphne enrojeció; su respiración salía agitada. “Usaba el cordón para


atarme, y la venda. Me violaba y me lastimaba. Pero eso no era violación porque yo le
pertenecía. Decía que no era violación, pero yo sabía que sí lo era. Lo sabía, pero me
quedaba. No sabía qué hacer. Él era importante, y todo el mundo le creería. Tenía a los
droides vigilándome. Sabía todo lo que hacía. Si salía de la casa, él lo sabía. No podía
salir a menos que él lo dijera.”

“¿Cuánto tiempo continuó esto?”

“Me golpeó la primera vez en nuestra luna de miel. Lo sentía mucho, pero yo lo
había insultado, lo había alterado por exhibirme en la playa. Los hombres habían estado
mirándome.”

“De manera que el abuso empezó al principio de su matrimonio y continuó.


Aumentó.”

“Sí. No importa ahora. Ahora ya se acabó, ¿no es así? Sólo quiero olvidar.”

“No lo vas a hacer.” Eve lo dijo llanamente. “La noche en que fuiste atacada subiste
las escaleras con Strazza. ¿Estaba complacido contigo?”

“No.” Se limpió una lágrima. “No, no lo estaba. La gente se había quedado


demasiado tiempo, y yo había fallado en ser una buena anfitriona. Una buena anfitriona
sabe cómo terminar una velada. Me agarró el brazo con fuerza, y yo sabía que él me
lastimaría, pero el diablo estaba en el dormitorio.

“Por favor, no me haga decir todo eso otra vez.”

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Echoes in Death

“Kyle Knightly, disfrazado de diablo, golpeó a Strazza, y te atacó. ¿Es eso correcto?”

“No sé quién fue. Pero si usted dice que él fue el que lo hizo… Sí. Por favor. No
quiero pensar en eso.”

“Te acuerdas de más cosas. Me mentiste cuando te lo pregunté ayer. Si mientes esto
va a seguir carcomiéndote. No lo olvidarás, y no vas a poder salir adelante. Knightly te
ató, y luego a tu esposo. ¿Es eso correcto?”

“Sí, pero volvió a soltarme cuando mi esposo estaba atado, después de que lo
golpeara en la cara. Me soltó, sostuvo un cuchillo, no, no era un cuchillo, era más
pequeño, plateado y afilado, contra la garganta de mi esposo y me dijo que lo rebanaría
a menos que me desvistiera. Despacio, dijo él. Quítatela despacio. No quería hacerlo,
pero Anthony dijo: Pedazo de perra estúpida. Y yo lo hice. Me saqué la ropa, y me
eché en la cama porque el diablo dijo que lo hiciera. Me volvió a atar, y me abofeteó,
muy muy fuerte, y me violó. Las luces eran rojas, y había humo. Creo yo. Él dijo que
era el infierno. Fuego y azufre, sulfuro y humo. Me cortó, me golpeó, y me violó, y se
reía. Nos dejó después de volver a lastimar a mi esposo, después de que Anthony le
dijera las combinaciones de las cajas fuertes.”

“¿Qué sucedió cuando marchó? ¿Cuándo sólo estabais tú y Strazza?”

“Mi esposo se enfureció conmigo. Me dijo que era una puta, una débil y asquerosa
puta. Había dejado que el diablo tuviera sexo conmigo. Yo dije que había sido lo mejor
que había tenido nunca. Traté de decirle a mi esposo que el diablo me había obligado,
que había dicho que me mataría si no lo decía, pero mi esposo estaba muy enfadado.
Había sangre en su cara, su cara estaba roja y negra, como el diablo. Entonces él
regresó, el diablo regresó y volvió a lastimar a Anthony, y me volvió a violar. Tomó una
píldora, y me violó de nuevo, y me estranguló. Me estranguló como lo hacía mi esposo,
y yo me desmayaba y volvía a estar consciente y me violaba de nuevo. Mi esposo, el
diablo. Otra vez. ¿Por qué él no me mata, por qué no termina esto? Y volvió a
marcharse otra vez. Creo. Está todo mezclado.”

“¿Qué es lo que recuerdas? Volvió a marcharse. ¿Y después?”

“Se fue, y mi esposo parecía un loco. Rompió la silla, golpeó y golpeó y la silla se
rompió. Su cara, roja y negra, y estaba de pie en esa luz roja, y yo pensé, Ayúdame.
Ayúdame. La garganta me dolía cuando trataba de hablar, pero dije: Ayúdame, Anthony.
Apúrate. Él va a regresar.”

“¿Te ayudó?”

“Estaba encima de mí. Mi esposo. El diablo. Su rostro. Mi esposo.”

Pálida como el hielo, Daphne se presionó las sienes con las manos. “Ahora mi
esposo era el diablo, y me estaba estrangulando, golpeándome. Dijo que me mataría por
esto. Matar a la puta. A la puta inútil. Me estaba yendo, finalmente me estaba yendo.
Esta vez no recuperaría la consciencia. Pero se alejó de un salto. Y los diablos lucharon
entre sí. Los vi en la luz, a través del humo, uno golpeó al otro con el jarrón y los lirios
se desparramaron.”

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Echoes in Death

Sus ojos, ahora vidriosos, miraban fijamente a través de Eve.

“Odio su olor. Los ponía porque mi esposo lo decía, y yo odiaba el olor. Estaban
desparramadas en el suelo y el diablo, no, no, mi esposo estaba en el suelo. Sangre,
tantísima sangre. Entonces el otro, se reía, y regresó. Me volvió a violar. Ya no
importaba. Simplemente ya no importaba. No podía sentirlo. Ya no podía sentir nada.
Entonces todo estaba en silencio. Tan silencioso. Oscuro y callado, y me levanté. Debía
haber sido un sueño terrible. No sentía nada. Pero podía oler los lirios y la sangre, y él
estaba en el suelo. Tenía que ayudarlo porque es mi esposo. ¿Anthony? Se levantó.
Había sangre en su cara. Me golpeó.”

Distraídamente, levantó una mano a su mejilla. “Me golpeó, y caí de espaldas. Me


caí, creo, y volví a desmayarme. Pero recuperé la consciencia. El cuarto daba vueltas,
no se quedaba quieto. El diablo, quién es… el diablo estaba gritando y moviéndose
alrededor del cuarto. Traté de levantarme. Me levanté, pero creo que me caí. ¿Me volvió
a golpear? No lo sé, lo juro, no lo sé. Te mataré, y ellos pensarán que fue él, pensarán
que fue el que te folló. Puta. Lo dejaste tenerte. Nadie te volverá a tocar nunca más. Te
mataré.”

Temblando ahora, frotando las manos sobre su corazón, ella decía una y otra vez. “Te
mataré, te mataré, te mataré. No podía escapar. ¿Nos caímos? Creo que nos caímos, y
el jarrón estaba en mis manos. Él agarró mi tobillo, lo intentó, lo agarró, no lo sé. Está
todo mezclado. Lo golpeé. Lo golpeé con el jarrón, lo golpeé tan fuerte como pude.
Para, por favor, para. Lo golpeé. Y él paró, y todo estaba callado. Y no podía sentir
nada. Sólo quería escapar. Sólo quería estar en otro lugar. Lejos de los diablos y del olor
de la sangre y de los lirios. Entonces habían ángeles… ustedes,” se corrigió. “Ustedes
estaban allí. Y entonces estaba en el hospital.”

Soltó un sollozo. “Yo lo maté. Maté a mi esposo.” Llorando, se acurrucó formando


una bola. “Lo siento tanto. Tish, lo siento tanto. No recordaba al principio. Lo juro, no
recordaba. Lo maté.”

“Quédate callada.” Tish saltó para envolver a su hermana en sus brazos. “Daph,
quédate callada. Voy a llamar a un abogado.”

“Sí, yo recomendaría eso,” dijo Eve. “Sólo espere un minuto.”

“No le voy a dar a usted la oportunidad de…”

“Silencio,” ordenó Eve. “Si quiere ayudar, sosténgala. Daphne, mataste a Anthony
Strazza.”

“Sí, sí. Lo siento.”

“Mataste a Anthony Strazza en defensa propia. Todo lo que me has contado se


sostiene con la evidencia reunida a lo largo de esta investigación. Tu declaración
corrobora la confesión dada por Kyle Knightly. Deberías contactar a Randall Wythe. Él
puede aconsejarte que contrates a otro abogado, uno experto en derecho penal, pero te lo
digo, en grabación, que no se levantarán cargos contra ti.”

“Pero… yo…”

J.D.Robb Página 300


Echoes in Death

“Fuiste atacada y maltratada brutalmente por Kyle Knightly. Fuiste atacada,


maltratada brutalmente, y tu vida estaba amenazada por Anthony Strazza. Creo que la
Doctora Mira estará de acuerdo en que tu estado mental era de pánico, confusión y
supervivencia.”

“Estaré de acuerdo,” confirmó Mira.

“Lo que me has dicho aquí corresponde con lo que he evaluado en la escena del
crimen, a través de entrevistas y con lo que el médico forense concluyó. Voy a necesitar
que vengas mañana a la Central con tu abogado, y vuelvas a repetir la declaración. La
ayudante del fiscal estará presente en ese momento. Y en ese momento, te lo digo, esto
se determinará como defensa propia.”

Aún aferrada a Tish, Daphne miró a Eve. “¿No va a arrestarme?”

“¿Por qué? ¿Por defenderte contra un brutal ataque y la amenaza de muerte? No.
Cerrar grabación.”

Eve alzó una taza de té que se había enfriado, se la tomó para aliviar su propia
garganta. “Tienes personas que te apoyan. Recuérdalo. Recuerda esto también. Incluso
sin las circunstancias del ataque de la noche del sábado, Anthony Strazza hubiese
llevado a cabo sus amenazas, tarde o temprano. Hubiese seguido maltratándote hasta
que se le fuera la mano. Evitaste que eso sucediera, y eso no es un crimen. Eso no es un
pecado. Eso no está mal.”

“Recuerdo haberlo golpeado. Soñé con eso, y tenía miedo de decírselo. Quería creer
que era sólo un sueño. Tenía miedo de contárselo a alguien.”

“Ahora lo has hecho. Va a pasar un tiempo antes de que dejes de tener miedo. Este es
el comienzo.”

Eve se puso de pie. Tish se levantó con ella.

“Usted necesitaba que ella lo dijera todo, en grabación. Por su propio bien.”

“Necesitaba que lo dijera todo, en la grabación.”

Tish dio un paso adelante, extendió su mano. “Gracias.”

“Sólo estoy haciendo mi trabajo.”

“Eso no quiere decir que no se lo debemos. Todos iremos mañana a la Central.


Iremos con ella. ¿La Doctora Mira puede estar allí?”

“Puedo y estaré,” le aseguró Mira. “Voy a quedarme un ratito ahora. ¿Te parece bien,
Daphne?”

“Sí, sí, por favor. Me siento… se rompió, y ahora siento. Todavía no estoy segura.
Teniente Dallas, puedo estar de acuerdo con que me hagan la prueba de la verdad. Lo
haré si eso ayuda.”

J.D.Robb Página 301


Echoes in Death

“Soy bastante buena comprobando quién dice la verdad, y también lo es Mira. Este
tío, también. Programen la hora mañana para que vaya de acuerdo con el horario de la
Doctora Mira.”

“¿Usted estará allí?”

“Estaré allí. Vas a superarlo, Daphne. Tenemos que irnos,” le dijo a Roarke.

Él le pasó un brazo alrededor en el elevador, sintió los leves temblores. No dijo nada,
sólo mantuvo un brazo alrededor de ella hasta que salieron.

“Lo sabías. Lo sabías antes de tener a Knightly en Interrogatorios.”

“Sí.”

“¿Cuándo lo supiste?”

“Tuve que preguntármelo cuando vi la escena del crimen. Tuve que preguntármelo
cuando hablé con Morris. Era lo único que tenía sentido. Que ella lo matara, quiero
decir. Después teniendo una impresión de Strazza, teniendo una impresión de ella, se
volvió bastante claro que ella lo había hecho, y me incliné a que fue, o defensa propia, o
simplemente perdió la razón.”

“Eso era lo que te ponía triste.”

“No podía decírtelo. Se sentía como si fuera…”

“Una traición,” terminó él, volviendo a Eve hacia él, ignorando al portero que
mantenía abierta la puerta del coche.

“Cuándo lo resolví, fue demasiado parecido a mirarme en un espejo, o a escuchar


demasiados ecos. Necesitaba que ella lo sacara de su interior, de una u otra forma.”

La besó, la giró hacia el coche, lo rodeó y se puso detrás del volante. “No es más
asesina que la niña que tú fuiste.”

“No. Si simplemente hubiese perdido la razón, habría hecho uso de toda la autoridad
posible para que se declarara como inimputabilidad, y no me hubiese equivocado. Pero
seguí preguntándome si era debido a ella, debido a las circunstancias, o si fue por mí
propia experiencia.”

“Es por todo. Gracias a tu experiencia, fuiste capaz de verla a ella y a las
circunstancias con más claridad, entenderlas más claramente. Estoy indeciblemente
orgulloso de ti. No digas que es tu trabajo,” le dijo antes de que pudiera decirlo. “Esto
fue algo más. Strazza fue su víctima, pero igualmente lo fue ella, en todo sentido.
Descubriste la verdad acerca de él, pero te pusiste de parte de ella. La que más lo
necesitaba.”

“Superará esto.”

“Creo que lo hará.”

J.D.Robb Página 302


Echoes in Death

“Igual que los Patrick, aun cuando esto va a sacudir sus cimientos y a dejar una
tremenda grieta en ellos.”

“Se tienen el uno al otro, como dijiste. Igual que nosotros.” Le levantó la mano y se
la besó. “Quiero dar ese paseo contigo.”

“Hasta que estemos medio congelados, después podemos descongelarnos al lado de


la chimenea del dormitorio.”

“¿Qué dices si nos emborrachamos un poquito al lado de esa chimenea y vemos qué
pasa después?”

“Yo digo: ya sé lo que pasa después, y estoy dispuesta.”

Más estable, mucho más estabilizada, miró por la ventana. La nieve se oscurecía
contra los bordillos, la gente se apresuraba para llegar a algún lugar, el tráfico enardecía
los ánimos completamente. Las bocinas resonaban con fuerza y los dirigibles
publicitarios atronaban.

La ciudad que amaba, pensó Eve. Su lugar. Le parecía absolutamente perfecta.

* * *

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