RELACIÓN DE LOS TRASTORNOS

AFECTIVOS CON EL
RENDIMIENTO ACADÉMICO
 INTRODUCCIÓN
En el ámbito educativo contemporáneo, la concepción de inteligencia y
aprendizaje ha evolucionado significativamente. Anteriormente, se
consideraba que un alumno inteligente era aquel capaz de resolver
eficazmente los problemas planteados en el aula, dominando así las
estrategias proporcionadas por el profesorado. Sin embargo, en la
actualidad, se reconoce que el aprendizaje va más allá de la mera
adquisición de conocimientos; implica la construcción activa de
significados por parte de los estudiantes. Desde esta perspectiva, los
alumnos se convierten en elementos centrales del proceso educativo al
comprometerse activamente en él, estableciendo sus propias metas,
organizando el conocimiento y utilizando estrategias adecuadas, tanto
cognitivas como emocionales y conductuales.

CAMBIO EN LA
PERCEPCIÓN DEL
APRENDIZAJE
Se ha pasado de ver el
aprendizaje como adquisición
de conocimientos a
entenderlo como construcción
de significados por parte del
estudiante.
Antes, los profesores solían impartir
conocimientos de manera
unidireccional, donde los estudiantes
eran receptores pasivos de
información. Ahora, el enfoque se
centra en que los estudiantes
construyan su propio entendimiento
a través de la interacción con el
contenido y sus experiencias.
Por ejemplo, en lugar de
simplemente memorizar datos sobre
la Revolución Industrial, los
estudiantes podrían participar en
actividades donde investiguen los
cambios sociales y económicos que
ocurrieron durante ese período,
discutan las implicaciones y
relacionen estos eventos con
situaciones contemporáneas.

IMPORTANCIA DEL
ALUMNO COMO
PROTAGONISTA:
El estudiante se convierte en
el centro del proceso
educativo, siendo
responsable de establecer
metas, organizar el
conocimiento y utilizar
estrategias adecuadas.
En esta nueva perspectiva,
los estudiantes son vistos
como activos en su propio
proceso de aprendizaje.
Por ejemplo, en un proyecto
de investigación, los
estudiantes pueden
establecer sus propias
preguntas de investigación,
diseñar el plan de trabajo,
recopilar datos y sacar
conclusiones. El papel del
profesor se convierte en el
de un facilitador o guía que
apoya y orienta este proceso.
 TEORÍA DE LAS
INTELIGENCIAS
MÚLTIPLES DE
GARDNER:
Enfatiza que la inteligencia
no se limita al rendimiento
académico, sino que abarca
diversas habilidades como
lingüística, lógico-
matemática, espacial,
musical, corporal-cinestésica,
interpersonal, intrapersonal y
naturalista.
Esta teoría reconoce que los estudiantes
tienen diferentes fortalezas y estilos de
aprendizaje.
Por ejemplo, un estudiante puede
destacarse en matemáticas y ciencias
(inteligencia lógico-matemática) pero
tener dificultades en la expresión verbal
(inteligencia lingüística). En lugar de
evaluar a todos los estudiantes de la
misma manera, los educadores pueden
diseñar actividades que permitan a los
estudiantes demostrar su comprensión
utilizando diferentes habilidades, como
crear una presentación visual para los
estudiantes con habilidades espaciales o
componer una canción para aquellos con
habilidades musicales.
 DESARROLLO DE
HABILIDADES
EMOCIONALES EN EL
AULA:
Se destaca la importancia de
desarrollar habilidades
emocionales como parte del
proceso educativo, para
fomentar un adecuado
rendimiento académico y
equilibrio emocional en los
estudiantes.
En este enfoque, los educadores
reconocen la importancia de
cultivar habilidades emocionales
para el éxito académico y
personal de los estudiantes.
Por ejemplo, pueden dedicar
tiempo en clase para practicar la
regulación emocional mediante
técnicas de respiración y
mindfulness. También pueden
fomentar un ambiente de apoyo y
empatía donde los estudiantes se
sientan seguros para expresar sus
emociones y resolver conflictos
de manera constructiva.

IMPACTO DE LOS
TRASTORNOS AFECTIVOS
EN EL RENDIMIENTO
ACADÉMICO:
Se menciona cómo los
síntomas depresivos y de
ansiedad pueden afectar
negativamente la
concentración, la motivación
y el rendimiento escolar de
los estudiantes.
Los síntomas depresivos y de
ansiedad pueden manifestarse
de diversas formas y afectar
el desempeño académico de
los estudiantes.
Por ejemplo, un estudiante
con ansiedad social puede
evitar participar en clase o
presentar proyectos, lo que
afecta su evaluación. Un
estudiante con depresión
puede experimentar falta de
energía y motivación, lo que
dificulta su capacidad para
concentrarse en las tareas
escolares.

RELACIÓN ENTRE
FRACASO ESCOLAR Y
TRASTORNOS AFECTIVOS:
Se establece una relación
bidireccional entre el fracaso
escolar y la sintomatología
depresiva o ansiosa, donde
uno puede ser causa o
efecto del otro.
El fracaso escolar y los trastornos
afectivos pueden alimentarse
mutuamente.
Por ejemplo, un estudiante que
experimenta síntomas depresivos
debido a dificultades académicas
puede verse aún más afectado en su
rendimiento, lo que refuerza su
sensación de incompetencia y
desencadena más síntomas depresivos.
Por otro lado, un estudiante con
síntomas de ansiedad puede
experimentar un aumento en sus
niveles de estrés debido al temor al
fracaso, lo que puede afectar su
capacidad para concentrarse y rendir
académicamente.

IMPORTANCIA DE LA
MOTIVACIÓN Y LAS
EMOCIONES EN EL
APRENDIZAJE:
Se resalta que la motivación
y las emociones juegan un
papel crucial en el
rendimiento académico, ya
que influyen en la
percepción de la tarea como
importante o interesante, así
como en la capacidad
percibida para afrontarla.
La motivación y las emociones juegan
un papel crucial en cómo los
estudiantes abordan las tareas
académicas.
Por ejemplo, un estudiante puede
estar más motivado para aprender
sobre un tema que le apasiona, lo que
aumenta su nivel de compromiso y
esfuerzo. Del mismo modo, un
estudiante que se siente ansioso
puede experimentar dificultades para
concentrarse en una tarea, lo que
afecta su rendimiento. Los
educadores pueden ayudar a los
estudiantes a desarrollar estrategias
para regular sus emociones y
mantener la motivación incluso en
situaciones desafiantes.
 CONCLUSIÓN
La relación entre los trastornos afectivos y el rendimiento académico
revela la complejidad del proceso educativo y la importancia de
abordar tanto los aspectos cognitivos como emocionales de los
estudiantes. La evolución en la comprensión de la inteligencia y el
aprendizaje, desde una concepción centrada en la resolución de
problemas hasta una visión más amplia que reconoce las múltiples
inteligencias y la importancia del desarrollo emocional, ha
transformado la forma en que entendemos la educación.
La relación entre los trastornos afectivos y el rendimiento académico
subraya la necesidad de adoptar un enfoque integral en la educación,
que reconozca la diversidad de habilidades y valore el bienestar
emocional de los estudiantes como elementos esenciales para su éxito
tanto en el ámbito escolar como en su vida personal y profesional
futura.