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El Ferrocarril de las Doce.

Cuentan las viejas lenguas que el primer ferrocarril que hubo en Venezuela y Sur América se encontraba en Tucacas,
fabricado por británicos e inaugurado en el año 1877 el “Ferrocarril Bolívar Railway Company Limited” hacia un
recorrido que iba desde Tucacas hasta las minas de Aroa en Yaracuy y de ahí de regreso a Tucacas con vagones cargados
del material de explotación de las minas de cobre, esto con el fin de transportar el cobre hasta la estación del ferrocarril
que quedaba a la orilla del mar para que los buques los transportaran al exterior.

De este ferrocarril y de las minas de Aroa solo quedan vestigios, porque en el año 1958 a pesar de los esfuerzos
realizados por el señor Encarnación Bower quien fue el último dueño del ferrocarril , este acabo cerrando y
posteriormente desmantelado.

Lo único que quedo del ferrocarril fueron las vías que se usaban y un monumento en la avenida Libertador, se cuenta
entre susurros que en las noches, sonando las campanas de las doce puede oírse el chirriar del tren sobre las vías
antiguas, sonidos que inexplicablemente llegan hasta el monumento de la avenida y ahí se detienen unas horas, ya que a
las 3:30 de la madrugada se reanuda el sonido siguiendo el resto de su ruta hasta las minas de Aroa.

Se dice que ese tren fantasmal es conducido por todas las almas que trabajaron incansablemente en las minas y en el
ferrocarril, que no lograran descansar hasta que el tranvía haya entregado su última carga, y dicen que afortunados que
sean capaces de verlo podrán subirse pero nunca bajar, pues tienen que ayudar a llevar las cargas de cobre hasta los
buques y recolectar cobre en las minas abandonadas por toda la eternidad.

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