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¿Es la docencia un trabajo?

Elías Marta
A partir de la pregunta provocadora del título, la autora va siguiendo
los diversos aspectos y acepciones del término que ofrece el
diccionario. No sin humor y desde el amor a la tarea, reflexiona sobre
los desafíos profesionales de la docencia en la Argentina actual,
Si por trabajo entendemos 'ocupación retribuida', claro que la
docencia es un trabajo y los docentes, trabajadores. Aunque no
siempre ni en todo momento hayan sido bien retribuidos, no por eso la
docencia deja de ser un buen trabajo.
También lo es si aceptamos aquella otra de las acepciones que entrega
para el término el Diccionario de la lengua española, de la Real
Academia, cuando señala que trabajo es el 'esfuerzo humano aplicado
a la producción de riqueza (…)'.
Qué mayor riqueza que la tarea cotidiana de los y las docentes de
formar a los niños, niñas y jóvenes de la Argentina. También los
docentes que han abrazado la educación permanente o continua,
destinada a hombres y mujeres, así como a adultos mayores,
contribuyen con el enriquecimiento de la nación.
Pero, si tomamos otras acepciones del término trabajo presentes en el
diccionario, diremos que la docencia no es un trabajo. Porque
disentimos profundamente —pensando en la docencia— de aquellas
acepciones que lo significan como 'suceso infeliz, molestia, perjuicio,
tormento'. La docencia no es eso, aunque hay que reconocer que en el
desarrollo diario de la tarea hay «dificultades e impedimentos» de
distinta índole que son sobrellevados y superados, en la mayoría de los
casos, por la vocación y el compromiso de los maestros y maestras,
los profesores, directivos, preceptores y asistentes.
Para ello, estos trabajadores y trabajadoras de la educación no realizan
ningún trabajo de zapa. Día a día dan la cara, ponen el cuerpo,
entregan el alma por conseguir el fin principal: incluir a todos sus
alumnos y alumnas para brindarles una educación pertinente y
relevante. Una educación que conoce, reconoce y acepta a todos sus
alumnos y alumnas. Una educación que permite el desarrollo de
habilidades necesarias para vivir en el siglo XXI y les entrega
herramientas para construir sus proyectos de vida.
¿Es un trabajo forzoso la docencia? En parte, porque los y las
docentes aceptan conscientemente la obligación, pero no para cumplir
una pena, sino para asumir la responsabilidad que tienen en la
creación de una patria más solidaria, más justa e integrada. La
construcción de esta patria anhelada se realiza en el día a día de las
escuelas y sus aulas.
Para lograr esto, los y las docentes se toman el trabajo de formarse
continuamente, esto es, de participar en cursos, talleres, seminarios,
presenciales o en línea. Es un esfuerzo personal, a costa de tiempos y
recursos personales, que llega a las escuelas. Sin embargo, muchas
veces, no logra el impacto esperado.
Por todo lo anterior, afirmamos que en la Argentina la docencia es un
trabajo fundamental para dar cabida a todos y todas en nuestra
sociedad. Trabajo con fines colectivos que desarrollan los trabajadores
y trabajadoras de la educación, mayoritariamente de manera
individual. Muchas veces, en soledad.
Sin embargo, el trabajo individual, que termina siendo un gran
esfuerzo, puede verse alivianado cuando se comparte la carga y se
distribuyen las tareas.

Desafíos actuales para el trabajo docente


Hasta ahora ha prevalecido una práctica de trabajo individual en las
escuelas. Esto se ve reflejado en la arquitectura escolar, la estructura
de los currículos, los parámetros para organizar las escuelas (contratos
docentes, uso del tiempo, uso de los espacios). La situación que se
configura se ve reforzada por la formación inicial y también por el
tipo de perfeccionamiento que se ofrece y se toma. Un
perfeccionamiento para cada docente y no para cada escuela.
Nuestra hipótesis de trabajo apunta a que, si cada escuela logra
transformarse en una comunidad profesional de aprendizaje,
avanzaremos más profunda y rápidamente en los procesos de mejora
en marcha. Para ello, la gran tarea es «remirar» nuestras escuelas,
buscar formas más colaborativas de trabajo, plantearse los objetivos
de la mejora escolar de manera conjunta y participativamente para
llevar adelante acciones coordinadas. Esto no es un planteamiento
nuevo; la novedad radica en que las políticas educativas actuales se
asientan en esta premisa.
Desde la Ley Nacional de Educación, pasando por las Resoluciones
del CFE donde se definen lineamientos políticos y estratégicos para
las instituciones de los distintos niveles (en particular, la educación
secundaria obligatoria), la implementación del Programa Conectar
Igualdad, el Plan Nacional de Educación Obligatoria y Formación
Docente, el Programa de Formación Docente Permanente Nuestra
Escuela, la oferta de cursos y talleres desde del portal educ.ar, se
visualiza la escuela como una construcción social e histórica que
opera como «sistema», además de entregar herramientas para una
nueva organización y reconceptualización del trabajo docente.
Los desafíos actuales para los distintos actores del sistema escolar son
avanzar en la generación e instalación de condiciones estructurales,
condiciones organizacionales, en la conceptualización y
representación de la escuela como sistema para desarrollar un trabajo
colaborativo dentro de las instituciones educativas del país.
Y así podremos decir que la docencia es un trabajo con y por otros y
otras, como la patria.
* Marta Elías es licenciada en Ciencias de la Educación; es
consultora educacional en temas de evaluación institucional y tutora
virtual en educ.ar.

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