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¿Cómo aplico la neuroeducación en mi aula para que mis alumnos

desarrollen sus aprendizajes?


En el siguiente artículo, daré a conocer las ideas relevantes del contenido del video “Neuroeducación:
aplicación en el aula” de Chema Lázaro, así como los elementos que pueden ser aplicables en mi práctica
docente, en qué ámbitos y cómo puede aplicarse.

Chema Lázaro hace alusión a la neurodidáctica como un modelo transdisciplinar porque abarca varias
disciplinas, como por ejemplo la neurociencia vinculada al aprendizaje, la psicología cognitiva y conductual y
la pedagogía relacionada con cómo han evolucionado las corrientes pedagógicas en los últimos tiempos.
Menciona la neurodidáctica como una manera de entender qué podemos trabajar, con qué intensidad y en qué
momento del neurodesarrollo podemos hacerlo, además de la importancia de conocer las funciones del
cerebro para poder aterrizarlo en la enseñanza, es decir, entender el funcionamiento del cerebro que es único
en cada persona, nos va a ayudar a elegir las estrategias didácticas y metodológicas para abordar diferentes
ritmos cognitivos para que cada alumno pueda trabajar a diferentes ritmos. Empezar por cambiar la
mentalidad de que aprobar no es aprender, nuestro ejercicio diario consiste en retroalimentar constantemente,
lo que va aunado a cómo el cerebro construye la información.

La neurodidáctica nos ayuda a comprender que el alumno es agente de su propio proceso de aprendizaje, nos
ayuda a ver cómo estructuramos esta información para ayudar al alumno en aspectos que debe potenciar y
aquellos que debe cambiar porque no están siendo las adecuados.

Por otra parte, se habla de cómo crear vínculos emocionales con adolescentes para que aprendan diversas
asignaturas o campos de desarrollo. Menciona Chema Lázaro, que una manera de crear esos vínculos es
preguntando al alumno cómo le va en su día a día, otra manera de hacerlo es a través de la motivación la cual
debe ir encaminada al para qué; la motivación es un constructo dependiente, dependiente de dos aspectos. Un
primer paso de cómo trabajar la motivación es por medio del objetivo, el cual, si está bien definido, se podrán
construir diversas estrategias para llegar a él. Otro paso de la motivación es acercarse a los intereses del
alumno, y la manera de hacerlo es por medio de dos estrategias: la autonomía y a lo que él llama, “la
maestría”.

La autonomía tiene que ver con la manera en que se le permite al alumno, por ejemplo, elegir qué problemas
de matemáticas quiere resolver, esto, además, generará un vínculo de mayor confianza con el maestro porque
verán que se les da el espacio y la apertura. La “maestría”, tiene que ver con que el alumno sienta que
conforme avanza el tiempo ha aprendido más y más y para ello es necesario activar los conocimientos
previos.

Nos habla también de cómo es que las actividades pueden o no tener un impacto en el alumno, es decir, puede
que la actividad que planeaste parezca muy buena, pero al momento de aplicarla el objetivo de aprendizaje no
se cumple, entonces se debe hacer un análisis, un análisis a fondo sobre cómo es que los aprendizajes se
vuelven significativos, y esto es por medio de la motivación que tanto se le da al alumno pero también
consolidando todo lo que ha aprendido a través de la repetición, la constancia, la conciencia; se habla al
mismo tiempo de cómo las emociones repercuten en este proceso, las ganas de aprender y de tener un objetivo
fijo le permite al alumno perseverar hasta el final. Con lo mencionado anteriormente, se alude a la idea de que
el docente es capaz de llevar a los alumnos a otro nivel de curiosidad y sorpresa, usando o no la tecnología, es
decir, con los recursos a su alcance, pero que al final sus alumnos se interesen demasiado por las actividades
planteadas que les permitan seguir ahí, ya que la sorpresa es una emoción fundamental para generar
aprendizajes y les permite buscar respuesta a sus preguntas, investigar, indagar. Ahora bien, hablando de
emociones, se habla de cómo se vinculan la emoción y la memoria para continuar motivando a los alumnos,
esto quiere decir que cuanto más impacto emocional tengan los aprendizajes, mejor se almacenará en la
memoria a largo plazo.

Finalmente, menciona Chema, sería bueno trabajar en el aula todos los tipos de memorias (ejecutiva,
sensorial, etc.) y sobre todo entender que la emoción va a lograr que se fijen los aprendizajes, además, la
emoción no solo puede ser extrínseca, si no también intrínseca que tiene que ver con el logro propio, el haber
alcanzado lo que cada quien se propuso que podríamos llamar, el éxito. Constructos como la memoria, la
atención, motivación y memoria están sumamente ligados.

En base al análisis anterior, entonces, ¿cómo aplico la neuroeducación en mi aula para que mis alumnos
desarrollen sus aprendizajes?

En lo personal, mi trabajo con el antiguo programa era alcanzar los aprendizajes esperados, que no siempre se
lograban en un 100%; hoy en día con el nuevo enfoque de la NEM, creo que se nos ha dado mas apertura
porque hoy en día estoy mas enfocada en buscar que los niños mas que aprender, conozcan y en ese proceso
puedo observar cómo es que realizan cada actividad, que es lo que básicamente me importa, es decir, a qué
retos se enfrentan y cómo los resuelven, que estrategias usan, cómo las usan, cómo se relacionan con otros,
cómo usan sus materiales, etc.

Para poder aplicar la neuroeducación en el aula, es fundamental tomar en cuenta diversos aspectos, pero yo en
específico quiero hacer mención de lo que yo realizo durante mis jornadas de trabajo.

Cabe mencionar que soy maestra de un jardín unitario y mi grupo es multigrado (2° y 3° de preescolar),
entonces año con año me enfrento a diversos retos, ya que sus edades oscilan entre los 3 y 6 años y cómo es
evidente, el desarrollo y la madurez de cada uno es diferente, por eso me parece de suma importancia
reconocer que durante el periodo de adaptación (que es a inicio de ciclo), me intereso por conocerlos de
manera individual, cómo les gusta trabajar y de qué manera, lo que me permite a mi diseñar planes de trabajo
en base a las necesidades generales y particulares.

Otro aspecto importante que llevo a cabo, es la retroalimentación constante, talvez no lo hago de manera tan
formal, pero si procuro pasearme por sus lugares y observar lo que hacen para después guiarlos.

Algo que me ha funcionado durante este ciclo escolar es el manejo de conocimientos previos (qué saben o qué
conocen), pues esto les permite irse adentrando en lo que vamos a hacer, además de que en la mayoría de las
ocasiones los proyectos que les presento tienen que ver con su realidad inmediata entonces les es mas sencillo
comprender y con la práctica, pues lo consolidan.

Un aspecto más que ha servido de mucho y es positivo es el fomentar la curiosidad a través de actividades que
los dejen con la incertidumbre, es decir, por ejemplo hace algunos días empecé mi proyecto sobre buscar las
figuras y crear formas, todo este proyecto inició con un problema, pero este problema es de alguien más y este
alguien es nuestra mascota que lleva por nombre Rodrigo (es un oso); Rodrigo nos ha venido acompañando
desde que inició el ciclo y desde entonces siempre nos ha planteado una problemática, misma que los niños le
ayudan a resolver a través de diversas actividades interactivas y gráficas, entonces en esta ocasión Rodrigo
tenía un problema porque las figuras se perdieron y adoptaron la forma de los objetos, entonces nuestro
trabajo fue conocerlas, encontrarlas, clasificarlas, construir composiciones geométricas, etc. y para ello,
durante todo el proyecto, ellos han sido quienes han planeado lo que vamos a hacer, qué actividad realizar
primero, qué materiales usar, cómo usarlos; al mismo tiempo han trabajado de manera interdisciplinaria otros
campos. Lo anterior lo menciono ya que me parece que he despertado su curiosidad e interés porque podemos
terminar algo durante una jornada, pero están mas interesados en lo que vamos a hacer al día siguiente (y
debo admitir que la respuesta a este proyecto a sido muy favorable, pero no siempre me ha funcionado,
supongo que a veces no les ha motivado lo que les propongo y cómo se los propongo)
En conclusión, la aplicación de principios de neuroeducación en el aula puede tener un impacto significativo
en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Al conocer y aprovechar el funcionamiento del cerebro, podemos
diseñar experiencias de aprendizaje más efectivas y gratificantes para nuestros alumnos. La neuroeducación
nos recuerda que cada estudiante es único, con su propio conjunto de habilidades, necesidades y preferencias
de aprendizaje. Al adoptar estos principios y adaptarlos a las particularidades de nuestros alumnos, podemos
crear ambientes de aprendizaje que estimulan la atención, el interés y la comprensión.

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