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Milagros

© Otero
Dereito Vol. 20,Parga Mediación
n.º 2: 131-160 escolar.
(2011) • ISSNA1132-9947
propósito de la ley 4/2011 131

MEDIACIÓN ESCOLAR. A PROPÓSITO DE LA


LEY 4/2011 DE 30 DE JUNIO DE CONVIVENCIA
Y PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD
EDUCATIVA (COMUNIDAD AUTÓNOMA DE
GALICIA)

School Mediation. Regard to Act 4/2011, 30th June, on Coexistence and


Participation of the School Community (Galicia)

Milagros Otero Parga


Catedrática de Filosofía del Derecho
Universidad de Santiago de Compostela

SUMARIO
1. Introducción. 2. Descripción de la situación. Exposición de los hechos. 3. Valoración
de la situación. Necesidad de cambio. 4. (Medidas a implementar para evitar la vio-
lencia en las aulas.) La ley 4/2011 de 30 de junio de Convivencia y Participación de la
Comunidad Educativa (Comunidad Autónoma Gallega). 5. La Mediación Escolar en la
Comunidad Autónoma de Galicia. 6. Recapitulación

Resumen
Estamos viviendo en una época de rápidos y profundos cambios. Los jóvenes presen-
tan comportamientos que hace un tiempo parecerían incomprensibles y desde luego in-
admisibles. Es necesario cambiar muchas cosas en la educación. Los profesores deberían
poder hacerlo pero en muchas ocasiones tienen problemas cuando quieren imponer su
autoridad. Es preciso encontrar nuevas formas de relacionarse. Conscientes de esa ne-
cesidad el Parlamento de Galicia ha elaborado un ley (Ley 4/2011 de 30 de julio) en la
cual la mediación aparece como una forma de resolver conflictos poco graves entre los
alumnos y sus maestros. Esta es la primera ley en España que propone este método y por
eso es especialmente importante.
Palabras clave: Mediación Escolar. Acoso Escolar. Legislación Gallega (Ley 4/2011 de 30
de julio). Educación escolar.

Recibido: 27/09/2011. Aceptado: 24/10/2011


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Abstract
We are living in a society in which the values are always changing. Young people have be-
haviours that some years ago will be inadmissible. It is necessary to change lots of things
about education. But the professors have also problems when they want to impose their´s
authority. So we need new forms of relationships. Concerning that, Galicia´n Parlament
have worked in a new law (4/2011 of july 30) in which mediation appears like a forum
to improve relationships between the professors and their pupils. This is the first law in
Spain which propose this method, so is especially important
Keywords: School Mediation. School pursue. Gallician Legislation (Law 4/2011 30 Th
july). School education.

1. Introducción
Vivimos tiempos nuevos y convulsos. Las reglas de conducta y trato
social que muchos de nosotros aprendimos cuando fuimos niños o jóve-
nes han cambiado. El concepto de autoridad se ha relajado. Los niños
y los jóvenes viven una cultura permisiva en la que no existen apenas
reglas de obligado cumplimiento. La libertad ya no es entendida como
el derecho a hacer lo que cada uno quiere dentro de lo que las leyes per-
miten1. La libertad se dice ahora, consiste en hacer en cada momento lo
que uno quiere, lo permitan o no las leyes2. Las leyes positivas tienden a
regular e incluso prohibir aspectos de la vida de los seres humanos en los
que no deberían entrar3 y sin embargo se desocupan de otros cruciales
para el buen funcionamiento de la sociedad. El concepto de responsabi-

1
Ch Montesquieu, afirmaba que “en una sociedad en la que hay leyes, la libertad solo
puede consistir en poder hacer lo que se debe querer y no en estar obligado a hacer
lo que no se debe querer”. La libertad continuaba diciendo el mismo autor, “es el de-
recho de hacer todo lo que las leyes permiten, de modo que si un ciudadano pudiera
hacer lo que las leyes prohíben, ya no habría libertad, pues los demás tendrían igual-
mente esta facultad”. Espíritu de las Leyes, Libro XI, Capt. III. Cito por la edición de
Tecnos, Madrid, 1987, p. 106.
2
Milagros Otero Parga, Valores Constitucionales, 2ª ed., Universidad Autónoma del
Estado de México, México, 2001.
3
Esto sucede con numerosas reglas de derecho de familia por ejemplo que plantean
problemas que deberían ser resueltos por los interesados y no por el Estado. Si así se
hiciese, si las leyes respetasen una parcela de autonomía de la voluntad, quizá mejo-
raría el gran colapso que padecen los juzgados y con ello se combatiría el menos en
alguna medida la demora judicial.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 133

lidad se contempla como una figura arcaica que cargó la vida y las con-
ciencias de los antepasados, pero que hoy está felizmente superada4. En
suma, los valores sociales han cambiado y hay que situarse frente a los
nuevos retos que la sociedad plantea. La Jurisprudencia entendida como
el conocimiento prudencial de lo justo y lo injusto debe asumir nuevos
problemas y aportar soluciones5. Debe avanzar al ritmo de la sociedad
para proporcionar su necesario servicio a favor del bien común y del
bienestar social.
Los cambios de paradigmas se refieren a todos los grupos sociales sin
excepción, pero afectan especialmente a los más desprotegidos. Uno de
ellos es a mi juicio el de los niños y los adolescentes. Ellos son el futuro
de la sociedad y precisan disponer de una formación integral que los con-
vierta en seres humanos dignos, responsables y capaces para ejercitar sus
derechos y sus deberes. Sin embargo conceptos como deberes, responsa-
bilidad, o formación integral son bastante ajenos a la mentalidad actual
de muchos de nuestros jóvenes y no siempre por su culpa, sino porque
no han recibido una educación que les facilite el desarrollo de este tipo
de conductas6. Los modelos sociales imperantes todavía dificultan más el
proceso porque la cultura del respeto o del esfuerzo no está de moda7.
El presente artículo propone el estudio de uno de los problemas que
se derivan de esta situación. Me refiero a la violencia en las aulas, conce-
bida como falta de entendimiento de profesores y alumnos, y de alumnos

4
Nuestra sociedad occidental “ha perdido el respeto al derecho, a los derechos, a la
justicia, a la ley, a la jurisprudencia, e incluso a los propios juristas”. Francisco Puy,
“Hacia una jurisprudencia afirmativa”, discurso leído con motivo de la imposición
de la gran Medalla Académica de la Universidad Católica del Uruguay, publicado en
el nº 4 de la revista Estudios Jurídicos, 2007, p. 48.
5
Tomo esta definición de Ulpiano, Digesto 1.1.1.
6
Dice Mª. A. Aiello de Almeida, Mediación: Formación y algunos aspectos claves,
Editorial Porrúa, México, 2001, pp. 7 ss., que “no podemos desconocer el inestima-
ble valor de introducir a los niños y jóvenes en la dimensión de la educación para
la paz, adaptada a la respectiva situación y edad pero, en todos los casos dirigida a
formar la convicción de que un mundo mejor es posible”.
7
Precisamente por eso, porque no está de moda, es importante retomar la obliga-
ción de los padres y educadores de educar a sus hijos y pupilos en valores. Vid: A
Moreno González, & Mª. P Soler Villalobos, (dirs), De la educación socioemo-
cional a la educación en valores, Instituto Superior de Formación del profesorado,
Madrid, 2008.
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entre sí. A esta situación se ha llegado, como veremos, por diferentes


motivos de carácter social, económico, cultural e incluso jurídico.
El trabajo que ahora se inicia se desarrollará con metodología tópica
jurídica. Es decir se describirá el problema analizándolo desde distintos
puntos de vista; a continuación se valorará la relevancia del mismo en la
vida social; y por último se propondrá alguna medida que trate de paliar
su incidencia negativa. La medida normativa propuesta para tratar de
solucionar este problema, es la mediación escolar, recogida en la Ley
4/2011 de 30 de junio de Convivencia y Participación de la Comunidad
Educativa, dictada en la Comunidad Autónoma de Galicia, y cuyo inte-
rés es manifiesto por ser esta Comunidad pionera en la implantación de
la mediación escolar como vía de solución de conflictos educativos.

2. Descripción de la situación. Exposición de los hechos


Uno de los problemas que presenta la sociedad actual se traduce en
la variación de los estándares de conductas consideradas valiosas hasta
este momento. Hace unos años, los padres solían ejercen una férrea au-
toridad sobre sus hijos y ésta era a veces tan inasumible que mermaba
en gran medida la capacidad de los hijos para desarrollar su libertad.
Hoy en día la situación ha cambiado totalmente de sesgo. Los padres
quizá por proceder de familias en las que los progenitores ejercían su
autoridad a veces incluso con violencia, “no quieren que a sus hijos les
pase lo mismo. No quieren que sufran”8. Como consecuencia se ha ins-
taurado la idea de que los padres no deben corregir a sus hijos porque
“limitarían con ello el libre desarrollo de su personalidad”9. Los hijos
se pueden “traumatizar”. Los padres deben ser amigos de sus hijos, no
educadores.... En resumen, acostumbrados a hacer únicamente aquello
que les satisface o les produce algún placer, los hijos se convierten en

8
Emilio, Calatayud Reflexiones de un juez de Menores, Dauro ediciones, 2007. Mis
sentencias ejemplares, La esfera de los libros, 2008; y La educación de los jóvenes
una tarea social compartida, Fundación ECOEM, 2009.
9
Desconocen en este caso el concepto de Derecho de Kant que define el derecho como
el conjunto de las condiciones bajo las cuales es posible la coexistencia del arbitrio
de uno con el arbitrio de los demás, bajo una regla general de libertad. Metafísica de
las costumbres, Primera parte introducción a la doctrina del Derecho & B. Cito por
la edición de Tecnos, Madrid, 1989, p. 39.
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pequeños tiranos de la sociedad. La situación es tal que incluso las leyes


han cambiado y los padres ya no saben hasta qué punto pueden impo-
ner una sanción o un castigo a los hijos ya que éstos inmediatamente
les “amenazan” con “denunciarlos” o directamente los maltratan10. La
conflictividad va en aumento.
Según los datos obtenidos de la Memoria de la Fiscalía General del
Estado en 2010 se ha producido un incremento notable de la violencia
familiar y de género, especialmente en las relaciones de los hijos con sus
progenitores11. Según la misma fuente los padres son en la actualidad
las víctimas más habituales sobre las que se ejerce violencia familiar. Esa
tendencia se inició hace dos años aproximadamente12 y experimenta un
aumento imparable, extendiéndose también aunque en menor medida
hacia los abuelos. Otro dato importante es que la mujer es la persona
que sufre más violencia dentro del círculo familiar, con independencia de
la relación que mantenga con el agresor13.
Los malos tratos, las faltas de respeto y de cortesía, la falta de respon-
sabilidad y hasta la delincuencia juvenil se han disparado y ni los padres,
ni las escuelas14, ni los poderes públicos saben contener la plaga.

10
Según la Fiscalía General del Estado desde el año 2000 se ha incrementado el número
de hijos que maltratan a sus padres hasta seis veces. El problema se conoce con el
nombre de “síndrome del emperador”.
11
De acuerdo con los datos oficiales extraídos de la Memoria de la Fiscalía General del
Estado en 2007 se abrieron 2.683 casos de violencia domestica referidos a relacio-
nes entre padres, hijos y violencia de género. En 2008 el número ascendió de forma
espectacular a 4.211 y en 2009 siguió su incremento hasta 5.201. La progresión es
ciertamente alarmante.
12
Datos expresamente mencionados en las Memorias de las Fiscalías de las Comunida-
des Autónomas de Galicia (Lugo), Aragón (Teruel), Cataluña (Barcelona) y Valencia
(Valencia).
13
Sobre estos temas son interesantes los trabajos de: B Río Martínez, Estudio de las ór-
denes de protección en Santiago de Compostela durante el año 2008, en Justicia Penal
y delincuencia en Galicia, Santiago de Compostela, Servicio de Publicaciones e inter-
cambio científico, 2009, pp. 38-52 , R. Castillejo Manzanares “La tutela judicial en
la Ley Gallega para la prevención y el tratamiento integral de la violencia”, Revista de
Derecho Penal, 24, 2008, pp. 43-71 y, Moisés Blanco Piñeiro, Violencia de xénero
na comuniodade galega, en Justicia penal y delincuencia en Galicia, Santiago de Com-
postela, Servicio de publicaciones e intercambio científico, 2009, pp. 471-478.
14
Por el contrario, la escuela se ha vuelto un lugar en el que los adolescentes hacen lo
que les parece. Los profesores no tiene autoridad para frenarnos ni para imponerles
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El Código Civil15 español establece en su Art. 154 que los hijos no


emancipados deben estar bajo la potestad del padre y de la madre. Am-
bos progenitores, en ejercicio de su derecho a la educación de su prole,
podrán corregir razonable y moderadamente a sus hijos16. Este artículo
se completa con el siguiente, el 155, que establece que los hijos deben
obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad y respe-
tarles siempre17.
A pesar de esta cobertura legal lo cierto es que en la actualidad se es-
tán disparando, según hemos visto, los casos de maltrato de hijos hacia
padres, maltrato que muchos padres sufren impotentes para evitarlo o
controlarlo. En realidad se sienten incapaces de hacerlo porque no han
sabido educar a sus hijos y no han tenido ningún tipo de ayuda exter-
na ni en el colegio ni en la sociedad. Es difícil y desde luego incómodo
luchar contra todo. Es más fácil consentir al niño, hacerse su “colega”,
no enfrentarse. A todo ello se suma el “síndrome de los padres traba-
jadores”18, que entienden que como privan a sus hijos de su presencia

ningún tipo de castigo. Los profesores sienten que en cuanto a la posibilidad de


imponer algún tipo de castigo disciplinario, la presunción está siempre a favor del
alumno y en contra de su autoridad. Este problema que va en aumento y se debe no
sólo a las leyes sino también en gran medida a la actitud de los padres ha sido estu-
diado por Amalia Gómez Gómez en su obra titulada: La escuela sin ley, La esfera de
los libros, Madrid, 2009.
15
Título VII- De las relaciones paterno-filiales-, Capítulo I- Disposiciones Generales-
El Código Civil español se contiene en el Real Decreto del 24 de julio de 1889,
publicado en la Gaceta de Madrid el 25 de julio de 1889. El título VII referido a las
relaciones paterno filiales, fue modificado por Ley 11/1981 de 13 de mayo.
16
Art. 154: “Los hijos no emancipados están bajo la potestad del padre y de la madre.
La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su
personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades: 1º. Velar por ellos,
tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación inte-
gral. 2º. Representarlos y administrar sus bienes. Si los hijos tuvieran suficiente juicio
deberán ser oídos siempre antes de adoptar decisiones que les afecten. Los padres
podrán en ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la autoridad. Podrán también
corregir razonable y moderadamente a los hijos”.
17
Art. 155. “Los hijos deben: 1º Obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su
potestad y respetarles siempre. 2º Contribuir equitativamente, según sus posibilida-
des, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella”.
18
La circunstancia de que en muchas ocasiones ambos progenitores realicen trabajo
remunerado fuera de la familia ha traído como consecuencia tal y como relata Ugo
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permanente les deben dar todo lo que pueden cuando están con ellos.
Esta situación se hace especialmente presente en las madres y es particu-
larmente perjudicial para los hijos que pronto aprenden a “abusar” de
“su poder”, convirtiéndose incluso en personas violentas, en personas
acostumbradas a conseguir lo que quieren con la coacción, el engaño, la
amenaza e incluso la agresión física19. Las consecuencias llegan muchas
veces al extremo de que los padres dejan de tener cualquier tipo de con-
trol sobre sus hijos. Surge entonces la duda ¿qué se puede hacer? ¿Cómo
ejercer la patria potestad? ¿Dónde está el límite que marca la diferencia
entre el maltrato y una corrección razonable y moderada hacia los hijos?
¿Hasta dónde llega el deber de los hijos de obedecer a sus padres?
Hace algunos años esa situación estaba resuelta por ley ya que el
Código Civil contenía un artículo que regulaba el derecho de corrección
que asistía a los padres en relación con sus hijos. Ese artículo ha des-
aparecido y en su defecto ahora suele aplicarse aunque con un sentido
completamente diferente el art. 153 del Código Penal que regula el de-
lito de violencia doméstica20. Resulta claro a mi juicio que no deben ser

Ottavio Visalli en su artículo La violencia escolar en la era de la globalización in-


serta en el libro titulado ¿Hacia un paradigma cosmopolita del derecho?:pluralismo
jurídico, ciudadanía y resolución de conflictos, Dykinson, Madrid, 2008, p. 302 que
“con una familia cada vez más desestructurada los hijos no tienen la atención pri-
maria que necesitan en una fase evolutiva importante: ambos padres trabajan y los
abuelos asumen un papel (y no siempre es posible) de protagonistas del crecimiento
emocional-cognitivo de los hijos”. Este papel entiendo que es difícil de sobrellevar
por todos los afectados. Los abuelos se sienten desbordados: los jóvenes se vuelven
irritables y violentos porque se encuentran desatendidos y faltos de cariño y los pa-
dres se siente frustrados porque intentan ganar dinero para dar a sus hijos todo lo
que estos precisen y sin embargo son conscientes de negarles en muchas ocasiones lo
que más precisarían, su atención, presencia y cariño.
19
La situación en las escuelas se hace especialmente peligrosa porque como dice Helder
Risler de oliveira, Educaçao em direitos humanos, mediaçao escolar no marco da
construçao da conviência e a prevençao da violência, en Foro Internacional, saberes,
sabidurias e imaginarios, Ed. Advocatus, Córdoba (Argentina), 2009, “la mediación
de conflictos dentro de la escuela se muestra como práctica de educación en derechos
humanos” (la traducción es mía).
20
Ley Orgánica 10/1995 de 23 de noviembre. Art. 153: “El que habitualmente ejerza
violencia física sobre su cónyuge o persona a la que se halle ligado de forma estable
por análoga relación de afectividad o sobre los hijos propios o del cónyuge convi-
viente, pupilos, ascendientes o incapaces que con él convivan o que se hallen sujetos
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permitidos los malos tratos de los padres hacia los hijos, nunca se debe
permitir que el fuerte abuse del débil y mas cuando tiene hacia él un de-
ber de tutela21. Eso no obstante en la actualidad está empezando a surgir
una casuística diferente, la del hijo que maltrata física y psíquicamente a
sus padres negándose a admitir cualquier deber de obediencia hacia ellos
y omitiendo la práctica de las más elementales normas de convivencia.
Las tornas han cambiado y ahora el menor es el fuerte frente a unos pa-
dres que no saben cómo actuar. ¿Dónde está el límite? ¿Dónde se sitúa
el punto medio entre el deber de corrección que tienen los padres hacia
sus hijos, el deber de obediencia de éstos hacia aquellos, y los abusos de
cualesquiera de ellos que den lugar a malos tratos?
Lo cierto es que es difícil situar tales límites. Prueba de ello es el caso
que recoge la Memoria de la Fiscalía Provincial de Ciudad Real22. Los
hechos que se presentan en este caso se refieren a una madre que pega a
su hija causándole una lesión en la nariz y diversos daños en la mejilla....
Sentadas esas bases dice la sentencia que “el simple hecho de golpear a la
niña, descendiente de la agresora, desde un punto de vista objetivo incar-
dina la conducta de la acusada en el tipo penal de violencia doméstica.
En igual sentido el Auto 8 de mayo de 2005 del Tribunal Supremo señala
que la agresión consistente en golpear a su hija con tal fuerza que la hizo
caer al suelo ocasionándole diversas heridas... se subsume sin esfuerzo
en el tipo penal recogido en el art. 153 del Código Penal español”. “No
puede discutirse, continua diciendo la sentencia, la existencia de dolo,
pues es claro que los actos de la acusada al darle al menos dos bofetadas
en la cara que le produjeron contusión nasal y en mejilla... fueron in-
tencionados y no imprudentes o derivados de un quebranto de un deber
objetivo de cuidado, por más que su objetivo fuera tratar de reprender a
la niña, y que ésta recapacitara y pidiera perdón”...

a la potestad, tutela, curatela o guarda de hecho de uno u otro, será castigado con
la pena de prisión de seis meses a tres años sin perjuicio de las penas que pudieran
corresponder por el resultado que en cada caso se causare”.
21
No deben permitirse no sólo porque son indignas e injustas en sí mismas sino además
porque los niños que ha sufrido malos tratos son mucho más proclives a causárselos
a los demás. Vid. I. S FullerNiños ofensores/niños ofendidos en Violencia Escolar,
coordinado por Atilio Álvarez, Ed. Pasco, Argentina, 2005, pp. 169 y ss.
22
Que recoge la Sentencia de 26 de febrero de 2009, dictada en el Rollo de Apelación
29/2009 por la Audiencia Provincial de Ciudad Real, Sección Segunda.
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Que los padres no deben pegar a sus hijos está claro y es evidente
pero también lo es a mi juicio que los progenitores tienen el deber de
corregir a los menores sujetos a su tutela, y deben además hacerlo de
forma que éstos entiendan los motivos de la corrección y la necesidad
de la misma...23 ¿Es lógico pensar que un padre o una madre se puedan
encontrar sentados en el banquillo de los acusados por el hecho de haber
proporcionado un cachete a su hijo? Parece que sí, si nos atenemos a
los hechos que acabo de recordar. Pero si nos atenemos a la razón, esta
realidad merece reflexión.
La Memoria de 2010 de la Fiscalía General del Estado Español aclara
el asunto apostillando que es parecer casi unánime de las Audiencias
“que el derecho de corrección, que incluso ha sido suprimido como tal
derecho del Código Civil, no autoriza ni alcanza la utilización del cas-
tigo físico, sin que contravenga lo expuesto el hecho de que, en algunos
supuestos de insignificancia de la acción, como un cachete o un simple
azote que por su levedad no ocasionen un resultado lesivo, por algunas
Audiencias Provinciales se considere que no merece reproche penal, en
base al principio de intervención mínima”. Esta puntualización parece
más racional. Pese a todo el problema no está resuelto. Una vez más es
difícil encontrar el punto medio entre el ejercicio de derechos y deberes.
En este caso entre el derecho y deber de corrección y enseñanza de los
padres y el derecho de los hijos a ser corregidos respetando su dignidad
de seres humanos sin que se produzcan abusos en la necesaria labor de
corrección: algo que compete a los padres no sólo como un derecho sino
también como un deber ligado a su derecho al ejercicio de la paternidad
responsable.

23
Los hijos sufren mucho con los problemas de los padres y esto genera en ellos sensa-
ción de vulnerabilidad y de inseguridad que se traduce en percepción de angustia. El
conjunto de todas estas circunstancias unidas produce en ocasiones comportamien-
tos violentos y de permanente tensión. El niño “estira de la cuerda” para saber hasta
donde puede llegar. Por eso es esencial que durante la niñez y adolescencia de los
seres humanos los padres mantengan pautas de conducta que sienten las bases fijas
y ciertas en torno a las que deben moverse los comportamientos sociales y educa-
cionales de los menores. Vid. Lisa Parkinson, Mediación familiar: Teoría y práctica:
principios y estrategias operativas, Gedisa Editorial, Barcelona 2005, pp. 182 ss.
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Demasiados niños y adolescentes de esta sociedad occidental prac-


tican asiduamente conductas que podrían ser tipificadas como delitos,
pero no reciben castigo alguno. En España existe una Ley Reguladora de
la Responsabilidad Penal de los Menores según la cual a los mayores de
14 años y menores de 18 se les impondrán medidas de corrección si co-
menten delitos tipificados en el Código Penal para mayores de 18 años24.
El problema está en que esta ley no se aplica a los menores de 14 años
y por lo tanto los profesores, educadores e incluso padres se encuentran
desprotegidos a la hora de corregir a niños de esa edad, que pronto se
convertirán en jóvenes y adultos cuando muestran conductas antisocia-
les. La ausencia de regulación legal sobre el extremo es conocida y por
ser reiterada ha producido numerosos abusos que se manifiestan en for-
ma de conductas altamente perjudiciales: como el acoso en las aulas.
En el curso 2010-11 se han matriculado en España casi 8.000.000 de
alumnos en enseñanzas no universitarias, aproximadamente un 2% más
que el año anterior. Esto constituye la mayor tasa de escolarización de la
historia. El sistema educativo español cuenta con un total de 26.472 cen-
tros de enseñanza media y 680.381 profesores para atenderlos. En esta
muestra se ha observado que aproximadamente el 47% de los escolares
españoles se burlan del físico de sus compañeros, el 11% de su religión,
y el 15% considera que la intimidación es un problema en sus colegios25.
El acoso escolar o bullying26 es una realidad patente y peligrosa. Los
niños y jóvenes la practican en gran medida y los padres y profesores no
saben atajarla, o no pueden. La violencia en las aulas se repite y se ha
convertido ya en moneda de curso legal. Afecta a los niños entre ellos y
también a los niños o jóvenes frente a sus profesores27. Los profesores no

24
Pues ésta es, según la Constitución Española vigente en la actualidad, la edad en la
que se alcanza la mayoría de edad en España y con ella la plena responsabilidad legal
por las consecuencias de los actos. Art. 12. “Los españoles son mayores de edad a los
18 años”.
25
Estos datos han sido extraídos de un estudio llevado a cabo por el British Council
26
Sobre este tema vid. R. M Kowalski, Cyber bullying: el acoso escolar en la era digital,
Desclée de Brouwer, Bilbao, 2010, y, F., Barri ViteroSOS Bullyig: prevenir el acoso
escolar y mejorar la convivencia, Wolters Kluwer, Madrid, 2010.
27
Evitar esta situación es tarea harto difícil. Coincido con Claudio García Pintos cuan-
do advierte de la importancia de “comprender que la violencia es un comportamiento
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 141

tienen forma de defenderse28. Los padres a veces tampoco. Las conductas


delictivas e intimidatorias en las aulas son muchas veces consecuencia de
otras similares que los adolescentes practican fuera del ámbito escolar.
Hacer lo que uno quiere sin atender a las consecuencias de los actos se
ha convertido para muchos en la forma habitual de obrar29. En la Co-
munidad Autónoma Gallega por ejemplo aproximadamente la mitad de
los menores que delinquen son reincidentes30. Esta situación prueba que
la ansiada reinserción social o reeducación del delincuente no se cumple,
ni siquiera con los muchachos.

3. Valoración de la situación. Necesidad de cambio


La situación descrita ha alcanzado tintes alarmantes convirtiéndose
en una lacra de la sociedad actual. Los padres se sienten incapaces de
educar a sus hijos y por lo tanto optan en muchos casos por “dejarles
hacer” tratando al menos de evitar situaciones de violencia declarada.
Los hijos han perdido el referente educativo de sus padres y el social
de los estándares de conducta buenos para la sociedad en la que viven
y por eso hacen lo que más les apetece en cada momento, ajenos quizá
a las graves consecuencias que sus conductas implican. Los profesores
a su vez, se sienten desprotegidos y dudan de cual es el papel que de-
ben desarrollar como educadores. Por un lado conocen su obligación de
formar las mentes y también las conciencias de sus alumnos, pero por
otro temen hacerlo porque no saben hasta qué punto pueden imponer su
criterio cuando éste lleva aparejada alguna medida disciplinaria. Otras
veces lo que hacen es imponer su criterio simplemente por la fuerza pro-
duciendo con ello rechazo en sus alumnos. En cualquier caso, el proceso

inadecuado en orden al logro de un objetivo común, buscado por todo individuo;


pertenecer, participar, ser valorado y lograr estima personal”, Entre el escritorio y el
pizarrón. Reflexiones sobre la violencia en el aula, en Violencia escolar, Coordinado
por Atilio Álvarez, Ediciones Pasco, Argentina, 2005, p. 58.
28
Vid Esther, Fernández Molina, Entre la educación y el castigo: un análisis de la jus-
ticia de menores, Tirant lo Blanch, Valencia, 2008.
29
Esta situación debe ser combatida. Sobre disciplina y gestión de la convivencia vid:
R. Ortega Ruíz, (ed). 10 ideas clave: disciplina y gestión de la convivencia, Graó,
Barcelona, 2008.
30
Estos datos han sido aportados por la Fiscalía Superior de Galicia y se refieren al año
2010.
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educativo resulta inconcluso. De una u otra manera el resultado que se


está produciendo propicia una involución de valores sociales y jurídicos
que a nadie beneficia y que a todos produce desasosiego y descontento.
Entendemos que esta tendencia debe cambiar. Es necesario buscar
nuevas vías de solución que se adapten a las circunstancias actuales. El
problema debe ser atajado empezando por la educación de los niños, no
por vía del castigo corporal desde luego, pero si por la enseñanza de la
disciplina. Es necesario mostrar a los niños y adolescentes el tipo de con-
ductas que están obligados a respetar tanto en su casa como en su am-
biente31. Es un deber de los padres y de los maestros que se corresponde
con un derecho de los niños y jóvenes a ser educados, aunque este último
no sea tan fácilmente visible por los interesados en muchas ocasiones.
La labor de educación comprende varios ámbitos de implementación.
Hay una parte que corresponde a las familias y a los hogares y otra a la
escuela32. Es claro que ambas son diferentes aunque deben complemen-
tarse. El ordenamiento jurídico debe proteger los derechos y deberes de
los niños y de los adolescentes, pero debe hacerlo sin olvidar ni sacrifi-
car los de los padres y los de los educadores. Para que no se produzcan
abusos, desvíos ni desajustes en ninguna de estas importantes facetas, es
preciso proporcionar un marco adecuado que proteja de forma conjunta
y equilibrada las manifestaciones del derecho a la educación y del deber
de educar. Y es preciso igualmente que los padres y educadores sientan
que forman parte de una tarea común. Tarea que no es otra que formar
a un ser humano para que sea digno y útil para la sociedad.
Esta tarea, aunque desde distintos puntos de vista, incumbe a ambos
colectivos, padres y profesores. Les incumbe de tal manera que la falta
de colaboración entre ambos no sólo entorpece sino que más bien impo-
sibilita la consecución del resultado global, destrozando el trabajo hasta
ese momento conseguido. No se trata de competir por la educación de los
hijos y por la autoridad frente a ellos. Tampoco se trata de rendirse frente

31
Es preciso educar para la convivencia. F., Morandillo Morandillo, Adolescentes y
educación para la convivencia: de la violencia y el acoso a la convivencia y sus retos,
CCS, Madrid, 2008.
32
Esta idea se manifiesta con claridad en:, J. C., Torrego Seijo, Convivencia y discipli-
na en la escuela: el aprendizaje de la democracia, Alianza Editorial, Madrid, 2003.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 143

a las dificultades del camino, dejándole la responsabilidad “al otro”. Se


trata por el contrario de colaborar, entendiendo que la tarea es común y
exige cooperación y respeto.
Es preciso solventar el problema de la falta de autoridad en las aulas
y del poco respeto que muchos alumnos muestran por sus profesores. La
necesidad de prestigiar la figura del profesor y darle autoridad en su fa-
ceta de educador ha sido probada y contrastada en múltiples ocasiones.
Un estudio realizado por la Universidad de Santiago de Compostela re-
cientemente, ha puesto de manifiesto que los comportamientos violentos
constituyen una meta para los adolescentes. El 74% de los encuestados
opina que los practican e incluso los admiran porque les proporcionan
reconocimiento social de su personalidad33. El comportamiento violento
y antisocial de los niños y de los adolescentes se ha convertido en una
costumbre y se extiende más allá de las relaciones entre ellos, afectan-
do ya a los profesores. En 2006-2007 se denunciaron 22 agresiones de
alumnos hacia profesores en los centros de educación del país vasco. De
ellas 13 fueron de maltrato físico, y 9 de amenazas y maltrato psíquico.
De todas ellas solo una terminó en el juzgado. En 2008 el 26% de los
profesores aseguraron al Defensor del Profesor, haber sufrido agresiones
de algún tipo; y el 46% haber tenido ansiedad. En 2010 la conflictividad
en las aulas aumentó aún más. El 60% de los profesores asegura cono-
cer algún compañero que ha sufrido algún tipo de maltrato por parte
de sus alumnos34. El 32% de profesorado ha padecido mal trato de sus
alumnos. El 25% ha sido sujeto de daños materiales y el 5% incluso de
agresiones físicas. Y el 74% del profesorado considera que no se siente
respaldado para hacer frente a esta situación ni ante los alumnos ni ante
los padres. Sensu contrario sólo un 6% de alumnos menciona conocer a
algún compañero que ha recibido un cachete por parte de un profesor.

33
La misma muestra de estudiantes afirmó que ese comportamiento violento se debe
en el 87% de las ocasiones al consumo de drogas y alcohol y el 81% confesó haber
sufrido violencia con anterioridad y trasladarla en su propia conducta por un efecto
de imitación.
34
Estos datos han sido obtenidos del estudio aportado por la Fundación Pfizer, sobre
Violencia en las aulas, realizado por TNS Demoscopia. La muestra fue obtenida de
800 adolescentes entre 12 y 18 años procedentes de todo el territorio español, com-
pletada con la opinión de 200 profesores de idéntica procedencia.
144 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

Los datos aportados, tomando como base distintas fuentes, distintos


años y distintas muestras territoriales, evidencian la importancia y gene-
ralización del problema y exigen medidas urgentes para ponerle freno.
Estas medidas fueron ya adoptadas con mejor o peor fortuna en Ma-
drid y Valencia35. Otras comunidades como Extremadura y La Rioja36
disponen en este momento de leyes que siguiendo la estela de Madrid
y Valencia se manifiestan como precursoras de la normativa gallega. El
conjunto de esta normativa muestra la preocupación social existente
hasta este momento, pero no es suficiente. Es preciso seguir trabajando
y seguir avanzando porque la envergadura del conflicto social generado
es considerable y exige inmediata solución antes de que se enquiste y se
convierta en un problema irresoluble.
Con lo dicho hasta aquí creo haber aportado prueba suficiente que
confirma la existencia de un problema; la violencia y el comportamiento
antisocial de los niños y adolescentes. Dicho comportamiento se mani-
fiesta, como también queda dicho, en los ámbitos de actuación habitua-
les del menor, esto es fundamentalmente en las relaciones familiares y en
el colegio. La situación ha alcanzado unas cotas de presencia social que
hace que las autoridades públicas hayan sido conscientes de su efectiva
peligrosidad por lo que han empezado a publicarse leyes que protegen
la figura del profesor otorgándole condición de autoridad pública. Esta
condición supone una modificación importante que debe ser analizada
con mayor detenimiento.
Por lo que a los padres se refiere existen en la actualidad asociaciones
de padres que reclaman la modificación de la ley del menor a fin de poder
defenderse de muchas de las agresiones que sufren, que están aumen-
tando a pasos agigantados37 y frente a las que se sienten desprotegidos
35
El Art. 8 de la Ley de Autoridad del profesorado de Valencia establece que “la di-
rección del centro público o el titular del centro privado concertado, comunicará
simultáneamente al Ministerio Fiscal y a la Dirección Territorial competente en ma-
teria de educación, cualquier hecho que pudiera ser constitutivo de delito o falta, sin
perjuicio de que se adopten las medidas oportunas”.
36
Ley 2/2011 de 1 de marzo de Autoridad del profesor y de convivencia escolar en los
centros educativos de la Comunidad Autónoma de La Rioja. Y Ley 4/2011 de 7 de
marzo de Educación de Extremadura.
37
Javier Urra se ha ocupado de este tema en numerosas publicaciones. Entre ellas, El
pequeño dictador: cuando los padres son las víctimas, La Esfera de los Libros, Ma-
drid, 2007.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 145

quienes las padecen. La situación debe cambiar ya. Es preciso no demo-


rar más los pasos para que esta mudanza se produzca.

4. (Medidas a implementar para evitar la violencia en las aulas). La ley


4/2011 de 30 de junio de convivencia y participación de la comunidad
educativa (Comunidad Autónoma de Galicia)
La Comunidad Autónoma de Galicia38 consciente de este problema,
ha elaborado una Ley de Convivencia y Participación de la Comunidad
Educativa en la cual se exponen importantes novedades. La legitimidad
para producir dicha ley toma su base del art. 31 del Estatuto de Auto-
nomía de Galicia39 que atribuye plena competencia al Gobierno Gallego
para la regulación y administración de la enseñanza en toda su exten-
sión, niveles, grados y modalidades. La convicción en que se basa esta

38
El proyecto de ley inició su trámite parlamentario el 28.04.2011. Fue definitivamente
aprobada el 30 de junio de 2011 y publicada en el BOE un mes después.
39
Estatuto de Autonomía de Galicia, Ley Orgánica 1/1981 de 6 de abril. Art. 31. Es de
competencia plena de la Comunidad Autónoma Gallega la regulación y administra-
ción de la enseñanza en toda su extensión, niveles y grados, modalidades o especia-
lidades, en el ámbito de sus competencias, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 27
de la Constitución y en las leyes orgánicas que de acuerdo con el apartado primero
del art. 81 de la misma lo desarrollen, de las facultades que le atribuye el Estado en
el numero 30 del apartado 1 del art. 149 de la Constitución y de la alta inspección
precisa para su cumplimiento y garantía.
Constitución española Diciembre de 1978. Art. 27. 1. Todos tienen derecho a la edu-
cación. Se reconoce la libertad de enseñanza. 2. La educación tendrá por objeto el ple-
no desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos
de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. 3. Los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación
religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones. 4. La enseñanza
básica es obligatoria y gratuita. 5. Los poderes públicos garantizarán el derecho de
todos a la educación mediante una programación general de la enseñanza, con partici-
pación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes. 6. Se
reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes,
dentro del respeto a los principios constitucionales. 7. Los profesores, los padres, y en
su caso los alumnos, intervendrán en el control y gestión de todos los centros sosteni-
dos por la Administración con fondos públicos, en los términos que le ley establezca.
8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para ga-
rantizar el cumplimiento de las leyes. 9. Los poderes públicos ayudarán a los centros
docentes que reúnan los requisitos que la ley establezca. 10. Se reconoce la autonomía
de las Universidades en los términos que la ley establezca.
146 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

regulación es que “sin un ambiente de convivencia en los centros edu-


cativos basado en el respeto mutuo, no es posible dar cumplimiento a
los fines de la educación, ni permitir el aprovechamiento óptimo de los
recursos educativos que la sociedad pone a disposición del alumnado, y
por lo tanto de las familias”40.
La exposición de motivos de este proyecto establece que una de las
razones que fundamentan la normativa que a continuación se redacta,
se origina por la “preocupación por los fenómenos de mala convivencia
y de acoso escolar”, así como por “la demanda latente por parte de los
profesionales de la educación de reconocimiento de su labor y de la do-
tación de herramientas que permitan atajar de una manera inmediata y
eficaz las eventuales conductas que atenten contra el normal desarrollo
de la actividad docente”41. El problema de la falta de disciplina en las
aulas es crucial para poder trabajar con los alumnos. En realidad como
dice la exposición de motivos de la nueva ley gallega “la convivencia en
los centros docentes constituye en todas las sociedades desarrolladas un
motivo de preocupación creciente, que no se circunscribe únicamente
a los problemas que conlleva el mantenimiento de la disciplina en las
aulas, sino también a las relaciones entre el propio alumnado, lo que ha
llevado a tomar conciencia de la gravedad que revisten fenómenos como
el acoso escolar”.
Es preciso que los niños y los adolescentes reconozcan la autoridad
de sus maestros. Para que reconozcan ésta autoridad es necesario que los
maestros la conquisten cada día. Las prácticas habituales del “colegueo”
entre docentes y alumnos no ayudan, sino que más bien dificultan esta
posibilidad. Los profesores al igual que los padres42 no son ni deben ser
“amigos” de sus hijos o de sus alumnos. Su función es diferente. Deben

40
Ley 4/2011 de 30 de junio de Convivencia y participación de la Comunidad Educa-
tiva. Exposición de motivos. I. Párrafo 3.
41
Ibid Ley 4/2011 de 30 de junio. Exposición de motivos I, párrafo 1.
42
Art. 3.e) de la Ley 4/2011 de 30 de junio establece la “corresponsabilidad de las ma-
dres y de los padres, o de las tutoras o tutores en el mantenimiento de la convivencia
en los centros docentes como uno de los principales deberes que les corresponden en
relación con la educación de sus hijos o hijas, pupilos o pupilas”.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 147

educarlos43, formarlos de manera integral, enseñándoles en primer lugar


a conservar y acrecentar su dignidad ética como seres humanos44 y en
segundo lugar, deben enseñarles el conjunto de conocimientos técnicos y
educativos que precisen para desarrollar su vida. La primera de las tareas
corresponde esencialmente a los padres al menos en lo que a sus conte-
nidos esenciales se refiere. Los profesores deben acrecentarla45, pero ya
partiendo de la base familiar. La segunda tarea, la de proporcionar a los
niños y adolescentes conocimientos técnicos y educativos, corresponde
esencialmente a los profesores, si bien los padres deben colaborar tam-
bién con éstos46.
Para que el binomio padres-profesores funcione es imprescindible que
ambos respeten la autoridad, la autonomía y el trabajo de los otros47.

43
Art. 3.d) de la Ley 4/2011. establece la necesidad del “reconocimiento del profeso-
rado, en especial de los miembros de los equipos directivos de los centros docentes,
de las facultades precisas para prevenir y corregir las conductas contrarias a la con-
vivencia, así como de la protección jurídica adecuada a sus funciones”.
44
Técnicamente es posible distinguir entre la dignidad ontológica y la ética. La digni-
dad ontológica es la que iguala a todos los seres humanos por su propia naturaleza.
Mientras que la dignidad ética es la que distingue a cada uno en función de aquello
de lo que se haya hecho deudor o merecedor. Más información en: Puy, Francisco,
Derecho a la dignidad en Derechos Humanos, t. 1, Santiago de Compostela, Impren-
ta Paredes, 1985, pp. 83-93. Milagros, Otero Parga, Dignidad y Solidaridad. Dos
derechos fundamentales, México, Porrúa, 2006, pp. 25-40.
45
Art 3.g) de la Ley 4/2011 de 30 de junio establece como fines y principios informado-
res de las normas sobre convivencia en los centros docentes: “avanzar en el respeto
entre todos los miembros de la comunidad educativa y en la mejora de la convivencia
escolar”.
46
Art 4. c) de la Ley 4/2011 establece la necesidad de asegurar “la mejora en la comuni-
cación entre el profesorado y las madres y los padres o las tutoras y los tutores, para
facilitar a los mismos el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de los deberes
que les corresponden en relación con la educación de sus hijos o hijas o pupilos o
pupilas”.
47
Dice la exposición de motivos de esta norma que es precisa la participación de todos
los sectores afectados en la programación general de la enseñanza por los poderes pú-
blicos que garantiza el apartado 5 del artículo 27 de la Constitución Española, y que
ofrece una base constitucional sólida y jurídicamente incontestable a la regulación
por la ley de procedimientos de consulta y participación directa de las familias en la
enseñanza.... Es preciso mejorar la comunicación entre el profesorado y las madres y
padres, a fin de facilitar a los mismos el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de
los deberes que les corresponden en relación con la educación de sus hijos o hijas.
148 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

Padres y profesores deben colaborar integrando su trabajo, y no exclu-


yéndose o desafiándose. Es muy poco pedagógico y mina la autoridad de
los padres el hecho de que sus hijos los vean discutir en vez de ponerse
de acuerdo en cuanto al comportamiento que deben enseñar y exigir
a sus hijos. Igualmente es desalentador que los profesores no puedan
reprender o imponer algún castigo a los alumnos sin que vengan los
padres a quejarse y a ponerse de parte de sus hijos, minando con ello la
autoridad del profesor48. El niño y el adolescente deben tener unas nor-
mas de conducta y de comportamiento. Estas pautas las proporcionan
fundamentalmente los padres y los maestros. Ambas pautas deben ser
similares y ambos educadores deben colaborar entre sí a fin de poder
proporcionar una educación integral y racional al educando. Hay que
desechar los modelos extremados49. Tan perjudicial es a mi juicio el mo-
delo de antaño de “la letra con sangre entra” como el actual de “el niño
debe hacer lo que quiera y sin que nadie le diga nada para no perturbarlo
o traumatizarlo”. En el punto medio como siempre está la virtud.
El logro del punto medio no exige siempre los mismos esfuerzos ya
que no siempre se parte de los mismos problemas. En la sociedad actual
el problema más habitual es el de la falta de respeto por la autoridad de
padres y profesores y por eso me referiré a ese problema de forma espe-
cial. Advierto, no obstante, que esta preferencia metodológica no quiere
decir que alabe el otro extremo, el del exceso de autoridad de padres y
profesores que lleva al abuso. Simplemente omito este segundo problema
en este momento porque es mucho menos frecuente y está mucho más
vigilado hoy en día, y por lo mismo no constituye un peligro habitual

48
Art. 6.2.b) de la Ley 4/2011 de 30 de junio establece como deberes de padres, ma-
dres, tutores o tutoras en su condición de primeros responsables de la educación de
sus hijos o hijas o pupilos o pupilas “conocer las normas establecidas por los centros
docentes, respetarlas y hacerlas respetar, así como respetar y hacer respetar la auto-
ridad y las indicaciones u orientaciones educativas del profesorado en el ejercicio de
sus competencias”.
49
El Art 3. b) de la Ley 4/2011 de 30 de junio establece como uno de los fines y princi-
pios informadores de las normas sobre convivencia en los centros docentes asegurar
“la educación en el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la igualdad
de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y en la igualdad de trato y no
discriminación entre las personas”.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 149

aunque pueda ser esporádico y como tal deba ser atajado y vigilado en
los casos concretos en que se produzca.
Defiendo la necesidad de que los padres y los profesores ejerzan auto-
ridad sobre los niños y adolescentes y para ello reclamo la existencia de
normas que los protejan en este sentido; al menos, hasta que la tendencia
actual cambie50. No obstante lo dicho llamo la atención igualmente so-
bre el hecho de que las leyes por sí solas no serán suficientes en ningún
caso si los educadores (padres y profesores) no son capaces de ganarse
el respeto y la autoridad frente a los educandos (niños y adolescentes).
Quizá sea preciso un esfuerzo legislativo en este momento ya que el sis-
tema está bastante degradado, pero lo verdaderamente imprescindible es
que quien educa obtenga autoridad no sólo por miedo al castigo, sino
también por respeto a sus conocimientos y a su pautas de conducta.
Quiero llamar la atención sobre la consideración que la ley 4/2011 de
la Comunidad Autónoma de Galicia da al profesor calificándolo como
“autoridad pública”51. Dicha calificación no añade simplemente un ca-
lificativo sino que dota al enseñante de una protección especial que le
permite gozar de presunción de veracidad y poder requisar sustancias y
productos peligrosos prohibidos por las normas del Colegio. Además las
acciones que se cometan contra ellos podrán ser perseguidas a instancia
de oficio y no solo de parte, y serán especialmente castigadas de acuerdo
con lo establecido en los artículos 550 a 553 del Código Penal52. De esta

50
Art 6.1 de la Ley 4/2011 de 30 de junio dice que Las madres y padres o las tutoras
o tutores en relación con la educación de sus hijos o hijas o pupilos o pupilas son
titulares de los siguientes derechos: a) A ser respetados y recibir un trato adecuado
por el resto de la comunidad educativa”.
51
El Art 11 de la le 4/2011 de la Comunidad Autónoma de Galicia establece que “en
el ejercicio de las funciones directivas y organizativas, docentes y de corrección dis-
ciplinaria, el profesorado ostenta la condición de autoridad publica y disfruta de la
protección reconocida a tal condición por el ordenamiento jurídico”.
52
Art. 550. del Código Penal español: “Son reos de atentado los que acometan a la
autoridad, a sus agentes o funcionarios públicos, o empleen fuerza contra ellos, los
intimiden gravemente o les hagan resistencia activa, cuando se hallen ejecutando las
funciones de sus cargos o con ocasión de ellas”. Art. 551. “Los atentados compren-
didos en el artículo anterior serán castigados con las penas de prisión de dos a cuatro
años y multa de tres a seis meses si el atentado fuera contra autoridad y de prisión de
uno a tres años en los demás casos”.
150 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

manera se asegura la protección legal del profesor en tanto en cuanto


realice su función de enseñante. El alumno sabe que está obligado a cum-
plir su indicaciones so pena de tener que sufrir una serie de sanciones
que van de las leves a las más graves, que pueden implicar incluso la ex-
pulsión del centro. Porque en el ejercicio de sus funciones de corrección
disciplinaria, los hechos constatados por el profesorado y que se forma-
licen por escrito en documento que cuente con los requisitos establecidos
reglamentariamente tienen presunción de veracidad, sin perjuicio de las
pruebas que en su defensa pudiera señalar o aportar el alumno, o sus
representantes legales cunado fuese menor de edad53.
Otro elemento importante que incorpora la ley y contiene a mi juicio
una valiosa carga formativa es lo que se refiere a la responsabilidad y
reparación de daños, a la que también están sujetos los alumnos54. Me
parece que esta medida proporciona una importante carga formativa
porque enseña a los niños y adolescentes a ser responsables por las con-
secuencias de sus actos, circunstancia ésta que a mi juicio contribuirá de
forma importante a modelar su personalidad y a mostrarles el valor de
las cosas y las consecuencias de sus acciones. El agresor, dice la normati-
va gallega, “habrá de reparar el daño moral causado mediante la presen-
tación de excusas y el reconocimiento de la responsabilidad de los actos,
bien en público o en privado, según corresponda por la naturaleza de los
hechos y de acuerdo con lo que, en su caso, determine la resolución que
imponga la corrección de la conducta”55.
El conjunto de medidas expuestas en esta norma tiene su origen en la
previa normativa de la Comunidad Autónoma de Madrid que inició el

53
Art. 11.2 de la Ley 4/2011 de 30 de junio.
54
Art. 13. “Los alumnos quedan obligados a reparar los daños que causen, individual
o colectivamente, de forma intencionada o por negligencia, a las instalaciones, a los
materiales del centro docente, incluidos los equipos informáticos y el software, y a
los bienes de otros miembros de la comunidad educativa o a hacerse cargo del coste
económico de su reparación. Asimismo estarán obligados a restituir en su caso lo
sustraído o si no fuese posible a indemnizar su valor. Las madres y padres o las tu-
toras o tutores serán responsables civiles en los términos previstos por la legislación
vigente”.
55
Art. 13.2 de la Ley 4/2011 de 30 de junio.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 151

recorrido que ahora está siendo paulatinamente asumido por otras co-
munidades. La siguiente en aprobar una normativa similar fue Valencia,
que lo hizo por Ley 15/2010 de 3 de diciembre de Autoridad del Profeso-
rado56. Esta norma dice en su exposición de motivos que su finalidad es
“potenciar la función docente y reafirmar la figura del profesorado como
pilar fundamental del sistema educativo, reconociendo su condición de
autoridad pública”. Asimismo posibilita una protección especial para la
figura del docente instando a “reforzar y prestigiar la figura del profesor,
con el objetivo prioritario de elevar la calidad y mejorar los resultados
del sistema educativo actual”. Después vinieron ya en 2011 normas aná-
logas de La Rioja y de Extremadura.
La Comunidad Autónoma de Galicia ha seguido la estela de estas
otras comunidades autónomas que fueron conscientes de la necesidad
de atajar los problemas de violencia en las aulas estableciendo una nor-
mativa ad hoc que asegurase una convivencia digna en las escuelas y que
a la vez ayudase a formar a los alumnos en las materias educaciones a
las que tienen derecho y también muy especialmente que les ayudasen
a convertirse en seres humanos dignos y responsables ante sí mismos y
ante la sociedad. En este intento la Comunidad Autónoma de Galicia no
ha sido la primera, pero ha desarrollado un papel importante de acom-
pañamiento. En lo que sí fue pionera, y es el aspecto que me gustaría
resaltar ahora, fue en el establecimiento de la mediación escolar como
medio de resolución de conflictos en el ámbito de las escuelas, así como
en el tratamiento de las situaciones de acoso escolar. Me ocuparé funda-
mentalmente de la primera de las medidas. Quede señalada sin embargo
también la segunda, a la cual aludiré más brevemente.

5. La medidación escolar en la Comunidad Autónoma de Galicia


Una vez presentada la realidad de la violencia en las aulas; pondera-
da la falta de medidas adecuadas para solventar los problemas que su
realización traslada a la convivencia escolar; y detectada su peligrosidad
e incidencia negativa en la formación humana y escolar de los jóvenes y
adolescentes, es preciso tratar de aportar alguna solución que, aunque

56
Publicada en el Boletín Oficial del Estado de 29 de diciembre de 2010.
152 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

no sea suficiente para erradicar el problema de base, pueda al menos


paliar los efectos negativos que éste produce.
El problema tiene múltiples implicaciones legales y por lo mismo, es
conveniente que la solución tenga fuerza legal a fin de que su cumplimien-
to pueda ser coactivamente estimulado. En esa línea se ha manifestado la
Ley 4/2011 30 de junio de Convivencia y Participación de la Comunidad
Educativa de Galicia publicada en el Boletín Oficial del Estado el 30 de
julio de 2011 que hemos estado analizando. Esta ley se manifiesta en
consonancia con las aportaciones previas de Madrid, Valencia, Extrema-
dura y La Rioja, incluyendo al profesor como autoridad pública. Pero la
normativa gallega presenta algunas novedades más que entiendo deben
calificarse como de suma importancia dentro del panorama nacional y
que por lo mismo merecen ser objeto de reflexión jurisprudencial.
Antes de comenzar su análisis conviene recordar que la normativa
gallega mantiene las medidas correctoras de las conductas de los alum-
nos contrarias a la convivencia, ya que la experiencia de su aplicación
práctica demuestra que esa configuración es esencialmente acertada y
operativa Pero a la vez incluye tres novedades dignas de ser tenidas en
consideración. La primera de ellas es la previsión de la elaboración y
desarrollo por el departamento de orientación de cada centro docente
de programas de habilidades sociales dirigidos al alumnado que incurra
reiteradamente en conductas disruptivas, con la finalidad de mejorar su
integración en el centro docente. La segunda consiste en establecer cri-
terios específicos de graduación de las medidas que incluyen el recono-
cimiento espontáneo del carácter incorrecto de la conducta, y de ser el
caso, el cumplimiento igualmente espontáneo de la obligación de reparar
los daños producidos, la existencia de intencionalidad o reiteración, la
difusión por cualquier medio de la conducta, la naturaleza de los perjui-
cios causados y el carácter especialmente vulnerable de la víctima de la
conducta. Y la tercera fija plazos de prescripción claros, que superan la
regla actual de que las medidas correctoras prescriben a la finalización
del curso escolar.
Todas estas medidas son importantes y mejoran a mi juicio la norma-
tiva establecida hasta ese momento, solucionando algunos de los pro-
blemas que la anterior regulación no había solucionado. No obstante
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 153

lo dicho es preciso reconocer que la reforma más profunda que lleva a


cabo esta ley se refiere al procedimiento de aplicación de las medidas
correctoras. En él se combina el principio de que estas medidas tienen un
carácter educativo que no podría cumplirse si no se asegura el principio
de inmediatez, con el imprescindible respeto por los derechos y garantías
de defensa del alumnado. En relación con este extremo aclara la Exposi-
ción de Motivos en su número 3 que “es en el procedimiento de aplica-
ción de las medidas correctoras donde más profunda es la reforma que
la presente ley lleva a cabo. En la misma se combina el principio de que
estas medidas tienen un carácter educativo que se frustraría si no existie-
se inmediatez entre su aplicación y la conducta que se pretende corregir
con el imprescindible respeto de los derechos y garantías de defensa del
alumnado. Así se contempla, por una parte el procedimiento aplicable
en caso de las conductas gravemente perjudiciales para la convivencia,
que es un procedimiento disciplinario con todas las garantías aunque
caracterizado por la brevedad de los plazos y la agilidad de su tramita-
ción, y se acompaña éste de un sistema especial de reclamación en vía
administrativa que sustituye los recursos administrativos ordinarios; por
otra parte, se regula la imposición de medidas correctoras de conductas
leves contrarias a la convivencia, donde las formalidades se reducen con-
siderablemente, aunque se mantiene en todo caso la garantía que supone
la audiencia previa del alumnado. Por último, de acuerdo con la idea
inspiradora de la presente ley de que las madres y los padres o las tuto-
ras o tutores son corresponsables del mantenimiento de la convivencia
escolar, se impone la obligatoriedad para los mismos de la participación
en los procedimientos de corrección disciplinaria cuando legalmente se
les convoca”.57
La ley gallega incluye igualmente la novedad de abordar en el plano
legislativo la figura del acoso escolar ampliando su concepto58 hacia las

57
Artículos 14-27. En la Sección 1ª del Capítulo II se recogen lasa conductas contrarias
a la convivencia (arts. 14 a 18); en la Sección 2ª las medidas correctoras (arts. 18-24)
y en la Sección 3ª los procedimientos para la imposición de las medidas correctoras
(arts. 25-27).
58
Art 28. “A los efectos de la presente ley, se considera acoso escolar cualquier forma
de vejación o malos tratos continuados en el tiempo de un alumno o alumna por otro,
154 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

nuevas posibilidades que permite la utilización de las tecnologías infor-


máticas, tratando de superar la práctica según la cual la única solución
que admiten estas situaciones es el traslado de la víctima a otro centro
docente, mientras los acosadores ven triunfar en cierto modo su actitud
antisocial y contraria a la convivencia.
Todas estas medidas me parecen de gran importancia y calado. Creo
además que muestran una sensibilidad hacia la educación integral de los
niños y adolescentes digna de encomio. Pero echo en falta una protección
específica hacia el profesor, incluyéndolo como posible sujeto pasivo de
acoso escolar, protección necesaria en la actualidad como lo prueban
las muestras ofrecidas en este mismo trabajo. Creo que el acoso escolar
también puede producirse por parte de los alumnos frente al profesor y
debería ser especialmente contemplado y perseguido. Sin embargo esta
ley no lo registra, si bien si se establece el derecho de los profesores a
recibir un trato adecuado59 por parte de los alumnos. Trato que deben
prestar igualmente los profesores a sus alumnos, conviene repetirlo una
vez más, a fin de que su relación sea fructífera y por lo mismo satisfac-
toria para ambas partes. De otro modo el resultado final de la relación
alumno/profesor, enseñanza/aprendizaje sería imposible60 o al menos re-
sultaría muy mermado.

otra u otros, ya sea de carácter verbal, físico o psicológico, incluido el aislamiento


o vacío social, con independencia del lugar donde se produjese. Tendrán las misma
consideración las conductas realizadas a través de medios electrónicos, telemáticos o
tecnológicos que tuvieran causa en una relación que surja en el ámbito escolar”.
59
Art. 8 de la Ley 4/2011 de 30 de junio dice que: El profesorado dentro del marco legal
establecido y en el ámbito de la convivencia escolar se le reconocen los siguientes de-
rechos: a “ser respetado, recibir un trato adecuado y ser valorado por la comunidad
educativa y por la sociedad en general en el ejercicio de sus funciones”. Asimismo,
continua el mismo artículo, tiene derecho “a desarrollar su función docente en un
ambiente educativo adecuado en el que se preserve en todo caso su integridad física
y moral”. También tiene derecho “a la protección jurídica adecuada a sus funciones
docentes y a que se le reconozcan las facultades precisas para mantener un adecuado
ambiente de convivencia durante las clases y las actividades y servicios complemen-
tarios y extraescolares”.
60
Art 8-2 de la Ley 4/2011 de 30 de junio establece que son deberes del profesorado:
“respetar y hacer respetar las normas de convivencia escolar y la identidad, integri-
dad y dignidad personales de todos los miembros de la comunidad educativa”.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 155

Las medidas hasta ahora relatadas, con ser a mi juicio importantes y


nunca suficientemente destacadas, no son en realidad una novedad de la
normativa gallega, pues de una u otra manera estaban ya presentes en
otras legislaciones autonómicas. Por eso, donde sí me parece que acier-
ta plenamente la normativa gallega y considero que debe ser destacado
porque es donde Galicia puede calificarse como pionera en la normativa
española, es en el establecimiento de la mediación escolar como vía en
la gestión de conflictos dentro del plan de convivencia61. Dice esta nor-
mativa en el art. 20 que “reglamentariamente se determinará un proce-
dimiento conciliado para la resolución de los conflictos de convivencia.
La participación del alumnado o de sus representantes legales tendrá
carácter voluntario a solicitud del alumnado o de sus representantes le-
gales y exigirá el compromiso de cumplimiento de las acciones repara-
doras. La opción de la conciliación suspende el inicio del procedimiento
disciplinario de corrección de la conducta, que se reanudará en caso
de que la conciliación sea infructuosa. El cumplimiento de las acciones
reparadoras dará lugar a la finalización del procedimiento de corrección
de la conducta contraria a la norma de convivencia. En el procedimien-
to, formalizado por escrito, se incluirá la intervención de una persona
instructora y de una persona mediadora”.
Con esta redacción, la norma jurídica gallega reconoce la convenien-
cia de introducir la mediación como fórmula de resolución de conflictos
escolares, posibilidad no prevista legalmente hasta este momento62.
El art. 30-3 del mismo texto legal aclara un poco más el procedi-
miento aumentando además la conveniencia de la mediación escolar al

61
Art. 10. “El proyecto educativo de cada centro docente incluirá un plan de conviven-
cia que recoja y desarrolle los fines y principios establecidos en el art. 3 de esta ley y
los regulados en las leyes orgánicas sobre la materia. Dicho plan integrará el princi-
pio de igualdad entre mujeres y hombres y establecerá, sobre la base de un diagnós-
tico previo, las necesidades, los objetivos, las directrices básicas de convivencia, las
actuaciones, incluyendo la mediación en la gestión de conflictos, y contendrá actua-
ciones preventivas reductoras y correctoras. El plan de convivencia será elaborado
por una comisión de convivencia o, cuando esta no esté constituida, por la dirección
y aprobada por el consejo escolar del centro”
62
Vid: A Aguirre, et alterum, La mediación escolar: una estrategia para abordar el
conflicto, Graó, Barcelona, 2009. También E., Tartar-Goddet, Prevenir y tratar la
violencia en la escuela, Mensajero, Bilbao, 2008.
156 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

contemplar la posibilidad de que quien actúe como mediador sea un pro-


fesional ajeno al propio servicio. Dice que “cuando en razón de las cir-
cunstancias o gravedad de la situación de acoso se hiciera preciso, podrá
contemplarse la intervención de personas mediadoras ajenas al personal
del centro, que serán designadas por la Administración educativa”.
El texto legal no hace más referencias a la mediación pero las que
hace son suficientes para incluir esta figura como posibilidad cierta y
protegida como vía de solución de los conflictos escolares. La media-
ción prevista en esta normativa acredita algunas de las características
generales del proceso mediatorio. Concretamente la voluntariedad y la
obligatoriedad de cumplimiento del acuerdo al que lleguen las partes
como consecuencia del proceso. Igualmente establece que mientras que
el conflicto esté siendo objeto de discusión e intento de solución por los
buenos oficios de un mediador, se suspenderá el proceso de corrección
pudiendo reiniciarse éste en caso de que la mediación fracase. Pensemos
que dentro de la voluntariedad del proceso mediatorio se incluye la posi-
bilidad de renunciar a él en cualquier momento y por eso es consecuente
la aprobación legal de ese desistimiento.
Faltan no obstante en esta normativa, referencias expresas a algunas
otras características de la mediación, como por ejemplo la confidencia-
lidad, la designación del mediador e incluso los casos en que este proce-
dimiento no deba ser utilizado. Pero estas lagunas se pueden y se deben
rellenar con la normativa mediadora general.
La Ley gallega no señala tampoco la mediación como forma de so-
lución de conflictos escolares entre profesores y alumnos o entre profe-
sores y padres de alumnos, pareciendo que el texto sólo se refiere a los
problemas de relación entre alumnos. A pesar de esta ausencia, creo que
la normativa gallega da un importante paso adelante en relación con la
implantación de la mediación escolar como forma de resolución de con-
flictos en las aulas, paso que con independencia de que pueda ser com-
pletado o reelaborado en el futuro, supone una novedad en las normas
de convivencia de los centros escolares que a mi juicio debe ser aplaudi-
da y servir como modelo para futuras leyes estatales y autonómicas.
Mi opinión se confirma cotejando los datos de los que hasta ahora
disponemos, que acreditan la eficacia de la medida. De hecho la media-
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 157

ción escolar resolvió en la Comunidad Autónoma de Galicia el 90%


de los conflictos planteados de forma definitiva en 8 centros gallegos.
Esta es la experiencia que se desprende de un proyecto piloto desarrolla-
do con apoyo público en esta comunidad. Dicho proyecto denominado
“Solucionando Juntos” se basó en la formación de 90 mediadores entre
los propios alumnos, dando cabida dentro del proceso a un profesor
coordinador. Los resultados obtenidos acreditaron las siguientes cifras:
el 93% de los alumnos calificaron la experiencia como buena o muy
buena; la eficacia en la solución de conflictos y en la repercusión de la
convivencia posterior fue del 90%; y el 62% de los chicos admitió que
habían aprendido a resolver por sí solos otros problemas. Tras la expe-
riencia, el 87.5% de los equipos directivos de los centros de educación
manifestaron que la mediación podría tener continuidad en sus centros.
Falta, eso sí, ir venciendo las reticencias de algunos docentes que aún no
se quieren implicar.
Es cuestión de tiempo, pero las experiencias hasta ahora obtenidas y
contrastadas son como queda demostrado altamente positivas. De hecho
las experiencias desarrolladas en Galicia desde 200963, primer año de
vigencia de la ley, alcanzaron una efectividad del 55%, cuatro puntos
menos que en los seis primeros meses de 2010 que llegaron al 59%. Sin
embargo y a pesar de los buenos datos alcanzados, la Fiscalía alerta de la
posibilidad de “morir de éxito” debido a una progresiva acumulación de
asuntos ya que los casos de mediación atendidos en 2010 duplicaron los
solicitados en 2009 y se prevé que en 2011 la proporción aun aumente.
Si es así el servicio de mediación se verá colapsado siendo necesario am-
pliar el número de personas y recursos que lo atienden.
Comprendo la preocupación de los poderes públicos y advierto ade-
más de la importancia de que la mediación no corra el riesgo de con-
vertirse en un procedimiento ineficaz por saturación, tal y como sucede
en la actualidad con los procedimientos judiciales. De ser así se priva-
ría al proceso mediatorio de su inmediatez que es sin duda una de sus
más evidentes ventajas. No obstante es una buena noticia para quienes

63
En virtud de un convenio de colaboración entre la Xunta, la Fiscalía Superior de
Galicia y los Colegios Profesionales de Psicología y de abogados.
158 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

aconsejamos la mediación como vía extrajudicial y alternativa para la


solución de conflictos, apreciar la buena acogida y el uso habitual que
está teniendo, pues es el mejor índice de impacto para medir su eficacia.

6. Recapitulación
Llegados a este punto sólo resta hacer una recapitulación a modo de
conclusión. La sociedad actual acredita un grado de conflictividad cre-
ciente que dificulta las relaciones de convivencia. El problema, presente
en los diferentes grupos sociales, debe ser combatido a fin de que pueda
ser erradicado. Pese al reconocimiento de este hecho, la realidad social
muestra que lejos de estar en vías de solución o control de la situación lo
cierto es que la conflictividad social no solo va en aumento sino que ade-
más se extiende hacia sectores sociales y personas en las que hace unos
años tenía mucha menor incidencia. Es preciso realizar una ardua tarea
de modificación de conductas sociales. Es preciso reeducar a la sociedad
dotándola de valores de respeto y convivencia que sustituyan a los ahora
establecidos de lucha, griterío y violencia.
Debemos fomentar una cultura nueva de paz y respeto64. Una cul-
tura que proteja pero que no disgregue; una cultura que devuelva a los
individuos el lugar que por su propia dignidad les corresponde. En esa
misión debemos implicarnos todos, pero corresponde principalmente a
los poderes públicos y debe aplicarse a mi juicio preferentemente hacia
los niños y adolescentes, pues son ellos los que construirán el futuro. Es
preciso educar a los adolescentes en la tolerancia y en el respeto a los
demás. Es importante enseñarles conocimientos técnicos, pero también
y quizá especialmente hay que formarlos en valores de convivencia. Esa
tarea corresponde a mi juicio preferentemente a los padres y a la familia

64
El Art. 30.5 de la Ley 4/2011 de 30 de junio está incluido dentro del capítulo III de
esta ley que se refiere a la Prevención y tratamiento de las situaciones de acoso esco-
lar. El articulo citado dice que: “el departamento competente en materia educativa,
en coordinación con los restantes departamentos de la Xunta de Galicia, pondrá en
marcha campañas de información y sensibilización para incentivar la cultura de la
paz y prevenir el acoso escolar. Igualmente la Xunta de Galicia velará para que en
los medios de comunicación de Galicia se ofrezca un tratamiento adecuado sobre las
noticias del acoso escolar”.
Milagros Otero Parga Mediación escolar. A propósito de la ley 4/2011 159

en su conjunto, y después subsidiariamente a los profesores65. Padres y


profesores, por este orden tienen el deber y el derecho de educar a los
niños y adolescentes. Para hacerlo precisan un reconocimiento público y
privado que deberán ganarse día a día mostrándose merecedores de ello.
El respeto no se impone sino que se gana. No obstante la situación
actual dificulta la realización del proceso educativo porque los niños y
adolescentes están acostumbrados a hacer lo que quieren sin preocupar-
se excesivamente por las normas y las consecuencias de sus actos. Desco-
nocen la necesidad de aceptar los usos de la sociedad, y de adecuar por
tanto el ejercicio de los derechos de cada cual con el cumplimiento de los
deberes en relación con los demás. Así las cosas muchos padres y profe-
sores no saben reconducir las actuaciones de aquellos a quienes tienen
que educar. Por eso es preciso que los poderes públicos se ocupen sin más
dilación de este problema. Es preciso crear ámbitos legales, educativos y
familiares que aseguren la realización de los derechos y deberes de todos.
Este es a mi juicio un problema que afecta de forma similar a casi todas
las sociedades organizadas. En España se está tomando paulatinamente
conciencia de esta realidad y han comenzado a surgir normas de Comu-
nidades Autónomas que se preocupan de establecer la normativa de la
convivencia en el ámbito educativo.
Madrid, Valencia. Extremadura y La Rioja han sido pioneras en la
consideración del profesor como autoridad pública. Esta calificación los
protege en el caso de que tengan que adoptar medidas para asegurar la
realización de su función. A esta medida se ha sumado la Comunidad
Autónoma de Galicia con una ley que ha entrado en vigor el 16 de julio
de 201166 y que establece la mediación escolar como vía de solución de

65
A fin de asegurar esta finalidad la Ley 4/2011 de 30 de junio establece en su Art 31.1
que “para hacer efectiva la corresponsabilidad entre el profesorado y las familias en
la educación de sus hijos e hijas y garantizar la colaboración efectiva entre la familia
y la escuela, la Administración educativa podrá establecer procedimientos de consul-
ta y participación directa de las familias. Estos procedimientos podrán extenderse a
otros miembros de la comunidad educativa. En ningún caso podrá ser objeto de con-
sulta los aspectos de la programación general de la enseñanza regulados directamente
por normas con rango de ley o que hayan de ser reglados por la ley por disposición
constitucional (Art. 31-1).
66
Esta ley fue publicada en el DOG, 136, el 15 de julio de 2011. En su disposición
derradeira segunda se establecía su entrada en vigor el día siguiente a su publicación
160 ESTUDOS Dereito Vol. 20, n.º 2: 131-160 (2011)

conflictos en el ámbito escolar. Esta solución es pionera y ya ha dado muy


buenos resultados en una fase previa de experimentación voluntaria.
Estamos en el buen camino. Los pasos dados hasta este momento son
eficaces y creo que pueden ser exportados a otros países y a otras comu-
nidades con problemática semejante. Pero no son suficientes. Es preciso
seguir haciendo esfuerzos por cambiar la sociedad empezando por los
niños y adolescentes. Pero no hay que olvidar que cualquier medida que
tenga vocación de efectividad y permanencia debe ser razonable y debe
persuadir a las personas a las que obliga. Por eso es preciso que los pa-
dres y profesores que quieren tener autoridad sobre sus hijos y alumnos
hagan igualmente un esfuerzo por convertirse por propio derecho y no
solo por imposición legal en modelos de conducta imitables, de manera
que aquellas personas, aquellos jóvenes sujetos a su autoridad se sientan
persuadidos y no obligados. El resultado será bueno si todas las partes
ganan. Hay mucho camino por delante pero estamos en la senda. La
mediación escolar creo que es un elemento de solución de conflictos muy
útil para conseguir buenos resultados y por eso recomiendo a los países y
legislaciones que aún no lo contemplan, que consideren la posibilidad de
hacerlo. Y al legislador gallego, en concreto, que la amplíe expresamente
lo antes posible a la resolución de conflictos escolares entre profesores y
alumnos y entre profesores y padres de alumnos.

en el Diario Oficial de Galicia. Como esta se produjo el 15 de julio la vigencia de esta


ley comienza el 16.
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