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Practico
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Mediante el malestar hay 3 espacios
Þ Cultural
Þ Afectivo
Þ Intercultural
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desórdenes alimentarios crónicos y las perversiones sexuales, que revelan un
sufrimiento inconsciente.
1) (Las dos neurosis) nasio dice que, para crecer, nos hemos obligado a
soportar dos neurosis: la primera entre los tres y seis años, una neurosis
infantil durante el Edipo; y más tarde, la segunda entre los once y dieciocho años,
una neurosis juvenil durante la adolescencia. Estas dos neurosis de crecimiento
son neurosis sanas porque son pasajeras y se resuelven por sí mismas.
2) (Duelo-renacimiento -> perder-conquistar-conservar), el segundo aspecto
psicoanalítico entiende el periodo de la adolescencia como un lento y doloroso
proceso de duele y renacimiento. Detrás de los comportamientos angustiados,
tristes o rebeldes del adolescente neurótico, se esconde en lo más profundo de
él un lento, doloroso y sordo trabajo interior de alejamiento progresivo del niño
que ha sido, pero también de construcción igualmente progresiva del adulto por
venir.
El adolescente debe perder, conservar y conquistar a la vez: perder el cuerpo de niño
universo familiar en el cual creció; conservar todo lo que sintió, percibió, quiso desde su
primer despertar, en particular su inocencia de niño; y conquistar finalmente la edad
adulta.
El duelo es un tiempo, tiempo que hace falta para aceptar vivir con la ausencia definitiva
de aquel a quien amamos y que acabamos de perder. Aceptar vivir con la ausencia
significa, de hecho, aprender a amar de otro modo a aquel que ya nunca más volverá a
estar, aprender a quererlo de otra manera que cuando estaba vivo.
No es fácil para un adolescente amar al niño que hay en él, de hecho, tiene horror a
sentirse tratado como un niño porque eso sería un signo de debilidad, por eso rechaza
todo lo que de su infancia vuelve en él. Pero sólo podrá crecer
asumiendo, lo quiera o no, su infancia pasada. Para hacernos adultos, felices de serlo,
aún necesitamos amar al niño que hemos sido.
El pasado infantil resurge en la vida concreta del joven sin que él sea consciente de ello.
Al amar a una pareja de la misma edad, al descubrir un país desconocido, al crear una
cuenta en facebook o al reírse con los amigos, el joven de hoy revive sin saberlo la
ternura y la sensualidad del primer amor que de pequeño sintió por su madre, la
sorpresa de sus primeros descubrimientos, la pasión de sus primeros juegos infantiles.
Para dejar atrás la infancia el adolescente debe volver a ella sin cesar y sin cesar
revivirla en la frescura de los nuevos encuentros. Cada retorno al pasado marca un paso
hacia delante.
Creer que es ridículo mostrarse niño o creer que es humillante obedecer son
susceptibilidades que revelan que el joven adulto no terminó de atravesar su pasaje
adolescente; sigue habitado por el miedo histérico e infantil a ser humillado.
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Entonces, dos principales indicadores de madurez afectiva: ser adulto es vivir sin temor
de jugar como un niño y sin vergüenza de mostrarse obediente. Seguramente hay
muchos indicadores más, además del indicador social de cuando ya no es dependiente
económicamente de sus padres. Nasio piensa tres indicadores psíquicos elocuentes:
ser apto para reconocer las propias imperfecciones y aceptarse tal como se es; estar
cómodo consigo mismo y, por ende, disponible con los otros; y, haber aprendido a amar
al prójimo y a amarse a sí mismo de otra manera que cuando se era un niño.
Las crisis de la adolescencia tienen lugar las más de las veces entre los doce y dieciséis
años, durante los primeros años del secundario. El indicio más evidente del surgimiento
de una crisis es un cambio brutal de la conducta habitual en el adolescente. En general,
el adolescente en crisis es un adolescente desescolarizado desde hace más de dos
meses, desocupado, a veces suicida, con frecuencia encerrado en su cuarto,
obnubilado por la computadora, o en el otro extremo, vagando por la calle. No es lo
mismo hablar de crisis de la adolescencia, que de un adolescente en crisis.
Dolto no considera a la adolescencia como una transformación, sino como una fase de
MUTACION.
El adolescente pasa por una muda respecto de la cual nada puede decir, y es para los
adultos, objeto de un cuestionamiento que, según los padres, está cargado de angustia
o pleno de indulgencia. El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones
que los jóvenes reciben de los adultos y según lo que la sociedad las impone como
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límites de exploración. Los adultos están ahí para ayudar a un joven a entrar en las
responsabilidades y a no ser lo que se llama un adolescente retrasado.
La infantilización es peyorativa viniendo de otro joven, afecta más al niño que si es su
madre la que le dice “no te gagas el pequeñín”. El preadolescente es también muy
vulnerable a las observaciones despectivas procedentes de otros adultos que tienen el
papel de mandar a los jóvenes. Así como la fragilidad de un bebé que nace, el niño no
tiene en cuenta las cosas, no hace más que oír que hablan mal de él, y se lo toma al pie
de la letra. Se trata de algo que quede comprometer, de por vida, sus relaciones con la
sociedad. Lo mismo sucede con un joven en pleno desarrollo. Las personas secundarias
juegan un papel muy importante en la educación de los jóvenes durante este período.
Aunque no estén encargadas de dar dicha educación, todo lo que hacen puede
favorecer la expansión y la confianza en sí, al igual que el valor para superar sus
impotencias, o, al contrario, pueden estimular el desaliento y la depresión. En este
momento de extrema fragilidad, se defienden contra los demás mediante la depresión o
por medio de un estado de negativismo que agrava aún más su debilidad.
La sexualidad podría ser un recurso para ellos. Con mucha frecuencia penetran
en un falso nivel expansivo de sexualidad, que depende de lo imaginario: la
masturbación. Es un momento en el que los jóvenes se sienten incomodos en la realidad
de los adultos por falta de confianza en sí mismos, y su vida imaginaria les sostiene. La
masturbación, de remedio de su depresión, se convierte en una trampa; trampa porque
de este modo se descargan nerviosamente y tienen mayor dificultad para afrontar la
realidad, para vencer las deficiencias, mucho más imaginarias que reales, pero que han
sido alimentadas por frases inoportunas.
En este momento juegan un rol importante los educadores, encargados de darle la voz
al niño, pidiéndole su opinión, su juicio sobre un combate, su parecer sobre una
exposición. Se trata de animarlos. Se trata de una edad frágil pero también maravillosa,
porque reacción además a todo lo positivo que se hace por él.
A los once años se manifiestan los primeros indicios de una sexualidad que se anuncia
con un fortísimo componente imaginario antes de que el cuerpo entre en juego: en el
muchacho las primeras emisiones involuntarias de esperma, y en las muchachas las
primeras reglas. Héroes e ídolos constituyen sus compañeros en el juego de papeles
donde lo imaginario desplaza a la realidad.
La primera vida imaginaria se inicia a los tres-cuatro años. Los niños son enteramente
de la opinión que el padre, incluyendo sus opiniones políticas; está en relación con
el mundo exterior mediantes las opiniones de los padres.
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Pero a los once años estallará el problema latente: en su segunda vida imaginaria, los
temas de interés que encuentra fuera del campo familiar y que deberían prepararle para
la vida real siguen teniendo a los padres como referencia. Sigue teniendo dificultades
en distinguir el sonido de la realidad del sonido de lo imaginario. Si todo ha ido bien, si
no ha habido desgarro familiar, en su segundo mundo imaginario ya no necesitará tomar
sus modelos intramuros de la familia; en lo sucesivo, sus modelos serán exteriores.
Toda su energía se dirige ahora hacia el grupo de compañeros de la escuela, o a los
grupos deportivos y demás, y hacia la vida imaginaria que pueden proporcionar la
televisión, las lecturas o sus invenciones en los juegos.
Cuando llega a la adolescencia en cuando este mundo imaginario exterior le provocará,
le hará decir que quiere salir. Es atraído por pequeñas bandas de jóvenes mayores que
él y en las que pretende integrarse; y entrará así en su adolescencia saliendo de la
familia y mezclándose con grupos constituidos que, para él, tendrán momentáneamente
un papel de sostén extrafamiliar. No puede abandonar completamente los modelos del
medio familiar sin antes disponer de modelos de relevo.
A la familia se le es infiel; se es infiel a los padres, esa es la ley. Uno se siente sostenido
por la fuerza del honor que se hace a los padres haciendo por uno mismo lo que se tiene
que hacer, y no amándoles puesto que no le comprenden a uno. Un joven tiene
necesidad de amar a las personas de su edad, y de formarse a través de los de su
generación, y no de seguir dependiendo de alguien de una generación anterior que en
un momento dado ha sido un modelo. Si la influencia se prolonga, es un modelo
desestructurado.
Grassi sostiene que los procesos puberal y adolescente se ponen en juego en lo que
denomina el “entretiempo de la sexuación”. Afirma que la adolescencia es urgencia de
transformar y crear, es puesta en desorden del cuerpo, de la identidad infantil, del orden
familiar y la posición generacional, ello se verifica también en el campo del lenguaje. Al
adolescente le urge poner en desorden el lenguaje. Los adolescentes necesitan recurrir
a significantes propios, a veces inéditos para apalabrar e inscribir ese íntimo
acontecimiento y subjetivarlo. El adolescente no cuenta con un “discurso apropiado”,
está en proceso de desasimiento y desalineación del Otro parental, debe entonces crear
recursos expresivos en la grupalidad. Una operación característica “en” la adolescencia
es la manipulación de las sílabas y fonemas, creando apócopes y acortamiento a veces
originales, que configuran lo que se denomina metaplasmos: alteraciones de la escritura
o pronunciación de palabras sin modificación del significado (“na, bolu”). Este será un
modo de transcribir en lo simbólico la experiencia con lo real de un cuerpo cuya imagen
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es alterada. Apropiarse del lenguaje permitirá materializar sus deseos y decir algo en
nombre propio.
De otra perte:
¿Por qué la primavera del significante? → Por que este trauma puberal no puede
ser significado desde los significantes y significados de la sexualidad infantil. Es un
extranjero en su propio cuerpo. Ademas en la infancia, los garantes del saber y de la
verdad son las funciones parentales, tiene que desinvestir lo familiar y crear un nuevo
cuerpo, un nuevo lenguaje por eso el adolescente no quiere que el adulto le explique
lo que a el le pasa. Los tres trabajos psíquicos van a metabolizar el trauma de lo
puberal, cada uno con diferentes logicas → lo puberal trabaja mas con predominio
del proceso originario, de construir pictogramas, lo sensorial, lo adolescente
con predominio del proceso primario y secundario, crear palabras, sentidos,
todo el lenguaje y la juventud tiene que ver con arribar al hallazgo del objeto,
con un proyecto que incluya el vinculo y la alteridad.
Nombra las 7 crisis que hacen madurar al niño y al adolescente. Hay que decir que
lo importante no es la crisis en sí misma. Lo importante para nosotros es la lógica
generadora de la crisis. Cada crisis se define como la expresión final de tres
movimientos que convergen: pérdida, ganancia y conservación, tres experiencias que
cuando son simultáneas instalan una crisis de desarrollo. (Se desarrolla en el texto
“¿cómo actuar con un adolescente difícil?”- Nasio)
Se realiza una comparación entre el Estadio del espejo de Lacan y lo que llamó el
Estadio de la adolescencia. En el estadio del espejo se oponen dos parámetros uno
es el cuerpo real de un bebé (10 a 16 meses) que siente y vive la experiencia turbulenta
de sus propias sensaciones internas y externas. El otro parámetro es visual y virtual. El
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mismo bebé desbordado por ese real corporal tumultuoso, percibe una imagen global y
globalizante que el espejo le devuelve. Entonces vemos dos parámetros: un cuerpo real
sentido he vivido como despedazado fragmentado. Por el otro lado tenemos la imagen
especular que es una imagen redonda entera y unificante porque le da al niño la
posibilidad de sentirse una unidad en relación a sí mismo y una entidad diferente de las
otras personas que lo rodean. (unidad y entidad aún relativas, pero ya presentes).
Mientras haya adultos de los que no depende la relación será menos conflictiva y menos
neurótica. El problema de la neurosis es el hecho de amar y odiar a aquél del cual
depende, si no hay relación de dependencia no hay neurosis, para que la haya tiene
que haber dependencia. La adolescencia se acaba, y con ella la neurosis también,
cuando el joven ya no vive más en una relación de dependencia financiera con sus
padres, en ese momento la relación cambia. Sin embargo, ese período es indispensable
para comenzar luego la nueva época de la juventud adulta de una manera más armada
y mejor vacunados contra ciertas dificultades. Por eso digo que es una neurosis
necesaria pero también sana, sana porque se disipa por sí misma con el tiempo,
indispensablemente sin tratamiento psicológico ni medicamentos.
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Acá estamos entonces frente a dos neurosis sanas, una que se instala entre 3 y 6 años
(neurosis infantil durante el Edipo) y la otra que se instala entre 11 y 18 años (neurosis
juvenil durante la adolescencia). En ambos casos se trata de una neurosis porque el
sujeto se desgarra interiormente, tratando de responder a las fuertes exigencias
pulsionales y sociales. La repercusión negativa o positiva de estas 2 neurosis en la vida
adulta del individuo, dependerá mucho de la reacción de los padres frente a los
comportamientos difíciles del niño edípico y del joven adolescente. Puede ocurrir que
dichos procesos sean la base para futuras neurosis graves, eso dependerá de la
reacción del medio familiar. Para el PSA el Edipo es el núcleo de la neurosis del adulto.
Pero (a diferencia de Freud) es un trauma, pero sin ser un desgarramiento. Aquella
situación traumática quiere decir que el niño no tiene la capacidad de representarse
mentalmente las sensaciones que experimente.
3 CATEGORIAS ENTONCES:
Duelos y creatividad
El adolescente hace duelos, pero no son nunca duelos largos o patológicos. Éste pierde
su infancia, pero no está abrumado por la pena de la pérdida. Toda perdida produce
dolor y pena, dolor del desgarro que significa separarnos de una parte de nosotros
mismos y pena de sentir el vacío que
deja aquello que se fue. El adolescente se siente triste y al mismo tiempo asume los
cambios de su cuerpo nuevo y las nuevas exigencias afectivas, cognitivas y sociales
realiza un duelo, pero un duelo de la infancia y de todo lo que esté ligada a ella, pero al
mismo tiempo es imperativo tener que seguir avanzando, crear y responder a las nuevas
solicitaciones.
Dependencia-independencia
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La adolescencia es el momento en que nos damos cuenta de cuán vital es el otro
biológica, afectiva y socialmente para cada uno de nosotros. Cuánta necesidad tenemos
del otro para ser nosotros mismos.
El adolescente tratará de buscar la independencia. La dependencia es un hecho y la
independencia una aspiración, un deseo, un ideal. La dependencia es una realidad que
él rechaza, y termina su adolescencia cuando entendió que la dependencia es una
necesidad y que toda su vida anudará una relación de dependencia al otro puesto que
el otra forma parte de nuestro mundo y en nuestro ser, como dice Winnicott sería el
movimiento que va de la dependencia absoluta a la independencia relativa.
Semana 1
Teórico
Un repaso de los últimos años de la historia de los conceptos niñez/adolescencia permite apreciar
correspondencias y tensiones en los discursos que construyen su representación en el imaginario
social.
Saberes y prácticas se entrecruzan e imprimen matices diferentes a los términos. Los términos
menor y niñez/adolescencia guardan una relación directa con dos paradigmas epocales diferentes.
Sujeto y psicoanálisis
Desde una tópica pre-freudiana, a partir de cogito cartesiano, el yo piensa y no duda de su propia
existencia por la conciencia del pensar. Yo (sujeto/consiente/cognoscente) toma existencia, y en
ese nivel se ubica el sujeto.
Con Freud -el pensamiento inconsciente y las tópicas- habrá un giro en las relaciones entre el
pensar, la consciencia y el yo. Con la llegada del PSA, el sujeto queda del lado del pensamiento
inconsciente. Al introducir sujeto del inconsciente, el Psa se abre a la cuestión de las relaciones
que el término guarda con el deseo. El sujeto es sujeto de deseo inconsciente.
El ICC es más bien algo vivo, susceptible de desarrollo, y mantiene con el PRCC toda una serie
de relaciones. Esta idea de movilidad acompaña al concepto de sujeto. Sujeto psíquico es
actividad de intercambios entre los sistemas de la organización del aparato psíquico, pero
también, intercambio con el medio, con la cultura.
Sujeto e historización
➢ Destacamos los aportes de Lacan, ya que traza diferencias entre sujeto y yo. El yo forma parte
del orden imaginario,
el sujeto es parte del orden simbólico.
➢ Piera Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas
funciones al yo, entre las
cuales destaca la de historización.
“La función del yo como constructor de una historia libidinal de la que extrae causas que le hacen
parecer cohabitar el mundo exterior. Es una necesidad de su funcionamiento anclar una historia
que sustituye un tiempo vivido y perdido.
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Esta función de historiador es propia del yo. Es una necesidad de su funcionamiento situarse y
anclar en una historia q sustituye un tiempo vivido y perdido por la versión q el sujeto se procura
merced a su reconstrucción de las causas q lo hicieron ser, q dan razón de su presente y hacen
pensable e investible un eventual futuro”.
➢ Winnicott destaca, con relación a la inmadurez adolescente, que “lo único que la cura es el
paso del tiempo”. El paso del tiempo no como quien dice “ya va a crecer y madurar” sino del
paso del tiempo por el aparato psíquico, la marca que el paso del tiempo deja en el psiquismo,
su inscripción. La inscripción psíquica de la temporalidad como “cura”. Nos referimos a la
inscripción de lo pasado, lo vivido como perdido, el paso del tiempo como límite. La inscripción
del presente como fugacidad, como algo q tiene fin, q no dura siempre y, a la vez, la necesidad
de construir un porvenir, entonces es cuando la adolescencia se liga a la juventud. Inscripción
subjetiva del tiempo, subjetivación de la temporalidad.
En ese periodo resuenan frases 1 características q aluden a no tolerar más la pérdida de tiempo.
El yo requiere de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del paso del tiempo. Ahí la
subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado, genealogía y proyecto
identificatorio.
¿Cuáles son las reacciones entre sujeto y cuerpo? Para abordar esta problemática vayamos en
principio a El yo y el ello.
“El yo es sobre todo un esencia-cuerpo, no es solo una esencia superficie, sino él mismo la
proyección de una superficie” (se refiere a la superficie corporal) “o sea el yo deriva en última
instancia de sensaciones corporales”. Cabe considerarlo como la proyección psíquica de la
superficie del cuerpo, además de representar como se ha dicho, él mismo la superficie del aparato.
Teniendo en cuenta que el desarrollo corporal es una transformación constante, le impone al
psiquismo un trabajo.
Hablar de cuerpo erógeno en psicoanálisis implica hablar de cuerpo (erógeno), del yo y de su
imagen. ¿Qué trabajo le compete al sujeto en estas relaciones entre el cuerpo (erógeno), sus
transformaciones, su imagen y el yo?
Integración de:
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intervenciones de las funciones parentales. Así cuerpo (erógeno), el psiquismo y las funciones
paralelas se van constituyendo, articulando, entrelazados.
Cuando todo transcurre por los carriles de la salud (es decir, si no hay patología grave o fracasos
importantes en su organización), todo el aparato esta en intercambio en sus procesos de
constitución, organización y reorganización, desde los inicios de la vida pasando por la pubertad-
adolescencia y más allá de la misma.
1) Proceso originario, (Aulagnier) que pone en marcha la actividad psíquica en relación con las
primeras inscripciones
corporales, pictogramas. (Primeros meses de vida).
2) Luego, el proceso primario con la constitución de lo ICC. Poco tiempo después se pone en
funcionamiento el proceso
secundario y la constitución del yo. (Durante el 1er año)
3) El estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a instalarse
entre el 8vo mes y el 1er año
de vida, y por lo cual se vuelve a pasar con las transformaciones de la pubertad (en torno a los
13-15 años) con las
transformaciones del cuerpo puberal.
4) El superyó con sus imperativos categóricos que son herencia del complejo de Edipo (desde
los 3-4 años) hasta su
sepultamiento (entre los 7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la exploración del
cuerpo propio y el ajeno en general y primero por un período homosexual entre los 10-11 hasta
los 14-15 años, y a partir de los 15-17 en adelante, ampliando diferencias genitales.
5) Las transformaciones del yo ideal en → ideal del yo propias del adolescente muchos más
difusas en cuanto a su ubicación en la cronología del desarrollo.
Dichas fases del desarrollo no evolucionan unidireccionalmente, se producen con progresiones y
regresiones.
No tienen fechas fijas y, además de las variaciones individuales, familiares y epocales, están las
de género, sociales, culturales. Por lo tanto, no son momentos “naturales” fijos provocados por
el desarrollo.
El nexo entre la cronología del desarrollo y la función que esta cumple en el psiquismo está dado
por el trabajo de la subjetividad.
Sujeto es un sistema que no se corresponde directamente con la edad, no es ni pequeño ni grande.
La estructuración psíquica en el niño/adolescente depende (relativamente) de su desarrollo
corporal, como también de los sentidos diversos que provienen del Otro familiar. El yo pendiente
del crecimiento está tomado desde los inicios por la búsqueda alienada y, más tarde, por la
transformación de las identificaciones que lo modelan.
Si bien pendiente del cuerpo, de lo parental, del medio ambiente, no quiere esto decir determinado
por alguna de estas instancias. Falta aún el producto de un trabajo combinatorio, personal; trabajo
q es potencial despliegue de una capacidad q lleva al sujeto, sobre todo en la niñez/adolescencia
“de una dependencia absoluta a una dependencia relativa”, y como agregado nuestro, hacia una
relativa independencia.
Subjetividad y adolescencia:
La adolescencia implica una crisis de identidad. Lo propio del sujeto en la adolescencia es crear
sentidos que enriquezcan al yo, en un juego de identificaciones-desidentificaciones. La
adolescencia transcurre en lúdica adquisición de nuevas identificaciones y cancelaciones de otras
caducadas, obsoletas. Cuando este juego es obstaculizado, vemos el alto precio pagado por el
niño/adolescente por su alienación con el otro, con la fijeza de identificaciones reactivas y/o
defensivas.
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La pregunta ¿quién soy?, signo de q existen procesos adolescentes en marcha, se refiere a las
identificaciones q habitan al yo y q comienzan a estar cuestionadas por el sujeto.
Sabiendo que hay operaciones o trabajos psíquicos universales por los cuales todo
creciente va a tener que pasar. Teniendo en cuenta sus contextos históricos,
condiciones socuales, institucionales, familiares, subjetivas, sus vínculos, que forman
parte del proceso.
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proyecto ya definido, , ni dependiente de la valoración del adulto. En el proceso de
crecimiento, no-responsabilidad y creatividad, se entrelazan y son potencialidad propia
y específica del creciente.
Textos puente
Freud <<La escuela nunca debe olvidar que trata con individuos todavía inmaduros, a
los cuales no se puede negar el derecho a detenerse en determinadas fases
evolutivas, por ingratas que estas sean>>
Esa detención repetida, conocida, puesto que, si bien angustia mucho a los padres, es
en muchas ocasiones idéntica o, de colorido parecido a la que esos mismos padres
atravesaron durante su adolescencia.
En realidad, Freud está haciendo un llamado al esclarecimiento de lo que estaba en
juego en esa edad. Su enunciado data de 1910.
Actualmente podemos oír voces que niegan la más mínima detención de los
adolescentes→ Con exigencias superyoicas constantes como; atosigarlo con
deberes diarios monumentales, amenazarlos con ir a un internado como castigo, con
clases especiales y particulares, con psicólogos que los metan en vereda e
imponiendo autoritarismo sin molestarse en saber lo que está en juego en cada
adolescente → Son conjunto de acciones encaminadas a mover al adolescente
detenido acaba con unos padres exhaustos y un adolescente enrocado aun en sus
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posiciones, y peligrosamente presto a ser el proyecto de otros. LOS PADRES → Lo
hacen en un intento de desangustiarse, de no recordar su propia adolescencia y de
llenar el vacío adolescente. LOS ADOLESCENTES→ Si esto ocurre el resultado de
toda esa presión ante el adolescente detenido; es lo que hubiera podido ser una
detención fructífera encaminada a buscar la salida de su propio proyecto → Se torna
en una parada permanente, y en rencor y heridas difíciles de cicatrizar.
FREUD→ Un año suele ser una medida común de tiempo que él cifraba para dar
tiempo de tramitar el dolor de la pérdida Ej. La muerte de un ser querido.
LACAN→ La naturaleza del auténtico trabajo de duelo no es tanto ir olvidando el
objeto perdido, como verificar el objeto que se era para quien ya no está.
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ENFRENTAMIENTO. TRATAN DE PROHIBIRLOS, CON LO QUE
PARADÓJICAMENTE REFUERZAN EL DESEO DE VISITARLOS, DE HACER DE
ESOS ESPACIOS ALGO MÁGICO, ALGO INOLVIDABLE. YA QUE PIENSAN QUE
SUS PARES SIEMPRE OCUPAN EL PAPEL DE MALOS, QUE SON MALAS
COMPAÑÍAS Y INFLUENCIAS Y QUIENES CONSTITUYEN LA AUTÉNTICA CAUSA
DE SU PÉRDIDA DE TIEMPO.
Unidad 2
Practico
Con el advenimiento de la pubertad se introducen los cambios que llevan la vida sexual
infantil a su confrontación normal definitiva. La pulsión sexual era hasta entonces
autoerótica; ahora halla al objeto sexual. Ahora hay una nueva meta sexual, y para
alcanzarla todas las pulsiones parciales cooperan, a la par que las zonas erógenas se
subordinan al primado de la zona genital.
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La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la exacta coincidencia
de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna y la sensual.
La pulsión sexual se pone ahora al servicio de la función de reproducción, se vuelve
Altruista. Si se produce la irrupción de esos reordenamientos, han de sobrevenir
perturbaciones patológicas de la vida sexual que han de considerarse como inhibiciones
del desarrollo.
Mecanismo del placer previo→las zonas erógenas se conjugan para brindar, mediante
su estimulación, un cierto monto de placer; de este arranca el incremento de la tensión,
la cuál a su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para llevar a su término
el acto sexual. La expulsión de las sustancias genésicas es el placer último, máximo en
su intensidad y diferente de los anteriores por su mecanismo. Es evocado enteramente
por la descarga, un placer de satisfacción y con él se elimina temporariamente la tensión
de la libido.
El placer provocado por la excitación de las zonas erógenas se designa como placer
previo; y el producido por el vaciamiento de las sustancias sexuales, placer final. El
placer previo es lo mismo que ya podía ofrecer la pulsión sexual infantil; el placer final
es nuevo y depende de condiciones que sólo se instalan en la pubertad.
Las zonas erógenas son empleadas para posibilitar, por medio del placer previo que
ellas ganan como en la vida infantil, la producción del placer de satisfacción mayor.
Peligros del placer previo → el peligro se presenta cuando en cualquier punto de los
procesos sexuales preparatorios, el placer previo demuestra ser demasiado grande,
demasiado escasa su contribución a la tensión. Falta la fuerza pulsional para que el
proceso sexual siga adelante; todo el camino se abrevia, y la acción preparatoria
correspondiente remplaza a la meta sexual normal.
El malogro de la función del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita,
sobre todo, cuando ya en la vida infantil, se prefigura de algún modo el primado de las
zonas genitales. Estas se comparan de manera muy similar a la época de la madurez;
pasan a ser la sede de sensaciones de excitación y alteraciones preparatorias cuando
se siente alguna clase de placer por la satisfacción de otras zonas erógenas, este efecto
sigue careciendo de fin. Ahora notamos que, no hay grandes diferencias entre la vida
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sexual infantil y la madura; ya que las exteriorizaciones infantiles de la sexualidad no
marcan solamente el destino de las desviaciones respecto de la vida sexual normal, sino
el de su conformación normal.
Practico
Sexualidad infantil→autoerótica
Adultez→se integran las punciones parciales a través del primado de la genitalidad.
Fase genital previa → aunque se produce el orgasmo, la excitación se produce
genitalmente.
Distintos modos de goce: la sexualidad de un adulto expresada en los cuidados genera
ciertas cosas en el niño.
Tensión sexual→mecanismo diferente a la tensión habitual (acto que produce una
descarga “disminución de tensión”): hay una disminución de la tensión, pero no total.
Deja pendiente cierta tensión que luego se descargará en el orgasmo.
Toda vez que logra transferir la estimulabilidad erógena del clítoris a la vagina, la mujer
ha mudado la zona rectora para su práctica sexual posterior. En cambio, el hombre la
conserva desde la infancia.
El hallazgo de objeto
Objeto sexual del período de lactancia → a lo largo de todo el período, el niño aprende
a amar a otras personas que remedian su desvalimiento y satisfacen sus necesidades.
El trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación
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y de satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de
que esa persona dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida sexual, lo
acaricia, lo besa, lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto sexual de
pleno derecho. La madre se horrorizaría si se le esclareciese que con sus muestras de
ternura despierta la pulsión sexual de su hijo y prepara su posterior intensidad. Un
exceso de ternura de parte de los padres resultará dañino, pues apresurará su
maduración sexual; y también “malcriará” al niño, lo hará incapaz de renunciar
temporariamente al amor en su vida posterior, o contentarse con un grado menor de
este.
Angustia Infantil → los propios niños se comportan desde temprano como si su apego
por las personas que los cuidan tuviera la naturaleza del amor sexual. La angustia es
originariamente la expresión de su añoranza de la persona amada.
En esto el niño se porta como el adulto: tan pronto como no puede satisfacer la libido,
la muda en angustia; y a la inversa, el adulto, cuando se ha vuelto neurótico por una
libido insatisfecha, se porta en angustia como un niño: empezará a tener miedo apenas
quede sólo (es decir, sin una persona de cuyo amor crea estar seguro) y a querer
apaciguar su angustia con las medidas mas pueriles.
La barrera del incesto → cuando la ternura que los padres vuelcan sobre el niño ha
evitado despertarle la pulsión sexual prematuramente y despertársela con fuerza tal que
la excitación anímica se abra paso de manera inequívoca hasta el sistema genital,
aquella pulsión puede cumplir su cometido: conducir a este niño llegado a la madurez,
hasta la elección del objeto sexual.
Se ha ganado tiempo para erigir, junto a otras inhibiciones sexuales, la barrera del
incesto, y para implantar en él los preceptos morales que excluyen expresadamente de
la elección de objeto a las personas amadas de la niñez. El respeto de esta barrera es
sobre todo una exigencia cultural de la sociedad: tiene que impedir que la familia
absorba unos intereses que le hacen falta para establecer unidades sociales superiores.
Contemporáneo a esto, se consuma uno de los logros psíquicos más importantes, pero
también más dolorosos, del período de la pubertad: el desasimiento respecto de la
autoridad de los progenitores. Un número de individuos se queda retrasado en cada
una de las estaciones de esta vía de desarrollo que todos deben recorrer. Esto enseña
que el amor a los padres, no sexual en apariencia, y el amor sexual se alimentan de las
mismas fuentes; vale decir, el primero responde solamente a una fijación infantil de la
libido.
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la genitalidad; nueva meta sexual; unificación de las pulsiones parciales bajo el primado
genital; encuentro con el otro.
Alteridad (lo agrega la cátedra) → encuentro con el deseo del otro que me hace ver mis
propios deseos. Me encuentro con la diferencia. Tomo al otro de una manera que tiene
que ver con mi deseo, pero no tengo en cuenta el deseo de él.
SEXUALIDAD INFANTIL
SEXUALIDAD ADULTA
- Pulsión Genital
- Hallazgo de objeto
- Fin de la pulsión: altruista (al servicio de la sociedad)
- Nueva meta sexual: la reproducción
- Pulsiones parciales
- C. de E; represión; latencia
- Polimorfismo pregenital
- Autoerótica
- Identidad de género
- Identidad sexual infantil: fálica
- Placer previo
- Primado genital
- Reedición; elaboración y disolución del C. de E
- Organización sexual genital
- Hallazgo de objeto: a) modelo narcisista b) modelo anaclítico
- Identidad sexuada
- Instauración y procesamiento de las consecuencias psíquicas de la diferencia sexual
anatómica
- Placer final propio
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Hay dos modelos para encontrar el objeto de amor: modelo narcisista (cuando amo a otro, me
estoy amando a mi mismo; ideal del yo/yo ideal) y modelo anaclítico (reencuentro con el padre
protector y la madre nutricia).
• ➢ Nueva meta
• ➢ Nueva zona erógena
• ➢ Unificación de las pulsiones tiernas y sensuales
• ➢ Reedición genital del complejo de Edipo
• ➢ Reorganización psíquica y de las instancias ideales
• ➢ Hallazgo de objeto. A partir de la ausencia y renovación de la elección infantil de
objeto
• ➢ Masculino/femenino
• ➢ Placer final
• ➢ Desasimiento de la autoridad de los padres por caída y búsqueda personal del sujeto
que no coincide
Freud alude a la libido como energı́a de la pulsió n sexual. En “tres ensayos” la define como un
concepto lı́mite entre el soma y la psique, que posee un fin: la descarga; una fuente: el cuerpo
eró geno; y objetos en los que descargar la tensió n psı́quica; mas adelante, la define como un
empuje que representa una presió n que fuerza el trabajo psı́quico del sujeto.
Dice Freud que lo conservativo se opone a la pulsió n sexual y posee caracterı́sticas
diferenciadas:
• Pulsiones sexuales → tienen plasticidad, la capacidad de cambiar de vı́as sus metas dejá ndose
sustituir una satisfacció n pulsional por otra.
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En este esquema el amor se apuntala en el hambre a partir del acto de succionar, al
alimentarse y saciar esa necesidad, se crea la zona eró gena oral.
Narcisismo
El cuerpo llega a ser en su conjunto, una gran zona eró gena y sobre las bases de este se
constituirá el yo. Sin embargo, Freud plantea que hace falta un nuevo acto psíquico para que
el yo sea unitario y se constituya como instancia psı́quica, teniendo como sosté n al cuerpo
eró geno ß pasaje del autoerotismo al narcisismo.
La libido no inviste solamente los objetos externos, sino que se deposita en el yo mismo. El
abordaje de la vida amorosa muestra como hasta el mismo objeto de deseo, puede investirse
en libido narcisista, por lo cual se halla dentro del grupo de las pulsiones sexuales: libido yoica
(sexual) y libido de objeto (sexual).
En la segunda teorı́a pulsional, el dualismo es entre las pulsiones de vida y las pulsiones de
muerte. Si bien, sitú a las pulsiones sexuales en las pulsiones de vida, la sexualidad se bifurca
en esta teorı́a. Hay sexualidad en el amor y tambié n en el odio y la destrucció n. Sin embargo,
habrı́a una oposició n pulsional y fundamental entre el polo que ama y aquel que rompe y
destruye. Eros (pulsiones de vida) y Tá natos (pulsiones de muerte), son en ú ltima instancia
fuerzas que en el sujeto se presentan juntas y que só lo teó ricamente son separables, y que se
ocultan tras las pulsiones manifiestas, pulsiones del yo y pulsiones de objeto.
• Faltarı́a en la infancia
• Advendrı́a en la é poca de la pubertad siendo su meta la unió n sexual (genital) o por lo
menos
Objeto sexual y meta sexual son los conceptos que le permiten a Freud hablar sobre
las perversiones y la sexualidad infantil, para dar cuenta del trayecto de la pulsió n
sexual hasta la pubertad. La disposició n a las perversiones es la disposició n
originaria y universal de la pulsió n sexual en los seres humanos. Ası́ Freud se sitú a en
la niñ ez intentando descubrir esa disposició n originaria y ahı́ ya destaca la
emergencia de aquello que circunscribe la orientació n de la pulsió n sexual. Los llama
diques morales de la pulsió n: la vergüenza, el asco, la compasió n y las
construcciones sociales de la moral.
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Señ ala un destiempo en té rminos de la sexualidad infantil, la prá ctica sexual no se desarrolla
al ritmo de sus otras funciones, se discontinú a con la latencia donde la excitació n sexual no se
suprime, sino que se emplea para otros fines diferentes de los sexuales.
Siguiendo con la infancia, es preciso señ alar a una ú nica meta donde las excitaciones influyen
de diversas fuentes y persiguen por separado su meta (la ganancia de placer) que en la niñ ez
la pulsió n no está centrada y al principio carece de objeto (o por decirlo de otro modo, el objeto
está /es el propio cuerpo) o sea, es autoeró tica. Ya en la infancia comienza a hacerse notable
los genitales como zona eró gena. El temprano florecimiento de la vida sexual infantil hace
madurar tambié n una elecció n de objeto y veremos que este hecho no es sin consecuencias,
ya que la fase que se le asocia y le corresponde ha de apreciarse como importante precursora
de la organizació n sexual definitiva.
La pulsió n tiene:
• Cuatro elementos: objeto-fin o meta-empuje y fuente
• Cuatro destinos: transformació n en lo contrario, vuelta sobre sı́ mismo, represió n y
sublimació n
• Dos corrientes: la tierna y la sensual
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La corriente tierna proviene de la primera infancia, se ha formado sobre la base de los
intereses de la pulsió n de autoconservació n. Corresponde a la elecció n infantil primaria de
objeto. La ternura de los padres y personas a cargo de la crianza, que rara vez desmiente su
cará cter eró tico contribuye en mucho a acrecentar los aportes del erotismo a las investiduras
de las pulsiones yoicas en el niñ o.
En “pulsiones y destinos” Freud dice que tenemos razones para distinguir pulsiones de meta
inhibida,
a saber, mociones pulsionales de fuentes notorias y con meta inequı́voca, pero que se
detienen en el camino hacia la satisfacció n. De esta clase es por ejemplo el vı́nculo de la
ternura que indudablemente proviene de las fuentes de la necesidad sexual y por regla
general renuncia a la satisfacció n. Esta corriente se pone al servicio del mantenimiento y
desarrollo de las relaciones afectivas donde no interviene el erotismo, lo que Freud denomina
“inhibició n del fin de las pulsiones”. Al lado de las pulsiones libidinales de pleno efecto y de
las pulsiones de autoconservació n, se instalan las pulsiones libidinales inhibidas en su fin o de
cará cter sublimado, derivadas de las pulsiones libidinales ß corriente tierna de la pulsió n.
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pone al servicio de la reproducció n, se torna altruista. Una adquisició n simbó lica: el ejercicio
de las funciones materna y paterna.
La pulsión tiene:
• Cuatro elementos: objeto-fin o meta-empuje y fuente
• Cuatro destinos: transformació n en lo contrario, vuelta sobre sı́ mismo, represió n y
sublimació n
• Dos corrientes: la tierna y la sensual
En “pulsiones y destinos” Freud dice que tenemos razones para distinguir pulsiones de meta
inhibida,
a saber, mociones pulsionales de fuentes notorias y con meta inequı́voca, pero que se
detienen en el camino hacia la satisfacció n. De esta clase es por ejemplo el vı́nculo de la
ternura que indudablemente proviene de las fuentes de la necesidad sexual y por regla
general renuncia a la satisfacció n. Esta corriente se pone al servicio del mantenimiento y
desarrollo de las relaciones afectivas donde no interviene el erotismo, lo que Freud denomina
“inhibició n del fin de las pulsiones”. Al lado de las pulsiones libidinales de pleno efecto y de
las pulsiones de autoconservació n, se instalan las pulsiones libidinales inhibidas en su fin o de
cará cter sublimado, derivadas de las pulsiones libidinales ß corriente tierna de la pulsió n.
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que reú ne ambas corrientes de la pulsió n. A su vez, la insatisfacció n no es del orden del coito,
sino del amor (desarticulació n de las dos corrientes).
2. 2- Tampoco la define segú n la prá ctica sexual, ya que los guiones sexuales que un
sujeto presente, si no implican sufrimiento para sı́ mismo o para el otro, no los
considera perversos.
3. 3- El criterio que ella propone en este capı́tulo implica diferenciar al sujeto de las
formaciones clı́nicas.
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constitució n de la categorı́a de la alteridad. Poder construir la categorı́a de la alteridad
implica poder reconocer al otro en dos sentidos: el otro como cuerpo separado y como
sujeto de deseo. Esta categorı́a empieza a constituirse en los primeros tiempos de la infancia
y es en la adolescencia y con el hallazgo de objeto que se vuelve a poner en cuestió n.
Teorico
Esto implicó sostener un pensamiento nuevo que rompe con la idea de un tiempo
cronológico y una evolución lineal del desarrollo sexual. En “La organización genital
infantil” (1923), se avanza en la idea de la aproximación del desarrollo y
caracterización de la sexualidad infantil a la sexualidad adulta. Esta variante condujo a
pensar que la sexualidad genital adulta no sería entonces otra cosa que una extensión
de la sexualidad infantil. Por lo que la noción del bifasismo sexual, perdió peso en el
corpus teórico del PSA. Una tendencia fue considerar desde una lógica lineal,
determinista y evolucionista que la sexualidad genital adulta era la resultante, el punto
de llegada a la “normalidad”, la “meta genital natural” de la evolución de una
sexualidad infantil cuasi-genital.
De este modo se abre una línea teórica que recupera el peso teórico de la noción de
bifasismo de la sexualidad y abre el camino a la consideración y estudio de la
adolescencia.
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A partir del advenimiento de la pubertad se dará lo que definimos como “la
confluencia del bifasismo sexual en el entretiempo de la sexuación”.
La noción de un entretiempo de la sexuación se sostiene como interpretación y aporte
novedoso que parte del postulado freudiano, de la acometida en dos tiempos del
desarrollo sexual del ser humano. El segundo tiempo, se jugará en el entretiempo de
la sexuación, y se caracteriza por el proceso que denominamos “confluencia de la
sexualidad infantil y la genital” que adviene como acontecimiento radicalmente nuevo.
La aparición novedosa de la pubertad genital no decreta la desaparición de la
sexualidad infantil, lo nuevo ejerce un efecto de fascinación que eclipsa, vela, lo
anterior.
Aporta para el segundo tiempo, la noción de tres momentos lógicos: puberal-
adolescente-juventud que configuran el entretiempo de la sexuación, dado que la
sexualidad infantil, en el mejor de los casos, no culmina automáticamente en una
“conformación definitiva adulta”. Se requieren estaciones de recambio, de des-orden
del cuerpo. Se diferencia, además, el cuerpo sexuado (vinculado al adolescente) del
cuerpo erógeno autoerótico (referido a la sexualidad infantil). También se diferencia la
sexuación endogámica (familiar) de la sexuación exogámica (espacio extrafamiliar).
Al crear un vínculo, el adolescente inventa un pasado. Establece un límite entre dos
historias y enlaza dos sexualidades. La historización del adolescente no es una
historización para recordar, sino para crear nuevos sentidos.La adolescencia es el
tiempo de historizar un futuro.
Lacadee señala que debido a la pubertad el niño se descubre exiliado de si, de su cuerpo
de niño y las palabras y la lengua de la infancia. Esta experiencia confronta con la falta
y se configura como traumatica.
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3) caída de las identificaciones infantiles e imágenes corporal.
Extravio es el resultado de la brusca alteración del curso normal del proceso. Estar
extraviado es estar esorientado, haber perdido el rumbo. Extraviarse es perder
orientaciones. Cuando la desmesura pulsional irrumpe como trauma puberal para
desnudar dramáticamente la inconsistencia de todo saber sobre las verdades esenciales
de la vida, adviene el extravio como parte de un desorden necesario o signo de un
proceso de desorganización psíquica.
Grutton (1993) afirma que para que el proceso puberal pueda acaecer sin fracturas, se
requiere un primer trabajo de la psique: la representación. Sin representaciones lo
puberal genera una fractura y no puede configurarse una adolescencia saludable.
La adolescencia requiere un nuevo pasaje por los desfiladeros del complejo de Edipo y
la castración configurando una neurosis del desarrollo o neurosis edipica cuyo
antecedente lógico es la neurosis edipica infantil. El juego de escenas imaginadas y
relatadas que ocultan su dimensión incestuosa es el andamiaje a partir de cual se
constituye para glutton, una neurosis adolescente de desarrollo, para el autor, durante la
crisis del desarrollo, la neurosis se produce por lo puberal sucediendo y lo adolescente
organizándose.
Juan David Nasio (2010) afirma que la adolescencia es una neurosis del
desarrollo, y más precisamente una histeria que se caracteriza por ser saludable y
pasajera, dado que se disipa con el tiempo. Se trata de una neurosis de crecimiento
benéfica, al final de la cual se entra en la adultez. De un modo taxativo define a la
adolescencia como un una histeria y un duelo.
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El Edipo se configura como una neurosis del desarrollo y se resuelve saludablemente
con los trabajos de lo adolescente para dar lugar a los procesos de la juventud.
Desasirse de sus padres (Freud) y partir requiere del adolescente un largo proceso
hasta asumir su paradojal condición de sujeto doblemente determinado.
Determinado en tanto causado y marcado por su cuerpo e historia infantil y familiar,
por las generaciones precedentes, por la cultura de su opoca.
Semana 3
Practico
El des-orden
Lo puberal-lo adolescente
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a) campo intra-subjetivo (cambios corporales)
b) campo inter-subjetivo (relaciones familiares con los que se comparte un período
histórico-
político-social)
c) campo trans-subjetivo (generaciones precedentes)
Los cambios corporales relativos al desarrollo que producen el crecimiento del cuerpo
y la aparición de los caracteres sexuales secundarios imponen al psiquismo un
trabajo de simbolización. La maduración biológica replantea en simultáneo las
identidades enraizadas a lo somático. A través del crecimiento del aparato genital, la
maduración de sus órganos sexuales internos y externos Son elementos que anuncian
al psiquismo un trabajo de metabolización de las diferencias de género sobre el
desarrollo de la identidad sexual.
Los cambios corporales piden una re-visita de la imagen especular. Un nuevo pasaje
por el estadio del espejo como formador de la función del Yo. A la vez que con la
apertura hacia la genitalidad el cuerpo pre-genital queda chico y limita al adolescente
para registrar sus nuevas experiencias y exploraciones. Con el erotismo se registra
nuevas vivencias, experiencias y sensaciones que requieren de inscripciones
psíquicas para su significación.
Todos estos desarreglos funcionales son una muestra suficiente para dimensionar que
la subjetividad requiere de trabajos de integración psicosomática y que no alcanza
con el recurso del proceso de maduración biológica para que esta quede establecida.
La subjetividad demanda encontrar entonces nuevos ordenamientos, reordenar,
desordenar las relaciones del cuerpo infantil con la propia historia, con los padres de la
infancia, con la infancia de los padres, con su lugar en el circuito de deseo familiar.
Demanda replantear las identificaciones infantiles. Se requieren nuevas
organizaciones que signifiquen, que den sentido al crecimiento y la genitalidad. La
simbolización del crecimiento del cuerpo (erógeno) consumación de genitalidad
implica trabajos psíquicos en relación con el estadio del espejo y sus categorías y del
complejo de Edipo.
31
genital establecida en la pubertad y ubicada en el camino madurativo que posibilita
ensamblaje genital, un modo de recomposición ordenado y guiado por la existencia de
una primacía de carácter genital.
Tanto en la inscripción del cuerpo genital, como en este pasaje a elección de objeto
intrafamiliar, el vínculo al otro es marca que funda e inaugura. El otro en su función
de compañero sexual, en presencia con su participación o ayuda en la inscripción del
cuerpo genital, además de la inscripción de la categoría misma de la alteridad del
objeto.
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El viviente advendrá la condición de infante a partir de ese encuentro humanizante que
configura lo que Laplanche denomina “situación antropológica fundamental”,
caracterizada por una asimetría madre-hijo que deviene estructurante.
El infans recibe el lenguaje del Otro materno, quien con sus sonidos, olores, imágenes
y texturas corporales, su voz, etc. va trazando en ese cuerpo naciente una geografía
erógena y activando libidinalmente el cuerpo. La pulsión es convocada por la
sexualidad ICC de la madre. Bleichmar sostiene que la madre sexualiza y da indicio
al proceso de sexuación del infans.
En este tiempo fundante que situaremos como los albores de lo originario, el cuerpo
psíquico, equivalente de cuerpo erógeno, se va constituyendo en el doble encuentro
originante con el propio cuerpo y los procesos psicosomáticos maternos. Las
representaciones de lo originario van a materializarse por medio de pictogramas, que
van a inscribir la zona con el objeto complementario, ambos fusionados, unidos. Por
eso el infans va constituyendo su boca fusionada con el pecho.
El espejo, en tanto función del Otro, permitirá una nueva asunción del yo en el orden
imaginario de las transformaciones operadas en lo real del cuerpo. Entrelazar ese real
corporal con las dimensiones imaginaria y simbólica permitirá la asunción de una
imagen del cuerpo unificada y estable. El espejo, inicialmente corporizado por la
mirada significante materna, es ampliado luego por el juego de miradas familiares con
su función narcisisante y estructurante.
Estos encuentros significantes con los otros tienen también la función de posibilitar el
trazado de un circuito pulsional intersubjetivo, cuyo recorrido excede el propio cuerpo y
el cuerpo familiar. Este circuito facilita la operación de des-investir genitalmente el
cuerpo incestuoso parental para poder desasirse de él, enlazando la pulsión a ese
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circuito que favorece la socialización adolescente del excedente sensual puberal que
inunda el psiquismo.
La apropiación del cuerpo se da a partir del encuentro con nuevos cuerpos, también
en proceso de escritura de lo propio en el otro y por el otro; dado que lo propio no es
sin la otredad.
La vestimenta adolescente con sus marcas significantes generacionales tiene una
dimensión de envoltura corporal. El adolescente utiliza ropas viejas y gastadas,
zapatillas sucias y olorosas que representarían partes de su antiguo cuerpo niño
yaciente en el cuerpo adolescente.
Somatizaciones:
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Creación del “cuerpo propio”, alteraciones y alteridad
Asumir la alteridad implica una posición ética ante el otro. Convivir como otro con el
otro equivale a convivir con el “propio cuerpo” como alteridad y convivir con la alteridad
de los otros cuerpos. Hacer propio el cuerpo no significa avasallar su alteridad, ni
borrar su resto de amenidad. El cuerpo propio no nos exime de responsabilidades,
cuidas, consideraciones, de encuentros y placeres compartidos, de rechazos mutuos,
etc. Definitivamente el cuerpo propio es la narración escrita en la carne de los
múltiples encuentros con los otros.
(Buscar)
Teoricos
GRASSI. LO ORIGINARIO.
Representar-Metabolizar
35
El encuentro del aparato psíquico naciente es con los procesos psicosomáticos que se
han despertado en la madre a partir del estado de afecto (presencia o ausencia) en su
psiquismo de la representación hijo. Es que, para la madre, el naciente es un elemento
heterógeno a si, que tendrá que metabolizar.
El encuentro del bebé con la madre es a partir del trabajo de metabolización, implica
tener que representar la presencia de un elemento heterogéneo a ella, que es el
propio hijo, y de cómo sea la relación establecida por ella con dicha representación,
qué tipo de afectos (amor, odio, placer, displacer) la acompañan. El concepto de
cuerpo imaginado es el que da cuenta de cómo se inicia en la madre este proceso de
representación-hijo.
En principio el Placer
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Con el concepto de lo originario y el pictograma, se propone un modelo diferente para
pensar la relación entre lo psíquico y lo somático. Ya no se plantean dos entidades
bien delimitadas y diferenciadas en que una de ellas se presta para que la otra se
monte en sus bordes. El concepto de representación pictogramática propone un
modelo por el cual no se podría decir que lo psíquico por constituirse se apoyará en el
cuerpo ya constituido. Hay razones que justifican esta diferencia:
➢ Lo psíquico más que apoyado, esta enraizado en lo somático. No va a ser tan fácil
la delimitación de las dos entidades. Porque las raíces (psíquicas de la subjetividad)
penetran y se hunden, se expanden y se bifurcan cada vez más arraigadas en el soma
(el otro terreno de
la subjetividad).
pase a otro territorio y quede inscripto como cuerpo erógeno., cuerpo psíquico.
El Pictograma
➢ lo somático y lo psíquico
➢ objeto y zona (la boca y el pecho fundidos)
➢ representación y afecto; el pictograma de fusión es principio de placer
corporizado.
Fantasías infantiles
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o - Novela familiar: no nacimos en nuestra familia, provenimos de otra familia
poderosa).
o - Temor a la castración
o - Retorno al vientre materno
o - Seducción; fantasía entorno al origen
o - Espiar con las orejas el comercio sexual de los padres
hicieron a sí mismos.
(Texto puente)
38
BLEICHMAR S. PRODUCCIÓN DE SUBJETIVIDAD Y CONSTITUCIÓN DE PSIQUISMO
(buscar estos 3)
Semana 4
Practico
Para ser un acontecimiento requiere que el sujeto se implique activamente con las
transformaciones y lo sancione como tal. El acontecimiento no se produce por sí
mismo, sino que requiere que el sujeto se implique con él. Para que haya
acontecimiento y no sólo trauma se requiere de un trabajo de apropiación subjetiva e
interpretación de aquello que irrumpe es decir que el sujeto debe interpretar ese
acontecimiento como la llegada de algo inédito (exige la fidelidad del sujeto).
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organización psíquica. Implica que en el neurótico, el encuentro con la sexualidad
resulta traumático.
Freud escucha a sus pacientes histéricas y encuentra entre sus recuerdos infantiles
una experiencia de seducción temprana por parte de un adulto, en general familiar.
Formula así
de seducción como etiología de la histeria. a esta operación que además implanta en
el infans ciertos significantes que denomina enigmáticos dado que escapan al
conocimiento consciente de la madre y a toda posibilidad de significación por parte de
su niño. La presencia sensorial y sexual del Otro y su deseo, provocan en su
encuentro con el infans un magma de sensaciones y excitaciones que despiertan la
sexualidad del infans, anticipándose al trabajo de representación que funda cuerpo y
psiquismo
Avant coup→Es el momento del encuentro, del impacto, la excitación, el suceso que
aún escapa a toda significación
“Si se trata de re-pensar el status de la noción de catástrofe tal vez sea adecuado
partir de otras dos categorías: trauma y acontecimiento’’
Trauma: Este autor sostiene que el trauma se trata de un estímulo excesivo que no
puede ser captado por los recursos previos. Por eso mismo, ese estímulo tiene
masividad y evidencia suficientes para imponer un obstáculo al funcionamiento de la
lógica en cuestión.
Lacadée (2017) señala que debido a la pubertad el niño se descubre exiliado de sí, de
su cuerpo de niño, de las palabras y la lengua de la infancia. Gutton (1993) define lo
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puberal como el proceso psíquico activado por la pubertad que genera un trauma que
incluye la reanudación de los anteriores.
Aquello puberal que adviene con la pubertad, elaborado y asumido subjetivamente por
lo adolescente, permite poner en acto, en un movimiento de anticipación, durante la
juventud, el momento de concluir de los procesos que conducen, con la guía del Ideal
del Yo, a la
-Y el hallazgo de objeto?
Antes de eso cuando una es mas chica tiene relaciones muy tiernas o demasiado
eróticas pero son como algo que se va dando en un camino.’’ → El hallazgo es
algo que se va dando en un camino
El hallazgo del objeto supone un logro psíquico que tiene su correlato en la vida
amorosa. El hallazgo requiere la creación psíquica de un objeto a hallar. Sin creación
no hay hallazgo en términos de acontecimiento. La importancia del hallazgo no se
centra tanto en el objeto como en el acto de hallar como acontecimiento. El hallazgo
es un logro psíquico decisivo, el objeto amoroso puede no ser definitivo.
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→ El adolescente va perdiendo sus vínculos saludables, se aísla solo o en grupo, se
somete al goce en lugar de gozar.
PARTE TEORICA:
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Hoy vamos a ver primero la primera parte en la cual vamos a trabajar los conceptos de
trauma, acontecimiento y del entretiempo, el trabajo de lo puberal y lo adolescente,
dejando la juventud, que es el tercer trabajo psíquico, para la parte B. Como siempre
en el Power les incluye la bibliografía que en cuenta también el cronograma pero que
para que puedan tener las referencias de los textos y leer a los autores que nos
acompañan desde la fundamentación teórica.
Bueno, primero concepto de trauma. Vamos a dar partir como siempre los aportes
freudianos. Recuerdan que Freud ya en sus primeros textos metapsicológicos nos
traen la idea de trauma como una experiencia vivida que aporta un aumento tan
grande de excitación que rompe de alguna manera, fracciona el aparato psíquico y lo
deja sin recursos para tramitar esto nuevo que irrumpe. Sería como una energía libre,
qué dice Freud que necesita ser representada, pero que excede los recursos con que
cuenta el aparato psíquico para metabolizarlo. Habla de una herida que fracciona, que
perfora, que rompe un exceso qué desordena, hace entrar en crisis la organización
que había hasta ese momento. Pero el trauma en Freud va a tener dos líneas de
desarrollos teóricos. Puede ser una oportunidad, digamos, que va a devenir en
desorganización y en, digamos, un desarrollo, un devenir traumático. O también es un
motor que va a generar trabajos psíquicos, desarrollo del aparato psíquico, porque se
van a crear nuevos recursos. Recuerden que esto ya lo vimos en la unidad anterior
con aportes posterior a Freud, de Laplanche como tomaba la idea de la sexualidad
como traumática, la sexualidad es traumática porque es constitutiva del psiquismo ya
Freud lo planteo desde los inicios de la vida psíquica en “Tres ensayos”. La sexualidad
infantil es un exceso que, según Laplanche , es implantado del otro y es un exceso
que genera la creación de nuevos recursos psíquicos para metabolizar. Y recuerdan
que además la sexualidad al ser traumática tenía dos tiempos en Freud ¿sí? La
sexualidad infantil qué es implantada por medio de las funciones parentales y todo lo
que vimos con “metamorfosis de la pubertad” y vamos a seguir desarrollando hoy el
entretiempo con la sexualidad genital ¿sí? Como segundo tiempo traumático que
irrumpe con la pubertad.
Entonces a partir de estas ideas de trauma parece interesante ver para metaforizarlo
un poco tomar el contexto actual que estamos atravesando todos. Poder pensar la
idea de trauma como el trauma mundial que vivimos este año y todavía estamos
atravesando por el coronavirus. ¿Por qué? A ver¿ por qué podríamos considerar que
estos meses, este año fue un trauma, es un trauma? Porque de alguna manera rompió
de manera, digamos, imprevista como no era lo que se esperaba y se anticipó, es algo
que apareció en el mundo, alteró, rompió, desordenó un montón de cuestiones
nuestras que teníamos constitutivas como saberes. Nosotros teníamos un modo de
vivir, un modo de estudiar, un modo de ir a la facultad, un modo de vincularnos, de
pronto este este virus que apareció, digamos, de manera traumática y apareció en
China y después en dos meses en aviones y en cruceros o lo que fuera, se derramó
por todo el mundo, impactó rompiendo en todas, y en simultaneidad digamos, todas
las formas que teníamos en las diferentes culturas y contextos, digamos, de diferentes
países, como generando incertidumbre, extravío (estamos todos perdidos), y
desgobierno ¿no? Desgobierno me parece interesante porque venimos trabajando la
idea del extravío en cómo la pubertad le genera al adolescente la sensación de estar
perdido porque todo lo que tenía se rompe, se desordena. Bueno, este trauma mundial
del coronavirus nos generó esta vivencia de incertidumbre y de incerteza que aún
tenemos y de desgobierno. El yo que de alguna manera gobierna en el aparato
psíquico, digamos, simbolizando, dando un sentido, digamos, en todo lo que podemos
pensar de los países del mundo, qué podríamos pensar en los diferentes personajes
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que gobiernan los diferentes países (Trump, Bolsonaro, Merkel en Alemania) para
pensar diferentes gobiernos. Todos se vieron impactados, sin recursos, tuvieron que
empezar a pensar de qué manera crear nuevos recursos para metabolizar esta verdad
nueva que desarmó todo lo que teníamos constituido como formas de vincularnos y de
vivir.
Este trauma del coronavirus todavía lo estamos transitando, estamos esperando está
espera, por ejemplo, de que la vacuna sea, digamos, un acontecimiento que de alguna
manera pueda metabolizar el trauma. Pero también podemos con esta metáfora
avanzar con el concepto de acontecimiento, que es un concepto que nos viene de la
filosofía. Badiou plantea que un acontecimiento no es meramente un evento
importante o significativo. O sea que él que algo se denomine como acontecimiento no
está dado porque sea algo, un evento, un hecho importante por la cualidad del hecho
¿sí? Sino lo define, más precisamente, como una verdad que queda al desnudo, y que
provoca un quiebre de todo lo anterior, lo que se sabía, las verdades anteriores caen,
se desarman, no pueden explicar esto nuevo que no tiene representación y que va a
requerir ser representado. Entonces en la definición de acontecimiento un suceso va a
devenir acontecimiento en tanto haya un sujeto que le dé un sentido, que crea
recursos psíquicos y que metabolice esta nueva verdad, la represente ¿sí? Para que
haya acontecimiento y no solo trauma se requiere de un trabajo de apropiación
subjetiva, interpretación de esta nueva novedad. Es una oportunidad, lo traumático es
una oportunidad para que se pongan en juegos nuevos, y se crean porque no estaban
antes, nuevos recursos psíquicos. Es un gran esfuerzo psíquico, pero entonces el
coronavirus en sí digamos no es traumático y lo que podemos pensar como
acontecimientos son todos los trabajos psíquicos que se ponen en juego como
novedad, como modos inéditos de representar, de simbolizar, de producciones
subjetivas que se apropian o que le dan un sentido a esta nueva novedad.
Por ejemplo, a ver. Yo puse una canción que me había dado – no, en el medio de la
cuarentena una, por si interesa, una adolescente antes de la sesión me manda por
WhatsApp - ¿vieron al principio de cuando empezó la cuarentena y el coronavirus era
como una invasión de mensajes de texto, de vídeos, de chistes, de memes. Todos
como intentos en las redes de poder simbolizar, apropiarnos de esto que nadie
entendía, que en realidad nos hacía sentir a todos perplejos e inciertos ¿no? Pero
había como un furor por ponerle un sentido, por jugar, por ponerle humor a esto que
era el traumático. Y, nada, me pareció interesante que un adolescente me manda este
mensaje el inicio de la cuarentena en marzo. “Me escribe un amigo y me dice que la
mitad de la población de Buenos Aires está con Virus. Un tercio con Soda Stereo y los
restantes con Los Fabulosos Cadillacs... fuera de joda, hay que cuidar a los Abuelos
de la Nada.” Me pareció como una producción simbolizada, linda, divertida, con
humor, con música, con sentidos ya conocidos de antes que son los grupos musicales
referentes de una adolescente tratando de simbolizar esto inédito que no tenía,
digamos, explicación del virus ¿sí? Del virus del coronavirus, pero acá pudiendo jugar
con el virus del grupo de música, Soda Stereo, los Cadillacs y los Abuelos de la Nada
¿no?
Y, por otro lado, bueno, también puse una imagen de otras creaciones psíquicas
inéditas que fueron surgiendo durante estos meses en lo vincular ¿no? Como, por
ejemplo, los cumpleaños o eventos familiares, como se fueron inventando las
subjetividades que generaron recursos. No quedó otra qué usando lo nuevo que al
principio nadie entendía. Un Zoom, un Meet, las plataformas de pronto - lo vincular
empezó a crear modos de festejar un cumpleaños, una fiesta, de estar cerca del otro,
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aunque fuera a través de la pantalla. Me parece que estos son todos intentos de
movimientos psíquicos singulares y compartidos que aún hoy se sigan tejiendo en esto
traumático que requiere, que es una novedad, que requiere trabajo psíquico. En el
camino, obviamente, hay subjetividades que se derrumban. No todos tienen la
posibilidad de crear y de seguir generando recursos. Hay mucha gente deprimida, hay
gente angustiada, hay gente que, digamos - y adolescentes que, con toda la
sensación de angustia, y de pérdida, y de temor a la muerte, y la interrupción de todos
sus proyectos adolescentes, también a veces quedan como detenidos no en una
detención creativa sino una detención con angustia.
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genitalidad hay que volver a tallar y dibujar la corporeidad, el barro del cuerpo, como
decía Spinetta. Por otro lado, tenemos el trabajo de lo adolescente que va a trabajar
con otra lógica, con la creatividad, con la idealización [en el amar], sublimaciones, y
representaciones fantasmáticas y del proceso primario y secundario [fantasías y
palabras] de la palabra ¿sí? Justamente va a promover las diferencias y la búsqueda
de encuentros genitales con otros por fuera de lo familiar. Lo puberal y lo adolescente
ahora vamos a irlo desarrollando, pero trabajan como fuerzas contrarias y
suplementarias. Y por otro lado tenemos la juventud, qué tendría que ver con un
movimiento de conquista del hallazgo de objeto en su dimensión de alteridad. La
construcción en un joven de proyectos hacia un futuro con ideales compartidos con
sus pares ¿sí? Y entramados en un contexto epocal.
Y también ahí Adrián Grassi nos plantea como esto no hay que pensarlo solo en un
espacio
intrapsíquicos, sino que los jóvenes realizan también otro recurso que él llama “la
masa puberal” [vivencia sensorial de la corporeidad en una grupalidad con pares,
donde se inscribe la propia extrañeza en una experiencia compartida de fusión
corporal] que tendría que ver con todas las experiencias que los jóvenes hacen con
otros pares. Donde comparten en experiencias, digamos, sensoriales intensas en
inscribir el cuerpo. Si bien el puber no sabe lo que siente, digamos, pero al estar
jugándolo con otros le da la posibilidad de irlo sintiendo juntos, inscribiendo en
experiencias compartidas ¿no? Esto es muy interesante, cuantas experiencias
necesitan y buscan los jóvenes para ir escribiendo su nuevo cuerpo. Ahí yo le puse
imágenes de recitales, las previas, cuando ellos comparten el movimiento del cuerpo -
un pogo. Un pogo en un recital me parece interesante como un movimiento rítmico,
digamos, donde la masa de los cuerpos se confunden, donde se comparten parte del
cuerpo, olores, texturas este compartir de los adolescentes de prestarse la ropa, usar
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el buso y las zapatillas del otro, la guitarra. Son todos experiencias de fusión corporal
que contribuyen a ir inscribiendo esta nueva sensorialidad. También le puse una
imagen que, me acuerdo muy bien, la había traído una adolescente en su espacio
terapéutico, que se había hecho un tatuaje y me explico, digamos, igual que como
están esas fotos de esa chica – que en realidad es de un vídeo, pero ella me explico
cómo ese tatuaje tenía que ver con Avicci, digamos con música con un símbolo que
representaba una cierta musicalidad, unos ciertos ideales compartidos, digamos - que
además bueno, es alguien que murió, digamos, también muy joven - una canción -
pero eso escrito en el cuerpo ¿sí? Estos tallados que la adolescente va haciendo con
tatuajes, con piercing, con maquillajes, que son formas de ir escribiendo lo corporal.
Para entender esto les traje una producción para entender, para metaforizarlo en
realidad. Una producción de un taller de ESI con adolescentes de una escuela
secundaria, donde en el medio un taller en un grupo de adolescentes creó una
canción. Y me parece muy interesante para usarla para entender cómo trabaja lo
puberal. Era en medio de un, bueno una consigna detallar no importa ahora - pero
este grupo, muy creativo, en masa puberal entre ellos, en grupo inventan esta canción.
Toman la canción del elefante trompita de la infancia ¿sí? Todos conocemos la
canción del elefante trompita: “Yo tengo un elefante que se llama trompita, que mueve
las orejas llamando su mamita.” ¿sí? Podríamos pensar recordando la musicalidad de
esta canción que de alguna manera es como un himno de la sexualidad infantil ¿sí?
Es un ritmo por medio del cual el adulto implantó la sexualidad del niño. Ese adulto
que cumplía las funciones parentales mientras cuidaba, mimaba un bebé, le cantaba
esta canción ¿sí? Estos adolescentes de 15 años, me parece interesante como en un
taller de ESI, toman ese material, esa canción, el mismo ritmo pero le inventan otra
letra ¿sí? El barro, el ritmo de la materialidad de la canción lo usan, lo toman igual,
pero lo genitalizan. Entonces van inventando una nueva letra y qué dice así (como yo
lo pude registrar, porque los adolescentes son muy creativos y van muy rápido
inventando, pero decía algo así la canción que inventaron): “Yo tengo una trompita
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que se llama elefante, que le hace muchas cosas a quien se pone delante. Tu mamá y
tu amiga tiene una linda colita, demasiado cerca de mí fuerte trompita.” Fíjense, esta
es la nueva versión que inventan los adolescentes genitalizando al elefante trompita
¿sí? Me parece muy rica en cuanto a cómo representa el uso de la misma
sensorialidad del infantil, el mismo ritmo pero le van simbolizando una letra qué
genitaliza lo infantil ¿sí? El elefante trompita, que era pura ternura, de pronto se
transforma en una trompa genital ¿sí? Y me parece interesante como aparece lo
incestuoso: ojo que, si tú mama y tu amiga están muy cerca, tiene una linda colita que
no puede estar tan cerca de lo genital. Acá es interesante como lo puberal justamente
va a requerir -y esto lo vamos a ir trabajando ensambladamente - cómo tiende a lo
incestuoso vamos a ir a trabajar después - cuáles son las intervenciones del adulto
que - como tiene que acompañar los procesos puberales de un adolescente ¿no? A
veces los padres no entienden por qué los púberes no quieren que los padres los
toquen ¿sí? A veces los padres los quieren seguir acariciando, abrazando como
cuando eran chiquitos y los púberes los sacan corriendo con rechazo corporal, se
ponen violentos ¿no? Y hay que entender que lo que ese joven está avisando es: no
me toques porque si no se me genitaliza. Es como el elefante trompita ¿sí? Se erotiza
el cuerpo erógeno.
Entonces, hay mucho trabajo psíquico por hacer para ir sacando esa genitalidad de los
cercano a lo incestuoso. Lo cercano a lo familiar. Va a tener que hacer muchos
trabajos de experiencias con lo adolescente para ir buscando objetos extrafamiliares.
Pero bueno, esta versión del elefante trompita me parece interesante para entender
cómo lo puberal opera pictogramáticamente y tendiendo a genitalizar lo infantil,
repitiendo los modelos de la infancia ¿sí? Y lo que habíamos estudiado como el
proceso originario que tiene la lógica de fusionar el pictograma la boca-pecho, lo que
va a ahora a intentar buscar en la inscripción de estos pictogramas es una fusión en el
encuentro genital con el otro par. Y no lo pensemos solamente dentro del modelo
heterosexual ¿sí? No es solamente como decía Freud, digamos, en el encuentro con
el otro sexo. Acá es muy interesante como los adolescentes plantean todas sus
exploraciones con encuentros con el otro. Con el otro del mismo sexo, del otro sexo,
sin todavía, digamos, ubicar como que la lógica sería un encuentro, digamos,
heterosexual ¿no? Justamente los adolescentes defienden mucho que las
exploraciones tienen el sabor de lo diverso, y de lo que todavía no tiene que ser
cerrado en ninguna identidad sexual, ni propia, de género, ni del otro. Esto es a
construir y a explorar.
Pero, en esta lógica de lo puberal, el otro no es más que un objeto para comérmelo y
que confirme [mi identidad narcisista y] mi potencia genital ¿sí? Todavía estamos lejos
de la categoría de alteridad que se va a ir construyendo durante todo el entretiempo
¿Por qué? Porque es tanta la vida es que tiene esa urgencia pulsional de una
descarga rápida que muchos de estos primeros movimientos exploratorios tienden a,
como, comerse al otro. Muy interesante cuando los chicos dicen - me acuerdo una
adolescente que me decía: fui el sábado, salí el sábado en la noche y me comí tres.
Me comí a tres me decía ¿no? En donde el otro, los tres que se comió ni siquiera
tenían nombre. Ósea, ni siquiera ella registraba (este caso era ella) a quien se había
comido, no importaba. Lo importante era el sabor que habían tenido. Había algo de
ese movimiento, de comerce al otro, en esos encuentros, en ese transar, en ese,
digamos, en este hueso, como ellos decían: era un hueso para mí. Donde ahí lo que
talla es la inscripción de las sensaciones corporales genitales ¿no? En estos sabores
que se van experienciando. Pero entonces ahí el otro es un objeto para comerme en
circuitos cortos y urgentes, digamos, de descarga pulsional.
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A diferencia de lo puberal tenemos lo adolescente, que es otro trabajo psíquico pero
que trabaja con lo puberal, pero tiene una lógica contraria podríamos decir, diferente.
Pero justamente ahí está en cómo se suplementan. Lo adolescente tiene que ver con
una fuerza, que representa también - porque va también tener la función de
representar ese magma sensorial, toda esa genitalidad nueva, en confluencia con
infantil. Pero trabaja, digamos, es una fuerza separadora, diferenciadora, a diferencia
de lo puberal que fusiona, que tiende a la repetición y a la vuelta a lo infantil. Lo
adolescente opera para el lado contrario, trabaja creando sublimaciones,
simbolizaciones, que alejan de lo incestuoso, que alejan de lo infantil, que van creando
encuentros con pares por fuera de lo familiar, pero, por sobre todo, la creatividad es un
recurso (como ya lo vimos al principio) de los adolescentes que le permiten crear
espacios transicionales ¿sí? Ligados con representaciones con fantasías y con
representaciones simbólicas con palabras, que van mediatizando cada vez más la
urgencia de lo pulsional ¿sí? La van generando circuitos cada vez más - que
postergan la descarga inmediata y se va entramando el placer a producciones
psíquicas más sublimadas, con mayor producción de lo creativo. [Atenúa la ardiente
sensualidad puberal, lo enternece por medio de movimientos creativos, elaborativos
donde juegan los procesos primario y secundario (escenas fantasmáticas y con
palabras)]
Entonces, a ver para – a ver otro ejemplo de producción adolescente para poder ver
cómo lo puberal y lo adolescente son trabajos psíquicos contrarios pero que se
suplementan. No se pueden pensar uno sin el otro. Porque la materialidad de uno es
lo que usa el otro para trabajar. Se simboliza a partir de la materialidad inscripta en el
cuerpo ¿sí? Lo que se tiende a repetir se diferencia con creaciones. Entonces acá les
traje dos posters que fueron creados también un taller de ESI por adolescentes de una
secundaria de tercer año, que tendrían más o menos 16 años también. La consigna
fue que en grupo ellos pensaran en un poster, que representaran en un poster qué es
lo que ellos imaginaban que siente el otro. Fíjense cómo está consigna apunta a la
producción subjetiva, no en un contexto clínico sino un contexto de taller de ESI en
una escuela. Pero uno está promoviendo que los adolescentes representen lo que
ellos sienten y también lo que siente el otro con su diferencia. Vamos a ver cómo acá
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aparece como el darles un poster, fibras para aquellos usen como materialidad, es una
apuesta donde uno les está ofreciendo, como la metáfora del cine, que usen la
pantalla de la hoja, la superficie, armen una escena - pensándola como representación
del proceso primario - palabras también, proceso secundario ¿sí? Como si uno les
dijera: “subjetividades, produzcan lo que ustedes quieran en grupo en relación a este
magma sensorial que los está inundando de la genitalidad”. Entonces, por un lado,
vemos primero el póster que producen las chicas sobre los varones. En realidad, ellos
se agruparon espontáneamente por sexo, por un lado, los varones, y las mujeres. Eso
lo hicieron espontáneamente. Las chicas dibujaron como una historieta en la cual
ubicaron al varón en tres secuencias ¿no? Primero al varón frente al espejo y donde
ellos escribieron: “inseguridad por ellos mismos con respecto a sus cuerpos, no sólo
las mujeres se sienten inseguras”. Es interesante porque ahí aparece cómo algo de
coincidencia de que el varón se mira al espejo y ya suponen que el otro se mira al
espejo se sienten inseguros con esto nuevo de su nuevo cuerpo frente al espejo, a
solas ¿sí? Con la propia imagen corporal, con esa extrañeza de la metamorfosis de la
pubertad. Después aparece el “miedo al encuentro y su resultado” ¿sí? Hay un
encuentro genital entre un varón y una chica, un signo de pregunta, me parece
interesante como ellos significan “miedo al encuentro”, o sea, el encuentro, vincular
ese algo que genera mucho desafío, y su resultado lo puberal. Acá quiero ubicar como
lo puberal está muy pendiente de la potencia sexual. Hay una determinada edad en
los primeros encuentros genitales con el otro, los chicos están muy preocupados por la
eyaculación precoz, por si van a tener - cómo va a ser su potencia y su resultado
frente al otro ¿sí? Fíjense que acá no es tanto el placer o la posibilidad, digamos, de
darse placer y dar placer al otro, sino la potencia que garantizar que uno puede.
Puede hacer uso de esta genitalidad nueva que es inédita, y que asusta Y en la
tercera secuencia que tenemos un joven dice que a partir de cierta edad los chicos
empiezan a experimentar por sí solos y entre paréntesis dice “masturbación”. Es un
chico que se está - está mirando la computadora y se está masturbando. Esto me
parece muy interesante, como representan el encuentro con el otro genital y la
masturbación. Son recursos con los que cuenta lo puberal, lo originario puberal para
inscribir este magma sensorial ¿sí? Al cuerpo para representarlo hay que tocarlo, hay
que saborearlo, chuparlo, olerlo. Las sensaciones se escriben tocandolo al cuerpo
¿sí? Entonces cómo estás - el tanto, el - los encuentros genitales con el otro, el coito,
digamos, y la masturbación son recursos del original y originario puberal para
garantizar verla - por representar la potencia genital.
Y por otro lado tenemos el póster que realizan los varones sobre lo que imaginan que
sienten las chicas ¿no? Acá me parece también muy creativo y - hay una historieta,
las chicas están dibujadas - el cuerpo de las chicas son palitos. Fíjense la precariedad
de un cuerpo. Y hay tres también, tres secuencias de esta historieta. Dice: “están en
su periodo”. Ahí al principio la chica se queja, dice que está como de mal humor. Y la
segunda dice, se está mirando al espejo, “inseguras de sí mismas”. Y dice la chica que
se mira al espejo: “estoy gorda y soy un susto”. Fíjese que en esta coincidencia con el
- mira la mirada frente al espejo de la propia extrañeza corporal. Y en la última parte
de la historieta hay alguien que le toca la cola la chica y la chica grita, o se queja, y
dice: “desubicado, hdp”, le grita, le insulta ¿no? Y la explicación de la historia abajo
dice: “bueno, en este caso las entendemos”. ¿Sí? Como, ese momento, en esa
situación, donde no se respeta el cuerpo del otro. Esto es todo un trabajo a construir,
la categoría de alteridad implica respetar el deseo del otro y el cuerpo del otro. Y lo
genial que me parece esta última frase, como ellos dicen, escriben esto: “cuando las
mujeres están en sus días se ponen histéricas, pero las entendemos. Es como si a
nosotros nos ardieran las bolas una vez al mes”. Me parece - y a demás dibujan una
toallita usada. Me parece genial como acá los varones, tratando de preguntarse por lo
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que siente el otro, por la alteridad del otro y el cuerpo del otro, remiten a lo puberal, a
una sensación, para poder entender la menstruación en las chicas. Se crean esta
sensación de que ardían las bolas una vez al mes ¿sí? Acá me parece como una
mezcla, digamos, muy creativa de una sensación corporal que tiene que ver con un
pictograma, inscripto una emoción, afecto, en el cuerpo, algo que arde. Fíjense,
hablamos de que lo genital arde ¿sí? Arde, es un fuego que quema. Y justamente lo
adolescente, con la creatividad, con la simbolización, con armar una historia, el poster,
estas palabras, le pone, enterniza, suaviza, la creatividad es como un mar que
simboliza y le quita, digamos, ese ardor de lo puberal. Pero ahí vemos cómo lo puberal
y lo adolescente hay que pensarlos entramadamente. Uno sobre el otro, con lógicas
diferentes pero que se suplementan.
Entonces para terminar por hoy, sistematizamos estas características de los dos
trabajos psíquicos. Lo puberal lo podemos pensar como un fuego pulsional que tiende
a la repetición, a buscar lo infantil, a lo incestuoso, genera pictogramas ¿sí?
Pictogramas para inscribir la genitalidad en una fusión con el otro par genital. Para
confirmar la potencia pulsional. Predomina el trabajo de lo originario puberal, y el
movimiento de reencuentro y de repetición. Mientras que lo adolescente lo pensamos
como una fuerza de creatividad ¿sí? [Mar de la creatividad que el deseo usa
lúdicamente para explorar. Experienciar la fantasía] Que desexualiza, se aleja de lo
incestuoso, y crea escenas fantasmáticas con el soñar, la imaginación, la ilusión ¿sí?
Todas simbolizaciones que mediatizan la urgencia de la pulsión, la enternecen, y nos
trae como fuerte recurso el enamoramiento adolescente. Es un ideal de completud
todavía falta tallar la castración y la falta, pero ya implica un camino que conduce a
buscar objetos por fuera de lo familiar y nos van a conducir al hallazgo de objeto y el
encuentro con alteridad. [Procesos primario y secundario] [Diferencia conduce al
hallazgo: encuentro con alteridad]. Bueno, el hallazgo de objeto y el encuentro con
alteridad lo vamos a dar la parte B, digamos, en la segunda parte de la clase junto con
el trabajo psíquico de la juventud. Así que bueno seguimos en la segunda parte.
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[Hallar un objeto es crearlo (Aportes de D. Winnicott y Adrián Grassi)] No lo va a
dejar reducido a una repetición. Sino que, tomando de aportes de Winnicott, va a
describir la categoría de hallazgo ¿sí? Como un acontecimiento. El hallazgo, hallar
algo, no solamente un objeto de amor, sino un hallazgo - hallazgo de una orientación
vocacional, hallazgo de un libro, hallazgo de una película, hallazgo de un amigo - lo
califica como logro psíquico porque es una creación ¿sí? [hallar implica actividad que
hace aparecer un objeto mediatizado por lo transicional, inscribiendo lo nuevo por
fuera de lo familiar] Es una actividad donde está en juego el sujeto de nuevo, la
producción de subjetividad inscribiendo algo con creatividad y con el deseo propio.
Entonces, lo puberal, que habíamos planteado, el trauma puberal condena a explorar
¿sí? [Movimiento de salida es una huida interna ser una “huida feliz de huir”. Va a ser
condición necesaria crear espacialidad exterior al propio cuerpo y a lo familiar donde
hallarlo (trabajo de excorporización y desasimiento)] El adolescente va, está
condenado a representar y a explorar y por fuera de lo familiar, por la prohibición del
insecto. Entonces va a tener que muchos trabajos psíquicos que implican hallar, crear
¿sí? Un hallazgo de objeto, un Otro genital del cual enamorarse, digamos, pero
también hallazgos - hallar una espacialidad exterior al propio cuerpo y a lo familiar.
Entonces hoy vamos a trabajar cómo se va constituyendo esta categoría de hallazgo
con alteridad. [Exploraciones empiezan en la imaginación, en la fantasía; para luego
empujar a experiencias concretas de contacto donde se dará el encuentro con la
alteridad (no van a repetir lo familiar, sino que devendrá un acontecimiento)]
Hay un texto puente que ustedes pueden consultar donde yo ahí trabajo la categoría
de alteridad como un Otro por venir que es un logro psíquico del trabajo de la
juventud. Ahí tomaba una saga que me trajo una adolescente hace un par de años al
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consultorio, que es la saga Crepúsculo. Que en ese momento estaba en forma de
libros y después salió en el cine Y esta adolescente me contaba, digamos, la historia
de amor que implicaba Crepúsculo, que era la historia de amor entre un vampiro y una
joven ¿no? Me parecía muy interesante esta joven me explicaba cómo lo peligroso
que era el amor entre un vampiro y una joven porque el vampiro si olía la sangre podía
llegar a matar a la joven al querer chupársela, comérsela, digamos, cómo hace un
vampiro. Sin embargo, a lo largo de la historia iba como apareciendo el
enamoramiento y el deseo promovido por la ajenidad del Otro ¿sí? Porque el Otro no
sea solamente un objeto para comer, sino que empiece a interesar el placer, el deseo
del Otro, que eso motorice, digamos, el deseo. La falta también. Esto es todo un
trabajo psíquico del entretiempo adolescente, poder construir la categoría de hallazgo,
de vínculo y de alteridad. El vínculo, a diferencia de la relación de objeto, incluye la
categoría de alteridad propia y del Otro. Mientras que la relación de objeto la podemos
pensar como una proyección de rasgos propios en el Otro. El Otro es un objeto en el
cual proyecto, digamos, fantasías, digamos. Y que siempre hay algo de proyección en
todo vínculo con el Otro, pero es un desafío que la ajenidad, la diferencia también
talle, se ponga en juego, y pueda promover movimientos deseantes. Ahí yo puse,
digamos, una imagen de Shrek y de la princesa, que en realidad eran dos príncipes,
pero cuando aparece lo diferente del Otro es como gran desafío, digamos, dar lugar a
este tallado de la alteridad. Y seguir enamorado de Otro que no me pertenece pero
que me genera deseo.
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era un constante corte y maltrato de lo corporal. Que podríamos pensar ahí que tenía,
digamos, ciertas dificultades en poder fusionar, integrar, la corporeidad de manera,
digamos, fusionada, digamos, y como una superficie sin agujeros. Pero muchas veces
estos movimientos psíquicos qué son temporales – de hecho, este adolescente
después de un tratamiento dejó de tener accidentes, pudo empezar a tramitar una
agresión y una confrontación con sus padres de manera más simbólica ¿no? En una
agresión de una pulsión destructiva hacia el propio cuerpo. Por esa razón, digamos,
viene encadenados, enlazados, el trabajo de confrontación y de obsolescencia. El
adolescente, el joven, necesita confrontarse con los padres. [Caída del Otro absoluto,
completo. Inscripción de la castración, pasaje del Yo Ideal a la construcción de ideales
condenados a buscar en un proyecto futuro en espacio heterofamiliar]
¿Por qué? Podríamos decir que hay una revisita del Complejo de Edipo con – en el
entretiempo. La confrontación generacional, o sea cuando un joven confronta a los
adultos, a los padres, a los docentes; es como una encrucijada necesaria para
modular la violencia. Es un encuentro entre la potencia emergente del joven y la
decadencia-obsolescencia, de los padres, y de la función parental ¿no? Para alejarnos
de lo biológico, de los progenitores, sino que estamos hablando de funciones. Esta
confrontación es un momento necesario, digamos, de volver a atravesar el Edipo,
revisitarlo en un momento en el cual el joven tiene la potencia de poder concretar el
incesto genital y una violencia, una fuerza corporal que supera a veces hasta
físicamente a los padres. Y por eso es tan importante que se juegue esta
confrontación de manera - en la fantasía, dice Winnicott. Esto implica un asesinato de
los padres, hay que pasar por el cadáver de un padre, por el mundo fantasmático. Si
bien los adolescentes generan muchas escenas de peleas, confrontaciones, cuanto
más se juegue la fantasía, menos va a estar actuada, digamos ,en una violencia,
digamos, de escena vivida ¿no? Es un trabajo psíquico a realizar en la fantasía la
confrontación generacional. Y esto es un pasaje necesario porque habilita el despegue
a la juventud [Caída completud: registro castración, falta. Padres se vuelven
obsoletos]. Los jóvenes hay un momento - es un momento lógico en el cual se enojan
mucho con los padres, pero fíjense como tiene que ver con la sensación del joven que
tiene como de sensación de estafa, de default, me acuerdo que decía Rodulph en uno
de sus textos. Porque el joven, el niño creía en el saber absoluto de los padres. Tenía
una confianza en que lo familiar garantizaba la verdad, la completud ¿sí? La
completud narcisista. El joven, mientras va creciendo y transitando sus trabajos del
entretiempo, va como vivenciando la castración, la falta, una caída del ideal – tanto del
amor ideal completo y también del saber completo ¿sí? Todo aquello que - por eso se
enojan, van descubriendo lo que los padres no saben, o están equivocados. E insisten
en mostrar esa falta del adulto ¿no? Pero no es más que un trabajo de confrontación
en el cual van – en esa agresividad, digamos, que esta jugada en la confrontación van
pudiendo, cómo, apropiarse de la caída del Yo Ideal y del pasaje del Yo Ideal a ideales
del Yo. Y de la castración y de la falta, que en realidad es enojo hacia los padres es
porque es un enojo porque la completud no existe ¿no? Hay algo que se derrumba
como algo ideal, completo, narcisista. Esto es todo un trabajo psíquico a atravesar y
construir. Y esto se establece, obviamente, por la prohibición del incesto que también
es un ordenador de las diferencias generacionales.
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obstaculizan porque se adolentizan ¿no? Hay veces en las fiestas de 15, en los viajes
de egresados – bueno, ahora esta todo suspendido por la pandemia, pero hay padres
que acompañan a los jóvenes y parece que se confunden, parece que son otros
adolescentes más. En vez de sostener una diferencia generacional ubicando su
obsolescencia compiten con el adolescente confundiendo las generaciones ¿sí? Acá
les traje dos series y dos películas que nos pueden ejemplificar los trabajos de la
obsolescencia y la confrontación parental – para el desasimiento parental. Una
película muy linda es “Belleza Americana” ¿no? Donde ahí se ve claramente el fracaso
de la obsolescencia parental. Es un Papa, un padre, que es seducido por la belleza
puberal, digamos, incestuosa. No de su hija, pero de la mejor amiga de la hija. Me
parece que es muy interesante como lo - ahí a lo puberal de la joven activa lo puberal
de los padres. Que eso siempre pasa en un proceso adolescente, pero es todo un
trabajo, digamos, intersubjetivo vincular que los padres sostengan su obsolescencia. Y
que también sostenga la prohibición del incesto. Y en “Merlí” acá también les traje dos
procesos adolescentes también que sirven para transitar la confrontación adolescente.
Bueno, Bruno con Merlí, que es su padre, y, pero sobre todo voy a tomar hoy lo de
Joan con sus padres ¿no? Joan en el capítulo – esto lo van a poder ver en la serie,
pero, el capítulo 9 de Merlí en la temporada 1, hay toda una secuencia de experiencias
que va viviendo Joan ¿no? Que era un adolescente muy responsable, muy estudioso,
se enamora de una chica y hay una escena en la cual va a una fiesta a escondidas de
los padres [lo originario puberal en vivencias corporales compartidas bailando entre
amigos, en pileta y con consumo de alcohol]. En esa fiesta él le dice a Mónica lo
enamorado que está de ella. Ahí se ve lo adolescente ¿no? Para él su motivo de ir a la
escuela es ir porque está ella todos los días, y se anima a decírselo. Y también el
exceso de alcohol, que es un chico que en esta situación y en esta fiesta termina en
coma en un hospital ¿no? Con lo cual los padres se enteran, no solamente que había
mentido, sino que lo tienen que ir a buscar al hospital. Y hay toda una escena
interesante de confrontación entre Joan y sus padres como el día siguiente a éste en
su casa ¿no? Que los padres por lo que había pasado quieren cambiarlo de escuela,
entonces ahí Joan estalla. Estalla en una violencia que le dice al padre: “vos destrozas
mi vida yo destrozo tu puta maqueta. Ojalá te mueras” le grita al padre. Ahí aparece la
fantasía de asesinato. Y le rompe en mil pedazos la maqueta de un barco que era algo
que quería mucho el padre ¿no? [Enamoramiento y amigos, su curso: Construcción de
un espacio heterofamiliar “identificación al semejante” (Silvia Bleichmar)] Me parece
interesante como un ejemplo de confrontación adolescente necesario de transitar para
todo este trabajo y vamos de lograr autonomía y también la caída de la castración,
digamos, de la falta y de un movimiento deseante de un sujeto que va a acceder a la
búsqueda de un goce singular, pero con una renuncia también a la completud y el
ideal digamos sin fallas.
Bueno, así terminamos con este trabajo psíquico de la juventud. Tienen dos textos
para conceptualizarlo: “La difícil tarea de ser joven” de Silvia Bleichmar, que es un
texto precioso que ella escribió en el 2001. Ella define así la categoría de ser joven:
“No es una edad cronológica, sino un espacio psíquico en el cual el tiempo deviene
proyecto con la capacidad de soñar, en ideales compartidos con los otros” ¿sí?
Entonces acá me parece muy interesante como ella ubica la idea de proyectos, y de
proyectos con ideales. Fíjense como el pasaje del Yo Ideal a ideales, que esto lo
vamos a trabajar la unidad próxima, en ideales compartidos con otros pares y con un
contexto. Este texto me parece muy valioso para contextualizarlo hoy en pandemia
¿no? Ella ahí planteaba - era la crisis del 2001 cuando escribe este texto, y ella
planteaba que no alcanzaba con a los jóvenes garantizarles que no se iban a morir de
hambre porque la vida psíquica no es solamente el cubrir las necesidades de lo auto
conservativo. Sino cualquier subjetividad para vivir necesita proyectos. También
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necesita no morirse de hambre, pero también tener un proyecto, de esperar algo del
mañana, y que su movimiento deseante pueda crear, esperar algo de un futuro
compartido. Entonces decía cómo era muy difícil ser joven en el 2001. Yo pensaba
“esto mismo tiene vigencia hoy” ¿no? Qué difícil para los jóvenes de hoy en este
contexto de incertidumbre por la pandemia, en la cual se interrumpió todos sus
proyectos. Tengo pacientes, bueno, jóvenes que están en el último año de secundaria
que no pueden hacer su viaje de egresados, su fiesta de egresados, digamos, no hay
un tiempo claro de – cuando -de momentos perdidos adolescentes. Y que se enojan
mucho cuando el adulto les dice que lo más importante es que no se contagien de
coronavirus ¿no? Ellos están hartos, muchos, algunos de ellos están hartos de eso,
saben que es importante, no es que se quieren contagiar, saben que es importante.
Pero no les alcanza porque la vida no es solo no enfermarse, sino también tener
proyectos. Entonces es también muy difícil para pensar y me parece que es la función
de la escuela y de los ámbitos educativos, como, poder seguir generando en los
chicos, digamos, proyectos. Proyectos que van más allá de lo autoconservativo
[Identificación con el semejante: al par, ser solidario, que te importe el otro (hermanos,
amigos, compañeros, pares) Universo del otro incluya la alteridad]
¿Cómo lo define Adrián Grassi, esta categoría de juventud, en su texto “Los intereses
libidinales de los jóvenes”? Habla también de la categoría de futuro como proyección
esperanzada ¿sí? Cuando hay una espera por algo por venir, se inviste el futuro. El
adolescente ya tiene la categoría nueva de la temporalidad que se viene. Y hay una
espera deseante, disfrutando de lo por venir. Los intereses libidinales de los jóvenes
ensamblan un circuito desiderativo singular, con ideales sociales que ofrece la época.
Esto es parte del trabajo psíquico de la juventud, que tiene que ver con proyectos,
proyectos de pareja, proyectos sociales, proyectos con amigos, proyectos anclados,
entramados en un contexto con ideales compartidos. Y que incluye hallazgos,
categorías de vínculo y de alteridad. [El interés libidinal expectante] [Espera lúdica,
activa, colectiva]
Bueno, ahí vamos a terminar. Al final del Power ustedes van a encontrar una síntesis
con un cuadro en 3 colores de todo lo que trabajamos en la parte A y B de esta
unidad. Porque un poco sistematiza diferentes cuestiones que fuimos puntualizando
del trabajo de lo puberal, lo adolescente (que está en azul) y la juventud (que está en
verde). Los 3 trabajos psíquicos del entretiempo, esto es central de esta unidad, el
corazón de la materia como trabajos psíquicos del entretiempo. Así que este es un
cuadro que simplemente apunta a que ustedes puedan, como, integrar lo que fuimos
transitando en diferentes momentos de la clase.
56
presencia ardiente de la sexualidad genital que activa la interpretación a pres-coup de
la sexualidad infantil, creando representaciones incestuosas y fantasmas de
seducción. Con la llegada de la pubertad, el cuerpo genital-puberal, seduce al cuerpo
todavía niño. Lo puberal habita en el centro de los procesos adolescentes. Ambos
procesos son complementarios. Lo puberal es el exceso de sensualidad que se
derrama inundando cuerpo y psiquismo, creando representaciones incestuosas que
dan sustento a una intensa actividad autoerótica. Lo adolescente atenúa esa ardiente
sensación puberal, desexualizando ese exceso, enterneciéndolo mediante procesos
de elaboración, sublimación e idealización de esas representaciones edípicas
incestuosas, lo cual lo apacigua. El adolescente tendrá que dejar algo de si en el
camino; en principio el cuerpo infantil. Abandonar los restos del yo ideal y sus objetos
amorosos, y poner gradualmente en funciones al ideal del yo como guía.
ímpetu del miembro erecto remite imperiosamente a la nueva meta sexual: penetrar
una cavidad del cuerpo que excite la zona genital. Al mismo tiempo, desde el lado
psíquico, se consuma el hallazgo del objeto”.
Freud plantea una simultaneidad entre la aparición de los procesos de excitación
sexual genital y el trabajo psíquico del hallazgo del objeto. Sabemos ahora que hay un
largo recorrido y un tiempo que Grassi denomina entretiempo de la sexuacion, para
arribar en el mejor de los casos a ese hallazgo. Freud no avanza demasiado, se
detiene en la idea de un reencuentro. Señala que existen dos caminos para el hallazgo
de objeto: uno es por apuntalamiento en el modelo de la temprana infancia y el
segundo es el narcisista que busca el yo propio y lo reencuentra en los otros.
57
este caso dificultaría el desasimiento y la exploración de un afuera que demarque un
recorrido pulsional suficientemente alejado.
Teorico
TRAUMA PUBERAL
El campo propio de Trauma puberal, ese segundo momento necesario en la teoría del
trauma, se plantea en términos de la vivencia subjetiva corporal. Este es el primer
punto a destacar. Trauma, en tanto energía libre, no ligada, como seducción, como
sexual, como empuje a la búsqueda de nuevos recursos 1 es vivencia que viene de
una “interioridad”. Vivencia que tiene el carácter de exceso, en tanto novedad no
significada, vivenciar originario. El primer trabajo que se plantea al psiquismo en
relación al trauma puberal, es homogenizar lo heterogéneo que trae la pubertad. Lo
originario como modo de representación, será la vía por la cual este proceso comienza
a producirse. Esta es una de las propuestas desarrolladas en este escrito, lo
originario como primer modo de representación de lo nuevo que trae el cuerpo
puberal. Es en este sentido acontecial y originante.
Sabemos que para que una experiencia se constituya en traumática, es decir falta de
abreacción de las experiencias y persista en el psiquismo como cuerpo extraño
(condición del trauma, junto con los efectos duraderos en el psiquismo), deben
cumplirse determinadas condiciones, una de ellas es si falla el principio de constancia
En lo traumático puberal la experiencia que resulta excesiva, ese demás a
metabolizar, la energía libre a ligar e integrar en el Yo, proviene de la propia
interioridad. Son nuevas sensaciones e imágenes de un cuerpo extraño que no
registra un lugar en el orden de los procesos psíquicos donde procesar dicho exceso.
Lo puberal irrumpe con sus nuevas imágenes que exponen las metamorfosis
corporales, una nueva estética corporal y sus nuevas sensaciones.
58
Desdoblamiento de una imagen de cuerpo infantil que ha sido ocupada por un
cuerpo extraño que pide hacerse lugar en el registro de lo psíquico y requiere de
inscripciones para ligar lo excesivo.
Trauma puberal, segundo tiempo necesario del trauma, seducción del cuerpo
infantil por el extraño cuerpo genital puberal.
Al púber en esos tiempos “de alteración” le es difícil entender y mas aun narrar
lo que le pasa y por ello suele ser difícil dialogar con él. Eso lo hace estar
pendiente de las pantallas y de la mirada de los otros en procura de algún reflejo que
diga de él.
Este momento del primer registro del acontecer, sólo pide ser experienciado
como propio.
59
grupos, es algo en lo cual hay que seguir insistiendo por la importancia que toma la
perspectiva intersubjetiva en los procesos psíquicos. Se destaca la articulación entre
estas tres dimensiones de la subjetividad: intrapsíquica, intersubjetiva y transubjetiva.
Este es el caso del escenario grupal puberal, que de este modo va inscribiendo la
experiencia subjetiva del Yo-cuerpo en la grupalidad. Yo-nosotros-nos/otros es la
nueva espacialidad de escritura corporal.
60
Extravio como momento lógico donde pone en juego todo este entretiempo que vamos
a llamar
‘’desvios, bordes, desbordes’’ por que los bordes del yo hay que volverlos a dibujar, en
la unidad 3
¿Por qué la primavera del significante? → Por que este trauma puberal no puede
ser significado desde los significantes y significados de la sexualidad infantil. Es un
extranjero en su propio cuerpo. Ademas en la infancia, los garantes del saber y de la
verdad son las funciones parentales, tiene que desinvestir lo familiar y crear un nuevo
cuerpo, un nuevo lenguaje por eso el adolescente no quiere que el adulto le explique
lo que a el le pasa. Los tres trabajos psíquicos van a metabolizar el trauma de lo
puberal, cada uno con diferentes logicas → lo puberal trabaja mas con predominio
del proceso originario, de construir pictogramas, lo sensorial, lo adolescente
con predominio del proceso primario y secundario, crear palabras, sentidos,
todo el lenguaje y la juventud tiene que ver con arribar al hallazgo del objeto,
con un proyecto que incluya el vinculo y la alteridad.
61
2. Lo adolescente: Trabaja de otra manera. Trabaja con predominio del proceso
primario y secundario, simboliza todo el material que aporta lo puberal y lo aleja
de la urgencia pulsional estableciendo sublimaciones, simbolizaciones,
placeres pero alejados de la descarga inmediata. Trabaja mediatizando. Lo
adolescente se piensa algo mas que calma, simboliza el fuego de lo pulsional
que es mas directo en lo puberal. Lo adolescente no puede trabajar sin lo
puberal, sobre lo puberal le pone palabras, simbolizaciones.
3. La juventud: Implica un pasaje del yo ideal al ideal del yo. Es muy impotante la
categoría de hallazgo, en Freud vemos que en una cita aparece los modos de
hallazgo de objeto de Freud, ubica dos modos de hallazgo (narcisista o por
apuntalamiento) → modos de hallar un objeto que repiten modelos infantiles,
en esta cita el ubica que todo hallazgo va a ser un reencuentro, va a repetir o a
reencontrar algo de los modelos. En la catedra planteaos que el hallazgo
implica algo mas que la repetición, no es solo un reencuentro, si bien los
modelos infantiles los vamos a llevar siempre en el cuerpo, es lo que hace a la
historia de uno, también el hallazgo en sí mismo implica hallar algo nuevo,
inedito, que no repita lo infantil. Uno puede hallar una orientación vocacional,
una carrera.
Cuerpo sexuado vincular, y con el hallazgo, cuerpo es una categoría que
vamos a trabajar en la unidad 4, el hallazo incluye el encuentro con la alteridad
(lo altero es el otro, el otro que no sea repetición de lo infantil, que tiene algo
inedito) la alteridad tiene que ver con poder considerar al otro con un cuerpo
separado y deseo diferente, que es un enigma que genera un deseo. La
juventud nos trae hallar, conquistar la categoría de vinculo y alteridad (nos
atraviesa a todos, el icc es una alteridad, cuando hace un fallido tenemos una
extrañeza que el yo se sorprende). La alteridad es una categoría que se
construye durante todo el crecimiento, en la infancia ya se ve una cierta
empatia con el otro, no está solo en la juventud, la juventud sería el tiempo
esperable para que eso ya esté construido, salir del entretiempo con esta
categoría inscripta. La categoría de vinculo implica ya desde lo familiar cuando
la familia tiene la potencialidad de que si bien esperara que el hijo sea como
ellos quieren que sea, pero cuando la familia tiene potencialidad vinculante
deja un margen para que el niño traiga lo propio diferente, hay familias que no
toleran eso.
Semana 5
Practico
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El término exploración une el devenir de la adolescencia con una de las funciones del juego, la
exploratoria que conduce al reconocimiento del sí mismo y del mundo. No hay vida sin
exploración sin búsqueda y encuentro con lo perdido y el deseo de recuperarlo y de toparse
con lo inédito. Cuando se desata la pubertad no estamos soló frente a la búsqueda de la
satisfacción de la sexualidad apremiante; estamos a sí mismo ante la llamada del mundo.
Siempre se viaja primero con la imaginación y luego se buscan los medios para hacerlo en la
realidad, es en la imaginación donde empiezan los viajes exploratorios. En esta expedición se
pondrá en juego la búsqueda y el “hallazgo de objeto” que une el objeto perdido al objeto
inédito. Y esto no es casual ya que obedece al cierre de la niñez y comienzo de la pubertad.
Nuestro punto de partida es tomar el trauma puberal como aquello que condena al sujeto a
explorar. Se sitúa en un mismo nivel de causa tanto el trauma como el deseo. Los dos le
plantean una exigencia de poner en movimiento su cuerpo y su mente. La exigencia
exploratoria le viene no sólo de la metamorfosis de su propio cuerpo (del cual debe
apropiarse); sino que también le viene del medio social que lo expulsa del protectorado donde
residía bajo la protección de sus padres y lo condena a buscar su propio cobijo en el amplio
mundo. Así se dan dos procesos de desterritorialización del cuerpo infantil y del espacio
infantil y reterritorialización del cuerpo de joven y del espacio del joven, que se atraviesan
unos a otros. Además, el mundo del otro sexo también debe ser explorado y territorializado
por el propio cuerpo, si el adolescente pretende encontrar este objeto perdido, el objeto de la
experiencia de satisfacción y se pretende asimismo encontrar otras satisfacciones pulsionales
diferentes al autoerotismo. El propio cuerpo se torna insuficiente hay que salir a explorar fuera
de sí.
El hallazgo de objeto
A partir de la primera frase que da cuenta de hallazgo freudiano de objeto dirá: “el hallazgo de
objeto, momento que se ha venido preparando de la más temprana niñez cuando la primitiva
satisfacción sexual estaba ligada con la absorción de alimentos”.
Debemos diferenciar entonces dos procesos y por ende dos campos exploratorios; uno es la
búsqueda y encuentro de la cavidad excitatoria de la zona genital (objeto parcial); y por otra
parte lo que Freud ubica bajo el dominio psíquico, el objeto que se ha venido construyendo
desde la más temprana niñez y cuyo retorno se anhela (objeto total). El objeto total designa a
la persona en su totalidad, pero jamás será total ya que nunca podrá reunir todos los objetos
parciales en ella.
Este objeto de la pulsión debe ser hallado y simultáneamente construida su representación.
Hallazgo de objeto se hace primero en la fantasía y ahí sigue un recorrido donde encuentra un
goce ilimitado y alucinatorio (fantasía masturbatoria).
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Esta necesidad del hallazgo del objeto condena al sujeto también a una exploración del
mundo, porque ese objeto no puede ser compensado suficientemente por una parte del
propio cuerpo. En este encuentro con el Otro es donde, probablemente, se inscriba un nuevo
pictograma vinculado al nuevo cuerpo ahora re- generalizado.
Pues bien, Freud se dirige a teorizar sobre una de las tareas que el nuevo status de su cuerpo
le impone al sujeto: hallar un objeto adecuado para sus nuevas posibilidades sexuales. Freud
concluye finalmente que el objeto buscado es un objeto perdido, por lo tanto, de lo que
fundamentalmente se trata es de su búsqueda. Lo paradojal de esa búsqueda es que se trata
de un objeto que nunca tuvo y que nunca se dará otro encuentro que lo encuentro con lo
inédito. Pero es esa búsqueda, una búsqueda de lo antiguo en lo inédito lo que dispara, obliga,
condena al sujeto a la exploración. GRASSI MUESTRA QUE EL TÉRMINO HALLAZGO HAY QUE
PENSARLO COMO ALGO QUE SE ENCUENTRA SIN BUSCAR, AL AZAR, INESPERADAMENTE.
Freud afirma que lo que empuja fundamentalmente al sujeto lejos de sus padres, lo que lo
condena a explorar, es el peligro de la consumación del incesto. Buscando el objeto perdido
debe impulsarse lo más lejos posible de él; en ese alejamiento exploratorio es donde es
posible encontrar el objeto adecuado. Esta trayectoria exploratoria tiene un recorrido
probable que depende de los procesos previos de la primera elección objetal en la instalación
del Edipo. Va desde las cercanías del objeto incestuoso al objeto nuevo exogámico.
Este recorrido exploratorio tiene un primer momento (imaginario, masturbatorio) donde los
objetos incestuosos y nuevos desfilan incesantemente y todas las formas de la sexualidad son
exploradas; y un segundo momento exploratorio en la realidad. Este placer alucinatorio no se
abandona por completo, una parte de la sexualidad se conserva autoerótica.
Tenemos entonces definido uno de los campos exploratorios que se disparan con la explosión
puberal: el de la búsqueda del objeto adecuado para su hallazgo. De él sólo se llega a tener un
acercamiento a la representatividad. Para la clínica de la adolescencia lo que interesa es si se
ha iniciado o no esa búsqueda de objetos.
El hallazgo de objeto viene de por si acompañado del encuentro con otros objetos que se
presentan como necesarios para el andar adolescente.
Con el objeto complementario nos referimos al hallazgo del objeto sexual. El grupo de pares
como objeto de apuntalamiento que permite la emergencia del sentimiento del nosotros, lo
cual hace al sustento identitario. Un nosotros que no son los otros y que apuntalan al yo. Los
64
objetos narcisistas son parte del yo, mientras que los objetos transicionales son valorados
como objetos no-yo. Todos ellos cumplen una función de apuntalamiento.
El apuntalamiento
Objetos narcisistas
Son los que apuntalan el yo del púber, y estos son fundamentalmente los padres. El
narcisismo adolescente necesita para mantenerse el amor de los padres. En ese basamento lo
que le permite al yo dedicarse a desplegar su fantasía exploratoria en la búsqueda del objeto y
su acción exploratoria que se espera sea sostenida por los padres. Gutton enfatiza entonces
esa función de apoyo narcisista parental: “lo que llamamos presencia física del objeto
narcisista puberal implica cierta concretud de la relación parental “.
Objetos transicionales
En muchos casos, el adolescente produce un objeto apuntalador cuya función la conoció en su
infancia. Es el objeto que es parte él y parte un objeto externo. Es una parte de él que es no-yo
y lo acompaña en el mundo externo. Está presente cuando la ausencia es más punzante y lo
representa a él ante los otros.
Podemos dar cuenta del rol que juegan las sustancias adictivas que muchos adolescentes usan
para acompañarse en el recorrido operatorio. Entonces, a través de esta adicción el
adolescente hace un viaje exploratorio llevado por el despliegue de la excitación sensorial, por
diferentes mundos sin moverse de su casa. Esta exploración de un nuevo autoerotismo a veces
inhibe toda salida al mundo y se transforma en un sostén que captura al yo hasta hacerlo
desaparecer. Así es una exploración metafórica que transita únicamente el mundo sensorial y
brinda una satisfacción alucinatoria. Al estar drogado se está sumido en un ensueño sin
fantasías. Aquí diferenciamos la fantasía, que es creadora y se conecta con la vida, del ensueño
que es un deseo que queda confinado al espacio mental, no crea mundos y por lo tanto
empobrece la vida del yo.
- Objetos narcisistas. Son los que apuntalan el yo del púber, son los padres. El narcisismo
adolescente necesita para mantenerse el amor de los padres. Es ese basamento lo que le
permite al yo dedicarse a desplegar su fantasía exploratoria en búsqueda del objeto y su
acción exploratoria que se espera sea sostenida por los padres.
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- Grupo de pares. Grupo de amigos.
¿Enfermedad o salud?
La sociedad abarca a todos sus miembros (cuando están psiquiátricamente sanos),
pero la sociedad también debe contener a aquellos que se encuentran enfermos
como:
Tesis principal
En la teoría del cuidado del niño, la continuidad de dicho cuidado ha llegado a ser un
rasgo central del concepto de ambiente facilitador. Gracias a eso el nuevo bebé puede
gozar de continuidad en la línea de su vida. Si los hijos llegan a encontrarse a sí mismos,
buscarán la totalidad: ello incluirá también agresión y elementos destructivos.
Las recompensas que los padres obtengan vendrán en la riqueza del potencial personal
de cada joven. Las recompensas llegan de modo indirecto, por supuesto, no recibirán
agradecimiento.
El término paterno aparece mucho más tarde que materno. El padre se convierte poco
a poco en un factor importante, y luego viene la familia, cuya base es la unión del padre
y la madre. Gracias a la continuidad del cuidado del niño, y solo con ella, puede el bebé,
en situación de dependencia, gozar de continuidad en la línea de su vida.
Muerte y asesinato
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Los mismos problemas que aparecían en las primeras etapas, van a renacer en la
pubertad. Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la
adolescencia será de asesinato. Aunque el crecimiento en el período de la pubertad
progrese sin grandes crisis, puede que resulte necesario hacer frente a agudos
problemas de manejo, dado que crecer significa ocupar el lugar del padre. Y lo
significa de verdad, en la fantasía inconsciente, el crecimiento es intrínsecamente un
acto agresivo.
Se puede observar el juego de “soy el rey del castillo”. Es un juego de la primera etapa
de la latencia, y en la pubertad se convierte en una situación de la vida. Es una
formulación de existencia personal. Es una consecución de crecimiento emocional
individual, una situación que implica la muerte de todos los rivales o el establecimiento
del dominio. Si se quiere que el niño llegue a adulto ese paso se logrará pasando por
encima del cadáver de un adulto.
Mucho puede lograrse en el juego y con los desplazamientos, y sobre la base de las
identificaciones cruzadas; pero en la psicoterapia del adolescente, la muerte y el triunfo
personal aparecen como algo intrínseco del proceso de maduración y de la adquisición
de la categoría de adulto. Esto plantea grandes dificultades a padres y tutores. También
las presenta a los propios adolescentes, que llegan con timidez al asesinato y triunfo
correspondientes a la maduración en esta etapa crucial.
Es posible que de pronto un niño de cualquier edad (digamos de seis años) necesite
hacerse responsable, quizá por la muerte de uno de los padres o por la separación de
la familia. Ese niño será prematuramente viejo y perderá espontaneidad y juegos, y el
alegre impulso creador. Es más frecuente que se encuentre en esa situación un
adolescente que debe hacerse cargo de su familia por ejemplo por problemas
económicos. Caso distinto es cuando los adultos delegan tal responsabilidad, hacer esto
es una forma de traicionar a los hijos: la rebelión ya no tiene sentido, el adolescente
triunfa demasiado temprano, preso de su propia trampa. Si los adultos abdican, el
adolescente se convierte en un adulto en forma prematura por un proceso de falsa
madurez. Se pierde toda la actividad imaginativa y los esfuerzos de la inmadurez.
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adelantarse y llegar a una falsa inmadurez, no les entreguen una responsabilidad que
no les corresponde. LO CARACTERÍSTICO DE LA ADOLESCENCIA ES SU
INMADUREZ Y EL HECHO DE NO SER RESPONSABLE. ESTO ES UNA PRIORIDAD
QUE CADA INDIVIDUO DEBE PERDER CUANDO LLEGA A LA INMADUREZ.
Naturaleza de la inmadurez
Se puede decir que una de las cosas más estimulantes de los adolescentes es su
idealismo. Todavía no se han hundido en la desilusión, por ello tienen un gran idealismo.
Tienen libertad de ideas y suelen actuar por impulso.
68
confrontación se refiere a una contención que no posea características de represalia,
de venganza; pero que tenga su propia fuerza.
La experiencia psicoanalítica nos muestra que entre los estatutos de madre y de padre
no sólo hay una diferencia, anclada en lo biológico de la diferencia sexual, sino una
divergencia de valor: así, el vínculo de la madre con el hijo es primero real, mientras que
el vínculo del padre con el hijo, que para existir debe ser propuesto, introducido y
sostenido imaginariamente, es un vínculo primero simbólico. Si hay reactivación del
complejo de Edipo en la adolescencia, el acento no deberá colocarse primero sobre la
distinción y la distribución de los sexos y los roles sexuales, sino sobre la diferenciación
de las generaciones. El adolescente, convirtiéndose él mismo en adulto, debe
reformularse de otro modo esta prohibición.
Mi pregunta será: ¿qué es lo que, de la adolescencia de los hijos, está en juego para
los padres? Y doy inmediatamente una respuesta: un cambio de lugar.
La adolescencia de los hijos, que para ellos es una crisis, será también crisis necesaria
para la organización familiar, obligando a los padres, como personas a reinventar su
lugar, ya sea en relación con otros miembros de la familia, con su cónyuge, o en relación
a ellos mismos. En efecto, será necesario apoyarse sobre su cualidad de hombre y de
mujer, sin poder contentarse de su posición de padre. Los padres deben entonces
separarse de lo que parecía una parte de ellos mismos, deben efectuar ellos también
un trabajo de duelo.
Psíquicamente los padres están divididos entre lo que se podría denominar los padres
de la realidad, los padres conscientes, y los padres fantaseados, los padres
inconscientes, que han permitido la estructuración psíquica del sujeto.
El adolescente se ve confrontado a la separación entre la realidad de sus padres, que
él comienza a percibir como sujetos cualesquiera, con sus conflictos, límites, deseos y
los padres idealizados en la infancia. Por su parte, él resolverá ese hiato por medio de
la eventual invención de una novela familiar, soñando un origen fabuloso, o bien por la
denuncia repetida de esos padres decepcionantes que no responden jamás como es
necesario a sus reivindicaciones mal formadas, o por medio de cualquier otra
proyección, de forma a veces persecutoria. Del lado parental, eso se traduce por la
insistencia repetitiva de un “no olvides que yo soy siempre tu padre”, en el momento en
que ellos mismos se encuentran en la incertidumbre de su propia posición.
69
El primer efecto de la pubertad es que el cuerpo del niño se transforma en un cuerpo de
adulto.
El adolescente debe entonces efectuar un trabajo de apropiación o más bien, de
reapropiación de la imagen del cuerpo tal como se había construido en la primera
infancia alrededor de la época llamada estadio del espejo. Lo que en la adolescencia
garantiza esta imagen del cuerpo, ya no son la mirada y la voz de los padres sino lo que
verán y dirán los semejantes del adolescente y, sobre todo, las eventuales parejas el
otro sexo.
En un primer tiempo, la pubertad puede ser vivida por el adolescente como una falta.
En un segundo tiempo, será vivida como una confrontación con los padres. Cuando el
adolescente se apropia de los atributos del adulto, a partir de allí se opondrá a toda
autoridad, y por otra parte esta apropiación está próxima a una competición con el padre
del mismo sexo. Aquí lo que se pone en juego es el envejecimiento y la muerte de los
padres.
En tanto que los padres les parecían al niño sólidos e inmortales; los padres del
adolescente se revelan falibles y mortales. Ese carácter decepcionante de los padres
que, en definitiva, no están hechos de otra manera que los hijos ya no pueden ser los
referentes últimos, ideales, infalibles, tendrá dos consecuencias: primeramente,
modificará de forma radical la relación del adolescente con sus padres, el alcance y el
estilo de sus demandas, de sus quejas, de sus reivindicaciones; en segundo término,
volverá a plantear la cuestión de un Otro como referente último que esta vez sea infalible
y pueda garantizar con eficacia y de forma duradera al adolescente su identidad, lo que
implicará tanto la eventual nueva religiosidad en la búsqueda de un Dios que ocupe este
lugar desierto, como la espera o la búsqueda de un amor distinto al parental, es decir,
ordenado por el acceso de la adolescencia a la genitalidad.
Escena primitiva: la imagen fantaseada del acto sexual de los padres que engendró al
hijo, ese momento insituable y puramente fantaseado para el niño, y que sería el
momento de su origen. El adolescente replanteando la cuestión de su origen, interroga
la sexualidad de los padres directa o indirectamente, y vemos a algunos padres
sucumbir a la idea de que ellos podrían, a partir de entonces, hablar “libremente” con
sus hijos de su vida sexual, feliz o desgraciada, cuando, precisamente lo que interroga
el adolescente, es este acto sexual imaginario y único de su propia fecundación.
Los padres formulan con frecuencia dos quejas concernientes a sus hijos: son
insolentes y responden.
Ser insolente es afirmar su soledad, incluso reivindicarla extrayéndose del juego social,
de lo que llamamos el bienestar, el hecho de comportarse bien en sociedad. La
adolescencia es efectivamente el momento en el que esos sentimientos negativos con
respecto a sí mismo no son, como en la infancia y como más tarde, reprimidos,
70
expulsados al fondo de sí, sino que como en la psicosis y la paranoia, son proyectadas
al exterior (si me siento mal, es por tu culpa). Creo que en cierto modo se debe sacar
partido de esta insolencia, puesto que es uno de los motores mismos del proceso de la
adolescencia.
Pero la segunda fórmula es aún más rica, la del adolescente que responde. Es aquel
que, en lugar de obedecer, pronuncia una palabra, eso es insoportable por dos razones:
por una parte, porque se pone de manifiesto que hay otros discursos posibles al discurso
parental, el cual pierde su valor; por otra parte, porque en verdad el discurso de los
padres se revela frágil. Más allá de esta insolencia, el adolescente al dirigirse a los
padres se pone a la vez en posición de demandar, de contradecir y de imitar:
Imitar: rige las relaciones familiares. Hay una estrecha semejanza entre los
adolescentes y no lo que son los padres, aquello en lo que se han convertido, sino
aquello que han sido en su adolescencia, lo que han soñado ser o, al contrario, han
reprimido de sus deseos.
Los padres son remitidos a su propia adolescencia: por una parte, por supuesto, porque
sus hijos les muestran de un modo más o menos deformado la imagen de su propia
adolescencia. Los padres pueden entonces reencontrar esos sueños, ambiciones,
deseos que antaño reprimieron y que escuchan procedentes de otro. Por otra parte, no
pueden dejar de verse confrontados nuevamente, a la cuestión de la relación con sus
propios padres.
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posterior al estadio del espejo, de vuelta atrás y recapitulación, de reiniciación de una
fundación de si mismo y de la relación con los otros, las crisis de la madurez seguirán e
imitarán fácilmente la misma vía.
Esto permitirá comprender la otra vertiente patológica: la manía por la cual estarán
soñando con reencontrar una libertad infantil perdida desde hace mucho tiempo.
Veremos así en la complicidad o la competición a ambos padres.
Para llegar a algunas hipótesis sobre lo que podría orientar del modo menos patológico
posible la relación padres-adolescente podemos constatar ya que ese trabajo de
cuestionamiento que constituyen las denominadas crisis de la madurez, en especial
cuando son contemporáneas de la adolescencia de los hijos, será tanto más difícil y
perturbador cuanto discreta haya sido la propia crisis de adolescencia de los padres.
Por ello vale más que la crisis de adolescencia se manifieste en toda su amplitud en ese
momento, antes que quedar aplazada hasta más tarde, convertido ya en un adulto.
Teorico
El PSA enseña que “existen dos caminos para el hallazgo de objeto: en primer lugar,
el que se realiza por apuntalamiento en los modelos en la temprana infancia y en
segundo lugar el narcisista”. La cátedra agrega otra forma de encuentro, la alteridad
del objeto, por su amenidad y extrañeza, extraño por lo que conlleve de no conocido.
Destacamos la combinatoria de los modos en la elección.
Nuevamente en el texto de Freud, dice que “la pulsión tenía un objeto por fuera del
cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió más tarde. Después la pulsión sexual pasa
a ser autoerótica y solo después de superar el periodo de latencia se vuelve a la
situación originaria. El hallazgo (encuentro) de objeto es propiamente un reencuentro”.
La cátedra abre así, una polémica acerca de este encuentro.
Hallazgo no es encuentro
Hallazgo y re-encuentro
El bebé se encuentra con un objeto exterior a sí, fuera de su cuerpo. Que en los
comienzos esa amenidad esté al servicio del bebé y de la ilusión de objeto propio,
72
depende que la función materna sea suficientemente adecuada. Se reduce así, la
exterioridad del objeto y pictograma de fusión mediante, la pulsión pasa a ser
regularmente autoerótica; el objeto toma cuerpo en el niño.
El cuerpo puberal
Una vez instalada la barrera de la prohibición del incesto y los diques morales, y la
búsqueda de alteridad propia de la pulsión genital con la pulsión puberal, al psiquismo
le urgen trabajos específicos. El cuerpo puberal, con sus reorganizaciones y neo-
organizaciones, requiere de nuevas inscripciones y nuevos circuitos pulsionales. El
objeto, para terminar de constituirse como tal (exterior-ajeno-extraño), requiere de
tiempos y espacios donde hacerlo, de ensayos y exploraciones. Le urge el hallazgo-
creatividad-encuentro de objeto exterior a sí, al mismo tiempo que el objeto exterior no
reduplique un encuentro ya producido, sino que inscriba como acontecimiento que
diferencie lo que está investido por el niño y la familia de lo que deviene nuevo y que
está in-vistiendo como obra propia, por fuera del cuerpo y lo familiar. Se encontrarán
en el objeto rasgos de la infancia, pero hallazgo es fundamentalmente nueva
inscripción de la creatividad propia. Apuntalamiento plataforma y momento de salida
adolescente, el cuerpo requiere de nuevas inscripciones con el objeto que es
reinventado en la alteridad, se adiciona así el otro modo de elección por alteridad y
radical diferencia (subjetiva) del (sexo) objeto. Apuntalamiento es sostén transitorio
hasta la partida.
73
El punto de vista del PSA implica preguntarse sobre cómo cada sujeto produce sus
investiduras libidinales, en tanto determinan la dirección de sus elecciones. El sujeto
construye sus intereses acorde a las investiduras libidinales que realiza, entre las
dimensiones social, familiar, su historia y pre-historia.
Una larga historia de identificaciones con enunciados del discurso del conjunto social y
familiar, y desde esos primeros y largos años en que transcurría por el complejo de
Edipo, llevan al joven a una estación de recambio y desidentificaciones en la pubertad
y adolescencia. Distintas alteraciones marcan al Yo. Junto con su cuerpo se renuevan
sus enunciados, sus ideales, sus intereses, se replantean sus objetos privilegiados,
sus vínculos con los otros, su relación con el pasado y el porvenir. A partir de allí,
nuevas referencias moldearán la imagen que el joven quiere y espera para sí.
74
Cuando el macho de una de las especies sexuales superiores deviene viejo los
jóvenes le disputan su lugar de privilegio como jefe y semental del grupo y lo
reemplazan. Esto se conoce con el nombre de confrontación generacional.
Se menciona el mito que inventó Freud el de la horda primitiva según la cual estos
hermanos decidieron derrocar al padre originario; lo mataron y se lo comieron y
triunfantes se socializaron. Puede leerse en este mito de tótem y tabú la confrontación
entre padres e hijos, la cual es necesaria para modular la violencia natural entre
ellos, si estas confrontaciones se aluden puede advenir a una mayor violencia. Esta
confrontación es necesaria para que no tenga consecuencias catastróficas en el
vínculo o en sus integrantes el enfrentamiento inevitable. Con catastrófica se relaciona
los dos finales extremos el filicidio y el parricidio, además lo imposible sería evitar un
cierto enfrentamiento. La clínica psicoanalítica nos muestra que por eludir o aplacar la
confrontación suelen intensificarse las hostilidades y sus consecuencias.
Hechos característicos de la adolescencia: Podemos ver que algo extraño asimismo
crece dentro o que las miradas de los otros sobre si han cambiado y la respuesta que
le dan los padres ya no lo satisface. En estos tiempos en que vivimos, es
principalmente la mirada de los otros, sobre todo la de los pares y las que se reflejan
en las pantallas, la referencia privilegiada y buscada acerca de una confirmación de
quién es uno mismo. Así el adolescente busca otros referentes, otros interlocutores
que reemplacen a sus padres, otros con los que pueda decir un nuevo “nosotros”, ya
no él nosotros de la familia del niño pequeño sino el grupo de pares.
El encuentro entre la potencia emergente y en alza del hijo y la decadencia del padre
es un motivo central de la confrontación implícita en la sucesión generacional. En el
enfrentamiento padre e hijo, el resultado general es conocido: el hijo finalmente
reemplaza al padre. El encuentro generacional es inevitable y el intento de eludirlo
potencia sus efectos
Texto puente
-Se trata de un re-trabajo psíquico que tiene que hacer el sujeto de reposicionarse en la
configuración edípica y frente a la ley.
-Según Piaget, ser adolescente es un aconteciomiento donde uno de los logros es la llegada de la
pareja.
-La llegada se ignagura con la explotación y construcción de la identidad de genero. Son
trabajos psíquicos que generan intra, inter y trasubjetividad.
-El trabajo de despegue (de todo lo anterior) en el adolescente demanda una trascicion donde la
realidad y la fantasía se vuelven al terreno de las figuras de relevo y la función apuntaladora del
grupo de pares que forma el pasaje de la endogamia a la exogamia (es una salida
heterofamiliar).
-La función apuntaladora del grupo de pares ayuda a metabolizar las transformaciones de lo
puberal y lo adolescente..
-El tiempo lógico de la adolescencia significa lidiar con el objeto de amor y su idealización.
Está marcado por la "enamoración", segun Didier Laurú.
El vinculo se reconfirma:
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-La reedición del complejo de Edipo en el proceso de lo puberal y lo adolescente supone aceptar
la prohibición. El niño
elabora la diferencia sexual para dar paso a la nueva lógica significante ligado al objeto
atravesado por la "falta".
-El proceso de construcción del amor durante la juventud implica una tarea de desidealizacion
de los objetos parentales. El odio desliga la investidura de los padres.
-La revisita a la castración permite el cierre definitivo del aparato psíquico y la consolidación
del Ideal del Yo.
2)promesa mutua de que cada uno represente para el otro la ilusión de que el amor preserva la
castración, muerte y la
falta.
-Según P. Aulagnier, el encuentro con el otro implica reunir placer identificatorio con placer de
pensamiento.
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esencialidad del sujeto: su falta. La transmisión de la potencialidad vinculante conlleva
la transmisión esencial de la falta inherente a todo sujeto, que habilita el movimiento
deseante de búsqueda y construcción de sentidos posibles po-venir que den consistencia
a cada subjetividad.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene
que realizar muchos trabajos psíquicos durante la infancia y la adolescencia, para
construir y conquistar las categorías de vínculo y de alteridad. Que un sujeto construya
la categoría de alteridad implica que pueda considerar al otro en su diferencia: con un
cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y la propia.
La primera experiencia que tiene el infante del otro se juega en un registro
pictogramático, de sensaciones corporales. En la continuidad del vínculo de apego es
imprescindible que se ponga en juego la diferencia, la ausencia. Esto posibilita la
creación de la fantasía y el deseo. Allí reside el primer registro de la alteridad, al modo
de una diferencia sensorial.
Lo extraño
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La iniciación sexual en la adolescencia marca un antes y un después en la subjetividad.
Con el otro se escribe el cuerpo genital, donde la vivencia de satisfacción se transforma
en vivencia del orgasmo, y se escribe la alteridad del otro. Esto requiere una conquista
y un pasaje donde los encuentros con el otro dejan de ser relaciones de objeto y
devienen vínculo. En un proceso saludable se construye la categoría de cuerpo sexuado
vincular cuando el encuentro intersubjetivo con el otro deviene vínculo, y esto sólo es
posible si ambas subjetividades inscriben algo de la falta que los define como sujetos.
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