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118 ANALISIS POLITICO No.

22, mayo-agosto de 1994

Cristian Gros

Colombia indígena. Identidad cultural y cambio social


CEREC, Bogotá, 1991.

La imagen de tres delegados indíge­ cas, que giran en tomo a los ejes de tuamente constructiva. Aun cuando
nas participando, con plenos dere­ reflexión del autor: el contradictorio los dos capítulos, que conforman esta
chos, en las deliberaciones de la pasa­ proceso de modernización de las co­ segunda parte, son los que menos re­
da Asamblea Nacional Constituyente munidades indígenas, los esfuerzos ferencias hacen del caso colombiano,
continúa proyectándose, aún tres años por defender su identidad frente a las las sugestivas reflexiones sobre el im­
después, como símbolo del espíritu de organizaciones de izquierda y las pacto de la lucha armada en países
tolerancia y pluralidad que inspiró el transformaciones que se han operado con un alto porcentaje de población
texto constitucional del año 91. en su relación con el Estado. indígena, como Guatemala y Perú,
plantean numerosos interrogantes
Este hecho, junto con la adopción de La primera parte, “Transformaciones
sobre la relación entre guerrillas y
un amplio catálogo de derechos que y continuidad en el Vaupés”, incluye
movimiento indígena en el caso co­
abre las puertas a la integración polí­ dos ensayos producto de un amplio
lombiano, durante las últimas dos dé­
tica de las comunidades indígenas a trabajo de campo del autor, en los cua­
cadas. Además la reflexión sobre los
la sociedad colombiana, representa les analiza el impacto que ha tenido
para muchos la mejor demostración desencuentros entre indígenas y mo­
sobre la comunidad Tukano, del terri­
de las posibilidades de ampliación de vimiento armado fueron escritas, co­
torio del Vaupés, la aproximación a
nuestra democracia. Experiencia que mo lo señala el propio autor, pensando
prácticas económicas o culturales de
algunos creen puede ser rescatada, en nuestro país y en la crisis del movi­
la “civilización". En primer lugar se
para hacer posible la integración de miento campesino de los años setenta,
ocupa de las transformaciones en el
otros sectores política, étnica o cultu­ agudizada por el dogmatismo y el sec-
mundo del trabajo, a partir del em­
ralmente marginados. ta- rismo de la izquierda colombiana.
pleo de herramientas como motosie-
rras y lanchas a motor, que han
Mientras los indígenas colombianos, El desencuentro entre las vanguar­
ampliado enormemente la producti­
que constituyen el 2% de la población, dias armadas y los campesinos que
vidad del trabajo, modificando tam­
reciben un tratamiento equiparable habitan la “zona de operaciones” de la
bién la relación con el tiempo y las
al que se otorga a las mayorías políti­ guerrilla, cuyos efectos hemos conoci­
distancias, pero que también han
cas; en México, Ecuador, Guatemala, do en Colombia durante los últimos
obligado a los indígenas a acumular
Perú o Bolivia, en donde las minorías años, alcanza un nivel verdadera­
los recursos necesarios para tener ac­
étnicas son en realidad mayorías que mente dramático cuando se trata de
ceso a esas técnicas, con la consecuen­
representan entre un 30 y un 50% de pueblos indígenas, a los cuales la gue­
te modificación de su relación con el
la población, se les desconoce por di­ rrilla cree que debe liberar de una do­
dinero y en generad con el trabajo. En
versas vías sus derechos y se los man­ ble explotación: económica y racial.
segundo lugar, analiza el impacto que
tiene al margen de la actividad Los comandantes guerrilleros se en­
política. El contraste entre los delega­ ha tenido sobre esta comunidad la lle­
cuentran en una condición de triple
tarios indígenas colombianos, refor­ gada de nuevos agentes culturales, mi­
mando la Constitución, y los insur­ sioneros, aintropólogos y maestros, exterioridad frente a las comunida­
gentes de Chiapas o los huelguistas del entre otros, que han transformado su des indígenas: como intelectuales, co­
Ecuador, enfrentando la represión del relación con el conocimiento y su trans­ mo citadinos y como blancos, que
Ejército, no podría ser más significativo. misión. Todo ello con profundas conse- refleja la incapacidad de la guerrilla
cuenciais sobre su autonomía, que para entender la compleja realidad
¿Cómo explicar entonces las particu­ coloca a los indígenas en una creciente indígena, que pretendía transformar.
laridades del caso colombiano? situación de inferioridad frente a los Situación que recuerda los esfuerzos
nuevos actores presentes en la región. de la élite criolla, a comienzos del si­
El libro de Cristian Gros es sin duda glo pasado, por movilizar a los indios
un valioso aporte en esa dirección. Es­ En la segunda parte, “Guerrillas y or­ a favor de la independencia de Espa­
te trabajo integra nueve ensayos, es­ ganizaciones indígenas veinte años ña y en defensa de unos intereses que
critos entre 1976 y 1990, la mayoría después”, Gros cuestiona una rela­ nada tenían que ver con los de las co­
de los cuales habían sido ya publica­ ción que, en el discurso de la izquier­ munidades indígenas, tal como vino a
dos en francés. Los artículos están da latinoamericana, habitualmente demostrarlo el acelerado deterioro de
agrupados en tres unidades temáti­ se presentó como respetuosa y mu­ sus condiciones de vida, una vez con­
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quistada su “libertad” en el campo de de su territorio, en la campaña “Paso sólidos y de fondo con el Estado, los
batalla. de vencedores”, una de las acciones cuales podrían conducir, en un futuro
más negativais pau-a el Quintín Lame, no muy lejatno, a que las comunidades
Las dificultades para interpretar la tal como habríatn de reconocerlo sus indígenas y sus autoridades se con­
realidad indígena, según el análisis aintiguos dirigentes años más tarde. viertan en vehículos de políticas esta­
de Gros, pueden generalizarse a la iz­ tales, gatratntizatndo así un mutuo
quierda latinoamericana, que no ha En la tercera patrte, “El Estado y lais reconocimiento y la estabilización po­
sabido o no ha podido desembarazar­ comunidades indígenais en Colombia: lítica y social de territorios tradicio­
se de rígidos esquemas que le impi­ Autonomía y dependencia”, el trabajo nalmente maurginados.
den una comprensión respetuosa de de Gros aborda el amálisis de las
esta realidad. Los “compañeros indí­ trainsformacioes que se han produci­ El libro de Cristian Gros eimplía, sin
genas” son generalmente, para los do, en las últimas tres décadas, en la duda, el horizonte analítico del com­
grupos de izquierda, más lo primero relación entre estos dos actores. Si­ plejo proceso de desarrollo de las co­
que lo segundo. Es decir, comparten guiendo, de alguna manera, el caimi- munidades indígenas colombianas.
junto con otros sectores oprimidos la no abierto por trabajos anteriores, No obstauite, quisiera señedar dos di­
explotación del capitalismo y del im­ como el de Myriaun Jimeno y Adolfo ficultades que presenta el texto: de
perialismo, y en este sentido son TViana, Estado y minorías étnicais en una patrte, el hecho de que el movi­
“compañeros” que deben participar al Colombia, los cinco airtículos que com­ miento indígena sea, a veces, conside­
lado de “los otros” en la lucha por la ponen esta tercera parte siguen de rado como una unidad lo cual, dadas
liberación nacional; dejando a un lado cerca la evolución pairalela, y no pocais las enormes diferencias entre las casi
sus particularidades propiamente in­ veces contradictoria, de los dos acto­ cien comunidades que componen la
dígenas que, de otra parte, son para res mencionados. población indígena del peiís, es alta­
muchos revolucionarios una muestra mente improbable; de otra parte, y se
del atraso, el analfabetismo y la do­ En cuanto al Estado, éste trainsita en­ trata de un problema común a todos
minación ideológica que se pretende tre dos posiciones bien diferenciadas: los investigadores que en algún mo­
superar. Ellos y los campesinos que de una parte una política agresiva­ mento nos hemos acercado al tema,
habitan las zonas rurales, escenario mente intervencionista, que pretende está la dificultad de confrontar las
de la lucha armada en nuestro conti­ vigilatr el desarrollo de las comunida­ fuentes de información por lo cuad, en
nente, constituyen la fuerza principal des y de lais organizaciones indígenas, ocasiones, se tiene la impresión de es-
de la evolución, pero no reúnen las que se habían recompuesto o creado a tair leyendo las interpretaciones que
condiciones paira desempeñar el pa­ partir de los años setenta, y desenrollar las orgainizaciones indígenas han he­
pel dirigente. una política clientelista que rompa los cho de sí mismas, lo cual si bien no sería
intentos de organización de los indíge­ un problema en un trabajo de carácter
Por último, hay que añadir un obstá­ nas y facilite la intervención del gobier­ testimoniad, si puede serlo para un tex­
culo no menos importante entre estos no; de otra parte una política conci­ to ainadítico como el de Gros.
dos actores: el nacionalismo criollo liatoria, formadmente respetuosa de la
heredado de las lucháis de emancipa­ autonomía indígena, que comienza por Finalmente, debo amotar que la forma
ción que recoge la izquierda en su pla­ reconocer importamtes derechos terri­ como ha evolucionado la situación de
taforma de liberación nacional. En toriales y que termina por favorecer los los indígenas en Colombia, tan parti­
efecto, la lucha antiimperialista con­ procesos de organización y de integra­ cular en el contexto latinoeimericatno,
voca, desde esta óptica, a todo el pue­ ción política de los indígenais. puede encontrar una posible explica­
blo y a toda la nación y en ella no hay ción en la confluencia de tres situacio­
lugar para las reivindicaciones étni­ En cuauito a estos, sus posiciones nes aparentemente divergentes: de
cas o paira las minoríais nacionales. taunbién hain vaciado, pasaindo de un una patrte, una población indígena
Mairtí, Sandino o Bolívair son los sím­ rechazo a toda forma de presencia es­ minoritatria, que no representa un pe­
bolos de la nueva lucha, pero son sím­ tatal, a un reconocimiento del Estado ligro read para la estabilidad social y
bolos que poco significado tienen para como adtemativa para ser ellos mis­ política del país; de otra patrte, el he­
los pueblos indios o, si lo tienen, es en mos reconocidos, dentro de un marco cho de que esta población haya alcam-
un sentido negativo. Por ello resulta jurídico en el cual encontreiron posibi­ zado un alto grado de organización,
dramático, si traemos los argumentos lidades para reclamair derechos que que le permite ser un interlocutor vá­
de Gros al caso colombiaino, recordad­ veníain siendo por décadas desconoci­ lido con el Estado; y por último, el he­
las relaciones que sostuvieron los dos. Este cambio, sumado ad impor- cho de que esta población esté
guerrilleros indígenas del Movimien­ teinte proceso de orgainización de los esentada en extensos territorios sel­
to Armado Quintín Lame con la últimos veinte eiños, fue el comienzo váticos y de frontera, de gran interés
“Coordinadora Guerrillera Simón Bo- del proceso que habría de lleveirlos a estratégico paira el Estado.
lívair”, y que llevó a que uno de sus la Constituyente del eiño 91 -aconte­
destacamentos se incorporaira al “Ba- cimiento que está por fuera del perío­ Nada de lo adcanzado hasta adiora por
taillón América”, junto al cual pairtici- do estudiado por el autor- y que bien las orgetnizaciones indígenas, se ha
pairón durante vairios meses por fuera podría deriveur en compromisos más logrado sin enormes sacrificios. En
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efecto, la aparente confluencia entre propias autoridades locales. Esto, su­ a los distintos actores que la amena­
los intereses de los indígenas y del Es­ mado a los bajísimos niveles de ingre­ zan, entre ellos el propio Estado.
tado, no debe hacemos olvidar que es­ so, de salubridad y de educación que
te proceso se ha llevado a cabo en un afectan a la población indígena, y a Ricardo Peñaranda, historiador,
contexto extremadamente violento, les múltiples presiones sobre sus te­ profesor de la Facultad de Derecho e
en el cual las comunidades indígenas rritorios, puede llevar al desarrollo de investigador del Instituto de Estu­
han sido, y continúan siendo, someti­ futuros conflictos, cuya solución de­ dios Políticos y Relaciones Interna­
das a las presiones de grupos parami- penderá en gran medida de la capaci­ cionales.
litares, de terratenientes, de narcotra- dad de las organizaciones indígenas
ficantes, de grupos guerrilleros y de las para conservar su autonomía, frente

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