CREO EN JESUCRISTO SU ÚNICO HIJO NUESTRO SEÑOR…

Ahora entraremos en uno de los puntos

fundamentales de nuestra fe, es decir, nos
encontraremos con la persona que ha cambiado el
rumbo de la humanidad y de nuestra vida particular.
¿Quién es Jesús? Es una de las preguntas más
frecuentes en nuestro tiempo actual. Muchas han
sido las respuestas empezando por lo que no creen,
se nos dice que Jesús era un personaje más de la
historia como cualquier otro como. Un personaje
más pero que ha quedado en el pasado como muchos
otros, para otros es un hombre con una inteligencia
y capacidad de convencer, cuya ideología impregno
la historia de un sentido nuevo, como en algún tiempo lo había hecho
Sócrates, Platón o Aristóteles, por tanto es un ideólogo más. Y para lo que
tiene un sentido de religiosidad Jesús es un iluminado que plantea una nueva
forma de llegar a Dios al Igual que Buda, Mahoma, etc. Pero a todo esto
¿qué Dices tú de Jesús?

Antes de que respondas en tu interior primero aclaremos como conocemos a

Jesús. Seguro te preguntarás cómo conocerlo ya que tenemos una gran
distancia que nos separa en el tiempo, es decir hace más de dos mil años que
Jesús estuvo en la tierra. ¿Cómo conocerle? Si hay diversidad de
testimonios sobre él. Cómo nos podemos fiar de aquello que dice la Iglesia
de Jesús, si pudo suceder que lo hubiese cambiado o acomodado en el
transcurso del tiempo. Por tanto queda preguntarnos una vez más si aquello
que me dice la Iglesia de Jesús ¿es verdad?, es ¿verdaderamente Dios?
¿Realmente murió por nuestros pecados? ¿Realmente resucitó? ¿Realmente
está con nosotros ahora? ¿Cómo esta si no lo veo ni lo siento? .

Muchas son las preguntas es verdad, pero sólo hay una respuesta en el
acontecimiento que muestra lo profundo de la verdad creída y trasmitida
por la Iglesia. Acontecimiento que deja claro y sin lugar a duda que hay una
diferencia abismal entre el amor que puedas tener tú o yo, al amor de un
“desconocido” que es capaz de entregar su vida por alguien que esta
gritando con todas tus fuerzas “crucifícalo, crucifícalo…” cuando ÉL con su
voz endeble dice “… perdónalos”.

Me dirás, pero quién me asegura que todos estos hecho no sean un invento
de la Iglesia, incluso no sería posible que sus primeros discípulos inventaran
todo esto para dar una especie de justificación tanto para si mismos y para
los demás, de un acontecimiento vergonzoso como la muerte en una cruz. A
caso no pudo la Iglesia inventar y acomodar todo esto para salir de esta
mala pasada que les había jugado el destino.