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TEMA 13.- DESARROLLO DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1937).

“Muerte de un republicano”. Fotografía del frente de Córdoba, 1936 (Robert Capa)

1.- Introducción.-

Entre julio de 1936 y abril de 1939, España vivió uno de los episodios más
trágicos de su historia. Lo que en un principio estaba previsto como un
pronunciamiento, que acabaría rápidamente con el Gobierno del Frente Popular, se
convirtió en una larga y cruenta guerra de tres años, que supuso un bache demográfico,
económico y cultural. La ayuda recibida del exterior, para ambos bandos, contribuyó a
incrementar la dureza y duración de la contienda.

Durante el gobierno republicano del Frente Popular la espiral de miedo general


se agudizó, sobre todo tras la insurrección revolucionaria de octubre de 1934, con la
polarización de la vida política (a causa de la politización de las masas, que hizo que
surgieran milicias en uno y otro bando), el desorden público (340 asesinatos durante el
gobierno del Frente Popular), la prensa militante y las batallas parlamentarias. Estaba
claro que había dos Españas, aunque también existía una tercera vía (una tercera
España), que no se dejaba influir por las irracionalidades de los otros bandos.

El golpe contra la República, que se estaba planificando desde la victoria de las


izquierdas en 1936 (Frente Popular), ardió con la chispa que supuso el asesinato, por
fuerzas del orden público, del monárquico Calvo Sotelo.

2.- Interpretaciones de la guerra.-

Existen diferentes puntos de vistas con respecto a la Guerra Civil, que conllevan
diversas interpretaciones, según la ideología que se posea. La interpretación derechista
entiende la sublevación contra la República como una contrarrevolución ante el miedo
de la revolución extrema de la izquierda (al estilo de la Rusia soviética) ante la
debilidad del gobierno; no la entiende como un golpe militar, sino como un movimiento

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social antirrevolucionario. La izquierda lo ve como una conspiración ilegítima contra la
República, así el hecho de que se prolongase la guerra en parte se debía a la idea de
resistir a favor de la legalidad.

Una interpretación neutral, incide en la división social de los españoles y reparte


las culpas entre los dos bandos, en mayor o menor medida. Los extranjeros que estudian
la historia española (hispanistas) hacen una lectura de la Guerra Civil como antecedente
de la II Guerra Mundial (1939-1945), y posterior Guerra Fría, es decir, una lucha entre
los totalitarismos y los países democráticos.

3.- Geografía de la sublevación: preparativos y golpe del 18 de julio.-

3.1.- Preparativos.-

El gobierno del Frente Popular sabía de los preparativos del golpe de Estado,
pero no podía arrestar sin pruebas a los militares; además, si lo hacía, dejaría al ejército
descabezado ante las masas revolucionarias de extrema izquierda.

El temor, por parte del gobierno, a una sublevación militar, hizo que se tomaran
medidas como el traslado de los generales sospechosos a la periferia1: el general Mola
fue trasladado a Pamplona, el general Goded a Mallorca (a pesar de haber conspirado
contra la dictadura de Primo), el general Franco a Canarias, el general Sanjurjo estaba
exiliado en Estoril (Portugal) desde que fue puesto libre tras el juicio por la Sanjurjada,
etc. Sin embargo, Cabanellas, al no ser sospechoso, no fue trasladado. Eran militares
que habían hecho que el Ejército retomara conciencia de su fuerza en la vida política del
país, sobre todo, en unos momentos de desorden tras la represión de octubre de 1934.

Estos generales eran de diversa ideología; así algunos eran monárquicos como
los generales Orgaz, Saliquet, Fanjul y Goded; otros en cambio eran republicanos,
como los generales Queipo de Llano o Cabanellas; y otros no tenían filiación política
determinada, como los generales Sanjurjo, Mola y Franco.

Como jefe de la sublevación se designó al general José Sanjurjo2, pero este


falleció en un accidente de avión, cuando se trasladaba desde Portugal a España el 20 de
julio (dos días después de la sublevación), y Mola desde Pamplona era el coordinador
de la trama, siendo conocido en clave como el “director”.

El general Emilio Mola concibió un golpe al estilo clásico pero, consciente de lo


limitado de sus apoyos, previó diferentes situaciones sobre el éxito del golpe; buscó una
1
El envío de militares a zonas periféricas del país ya había ocurrido anteriormente con ocasión del golpe
de Estado de La Gloriosa en 1869, que dará pié al Sexenio Democrático, tras el exilio de Isabel II.
2
Dicho general había dado un golpe de Estado en Sevilla en 1933, conocido como la Sanjurjada; por
dicho pronunciamiento es juzgado, pero recibe la amnistía durante el gobierno Radical de Lerroux, siendo
exiliado a Portugal.

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base social-civil para el golpe en los falangistas, tradicionalistas (carlistas) y gentes que
estaba en contra de la República. En cuanto a las fuerzas armadas peninsulares estaban
formadas por unos 143.000 soldados; era un número reducido para una guerra (más
cercano a un carácter defensivo y de mantenimiento del orden interior). Se necesitaba el
ejército de África: unos 40.000 soldados profesionales, bien preparados, instruidos y
armados, que encontrarán en la Legión, los Regulares y tropas de mercenarios
marroquíes.

3.2.- La sublevación.-

La sublevación estaba preparada para la noche del 18 de julio, pero se adelantó a


la tarde del 17 de julio, debido a una filtración, con la sublevación de la guarnición3 de
Melilla, a la que horas después se le añadió Ceuta y Tetuán. El protectorado español
de Marruecos ahora estaba en manos de los rebeldes.

Esa misma noche, el general Franco se decide a sublevarse (pues hasta entonces
había sido reacio oficialmente a ello) y declara el estado de guerra en Canarias. Desde
allí se trasladó hasta Marruecos, a bordo del avión inglés Dragón Rápide (fletado por
empresarios españoles), para ponerse al mando del ejército del Protectorado (el ejército
mejor armado y preparado).

“Españoles: a cuantos sentís el santo amor a España, a los que en las


filas del Ejército y la Armada habéis hecho profesión de fe a la Patria, a
cuantos jurasteis defenderla de sus enemigos hasta perder la vida, la nación
os llama a su defensa. La situación de España es cada día más crítica, la
anarquía reina en la mayoría de los campos y pueblos; autoridades de
nombramiento gubernativo presiden, cuando no fomentan las revueltas: a
tiros de pistola y ametralladoras se dirimen las diferencias entre los
ciudadanos que alevosa y traidoramente asesinan sin que los poderes
públicos impongan la paz y la justicia…

¿Es que se puede consentir un día más el vergonzoso espectáculo que


estamos dando al mundo? … Españoles: ¡Viva España! ¡Viva el honrado
pueblo español!”
Manifiesto del general Franco
Tetuán, 17 de julio de 1936. Publicado por el Diario ABC el jueves 23 de julio de 1936.
Edición Andalucía, pág. 1.

“La situación en España es cada día más crítica. La anarquía reina en la


mayoría de los campos y pueblos. Huelgas revolucionarias de todo orden
paralizan la vida de la población, arruinando y destruyendo sus fuentes de
riqueza. … Al espíritu revolucionario e inconsciente de las masas
engañadas y explotadas por los agentes soviéticos se unen la malicia y
3
Tropas que guarnecen una plaza fuerte o fortaleza.

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negligencia de las autoridades de todas clases. ... Justicia e igualdad ante
las leyes ofrecemos, paz y amor entre los españoles, trabajo para todos,
justicia social llevada a cabo sin encono ni violencia y una equitativa y
progresiva distribución de la riqueza. … El espíritu de odio y venganza no
tiene albergue en nuestro pecho… haciendo reales en nuestra patria por
primera vez y en este orden la trilogía libertad, fraternidad e igualdad.”

Discurso radiofónico del general Franco


Radio Las Palmas, madrugada del 18 de julio de 1936

La noticia de la sublevación recorre todo el país gracias a la radio. El golpe va en


serio, pues Franco (el militar más prestigioso entre los generales africanistas) se ha
unido a la sublevación, y no tiene marcha atrás; además había habido derramamiento de
sangre (el gobernador militar y el Alto Comisario del Protectorado de Marruecos
español). El 19 de julio de 1936 el general Mola declara el estado de guerra desde
Pamplona:

“Una vez más el Ejército unido a las demás fuerzas de la Nación se ve


obligado a recoger el anhelo de la gran mayoría de los españoles. Se trata
de establecer el imperio del ORDEN, no solamente en sus apariencias
externas, sino también en su misma esencia; para ello precisa obrar con
JUSTICIA, que no repara en clases ni categorías sociales, a las que ni se
halaga ni se persigue, cesando de estar dividido el país en dos bandos, el de
los que disfrutan del Poder y el de los que son atropellados en sus derechos.
La conducta de cada uno guiará la de la AUTORIDAD, otro elemento
desaparecido en nuestra Nación, y que es indispensable en toda
colectividad humana. El restablecimiento del principio de AUTORIDAD
exige inexcusablemente que los castigos sean ejemplares, por la seriedad
con que se impondrán y la rapidez con que se llevarán a cabo, sin titubeos
ni vacilaciones…

Para llevar a cabo la labor anunciada, ORDENO Y MANDO:


Artículo 1º Queda declarado el ESTADO DE GUERRA, en todo el territorio
de la provincia de Navarra y como primera providencia militarizadas toda
sus fuerzas, sea cualquiera la AUTORIDAD de quien dependían
anteriormente…”
(sic) Diario de Navarra, 19 de julio de 1936

Entre el 18 y 20 de julio la sublevación se extendía rápidamente por gran parte de


la Península: Castilla y León (antes conocida como Castilla la Vieja), Galicia, Aragón y
Navarra (también parte de provincias leales a la República como de Cádiz, Sevilla,
Córdoba, Granada, Albacete y Oviedo); e igualmente ocurrió en Canarias y Baleares
(excepto Menorca).

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3.3.- Reacción de la República.-

La República en un primer momento restó importancia a la sublevación; pero ante


el cariz que tomaba el asunto, Santiago Casares Quiroga (el presidente del Gobierno),
incapaz de contener la rebelión, dimitió. Entonces el Presidente de la República
(Manuel Azaña) lo sustituyó por Diego Martínez Barrio, como jefe del Gobierno el 19
de julio de 1936, pero este dimitió igualmente (tras ponerse en contacto
infructuosamente con Mola). Siendo sustituido, el 20 de julio, en la presidencia del
Gobierno por José Giral, que entregó armas a las milicias sindicales y a los partidos del
Frente Popular.

“… Pueblo de Cataluña, Vasconia (País Vasco), Galicia, españoles todos: a


defender la República democrática; a consolidar la victoria lograda por el
pueblo el 16 de febrero. El partido comunista os llama a todos a la lucha.
Os llama a todos, trabajadores, a ocupar un puesto en el combate para
aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades
populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los
antifascistas! ¡Viva la República del pueblo!”
Discurso de Dolores Ibarruri4, el 19 de julio de 1936

La actuación de los civiles armados fue decisiva para el fracaso de la rebelión en


las dos ciudades claves del Estado (Madrid y Barcelona), pero también decidió la suerte
de sus territorios cercanos (Castilla-La Mancha -antes conocida como Castilla La
Nueva- y Cataluña). En Madrid los sublevados, dirigidos por el general Fanjul,
permanecieron bloqueados en sus cuarteles por las milicias (civiles armadas), que

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Dolores Ibárruri, llamada La Pasionaria, fue una política española, destacó como dirigente política en
la Segunda República Española y en la Guerra Civil. Histórica dirigente del Partido Comunista de
España.

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cercaron el Cuartel de la Montaña. Mientras tanto, en Barcelona la resistencia fue a
cargo de la milicia formada por anarquistas de la CNT, junto a la Guardia Civil y
Guardia de Asalto, que frenaron a las fuerzas sublevadas; así cuando el comandante
general de Baleares, el sublevado Manuel Goded, llegó desde Mallorca, la rebelión
había fracasado en la capital catalana por lo que tuvo que rendirse.

En otros lugares de España los sublevados quedaron aislados, por lo que se


refugiaron en zonas más o menos fortificadas, como el Santuario de la Virgen de
Cabeza en Andújar (Jaén), con el Capitán Cortés al mando, o el Alcázar de Toledo con
el general Moscardó; ambos a la espera de ayuda por parte de los sublevados, cosa que
no llegó a tiempo en el caso jienense, pero sí en el toledano (este último con fuerte
relevancia internacional).

3.4.- Fin de la sublevación y comienzo del conflicto.-

El día 20 de julio de 1936 la sublevación ha concluido. España está dividida en


dos bandos; de las 50 capitales de provincias españolas, 29 están en manos de los
rebeldes y 21 se mantienen republicanas. El 24 de julio se constituye en la zona nacional
la Junta de Defensa Nacional en Burgos, presidida por el general Cabanellas, que será el
gobierno de la zona sublevada.

Situación el 18 de julio de 1936

4.- La relación de fuerzas entre las partes. Comparación de bandos.-

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4.1.- La República.-

Tras el alzamiento, la situación estratégica inicial de la República era


notablemente superior, pues se mantuvo fiel a ella el norte peninsular (verdadera
fortaleza natural), que guardaba las mayores regiones mineras e industriales, pero
también las comunicaciones (por el Cantábrico y por la mitad de los Pirineos). Además
la capital madrileña, la rica región catalana, las comarcas trigueras de Castilla La
Mancha y del valle del Guadalquivir, los arrozales de Valencia y Murcia, y la fachada
mediterránea hasta Gibraltar. Suponía más del 60% de la población y el 52 % del
territorio nacional.

En cuanto al ejército, contaba con la mitad del ejército de Tierra y la mayor parte
de la aviación (elemento fundamental en la guerra moderna); pero por el contrario se
encontraba en situación inferior en lo referente a mandos superiores (que estaban en su
mayoría con los sublevados). Además contaba con el Tesoro del Banco de España.

Canción republicana
“¿Para qué tantos humos,
Tantos faroles,
Si nuestros marineros
Son españoles?.
¿Qué será, ay, qué pasará,
Qué estará pasando?
La marina española que está luchando.
Tanto alemán que tienen,
Tanto italiano,
Y a un español le basta
Con una mano.
Ya verán, ya lo habrán de ver,
Ya lo habrán visto,
Qué hacen los milicianos
Con el fascismo”

4.2.- Bando Nacional.-

Tenía en sus manos la mitad del ejército de Tierra, pero su valor no era tanto por
el número como por la preparación con la que contaba el ejército de África. El problema
fue su traslado a la península a través del estrecho de Gibraltar, sin barcos para su
transporte (sólo tenían un acorazado y dos cruceros, que además estaban en reparación)
y con la flota republicana en Tánger impidiéndolo.

Otra ventaja fue la de contar en sus filas con la mayoría de los generales y altos
oficiales, que pronto supieron encontrar la solución a la carencia de los suboficiales, a
través de una preparación rápida y creando el cuerpo de Alféreces Provisionales (muy

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útiles y eficaces). Todo ello dentro de un orden interno (disciplina) a la hora de la
sublevación y posterior guerra, además de en su retaguardia.

Para la alimentación contaba con los campos trigueros de Castilla y León y las
zonas ganaderas de Galicia.

Canción falangista
“Cuando se enteró mi madre
De que yo era de las JONS
Me dio un abrazo y me dijo:
-Hijo mi de mi alma,
Así te quería ver yo,
Falangista valeroso
Y con este patrimonio:
La justicia, el pan, la Patria
Y la España grande y libre
Que soñaba José Antonio. …
Porque sé que si me matan,
De la sangre en que yo muera
Se alzará como una espiga
Roja y negra de la pólvora
Y la sangre, mi bandera”

5.- La dimensión internacional de la Guerra Civil Española.-

Pronto la Guerra Civil tomó dimensiones internacionales. Sobre nuestro suelo se


decidía la gran cuestión mundial: la prevalencia de los ideales democráticos sobre los
totalitarios en auge. Era el anticipo de la II Guerra Mundial y la Guerra Fría posterior.

Así cada bando tuvo sus propios patrocinadores, en la medida que asumían sus
mismas ideologías y a pesar de las recomendaciones del internacional Comité de No
Intervención (27 países se sumaron a este comité en 1936, comprometiéndose a
permanecer neutrales y de abstenerse de enviar armas, entre ellos Alemania, Italia,
Francia e Inglaterra.).

5.1.- Los apoyos del Frente Popular.-

La República pronto contó con el apoyo de Méjico, Francia y la Unión


Soviética, que formaron las Brigadas Internacionales. La URSS ayudó con material de
guerra (aviones y carros de combate) y con gentes, pero a cambio de contrapartidas
económicas, por lo que el Tesoro Nacional pasó de Madrid a Cartagena con el fin de
embarcarlo en un barco soviético con destino a Odessa (Mar Negro); este tesoro no fue
devuelto jamás (la URSS se había cobrado por adelantado el material que envió); por el
contrario el enviado a Francia fue devuelto en julio de 1939.

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Las Brigadas Internacionales fueron un elemento más propagandístico que
efectivo (unos 40.000 hombres). Una ayuda donde existió el problema de las purgas
estalinistas, que llegaron hasta España provocando que las brigadas fueran diezmadas
por ellos mismos; especialmente afectados se vieron trotskistas y anarquistas.

“Si la república perdiese, resultaría imposible para los que creían en ella vivir en
España. ¿Estaba seguro de ello? Sí, lo sabia por las cosas que había visto que
habían sucedido e los lugares en donde había estado los fascistas … Si luchaba en
aquella guerra era porque había comenzado en un país que él amaba y porque
creía en la república y porque si la República era destruida, la vida sería
imposible para todos los que creían en ella. Se había puesto bajo el mando
comunista mientras durase la guerra. En España eran los comunistas quienes
ofrecían la mejor disciplina, la más razonable y la más sana para la prosecución
de la guerra… Pero, ¿Cuáles eran sus opciones políticas? Por el momento no las
tenía… Él creía en la República como una forma de gobierno; pero la República
tendría que sacudirse a aquella banda de cuatreros que la había llevado al
callejón sin salida en que se encontraba cuando la rebelión había comenzado”
Hemingway, Ernest: Por quién doblan las campanas.

Cartel de las Brigadas Internacionales

5.2.- Los apoyos al Bando Nacional.-

En este bando la ayuda fue menos espectacular pero más efectiva. La ayuda más
importante fue la italiana con material bélico y unos 70.000 hombres; pero la más
importante fue la alemana, que envió poco personal pero sí mucho material, como la
Legión Cóndor; en cuanto a personal vinieron altos cargos que formaron a los alféreces
provisionales de forma efectiva, que actuarían como cargos intermedios en el ejército.
La ayuda alemana fue decisiva en el paso del Estrecho, por el envío de barcos y aviones
para poder trasladar las tropas de África. También ayudaron, con pocos hombres,
Irlanda y Portugal.

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La ayuda alemana e italiana fue muy rápida y decidida, además de generosa,
pues no exigió pago como contrapartida. Además reconocieron, como legal, desde
noviembre de 1936, el gobierno de la Junta de Defensa nacional de Burgos.

Cartel republicano, obra de Morales (1937)


(Caricatura de lo que para los republicanos eran los rebeldes y sus apoyos internacionales)

6.- La situación interior en ambas zonas.-

6.1.- En territorio republicano ¿guerra o revolución?.-

Ambas zonas se encontraron en situación caótica, pero fue especialmente grave


en zona republicana, pues el poder radicó en los comités organizados por los partidos y
los sindicatos. Llegaron a ser bandas incontroladas de civiles que, tomando las armas
tras asaltar los cuarteles, tomaron el poder real, sobre todo en los lugares en los que
gracias a ellos no triunfó el alzamiento, y donde las verdaderas autoridades legales
perdieron el poder.

Por todo ello se desató el llamado terror rojo, un estado de caos donde las
milicias armadas actuaban realizando matanzas espontaneas y descontroladas de
personas supuestamente enemigas: derechistas, eclesiásticos (6.882 clérigos), militantes
católicos, terratenientes o gentes adineradas, sin previo juicio legal. Casos destacables
fueron fusilamientos, por desacato, tras juicio militar, de los generales sublevados
Goded y Fanjul; el fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera (fundador de la
Falange Española); y los 2.700 fusilamientos, realizados por comunistas sin juicio
previo, en Paracuellos del Jarama y otros en Torrejón de Ardoz (eran detenidos en
cárceles de Madrid, que so pretexto de su traslado a Valencia -donde estaba la sede
ahora de la República tras el asedio de Madrid-, eran sacados de allí y fusilados). Los
asesinatos fueron más fruto de la sed de venganza, que intento de acabar con el golpe y
la guerra.

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La suplantación gubernamental por los revolucionarios llevó a cabo un serio
problema; de hecho el gobierno intentó controlar esas masas con la creación de
tribunales populares, para analizar las pruebas, y que las condenas a muerte fueran
ratificadas por el gobierno.

En la zona republicana, algunos pensaban que era necesario el éxito de la guerra


(comunistas, republicanos y socialistas moderados) frente a otros que pensaban la
necesidad previa de la revolución comunista para la posterior victoria (anarquistas,
socialistas exaltados y trotskistas). Como vemos existía un dilema entre guerra-
revolución, que llevó a una guerra civil dentro de un bando de la Guerra Civil; esto
conllevó de ocupaciones de tierras, colectivización de fábricas y tierras en un 70%, pero
también le disminuyó capacidad militar.

6.2.- La situación interna en la zona sublevada: la formación de un nuevo Estado.-

Desde el principio la sublevación se organizó contra el gobierno del Frente Popular,


pero pronto se hizo antirrepublicano (aunque muchos generales eran favorables a ella).
La sublevación se convirtió en Alzamiento Nacional y, posteriormente, en Cruzada,
con lo que definía dos rasgos fundamentales: Nacionalcatolicismo.
- El nacionalismo español, contra los marxistas.
- El Catolicismo, contra la masonería y el ateísmo.

“La guerra es, pues, como un plebiscito armado. La lucha blanca de los comicios
de febrero de 1936, en que la falta de conciencia política del gobierno nacional
dio arbitrariamente a las fuerzas revolucionarias un triunfo que no habían logrado
en las urnas, se transformó, por la conciencia cívico-militar, en la lucha cruenta
de un pueblo partido en dos tendencias: la espiritual, del lado de los sublevados,
que salió a la defensa del orden, la paz social, la civilización tradicional y la
patria, y muy ostensiblemente, en un gran sector, para la defensa de la religión; y
de la otra parte, la materialista, llámese marxista, comunista o anarquista, que
quiso sustituir la vieja civilización de España, con todos sus factores, por la
novísima "civilización" de los soviets rusos... La Iglesia no podía ser indiferente en
la lucha. De una parte, se suprimía a Dios, cuya obra ha de realizar la Iglesia en
el mundo y se causaba a la misma un daño inmenso, en personas, cosas y
derechos; de la otra estaba el esfuerzo por la conservación del viejo espíritu,
español y cristiano. […]”
Carta colectiva del episcopado español sobre la guerra (1 de julio de 1937)

Aquí se impuso desde el principio la más férrea unidad disciplinaria, en lo


militar y en lo civil. En lo civil fue lo religioso y el temor a la revolución comunista el
aglutinante, pues se justificaba la sublevación como un acto contrarrevolucionario y
preventivo; en lo militar, el fallecimiento de Sanjurjo en accidente de avión, facilitó el
tránsito en una jefatura única. Se impuso el estado de guerra y la militarización de la
vida política, económica y social de la zona sublevada.

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En este bando surgió el llamado terror blanco, que consistía en la paralización
del adversario por el miedo de asesinatos. Hubo ejecuciones individuales y colectivas de
civiles, militares y políticos, que no se unían a la rebelión (inferiores en número a las de
zonas republicanas, pero no por ello exento de importancia y carácter violento). Muchos
tuvieron carácter oficial, mediante consejos de guerra, aunque otros no. Cabe destacar
los casos como el de Federico García Lorca, cuatro rectores de universidades y, en el
caso navarro, 6.000 muertos.

Al comienzo de la guerra, se creó la Junta de Defensa Nacional en Burgos,


como órgano provisional de gobierno del nuevo Estado. Al principio estaba presidida
por el general Cabanellas, quien demostró pronto su incapacidad en el terreno militar y
político, por lo que algunos generales pensaron en la necesidad de una jefatura única,
que recayó en Francisco Franco Bahamonde. Con esto Francisco Franco fue designado
jefe de gobierno, jefe del Estado y Generalísimo de los ejércitos; recibiendo el título de
Caudillo de España tras la victoria final (al estilo de “der Führer” alemán o “Duce”
italiano). Su elección se debió, en gran parte, a su prestigio militar, a la operación del
Paso del Estrecho, a la rápida conquista de Extremadura y a la liberación de Toledo
(concretamente del Alcázar de Toledo).

Con la creación de la Junta de Defensa Nacional se centralizó el poder, todos los


recursos se destinaron a acabar la guerra y organizar un nuevo Estado. Temiéndose que
las diferentes fuerzas de derechas se enfrentaran entre ellas, Franco decretó, en abril de
1937, el Decreto de Unificación; un decreto fundamental por el que se producía la
unificación de carlistas y falangistas en un partido único, denominado Movimiento
Nacional, al que también se unieron los antiguos grupos políticos y sindicatos. Además
se creó un sindicato vertical, de estilo corporativo, y se establecían unas leyes y
decretos (sobre todo, la Ley de Administración Central del Estado que lo utilizaría para
gobernar durante 40 años).

“La República había, pues, provocado la guerra civil que era la prueba de
su fracaso y la razón de su caducidad. Si ésta era convicción unánime en la
España nacional, si era claro que no se podía volver al pasado, la verdad
era también –quiérase o no- que por nuestra parte sólo disponíamos
entonces de una organización provisional, de guerra. Esta ausencia de una
morfología política normal se explotaba habilidosamente por el enemigo
en ambientes propicios presentándonos como una mera facción de
insurrectos. Tácticamente, pues urgía la configuración del Movimiento
como un Estado. Aunque mucho más importante todavía que esta razón de
orden táctico era la ocasión excepcional ¡única! Que se nos presentaba de
crear un Estado sin antecedentes, sin compromisos, sin cargas. Un Estado
verdaderamente nuevo; el único que en mucho tiempo hubiese podido el
mundo ver surgir de ese modo, con novedad mucho más radical que la de
cualquier revolución que fuera heredera inmediata del régimen derrocado.

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Algo de esto dije al Generalísimo en aquella primera conversación. Y
recuerdo que incluso comparé aquella situación de caos o de nada
políticos, aquella ocasión magna de fundación, con la situación de nuestros
Reyes Católicos al comenzar su reinado. Me interesa mucho no atribuirme
como original este parangón del que entonces se había usado y abusado ya
ciertamente; y del que seguiría abusándose hasta lo grotesco. Pero en
aquellos días era cierto desde el punto de vista de la situación. Franco
estaba conforme con esas reflexiones y con el parangón.”

Serraño Suñer, Ramón5: Entre Hendaya y Gibraltar, EPESA, Madrid, 1947, pp. 28-29

7.- Los hechos: el desarrollo de la guerra.-

7.1.- Primera fase (agosto de 1936 - octubre de 1936).-

A los pocos días de la sublevación los límites entre ambos frentes estaban
establecidos. Los rebelados habían realizado dos importantes operaciones: el Paso del
Estrecho (gracias a la ayuda alemana y a la impericia de la marina y aviación
republicanas), por lo que consiguieron toda la Andalucía occidental, llegando a
conquistar Extremadura (con lo que se abrió un pasillo amplio que comunicaba
Andalucía y Castilla y León, unificando gran parte del territorio) y a conectar con
Granada.

En esta fase los franquistas siempre llevaron la iniciativa (sobre todo por el sur y
por el norte al cortar la comunicación con Francia), mientras que los republicanos
fracasaron en Aragón y Baleares.

5
Ramón Serrano Súñer (1901–2003). Fue un político español, seis veces ministro de los primeros
gobiernos franquistas entre 1938 y 1942, ocupando las carteras de Interior, Gobernación y Asuntos
Exteriores. Conocido popularmente con el sobrenombre del Cuñadísimo (al ser hermano político de
Carmen Polo, esposa de Franco), fue uno de los principales artífices del Régimen en sus primeros años,
tanto en lo jurídico como en lo político. Reconocido por su germanofilia, promovió el envío de la
División Azul para luchar contra la Unión Soviética. Máximo dirigente del partido único, FET de las
JONS. Fundador del medio de comunicación Agencia Efe (1939), así como también de la organización no
gubernamental ONCE (1938).

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7.2.- La batalla de Madrid (noviembre de 1936 – marzo de 1937).-

La toma de Madrid era decisiva en los planes de los sublevados, pero el dedicar
el ejército, dirigido por el general Varela, para rescatar el Alcázar de Toledo hizo
retrasar este ataque, lo que dio tiempo para la fortificación de la capital y la
militarización de la población. Mientras Mola esperaba en la meseta norte, sin
munición, la llegada de más tropas desde el sur.

Hay que recordar que pronto se trasladó el gobierno republicano de Madrid a


Valencia, por lo que hubo que crear una Junta de Defensa de Madrid (presidida por el
general Miaja), a través de milicias populares y la ayuda de las Brigadas
Internacionales, que consiguieron mantener al otro lado del río Manzanares a las tropas
rebeldes hasta prácticamente el final de la guerra. El lema “No pasarán” republicano,
tomado del “No pasarán de Verdún” de la Primera Guerra Mundial, se hizo célebre en
el mundo entero.

Pancarta en las calles de Madrid, donde siguiendo el lema de Verdún dice: “¡No pasarán!
El fascismo quiere conquistar Madrid. Madrid será la tumba de los fascismos”

En noviembre de 1936 la resistencia de Madrid fue encarnizada, con empleo de


la aviación por ambas partes y la lucha casa a casa en la Ciudad Universitaria y Casa de
Campo, tras cruzar el Manzanares las tropas de Franco. Pero la imposibilidad de
conquistar la capital obligó a los nacionales a aislarla por el sureste, cortando la
carretera y el ferrocarril de Valencia, que era el cordón umbilical con la nueva sede del
gobierno y por donde llegaban alimentos.

Los hitos bélicos de la batalla de Madrid son las batallas del Jarama y
Guadalajara. La primera fue un intento nacional de una maniobra de envolver a través
del dominio de la carretera que conducía a Valencia; se desarrolló entre el 5 y 25 de
febrero de 1937 y en ella los nacionales toman mucho terreno, que luego es
reconquistado por los republicanos en una contraofensiva.

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La batalla de Guadalajara era un intento de los italianos de penetrar en Madrid
por el este; de hecho lo hicieron pero sin consolidar el terreno conquistado, por lo que

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en una contraofensiva republicana se retiraron en desbandada. Fue la gran victoria
republicana, pero sólo sirvió para salvar Madrid.

En estos momentos Franco elabora una maniobra de distracción para atender a la


toma de Málaga con tropas italianas del CTV (Corpo Truppe Volontaire), consiguiendo
la huida de la población por la carretera de Motril, donde fueron bombardeados por la
aviación y la marina.

La lucha por Madrid, donde se mantuvieron las líneas del frente, tuvo tablas
como resultado. Por ello los su nacionales pasaron a la conquista del norte peninsular.

7.3.- La conquista del Norte (marzo-octubre de 1937).-

Esta fase posee dos rasgos distintivos: la ferocidad y el empleo de técnicas


modernas de fortificación y ataque, como la destrucción del llamado cinturón de hierro
de Bilbao y los bombardeos aéreos de Durango y Guernica por la Legión Cóndor
alemana.

Guernica de Pablo Ruiz Picasso, pintado en 1937

El cinturón de hierro de Bilbao fue destruido por las tropas franquistas a través
de la concentración de artillería; posteriormente cayeron en manos nacionales Vizcaya y
Santander; ya sólo quedaba Asturias, pero presentaba la dificultad del relieve del terreno
y los grupos de resistencia (los “maquis” que actuaban a través de una guerra de
guerrillas contra los nacionales, y que no llegaron a desaparecer aquí hasta 1945).

Con la caída del Norte, Franco logró tres objetivos importantes:


- La eliminación de un frente, por lo que el ejército aquí utilizado se sumó a
otros frentes, aumentando su capacidad operativa.
- La conquista de las zonas industriales vascas y las mineras asturianas, que
pasaron ahora al bando Nacional.
- Invirtió la superioridad inicial de la República. Ahora los nacionales podían
partir en dos el territorio republicano, con el inconveniente que ello supondría
al tener que batirse en dos frentes incomunicados (tal como ocurrió en algunas
zonas del norte).

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Franco sólo tenía que buscar una salida al Mediterráneo y ese fue su objetivo
inmediato, pero sabía que era una guerra de desgaste.

7.4.- El fin de la guerra. La salida al Mediterráneo: la batalla de Teruel y el Ebro


(finales de 1937 – febrero de 1939).-

Los republicanos sospecharon un nuevo ataque de Franco sobre Guadalajara


para tomar Madrid y decidieron ellos tomar la iniciativa antes; así atacaron y
conquistaron la ciudad de Teruel para la República. Franco aceptó el reto y llevó a los
republicanos a una guerra de desgaste, que era precisamente lo que menos les
convenía, por su inferioridad de armamento (sobre todo artillería).

Al final Franco tomó Teruel y con ello podía abrir un corredor hacia el
Mediterráneo; consiguió llegar a Vinaroz (al sur del Ebro), el 15 de abril de 1938, con
lo que dividió el territorio republicano en dos y sentenciaba a Cataluña (recomiendo
aquí ver la película “¡Ay Carmela!” y “Sierra de Teruel”).

Ante esto la República intentó una batalla de gran alcance: la del Ebro (24 julio-
15 noviembre de 1938, ¡casi cuatro meses!) con un ejército bien armado y entrenado,
que se enfrentaba decididamente a Franco, a sabiendas de que de su éxito o fracaso
dependía el triunfo en la guerra. La iniciativa correspondió a la República que
aprovechó la oscuridad de la noche para atravesar el río y se enfrentó en una batalla
frontal y sangrienta que duró más de tres meses, donde la superioridad técnica y mejor
disposición táctica de Franco decidió la batalla a su favor. El coste fue de 100.000
hombres y grandes pérdidas materiales, además de la posterior caída de Cataluña
(Franco entró en Barcelona el 26 de enero de 1939, sin encontrar resistencia alguna,
mientras que miles de refugiados se agolpaban en la frontera francesa camino del
exilio).

Azaña, que se había refugiado en Francia, dimitió de su cargo de Presidente de la


República, con lo que hubo reconocimiento del régimen de Franco por parte de las
principales potencias internacionales (Francia y Gran Bretaña lo hicieron el día 27 de
febrero de 1939). Madrid cayó y después el resto del territorio republicano sin mucha
resistencia (Ciudad Real, Albacete, Murcia y Valencia). El 1 de abril de 1939, tras la
caída de Alicante, se acabó la guerra y desde el cuartel general del Generalísimo, en
Burgos, se comunicaba el fin de la contienda con un último parte de guerra:

“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército rojo, han alcanzado las
tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado.
El Generalísimo, Franco. Burgos, 1 de abril de 1939”

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8.- Balance de la Guerra Civil.-

El orden y la disciplina en el bando nacional, tanto en el frente como en su


retaguardia, junto con el fuerte apoyo de las potencias fascistas alemana e italiana, y el
preparado ejército de África fueron las claves para la victoria final, pues supieron
adaptarse a una guerra de desgaste en la que se sabían vencedores. El bando
republicano, por el contrario, careció de este orden y disciplina, llegando a carecer de
un ejército por la división interna que sufrían; una división que se traducía en
revolución y guerra civil dentro de la Guerra Civil; además aquí el mando militar no se
correspondía con el mando político y la ayuda extranjera, más que escasa, fue
inconstante.

En cuanto a las vidas que se cobró el conflicto podemos diferenciar entre las
muertes en combate (en el frente), militares capturados y fusilados, y civiles en
bombardeos y fusilamientos, ascendiendo aproximadamente a unos 350.000 muertos en
total. A esto unimos las bajas por hambrunas y enfermedades, y los exiliados en el
extranjero (sobre todo en campos de concentración de Francia, que luego con la
ocupación nazi fueron exterminados unos 20.000), entre ellos muchos intelectuales.

Económicamente los gastos producidos en la guerra ascienden a unos 300.000


millones de pesetas del momento (unos 1.800.000 millones de euros), desaparición del
Tesoro Nacional, que pasó a manos soviéticas (y nunca volvió), la inexistencia de
divisas, ni reservas de oro, y el sufrimiento de una dura postguerra hasta los años 50,
que se vio prolongada por la Segunda Guerra Mundial, que dificultó el
aprovisionamiento, lo que llevó económicamente a la autarquía6. A lo que debemos unir
la reconstrucción de ciudades, edificios, carreteras, una ganadería sacrificada para
alimento, campos sin labrar, etc. Económicamente España se recuperó en los años 60.
La victoria del bando nacional supuso la llegada del Franquismo hasta finales de
1975.

6
La autarquía fue el desarrollo de los recursos disponibles hasta alcanzar la autosuficiencia frente al
exterior.

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