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Juan Sebastián Fajardo Vanegas en la
MANUAL DE CONTRAINTERROGATORIO
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MANUAL DE
CONTRAINTERROGATORIO
Paso a paso para un contra ideal
Presentación
Francisco josé sintura varela
Conjuez de la Corte Suprema de Justicia Colombiana
Director del Área de Derecho Penal de la Universidad del Rosario
Prólogo
Justin brooks
Director del California Inoccence Project
Director del MASTER LL.M. En litigación oral
California W. School of Law
tirant lo blanch
Bogotá, 2022
Copyright ® 2022
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse
o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotoco-
pia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y sistema de
recuperación sin permiso escrito del autor y del editor.
© TIRANT LO BLANCH
EDITA: TIRANT LO BLANCH
Calle 11 # 2-16 (Bogotá D.C.)
Telf.: 4660171
Email: tlb@tirant.com
Librería virtual: www.tirant.com/co/
ISBN: 978-84-1113-229-9
A mi padre, Álvaro Fajardo Suárez, cuya luz, desde el cielo, sigue guiando de
forma permanente mi trasegar. A mi madre, Clara Patricia Vanegas, quien con su
ternura, templanza y bondad me inspira a ser la persona que sus ojos ven cuando
me mira; espero lograrlo, cuando menos, en una pequeña medida. A mis herma-
nos, Sandra, Alex y Cristián, por siempre estar ahí.
A Majer Nayi Abushihab y Francisco José Sintura. Maestros, colegas y amigos,
a quienes debo mi pasión por el derecho penal. En ellos recae la responsabilidad,
a título doloso, por la existencia de varias generaciones de académicos y litigantes
enamorados de las garantías y los derechos fundamentales.
A todos mis amigos, estudiantes y compañeros docentes que, desinteresada-
mente, dedicaron largas horas, durante varios meses, a la lectura y análisis de
este manual1. Las bondades del libro son objetivamente imputables a ellos y a sus
rigurosos aportes. Las falencias son solo mías.
A mi casa, la Universidad del Rosario. Nunca tendré cómo agradecerle todo lo
que me ha dado.
1
Entre ellos debo destacar a Sofía Turbay León, Amir Nayi Abushihab Collazos, Alexander Ro-
gélis Sánchez, Juan Felipe Correa Cano, Cristián Andrés Fajardo Vanegas, Gustavo Balmaceda
Hoyos, Isabella Soto Rojas, Juan Carlos Páramo Vásquez, José Palma Arismendi, Paola Casa-
bianca Zuleta, Luis Felipe Camacho Martínez, Miguel Ángel Muñoz, David Benavides Morales,
Alejandro Romero Gaitán, Marlon Domínguez González, Andrés Sintura Sánchez, Daniella
Lozano Maldonado, David Leal Cortes, Isabella Jiménez Carvajal, Camilo Bocanegra, Pablo
Suárez Námen y a todos los miembros del Semillero de Litigación Oral de la Universidad del
Rosario, que orgullosamente dirijo.
Contenido
Presentación........................................................................................................................... 13
Prólogo.................................................................................................................................. 19
Introducción........................................................................................................................... 21
Bibliografía.............................................................................................................. 375
Presentación
1
Ex Fiscal General de la Nación (E), Ex Vicefiscal General, Conjuez de la Corte Suprema de
Justicia, Director del Área de Derecho Penal de la Universidad del Rosario y Socio Principal de
Francisco Sintura Varela Abogados Asociados SAS.
14 Francisco José Sintura Varela
examine al testigo que ofreció su oponente sobre los aspectos que fueron objeto
del directo y aquellos relacionados con su credibilidad”. No obstante, invita a
que el lector considere realmente que como lo señalara WIGMORE, que es, “más
allá de toda duda, el mejor mecanismo legal que se haya inventado jamás para
descubrir la verdad”.
Por ello, los contrainterrogatorios deben tener objetivos precisos y un concreto
propósito de contribuir a la teoría del caso de quien los formula; debe obedecer a
una visión global del caso y del juicio.
En palabras del autor, el contrainterrogatorio cumple el objetivo de servir de
importante dique o “filtro” probatorio para que el juez pueda depurar la infor-
mación que se advierte como cierta, de aquella falaz o que es producto de las
conjeturas, la mera sospecha o, la exageración. Es “un test de la verdad aplicado
a la prueba testimonial”, sobre todo cuando se trata de testigos que han rendido
varias versiones en entrevistas, declaraciones juradas, testimonios en otros juicios,
etc., eventos en los cuales el testigo ha quedado limitado para salirse o contradecir
esas afirmaciones precedentes.
En la segunda parte, se advierten tres ejes fundamentales integrados por:
a) las recomendaciones o “mandamientos” del contraexamen que se incorpo-
ran en el capítulo 2, distribuidos en aquellas que corresponden a la fase prepara-
toria de la diligencia y otras a su fase de ejecución. Allí se vierten con claridad las
condiciones para asegurar una buena técnica y un uso apropiado y oportuno del
instrumento.
En la fase de estudio y análisis del contraexamen se destacan en particular los
relativos a la preparación previa, a la que el autor concede la más alta importan-
cia, pues ella envuelve: i) conocer la integridad de los elementos del caso para en-
contrar “variables de previsibilidad” o lo que es lo mismo, anticipar las respuestas
del testigo o los riesgos y preparar eventuales contra preguntas en procura de
alcanzar el objetivo que se adhiere a la teoría del caso de la parte que ejerce el
contrainterrogatorio; ii) obtener y estudiar todas las declaraciones previas y, iii)
Revisar los antecedentes del testigo en las fuentes legalmente disponibles.
También se destaca la recomendación conforme con la cual “nunca haga una
pregunta si no está preparado para enfrentar cualquier respuesta posible”, la que
ciertamente deja en crisis la sacudida afirmación de que el interrogador no debe
preguntar si no conoce la respuesta que el testigo va a rendir, máxima que el autor
cuestiona abiertamente y con buenos argumentos.
Finalmente, destacamos del grupo de principios o recomendaciones para la
fase de ejecución, las relativas a la de escuchar al testigo más que preparar un
libreto de preguntas para el contra que siendo leídas, harán perder la visualiza-
16 Francisco José Sintura Varela
Justin Brooks
Director del California Inoccence Project
Director del Master Ll.M. en Litigación Oral
de la California W. School of Law, EE.UU.
Introducción
Este no es un libro para eruditos. Este es un libro diseñado para que todos los
actores del proceso penal, desde los consagrados hasta el estudiante en proceso de
formación, tengan las herramientas necesarias para formular, estructurar y ejecu-
tar un contrainterrogatorio persuasivo e impactante.
El lector que espera disertaciones de altísimo calibre, desarrolladas en el más
intrincado lenguaje, en búsqueda de satisfacer el egocentrismo intelectual que
gobierna a muchos abogados, sabrá disculparme. Este libro está redactado —o
al menos eso espero— en el lenguaje más sencillo posible. En ese que debería
utilizarse en el ejercicio de la profesión, dentro y fuera de la sala de audiencias,
donde deben emplearse las más eficientes herramientas comunicativas1. El espa-
ñol barroco y los términos artificiosamente sofisticados, en ese orden, no tendrán
espacio en este manual.
No es fácil escribir sobre las expectativas con las que se elabora un manual
de esta naturaleza. Mentiría si digo que no espero que se convierta en el manual
más completo e integral que, en español, se haya escrito sobre el volátil arte de
contrainterrogar. Más allá de ello, si a un solo litigante que se encuentra preparan-
do su caso, a raíz de lo que leyó en este manual se le llega a ocurrir una vía para
contrainterrogar a un testigo; mejora en forma alguna su técnica para ejecutar las
distintas líneas de contra o, siquiera, llega a percatarse de un error que comete con
frecuencia, mi objetivo se habrá cumplido cabalmente.
Y es que no resulta fácil desarrollar un contrainterrogatorio devastador, de
esos que se ven en los juicios norteamericanos, cuando la figura resulta tan extra-
ña a nuestro ordenamiento jurídico, donde el sistema penal de corte adversarial
apenas se encuentra madurando. Esta es una realidad que debemos entender si
queremos que continúe su desarrollo progresivo. El problema es que su carácter
incipiente no puede seguir siendo utilizado para justificar que las intervenciones
de los litigantes y las decisiones de los funcionarios se basen en la intuición, esto
es, lo que les “suena” o no adecuado.
1
Un estudio muy interesante sobre la relación entre habilidades comunicativas, técnicas de per-
suasión y el juicio oral se encuentra en: CHING, Bruce, Narrative Implications of Evidentiary
Rules (November 18, 2010). Valparaiso University Legal Studies Research Paper No. 10-11,
Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1711483
22 Introducción
dé, personas que recibían beneficios punitivos a cambio de servir como testigos
para la Fiscalía. Algunos sinceros; muchos otros, mentirosos sin remedio.
Desde esa visión quiero aportar a la discusión sobre las técnicas básicas y
avanzadas de contrainterrogatorio que otros autores latinoamericanos ya inicia-
ron. Esto no implica, y esa es la aclaración que debo hacer, que lo aquí escrito
deba entenderse como verdad incontestable, a modo “Roma ha dicho causa fini-
ta”. Todo lo contrario. Ante el desacuerdo, bienvenido el debate. Bienvenida la
discusión técnica, científica y siempre rigurosa. De allí surgirán los filtros necesa-
rios para que nuestro sistema progrese. Para que camine hacia adelante y, con ello,
para que nunca se materialice la aterradora y nefasta idea de volver al sistema
inquisitivo de enjuiciamiento criminal.
Capítulo 1
Generalidades del contrainterrogatorio
1. EL CONTRAINTERROGATORIO:
CONCEPTO Y FINALIDAD
1
A lo largo de este libro los conceptos de contraexamen y contrainterrogatorios se manejarán
como sinónimos, pese a que entendemos el esfuerzo de algunos autores por explicar las que, en
su criterio, constituyen algunas diferencias.
26 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
2
Así lo acepta, por ejemplo, Terrence MacCarthy, cuando señala: “Apart from the interesting
historical stories of history, Wellman’s most significant contribution was his belief that cross
should be conducted differently from direct. Go into courtrooms throughout our country and
it becomes obvious that this distinction is not always observed”. MacCarthy, Terrence. MacCa-
rthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago. 2007, p. 39
3
En Italia, el Profesor Gianrico Carofiglio, afirma que: “En la experiencia cotidiana de los tribu-
nales de justicia se constata una y otra vez la muy común falta de destreza con que numerosos
abogados y fiscales se desempeñan en el manejo de los instrumentos aplicables a la práctica de
la prueba oral y, especialmente, en la práctica del cross-examination; una falta de destreza, cabe
decir, que está en correspondencia con el retraso que sufren tanto la reflexión científica como
la elaboración de jurisprudencia relativa al sistema de los interrogatorios en la vista oral como
mecanismos con que obtener saberes procesales fiables”. En Carofiglio, Gianrico. El arte de la
duda. Marcial Pons. Madrid, 2010, p. 27.
4
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 17. La traducción es propia. El texto original es: “If you
walk into any courtroom today, you are likely to see lawyers conducting very boring, long, and
ineffective cross-examinations. The same is true of cross-examinations at depositions. Instead,
you should never be ineffective—much less boring—on cross- examination”
5
A esa conclusión arriba, también, el profesor de la Universidad de Indiana, John Applegate, en
APPLEGATE, John S., “Witness Preparation” (1989). Articles by Maurer Faculty. 847, p. 295
6
Con esto no pretendo afirmar que es un sistema perfecto. Está lejos de serlo. Por ejemplo,
mucho se ha discutido acerca de los jurados. Aquellos ciudadanos encargados de fijar los hechos
dentro del proceso penal tras la valoración de las evidencias. Para un estudio pormenorizado,
ver: GERSHMAN, Bennett L., How Juries Get it Wrong - Anatomy of the Detroit Terror Case
(October, 31 2008). Washburn Law Journal, Vol. 44, 2005. Así mismo, sobre las amplísimas
facultades en la “preparación” de los testigos en el sistema americano y sus potenciales riesgos
de distorsión de la verdad, ver: Vasiliev, Sergey V. “From Liberal Extremity to Safe Mainstream?
The Comparative Controversies of Witness Preparation in the United States,” (2011) Interna-
tional Commentary on Evidence: Vol. 9: Iss. 2, Article 5.
Generalidades del contrainterrogatorio 27
7
En este texto se presentan como sinónimos los conceptos de “sistema acusatorio” y “sistema de
corte adversarial”.
8
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 17. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Most trial lawyers and
an even greater number of trial advocacy teachers, and even some casual trial observers, are in
general agreement that cross- examination is the skill most lacking in trial lawyers. My own
experiences buttress this conclusion”.
28 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Frente a lo primero —la definición— bastará con decir que se trata del turno
de preguntas concedido a una parte para que examine al testigo que ofreció su
oponente sobre los aspectos que fueron objeto del directo y aquellos relacionados
con su credibilidad. Vale la salvedad, desde ya, que la limitación de referirse “a
los temas del directo” jamás podrá entenderse en forma literal y restringida. Por
su particular importancia, a ese tema le dedicaremos un apartado independiente.
Esa, sin más, es la definición que puede extraerse del tenor de la mayoría de
normas procesales en Latinoamérica. Pero esa es una aproximación carente de
sustancia. Una definición que no nos permitirá resolver los grandes problemas
que se originan cuando llega la hora de interpretar esa figura procesal. Una defi-
nición sin alma, y el contrainterrogatorio sí que la tiene.
Por eso prefiero que usted se quede con la definición que hace más de 100
años nos proporcionó el legendario jurista norteamericano John Henry Wigmo-
re9, cuando dijo que el contrainterrogatorio es “más allá de toda duda, el mejor
mecanismo legal que se haya inventado jamás para descubrir la verdad”10. O
con la de Edward Cox11, un aclamado barrister inglés, que dijo en 1852 que “el
contrainterrogatorio es el test de la verdad más certero que existe; una mejor ga-
rantía [para la verdad] que el juramento y la habilidad más útil, pero también la
más rara y difícil de adquirir, que un abogado podría llegar a dominar”. Jeremy
Bentham dijo, por su parte, que “ante el testimonio mendaz o errado, el contrain-
terrogatorio es la mejor de las garantías”12.
9
Para un análisis riguroso de la importancia de Wigmore, así como de la jurisprudencia nortea-
mericana que acogió su visión del contrainterrogatorio, ver: EPSTEIN, Jules, The Great Engine
that Couldn’t: Science, Mistaken Identifications, and the Limits of Cross-Examination (Septem-
ber 24, 2007). Stetson Law Review, Vol. 36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies
Research Paper No. 08-23, Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090
10
La traducción es propia. El texto original es: “It may be that in more than one sense [cross-ex-
amination] takes the place in our system which torture occupied in the medieval system of the
civilians. Nevertheless, it is beyond any doubt the greatest legal engine ever invented for the dis-
covery of truth”. Citado por: CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion,
Strategies and Techniques. Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 20.
11
Ver: COX, Edward. The Advocate. His Training, Practice, Rights an Duties. John Crockford,
Law Time Office. Londres, 1852, p. 428 y 433. La traducción es propia. Los textos originales
son: “Hence, it is thar cross-examination has been always deemed the surest test of truth, and a
better security tan the oath (…) In concluding these remarks on cross-examination, the rarest,
the mos useful and the most dificult to be adquired of the accomplishments of the advocate”.
12
Citado por EPSTEIN, Jules, The Great Engine that Couldn’t: Science, Mistaken Identifica-
tions, and the Limits of Cross-Examination (September 24, 2007). Stetson Law Review, Vol.
36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies Research Paper No. 08-23, Disponible en
SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090, p. 765.
Generalidades del contrainterrogatorio 29
La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos dijo en Davis vs. Alaska que
“el contraexamen es el principal medio a través del cual se pone a prueba la cre-
dibilidad de un testigo y la veracidad de su declaración”13. Así mismo, en Perry Vs
Leake dijo que “el arma clásica para la búsqueda de la verdad en el curso del jui-
cio es el derecho a contraexaminar. Durante los dos siglos pasados, la regulación
del sistema probatorio anglosajón ha sido considerar, como un aspecto vital de
la ley, la necesidad de testear [la información] mediante el contraexamen”14. (Los
subrayados y los paréntesis son propios)
No es, entonces, un simple turno de preguntas,. No es una simple formalidad
que deba transitarse para arribar al fin del proceso penal, pese a que muchos lo
vean así. No es el rito por el rito. Y pese a que se insista —equivocadamente—
en que su alcance debe ser restringido, lo cierto es que su objetivo es tan amplio
como loable: la consecución de la verdad —o lo que más se le parezca— en el
proceso penal.
El contraexamen es un test de la verdad para la prueba testimonial. Un filtro
que permite separar la información impura que contienen algunas pruebas. Que
permite resaltar frente a los ojos del Juzgador la información fiable y transparente.
Es un arma en contra de las potenciales injusticias dentro del juicio. Es, también,
la más importante habilidad que todo abogado que intervenga en juicios orales,
sea fiscal, defensor o el mismo juez, debe conocer; y quizás el más significativo
derecho que tiene el acusado en el marco del proceso penal.
En palabras de uno de los juristas más destacados dentro del sistema adver-
sarial norteamericano, el Profesor Thomas Mauet: “Ejecutado correctamente, el
contra puede erosionar significativamente [la credibilidad] o limitar el testimonio
de la mayoría de testigos. Ejecutado pobremente, solamente logrará reforzar el
directo, o peor, dañar la credibilidad e imagen [del abogado]”15 (Los corchetes
son propios)
13
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Davis v. Alaska, 415 U.S. 308, 316 (1974). La
traducción es propia. El texto original es: “Cross-examination is the principle means by which
the believability of a witness and the truth of his or her testimony are tested”.
14
Corte Suprema de Justicia de los Estados unidos. Perry v. Leake, 488 U.S. 272, 283 n.7 (1989).
La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “The age-old tool for ferreting out
truth in the trial process is the right to cross-examination. For two centuries past, the policy
of the Anglo-American system of evidence has been to regard the necessity of testing by cross-
examination as a vital feature of the law”.
15
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 264. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Done well, cross-exa-
mination can significantly erode or limit the testimony of many witnesses. Done poorly, it suc-
ceeds only in reinforcing the direct examination or, even worse, damaging your credibility and
image”.
30 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
16
Wellman, Francis. The Art Of Cross Examination. Edición de la American Bar Association. 2009.
Edición original publicada en 1904 por The Macmillan Company. Pos. 324. La traducción es pro-
pia. El texto original es el siguiente: “…requires the greatest ingenuity; a habit of logical thought;
clearness of perception in general; infinite patience and self-control; power to read men’s minds
intuitively, to judge of their characters by their faces, to appreciate their motives; ability to act with
force and precision; a masterful knowledge of the subject-matter itself; an extreme caution; and,
above all, the instinct to discover the weak point in the witness under examination”.
17
Parte de estas nociones las recoge MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination.
American Bar Association. Chicago. 2007, cuando señala: we have been told that cross- exam-
ination is an art. We have been told that if we cannot cross-examine, this is understandable. We
cannot cross-examine for the same reason that many of us cannot sing well. It is a talent that
you must be born with or you will never have it. (P. 39-40) (…) Moreover, we have, in effect,
been told that we should not expect to be taught to cross-examine effectively; as an art form,
it is something that can only be learned through years of experience, combined within innate
talents that few people are born with. (p. 40).
Generalidades del contrainterrogatorio 31
pues ante el menor desliz el testigo podrá arrojarnos una respuesta que acabe con
nuestra teoría del caso y su vocación de prosperidad.
Como si esto no fuese suficientemente aterrador, personas de la talla del legen-
dario profesor —sí, con mayúsculas— Irving Younger, han llegado al punto de
señalar en sus charlas y textos que un abogado tan solo estará “listo” para hacer
un contraexamen efectivo, después de haber adelantado 25 juicios completos. Me
pregunto quién quisiera ser uno de los 25 clientes —o víctimas, más bien— de ese
abogado que apenas está aprendiendo a contraexaminar18.
La buena noticia es que todas estas afirmaciones corresponden a una mirada
mitológica hecha desde el pedestal en el que algunos han querido situar al contra.
Pero lo cierto es que el mito se resquebraja, parte por parte:
18
Una reflexión similar se encuentra en MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination.
American Bar Association. Chicago. 2007.
19
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 44. Traducción propia. El texto original es el siguiente: “Cross-examination is not an
art, it is a science. As a science, it can be taught. More important, it can be learned. By anyone.
That is what this book undertakes to do —to teach you a complete system of cross— examina-
tion, and how to do it in a courtroom. With a little patience and effort, you too can become an
effective cross-examiner”.
32 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
20
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 17.
Generalidades del contrainterrogatorio 33
21
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 69. La traducción es propia. El texto original es: “Another
myth is that the witness has the power to hurt you. At first glance, cross-examination seems
difficult because the attorney does not know what the witness is going to say, so it would appear
the witness has all the leverage. However, the reality is that you get to choose which topics to
question the witness on and then which questions to ask. Think about what a shift of power
that is. You are in control, not the witness. You can question the witness on topics that give you
the leverage, not him”.
34 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
del testigo y aniquile cualquier valor persuasivo que quieran darle a sus
mentiras.
Situémonos en la vida real. El abogado defensor lleva semanas prepa-
rando el contrainterrogatorio del testigo clave de la Fiscalía. Ha pensado
rigurosamente todas sus líneas, ha identificado los aspectos perjudiciales
y favorables del testigo, y también ha preparado la estrategia que uti-
lizará para enfrentarlo. Sin embargo, llega el testigo a juicio y cambia
de versión. Niega o esconde todo aquello que favorecía al defensor. Sus
contradicciones previas las corrige y además agrega a su testimonio un
número significativo de aspectos perjudiciales para la defensa.
Un abogado común se tomaría la cabeza y dejaría que su juicio se vea
nublado. Se preguntaría en silencio “¿cómo pudo haber arreglado todo
lo que tenía mal?”, mientras las manos empiezan a temblarle y su con-
vicción de salir triunfante empieza a abandonarlo. Pensará que ya no
tiene como atacarlo, que ya corrigió todo. Esta es una imagen de todos
los días. De hecho, al describirla, vienen a mi cabeza momentos en los
que pasé por ese lugar siniestro, cuándo aún no había entendido que
realmente estaba recibiendo un regalo por parte del testigo. Un auténtico
y valiosísimo regalo.
La razón es muy sencilla. Un verdadero contrainterrogador sabría que
el testigo acaba de darle más municiones para atacarlo, muchas más que
las que tenía antes. Cada hecho nuevo que artificialmente agregó a su
relato, supondrá la posibilidad de atacarlo por no haberlo mencionado
antes. Cada omisión o inconsistencia respecto a temas favorables que
en sus declaraciones previas había aceptado, en realidad supondrá una
nueva contradicción que podrá ser explotada en el contra.
Y lo que es mejor, cada corrección de “lo que estaba mal” o más técni-
camente, cada explicación falaz de contradicciones existentes, dará luz
verde a la impugnación más severa de todas: el carácter mendaz. Usted
podrá demostrarle al Juez que está en presencia no solo de un testigo
que mintió inicialmente —de ahí la contradicción preexistente— sino de
un testigo que es capaz de mentir para ocultar otras mentiras. Un testigo
que intenta cubrir sus rastros mentirosos con más mentiras. Esta forma
de contra, ejecutada correctamente, como explicaremos durante este li-
bro, es quizás la más fulminante de todas.
No pretendo con esto decirle que los contrainterrogatorios suelen salir
perfectos —si es que esa palabra tiene algún sentido frente a este tema—.
Tampoco pretendo decirle que es imposible que el testigo realice alguna
manifestación que aparentemente le haga daño. Suele pasar. Pero ape-
gándose a un verdadero sistema de contrainterrogatorio, la posibilidad
Generalidades del contrainterrogatorio 35
22
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 351. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: Cross-examination is
frustrating, because the actual cross-examination rarely goes the way you had it planned. A
common reaction, when things don’t go as planned, is to begin arguing with the witness and
forgetting your game plan. When this happens, the cross-examination degenerates, and jurors
usually side with the witness.
23
Terrence MacCarthy, en: MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American
Bar Association. Chicago. 2007, p. 134.
36 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
“eso no es cierto”, etc. No deje ninguna variable por fuera, pues puede
ser precisamente esa la que se materialice cuando llegue “la hora cero”.
Pídale que lo graben y después revisen juntos si usted está guardando la
templanza debida ante la hostilidad del testigo. Y si todo esto le parece
muy engorroso, recuerde nuevamente que es la vida misma de su cliente
la que se debate en cada caso. Eso le proporcionará el combustible que
necesita para continuar.
En resumen, ni está reservado para los genios, ni es una batalla de inte-
lectos, ni debería generarnos temor crónico, ni mucho menos deberíamos
padecer varios años de derrotas antes de ejecutarlo eficazmente. Si usted
acepta esto, habrá dado un paso indispensable para el entendimiento de
un verdadero sistema de contrainterrogatorio.
Por eso mi invitación es a que usted no de desanime por lo que lee y escu-
cha acerca de la complejidad del contra, a que no deje de dedicarse a este
gratificante oficio por miedo a “no ser apto” o a “no dar la talla”. Este
es un caso en el que “la talla” la puede ir labrando y construyendo con
esfuerzo y dedicación. Mi invitación es a que no deje de ser un gran con-
trainterrogador por el efecto reflejo que suele generar la mirada mística
con la que se ha concebido una institución jurídica que no requiere sino
de técnica y método. No de genialidad. Mi llamado va dirigido a que se
deje de usar el contra como una habilidad demostrativa de pertenecer
a la “realeza jurídica”, cuando en realidad puede ser perfeccionada por
cualquiera que interiorice el sistema al que se refiere este libro.
Más claro no se podría decir: “Siempre empiece con la teoría del caso. Tiene
poco sentido contra examinar a un testigo a menos que ese contra examen respal-
de su teoría del caso”.24
Resulta frecuente encontrarse con abogados que, pese a tener notorias habi-
lidades para contrainterrogar, incurren en graves errores al entender el contra
como un mecanismo insular, como un arma que debe utilizarse para atacar por
atacar. En otras palabras, con abogados que ejecutan sus líneas de contra sin que
24
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 327. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Always start with your
theory of the case. There’s little point in cross- examining a witness unless that cross-examina-
tion supports your theory of the case”.
38 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
muchas veces sus preguntas tengan que ver con la finalidad última del juicio: de-
mostrar su teoría del caso.
En lugar de desplegar una lucha estratégica con objetivos claramente determi-
nados, se convierten en litigantes con la consigna de destruir al testigo o mostrar
lo brillantes que son sin importar si con ello aumentan sus probabilidades de
ganar el juicio —pensemos en aquellos eventos en los que el Fiscal o el Defensor
buscan desacreditar a un testigo que en realidad resulta favorable a su postura o
que simplemente no ha generado ningún perjuicio a su teoría del caso—.
Es notoria la importancia de tener los objetivos claros al diseñar las líneas del
contra. Esto implica encaminar cada una de ellas a los aspectos que confirmen
nuestra teoría del caso, los que infirmen la de nuestro adversario, o los que sirvan
para impugnar la credibilidad de testigos que verdaderamente nos han afectado.
Son esos logros los que aumentarán sustancialmente las probabilidades de ganar
el juicio.
A esta visión —que aplica no solo para el contra sino para todas las interven-
ciones procesales— la doctrina norteamericana la ha denominado como “The
Total Trial Aproach”. Lo que en su traducción no literal bien podría significar la
visión global del juicio. El reconocido Profesor de la Universidad de Seattle, Ro-
nald H. Clark, la explica así:
“Los contrainterrogatorios no se conducen de forma aislada. Son parte de un plan total
del juicio, del cual el objetivo último es un veredicto favorable. Usted quiere que el Juez
y el jurado adopte su teoría del caso y rechace la de su contraparte. Su contraexamen
siempre debe tener ese objetivo en mente, calculando el efecto persuasivo de cada mo-
vimiento estratégico durante la audiencia. Nosotros usamos el término “contrainterroga-
torio ganador” a lo largo de este libro como un recordatorio de que el objetivo es lograr
el veredicto deseado, y un contra ganador es uno elaborado y ejecutado con ese fin”25.
Tal vez al lector experimentado en las arenas del juicio, el total trial aproach le
parezca un razonamiento elemental y obvio. Podría serlo, es cierto, pero el diario
trajinar del sistema nos muestra que un número muy significativo de abogados
litigan sin tener una estrategia del caso decantada profundamente. Y no solo en
Latinoamérica, sino que en otras latitudes el fenómeno se replica, a tal punto que
25
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 28 y 29. La traducción es propia.
El texto original es el siguiente: “Cross-examinations are not conducted in isolation. They are
part of the total trial plan, the ultimate goal of which is a favorable verdict. You want the judge
and the jury to adopt your case theory and reject that of the other side. Your cross always must
keep that objective in mind, calculating the persuasive effect of any strategic move on the target
audience. We use the phrase “winning cross-examination” throughout this book as a reminder
that the goal is to win the desired verdict, and a winning cross is one that is designed and con-
ducted to produce that result”.
Generalidades del contrainterrogatorio 39
litigantes y profesores de la talla de Shane Read llegan a afirmar que “el 99 por
ciento de los abogados no hacen esto (decantar la teoría del caso) en las etapas
iniciales del proceso, y la mayoría nunca lo hace, ni siquiera cuando llegan al
juicio”26. Esto hace que sea conveniente insistir en que el litigante debe tener una
carta de navegación clara que le permita discernir frente a qué testigos, sobre qué
temas y cómo debe contrainterrogar, o cuándo debe simplemente responder con
un “no es necesario, señoría” cuando le concedan el uso de la palabra para el
contraexamen.
Se trata de una tarea ardua y desgastante, sin duda. Pero, ¿podemos darnos el
lujo de irnos a juicio sin tener una teoría del caso debidamente decantada? ¿Ver-
daderamente vale la pena tomarse el trabajo de desarrollar punto por punto la
estrategia con la que enfrentaremos el juicio? Para contestar estas preguntas me
remito a una valiosa reflexión del profesor Read:
“Como se mencionaba anteriormente, otra razón por la que los abogados no desarrollan
la teoría del caso27 radica en que cumplir esa tarea toma mucho tiempo. Los abogados
piensan que es difícil encontrar el tiempo para hacerlo porque primero deben ocuparse de
asuntos de mayor premura. Por ejemplo, al principio de un proceso, es difícil enfocarse en
la teoría del caso porque el juicio se vislumbra lejano en el tiempo. Los abogados se ven
enfrentados a plazos perentorios más importantes: la necesidad de hacer el descubrimien-
to probatorio a la contraparte, responder su descubrimiento (…) Dados estos problemas
inmediatos, es difícil estar motivado a concentrarse en las declaraciones y el juicio.
26
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 29. La traducción es propia. El texto original es el sigui-
ente: “It is safe to say that 99 percent of lawyers do not do this in the early stages of a case, and
most never do it even when they get to trial”.
27
Shan Read se refiere a la teoria del caso como “estrategia del caso” o “bottom line message”.
28
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 29. La traducción es propia. El texto original es el sigui-
ente: “As mentioned earlier, another reason why lawyers do not develop a bottom- line message
is that it takes a lot of time to accomplish this task. Lawyers rationalize that it is hard to set
aside the necessary time because there always seems to be more pressing matters. For example,
at the beginning of a case, it is hard to focus on your bottom-line message because the trial is
scheduled far off in the future. You are faced with what seem like more important deadlines: the
need to send discovery to the opposing party, respond to discovery (…) Given these immediate
problems, it is hard to get motivated to focus on the depositions and trial. But these seemingly
important pressing matters can undermine your case if you do not first set sail on the right
course. Moreover, if you spend time at the beginning of a lawsuit determining your bottom-line
40 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
message, you will be much more efficient in discovery because you will know the key legal issues
and facts you must develop in order to win”.
Generalidades del contrainterrogatorio 41
29
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 683. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “What is the “theory
of the case”? Your theory of the case is simply a logical, persuasive story of “what really hap-
pened”. It must be consistent with the credible evidence and with the jury’s perception of how
life works. Your theory of the case must combine your undisputed evidence and your version of
the disputed evidence that you will present in storytelling form at trial”.
30
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 26.
31
MORENO, Leonardo. Teoría del Caso. Colección Litigación y Enjuiciamiento Criminal dirigi-
da por Alberto Binder. Editorial Didot. Buenos Aires, 2013, p. 25.
42 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
diseñado por las partes de cara al proceso, donde por su dialéctica “va y viene
varias veces a lo largo de las etapas previas al juicio oral, alterándose en la medida
en que nuestro conocimiento del caso se va modificando”32.
En definitiva, podemos señalar que la teoría del caso es la hoja de ruta del
litigante que contiene la versión de los hechos que expondrá, la particular forma
en que la presentará, las pruebas con las que la acreditará y las consecuencias
jurídicas que —en su criterio— se desprenden de las premisas fácticas que de-
fenderá. En ella deberían contenerse los aspectos más relevantes para adoptar
cada decisión a la que se enfrente en el juicio, lo que incluye, como no, aquellas
relativas a la delicada y volátil, pero potente arma que representa el contrainte-
rrogatorio.
i. Integral
Es apenas natural que cuando usted se aproxime por primera vez a un caso
se vea deslumbrado por los aspectos más fuertes a su favor. Imagine cuando la
defensa, desde su revisión preliminar, encuentra claro que se presenta una legítima
defensa, que el principal testigo de la Fiscalía tiene serias contradicciones, que los
hechos de la acusación no configuran una conducta punible por no estructurarse
uno de los elementos del tipo en particular o, simple y llanamente, porque la Fis-
calía no tiene ningún testigo directo de los hechos.
O cuando la Fiscalía, una vez escuchada la víctima, concluye que su relato es
coherente, fiable y verosímil. Que sus dichos encuentran corroboración en otros
testigos, o que hay prueba documental demostrativa del delito que —se cree— di-
fícilmente será impugnada en juicio.
Cuando esto ocurre, debería prenderse una alerta roja en la mente del litigan-
te —fiscal o defensor— que le evite centrar toda su teoría del caso en ese aspecto
insular e independientemente concebido. Por supuesto que la idea inicial ante
uno de estos presuntos “no brain case” —caso que no requiere mayor análisis
32
Corte Constitucional colombiana. Sentencia C-069-2009. Magistrada Ponente: Clara Inés Var-
gas Hernández.
Generalidades del contrainterrogatorio 43
para predecir su resultado— será, “¿cómo voy a perder este juicio?”, “ya lo ten-
go ganado…”. Pero cuando el triunfalismo se apodera de los razonamientos del
abogado y obnubila su juicio, es cuando, justamente, menos verá venir los golpes
que pueden afectarlo.
Por esa razón, sin importar qué tan “ganable” sea el caso o qué tan “asegu-
rado” se considere el triunfo, la teoría del caso ha de ser integral. Esto es, debe
abarcar todos aquellos aspectos que pueden resultar relevantes para el desenlace
del juicio. Sin importar que el fiscal considere que su caso es muy fuerte, no debe
olvidar los contrainterrogatorios para los testigos de la defensa. Y así la defensa
crea que sus testigos son lo suficientemente creíbles como para probar su teoría
del caso, no puede pasar por alto los aspectos de la evidencia de la Fiscalía que
pueden afectarlo.
En síntesis, cuando hablamos de una teoría del caso integral hablamos de un
esfuerzo diligente e intenso que abarque las premisas favorables, pero también y,
sobre todo, aquellos aspectos que pueden verse como flancos débiles por la con-
traparte. Solo así podrá determinar cómo los defenderá. Ningún ataque previsi-
ble, entonces, puede quedarse por fuera del radar del abogado.
ii. Coherente
Un segundo aspecto fundamental que debe poseer una teoría del caso eficaz
es la coherencia. Esto es, que no existan contradicciones que le hagan perder cre-
dibilidad. El asunto no es tan sencillo como parece, pues la coherencia debe ser
analizada desde varios ángulos. Veamos:
(i) La coherencia interna. Es decir, entre los postulados de la propia teoría
del caso. Esto implica que no pueden existir contradicciones entre la
información que el abogado pretende exponerle al Juez. Por ejemplo, si
la Fiscalía afirma que se han blanqueado dineros que son de origen legí-
timo, su teoría del caso lleva implícita una contradicción insalvable de
cara a los elementos estructurantes del tipo penal de lavado de activos.
Lo mismo sucede cuando la defensa plantea, como postura principal,
que el procesado no pudo haber cometido el crimen por encontrarse en
un sitio diferente al lugar de los hechos, pero al mismo tiempo plantea
como postura “subsidiaria”, que actuó amparado en una causal de au-
sencia de responsabilidad.
(ii) La coherencia entre los postulados de la teoría del caso y las pruebas que
la soportarán. Aspecto que se vulnera cuando las partes fallan en sus de-
beres de investigación y terminan ofreciendo como propios, testimonios
que realmente desvirtúan su teoría del caso. Un error tan imperdonable
como común en la práctica de nuestro sistema.
44 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
aspectos sin ninguna relación con el juicio que solo pretendan viciar el conoci-
miento o inflamar las pasiones del Juez.
La brevedad y la capacidad de síntesis son aspectos que usted nunca puede
perder de vista. Como explica la doctrina especializada, la teoría del caso debe
ser breve y concisa. No solo para generar un mayor impacto y un adecuado en-
tendimiento, sino también para hacer que estos sean duraderos y generadores de
recordación. Lo que a su vez ayudará a que el Juez pueda estimar que su teoría del
caso es verosímil33. En otras palabras, la teoría del caso debe ser tan larga como
sea estrictamente necesario, pero tan corta como sea posible. Característica que,
como veremos más adelante, también se predica del contrainterrogatorio.
Esto le ayudará a sortear las limitaciones que legítimamente pueden imponer
los Jueces a los tiempos de intervención para las alegaciones, así como las que pue-
den imponer a los temas que se aborden durante el examen y el contraexamen. En
esa medida, también garantizará que una parte importante de la información no se
pierda en la distracción que suelen generar intervenciones innecesariamente largas.
33
MORENO, Leonardo. Teoría del Caso. Colección Litigación y Enjuiciamiento Criminal dirigi-
da por Alberto Binder. Editorial Didot. Buenos Aires, 2013, p. 36.
34
SPENCE, Gerry. Soming Gun. Day by day trough a shocking murder trial with Gerry Spence.
A true story. Scribner – Simon & Schuster. Nueva york, 1999, p. 191.
46 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
35
Manifestaciones realizadas durante los alegatos de apertura por el defensor de Michael Jack-
son, Tom Mesereau, durante la sesión de juicio oral adelantada el 28 de febrero de 2005.
Generalidades del contrainterrogatorio 47
Por esa razón, si no cuenta con evidencia que la respalde, siempre será pre-
ferible no hacer la promesa —que se encuentra implícita en la inclusión de un
determinado hecho en nuestra teoría del caso—. Si no hay promesas incumplidas,
no habrá reproches y, por ende, habremos esquivado uno de esos golpes imperdo-
nables para quien los recibe: los previsibles.
36
En MORENO, Leonardo. Teoría del Caso. Colección Litigación y Enjuiciamiento Criminal
dirigida por Alberto Binder. Editorial Didot. Buenos Aires, 2013, p. 20 y 21 se explica que uno
de los problemas más importantes con los que se encuentra el litigantes son aquellos objetos
materiales que no hablan por sí mismos y que deben ser dotados de sentido a través de un tes-
tigo que pueda deponer acerca de su origen, condiciones y relevancia para el juicio oral.
48 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Con ello evitó que acudiera a juicio uno de las testigos de la Fiscalía,
quien hubiese narrado que, si bien no vio al procesado disparar, si vio
que llegó al lugar de los hechos a eso de las 8:00 de la noche, con actitud
sospechosa, sin dejar de mirar a los lados, sin sacar nunca sus manos de
la gabardina y, lo más importante, visiblemente alterado —a tal punto
que tenía los ojos llorosos y no dejaba de lanzar improperios al aire—.
Ahora sí, ¿estipular ese hecho, en caso de ser cierto —por supuesto—,
terminó perjudicándolo? ¿O le evito un mal mayor? Si su postura como
defensor implica aceptar que su cliente sí estuvo presente, pero no fue
quien disparó, por supuesto que logró evitar un perjuicio muy grande
para la vocación de éxito de su caso.
Analizados los elementos anteriores, recapitulemos. A esa altura ya tiene su
propia versión de los hechos; ya la ha comparado con la de la contraparte y ha
adelantado estipulaciones probatorias sobre los hechos frente a los que hay con-
senso. Llega ahora el turno de la calificación de las circunstancias fácticas, que no
es nada diferente a atribuirle una calificación a cada uno de los hechos, depen-
diendo de si son buenos, malos o neutros.
En primer lugar, respecto de los hechos buenos, debe cerciorarse de acreditar-
los a través de más de una evidencia. Esto evitará que se cree un flanco débil en su
teoría del caso37. Es decir, un hecho que, pese a ser importante y favorable, es tan
inestable como un castillo de naipes, pues bastará con desacreditar la evidencia
única que lo acredita para dar al traste con la premisa que tanto quiere proteger.
Será sobre estos hechos favorables que desplegará la técnica del concession
seeking o búsqueda de concesiones a través del contrainterrogatorio, que explica-
ré en la tercera parte del libro. Por ahora, es suficiente señalar que esta técnica tie-
ne por objetivo lograr que testigos de la contraparte acepten como ciertos hechos
que a usted lo benefician. Esto le dará un respaldo múltiple e ideal a cada premisa
fáctica de su teoría del caso.
En segundo lugar, frente a los hechos malos o perjudiciales, resulta claro que
deben ser objeto de ataque. La técnica por utilizar será distinta, oscilando entre
la impugnación de credibilidad por inconsistencias con manifestaciones previas;
la acreditación de razones para mentir, de falencias en la percepción o de vacíos
insalvables en el relato del testigo, entre otros.
37
MORENO, Leonardo. Teoría del Caso. Colección Litigación y Enjuiciamiento Criminal dirigi-
da por Alberto Binder. Editorial Didot. Buenos Aires, 2013, p. 100.
50 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Sin embargo, también puede ocurrir que los hechos malos no sean atacados,
sino explicados. Así, aspectos que preliminarmente parecían fulminantes para su
teoría del caso, resultan inocuos cuando se les observa desde una óptica razonable
y bajo el prisma de los demás medios de prueba.
En tercer lugar, están los hechos neutros. Todos aquellos que, usualmente, de-
berían ser objeto de estipulaciones probatorias, precisamente porque su ocurren-
cia no es discutida. Son neutros, ya que no afectan su teoría del caso, no hacen
más o menos probable la comisión del delito y no conllevan consecuencia jurídica
alguna.
38
Así, por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia colombiana explicó que: “Es igualmente claro
que no resulta exótico que individuos interesados en las recompensas anunciadas por el Estado
o en los beneficios punitivos, suministren a las autoridades informaciones falsas, y es por ello
que ante la entrega de tales datos, el Estado emprende una tarea de verificación en procura de
constatar si son ciertos o no”. Corte Suprema de Justicia colombiana. Radicado 29.418 de
2019. Magistrada Ponente: María del Rosario González.
39
Por máximas de la experiencia se entienden los: “enunciados generales y abstractos, que dan
cuenta de la manera como casi siempre ocurren ciertos fenómenos, a partir de su observación
cotidiana”. Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP1467-2016. Magistrada Ponen-
te: Patricia Salazar Cuellar, entre muchas otras en el mismo sentido.
52 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
40
Desde la psicología de la persuasión se exaltan los beneficios, en términos de credibilidad, de
anticipar las debilidades de los testigos. Por ejemplo, ver WAITES, Richard, Helping Reluc-
tant Witnesses to Give Effective Testimony ( 2009). Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/
ssrn.1520809, p. 9.
Generalidades del contrainterrogatorio 53
1
Entrevista tomada por el litigante norteamericano Rich Lomurro a F. Lee Bailey el 2 de enero
de 2018. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=oJWcOzX9LcM
56 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
2
Citado por Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions
and trials. Westway publishing. Dallas. 2020, p. 20.
3
Dershowitz, Alan. Letters to a Young lawyer. Basic Boks, New York, p. 108. La traducción es
propia. El texto original es el siguiente: “I have heard some of the smartest people I know make
some of the least effective arguments before judges and juries. Effective advocacy is one of the
most difficult attributes to identify in a potential or practicing lawyer. It may take years to de-
velop and hone that skill — really a collection of skills — into the finished product of which the
advocate is justly proud. Sure, there are hints, shortcuts, blind alleys to be avoided, and other
handy tools of the trade to be picked up —and in the forthcoming essays I will mention some
of those— but the key is hard work”.
58 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
cualquiera, y el factor común es la falta de preparación. Abogados con una gran repu-
tación, alardeando de sus habilidades, pero sin estar familiarizados con los problemas
jurídicos del caso, las modernas tecnologías de ADN y los antecedentes de testigos de
especial importancia.4”
Prepare el caso, conózcalo como nadie. Tenga claros los hechos, los testigos y
las declaraciones que al respecto han dado, sus debilidades y sus fortalezas, los
aspectos que le favorecen y los que podrían perjudicarlo. Cuando usted tenga
todo esto interiorizado, habrá dado otro paso para ser un contrainterrogador
contundente y eficaz.
La preparación del contra, en un sistema de enjuiciamiento criminal que fun-
ciona como lo hacen algunos de los que en Latinoamérica han adoptado el mode-
lo de corte adversarial, resulta aún más importante —si cabe la expresión—. Me
explico. En la mayoría de los países donde se encuentra vigente el sistema adver-
sarial, la concentración del juicio no es solo un principio, no es solo un postulado
teórico, sino que es una realidad.
En Chile, por ejemplo, si el juicio oral se suspende durante más de 10 días,
automáticamente debe decretarse la nulidad para que se surta de nuevo desde el
inicio5. Todo en procura de resguardar el proceso de rememoración y análisis que
debe hacer el Juez, y la forma en la que el paso del tiempo puede afectarlo. Una
situación similar se presenta en México. Allí, de ocurrir una suspensión superior
a 10 días, se considerará una interrupción que acarreará una consecuencia doble.
Por un lado, la necesidad de iniciar el juicio de cero y, por otro, que el nuevo juicio
se realice ante un Tribunal diferente6.
Sin embargo, en Colombia la suspensión del juicio —como regla general— no
genera su nulidad ni la necesidad de repetirlo. Esto es así desde que la Corte Su-
prema de Justicia sentó línea jurisprudencial frente al particular —discusión que
escapa al objeto de este texto—7. Mi punto es el siguiente. La preparación del
4
Dershowitz, Alan. Letters to a Young lawyer. Basic Boks, New York, p. 110. La traducción es
propia. El texto original es el siguiente: “Criminal trials do occasionally generate some excite-
ment, but almost never of the sort that is the staple of Hollywood movies or TV courtroom
dramas. Cases are won and lost in preparation - in the library and in the field. Too many lawyers
depend on their “courtroom skills” and downplay the preparation necessary to take advantage
of their skills. As an appellate lawyer, I have probably read as many transcripts of losing crimi-
nal trials as anyone, and if there is one common theme, it is lack of preparation. Lawyers with
great reputations come into the courtroom strutting their stuff but unfamiliar with governing
case law, modern DNA technology and the background of critical witnesses”.
5
Artículo 283, inciso 3ero, del Código Procesal Penal chileno.
6
Artículo 352 del Código Nacional de Procesos Penales mexicano.
7
En ese sentido, entre otras, Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia 38.512 del 12 de
diciembre de 2012.
Mandamientos del contraexamen 59
Abogado: “Mr. Crank, ¿Usted pudo identificar positivamente a los acusados, por un ins-
tante de 2 segundos, mirando a través de esta ventana sucia, esta persiana que la cubría,
estos árboles con todas estas hojas en ellos, y no lo sé, ¿cuántos arbustos…?
T: Siete arbustos
A: “Siete arbustos. ¿Qué piensa entonces? ¿Es posible que usted haya visto dos tipos en
un convertible verde y no necesariamente estos dos tipos en particular —sus defendi-
dos—?
T: Supongo
8
GRISHAM, John. Tiempo de matar. Wynwood press. New York, 1989.
Mandamientos del contraexamen 61
9
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 36. La traducción es propia, el texto original es el siguiente: “You know the scene. The
witness is on the stand, and Perry stands up to cross-examine him. After a few minutes of Perry’s
(truth be known) not particularly good cross-examination, the witness starts to fall apart. Fi-
nally, he breaks down, shakes his head and says, “No, Mr. Mason, I’ve got to tell you the truth.
It wasn’t your Johnny that robbed the bank, it was me”. Everybody in the courtroom shouts
“hallelujah!” the judge dismisses the case, and the prosecutor, Hamilton Berger, goes back and
gets reelected. That is what always happens”.
10
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 67. La traducción es propia. El texto original es el sigui-
ente: “Hollywood has created an expectation among its viewers that a good lawyer will be
able to get a witness to confess to wrongdoing on the witness stand. This expectation creates
a needless fear in real attorneys who think they should be able to accomplish what actors can.
Hollywood’s portrayal of courtroom scenes could not be further from the truth”.
62 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
11
Wellman, Francis. The Art Of Cross Examination. Edición de la American Bar Association.
2009. Edición original publicada en 1904 por The Macmillan Company. Pos. 351.
Mandamientos del contraexamen 63
vi. Cuáles de sus respuestas contrarían la evidencia documental que fue ob-
jeto de descubrimiento.
vii. Qué afirmaciones del testigo son refutadas por mis pruebas o por las
mismas pruebas de la contraparte.
Con estos breves ejercicios de previsibilidad aumentarán sustancialmente sus
probabilidades de salir triunfante del contra. Más aún, si lleva a cabo ejercicios
de simulación con un tercero que, conociendo el caso, a través de todo tipo de
respuestas lo ayude a encontrar las distintas vertientes por las que podría salirse
el testigo.
En síntesis, tenga expectativas realistas. “Sea homicida y no suicida”.
3. TERCER MANDAMIENTO:
HAGA UN CONTRA A PRUEBA DE BALAS
12
LEE, Harper. Matar a un Ruiseñor. Editorial Novoprint. Barcelona, 2014.
Mandamientos del contraexamen 65
Con el paso de los años esta epifanía literaria ha hecho carrera hasta conver-
tirse —indebidamente— en una máxima del contrainterrogatorio. Seguramente se
vio reforzada debido al fracaso rotundo al que se enfrentan todos los abogados
que, sin un conocimiento profundo de los hechos y las evidencias, y confiando
únicamente en su intuición, se estrellan contra las respuestas inesperadas de los
testigos.
Por ejemplo, el profesor de la Universidad de Harvard, Alan Dershowitz, ha
criticado que esta sea una consideración enseñada en las aulas de clase con tintes
absolutos:
“Otra regla ‘absoluta’ que se enseña a los abogados jóvenes es ‘nunca haga una pregunta
cuya respuesta desconoce’. Eso es cierto en el interrogatorio directo de testigos amiga-
bles, tanto en casos civiles como penales. Si usted ha preparado adecuadamente a su
testigo, no debería haber sorpresas en el directo. La regla `absoluta´ también es aplicable
al contrainterrogatorio en los casos civiles, donde a los testigos adversos generalmente
se les ha tomado una deposición previa al juicio. Pero en los casos penales no hay tal
regla ‘absoluta’.”13
La proliferación de esta idea corresponde a una inadecuada interpretación del
contrainterrogatorio y conduce a un absurdo: el abogado nunca podría contrain-
terrogar porque desconoce las respuestas de los testigos, y no solo de los testigos
hostiles o los que van al juicio oral a mentir deliberadamente, también sucederá
con testigos honestos que tuvieron una percepción errada de los hechos o en cuya
memoria el tiempo ha hecho lo suyo. En otras palabras, si aceptamos este mito
como una máxima categórica, nunca podremos contrainterrogar, pues, en la prác-
tica, no sabemos puntualmente cuál será la respuesta del testigo.
No tenemos la capacidad para determinar previamente y con certeza qué res-
ponderá el testigo, si lo hará con la verdad, si mentirá, si evadirá alguna de las
preguntas. Ni siquiera podemos saberlo en aquellos eventos en los ha rendido una
declaración previa, pues es probable —y sucede con asombrosa frecuencia— que
el testigo cambie de versión. De tal manera que esa no puede ser la máxima que
rija un mecanismo tan importante para la exposición de la verdad en el juicio,
como lo es el contra.
13
Dershowitz, Alan. Letters to a Young lawyer. Basic Boks, New York, p. 114 La traducción es
propia, el texto original es el siguiente: “Another “never” rule that is taught to most young law-
yers is “Never ask a question to which you don’t know the answer”. That is certainly true of
direct examination of friendly witnesses in both civil and criminal cases. If you have prepared
your witnesses well, there should be no surprises on direct. But the “never” rule is also applied to
cross-examination, and it has validity in civil cases where adverse witnesses have generally been
deposed and interrogated prior to the trial. But in criminal cases, it should not be a “never” rule”.
66 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
14
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 69-70.
15
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 70.
Mandamientos del contraexamen 67
ii. Siendo un riesgo significativo, el tema es tan importante que debe ser abordado
También deberá tomar el riesgo cuando las particularidades del testigo así lo
demanden. Cuando se trate de un tema de gran importancia o un aspecto que
—de no abordarse— pueda comprometer las opciones de ganar el juicio. En estos
casos, la necesidad de preguntar sobrepasa el riesgo de una respuesta perjudicial.
La doctrina especializada explicada la idea en los siguientes términos:
“En algunos procesos penales, sin embargo, los abogados defensores no ganarían el jui-
cio si permanecen todo el tiempo “en tierra firme”. Los defensores, en ocasiones, se ven
forzados a hacer preguntas donde no hay certeza sobre la respuesta debido a la imposi-
bilidad de tomar declaraciones previas al juicio de los testigos (por falta de cooperación
de los testigos). La necesidad dicta tomar riesgo calculados.”16
16
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 144. La traducción es propia. El texto original es: “In
some criminal trials, however, many defense attorneys would never win if they always treaded
on safe ground (tierra firme). Defense attorneys are sometimes forced to ask questions where
the answer is not absolutely certain because of their inability (through lack of cooperation by
the witnesses) to interview police officers and other government witnesses prior to trial. Neces-
sity dictates taking calculated risks”.
17
Similar posición adopta Shane Read cuando señala: “Entonces, la regla para la mayoría de las
situaciones es que no debe realizar una pregunta si no conoce cuál es la respuesta que el testigo
tiene que dar, [salvo cuando] la respuesta no importa”. Read, Shane. Winning at cross-exam-
ination: A modern approach for deposititions and trials. Westway publishing. Dallas. 2020, p.
142. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: So, the rule for most situations,
then, is that you should never ask a question unless you know the answer the witness must give
or the answer does not matter.
68 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
4. CUARTO MANDAMIENTO:
SUAVE CON EL TESTIGO, DURO CON EL TEMA
Seamos realistas. El contra es una batalla. Y como tal, las partes no entran a
ella pensando cómo ayudar al adversario. El testigo tampoco lo hace. Por eso, de
él no debemos esperar rosas y chocolates, sino la actitud propia de quien piensa
que al ser contrainterrogado es puesto en la palestra. Lo estamos cuestionando, a
él, su credibilidad, sus patrones de conducta, o su mendacidad.
Sin importar cuál sea el aspecto que ataquemos, es apenas natural que el testi-
go entre a la defensiva y con miedo. Miedo al Juez. Miedo al trámite desconocido
de la audiencia, a las consecuencias de sus dichos, inclusive miedo a hablar en
público, etc.
Si bien, hay testigos que reflejan ese temor en el tono de su voz, en las frases en-
trecortadas o en la imposibilidad de rememorar aspectos que normalmente recor-
darían, hay otros que ocultan el temor bajo un robusto caparazón de agresividad.
Así que es probable que usted se enfrente a un testigo cuya hostilidad radica en el
miedo que todo el contexto del juicio le produce. Por lo que, ante el más mínimo
cuestionamiento, con frecuencia se verá usted en medio de respuestas desafiantes,
erráticas y hasta irrespetuosas.
En otros casos se encontrará con testigos cuya hostilidad no radica en el miedo,
sino en la parcialidad o el interés que tienen en el resultado del proceso. Depen-
derá de la personalidad y el carácter del testigo, por supuesto, pero siempre que
un testigo tenga un interés en el caso, intentará defender tanto como sea posible
la credibilidad y la veracidad de sus afirmaciones.
Piense en el testimonio de la víctima o —lo que muchas veces es peor— en el
de sus familiares o personas cercanas. Cuando se trata de delitos que involucran
el patrimonio, la integridad o la vida de las personas, esos son testimonios que
Mandamientos del contraexamen 69
suelen tornarse muy emocionales y, por ende, muy agresivos. No espere que la
madre de un menor asesinado o de una mujer abusada le responda con elegancia
y cordialidad. La sensibilidad del testigo estará a flor de piel.
No podría terminar esta colección de testigos potencialmente agresivos sin ha-
blar de una categoría que en este libro ocupa un lugar privilegiado en la cúspide
del escepticismo, porque poco hay que creerles, salvo que exista prueba periférica
de corroboración. Me refiero al delator, al “Snitch”, al testigo con principio de
oportunidad o el coimputado arrepentido, llámesele como quiera. Sin duda, es
el testigo más problemático de contrainterrogar. A lo largo del libro haremos
referencia a varios de esos problemas prácticos y sus respectivas soluciones —por-
que todos la tienen, afortunadamente—, pero, por ahora, quiero enfocarme en su
agresividad.
El coimputado arrepentido o “Snitch” es un testigo que tiende a la profesio-
nalización. Muy seguramente para el momento en que usted lo contrainterrogue,
ya habrá rendido muchas declaraciones en todos los escenarios posibles. Solo
para poner en contexto al lector que apenas se sumerge en las aguas del litigio, he
contrainterrogado testigos delatores que, ante todo tipo de autoridades, habían
rendido más de sesenta declaraciones previas sobre los mismos hechos.
Esto genera un mar de información a estudiar, y si el testigo está mintiendo,
seguramente generará un gran número de contradicciones. Hasta ahí todo está
bien, pues seguramente tendremos insumos para adelantar un contrainterrogato-
rio devastador.
Aquí viene lo malo. Acudir una y otra vez ante las autoridades competentes a
contar “su versión” de los hechos genera que los testigos se profesionalicen. Se
convierten en verdaderos expertos sobre el funcionamiento y los vacíos del siste-
ma. Son testigos que saben que rehusándose a contestar “sí o no” ante preguntas
asertivas lograrán que los contrainterrogadores inexpertos claudiquen.
Saben que ante una pregunta de “cierto o falso”, bastará con contestar “par-
cialmente cierto” para obligar al abogado novato a realizar una pregunta abierta
del tipo “¿por qué parcialmente?”, y con ello, a perder el control del contraexa-
men. Saben que con un “pero déjeme contestar” o con una invitación a nuestro
cliente para que “cuente la verdad a la administración de justicia y acepte su
responsabilidad” —como ellos supuestamente lo han hecho— pondrán en vilo su
serenidad y la de su cliente. Como se diría coloquialmente, “se las saben todas”.
Por eso se han ganado el adjetivo de “testigos profesionales”.
Son testigos que conocen las ventajas de la agresividad para esconder la false-
dad de sus afirmaciones. Saben que adoptando una posición agresiva sus proba-
bilidades de tomar el control aumentan y, por ende, también aumentan las pro-
babilidades de que el abogado no logre los objetivos que inicialmente se planteó.
70 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
En síntesis, saben que con una actitud tosca y desafiante asustarán a los no-
vatos y sacarán de casillas a los más experimentados. Para ellos es una victoria
segura, o eso creen hasta que se enfrentan a un contrainterrogador que sabe lo
que está haciendo y mantiene absoluta tranquilidad.
Sin importar la razón por la que el testigo se comporte agresivamente durante
la audiencia, en todos nosotros, como seres humanos que somos, se genera la
necesidad de reaccionar de forma semejante. Algo así como atacar la agresividad
con una mayor agresividad. He pasado por ahí. El que se ha enfrentado a esta
situación sabe de qué estoy hablando, y el que no, lo sabrá cuando contrainterro-
gue a un testigo hostil. El deseo de responder de la misma forma y gritar al testigo
para hacerle ver que es usted quien tiene el control, es el primer obstáculo con el
que se encontrará cuando deba contraexaminar a un testigo de esta naturaleza.
No es un reto sencillo de superar. La naturaleza humana nos hace reaccionar
ante las injusticias, y un testigo que miente es claro ejemplo de una terrible injus-
ticia. Esto indigna, sin duda. Pero salvo que quiera tirar por la borda sus posibi-
lidades de hacer un buen contra y de ganar el caso, no tiene otra opción distinta
a mantener la compostura y el decoro. Precisamente eso es lo que muchas veces
busca el testigo; que usted se desestabilice y le falte al respeto.
Si eso sucediera, solo a modo de ejemplo, tendría que hacer cara a las siguien-
tes consecuencias:
i. Un fuerte llamado de atención de parte del Juez, como mínimo. A los
Jueces no les gusta que maltraten a los testigos. Y con razón. Así el tes-
tigo sea un mentiroso empedernido y usted cuente con los elementos
para impugnarlo, la credibilidad del testigo se verá reforzada y la suya
aniquilada si llega a irrespetarlo.
Terrence MacCarthy explica en su libro MacCarthy On Crossexamina-
tion18 un fenómeno muy interesante. El contra es una constante batalla
de credibilidad ante los ojos del Juez. Desde el minuto uno, la batalla
siempre la empieza ganando el testigo19. El testigo va a juicio a colaborar
con la justicia, a contar los hechos que percibió y a cumplir un deber ciu-
18
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007.
19
Misma idea que presenta Richard Waites, en WAITES, Richard, Helping Reluctant Witnesses
to Give Effective Testimony ( 2009). Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1520809:
“Most fact finders will also sympathize with almost anyone who is called as a fact witness.
Jurors might even empathize with witnesses. Although judges and jurors view the act of asking
questions to witnesses differently, they all understand that questioning witnesses in a trial pro-
ceeding is an aggressive process that can be very manipulative. They realize how helpless they
would feel in the same circumstances as the witness”., p. 12.
Mandamientos del contraexamen 71
dadano. Mientras que el abogado está ahí porque tiene interés en ganar
el caso, en prevalecer y, en general, porque ese es su trabajo.
Superficialmente, explica MacCarthy, la posición del testigo es mucho
más loable que la de los litigantes que batallan por mostrar que su pos-
tura es “la correcta”, su argumento “el procedente” y su historia “la ver-
dadera”. Conclusión: la batalla por la credibilidad la empieza ganando
el testigo, por goleada, y solo después de un buen contra el marcador se
inclina hacia el lado contrario. De ahí que la simpatía y el ánimo de pro-
tección del Juez, por lo menos preliminarmente, estarán con el testigo.
ii. Como consecuencia de lo anterior, si usted cae en el juego del irrespeto
mutuo con el testigo, seguramente el Juez se volverá mucho más estricto
con la determinación de los temas que puede abordar durante el contra
y la forma en que puede hacerlo. Recuerde que constantemente el Juez
estará decidiendo si las preguntas “son pertinentes”, si el tema “hizo
parte del directo” y, en general, tendrá que estar tomando toda clase de
determinaciones frente a las que no procede recurso, pero que si tienen
la potencialidad de limitar sustancialmente el contra y sus alcances.
Ante la menor muestra de irrespeto, muy probablemente el Juez hará uso
de sus facultades para evitar extender en el tiempo el acto embarazoso
que significa que un abogado entre en confrontaciones verbales con el
testigo. Dicho en otros términos, “apague y vámonos”.
iii. Por último, si el contra se convierte en una pelea personal dónde se so-
brepasan los límites del decoro y el respeto debido, será prácticamente
imposible conservar la templanza y la serenidad que se requieren para
hacer un contra agudo y efectivo. Si la ira le nubla la razón, usted no
podrá formular las preguntas adecuadas, de la forma adecuada y en el
momento adecuado. Si la razón está nublada, no será capaz de impugnar
credibilidad, proyectar declaraciones previas y mostrar contradicciones
del testigo con la serenidad que un asunto tan complejo demanda.
El profesor italiano Gianrico Carofiglio explica la idea se la siguiente
forma:
“Los enfrentamientos directos con el testigo aminoran el grado de control sobre la se-
cuencia de preguntas y además pueden influir para mal en la imagen de quien las hace.
Por razones tanto de estilo como de eficacia han de evitarse estas posibles consecuen-
cias.”20
20
Carofiglio, Gianrico. El arte de la duda. Marcial Pons. Madrid, 2010, p. 44.
72 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Estas son solo algunas de las consecuencias. Pero la verdad es que las razones
para no caer en ese yerro sobran. Por eso vale la pena recordar el mandamiento
“duro con el tema, suave con el testigo”.
Duro con el tema significa no claudicar ante el testigo hostil; no permitir que
se salga con la suya utilizando respuestas evasivas o confusas; no dejar de impug-
narle credibilidad siempre que sea necesario, pero siempre en el marco del respeto
y el decoro debido a la majestad de la administración de justicia y a la dignidad
del testigo.
Suave con el testigo significa nunca discutir con él. No entrar en confrontacio-
nes personales que desdibujen los objetivos del contra. Significa limitarse a hacer
las preguntas, sin contestar las preguntas que malintencionadamente le haga el
testigo, y sin hacer comentarios o afirmaciones fuera de tono que lo denigren. Solo
preguntas, nada más.
Ahora bien, esto no significa que la actitud durante el contra deba ser pasiva
o letárgica. Muchísimo menos aduladora —una mala práctica de algunos aboga-
dos—. Tampoco significa que con todos los testigos la actitud deba ser la misma,
pues debe ser, en cada caso, un reflejo coherente de lo que pretende exponer el
litigante sobre el testigo.
En otras palabras, si el abogado considera que el testigo miente, su actitud —
sin ser nunca irrespetuosa— deberá mostrar que eso piensa y planea probar. El
tono, el ritmo y la forma de las preguntas deberán enfatizarse. Sin darle al testigo
el más mínimo margen para explicar sus contradicciones o tomar el control del
contrainterrogatorio.
Si usted cree, en cambio, que el testigo dice la verdad y el objetivo radica en
resaltar hechos que favorecen su teoría del caso, la actitud será distinta. Por ejem-
plo, si ese testigo incurre en alguna contradicción o confusión, no debe impug-
narle credibilidad, sino utilizar el procedimiento para refrescar memoria, entre
muchas otras diferencias que explicaré en el tercer capítulo de este libro.
Hace más de 100 años, al explicar sus reglas de oro del contra, el Barrister
David Paul Brown resumió con brillantez la actitud que debe adoptar el abogado
que lo ejecuta:
“Sea decoroso con el caballero; sagaz con el astuto; leal con el honesto; comprensivo
con el joven; delicado con el atemorizado; recio con el rufián; y un rayo con el mentiro-
so. Pero, en todo caso, nunca se olvide de su propia dignidad”21
21
Wellman, Francis. The Art Of Cross Examination. Edición de la American Bar Association.
2009. Edición original publicada en 1904 por The Macmillan Company, p. 246. Traducción
propia. El texto original es el siguiente: “Be mild with the mild; shrewd with the crafty; confid-
ing with the honest; merciful to the young, the frail, or the fearful; rough to the ruffian, and a
Mandamientos del contraexamen 73
En suma, la actitud del contrainterrogador debe ser consecuente con los obje-
tivos que se plantea frente a cada testigo y coherente con lo que pretende que su
contra refleje ante los ojos del Juez22.
5. QUINTO MANDAMIENTO:
UTILICE SIEMPRE LA CAMISA ROJA
thunderbolt to the liar. But in all this, never be unmindful of your own dignity”.
22
En el mismo sentido: Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster
Kluwers. Nueva York. 2017, p. 271-272.
23
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 264.
24
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 134. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: However, no matter how
careful you are, sometimes the witness will manage to say something devastating during your
cross-examination.
74 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
mos en los que el éxito o el fracaso del contra serán evidentes, pero inclusive en
esos eventos, muchos aspectos escaparán a la percepción del juez.
Claro, cuando estamos contrainterrogando y algo no sale como lo planeamos
porque el testigo nos da una respuesta diferente a la que esperábamos, o porque
formulamos una pregunta que no se compadece con la estrategia que inicialmente
habíamos ideado, inmediatamente nos inclinamos por pensar que el Juez —y los
demás espectadores— son conscientes de nuestro tropiezo, así como lo somos
nosotros.
Pero la verdad es que ellos solo se percatan de estos errores cuando nuestra
actitud refleja que nos hemos equivocado. Cuando en nuestra cara se ven la frus-
tración, el temor o el desespero producidos por una equivocación. Cuando permi-
timos que eso nos afecte.
En mis clases de pregrado y posgrado siempre le pido a los estudiantes que
evalúen alguno de los contrainterrogatorios más confrontacionales que he realiza-
do —los demás también los estudiamos, pero no son tan interesantes—. Lo hago,
por un lado, con el objetivo de despojarlos del síndrome hollywoodense del que
ya hablamos, también para quitarles temor a las equivocaciones —pues todos las
cometemos— pero, especialmente, para ilustrar este punto. Luego de repasar las
técnicas básicas y especializadas del contra, llevo su atención a uno de los frag-
mentos de la audiencia en los que, en su momento, sentí que algo no salió bien, y
les pregunto: “¿qué salió mal en esta parte?”. Sin excepción, las respuestas oscilan
entre “nada” y “no sé”.
No porque no me haya equivocado. Evidentemente ilustro el mandamiento
con ese fragmento de la audiencia porque siento que algo no salió bien. La res-
puesta unánime de mis estudiantes tiene origen en que, cuando me equivoqué o
algo no salió bien, estaba usando la camisa roja. ¡Por eso no me ven sangrar!
Usar la camisa roja significa no dejar que los pequeños tropiezos nos afecten.
Significa que nuestra actitud no cambia. Que, lejos de mostrarnos derrotados,
continuamos el contra con la misma intensidad con la que veníamos. Como si
nada hubiese pasado, así haya pasado de todo. No nos tornamos agresivos con el
testigo cuando ha encontrado la forma de hacernos daño.
No dejamos de contrainterrogar ni abandonamos la guerra, por el contrario,
le hacemos frente a la siguiente batalla. Al fin y al cabo, en el contra cada línea
es una batalla independiente. En unas estaremos más fuertes que en otras, pero
en ninguna dejaremos que las heridas que lentamente va dejando el testigo —es-
pecialmente el hostil— se noten, ni mucho menos, que ralenticen nuestro avance.
Mantenemos la compostura y seguimos.
Frecuentemente es el abogado, con su reacción, quien alerta al testigo y al juez
del daño que le han ocasionado. Por eso es tan importante mantenerse firme y no
Mandamientos del contraexamen 75
permitir que nadie, absolutamente nadie, nos vea sangrar25. Con ello lograremos,
por un lado, minimizar el impacto o inclusive neutralizar el potencial daño —las
probabilidades de que la herida pase desapercibida aumentarán tangencialmen-
te— y, por otro, evitaremos desconcentrarnos, perder el rumbo y, por ende, la po-
sibilidad de vivir otro día para luchar las demás batallas —o líneas del contra—.
Nuevamente, terminemos con sabiduría centenaria. En su época, Francis We-
llman señaló:
“Hasta el contrainterrogador más cauteloso frecuentemente obtendrá una respuesta per-
judicial. Ese es el momento propicio para el más rotundo autocontrol. Si usted muestra
con su cara que la respuesta lo perjudicó, puede perder el caso solo por ese punto. Muy
frecuentemente vemos contrainterrogadores tambalear por una respuesta perjudicial.
Hacen una pausa, se sonrojan, y solo después de que la respuesta ha producido todos
sus efectos, finalmente recobran su autocontrol, pero difícilmente el control del testigo.
25
La idea es desarrollada y explicada a profundidad por Terrence MacCarthy, en: MacCarthy,
Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago. 2007, p. 134.
26
Wellman, Francis. The Art Of Cross Examination. Edición de la American Bar Association.
2009. Edición original publicada en 1904 por The Macmillan Company. Pos. 380. La traduc-
ción es propia, el texto original es el siguiente: A good advocate should be a good actor. The
most cautious cross-examiner will often elicit a damaging answer. Now is the time for the
greatest self-control. If you show by your face how the answer hurt, you may lose your case by
that one point alone. How often one sees the cross-examiner fairly staggered by such an answer.
He pauses, perhaps blushes, and after he has allowed the answer to have its full effect, finally
regains his self-possession, but seldom his control of the witness. With the really experienced
trial lawyer, such answers, instead of appearing to surprise or disconcert him, will seem to come
as a matter of course, and will fall perfectly flat. He will proceed with the next question as if
nothing had happened, or even perhaps give the witness an incredulous smile, as if to say, “Who
do you suppose would believe that for a minute?”
76 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Ahora mismo usted estará pensando que esta inflexión verbal no existe. Pero
desde 1992 la RAE autorizó su uso y le dio una definición tan clara que sería su-
ficiente para entender este mandamiento sin mayores explicaciones de mi parte:
“Hablar o actuar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada con sustancia”27
Todos tenemos en la cabeza al ícono de la sátira y la comedia mexicana, Can-
tinflas, como una muestra de locuacidad insustancial. De hablar mucho y decir
poco. De utilizar términos rimbombantes y estrafalarios. Y, sobre todo, de nunca
concretar el punto. Si por alguna razón usted no está familiarizado con aquello
a lo que nos estamos refiriendo, bastará con que recuerde la película “Si yo fuera
diputado”.
Veamos solo un extracto del discurso pronunciado por Cantinflas, en su face-
ta de político, durante la campaña en la que se enfrentó ferozmente contra Don
Próculo:
“[Después de los fuertes aplausos de recibimiento]
¡Pueblo que me escucha! Aquí me tienen delante de ustedes, y ustedes delante de mí, y
es una verdad que nadie podrá desmentir. Y ahora me pregunto, ¿y por qué estoy aquí?
Y en seguida tengo mi respuestación, porque yo soy muy rápido en todo: estoy aquí,
porque no estoy en otra parte, y porque ustedes me llamaron. Y si el pueblo me llama, el
pueblo sabrá por qué lo hizo.
Agradezco estos aplausos tan desnutridos, a la par que merecidos, que me incitan a
seguir discurseando. Y ustedes se preguntarán, este joven de tan tierna edad, de aspecto
tan distinguido de faiciones [no facciones] regulares y agradables, será capaz de con-
ducir la nave a buen puerto, será capaz de sortear todos los peligros hasta encontrar el
faro de felicidad que nos deje positivamente seguros. Y este joven, este mismo, que entre
paréntesis, es el que les habla, les contestará: a pesar de ser tan pollo, tengo más plumas
que un gallo, y sobre todo, tengo ganas de darle al pueblo, lo que el pueblo necesita.”28
27
Desde 1992 la Real Academia de la Lengua Española aceptó el verbo “cantinflear” en estos
términos. Consulta realizada en https://dle.rae.es/cantinflear.
28
Película “Si yo fuera diputado”. Dirigida por Miguel M. Delgado. 1952.
Mandamientos del contraexamen 77
29
LÓPEZ, Diego. Manual de escritura jurídica. Primera edición. Agencia Nacional de Defensa
Jurídica del Estado. Edición virtual, 2019.
78 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
30
Tras su disolución, esta oficina se convertiría en la mundialmente famosa Drug Enforcement
80 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Agency (DEA).
31
United States v. Marshall, 488 F.2d 1169, 1171 (9th Cir. 1974). La traducción es propia. El
texto original es el siguiente: “These appeals present a distressing picture of the notions of the
agents of the Bureau of Narcotics and Dangerous Drugs of the Department of Justice who
were involved in the case about the manner in which they are to perform their duties and their
obligations toward citizens under the Constitution (…) We hope that the agents who testified in
this case are not typical agents of the Bureau. If they are, we wonder what sort of training the
Bureau gives its agents. Two of the agents seem quite willing to make false affidavits, in which
facts are distorted to achieve a result”.
Mandamientos del contraexamen 81
“Los agentes involucrados hablaban en una jerga casi indescifrable. Ellos no entraban en
sus carros; ellos ingresaban en vehículos gubernamentales oficiales. Ellos no se bajaban
de los carros; ellos se retiraban. Ellos no miraban algo; lo vigilaban sigilosamente. Nadie
les dice nada; son advertidos de algo. Una persona no les dice su nombre; se identifica
ante ellos. Una persona no dice algo; lo indica. Ellos no escuchan una conversación; la
monitorean. Las personas que se llaman por teléfono no dicen “hola”; se intercambian
saludos. Ellos no le entregan dinero a un informante para que haga una compra; le con-
fían fondos oficiales del gobierno previamente registrados. Para un agente, una lista de
números seriales [de billetes] no contiene números seriales; contiene notas de reserva
federal. Un agente no dice lo que es una evidencia; dice lo que presuntamente podría
ser. Ellos adornan respuestas a preguntas simples y directas con un “lo que mi conoci-
miento me permite”. Ellos no pueden describir una conversación contando “él dijo” o
“yo dije”, ellos emiten conclusiones sobre lo escuchado. A veces se requiere el esfuerzo
combinado de los abogados y el Juez para llevarlos a aclarar quién dijo qué. Bajo el
contrainterrogatorio, parecen impedidos para dar una respuesta directa; en cambio, o
no entienden la pregunta o la contestan con una conclusión propia. Esto, en ocasiones,
le da al Fiscal la oportunidad para sugerirle la respuesta al testigo bajo el disfraz de una
objeción. Y con gusto lo hacen.”32
Este fenómeno descrito y fuertemente criticado por la Corte de Apelaciones es
lo que coloquialmente se conoce como leguleyadas o legañol —español legal—.
Póngale el nombre que quiera, pero evite su uso en el contra —y en la vida— a
como dé lugar.
32
United States v. Marshall, 488 F.2d 1169, 1171 n.1 (9th Cir. 1974). La traducción es propia. El
texto original es el siguiente: “The agents involved speak an almost impenetrable jargon. They
do not get into their cars; they enter official government vehicles. They do not get out of or leave
their cars, they exit them. They do not go somewhere; they proceed. They do not go to a partic-
ular place; they proceed to its vicinity. They do not watch or look; they surveille. They never see
anything; they observe it. No one tells them anything; they are advised. A person does not tell
them his name; he identifies himself. A person does not say something; he indicates. They do not
listen to a telephone conversation; they monitor it. People telephoning to each other do not say
“hello;” they exchange greetings. An agent does not hand money to an informer to make a buy;
he advances previously recorded official government funds. To an agent, a list of serial numbers
does not list serial numbers, it depicts Federal Reserve Notes. An agent does not say what an ex-
hibit is; he says that it purports to be. The agents preface answers to simple and direct questions
with “to my knowledge.” They cannot describe a conversation by saying “he said” and “I said;”
they speak in conclusions. Sometimes it takes the combined efforts of counsel and the judge to
get them to state who said what. Under cross-examination, they seem unable to give a direct
answer to a question; they either spout conclusions or do not understand. This often gives the
prosecutor, under the guise of an objection, an opportunity to suggest an answer, which is then
obligingly given”.
82 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
7. SÉPTIMO MANDAMIENTO:
CUÍDESE DE SU EGO. SIEMPRE ES MAL CONSEJERO
33
BERGMAN, Paul. La defensa en juicio. La Defensa Penal y la Oralidad. Segunda edición. Edi-
torial Abeledo Perrot. Buenos Aires, 1989, p. 15.
34
Shane Read explica que los abogados, normalmente, sienten la necesidad de contrainterrogar
a todos los testigos. La idea completa se encuenta en: Read, Shane. Turning Points At Trial.
Greate Lawyers Share Secrets, Strategies an Skills. Westway Publishing. Dallas, 2017, p. 311.
35
Para una explicación sobre la importancia de contar con un abogado defensor, desde el punto
de vista de la neuropsicología, ver PETERSON, Jordan. AUCKLAND: https://www.youtube.
com/watch?v=Zi9BZUBDV9U.
Mandamientos del contraexamen 83
36
SCHNEIDER, Wendy. Engines of truth: Producing Veracity In The Victorian Courtroom. Yale
University Press. 2015, p. 51.
37
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 41.
84 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
cómo lo hacemos, es solo uno de los momentos que, a lo largo del juicio, pondrán
a prueba nuestra capacidad de dejar el ego de lado.
Lo mismo sucede cuando debemos ejecutar el contra en audiencias abarro-
tadas de público o cuándo los medios de comunicación están transmitiendo en
tiempo real todo lo que allí sucede. O cuando prominentes colegas se encuentras
en la Sala listos para escrutar nuestra efectividad durante el contra. Todas estas
circunstancias ponen a flor de piel los más inservibles y absurdos sentimientos de
vanidad y necesidad de validación.
Esta “presión” extra lleva a muchos a realizar un contra “para la galería”. Un
contra espectacular, donde lo que resalte no sean los objetivos realistas que debe
tener el contra, sino la inteligencia, suspicacia y audacia del abogado. Un contra
propio de película. Propio, por ende, del síndrome hollywoodense del contrain-
terrogatorio —de cuyos efectos perversos ya nos ocupamos—. Un contra para
enmarcar. O al menos eso cree el abogado adulado, hasta que pierde el juicio.
Quien sucumbe ante esa tentación está siempre equivocado. Por un lado, por-
que las adulaciones vacías son pasajeras y eminentemente subjetivas. Siempre
habrá aquel que diga que no atacó suficientemente al testigo, o que lo hizo en
exceso. Que dejó muchos temas que le servían por fuera, o que, incluyéndolos, el
contra fue demasiado extenso. Que fue muy agresivo con el testigo, o que fue muy
dócil y le permitió al testigo manejar el ritmo del contra.
En fin, porque hizo, porque no hizo, porque hizo poco o porque hizo en exce-
so. Mantener contentos a los espectadores va a ser virtualmente imposible, entre
otras razones, porque ellos no conocen ni deberían conocer cuáles son los ob-
jetivos concretos y específicos de su contra. Ese es el problema de pensar que la
gratificación está en el “qué dirán” y no en ganar el juicio.
Por otro lado, pretender impresionar al público con un contra pomposo y
estrafalario es propio de la inexperiencia y el desconocimiento de la institución.
El que ha hecho contrainterrogatorios complejos, a testigos hostiles, o a los más
testarudos peritos, sabe que el contra, por regla general, es aburrido. Cuidado, no
para quien lo realiza, pues estoy convencido que no hay intervención más desa-
fiante e interesante, en todo el proceso penal, que el temido contra.
No. Es aburrido para los espectadores que no entienden la necesidad y la fina-
lidad de cada pregunta, que no conocen de las particularidades del caso y que solo
esperan lo que ven en las películas. Confesiones del testigo acerca de que mintió.
Ver al testigo sangrar, y si es el abogado quien sangra, mucho mejor.
La realidad es diametralmente distinta. Los contras pueden llegar a durar ho-
ras. Entre más complejo sea el caso, menos entenderá un tercero ajeno a la dis-
cusión qué es lo que se está discutiendo y por qué es importante. Si el tercero no
analizó con detalle el directo, seguramente no entenderá la razón de ser de mu-
chas de sus líneas de contra.
Mandamientos del contraexamen 85
Para hacer un ejercicio similar, vaya a este link38 donde encontrará el juicio
completo de O.J. Simpson, sin ediciones, y vea a varios de los más legendarios
contrainterrogadores de todos los tiempos en acción. Elija aleatoriamente cual-
quier contrainterrogatorio y véalo. Se dará cuenta de lo aburrido que le puede
resultar el contra a todos aquellos que no están sumergidos profundamente en las
discusiones que allí se están presentando.
Solo cuando usted vea el juicio desde el inicio —y le recomiendo que lo haga—
podrá empezar a apreciar críticamente los contrainterrogatorios. Pero eso es algo
que el público generalmente no hace. Por eso resulta tan absurdo querer ejecutar
un contra por y para un público que no será capaz de percibir integralmente lo
que usted está buscando y, mucho menos, de calificarlo de conformidad.
Evite que su conducta sea moldeada, gobernada o determinada por su ego. Por
el temor al qué dirán y al qué pensarán. No actúe o deje de actuar por vanidades,
por querer preservar o maximizar su reputación. De hacerlo, seguramente el re-
sultado será el contrario.
Hacer o no el contra, o hacerlo de cierta manera o sobre ciertos puntos, es una
decisión que usted —y solo usted— toma, teniendo en cuenta únicamente si ello
es consecuente con su teoría del caso. Con su visión global del juicio.
El profesor de la Universidad de Seattle Ronald H. Clark, lo explicó mejor:
“El contra no es ni el momento ni el lugar para la gratificación del ego El contrainterro-
gador que conscientemente estructure un contra para impresionar al jurado [o al Juez] va
directo al precipicio. ¿Qué propósito útil cumple desacreditar o humillar a un testigo que
no ha afectado la teoría del caso del contrainterrogador? El jurado [y el Juez también]
tienen buena memoria para recordar la crueldad innecesaria desplegada en contra de
los testigos.
38
Canal de youtube “OJ Trial Uncut”. Disponible en el siguiente enlace https://www.youtube.
com/channel/UCM0S2Fsr5Xp8UhNGRSFKC2Q/videos
39
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 44-45. La traducción es propia.
86 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Aquí van algunos ejemplos de cómo luchar en contra de ese enemigo interno,
silencioso, pero siempre latente que representa el ego:
i. No se enfurezca ante la procedencia de una objeción. Inclusive si usted
la considera improcedente. El que eso suceda no lo vuelve a usted peor
abogado, ni aumenta las probabilidades de que pierda el juicio. Mal ha-
ría un jugador de fútbol en pensar que cuando perdió la pelota, perdió el
partido. Esa estrechez de miras no resulta beneficiosa para el contra. En
cambio, reformule la pregunta con absoluta tranquilidad, tantas veces
como sea necesario, sin que eso lo lleve a desistir de la línea del contra
que está ejecutando.
ii. No pregunte para verse inteligente, pregunte para lograr los objetivos
con los que trazó el contra. No pregunte para hacer ver al testigo como
“un tonto”. Recuerde que inclusive los tontos pueden estar diciendo la
verdad, y eso es lo único que realmente importa. Mejor pregunte de tal
manera que exponga la falta de honestidad del testigo, no su falta de
capacidad intelectual.
Inclusive con los peritos, en lugar de embarcarnos en una disputa inte-
lectual del tipo quién es más inteligente —frecuentemente la perderá—,
es preferible demostrar que están equivocados, que no evaluaron toda
la información necesaria para arribar a su conclusión, o que sus conoci-
mientos se encuentran obsoletos por falta de actualización. Y, en general,
todos aquellos aspectos objeto de impugnación de los peritos que vere-
mos en el capítulo siguiente. Pero no para la propia adulación.
iii. Si usted mismo siente que una pregunta no fue lo suficientemente clara,
dígaselo al Juez despojándose de toda vanidad. Con naturalidad: “se-
ñoría, preguntaré de otra forma más clara, la reformulo”. Nadie se ha
El texto original es el siguiente: Cross-examination is neither the time nor the place for ego
gratification. The cross-examiner who self-consciously sets out to impress the jury is heading
for a fall. What useful purpose does it serve to discredit and embarrass a witness whose testi-
mony has not hurt the examiner’s case theory? The jury has a long memory for any unnecessary
cruelty shown to witnesses.
Television cameras in the courtroom can induce a particular loss of impulse control, much to
the detriment of a lawyer’s credibility. Avoid the temptation to engage in a Hollywood arm-wa-
ving cross-examination for the viewing audience. Favorable verdicts come in spite of, not be-
cause of, such efforts.
Some attorneys insist that the primary purpose of cross-examination should be “to look good,”
to dazzle the jury. The reality is that facts win cases and unprofessional lawyers lose them. His-
trionics are contraindicated. The lawyer who has the facts and presents them well is going to
win”.
Mandamientos del contraexamen 87
muerto por aceptar que formuló una pregunta ambigua, confusa o poco
entendible. Nadie. Por el contrario, la tranquilidad que le dará el ser ca-
paz de hacer a un lado el ego, le permitirá llevar a cabo un contra mucho
más fluido y eficiente.
iv. Por último, respecto de la validación de terceros, recuerde que el adula-
dor siempre encontrará algo bueno que decir, mientras que el difamador
siempre encontrará algo que criticar. Pero ninguna de esas visiones ex-
ternas, le aportarán nada a su contra ni a sus probabilidades de ganar el
juicio.
Por lo tanto, olvídese del público, de los espectadores, de los medios de
comunicación. Imagine que está en una burbuja con el Juez, el testigo y
la contraparte. No sucumba ante la necesidad de validación y, mejor, deje
que el veredicto del Juez hable por usted.
A estas alturas ya tenemos claro que el contra es la fase del juicio que más mie-
do produce a los abogados. Ya estudiamos cuáles son las causas que generan ese
temor y también por qué consideramos que es infundado. Suele pensarse que la
forma propicia de enfrentarlo es llevar a la audiencia un libreto con una serie de
preguntas preconcebidas. Así, si el temor ataca, no habrá problema en que se nos
olvide algo o en que entremos en pánico, pues tendremos a la mano la totalidad
de las preguntas que preparamos para el contra.
La cura, sin embargo, resulta peor que la enfermedad. Es cierto que el libreto
nos proporciona una falsa sensación de seguridad, pero también es cierto que son
más los perjuicios que puede generarnos. Lo digo con conocimiento de causa.
Durante mis primeros contras siempre tuve a la mano un libreto de preguntas en
caso de que fuera necesario, y siempre terminó siéndolo. Resultaba muy difícil
dejar de utilizar el listado de preguntas que con tanto cuidado había preparado.
Lo curioso es que una vez implementé el sistema al que me referiré en la terce-
ra parte de este libro —que, por supuesto, no inventé yo, sino que lleva décadas
desarrollándose por los autores norteamericanos a los que aquí me refiero— al
desaparecer mis libretos, desapareció también la necesidad de acudir a ellos. En
su lugar, surgió una facultad de la que antes no era consciente: prestar atención a
las respuestas del testigo y encausar adecuadamente los ataques cuando resultaba
necesario.
Así que conozco de primera mano los nocivos efectos de esto que considera-
mos “la cura” contra el pánico, incluyendo el más grave de todos: la generación
de una dependencia hacia los libretos. Entre más información tengan esas notas,
88 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
entre más confiemos en que ellas contienen lo que se requiere para un buen con-
tra, mayor necesidad surgirá de acudir a ellas. Por eso es común ver litigantes aho-
garse mientras contrainterrogan a través de la lectura de un libreto prefabricado.
¡A veces ni siquiera levantan la cabeza para ver al testigo, mucho menos al Juez!
La doctrina especializada es unánime en resaltar las graves consecuencias que
genera la lectura durante el contrainterrogatorio —y en general en cualquier in-
tervención oral—. Las principales pueden resumirse así:
En primer lugar, la lectura de las preguntas, de los alegatos —o de cualquier
intervención— genera un muro invisible con los interlocutores. Por un lado, por-
que se elimina el contacto visual, y por otro, porque se reduce significativamente
el lenguaje no verbal, ambos factores imprescindibles para efectos de lograr que
el mensaje llegue y, sobre todo, que sea entendido. Como explica Mark Lanier
—nombrado litigante del año por la National Trial Lawyers—, al leer la inter-
vención “se perderá contacto visual y se perderá esa conexión [requerida para
persuadir]”40.
MacCarthy explica:
“Insisto, nuestro punto de partida es la comunicación. Aspecto indispensable para una
comunicación efectiva es el contacto visual con aquel a quien le queremos comunicar
[nuestro punto]. Una persona que lee sus notas no podrá tener el contacto visual reque-
rido”41
En segundo lugar, si tiene su cabeza enterrada en las notas, seguramente no
podrá escuchar al testigo. Perderá la posibilidad de percibir con certeza, por ejem-
plo, si en realidad contestó su pregunta, si se limitó a evadirla, si está nervioso o
si está entrando en contradicción. Se perderá lo que está pasando con su contra-
interrogatorio. Y, lo más importante, le será imposible controlar al testigo hostil.
La clave, en cambio, se encuentra en escuchar al testigo. El tono de sus respuestas,
sus muletillas y la reacción que muestre ante sus preguntas.
Frank Branson es un abogado norteamericano que ha recibido todos los hono-
res que un litigante en Estados Unidos aspira a recibir. Durante varios años, él y/o
su oficina, han sido galardonados dentro de la categoría de los mejores litigantes
por la National Law Journal y el U.S. News and World Report. Branson ha expli-
cado que no se puede conducir un contrainterrogatorio con la cabeza enterrada
en el cuestionario de preguntas, inclusive si las preguntas son buenas. Pues solo
mirando y escuchando al testigo podrá percibir su temor, su sinceridad o la falta
40
Citado por Read, Shane. Turning Points At Trial. Greate Lawyers Share Secrets, Strategies an
Skills. Westway Publishing. Dallas, 2017, p. 46.
41
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 53.
Mandamientos del contraexamen 89
42
Citado por Read Shane. Turning Points At Trial. Greate Lawyers Share Secrets, Strategies an
Skills. Westway Publishing. Dallas, 2017, p. 491.
43
Citado por Read Shane. Turning Points At Trial. Greate Lawyers Share Secrets, Strategies an
Skills. Westway Publishing. Dallas, 2017, p. 655.
90 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
9. NOVENO MANDAMIENTO:
NO POSTERGUE EL PUNTO. ANÓTELO EN CUANTO PUEDA
44
Charla dictada por Irving Younger en la Universidad UC Hasting College of The Law en 1970.
Un extracto de la charla se encuentra disponible en el siguiente enlace: https://www.youtube.
com/watch?v=dBP2if0l-a8&t=169s
45
Para un estudio completo y detallado de la vida de Abraham Lincoln, ver: Herbert, David.
LINCOLN. Editorial Simon & Schuster. Lincoln Library. New York, 1995.
46
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
Mandamientos del contraexamen 91
do. Todo su caso se derrumbó con una respuesta que proporcionó el testigo ante
una pregunta que nunca debió haberse hecho. Así surgió el “mandamiento”, con
el que no estoy del todo de acuerdo, según el cual, nunca, absolutamente nunca,
debe hacerse la pregunta de más.
Antes de explicar las razones por las que no estoy completamente de acuerdo
con esta máxima de “nunca hacer la pregunta de más”, vale la pena señalar que
una de las voces más autorizadas en esta materia, el Profesor Thomas Mauet, sí
suscribe esa postura y la explica así:
“Finalmente, pare. Pare antes de que vaya demasiado lejos. Una vez ha logrado esta-
blecer su punto, la tentación consiste en tratar de forzar al testigo para que acepte su
conclusión. Esto casi nunca funciona. Guarde la conclusión para las alegaciones finales,
cuando el testigo ya se ha ido. Esta división de funciones usualmente marcha bien y es
segura. El contra extrae los hechos, los alegatos las conclusiones. (…) No haga la pregun-
ta de más; continúe con el siguiente tema. Después, durante los alegatos de conclusión,
haga la pregunta retórica y respóndala usted mismo en la forma en la que quiere que sea
respondida”47
La rigurosidad lógica del planteamiento de Mauet es indiscutible. No en vano
se enseña hasta el día de hoy como Roma ha dicho causa finita -Roma locuta,
causa finita-. Pero el tema no es tan sencillo. Pues quienes así piensan, olvidan el
concepto de snap judgements —o valoraciones instantáneas—, que consiste, bá-
sicamente, en que los Jueces suelen forjarse una opinión en tiempo real de lo que
están percibiendo.
Es decir que, contrario a lo que muchos quisiéramos, no se dedican a almace-
nar información en cantidades industriales, testigo tras testigo, documento tras
documento, y alegato tras alegato, para valorarla solo una vez se ha terminado
el juicio.
No. Tan pronto como escuchan a un testigo se forjan una idea acerca de su
credibilidad, alcance e importancia48. Tan pronto como culmina un contra, los
2007, p. 58-59.
47
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 278. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “ Finally, stop. Stop
before you go too far. When you have established your point, the temptation is to continue and
try to force the witness to admit your conclusion. This almost never works. Save the conclusion
for closing arguments, when the witness is gone. This division of labor usually works well and
is safe. Cross-examination brings out the facts, closing argument brings out the conclusions.
(…) Don’t ask that one question too many; move on to something else. Later, during closing
arguments, ask that question as a rhetorical question and answer it yourself, the way you want
it answered”.
48
La idea es explicada, desde la psicología de la persuasión, en WAITES, Richard, Helping Reluc-
tant Witnesses to Give Effective Testimony ( 2009). Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/
92 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
ssrn.1520809: “during the first five minutes of a witness’s testimony, the fact finders are simply
trying to get their bearings on the witness and assessing the witness’s credibility. At the very
outset of the testimony, the eyes and ears of the judge, jury, or arbitration panel, are riveted
on the witness. They want to know immediately whether this witness can give them reliable
information that they can use to make a decision in the case. They want to know whether the
witness’s account of the facts will corroborate the initial leaning of the fact finder in the story
that the fact finder has begun to formulate. They need an immediate assessment of the witness’s
credibility. They have a need to decide whether they like or dislike the witness”.
49
DONALD. Vinson, ”Jury Psychology and Antitrust Trial Strategy”, 55 Antitrust L.J. (1986).
Mandamientos del contraexamen 93
En síntesis, si y solo si resulta necesario, haga “la pregunta de más” para anotarse
anticipadamente el punto.
Pero no puede formularla de cualquier forma. Para que resulten útiles, esas
“preguntas de más” deben respetar las siguientes reglas generales:
i. No deben ser abiertas, sino cerradas y sugestivas. Así evitará entregarle
el control al testigo.
ii. No deben solicitarle al testigo una explicación sobre el aspecto impug-
nado —cómo lo hizo Lincoln con la víctima del mordelón—. En ese
caso puede que el testigo encuentre una explicación razonable para la
impugnación y, si eso pasa, nuevamente la cura será más grave que la
enfermedad.
iii. La “pregunta de más” puede llegar a entenderse, erradamente, como ar-
gumentativa —objetable—, por lo que debe realizarse con rapidez para
evitar objeciones a mitad de camino que impidan que se formule com-
pletamente. No importa que proceda la objeción, aun cuando no debería
proceder. Lo importante es plantear nuestro punto sin tener que esperar
a los alegatos.
iv. Deben formularse teniendo claro que, normalmente, no importa la res-
puesta. Solo importa dejarle claro al Juez cuál es nuestro punto.
v. No pueden realizarse de forma recurrente. Solo cuando sea necesario
para dejar el punto claro en líneas confusas o complejas. De lo contrario
el Juez se molestará.
vi. Generalmente, deben realizarse ante testigos hostiles, pues ante una per-
sona que está narrando los hechos con absoluta sinceridad y buena fe, la
“pregunta de más” puede percibirse por parte del Juez como una mues-
tra de agresividad innecesaria.
Las particularidades de la ejecución de esta idea serán explicadas en la tercera
parte de la obra, puntualmente, en el apartado “No más. Salvo que sea necesario
y seguro”.
El mandamiento, desde la visión que hemos explicado, lo resume Shane Read
con brillante sencillez:
“La recomendación de guárdelo para los alegatos asume que los jurados50 no son seres
humanos sino bases de datos en las que usted puede introducir información esperando
que de alguna forma se filtre aquella que es importante de la que no lo es. (…)
50
Aplica igual para los Jueces.
94 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
En contravía a lo que afirma Younger, los jurados hacen conclusiones instantáneas sobre
la efectividad del contra tan pronto como se está desarrollando. El contra es una batalla
entre la credibilidad del abogado que interroga y la del testigo. Los jurados deciden rápi-
damente quien ganó. Si la razón por la que se hace una pregunta al testigo no es absolu-
tamente clara para el jurado, es tonto pensar que recordarán —o que les importará— por
qué se preguntó y cuáles serán las inteligentes razones que lo llevaron a preguntarlo”51
Y concluye categóricamente:
“El principio más importante del contrainterrogatorio es que no importa qué dice el tes-
tigo. Solo importa si resulta creíble.”52
Si usted cumple el mandamiento y determina cuándo es necesario hacer una
“pregunta de más” para dejar su punto claro; si usted la formula cuidadosamente,
de conformidad con las reglas a las que nos hemos referido y que explicaremos
con mayor profundidad más adelante; y, si en lugar de dejar el punto para el final,
usted lo anota tan pronto pueda, sus alegatos de conclusión, en lugar de ser la
última batalla en la que muchos, infructuosamente, esperan reversar el destino de
una guerra ya perdida, serán la vuelta triunfal en la que exhiba el trofeo que se
aseguró desde el contra.
51
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p.75-76. La traducción es propia. El texto original es el
siguiente: “The admonition to “save it for summation” assumes that jurors are not human
but rather data banks that you can just pour information into that will somehow sort out the
important information from the unimportant. (…) In contrast to Younger’s claim, jurors make
snap judgments about the effectiveness of your cross-examination as soon as you conduct it. A
cross-examination is a battle between your credibility and that of the witness. Jurors quickly
decide who won. If the reason for your asking only one question is not abundantly clear to the
jury when you ask it on cross-examination, you are foolish to think they are going to remem-
ber—or care about—why you asked it and what your clever reasons were for asking it back
then”.
52
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p.71. La traducción es propia. El texto original es el sigui-
ente: “The most important principle of cross-examination is that it does not matter what the
witness says—it only matters whether the witness will be believed”.
Mandamientos del contraexamen 95
53
Aunque el estudio tenía un objetivo distinto, una conclusión en este sentido emerge del análisis
realizado en THOMPSON, William C. y SCURICH, Nicholas, How Cross-Examination on
Subjectivity and Bias Affects Jurors’ Evaluations of Forensic Science Evidence (January 22,
2019), p. 24. Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3320824
96 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
54
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 110. La traducción es propia.
El texto original es el siguiente: “There is no specific time frame that fits all cross-examinations
because the extent of cross will vary depending upon the circumstances of the case”.
Mandamientos del contraexamen 97
Podrá sonar extraño, pero, como veíamos en los capítulos anteriores, el 90%
del éxito del contrainterrogatorio está marcado por lo que se hace por fuera de
la sala de audiencias. No en vano, el primer y más importante mandamiento es
“preparar el contra” y conocer el proceso desde la primera hasta la última eviden-
cia. Por eso me ocuparé en detalle, paso por paso, de todos los aspectos relevantes
para la ideación, estructuración y preparación del contra.
100 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
1
Seguramente solo superada en dificultad por la decisión acerca de si el acusado debe rendir
testimonio o no. Un análisis interesante al respecto se encuentra en: HENNING, Peter J., The
Pitfalls of Dealing With Witnesses in Public Corruption Prosecutions (2009). Wayne State Uni-
versity Law School Research Paper No. 09-03
2
Baytelman; Wellman; etc.
Sistema de contrainterrogatorio 101
3
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 47-48.
102 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
4. Parcialidad, interés o motivo para mentir 4. Fuego cruzado: el testigo adverso refuta a
otro testigo adverso
4
Wellman, Francis. The Art Of Cross Examination. Edición de la American Bar Association.
2009. Edición original publicada en 1904 por The Macmillan Company, p. 34. La traducción es
propia. El texto original es: “…to separate appearance from reality and to reduce exaggerations
to their proper proportions”.
5
Artículo 210 del Código General del Proceso colombiano.
6
Artículo 211 del Código General del Proceso colombiano.
7
Artículo 255 de la ley 600 de 2000.
8
Artículos 116, 244, 269 y siguientes del Código General del Proceso.
9
Artículo 403 del Código de Procedimiento Penal colombiano. En similar sentido, Reglas Fede-
rales de Evidencia norteamericanas 607, 608, 609, 613, 703, entre otras.
104 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
probatoria, puede y debe ser examinado como otra área susceptible de impugna-
ción de credibilidad.
Cada una de estas áreas que pasaré a exponer difiere de las otras en su impor-
tancia, en la frecuencia con que se presentan en los casos reales y en los parámetros
a cumplir al momento de abordarlas. Durante las próximas páginas expondré los
requisitos y aspectos sustanciales de cada una de ellas. Pero del “procedimiento”,
propiamente dicho, me ocuparé cuando vayamos a la sala de audiencias en el
capítulo de “ejecución del contra”. Por ahora seguimos en el escritorio de nuestra
oficina y en lo que debemos conocer como punto de partida para planificar un
contrainterrogatorio exitoso.
Antes de entrar a estudiar el listado de áreas de impugnación de credibilidad,
hay dos asuntos preliminares de los que debo ocuparme. Primero, la impugnación
se dirige, como regla general, a los testigos llamados por la contraparte, no obs-
tante, nada impide que también se realice en contra de un testigo “propio”. Así lo
acepta expresamente la regla 607 de las Reglas Federales de Evidencia de Estados
Unidos. Igual previsión contemplan las Reglas de Evidencia de Puerto Rico, espe-
cíficamente en el literal (a) de la regla 608.
En Colombia, la Corte Suprema de Justicia arribó a una conclusión semejante,
señalando que no puede “descartarse la posibilidad de que la parte que presenta al
testigo se vea compelida a impugnar su credibilidad. Ello puede suceder, por ejem-
plo, si durante el interrogatorio el fiscal o el defensor se percatan de que han sido
engañados por el testigo.”10 De allí que ninguna duda quepa acerca de la posibili-
dad de impugnar al testigo, inclusive, cuando usted mismo lo ha llevado a juicio.
Segundo, vale la pena anticipar que todas las vías de que se estudiarán en las
siguientes páginas pueden ser utilizadas para impugnar la credibilidad en contra
de la prueba de referencia. En otras palabras, si a su contraparte le decretaron una
prueba de referencia por alguna de las causales excepcionales contempladas en
la ley, usted puede impugnar su credibilidad por las mismas razones por las que
podría impugnar al testigo que efectivamente se presenta en juicio.
Así lo contempla expresamente la regla 806 de las Reglas Federales de Eviden-
cia de Estados Unidos. La premisa normativa contempla que cuando la prueba de
referencia sea admitida, “su credibilidad puede ser atacada, y después reafirmada,
con cualquier evidencia que hubiese sido admisible para esos propósitos si el de-
clarante se hubiese presentado a testificar”.
10
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP606-2017 del 25 de enero de 2017. Magis-
trada Ponente: Patricia Salazar Cuellar.
Sistema de contrainterrogatorio 105
11
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP2709-2018 del 11 de julio de 2018. Magis-
trada Ponente: Patricia Salazar Cuellar.
12
Sobre el particular, tan solo a modo de ejemplo, ver: GERSHMAN, Bennett L., Witness Coa-
ching by Prosecutors (2002). Cardozo Law Review, Vol. 23, 2002.; CLARK, Ronald, et al.
Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques. Wolters Kluers. Aspen
Coursebook Series. New York, 2015, p. 20; Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Déci-
ma edición. Wolster Kluwers. Nueva York. 2017, p. 299; MacCarthy, Terence, et al. MacCarthy
On Impeachment. How to Find And Use These Weapons Of Mass Destruction. American Bar
Association. Chicago, 2016, p. 17.
13
Su uso es tan frecuente que encuentra respaldo en dos fragmentos distintos del Código de Pro-
cedimiento Penal Colombiano, Ley 906 de 2004. Por un lado, en el literal (b) del artículo 393,
y por otro, en el numeral 4 del artículo 403 de la ley 906 de 2004.
106 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Objetivos específicos
El principal objetivo específico, por supuesto, es acreditar ante el Juez la exis-
tencia de contradicciones relevantes en el relato del testigo con el fin de mermar
su fuerza de convicción. Para ello acudimos a la regla de valoración probatoria,
según la cual, generalmente, si el testigo es sincero, su relato debería ser coherente
en los aspectos centrales del testimonio. Queremos mostrarle al Juez que el testigo
se contradice, en eso no hay duda, pero el asunto es un poco más complejo de lo
que parece. Veamos.
Para que el contra no sea meramente superficial, usted debe determinar con
precisión cuál es la manifestación que, desde su punto de vista, es cierta, correcta
o ajustada a la realidad y cuál no lo es. Es decir, en cuál miente el testigo. En la
manifestación rendida con antelación al juicio, en la actual o en las dos. Pues para
efectos de que el contra encaje en su teoría del caso, no bastará con mostrar que
se presentan inconsistencias, sino que, además, deberá exponer la versión que se
ajusta con los postulados de su teoría del caso.
Si su objetivo es mostrar que el testigo mintió —o se equivocó— en juicio, pero
dijo la verdad en la manifestación previa, es procedente utilizar esta clase de con-
tra. El error que frecuentemente se ve en la práctica, y en el que usted de ninguna
manera puede incurrir, es intentar mostrar, a través de esta forma de contra, que
el testigo mintió en la declaración previa, pero dijo la verdad durante el juicio.
En esos eventos, bastará con no impugnar al testigo y dejar flotando en el aire
la idea de que la declaración acertada es la actual. En otras palabras, ningún senti-
do tiene que usted impugne al testigo con una declaración en la que considera que
mintió, si para su teoría del caso resulta preferible que le crean a la declaración
que rindió en juicio, esta es, la posterior.
Frente a este primer objetivo —plantear la veracidad de la declaración ante-
rior— “los tres MacCarthy”14 explican:
“Siempre recuerde los objetivos (de la exposición de manifestaciones previas inconsis-
tentes), usted quiere que el jurado crea que la verdad se encuentra en la declaración
previa y no en la “nueva versión”, y de forma complementaria usted quiere mostrar que
el testigo hizo afirmaciones contradictorias. Para esos efectos, usted debe exaltar, alabar
y elevar la importancia de la manifestación (previa) con la que impugna. Usted quiere
que esa declaración previa muestre todas las características de veracidad y confiabilidad
para que se perciba creíble. Claro que este propósito es importante. De hecho, es la
14
Terence MacCarthy padre, Terence MacCarthy hijo (Juez del Circuito de Illinois), y Sean P.
MacCarthy.
Sistema de contrainterrogatorio 107
consideración más importante por realizar (durante la planeación de esta forma de con-
trainterrogatorio)”15 (paréntesis explicativos fuera de texto).
El segundo propósito es demostrar que el testigo mintió en ambas declara-
ciones. ¿Es esto viable? Sí. Siempre que cuente con las herramientas para hacer-
lo, claro que puede. De hecho, una forma impactante de contrainterrogatorio
consiste en mostrar que el testigo mintió en más de una ocasión y de formas
distintas.
Así, el impacto generado es aún mayor si las distintas contradicciones mues-
tran que el testigo busca toda clase de detalles para hacer más creíbles sus menti-
ras. También si hace uso de nuevas mentiras para tapar o esconder las anteriores.
Pues con ello, además de exponer que hay inconsistencias en el relato, empezará
a sentar las bases para la acreditación de un carácter mendaz del testigo, como
explicaré más adelante.
Ahora, el procedimiento para ejecutar cada uno de los objetivos explicados en
el párrafo anterior será distinto. Dependerá de en cuál declaración usted encuen-
tra y pretende mostrar que radica la verdad. Solo a modo de ejemplo, si usted
considera que la manifestación previa es la veraz, un paso indispensable de la
ejecución consistirá en sentar la importancia del momento, el contexto, la forma
en que se rindió y de la persona que la recibió.
El contexto, la naturaleza y los antecedentes de la declaración previa tienen
una relación directa con el impacto que su uso genera en la credibilidad del testi-
go. No es lo mismo una declaración juramentada que una en la que no se tomó el
juramento. Una rendida ante los medios de comunicación que una presentada en
la Corte Suprema de Justicia. Una rendida a pocas horas del acontecimiento, que
una efectuada varios años después del suceso. Esto lo explicaré en detalle cuando
hablemos sobre el procedimiento de impugnación de credibilidad en el capítulo
de la “ejecución” del contra.
15
MacCarthy, Terence, et al. MacCarthy On Impeachment. How to Find And Use These Weapons
Of Mass Destruction. American Bar Association. Chicago, 2016, p. 33.
108 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Distinto sería que en la primera declaración el testigo hubiese dicho que el ca-
rro que manejaba el procesado venía “por su carril y a la velocidad del tráfico”,
pero llega a juicio y dice que “venía cambiando entre carriles como loco y en un
evidente exceso de velocidad”. Ahí la inconsistencia recae directamente sobre los
hechos que estructuran eventualmente un elemento objetivo del tipo penal. De
modo que tendría que ser atacada con vehemencia.
Por lo demás, las inconsistencias sobre horas exactas, fechas exactas, descripción
precisa de las personas (altura, tez y contextura), distancias concretas y, en general,
cualquier otro aspecto tan específico que se nos pueda llegar a ocurrir, solo deberán
ser objeto de impugnación si contienen alguna discusión relevante para el caso.
El Profesor Shane Read señala:
“Los abogados tienden a impugnar sobre puntos irrelevantes. Simplemente no pueden re-
sistirse a cometer este error. Han estudiado las declaraciones durante mucho tiempo y han
preparado tanto el contrainterrogatorio que quieren probar cada pequeño error que ha co-
metido el testigo durante su declaración. De pronto se ha equivocado en las fechas, horas
de las reuniones, o sobre específicamente quién se encontraba allí, así como cualquier
otro detalle que no importa en lo absoluto. Pero el abogado piensa que si puede sacar diez
errores pequeños del testigo entonces logrará un punto importante. En realidad, el abogado
terminará en un lleva y trae con el testigo, y en lugar de ganar la batalla, será el abogado
quien se verá desesperado y generando simpatía hacía el testigo que está siendo injusta-
mente atacado.
16
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 177-178. La traducción es propia. El texto original es el
siguiente: “Lawyers tend to impeach on a minor point. Lawyers simply cannot help themselves
to avoid this mistake. They have studied the deposition for so long and prepared for cross so
much that they want to prove to the jury every little error the witness has made in her testimo-
ny. Perhaps the witness has testified to incorrect dates, times of the meetings, and precisely who
was there, as well as several other minor details. It may not matter at all. But the lawyer believes
that if he can catch the witness in ten little mistakes, then he can make something big out of
it. In truth, the lawyer just winds up playing a gotcha game, and instead of winning the battle,
the lawyer looks petty, and the jurors wind up sympathizing with the witness who is getting
unfairly beaten up. Consequently, only impeach a witness on very important points”.
110 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Inconsistencias “aparentes”
No. Declaración previa Declaración en juicio Contexto del ejemplo
1 “El carro en el que “El carro de los atacan- Descripción sobre el carro
venía la persona que tes era de un azul opaco, en el que se movilizaban
disparó era oscuro” como verdoso” los presuntos autores de
un homicidio
3 “Normalmente Alex “El día de los hechos Alex Descripción del estado
no era una persona reaccionó de forma impul- emocional del acusado.
violenta. Él reacciona- siva y descontrolada” La defensa alega que se
ba bien ante las crisis” encontraba en estado de
“ira e intenso dolor”.
En el caso n°. 1, es claro que se trata de declaraciones que tienen una relación
de genero a especie. Debido a que un carro azul opaco o verdoso, puede razona-
blemente describirse como un carro oscuro, no será una inconsistencia real.
Sistema de contrainterrogatorio 111
En el n°. 2, lo que podría parecer una inconsistencia sobre cuándo el testigo co-
noció al acusado, en realidad no lo es, pues bien podría manifestar el testigo que,
pese a que vio “de lejos” a Luis en un par de ocasiones en el 2014, solo hasta el
2015 se lo presentan formalmente. Seguramente el Juez pensará que tiene sentido
su explicación.
En el n°. 3, no hay contradicción clara porque en la declaración previa el tes-
tigo habló acerca del carácter pacífico de Alex en general —“normalmente”—,
mientras que en juicio habló de un momento especifico. Una afirmación no es
excluyente de la otra.
Las inconsistencias serían reales y cumplirían con este requisito de claridad, si
en esos mismos casos se presentaran en los siguientes términos:
Inconsistencias “reales”
No. Declaración previa Declaración en juicio
1 “El carro en el que venía la persona que dis- “El carro de los atacantes era de un
paró era rojo, como el color de Ferrari” azul oscuro, como verdoso”
2 “La primera vez que vi a Luis, fue cuando “Durante el 2014 vi de lejos a Luis en
me lo presentaron en junio de 2015” compañía de su esposa un par de oca-
siones, en un parque cerca a mi casa”
3 “Ese día Alex reaccionó con una tranqui- “El día de los hechos Alex reaccionó
lidad que me sorprendió. Inmediatamente de forma impulsiva y descontrolada”
pensé que algo estaba tramando”
credibilidad. Ello, bajo ninguna circunstancia, puede tenerse como una verdadera impugna-
ción, ya que esta, se insiste, está orientada a demostrar aspectos sustanciales, que permitan
dudar de la credibilidad de los ciudadanos que cumplen con el deber de atestiguar.”17
17
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP3106-2019 del 6 de agosto de 2019. Ma-
gistrada Ponente: Patricia Salazar Cuellar.
Sistema de contrainterrogatorio 113
¿Parece una inconsistencia clara? Sí. ¿Sobre un punto relevante? También. Pero
es una inconsistencia fabricada contrariando la ética profesional y el deber de
lealtad procesal que rige en todos los juicios orales. Y no solo esto, es una incon-
sistencia cuyo impacto rápidamente se vendrá al piso. Bien porque el testigo diga
“pero léala completa, señor abogado”, o bien porque la contraparte durante el
redirecto hará lo propio y le dará al testigo la posibilidad de que explique —des-
virtúe— la supuesta contradicción.
114 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Además, tenga claro que, si usted incurre en una conducta como esta, de ahí en
adelante todas las contradicciones que exponga, frente ese mismo testigo o frente
a otro distinto, levantarán en el juez la sospecha ante su obrar: si es un obrar di-
ligente o no. Si lo está haciendo de forma leal o no. En síntesis, usted sufrirá un
golpe a su credibilidad del que difícilmente podrá levantarse.
La necesidad de seleccionar de forma leal las inconsistencias a exponer durante
el contra es un tema tan, pero tan importante, que inclusive tiene su propia regla
dentro de las Reglas Federales de Evidencia de Estados Unidos. El precepto es tan
estricto que la regla 106 permite que la parte contraria solicite la lectura o exhibi-
ción de cualquier otro fragmento que sea requerido para entender la declaración
de forma contextualizada. Se le ha denominado por la doctrina norteamericana
como “Rule of Completeness”.
El Profesor Thomas Mauet la explica así:
“Esta regla busca prevenir, entre otras cosas, que por la lectura fuera de contexto de las
declaraciones se produzca una impugnación injusta. En consecuencia, es impropio leer
únicamente una parte de la declaración para crear una impresión errada.”
La regla es clara. Sin cercenamientos ni descontextualizaciones. Ahora, si usted
considera que, con una lectura completa de la afirmación, en todo caso lograría
impugnar al testigo en cierta manera, hágalo. Pero siempre actuando con lealtad
y mostrándole el panorama completo al juez sobre esa afirmación en específico.
Cuidado, no significa esto que usted deba leer las cinco o las cuarenta y cinco
páginas de la declaración. No. Significa que la afirmación que hace el testigo so-
bre un hecho puntual se debe utilizar en contexto y exponiendo lo necesario para
dejar claro que no se está cercenando o sacando del entorno en el que fue rendida
para así producir una idea errada en el Juez.
18
La interpretación correcta del numeral 3 del artículo 403 del Código de Procedimiento Penal
Colombiano impone entender que podrá impugnarse la credibilidad de los testigos con sus
Sistema de contrainterrogatorio 115
“Manifestaciones anteriores del testigo”, cualquiera que sea, pues los instrumentos a los que se
refiere son ejemplos contemplados en la norma. Tanto que señala “incluidas aquellas hechas a
terceros”, término omnicomprensivo de cualquier manifestación hecha por el testigo.
19
Tal es el caso de los procesos adelantados por delitos de contratación estatal, en el que los dis-
tintos testigos son llamados por los Jueces Penales; la Procuraduría General de la Nación y la
Contraloría General de la República, casi que sin excepción alguna.
116 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
20
Artículos 221, 237, 347, entre otros, del Código de Procedimiento Penal Colombiano.
21
Artículos 272 del Código de Procedimiento Penal Colombiano.
22
Artículos 206, 206 y 271 del Código de Procedimiento Penal Colombiano.
Sistema de contrainterrogatorio 117
En tal caso, si su declaración hubiese quedado documentada, hubiera bastado con po-
nerle de presente los puntuales apartados de ese documento. Como ello no es así, la
23
CSJ SP-606-2017, 25 ene. 2017, rad. 44.950. En el mismo sentido, CSJ SP-12229-2016, 31 ago.
2016, rad. 43.916.
Sistema de contrainterrogatorio 121
24
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sala de Casación Penal. Sentencia SP-2582-2019 del 10
de julio de 2019. Radicado 49283. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
25
Aun cuando no con la misma profundidad, la Corte Suprema de Justicia colombiana se ha
referido en este mismo sentido en las decisiones: Sala de Casación Penal. SP 17660-2017 del 25
de octubre de 2017. Radicado 44.819. M.P. Patricia Salazar Cuellar; SP-1229-2016 del 31 de
agosto de 2016. Radicado 43916. M.P. Patricia Salazar Cuellar; Sala Especial de Primera Ins-
tancia. AEP00076-2019 del 8 de julio de 2019. Radicado 00084. M.P. Ramiro Marín Vásquez.
26
Federal Rules of Evidence. Rule 801 (a) La traducción es propia. El texto original es: “Rule 801.
(a) STATEMENT. ‘‘Statement’’ means a person’s oral assertion, written assertion, or nonverbal
conduct, if the person intended it as an assertion”.
122 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Refutar el testimonio a través del testigo que escuchó la manifestación previa inconsis-
tente, proporciona otra oportunidad para convencer al jurado que la primera manifes-
tación era la verdadera. El directo del policía estatal debería abarcar cinco principales
preguntas: si la manifestación se hizo, cuándo se hizo, cuándo se dijo, quién la escuchó
y qué fue lo que se dijo. De esta forma, se reafirma la veracidad de la declaración inicial
y se desacredita las manifestaciones hechas por el testigo durante el juicio.”28
27
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 305. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Oral Statements. Im-
peachment with a prior oral statement is common. Witnesses frequently talk to police officers,
investigators, family, friends, and co-workers about things they have witnessed. All those state-
ments become potential impeachment material if the witness says something different when
testifying”.
28
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 190. La traducción es propia.
El texto original es el siguiente: “Counsel must meet the legal requirements for the prior incon-
sistent statement, getting the witness to admit making it or, failing that, prove it by extrinsic
evidence. This can be in the form of a deposition statement or calling a witness to testify to the
Sistema de contrainterrogatorio 123
prior oral statement. In the automobile collision case illustration, after witness Tharp denies
making the prior statement, counsel must prove it through the rebuttal testimony of the State
Trooper.
Rebuttal testimony by the witness who heard the prior inconsistent statement provides anoth-
er opportunity to convince the jury that the first statement was true. The examination of the
Trooper would cover the five Ws: whether the statement was made; where the statement was
made; when it was said; who heard it; and what was said. In this way the initial oral statement
is reinforced and the witness’s testimony at trial to the contrary is discredited”
29
Artículo 437 de la ley 906 de 2004.
30
Para un estudio profundo e integral de las jurisprudencia norteamericana sobre la prohibi-
ción de “Hearsay”, y sus variaciones a lo largo de los años, ver: SCALLEN, Eileen A., Coping
with Crawford: Confrontation of Children and Other Challenging Witnesses (2009). William
Mitchell Law Review, Vol. 35, No. 4, 2009, William Mitchell Legal Studies Research Paper No.
2009-01, Disponible en: SSRN: https://ssrn.com/abstract=1527569
124 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
31
Las decisiones que se exponen a continuación, específicamente en lo relativo a la diferencia
entre prueba de referencia y testimonio de oídas, han sido reiteradas integralmente por las deci-
siones: AP6328-2014 del 20 de octubre de 2014, radicado 43683, M.P. Eyder Patiño Cabrera;
AP1611-2015 del 20 de marzo de 2015, radicado 45126, M.P. Luis Guillermo Salazar Otero;
AP2770-2015 del 25 de mayo de 2015, radicado 45578, M.P. Fernando Alberto Castro Ca-
ballero; AP260-2017 del 25 de enero de 2017, radicado 48131, M.P. Luis Antonio Hernández
Barbosa; AP6770-2017 del 11 de octubre de 2017, radicado 50940, M.P. Luis Antonio Hernán-
dez, tan solo a modo de ejemplo.
32
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. AP3445-2014 del 25 de junio
de 2014. Radicado 43.746. M.P. José Luis Barceló Camacho.
33
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. SP14174-2015 del 10 de octubre de 015.
Radicado 34.467. M.P. Eyder Patiño Cabrera.
Sistema de contrainterrogatorio 125
34
Walder v. United States, 347 U.S. 62, 65 (1954). La traducción es propia. El texto original es
el siguiente: “It is one thing to say that the Government cannot make an affirmative use of
evidence unlawfully obtained. It is quite another to say that the defendant can turn the illegal
Sistema de contrainterrogatorio 127
method by which evidence in the Government’s possession was obtained to his own advantage,
and provide himself with a shield against contradiction of his untruths”
35
Harris v. New York, 401 U.S. 222 (1971). La traducción es propia. El texto original es el sigui-
ente: “The shield provided by Miranda cannot be perverted into a license to use perjury by way
of a defense, free from the risk of confrontation with prior inconsistent utterances. We hold,
therefore, that petitioner’s credibility was appropriately impeached by use of his earlier conflict-
ing statements”.
36
Ver: Stone v. Powell, 428 U.S. 465 (1976); Oregon v. Hass, 420 U.S. 714 (1975), entre otras.
37
Kansas v. Ventris, 556 U.S. 586 (2009). “Once the defendant testifies inconsistently, denying the
prosecution “the traditional truth-testing devices of the adversary process,” Harris, supra, at
225, 91 S.Ct. 643, is a high price to pay for vindicating the right to counsel at the prior stage.
On the other hand, preventing impeachment use of statements taken in violation of Massi-
ah would add little appreciable deterrence for officers, who have an incentive to comply with
128 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
the Constitution, since statements lawfully obtained can be used for all purposes, not simply
impeachment”.
38
Para un estudio fresco y entretenido de la historia reciente de la Corte Suprema de Justicia
norteamericana ver: TOOBIN, Jeffrey. The nine: inside the secret world of the Supreme Court.
Random House, INC. New York, 2008.
Sistema de contrainterrogatorio 129
todos los requisitos legales y constitucionales —la presencia del abogado del en-
trevistado no es uno de ellos—.
No obstante, con el avance de la investigación la Fiscalía se percata de que
esa persona puede ser autor del delito investigado. Lo cita a interrogatorio, pero
el defensor de esa persona le recomienda guardar silencio, y así lo hace el inves-
tigado. La persona resulta acusada. Si durante el juicio decide declarar, y lleva a
cabo una narración distinta a la que hizo durante la primera entrevista, ¿puede
ser impugnado por las inconsistencias entre ambas declaraciones? Sí, claro que sí.
Y la razón es muy sencilla: la entrevista se tomó respetando todos los postulados
para esa clase de diligencia.
Caso distinto si el Fiscal lo utilizó como una artimaña para lograr que una
persona frente a la que tenía indicios de responsabilidad, acudiera sin abogado a
rendir “entrevista”. En estos eventos, la evidencia habrá sido tomada violando el
derecho a representación efectiva y no podrá ser utilizada con fines de impugna-
ción durante el juicio.
(…) La solución para el tema propuesto, en mi opinión pasa por entender que la nulidad
es un concepto o categoría jurídica, representativo de la declaración de invalidez de un
acto para producir ciertos efectos jurídicos, y, por ende, no predica ni significa la inexis-
tencia del acto (…) No es lo mismo usar material proveniente de un juicio anulado para
efectos de desacreditar a un testigo o perito que usar ese mismo material como elemento
probatorio de cargo o descargo para probar hechos pertenecientes a las posiciones de
defensa o de sustentar la acción penal.”40
Uno de los doctrinantes más importantes de Latinoamérica sobre la materia,
Mauricio Duce, también estudió el punto. En una postura semejante a la de Pe-
layo Vial, Duce explicó que no existían razones legitimas para prohibir el uso de
declaraciones previas rendidas en un juicio anulado con fines de impugnación de
credibilidad:
“Por el contrario, una práctica en esta dirección pone en juego seriamente uno de los
objetivos centrales del sistema probatorio como lo es el de constituir una instancia que
permita testear intensamente la calidad de la información que contribuya a que el tribu-
nal tome una decisión también de alta calidad (sin errores)”41
39
Mauricio Duce retrató el problema así: “En efecto, el legislador nacional no ha manifestado de
una manera explícita y clara su voluntad de prohibir el uso de estas declaraciones en la hipó-
tesis en análisis. Esto me permite afirmar que las razones que se han esgrimido usualmente en
tribunales para negar su procedencia no tengan un fundamento sólido y razonable. Se trata de
argumentos que parecen obedecer a debates doctrinales muy abstractos y que no consideran los
valores en juego o que se basan en una lectura formalista y parcial de las reglas que conforman
nuestro sistema procesal penal”.
40
VIAL CAMPOS, Pelayo. ”El derecho a confrontación con declaraciones de un juicio anulado
en el marco del proceso penal”. Polít. crim. [online]. 2011, vol.6, n.12], pp. 448-473.
41
DUCE, Mauricio. “El derecho a confrontación y uso de declaraciones emitidas en un juicio
previo anulado”. Polít. crim. Vol. 9, No 17 (Julio 2014), art. 4, pp. 118-146.
Sistema de contrainterrogatorio 131
42
Corte Suprema de Justicia de Chile. Sentencia del 17 de junio de 2013. Rol 286-2012.
132 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
43
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP606-2017 del 25 de enero de 2017. Magis-
trada Ponente: Patricia Salazar Cuellar.
Sistema de contrainterrogatorio 133
Ello no significa que deje de ser relevante. La impugnación por omisión también
será procedente cuando el testigo adverso llega al juicio a agregar detalles, hechos
o circunstancias que no había mencionado antes, siempre que lo agregado sea
importante de cara a los aspectos objeto de discusión en el proceso penal.
Aunque las omisiones pueden presentarse de las formas más variadas, para
efectos ilustrativos, piense en un testigo que llega a juicio y por primera vez re-
cuerda: (i) haber visto un arma que antes no había mencionado, (ii) un comenta-
rio que había olvidado, (iii) una “actitud sospechosa” que no había contado o, en
general, cualquier otra circunstancia que no había sido mencionada en los relatos
previos. En cualquiera de esos eventos o en otros similares procede la impugna-
ción de credibilidad por omisión.
Objetivos específicos
Con la impugnación por omisión usted busca demostrar que el testigo llegó
a juicio a narrar algún aspecto sustancial que en sus declaraciones previas no
mencionó. Sin embargo, únicamente valdrá la pena atacar ese “nuevo detalle” si
perjudica nuestra teoría del caso. De ahí que busquemos darle más credibilidad a
la declaración anterior en la que no incluyó el detalle perjudicial, que a la actual
—donde sí lo incluyo—. Este es, por regla general, el objetivo de las impugnacio-
nes por omisión.
Ahora, es probable que durante el juicio oral usted se encuentre con testigos
que llegan a narrar muchos hechos que no habían contado antes, pero que, o bien
favorecen su teoría del caso o simplemente le son indiferentes. En estos eventos
no tendrá sentido alguno que usted impugne al testigo con el fin de demostrar la
omisión, pues la inclusión del aspecto novedoso no lo perjudica. Incluso puede
llegar a beneficiarlo.
Puede pensarse que impugnar al testigo en este evento es técnicamente proce-
dente, pero en realidad, desde el punto de vista estratégico, constituye un grave
error. En este orden, si el testigo dijo algo nuevo que lo beneficia, no lo impugne,
deje que la manifestación despliegue sus efectos positivos ante el Juez y explote el
asunto en los alegatos de conclusión. Y si dijo algo que le es intrascendente, no lo
impugne, pues corre el riesgo de volverlo relevante y perjudicar su teoría del caso.
Mejor ignórelo y continúe.
Vamos a otra hipótesis. El testigo adverso dijo algo muy favorable a su teoría
del caso durante las manifestaciones previas, pero no lo hizo así durante el juicio.
En otras palabras, lo escondió. En este caso la omisión no se predica de las mani-
festaciones previas, sino de la manifestación “actual” —la del juicio oral—, pues
durante su interrogatorio directo omitió ese aspecto relevante.
Sistema de contrainterrogatorio 135
44
Ver impugnación de credibilidad por manifestaciones previas inconsistentes.
45
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017.
136 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Debe recaer sobre un punto trascendental de cara al sentido del testimonio y re-
ferirse a uno de los aspectos centrales objeto del debate durante el juicio. Uno de
esos puntos que usted explotaría durante los alegatos de conclusión sin temor a
perder su credibilidad.
Por eso, el test más idóneo para determinar si la omisión cumple con este
requisito, consiste en que usted se pregunte de forma sincera, razonable y desapa-
sionada si la expondría durante los argumentos de clausura.
Piense también si el resultado de esa impugnación soporta su teoría del caso y,
por supuesto, si encuentra respaldo en los demás medios de prueba que usted ha
presentado, así como en el sentido con el que ha realizado las impugnaciones de
los otros testigos adversos. En otras palabras, verifique que encaje con su visión
global del juicio, en los términos explicados en el primer capítulo de este libro.
Para efectos de analizar la trascendencia de la omisión, tenga en cuenta que
entre más declaraciones haya hecho el testigo sobre los hechos sin mencionar el
particular aspecto omitido, más impactante será la impugnación de credibilidad
bajo esta modalidad. No es lo mismo que el testigo haya hablado en una ocasión
de lo que percibió sin narrar el punto en particular a que haya rendido cinco de-
claraciones en el mismo sentido e incurrido en la misma omisión.
De tal manera que la cantidad de declaraciones sí importa, y mucho, de cara a
la determinación del impacto de la omisión. Esto no significa que cuando solo ten-
ga una declaración en la que se incurrió en la omisión deba abstenerse de utilizar-
la. No. Si el hecho omitido es trascendente, debe usarla, pero siendo consciente de
que su impugnación tendrá un menor impacto en comparación a lo que sucedería
si contara con un número importante de manifestaciones anteriores.
46
El Profesor Gary Gildin trae un listado de excusas frecuentes que presentan los testigos en juicio
cuando con confrontados con sus manifestaciones previas. Su análisis puede encontrarse en: GIL-
DIN, Gary. Cross Examination at Trial: Strategies For The Deposition. Legal Studies Research
Paper No. 9-2012. Pennsylvania State University. The Dickinson School Of Law, p. 17 y ss.
Sistema de contrainterrogatorio 139
47
Un análisis multidisciplinar sobre el testimonio de los menores se encuentra en: ORENSTEIN,
Aviva, Children as Witnesses: A Symposium on Child Competence and the Accused’s Right to
Confront Child Witnesses (2007). Indiana Law Journal, Vol. 82, 2007, Indiana Legal Studies
Research Paper No. 150, Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1551364
142 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Ahora bien, hay quienes sugieren que esta forma de impugnación es incon-
veniente, pues en lugar de reproducir la manifestación hecha en el juicio, dicen,
bastará con explotar la inconsistencia o la omisión en los alegatos de conclusión.
La posición es razonable, sin duda, usted podrá decidir si vale la pena esperarse
a los alegatos o exponerla inmediatamente durante el contra, dependiendo de su
importancia y de las particularidades del caso.
Pero tome la decisión teniendo en cuenta que es probable que el Juez no haya
percibido la contradicción intrínseca en tiempo real. De ser así, será muy mala
idea dejar el punto para el final, pues el efecto persuasivo tardío será mucho me-
nor. Para ese momento —el de los alegatos— el Juez habrá perdido el contexto de
la declaración, seguramente no recordará la actitud que adoptó el testigo al incu-
rrir en la contradicción intrínseca y, por ende, no contará con todos los insumos
para llevar a cabo una valoración integral de sus dichos.
Es mucho más fuerte el impacto que genera la exposición de las contradiccio-
nes en tiempo real. Tan pronto como se generan. Como ya expliqué en el noveno
mandamiento del contrainterrogatorio —No postergue el punto, anótelo en cuan-
to pueda—, siempre es preferible dejar el punto claro de inmediato. El riesgo de
que el Juez no haya percibido la contradicción es muy alto.
También lo es el que usted haya “malinterpretado” la dinámica en la que se
produjo, de tal manera que lo llevó a pensar que el Juez si la había percibido
cuando en realidad la pasó por alto —la probabilidad de que esto suceda aumenta
a medida que el interrogatorio cruzado se haga más extenso—. A fin de cuentas,
jamás será tarea sencilla “leer” al Juez de cara a determinar si pudo o no percibir
la contradicción. Por lo que, ante el riesgo, es preferible hacerse con el punto in-
mediatamente, en lugar de dejarlo al azar.
Para finalizar, los requisitos de la inconsistencia o la omisión son los ya estu-
diados. Debe tratarse de un aspecto trascendente o importante para el juicio. La
inconsistencia o la omisión debe ser clara, diáfana, y debe seleccionarse con apego
a la ética profesional —de forma leal—. Sin cercenamientos ni descontextualiza-
ciones de índole alguna.
48
Para un estudio profundo acerca de la frecuencia de la parcialidad en los testigos, su tratamien-
to y consecuencias, ver: COOTER, Robert D. and EMONS, Winand, Truth-Bonding and Other
Truth-Revealing Mechanisms for Courts (November 2003). Disponible en: SSRN: https://ssrn.
com/abstract=229339
49
Tal como fuere explicado por MacCarthy, Terence, et al. MacCarthy On Impeachment. How to
Find And Use These Weapons Of Mass Destruction. American Bar Association. Chicago, 2016,
p. 60.
144 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
50
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Davis v. Alaska, 415 U.S. 308, 316 (1974). La
traducción es propia. El texto original es: “We cannot speculate as to whether the jury, as sole
judge of the credibility of a witness, would have accepted this line of reasoning had counsel
been permitted to fully present it. But we do conclude that the jurors were entitled to have the
benefit of the defense theory before them so that they could make an informed judgment as to
the weight to place on Green’s testimony (…) A more particular attack on the witness’ credi-
bility is effected by means of cross-examination directed toward revealing possible biases, pre-
judices, or ulterior motives of the witness as they may relate directly to issues or personalities
in the case at hand. The partiality of a witness is subject to exploration at trial, and is “always
relevant as discrediting the witness and affecting the weight of his testimony”.
51
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. United States v. Bagley, 473 U.S. 667 (1985).
Sistema de contrainterrogatorio 145
el Estado le había hecho una serie de pagos a testigos informantes. Como podían
constituir evidencia para impugnar por parcialidad, la Corte determinó que se
trataba una violación a la cláusula Brady —por Brady Vs. Maryland52— sobre
el descubrimiento integral. Así mismo, en United States Vs. Abel reiteró que “la
cláusula de confrontación exigía que el defendido tuviera la oportunidad de mos-
trar la parcialidad de los testigos de la Fiscalía” 53
Una conclusión es segura. No hay razón más grande para dudar de un testigo
que las intenciones ocultas que sus dichos puedan conllevar. Hay una relación
inversamente proporcional entre la intensidad de la parcialidad y el valor proba-
torio, en abstracto, de cada testigo. Así, entre más fuerte sea el motivo para mentir
o inclinar su narración, con mayor énfasis deberá atacarse durante el contrainte-
rrogatorio.
Pasando al ámbito latinoamericano, el artículo 403 del Código de Procedi-
miento Penal colombiano, en su numeral 3º, establece esa forma de impugnación
como una de las finalidades más importantes del contrainterrogatorio. La norma
señala que la impugnación tendrá como finalidad atacar la credibilidad del testigo
en razón a, entre otras, la “Existencia de cualquier tipo de prejuicio, interés u otro
motivo de parcialidad por parte del testigo.”
52
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Brady v. Maryland, 373 U.S. 83 (1963).
53
Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. United States v. Abel, 469 U.S. 45 (1984). La
traducción es propia. El texto original es el siguiente: “the Confrontation Clause of the Sixth
Amendment requires a defendant to have some opportunity to show bias on the part of a pro-
secution witness”.
146 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
el abogado que habla y acusa, es preferible que usted sea de aquellos que prueba.
Son las pruebas las que ganan procesos.
54
Ver: RICHMOND, Douglas R., Compensating Fact Witnesses: The Price is Sometimes Right
(June 14, 2014). Disponible en http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.2450638
Sistema de contrainterrogatorio 149
55
GILDIN, Gary. Cross Examination at Trial: Strategies For The Deposition. Legal Studies Re-
search Paper No. 9-2012. Pennsylvania State University. The Dickinson School Of Law.
150 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
56
Sobre el especial riesgo de mendacidad en estos testigos, ver: EPSTEIN, Jules, The Great Engine
that Couldn’t: Science, Mistaken Identifications, and the Limits of Cross-Examination (Septem-
ber 24, 2007). Stetson Law Review, Vol. 36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies
Research Paper No. 08-23, Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090, p. 766.
Sistema de contrainterrogatorio 151
Pero, frente a lo que ahora nos importa, es necesario resaltar que son los testi-
gos que tienen el motivo más intenso para mentir. Esta es la razón de parcialidad
más grande podría concurrir en cualquier testigo. Un “pacto con el diablo”, ha
llegado a llamarla la doctrina norteamericana57.
Ahora mismo usted se estará preguntando si esto es suficiente para concluir
que el testigo está mintiendo, y la verdad es que no. Así como con todos los demás
métodos de impugnación, la parcialidad, por intensa que sea, no es razón suficien-
te para descartar a un testigo. Es razón, eso sí, para realizar una labor de investi-
gación seria y rigurosa de cara a corroborar la veracidad de sus manifestaciones.
Esta es la carga que debe soportar la acusación cuando hace uso de testigos que
tiene un motivo tan grande para mentir.
La impugnación por parcialidad incluye a los testigos que cuentan con un
principio de oportunidad a cambio de servir como testigos de cargo y a los que
han suscrito preacuerdos o negociaciones con la misma finalidad. Estas son las
fuentes más usuales, pero no son las únicas, pues también se podrá impugnar por
esta vía al testigo que pese a ser investigado, no fue imputado por la Fiscalía, pero
cuenta con una indagación pendiente, ya que esto le puede generar una relación
de sujeción, consciente o inconsciente, hacía la Fiscalía.
Otro ejemplo de parcialidad es el que encontramos en Davis V. Alaska. Como
estudiábamos, la Corte Suprema norteamericana avaló la impugnación a un tes-
tigo que se encontraba en libertad condicional. Allí se concluyó que, si existe
alguna razón para pensar que el testigo ha quebrantado su libertad condicional y
eso lo expone ante una de las partes, puede inferirse razonablemente que cuenta
con un motivo de parcialidad.
Hay otro evento de parcialidad o motivo para mentir cuya frecuencia sor-
prende. Se presenta cuando el coimputado arrepentido no solo está recibiendo
beneficios punitivos para él, sino también para un familiar suyo que debió haber
sido imputado y finalmente no lo fue. Evitar una imputación en contra de un ser
querido, o la simple creencia de que rindiendo testimonio en determinado sentido
puede hacer menos probable que se lleve a cabo esa imputación, es una forma
poderosísima de impugnación de credibilidad.
Precisamente porque involucra, no solo la búsqueda de beneficios para sí mis-
mo, sino también para un ser querido. Lograr acreditar la base fáctica de esta
impugnación, sin duda debería significar un gran golpe para la credibilidad del
testigo.
57
Ver: HENNING, Peter J., The Pitfalls of Dealing With Witnesses in Public Corruption Prosecu-
tions (2009). Wayne State University Law School Research Paper No. 09-03, p. 14.
152 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
58
La obra de Guercino, Susana y los viejos. Consulta realizada directamente en la página web del
Museo del Prado de Madrid. La imagen puede encontrarse en el enlace: https://www.museodel-
prado.es/coleccion/obra-de-arte/susana-y-los-viejos/9c9b3611-5c80-457d-a99a-e5580f3074e6
59
Antiguo testamento de la Biblia (Libro de Daniel:13)
60
Código Orgánico Integral Penal ecuatoriano, Artículo 502, numeral 12 y 503, numeral 5; art.
615, no. 8vo; en Australia, una regulación semejante se encuentra en las reglas de Nueva Gales
del Sur, así como en Nueva Zelanda lo propio ha dicho la Corte Superior (High Court Of New
Zealand):Vasiliev, Sergey V. “From Liberal Extremity to Safe Mainstream? The Comparative
Controversies of Witness Preparation in the United States,” (2011) International Commentary
on Evidence: Vol. 9: Iss. 2, Article 5, p. 42 y 44.
61
En R. V. Mamadou, la Corte de Apelaciones señaló: “well-known principle that discussions
between witnesses should not take place, and that the statements and proofs of one witness
should not be disclosed to any other witness. ... The witness should give his or her own eviden-
ce, so far as practicable uninfluenced by what anyone else has said, whether in formal discus-
sions or informal conversations. The rule reduces, indeed hopefully avoids any possibility, that
one witness may tailor his evidence in the light of what anyone else said, and equally, avoids any
unfounded perception that he may have done so”. Citado por: Vasiliev, Sergey V. “From Liberal
Extremity to Safe Mainstream? The Comparative Controversies of Witness Preparation in the
United States,” (2011) International Commentary on Evidence: Vol. 9: Iss. 2, Article 5, p. 33.
62
Vasiliev, Sergey V. “From Liberal Extremity to Safe Mainstream? The Comparative Controver-
sies of Witness Preparation in the United States,” (2011) International Commentary on Eviden-
ce: Vol. 9: Iss. 2, Article 5, p. 36.
154 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Pero el objetivo principal es impedir que los testigos adapten su historia de tal
manera que oculten inconsistencias o contradicciones63. Bien por un ánimo menti-
roso, o bien por el temor a que las autoridades no crean sus relatos. Sin importar
cuál sea la intención, se trata de una circunstancia impropia por el obstáculo que
representa para la consecución de la verdad.
Los ejemplos son muchos. El primero es el testigo que escucha las manifesta-
ciones que otro testigo hace directamente durante juicio oral. Normalmente no
las escucha de forma directa apareciéndose en juicio, por supuesto, sino que lo
hacen de forma indirecta, escuchando los registros de las audiencias en las que el
otro testigo rindió su declaración o a través de lo que les transmite un tercero que
la presenció. La contaminación se presentará en igual medida sin importar si se
materializa de forma directa o indirecta.
Otra forma común de contaminación son las reuniones ex parte entre testigos.
Cada vez que dos testigos se reúnen, antes de juicio, para conversar acerca de lo
que presenciaron, se genera un riesgo intenso de contaminación. Las conversa-
ciones que tienen a través de llamadas telefónicas o de cualquier otra forma de
transmisión de datos como el envío de mensajes de texto mediante aplicaciones
de internet, tienen un efecto similar.
No es extraño que los testigos tengan este tipo de conversaciones que pueden
dar lugar a que su conocimiento se vea viciado, inclusive, minutos antes y en
el mismo sitio en el que tendrán que rendir su testimonio. Sin importar en qué
contexto se haga, o a través de qué medio se lleve a cabo, cualquier reunión o
conversación entre testigos sobre los hechos que percibieron puede ser objeto de
impugnación de credibilidad.
El tema cobra particular importancia si se trata de los testigos que están reci-
biendo beneficios judiciales, a los que me referí en el apartado anterior. Cuando un
testigo tiene un particular interés en el resultado del juicio —parcialidad— tiende
a buscar corroboración en otros testigos. La doctrina nacional más calificada ya
se ocupó al respecto, señalando que “los falsos testigos no suelen venir solos, sino
que directamente o a través de las autoridades buscan colegas que afiancen su
versión y disminuyan las suspicacias frente a lo declarado…”64.
63
La Doctrina europea no ha ignorado el riesgo de la contaminación de los testigos: “Moreover,
witnesses can be assisted in testifying more meaningfully and comprehensively if they are made
aware of the areas or details mentioned by other prospective witnesses, which are relevant but
were not recalled by the witness immediately or were discarded as unimportant”. En: Vasiliev,
Sergey V. “From Liberal Extremity to Safe Mainstream? The Comparative Controversies of
Witness Preparation in the United States” (2011) International Commentary on Evidence: Vol.
9: Iss. 2, Article 5.
64
Mestre, José Fernando. La lucha contra la corrupción y los falsos testigos. Revista de la Acade-
Sistema de contrainterrogatorio 155
6) Carácter mendaz
La mentira puede arraigarse en lo más profundo de las personas. Hay quienes
están acostumbrados a ir por la vida engañando a los demás. Estafadores, mentiro-
sos patológicos, mitómanos, entre otros. Cuando una persona de estas se convierte
en testigo, su contraparte debe estar listo para exponerle al juez esos patrones de
conducta hacia la mendacidad, con el fin de derrumbar su credibilidad. Esto impli-
ca, en otras palabras, la acreditación de cualquier factor que permita concluir que
el testigo carece de valores como la veracidad, la sinceridad y la honestidad.
Surge nuevamente el debate acerca de si es posible, para efectos de materializar
esta forma de impugnación, inmiscuirse en aspectos personales del testigo. La res-
puesta, nuevamente es positiva. Todos aquellos aspectos personales que permitan
concluir que el testigo presenta una tendencia hacia la mendacidad pueden y deben
ser abordados durante el contrainterrogatorio. Sin embargo, como es apenas lógico,
existen limitaciones: durante el contra no pueden abordarse aspectos relacionados
con temas ideológicos, relativos a la raza o referidos a predisposiciones, inclinacio-
nes, prácticas o costumbres sexuales, salvo que alguno de ellos resulte absolutamen-
te necesario para el proceso de fijación de los hechos o la credibilidad de los testigos.
Esto supone una protección al núcleo duro de la intimidad del testigo y, sobre
todo, a su dignidad humana. Un contrainterrogatorio que se dedique a ventilar los
más profundos secretos de una persona, seguramente tendrá la finalidad de aver-
gonzar al testigo —y lo logrará—, pero ningún daño le generará a su credibilidad.
No es posible concluir lo mismo de la credibilidad del abogado. Seguramente esta
sí se verá profundamente afectada.
67
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sentencia SP7830-2017 del 1 de junio de 2017. Magis-
trado Ponente: Eyder Patiño Cabrera.
Sistema de contrainterrogatorio 157
Requisitos
Los requisitos de trascendencia, claridad y lealtad de las demás formas de im-
pugnación son plenamente aplicables a la impugnación por mendacidad. El hecho
por el que se impugna debe ser trascendente, no una minucia que ningún impac-
68
Corte Suprema de Justicia colombiana. Decisión AP690-2017 del 8 de febrero de 2017. Magis-
trada Ponente: Patricia Salazar Cuellar.
69
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión AP-1722-2018 del 25
de abril de 2018. Radicado 52.351. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
158 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
ción perderá una parte importante de su efecto. Aunque no significa que deba ser
descartada de plano. Un ejemplo ilustrativo de esta afirmación lo he presenciado
en casos en los que la propia Fiscalía decide compulsar copias o iniciar una in-
vestigación de oficio en contra de un testigo por el delito de falso testimonio, por
considerar que mintió en algunas declaraciones, pero después decide llevarlo a
juicio como testigo de cargo en ese y en otros casos. Así esa investigación por falso
testimonio haya sido archivada, será relevante que el Juez conozca que en algún
momento la propia Fiscalía consideró que había cometido ese delito y, por ende,
será procedente la impugnación.
70
Pese a que al Juzgamiento acudieron otros menores a afirmar que habían sido objeto de toca-
mientos, el proceso penal se refería a solo uno de ellos. Los demás acudieron debido a que las
160 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Reglas de Evidencia del Estado permitían acreditar instancias similares de conducta a través de
otras presuntas víctimas, aun cuando los hechos relatados por las otras víctimas no eran objeto
de juzgamiento.
Sistema de contrainterrogatorio 161
7) Capacidad de percepción
Por capacidad de percepción se entiende cualquier factor que permita hacer
menos probable que el testigo haya visto o escuchado lo que afirma que presenció.
Determinadas condiciones de salud del testigo; las circunstancias climatológicas o
de luminosidad que rodearon los hechos; el estado de sanidad de los sentidos; la
velocidad con la que sucedieron las cosas; los estados anímicos de absoluta exal-
tación o profunda tristeza del testigo, entre muchos otros, constituyen aspectos
susceptibles de ser utilizados para impugnar por capacidad de percepción.
No todos los casos presentan las situaciones de hecho propicias para hacer que
la impugnación por percepción sea verdaderamente relevante. Pues no en todos
los casos el objeto de la discusión recae en si un testigo pudo llevar a cabo una
adecuada identificación, bien de los hechos o las personas que intervinieron en
ellos71.
Será trabajo suyo como contrainterrogador llevar a cabo un análisis integral
de los hechos del caso, así como de las afirmaciones de cada testigo, para efectos
de verificar si se presenta algún asunto que le de relevancia a la capacidad de per-
cepción de los testigos.
Los requisitos para impugnar por percepción son semejantes a los estudia-
dos con las impugnaciones anteriores. La base fáctica de los problemas para la
percepción del testigo debe ser clara. Debe ser significativa, pues si no es lo su-
ficientemente trascendente como para que haga al Juez dudar acerca del testigo,
ningún sentido tendrá abordarla durante el contrainterrogatorio. La impugnación
debe estar rodeada de los más altos estándares éticos y de lealtad procesal. Y, por
último, no debe abordarse si no se cuenta con la evidencia correspondiente que
permita acreditar el motivo de la impugnación.
Los factores más relevantes para impugnar por percepción pueden resumirse,
en un listado no taxativo, así:
71
En EPSTEIN, Jules, The Great Engine that Couldn’t: Science, Mistaken Identifications, and the
Limits of Cross-Examination (September 24, 2007). Stetson Law Review, Vol. 36, No. 3, 2007,
Widener Law School Legal Studies Research Paper No. 08-23, Disponible en SSRN: https://
ssrn.com/abstract=1100090 se encuentra un análisis muy interesante sobre la frecuencia con
la que se producen condenas injustas debido a los errores de identificación cometidos por los
testigos. Sentencias que, en ocasiones, muchos años después son revocadas debido a que las
pruebas científicas demuestran la inocencia de los condenados.
162 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
dice haber percibido los hechos, a pesar de que tenía una condición de salud que
afectaba la agudeza de su visión y lo obligaba a usar lentes de aumento, lentes que
no estaba utilizando para el momento en que percibió los hechos.
El ejemplo es bueno. De hecho, se presenta con una frecuencia moderada en la
práctica en este tipo de casos, pero no es el único. Piense en que el testigo también
puede tener problemas auditivos, o inclusive problemas sensoriales que afecten su
capacidad de concentración —como lo hacen determinados síndromes cognitivos
leves— y, en general, cualquier deficiencia en el funcionamiento de sus sentidos.
Todos estos aspectos deberán utilizarse para impugnar por capacidad de percep-
ción, siempre y cuando, repito, usted cuente con las evidencias que los acrediten.
72
Por ejemplo, Estudios confirman que un testigo sobre estima la duración de un suceso cuando
lo percibió durante momentos de estrés. Ver: EPSTEIN, Jules, The Great Engine that Couldn’t:
Science, Mistaken Identifications, and the Limits of Cross-Examination (September 24, 2007).
Stetson Law Review, Vol. 36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies Research Paper
No. 08-23, Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090, p. 754.
Sistema de contrainterrogatorio 163
Piense en que el testigo estaba exaltado por una noticia trágica que le acababan
de dar; o que justo cuando suceden los hechos el testigo se encontraba llorando;
o que se encontraba petrificado por el susto de ver a una persona con un arma de
fuego por primera vez en su vida, cuando se encuentra en estado de vigilia, etc. De
hecho, la Profesora Giuliana Mazzoni se refiere a estas circunstancias como even-
tos de “atención focalizada” y, por supuesto, concluye que resultan sumamente
problemáticas para la veracidad del testimonio73.
Todas estas circunstancias, por afectar su posibilidad material de ver o escu-
char los hechos, puede ser abordada en el contrainterrogatorio para impugnar su
credibilidad74.
73
Mazzoni, Giuliana. ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria.
Editorial Trotta. Madrid, 2010, p. 19, 20 y 34, entre otras.
74
De hecho, tan importante es este punto para la valoración de los testigos, que un número
importante de Cortes Americanas han optado por permitir que las partes presenten peritos al
respecto, con el fin de explicar a los jurados las falencias intrínsecas en la percepción y memoria
humana. Ver: EPSTEIN, Jules, The Great Engine that Couldn’t: Science, Mistaken Identifica-
tions, and the Limits of Cross-Examination (September 24, 2007). Stetson Law Review, Vol.
36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies Research Paper No. 08-23, Disponible en
SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090, p. 755.
164 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
75
Un buen ejemplo de esta forma de contrainterrogatorio, aunque no sin algunas equivocaciones
técnicas en la formulación de las preguntas, puede encontrarse en: Carofiglio, Gianrico. El arte
de la duda. Marcial Pons. Madrid, 2010, p. 56-61.
Sistema de contrainterrogatorio 165
cada fantasía, cada manifestación que haga el testigo que resulte increíble o arti-
ficiosa, tal y como explicaré en el acápite de la “ejecución del contrainterrogato-
rio”.
Por ahora, piense en el testigo que afirma haber obrado por miedo, pero al
momento de los hechos se encontraba en una posición de poder que disiparía tal
justificación. O en el testigo que nunca mencionó a su defendido como uno los au-
tores del delito —omisión en declaraciones previas— por miedo a las represalias
de su cliente, pese a que contaba con protección, o pese a que su cliente era una
persona inofensiva que no representaba ningún peligro.
En este último caso, usted tendría la doble impugnación que explicaba en el
apartado de las omisiones. La primera impugnación será por omisión, la segunda
será por la inverosimilitud de su justificación.
Imagine también al testigo que afirma haber tomado fotografías de los hechos
constitutivos del delito, o haber realizado cualquier registro de lo sucedido, pero
al tiempo señala haberlos borrado por considerarlos intrascendentes.
Otro ejemplo de inverosimilitud de las afirmaciones recae en aquel testigo que
teniendo un Doctorado —en realidad cualquier título de educación superior—
manifiesta repetidamente no entender preguntas simples, o no entender el sig-
nificado de ciertos términos que no generan mayor confusión. Todos estos son
ejemplos inspirados en la vida real, valga aclarar.
La capacidad inventiva de algunos testigos, francamente, parece no tener lími-
te. Pero afortunadamente las mentiras siempre dejan rastros, y es labor del con-
trainterrogador ubicar esos rastros y exponérselos al juez con vehemencia durante
el contraexamen.
El ejemplo clásico de inverosimilitud es el del contrainterrogatorio realizado a
una de las mentes más brillantes de los últimos tiempos. Bill Gates. El fundador y
propietario de Microsoft. En un juicio que se adelantó en contra de esa empresa
por prácticas monopolísticas indebidas, Bill Gates afirmó reiteradamente no en-
tender a qué se refería el abogado con varios términos sencillos.
Básicamente el abogado le preguntó a Gates sobre “la preocupación que le ge-
neraba la competencia de otras marcas distintas a Microsoft” —con ello buscaba
establecer las prácticas contrarias a la competencia que realizó la empresa a raíz
de esa preocupación—.
Después de señalar en 5 ocasiones que no entendía el significado de la palabra
“preocupación”, Bill Gates pasó a afirmar que la respuesta dependería de lo que
se entendiera por “competencia”. Después de varios minutos de disputa frente a
ese segundo término, su falta de comprensión se trasladó hacia el término “otras
marcas distintas a Microsoft”. Era evidente que Gates entendía lo que le pregun-
166 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
76
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 226-232.
Sistema de contrainterrogatorio 167
Es de su esencia que se refieran a fenómenos cotidianos, pues frente a los que no tienen
esta característica no es factible, por razones obvias, constatar que siempre o casi siem-
pre ante una situación A se presenta un fenómeno B, al punto que sea posible extraer una
regla general y abstracta que permita explicar eventos semejantes.”77
Las reglas de la experiencia tienen postulados generales, abstractos y con vo-
cación de universalidad que se refieren a fenómenos de cotidiana ocurrencia, que
permiten inferir en un muy alto grado de probabilidad que así es como suceden
las cosas —siempre o casi siempre— y por ende, que así sucedieron en el caso en
concreto.
La impugnación por inverosimilitud será muchísimo más fuerte, sin duda, si
las manifestaciones del testigo se enfrentan a una regla de la experiencia. Pero no
deben dejarse de lado las que, sin cumplir con estos rigurosos requisitos, en todo
77
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia del 9 de marzo de 2011. Radicado
34.896. M.P. Alfredo Gómez Quintero, citada en: Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación
Penal. Sentencia SP1557-2018 del 9 de mayo de 2018. Radicado 47423. M.P. Patricia Salazar
Cuellar.
168 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
caso entren en colisión con el sentido común. Pues, aunque podrán llegar a ser
menos impactantes, con una adecuada exposición durante el contrainterrogatorio
y los alegatos de conclusión minarán la credibilidad del testigo de forma significa-
tiva. A similar conclusión arriba la Corte en la decisión ya citada:
“Aunque las máximas de la experiencia constituyen una importante expresión de la sana
crítica, no puede asumirse que los datos que no queden cobijados por uno de estos
enunciados generales y abstractos carezcan de importancia en el proceso de determina-
ción de los hechos en materia penal.”78
Todos ellos, entonces, deberán tenerse en cuenta para el diseño y ejecución del
contra por inverosimilitud.
78
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia del 9 de marzo de 2011. Radicado
34.896. M.P. Alfredo Gómez Quintero, citada en: Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación
Penal. Sentencia SP1557-2018 del 9 de mayo de 2018. Radicado 47423. M.P. Patricia Salazar
Cuellar.
79
Otro análisis importante sobre el funcionamiento de la memoria humana y los procesos de
rememoración de los testigos se encuentra en EPSTEIN, Jules, The Great Engine that Couldn’t:
Science, Mistaken Identifications, and the Limits of Cross-Examination (September 24, 2007).
Stetson Law Review, Vol. 36, No. 3, 2007, Widener Law School Legal Studies Research Paper
No. 08-23, Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=1100090, p. 735 y ss.
Sistema de contrainterrogatorio 169
“Lo cierto es que muchas veces se condena a personas inocentes basándose en testimo-
nios “férreos” que, aun siendo relatados con gran convicción, testigos inquebrantables
por ejemplo, sin embargo, no eran verdaderos. (…) Estos errores judiciales que pueden
tener terribles consecuencias, no siempre son fruto de mala fe o de procedimientos inten-
cional y gravemente inquinados; simplemente caricaturizan el modo en que operan los
procesos de razonamiento en el ser humano. Afortunadamente, la sentencia final no se
basa solo en las declaraciones de los testigos ya que utiliza también las pruebas fácticas.”80
Para entender la impugnación por procesos de rememoración —recollection
impeachment— es importante partir de una base cierta. Salvo contadas excep-
ciones, la mayoría de los testigos deben ir a juicio a narrar lo que se conocen
como “recuerdos incidentales”. Es decir, aquellos hechos que presuntamente
percibieron, sin haberse preparado puntualmente para recordar lo que iban a
presenciar.
Un recuerdo no incidental, por contraposición, será aquel que recaiga sobre
un aspecto que el testigo presenció teniendo plena consciencia de la necesidad
de recordarlo. Como el estudiante que, agobiado por un examen que se acerca,
sabe que debe memorizar una cantidad importante de información para luego
recordarla durante el examen. El problema con los primeros, los recuerdos inci-
dentales, es que logran captar solo una fracción de la información relevante. Esa
fracción de información, además, se codifica en la memoria de forma desorgani-
zada y poco detallada.
Con fines ilustrativos, haga usted el esfuerzo de recordar cómo celebró su cum-
pleaños hace seis años, sin consultar su celular, sus fotografías o las publicaciones
en redes sociales. Su cumpleaños es una fecha de significativa importancia, por
lo que le permitirá buscar algún anclaje para recordar dónde se encontraba, con
quién se encontraba y puntualmente qué hizo. Seguramente después de pensarlo
durante un tiempo, usted podrá responder vagamente alguna de estas preguntas,
salvo que se haya tratado de un cumpleaños verdaderamente excepcional. Solo en
ese caso sus recuerdos serán más detallados.
No obstante, es probable que lo que usted recuerda en este momento sobre su
cumpleaños se encuentre marcado por factores externos como el conocimiento
previo. En otras palabras, es probable que usted arribe a una conclusión sobre
cómo fue su cumpleaños porque su memoria llenó alguno de los vacíos con aque-
llo que “normalmente hace durante sus celebraciones de cumpleaños”.
Quien lo acompaña, en dónde se festeja, la forma en la que lo celebra, serán
factores marcados no solo por su memoria, sino por su conocimiento previo acer-
ca de la forma en la que normalmente ocurre esa festividad puntual. A pesar de la
80
Mazzoni, Giuliana. ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria.
Editorial Trotta. Madrid, 2010, p. 27.
170 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
importancia que representa, la razón por la que no recuerda con precisión todos
los detalles de lo sucedido radica en que su celebración de cumpleaños correspon-
de a un “recuerdo incidental” que usted no se preparó para recordar con lujo de
detalles81.
Este es solo uno de los elementos que debe tenerse en cuenta para entender
el funcionamiento de la memoria humana, sin duda. Pero es el más importante
para la impugnación por rememoración, por la razón que paso a explicar. Los
recuerdos que tenga el testigo, si en realidad percibió aquello que dice haber pre-
senciado, deberían ser más detallados frente al objeto central de lo percibido y
menos detallados frente a aspectos periféricos o accesorios que resultan de menor
importancia.
Precisamente por el impacto que en su memoria puede generar haber percibido
la comisión de un homicidio, por ejemplo, el relato de un testigo del ataque debe-
ría estar rodeado de un nivel razonable de detalles frente a las características ge-
nerales de la persona que disparó, la forma en la que lo hizo y los efectos que esos
disparos generaron en la víctima. En cambio, de ser sincero su relato, no debería
contener tantos detalles sobre la marca de los zapatos que utilizaba el victimario,
el reloj de la víctima y el color de su corbata.
La Profesora Mazzoni lo explica de la siguiente forma:
“Supongamos que se asiste a una escena en la que en una cocina se hallan sentados
a la mesa un hombre con barba, pelo negro y gafas, y una mujer con delantal, rubia y
despeinada. En la habitación hay seis sillas y muebles de cocina, una olla al fuego con
agua hirviendo, visillos (cortinas delgadas) a cuadros en la única ventana y, sobre la
mesa, un cuchillo de cocina. Paredes blancas y luz de neón. La mujer y el hombre están
discutiendo, el hombre tira el cuchillo en dirección a la mujer y la hiere en el brazo. (…)
Por suerte, no suele ser frecuente que una persona solo recuerde con exactitud los deta-
lles irrelevantes de una escena. Hay estudios que han demostrado que los recuerdos sue-
len ser tanto más exactos cuanto más afectan al elemento central del episodio objeto de
investigación, y suelen ser más imprecisos en el caso en que el elemento, o los elementos
importantes, sean periféricos en relación con la escena a la que ha asistido el testigo.
En otras palabras, es más fácil recordar un acuchillamiento que los visillos (cortinas) a
cuadros rojos de la cocina”82. (Paréntesis explicativos fuera de texto).
81
Para una explicación detallada sobre los “recuerdos incidentales” ver: Mazzoni, Giuliana. ¿Se
puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria. Editorial Trotta. Madrid,
2010, p. 52 y ss.
82
Mazzoni, Giuliana. ¿Se puede creer a un testigo? El testimonio y las trampas de la memoria.
Editorial Trotta. Madrid, 2010, p. 19.
Sistema de contrainterrogatorio 171
83
Richard Waites explica esta idea, así: “Judges and jurors will not readily believe that the wit-
ness can recall exact details from the distant past without some assistance. Fact finders know
that memory is fallible. However, they also know that important or dramatic events and facts
often can be recalled in vivid detail. Therefore, if a witness appears to be resolute and confident
in there are recalling of past events and the substance of the testimony appears to be credible,
judges and jurors will generally find the witness’s testimony to be credible even though it includes
recollection of events from the distant past”. WAITES, Richard, Helping Reluctant Witnesses to
Give Effective Testimony (2009). Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1520809, p. 10.
172 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Esa actitud del testigo puede resultarle frustrante, pero si lo piensa bien, es el
testigo quien pierde credibilidad con cada “no me acuerdo” o “no lo tengo claro”
que proporciona como respuesta ante sus preguntas sobre temas que, de haberlos
presenciado, debería recordar. Por eso en el capítulo de la ejecución del contra de-
dicaré un apartado a explicar la técnica de la acumulación, la más adecuada para
lidiar con la “frágil” memoria de ese tipo de testigos.
Dos aclaraciones adicionales son necesarias antes de pasar a la siguiente forma
de impugnación. La primera es relativa a las comillas con las que enmarcaba la
forma en la que “normalmente” funciona la memoria del ser humano. La verdad
es que no existen reglas fijas, estáticas o tajantes sobre lo que el testigo tendría y lo
que no tendría que recordar. Se trata de aspectos que surgirán de una valoración
en conjunto del testimonio, basada eminentemente en términos de razonabilidad.
Lo que resulta razonable que el testigo recuerde y lo que no. Y en esa difícil tarea
de determinación, jugarán siempre un papel clave las nociones de los expertos
que, como la Profesora Mazzoni, han dedicado su vida al estudio de los principios
y el funcionamiento de la memoria humana.
En segundo lugar, la procedencia y los efectos de la impugnación dependerán
de que en realidad se adapten a su particular teoría del caso, así como a la infor-
mación que arrojan las demás evidencias que sí resultan dignas de crédito. Pues
ningún sentido tendrá que usted impugne a un testigo, con el fin de evidenciar
que no recuerda un detalle relevante debiendo recordarlo, si existen otros cinco
testigos a los cuales usted no piensa impugnarles credibilidad, que sí lo recuerdan.
El mensaje es, repito, un llamado a la valoración integral de las vías de im-
pugnación, muy semejante a la valoración integral de las pruebas que tendrá que
hacer el juez cuando se termine el juicio. Este debe ser siempre su punto guía para
resolver dudas sobre esta y cualquier otra forma de contrainterogatorio.
84
MacCarthy, Terence, et al. MacCarthy On Impeachment. How to Find And Use These Weapons
Of Mass Destruction. American Bar Association. Chicago, 2016.
174 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Al margen del nombre que se le dé, lo cierto es que se trata de una forma
de impugnación sumamente poderosa. Sirve para demostrar que el testigo está
llevando a cabo una manifestación mentirosa, y así se desprende de la evidencia
documental o los testimonios con los que cuenta el contrainterrogador. En otras
palabras, una cosa dice el testigo y otra distinta las evidencias.
Como lo ha explicado la Corte Suprema de Justicia colombiana, esto es lo que
sucede “cuando el testigo, en el contrainterrogatorio, persiste en un dato que el
interrogador considera mendaz, y la parte cuenta con evidencia relacionada direc-
tamente con el aspecto objeto de impugnación”85 Sin duda, se trata de un ataque
frontal a la credibilidad del testigo que, dependiendo las particularidades del caso,
puede llegar a generar un efecto devastador en su contra.
La impugnación con prueba de refutación o “contradictions” tiene una larga
historia en la cultura jurídica norteamericana. Tal vez el caso más emblemático es
el de un juicio por homicidio en el que el defensor estelar fue Abraham Lincoln.
Ya en las páginas anteriores refería un caso en el que a Lincoln no le fue muy bien,
pero en este, en cambio, sí que brillo.
El Profesor de la Universidad de Harvard Alan Dershowitz cuenta que Lincoln
tuvo que enfrentarse a un testigo que afirmaba haber visto al procesado cometer
el homicidio, a pesar de que era de noche y se encontraba a más de 150 pies de
distancia. El testigo le dijo a Lincoln que pudo ver todo porque esa noche había
una luna llena que irradiaba todo el lugar. En ese momento, Lincoln utilizó como
evidencia de impugnación el almanaque lunar que demostraba la mentira de esa
afirmación: ese día había apenas ¼ de luna, no luna llena, como afirmaba el tes-
tigo.
Cuando fue contrainterrogado con ese almanaque, el testigo se desmoronó.
Hay quienes sostienen que el testigo se retractó de sus afirmaciones, otros afirman
que simplemente guardó silencio desconsolado. En cualquier caso, el procesado
fue absuelto y el juicio se volvió tan memorable que, a hoy, se sigue recordando
frecuentemente en las publicaciones sobre la materia como “el juicio del almana-
que”. Una copia de ese almanaque, de hecho, se expone al público en la librería
de la Universidad de Harvard86.
Esta forma de impugnación de credibilidad se caracteriza porque abarca un
gran número de situaciones, algunas ya abarcadas por otras formas de impugna-
ción y otras no. Algo así como una clasificación residual de la impugnación de
85
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión AP2215-2019 del 5
de junio de 2019. Radicado 55.337. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
86
Dershowitz, Alan. The Best Defense. Editorial Random House. Vintage Books. New York.
1982. Pos. 2130 y ss.
Sistema de contrainterrogatorio 175
87
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión AP2215-2019 del 5
de junio de 2019. Radicado 55.337. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
88
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Sentencia SP4135-2019 del 1
de octubre de 2019. Radicado 52394. M.P. Patricia Salazar Cuellar. En este caso la impugna-
ción con prueba de refutación no procedió, debido a que la parte que la alegaba no cumplió con
los requisitos que se explican en el capítulo siguiente de este libro.
89
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Sentencia SP17660-2017 del 25 de octubre
de 2017. Radicado 44819. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
176 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
En general esta forma de impugnación abarca una gama muy amplia de po-
sibilidades. Algunas corresponden a formas de impugnación ya estudiadas, otras
no. Además, como prueba de refutación pueden utilizarse documentos, pruebas
testimoniales o cualquier otra evidencia que haya sido recolectada lícitamente.
Todas son igualmente procedentes. La diferencia radica, por supuesto, en el pro-
cedimiento que se debe adelantar para el decreto y práctica de una u otra prueba.
Pero de eso me ocuparé en el acápite de “ejecución del contrainterrogatorio”.
Anticipándome un poco a lo que será dicho capítulo, considero necesario acla-
rar brevemente algunos aspectos. El primero. Los hechos objeto de esta impugna-
ción sí deben ser abordados durante el contrainterrogatorio. De lo contrario, el
requisito para la procedencia de la prueba de refutación consistente en “darle la
posibilidad al testigo de que acepte el motivo de la impugnación” no se cumplirá.
Esto llevaría a que no sea procedente la referida prueba de refutación.
En segundo lugar, la prueba de refutación de índole documental sí puede ser
examinada por el testigo durante el contrainterrogatorio. El abogado puede pa-
sarle el documento al testigo y hacerle preguntas al respecto. Puede preguntarle
sobre la veracidad —o falta de ella— del documento; sobre si lo conocía o no;
acerca de si acepta que el hecho que refleja el documento es cierto o no y, en gene-
ral, cualquier pregunta necesaria para una adecuada examinación de la evidencia
durante el contra.
Lo propio podrá hacer la contraparte en el redirecto. Esta última salvedad la
hago, aunque implica anticiparme a temas que más adelante tocaré con mucha
más profundidad, para que usted se vaya despojando del mito conforme el cual
solo las declaraciones previas de un mismo testigo pueden ser examinadas duran-
te el contrainterrogatorio. No es así.
En tercer lugar, vale la pena aclarar, desde ya, que la prueba de refutación es
una herramienta de la impugnación de credibilidad. No se trata de un mecanismo
independiente o alejado del contrainterrogatorio. La prueba de refutación es tan
solo una de las formas, como lo hemos visto a lo largo de este capítulo, para mi-
nar la credibilidad de los testigos. Mientras que la impugnación de credibilidad es
el objetivo, la prueba de refutación es la herramienta para alcanzarlo.
Frente a estas tres claridades, la Corte Suprema de Justicia ha señalado:
“…para impugnar la credibilidad de los testigos las partes pueden utilizar evidencia de
refutación (…) (v) la prueba de refutación no puede presentarse antes de que el testigo
declare, precisamente porque este debe tener la oportunidad de aceptar o negar el punto
de impugnación que se le pone de presente durante el contrainterrogatorio; y (vi) si el
testigo acepta el aspecto de impugnación propuesto por la contraparte, no tiene sentido
dilatar el juicio con “pruebas externas”, como cuando, a manera de ejemplo, acepta que
no estaba presente en el lugar de los hechos para cuando los mismos ocurrieron, lo que
Sistema de contrainterrogatorio 177
90
Específicamente frente a la impugnación por record criminal dirigida en contra del acusado
que decide rendir testimonio, en el sistema canadiense, ver: SANKOFF, Peter, Corbett Revisited:
A Fairer Approach to the Admission of an Accused’s Criminal Record in Cross-Examination.
Criminal Law Quarterly, Vol. 51, 2006, disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=921150
178 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
91
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015.
Sistema de contrainterrogatorio 179
Usted estará pensando que para eso contamos con los testigos propios, y tie-
ne razón. Pero también es cierto que el contrainterrogatorio por esta vía puede
constituir una herramienta sumamente poderosa para acreditar nuestra teoría del
caso. La razón es muy sencilla. Cuando usted logra que un testigo de la contra-
parte haga esa afirmación que le conviene a su teoría del caso, prácticamente se
acercará a un consenso sobre ese hecho puntual.
Recuerde que, por regla general, la parte que ofrece un testigo para el juicio lo
hace porque Recuerde que, por regla general, la parte que ofrece un testigo para el
juicio lo hace porque le cree. De suerte que cuando usted logre que ese testigo de
la contraparte, al que su adversario le cree, acepte —conceda— ese hecho favora-
ble, usted tendrá un argumento muy persuasivo para los alegatos de conclusión.
“Fue el propio testigo de mi contraparte quien hizo esa afirmación. Mi adversario
lo trajo porque le cree y frente a este aspecto yo también le creo”.
Para poner la idea en otros términos, el contra por concesiones puede llevar
a lo que bien podríamos denominar una “estipulación o acuerdo probatorio tá-
cito”. Piénselo de la siguiente forma: su contraparte puede decir “no, yo no creo
esa parte del relato del testigo”, claro que puede hacerlo. Pero si eso sucede, se
pondrá a sí misma en una posición muy incómoda que usted podrá explotar con
vehemencia durante su turno en los alegatos de conclusión.
Frente al contra por concesiones surge un debate muy interesante. Consiste en
la discusión acerca de si puede utilizarse de forma conjunta con el contra por im-
pugnación —impeachment—. Es decir, si es viable o no atacar una parte del relato
del testigo para que no se concluya que es creíble —impeachment— y al tiempo,
frente a ese mismo testigo, hacer un contra por concesiones con el fin de resaltar
información favorable que debe ser creída por el Juez. La mayoría de la doctrina
especializada se inclina por considerar que es viable.
El profesor Shane Read es de esa postura. Sin embargo, hace una aclaración
acerca del orden que debería tener el contrainterrogatorio en ese evento:
“Como regla general, es mejor que inicie su contrainterrogatorio del testigo generando
concesiones que le permitan soportar su caso antes de atacar su credibilidad o cualquier
otra debilidad. De esta forma, si lo hace antes de atacarlo sugiriéndole al jurado que el
testigo no es fiable, será más probable que el testigo responda sus preguntas libremen-
te.”92
92
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 117. La traducción es libre. El texto original es el sigui-
ente: “As a general rule, it is better to start your cross-examination of a witness by eliciting
facts from him that will support your case before you attack him on credibility or some other
weakness. By doing this at the start of cross, before you suggest to the jury that the witness is
not trustworthy through an attack, the witness will be more likely to answer those questions
180 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
freely”.
Sistema de contrainterrogatorio 181
por delitos de contratación estatal, imagine que el testigo que conoció la licitación
acepta no haber percibido nada irregular o delictivo.
En general, repito, cualquier aspecto que haya sido abordado en el directo y
que pueda hacer más probable nuestra teoría del caso, puede ser abordado a tra-
vés de esta forma de contrainterrogatorio poco confrontacional.
3) Neutralizar el testimonio
Neutralizar el testimonio de la contraparte no significa atacarlo con vehemen-
cia. No significa neutralizar al testigo de un solo golpe, como el lenguaje coloquial
podría hacernos creer. Neutralizar al testigo significa demostrarle al Juez cuál es el
verdadero alcance que tiene el conocimiento del testigo.
Quiere decir lo anterior que, aun cuando aparentemente las manifestaciones
del testigo pueden resultar de suma importancia, en realidad no la tienen, o la tie-
nen en menor medida, debido al conocimiento fragmentado o parcial del testigo.
Es una forma de contrainterrogatorio muy importante para las dos partes en con-
tienda en el proceso penal, pero que ha sido mejor explotada históricamente por
los Fiscales. De hecho, hay quienes afirman que se trata de la herramienta más im-
portante del contrainterrogatorio para Fiscales y, sin duda, suscribo esta postura.
Para entender adecuadamente en qué consiste esta forma de contrainterroga-
torio resulta necesario acudir a un ejemplo. El caso por excelencia es el de las de-
fensas por “coartada”. Volvamos al caso del homicidio ocurrido en la madrugada,
puntualmente a las 2:00 a.m. La defensa afirma que es imposible que el procesado
haya cometido el delito, debido a que a esa hora se encontraba en una fiesta en un
bar ubicado a más de 10 kilómetros de distancia.
Para acreditarlo llama a una de las personas que se encontraba en la fiesta,
quien afirma haber visto al procesado, haberse saludado con él y, pese a que no
compartieron todo el tiempo, en ningún momento lo vio salir del bar. Solo hasta
las 4:00 a.m., cuando juntos compartieron transporte hacia sus respectivas casas.
184 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
“De hecho, ni siquiera los vio hablando juntos, ¿cierto que no los vio?”.
Haré referencia detallada a los pasos a seguir y los parámetros para tener en
cuenta para ejecutar esta forma de contra en el capítulo correspondiente.
93
A esta forma de contrainterrogatorio se ha referido la Doctrina europea: “At trial, apparent
contradictions between witnesses in the areas of overlapping knowledge will not go unnoticed
and are bound to be probed by the opposing counsel during cross- examination”. Vasiliev,
Sergey V. “From Liberal Extremity to Safe Mainstream? The Comparative Controversies of
Witness Preparation in the United States,” (2011) International Commentary on Evidence: Vol.
9: Iss. 2, Article 5.
186 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Esta forma de contra trae consigo, por supuesto, unos requerimientos prácticos
bastante interesantes que explicaré cuando me refiera a la ejecución del contrain-
terrogatorio por esta vía.
nocimientos que en principio no tenía, pero que gracias a la prueba pericial pudo
adquirir y aplicar al caso concreto.
Su procedencia, entonces, está marcada por la exigencia según la cual, la prue-
ba pericial debe referirse a uno se esos conocimientos especializados que resulten
relevantes para el juicio. Ahora, en ocasiones no es sencillo diferenciar entre co-
nocimientos científicos, técnicos, artísticos y de oficios específicos.
Muchas disciplinas combinan uno y otro aspecto. Las distintas regulaciones
que existen al respecto, tanto en el ámbito nacional, como en el internacional, no
hacen mucho para facilitar esa distinción, pues no se sumergen en la intrincada
tarea de definir qué se entiende por cada uno de esos conceptos. Por eso, y solo
con el objetivo de generar una noción básica, traigo a colación algunas ideas que
permitan diferenciarlas, cuando menos tangencialmente.
Serán conocimientos científicos los relativos un área del conocimiento humano
cuyo estudio tenga una aproximación metódica y objetiva que permita la caracte-
rización de “científica”. La medicina legal y sus múltiples vertientes, la grafología
y la dactiloscopia, son solo algunos de los ejemplos más recurrentes en la práctica
judicial. Su necesidad es frecuente en los delitos de homicidio, lesiones personales,
violencia sexual, falsedades, entre muchos otros.
Los conocimientos técnicos suelen confundirse con los científicos, particular-
mente porque entre ellos hay muchos puntos de contacto. No obstante, los conoci-
mientos técnicos hacen referencia a aquellas áreas del saber humano que, pese a no
ostentar el rigurosísimo título de “ciencia”, sí cuenta con procedimientos y técnicas
claramente estandarizadas para el abordaje de determinado problema o hipótesis.
Por ejemplo, la informática forense o la contaduría forense corresponden a cono-
cimientos especializados que suelen asociarse con mayor frecuencia a aspectos téc-
nicos que científicos. Su importancia surge con regularidad en casos relacionados
con delitos económicos, delitos informáticos, delitos de corrupción, etc.
Será un conocimiento artístico, por su parte, aquel que se refiera a nociones
culturales que puedan llegar a ser relevantes para el proceso. Como la apreciación
de las bellas artes, el cine, la fotografía, la música, y, en general, todas aquellas
derivadas de los conceptos de artes visuales, escénicas, musicales y literarias. Esta
clase de aspectos suelen ser relevantes en delitos como la estafa, la violación de los
derechos de autor, los delitos relacionados con marcas y patentes, etc.
Otro objeto legitimo sobre el que puede recaer la prueba pericial es el relativo a
un “oficio” especializado. En él se incluyen una amplia gama de ejemplos, desde la
venta y distribución de determinados productos, hasta la alfarería, la agricultura
y otros oficios manuales. La doctrina especializada explica esta idea con claridad:
“En consecuencia, la especialización del perito no proviene solo de lo que tra-
dicionalmente se consideraría un área técnica (ciencia), sino que de disciplinas o
Sistema de contrainterrogatorio 189
94
Duce, Mauricio. La prueba pericial. Aspectos legales y estratégicos claves para el litigio en los
sistemas procesales penales acusatorios. Colección litigación y enjuiciamiento penal adversa-
rial. Ediciones Didot. Buenos Aires, 2015, p. 31.
95
Ibidem, p. 34 y ss.
96
Ibidem, p. 34.
97
Ibidem, p. 34.
190 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
98
Ibidem, p. 35.
Sistema de contrainterrogatorio 191
99
En similar sentido se pronuncia el Profesor norteamericano Arthur Greenmbaum: “Experts play
a crucial role in modern litigation. The range of cases in which expert testimony is allowed, or
in some cases required, is immense. It is the testimony of these experts that often make or break
a case”. GREENBAUM, Arthur Franklin, Expert Witness Reports in Federal Civil Litigation:
The Role of the Attorney in the Expert Witness Report’s Preparation (2019). Ohio State Public
Law Working Paper No. 499 (2019), Disponible en http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3447219, p.
2. También ver, ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Ediciones Didot. Buenos Aires, 2019,
p. 240.
192 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
100
Traver, Robert. Anatomy of a Murder. St. Martin’s Publishing Group. New York. 1958 así
mismo, dos importantes Profesores y teóricos del análisis económico del derecho se refieren a
las opiniones de muchos de estos peritos como “junk science” o ciencia basura. Ver: COOTER,
Robert D. and EMONS, Winand, Truth-Bonding and Other Truth-Revealing Mechanisms for
Courts (November 2003). Disponible en: SSRN: https://ssrn.com/abstract=229339; sobre la
falsa percepción de certeza que suelen generar las pruebas periciales en los Juzgadores, pese a
todas a la falta de confiabilidad que representa en muchos casos, ver: THOMPSON, William
C. y SCURICH, Nicholas, How Cross-Examination on Subjectivity and Bias Affects Jurors’
Evaluations of Forensic Science Evidence (January 22, 2019). Disponible en SSRN: https://ssrn.
com/abstract=3320824. En APPLEGATE, John S., “Witness Preparation” (1989). Articles by
Maurer Faculty. 847, p. 295, se encuentra una conclusión similar.
101
No en vano, la Doctrina norteamericana ha señalado que, en ocasiones, los peritos actúan como
“marionetas” de los abogados que los convocan y contratan. Al respecto, ver GREENBAUM,
Arthur Franklin, Expert Witness Reports in Federal Civil Litigation: The Role of the Attorney
in the Expert Witness Report’s Preparation (2019). Ohio State Public Law Working Paper No.
499 (2019), Disponible en http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3447219, p. 4.
Un ejemplo del enorme daño que tal clase de “expertos” puede generar en el proceso de la de-
terminación de la verdad se encuentra en la narración y análisis del caso “Sleeper Cell” hecha
por el Profesor de la Universidad de Pace, Bennett Gershman. Ver: GERSHMAN, Bennett L.,
How Juries Get it Wrong - Anatomy of the Detroit Terror Case (October, 31 2008). Washburn
Law Journal, Vol. 44, 2005, p. 344 y 348, entre otras.
Sistema de contrainterrogatorio 193
El teniente frunció el ceño y me miró con preocupación. “Espero que no se haya arrepen-
tido de alegar en mi defensa el estado de locura. ¿Y si nuestro psiquiatra elegido, cuando
lo encontremos, concluye que no estoy demente?”
“En ese evento seguimos nuestra salida de compras, como dice usted, hasta que encon-
tremos uno que concluya que sí lo está.” Dije sacudiendo la cabeza. “Así que nos vamos
de compras. Me encanta el término. (…)
“No dónde, teniente, la pregunta del millón es con quién. Sospecho que los psiquiatras
no son más filantrópicos que nosotros los abogados. De hecho, lo son menos que un
tonto abogado que conozco de casualidad (refiriéndose a sí mismo). Ellos esperarán que
el pago sea bueno y que se haga de contado.”
“Me la está poniendo muy difícil. ¿Cómo le voy a pagar a un psiquiatra? Usted sabe que
estoy quebrado. Carajo, hombre, ni siquiera puedo pagarle a usted”102 (Paréntesis fuera
de texto)
102
Traver, Robert. Anatomy of a Murder. St. Martin’s Publishing Group. New York. 1958, p. 64-
65. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Having said all that, Lieutenant,
it remains to be added that you’re absolutely right on insanity. The present outlook and ritual
of the law on legal insanity is almost as primitive and nonsensical as when we manacled and
tortured our insane. I agree with you”. The Lieutenant frowned and looked concerned. “I hope
you haven’t talked yourself out of my defense of insanity. And supposing our chosen psychia-
trist, when we find him, says I’m not nuts?” “In that event we keep shopping around, as you say,
till we can live-trap one who does”. I shook my head. “So a-shopping we must go. I love that
word. (…) “What do we do, then?” “We go shopping, my friend”. The Lieutenant shrugged.
“Well, I suppose if we must we must. Where do we start?” “Not where, Lieutenant—the burn-
ing question is what with? I rather suspect that psychiatrists are no more philanthropic than
194 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
us lawyers. In fact less so than one foolish lawyer I happen to know. They’ll expect to be well
paid—and on the line”. “You’re making it rather difficult. How can I pay a psychiatrist? You
know I’m broke. Hell, man, I can’t even pay you”.
103
Sobre los peritos que rinden testimonio falso, descontextualizado o inexacto, sin temor a san-
ciones, ver: COOTER, Robert D. and EMONS, Winand, Truth-Bonding and Other Truth-Re-
vealing Mechanisms for Courts (November 2003). Disponible en: SSRN: https://ssrn.com/abs-
tract=229339
Sistema de contrainterrogatorio 195
104
El Código de Procedimiento Penal Colombiano establece en su art. 396: Examen separado de
testigos. Los testigos serán interrogados separadamente, de tal manera que no puedan escuchar
las declaraciones de quienes les preceden. Se exceptúa de lo anterior, además de la víctima y
el acusado cuando decide declarar, aquellos testigos o peritos que debido al rol desempeñado
en la preparación de la investigación se requiera de su presencia ininterrumpida en la sala de
audiencias, bien sea apoyando a la Fiscalía o a la defensa”.
Sistema de contrainterrogatorio 197
muy importante para tener en cuenta, tanto en la fase de preparación como du-
rante la ejecución del contrainterrogatorio.
Aunque esto puede sonar atemorizante, lo cierto es que su solución radica
en adelantar un contrainterrogatorio muy preciso. Quirúrgico. Tomando como
punto de partida el informe pericial que rindió, haciendo preguntas sugestivas,
evitando que el perito de explicaciones, exigiendo respuestas precisas a cada una
de las preguntas que realice y, en general, aplicando las técnicas que expondré en
el capítulo de la ejecución del contra. De esta forma ni siquiera el más experimen-
tado de los peritos podrá evitar que usted logre su punto.
Sin embargo, recuerde que desde el mismo instante en que usted se disponga a
impugnar la credibilidad del perito, bien exponiendo inconsistencias o bien a tra-
vés de cualquiera de las formas que estudiaremos, seguramente el perito ya sabrá
cuál es su finalidad y hacia dónde se dirige. Descarte, entonces, cualquier idea de
sorprender o emboscar al perito.
Dependiendo de la experiencia que tenga, él ya habrá transitado varias veces
ese camino. Ya se conoce las grandes piedras y los pequeños obstáculos. Por eso su
trabajo como contrainterrogador, en lugar de consistir en darle vueltas al asunto
buscando que el perito tropiece, debe ser certero y demoledor.
2) Omisiones
En similar sentido, podrá impugnar al perito que haya omitido un hecho rele-
vante en una o varias de sus manifestaciones anteriores. La omisión puede recaer,
también, en algún aspecto del procedimiento o análisis realizado por el perito, en
las conclusiones a las que arribó o en el fundamento técnico-científico de su opi-
nión. Veamos un ejemplo de cada uno.
Para el primer punto, la omisión en el procedimiento, imagine que el perito en
su informe describió la forma en la que realizó su procedimiento de balística en
cinco pasos, pero llegó a juicio a decir que en realidad habían sido seis, todo con
el ánimo de ocultar que olvido desarrollar uno de los pasos relevantes.
200 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
3) Parcialidad
Los peritos juegan un papel fundamental en la reconstrucción histórica de
los hechos. El proceso confía en ellos el apoyo a la consecución de la verdad en
lo referente a los aspectos técnicos o científicos en los que el Juez requiere de su
colaboración. Por la gran importancia que representan se espera de ellos que sean
rigurosos, serios, objetivos e imparciales. Que no aprovechen su condición de su-
perioridad cognitiva en los aspectos que dominan mejor que las partes. Se espera
que colaboren en la búsqueda de la verdad, no en su distorsión.
Sistema de contrainterrogatorio 201
105
Buscar Chile; México; USA, etc.
106
Artículo 226 del Código General del Proceso colombiano.
107
Artículo 235 del Código General del Proceso colombiano.
108
Artículo 411 del Código de Procedimiento Penal colombiano.
202 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
i. Remuneración desproporcionada
La mayoría de los peritos recibirán una remuneración por su trabajo. No por
su opinión ni por el sentido de ella, sino por el trabajo que realizó para efectos de
emitirla. Esa circunstancia, por sí sola, no necesariamente lleva a concluir que el
perito se encuentra parcializado.
Precisamente por eso el Código General del Proceso dispone que: “No se en-
tenderá que el perito designado por la parte tiene interés directo o indirecto en el
proceso por el solo hecho de recibir una retribución proporcional por la elabora-
ción del dictamen”109. Además, si su perito también está recibiendo una remune-
ración, ningún sentido tiene que usted intente impugnar la credibilidad del perito
por la misma causa. La incoherencia saltaría a la vista.
La conclusión es diferente si el perito está recibiendo una remuneración des-
proporcionada110. Unos honorarios irrazonablemente altos, indudablemente, pue-
den llegar a constituir un motivo de parcialidad muy fuerte. Imagine que usted
debe contrainterrogar a un perito que está recibiendo una remuneración diez ve-
ces mayor comparada con la que recibe su propio perito, o comparada con la que
normalmente se establece como pago promedio por ese determinado dictamen
pericial. Se trata de un asunto relevante para la credibilidad del perito que, sin
duda alguna, puede ser abordado durante el contrainterrogatorio con fines de
impugnación.
109
Parágrafo único del artículo 235 del Código General del Proceso colombiano.
110
Los estándares éticos para el desarrollo del proceso penal norteamericano (ABA Criminal Jus-
tice Estándar), prohíben a los abogados pagar honorarios irrazonablemente altos a los peri-
tos. Así lo explica: FLOWERS, Roberta Kemp, Witness Preparation: Regulating the Profes-
sion’s ‘Dirty Little Secret’ (2011). Hastings Constitutional Law Quarterly, Vol. 38, No. 4, p.
1007, 2011, Stetson University College of Law Research Paper No. 2012-9, Disponible en
SSRN: https://ssrn.com/abstract=2039480, p. 1017.
Sistema de contrainterrogatorio 203
111
Artículo 318. Código Procesal Penal chileno.
112
Parágrafo único del artículo 235 del Código General del Proceso colombiano.
204 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
mencionar este aspecto es la de los peritos de la Fiscalía, quienes por regla general
tienen una vinculación contractual y laboral.
Sin embargo, esta forma de impugnación es igualmente aplicable para los pe-
ritos que trabajan permanentemente, o con cierta regularidad, con las oficinas
de abogados que los convocan. Esa exclusividad entre peritos y una oficina de
abogados no es tan frecuente, pero puede llegar a presentarse. En cualquier caso,
se trata de un motivo de impugnación de credibilidad debido a que la vinculación
laboral, con los incentivos positivos o negativos que conlleva, puede convertirse
en una presión que lleve al perito-empleado a inclinar sus opiniones consciente o
inconscientemente.
Puesto en términos coloquiales, no resulta razonable pensar que la Fiscalía o la
defensa quieran seguir teniendo como empleado a un profesional que regularmen-
te emite opiniones a favor de la contraparte o que resultan inocuas para lo que
demandan sus teorías del caso113. Esto cobra aún más relevancia si, por ejemplo,
el perito-empleado suele recibir bonificaciones, premios, condecoraciones, vaca-
ciones adicionales o ascensos a raíz de lo que su empleador entiende como una
“buena labor”.
Para que esta forma de impugnación genere algún efecto relevante, debe ir de
la mano con una de las que se refieren a la falta de idoneidad del perito, la men-
dacidad de sus afirmaciones o a las equivocaciones en las que incurrió al emitir su
opinión. De lo contrario, el juez bien puede concluir que, a pesar de ser un testigo
cuyo sustento depende de una de las partes, sus apreciaciones son correctas.
Todo esto debe analizarse de forma armónica con los postulados de la teoría
del caso. Si el perito no le hace daño, si se trata de una opinión inocua o si, in-
clusive, se trata de una opinión que puede llegar a beneficiarlo, no tiene ningún
sentido que usted se desgaste, desgaste al juez y dilate el trámite del juicio con
impugnaciones carentes de una finalidad claramente determinada. Por eso, repito,
113
La idea es explicada por el Profesor Arthur Greenbaum, así: “Nevertheless, there is certainly a
real-world chance that the opinions of experts may be shaped by who employs them. Experts
are “at will” employees. An unsatisfactory opinion or an uncooperative attitude may lead to
dismissal or at least a decision not to call on the expert to testify. Either has negative compensa-
tion implications. The desire to be hired in the future also can play a part. These financial incen-
tives can influence an expert’s testimony. A human desire to please those for whom one works,
and the reliance relationship the expert has on counsel to provide certain facts and assumptions
may further taint the process”. En GREENBAUM, Arthur Franklin, Expert Witness Reports in
Federal Civil Litigation: The Role of the Attorney in the Expert Witness Report’s Preparation
(2019). Ohio State Public Law Working Paper No. 499 (2019), Disponible en http://dx.doi.
org/10.2139/ssrn.3447219, p. 7.
Sistema de contrainterrogatorio 205
debe tener presente su teoría del caso frente a todas y cada una de las decisiones
que tome a lo largo del juicio oral.
114
Un sector de la doctrina norteamericana ha denominado este fenómeno como “cognitive bias”.
Al respecto, ver: THOMPSON, William C. y SCURICH, Nicholas, How Cross-Examination
on Subjectivity and Bias Affects Jurors’ Evaluations of Forensic Science Evidence (January 22,
2019). Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3320824
206 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
115
Los estándares éticos para el desarrollo del proceso penal norteamericano (ABA Criminal Jus-
tice Estándar), exigen que los abogados entreguen a los peritos toda la información necesaria
para que emita una opinión informada, justa e imparcial. Así lo explica: FLOWERS, Roberta
Kemp, Witness Preparation: Regulating the Profession’s ‘Dirty Little Secret’ (2011). Hastings
Constitutional Law Quarterly, Vol. 38, No. 4, p. 1007, 2011, Stetson University College of Law
Research Paper No. 2012-9, Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=2039480, p. 1018.
Sistema de contrainterrogatorio 207
i. Formación académica
Para atacar al perito por su formación académica tenga en cuenta los siguientes
aspectos. Hay peritos que no tienen los estudios que afirman tener. Si eso sucede,
usted podrá impugnar por falta de idoneidad y por carácter mendaz o deshonesto
al mismo tiempo. Otros cuentan con los estudios necesarios, pero los cursaron
hace mucho tiempo. En ese caso también será procedente la impugnación por la
falta de actualización.
Todas las áreas del saber humano están en permanente evolución, de tal mane-
ra que un perito que no estudie y no se actualice es cada día menos experto. En el
mismo sentido, hay peritos que cuentan con una vasta formación académica, pero
en un área distinta a la que pretenden abordar en la opinión pericial. Imagine un
químico reconocido que va a juicio a hablar acerca de la estabilidad estructural
de una megaobra de ingeniería civil. La falta de relación entre el área en el que
se formó y el área en el que rinde la pericia, será otro motivo para impugnar su
credibilidad.
116
Algunas nociones muy interesantes al respecto se encuentran en Carofiglio, Gianrico. El arte de
la duda. Marcial Pons. Madrid, 2010, p. 73 y siguientes.
Sistema de contrainterrogatorio 211
Así, verbigracia, es posible que el médico forense que concurre al juicio luego de haber
practicado una valoración sexológica a una víctima de abuso sexual sea cuestionado
sobre el tiempo que toma, por lo general y de acuerdo con su experiencia, la sana-
ción de las heridas ocasionadas por el acceso carnal violento, como también sobre las
consecuencias físicas que, de acuerdo con la literatura científica, suele ocasionar tal
conducta.”118
Imagine que, con protocolo en mano, usted le pregunta al perito si está fami-
liarizado con el “protocolo de análisis de evidencia digital”, si lo ha estudiado, si
podría decirle al juez cuáles son los principios básicos que deben guía esa particu-
lar forma de análisis de la evidencia y, en general, cualquier otro aspecto que se le
ocurra. Si el perito responde que no, su idoneidad quedará impactada.
Si responde que sí, usted podrá seguir preguntando hasta que finalmente en-
cuentre el flanco débil en el conocimiento del perito. Eso sí, hágalo midiendo con
cuidado la idoneidad de su contrincante. Si usted considera que en realidad es un
profesional idóneo y destacado, mejor busque otra forma de atacar su opinión,
no su idoneidad. Pues es probable que responda acertadamente las preguntas del
examen que usted le está haciendo y termine por reforzar su credibilidad, en lugar
de afectarla.
117
Código de Procedimiento Penal colombiano. Artículo 418 numeral 2do.
118
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión AP2020-2015 del 22
de abril de 2015. Radicado 45.711. M.P. Eugenio Fernández Carlier.
212 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
i. Cuestionando la premisa
La premisa puede ser atacada cuando el perito se equivocó al no adelantar
diligentemente las labores tendientes a precisarla. Esto puede presentarse de di-
versas maneras. La primera. Cuando el perito deja de tener en cuenta algún
hecho relevante. Piense en que el perito de nuestro ejemplo tuvo en cuenta solo
las marcas de frenado y no el peso de la motocicleta —entre más pesado el ve-
hículo mayores posibilidades hay de que deje marcas—, ni el compuesto de las
llantas —entre más blando el compuesto mayores marcas dejará al frenar—, o su
dimensión —entre más amplias sean las llantas mayores marcas dejarán—. Ese
hecho o aspecto relevante que el perito no valoró debe ser resaltado durante el
contrainterrogatorio
En segundo lugar, la premisa puede atacarse si el perito no percibió directa-
mente las circunstancias que la componen. Imagine que el perito se limitó a ver
las marcas de frenado a partir de una fotografía, en lugar de dirigirse directa-
mente a la escena de los hechos. La falta de percepción directa puede hacer que
el perito pierda de vista varios detalles. No solo por falta de una adecuada reso-
lución de la fotografía, sino por la dificultad de “medir” las marcas de frenado a
partir de un retrato. También podría haber dejado de percibir marcas de frenado
previas, que no salieron en la fotografía por encontrarse alejadas.
Sistema de contrainterrogatorio 213
119
Así, por ejemplo, el artículo 416 del Código de Procedimiento Penal colombiano, establece: ar-
tículo 416. Acceso a los elementos materiales. Los peritos, tanto los que hayan rendido informe,
como los que solo serán interrogados y contrainterrogados en la audiencia del juicio oral y
público, tendrán acceso a los elementos materiales probatorios y evidencia física a que se refiere
el informe pericial o a los que se hará referencia en el interrogatorio.
214 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
resaltarse a través del contra que fue la contraparte quien le proporcionó al perito
la hipótesis de la que debería partir.
De ahí que, desde la misma fuente, el peritaje se pueda entender parcializa-
do. Por último, podrán atacarse las inverosimilitudes de lo que se le pidió asu-
mir. Como lo es el hecho de que una motocicleta pueda alcanzar una velocidad
tan alta en escasos metros, por ejemplo. Sobre el particular, el Profesor Thomas
Mauet aconseja que: “el contrainterrogatorio puede ir un paso más allá: cambie
las hipótesis y muestre cómo ese cambio afectaría la conclusión”120.
120
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 531. La traducción es propia. El texto original es: “Cross-examination can go a step
further: Change the assumptions and show how such a change would affect the conclusion”.
Sistema de contrainterrogatorio 215
Para determinar cuándo una conclusión va más allá de los alcances del método
empleado, nuevamente, usted tendrá que recurrir a las normas que regulan el pro-
cedimiento —protocolos, guías, resoluciones— o a las publicaciones científicas
sobre el particular. Recuerde que la asesoría de su propio perito juega un papel
clave para este propósito.
En segundo lugar. La conclusión podrá atacarse por la ausencia o por la equi-
vocación en la explicación del grado de certeza con el que se emite. Los peritos
tienen la obligación de señalar si arriban a la conclusión en grado de certeza; con
probabilidad alta, media o baja; o con meros criterios de orientación. Y tienen
que hacerlo de forma justificada.
No es admisible que llegue a juicio a señalar que arriba a la conclusión con cer-
teza sin señalar por qué, pero tampoco lo es que se abstenga de señalar el nivel de
seguridad de sus conclusiones. Si el perito se inclina por la certeza se encontrará en
la peor de las posiciones, pues bastará con acreditar una mínima equivocación en su
opinión para demostrar que, además, también yerra en el grado de certeza atribuido.
También podrá atacarse la conclusión por una tercera razón. Las conclusiones
impropias. A peritos de determinadas áreas les está vedado llevar a cabo ciertas
opiniones, de tal manera que, si lo hacen, resultarán impropias. Tal es el caso
de los psiquiatras que deben llevar a cabo la valoración del estado de sanidad y
consciencia mental de un paciente. La legislación colombiana prohíbe expresa-
mente que emitan una conclusión sobre la imputabilidad o inimputabilidad del
examinado121.
Existe otra prohibición similar que se ha venido decantando jurisprudencial-
mente. Los psiquiatras y psicólogos que lleven a cabo valoraciones sobre niños, ni-
ñas y adolescentes, presuntas víctimas de delitos sexuales, no pueden declarar, bajo
el pretexto de realizar una prueba pericial, acerca de la veracidad de los relatos de
sus examinados. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia colombiana señaló:
“Al disponerse la práctica de esta prueba, entre otros temas se solicitó auscultar la “Cre-
dibilidad del testimonio”, siendo éste un aspecto con el que en no pocas oportunidades
la Fiscalía intenta suplir los vacíos investigativos, que implica desconocer que el juicio
de credibilidad es asunto de restrictiva valoración judicial, en forma tal que no es lo
adecuado a esta clase de estudios comprometer criterios que anticipen las conclusiones
a las que corresponde llegar a los fiscales y jueces.”122
121
Así lo establece el artículo 421 del Código de Procedimiento Penal colombiano al señalar: “Li-
mitación a las opiniones del perito sobre insanidad mental. Las declaraciones de los peritos no
podrán referirse a la inimputabilidad del acusado. En consecuencia, no se admitirán preguntas
para establecer si, a su juicio, el acusado es imputable o inimputable”.
122
Corte Suprema de Justicia Colombiana. Sala de Casación Penal. Radicado 41.163 del 8 de
agosto de 2013. M.P. Luis Guillermo Salazar Otero.
Sistema de contrainterrogatorio 217
Varias decisiones se han emitido en ese sentido123. En una sentencia más recien-
te, la Corte afirmó:
“La Corte estima necesario llamar la atención respecto de la forma en que vienen ade-
lantándose las investigaciones por delitos sexuales, en particular, cuando las víctimas
son menores de edad, de cara a las pruebas que soportan la pretensión de la Fiscalía y la
forma en que éstas son asumidas por los funcionarios judiciales.
Ello, por cuanto, como se advierte en el asunto examinado, respecto del tema
se ha creado una especie de estándar que demanda en todos los casos la inter-
vención de especialistas en psicología o psiquiatría, encargados de verificar si el
menor dice o no la verdad.
Desde luego, un tal actuar representa una práctica equivocada, no solo porque,
sobraría anotar, la opinión pericial no puede llegar al punto de reemplazar al juez
en su particular valoración del testimonio, solo sometido a los requisitos estable-
cidos en el artículo 404 de la Ley 906 de 2004, sino en atención a que termina des-
viándose el objeto de la prueba y, en particular, el concepto de mejor evidencia.”124
De conformidad con lo anterior, cada vez que un perito se aventure a realizar
conclusiones acerca de la credibilidad de una persona, o de la veracidad o falta
de ella en sus relatos, generará otro flanco muy importante para impugnar su
dictamen pericial.
Por último, en cuarto lugar, las conclusiones del perito podrán ser impugnadas
cuando resulten inverosímiles o contrarias al sentido común. Frente al particular
resultan aplicables todas y cada una de las precisiones realizadas en la impugna-
ción por inverosimilitud de los testigos comunes. Siguiendo con el mismo ejem-
plo, imagine que uno de los peritos de la Fiscalía, quien no pudo examinar a la
víctima, señala que solo con la revisión de su historia clínica pudo deducir con
certeza la naturaleza del daño, la extensión de este, la dificultad en su tratamiento,
el tiempo que tardaría en recuperarse y, además, los traumas que el accidente dejó
en la víctima.
Cuando le preguntan si sus conclusiones hubiesen sido más certeras de haber
examinado directamente al paciente, el perito responde que no. Que las historias
clínicas cubren totalmente la ausencia de revisión personal. Aunque no resulta
imposible que todo esto sea cierto, cuando menos resulta inverosímil.
123
Una de las más interesantes es la siguiente: Corte Suprema de Justicia Colombiana. Sala de
Casación Penal. Decisión SP1557-2018 del 9 de mayo de 2018. Radicado 47.423. M.P. Patricia
Salazar Cuellar. Allí, entre otras cosas, se citan posturas jurisprudenciales españolas y puerto-
rriqueñas en el mismo sentido.
124
Corte Suprema Justicia, Sala de Casación Penal. SP1525-2018 del 9 de mayo de 2018. Radica-
do 50.989. M.P. Luis Antonio Hernández Barbosa.
218 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
125
Un ejemplo muy semejante se encuentra en el contrainterrogatorio analizado en: THOMPSON,
William C. y SCURICH, Nicholas, How Cross-Examination on Subjectivity and Bias Affects
Sistema de contrainterrogatorio 219
Como punto de partida, debe quedar claro que inclusive en esos eventos la
prueba pericial es perfectamente viable y claramente necesaria. Sin embargo, esa
clase de opiniones pueden llegar a sufrir de falencias debido a la subjetividad que
representa el área objeto de la prueba pericial.
La falta de fiabilidad del área de experticia puede ser atacada a través del
contrainterrogatorio por tres razones, dependiendo, por supuesto, las particulari-
dades del caso. Primera, cuando los procedimientos a emplear y las conclusiones
del perito sean eminentemente subjetivas. Esto sucede cuando el área de conoci-
miento no cuenta con un manual, guía o tratado reconocido en la materia que
dicta reglas claras y verificables acerca de la forma en la que debe realizarse el
procedimiento y expresarse la opinión.
Segunda, podrá atacarse el área objeto de la prueba pericial cuando esta no re-
quiera ninguna capacitación, estudio o entrenamiento específico. Tercera, también
podrá atacarse el área de experticia cuando sus procedimientos sean fácilmente ma-
nipulables. Vale la pena anotar que la mayoría de las áreas no sufrirán de estas
falencias. Pero en todo caso, no sobra tener en cuenta esa forma de impugnación, va-
lorando siempre la amplitud de campos que admite el decreto de la prueba pericial.
Este asunto se encuentra estrechamente ligado con el concepto de la “prueba
novel”. Los aspectos novedosos del conocimiento pueden ser objeto de la prue-
ba pericial, pese a no encontrarse históricamente decantados, si cumplen con al
menos uno de los siguientes cuatro requisitos: que la teoría haya sido o pueda
ser acreditada; que haya sido publicada y sometida a la crítica y valoración de la
comunidad académica; que su confiabilidad haya sido acreditada o que haya sido
aceptada por la comunidad académica126. Al respecto, el Profesor Jaime Granados
Peña señala:
“No se requiere entonces que la prueba científica tenga aceptación general, en la co-
munidad científica. Puede no gozar aún de tal aceptabilidad general, pero sí se requiere
que tenga suficiente valor probatorio para compensar el efecto perjudicial indebido que
acarrea su admisión.”127
Jurors’ Evaluations of Forensic Science Evidence (January 22, 2019). Disponible en SSRN: ht-
tps://ssrn.com/abstract=3320824. Tras un juicioso análisis del estudio realizado, los autores
concluyeron: “With those caveats, the policy implications of this study seem straightforward.
Lawyers who wish to challenge forensic science evidence should investigate the degree of sub-
jectivity entailed in the underlying methods and whether there was an objective standard for
reaching the reported conclusion”.
126
Estos son los requisitos contemplados en el artículo 422 del Código de Procedimiento Penal
colombiano para la procedencia de la prueba nivel.
127
Granados, Jaime. La prueba pericial y la prueba novel en el marco del nuevo proceso penal colom-
biano. Revista de Derecho Penal Contemporaneo. Revista No. 11. Editorial Legis, 2005, p. 10.
220 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
128
Hasta aquí se aplica la regulación del Código de Procedimiento Penal colombiano, artículo
419, que señala: “Perito impedido para concurrir. Si el perito estuviera físicamente impedido
para concurrir a la audiencia pública donde se practicará la prueba, de no hallarse disponible el
sistema de audio vídeo u otro sistema de reproducción a distancia, ésta se cumplirá en el lugar
en que se encuentre, en presencia del juez y de las partes que habrán de interrogarlo”.
Sistema de contrainterrogatorio 221
nes del perito homólogo y explicar las razones por las que concuerda o
difiere de él. Esta última posibilidad, la del sexto punto, es de carácter
excepcionalísimo. Únicamente es viable si con ella no se genera una vul-
neración a los derechos de contradicción y confrontación de las partes.
La Corte Suprema de Justicia colombiana señaló sobre esta hipótesis
residual:
“Sin embargo, si ninguna de estas dos opciones se hace factible —no se halla disponible
el perito para rendir su dictamen y no es posible efectuar otro examen al objeto o fenó-
meno—, estima la Corte que por el camino de la excepcionalidad, dentro de un criterio
de razonabilidad y ponderación que tenga en cuenta los derechos de las partes (…) debe
aceptarse que ese informe, entendido como base de la atestación pericial, sirva de sopor-
te al dictamen que rinda un experto distinto a aquel que lo elaboró.
Por lo demás, esta facultad excepcional otorgada a las partes no afecta profundamente
los principios de inmediación, contradicción y oralidad, tan caros a la sistemática acusa-
toria, dado que el experto acude a la audiencia pública, ante el juez, a exponer su par-
ticular visión, acorde con sus conocimientos, de lo que el examen del anterior experto
arroja, pudiendo interrogársele y contrainterrogársele al respecto.”129
La legitimidad y conveniencia del peritaje de reemplazo o el peritaje homólogo
es un asunto sometido a permanente discusión. Una discusión que escapa a los
objetivos de este libro. Sin embargo, en la práctica judicial su utilización, ampa-
rada en la jurisprudencia en cita, es muy frecuente. De ahí que sea importante
explicar algunas formas de impugnación de credibilidad especiales, dejando la
salvedad que todas las otras estudiadas hasta este momento resultan plenamente
aplicables.
El perito homólogo o de reemplazo puede ser impugnado cuando, a raíz de las
circunstancias que dieron lugar a su procedencia excepcional, no tuvo el tiempo
suficiente para realizar un examen-análisis y riguroso. Por sorprendente que sue-
ne, he presenciado casos de peritos homólogos que llegan a dar su opinión sobre
un asunto que se puso en su conocimiento el día anterior. ¡Apenas unas horas
antes! Esto, dependiendo de las particularidades del caso, puede levantar sospe-
chas acerca de la rigurosidad científica y académica de un perito que acepta dar
su opinión de forma intempestiva.
En segundo lugar, el perito de reemplazo podrá ser impugnado debido a que no
logró percibir directamente el objeto de la pericia, a pesar de que esa percepción
directa era requerida para darle consistencia a su opinión. Así mismo, en tercer lu-
gar, podrá ser atacado debido a que no pudo seleccionar el método a aplicar en la
evaluación, sino que, dadas las circunstancias, se vio sometido a emitir su opinión
129
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión del 17 de septiembre
de 2008. Radicado 30214. M.P. Sigifredo Espinosa Pérez.
222 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
resaltar que peritos llamados por una misma parte tienen nociones tan diversas
sobre el aspecto sometido a la opinión pericial.
Por último, un perito de la contraparte también puede reforzar la credibilidad
de un testigo o de un perito suyo —quinta finalidad del contra por concesiones—.
Para ilustrar este cambio de visión, simplemente imagine que usted ofrece a un
perito que es insignia en el área del saber humano a la que se dedica. En ese caso,
podrá utilizar el contra del perito adverso para resaltar las bondades de su propio
perito. Su reconocimiento en el campo, lo celebradas que son sus publicaciones, el
éxito que tienen sus teorías, etc.
Para finalizar, si el perito niega alguno de los aspectos que debió haber aceptado,
porque así lo había manifestado o porque negarlo contraría el sentido común, el
contra dejará de ser un contra por concesiones y pasará a ser un contra por impug-
nación de credibilidad. Se impugnará la credibilidad a través de las manifestaciones
previas inconsistentes cuando el perito niegue algo que antes había señalado.
Y será una impugnación por inverosimilitud, cuando la negación que realiza
el perito constituya una afrenta al sentido común. El que un contra por concesio-
nes pueda convertirse en un contra por impugnación si el testigo niega un hecho
puntual, constituye una reiteración de la forma integral y colectiva en la que de-
ben analizarse las distintas formas de contrainterrogatorio. Todas se encuentran
estrechamente ligadas y en su utilización en conjunto es donde radica la verdadera
eficacia e impacto persuasivo.
para estudiar los casos, así que en las próximas páginas me dedicaré a exponer
uno que resulte organizado, sencillo y abarque todos los aspectos relevantes.
3.2. El método
i. Orden en el que debe estudiarse el caso
La información que compone los procesos penales, una vez ya se ha pasado
por el filtro de las etapas preliminares y culminado cabalmente la investigación,
puede dividirse en cinco partes:
• La teoría del caso de cada una de las partes
• Los testimonios
• Las pruebas documentales
• Las pruebas periciales
• Las evidencias físicas —tangibles e intangibles—.
La primera idea que quiero resaltar es la siguiente. Las cinco clases de infor-
mación que he referido deben estudiarse en ese mismo orden. Lo más importante
Sistema de contrainterrogatorio 225
hermanos y su mucama de toda la vida, afirmaban que luego de los hechos abrie-
ron un bolso de propiedad del acusado, Von Bulow, que contenía algunos medi-
camentos, pero no vieron nada relacionado con insulina, jeringas ni inyecciones.
Sin embargo, luego de que un dictamen médico señalara que la causa del coma
era precisamente la insulina consumida en cantidades desproporcionadas, todos
ellos cambiaron progresivamente su versión al empezar a ver a Von Bulow como
sospechoso. Empezaron a señalar, primero, que sí habían visto unas jeringas y,
después, que habían visto unos frascos de insulina en el bolso que le encontraron
al acusado justo cuando su esposa entró en coma.
Claus Von Bulow fue condenado en un primer juicio. La apelación de la de-
fensa prosperó y se ordenó que el mismo se repitiera, precisamente porque la
Fiscalía había fallado al no realizar el descubrimiento de las notas que contenían
las primeras manifestaciones de los testigos en las que no afirmaban haber visto
algo relacionado con insulina. En el segundo juicio fue absuelto.130
Si la revisión de esas entrevistas se hiciera de forma desorganizada o sin seguir
patrón alguno, sería más difícil determinar que fue, precisamente, el surgimiento
de un dictamen médico que determinaba que la insulina era la causa de las afec-
ciones de la víctima lo que, seguramente, llevó a los testigos a variar tajantemente
su versión sobre los hechos. Sin embargo, una lectura cronológica de todas las
manifestaciones previas de los testigos facilitaría enormemente esa tarea.
Estudiar de esta forma las declaraciones también le permitirá ir determinando
las inconsistencias que se generan. Esto incluye las inconsistencias intrínsecas, es
decir, aquellas en las que un testigo se contradice a sí mismo, como las inconsis-
tencias extrínsecas. Estas últimas son las que, en el capítulo pasado, explicaba
haciendo alusión al fuego cruzado entre los testigos. Esto es, cuando los testigos
ofrecidos en juicio por una misma parte se contradicen entre sí. Todo esto debe
hacerse para encontrar los insumos probatorios que fundamenten las distintas
formas de impugnación ya estudiadas.
Una vez usted ha estudiado con rigurosidad las declaraciones previas de los
testigos, será mucho más sencillo comprender el contenido y la importancia de las
pruebas de índole documental. Como las pruebas documentales muchas veces no
hablan por sí mismas, su estudio debe ser posterior al de las documentales. Una
factura de compra de insulina, por ejemplo, no dice nada si no se tiene en cuenta
el resto de la historia.
130
El caso, sus detalles, la forma en la que se litigó y los resultados de este, se encuentran narrados
brillantemente por el abogado que lideró la apelación y el segundo juicio en: DERSHOWITZ,
Alan. Reversal of fortune. Inside The Von Bulow Case.
Sistema de contrainterrogatorio 227
En ese mismo orden, el siguiente paso es el estudio de las pruebas periciales que
existen en el caso. Debe llevarse a cabo luego de las testimoniales y documentales,
pues así se entenderán con mayor facilidad los aspectos acertados y las falencias
de cada una de ellas.
Esto es así, entre otras, porque muchas de las pruebas periciales se basan en
información que contienen aquellas de orden testimonial o documental. Aquí vale
la pena recordar que ese estudio debe llevarse a cabo de la mano del perito propio.
Es él quien debe guiarnos y ayudarnos a determinar los puntos fuertes y débiles de
las pruebas periciales, tal y como se explicó en el capítulo respectivo.
Por último, tras haber analizado todas las demás piezas procesales, debe llevar
a cabo el análisis de las evidencias físicas, tangibles e intangibles, en el evento de
que existan. Todo lo anterior habrá generado el contexto propicio para analizar-
las y comprenderlas correctamente. Piense en un ejemplo que puede sonar muy
elemental, pero sirve para entender la idea.
La examinación visual de una bolsa de medicamentos, en sí misma, no le apor-
tará más información. Pero si usted hace lo propio cuando ya sabe qué dicen los
testigos y los peritos sobre lo que supuestamente contenía esa bolsa, probable-
mente pueda arribar a conclusiones importantes. Imagine que los testigos en el
ejemplo de Claus Von Bulow afirman haber encontrado en el pequeño bolso cua-
tros frascos de medicamento, dos o tres cajas de pastillas y varias jeringas.
Pero al revisarlo, usted percibe que el bolso es tan pequeño que resulta impro-
bable que él hubiese contenido todo lo que los testigos afirman. Algo inicialmente
intrascendente, “el tamaño del bolso”, se convertirá en un asunto muy importante
para refutar las manifestaciones de los testigos, debido al análisis metódico y or-
ganizado de la información del caso.
texto que le permita crear tablas (Word, Excel, etc.) usted puede diseñar una sen-
cilla matriz que contenga una síntesis de lo que cada uno de los testigos ha dicho
frente a cada uno de los hechos relevantes del caso. A modo de ejemplo, esa matriz
en el caso de Claus Von Bulow, referido con antelación, hubiese sido algo así:
131
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 267. La traducción es propia. El
texto original es el siguiente: “We have emphasized the importance of careful preparation for
cross- examination throughout this book because it is the key to performing a winning cross.
Thomas Edison was right; genius is far more a matter of perspiration than inspiration”.
230 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
forzar al abogado a tomar una decisión equivocada que termine por perjudicar las
probabilidades de éxito de su teoría del caso.
El análisis que debe hacer todo abogado para tomar esta decisión es explicado
con brillante sencillez por el Profesor Thomas Mauet. Básicamente es un análisis
de dos pasos que debe realizarse frente a cada uno de los testigos de la contraparte
y que puede resumirse así.
• Primero debe preguntarse si el testigo puede hacerle daño a su caso y, de
ser así, si usted cuenta con los insumos para impugnar credibilidad por
cualquiera de las vías estudiadas a lo largo de este texto. Si la respuesta
es afirmativa, usted debe estructurar el contrainterrogatorio conforme se
explicará en los próximos pasos. Ahora, si el testigo no tiene la potencia-
lidad de perjudicar su teoría del caso, o si teniéndola, usted no goza de
las herramientas para impugnarlo, usted debe prescindir del contrainte-
rrogatorio por impugnación de credibilidad.
• Pero aún en este caso queda la posibilidad de llevar a cabo el contrain-
terrogatorio por búsqueda de concesiones. Por eso, en segundo lugar,
usted debe preguntarse si el testigo puede ayudarlo. Esto es, si con las
manifestaciones de ese testigo usted puede acreditar su teoría del caso;
desvirtuar total o parcialmente la teoría del caso adversa; refutar otros
testigos de la contraparte o reforzar la credibilidad de uno o varios de
sus testigos. Si la respuesta a esta pregunta también es negativa, no habrá
razón para llevar a cabo el contrainterrogatorio. Por difícil que sea de
asimilar, por traumático que parezca y sin importar lo que piensen los
demás, usted debe abstenerse de llevar a cabo el contrainterrogatorio.
Esta idea, en palabras del Profesor Mauet, se entiende con más claridad:
“¿Debe contrainterrogar a un testigo en particular? Siempre pregúntese: ¿Puede el tes-
tigo ayudarlo? Si el testigo lo perjudica, ¿puede usted hacer lo propio con él? A menos
que usted pueda responder afirmativamente alguna de estas dos preguntas, tendrá poco
sentido contrainterrogar. Un contrainterrogatorio ineficaz —ineficaz porque no tiene un
propósito claro— resultará por reforzar el directo, aumentar la credibilidad del testigo,
y molestar a los jurados cuando se den cuenta que usted no tiene nada útil por añadir y
solo está perdiendo el tiempo”132
132
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 271. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Should you cross-exa-
mine a particular witness? Always ask: Can the witness help you? If the witness hurt you, can
you hurt the witness? Unless you can answer yes to one of these questions, there’s little point
in cross- examining. An ineffective cross-examination — ineffective because it has no clear
purpose — merely reinforces the direct, enhances the witness’s credibility, and annoys the jurors
when they realize you have nothing useful to add and are wasting their time”.
Sistema de contrainterrogatorio 231
Solo quedan dos puntos por agregar. El primero de ellos. Contrario a lo que
muchos suelen afirmar, esta no es una decisión que deba tomarse durante la au-
diencia. Como ya explicaba, en el juicio oral las cosas van a toda velocidad, la
adrenalina está al límite y no hay tiempo para sentarse a pensar, con cabeza fría,
cada una de las decisiones y, las que allí deben tomarse, se generan siempre contra
el tiempo.
Precisamente esa es la magia del juicio oral. Pero eso tan mágico, que resulta
tan apasionante y que nos exige tanto a diario, es precisamente lo que genera que
la decisión sobre el contrainterrogatorio de cada testigo no se puede tomar, por lo
menos no totalmente, en ese momento.
En ese orden de ideas, la decisión ha de gestarse, preliminarmente, desde la tran-
quilidad de su casa u oficina. Cuando usted puede revisar una y otra vez cada decla-
ración, contrastarla con las demás de ese mismo testigo y con las declaraciones de
los otros testigos. Ese es el momento en el que usted puede determinar si el testigo
tiene la potencialidad de perjudicar su teoría del caso o de reforzarla, si hay mérito
para impugnarlo, o si lo mejor, en principio, es dejar pasar el turno para el contra-
interrogatorio.
El segundo punto es el siguiente. Usted debe ir a juicio con una decisión preli-
minar acerca de si le conviene contrainterrogar a cada uno de los testigos o no. Sin
embargo, también debe tener claro que puede verse forzado a variar total o parcial-
mente su determinación, dependiendo de lo que suceda durante el interrogatorio
directo.
De ahí que, si el directo se desenvuelve sin contratiempos y sin sorpresas, lo ideal
es que la decisión tomada con antelación se mantenga. Usted ejecutará el contra,
entonces, tal y como lo había planeado. Solo si el testigo cambia su versión, si añade
algún hecho nuevo o suprime alguno contenido en sus declaraciones anteriores, la
decisión que usted tomó desde la comodidad de su oficina debería, a su vez, cambiar.
Ciertamente ese cambio de circunstancias puede suponer un aumento en la difi-
cultad de la ejecución del contrainterrogatorio. Pero esa complejidad añadida podrá
solventarse con suficiencia si, durante la preparación, usted llevó a cabo todos los
ejercicios de previsibilidad posibles, que no son nada distinto a “imaginarse” qué
puede llegar a variar en la versión del testigo y cómo usted atacaría cada uno de
esos cambios de versión.
Precisamente a esto me refería cuando, al abordar el primer mandamiento —pre-
paración, preparación y más preparación— resaltaba la imperiosa necesidad de lle-
var a cabo variables de previsibilidad o control de riesgos de cara a evitar sorpresas
abrumadoras durante el juicio. Con todo, no es un tema sencillo y así lo resalta el
profesor italiano Gianrico Carofligio:
232 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
133
Carofiglio, Gianrico. El arte de la duda. Marcial Pons. Madrid, 2010.
Sistema de contrainterrogatorio 233
134
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials. West-
way publishing. Dallas. 2020, p. 110. La traducción es propia. El texto original es el siguiente:
“Not only do you tax the jury’s attention span by having more than three themes, but each addi-
tional theme you present diminishes the emphasis and importance of the others. Once you pick a
theme, each question under that theme must directly relate to it; otherwise, you should not ask it”.
Sistema de contrainterrogatorio 235
las tablas, y todas las demás metodologías que pueden utilizarse como evidencias
demostrativas para efectos de mantener la atención del Juez siempre viva.
Aplicando la regla según la cual el contra debe ser “tan corto como sea posible
pero tan largo como sea necesario” usted debe valorar, también, la importancia
real de cada una de las líneas. Si cuenta con un contra muy largo, por ejemplo, más
de 15 o 20 líneas, pero todas y cada una de ellas son de imprescindible importancia,
no deberá prescindir de ninguna. Eso sí, si durante la audiencia percibe que pierde
la atención del Juez, podrá solicitar un breve receso, hacer cambios de ritmo, cam-
biar el tono de las preguntas, y en general podrá tomar cualquier otra medida que
le permita reducir los impactos indeseados de la ejecución amplia del contra.
Antes de terminar, vale la pena resaltar que esta selección de las líneas tam-
bién tiene un carácter preliminar. Durante el juicio oral algunas de ellas que en
principio parecían importantes pueden volverse innecesarias, así como otras que
ni siquiera se contemplaron pueden surgir a la luz como indispensables. Por esa
razón, repito, usted debe estar muy atento a la forma en la que se desarrolle el
directo y a los cambios que, como consecuencia de lo sucedido, se vea en la obli-
gación de realizar.
Esos cambios de última hora deben hacerse aplicando los mismos parámetros
ya estudiados. La diferencia en esos eventos recaerá en que deberá aplicarlos en
tiempo real y a toda velocidad, tal y como suceden las cosas durante el juicio oral.
Esto puede sonar aterrador, pero entre más preparado usted se encuentre, menor
cantidad de cambios serán necesarios y con mayor facilidad se ejecutarán aquellos
que resulten indispensables.
135
Este concepto también es aplicado para la selección del orden de los testigos durante el juicio
oral. Ver WAITES, Richard, Helping Reluctant Witnesses to Give Effective Testimony ( 2009).
Disponible en: http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.1520809, p. 18.
236 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
intentaré reformularla para que usted pueda comprenderla. Así mismo, las preguntas que
le realizaré son cerradas por lo que usted debe responder a ellas con un sí o un no. Si estoy
haciendo las preguntas en un ritmo muy rápido, por favor déjemelo saber y yo intentaré
formularlas más despacio…”
¡No! Para el momento en que usted termine la “saludadera” la preciosa opor-
tunidad de generar un impacto inmediato se habrá perdido. De tal manera que el
consejo es radicalmente distinto, pero igualmente sencillo: ¡pregunte! Inicie su con-
trainterrogatorio preguntando en seguida.
De hecho, si al inicio de la audiencia el testigo estaba presente y usted tuvo la po-
sibilidad de saludarlo, no será necesario hacerlo de nuevo. De lo contrario, bastará
con un “buenos días” para cumplir con el protocolo mínimo de amabilidad exigido.
Luego de eso, deje que empiece la acción de inmediato.
“Recency”, por su parte, significa que el segundo punto más importante será el
elegido para un cierre contundente. Finalizar el contra de forma poderosa es fun-
damental porque esa percepción general que deje en el Juez su intervención será
aquella que irradiará los demás razonamientos que haga al valorar esa y las demás
pruebas del caso. Es frecuente ver que los abogados se equivocan al terminar el
contrainterrogatorio porque “no saben qué más preguntar” o simplemente porque
no lograron su objetivo.
Esa última línea de contra no solo debe ser muy poderosa, sino que además
debe ser una línea segura. Esto es, una línea frente a la cual no existe mayor riesgo
de fracaso. Pocas cosas serán peores que un contrainterrogatorio que culmina con
una derrota para el abogado. La imagen que permanecerá en la mente del Juez será
precisamente la de ese fracaso.
Estos conceptos de “primacy” y “recency” son explicados por el Profesor Terren-
ce MacCarthy. Él afirma que, si bien su aplicación se predica preponderantemente
de los alegatos de apertura y de conclusión, también deben tenerse en mente a la
hora de desarrollar directos y contrainterrogatorios efectivos. En síntesis, señala:
“Todos los buenos programas de litigación oral, y hay varios, destacan la importancia
del “primacy” y “recency” en la litigación de los casos. Enfatizan en que estos concep-
tos deben ser aplicados a los alegatos de apertura y a los alegatos de clausura. Siempre
empezar con un tema positivo e importante e, igualmente, terminar con uno semejante.
Esos serán los aspectos mejor recordados.
Sin embargo, por alguna razón que nunca he entendido, estos importantes conceptos
comunicativos usualmente no son asociados con el contra o el interrogatorio directo.
Deberían serlo. Al no considerarlos y no hacer énfasis en estos conceptos, la enseñanza
del contra y el directo se ve perjudicada”136
136
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 58. Traducción propia. El texto original es el siguiente: “Every good trial advocacy
238 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Dicho esto, hay otro factor importante para tener en cuenta al determinar del
orden del contrainterrogatorio. Este es, el nivel de hostilidad inmerso en cada una
de las líneas. Usted debe tomar nuevamente su listado de líneas de contrainterro-
gatorio y determinar cuáles de ellas generarán una intensidad mayor en la con-
frontación con testigo y cuales, por el contrario, no generarán mayor resistencia
de su parte.
Las líneas de contrainterrogatorio por concesiones —concessión seeking—
siempre serán menos confrontacionales, como ya he tenido la oportunidad de
explicar. Por esa razón, estas líneas deben ubicarse al inicio del contrainterroga-
torio, mientras que aquellas relativas a la impugnación de credibilidad, que traen
consigo un nivel mayor de hostilidad, deben ubicarse después.
De esta forma, el testigo contestará más fácil sus preguntas. Al no sentirse ata-
cado desde el minuto cero, no se pondrá a la defensiva. Esto, a su vez, aumentará
las probabilidades de que usted logre que el testigo conceda aquello que necesita.
Eso sí, teniendo en cuenta la regla del “primacy” usted elegirá la línea de conce-
siones más importante de todo su listado para el inicio del contrainterrogatorio.
Esta idea es explicada por Shane Read, como señalé en páginas anteriores, de la
siguiente manera:
“Como regla general, es mejor iniciar el contrainterrogatorio de un testigo suscitando
de él hechos que soporten su caso antes de atacarlo en su credibilidad. Al hacer esto al
inicio del contra, antes de sugerirle al jurado a través de un ataque que el testigo no es
creíble, será más probable que el testigo responda sus preguntas libremente.”137
Este consejo metodológico tiene una excepción. Cuando usted se enfrente a un
testigo claramente mentiroso, al cual pretende impugnarle la credibilidad de for-
ma vehemente, debe iniciar dejándole claro al Juez, a través de sus preguntas, que
ese es el objetivo que se propone alcanzar. Por eso no tendrá mucho sentido iniciar
program, and there are many, emphasizes the importance of primacy and recency in trying
cases. They emphasize these communications. In their defense, a few younger lawyers have
argued that they need to write important concepts as they apply to opening statements and
closing arguments. Always start with an important and positive theme and, likewise, end with
one. These will be the things best remembered. However, for some reason I have never unders-
tood, these important communication concepts are not usually associated with cross-or direct
examination. They should be. By not considering and emphasizing these concepts, the teaching
of both cross and direct suffers”.
137
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 117. La traducción es propia. El texto original es: “As a
general rule, it is better to start your cross-examination of a witness by eliciting facts from him
that will support your case before you attack him on credibility or some other weakness. By
doing this at the start of cross, before you suggest to the jury that the witness is not trustworthy
through an attack, the witness will be more likely to answer those questions freely”.
Sistema de contrainterrogatorio 239
Siguiendo las pautas trazadas, usted, por supuesto, quiere iniciar con la línea
más fuerte: la manifestación inconsistente conforme a la cual su cliente antes
no era señalado por el testigo como uno de los autores del hecho. No obstante,
en el caso al que me refiero la declaración que contenía esa afirmación también
contenía la afirmación que el testigo hacía negando “por dios” su colaboración
a un grupo ilegal. De ahí que, impugnar de entrada la credibilidad del testigo le
permitiría a él conocer que usted tiene en su poder también la negativa solemne
que había hecho.
Desde ese momento, el testigo tendría la oportunidad de “preparar” una justifi-
cación para su mentira, pues seguramente concluirá que será un aspecto que usted
abordará más adelante. Como el testigo tiene el tiempo suficiente para pensar la
justificación porque usted lo alertó, podría decir, por ejemplo, que se encontraba
amenazado por el grupo ilegal a tal punto que se vio en la obligación de negar su
colaboración. Una justificación en ese sentido quitaría impacto a la impugnación
y, lo peor, se generaría debido a que fue usted quien lo alertó.
Un orden estratégicamente diseñado, en cambio, debería dar lugar a que se
invierta el orden de las líneas de contrainterrogatorio para evitar que el testigo
“saque del sombrero” una justificación razonable para su flamante negación de
haber colaborado con el grupo ilegal. Eso sí, vale la pena anotar que esta solución
extrema del cambio del orden únicamente será necesaria si usted considera que,
en realidad, el testigo puede sacar una explicación razonable y legítima que com-
prometa el impacto de la impugnación.
juicio oral. Como explicaba con antelación, en el juicio hay muchos otros factores
de los cuales debemos estar pendientes. Eso hace inconveniente dejar todo para
última hora.
Esa noción de “tranquilo, en audiencia se le ocurrirá qué preguntar” es pre-
cisamente la noción que vincula al contrainterrogatorio con habilidades propias
de genios. Como el contrainterrogatorio no es una destreza propia de los genios,
ningún sentido tiene pretender actuar como uno y confiar todas las esperanzas en
la superioridad intelectual en lugar de en la preparación. Esta última es la base
fundamental para una intervención adecuada, integral y persuasiva.
Sí debe prepararse el contrainterrogatorio. Sí deben prepararse las preguntas
que en él se realizarán. Y sí debe realizarse con la antelación suficiente. Desde su
casa u oficina, con la tranquilidad de saber que los errores en el proceso de estruc-
turación del contra podrán ser fácilmente corregidos. No en la sala de audiencias,
donde las equivocaciones pueden costarle el juicio.
planteo: facilitar la ejecución al llevarlo a generar un soporte mental para las pre-
guntas que después tendrá que formular en audiencia.
Este primer paso tiene efectos sumamente útiles cuando usted está diseñando
un contrainterrogatorio que solo se ejecutará varias semanas o meses después.
Salvo que usted cuente con una memoria “súper humana”, tres o cuatro meses
después de haber diseñado el contra habrá olvidado muchos aspectos relevantes.
Contar con ese documento le permitirá ponerse al día con mucha facilidad al re-
cordar todos los aspectos que en su momento ideó.
El segundo paso, como decía, consiste en tomar esas preguntas escritas en su
totalidad y reducirlas a unas notas que sirvan únicamente como guías y ayudas de
memoria. En otras palabras, vamos a tomar el documento extenso que contenía
todas las preguntas que a usted se le ocurrieron y lo vamos a convertir en un do-
cumento de unas pocas páginas. Idealmente, no más de una página por línea de
contrainterrogatorio. Así usted no tendrá la tentación de estar “pasando páginas”
mientras ejecuta cada una de ellas.
Para que estas guías y ayudas de memoria sean verdaderamente eficaces, es
preferible que se realicen a mano. No a computador. La escritura a mano tiene un
efecto mnemotécnico o de recordación muy superior a la escritura en computa-
dor. El procedimiento resultará mucho más poderoso si, además, se combina con
la utilización de colores, marcadores, resaltadores, notas plegables en las hojas,
que permitan recordar, cada una, algún aspecto especifico.
Para lograr la reducción en tamaño, pasando de una gran cantidad de hojas
—que puede componer la totalidad de las preguntas redactadas a computador—
a una sola hoja por línea de contrainterrogatorio puede utilizarse un procedi-
miento tan sencillo como eficiente. Tomar cada pregunta del documento inicial y
plasmar una sola palabra en el documento nuevo que haga referencia a ella. Esa
palabra debe ser la palabra precisa y adecuada para recordar la totalidad de la
pregunta. De manera que, si se olvida, sea muy sencillo traer a la mente cuál era
esa pregunta que se tenía planeada.
A medida que usted vaya tomando experiencia, se requerirán menos palabras
para evocar en su memoria las preguntas. Llegará el punto en que una sola pala-
bra le recuerde varias preguntas o, inclusive, le recuerde la composición de la to-
talidad de la línea de contrainterrogatorio que usted había escrito a computador.
El procedimiento compuesto por los dos pasos explicados, graficado, se vería
de la siguiente forma. Primer paso, preguntas completas redactadas a computa-
dor:
Sistema de contrainterrogatorio 243
Conforme al segundo paso propuesto, estas catorce preguntas, una vez se escri-
ban a mano en el documento que servirá de apoyo de memoria, podrían reducirse
de la siguiente forma:
244 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Esta es una ayuda de memoria que contiene todas las preguntas que contenía
nuestra redacción inicial. Con ella no solo se logrará una reducción sustancial de
la cantidad de páginas utilizadas, lo que suele ser importante en contrainterroga-
torio extensos, sino que, además, evitará la tentación de leer la totalidad de las
preguntas. Los efectos nocivos de la lectura durante el contrainterrogatorio ya
fueron explicados cabalmente en el octavo mandamiento —¡No lea! Escuche—.
Este tipo de escritura manual propiciará una mejor recordación del contenido
de cada línea. Así mismo, le permitirá ubicar con distintos colores información re-
lacionada. Las dos notas azules, por ejemplo, corresponden al número y la página
de la declaración previa del testigo en la que se encuentra la afirmación.
Si el testigo llega a incurrir en una inconsistencia, usted tendrá siempre a la
mano la información para ubicar en cuestión de segundos la declaración previa
que demuestra la inconsistencia. El post-it o nota adhesiva amarilla, contiene al-
gunas alertas sobre la forma en la que usted planeó encarar al testigo y el sustento
para discutir una oposición según la cual “el tema no fue abordado en el directo”.
En un ejercicio real los números que anteceden a cada una de las preguntas,
que aquí se encuentran en rojo, no serán necesarios. En el ejemplo lo hice para
que usted pueda ubicar la correlación entre las preguntas de ambos documentos.
Es importante señalar, así mismo, que a medida que usted vaya adquiriendo más
experiencia y se vaya sintiendo más cómodo en la ejecución de los contrainterro-
gatorios, podrá ir reduciendo en mayor medida sus ayudas de memoria. En algu-
nos casos bastará con el título de la línea y un par de afirmaciones para recordar
la forma en la que se tenía planeada toda la línea.
Las particularidades de las notas de memoria variarán dependiendo de aquello
con lo que usted se sienta cómodo. Si lo suyo no es la escritura a mano, puede
pensar en un esquema semejante a computador. Si prefiere los mapas conceptua-
les, puede optar por utilizar esa posibilidad. Lo relevante es que, en ninguna cir-
cunstancia, vaya a audiencia con la totalidad de las preguntas redactadas. Como
ya tuve la oportunidad de explicar, tener sus ojos “clavados” en la lectura de las
preguntas, le impedirá hacer contacto visual con el testigo, demostrarle que usted
tiene el control del contrainterrogatorio y verificar cuándo le está contestando su
pregunta o cuándo simplemente la está evadiendo.
“Ubíquese en la noche del accidente de tránsito del que hemos venido hablando, apro-
ximadamente a las 8:00pm… ¿está ubicado?
¿Y es de marca Chevrolet?
Cuando usted iba pasando a la altura de la calle 63, vio otro carro, ¿correcto?
¿Sentido oriente-occidente?
De hecho, usted afirma que “vio como el otro vehículo se pasaba el semáforo en rojo”,
¿fue eso lo que dijo?
Pero usted no vio el color del semáforo de la vía por la que transitaba ese vehículo, ¿o sí?
Desde la carrera séptima no se puede ver el semáforo de la calle 63, sentido oriente-oc-
cidente, ¿cierto que no?
Una pregunta que parecía confusa y que era evidentemente compuesta, se ha
convertido en 15 preguntas cortas, sencillas, que el testigo y el Juez podrán com-
prender. Si el testigo se rehúsa a contestar con claridad alguna de ellas dejará
expuesto su carácter hostil y poco sincero.
Además de ser cortas, las preguntas deben ser factuales. Esto significa que
deben referirse a hechos. No a opiniones, especulaciones o calificaciones. Pura y
simplemente, hechos. Esto evitará que procedan varias de las objeciones más fre-
cuentes, pero, además, evitará que el testigo evada fructíferamente sus preguntas.
Para efectos del ejemplo, sigamos con el mismo caso.
Imagine que usted quiere demostrar que cuando el vehículo verde cruza la
intersección, el vehículo azul, conducido por la presunta víctima, aún se encon-
traba lejos. Con ello usted pretende acreditar que el conductor del vehículo azul
se encontraba distraído, pues de lo contrario habría visto que un vehículo se
aproximaba. Consecuencialmente, usted busca acreditar que el testigo “inventó”
que su semáforo estaba en verde, y el del otro vehículo en rojo, para encubrir su
negligencia.
Sistema de contrainterrogatorio 249
138
Para una explicación profunda sobre el particular, ver: Mauet, Thomas. Trial Techniques and
Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York. 2017, p. 275-276.
250 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
El único logro, si es que se le puede llamar así, que alcanzan aquellos que escri-
ben de forma innecesariamente compleja es que muchas veces nadie los entiende.
Son tan inteligentes que, en ocasiones, ni siquiera ellos mismos comprenden sus
enmarañadas escrituras.
En el ámbito del juicio oral, y en general en el de la litigación, la regla es diame-
tralmente distinta. Hablar o escribir de forma compleja dificultará que su mensaje
llegue al destinatario. Y esa es precisamente la labor del abogado de juicio, lograr
enviar un mensaje claro, integral y persuasivo al Juez para que lo tenga en cuenta
al tomar la decisión.
En ese orden, las preguntas del contrainterrogatorio deben construirse en el
lenguaje más sencillo posible. Cada vez que usted tenga dudas acerca de un térmi-
no que quiere utilizar, busque si algún sinónimo, siendo igual de preciso, resulta
más sencillo. No hable de automotores si puede hablar de carros o motos. No
hable de transeúntes si puede hablar de personas caminando.
No hable de individuos de sexo femenino si puede hablar de mujeres y no
hable de mamíferos carnívoros domésticos de tierna edad si puede hablar de ca-
chorros. En síntesis, pase cada uno de los términos que pretende utilizar por un
“test de sencillez”. Solo aquellos que lo superen serán dignos de ser utilizados en
el contrainterrogatorio.
Todo lo anterior le permitirá realizar un contrainterrogatorio más fluido, con
menores probabilidades de que el testigo evada o esquive sus preguntas, y menos
susceptible a las objeciones que su contraparte estará muy pendiente de elevar.
cualquiera de los dos casos el ritmo del contra se verá afectado por una
razón que pudo fácilmente evitarse.
• Puede suceder que usted no se equivoque al afirmar “lo que el testigo
dijo en el directo” pero que, aun así, el testigo lo niegue. Bien porque
de buena fe piensa que eso no fue lo que él dijo, o bien porque lo hace
de mala fe al haber sido instruido por su contraparte para hacerlo. Este
último evento, tristemente, es frecuente en la práctica.
En cualquiera de los dos casos, usted se verá obligado a sumergirse en
la discusión de que el testigo sí dijo lo que usted afirma, mientras que su
contraparte y el testigo dirán que no. Es una discusión de la que usted,
así gane, saldrá perdedor, pues el ritmo y el mensaje buscado con esa
línea de contrainterrogatorio, seguramente, se disipará en la confusión
generada por la discusión.
• Puede suceder que el testigo no niegue haber hecho la afirmación, pero
si quiera hacer algunas claridades. “Permítame explicarle que fue lo que
yo dije” intentará manifestar el testigo. Así usted lo corte, y se lo impida,
pues el contra no es momento para dar explicaciones, se trata de una
situación que pondrá en entredicho si realmente su afirmación corres-
ponde al sentido en el que el testigo hizo la suya.
Estos tres eventos descritos a modo de ejemplo reflejan con claridad algunos
de los problemas derivados de utilizar esta técnica anticuada. Y, si usted lo piensa
con cuidado, es poco lo que puede ganar al utilizarla. Volvamos al ejemplo del
accidente de tránsito y las lesiones personales culposas. La comparación entre una
y otra forma de preguntar es la siguiente:
to. Ubique su memoria en ese día, a eso de las 8:00pm, ¿pudo ubicarse mejor de
esta forma?” Así, si el testigo se muestra renuente e intenta impedir una adecuada
transición, el Juez podrá notarlo con facilidad.
Resulta difícil dejar de recalcar la enorme importancia que las transiciones
representan para un contrainterrogatorio fluido. Por eso, es necesario que usted
estudie cada una de sus líneas con el fin de determinar cuál es ese “momento” o
ese “tema” especifico en el que debe ubicar al testigo para a partir de ahí iniciar
con su línea. Por ejemplo, si va a examinar al testigo sobre un documento o una
evidencia, señálele: “ahora vamos a hablar del primer informe que usted rindió,
¿sabe de qué documento le estoy hablando?”.
Si es sobre una persona, la transición puede realizarse así: “quiero hacerle unas
preguntas sobre el Dr. Stutgart, usted sabe quién es él, ¿cierto?”. Si es sobre una
fecha o evento, puede decirle: “le pido que lleve su memoria al instante en que us-
ted arribó a la escena de los hechos por primera vez, ¿está ubicado en ese preciso
momento?” o “por favor ubíquese en el momento exacto en el que escuchó los
disparos, ¿está ubicado?”.
Eso sí, recuerde que los fragmentos deben cortarse de tal manera que el
contexto no se pierda. Recuerde que la lealtad en el proceso de impugna-
ción depende de que usted la haga en contexto y sin cercenamientos in-
debidos. Así mismo, antes de ir a la sala de audiencias, recuerde “probar”
que los videos fragmentados se reproduzcan sin problemas. Sin cortes
inusuales o sin falencias en el audio.
Si durante la audiencia se presentan inconvenientes técnicos no claudi-
que. No deje de intentarlo. En su lugar, solicite un receso para solucio-
narlos. Muy seguramente el Juez entenderá que se trata de una solicitud
razonable y le concederá algunos minutos para resolver los problemas
tecnológicos.
iv. Transcriba o haga transcribir las declaraciones previas, tanto las que
reposan en videos como las escritas. Aun cuando puede tornarse en una
actividad tediosa, las ventajas que le proporcionará durante juicio harán
que el esfuerzo valga la pena.
Imagine un caso sencillo. El testigo dice algo en juicio, a usted “le suena”
que es distinto a algo que dijo en una declaración previa grabada en
video. Pero como esa declaración previa es de 5 horas de duración, será
una tarea virtualmente imposible ubicar, antes de que inicie su contra, el
momento en que se hizo la manifestación inconsistente.
En cambio, si usted cuenta con las declaraciones transcritas, será cues-
tión de utilizar el motor de búsqueda del documento, con palabras cla-
ves, para ubicar el momento exacto en que se habló del tema. La tediosa
labor, entonces, será la diferencia para lograr adelantar un contrainterro-
gatorio efectivo sobre el tema.
v. Por último, pero no por eso menos importante, procure contar con al-
guien que le ayude a tomar notas muy precisas sobre lo que el testigo
adverso responda durante el directo. Esto no debe hacerlo usted directa-
mente. Usted debe estar concentrado 100% en lo que el testigo responde,
en cómo lo responde y en las objeciones.
Así mismo, debe analizar, como lo explicaré en el primer paso de la
ejecución, si el testigo cambia de versión, qué lenguaje utiliza y cuál es
la actitud que adopta durante el interrogatorio. Todo esto no lo puede
hacer si, al tiempo, intenta tomar notas precisas sobre cada palabra que
pronuncia el testigo.
Esto no significa que usted no deba tomar notas. Lo que pasa es que sus
notas serán mucho más generales. Seguramente contendrán ideas y no
palabras expresas del testigo. A partir de ellas implementará los cambios
al plan que había diseñado con antelación.
258 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
SEGUNDA PARTE:
LA EJECUCIÓN DEL CONTRAINTERROGATORIO
Durante el interrogatorio directo usted deberá estar muy atento a tres temas
fundamentales: los cambios que puedan producirse en la versión del testigo, los
objetivos que usted se había planteado para el contra pero que fueron alcanzados
involuntariamente por su contraparte durante el directo y las preguntas objeta-
bles o indebidas que formule su adversario. Veamos cada uno de estos temas:
139
El artículo 395 del Código de Procedimiento Penal colombiano establece que las objeciones po-
drán ser elevadas por las partes y, también, por el Ministerio Público, a pesar de que este último
tiene la calidad de interviniente especial.
140
Hay quienes afirman que el Juez debería abstenerse de interrumpir a los abogados cuando
considere que se eleva una pregunta indebida. Sin embargo, el último inciso del artículo 392 del
Código de Procedimiento Penal colombiano señala: “artículo 392. Reglas sobre el interrogato-
rio. El interrogatorio se hará observando las siguientes instrucciones: (…) El juez intervendrá
con el fin de que el interrogatorio sea leal y que las respuestas sean claras y precisas”. Además,
teniendo en cuenta que el Juez es el encargado de velar, también, por los derechos de los testigos,
parece desacertado afirmar que debe conservar un papel silente ante las preguntas indebidas. Lo
que sí resulta claro es que el Juez debe utilizar esta facultad de intervención con cautela, mesura
y evitando a toda costa alterar el equilibrio procesal.
Sistema de contrainterrogatorio 261
respuesta del testigo desplegará todos los efectos persuasivos ante un Juez que,
debido a que usted creyó que con las objeciones podía dejar el tema por fuera del
juicio, la escuchó atentamente.
De allí que la primera regla de oro que usted debe tener en mente de cara a de-
terminar si eleva o no una objeción no es una de carácter técnico —si es proceden-
te o no— sino que es una de carácter estratégico —si la objeción puede generar
efectos favorables o no—. A esta regla bien podríamos llamarla como la regla de
la conveniencia estratégica. Solo cuando sea estrictamente necesario para evitar
que ingrese al juicio información impura será conveniente elevar las objeciones.
En ese orden, usted podrá y deberá oponerse a las preguntas que buscan sus-
citar opiniones de los testigos —no peritos—, conclusiones, especulaciones, hi-
pótesis o que hagan un llamado a la imaginación del declarante o a que narre
“según su experiencia” como suceden las cosas. También cuando su contraparte
busque que el testigo realice caracterizaciones, calificativos o impresiones sobre
determinados hechos, circunstancias o personas. Será legítimo, en esos casos, que
usted se oponga señalando que esas preguntas buscan reemplazar una función
que constitucionalmente está asignada al juez: la de la valoración de los hechos y
los elementos de prueba.
Cumpliendo con esta regla usted dejará claro que no se opone a las preguntas
para entorpecer la búsqueda de la verdad ni por temor al contenido de las res-
puestas. Lo hace, por el contrario, buscando impedir que el juicio oral se convierta
en un “salón de chismes o especulaciones” en el que se ventila de todo, menos los
hechos jurídicamente relevantes.
La segunda regla también está relacionada con la psicología de la persuasión:
conozca a su público. O mejor, a su Juez. Las objeciones u oposiciones a las pre-
guntas son una materia con poco desarrollo legal. Esto impone que, en la práctica
judicial, muchas de las decisiones que al respecto adoptan los jueces están deter-
minadas por sus valoraciones personales o subjetivas. En otras palabras, en esta
materia reina el arbitrio judicial y los poderes discrecionales del Juez. Resulta
apenas natural que así sea, pues muchas de estas discusiones dependerán de la
forma en la que el Juez perciba las preguntas.
Hay jueces que entienden procedentes las objeciones con mayor regularidad
que otros. Algunos permiten que en el interrogatorio directo se realicen preguntas
cerradas, mientras que otros las prohíben por entender que son semejantes a las
sugestivas. Hay jueces que permiten realizar preguntas sumamente amplias del te-
nor “cuénteme qué pasó ese día”, mientras que otros las prohíben por considerar
que invitan a una narración abstracta. En síntesis, no todos los jueces fallan la
procedencia de las objeciones de la misma forma.
Sistema de contrainterrogatorio 263
Por esa razón, usted debe esforzarse en conocer qué clase de Juez tiene al fren-
te. Si tiende a intervenir oficiosamente ante preguntas indebidas, si es “pro-obje-
ciones” o “pro-respuestas”, si permite que las partes argumenten ampliamente
por qué proceden las objeciones o no. En general, debe procurar conocer la forma
en la que el Juez se desenvuelve en estos asuntos, pues así tendrá una idea más
precisa que le permita prever las decisiones que adoptará en su caso.
Esto lo puede lograr, idealmente, mediante el estudio de otros juicios orales que
ese Juez haya presidido. Si no le fue posible, porque no pudo asistir directamente
a sus audiencias o porque no logró encontrar las grabaciones de alguno de esos
juicios, el análisis de la postura del Juez ante las objeciones deberá realizarlo des-
de el mismo inicio del juicio oral. Es una solución menos certera que la primera,
pero le permitirá ir adaptándose a medida que avanza el juicio.
La tercera y última regla de oro es la inmediatez. Las objeciones, cuando sean
necesarias, deben formularse tan pronto como su base fáctica se estructura. Si es
necesario esperar a que su contraparte termine la pregunta, hágalo, pero si antes
de que la termine ya se ha ventilado la suficiente información como para concluir
fundadamente que es una pregunta indebida, la objeción puede formularse en ese
mismo instante. En todo caso, ningún sentido tendrá que usted la formule después
de que el testigo ya ha contestado, en tanto la información ya habrá entrado a
juicio.
Conviene ahora explorar brevemente cuáles son las objeciones que usted even-
tualmente puede elevar ante el interrogatorio directo de su contraparte. Definir
y delimitar cada una de las objeciones y de los supuestos de hecho que pueden
llegar a estructurarlas es una labor muy extensa que escapa a los alcances de este
trabajo.
Las principales objeciones, explicadas brevemente, son las siguientes:
- Sugestiva. Ya me referí a las preguntas sugestivas como aquellas en la
que el abogado sugiere el sentido de la respuesta al testigo. Son permiti-
das durante el contrainterrogatorio, pero prohibidas en el interrogatorio
directo141.
- Confusa. Una pregunta es confusa cuando se formula de tal manera que
el testigo no logra comprenderla adecuadamente. Si bien es cierto podría
objetarse cuando las partes no comprendan la pregunta, la decisión final
estará supeditada a que el Juez y el testigo la comprendan.
141
El inciso primero del artículo 391 del Código de Procedimiento penal señala: “(…) No se po-
drán formular preguntas sugestivas ni se insinuará el sentido de las respuestas”.
264 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
142
Las preguntas capciosas y las confusas están prohibidas por el literal (b) del artículo 392 del
Código de Procedimiento Penal Colombiano: “b) El juez prohibirá toda pregunta sugestiva,
capciosa o confusa”.
143
Literal (a) del artículo 392 del Código de Procedimiento Penal Colombiano.
Sistema de contrainterrogatorio 265
144
El literal (c) del artículo 392 del Código de Procedimiento Penal señala: “c) El juez prohibirá
toda pregunta que tienda a ofender al testigo”.
145
El literal (e) del artículo 392 del Código de Procedimiento Penal señala: “e) El juez excluirá toda
pregunta que no sea pertinente”.
146
En estricto sentido, estas objeciones también serían procedentes frente a las respuestas que el
testigo proporciones durante el contrainterrogatorio que usted realiza. Sin embargo, desde una
visión estratégica, en lugar de objetar lo que el testigo le responde, será preferible utilizar el
sistema de control del testigo hostil que se explicado más adelante.
266 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
“El carro rojo que usted vio llevaba un solo pasajero, ¿es así?”;
“Ese mismo carro rojo, fue el que usted vio llegar a la escena de los hechos, ¿correcto?”
“Y fue ese mismo carro rojo el que usted vio irse por la carrera séptima, luego de que
sonaron los disparo, ¿cierto?”
Utilizando el “looping” de esta forma habrá logrado incluir en cinco ocasiones
la mención al color del carro, sin que se pueda elevar objeción alguna a la forma
en la que se han formulado las preguntas y sin que tenga que fingir que sus capa-
cidades auditivas han empezado a desfallecer de un momento a otro, justo cuando
le conviene. Eso sí, utilice el “looping” con mesura y solo frente a los temas más
significativos. De lo contrario, aun cuando se encuentre “blindado” técnicamente,
la utilización indiscriminada de esa técnica puede llegar a molestar molestias en
el juez, y con razón.
gritos a los testigos solo resultan exitosos en las películas. En la vida real, lo único
que generara con una actuación de esa naturaleza es una merecida reprimenda
del Juez. Usted debe ubicar el equilibrio justo entre el respeto hacia el testigo y la
necesidad de mostrarle al Juez cuál es su posición ante la veracidad o mendacidad
del testigo.
No se debe entender, como ya expliqué en su momento, que este mandamiento
impone ser condescendiente o indulgente con el testigo. Si usted considera que el
testigo miente, el tono de sus preguntas debe reflejarlo con claridad. En ese caso, el
tono de las preguntas no será el mismo que usted utiliza frente a un testigo veraz.
La actitud será mucho más cortante de lo normal, sin que cruce, repito, la línea
del debido respeto al testigo.
Una buena idea para cumplir con estos parámetros es imaginarse que, aunque
las preguntas se las formula al testigo, en realidad le está hablando al Juez. Final-
mente él es el destinatario de todos los mensajes que usted pretende enviar a lo
largo del juicio oral con sus intervenciones. Así como nunca se le cruzaría por la
cabeza utilizar un tono impropio con el Juez, tampoco debe hacerlo con el testigo.
Por último, usted debe utilizar el tono con el que se sienta cómodo. Aquel que
se ajusta a su personalidad y forma de ser. Pretender fingir un tono con el que no
está habituado entorpecerá su fluidez y lo hará pensar más en cómo hace las pre-
guntas en lugar de aquello que pregunta. El profesor de la Universidad de Seattle,
Ronald H. Clark, lo explica de la siguiente forma:
“El mejor consejo de estilo es ser usted mismo. Usted puede ser sofisticado o una persona
del común. Usted puede ser audaz y hablar fuerte o puede ser firme y hablar suave. Más
allá de las consideraciones sobre los distintos estilos de abogados, hay testigos que re-
quieren un tono y abordaje distinto. Un niño normalmente debe ser tratado con cortesía
y comprensión. Mientras que, en un proceso penal, el abogado defensor debe contrain-
terrogar al informante que se convirtió en testigo de la Fiscalía de manera firme, y hasta
severa, sugiriendo que el testigo no merece ser creído.”147
147
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 224. La traducción es libre. El
texto original es el siguiente: “The best stylistic advice is to be yourself. You may be businesslike
or just one of the common folk. You may be bold and loud or firm and soft spoken. Beyond
considerations of individual lawyer styles, different witnesses require changes of tone and ap-
proach. A young child witness normally will be treated with kindness and understanding. In a
criminal case, defense counsel’s cross- examination of an informant-turned-state’s witness will
be firm, bordering on harsh, suggesting that the witness is not worthy of belief”.
Sistema de contrainterrogatorio 269
148
MacCarthy, Terrence. MacCarthy On Crossexamination. American Bar Association. Chicago.
2007, p. 118.
270 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
Es conveniente que de forma ocasional usted genere contacto visual con el Juez
con el fin de verificar que no haya perdido atención o interés sobre el desarrollo
del contra. Inclusive, puede llegar a ser útil formular algunas de las preguntas,
bien mirando al Juez mientras se realizan, o bien utilizando frases como “dígale
al Juez si…”; “cuéntele al Juez si…” u otra semejante que induzca al testigo a
contestarle al Juez. Esto llamará la atención del Juez sin alterar la ejecución del
contrainterrogatorio.
sienta, más evasivo será. Entre más daño usted le provoque, más intentará prote-
gerse. Entre más incisivo sea usted con las preguntas, más ambiguo será el testigo
con las respuestas. Dicho en términos del Profesor Mauet:
“Si todos los testigos contestarán de forma justa, el contrainterrogatorio sería mucho más
sencillo. Pero la vida no es fácil. Algunos testigos van por su cuenta, diciendo lo que
quieren decir. Otros, como los niños y los ancianos, pueden llegar a hacerlo de forma
inconsciente. Otros, como la contraparte, agentes de policía u otros testigos hostiles
lo hacen de forma intencional. Algunos testigos son evasivos y se rehúsan a contestar,
a otros les gusta hacer discursos. Algunos discuten por el significado de cada término
o cambian la pregunta, otros constantemente tratan de “explicar” cosas. ¿Cómo usted
controla ese problema?”149
La solución radica en implementar un método que le permita darle al testigo
dos posibilidades: o contesta de forma sincera aquello que le pregunta o su hosti-
lidad, mala fe y falta de sinceridad queda expuesta. La implementación de un sis-
tema de contrainterrogatorio que permita controlar al testigo hostil puede llegar
a sonar muy complicado, pero la verdad es que no lo es. En realidad, se limita a
la aplicación de 10 sencillas técnicas, que paso a explicar.
149
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 333. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “If every witness fairly
answered every question, cross-examination would be much easier. But life is not so easy. Some
witnesses simply go off on their own, saying what they want to say. Some, like children or el-
derly witnesses, may do it unintentionally. Others, like adverse parties, police officers, or other
hostile witnesses, may do it intentionally. Some witnesses are evasive and nonresponsive, others
like to make speeches. Some witnesses like to quibble over words or change the question, others
constantly try to “explain” things. How do you control such problem witnesses?”.
272 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
150
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 207-208. La traducción es propia. El texto original es el
siguiente: “it is human nature to avoid answering questions that make you look bad or under-
cut your beliefs. Not surprisingly, the pressure cooker of a courtroom fosters this reaction in
spades. Consequently, as soon as you start to make a point on your cross-examination, you will
often find that the witness will stand his ground and refuse to directly answer your question.
Instead, he will give an explanation, answer a different question, give you a canned response
that is only somewhat related to the question, or try to distract you in any way he can. (…) One
technique is to repeat the question until the witness answers or the judge intervenes and directs
the witness to answer”.
Sistema de contrainterrogatorio 273
A estas alturas habrá quedado claro que el testigo no quiere responder porque
considera que la respuesta lo afecta, que algo esconde y que su renuencia debe ser
castigada en el peso y la credibilidad que se le dé a su testimonio. Si usted cuenta
con otras pruebas que acrediten que no estaba siendo atacado, podrá dejar hasta
acá el tema. Si no, podrá hacer uso de alguna de las técnicas que explicaré en los
apartados siguientes. Hay otro tema que, por la frecuencia con la que se presenta
en la práctica, no puedo pasar por alto. Me refiero a la objeción por “pregunta
repetitiva” que suele elevar la contraparte cuando se está haciendo uso de la
técnica n°. 2. Será una objeción equivocada e improcedente, por una razón tan
sencilla como contundente: el testigo no ha respondido.
Únicamente puede entenderse que una pregunta es repetitiva cuando aborda
aspectos que ya han sido objeto de respuesta por parte del testigo, como veíamos.
De allí que una limitación a las preguntas que aún no han encontrado respuesta,
precisamente por la renuencia y la hostilidad del testigo, resultaría absolutamente
ilegítima. Lo contrario sería premiar la trampa, la mezquindad y la falta de ho-
nestidad del testigo.
151
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 333.
276 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
el testigo debe detenerse. Luego de esto, tras explicarle que no es su intención faltar-
le al respeto, puede proceder a “recordarle” que le está preguntando algo distinto.
El profesor Ronald H. Clark explica esta técnica de la siguiente forma:
“Usted puede controlar al testigo evasivo al utilizar el gesto físico de levantar su mano
hacia el testigo, con la palma hacia adelante, como símbolo universalmente reconocido
de detenerse. Normalmente funciona”152
152
CLARK, Ronald, et al. Cross-examination Handbook. Persuasion, Strategies and Techniques.
Wolters Kluers. Aspen Coursebook Series. New York, 2015, p. 262. La traducción es propia. El
texto original es el siguiente: “You can control the runaway witness by resorting to the physical
gesture of raising ypur hand toward the witness, palm forward, in the universality signal to stop.
It usually works”.
153
Read, Shane. Winning at cross-examination: A modern approach for deposititions and trials.
Westway publishing. Dallas. 2020, p. 209. La traducción es propia. El texto original es el si-
guiente: “Instead, they get emotional, argue with the witness, and forget the original question
they asked”.
Sistema de contrainterrogatorio 279
Nunca discuta con el testigo. Nunca le diga “la verdad es que me resulta difícil
creer que usted no sea capaz de entender una simple pregunta” o “¿es muy difícil
responder una pregunta sencilla? Parece, mejor, que está intentando confundir la
Juez”. Mucho menos le diga “si supuestamente está diciendo la verdad, si es tan
honesto, ¿por qué no puede simplemente responder una pregunta concreta”.
Todas estas cosas se le pasarán por la cabeza durante el contrainterrogatorio al
testigo hostil. He pasado por ahí y sé lo difícil que es reaccionar adecuadamente.
La buena noticia es que el Juez también se percatará de ello. Así que no se irrite.
No pierda la compostura. Recuerde siempre el consejo que hace más de 100 años
nos dio el Barrister David Paul Brown: sea consciente, siempre, de la dignidad de
su posición como abogado durante el juicio.
El mejor antídoto para las actitudes desafiantes, evasivas y hasta desobligantes
de los testigos es, entonces, la templanza. Ignore la actitud del testigo y, en lugar
de irritarse, continúe preguntando de conformidad con las demás técnicas estu-
diadas hasta obtener la respuesta buscada o hasta demostrarle al Juez lo poco
creíble y sincero que es el testigo.
Veamos esta técnica con el ejemplo que veníamos estudiando en este capítulo:
P: El señor Daniel lo golpeó, ¿correcto?
R: Sí, varias veces, en el rostro.
P: Lo golpeó utilizando algún arma, ¿o no?
R: No
P: Estamos de acuerdo en que lo golpeó utilizando sus manos, ¿cierto?
R: Sí, me dio varios puños en el rostro sin que yo lo hubiese golpeado a él.
P: Como parte de su reacción, usted se dirigió al vehículo, ¿es así?
R: ¿A cuál vehículo?
El testigo tiene razón. En la escena de los hechos había varios vehículos y no
queda muy claro a cuál vehículo se refiere el abogado con su pregunta. El abogado
bien podría decirle “me refiero a su vehículo, señor testigo” pero esto le enviaría
al testigo un mensaje según el cual siempre que quiera evadir una pregunta, basta
con responderla con otra pregunta. En ese orden, será mucho más efectivo que
el abogado simplemente ignore la pregunta del testigo y, sin irritarse o enojarse,
reitere la suya, haciendo claridad que se refiere al vehículo del testigo. Veamos:
P: Como parte de su reacción, usted se dirigió al vehículo, ¿es así?
R: ¿A cuál vehículo?
P: Como parte de su reacción, usted se dirigió a SU vehículo, ¿es así?
Enmendó el yerro, aclaró la pregunta confusa, no envió un mensaje contra-
producente y no perdió el control del contrainterrogatorio. Todo ello, bajo la
utilización de esta sencilla técnica.
Técnica n°. 10. Acuda ante el Juez para lograr una respuesta leal
Bienvenido a la opción nuclear. Ese botón rojo con el que se acaba la historia.
Esa técnica que usted no quiere utilizar salvo que sea estrictamente necesario y
justificado: acudir al Juez para que instruya al testigo a contestar la pregunta
concreta que se le está realizando. Es la última técnica por una razón deliberada,
solo debe utilizarse cuando todas las demás fracasaron. Lo que significa, de plano,
que solo se utilizará con los testigos más renuentes y hostiles. Aquellos que han
demostrado ser merecedores de tan arduo castigo.
Básicamente consiste en señalarle al Juez que el testigo no ha contestado una
pregunta clara y leal, por lo que, en lugar de generar una confrontación personal,
usted prefiere acudir ante él para que instruya al testigo a contestar aquello que
se le está preguntando. En algunos países la intervención del Juez en ese sentido
tiene expresa consagración normativa.
Sistema de contrainterrogatorio 281
Así sucede en Colombia, donde el último inciso del artículo 392 de la ley 906
de 2004 señala que “El Juez intervendrá con el fin de que el interrogatorio sea
leal y que las respuestas sean claras y precisas”. Si usted se encuentra en un país
donde no existe tal consagración, no se preocupe, pues esa intervención del Juez
hace parte de las más mínimas labores de dirección del proceso. Difícilmente un
Juez señalará que no tiene potestades para ello.
Cuando el Juez se voltee y le diga al testigo: “testigo, conteste”, la batalla
—que no la guerra— se habrá ganado sin importar lo que haga el testigo. El tes-
tigo debe contestar, y si lo hace, su punto se habrá alcanzado. Podrá continuar
el contrainterrogatorio. Pero si el testigo no lo hace, el punto se habrá logrado
aún con mayor fuerza, pues su carácter hostil y su falta de credibilidad quedarán
expuestas.
El Juez no ignorará al tomar su decisión que el testigo se rehúso a cumplir,
incluso, una orden que directamente le había elevado el director de la audien-
cia. Es trabajo del litigante abordar el tema durante los alegatos de conclusión
para refrescarle al Juez lo sucedido: “¿Recuerda señor Juez cuando le hice varias
preguntas claras y concretas, pero él se negaba a responder? Su renuencia fue
evidente. Nos corresponde ahora explicar qué estaba escondiendo y por qué”.
También será muy persuasivo que usted proyecte la pregunta que le hizo en su
momento al testigo y luego le pregunte al Juez si resultaba sensato que el testigo
no la entendiera.
Será, sin duda, un aspecto que impactará muy fuertemente la credibilidad del
testigo hostil. Precisamente por eso, en Colombia, el artículo 404 del Código de
Procedimiento Penal señala que el Juez apreciará y valorará el testimonio tenien-
do en cuenta, entre otras cosas, “el comportamiento del testigo durante el interro-
gatorio y el contrainterrogatorio”.
Es una técnica poderosísima, en ello no hay discusión, pero también peligrosa
si no se ejecuta correctamente. Puede resultar contraproducente si se acude a ella
muy pronto. Pues si no se han ejecutado las técnicas explicadas con antelación,
el Juez podrá pensar que el testigo no contesta, no porque sea hostil, renuente o
evasivo, sino porque no ha entendido la pregunta, porque se ha formulado de for-
ma muy rápida, porque es confusa, o simplemente porque el testigo no sabe que
debe contestar de forma concreta —con “sí o no”— las preguntas cerradas que se
le realicen. Si usted cumple con las técnicas nos. 1 a 9, no habrá lugar para que el
Juez tenga ninguna de las referidas dudas.
sible que ni siquiera utilizando las 10 técnicas expuestas esto se logre. Aquí entra
en juego la finalidad subsidiaria: mostrarlo como un testigo poco creíble. Que no
responde las preguntas claras y concretas que se le realizan porque algo esconde,
porque le teme a su respuesta o simplemente porque no quiere hacerlo. Opciones,
todas, que deben llevar a generar un impacto muy significativo a su credibilidad.
Todo esto, mientras la credibilidad del abogado permanece incólume. Pues nin-
gún sentido tiene atacar la del testigo afectando la credibilidad propia. De allí que
la ejecución de estas técnicas deba hacerse de forma leal, razonable, sin olvidar
nunca los parámetros éticos ni la dignidad propia de la profesión. Los gritos, las
discusiones y los insultos deben quedar por fuera el imaginario del abogado de
juicio. Si los recibe, la templanza tendrá que guiar sus acciones para ignorarlas y
continuar hacia el objetivo principal: ganar el juicio.
Para cerrar, recordando las palabras del Profesor Tomas Mauet de cara a la fi-
nalidad última del control del testigo hostil, renuente o evasivo, recuerde siempre
que “los testigos problemáticos deben ser mostrados como lo que son: testigos
que actúan de forma injusta y por fuera de las reglas de juego establecidas [para
el juicio]”154
154
Mauet, Thomas. Trial Techniques and Trials. Décima edición. Wolster Kluwers. Nueva York.
2017, p. 338. La traducción es propia. El texto original es el siguiente: Problem witnesses must
be shown to be what they are: acting unfairly and not playing by the rules.
Sistema de contrainterrogatorio 283
que le permitirán que la inconsistencia despliegue todos sus efectos sobre la cre-
dibilidad del testigo.
Ubíquese en la sala de audiencia. Usted ya tiene ideada su línea de contrain-
terrogatorio. La diseñó partiendo de lo indiscutido a lo discutido, de tal manera
que durante las primeras preguntas de la línea el testigo, seguramente, contestará
sin mayor oposición, mientras que en aquellas que recaen sobre los aspectos dis-
cutidos, la negación del testigo será mucho más probable. Si el testigo incurre en
una inconsistencia, en cualquier fase de ese proceso, usted deberá proceder en el
siguiente orden:
propicias para “atar” al testigo en su mentira. Con este primer movimiento usted
evitará que con posterioridad el testigo intente “soltarse” simplemente al señalar
que eso no fue lo que afirmó o que hubo una mala interpretación de sus palabras.
También logrará exponerle al Juez con absoluta claridad qué fue lo que dijo
el testigo. Así, si no lo escuchó durante el directo por cualquier razón o lo había
pasado por alto, gracias a este primer movimiento el Juez tendrá “fresca” en su
memoria la información que usted pretende impugnar. Para ponerlo en otros tér-
minos, hecho esto, el testigo habrá quedado anclado a su mentira.
R: Correcto
P: De aproximadamente 50 a 60 años
R: Aproximadamente, sí
P: De contextura gruesa
R: Sí, tenía varios kilos de más
P: Según usted, pudo realizar esta descripción porque lo vio perfectamente
cuando atacaba a la víctima, ¿es así?
R: Así es
P: Y usted señaló a mi defendido como el presunto atacante, ¿correcto?
R: Sí
(Segundo paso: exaltar importancia de la manifestación previa)
P: Por favor ubíquese en el día siguiente a los hechos que nos acaba de con-
tar, ¿está ubicado?
R: Sí
P: A usted lo citó la Fiscalía para dar una declaración, ¿cierto?
R: No recuerdo si fue al día siguiente
P: Pero recuerda que dio una declaración, ¿o no?
R: Sí
P: ¿Fue una declaración juramentada?
R: No lo tengo claro
P: Pero sí tiene claro que fue una declaración que le tomó un funcionario de
la Fiscalía, ¿cierto?
R: Sí, eso sí.
Abogado: Señoría, solicitó permiso para entregarle al testigo la evidencia nú-
mero siete, previo traslado a las partes, con fines de reconocimiento for-
mal.
P: Ese documento que le acabo de entregar es la declaración que usted rin-
dió, ¿cierto?
R: Sí
P: ¿En la última página tiene su firma?
R: Sí, aquí está.
P: Fue una declaración que usted rindió el 12 de julio, ¿correcto?
R: Permítame reviso. Sí, 12 de julio.
Sistema de contrainterrogatorio 287
155
Recuerde que los testigos hostiles tienen la tendencia a realizarle preguntas al contrainterroga-
dor para arrebatarle el control. ¿La solución? Sencilla, ignórelo.
290 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
P: Bien, teniendo eso en cuenta, dígale al Juez si usted le miró la cara al agre-
sor
R: No, no se la miré
P: Por eso usted no pudo darle una descripción del rostro del agresor a la
Fiscalía, ¿o sí se la dio?
R: No, no se la di
Antes de continuar con la siguiente fase del procedimiento de impugnación, es
importante explicar cuándo se entiende que el testigo “ha aceptado la manifes-
tación previa”. Se trata de un asunto que, desafortunadamente, sigue siendo mal
entendido en la práctica diaria de nuestro sistema. Y la verdad es que la respuesta
es muy sencilla: para entender que el testigo ha aceptado la manifestación previa
y que, por ende, sea improcedente continuar con la impugnación, el testigo debe
haber señalado expresa e inequívocamente que sí hizo esa afirmación en concreto.
Sin salvedades, sin “peros”, sin condicionantes, o sin evasivas del tipo “no me
acuerdo”, “de pronto lo hice, de pronto no” o “no sé si con esas palabras”.
Si la aceptación no es expresa e inequívoca, procederá la lectura o la reproduc-
ción de la manifestación previa, pues el objetivo de la impugnación aún no se ha-
brá cumplido. De este tema de tanta importancia práctica ya se ocupó el profesor
Ronald H. Clark, manifestando lo siguiente:
“¿Qué se entiende por una negación? El testigo debe admitir haber hecho la manifes-
tación previa de forma inequívoca, sin calificación alguna. (…) Si lo acepta, el testigo
habrá sido impugnado y será innecesario presentar evidencia adicional en ese sentido
(…) Por otro lado, si el testigo dice que no recuerda haber hecho la manifestación previa
o incurre en equívocos al respecto, la Corte debe permitir la utilización de la evidencia
extrínseca.”
Las Cortes norteamericanas no han sido ajenas a esta posición. De forma uná-
nime se ha rescatado, en varias oportunidades, el entendimiento según el cual la
aceptación, para impedir la continuación de la impugnación, debe ser “inequívoca
y sin calificación alguna”156. Por ejemplo, en State V. Blalock, la Corte de Apela-
ciones de Carolina del Sur se ocupó de una apelación en la que la defensa con-
sideraba que la primera instancia había incurrido en un error al permitir que se
practicará el testimonio de impugnación, para acreditar manifestaciones inconsis-
tentes, de un agente de policía que escuchó las narraciones iniciales del principal
testigo de la defensa.
156
En similar sentido a State V. Blalock, ver: State v. Lynn. 277. S.C. 222 (1981); State V. Bottoms.
260. S.C. (1973); United States V. Dennis. 625 F.2d. 782 (1980).
Sistema de contrainterrogatorio 291
157
Corte de Apelaciones de Carolina del Sur, Estados Unidos. State V. Blalock. 357. S.C. 74. Ct.
App. 591 S.E.2d 632 (2003). La traducción es propia, el texto original es el siguiente: The cen-
tral question, therefore, is whether Ms. Blalock admitted making an inconsistent statement in
her testimony. As described above, however, Ms. Blalock’s testimony affords little in the way of
a clear admission or denial. At various points in her testimony, she concedes that the material
portions of the statement were in fact her own words; but she is simultaneously eager to ex-
plain and amend her words and intent. (…) In this case, we find Ms. Blalock’s response, when
confronted with her prior statement, does not meet the standard of a clear and unequivocal
admission that the precedent case law demands.
158
Corte de Apelaciones de Carolina del Sur, Estados Unidos. State V. Blalock. 357. S.C. 74. Ct.
App. 591 S.E.2d 632 (2003). La traducción es propia, el texto original es el siguiente: In de-
termining whether a witness has admitted making a prior inconsistent statement and thereby
obviated the need for extrinsic proof, the courts of our state and other jurisdictions have held
292 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
that the witness must admit making the prior statement unequivocally and without qualifica-
tion (…) Generally, where the witness has responded with anything less than an unequivocal
admission, trial courts have been granted wide latitude to allow extrinsic evidence proving the
statement. For example, a witness’s failure to fully recall her prior statement has been found to
be a sufficient denial to allow extrinsic evidence. (…) Extrinsic evidence is also usually admitted
when the witness simply avoids any direct answer.
Sistema de contrainterrogatorio 293
entonces, que ambas opciones son válidas, mi consejo es que usted realice la lec-
tura, no el testigo.
Si es usted quien realiza la lectura, podrá controlar el ritmo, es decir, que no se
lea excesivamente rápido o innecesariamente lento; podrá garantizar una adecua-
da verbalización del documento, que no falte una palabra o una frase, que no se
dejen de pronunciar correctamente los acentos (tildes) que en ocasiones pueden
cambiar el sentido de la frase y, en general, hacer énfasis en el apartado que resalta
la inconsistencia.
Por ejemplo, los renglones de la declaración que son necesarios para dar con-
texto se leerán en un tono monótono y a velocidad estándar, mientras que las
palabras exactas de las que se desprende la inconsistencia se leerán en un tono
más alto y un poco más despacio. Esta forma legítima de enfatizar le permitirá al
Juez, sin problema alguno, conocer el fragmento del que se desprende la contra-
dicción.
Realizar la lectura directamente le permitirá, también, evitar los súbitos “erro-
res” en los que pueden incurrir los testigos. Cuando un testigo se siente atacado
busca defenderse, demostrar su punto y ocultar sus falencias. Esto es apenas natu-
ral. De allí que sea frecuente encontrarse con testigos que durante el interrogato-
rio directo entienden todas las preguntas a la perfección y dan gala de una inmejo-
rable lectura, mientras que en el contrainterrogatorio no comprenden la pregunta
más sencilla ni son capaces de leer ininterrumpidamente un solo párrafo.
Me he enfrentado con testigos que durante el interrogatorio directo alardea-
ban de tener doctorado Ph. D. y de su superioridad intelectual, pero que, en el
contrainterrogatorio, particularmente durante la impugnación de credibilidad,
olvidaban las nociones más básicas sobre cómo leer un documento. Se saltaban
palabras; no leían las tildes; se “trababan” y pedían permiso para empezar de nue-
vo; leían los documentos tan rápido que no era posible entenderlos, o tan suave
que no era posible escucharlos.
Todos estos súbitos golpes de inhabilidad intelectual en los testigos, y las con-
secuencias que conllevan frente al ritmo y los efectos de la impugnación, se pue-
den evitar si es el contrainterrogador quien lee el documento. Eso sí, para evitar
cualquier suspicacia sobre la genuinidad de aquello que se lee, usted debe solici-
tarle al testigo que haga seguimiento a su lectura, y al finalizar preguntarle: “¿leí
correctamente el documento? ¿Incluí algo? ¿Dejé de leer algo?”. De forma tal
que no quedará duda alguna acerca de que lo leído corresponde integralmente al
contenido del documento.
Otra pregunta importante recae en qué tan extenso debe ser el fragmento que
se lea para efectos de la impugnación. No existe una fórmula cuantitativa exacta
del tipo “5, 10 o 15 renglones”. La fórmula es, por el contrario, sustancial: el
294 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
fragmento debe ser tan amplío que garantice un contexto adecuado de la informa-
ción, que se trata de una manifestación que se hizo hablando de este tema y que
no es producto del cercenamiento o la descontextualización de la declaración; y,
al tiempo, debe ser tan corto que impida la entrada de información ajena al tema
objeto de impugnación.
Hay casos en los que este requisito sustancial se cumple con la lectura de apenas
algunos renglones, mientras que en otros la necesidad de impedir la descontex-
tualización de la afirmación hace imperativo leer inclusive algunas páginas. Como
no existe y no podría existir un límite objetivo y estandarizado, la razonabilidad
y la buena fe son los parámetros que deben guiar la respuesta a este interrogante.
Otro aspecto que se discute con frecuencia es el número de declaraciones pre-
vias que se pueden utilizar para acreditar una inconsistencia, en aquellos casos en
los que los testigos han rendido varias deposiciones previas al juicio. No existe
limitación sustancial alguna frente al particular. Y no podría existir porque con-
llevaría una limitación ilegítima e inadmisible al derecho a la confrontación que
se garantiza, primordialmente, a través del contrainterrogatorio.
Para ahondar en razones, imagine que usted tiene a un testigo que afirma haber
presenciado determinado hecho, pero en ocho declaraciones previas afirmaba lo
contrario. ¿Bastará con que se proyecte una, dos o tres de ellas? ¡No! Pues para
efectos de valoración probatoria, no es lo mismo que un testigo haya hecho una
manifestación en una ocasión y luego se contradiga, a que la haya hecho en ocho
ocasiones. En ese sentido, será procedente y necesario que el Juez las conozca
todas ellas. Ninguna limitación cualitativa, entonces, se puede elevar a las decla-
raciones previas con las que se pretende impugnar.
Ahora bien, si se trata de una declaración cuyo registro reposa en video o
audio, el procedimiento será ligeramente distinto. Usted debe pedirle permiso al
Juez para proyectar apenas un fragmento muy corto que le permita reconocer al
testigo que se trata de una declaración que él rindió. Solo cuando el testigo haya
reconocido que en efecto es él quien aparece en el video o quien se escucha en el
audio, será procedente reproducirlo para perfeccionar la impugnación.
Siempre será preferible que esa reproducción se haga a través de una pantalla
de proporciones generosas. Por eso en las recomendaciones logísticas que realiza-
ba en el capítulo de la preparación del contra, hacía tanto énfasis en la necesidad
de tener siempre a la mano durante las audiencias un proyector de video y audio.
Todo el procedimiento escrito con antelación ha sido recogido con brillantez
por la Corte Suprema de Justicia colombiana, a partir del 2016, particularmente
en pronunciamientos con ponencia de la Magistrada Patricia Salazar Cuellar, en
los siguientes términos:
Sistema de contrainterrogatorio 295
“para el ejercicio de la prerrogativa regulada en los artículos 393 y 403 atrás citados la
parte debe: (i) a través del contrainterrogatorio, mostrar la existencia de la contradicción
u omisión (sin perjuicio de otras formas de impugnación); (ii) darle la oportunidad al tes-
tigo de que acepte la existencia de la contradicción u omisión (si el testigo lo acepta, se
habrá demostrado el punto de impugnación, por lo que no será necesario incorporar el
punto concreto de la declaración anterior), (iii) si el testigo no acepta el aspecto concreto
de impugnación, la parte podrá pedirle que lea en voz alta el apartado respectivo de la
declaración, previa identificación de la misma159, sin perjuicio de que esa lectura la pue-
da realizar el fiscal o el defensor, según el caso; y (iv) la incorporación del apartado de la
declaración sobre el que recayó la impugnación se hace mediante la lectura, mas no con
la incorporación del documento (cuando se trate de declaraciones documentadas), para
evitar que ingresen al juicio oral declaraciones anteriores, por fuera de la reglamentación
prevista para cada uno de los usos posibles de las mismas.”160
Este pronunciamiento sobre el procedimiento para la impugnación de credi-
bilidad ha sido reiterado en múltiples oportunidades, en idéntico sentido y con-
tenido161.
159
Esto es, que la reconozca como la declaración que rindió antes del juicio, bien porque allí esta
su firma, ora por cualquier otra razón que le permita identificarla.
160
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. SP-1229-2016 del 31 de agos-
to de 2016. Radicado 43.916. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
161
Entre otras: Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. SP4135-2019 del
1 de octubre de 2019. M.P. Patricia Salazar Cuellar; SP3106-2018 del 6 de agosto de 2019. M.P.
Patricia Salazar Cuellar; SP2582-2019 del 10 de julio de 2019. M.P. Patricia Salazar Cuellar;
AP2215-2019 del 5 de junio de 2019. M.P. Patricia Salazar Cuellar; SP17660-2017 del 25 de
octubre de 2017. M.P. Patricia Salazar Cuellar; SP606-2017 del 25 de enero de 2017. M.P. Pa-
tricia Salazar Cuellar.
296 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
contradicciones del testigo, salvo contadas excepciones, puede resultar siendo una
mala idea.
Jamás le pregunte al testigo “¿por qué incurrió en esa inconsistencia?”; ni le
pregunte “¿a cuál de las dos versiones le debemos creer?” y, en general, no le pida
explicaciones sobre las razones de sus contradicciones. Poco gana con ello y, en
cambio, si corre el riesgo de echar a perder todo el camino recorrido hasta este
punto. El riesgo de que el testigo de una buena explicación para la inconsistencia
hace que este actuar, por tentador que sea, resulte inadmisible durante el contra-
interrogatorio.
Solo en algunos casos, eminentemente excepcionales, será viable intentar ge-
nerar algún daño extra a la credibilidad del testigo. Para determinar si está en
presencia de uno de esos casos usted debe ponderar dos factores igualmente im-
portantes. En primer lugar, el factor necesidad. Esto es, si en realidad el testigo le
hizo tanto, pero tanto daño, que amerite un ataque hasta las últimas circunstan-
cias. En segundo lugar, debe ponderar el factor seguridad. Es decir, si existe una
probabilidad alta de atacar al testigo exitosamente o, si en cambio, hay un riesgo
significativo de perecer en el intento.
Cuando el análisis de estos dos factores, necesidad y probabilidad de éxito
arrojen como procedente el ataque adicional al testigo, salen a la luz dos técnicas
que pueden maximizar los efectos en contra de la credibilidad del testigo:
P: Por eso usted ha dicho que el no pudo haber sido el autor del homicidio,
¿correcto?
R: Correcto. Si estaba conmigo, está claro que no pudo haber matado a na-
die. Él no es un asesino.
P: Hay algo que no le escuché con claridad. ¿Esa noche durmieron en la
misma habitación?
R: Él estaba conmigo, no salió de la casa en ningún momento…
P: ¿Esa noche durmieron en la misma habitación o no?
R: Pues no…
P: Pero usted afirma, con seguridad, que él no salió de la casa en toda la no-
che, ¿cierto?
R: Sí
162
Si la contraparte objeta en este momento por la supuesta impertinencia de la pregunta, bastará
con manifestarle al Juez que usted está sentando las bases para proceder con una impugnación
por manifestaciones orales hechas a terceros. Idealmente, al responder la objeción no deben
proporcionarse más detalles sobre su objetivo, para evitar que el testigo se prepare para lo que
viene.
163
Si el testigo se percata acerca de “hacia dónde corre el agua” y le responde que sí han existido
altercados, no se preocupe, el testigo de impugnación narrará si ello es cierto o no. Por supues-
Sistema de contrainterrogatorio 301
to, si usted realiza esta pregunta, es porque en la entrevista que le tomó al testigo de impugna-
ción este manifestó que no existía ningún tipo de altercado. De lo contrario, esta pregunta no
deberá formularse.
164
Cuando los testigos se percatan de la intención del contrinterrogador, se tornan más proclives
a contestar con este tipo de evasivas.
302 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
165
Cuando los testigos se percatan de la intención del contrinterrogador, se tornan más proclives
a contestar con este tipo de evasivas.
Sistema de contrainterrogatorio 303
166
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sala de Casación Penal. Decisión AP3455 del 25 de
junio de 2014. Magistrado Ponente: Fernando Alberto Castro Caballero.
306 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
- Como regla general, las pruebas que tengan este propósito deben ser
solicitadas durante la audiencia preparatoria, luego de cumplir con el
descubrimiento debido.
- Sin embargo, en caso de que la prueba de refutación surja durante el
juicio oral, para su decreto deberán cumplirse los requisitos de la prueba
sobreviniente.
- En ese orden, la Corte distinguió entre pruebas de refutación “en sentido
lato” y las “pruebas sobrevinientes de refutación”, entendiendo como
estas últimas las que surgen en juicio; sin que las partes hubiesen podido
prever su existencia, siempre que su falta de descubrimiento no se haya
originado en la negligencia, omisión o desidia de quien la solicita.
- Así mismo, por ser, dijo la Corte en su momento, de una modalidad de
prueba sobreviniente, debe cumplir también el requisito de tratarse de
una prueba “muy significativa”.
En esta primera decisión se concluye que la prueba de refutación deberá cum-
plir los requisitos de cualquier prueba “ordinaria”, si es conocida para el momen-
to de las solicitudes probatorias. Si, en cambio, solo es conocida durante el juicio
deberá cumplir los de la prueba sobreviniente. De allí que se utilizó la denomina-
ción de “prueba sobreviniente de refutación”.
Así mismo, se resalta como un elemento fundante para la procedencia de la
“prueba sobreviniente de refutación” la imprevisibilidad del tema a refutar y, por
ende, de la necesidad de atacarlo. No debe perderse de vista este requisito de la
previsibilidad, pues de su existencia o no dependerá la respuesta a la pregunta
acerca de “¿cuándo debe solicitarse el testigo de impugnación?” a la que me he
referido. La Corte en esta decisión no se refirió a las diferencias o semejanzas en-
tre prueba de refutación y prueba extrínseca o de impugnación, ni al requisito de
darle la oportunidad al testigo de aceptar el objeto de la impugnación, como si lo
hizo en pronunciamientos posteriores.
El 20 de agosto de 2014 la Corte Suprema de Justicia volvió a pronunciarse so-
bre el tema, esta vez con ponencia del Magistrado Eugenio Fernández Carlier, en
sentencia AP4787 de 2014167. Allí se hizo una disertación muy importante sobre el
concepto, objetivo, alcance y requisitos de la prueba de refutación. Las subreglas
derivadas de este precedente pueden resumirse así:
167
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Penal. Decisión AP4787-2014 del 20 de agosto de
2014.
Sistema de contrainterrogatorio 307
168
Decastro, Alejandro. La prueba de refutación. Discusiones, naturaleza y viabilidad. Defensoría
del Pueblo. Bogotá, 2016.
169
Ibidem, p. 20.
170
Ibidem, p. 21.
310 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
demuestran que dicho testigo estaba en otra ciudad para el momento en que dijo ver al
acusado cometiendo el hecho.”
Este último ejemplo, el de los tiquetes aéreos, no puede perderse de vista para
lo que se viene de la discusión, pues la Corte, en la segunda postura jurispruden-
cial que explicaré más adelante, aborda precisamente ese ejemplo dándole una
consecuencia jurídica diametralmente opuesta a la que le daba en la primera pos-
tura jurisprudencial y a la proporcionada por el Profesor Decastro.
A modo de conclusión, existe una primera postura jurisprudencial que distin-
gue entre prueba de refutación en sentido estricto y prueba de impugnación (prue-
ba extrínseca). La primera responde a aspectos novedosos e imprevisibles por lo
que puede ser solicitada durante el juicio, mientras que la segunda se ejerce, dijo
la Corte, con evidencias obtenidas a través de la investigación, aunque no queda
claro cuál es el momento en el que deberían solicitarse como prueba, si es que
deberían solicitarse como tales.
Continuando con las conclusiones, la Doctrina, sin embargo, hace un apor-
te importante al reconocer que, en ocasiones, la prueba de refutación puede ser
utilizada para materializar el procedimiento de impugnación de credibilidad. Sin
embargo, sostiene que solo tendrá la característica de prueba de refutación “en
sentido estricto” aquella cuya necesidad no pudo preverse con antelación. De lo
contrario, la prueba extrínseca de impugnación debe solicitarse desde la audiencia
preparatoria.
Volvamos a nuestro ejemplo y analicémoslo de cara a lo plasmado en esta pri-
mera postura jurisprudencial y doctrinaria. ¿Cuál es el momento procesal opor-
tuno para la solicitud del testimonio de la mujer a la que la madre del acusado
le contó una versión distinta de los hechos? De conformidad con esta primera
postura, la respuesta dependerá de una sola variable: su previsibilidad.
Si era previsible que la madre del acusado llevaría a cabo una narración dis-
tinta a la que le hizo a su mejor amiga, entonces, debería haberse solicitado en
la audiencia preparatoria. Si era razonablemente imprevisible, en cambio, puede
solicitarse durante el juicio oral acreditando los demás requisitos estudiados hasta
ahora para la prueba de refutación.
171
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal. Decisión AP2215-2019 del 5
de junio de 2019. Radicado 55.337. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
172
Corte Suprema de Justicia de Colombia. Sala de Casación Penal SP17660-2017 del 25 de octu-
bre de 2017. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
173
Fue un cambio jurisprudencial tácito, en la medida en que la Corte, pese a exponer una postura
diametralmente opuesta a la anterior, nunca señaló que la derogaba o recogía expresamente. De
hecho, los Magistrados que suscribieron las ponencias que constituyen la primera postura, tam-
bién suscribieron las decisiones que estructuran la segunda. En todo caso, esto no es obstáculo
para concluir, como en efecto debe hacerse, que se dio un marcado cambio jurisprudencial.
312 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
también, como todos los aquí estudiados, con ponencia de la Magistrada Patricia
Salazar Cuellar. Allí la Corte reiteró: la equiparación entre estos dos conceptos;
que la prueba de refutación es herramienta adicional y recurso para la impugna-
ción; que para su procedencia debe habérsele concedido al testigo la oportunidad
para aceptar el aspecto objeto de impugnación, y en general, los demás que se
desprenden de esta postura, como ya hemos señalado.
El aspecto novedoso de esta última decisión, el cual hace necesario esta men-
ción independiente, radica en el descubrimiento de la prueba de refutación. Hasta
este momento, la Corte no se había ocupado de la obligación o no, de descubrir
desde las fases previas al juicio oral (Fiscalía en formulación de acusación y De-
fensa en audiencia preparatoria) las evidencias que se utilizarán como prueba
de refutación. La importantísima respuesta de la Corte a este interrogante fue la
siguiente:
“En todo caso, como viene de ser precisado, con la prueba de refutación se
busca atacar la veracidad de la prueba refutada como recurso de impugnación
de su credibilidad, por lo que su ofrecimiento en el juicio oral no requiere pro-
tocolos especiales de descubrimiento ni tiene que ser solicitada en la audiencia
preparatoria porque la necesidad de acudir a este mecanismo surge durante el
interrogatorio y está consagrada expresamente en la ley como mecanismo para
ejercer los derechos de confrontación y contradicción, aunque, eso sí, debe soli-
citarse durante el recaudo de la prueba refutada y, en todo caso, si es procedente,
tiene que autorizarse y en lo posible practicarse inmediatamente después de que
culmine la introducción del medio a contradecir, propiciando así la oportunidad
para que la contraparte la conozca a tiempo y pueda, a su vez, ejercer el derecho
de confrontación.”
Si se revisa de forma insular la frase “su ofrecimiento en el juicio oral no re-
quiere protocolos especiales de descubrimiento” la verdad es que podría pensarse
que no queda muy claro el asunto acerca de si debe descubrirse “ordinariamente”
o no la prueba de refutación. Pero analizada sistemáticamente y en contexto con
el resto de la decisión y con los demás pronunciamientos, pareciera inferirse que,
según esta postura jurisprudencial, la prueba de refutación no tiene que ser objeto
de descubrimiento, así se conozca desde las etapas previas, debido a que “la nece-
sidad de acudir a este mecanismo surge durante el interrogatorio”.
c. Análisis contrastado de las dos posturas jurisprudenciales
Mientras que en la primera postura la previsibilidad era requisito neurálgico
de la prueba de refutación, para la segunda no lo es. No solo porque en ninguna
de las decisiones referidas se establece como uno de los requisitos, sino porque
tácitamente se afirma lo contrario. Esto es así, debido a que, inclusive si desde
antes de la audiencia preparatoria la parte conoce una evidencia de refutación que
Sistema de contrainterrogatorio 315
174
People V. Figures. 451 Mich. 390, 410 (Mich. 1996).
Sistema de contrainterrogatorio 317
175
People V. Losey. 413 Mich. 346, 351 (Mich. 1982). La traducción es propia, el texto original es
el siguiente: “As this Court made clear in People v Quick, 58 Mich. 321, 322-323; 25 N.W. 302
(1885), the prosecutor may not divide the evidence on which the people propose to rest their
case, saving some for rebuttal. Insofar as the Court of Appeals is correct in holding that Ms.
Seeley’s testimony was relevant to the question of motive, the rule of Quick was violated. The
issue of motive had been introduced in the prosecutor’s case in chief, and nothing in the defen-
dant’s case made Ms. Seeley’s testimony any more relevant to that issue”.
318 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
176
People V. Figures. 451 Mich. 390, 410 (Mich. 1996). La traducción es propia, el texto original
es el siguiente: “Contrary to the dissent’s insinuation, the test of whether rebuttal evidence was
properly admitted is not whether the evidence could have been offered in the prosecutor’s case
in chief, but, rather, whether the evidence is properly responsive to evidence introduced or a
theory developed by the defendant”; “As long as evidence is responsive to material presented
by the defense, it is properly classified as rebuttal, even if it overlaps evidence admitted in the
prosecutor’s case in chief”.
177
People V. Delano 318 Mich. 557 (Mich. 1947). La traducción es propia. El texto original es el
siguiente: In practical application the line of demarcation between rebuttal evidence and that
which should properly be given in chief before the prosecution rests is frequently more or less
obscure, and it is a general rule that whether evidence which could have been offered before
resting may be given in rebuttal is a matter within the discretion of the trial court”.
Sistema de contrainterrogatorio 319
responsivas, que se enfrenten, o que prueben de forma distinta, lo que prueban las
evidencias de la contraparte.
Inclusive, como expresamente se señaló en People v Figures, serán evidencias
de refutación aquellas que pretenden responder a una teoría expuesta por la con-
traparte. De allí que no se entienda, en el sistema norteamericano, únicamente
como un mecanismo para atacar la credibilidad de una prueba específica, sino
que también se concibe la posibilidad de que la evidencia de refutación ataque un
hecho o una teoría presentada por esa evidencia de la contraparte. Sin duda, un
entendimiento mucho más amplio que el que inicialmente se le dio a esa figura en
la jurisprudencia colombiana.
Un ejemplo claro de este entendimiento fue el que se produjo en U.S. v Tejada,
en el que la Corte de Apelaciones del Segundo Distrito de los Estados Unidos
concluyó adecuada una prueba de refutación solicitada por la Fiscalía, en los si-
guientes términos. Un testigo de la Fiscalía afirmaba haber visto al acusado desde
una posición lejana. Otro testigo de la defensa, un investigador privado, dijo que
se había ubicado donde estaba el testigo de la Fiscalía cuando supuestamente vio
al acusado. El investigador de la defensa concluyó que era imposible ver al acu-
sado desde ese lugar, pues desde allí no se alcanzaba a ver el sitio donde, según
el testigo, había visto al acusado. La Corte admitió la práctica de un testigo de
refutación, el agente Dongilli, que contó que él también había visto al acusado en
dicho lugar y desde el mismo punto que el otro testigo de la Fiscalía lo vio.
Se trató de un testigo de refutación que no pretendía desvirtuar la credibili-
dad de un testigo de la contraparte, al menos no directamente, sino que buscaba
desvirtuar una teoría defensiva —“desde aquel sitio no podían haber visto al
acusado”-. Reiterando la postura esgrimida en United States v Casamento y en
United States v Trapnell, la Corte de Apelaciones dijo en United States v Tejada,
lo siguiente:
Como en Casamento, no estamos dispuestos a revocar la decisión de un Juez de Circuito
que ha determinado —luego de ver el desarrollo de un caso- que un testimonio refuta
una inferencia que una parte adversa ha intentado hacer. El Juez Walker concluyó ade-
cuadamente que el testimonio del agente Dongilli era relevante y refutaba el testimonio
de la señora Daiute. Al hacerlo, el Juez Walker no abusó de su discrecionalidad.
El argumento de Tejada según el cual el Juez Walker erró al permitir en la fase de refu-
tación un testimonio sobre una materia que pudo haber sido introducida desde el caso
principal de la Fiscalía, también es equivocado. Los Jueces del juicio oral tienen amplia
discreción para permitir la introducción de evidencia de refutación que pudo haber sido
practicada en el caso principal.(…)
Una conclusión distinta llevaría a requerir de los abogados que presentaran evidencia
en su caso principal para refutar cualquier posible escenario que su contraparte pueda
presentar posteriormente. Esto no solo sería ineficiente, sino que generaría confusión
en los temas presentados ante el Jurado. Como la evidencia aquí presentada servía para
320 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
desacreditar la inferencia que Tejada buscó crear durante los interrogatorios directos,
nosotros concluimos que la Corte de Distrito no abuso de su discreción al permitir esta
evidencia como parte del caso de refutación de la Fiscalía”178
De la jurisprudencia en cita se infieren dos presupuestos igualmente relevantes.
El primero, que las evidencias de refutación, en el sistema americano, también
proceden cuando lo que se pretende refutar es una inferencia hecha por las prue
bas de la contraparte. No solo contra la credibilidad de una prueba, sino también
frente a una teoría (hipótesis fáctica) que ha sido presentada, con lo que se desdi-
buja la división que se ha querido trazar en el sistema colombiano.
En segundo lugar, se desprende con claridad la absoluta primacía que, para el
sistema norteamericano, representa el derecho a probar. Tanto así que, se sobre-
pone a asuntos y distinciones formales, en el entendido de que se le otorga una
amplia discreción al Juez para admitir este tipo de evidencia y, con ello, maximi-
zar las garantías procesales de las partes.
Reiterando que este no es un libro sobre prueba de refutación y que se trata de
una discusión que tiene tanto de largo como de ancho, conviene ahora referirnos,
muy brevemente, al concepto de evidencia extrínseca de impugnación en el siste-
ma anglosajón y su fundamento, con el fin de determinar si se trata un concepto
asimilable al de la prueba de refutación o no.
De entrada, debe decirse que en el sistema anglosajón no se equiparan estos
dos conceptos, al menos no en estricto sentido. Refiriéndonos al sistema nortea-
mericano, como ya vimos, la regulación de la prueba de refutación se encuentra,
preponderantemente, en la jurisprudencia, mientras que el concepto de prueba
extrínseca de impugnación sí cuenta con sustento expreso en las Reglas Federales
178
U.S. V. Tejada. 956 F.2d 1256 (2d Cir. 1992). La traducción es propia, el texto original es
el siguiente: “As in Casamento, we are disinclined to overturn a district judge, who has
determined — after watching a case unfold — that testimony properly rebuts an inference that
a party’s adversary has sought to make. Judge Walker properly concluded that Agent Dongilli’s
testimony was relevant and that it rebutted Ms. Daiute’s testimony. In doing so Judge Walker
did not abuse his discretion.
Tejada’s argument that Judge Walker erred by allowing rebuttal testimony on matters that
could have been introduced in the government’s case-in-chief also fails. Trial judges have “`wide
discretion in permitting the introduction of evidence in rebuttal which might well have been
brought out in the Government’s case in chief.’“ United States v. Trapnell, 495 F.2d 22, 25 (2d
Cir.) (citation omitted), cert. denied, 419 U.S. 851, 95 S.Ct. 93, 42 L.Ed.2d 82 (1974). (…) Any
other rule would require attorneys to present evidence in advance to rebut every possible sce-
nario that defendants might paint. This not only would be inefficient but would obfuscate the
issues presented to the jury. Because the evidence here served to discredit the inference Tejada
sought to create on direct examination, we hold that the district court did not abuse its discre-
tion in admitting this evidence as part of the government’s rebuttal case”.
Sistema de contrainterrogatorio 321
e. Toma de postura
Entonces, aun cuando en estricto sentido podrían encontrarse algunas diferen-
cias entre los conceptos de prueba de refutación y evidencia extrínseca de impug-
nación, lo cierto es que la solución brindada por la segunda postura jurispruden-
cial de la Corte Suprema de Justicia colombiana deviene razonable, adecuada y
dotada de un significativo equilibrio entre garantías, pragmatismo y eficiencia. De
hecho, procura en mayor medida la materialización del derecho a la confronta-
ción que cualquier otra solución a la que pudo haberse arribado.
De allí que, sin desconocer que en el derecho anglosajón se ponen de relieve
algunas diferencias entre uno y otro concepto, considero acertada la posición de
la Corte, en tanto se infiere que la evidencia extrínseca de impugnación (denomi-
nada por la corte como evidencia externa) debe ser tramitada a través de la prue-
ba de refutación, en tanto nuestro procedimiento no contempla un mecanismo
especifico, distinto a ese, para el trámite de las evidencias cuyo único objetivo es
la impugnación del testigo.
Lo anterior solo es posible si se entiende que la “imprevisibilidad” jamás puede
ser un requisito para la procedencia de las evidencias extrínsecas de impugnación.
Simple y llanamente porque, en la inmensa mayoría de ocasiones, las pruebas de
impugnación se conocen con antelación, por eso fueron recolectadas con antela-
Sistema de contrainterrogatorio 323
ción y por eso el contrainterrogador las tiene a la mano cuando está ejecutando
el procedimiento de impugnación de credibilidad. Esto hace, de suyo, que no sean
“imprevisibles”.
De hecho, tan previsibles son, que el abogado debe desplegar una serie de
preguntas tendientes a abordar ese tema en el contrainterrogatorio. Pues de lo
contrario, como hemos visto, no cumplirá con el requisito de “darle la posibilidad
al testigo de aceptar o negar el objeto de la impugnación” y, por ende, no podrá
incorporarse la evidencia de impugnación.
Ningún sentido tendría, entonces, exigir que no haya sido previsible la exis-
tencia o necesidad de la evidencia de impugnación, si al tiempo se exige al con-
trainterrogador (i) preparar las preguntas que al respecto se harán en el contrain-
terrogatorio; (ii) los términos exactos en que se le dará la oportunidad al testigo
de aceptar el motivo de impugnación; (iii) contar a la mano con la evidencia
extrínseca para llevar a cabo “de forma inmediata la solicitud como prueba de
refutación”; y (iv) que en lo posible se practique de forma inmediata, para que la
contraparte pueda pedirle a su testigo las explicaciones de rigor durante el re-di-
recto. Todos estos requisitos son frontalmente contrarios a la “imprevisibilidad”.
En conclusión, si bien no se deriva ningún inconveniente de darle el nombre
de “prueba de refutación” a las evidencias extrínsecas utilizadas durante el con-
trainterrogatorio para perfeccionar el procedimiento de impugnación de credibi-
lidad, lo cierto es que a estas últimas no puede hacerse extensivo el requisito de la
“imprevisibilidad”, pues una postura en ese sentido daría al traste y tornaría en
inaplicable la acreditación del procedimiento de impugnación y, con ello, le quita-
ría todos sus efectos al “mejor mecanismo legal inventado por el hombre para la
consecución de la verdad”, el contrainterrogatorio.
Precisamente por estas razones, encuentro que la segunda postura jurispruden-
cial, liderada por la Magistrada Patricia Salazar Cuellar, de conformidad con la
cual las evidencias extrínsecas de impugnación (llámense o no pruebas de refuta-
ción) no deben ser solicitadas desde la audiencia preparatoria, resulta acertada.
Como bien se expone en los precedentes explicados en su momento, concluir lo
contrario abriría la puerta a contaminar y dilatar indebidamente el juicio con
pruebas extrínsecas que podrían resultar innecesarias y cuyo decreto en fases an-
teriores sería abiertamente especulativo.
Solo para ilustrar este último punto, pensemos en el siguiente ejemplo. Cre-
yendo, equivocadamente, que las pruebas extrínsecas de impugnación deben ser
solicitadas desde la audiencia preparatoria, usted como contrainterrogador deci-
de solicitar la práctica de varias pruebas para atacar la credibilidad de uno de los
testigos de cargo.
324 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
179
Sin perjuicio de que el testigo de impugnación pueda ser llamado por la vía de la prueba de
refutación con el fin de acreditar la base fáctica de cualquier otra vía de impugnación de credi-
bilidad, esto es, motivo para mentir, carácter mendaz, inverosimilitud de los relatos, capacidad
de percepción, etc.
Sistema de contrainterrogatorio 327
ración dijo X o Y”, sino, por el contrario, preguntándole primero “usted en este
juicio oral dijo X o Y, pero en esa declaración previa no lo dijo, ¿correcto?”. La
pregunta debe ser precisa y directa, como hemos visto.
Recuerde que, si el testigo acepta la omisión o, en otras palabras, “que no
dijo X o Y”, se habrá cumplido el primer objetivo de la impugnación. No será
necesario utilizar la declaración previa para acreditar aquello que el testigo ya ha
aceptado. Sin embargo, de presentarse esa admisión por el testigo, aún hay un par
de aspectos que deben abordarse en la misma línea de contrainterrogatorio.
Resulta imprescindible demostrarle al Juez que la afirmación no se hizo —omi-
sión— pese a que el tema general si se abordó, pese a que el testigo pudo hacer
una narración libre y pese a que, de ser cierto el hecho omitido, razonablemente
debió haberse incluido en esa declaración previa.
En ese orden, antes de terminar con la impugnación, así el testigo haya acep-
tado la omisión, usted deberá identificar las preguntas adecuadas para acreditar
estos últimos aspectos. De lo contrario, puede quedar en la mente del Juez que “X
o Y no se dijo, porque de pronto no se estaba hablando de eso”.
Una técnica adecuada para mostrar el contexto, la libertad en el relato y la
relación de la declaración con el hecho omitido, radica en identificar las afirma-
ciones que el testigo si hizo en la declaración previa que resultan semejantes o
temáticamente cercanas al hecho omitido objeto de la impugnación.
Veamos la aplicación de esta técnica con un ejemplo que ya he utilizado en
otros apartes de este libro y que proviene de un caso real. Cambiando los nom-
bres, los hechos y el delito objeto de acusación del caso real, imagine que el testigo
principal de la Fiscalía dice que los culpables de un homicidio son Carlos, Manuel
y Tomás, siendo Tomás su defendido. Curiosamente, en la declaración previa se
hacía una narración muy similar de los hechos, pero únicamente se endilgaba la
responsabilidad a Carlos y a Manuel. Nada se decía de Tomás.
Así, una ejecución verdaderamente persuasiva de esta forma de impugnación
implicaría preguntarle al testigo, por ejemplo:
- Ud. manifestó que presenció cómo se cometió el homicidio de Jesús,
¿cierto?
- Vio como fue atacado por más de una persona
- Usted refirió, de hecho, que uno de los atacantes era Carlos
- Que Carlos fue la persona que lo golpeó en múltiples ocasiones a la
víctima
- Y que otro de los atacantes fue Manuel
- Particularmente, Manuel fue la persona que disparó en contra de Jesús
Sistema de contrainterrogatorio 329
Con todo, hay ocasiones en las que la situación es más compleja. Ello sucede
cuando no hay una pregunta que, claramente, se relacione con el aspecto omitido.
Si se encuentra ante uno de estos casos, usted debe acudir a la más extenuan-
te, pero igualmente persuasiva técnica consistente en pedirle al testigo que lea
mentalmente toda la declaración. Luego de ello, debe preguntarle en términos
generales sí habló sobre “estos hechos”, lo que percibió al respecto, los autores
del delito, etc.
Hecho esto, le pedirá que le cuente al Juez si dentro de lo que acaba de leer
mentalmente, en algún momento mencionó al procesado como uno de los autores
del delito, o si, en cualquier sentido, siquiera mencionó su nombre. Estas últimas
preguntas, por supuesto, dependerán de las particularidades del caso y del objeti-
vo puntual de la impugnación.
Antes de continuar, vale la pena hacer dos aclaraciones sobre esta técnica con-
sistente en pedirle al testigo que lea mentalmente toda la declaración. En primer
lugar, no es posible pedirle que lea la declaración completa en voz alta, pues ello
implicaría viciar el conocimiento del Juez de tal manera que, difícilmente, alguno
de ellos lo permitiría.
Así mismo, en segundo lugar, es importante aclarar que esta técnica solo puede
utilizarse cuando la declaración previa tenga una extensión razonable. Esto es,
que basten algunos minutos para que su lectura integral se lleve a cabo, pues es
probable que el Juez no permita que se aplique esta metodología si se trata de una
declaración con cientos de páginas o de varias horas de duración.
En este último caso, si la declaración es de una extensión muy significativa,
deberán elegirse los fragmentos que abarquen la mayor cantidad de hechos re-
lacionados con el fin de demostrar que allí no se dijo aquello que, de haber sido
cierto, razonablemente debió haberse dicho.
relevante, adquirirá aún más credibilidad, pues el testigo habrá aceptado que en
ese momento su memoria sobre los hechos era más precisa.
Nuevamente estamos, en resumen, ante una win-win situation que vale la pena
explotar cuando la mendacidad del testigo lo haga merecedor de esta clase de
ataques. En ese sentido, se trata de técnicas que no deben utilizarse cuando el
testigo está simplemente equivocado, confundido o, sin mala fe, realizando una
narración imprecisa de los hechos. Como ya expliqué, utilizar estas técnicas con
testigos que no lo merecen, puede ser percibido por el Juez como una muestra
innecesaria de “crueldad” por parte del contrainterrogador.
Para finalizar, vale la pena recordar que esta forma de impugnación también
se puede materializar a través de un tercero (testigo de impugnación) si el testigo
contrainterrogado le hizo a ese tercero una narración de los hechos en la que no
incluyó el dato, hecho o circunstancia que busca resaltarse. Es decir, cuando la
fuente de la impugnación no es una declaración registrada, sino una manifesta-
ción hecha durante una conversación con otra persona.
180
Los nombres de los testigos han sido cambiados, como quiera que se encuentran siendo inves-
tigados por la comisión del delito de Falso Testimonio y su mención expresa resulta innecesaria
Sistema de contrainterrogatorio 337
utilizarse conectores entre uno y otro hecho del tipo “también” o “en el mismo
sentido” al formular las preguntas siguientes. Una simulación del contrainterro-
gatorio en el caso expuesto podría presentarse así181:
- Ud. acuso a un trabajador de un centro comercial por haberla atacado
físicamente, ¿correcto?
- Como consecuencia del supuesto ataque, usted estaba solicitando una
millonaria indemnización, ¿o no?
- Sin embargo, el Juez del caso declaro infundadas sus manifestaciones,
¿cierto?
- Además, el Juez señaló que su narración sobre los hechos no era creíble
- Usted perdió la demanda que presentó
- Y ninguna indemnización le fue pagada
(Segundo tema)
- Además, usted también había acusado a otra celebridad de haber ataca-
do a su hijo, ¿cierto?
- Y también estaba pidiendo una indemnización que ascendía a más de un
millón de dólares
- Sin embargo, en ese proceso tampoco logró indemnización alguna
- Ni usted, ni tampoco su hijo, ¿correcto?
- Y ello fue así porque la Fiscalía decidió no acusar a esa celebridad
- De hecho, concluyeron que varios aspectos del relato que usted hizo no
eran creíbles, ¿o no?
(Tercer tema)
- En el mismo sentido que los dos temas de los que acabamos de hablar, es
correcto afirmar que usted le mintió bajo juramento a la Policía de Los
Ángeles, ¿es así?
- Y cuando usted mintió, sabía que tenía la obligación legal de decir la
verdad, ¿o no?
- Así como sabía que tenía la obligación de decir la verdad durante el in-
terrogatorio directo que rindió hoy en este juicio, ¿cierto?
181
Como reposa en los registros del juicio oral, el contrainterrogatorio realizado por parte del abo-
gado defensor, Tom Mesereau, no es exactamente igual al que aquí se propone con propósitos
ilustrativos.
Sistema de contrainterrogatorio 341
(Cuarto tema)
- Quiero que hablemos de otro tema similar. ¿Usted recuerda que fue en-
trevistada por la policía en este caso?
- Usted le dijo a la Policía que Michael Jackson nunca había realizado
ningún acto inusual o irregular en contra suya, ¿cierto?
- Ni tampoco en contra de su hijo, ¿es así?
- Usted ahora dice que en ese momento estaba presionada, pero Michael
Jackson no estaba presente en esa entrevista, ¿o sí?
- Tampoco estaba presente ninguna persona que trabajara con él, ¿cierto
que no?
- Quienes si estaban presentes era los agentes de policía que le estaban
tomando su declaración, ¿correcto?
- Agentes de policía que le ofrecieron brindarle protección si usted así lo
consideraba necesario, ¿o no?
Este breve ejemplo lo expongo solo con el fin de ilustrar a qué me refiero con la
“impugnación por acumulación”. En nada cambiará la dinámica y la aplicación
de esta técnica si el número de temas que constituyen el patrón de mendacidad es
más elevado. Simplemente la línea de contrainterrogatorio resultará un poco más
larga, pero, al tiempo que más persuasiva.
Antes de explicar la segunda técnica resulta necesario hacer un comentario
adicional. Si el testigo niega la base fáctica de la impugnación —en nuestro ejem-
plo, las acusaciones en contra de otras celebridades, las mentiras bajo juramento,
etc.— usted debe formular las preguntas de la totalidad de la línea de contrain-
terrogatorio y, solo tras culminarlas, presentar todas las evidencias de refutación.
No agote un tema e inmediatamente presente la evidencia de ese aspecto puntual.
Mejor agótelos todos y, tras ello, presente todas las evidencias.
Esto garantizará que el “efecto acumulación” no se vea disipado al interrumpir
el contra frente a cada hecho con la presentación de la evidencia de refutación
respectiva. En su lugar, resulta preferible preguntar sobre todos los temas y solo al
final producir las evidencias frente a los hechos que negó el testigo.
la contraparte no los conozca o no los exponga. Se trata, sin duda, de una muestra
adicional de deshonestidad que puede ser capitalizada en el contrainterrogatorio.
Para ello bastará con iniciar cada uno de los temas relativos a la impugnación
con la frase “usted no se lo dijo al Juez en el directo, pero quiero preguntarle
por…” Esta segunda técnica debe verse complementada al finalizar la línea pre-
guntándole al testigo ¿Usted no le contó al Juez nada de esto porque estaba bus-
cando escondérselo? Por supuesto, es probable que el testigo niegue la afirmación
y señale que esa no fue la razón. Pero recuerde que, en ocasiones, más que las res-
puestas, lo verdaderamente importante del contrainterrogatorio son las preguntas
que se realizan y la persuasión que con su mera formulación alcanza.
abordaré las técnicas puntuales a tener en mente para la ejecución de esta forma
de contrainterrogatorio. Las cuatro más importantes son:
182
Artículo 221, númeral 6, del Código General del Proceso colombiano.
344 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
ubicará en la dirección en la que ocurrieron los hechos; que suba el nivel de voz
hasta el tono que la persona estaba utilizando; que dibuje en un mapa las posicio-
nes, distancias o elementos relevantes de la escena de los hechos.
Un largo listado de etcéteras podría citarse como ejemplo, lo relevante es que
usted sepa que cualquiera de ellos puede ser utilizado en el marco de esta técnica,
siempre y cuando sea útil para reflejar con precisión el punto que usted pretende
acreditar con el contrainterrogatorio.
Resulta indispensable hacer una advertencia adicional. Recuerde que usted
está realizando un contrainterrogatorio, no un interrogatorio directo, de allí que
sea muy probable que el testigo haga lo posible por perjudicarlo y por impedir
que la ejecución de la técnica genere los frutos esperados. Por eso es importante
ir sobre seguro y solo acudir a esta técnica cuando sabemos, con un alto grado
de probabilidad, que la ejecución de la representación dejará réditos importantes
y que el testigo no puede hacerle daño. De lo contrario, en lugar de homicida, se
expondrá a realizar un contra suicida.
ii. Técnica n°. 2. Acompañar el contra de evidencia que fije el objeto de la impug-
nación
Precisamente por la probabilidad de que el testigo adverso sea hostil o renuente
a la hora de la representación, como acabo de explicar, el contrainterrogador debe
hacer lo posible por tener un plan B. Y ese plan B no será otro diferente a contar
con evidencia que fije adecuadamente el hecho, circunstancia o detalle objeto de
la impugnación. Esta segunda técnica es, en ese orden de ideas, complementaria a
la explicada en el apartado anterior.
La fijación del aspecto relevante puede realizarse por cualquier medio lícito.
Las fotografías, los planos cartográficos, los dibujos realizados por una persona
que conoció de los hechos o lugares, las imágenes satelitales que pueden llegar
a descargarse de aplicaciones públicas y gratuitas como Google maps o Google
earth. Cuando las circunstancias lo impongan necesario, así mismo, puede con-
tratarse una fijación del lugar de los hechos a través de la utilización de un drone
con videocámara. Este último es, sin duda, una de las mejores herramientas para
estos efectos.
Como esta es una técnica complementaria a la estudiada con antelación, debe
utilizarse de la siguiente manera. Primero pedirle al testigo la representación de-
seada para acreditar el punto. Si el testigo responde de forma mentirosa, renuente
o, como suele suceder, con algún dato inexacto, en ese momento deberá reiterarse
la pregunta junto con la proyección de la evidencia que fija el asunto para acredi-
tar la falta de sinceridad del testigo.
Sistema de contrainterrogatorio 345
Utilizar este orden tendrá un doble efecto en contra de la credibilidad del tes-
tigo. Por un lado, atacará su capacidad de percepción dependiendo del objetivo
otorgado a la línea de contrainterrogatorio y, por otro lado, sentará las bases de
su mendacidad o, cuando menos, de su actitud renuente frente al punto. Esto
último, debido a que el dato inexacto o mentiroso se verá refutado al utilizar la
evidencia de fijación de los hechos.
- Estamos de acuerdo en que usted, durante esos diez días, pudo haber
presentado la denuncia, ¿o no?
- Por otro lado, esa misma noche de los hechos, cuando usted ingresó a su
unidad residencial vio al personal de seguridad, ¿cierto?
- Porque permanentemente hay algún vigilante para garantizar la seguri-
dad de la unidad residencial, ¿es así?
- Y ese vigilante, de hecho, es una persona que cuenta con arma de fuego,
¿o no?
- Dígale al juez si, en cambio, ¿a esa persona de seguridad que allí se en-
contraba usted sí le dijo que había sido atacado por otra persona que
residía en la misma unidad de viviendas? ¿cierto que no lo hizo?
Este es un ejemplo sencillo, en aras del correcto entendimiento de la idea. Pero
lo cierto es que el alcance de las probables preguntas a realizar para maximizar la
inverosimilitud en la narración dependerá siempre del caso en concreto y las cir-
cunstancias particulares que lo rodean. Un trabajo ponderado, objetivo y suma-
mente preciso es siempre requerido para que la aplicación de esta técnica pueda
tener un efecto adecuado.
El trasfondo de esta técnica se encuentra estrechamente ligado con un princi-
pio de la psicología de la persuasión. Ya en las páginas iniciales de este libro me
refería a lo relevante que resulta implementar los parámetros de la psicología de la
persuasión en las técnicas de litigación. Esto es así, precisamente, porque aquella
se encarga del estudio pormenorizado acerca de cómo los seres humanos toman
decisiones.
El principio de la psicología de la persuasión implícito en la aplicación de esta
técnica es conocido como el principio de contraste. El reconocido padre fundador
de la psicología de la persuasión, Robert Cialdini, lo explica de esta forma:
“Existe un principio de la percepción humana, el principio de contraste, que afecta la
forma en que vemos las diferencias entre dos cosas que son presentadas una después de
la otra. Dicho en términos sencillo, si el segundo objeto es diferente al primero, nosotros
sentiremos la tendencia de verlo más diferente de lo que en realidad es. Si levantamos
primero un objeto ligero y después levantamos un objeto pesado, estimaremos que el
segundo objeto es más pesado de lo que lo hubiésemos percibido si lo levantáramos sin
haber levantado el otro antes. El principio de contraste se encuentra muy arraigado en el
ámbito de la psicofísica y aplica para todas las percepciones además del peso.”183
183
Cialdini, Robert. Influence: The psychology of persuasion. Collin Business Essentials. Harper-
Collins, p. 11-12. La traducción es propia, el texto original es el siguiente: “There is a principle
in human perception, the contrast principle, that affects the way we see the difference between
two things that are presented one after another. Simply put, if the second item is fairly different
Sistema de contrainterrogatorio 349
from the first, we will tend to see it as more different than it actually is. So if we lift a light object
first and then lift a heavy object, we will estimate the second object to be heavier than if we had
lifted it without first trying the light one. The contrast principle is well established in the field of
psychophysics and applies to all sorts of perceptions besides weight”.
350 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
la técnica implique gritar u ofender al testigo. Ello iría en contra del cuarto man-
damiento —duro con el tema, suave con el testigo—.
Por el contrario, bastará con utilizar una breve entonación que denote nuestra
incredulidad sobre el aspecto en particular, para que la técnica se haya aplicado
correctamente. Como todas las técnicas explicadas, el contrainterrogador deberá
tener precaución de no aplicarlas indiscriminada o permanentemente. La adecua-
da determinación del momento propicio y del tema frente al que se utilizarán,
resulta indispensable para que generen los efectos persuasivos buscados. Lo con-
trario, en cambio, puede generar impaciencia o aversión en el Juez, y eso es lo
último que debería suceder en un contrainterrogatorio ideal.
Acumulando los “olvidos” del testigo será mucho más evidente que algo anda
mal con su relato. El impacto persuasivo de la impugnación será mucho mayor en
comparación con el que se generaría si se abordan los temas de forma aislada y
en distintas líneas de contrainterrogatorio. El impacto será aún más fuerte si antes
de cada pregunta usted utiliza las frase “y tampoco recuerda esto...”; “y esto sí lo
recuerda, ¿o tampoco?”; “si de pronto frente a esto le ayuda su memoria, recuer-
da si…”, etc. La aplicación de esta técnica, frente a una testigo que ha presentado
una coartada falsa para la defensa, se vería más o menos así:
- ¿Ud. afirma que estuvo con el acusado la noche del homicidio?
- Pero Ud. no recuerda cuál fue la fecha en la que ocurrió ese hecho, ¿o sí
lo recuerda?
- Tampoco recuerda a qué hora, aproximadamente, llegó el acusado a su
casa, ¿cierto?
- Así mismo, no está en la condición de decir qué medio de transporte
utilizó el acusado para llegar a su casa, ¿es así?
- Otra cosa que no recuerda es la hora aproximada en la que el acusado
se retiró de su casa, ¿o sí?
- Ud. afirma que él estuvo con usted toda la noche, pero no recuerda cuál
fue la razón específica por la que el acusado fue a su casa, ¿cierto?
- Recuerda, tal vez, si él le envió un mensaje antes de dirigirse a su casa,
¿o sí?
- ¿Recuerda, en cambio, si la llamó antes de dirigirse a su casa? ¿o tam-
poco?
El contenido exacto de cada una de las preguntas dependerá, por supuesto, de
las particularidades de cada caso. Sobra decir que, si el testigo recuerda alguna de
esas circunstancias, no deberá realizarse la pregunta puntual. Así, por ejemplo, si
el testigo contesta en las dos últimas preguntas que sí existió el mensaje o la llama-
da, será procedente preguntarle si se los entregó a la Defensa y, en los alegatos de
conclusión, reprochar que, si supuestamente existían, no hayan sido incorporados
al juicio oral.
Los detalles son relevantes, y mucho, de cara al impacto persuasivo que esta for-
ma de contra pueda generar. Por eso, la técnica objeto de estudio implica preguntar
por los hechos que llevaron a la condena; el monto de la condena; el delito especí-
fico por el cual se produjo, entre otros factores relevantes.
Las preguntas serán sugestivas y contendrán todos esos detalles de tal forma que
el testigo solo deba contestar afirmativa o negativamente. Si, por el contrario, las
preguntas son abiertas, el testigo seguramente se abstendrá de proporcionar los da-
tos relevantes o buscará cualquier otra forma de restarle impacto a la impugnación,
y eso es algo que fácilmente se puede evitar.
ii. Técnica n°. 2. Exponga las mentiras del testigo durante el proceso
Lo que en principio sería una forma débil de impugnación puede tornarse en un
contrainterrogatorio devastador si, además de la condena, usted se encuentra con
que el testigo, o bien mintió, o bien presentó una defensa mentirosa y fraudulenta a
lo largo del proceso penal. Ambas circunstancias podrían acreditar, no solo que se
trata de un delincuente convicto, sino que, principalmente, se trata de una persona
que le ha mentido a la administración de justicia.
El golpe final debe propinarse acudiendo, como no, a las conclusiones a las que
arribó el Juez que condenó al testigo sobre las mentiras o posturas fraudulentas
que este presentó. Usted podrá preguntarle directamente al testigo si el Juez que lo
condenó hizo determinada manifestación y, por supuesto, si esa decisión fue confir-
mada por el superior jerárquico —en el evento de que su sistema procesal admita la
apelación frente a la sentencia—184.
184
Vale la pena recordar que algunos sistemas procesales, como el chileno, no admiten el recurso
de apelación en contra de las sentencias que emitan los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.
Sistema de contrainterrogatorio 355
Pues, si contesta que en efecto consultó con un especialista, quedará claro que
él no contaba con los conocimientos necesarios y por esto tuvo que acudir a un
tercero. Usted podrá señalar en los alegatos de conclusión que era a ese tercero a
quien debieron llamar a rendir su opinión en juicio. Si contesta que no lo hizo, lo
que quedará claro es que, además de extralimitarse en su opinión, no hizo nada
por remediar dichas falencias.
Es importante recordar que esta técnica solo debe ser utilizada si sus peritos no
adolecen de la misma falencia. Pues, de identificar que alguno de sus peritos tam-
bién está por fuera de su área de conocimiento al emitir una opinión o parte de
ella, la coherencia le impone abstenerse de adelantar esta forma de impugnación
de credibilidad frente al perito adverso.
vi. Técnica n°. 7. Acredite que nunca buscó conocer las dos caras de la moneda
Está técnica se torna procedente con impensada regularidad. Desgraciadamen-
te, la mayoría de los peritos creen que el hecho de ser contratados por una de las
partes, los exime de la obligación de llevar a cabo un análisis integral de las evi-
dencias o de la información relevante para la emisión de su opinión.
Su ejecución también se divide en tres grupos de preguntas.
• Las primeras deben ir encaminadas a demostrar que se arribó a determi-
nada conclusión sin analizar la posición de la contraparte o la informa-
ción que la respaldaba.
• El segundo grupo tiene por finalidad mostrarle al Juez, aun cuando pro-
bablemente el testigo lo niegue, que esa información era relevante de
cara al objeto de la opinión emitida.
• Por último, usted debe realizar un grupo de preguntas encaminadas a
descartar que el perito se haya encontrado con algún problema u obs-
trucción que le impidiera acceder a la información.
Imagine que en un caso en el que se investiga un delito culposo originado en
un accidente de tránsito la defensa presenta un perito que conceptúa, basándose
exclusivamente en las huellas de frenado que encontró en la escena, días después
de los hechos, que el carro iba en el marco de la velocidad permitida.
Usted, como Fiscal, podrá preguntarle si el conoció el peritaje rendido por el
experto de la Fiscalía; si sabe que allí se realizó un estudio para estimar la veloci-
dad en la que se movilizaba el vehículo a partir del diámetro del daño encontrado
en el vehículo. Así mismo, podrá preguntarle si esa es una forma complementaria
de estimar la velocidad aproximada; si él realizó un análisis semejante.
Cuando el perito conteste que no lo hizo, la pregunta siguiente deberá en-
caminarse a demostrar que nunca le pidió a la fiscalía acceder al vehículo, pues
360 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
ninguna solicitud elevó en ese sentido, ni él, ni el defensor que lo contrató. Las
conclusiones e inferencias que a partir de estos hechos se deriven, por supuesto,
deberán ser abordadas en los alegatos de conclusión.
ii. Técnica n°. 2. Pídale detalles sobre los que la contraparte no quiso profundizar
Durante el interrogatorio directo usted debe estar muy pendiente de aquellos
hechos que, siendo favorable a su teoría del caso, la contraparte no aborde o
aborde superficialmente. Si ello sucede, el contra por concesiones debe enfocarse
en darle la oportunidad al testigo para que narre, con lujo de detalles, ese aspecto
que su contraparte omitió.
Para maximizar los efectos de la concesión, puede formular las preguntas ini-
ciales diciéndole al testigo “vamos a referirnos a un hecho sobre el cual mi con-
traparte no le preguntó” o “le voy a preguntar sobre un hecho que usted estaba
contando cuando fue interrumpido por mi contraparte”. De esa forma, al Juez le
quedará claro que ese tema, relevante para el juicio, no fue abordado por la con-
traparte o al menos no de forma sincera e integral.
confrontacional y requiere en tanta medida del desarrollo que del tema haga el
testigo.
i. Sugestivas
Aun cuando suene increíble, en la práctica diaria todavía hay abogados que
objetan las preguntas del contrainterrogatorio por resultar sugestivas. Son muy
pocos los jueces que avalan esa equivocada objeción, pero aún existen.
La respuesta ante esa objeción es tan sencilla como contundente. No solo están
permitidas durante el contra, sino que, además, son ampliamente recomendadas.
Tanto que, como vimos, en el contra por impugnaciones constituyen un requisito
esencial para desplegar un ataque verdaderamente persuasivo sobre la credibili-
dad del testigo.
La mayoría de los códigos procesales latinoamericanos que implementaron
la oralidad permiten expresa o tácitamente que se realicen preguntas sugestivas
durante el contrainterrogatorio. En aquellos en los que la posibilidad se contem-
pló de forma tácita, además, la jurisprudencia de las cortes de cierre ha entrado a
disipar cualquier duda al respecto185.
185
En Colombia, la posibilidad de realizar preguntas sugestivas no encuentra consagración expre-
sa. No obstante, es una portestad que de forma pacífica y reiterada ha aceptado la Corte Supre-
ma de Justicia. Entre ella en: AP5785-2015 del 30 de septiembre de 2015. Magistrada Ponente:
Patricia Salazar Cuellar; Sentencia SP3106-2019 del 6 de agosto de 2019. Magistrada Ponente:
Patricia Salazar Cuellar; SP4135-2019 del 1 de octubre de 2019. Radicado 52394. M.P. Patricia
Salazar Cuellar.
Sistema de contrainterrogatorio 365
(…)
186
La traducción es propia. El texto original es el siguiente: “Rule 611. Mode and Order of Ex-
amining Witnesses and Presenting Evidence. (…) (b) SCOPE OF CROSS-EXAMINATION.
Cross-examination should not go beyond the subject matter of the direct examination and
matters affecting the witness’s credibility. The court may allow inquiry into additional matters
as if on direct examination”.
187
Ver: DECASTRO, Alejandro. El alcance del contrainterrogatorio. Revista criterio jurídico.
Santiago de Cali, 2008; OSPINA, Víctor Hugo. Desconocimiento del límite y la finalidad del
contrainterrogatorio o contraexamen. Afrenta al principio de contradicción. Temas de Defensa
Penal. Tomo I. Defensoría del Pueblo. Bogotá, 2014.
366 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
El problema surgía del inciso 2º del artículo 391 de la Ley 906 de 2004 —Có-
digo de Procedimiento Penal colombiano—. El inciso contempla que “En segundo
lugar, si lo desea, la parte distinta a quien solicitó el testimonio, podrá formular
preguntas al declarante en forma de contrainterrogatorio que se limitará a los te-
mas abordados en el interrogatorio directo”. Por esto, inclusive la Corte Suprema
de Justicia colombiana, en algún momento, llegó a entender que el contra adolecía
de tal limitación.
Fue el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá el que, en un primer
momento, concluyó que la interpretación debía ser diversa. Aun cuando me opon-
go de forma fehaciente a realizar citas bibliográficas relativamente extensas, en
este caso haré una excepción, pues la idea se expuso por el Tribunal con tal bri-
llantez y solvencia, que difícilmente podría explicarse en mejor forma:
“6.6. Dicho todo lo anterior, esta colegiatura no puede pasar por alto una realidad que
aqueja a la práctica judicial del sistema penal acusatorio en Colombia: la mayor de las
veces, la razón por la cual los defensores se ven presionados a pedir como directas prue-
bas testimoniales solicitadas ya por la Fiscalía, es la visión demasiado limitativa que no
pocos jueces y fiscales tienen a la hora de entender qué es “el tema del interrogatorio”.
No hay tal. Los temas tratados en un directo pueden ser, desde una perspectiva amplia,
múltiples: por ejemplo, la autoridad parental, las condiciones familiares y el entorno en
que vivía la víctima, el espacio en el que se desarrolló el presunto hecho punible, etc.
Todos estos aspectos, si son tratados en el directo, pueden ser objeto de contrainterroga-
torio. El juez no puede dejar prosperar objeciones simplemente porque en su particular
listado de preguntas del directo, no esté una que, en su opinión, encuadre textualmente.
Sea como fuere, la credibilidad siempre podrá ser materia de contrainterrogatorio, así
no se haya planteado en esos términos en el directo, y lo mismo puede decirse del
contenido de las respuestas que ofrezca el deponente, más allá de si aluden o no a los
específicos interrogantes formulados por el delegado fiscal.”188
Más recientemente, la Corte Suprema de Justicia dio un giro a sus pronun-
ciamientos, encaminándolos hacia la postura adoptada por el Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Bogotá. Específicamente con ponencia de la magistrada
Patricia Salazar Cuellar —titular de uno de los Despachos que mayores aportes
le ha hecho al desarrollo del sistema con tendencia adversarial en Colombia—, la
Corte explicó que:
188
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá. Magistrado Ponente: Orlando Muñoz Neira.
Auto del 23 de mayo de 2014 dentro del proceso 110016000013 2011 12301, p. 13.
Sistema de contrainterrogatorio 367
iii. Repetitiva
Es frecuente que cuando el contrainterrogador empieza a abordar un tema
que fue tocado en el directo, de la contraparte surja la objeción según la cual esa
pregunta es repetitiva. Nada más equivocado y alejado de la realidad que tal en-
tendimiento de la objeción.
Por eso, como ya tuve la oportunidad de explicar, debe quedar claro que las
preguntas repetitivas son aquellas que indagan sobre un aspecto que, en el mismo
turno de intervención, ya fue preguntado y efectivamente contestado por el tes-
tigo. En ese orden, por supuesto que durante el contra se puede preguntar temas
semejantes —inclusive a través de preguntas idénticas, aun cuando ello no resulte
conveniente desde el punto de vista del control del testigo— a los abordados en el
directo, sin que ello convierta a las preguntas en repetitivas.
Tampoco será repetitivo, en consecuencia, el interrogante que indague sobre
un aspecto que ya fue preguntado en varias ocasiones, inclusive en el mismo turno
de preguntas, si el testigo no lo ha contestado integralmente. Por eso, cuando me
ocupé de las técnicas del “control del testigo hostil”, uno de los aspectos más im-
portantes era justamente, ante el testigo que evade o sabotea las preguntas, repetir
los interrogantes hasta que finalmente los conteste.
189
Corte Suprema de Justicia colombiana. Sala de Casación Penal. SP4135-2019 del 1 de octubre
de 2019. Radicado 52394. M.P. Patricia Salazar Cuellar.
368 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
190
Artículo 391 del Código de Procedimiento Penal colombiano, ley 906 de 2004.
370 Juan Sebastián Fajardo Vanegas
191
Código Nacional de Procesos Penales mexicano. Artículo 372.
192
Así se deriva del quinto inciso del artículo 329 del Código Procesal Penal chileno.
Sistema de contrainterrogatorio 371
pregunta o respuesta del redirecto “se abra la puerta” a ese nuevo tema. Por eso
la idea es tan inconveniente. Implica dejar todo al azar, en tanto dependerá de la
contraparte y de que allí se “abra la puerta”, la posibilidad de abordar el asunto
en el recontra. Imagine por un instante que el azar no juega a su favor y que, por
culpa de su “astucia” —o falta de ella, mejor— algún tema importante se queda
por fuera del contra y el recontra.
En lugar de jugar a “esconder” los argumentos, recomiendo siempre buscar
todo lo contrario. Ser el abogado que expone los argumentos de forma sincera,
razonable y, sobre todo, directa. Sin argucias, con lealtad. Sin rodeos, de forma
contundente. Sin extremismos, con razonabilidad. Así aumentarán significativa-
mente las probabilidades de que el argumento detrás de su mensaje se entienda,
perdure y persuada. Con ello aumentarán consecuencialmente, como no, sus pro-
babilidades de ganar el caso.
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