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UNIDAD 2

GASTO PÚBLICO

1. Concepto

• Concepto jurídico:
Son gastos públicos las erogaciones dinerarias que realiza el Estado, en virtud de ley, para cumplir con la
satisfacción de las necesidades públicas.
Mediante el gasto público el Estado se moviliza para atender las necesidades de la población por medio de
los servicios públicos, cuyo destino es la cobertura de las necesidades públicas. Pero también el Estado
puede satisfacer dichas necesidades con prescindencia de los servicios públicos y utilizando los efectos que
"en sí mismos" los gastos públicos provocan en la economía nacional, atento a su importancia cuantitativa y
cualitativa (p. ej.: un incremento considerable en la cuantía del gasto público puede obrar como reactivador
de una economía en recesión con prescindencia del destino del gasto).
Sin embargo, y cualquiera que sea la forma de satisfacción utilizada, el concepto está siempre ligado al de
necesidad pública. Ésta, en efecto, juega el papel de presupuesto de legitimidad del gasto público, puesto
que es indispensable su preexistencia para que el gasto se materialice justificadamente.
La decisión sobre el gasto estatal presupone dos valoraciones previas de singular importancia:
a) La selección de las necesidades de la colectividad que consideran públicas, aspecto ligado a la concepción
sobre el papel del Estado.
b) La comparación entre la intensidad y urgencia de tales necesidades y la posibilidad material de
satisfacerlas. (Villegas)

• Concepto económico:
Es el gasto del sector público de la economía, donde se incluyen todos los gastos que realiza el Estado, estén
o no autorizados por la ley del presupuesto del Estado.

Evolución del concepto

El gasto público no sólo debe ser estudiado como causa de los ingresos requeridos para poner en
funcionamiento las actividades mediante las cuales se satisfacen necesidades públicas. La evolución del
concepto demuestra que el gasto público, por sí solo y con prescindencia de la financiación de servicios
públicos, significa un importante factor de redistribución del ingreso y del patrimonio nacional, de
estabilización económica, de incremento de la renta nacional y que su influencia es decisiva sobre aspectos
tan esenciales como la plena ocupación, el consumo, el ahorro y la inversión.
Esta evolución del concepto está íntimamente ligada a la nueva concepción sobre la misión del Estado.

a) Para los Clásicos, el Estado es un mero consumidor de bienes: los gastos públicos constituyen una
absorción de una parte de esos bienes que están a disposición del país.
La escuela Liberal Clásica ejerció gran influencia hasta la crisis de 1930. La actividad financiera del Estado
debía limitarse a satisfacer las necesidades públicas primarias.
Concebían al gasto público como neutro, es decir, como factores que no debían modificar los mecanismos
naturales que consideraban como único rector (mercado) de las decisiones de los agentes económicos. La
actividad estatal obstruía al mercado, por eso debía ser mínima (Estado Gendarme).
El crédito público se permitía sólo en situaciones extraordinarias para contribuir al desarrollo de la actividad
económica. Por ejemplo, para construcción de caminos, rutas, puentes, etc.
b) Estado de Bienestar (Keynes): Luego de la Gran Depresión de los años 30, se modifica la concepción del
Estado con respecto a las actividades que debía realizar. Pasa de ser un Estado Gendarme a ser un Estado
Desarrollista. Se expande la actividad financiera.

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Durante la II Guerra Mundial, el gasto público se consideró activo y se incrementó notablemente.
Entra en crisis en la década del 70 por las depresiones económicas. En nuestro país fue por la crisis de la
deuda externa. En otros países, hubo problemas de déficit presupuestarios (imposibilidad de financiar
presupuestos crecientes).
Entonces, surge la idea del crédito público como recurso ordinario: el Estado podía endeudarse para
financiar sus actividades normales y expandirse.
c) Para las concepciones modernas, el Estado es un redistribuidor de riqueza. Por eso, las riquezas no
desaparecen en un abismo sin fondo, sino que son devueltas íntegramente al circuito económico. Es decir, el
conjunto de sumas repartidas a los particulares mediante el gasto público es equivalente al conjunto que le
fue recabado mediante el recurso público. El Estado actúa como “filtro”, obtiene recursos de la comunidad y
mediante gastos públicos, lo expande a toda la economía.

Características (concepción jurídica)

-Erogaciones dinerarias: Consiste en el empleo de bienes valuables pecuniariamente, que en la economía


monetaria actual se identifica con dinero.
-Efectuadas por el Estado: Comprende todas las sumas que por cualquier concepto salen del Tesoro Público
y consisten en empleos de riqueza.
Puede tratarse de gastos para la administración pública propiamente dicha o para entidades
descentralizadas estatales, siempre que tales erogaciones, en una u otra forma, incidan sobre las finanzas
del Estado y deban ser solventadas mediante la recurrencia a sus ingresos. Así, por ejemplo, en la Argentina
existen gastos relativos a las empresas estatales nacionales cuya cobertura corresponde al Estado Nacional
(instalación, ampliación, déficit de explotación; etc.). Esos gastos, que quedan a cargo del Estado y que se
incluyen en su presupuesto financiero, son gastos públicos con prescindencia de la personería jurídica de
tales empresas. En definitiva, comprendemos todos los gastos del Estado, tomando a éste en el sentido lato
que le asignamos al caracterizarlo como sujeto de la actividad financiera e incluyendo la totalidad de las
sumas que salen de su tesorería.
-En virtud de ley: En los Estados de derecho rige el principio de legalidad en cuanto al gasto, es decir, no hay
gasto público legítimo sin ley que lo autorice.
Debe aclararse, sin embargo, que la relación ley-gasto no es siempre tan inmediata como sostenía la
concepción tradicional. En un sentido estricto, la relación es inmediata, puesto que el gasto debe figurar
expresamente en el presupuesto; pero en sentido lato, la relación puede tornarse mediata en el caso de
erogaciones para empresas públicas comerciales e industriales. En estos supuestos, los gastos podrán no
figurar detalladamente en el presupuesto general, y únicamente podrán reflejarse en él en forma de aportes
para instalación o ampliación de esas entidades o para cubrir el déficit de explotación. También puede darse
el caso de erogaciones imprevistas y urgentes que el Poder Ejecutivo puede realizar sin autorización
legislativa previa. En el derecho argentino (y en el orden nacional), la base legal se manifiesta de una triple
manera:
1) En primer lugar, el régimen del gasto público está regulado por la ley de contabilidad pública que
establece pautas jurídicas comprensivas de todas las erogaciones que se presuma deben hacerse en el
ejercicio. Esta ley reglamenta el gasto en sus diversos aspectos y especialmente en su ejecución.
2) También surge la juricidad del gasto de la estimación y autorización de erogaciones que debe realizarse
mediante la ley anual del Presupuesto General de la Nación, que estudiamos más adelante.
3) Por último, la tercera manifestación de la legalidad del gasto público está referida a un momento
posterior al de su ejecución y se identifica con el control del adecuado empleo de los dineros públicos.
Para cumplir sus fines de satisfacer las necesidades públicas: La erogación estatal debe ser congruente con
los fines de interés público asignados al Estado (la satisfacción de necesidades públicas). En realidad, buena
parte de los gastos no responden a ese fin. Sin embargo, no dejan de ser gastos públicos si son realizados por
el Estado con los caudales públicos, pero no cabe duda de que se tratará de gastos públicos ilegítimos. Por
eso, la necesidad pública es el presupuesto de legitimidad del gasto público, pero no su presupuesto
existencial.

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(Villegas)
Comparación con el gasto privado

• Sujetos:
El sujeto del gasto público es el Estado; y están relacionados con el presente y con el futuro ya que el Estado
es perpetuo.
El sujeto del gasto privado es el particular; y al realizarlos tiene en cuenta la limitación de su existencia ya
que el particular es perecedero.

• Fines:
El individuo satisface con sus gastos intereses particulares, persiguiendo finalidades materiales y
generalmente lucrativas (ejemplo: adquisición de bienes para el consumo o diversión).
El Estado persigue, con los gastos, por lo menos idealmente, fines de interés general. En gran medida, los
beneficios resultantes son inmateriales y no valuables monetariamente (ejemplo: gastos en defensa exterior
o para el orden interno).

• Fuente del recurso:


El Estado gasta con recursos que en su mayor parte provienen de la coacción, mientras que los individuos
carecen de ese instrumento como forma legal de procurarse ingresos.

• Gestión del gasto:


Como el Estado debe satisfacer necesidades públicas, por lo general primero conoce el gasto que va a
efectuar (mediante el presupuesto) y sobre esa base se procura recursos. Sin embargo, la premisa de que el
Estado conoce antes sus gastos y adecúa a ellos sus recursos es sumamente relativa. Gangemi demuestra
que no es concebible un cálculo de los gastos que deban satisfacerse, sin que el Estado haya evaluado ya las
posibilidades de obtener los medios precisos para ello. Es decir, que tanto los gastos como los ingresos
encuentran un límite en la renta de la Nación. Ninguna finalidad seria tendría una selección de gastos si no
se tuviese presente un cálculo por lo menos preventivo de los ingresos.
En cambio, el particular adecua sus gastos a los ingresos con los que cuenta.

• Obligación jurídica del gasto:


El Estado se encuentra obligado a realizar los gastos necesarios para cumplir debidamente sus funciones,
estando tales gastos previamente calculados y autorizados por la ley presupuestaria. (La Constitución
Nacional, art. 4, establece que el Estado atiende los gastos).
El particular, por su parte, goza de amplia libertad tanto en lo que respecta a la cuantía como al destino de
sus erogaciones.

• La semejanza que existe entre el Gasto Publico y el Gasto Privado, es que ambos suponen el empleo o
utilización de riqueza.
(Villegas)

2. Clasificaciones de los gastos públicos: económicas, administrativas, funcionales

Criterio administrativo:

* Criterio jurisdiccional: Atiende a la estructura organizativa del Estado y expone las distintas unidades
institucionales que ejecutarán el presupuesto. Cada unidad se denomina “jurisdicción” y comprende cada
uno de los poderes integrantes de la estructura administrativa y sus correspondientes dependencias.
También se asigna el carácter de jurisdicción a las erogaciones correspondientes al servicio de la deuda
pública y a las obligaciones a cargo del Tesoro. La división fundamental es la siguiente: Poder Legislativo,
Poder Ejecutivo y Poder Judicial.

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La clasificación jurisdiccional prosigue con la división de cada uno de esos poderes en sus ramos o
dependencias componentes. Así, por ejemplo, dentro del Poder Ejecutivo tenemos: Presidencia de la Nación,
Ministerio del Interior, Ministerio de relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, etc.
Las dependencias del Poder Legislativo son la Cámara de Diputados y el Senado.
A su vez, el Poder Judicial cuenta con los gastos de la corte Suprema de Justicia de la Nación y de los
Tribunales inferiores.
Como hemos dicho, la parte del presupuesto asignada a cada uno de los departamentos del Estado u
órganos principales de los poderes, recibe el nombre de “jurisdicción”. Estos órganos y departamentos, a su
vez, se dividen en escala descendente en las diferentes direcciones y oficinas. Se suele destinar un apartado
especial para las obligaciones generales del Estado (servicio de la deuda pública, obligaciones a cargo del
tesoro, subsidios y subvenciones)
Este sistema permitía apreciar la evolución de la administración y comparar la importancia de cada
departamento u organismo.
* Criterio funcional: los gastos pueden ser distribuidos según la necesidad a cuya satisfacción tienden o al fin
del Estado que pretenden llenar (p. ej. Gastos de justicia, de enseñanza, de defensa nacional, de salubridad,
de seguridad interior). La distribución jurisdiccional o institucional revela en cierto modo el destino de los
gastos, porque la competencia de los departamentos del Estado resulta de las finalidades y funciones que
deben cumplir. Esta clasificación permite identificar la orientación seguida por el Estado y el tipo de
necesidades que prefiere atender prioritariamente.
* Criterio de la constancia del gasto: Son Gastos Fijos los que no dependen de una mayor actividad o de que
aumente el rendimiento de los entes dedicados a la prestación de servicios divisibles y son Gastos Variables
los directamente vinculados con la mayor actividad o producción.
* Criterio de la permanencia del gasto: Son Gastos Fijos los repetidos de un ejercicio a otro con un monto
prácticamente invariable y son Gastos Variables los que sufren alteraciones en su monto o tienen carácter
extraordinario, apareciendo en unos ejercicios y faltando en otros.
(Villegas)

Criterio económico:

La doctrina financiera del liberalismo clásico distinguió entre:


-Gastos públicos ordinarios: eran los corrientes y habituales, servían para atender el normal
desenvolvimiento del país asegurando los derechos individuales de sus habitantes, por eso los fondos
tendían como destino las funciones públicas (legislación, justicia, defensa externa, orden interno) y algunos
servicios públicos esenciales. Estos gastos no podían suspenderse y debían repetirse todos los años y debían
ser financiados con recursos ordinarios, principalmente los tributarios.
-Gastos públicos extraordinarios: surgían ante situaciones imprevistas y excepcionales (guerras, plagas,
calamidades, epidemias masivas o catástrofes naturales), como son imprevisibles debían financiarse con
crédito público y gravámenes de emergencia. Los empréstitos sólo se utilizaban para cubrir situaciones de
emergencia y nunca para solventar gastos corrientes.
Al entrar en decadencia las ideas liberales, tomó cuerpo el intervencionalismo (Keines y sus seguidores) que
consideró inválida la clasificación recién mencionada por errores conceptuales y carencia de precisión.

Desde este punto de vista se establece la diferencia entre gastos de funcionamiento (u operativos) y gastos
de inversión (o de capital), clasificación, ésta, que ha sustituido a la antigua separación entre gastos
ordinarios y extraordinarios.
-Los gastos de funcionamiento u operativo: son los pagos que el ente público debe realizar en forma
indispensable para el correcto y normal desenvolvimiento de los servicios públicos y de la administración en
general. Pueden ser gastos de consumo (p, ej., conservación y reparación de edificios, renovación de bienes
muebles, etc.) o retributivos de servicios (p. ej., sueldos, salarios, dietas y honorarios de funcionarios y
empleados). Estos gastos no significan un incremento directo del patrimonio nacional, pero contribuyen a la
productividad general del sistema económico y son tan necesarios como los gastos de inversión. Por eso,

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tiene razón Ramírez Cardona cuando opina que su reducción excesiva en beneficio de estos últimos es tan
perjudicial como la hipótesis inversa. En líneas generales, los gastos de funcionamiento se asemejan a los
"gastos ordinarios".
-Los gastos de inversión o de capital: son todas aquellas erogaciones del Estado que significan un incremento
directo del patrimonio público. Pueden consistir en pagos emanados de la adquisición de bienes de
producción (maquinarias, equipos, etc.), en inversiones en obras públicas infraestructurales (presas
hidroeléctricas, viaductos, carreteras, puentes) o en inversiones destinadas a industrias claves (siderurgia,
petroquímica, fabricación de equipo pesado, etc.), ya sea que éstas sean motivo de explotación pública o
privada, en cuyo último caso la inversión se hace en forma de préstamo o aporte de capital.
Según se observa, mientras los gastos de funcionamiento retribuyen bienes de consumo o prestaciones de
servicios, los gastos de inversión retribuyen bienes de capital y, por consiguiente, contribuyen a aumentar el
capital del sector público de la economía. Aquí el parecido con los antiguos "gastos extraordinarios"
desaparece, ya que las erogaciones de inversión no pueden ser consideradas excepcionales o anormales.

Otra clasificación con criterio económico divide a los gastos en gastos de servicio (o con contrapartida) y
gastos de trasferencia (o sin contrapartida).
-Gastos de servicio (reales): son gastos con contraprestación, se cambia el dinero del gasto por un servicio
prestado o una cosa comprada (por ejemplo, gastos en remuneración del personal estatal como
contrapartida de su trabajo, o gastos en pago a los proveedores como contrapartida a sus entregas de
bienes).
-Gastos de transferencia: no hay contravalor alguno y el propósito de la erogación es exclusivamente
promocional o redistributivo, es decir, el dinero de unos se transfiere a otros sin equivalente de ninguna
especie (por ejemplo, subsidios a empresas privadas deficitarias cuya producción es esencial, subvenciones a
entidades de bien público, auxilios regionales por calamidades públicas, asistencia médica gratuita,
pensiones por accidentes de trabajo, enfermedad, vejez y muerte, etc.).

También suele clasificarse económicamente a los gastos en productivos e improductivos.


-Gastos productivos: serían aquellos que elevan el rendimiento global de la economía, posibilitando mayor
productividad general del sistema (adquisición de equipos productivos, construcción de viviendas,
mejoramiento del trasporte, investigación científica, etc.).
-Gastos improductivos: no tienen esa cualidad (por ejemplo, los gastos de cobertura de los servicios públicos
esenciales, como ejército, justicia y policía). Pero la división es relativa y de escasa validez científica.
(Villegas)

3. El aumento de los gastos públicos

Apariencia de aumento e incremento real del gasto público

Las causas determinantes del aumento del gasto, son clasificadas por los autores en APARENTES y REALES.

CAUSAS APARENTES:
Aumenta la cifra del gasto, pero no hay un correlato en términos reales de ese aumento, ósea, es un
aumento nominal del gasto que no se corresponde con un aumento real del mismo, en términos reales. No
hay un mayor número de prestaciones de servicios por parte del Estado.
Entre estas causas podemos mencionar:
1) Las variaciones del valor de la moneda, que obliga a ponderar las cifras absolutas para homogeneizar los
términos de comparación. La depreciación de los signos monetarios es constante y sus efectos son
experimentados por todos los países.
2) La evolución de las reglas presupuestarias La adopción de ciertos principios de derecho presupuestario ha
llevado a modificar las formas de computar las erogaciones, y esto puede dar lugar también a un incremento
aparente del gasto. Si se pasa de un presupuesto de cifras netas a un presupuesto de cifras brutas, habrá un

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incremento que será sólo aparente; si se reúnen múltiples presupuestos en uno solo, es evidente que las
cifras de ese único presupuesto serán mayores, pero en este caso ese incremento será ficticio.

CAUSAS REALES:
Existen causas reales que determinan el aumento de los gastos, entre los cuales podemos citar:
1) Gastos militares. — Sin que sea necesario hablar de las guerras, es notorio que el equipamiento de las
fuerzas armadas modernas exige sumas extraordinarias que se incrementan por las tensiones
internacionales, la guerra fría, los conflictos parciales, los nuevos descubrimientos científicos en
armamentos, la carrera espacial, etc.
2) Expansión de las actividades del Estado. — Las nuevas actividades que debe asumir el Estado llevan a la
expansión de sus funciones tradicionales y al consiguiente aumento de gastos; así tenemos nuevas
actividades por gestiones industriales y comerciales antes desconocidas, cargas de seguridad social
(jubilaciones, pensiones, subsidios, ayudas diversas, seguros sociales, sanidad en general, etc.), realización
de obras públicas para regular la coyuntura o combatir la desocupación, organización de control sobre las
actividades económicas privadas, incremento de gastos de urbanización derivados de nuevos núcleos de
población y crecimiento desmesurado de los existentes (gastos de obras sanitarias, energía, gas, etc.).
3) Aumento de los costos. — El aumento internacional de costos de bienes y servicios incide
considerablemente en los presupuestos públicos, aparte de que el progreso técnico determina gastos antes
desconocidos.
4) Burocracia y presión política. — Debe mencionarse finalmente causas que aun siendo morbosas, no son
menos reales, como el crecimiento desmesurado de la burocracia administrativa y la presión de grupos o
sectores con influencia política que tienden a satisfacer sus intereses particulares a costa del presupuesto
del Estado. En cuanto a la burocracia es necesario diferenciar entre lo que constituye el cuerpo de
funcionarios y lo que corrientemente se conoce bajo dicho nombre de burocracia. El Estado debe contar con
un cuerpo de funcionarios altamente responsables y conscientes de su función que son indispensables para
mantener un buen nivel en la prestación de los servicios estatales. Estos funcionarios deben gozar de un
"status" económico y social adecuado. Nada tienen que ver con la burocracia, que es uno de los peores
males del Estado moderno. La burocracia no es la simple suma de funcionarios, sino un algo intangible pero
omnipresente, que actúa a través de una maraña de regulaciones y procedimientos superabundantes, y cuya
única justificación es incrementar el número de empleados estatales. Esta burocracia cada vez más frondosa,
ahoga el cuerpo social y es un importante factor de crecimiento perjudicial del gasto público, por lo cual
debe intentarse al menos, revertir la tendencia a su incremento.
(Fonrouge)

Aumento relativo y aumento absoluto

Crecimiento absoluto: El gasto público comparado con cualquier unidad de medida ha aumentado. No se
compensan con más ingresos. Por ejemplo, cuando aumentan las funciones del Estado.

Crecimiento relativo: El gasto público aumenta pero si se lo compara con una unidad de medida en realidad
permanece igual o ha disminuido. Si bien las cifras absolutas muestran aumento, es decir, aparentemente
son mayores, su incidencia real es menor por el aumento de la población o el desarrollo de la producción y
de la renta nacional.
Es decir, el gasto permanece igual o constante respecto a ciertas unidades de medida (como el aumento de
la población), el aumento del gasto se compensa con un aumento de recursos. Algunos autores hablan de
estas causas relativas, que si bien no son estrictamente aparentes, tampoco son reales, puesto que se hallan
compensadas en sí mismas. Así, las anexiones que incrementan el territorio pueden aumentar los gastos,
pero ese incremento puede ser compensado con nuevos ingresos que surjan de las regiones anexadas. Lo
mismo puede decirse con los aumentos de población, de producción y de renta nacional, que por un lado
incrementan los gastos, pero, por el otro, aumentan también los recursos.

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Problemas derivados del límite de los gastos públicos

Desde el punto de vista del Estado:


Ninguna Nación puede disfrutar más de lo que produce, lo cual nos lleva al problema de los límites. No se
trata de un asunto que pueda ser resuelto por el análisis económico, porque en definitiva se trata de una
cuestión política.
Resulta difícil fijar la real utilidad de fórmulas rígidas de limitación estableciendo por ejemplo, determinada
proporción del gasto en relación con la renta nacional o el producto bruto interno. Duverger señala que nada
impide que los gastos públicos alcancen el 100% de la renta nacional, como ocurre con algunos países
socialistas donde el Estado tomó a su cargo la totalidad de la actividad económica. Los gastos públicos
pueden llegar hasta ese límite porque la ventaja social que brindan se compensa con los inconvenientes de
las amputaciones hechas al ingreso de los particulares.

Desde el punto de vista de los contribuyentes:


Los entes públicos no pueden superar un cierto límite en la expansión del gasto, límite que se impone para
no agravar la presión tributaria y no crear inflación.
Entonces, ciertos gastos deben limitarse: los de mera administración, los improductivos de transferencia y
las sustituciones onerosas del Estado con respecto a aquellas actividades que resultan menos gravosas en
manos de los particulares.
Son los contribuyentes quienes dan recursos al Estado (mediante el pago de tributos), por lo tanto, hay que
tener en cuenta el límite del gasto, porque superado aquel, las personas comienzan a evadir el pago de los
impuestos, realizar menos actividades, contratar menos personal, etc.

Según Jose María, no se posible y probablemente tampoco útil, establecer topes o limites a priori a los
gastos públicos, ya sea en su conjunto o individualmente considerados.

Constitucionalmente no hay un límite. No hay normas en las cuales indique un % del cual no se puede
exceder. (Clases)

4. Efectos del gasto público sobre la producción, el pleno empleo, la redistribución del ingreso y las
fluctuaciones económicas

Los gastos públicos han perdido el carácter neutro que le adjudicaron los economistas clásicos, para
transformarse en instrumentos o medios de acción del Estado.
En efecto, mediante su política de gastos públicos, el Estado puede actuar sobre la renta nacional
(producción), puede incrementar el consumo de la comunidad, puede alentar la inversión privada, puede
asegurar el pleno empleo de los recursos disponibles, puede influir en los precios de las mercaderías, las
remuneraciones de los servicios y las tasas de interés y, en términos generales, puede producir alteraciones
en la actividad económica, con sus pertinentes efectos en el orden social.

Producción:

Depende de la demanda total (demanda pública + demanda privada)


En Argentina, se subsidian actividades deficitarias para fomentar la producción. Son importantes los gastos
del sector público, como obras públicas, subsidios a desocupados, subvenciones, políticas de empleo, obras
de infraestructura, etc. (clases)

Los gastos públicos como insumos del sector público para la producción de bienes y servicios, financiados
con recursos tributarios, producen la satisfacción de las necesidades públicas. La financiación con recursos
tributarios permitirá al Estado comparar la utilidad del gasto con el sacrificio del recurso.

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Si se decide un gasto como instrumento de producción de un bien o servicio público, la erogación provocará
un efecto redistributivo, si el bien o servicio beneficia a sectores que pagan los tributos o, beneficia más a
aquellos que a estos.
Por otro lado, el gasto público, financiado con recursos de crédito, promoverá el desarrollo siempre que
dicho gasto asegure la producción de bienes de inversión o de servicios públicos de alta influencia en la
productividad de las actividades tanto del sector público como del sector privado.
Si financiamos el gasto público con emisión de moneda, el efecto estará condicionado por la coyuntura
económica por la que atraviesa el país. Habrá estímulo para la economía y un efecto reactivante si el país se
halla en época de depresión y desocupación. Habrá, en cambio, inflación, si se halla en época de plena
ocupación.

Pleno empleo:

El Estado debe diseñar políticas de obras públicas, por la expansión que genera en la actividad
económica.(clases)

En los momentos de auge la ocupación llega a su máximo y en los de depresión se opera la desocupación. El
Estado debe tener cuidado de elegir los momentos en que va a combatir la desocupación, pues no debe, por
ejemplo, aumentar las obras publicas al tiempo de las cosechas, ni ocupar la mano de obra que necesita la
actividad privada, reservando tal solicitud para mejor ocasión.
• El Estado diseña políticas de obras públicas por la expansión que genera en la actividad económica. No sólo
aumenta la actividad del Estado, sino que además mejora la situación psicológica de la población
desocupada.
• Los efectos del gasto, financiado con recursos del crédito (en tanto no sean compensados por los efectos
de los recursos) significarán un aumento de la ocupación y de la renta nacional, empujando la economía
hacia la plena ocupación, si el nuevo gasto se efectúa en épocas de depresión.
Por el contrario, en épocas de auge con pleno empleo, la inflación se producirá, salvo que la nueva deuda
esté repartida entre pequeños ahorristas con alta propensión marginal a consumir, que sacrifiquen parte de
sus consumos por la atracción de las condiciones de emisión de la deuda pública o por otros motivos
extraeconómicos

Redistribución del ingreso:

Consiste en que el dinero de los sectores de mayores recursos se oriente hacia los sectores de menores
recursos, a través del gasto social. Por ejemplo, mediante el cobro de impuestos y la realización de planes
sociales (asignaciones universales, etc.)
Para que esto sea posible debe haber una decisión real del Estado de realizar dicha redistribución, debe haber
un sistema tributario progresivo (que a mayor base imponible, mayores sean los impuestos) este sistema
tributario es cuando la mayor recaudación proviene del impuesto directo. (clases)

Los gastos públicos que consisten en erogaciones con el fin de redistribuir ingresos, financiados con recursos
tributarios, surten los efectos redistributivos deseados si los tributos elegidos inciden sobre categorías de
personas diferentes de los beneficiarios del gasto. La redistribución será progresiva si los beneficiarios del
gasto pertenecen a un sector de ingresos más bajos que aquel sobre el cual recae la incidencia del tributo.
Será regresiva si los beneficiarios del gasto pertenecen a un sector de ingresos más elevados que aquel sobre
el cual inciden los tributos elegidos.
En el caso de gastos de transferencia financiados con recursos del crédito, el efecto redistributivo se logrará
en la medida en que los beneficiarios de la transferencia sean diferentes de aquellos que soportan la carga
de la deuda pública.

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Por su parte, los gastos de transferencia financiados con emisión monetaria lograrán efectos redistributivos,
en la medida en que los beneficiarios de las erogaciones estatales no sean perjudicados en mayor grado por
los efectos eventuales de esa forma de financiación (por ejemplo, la inflación).

Fluctuaciones económicas:

La actividad económica y financiera de los países va implicando ascensos y depresiones, que exhiben con su
mayor o menor regularidad la conveniencia de medidas previsoramente adoptables por el Estado. El criterio
acertado con que se acude al incremento o retención del gasto público puede constituir un alivio o una
solución tanto en etapas de bonanza como de crisis.
No debe, sin embargo, el Estado actuar fuera de la prudencia ni menos accionar movido por torpe
politiquería. Cuando la coyuntura económica nos ofrece una amplia satisfacción de la demanda de capitales,
mano de obra, etc., dentro de la economía privada, no es lógico que vaya el Estado a trastocar esta armonía
insuflando sus enormes recursos en competencia con esa actividad particular, mediante la construcción de
obras públicas en cantidad y volumen con grave incidencia en el desplazamiento del capital y mano de obra
que requieren las empresas privadas.
A la inversa, cuando la economía privada se muestra potencialmente débil para absorber la oferta de capital
o trabajo, es precisamente cuando el Estado puede canalizar el ahorro y dar destino a un incremento de las
obras y servicios públicos restableciendo así el equilibrio financiero del país.

Por su parte, la escuela Clásica sostenía que la solución era reducir el costo del dinero en los momentos de
depresión y encarecerlo en los momentos de auge del ciclo.
• En el momento de la depresión económica:
Hay un espiral descendente; baja la demanda; caen los precios; baja la oferta; hay menos compra de
insumos; se contrata menos mano de obra; las personas tienen menos dinero; entonces, baja la demanda y
eso hace bajar los precios.
El espiral descendente se realimenta y agudiza y ello conlleva: desconfianza, el incumplimiento, las corridas
bancarias, quiebras de empresas y bancos, subidas de tasas de interés, etc.
• En el momento del auge económico:
Hay un espiral ascendente; aumenta la demanda; aumentan los precios; aumenta la producción; mayor
oferta; se compran más insumos; se contrata mayor mano de obra; hay mayor dinero circulante; entonces,
sube la demanda y los precios. (clases)

Instrumentos de carácter monetario propuestos por la escuela clásica:


Manipular la tasa de redescuento bancario, para influir en la tasa de interés. Que la tasa sea menor en
épocas de depresión (para poder aumentar la oferta monetaria) y mayores en etapas de auge económico.
(tasa que cobran los bancos y estas se trasladan a quienes piden plata. A través de esta tasa se maneja la
tasa de interés)
Desarrollar una política de mercado abierta:
* Durante la depresión, que se paguen títulos públicos, para que haya más circulante y baje la tasa de
interés.
* Durante el auge, que se suscriban títulos públicos para que haya menos circulante y suba la tasa de
interés.(clases)

Escuela Keinesiana: dice que todo gira en torno a la eficiencia marginal del capital (renta esperada). Propone
que los gastos y los recursos pasan a ser instrumentos monetarios.
En la depresión: más gasto publico menos impuestos.
En el auge: menos gasto público más impuestos.
Esta es la política encíclica ortodoxa keinesiana, a un ciclo de la economía se le pone la política contraria.

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Política de la estabilización automática: con respecto al gasto público propone lo mismo que la ortodoxa,
pero las alícuotas impositivas debe mantenerse siempre alta, de modo de mantener un fluido ingreso para el
Estado y funcionar como un mecanismo automático de estabilización de las cuentas del Tesoro. ( clases)

El principio del multiplicador y del acelerador

Efecto multiplicador:

Es el factor por el cual se multiplica el monto de un incremento neto de inversión (o de un gasto) dando
como resultado un incremento de la renta nacional y de la ocupación.
Este instrumento permite entender y valuar cuantitativamente el efecto del gasto público como factor de
reactivación económica, hasta alcanzar la plena ocupación y el nivel de la renta nacional correspondiente a
ese nivel de ocupación.
El multiplicador depende de la Propensión Marginal a Consumir, que es el incremento de la demanda de
bienes de consumo correspondiente a un incremento unitario del ingreso. Es cierto que la PMgC es diferente
en cada grupo de consumidores, puesto que los sujetos que reciben menores ingresos destinarán todo o casi
todo el incremento de ingresos a demandar bienes de consumo, mientras que los que pertenecen a
categorías de altos ingresos destinaran solo una pequeña proporción del incremento de ingresos para el
consumo y la mayor parte restante para el ahorro. Sin embargo, es posible determinar el valor promedio
ponderado de las propensiones marginales a consumir de un país. Este resultado será la propensión
marginal a consumir de la población de un país en su conjunto.
Keynes sostiene que un incremento neto de la inversión tiene un efecto superior al monto de la misma o,
mejor dicho, igual al monto de la inversión multiplicado por un factor K. igual a:

Dicho factor se llama multiplicador y su valor real en la economía de un país depende, en primer término, de
la propensión marginal a consumir (el denominador del multiplicador es la propensión marginal al ahorro).

Sin embargo, el propio Keynes admite que la propensión marginal a consumir puede variar; especialmente a
cada aumento de la Renta nacional baja la propensión marginal a consumir. No es ello obstáculo para el
funcionamiento del multiplicador, el que -en tales hipótesis- no producirá todo el efecto que su magnitud
significaría en teoría.
El multiplicador ha sido elaborado para cuantificar el efecto del gasto público en una situación de depresión
y desocupación, con el propósito de lograr un conocimiento de dichos efectos para emprender una acción
concreta de “política fiscal” en situaciones dadas.
Es por ello que al hablar de multiplicador, la mente se orienta a la depresión económica y a la desocupación
para salir de ellas y buscar la meta de la plena ocupación.
Sin embargo, un aumento del gasto total por un incremento del gasto del Estado produce, también en
situaciones de prosperidad y plena ocupación, su efecto sobre el ingreso nacional nominal, pero no puede
producir mayor empleo ya que ya está pleno ni, correlativamente, un aumento de la producción; esto es, un
aumento del ingreso real, por falta de factores de la producción disponibles. El mayor gasto del Estado que
se agrega al gasto total incrementara este último, o sea, la demanda total de bienes y servicios, mientras que
la oferta total no podrá incrementarse a su vez, por haber pleno empleo de los factores. El resultado de este
desajuste será el alza de los precios, o sea, un brote inflacionario.
El efecto multiplicador, en el análisis más sofisticado, indica no sólo el aumento de la ocupación y de la renta
nacional, sino también el tiempo en que dicho aumento ha de producirse y las etapas periódicas en que se

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divide ese tiempo. Igualmente se tiene en cuenta las filtraciones y demoras que neutralizan parcialmente el
efecto u ocasionan un alargamiento de la duración del proceso, respectivamente. (Jarach)

El efecto multiplicador es un instrumento que sirve para medir la correlación que existe entre un incremento
en el gasto público y un aumento en el ingreso nacional.
Por ejemplo: Si la Propensión Marginal al Consumo es de 0,80; el 80% lo destino a consumir.
Lo que recibe una persona, a su vez, esa misma persona lo gasta. Luego, la siguiente persona lo vuelve a
volcar al mercado y así sucesivamente.
Si el Gasto Mg = 100
PMgC= 0,80
PMgS=0.2
Entonces: El PBI aumenta $295

PN X PMC 80% PMA 20%


100 100 80 20
80 80 64 16
64 64 51 13
51 51 40 10
A un gasto marginal X provocó un ingreso marginal de $295.
Es difícil disminuir un gasto por el efecto multiplicador. (clases)

Efecto acelerador:

Consiste en el efecto que la mayor demanda de bienes de consumo origina para la demanda de bienes de
inversión. La explicación del principio de aceleración es la siguiente: un incremento de la demanda de bienes
de consumo provoca un mayor uso de equipos, originando una mayor demanda de bienes instrumentales.
Este efecto está condicionado por múltiples circunstancias, como por ejemplo: la existencia de plena
ocupación en industrias de bienes de consumo o en la de bienes de inversión o en ambas; las expectativas
de los empresarios y de los consumidores; la existencia o no de ganancias; las distintas etapas del ciclo; la
carrera entre la producción de bienes de consumo y de bienes de capital; etc.
El principio de aceleración constituye un instrumento importante para el análisis de los efectos de los gastos
públicos, proporciona un medio útil y conveniente para el estudio de los efectos que los gastos públicos
pueden tener sobre la inversión privada. (Jarach)

Ejemplo: se demandan 100 frazadas, para elaborarlas se utilizan 5 telares. Al año siguiente, se demandan
200 frazadas, entonces se usan 10 telares más 1 año de amortización. Por lo tanto, por un aumento de la
demanda se duplicó la inversión. (clases)

Gasto de consumo Capacidad industrial Gasto de inversión


100 frazadas 5 telares 1 telar
200 frazadas 10 telares 1 + 5= 5 telares

Interacción del multiplicador y del acelerador:


Si los gastos públicos tienen como efecto inmediato el incremento de la demanda de bienes de consumo en
la medida y en el tiempo que indica el multiplicador temporal, la expansión de dicha demanda provocará un
aumento en la demanda de los bienes instrumentales en la medida y bajo los supuestos del principio de
aceleración. A su vez, el incremento de las inversiones provocara un nuevo proceso de aumento de la
demanda de los bienes de consumo con la aplicación del multiplicador y, por consiguiente, un nuevo

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incremento de la demanda de los bienes de inversión, según el principio de aceleración y, así,
sucesivamente.
El gasto público tendrá, pues, efectos acumulativos por la interacción del multiplicador y del acelerador,
actuando sobre la demanda tanto de los bienes de consumo como de los bienes de inversión.
La utilización del gasto público para lograr el aumento de la ocupación y de la renta nacional podrá (si no hay
factores que neutralicen o traben el funcionamiento del multiplicador y del acelerador) mantenerse en
límites más reducidos de lo que sería necesario bajo el solo efecto del multiplicador.
El efecto acumulativo del multiplicador y del acelerador puede crear el peligro que los gastos públicos
(alcanzada la plena ocupación) tengan efectos inflacionarios.
Existe también el peligro opuesto, o sea, que una disminución imprevista del gasto público, produzca una
fuerte recesión si la demanda global disminuye por el efecto acumulativo pero negativo del multiplicador y
del principio de aceleración. (Jarach)

Efecto amplificador:

Consiste en la amplificación de la demanda global a través de las variaciones en las existencias de materias
primas o de productos terminados. Las variaciones en la demanda de bienes de consumo tienen como
efecto las variaciones en las existencias y, estas, a su vez, sobre la demanda de bienes de inversión,
constituyendo así un fenómeno intermedio entre el multiplicador y el acelerador. (Jarach)
En clases lo llamamos efecto fermentador o de levadura: combinación de los efectos multiplicador y
acelerador. Incremento de la actividad económica.

Según Jose María:


Principio del multiplicador:
Este principio nos muestra cuál es la relación existente entre los gastos públicos y los gastos de consumo de
los particulares.
Un gasto público se traduce siempre en un ingreso del mismo monto para quienes lo perciben, por ejemplo,
los empresarios constructores de una obra pública. Ese ingreso será en parte consumido por tales
empresarios al pagar los sueldos de los empleados y salarios de sus operarios. En consecuencia, la parte
consumida por los empresarios se ha traducido en ingresos para los empleados y operarios.
A su vez éstos consumirán partes de sus respectivos ingresos gastándolos en mercaderías y servicios. Esos
gastos de consumo crean, por lo tanto, nuevos ingresos a los proveedores de esas mercaderías o servicios. Y
así se va prolongando dicho proceso en forma casi indefinida.
Suponiendo que la parte proporcional consumida de cada uno de esos ingresos es constante, el aumento
total en el volumen de ingresos puede ser matemáticamente determinado. Así, por ejemplo, si el gasto
público fue de 10000 unidades monetarias, éste representó para los empresarios constructores de la obra
pública un ingreso también de 10000 unidades. Asumiendo que dichos empresarios consumieron un 80% de
ese ingreso en el pago de las remuneraciones de sus empleados y operarios, el ingreso total de éstos fue de
8000 unidades. Si de este último ingreso, esos empleados y operarios consumieron también un 80% en
mercaderías y servicios, resulta que en ingreso total de los proveedores fue de 6400 unidades.
Manteniéndose esa proporción del 80% de consumo en cada uno de los sucesivos ingresos y sumándose a
cada uno de éstos, resulta que el gasto público inicial de 10000 unidades se ha transformado en un monto
total de ingresos igual a 50000 unidades.
De lo expuesto podemos deducir que el efecto de un gasto público sobre los ingresos, básicamente depende
de dos factores, en primer lugar, del monto o cuantía del gasto público y, en segundo lugar, de la parte que
se consuma de cada uno de los ingresos que se van produciendo, o conforme se la denomina técnicamente,
de la propensión marginal al consumo. Por supuesto, cuando se desee establecer el efecto de un gasto
público sobre los ingresos en un determinado período, a los dos factores antes señalados habrá que
añadírseles un tercero, es decir, la velocidad de las transacciones antes reseñadas.
El principio del multiplicador sirve pues, para establecer el incremento total de los consumos resultantes de
un gasto público.

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Principio del acelerador:
Este principio está relacionado con el anterior porque demuestra cómo la inversión en equipos, maquinarias
y bienes de capital se halla, en gran parte, determinada por los aumentos de consumo.
Partimos de la premisa que cuando el consumo o demanda de un determinado artículo permanece
invariable o constante, las empresas productoras del mismo no precisarán nuevas inversiones. En tales
circunstancias, las empresas productoras sólo necesitarán invertir en la reposición normal de los equipos,
maquinarias y bienes de capital empleados. Pero si la demanda o consumo de esos artículos se incrementa,
las empresas que los producen necesitarán, suponiendo que ya hayan estado empleando todos sus equipos,
además de la inversión para la reposición normal de éstos, una nueva inversión para la adquisición de más
equipos, maquinarias y bienes de capital.
Así, por ejemplo y suponiendo que no se descubran nuevas técnicas de producción, un 10% de incremento
en la demanda o consumo de un artículo, requerirá un 10% de aumento de la existencia total de equipos y
bienes de capital utilizados en la elaboración de dicho artículo. Suponiendo que cuando la demanda de ese
artículo era constante, el coeficiente de reposición normal de los equipos y maquinarias destinados a su
producción era del 10%, resultará entonces que, como consecuencia del referido aumento en el consumo de
ese artículo, las empresas productoras del mismo deberán invertir, además de aquel 10% necesario para la
reposición, otro 10% para la adquisición de nuevos equipos y maquinarias. En consecuencia, podemos
comprobar que un 10% de aumento en el consumo de un determinado artículo se ha traducido en un
incremento del 100% (10% + 10%) en la inversión de los bienes de capital destinados a su producción.

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