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Geoforo 128 (2022) 192–201

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La colonialidad del poder en la frontera verde: mercancías y territorialización violenta en la

Amazonía colombiana

Nicolás. Acosta Garcíaa ,b,*, Niels. Doblar C

a
Escuela de Estudios Globales, Universidad de Gotemburgo, 41314 Gotemburgo, Suecia
b
Departamento de Geociencias y Gestión de Recursos Naturales, Universidad de Copenhague, 1350 Copenhague, Dinamarca
C
Departamento de Geociencias y Gestión de Recursos Naturales, Universidad de Copenhague, 1350 Copenhague, Dinamarca

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO ABSTRACTO

Palabras clave: La dinámica creación de fronteras en el departamento amazónico de Caquetá en Colombia es el tema central de este artículo. Desde
Colonialidad del poder mediados del siglo XIX, los auges y caídas de la producción de mercancías se han asociado con luchas violentas cuando los actores
Fronteras
han desafiado órdenes y autoridades preexistentes. En diferentes momentos, la zona ha estado controlada por la Iglesia católica, el
Agricultores
Estado colombiano, las FARC y grupos paramilitares, siguiendo los diferentes ciclos de auge y caída de la producción de materias
Coca
primas. Utilizamos este caso para teorizar sobre los mecanismos generales detrás de la creación de fronteras.
Guerra contra las drogas
Al leer la literatura sobre fronteras a través del lente de la colonialidad del poder, trazamos cuatro categorías interrelacionadas para
acceder analíticamente a la construcción de fronteras: producción de mercancías, desposesión, hegemonía y subjetividades. Estos
se utilizan para explicar seis períodos distintos en la economía política del Caquetá y sus reconfiguraciones espaciales. Argumentamos
que los problemas actuales de desconfianza en el Estado, violencia y acaparamiento de tierras se entienden mejor como parte de un
continuo histórico de múltiples actores que mantienen el área como un espacio fronterizo.

1. Introducción
¿Cuál es la diferencia entre un colono y un campesino?
En otras palabras, campesino es [alguien con] una decisión de vida sedentaria […]
el colono es más nómada que sedentario y siempre tiene una intencionalidad de
'llego aquí con la perspectiva de ir a otra parte', por lo que suele ser asociado con la
expansión de la frontera agrícola.
(Entrevista a Juan, líder comunitario de Bel´en de los Andaquíes)
La única diferencia entre campesino y colono es que [este último], entra por primera
vez en un terreno baldío para abrirlo […] si no tengo nada y tengo que abrir una finca
entonces soy colono , vengo a colonizar la tierra porque no la tengo.
(Entrevista a Diego, excomandante de las FARC)
Colonos, indios, campesinos, cocaleros y ganaderos son sustantivos empleados
para referirse a la gente del departamento amazónico de Caquetá en Colombia.
´
Como en otras partes del país, estas denominaciones
constituyen categorías a través de las cuales las personas se identifican (Ram­írez,
2011), y a través de las cuales resisten y se sitúan en jerarquías sociales. Estos
sustantivos también siguen la economía política de la producción de mercancías. La
tierra, los bosques, las personas, los animales y las plantas se han mercantilizado en
Caquetá en ciclos de auge y caída. Caquetá, epicentro del cultivo de coca y el tráfico de
´
drogas, ha sido una de las regiones más afectadas por el conflicto armado que azota al
país desde hace 60 años. Durante décadas, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia), un grupo guerrillero marxista­leninista, y las AUC (Autodefensas Unidas
de Colombia ), un grupo paramilitar de derecha , se disputaron el control del territorio y
las economías ilegales de producción de cocaína. Con el apoyo de las agencias
antinarcóticos estadounidenses, el ejército colombiano también intentó ejercer control en
la zona durante décadas. Desde el 'Acuerdo Final para poner fin al conflicto armado y
construir una paz estable y duradera' (Acuerdo de Paz) de 2016 con las FARC, la región
se ha ido alejando lentamente de su pasado violento dado que han surgido un nuevo
conjunto de condiciones del acuerdo que Promover un nuevo tipo de relación entre el
Estado y sus ciudadanos. En efecto, esto significa que si este espacio se territorializa,
existe potencial para crear un modelo inclusivo de paz en un área actualmente afectada
por la presencia activa de actores armados, las economías ilícitas de la cocaína, la
deforestación, la violencia y

* Autor correspondiente.
´
Dirección de correo electrónico: nicolas.acosta@bitacora.se (Nicolás. Acosta García).

https://doi.org/10.1016/j.geoforum.2021.11.025 Recibido el
16 de febrero de 2021; Recibido en forma revisada el 24 de agosto de 2021; Aceptado el 18 de noviembre de 2021
Disponible en línea el 3 de enero de 2022
0016­7185/© 2021 El(los) autor(es). Publicado por Elsevier Ltd. Este es un artículo de acceso abierto bajo licencia CC BY­NC­ND.

(http://creativecommons.org/licenses/by­nc­nd/4.0/).
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´
Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
marginación.
En este artículo, exploramos la compleja historia espacial y económica del
´
departamento amazónico colombiano del Caquetá como espacio fronterizo, con el fin de
revelar los mecanismos que lo han permitido y sostenido.
a través del tiempo. Esta región se interpreta aquí como una frontera producida
socialmente (Watts, 2018), que refleja los intereses e ideas superpuestos y a menudo
contradictorios del proyecto de desarrollo del Estado, de las elites locales, de los
movimientos sociales, de los grupos armados y de las comunidades locales. pueblos.
En particular, rastreamos la historia espacial y económica de Caquet prestando atención
a la 'colonialidad del poder' como lo analiza Aníbal Quijano (2000). Su concepto registra
las formas en que América Latina se integró al capitalismo global clasificando a los
pueblos en jerarquías basadas en el trabajo, el género y la raza, así como estableciendo
control sobre los recursos para la reproducción social y control sobre la reproducción
biológica. Al presentar la frontera como un espacio de colonialidad, desarrollamos una
teoría de la construcción de fronteras para explicar las dinámicas espaciales, económicas
y sociales involucradas en la extracción de mercancías en los límites del control estatal.
Nuestro argumento está organizado de la siguiente manera. Después de esta
introducción, profundizamos en los principios de la teoría de la creación de fronteras.
La sección que sigue proporciona una visión profunda y extensa de la historia económica
del Caquetá con el fin de mostrar las relaciones que han facilitado la construcción de la
frontera. Debido al extenso alcance temporal de nuestro análisis y para formular nuestro
argumento, nos basamos hasta cierto punto en generalizaciones sobre las formas emic
en las que múltiples actores presentes en la región se identifican. Sin embargo, vale la
pena señalar que dentro de cada una de estas categorías existe una diferenciación
interna según clase, género y raza. Sacamos tres conclusiones principales del análisis
del Caquetá como espacio de frontera. En primer lugar, las formas contemporáneas de
´
exclusión e integración reflejan estructuras sociales duraderas que facilitan la producción
de mercancías y la extracción de recursos.
Estas estructuras señalan la necesidad de que las geografías fronterizas presten
atención a las formas en que la colonialidad del poder produce jerarquías sociales y
diferencias espaciales. En segundo lugar, en la construcción de fronteras, la violencia
y la acumulación por desposesión están profundamente ligadas a los intentos de volver
gobernables los espacios para la extracción de recursos, y la población local es sólo
secundaria a los intereses económicos de los poderes fácticos (es decir, estatales y no
estatales). ­actores estatales). Los problemas actuales de deforestación y acaparamiento
de tierras pueden entenderse a través de la lente de geografías fronterizas impulsadas
por intereses económicos en la extracción de recursos (es decir, la producción de coca
y la especulación sobre la tierra) y una lucha por el control del espacio. Y tercero, lo que
podría leerse de otro modo como un fracaso del Estado, aparece aquí como una
combinación de acciones intencionadas por parte de muchos actores para mantener el área como unadefrontera.
través
espacio.
´
Este artículo se basa en gran medida en fuentes secundarias sobre Caquetá y se
complementa con trabajo de campo realizado en el área entre 2018 y 2020. Los datos
de campo se recopilaron como parte de un proyecto de investigación de desarrollo en el
área destinado a comprender los medios de vida de los agricultores locales. La fuente
principal de datos incluye cuatro meses de observación participante y 30 entrevistas
con partes interesadas (agricultores, autoridades, activistas ambientales, empresas,
defensores de derechos humanos, actores armados). Este conjunto de datos se
complementa con una encuesta realizada a 91 agricultores en tres municipios sobre los
medios de vida, la producción y la participación en asociaciones locales e iniciativas de
desarrollo. Utilizamos seudónimos y omitimos las características de identificación de los
encuestados por motivos de confidencialidad. Todas las entrevistas se realizaron en
español y fueron traducidas al inglés por el primer autor que domina ambos idiomas.
2. Una teoría de la creación de fronteras
Las fronteras suelen definirse y tratarse como el opuesto binario de los territorios y
como los límites del capitalismo industrial y del mundo "civilizado". En cambio, los
espacios que se vuelven ordenados, controlados y gestionados se entienden
territorializados. Nombrar un espacio como frontera es un acto de jerarquización. El
vocabulario de las fronteras denota la alteridad de un espacio para que pueda ser
domesticado, conquistado, ampliado y explotado "para diversos fines de producción,
consumo, deporte".
193
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´
y exhibición” (Palsson, 1996, p. 68). En la Amazonía colombiana, y en la Amazonía en
general, los tropos de “civilización” y “desierto” se han utilizado para justificar las
intervenciones, a menudo violentas (Larsen, 2015; Ramírez, 2011; Taussig, 1987). Este
es el caso, ya que la desposesión y privación de derechos de los pueblos indígenas y el
campesinado no ha significado su exclusión de la sociedad, sino su reclasificación como
portadores de derechos "inferiores" o "diferentes" a los de la población general (por
ejemplo,
Anderson, 2009; Wade, 2016).
La frontera puede entenderse como una dimensión espacial donde las jerarquías
sociales se producen, dan forma y configuran activamente. Nuestra teorización sobre
la creación de fronteras considera algunas cuestiones fundamentales en la cambiante
economía política:
• ¿Qué bien se produce y por quién? • ¿Quién fue desposeído? •
¿Quién establece las reglas
del juego? • ¿Cuáles son los efectos sociales y
ecológicos de dicho producto?
¿producción?
Las respuestas a tales preguntas requieren una investigación del espacio fronterizo;
sus determinantes e impulsores; las tensiones, crisis y transiciones, y sus consecuencias;
las luchas y la resistencia a los nuevos regímenes, y las respuestas de los regímenes a
las contradicciones.
Elaborar la frontera implica (i) la reelaboración de un orden preestablecido que
desposee a alguien (es decir, campesinos, pueblos indígenas) y, por lo tanto, hace que
esos recursos estén disponibles para la acumulación; (ii) el establecimiento de un nuevo
régimen para su explotación económica (es decir, esclavitud, capitalismo extractivo); y
(iii) la configuración de las subjetividades de las personas en relación con el bien que se
produce (por ejemplo, caucheros, ganaderos, cocaleros , etc.). En la frontera, la
acumulación por desposesión se produce a través de la reelaboración y reproducción de
la colonialidad del poder. Por ejemplo, la mayoría de las personas que emigraron al
´
Caquetá y se identificaron como colonos (colonizadores) eran agricultores (campesinos)
desplazados por la fuerza de otras partes del país en busca de tierras para empezar de
nuevo. Colono es una subjetividad intermedia (Molano, 1987; Ramírez, 2011, p. 36):
conecta un sistema hegemónico que excluye al sujeto a través de la desposesión y el
desplazamiento forzado, pero al mismo tiempo les permite a ambos tomar posesión de
la tierra al mismo tiempo. límites del poder estatal –a menudo sin tener en cuenta a las
personas que tal vez ya vivan allí (Dest, 2021) – y ganarse la vida mediante la producción
de una mercancía (por ejemplo, tierra, coca, madera, ganado). En este sentido, se puede
entender que colono pertenece a una jerarquía de diferencia social, constituye una
forma de trabajo que convierte la selva tropical en tierra agrícola, es una categoría a
la cual las personas se autoidentifican y, sin embargo, incluyen diferentes tipos
de personas bajo la misma rúbrica, como campesinos, granjeros o antiguos habitantes
de las ciudades. En este proceso se hacen visibles cuatro elementos constitutivos de
una teoría de la creación de fronteras.
En primer lugar, el propio hecho de que el recién llegado se establezca en una zona
remota lo sitúa en una peor posición en la jerarquía social en términos de acceso a
servicios, mercados e infraestructuras que alguien que se encuentra en un espacio
territorializado. El trabajo del estudioso decolonial Aníbal Quijano es útil para interpretar
la clasificación jerárquica de los pueblos. Basándose en la teoría de los sistemas
mundiales, sostiene que el capitalismo global se organiza en torno al legado de las
estructuras coloniales (Quijano, 2007a). Durante la época colonial, en el centro las
relaciones trabajo­capital se organizaban a través de los salarios, mientras que en la
periferia lo hacían a través de la esclavitud, la servidumbre, la producción de pequeñas
mercancías y la reciprocidad (Quijano, 2007a, pp.
121­122). Esta estructura histórica trazada durante la conquista de América produjo
categorías jerárquicas maleables a las contingencias, necesidades y conflictos que
conlleva la acumulación capitalista (Quijano, 2007b, 2000). La colonialidad es persistente
porque es la reconfiguración de formas coloniales de dominación integradas al sistema­
mundo capitalista (Grosfoguel, 2011). Para Quijano, la construcción de jerarquías
modernas de alteridad es intrínseca a las formas en que se constituyen las sociedades
poscoloniales en América Latina. En este escenario, el control sobre estas subjetividades
es un elemento central del poder social. Subjetividad
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Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
Es tanto una forma en que las personas dan sentido a su experiencia individual
y se identifican con ella, como una condición histórica en las relaciones de poder
entre los pueblos (Quijano, 2001, p. 5). Leer la literatura sobre fronteras a través
del lente de la colonialidad del poder nos permite centrarnos en las formas en que
las estructuras para controlar los recursos para la reproducción social se
establecen a través de la producción y configuración de subjetividades y jerarquías,
como explicaremos a continuación.
En segundo lugar, la frontera está estrechamente vinculada a la producción
de una mercancía. El concepto de frontera se ha utilizado para referirse a espacios
de expansión capitalista donde los recursos están disponibles para la
mercantilización (por ejemplo, Barbier, 2005; Cleary, 1993; Moore, 2000), o
mediante la creación de nuevas "mercancías ficticias" (Polanyi). , 1944). La
identificación, reconocimiento y etiquetado de una frontera de recursos implica un
espacio social y físico que está al borde de las relaciones y fuerzas de producción
capitalistas. Cleary (1993), trabajando en la Amazonia, señala que la expansión
fronteriza del capitalismo hacia las regiones periféricas incorpora economías
formales e informales. De manera similar, Tsing (2015, 2005) describe la dinámica
no regulada de las actividades forestales­agrarias como "capitalista de frontera"
(2005, pp. 28­31), nombrando su dimensión espacial "sitios pericapitalistas" (2015,
p. 65) que en su vocabulario se refiere a espacios que están simultáneamente
dentro y fuera del capitalismo. Moore (2000, p. 412) considera la frontera como
“un tipo específico de espacio definido por el avance del sistema (capitalista). Es
posible una mayor expansión mientras queden tierras no mercantilizadas y, en
menor medida, mano de obra, “más allá” de la frontera.' Por lo tanto, la literatura
sobre las fronteras de los recursos se ha centrado en la producción de productos
básicos como el aceite de palma (Walker et al., 2009), el azúcar (Moore, 2000), el
petróleo (Watts, 2018), el ganado (Ioris, 2018) e incluso las personas.
´
mercantilizados a través de la esclavitud (Kuan Bahamon, 2015). Los efectos del
capitalismo de frontera, sostiene Barbier (2005) , pueden conducir a patrones de
auge y caída que crean economías dependientes de los recursos, y pueden
señalar una de las causas del desarrollo desigual.1 Lo importante aquí es que la
producción de mercancías (con sus ciclos de auge y caída) se ve facilitado por
una forma particular de reordenamiento social y espacial. En la frontera se
determinan nuevas relaciones de producción que sirven de base para la
consolidación del poder y de la dominación. Posteriormente, las personas se
asocian e identifican formal e informalmente con las nuevas esferas de producción
que se cruzan con las jerarquías ya existentes de clase, género, raza y etnia.
Mientras que el reordenamiento social se refleja en la configuración de las
subjetividades de las personas en función de una mercancía (por ejemplo, cau­
chero, quinero), el reordenamiento espacial tiene lugar a través de la desposesión
de los recursos o propiedades de otra persona (por ejemplo, territorios indígenas).
En tercer lugar, el recién llegado puede establecerse porque alguien más ha
sido expulsado de esa tierra. La comprensión contemporánea de la acumulación
por desposesión elaborada por Harvey (2005, 2003) implica la continuación y
difusión de las prácticas de acumulación que Marx describió en su explicación
clásica de la transformación agraria en Inglaterra, donde la acumulación primitiva
que precedió al capitalismo implicó la expulsión de los campesinado a través del
cercamiento. En la literatura sobre fronteras, Rasmussen y Lund (2018, p. 389)
señalan que los espacios fronterizos "están íntimamente conectados con la
mercantilización a través de procesos de desposesión que implican cercamientos,
acaparamiento de tierras y otras formas de acumulación primitiva". Watts (2018)
sugiere que la competencia en el capitalismo impulsa la búsqueda de nuevas
fronteras, construyéndolas socialmente. El capitalismo, sostiene, despliega las
capacidades de su riqueza, poder y ciencia para apropiarse del trabajo y la
energía no remunerados en otros lugares. Por lo tanto, en la literatura, la
producción de mercancías suele ir acompañada de algún tipo de desposesión
(por ejemplo, tierras, bosques, pastos), lo que a su vez permite que alguien más
acumule riqueza (Harvey, 2003). Nuestro punto aquí es resaltar que la creación
de fronteras y la acumulación por desposesión son co­constitutivas
procesos.
Y cuarto, que una potencia hegemónica proporcione el apoyo, simbólico o de
otro tipo (es decir, legitimidad, inversión, infraestructura), a los colonos.
1 qué nos dice sobre los mecanismos detrás de la creación de fronteras? La frontera
Véase también Barham y Coomes (1994) para el auge y la caída del caucho en el Amazonas.
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reclamación de los recursos de producción. Como lo describe Gramsci (2005), la
hegemonía es un proceso fluido de lucha que hace que los acuerdos políticos
alternativos parezcan más allá del horizonte de posibilidades. El dominio de una
hegemonía es algo que sucede en lo cotidiano, donde se reproduce, defiende y
adapta constantemente, además de resistirse y desafiarse. En otras palabras, la
hegemonía es hasta cierto punto un proceso negociado (Ballv´e, 2020, p. 8). El
concepto introducido por el filósofo decolonial Santiago Castro­Gómez (2007) –la
´
'arrogancia del punto cero'– ayuda a explicar los movimientos simbólicos de la
hegemonía al desposeer a alguien. Su concepto se refiere a la arrogancia en la
pretensión de la hegemonía de representar la historia, producir territorio, generar
progreso y crear conocimiento, a expensas de cuerpos, pueblos y naturalezas
que de ese modo son desposeídos, apropiados, utilizados y borrados. En la
frontera, una nueva potencia hegemónica altera un orden social y espacial
previamente establecido, lo que implica la pérdida de derechos y nuevas
restricciones y regulaciones (Ras­mussen y Lund, 2018, p. 388). En este sentido,
los académicos se han centrado en estudiar las técnicas que hacen gobernables
los espacios fronterizos. Por ejemplo, Peluso (2018) sostiene que las fronteras no
son solo espacios reclamados por los dominios de autoridad estatal, sino que
también pueden ser espacios relacionales que pueden estar simultáneamente
dentro y fuera del poder estatal. Colloredo­Mansfeld y otros (2018, p. 451),
consideran la creación de fronteras como "la ruina del autogobierno comunitario
[...] y la apertura de un [espacio] no desarrollado". Para Watts (2018), la frontera
es una forma de espacio social donde se definen y cuestionan la legitimidad y la
autoridad. Así, las fronteras emergen en los espacios donde los regímenes de
control son reemplazados por otros nuevos (Rasmussen y Lund, 2018). Para
describir este proceso, Uribe (2017), basándose en la noción de Agamben (2005,
p. 25) de "estar afuera y, sin embargo, pertenecer" define las fronteras como
espacios de "exclusión inclusiva", donde ciertos derechos se suspenden para
crear un espacio. bajo control estatal.
ˆ
De manera similar, Cote y Korf (2018), empleando el concepto de Kopytoff (1987)
de fronteras de recursos como “vacíos institucionales”, señalan la forma en que
un centro político justifica la intervención en una frontera para hacerla gobernable.
Sin embargo, como muestra Ballv´e (2012) , en lugar de vacíos, se trata de
espacios de articulación entre actores, incluido el Estado, que crean las
condiciones necesarias para la acumulación primitiva, la expansión capitalista y la
formación del Estado. Nuestro interés en la pretensión de la hegemonía de
establecer regímenes de control radica en su relación con la gente en la frontera,
donde la explotación y la dominación se legitiman, e incluso se naturalizan, a
través de estructuras de autoridad (Quijano, 2000). La creación de fronteras no
sólo implica desposesión, sino también una clasificación jerárquica legitimada de
un Otro para que pueda ser despojado de propiedades, derechos y recursos. A
su vez, estas intervenciones e intentos de control en espacios fronterizos, a
menudo violentos, pueden crear situaciones de resistencia local y desconfianza
en el nuevo régimen.
Para dar sentido al reordenamiento espacial y social que está teniendo lugar
en la frontera, utilizamos estos cuatro principios interrelacionados como categorías
–es decir, subjetividades, producción de mercancías, desposesión y hegemonía–
´
para interrogar la economía política del Caquetá. Construimos una narrativa
histórica para la región buscando dar cuerpo al redibujado reiterativo de la frontera a lo
largo de diferentes períodos. Al hacerlo, esbozamos un enfoque para examinar cómo
se redibujan repetidamente las fronteras para la producción de mercancías y la eventual
expansión capitalista.
3. Amazon, la frontera verde
Pocos lugares han contenido en el imaginario popular tanto misticismo y asombro
como el Amazonas. Después de todo, es la selva tropical más grande del planeta y se
considera un punto crítico de biodiversidad de importancia global (Myers et al., 2000). El
´
departamento de Caquetá se extiende desde las con más de 89.000
estribaciones de losKm2
Andes, hacia el
oeste hasta la selva amazónica e incluye varios ríos que eventualmente desembocan en
el río Amazonas.
Convertir la selva tropical en un espacio de producción de mercancías ha jugado
un papel central en la expansión territorial de los estados nacionales que reclaman
parte de sus riquezas. Sin embargo, ¿cuán significativo ha sido este proceso y
ha cambiado a lo largo del tiempo a medida que se agotan los recursos;
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Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
sin embargo, ha dejado atrás una estructura social y un legado de jerarquías de alteridad
que facilitaron dicha explotación. A continuación, ofrecemos una visión general en
profundidad de la historia política y económica del Caquetá mostrando el camino en la
´ ´
frontera, la colonialidad del poder guía la interacción entre la producción de mercancías,
la desposesión, los hegemones y las subjetividades.
3.1. Colonizando el Amazonas
En el siglo XIX las colonias españolas recién independizadas siguiendo el uti
possidetis juris (como lo poseen las leyes) iniciaron el proceso de territorialización. Esto
vino acompañado de la creación de nuevas áreas fronterizas para la extracción y
explotación de recursos que ayudarían a expandir el dominio de los nuevos estados
poscoloniales. A medida que las repúblicas andinas heredaron la lucha geopolítica de
España y Portugal por el control del Amazonas, buscaron defender sus reclamos
territoriales impugnando la expansión brasileña hacia el oeste a través de medios
militares, económicos y culturales (ver, por ejemplo, Romero, 1983). ; Tambs, 1974).
La frontera no sólo se produjo en términos de acumulación por desposesión de
recursos naturales, sino que incluyó la apropiación de los cuerpos indígenas y su
explotación mediante la esclavitud (Cuadro 1). La frontera se trazó a lo largo del legado
institucional español estructurado en torno a un sistema de doble nación: una nación
para los indígenas y otra para los colonizadores (Ng'Weno, 2007, pp. 74­75; Thurner,
1997).
Desde 1843, el Estado colombiano (hegemónico), creó un marco legal encomendando
a la iglesia católica la colonización de los pueblos indígenas, primero a través de los
jesuitas y luego con las órdenes capuchinas, en lo que hoy son los departamentos de
´ ´
Caquetá y Putumayo (Kuan Bahamon, 2015). Esto incluyó el apoyo estatal a los
misioneros para concentrar a los indios (población indígena de andaquíes, huitotos,
coreguajes y carijonas) en pueblos y "civilizarlos"; en la práctica, esto incluía educación
forzada para niños, trabajo forzoso para adultos y castigos físicos, entre otros
(Artunduaga, 1987; Bonilla, 1968).
La Ley 89 de 1892 amplió a la Iglesia Católica la tarea de gobernar a los indígenas
"civilizados". De hecho, la ley los despojó de sus derechos económicos a poseer y
vender propiedades, así como de sus derechos de voto (Kuan Bahamon, 2015). El difícil
´
acceso a la región, que complicó la colonización de la Iglesia, sería superado cuando
comenzó el primer auge económico de la quinina.
La quinina es un compuesto contra la malaria extraído de la corteza del árbol
amazónico Cinchona spp. En 1883, la producción de quinina representaba un tercio de
las exportaciones de Colombia (Domínguez, 2005). Empresas propiedad de la élite del
país utilizaban mano de obra esclava indígena para extraer quinina, que luego sería
llevada en barco al Océano Atlántico a través de Brasil (Reyes, 2009; Sinchi, 2000;
Uribe, 2017). Durante este tiempo, a medida que los colonos (colonos) se trasladaron a
la región, se fundaron varios pueblos, primero a lo largo de las estribaciones de los
Andes y luego dentro de la selva tropical (CNMH, 2017; Vásquez Delgado, 2015). Hacia
´
la década de 1880, la creciente producción de quinina en las plantaciones de Java y Sri
Lanka desplomó sus precios (Domínguez y Gómez, 1990). Si bien muchas empresas
´
colombianas quebraron, otras se dedicaron a la extracción de caucho. Entre ellos, estaba
la Compañía Reyes, propiedad de la familia de Rafael Reyes (presidente entre 1904 y
1909) que soñaba con colonizar la Amazonía y sus pueblos 'salvajes' y 'caníbales'
mediante la creación de una serie de carreteras, vías fluviales y un ferrocarril
intercontinental.
Cuadro 1
Primer espacio fronterizo (1850­1930): Resumen.
Producto principal Quinina y caucho para los mercados internacionales
Producción
Despojo Tierras de los pueblos indígenas
hegemón Iglesia Católica (misiones jesuitas y capuchinos)
Principales subjetividades Indios (Andaquíes, Huitotos, Coreguajes y
carijonas)
Quineros
Caucheros
195
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(Domínguez, 2005; Uribe, 2017). Después del colapso de la quinina, el caucho se
convirtió en el motor de la colonización y la Misión Capuchina fue elogiada por la
construcción de la infraestructura vial para cruzar los Andes (Kuan Bahamon, 2015). En
particular, la empresa peruana Casa Arana obtuvo el monopolio de la producción de
caucho esclavizando, explotando y matando a más de 40.000 indígenas de la región
(Pineda, 2000, p. 100; Sinchi, 2000). Para Taussig (1993), ésta es una situación de
mimesis donde la visión colonial del "salvajismo" del Otro refleja la barbarie de los
colonos. En su momento, varios textos denunciaron la terrible situación de la población
indígena, incluido un libro de Roger Casement publicado en 1911 en Inglaterra que
impulsó a los capitales británicos a retirarse de la empresa peruana (Kuan Bahamon,
2015, p. 50).
´
Además, la producción de caucho en el Amazonas comenzó a disminuir a medida que
las plantaciones de caucho en Malasia y Sri Lanka se volvieron más rentables.
Cuando los precios internacionales del caucho finalmente colapsaron en la década de
1920, el gobierno otorgó títulos de propiedad a antiguos empresarios para que pudieran
comenzar a criar ganado. Los títulos estaban condicionados a la construcción de
infraestructura vial, sentando así las bases para la élite local (Artunduaga, 1987;
´
Domínguez y Gómez, 1990; Sinchi, 2000).
3.2. Desposeyendo a los colonizadores
En 1912 se creó la Sociedad Colonizadora del Cagu´an, con oficinas en la cercana
ciudad de Neiva en el Huila, con el propósito de proporcionar ganado a los fracasados
caucheros a cambio de limpiar el bosque y sembrar pastos para el ganado (Domínguez,
2005; Sinchi, 2000). Durante las décadas de 1930 y 1940 se estableció el modelo de
desarrollo ganadero a través del latifundio . Cabe destacar que en 1933 el gobierno
otorgó 5000 ha de tierra a la familia Lara, que luego se convertiría en la finca conocida
como Larandia (Sinchi, 2000). Esta finca se convertiría en la finca más grande del país
con más de 60.000 ha mediante el despojo de pequeños propietarios de tierras en sus
alrededores (Vásquez Delgado, 2015). Larandia fue elogiada como la finca modelo para
´
el desarrollo ganadero que los gobiernos conservadores de la década de 1940 intentaron
replicar en todo el país. Los ganaderos surgieron entonces como una nueva subjetividad
proveniente de la producción de mercancías y un nuevo orden jerárquico (Cuadro 2).
Mientras que para los pocos exitosos su nuevo poder económico los colocó en la cima
del orden social, para la mayoría fracasada que no pudo aumentar su producción, tener
ganado significó un nuevo sustento de producción de pequeñas mercancías.
A medida que los pueblos indígenas que solían vivir en el bosque fueron esclavizados,
asesinados o retirados hacia el interior de la selva, la frontera se trazó siguiendo las
líneas de naturaleza/cultura; entre los pastos plantados por el hombre y la selva tropical
natural "vacía". El frente de expansión de los colonos se produjo a lo largo de las aldeas
que los capuchinos habían creado, donde los nuevos ganaderos talaron el bosque y
plantaron pastos (Artunduaga, 1987; Brücher, 1974). Además, la guerra con Perú
(1932­1933) por la frontera amazónica y la hegemonía entre los dos países llevó al
gobierno colombiano a invertir en infraestructura vial que conecta los Andes con el
Amazonas, así como a construir bases militares, como Tres Esquinas en el al sur de
Caquet´a (Sinchi, 2000). Esta infraestructura vial, como sostiene Vásquez Delgado
(2015) , imbricaba los intereses de la élite ganadera, el control militar y un sesgo
´
anticampesino.
La política agrícola del estado que promovió la expansión agraria a través de
´
latifundios, no fue exclusiva del Caquetá: en todo el país
Cuadro 2
Segundo espacio fronterizo (1920­1960): Resumen.
Principal producción de productos básicos Carnes y cueros para el mercado interno.
Despojo Tierras de antiguos caucheros (pequeños propietarios)
Hegemones El ejército colombiano
Iglesia Católica (misión capuchina)
Principales subjetividades Indios (pueblos indígenas supervivientes)
Ganaderos
colonos
campesinos
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´
Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
los pequeños agricultores fueron desplazados por la fuerza (CNMH, 2017). En la
década de 1950, los agricultores de todo el país se organizaron en resistencia
armada como guerrillas liberales y comunistas que cuestionaban la hegemonía
estatal. La violencia extrema que caracterizó este período le dio el nombre de La Violencia .
´
Violencia). Las familias de varios agricultores que entrevistamos llegaron al
Caquetá durante este tiempo escapando de los horrores del conflicto en otras
partes del país para comenzar de nuevo como colonos. Entre ellos, está Benjamín,
un hombre fornido de unos cincuenta años cuya familia ha tenido éxito en la cría
de ganado, la cría de peces y la producción de frutas, una estrategia de
diversificación para sortear los auges y caídas de las materias primas. Se identifica
como campesino e indígena, como lo era su abuelo del pueblo Nasa que vive en
los Andes, lo que muestra algunas de las complejidades involucradas en la
subjetividad de las personas. Cuando se le pregunta sobre sus orígenes explica:
'Inicialmente nuestro abuelo emigró del Cauca en la época en que se peleaban
liberales y conservadores. Era guerra […] Lo iban a matar porque era liberal,
entonces un amigo lo ayudó a escapar de la zona. Primero se mudó al Huila y
´ 3.4. Hegemonía no estatal
luego al Caquetá. Salió [del Cauca] con su esposa y sus
cinco hijos, dejando atrás su tierra y todo lo demás.'
En 1958, un acuerdo político para un esquema de rotación de poder llamado
Frente Nacional entre los partidos conservador y liberal detuvo el conflicto y
desmovilizó a las guerrillas liberales. Sin embargo, el acuerdo también cerró la
arena política a cualquier otro partido político (CNMH, 2017). Unos años más tarde,
en 1964, el Estado reprimió violentamente a las guerrillas comunistas en el cercano
departamento de Tolima, dando lugar a las FARC, que establecieron su base en
el norte del Caquetá (Pizarro Leongómez y Moncayo Cruz, 2015). Como los
´ sobre el Amazonas, las subjetividades emergentes fueron rápidamente colocadas
propietarios de latifundios se resistieron a las reformas agrarias, los guerrilleros
desmovilizados recibieron títulos de propiedad en regiones periféricas como
´ La primera bonanza de la coca fue entre 1977 y 1982 (Sinchi, 2000), los
Caquetá, expandiendo así las tierras agrícolas hacia la selva tropical (Marsh, 1983).
3.3. Hegemonía estatal a través del desarrollo.
La siguiente fase de territorialización continuó a través de intervenciones de
desarrollo y planificación centralizada (Tabla 3). Esto incluyó la Ley 2 de 1959
mediante la cual el Estado declaró la Amazonia como bosque protegido en un
intento de actuar como una hegemonía para apropiarse de la selva tropical con el
propósito de conservar la biodiversidad, así como para la futura explotación de
recursos (Arocha, 2004). La primera intervención de desarrollo fue en 1959, Caja
Agraria (Banco Agrícola) entregó a un grupo de ex guerrilleros y desplazados
forzados lotes simétricos de 50 ha en tres frentes de colonización: Maguar´e en el
municipio de Bel´en de los Andaquíes, La Mono en El Doncello, y Valparaíso que
luego se convirtió en municipio por derecho propio (Eidt, 1967). Si bien el programa
no tuvo éxito
Cuadro 3
Tercer espacio fronterizo (1950­1970): Resumen.
Producto principal Caucho y Aceite de Palma para mercados internacionales
Producción
Despojo Tierras de los pueblos indígenas
Tierras de pequeños agricultores del Caquet´a
Tierras de pequeños agricultores andinos (desplazados forzosamente
y reasentados en Caquet´a)
Hegemones estado colombiano
Grupos guerrilleros liberales y comunistas
Subjetividades Indios (pueblos indígenas supervivientes)
Ganaderos
colonos
campesinos
´ '
'Colonos Espontáneos
exitoso en sus objetivos de desarrollo –ya que no consideró las características del
terreno (por ejemplo, la disponibilidad de agua), ni la capacitación de los colonos
(muchos de los cuales eran habitantes de ciudades que nunca habían trabajado la
tierra), y no proporcionó infraestructura básica– logró territorializar el área a través
de los colonos 'espontáneos' (Artunduaga, 1987). Se trataba de campesinos
desplazados por la fuerza de otras regiones que llegaron al mismo tiempo que los
colonos seleccionados y que tuvieron más éxito en convertir el
Geoforo 128 (2022) 192–201
selva tropical en tierras productivas (Artunduaga, 1987; Brücher, 1970).2
Dos programas de desarrollo posteriores fueron financiados por el programa
estadounidense 'Alianza para el Progreso' para el desarrollo y el comunismo:
´
Caquet'a
1 (1963­1971) y Caquetá 2 (1972­1976 y 1976­1980) en los tres frentes
de colonización antes mencionados (Artunduaga ). , 1987; Pantano, 1983; Los
programas promovieron el cultivo de caña de azúcar, palma aceitera y caucho. Sin
embargo, la ganadería se convirtió en la actividad económica más común, ya que
era la forma más fácil para los colonos, como agentes casuales en el proyecto
estatal de control territorial de la Amazonia, de apropiarse de la tierra después de
´
la tala y quema (CNMH, 2017; Vásquez Delgado, 2015). . Como era de esperar,
los programas no lograron sus objetivos de desarrollo, ya que los agricultores no
pudieron obtener ganancias, hubo una falta general de servicios estatales, la
inestabilidad política y la lentitud en la titulación de tierras provocaron protestas
generalizadas (Martínez Basallo, 2015).
La falta de gobernabilidad significó que la zona fuera un terreno fértil para la
producción de cocaína, trazando una nueva frontera entre las economías legales
e ilegales. La nueva frontera creó subjetividades asociadas con el cultivo de coca
(es decir, cocaleros – cultivadores de coca, campesinos que cultivaban coca;
raspachines – recolectores de hojas de coca) (Tabla 4). Aunque la mayoría de
estos mismos colonos habían encabezado el proceso de colonización patrocinado
´ por el Estado en la selva tropical y le habían dado tácitamente apoyo a su reclamo
en el fondo de la jerarquía social: fueron criminalizados y reprimidos por el estado.
narcotraficantes proporcionaron semillas y asistencia técnica a los agricultores
limitándose a un papel de intermediación. El auge permitió a algunos de los
agricultores mejorar sus medios de vida e invertir en ganado (Hough, 2011). Este
tipo de inversión derivada de las ganancias de la coca continúa hoy en día, algunos
de los agricultores nos explicaron que no es raro que realicen cultivos esporádicos
de coca como una forma de invertir, diversificar y ampliar su cultivo. La ganadería
se expandió hasta el punto de que, en 1984, el 95% de las tierras tituladas se
habían convertido en pastos que alimentaban a más de 1,2 millones de vacas
´
(Sinchi, 2000, p. 119; Vásquez Delgado, 2015). Los agricultores comenzaron a
reducir la producción de coca a medida que los precios de la cocaína caían, el
Estado restringió los precursores químicos de la pasta de coca, los militares
enfrentaron a las guerrillas y los grupos paramilitares se trasladaron a la zona
(Jaramillo et al., 1989).
El segundo auge de la coca (1984 y 1986) se produjo cuando los narcotraficantes
de la ciudad andina de Medellín crearon grandes enclaves productores de coca en
un intento de monopolizar la producción y defenderse de las FARC financiando a
grupos paramilitares (Vargas, 2003). La incursión de los narcotraficantes creó
condiciones comerciales desiguales para los cocaleros en las áreas de enclave y
amenazó el control territorial de las FARC (Vásquez Delgado, 2015). Dentro de las
FARC hubo un debate entre oponerse al cultivo de coca y, por tanto, alienar­
Cuadro 4
Espacio de la cuarta frontera (1970­2000): Resumen.
Principal producción de productos básicos Cocaína para los mercados internacionales
tierras del estado colombiano
Despojo
hegemón FARC
Principales subjetividades Ganaderos
colonos
campesinos
Cocaleros y raspachines
2
La influencia política de la Misión Capuchina llegó a su fin poco después de la publicación de
un libro del periodista Víctor Bonilla (1968) que cuestionaba el legado de la Misión y sus abusos
a la población indígena, incluidos castigos físicos, expropiación de tierras y trabajos forzados;
calificó el poder de la Misión como un estado dentro del Estado.
196
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Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
su base social, o aceptar el cultivo bajo estricta regulación de la producción (Reyes,
2009). Según Diego, un ex comandante de las FARC que entrevistamos, 'las
FARC nunca fueron exportadoras de coca [...] Las FARC regularon el mercado de
la coca y condicionaron los precios a los traficantes para ayudar a los campesinos
[...] Pero además de sostener un precio que cubría Al trabajo [del campesino] le
cobramos un impuesto', llamado gramaje. A finales de los años ochenta, las FARC
se habían convertido en una hegemonía que controlaba la producción de coca en
´
el Caquetá (Carroll, 2011). La coca trajo a la región grandes sumas de dinero que
circularon en las economías locales. Por ejemplo, un agricultor que entrevistamos
recuerda que, aunque no estaba directamente involucrado en la producción de
coca, su finca no podía satisfacer la demanda local de alimentos, pescado, aves,
huevos y carne consumidos por la fuerza laboral raspachines . Para quienes se
dedicaban a la producción de coca, era un buen negocio cosechar cada 45 días y
recibir el pago en efectivo de los traficantes. Sin embargo, fue y sigue siendo una
actividad riesgosa que deja a los agricultores ya vulnerables a merced de actores
armados, estatales o no. Vale la pena señalar que, como sostiene Ciro Rodríguez
(2016) , la decisión de los campesinos de cultivar coca no solo está relacionada
con conflictos de tierras (acceso y propiedad de la tierra), sino también con la
dificultad que experimentan para cultivar esas tierras debido a suelos pobres, falta
de infraestructura y falta de apoyo y servicios estatales. Para los agricultores, las
economías de la coca son a menudo el único camino de desarrollo disponible para
superar las condiciones precarias en las que están inmersos.
En los años noventa, el aumento de la producción de coca en los departamentos
´
pro­ de Putumayo convirtió a Colombia en el mayor productor de cocaína
Caquetá, superando a Perú y Bolivia (USGAO, 1999). Además, el gobierno adoptó
políticas neoliberales del 'Consenso de Washington' ( Apertura Econ´omica , en el
discurso nacional) que promovieron un cambio de la producción de ganado para
carne y cueros hacia la leche precondensada, precursora de la leche en polvo para
exportación (Hough, 2011). A mediados de los noventa, el 80% de la población del
Caquetá vivía del cultivo de coca (ElTiempo, 1995; Sinchi, 2000). En consecuencia,
el gobierno introdujo el Plante (Plan nacional de desarrollo alternativo), como una
'estrategia de contingencia' complementaria a los esfuerzos militares contra el
narcotráfico (DNP, 1994). El programa pretendía diversificar los ingresos de los
agricultores "aliviando las condiciones inestables de trabajo e ingresos a las que
se verían sometidos los agricultores una vez que la economía ilícita desaparezca
o se reduzca drásticamente (DNP, 1996). Plante fue criticado y rechazado por la
mayoría de los cocaleros y campesinos por igual, ya que los herbicidas utilizados
en la fumigación aérea también mataban los cultivos de subsistencia (DNP, 1996;
Semana, 1996; Walsh et al., 2008). Además, las protestas generalizadas que
involucraron a 200.000 cocaleros en Caquetá y Putumayo llevaron al gobierno a
incluir en su política planes de desarrollo, como electrificación, carreteras,
´
educación y atención médica (ElTiempo, 1996). Como sostiene Ramírez (2011) ,
estas movilizaciones sociales mostraron cooperación entre el Estado y la sociedad
civil para oponerse a la violencia, y tuvieron como propósito traer al Estado que
hasta entonces era percibido como ausente por la población local.
3.5. Espacios en disputa
En 1998, el gobierno de Pastrana (1998­2002) fue elegido con la promesa de
buscar un acuerdo de paz con las FARC (Ríos Sierra, 2016). Ese mismo año, se
iniciaron conversaciones de paz otorgando a las FARC una zona desmilitarizada
de 42.129 km2 que incluía el municipio de San Vicente del Cagu´an en la parte
´
norte del Caquetá (OPPDH, 2010). Las FARC utilizaron la zona como centro de
operaciones, donde se reagruparon y rearmaron ampliando el área a 54.302 km2
(ElTiempo, 2000). Además, en 2001 las AUC enviaron grupos paramilitares del
´ Producto principal
Caribe al frente de combate del Caquetá, en el sur del para formar un
departamento, intentando rodear la zona desmilitarizada y marcando el inicio de
un nuevo ciclo de violencia por el control de los impuestos a la producción de coca
(La Verdad Abierta, 2011).
En 2000, Estados Unidos financió el Plan Colombia para contrarrestar lo que
el Departamento de Estado de Estados Unidos llamó 'narcoterroristas' (Livingstone,
2003), que no distinguía entre campesinos, cocaleros, raspachines, guerrillas y
paramilitares (Tabla 5). . El programa tuvo un
197
Geoforo 128 (2022) 192–201
presupuesto de 1.300 millones de dólares que se utilizaron para operaciones
antinarcóticos, apoyo al proceso de paz con las FARC, asistencia militar y
entrenamiento a las fuerzas armadas de Colombia y desarrollo económico en
regiones periféricas (Asher, 2009). Según el general Parra, quien estaba al mando
de la sexta división que cubría los departamentos de Caquetá, Putumayo y
Amazonas: 'El Plan Colombia, proporcionó recursos para aviación, comunicaciones
y entrenamiento, que fortaleció al Ejército [...] para atacar las amenazas, y
recuperar el territorio ganándose la confianza de la población.' Cuando las
conversaciones de paz fracasaron en 2002, la situación de seguridad se deterioró
rápidamente. Las FARC, los paramilitares y el ejército lucharon por la hegemonía
territorial que afectaba todas las esferas de la vida en el departamento. Por
ejemplo, en 2002 uno de los alcaldes fue asesinado y 10 de 16 alcaldes
´
abandonaron Caquetá temiendo por sus vidas (ElTiempo, 2002).
Las bases militares construidas durante la guerra con Perú se convirtieron en
el centro de operaciones entre Estados Unidos y Colombia desde donde se
coordinaba la fumigación aérea indiscriminada de cultivos de coca (Lyons, 2016).
Además, Plante, que ya no estaba suficientemente financiado, fue descartado
porque el país atravesaba una recesión económica. En El Doncello, los vecinos
vivieron el conflicto como una guerra abierta. Gabriela es una mujer de unos
setenta años, se autoidentifica como campesina y pasa sus días atendiendo a
algunas vacas lecheras, alimentando peces en un estanque y ayudando a una de
sus hijas a criar a sus dos hijos. Explicó que el ejército la acosó a ella y a sus dos
hijas en los años 2000 porque las consideraban colaboradoras de las FARC:
'Seguramente pensaron que yo estaba colaborando [...] Creo que sí porque justo
afuera [de mi casa] mataron a unos soldados del ejército y pensaron que sí. que
aquí dentro había guerrilleros. Fue muy duro. Venían por la noche y rompían todas
las bombillas y luego empezaban a romper el techo. ¿Por qué? Porque la gente es
mala, el Estado es malo. Fui a la defensoría del pueblo en Florencia. Le dijeron a
un teniente del ejército que viniera a ver qué estaba pasando, pero nunca vino.'
Tanto la palabra "confianza" en el discurso del General como la experiencia de
este agricultor no son casuales. Para varios agricultores que entrevistamos, el
ejército es visto como una fuerza represiva que utiliza las granjas como escenario
para el combate armado y trata a los agricultores como sospechosos y como
guerrilleros potenciales. Esta proyección de los agricultores como colaboradores
replica un sistema de larga duración de jerarquías de alteridad que siguen
categorías de género, clase, raza y etnia (Quijano, 2000). Las mujeres, los
indígenas y los campesinos y campesinas pobres son colocados al final de las
prioridades del Estado o tratados como enemigos, mientras que los agricultores
mestizos y blancos ricos disfrutan de protección contra la violencia.
estado.
El Plan Colombia continuó bajo la 'guerra contra el terrorismo' del presidente estadounidense Bush
(Livingstone, 2003). A nivel local, se combinó con las políticas del recién elegido
gobierno colombiano de Uribe (2002­2010), cuya “seguridad democrática”
apuntaba a la derrota militar de las FARC e ignoraba las raíces sociales del
conflicto. Los actores armados desplegaron diferentes técnicas de guerra para
intentar asegurar el control territorial: mientras los militares dominaban los cielos,
en el terreno los actores armados (paramilitares, guerrillas y el ejército) restringieron
todas las esferas de la vida, incluidas las relaciones sociales y la movilidad,
mediante toques de queda y puestos de control. Por ejemplo, las FARC utilizaron
libros de reglas que indicaban a los agricultores cómo comportarse (Cancemance
´
López, 2017). Los agricultores quedaron atrapados en medio del conflicto. La
mayoría de la gente de estas zonas sufrió la guerra y se vio obligada a huir o a
soportar los momentos de conflicto, como explicó Lucía. ella es una edad mediana
Cuadro 5
Quinta frontera espacio (1990­2015): Resumen.
Leche deshidratada para mercados internacionalesQuesos y
Producción carnes para mercados nacionales
Despojo tierras del estado colombiano
Propiedad territorial (pequeña y grande)
Hegemones estado colombiano
FARC
Paramilitares
Principales subjetividades Ganaderos
colonos
campesinos
Cocaleros y raspachines
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Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
Mujer de El Doncello, que se dedica a la ganadería como principal medio de vida y se
considera a sí misma y a su familia como ganaderos de pequeña escala.
Al ser consultada sobre su experiencia durante la presencia de las FARC en la zona,
relató:
La mañana después de las elecciones [de 2006], había guerrillas por todas partes.
Bloquearon a la policía [en la ciudad]. No se podía comprar ni vender nada, ni salir
[…] solo quedó [un] vecino porque la mayoría se había ido […] No podíamos cruzar
la calle porque había minas terrestres […] Nos acurrucamos en una rincón de un
dormitorio […] Recogíamos agua de lluvia porque la gente decía que la guerrilla
estaba envenenando el agua.
Las FARC y los paramilitares colocaron minas terrestres y utilizaron infraestructura
vial y eléctrica como medio para controlar el espacio. Durante nuestro trabajo de campo
en 2019 y 2020, casi 15 años después de la experiencia de Lucía, nos topamos con una
ONG que realizaba remoción de minas en la región. Hasta hace poco, la población local
tenía que lidiar no sólo con los artefactos explosivos que quedaron del conflicto, sino
también con caminos en mal estado para llevar sus productos agrícolas a los mercados,
ya que los FARC los utilizaban para frenar al ejército y los paramilitares. (cf. Peñaranda
˜ Currie et al., 2021). Las FARC destruyeron puentes y torres eléctricas para socavar la
legitimidad del Estado y, en el caso de los paramilitares, dejaron cadáveres en exhibición
para aterrorizar y controlar a la población (CNMH 2017).
A medida que la seguridad democrática del gobierno avanzaba mediante
fumigaciones aéreas de cultivos de coca en San Vicente y presión militar sobre los
cultivadores de coca, las FARC respondieron con acciones violentas contra el Estado y
empresas privadas, como Nestlé (Reyes, 2009). Nestlé Corporation se había convertido
en “la única opción viable para estos productores de coca convertidos en pequeños
ganaderos” (Hough, 2011: 1030). Nestlé había construido su imperio económico
regional a través de la expansión de la infraestructura de procesamiento de leche que
incluyó la construcción de una planta de precondensación en Florencia en 1974, la
construcción de estaciones de enfriamiento en El Doncello y San Vicente (Nestlée , sf),
además de encargar centros de recolección de leche más pequeños en toda la región
para aprovechar los pequeños ganaderos de productos básicos dispersos por todo el
departamento. Para 2006, Nestlé se había convertido en un monopsonio lácteo que
trabajaba junto con Fedeg´an ( Federaci´on Nacional de Ganaderos ) promoviendo la
producción de leche y carne, brindando crédito y servicios de extensión, así como
ayudando a los agricultores a mejorar pastos (Hough, 2011; Sinchi, 2000).
El dominio económico de Nestlé la convirtió en blanco de las acciones de las FARC.
Primero, en 2006, las FARC llevaron a cabo una 'huelga armada' para detener todas
las actividades económicas en Caquetá, incluida la compra diaria de Nestlé de 100.000
´
principios de 2007 las FARC litros de leche ( Delgado, 2015). En segundo lugar, a
(Semana, 2007; Vásquez hizo estallar un tanque de almacenamiento de leche en San
Vicente, quemó uno de los camiones de leche de la compañía y destruyó el centro de
acopio de leche en El Doncello (ElTiempo, 2007a). Además, las FARC obligaron a
ganaderos dejaron de vender su leche a Nestlé, lo que afectó a más de 2000 de ellos
(ElTiempo, 2007b). Como consecuencia no deseada de las acciones de las FARC, el
número de fábricas de queso locales aumentó, rompiendo efectivamente el monoponia
láctea de Nestlé (Semana, 2008). ) . se basó en el miedo y la violencia, donde la mayoría
de ellos no estaban de acuerdo con la presencia de actores armados en la región. A
partir de entonces, la intensidad del conflicto disminuyó permitiendo a los agricultores
´
continuar con su producción de queso y lácteos. Según Diego, de las FARC, la marea
de la guerra comenzó a cambiar entre 2007 y 2008. Varias derrotas militares de las
FARC, incluida la muerte en combate de tres miembros del secretariado de las FARC
(su órgano de mando), llevaron a las FARC en 2012 a la mesa de negociaciones con el
gobierno de Santos ( 2010­2018) y luego de largas negociaciones se firmó un acuerdo
en 2016 (Ospina Ovalle, 2017).
198
Geoforo 128 (2022) 192–201
3.6. ¿Un intercambio de poder versus territorialización?
Antes del acuerdo de paz de 2016, según el general Parra, las FARC eran quienes
´
establecían las reglas y las hacían cumplir en el Caquetá (Cuadro 6).
Como tales, controlarían y autorizarían la explotación y uso de los recursos naturales
´
(Cancemance López, 2017; Ramírez, 2011). Esto incluyó prohibir la tala y la extracción
de madera, la caza y la pesca en ciertos momentos y lugares y organizar actividades
mineras, modelando así los paisajes a punta de pistola (Baptiste et al., 2017). Además,
como explica Diego de las FARC, solían organizar reuniones y resolver disputas locales
en los pueblos. Según el Ejército, sin embargo, la gente vivía asustada y reprimida por
las FARC.
Para Diego de las Farc, las negociaciones de paz en Cuba fueron diferentes a las
anteriores, pues incorporaron al ejército como actor. El acuerdo tenía seis puntos
principales que abarcaban: (i) política de desarrollo agrario, (ii) participación política de
las FARC, (iii) fin del conflicto armado, (iv) solución al narcotráfico, (v) víctimas, y (vi )
un mecanismo de participación pública a través de un referéndum. En el terreno, a los
soldados de las FARC se les preguntó su opinión sobre el inicio de negociaciones con
el gobierno. Una vez concluida la negociación, las FARC realizaron una conferencia
donde ratificaron internamente el acuerdo. En Caquetá, Diego tuvo a su cargo el
seguimiento y verificación de los acuerdos. En el ámbito político, el acuerdo fue
derrotado en un referéndum en 2016.
No obstante, el gobierno ratificó el acuerdo a través del Congreso.
Poco después, los guerrilleros se concentraron en campamentos de zonas rurales
donde iniciaron un proceso de reincorporación a la vida civil.
A medida que el ejército comenzó a avanzar hacia espacios anteriormente
gobernados por las FARC, se enfrentaron a la desconfianza y a una falta general de
legitimidad. Años de fumigación aérea de cultivos de coca y de subsistencia habían
pasado factura. Como parte de su estrategia de "recuperar" a la población local, el
ejército proporcionó servicios médicos básicos, transportó por aire a pacientes
gravemente enfermos desde las zonas rurales a las ciudades y, en algunos lugares,
construyó infraestructura vial. Estas intervenciones son importantes, ya que la mayoría
de los municipios tienen recursos económicos muy limitados en comparación con los
enormes presupuestos y la capacidad del ejército para llegar a zonas remotas. De
manera similar al enfoque represivo adoptado por el ejército en Brasil para controlar la
deforestación en el Amazonas (Otsuki, 2013), el ejército en Colombia también estuvo a
cargo de "expulsar" a los nuevos colonos de los parques nacionales (por ejemplo ,
ElTiempo, 2019a). En zonas remotas, el ejército se convirtió en la única cara que la
gente llega a ver del Estado. En efecto, el ejército puede verse como un actor armado (un hegemón) q
El enfoque represivo de las FARC hacia la población local, que incluía sanciones como
el destierro de la zona por incumplimiento de sus normas (Cancemance López, 2017),
´
hizo que con la llegada del Ejército la gente comenzara a extraer madera, quemar la
selva y cazar nuevamente. Al ser consultado sobre esto, Diego explicó que le ha dicho
al Ejército lo siguiente:
Si no cambias esa convicción de que tienes un enemigo interno, ves en cada
campesino un enemigo. Si no intentas realmente llegar a la gente con cosas, no
solo queriendo comprarlas, sino mostrarles que realmente estás aquí para ayudarlas;
Si no haces eso, la gente no creerá en ti. Varios de ellos [ejército
Cuadro 6
Espacio Sexta Frontera (2010­): Resumen.
Principal producción de productos básicos Leche deshidratada para mercados internacionales
Quesos, carnes y pescados para los mercados nacionales
Despojo Parques Nacionales
Tierras de los pueblos indígenas
Hegemones estado colombiano
disidencias de las FARC
Principales subjetividades Ganaderos
colonos
campesinos
piscicultores
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´
Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar Geoforo 128 (2022) 192–201

Los funcionarios] me habían preguntado: 'tienes que ayudarnos a recuperar nuestra credibilidad selva tropical, o esperar hasta que puedan reclamar títulos de propiedad (Campbell,
ante el pueblo, para que los campesinos confíen en nosotros'. 2015). Las antiguas zonas productoras de coca se convierten entonces en pastos para
la ganadería (cf. Cleary, 1993; Ioris, 2018; Walker et al., 2009).
Ramírez (2019) sostiene que el acuerdo de paz desafió la estrategia de militarización
Si bien el impulso del Estado para generar confianza puede verse como parte de
del Estado brindando una ventana para tratar a los habitantes de áreas de conflicto como
una estrategia para ganarse los corazones y las mentes de la población local, también
ciudadanos y no como criminales. Para hacer frente a su falta de popularidad, el ejército
muestra que cambiar un poder hegemónico (FARC) por otro (el Estado) es un proceso
desplegó dos programas llamados 'Fe en Colombia' y 'Pasión en Caquetá'' destinados
complejo que implica construir relaciones. reciprocidad y responsabilidad.
a: 'decirle a la gente del país que vengan a visitar la región 'aquí están sus fuerzas
Esta estrategia también implica un movimiento simbólico en la jerarquía social, donde
armadas, vengan a la río, ven a los sitios turísticos”. Entonces, cuando la gente ve a los
la población local ya no es tratada como criminales sino como ciudadanos. En este
soldados haciendo eso, la gente comienza a confiar y la popularidad del ejército aumenta.
punto, no podemos decir si esta estrategia podría poner fin a la lógica de frontera en
También con el Batallón de Ingenieros hemos ayudado a construir caminos en varios ´
el Caquetá, con sus ciclos de auge y caída de la producción de materias primas. Más
lugares' (Entrevista al General Parra). Esta estrategia de territorialización mediante la
bien, podemos afirmar que la territorialización necesita necesariamente confianza
creación de medios de vida locales alternativos basados en el turismo sigue una dinámica
entre los numerosos actores de la región y un sentido de responsabilidad entre ellos,
similar descrita por Ojeda (2012), donde a principios de la década de 2000 el ejército
algo que dependerá de si el Estado puede llevar la economía de la cocaína a su esfera
aseguró espacios para el turismo para los colombianos ricos.
de control, ya sea a través de la legalización o mediante la continuación de su
desafortunada acción militar.
Además, el ejército ha liderado el esfuerzo de traer agencias de cooperación
internacional a la región: 'las agencias no vendrían si no hubiera seguridad. Hemos 4. Conclusión
trabajado para fortalecer a las ONG locales […] Nuestra misión es atacar a los grupos
armados, pero [también] tenemos que ayudar porque no hay carreteras. Si este
En este artículo hemos demostrado que la continua reestructuración espacial del
departamento tuviera caminos para todos lados todos estaríamos mejor' (Entrevista al
Caquetá para el control de los recursos para la reproducción social sigue el trazado y
General Parra). Como argumenta Ballv´e (2012, pp. 612­613), las carreteras en Colombia
redibujado de la frontera facilitado por las jerarquías de la alteridad. La colonialidad del
son proyecciones tanto materiales como simbólicas del alcance del Estado en áreas
poder vincula estas formas jerárquicas de diferencia socioeconómica y espacial. En el
'inexploradas', hasta el punto de que la presencia o ausencia del Estado se equipara con ´
Caquetá, la expansión de la producción de mercancías se da mediante la (re)producción
la presencia y calidad de esos mismos caminos.
de categorías a través de la delimitación de nuevas fronteras que abren recursos para la
extracción hasta que se agotan, son violentamente reprimidos o sus mercados colapsan.
Según los agricultores que entrevistamos, desde el inicio del proceso de paz dejaron
Un ejemplo de ello es la relación entre la producción de coca y la deforestación en la
de pagar impuestos a las FARC. Sin embargo, varios de ellos reconocen la presencia de
Amazonia desde al menos la década de 1970, donde la constante disponibilidad de
grupos disidentes de las FARC que no se sumaron al Acuerdo de Paz. Además, varios
tierras para la colonización se sustenta en la creación de nuevas jerarquías que facilitan
agricultores afirmaron que antes de la firma del acuerdo de paz, las FARC les dijeron a
la explotación de recursos, ya sea de los pueblos indígenas. , de la selva tropical, o de
los campesinos que comenzaran a cultivar coca, ya que eso los haría elegibles para
los cocaleros y campesinos.
futuros subsidios estatales entregados a los cocaleros que dejaran de cultivar coca.
Según nuestra encuesta, al menos el 10% de los agricultores recibían fondos estatales
ya sea por ser ex cocaleros o simplemente por vivir en la misma zona que los cocaleros. ´
Analizar el Caquetá como espacio de frontera revela al menos tres aspectos.
Esto pone de relieve el enfoque geográfico que el gobierno ha implementado para
En primer lugar, las formas contemporáneas de exclusión y diferencia espacial
abordar la producción de coca. También puede entenderse como un proceso de sacar a
producidas por la colonialidad del poder tienen sus raíces en estructuras sociales
los agricultores de una economía ilícita a la esfera del Estado, territorializando así áreas
duraderas que se remontan al siglo XVIII y que facilitan la mercantilización y la
donde no había presencia o control estatal explícito.
acumulación, similar a lo que Grosfoguel (2011) llama la "situación colonial" para
referirse a continuación de formas coloniales de dominación producidas por culturas
coloniales y estructuras del capitalismo global. En la frontera, la colonialidad del poder
Sin embargo, la mano dura del Estado y sus militares sigue manifestándose. Unos
vincula la producción de jerarquías de alteridad, el control sobre los recursos para la
meses después de nuestro trabajo de campo de 2019, la fuerza aérea bombardeó un
´ reproducción social, la maleabilidad y adaptabilidad de la producción de mercancías
campamento de disidentes de las FARC en Caquetá. Esto fue presentado en
y la posibilidad particular del hegemón de alterar un sistema social y espacial previo.
medios nacionales como un éxito por parte del presidente Duque. Unos días después,
orden – a expensas de lo que existía allí antes (Castro­Gómez, 2007). Por lo tanto, lo
un congresista denunció que en el campamento se encontraban 18 menores que habían
que en un principio podría entenderse como un vacío institucional es en realidad la
sido reclutados a la fuerza en la zona cercana. Los pocos que sobrevivieron al ataque ´
manifestación de una hegemonía que está produciendo un reordenamiento social y
fueron asesinados por tropas terrestres (W Radio, 2019). El ministro de Defensa renunció
espacial para la acumulación por desposesión.
justo antes de que el Congreso realizara una moción de censura (ElTiempo, 2019b). Las
ramificaciones de este evento fueron palpables durante nuestra última visita de campo
En segundo lugar, que la particular historia de auges y caídas de la producción de
en 2020, limitando nuestro acceso a las zonas rurales. Nuestros informantes dijeron que
diferentes mercancías en el Caquetá ha dejado una fragmentación del control
la gente temía una escalada de violencia y el reclutamiento de menores.
territorial y del campesinado desplegada en las múltiples subjetividades discutidas.
Por lo tanto, la cuestión de gobernar estos espacios, que incluyen abordar los
La producción de coca es una cuestión compleja que vincula el acceso a la tierra,
problemas y quejas de los de abajo (es decir, campesinos, ganaderos de pequeña
el desarrollo rural y la conservación de la biodiversidad. La lógica de la frontera ayuda
escala , pueblos indígenas , etc.), pasa a ser secundaria después de la preocupación
a explicar la dinámica de la coca. Los campesinos sin tierra se trasladan a zonas
de la hegemonía por asegurar el control sobre los la tierra y sus recursos para la
remotas de la selva tropical, la talan y queman y comienzan la producción de
producción de mercancías (Peluso, 2018; Scott, 1998). Desde este punto de vista, la
subsistencia. Como los suelos son pobres y la ubicación de las fincas es remota, el
deforestación, la violencia y el acaparamiento de tierras son síntomas de la lógica de
cultivo de coca es la única alternativa que asegura un medio de vida (Ciro Rodríguez,
la frontera.
2016). La coca tiene varias ventajas sobre otros cultivos. En primer lugar, los traficantes
En tercer lugar, teorizamos cuatro principios para la (re)creación de la frontera:
y los intermediarios proporcionan semillas y suministros agrícolas.
producción de mercancías, desposesión, hegemonía(s) y subjetividades. De este
En segundo lugar, las hojas son recolectadas por raspachines que se trasladan de
modo, agregamos una dimensión espacial a la colonialidad del poder de Quijano
finca en finca. En tercer lugar, cuando el agricultor transforma las hojas en pasta de
(2007a, 2001) y la operacionalizamos en su aplicación.
coca, los intermediarios o traficantes llegan a la finca y la compran en efectivo a
Dado que la colonización comienza en una frontera, las ideas que surgen de los
precios controlados. Cuando el Estado comienza a penetrar en estas zonas "remotas",
estudios decoloniales latinoamericanos nos ayudan a comprender las bases del control
ya sea mediante operaciones militares o mediante infraestructura de desarrollo, los
social en un contexto poscolonial, como el del Caquetá. Leer la frontera prestando
colonos venden la tierra y se adentran más en el territorio.
atención a la colonialidad del poder muestra la creación activa de

199
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´
Nicolás. Acosta García y Niels. Doblar
jerarquías para el control social, y aporta matices a los espacios donde se produce la acumulación
´ Cali.
por desposesión. El caso de Caquetá nos permitió desarrollar y mostrar la aplicación de este
enfoque teórico en geografías fronterizas. Sin embargo, hay mucho potencial para que se
desarrolle más allá de la descripción, por ejemplo, examinando las interrelaciones entre los cuatro
principios.
La historia de la falta de territorialización de Caquetá no necesita verse como un fracaso del
Estado, sino más bien como una combinación de acciones intencionadas por parte de muchos
actores para mantener el área como un espacio fronterizo. La colonialización, el desarrollo y las
intervenciones violentas han sido intentos de apropiarse de las rentas derivadas de dicho
espacio. Sin embargo, como argumentó Karl Polanyi (1944) , la lógica del capital es mercantilizar
la tierra y el trabajo que proporciona la base para la acumulación continua, lo que a su vez
socava la base humana y natural del sistema. La historia de la construcción de fronteras en el
Caquetá ilustra esta dinámica. De una forma u otra, el desplome de cada ciclo de producción de
´ Ciro Rodríguez, E., 2016. Cultivando Coca en el Caquet´a: Vidas y Legitimidades en la Actividad Cocalera.
mercancías puede atribuirse al debilitamiento de la base misma que le dio origen. Esto incluye la
alterización de la población local, que es tratada como "salvaje", "ilegal" o "terrorista", y la
explotación de la naturaleza local mediante la tala de bosques para pastos, mediante la
fumigación aérea indiscriminada de cultivos (legales o no) con herbicidas. , y mediante,
literalmente, el uso de explosivos y armas. Para entender la frontera como un espacio de
colonialidad del poder, hemos propuesto un enfoque que examina la creación de subjetividades
asociadas con la producción de mercancías y su clasificación en jerarquías, con la esperanza de
arrojar luz sobre los mecanismos detrás de la producción social de la frontera.
Declaración de contribución de autoría CRediT
´ ´
Nicolás.
Acosta García: Conceptualización, Investigación, Redacción – borrador original,
Redacción – revisión y edición, Análisis formal, Validación.
Niels. Plegado: Conceptualización, Investigación, Escritura – revisión y edición, Análisis formal,
Validación.
Declaración de intereses en competencia
Los autores declaran que no tienen intereses financieros en competencia ni relaciones
personales conocidas que pudieran haber influido en el trabajo presentado en este artículo.
Agradecimientos
´ www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM­1374409 (consultado el 16.10.19).
Agradecemos a los agricultores del Caquetá por participar en este estudio, así como a
nuestros socios de la región por facilitar el trabajo de campo.
Además, al Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca por financiar esta investigación a
través de la subvención 17­M11­DTU.
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