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SEMINARIO MAYOR DE LA DIÓCESIS DE ZAMORA

INSTITUTO DE CIENCIAS TEOLÓGICAS Y FILOSÓFICAS

“GABRIEL MÉNDEZ PLANCARTE”

FACULTAD DE TEOLOGÍA

“RESURREXIT, SICUT DIXIT.”

Investigación Metodológica

P R E S E N T A:

Luis Francisco Pulido Pulido

Jacona de Plancarte, Michoacán, a 03 de mayo del 2023

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Y seremos nosotros, para siempre

Como eres Tú el que fuiste en nuestra tierra,

Hijo de la María y de la Muerte,

Compañero de todos los caminos.

Seremos lo que somos, para siempre,

Pero gloriosamente restaurados,

Como son Tuyas esas cinco llagas,

Imprescriptiblemente gloriosas.

Como eres tú el que fuiste, humano, hermano,

Exactamente igual al que moriste,

Jesús, el mismo y totalmente otro,

Así seremos para siempre, exactos,

Lo que fuimos y somos y seremos,

¡Otros del todo, pero con nosotros!

Pedro Casaldáliga

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Índice de la investigación

Índice de la investigación_______________________________________________ 3
Consideraciones iniciales, a modo de introducción. __________________________ 4
1. Problemática en torno al tema ______________________________________________ 5
2. ¿Resurrección o resucitación? ______________________________________________ 6
3. La tumba vacía, ¿mito o verdad? ____________________________________________ 7
4. Resucitó al tercer día, líneas interpretativas. ___________________________________ 8
a) José Antonio Pagola ____________________________________________________ 9
b) Hans Küng ___________________________________________________________ 10
c) Walter Kasper ________________________________________________________ 11
d) Joseph Ratzinger-Benedicto XVI _________________________________________ 12
5. Horizonte escatológico, creo en la resurrección de los muertos ___________________ 13
¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? _________________________ 14
Bibliografía ________________________________________________________ 15
Citas Bíblicas _______________________________________________________ 15

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Consideraciones iniciales, a modo de introducción.

La fe cristiana, a lo largo del tiempo, siempre ha sido sorprendente para muchos, extraña
para otros e incluso resulta amenazante a ciertos grupos. Pero, ¿qué significa ser cristiano? ¿solo
es aceptar una serie de dogmas, incluso muchas veces difíciles de entender? ¿todo se resume a
la doctrina? Creo que estás preguntas se pueden responder de manera sencilla y clara: ser
cristiano es ponerse en camino detrás de Cristo. No se es cristiano aceptando todo lo que se dice
desde la Basílica de San Pedro o del que predica en nuestro templo, se es cristiano por el contacto
con una persona, con Jesucristo. Él padeció, murió, fue sepultado y resucitado de entre los
muertos. Esto lo recitamos cado ocho días en nuestro credo.

En el tiempo pascual, recitamos el Regina Coeli, donde la Iglesia entera proclama acerca
de Jesús: Resurrexit, sicut dixit (Resucitó según su palabra), esta es la certeza más grande de
nuestra fe. Pero para resucitar, tuvo que morir. No podemos entender el misterio de la
Resurrección si no nos topamos con el escándalo de la Cruz. De este binomio Muerte-
Resurrección, una gran cantidad de pensadores se han ocupado a lo largo de la historia. Creo
conveniente solo mencionar unas breves ideas a continuación, para posteriormente centrar
nuestra mirada en la Resurrección de Jesucristo.

La parte de la muerte no nos causa problemas, continuamente podemos ver los crucifijos
que están en los templos, en las casas, incluso los traemos colgados como medallas. La muerte
es difícil que la neguemos y, por lo tanto, tampoco que haya padecido en la antesala de su
deceso. Por otro lado, la Resurrección es más compleja, no dudamos de ella, al final es lo que
se nos ha enseñado desde niños y año con año en torno a una semana se nos recuerda hasta el
cansancio. Pero surge la pregunta en no pocos, ¿cómo entender la Resurrección? ¿acaso nos
referimos a alguien que revivió para volver a morir? ¿la tumba verdaderamente estaba vacía?
¿la fe en la Resurrección de Jesús no habrá sido provocada de una paranoia colectiva de sus
seguidores? Estas y muchas más preguntas se pueden plantear sobre un tema tan interesante y
problemático como lo es este.

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1. Problemática en torno al tema

A lo largo de los años han sido muchísimas personas que han desgastado su vida
pensando, investigando e informando en torno a la persona de Jesús de Nazaret. Puesto que
suscita fascinación su modo de vivir, su relación con los demás, su heroica muerte al estilo de
Sócrates, y todo lo que se habla en torno a su gloriosa Resurrección de entre los muertos. Pero
en una sociedad tan avanzada científicamente y en la que parece que hay pocas cosas que la
ciencia no pueda explicar, no son pocos los que ponen en entredicho la historicidad de la
Resurrección. Incluso a los creyentes comprometidos, piadosos y hasta los más eruditos en algún
momento se han preguntado sobre este tema, y se han ofrecido a lo largo del tiempo una
diversidad sorprendente de respuestas.

Jesús murió, claro está, pero ¿todo se acabó en la Cruz? La muerte es esa barrera que en
todos y cada uno de los proyectos y planes, de todas nuestras acciones y pasiones, con la muerte
todo se acaba.1 Es algo de lo que nadie se puede librar por sus propias fuerzas. Nuestra
experiencia nos lo dice, todos tarde que temprano nos topamos con esa realidad. El hombre
nace, crece, se reproduce y muere; no hay de otra para nadie. Esta es la primer problemática,
todo hombre verdadero, de carne y hueso, en algún momento tendrá que morir. Incluso Jesús.

Jesús murió, de eso no hay duda, pero murió en la cruz, es decir, en la muerte de un
malhechor de lo peor de aquel tiempo. Ese tipo de muerte estaba reservado para los esclavos y
los que atentaban contra el poder del imperio, murió de la manera más vergonzosa 2. El que Jesús
haya terminado colgado de la cruz, debió ser irrisorio para los que lo seguían;3 algunos no
pudieron dejar de tacharlo de fracasado, pues nadie hizo tantas promesas esperanzadoras como
Él y ¿dónde acabó?4 La crucifixión estaba pensada para ser un escarmiento no solo para los
condenados, sino también para el pueblo, no era algo fácil de olvidar, por la brutalidad ejercida. 5
No tuvo que ser fácil para sus seguidores iniciar el culto a un Dios Crucificado.6

1
Cf. HANS KÜNG, Jesús, Trotta, Madrid, 20173, 163
2
Cf. JÜRGEN MOLTMANN, El Dios Crucificado, Sígueme, Salamanca, 20103, 57
3
Cf. BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, Encuentro, Madrid, 20192, 521
4
Cf. HANS KÜNG, Jesús, Trotta, Madrid, 20173,156
5
Cf. JOSÉ ANTONIO PAGOLA, Jesús, Aproximación Histórica, PPC, España, 201310, 403
6
Para profundizar en el tema acerca de un Dios Crucificado, recomendamos plenamente el libro arriba citado:
JÜRGEN MOLTMANN, El Dios Crucificado, Sígueme. En el se profundiza en la muerte de Dios, su significado para
la fe cristiana y algunos aspectos a resaltar, en torno a este tema tan poco profundizado en algunas etapas de la

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Otra problemática, más actual, es que los relatos de la Resurrección no son narrados por
historiadores, sino que se encuentran fuertemente implicados sus seguidores 7, es decir, hombres
que desde antes de su fe lo consideraban como el Mesías (aunque con diversos matices)8.
Además, aparte de la narrativa de los Evangelios, en ningún lugar se habla de testigos directos
de la Resurrección o que hayan tenido un contacto con él.9 Además, al analizar de manera
detallada y minuciosa los relatos de la Resurrección podemos encontrar una serie de
discrepancias, en cuanto a los testigos y los lugares. 10

La fe en la resurrección es problemática para el hombre de hoy, pero ¿debemos dejarla


de lado por eso? ¿debemos cambiar la doctrina sobre Cristo y pasar de largo la Resurrección?
¿No será acaso una invitación a hacer una explicación de estos misterios al hombre de hoy?11

Solo han sido algunas de las problemáticas que se pueden presentar al hablar de sobre
este tema, pero sin lugar a dudas en nuestro mundo actual han surgido y seguirán surgiendo más
mientras el conocimiento avanza, y será deber de los teólogos y de los Pastores aclararlas y
resolverlas, dialogar con ellas y aceptar la parte que a cada quien le corresponda. Creo que con
esta breve panorámica del problema es suficiente.

2. ¿Resurrección o resucitación?

Este apartado va encaminado a una precisión del lenguaje, cuando hablamos de la


Resurrección. Muchos son los que hablan de una vida en pasivo de Jesús, en la que el Padre es
el que va conjugando12. Nos servimos de este lenguaje no para hacer ver a Jesús como un títere
o marioneta, necesitado de que Dios Padre lo mueva o le haga hablar, sino buscamos resaltar lo
su docilidad y asistencia por Dios a lo largo de su vida. Una actitud que tal vez debemos tomar

teología. Hoy, por el contrario, es muy difícil separar el acontecimiento de la Resurrección del de la Muerte. Si a
alguno resulta provechosa la lectura, esperamos sea de su agrado.
7
Cf. HANS KÜNG, Jesús, Trotta, Madrid, 20173, 166
8
Para profundizar en este tema, puede leerse el apartado de la obra de HANS KÜNG, Jesús, Trotta; sobre todo el
apartado titulado Cruce de coordenadas.
9
Cf. Ibid., 167-168
10
Cf. Ibid., 168
11
En este camino se encuentran algunos autores contemporáneos nuestros, como lo son Hans Küng y Joseph
Ratzinger (posteriormente Benedicto XVI), con sus respectivas obras Credo e Introducción al cristianismo.
Recomendamos su lectura para una mayor profundización y comprensión sobre nuestra profesión de fe y lo que
ella implica.
12
En esta línea se mueven teólogos como José Antonio Pagola, en su obra aquí citada, Jesús, Aproximación
Histórica, pero también Hans Küng, en sus obras Jesús y Credo, que se recomienda su lectura para profundizar en
torno a la figura de Jesús, pero también de nuestra fe.

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muchos cristianos, dejar de conjugar nuestra vida de manera activa (por y únicamente nosotros
mismos) y dejarnos conjugar en pasivo, es decir, por Dios.

Si queremos entender la Resurrección de una manera más plena y activa, será preciso
tratarla como una resucitación por parte de Dios. Es principal y en todo sentido una obra de
Dios en Jesús, muerto y sepultado.13 Y es que así lo maneja gran parte de la tradición bíblica,
basta echar una mirada a la carta de Pablo a los Romanos: “Si confiesas con tu boca que Jesús
es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos te salvarás” (10, 9).
En el fondo siempre está la actuación amorosa del Padre14 dirigida hacia su Hijo y a nosotros

Hablar de que Jesús fue resucitado por Dios, es decir, se trata de una obra de Dios en las
dimensiones que le son propias a Él. De aquí podemos desprender que no se puede tratar de un
hecho histórico -no que no haya pasado-, pues no puede ser comprobado con el método
experimental de la ciencia histórica.15 A las ciencias no se les puede preguntar sobre cosas que
exceden o que no forman parte de sus territorios, es por ello que históricamente jamás se podrá
comprobar la Resurrección. Pero debido a esto es que se trata de un hecho real en su sentido
más profundo y pleno, no de un mero acontecimiento ficticio, mitológico o imaginario. No es
que no haya pasado nada, y todo se vuelva producto de la imaginación de algunos, sino que lo
que ha pasado, trasciende los límites de la historia.16 La Resurrección así entendida se convierte
no en un hecho histórico y comprobable, sino en un acontecimiento meta-histórico. Desborda
nuestra historia y la abarca de principio a fin, el Resucitado no se encuentra así atado a un punto
fijo de la historia, sino que gracias a que por la acción del Padre no regresa a esta vida,
perecedera y finita en todo caso, sino que renace a una nueva vida. Pasa del bios mortal al zoé
eterno y glorioso, por los siglos de los siglos.

3. La tumba vacía, ¿mito o verdad?

Una de las preguntas que más conflicto nos causan a algunos, en lo personal también a
mi me inquietaba y parecía importante para mi fe. Las Escrituras y el mismo Credo hablan de
que Jesús fue sepultado. Su muerte fue real y necesitaba un lugar de reposo su cuerpo. Pero

13
Cf. Hans Küng, Jesús…, 170
14
Cf. JOSÉ ANTONIO PAGOLA, Jesús, Aproximación Histórica, PPC, España, 201310, 425
15
Cf. Ibidem
16
Cf. Ibid., 171

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después no encontraron el cadáver. “La piedra había sido retirada del sepulcro, al entrar no
hallaron el cuerpo del Señor” (Lc 24, 2-3; Mc 16, 4-5; Mt 28, 2-7; Jn 20, 1-2) en los Evangelios
se narra de manera unánime que el sepulcro estaba vació. Si seguimos los métodos utilizados
en la Cristología, por ser un testimonio múltiple tenemos que decir que verdaderamente el
Sepulcro se encontraba vació.

Pero, ¿quién en su sano juicio por solo ver un Sepulcro vacío va a proclamar que ha
resucitado?17 El simple hecho del sepulcro vació no puede ser una prueba para la resurrección,
es una cuestión que se vuelve irrelevante y puede dejarse de lado, sin problema. 18 Con el
sepulcro vacío no puede demostrase la resurrección, habrá que agregar a este problema que, no
hay testigos oculares del hecho mismo de la resurrección19, los hay del Resucitado, pero no del
acontecimiento.

Lo que hemos dicho hasta ahora quiere decir que, para el hombre de hoy la tumba de
Jesús pudo o no pudo estar vacía históricamente, pero la fe en una nueva vida, no depende del
hecho del sepulcro vacío. Ni siquiera el centro del mensaje evangélico acerca del sepulcro vacío
está en ese hecho, sino en el mensaje breve, sencillo y como una profesión de fe: ¡Ha
resucitado!20

Un dato importante es que: en la Jerusalén de aquel tiempo no pudo iniciarse un mensaje-


anuncio de la resurrección mientras se haya podido hacer alusión al cadáver en el sepulcro,
simplemente hubiera sido imposible. El Sepulcro vacío es pues irrelevante, pero a la vez es un
presupuesto necesario y conforme a la Escritura.21

4. Resucitó al tercer día, líneas interpretativas.

Ya se ha hablado mucho entorno a la problemática que rodea el tema, las diferencias


lingüísticas, incluso sobre el sepulcro vacío, pero ¿qué se entiende por resurrección? Esta
pregunta será la que nos acompañará a lo largo de este apartado, que por mucho promete ser el
más largo y cautivador de esta investigación.

17
Cf. HANS KÜNG, Credo, Trotta, Madrid, 20108, 106
18
Cf. BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, Encuentro, Madrid, 20192, 555-556
19
Cf. HANS KÜNG, Credo, Trotta, Madrid, 20108, 107
20
Cf. Ibid., 108
21
Cf. BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret…, 556-558

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Partamos juntos de la pregunta ¿qué quieren decir los cristianos de la primera generación
con la afirmación: Cristo ha resucitado?22 Y buscaremos darle una respuesta desde diversos
autores:

a) José Antonio Pagola

A partir de la lectura de su investigación hacia el Jesús histórico, concluye en torno a


este acontecimiento que: La resurrección es un hecho real, no puede ser reducido a una fantasía,
ni el resultado de una reflexión de la primera comunidad.23 Mucho menos fue un simple regresar
a vivir esta vida, para posteriormente morir otra vez. Sino que Jesús simple y sencillamente no
vuelve a esta vida, ya que entra de manera definitiva en la vida de Dios.24 Cuando muere, no
vuelve su cuerpo a funcionar, como si se hubiera “auto reparado” de las heridas, sino que:
“Cristo una vez resucitado, no vuelve a morir… su muerte implicó una muerte al pecado de una
vez para siempre; mas su vida es un vivir para Dios” (Rm 6, 9-10)

Tras su resurrección Jesús sigue siendo el mismo, pero no es el de antes; se presenta


lleno de vida a sus discípulos, pero no lo reconocen; es alguien real y concreto, pero no pueden
convivir y relacionarse como en Galilea. (Cf. Lc 24, 13-35). Es Jesús, no hay dudas, pero con
una existencia nueva.25

No podemos despojar al resucitado de su corporalidad, no es despojado de ella después


de su resurrección. Para sus discípulos, con mentalidad judía, es impensable la resurrección de
Jesús sin su cuerpo. Pues alma y cuerpo son una misma realidad, que se concreta en el sars, un
Jesús resucitado sin cuerpo es cualquier cosa menos un ser humano. Jesús resucita con un cuerpo
que recoge y da plenitud a la totalidad de su vida terrena. 26

En la Resurrección de Jesús, Dios interviene para darle su propia vida. Donde todo
parece final y fracaso, Dios empieza algo radicalmente nuevo, es decir, con la Resurrección de

22
Cf. JOSÉ ANTONIO PAGOLA, Jesús, Aproximación Histórica, PPC, España, 201310, 428
23
Cf. Ibidem
24
Cf. Ibidem
25
Cf. Ibid., 529
26
Cf. Ibid., 529-530

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Jesucristo, Dios inicia una nueva creación. 27 Es un hecho real, que marca la historia, deja su
huella. Y por esto abre la historia más allá de sí misma y crea lo definitivo. 28

b) Hans Küng

A pesar de todas las divergencias y contradicciones existentes en lo que se refiere al


lugar, tiempo, personas y sucesión de los hechos, no se puede negar que: ¡El crucificado vive
para siempre junto a Dios como compromiso y esperanza para nosotros! 29 La vida nueva de
Jesús debe convertirse en esperanza para cada uno de nosotros. El crucificado vive y reina para
siempre en Dios, una exigencia y una esperanza para todos nosotros.30

Pero ¿qué significa ese vivir en Jesús? En primer lugar, debemos aclarar que no es un
retorno a la vida espacio-temporal. La muerte no es revocada, sino que es vencida31 de una vez
para siempre. Jesús traspasa esa última barrera que se alza ante nosotros. Ha entrado en una vida
nueva, imperecedera, eterna, celestial.32 En segundo lugar, tampoco es una continuación de esta
vida espacial y temporal, hablar de después de la muerte ya se convierte en algo inexacto, porque
la eternidad no tiene ni un antes ni un después. No es un simple seguir, tal cual estaba y está la
vida, sino que es algo definitivamente nuevo, una nueva creación.33 En tercer lugar, es una
asunción de la realidad última, es decir, Jesús al morir no fue a parar a la nada, pasó a esa última
realidad inasible y omnicomprensiva que llamamos Dios y fue asumido por ella. 34

Vale la pena profundizar un poco entorno a esta cuestión. La muerte, a partir de Jesús se
convierte en paso a Dios, entrar en su ser oculto y en su gloria. Al morir es liberado el hombre
de las condiciones que lo rodean y determina. Desde Dios, la muerte significa una relación
completamente nueva: una relación con Dios como realidad última. Con su Resurrección Cristo
nos enseñó el camino hacia el interior de Dios y así nos hace participes de Él.35 La resurrección

27
Cf. Ibid., 530
28
Cf. Ibid., 531; BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección, Madrid,
Encuentro, 2011, p. 160
29
Cf. Hans Küng, Jesús…, 175
30
Cf. Id, Credo…, 113
31
Cf. Id, Jesús…, 175
32
Cf. Ibid., 176
33
Cf. Ibidem
34
Cf. Ibidem
35
Cf. Ibid. 176-178

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de Jesús fue el comienzo de la resurrección de los muertos. Su resurrección se considera el
comienzo de la salvación final.36

La Resucitación de Jesús por parte de Dios no es un milagro del que se deba dar fe, sino
que el mismo es un objeto de fe. No es ni debe convertirse en un complemento de nuestra fe,
sino que es radicalización de esa misma fe: una fe que no se queda a la mitad del camino, sino
que recorre consecuentemente hasta el final. Confiamos plenamente, gracias a la Resucitación
que el Dios del inicio es también el Dios del fin, el Creador del hombre es el que lo lleva a su
plenitud37

c) Walter Kasper

Cuando se habla en el Nuevo Testamento de la resurrección de Jesús, se habla de que


con él han comenzado los acontecimientos escatológicos. Jesús es el primero de los
resucitados.38 Pero también viene a ser la confirmación de su persona y de su causa.39 La ley no
termino por cobrarse venganza de su mensaje, sino que Dios lo avaló y aprobó mediante su
resurrección, exaltándolo.

Desde el principio se ha dicho que no se trata de un hecho históricamente constatable,


en el sentido de que se pueda comprobar de modo objetivo y neutral.40 La resurrección no puede
ser entendida entre un acontecimiento entre tantos otros, sino que muestra la fuerza señera e
incomparable de Dios. Por la resurrección Jesús es exaltado, el resucitado vive para Dios y por
eso puede dar el Espíritu a los discípulos. Muriendo se entrega Jesús obediente a la voluntad del
Padre; este lo acepta de modo que la auto entrega de Jesús alcanza su meta, llega hasta Dios y
significa su exaltación.41 Hoy esta idea de exaltación nos parece extraña, pero para los discípulos
de aquel tiempo no42, es imprudente leer la resurrección de Jesús dejando de lado su auto
entrega, su muerte, y su resurrección-exaltación.

36
Cf. HANS KÜNG, Credo…, 112
37
Cf. Id, Jesús,178-179
38
De este presupuesto se hablará más adelante, cuando hablemos del horizonte escatológico de la Resurrección.
39
WALTER KASPER, Jesús el Cristo, Sígueme, Salamanca, 201213, 220
40
Cf. Ibid., 221
41
Cf. Ibid., 222-225
42
Cf. Ibid.., 225

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d) Joseph Ratzinger-Benedicto XVI

Hablar de Resurrección en el cristianismo no es cualquier cosa, es su fundamento. Es


decir, que Jesús haya existido o que siga existiendo depende de la Resurrección. Pero si la
Resurrección se entendiera únicamente como el re-vivir, no tendría para nosotros ningún interés,
están los ejemplos del joven de Naín (Lc 7, 11-17), la hija de Jairo (Mc 5, 22-24.35-43) o de
lázaro (Jn 11, 1-44). Ellos volvieron a vivir, pero tarde que temprano murieron y hoy no nos
dicen nada.43

La resurrección de Jesús ha consistido en un romper las cadenas de la muerte para ir


hacia un tipo de vida totalmente nuevo, que ya no puede estar sujeta a la ley del devenir y de la
muerte. Para los discípulos la resurrección es algo tan real como la Cruz, es decir, el que se les
ha aparecido es realmente Él, vive y les ha hablado, ha permitido que le toquen. Es Él, pero
completamente diferente. No es un cadáver reanimado, sino alguien que vive desde Dios de un
modo nuevo y para siempre. Y ya sin pertenecer a este mundo, está presente de manera real en
su plena identidad.44

Esta nueva vida de Jesús no es producto de la autarquía, sino que es fruto del amor. El
amor crea la inmortalidad y la inmortalidad nace del amor. Jesús al amarnos a todos, nos ha
hecho inmortales a todos. Este amor que da vida nueva no ha regresado a Jesús al bios, es decir,
a la forma bio-lógica; lo ha traído al zoé, es decir, a una vida nueva, distinta y definitiva. Ha
resucitado para la eternidad del amor.45

Es por ello que el encuentro con el resucitado se produce en un plano completamente


nuevo46, por ello los discípulos no lo reconocen a la primera, solo cuando él les abre los ojos y
les mueve el corazón, pueden contemplar, en nuestro mundo mortal, el rostro del amor eterno
que ha vencido la muerte, y su mundo nuevo y definitivo.47 La fe no pudo nacer en el corazón
de los discípulos, sino que les vino de fuera y los fortaleció frente a las dudas y los convenció
de que Jesús había resucitado realmente. El que yacía en el sepulcro ya no se encuentra allí. 48

43
Cf. BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret…, 547-549
44
Cf. Ibid., 550
45
Cf. JOSEPH RATZINGER, Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca, 202218, 255-258
46
Cf. Ibid.,258:
47
Cf. Ibid., 257
48
Cf. Ibid., 258-259

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5. Horizonte escatológico, creo en la resurrección de los muertos

Cuando se habla de la Resurrección, no puede dejarse de lado su horizonte escatológico,


porque en la Resurrección de Jesús se prefigura nuestra resurrección al final de los tiempos. Por
esto podemos afirmar que el suceso de la Resurrección de Jesús es un acontecimiento lleno de
esperanza escatológica.49 Para aclarar este punto sigamos a Walter Kasper:

La resurrección de Jesús es no solo la decisiva acción escatológica de Dios, sino


su autorrevelación escatológica; en ella se revela de manera definitiva e insuperable
quien es Dios: aquel cuyo poder abarca vida y muerte, ser y no ser, aquel que es amor
y fidelidad creadoras, el poder de la nueva vida, aquel en quien se puede confiar de
modo incondicional, aunque se desmoronen todas las posibilidades humanas. La
resurrección de Jesús es revelación y realización de Dios anunciado por Jesús. En la
resurrección de Jesús de entre los muertos manifestó Dios su fidelidad y su amor y se
identificó definitivamente con Jesús y su causa.50

En otras palabras, el ser de Dios se manifiesta plenamente en la resurrección de Jesús.


Ante este hecho que requiere la fe, solo puede aceptarse valientemente desde el coraje de apostar
por Aquel que puede disponer de posibilidades más allá de nuestra realidad presente, incluso
más allá de la vida y la muerte. La fe pascual no es un añadido a la fe en Dios, es su resumen y
esencia.51 Pero se convierte en nuestra esperanza, de que un día también nosotros resucitaremos
para ser participes de su eterna bienaventuranza.

49
Cf. WALTER KASPER, Jesús el Cristo, Sígueme, Salamanca, 201213, 218
50
WALTER KASPER, Jesús el Cristo…, 219
51
Cf. Ibid., 219-220

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¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

Al concluir esta investigación, espero que haya servido de algo ante las tantas
inquietudes que pueden y deben surgir respecto a este tema. Yo puedo asegurar, junto con miles
de creyentes a lo largo del mundo que: ¡Él ha resucitado! Es un misterio grande, pero con un
poco de fe y confianza, estamos seguros de que la última palabra en nuestra existencia no la
tiene la muerte. No, no estamos condenados a un fatalismo terrible y que no puede cambiar, al
contrario, en nuestro final nos espera la realidad más asombrosa: un Dios que nos ama y nos
invita a la vida, pero a una vida en plenitud.

En muchas ocasiones, caemos en la tentación de poner todo bajo un ojo crítico y de


sospecha, pero al leer e indagar sobre el tema, creo que vale la pena dar el Donum fidei que este
misterio exige. Que Jesús haya resucitado, tal vez nunca lo comprobemos con los métodos
científicos o históricos, pero la larga Tradición que se ha marcado en torno a ella; el testimonio
de las primeras comunidades y su predicación contra toda corriente, deben ser una señal de que
el amor de Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Que ese amor trasciende la historia
temporal y entra en la eternidad, donde nos espera, pues ahí un día nos encontraremos cara a
cara, no solo con los otros que se nos han adelantado, sino con el completamente Otro.

Ante estos misterios de nuestra fe, podemos intentar comprenderlos racionalmente, pero
todo al final queda en una especie de balbuceos, como los niños pequeños, que al tratar de decir
algo, poco se entiende. Nuestras explicaciones por muy bien pensadas que se encuentren, por
un lenguaje muy puro y dogmático-teológico, nunca podrán alcanzar a explicar lo inexplicable
para nuestro conocimiento.

Al final, nuestra investigación nos lleva a juntos decir: Creo en Jesucristo que al tercer
día resucitó de entre los muertos. Y creo que un día hemos de resucitar junto a Él.

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Bibliografía

BENEDICTO XVI, Jesús de Nazaret, Desde la entrada en Jerusalén hasta la resurrección,


Madrid, Encuentro, 2011; Jesús de Nazaret, Encuentro, Madrid, 20192

HANS KÜNG, Credo, Trotta, Madrid, 20108; Jesús, Trotta, Madrid, 20173

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, Jesús, Aproximación Histórica, PPC, España, 201310.

JOSEPH RATZINGER, Introducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca, 202218

JÜRGEN MOLTMANN, El Dios Crucificado, Sígueme, Salamanca, 20103

WALTER KASPER, Jesús el Cristo, Sígueme, Salamanca, 201213

Citas Bíblicas

Lucas 24, 13-35

Lucas 24, 2-3

Lucas 7, 11-17

Juan 11, 1-44

Juan 20, 1-2

Marcos 5, 22-24.35-43

Marcos 16, 4-5

Mateo 28, 2-7

Romanos 10, 9

Romanos 6, 9-10

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